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LAS LECCIONES DE LA
CATÁSTROFE DEL PRESTIGE
MADRID, 2005
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CONSEJO SUPERIOR
DE INVESTIGACIONES
CIENTÍFICAS
© CSIC
© Del texto: los autores.
NIPO: 653-05-140-9
ISBN: 84-00-08408-X
Depósito legal: M-8883-2005
Producción editorial: Servicios Integrales de Edición Távara, S.L.
AGRADECIMIENTOS
Antonio Figueras
Editor
ÍNDICE GENERAL
PRESENTACIÓN........................................................................................................................................................................... 13
PRÓLOGO............................................................................................................................................................................................. 15
LA CATÁSTROFE DEL BUQUE PRESTIGE................................................................................................. 17
Introducción............................................................................................................................................................................. 17
El papel del Comité Científico Asesor en la catástrofe del Prestige.............................. 18
El problema........................................................................................................................................................................ 18
El producto.......................................................................................................................................................................... 20
La reacción. Primeros pasos.............................................................................................................................. 21
Primera fase de Neutralización: Obturación de fugas............................................................. 23
Estructuración de las tareas del Comité Científico Asesor................................................. 25
Neutralización de los pecios. Fase II........................................................................................................ 25
El fuel-oil que queda en los pecios............................................................................................................. 30
El Informe del Comité Científico Asesor............................................................................................. 32
Actuaciones proactivas del CCA.................................................................................................................. 32
Grupo de Oceanografía Operacional (GO2)................................................................................ 33
Seguimiento analítico de manchas de fuel-oil........................................................................... 33
Acumulación de fuel-oil en el fondo marino.............................................................................. 34
Estudio de sismicidad......................................................................................................................................... 34
Estudio de corrosión............................................................................................................................................ 35
Modelo térmico de enfriamiento del fuel-oil.............................................................................. 36
Programa de Intervención Científica (PIC).................................................................................. 37
El papel del CSIC.............................................................................................................................................................. 38
Conclusiones........................................................................................................................................................................... 41
A casi dos años de la catástrofe del Prestige, recoger en un ciclo de conferencias dis-
tintos aspectos de la visión y la intervención científica y técnica en la gestión de su reme-
diación es una excelente iniciativa, por cuanto las contribuciones mantienen la frescura
y riqueza de detalles propia de acontecimientos inmediatos y la suficiente lejanía tem-
poral como para beneficiarse de la decantación de componentes de «ruido y contamina-
ción» mediáticos.
Porque ésa fue una de las principales dificultades que estuvo presente desde el pri-
mer momento y pude constatar y padecer desde mi papel de Presidente del Comité Cien-
tífico Asesor para la Catástrofe del Prestige, ligada sin duda a los componentes sociales
y políticos que tuvo el tema. Es sabido que los científicos no fuimos llamados sino hasta
después de haberse producido el hundimiento y la proliferación de hipótesis, opiniones
y recomendaciones que todavía hoy se producen en relación con el periodo inmediata-
mente anterior encuentran, a mi juicio, un terreno propicio en la ausencia de una apro-
ximación/contribución científica organizada frente a la catástrofe, desde su comienzo.
El calificativo de «organizada» es importante porque es verdad que la inquietud y pro-
fesionalidad de muchos investigadores y entidades de investigación les llevaron desde el pri-
mer momento a ofrecer sus conocimientos para intentar solucionar el problema. Una forma
espontánea y desinteresada que es preciso reconocer y agradecer, pero que algunas veces y
por falta de una adecuada organización o una claridad de mandato –y la crítica es inheren-
te al método científico– contribuyó también a generar más «contaminación y ruido».
Por eso creo que la iniciativa de estructurar la intervención científica desde un
Comité regido por los principios de independencia, transparencia y competencia
fue buena. Quizá este último factor de competencia en mi caso particular no se cum-
plía en cuanto a las especificidades temáticas de la catástrofe, pero en el caso del resto
de los miembros del Comité, tengo que reconocer su excelente especialización y
subrayar la dedicación, la profesionalidad y el buen sentido que pusieron en juego.
Esta constatación la hago extensiva a muchos otros investigadores de Universidades
y OPIs cuya contribución más o menos puntual fue solicitada desde el Comité y en
buena medida a los que han puesto posteriormente su dedicación al servicio del tema,
desarrollando proyectos de I+D en el marco del Programa de Intervención Científi-
ca, diseñado a iniciativa del Comité y financiado desde la CICYT.
Justo es reconocer que los mencionados principios fueron respetados por las ins-
tancias gubernamentales durante toda la operación del Comité Científico y ello fue
Emilio Lora-Tamayo
Presidente del Comité Científico Asesor para la Catástrofe del Prestige
Barcelona, Febrero 2006
Un país como España, en el siglo XXI, no puede estar a merced de los caprichos
del viento. Eso estaba muy bien cuando en la época colonial dependíamos del vien-
to para que llegasen a España lo que arrancabamos de aquellas tierras. Nuestra Pesca,
nuestra Acuicultura, y el Turismo no pueden depender de que el viento role o no o en
un momento tan crítico como el que hemos vivido. Un país que es casi una isla no
puede permitirse estos lujos. El intenso tráfico marítimo que soporta la autopista náu-
tica (la M-30 del Atlántico), que transcurre frente a las costas gallegas incluye la posi-
bilidad de que se produzcan accidentes como el que ahora nos preocupa. Lo milagro-
so es que no haya más problemas de este tipo.
Cada año se vierten en los Océanos, como resultado de operaciones habituales del
transporte marítimo, accidentes y descargas ilegales, miles de toneladas de petróleo. Los
Oceános son enormes pero no infinitos y a este ritmo pronto lo convertiremos en un boni-
to estercolero. Aunque es difícil predecir, los efectos de un vertido de esta naturaleza pue-
den durar bastante ya que aunque desaparezca la mancha negra pueden persistir elemen-
tos tóxicos que siguen afectando a la vida en la mar. No hemos aprendido de lo que se hizo
bien y mal en circunstancias similares (ExxonValdez, Erika, Mar Egeo, …). Para prevenir
la degradación del medio marino es más útil una estrategia de precaución y prevención que
de reacción. Por desgracia parece que esta última es la que se ha decidido emplear.
España necesita urgentemente un plan de actuación frente a estas catástrofes, que
se ensaye periódicamente. Es imprescindible la creación de una unidad de crisis coor-
dinada, con presencia del Consejo Superior de Investigaciones Marinas, el Instituto
Español de Oceanografía, Centros dependientes de las Comunidades Autónomas, espe-
cialistas de las Universidades y técnicos de los Ministerios, para prevenir catástrofes de
este tipo. Por supuesto una condición necesaria es que los políticos se comprometan
INTRODUCCIÓN
* Este capítulo ha sido publicado previamente en el libro El conocimiento Científico como referente
político en el Siglo XXI. Editor: César Nombela Cano-Fundación BBVA, 2004, ISBN: 84-95163-89-6.
la historia de la catástrofe hay sin duda muchas facetas y esta contribución pretende
centrarse en algunas de ellas, las que aporten información para la inevitable reflexión
que planteamos y que fundamentalmente corresponden a los papeles del Comité
Científico Asesor y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que estuvie-
ron íntimamente ligados. Por supuesto que este último no fue el único Organismo que
se aproximó científicamente a la catástrofe, pero es de justicia reconocer que jugó un
papel muy importante durante los primeros meses del problema.
Los dos papeles han pretendido responder a cuestiones que en aquellas circuns-
tancias críticas estaban sin resolver. En algún caso todavía hoy se sigue trabajando
para resolver algunas de las cuestiones inicialmente planteadas. Entre ellas podemos
citar las siguientes: ¿Cuánto está vertiendo el Prestige?; ¿cuánto tiempo va a durar
ese vertido?; ¿qué se puede hacer para evitarlo?; ¿qué daños ha causado en la zona
próxima al hundimiento?; ¿qué daños ha causado y causará a la pesca del banco de
Galicia y zonas próximas?; ¿qué pérdidas ha causado en el marisqueo y pesca litoral
de las zonas afectadas?; ¿cuánto tiempo tardará en recuperarse la biodiversidad y las
poblaciones de especies comerciales?; ¿se puede acelerar esa recuperación por medio
de la repoblación o de la bio-remediación?; ¿durante cuánto tiempo no se podrán con-
sumir los productos de la zona?; ¿cuáles son los criterios de seguridad alimentaria
que hay que adoptar?
El problema
1
M-100 en terminología rusa, equivalente al nº 6 en terminología anglosajona o al nº 2 en termino-
logía francesa.
Figura 1. Esquema de posición de los tanques del Prestige y de su estado de carga declarado (los
tanques 1B, 1E, 2BPr, 2EPr, 2C, 3C, 4B, 4C, 4E, 5B y 5E son los que contenían fuel oil). La
parte central «desgajada» es la que se perdió en el momento del hundimiento.
registrado, «...el barco está muy escorado y tiene riesgo de hundimiento...» . Con este
incidente comienza la catástrofe. Al parecer una fisura en el costado de estribor pro-
vocaba la pérdida de fuel-oil, que ya ese mismo día podía advertirse en inspecciones
aéreas.
Finalmente, tras varias jornadas de remolque, el buque se partió en dos a las 7:00
del día 19 de noviembre de 2002. Casi cuatro horas mas tarde, a las 10:45 se hundió
la popa a los 42º 12,6’ N y 012º 03,0’ W y el mar se tragó la proa a las 15:18, a los
42º 10,8 N y 012º 03,6’ W.
La rotura del buque afectó aparentemente a cuatro tanques (3B, 3E, 3C y 4E) de
los que en principio solamente dos contenían fuel-oil (3C y 4E), tal como esquema-
tiza la Figura 1.
Al iniciarse el hundimiento, las zonas de la rotura, tanto de la parte de proa como
de la parte de popa, quedaron mirando hacia el fondo marino, adoptando ambas una
posición casi vertical porque estaban vacíos los espacios de lastre, los piques de proa
y popa y la cámara de máquinas. En su proceso de descenso estos espacios se fueron
inundando de agua, lo que sin duda cambió la posición de los centros de gravedad de
ambas partes, que giraron sobre sí mismas, apuntando al fondo con la zona de proa y
la de popa respectivamente. Ello hizo que ambas zonas sufrieran un impacto de fuer-
te intensidad con el fondo, perdiéndose el timón, dañándose la zona del codaste,
deformándose la proa y originándose una onda de presión, ayudada por los efectos
inerciales de la maquinaria, que pudo romper algún mamparo de separación de los
tanques y provocar desde el fondo marino un nuevo vertido masivo, directamente
desde algún tanque dañado o indirectamente por inundación de la cámara de máqui-
nas con el fuel-oil de los tanques de la parte de popa.
Este pecio tocó fondo a 3.565 metros de profundidad después de haber resbalado
por una pendiente del 30% en las estribaciones del Banco de Galicia; por su parte, el
de proa yace a 3.830 metros en una superficie mucho menos inclinada. Las variacio-
nes de localización son pequeñas con respecto al punto del hundimiento: 42º 10,6’ N
y 12º 03,8’ W la popa y 42º 12,37’ N y 12º 02,93’ W la proa. A esas profundidades
las condiciones son peculiares: la temperatura es de 2’6º Celsius, la presión es de
365-393 atmósferas, la concentración de oxígeno es de 5,4 ml/l y la presión parcial
de CO2 es de 0,1 atm.2
Debido a que la sismicidad de la zona es moderada, al buen asentamiento de
ambas partes del buque en el fondo marino y a encontrarse la estructura equilibrada
en cuanto a cargas se refiere, muy inferiores a las cargas de diseño de la estructura,
los dos pecios se encuentran en una situación estable con baja probabilidad de alte-
ración a medio plazo3.
El producto
La carga que llevaba el Prestige era fuel-oil pesado de tipo M-100, un derivado
del petróleo obtenido como fase residual en su proceso de destilación, con una densi-
dad a 15ºC de 992,1 Kg/m3 y a 2,6º C de 1.012 Kg/m3 (nótese que la densidad del agua
del mar a 3ºC es de 1.045 Kg/m3). Su composición era C, 85,8 %; H, 11 %; S, 2,28 %
(22% Hidrocarburos saturados, 50% hidrocarburos aromáticos, 28% resinas / asfalte-
nos)4. Se trata, pues de un residuo de destilación tipo naften-aromático, que emulsio-
na fácilmente en el mar con contenidos de 45-50% de agua y se calcula que tiene unas
pérdidas por evaporación y disolución en dos meses, inferiores al 5%. Como muchos
otros factores, la biodegradabilidad no era conocida en ese momento aunque se esti-
mó inferior al 10% en los primeros meses. Otro dato de primera importancia para valo-
rar la capacidad del fluir el fuel-oil, es la viscosidad5 (dinámica y cinemática):
2
CCA Prestige: «Informe preliminar sobre la corrosión del casco», Madrid, Enero 2003;
http://www.ccaprestige.es
3
CCA Prestige: «Informe preliminar sobre la sismicidad en la zona del SW de Galicia», «Nota sobre
la estabilidad del pecio», Madrid, Diciembre 2002; http://www.ccaprestige.es
4
http://csicprestige.iim.csic.es.
5
http://www.ciemat.es, obtenida del http://www.le-cedre.fr
6
http://www.ccaprestige.es
7
Remotely Operated Vehicle. Ver web de IFREMER-GENAVIR: http://www.ifremer.fr/genavir/
El 10 de diciembre, el recién creado CCA pudo analizar los datos aportados por
esta campaña de localización de los pecios. Con los pocos datos de la misma se esti-
mó que había 14 fugas de distinta naturaleza (9 en proa y 5 en popa), por las que se
perdía un caudal del orden de 125 Tm. diarias. Inmediatamente y a través de los
cauces establecidos (Comisión Interministerial), el CCA recomendó que el Nautile
volviera a sumergirse para, en primer lugar, medir la temperatura de salida del fuel-
oil y, a continuación, ensayara la obturación experimental, siquiera provisional, de
una de las fugas detectadas, con objeto de valorar la viabilidad de disminuir las pér-
didas. Aunque el estado del mar no era muy favorable para las inmersiones del batís-
cafo, entre el 11 y el 16 de diciembre el Nautile pudo bajar al pecio en dos ocasiones,
recoger muestras de las fugas, tomar la temperatura en una de ellas (10,5º C8 el
12/12/02) y ensayar con éxito la obturación de la nº 3, correspondiente a la bita de
proa-estribor, utilizando un disco de aluminio lastrado con granalla de acero.
La vuelta a puerto del Atalante – Nautile con esos resultados dejó claro que si
bien la pérdida de temperatura asociada a la termalización del pecio iba a favor de un
aumento de la viscosidad y por ello de una eventual reducción de los caudales de
fugas, su volumen y número hacía prioritario y urgente, antes de pensar en solucio-
nes de neutralización definitivas, obturar siquiera provisionalmente todas las que se
pudiera, con la máxima eficiencia posible, lo cual se había demostrado realizable gra-
cias al «experimento» realizado por el Nautile. La valoración de las fugas y la solu-
ción teórica de obturación provisional que se proyectó para cada una de ellas, permi-
tió fijar como objetivo que quedara una pérdida residual máxima (popa y proa
conjuntamente) inferior a 10-12 Tm. por día.
Se planteó entonces el dilema: comisionar al Nautile (vehículo de observación
con cierta capacidad experimental y dificultades asociadas al clima) para esa tarea, o
bien confiar en las propuestas que estaba recibiendo el CCA por parte de compañías
off-shore, para emplear en esa tarea un ROV industrial de trabajo, como los utiliza-
dos en prospecciones petrolíferas en el mar o en el tendido de cables submarinos.
Cada una de las alternativas tenía sus ventajas e inconvenientes. El Nautile, por ejem-
plo, ofrecía experiencia probada de observación a profundidades mayores de 4.000
m, disponibilidad inmediata (estaba fondeado en el puerto de Vigo), conocimiento
del pecio y había tenido éxito en la obturación experimental. Sin embargo, adolecía
de algunos inconvenientes: si las olas eran superiores a tres metros, no podía operar
8
Es habitual que los petroleros transporten la carga de productos muy densos / viscosos a tempera-
turas del orden de 50º C para facilitar su carga / descarga. El que en salida de una fuga se midan 10º C de
temperatura al cabo de mas de 20 días de estar la carga rodeada de agua a 2,6º C, da una idea de la baja
conductividad calorífica del fuel-oil de los tanques.
9
De hecho la mayor dificultad radica en un rediseño del «umbilical» que une el ROV al barco nodri-
za. Ese problema y otros menores, han sido finalmente resueltos por la industria, aunque no ha sido sino
hasta la primavera del 2003.
10
Sulfato de Bario.
Las actuaciones del CCA pueden dividirse en dos bloques: las que le fueron
encomendadas que denominamos «reactivas» y las que el CCA propuso realizar que
podemos calificar de «proactivas». Serían, por mejor decir, los «encargos recibidos»
y las «recomendaciones e iniciativas propuestas». Las actuaciones reactivas se cen-
tran en torno a un mandato único: neutralizar el vertido del Prestige, tarea que a su
vez, se dividió en dos fases, la primera dirigida a contener las fugas para dar tiempo
a la consideración, el diseño y el desarrollo de la segunda: estudio del pecio y pro-
puesta de la metodología que habría de seguirse para neutralizar definitivamente los
pecios y conjurar el peligro de un vertido del fuel-oil que quedaba en los tanques.
Por su parte, las «proactivas» fueron surgiendo a medida que los análisis y las
valoraciones del CCA lo encontraron pertinente y a grandes rasgos, fueron:
– Creación de un Grupo de Oceanografía Operacional para el seguimiento y pre-
dicción de las trayectorias de los vertidos.
– Constitución de un «Operativo de seguimiento analítico» de las manchas de
fuel-oil.
– Análisis de la acumulación de fuel-oil a media profundidad y en fondos marinos.
– Estudio de sismicidad y calidad de los fondos en la zona de los pecios.
– Estudio de la corrosión de los restos hundidos.
– Modelo térmico de los tanques con su carga de fuel-oil.
