282911-Texto Del Artículo-975881-1-10-20170209 PDF
282911-Texto Del Artículo-975881-1-10-20170209 PDF
282911-Texto Del Artículo-975881-1-10-20170209 PDF
CONSEJO DE REDACCIÓN
EDITOR / DIRECTOR
Dr. Jesús Miguel Muñoz Cantero (Universidad de A Coruña- España)
EDITORES DE SECCIÓN
Dr. José Serrano Angulo (Universidad de Málaga- España)
Dra. Ana María Porto Castro (Universidad de Santiago de Compostela- España)
Dr. Samuel Fernández Fernández (Universidad de Oviedo- España)
Dra. Ángeles Rebollo Catalán (Universidad de Sevilla- España)
Dra. Mirian Martínez Juárez (Universidad de Murcia- España)
Dr. Honorio Salmerón Pérez (Universidad de Granada- España)
SECRETARIA
Dra. Eva María Espiñeira Bellón (Universidad de A Coruña- España)
TRADUCCIÓN
Dra. María Bobadilla Pérez (Universidad de A Coruña- España)
Dra. Pilar Couto Cantero (Universidad de A Coruña- España)
Dra. Raquel Vázquez Ramil (Universidad de Vigo-España)
Dra. Fuensanta Monroy Hernández (Universidad de Murcia- España)
Michelle Christine Bishop (Estados Unidos)
COMITÉ TÉCNICO
Dra. Elisa Teresa Zamora Rodríguez (Universidad de Santiago de Compostela- España)
Dr. Emilio Berrocal de Luna (Universidad de Granada -España)
Dra. Encarnación Soriano Ayala (Universidad de Almería-España)
Dra. Esther Chiner Sanz (Universidad de Alicante- España)
Dr Eva María Olmedo Moreno (Universidad de Granada- España)
Dra. Felicidad Barreiro Fernández (Universidad de Santiago de Compostela- España)
Dr. Francisco Alberto García Sánchez (Universidad de Murcia- España)
2 Revista Investigación Educativa
DIFUSIÓN Y COMUNICACIÓN
Dr. Francisco Javier Pérez Cusó (Universidad de Murcia- España)
Natalia González Morga (Universidad de Murcia- España)
PRESIDENTE
Dr. Juan Carlos Tojar Hurtado (Universidad de Málaga)
SECRETARIO
Dr. José Miguel Arias Blanco (Universidad de Oviedo)
TESORERA
Dra. Mª Natividad Orellana Alonso (Universidad de Valencia)
REPRESENTANTE RELIEVE
Dr. Francisco Aliaga Abad (Universidad de Valencia)
Los miembros de la Junta Directiva de AIDIPE pasarán a formar parte del Consejo Asesor de la
revista RIE en el momento que cesen de sus cargos en dicha Junta y no formen parte del Consejo
de Redacción de la misma.
CATÁLOGOS INTERNACIONALES
90
90
80
80
70
70
Tasa ACEPTACIÓN (12,7%)
60
60
87,3% Tasa ACEPTACIÓN (12,7%)
Tasa RECHAZO (87,3%)
50
50
40 Tasa RECHAZO (87,3%)
40
30
30
20
20
10
10 0 12,7%
0
RIE 1er Semestre 2017
RIE 1er semestre 2017
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar Martínez Clares
Editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Pilar Martínez Clares
Project based learning (PBL): Assessment from the Perspective of Primary Level
Students. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Ana García-Varcálcel Muñoz-Repiso & Verónica Basilotta Gómez-Pablos
The social foundation of the concept woman in the social network Facebook . . . 181
Alicia Arias Rodríguez & Ana Sánchez Bello
Caminemos…
REFERENCIAS
Resumen
Este artículo aborda el aporte que puede hacerse a la urgencia de un cambio en la concepción
y práctica de la educación. Para ello, intenta focalizar la mirada en las diferencias educativas
y la posibilidad de un enfoque desde una perspectiva dinámica y positiva, susceptible de un
aprendizaje permanente. Se basa en las aportaciones emergentes de diferentes campos científicos
y tecnológicos (especialmente desde la neurociencia educativa, los estudios sobre las inteligencias
múltiples y su evolución, el aprendizaje adaptativo y la resiliencia) que están influenciando o
pueden influenciar prácticas educativas y que inciden en la concepción de la educación inclu-
siva. Se sugiere una investigación educativa que haga avanzar ese enfoque y se plantee desde
el reconocimiento positivo de la diversidad, contribuir al cambio educativo.
Palabras clave: diversidad educativa; neurociencia educativa; inteligencias múltiples; resi-
liencia; aprendizaje adaptativo; personalización educativa; investigación transformadora.
Abstract
This article deals with the contribution that can be made to the pressing need of a change in
the understanding and practice of education. To achieve this, it focuses on educational differences
and the possibility of approaching the issue from a dynamic, positive perspective, subject to
permanent learning. It is based on the emerging contributions from different scientific and
technological fields (especially those of educational neuroscience, studies on multiple intelligences
and their evolution, adaptive learning and resilience) which are influencing or may influence
educational practice and which affect the conception of inclusive education. The essay suggests
a line of educational research which may make that approach move forward, being raised from
the positive acknowledgment of diversity and thus, contributing to educational change.
Keywords: educational diversity; educational neuroscience; multiple intelligences;
resilience; adaptive learning; personalized learning; transformative research.
Introducción
Intentaré apuntar alguna sugerencia a la tercera cuestión al hilo de las dos primeras.
Responder a estos interrogantes exigiría el trabajo de equipos interdisciplinares y el
desarrollo de un grupos conformados por investigadores y personas pertenecientes
a diversos colectivos y edades, que nos ofrecieran sus experiencias educativas y sus
propios interrogantes. Avanzo una aproximación a la temática, fruto, tanto de la lectura
como de la propia experiencia docente e investigadora.
El repaso de libros y revistas anteriores a 2005, nos obliga a ser más cautos
cuando hablamos de novedad. La mayoría de los elementos que vamos a enume-
rar ya aparecen en esas publicaciones. Quizá sea más real advertir que se trata
de caminos sobre los que se ha avanzado y que, al transitarlos más gente, arrojan
una luz nueva sobre aspectos que apenas estaban presentes en nuestro imaginario
colectivo. Se trata de descubrir cómo pueden ayudarnos a trabajar las diferencias
educativas desde una perspectiva dinámica, procesual, y positivo, en la búsqueda
de lo que puede construir a la persona y a la sociedad y hacernos avanzar hacia
planteamientos más inclusivos.
– Aumentan los estudios sobre los periodos sensibles para el aprendizaje temprano,
que tienen como base el desarrollo neuronal. En esos periodos el cerebro solicita
aportaciones para crear o estabilizar estructuras de larga duración. En los prime-
ros años de vida, las neuronas realizan muchas más conexiones que en la edad
adulta. Cuanto más rico en estímulos sea el ambiente, mayor será el número de
interconexiones que se llevarán a cabo. En consecuencia, el aprendizaje se dará
con mayor rapidez y será más significativo (Sousa, 2014). El potencial de cada
sujeto se va así desarrollando, de acuerdo a los estímulos que se les brinden,
desde una educación temprana, a esas ventanas abiertas a la oportunidad, cuyo
cierre, en un cierto momento, no significa la imposibilidad absoluta de esos
aprendizajes, pero sí una mayor dificultad.
– La motivación constituye el motor más poderoso para desarrollar y mantener
un aprendizaje. Entendida como un estado de energía, excitación o intensidad
emocional, activa, dirige y mantiene una conducta hacia un objetivo concreto.
Para Coyle (2009), este proceso (que él denomina ignición) y la práctica intensa
trabajan juntos para producir la habilidad. En el caso del aprendizaje escolar,
el alumnado debe percibir que los contenidos a aprender son necesarios o
deseables. Su relevancia, el interés que suscitan, la posibilidad de elección y
el compromiso con la tarea son criterios cruciales para una motivación intrín-
seca. Pero existen otros elementos que quizá sorprendan y, sin embargo, las
investigaciones coinciden con nuestra experiencia vital: la identificación con
un grupo o la experiencia de nuestra fragilidad en un momento determinado,
pueden ser poderosos resortes de motivación. La capacidad de conseguir algo
puede estar presente, pero la energía destinada a esa capacidad nos llega a
través de mecanismos, generalmente inconscientes, que se ponen en marcha en
un momento dado, a través de unas señales, no siempre evidentes. También,
tomar en consideración los intereses del alumnado contribuye a garantizar
que pueden aplicar el contenido de lo que están aprendiendo a la vida real
(Feinstein, 2004).
– Una aportación muy interesante al estudio de la diversidad educativa, dentro del
ámbito escolar, es la presentación las subcompetencias asociadas a los sistemas
operativos social y académico. Veamos, brevemente, los dos modelos presentados
por Jensen (2014, pp. 143-151).
Existen bastantes áreas del cerebro asociadas al sistema operativo social, pero el autor
se centra en seis sistemas primarios:
Jensen (2014) ofrece para ambos sistemas operativos, el social y el académico, unas
estrategias específicas de aprendizaje, de acuerdo al planteamiento ya explicitado,
de desarrollo y enriquecimiento del cerebro, que los educadores pueden utilizar de
acuerdo a las características y necesidades de su alumnado.
Muchos de los elementos que hemos ido señalando en los sistemas operativos
social y académico estaban contemplados en los elementos propuestos por Goleman
(1996) desde su concepción de la inteligencia emocional: conocer las propias emociones;
manejar las emociones; motivarse a sí mismo; reconocer las emociones de los demás
y establecer relaciones.
Bisquerra (2003), en un trabajo de síntesis, analiza la fundamentación de la educa-
ción emocional e indica a su vez un conjunto de competencias emocionales que le sirven
de base, muy similares a las propuestas por Goleman (1996): conciencia emocional;
regulación emocional; autonomía personal; inteligencia interpersonal y habilidades
para la vida y bienestar. En este artículo se explicitan las múltiples concomitancias e
interrelaciones de las teorías que fundamentan la educación emocional, muy trabajada
por el autor y su equipo, tanto a nivel de investigación como de orientación para el
trabajo en distintos contextos.
Una de las aportaciones teóricas, que al igual que la de Goleman (1996), ha incidido
extraordinariamente en el mundo de la educación, es la conocida teoría de las inteli-
gencias múltiples de Gardner (1983). Este autor, al igual que otros psicólogos, (Guilford,
1967; Sternberg, 1985; Thurstone, 1939) intenta avanzarse al concepto tradicional de la
inteligencia humana, centrado fundamentalmente en el Coeficiente Intelectual (C.I.).
Desde una visión pluralista de la inteligencia, la teoría de las Inteligencias Múltiples “se
organiza a la luz de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas.
Solo se tratan las capacidades que son universales a la especie humana” (Gardner,
1993/2005, 2005, p. 38). Sin embargo, el autor incluye otros criterios, y, en publicaciones
posteriores ha reconocido que los avances en la neurociencia, implican modificaciones
fundamentales en relación a los planteamientos iniciales biológicos de su teoría. Las
siete inteligencias propuestas en un principio (lingüística, lógico-matemática, espacial,
corporal-kinestésica, musical, interpersonal, intrapersonal) se han enriquecido con la
inclusión de la inteligencia naturalista, reconocida ya científicamente y otra posible, la
inteligencia existencial, la de las grandes preguntas, según él. También acepta la posi-
bilidad de que se descubran otras inteligencias. El autor concibe la inteligencia como
algo que cambia y se desarrolla en función de las experiencias que el individuo pueda
tener a lo largo de la vida.
Las inteligencias son potenciales o tendencias que se realizan o no se realizan,
dependiendo del contexto cultural en que se hallan. Las inteligencias son siempre una
interacción entre las tendencias biológicas y las oportunidades de aprendizaje que
existen en una cultura” (Gardner, 1993/2005, 2005, p. 289).
Las críticas a la teoría de las inteligencias múltiples han sido múltiples, pero sí trae-
mos aquí su teoría es por su importante contribución al tema que nos ocupa. Gardner
(1983, 1993/2005) ha puesto de relieve la variabilidad interindividual en el aula. Aunque
muchos acepten las diferencias individuales, pocos las cuidan y desarrollan. El autor,
desde un principio, ha unido la reflexión teórica y la aplicación de la misma en el campo
educativo. La teoría de Gardner ha sabido conectar con el espíritu del tiempo educativo
que pasa por reconocer la presencia de un nuevo paradigma centrado en el alumno y en
su aprendizaje más que en la enseñanza y en el profesor y en sus derivaciones más
inmediatas como son el conocimiento situado, los estilos y enfoques de aprendizaje, los
programas de enseñar a pensar y el aprendizaje autorregulado, entre otras (Pérez Sánchez
y Beltrán, 2006) Como nos recuerda el mismo Gardner (1993/2005), “la mente de cada
persona es diferente a la de los demás. En última instancia, en algún futuro distante
pero todavía imaginable, debería ser posible desarrollar un entorno educativo óptimo
para cada estudiante en un momento histórico concreto.”(pp. 296-297). En ese futuro
incorpora el avance en una de sus tareas principales: el desarrollo de evaluaciones
que se ajusten mejor a las tareas que se realizan en la vida real, (evaluaciones auténticas
o evaluaciones en el contexto), que no aíslen al estudiante sino que éste se beneficie de
las aportaciones de otros y que incida en la comprensión de lo estudiado, de manera
significativa, de forma que pueda iluminar problemas nuevos o desconocidos y llevar
a cabo nuevos proyectos.
Sin duda, la aportación de Gardner (1993/2005) continúa viva en los enfoques
innovadores de algunas instituciones educativas de nuestro país. Posiblemente puede
deberse a la facilidad de lectura de sus obras, a su apertura a las cuestiones educativas
que más importan al profesorado que desea trabajar dentro del paradigma centrado
en el alumno y al talante autocrítico del autor, que le lleva a incorporar muchas de
las críticas y a repensar una y otra vez la práctica a que pueden conducir sus teorías.
En realidad, de acuerdo con su planteamiento de aprendizaje, la mejor aportación
que puede hacerse a Gardner es leerlo en profundidad, trabajar proyectos donde se
intenten poner en marcha sus teorías, y desde una crítica fundamentada, avanzar en
la búsqueda de nuevas formas de entender la inteligencia que nos permitan descubrir
y apoyar – a través de estrategias de aprendizaje- el potencial, tantas veces ignorado,
de niños, jóvenes y adultos.
De alguna forma, eso es lo que intentan Lucas y Claxton (2014). Los autores, que
trabajan en el Centre for the Real-Word Learning, de la Universidad de Winchester,
presentan la inteligencia como un conjunto armónico y complejo de distintos com-
ponentes. Críticos con la aplicación sobre todo de la teoría de Gardner (1983) en
algunas escuelas, se inclinan más por la de Costa y Kallick (2008) que han dividido la
inteligencia en lo que ellos llaman hábitos de la mente: ser perseverantes; gestionar la
impulsividad; escuchar con comprensión y empatía; pensar de forma flexible; pensar
sobre el pensamiento (metacognición); esforzarse por ser preciso; aplicar conocimientos
anteriores a nuevas situaciones; pensar y comunicarse con precisión; recoger datos con
todos los sentidos; crear, imaginar e innovar; responder con admiración y asombro;
asumir riesgos; aplicar el sentido del humor, pensar de manera independiente; estar
abierto al aprendizaje continuo. La obra de Costa y Kallick (2008) ofrecen numerosas
experiencias de cómo llevar la teoría al aula. El debate sigue abierto y se precisa más
investigación para descubrir la potencialidad de las teorías sobre la inteligencia, en
el diagnóstico y, sobre todo, en el desarrollo de la potencialidad individual de un
aprendizaje para la vida real. Los mismos Lucas y Claxton (2014) ofrecen, al final de
su obra el modelo 4,5,1. Lo presentan como un proceso abierto, con cuatro componentes
principales: investigar, experimentar, imaginar y razonar; cinco marcos de la mente que
se complementan y sostienen entre sí: curiosidad, determinación, empleo de recursos,
sociabilidad y reflexividad y un ingrediente clave central en el modelo que han deno-
minado presencia mental, concepto holístico que apenas han definido pero al que se
le concede una importancia fundamental en la organización del proceso inteligente.
Además de compleja, los autores señalan en la inteligencia, su dimensión práctica,
intuitiva, distributiva, social y estratégica (que incluye la metacognición, la auto-regu-
lación y la reflexión). Finalmente, reconocen una dimensión ética, en el desarrollo de
la inteligencia, ya que la conducta inteligente de cada uno, ha de hacerse compatible
con el bienestar de los que le rodean, hombres o mujeres.
De alguna forma, el ampliar tanto la concepción de inteligencia no tiene otro obje-
tivo que orientar la función educadora hacia el desarrollo de personas más inteligentes
en la vida real, por diversos caminos. De ahí el esfuerzo por incluir continuamente
estrategias de aprendizaje para ampliar y enriquecer las dimensiones propuestas. Se
entiende por tanto que este planteamiento de la inteligencia es un proceso abierto y
un proceso que se extiende a lo largo de toda nuestra vida.
1 Sobre el nacimiento de la enseñanza programada, tanto en Estados Unidos como en nuestro país
pueden verse los trabajos de Cruz (1985, 1988), cuando ya había pasado el auge de la enseñanza programada
y había ido derivado hacia la tecnología de la instrucción o tecnología educativa.
3 Véase por ejemplo el material de la plataforma Knewton (2015), una de las más importantes, que
está en proceso de traducción al castellano por una conocida editorial.
La persona, por lo tanto tiene un papel más activo desde este marco, pero también
lo tiene el contexto y su modo de influir positiva o negativamente. Y es a través de
los propios relatos como pueden las personas obtener una acción terapeútica. Poco a
poco los autores trabajan en especial por la identificación de los factores protectores y
de riesgo, que cambian su nombre en función del modelo escogido. El modelo holístico
actual, según Forés y Grané (2012)
los equipos directivos para crear las condiciones para que crezcan las semillas
de la confianza, la apertura, el compañerismo y la responsabilidad colectiva
en la escuela. La resiliencia, en este sentido relacional, es la culminación de
esfuerzos colectivos y colaborativos” (Day & Gu, 2015, p. 36).
5 Remito a un escrito mío: Igualdad versus equidad ¿Enfoques divergentes ante la diversidad educativa?, que
creo sigue teniendo vigencia en la actualidad (Bartolomé, 2008).
6 Recojo aquí algunas reflexiones de un reciente artículo que escribí con ocasión de la divulgación de
la agenda del Desarrollo Sostenible. Igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas (Bartolomé, 2016).
7 Sobre este aspecto es significativa la aportación de Jiménez, Álvarez, Gil, Murga y Téllez (2005) en
una investigación sobre las diferencias halladas entre alumnos y alumnas con premio extraordinario de
Bachillerato: “Aparecen algunas diferencias significativas próximas a lo que se denomina personalidad,
intereses, expectativas, relaciones sociales. Y también apuntan a algunos comportamientos sexistas que
perviven o repuntan y que sugieren que el avance hacia la igualdad de las personas presenta obstáculos
para los dos géneros” (p. 414).
Referencias
Agencia Europea para el Desarrollo del Alumnado con Necesidades Educativas Especia-
les (2011). Formación del profesorado para la educación inclusiva en Europa. Retos
y oportunidades. Recuperado de https://www.european-agency.org/sites/default/
files/te4i-challenges-and-opportunities_TE4I-Synthesis-Report-ES.pdf
Aguado, T., Buendía, L., Marín, M.A., & Soriano, E. (2006). Nuevas fórmulas edu-
cativas ante la multiculturalidad. En T. Escudero & A.D. Correa (Coords.), La
investigación en innovación educativa: algunos ámbitos relevantes (pp. 89-147). Madrid:
La Muralla.
Aliaga, F., & Bartolomé A. (2006). El impacto de las nuevas tecnologías en educación.
En T. Escudero & A.D. Correa (Coords.), La investigación en innovación educativa:
algunos ámbitos relevantes (pp. 55-88). Madrid: La Muralla.
Bartolomé, M. (1967). Matemáticas programadas. Barcelona Escolar, 6, 79-93.
Bartolomé, M. (2008). Igualdad versus equidad. ¿Enfoque divergentes ante la diversidad
educativa?. En F. Etxeberria, L. Sarasola, J.F. Lukas, J. Etxeberria, & A. Martxueta
(Coords.), Convivencia, equidad, calidad. Donostia: AIDIPE.
Bartolomé, M. (2016). Igualdad de género y empoderamiento de mujeres y niñas.
Revista Crítica, 1006, 26-33.
Bartolomé, M., del Campo J., Massot, M.I., & Vilà, R. (2009). Elaboració d’un programa
orientat al desenvolupament de la ciutadania intercultural a través del treball amb
xarxes comunitàries: un estudi de cas. En Generalitat de Catalunya, Secretaria per
a la immigració (Coord.), Recerca i immigració II. Col·lecció Ciutadania i immigració, 4
(pp. 321 – 342). Barcelona: Generalitat de Catalunya.
Bazoco, J. (2014). L’èxit educatiu en un marc inclusiu de l’etapa de secundària. (Tesis Doc-
toral). Recuperada de http://hdl.handle.net/2445/65856
Beaudoin, N. (2013). Una escuela para cada estudiante. Madrid: Narcea.
Bisquerra, R. (2003). Educación emocional y competencias básicas para la vida. Revista
de Investigación Educativa, 21(1), 7-43. Recuperado de http://revistas.um.es/rie/article/
view/99071
Börjesson, P., Barendregt, W., Eriksson, E., & Torgersson, O. (2015). Designing technol-
ogy for and with developmentally diverse children- A systematic literature review.
Proceedings of the 14th International Conference on Interaction Design and Children (pp.
79-88). doi: 10.1145/2771839.2771848
Borrell, N. (1967) La programación de saberes geográficos, científicos y naturales.
Barcelona Escolar. 6, 131-156.
Candau, V.M. (1969). Enseñanza programada de la lógica material. (Tesis doctoral). Barce-
lona: Universidad de Barcelona.
Casasempere, A.V. (2013). Inmigración y escuela resiliente en educación primaria. Un estudio
de casos con alumnado de familia inmigrante. (Tesis doctoral). Alicante: Universidad
de Alicante.
Charlier, S y Caubergs, L. (Coords). (2007). El proceso de empoderamiento de las mujeres.
Comisión de mujeres y desarrollo. Bruselas. Recuperado en http://www.dhl.hegoa.ehu.
es/ficheros/0000/0251/proceso_empoderamiento_mujeres_CFD.pdf
Costa, A. L., & Kallick, B. (2008). Learning and leading with habits of mind: 16 essential
characteristics for success. Alexandria, Va, EE.UU.: Association for Supervision and
Curriculum Development.
Coyle, D. (2009). Las claves del talento. Barcelona: Planeta.
Cronbach, L. (1957). The two disciplines of scientific psychology. American psychologist,
12(11), 671-684. doi: 10.1037/h0043943
Gustavo Homero Orozco Cazco, Francisco Javier Tejedor Tejedor y María Isabel Calvo Álvarez
*Universidad Nacional de Chimborazo
**Universidad de Salamanca
***Universidad de Salamanca
Resumen
El objetivo de este trabajo fue determinar el efecto que produce el uso del Software Educa-
tivo en alumnos de 6 a 12 años con Necesidades Educativas Especiales (NEE). Como meto-
dología se utilizó el Meta-análisis, que permitió integrar cuantitativamente los resultados de
las investigaciones primarias del problema planteado de forma objetiva y sistemática, para lo
cual se seleccionaron 10 estudios mediante criterios de inclusión y exclusión, los mismos que
produjeron un total de 14 tamaños de efecto independientes. Se obtuvo como resultados una
media del tamaño de efecto d+=1.22, y una estimación puntual del tamaño de efecto d.=.21,
siendo un valor significativo bajo de la incidencia del Software Educativo en apoyo a las NEE.
En conclusión, es importante resaltar la necesidad de continuar investigando sobre Tecnologías
de la Información y Comunicación enfocadas a solventar las dificultades del aprendizaje que se
producen en las aulas para garantizar una verdadera escuela inclusiva.
Palabras clave: software educativo; tecnologías de la información y comunicación
(TIC); necesidades educativas especiales; educación especial.
Correspondencia: Gustavo Homero Orozco Cazco, [email protected], Av. Eloy Alfaro s/n y 10 de
Agosto, 060104 Riobamba, Ecuador.
Abstract
The objective of this work was to determine the effect that the uses of the Educative software
produce in the students of 6 to 12 years old with Special Educational Needs (NEE). The
methodology applied was the Meta-analysis; it allows to integrate in a qualitative way the
results of the primary investigarions about the problem in an objective and systemic. For this
purpose, 10 study cases were selected trough inclusion and exclusion process, with a total of
14 independents effects. It got a result of a media of effect d+=1.22, a punctual estimation of
effect of d.=.21, being a significantly low value of the incidence of the educative Software in
support to the NEE. In conclusion, it is important to highlight the need of more investigation
about the Communicative and Informative Technologies focused on solving the difficulties of
the learning in the classroom to guarantee a truly inclusive school.
Keywords: educative software; informative and communicative technologies (ICT);
special educative needs; special education.
Introducción
En la misma línea, Cabero y Córdoba (2009, p. 74) habla de tres aspectos para
favorecer la inclusión digital y atender la diversidad del alumnado en la escuela, los
cuales coinciden en parte con algunos puntos del apartado anterior (1. Facilitar la
presencia y acceso a las TIC; 2. Revisar sus características de adaptabilidad y acce-
sibilidad; y 3. Alfabetización digital).
Objetivos
Metodología
Búsqueda de la literatura
del Software Educativo en el apoyo de las NEE. Estos criterios al final permitieron
seleccionar 10 trabajos de investigación que dieron lugar a 14 estudios independientes,
además de un protocolo de evaluación.
En cuanto al procedimiento de búsqueda, se desarrolló en varios canales o fuentes
de información como menciona Cooper (1994) citado por Botella y Gambara (2002):
Canales Informales (Vía, en la cual se puede localizar una gran cantidad de infor-
mación): Google Académico; Canales Formales Primarios (Vía, en la cual se cual se
pueden localizar estudios que han sido revisados por comités científicos): Journal
of Computer Assisted Learning; y Canales Formales Secundarios (Vía, en la cual se
pueden localizar estudios primarios de forma indirecta): WOS, Scopus y Eric. Ade-
más, se utilizó varias combinaciones de palabras claves para alcanzar un nivel de
éxito aceptable en la exploración de resultados sobre investigaciones con referencia
al objeto de estudio como sugiere Hernández (2009): Software Educativo, Programas
informáticos Educativos, Programas de Enseñanza asistido por ordenador, Educa-
ción Especial, Necesidades Educativas Especiales, Niñ*, Child*, Educative Software,
Computer Assisted Instruction, Computer Assisted Learning, Special Education y
Need Education.
Además, es importante señalar que el proceso de búsqueda se realizó en el mes
de febrero de 2015, obteniéndose una cantidad considerable de resultados por la
variedad de combinaciones de palabras claves empleadas en cada una de las fuentes
de información (ver tabla 1). Para el primer filtrado, nos limitamos a la revisión del
título y en algunos casos en el resumen del trabajo de investigación, lo cual permitió
seleccionar 147 estudios.
Luego de haber reducido la cantidad de resultados, los estudios seleccionados
fueron sometidos a una valoración de acuerdo a los criterios de inclusión y exclusión
propuestos en este trabajo, provocando una disminución significativa a 38 estudios.
Por último, los 38 estudios seleccionados fueron repartidos entre los responsa-
bles del presente trabajo para su respectiva evaluación, porque la calidad de un
meta-análisis depende de los estudios elegidos. Para ello, se utilizó un protocolo de
evaluación que contenía 12 elementos (claridad y estructura del título, revisión de
la literatura, rigor metodológico, citas actualizadas,…), con una escala de valoración
de 0 a 5. Sin duda esta fue la etapa más laboriosa por su importancia, obteniéndose
de este proceso la selección de nueve artículos (Alcaraz, Ballesta & Lozano, 2011;
Atkins, Chakpitak, Sharp, Sureephong, & Wicha, 2012; Contreras & Contreras, 2011;
Cullen, Richards, & Lawless, 2008; Gómez & Ortega, 2006; Hetzroni & Tannous,
2004; Tan & Mei Lin, 2012; Sánchez & Elías, 2007; Simion & Folostina, 2013) y una
tesis doctoral (Ventura, 2012) (un artículo de los seleccionados constaba tanto en
WOS como en SCOPUS), estudios que finalmente son parte de este meta-análisis.
En este punto cabe indicar, que los trabajos eliminados durante el proceso descrito,
correspondían a estudios enfocados al diseño, desarrollo, implementación, uso, ejecu-
ción y aplicación de Software Educativo para el apoyo a niños, pero sin la información
necesaria que se requiere para codificar de acuerdo a las características definidas en
este tipo de trabajos.
Tabla 1
por la variedad de información que presentan los investigadores en los informes finales,
tal como indica Botella y Gambara (2002). En segunda instancia, se calculó el tamaño
del efecto utilizando el índice “diferencia de medias estandarizada” (d de Cohen), que
representa el grado de eficacia que ha tenido el Software Educativo en las distintas
Necesidades Educativas Especiales cubiertas en los niños de 6 a 12 años.
En las tablas 2 y 3 se describen los resultados obtenidos, debiéndose indicar que
los unos corresponden a los diseños intra-grupo (pre-test y post-test), definiéndose d
como la diferencia entre la media del pre-test y la media del post-test dividido por la
desviación típica intra-grupo conjunta; y los otros, a los diseños inter-grupos, donde
d se definió con d = dE – dC, siendo dE y dC, la diferencia de medias tipificadas entre el
pre-test y el pos-test de los grupos experimental y de control, respectivamente como
indican Sánchez, Olivares y Rosa (1998).
Tabla 2
Tabla 3
En los resultados obtenidos anteriormente se observa dos tamaños del efecto que
registran un dato negativo, y los doce restantes datos positivos, prediciendo de esta
manera que el cálculo de la estimación combinada será un valor distinto de cero.
Además es necesario indicar que la d de Cohen y la Correlación de Pearson (r), nos
permitió calcular mediante la técnica estadística Estimación Combinada del Efecto para
contestar a las preguntas que dirigen el análisis de datos de un meta-análisis ¿Cuál
es el tamaño del efecto que podemos estimar a partir de los resultados encontrados?
y ¿Los resultados encontrados en los estudios primarios son lo suficientemente hete-
rogéneos como para que esa dispersión necesite variabilidad? como indica Botella y
Gambara (2002).
Resultados
10%
Norteamérica
30%
20% La3noamérica
Europa
Asia
40%
Figura 1. Diagrama
También esde sectores que
importante representa
acotar, el origendegeográfico
que las muestras defueron
los estudios las investigaciones
pequeñas,
donde solo una investigación evidenció una muestra representativa que correspondió
La edada 90promedio
sujetos, el resto
de los estuvo en un que
alumnos rangoparticiparon
de 4 a 12. Estos endatos, puede deberse a lofue de
las investigaciones
complejo que resulta investigar con grupos grandes
10 años, cuyo rango se encuentra ente 6 y 13 años. En cuanto al nivel de niños con Necesidades
académicoEdu- hubo
cativas Especiales.
cierta variedad, con
El área un alto porcentaje
o asignatura más apoyada(50%) que
por los no correspondía
investigadores a ningún
para aplicar nivel en
el Software
específico,Educativo
es decirhaelsido Software
Lengua yEducativo
Escritura conse un
podía
30%, utilizar
seguida de enMatemáticas
varios nivelescon el de la
escuela; un20%,10%
y conestaba
el mismo dirigido para
porcentaje paraPrimer Grado;
la enseñanza de 20% paraExtranjero,
un Idioma Quinto GradoCienciasy por
último uncon20% el que
10%, no y por último unesta
indicaban 20%información,
correspondientedemostrando
al mejoramiento de falta
una la atención y
de atención
la interacción social de los niños como se puede ver en la figura 2. Concluyendo con
en el resto de niveles de la educación primaria.
esta información, una falta de interés en el resto de áreas del conocimiento, como la
También es importante
Geografía, acotar,asumiendo
Historia y demás, que las muestras
con esto quedelas los
tres estudios fueron pequeñas,
primeras asignaturas cita-
donde solo das con mayor porcentaje representan a las áreas con mayor dificultad al momento de que
una investigación evidenció una muestra representativa
correspondió a 90
enseñar sujetos,
a los alumnosel resto
con estuvoEducativas
Necesidades en un rango de 4por
Especiales a parte
12. Estos
de los datos,
docentes.puede
deberse a lo complejo que resulta investigar con grupos grandes deMotiva-
De las nueve funciones de Software Educativo (Informativa, Instructiva, niños con
dora, Evaluadora, Investigadora, Expresiva, Metalingüística, Lúdica e Innovadora),
Necesidades Educativas Especiales.
que citan tanto Marqués (1995) como García-Valcárcel y Hernández (2013), solo tres
El áreahan
o asignatura
sido utilizadas más apoyada
en los estudiospor los investigadores
seleccionados: con un mayor para aplicar(50%)
porcentaje el Software
la
Educativofunción
ha sido Lenguaseguida
instructiva, y Escritura con un
de la función 30%, seguida
evaluadora (40%) y tande solo
Matemáticas
con el 10% lacon el
20%, y con el mismo
función porcentaje
motivadora, como se para la enseñanza
aprecia en la figura 3,deevidenciado
un Idioma unaExtranjero,
línea ampliaCiencias
de
investigación para un futuro inmediato.
con el 10%, y por último un 20% correspondiente al mejoramiento de la atención y la
Por otro lado, en los estudios seleccionados se registraron cierta variedad en la
interacción socialdede
cantidad los niños
tiempo comolosseinvestigadores
que eligieron puede ver para en la figura
aplicar 2. Concluyendo
el Software Educativo, con
esta información, una falta de interés en el resto de áreas del conocimiento,
siendo el período con más preferencia el de cuatro a seis meses con un 40%, seguido como la
por el de uno a tres meses con el 20%, y con un 10% el de siete a diez meses. Esta
característica fue importante escoger en la codificación de variables, por cuanto puede
ser útil para futuras investigaciones en otros contextos utilizando el mismo programa
informático. RIE, 2017,35(1), #-#
RIE, 2017, 35(1), 35-52
de los docentes.
Meta-análisis sobre el efecto del software educativo en alumnos con necesidades educativas especiales 45
20% Lengua
30%
Matemáticas
10% Idioma Extranjero
Ciencias
20% 20% Otros
Gustavo Homero Orozco Cazco, Francisco Javier Tejedor Tejedor y María Isabel Calvo Álvarez
40% Instruc.va
De las nueve funciones de Software Educativo (Informativa, Instructiva,
Motivadora, Evaluadora, Investigadora,50% Expresiva, Metalingüística,
Mo.vadora Lúdica e
Innovadora), que citan tanto Marqués (1995) como García-Valcárcel y Hernández
Evaluadora con un mayor
(2013), solo tres han sido utilizadas en los estudios seleccionados:
porcentaje (50%) la función instructiva, seguida de la función evaluadora (40%) y tan
10%
solo con el 10% la función motivadora, como se aprecia en la figura 3, evidenciado
una línea amplia de investigación para un futuro inmediato.
Figura 3. Diagrama de sectores que representa la función del
Software Educativo utilizado en la investigación
46 Gustavo Homero Orozco Cazco, Francisco Javier Tejedor Tejedor y María Isabel Calvo Álvarez
10%
Discapacidad
10% Intelectual
TDA
10% 50%
Discapacidad
Visual
20%
Discapacidad
Audi7va
En este trabajo
3.2 Análisis como del
descriptivo se indicó
tamaño anteriormente
del efecto mediose transformó a una métrica común (d
de Cohen) todos los resultados de los estudios seleccionados, permitiéndonos obtener
En este trabajo
los estadísticos como se indicó
descriptivos básicos,anteriormente
los mismos que se transformó
representanaauna métrica
los 14 común
tamaños del
(d de Cohen) todos los resultados de los estudios seleccionados,
efecto independientes, de los cuales se obtuvo una media d+=1.22, con una variabilidad permitiéndonos
obtener
del 1.34. los estadísticos descriptivos básicos, los mismos que representan a los 14
tamaños
Para ladel efecto independientes,
unificación de los resultados deobtenidos
los cuales enselosobtuvo
estudiosuna media dse
primarios +=1.22,
aplicócon
la
una variabilidad del 1.34.
estimación combinada del tamaño de efecto con valores d, produciéndose unos valores
que Para la unificación
se muestran de los4,resultados
en la tabla y que nosobtenidos
permitieron en los estudios
hallar primarios
la Estimación se aplicó
puntal del
la estimación combinada del tamaño de efecto con valores d,
tamaño del efecto, siendo éste d. = 0.21, representando un valor algo significativo produciéndose unos
el
valoresdel
efecto que se muestran
Software Educativo en laentabla
apoyo4, ya que nos permitieron
los alumnos hallar la Educativas
con Necesidades Estimación
puntal del tamaño del efecto, siendo éste d. = 0.21, representando un valor algo
Especiales.
significativo
En cuanto al el intervalo
efecto del Software (IC
de confianza Educativo
del 95%),enen apoyo a encuentra
el cual se los alumnos con
el valor
Necesidades Educativas Especiales.
estimado del tamaño del efecto, resultó que está entre .02 y .4, pero el valor que mejor
representa es d. = .21, siendo éste un “tamaño de efecto bajo”, ya que Cohen (1988)
manifiesta que a partir de .80 se puede considerar un “tamaño de efecto alto”. Además,
se puede deducir que un contraste sobre la hipótesis nula (tamaño del efecto es nulo
d=0) basado en el conjunto de estudios seleccionados, con un nivel de significación de
a=.05, nos conduce a rechazar H0, dado que el intervalo descrito (.02 - .4) no incluye el
valor de 0. Por tanto, se concluye que existe una asociación entre las variables Software
Educativo y las Necesidades Educativas Especiales.
Sobre la dispersión de los resultados que mostraron los estudios primarios, se con-
cluyó que hay homogeneidad, es decir que la variabilidad del tamaño del efecto del
Software Educativo aplicado en las Necesidades Educativas de los estudios selecciona-
dos es estadísticamente igual, ya que mediante las fórmulas propuestas por Hedges y
Olkin (1985) tomadas de Botella y Gambara (2002) se obtuvo que Qt = 16.82 es menor
del valor tabular 0.95 2(k13) = 22.36, siendoRIE, 2017,estos
35(1),resultados
#-# concluyentes para rechazar
la hipótesis nula (H 0
).
Tabla 4
Integración de resultados
Discusión y conclusiones
El desarrollo del presente trabajo ha permitido valorar aún más la importancia que
tienen en la actualidad las Tecnologías de la Información y Comunicación en el proceso
de enseñanza-aprendizaje, y sobre todo cuando lo abordamos en el tema de superar
las dificultades de aprendizaje que se generan en el salón de clase. Por ello el objetivo
principal fue determinar el efecto que produce el Software Educativo en la atención
de las Necesidades Educativas Especiales en niños de 6 a 12 años correspondiente a
la Educación Primaria, para concienciar a todos los entes responsables de generar una
verdadera Escuela Inclusiva, sobre todo al profesorado, ya que hay gran cantidad de
recursos diseñados, esperando ser utilizados en la práctica educativa.
En cuanto a las Necesidades Educativas Especiales atendidas por los investigado-
res en los estudios primarios, la Discapacidad Intelectual fue la que más apopo tuvo
con un 50%, seguido del Trastorno por Déficit de Atención con el 20%, la Dislexia, la
Discapacidad Visual y Auditiva con un 10% cada una, lo que conlleva a una reflexión
Referencias
Las referencias marcadas con un asterisco (*) indican los estudios que se incluyeron
en el meta-análisis.
*Alcaraz, S., Ballesta, J., & Lozano, J. (2011). Software para enseñar emociones al alum-
nado con trastorno del espectro autista. Revista Científica Educomunicación, 18(36),
139-148. doi:10.3916/C36-2011-03-05
Amar, M. (2013). Educación y TIC en la sociedad del conocimiento. En J. Sánchez
& J. Ruiz (Eds.), Recursos didácticos y tecnológicos en educación (pp. 15-23). Madrid:
Editorial Síntesis.
ARARTEKO (2001). La respuesta a las necesidades educativas especiales en la CAPV. Bilbao:
Ararteko.
*Atkins, A., Chakpitak, N., Sharp, B., Sureephong, P., & Wicha, S. (2012). An animated
dictionary for hearing-impaired students in Thailand. Journal Research in Special
Educational Needs, 12, 234-244. doi:10.1111/j.1471-3802.2012.01239.x
Bautista, R. (2002). Educación Especial y Reforma Educativa. En R. Bautista (Ed.),
Necesidades educativas especiales (pp. 19-29). Archidona Málaga: Aljibe.
Boletín Oficial del Estado (2006). Ley Orgánica de Educación (No. 106). Recuperado de
https://www.boe.es/buscar/pdf/2006/BOE-A-2006-7899-consolidado.pdf
Botella, J., & Gambara, H. (2002). Qué es el meta-análisis. Madrid: Editorial Biblioteca
Nueva S.L.
Cabero, J. (2008). Reflexiones sobre las tecnologías como instrumentos culturales. En F.
