Libro de Job

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Libro de Job

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Libro de Job

Job soporta los improperios de sus amigos (página miniada de Las muy ricas
horas del Duque de Berry, f82r, Musée Condé, Chantilly).

Ambientada en Tierra de Uz

Idioma Hebreo

Título original ‫ִאיֹוב‬

Texto en español Libro de Job en Wikisource

Libros Sapienciales

Libro de Ester Libro de Job Libro de los Salmos


[editar datos en Wikidata]

Job (hebreo ‫אּיֹוב‬,


ִ Iyov) es un libro bíblico del Judeo-Cristianismo.
En el Tanaj hebreo figura entre los Nevi'im (Escritos), ubicado entre los Proverbios y
los Cantares.
En el Cristianismo figura como el primero de los Libros Sapienciales:

 En el canon católico se ubica entre II Macabeos y el Libro de los Salmos.


 En el canon ortodoxo, nestoriano y miafisita (ortodoxo oriental), se ubica entre IV
Macabeos y los Salmos.
 En el canon protestante, anglicano y restauracionista, se encuentra entre el Libro de
Ester y los Salmos.

Índice

 1Datos generales
o 1.1Lugar en la Biblia
o 1.2Autor y datación
 2Contenidos
o 2.1Temática
 2.1.1Argumento
o 2.2Género literario y estilo
o 2.3Estructura
o 2.4El problema de la retribución en el libro de Job
o 2.5Problemas filosóficos y teológicos planteados
 3Obras parecidas a Job
 4Relaciones con otros libros
 5Véase también
 6Bibliografía
 7Referencias
 8Enlaces externos

Datos generales[editar]
Lugar en la Biblia[editar]
En la Biblia hebrea se le encuentra en dos lugares. Sea entre el Libro de los Salmos y el
de Proverbios sea tras este último dentro del mismo grupo de tres. En las versiones cristianas
del Antiguo Testamento también se dan variantes: las versiones siríacas lo ponen entre
el Pentateuco y el libro de Josué(indicando con ello su supuesto carácter histórico) y
la Vulgata al inicio de los libros llamados “didácticos”.
Autor y datación[editar]
Su autoría es desconocida, aunque la tradición lo atribuye a Moisés. Según la
tradición, Moisés pudo conocer la historia de Job durante su huida del Bajo Egipto. Si este
fuera el caso, Job era un habitante de la península arábiga, situada al este del imperio.
Aunque algunos de estos especialistas datan el libro entre el año 500 a. C. y el año 250 a. C.,
su cita en antiguos manuscritos judíos descartan tal opción. Popularmente se considera que
este fue escrito alrededor del año 500 a. C.
Dada la perfección formal del escrito se piensa normalmente en la época de oro de la literatura
judía, es decir, entre los siglos X y VIII antes de Cristo. Charles Pfeiffer, tomando en cuenta
los arameísmos presentes en el texto lo data con posterioridad, es decir, hacia el final de la
monarquía judía.
Por otro lado, la problemática tratada habla de una datación incluso posterior, por lo menos
tras las deportaciones y en tiempos del profeta Malaquías: entre el 538 y el 330 a. C.
El autor es anónimo pero de gran finura religiosa y conocimientos. El apéndice que añade la
traducción de los LXX afirma que Job vive en Uz, entre los confines de Idumea y Arabia.
Aun cuando la temática del libro es unitaria, hay diversos indicios de una composición más
compleja, como por ejemplo, la variación en el uso de los nombres divinos (Yahveh, Saddai,
Eloah, Elohím). Sin embargo, se mantiene a lo largo de la obra el uso coherente (por ejemplo,
Job solo usa una vez el nombre “Yahveh” en el prólogo y en una expresión corriente). Al
parecer las arengas de Elihú resultan ser añadidos debido a su forma de razonamiento y a
que el discurso anterior y posterior ni siquiera lo toman en cuenta.

Contenidos[editar]
Temática[editar]
Es evidentemente el sufrimiento del inocente Job. Ya desde la más remota Antigüedad los
pensadores se han enredado en el espinoso problema del hombre bueno que sufre y del malo
feliz. Incluso Platón se preocupó del asunto y le dio una formulación precisa, aunque sin
encontrarle una solución que no chocara contra la filosofía y la moral.
Varios mitos griegos se refieren a temas parecidos: Prometeo es culpable, pero la enormidad
de su castigo lo rebela; Edipo Rey sufre el castigo de los dioses por un pecado que él no era
consciente de estar cometiendo; Hércules no ha pecado, pero los puños de los dioses
terminan por aplastarlo.
Argumento[editar]
Dios le pregunta a Satanás si ha reparado en su siervo Job, a lo que éste le contesta que sí, y
que si es fiel es porque ha sido bendecido, beneficiado por él. Como respuesta Dios le permite
hacer con Job lo que quiera para demostrar su fe. Satanás mata a sus ovejas, a sus mozos y
a sus hijos, y le envía llagas dolorosas, pero la fe de Job sigue inquebrantable - actitud que no
entiende su mujer, que dirá: “maldice a Dios y muérete”1-. A continuación Job establece tres
diálogos con tres amigos (Elifaz, Bilad y Sofar) en los que éstos tratan de justificar los actos de
Dios, sostienen que un hombre no puede llevar la razón frente a Dios y que quizá Job haya
hecho algo malo y le aconsejan que se mantenga puro y tienda sus manos hacia él, ya que
Dios es justo. A todo esto contesta Job diciendo que “Dios acaba con inocentes y culpables
(…) deja la tierra en poder de los malvados y venda los ojos a sus gobernantes”,2 acusa a
Dios de no responder a su grito de auxilio y de enriquecer a los malvados. Job pide a Dios que
le revele su falta, que desea discutir con él. Elihú, enfadado con los otros tres hombres porque
al no haber conseguido responder a Job habían dejado a Dios como culpable, defenderá a
Dios deslegitimando las quejas de Job. Tras esto aparece Dios, quien a través de una serie de
interrogaciones retóricas le hace ver a Job que no sabe nada para concluir diciendo “Cuanto
hay bajo el cielo es mío”.3 Job reconoce hablar hablado sin entender de maravillas que
superan a su comprensión y se arrepiente. Dios deja traslucir su enfado hacia los cuatro
hombres que no han hablado rectamente de él y en cuanto a Job restituye y aumenta sus
bienes, dándole una vida larga y próspera.
Género literario y estilo[editar]
Según González Etchegaray, Job pertenecería a los libros sapienciales más antiguos, al igual
que Proverbios y Eclesiastés. Estos tres libros se caracterizarían por "su escasa atención al
culto oficial, su carencia de espíritu nacionalista y su orientación más hacia el individuo, la
naturaleza del mundo y el modo de vivir satisfactoriamente que hacia el conjunto del pueblo, la
historia de Israel y las relaciones personales entre el creyente y Dios".4 Añade que Job "utiliza
la narración en prosa, interrumpida por un largo diálogo en verso".4
Estructura[editar]
Consta de un inicio y un final bastante breves en prosa. El grueso del libro (es decir, del
capítulo 3 al 42) es un poema. El poema a su vez se divide en los tres discursos de los amigos
de Job (Elifaz, Bildad y Zofar) con sus correspondientes réplicas. Sigue luego otro discurso,
esta vez de Elihú y los dos de Yahveh.
El libro de Job consta de cinco secciones bien diferenciadas:

 Un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2)


 Una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres de sus amigos, Elifaz,
Bildad y Zofar (caps. 3-31)
 Un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (caps. 32-37)
 Discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (caps. 38-41)
 Un breve epílogo en prosa (cap. 42).
El problema de la retribución en el libro de Job[editar]
Las argumentaciones de Elifaz tienen los siguientes pasos: el inocente no puede morir, el
pecado es siempre castigado, Dios ve faltas en todos (incluido Job). El castigo que Job recibe
es por tanto, correctivo. Las de Bildad hablan de la diversa suerte que espera al justo y al
inicuo. Y las de Zofar van por el mismo lado de las faltas que son castigadas incluso si son
inconscientes (cf. Jb 11, 5-12).
Job se defiende afirmando continuamente su inocencia. Sin embargo, llega a afirmar una
cierta arbitrariedad que dirigiría la actuación de Dios y a la que no hay manera de oponerse.
Elihú por su parte afirma que Dios prueba a los justos con sufrimientos para educarlos y forzar
en ellos el clamor confiado en Dios salvador.
La respuesta de Yahveh da a entender que no entra en el debate precisamente por su
trascendencia. Se sabe que hay una respuesta pero Dios no la ha revelado todavía y muestra
ante todo la sabiduría de su creación como prueba de que ninguna arbitrariedad hay en su
actuar sino un designio misterioso que en su momento se dará a conocer.
Problemas filosóficos y teológicos planteados[editar]
El Diablo cubre de pústulas a Job (de William Blake).

