Grupo 2. Marketing Publico
Grupo 2. Marketing Publico
Grupo 2. Marketing Publico
EL
CIUDADANO COMO CONSUMIDOR DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS
1
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales – Universidad de León
2
Facultad de Ciencias del Trabajo – Universidad de León
24071-León
3
Faculdade de Ciências Sociais e Humanas – Universidade da Beira Interior
Nota biográfica:
Resumen:
El presente trabajo comienza por un análisis crítico de la evolución de las dimensiones pública y
social en el desarrollo conceptual del marketing hasta su relativamente
reciente consolidación como campo específico de estudio y aplicación, distinguiendo a tal efecto la
correspondiente secuencia de fases o etapas, así como indicando los paradigmas imperantes en
cada una de ellas. Tras ello se procede a una delimitación conceptual del marketing público bajo un
doble enfoque o punto de vista, de carácter restrictivo (marketing “del” sector público) o amplio
(marketing “en” el sector público), y se analizan las particularidades del ciudadano como consumidor
de la Administración, finalizando con diferentes conclusiones y consideraciones respecto a la
potencialidad y perspectivas de futuro del campo de estudio.
Palabras clave:
Dimensiones pública y social del marketing; marketing público; marketing del sector público;
marketing en el sector público; ciudadano.
1. Introducción:
secuencia de fases o etapas, así como indicando los paradigmas imperantes en cada
una de ellas.
a las que tales dimensiones han dado lugar en el momento actual, se procede a una
delimitación conceptual del marketing público bajo un doble enfoque o punto de vista,
de carácter restrictivo (marketing “del” s ector público) y amplio (marketing “en” el
de estudio.
2. La evolución histórica y el desarrollo conceptual de las dimensiones pública y
social del marketing:
diferentes fases o etapas que han marcado el desarrollo histórico de la disciplina del
exigencias que les eran planteadas en cada momento por los mercados y los agentes
acuerdo a la hora de situar en los inicios del siglo XX los orígenes del Marketing en
1962, 1988).
ubicar hacia mediados de dicha centuria los primeros antecedentes formales sobre la
de la disciplina comercial.
especialistas en la materia.
aspectos o la dimensión social por parte de la ciencia comercial en cada uno de éstos.
del marketing social y otras ramas del marketing a partir de éste desarrolladas,
Vázquez (2004), al estar dotada de una orientación particularizada para ver cuál ha
y especialización”.
1 Según Wilkie y Moore (2003), la evolución histórica del marketing habría atraviesa las cinco fases de “pre-marketing”
(hasta 1900), “búsqueda” (1900-1920), “formalización” (1921-1950), “cambio en el paradigma” ( 1951-1980) e “intensificación
del cambio” ( desde 1981). Es una propuesta no demasiado extensiva en cuanto al número de períodos considerados, frente
a otras más centradas en décadas, como la de Bartels (1988) –un referente utilizado incluso con mayor frecuencia–, o
incluso la de Kerin (1996).
Fuente: Vázquez (2004: 12).
dimensiones).
y su papel en la Economía
2 Como en Vázquez (2004), el concepto de “paradigma” s e utiliza aquí en el sentido empleado en la obra de
Thomas Kuhn,
esto es, en tanto “marco de referencia que en un momento histórico permite interpretar los fenómenos”, tal y como en
nuestro caso serían las dimensiones pública y social del marketing.
