Del Rentismo Al Socialismo Comunal Bolivariano PDF
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Del Rentismo Al Socialismo Comunal Bolivariano PDF
al socialismo comunal
bolivariano
Ensayos reunidos
© Fundación Editorial El perro y la rana, 2017 (digital)
© Mario Sanoja Obediente / Iraida Vargas-Arenas
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Edición
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Del rentismo
al socialismo comunal
bolivariano
Ensayos reunidos
Prólogo
Pasqualina Curcio
NOTA EDITORIAL
9
A la memoria del maestro, amigo y camarada
Federico Brito Figueroa
... los cambios estructurales consecuencia del movimiento
de liberación nacional con una perspectiva socialista serán
necesariamente más profundos. Sí, Venezuela volverá a desempeñar
una función históricamente continental. No es un sueño,
es una posibilidad real.
Federico Brito Figueroa
Historia económica y social de Venezuela. Tomo III: 1933-1984
PRESENTACIÓN
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Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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pRESENTACIÓN
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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pRESENTACIÓN
espiritual que nos permita superar los vicios, que aún no terminan
de morir, del viejo modelo de sociedad capitalista” y de “la irrupción
definitiva del nuevo Estado Social y Democrático, de Derecho y de
Justicia, mediante la consolidación y expansión del Poder Popular
y el autogobierno en poblaciones y territorios específicos confor-
mados como comunas”.
En estos tiempos decisivos para la Revolución Bolivariana, y
ante la imperiosa necesidad de transitar del modelo rentista pe-
trolero capitalista al modelo económico productivo socialista, la
obra de Iraida Vargas-Arenas y Mario Sanoja Obediente, titulada
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano, constituye una
pieza fundamental y de obligatoria lectura para la comprensión
del proceso que actualmente estamos viviendo.
Esta obra es el resultado de un esfuerzo de sistematización ri-
gurosa para mostrar lo que desde el año 2013 ocurre en Venezuela.
Los autores basan el análisis en las causas originarias, por lo que
este trabajo nos pasea por una fascinante revisión de la historia eco-
nómica de Venezuela desde el siglo xviii. Muestran los autores que
actualmente el pueblo venezolano está viviendo una fase crítica,
la cual entienden como el tránsito entre la fase final del rentismo
petrolero y el socialismo comunal bolivariano.
Los ensayos aquí compilados, escritos de manera sencilla y
didáctica, contribuyen a la descolonización del imaginario de la
revolución, el cual ha sido deformado por la ofensiva mediática
y cultural. Reconocen Vargas-Arenas y Sanoja la necesidad de la
formación ideológica de cuadros para asumir esa crucial tarea de
fundar la sociedad socialista comunal. Resaltan la necesidad de la
revolución cultural.
Para transitar del modelo rentista petrolero capitalista al modelo
económico productivo socialista es imperativo, en palabras de los
autores: “formar y consolidar primero en los colectivos sociales su
subjetividad, incorporar la solidaridad, la fidelidad, la conciencia
social revolucionaria y el deber social de que el socialismo comu-
nal es necesario; que la pobreza, la desigualdad y la injusticia social
son una condición histórica derivada del capitalismo, que el capi-
talismo neoliberal solo sobrevive en la medida que pueda potenciar
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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primera PARTE
Análisis crítico de la coyuntura
I. Introducción
1
Descolonizar el imaginario revolucionario
El recuento analítico que presentamos sobre la actual fase críti-
ca de la historia venezolana está marcado por nuestra visión –con
base en la historia– de la que podría ser la fase final del rentismo
venezolano; es un intento de establecer un análisis teórico metodo-
lógico de lo que para nosotros es el desarrollo del socialismo comu-
nal bolivariano, posible conclusión de este proceso histórico que
podría resolverse con el final de la sociedad rentista.
La burguesía venezolana, tanto la colonial como la neocolonial,
basaron su proceso de acumulación originaria de capitales desde el
siglo xvi, primero en la apropiación de productos naturales y, pos-
teriormente, en la producción de materias primas de origen vegetal
o animal para su exportación y distribución en otros países. Como
demuestra el registro arqueológico que nos permitió rescatar ma-
teriales de la vida cotidiana de la burguesía caraqueña de los siglos
xviii y xix, la ganancia obtenida en las transacciones comerciales se
2
Hemos sistematizado en esta primera parte de la presente pu-
blicación, diversos ensayos, algunos redactados mensualmente
y ya publicados como notas de prensa en Question Digital, en los
3
La metódica que tratamos de desarrollar como instrumento de
análisis la llamamos histórico-coyuntural; está inspirada en el mé-
todo de la historia regresiva, la longue duree desarrollado por Marc
Bloch a través de la Escuela de los Anales que significaba: partir del
presente para remontarse lo más lejos posible en el pasado4. La larga
4
Para darle un alto a las acciones vandálicas de la contrarrevolu-
ción venezolana es necesario descolonizar la subjetividad de las y
los venezolanos a fin de lograr que los cambios en la base material,
fundamentalmente los que han sido socialmente posibles de lograr
en las relaciones sociales de producción y en las relaciones repro-
ductivas que se manifiestan en la vida cotidiana de los sujetos so-
ciales, se consoliden con cambios correspondientes en las formas
ideológicas, en la superestructura jurídica y política que se expre-
san culturalmente, cambios que manifiestan la relación de la cuali-
dad y la cantidad. Todo ello se concretará –creemos– en un nuevo
tiempo histórico, por lo cual, cuando tal cosa ocurra, estaremos en
presencia de un cambio verdaderamente revolucionario.
El proceso histórico que puso en marcha en 1998 el Comandante
Chávez, la Revolución Bolivariana, dio inicio en Venezuela a ciertos
cambios en la estructura misma, en el sistema de relaciones socia-
les. Para poder culminar ese proceso histórico era y es necesario
subvertir las relaciones de poder que han caracterizado y otorgado
su fuerza al Estado liberal burgués. Para tal fin era y es histórica-
mente necesario que los hombres y mujeres que conforman el su-
jeto revolucionario venezolano tomen conciencia de ese conflicto
que se expresa como la lucha de clases, para combatirlo, dirimirlo y
triunfar tal como lo estableció el Comandante Chávez.
Por múltiples razones, el necesario desarrollo histórico del pro-
ceso revolucionario bolivariano perdió momento, velocidad hacia
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primera parte Análisis crítico de la coyuntura
5
Una de las consecuencias de la pérdida de momento, de velo-
cidad de transformación ocurrida en el proceso, es la presencia de
una falsa conciencia que apareció en algunos sectores de la Revo-
lución Bolivariana. La falsa conciencia no es solo privativa de los
sectores populares dominados que hacen suya la ideología de la
clase que los domina, sino también de aquellos sectores que, si bien
dicen defender las ideas revolucionarias, al mismo tiempo le apues-
tan su “billetico de lotería” a la praxis contrarrevolucionaria de la
burguesía.
6
Curiosidad de la dialéctica: cuando el gobierno bolivariano ya
había comenzado a “tomarle la medida a la urna” donde se habría de
enterrar la momia de la burguesía mercantil parasitaria venezolana,
esta desata una sangrienta ofensiva terrorista liderada localmente
por el neofascista Leopoldo López, pero teledirigida por el imperio
norteamericano vía la mano negra de Álvaro Uribe Vélez, actuando
como jerarca de la oligarquía colombiana y del ejército de contratis-
tas paramilitares colombianos.
La ofensiva terrorista en Venezuela tiene como sujeto actuante
un grupo de varios miles de criminales fanatizados a través del odio,
el racismo y la intolerancia, supuestos estudiantes protestatarios
que actúan cual la punta de aquella lanza que era el viejo símbolo
fálico del partido Copei. El objetivo no confesado de tales bandas
terroristas es desestructurar las instituciones del viejo Estado libe-
ral burgués que aún se conservan, pero sin destruirlo totalmente
para poder colocar en su cúpula un gobierno de ultraderecha que,
con el apoyo irrestricto del gobierno norteamericano y de la dere-
cha internacional, entierre la Revolución Bolivariana y le devuel-
va a las transnacionales gringas y europeas el control absoluto de
las inmensas reservas petroleras, gasíferas y auríferas que posee
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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La bestial ofensiva mediática, cultural y económica desatada
por el imperio norteamericano contra nuestro país ha profundizado
los cambios sociales ocurridos desde la aparición de la Revolución
Bolivariana en la conciencia social del sujeto chavista, evidencia-
dos en las multitudinarias marchas en apoyo a la revolución que
se han efectuado en los últimos años en diversos estados del país.
Dichos cambios revelan que está en marcha una reestructuración
de los actores y sujetos sociales que conforman el sujeto revolucio-
nario venezolano, unida a una toma de conciencia sobre la lucha
de clases que hasta ahora había estado enmascarada por conflictos
políticos aparentemente subalternos. Las enormes concentraciones
humanas convocadas por el Partido Socialista Unido de Venezuela
expresan claramente tanto el surgimiento de un nuevo liderazgo
revolucionario como la consolidación del carácter cívico-militar
del Socialismo del Siglo xxi, inicio de la conformación de un nuevo
bloque histórico dominante en la Revolución Bolivariana.
8
La revolución solo triunfará plenamente cuando al fin nazca la
sociedad nueva. La ola de barbarie terrorista, sabiamente contenida
y canalizada –hasta ahora– por el gobierno cívico militar que dirige
el Presidente Nicolás Maduro, está contribuyendo a la destrucción
del viejo régimen liberal burgués instaurado en 1830 y a acelerar los
dolores del parto que alumbrará el nacimiento de una sociedad nue-
va. Los partidos políticos de la derecha que defienden el statu quo de
ese régimen burgués desfalleciente están prácticamente disgrega-
dos; disociados psicóticamente de la realidad venezolana, huérfa-
nos de un verdadero proyecto de país, su liderazgo está desbordado
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primera parte Análisis crítico de la coyuntura
9
Descolonización del imaginario revolucionario
Se nos argumentará que todavía es muy temprano para estable-
cer conclusiones definitivas, pero es preciso asentar que la gente de
nuestra generación está actuando como testigo de excepción, como
científicos y científicas sociales y trabajadores y trabajadoras inte-
lectuales que hemos estudiado y analizado miles de años de historia
venezolana y, al mismo tiempo, hemos vivido intensa y participati-
vamente las 7 u 8 últimas décadas de la historia contemporánea del
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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ii. Bases históricas de la tradición socialista
venezolana
1
El Estado colonial y su proyección nacional
La crítica histórica, según Brito Figueroa1 no es un instrumen-
to de investigación neutro, divorciado de las pasiones, intereses e
ideas que impulsan las contradicciones sociales. La historia es un
instrumento científico manejado por mujeres y hombres con una
metodología especial para estudiar los procesos que se hunden en
las raíces de la sociedad, en la lucha de clases y en las ideologías
dominantes que determinan las conciencias individuales o colec-
tivas. La llamada objetividad científica reside no en no tomar par-
tido, sino en analizar críticamente la realidad social sin falsear sus
contenidos.
La construcción de un modo de vida socialista, si bien se apoya
en las teorías sustantivas formuladas por los clásicos del marxismo,
es un proceso que debe dar respuesta a las condiciones sociohistó-
ricas concretas de cada sociedad. En nuestro caso, la elaboración de
una teoría particular sobre el socialismo venezolano debe asumir
como requisito necesario conocer y estudiar la historia social del
país, las experiencias de vida de los colectivos humanos en el pasa-
do y el presente.
2
Aquellas condiciones geohistóricas sirvieron de marco de re-
ferencia al mestizaje inicial de indígenas, conquistadores y colo-
nizadores iberos con el contingente de negras y negros africanos
esclavizados y vendidos como mercancía en Venezuela. Esta sim-
biosis genética, étnica y cultural dio origen a una población de
mayoría mestiza que para el siglo xviii conformaba el 90%4 de la po-
blación total de la Capitanía General de Venezuela. Por esas razo-
nes, ni la nación burguesa venezolana ni el Estado nacional que se
decretó el 5 de julio de 1811, reprodujeron el Estado metropolitano
español; por el contrario, se expresó como una realidad social con-
creta, totalmente diferente y antagónica a la metrópoli colonial.
Desde el siglo xvi hasta el presente, las diferentes ordenanzas y
códigos de minas y las sucesivas constituciones republicanas es-
tablecieron y sancionaron que las riquezas del subsuelo son pro-
piedad del Estado, así como también grandes extensiones de ejidos
y tierras baldías, sentando la tradición de un Estado fuerte, dueño
legal de todas las riquezas del subsuelo. Su expresión más antigua
fue el Estado colonial representado en la provincia de Caracas,
3
Posteriormente, la historia social de los siglos xix y xx venezo-
lanos nos muestran cómo la Guerra Larga o Guerra Federal (1859-
1863) liderada por Ezequiel Zamora para acabar con la desigualdad
social, verdadera revolución que planteaba liquidar todas las formas
4
El Estado Nacional Moderno
Durante el siglo xix, como consecuencia de la prolongada y des-
tructiva Guerra de Independencia, tanto las instituciones sociales,
políticas y económicas coloniales como las que había creado a partir
de 1830 la naciente burguesía republicana, se hallaban fragmenta-
das en diversos grupos regionales o provinciales, particularmente
los caraqueños de la región centro-norte del país, que pugnaban sin
éxito por imponer su hegemonía a la totalidad de las otras. Esta bur-
guesía tenía un carácter heterogéneo donde convivían los sobrevi-
vientes de la antigua clase mantuana con aventureros intelectuales
de toda calaña, la cual desarrolló un modo primitivo de acumulación
de capitales basado en la usura y la especulación comercial, activi-
dades parasitarias y no productivas que se han mantenido hasta el
presente. Debido a la heterogeneidad étnica, cultural, económica
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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A partir de inicios del siglo xx, la importancia creciente que co-
menzó a tomar la industria petrolera en la vida económica y social
venezolana determinó el establecimiento de nuevas relaciones neo-
coloniales económicas y políticas con el sistema capitalista mundial
y, particularmente, con Estados Unidos. Ello tuvo como resultado
la consolidación hegemónica del sector de la burguesía comercial
asentada en el centro-norte de Venezuela. Una consecuencia im-
portante fue la disolución definitiva del sistema socioeconómico
y cultural basado en el latifundio, apoyado en relaciones sociales
de producción esclavistas o serviles heredado de la sociedad colo-
nial, seguida por una penetración sustancial del capital foráneo en
la nueva economía venezolana. Este proceso tuvo como finalidad
modernizar la sociedad venezolana para que sirviese incondicio-
nalmente a los intereses del imperialismo angloamericano.
El objetivo central de la burguesía comercial y usurera asentada
en el centro-norte de Venezuela, territorio equivalente grosso modo
al de la antigua provincia de Caracas, era llegar a constituir un blo-
que hegemónico que pudiese eventualmente asumir el control po-
lítico, ideológico y económico de toda la nación venezolana con el
apoyo político de las transnacionales petroleras estadounidenses
e inglesas. Las mismas habían actuado como protectoras de la lar-
ga y sangrienta dictadura de Juan Vicente Gómez, bajo la cual se
consolidó el Estado nacional, moderno y fuertemente centraliza-
do12 . Como contraprestación a dicho apoyo, la burguesía y poste-
riormente también los partidos políticos reformistas aceptaron ser
6
Hasta 1948 el programa político de Acción Democrática se pro-
ponía objetivos transformadores, algunos de los cuales habían sido
banderas de la Revolución Federal Zamorana tales como democra-
tizar las instituciones y procedimientos políticos nacionales e ini-
ciar la reforma agraria, así como también lograr la nacionalización
de la industria petrolera y propiciar un programa de industrializa-
ción que permitiese la sustitución de importaciones.
Parte de dichos objetivos comenzaron a ser desarrollados du-
rante la dictadura de la junta militar y luego la de Marcos Pérez
Jiménez entre 1948 y 1958, particularmente la creación de las em-
presas básicas de Guayana –hierro y acero–. El régimen puntofijista
que asumió el poder a partir de la caída del gobierno militar en 1958,
continuó sosteniendo demagógicamente aquellos lineamientos
hasta 1989 cuando, bajo el segundo mandato de Carlos Andrés
Pérez quisieron imponer el programa neoliberal del FMI destinado a
desmantelar el Estado nacional venezolano, el cual fue continuado
por el gobierno de Rafael Caldera hasta 1998.