Desde el punto de vista de la mentalidad judía, el problema que ofrece el libro de Job es
complicadísimo. Para el judío, todo el Bien y todo el Mal proviene de Dios, porque Él ha
creado todo. Dios, al mismo tiempo, es completamente justo y observa una moralidad
completa. ¿Cómo es posible que someta a Job a la aparente injusticia que se narra en el
libro?
Correspondió, entonces, estudiar la forma en que Dios opera Su justicia. La respuesta de
los libros bíblicos es que:

1. Dios ejerce la justicia en el mundo real, y


2. Dios ejerce la justicia en forma colectiva.
En tiempos antiguos, los hebreos no creían en una vida de ultratumba, y por lo tanto tampoco
en premios o castigos después de la muerte. Estos conceptos se presentan por primera vez
en Macabeos y en el Libro de Sabiduría. Si bien los fallecidos gozan en el Sheol de una
especie de "semivida", en el Infierno de los antiguos judíos no se discriminaba a los buenos de
los malos. Dios, por lo tanto, manifiesta su justicia en este mundo.
Por otra parte, la convicción de que la deidad ejerce la justicia sobre toda la comunidad deriva
naturalmente de la estructura social de clanes que dominaba la vida de los judíos primitivos.
También reside aquí la fuerte solidaridad que aglutina a los judíos (sufren juntos las penas y
disfrutan juntos la bonanza). Todos los libros sagrados obedecen a esta filosofía, que es muy
visible en el Deuteronomio, en Josué, en Jueces, Samuel y en I Reyes. Recién
en Ezequiel aparece entre los israelitas el concepto de responsabilidades, premios y castigos
individuales.
El problema, pues, se convierte en insoluble desde el punto de vista de Job. No está sufriendo
por los pecados de los antepasados (una forma primitiva de pecado original) ni por los de sus
amigos y vecinos. El diálogo con sus consoladores tiende a ignorar incluso la intervención
demoníaca en sus penas.
El teólogo judío antiguo trató de justificar los inexplicables sufrimientos de Job a través de
algún pecado ya olvidado o de faltas ocultas y nunca relatadas en el libro. Desde un punto de
vista más moderno, se retorna a la acción maléfica del Diablo y al concepto del libre albedrío,
condición necesaria para que se consume la alianza de Dios con Su pueblo. Si el Demonio no
existiese, el Hombre no podría elegir entre el Bien y el Mal (que Job elige parcialmente al
increpar a Dios por su dolor).
Por estas y otras complejidades, Job ha sido llamado "el libro más difícil del Antiguo
Testamento".

Obras parecidas a Job[editar]


El tema de Job (el justo que sufre injustamente) fue muy frecuentado posteriormente en la
época asiria, babilónica y persa. Las culturas babilónicas, por ejemplo, cuentan la historia de
un rey el cual perdió todas sus posesiones y se enfermó. Rogando piadosamente al
dios Marduk, el soberano consiguió que se le restituyeran el trono y la salud. Como se ve, este
episodio es muy parecido al de Job.
El Asiriólogo Samuel Noah Kramer en su libro History Begins at Sumer: Thirty-Nine "Firsts" in
Recorded History. (1956), hace una traducción de un texto sumerio en donde demuestra un
gran paralelismo con la historia bíblica de Job. El Profesor Kramer apunta que la versión
hebrea tiene influencia y deriva, de alguna manera, de la versión predecesora Sumeria.
Véase también: Ludlul bel nemeqi

Relaciones con otros libros[editar]


Este libro está claramente relacionado con Proverbios y el Eclesiastés. Al leer primero
Proverbios y después a Job, se ve que el primero transmite enseñanzas basadas en la pura
observación empírica, mientras que el segundo contiene una grave reflexión que desconfía de
las soluciones fáciles o de las verdades evidentes. El Eclesiastés es incluso más escéptico. El
dolor y el sufrimiento como instrumentos de redención reaparecen en el Libro de
Daniel (Daniel 12:1-3) y en Sabiduría 2:5.
Entre las enseñanzas que la lectura del libro de Job nos deja es la honestidad con que Job
analizaba su situación, seguro de que Dios miraba el corazón por sobre todas las cosas. Otra
enseñanza del libro de Job es que se puede mantener la fe incluso en los momentos más
penosos y en las circunstancias más injustas, porque eso es lo que Dios espera de nosotros.
El autor bíblico no pudo profundizar más en la solución del problema porque no disponía de
las teorías de premios y castigos en otra vida, que sólo llegarían más adelante.
Por otra parte, el Nuevo Testamento también responde a las angustiosas quejas de Job con
dos versículos de San Pablo: Rm. 8:18 y Col. 1:24. En uno se afirma que los sufrimientos, por
grandes que sean, palidecerán ante la gloria de la vida eterna y el otro dice que las penas del
Hombre no son nada en comparación con los dolores que sufrió Cristo.
Además, pueden destacarse las "versiones" realizada por Goethe en su Fausto y la
novela Diario de Job de Fernando Savater (1983).

Véase también[editar]
 Biblia:
 Antiguo Testamento
 Job (personaje)
 Respuesta a Job
 Libros Sapienciales

Predecesor: Iyov (Job) Sucesor:


Mishley (Proverbios) Libro de los Ketuvim (Escritos) Shir Hashirim
del Tanaj (Biblia hebrea). (Cantar de los Cantares)

Predecesor: Job Sucesor:


Libro poético o sapiencial
Ester Salmos
del Canon protestante (evangélico).

Predecesor: Job Sucesor:


Libro poético o sapiencial
II Macabeos Salmos
del Canon católico.

Predecesor:
Job Sucesor:
Libro poético o sapiencial
IV Macabeos Salmos
del Canon ortodoxo.

Bibliografía[editar]
 Alonso Schökel, Luis & Sicre Diaz, José Luis (2002). Job. Comentario teológico y literario.
Segunda edición actualizada. Madrid: Ediciones Cristiandad. ISBN 978-84-7057-444-3.
 Cantera, F. & Iglesias, M. (1975). Sagrada Biblia. Versión crítica sobre textos hebreo,
arameo y griego. 3ª edición 2000, 2ª impresión 2003. Madrid: B. A. C. ISBN 978-84-7914-490-6.
 Cazelles, Henry (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento. Barcelona:
Herder. ISBN 84-254-1085-1.
 Jung, Carl Gustav (2008). Obra completa: Volumen 11. Acerca de la psicología de la
religión occidental y de la religión oriental. IX. Respuesta a Job (1952). Madrid: Trotta. ISBN
978-84-8164-902-4/ ISBN 978-84-8164-907-9.
 Alonso Schökel, Luis (2011), La Biblia de nuestro pueblo, Ediciones Mensajero, S.A.U.,
Bilbao.
 Carbajosa, Ignacio & González Etchegaray, Joaquín & Varo, Francisco, La Biblia en su
entorno, Ed. Verbo divino.