– Análisis primario de la posibilidad de emplear métodos de biorremediación
para la eliminación del fuel-oil.
– Informes sobre limpieza de zonas rocosas.
– Diseño de un Programa de Intervención Científica (PIC) sobre la catástrofe.
1968 K-129, submarino ruso de 5.000 Sin confirmación oficial: en 1974 el Hughes Hawai
clase Golf metros Glomar Explorer, desde superficie, recuperó
11 m. de la proa
2000 Kursk, submarino nuclear 108 metros El submarino fue izado a una posicion deba- A 90 millas de la
ruso jo de la barcaza Giant 4 y transportado a base de Murmansk
dique, en octubre 2001
2001 Ehime Maru, BIO Japonés 600 metros Hundido tras colisionar con submarino USA Hawai
emergiendo. Reflotado hasta 30 m. para recu-
perar cadáveres
• Extraer el fuel-oil.
– Reflotar las dos partes del pecio.
– Extraer la carga sin control y recogerla en superficie.
– Extraer la carga de forma controlada.
- Procesamiento continuo (exige la instalación de un riser11).
- Procesamiento batch (o por lotes), que no necesita riser.
– Reflotar las dos.
La consideración obvia de que la carga de fuel-oil extraída no daría nunca pro-
blemas mientras que una carga confinada o enterrada podía suponer a la larga un pro-
blema de contaminación, estuvo presente en todas las deliberaciones y fue un factor
crítico a la hora de explorar con una mayor intensidad las posibilidades de extracción
definitiva.
El reflotamiento o extracción del buque entero, tenía antecedentes de éxito. La
Tabla 2 resume algunos casos de reflotamiento / extracción de pecios
En todos ellos la profundidad era menor que en el caso del Prestige. Además en
nuestro caso los daños estructurales no permitían confiar en la integridad del pecio
durante la operación de reflotamiento, con el consiguiente peligro de contaminación
masiva.
El reflotamiento puede plantearse mediante distintas técnicas12, tales como flota-
dores, izado por cables, barcazas, etc. Existía el antecedente inmediato del Kursk,
extraido el año 2000 desde 108 metros de profundidad. Ahora bien, para que un reflo-
tamiento tenga éxito, se requiere que la estructura sea resistente; que previamente se
haya liberado el máximo de la carga de sus depósitos y, en el otro lado de la balanza,
el riesgo de contaminación es muy elevado.
La extracción no controlada requiere el desarrollo de una tecnología de voladu-
ra controlada bajo presiones de 400 atmósferas. Eso, unido al riesgo de dispersar el
fuel-oil hacen ese método muy poco aconsejable.
La extracción controlada tiene algunos antecedentes inmediatos, aunque a pro-
fundidades mucho menores, cómodamente accesibles:
– Ievoli Sun: en abril-mayo de 2001 se recuperaron por bombeo 4.000 Tm. de
estireno y fuel-oil, del buque hundido en el Canal de La Mancha a 95 metros.
Se usaron ROV’s y tecnología de «hot tapping»13.
– Erika: Extraídas 11.000 Tm. de fuel-oil por bombeo en el verano del 2000, del
pecio hundido a 125 m. (costa de Bretaña francesa). Por sus características es el
modelo mas parecido al caso del Prestige (salvando el problema de profundidad).
11
El riser es la estructura de canalizaciones que, verticalmente, debe unir el punto de operación en
una prospección petrolífera en el fondo del mar, con la superficie donde están los buque de control y carga
12
De cualquier forma hay que tener en cuenta que el «peso en rosca, en seco» de la estructura es del
orden de 7.000 Tm. la popa y 6.000 Tm. la proa, al que hay que añadir el de la carga de fuel-oil remanente.
13
Perforación de un deposito (natural o artificial) que contiene crudo, para instalar una válvula que
permita la extracción bajo condiciones controladas.
14
Fuente: http://www.acri.fr/co2/diox-1.htm/
15
Se sembraron colonias de bacterias con nutrientes, para facilitar la eliminación de los restos a largo
plazo.
Plazo Coste
Método Viabilidad primaria Referencias Riesgo medioamb.
estimado estimado
Pallas 1998 Pallas: 1 Pallas: 18
Cubrimiento SI Medio
(pocos mts) año M DM
Confinamiento
Clatrato de CO2 NO
Pequeño. Necesitado
Cofre hormigón SI Ninguna 2 años 130 M€
de revisiones
Medio. Necesitado
Cofre metálico SI Ninguna 10 meses 100 M€
de revisiones
NO (en el fondo
Polimerizac.
marino)
ralización
Desnatu-
NO (en el fondo
Incineración
marino)
Biodegrad. NO (sólo al final) Erika
Probado a poca pro- Alto, con los
Barcazas Kursk
Reflota-
Tanio,Yiul 1,
Extracción por 8 meses 200 M€
Osung 3,
bombeo SI Erika Poco
controlado
Tabla 3.
16
La compañía OIL STOP LCC, de EE.UU. tiene al parecer una patente sobre los «sub sea oil collector»,
que no han sido comprobados a las profundidades y en las condiciones Prestige (http://www.oilstop.com).
17
Es obvio que en el momento del impacto con el fondo marino (debido precisamente a ello) y
durante esas dos semanas pudo producirse una fuga masiva que no se corresponde con el «estado esta-
cionario» posterior, en el que se estiman los caudales de flujo.
Figura 2. Esquema simplificado de la situación de la parte de popa del pecio sobre el lecho
marino, con el contenido de un tanque
18
Desde el Prince Polar, buque noruego fletado por Repsol YPF, que midió el contenido de los tan-
ques usando una técnica de «neutrones térmicos», derivada de la empleada para la evaluación de conte-
nidos de bolsas de petróleo.
19
Al día siguiente la Comisión Interministerial encargó la implementación de la fase operacional a
la empresa Repsol YPF.
Por recomendación del CCA, a partir del 9 de enero de 2003 y a la vista de la lle-
gada de una segunda oleada de fuel-oil, el IIQAB del CSIC organizó una estructura
para el seguimiento analítico de manchas avistadas o recibidas en las playas. La
metodología establecida necesitó el desarrollo de protocolos de toma de muestras y
la puesta a punto de los métodos de análisis. A través de ellos se puede identificar no
solo «la huella» de un vertido para conocer si corresponde al fuel-oil del Prestige,
sino también el tiempo aproximado de exposición al ambiente, lo que permite distin-
guir si se trata de un vertido que corresponde al original de noviembre de 2002, a un
nuevo vertido, o a restos antiguos aflorados o redepositados por el oleaje. De esta
manera y hasta el verano del 2003 se pudo comprobar que los restos de fuel-oil reco-
gidos en las playas correspondían al primer vertido20, encontrándose también que
empezaron a aparecer restos de fuel-oil que no correspondían a la composición del
que transportaba el Prestige y que sin duda respondían a vertidos de carácter fraudu-
lento provenientes de otros petroleros. En julio de 2003 el porcentaje de muestras que
no correspondían a fuel-oil del Prestige alcanzó valores del 30%.
A título de ejemplo la Figura 3 muestra las distribuciones relativas de n-alcanos del
fuel-oil del Prestige y de muestras del vertido recogidas en la costa al cabo de un mes
(Bermeo) y dos meses del hundimiento (Cabo Villan y Ovicedo) (Pr: pristano. Ft: fitano).
20
O lo que es lo mismo, no ha habido evidencia hasta esa fecha, de llegada a las playas de fuel-oil
vertido con posterioridad a los primeros días del hundimiento.
Estudio de sismicidad
Estrato Yst SE
Estudio de corrosión
21
En el marco temporal de la campaña MARCONI, realizada por investigadores del ICM del CSIC
en agosto y septiembre de 2003, a bordo del BIO Hespérides.
22
Siempre que las condiciones de viscosidad y adherencia lo permitieran.
muchos casos son variables. Se integraron en el estudio los pocos valores experimen-
tales obtenidos con gran dificultad por el Nautile en la medida de temperatura y se
llegó a una primera conclusión: el fenómeno que prevalece y que hace que el fuel se
enfríe mas rápidamente es el de convección. Los resultados de los distintos grupos de
trabajo dan una horquilla de resultados que permiten prever el régimen de enfria-
miento: en promedio la temperatura del fuel en el caso de un tanque ideal (sin geo-
metrías especiales tipo cuadernas y mamparos de refuerzo) baja a 10ºC en 2 meses y
tarda del orden de 1 año en estabilizarse a la temperatura del medio marino que lo
rodea. La Figura 5 (fuente CIEMAT) presenta algunos de estos resultados.
Figura 5. Resultados de simulación del enfriamiento del fuel-oil en un tanque del pecio Prestige,
realizados por distintos equipos de investigación
23
Puede obtenerse más información en http://otvm.uvigo.es/invesprestige.html
De esta manera se iniciaron los trabajos en distintos Institutos del CSIC bajo la coor-
dinación de la Vicepresidencia de Investigación Científica y Técnica y el apoyo de los
Coordinadores de las Áreas de Recursos Naturales y de Química. Ese mismo día 29 se
recibieron informaciones (a través de investigadores del CSIC) según las cuales el buque
francés Atalante con el batiscafo Nautile realizaría una misión de observación en la zona
Prestige, entre el 1 y el 9 de diciembre. Por esa razón el sábado 30 de noviembre, desde
la Presidencia del CSIC y tras varias gestiones con IFREMER (institución propietaria del
Atalante-Nautile) y con SASEMAR, que era «el armador» de la operación, se consiguió
que se aceptara a bordo del Atalante a un investigador y un técnico del IIM-CSIC de Vigo.
El lunes 2 de diciembre se entregó el segundo informe del CSIC al Secretario Gene-
ral de Política Científica del MCyT. El informe planteaba el conjunto de iniciativas que
deberían ser realizadas por investigadores de distinta afiliación. En la misma reunión el IEO
hizo entrega asimismo de un documento sectorial, que planteaba las tareas que sus investi-
gadores podrían realizar. El CSIC quedó encargado formalmente de elaborar en el plazo de
una semana un primer borrador del programa de intervención científica en el desastre del
Prestige, que integrara su documento inicial y el del IEO. El 2 de diciembre tras una reu-
nión con representantes del IEO, CIEMAT e IGN, se diseñaron las tareas de ese programa
y se redactó un texto preliminar introductorio del informe correspondiente. El borrador
quedó completado al día siguiente, 3 de diciembre y se envió al Subsecretario del MCYT
(a la sazón, representante del MCYT en la Comisión Interministerial del Prestige), que pre-
sumiblemente lo presentó a su vez en la reunión de la Comisión del mismo día. Tambien
el 3 de diciembre comenzaron los contactos formales con el organismo Puertos del Estado
para preparar la estrategia que se seguiría en relación con el «Programa de trabajo de tra-
yectorias», que dio lugar al Grupo de Trabajo del CCA en Oceanografía Operacional.
Al día siguiente, 4 de diciembre llegan las primeras noticias de los observado-
res del CSIC embarcados en el Atalante: la proa ha sido localizada y las pérdidas de
fuel-oil se estiman en unas 20 toneladas por día24. Ante esas noticias el CSIC envía al
Subsecretario del MCYT una nota-informe en la que sostiene la necesidad de:
– Continuar las observaciones del Atalante / Nautilus hasta que se pueda cuan-
tificar el número y caudal de las fugas de proa y localizar la popa para hacer
lo mismo (extremo que fue acordado en la Interministerial sin necesidad de
utilizar el informe).
– Instar a la Armada a hacer un reconocimiento detallado de la zona marcada
como de hundimiento de la popa.
– Preparar una campaña conjunta CSIC / MCYT- IFREMER para principios de
enero de 2003, con el Nautilus / Atalante, para confirmar puntos de fuga y sus
caudales, así como realizar estudios de oceanografía y de sedimentos. Posterior-
mente y en ese sentido, el 5 de diciembre un investigador de IFREMER con el
que existía relación científica anterior desde el IMEDEA (Dr. Bruno Barnouin),
contacta con el Coordinador de Recursos Naturales del CSIC para negociar
aspectos técnicos ante una posible prolongación de la misión de observación.
24
Evidentemente no se habían localizado todas las fugas.
CONCLUSIONES
En la catástrofe del Prestige se pueden distinguir tres etapas bien diferenciadas:
– No se trata de una catástrofe puntual que tiene lugar en un espacio muy corto
de tiempo y que origina efectos y daños acotados sobre los que se puede tra-
bajar, sino de una situación activa, dinámica y sostenida en el tiempo.
– Este mismo matiz presta al problema unas características de presión mediáti-
ca y política que complican todavía más la actuación seria, fría y rigurosa que
debe corresponder al medio científico.
– El problema es multidisciplinar y multisectorial: comprende aspectos científi-
cos, técnicos y de gestión operativa, estos últimos fuera del alcance del mundo
científico (salvamento, gestión de puertos o de costas, etc...)
Parece claro que había competencias y capacidades científicas aplicables al proble-
ma en distintos Centros Públicos de Investigación (CSIC, IEO, CIEMAT, Universida-
des). Parece claro también, que en este nivel, la descoordinación fue todavía mayor que
la existente dentro de un mismo Centro, incluso a pesar de recibir indicaciones y encar-
gos de la Comisión Interministerial, seguramente emanados de un análisis teórico del
problema, desde una mesa de reuniones, sin poder considerar la necesidad de entregar la
coordinación científica a un único órgano. Adviértase que esto se hizo, con sensatez,
cuando se creó el CCA el 9 de diciembre. A partir de ese momento, los papeles quedaron
claros y se puede decir que el «aparato científico» funcionó, integrando conocimientos,
energías y capacidades de todos los Centros Públicos de Investigación, sin partidismos,
localismos, ni protagonismos ajenos al papel científico, siempre bajo los principios de:
dientes de la Administración del Estado (OPIS). El papel y las tareas de los distintos
actores científicos en el problema fue sin duda importante hasta el 9 de diciembre,
pero algo desorganizado y caótico a pesar de las indicaciones recibidas desde la Inter-
ministerial. Delegar la actuación científica en un solo órgano, el CCA, sirvió sin duda
para aunar esfuerzos y extraer sinergias, a partir de esa fecha.
Igualmente, a partir de la actuación del CSIC en el problema del Prestige, o tam-
bién a partir de su participación en la corrección de los efectos de la catástrofe de
Aznalcollar se puede sustanciar la necesidad de disponer de recursos económicos
para atender a las necesidades de intervención urgente, siquiera en los primeros esta-
dios. Porque a día de hoy de lo que no se puede dudar es de la preparación y expe-
riencia del CSIC en la corrección de estas situaciones.
De la misma manera parece oportuno la existencia de un Grupo Permanente de
Emergencias del CSIC de pequeño tamaño (5-8 personas), coordinado desde su Presi-
dencia, con disponibilidad operativa inmediata, capaz de hacer un análisis primario de
cualquier emergencia /catástrofe donde sea pertinente la intervención científica, capaz
asimismo de identificar, evaluar y dirigir la constitución de un comité de amplio espec-
tro de competencias y procedencia de sus miembros, que sea útil para tratar problemas
originados por catástrofes en los que resulte indicada la intervención científica.
En los inicios de 2005 estamos ante una nueva dimensión social y económica de
la investigación que ya es una realidad. Por primera vez, la sociedad civil y la clase
política se vuelven hacia los científicos buscando respuestas a problemas muy diver-
sos que afectan a sectores tan variados como el medio ambiente, la salud, la nutri-
ción, o la energía, entre otros. La sociedad es cada día más consciente de la necesi-
dad de potenciar una investigación independiente y de calidad, para así poder
consolidar y extender el estado del bienestar.
El vertido del buque Prestige ha sido quizás una de las catástrofes ambientales
más importantes de las últimas décadas en Europa. Ante las necesidades evidencia-
das desde distintos elementos clave de la Administración del Estado, los investigado-
res del CSIC, conjuntamente con investigadores de reconocido prestigio de Centros
Públicos de Investigación y empresas, buscaron respuestas concretas en tiempo redu-
cido y colaboraron así a orientar las acciones que permitieron luchar contra el verti-
do de forma más eficaz. En otras palabras, se puso de manifiesto, una vez más, la
importancia de una investigación de calidad, una investigación independiente al ser-
vicio de la sociedad.
presentes sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satis-
facer sus propias necesidades» (Brundtland, 1987). El conocimiento objetivo y fia-
ble nos debe permitir primero buscar y luego encontrar puntos de equilibrio entre los
tres pilares del sistema: el Medio Ambiente, la Economía y la Sociedad (Jiménez
Herrero, 2000).
Estamos ante un cambio estructural importante, un nuevo papel de la ciencia y el
conocimiento que está llevando aparejado un cambio socio-económico significativo.
Hemos pasado de una dualidad bienestar-impacto a otra bien distinta calidad-preser-
vación. En las grandes empresas, el medio ambiente ha pasado de ser una externali-
dad negativa, que se intentaba minimizar, a ser una parte intrínseca del sistema, una
parte muy valorada por sus clientes y que, por tanto, está aportando un valor añadi-
do significativo. Hay múltiples ejemplos de cómo este cambio va avanzando de
forma gradual en la sociedad: la relevancia del Down Jones Sustainability Index, la
aparición de nuevos fondos de inversión especializados en desarrollo sostenible, el
número cada vez mas significativo de empresas que se comprometen a garantizar
unos mínimos estándares ambientales y laborales. Incluso tenemos ejemplos recien-
tes de cómo la bolsa reacciona de forma bien distinta ante estrategias empresariales
diferentes, en empresas de sectores tan diversos como la energía o el transporte,
según adopten o no una actitud sensible ante problemas ambientales.
De forma general, podemos afirmar que existe la concienciación de toda la socie-
dad de que el medio ambiente no es un recurso ilimitado y que es, además, un recurso
frágil y de gran valor. Pero hay que dar un paso más integrando el medio ambiente como
una variable clave de cualquier actuación. Es imprescindible basar el futuro en un des-
arrollo sostenible de verdad, una sostenibilidad fuerte, no una sostenibilidad ‘de moda’
y esto requiere, tal y como hemos ya indicado, la búsqueda de puntos de equilibrio entre
Medio Ambiente, Economía y Sociedad, basados en el conocimiento (Tintoré, 2005).