La mayoría del pueblo venezolano junto con la Fuerza Armada
manifestó su oposición contra el programa neoliberal de la burgue-
sía. Primero, en 1989, ocurrió la insurrección popular denominada
el Caracazo, reprimida a sangre y fuego con un costo en vidas hu-
manas que se estima en más de seis mil muertos, miles de heridos y
miles de desaparecidos. Luego, en 1992, la rebelión militar liderada
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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Socialismo y cuestión nacional
El actual socialismo comunal bolivariano está inspirado en mi-
lenarias tradiciones comunitarias que han persistido en el seno de
la sociedad bolivariana a pesar de la imposición violenta del sis-
tema capitalista que trajo consigo la invasión europea al territorio
en 1498. Su fuerza se apoya en el Poder Popular Constituyente y el
papel que deben jugar en la experiencia revolucionaria los consejos
comunales y las comunas en cuanto proceso creativo de autoor-
ganización popular –enraizado en las tradiciones de organización
comunal– a partir de los cuales se construye, de abajo hacia arriba,
la estructura del Poder Popular caracterizada por la emergencia de
nuevas subjetividades colectivas enfrentadas al poder constituido
burgués.16
8
Para preparar las bases sociales de la transición al socialismo,
la Revolución Bolivariana ha propiciado el surgimiento de nuevas
referencias políticas así como de nuevos sujetos sociales que habían
sido excluidos del sistema económico, social y cultural, lanzados al
desempleo, la incertidumbre y el desamparo por las políticas neoli-
berales del régimen puntofijista: jóvenes sin futuro laboral, mujeres
oprimidas social y laboralmente, campesinos sin tierra, pequeños
y medianos productores golpeados por los programas de ajuste
económico, la niñez trabajadora maltratada y abandonada, los ha-
cedores de cultura marginados de la vida; en fin, todas las fuerzas
sociales y políticas que reclamaban poder para decidir el destino de
la patria.
El proceso político que debe llevar hacia la construcción de una
sociedad socialista, tiene también por fuerza que conducir a librar y
ganar todas las batallas democráticas que ello suponga para derro-
tar el bloque burgués de empresarios, comerciantes y usureros que
9
El 80% de la población venezolana, y en particular los colectivos
populares que fueron sempiternamente excluidos por los gobiernos
oligarcas hasta 1998, constituyen grupos étnicos que tienen una
territorialidad definida; viven y sufren en condiciones materiales e
incluso ecológicas diferentes a las de las clases media y alta, tienen
un origen social, una cultura cotidiana pública o privada, formas de
lenguaje oral y gestual y una visión del futuro propias. En lenguaje
científico, eso es lo que consideramos las y los antropólogos una
10
La cultura revolucionaria bolivariana
Internamente, el peso de los medios privados en la industria cul-
tural venezolana es importante. La cultura es el espacio político más
estratégico de toda revolución, particularmente de la Revolución
Bolivariana. Consecuente con esta premisa, la construcción del so-
cialismo en Venezuela o en cualquier otro país, siempre requerirá
la formulación de políticas culturales destinadas a crear y fortale-
cer ideológicamente a los nuevos sujetos sociales de la revolución
frente a la ofensiva cultural reaccionaria del imperio a través de los
medios.
El estudio de la práctica pluralista del socialismo bolivariano
actualmente en desarrollo, nos indica que la creación de un futuro
Estado comunal de justicia y de derecho social de nuevo tipo de-
berá fundamentarse en la existencia de una multiplicidad hetero-
génea de conjuntos comunales regionales, unida por principios
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primera parte Análisis crítico de la coyuntura
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Cuestión nacional, cultura y revolución
La política social de la Revolución Bolivariana, a través de las
diferentes misiones, trata de resolver la cuestión nacional, esto es,
mejorar las condiciones de la producción y reproducción material,
biológica y social de los diversos colectivos populares, requisito ne-
cesario para el desarrollo de su conciencia de clase. Lograr que los
colectivos sociales adquieran conciencia de cuáles son sus verda-
deros intereses, conocer su capacidad para defender sus intereses
de clase dentro del proyecto de cambio histórico exige, necesaria-
mente, el apoyo de una política cultural políticamente revoluciona-
ria que acompañe, inteligentemente, al proceso bolivariano. Para
que esas masas populares actúen como el fermento progresista del
socialismo del siglo xxi, será necesario igualmente que las organi-
zaciones políticas revolucionarias puedan atraerlas y mantenerlas
en su seno como actores sociales vitales para el cambio cualitativo
y cuantitativo que se está dando, que debe darse en el proceso his-
tórico venezolano.
El carácter democrático de la construcción del nuevo socialis-
mo debe también tomar en cuenta que la cultura, y dentro de ella el
imaginario que construyó el imperialismo para las clases medias y
altas a través de la política cultural puntofijista, tiene también visos
políticos estratégicos. Sectores de las clases media, así como cier-
tos grupos empresariales nacionalistas se han organizado políti-
camente para trabajar en el proceso bolivariano. Contrariamente
a lo anterior, mediante una campaña de riguroso lavado cerebral
que se inició en ciertas escuelas y colegios así como universidades
privadas, el imperio y sus aliados políticos locales, los medios de
comunicación privados, las asociaciones de educación privada,
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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La construcción del socialismo comunal bolivariano
en el siglo xxi
El socialismo concreto es una construcción histórica que de-
pende, fundamentalmente, de la comprensión del proceso nacional
en la totalidad de los aspectos. El socialismo, como ya lo demostraron
los clásicos, no se construye en abstracto. Una evidencia importante
13
Socialismo y descolonización
La construcción del socialismo en el siglo xxi exige solucionar
con carácter prioritario la cuestión nacional, esto es la calidad de
vida de la población, para que surjan nuevos sujetos sociales pro-
tagónicos con capacidad crítica para transformar la realidad ac-
tual. En este sentido, el proceso de descolonización iniciado por la
Revolución Bolivariana permitió desde 2003:
I. La recuperación plena de sectores básicos para afirmar la so-
beranía nacional tales como la industria petrolera y petroquí-
mica, la siderurgia, la producción de energía hidroeléctrica
y termoeléctrica, las tierras agrícolas y los silos para granos
propiedad del Estado, los cuales habían sido apropiados ilegal-
mente por la oligarquía para su propio beneficio.
II. Simultáneamente, a raíz del paro empresarial de 2002-2003
que durante dos meses cortó el suministro de servicios, ali-
mentos, bebidas y diversiones a la población venezolana para
destruir el Estado nacional, la Revolución Bolivariana decidió
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Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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El salto cualitativo que hemos analizado a grandes rasgos está
orientado –creemos– a resolver la cuestión nacional venezolana
vía la coexistencia de la propiedad social y la propiedad privada,
como punto de partida para la construcción del Socialismo del Siglo
xxi. La propiedad pública está integrada por las empresas de los sec-
tores energético, minero, siderúrgico y metalmecánico, eléctrico,
de intermediación comercial, bancaria y financiera, salud y edu-
cación. La propiedad privada está integrada básicamente por otro
conjunto de sectores similares, adicionados ahora con la propiedad
social cooperativa y la propiedad cogestionaria tanto manufactu-
rera, de servicios o agropecuaria. La nueva correlación de sectores
productivos ha contribuido, a pesar de la crisis petrolera mundial,
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primera parte Análisis crítico de la coyuntura
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Socialismo bolivariano e integración regional
Todos los textos constitucionales, redactados de acuerdo a los
intereses de las clases dominantes que rigieron los destinos de
nuestro país hasta el inicio de la Revolución Bolivariana, partie-
ron de los mismos principios que animan el concepto tradicional
de nación burguesa: homogeneizar dentro de sus fronteras toda la
población mientras la diferencian y alejan de las otras unidades na-
cionales27. En tal sentido, ese concepto de nación tendió a eliminar
las particularidades existentes en la sociedad venezolana producto
de los orígenes multiculturales, cultivando por el contrario las di-
ferencias artificiales con otros pueblos hermanos de Suramérica.
La lógica del crecimiento capitalista requiere que la nación bur-
guesa se desarrolle como una singularidad a expensas de la inde-
pendencia de otras naciones. La lógica del socialismo bolivariano
propone –en nuestra opinión– un concepto socialista de región
multinacional de nuevo tipo fundamentado en la solidaridad so-
cial, que combine el libre desenvolvimiento de la singularidad y la
1
Como escribió el filósofo de la historia, Marc Bloch, la incom-
prensión del presente nace fatalmente de la ignorancia de la histo-
ria. Por esa razón, como hemos dicho, el conocimiento crítico de la
historia del pueblo venezolano es crucial para poder comprender
las claves de la actual crisis económica, social y cultural que le ha
impuesto el imperialismo a la sociedad venezolana, así como para
establecer la posibilidad de una prognosis del futuro inmediato.
La historia contemporánea de pueblo venezolano está mar-
cada, profundamente, por la severa destrucción de vidas, bienes e
infraestructura material que ocasionó la cruenta guerra de eman-
cipación, cuyas secuelas sociales se extienden hasta bien entrado
el siglo xx. El antagonismo político que se desarrolló en la década de
los años veinte del siglo xix, entre la clase dominante venezolana y
la oligarquía bogotana, enmarcado en una profunda crisis econó-
mica y política, determinó la ruptura del sistema político de la Gran
Colombia y la independencia definitiva de Venezuela. Como conse-
cuencia de dicha independencia, una élite social minoritaria fundó
el Estado liberal burgués que fracasó en proporcionarle al pueblo
venezolano las necesarias condiciones materiales culturales y edu-
cativas que hubiesen podido paliar el proceso de empobrecimiento
general que afectaba a toda la sociedad venezolana durante el siglo
xix y buena parte del xx. Todavía en 1985, no obstante ser Venezuela
un importante productor y exportador de petróleo para beneficio de
las transnacionales y la oligarquía nacional, la desigualdad social al-
canzaba niveles exorbitantes. De un total de 2.725.056 familias, so-
lamente 149.355 disfrutaban de altos niveles de ingreso en tanto que
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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El pago de la deuda externa que había contraído la Gran Co-
lombia con usureros y prestamistas europeos se repartió entre los
tres componentes: Colombia, Venezuela y Ecuador. A Venezuela le
correspondió pagar el 28% de dicha deuda, aproximadamente unos
34 millones de pesos de la época. Al endeudamiento anterior se le su-
maron sucesivamente los empréstitos solicitados por el gobierno de
José Antonio Páez durante el siglo xix, y los siguientes créditos otor-
gados por bancos y prestamistas europeos, para pagar las pensiones
y subsidios a los veteranos de guerra y los salarios devengados por
burócratas y militares en servicio. A inicios del siglo xx, la deuda ex-
terna acumulada contraída por el Estado liberal burgués venezolano,
originó el bloqueo de las costas por parte de las potencias capitalistas
europeas acreedoras y la consiguiente entrega por parte de la dicta-
dura gomecista de concesiones petroleras, así también como la so-
beranía nacional a las transnacionales estadounidenses e inglesas.
La clase hegemónica burguesa liberal-conservadora, que asu-
mió el poder de la IV República en 1830, promulgó leyes inspiradas
en el librecambismo, tales como la conocida Ley del 10 de abril de
1834, la de “espera y quita”, así como los Tribunales Mercantiles que
promovieron quiebras, remates y embargos de propiedades que
afectaron severamente a la pequeña burguesía urbana o agraria y al
pueblo venezolano que, en general, vivía en una terrible situación
de pobreza. Las leyes mencionadas promovieron un fuerte proceso
de acumulación de capitales en la burguesía terrateniente, comer-
cial y usurera que favoreció especialmente al capital comercial que
ya se había consolidado hacia finales del siglo xviii.
3
La burguesía republicana de latifundistas y comerciantes, co-
secheros y canastilleros, como los llamó Vallenilla Lanz3, la cual
se apropió del Estado liberal burgués de la IV República, prosperó
poniendo el Estado venezolano al servicio de sus intereses comer-
ciales y personales. Para justificar y legitimar su control sobre la na-
4
La hercúlea tarea acometida por la Revolución Bolivariana
para vencer definitivamente al analfabetismo, la ignorancia y las
condiciones de pobreza ya casi seculares del pueblo venezolano a
través de las misiones sociales, proponiéndonos una salida post-
capitalista, se convirtió al mismo tiempo en la béte noire6, en el fan-
tasma que ronda la frustración política de la burguesía y la clase
política encarnada en la derecha venezolana. Sometida al arbitrio
de dirigentes notoriamente incapaces e ignorantes, incapaces de
5
El Poder Popular estaba representado en Venezuela, hasta 2016,
por 1.723 comunas que integran 46.271 Consejos Comunales, 1.294
Salas de Batalla Social que ejercen la coordinación entre todos ellos,
28.791 movimientos sociales y 71.521 redes de organizaciones y
movimientos sociales creadas bajo el impulso de la Revolución
Bolivariana, como es el caso –entre otros– de la Corriente Revo-
lucionaria Bolívar y Zamora, el Frente Francisco de Miranda, y el
Movimiento de Pobladores que acompañan al Sistema Comunal,
sustentados igualmente en el Ministerio de Comunas y en las di-
versas misiones sociales y bases de misiones que han transformado
profundamente la realidad venezolana.
La unión cívico militar conforma el escudo protector del sis-
tema organizativo de la sociedad revolucionaria venezolana, tanto
contra las agresiones externas que organiza el imperialismo esta-
dounidense, como contra las internas que el mismo imperialismo
organiza utilizando las células terroristas apátridas que mantiene
activas la oposición. Sería necesaria una extensa narrativa para
analizar y describir en detalle la organización sociopolítica del
pueblo revolucionario venezolano, la cual diferencia nuestro pro-
ceso histórico del existente en otras experiencias progresistas de
América Latina.
6
La guerra económica y la barbarie neoliberal
Para tratar de derrotar la Revolución Bolivariana, el imperio es-
tadounidense y sus aliados internos de la oposición venezolana, se
han apoyado en las fallas estructurales que aquejan a la economía
venezolana desde el siglo xviii: la alta dependencia de los bienes im-
portados, lo cual, en el presente cuadro de la manipulación y los ata-
ques a la moneda venezolana, ha provocado un aumento exagerado
del proceso inflacionario, una pérdida severa del poder adquisitivo,
particularmente en los sectores trabajadores de la clase media y de
la clase popular. Otra falla notable es el carácter monopólico de los
sistemas de producción y distribución que han servido siempre a la
burguesía venezolana como instrumento de control sociopolítico
63
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
7
La barbarie neoliberal
En Venezuela ya todos sabemos, inclusive los sectores sociales
de clase media y los desclasados de la clase popular, que un triunfo
eventual de los partidos de derecha sería un triunfo del imperialis-
mo estadounidense, el cual se traduciría en la implantación de un
programa de ajuste neoliberal que significa mayor acumulación de
riqueza en el sector del 1% de la población, y desempleo, hambre, po-
breza, miseria y violencia para el 99% restante, independientemente
de sus simpatías políticas. Los ejemplos del neoliberalismo corrupto
y antinacional de los fascistas de Argentina con Mauricio Macri y
Michel Temer en Brasil, así como en México, Chile y Colombia han
dejado una huella muy vívida en las mentes de la mayoría de los
venezolanos conscientes.
Para contener la barbarie neoliberal las y los venezolanos debe-
mos comenzar por desmantelar los monopolios privados que con-
trolan la producción, distribución y consumo de alimentos y bienes
de consumo general, que durante siglos han maniatado política-
mente a la población deformando así la economía venezolana. Los
Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) deben ser
transformados en una organización nacional democrática de pro-
ducción, distribución y consumo que garantice la soberanía econó-
mica de la nación. Estas decisiones son urgentes y necesarias para
garantizar la transición del pueblo hacia el socialismo
66
iv. El tiempo histórico revolucionario
de América Latina
1
El tiempo cronológico explica la duración y el ordenamiento
temporal de las fases de la historia de un pueblo. El tiempo histórico
alude al encadenamiento, al flujo particular de hechos sobrevenidos
y procesos de cambio que conforman el contenido de dicha fase
histórica en un período determinado.