Referencias
Libro de Isaías
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Reproducción fotográfica del gran rollo de Isaías, el manuscrito bíblico mejor conservado de
los encontrados en Qumrán. Contiene todo el Libro de Isaías en hebreo, con algunas
pequeñas partes dañadas. Fue escrito probablemente por un escriba de la secta judía de
los esenios alrededor del siglo II a. C., por lo tanto es al menos 1000 años más antiguo que
los manuscritos masoréticos completos más añosos.

El Libro de Isaías (en hebreo, ‫ספר ישעיהו‬, sɛ.fɛr jə.ʃaʕ.ˈjɑː.hu) es el primero de los Profetas
Mayores en la Biblia Hebrea y el primero de los Profetas Mayores en las Biblias cristianas.1 El
libro es identificado por un sobrescrito como la obra del profeta del siglo VIII a. C. Isaías ben
Amoz, pero hay amplia evidencia de que gran parte de este fue compuesto durante
la cautividad de Babilonia y después.2 Bernhard Duhm originó el punto de vista, en consenso a
través de la mayor parte del siglo XX, que el libro se compone de tres colecciones separadas
de oráculos:34 Proto-Isaías (capítulos 1–39), conteniendo las palabras de Isaías; Deutero-
Isaías (capítulos 40–55), el trabajo de un anónimo autor del siglo VI a. C. escrito durante el
Exilio; y Trito-Isaías (capítulos 56–66), compuesto después del retorno del Exilio.5 Mientras
que prácticamente nadie hoy en día atribuye todo el libro (ni siquiera la mayor parte) a una
persona,3 la unidad esencial del libro se ha convertido en un foco en la investigación actual.
Isaías 1–33 promete el juicio y restauración de Judá, Jerusalén y las naciones; y los capítulos
34–66 presumen que el juicio ha sido pronunciado y que la restauración llegará pronto.6 Por lo
tanto, se puede leer como una extensa meditación sobre el destino de Jerusalén durante y
después del exilio.7
La parte Deutero-isaiana del libro describe cómo Dios va a hacer de Jerusalén el centro de su
gobierno en todo el mundo a través de un salvador real (un mesías) que destruirá a su opresor
(Babilonia); este mesías es el rey persa Ciro el Grande, que no es más que el agente que trae
el reinado de Yahweh.8 Isaías habla en contra de los líderes corruptos y por los más
desfavorecidos; y las raíces de la rectitud en la santidad de Dios antes que en el pacto de
Israel.9 Isaías 44:6 contiene la primera declaración clara de monoteísmo: «Yo soy el primero, y
yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios».10 Este modelo del monoteísmo se convirtió en
la característica definitoria del judaísmo post-exilio, y la base para el cristianismo y el Islam.11
Isaías fue una de las obras más populares entre los judíos en la época del Segundo Templo
(c. 515 a. C.–70 d. C.).12 En los círculos cristianos se le tuvo en tan alta estima como para ser
llamado «el Quinto Evangelio»,13 y su influencia se extiende más allá del cristianismo a la
literatura y a la cultura occidental en general, desde el libreto de El Mesías de Haendel a una
serie de frases cotidianas como «espadas en rejas de arado» y «voz en el desierto».14

Índice

 1Estructura
 2Resumen
 3Origen del nombre
 4Traducción del Libro de Isaías al griego
o 4.1Traducción al griego del «Tanaj»
 4.1.1Isaías 7:14
 5Política de la época
 6Ambiente religioso
 7Realidad social
 8Estructura del libro
 9Autoría y atribución
o 9.1Tres Isaías
o 9.2Apertura del debate
o 9.3Argumentos por la unidad de Isaías
o 9.4La Escuela Isaiana
 10Mensajes contenidos en el libro
 11Mesianismo en Isaías
 12Influencia en el cristianismo
 13Referencias
 14Bibliografía
 15Enlaces externos

Estructura[editar]

Un rollo del Libro de Isaías

El consenso de los expertos que dominó la mayor parte del siglo XX vio tres colecciones
separadas de oráculos en el libro de Isaías. Un esquema típico basado en este entendimiento
del libro considera su estructura fundamental en términos de la identificación de los personajes
históricos que podrían haber sido sus autores:

 1–39 – Proto-Isaías, conteniendo las palabras del Isaías original;


 40–55 – Deutero-Isaías, la obra de un autor anónimo del Exilio;
 56–66 – Trito-Isaías, una antología de unos doce pasajes.
Mientras una parte del consenso todavía se mantiene (prácticamente ningún erudito
contemporáneo sostiene que todo el libro, ni siquiera la mayor parte, fue escrito por una
persona), esta percepción de Isaías como formado por tres secciones bien diferenciadas sufrió
un desafío radical en el último cuarto del siglo XX. El nuevo enfoque considera al libro en
términos de sus características literarias y formales, en lugar de los autores, y ve en ella una
estructura de dos partes divididas entre los capítulos 33 y 34:

 1–33 – Advertencias de juicio y promesas de la posterior restauración de Jerusalén, Judá


y las naciones;
 34–66 – El juicio ya ha tenido lugar y la restauración se ha acercado.

Resumen[editar]
Viendo a Isaías como un libro de dos partes (capítulos 1–33 y 34–66) con un tema general
conduce a un resumen de su contenido como el siguiente:

 El libro se abre exponiendo los temas de juicio y posterior restauración de los justos. Dios
tiene un plan que se realizará en el «Día de Yahweh», cuando Jerusalén se convertirá en
el centro de su gobierno en todo el mundo. Ese día todas las naciones del mundo vendrán
a Sion (Jerusalén) para instrucción, pero primero la ciudad debe ser castigada y limpiada
del mal. Se invita a Israel a unirse a este plan. Los capítulos 5–12 explican la importancia
del juicio asirio contra Israel: el gobierno justo del rey davídico seguirá después de que el
monarca asirio arrogante es derribado. Los capítulos 13–27 anuncian la preparación de
las naciones para el gobierno mundial de Yahweh; los capítulos 28–33 anuncian que un
salvador real (un mesías) surgirá como consecuencia del castigo de Jerusalén y la
destrucción de su opresor.

 El opresor (ahora identificado como Babilonia en lugar de Asiria) está a punto de caer. Los
capítulos 34–35 cuentan cómo Yahweh regresará a los exiliados redimidos a Jerusalén.
Los capítulos 36–39 hablan de la fidelidad del rey Ezequías a Yahweh durante el asedio
asirio como modelo para la comunidad restaurada. Los capítulos 40–54 señala que la
restauración de Sion está ocurriendo porque Yahweh, el creador del universo, ha
designado al rey persa Ciro el Grande como el mesías prometido y el constructor del
templo. Los capítulos 55–66 son una exhortación a Israel a mantener el pacto. La eterna
promesa de Dios a David se hace ahora a los hijos de Israel/Judá en general. El libro
termina ordenando justicia mientras suceden las etapas finales del plan de Dios,
incluyendo la peregrinación de las naciones a Sion y la realización del reinado de Yahweh.
La más antigua comprensión del libro como tres secciones relativamente diferenciadas
atribuibles a autores identificables conduce a una visión más atomizada de su contenido,
como en este ejemplo:

 Proto-Isaías/Primer Isaías (capítulos 1–39):

 1–12: Oráculos contra Judá principalmente de los primeros años de Isaías;


 13–23: Oráculos contra las naciones extranjeras a partir de su edad madura;
 24–27: El «Apocalipsis de Isaías», añadido en una fecha muy posterior;
 28–33: Oráculos del ministerio tardío de Isaías;
 34–35: Una visión de Sion, tal vez una adición posterior;
 36–39: Historias de la vida de Isaías, algunas desde el Libro de los Reyes.