El CSIC demostró, durante el vertido del buque Prestige, su capacidad para res-
ponder como un instrumento clave de la Administración del Estado a preguntas con-
cretas en tiempos cortos. El CSIC respondió a distintos niveles.
En efecto, el buque se hundió el 19 de noviembre de 2002 y el CSIC elaboró sus
primeros informes al Ministerio de Ciencia y Tecnología «El CSIC ante el Prestige,
propuestas de actuación» los días 18 y 20 noviembre de 2002. En estos informes1 ya
se contemplaban actuaciones concretas en aspectos ligados a la limpieza de costa, pre-
dicción de trayectorias de crudo, etc. Además, desde el 20 de noviembre de 2002 se
organizaron en el CSIC grupos de trabajo en aquellos temas en los que se consideró
1
Citados también por el prof. Lora-Tamayo en libro BBVA.
la solución para la neutralización del pecio en la que los intercambios también fue-
ron continuos.
En un tercer nivel, el CSIC mostró también la capacidad de coordinar la investi-
gación a corto, medio y largo plazo en un ámbito complejo, interdisciplinario y con
fuertes repercusiones mediáticas. En efecto, el CSIC participó de forma activa en la
elaboración del Programa de Investigación Científico del MCyT entre diciembre de
2002 y abril de 2003. Este programa dio lugar a una convocatoria extraordinaria de
proyectos del Plan Nacional de I+D+i durante 2003 y 2004 que abordaba específica-
mente la problemática de los vertidos marinos.
En un cuarto nivel, el CSIC demostró la capacidad de sus investigadores para res-
ponder de forma casi inmediata, con investigaciones que estaban y han estado direc-
tamente ligadas a las actividades diarias de lucha contra la contaminación. En particu-
lar y a modo de ejemplo estas investigaciones «operacionales» se ejecutaron en
distintos institutos del CSIC, en estrecha y fructífera colaboración con otros OPIS y
universidades, en temas como la predicción de las trayectorias del crudo, la identifi-
cación de la procedencia de nuevas manchas identificadas en el litoral, la idoneidad de
uno u otro método de limpieza, etc. En este sentido, es de destacar la constitución de
un grupo de trabajo de Oceanografía Operacional para la predicción de las trayecto-
rias de las manchas de crudo en el marco del CCA y coordinado por el CSIC a través
de los investigadores del IMEDEA (UIB-CSIC). Este grupo de trabajo permitió la
coordinación de las actividades de toda la comunidad científica en el ámbito de la
Oceanografía Operacional y proporcionó, a través del CCA, las predicciones de las
trayectorias de las manchas de fuel asociadas al vertido desde finales de diciembre de
2002 (Orfila et al., 2004). Recordemos que estas actividades son esenciales para opti-
mizar tanto las labores de recogida del vertido en el mar como las tareas de recogida
en el litoral o la colocación adecuada de las barreras de protección entre otras. Espe-
cíficamente, las actividades de este Grupo de Trabajo de Ocea-nografía Operacional
del CCA se centraron en la coordinación de las observaciones realizadas por los dife-
rentes grupos de investigación y agencias gubernamentales (datos oceanográficos,
atmosféricos, teledetección y seguimiento visual de las manchas), los diagnósticos y
pronósticos de las condiciones oceanográficas y atmosféricas realizadas a partir de
diferentes modelos numéricos y la integración de la información recopilada en un
modelo numérico que permitía predecir la evolución y dispersión del vertido. Así, se
realizaba una predicción diaria sobre la evolución de las trayectorias de las manchas
del vertido que estaba accesible diariamente por internet.
Conviene destacar finalmente que esta iniciativa dio lugar a la constitución de un
grupo de investigadores y técnicos de probada competencia profesional que demos-
traron, además, ser capaces de trabajar de forma conjunta y eficiente. Este núcleo ha
seguido bien cohesionado gracias a la labor y experiencia clave de Puertos del Esta-
do que dirige, desde 2004 un macro-proyecto de investigación, ESEOO, cuyos fines
son consolidar y extender el sistema inicialmente implementado, con más voluntaris-
mo que estructura, durante 2002 y 2003. El reto es sin duda crear un sistema, una
estructura estable, una estructura anclada en instituciones y organismos que son
imprescindibles para su éxito y que necesita de la colaboración real y efectiva de un
En las dos secciones previas hemos intentado mostrar la importancia del conoci-
miento y las capacidades del CSIC y de sus investigadores como un elemento clave de
respuesta ante desastres ambientales como el del Prestige (Tintoré, 2004) y, de forma
más general, como un elemento importante ante los retos que tiene la sociedad en el
siglo XXI, centrados en la implementación de un verdadero desarrollo sostenible.
Sin embargo, el conocimiento no se improvisa y la investigación es un trabajo de
equipos, de grupos de investigación que deben alcanzar un tamaño mínimo para que
la sociedad perciba un retorno apreciable. El científico francés Claude Bernard lo
expresó del siguiente modo: «El arte soy yo, la ciencia somos nosotros». El arte
puede ser un ejercicio individual pero en la ciencia moderna se trabaja mayoritaria-
mente en equipos de investigación. Y un elemento clave de la investigación es, sin
duda, la curiosidad, el verdadero motor de la pasión por el conocimiento. En este con-
texto, es preciso recuperar la relevancia social de aquellos maestros que supieron esti-
mular en nosotros la curiosidad y nos transmitieron sus conocimientos. En palabras
de Newton «Si he podido ver tan lejos, es porque he podido apoyarme en las espal-
das de los gigantes que me han precedido». Una idea también expresada por André
Gide cuando dice en su diario, «Todas las olas del mar deben la belleza de su perfil
a las que las precedieron y se retiraron». Por tanto, uno de los retos a alcanzar en un
futuro inmediato es la consolidación de equipos de investigación competitivos junto
con la creación de nuevos grupos en líneas estratégicas. Para conseguirlo, es impres-
cindible que incrementemos, con el apoyo de todos los sectores de la sociedad, el
número de investigadores.
En paralelo a un incremento sustancial del presupuesto de todo el sistema de
I+D+i español, la sociedad debe exigir calidad a la investigación. Por tanto, hace falta
establecer una nueva cultura de evaluación sistemática de la actividad científica glo-
bal (pues individualmente ya existe y es efectiva) unos contratos programa con uni-
versidades y centros públicos de investigación que permitan a la sociedad comprobar
el cumplimiento de unos objetivos específicos huyendo de incrementos en ocasiones
bien intencionados pero poco efectivos. En ciencia existe un sistema internacional-
mente aceptado de evaluación de la calidad. Este sistema es en España muy respeta-
do gracias al trabajo de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP).
La sociedad debe conocerlo, emplearlo y desde una base de política científica sólida
con unas prioridades claras, exigir calidad.
El incremento de presupuesto ligado a una nueva cultura de evaluación y segui-
miento es sin embargo una condición necesaria pero no suficiente. Los investigado-
res españoles son competitivos en muchos de los ámbitos en el escenario internacio-
nal, pero no son competitivos ni los medios, ni quizás más importante aún, la
estructura del sistema que es la clave del éxito en el futuro. La Ley de la Ciencia, el
Plan Nacional y la ANEP transformaron el sistema de I+D de este país. Desgraciada-
mente, este sistema es débil en sus aspectos estructurales y sigue basado en el volun-
tarismo. Esto fue necesario y admisible en sus inicios pero, ahora, hay que dar un
gran salto adelante. Hay que crear estructuras de gestión científica sólidas y bien
coordinadas, homologables internacionalmente que nos permitan consolidar real-
mente un sistema de I+D+i que pueda dar respuestas ágiles a las necesidades de la
sociedad del siglo XXI. Hay que actuar de manera rápida y eficaz, de lo contrario,
nos podemos quedar fuera de los avances científico-tecnológicos de este siglo que
acaba de iniciarse.
Además de presupuesto, política científica y estructura, para que este nuevo
papel de la ciencia sea realmente percibido por todos los ciudadanos, es imprescin-
dible ayudar seriamente a divulgar la buena ciencia y quizás más importante a medio
plazo, avanzar hacia una nueva cultura de cooperación y coordinación siguiendo las
líneas marcadas desde la Unión Europea y la European Research Area. Establecer
esta nueva cultura de cooperación en España no va a ser fácil pues requerirá estable-
cer una verdadera política científica que, vertebrada sobre una estructura sólida y
bien dimensionada, llegue de verdad hasta los investigadores, hasta los laboratorios
y nos permita pasar, allí, de una cultura de competencia entre institutos e investiga-
dores a una cultura de cooperación entre los mismos. Aprender a sumar más que
seguir restando, o aprender a remar todos en la misma dirección. Parece trivial pero
no lo es pues tenemos aún poca cultura de trabajo en equipo. Esta nueva cultura de
la cooperación hará a nuestro país mucho más visible y competitivo en el escenario
europeo y mundial.
En síntesis, es necesario un golpe de timón firme, desde muy arriba, que permi-
ta reorientar el rumbo de la ciencia española pues estamos en uno de estos momen-
tos idóneos para dar un gran salto adelante en la ciencia, la tecnología y la innova-
ción en España. Federico Mayor Zaragoza lo decía recientemente «… la política
científica debe situarse al más alto nivel de la gobernación de un país…» . Estamos
ante una oportunidad única que debe convertirse en una realidad en el escenario euro-
peo y español. La sociedad lo demanda y el CSIC, conjuntamente con investigado-
res de otros centros públicos y empresas, gracias al trabajo serio y callado de muchos
equipos durante muchos años, están preparados para jugar el papel que les correspon-
de aportando una ciencia de calidad y una ciencia cercana a la sociedad. Necesitamos
el apoyo de los ciudadanos, de la sociedad civil y de los distintos responsables polí-
ticos para poder responder, juntos, a estos retos de la sociedad española y para con-
seguir, entre todos, un mundo mejor para las generaciones futuras. Este es el nuevo
papel de la ciencia en la sociedad y la economía del siglo XXI. Y soy optimista: esta-
mos en el buen camino.
REFERENCIAS
Jiménez Herrero, 2000: Desarrollo Sostenible. Transición hacia la co-evolución global. Ed.
Pirámide.
Lora Tamayo, E., 2004: La catástrofe del buque Prestige, en El conocimiento científico como
referente político en el siglo XXI, Nombela Cano, C., (Ed.), Fundación BBVA.
Orfila, A., Vizoso, G., Alvarez, A., Onken, R., Jordi, A., Basterretxea, G., Fernandez, V.,
Casas, B., Fornes, A., Tintoré, J. 2004: la respuesta científica ante el vertido del buque
Prestige: oceanografía operacional en España y la experiencia del IMEDEA. Revista de
la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 98, 191-207.
Tintoré, J., M. Jacob., C. Duarte, 2002: Medi Ambient i sostenibilitat a les Illes Balears: un
repte per el segle XXI. En «Informe Economic i Social de les Illes Balears». SA NOS-
TRA. Palma de Mallorca.
Tintoré, J., 2003: Ciencia y Medio Ambiente en el siglo XXI. El reto del desarrollo sosteni-
ble, pp. 46-49. En «El papel de la ciencia en Baleares. Un homenaje a Javier Benedí». F.
Grasses y C. Duarte edts. UIB. ISBN: 84-7632-845-1
Tintoré, J., 2005: ¿Qué hay de natural en un desastre natural?: ciencia, conciencia y sociedad
o el reto de una sostenibilidad fuerte en el siglo XXI. CCCB (en prensa).
INTRODUCCIÓN
En la cuenca Ibérica, esto es, entre la costa Peninsular y las Islas Azores, los vien-
tos dominantes proceden del Sur-Suroeste. La gráfica adjunta muestra un histograma
de frecuencias de viento en la posición 43º N 11º W obtenido a partir de mapas de
presión atmosférica superficial desde 1987 hasta el 2001 (450 medias diarias) para el
Figura 2. Circulación geostrófica media del agua superficial de mar en el Atlántico Nordeste
invierno. No esta bien establecido la causa de esta intensificación que ocurre hacia
Navidad, pero probablemente esté relacionada con el aumento de los vientos de
poniente cuando se desplaza hacia el sur el Anticiclón de las Azores. Este fenómeno
produce un fuerte transporte de aguas cálidas y salinas que circulan a largo del talud
continental hacia el norte por toda la costa europea (Álvarez-Salgado et al., 2003).
A la vista de estos dos efectos bien establecidos, vientos y corrientes superficia-
les, podía preverse que cualquier fluido vertido en la zona del hundimiento derivaría
hacia el Este antes o después. Alejar el Prestige de la costa no evitaría la contamina-
ción de las costas gallegas y europeas, sino que únicamente retardaría la llegada a la
costa del fuel perdido por el buque. Como se vio después, la separación del buque
originó una dificultad adicional en el tratamiento del foco contaminante, ya que con
el tiempo el fuel se dispersó y se mezcló con el agua, haciendo cada vez más difícil
su recogida por los buques anticontaminación.
Aunque la mancha originada en el momento de la rotura fue evaluada inicialmen-
te en más de 20 000 Tm, en realidad la mancha pudo alcanzar las 40 000 Tm ya que
dos de los tanques centrales se vaciaron al partirse el petrolero en dos y otros tanques
perdieron gran parte del fuel que llevaban debido a su alta fluidez en aquellos
momentos. Además, con la quiebra en dos del buque, también se partieron todas las
conducciones de bombeo y de aireación de cada tanque dejándolos comunicados con
que estaba en el centro del Golfo de Vizcaya camino de las costas de Brest, giró justo
hacia las costas de Cantabria y el País Vasco.
En la semana anterior, el día 12 de diciembre, la gran mancha fue desplazada por
lo vientos del sur desde las aguas portuguesas hasta el Norte de Estaca de Bares afec-
tando muy poco al litoral. Este mismo fenómeno asociado a la corriente de Navidad,
tuviera una gran repercusión en los medios de comunicación en marzo del 2000 cuan-
do aparecieron al norte de Finisterre siete cadáveres y restos de un autobús acciden-
tado en el río Duero unos días antes. Esta fuerte corriente Ibérica hacia el Polo, está
asociado a un frente en la plataforma que separa aguas salinas y cálidas procedentes
del Sur, y aguas salobres producto de la fuerte escorrentía asociadas a las fuertes llu-
vias aportadas desde los ríos y las Rías.
Las aguas oceánicas, cálidas y salinas (color rojo en la figura adjunta), circulan
hacia el Norte arrastradas por el viento y también por el empuje de la corriente de deri-
va de carácter oceánico hacia la península Ibérica. La corriente en su desplazamiento
hacia el Norte, tiende a desviarse hacia la costa por efecto Coriolis (que desvía en el
Hemisferio Norte las corrientes hacia la derecha) por lo que esta agua tiende a apilar-
se hacia la costa. Simultáneamente las fuertes contribuciones de agua de lluvia en tie-
rra generan una salida de agua dulce y salobre desde los ríos que impide que la corrien-
te cálida se acerque a la costa. De esta forma se origina una zona frontal muy marcada
que actuó como barrera contra la entrada de fuel en las Rías Baixas, haciendo además
que la mancha se desplazase rápidamente hacia el golfo de Vizcaya.
En la figura siguiente se revelan los datos salinidad observados durante la terce-
ra semana de diciembre de 2002. La salinidad superficial muestra valores bajos en el
margen costero siendo aun más bajos cerca de la costa. En las secciones verticales de
Una vez constatadas las fugas de fuel e iniciadas las operaciones de obturación,
las preguntas obvias eran ¿Cuánto fuel queda dentro?, ¿Cuál es la mejor solución téc-
nica para el pecio? La respuesta a una y otra pregunta estaban fuertemente condicio-
nadas por el estado de fluidez del fuel y su temperatura.
Para contestar a la primera, lo más directo hubiera sido disponer de un sistema
de sondeo, pero el Nautile no estaba preparado ni diseñado para realizar este tipo de
operaciones. Posteriormente varias compañías especializadas coordinadas por Rep-
sol se prepararon durante seis meses para poder realizar esta medida con técnicas
muy sofisticadas, lo que da una idea de la complejidad que representa el sondeo. Sin
embargo era imprescindible tratar de saber cuando fuel quedaba en el pecio a la vez
que el Nautile iba realizando sus tareas de obstrucción de fugas. Solo parecía haber
un dato medianamente certero: que la carga declarada oficialmente no contradecía las
Figura 9. Variación de la temperatura del fuel saliente del tanque 1E del Prestige
evaluaciones realizadas por los ingenieros navales a partir de los datos e imágenes de
navegación del Prestige. La opción era tratar de estimar el fuel que fluía en todas las
fugas y determinar por extrapolación el fuel perdido en cada tanque. El Nautile, con
sus sistemas de video, permitió colocar marcadores en todas las fugas y en varias oca-
siones. Con los marcadores se determinó la velocidad de escape del fuel y a partir de
ahí su caudal (www.ciemat.es). Aunque de esta manera se podía evaluar cada una de
las fugas y la fuga total durante los dos meses de obturaciones, existía una dificultad
adicional en la evaluación de las fugas habidas durante las tres semanas trascurridas
entre el hundimiento y la toma de las primeras imágenes. No se disponía de ninguna
medida realizada durante ese periodo de tiempo y únicamente la temperatura del fuel
nos podía dar alguna información clave para resolver este enigma.
Se conocía la temperatura de carga del fuel, las medidas realizadas el día 12 de
diciembre y que las realizadas dos meses más tarde indicaban que el fuel ya estaba
completamente frío. Con estas observaciones se obtuvo la evolución de la tempera-
tura de fuel emanado en el tanque 1E mostrado en la gráfica. Se observa que duran-
te la primera semana la temperatura del fuel en el pecio era mayor de 30ºC y duran-
te la segunda semana la temperatura superaba los 15ºC. La línea horizontal
corresponde a 2,55ºC que es la temperatura del agua circundante.
A partir de estos datos se estimó que las fugas emitidas en las tres semanas anterio-
res fueron 3,6 veces superiores y se calculó el fuel remanente en el barco en unas 37 500
Tm, número que resultó claramente superior al medido posteriormente por Repsol.