Martínez & M. Prendes (Eds.), Nuevas Tecnologías y Educación (pp. 15-19). Madrid:
Pearson Prentice Hall.
Cabero, J., & Córdoba, M. (2009). Inclusión educativa: inclusión digital. Revista Edu-
cación Inclusiva, 2(1), 61-77. Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/descarga/
articulo/3011853.pdf
Cabero, J., Fernández, J., & Córdoba, M. (2007). Las TIC como elementos en la atención
a la diversidad. En J. Cabero, M. Córdoba & J. Fernández (Eds.), Las TIC para la
igualdad (pp. 15-35). Sevilla: Editorial MAD.
Calvo, I., & Verdugo, M. (2012). Educación inclusiva, ¿una realidad o un ideal?. Revista
Edetania: Estudios y propuestas socio-educativas, 41, 17-30. Recuperado de https://dial-
net.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4089625
Cebrián, M. (2011). Los centros educativos en la sociedad de la información y el conoci-
miento. En M. Cebrián & M. Gallego (Eds.), Procesos educativos con TIC en la sociedad
del conocimiento (pp. 23-31). Madrid: Pirámide.
Cerdá, M. (1990). Niños con necesidades educativas especiales: Bases conceptuales, diagnósticas
y tratamiento. Valencia: Promolibro.
Cohen, J. (1988). Statistical power analysis for the behavioral. New Jersey: Erlbaum.
*Contreras, E., & Contreras I. (2011). Desarrollo de habilidades académicas funcionales
en niños con discapacidad intelectual mediante software educativo. En J. Acevedo, M.
Trujillo & M. López (Eds), La problemática de los grupos vulnerables: Visiones de la realidad
(105-127). Recuperado de http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/libros/libros-000023.pdf
Cortés, C. (1999). Necesidades educativas especiales en la ESO: Guía para la respuesta edu-
cativa a las necesidades del alumnado con discapacidad psíquica. Pamplona: Gobierno de
Navarra, Departamento de Educación y Cultura.
*Cullen, J., Richards S., & Lawless C. (2008). Using Software to Enhance the writing
skills of students with Special Needs. Journal of Special Education Technology, 23(2),
33-44. Recuperado de http://jennifercullen.weebly.com/uploads/1/0/8/3/10835528/
jset_ article.pdf
Doval, M. (2011). Tecnologías de apoyo a la diversidad en la escuela inclusiva. En M.
Cebrián & M. Gallego (Eds.), Procesos educativos con TIC en la sociedad del conocimiento
(pp. 45-57). Madrid: Pirámide.
Durlak J., & Lipsey M. (1991). A Practitioner ́s guide to meta-analysis. American Journal
of Community Psychology, 19(3), 291-332. Recuperado de http://link.springer.com/
article /10.1007/BF00938026
García-Valcárcel, A. (2003). Tecnología Educativa: Implicaciones educativas del desarrollo
tecnológico. Madrid: Editorial La Muralla.
García-Valcárcel, A., & Hernández, A. (2013). Recursos tecnológicos para la enseñanza e
innovación educativa: Las tecnologías de la información y la comunicación en el contexto
educativo actual. Madrid: Editorial Síntesis.
Glass, G. (1976). Primary, secondary, and meta-analysis. Educational Researcher, 5(10), 3-8.
Recuperado de http://www.jstor.org/stable/1174772?seq=1#page_scan_ tab_contents
*Gómez, C. & Ortega, J. (2006). Computer-assisted teaching and mathematical learning
in Down Syndrome children. Journal of Computer Assisted Learning, 22(4), 298-307.
doi:10.1111/j.1365-2729.2006.00179.x
González, A., & De Pablos, J. (2015). Factores que dificultan la integración de las TIC en
las aulas. Revista de Investigación Educativa, 33(2), 401-417. doi: 10.6018/rie.33.2.198161
González, E. (1996). La Educación Especial: Conceptos y datos históricos. En E. Gon-
zález (Ed.), Necesidades educativas especiales: Intervención psicoeducativa (pp. 15-44).
Madrid: CCS.
Hernández, M. (2009). Estrategias de búsqueda de información para la generación de
conocimiento en la Red. (Tesis doctoral). Recuperada de http://gredos.usal.es/jspui/
handle/10366/76265
Hervás, C., & Toledo, P. (2007). Las nuevas tecnologías como apoyo a los sujetos con
necesidades educativas especiales. En J. Cabero (Ed.), Nuevas Tecnologías Aplicadas
a la Educación (pp. 279-291). Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de España.
*Hetzroni, O., & Tannous, J. (2004). Effects of a Computer-Based Intervention program
on the communicative functions of children with Autism. Journal of Autism and Deve-
lomental Disorders, 34(2), 95-113. Recuperado de http://ftp.aspires-relationships.com/
Effects_of_a_Computer_Based_Intervention_Program_on_the.pdf
*Jorge Ventura, M. (2012). Las Tic en el desarrollo de las competencias (meta) lingüísticas de
los niños con perturbaciones en el desarrollo del lenguaje. (Tesis doctoral). Recuperada
de http://dehesa.unex.es:8080/xmlui/handle/10662/377
*Jun Tan, J., & Mei Lin, N. (2012). Hypersmart Kids: A case study on the Response of
students with Dislexia and ADHD to Educational Software Games in English Lan-
guage Learning. Internacional Conference “ICT for Language Learning”. Recuperado de
http://conference.pixel-online.net/ICT4LL2012/common/download/Paper_pdf/228-
IBT91-FP-Tan-ICT2012.pdf
*Lipsey, M. (1994). Identifying potentially interesting variables and analysis oppo-
tunities. En H. Cooper & L. Hedges (Eds), The Handbook of Research Synthesis (pp.
111-123). New York: Russel Sage Foundation.
López, I., & Valenzuela, G. (2015). Niños y adolescentes con necesidades educativas.
Revista Médica Clínica Las Condes, 26(1), 42-51. Recuperado de http://www.science-
direct.com/science/article/pii/S0716864015000085
Luque, D., & Rodríguez, G. (2009). Tecnología de la Información y Comunicación
aplicada al alumnado con discapacidad: un acercamiento docente. Revista Iberoame-
ricana de Educación, 49(3), 1-8. Recuperado de http://www.rieoei.org/deloslectores/
2806Parrav2.pdf
Marchesi, Á. (2014). Del lenguaje de la deficiencia a las escuelas inclusivas. En Á. Mar-
chesi, G. Palacios & C. Coll (comp.), Desarrollo psicológico y educación: 3. Trastornos
del desarrollo y necesidades educativas especiales (pp. 21-43). Madrid: Larousse - Alianza
Editorial.
Marín, M. (2004). Alumnos con necesidades educativas especiales. San José, Costa Rica:
Euned.
Marín, V., & Latorre, M. (2007). Superar las barreras de aprendizaje en necesidades
educativas especiales mediante la utilización de las TICs. Revista de Educación XX1,
9, 267-275. Recuperado de http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/2100/
b15175996.pdf?sequence=1
Marqués, P. (1995). Software educativo: Guía de uso y metodología de diseño. Barcelona:
EMA-Estudis, S.L.
Parra, C. (2010). Educación Inclusiva: Un modelo de educación para todos. Revista
Inclusión Social y Equidad en la Educación Superior, 8, 73-84. Recuperado de https://
dialnet.unirioja.es/ejemplar/290991
Paula, I. (2003). Educación Especial: Técnicas de intervención. Madrid: McGraw-Hill.
Ricoy, M. & Feliz, T. (2002). Consideraciones previas sobre las necesidades educativas
especiales. En J. González (Ed.), Necesidades educativas especiales e intervención psico-
pedagógica (pp. 3-30). Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.
*Sánchez, J., & Elías, M. (2007). Science Learning by Blind Children through Audio-
Base Interactive Software. En B. K. Wiederhold, S. Bouchard, & G. Riva (Eds.), Anual
Review of Cyber Therapy and Telemedicine (vol.5, pp.157-163). San Diego, CA, United
States of America: Interactive Media Institute
Sánchez J., Olivares J., & Rosa A. (1998). Meta-análisis de las intervenciones conduc-
tuales en el tratamiento de la diabetes en España. Revista de Psicología General y
Aplicada, 51(3), 501-516. Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?
codigo=2498070
Sanz del Río, S. (1996). Integración de alumnos con necesidades educativas especiales: Pano-
rama internacional. Madrid: Real Patronato de Prevención y de Atención a Personas
con Minusvalía.
*Simion, E., & Folostina, R. (2013). Integrated learning systems and their effects on
attention of children with intelectual disability. En I. Roceanu (Ed.), 9th Internacional
Conference eLearning and Software for Education, (vol. 2, pp. 604-509). Bucharest: Edi-
tura Universitatii Nationale de Aparare “Carol I”. doi: 10.12753/2066-026X-13-206
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
[UNESCO] y Ministerio de Educación y Ciencia [MEC] (1994). Declaración de Sala-
manca y Marco de Acción. Salamanca: UNESCO.
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
[UNESCO] (2008). La educación inclusiva: El camino hacia el futuro (No. 48/3). Recu-
perado de http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/Policy_Dialogue/48th_
ICE/CONFINTED_48-3_Spanish.pdf
Planificación e Innovación
de la Evaluación en Educación Superior:
la Perspectiva del Profesorado
Victoria Quesada Serra, Gregorio Rodríguez Gómez y María Soledad Ibarra Sáiz
Universidad de Cádiz
Resumen
El presente estudio tiene como objetivo principal analizar la percepción del profesorado
universitario en relación a la planificación e innovación de la evaluación. Para ello se ha
utilizado un diseño de encuesta utilizando el cuestionario ActEval, 427 docentes han pun-
tuado el grado en el que consideran que las actuaciones relacionadas con la planificación e
innovación en evaluación son importantes, la medida en que se sienten competentes para
implementarlas y la frecuencia de aplicación. Los resultados muestran que el profesorado
considera las actuaciones como muy importantes y se sienten bastante competentes para
llevarlas a cabo aunque manifiestan implementarlas en menor medida. Las actuaciones con
menor competencia y uso percibido están relacionadas con los medios electrónicos en evalua-
ción, el diseño de instrumentos de evaluación, la coordinación del profesorado, la formación
en evaluación y el cambio y mejora de la evaluación. Existen diferencias significativas en
función de la experiencia y rama de conocimiento.
Palabras clave: educación superior; evaluación; planificación; innovación; profesorado.
Abstract
The objective of this paper is to analyse the perception of Lecturers about the planning and
innovation of assessment. To do so, a survey research was implemented using the ActEval
questionnaire. 427 lecturers have punctuated the degree in which considered that activities
related to planning and innovation in assessment are important, as they feel competent to
implement them and the frequency of application. Results show that lecturers considered the
tasks related to planning and design and innovations in assessment as very important, they
perceived themselves as competent to implement such practices, however, the implementation
occurred at a slightly lower pace. The assessment tasks that received the lowest ratings in the
importance and competence criterion were related with e-assessment, design of assessment
tools, coordination among lecturers, professional development and training in assessment and
continuous improvement of assessment. Significant differences were found depending on the
years of teaching experience and the field of knowledge.
Keywords: higher education; educational assessment; classroom design; innovation,
lecturers.
Introducción
• ¿Qué evaluar?
• ¿Cómo evaluar?
• ¿Cuándo evaluar?
Figura
Figura1.1.Elementos
Elementosaaconsiderar
considerarenenlalaplanificación
planificacióndel
delproceso
procesodedeenseñanza-aprendizaje,
enseñanza-aprendizaje,
partiendo de la evaluación.
partiendo de la evaluación.
La innovación en evaluación
La innovación en evaluación
La innovación se entiende como la puesta en práctica y extensión de prácticas
La innovación se entiende como la puesta en práctica y extensión de prácticas
educativas mejoradas (Kezar, 2011).
educativas mejoradas (Kezar, 2011).
La innovación y el cambio en los sistemas educativos se ha convertido en una
necesidad, necesidadyque
La innovación el cambio en más
es todavía los sistemas
imperiosaeducativos se superior.
en educación ha convertido en una
Diferentes
necesidad,
autores necesidad
(Hanna, que es &
2002; Tomás todavía
Castro,más imperiosa
2011) defienden en educación superior. necesita
que la universidad Diferentes
autores (Hanna, 2002; Tomás & Castro, 2011) defienden que la universidad
cambiar en todos los niveles de la organización si pretende sobrevivir y prosperar necesita
en
el nuevo “mercado educativo”. En este sentido urge no solamente la necesidad de en
cambiar en todos los niveles de la organización si pretende sobrevivir y prosperar
el nuevo
cambio sino“mercado
sobre todoeducativo”.
una mayorEndifusión
este sentido
de losurge no solamente
cambios la necesidad
e innovaciones exitosas de
existentes y su comunicación a los agentes interesados.
Actualmente, la palabra innovación tiene gran presencia en todas las universi-
dades, tanto a nivel nacional como internacional; se realizan numerosos congresos
y publicaciones entorno a la innovación en educación superior (Véase Hanaue &
Baurele, 2012, Martín & Ruiz, 2005; RIE, 2017,35(1),
Tomas #-#
& Castro, 2011; Zhu & Engels, 2014).
Asimismo, en cuanto a la evaluación se refiere, podemos encontrar cuantiosas
Metodología
Tabla 1
Distribución de la muestra
Instrumentación
Procedimiento
Análisis de datos
Resultados
Media y desviación típica por ítem y criterio de la dimensión “Diseño y planificación de la evaluación”.
60 Victoria Quesada Serra, Gregorio Rodríguez Gómez y María Soledad Ibarra Sáiz
Tabla 2
Media y desviación típica por ítem y criterio de la dimensión “Diseño y planificación de la evaluación”.
Como puede apreciarse claramente en la Figura 2 y Tabla 2 los ítems que han
obtenido una mayor puntuación en los criterios importancia, competencia y uso son
aquellos referentes a la difusión y comunicación de los aspectos relativos al proceso de
evaluación: “Definir y dar a conocer los objetivos, estándares y criterios de evaluación”
(ítem 9) y “Dar a conocer el procedimiento de evaluación” (ítem 25). Un 60.9% del
profesorado manifestó que siempre o a menudo definen y dan a conocer los objetivos,
estándares y criterios de evaluación y un 67.9% declara que siempre o casi siempre
dan a conocer el procedimiento de calificación a sus estudiantes.
Es interesante destacar que la proporción de profesorado que declara implementar
estas dos tareas es más elevada que el porcentaje que expresa sentirse muy/totalmente
competente para implementarlas (Figura 3). Esto es fácilmente entendible debido a
la obligación de publicar y comunicar los objetivos de los módulos, los criterios de
evaluación, las tareas de evaluación, así como el procedimiento de calificación antes
del inicio del curso.
Figura
Figura 3.
3. Frecuencia
Frecuencia por
por ítem
ítem yycriterio
criteriode
delalaDimensión
Dimensión1.1
En
Es elinteresante
lado opuesto,destacar
las actuaciones
que lade evaluación
proporcióncon deunaprofesorado
menor puntuación media
que declara
en importancia, competencia y uso percibidos son:
implementar estas dos tareas es más elevada que el porcentaje que expresa sentirse
muy/totalmente competente para implementarlas (Figura 3). Esto es fácilmente
• “Adaptar
entendible la evaluación
debido a contextos
a la obligación de aprendizaje
de publicar en los que
y comunicar losseobjetivos
utilicen medios
de los
electrónicos” (ítem 19)
módulos, los criterios de evaluación, las tareas de evaluación, así como el
• “Utilizar de
procedimiento plataformas
calificacióny herramientas tecnológicas
antes del inicio del curso. en el proceso de evaluación”
(ítem 31)
En el lado opuesto, las actuaciones de evaluación con una menor puntuación
• “Construir instrumentos de evaluación” (ítem 18)
media en importancia, competencia y uso percibidos son:
• “Adaptar la evaluación a contextos de aprendizaje en los que se utilicen
Si bien los ítems relativos al uso de tecnologías o entornos virtuales de aprendizaje-
medios electrónicos” (ítem 19)
ítem 19 y 31, a los que hemos hecho referencia, son los dos que reciben la menor pun-
• “Utilizar plataformas y herramientas tecnológicas en el proceso de evaluación”
tuación media por criterio en esta dimensión, se puede apreciar que las puntuaciones
(ítem 31)
obtenidas en el criterio importancia son relativamente elevadas (puntuación media en
• “Construir instrumentos de evaluación” (ítem 18)
torno a 4.5 puntos), siendo considerados importantes por la mayoría de los encues-
Si bien los ítems relativos al uso de tecnologías o entornos virtuales de
tados: más de la mitad del profesorado encuestado (51%) consideró muy importante
aprendizaje- ítem 19 y 31-, a los que hemos hecho referencia, son los dos que reciben
adaptar la evaluación a contextos de aprendizaje en los que se usen medios electrónicos
la menor puntuación media por criterio en esta dimensión, se puede apreciar que las
(ítem 19) y casi la mitad del profesorado (49.1%) otorgó mucha importancia al uso de
puntuaciones obtenidas en el criterio importancia son relativamente elevadas
plataformas tecnológicas, siendo una minoría, el 5.9% y el 5.4% respectivamente, el
(puntuación media en torno a 4.5 puntos), siendo considerados importantes por la
profesorado que consideró estos ítems como nada importantes.
Situación diferente es la que seRIE, registra en#-#
2017,35(1), la competencia percibida, en la que
tan solo un 19.9% de los encuestados manifestó sentirse capacitado para adaptar la
evaluación a contextos de aprendizaje en el que se usen medios electrónicos (ítem
19), expresando el 31% de encuestados no sentirse hábiles para implementar esta
tarea. Puntuaciones similares son registradas en el ítem 31; una cuarta parte de los
docentes encuestados (25.3%) declararon sentirse capacitados para usar plataformas
y herramientas tecnológicas en el proceso de evaluación, siendo un porcentaje similar
(20.35%) los que marcaron no sentirse capacitados para implementar esta actuación
evaluativa.
En línea con estos resultados, casi la mitad del profesorado participante (48.7%)
manifestó que nunca o en raras ocasiones adaptan la evaluación a contextos de apren-
dizaje en los que se utilizan medios electrónicos (ítem 19). Del mismo modo tampoco
parecen ser utilizadas con asiduidad herramientas electrónicas en la evaluación, un
37% declaró que nunca o casi nunca las utiliza, frente a un 21.6% que las utiliza a
menudo o siempre.
En cuanto al ítem 18 “Construir instrumentos de evaluación” como son las rúbricas
o las escalas de estimación, un 54% del profesorado lo consideró como muy importante,
siendo una minoría (3.5%) los que puntuaron como nada importante; alrededor de una
quinta parte (19.6%) manifestó sentirse capacitado para implementar esta tarea, mientras
que una proporción similar (23.3%) marcó no sentirse competente para implementar
este tipo de actuaciones evaluativas. Siendo su uso relativamente bajo -un 20.6% del
profesorado participante reveló que siempre o a menudo las utiliza, una proporción
mayor (26%) manifestó que nunca o raramente lo hace (el 53.4% restante puntuaron
3 o 4 en la escala de 1 a 6).
Figuray 4.
Figura 4. Media por ítem Mediade
criterio por
laítem y criterio
dimensión de la dimensión
“Innovación y mejora de la evaluación”
“Innovación y mejora de la evaluación”
Tabla“Analizar
3 críticamente la información derivada de los procesos de evaluación”
(ítem 24) es el ítem más valorado en esta dimensión en los tres criterios, si bien existe
Media
unaynotable
desviación típica por entre
diferencia ítem y las
criterio de la dimensión
puntuaciones “Innovación
obtenidas entrey el
mejora de laimportancia
criterio evaluación”.
y los de competencia y utilización. La mayoría del profesorado (70%) lo consideró
muy importante, el 29% se consideró muy competente al respecto y el 33% de ellos
Nº Ítem Importancia Competencia Utilización
M 53-70 DT
RIE, 2017, 35(1), M DT M DT
Introducir mejoras en los procesos de
5 evaluación sobre la base del 4.8 0.9 3.7 1.1 3.6 1.2
seguimiento de los mismos
Planificación e innovación de la evaluación en educación superior: la perspectiva del profesorado 63
Tabla 3
Media y desviación típica por ítem y criterio de la dimensión “Innovación y mejora de la evaluación”.
(67.45% y 56.21%), son pocos los que se consideran altamente capacitados para ello
(24.59% y 23.89%) y menos los que finalmente lo hacen a menudo (23.19% y 22.25%).
“Actualizar los conocimientos sobre evaluación del aprendizaje” (ítem 7) es también
considerada muy importante por la mayor parte del profesorado, obteniéndose pun-
tuaciones medias en la competencia y uso. Una cuarta parte del profesorado (23.42%)
manifestó que nunca o pocas veces actualizan sus conocimientos sobre evaluación del
aprendizaje, expresando el 17.10% que lo hacen con frecuencia.
Por último, la gran mayoría del profesorado (67.68%) consideró de gran importan-
cia “Favorecer la colaboración y coordinación entre el profesorado en los procesos de
evaluación” (ítem 30), siendo menos (24.59%) los que marcaron sentirse capaces de
hacerlo y los que realmente indicaron que favorecen la colaboración y coordinación
con sus compañeros (20.84%); de hecho, algo más de un tercio de los encuestados
(36.63%) reveló no hacerlo nunca.
Tabla 4
Diferencias significativas (Test de Kruskal-wallis) y tamaño del efecto (A de Delaney) por ítem y criterio
[Importancia (I), Competencia (C) y Utilización (U)] en Rama de Conocimiento y experiencia laboral.
Discusión y conclusiones
Por último, destacar que se han detectado diferencias notables en las puntuaciones
obtenidas en función de los años de experiencia del profesorado encuestado, existiendo
también diferencias en determinados ítems en función de la rama de conocimiento.
Se ha podido apreciar que el profesorado con menor experiencia laboral otorga más
importancia a las actuaciones de evaluación, especialmente a aquellas relacionadas
con la innovación y mejora de la evaluación, por otra parte el profesorado con mayor
experiencia laboral se siente más competente.
A la luz de los resultados obtenidos parece esencial indagar y profundizar sobre
algunas cuestiones: ¿Por qué no utilizan los docentes la evaluación electrónica aun
considerándola importante? ¿Qué dificulta su uso? ¿Es cuestión de formación o hay
otros aspectos que influyen? De igual modo: ¿Qué se requiere para que el profesorado
innove en evaluación? ¿Cómo podemos fomentar la formación en evaluación? ¿Cómo
se puede favorecer la colaboración y cooperación entre el profesorado universitario?
A expensas de conocer las respuestas a estas preguntas consideramos esencial
establecer planes específicos para la formación del profesorado universitario en eva-
Referencias
Biggs, J. (1999). Teaching for quality learning at university. Londres, Reino Unido: Open
University Press.
Biencinto, C., Carpintero, E., Núñez, C., & García, M. (2013). Psychometric properties
of the ActEval questionnaire on university teachers’ assessment activity. Revista Elec-
trónica de Investigación y Evaluación Educativa, 19, 1–15. doi:10.7203/relieve.19.1.2611
Bono, R., & Arnau, J. (1995). Consideraciones generales en torno a los estudios de
potencia. Anales de Psicología, 11(2), 193-202.
Boud, D. (2010). Assessment 2020: Seven propositions for assessment reform in higher edu-
cation. Sydney, Australia: Australian Learning and Teaching Council.
Gómez-Ruiz, M.A., Rodríguez-Gómez, G., & Ibarra-Sáiz, M.S. (2013). Desarrollo de
las competencias básicas de los estudiantes de Educación Superior mediante la
e-Evaluación orientada al aprendizaje. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación
Educativa, 19(1), art. 1. doi: 10.7203/relieve.19.1.2457
Grupo de Investigación Evalfor (2011a). Experiencias innovadoras en el aprendizaje a
través de la evaluación. EVALtrends 2011. Cádiz. Recuperado de: http://evaltrends.
uca.es/index.php/publicaciones.html
Grupo de Investigación Evalfor (2011b. Experiencias innovadoras en la sistematización
de la evaluación. EVALtrends 2011 Cádiz. Recuperado de: http://evaltrends.uca.es/
index.php/publicaciones.html
Grupo de Investigación Evalfor (2011c). Experiencias innovadoras de evaluación en la
era digital. EVALtrends 2011 Cádiz. Recuperado de: http://evaltrends.uca.es/index.
php/publicaciones.html
Hanauer, D., & Baurele, C. (2012). Facilitating Innovation in Science Education through
Assessment Reform. Liberal Education. Recuperado de: https://www.aacu.org/libe-
raleducation/pkal
Hanna, D. (2002). La enseñanza universitaria en la era digital. ¿Es ésta la universidad que
queremos? Madrid: Octaedro-EUB
Hargreaves, A. (1997). Cultures of teaching and educational change. En B.J. Biddle, T.
Good & I. Goodson (Eds.), International handbook of teachers and teaching (pp. 1297-
1319). Berlin, Alemania: Springer.
Ibarra Sáiz, M. S. (Dir.). (2008). EvalCOMIX: Evaluación de competencias en un contexto
de aprendizaje mixto. Cádiz: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz.
Kezar, A. (2011). What is the best way to achieve broader reach of improved practices
in higher education?. Innovative Higher Education, 36(4), 235-247. Recuperado de:
http://link.springer.com/article/10.1007/s10755-011-9174-z
López, M.C., Pérez-García, M.P., & Rodríguez, M.J. (2015). Concepciones del profe-
sorado universitario sobre la formación en el marco del espacio europeo de edu-
cación superior. Revista de Investigación Educativa, 33(1), 179-194. doi: http://dx.doi.
org/10.6018/rie.33.1.189811
Martín, C., & Ruiz, C. (2005). Innovación docente en la Universidad en el marco del
EEES. Educatio siglo XXI: Revista de la Facultad de Educación, 23, 171-190.
Miller, L. (1998). Redefining teachers, re-culturing schools: Connections, commitments
and challenges. En A. Hargreaves, A. Lieberman, M. Fullan, & D. Hopkins (Eds.),
International handbook of educational change (pp. 529-543). Berlín, Alemania: Springer.
Mingorance Arnáiz, C., & Calvo Bernardino, A. (2013). Los resultados de los estudian-
tes en un proceso de evaluación con metodologías distintas. Revista de Investigación
Educativa, 31(1), 275-293. doi: http://dx.doi.org/10.6018/rie.31.1.15329
Murillo, F.J., & Hidalgo, N. (2015). Enfoques fundamentales de evaluación de estudian-
tes para la justicia social. Revista Iberoamericana de Evaluación Educativa, 8(1), 43-61.
Recuperado de http://www.rinace.net/riee/numeros/vol8-num1/art3.pdf
Perrota, C. (2014). Innovation in Technology-Enhanced Assessment in the UK and the
USA: Future Scenarios and Critical Considerations. Technology, Pedagogy and Edu-
cation, 23(1). doi: http://dx.doi.org/10.1080/1475939X.20130838453
Quesada Serra, V., Rodríguez Gómez, G., & Ibarra Sáiz, M.S. (2013). ActEval: un instru-
mento para el análisis y reflexión sobre la actividad evaluadora del profesorado uni-
versitario. Revista de Educación, 362, 69-104. doi: 10-4438/1988-592X-RE-2011-362-153
Rodríguez Gómez, G. (Dir.). (2009). EvalHIDA: Evaluación de Competencias con Herramien-
tas de Interacción Dialógica Asíncronas (foros, blogs y wikis). Cádiz: Servicio de Publica-
ciones de la Universidad de Cádiz. Recuperado de: http://www.tecn.upf.es/~daviniah/
evalhida.pdf
Rodríguez Gómez, G. (Coord.), Ibarra Sáiz, M.S., Dodero Beardo, J.M., Gómez Ruiz,
M.A., Gallego Noche, B., Cabeza Sánchez, D... Martínez del Val, A. (2009). Develo-
ping the e-Learning-oriented e-Asessment. En A. Méndez Vilas, A- Solano Martín, J.
Mesa González, & J. A. Mesa González (Eds.) Proceedings of V International Conference
on Multimedia and Information and Communication Technologies in Education (m-ICTE)
(vol.1, pp.515-519). Lisboa, Portugal: Formatex.
Rodríguez Gómez, G., & Ibarra Sáiz, M.S. (2011). E-evaluación orientada al e-aprendizaje
estratégico en la universidad. Madrid: Narcea.
Rodríguez-Gómez, G., Quesada-Serra, V., & Ibarra-Sáiz, M.S. (2016). Learning-orien-
ted e-assessment; the effects of a training and guidance programme on lectu-
rers’ perceptions. Assessment & Evaluation in Higher Education, 41(1), 35-52. doi:
10.1080/02602938.2014.979132
Tomas, M., & Castro, D. (2011). Multidimensional Framework for the Analysis of
Innovations at Universities in Catalonia. Education Policy Analysis Archives, 19(27),
1-18. doi: http://dx.doi.org/10.14507/epaa.v19n27.2011
Vargha, A., & Delaney, H.D. (2000). A Critique and Improvement of the CL Common
Language Effect Size Statistics of McGraw and Wong. Journal of Educational and
Behavioral Statistics, 25(2), 101-132.
Villardón Gallego, M.L. (2006). Evaluación del aprendizaje para promover el desarrollo
de competencias. Educatio siglo XXI, 24, 57-76.
Zabalza, M.A. (2010). La planificación de la docencia en la universidad: elaboración de las
guías docentes de las materias. Madrid: Narcea.
Zhu, C., & Engels, N. (2014). Organizational Culture and Instructional Innovations in
Higher Education: Perceptions and Reactions of Teachers and Students. Educational
Management Administration & Leadership, 42, 136-158. doi: 10.1177/1741143213499253.
Resumen
Correspondencia: Javier Rodríguez Santero, [email protected], Dpto. MIDE, Facultad de Ciencias de la Educación.
Universidad de Sevilla, Calle Pirotecnia, s/n, 41013, Sevilla.
plina. Estos resultados son coincidentes con los de otras investigaciones internacionales que
apuntan la necesidad de incorporar estrategias didácticas basadas en la interacción, el diálogo
y la cooperación como vía para la mejora e inclusión educativa.
Palabras clave: comunidades de aprendizaje; estudio de casos; educación infantil;
educación primaria.
Abstract
This piece of research aims at discussing and reviewing interactive groups (IG) planning,
execution and impact as a means of improving education all the perspective of teachers and
volunteers. With that aim a case study was put together at a learning community, whose
methodology is predicated on building IGs, i.e. on dialogic and collaborative interaction
involving small heterogeneous cohorts of students monitored by an adult person assisting
in the solving of learning activities. The sample was made up of 220 students, 10 teachers,
four volunteers – making IG observation and support contributions –, and two researchers.
Direct observation of 40 sessions of IG and 10 teacher interviews were reported. A content
analysis was conducted through valid and reliable coding. The findings show teachers’
short-term planning geared towards solving short-term learning activities. A high proportion
of students was reported to have successfully completed activities within the allocated time,
achieving a higher degree of attention, cooperation and discipline. These findings are in line
with those of other international research outlining the need to integrate interaction-, dialogue-,
and cooperation-based teaching strategies as a means to enhance education.
Keywords: learning communities; case studies; early childhood education; elementary
education.
Introducción
todo, que pueden lograrlo ayudando a compañeros y recibiendo su ayuda. Esta ima-
gen de sí mismos, potenciada por los actos comunicativos dialógicos, fomenta que
escolares, que hasta el momento no se veían capaces de aprender y obtener buenas
calificaciones, comiencen a verlo posible.
Son numerosos los estudios dedicados a avalar la organización del aula en G.I.
como práctica solidaria y participativa que transforma las dinámicas, aumenta la
motivación, acelera el aprendizaje y disminuye los conflictos de aula y riesgos de
exclusión de determinados alumnos (Aubert, Duque, Fisas & Valls, 2004; Elboj &
Niemelä, 2010; Elboj, Puigdellívol, Soler & Valls, 2002; Flecha et al., 2009; Valls &
Kyriakides, 2013).
Por otra parte, este enfoque, como plantean Elboj y Niemelä (2010), elimina el
«tiempo muerto» que provoca que algunos estudiantes pierdan el interés, al completar
la actividad más rápidamente que sus compañeros de clase. En definitiva, a través de
las interacciones que se producen entre los alumnos y el voluntariado, se mejora el
aprendizaje instrumental y la solidaridad en el aula, convirtiéndose la diversidad de
los estudiantes en una oportunidad para todos/as.
Esta investigación, acreditada por el Vicerrectorado de docencia de la Universidad
de Sevilla, pretende mostrar los resultados de una actuación de éxito basada en el
aprendizaje dialógico (Flecha, 1997) e interaccionista que suponen los G.I. Gracias a él
se producen interacciones que aumentan el aprendizaje instrumental y favorecen la
creación de sentido personal, social y solidario (Aubert et al., 2008). Para ello, se han
tomado como referencia las impresiones, sobre la planificación, la ejecución y el impacto,
de las personas implicadas en el proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollado en un
centro de educación infantil y primaria constituido en CdA.
Método
Objetivos
Población y muestra
Instrumento
Resultados
“…4 o 5 alumnos por grupo, sobre todo en este colegio, por las características del
alumnado y para que todos participen”. P2: (14:14).
Para los criterios de agrupamiento (AGR), la totalidad de los docentes (100%) han
tomado como criterio el nivel de rendimiento de los estudiantes, es decir, que en cada
grupo haya alumnos con bajo, medio y alto nivel de rendimiento con la intención de
que sean lo más heterogéneos posible y entre todos se ayuden e intenten resolver la
actividad (AGR4, 10) y comportamiento del alumnado (AGR2, 10). Se han contemplado
también, aunque con menor frecuencia, otros criterios como la existencia de conflictos
interfamiliares (AGR1, 1), el nivel de discapacidad (AGR6, 2), el grado de extroversión
(AGR7, 2), o el sexo (AGR5, 1).
En la satisfacción con el diseño de las actividades (SAD) de los G.I., el 50% del
profesorado reconoce este hecho en sus manifestaciones (SAD1, 5) y opina que van
mejorando paulatinamente (SAD4, 5). Por el contrario, un 30% considera necesario
una mejora (SAD3, 3), sobre todo, en lo referente a la planificación, pues no siempre
logran el objetivo propuesto o el ajuste al tiempo establecido, incumpliendo los prin-
cipios de los G.I.
“…Para los niños un cuarto de hora y como mucho, mucho, veinte minutos. Pero
normalmente, la sesión de G.I. es de una hora y como tengo cuatro grupos, cada 15
minutos los roto”. P3: (20:20).
En la ejecución de G.I., buena parte de los docentes (50%) marcan los cambios de
actividad (CAC) poniendo música cada vez más alta (CAC1, 4; CAC2, 1). Con esa
señal, previamente acordada, los niños son conscientes que han de dar por finalizada
la tarea y cambiarse de grupo. Mayoritariamente, no suelen avisar a los grupos sobre
el tiempo que ha transcurrido o que les resta para concluir la actividad. En otros casos,
es el tutor quien se encarga de controlar el tiempo con el reloj (CAC4, 2) y anunciar,
a viva voz (CAC3, 3), el cambio.
“…Ponemos una música y ya ellos saben que se tienen que cambiar de grupo y
funciona muy bien”. P9: (19:19).
Con respecto a la duración real de las actividades en G.I. (DUT), de los 8 sujetos que
han respondido a esta pregunta, el 62.5% de los docentes han manifestado una duración
de entre 15 y 20 minutos (DUT2, 5), un 25%, que exactamente 15 minutos (DUT1, 2)
y, tan solo un 12.5%, entre 20 y 30´ (DUT3, 1). Por tanto, la duración adecuada de las
actividades ha de ser de 15 a 20 minutos, aunque en determinadas ocasiones pueda
sobrepasarse esa barrera.
“…15/20 minutos, el año pasado al tener cuatro grupos se me iba la hora, el año
pasado se me quedaba el tiempo corto. Yo iba muy acelerada... Este año mucho mejor,
y hacemos G.I. de hora y media y nos da tiempo de todo, mucho mejor”. P6: (19:19).
El análisis de las observaciones realizadas por las voluntarias en las sesiones de G.I.,
reflejan que las actividades planteadas han resultado adecuadas en cuanto al tiempo
de ejecución (el 83.9% del alumnado ha finalizado las tareas) y el nivel de los alumnos
(el 84.95% del alumnado las ha realizado correctamente). Manifiestan que tan solo el
10.7% del alumnado no suele terminar las tareas, lo que supone un elevado grado de
implicación de estos al trabajar en G.I.
La mayor parte del profesorado (80%) suele explicar las actividades al grupo-clase,
previamente a su realización (AGC1, 8), tan solo dos docentes manifiestan no hacerlo
habitualmente (AGC2, 2). También se les explican previamente a los voluntarios (EXV1,
9), para que planteen posibles dudas, solo un docente se las explica sobre la marcha,
cuando los alumnos ya han comenzado a trabajar (EXV3, 1).
“…Los alumnos tienen claro en qué consisten, a los voluntarios también se las
explico para que me puedan preguntar y elijan la que más les guste. Porque no sólo
se trata de que vengan a ayudar, sino que también disfruten un poco”. P3: (34:34).
Los docentes se involucran de diferentes maneras en los G.I. (INV1, 8), sólo dos
profesoras han manifestado mantenerse al margen durante el desarrollo de los G.I.
(INV2, 2). El 30% actúa únicamente como observador externo (INV4, 3), ayudando
solo si es necesario, pero el 50%, va rotando por las mesas (INV3, 5) prestando apoyo,
resolviendo dudas y controlando problemas de disciplina.
“…Si no hay ningún problema de disciplina voy rotando por las mesas. Normalmente
me siento en una y cuando acaba me siento en otra, aunque estemos las dos. Me
gusta ver qué están haciendo, porque estar ahí de pie sin hacer nada...”. P4: (29:29).
“…Las actividades no las corrijo. Ellos cuando acaban la ficha aunque yo esté en la
otra punta ellos vienen a enseñármela. Yo las pongo todas juntas, y las no termina-
das intento terminarlas, pero controlo. No pongo nota, pero controlo”. P6: (39:39).
“…Sí, las corrijo primero y luego las reparto a los niños y si no están terminadas
se acaba. O si veo algo muy serio se corrige”. P5: (35:35).
El 100% de las voluntarias consideran que los G.I. funcionan bastante bien y destacan
que buena parte del alumnado (69.75%) ha llegado a dominar el contenido trabajado.
Atendiendo al impacto que causan los G.I. como estrategia educativa, el equipo
docente entrevistado manifiesta mayoritariamente altos beneficios en el grupo-clase
(BEN). Destacan, sobre todo, un aumento significativo en los niveles cohesión (BEN2,
5), cooperación (BEN3, 4), disciplina (BEN7, 4), atención individualizada (BEN8, 3) y
rendimiento (BEN10, 3). También señalan, aunque en menor medida, mayores grados
de motivación (BEN4, 2), concentración (BEN1, 2) y autonomía (BEN5, 2), así como
mejoras en la rentabilización del tiempo (BEN6, 2).
“…En todo, es una herramienta muy buena de trabajo. Beneficia sobre todo la auto-
nomía de los niños. En este centro los niños están acostumbrados a pedirles mucha
ayuda a los maestros, parece que el apañárselas entre ellos, no. Y, el tiempo que se
aprovecha mucho. Y, fortalece mucho las relaciones”. P5: (5:5).
“…Yo creo que bastante, fundamentalmente en la disciplina, la disciplina ha mejo-
rado mucho, pero lo fundamental la atención individualizada que yo le puedo dar.
Tanto yo como las voluntarias, no es lo mismo la clase magistral que en este colegio
es imposible a trabajar con cuatro-cinco niños y tienes a la voluntaria, al padre si
viniera... yo rotando o sentándome con el niño que más necesidades tiene y entonces
eso es... primordial. La interacción entre ellos, se ayudan…”. P6: (7:7).
En cuanto a las relaciones (REL), el 50% de los docentes señala una disminución
significativa de los problemas de convivencia (REL1, 5) gracias a la cooperación nece-
saria (REL4, 4) que exige el trabajo en G.I.
“…Mejora notablemente las relaciones entre ellos, se llevan muy bien. Además en
los G.I. hay menos peleas, menos discusiones que en una clase habitual”. P9: (7:7).
Sobre la satisfacción del alumnado con los G.I. (GUS), el 100% de los maestros y
maestras que respondieron a esta cuestión (8), coinciden al señalar un alto nivel agrado
(GUS1, 8), que, según ellos, resulta apreciable en los mayores niveles de implicación, en
las preguntas constantes sobre cuándo trabajarán en G.I., o en las repetidas muestras
de cariño hacia los voluntarios. Hay una docente que manifiesta que los estudiantes
se muestran algo reticentes solo al inicio (GUS3, 1) y otra, que, en ocasiones, les cuesta
pasar de la dinámica habitual a la de G.I. (GUS5, 1).
“…Sí, la verdad es que sí. Ellos se han adaptado muy bien a trabajar así y admiten
muy bien que vengan a trabajar con ellos las voluntarias”. P1: (25:25).
El profesorado considera que el alumnado aprende más trabajando en G.I. que con
el resto de estrategias didácticas empleadas (APR). A excepción de un maestro (APR3,
1), el resto de los docentes (90%) responden afirmativamente (APR1, 9) a esa cuestión.