 Deutero-Isaías/Segundo Isaías (capítulos 40–54), con dos grandes divisiones, 40–48 y


49–54, la primera enfatizando a Israel, la segunda, a Sion y Jerusalén:

 Una introducción y conclusión subrayando el poder de la palabra de Dios sobre


todas las cosas;
 Una segunda introducción y conclusión dentro de estos en la que un heraldo
anuncia la salvación a Jerusalén;
 Fragmentos de himnos dividiendo varias secciones;
 El papel de las naciones extranjeras, la caída de Babilonia, y el ascenso de Ciro
como un elegido de Dios;
 Cuatro «Cánticos del Siervo» personalizando el mensaje del profeta;
 Varios poemas más largos sobre temas tales como el poder de Dios y las
invitaciones a Israel a confiar en él.

 Trito-Isaías/Tercer Isaías (capítulos 55–66):

 Una colección de oráculos de profetas desconocidos en los años inmediatamente


después del regreso de Babilonia.
Origen del nombre[editar]
El libro suele atribuirse a Isaías, gran profeta hebreo llamado a interpretar a la luz
de la fe una triple forma de violencia acaecida en la segunda mitad del siglo VIII a.
C.:

1. las invasiones militares del reino de Israel primero y del reino de


Judá después, por parte de Asiria (Isaías 5:26-30; si bien no se menciona en
el pasaje a los asirios, muchos biblistas relacionan el pasaje con las grandes
invasiones asirias en tiempo de Isaías);
2. las diferentes modalidades de opresión de la clase dirigente sobre los pobres
(Isaías 1:21-23); y
3. la ofensa ingrata del pueblo que se dirige a Dios con cultos superficiales,
desvinculados de la vida (Isaías 29:13).15
Isaías fue hijo de Amoz. No debe confundirse con el profeta Amós, pues este
fue contemporáneo de Isaías y por lo tanto no pudo haber sido su padre.
Nació alrededor del 765 a. C. Fue llamado al profetismo en el año de la
muerte del rey Ozías (Is. 6:1) y se convirtió en asesor de los reyes siguientes.
Tuvo dos hijos a los que puso nombres simbólicos: el del primero (7:3) alude
a la liberación de Judá y el segundo (8:3) a la destrucción de los reinos
de Siria e Israel.

Traducción del Libro de Isaías al griego[editar]


Según la Carta de Aristeas, durante el reinado de Tolomeo II
Filadelfo (285 a. C.-245 a. C.), setenta sabios judíos de Alejandría
(Egipto) realizaron la ahora llamada Septuaginta, la traducción al griego de
la Torá (los primeros cinco libros del actual Antiguo testamento), a la que
llamaron Pentateuco (‘cinco libros’).
El resto del Antiguo testamento fue traducido al griego paulatinamente y los
expertos estiman actualmente que la traducción del Libro de Isaías fue hecha
entre los años 150 y 130 a. C..16
Hay algunas diferencias entre la traducción griega de la Septuaginta y las
versiones hebreas y a su vez se han detallados las variaciones entre el texto
masorético y la versión hebrea más antigua conocida del Libro de Isaías
encontradas en Qumrán, entre los rollos llamados manuscritos del Mar
Muerto.17
Traducción al griego del «Tanaj»[editar]
Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de
vista de la versión actual de este artículo o sección.
En la página de discusión puedes consultar el debate al respecto.

Isaías 7:14[editar]
En Isaías, La Septuaginta utiliza la palabra hebrea "parthenos" para traducir el
hebreo "almá" y sitúa la concepción de Emmanuel como si tuviera lugar en un
futuro cercano. Sin embargo, en el texto masorético -Tanaj hebreo-, este
hecho está narrado en pasado:
Versión masorética hebrea
Versión de la Septuaginta
(Tanaj).

«Por tanto el mismo Señor os dará señal: He


«La joven HA CONCEBIDO
aquí que la virgen CONCEBIRÁ, y parirá un
''(harah)'', y tendrá [en unos
hijo, y llamarás su nombre Emmanuel».
meses] un hijo»
διὰ τοῦτο δώσει Κύριος αὐτὸς ὑμῖν σημεῖον•
‫ָ֠ ָלכֵן יִ תֵֵּ֨ ן אֲדֹ נָ ָ֥י ֛הּוא לָכֶ֖ם אֹֹ֑ ות הִ נֵ ֵּ֣ה‬
ἰδοὺ ἡ παρθένος ἐν γαστρὶ ἕξει, καὶ τέξεται
‫הָ עַלְ ָ֗ ָמה הָ ָרה֙ וְ יֹ לֵּ֣דת ֵּ֔ ֵבן וְ קָ ָ ָ֥ראת ְשמֶֹ֖ ו‬
υἱόν, καὶ καλέσεις τὸ ὄνομα αὐτοῦ
‫ עִ ָ ָ֥מנּו ֵ ֵֽאל‬.
᾿Εμμανουήλ•

Las diferencias entre estas versiones pueden ser vistas también incluyendo
los manuscritos hebreos más antiguos del Libro de Isaías, los rollos
encontrados en Qumrán, especialmente el texto completo 4Q55 (Qa).18
Las principales diferencias son:

1. Aunque tanto en el texto masorético como en la Septuaginta quien da


la señal es «el Señor» (‫ אֲ דֹנָ֥י‬adonai o Κύριος kyrios), el rollo de
Qumrán se refiere a él como YHVH.19 La Septuaginta traduce
muchas veces YHVH (Yahvéh o Jehová en las biblias en castellano),
como «el Señor», por considerar que no hay un equivalente griego al
nombre de Dios es "el que es" y parece que la forma de Qumrán es la
original.
2. Tanto el texto masorético como la Septuaginta anteceden el versículo
con «...el mismo Señor os dará señal: he aquí...». Sin embargo en los
rollos de Qumrán faltan las palabras equivalentes a «una señal: he
aquí», lo cual podría ser una laguna17 o podría leerse «el mismo
Yahvé mismo os dará, una joven ha concebido y dará a luz un hijo».
3. El hebreo ha'almah (‫ )העַ ְל ָ֗מה‬se traduce en la Septuaginta como
παρθένος parthenos (‘virgen’). Para muchos comentaristas este es
simplemente un error, porque ha'almahsignifica literalmente ‘una
joven’. Sin embargo algunos comentaristas discrepan y creen que la
traducción es correcta, por el contexto: Ireneo de Lyon argumentó
que en cuanto la traducción griega de Isaías fue hecha en Alejandría
(Egipto) mucho antes de la aparición del cristianismo, es ese el
significado aceptado anteriormente por los expertos judíos y no hay
por qué cambiar la traducción.20 Para Orígenes es obvio que los
traductores judíos creyeron que aquel que sería llamado ‘Dios con
nosotros’ requería ser concebido de una virgen y consideraban
que ha'almah en ese caso significaba ‘virgen’ y no una joven en
general;21 por lo cual no hicieron una traducción literal sino
contextual. Hugues Cousin, quien estima que la traducción griega de
Isaías ocurrió hacia el 150 a. C., da varios ejemplos que muestran
que la Septuaginta traduce reptidamente ha'almah como parthenos,
sin que ello implique el significado actual de ‘virgen’.16
4. La traducción (y versión con puntuación masorética) más probable
del ‫ הרה‬es ‘ha concebido’, en tiempo perfecto (pasado), pues el
imperfecto (futuro), ‘concebirá’, requeriría un prefijo si la conjugación
fuera regular, aunque porque los verbos guturales terminados
en h tienen muchas excepciones22y como la forma con puntuación
masorética ‫ הרה‬harah es posterior, varios traductores mantienen el
futuro.17
5. Mientras que en el texto masorético es la mujer la que da el nombre a
su hijo (Génesis 4:1-25), en la Septuaginta es el oyente del mensaje
(es decir, el rey Acaz)(«tú») quien dará el nombre al hijo de la joven.
En la versión griega citada en Mateo 1:23 el nombre lo ponen
«ellos».16 En los rollos de Qumrán, podría leerse «él se llamará» o
«será llamado».19
6. En el texto masorético se lee «immanu el» ‫[‘ ִע ָ֥מנּו אֵ ל‬Dios] Ël con
nosotros’ o 'Dios está con nosotros', mientras que en los rollos de
Qumrán, el nombre Immanuel está escrito como una sola palabra.23
Aunque en este caso no varía el significado, esta diferencia atestigua
frente a las diferencias entre la versión masorética y las más
antiguas.