A raíz de un trabajo de clase, le sugerí a mi hija Olalia Fernández Vila, estudian-
te del primer ciclo de Ingeniería Química, analizar este problema. Ella elaboró un
ingenioso trabajo llamado «Estudio del comportamiento del fuel en los tanques del
Prestige» en el que se realiza una estimación del flujo de fuel e incluso se compati-
bilizan los excesivamente largos tiempos de enfriamiento proporcionados por los
modelos hidrodinámicos con las observaciones. En este apartado se incorporan algu-
nos de los resultados obtenidos por ella en dicho trabajo.
Figura 10. Variación temporal de la flotabilidad y viscosidad del fuel del Prestige
La viscosidad y la densidad del fuel son las dos propiedades físicas que determi-
nan las pérdidas a través de las fisuras y las aberturas de los tanques. Ambas son fun-
ción de la temperatura. La viscosidad varía de manera acentuada con la temperatura
y por lo tanto es muy determinante en la estimación de las perdidas. Como se obser-
va en la figura (línea marrón) durante las dos primeras semanas la viscosidad fue muy
baja y consecuentemente la fluidez muy alta. Esto permitió que el fuel dentro del tan-
que se estratificara verticalmente según su temperatura. La densidad condiciona el
movimiento del fuel en el seno del agua de mar. Dado su valor siempre menor que la
densidad del agua del mar que rodea el pecio (1 043 kg·m-3) el fuel se desplaza siem-
pre hacia la superficie a cualquier temperatura. La línea azul de la figura muestra la
flotabilidad a la que se ve sometido el fuel.
La nueva determinación de la evolución del flujo de fuel parte de la expresión empí-
rica utilizada por Repsol YPF para llevar a cabo sus cálculos para la extracción del fuel,
Q = k · D3· h1 4•
(http://www.repsolypf.com/esp/todosobrerepsolypf/repsolypfenlasociedad/medioam
biente/informesmedioambientales/historicoinformes.asp). Esta ecuación es similar a
la utilizada en los cálculos previos (www.ciemat.es). Se deben incorporar explicita-
mente los términos de viscosidad y flotabilidad que están contenidos como constan-
tes en el factor k de la ecuación dado que cuando Repsol realizó sus operaciones el
fuel ya se había enfriado y estabilizado. El caudal depende directamente de la flota-
bilidad e inversamente de la viscosidad incluyéndose ambos con un mismo exponen-
te que se determina mediante los datos experimentales tomados por el Nautile en la
fuga 1E (8 T/día a través de una bita de 30 cm de diámetro a 9,8ºC de temperatura) y
aquellos mostrados en la web de Repsol sobre el llenado de las bolsas lanzaderas
(167 toneladas por día con una apertura de 70 cm de diámetro y una columna de fuel
de 13,5 metros). La nueva ecuación obtenida es:
Q = 89 · D3 · h1 , 4 · (F/υ)0,61
Figura 11. Variación del flujo saliente de la fuga del tanque 1E del Prestige. La línea horizontal
representa la medida del flujo el día 12 de diciembre del 2002
Figura 12. Variación teórica de la temperatura del fuel del tanque 1E considerando un tanque sin
pérdidas de fuel (línea discontínua) obtenido a partir de los reales de temperatura observada (línea de
puntos). La línea contínua representa la temperatura del agua exterior de los tanques (2,55º C)
A partir del caudal y la temperatura del fuel que escapa del tanque 1E mostrado en
las figuras anteriores, se ha estimado el enfriamiento debido a la difusión del calor a tra-
vés de la estructura del pecio y la variación hipotética de la temperatura en un tanque
sin fugas. La línea roja describe la evolución de la temperatura en un tanque sin pérdi-
das considerando solamente difusión térmica. El hipotético tiempo de enfriamiento es
ahora mucho más largo que el real y al mismo tiempo más acorde con los obtenidos con
los modelos hidrodinámicos. Parece ser pues, la pérdida de fuel un elemento clave e
ineludible a la hora de predecir la evolución de la temperatura en los tanques.
Las medidas y los cálculos aquí mostrados, dentro de su simplicidad y sus apro-
ximaciones, permiten compatibilizar las distintas observaciones realizadas (Nautile
y Repsol) con los resultados de los modelos hidrodinámicos (www.ciemat.es, Mar-
cos et al. 2004), y al mismo tiempo muestran que el valioso trabajo de sellado del
pecio realizado por el Nautile no permitió, dada la urgencia, realizar en aquel
momento una mejor estimación del fuel contenido dentro del pecio.
viajes por debajo de la superficie el fuel absorbe partículas de sedimento que están
en resuspensión por la agitación del mar, sobre todo en los momentos de fuerte mar
de fondo. Las partículas de sedimento en suspensión se adhieren a la mancha emul-
sionada de fuel originando un aumento de densidad que supera la del agua mar y por
consiguiente su hundimiento irreversible. La posibilidad de aumentar la densidad del
fuel por evaporación de las fracciones volátiles es muy baja, ya que este fuel tiene un
bajo porcentaje de compuestos volátiles. Hasta el momento no hay evidencias de que
las manchas de fuel incorporen material en suspensión en alta mar que le permita
incrementar su densidad justamente en un estrechísimo rango de un 0.2% y poder
mantenerse en el medio de la columna de agua por largo tiempo (Ansell et al. 2001;
O’Brien, 2002). Por otra parte este proceso si tiene lugar en la plataforma costera y
sobre todo en las zonas menos someras donde la movilidad del sedimento por turbu-
lencia es grande y se llega a observar fuel altamente emulsionado con un 2% de arena
(Scholz et al 1994; Petrae, 1995).
CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
Gran parte de este trabajo no sería posible sin la ayuda de compañeros de las
campañas Prestinaut (Nautile). Especial mención para Antonio Pérez de Lucas y
Waldo Redondo Caride, de nuestras continuas discusiones sobre ¿Qué hacer? o
comentarios como «Fiz, queda muy poco fuel en el pecio», surgieron muchas ideas
e inquietudes. Indudablemente, reconocer también a la tripulación del Atalante y del
Nautile su entrega a la hora de resolver continuos problemas técnicos que iban sur-
giendo en la toma de muestras y obturación de fugas. Muestro mi agradecimiento a
los miembros del Grupo de Oceanoloxía y la Unidad Asociada GOFUVI que de
manera resuelta y en aquellos duros momentos arrimaron el hombro y cooperaron
como observadores en las campañas de obturación de fugas. Me gustaría mencionar
especialmente a Xosé Antón Alvarez-Salgado, Carmen González Castro y Miguel Gil
Coto por aportarme datos y gráficas relevantes sobre circulación y distribución de
propiedades de las masas de agua profundas. Debo remarcar aquí la importante tarea
de recopilación informativa en relación a los vertidos marinos que la oficina técnica
de Vertidos Marinos (www.otvm.uvigo.es) realiza con el soporte de la Universidad
de Vigo y el Ministerio de Educación y Ciencia.
REFERENCIAS
Pingree, R.D. y Le Cann B. 1990. Structure, strength and seasonality of the slope currents in
the Bay of Biscay regions. Journal of the Marine Biological Association of the UK, 70,
857-885.
Scholz D. S., J. Michel, C. B. Henry, B. Benggio, 1994. Assessment of risks associated with
the shipment and transfer of group v fuel oils. HAZMAT Report 94-8. Hazardous mate-
rial Response and Assessment Division, National Oceanic And Atmospheric Administra-
tion. Seattle, 36 pp.
Los vertidos accidentales de petróleo al mar son consecuencia, en buena parte, del
intenso tráfico marítimo de crudos y productos derivados entre las zonas productoras y
consumidoras, para hacer frente a las demandas estructurales del mercado energético,
dominado en gran medida por los combustibles fósiles. En este capítulo se describirán
algunos aspectos generales de la presencia de hidrocarburos en el mar, para comprender
mejor el comportamiento de un derrame y su impacto sobre los organismos. Todos los
derrames tienen puntos en común, pero también diferencias importantes, que conviene
conocer para una adecuada gestión de las tareas de recuperación del medio. En este con-
texto, el accidente del Prestige tiene escasos precedentes, por el tipo de producto verti-
do y por el hundimiento del petrolero con parte de la carga, a elevada profundidad.
Hace un siglo, la demanda energética era abastecida a partes iguales por leña y
carbón, pero poco a poco el petróleo empezó a jugar un papel creciente y, a media-
dos de los años 60, ya se situó como principal combustible (Figura 1). Posteriormen-
te, en 1999, el gas natural superaría al carbón. Hoy día los combustibles fósiles pro-
porcionan alrededor del 80% del abastecimiento energético mundial, con unas
proporciones del 35, 22 y 21% de petróleo, gas natural y carbón, respectivamente.
Más del 25% del consumo de petróleo se registra en los EEUU, donde ha aumenta-
do un 11% en la última década. En Japón, con una proporción del 8%, el consumo ha
registrado un aumento del 4%, mientras que en la China, con una proporción de sólo
el 6%, el incremento ha sido del 45%. Aumentos incluso superiores se han observa-
do en países menos desarrollados, como la India, fruto básicamente del auge del mer-
cado automovilístico2. De todas formas, según el Consejo Mundial de la Energía,
estas tendencias irán disminuyendo progresivamente en las próximas décadas.
El consumo de combustibles fósiles se centra fundamentalmente en el transpor-
te (57%), con el vehículo personal como símbolo más emblemático del desarrollo,
mientras que un 20% se destina a la industria y el resto a otros usos. El 59% de toda
la energía destinada al transporte se consume en los países industrializados, en los
que vive tan sólo el 19% de la población mundial. Y sólo en los EEUU se consume
la mitad de dicha cantidad. Por el contrario, en el continente asiático, con más de un
50% de la población mundial, el consumo relativo por transporte no alcanza el 15%.
Estas cifras ponen de relieve las enormes desigualdades existentes entre el pri-
mer mundo y el resto de países. Así, en el año 1997, en EEUU, el consumo medio de
petróleo fue de 70,2 barriles por persona y día, en Japón y Alemania de 42 y 32,5,
respectivamente, mientras que en Brasil fue de 10,5 y en la China e India, de 4,2 y
2,0, respectivamente. Para abastecer estas demandas, la producción actual de petró-
leo crudo es de más de 3000 millones de toneladas al año, de las cuales más de la
mitad debe transportarse por mar entre los grandes productores (principalmente
Oriente Medio) y consumidores (principalmente EEUU, Europa y Japón), con los
consiguientes riesgos de vertidos accidentales o intencionados.
Cantidad vertida
Buque Año Localidad
(Toneladas)
Atlantic Empress 1979 Tobago 287000
Castillo de Bellcer 1983 Sudafrica 260000
Amoco Cadiz 1978 Bretaña francesa 223000
Odyssey 1988 Canadá 145000
Haven 1991 Genova 140000
Torrey Canyon 1967 Islas Scilly (GB) 130000
Urquiola 1976 A coruña 100000
Hawaian Patiot 1977 Honolulu 95000
Independentza 1979 Bósforo (Turquia) 95000
Braer 1993 Islas Shetland (GB) 85000
Aegean Sea 1992 A Coruña 74000
Sea Empress 1996 Milford Haven (GB) 72000
ABT Summer 1991 Angola 70000
Matula 1974 Estrecho de Magallanes 50000
Prestige 2002 Galicia 50000
Exxon Valdez 1989 Alaska 37000
Polycommander 1970 Vigo 32000
Erika 1999 Bretaña francesa 14000
Para afrontar las primeras cuestiones es preciso tener una visión integrada sobre:
– La composición química del vertido.
– La comprensión de los procesos físicos, químicos y biológicos que afectarán
su persistencia en el medio y los posibles efectos derivados.
– Su presencia en los distintos compartimentos bióticos y abióticos del medio.
lias de compuestos. Como puede verse, las fracciones más pesadas tienen un carácter
más aromático, e incluyen mayor proporción de compuestos polares (resinas y asfal-
tenos), con unos contenidos de azufre superiores. Estas fracciones contienen también
ciertos metales, principalmente níquel y vanadio, en forma de complejos porfirínicos.
Conviene señalar que, en general, desde un punto de vista cualitativo, todos los
crudos tienen los mismos componentes, pero su distribución cuantitativa varía en
función de la historia geoquímica de los mismos, es decir del ambiente deposicional
Braer 0,867 60 35 5 1
Exxon 0,866 75 15 6 4
Valdez
Haven 0,868 53 30 11 6
Baltic 0,975 41 38 11 10
Carrier
Prestige 0.995 22 49 17 12
Erika 1,002 22 56 16 6
* Propiedades de otros crudos de petróleo y derivados puede obtenerse en la base de datos de Envi-
ronment Canada (http://www.etc-cte.ec.gc.ca/databases/oilproperties/deafult.aspx)
Figura 5. Perfiles cromatográficos de los cargamentos del Aegean Sea (A) y del Prestige (B).
(se indican el número de átomos de carbono de la serie de los n-alcanos)
Un producto petrolífero vertido al mar sufre una serie de procesos físicos (p. ej.
disolución, evaporación, dispersión y emulsión), químicos (p. ej. foto-oxidación) y
biológicos (p. ej. degradación), que conducen a su distribución entre los distintos
compartimentos bióticos y abióticos del medio y a su ulterior acumulación y/o degra-
dación (Figura 6).
Estos procesos, conocidos como de envejecimiento («weathering»), son secuen-
ciales en el tiempo y afectan de forma distinta a los distintos componentes del petró-
leo. Aunque como ya se ha indicado, cada vertido tiene una dinámica propia, de
forma general puede señalarse que los procesos de tipo físico ocurren durante las pri-
meras semanas posteriores al derrame, los procesos foto-oxidativos empiezan a ser
evidentes al cabo de varias semanas y, finalmente, la biodegradación precisa de
varios meses para dejar sus huellas en el producto.
El conocimiento de la dinámica ambiental de un vertido de petróleo, a través del
estudio de la evolución de la composición química del mismo, es fundamental para
evaluar su impacto en el medio, la extensión y duración del mismo y la forma de ace-
lerar los procesos naturales de restauración.
Procesos físicos
La evaporación es, en general, el proceso que tiene una mayor incidencia sobre
el producto vertido. Naturalmente, este proceso dependerá de la temperatura ambien-
te, existiendo diferencias significativas entre los vertidos en aguas tropicales (p.ej.
Ixtoc-1) o circumpolares (p.ej. Metula o Exxon Valdez). A 15ºC, la fracción de punto
de ebullición inferior a 200ºC (< 10 átomos de carbono), que corresponde a la gaso-
lina, se pierde completamente al cabo de un par de días, lo que puede representar
hasta un 40% del producto, en el caso de un crudo ligero.
A medida que la evaporación progresa, el producto se vuelve más denso y visco-
so, favoreciéndose la formación de emulsiones aceite-agua («chocolate mousse»),
que fueron caracterizadas por primera vez durante el accidente del Torrey Canyon, en
1976. El mecanismo de formación de estas emulsiones es poco conocido, pero la pre-
sencia de resinas y asfaltenos en el producto parece ser que actúa de elemento esta-
bilizador. En particular, concentraciones por encima del 15% contribuyen a la esta-
bilidad de dichas emulsiones durante meses. El aceite emulsionado, que puede
contener hasta un 70% de agua, aumenta de volumen y densidad, facilitando su entra-
da en la columna de agua. En el accidente del Arrow, en Canadá (1970), se detecta-
ron fragmentos de estas emulsiones hasta 80 m. de profundidad. En la superficie del
mar, el producto emulsionado se va fragmentando en trozos de aspecto semi-sólido,
lo que dificulta su recuperación mediante «skimmers», o inlcuso su combustión.
Otros procesos físicos que transcurren en las primeras fases del derrame son la
disolución y la dispersión. La disolución sólo afecta a los componentes más polares, de
bajo peso molecular, principalmente hidrocarburos aromáticos, que resultan ser tam-
bién muy volátiles. Por su parte, la dispersión sólo es efectiva con productos ligeros y
en mares de alta energía. Este fue el principal proceso que contribuyó a la desaparición
del crudo vertido en el accidente del Braer, en las costas escocesas, en 1993.
A la vista de estas consideraciones puede deducirse que el fuel-oil del Prestige se
vió muy poco afectado por los procesos de evaporación o disolución. De hecho, los
hidrocarburos de menos de 10-12 átomos de carbono, que serían los más afectados
por estos procesos, son minoritarios en el fuel. Los análisis efectuados sobre mues-
tras recogidas en el mar o en la costa a lo largo del primer año indicaron que las pér-
didas por estos procesos no alcanzaron el 5% de la composición inicial del producto.
En cambio, por su elevado contenido de resinas y asfaltenos (Tabla 2), el fuel
forma fácilmente emulsiones estables con el agua de mar, pudiendo acomodar hasta
un 50% en peso. Con el tiempo, estas emulsiones se van fragmentando, dando lugar
a las pequeñas bolas de alquitrán («tar balls») que el mar lleva a las playas como
resultado final de este proceso, que es común a todos los vertidos de petróleo acci-
dentales o intencionados. De ahí la importancia de establecer redes de vigilancia des-
pués de un derrame, para identificar la existencia de nuevos vertidos en la zona, como
veremos más adelante.
Por otra parte, la elevada densidad de estas emulsiones propicia su hundimiento
en la columna de agua y deposición en los fondos. Además, el fuerte dinamismo de
la zona litoral puede contribuir a que parte del fuel depositado en la zona intermare-
al o infralitoral pueda ser enterrado a cierta profundidad en el sedimento, un proceso
que es distinto al de la simple difusión o penetración en el mismo, cuando el produc-
to es más fluido, como se observó en el caso del Aegean Sea8 o, recientemente, en las
zonas afectadas por el Exxon Valdez9, diez años después del derrame.
Procesos de degradación
ceptibles de oxidación por fotólisis directa, dando lugar a una amplia gama de com-
puestos oxigenados, más polares, más solubles, y con ello más biodisponibles y tóxi-
cos. Estudios in vitro han demostrado que se produce un incremento muy significa-
tivo de la toxicidad aguda de fracciones petrolígenas en bacterias y crustáceos,
después de la irradiación, atribuible a la formación de fotoproductos, hoy día de natu-
raleza desconocida.