▪ Dimensiones pública y social del marketing como
(hasta 1940)
parte de las políticas públicas y sociales
▪ Papel público regulador y facilitador de los intercambios en pro del beneficio social
Primeros debates
(1941-1950)
▪ Prevalencia de las posturas “tradicionales”, favorables a restringir el marketing al ámbito lucrativo y de
los negocios
▪ Consideración secundaria de aspectos públicos y sociales, en función de las cuestiones económicas
más relevantes
▪ Primeros partidarios de ampliar el ámbito de aplicación Primer período de transición
(1951-1960)
Secundariedad
▪ Consolidación del cuerpo central de conocimientos del marketing
▪ Descenso relativo de la importancia concedida a las cuestiones sectoriales o particulares
Consolidación
(1961-1980)
Generalidad
▪ Debate entre partidarios y detractores de ampliar el ámbito de aplicación del marketing,
progresivamente favorable a estos últimos
▪ Tres grandes divisiones o fragmentaciones en los planteamientos tradicionales: surgen el
macromarketing, el marketing social, y el marketing público
Segundo período de transición
(1981-1990)
Ampliación
▪ Especialización en el estudio del marketing con carácter general
▪ Descenso relativo de la importancia de los campos de estudio relacionados con lo público y lo no
lucrativo
▪ Consideración de un marketing “no empresarial”, subdividido en marketing social, no lucrativo, público,
y político y electoral
▪ Conformación inicial de una infraestructura científica particular: primeros journals especializados e
incremento del número de trabajos de entidad
Expansión y especialización
(desde 1991)
Lo no empresarial
▪ Consolidación de la infraestructura científica particular: aumento del número de journals especializados,
jornadas y eventos específicos, Pluralidad
proliferación de trabajos relevantes, conformación de asociaciones especializadas
▪ Expansión y especialización de los campos de estudio del marketing público y no lucrativo
Fuente: Vázquez (2004: 10).
Particularmente como resultado de la progresiva expansión y especialización
que viene teniendo lugar en relación con el estudio de las dimensiones pública y social
del marketing en esta última etapa, en la actualidad puede decirse que existen
diferentes subramas o subcategorías que han ido siendo sucesivamente objeto de
manera progresiva. Entre ellas, y junto a los campos de estudio relacionados con la
marketing electoral,... dentro de una lista que se amplía cada vez más3.
3 Ejemplo de lo cual es el concepto de “marketing socioambiental” i ntroducido por Mier-Terán (2006) –a modo
de categoría
intermedia entre el marketing social y el marketing territorial, pero con un gran sesgo hacia las cuestiones relacionadas con
el marketing y la calidad de vida–, o el mucho más reciente de “marketing fiscal”, de Santos de Lima (2009), el cual se
ubicaría como una subrama más del marketing público.
cómo la mayor parte de las aportaciones que han tratado de definir el marketing
obstante, puede verse asimismo cómo dichos autores no han destacado por ser muy
prolijos a la hora de establecer una definición propiamente dicha, sino que más bien
analogías y diferencias con otras ramas específicas del marketing, etc. (Vázquez y
Placer, 2002).
“en las diversas instituciones públicas”, afirmación de la que cabe deducir que este
público de actividad.
públicos”, sin precisar de qué tipo o cuáles son las administraciones públicas que
ampliar ese mismo alcance al afirmar que también “se incluyen [ aquí] las acciones
llevadas a cabo por las empresas de ámbito público [...] así como por aquéllas que
punto de vista más restringido. Todas las definiciones de este grupo, muy similares
marketing público a las Administraciones Públicas, bien sea haciendo mención expresa
de la exclusión del sector público empresarial que compite en el mercado con el sector
privado (por ejemplo, Santesmases, 1996; o Esteban, 1997)7, o bien sin explicitar
5 Para este autor, el marketing público sería “la ciencia de los intercambios públicos” ( Chías 1995b: 473). 6
Enlazando
diversos fragmentos de texto, se hace alusión al marketing público como “el tipo de marketing
que se utiliza para referirse a
las actuaciones de la Administración Pública en su amplia gama de servicios, como la sanidad, la educación o la justicia [ ...]
Se incluyen [aquí] las acciones llevadas a cabo por las empresas de ámbito público, [ ...] así como por aquéllas que siendo
privadas gozan de un interés público” ( Miquel et al., 1994: 154, 157). 7 Según Santesmases (1996: 886), el marketing
público “es una parte del marketing no empresarial que se circunscribe a las actividades de intercambio de las entidades
públicas. No incluye, sin embargo, las actividades realizadas por las empresas de propiedad pública que compiten con el
sector privado y persiguen la obtención de beneficios económicos”.