La aparente regresión política que están sufriendo los gobier-
nos progresistas suramericanos, producto del proceso de recolo-
nización de América Latina y el Caribe emprendida por el gobierno
de Estados Unidos, ha sido interpretado por diversos y reputados
analistas políticos como el fin de un ciclo histórico progresista cuya
conclusión significaría la vuelta a los viejos programas de ajuste
neoliberal impuestos hacia finales del siglo pasado, los cuales se ex-
presan también como en una especie de revival de la sumisión de
nuestros países a los designios del imperio estadounidense.
La historia, como decía el maestro Brito Figueroa “... es un río,
enseñaron los dialécticos presocráticos, y como tal, como río, limpia
y depura, fija lo que ha de quedar definitivamente para la historia y
desecha los detritus que se consumen en sí mismos
para la historia
la verdad son los hechos...”.1
2
La inversión en políticas sociales que hicieron los movimien-
tos políticos progresistas en Argentina y Brasil tenía como objeti-
vo, ciertamente, luchar contra la pobreza y la desigualdad social,
fomentando un Estado de bienestar que intentaba lograr una hu-
manización del capitalismo, sin llegar a tocar y mucho menos
transformar las estructuras de poder que sostienen la hegemonía
de dicho sistema. En consecuencia, no se consolidaron nuevas
formas de organización social que pudiesen haber sustentado la
creación de un Poder Popular constituyente, antagónico al poder
constituido de la burguesía.
La lucha por transformar de manera revolucionaria a las so-
ciedades latinoamericanas no se debe fundamentar, como ocurre
particularmente en España, en la alternancia en el gobierno de par-
tidos que representan, con sus matices, los intereses de la misma
clase social. Hay que aceptar que la lucha actual se trata de un en-
frentamiento entre clases sociales que persiguen objetivos políticos
diferentes y enfrentados. Por estas razones, los regímenes social-
demócratas reformistas que propugnan solamente una sociedad
de bienestar, como hemos visto en Europa y ahora en Argentina
y Brasil, pueden deslizarse hacia un régimen de “austeridad neoli-
beral” que empobrezca y degrade a la mayoría de la población para
favorecer al 1% más rico cuyo proceso de acumulación de capitales
no parece tener límite.
3
El objetivo geopolítico de Estados Unidos, en este momento, es
sustituir los procesos de integración regional por instrumentos re-
guladores del comercio internacional como la Alianza del Pacífico
–hoy cuestionada por Donald Trump–, la cual ya cuenta con el be-
neplácito de gobiernos como los de México, Colombia, Perú, Chile y
ahora Argentina y Brasil. Pero los intereses de Estados Unidos, dice
69
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
4
El tiempo histórico revolucionario venezolano
La Revolución Bolivariana se ha mostrado, hasta ahora, como
un hueso duro de roer frente al asalto del cual es objeto por el go-
bierno oligárquico de Estados Unidos y sus secuaces locales de
Fedecámaras (Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio
y Producción de Venezuela), Consecomercio (Consejo Nacional
del Comercio y los Servicios), la MUD y sus iguales. La fuerza de la
Revolución Bolivariana reside en estar impulsando la creación de
un sistema de relaciones sociales de producción que es antagóni-
co y alternativo al capitalista depredador y, aunque todavía no es
totalmente hegemónico, está generando ya la construcción de un
tiempo histórico revolucionario, diferente al tiempo histórico ca-
pitalista de la IV República, que no puede ser eliminado, por ahora,
por la brutal embestida neoliberal de la derecha internacional y sus
cómplices supuestamente venezolanos.
3 Emir Sader, “Lo que Estados Unidos tiene que proponer a América
Latina”, La Jornada (México), sábado 10 de septiembre de 2016.
70
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
5
En el caso de Venezuela, a diferencia de Argentina y Brasil, el
gobierno revolucionario bolivariano ha puesto en práctica el pro-
yecto de país presentado por el Comandante Chávez denominado
Plan de la Patria. Este plan apunta hacia la construcción de nue-
vas relaciones sociales de producción fundamentadas en el Poder
Popular que tiene como base las comunas, los consejos comunales,
las UBCH que representan al Partido Socialista Unido de Venezuela)
en el interés general de coordinación del proceso, las Bases de
Misiones Sociales que fomentan la integración transversal de las
comunas rurales, periurbanas y urbanas, en alianza estratégica
con numerosos movimientos sociales, donde predomina el con-
cepto de la propiedad social de los medios de producción de bienes
y servicios. Simultáneamente, todos ellos coexisten con un extenso
movimiento cooperativo que incluye también producción agrope-
cuaria, bienes industriales y servicios. Ambos procesos suponen la
participación de alrededor de ciento cincuenta mil o doscientas mil
familias que habitan diversos estados de la unión venezolana. En
este proceso, las mujeres venezolanas ocupan un papel participati-
vo y protagónico; su actividad contribuye a consolidar y cimentar la
71
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
6
La campaña mediática contrarrevolucionaria, que incluye
también sectores que se dicen supuestamente de izquierda, trata
de presentar solamente los errores y las fallas operacionales que,
como en todo proceso de cambio histórico, se producen en la lu-
cha por sobreponerse al tinglado institucional que dejó el régimen
puntofijista, lo que nosotros denominamos la IV República. Pero la
cacofonía de esas críticas destempladas normalmente desconoce
o no quiere que se conozcan los grandes logros básicos en el área
de los valores socioculturales y la autoestima nacional, la salud, la
vivienda, la formación profesional de las clases populares, el depor-
te y el uso creativo del tiempo libre en la vida cotidiana, que han
permitido resolver en buena parte la pesada deuda social, fruto de
la mala administración burguesa capitalista, que desde 1830 hasta
1999 mantuvo en la pobreza, la miseria y la exclusión social a un 80%
de venezolanas y venezolanos.5
Otro de los grandes logros de la política estratégica cívico-mili-
tar del Presidente Chávez ha sido la creación de una Fuerza Armada
6 Federico Engels, Para leer El Capital, México D. F., Editorial Grijalbo, 1975.
74
v. Venezuela: ¿lucha de clases o guerra
económica?
1
La ideología del modelo rentista
El modelo rentista venezolano –cuyos orígenes se remontan al
siglo xviii– alcanzó a desarrollarse plenamente alrededor de 1930,
cuando se inicia el auge de la industria petrolera controlada por las
transnacionales estadounidenses y europeas. El apogeo de la pro-
ducción petrolera ocasionó el quebranto estructural y la casi desa-
parición del orden agrario tradicional venezolano que se sustentaba
principalmente en las exportaciones de café y de cacao.
75
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
2
La cultura del petróleo
El avasallante desarrollo de la industria petrolera dislocó violen-
tamente las antiguas tradiciones laborales, deslocalizó territorial-
mente a la población venezolana, alteró todas las variables fiscales,
financieras y comerciales del ancien regime –antiguo régimen–, y
los patrones de consumo. En resumen, estimuló el nacimiento de
una cultura petrolera2 y un modo de vida rentista que se alimenta-
ba de las grandes transformaciones industriales que tomaron lugar
en la posguerra de la Primera Guerra Mundial, donde comenzaba a
despuntar el imperialismo estadounidense.
La antigua economía agropecuaria venezolana estaba, has-
ta entonces, en las manos de una élite latifundista cuyos orígenes
históricos se remontan hasta el mismo siglo xvi, vinculada por su
carácter agroexportador al capital internacional. La cultura gene-
rada por esa forma económica extensiva se expresaba como un
modo de vida rural que daba trabajo a un importante contingente
de población: peones en situación servil, bodegueros, artesanos,
3
El modo de vida rentista
La economía petrolera se caracteriza por ser una forma de ex-
plotación intensiva de un recurso natural no renovable, que emplea
muy poca fuerza de trabajo, pero es productora de una elevada tasa
de ganancia. Ello trastornó a la antigua sociedad rural venezolana.
A partir de dicha forma se originó una cultura petrolera y un modo
de vida rentista consumista correlativo que castraron la capacidad
productiva de la sociedad venezolana y exaltaron al rango de valor
social la posesión de bienes materiales –especialmente los impor-
tados–, y el éxito económico individual en detrimento de los valores
que propugnan la solidaridad social.
El modo de vida rentista consumista se desarrolló a la par de una
economía basada fundamentalmente en la monoexportación de
petróleo y en la importación de bienes de consumo o industriales,
ya manufacturados en el extranjero y en partes o sustancias para su
ensamblaje en el país.
4
Neocolonialismo y desigualdad social
La industria petrolera se constituyó, desde 1930, como un en-
clave neocolonial dentro del Estado nacional venezolano, creado
por la dictadura militar de Juan Vicente Gómez como la base mate-
rial necesaria para consolidar la penetración imperialista estadou-
nidense.
El enclave petrolero neocolonial poseía su propio régimen
cambiario, su régimen laboral y de salarios, sus escuelas, su sistema
de salud y un modelo de poblamiento territorial que, a través de la
infraestructura de los campos petroleros, pudo inducir la represen-
tación física de la división territorial en clases sociales en los centros
urbanos, entre alta burguesía, clase media o pequeña burguesía y
78
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
5
La Venezuela neocolonial
Así como el rentismo monoexportador agropecuario y el pre-
dominio del capital comercial castraron la productividad industrial
de la burguesía venezolana hasta inicios del siglo xx, el rentismo
monoexportador petrolero, que representa menos del 20% del PIB
en comparación con el 80% del PIB no petrolero4, castró la capaci-
dad de desarrollo industrial de la sociedad venezolana del siglo xx y
continúa haciendo lo mismo en lo que va del xxi.
Hacia finales del siglo xix predominaba una artesanía muy ele-
mental, particularmente la manufactura de cigarrillos y de cerveza.
6
Apropiación burguesa de la renta petrolera
Los monopolios y oligopolios mencionados desarrollaron a
partir de 1958 una estrategia perversa para apropiarse de la riqueza
que genera el Estado: la renta petrolera nacional. A tales fines exi-
gían y exigen regularmente cada año al Estado la concesión de dó-
lares a tasa preferencial para adquirir en el exterior materias primas,
maquinarias, etcétera; o de lo contrario –amenazan– paralizarían
7
¿Qué hacer para ganar la guerra económica?
La Revolución Bolivariana –la V República– ha creado un siste-
ma de relaciones sociales de producción postcapitalistas, o en trán-
sito hacia el socialismo, que es antagónico y alternativo al modelo
rentista, capitalista y depredador; sistema que, aunque todavía no es
totalmente hegemónico, está generando un tiempo histórico revo-
lucionario alternativo al de la IV República.
¿Qué podemos hacer para modificar las tendencias perversas
instaladas por la burguesía transnacional venezolana? Sería preten-
cioso de nuestra parte sugerir un programa de medidas concretas,
pero sí pensamos en la necesidad de romper seria y efectivamente
por lo menos con el régimen mortal de monopolios y oligopolios
que mantiene la industria de alimentos y en general bienes de pri-
mera necesidad mediante la consolidación de los CLAP, y así tam-
bién buscar la manera de desmantelar las falacias financieras que
sostienen el dólar negro. Desarrollar radicalmente las medidas de la
1
Con la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez se pro-
dujeron cambios sustantivos en la estrategia revolucionaria de los
movimientos de izquierda en América Latina, que lograban acceder
al poder y/o al gobierno. En el caso de Venezuela, uno de esos cam-
bios fue la organización de la base popular para resistir los embates
de la derecha y, asimismo, transformar las fuerzas armadas en un
ejército que, efectivamente, tiene como meta la defensa de la sobe-
ranía nacional y popular, haciendo una tarea difícil para el imperio
su utilización como ejército de ocupación tal como había ocurrido
durante la IV República.
La estrategia de la contrarrevolución imperialista para derro-
car a aquellos gobiernos que intentan emanciparse de su dictadu-
ra ha experimentado cambios tácticos desde que las normas de la
vida democrática y la justicia social comenzaron a tener vigencia y
aceptación popular en América Latina. El caso de Venezuela es em-
blemático a este respecto ya que dicha estrategia combina diversos
componentes del antiguo golpe militar con los del llamado “golpe
blando” o “golpe continuado”.
Hasta las décadas finales del siglo xx existieron en América La-
tina las llamadas “democracias tuteladas”, cuya precaria existencia
era vigilada por “ejércitos nacionales” que en realidad no eran sino
fuerzas armadas obedientes y subordinadas a las directivas emana-
das del Pentágono.
El modelo de intervención del imperialismo estadouniden-
se era, en aquella época, de intervención militar directa simple y
rutinaria, marcada por la ideología represiva de la Guerra Fría. Los
85
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86
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
87
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
2
En el caso venezolano existe una Fuerza Armada Nacional
Bolivariana (FANB) que tiene como meta la defensa de la soberanía
nacional y la popular. Militarmente, esa Fuerza Armada tiene todo
el apoyo logístico de Rusia y China que le suministran armamento
de última generación, un estado óptimo de preparación para una
guerra convencional que durará el tiempo necesario para organizar
en profundidad la guerra de resistencia popular apoyada en los
consejos comunales, las comunas y las milicias que forman parte
de aquellas, tropas especiales y milicias entrenadas para la guerra
irregular, que harían difícil al imperio implantar una fuerza de
ocupación para controlar tanto la población como el territorio
nacional venezolano.
88
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
3
La estrategia del golpe continuado que se inició en 2001 con la
huelga patronal auspiciada por Fedecámaras y Consecomercio fue
planificada para actuar sobre individuos aislados quienes, al perder
sus puntos de referencia política y social, actúan a la desbandada.
Ello no ha sido el caso de Venezuela donde la revolución ha logrado
construir una amplia base de apoyo social colectivo que está infor-
mada y en contacto con otras organizaciones populares similar-
mente organizadas.
4
Cómo derrotar políticamente el golpe continuado
Para derrotar políticamente el golpe continuado es necesario
profundizar el concepto de sociedad comunal, basado a su vez en
el concepto chavista de Poder Popular, del protagonismo popular,
que ha calado hondo en la sociedad venezolana; ello se refleja en la
enorme capacidad de participación protagónica y de movilización
de masas con que cuenta la Revolución Bolivariana.
Para sostener y aumentar esa capacidad movilizadora, el
Gobierno Bolivariano tiene que seguir actuando con decisión y
valentía, estableciendo más canales de comunicación de los exis-
tentes con la base popular que le permitan enterarse tanto de las
reacciones positivas como de las negativas que produce la gestión
de gobierno y actuar en consecuencia.
Es necesario que el gobierno revolucionario actuando de con-
junto con el Poder Popular transmita una imagen de fortaleza y co-
herencia en todos los aspectos, a los fines de estimular la confianza
de los colectivos populares en su futuro inmediato y contrarrestar
así las acciones contrarevolucionarias del golpe continuado arma-
do por el imperio y la burguesía venezolana. Para lograr esa meta
debería poner en marcha:
89
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90
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
91
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
5
Por las razones anteriores, no se puede confiar en el gobierno de
Estados Unidos, el cual no vacila en utilizar su poder para bloquear
y destruir cualquier intento de insubordinación de algún pueblo la-
tinoamericano o de cualquier otra región del mundo que supues-
tamente amenace su hegemonía cultural, política o económica.
El caso de la Nicaragua Act –Acta Nicaragua– que amenaza con
bloquear económicamente a Nicaragua si llegase a ganar el Frente
Sandinista, es un ejemplo de lo anterior. El gobierno de Estados
Unidos no acepta que China haya ganado la licitación para cons-
truir el nuevo canal interoceánico que atraviesa a Nicaragua y trata
de detener dicho proyecto a toda costa. Pero no será fácil: el pueblo
de Nicaragua, al igual que el de Venezuela, está organizado social y
políticamente para llevar adelante su Revolución sandinista.
El imperio estadounidense también está cobrándole a Venezuela
las relaciones de ayuda y colaboración que han desarrollado el go-
bierno revolucionario bolivariano y la Revolución sandinista, así
como cobra también las relaciones de ayuda y colaboración en dife-
rentes campos con Cuba y las naciones del Caribe insular, así como
con Ecuador, Bolivia, China, Rusia, India, Sudáfrica, Bielorrusia,
Siria e Irán y con todas las naciones que conforman el bloque pro-
gresista emergente en el mundo multipolar.