Asimismo, la fotooxidación, al ser un proceso de tipo radicalario, también indu-
ce la formación de productos de condensación (resinas y asfaltenos), más persisten-
tes en el medio. En este sentido, la elevada radiación y temperatura del verano incre-
menta la formación de residuos asfálticos, lo que está de acuerdo con la variación
estacional de las concentraciones de «tar balls» encontradas en las playas del Medi-
terráneo oriental por diversos autores. De todas formas, no está clara la importancia
relativa de estos procesos en la degradación final del petróleo.
Por otra parte, en el medio marino existe una gran variedad de bacterias aerobias,
capaces de mineralizar hidrocarburos alifáticos y aromáticos de peso molecular
medio, y también de formar productos de oxidación intermedia con los más pesados,
que pueden ser finalmente degradados por la intervención secuencial de varios
microorganismos (co-metabolismo). Obviamente, en el medio marino los procesos
de oxidación fotoquímica y microbiológica del petróleo se producen simultáneamen-
te y pueden tener efectos sinérgicos. Sin embargo, la toxicidad de los productos inter-
medios, a veces superior a la de los productos de partida, puede también inhibir el
crecimiento bacteriano.
Estos procesos de biodegradación tienen lugar en escalas de tiempo de varios
meses o años y afectan de forma desigual a los distintos componentes del petróleo.
De las cuatro fracciones que componen el petróleo (alifática, aromática, resinas y
asfaltenos), la fracción alifática es la más fácilmente degradable y dentro de esta frac-
ción los n-alcanos son degradados mas rápidamente que los iso-alcanos, si bien la
velocidad disminuye al aumentar el número de átomos de carbono, probablemente
por la menor solubilidad de los compuestos.
Sigue en biodegradabilidad la fracción aromática, condicionada por el tamaño
molecular de los compuestos y el número y posición de los sustituyentes alquílicos.
Así, los hidrocarburos de dos y tres anillos, como el naftaleno y fenantreno, son fácil-
mente degradados, los de cuatro anillos como el criseno lo hacen con mayor dificul-
tad y los de más de cuatro anillos son particularmente recalcitrantes. Las resinas y
asfaltenos, en condiciones naturales, se degradan con mucha dificultad.
El potencial metabólico de las poblaciones microbianas en la degradación de
hidrocarburos está muy relacionado con el historial previo de la zona. Diversos estu-
dios han permitido comprobar la relación existente entre el nivel de la contaminación
por hidrocarburos y los porcentajes de las poblaciones microbianas degradadoras de
hidrocarburos, respecto a las poblaciones totales heterótrofas. En este sentido, en las
aguas de Galicia es de esperar que existan poblaciones microbianas adaptadas a la
presencia de este tipo de contaminantes, por los antecedentes de otros vertidos.
En el medio marino, y en condiciones favorables, los microorganismos pueden
degradar el 30-50% de un crudo, quedando el residuo más resistente. En el caso del
fuel del Prestige es evidente que nos encontramos ante un producto especialmente
refractario a la degradación, por su elevado contenido de fracciones aromáticas, resi-
nas y asfaltenos (un 78%). Ensayos de laboratorio, que conducen normalmente a una
degradación de un crudo de petróleo ligero del 50-80% al cabo de un mes, no llegan
al 12% con este tipo de productos.
En las muestras recogidas en el campo durante los meses siguientes al derrame,
no se empezaron a evidenciar los primeros indicios de biodegradación hasta transcu-
rridos cuatro meses. Sin embargo, un año después del vertido, aquella no había avan-
zado de modo significativo. Por el contrario, en el caso del vertido del Aegean Sea,
al cabo de un año se observaron ya perfiles de degradación muy importantes en los
sedimentos, debido a la naturaleza del producto, un crudo muy fluido, que se disper-
só en el medio y lo hizo más disponible al ataque bacteriano. El caso más sorpren-
dente fue el del accidente del pozo Ixtoc, en el Golfo de México (1979), que vertió
800.000 toneladas de crudo y, al cabo de un año, la contaminación era prácticamen-
te imperceptible en la región.
Una ilustración de los procesos de envejecimiento del petróleo en el mar se
muestra en la Figura 6, para el caso del Exxon Valdez, durante los primeros tres años
del vertido, al cabo de los cuales, como puede observarse, alrededor de un 15% del
crudo aún estaba impregnando el sedimento10.
Figura 8. Red de estaciones de muestreo para el seguimiento del vertido del Prestige. Se indican
los 13 lugares donde se efectuó el muestreo costero, así como los correspondientes al muestreo
de mejillón silvestre ( ). Los muestreos en la plataforma se indican con un signo (+).
•
general, fueron inferiores a los que cabía esperar por la cantidad de fuel vertido y en
comparación con otros accidentes. Esto fue debido, fundamentalmente, a las caracte-
rísticas físico-químicas del fuel derramado, cuya proporción de componentes solubles
en agua es mucho menor que en otros productos. Además, en prácticamente todas las
estaciones se detectaron disminuciones de las concentraciones de hasta 5-10 veces
entre las campañas de diciembre 2002 y febrero 2003.
Los sedimentos mostraron valores de hidrocarburos comprendidos entre 4 y 125
µg/kg eq. de fuel. Estos valores se encuentran dentro de los niveles que presentan zonas
relativamente alejadas de aportes antropogénicos. Su presencia fue mayor frente a las
rías de Pontevedra y A Coruña, tradicionalmente afectadas por aportes urbanos y portua-
rios. Las áreas próximas a Muxía y Finisterre mostraron también valores ligeramente por
encima de la media, pero en ninguna muestra se observó de forma clara la huella mole-
cular del fuel del Prestige, lo que viene a confirmar la escasa difusión del mismo en el
medio. Por el contrario, en el accidente del Aegean Sea, los sedimentos de la ría de A
Coruña aún contenían crudo, a 5 cm de profundidad, un año después del derrame6.
AGRADECIMIENTOS
REFERENCIAS
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p. 89.
2. L. Stake (ed) (2004). State of the World 2004. Worldwatch Institute, Washington, USA,
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16. Acción Especial «Evaluación del impacto en las comunidades y especies de interés
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http://otvm.uvigo.es/investigacion/aeus/aeu8/aeu.html
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19. IFREMER. http://www.suivi-erika.info/etudes/accueil.php
20. R.F. Lee, D.S. Page. Petroleum hydrocarbons and their effects in subtidal regions after
major oil spills, Mar. Pollut. Bull., 34, 928-940 (1997).
INTRODUCCIÓN
Es bien sabido que la vida en la tierra comenzó en el mar y todavía provee más del
95% de la biosfera; que el océano configura las condiciones y naturaleza del clima,
estabiliza la temperatura, genera la mayor parte del oxígeno atmosférico y en general
hace que la tierra sea hospitalaria para los frágiles humanos que respiramos aire. Sin
embargo, existe la curiosa convicción de que el mar es tan enorme que nada que poda-
mos hacer llegará a causar algún daño a su naturaleza básica. Como consecuencia, una
profunda y peligrosa complacencia nos atonta mientras destruimos el océano.
Principalmente a partir de finales de la Segunda Guerra Mundial, la creciente
expansión de las actividades humanas, sobre todo industriales, ha provocado profundas
alteraciones en los ambientes naturales terrestres, pero también en los marinos. El
impacto de los diferentes tipos de contaminación marina ha tenido como consecuencia
el empobrecimiento de los recursos, sobre todo de los naturales; la modificación de
amplios ambientes geológicos y de ecosistemas litorales; la introducción de especies
no autóctonas en diferentes regiones geográficas y la liberación de sustancias de dife-
rente naturaleza y toxicidad, capaces de producir transformaciones anormales en los
organismos y situaciones anómalas en el funcionamiento de los ecosistemas.
La degradación del medio marino puede deberse a una amplia variedad de fuen-
tes. Las fuentes terrestres representan el 70% de la contaminación marina, mientras que
las actividades del transporte marítimo y los vertidos en el mar representan el 10%.
AGENTES CONTAMINANTES
Aguas residuales
llegan a romperse. Los límites estandar para permitir el baño en todos los países de la
Unión Europea son de 100 coliformes fecales por 100 ml de agua de mar. La bandera
azul que otorga la Unión Europea a determinadas playas identificándolas como total-
mente aptas para el baño se basa, entre otros factores, en análisis de este tipo. Pero ade-
más, para la sanidad pública supone un problema mayor el consumo de productos pes-
queros de zonas sometidas a este tipo de contaminación. Entre estos productos los más
peligrosos son los moluscos bivalvos por ser filtradores. Por ello es totalmente nece-
sario su previa purificación antes de comercializarlos. La depuración de estos produc-
tos es obligatoria en España antes de su consumo en fresco.
Metales pesados
Compuestos organoclorados
Hidrocarburos poliaromáticos
yos productos de degradación, son aún más peligrosos que él mismo, el benzo(b)fluo-
ranteno, con una actividad carcinogénica media y el antraceno que se considera inacti-
vo. Corresponden además a compuestos que contienen en su molécula 5, 4 y 3 anillos
aromáticos respectivamente. Todos los tipos de petróleos son susceptibles de biodegra-
dación por bacterias y levaduras marinas, pero el proceso es bastante lento.
Las consecuencias de una contaminación por petróleo sobre las comunidades
marinas adquieren gran notoriedad cuando se trata de vertidos masivos. Los efectos
de esta clase de contaminantes son de dos tipos: en primer lugar los derivados de sus
propiedades físicas, que contribuyen a la formación de capas en la superficie que
impiden el paso de la luz, repercutiendo negativamente en la producción primaria
fotosintética; en segundo término, sus efectos tóxicos.
Tanto el fuel que se encuentra flotando en la superficie del océano como el que
se encuentra ya en la costa pueden causar, en las primeras semanas del derrame, la
muerte de organismos bentónicos (por asfixia) y de aves (hipotermia), que entren en
contacto directo con el producto. Algunos organismos bentónicos (p.ej. almejas, cara-
coles, etc.) pueden sobrevivir, pero acumularán en sus tejidos concentraciones impor-
tantes de hidrocarburos, que pueden ser transferidos a sus depredadores inmediatos.
Los organismos que viven en la columna de agua en la zona del vertido pueden
verse también afectados, al dispersarse y solubilizarse una fracción del fuel. La can-
tidad y toxicidad de esta fracción soluble varía con el tipo de fuel, si bien los orga-
nismos móviles (peces) tienden a alejarse del producto tóxico.
A corto-medio plazo, y dadas las características de persistencia de algunos de los
componentes del petróleo, se produce su acumulación en los órganos de la fauna
expuesta. Por su especial toxicidad y potencial carcinogénico los trabajos de vigilan-
cia (monitoring) se centran, entre otros, en la presencia de hidrocarburos aromáticos
policíclicos (PAHs).
La recuperación de las comunidades bentónicas destruidas es bastante lenta,
mientras que las planctónicas se recuperan con mayor rapidez. Son muy evidentes los
efectos en las aves y los pinnípedos, pero también en otros mamíferos marinos.
La contaminación marina también es causada por el transporte marítimo y las acti-
vidades marinas. Como resultado de operaciones habituales del transporte marítimo,
accidentes y descargas ilegales se vierten aproximadamente cada año en los océanos
600.000 toneladas de petróleo. Debido a su índole y alcance, el efecto ambiental de
las actividades de exploración y extracción de petróleo frente a las costas por lo gene-
ral representa una proporción bastante reducida de la contaminación marina.
Los organismos acuáticos pueden acumular HAPs del agua, sedimentos y ali-
mento. La bioconcentración de HAPs es muy variable según la especie (WHO 1998).
Las especies que no metabolizan HAPs o que lo hacen con dificultad, (algas, oligo-
quetos y moluscos) y los invertebrados más primitivos (protozoos, poríferos y cnida-
rios) acumulan concentraciones elevadas de HAPs lo cual repercute tanto sobre la
biología de estas especies como en la potencial toxicidad para su consumo para el ser
humano y sus depredadores naturales. Los organismos que metabolizan HAPs como
los peces y vertebrados superiores no los acumulan o lo hacen muy limitadamente.
Se ha demostrado una cierta biomagnificación de HAPs a través de la cadena trófica
El producto transportado por el Prestige era un fuel-oil pesado, del tipo M-100
(terminología rusa), Nº. 6 (terminología anglosajona) o Nº. 2 (terminología france-
sa). Se trata de un producto residual de destilación del petróleo, sometido a tratamien-
to térmico («visbreaking») y/o mezcla con algún destilado ligero («cutter stock»)
para reducir su viscosidad. La carta de transporte especifica una densidad de 992,1
kg/m3 a 15ºC (11,04º API) y una viscosidad de 615 cSt a 50ºC. Medidas efectuadas
por el CEDRE sobre una muestra de referencia indican 995 kg/m3 y 30.000 cSt a
15ºC. Ensayos encargados por el CCA con muestras tomadas en el pecio han deter-
minado que la densidad a 3º C y 350 atm.: 1.012 kg/m3 Su composición es: C, 85,8
%; H, 11,0%; S, 2,28 % y N, 0,69 %. Contiene un 22% de hidrocarburos saturados,
50% de hidrocarburos aromáticos y un 28% de resinas y asfaltenos. Se trata, de un
residuo de tipo naften-aromático. La concentración de los 16 hidrocarburos aromáti-
cos policíclicos (PAHs) prioritarios de la EPA. (Naftaleno, acenaftileno, acenafteno,
fluoreno, fenantreno, antraceno, fluoranteno, pireno, criseno, benz[a]antraceno,
benzo[b]fluoranteno, benzo[k]fluoranteno, benzo[a]pireno, dibenzo[ah]antraceno,
indeno[123-cd]pireno, benzo[ghi]perileno) es de 1.264 mg/kg, con un índice de toxi-
cidad equivalente de 49,7. La toxicidad equivalente se define como S (Indice de toxi-
cidad de cada PAH x Concentración en el fuel-oil). La carga de toxicidad equivalen-
te del fuel-oil del Erika era de 165,8. Forma fácilmente emulsiones en el mar, con
contenidos del 45-50% de agua. A los dos meses de permanencia en el mar, las pér-
En las plantas que crecen adyacentes a la costa (p. ej. dunas) se observa pérdida
de biodiversidad y reducción del tamaño de las poblaciones, así como fragmentación
de la cobertura, con desaparición incluso de especies del primer cinturón de playa.
En algunas zonas las actividades de limpieza y la apertura de pistas tuvieron un
impacto más negativo que el producido por el fuel. En la zona rocoso-intermareal se
encuentran también zonas desnudas debido a la acción de las hidrolimpiadoras.
En general los organismos de mayor tamaño que habitan las playas, presentan
pérdida de abundancia, biomasa y diversidad.
En la zona intermareal se ha observado una disminución del número de espe-
cies de macrofauna, abundancia y biomasa con respecto a estudios anteriores reali-
zados en las mismas áreas de muestreo, siendo el grupo de anélidos e insectos los más
afectados. Esto puede ser debido al efecto tóxico del fuel depositado en la zona supra-
litoral y a las labores de limpieza en las que se retiró el fuel junto con restos conta-
minados y los primeros centímetros de sedimento, eliminándose también las algas de
arribazón, hábitat típico de insectos, anfípodos de la familia Talitridae e isópodos de
la familia Tylidae.
En el estudio del sustrato sedimentario infralitoral, está presente una comuni-
dad faunística relativamente pobre en cuanto a densidad y variación específica. Esto
ha sido descrito en sedimentos similares en situaciones de normalidad en diversos
puntos de las costas gallegas y peninsulares.
Las poblaciones de las tres especies comerciales (percebe, mejillón y erizo) estu-
diadas se encuentran afectadas en diverso grado, y a distintos niveles, principalmen-
te de forma subletal en el caso de Mytilus edulis y de Pollicipes pollicipes. Experi-
mentos realizados en laboratorio demuestran que la respuesta inmune de mejillones
expuestos al vertido es inferior a la de los no expuestos.
El reclutamiento de la semilla de mejillón podría haberse visto reducido. En el
caso del erizo de mar, se ha constatado la desaparición casi total de ejemplares de
Paracentrotus lividus en áreas afectadas.
En general, los niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) en orga-
nismos son muy superiores en la zona intermareal con relación a la infralitoral y están
concentrados en los niveles más bajos de la cadena trófica (fundamentalmente herbí-
voros y suspensívoros).
Otro aspecto a señalar es que uno de los parámetros analizados, el factor de con-
dición, no parece reflejar cambios debidos al vertido del Prestige.
La confirmación de las tendencias observadas sobre el efecto del vertido sólo
será posible con un seguimiento durante los próximos años.
No hay que olvidar la gran variabilidad biológica de los recursos vivos marinos.
No es lo mismo estudiar especies sésiles (percebe, mejillón) que especies móviles,
entre las que a su vez cabe distinguir aquellas que efectúan desplazamientos relativa-
mente cortos (pulpo, nécora, centolla, erizos) de otras que recorren grandes distancias
(sardina, merluza). Tampoco es igual analizar lo que ha ocurrido en una especie pelá-
gica y en otra bentónica. Incluso dentro de las especies pertenecientes a un mismo eco-
sistema, hay que distinguir entre aquellas que tienen fases larvarias planctónicas y las
que carecen de ellas. Del mismo modo, no se puede equiparar el tratamiento de espe-
cies de vida breve (pulpo, calamar, sardina), al propio de otras cuya esperanza de vida
sobrepasa los cinco años (merluza, rape). Ni menos aún se puede mezclar el estudio
de especies cuya biomasa se renueva anualmente (cefalópodos), con el de otras cuya
estructura demográfica está constituida por individuos de varios grupos de edad.
Ni siquiera en un espacio tan reducido en términos relativos como el de Galicia,
con 1.150 kilómetros de costa, se puede estudiar el impacto en los recursos naturales
del Prestige sin tener en cuenta las diferencias entre distintas áreas. El vertido no fue
Figura 1. Dos aspectos de la costa del Parque Nacional de las Illas Cies en diciembre del año
2003 y en julio del año 2004.