Entre sus argumentos destacan la atención individualizada, el contenido personalizado
y adaptado a las necesidades específicas, la ayuda o cooperación mutua entre el alum-
nado, y la mejor rentabilización del tiempo.
“…Muchísimo más. Una tarea que han realizado cooperando en G.I. puedo tardar tres
días para hacerla yo individualmente, uno a uno... Sin embargo, en G.I. hago cuatro
actividades y yo sola tardaría con estos niños pequeños dos semanas”. P1: (27:27).
“…Sí, normalmente sí. Ellos se han acostumbrado mucho a trabajar así en grupo y
cómo puedes ver ellos solos se buscan, hacen su grupito y trabajan muy bien”. P7:
(28:28).
“…A una alumna nueva que ha venido al centro en noviembre o diciembre, los G.I.
la han ayudado a relacionarse e integrarse en el grupo y de ese pequeño grupo ha
ido trabajando con otros grupos”. P5: (37:37-CAM5).
“…La mejora en el grupo-clase ha sido el aprendizaje, han aprendido muchísimo más.
Desde luego, yo tengo altas expectativas con el grupo y en conocimiento del medio yo
tengo grupos cooperativos con grupos reducidos y han aprendido una barbaridad”.
P10: (37:37-CAM4).
“…No participan mucho, pero si se están dando cambios, por ejemplo, los papás ya
no te piden una piscina o un quiosco en el recreo, ahora piden que su niño aprenda.
Tengo dos mamás que me cuentan que se portan mal en casa y me dicen que los cas-
tigue y eso lo veo bien porque ven en mí una autoridad y eso me sirve para trabajar.
Ayer hablé con una mamá y le dije que se estaba portando peor y me dijo que si lo
tenía que dejar sin excursión que lo dejara y ¡oye¡ para mí eso es normalizar y está
bien. ¡Ese logro debemos atribuírnoslo”. P6: (45:46).
tes a una mayor apertura del centro a la comunidad (CAM1.1, 2) y la restante a que
en este curso ya no se expulsa a los alumnos de clase (CAM1.2, 1) al igual que en la
investigación realizada por Píriz (2011) en la que se promueve la inclusión educativa
al incorporar a todos los estudiantes G.I.
“…Los dos profes del mismo nivel programamos juntos, la especialista en audición y
lenguaje es la que coordina todos los G.I. y realiza las fichas y con la feria ha hecho
un proyecto y otro de animales marinos porque vamos a ir al acuario. La especialista
en audición y lenguaje me ayuda muchísimo con los dos hermanos sordos, yo sola
no podría, muy bien”. P6: (45:46).
“…¡Hombre¡, sí, por ejemplo este año no sacamos a nadie de la clase, yo que soy de
apoyo entro en la clase. El año pasado los sacábamos mucho, pero por ejemplo en
lugar de sacar a ´X` y no hacer la actividad, lo llevamos al G.I. de 2º y muy bien”.
P9: (44:44).
Tabla 1
Discusión y conclusiones
Referencias
Knopf, H. T., & Swick, K. J. (2006). How Parents Feel About Their Child’s Teacher/
School: Implications for Early Childhood Professionals. Early Childhood Education
Journal, 34(4), 291-296. doi: 10.1007/s10643-006-0119-6
Moliner, L., Moliner, O., & Sales Ciges, A. (2012). Porque solos no aprendemos mucho:
Una experiencia de tutoría entre iguales recíproca en Educación Primaria. Revista
de Investigación Educativa, 30(2), 459-474.
Muntaner, J. J., Pinya, C., & De la Iglesia, B. (2015). Evaluación de los grupos interactivos
desde el paradigma de la educación inclusiva. Revista Electrónica Interuniversitaria
de Formación del Profesorado, 18(1), 141-159.
Oliver, E., & Gatt, S. (2010). De los actos comunicativos de poder a los actos comunica-
tivos dialógicos en las aulas organizadas en G.I. Revista Signos, 43(2), 279-294. doi:
10.4067/s0718-09342010000400002
Píriz, R. M. (2011). Una experiencia de Grupos interactivos en un centro de Secundaria.
Tendencias Pedagógicas, 17, 51-64.
Puigvert, L., & Santacruz, I. (2006). La transformación de centros educativos en comuni-
dades de aprendizaje. Calidad para todas y todos. Revista de Educación, 339, 169-176.
Racionero, S., Ortega, S., García, R., & Flecha, R. (2012). Aprendiendo contigo. Barcelona:
Hipatia.
Racionero, S., & Padrós, M. (2010). The dialogic turn in educational psychology. Revista
de Psicodidáctica, 15(2), 143-162.
Ramírez García, A., & Muñoz Fernández, M. C. (2012). Prácticas inclusivas de los
docentes en la convivencia escolar y en la organización y funcionamiento de los
centros de educación primaria de la zona norte de Córdoba. Revista de Investigación
Educativa, 30(1), 197-222.
Rodrigues de Mello, R. (2011). Comunidades de Aprendizaje: democratización de los
centros educativos. Tendencias Pedagógicas, 17, 3-18.
Stake, R. E. (2005). Investigación con estudio de casos. Madrid: Morata.
Szente, J. (2007). Empowering Young Children for Succes in School and in Life. Early
Chilhood Education Journal, 34(6), 449-453. doi: 10.1007/s10643-007-0162-y
Tójar J. C. (2006). Investigación cualitativa: Comprender y actuar. Madrid: La Muralla.
Valls, R., & Kyriakides, L. (2013). The power of interactive Groups: how diversity of
adults volunteering in classroom groups can promote inclusion and success for
children of vulnerable minority ethnic populations. Cambridge Journal of Education,
43(1), 17-33. doi: 10.1080/0305764X.2012.749213
Vieira, L. (2011). Voluntariado en la escuela: un estudio de casos dentro del proyecto Comu-
nidades de Aprendizaje (Tesis doctoral). Universidad de Barcelona. Recuperado de
http://hdl.handle.net/10803/21615
Vieira, L., & Puigdellívol, I. (2013). ¿Voluntarios dentro del aula? El rol del voluntariado
en Comunidades de Aprendizaje. Revista de Estudios y Experiencias en Educación,
12(24), 37-55.
Vygostky, L. (1979). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica.
Yin, R. (1994): Case Study Research: Design and Methods. Thousand Oaks, CA: Sage
Publications.
Anexo
Anexo 1: Ficha
1: Ficha de observación
de observación
RIE, 2017, 35(1), 71-91
CÓDIGOS /
DIMENSIONES CATEGORÍAS
RECUENTOS
4 NAD1 (5)
NAD
5 NAD2 (2)
Número adecuado de estudiantes para 3-4 NAD3 (2)
el trabajo en G.I.
4-5 NAD4 (3)
Sí SAD1 (5)
SAD
NO SAD2 (0)
Satisfacción con el diseño y planifi- Necesita mejorar SAD3 (3)
cación de las tareas en G.I.
Va mejorando SAD4 (5)
Sesiones PLA1 (3)
PLA Semanalmente PLA2 (3)
Quincena PLA3 (2)
Planificación
Temporalización en la planificación de
las sesiones Unidades didácticas PLA4 (0)
Trimestre PLA5 (1)
15´ DTA1 (2)
DTA
20´ DTA2 (5)
Duración adecuada de las tareas en 15-20´ DTA3 (1)
G.I.
Más de 20´ DTA4 (1)
Conflictos familiares AGR1 (1)
Comportamiento AGR2 (10)
AGR Afinidad AGR3 (1)
Rendimiento AGR4 (10)
Criterios utilizados para agrupamien-
tos heterogéneos en G.I. Paridad AGR5 (1)
Discapacidad AGR6 (2)
Personalidad AGR7 (2)
Música CAC1 (4)
CAC
Alarma y música CAC2 (1)
Demarcación de los tiempos y los cam- Viva voz CAC3 (3)
Ejecución
Sí INV1 (8)
INV No INV2 (2)
Rota por las mesas INV3 (5)
Observador externo INV4 (3)
Rol docente durante el desarrollo de
los G.I. Si no hay voluntarios se invo-
INV5 (2)
lucra en los G.I.
Sí COR1 (4)
No COR2 (5)
COR Corrección actividades con los
COR3 (2)
alumnos
Corrección de las actividades realiza- Corrección de actividades sin
das en G.I COR4 (2)
los alumnos
Los voluntarios corrigen las
COR5 (1)
actividades
Concentración BEN1 (2)
Cohesión BEN2 (5)
Cooperación BEN3 (4)
Motivación BEN4 (2)
Autonomía BEN5 (2)
BEN
Impacto
Si GUS1 (8)
No GUS2 (0)
GUS
Reticentes al inicio GUS3 (1)
Gusto por el trabajo en G.I. Cansados al finalizar el curso GUS4 (0)
Cuesta pasar de una dinámica
GUS5 (1)
de trabajo a G.I.
APR Sí APR1 (9)
No APR2 (0)
Percepción del aprendizaje en G.I. en
relación a otras materias No lo sé/tengo dudas APR3 (1)
Trabajo grupo cooperativo EXT1 (3)
Trabajo en equipo EXT2 (3)
Resumen
Correspondencia: Isabel Bartau Rojas, [email protected], Dpto. MIDE, Facultad de F.I.C.E. Universidad
del País Vasco. Avenida Tolosa, 70. 20018, Donostia-San Sebastián.
Abstract
The aim of this paper is to analyze teaching methodologies and teaching resources for
schools of high level efficiency in the Basque Country. Following a quantitative methodology,
32 schools that met the criteria to be considered “high value” were selected. After 90 interviews
with faculty management teams, educational inspectors and advisors from the Training and
Innovation Support were made, the identification of good school practices proceeded. These cen-
ters use methodologies and resources of great diversity, though results are not attached to any
particular methodology. Methodological innovations in different areas (languages, mathematics
and transversal) and methodologies that take time perfecting and adjusting to the needs of the
students and of the educational center (group work, cooperative learning, competency-based
methodology or through projects among students) were highlighted; however, some centers still
use traditional methods and half utilize ICT as a teaching resource.
Keywords: effective school improvement; teaching methods; teaching materials; ICT;
multilevel models.
Introducción
Algunos trabajos sobre la percepción y el uso de las nuevas tecnologías por parte
del profesorado concluyen (Gutiérrez, Palacios y Torrego, 2010; Trujillo, López y
Pérez, 2011; Cortina-Pérez, Gallardo-Vigil, Jiménez-Jiménez, Trujillo-Torres, 2014) que
a pesar de que tiene una visión positiva de su incorporación al aula, que reconoce sus
efectos positivos (motivación del alumnado, recurso innovador, mejora del proceso
de enseñanza-aprendizaje) y que existe apoyo institucional para ello, aunque no el
suficiente, su utilización ha supuesto pocos cambios metodológicos (Boza, Toscano y
Méndez, 2009).
No obstante, las cosas parecen estar cambiando ya que, como se señala en otros
trabajos (Santiago, Etxeberria, & Lukas, 2014), la mitad del profesorado señala que las
TIC están provocando innovaciones en su práctica docente, como son el desarrollo de
nuevos métodos y estrategias de enseñanza (metodología por proyectos, aprendizaje
cooperativo, proyectos inter-centros, etc.), el cambio en las formas de organizar a su
alumnado, así como los tiempos de la clase. Sin embargo, a pesar del uso abundante de
tecnología digital en las aulas, los medios didácticos tradicionales, como son los libros
de texto, siguen siendo los recursos más utilizados diariamente (Area, & Sanabria, 2014).
Método
Objetivos
La finalidad de este trabajo es conocer las buenas prácticas de centros de alto nivel de
eficacia de la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) con respecto a la metodolo-
gía de enseñanza utilizada y que, según los informantes, constituye un factor relevante
que explica los resultados obtenidos por el alumnado. Los objetivos son los siguientes:
Participantes
Instrumento
Fase cuantitativa
Con respecto al análisis de los datos para la selección de los centros de alto nivel de
eficacia se utilizaron procedimientos estadísticos de regresión multinivel, en concreto,
los modelos jerárquicos lineales (HLM) (Joaristi, Lizasoain, & Azpillaga, 2014; Murillo,
2005). En este caso fue necesario respetar la estructura de la variabilidad en cada uno
de los niveles de agregación definidos: las puntaciones en cada materia estaban ani-
dadas en el alumnado (nivel 1: alumnado), que estaba agrupado en distintos centros
educativos (nivel 2: centros educativos). No se realizó un análisis longitudinal porque
no se disponía de un identificador del alumnado que se mantuviera a lo largo de las
etapas y de sus ciclos.
Para el ajuste y validación de los modelos multinivel se decidió incorporar a los
mismos únicamente aquellas variables estrictamente contextuales en las que el centro
no puede intervenir. Se trata, por ejemplo, de variables como el Índice socioeconó-
mico y cultural de la familia (ISEC), la condición o no de inmigrante del alumnado,
el modelo lingüístico, la lengua familiar, la red, la tasa de idoneidad, el rendimiento
previo, etc.
En concreto, las covariables Xq del nivel 1 se refieren al alumnado y son: a)
modelo lingüístico en que estudia, b) sexo, c) idioma que más se utiliza en la familia
del alumno o alumna, d) si es inmigrante o no, e) índice socioeconómico y cultural
familiar (ISEC) e) si ha repetido curso o no, f) rendimiento en Euskara, Castellano,
Matemáticas y Ciencias obtenidos en el curso anterior, g) expectativas respecto
del nivel de estudios que espera alcanzar, h) si tiene o no deberes para realizar en
casa, i) número de horas que dedica a realizar los deberes, j) ayuda que recibe para
realizar los deberes, k) número de actividades extraescolares que realiza a lo largo
de la semana y l) puntuaciones factoriales en cuatro factores relacionados con el
clima escolar.
La ecuación lineal del modelo multinivel que corresponde a este nivel, que recoge
la variación de la puntuación en cada variable criterio dentro de cada centro, es:
Yij = b0j + ∑b qj
Xqij + rij con rij ~ N(0, s2) en la que:
q=1
Yij: puntuación obtenida en cada una de las cuatro competencias evaluadas por el
estudiante i de la escuela j.
b0j: es el rendimiento medio de cada centro,
bqj: refleja la influencia lineal de la covariable Xq del alumnado,
Xqij: es la puntuación del estudiante i de la escuela j en la covariable Xq
rij: es el residuo para el estudiante i de la escuela j, es decir, cuánto se separa cada
estudiante de lo esperado en su escuela.
b0j = g00 + ∑g 0s
Wsj + u0j con la parte probabilística definida por u0j ~ N(0, t00), en que:
s=1
Debido a que u0j es el residuo del centro j una vez controlados los efectos del estu-
diante y del centro, fue considerado como el valor en que cada centro se separaba de
lo esperado y en el que se basó la selección de los centros para los posteriores análisis
relacionados con las buenas prácticas.
En resumen, se plantearon modelos lineales de dos niveles, obteniéndose tantas
ecuaciones como competencias evaluadas y años. Una vez elaborados y validados los
diferentes modelos, se calcularon las puntuaciones esperadas para cada estudiante
y centro en función de los mismos. La diferencia entre la puntuación obtenida y la
esperada en cada centro escolar proporciona el residuo que se puede considerar como
un indicador de “valor añadido” del centro. Estas puntuaciones ajustadas –diferenciales
Fase cualitativa
En la segunda fase, con objeto de identificar las buenas prácticas de estos centros, se
realizaron las entrevistas a los informantes internos y externos al centro. Se elaboró un
protocolo común para la realización y grabación de las entrevistas que duraron apro-
ximadamente una hora y media. Se realizó la transcripción selectiva de las secuencias
significativas y se asigno la información a sus categorías y subcategorías correspon-
dientes. Se procedió a la triangulación por contraste de los diferentes analistas y se
obtuvieron un total de 11 categorías de análisis de buenas prácticas. En este trabajo
se presentan los resultados de una de estas categorías de análisis, la de metodología
de enseñanza en la que se recoge la información sobre la práctica docente en el aula,
las estrategias y procedimientos utilizados en cada área curricular para favorecer el
proceso de enseñanza-aprendizaje, el uso de las TIC y de otros recursos, aspectos que
los informantes destacaron como puntos fuertes o claves de su eficacia.
Debido a que la presencia de cada categoría o subcategoría en un centro no siempre
tenía el mismo peso, se decidió darle un valor numérico: 0 si el centro no destacaba,
1 si destacaba algo y 2 si lo hacía excepcionalmente.
Resultados
tasas superiores al 70%. Con respecto a su ubicación, la mayoría son centros de núcleos
urbanos grandes o medianos aunque también los hay en zonas eminentemente rurales.
en el desarrollo de tareas y trabajos. No hay libro de texto y se utilizan continuamente las TIC
(recursos de la web 2.0). Los alumnos escriben, leen hablan, exponen y escuchan” (35068_DIR).
Tabla 1
nación del profesorado de Matemáticas para acordar criterios comunes, actualizar las
programaciones y después llevar a cabo las innovaciones y evaluarlas. Y consideran
que hay que sentar las bases en el primer ciclo.
La nueva metodología en Matemáticas es activa, de carácter práctico, ligada a acti-
vidades lúdicas y manipulativas y centrada en los procesos. Como señala un Director:
“Hay un cambio en el planteamiento del rol de profesor: el niño o la niña son activos; nos
interesa más el proceso que el resultado” (35068_DIR).
Se caracteriza por estar contextualizada en el ámbito real, basada en el razonamiento
y la resolución de problemas e incorporar métodos para realizar operaciones y facilitar
el cálculo. En palabras de un Director: “Los problemas intentamos que sean lo más contex-
tualizados posibles. No se resuelve X+2, si no un problema con un planteamiento. Una serie
de procesos para que vayan razonando y saquen del enunciado”( 35662_DIR).
Las experiencias son variadas. En un centro en el que el alumnado ya está obte-
niendo resultados excelentes, subrayan el trabajo en equipo realizado durante varios
cursos, utilizan la metodología del aprendizaje cooperativo, las TIC, las competencias,
la manipulación y un proyecto basado en el ajedrez. En otro mencionan que han incor-
porado las TIC y realizan pruebas de cuentas para alcanzar el “carnet de calculista” y
participan en las Jornadas de Matemáticas que organiza todos los años el Berritzegune.
Como se recoge en la tabla 2, los centros que son innovadores en Matemáticas
pueden ser de ISEC bajo o alto, aunque hay una ligera mayoría con ISEC bajo o medio-
bajo (7 de 12). Hay más centros concertados que públicos y, en general, apenas tienen
población inmigrante y un porcentaje bajo de alumnado vascohablante; la mayoría
son de Primaria.
Tabla 2
Centro tasainmi10 tasaeusk10 tasarepe10 modelo10 tamaño10 ISEC10DEC Red Etapa 3.2
35068 0 0,04 0,15 2 26 3 1 1y2 2
37004 0,13 0,04 0,04 2 24 2 1 1 2
35926 0 0,06 0,02 1,75 102 10 1 1 2
37092 0,03 0,13 0,09 3 68 7 0 1 2
27082 0,07 0,8 0,10 3 30 5 0 1 2
25718 0 0,69 0,14 3 42 9 1 2 2
37950 0,10 0,03 0,20 3 60 2 0 1 1
28798 0,65 0,06 0,29 1 17 1 0 1 1
30976 0 0,1 0,10 2 20 1 1 1 1
26576 0 0,13 0,06 2,27 97 9 1 1 1
33462 0,10 0 0,38 1 48 2 1 2 1
35662 0 0 0,15 1,52 60 7 1 2 1
Tabla 3
Centro tasainmi10 tasaeusk10 tasarepe10 modelo10 tamaño10 ISEC10DEC Red Etapa 3.13
30602 0,03 0 0,19 1 31 2 1 2 2
33462 0,1 0 0,38 1 48 2 1 2 2
35068 0 0,04 0,15 2 26 3 1 1 2
35926 0 0,06 0,02 1,75 102 10 1 1 2
36124 0 0,74 0,03 2,66 58 9 1 1 2
35662 0 0 0,15 1,52 60 7 1 2 1
2. Metodologías propias: La mayoría de los centros señalan que uno de los factores
clave de los resultados obtenidos son las metodologías específicas que el profesorado
ha ido perfeccionando y adecuando a las necesidades del alumnado y de su centro, y
que va constatando “que les funciona”.
2.1. Metodología tradicional, libro de texto: Las personas informantes consideran
que en 13 centros emplean métodos clásicos, que no son innovadores y que se basan
en el uso casi exclusivo del libro de texto. Suelen utilizar la práctica metodológica
tradicional basada en la instrucción, refuerzo de contenidos memorísticos, elevada
exigencia académica, organización clásica del aula y en algunos reconocen que tie-
nen buenos recursos didácticos relacionados con las nuevas tecnologías pero no a
nivel metodológico ya que principalmente se dedican a reforzar las instrumentales
de modo tradicional.
No obstante, es importante destacar que la gran mayoría de estas referencias pro-
ceden de informantes de la Inspección y los Berritzegunes y sólo en cuatro de ellos
son las propias Direcciones las que reconocen utilizar metodología tradicional porque
en el resto de los centros mencionan también otras innovaciones, como el trabajo por
competencias, el trabajo en grupos cooperativos y la metodología de la Federación de
Ikastolas.
Como se recoge en la tabla 4 la metodología tradicional la utilizan más en centros
concertados religiosos de ESO. Siete de los 13 centros son de 60 alumnos/as o más. No
influye el modelo lingüístico pero sí parece que se trata de centros con más alumnado
repetidor e inmigrante (5 de 13 centros tienen 10% o más de alumnado inmigrante) y
pocos alumnado euskaldun.
Tabla 4
Centro tasainmi10 tasaeusk10 tasarepe10 modelo10 tamaño10 ISEC10DEC Red Etapa 3.3
33924 0,02 0,68 0,02 3 59 5 0 1 1
37884 0,03 0,10 0,03 1 29 9 1 2 1
37004 0,13 0,04 0,04 2 24 2 1 1 1
37532 0 0,30 0,05 3 56 9 1 2 1
26576 0 0,13 0,06 2,27 97 9 1 1 1
35662 0 0 0,15 1,52 60 7 1 2 1
26180 0 0 0,20 2 45 7 1 2 1
37950 0,10 0,03 0,20 3 60 2 0 1 1
32846 0,01 0,17 0,21 3 131 7 0 2 1
37202 0,28 0,05 0,24 1,66 74 2 0 1 1
29986 0,08 0,07 0,33 2,5 88 3 0 2 1
33462 0,10 0 0,38 1 48 2 1 2 1
28952 0,42 0 0,66 1,26 62 2 0 2 1
2.2. Trabajo en grupos: Los informantes de 12 centros relacionan los resultados obteni-
dos con buenas prácticas de trabajo en grupo, y lo hacen de forma explícita, tales como
el trabajo por parejas, ayuda entre iguales, trabajo cooperativo, grupos interactivos,
grupos heterogéneos, grupos flexibles o comunidades de aprendizaje. De estos doce,
en cuatro de ellos lo hacen de forma excepcional, dos de ellos son centros pioneros en
el aprendizaje cooperativo y en la inclusividad. El alumnado se organiza en el aula
en grupos de aprendizaje cooperativo en todos los niveles en Matemáticas, Lengua y
Euskera. En un centro, por ejemplo, un día a la semana se trabaja el mismo tema en 3
niveles con 2 profesores en el aula (el titular y otro de apoyo). Así, se trabaja con cada
alumno o alumna según sus capacidades. Realizan dos tipos de exámenes, uno para
los mejores y otro para el resto. En otro centro destacan que trabajan por competencias,
utilizan ejercicios prácticos conectados a la realidad y mezclan al alumnado para que
se ayuden y aprendan mutuamente.
Un centro que aboga por la escuela inclusiva ha llevado a cabo experiencias con
grupos cooperativos en toda la ikastola. Todo el profesorado está implicado en estruc-
turas cooperativas y se intentan cosas nuevas, por ejemplo, trabajar por parejas. Su
Directora afirma que “una de las cosas en que nos ha ayudado el aprendizaje cooperativo es a
manejar la diversidad”(30602_DIR). Forman grupos interactivos en Lengua y Matemáti-
cas con personal del centro, con participación de las familias y antiguo alumnado. Las
profesoras de apoyo participan en el aula. Tienen grupos flexibles para lectura, con
grupos homogéneos variando el nivel de autonomía de los grupos.
Como se presenta en la tabla 5, los cuatro centros pioneros en el aprendizaje coo-
perativo son concertados. En estos centros la presencia de inmigrantes es nula y la de
alumnado de familias vascohablantes es más bien baja, más de modelo B que de D.
Tabla 5
centro tasainmi10 tasaeusk10 tasarepe10 modelo10 tamaño10 ISEC10 Red Etapa 3.10
30602 ,03 ,00 ,19 1,00 31 2 1 2 2
35068 ,00 ,04 ,15 2,00 26 3 1 1 2
35926 ,00 ,06 ,02 1,75 102 10 1 1 2
37532 ,00 ,30 ,05 3,00 56 9 1 2 2
28798 ,65 ,06 ,29 1,00 17 1 0 1 1
31746 ,20 ,55 ,63 2,00 65 1 0 2 1
32252 ,00 ,81 ,01 3,00 79 8 1 1 1
33462 ,10 ,00 ,38 1,00 48 2 1 2 1
36124 ,00 ,74 ,03 2,66 58 9 1 1 1
37004 ,13 ,04 ,04 2,00 24 2 1 1 1
37202 ,28 ,05 ,24 1,66 74 2 0 1 1
37950 ,10 ,03 ,20 3,00 60 2 0 1 1
Tabla 6
centro tasainmi10 tasaeusk10 tasa-rep10 modelo10 tamaño10 ISEC10 Red Etapa 3.6
27082 ,07 ,80 ,10 3,00 30 5 0 1 2
29612 ,17 ,03 ,34 2,45 29 3 0 2 2
29986 ,08 ,07 ,33 2,50 88 3 0 2 2
35068 ,00 ,04 ,15 2,00 26 3 1 1 2
35926 ,00 ,06 ,02 1,75 102 10 1 1 2
37950 ,10 ,03 ,20 3,00 60 2 0 1 2
26180 ,00 ,00 ,20 2,00 45 7 1 2 1
Conclusiones
una gran diversidad. Aproximadamente dos tercios de los centros analizados destacan
por llevar a cabo alguna metodología específica innovadora y por elaborar materiales
propios, frente al otro tercio restante en el que se percibe una metodología tradicional
y el recurso más usado es el libro de texto. Y la mitad de ellos dan mucha importancia
al uso de las nuevas tecnologías y reconocen utilizarlas muy frecuentemente como
recurso didáctico y como instrumento de comunicación interna y externa.
En la mayoría de los centros destacan innovaciones metodológicas en diversas
áreas, en primer lugar en las Lenguas, seguidas de las de Matemáticas y Transver-
sales. Y estas innovaciones metodológicas se plantean como herramientas para la
mejora. Comienzan identificando las dificultades encontradas en los procesos de
enseñanza-aprendizaje y proponen mejoras muchas veces combinando la puesta
en marcha de innovaciones en diversas áreas. Estos centros están inmersos en un
proceso continuo de evaluación, interna y externa, de la cual se deriva la necesidad
de introducir cambios o innovaciones en diversas áreas. Asimismo, no solo destacan
el tipo de innovaciones metodológicas que incorporan sino la importancia del factor
humano, del profesorado o personal del centro, destacando su implicación, trayectoria,
dedicación, formación o experiencia. Como afirman Hargreaves y Shirley (2012) el
éxito está en involucrar al profesorado en los cambios que se pretenden y fortalecer
el aprendizaje permanente y la mejora profesional, basados en la experiencia y en
la investigación.
En tercer lugar, en la mayoría de los centros de alto nivel de eficacia mencionan
metodologías propias que llevan tiempo perfeccionando y adecuando a las necesidades
del alumnado y del centro. Entre ellas destacan las basadas en el trabajo en grupos,
el aprendizaje cooperativo, la metodología basada en competencias, por proyectos,
la de la Federación de Ikastolas y la del sistema Amara-Berri. Como señala Elmore
(2010) las escuelas que responden más eficazmente a las iniciativas de mejora escolar
son aquellas que tienen un alto nivel de autonomía escolar, una cultura pedagógica
compartida que ha superado el individualismo docente, que se concreta en un proyecto
pedagógico propio, que desarrollan una “teoría de la acción” que es capaz de integrar
lo pretendido y lo realizado, las visiones amplias, las estrategias más específicas y las
actividades clave orientadas a mejorar el aprendizaje del alumnado y someten regu-
larmente su teoría a la refutación empírica y al consecuente reajuste para la mejora de
los aprendizajes escolares del alumnado.
Estos resultados confirman que si bien la metodología de enseñanza es un factor
clave de la mejora y eficacia escolar está íntimamente relacionado con las buenas
prácticas en otras áreas del funcionamiento de estos centros, como se ha apuntado en
otros trabajos, tales como la formación del profesorado (Lizasoain, Bereziartua y Bartau,
2016), la atención a la diversidad (Intxausti, Etxeberria y Bartau, 2016), el liderazgo
educativo (Intxausti, Joaristi y Lizasoain, 2016) o la implicación de las familias (Azpi-
llaga, Intxausti y Joaristi, 2014). Como sintetizan Hargreaves y Shirley (2012) la mejora
educativa se asienta en cuatro factores: 1) liderazgo sostenible y compartido, 2) redes
que permiten al profesorado aprender unos de otros, 3) evaluación y responsabilidad
de los resultados, 4) tratamiento de la diversidad y, además, la responsabilidad se
comparte con las familias y otros agentes sociales y con el propio alumnado que son
una parte activa del cambio.
Si bien los resultados de este trabajo apuntan buenas prácticas y tipos de metodología
de enseñanza utilizadas en los centros eficaces de la CAPV, la investigación sobre la
mejora y eficacia escolar debe atender al cómo de la mejora de la escuela, no sólo al qué
(Spillane, 2014). Por ello, convendría continuar su análisis en profundidad a través de
estudios de caso para llegar a comprender cómo los centros educativos, el profesorado,
el alumnado y la comunidad educativa en general responden más eficazmente a las
iniciativas de mejora escolar.
NOTA: Este trabajo forma parte del proyecto “Caracterización y buenas prácticas de
los centros escolares de alto valor añadido” dirigido por Luis Lizasoain Hernández y
financiado por la Dirección General de Investigación y Gestión del Plan Nacional de
I+D+i del Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental en el marco
del VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica,
con referencia EDU2011-24366 y cuenta con el apoyo del ISEI-IVEI como Ente Promotor
Observador (EPO).
Bibliografía
Area, M., & Sanabria, A.L. (2014). Opiniones, expectativas y valoraciones del profeso-
rado participante. Educar, 50 (1), 15-39.
Azpillaga, V., Intxausti, N., & Joaristi, L. (2014). Implicación de las familias en los cen-
tros escolares de alta eficacia en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Bordón.
Revista de Pedagogía 66 (3), 27-37. doi: 10.13042/Bordon.2014.66302
Boza A., Toscano, M.O. , & Méndez, J.M. (2009). El impacto de los proyectos TICS en
la organización y los procesos de enseñanza-aprendizaje en los centros educativos.
Revista de Investigación Educativa, 27 (1), 263-289.
Cortina-Pérez, B., Gallardo-Vigil, M.A., Jiménez-Jiménez, M.A., & Trujillo-Torres, J.M.
(2014). El analfabetismo digital: un reto de los docentes del siglo XXI. Cultura y
Educación, 26 (2), 231–264.
Caldwell, B., & Harris, J. (2008). Why not the best schools? Camberwell Victoria: Hacer
Press.
Elmore, R.F. (2010). Mejorando la escuela desde la sala de clases. Santiago de Chile: Fun-
dación Chile.
Gutiérrez, A., Palacios, A., & Torrego, L. (2010). La formación de los futuros maestros
y la integración de las TIC en la educación: Anatomía de un desencuentro. Revista
de Educación, 352, 215–231.
Hattie, J. (2009). Visible learning. A synthesis of over 800 meta-analyses relating to achieve-
ment. London: Rouledge.
Hargreaves, A., & Fullan, M. (2014). Capital Profesional. Ed. Morata.
Hargreaves, S. & Shirley, D. (2012). La cuarta vía. El prometedor futuro del cambio educa-
tivo. Barcelona: Octaedro.
Hopkins, D., Stringfield, S., Harris, A., Stoll, L. & McKay, T. (2014). School and sys-
tem improvement: a narrative state of de art-review. School Effectiveness and School
Improvement, 25 (2), 275-281.
Intxausti, N., Etxeberría, F. & Bartau, I. (2016). Effective and inclusive schools? Attention
to diversity in highly effective schools in the Autonomous Region of the Basque
Country. International Journal of Inclusive education, (in press). doi.org/10.1080/1360
3116.2016.1184324
Kyriakides, L., Creemers, B., Antoniou, P., & Demetriou, D. (2010). A synthesis of
studies searching for school factors: Implications for theory and research. British
Educational Research Journal, 36, 807–830.
Intxausti, N, Juaristi, L, & Lizasoain, L. (2016). Educational leadership as best prac-
tice in highly effective schools in the Autonomous Region of the Basque County
(Spain). Educational Management Administration & Leadership, 44(3) 397–419. doi:
10.1177/1741143214558570
Joaristi, L., Lizasoain, L., & Azpillaga, V. (2014). Detección y caracterización de los cen-
tros escolares de alta eficacia de la Comunidad Autónoma del País Vasco mediante
Modelos Transversales Contextualizados y Modelos Jerárquicos Lineales. Estudios
Sobre Educación, 27, 37-61. doi:10.15581/004.27
Lizasoain, L., Bereziartua, J., & Bartau, I. (2016). La formación permanente del profe-
sorado en centros educativos de alta eficacia. Bordón. Revista de Pedagogía, 68 (2),
2016, 199-218. doi: 10.13042
Murillo, F. J. (2001). Mejora de la eficacia escolar, Cuadernos de Pedagogía, 300, 47-74.
Murillo, F. J. (2004). Un marco comprensivo de la mejora de la eficacia escolar. Revista
Mexicana.de Investigación Educativa (RMIE), 9 (21), 319-359.
Murillo, F.J. (2005). La investigación sobre eficacia escolar. Barcelona: Octaedro.
Murillo, F.J. (2007). School Effectiveness Research in Latin America. En T. Townsend
(Ed.), International Handbook of School Effectiveness and Improvement (pp. 75–92).
Nueva York: Springer.
Murillo, F.J., Martínez, C.A., & Hernández, R. (2011). Decálogo para una enseñanza
eficaz. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación (REICE),
9 (1), 1-22.
Muijs, D., Kyriakides, L.,Van der Werf, G., Creemers, B., Timperley, H., & Earl, L. (2014).
State of de art-teacher effectiveness and professional learning. School Effectiveness
and School Improvement, 25 (2), 231-256.
Reynolds, D. Sammons, P., De Fraine, B. Damme, J.V., Townsend, T. Teddlie, C., &
Stringfield, S. (2014). Educational effectiveness research (EER): a state-of-the-art
review. School Effectiveness and School Improvement, 25 (2), 197-230.
Santiago, K., Etxeberria, J., & Lukas, J.F. (2014). Aprendizaje de las matemáticas
mediante el ordenador en educación primaria. Revista de Investigación Educativa
RIE, 32 (1), 91-109.
Scheerens, J., & Bosker, R. J. (1997). The foundations of educational effectiveness. Oxford:
Pergamon.
Slavin, R.E. (2013): Effective programmes in reading and mathematics: lessons from
the Best Evidence Encyclopaedia. School Effectiveness and School Improvement, 24 (4),
383–391.
Spillane, J.P. (2014): The Practice of School Improvement: Improvement, (Infra)-structure, &
Instruction. International Council for School Effectiveness and Improvement (ICSEI),
Monograph Series: Issue 1.( www.icsei.net)
Resumen
Abstract
Given the consolidation of project based learning (PBL) and its ever more frequent use in
schools as a mechanism to develop curricular competences, increase student motivation and self-
esteem, foster research and promote collaboration (Railsback, 2002), we designed an assessment
scale for project based learning from the perspective of the students, guaranteeing its validity
and reliability. The scale was administered to 364 students of Primary Education to analyze
the results of different collaborative learning projects and to see whether there were differences
in the assessments in terms of gender and type of project. Among the main results it can be
highlighted that in students’ opinion, the projects proposed in class were well-organized, the
tasks were well-defined, and the group size were adequate; moreover, the teachers provided
the necessary help and feedback regarding the students’ achievements while they stimulated
student interaction and collaborative learning in which a good working climate was shared and
fostered. Inferential analyses showed that there were significant differences in terms of project
type, but not as a function of gender.
Keywords: project based learning; primary education; educational assessment;
semantic differential.
Introducción
de los estudiantes para investigar, analizar y colaborar. Por ejemplo, los estudiantes
pueden interactuar con otras escuelas, compartiendo información, recursos, ideas, etc.
(Shadiev, Hwang, & Huang, 2015).
En este contexto, se hace evidente el interés por evaluar estas estrategias didácticas,
en concreto, conocer la opinión que los estudiantes tienen acerca de estas prácticas
educativas en el ámbito escolar. Considerando que la opinión del alumnado puede
ser una información valiosa para la mejora de estas metodologías.
Objetivos
Este estudio centra su atención en conocer la opinión que el alumnado tiene del
trabajo por proyectos en los que ha participado en el contexto escolar siguiendo una
metodología ABP, ahondando en las percepciones y valoraciones que pueden ofrecer
en base a su experiencia. Los objetivos específicos planteados para ello son:
Diseñar una escala que mida de forma válida la utilidad del aprendizaje basado en
proyectos, desde la perspectiva del estudiante de Primaria.
Describir la valoración que hace el alumnado sobre los diversos proyectos colabo-
rativos llevados a cabo.
Conocer si existen diferencias en la opinión del alumnado en función de las siguien-
tes variables: sexo y tipo de proyecto.
Metodología
Muestra
La muestra objeto del estudio está formada por 364 alumnos de Educación Primaria
que participan en diferentes proyectos de aprendizaje colaborativo (tabla 1), pertene-
cientes a cinco centros educativos de Castilla y León (Valladolid, Salamanca, Ávila,
Segovia y Palencia), seleccionados por llevar a cabo una metodología de aprendizaje
basado en proyectos, en los que se trabajan diversas áreas curriculares y competencias
digitales. Se decidió acotar la muestra a alumnos de los cursos 5º y 6º de Educación
Primaria, al ser estudiantes que por su edad son capaces de comprender los enunciados
de los ítems y de reflexionar sobre las tareas realizadas en el proyecto y su proceso
de aprendizaje. Se contactó con el equipo directivo de los centros educativos, quienes
fueron informados de los objetivos y del procedimiento del estudio, de su carácter
anónimo y del tratamiento confidencial de los datos. Todos dieron su consentimiento
y trasladaron la petición de colaboración al profesorado y al alumnado. El cuestionario
fue aplicado en presencia de los docentes responsables de la clase y contestado de forma
anónima por el alumnado sin limitaciones temporales y contando con instrucciones
Tabla 1
Proyectos N Descripción
Se trata de un proyecto realizado por un profesor y sus
alumnos en un centro educativo de Valladolid. El objetivo
1. Flor roja con el tallo del mismo es elaborar un cuento de forma colaborativa,
24
verde grabarlo en vídeo y subirlo a Youtube tomando como
referencia el cuento “La flor roja con el tallo verde” de
Helen E. Bluckey.
Consiste en un proyecto realizado por un profesor y sus
alumnos en un centro educativo de Valladolid. El objetivo
del mismo es dibujar monstruos y describirlos, escanearlos
2. Monster Factory 69
y compartirlos en un blog común de toda la clase, para
fomentar la creatividad del alumno y la exploración de
emociones.
Se trata de un proyecto desarrollado por dos profesoras
y sus alumnos en un centro educativo de la provincia de
3. Aprendizaje sin Zamora. Su objetivo es prescindir de los libros de texto
46
libros en las asignaturas de Matemáticas y Lengua, y fomentar
el uso de cuadernos de clase del alumnado y materiales
digitales elaborados por las maestras.
Se trata de un proyecto realizado por tres profesoras de
inglés y sus alumnos en dos centros educativos de la
provincia de Salamanca. El objetivo de este proyecto es
4. Hermanamiento 50
desarrollar destrezas digitales en los alumnos, reforzar los
contenidos de la materia de inglés a través de actividades
motivadoras y conocer alumnos de otros centros.
Este proyecto ha sido impulsado y desarrollado por dos
profesores y sus alumnos en un centro educativo de la
5. Platero y nosotros 18 provincia de Ávila. El objetivo del mismo es crear una
versión ilustrada del libro “Platero y yo” y publicarla en
distintos soportes.
Se trata de una experiencia desarrollada por tres
profesores y sus alumnos en un centro educativo de la
provincia de Segovia. El objetivo de este proyecto es
6. Lenguatic 71 mejorar la competencia lingüística de los alumnos a través
de diferentes actividades, utilizando recursos de la Web
2.0 (creación de relatos con Storybird, crear reseñas con
códigos QR y cuentos con Zooburst).
Análisis de datos
Los análisis estadísticos fueron realizados con el paquete estadístico IBM SPSS 19.