6
En la actualidad una nueva coyuntura política está ocurriendo
en las entrañas del imperio estadounidense: la división del bloque
capitalista corporativo que gobierna a dicho país.
Las tenebrosas candidaturas de Donald Trump y Hillary Clinton
a la presidencia de Estados Unidos fueron producto de una fractura
política profunda del establishment estadounidense, lo que puede
acarrear graves consecuencias al capitalismo internacional. Es este
93
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
94
vii. Terrorismo mediático y guerra económica
internacional contra Venezuela
1
Venezuela y las y los venezolanos somos, en estos momentos,
objeto de una de las más virulentas campañas mediáticas de des-
prestigio que haya organizado jamás el imperio contra país alguno.
Solo faltaría que la propaganda de los medios de derecha nos acu-
sara, como a la Unión Soviética en la década de 1940 ¡de comernos
crudos a los niños!
El principal pecado que nos achaca el imperio capitalista es
que tratemos de construir el socialismo bolivariano en medio de
la coyuntura imperial de descalabro generalizado. Pero no es esto
lo que transmite su mafia cartelizada de medios internacionales y
nacionales de comunicación controlados por los medios de la dere-
cha internacional, sino la falsa imagen que ellos transmiten de una
sociedad venezolana muerta de hambre, sometida supuestamente
a una pavorosa “dictadura madurista”. Ello ocurre en un momento
cuando el imperio intenta ocultar con esta cortina de humo que el
capitalismo neoliberal y su estrategia de conquista (la hiperglobali-
zación) están entrando en la fase final de su coyuntural hegemonía
mundial.
A pesar de haber golpeado duramente al pueblo de Venezuela,
los efectos de la guerra económica distan mucho de lo que presen-
tan los medios cartelizados de la derecha a nivel internacional. En
Venezuela nadie se muere de hambre, a nadie le quitan su vivienda,
al contrario se la otorgan, nadie muere por falta de atención mé-
dica –que por demás es gratuita–, ningún niño o niña en todo el
país falta a la escuela donde además de educación, formación y
95
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
2
El peor fracaso del neoliberalismo y su praxis merkeliana de la
austeridad reside en haber provocado, a nivel global, un enorme
crecimiento de la desigualdad social. En Estados Unidos el 10% de
la población pobre aumentó su miseria en un 10%, mientras que el
1% más rico aumentó correlativamente sus fortunas personales. En
Europa occidental, el capitalismo keynesiano de la segunda pos-
guerra mundial que había logrado hasta la década de los setenta del
siglo pasado un aumento del bienestar general de la población, fue
opacado a partir de entonces por la ola de miseria y degradación
social provocada a partir de esa época por el dogma de la austeridad
económica del capitalismo neoliberal que golpea particularmente a
la población de países como España, Grecia e Italia.
Provoca un profundo dolor ver los documentales y fotografías
que nos muestran la lenta agonía que sufren los pueblos de España
en una cotidianidad poblada de hambre y desahucios. Esta ha ge-
nerado ciudades enteras de gente sin vivienda y ciudades enteras
de viviendas sin gente, de desempleo, de carencias de todo tipo y
de represiones como consecuencia del ajuste neoliberal implemen-
tado por el Partido Popular y también, en su tiempo, por el PSOE
(Partido Socialista Obrero Español); la miseria inducida por el neoli-
beralismo carcome la vida del gran pueblo griego: gente sin trabajo,
expulsada de sus hogares, viviendo de la caridad pública, sin pre-
sente y sin futuro; el progresivo desmantelamiento de la gran na-
ción mexicana en manos del narco Estado, sometida a todo tipo de
violencia y humillaciones –como el actual “gasolinazo”– para que la
clase dominante, que transfiere al exterior 71.908 millones de dóla-
res, pueda preservar un fantasmagórico equilibrio macroeconómi-
co neoliberal que consolida la terrible desigualdad social mientras
96
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
3
Los medios internacionales y los supuestos organismos mun-
diales defensores de derechos humanos (incluida la ONU) carte-
lizados bajo la férula imperial, cierran los ojos y la boca, callan su
vergüenza mientras mienten y arremeten sin piedad contra la pe-
queña Venezuela. La burbuja mediática creada por los medios inter-
nacionales para denigrar de los avances logrados por la Revolución
Bolivariana, han dramatizado con bombos y platillos “el parto de
los montes”1: la convocatoria, el pasado 1° de Septiembre de 2016,
a un millón del partidarios de la derecha con el objetivo de tomar
la ciudad de Caracas y expulsar al Presidente Constitucional de
Venezuela del Palacio de Miraflores, convocatoria que finalmente
se redujo a un pequeño paseo de tipo dominical.
4
La meta de los movimientos políticos de derecha como Voluntad
Popular, liderado por Leopoldo López, es promover la inclusión de
Venezuela en la hiperglobalización neoliberal. El objetivo inmedia-
to es lograr una promoción exagerada de las ganancias del gran ca-
pital que es antagónica a los intereses de la mayoría de la población
venezolana que no es rica, sin tomar en consideración que dicha
propuesta política está ocurriendo en el medio de la coyuntura
de crisis estructural global que sacude al capitalismo neoliberal y
en particular al antiguo establishment político estadounidense
que ha apoyado ciegamente a la derecha contrarrevolucionaria
99
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
5
La innegable crisis estructural global del capitalismo neoliberal
ha tenido y tendrá efectos variados sobre las diferentes versiones
nacionales del capitalismo. Ello se puede observar en sociedades
económicamente tan complejas como la venezolana, donde se
combinan todavía los vestigios del capitalismo rentista colonial
que se inició hacia finales del siglo xviii, la cultura y el rentismo
100
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
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6
El recorte programado de la producción de bienes de primera
necesidad, activado por la burguesía usurera y parasitaria venezo-
lana para inducir la escasez, afecta principalmente la vida cotidiana
de las mujeres y en consecuencia la reproducción de la vida social
de sus familias. Todas las acciones anteriores están unidas a la gue-
rra financiera externa e interna que intenta asfixiar la economía
venezolana, al ataque político que lidera la OEA y la campaña me-
diática nacional e internacional que dirige la derecha transnacional
cartelizada como arma mortal de la hiperglobalización neoliberal.
En Venezuela, la manifestación fenoménica, cultural, terrible-
mente devastadora de aquella guerra económica, son las llamadas
colas para comprar los alimentos subsidiados por el gobierno revo-
lucionario venezolano. Las colas son una manera de recordarnos
diariamente que la burguesía empresarial-comercial tiene el poder
104
viii. Donald Trump, revolución populista “USA
style”: crisis civilizatoria del capitalismo
occidental
1
El populismo alude, en Estados Unidos, a aquellos movimientos
políticos que rechazan el statu quo que mantiene en el poder tanto
al gobierno hegemónico de los partidos tradicionales como a la cla-
se dominante que posee a dichos partidos y controla al Estado. Los
movimientos populistas consideran que derivan su poder de las cla-
ses populares y se plantean construir una sociedad sin proletarios
integrada por emprendedores libres e independientes, pero sin des-
truir el sistema capitalista. Los movimientos populistas cuestionan
el poder del capitalismo corporativo que destruye los medios de vida
y de supervivencia de los trabajadores y de los pobres en general.
Rechazan igualmente al Estado interventor, así como la precariedad
económica y social a la cual el capitalismo corporativo condena a
los hombres y mujeres olvidados de la clase popular. El populismo
estadounidense ha estado igualmente caracterizado por posturas
políticas racistas, xenófobas y anticomunistas que tendrían como
objetivo defender la integridad del pueblo estadounidense frente a
la amenaza que suponen tanto la inmigración como la importación
de ideologías anticapitalistas como el comunismo.
Esta breve caracterización del populismo estadounidense, alude
también al papel que jugaron hacia finales del siglo xx políticos afi-
nes con esa ideología tales como como Huey Long, George Wallace
y Barry Goldwater, entre otros, tendencia que se prolonga hasta el
actual Tea Party y todos los movimientos de milicianos teñidos con
distintas formas de ideología nazifascista cuya ominosa presen-
cia armada se hizo visible durante la celebración de la Convención
105
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
2
Sin pretender ser conocedores de la historia política estadou-
nidense, que no lo somos, podríamos decir que esa clase de popu-
lismo hunde sus raíces en el siglo xix. Su resurgencia, esta vez con
posibilidades de éxito, está determinada por la crisis política que sa-
cude la integridad del bloque hegemónico representado por Hillary
Clinton, que fue la candidata del gran capital corporativo. Las críti-
cas de Trump a la figura de Hillary se centran particularmente en el
papel que ella ha jugado en la promoción de las aventuras belicistas
estadounidenses que han culminado con estruendosos fracasos
en Irak, Afganistán, Libia y ahora en Siria; aventuras que estaban
destinadas a favorecer las fabulosas ganancias del complejo mili-
tar industrial en detrimento del bienestar de las grandes mayorías
“sin nombre” que finalmente le dieron el triunfo electoral a Donald
Trump.
Con el objeto de financiar las guerras que ha promovido el blo-
que corporativo dominante industrial militar que controla al Estado
norteamericano, para 2016 el Congreso de Estados Unidos ya había
aprobado elevar el gasto militar a la fabulosa suma de 800.000 mi-
llones de dólares, y los gastos del Pentágono, alrededor de 570.000
millones de dólares, lo cual corresponde a un 4,8% del PIB de Estados
Unidos y al 42% del gasto militar mundial. Correlativamente, dicho
congreso, dominado ahora por los republicanos, hizo recortes sus-
tanciales en los gastos sociales, derogando asimismo la ley de segu-
ridad social llamada también “ObamaCare”.
3
Siempre se ha dicho que la diferencia entre demócratas y re-
publicanos era una cuestión de forma y no de fondo, ya que ambos
están de acuerdo en preservar los privilegios económicos sociales y
políticos del establishment capitalista corporativo que de verdad go-
bierna en Estados Unidos. Hillary Clinton, de haber sido electa pre-
sidenta, habría sido sencillamente la marioneta que personificaría
106
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
4
El triunfo electoral de Trump representa, igualmente, el de un
bloque político de capital corporativo más interesado en desarrollar
la inversión de capitales al interior de Estados Unidos y la amplia-
ción de la economía real –manufactura de bienes y servicios– con
la finalidad de aumentar el nivel empleo entre la clase popular. Para
preservar el empleo sería necesario mantener a raya la inmigración
y romper con los tratados de libre comercio que propician la expor-
tación de capitales y puestos de trabajo. Se trataría entonces de una
política nacionalista que ya ha comenzado a despertar apoyos entre
los movimientos nacional-fascistas en Europa, como es el caso del
partido de Marine Le Pen en Francia y de los diversos movimien-
tos políticos nacionalistas de derecha que han apoyado el Brexit, la
ruptura del Reino Unido con la Unión Europea, para cerrar el paso
al flujo migratorio desde el continente africano y el Medio Oriente.
5
Lucía difícil que el bloque capitalista corporativo que promovía
la candidatura presidencial de Hillary Clinton se dejara ganar la par-
tida cuando disponía de todas las herramientas del poder, particu-
larmente el poder mediático estadounidense y el global, incluidos
parte del Partido Republicano, el Congreso y el mismo Presidente
Obama, y los mecanismos jurídicos y financieros que controlan los
107
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primera parte Análisis crítico de la coyuntura
6
¿Qué podemos esperar los latinoamericanos y en especial la
Revolución Bolivariana de la elección de Donald Trump como pre-
sidente de Estados Unidos? Prácticamente nada bueno. Por ahora,
Trump ha declarado que, de ganar Hillary, esta hubiera convertido
a Estados Unidos en una “nueva” Venezuela; otras víctimas inme-
diatas serían México y todos aquellos países que, como Colombia,
Perú y Chile han firmado tratados de libre comercio con Estados
Unidos o que le vendieron su alma al diablo como los gobiernos
fascistas de Argentina, Brasil y el gobierno neoliberal de México.
Lamentablemente, en febrero de 2017 hemos visto las imágenes
actuales de la rebelión del pueblo mexicano contra el “gasolinazo”
y el alza desmesurada del costo de la vida, que parecen prefigurar
un combate contra el neoliberalismo mexicano, acelerado por las
políticas proteccionistas adoptadas por Donald Trump. En el caso
venezolano, el bloque fascista-populista que apoya a Trump posi-
blemente heredará y adoptará, como ya es costumbre, el bloque fas-
cista corporativo de la derecha venezolana, a sus espadachines de la
MUD y a sus aliados exchavistas oportunistas.
La presidencia de Donald Trump, al igual que hubiese hecho la
de Hillary Clinton, –ojalá nos equivoquemos– es muy posible que
siga las pautas del impresentable decreto de Obama que declaró a
Venezuela una amenaza inusual a la seguridad nacional de Estados
Unidos, es decir, más de lo mismo: campaña mediática mundial
despiadada para desprestigiar a Venezuela, bloqueo y guerra fi-
nanciera, bloqueo comercial, amenaza de intervención militar,
amenaza de golpe de Estado parlamentario, campaña interna de
terrorismo paramilitar, sabotaje a los servicios públicos y apoyo a la
guerra económica sin cuartel que nos declaró el bloque corporativo
empresarial venezolano, etcétera.
La revolución populista acaudillada por Trump no se esfuma-
rá una vez que asegure las riendas y las palancas del poder. No se
trata tampoco de un simple accidente político, sino de un proceso
109
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
110
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
7
Las últimas declaraciones de Donald Trump respecto al terro-
rismo islámico dejaron ver, claramente, su intención de erradicarlo
de la faz de tierra (sic). Hilando fino podríamos relacionar la po-
sición tomada por el congreso de Estados Unidos de cobrar a Arabia
Saudita su participación material y táctica en el ataque a las Torres
Gemelas del World Center de Nueva York, el 11 de septiembre de
2011. Dicha decisión fue vetada por el Presidente Barack Obama
en aras de mantener la cooperación con Arabia Saudita de la cual
depende buena parte del aprovisionamiento petrolero de Estados
Unidos. En el supuesto hipotético de una nueva guerra del medio
oriente que involucrase a Arabia Saudita y su enemigo Irán, Estados
Unidos debería contar con un suplidor cercano que les garantice el
eventual abastecimiento de petróleo, como es el caso de Venezuela.
Si las condiciones políticas actuales no cambian, podríamos ver
nosotros, quizás, una intervención militar –la cual chocaría con
nuestra condición de aliado estratégico de Rusia y China– o po-
siblemente, si el bloque liderado Trump finalmente triunfase,
abrir una negociación para restaurar las relaciones políticas y
111
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
112
ix. ¿Con quién vamos?: con el pueblo
1
Para aquellos y aquellas que recuerdan la extraordinaria novela
Doña Bárbara de don Rómulo Gallegos, cuando el patrón del bongo1
comenzaba el viaje por el río, preguntaba a la tripulación y al pasaje:
¿Con quién vamos? La respuesta era: ¡Vamos con Dios! En nuestro
caso estamos despegando en el viaje hacia un mundo nuevo para
las nuevas generaciones de venezolanos y venezolanas, pero co-
nocido para la antigua generación que crecimos y luchamos en el
seno una sociedad y una clase media pobre, austera y honrada para
que nuestro pueblo pudiese gozar de una existencia signada por la
justicia social y la soberanía nacional.
2
La crisis económica venezolana es parte de la crisis global del
capitalismo; en nuestro caso el bloque contrarrevolucionario lo-
cal, constituido por las familias oligarcas que controlan la derecha
empresarial y comercial, está apoyado por las transnacionales que
conforman el gobierno mundial dominado por Estados Unidos.
Esta derecha ha inducido conductas antieconómicas –formas de
conducta social que no se ajustan a la racionalidad económica–, las
cuales, basadas en la manipulación del dólar paralelo, han inducido
artificialmente el acelerado crecimiento de la inflación hacia nive-
les inauditos, unidas a los ataques contra la moneda venezolana, la
3
Mientras que en los países como Argentina y Brasil, los gobier-
nos progresistas no crearon estructuras intermedias de gobierno
popular, en Venezuela, así no quieran reconocerlo incluso muchos
que se llaman “chavistas ligth”, la Revolución Bolivariana ha promo-
vido, vía las misiones y grandes misiones sociales, la organización
de los movimientos sociales dentro de estructuras relativamente
estables de Poder Popular que le dan permanencia al movimiento
socialista- comunal promovido por el Comandante Hugo Chávez.