Figura 2. Fuel en la playa de Cantareiras del Parque Nacional de las Illas Cies en diciembre del
año 2003 y aspecto de la misma en julio del año 2004.
homogéneo, hay zonas muy afectadas y otras sin apenas daño, por no incidir en que las
características oceanográficas y ecológicas varían considerablemente de un lugar a otro.
Las poblaciones de recursos vivos marinos muestran variaciones naturales de su
abundancia, generalmente ligadas a modificaciones en el éxito de su reclutamiento,
muy relacionadas a su vez con variaciones en las condiciones medioambientales, que
pueden ser favorables o desfavorables. Es por ello esencial tener en cuenta largas
series históricas de datos de capturas y esfuerzos pesqueros, que permitan distinguir
entre variaciones naturales y variaciones que pueden haber sido provocadas por cual-
quier agente contaminante.
Todo lo expuesto hasta ahora explica por qué un trabajo científico riguroso
requiere un gran número de datos fidedignos, así como tiempo y sosiego suficientes
para su elaboración, hasta conseguir resultados contrastados. Se comprende que esta
aparente parsimonia de la ciencia contraste con la exigencia de algunos sectores
sociales por tener resultados cuanto antes, pero la realidad en lo referente al estudio
de la dinámica de las poblaciones explotadas es así, y no de otra manera.
Esto no significa, ni mucho menos, que la ciencia se mantenga mientras tanto de
brazos cruzados. Entre las diferentes acciones puestas en marcha desde el CSIC para
comprender y disminuir el impacto negativo del accidente cabe destacar dos, por lo
que tienen de aplicación de conocimientos científicos, en apariencia de investigación
básica, a la resolución inmediata de problemas reales. Una de estas respuestas ha ser-
vido para identificar el origen de los vertidos en alta mar y conocer su potencial toxi-
cidad. La otra, está permitiendo finalizar el proceso de limpieza del vertido median-
te un método respetuoso con el medio ambiente, fomentando el crecimiento de
bacterias autóctonas que degradan el fuel.
Aegean Sea
Las investigaciones realizadas tras el vertido del Aegean Sea en las costas de A
Coruña mostraron una rápida acumulación de hidrocarburos aromáticos policíclicos
en los bivalvos, organismos filtradores, aunque esta acumulación es reversible, ya
que son excretados cuando la contaminación del medio desciende o desaparece. Sin
embargo estos hidrocarburos no se acumulan en vertebrados (peces, aves, etc.), que
son capaces de metabolizarlos y excretarlos. Los crustáceos tienen también un siste-
ma enzimático más eficiente que el de los bivalvos para metabolizar estos hidrocar-
buros y presentan menores niveles de acumulación. Sin embargo, en sus fases inicia-
les del desarrollo, estos organismos pueden ser proclives a experimentar efectos
tóxicos (peroxidación de lípidos, carcinogénesis, alteraciones del sistema inmune y
otras patologías).
Exxon Valdez
Diez años despues del derrame de petróleo del Exxon Valdez, es evidente que
muchas especies afectadas no se han recuperado totalmente. Sin embargo, es menos
evidente el papel que la contaminación causada por el petroleo vertido juega en la
dificultad que las poblaciones tienen para recuperarse. Estudios realizados tras el
accidente mostraron una menor viabilidad de huevos y malformaciones en larvas de
arenque de las zonas afectadas por el vertido. Se observó también una mayor inciden-
cia de enfermedades víricas, que junto con una disminución de la producción de
plancton, contribuyeron a una fuerte disminución de la población en los años siguien-
tes al vertido.
El Consejo Asesor (Trustee Council) creado para evaluar en el tiempo el impacto
del Exxon Valdez identificó 30 recursos o especies afectadas por el vertido. Dependien-
do de su situación diez años después se han clasificado en las siguientes categorías:
No se están recuperando. Son recursos que o no se han recuperado o no han
mostrado mejoría desde el vertido. Entre éstas se encuentran varias especies de cor-
moranes, patos, otras aves, la foca y el arenque del Pacifíco. Los daños a los habitats
que habitualmente utilizan estas especies así como la desaparición o disminución de
la abundacia de sus presas habituales han imposibilitado su recuperación.
Recuperándose. Son recursos que están alcanzando los niveles anterior al verti-
do. Entre estas se encuentran los sedimentos, varias especies de moluscos bivalvos
(almejas, mejillones), comunidades intermareales, la orca y la nutria marina.
Recuperados. Se ha alcanzado la situación anterior al vertido. La especies son
el águila americana, el ostrero negro, una especie de alca, la nutria de río, dos espe-
cies de salmón del Pacífico.
Recuperación desconocida. Los datos anteriores al vertido que existían sobre
estas especies no permiten establecer conclusiones. Entre éstas se encuentran algunos
peces, aves exclusivas de Alaska y las comunidades sublitorales. Por lo general son
especies poco abundantes y poco estudiadas.
Uso humano. Las actividades humanas que dependían de los recursos naturales
fueron dañadas por el vertido. En general se están recuperando sin haber alcanzado
su nivel anterior al vertido. Entre éstas se cuentan la pesca comercial, el turismo y la
subsistencia de las poblaciones litorales.
Muchos recursos todavía no se han recuperado totalmente del vertido. Las pobla-
ciones litorales que dependían de estos recursos se quejan de la escasez de los mismos
Figura 3. Fijación de juveniles de mejillón en el Parque Nacional de las Illas Cies en julio
del año 2004
y esta impresión ha sido corroborada por estudios científicos financiados por el Con-
sejo asesor (Trustee Council).
Ciertamente, no pueden extrapolarse estos resultados, y esperar el mismo tipo de
efectos en otras especies y escenarios; pero hay que tener en cuenta que huevos y
fases larvarias, independientemente de que sean pelágicas o bentónicas, son más sen-
sibles a la exposición a compuestos tóxicos, que los organismos adultos.
Finalmente, y en base a las investigaciones realizadas tras otros accidentes de
estas características, es preciso señalar que, a largo plazo, es extremadamente difícil
distinguir entre lo que son posibles efectos del vertido de los causados por la conta-
minación de distinto origen que ya sufren los ecosistemas marinos, o por otras alte-
raciones del hábitat litoral.
En la actualidad hay en marcha y financiadas tanto por fondos públicos como pri-
vados una serie de acciones encaminadas a acelerar la limpieza y la repoblación de
zonas del litoral afectadas por la contaminación del fuel oil del Prestige.
Entre los objetivos se cuentan:
Eliminar la contaminación por petróleo en una zona preestablecida del Parque
Nacional das Illas Atlánticas que incluya sustratos tanto rocosos como arenosos, y
recuperar la estructura de la comunidad biológica previa al accidente del Prestige.
Utilizar los resultados para definir un protocolo de actuación transferible a con-
tingencias semejantes y, si procede, iniciar la creación de un banco de especies petro-
leolíticas con utilidad real (no sólo la potencial demostrada en cultivos convenciona-
les de laboratorio) en tareas de biorremediación.
La acciones a realizar son:
Hidrolimpieza a presión y temperatura compatibles con la conservación de la
vida adherida al sustrato.
Biorremediación, o adición de fertilizantes que equilibren el exceso de carbono
aportado al medio por el petróleo, facilitando su degradación por la microbiota petro-
leolítica. Dicha microbiota puede limitarse a la que coloniza espontáneamente el
espacio afectado, o reforzarse con siembras procedentes de cultivos masivos prepa-
rados ad hoc con recursos muy simples. A su vez, el refuerzo puede contener única-
mente especies autóctonas o incluir alóctonas que cumplan las siguientes restriccio-
nes: 1) no modificadas genéticamente, 2) no fotosintéticas, 3) no parásitas, 4) no
productoras de esporas u otras formas de resistencia.
La biorremediación es aplicable a roquedos, así como a sustratos arenosos una
vez agotada la eficacia de los métodos de recogida. En este último caso es posible
que, aún aparentemente limpia, la arena contenga restos no detectables visualmente
de los hidrocarburos más persistentes (poliaromáticos), con efectos nocivos aún a
niveles sólo detectables por métodos analíticos finos.
Repoblación, que puede llevarse a cabo con dos diferentes objetivos:
Como variante de la biorremediación o en paralelo con ella, puede implicar la
dispersión de especies aptas para absorber los residuos de los métodos de hidrolava-
REFERENCIAS
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo ha sido parcialmente financiado por el Proyecto del MEC VEN-2003-
20068-C05-01.
A finales del año 2002 y durante todo el 2003 y 2004 se realizaron una serie de
campañas multidisciplinares a bordo de los B/O Cornide de Saavedra (IEO) y Viz-
conde de Eza (SGPM), en distintas épocas del año y que cubrieron una gran parte
de los fondos comprendidos entre los 30 y 500 m de profundidad. Se utilizaron
toda una serie de diferentes sistemas de muestreo dirigidos a obtener gran cantidad
de información y muestras biológicas para diferentes análisis en las fases inmedia-
tamente posteriores a la catástrofe y su posterior seguimiento en el tiempo.
En el tema que nos ocupa, las especies mas vulnerables son aquellas que tienen
una menor movilidad y en cuyo hábitat puede permanecer mas tiempo la presencia
de hidrocarburos y por tanto estar sometidos a efectos crónicos y a los procesos de
bioacumulación. Ello hace que las especies demersales y particularmente las bentó-
nicas exijan un mayor seguimiento de lo ocurrido en sus poblaciones con motivo de
la catástrofe del Prestige. Al mismo tiempo, los hidrocarburos tienen mayor afinidad
por los sedimentos con alto contenido en materia orgánica que por los fondos de
Figura 3. Diseño del muestreo de las campañas multidisciplinares para el estudio de las comuni-
dades de fondo de la plataforma continental de Galicia y mar Cantábrico.
mente estable en los últimos años. Este pez plano habita en fondos de fango y se ali-
menta de organismos detritívoros, lo que le hace ser un candidato potencial a recibir
impactos producidos por los hidrocarburos. La campaña de la serie histórica de otoño
posterior al Prestige mostró un notable descenso de la abundancia de esta especie,
muy por debajo de la variabilidad observada en los últimos 20 años, que no ha podi-
do ser explicada teniendo en cuenta únicamente los parámetros de su población. Al
mismo tiempo, se están realizando análisis sobre el grado de afectación de ejempla-
res capturados durante las campañas mediante el estudio de biomarcadores. Los pri-
meros resultados ofrecen evidencias de efectos provocados por el Prestige sobre los
peces analizados ya que existen correlaciones significativas entre los ejemplares mas
afectados y la presencia de fuel en el fondo.
La cigala se caracteriza por vivir en fondos fangosos y excavar madrigueras en
donde se refugia. Este comportamiento, junto con su bajo nivel trófico, la sitúan como
una especie muy vulnerable, con el agravante de que al ser un crustáceo cuenta con
menores mecanismos de detoxificación que los peces. Al igual que la merluza, la
población de la zona afectada por el Prestige se encuentra en unos niveles de biomasa
muy delicados que ha llevado a iniciar drásticas medidas en la gestión de su pesque-
ría, en un intento de recuperar la población a limites adecuados. Tanto las campañas
LA NOCIÓN DE BIORREMEDIACIÓN
LOS PSEUDOPROBLEMAS
ajena a nuestra plataforma, liberando a las aguas litorales su microbiota intestinal, pará-
sita o no; cuando se sabe que las emisiones de granjas y piscifactorías contienen abun-
dantes microorganismos, a menudo resistentes a los antibióticos que se añaden abusi-
vamente a los piensos, y cuando las últimas modas alimentarias diseminan generosas
cantidades de bacterias lácticas por todo tipo de medios.
Restringir el uso de organismos modificados genéticamente puede parecer otro
exceso cuando se trata simplemente de células con plásmidos supernumerarios. Des-
pués de todo, no parece que la difusión horizontal de la capacidad petroleolítica, que
como hemos dicho constituye una respuesta espontánea de la microbiota que habita
un espacio contaminado, represente mayor problema. Diferente, sin embargo, es el
caso de intervenciones en el mecanismo que dispara la transcripción de genes plas-
mídicos. Algunas características poco deseables, como ciertas capacidades infectivas
o la resistencia a antibióticos, se localizan también en plásmidos, por lo que la faci-
lidad de las bacterias para hibridar informaciones genéticas obliga sin duda a extre-
mar las cautelas en esta otra vertiente.
Con respecto a la segunda interrogante, debe decirse, en primer lugar, que la
eutrofización no es sino el exceso de nutrientes en un determinado hábitat, situación
que beneficia a los organismos (oportunistas, o estrategas de la r) capaces de una
inversión más eficiente de los recursos así disponibles en procesos de reproducción.
Puesto que existen organismos petroleolíticos, la contaminación con petróleo es ya
una eutrofización que los favorece y que, como ya vimos, no se resuelve en un rápi-
do consumo de los hidrocarburos a causa del desequilibrio nutricional de la situación.
Al corregir este desequilibrio, la fertilización no hace sino acelerar el proceso natu-
ral que, en cualquier caso, pone inevitablemente en marcha la presencia de petróleo,
transformando una eutrofización larga, desequilibrada e incontrolada, en una eutro-
fización equilibrada, controlada y más breve. Lo cual es deseable no sólo porque la
presencia de petróleo entorpece el uso normal del ecosistema, sino porque cuanto
más se acorte el periodo transitorio, más fácilmente puede lograrse la reconstitución
del hábitat, por recolonización natural desde las áreas vecinas, minimizando el ries-
go de deriva hacia otros posibles estados.
Sin duda el referente de este temor es la eutrofización debida al ingreso continuo
de efluentes domésticos e industriales en numerosos entornos, lo que, ciertamente,
constituye un serio problema ambiental. La fertilización biorreparadora, sin embar-
go, en absoluto puede asimilarse al caso de los efluentes, ya que se trata de un ingre-
so puntual, transitorio y muy moderado de materiales que, aun si migrasen a espacios
no afectados, serían rápidamente agotados. De hecho, las potenciales proliferaciones
de organismos fotosintéticos que suelen aducirse como objeción no han sido nunca
confirmadas.
Si hemos dedicado este apartado a lo que consideramos pseudoproblemas, no es
sólo porque éstos llenan el discurso mediático habitual en el contexto que sigue a los
accidentes. Es sobre todo porque las decisiones políticas –parece ocioso señalarlo– son
mucho más sensibles al ruído mediático que a los argumentos del conocimiento, lo que
entorpece y retrasa las respuestas racionales a la contingencia. Sin embargo, los proble-
mas reales de la biorreparación, aquellos que deberían de sopesarse para tomar decisiones
cuya envergadura económica las hace claramente políticas, son mucho más prosaicos
y se relacionan mucho más con la eficiencia del recurso y su balance de costos y bene-
ficios en diferentes condiciones concretas. Entrar en tales problemas reales exige algo
más de información, que discutiremos en los apartados subsiguientes.
El petróleo es, como se sabe, una mezcla de hidrocarburos (junto con algunos
análogos estructurales que contienen átomos de oxígeno, nitrógeno y azufre, funda-
mentalmente), cuya interacción con las entidades biológicas se comprende mejor si
antes definimos los extremos del estatus metabólico que cabe atribuir a las estructu-
ras moleculares.
En términos generales puede decirse que existen moléculas cuya arquitectura
facilita, cuando penetran en la célula, su ingreso en rutas de conversiones que acaban
por incorporar sus fragmentos a la estructura celular, o por degradarlos hasta formas
muy simples (al cabo agua y dióxido de carbono) con producción de energía. Tal es
el caso de materiales como los presentes en los alimentos, aptos para integrarse en la
dinámica del sistema receptor y por ello calificables de homoiobióticos. Otras arqui-
tecturas moleculares, sin embargo, se integran dificultosamente en aquella dinámica,
tendiendo a quedar marginadas de las principales rutas metabólicas. Así ocurre, por
ejemplo, con algunas estructuras lipófilas y poco reactivas, que se acumulan pasiva-
mente en compartimentos o tejidos ricos en lípidos, o con agentes como los alquilan-
tes, que dejan fragmentos extraños anclados covalentemente en los ácidos nucleicos.
Los compuestos con estos comportamientos se califican de xenobióticos.
La categoría de lo homoiobiótico se vincula, en esencia, a las arquitecturas mole-
culares que surgen en las suaves condiciones (medio acuoso, pH próximo a la neu-
tralidad, baja fuerza iónica, temperatura y presión moderadas, radiación de baja lon-
gitud de onda amortiguada) propias de la dinámica viviente. Las enzimas, que
permiten la síntesis de estructuras muy improbables en su ausencia, son las garantes
básicas de este principio de suavidad. Porque son muy vulnerables a condiciones
extremas y porque, en la formación o ruptura de enlaces químicos que implican altos
desniveles energéticos, acoplan reacciones de necesidades opuestas y, a menudo
organizadas en cadenas, reducen los desniveles a series de mansas cascadas, energé-
ticamente más eficientes. Por su parte, la categoría de lo xenobiótico se vincula a la
síntesis química que cabe llamar cultural, en condiciones que, lejos de las ambienta-
les, pueden generar estructuras moleculares poco probables en la química viviente.
La frontera entre lo homoio y lo xenobiótico es difusa y puede variar con la enti-
dad biológica considerada (las hay que degradan compuestos inatacables por otras) e
incluso las condiciones del entorno (hay compuestos que ciertos organismos sólo
degradan en presencia de otros tipos moleculares o cosustratos: cometabolismo). La
xenobiosis tampoco implica inactividad biológica (muchos fármacos son xenobióti-
cos), ni total inercia metabólica (a menudo la eliminación exige transformaciones
previas). La distinción, con todo, es pertinente entre otras razones por las peculiari-
dades de los procesos que actúan en uno y otro caso.