En primer lugar, se halló una estadística descriptiva de cada uno de los ítems (media,
desviación típica) y de las dimensiones de la escala para la muestra total. Para ello, se
calculó una media global de las respuestas para cada dimensión.
Se testó la normalidad de la distribución en cada una de las dimensiones compro-
bándose que no se cumplía en ninguna de ellas (prueba de Kolmogorov-Smirnov <.05).
Debido a la falta de normalidad, en los análisis siguientes se emplearon pruebas no
paramétricas: Prueba de Kruskal Wallis para k muestras de medidas independientes y
la U de Mann-Whitney para los contrastes de medidas por pares, tomando cada una
de las dimensiones del cuestionario como variables dependientes y considerando las
variables estudiadas (sexo y tipo de proyecto) como variables de agrupación.
Resultados
Tabla 2
Desviación
Media*
estándar
1. Ha sido aburrido/Ha sido divertido 6,13 1,192
2. He perdido el tiempo/He aprovechado el tiempo 5,88 1,223
3. He aprendido menos cosas que otras veces/ He aprendido
5,94 1,323
más cosas que otras veces
4. He leído poco/He leído mucho 5,15 1,613
5. No ha sido interesante/Ha sido interesante 6,29 1,372
6. No he comprendido lo que hemos hecho/He comprendido la
6,26 1,128
actividad
7. Me he distraído/Me he concentrado 5,77 1,236
8. He copiado y pegado información/He creado y compartido
5,87 1,455
información
9. Ya no me interesa el tema/Quiero aprender más sobre el tema 6,04 1,298
10. Ha sido inútil/Ha sido útil 6,15 1,208
11. No me ha gustado nada esta forma de trabajar/Me ha
6,24 1,114
encantado esta forma de trabajar
Tabla 3
el eje principal de muchas investigaciones (Gargallo, Esteban, & Pérez, 2010; Iglesias,
Llorente & Dueñas, 2010) tanto a nivel nacional como internacional. Siguiendo esta
tendencia, los primeros estudios a realizar se basan en la búsqueda de diferencias sig-
nificativas en función del sexo del alumnado en las diferentes dimensiones del estudio.
En función de los datos reflejados en la tabla 4, lo primero que se observa es que
los descriptivos básicos se manifiestan de forma muy similar en los dos grupos en
cuestión. Si bien las niñas muestran medias ligeramente más altas que los niños en
todas las dimensiones.
Tabla 4
Diferencias por sexo en las dimensiones del estudio. Descriptivos y Prueba U de Mann-Whitney
Niño Niña
Dimensiones U Z p
Media DT Media DT
1. Motivación 6,03 1,031 6,21 ,96 14706 -1,87 ,064
2. Organización 5,87 ,946 5,99 ,84 15514,5 -1,04 ,297
3. Interacción/colaboración 6,09 ,932 6,21 ,82 15384 -1,18 ,231
4. Aprendizaje 5,89 ,942 6,05 ,83 14781 -1,78 ,076
Puntuación global 5,97 ,087 6,12 ,732 14678,5 -1,87 ,06
N= 182 N= 182
Tabla 5
Interacción/
Motivación Organización Aprendizaje Total escala
colaboración
Chi-cuadrado 32,046 65,816 37,422 51,137 60,873
gl 8 8 8 8 8
Sig. asintót. ,000 ,000 ,000 ,000 ,000
Tabla 6
7,00
6,00
6,00
5,00
Motivacion
5,00
4,00
Motivacion
4,00
3,00
3,00
2,00
2,00
1,00
1,00 1 2 3 4 5 6 7 8 9
1 2 3 4
Proyecto
5 6 7 8 9
Proyecto
Figura 1. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Motivación”
Figura 1. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Motivación”.
Figura 1. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Motivación”.
7,00
7,00
6,00
6,00
Organizacion
5,00
Organizacion
5,00
4,00
4,00
3,00
3,00
2,00
2,00 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Proyecto
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Figura 2. Diferencias entre proyectosProyecto
en la dimensión “Organización”
Figura 2. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Organización”.
RIE, 2017, 35(1), 113-131
Figura 2. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Organización”.
Aprendizaje Basado
Aprendizaje Basado en
en Proyectos
Proyectos(ABP):
(ABP):evaluación
evaluacióndesde
desdelalaperspectiva
perspectivadede
alumnos de de
alumnos Educación Primaria
Educación Primaria
126 Ana García-Varcálcel Muñoz-Repiso y Verónica Basilotta Gómez-Pablos
7,00
7,00
6,00
6,00
Interaccion_colaboracion
Interaccion_colaboracion
5,00
5,00
4,00
4,00
3,00
3,00
2,00
2,00
1 2 3 4 5 6 7 8 9
1 2 3 4 Proyecto
5 6 7 8 9
Proyecto
Figura
Figura 3. Diferencias
3. Diferencias entreproyectos
entre proyectosen
en la
la dimensión
dimensión “Interacción-colaboración”
“Interacción-colaboración”.
Figura 3. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Interacción-colaboración”.
7,00
7,00
6,00
6,00
5,00
Aprendizaje
5,00
Aprendizaje
4,00
4,00
3,00
3,00
2,00
2,00 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Proyecto
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Proyecto
Figura 4. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Aprendizaje”
Figura 4. Diferencias entre proyectos en la dimensión “Aprendizaje”.
Con laFigura
intención de comparar
4. Diferencias lasproyectos
entre valoraciones dedimensión
en la los proyectos por sexo, se mues-
“Aprendizaje”.
tran los datos en la figura 5, donde se puede observar
Con la intención de comparar las valoraciones de los proyectos que en algunos casospor
los niños
sexo, se
y las
muestran niñas
los difieren
datos en en
la sus valoraciones.
figura 5, donde Tal
se es el
puede caso de los
observar proyectos
que en “Flor
algunosroja con los
casos
Con
el la verde”,
talle intención de comparar
“Lenguatic” y “Scary las valoraciones
short film”. de los proyectos por sexo, se
niños y las niñas difieren en sus valoraciones. Tal es el caso de los proyectos “Flor roja
muestran los datos en la figura 5, donde se puede observar que en algunos casos los
con el talle verde”, “Lenguatic” y “Scary short film”.
niños y las niñas difieren en sus valoraciones. Tal es el caso de los proyectos “Flor roja
RIE, 2017, 35(1), 113-131
con el talle verde”, “Lenguatic” y “Scary short film”.
Ana García-Varcálcel Muñoz- Repiso y Verónica Basilotta Gómez-Pablos
Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): evaluación desde la perspectiva de alumnos de Educación Primaria 127
Discusión y conclusiones
Discusión y conclusiones
Los resultados obtenidos muestran, en general, una valoración muy positiva por
parteLos
deresultados
los alumnos obtenidos
sobre la muestran,
metodología en degeneral, una valoración
aprendizaje basado enmuy positiva
proyectos por
(ABP)
parte de los alumnos sobre la metodología de aprendizaje basado
en base a su experiencia escolar, sin encontrar diferencias significativas en función en proyectos (ABP)
en base
del sexo.aSin
su embargo,
experiencia escolar,
existen sin encontrar
diferencias en ladiferencias
valoración significativas
de los diferentesen función del
proyectos,
sexo. Sin embargo, existen diferencias en la valoración de los
siendo superior en el grupo de alumnos que han participado en el proyecto colaborativodiferentes proyectos,
siendo superior
“Platero y nosotros” en yelengrupo de alumnos
el proyecto que han
“Asociasanos” participado
Las variables en el proyecto
dependientes estu-
diadas (dimensiones de la escala) asocian valores más altos al grupo de Las
colaborativo “Platero y nosotros” y en el proyecto “Asociasanos” variables
alumnos que
dependientes
participan estudiadas
en dichos (dimensiones
proyectos, sobre todo de en
la escala)
cuanto asocian valores más
a la organización y elaltos al grupo
aprendizaje.
de Buscando
alumnos que participan
las claves en dichos
del éxito proyectos,
de estos proyectos sobre todo
mejor en cuanto
valorados pora la
losorganización
estudiantes
y el aprendizaje.
profundizamos en las características de los mismos y encontramos que ambos han estado
Buscando
apoyados las clavespor
y liderados del el
éxito de estos
equipo proyectos
directivo. Estomejor
hace valorados
que todo el por los estudiantes
centro asuma el
profundizamos en las características de los mismos y
proyecto como propio, impulsando un desarrollo del mismo más satisfactorio encontramos que ambos han
y redu-
estado apoyados y liderados por el equipo directivo. Esto hace
ciendo los posibles obstáculos que pudieran aparecer a lo largo del mismo (Palomo, que todo el centro
asuma
Ruiz, &el proyecto
Sánchez, comoTambién
2005). propio, ha
impulsando un desarrollo la
influido positivamente delbuena
mismo más satisfactorio
predisposición del
profesorado para participar en el proyecto de forma activa, y acompañar al del
y reduciendo los posibles obstáculos que pudieran aparecer a lo largo mismo
alumnado
(Palomo,el Ruiz,
durante & Sánchez,
desarrollo 2005). así
de su trabajo, También
como lahaorganización
influido positivamente
de las tareas; laaspectos
buena
predisposición del profesorado para participar
que han transmitido a los alumnos desde el comienzo del proyecto. en el proyecto de forma activa, y
acompañar al alumnado durante el desarrollo de su trabajo, así como
Por un lado, el proyecto “Platero y nosotros” se desarrolló de manera transversal, los la organización
de las tareas;
contenidos aspectos que
se trabajaron han las
en todas transmitido a los alumnos
unidades didácticas de lasdesde el comienzo
asignaturas del
de Lengua
proyecto.
Castellana y Literatura, y Educación Artística, durante dos meses del curso escolar.
Por un
A partir delado, el proyecto
la lectura “Platero
en soporte y nosotros”
digital se desarrolló
de una selección de manera
de capítulos transversal,
de Platero y yo,
se afrontó el reto de crear entre todos una versión ilustrada del libro y publicarla en
RIE,
RIE,2017, 35(1), #-#
2017,35(1), 113-131
128 Ana García-Varcálcel Muñoz-Repiso y Verónica Basilotta Gómez-Pablos
diferentes soportes. Se propuso como un trabajo en gran grupo que se fue nutriendo
de actividades en pequeño grupo (grabaciones, preparación de materiales y presenta-
ciones). La mayoría de las actividades se desarrollaron en el aula ordinaria del grupo,
pero también se empleó la biblioteca escolar. En cuanto a los recursos, se emplearon
dos tipos: a) equipamiento ordinario del aula (pizarra digital y portátil de la tutora),
y b) equipamiento específico para la experiencia (21 Kindle, 3 iPad, aula móvil con 16
portátiles y 4 miniportátiles). Con ayuda de los profesores, los alumnos publicaron el
libro en un blog de clase http://plateroynosotros-almanzor.blogspot.com.es/
Por otro lado, el proyecto “Asociasanos” se desarrolló durante seis meses del
curso escolar y se organizó en seis fases: 1) primero los alumnos leyeron un artículo
relacionado con la obesidad infantil para concienciarles de la necesidad de realizar
actividades para el fomento de hábitos saludables, 2) en segundo lugar, los alumnos
se organizaron en grupos de trabajo y crearon un documento en Google drive, como
diario del grupo, 3) en tercer lugar, cada grupo pensó en un nombre para su asociación,
creó un logotipo y abrió un blog a modo de portafolio de la asociación, 4) en cuarto
lugar, los grupos tuvieron que realizar encuestas sobre alimentación y actividad física,
5) en quinto lugar, cada grupo tuvo que organizar una semana saludable con diferentes
actividades, 6) y por último, los alumnos celebraron la semana saludable y realizaron
las actividades programadas (García-Valcárcel, 2015).
Las profesoras utilizaron la pizarra digital para explicarles a los alumnos las activi-
dades que tenían que realizar y los contenidos que iban a trabajar en cada sesión. Los
alumnos utilizaron iPads para acceder a información en Internet, compartir documentos,
enviar los informes a las profesoras y desarrollar las actividades.
Además las familias participaron en el proyecto ayudando a los alumnos a realizar
las encuestas sobre alimentación y actividad física. Para más información acerca del
proyecto, se puede visitar el blog de una de las profesoras implicadas en la experiencia:
http://proyectolinguisticodelceodelibes.blogspot.com.es/2014/06/proyecto-asociasanos.
html
La alta motivación de los estudiantes por aprender a través de la realización de pro-
yectos de forma colaborativa y haciendo uso de diversas herramientas tecnológicas va
de la mano de una autopercepción muy positiva del aprendizaje logrado. Los alumnos
se han divertido, al tiempo que han aprovechado el tiempo, consideran interesante lo
que han aprendido y les gustaría seguir aprendiendo sobre el tema. Cuestiones que, por
otra parte, han sido confirmadas por entrevistas a profesores/as que han participado
en el desarrollo de los proyectos lo que refuerza la validez del instrumento. La moti-
vación y el éxito académico se derivan del hecho de proponer actividades adaptadas
a los intereses de los estudiantes y que éstos asuman responsabilidades en las tareas,
sintiéndose protagonistas (Krajcik, & Blumenfeld, 2006).
Los estudiantes confirman un nivel elevado de compromiso, considerando que han
leído y se han concentrado bastante a lo largo de las actividades propuestas, así como
han creado y compartido información. En todos estos aspectos se ha encontrado cohe-
rencia entre la opinión de los estudiantes y de los docentes responsables del desarrollo
de los proyectos educativos.
Los resultados obtenidos reiteran, no sólo la importancia de la motivación de los
estudiantes para la consecución de aprendizajes significativos, sino también la necesidad
Referencias
Blasco, J. E., López, A., & Mengual, S. (2010). Validación mediante el método Delphi de
un cuestionario para conocer las experiencias e interés hacia las actividades acuáticas
con especial atención al windsurf. Ágora para la educación física y le deporte, 12 (1), 75-96.
Brundiers, K. , & Wiek, A. (2013). Do we teach what we preach? An international com-
parative appraisal of problem- and project-based learning courses in sustainability.
Sustainability, 5(4), 1725-1746.
Mérida, R., Serrano, A., & Tabernero, C. (2015). Diseño y validación de un cuestionario
para la evaluación de la autoestima en la infancia. Revista de Investigación Educativa,
33(1), 149-162. doi: http://dx.doi.org/10.6018/rie.33.1.182391
Morales, P., Urosa, B., & Blanco, A. (2003). Construcción de escalas de actitudes tipo Likert.
Madrid: La Muralla.
Oracle Education Foundation. (2009). The power of project learning with ThinkQuest. Estados
Unidos: SRI International.
Palomo, R., Ruiz, J., & Sánchez, J. (2005) Las TIC como agentes de innovación educativa. Junta
de Andalucía: Consejería de Educación.
Popescu, E. (2012). Project-Based learning with eMUSE. An experience report. In E.
Popescu et al. (Eds.) Advances in Web-Based Learning (pp. 41-50). Romania: Springer.
Pozuelos, F.J. (2007). Trabajo por proyectos: descripción, investigación y experiencias. Morón
(Sevila): Ediciones MCEP.
Railsback, J. (2002). Project-based instruction: Creating excitement for learning. Portland,
Oregon: Northwest Regional Educational Laboratory.
Rodríguez, G., Gil, J., & García, E. (1996). Metodología de la investigación cualitativa. Archi-
dona: Aljibe.
Shadiev, R., Hwang, W., & Huang, Y. (2015). A pilot study: Facilitating cross-cultural
understanding with project-based collaborative learning in an online environment.
Australasian Journal of Educational Technology, 31(2), 123-139.
Thomas, J. (2000). A review of research on project-based learning. Recuperado de http://www.
bobpearlman.org/BestPractices/PBL_Research.pdf
Varela, M., Díaz, L., & García, R. (2012). Descripción y usos del método Delphi en inves-
tigaciones del área de la salud. Investigación en Educación Médica, 1(2), 90-95.
Resumen
La relación entre nivel socioeconómico del alumnado y rendimiento académico ha sido comprobada
a lo largo de décadas. Asumiendo que el profesor es un factor clave para compensar el efecto de los
déficits socioeconómicos del alumnado, en este trabajo analizamos las características y el desempeño
docente del profesorado de Educación Secundaria Obligatoria en aulas con presencia de alumnado
de bajo nivel socioeconómico. Utilizamos datos para 1073 docentes participantes en el Teaching
and Learning International Survey 2013. Se consideran variables relativas a características profe-
sionales del profesorado, sus actitudes y concepciones, y a las prácticas docentes que desarrollan.
Los resultados permiten caracterizar a este profesorado por su baja satisfacción laboral y su interés
por la formación en enfoques de aprendizaje individualizados. En su desempeño docente, dedican
más tiempo a mantener la disciplina y, con mayor frecuencia, encargan tareas individualizadas
y hacen un seguimiento del trabajo realizado por el alumnado. Finalmente, sugerimos líneas de
actuación para potenciar la mejora del aprendizaje en los estudiantes de bajo nivel socioeconómico.
Palabras clave: nivel socioeconómico; características del profesor; desempeño docente;
educación secundaria.
Abstract
The relationship between student socioeconomic status and achievement has been stated
over decades. Teacher is one of the key factors that can help to offset the effect of socioeconomic
deficits on students. This work analyzed the characteristics and practices of teachers in classrooms
with low socioeconomic status students. We used data from 1,073 teachers participating
in the Teaching and Learning International Survey. We took variables relating to teacher
professionals characteristics, teacher attitudes and beliefs and teaching practices. The results
allow us to characterize teachers by low job satisfaction and interest in learning and teaching
individualized approaches. They spend more class time on keeping order in classroom, and
frequently give individualized work to students and monitor this work. Finally, we suggest
some guidelines from educational policy that could help to improve learning among students
of low socioeconomic status.
Keywords: socioeconomic status; teacher characteristics; teaching practices; secon-
dary education.
Introducción
El logro de las mayores cotas posibles de equidad constituye una de las principales
finalidades de las políticas educativas implementadas en los países desarrollados de
nuestro entorno. Se persigue que el alumnado atendido tenga la oportunidad de desa-
rrollar sus capacidades, sin que sus características personales, origen o procedencia
constituyan un obstáculo.
Entre los posibles factores que generan desigualdad ante la educación se encuentra
el estatus socioeconómico familiar. De hecho, la relación entre este factor y los resul-
tados de aprendizaje puede ser tomada como medida del nivel de equidad logrado
en un sistema educativo, de tal manera que cuanto menor sea la correlación entre
ambos, más equitativo es el reparto de las oportunidades educativas entre la población.
Entendida de este modo, la equidad educativa constituye aún un horizonte hacia el
que seguir avanzando. Centrándonos, por ejemplo, en la competencia matemática
evaluada en PISA 2012 (OECD, 2013a), en los países de la OCDE el 14,8% de las
diferencias de rendimiento registradas para los estudiantes de 15 años son explica-
das por su estatus socioeconómico. Con el 15,8% de la varianza explicada, la relación
entre rendimiento en matemáticas y nivel socioeconómico en España es ligeramente
superior a la media OCDE.
Resultados como los ofrecidos por la evaluación PISA no constituyen una novedad.
La evidencia empírica acumulada durante el último medio siglo ha venido confir-
mando al estatus socioeconómico como uno de los mejores predictores del rendimiento
educativo. En este sentido, podrían revisarse los sucesivos meta-análisis llevados a
cabo sobre la investigación realizada durante las últimas décadas (Sirin, 2005; Van
Ewijk & Sleegers, 2010; White, 1982). Los alumnos que proceden de hogares con nivel
socioeconómico bajo cuentan con menos estímulos, carecen a menudo de los recursos
necesarios, adquieren valores diferentes y tienen experiencias menos enriquecedoras
desde el punto de vista educativo. Los trabajos más recientes continúan hallando
una clara tendencia a que el alumnado de bajo nivel socioeconómico obtenga menor
rendimiento (Caro, McDonald & Willms, 2009; Perry & McConney, 2010; Stull, 2013;
Tomul & Savasci, 2012; Tucker-Drob, 2013), logre una menor adaptación a la vida
escolar (Carvalho & Novo, 2012), abandone antes los estudios (Rumberger, 2004) y
cuente con menos probabilidades de continuar estudiando al terminar la educación
secundaria (Engberg & Wolniak, 2014; Palardy, 2013).
La relación entre nivel socioeconómico y resultados educativos cuenta por tanto con
un amplio respaldo empírico, aunque ello no descarta el papel que podría atribuirse
a otros factores. Los centros educativos constituyen uno de ellos. La acción educativa
desarrollada desde los centros escolares puede contribuir a compensar en el alumnado
las desigualdades de partida, poniendo en práctica medios y estrategias para paliar
sus efectos. Cuando se focaliza la atención sobre centros que atienden a alumnado de
bajo nivel socioeconómico, se constatan diferencias entre los logros de unos centros
y otros (Lim, Gemici & Karmel, 2014). Es decir, no todos los centros tienen el mismo
éxito al tratar de optimizar los resultados del alumnado al que atienden. Esto lleva a
considerar que determinados contextos escolares son especialmente adecuados para
potenciar el aprendizaje en el alumnado procedente de hogares desfavorecidos.
En el contexto escolar, el profesor constituye un elemento clave para propiciar una
enseñanza de calidad y lograr el aprendizaje del alumnado. Su formación, actitudes,
concepciones sobre la enseñanza y desempeño docente se encuentran vinculados al
rendimiento educativo (Hattie & Anderman, 2013). Al focalizar la atención sobre las
características del profesor, se ha comprobado que el profesorado con más experien-
cia mejora el aprendizaje del alumnado desfavorecido socioeconómicamente (Tajalli
& Opheim, 2005). Sin embargo, resulta difícil retener a los profesores en centros que
atienden a un volumen importante de este tipo de alumnado. En general, el profesorado
prefiere centros que no reciben estudiantes procedentes de hogares desfavorecidos,
y quienes imparten docencia en centros con alumnado de bajo nivel socioeconómico
están dispuestos a trasladarse a zonas de población más acomodada, o a centros de
su misma zona donde las familias poseen mayor estatus (Feng, 2009; Hanushek, Kain
& Rivkin, 2004).
Las políticas educativas se han centrado en identificar zonas o centros de especial
atención, propiciando la implementación de programas compensatorios, dirigidos al
alumnado que procede de un contexto familiar desfavorecido. Una base importante
de estos programas es el incremento de recursos económicos, materiales y personales
para los centros participantes. El incremento de recursos a nivel de centros se suma a
las políticas de becas dirigidas a sujetos individuales, la facilitación de libros y otros
materiales escolares o el acceso a actividades complementarias cuyo coste no puede
ser asumido por las familias de menores ingresos.
En el ámbito de los procesos de enseñanza y aprendizaje, las medidas más frecuen-
tes se han centrado en la elaboración de adaptaciones curriculares para el alumnado
que presenta bajo rendimiento como consecuencia de su desventaja socioeconómica
y cultural, adaptando la enseñanza a las necesidades de este tipo de alumnado y
proporcionando ayudas sistemáticas para evitar desfases en el aprendizaje. Siguiendo
recomendaciones de la OCDE, la enseñanza dirigida al alumnado que se encuentra en
situación de desventaja debe contemplar la adopción de estrategias docentes diver-
sificadas en el aula y la utilización de métodos de evaluación tanto sumativa como
formativa (OECD, 2012). Las medidas para reducir el absentismo, la mejora del clima
de convivencia, la intensificación de las actuaciones orientadoras, la participación de las
familias en el proceso educativo, ayudando a los padres menos favorecidos a apoyar
el aprendizaje de sus hijos, y la conexión con la comunidad han sido ejes centrales en
la intervención realizada desde los centros con el fin de compensar los déficits socioe-
conómicos y culturales que presenta el alumnado.
En este trabajo, analizamos el modo en que se atiende al alumnado procedente de
hogares desfavorecidos en los centros educativos españoles. Aunque son numerosos los
estudios en nuestro país sobre la relación entre nivel socioeconómico y resultados de
aprendizaje (por ejemplo, Córdoba et. al., 2011; De la Orden & González, 2005; Olmedo,
2007; Ruiz de Miguel, 2001), no hemos encontrado análisis acerca de la intervención
educativa sobre el alumnado con déficit. Concretamente, focalizamos la atención en el
profesor y su desempeño docente, en Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Nuestro
objetivo es caracterizar al profesorado español que imparte docencia en aulas de la ESO
con presencia de alumnado de bajo nivel socioeconómico, contrastándolo con aquel
que desarrolla su labor docente en aulas sin este tipo de alumnado. Atendemos para
ello a la intervención educativa desarrollada y al perfil del profesorado encargado de
la misma, con el propósito último de que los resultados obtenidos contribuyan al diag-
nóstico de la situación y a la adopción de medidas en el ámbito de la política educativa.
Método
Diseño
Población y muestra
de las respuestas del profesorado, hemos seleccionado los grupos en los que no hay
ningún estudiante procedente de hogares desfavorecidos y aquellos donde se supera
el 30%. Así configuramos dos realidades escolares netamente diferenciadas en lo que
respecta al nivel socioeconómico del alumnado, identificando 718 grupos de clase sin
presencia de este tipo de alumnos y 355 grupos con notable presencia. Consecuente-
mente, un total de 1073 profesores de la muestra TALIS han sido seleccionados para el
presente estudio. La media de edad es 44.97 años (DT=8.59), y un 63.7% son profesoras.
Instrumento y variables
Tabla 1
Índices derivados del cuestionario de profesores aplicado en TALIS e ítems usados para su cálculo, junto
con fiabialidad (α de Cronbach) y estadísticos descriptivos (media y desviación típica)
Índice
Ítems Media D.T.
(fiabilidad)
• Mi papel como profesor es ayudar al alumnado a realizar 3,18 ,66
sus propias investigaciones
• La mejor forma de aprender para los alumnos es que 3,07 ,70
ellos encuentren las soluciones a los problemas por sí
Concepción mismos
constructivista • Debe permitirse a los alumnos que traten de encontrar 3,08 ,69
(α =,74) soluciones a los problemas de carácter práctico por sí
mismos antes de que el profesor les enseñe la manera de
resolverlos
• Los procesos de pensamiento y razonamiento son más 3,14 ,70
importantes que el contenido específico del currículo.
• Controlar el mal comportamiento en el aula 3.16 ,73
• Dejar claras mis expectativas sobre el comportamiento de 3,32 ,68
Eficacia en la
los alumnos
gestión de la
• Conseguir que los alumnos cumplan las normas del aula 3,13 ,68
clase (α=,82)
• Lograr tranquilizar a un alumno que molesta o hace
ruido 2,97 ,74
• Plantear buenas preguntas a mis alumnos 3,14 ,64
• Utilizar diversos procedimientos de evaluación 3,21 ,64
Eficacia en la
• Proporcionar una explicación alternativa cuando, por 3,51 ,58
enseñanza
ejemplo, los alumnos no comprenden algo
(α=,75)
• Poner en práctica diferentes estrategias educativas en el 3,22 ,69
aula
• Conseguir que los alumnos se convenzan de que pueden 2,94 ,71
Eficacia en la ir bien en clase
implicación de • Ayudar a mis alumnos a valorar el aprendizaje 2,99 ,74
los estudiantes • Motivar a aquellos alumnos que muestran escaso interés 2,71 ,78
(α=,80) por el trabajo de clase
• Ayudar a los alumnos a pensar de un modo crítico 3,06 ,71
Análisis de datos
Resultados
Tabla 2
>30% de
Sin alumnado
alumnado
de bajo nivel
de bajo nivel
socioeconómico
socioeconómico
d de
Media Media T
Cohen
Número de años como profesor en el centro 9.16 7.51 -2.72* -.266
Número total de años como profesor 17.64 17.81 .20 -
Participación en actividades de desarrollo
14.25 18.00 1.72 -
profesional (nº de días en los últimos 12 meses)
% del
% del profesorado P OR
profesorado
Contenidos de las actividades de desarrollo
profesional
Comportamiento de los alumnos y
27.97 34.75 .057 -
gestión del aula
Enfoques de aprendizaje
21.00 29.45 .023* 2.645
individualizados
Enseñanza a alumnos con necesidades
18.52 25.72 .052 -
educativas especiales
Tabla 3
Distribución del tiempo de clase en función de la presencia de alumnado de bajo nivel socioeconómico
>30% de
Sin alumnado de
alumnado de
bajo nivel socio-
bajo nivel
económico
socioeconómico
d de
Media Media T
Cohen
Tiempo de clase en tareas administrativas (%) 6.59 8.1 3.80** .442
Tiempo de clase en mantener el orden (%) 11.92 20.64 6.96** .728
Tiempo de clase en enseñanza y aprendizaje (%) 80.63 70.56 -7.29** - .661
* p<.05; ** p<.01
Tabla 4
>30% de
Sin alumnado
alumnado
de bajo nivel
de bajo nivel
socioeconómico
socioeconómico
% de prof. % de prof. p OR
– Presento un resumen de los últimos
72.24 77.38 .273 -
contenidos aprendidos
– Los alumnos trabajan en pequeños
grupos para hallar una solución 34.15 37.97 .346 -
conjunta a un problema o tarea
– Encargo un trabajo diferente a aquellos
alumnos que tienen dificultades de
29.62 56.03 .000** 3.147
aprendizaje y/o a los que avanzan más
deprisa
– Hago referencia a un problema de
la vida cotidiana o del trabajo para
76.14 83.98 .020* 1.724
demostrar por qué es útil adquirir
nuevos conocimientos
Tabla 5
>30% de
Sin alumnado de
alumnado
bajo nivel
de bajo nivel
socioeconómico
socioeconómico
% de prof. % de prof. p OR
– Les pongo un examen creado por mí 71.65 75.75 .263 -
– Les pongo un examen estandarizado 8.11 12.95 .066 -
– Hago que los alumnos respondan
individualmente preguntas delante de la 62.40 63.86 .718 -
clase
– Hago observaciones por escrito sobre
el trabajo de los alumnos además de 67.31 76.75 .005** 1.673
ponerles una nota
– Dejo que los alumnos evalúen su 20.57 27.67 .027* 1.541
progreso
– Observo a los alumnos cuando trabajan
en una tarea determinada y les hago 83.01 81.99 .787 -
comentarios en ese mismo momento
* p<.05; ** p<.01
Tabla 6
Coeficientes, odds ratios y F de Wald para el efecto de las variables en los modelos de regresión logística
Modelo I Odds F de
B p
Características del profesorado ratio Wald
– Número de años como profesor en el centro1 -.023 .978 3,690 ,056
– Participación en actividades de desarrollo profesional sobre
.450 1.569 4,859 ,029
enfoques de aprendizaje individualizados (Sí)2
– Participación en actividades de desarrollo profesional sobre
.250 1.283 1,778 ,184
enseñanza en un entorno multicultural o plurilingüe (Sí)2
– Satisfacción con el actual entorno de trabajo1 -.191 .827 17,862 ,000
Modelo II Odds F de
B p
Actuaciones docentes ratio Wald
– Tiempo de clase dedicado a tareas administrativas (%)1 .017 1.017 .399 .528
– Tiempo de clase dedicado a mantener el orden (%) 1
.042 1.043 6.317 .013
– Tiempo de clase dedicado a enseñanza y aprendizaje (%) 1
-.010 .990 .406 .525
– Encargo un trabajo diferente a aquellos alumnos que tienen
dificultades de aprendizaje y/o a los que avanzan más .833 2.299 20.165 .000
deprisa (frecuentemente o siempre)3
– Hago referencia a un problema de la vida cotidiana o del
trabajo para demostrar por qué es útil adquirir nuevos .257 1.293 1.069 .303
conocimientos (frecuentemente o siempre)3
– Compruebo los cuadernos de ejercicios o los deberes de mis
.828 2.290 11.894 .001
alumnos (frecuentemente o siempre)3
– Los alumnos emplean recursos TIC para realizar proyectos
.344 1.411 2.260 .134
o hacer ejercicios en clase (frecuentemente o siempre)3
– Hago observaciones por escrito sobre el trabajo de los
alumnos además de ponerles una nota (frecuentemente o .051 1.052 .074 .786
siempre)3
– Dejo que los alumnos evalúen su propio progreso
.156 1.169 .652 .420
(frecuentemente o siempre)3
1
Odds ratio asociada al incremento de una unidad en la variable independiente.
2
Categoría de referencia: no.
3
Categoría de referencia: ocasionalmente o nunca.
Discusión y conclusiones
Referencias
Ainscow, M., Booth, T., & Dyson, A. (2006). Improving schools, developing inclusion,
Londres: Routledge.
Ainscow, M., Dyson, A., Goldrick, S., & West, M. (2012) Developing equitable education
systems, London: Routledge.
Caro, D.H., McDonald, J.T., & Willms, J.D. (2009). Socio‐economic status and academic
achievement trajectories from childhood to adolescence. Canadian Journal of Educa-
tion, 32(3), 558-590. Recuperado de http://www.csse-scee.ca/CJE/Articles/FullText/
CJE32-3/CJE32-3-CaroEtAl.pdf
Carvalho, R.G., & Novo, R.F. (2012). Family socioeconomic status and student adapta-
tion to school life: looking beyond grades. Electronic Journal of Research in Educational
Psychology, 10(3), 1209-1222. Recuperado de http://www.investigacion-psicopeda-
gogica.org/revista/new/english/index.php?n=28
Córdoba, L.G., García, V., Luengo, L.M., Vizuete, M., & Feu, S. (2011). Determinantes
socioculturales: su relación con el rendimiento académico en alumnos de Enseñanza
Secundaria Obligatoria. Revista de Investigación Educativa, 29(1), 83-96. Recuperado
de http://revistas.um.es/rie/article/view/110361/126942
De la Orden, A., & González, C. (2005). Variables que discriminan entre alumnos de
bajo y medio-alto rendimiento académico. Revista de Investigación Educativa, 23(2),
573-599. Recuperado de http://revistas.um.es/rie/article/view/98261
Engberg, M.E., & Wolniak, G.C. (2014). An examination of the moderating effects of the
High School socioeconomic context on College enrolment. The High School Journal,
97, 240-263. doi: 10.1353/hsj.2014.0004
Feng, L. (2009). Opportunity wages, classroom characteristics, and teacher mobility.
Southern Economic Journal, 75, 1165-1190.
Freiberg, H. J. (2013). Classroom management and student achievement. En J. Hattie
& E.M. Anderman (Eds.), International guide to student achievement (pp. 228-230).
New York: Routledge.
Gaskins, C.S., Herres, J., & Kobak, R. (2012). Classroom order and student learning
in late elementary school: A multilevel transactional model of achievement tra-
jectories. Journal of Applied Developmental Psychology, 33, 227-235. doi: 10.1016/j.
appdev.2012.06.002
Gil, J. (2013). Medición del nivel socioeconómico familiar en el alumnado de Educación
Primaria. Revista de Educación, 362, 298-322. doi: 10.4438/1988-592X-RE-2011-362-162
Hanushek, E.A., Kain, J.K., & Rivkin, S.G. (2004). Why public schools lose teachers. Journal
of Human Resources, 39, 326-354. doi: 10.2307/3559017
Hattie, J., & Anderman, E.M. (2013). International guide to student achievement. New York:
Routledge.
IBM (2014). IBM SPSS Complex Samples Recuperado de http://public.dhe.ibm.com/ soft-
ware/analytics/spss/documentation/statistics/23.0/es/client/Manuals/IBM_SPSS_Com-
plex_Samples.pdf
Joaristi, L., Lizasoain, L., & Gamboa, E. (2012). Construcción y validación de un ins-
trumento de medida del Nivel Socioeconómico y Cultural (NSE) de estudiantes de
educación primaria y secundaria. Bordón, 64(2), 151-171.
Lim, P., Gemici, S., & Karmel, T. (2014). The impact of school academic quality on
low socioeconomic status students. Australian Economic Review, 47(1), 100-106. doi:
10.1111/1467-8462.12055
OECD (2012). Equity and quality in education: supporting disadvantaged students and schools.
doi: 10.1787/9789264130852-en
OECD (2013a). PISA 2012 results: excellence through equity. Giving every student the chance
to succeed. doi: 10.1787/9789264201132-en.
OECD (2013b). Teaching and learning international survey Talis 2013. Conceptual fra-
mework. Recuperado de http://www.oecd.org/edu/school/TALIS%20 Conceptual%20
Framework_FINAL.pdf
OECD (2014). TALIS 2013 Technical Report. Recuperado de http://www.oecd.org/edu/
school/TALIS-technical-report-2013.pdf
Olmedo, A. (2007). Reescribiendo las teorías de la reproducción social: influencia de la
clase social en las trayectorias educativa y laboral del alumnado granadino de Secun-
daria y Bachillerato. Revista de Educación, 343, 477-501. Recuperado de http://www.
revistaeducacion.mec.es/re343/re343_20.pdf
Palardy, G.J. (2013). High school socioeconomic segregation and student attainment.
American Educational Research Journal, 50(4), 714-754. doi:.10.3102/0002831213481240
Perry, L.B., & McConney, A. (2010). Does the SES of the school matter? An examination
of socioeconomic status and student achievement using PISA 2003. Teachers College
Record, 112, 1137-1162.
Ruiz de Miguel, C. (2001). Factores familiares vinculados al bajo rendimiento. Revista
Complutense de Educación, 12(1), 811-813. Recuperado de https://revistas.ucm.es/index.
php/RCED/article/view/RCED0101120081A/16850
Rumberger, R.W. (2004). Why students drop out of school. En G. Orfield (Ed.), Dropouts
in America: confronting the graduation rate crisis (pp. 131‐155). Cambridge, MA: Harvard
Education Press.
Sass, T.R., Hannaway, J., Xu, Z., Figlio, D. N., & Feng, L. (2012). Value added of teachers
in high–poverty schools and lower–poverty schools. Journal of Urban Economics, 72(2-
3), 104-122. doi: 10.1016/j.jue.2012.04.004
Sirin, S.R. (2005). Socioeconomic status and academic achievement: a meta-analytic review
of research. Review of Educational Research, 75, 417-453. doi: 10.3102/00346543075003417
Stull, J.C. (2013). Family socioeconomic status, parent expectations, and a child’s achie-
vement. Research in Education, 90(1), 53-67. doi: 10.7227/RIE.90.1.4
Tajalli, H., & Opheim, C. (2005). Strategies for closing the gap: predicting student perfor-
mance in economically disadvantaged schools. Educational Research Quarterly, 28(4),
44-54.
Tomlinson, C.A. (2014). Differentiated classroom: Responding to the needs of all learners.
Alexandria, VA.: Association for Supervision and Curriculum Development.
Tomul, E., & Savasci, H.S. (2012). Socioeconomic determinants of academic achievement.
Educational Assessment, Evaluation and Accountability, 24(3), 175-187. doi: 10.1007/
s11092-012-9149-3
Tucker-Drob, E. (2013). How many pathways underlie socioeconomic differences in the
development of cognition and achievement? Learning and Individual Differences, 25,
12-20. doi: 10.1016/j.lindif.2013.01.015
Van Ewijk, R., & Sleegers, P. (2010). The effect of peer socioeconomic status on student
achievement: A meta-analysis. Educational Research, 5(2), 134-150. doi: 10.1016/
j.edurev.2010.02.001
White, K. R. (1982). The relation between socioeconomic status and academic achieve-
ment. Psychological Bulletin, 91(3), 461-481.
Resumen
Los estereotipos de género, creencias culturales acerca de los rasgos que poseen hombres y
mujeres influyen en la forma de actuar de las personas y sus relaciones con los demás. Este
trabajo tiene como objetivo conocer la presencia de estereotipos de género en alumnado de For-
mación Profesional y comprobar si existen diferencias en función del sexo, la edad y el grado
que cursan. Para dar respuesta a estos objetivos se realizó un estudio descriptivo, utilizando
una escala para recoger la opinión de una muestra de 452 estudiantes que cursan primer año
de ciclos formativos de Grado Medio y Superior de la Comunidad Autónoma de Galicia. Los
resultados obtenidos, tras la aplicación de la prueba t y el análisis de varianza, muestran un
rechazo de las y los jóvenes hacia los estereotipos de género, encontrando diferencias por sexo y
ciclo formativo. De estos resultados se deduce que, a pesar de los cambios que se han producido
en los últimos años, es necesario seguir sensibilizando al alumnado en materia de igualdad para
poder lograr una sociedad más justa e igualitaria.
Palabras clave: género; estereotipos de género; formación profesional; educación en
igualdad
Abstract
Gender stereotypes, defined as beliefs on the different characteristics of women and men
in our society, play a key role in the ways of thinking, interpreting and acting subjects, and
how to relate to other people. In this paper we are interested in knowing the presence of gender
stereotypes in vocational education students and see if there are differences according to sex,
age and training course enrollment. To meet these objectives a descriptive study was made with
a sample of 452 students attending first year of Intermediate and Higher training cycles in
Galicia. The results, after application of the t-test and analysis of variance show a rejection of
young people and adolescents to gender stereotypes, finding differences by sex and training cycle.
From these results it follows that even though something is changing in society, it is necessary
to further sensitize the students equal to move towards a more just and egalitarian society.
Keywords: gender; gender stereotypes; vocational education; education for equality
Introducción
El estudio de las diferencias entre los sexos, cuestión de interés universal, se inicia
a principios del siglo XX, si bien, las primeras investigaciones se realizan a mediados
del XIX, a raíz de los cambios socio-económicos de la Revolución Industrial y a los
enormes progresos en el campo científico en general.