Entre aquellos podemos mencionar la reciente creación de los CLAP
que efectivamente han instituido en el marco de las comunas y
consejos populares nuevas y efectivas cadenas de distribución de
bienes de primera necesidad, que están controladas por aquellas
estructuras populares.
4
La política de los motores económicos promovida por el
Presidente Maduro es, finalmente, una manera de iniciar el fin del
rentismo y de la cultura del petróleo que deformó a la sociedad ve-
nezolana a partir de 1930. Estos cambios no se producen sin sufri-
mientos, pero finalmente favorecerán el bienestar de las mayorías
5
¿Dónde terminará todo?
La crisis económica del capitalismo está empobreciendo a toda
la población trabajadora mundial. En nuestro caso, al disminuir el
consumo debido a la inflación inducida y al acaparamiento de los
productos y de los billetes bancarios3, se generan tendencias rece-
sivas en la economía que terminarán, en Venezuela, por afectar in-
cluso a los mismos comerciantes y empresarios. A nivel mundial, el
voraz proceso de acumulación ampliada de capitales por parte de la
minoría rica, está creando enormes masas de dinero que no tienen
dónde invertirse, propiciando así una recesión mundial y una de-
preciación del dinero como mercancía.
6
De allí la necesidad del imperio estadounidense y la derecha
local por acelerar el derrocamiento de los gobiernos progresistas
como los de Brasil, Argentina y Venezuela, donde existen grandes
posibilidades de colocar el excedente de capitales ociosos y sin valor
real, a cambio de apoderarse, vía las privatizaciones, de importantes
recursos mineros, agropecuarios e industriales, que sí tienen va-
lor económico real, los cuales serían su salvación. De allí también
7
Pero aquellos deseos no tienen visos de realizarse, incluso con
la crisis petrolera inducida por el imperio que ha afectado también
las ganancias de las transnacionales de Estados Unidos y Europa.
Por esa razón, allí juega un papel importante la fortaleza de la situa-
ción venezolana; a pesar de los errores políticos cometidos reitera-
damente durante muchos años por la Revolución Bolivariana, sobre
todo en las áreas de cultura y economía, que afectaron el logro de la
consolidación de la conciencia política en parte de la población, el
ímpetu revolucionario permanece.
Parte de la población, desmoralizada y atemorizada por la brutal
ofensiva mediática y cultural de la derecha, la falta de confianza en
la capacidad del gobierno revolucionario para vencer la guerra eco-
nómica, votó el 6 diciembre 2015 por la derecha que le prometía ha-
cer desaparecer el mismo 7 diciembre en 2015 las colas creadas por
el desabastecimiento intencional de productos básicos de consumo
orquestado por la misma derecha empresarial, cosa que no sucedió,
que ni la derecha nacional ni las transnacionales dejarán que eso
suceda antes de que sean capaces de derrocar al Presidente Maduro.
Sin embargo, aquellos intentos golpistas no tendrán éxito mientras
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y las Milicias Populares se
mantengan fieles al proceso democrático bolivariano, preparadas
para dar y ganar cualquier tipo de guerra que proponga el imperio.
8
La amenaza imperial ha abierto el tiempo histórico de la hora
de los pueblos, de la hora de los hornos donde se está cocinando la
toma definitiva del poder por parte de los pueblos organizados. Las
grandes movilizaciones populares que se suceden en Argentina,
Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador, por no hablar de las de Europa,
contra los golpes neoliberales, auguran el nacimiento de una nueva
116
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
117
x. Venezuela: diálogo y proceso de liberación
nacional
1
Una pregunta que se hacen (y nos hacen) repetidamente per-
sonas de diferentes sectores de la izquierda y la derecha, es si en
Venezuela existe en la actualidad un proceso revolucionario socia-
lista o si seguimos siendo una socialdemocracia.
¿Qué es la socialdemocracia? Es una teoría política reformista de
origen pequeñoburgués que se separó del marxismo revoluciona-
rio en 1917 luego del triunfo de la Revolución soviética. Finalizada la
Segunda Guerra Mundial, numerosos pueblos europeos occidenta-
les votaron por gobiernos socialdemócratas que instauraron lo que
se denominó “la sociedad de bienestar”, donde el Estado, en muchos
países, conservó la propiedad sobre medios básicos de producción
y aprobó leyes sociales que favorecían a la clase trabajadora y a la
población en general. En 1970, la sociedad de bienestar comenzó a
ser desmantelada por los nuevos gobiernos neoliberales que daban
primacía a la flexibilidad económica y favorecían, particularmen-
te, el enriquecimiento de la minoría de capitalistas privilegiados. El
capitalismo neoliberal, tanto el europeo como el estadounidense, se
plantea la eliminación del “gasto social”, la búsqueda del equilibrio
fiscal y la imposición de las políticas de austeridad que se traducen
en desempleo, miseria y pobreza para la mayoría de la población.
La socialdemocracia europea se planteaba, originalmente, la
transición de la sociedad capitalista al socialismo utilizando medios
pacíficos y medidas no violentas que lograsen reformas graduales al
sistema para “humanizar” el modo de producción capitalista, ejem-
plo de lo cual son, particularmente, los regímenes socialdemócratas
118
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
2
Partiendo de la definición anterior, podríamos decir que el go-
bierno revolucionario venezolano actual comparte, ciertamente,
algunos rasgos políticos de la socialdemocracia originaria, pero
sus políticas públicas van mucho más allá y tienen como objetivo
inmediato promover en el corto plazo una ruptura histórica con
las relaciones de producción y de propiedad capitalistas, lo cual ha
exacerbado la guerra de clases que se manifiesta en este momento
como una guerra económica que llevan a cabo contra Venezuela el
imperio y sus secuaces locales de la empresa privada.
Es preciso resaltar también el carácter sui generis del contexto
en el cual se desarrolla el proceso histórico contemporáneo vene-
zolano, dominado por la explotación petrolera. En este sentido el
maestro Maza Zavala planteó en 20081 que en Venezuela uno de los
sectores públicos más resaltantes de la economía, la industria pe-
trolera nacionalizada, principal fuente del ingreso nacional, podría
considerarse como una circunstancia que facilitaría la transición
al socialismo y por ende hacia un sistema de relaciones sociales de
propiedad de los medios de producción que sustituyese al sistema
de relaciones de propiedad capitalistas en vigencia. Es por aquella
razón que el imperio estadounidense puso en marcha desde 2014 la
3
La crisis actual del rentismo petrolero venezolano, consecuen-
cia a su vez de la crisis económica global, uno de cuyos efectos
ha sido la caída de los precios del petróleo y del gas, ha obligado
al gobierno bolivariano del Presidente Maduro a poner en prácti-
ca una nueva política económica que pone énfasis en el desarrollo
productivo de la nación. El principal obstáculo a vencer es el peso
muerto que representa la improductiva economía mercantil neoco-
lonial que desarrolló la oligarquía venezolana en sus casi doscien-
tos años de control sobre la sociedad venezolana. A diferencia de
otros países, incluso de América Latina, la oligarquía venezolana
no implementó ni desarrolló –a manera de acentuar– el carácter
capitalista productivo los avances que produjeron las revoluciones
industriales y tecnológicas durante el siglo xx. En consecuencia
con lo anterior, bajo una fachada supuestamente socialdemócrata,
la oligarquía venezolana oculta un régimen político autoritario y
120
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
4
La Revolución Bolivariana, a través de las diversas misiones y
grandes misiones sociales, creadas por el Comandante Chávez, ha
logrado mejorar sensiblemente las bases materiales y las condicio-
nes sociales de vida de todos los venezolanos y venezolanas, lo cual
constituye, según Engels2, el primer paso hacia la construcción del
socialismo. La creación en curso del sistema de comunas y consejos
comunales abre el camino hacia una sociedad comunal socialista
basada en relaciones de producción solidarias, socioproductivas,
enmarcadas dentro de los conceptos de la propiedad social, la de-
mocracia protagónica y el Poder Popular.
Por tales razones, la guerra económica desatada por la oligar-
quía apátrida contra el pueblo venezolano tiene como finalidad la
destrucción de las bases materiales y las condiciones sociales que
sacaron al pueblo de la miseria y del estado de terrible desigualdad
social inducida en la sociedad venezolana por la oligarquía desde
1830. Esta situación de injusticia social fue remachada en el siglo
xx por la farsa de una presunta socialdemocracia instaurada por
Acción Democrática y el partido socialcristiano Copei que, en 1999,
legó a la Revolución Bolivariana una población en la cual el 80% ve-
nezolanas y venezolanos estaba aquejada por vivir en condiciones
de pobreza. Por otra parte, la socialdemocracia sirvió para promover
una gran acumulación de capitales, particularmente en manos de
la minoría de comerciantes y políticos corruptos que degradaron el
2 Louise Althusser y Étienne Balibar, Para leer El Capital, México, Siglo XXI
Editores, 1977.
121
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
5
La tarea de las y los venezolanos revolucionarios en esta hora
es desarrollar una actitud crítica y autocrítica que nos aclare y nos
dé confianza en que alcanzaremos la meta que debe lograr esta
Revolución. Los textos fundamentales escritos por el Comandante
Chávez, particularmente el Primer Plan de la Nación y el Plan de la
Patria, legaron lo que podríamos llamar un extraordinario diseño
instruccional del proceso revolucionario venezolano, cuya praxis
debe ser enriquecida mediante la investigación social y la reflexión
colectiva.
El Comandante Chávez y luego el Presidente Maduro son líderes
de una revolución asediada por el imperialismo desde el exterior y
sometida desde el interior a una implacable lucha de clases carac-
terizada por la guerra económica, la infamia mediática, la violencia
física y política, acompañados por la promoción del odio y el miedo
como factores contrarrevolucionarios, para inducir la decepción y
la desesperanza entre el pueblo chavista y el no chavista, particular-
mente entre las mujeres que son el sector principal que reproduce a
nivel doméstico tanto la ideología y la práctica revolucionaria como
la contrarrevolucionaria.
6
Si el actual gobierno venezolano no fuese revolucionario, ca-
paz de exponer en vivo las lacras de tantos gobiernos neolibera-
les americanos y europeos, estas campañas tan virulentas contra
Venezuela no tendrían razón de ser. Hay que revisar sencillamen-
te las noticias de los medios sobre la calurosa acogida que dio la
canciller alemana Angela Merkel al impresentable presidente de
Argentina Mauricio Macri, el exponente más patético de la ultra-
derecha neoliberal argentina, por haber creado en seis meses más
de un millón de nuevos pobres e indigentes, haber contribuido al
aumento abusivo del desempleo, el hambre, la miseria y vendido
la patria argentina a los peores intereses económicos y sociales del
122
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
7
En Venezuela, la lucha del chavismo por instaurar el dominio
de la propiedad social, eliminar la principal fuente de desigualdad
social y combatir la explotación de los trabajadores y trabajadoras
por una minoría de comerciantes, que no son empresarios sino pa-
rásitos de la renta petrolera, no es simple retórica, es lucha de clases
para alcanzar un modo de vida alternativo al capitalista el cual, por
sus características, se parece mucho a lo que los clásicos habrían
denominado socialismo democrático que se propone alcanzar la
liberación nacional del pueblo venezolano por vías no violentas.
Esta situación es radicalmente diferente de la praxis de los re-
gímenes dictatoriales y los partidos socialdemócratas autoritarios
que desgobernaron a Venezuela entre 1945 y 1999, concretamente
Acción Democrática y Copei. Su idea de la socialdemocracia era de-
fender a cuadro cerrado los intereses de la burguesía comercial, la
libertad absoluta de los políticos y/o empresarios para enriquecerse
legal o ilegalmente y apropiarse del ingreso nacional que produce
la industria petrolera. En este caso, la llamada socialdemocracia era
un simple disfraz político adoptado por una banda de políticos y
empresarios deshonestos para despojar al pueblo venezolano de sus
derechos humanos, sociales y económicos, favoreciendo lucrativos
negocios con los bancos y empresas transnacionales del imperio.
En Venezuela, la oligarquía comercial que se hizo dueña del
Estado republicano en 1830 nunca tuvo una ideología concreta.
Podía ser nominalmente conservadora o liberal, según las circuns-
tancias, pero su praxis, tanto ayer como hoy, es la misma: adueñarse
123
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
del poder del Estado para que este sirva a su propio proceso de acu-
mulación de capitales y fortalezca así a la minoría venezolana de-
predadora, apátrida, similar a la que apoya a Mauricio Macri, a los
bandidos corruptos de Brasil o a la banda desaforada e ignara que
apoya a Ramos Allup, dispuestas a vender la patria al mejor pos-
tor extranjero. Habría que recordarles, como ha hecho el Papa
Francisco en referencia a Mauricio Macri: la patria, como la madre,
no se vende.
8
El diálogo
Para combatir los efectos perversos del capitalismo neoliberal
creemos necesario promover un análisis crítico y autocrítico since-
ro que nos permita hacer el balance tanto de lo que hemos logrado
desde 1999 hasta el presente, como de lo que hemos dejado de ha-
cer y de lo que debemos y podemos hacer, en el cual participemos
todos y todas los que nos sentimos parte de esta patria venezolana,
tal como ha sido la intención del Congreso de la Patria. Los partidos
de la derecha deberían igualmente, por su parte, hacer una revisión
autocrítica de todo el daño que le han causado a la población vene-
zolana en su campaña para tratar de conservar sus supuestamente
legítimos derechos de propiedad sobre la patria y el Estado venezo-
lano. Una vez que hagan su mea culpa, podríamos dialogar como
pares de la misma patria.
Uno de los principios que debe guiar dicho posible diálogo es
que la pobreza, la desigualdad y la injusticia social son condicio-
nes sociales derivadas del capitalismo. Ninguna teoría neoliberal
basada en la llamada austeridad económica puede pretender que
tales condiciones sociales sean el preámbulo del enriquecimiento
colectivo de un pueblo. Pueden ser las condiciones necesarias para
el enriquecimiento de la minoría del 1% que gobierna y explota a la
población venezolana, chavista o no chavista, pero no de la mayoría
que conforma la gente común del país.
Un diálogo a secas entre la Revolución Bolivariana y la derecha
política (Mesa de la Unidad Democrática), como ya hemos visto, no
es una solución para la crisis que actualmente vive la sociedad. Para
124
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
125
xi. La crisis del capitalismo y el agotamiento
del modelo rentista venezolano
1
Los ideólogos de la derecha, tanto la internacional como la
venezolana, proclaman a los cuatro vientos el colapso del modelo
socialista bolivariano y la necesidad de reimplantar en Venezuela
un paquete de ajustes económicos neoliberales que serviría para
desmontar todas las políticas sociales de la Revolución Bolivariana
y privatizar –para beneficio de las transnacionales– todos los
medios de producción que son actualmente propiedad del pueblo
venezolano.