Las rutas metabólicas de los xenobióticos, que llevan a su eliminación directa si
son hidrófilos, tienden, si son lipófilos y no quedan retenidos por reparto o covalen-
cia, a dar carácter hidrosoluble a la molécula a través de mecanismos que suelen
actuar en dos etapas. Las enzimas que actúan en la primera –no sintética, o de fun-
cionalización– catalizan típicamente reacciones de oxidación (las mayoritarias: vivi-
mos en un planeta de atmósfera oxidante), reducción e hidrólisis. Los metabolitos así
producidos pueden pasar a vías de eliminación o acumulación, pero por lo común
ingresan en una segunda fase –sintética o de conjugación– donde la reacción con una
molécula endógena (ácido glucurónico, aminoácidos, glutatión, sulfatos orgánicos)
genera un conjugado, en general con un carácter ácido que facilita su eliminación en
forma hidrosoluble. Aún eliminado, el conjugado puede hidrolizarse en el medio, o
en un espacio orgánico distinto de aquel donde se formó, y quedar así accesible a un
nuevo proceso de absorción.
Las enzimas que actúan sobre los xenobióticos, y que suelen calificarse de fár-
maco-metabólicas, o EFM, en alusión al ámbito inicial de su estudio, presentan cier-
tas peculiaridades que sin duda responden a una sólida lógica funcional, pero algu-
nas de las cuales pueden articularse de modos problemáticos.
Una primera peculiaridad es su localización preferente en lo que podríamos lla-
mar fronteras metabólicas de la entidad biológica con su entorno: en general son enzi-
mas ligadas a la cara interna de la membrana celular (procariotas) o a los sistemas de
membranas del retículo endoplásmico liso (eucariotas). Como tal retículo constituye
lo que suele denominarse fracción microsómica en la rutina analítica de componen-
tes celulares, es frecuente hablar de las EFM como de enzimas microsómicas. El
carácter fronterizo, que puede verse como un aspecto de la compartimentación que
se da en toda célula entre espacios ana y catabólicos, tiene asimismo traducción en el
nivel pluricelular, y así el tubo digestivo o cuerpo graso (artrópodos), hepatopáncreas
(moluscos) e hígado (vertebrados) son sistemas especialmente ricos en estas enzimas.
En cualquier caso, por lo demás, son catalizadores esencialmente intracelulares, cuya
actividad queda gravemente mermada o destruída si se desorganizan los sistemas de
membranas a los que se asocian y que, por lo tanto, hacen difícil –o económicamen-
te inviable– pensar en preparados estables libres de células, similares a los que se
obtienen en el caso de numerosas enzimas extracelulares.
Dos peculiaridades adicionales de las EFM con importantes implicaciones son su
carácter inducible y su baja especificidad de sustrato. El carácter inducible significa
que la presencia de sus sustratos estimula su biosíntesis, ahorrándole así a la célula
un superávit superfluo de estructuras complejas. La baja especificidad es a menudo
consecuencia del carácter apolar de la interacción entre sustrato y centro activo (de
ahí que los disolventes apolares retiren a veces el sustrato del centro activo, lo que
explica, al menos en parte, la potenciación por el alcohol de los efectos de ciertas dro-
gas de estructura poco afín), y su lógica es asimismo clara, ya que una alta especifi-
cidad sería poco eficaz si la clave selectiva es la capacidad para transformar molécu-
las variadas, con estructuras imprevisibles, quizá alejadas de las que circulan en el
metabolismo ordinario. Además, ello permite un ahorro adicional si algunas enzimas
del metabolismo ordinario con papeles metabólicos que no requieren una alta espe-
cificidad pueden aprovecharse, en caso necesario, para actuar sobre moléculas intru-
sas. Lo cual es precisamente lo que sucede en muchas oxidaciones importantes, y
también en algunas hidrólisis y reducciones.
Existen xenobióticos que parecen burlar a las EFM, como algunos que ganan toxi-
cidad en la primera fase de su metabolismo (la oxidación potencia los efectos de muchos
plaguicidas órganofosforados, por ejemplo). Pero aun dejando aparte estos casos, la con-
junción en estas enzimas del carácter inducible y la baja especificidad puede tener con-
secuencias indirectas indeseables, cuando la respuesta a la presencia de una molécula
intrusa eleva los niveles de enzimas que actúan también sobre sustratos endógenos, des-
ajustando así balances metabólicos. De este modo, la propia respuesta detoxificante
puede constituir el principal efecto perturbador. Algunos de los graves problemas que los
insecticidas órganoclorados (DDT, lindano, heptacloro, aldrín, dieldrín…) causaron en
las aves, derivaron de la interferencia de las enzimas inducidas en el mecanismo de
depósito de calcio en la cáscara del huevo, así como en el metabolismo de los esteroides
endógenos, desacoplando la relación entre puesta y sucesión estacional.
Algunas EFM tienen interés como bioindicadores, ya que sus niveles o sus pro-
ductos típicos pueden ser indicios de presión tóxica en casos dudosos. Un ubicuo
bioindicador es el citocromo P-450, oxigenasa que actúa en el paso final de una cade-
na de transporte electrónico diferente de la respiratoria, tranfiriendo un átomo del O2
al sustrato y consumiendo el otro en la formación de agua (el diferente destino de los
dos átomos de O2 es la causa de que las enzimas de este tipo se califiquen de mono-
oxigenasas, u oxidasas de función mixta: OFM). Otros bioindicadores son varias
enzimas antioxidantes (que desactivan radicales debidos a la acción de las OFM),
otras responsables de las conjugaciones con glutatión, o los lípidos peroxidados por
los radicales que escapan a las enzimas antioxidantes. La noción de bioindicador, sin
embargo, debe tomarse con precaución y no tenerse por una suerte de señal amplifi-
cadora de una contaminación quizá no detectable por otros medios. Como acabamos
de señalar, los mecanismos de respuesta a los xenobióticos son, por su lógica funcio-
nal, poco específicos y de ningún modo ajenos a los estados intrínsecos del organis-
mo que los desencadena. Por lo que, cuando se utilizan en contexto ambiental, some-
tidos a la acción de otras muchas variables (especialmente la sucesión de estados
fisiológicos que se asocian al ciclo estacional), suelen traducir la interacción de todos
los factores que los afectan, a menudo difícilmente discernibles en condiciones obser-
vacionales, no controladas.
los lineales, ya que las enzimas de la oxidación beta quedan bloqueadas en los nudos,
requiriendo procesos adicionales para eliminar las ramas. De este modo, los efectos
evaporativos tienden a dejar constante el cociente heptadecano/pristano, en tanto que
la biodegradación tiende a reducirlo, proporcionando así un indicio de la acción bio-
lógica (lo mismo ocurre, por lo demás, con otro par: el octadecano y el fitano).
Otras arquitecturas moleculares resultan, sin embargo, mucho más recalcitrantes
que los alcanos y los hidrocarburos aromáticos sencillos, degradándose sólo muy len-
tamente y por rutas mal conocidas, que posiblemente requieren la presencia de cosus-
tratos carbonados o la interacción con factores abióticos, como la radiación ultravio-
leta. Los cicloalcanos, en especial los condensados, como los hopanos, son
notablemente estables, utilizándose a veces como elementos de contraste para los que
se suponen tasas de degradación despreciables a efectos prácticos. Algo parecido
ocurre con los HPA, donde la necesaria reiteración de las roturas anulares hace su
degradación muy lenta, en especial cuando se condensan más de tres anillos. Este
último caso resulta un tanto inquietante, ya que los HPA poseen propiedades carcino-
génicas y mutagénicas, y en su biodegradación pueden producirse metabolitos que,
sin perderlas, exhiben a veces una mayor bioaccesibilidad, o conjugados que –como
señalamos antes– vuelven a hidrolizarse en el medio, quedando disponibles para nue-
vos procesos de absorción.
Asfaltenos y resinas son todavía más estables. Los asfaltenos se descomponen sin
fusión por encina de los 300-400º C, produciendo una mezcla de compuestos voláti-
les y un residuo carbonoso. Su aromaticidad les permite reaccionar con el ácido sul-
fúrico, dando ácidos sulfónicos. Asimismo se admite que son sensibles a la fotooxi-
dación, con resultados poco definidos. Pero en condiciones ambientales su
degradación tiene lugar a tasas muy bajas, despreciables incluso comparadas con las
de los HPA. Su significado en tanto que contaminantes es, pues, ambiguo. Por una
parte sus propiedades de solubilidad, su pobre reactividad, su elevado tamaño mole-
cular y sus características estructurales hacen muy poco probable su acceso al medio
intracelular, por lo que sus efectos serían puramente físicos, como, por ejemplo, los
que imposibilitan el crecimiento de la hierba en una autopista. Pero lo cierto es que
también podrían considerarse como una fuente o reservorio de los ominosos HPA.
A continuación veremos brevemente, en el caso de un espacio litoral afectado por
el vertido del Prestige, cómo las propiedades de los hidrocarburos y las capacidades
microbióticas interactúan con las características de un entorno concreto y la compo-
sición de la formulación fertilizante aplicada, para producir una determinada dinámi-
ca biorreparadora.
Las condiciones en las que tuvo lugar el accidente del Prestige (noviembre de
2002, con mareas vivas y fuerte depresión atmosférica causante de un intenso mar de
fondo) llevaron el petróleo en muchas áreas costeras hasta niveles que el mar alcanza
sólo muy pocas veces al año y que se vieron así privados de la enérgica acción lim-
piadora del oleaje. Por otra parte, la carga del petrolero era un fuel pesado (hidrocar-
buros saturados: 30,5%; hidrocarburos aromáticos: 40,1%; resinas: 17,1%; asfalte-
nos: 12,3%), que se adhirió tenazmente a los sustratos rocosos, formando gruesas
capas de gran estabilidad. En estas circunstancias, una vez los procedimientos de
recogida manual o mecánica perdieron eficacia, se hizo necesario recurrir a métodos
de limpieza con agua a presión y, en áreas de difícil acceso, a tratamientos de biorre-
paración. Así, en febrero de 2003 dio comienzo en la isla de Sálvora (dentro del Par-
que Nacional das Illas Atlánticas de Galicia) el ensayo de diversas formulaciones bio-
rreparadoras sobre un roquedo supramareal muy afectado por el derrame.
nismos biológicos, no siendo representativa del proceso global. Tanto los elementos
lineales de cada par, como los ramificados, están lejos de ser los componentes más
estables de un petróleo, por lo que su desaparición en absoluto implica la eliminación
del problema. En estudios de laboratorio es común, como también se dijo, utilizar
hopanos como estándares internos con tasas de degradación prácticamente nulas,
comportamiento que asimismo puede atribuirse a la fracción de los asfaltenos. De
este modo, una relación como:
CUADRO 1: El índice Rt
Aceptando que, del fuel total (T), sólo la fracción desasfaltada (D) es degradable, manteniéndose
los asfaltenos por largo tiempo en su valor inicial (A0), puede definirse un índice normalizado Rt
(siendo t un subíndice temporal) que traduciría aceptablemente el progreso de la degradación:
[1]
Si, como es usual, se acepta que la degradación sigue, como media, una cinética de primer orden
con velocidad específicar, podemos escribir:
[2]
[3]
expresión utilizable, si disponemos de una serie de valores de Rt, para estimar la tasa de degradación
r, asi como la vida media (t 1/2), o tiempo necesario para que el valor inicial del índice (Rt=0=100)
descienda a la mitad. En efecto, haciendo Rt=50 en [3] y despejando t, se obtiene:
[4]
Tratamientos y resultados
Para eludir los dos tipos de problemas señalados, en los ensayos de Sálvora se
recurrió a dos expedientes: (1) Utilizar, para la cuantificación del proceso, paneles de
baldosas graníticas (figura 5) impregnadas con fuel del Prestige y situadas en el
entorno afectado. La mitad de las baldosas, pintadas a rodillo, recibieron cargas sólo
aproximadamente iguales de fuel, en la hipótesis de que el índice Rt es independien-
te de pequeñas diferencias en el nivel inicial. La otra mitad fue cargada con pesos
conocidos (3-4 g por baldosa) del mismo material. (2) Basar la evaluación en la carga
remanente, determinada en extractos exhaustivos de baldosas intratadas (control) y
sometidas a los diferentes tratamientos ensayados. La figura 6 resume el protocolo
de extracción y fracionamiento aplicado, que proporciona información complemen-
taria sobre componentes concretos del fuel.
Los tratamientos comenzaron en diferentes momentos a lo largo de febrero y
marzo de 2003, con un intervalo aproximado de un mes entre el inicio del primero y
el último. A fin de mantener niveles razonables de agentes biorreparadores sobre el
sustrato, las adiciones de nutrientes, microbiota o ambos se repitieron cada 15-25
días, o –en las formulaciones comerciales– siguiendo las especificaciones de los pro-
veedores. Los recursos ensayados fueron los siguientes:
A. Constituyó el tratamiento más simple. Implicó la adición de fertilizantes agrí-
colas convencionales (nitrato amónico, fosfato amónico y un complejo de oli-
goelementos y factores de crecimiento). Se aplicó en solución acuosa (~0,5
L/m2), de tal modo que, siendo F el fuel estimado por unidad de superficie, los
nutrientes esenciales se encontrasen en las siguientes proporciones:
N=F¥0,10; P=F¥0,04; Fe~4¥10-5. Además, para facitar la retención de los
agentes biorreparadores en la superficie tratada, la solución fertilizante se
suplementó con un 5% de sepiolita.
B. Como A, pero añadiendo un consorcio bacteriano (~1010 células/L) aislado de
una zona afectada a las tres semanas del accidente.
C. Como B, pero sustituyendo la sepiolita por bentonita y un 5% de fragmentos
vegetales.
D. Como C, pero en una formulación con un 10% de tensioactivos naturales.
E. Como C, pero añadiendo un inóculo comercial con tres cepas silvestres de
Pseudomonas putida.
F. Como A, pero con el inóculo de P. putida utilizado en E.
G. Como F, con un 5% de sepiolita.
H. Como A, pero sin sepiolita y añadiendo un consorcio bacteriano comercial, así
como un extracto vegetal con vitaminas y otros micronutrientes.
I. Como H, pero sustituyendo el consorcio comercial por otro análogo al utiliza-
do en B.
J. La formulación comercial S-200 (urea, un éster fosfórico y butoxi-etoxi-etanol
en emulsión de ácido oleico y agua). Dos aplicaciones de 340 mL/m2.
K. Como A, pero sin sepiolita y añadiendo un inóculo comercial con arqueobacterias
en un soporte arcilloso, y suplementos adicionales de urea, Cu, Mn, B y Mo.
Figura 6. Tratamiento de las baldosas y fraccionamiento de los extractos de fuel en los cuatro
grupos básicos de componentes (hidrocarburos alifáticos y cicloalcanos, hidrocarburos aromáti-
cos, resinas y asfaltenos). Los extractos crudos se obtienen manteniendo las baldosas en recipien-
tes cerrados de vidrio con diclorometano:metanol (2:1), 24 horas a 20ºC con agitación rotatoria.
Las vías redundantes (cromatografía en sílica-gel y reparto isooctano/dimetilsulfóxido/agua) se
aplican sólo a título confirmatorio. En los tratamientos con S-200, la saponificación de la frac-
ción desasfaltada es imprescindible para eliminar los restos de la formulación que la contaminan.
Figura 7. Fuel total remanente (% del nivel inicial) en baldosas sometidas a los diferentes trata-
mientos ensayados (o: control sin tratamiento), a los tiempos indicados. Las barras de error indi-
can intervalos de confianza (n=4; α=0.05).
Figura 8. Descenso del fuel total remanente (% del nivel inicial) en baldosas de control (0) y tra-
tadas con las tres formulaciones más eficaces (F, I y J) después del periodo inicial de 2-3 meses.
Las barras de error indican intervalos de confianza (n=3; α=0.05).
Figura 9. Aspecto de las baldosas de control y tratadas con las tres formulaciones más eficaces
después de 200 días. Los estados en que se muestran corresponden con buena aproximación a los
descritos cuantitativamente como puntos finales de la figura 8. Nótese la apariencia prácticamen-
te inalterada del control (las áreas más blancas que se aprecian en algunos casos son restos excre-
mentales de gaviota).
Figura 10. Efecto del tratamiento con S-200 sobre el espacio natural después de un periodo de
200 días.
Figura 11. Rocas de la costa de Baiona afectadas por el vertido del Polycommander, después de
un periodo de exposición de 33 años.
La ulterior evolución del fuel remanente en estos tres casos, durante un periodo cer-
cano a los 250 días, (figura 8) confirmó las tendencias detectadas en el periodo inicial,
reveló una aceleración del proceso durante el verano y puso de manifiesto definitiva-
mente una ventaja sustancial para el tratamiento J (la formulación oleosa S-200). Las
fotografías de la figura 9 muestran baldosas en estados correspondientes a los últimos
puntos de la figura 8, mientras la figura 10 ofrece un aspecto, en el mismo momento,
del espacio natural tratado con S-200. El proceso se encontraba ligeramente más atra-
sado en dicho espacio, debido a la permanencia de residuos de fuel en las concavida-
des de las rocas. Sin embargo, el estado general del área concordaba con los resultados
obtenidos en las baldosas. Como contraste ilustrador de las consecuencias de la inac-
ción, la figura 11 corresponde a una roca de la costa de Baiona afectada por el vertido
del Polycommander, después de 33 años de exposición a la intemperie. Es claro que los
líquenes desarrollados sobre la capa de petróleo envejecido sugieren su escasa toxici-
dad (estaríamos en un caso semejante al del asfalto de las autopistas), sin que en modo
alguno pueda decirse que la roca recuperó su estado previo a la llegada del petróleo. El
estado actual (a los dos años del accidente) de los roquedos afectados por el Prestige y
no sometidos a tratamiento hace suponer algo muy semejante para este caso.
La formulación S-200 fue, así, la finalmente seleccionada para aplicar a otras
áreas rocosas litorales de características similares a la tratada en la isla de Sálvora.
Aparte de sus efectos regeneradores del hábitat, se espera que estos trabajos propor-
cionen información adicional sobre la dinámica de la biorreparación, tanto desde el
punto de vista de la desaparición de las diferentes fracciones de fuel, como de los
aspectos microbiológicos implicados en la cinética del proceso.