Estos estudios han ido evolucionando desde sus inicios y han centrado su interés
en distintos ámbitos, desde las diferencias estrictamente psicológicas entre hombres y
mujeres, hasta los patrones de conducta característicamente masculinos y femeninos.
En todos ellos subyace la idea de que el género es un organizador básico en cualquier
cultura y sociedad.
En función de las características sexuales externas y de las diferentes funciones
dentro del proceso reproductivo, hombres y mujeres ocupan roles diferenciados en el
hacer social. Esta diferenciación ha sido interpretada de forma jerárquica en nuestra
tradición cultural, entendiendo que las mujeres son inferiores a los hombres, y origi-
nando, de este modo, modelos de desigualdad entre ambos sexos.
Además, esta visión del género ha dado lugar a una diferenciación en la sociali-
zación de hombres y mujeres. Tal y como indican Colás y Villaciervos (2007, p. 38):
En los últimos años se ha producido un cambio en los roles de género. Uno de los
hechos que ha contribuido de manera singular a este cambio ha sido el paulatino y
creciente nivel educativo alcanzado por las mujeres que poco a poco se ha ido equipa-
rando, e incluso en algunos casos, ha superado al logrado por los varones.
Es obvio que el incremento de la formación académica de las mujeres ha favorecido
su incorporación al mercado de trabajo y sus posibilidades de promoción y participa-
ción en la vida económica y social.
Ahora bien, este hecho que ha supuesto un cambio importante en la vida de las
mujeres no lleva consigo, necesariamente, la desaparición de los estereotipos de género.
Hoy en día todavía siguen vigentes creencias estereotipadas acerca del trabajo de muje-
res y hombres, consecuencia de los diferentes roles que uno y otro sexo desempeñan
en la sociedad.
El presente trabajo pretende conocer si en las y los jóvenes en formación persisten
ciertos estereotipos de género, y comprobar si la interiorización de los mismos difiere
en función del sexo, la edad y el grado de Formación Profesional cursado.
los estereotipos son la base de los prejuicios que afectan tanto a hombres como
a mujeres por el carácter que tienen no solo descriptivo sino prescriptivo.
Cada vez que la persona aprende que es ‘niño’ o que es ‘niña’, va aprendiendo
también cual es la conducta apropiada para esa autocategorización, siguiendo
las prescripciones culturales asociadas a su sexo.
Cuando los hombres o las mujeres no cumplen con lo socialmente esperable para
su sexo, sufren las consecuencias que impone la sociedad y sus actuaciones suelen ser
criticadas y rechazadas socialmente.
En los últimos años, diversos estudios (Alvariñas, Fernández Villarino, & López
Villar, 2009; Alvariñas & Novoa, 2016; Castillo-Mayén & Montes-Berges, 2014; Colás
& Villaciervos, 2007; Delpino & Eresta, 2013; Díaz-Aguado, Martínez Arias, & Martí-
nez Babarro, 2014; Heilman, 2015; Kurtz-Costes, Copping, Rowley, & Kinlaw, 2014;
Miller, Eagly, & Linn, 2015; Pastor & Marrrucci, 2015; Rodríguez San Julián & Megías,
2015; Ruiz Palomino, Ballester, Gil Larrio, Giménez García, & Salmerón 2010; Sánchez
García et al. 2011) han tratado de conocer la persistencia de estereotipos de género en
alumnado de distintas etapas educativas.
Así, Miller et al. (2015) constatan que chicos y chicas siguen teniendo una imagen
estereotipada de las profesiones y mantienen la creencia de que los hombres tienen
cualidades más apropiadas para desempeñar profesiones en el ámbito de la ciencia,
siendo la estereotipia más acusada en el caso del sexo masculino. Destacar que, pre-
cisamente el carácter prescriptivo de los estereotipos de género impide el desarrollo
profesional de las mujeres (Heilman, 2015).
Método
Objetivo
Población y Muestra
Instrumento
Se diseñó una escala ad hoc tipo Likert –ver tabla 1– compuesta por un total de 13
ítems, con cinco opciones de respuesta (1: Muy en desacuerdo a 5: Muy de acuerdo)
para medir el grado de acuerdo del alumnado ante un conjunto de afirmaciones
estereotipadas. En el instrumento aparecen también recogidas las variables de identi-
ficación personal sexo (hombre, mujer), ciclo formativo (ciclo formativo grado medio
y superior), edad (16-20 años, 21-25 años, 26-30 años, 31-35 años, 36-45 años y más de
45 años) y curso (1º y 2º).
La escala se sometió al análisis y valoración de un grupo de expertos/as en género
del ámbito universitario. Como resultado de las contribuciones otorgadas por los/as
expertos/as se reformuló la redacción de varios de los ítems, quedando la escala defi-
nitiva configurada por el mismo número de ítems de la versión inicial.
Tabla 1
Indica en qué medida estás de acuerdo con las siguientes afirmaciones (1) Muy en desacuer-
do; (2) En desacuerdo; (3) Indiferente; (4) De acuerdo; (5) Muy de acuerdo.
1. Las mujeres deben tener las mismas posibilidades de trabajo que los hombres
2. Contratar a las mujeres solo trae problemas a las empresas
3. Hay trabajos que son más apropiados para las mujeres que para los hombres
4. Hay trabajos que son más apropiados para los hombres que para las mujeres
5. Hay trabajos en los que los hombres deberían tener preferencia sobre las mujeres a la hora
de los ascensos y de la promoción
6. Las mujeres tienen más dificultades para encontrar un trabajo que tradicionalmente se
identifica como un trabajo de hombres
7. Los hombres tienen más dificultades para encontrar un trabajo que tradicionalmente se
identifica como un trabajo de mujeres
8. Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo hombres tienen mayor reconocimiento
social que las ocupaciones en las que la presencia femenina es mayoritaria
9. Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo mujeres poseen peores condiciones labora-
les que las ocupaciones en las que trabajan sobre todo hombres
10. Las profesiones en las que trabajan sobre todo mujeres están peor remuneradas que las
profesiones en las que trabajan sobre todo hombres
11. Hay trabajos en los que se necesita fuerza y otras cualidades/habilidades que las mujeres
no tienen
12. Hay algunos tipos de trabajos más apropiados para las mujeres y otros más apropiados
para los hombres
13. En nuestra sociedad las mujeres no sufren discriminación a la hora de incorporarse al
mercado laboral
El instrumento fue aplicado por los miembros del equipo de investigación, que
recibieron instrucciones generales a seguir en el momento de la administración de
la escala, con el fin de que las condiciones de aplicación fuesen lo más homogéneas
posibles, tratando de este modo de asegurar la validez del procedimiento.
Previa autorización, la escala fue aplicada, durante el mismo periodo de tiempo,
en el aula y en el horario académico habitual. Se informó brevemente a los sujetos que
Resultados
Tabla 2
Estereotipos de Género (X ) (S )
Las mujeres deben tener las mismas posibilidades de trabajo que los hombres. 4.66 1.022
Contratar a las mujeres solo trae problemas a las empresas. 1.27 0.852
Hay trabajos que son más apropiados para las mujeres que para los hombres. 2.53 1.367
Hay trabajos que son más apropiados para los hombres que para las mujeres. 2.67 1.436
Hay trabajos en los que los hombres deberían tener preferencia sobre las mu-
1.46 0.995
jeres a la hora de los ascensos y de la promoción.
Las mujeres tienen más dificultades para encontrar un trabajo que tradiciona-
3.86 1.261
lmente se identifica como un trabajo de hombres.
Los hombres tienen más dificultades para encontrar un trabajo que tradiciona-
3.31 1.348
lmente se identifica como un trabajo de mujeres.
Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo hombres tienen mayor recono-
cimiento social que las ocupaciones en las que la presencia femenina es may- 2.94 1.360
oritaria.
Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo mujeres poseen peores condi-
2.74 1.364
ciones laborales que las ocupaciones en las que trabajan sobre todo hombres.
Las profesiones en las que trabajan sobre todo mujeres están peor remunera-
3.17 1.354
das que las profesiones en las que trabajan sobre todo hombres.
Hay trabajos en los que se necesita fuerza y otras cualidades/habilidades que
2.97 1.435
las mujeres no tienen.
Hay algunos tipos de trabajos más apropiados para las mujeres y otros más
3.08 1.447
apropiados para los hombres.
En nuestra sociedad las mujeres no sufren discriminación a la hora de incor-
2.95 1.400
porarse al mercado laboral.
Al analizar los datos obtenidos en función del sexo, los resultados derivados de la
prueba t de Student muestran la existencia de diferencias estadísticamente significativas
en todos los ítems de la escala entre uno y otro sexo.
Así, las chicas alcanzan puntuaciones medias superiores a las de los chicos, con
valores muy próximos al máximo de la escala, ante afirmaciones como las siguientes:
“Las mujeres deben tener las mismas posibilidades de trabajo que los hombres” y
“Las mujeres tienen más dificultades para encontrar un trabajo que tradicionalmente
se identifica como un trabajo de hombres”, lo que significa que están más de acuerdo
que sus compañeros en dichas afirmaciones.
Se sitúan también con puntuaciones medias superiores a las de sus compañeros,
aunque en menor medida, ante las afirmaciones: “Los hombres tienen más dificultades
para encontrar un trabajo que tradicionalmente se identifica como un trabajo de muje-
res”, “Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo hombres tienen mayor recono-
cimiento social que las ocupaciones en las que la presencia femenina es mayoritaria”,
“ Las ocupaciones en las que trabajan sobre todo mujeres poseen peores condiciones
laborales que en las que trabajan sobre todo hombres”, “Las profesiones en las que
trabajan sobre todo mujeres están peor remuneradas que las profesiones en las que
trabajan sobre todo hombres” y “En nuestra sociedad las mujeres no sufren discrimi-
nación a la hora de incorporarse al mercado laboral”.
Por el contrario, los chicos obtienen puntuaciones medias algo más elevadas que
las chicas en los ítems “Contratar a las mujeres solo trae problemas a las empresas” y
“Hay trabajos en los que los hombres deberían tener preferencia sobre las mujeres a
la hora de los ascensos y de la promoción”. Aunque se manifiestan en desacuerdo con
estas afirmaciones lo hacen en menor medida que sus compañeras que manifiestan un
mayor grado de desacuerdo.
La postura ante los estereotipos de género de los alumnos no parece tan clara, en
comparación con las alumnas, al situar sus respuestas en torno al punto medio de la
escala en las afirmaciones: “Hay trabajos que son más apropiados para las mujeres
que para los hombres” y viceversa “Hay trabajos que son más apropiados para los
hombres que para las mujeres”, “Hay trabajos en los que se necesita fuerza y otras
cualidades/habilidades que las mujeres no tienen” y “Hay algunos tipos de trabajos
más apropiados para las mujeres y otros más apropiados para los hombres”.
Tabla 3
Mujeres Hombres
Estereotipos de Género t p
(X ) (S ) (X ) (S )
Las mujeres deben tener las mismas
4.86 0.655 4.44 1.283 0.4361 .000
posibilidades de trabajo que los hombres.
Contratar a las mujeres solo trae problemas a
1.10 0.519 1.46 1.082 -4.591 .000
las empresas.
Hay trabajos que son más apropiados para las
2.26 1.238 2.83 1.444 -4.514 .000
mujeres que para los hombres.
Hay trabajos que son más apropiados para
2.34 1.307 3.03 1.491 -5.207 .000
los hombres que para las mujeres.
Hay trabajos en los que los hombres deberían
tener preferencia sobre las mujeres a la hora 1.28 0.802 1.67 1.141 -4.280 .000
de los ascensos y de la promoción.
Las mujeres tienen más dificultades para
encontrar un trabajo que tradicionalmente se 4.20 0.906 3.49 1.478 6.235 .000
identifica como un trabajo de hombres.
Tabla 4
Diferencias en los estereotipos de género según ciclo formativo de grado medio o superior
Grado Grado
Medio Superior
Estereotipos de Género t p
(X ) (S ) (X ) (S )
Discusión y conclusiones
Los resultados obtenidos en nuestro trabajo, al igual que en estudios similares, per-
miten afirmar que el alumnado muestra una mayor sensibilización hacia la igualdad
(Alvariñas & Novoa, 2016; García Pérez et al., 2010; Pastor & Marrucci, 2015). En nuestro
estudio esta realidad se vislumbra en el alumnado que cursa un ciclo formativo de
grado medio o superior cuyas actitudes hacia el trabajo son cada vez más igualitarias,
pues parecen haber interiorizado ciertas afirmaciones como, por ejemplo, que “Las
mujeres deben tener las mismas posibilidades de trabajo que los hombres”.
En nuestra opinión, estos hallazgos son congruentes con la situación actual de las mujeres
en el mercado laboral y su presencia cada vez mayor en los diferentes sectores de activi-
dad, siendo precisamente el ámbito laboral uno de los espacios donde se pueden observar
mayores logros en materia de igualdad en los últimos años (Cebrián & Moreno, 2008).
No obstante, cabe señalar la existencia de diferencias de género en los estereotipos.
De este modo, las chicas manifiestan una mayor sensibilización hacia la igualdad que
los chicos en aspectos relacionados con las condiciones laborales, el reconocimiento
social y las dificultades de acceso al mercado laboral, algo similar a lo encontrado
por García Pérez et al. (2010) y Pastor y Marrucci (2015) en sus respectivos estudios.
Referencias
Alvariñas, M., Fernández Villarino, M.A., & López Villar, C. (2009). Actividad física
y percepciones sobre deporte y género. Revista de Investigación en Educación, 6,
113-122. Recuperado de http://reined.webs.uvigo.es/ojs/index.php/reined/article/
viewFile/58/52
Alvariñas, M., & Novoa, A. (2016). Pensamientos relacionados con la actividad física y el
género en adolescentes de Galicia. Sportis. Revista Técnico-Científica del Deporte Esco-
lar, Educación Física y Psicomotricidad, 2(1), 23-35. doi: 10.17979/sportis.2016.2.1.1439
Bem, S. L. (1981). Gender schema theory: A cognitive account of sex typing. Psychological
Review, 88(4), 354-364. doi: 10.1037/0033-295X.88.4.354
Castillo-Mayén, M.R., & Montes-Berges, B. (2014). Analysis of current gender stereoty-
pes. Anales de psicología, 30(3), 1044-1060. doi: 10.6018/analesps.30.3.138981
Cebrián, I., & Moreno, G. (2008). La situación de las mujeres en el mercado de trabajo
español: desajustes y retos. Economía Industrial, 367, 121-137. Recuperado de http://
www.minetur.gob.es/Publicaciones/Publicacionesperiodicas/EconomiaIndustrial/
RevistaEconomiaIndustrial/367/121.pdf
Porto, A.M., Cajide, J., Mosteiro, M. J., Castro, M. D., Sierra, S., & Rodríguez Burgos, S.
(2012). Estereotipos de género ante la Ciencia y la Tecnología del alumnado de For-
mación Profesional. Actas del IX Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género,
1-13. Recuperado de http://www. oei.es/congresoctg/memoria/pdf/2PortoCastro.pdf ·
Rodríguez San Julián, E., & Megías, I. (2015). ¿Fuerte como papá? ¿Sensible como
mamá?. Identidad de género en la adolescencia. Madrid: Centro Reina Sofía sobre
Adolescencia y Juventud.
Ruiz Palomino, E., Ballester, R., Gil Llario, M.D., Giménez García, C., & Salmerón, P.
(2010). ¿Cambian los estereotipos de género a lo largo de la adolescencia?. Interna-
tional Journal of Developmental and Educational Psychology, 1(2), 321-329. Recuperado
de http://hdl.handle.net/10234/31616
Sánchez García, M., Suárez Ortega, M., Manzano, N., Oliveros, L., Lozano, S., Fernández
D’Andrea, B., & Malik, B. (2011). Estereotipos de género y valores sobre el trabajo
entre los estudiantes españoles. Revista de Educación, 355, 331-354. Recuperado de
http://www.revistaeducacion.educacion.es/re355/re355_14.pdf
Vázquez-Cupeiro, S. (2015). Ciencia, estereotipos y género. Una revisión de los marcos
explicativos. Convergencia: Revista de ciencias sociales, 22(68), 177-202. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10536227007
Abstract
Introduction: This study examined preservice teachers’ teaching conceptions and approaches
measured quantitatively and qualitatively in order to identify any convergence of findings.
Additionally, any changes in conceptions and approaches towards a student- or teacher-centred
orientation upon completion of a training course were compared. Method: Preservice teachers
completed a scale on approaches to teaching and answered open-ended questions on teaching
before and after an initial teacher training programme. Results and conclusions: Inconsisten-
cies in the results suggest that research on teaching and learning should use a combination
of techniques in order to ensure that phenomena are accurately examined so that appropriate
educational decisions are made.
Keywords: teaching; teaching styles; teacher education; qualitative research.
Resumen
Introduction
During the 1990s a number of studies (e.g., Prosser, Trigwell, & Taylor, 1994; Samu-
elowicz & Bain, 1992) focused on analysing teachers’ conceptions on teaching follow-
ing qualitative procedures. Most studies developed similar categorisations of teaching
orientations/conceptions, which Kember (1997) grouped into qualitatively different
categories: a teacher-centred/content-oriented category (further divided into A. Impart-
ing information; B. Transmitting structured knowledge); an intermediary category (C.
Student-Teacher interaction/Apprenticeship); and a student-centred/learning-oriented
category (divided into D. Facilitating understanding; D. Conceptualising change/Intel-
lectual development). There has been debate in the literature as to whether teaching
orientations are hierarchical sets of categories or separate, discrete entities (Kember,
1997). Some authors (e.g., Prosser et al., 1994) agreed on considering teaching concep-
tions within a hierarchy, where lower categories are present in upper ones. Other
studies (e.g., Samuelowicz & Bain, 1992), however, did not find evidence of such a
hierarchy and claimed that orientations are differentiated and independent categories.
Research inspired by the students’ approaches to learning (SAL) tradition initiated
some decades ago (Ramsden, 1992; Trigwell & Prosser, 1996) and still thoroughly
investigated in Spain (e.g., Olmedo, 2013; Romero et al., 2013) identified main two
teaching approaches: 1) a conceptual change and student-focused (CCSF) approach;
and 2) an information transmission and teacher-focused (ITTF) approach (Prosser &
Trigwell, 2014; Trigwell & Prosser, 1996).
There is evidence (Kember & Kwan, 2000; Trigwell & Prosser, 1996) of a link
between teaching conceptions and approaches. Those teachers who conceptualise
teaching as transmission of facts tend to adopt a teacher-focused approach to teaching.
Similarly, teachers who see teaching as a means to help their students grow are more
likely to adopt a student-centred approach (Trigwell & Prosser, 1996). For Kember
and Kwan (2000, p. 486), “it seems reasonable to assume a direction of causality in the
Method
Design
Participants
This study analysed the responses of 25 preservice teachers (16 females, 9 males;
mean age 27), who were chosen following convenience non-probability sampling (see
Procedure for details). There was no control group.
Data collection
Data were collected both at the beginning and end of an initial teacher training
programme. Participants completed a self-report inventory, S-ATI-20 (see Monroy,
González-Geraldo, & Hernández-Pina, 2015), which is a recent proposal for a Spanish
version of Trigwell and Prosser’s (2004) Approaches to Teaching Inventory. Both S-ATI-20
and original ATI measure participants’ student-centred approach to teaching (CCSF)
and teacher-centred approach (ITTF). This version is made up of 20 items, the half
of which measure respondents’ ITTF approach and the other half participants’ CCSF
approach. Items were rated on a five-point Likert scale (from “Strongly agree” to
“Strongly disagree”), and participants scored on both ITTF and CCSF. Scale reliability
of S-ATI-20 in this investigation was .747 (CCSF) and .601 (ITTF).
Additionally, and similar to previous studies (e.g., Virtanen & Lindblom-Ylänne,
2010), two open-ended questions were added at the beginning of inventory to elicit
participants’ opinions of what teaching was (In your opinion, what is teaching?) and how
they described good teaching (In your opinion, how would you describe “good teaching”?).
In this paper only the first question was analysed.
The data collection procedure varied slightly at pretest and posttest. After obtaining
permission from educational authorities, the authors took pretest measures from 291
students present in class at given scheduled teaching hours (academic year 2013-2014).
Administration time was 15 minutes. At posttest an online survey was set up and
emailed to all students enrolled in the programme (N=463), yet only 39 completed the
survey (response return rate was 8.4%). Of those 39 participants, 25 had completed the
survey also at pretest, and did not differ statistically from the remaining 265 in terms
of age, and ITTF and CCSF mean scores.
Instructions on the aim of the study were verbally given (pretest) and displayed on
screen (posttest) before collecting data so as to inform participants and ensure anonym-
ity and confidentiality. Guidelines were also given so that participants completed the
survey in a contextualised manner, that is, they had to visualise themselves teaching
a course related to the field of study they were being trained for in the initial teacher
training programme. In order to avoid any influence of inventory items on the open-
ended questions, the latter were administered/displayed on screen before S-ATI-20.
The open-ended question specifically chosen for this study was analysed by the two
authors independently and deductively using Kember’s (1997) five-stage categorisa-
tion to ensure the same theoretical background and coding process were followed. A
preliminary trial was conducted so as to agree on how to classify participant under
this taxonomy. Then, each author separately read participants’ responses thoroughly
and sought to identify features of Kember’s conceptions. For instance, “Transmitting
new knowledge about something I have just learnt and sharing it with others” [Case 30-Pre]
was classified as conception B, whereas “Teaching occurs when students learn how to think
for themselves and act freely and thoughtfully” [77-Pst] was E. After coding responses
independently, the authors shared their categorisation results, reviewed each case
individually, and discussed discrepancies. In case of disagreement, the authors returned
to the theoretical framework. Cross-checking the classification of descriptors aimed to
ensure that the dataset was analysed effectively and aligned with the theory. Interrater
agreement was reached in 72% of the 25 cases, and Cohen’s (1988) kappa coefficients
were acceptable (k = .84 at pretest, k = .83 at posttest). Once participants had been
categorised, a descriptive analysis of frequencies of occurrence of the categories was
done. Recoding qualitative responses into quantifiable data enabled the comparison
of open-ended question data and inventory results.
When analysing the qualitative data and categorising participants under one or
another conception, the authors decided to take each participant’s response as a whole
and neglect the position or order of statements. Some authors (e.g., Harris, 2011) sug-
gested that the most significant elements are found in an answer’s beginning, yet in
this study the authors decided not to follow this, as many participants mentioned the
most complex ideas at their beginning of their discourse while others started with the
most basic conceptions. As teaching conceptions and approaches may be hierarchical
in nature, it was in the authors’ interest not to discard any valuable piece of informa-
tion. Future studies may wish to follow Harris’s (2011) suggestion about taking those
elements placed at the beginning of an answer.
Questionnaire data were analysed descriptively with statistical package SPSS 17. An
alpha level of .05 was used for all statistical analyses. Significant differences between
CCSF and ITTF approaches were examined using a paired-sample Wilcoxon signed-
rank test. Additionally, pretest-posttest changes in approaches and conceptions were
analysed. In the case of teaching conceptions (qualitative data), each case was examined
individually so that the authors could note down whether teaching conceptions had
“improved” from A to E, “got worse” (i.e. changed from E to A), or “remained the
same” (i.e. same conception at pretest and posttest). In order to discriminate between
participants who had experienced a small change or a more dramatic one, the authors
singled out participants whose conception had changed “more than one level” from
those who had changed “one level” or had not changed at all. Table 1 exemplifies the
criteria followed to determine the degree of change, which would later allow quan-
tifying how many participants had changed after the intervention, and comparing
quantitative and qualitative data.
Table 1
A paired-sample Wilcoxon signed-rank test was used in order to identify any changes
in teaching approaches (quantitative data) after the intervention. Furthermore, the
authors adapted a procedure previously used by Lindblom-Ylänne, Trigwell, Nevgi,
and Ashwin (2006) and Monroy, Hernández Pina, and Martínez Clares (2014) that set
a change variable that would allow to determine the shift/change in approach scores for
individual participants when comparing pretest-posttest results. Five categories were
developed which show the magnitude and direction of change (Table 2). This proce-
dure allowed quantifying the number of participants who had turned more teacher- or
student-focused at posttest.
Table 2
= No change or mi- Pretest and posttest CCSF and Between −0.5 and +0.5
nor change ITTF scores are equal or similar
+ Positive change CCSF posttest score higher than at From +0.5 up to +1.0
pretest
Results
The qualitative and quantitative datasets were analysed separately and then com-
pared in order to see if they yielded similar of results. Furthermore, any posttest-pretest
changes in teaching conceptions and approaches were analysed. Findings are presented
following this order.
Qualitative data
The analysis of the qualitative data involved considering all components of partici-
pants’ responses regardless of their position. By doing so it was possible to evidence
the argument that less complex conceptions may be embedded in more complex ones,
exemplified by the following case where there are elements of a B and C conception:
“From my point of view teaching at a basic level would be transmission of facts to students.
However, in order for that transmission to be effective and successful, the teacher should strongly
motivate students […] and cater for students’ needs” [187-Pst].
The analysis of pretest results following the classification criteria in Table 2 showed
that 48% of participants claimed that to them teaching was “transmitting structured
knowledge” (conception B). Case 60-Pre illustrates this category: “Teaching is the process
by which a person transmits information, knowledge and values to another person”.
Conceptions C and D were identified by 20% and 24% of participants respectively:
Conception C: “Teaching is arousing an interest among students and making learning an
enjoyable experience for both the teacher and the student” [107-Pre]. Conception D: “Teaching
is transmitting what I know as well as arousing curiosity and questioning among my students
in order to foster debate and critical thinking” [187-Pre].
Quantitative data
The analysis of the pretest dataset collected with S-ATI-20 showed that CCSF scores
ranged from 3.2 to 4.7, while ITTF ranged from 2.0 to 3.8, and mean scores were 4.1
and 2.9 respectively. A Wilcoxon signed-rank test for related samples revealed a sta-
tistically significant difference between both approaches at pretest (z = -4.38, p < .001)
with a large effect size (r = .63) following Cohen’s (1988) guidelines.
Before implementation of the programme, 100% of participants scored higher on
CCSF than on ITTF, however, this gives us little information as participants may score
highly on both approaches yet with only a very small score difference. When looking
into individual cases, the differences between CCSF and ITTF mean scores ranged from
0.1 to 2.7. The case with the smallest CCSF-ITTF mean score difference (0.1) scored 3.2
on CCSF and 3.1 on ITTF and was qualitatively categorised as B conception [283-Pre],
while the one with the largest CCSF-ITTF mean score difference (2.7) scored 4.7 (CCSF)
and 2.0 (ITTF) and was qualitatively described as C conception [77-Pre].
The analysis of the posttest data showed that CCSF scores ranged from 3.3 to 5.0,
while ITTF from 2.3 to 3.8, and mean scores were 4.3 and 2.9 respectively. A Wilcoxon
signed-rank test for related samples showed that there were statistically significant
differences between both approaches and the effect size was large (z = -4.37, p < .001,
r = .63). Once again, 100% of participants scored higher on CCSF. When looking into
individual cases, the differences between CCSF-ITTF mean score differences ranged
from 0.2 (case 9-Pst, qualitatively categorised as B) to 2.7 (case 60-Pst and 95-Pst, both
also qualitatively categorised as B).
Table 3
Discussion
This study focused on the analysis of teaching conceptions and approaches measured
qualitative and quantitative respectively in order to identify convergence of results.
Moreover, any changes in conceptions and approaches towards a student-centred or
teacher-centred orientation upon completion of a training course were compared.
The quantitative analysis shows significantly higher CCSF mean values at pretest and
posttest. At first, these figures are positive indicators in that participants, who may soon
start a teaching career, would approach their teaching placing the student at the centre of
the teaching-learning process. These findings, however, contrast markedly with the high
percentage of participants who are identified reporting teacher-centred conceptions (A
and B). When focusing on individual cases, the inconsistency between participants’ scores
and qualitative responses is evident. For instance, Case 9-Pre scores 4.2 on CCSF and 2.4
on ITTF at pretest, which is clearly a student-focused orientation, yet is categorised as B.
Case 77-Pre also shows a student-focused approach (4.7 on CCSF, 2.0 on ITTF) at pretest,
but is classified as conception C. Other cases are more extreme, such as Case 22-Pst with
an A conception at posttest but a score of 4.0 on CCSF and 3.3 on ITTF.
The fact that the same individual may be classified under opposite categories
depending on the construct and measurement instrument should lead to reflection. One
possible explanation to such inconsistent results may lie in that participants effectively
identify or predict right/wrong items in a questionnaire and fake responses, or lose
interest when completing it, whereas they may control their responses to open-ended
questions less successfully and thus express their genuine opinion. On the other hand,
the validity and reliability of S-ATI-20 (see Data collection section) should ensure that
approaches to teaching are accurately measured, so the question remains: How is it
possible that an individual conveys such contradictory and opposing views on teach-
ing? Which set of responses should be given credit? Future research ought to focus on
fine-tuning instruments and procedures in order to accurately measure phenomena.
As to the pretest-posttest transformation of conceptions, at first glance there is shift
from B (transmission) to C (application of knowledge, student-teacher interaction) from
20% at pretest and 48% at posttest. This positive change may be due to the “profes-
sionalising nature” of the programme and the emphasis placed on the application of
practical knowledge. Very likely, most participants would apply for a teaching post after
completing the course, so the programme is clearly application-oriented. Furthermore,
more participants report an E conception at posttest (from 8% to 16%), which is a posi-
tive finding. In contrast, 8% seem to hold an A conception at posttest, while not a single
participant is categorised as such at pretest. This regression to lower categories should
be regarded as a worrying outcome, as it implies that after undertaking teacher training,
some individuals conceptualise teaching as simply imparting contents. Alternatively, a
reason for this finding may lie in that some participants use terminology interchangeably
(impart, transmit, convey, deliver) without knowing their true pedagogical meaning, or
simply that they recall their favorite teachers’ discourse without really grasping its core
meaning. Any programme aiming at improving some educational aspect in individu-
als, such as the teacher training programme under study, should focus on modifying
underlying beliefs or conceptions, not simply on teaching approaches (Kember, 1997).
positive change (>0.5) both on CCSF (+0.6) and ITTF (-0.6), yet experiences a two-level
regression from E to C when analysed qualitatively. Similarly, case 77 shows a positive
tendency towards a student-centred conception (from C to E) at posttest, yet her CCSF
score decreases (0.7) and ITTF score markedly increases (1.1). In an attempt to make
sense of these contradictory results, the cases in which the change towards a teacher-
or student-centred view was consistent in both the quantitative and qualitative results
were identified. Only 8 out of the 25 participants showed convergent results, that is, the
quantitative results support the qualitative findings, while in the remaining 17 cases
conceptions change in one direction while at least one of the approach scales changes
in the opposite direction, which is an indication that a single method may not measure
conceptions/approaches reliably. Such disparate results reveal the discrepancy that may
result when examining a phenomenon such as teaching using different methodologies.
This study raised more questions than answers, such as how bad a high ITTF score
or a strong B conception may be. The fact that some participants display a teacher-
focused conception to teaching by the end of the programme may not necessarily be
a negative result. Although student-centred teaching may seem the ideal scenario,
transmission of knowledge ought not to be regarded as an ineffective approach or set
aside (González Geraldo, B. del Rincón Igea, & D.A. del Rincón Igea, 2011). Neverthe-
less, teacher with more developed viewpoint, and thus more sophisticated theories,
would be more adaptive to different contexts and circumstances.
In this study special care was taken when collecting and analysing data in order to
control or minimise possible sources of error. In order to reduce any effects of single
questionnaire items on the response to the open-ended questions, the latter were always
displayed first. Nevertheless, some limitations may have affected the results of this study.
For instance, the open-ended questions did not allow gathering as much qualitative data
as other instruments, so future studies should increase the qualitative dataset by con-
ducting interviews. Also, the combination of research designs implemented in this study
(exploratory and pre-experimental), as well as the small sample, do not allow generalising
results as to whether the programme had an impact on conceptions/approaches. Future
studies should aim at overcoming these limitations or analyse larger samples.
This study aimed at gaining an insight into participants’ teaching conceptions and
approaches. It highlights the importance of conducting both quantitative and qualitative
research to get a fuller picture of a phenomenon and address a research problem more
effectively. The results reveal that there may be inconsistency in the quantitative and
qualitative responses on teaching. If inventories are adequately validated, open-ended
questions should in principle lead to similar, compatible results. The incongruence
found suggests that: a) S-ATI-20 requires further revisions; b) researchers should not
rely solely on quantitative measures; c) a combination of methods is always desirable
when analysing educational phenomena. Researchers should not naturally assume that
a single instrument is capable of measuring teachers’ teaching approaches, or that an
instrument validated in one context should automatically work in another (Monroy et
al., 2015). The use of mixed methods should provide a better understanding of teaching
as it combines the best of either method.
References
Biggs, J.B., Kember, D., & Leung, D.Y. (2001). The revised two-factor study process
questionnaire: R-SPQ-2F. British Journal of Educational Psychology, 71(1), 133-149. doi:
10.1348/000709901158433
Cohen, J. (1988). Statistical power analysis for the behavioral sciences (2nd ed.). Hillsdale,
NJ, USA: Lawrence Erlbaum Associates.
Creswell, J.W. (2012). Educational research. Planning, conducting and evaluating quantita-
tive and qualitative research. Boston, Massachussets, USA: Pearson Education Inc.
González Geraldo, J.L., del Rincón Igea, B., & del Rincón Igea, D. (2011). Estructura
latente y Consistencia interna del R-SPQ-2F. Reinterpretando los enfoques de
aprendizaje en el EEES. Revista de Investigación Educativa, 29(2), 277-294. Recuperado
de http://revistas.um.es/rie/article/view/112431/135261
Gow, L., & Kember, D. (1993). Conceptions of teaching and their relationship to student
learning. British Journal of Educational Psychology, 63(1), 20-33. doi: 10.1111/j.2044-
8279.1993.tb01039.x
Harris, L. (2011). Secondary teachers’ conceptions of student engagement: Engage-
ment in learning or in schooling?. Teaching and Teacher Education, 27(2), 376-386.
doi: 10.1016/j.tate.2010.09.006
Kember, D. (1997). A reconceptualisation of the research into university academ-
ics’ conceptions of teaching. Learning and Instruction, 7(3), 255-275. doi: 10.1016/
S0959-4752(96)00028-X
Kember, D., & Kwan, K.P. (2000). Lecturers’ approaches to teaching and their rela-
tionship to conceptions of good teaching. Instructional Science, 28, 469-490. doi:
10.1023/A:1026569608656
Lindblom-Ylänne, S., Trigwell, K., Nevgi, A., & Ashwin, P. (2006). How approaches to
teaching are affected by discipline and teaching context. Studies in Higher Education,
31(3), 285-298. doi: 10.1080/03075070600680539
Marton, F., & Säljö, R. (1984). Approaches to learning. In F. Marton, D. Hounsell, & N.
J. Entwistle (Eds.), The experience of learning (pp. 36-55). Edinburgh, Scotland, UK:
Scottish Academic Press.
McMillan, J.H. (2012). Educational Research. Fundamentals for the consumer. Boston, Mas-
sachussets, USA: Pearson.
Monroy, F., González-Geraldo, J.L., & Hernández-Pina, F. (2015). A psychometric analy-
sis of the Approaches to Teaching Inventory (ATI) and a proposal for a Spanish ver-
sion (S-ATI-20). Anales de Psicología, 31(1), 172-183. doi: 10.6018/analesps.31.1.190261
Monroy, F., Hernández Pina, F., & Martínez Clares, P. (2014). Enfoques de enseñanza
de estudiantes en formación pedagógica. Un estudio exploratorio. Revista Española de
Orientación y Psicopedagogía, 25(3), 90-105. doi: 10.5944/reop.vol.25.num.3.2014.13860
Olmedo, E.M. (2013). Enfoques de aprendizaje de los estudiantes y metodología docente:
Evolución hacia el nuevo sistema de formación e interacción propuesta en el EEES.
Revista de Investigación Educativa, 31(2), 411-430. doi: 10.6018/rie.31.2.133501
Postareff, L., Katajavuori, N., Lindblom-Ylänne, S., & Trigwell, K. (2008). Consonance
and dissonance in descriptions of teaching of university teachers. Studies in Higher
Education, 33(1), 49-61.
Postareff, L., Lindblom-Ylänne, S., & Nevgi, A. (2007). The effect of pedagogical train-
ing on teaching in higher education. Teaching and Teacher Education, 2(5)3, 557-571.
doi: 10.1016/j.tate.2006.11.013
Prosser, M., & Trigwell, K. (2014). Qualitative variation in approaches to university
teaching and learning in first-year classes. Higher Education, 67(6), 783-795. doi:
10.1007/s10734-013-9690-0
Prosser, M., Trigwell, K., & Taylor, P. (1994). A phenomenographic study of academics’
conceptions of science learning and teaching. Learning and Instruction, 4(3), 217-231.
doi: 10.1016/0959-4752(94)90024-8
Ramsden, P. (1992). Learning to teach in Higher Education. London, UK: Routledge.
Romero, A., Hidalgo, M.D., González Javier, F., Carrillo, E., Pedraja, M.J., García Sevilla,
J., & Pérez Sánchez, M.A. (2013). Enfoques de aprendizaje en estudiantes universi-
tarios: comparación de resultados con los cuestionarios ASSIST y R-SPQ-2F. Revista
de Investigación Educativa, 31(2), 375-392. doi: 10.6018/rie.31.2.151851
Rosário, P., Núñez, J.C., Ferrando, P. J., Paiva, M.O., Lourenço, A., Cerezo, R., & Valle,
A. (2013). The relationship between approaches to teaching and approaches to study-
ing: a two-level structural equation model for biology achievement in high school.
Metacognition Learning, 8(1), 47-77. doi: 10.1007/s11409-013-9095-6
Samuelowicz, K., & Bain, J.D. (1992). Conceptions of teaching held by academic teach-
ers. Higher Education, 24, 93-111.
Serrano, R., & Pontes, A. (2015). Expectativas ante la formación inicial entre el alum-
nado del Máster de Profesorado de Enseñanza Secundaria. Revista de Investigación
Educativa, 33(2), 489-505. doi: 10.1007/BF00138620
Trigwell, K., & Prosser, M. (1996). Changing approaches to teaching: A relational perspec-
tive. Studies in Higher Education, 21(3), 275-284. doi: 10.1080/03075079612331381211
Trigwell, K., & Prosser, M. (2004). Development and use of the approaches to teaching
inventory. Educational Psychology Review, 16(4), 409-424. doi: 10.1007/s10648-004-0007-9
Trigwell, K., Prosser, M., & Waterhouse, F. (1999). Relations between teachers’ approaches
to teaching and students’ approaches to learning. Higher Education, 37(1), 57-70. doi:
10.1023/A:1003548313194
Virtanen, V., & Lindblom-Ylänne, S. (2010). University students’ and teachers’ concep-
tions of teaching and learning in the biosciences. Instructional Science, 38(4), 355-370.
doi: 10.1007/s11251-008-9088-z
Resumen
Este artículo es fruto de una investigación centrada en el análisis de los cibermedios desde
la perspectiva de género. Se analiza la red social Facebook a través de dos temas que poseen
una gran influencia en la cimentación social del concepto mujer: la gordofobia (“La gordo-
fobia: esclavas de la belleza”) y la ruptura del concepto de mujer tradicional (“Ya no quiero
ser princesa”). En un principio se examinan los antecedentes que originaron el desarrollo del
movimiento cyborg, para posteriormente, estudiar el contexto en el que tuvieron lugar e indagar
sobre lo que representaron en su época desde el punto de vista de la igualdad de género, y, por
último, se creará una propuesta socioeducativa desde las redes sociales con el propósito de poner
en cuestión los estereotipos de género en torno a la belleza y el modelo tradicional femenino.
Palabras clave: educación social; desigualdad social; nuevas tecnologías; género.
Abstract
This article is the result of a research focused on the analysis of cybermedia from the perspective
of genre. The social network Facebook is analyzed on two topics that have a great influence on
the social foundation of the concept womanhood: the gordofobia (“Gordofobia: slaves of beauty”)
and the break of the concept of the traditional woman (“I no longer want to be a princess”). First,
the precedents that originated the development of movement cyborg are examined. Secondly, we
study the context in which they took place and analyze what they represented in his time from
the point of view of gender equality and finally, we develop a socioeducative proposal from the
social networks with the intention of putting in question gender stereotypes.
Keywords: social education; social inequality; new technologies; gender.
Introducción
sociales a diferentes grupos. Estas barreras están enmarcadas sobre estereotipos que
inducen a creer que la capacitación de la mujer con respecto a la tecnología es menor
que la del hombre. Desde el origen social -donde en las comunidades primitivas el
papel asignado socialmente a las mujeres ocupaba el mundo de las relaciones, y los
aspectos necesarios para la subsistencia y la recolección (Hernando, 2012; Observatorio
de igualdad de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), 2010; Selva, 2011)- hasta
la actualidad, grandes han sido los avances en la igualdad de género, sin embargo
los datos atestiguan que aún queda mucho para alcanzar en la equidad tanto en lo
concerniente al acceso como al uso de las tecnologías.