Política de la época[editar]
En el siglo VIII a. C., Israel estaba atrapada entre las dos grandes potencias
del mundo de su época: Babilonia y Egipto. Era un país pequeño y débil que
se debatía en su papel de tapón entre las dos grandes esferas dominantes.
Para su fortuna, ambas estaban en decadencia. Sin embargo, otro gran poder
estaba apareciendo en la escena geopolítica del Asia de 700 a. C.: el
imperio asirio. Sargón IIhabía saqueado a todas las civilizaciones
circundantes y poco faltaba para que se autodenominara Señor del Mundo.
Ahora, las únicas vallas entre Asiria y su gran enemigo, Egipto, eran los
pequeños reinos independientes
de Edom, Filistea, Amón, Moab, Damasco, Hamat, Samaria y Jerusalén.
Así como Amós y su continuador Oseas predicaron en Israel, Isaías profetizó
en Judá. En realidad, Israel había caído en decadencia luego del reinado
de Jeroboam II y, tras la toma de Samaria (722 a. C.), en la práctica ya no
existía. Las tribus hebreas que habían querido separarse de Judá habían sido
deportadas.
Estos acontecimientos podían denominarse ajenos a Judá, pero
inevitablemente repercutían allí. Luego del reinado benévolo, próspero y
pacífico del rey Jotán (740-736 a. C.), degradado por la relajación de las
costumbres de las clases dirigentes de la sociedad, comenzó una larga serie
de enfrentamientos entre Judá e Israel que continuaron bajo el rey Acaz. El
mismo Isaías narra cómo este soberano, agobiado por las amenazas de
varios ejércitos aliados contra él, despreció el auxilio de Yahvéh para pedir
ayuda a Sargón, motivo por el cual Dios lo castigó severamente (Is. 7:2-16).
El profeta intervino en la política interna de la corte de Acaz para apartarlo del
torcido camino en que se estaba internando, aliándose con los asirios en la
así llamada Guerra Siro-Efraimita. Logrado su objetivo, el vocero de Dios se
alejó de la corte para regresar solamente cuando Acaz fue reemplazado
por Ezequías (716-687 a. C.).
El profeta Isaías tuvo también influencia en la política internacional: enemigo
de los egipcios, preconizó mantener la alianza con los asirios cuando un
sector de la sociedad hebrea pretendió asociarse con el faraón.
Ambiente religioso[editar]
Como fue una constante en la historia israelita, la afluencia de riquezas y la
llegada del bienestar precipitó una crisis de idolatría bajo el reinado de Jotán.
Más tarde, Acaz intentó, mediante el sincretismo religioso, asimilar al Dios
judío con otros extranjeros. Fue capaz de sacrificar su hija al dios Moloch e
incluso de introducir rituales paganos en el Templo.
Ezequías, por el contrario, comenzó su gobierno con una gran reforma
religiosa que expulsó el paganismo y restauró el culto verdadero de Yahvéh
que había sido atropellado por sus antecesores. La destrucción del reino de
Israel llevó a Jerusalén a todos los sacerdotes del norte que huían del
invasor, lo que produjo, bajo este rey, la fusión y asimilación de las
costumbres religiosas de ambos reinos en la capital meridional.

Realidad social[editar]
El ambiente social en tiempos de Isaías sigue tal cual como nos lo describen
los profetas menores Amós y Oseas: se había constituido una poderosa clase
social de nuevos ricos —propietarios y latifundistas— cuyas tierras se
extendían por interminables distancias. Esta clase oligárquica se había
establecido gracias a la prosperidad comercial generada durante los reinados
de Jotán en Judá y de Jeroboam II en Israel.

Estructura del libro[editar]


El Libro de Isaías se encuentra dividido en dos partes perfectamente
diferenciadas (la segunda dividida a su vez en dos), separadas por un
apéndice histórico. Este último consiste en dos capítulos tomados de II
Reyes (2R. 18-20).
Los contenidos podrían describirse de la siguiente manera:

 Primera parte:
 Noticias biográficas (Is. 6:1-13; 8:1-4; 7:1-16 y 20:1-6).
 Promesas y amenazas contra el reino de Judá (Caps. 1-12).
 Oráculos contra pueblos extranjeros (13-23).
 Profecías apocalípticas sobre el Juicio Final (24-27).
 Más amenazas (28-33).
 La sección llamada «Pequeño apocalipsis» (34-35).

 Segunda parte
 Primera sección: promesas para los exiliados en Babilonia (40-55) y
cánticos del Siervo de Yahvéh
 Segunda sección: promesas para los dolientes de Sion (55-66).
Especialmente en esta última sección, Isaías explica por qué la salvación
tarda en llegar, pero asegurando que Sion y Jerusalén llegarán a ser los
centros religiosos más grandes del mundo y que gentes de todas las naciones
llegarán a ellas en peregrinación solemne.