Por su parte, para Esteban (1997: 725), “el marketing público comprende el conjunto de actividades relativas a
las relaciones de intercambio que deben llevar a cabo los servicios públicos en orden a satisfacer las necesidades sociales.
No incluye, sin embargo, las actividades realizadas por las empresas de propiedad pública que compiten con el sector
privado y persiguen la obtención de beneficios económicos. En este apartado, por lo tanto, se integran las acciones de
marketing de la Administración Pública, en cualquiera de sus niveles institucionales”.
dicha aclaración, por presuponerla subyacente (Hermel y Romagni, 1990; Martín,
deseos del público9, podría incluirse también aquí la segunda parte de la definición de
utilizados los términos, o bien la orientación del sentido de las frases empleadas. Tal
es el caso, por ejemplo, de la definición de Epstein (1991) quien, desde una óptica
público como el equivalente del logro de ciertas conductas en los ciudadanos (pagar
más impuestos, conducir de manera responsable, evitar los incendios forestales, etc.).
8 En palabras de Hermel y Romagni (1990: 6), el marketing público sería “el marketing de las diversas instituciones
de las
Administraciones Públicas [ incluyendo los establecimientos públicos industriales y comerciales, y excluyendo las empresas
públicas en competencia directa con el sector privado]”.
Para Martín (1993: 650), “el marketing público comprende el conjunto de actividades relativas a las relaciones
de intercambio que llevan a cabo los servicios públicos en orden a satisfacer necesidades sociales”.Según Periáñez y
Villalba (1996: 540), “el marketing de las Administraciones Públicas comprende el conjunto de actividades relativas a las
relaciones de intercambio que lleva a cabo la Administración en orden a satisfacer las necesidades sociales”.
Por fin, y de acuerdo con Ortigueira (1998: 347), “el marketing público [...] no es otra cosa que la manifestación
del Marketing concebido como «ciencia del intercambio» en la esfera de los gobiernos y de las Administraciones Públicas de
todo tipo. El marketing es un auténtico catalizador positivo, un «favorecedor» de las relaciones de intercambio, internas y
externas, que se producen en la dinámica de cualesquiera entidades u organizaciones, en nuestro caso de carácter público”.
9 Concretamente, para este autor el marketing público es “el catalizador bidireccional que posibilita el cambio en el diseño
de los servicios públicos para su adaptación a los deseos del público” (Coffman, 1986: 5). 10 Ver nota número 7. 11
En
palabras de este autor, el marketing público sería “la estrategia del sector público que tiene como objetivo
un servicio: Cómo
hacer un uso eficaz de los escasos recursos disponibles para garantizar que las personas a las que se pretende atender
están siendo realmente atendidas” (Epstein, 1991: 35). 12 Según Vela y Bocigas (1996: 17), “también la Administración
ámbito amplio de aplicación y el objetivo de lograr una doble finalidad (la primera de
las cuales es la que resulta atípica con respecto al contenido de otras definiciones). En
público que tiene por objeto tanto garantizar su propia supervivencia [ en un entorno
con cada vez mayor nivel de competencia con el sector privado] como la satisfacción
de sus «clientes»”.
Finalmente, también debería ubicarse dentro de esta categoría el “fondo” con
que Kotler y Lee han planteado su reciente obra (en ausencia de una definición
propiamente dicha), y para quienes “el marketing resulta ser la mejor plataforma de
planificación para un organismo público que quiere satisfacer las necesidades de los
De entre las diversas consecuencias que pueden extraerse del análisis de las
definiciones precedentes del marketing público, cabe destacar las tres siguientes
objeto de algún tipo de intercambio y, por tanto, asimismo objeto de estudio del
sector público no equivale a aplicar marketing público, y así, al igual que ocurre con
13 Se trata del libro “Marketing en el sector público. Todas las claves para su mejora”. En él (y quizá contra
todo pronóstico,
dada la obra previa de los autores, mucho más proclive al establecimiento de definiciones y herramientas específicas) se
plantea la aplicabilidad del marketing por extensión y como otra más de las herramientas del sector privado que pueden
contribuir a mejorar el rendimiento del sector público, ilustrándolo con un buen número de ejemplos prácticos o casos de
aplicación.