Las mujeres se ven enmarcadas sólo a un tipo de tecnología: la necesaria para el
hogar, para la elaboración de los alimentos y el cuidado de las personas dependien-
tes. Este concepto de sociedad sexista y patriarcal, es menos habitual en las nuevas
generaciones gracias a las aportaciones de los movimientos a favor de la igualdad
de género. Consideramos que uno de los mayores problemas en la actualidad es que
quedan residuos que siguen formando parte del subconsciente social; haciendo que
las personas actúen con unos valores internos e inconscientes que continúan despres-
tigiando a las mujeres, y vinculándolas a sucesos diarios que, de ningún modo, son
innatos a ellas (Amorós, 1977, 1990, 2005).
rrollarnos ante las nuevas tecnologías como iguales. Esta autora es conocida por sus
relevantes aportaciones en campos como los estudios culturales o la teoría política. Su
concepto de cyborg se refiere a un “organismo cibernético, un híbrido de máquina y
organismo, una criatura de realidad social y, también, de ficción” (Haraway, 1984, p.
2). Su objetivo es una búsqueda de liberación de las mujeres así como la construcción
de la conciencia de la comprensión de la opresión para la búsqueda del cambio.
Las tecnologías del ciberespacio han evolucionado a lo largo de los años en espa-
cios de comunicación para grandes masas de gente, modificando así el modo de ver
las nuevas tecnologías y ampliando el grado de afección que estas provocan en los
individuos. En esta nueva realidad tecnológica, el concepto de cyborg se asemeja más
a lo que Haraway proponía: una nueva realidad ontológica que puede ayudar a des-
mantelar las viejas dicotomías planteadas y asumidas por el pensamiento occidental,
hombre/mujer, maquina/humano… (Haraway, 1984).
Posteriormente al concepto de cyborg, empleado por la feminista norteamericana,
surge el que fue denominado como el movimiento ciberfeminista. Cuatro artistas aus-
tralianas que formaron el grupo VNS Matrix y que escribieron el primer Manifiesto
Ciberfeminista son las primeras en autodenominarse ciberfeministas. Estas cuatro muje-
res tienen como objetivo descifrar la dominación y control androcéntrico que rodean
a las tecnologías. El Cibermanifiesto para el siglo XXI, fue su primera propuesta, un
homenaje a Haraway y a su concepto cyborg. Una de las primeras actuaciones de este
grupo progresista fue el diseño de un videojuego desde una perspectiva de género. Sus
propuestas consisten en utilizar la tecnología para desenmascarar, a través de la ironía,
los estereotipos culturales. Pretenden construir una identidad en el ciberespacio alejada
de los mitos y estereotipos masculinos y femeninos (Boix, 2002). Este movimiento se
consolidó en el Primer Encuentro Internacional desarrollado el 20 de septiembre de
1997, organizado por las OBN (Old Boys Network), colectivo liderado por la alemana
Cornelia Sollfrank, en Documenta X, una de las muestras internacionales de arte más
relevantes, celebrada en Alemania.
El ciberfeminismo es una forma de activismo social que persigue la abolición del
patriarcado en el medio digital. El lugar donde se produce este activismo social es el
ciberespacio. Y las mujeres, en este movimiento, son consideradas como ingeniosas,
irreverentes con lo políticamente correcto haciendo uso de la ironía. Sus características
son (Martínez, 2007; Núñez & Hernández, 2011):
Método
Este trabajo se centra en el análisis de un cibermedio desde ocho ejemplos (ver tabla
1), páginas de Facebook, en donde se presentan dos de los temas que más influyen
en la construcción social del concepto mujer: la gordofobia (“La gordofobia: esclavas
de la belleza”) y la ruptura con el concepto de mujer tradicional (“Ya no quiero ser
princesa”). Aunque realmente, nos centraremos en los módulos informativos referidos
a dichos temas. Puesto que no se analizan aspectos como: la publicidad, tipos de enla-
ces o los diferentes servicios. Para eso, se ha desarrollado un muestreo conglomerado
multietápico. Para la selección de las páginas de Facebook se siguieron las siguientes
etapas: en un primer momento, se utilizó palabras clave introducidas en el buscador;
en un segundo momento, se eligieron páginas que aparecen en primer lugar en el
buscador y, finalmente, se seleccionaron las páginas activas. Así, a lo largo de una
semana, se construye un período artificial de análisis. Partiendo de que un tamaño de
muestra de seis días es eficaz y efectivo para representar el contenido de los sitios de
Facebook analizados (Odriozola, 2012).
Tabla 1
AHIGE-Jóvenes e https://www.facebook.com/pages/AHIGE-
Ruptura del igualdad de género J%C3%B3venes-e-Igualdad-de-G%C3%A9nero
concepto (AHIGE) /194008877306288
de mujer
Coleutivu Milenta
tradicional https://www.facebook.com/pages/Coleutivu-
Muyeres y Moces
Milenta-Muyeres-y-Moces/129394727047
(CMMM)
Mujeres libres, fuertes https://www.facebook.com/pages/Mujeres-Libres-
e inteligentes (MFI) Fuertes-e-Inteligentes/622747777766944
Nota: elaboración propia
Resultados
Tabla 2
Identificación de los indicadores “Autoría” y “Público” para ver elementos del tema “La gordofobia”
DF
SG Su valoración es un 1 (nada clara la responsabilidad)
GP
Público
Usuarios/as: feministas.
Perfil sociodemográfico: personas de edades entre los 18 y 24 años.
CAG
Lenguaje no sexista.
Intereses definido.
Usuarios/as: mujeres.
DF Perfil sociodemográfico no se conoce.
GP Lenguaje sexista.
Intereses definidos
Usuarias/os: feministas.
Perfil sociodemográfico no se conoce.
SG
Lenguaje no sexista.
Intereses muy personales.
Nota: elaboración propia
Con respecto al indicador Público (ver tabla 2) podemos señalar que solo hay una
página (SG) destinada a ciberfeministas (reflejado en el apartado información: “hacemos
un llamado a la rebelión de la persona gorda, la animamos a visibilizarse, a asociarse
y a participar en el proceso de construcción de un movimiento que pueda hacer frente
a uno de los más voraces brazos del capitalismo: la belleza”), con un tratamiento del
lenguaje muy cuidado marcando unos intereses muy personales. La página CAG está
destinada a feministas (al indicar “grupo que surge de las redes sociales, que aborda la
gordofobia y el activismo gorda dentro del feminismo”) y al grupo de edad de 18 a 24
años. El lenguaje de esta página no es sexista pero sus intereses están muy definidos.
Las otras páginas que aparecen en la tabla 2 (DF y GP) están claramente destinadas
únicamente a usuarias. Incluso, en ambas, no se conoce el perfil sociodemográfico de
las mujeres a las que va destinada. Con un lenguaje sexista e intereses definidos.
Tabla 3
Identificación de los indicadores “Comunicación” y “Objetivos” para ver elementos del tema “La gordofobia”
Páginas
Indicadores
de Facebook
Comunicación
Enviar opiniones: valoración 5 bastante posibilidad de enviar documentación.
Accesibilidad: valoración 5 bastante alta.
CAG Enlaces: valoración 5 bastante alta.
Participación: valoración 2 algo de participación pero escasa.
Foro abierto de discurso: valoración 1 nada de foro abierto de discurso.
Objetivos
CAG
Objetivos: promover el uso de las tecnologías por parte de las mujeres
DF
Objetivos: participación de distintos movimientos asociativos vinculados al
GP
ciberfeminismo.
SG Objetivos: el ciberfeminismo como generador de nuevas identidades
Nota: elaboración propia
Tabla 4
Identificación de los indicadores “Autoría” y “Público” para ver elementos del tema “Ruptura del concepto
de mujer tradicional”
Páginas de
Indicadores
Facebook
Autoría
Su valoración es un 5 (bastante clase la responsabilidad)
CMMM
Elaborada por milenta.org
AHIGE
Su valoración es un 1 (nada clara la responsabilidad).
MHA
Elaboradas por las propias organizaciones
MFI
Público
Usuarios/as: público en general tanto hombres como mujeres. Perfil sociode-
MHA mográfico no se conoce.
MFI Lenguaje: sexista.
Intereses muy personales
Usuarios/as: ciberfeministas.
CMMM Perfil sociodemográfico.
AHIGE Lenguaje: sexista.
Intereses muy personales
Nota: elaboración propia
En cuanto al indicador Público, tal como se refleja en la tabla 4, las dos páginas
MHA y MFI están destinadas tanto para hombres como mujeres. El lenguaje que uti-
lizan en muchos casos es sexista. En la primera aparece escrito “es un espacio donde
convergen opiniones, propuestas y divulgación de carácter informativo sobre género
y representaciones sociales”. La segunda página señala lo siguiente “ADVERTENCIA:
si es usted una persona que piense que hombres y mujeres deben mantener roles
diferentes para que no reine el caos todo debe quedarse tal y como ésta (…)”. Por el
contrario, CMMM y AHIGE están destinadas a ciberfeministas. Al utilizar expresiones
como “(…) un servicio de apoyo contra el machismo (…)” y “queremos emprender una
lucha contra todas las desigualdades, estereotipos y roles que nos oprimen, creando
un espacio de debate y actividad: nuestra asociación; y una actitud liberadora: la del
feminismo” (esta última expresión relacionada a CMMM). En todas las páginas su
lenguaje es no sexista; los intereses personales de las mismas están muy marcados y
el perfil sociodemográfico no se conoce.
Respecto al indicador Comunicación (ver tabla 5) tenemos que señalar que son
páginas accesibles para todos los públicos, además, en las mismas existe una posibili-
dad muy alta de enviar comunicaciones a las autoras de las páginas o a la institución
responsable de las mismas (tratando temas como: los derechos de las mujeres rurales,
informes sobre violencia de género, métodos anticonceptivos, sexualidad, coeducación
e inmigración femenina).
Lo negativo de las páginas MHA; AHIGE y MFI es que no tienen establecido un
foro abierto de discusión y ni siquiera permiten una participación directa ya que no
todos los comentarios aparecen reflejados en las mismas. Todo lo contrario ocurre con
la página CMMM ya que la participación de cualquier persona es total e incluso con
foros abiertos de discurso de diferentes temas.
Como vemos en la tabla 5, respecto al indicador Objetivo, señalamos que las
páginas MHA y AHIGE sus objetivos están enmarcados en el ciberfeminismo como
activismo (político). La página CMMM sus objetivos están relacionados con distintos
movimientos asociativos vinculados al ciberfeminismo. Y los objetivos y finalidades
de MFI están destinados al ciberfeminismo como generador de nuevas identidades.
Una vez analizados estos indicadores en estas diferentes páginas presentamos una
ficha sobre una propuesta socioeducativa elaborando una página de Facebook (ver tabla
6), con el título No se nace mujer, se llega a serlo en donde se intenta una ruptura de los
estereotipos sexistas convencionales, aparecen nuevos modelos de mujer seguras de
su cuerpo y de sus convicciones. Transgresoras y dispuestas a abolir la mentalidad del
régimen patriarcal establecido. La propuesta nace como un espacio de comunicación
entre diferentes hombres y mujeres por medio de la Red, donde intercambian opiniones
y se enriquecen con las mismas.
Tabla 5
Identificación de los indicadores “Comunicación” y “Objetivos” para ver elementos del tema “Ruptura
del concepto de mujer tradicional”
Páginas de
Indicadores
Facebook
Comunicación
Tabla 6
Objetivos
Su finalidad es originar una consciencia social que analice críticamente los estereotipos sexistas
creados por el patriarcado social. Sus objetivos son: incorporar la participación de las mujeres
al ciberfeminismo; eliminar el lenguaje no inclusivo y sexista de las plataformas formativas,
Webs, etc. y eliminar el uso estereotipado y sexista de las imágenes online. Es decir, ciberfemi-
nismo como generador de nuevas identidades, con la participación de distintos movimientos
asociativos vinculados con el feminismo o ciberfeminismo.
Nota: elaboración propia
Conclusiones
El cambio hacia una imagen de mujer no sexista no es aún a día de hoy real. Esto no
significa que no exista una evolución. Está claro que el machismo explícito de las prime-
ras imágenes de cualquier medio de comunicación, no se encuentra patente, del mismo
modo que en las imágenes de ahora. Es decir, sigue prevaleciendo en formas más sutiles
y con mayor dificultad de identificación. Según Perris, Maganto y Kortabarria (2013)
la imagen de la mujer protagonista de los medios virtuales, es una mujer con un físico
espectacular y que utiliza el mismo como reclamo para la comercialización de productos.
Todo esto se ha trasladado al mundo virtual, así podemos identificar y combatir
la deshumanización de la mujer, por medio de las páginas Webs únicamente para
mujeres (Núñez & Hernández, 2011). Por ello necesitamos al movimiento feminista
como promotor de la erradicación de este tipo de sexismo. En la red este movimiento
obtuvo el nombre de ciberfeminismo, pero esta corriente de pensamiento y lucha
política, no consiguió la expansión y un reconocimiento propio como el que sí recibe
el feminismo. A pesar de ello, el ciberfeminismo es esencial para afrontar la ideología
patriarcal, además, de poseer una facilidad de expansión que prácticamente puede
alcanzar “cualquier lugar del mundo”.
El problema se da en aquellos lugares del mundo donde deja de ser accesible y,
no solo eso, donde su accesibilidad se reduce a un colectivo de gente principalmente
masculina, como hemos visto con la brecha digital de género. El ciberfeminismo se
enfrenta a estas discriminaciones buscando una igualdad real entre los sexos e inten-
tando transgredir el género. Esto no es visible debido a la censura que se produce en
muchas páginas reivindicativas, el feminismo sigue siendo un tema tabú en la sociedad
y declararse abiertamente feminista se considera como radical y extremista.
Estas ideas están plasmadas en las diversas páginas de Facebook analizadas en
este trabajo. Así la primera imagen de las páginas es “radical” y “extremista”, apare-
cen imágenes que provocan una ruptura con la imagen “delicada” y “femenina”. Si
se profundiza un poco dentro de cada una, se puede observar cómo están creadas y
seguidas, principalmente, por mujeres sin un perfil sociodemográfico establecido (de
las ocho páginas solo una establece la edad de 18 a 24 años, aunque, que queda en el
aire que pasa después de esa edad), pero que persiguen unos intereses personales muy
marcados. La figura del hombre no aparece y si lo hace es de una manera subliminal.
Muy pocos hombres participan en este tipo de páginas subiendo documentos o descar-
gándoselos. Debido a todo esto estas páginas mayoritariamente están pensadas dentro
del movimiento feminista, incluso una de ellas dentro del movimiento ciberfeminista.
Referencias
Resumen
El estudio analiza las experiencias en violencias de género en los entornos virtuales de chicos
y chicas adolescentes e identifica factores asociados con el comportamiento ciberagresor en este
colectivo. Participaron 155 estudiantes de primero y cuarto de ESO escolarizados en Barcelona,
seleccionados mediante un muestreo por conveniencia. Se aplicó el Cuestionario de Violencias
de Género 2.0. En relación a las experiencias, los resultados indican que todos los jóvenes de
la muestra alguna vez han ejercido o han sido víctimas de agresiones, pero, sobre todo, han
observado agresiones en los entornos virtuales. Las experiencias de agresiones se dan sobre todo
en aspectos relacionados con los mitos del amor romántico, y con la homofobia.
En relación a los factores asociados al comportamiento ciberagresor, los resultados señalan
que las agresiones en función del género correlacionan con agresiones de ciberbullying y los
entornos virtuales más utilizados destacan como entornos de tipo más activo.
Palabras clave: ciberacoso; violencias de género; adolescencia; ciberagresores.
Abstract
The two main objectives of this study are: first, to get to know the experiences in adolescents
about gender violence in virtual environments and; two, to identify factors associated with
cyber-attackers’ behaviour within the teenagers collective. 155 students of secondary education
level participated. They were selected by convenience sampling. The following questionnaire
was applied: Questionnaire Violences Gender 2.0. According to their experiences, results
indicate that all adolescents in the sample have exercised aggression at any time, and all
adolescents have been victims of aggression some time, but mainly they have observed
aggression in virtual environments. The attacks are mainly related to the myths of romantic
love, and to homophobia.
About the factors related to cyber-attackers’ behaviour, the results indicate that gender attacks
correlate with aggression in generating cyberviolence. Virtual environments are another factor
associated with ciberaggression, highlighting the active virtual environments, like Skype or asken.
Keywords: cyberbullying; gender violence; adolescence; cyber-attackers.
Introducción
que las mujeres de ser ciberacosados. Burke, Wallen, Vail-Smith y Knox (2011) obtu-
vieron resultados similares también en una muestra de universitarios. El 50 % de los
estudiantes encuestados (tanto hombres como mujeres) eran o el iniciador o víctima
de esta conducta. Smith (2006) en una revisión de tres trabajos, encuentra diferencias
estadísticamente significativas en uno de los estudios, las chicas más agredidas online,
mientras que en otros dos estudios no se dan estas diferencias.
A tenor de todos los estudios revisados parece que no son concluyentes los resulta-
dos en cuanto a diferencias significativas por sexo en relación a agresiones y victimi-
zaciones (Muñoz-Rivas, Graña Gómez, O’Leary & González Lozano, 2007). A nuestro
entender lo que se debe considerar, dentro de un enfoque de género, son las posibles
consecuencias de las agresiones en hombres y en mujeres (Banyard & Cross, 2008).
Los resultados sobre la prevalencia de la ciberagresión en jóvenes son muy
variables. En la revisión de estudios realizada por Calvete, Orue, Estévez, Villardó
y Padilla, (2010) los datos oscilan de 1,7% a 35,7 %. Estas diferencias podrían expli-
carse por los instrumentos de medida. Por ejemplo, en algunos de estos estudios
el formato de los ítems es dicotómico, en otros una suma de incidencias y en otros
se establece diferencia entre frecuencia del acoso –severo, medio, ocasional– y en
otros no se establece esta diferencia. Los cuestionarios de medida más utilizados
(Donoso-Vázquez, Rubio, Vilà, Velasco y Aneas, 2014) son de tipo escalar, validados
en diferentes ocasiones y con diferentes muestras. Presentan una estructura factorial y
un índice de consistencia interna normalmente bueno en sus diferentes aplicaciones.
(Calvete et al., 2010; Hinduja & Paching, 2008; Ortega, Calmaestra & Mora-Merchán,
2008; Smith, 2006)
En cuanto a las teorías explicativas del fenómeno, los estudios realizados para la
medición de la prevalencia, incidencia, extensión y características del ciberacoso han
utilizado clasificaciones basadas en tipos de conductas exhibidas en la red o en las
diferentes herramientas online utilizadas para ejercerlo. Una de las clasificaciones más
utilizadas es la de Willard (citado en Calvete et al., 2010) que diferencia y analiza el
maltrato en función de ocho modalidades de respuesta. En la misma línea, Martinez
y Ortigosa (citado en Torres, 2013) confeccionan una lista de 13 tipos de prácticas de
ciberacoso. Calmaestra (2011) recoge una relación de aquellos marcos explicativos que
se han utilizado para interpretar las conductas de acoso, tanto offline como online.
Estas teorías, sean del marco sociocultural, psicológicas o sistémicas, no consiguen
ofrecer una visión específica e integral del acoso en función del género.
En este trabajo se adopta el marco heteronormativo patriarcal para analizar las
agresiones contra las mujeres y contra homosexuales y transexuales, así como contra
personas heterosexuales que se apartan de los cánones establecidos (Arisó & Mérida,
2010; Finn & Atkinson 2009; Southworth, Dawson, Fraser & Tucker, 2005; Spence-
Diehl, 2003). El patriarcado ejerce unas imposiciones sobre el género, establece cómo
deben actuar las personas, comportarse y pensar según el género al que pertenecen.
Cualquier cambio en estos patrones de comportamiento acarreará una presión social
para restablecer el sistema normativo establecido. Cuando hablamos de violencia de
género en internet nos referimos a la violencia que se ejerce contra las mujeres, por el
hecho de tener una situación subalterna en el orden social y a la violencia que se ejerce
contra otras personas por apartarse de los cánones establecidos para los géneros en
Método
Objetivos
El estudio presentado tuvo por objetivo general analizar las violencias de género
2.0 (VG2.0) en una muestra de adolescentes de Educación Secundaria Obligatoria.
De forma más específica, los objetivos planteados fueron:
Instrumento
Muestra
Tabla 1
Categorías de
Dimensiones Categorías de análisis
análisis
Datos sociodemográficos
Contextualización Percepción de tener características
personales de vulnerabilidad
Resultados
Escala de ciberagresión
Las ciberagresiones que ejercen con mayor frecuencia las y los participantes hacen
referencia a conductas relacionadas con la violencia asociada a los mitos del amor
romántico (ver tabla 2): el 27% dice que a veces controla la pareja, y el 3% lo hace
muchas veces. El 14% dice que a veces inspecciona el móvil de la pareja, mientras que
el 3% lo hace muchas veces. En segundo lugar, también se ejerce violencia asociada a
las imposiciones de belleza heteronormativas: el 17% dice que a veces frecuenta páginas
de puntuaciones por el físico de chicas y el 14% dice que a veces insulta chicas por
tener un físico poco atractivo (el 3% dice que lo hacen muchas veces).
Tabla 2
Porcentajes de respuestas obtenidas en las escalas sobre experiencias en VG 2.0 (ciberagresión, cibervíctima
y ciberobservación) en cada una de sus dimensiones
Muchas veces(2)
Muchas veces(2)
A veces (1)
A veces(1)
A veces(1)
Nunca (0)
Nunca(0)
Nunca(0)
Violencia por apartarse de la normatividad sexual femenina
Insultar por Internet a una chica
86,5% 13,5% ,0% 91,0% 6,5% 2,6% 38,7% 41,3% 20,0%
porque ha tenido diversas parejas
Acosar una chica porque es
provocativa, con el móvil o redes 85,8% 13,5% ,6% 93,5% 5,8% ,6% 51,6% 33,5% 14,8%
sociales
Meterse con una chica a través de
Internet porque no se interesa por 96,1% 3,2% ,6% 96,8% 3,2% ,0% 64,5% 26,5% 9,0%
los chicos
Insultar en Internet a una chica
por no haber tenido relaciones 96,8% 1,9% 1,3% 96,1% 1,9% 1,9% 61,9% 26,5% 11,6%
con chicos
Meterse con un chico por tener un
90,3% 7,7% 1,9% 94,2% 4,5% 1,3% 54,8% 31,6% 13,5%
físico poco masculino
Violencia por transgredir la heteronormatividad sexual obligatoria
Difundir en Internet la orientación
96,1% 3,9% ,0% 96,1% 3,2% ,6% 62,6% 29,7% 7,7%
sexual de alguien sin su permiso
Suplantar la identidad de alguien
haciéndose pasar por homosexual
91,0% 7,1% 1,9% 95,5% 3,9% ,6% 56,1% 33,5% 10,3%
o transexual y ridiculizarlo en
Internet o móvil
Insultar en la red a una
persona por ser o pensar que es 93,5% 5,8% ,6% 96,1% 2,6% 1,3% 62,6% 23,2% 14,2%
homosexual o transexual
Violencia debida a las imposiciones del canon de belleza heteronormativo
Insultar a una chica por tener un
83,2% 14,2% 2,6% 83,2% 14,2% 2,6% 46,5% 36,1% 17,4%
físico poco atractivo
Crear, participar o consultar una
página web que pone puntuación 81,9% 17,4% ,6% 89,7% 9,0% 1,3% 59,4% 25,2% 15,5%
al físico de las chicas
Mostrar la foto de una chica
simplemente como un objeto 93,5% 4,5% 1,9% 95,5% 3,9% ,6% 56,8% 31,0% 12,3%
sexual en redes sociales
Violencia basada en estereotipos
Por manifestar opiniones te han
85,8% 12,3% 1,9% 85,2% 12,3% 2,6% 58,7% 27,1% 14,2%
dicho “ves a fregar”, o “a la cocina”
Violencia sexual
Amenazar una chica para
96,1% 3,9% ,0% 91,6% 6,5% 1,9% 64,5% 25,2% 10,3%
mantener una relación de pareja
Escala de cibervictimización
Como cibervíctimas, las conductas manifestadas son algo más frecuentes: el 15%
dice que a veces la pareja le inspecciona el móvil (al 3% se lo hacen muchas veces); el
14% dice que está siendo a veces controlado por la pareja en las redes sociales (el 4%
dice que muchas veces); y al 14% le insultan a veces por tener un físico poco atractivo
(al 3% le ha sucedido muchas veces).
Escala de ciberobservación
Finalmente se constata que las conductas en violencia de género 2.0 son mucho
más observadas que protagonizadas e incluso se muestran tendencias diferentes a las
anteriores. El 41% dice haber observado a veces que se insulta a una chica por tener
varias parejas (el 20% ha observado esta conducta muchas veces). El 37% dice haber
visto como algunos conocen las contraseñas de sus parejas para bloquear amistades
(el 12% lo ha visto muchas veces); y el 36% ha observado cómo se inspeccionan móvi-
les de las parejas (12% muchas veces). El 36% también ha observado como a veces se
insultan chicas por tener un físico poco atractivo y el 17% lo ha visto muchas veces. Se
observan algo más las conductas de VG 2.0 entre sus iguales (media de 38 sobre 69), y
en menor medida se considera participar de ellas, como ciberagresores (media de 25
sobre 69) y como cibervíctimas (media de 26 sobre 69), como se aprecia en la tabla 3.
Si contrastamos las puntuaciones de las tres escalas por sexo, observamos que
existen diferencias en algunos aspectos:
• Las chicas observan más todas las conductas de VG 2.0 que los chicos (tabla 5),
siendo estadísticamente significativa esta diferencia, excepto en la dimensión
“transgredir la heteronormatividad sexual obligatoria (los actos de violencia
relacionados con esta dimensión son observados por igual por chicos y chicas).
Esta dimensión identifica las ciberagresiones a homosexuales, lesbianas y tran-
sexuales.
• En las dimensiones de la escala de experiencias en ciberagresión (tabla 3) puntúan
más alto los chicos, pero esta diferencia sólo es estadísticamente significativa en
las conductas asociadas a la “transgresión de la heteronormatividad sexual obli-
gatoria”, lo que significa que los chicos tienden a tener más conductas violentas
online contra gais, lesbianas, transexuales, etc.
• En la escala de Experiencias como cibervíctimas (tabla 4), puntúan más alto las
chicas, aunque la diferencia significativa se da en las conductas de violencia
asociadas a mitos del amor romántico, lo que indica que las chicas padecen en
mayor medida que los chicos este tipo de VG 2.0.
Tabla 3
Contraste por sexo en las puntuaciones de la escala ciberagresión en cada una de sus dimensiones
Apartarse de la normatividad
5 15 5,38 (,64) 5,66 (1,48) -1,40 (,163)
sexual femenina
Transgredir heteronormatividad
3 9 3,11 (,46) 3,34 (,73) -2,20 (,030)
sexual obligatoria
Tabla 4
Contraste por sexo en las puntuaciones de la escala cibervictimización en cada una de sus dimensiones
Tabla 5
Contraste por sexo en las puntuaciones de la escala ciberobservación en cada una de sus dimensiones
La Cyberbullying offending scale (Hinduja & Patchin, 2010) consta de 9 items Likert
5 puntos (tabla 6). Los resultados obtenidos denotan que las y los jóvenes no mani-
fiestan participar en gran medida de las conductas de ciberbulling que se plantean en
la escala. En una escala del 1 al 5, las puntuaciones medias de las y los participantes
no llegan al 1.5.
Tabla 6
Ítems N Media DS
Podemos identificar que las conductas que menos han puntuado están relacionadas
con violencia mediante imagen, video o la creación de web. En cambio, obtienen unas
puntuaciones ligeramente superiores las conductas ciberviolentas relacionadas con el
acoso por móvil o internet, y realizar comentarios crueles por internet.
108 (1,39)
No agressor ,64
tecnología
Usos
Ask.fm 108
47 No agressor
Agresor (1,91) ,76
,82 ,008
108 (1,54)
No agressor ,76
Escala Cyberbulling Offending 47 Agresor (1,57)
(1,54) ,67 ,000
Escala Cyberbulling Offending 108
47 No agressor
Agresor (1,57) ,20
,67 ,000
108 (1,09)
No agressor ,20
Apartarse de la 47 Agresor (6,40)
(1,09) 1,58 ,000
normatividad
Apartarse de lasexual 108
47 No agressor
Agresor (6,40) ,34 ,000
1,58
femenina
normatividad sexual 108 (5,09)
No agressor ,34
Transgredir
femenina 47 Agresor (3,70)
(5,09) ,93 ,000
heteronormatividad
Transgredir sexual 47 108 No agressor
Agresor (3,70) ,09
,93 ,000
Escala
obligatoria
heteronormatividad sexual 108 (3,00)
No agressor ,09
Escala
Imposiciones
obligatoria del canon de 47 Agresor (4,17)
(3,00) 1,18 ,000
Experiencias
Imposiciones
belleza del canon de 47
heteronormativo 108 Agresor (4,17)
No agressor 1,18
,41 ,000
Experiencias
Violencia sexual 47
108 Agresor (4,80)
No agressor 1,39 ,000
,000
agresor/a
108 No agressor
(4,00) ,000
agresor/a
RIE, múltiple
En el análisis de regresión lineal 2017, 35(1),mediante
197-214 el método de introducción, se consideró
En el análisis de regresión lineal múltiple mediante
dependiente la conducta ciberagresora (medida mediante el la
método
Escalade
deintroducción,
ciberagresiónse
enconsideró
VG2.0). C
dependiente la conducta ciberagresora (medida mediante la Escala de ciberagresión
independientes se consideraron en el análisis los usos de tecnologías, la competencia en VG2.0). C
digital
independientes se consideraron en el análisis los usos de tecnologías, la competencia digital
ciberagresores de Hinduja & Patchin (2010), el sexo, la edad, el tener pareja y la percepción de im
Las ciberagresiones en función del género 209
Tabla 8
Coeficiente Colinealidad
Variable dependiente: conducta
Beta t Sig.
ciberagresora Tolerance VIF
estandarizado
(Constant) 13,675 ,000
¿Actualmente tienes pareja? ,101 1,551 ,123 ,892 1,121
¿Sabes denunciar las fotografías subidas
-,170 -2,616 ,010 ,896 1,116
a la red indebidamente?
¿Crees que se castiga a las personas
que hacen cosas malas o ilegales en los -,086 -1,360 ,176 ,958 1,043
entornos on-line?
Sexo ,086 1,252 ,213 ,808 1,238
De la siguiente lista, ¿qué recursos
-,190 -2,791 ,006 ,823 1,216
utilizas con mayor frecuencia? [Youtube]
De la siguiente lista, ¿qué recursos
,156 2,291 ,024 ,824 1,214
utilizas con mayor frecuencia? [Skype]
De la siguiente lista, ¿qué recursos
,168 2,578 ,011 ,893 1,120
utilizas con mayor frecuencia? [Ask.fm]
Escala Cyberbulling ,603 9,131 ,000 ,872 1,147
Discusión y conclusiones
Discusión
El estudio ha dado respuesta a los dos objetivos planteados. Por un lado ha evi-
denciado las experiencias de las y los jóvenes con relación a la violencia de género 2.0.
Las puntuaciones indican que todos los jóvenes de la muestra alguna vez han tenido
experiencias de ciberagresión.
En la escala de ciberagresión los chicos puntúan más alto que las chicas, pero las
diferencias no son estadísticamente significativas, excepto en las conductas violentas
hacia gais, lesbianas y transexuales donde los chicos sobresalen. En consonancia
con estos resultados en el reciente estudio de Durán y Martínez-Pecino (2015) sobre
conductas de victimización y ciberacoso a través del teléfono móvil y de Internet en
las relaciones de noviazgo en universitarios, los resultados concluyeron, en contra
de lo esperado, que los chicos informaron de mayores niveles de victimización por
parte de sus parejas que las chicas, a través de los dos medios, en la misma direc-
ción de otros trabajos realizados con jóvenes en otros países (Burke et al., citado en
Durán & Martínez-Pecino, 2015). En lugar de estar eliminándose el nivel de conduc-
tas violentas perpetradas por los chicos, (García Fernández et al., 2015) las chicas
se están sumando a este tipo de comportamiento. Sin embargo, las consecuencias
de estos tipos de agresiones son más perjudiciales para las mujeres (Banyard &
Cross, 2008; Borrajo, Gámez-Guadix & Calvete, 2015; Estébanez & Vázquez, 2013;
Torres, 2013), entre otras razones por su posición de vulnerabilidad psicológica en
el entramado relacional y social. Deberían seguirse estudiando el papel del sexo en
las ciberagresiones (Borrajo et al., 2015) y analizar si son reactivas o proactivas y si
las chicas utilizan las agresiones online como mecanismo de defensa o respuestas
a agresiones anteriores.
Las diferencias estadísticas en conductas violentas hacia homosexuales por parte de
los chicos apoya la hipótesis de que el género que encontramos en la red es heteronor-
mativo, en el que mujeres y cualquier persona que se sitúe fuera de los márgenes de lo
“patriarcalmente” aceptable”, se convierte en un colectivo vulnerable de ser agredido
o acosado a través de la red.
En la escala de cibervictimización puntúan más alto chicas que chicos, pero las
diferencias estadísticas solo se dan en la dimensión mitos del amor romántico, donde
las chicas padecen más las ciberagresiones asociadas a esta dimensión. Las creencias
del amor romántico que asigna a las mujeres un lugar en las relaciones afectivas y los
mecanismos legitimados por el patriarcado en la relación amorosa como el control,
la posesión y los celos, (Esteban & Távora, 2008; Esteban, 2011; Ferrer & Bosch, 2013)
están en la base de este tipo de conductas abusivas. Conductas además ampliamente
normalizadas en la juventud (Borrajo et al., 2015). Este tipo de violencia aparece en un
período de inestabilidad personal, en que las jóvenes se encuentran en un proceso de
construcción identitaria. Los episodios violentos que sufren las chicas pueden afectar
de manera traumática la formación psíquica, cognitiva y relacional de la persona, en
un período de alta vulnerabilidad, en el que las relaciones amorosas constituyen un
elemento central para su desarrollo social y afectivo (Vézina, 2012).
La escala de ciberobservación es la que obtiene la puntuación más alta. Es incon-
gruente que hayan sido más observadores que agresores o víctimas, probablemente
cuesta reconocerse como persona víctima o como agresora, en cambio es más fácil
reconocerse como observador. En la investigación de Garmendia, Garitaonandia,
Martínez y Casado (2011), el porcentaje de jóvenes que habían sido víctimas de acoso
siempre estaba por encima de los que los habían acosado.
Hay diferencias significativas en la escala de ciberobservación entre chicos y chicas.
Posiblemente las chicas tienen más sensibilidad y conciencia a las violencias de género.
Con relación al segundo objetivo de la investigación, se han encontrado unos fac-
tores asociados al comportamiento ciberagresor, para cuya discusión nos centraremos
en el uso de los entornos tecnológicos y en la correlación alta que obtiene el perfil de
agresor en la escala de ciberagresores de Hinduja y Patchin, (2010).
Los entornos nos hacen cuestionarnos sobre la utilización de entornos activos como
ask y Skype, los más utilizados, y un entorno pasivo como youtube, el menos utilizado.
Ask es la red social que seduce a los jóvenes porque permite hacer preguntas de
forma anónima, ahí es donde reside la clave de su éxito. Skype por su parte es un
entorno de conversación, tanto con gente conocida como desconocida que también
permite la obtención de datos privados. A menudo se utiliza como entorno secundario
una vez se ha contactado primero por otros medios y es muy usado en los juegos on-
line. No es de extrañar que las características de estos entornos sean más valoradas por
las persones agresoras, pues les permiten dar más rienda suelta a sus actos.
El otro factor a considerar dentro del perfil de ciberagresión es la correlación con
las puntuaciones obtenidas en la escala de ciberagresores de Hinduja y Patchin, (2010).
Las agresiones en función del género correlacionan con agresiones de ciberbullyng en
general. Las actitudes agresoras marcan una pauta que es generalizable a cualquier
conducta.
Conclusiones
Este trabajo ofrece además una clasificación de conductas exhibidas en la red para
estudiar el fenómeno de las agresiones en función del género. Se toma como marco
explicativo de la clasificación y las conductas el sistema patriarcal. Un sistema que nor-
mativiza las conductas y los roles y castiga a quienes se apartan de esta normatividad.
Los resultados marcan la tendencia, ya apuntada, del fenómeno de la ciberagre-
sión, cada vez con índices más altos y que debe preocupar a responsables políticos y
educativos.
El debate de la asimetría o simetría entre chicos y chicas en relación a la violencia
continúa, pero queremos remarcar la deportación de las chicas al comportamiento
masculino como una tendencia peligrosa y que plantea grandes interrogantes a la
acción educativa.
Queremos remarcar la importancia de programas preventivos sobre las relaciones
amorosas. Las creencias distorsionadas que tienen la juventud sobre el amor justifican
conductas abusivas de control, dominio y ejercicio de la violencia especialmente hacia
las chicas por parte de los chicos. Algo que ha quedado demostrado en nuestra muestra.
Finalmente apuntamos la limitación del trabajo con relación a la muestra que deberá
ampliarse en futuros estudios. Los resultados deben interpretarse, por tanto, en clave
de significatividad y no de generalización.
Igualmente deberá ampliarse el ámbito geográfico de la muestra y la edad estu-
diada. En cuando a la franja de edad estudiada, sería interesante ver cómo funciona
el instrumento con otras edades por encima o por debajo del rango que se presenta.
Referencias
Alexy, E.M., Burgess, A. W., Baker, T., & Smoyak, S. A. (2005). Perceptions of Cyberstal-
king Among College Students. Brief Treatment and Crisis Intervention, 5(3), 279- 289.
doi: 10.1093/brief treatment/mhi020.
Arisó, O. & Mérida, R. (2010). Los géneros de la violencia Una reflexión queer sobre la vio-
lencia de género. Barcelona: Egales.
Banyard, V. L., & Cross, C. (2008). Consequences of teen dating violence understanding
intervening variables in ecological context. Violence Against Women, 14(9), 998-1013.
Barlett, C., & Coyne, S. M. (2014). A meta-analysis of sex differences in cyber-bullying
behavior: The moderating role of age. Aggressive Behavior, 40(5), 474-488.
Beckman, L., Hagquist, C., & Hellström, L. (2013). Discrepant gender patterns for
cyberbullying and traditional bullying. An analysis of Swedish adolescent data.
Computers in Human Behavior, 29(5), 1896–1903. doi:10.1016/j.chb.2013.03.010.
Borrajo, E., Gámez-Guadix, M., & Calvete, E. (2015). Justification beliefs of violence,
myths about love and cyber dating abuse. Psicothema, 27(4), 327-333. doi: 10.7334/
psicothema2015.59.
Buelga, S., & Pons, J. (2012) Agresiones entre Adolescentes a través del Teléfono Móvil
y de Internet. Psychosocial Intervention, 21(1), 91-101.
Burke, S.C., Wallen, M., Vail-Smith, K., & Knox, D. (2011). Using technology to control
intimate partners: An exploratory study of college undergraduates. Computers in
Human Behavior, 27(3), 1162–1167. doi: 10.1016/j.chb.2010.12.010.
Modecki, K. L., Minchin, J., Harbaugh, A. G., Guerra, N. G., & Runions, K. C. (2014).
Bullying prevalence across contexts: a meta-analysis measuring cyber and traditional
bullying. Journal of Adolescent Health, 55(5), 602-611.
Mora-Merchán, J. A., Ortega, R., Justicia, F., & Benítez, J. L. (2001). Violencia entre iguales
en escuelas andaluzas. Un estudio exploratorio utilizando el cuestionario general europeo
TMR. Revista de Educación, 325, 323-338.
Muñoz-Rivas, M. J., Graña Gómez, J. L., O’Leary, K. D., & González Lozano, P. (2007).
Aggression in adolescent dating relationships: prevalence, justification, and health
consequences. Journal of Adolescent Health, 40(4), 298-304.
Nunnally, J. C. (1978). Psychometric Theory. New York: McGraw-Hill.
Ortega, R., Calmaestra, J., & Mora-Merchán, J. A. (2008). Cyberbullying. International
Journal of Psychology and Psychological Therapy, 8(2), 183-192.
Skjong, R., & Wentworth, B. (2000). Expert Judgement and risk perception. Recuperado
de http://research.dnv.com/skj/Papers/SkjWen.pdf.
Smith, P.K. (2006). Ciberacoso: naturaleza y extensión de un nuevo tipo de acoso dentro y
fuera de la escuela. Recuperado de: http://www.observatorioperu.com/lecturas/cibe-
racoso_pSmith.pdf.
Southworth, C., Dawson, S., Fraser, C., & Tucker, S. (2005). A high-tech twist on abuse:
Technology, intimate partners talking, and advocacy. Violence Against Women.