Para desmontar tal falacia es necesario exponer las prácticas
comerciales monopólicas y oligopólicas perversas que permitie-
ron a la burguesía venezolana controlar hegemónicamente el país
durante aproximadamente 266 años. Para entender dicho proceso,
es necesario delinear –así sea de manera muy general– el proceso
económico que arranca en Venezuela desde mediados del siglo xviii
con la imposición del antiguo sistema mercantil comercial colonial
de reformas económicas liberales dictadas por Carlos III, aplicadas
tanto por la Compañía Guipuzcoana en la región centro occidental
de Venezuela como por la Compañía de Barcelona en la región cen-
tro oriental del país.3
Las reformas impuestas por Carlos III abrieron la vía hacia la
consolidación en Venezuela de la sociedad de clases y establecieron
una nueva geometría del poder colonial cuyo centro se localizaba
2
El modelo económico decimonónico propulsado por el bloque
oligárquico republicano a partir de 1830, conservó en la práctica el
mismo modelo económico de la burguesía mantuana colonial en el
cual, como ya hemos dicho repetidas veces, predominaba el capi-
tal comercial-usurero sobre el casi inexistente capital industrial. La
base del proceso productivo, como ya sabemos, era la producción
agropecuaria, donde destacaba la explotación del café, del cacao,
del tabaco, del algodón, cueros y semillas de dividivi –caesalpinia
coriaria– utilizadas entonces en Estados Unidos y Alemania para
la curtiembre de los cueros. De forma aproximada podríamos decir
que el 73% de la renta del Estado venezolano de la época descansaba
sobre los derechos de importación, aproximadamente un 9% por los
derechos de exportación y un 1% por la renta interna derivada de
los impuestos a la producción y el consumo de la sal, los licores y el
tabaco.1
Gracias a sus vinculaciones con el comercio exterior, el sector
de intermediación –integrado por comerciantes que adquirían sus
mercancías a través de los principales puertos–; estos convirtieron el
3
La estructura social y económica que prevalecía en Venezuela
desde el siglo xviii no sufrió cambios significativos hasta las prime-
ras décadas del siglo xx, cuando la explotación petrolera desplazó
al sector agropecuario como factor dominante para la creación de
la renta nacional2 . Mientras una parte importante de dicha renta se
invertía en la compra y distribución de bienes cuyo consumo bene-
ficiaba preferentemente los gustos suntuarios de la burguesía, un
mínimo segmento de ella se dedicaba a la inversión pública. Como
consecuencia, la clase de los ricos se acostumbró a considerar a
Venezuela como su propiedad personal, a las y los venezolanos de
clase media como su servidumbre, mientras que consideraba a las y
los pobres como sus esclavos. Esta condición de desprecio, de des-
igualdad social, se prolongó por dos siglos, hasta inicios del proceso
de la Revolución Bolivariana en 1998, cuando todavía un 80% de la
población venezolana se hallaba en situación de pobreza, excluida
por la oligarquía liberal burguesa del disfrute de la felicidad social.3
4
A partir de las primeras décadas del siglo xx, el auge de la ex-
plotación del petróleo exacerbó los componentes culturales más
negativos del modelo socioeconómico rentista liberal burgués en
la sociedad venezolana, dando origen a lo que conocemos como la
5
Otra consecuencia de la cultura del petróleo es la creación de un
proceso de acumulación de capitales y un crecimiento del salario
real que contradice las leyes del capitalismo normal. En Venezuela la
extraordinaria acumulación de capitales lograda por la burguesía en
el último medio siglo –vía la apropiación de la renta petrolera–, fue
acompañada, hasta 2015, por un aumento en la capacidad de com-
pra de la población en general. Pero el crecimiento de la acumula-
ción de capitales y del nivel real del salario superó sistemáticamente
el de la productividad gracias al rentismo petrolero. Esta situación
afectó el equilibrio macroeconómico puesto que fortaleció una per-
versa dependencia de la importación de alimentos, de medicamen-
tos, de autopartes, etcétera; precarizando el abastecimiento de los
6
La crisis que estamos viviendo en la actualidad, ocasionada
por la caída mundial de los precios del petróleo, nos permite definir
el colapso del modelo capitalista liberal burgués que fue impuesto
hace más de dos siglos por la oligarquía liberal burguesa venezola-
na. La vía socialista adoptada por la Revolución Bolivariana, por el
contrario, ha incidido profundamente en los procesos de inclusión
de la población venezolana, saldando buena parte de la terrible deu-
da social que dejaron 200 años de vivir bajo el capitalismo liberal
burgués, mejorando, hasta niveles no conocidos anteriormente, los
índices de salud, educación, vivienda, tecnología y conciencia so-
cial. Esta estructura institucional creada por la Revolución es la que
ha permitido a la sociedad venezolana paliar hasta ahora el impacto
de la crisis petrolera, los efectos perversos de la guerra económica,
el desabastecimiento selectivo y la inflación inducida por el imperio
y la burguesía venezolana.
7
La vía socialista señalada por el Comandante Chávez, si bien
ha logrado transformar las condiciones materiales y subjetivas de
vida de nuestra población, la baja productividad que persiste en la
economía venezolana no petrolera ha impedido por ahora que lo-
gremos independizarnos de los factores capitalistas de dominación
económica, representados tanto por las transnacionales como por
los monopolios y oligopolios venezolanos que dominan la importa-
ción de bienes y de productos alimenticios, medicinas, autopartes,
tecnología, conocimientos científicos y la producción de saberes.
8
La actual guerra económica que nos imponen tanto el imperio
como la burguesía venezolana, ha tenido un fuerte impacto sobre
la cultura y en consecuencia sobre diversos estilos de vida de la po-
blación venezolana debido, precisamente, a la debilidad productiva.
130
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
Sin embargo, los aportes creativos que han dado y siguen dando
las diversas misiones sociales al progreso social de los venezolanos
y las venezolanas, a las bases de misiones que apoyan el sistema
de comunas y consejos comunales, y de los numerosos movimien-
tos sociales organizados que los acompañan y consolidan el Poder
Popular; de los movimientos de agricultura urbana, de la movili-
zación masiva de la población venezolana en defensa de los logros
obtenidos por la Revolución Bolivariana, el desarrollo de un sistema
educativo inclusivo y democrático, de un fuerte movimiento cívico
militar; todos juntos han frenado las posibilidades de éxito de las
brutales arremetidas del imperio contra Venezuela y constituyen al
mismo tiempo el fundamento de una nueva sociedad venezolana.
9
El fortalecimiento socioproductivo de la sociedad venezola-
na fundamentado principalmente en el viejo anhelo de la sustitu-
ción de importaciones, requiere de una política socioeconómica
orgánica, como la que ha sido expuesta en la Agenda Económica
Bolivariana con los 15 motores productivos que ha propuesto a la
nación el Presidente Nicolás Maduro. Dicha política abre la vía a un
proceso para cuyo éxito se requiere el concurso de todos los facto-
res y actores de la vida económica nacional. Solo de esta manera se
podrá alcanzar la meta propuesta: lograr el desarrollo integral del
país bajo el signo de la democracia participativa y el Poder Popular.
La política socioproductiva propuesta y en ejecución por el
Presidente Maduro, privilegiando el capital productivo sobre el co-
mercial, combate la perversa tendencia histórica que se inició desde
el siglo xviii, la cual permitió que la burguesía parasitaria, en sus
diferentes encarnaciones a lo largo de tres siglos y medio, se apode-
rase tanto de los recursos de Venezuela como de la vida de las y los
venezolanos.
10
El capitalismo rentístico –dice Baptista–:
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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134
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
11
Para llevar a cabo su perfidia histórica, los políticos y los comer-
ciantes o “canastilleros”, como los llamaba el historiador venezolano
135
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
12
El inicio de la Revolución Bolivariana en 1992 y la elección
posterior del comandante Hugo Chávez Frías a la Presidencia de la
República en 1998 comenzó a erosionar los mecanismos de control
político y económico que tenían el imperio y la burguesía sobre el
Estado, la producción petrolera y la renta de esta, así como también
sobre la sociedad venezolana.
Para tratar de retomar su control sobre la sociedad, la burgue-
sía parasitaria venezolana y el imperio estadounidense –en com-
plicidad con los gobiernos oligárquicos de España y Colombia,
entre otros– organizaron, planificaron y ejecutaron el fallido gol-
pe de Estado de 2002 contra el gobierno del Presidente Chávez, el
sabotaje de la industria petrolera de 2002-2003 y, posteriormente,
los mismos intervinieron entre 2013 y 2016 en toda la campaña
de terrorismo delictivo callejero (guarimbas), asesinatos indiscri-
minados y selectivos de ciudadanos y ciudadanas, destrucción de
la propiedad pública, la organización de hordas de bachaqueros y
paramilitares binacionales9, la organización de campañas mediá-
ticas contrarevolucionarias a nivel internacional y nacional, has-
ta culminar con intentos injerencistas como el luctuoso decreto
de Obama y la impúdica alianza de organismos internacionales
como la OEA y su secretario Luis Almagro, el gobierno español del
13
Es muy difícil que la burguesía empresarial parasitaria y la
derecha política venezolana acepten dialogar de manera seria y
constructiva con el gobierno bolivariano, no obstante, los buenos
oficios interpuestos por su santidad el Papa Francisco, la Unasur y
el sector mayoritario de países honorables que apoya a Venezuela
en la OEA. Para la derecha venezolana, dialogar significa imponer
al contrario sus condiciones sin discusión. Para dialogar con ellos
se debe aceptar que la Revolución Bolivariana no existe, que Nicolás
Maduro, presidente electo democráticamente, en realidad no existe,
que en Venezuela hay una crisis humanitaria y hay que intervenirla
militarmente para resolverla. Dialogar aceptando que el otro existe
significaría, en suma, perder cara ante la opinión mundial que tan
cuidadosamente han manipulado para crear una imagen distorsio-
nada de Venezuela y de la Revolución Bolivariana. Es por eso que
la campaña contra Venezuela fue utilizada como un argumento de
peso en la campaña electoral de España en este último período, para
tratar así de ocultar la terrible crisis humanitaria que vive actual-
mente el pueblo español.
14
Para muchos venezolanos y venezolanas que desesperan ante
las penurias que impone la guerra económica desatada contra el
pueblo venezolano por el imperio y la burguesía parasitaria vene-
zolana, les decimos que dicha crisis es también sintomática del final
del viejo capitalismo burgués. Así como nos causa tanto sufrimien-
to, esta coyuntura también afectará el futuro inmediato del 1% de
ricos que controlan la economía mundial y, por supuesto, la eco-
nomía venezolana, cuyos negocios podrían verse amenazados por
una posible contracción destructiva de la demanda.
138
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
15
El supuesto derrocamiento del Presidente Maduro planeado
–según el dirigente de derecha Henry Ramos Allup– programa-
do para ser efectivo el 6 de julio de 2016, coincidiría aproximada-
mente con el supuesto inicio de las importaciones para las fiestas
navideñas, etapa de mayores ventas y beneficios económicos para
“empresarios-comerciantes”. Imaginemos una navidad secues-
trada por el grinch de la guerra económica, sin jugosas ventas de
juguetes, ropas, calzado, electrodomésticos, sin venta masiva de
ingredientes para las hallacas, de licores, de arbolitos y ornamen-
tos de navidad, etcétera. En otras circunstancias los venezolanos
y venezolanas ya habrían comenzado a dilapidar alegremente sus
aguinaldos y utilidades en un consumismo desenfrenado, pero la
guerra económica nos obliga a considerar que existen otras deudas
y obligaciones perentorias que no se resuelven solo con el consumo
exacerbado de bienes.
16
La guerra económica que promueve la derecha también está
modificando la conducta cultural de la sociedad venezolana. Un
cambio negativo está ocurriendo en las clases populares con la
irrupción en el escenario sociocultural venezolano de la guerrilla
bachaquera binacional la cual ha propiciado un proceso barrial de
acumulación de capitales especulativos que determina la existen-
cia de una sociedad barrial desigual, violenta, vinculada y protegida
por las mafias delictivas que perturbará la vida cotidiana tanto de las
comunidades como el funcionamiento de las cadenas tradicionales
de distribución de bienes.
17
¿Podríamos imaginar cómo y hasta cuándo prolongarán los
“empresarios-comerciantes” esta estéril guerra económica? Luego
de esta crisis, ya no podrán los burgueses y la clase media seguir
viviendo como vivían bajo la IV República cuando, como dicen
muchos venezolanos mental y culturalmente disociados: “éra-
mos felices y no lo sabíamos”. Ningún político de derecha les había
139
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
18
Todo parece indicar que, en Venezuela, como en otros países,
está gestándose una sociedad postrentista. Aunque el tiempo his-
tórico de la Revolución Bolivariana, que ha sido una guía para los
movimientos de liberación en todo el mundo, se desarrolla con dis-
tintas velocidades y estilos, la meta que perseguimos, la sociedad
socialista, se mantiene como la única alternativa posible, ya que las
políticas de ajustes neoliberales solo provocan miseria, desempleo,
violencia, desigualdad social, pérdida de la libertad y la democra-
cia… para seguir luego buscando la vía hacia el socialismo.
La derecha venezolana se ha revelado en esta coyuntura, inca-
paz para comprender la realidad venezolana e inepta para gobernar
eventualmente el país. La aplastante derrota internacional que le in-
fligió en la OEA la diplomacia bolivariana, la solidaridad de la mayo-
ría de los países latinoamericanos y un eventual enjuiciamiento a la
directiva de la Asamblea Nacional por el delito de traición a la patria,
descalifican a la derecha incluso como actores de un posible diálogo
sobre la normalización de nuestra situación sociopolítica. Ante esta
coyuntura, solo nos queda como futuro posible, luchar para recorrer
la vía comunal socialista hacia la construcción de una nueva socie-
dad venezolana, donde podamos continuar viviendo bajo una de-
mocracia revolucionaria justa, participativa y protagónica.
140
xii. De la Microhistoria a la Macrohistoria:
Nueva Agenda Económica de la Revolución
Bolivariana
1
En la reciente obra de uno de nosotros1 decíamos que en socie-
dades precapitalistas o postcapitalistas como la venezolana actual,
las relaciones de producción están inmersas dentro de una diversi-
dad de instituciones económicas y no económicas que median su
manifestación sensible. La reciprocidad, socialmente relevante, se
basa en formas asimétricas de organización social, particularmente
cuando como hoy, el sector de la sociedad estructurado en comunas
y consejos comunales se organiza como una forma de integración
en la cual se combinan –en una misma acción– la producción, la dis-
tribución y el intercambio como métodos subordinados, donde los
individuos que conforman el factor económico se expresan como
sujetos colectivos de la Revolución Bolivariana: el Poder Popular.
Esta afirmación es particularmente pertinente para aclarar la
actual coyuntura de crisis en momentos cuando el objetivo de la
virulenta ofensiva mediática y económica que proyecta la barbarie
imperial contra la experiencia revolucionaria venezolana, trata de
mostrar el supuesto colapso de los esbozos de economía socialista
que existen en el país. Este supuesto colapso alude en verdad a la
fase final del antiguo modelo rentista que la burguesía venezolana
comenzó a construir en el siglo xviii, el cual alcanzó su mayor grado
de perversión a mediados del siglo xx con el auge de la explotación
2
A raíz de 1830, como secuela de la hecatombe social que sig-
nificó la cruenta guerra de emancipación, Venezuela fue durante
décadas un país aplastado por la violencia, un país que había sufrido
la devastación de la mayor parte de su infraestructura socioeconó-
mica, la destrucción de su población y de la organización familiar2 .
La burguesía republicana que surgió entonces dedicó todos sus es-
fuerzos a apoderarse de lo que quedaba en pie de la estructura so-
cioproductiva agropecuaria colonial: las haciendas de ganado, las
plantaciones de café, cacao y caña de azúcar, el peonaje que conti-
nuó viviendo en condiciones cuasi esclavas, y así logró ponerle la
mano al Estado nacional en ciernes como garantía para la continui-
dad de su proceso de acumulación originaria de capitales.
A partir de la ruptura de la Gran Colombia, tanto el nuevo Estado
liberal burgués como la burguesía nacional venezolana, aliada con
3
Para comprender los cambios impulsados en Venezuela por la
Revolución Bolivariana luego de 1999, momento a partir del cual se
inicia el proceso revolucionario, es necesario visualizar que se trata
de una sociedad donde aún coexisten y entran en contradicción el
antiguo modelo rentista capitalista característico del Estado liberal
burgués, del ancien regime de la IV República, y el proceso de cambio
social, la Revolución Bolivariana y su expresión ideológica-cultural:
el chavismo. A través del proceso bolivariano, el Estado ha socializa-
do en buena parte la educación, la salud, la vivienda, la producción
industrial, la producción agropecuaria y acuícola, la producción de la
energía, parte de la banca, el transporte, etcétera, y que ahora comien-
za a socializar los sistemas de distribución, cambio y consumo de bie-
nes de primera necesidad monopolizados por la burguesía comercial.