Autoría y atribución[editar]
A finales del siglo XI, el rabino y exégeta sefardí Ibn Samuel ha-Cohen ibn
Chikatilia (llamado también Chiquitilla) fue el primero en afirmar, que, en el
texto de Isaías, existen dos autores completamente distintos.24
Posteriormente, los estudiosos coincidieron en que el Libro de Isasías, largo y
complejo como es, no pudo haber sido escrito por un solo autor, ni aún por
dos. Los especialistas consideran evidente que la obra se fue formando a lo
largo de muchos años, con partes provenientes de tiempos y lugares muy
distintos.
Isaías desempeñó su ministerio profético durante más de cuarenta años: ¿fue
él el compilador de tantos y tantos fragmentos distintos o en verdad escribió
todo el libro, que hoy nos parece dividido y fragmentario gracias a la
intervención de escribas posteriores que lo modificaron hasta dejarlo
irreconocible?
No se puede contestar con certeza a estas preguntas, hay diversas hipótesis
y muchos críticos, incluso católicos y protestantes, creen que el libro «no fue
escrito por un solo hombre, sino por tres». A falta de nombres mejores, se
conoce al primer autor como «proto Isaías», al segundo como «deutero
Isaías» y se llama al tercero «trito Isaías». Es por ello que es frecuente hallar
en la bibliografía alusiones al «segundo Isaías» o al «tercer autor de Isaías»,
por ejemplo.
Tres Isaías[editar]
La primera parte del libro es obra de un poeta y está escrita con estilo
brillante, precisión, composición armoniosa e imágenes novedosas. Los
críticos coinciden en que este autor redactó con seguridad los capítulos 1 a
12, 15 a 24 y 33 a 35, en tanto que se discute sobre la autoría del resto del
libro. Los capítulos 36 a 39 están escritos en tercera persona y posiblemente
fueron redactados por discípulos del primer autor. También podrían ser
añadidos posteriores los capítulos 13 y 14, 24 a 27 y 33 a 35. La segunda
parte del libro, capítulos 44 a 55, es muy diferente al resto.25 El tercer Isaías
es probablemente un autor postexílico26 y se le atribuyen especialmente los
capítulos 56, 68 y 6625 (después del 538 a. C.). Ciertos críticos consideran
que la introducción y las autobiografías (narradas en primera persona) no
pertenecen a ninguno de los tres autores principales, sino que parecen haber
sido añadidas por un redactor postexílico.
Así y todo, el padre Pedro Franquesa, profesor de Antiguo testamento,
manifiestamente afirma que los primeros 35 capítulos pertenecen a la pluma
del Isaías histórico original (con algunas reservas).27
Apertura del debate[editar]
El rabino Joseph H. Hertz (1872-1946) afirmó que la cuestión de la autoría del
libro no afecta su interpretación por los judíos.28 La PCB (Pontificia Comisión
Bíblica) del Vaticanodictaminó mediante su decreto del 28 de junio
de 1908 que la segunda parte del Libro de Isaías no parecía ser obra del
deutero Isaías sino del primero, pero que a pesar de la opinión de la PCB no
era posible descartar de plano la hipótesis de los tres Isaías.25
El citado decreto expresa que esa teoría no podía enseñarse hasta que fuera
completamente demostrada, pero dejó en libertad a los científicos particulares
para que la pongan a prueba e investiguen como deseen. Desde que la PCB
se pronunció al respecto, se han ido acumulando las pruebas en favor de la
falta de autenticidad de largos pasajes del libro (desde el capítulo 36 en
adelante) que, si bien no demuestran la verdad de la teoría de los tres
autores, al menos sugieren con indicios firmes que fueron más de uno.
Argumentos por la unidad de Isaías[editar]
A pesar de los cuestionamientos que ha sufrido, la atribución tradicional de
toda la obra al profeta Isaías se ve apoyada por diversas fuentes
comprobables: la tradición judía, la versión griega de los Setenta y la
afirmación del Libro de Eclesiástico (48:17-25) y los Manuscritos del Mar
Muerto, aunque en estos últimos, el libro de Isaías está seccionado en dos
rollos diferentes, uno hasta el capítulo 39 y otros desde el capítulo 40,29
cosidos después de haber sido transcritos, lo cual podría evidenciar su origen
dispar.
Por otro lado, existen razones de peso para mantener que el libro de Isaías es
obra de un solo escritor. Una de ellas es el uso constante de ciertas
expresiones. Por ejemplo, el apelativo divino «el Santo de Israel» aparece
doce veces en los capítulos 1 a 39 del libro, y trece veces en los capítulos 40
a 66. Sin embargo, en el resto de las Escrituras Hebreas solo se emplea en
seis ocasiones. El uso repetido de esta designación, infrecuente en los demás
libros, es una prueba a favor de que hubo un único escritor.
Entre los capítulos 1 a 39 y 40 a 66. En ambas secciones se utilizan con
frecuencia las mismas figuras retóricas, como la de una mujer con dolores de
parto y un «camino» o una «calzada». También se hace referencia a Sion
repetidamente: veintinueve veces en los capítulos 1 a 39 y dieciocho en los
capítulos 40 a 66. De hecho, en Isaías se menciona a Sion en más ocasiones
que en cualquier otro libro de la Biblia. Tales pruebas, según The International
Standard Bible Encyclopedia, «imprimen al libro una individualidad que sería
difícil de explicar» si hubiera tenido dos, tres o más escritores.
La principal prueba de que Isaías fue obra de un solo escritor se encuentra en
otros libros inspirados: las Escrituras Griegas Cristianas. Estas indican
claramente que los cristianos del siglo primero creían que el profeta había
compuesto la totalidad del libro. Lucas, por ejemplo, habla de un funcionario
etíope que estaba leyendo parte de lo que ahora constituye el capítulo 53 de
Isaías, el cual, según los críticos modernos, se debe a la pluma del Deutero-
Isaías. Sin embargo, Lucas dice que el etíope «leía en voz alta al profeta
Isaías» (Hechos 8:26-28).
Otro ejemplo lo hallamos en el evangelista Mateo, quien explica que el
ministerio de Juan el Bautista cumplió las palabras proféticas que ahora
leemos en Isaías. Mateo identificó al escritor sencillamente como «Isaías el
profeta» (Mateo 3:1-3). En otra ocasión, Jesús tomó un rollo y leyó las
palabras que actualmente aparecen en Isaías. Lucas indica en su relato que
«se le dio el rollo del profeta Isaías» (Lucas 4:17). En su Carta a los
romanos, Pablo cita tanto de las primeras secciones como de las últimas del
libro profético, y en ningún momento da a entender siquiera que no las haya
redactado una misma persona: Isaías (Romanos 10:16,20;15:12). Es obvio,
que los cristianos del siglo primero no creían que el libro de Isaías fuera obra
de dos, tres o más escritores.
Veamos también el testimonio de los Rollos del mar Muerto. Muchos de estos
documentos antiguos son anteriores a Jesucristo. El manuscrito conocido
como el Rollo de Isaías, que data del siglo II a. C. En este documento antiguo,
aunque está cosido precisamente en este punto, lo que ahora conocemos
como el capítulo 40 empieza en la última línea de una columna, y la oración
inicial concluye en la columna siguiente. Está claro que el copista no tenía
conocimiento de que en ese punto del libro hubiese un supuesto cambio de
escritor o división.
Examinemos el testimonio del historiador judío del siglo I Flavio Josefo. Este
no solo señala que las profecías de Isaías acerca de Ciro se escribieron en
el siglo VIII a. C., sino también que aquel monarca estaba al tanto de su
contenido. «Ciro conoció esto al leer el libro en que Isaías emitió profecías
relativas a él y que su autor había legado doscientos diez años antes»,
escribe Josefo. Según él, es posible que el conocimiento de tales profecías
incluso haya contribuido a la buena disposición de Ciro para enviar a los
judíos de regreso a su patria, pues señala que a este rey «lo embargó una
suerte de ímpetu y pasión por cumplir lo escrito» (Antigüedades Judías, libro
XI, cap. I, sec. 2 [5, 6]).
Muchos críticos señalan que del capítulo 40 en adelante se habla de
Babilonia como el imperio dominante y de los israelitas como si ya estuvieran
en el exilio. Hay que tener en cuenta que aún antes del capítulo 40 se
presenta a veces a Babilonia como la potencia mundial dominante. Por
ejemplo, en Isaías se la llama «la decoración de reinos» o, como lo traduce
la Versión Reina-Valera actualizada, «el más hermoso de los reinos». Estas
palabras son claramente proféticas, ya que Babilonia no se convirtió en
potencia mundial hasta más de un siglo después. Un crítico «resuelve» esta
aparente dificultad afirmando que el capítulo 13 de Isaías pertenece a otro
escritor. Pero lo cierto es que en las profecías bíblicas es bastante común que
se hable de sucesos futuros como si ya hubieran tenido lugar. Este recurso
literario recalca de forma eficaz la certeza del cumplimiento de la profecía en
cuestión (Apocalipsis 21:5-6).
La Escuela Isaiana[editar]
Sin embargo, parte de la crítica considera demostrado que toda una escuela
de escribas se derivó de la prédica del Isaías histórico.25 En Isaias 8:16;9:1, el
mismo libro habla de la inteligencia de los discípulos del profeta en
contraposición a la ignorancia de las masas populares que le respondían con
la indiferencia.
La existencia de una «escuela isaiana» de escribas formados y conducidos
por Isaías puede, entonces, entenderse como una solución intermedia al
enigma de la autoría: ni un autor único ni tres autores independientes. La
segunda y la tercera partes del Libro de Isaías muy bien pueden haber sido
escritas por dos de sus discípulos luego de la muerte del profeta.
Esta teoría se apoya en la lógica y se encuentra actualmente muy extendida
entre amplios sectores de los estudiosos.

Mensajes contenidos en el libro[editar]


Joven leyendo y meditando el comienzo del libro de Isaías en la versión
española de la Biblia de Jerusalén.