Online. Recuperado de: http://nnedv.org/downloads/SafetyNet/NNEDV_HighTe-
chTwist_PaperAndApxA_English08.pdf
Spence-Diehl, E. (2003). Stalking and technology: The double-edged sword. Journal of
Technology and Human Services, 22(1), 5-18. doi: org/10.1300/J017v22n01_02
Torres, C. (2013). El ciberacoso como forma de ejercer la violencia de género en la juventud: un
riesgo en la sociedad de la información y del conocimiento. Madrid: Ministerio de sanid,
servicios sociales e igualdad. Recuperado de: https://www.poder-judicial.go.cr/
observatoriodegenero/wp-content/uploads/2016/06/Ciberacoso-como-violencia-de-
genero.pdf.
Vézina, J. (2012). La violence subie dans les relations amoureuses des filles à l’adolescence et
au début de l’âge adulte: style de vie à risque et contextes associés. Thèse presenté com a
exigence partielle du doctoral en psychologie. (Tesis doctotal, Université de Québec
à Montréal). Recuperado de http://www.archipel.uqam.ca/4603/
Resumen
El uso de las tecnologías está cada vez más asentado en la sociedad actual, sin embargo
apenas existen experiencias contrastadas que evidencien si las mismas pueden promover desde
el trabajo del tutor, mejoras sustanciales en el aprendizaje del alumnado. Con tal fin, se lleva
a cabo una investigación para conocer la eficacia de un programa de intervención basado en
el uso de las TIC en la tutoría con alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria. En el mismo
se pretende comprobar si se producen mejoras en los niveles de autoestima, motivación y ren-
dimiento académico. Se sigue el método cuasiexperimental con diseño de pretest-postest. La
muestra la forman 196 individuos de Primaria, divididos en grupo experimental/control al 50%.
Los resultados obtenidos señalan mejoras significativas en autoestima y eficacia lectora. Sin
embargo, el sexo no es factor determinante en la consecución de resultados, ni la edad, profesión
y nivel de estudios de los padres; tampoco el uso de las TIC y la conexión a Internet. Como
apuesta de futuro se plantea conceder más protagonismo a la figura del tutor y su relación con
el alumno y su familia mediante el uso de tecnologías en el apoyo del proceso de aprendizaje.
Palabras clave: Autoestima; motivación; rendimiento escolar; tutoría TIC.
Abstract
The use of technology is increasingly settled in today’s society, but there are few
contrasting experiences that demonstrate, whether they can promote from the work of the
mentor, substantial improvements in student learning. For this purpose, an investigation
is carried out to determine the effectiveness of an intervention program based on the use of
ICT’s in mentoring in students of grades 5 and 6 of primary school. This program has been
designed to perceive if any improvement occur in the levels of self-esteem, motivation and
academic performance. The quasi-experimental method is applied with a pretest-posttest design.
The sample involved 196 individuals of Primary school divided 50% into experimental and
control group. Results show significant improvements in self-esteem and reading efficiency.
However, gender is not a determining factor in achieving results, neither age, occupation
and educational level of parents; nor the use of ICT’s and the Internet. As a commitment for
the future to give more prominence to the mentor and his/her relationship with the student
and family through the use of technologies as a support for the teaching and learning process
is proposed.
Keywords: Self-esteem; motivation; academic performance; mentoring ICT.
Introducción
Otra línea de estudios se decantan por buscar si existen mejoras en las variables
rendimiento académico, autoconcepto y actitud de solidaridad, siguiendo un método
de tutoría recíproca entre iguales (Moliner, Moliner & Sales, 2012). En este caso, los
resultados desvelaron incidencia en todas las variables analizadas, además de la satis-
facción por el trabajo realizado.
También es preciso tener en cuenta el papel de la familia y sobre todo su inesti-
mable, y no bien valorada, labor en el apoyo educativo mediante el uso de las TIC.
En este sentido, Buckingham (2008) afirma que, aunque los padres y las madres son
conscientes de la importancia educativa de estas tecnologías, en el contexto familiar se
usan fundamentalmente como entretenimiento. De igual forma, Hernández, López y
Sánchez (2014) señalan la alta integración de las TIC en los hogares, aunque un escaso
uso de las mismas para comunicarse con sus progenitores, y una relación paterno-filial
hacia las TIC caracterizada por el establecimiento de normas con excesiva permisividad
hacia las mismas. Familia y escuela coinciden en el mismo objetivo: educar y socializar
a los niños y niñas. Esta tarea conjunta hace necesaria una adecuada colaboración entre
la familia y los maestros y maestras basada en la comunicación, la información y la
participación. En consecuencia, el uso de plataformas y demás recursos TIC, suponen
un nuevo hito en la organización y funcionamiento de las tutorías, que ya apunta el
artículo 90.2 k) del Decreto 328/2010 en el que se introduce una función nueva consis-
tente en la tutoría electrónica.
Así, el planteamiento de este trabajo de investigación persigue averiguar si el uso de
la TIC en las horas de tutoría repercute de un modo eficiente y eficaz en los procesos de
aprendizaje que se dan cada día en la escuela. La acción tutorial, como función docente,
no puede evadirse de esta necesidad, pues supondría perder el tren de la modernización
que está suponiendo en todos los sectores sociales la democratización de la información
y de las comunicaciones (Pantoja, 2009). También y al hilo de estas nuevas corrientes,
aparecen nuevos términos como e-escuel@, acuñado por este mismo autor, quien la define
como un entorno de aprendizaje en donde conviven acciones de la práctica docente y
orientadora procedentes de las redes digitales y de las herramientas asociadas a las
mismas. En este sentido y siguiendo a Monereo y Pozo (2005), la tutoría debe adaptar e
individualizar los procesos de enseñanza y aprendizaje en cada centro, al formar parte
esencial del desarrollo curricular.
Por todo ello y en consonancia con las premisas anteriormente descritas, se exponen
a continuación los resultados derivados de la aplicación en las horas de tutoría de un
programa de intervención con un grupo de alumnos de Educación Primaria de un
centro urbano de la provincia de Jaén.
Método
Objetivos
Población y Muestra
Tabla 1
Muestra global
Instrumentos
Se han aplicado cuatro pruebas estandarizadas y validadas por sus respectivos autores:
Programa de intervención
Procedimiento
Recogida de datos
Resultados
Siguiendo a Escalante y Caro (2006), para comprobar que los grupos de control
y experimental son equivalentes en la condición pretest, se aplica una prueba t para
muestras independientes.
Tabla 2
Sig.
0.859 0.329 0.262 0.162
(bilateral)
Diferencia
0.32 1.907 2.227 3.505
de medias
Error típ. de
Prueba t para
Tabla 3
Pretest Postest
Z de Z de
Sig. asintót. Sig. asintót.
Kolmogorov- Kolmogorov-
(bilateral) (bilateral)
Smirnov Smirnov
Autoestima (A) .241 1.029 .201 1.071
Motivación (M) .166 1.115 .126 1.175
Eficacia Lectora (EL) .315 .960 .149 1.139
Inteligencia General (IG) .812 .637 .202 1.070
En las tablas siguientes, la prueba t muestra cómo existen diferencias entre los resul-
tados de pretest y postest. Para el grupo control (tabla 3) se ha obtenido un incremento
comprendido entre 8.2006 y 3.536 puntos (A: 8.206; M: 6.351; EL: 5.670; IG: 3.536),
mientras que para el grupo experimental (tabla 4) el incremento está comprendido entre
20.072 y 7.268 puntos (A: 20.072; M: 7.268; EL: 13.588; IG: 7.361). Se puede comprobar,
tanto en las tablas 3 y 4 como en las figuras 1, 2, 3 y 4, que las medias obtenidas en el
Tabla 4
Diferencias relacionadas
95% Intervalo de
Sig.
Grupo control confianza para la t gl
Desv. Error típ. (bil.)
Media diferencia
típica de la media
Inferior Superior
AUTOESTIMA_Postest
Par 1 8.206 6.069 .616 6.983 9.429 13.317 96 .000
AUTOESTIMA_Pretest
MOTIVACIÓN_Postest
Par 2 6.351 6.166 .626 5.108 7.593 10.143 96 .000
MOTIVACIÓN_Pretest
EFIC_LECTORA_Postest
Par 3 5.670 16.155 1.640 2.414 8.926 3.457 96 .001
EFIC_LECTORA_Pretest
Eficacia de un programa de intervención basado en el uso de las TIC en la tutoría
I_GENERAL_Postest I_
Par 4 3.536 7.096 .721 2.106 4.966 4.908 96 .000
GENERAL_Pretest
ención basado en el uso de las TIC en la tutoría
Figura
Figura 3. Resultados medias
3. Resultados mediasEficacia
EficaciaLectora
Lectora. Figura 4. Resultados m
to (d de Cohen)
Tabla 5
95% Intervalo de
Sig.
Grupo control Error confianza para la t gl
Desv. (bil.)
Media típ. de la diferencia
típica
media
Inferior Superior
RIE,AUTOESTIMA_Postest
Par 1
2017,35(1), #-# 20.072 13.482 1.369 17.355 22.789 14.663 96 .000
AUTOESTIMA_Pretest
MOTIVACIÓN_Postest
Par 2 7.268 10.201 1.036 5.212 9.324 7.017 96 .000
MOTIVACIÓN_Pretest
EFIC_LECTORA_Postest
Par 3 13.588 11.163 1.133 11.338 15.838 11.988 96 .000
EFIC_LECTORA_Pretest
I_GENERAL_Postest
Par 4 7.361 8.273 .840 5.693 9.028 8.763 96 .000
I_GENERAL_Pretest
Tabla 6
Pruebas d de Cohen
d de r Percentil % de
R2
Cohen Correlación % Solapamiento
Figura5.5.Resultados
Figura Resultadosg g
dede Hedges
Hedges Autoestima
Autoestima. Figura 6. Resultados
Figura 6. Resultadosggde
deHedges
HedgesMotivación.
Motivación
Figura 5. Resultados g de Hedges Autoestima. Figura 6. Resultados g de Hedges Motivación.
86% 66%
100% 66% 70%
86% 65%
66% 58%
100%
50% 66% 70%
60%
65%
55% 58%
50%
0% 60%
50%
P(g-ajust) 55%
0% 50%
P(g-ajust)
P(g-ajust) P(g-ajust)
EFICACIA_LECTORA_experimental INTELIGENCIA_GENERAL_experimental
EFICACIA_LECTORA_experimental INTELIGENCIA_GENERAL_experimental
EFICACIA_LECTORA_control INTELIGENCIA_GENERAL_control
EFICACIA_LECTORA_control INTELIGENCIA_GENERAL_control
Figura
7. Resultados g de Hedges Eficacia Lectora. Figura 8. Resultados g de Hedges Intel. General.
Figura 7. Resultados g de Hedges Eficacia Lectora Figura 8. Resultados g de Hedges Intel. General
Figura 7. Resultados g de Hedges Eficacia Lectora. Figura 8. Resultados g de Hedges Intel. General.
Para realizar este estudio se han aplicado las pruebas de diferencias entre medias
(t de Student) para las variables independientes complementarias. En todos los casos
se comprueba que la significatividad en la prueba t arroja valores superiores a α = 0,05
y, en consecuencia, se acepta la H0, lo que implica que las variables complementarias
no afectan a la intervención. A modo de ejemplo, se recogen en las tablas 7, 8, 9 y
10 las variables sexo, curso, conexión a internet y manejo del ordenador en el grupo
experimental.
Tabla 8
Tabla 9
Tabla 10
SI NO Prueba t
N M DT N M DT t (95) Sig. DME
Autoestima 93 86.60 8.545 4 78.75 11587 1.776 .079 7.852
Motivación 93 77.69 9.399 4 82.50 7.326 -1.009 .316 -4.812
Eficacia Lec-
tora 93 82.54 11.974 4 80.75 8.770 .295 .769 1.788
Inteligencia
general 93 67.35 17.628 4 75.00 15.100 -.853 .396 -7.645
Tabla 11
Discusión y conclusiones
diversas variables incluidas en nuestro estudio. Así, las mejoras obtenidas en autoes-
tima y rendimiento concuerdan con las ya verificadas por Moliner et al. (2012), si bien
en estas se seguía un modelo tutorial entre iguales. Con respecto a la importancia de
la autoestima y la motivación, que han obtenido resultados relevantes en esta inves-
tigación, hay una coincidencia con Molero, Zagalaz y Cachón (2013), cuando afirman
que la importancia del estudio de la autoestima estriba en que se trata de una de las
variables más importantes para el bienestar personal. Igual pasa con López y García
(2010), que aseguran que los beneficios del empleo de las TIC en el ámbito educativo
son numerosos, constatando igualmente la influencia positiva de la realización de toda
una tipología de tareas en la motivación del alumnado en Primaria a partir del diseño
y desarrollo de proyectos educativos interactivos, típicos de los entornos de aprendi-
zaje digital. Asimismo, apuntan a que, a la hora de plantear las actividades, hay que
tener en cuenta, junto a las estrategias de aprendizaje, factores como la motivación, la
actitud, la atribución causal y el control de las emociones.
En cuanto a la eficacia lectora y el rendimiento académico (inteligencia general),
también con resultados significativos, se apoyan las aportaciones de Soria (2015),
quien afirma que el formato hipertextual de la información mejora su consolidación
y almacenamiento a corto y a largo plazo y también los resultados en el alumnado.
En esta misma línea Area y Sanabria (2014) afirman que los usos de las tecnologías
están influyendo positivamente en el aprendizaje de los estudiantes en términos de
rendimiento académico.
Por otro lado, las variables independientes complementarias incluidas en el estudio,
no han tenido ningún tipo de influencia en los resultados, lo que coincide con investiga-
ciones precedentes. Así, Alcaide y Pantoja (2013), llegan a la conclusión de que la variable
sexo no supone un factor determinante en la consecución de resultados; ni tampoco lo
hacen, según Hernández et al. (2014), las variables edad, profesión y nivel de estudios
de los padres. Igualmente, Colás, González y De Pablos (2013) demuestran que no tienen
efectos sobre el rendimiento académico la conexión a internet y el manejo de las TIC.
Finalmente, el programa puede considerarse como un instrumento valioso para la
acción tutorial, ya que la llena de contenido al adaptarse e individualizar los procesos
de enseñanza y aprendizaje del centro y entrar a formar parte esencial del desarrollo
curricular. El uso de las TIC en el aula supone un éxito asegurado, primero por la moti-
vación que aportan mediante su intervención; y segundo porque asegura la obtención
de resultados positivos. Sin embargo, cabe plantear una serie de limitaciones:
Referencias
Hernández, M., López, V., P., & Sánchez, S. (2014). La comunicación en la familia a
través de las TIC. Pulso: revista de educación, 37, 35-58.
Ledesma, R., Macbeth, G., & Cortada de Kohan, N. (2008). Tamaño del efecto: revisión
teórica y aplicaciones con el sistema estadístico Vista. Revista Latinoamericana de
Psicología, 40(3), 425-439.
López, J. E., & García, B. M. (2010). Tareas educativas interactivas, motivación y estra-
tegias de aprendizaje, en educación primaria, a partir de un curriculum modulado
por nuevas tecnologías. Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de
la Información, 11(1), 331-351.
Marqués, P. (2013). Impacto de las Tic en la educación: Funciones y limitaciones. 3C
TIC, cuadernos de desarrollo aplicados a las TIC, 2(1), 14-30.
Molero, D., Zagalaz, M., & Cachón, J. (2013). Estudio comparativo del autoconcepto
físico a lo largo del ciclo vital. Revista de Psicología del Deporte, 22(1), 135-142.
Moliner, L., Moliner, O., & Sales, A. (2012). Porque solos no aprendemos mucho. Una
experiencia de tutoría entre iguales recíproca en Educación Primaria. Revista de
Investigación Educativa, 30(2), 459-474.
Monereo, C., & Pozo, J. (2005). La práctica del asesoramiento educativo a examen. Barce-
lona: Grao.
Negro, A., Torrego, J., & Zariquiey, F. (2012). Fundamentación del aprendizaje coo-
perativo. En J. Torrego, & A. Negro (Coords.), Aprendizaje Cooperativo en las aulas.
Madrid: Alianza Editorial.
Pantoja, A. (2009). La acción tutorial ante el reto de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación (TIC). En M. Álvarez, y R. Bisquerra (Coords.), Manual de orien-
tación y tutoría. Barcelona:: Praxis.
Pantoja, A. (2013). La acción tutorial en la escuela. Madrid: Editorial Síntesis.
Pozo, J., & Monereo, C. (2001). ¿En qué siglo vive la escuela?. Cuadernos de Pedagogía,
298, 50-55.
Ramos, R., Giménez, A. I., Muñoz-Adell, M., & Lapaz, E. (2006). Cuestinario de Autoes-
tima para la Educación Primaria (A- EP). Madrid: Tea Ediciones.
Salmerón, H., Rodríguez, S., & Gutiérrez, C. (2010). Metodologías que optimizan la
comunicación en entornos de aprendizaje virtual. Comunicar, 17(34), 163-171.
Soria, A. (2015). Estudio de los efectos del formato hipertextual en la comprensión
lectora y la memoria textual en niños de educación primaria. Educación XXI, 18(1),
369-390. doi: org/10.5944/educxx1.18.1.12394
Tejero-González, C.M., Castro-Morera, M., & Balsalobre-Fernández, C. (2012). Impor-
tancia del tamaño del efecto. Una ejemplificación estadística con medidas de
condición física. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el
Deporte, 12(48), 715-727. Recuperado de http://cdeporte.rediris.es/revista/revista48/
artimportancia318.htm
Yuste Hernanz, C., & Franco Rodríguez, J. (2002). TIDI. Test ICCE de inteligencia 1 y 2.
Madrid: ICCE.
Resumen
Las revistas científicas han sufrido una fuerte revolución en la última década, impulsadas
por el logro del mayor nivel posible de visibilidad e impacto internacional. Se trata de un
proceso mediatizado por las oportunidades y los cambios que se derivan del nuevo contexto
de la Science 2.0 y el Open Access. Este trabajo analiza la necesidad de recurrir a una valo-
ración más global y amplia del impacto que la proporcionada por los rankings publicados
por las grandes editoriales basadas exclusivamente en las citas (JCR y SJR). El choque de
tendencias se hace evidente en este contexto de herramientas 2.0, en el que las posibilidades
de rastreo y medición bibliométrica, plagada de nuevas aplicaciones y herramientas, se mul-
tiplican exponencialmente en el entorno digital. El artículo evidencia las grandes diferencias
de oportunidades entre las revistas científicas de educación en el contexto iberoamericano y
el anglosajón, desigualdad que podría reducirse si se introducen otras métricas para medir
el factor de impacto de una publicación.
Palabras clave: revistas científicas; investigación en educación; gestión editorial;
métricas; calidad editorial.
Abstract
Scientific journals have undergone a significant revolution in the last decade in the pursuit
of achieving the highest possible level of international exposure and influence. This process
is clearly determined by the changes and opportunities derived from the new context offered
by Science 2.0 and Open Access. This paper analyses the need for a more comprehensive and
broad assessment of impact that are provided by the published rankings by the big publishers
based exclusively on citations (JCR and SJR). An evident clash of trends takes place within
such context of 2.0 Tools in which the possibilities of bibliometric search and analysis, with
its countless means and applications, multiply exponentially in the digital environment. This
article shows the great differences of opportunities between the scientific education journals
of Iberian and Anglo-Saxon contexts, an inequality that could be reduced if other metrics are
introduced to measure the impact factor of a publication.
Keywords: scientific journals; education research; editorial management; metrics;
quality assurance.
Introducción
campo de la educación (y sobre todo en las áreas no empíricas) se cuenta con una
financiación económica mucho menor, por lo que resulta aún más complicado plantear
grandes proyectos y conseguir financiación externa en convocatorias públicas compe-
titivas. Pese a todo, se obtienen resultados novedosos que hacen avanzar la ciencia.
En este contexto particular, en el que tratamos con un campo científico relativa-
mente nuevo y pequeño, sobre todo en comparación con las ciencias experimentales, es
importante analizar si existen formas alternativas (o complementarias) más adecuadas
para valorar el impacto de las ciencias sociales y, en particular, de la pedagogía, como,
por ejemplo, los altmetrics (Authors Level Metrics), que permitan evaluar otro tipo de
variables más allá del número de citas y que podrían ser más adecuadas (y equitati-
vas) a este campo científico. Dichas variables reflejan un impacto de otra naturaleza,
es decir, un impacto social basado también en valores de difusión (lecturas, descargas,
accesos, interacciones en RR. SS, etc.) pero que puede ser tan importante para las
ciencias sociales como el FI para las ciencias experimentales.
En definitiva, nuestro análisis se centra en demostrar la necesidad de recurrir en las
ciencias sociales a una valoración más global y amplia del impacto que el proporcionado
por los rankings publicados por las grandes empresas editoriales (el JCR de Thomson
Reuters y el SJR de Elsevier), basados principalmente en las citas contabilizadas en las
revistas indizadas en sus propios productos y catálogos. Además, la utilización exclu-
siva de tal medición del impacto se hace cuestionable en el contexto de la Open Science,
el Social Media y las herramientas 2.0, por sus mayores posibilidades de seguimiento
y medición bibliométrica en el contexto digital. Aparecen, a la vez, nuevos modelos
de comunicación y difusión basados en redes sociales (RRSS) como Facebook, Twitter,
blogs, etc., y portales específicos dirigidos a investigadores como ResearchGate, Acade-
mia.Edu, Mendeley o Google Scholar. Incluso algunos de ellos han desarrollado nuevas
métricas, variables e índices relativos de difusión, impacto y seguimiento, tanto de las
revistas como de los propios autores–investigadores (Ruíz-Corbella, Galán & Diestro,
2015); aunque aún deben ganar en fiabilidad y precisión, abren un nuevo abanico de
posibilidades.
Se vislumbra, pues, un nuevo horizonte editorial y científico en el que, si se quiere
competir con los mejores, se exigirá dominar estas herramientas a la par que se avanza
en instrumentos para medir la calidad y el impacto de las publicaciones con base en
nuevos indicadores más complejos que el FI.
tiene grandes implicaciones en la manera de hacer ciencia, sino que también podría
tener un importante impacto social y económico” (European Commission, 2014, p. 6).
Nunca hasta ahora se dispusieron de semejantes cotas de inmediatez, accesibilidad,
elaboración, interacción, re-producción y emisión de información y de contenidos, en
cualquier momento y lugar. Además, en la mayor parte de los casos, los servicios del
contexto 2.0 son gratuitos, masivos, funcionales y altamente accesibles para los usuarios.
Recordemos que Europa, en su reciente estrategia Science 2.0, identifica la tecnología
digital, el cambio de las prácticas de investigación y su impacto, como las claves de
este nuevo modo de “hacer ciencia” (European Commission, 2015).
A la vez, iniciativas internacionales, como DOAJ (Directory of Open Access Journals)
o Sherpa Romeo, velan por la promoción del OA y establecen diferentes niveles de
apertura de estas publicaciones, aumentando el impacto social y científico de los resul-
tados de la investigación mediante una mayor visibilidad. Todo este movimiento ha
generado varias declaraciones y convenios internacionales, que marcan las tendencias
hacia el aperturismo editorial y nuevas métricas de la evaluación científica como, por
ejemplo, la PLoS: Open letter to publishers (2001), las Declaraciones de Budapest (2002),
Bethesda (2003) y Berlín (2003), la reciente iniciativa de la Declaración de San Francisco
sobre Evaluación de la Investigación (DORA, 2012), la propia estrategia del Open Science
de la UE (2014) o la Declaración de Leiden sobre métricas de la investigación (2014).
El punto neurálgico en todo este proceso es la especial atención que se ha de pres-
tar a la convergencia entre el enorme potencial del OA, las nuevas implicaciones del
Science 2.0 y las políticas que se derivan de ello. Por ejemplo, la Agencia Digital para
Europa ha establecido una ambiciosa agenda relacionada con el OA y la financiación
de proyectos. Así, la UE, en su Programa Marco de 2014, obliga a que todas las publica-
ciones financiadas con sus fondos, generalmente artículos, se publiquen en revistas OA
mediante la ruta dorada (acceso inmediato para todos). Incluso sugieren a los Estados
miembros que adopten un planteamiento similar, con el objetivo de que el 60% de los
artículos de la investigación financiada con fondos públicos europeos pueda consul-
tarse libremente para 2016. España recoge esta indicación en la última convocatoria
del Plan Nacional de I+D+I (2015), que se deriva de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la
Tecnología y la Innovación. No obstante, sin renunciar a todas las posibilidades que
proporciona el OA, la enorme visibilidad que facilitan sus tecnologías no es suficiente.
Las acciones coordinadas de la política de la ciencia en nuestras regiones será crucial
para respaldarlas e impulsarlas (Vessuri, Guédon & Cetto, 2013). Y esto sin entrar en
las “imposturas en el ecosistema de la publicación científica”, que está generando un
“mercado de artículos”, pervirtiendo el propio sentido de estas publicaciones y olvi-
dando “ahondar en los detalles que marcan la calidad de todo el proceso de selección
y publicación de artículos, independientemente del modelo de negocio de la revista y
de las fuentes que la recojan” (Giménez-Toledo, 2014, p. 14).
Ahora bien, Sánchez Perona (2015) destaca la peligrosa deriva que este cambio puede
provocar ¿Cómo es posible conjugar la presión y la necesidad por publicar en revistas
de alto impacto, mantener el sistema de suscripciones de las revistas y el imperativo
de la publicación de resultados financiados con fondos públicos en OA? Las políticas
públicas pueden provocar que el sistema de financiación por suscripciones de algu-
nas revistas pierda sentido por la obligatoriedad del OA. En consecuencia, empiezan
• Todos los autores deben pagar por publicar. Normalmente se trata de una can-
tidad no demasiado elevada, en torno a 100€-300€, pero aún así es un coste que
puede provocar falta de equidad a nivel global.
• Los autores pueden realizar un pago opcional para que la publicación esté en
abierto desde el primer momento, incluso en la modalidad published online in
advance. Este pago contribuiría a cubrir los ingresos que la revista dejaría de
percibir por la venta de artículos a particulares o a bases de datos. En este caso,
las cantidades que solicitan las revistas son muy variadas, entre 200€ y 3.000€,
dependiendo del país y la empresa editorial. Este pago voluntario es más cohe-
rente con las políticas europeas de investigación y publicación en OA.
• La venta de números monográficos a grupos de investigación o a determinadas
entidades. Esta práctica es más controvertida, especialmente si el control de las
revisiones de los artículos se cede al “grupo comprador”.
El coste por publicar, como consecuencia del nuevo modelo de negocio de las revis-
tas científicas y del OA, está causando un gran interés en la literatura reciente, ya que
es difícil estimar el precio medio por artículo en cada área de conocimiento y en cada
región editorial. El Informe Finch (2012, p. 61) estima el coste de publicación de un
artículo científico en el Reino Unido, incluidos los cargos del proceso editorial (las tasas
article processing charges –APC-), entre 1500£-2000£. Nassi-Caló (2013) señala que los
costes de APC en conocidas revistas internacionales en OA oscila entre 100$-3000$, y
en algunas revistas híbridas entre 3000-5000$. En esta perspectiva, López-Torres (2015)
advierte que los precios llegan a fluctuar entre 500€ y 2.500€ por artículo, “corres-
pondiendo los más elevados a revistas de editoriales internacionales con alto factor
de impacto y siendo aún más elevados cuando se trata de revistas híbridas” (p. 180).
Una reciente investigación de Mañana-Rodríguez y Giménez-Toledo (2015) valoran
la relación entre el coste del artículo publicado y el valor añadido, en términos de
desempeño bibliométrico, de las revistas editadas por entidades con ánimo de lucro
y con un alto coste por artículo, el precio por cita, el índice compuesto de precio y el
índice relativo de precio de entre las revistas de educación en JCR, destacando que, la
relación entre ellas coste y valor añadido, es claramente cuestionable:
Todo ello nos lleva a confirmar que muchas publicaciones “menores” están en
desigualdad de condiciones frente a las revistas mejor situadas o a las grandes empre-
sas editoriales. En nuestro país, en el momento actual, la mayor parte de las revistas
no están en disposición de cobrar por publicar, no porque su actividad se ejerza sin
ánimo de lucro, sino porque no existe una cultura entre los autores de preocuparse
por los costes de la publicación. En consecuencia, una revista “media” que cobre por
publicar perdería muchos originales ante una alternativa en la que se pueda publicar
de forma gratuita.
A la vez, si nos comparamos con las revistas anglosajonas editadas por la grandes
empresas editoriales (Elsevier, Taylor & Francis, etc.), la primacía científica y lingüística
y su control del mundo editorial en todas las áreas de conocimiento les permiten dispo-
ner de un mayor número de revistas en catálogo (por suscripción o en OA), pudiendo
ampliar la estrategia empresarial basada en el aumento de la producción de nuevos
títulos en OA y relacionar su marketing con la reputación de algunas de sus revistas
más prestigiosas de pago por suscripción.
Gracias a este cambio de paradigma hacia la ciencia 2.0, las revistas científicas se han
convertido en el canal de comunicación de la investigación más destacado, reconocido
y privilegiado, al actuar como instrumento fundamental en la organización, vertebra-
ción e institucionalización social de una disciplina (Delgado, Ruiz-Pérez & Jiménez-
Contreras, 2006). Este respaldo proviene, como destacan Galán (2014) y Giménez-Toledo
y Tejada-Artigas (2014), de los poderes públicos y las políticas de evaluación de la
productividad investigadora instauradas en los últimos 25 años, tanto a nivel nacio-
nal como internacional. Dichas políticas han primado la publicación de los resultados
en las revistas científicas de impacto (las incluidas en el JCR principalmente), con lo
que éstas adquirieron un notable peso en los procesos de acreditación, evaluación y
reconocimiento profesional. Sin embargo, la escasez de revistas españolas de ciencias
sociales, jurídicas y humanidades en dichos índices dio lugar a nuevas iniciativas para
dilucidar los criterios de calidad en estas áreas de conocimiento (Hernández Pina &
Maquilón, 2010). Aunque no ponemos en duda su buena intención, no siempre parten
de una adecuada y completa información ni se aplican correctamente. “Corremos el
riesgo de dañar el sistema con las mismas herramientas diseñadas para mejorarlo, si
la evaluación se lleva a cabo cada vez más por organizaciones sin un bagaje de buenas
prácticas o desconociendo cómo interpretarlas” (Hicks, Wouters, Waltman, De Rijke
& Rafols, 2015, p. 1).
Si analizamos las revistas científicas de educación en los últimos 15 años, observamos
una rápida transición de las publicaciones impresas al formato digital, favorecidas por
cuestiones de escasez u optimización económica y un incremento de nuevas revistas
en formato digital y en OA (nacidas ya atendiendo a los criterios internacionales de
calidad editorial). Al mismo tiempo, el número de publicaciones científicas publicadas
exclusivamente en formato impreso se ha reducido de forma drástica. Valga como
referencia que en 2014 se editaban 168 revistas en formato digital frente a 31 impresas
(Ruíz-Corbella, Galán & Diestro 2014). Esto demuestra que el salto hacia modelos de
edición digital fue rápidamente percibido como un canal especialmente atractivo para
difundir la ciencia. El crecimiento de proyectos editoriales basados en gestores y sis-
temas digitales como el OJS (Open Journal System) fue exponencial. D’Antonio (2014)
afirma que, de 2004 a 2014, el número de revistas vivas que utilizan este gestor pasó de
1930 a 7000, al facilitar sustancialmente su gestión, sostenibilidad y difusión. De esta
forma, la digitalización de las revistas científicas de educación ha generado numerosos
beneficios: una mayor área de influencia, inmediatez, almacenamiento, reducción de
costes, etc., lo que ha supuesto, en la última década, más que una tendencia, un cambio
de paradigma (Aliaga, 2014).
Torres-Salinas (2008) mantiene que, en lo relativo a esta visión 2.0, “se enmarcan
todas aquellas utilidades presentes en el portal de la revista o la participación de la
misma en comunidades y redes sociales” (p. 25). Entre dichas utilidades diferencia
los elementos 2.0 internos, relacionados con la edición (interoperabilidad, múltiples
formatos), de los externos, que se corresponden con la difusión y visibilidad (blogs,
RRSS, foros, chats, comunidades, etc.). Aunque las revistas en educación se han
digitalizado de manera considerable en la última década, todavía son pocas las que
cuentan con estos elementos y con una visión global de los procesos editoriales
y científicos de calidad en la perspectiva del 2.0. Si los equipos editoriales no se
modernizan en este sentido, se podría perder una nueva oportunidad de aumentar la
competitividad y visibilidad, a partir del momento en el que se comiencen a valorar
las nuevas métricas o nuevas variables –una vez ganen la fiabilidad y reputación
suficientes– basadas en estos datos.
Ya hemos comentado algunas razones de la gran brecha entre las revistas ibe-
roamericanas y las anglosajonas, como los recursos económicos, el idioma o el acceso
a las grandes bases de datos internacionales, aspectos tan básicos que casi cercenan
toda posibilidad de igualación. De hecho, gran parte de las revistas presentes en el
Social Sciences Citations Index (SSCI) ubicadas en el campo de Education & Educational
Research -prácticamente dos tercios del total- pertenecen a las grandes empresas y
multinacionales editoriales con intereses en el sector: Elsevier, Springer, Sage, Routledge,
Taylor & Francis, Wiley, Chicago Press, etc. Si ubicamos geográficamente a estas revis-
tas, encontramos una fuerte presencia anglosajona (Gran Bretaña, Estados Unidos,
Australia y Nueva Zelanda, con 182 de 224) en la figura 1. Además, la gran mayoría
de los títulos presentes en el catálogo emplean el inglés como lengua principal (y
exclusiva) de publicación, aunque no sea la lengua propia del país, como en el caso
de Holanda.
La Figura 2 incide en la escasa presencia de las revistas iberoamericanas en los dos
rankings más prestigiosos.
Ruíz-Pérez, Martín-Martín y Delgado López-Cózar (2015) ponen de manifiesto la
importancia de los cambios que han debido asumir en los últimos años todas las revis-
tas científicas españolas, para cumplir con la adaptación a los criterios determinados
por las agencias nacionales e internacionales de evaluación de la calidad de la ciencia.
Mendoza y Paravic (2006) se expresaban en términos parecidos en lo referido a las
80
120 72
102
60
100
40
80 72
17
20
60 6 6 5 4 3 1 1 1 1 1 1 1 1 1
0
40
17
20 6 6 5 4 3 1 1 1 1 1 1 1 1 1
0
Figura 1. Distribución del número de revistas presentes en el SSCI-JCR por países del área
Education & Educational Research. Elaboración propia a partir del SSCI-JCR (2014).
La Figura
Figura 2 incide del
1. Distribución en número
la escasa
depresencia de las revistas
revistas presentes iberoamericanas
en el SSCI-JCR por países delen los dos
área
Figura 1. Distribución
Education
rankings más del número
& Educational
prestigiosos. de revistas
Research. presentes
Elaboración propiaena el SSCI-JCR
partir por países
del SSCI-JCR del área
(2014)
Education & Educational Research. Elaboración propia a partir del SSCI-JCR (2014).
La Figura
30 2 incide en la escasa presencia de las revistas iberoamericanas en los dos
24
rankings
25 más prestigiosos.
18
20
15
30
24
10
25 6
3 3 4 3
5 18 1 1 0 1 1 0
20 0 0 0
0
15
10 6
3 3 4 3
5 1 0 0 1 0 1 0 1 0
0
SCOPUS SSCI - JCR
Figura 2. Presencia de revistas científicas de educación en las bases de datos de SCOPUS y
SSCI2.–Presencia
Figura JCR, 2015.de
Elaboración propia ade
revistas científicas partir de SJR en
educación (2015), SSCI-JCR
las bases (2015)
de datos de ySCOPUS
WoS (2015)
y SSCI –
JCR, 2015. Elaboración propia aSCOPUS
partir de SJRSSCI - JCR
(2015), SSCI-JCR (2015) y WoS (2015).
publicaciones latinoamericanas. Sin embargo, de acuerdo con Abadal y Rius (2006),
Ruíz-Pérez,
todavía Martín-Martín
hay muchos aspectos y Delgado
que deberían López-Cózar
ser abordados (2015)
para ponen delamanifiesto
potenciar presencia la
Figura 2. Presencia
importancia de de revistas
los cambios científicas
que de educación
han debido en las bases
asumir en de datos
los de SCOPUS
últimos años y SSCIlas
todas –
en WoS y Scopus (los dos grandes referentes en los que la mayoría convergen, Gimé-
JCR,científicas
revistas 2015. Elaboración propia para
españolas, a partircumplir
de SJR (2015),
con SSCI-JCR (2015) y WoS (2015).
nez-Toledo, 2015), entre los que destacamos: mejorar laladigitalización
adaptación dea contenidos;
los criterios
determinados
perseguir la por las en
inclusión agencias nacionales
portales, e internacionales
repositorios, catálogos, de de
bases evaluación
datos y de la calidad
buscadores
Ruíz-Pérez, Martín-Martín y Delgado López-Cózar (2015) ponen de manifiesto la
importancia deprofundizar
especializados; los cambios enque
la difusión de los contenidos
han debido asumir en mediante el OA;
los últimos añosfomentar
todas las
el empleo de versiones multilingües de los artículos y mejorar la comunicación de las
revistas científicas españolas, para cumplir con la adaptación a los criterios
novedades, así como el seguimientoRIE, y la2017,35(1),
medición de las estadísticas de la audiencia.
#-#
determinados por las agencias nacionales e internacionales de evaluación de la calidad
Incluso, cada vez más se empiezan a cuestionar aspectos como la revisión por pares,
ya que el notable aumento de trabajos recibidos por las revistas, debido a la creciente
presión por publicar, unido al aumento del número de revistas indexadas, implica
recurrir a un número mayor de revisores para cumplir con el requisito del doble
ciego, lo que dificulta conseguir a los mejores referees. Es paradójico que las revisiones
sean desinteresadas y gratuitas y que no estén reconocidas como trabajo académico,
mientras que, por el contrario, se acrecientan las situaciones de pagar por publicar o
por hacerlo en abierto –como indicábamos anteriormente–, debido al nuevo modelo
de negocio hacia el que se decantan algunas editoriales.
A la vez, las agencias nacionales de evaluación, por una lógica política de eficiencia
de recursos, están dando más importancia al continente (el impacto de la revista) que
al contenido (los artículos). Se supone así que el prestigio del continente avala la cali-
dad de su contenido bajo la premisa de que en las revistas con mayor FI es más difícil
publicar, al ser la revisión por pares necesariamente más selectiva. Esto ha generado
cierta controversia, pues lo que prevalece en los procesos de evaluación individual
del personal docente-investigador son los datos métricos de la revista como medida
indirecta de la calidad de su contenido, frente a la valoración de la calidad del propio
artículo (Post, 2014). Sin embargo, no se han planteado otras alternativas viables. La
tendencia seguida por algunas de estas agencias nacionales se centra prioritariamente
en el FI, en particular del JCR de Thomson Reuters y del SJR de Scopus, como ele-
mento determinante y diferenciador de la calidad científica. Se trata, explícitamente,
de publicaciones necesarias para obtener una evaluación positiva de la producción
investigadora de un profesor o investigador. Estas agencias contemplan otras clasifica-
ciones o rankings (DICE-CINDOC, ERIH, CIRC, FECYT, etc.), aunque en un segundo
nivel de importancia, o incluso como aportaciones complementarias, y no suficientes
para obtener una evaluación positiva. Quizás a las revistas nacionales presentes en
estos dos índices, las agencias las deberían clasificar como de excelencia científica,
pero también habría que reconocer la calidad de todas las buenas publicaciones que
forman parte de esa clase media de revistas que, sin haber podido acceder a WoS ni a
Scopus, están bien gestionadas y presentan también un FI medible en otras métricas,
como es Google, MIAR, o como lo fue IN-RECS (Rodríguez-Yunta & Tejada Artigas,
2013; Giménez-Toledo, 2015).
Si nos atenemos al sistema de evaluación nacional de revistas que ha logrado sobre-
vivir a la crisis económica (nos referimos al Sello de Calidad de la FECYT), muchas
revistas tampoco consiguen el Sello por no pasar el corte determinado por la media
de citas en relación con el área. Por tanto, tras la desaparición de IN-RECS, RESH y
DICE, o el no reconocimiento de otros sistemas de evaluación existentes, como es el
caso de MIAR, o el escaso valor que se da todavía al CIRC, ya no existen las catego-
rías intermedias de revistas: o están en WoS, Scopus (o, con un valor poco definido
para la ANECA, en FECYT), o no existen en términos de reconocimiento. Como des-
taca Alberts (2013), se está produciendo una notable distorsión del IF, que provoca lo
que Casadevall y Fang (2014) denominan ahora como impact factor manía (IFmanía).
Anteriormente, otros autores se refirieron a este mismo fenómeno como impactolatría
(Camí, 1997), o impactitis (Van Diest, Holzel, Burnett & Crocker, 2001). Es decir, el mal
uso del factor de impacto puede sesgar las revistas de determinados campos, ya que
Conclusiones
Por suerte, existe vida más allá del JCR, ya que “no son pocas las revistas educativas
nacionales que atienden a diversos criterios de calidad y que dan difusión a trabajos
significativos para la investigación en determinadas áreas para las que algunas revistas,
pese a no estar en el JCR, son auténticos referentes” (Fuentes, Luque & López, 2012,
p. 214).