c) Como consecuencia de lo expuesto, cabe decir que estaríamos ante un marketing
público propiamente dicho o marketing del sector público, aplicado a la provisión por
públicas. Este último concepto, mucho más amplio, se extendería de este modo hasta
solapar su ámbito competencial con el de otras ramas del marketing, tales como el
3, en la que puede verse claramente la diferencia de amplitud existente entre las dos
sido aludidas. De ahí asimismo los dos subsecuentes enfoques alternativos que
pueden tener lugar a la hora de abordar el estudio del marketing público: perspectiva
“estricta” y “amplia”.
Figura 3. El marketing público propiamente dicho o marketing del sector público y el marketing en el sector
público, en tanto que perspectivas estricta y amplia de aplicación.
para llegar
a a través del
MARKETING
ENEL
SECTOR
PÚBLICO
(en
sentido
amplio)
el como actúa sobre
CComo organización Eempresarial
RIALBienes y servicios
públicos
ADMMarketing No
Lucrativo INISTRACIONES PÚBLICAS
Marketing Público (indirectamente, por medio de alguna Administración Pública)
SComo entidad laboral
Condiciones de trabajo
AA RBTADORES
JMarketing Interno
ECTOR Recursos
públicos
Como institución no
Marketing Social O
sociales
Como institución política
Programas y candidatos
Marketing Político y Electoral
Como promotor del desarrollo
Lugares (ciudades, municipios, regiones, etc.)
ámbito territorial y/o competencial. No obstante, y adoptando una óptica un poco más
1995a): i) cada ciudadano o individuo, en cuanto que persona física; ii) las familias,
en cuanto que constituyen las agrupaciones sociales de primer nivel; iii) los grupos
asociados sobre la base de intereses sociales o económicos; iv) las empresas; v) las
final del producto. En ese sentido, el Institut Française des Sciences Administratives
señalaba hace casi ya dos décadas que tal innovación en el vocabulario resulta muy
el sector empresarial
la forma en que los entendería el marketing “tradicional” d
privado–, sino que en este caso la oferta de bienes y servicios estaría más bien
orientada hacia una serie de sujetos o usuarios por medio de relaciones de jerarquía y
Burlaud (1989)14:
relación (pagar impuestos, cumplir las leyes, etc.) y tampoco las Administraciones
Públicas tienen la opción de “no administrar” (pues deben percibir los impuestos,
hacer cumplir las leyes, etc.). En esta situación, en la que no existe competencia
entre el sector público y el sector privado, las Administraciones tendrán asuntos con
los administrados, que serán esencialmente sujetos de deberes (aunque también les
puedan asistir derechos). Para Fiorentini (1990) esta categoría recibiría el nombre de
debe garantizar su continuidad). El individuo puede optar por una oferta alternativa a
la pública (mensajería privada, medios privados de transporte, etc.), razón por la que
sujeto de deseos y no estando obligado a consumir los productos públicos (como las
14 Si bien caben clasificaciones alternativas. Más detalle a este respecto puede verse en Gutiérrez (2006).
publicaciones del Patrimonio Nacional, los mapas del Instituto Geográfico, etc.).
e la
máxima, convirtiéndose el administrado en objeto o “sujeto de poder” d
poco frecuentes, el desarrollo del poder discrecional administrativo los hace mucho
menos excepcionales de lo que tal vez deberían ser (como las actuaciones
realidad. Así podría hacerse referencia, por ejemplo, a la figura del “usuario cautivo”,
vehículo propio y dependen de los transportes públicos para acudir a su trabajo, etc.).