El castigo de Dios contra el pueblo infiel es una de las ideas centrales del
Libro de Isaías. Es el único y verdadero creador del mundo y por lo tanto
dueño del mismo; ha hecho una alianza indisoluble con el pueblo de Israel y,
al verla traicionada, ha llamado con un silbido a los ejércitos egipcios y asirios
—como se llama a un perro— para que castiguen en Su nombre a los impíos.
Los puntos fundamentales que recalca el libro son los siguientes:

 Dios es santo e Isaías su profeta;


 Las tribulaciones del pueblo son consecuencia de sus pecados;
 El verdadero judaísmo saldrá de los sobrevivientes a este castigo;
 Isaías canta para las generaciones sucesivas la gloria de este
renacimiento;
 Solo Dios salvará a Israel y no las alianzas políticas;
 La injusticia social es repugnante a los ojos del Señor; y
 La justicia perfecta solo se logrará después de la llegada del Mesías.

Mesianismo en Isaías[editar]
Uno de los puntos centrales alrededor de los que giran las ideas de Isaías, es
que la verdadera paz, la justicia y la equidad solo serán accesibles al ser
humano cuando llegue el Mesías.
La profecía isaiana habrá de cumplirse inexorablemente:

 El Mesías será descendiente de la Casa de David (Is. 9:6 y 11:1-10);


 Reinará sobre Judá (8:8);
 En su reinado,el Templo será un lugar de oración para todos los pueblos
(2:2)
 Fundará un imperio de paz (11:1-9).

Influencia en el cristianismo[editar]
Algunos pasajes del libro de Isaías han conocido una gran fama debido a su
uso en la teología cristiana. Son famosos, en particular:
 Isaías es la cita empleada por el autor del evangelio de Mateo para
probar que el nacimiento de Jesús a través de una virgen fue anunciado
por los profetas.
 Isaías es la cita preferida por católicos y ortodoxos para enumerar
los Dones del Espíritu Santo.
 Isaías es el texto más empleado para probar la idea de que
el mesías debía sufrir por los pecados de la humanidad y es ampliamente
citado tanto por los evangelistas, como en las epístolas.
 Isaías es citado por San Pablo en Gálatas y también en la Segunda
epístola de Clemente.

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Cate, 1990b, p. 413.
2. Volver arriba↑ Sweeney, 1998, p. 75-76.
3. ↑ Saltar a:a b Petersen, 2002, p. 47–48.
4. Volver arriba↑ Sweeney, 1998, p. 76-77.
5. Volver arriba↑ Lemche, 2008, p. 96.
6. Volver arriba↑ Sweeney, 1998, pp. 78–79.
7. Volver arriba↑ Brueggemann, 2003, p. 159.
8. Volver arriba↑ Sweeney, 1998, pp. 79–80.
9. Volver arriba↑ Petersen, 2002, p. 89-90.
10. Volver arriba↑ Gnuse, 1997, p. 87.
11. Volver arriba↑ Coogan, 2009, p. 335-336.
12. Volver arriba↑ Hannah, 2005, p. 7.
13. Volver arriba↑ Sawyer, 1996, p. 1-2.
14. Volver arriba↑ Sawyer, 1996, pp. 1–2.
15. Volver arriba↑ Marconcini, B. (2000). «Isaías». En Leonardi, C.;
Riccardi, A.; Zarri, G. Diccionario de los Santos, Tomo I. Madrid: San
Pablo. pp. 1114-1117. ISBN 84-285-2258-8.
16. ↑ Saltar a:a b c Hugues COUSIN: La Biblia griega, los Setenta, 81.
Traducción de Alfonso Ortiz. Estella (Navarra): Verbo Divino, 1992.
17. ↑ Saltar a:a b c Fred P. Miller: «The translation of the great Isaiah
scroll».
18. Volver arriba↑ Fred P. Miller: «The great Isaiah scroll», 2001.
19. ↑ Saltar a:a b Fred P. Miller: «The great Isaiah scroll» (column VI), 6:7
a 7:15.
20. Volver arriba↑ Ireneo de Lyon: Libro III, capítulo XXI.
21. Volver arriba↑ Origen Contra Celcus XXXV.
22. Volver arriba↑ «Analysis of the Biblical Hebrew of Isaiah 7:14».
23. Volver arriba↑ Fred P. Miller: «Assyrian destruction of Israel is not the
end, God will bring the messiah to the same territory and the same
restored people» (capítulos 7-8).
24. Volver arriba↑ Bel Bravo, María Antonia (2006). Sefarad: Los judíos
de España (3ª edición). Madrid: Sílex. p. 127. ISBN 84-7737-163-6.
25. ↑ Saltar a:a b c d R. De Vaux: «Introducción a los profetas. Isaías»; en
la Biblia de Jerusalén: 987-988. Bruselas: Desclée de Brouwer, 1971.
26. Volver arriba↑ José Severino Croatto: «La inclusión social en el
programa del tercer Isaías», en la Revista Bíblica (60): págs. 91-110,
1998.
27. Volver arriba↑ Sagrada Biblia (edición manual), traducida por Pedro
Franquesa y José María Solé, misioneros claretianos. Barcelona:
Editorial Regina, 1968.
28. Volver arriba↑ «This question can be considered dispassionately. It
touches no dogma, or any religious principle in Judaism; and,
moreover, does not materially affect the understanding of the
prophecies, or of the human conditions of the Jewish people that they
have in view» (rabino Joseph H. Hertz).
29. Volver arriba↑ Fred P. Miller: «The great Isaiah scroll» (columna
XXXIII) 40:2 a 40:28.

Bibliografía[editar]
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Antiguo
Precedido por:
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ortodoxo
Precedido por: Sucedido por:
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Cantares
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Reyes Testamento protestante

Libro de los Salmos


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No debe confundirse con Libro de los Salmos de Salomón.
«salmo» redirige aquí. Para el género de peces, véase Salmo (género).
«Ps» redirige aquí. Para otras acepciones, véase PS.

Libro de los Salmos


Página de un antiguo Salterio (Salmo 1).

Idioma Hebreo bíblico

Título original ‫ְּת ִהלִ ים‬

Texto en español Libro de los Salmos en Wikisource

Contenido

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 Psalm 2
 Psalm 3
 Salmo 4
 Psalm 5
 Salmo 6
 Psalm 7
 Psalm 8
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 Psalm 111
 Psalm 112
 Laudate pueri
 Psalm 114
 Psalm 115
 Psalm 116
 Salmo 117
 Psalm 118
 Psalm 119
 Psalm 120
 Psalm 121
 Psalm 122
 Psalm 123
 Psalm 124
 Psalm 125
 Psalm 126
 Psalm 127
 Psalm 128
 Psalm 129
 De Profundis
 Psalm 131
 Psalm 132
 Ecce Quam Bonum
 Psalm 134
 Psalm 135
 Psalm 136
 Psalm 137
 Psalm 138
 Psalm 139
 Psalm 140
 Psalm 141
 Psalm 142
 Salmo 143
 Psalm 144
 Psalm 145
 Psalm 146
 Psalm 147
 Psalm 148
 Psalm 149
 Psalm 150

Libros Sapienciales

Libro de Job Libro de los Salmos Proverbios

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Los salmos (en hebreo ‫ילים‬ ִ ‫ת ִה‬,


ְּ Tehilim, "Alabanzas", en griego ψάλμοι, psalmoi) son un
conjunto de cinco libros de poesía religiosa hebrea que forma parte del Tanaj judío y
del Antiguo Testamento. Está incluido entre los llamados Libros Sapienciales. También es
conocido como Alabanzas o Salterio. Suele encontrarse entre los libros de Job, Proverbios,
Cantares.