Si no cambian las políticas de evaluación de la producción científica basadas en el IF,
se llegará a un cierto darwinismo editorial, en el sentido de que numerosos proyectos se
verán obligados a optar por el cierre, la reinvención, la coalición, o continuar con una
edición menor o local. El peligro inmediato es que las revistas que hemos clasificado
como de clase media, que sobreviven con gran dificultad, desaparezcan si no consiguen
entrar en uno de los dos rankings del IF (sólo 6 revistas españolas de educación están
Referencias
Abadal, E., & Rius, Ll. (2006). Revistas científicas digitales: características e indicadores.
Revista de Universidad y Sociedad del Conocimiento, 3(1), 1-20.
Hicks, D., Wouters, P., Waltman, L., De Rijcke, S., & Rafols, I. (2015). The Leiden Mani-
festo for research metrics. Nature, 520(7548), 429-431, doi: 10.1038/520429a
Finch Working Group (2012). Report of the Working Group on Expanding Access to Published
Research Findings. Recuperado de http://goo.gl/8I9mCw
Fuentes, J.L., Luque, D., & López, E., (2013). Análisis bibliométrico de las revistas espa-
ñolas de educación incluidas en el Journal Citation Report. Producción científica
y elementos controvertidos. Teoría de la Educación. Revista Interuniversitaria, 24(1),
183-217.
Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, BOE 2 junio
de 2011. Recuperado de https://goo.gl/dO2bWv
López-Torres, J. (2015). Pagar por publicar en revistas científicas. Revista Clínica de Medicina
de Familia. 8(3), 179-181. doi: 10.4321/S1699-695X2015000300001
Mañana-Rodríguez, J., & Giménez-Toledo, E. (2015). Revistas de educación e investiga-
ción educativa. Modelos de negocio y desempeño bibliométrico. Revista de educación,
369, 31-58. doi: 10.4438/1988-592X-RE-2015-369-289
Mendoza, S., & Paravic, T. (2006). Origen, clasificación y desafíos de las revistas cien-
tíficas. Investigación y Postgrado, 21(1), 49-75.
Nassi-Caló, L. (2013). Quanto custa publicar em acesso aberto?. SciELO em Perspectiva.
Recuperado de http://goo.gl/6Jd2MT
Post, D. (2014). The future of education research publishing: Challenges and responses.
Education Policy Analysis Archives, 22(26), 1-9. doi: 10.14507/epaa.v22n26.2014
Rey, A. (2015). Reputación académica y publicaciones de libre acceso. Educación,
Innovación Social, Lecturas, Tendencias, Wikiinnovación. Recuperado de http://goo.
gl/oJSgFt
Rodríguez-Yunta, L., & Giménez-Toledo, E. (2013). Fusión, coedición o reestructura-
ción de revistas científicas en humanidades y ciencias sociales. El profesional de la
información, 22(1), 36-45. doi: 10.3145/epi.2013.ene.05
Rodríguez-Yunta, L., & Tejada Artigas, C. M. (2013). El editor técnico: un perfil necesario
para la profesionalización de la edición de revistas científicas en el entorno digital.
Anales de Documentación, 16(2), 1-9. doi: 10.6018/analesdoc.16.2.176391
Rozemblum, C., Unzurrunzaga, C., Banzato, G., & Pucacco, C. (2015). Calidad edito-
rial y calidad científica en los parámetros para inclusión de revistas científicas en
bases de datos en Acceso Abierto y comerciales. Palabra Clave (La Plata), 4(2), 64-80.
Recuperado de http://goo.gl/Ywic23
Ruíz-Corbella, M., Galán, A., & Diestro, A. (2014). Las revistas científicas de Educación
en España: evolución y perspectivas de futuro. RELIEVE, 20(2), 1-27. doi: 10.7203/
relieve.20.2.4361
Ruíz-Corbella, M., Galán, A., & Diestro, A. (2015). Las revistas científicas en Educación
ante las exigencias de la sociedad en red. History of Education & Children`s Literature,
10(1), 65-71.
Ruíz-Pérez, R., Martín-Martín, A., & Delgado López-Cózar, E. (2015). Las revistas uni-
versitarias en el marco de los criterios de evaluación de la actividad investigadora
en España. Revista española de Documentación Científica, 38(2), 1-13. doi: 10.3989/
redc.2015.2.1191
Resumen
Abstract
Introducción
Según Zygmunt Bauman (2008) vivimos en una modernidad que adjetiva como
líquida, en la que todo cambia y evoluciona constantemente, en la que difícilmente
podemos hacer planes a largo plazo y en la que algunos valores como el «compromiso»
han cambiado completamente su sentido. En esta modernidad cambiante, el impacto
de las tecnologías digitales es uno de los aceleradores clave en estas constantes modi-
ficaciones sociales. Por ello, las educadoras y educadores nos encontramos frente al
enorme reto de preparar a las próximas generaciones para un mundo nuevo, cambiante
y sobresaturado de información. Además, su abordaje debe comenzar por la aceptación
del proceso de «fusión» social que estamos viviendo y proseguir con el aprendizaje
de vivir y convivir saludablemente tanto en el mundo «online» como en el «offline».
Al tratar de conectar las características de esta era digitalizada, conectada y líquida
con la etapa vital que nos ocupa, la adolescencia, pueden surgirnos las siguientes pre-
guntas: ¿cómo afecta esto a las y los adolescentes?, ¿cómo repercute el cambio constante
en la configuración de su identidad? y ¿cómo afecta a su relación con los demás?
Identidad digital
Bauman (2007) señala que para las y los jóvenes de hoy en día no es tan importante
«la construcción de la identidad» como el hecho de tener la habilidad de reconstruirla
siempre que tengan necesidad de ello, es decir de reidentificarse. Por otro lado, Reig
(2013) también nos habla de la posibilidad que proporcionan las redes de reinventarnos
a través de la creación de nuevas identidades, matizando que esto puede ser positivo
si su resultado es la proyección de una imagen más compleja de nosotras y nosotros
mismos.
La imagen que las y los adolescentes transmiten en las redes sociales es una com-
binación de aquello que son y lo que les gustaría llegar a ser. Una integración de las
informaciones personales que comparten en diferentes contextos en el mundo no
virtual, como por ejemplo, pensamientos privados, imágenes propias, noticias o gru-
pos por los que siente interés, relatos sobre su vida cotidiana
confeccionando todas
estas informaciones una identidad digital que forma parte de la identidad individual
y probablemente temporal de la o el adolescente. Algunos autores (Fairweather, 2010;
McKenn & Bargh, 2004; Valkengur & Peter, 2010) destacan ciertos beneficios que la
era digitalizada puede ofrecer tanto a la generación de la identidad como al proceso
socializador en la adolescencia:
El papel de la educación
Para que el intercambio social en la red tenga connotaciones positivas debe estar
acompañado y guiado de una educación y unos valores adecuados. Por ejemplo, es
importante que las y los adolescentes conozcan y reflexionen sobre: las características
intrínsecas de la red, las leyes de privacidad que aceptan al entrar en determinadas redes
sociales, cómo decidir con quién compartir su información personal y las repercusiones
que ello conlleva, normas de comportamiento en la comunidad virtual, la importancia
del respeto o la empatía hacia los demás a la hora de interactuar en la red, entre otros.
A la hora de activar procesos de prevención cabe tener presente que la educación
basada en el control y restricción carece de sentido en un mundo virtual en el que todo
cambia y evoluciona constantemente. Por este motivo, aprender a utilizar las tecnologías
de la información y comunicación (TIC) de forma responsable y crítica, potenciar los
beneficios que genera y amainar los riesgos, amenazas y efectos negativos asociados
a estas, resulta la opción más coherente en la educación de las y los menores a largo
plazo. Freire (1992-2002) pensaba que las personas no somos seres de «adaptación» sino
de «transformación» y por ello, concibió el proceso de alfabetización como un pode-
roso instrumento de empoderamiento y transformación social. En el trabajo realizado,
aplicamos esta misma idea al proceso de alfabetización digital, el cual, debe ir más allá
de la mera adquisición de habilidades de uso y servir como medio de desarrollo del
espíritu crítico y del empoderamiento al que Freire apelaba.
Para conseguir que este reto educativo sea posible es necesaria la suma de siner-
gias y la implicación de todos los agentes educativos: estudiantes, centros educativos,
familiares y el resto de la comunidad educativa.
En el capítulo 3, artículo 9 de la Ley 26/2015, de modificación del sistema de pro-
tección a la infancia y a la adolescencia se señala que:
Para llevar esta tarea a cabo es necesario que los centros educativos complemen-
ten sus programas de convivencia con intervenciones dedicadas a las relaciones en el
mundo virtual. Así como también, es necesario acciones de sensibilización y formación
en el uso responsable de las redes sociales, implicando tanto a las familias como al
profesorado de los centros y promoviendo el protagonismo y la participación activa
de los y las jóvenes en estas acciones (Tejedor & Pulido, 2012).
Las tareas desarrolladas desde los centros educativos son fundamentales, pero
carecen de sentido si no se llevan a cabo con la colaboración de las familias, ya que
estas son un agente educativo y socializador fundamental. Los espacios tradicionales
de socialización en las familias se están ampliando y las personas que interactúan con
sus hijos e hijas a través del mundo virtual ejercen una fuerte influencia en el estable-
cimiento de normas de comportamiento en la comunidad y objetivos de aprendizaje.
Al mismo tiempo, las y los menores adquieren el rol de enseñar a sus familiares el
manejo de estas TIC. Se produce así, una reducción de la brecha digital existente entre
las diferentes generaciones de la familia y se genera la posibilidad de que todas las
personas puedan participar juntos de un proceso de aprendizaje y empoderamiento
en el uso de estas nuevas herramientas comunicativas (Reig, 2013). Ejercer un control
parental restrictivo, carece de sentido, ya que este no previene el mal uso de las TIC,
al contrario, ya que en las familias con alta cohesión social y comunicación saludable
estos riesgos se reducen (Sasson & Mesch, 2014).
Además del personal docente y las familias, el resto de la comunidad educativa
también tenemos responsabilidades ciudadanas en la educación de las y los menores.
Como señala Muñoz (2012), es importante construir redes de convivencia que nos
permitan adquirir nuestra responsabilidad ciudadana para mejorar nuestras relaciones
cotidianas y evitar así cualquier tipo de violencia injustificada. Nuestro ejemplo tanto
dentro como fuera de la red- es fundamental para que la población infantil y juvenil
tenga referencias de cómo relacionarse con los demás de manera sana. Por ello, cabría
preguntarnos si nosotras y nosotros mismos cumplimos las normas de convivencia
virtual que les estamos reclamando: ¿excluimos deliberadamente a personas de grupos
de conversación?, ¿pensamos dos veces antes de colgar determinados comentarios o
fotos en la red? o ¿toleramos o denunciamos los comentarios violentos que encontra-
mos en la red? La ciberconvivencia es una de nuestras tareas pendientes y la mejora
de esta, seguramente reduciría la conflictividad negativa y las situaciones de riesgo a
través de internet. Adaptando las palabras de Gandhi al tema que nos ocupa, seamos
el cambio que queremos ver en nuestras y nuestros adolescentes.
Método
Objetivo
Población y Muestra
2. Fase 2: exploración
Con esta segunda fase buscamos conocer datos concretos sobre la realidad del alum-
nado del centro. Para ello, se pasó un cuestionario -creado para el presente estudio- a un
grupo de 160 alumnos y alumnas del primer ciclo de secundaria en los que se recogió
información acerca del uso de las redes sociales y las problemáticas derivadas del uso
de estas (redes sociales que utilizan, dispositivos tecnológicos que poseen, conflictividad
a través de la red, reacción ante casos de acoso entre compañeros/as, control parental
y personas a las que acudir ante los conflictos). La finalidad del mismo era conocer
la situación concreta de este alumnado con el que posteriormente se iba a intervenir.
Esta información se complementó con 2 entrevistas abiertas y de carácter consultivo
a 2 tutoras y a 3 profesionales en el ámbito de la mediación escolar. Al igual que en
las entrevistas realizadas previamente, se les consultó acerca de sus conocimientos,
experiencias profesionales y reflexiones en relación con el tema investigado.
Kemmis y McTaggart (2005) señalan que este modelo se caracteriza por la propiedad
compartida de los proyectos de investigación, el análisis de problemas sociales basados en
la comunidad y una orientación hacia la acción comunitaria. Además, tienen un carácter
cíclico en forma de espiral con una serie de momentos sucesivos en cada uno de sus
ciclos: planificación, acción-observación y reflexión. Debido a las limitaciones espacio-
temporales del estudio, únicamente se llevó a la práctica un primer ciclo de este proceso.
• Dar opción y potenciar que todas las voces puedan participar en las inter-
venciones que se generen a través del diálogo igualitario.
c) Reflexión: tras finalizar los talleres se llevó a cabo un proceso de reflexión sobre
todos los temas tratados, seguido de propuestas de acción para cambiar todo
aquello que afecta negativamente a la ciberconvivencia de las personas miem-
bro de la comunidad educativa, especialmente a la del alumnado. Este último
momento del proceso de investigación-acción también sirvió para evaluar y
analizar la propia práctica educativa.
Análisis de datos
Resultados
De las entrevistas y del registro de notas de campo realizadas a miembros del equipo
directivo, profesorado, expertos en mediación escolar y usos de las redes sociales se
recogieron las siguientes opiniones coincidentes:
Esta información fue la empleada para la planificación de los talleres, así como para
la confección de conclusiones y recomendaciones dadas al centro educativo.
Cuestionario
Del total del alumnado encuestado, el 91.9 % dispone de ordenador y/o de móvil
y el 98.7% se comunica a través de alguna red social virtual, siendo WhatsApp
(87.5%) la red social que más estudiantes utilizan, seguida de Facebook (56.2%),
Tuenti (42.5%), Twitter (40.6%) e Instagram (33.8%).
En cuanto a las situaciones conflictivas a través de Internet –ver figura 3–, más
de la mitad del alumnado (59.5%) afirma haber tenido conflictos a través de las
redes y el 41.6% de estos se han producido como consecuencia de un conflicto
ocurrido con anterioridad de manera offline. Por otro lado, más de la mitad de
las y los jóvenes (58.7%) ha sido testigo de una situación de hostigamiento hacía
otro menor y un 36.3% de estos indica que su reacción fue ofrecerle ayuda a ese
compañero o compañera. El 26.9% del alumnado atestiguó «haber sido moles-
tado» a través de internet, por otro igual, «a veces». Esta cifra se reduce al 5.0%
en los casos en los que el hostigamiento se ha producido «muchas veces». Estos
datos se complementan con el 19.4% del alumnado que afirma haber agredido o
molestado de manera online a otro menor, «a veces» y el 5.0% que señala haberlo
hecho en «muchas veces».
Fijándonos en la variable de género –ver figuras 4 y 5–, encontramos que las chicas
son las que más problemas tienen a través de las redes, ya que señalan «haber moles-
tado» «a veces» y «haber sido molestadas» tanto «a veces» como «muchas veces» en
mayor porcentaje que los chicos. En el caso de «haber molestado» «muchas veces» el
porcentaje de chicos y chicas es similar.
Por último, resaltar que el 50.1% del alumnado afirma que si se encontrara ante
una situación de riesgo en internet lo compartiría con una persona adulta –ver figura
6–, un 42.8% solo se lo contaría a otro menor y el 7.1% no se lo contaría a nadie. Este
último caso es el más preocupante, ya que dificulta realizar una detección precoz de
la situación en la que se encuentran.
Figura 3.
Figura 3.Sara
Conflictividad
Conflictividad enOrellana
Gabarda, Natividaden
lalared
red.
Alonso y Amparo Pérez Carbonell
Fijándonos en la variable de género –ver figuras 4 y 5-, encontramos que las chicas
son las que más problemas tienen a través de las redes, ya que señalan «haber
molestado» «a veces» y «haber sido molestadas» tanto «a veces» como «muchas veces»
en mayor porcentaje que los chicos. En el caso de «haber molestado» «muchas veces» el
porcentaje de chicos y chicas es similar.
Figuras 4 y45.
Figuras Porcentajes
y 5. Porcentajes de ChicosyyChicas
de Chicos Chicasqueque
«ha«ha molestado»
molestado» y quey«han
quesido
«han sido molestada»
molestada»
través dede
través lalared.
red.Escala: no,aaveces
Escala: no, veces(entre
(entre
1 y13 yveces),
3 veces), y muchas
y muchas vecesde(más
veces (más de 3 veces)
3 veces).
Figura 6. Variable «Personas de apoyo: ¿con quién compartirías una situación de acoso?»
Figura 6. Variable «Personas de apoyo: ¿con quién compartirías una situación de acoso?»
Grupos
Grupos debate
debate
Los
Losgrupos
gruposdebate
debatesese realizaron con alumnado
realizaron con alumnadodel delprimer
primerciclo
ciclodede secundaria
secundaria y
y con
con madres del centro educativo, en los dos talleres que anteriormente explicados
madres del centro educativo, en los dos talleres que anteriormente explicados en la fase en
la fase 3.
Discusión y conclusiones
víctimas (Calmaestra, 2011 y Félix-Mateo, Soriano Ferrer, Godoy Mesas & Sancho
Vicente, 2010), otros no destacan diferencias significativas (Álvarez García et al., 2011
y García-Fernández, 2013). También resaltar que la mayoría de casos de conflictos
o situaciones violentas a través de internet se han producido dentro de un contexto
erótico-sentimental; pudiéndose incluso clasificar algunos casos como situaciones de
sexting y grooming. Por ello, también es necesario trabajar la prevención y sensibili-
zación de la violencia bajo este contexto, así como es necesario ampliar los estudios
de investigación acerca de esta variable.
El control parental abordado desde una relación de confianza entre el estudiantado
y sus familiares es muy importante dentro del trabajo de prevención y detección de
problemáticas en la red (Sasson & Mesch, 2014). Tal y como explicaron las madres
participantes en el taller, este control debe adecuarse a la edad y usos de las TIC de los
y las menores. Además, es muy importante evitar juzgarles o culpabilizarles cuando
están sufriendo cualquier tipo de agresión a través de internet (Save the Children,
2014), ya que tal y como expusieron algunas de las menores en el taller, este es uno
de los motivos por los que son reacias a compartir con otras personas este tipo de
problemática. En relación con la implicación familiar, también hay que destacar que
aunque el 81.4% de los padre y madres encuestados indicaron estar interesados en
aprender más sobre esta tema, únicamente asistieron 10 madres al taller orientado a
las familias. Por lo cual, sería interesante profundizar en los motivos que provocan
que la participación e implicación parental en los centros educativos de educación
secundaria sea tan escasa y que predominantemente sean las madres las que asumen
esta responsabilidad.
En cuanto al papel de los centros educativos, los diferentes miembros de la comu-
nidad educativa coinciden con la literatura científica especializada (Gómez-Ortíz, Del
Rey, Casas & Ortega-Ruiz, 2014) en que es necesaria la formación y sensibilización en
el uso responsable de las TIC. Así como también se requiere mejorar la organización
de los centros educativos, implementado acciones relacionadas con el uso saludable de
las TIC en su Plan de Convivencia de Centro y confeccionando protocolos de actuación
para situaciones de cualquier tipo de violencia entre el alumnado a través de Internet.
Ya que como señala Garaigordobil (2015) aunque en los últimos años ha aumentado
considerablemente la sensibilización sobre la importancia de trabajar la (ciber)convi-
vencia en los centros escolares, la aplicación sistemática de programas específicos sobre
esta temática sigue siendo una de nuestras asignaturas pendiente.
Tal y como indica Muñoz (2012), es necesario que toda la comunidad se implique
para construir redes de convivencia que fomenten la responsabilidad de la ciudadanía, y
poder así, resolver los conflictos generados en nuestras relaciones cotidianas. Para llevar
esto a cabo es importante que todas las personas aprendamos a respetarnos siguiendo
normas de convivencia tanto dentro como fuera de la red. Creando así, con nuestras
acciones un entorno seguro y respetuoso para todas las personas en el mundo online.
Agradecimientos
Para finalizar, agradecer a todas las personas que participaron directa o indirecta-
mente en este proyecto cediéndonos su tiempo y en especial, al centro educativo en
el que se realizó este estudio.
Referencias
k12.ia.us/juniorhigh/teachers/duncanmike/pdf/Health/myths%20facts%20about%20
bullying.pdf.
Sasson, H., & Mesch, G. (2014). Parental Mediation, Peer Norms and Risky Online
Behavior. Computers in Human Behavior, 33, 32–38. doi: 10.1016/j.chb.2013.12.025
Save the children (2014). Pautas para padres y madres ante el acoso escolar. Recuperado de
https://www.savethechildren.es/donde/espana/violencia-contra-la-infancia/acoso-
escolar-bullying
Smith, P. K., Mahdavi, J., Carvalho, M., Fisher, S., Russell, S., & Tippett, N. (2008).
Cyberbullying: Its nature and impact in secondary school pupils. Journal of Child
Psychology and Psychiatry, 49, 376-385. doi: 10.1111/j.1469-7610.2007.01846.x
Stornaiuolo, A., DiZio, J. K., & Hellmich, E. A. (2012). Desarrollando la comunidad: jóve-
nes, redes sociales y escuelas. Comunicar, 40(XX), 79-88. doi: 10.3916/C40-2013-02-08
Tejedor, S., & Pulido, C., (2012). Retos y riesgos del uso de Internet por parte de los
menores. ¿Cómo empoderarlos? Comunicar, 39(XX), 65-72. doi: 10.3916/C39-2012-
02-06
Valkenburg, P. M., & Peter, J. (2010). Online Communication among adolescents: An
integrated model of its attraction, opportunities, and risks. Journal of Adolescent
Health, 48, 121-127. doi: 10.1016/j.jadohealth.2010.08.020
Resumen
Abstract
Introducción
Bisquerra (2003) define las emociones como un estado complejo del organismo,
que se caracteriza por una excitación o perturbación ante un evento interno o externo
que predispone a una respuesta organizada y condicionada por aspectos de carác-
El juego motor se puede considerar una microsociedad con reglas, normas y formas
de relación que orientan la conducta y la relación surgida entre los sujetos participantes.
Es un fenómeno digno de estudio dentro de la EF por sus valores afectivos, cognitivos,
sociales y motrices (Alonso & Yuste, 2014).
Desde la perspectiva afectiva, el juego es un escenario privilegiado que favorece los
procesos de aprendizaje emocional. Su práctica genera una vivencia intensa de reaccio-
nes emocionales (Alonso et al., 2013a, b; Lavega, Aráujo & Jaqueira, 2013; Lavega et al.,
2013a). Es una manifestación motriz que favorece aprendizajes activos e interactivos,
que permiten la dosificación del esfuerzo físico, la toma de decisiones, expresar y
manejar emociones como proceso de alfabetización emocional en EF.
Desde lo social y cultural, el juego es una manifestación motriz tradicional. Permite
la transmisión de experiencias sociales e individuales, que orientan la conducta del
jugador (Lavega, March & Filella, 2013), y en muchas ocasiones como se verá más ade-
lante, lo condiciona. Comprender la relación que se establece entre los distintos juegos
deportivos y las emociones es el camino correcto para realizar un diseño, aplicación y
evaluación de los programas educativos.
Parlebas (2001) y Lagardera (1999) definen el juego deportivo como un laboratorio
de reacciones emocionales, lo que propicia para cada alumno una vivencia diferente y
personal de la sesión de EF. Lavega et al. (2013c) aluden como motivo de este cambio
conductual y emocional la distinción por tipo de juego deportivo de las diferentes
situaciones motrices a plantear. Esto permite conocer las implicaciones tanto físicas
como personales que determinan el comportamiento del alumnado.
Por ello, en este estudio se siguió la Teoría de la acción motriz (Parlebas, 2001), que
clasifica las situaciones motrices de aprendizaje a partir de la noción de dominio de
acción motriz. Este modelo muestra cuatro familias de juegos deportivos: (a) Juegos
Psicomotores o individuales, con ausencia de interacción con otros jugadores (p. ej.
lanzamientos en atletismo, juegos de bolos, juegos de comba individuales, etc.), (b)
Juegos Cooperativos, en los que existe una interacción de ayuda entre los participan-
tes (p. ej. natación sincronizada, juegos de comba cooperativa, gimnasia rítmica por
equipos, etc.), (c) Juegos de Oposición, donde la interacción motriz es antagónica ente
los participantes (p. ej. judo, juegos de pulso o de lucha, etc.) y (d) Juegos de Coope-
ración- Oposición, con una interacción motriz que establece relaciones de solidaridad
y colaboración, con el fin de superar a los adversarios (p.ej. Voleibol, baloncesto o
balón prisionero). Esta clasificación se erige como una herramienta de programación
de la enseñanza extraordinaria, ya que cada familia de juegos deportivos se asocia
al desencadenamiento de conductas motrices que se identifican con las variaciones
emocionales vivenciadas (Lavega et al. 2011).
Por otro lado, existe la posibilidad de clasificar cada uno de los cuatro dominios de
acción motriz en juegos con o sin victoria (Etxebeste, Del Barrio, Urdangarin, Usabiaga
& Oiarbide, 2014), donde se debe afrontar la posibilidad del éxito o del fracaso en el
desempeño motriz. Los juegos deportivos con victoria son aquellos que presentan un
marcador, o lo que es lo mismo, están caracterizados por la competición, lo que permite
clasificar a los jugadores en ganadores o perdedores. Los juegos deportivos sin victo-
ria son aquellos que carecen de marcador, y por tanto, su base no es la competición,
careciendo de memoria o final establecido.
Con respecto al dominio de acción motriz, Lavega et al. (2013a) encontraron que
los juegos de oposición mostraban niveles emocionales menores que para los juegos
de cooperación, mientras que al compararlos con los juegos de cooperación- oposición,
las intensidades emocionales fueron superiores. En los juegos de oposición, la atención
del jugador se centra exclusivamente en el rival. Mientras en el resto de situaciones
sociomotrices es necesario que el mismo jugador centre su atención en alcanzar los
objetivos compartidos con sus compañeros, o bien realice esto mismo a la vez que trata
de vencer al oponente. En las situaciones motrices de oposición, los jugadores deben
oponerse a uno o más rivales que muestran intereses opuestos para alcanzar el objetivo,
activando competencias motoras asociadas a la toma de decisiones, la anticipación de
movimientos, la percepción de las acciones rivales y el desafío del resto de jugadores,
lo que provoca variaciones emocionales intensas y específicas, condicionadas por la
respuesta y la experiencia motriz vivenciada (Arruza et al., 2011; Cantón & Checa, 2012).
Método
Participantes
Instrumentos
Se utilizó la Game and Emotions Scale (GES), desarrollada y validada por Lavega et
al. (2013c). La escala se compone 13 emociones divididas en tres tipos como: Emocio-
nes positivas (+) (alegría, amor, humor y felicidad), Emociones Negativas (-) (tristeza,
ansiedad, miedo, ira, rechazo y vergüenza), y Emociones Ambiguas (±) (compasión,
esperanza y sorpresa). Cada una de las emociones fue valorada a través de una escala
de Likert, compuesta por una puntuación que iba de 0 a 10, donde 0 es nada, no sin-
tiendo en absoluto la emoción y 10 muchísimo, sintiendo con la máxima intensidad
la emoción.
Por último, GES contenía datos de identificación y categorización de los participantes
en función del género, así como una identificación del tipo de práctica deportiva, que
permite identificar las prácticas con juegos deportivos con y sin competición.
Dentro de sus propiedades psicométricas la aceptabilidad fue estudiada mediante
las pruebas de asimetría (inferior a 2.0) y curtosis (inferior a 7.0). En cuanto al estudio
de la fiabilidad medido a través de la consistencia interna calculada mediante el alfa
de Cronbach, el cuestionario obtuvo valores genéricos (n=169) de α=.90, siendo los
resultados para las emociones positivas α= .92, emociones negativas α= .89 y emociones
ambiguas α= .91. El análisis factorial confirmatorio mostró los siguientes índices de
ajuste: CMIN/g.l= 3.91; NFI= .856; IFI= 949; CFI= .946; RMSEA= .047 (LO= .05- HI90= .066).
Procedimiento
Análisis estadístico
Los datos fueron analizados mediante el paquete estadístico SPSS 21.0 para Win-
dows. La prueba de normalidad de Kolmogorov-Smirnov mostró un comportamiento
en la distribución de los datos fuera de la normalidad, por lo que se realizaron pruebas
no paramétricas para la asimetría de las intensidades observadas.
Los datos fueron analizados según el modelo de ecuaciones de estimación genera-
lizadas (GEE), considerando la correspondencia entre las puntuaciones obtenidas por
el mismo sujeto y la distribución asimétrica y utilizándose distribuciones de la familia
Gausiana. Se realizaron comparaciones múltiples post hoc en todos los factores de más
de dos categorías y mediante el paquete STATA 10.
Resultados
Teniendo en cuenta los resultados aportados por el modelo de GEE, así como las
interacciones posteriores entre las diferentes variables objeto de estudio, se pudieron
establecer los siguientes resultados.
Tabla 1
Contrastes de los efectos del modelo de ecuaciones de GEE para las emociones en función del género y el
resultado obtenido en el juego
(+) 4.48(.15)
(-) .93(.07)
(±) 2.76(.12)
Género 2.40 1 .121
Masc 2.87(.17)
Fem 2.58(.07)
Tipo resultado 49.17 2 <.001
Sin
2.46(.09)
victoria
Ganar 2.88(.10)
Perder 2.84(.11)
Tipo emoción
9.20 2 .010
* Género
Fem 4.71(.28) .87(.12) 3.03(.22)
Masc 4.25(.10) 1(.07) 2.49(.11)
Tipo emoción
62.74 4 <.001
* Tipo resultado
Sin
victoria 4.18(.14) .78(.06) 2.42(.13)
Ganar 4.94(.16) .79(.08) 2.92(.14)
4,71
5
4,25
4
3,03
3 2,49
2
0,87 1
1
¿Es la 0vivencia emocional cuestión de género? Análisis de juegos motores de oposición en universitarios
Figura
Figura 1. Medias para 1. Medias
los contrastes para los
aplicados contrastes
para aplicados
la intersección tipo de emoción y
para la intersección tipo
género . de emoción y género
Discusión
El objetivo del estudio fue analizar la relación entre los juegos de oposición con y
sin competición y el tipo de vivencia emocional suscitada en función del género. Las
vivencias se desarrollan dentro de unas condiciones de relación motriz y social espe-
cífica provocando fluctuaciones emocionales (Lavega et al., 2013c; Lazarus, 1991, 2000)
que a nivel general presentan alteraciones de las intensidades para los tres tipos de
emociones. Concretamente, se han encontrado niveles de activación más elevados para
las emociones positivas. Este hallazgo ratifica los estudios de Alonso et al. (2013a, b),
quienes afirman que los juegos deportivos de oposición son un medio adecuado para
facilitar la interacción de los estudiantes a través de vivencias motrices agradables.
A pesar de encontrarse en situaciones en las que un adversario va en contra de sus
objetivos motores, incluso pudiendo provocar la derrota propia, la aventura motriz se
valora de manera positiva. Los resultados nos llevan a pensar en que el adversario es
un elemento más del juego, que incluso puede llegar a suponer una vivencia positiva,
aunque implique que vaya contra nuestros intereses en el juego. Por otro lado, Lavega
et al. (2013a, b) al comparar diferentes tipos de situaciones motrices evidenciaron una
mayor excitación emocional para los juegos asociados a desafíos grupales de oposición.
Esto podría ser consecuencia de la descodificación de conductas motrices del adversa-
rio y a su vez, de la codificación de la propia. Jugar con personas, la sociomotricidad,
la aventura compartida parece el eje sobre el que se vertebran las vivencias positivas
encontradas. Pero no solo en cooperación. Tanto siendo adversarios, como compañeros
de fin común, la sociomotricidad se vivencia como generadora de bienestar.
Lazarus (2000) y Pekrun et al. (2002) afirman en sus investigaciones que ante emo-
ciones de tipo positivo se produce un aumento de la motivación. Por tanto, aumentará
el disfrute hacia el aprendizaje en cuestión (Pavón el at., 2003).
La combinación del tipo de emoción y el resultado obtenido en el juego permite
comprobar las variaciones de intensidad emocional al comparar juegos con compe-
tición versus sin competición. Los juegos con competición muestran una intensidad
más elevada de las emociones positivas. Alonso et al. (2013a, b) y Arruza et al. (2011)
obtuvieron resultados similares, pudiendo explicarse a consecuencia del perfil del
alumnado habituado a la práctica deportiva competitiva. Cantón y Checa (2012) explican
que la asociación entre emociones positivas y práctica competitiva está fundamentada
en el tipo de atribuciones hechas como elemento justificativo de la obtención del éxito
o fracaso. Ante la victoria si las causas justificativas son de tipo externo (p. ej. el nivel
era bajo), las emociones positivas experimentadas son menores, siendo ante agentes
de tipo interno más elevadas. Similar ocurre ante la derrota, si las causas justificativas
son de tipo externo (p. ej. el nivel era muy elevado), las emociones positivas experi-
mentadas son elevadas. En este sentido Etxebeste et al. (2014) y Lavega et al. (2013b)
afirman que ante situaciones con competición el resultado obtenido es determinante
en la explicación de la emoción. La obtención de la victoria desencadena emociones
relacionadas con la euforia vivida. Mientras ante una derrota la vivencia es distinta. Se
asocia con emociones negativas como la tristeza o rechazo, o con emociones ambiguas
como la sorpresa, consecuencia del resultado obtenido y no esperado.
patrón masculino, puede haberse revertido el efecto que con posterioridad condicione
su comportamiento y su emoción. En relación entre competición, resultado obtenido
y autoeficacia percibida, Cantón y Checa (2012) afirman que es posible ver diferentes
patrones de activación emocional, que ante la victoria se pueden activar positiva como
negativamente. Todo ello depende de la capacidad para la obtención del rendimiento
percibido por el participante. Si esa capacidad es alta, las emociones son positivas. Si
es baja, las emociones son negativas, aun habiendo obtenido la victoria.
Sin embargo, existe cierta controversia ya que otras investigaciones referencian que
ante las situaciones competitivas el género masculino presenta variaciones emocionales
más intensas debido a la carga cultural tradicionalista (Mateu et al., 2013). Alvariñas
et al. (2009), afirman que para el género masculino prima el gusto por la competición
y la demostración de su capacidad o habilidad, lo que explicaría estas variaciones
emocionales de cara a la participación en juegos competitivos.
Lavega et al. (2013a), defienden en sus investigaciones que no solo es necesario
conocer el tipo de juego que se pretende enseñar sino otros aspectos externos asocia-
dos, como las preferencias por la práctica deportiva en cuestión. La unión de ambas
permitirá al docente obtener una información valiosa, que le ayude a conformar un
mapa de práctica motriz de sus alumnos y que facilite la consecución de los objetivos,
de acuerdo a las emociones suscitas en los procesos de práctica motriz, dotando al
docente de cierta habilidad que facilite una mayor implicación y motivación hacia la
práctica por parte del dicente (Pavón el at., 2003).
Conclusiones
Tal y como se puede apreciar por los resultados obtenidos, este estudio permite
descubrir la relación existente entre el planteamiento de las situaciones motrices de
oposición y el género de los participantes en este tipo de actividades. Los resultados
hallados posicionan los juegos y deportes de oposición adecuadamente a la hora de
elegir los contenidos de las intervenciones educativas. Son situaciones excelentes para
hacer aflorar emociones positivas y por tanto, con climas positivos y aumentos de la
motivación en las clases de EF.
Así mismo, la consideración del género presenta peculiaridades, que deben seguir
estudiándose para establecer un posicionamiento claro. El papel de las emociones en
las chicas a nivel social, se identifica con las posturas heredadas, sin embargo en este
estudio no puede asegurarse esa identificación sesgada. Las chicas son más emocio-
nales que el género masculino en las actividades motrices de oposición, pero apenas
difieren respecto a ellos en las emociones positivas, que son valoradas muy altas; o
en las emociones negativas, cuyos valores son muy bajos. Donde sí se diferencian es
en la expresión de las emociones ambiguas. Son emociones que tienen que ver con lo
social, lo sentimental, la empatía y no tanto con el reto. Aunque el alumnado puntúa
sus emociones más altas al competir, a las chicas les da lo mismo ganar o perder,
mientras que los chicos se sienten mejor cuando ganan el juego.
Los resultados obtenidos contribuyen a orientar las intervenciones de los profesio-
nales educativos dentro de las sesiones de EF. El desarrollo de la toma de conciencia
emocional suscitada tras la vivencia de los diferentes juegos deportivos de oposición,
Agradecimientos
Referencias
Alonso, J. I., Gea, G., & Yuste, J. L. (2013a). Formación Emocional y juego en futuros
docentes de Educación física. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del
Profesorado, 16(1), 97-108. doi: 10.6018/reifop.16.1.179461
Alonso, J. I., Lavega, P., & Gea, G. (2013b). Incidencia de los juegos de oposición en
la vivencia de emociones. En J. J. Gázquez et al. (Comps.) Investigación en el ámbito
escolar. (pp. 379-386). Granada: GEU.
Alonso, J. I., & Yuste, J. L. (2014). Hacia la educación física emocional a través del juego.
Educatio Siglo XXI, 32(1), 11-14.
Alvariñas, M., Fernández Villarino, M. A., & López Villar, C. (2009). Actividad física y
percepciones sobre deporte y género. Revista de Investigación Educativa, 6, 113-122.
Arruza, J. A., Arribas, S., Otaegi, O., González, O., Irazusta, S., & Ruiz, L. M. (2011).
Percepción de la competencia, estados de ánimo y tolerancia al estrés en jóvenes
deportistas de alto rendimiento. Anales de psicología, 27(2), 536-543.
Bar-On, R. (2006). The Bar-On model of emotional-social intelligence (ESI). Psicothema,
18(supl), 13-25.
Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis.
Bisquerra, R. (2003). Educación emocional y competencias básicas para la vida. Revista
de Investigación Educativa, 21(1), 7-43.
Calderón, A., & Martínez de Ojeda, D. (2014). La formación permanente del profesorado
de Educación Física. Propuesta de enseñanza del modelo de educación deportiva.
Revista de Educación, 363, 128-153. doi: 10-4438/1988-592X-RE-2012-363-173
Cantón, E., & Checa, I. (2012). Los estados emocionales y su relación con las atribu-
ciones y las expectativas de autoeficiencia en el deporte. Revista de Psicología del
Deporte, 21(1), 171-176.
Díaz–Aguado, M. J., & Martín, G. (2011). Convivencia y aprendizaje escolar en la ado-
lescencia desde una perspectiva de género. Psicothema, 23(2), 252-259.
Etxebeste, J., Del Barrio, S., Urdangarin, C., Usabiaga, O., & Oiarbide, A. (2014). Ganar,
perder o no competir: la construcción temporal de las emociones en los juegos
deportivos. Educatio Siglo XXI, 32(1), 33-48. doi: 10.6018/j/194051
Feldman, L., Lane, R. D., Sechrest, L., & Schwartz, G. E. (2000). Sex differences in
emotional awareness. Society for Personality and Social Psychology, 26(9), 1027-1035.
Pekrun, R., Goetz, T., & Titz, W. (2002). Academic emotions in students’ self-regulated
learning and achievement: A program of qualitative and quantitative research.
Educational Psychologist, 37(2), 91-106.
Pérez-Escoda, N., Filella, G., Soldevila, A., & Fondevila, A. (2013). Evaluación de un
programa de educación emocional para profesorado de primaria. Educación XXI,
16(1), 233-254. doi: 10.5944/educxx1.16.1.725
Pérez-Escoda, N., Filella, G., Alegre, A., & Bisquerra, R. (2012). Desarrollo de la com-
petencia emocional de maestros y alumnos en contextos escolares. Electronic Journal
of Research in Educational Psychology, 10(3), 1183-1208.
Sáez de Ocáriz, U., Lavega, P., Mateu, M., & Rovira, G. (2014). Emociones positivas y
educación de la convivencia escolar. Contribución de la expresión motriz coope-
rativa. Revista de Investigación Educativa, 32(2), 309-326. doi: 10.6018/rie.32.2.183911
Sánchez Gómez, M. C., & García-Valcárcel, A. (2002). Formación y profesionalización
docente del profesorado universitario. Revista de Investigación Educativa, 20(1), 153-
171.
FINES DE LA ASOCIACIÓN
SEMINARIOS
AIDIPE organiza cada 2 años un Seminario Nacional con un tema central en torno al cual
giran las ponencias, comunicaciones, mesas redondas. Los primeros Congresos han sido los
de Barcelona (1981), Sitges (1983), Gijón (1985), Santiago de Compostela (1988), Murcia (1990),
Madrid (1993), Valencia (1995), Sevilla (1997), Málaga (1999), La Coruña (2001), Granada
(2003), Tenerife (2005), Donosti, San Sebastián (2007), Huelva (2009), Madrid (2011), Alicante
(2013), Cádiz (2015).
PUBLICACIONES
AIDIPE publica las Actas de sus Seminarios, así como la Revista de Investigación Educa-
tiva (RIE) con carácter semestral.
AIDIPE es miembro fundador de la European Educational Research Association (EERA).