Debe decirse que, si bien las campañas de 2004 y 2005 confirmaron las bases esta-
blecidas en 2003, la eficacia de dosis de S-200 equivalentes a las que en 2003 promo-
vieron los resultados descritos descendió entre un 30 y un 50%. Varios factores expli-
can este descenso, y dos parecen muy claros. En primer lugar, el trabajo en algunas
áreas con fuel en capas muy gruesas (en superficies experimentales se constató que
cando la carga inicial sube de 133 a 750 g.m–2, el fuel remanente a los 5 meses pasa del
18 al 60%). En segundo lugar el envejecimiento del fuel. En el laboratorio se constató
que la radiación UV eleva las proporciones de componentes que se adsorben a la síli-
ca-gel –y por lo tanto a los silicatos de los roquedos graníticos–, resistiendo la elución
con diclorometano:metanol (2:1). Por otra parte, tratamientos equivalentes en baldosas
impregnadas con fuel del Prestige conservado en el laboratorio (en recipientes cerra-
dos desde el momento do accidente), y recuperado de las rocas de la isla de Ons a fina-
les de 2004, pusieron de manifiesto la superior recalcitrancia del primero, con diferen-
cias significativas de un 14,4% en el fuel remanente después de 2 meses.
La eficacia de la biorreparación, pues, decae significativamente al envejecer el
fuel. Así –y aun no requiriendo estrictamente acciones urgentes en caso de acciden-
te– el recurso ofrece una ventana temporal de idoneidad. Los resultados obtenidos
con el fuel del Prestige indican un periodo de 3-6 meses como retardo tolerable para
un máximo de efectividad con S-200.
Desde el punto de vista microbiológico, puede asimismo adelantarse que las téc-
nicas de electroforesis en gel con gradiente de desnaturalización (DGGE) están
poniendo de manifiesto que la variación estacional de la microbiota en los roquedos
es más importante que la presencia o no de biorremedios, si bien un biorremedio ole-
El tipo de petróleo
Constituye sin duda el factor más obvio. Puesto que, como ya se ha visto, los
diferentes componentes del petróleo presentan muy diferentes estabilidades quími-
cas, es claro que un material con altas proporciones de HPA, resinas y asfaltenos
(como el fuel del Prestige) constituye un caso de tratamiento más difícil que otro con
una predominancia más acusada de alcanos (digamos como el crudo Brent que el
Aegean Sea vertió en 1992, algo más al norte en la misma costa).
La formulación biorreparadora
Los resultados de los ensayos de Sálvora descritos en el apartado precedente sugie-
ren con fuerza que, al menos en sustratos rocosos, el factor clave para el éxito de un tra-
tamiento biorreparador se encuentra en su capacidad para captar y retener microbiota
sobre las superficies contaminadas, mucho más que en la adición de biorrefuerzos. Esta
capacidad resultó escasa en las fertilizaciones en solución acuosa, incluso cuando inclu-
yeron materiales adsorbentes como arcilla, sepiolita, bentonita o fragmentos vegetales.
Sin embargo, la formulación oleosa mostró una buena aptitud para incorporarse a las
capas de fuel, retardar su endurecimiento y formar superficies que aumentan la bioac-
cesibilidad de los hidrocarburos y facilitan la captación de microbiota ambiental (véase
figura 12). Tal formulación resultó asimismo mucho menos sensible que las acuosas
tanto al lavado pluvial como a la desecación, proporcionando una ventaja adicional
frente a los preparados que incluyen biorrefuerzos. En efecto, en estos casos los sumis-
tradores suelen señalar la conveniencia de humectar suavemente el sustrato hasta dos
veces por semana, lo cual aumentaría las necesidades de recursos humanos hasta nive-
les poco viables en la práctica, pese a que una de las ventajas que se atribuyen a la bio-
rreparación es precisamente la sencillez de sus requerimientos.
El efecto dispersante que ejercen los vehículos oleosos suscitó, durante estos
ensayos, algunas alarmas que conviene discutir aquí. Ciertamente, la utilización de
dispersantes, tensioactivos y disolventes es una práctica reconocidamente errónea,
que ya ha creado graves problemas, cuando lo que se busca con ella es un efecto
Figura 12. Baldosas impregnadas con la misma cantidad de fuel del Prestige, después de de un
periodo de 20 días de exposición a la intemperie, en ausencia (izquierda) y presencia (centro) de
S-200. A la derecha, halos limpios que produce la conjunción de efectos degradativos y disper-
santes del S-200 en una roca ligeramente afectada después de 48 días.
Tal como ilustra la figura 12, la formulación oleosa contribuye a extender muy
lentamente el petróleo sobre las rocas. Las capas de fuel reducen así su espesor, ten-
diendo a crearse áreas periféricas más accesibles no sólo a la acción microbiana, sino
también a los agentes abióticos; estos últimos probablemente los principales responsables
de la desaparición o migración de los asfaltenos, en un estado finamente dividido y a
velocidad incluso inferior a la que promueve la acción del mar. Aunque el efecto dis-
persante de los tratamientos oleosos es, pues, ingrediente esencial de su acción bio-
rreparadora, la baja velocidad de dispersión, lo moderado del área que cubre y su aco-
plamiento a efectos degradativos lo aleja de la casuística tipica del uso de
dispersantes dirigido al rápido maquillaje ambiental.
Finalmente, es asimismo posible que los ácidos grasos presentes en la formula-
ción oleosa desempeñen un papel importante como cosustratos. Aunque más atrás se
tipificó la contaminación por petróleo como una sobrecarga del medio con carbono,
y la biorreparación como un equilibrado de la dieta, se indicó también que algunos
microorganismos sólo pueden degradar ciertos componentes del petróleo (como los
HPA con más de tres anillos condensados) en régimen cometabólico, lo cual –aunque
parezca un contrasentido– puede hacer conveniente la adición de más compuestos
carbonados. Las funciones esenciales que se esperan de un cosustrato son la de actuar
como inductor de enzimas útiles en la transformación del verdadero sustrato y la de
proporcionar energía aplicable al proceso. Así, dadas las características de las rutas
catabólicas de los hidrocarburos resumidas en la figura 4, los ácidos grasos represen-
tan en principio estructuras aptas para ambos papeles.
Inconvenientes
1.Implican un proceso lento.
2.Sólo son pertinentes como recurso de segunda instancia, o de acabado, cuan-
do los procedimientos de recogida mecánica pierden eficacia.
3.El biorrefuerzo parece sólo pertinente en aquellos sustratos, como los suelos
vegetales, que ya en condiciones normales presentan una rica actividad micro-
biótica. En aquellos otros que son hostiles a dicha actividad, como las playas
y los roquedos, el biorrefuerzo es ineficaz, o exigiría adiciones tan reiteradas,
que su preparación y aplicación a escala ambiental implicaría una relación
inaceptable entre costes y resultados.
4.La eficiencia del recurso no es algo garantizado de modo general, sino que exige
una consideración del tipo de petróleo, el entorno a tratar, la formulación fertili-
zante y el eventual biorrefuerzo. En general, puede decirse que la biorremedia-
ción es útil en entornos privados de la acción mecánica del oleaje, superflua en
aquellos lugares donde el batir del mar es intenso, y poco razonable en aguas
abiertas. Los casos en que es útil comprenden espacios terrestres supramareales
y espacios acuáticos de aguas tranquilas y poco intercambio. En la primera situa-
ción, si el espacio es rocoso el factor crítico es la capacidad de la formulación
fertilizante para incorporarse a las capas de petróleo y captar y retener microbio-
ta ambiental, lo que aconseja preparados oleosos y prescindir de biorrefuerzos.
Los preparados acuosos, en combinación con biorrefuerzos adecuados, pueden
ser útiles, sin embargo, en suelos vegetales o en espacios acuáticos con las carac-
terísticas indicadas.
5.Los recursos realmente efectivos –como muchos otros en contexto de sinies-
tro– pueden adquirir precios oportunistas.
Así pues, como cualquier otra técnica cuyos resultados dependen de varios fac-
tores, la biorreparación puede prestar servicios muy útiles, y puede también resultar
poco razonable, ociosa o económicamente inaceptable para quien toma las decisio-
nes (aunque de este tipo de costes no suele hablarse en los primeros momentos de un
accidente, acaban por ser más determinantes incluso de lo que debieran). Puesto que
en cualquier caso no se trata de un procedimiento de urgencia, sino básicamente de
un recurso aplicable cuando los métodos de recogida mecánica dejan de ser eficien-
tes, otra de sus ventajas es la de permitir una valoración meditada, al margen de los
fragores mediáticos e incluso precedida de breves ensayos –siempre en los espacios
reales a tratar y no necesariamente tan largos como los aquí descritos– que permitan
prever su eficacia sobre una base empírica.
AGRADECIMIENTOS
El Organismo Autónomo de Parques Nacionales prestó el soporte financiero para
los ensayos de Sálvora aquí resumidos, y en los que trabajaron entusiásticamente J.
Mirón, J.A. Vázquez y X. Fraguas. En el laboratorio fueron imprescindibles Mª P.
González, M.L. Cabo, J. Pintado, A. Menduíña, A. Durán y M. Nogueira. La Funda-
ción Abertis, Caixa Galicia y Alejandro Sanz están contribuyendo a la extensión de
las campañas de tratamiento y ensayo de técnicas mixtas desde junio de 2004.
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SITUACIÓN DE PARTIDA
A raíz del vertido producido por el petrolero Prestige, así como su hundimiento
a unas 150 millas marinas del complejo insular de las Islas Cíes (Parque Nacional
marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia) el Organismo Autónomo Par-
ques Nacionales puso en marcha un dispositivo especial al objeto de paliar sus posi-
bles efectos sobre el parque. A tal efecto se redactó, con fecha 18 de noviembre de
2002, un protocolo interno «Programa de actuaciones para la prevención de los efec-
tos de una posible incidencia de la catástrofe del Prestige sobre el Parque Nacional
de las Islas Atlánticas de Galicia». Con posterioridad, el protocolo fue ratificado en
su siguiente reunión por la Comisión Mixta de Gestión del Parque Nacional maríti-
mo-terrestre celebrada el día 5 de diciembre en la Consejería de Medio Ambiente de
la Xunta de Galicia en Santiago de Compostela.
A la vista de la evolución de las manchas de fuel, con fecha 1 de diciembre, se
inició un programa de vigilancia específica de la zona marítima del Parque Nacional,
en especial la zona occidental del archipiélago de Sálvora, al ser, según las informa-
ciones proporcionadas por la Consejería de Pesca y Asuntos Marítimos de la Xunta
Figura 2. Placa de fuel llegando a Ons (Foto: José María Pérez de Ayala)
Figura 3. Placa de fuel en Cantareira (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas de Galicia)
Figura 4. Cadena de trabajadores sacando residuos de fuel (Foto: José María Pérez de Ayala)
Figura 6. Voluntarios cribando en la playa de Figueiras (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas
de Galicia)
Figura 10. Aplicación de hidrolimpieza (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas de Galicia)
aplicar dicha técnica para limpiar las superficies del intermareal rocoso que aún que-
dan manchadas de fuel (aproximadamente unas dos hectáreas). Dicha aplicación, que
comenzó entre finales de diciembre, enero y principios de febrero, en función tipolo-
gía de las zonas.
Situación actual
Figura 16. Comparativa Costa da Cantadeira (Foto: José María Pérez de Ayala)
Figura 17. Comparativa Praia das Margaritas (Foto: José María Pérez de Ayala)
Figura 18. Detalle instalación de estabilización de aves petroleadas (Foto: Parque Nacional
Islas Atlánticas de Galicia)
Figura 19. Frailecillos petroleados (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas de Galicia)
Figura 20. Cormorán petroleado (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas de Galicia)
Figura 21. Ave petroleada (Foto: Parque Nacional Islas Atlánticas de Galicia)
Reflexiones finales
EL PROYECTO 2003
La propuesta técnica de Repsol YPF para el verano del 2003 incluía los siguien-
tes puntos fundamentales:
– Sellado de todas las fugas existentes, confinando el fuel en el propio buque.
– Medida de niveles y volúmenes del fuel contenido en los tanques
– Realización de pruebas piloto de extracción del fuel, mediante recolección en
bolsas lanzadera, que por diferencia de densidad, ascenderían a la superficie.
– Como medida alternativa se planteó el desarrollo de la ingeniería básica para
el diseño, fabricación e instalación de un nuevo concepto de confinamiento:
una «Marquesina» removible, accesible por robots, capaz de retener todo el
fuel contenido en el buque y equipada con una cámara para su extracción.
Estos objetivos requerían tareas como el desarrollo de robots capaces de operar
a 4000 m de profundidad, la adquisición de datos del barco, del fuel y del medio, la
caracterización geológica y geotécnica del fondo marino, el análisis y simulación de
las propiedades del fuel en condiciones de fondo y el estudio de la integridad y esta-
bilidad del pecio.
Ninguna de las acciones presentadas anteriormente había sido jamás intentada en
buques hundidos, ni siquiera en profundidades muy inferiores, existiendo hasta ese
momento experiencia con robots de trabajo sólo hasta los 2500 m bajo la superficie
del mar.
El 24 de abril se firmó el convenio entre la Administración Española y Repsol
YPF para la ejecución del Plan de Acción propuesto.
Repsol YPF seleccionó a la compañía Sonsub como principal contratista del pro-
yecto. Se adaptaron cuatro robots capaces de operar a 4000 metros de profundidad y
se contrató el buque Polar Prince, capaz de contener los cuatro robots y dotado de
sistemas de posicionamiento dinámico.
ROBOTS
Mientras tanto, en la localidad escocesa de Aberdeen, expertos de Repsol YPF
estudiaron la adaptación de herramientas de medida de niveles de fluido en pozos
petroleros, para su posterior utilización en la medición de la cantidad de fuel existen-
te en el Prestige.
El Polar Prince llegó a la vertical del Prestige el día 4 de julio, y en pocos días
los cuatro robots probaron su capacidad de trabajo a 4000 m bajo el nivel del mar.
Las fugas fueron localizadas, numeradas, cuantificadas y finalmente selladas.
Una vez concluida esta operación de sellado, las fugas pueden considerarse de
mínimas a nulas, con un caudal total inferior a 10 litros/día, tanto en la proa como en
la popa. Cabe recordar que la situación inicial fue cuantificada en 700 litros/día.
Para la medida de los niveles y cantidades de fuel existentes en los tanques del
Prestige, se empleó una herramienta llamada «Neutrón Térmico», utilizada en los
sondeos de exploración de hidrocarburos y especialmente modificada con el fin de
poder ser manipulada por los robots en el mar. Mediante estos trabajos se comprobó
la existencia de 13.100 toneladas en la proa y de 700 en la popa.
Las técnicas utilizadas en el sellado de fugas y en la medición de niveles y volú-
menes de fuel, son pioneras en cuanto a
su aplicación en tanques de barcos hun-
didos a gran profundidad, y representan
un importante avance tecnológico.
Posteriormente siguieron trabajos
de batimetría de precisión, obteniéndose
imágenes de alta definición de la ubica-
ción del buque hundido, se realizaron
pruebas de penetración en el fondo Figura 2. Buque Polar Prince dotado de
sistema de posicionamiento dinámico y
marino y se tomaron testigos útiles para capaz de operar hasta cuatro ROV’s
los estudios geológicos y geotécnicos simultáneamente
del entorno.
Después del éxito de la prueba piloto descrita anteriormente Repsol YPF realizó
un análisis exhaustivo de la misma con objeto de proponer el proyecto final de extrac-
ción a la Administración española.
Este análisis se realizó durante los meses de octubre y noviembre con las siguien-
tes conclusiones:
– Las operaciones submarinas realizadas sobre el pecio habían sido un éxito
debido a la alta calidad de los robots, la excelente visibilidad y la ausencia de
corrientes.
– El ascenso y descenso de las lanzaderas tampoco presentó problema alguno y
se realizaron en tiempos cortos: 3-4 horas y con seguridad total.
– Sin embargo el manejo de las lanzaderas en superficie y su traslado al buque
Enterprise se revelaba como una maniobra muy dependiente de las condicio-
nes mete oceanográficas.
Este sistema, denominado flujo anular, consiste en colocar una bomba de despla-
zamiento positivo con unos inyectores perimetrales en los que puede inyectarse
gasoil o agua. El flujo se establece manteniéndose el fuel rodeado por una película
de agua o gasóleo que impiden su rozamiento con las paredes de la tubería. El fuel
de alta viscosidad avanza en forma continua como un cilindro plástico en el interior
del anular así creado.
En la refinería de Repsol YPF en La Coruña se fabricó un sintético que presen-
taba las mismas características de viscosidad y adherencia del fuel. Las pruebas de
flujo anular fueron un éxito y se alcanzaron caudales de 60 a 80 m3/hora con longitu-
des de tubería de 60 m y hasta 20 m de desnivel. Se había resuelto así de forma satis-
factoria un nuevo reto técnico.
Por último se completó un plan de contingencias y plan de emergencia para el pro-
yecto conforme a los estándares más exigentes de la industria petrolera; se contrató,
de nuevo, el buque Polar Prince, de la compañía Sonsub, con tres robots Innovator y
el buque tanque Odín de la compañía Statoil con un robot Triton para aguas someras.
JOAQUIN TINTORÉ
Director del IMEDEA (CSIC-UIB)
C/ Miquel Marqués, 21
E-07190 Esporles (Mallorca)
Tel: +34 971 61 17 16 - Fax: +34 971 61 17 61
email: [email protected]
FIZ F. PEREZ
Profesor de Investigación (Research Professor)
Departamento de Oceanografia
Instituto Investigaciones Marinas (CSIC)
Eduardo Cabello 6, E36208 VIGO (SPAIN)
Tel: +34 986 231930 Ext 360 - Fax: +34 986 292762
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J. ALBAIGÉS
Department of Environmental Chemistry
CID-CSIC
Jordi Girona Salgado, 18-26
08034-Barcelona (Spain)
Tel: +34 93 4006152 - Fax: +34 93 2045904
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ANTONIO FIGUERAS
Instituto Investigaciones Marinas. CSIC.
Eduardo Cabello, 6
36208 Vigo (Spain)
Phone (Direct line): +34 986 21 44 62
Phone: +34 986 23 19 30 - Fax: +34 986 29 27 62
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