Una característica estructural del modelo rentista burgués de la
IV República es el carácter monopólico y oligopólico, no solamente
de la producción, sino fundamentalmente de la distribución de bie-
nes de consumo, carácter que se acentuó a partir de 1920; el boom
4
La agenda económica que desarrolla el gobierno bolivariano
del Presidente Nicolás Maduro, basada en el Plan de la Patria que
nos legó el comandante Hugo Chávez, ha puesto el acento en la
producción nacional, particularmente en el aumento de la produc-
ción agropecuaria para lograr la plena soberanía alimentaria (mo-
tor agroalimentario). Uno de los motores fundamentales de dicha
agenda es la promoción de las comunas y consejos comunales ru-
rales, periurbanos y urbanos, células básicas del socialismo boliva-
riano (motor de economía comunal y social). Ambos constituyen
espacios socioproductivos de carácter rural o urbano de poder, de
autogobierno y de organización económica donde la comunidad,
organizada de esta manera, ejerce la democracia directa y la partici-
pación protagónica como su práctica política para la construcción
del Poder Popular y del socialismo comunal. Destaca en este pro-
ceso la obtención durante el 2016 de extraordinarias cosechas de
maíz, arroz, semillas y otros insumos, el éxito revolucionario obte-
nido tanto por la alta producción de la agricultura urbana como por
el Plan de Siembra Comunal donde participan 78.000 productores
que han puesto en cultivo 187.000 hectáreas de tierra agrícola, todo
lo cual garantiza la soberanía alimentaria de la Patria. Destaca, asi-
mismo, la aceptación que la agricultura urbana ha tenido en los sec-
tores populares; ello constituye, a nuestro juicio, parte del proceso
emancipador basado en la creación de nuevas cadenas comunales
de producción y distribución comunal de bienes de consumo, las
cuales consolidan la soberanía alimentaria en el marco de la pro-
piedad social y contrarrestan la guerra económica. Se resuelve así
la antigua contradicción dialéctica entre campo y ciudad ya que los
146
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
5
La lucha contra la guerra económica se libra también a través
de la Gran Misión Abastecimiento Seguro y Soberano, cuya plani-
ficación y conducción ha sido encomendada a la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana en el contexto de la acción cívico-militar y
popular. Su aspecto estratégico reside en la creación de los CLAP
cuya finalidad principal es derrotar los monopolios capitalistas para
crear en su lugar una nueva cadena revolucionaria de distribución,
cambio y consumo de bienes de la canasta de primera necesidad
que funciona a través del Poder Popular, las comunas y los consejos
comunales. Ello puede constituir un duro golpe a los monopolios
comerciales y usureros que se apropiaron desde hace siglos de las
cadenas de distribución de alimentos y otros bienes de consumo
cotidiano en las áreas urbanas y periurbanas.
El maestro Maza Zavala ya escribía sobre este tema en 1985, al
referirse a la economía y la sociedad postpetrolera, ideas que poste-
riormente pondría en ejecución la Revolución Bolivariana:
... La sociedad venezolana del futuro tendrá que ser una sociedad
de trabajadores y no una sociedad de rentistas con desvalorización
del esfuerzo productivo del hombre [y de la mujer, agregamos no-
sotros], El desarrollo tendrá que apreciarse en relación con objeti-
vos nacionales de bienestar, estabilidad y progreso, sin pretender
emular y mucho menos alcanzar los patrones de riqueza y nivel de
vida de los países llamados desarrollados [...] Una cultura creativa,
de participación colectiva y de disfrute saludable sucederá a la cul-
tura del petróleo...7
6
Las comunas y los consejos comunales rurales, periurbanos
y urbanos constituyen, pues, parte de la microhistoria, una histo-
ria social cercana a la cotidianidad, espacios no capitalistas bajo la
autoridad del Poder Popular organizados tanto para la producción
agropecuaria como para la producción de alimentos, ropa, calzado,
productos de limpieza, productos para el aseo personal y otros, en
el marco de la propiedad social. Formarán así redes donde se incor-
poren los pequeños productores y comerciantes comunales, coor-
dinadas con las UBCH y diversos movimientos sociales tales como
la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, el Frente Francisco de
Miranda y el Movimiento de Pobladores que acompañan al Sistema
Comunal, sustentadas igualmente en el Ministerio del Poder Popu-
lar para las Comunas y en las diversas misiones sociales que han
transformado profundamente la realidad venezolana. Sobre esta
red de organizaciones sociales se despliegan los CLAP, los cuales or-
ganizan, concentran y distribuyen quincenalmente, casa por casa,
cajas familiares contentivas de productos alimenticios, incluyen-
do los de manufactura industrial, los cuales son vendidos a precios
solidarios, garantizando de esta manera su distribución equitativa
a todas las familias populares. Se crean asimismo redes de merca-
dos comunales donde tiene cabida igualmente el trueque de bienes
diversos con valor de uso entre los comuneros de la misma o de
diferentes comunas.
7
La crisis del antiguo modelo rentista capitalista de la IV República
está gestando, como ya anotaban Maza Zavala y el comandante
Hugo Chávez, el nuevo modelo económico productivo, la Agenda
Económica Bolivariana propuesta por el presidente Nicolás Maduro
como expresión de la macrohistoria donde se combinan la promo-
ción y el estímulo a la producción de bienes y servicios, la amplia-
ción de las superficies cultivadas y la obtención de cosechas record
de maíz, arroz, café, granos, etcétera; la ampliación de la produc-
ción cárnica de bovinos, peces, aves, huevos, etcétera, mediante
el financiamiento a los medianos y pequeños productores, el Plan
148
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
149
Mario sanoja obediente / iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
las transnacionales del imperio con todo el daño que ello implica
para nuestra soberanía y para la vida de nuestro pueblo. La con-
dición socialista de nuestra revolución exige la voluntad política
para crear un instituto científico transdisciplinario ad hoc que in-
vestigue permanentemente el impacto ambiental y el sociocultural,
las condiciones ambientales, económicas y sociales en las cuales
se dan aquellos proyectos para prevenir y resolver las situaciones
negativas que puedan producirse sea por error humano o por cau-
sas naturales. Un proyecto similar de impacto cultural nos tocó en
suerte diseñar y dirigir en ocasión del proyecto de presas hidroeléc-
tricas del Bajo Caroní, llevado a cabo por Electricidad del Caroní y la
Corporación Venezolana de Guayana, el cual ha mostrado la posi-
bilidad de controlar la afectación ecológica y cultural en proyectos
públicos de esa envergadura si se le investiga científicamente.
La intervención de la barbarie imperial estadounidense y de las
transnacionales en Venezuela, concretada en la cruel guerra eco-
nómica desatada contra la Revolución Bolivariana, tiene como ob-
jetivo lograr apoderarse de nuestras fabulosas riquezas minerales,
auríferas, petrolíferas y gasíferas que constituirían una solución
a la grave crisis financiera que aqueja a la banca mundial por la
acumulación extrema de capitales que no encuentran posibilida-
des de transformarse en valores. Es decir, apoderarse de recursos
como los que tiene Venezuela tal como ya han hecho las transna-
cionales principalmente en países como México, Argentina, Brasil,
Colombia, Perú, Chile y Paraguay.
8
Como podemos apreciar, nuestra percepción de la coyuntura
que vive actualmente la sociedad venezolana difiere totalmente
de la visión pesimista y catastrófica que las fuerzas de la derecha
–tanto la imperial como su franquicia local (la MUD y sus aliados)
más los exchavistas– tratan por todos los medios de inducir en la
mente de los venezolanos y las venezolanas.
El desarrollo nacional pleno de nuestras reservas energéticas y
mineras, con el concurso de capitales y conocimientos aportados
por las empresas asociadas al crecimiento del proceso productivo,
150
primera parte Análisis crítico de la coyuntura
151
segunda Parte
LA SOCIEDAD QUE DEBE NACER
i. La ciencia nuestra y la sociedad comunal
155
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
159
ii. Cosificación y alienación de la
subjetividad: traba para la construcción del
socialismo comunal
1
Durante los tres siglos de la colonia, los sectores populares ve-
nezolanos sufrieron la dominación, la exclusión y la carencia de
satisfacción de sus necesidades básicas. El llamado “proceso de de-
sarrollo” que inició la oligarquía republicana a partir de 1830, oca-
sionó al pueblo venezolano una miseria incomparablemente mayor
a la que ya existía antes de esa fecha, tanto desde el punto de vista
cualitativo como cuantitativo, la que se manifestó en un absoluto
empobrecimiento y marginación de las mayorías populares. Los
trabajadores mismos, que según Marx son la más importante fuer-
za productiva, fueron entonces “desarrollados” de una manera re-
gresiva, monstruosamente desfigurada y deformada, mediante la
represión de la creatividad social, de la autonomía y de las formas de
relación solidaria; mediante múltiples formas de descalificación y
“expropiación” psíquica.
2
Hacia mediados del siglo xx, esas carencias provocaron el surgi-
miento de movimientos de reafirmación y solidaridad –sobre todo
en las áreas urbanas– que a su vez influyeron en la aparición de
formas autoorganizativas. Se trataba de organizaciones que se ge-
neraron en el proceso de apropiación de recursos para tratar de re-
vertir las condiciones de pobreza, cuando la pérdida de expectativas
provocó esfuerzos autogestados para superar esa situación.
160
segunda parte La sociedad que debe nacer
3
Todo lo anterior sucedió con la gran mayoría de la población
popular; ello ha llegado a implicar, asimismo, que esa población
haya otorgado una desmedida importancia a los diferentes bienes
materiales, importancia que –en la actualidad– incide y determina,
de manera infortunada, la búsqueda hacia un consumo desmedido
de esos bienes.
Obviamente esta situación hiperconsumista muestra un pro-
ceso contradictorio, tanto desde un punto de vista teórico como
político, que debe ser explicado y sobre el cual hay que actuar. El
gobierno revolucionario trabaja con el fin de saldar la deuda social
que tiene el Estado con las mayorías excluidas, propiciando una
161
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
4
El presidente Chávez apoyó la creación de numerosos mo-
vimientos populares, organizaciones, frentes y similares. Tal es
el caso de los consejos comunales que fueron impulsados por el
gobierno de Chávez después de la promulgación de la ley que los
decreta, consagra; esas organizaciones fueron financiadas por el
gobierno bolivariano.
Como formas transitorias hacia la creación del socialismo,
el gobierno bolivariano ha implementado también una suerte de
Estado paralelo al Estado liberal burgués, el cual está conformado
por los diversos programas sociales que constituyen estructuras
organizativas flexibles que permiten redistribuir los ingresos me-
diante programas que alcanzan a los sectores que viven en situa-
ción de pobreza. De la misma manera esos planes están destinados
a resolver –en primera instancia– el problema de la deuda social
162
segunda parte La sociedad que debe nacer
5
No obstante, la aparición y desarrollo de esos movimientos
sociales y el carácter colectivo de los proyectos, así como la con-
cordancia que tienen o pudieran tener con los programas sociales
bolivarianos, una importante cantidad de personas de los sectores
populares manifiesta todavía una falta de dedicación consciente de
sus logros como pueblo. Aunque los programas sociales guberna-
mentales han saldado gran parte de la deuda a través de una gi-
gantesca inversión de capitales, esta ha logrado también (en ciertos
casos) estimular hasta niveles intolerables los antivalores capitalis-
tas del individualismo y el consumismo. Ello denotaría una cierta
asincronía entre los valores existentes en la conciencia social y los
que animan al gobierno en la aplicación de mecanismos de satis-
facción de necesidades.
Estas afirmaciones conducen a aceptar que –no obstante las
redes de solidaridad comunitaria existentes (por cierto presididas
por mujeres) y a pesar de la sobrevivencia en la sociedad venezola-
na de una antigua tradición de valores como el cooperativismo y la
reciprocidad– el proceso bolivariano no ha logrado inculcar en la
mente de todas las personas el concepto del bien común, ni elimi-
nar totalmente del imaginario y de las prácticas colectivas las ideas
de consumismo, progreso, desarrollismo, calidad de vida, pobreza
y riqueza que, tal como ha dicho Hinkelammert son contrarias al
socialismo del siglo xxi.
6
El consumismo, “brazo armado” del rentismo
Una de las mayores trabas que obstaculiza la construcción del
socialismo en Venezuela es la acentuada deformación consumista
163
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
7
Autores como Mihailo Markovic2 piensan que esta situación se
puede considerar comprendida en el concepto marxista de enaje-
nación o alienación:
8
El socialismo comunal: consejos comunales
y el Poder Popular
Contrariamente a la conducta alienada o enajenada que pro-
pone el capitalismo, los consejos comunales han sido definidos
en el marco del proceso bolivariano como los espacios públicos
166
segunda parte La sociedad que debe nacer
9
Considerando todo lo anterior, para que la población popular
venezolana pueda construir integralmente el buen vivir, sinónimo
de socialismo, es imprescindible que los consejos comunales sean
autónomos; liberar esas organizaciones de la centralización buro-
crática, ya sea de líderes surgidos en el seno de las comunidades o
de líderes externos provenientes del gobierno, centralización que
niega el necesario carácter horizontal, transversal, que debe tener
cualquier organización del Poder Popular. Tal como decía Lenin “La
167
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
10
Los CLAP: ejemplo de participación protagónica
del Poder Popular
Los CLAP son producto de una iniciativa tomada originalmente
por los consejos comunales del Municipio Trinidad, estado Yaracuy
y de la alcaldesa, como respuesta a la guerra económica. A tales fi-
nes diseñaron un método de distribución que atendiese de manera
segura y permanente la demanda alimenticia de la población, así
como formas de producción que alimentasen la oferta de bienes y
productos para la comunidad.6
A partir de esta primera experiencia se creó una organización
popular –que cubre actualmente diversos estados de Venezuela–
basada en la articulación de los diversos CLAP con el Ministerio
del Poder Popular para la Alimentación y la Gran Misión Abaste-
cimiento Seguro y Soberano cuya finalidad es abastecer y distri-
buir los alimentos prioritarios y subsidiados esenciales para la dieta
diaria de las personas, mediante una modalidad de entrega de pro-
ductos casa por casa para prohibir la reventa y el contrabando de los
mismos. Esta organización también se relaciona con las muchas
otras que practican la agricultura urbana en lo relativo a la produc-
ción de hortalizas verduras y frutas.
El pivote del sistema de los CLAP son los consejos comunales;
la coordinación de cada CLAP está integrada por el grupo directi-
vo del consejo comunal, una representante de la Unión Nacional
de Mujeres (Unamujer), representantes de las UBCH del Psuv y
11
La participación femenina en las organizaciones
del Poder Popular
En Venezuela, en la construcción del Poder Popular interviene
mayoritariamente un género, las mujeres; más del 60% de los con-
sejos comunales están integrados e impulsados por mujeres, dentro
de los cuales ellas constituyen entre el 60 y 65% de sus miembros.
Por tales razones, si el Poder Popular depende de lo que hagan los
consejos comunales, son significativos los esfuerzos cotidianos de
las mujeres populares venezolanas en la construcción de ese Poder
Popular; ellas han aportado y siguen aportando su tiempo y esfuer-
zos dentro de sus grupos familiares y en sus comunidades para
asegurar la reproducción de ellas y sus familias dentro de mejores
condiciones de existencia.
La participación activa de las mujeres en experiencias de pro-
ducción social, en el logro de mejoras en las condiciones del hábitat
y la ya mencionada en los consejos comunales, podríamos afirmar
que entrañan en sí un gran potencial para el cambio social. Hoy
día, las cooperativas y los consejos comunales han devenido en los
espacios públicos de interacción comunicativa y de construcción y
reproducción de ciudadanía e identidades preferidos por las muje-
res, aunque esto no sea todavía el resultado de un proceso totalmen-
te reflexivo con una direccionalidad autogestada.
No obstante, las mujeres populares, en su mayoría, han mos-
trado en los años de la Revolución Bolivariana una extraordinaria
capacidad para diversificar las demandas, atendiendo no solo a las
básicas, sino también a otras sobre todo de carácter político, sin de-
jar de lado la dimensión lúdica de la vida. Esta dimensión ha im-
pregnado contactos e intercambios y estimulado la capacidad de
171
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
172
segunda parte La sociedad que debe nacer
12
Las comunas y el Poder Popular
Mediante el estímulo hacia niveles de organización popular
cada vez más profundos, la Revolución Bolivariana espera que el
pueblo soberano construya un nuevo tejido social conformado por
redes sociales transversales, tarea que ha venido realizando dicho
soberano desde 2006. La soberanía la ejercería a través de la suma
de responsabilidades y derechos que serían compartidos por los co-
lectivos que integran las redes.