Una segunda categoría intermedia tiene que ver con la situación, también
sus posibilidades por las obligaciones a que le somete el servicio público, surgiendo la
figura del “usuario-cliente”. En tal caso, la competencia del sector privado puede
públicos frente a colegios privados, etc.), pudiendo dar lugar a una “selección” de
Burlaud, 1989):
a. Cuanto menor es la posibilidad de opción de los administrados, más fuerte es la
riesgo de que se cuestione dicha legitimidad es asimismo más importante, puesto que
Administración.
pública para conseguir unos mismos resultados. El riesgo de conflicto resultará menos
probable, al ser normal que el administrado tienda a resolver las discrepancias que,
iniciativa privada.
-+-++ ++
c) Cliente
Usuario cliente
a)
Usuario
b) Sujeto
cautivo
Usuario
-
Derechos de los administrados +Deberes de los administrados -Nivel de competencia +Nivel de legitimidad -Nivel de riesgo de
conflicto -
Fuente: Vázquez y Placer (2000: 36), en base a Laufer y Burlaud (1989) y a Fiorentini (1990).
En todo caso entran en juego en mayor o menor medida objetivos de utilidad
individual y utilidad colectiva, si bien es esta última la que orienta la actividad
administrativa y la que, en último caso, debe ser antepuesta o priorizada. Su
satisfacción se llevará a cabo a través de intercambios, principalmente de valores
sociales. Para ello, de acuerdo con Bradshaw (citado en Laufer y Burlaud, 1989) y
Mény y Thoenig (1992), pueden distinguirse las cuatro categorías siguientes (ver
Figura 5):
de quienes las definen como cauce para su expresión y concreción. Estos expertos
actúan de acuerdo con sus propios valores, situándose en el lugar del público en
general.
2. Las “necesidades sentidas”, manifestadas en las actitudes, deseos y motivaciones
explicitar.
3. Las “necesidades expresadas”, que suponen un paso “más allá” con respecto a las
todo, un problema en caso de existir grupos sociales que renuncien a revelar sus
de igualdad tras contrastar las situaciones y los niveles de oferta de bienes y servicios
públicos en diferentes países, regiones, grupos sociales, etc., actuando unos como
Profesionales o
Fuente: Vázquez y Placer (2000: 47), en base a Laufer y Burlaud (1989) y a Mény y Thoenig (1992).
5. Conclusiones:
constante por parte de la disciplina del Marketing (y aún antes de que ésta fuese
considerada como tal, en la historia del pensamiento económico), incluso cuando ésta
– Tal es así, que resulta factible establecer una cronología evolutiva específica, en la
parte o no en la relación.
objetivo de mejor satisfacción de las necesidades de los ciudadano no debería ser sino
– Finalmente, y no tanto como una conclusión, sino más bien como una consideración
al respecto del futuro prometedor al que se acaba de hacer referencia, también debe
advertirse sobre el peligro que puede derivarse de una excesiva fragmentación o una
que, antes al contrario, cada vez son más y más perceptibles los solapamientos que
se producen al tratar de vincular unas u otras ramas y subramas del marketing con
social), así como las prácticas comerciales que, simultánea e indistintamente pueden
ser catalogadas en una u otra categoría (dicho en otras palabras, lo que se está
na
haciendo al establecer diferentes tipos de marketing no es tanto “completar” u
algunos a “una fuerza poderosa y quizá irresistible” que puede llevar a los
marketing, y por muy sugerente que esto pudiera resultar, cabe también advertir del
6. Bibliografía:
Irwin
- Bartels, Robert. 1988. The history of Marketing thought. 3a ed. Columbus: Publishing
Horizons
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- Coffman, Larry L. 1986. Public sector marketing: a guide for practitioners. New
Universidad de León
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- Kotler, Philip, y Nancy R. Lee. 2007. Marketing en el sector público. Todas las claves
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Universidad de Cádiz
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357
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Ángel Darío Jiménez Sáez, 2000. “Aplicabilidad de las prácticas de marketing interno
exploring the «4 Eras» of thought development”, Journal of Public Policy & Marketing
22(2): 116-146