Las relaciones sociales existentes dentro de la red del Poder
Popular, consejos comunales y comunas están estructuradas con
base en la conciencia del deber social, con una igualdad estableci-
da y practicada. Existe el autogobierno y su relación con el Estado
nacional está basada, por una parte, en la protesta contra abusos en
la negociación para el logro del bien común y, por la otra, en el es-
tablecimiento de relaciones de autoridad compartidas por todos los
miembros de la comuna, con el fin de garantizar el flujo de recursos
económicos para la realización de proyectos comunales.
Aparte de las comunidades, asambleas, comités, parlamentos,
consejos comunales y comunas existen también variadas formas
de organización popular con distintos campos de acción y con
variadas dimensiones que actúan dentro de las comunas o tras-
cienden el ámbito territorial de las mismas. Ellas son los barrios
173
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
174
segunda parte La sociedad que debe nacer
13
Los movimientos sociales y la transformación social
en Venezuela
Tal como manifiesta Kärner “… los nuevos movimientos sociales
se muestran como una ascendente y decisiva fuerza en el marco
social, tanto en los países industrializados como en los en vías de
desarrollo. En América Latina aparecen día a día y en número siem-
pre creciente, frentes, organizaciones de base, comités de defensa,
etcétera; que funcionan junto o en forma totalmente independiente
de los partidos políticos tradicionales de izquierda”9. En ese sentido,
Venezuela no es diferente.
Dice Holst, por su parte, al referirse a los movimientos sociales,
que muchos autores socialistas consideran que estos constituyen
sustitutos de: “... la clase obrera como actores de la sociedad, con
una mejor posición para luchar por el cambio social”. Sin embargo,
en torno a esta afirmación el autor señala que los movimientos so-
ciales están signados por el handicap de ser temporales y de estar
asociados a particulares líneas de interés10, y para ello cita a Fuentes
y Gunder Frank quienes apuntan que: “... si desaparecen las circuns-
tancias que originan y favorecen los movimientos sociales, ocurre
lo mismo con estos (…) el movimiento consigue su objetivo (...) pier-
de su sostén y se esfuma.”11 (9). No obstante, Holst señala:
8 Ibidem.
9 Kärner, “Los movimientos sociales...”, loc. cit.
10 John Holst, “Reflexiones críticas sobre el potencial político de los nue-
vos movimientos sociales”, Marx Ahora, Nº 11 (2001), pp. 171-179.
11 Holst citando a Fuentes y Gunder Frank, ibidem, p. 176.
175
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
12 Ibidem, p. 178.
13 Raquel Gutiérrez, Horizonte comunitario popular: antagonismo y
producción de lo común en América Latina, Puebla, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla e Instituto de Ciencias Sociales y
Humanidades Alfonso Vélez Pliego, 2015.
176
segunda parte La sociedad que debe nacer
179
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
180
iii. El legado histórico de Chávez: socialismo
comunal y poder popular1
182
segunda parte La sociedad que debe nacer
1
Las raíces históricas de la sociedad comunal
La Ley Orgánica del Poder Popular reconoce de manera implí-
cita la vinculación histórica del Poder Popular con las antiguas tra-
diciones comunales originarias de organización socioeconómica
que sobrevivieron exitosamente luego del siglo xvi, resemantizadas
cultural, jurídica y socialmente como formas autóctonas y autoges-
tadas de producción y convivencia socialista, definidas ahora en
esa ley como comunidades que constituyen el “… núcleo básico e
indivisible constituido por personas y familias que habitan en un
ámbito geográfico determinado, vinculadas por características e
intereses comunes; comparten una historia, necesidades y poten-
cialidades culturales, económicas, sociales, territoriales y de otra
índole...“. Las comunas y los consejos comunales conforman así co-
munidades organizadas constituidas ahora “… por las expresiones
organizativas populares, consejos de trabajadores y trabajadoras, de
campesinos y campesinas, de pescadores y pescadoras y cualquier
otra organización de base, articuladas en una instancia del Poder
Popular...”. 2
Los historiadores positivistas venezolanos, contrariamente a lo
anterior, aluden a las sociedades indígenas precoloniales, así como
a aquellas que sobrevivieron luego del siglo xvi a la violencia de la
conquista armada española, como un conjunto de pueblos deses-
tructurados, sin formas de gobierno organizado, que fueron incor-
porados por la fuerza dentro del régimen colonial. De tal manera, la
reproducción de la hegemonía política burguesa se ha apoyado en
un relato historiográfico con loas y reconocimientos al sujeto his-
tórico triunfador: los conquistadores y colonizadores hispanos, los
europeos blancos, el paradigma cultural grecolatino, el patriarcado
y el naciente capitalismo europeo, mientras que los “perdedores”,
indios, negros, mestizos, mujeres y pobres en general desaparecían
no solo de las páginas del relato sobre el proceso histórico vivido por
187
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
2
El socialismo comunal bolivariano
El socialismo comunal, como podemos ver, es una construc-
ción social que tiene raíces históricas en el pasado precapitalista.
Su viabilidad y permanencia en el tiempo y el espacio, dependerá
fundamentalmente de los niveles de conciencia social e histórica
que logren alcanzar los ciudadanos y ciudadanas para comprender
el proceso nacional venezolano, la llamada cuestión nacional en
la totalidad de sus aspectos. Aquellos niveles de comprensión son
los que permitirían que la meta de construir una sociedad comu-
nal socialista sea concebida como la condición necesaria para que
la sociedad nacional venezolana, que somos todos y todas, pueda
funcionar de forma plenamente soberana.
El concepto de nación comunal socialista venezolana está inse-
parablemente unido al concepto de hegemonía popular y de Poder
Popular antiimperialista. Para lograr y consolidar ese objetivo, los
colectivos de ciudadanos y ciudadanas agrupados en comunas y
consejos comunales deben orientarse a constituir un bloque histó-
rico culturalmente hegemónico, ejerciendo el deber y el derecho de
participar y planificar todo el proceso de ejecución para lograr una
futura sociedad comunal socialista. Ello lo pueden hacer si y solo
si poseen su soberanía como pueblo, la soberanía de la Patria y la
soberanía de la nación.
3
Comunas, nación y patria socialista
Las comunas, célula básica del socialismo bolivariano son pro-
ducto de las acciones humanas especialmente relacionadas a los
modos de trabajo que se definen como espacios socioproductivos
de carácter rural, periurbano y urbano de poder, de autogobierno
y de organización económica. La comunidad organizada de esta
manera ejerce la democracia directa y la participación protagónica
como su práctica política para la construcción del socialismo co-
munal.
Las comunas, rurales, periurbanas o urbanas constituyen la for-
ma espacial concreta que adquiere la resistencia popular contra el
188
segunda parte La sociedad que debe nacer
4
El Poder Popular
Denominamos Poder Popular a las actividades sostenidas por
los colectivos sociales que buscan lograr sus objetivos de libertad,
emancipación y hegemonía cultural orientadas por una identidad y
189
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
7 Ver nota 5.
190
segunda parte La sociedad que debe nacer
5
Pueblo y Poder Popular
Para llegar a construir una comunidad socialista integrada por
ciudadanos/as solidarios, no por individuos aislados y egoístas dis-
puestos a imponer sus intereses personales por encima del bien
común como propone el capitalismo, la comunidad debe delegar
el poder originario de los individuos en la voluntad del colectivo
social. Ello produce una voluntad general, un poder de todos y todas
al servicio de todos y todas donde los intereses particulares de las y
191
Mario sanoja obediente/iraida vargas-arenas
Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
6
Poder Popular y participación protagónica
El Poder Popular se expresa a través de la participación ciuda-
dana y el protagonismo político; la participación se efectúa como
dos ejercicios, dos derechos políticos relacionados pero diferentes;
uno directo y el otro indirecto. El primero consiste en el proceso
de transferir competencias desde el gobierno nacional y estatal a
la comunidad organizada –consejos comunales, comunas–. El se-
gundo se efectúa a través del sufragio, para elegir representantes a
las distintas instancias del poder ejecutivo a nivel regional y nacio-
nal, y fundamento para la toma de decisiones trascendentales en los
diversos tipos de referendos disponibles en la legislación nacional.
El ejercicio de ambos derechos conlleva la corresponsabilidad
social de los ciudadanos y ciudadanas para garantizar, conjunta-
mente con el Estado, el funcionamiento del poder político. En con-
secuencia, cualquier funcionario o funcionaria, de cualquier nivel,
es un simple delegatario del poder que los ciudadanos y ciudadanas
ejercen a través del Poder Popular. Por eso es de excepcional impor-
tancia educar a los ciudadanos y ciudadanas en la observancia de la
ética del bienestar colectivo, del bien común, como fin último de la
acción revolucionaria.
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Del rentismo al socialismo comunal bolivariano
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La soberanía del Poder Popular
El Poder Popular es, en consecuencia, el medio a través del cual el
Estado venezolano delega en las organizaciones comunitarias fun-
ciones de planificación, elaboración de presupuestos para el funcio-
namiento de las comunas y los consejos comunales. Los ciudadanos
y ciudadanas pueden delegar su poder, pero no su soberanía. Hasta
el inicio de la vigencia de la Constitución Bolivariana en 1999, en el
proceso de toma de decisiones, ejecución y control solo participa-
ban los poderes formales del Estado burgués. En aquellos casos don-
de se propicia la participación popular –denominada “participación
vigilada” o de dependencia11–, aquella reviste un carácter subalterno
que se manifiesta en la emisión de opiniones pero no de control por
parte de los sectores populares, quienes –en la mayoría de los casos–
solo son usados como fuerza de trabajo. La participación vigilada
constituye una forma de participación donde los sectores populares
no controlan su desarrollo, no llegan a ser sujetos.
Al imponerse posteriormente el proceso histórico de la Revo-
lución Bolivariana, se transformó el régimen de la antigua demo-
cracia representativa característico de la IV República en un régimen
de democracia participativa y protagónica que conduce hacia la
sociedad comunal socialista, en la cual las instituciones del futu-
ro Estado comunal socialista lleguen a empoderar al pueblo para
el ejercicio del Poder Popular. El ejercicio de la soberanía popular
se lleva a cabo, entonces, a través de la participación ciudadana en
todos los ámbitos de la actividad legislativa y la toma de decisiones
para la dirección del Estado a todos los niveles: regional o local.
Construir el Poder Popular para empoderar al pueblo como cla-
se social, significa hacer la revolución y profundizarla para alcanzar
la meta del socialismo bolivariano. Construir el Poder Popular sig-
nifica igualmente que el pueblo organizado como clase social para
sí ya ha asumido definitivamente la responsabilidad sobre parte de
los espacios de gobierno que hasta ahora han sido ocupados por el
Estado nacional burgués.
El concepto de Poder Popular forma parte, pues, del mode-
lo de acción diseñado para la construcción del sistema socialista
bolivariano; está basado en la norma democrática constitucional
bolivariana que en su artículo 5 afirma que: “la soberanía reside in-
transferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente…” del
cual dimana la soberanía popular a la cual están sometidos los órga-
nos del Estado. De ello se desprende que todas las formas de organi-
zación democrática del Estado, del poder público y de la sociedad se
sustentan en el Poder Popular. En la democracia socialista, aquellas
son fieles depositarias de la soberanía popular y están, por lo tanto,
obligadas a rendir cuentas al pueblo soberano.
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El Poder Popular como derecho social
Aquí se define el Poder Popular como el conjunto de derechos y
deberes sociales de los cuales goza el pueblo venezolano en general.
Ese poder que tiene el pueblo organizado como clase social para
hacerse sentir y respetar, es un derecho inalienable que nace de la
condición de ciudadanas y ciudadanos participativos y protagóni-
cos y está garantizado en la Constitución Bolivariana. La base del
Poder Popular no solamente incluye a los ciudadanos y ciudadanas
organizados en consejos comunales o en comunas, sino también a
la población en general, a la ciudadanía en pleno.
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El Poder Popular como ejercicio de la democracia
participativa
Una democracia socialista, como es el caso de la que aspira
construir la Venezuela bolivariana, requiere para su funcionamien-
to de una amplia vigencia de las libertades políticas que asegure
un grado de información y de participación protagónica irrestricta
de las masas populares, en la discusión y decisión en torno a todos
los problemas que les atañen como pueblo, profundizando la vida
orgánica horizontal del movimiento social y popular. Ello quiere
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para generar una nueva sociedad, los integrantes del Poder Popular
deben asumir una actitud proactiva basada en el autogobierno, en
la defensa de su autonomía para manejar y administrar tanto los
recursos financieros estatales como los obtenidos en sus proyectos
socioproductivos que hacen posible la satisfacción de las necesi-
dades colectivas, construyendo valores socialistas positivos hacia
las nociones de cooperación, solidaridad, reciprocidad y corre-
sponsabilidad que fortalezcan el sentido de pertenencia y la capaci-
dad colectiva del logro. Para que tal relación sea exitosa, debe existir
plena congruencia entre sus aspiraciones y los proyectos guber-
namentales de desarrollo social13. De no ser así, pueden suceder
dos cosas: o bien el llamado período de transición no se logra y en
consecuencia tampoco se logrará la nueva formación social, ya que
el Poder Popular no puede ser ejercido por agentes que solo serían
repetidores de los objetivos que persigue una élite gubernamental
externa que se considera su vanguardia, igualando así estatización
con socialismo y dando lugar a un colectivismo estatizado; o bien
la garantía de congruencia con el Estado bolivariano la da –la debe
dar– el propio Poder Popular movilizado “desde abajo”, con pleno
control político y social de lo que desea, necesita, aspira y las mane-
ras para lograrlo, y que llega a constituirse en poder libremente. En
tales casos, el Estado bolivariano debe ser facilitador de lo que el
Poder Popular exige. Marx decía “La emancipación de los trabaja-
dores debe ser obra de los trabajadores mismos”. Y a estos señalaba:
“Debéis cambiaros a vosotros mismos y capacitaros para la domi-
nación política”.
No puede haber verdadero Poder Popular si no hay autonomía
de las organizaciones comunitarias, ya que dicho poder es la aspi-
ración de un pueblo organizado que asume responsabilidades sobre
el manejo de los recursos y la solución a los problemas propios. Una
parte vital de su poder reside precisamente en su posibilidad real de
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El Poder Popular y el Estado socialista comunal
venezolano
La construcción de un Estado socialista comunal venezolano es
una meta todavía lejana, es un horizonte, una utopía que nos impul-
sa a marchar hacia ella para lograrla. Su futuro proceso de estructu-
ración debe guiarse por los principios constitucionales expresados
en el preámbulo de la carta magna de Venezuela según los cuales
la soberanía no solamente es de origen popular, sino que la misma
debe ser ejercida directamente por el pueblo, que es el soberano,
mediante su participación protagónica, sin delegación en otros in-
termediarios o representantes. Su expresión como Estado-nación
venezolano está basado en una comunidad de origen y destino his-
tórico, de comunidad social, geográfica y territorial, en la propiedad
sobre las condiciones externas y las fuerzas de la producción, la dis-
tribución y el consumo de bienes.
El proceso bolivariano, mediante las misiones y grandes misio-
nes sociales, ha venido construyendo formas o procesos de acción
estatal que apuntan hacia la futura creación de una sociedad nueva
comunal socialista mediante la solución radical de los diversos pro-
blemas (salud, vivienda, educación, trabajo, etcétera, etcétera) que
enfrenta la población venezolana organizada o no en comunas y en
consejos comunales; se han puesto en movimiento instituciones
de gobierno colectivo como el parlamento comunal. Las comunas
y consejos comunales van formando un espacio público nacional
donde se irán construyendo, de abajo hacia arriba, los fundamentos
de una nueva ciudadanía, condición necesaria para el nacimiento
de una nueva cultura comunitaria, fundamento del Poder Popular
constituyente del futuro Estado comunal socialista. Ese Estado de-
bería, para constituirse en un cierto momento, desmontar las es-
tructuras políticas centralizadas y jerarquizadas sobre las cuales se
sostiene el poder del actual Estado liberal burgués y reemplazarlas
por redes transversales de comunas asociadas en regiones comu-
nales para ejecutar proyectos compartidos que beneficien el buen
vivir de los colectivos sociales, impulsen la socialización de los
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Caracas - Venezuela