Índice

 1Datos generales y títulos


o 1.1Origen de la literatura hebrea
o 1.2La poesía hebrea
o 1.3Colocación y nombre
o 1.4Contenidos
o 1.5Subdivisiones
o 1.6Títulos
 2El texto
o 2.1Traducciones
 3Géneros literarios de los salmos
o 3.1Los himnos
o 3.2Las súplicas
o 3.3Salmos de acción de gracias
o 3.4Salmos reales
o 3.5Salmos mesiánicos
o 3.6Cánticos de Sion
o 3.7Salmos didácticos y salmos de sabiduría
o 3.8Otras categorías
 4Origen e historia de los salmos
o 4.1Autores de los salmos
 5Mensaje
o 5.1Algunos temas doctrinales
 6Utilización de los salmos
 7Los salmos en la historia de la cultura
 8Notas
 9Véase también
 10Bibliografía
 11Enlaces externos

Datos generales y títulos[editar]


Origen de la literatura hebrea[editar]
Las poesías de estilo salmódico son muy abundantes en las tradiciones
literarias sumeria, asiria y babilónica desde la más remota antigüedad. Estas culturas
empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o lamentaciones.
Muchos himnos religiosos egipcios (especialmente el "Himno a Atón"), inspiraron en forma
directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente es el Salmo 104 (ver referencias).
La cultura cananea influyó sobre los salmos y probablemente también sobre el resto de la
literatura hebrea. El rey David, quien según la Biblia era poeta (no se cuenta con ninguna otra
biografía suya), perfeccionó la organización litúrgica y aplicó un poderoso impulso a la poesía
salmódica hasta alcanzar la gran variedad y calidad de los poemas reunidos en este libro.
Durante el período de la dominación persa, los salmos estuvieron en pleno apogeo y se fueron
diversificando en multitud de estilos y géneros diferentes: himnos,
imágenes mesiánicas, lamentaciones individuales o grupales, escatología, súplicas a Dios
donde se confiaba en recibir una respuesta, textos didácticos que recuerdan importantes
episodios históricos, cánticos de acción de gracias de personas individuales o de la nación
entera, etcétera.
La poesía hebrea[editar]
Una de las principales dificultades al tratar de interpretar1 los Salmos se debe a las cualidades
de la poesía hebrea, expresión del ánimo peculiar del pueblo israelita, más intuitivo y sensible
que el griego.2
La poesía hebrea se caracteriza por una métrica especial fundada en
el paralelismo semántico: repetir la misma idea dos veces por lo menos con distintas palabras:
El malvado cree que Dios se olvida,
que se tapa la cara y nunca ve nada (Salm. X, 11)
Son rasgos principales su concisión y carácter elíptico. Las ideas se fijan con pocas
palabras,3 y se dejan implícitas muchas relaciones. Se renuncia a completar los nexos
entre las ideas4 para que las palabras sueltas encuentren en el oyente lo que el poeta no
consignó en el texto. Si a eso se añade que, por lo general, la poesía hebrea es breve,5 el
trabajo exegético se dificulta mucho,6 pues no existe entonces la posibilidad de confrontar
el texto en estudio con otros y elaborar por este medio una explicación conjunta que
ilumine el detalle.
Si los poemas fueran más extensos... las distintas partes se iluminarían... y
ayudarían a comprender el conjunto del poema. (Gunkel 1933:18)

La brevedad y la elipsis de los poemas hebreos se resolvían en su época gracias a un


contexto histórico y social que compartían el poeta y sus contemporáneos. El
desconocimiento de ese contexto esconde actualmente el sentido real del poema y deja
paso a toda clase de especulaciones.7
Colocación y nombre[editar]
En la Biblia hebrea, el Libro de los Salmos se encuentra al inicio de la tercera sección,
llamada ketubim (escritos). En la versión de los LXX o Septuaginta, encabeza también la
sección de libros llamados didácticos. En cambio, las versiones latinas lo han colocado
siempre tras el Libro de Job.
La Biblia hebrea lo denomina tehillim o sefer tehillim, forma plural del nombre tehillah, que
significa himno o alabanza. También usa, al inicio de 57 salmos, la palabra mizmor, que
se emplea para hablar de un poema que se canta y es acompañado por instrumentos de
cuerda (kinnor).
La versión de los LXX los llama ψάλμοι o βίβλος ψάλμων,8 aunque el Códice
Alejandrino use la expresión psalterion, que es el nombre del instrumento de cuerdas con
que los oficiantes judíos acompañaban los cánticos de alabanza a Yahveh o Jehová. Por
extensión, más tarde el término se aplicó a la colección de himnos y finalmente al libro que
la contuvo.
Contenidos[editar]
Al parecer se trataba de una recolección oficial de cantos usados en la liturgia y que se
empleaban en Jerusalén en el período del segundo templo. Son 150 salmos en total.9
Ahora bien, existen diferencias en cuanto a la división. Todas las versiones comprenden
exactamente 150 salmos. El problema se suscita al comparar las versiones hebreas con la
Septuaginta y la Vulgata. Así, se pueden observar discrepancias en la numeración y
división de algunos salmos. Si bien estas divergencias se refieren siempre a casos
puntuales y particulares, inevitablemente repercuten en la numeración general.
La numeración que les otorga el texto hebreo sólo se corresponde con los LXX y con la
Vulgata en los 8 primeros salmos y en los 3 últimos. La Biblia griega fusiona los salmos 9
y 10 en uno solo, y hace lo mismo con el 113 y 114. De manera inversa, divide en dos el
116, y denomina a las partes resultantes 114 y 115, y de la división del 147 hace los
salmos 146 y 147.
Como regla mnemotécnica, puede decirse que, entre los salmos 10 y 148, la numeración
de la Septuaginta y la Vulgata es igual a la numeración hebrea menos 1. Usualmente, sin
embargo, cuando se habla del Salmo n, sin dar mayores explicaciones, se está refiriendo
a la numeración original hebrea.
Los salmos aparecen en el original hebreo agrupados en cinco libros o colecciones,
separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150. Este
último consiste todo él en una doxología. La primera mención a la recolección que de
alguna manera permite datarla se encuentra en el prólogo a una traducción
del Eclesiástico que se escribió hacia el 117 a. C. donde se indica que el libro de los
Salmos ya formaba parte de la Biblia hebrea a inicios del siglo II a. C.
Subdivisiones[editar]
El Libro de los Salmos se compone, en realidad, de 5 colecciones de cánticos que el
antiguo pueblo de Israel empleaba en su adoración. Gran parte de éstos están
encabezados por anotaciones referidas al autor, su forma o el contexto en el que se
escribieron (los llamados "títulos"). Muchos de ellos emplean un orden alfabético. Las
subdivisiones serían las siguientes, separadas cada parte por una doxología:

 Salmos 1 al 41
 Salmos 42 al 72
 Salmos 73 al 89
 Salmos 90 a 106
 Salmos 107 a 150
Sin embargo, hay salmos duplicados (por ejemplo, el 14, que se encuentra en el 54).10
Otro aspecto que hace pensar en la diversidad de autores y momentos o en la existencia
de otras colecciones anteriores es la falta de homogeneidad en el uso de palabras
como Yahveh o Elohim, ya que se considera habitualmente que los salmos que usan
Elohim para referirse a Dios son más antiguos que los yahvistas.
Títulos[editar]
La mayoría de los Salmos contienen un encabezado a modo de título. La versión de los
LXX incluye más que el texto masorético.11 La versión hebrea da como autor de 73
salmos a David y la LXX, 84.
Se usan algunas expresiones para dar a entender el tipo de salmo:

 mizmor (salmo) en 57 ocasiones.


 shir (cantos) en 30 ocasiones.
 tefillah (oraciones) en 3 ocasiones.
 tehillah (himnos o cantos de alabanza) en 1 ocasión.
 miktam (traducido como “poema para inscripción”12) en 6 ocasiones como por ejemplo
en los salmos 16, 56-60).
 maskil (trozo hecho con arte) en 13 ocasiones (salmos 32, 42, 44, 45, 52-55, 74, 78,
88, 89 y 142).
 siggayon (lamentación) en 1 ocasión.
Se llama lamed auctoris a una indicación que ofrece información sobre el creador del
salmo o su dedicatoria. Recientemente se ha puesto en duda su pertenencia original al
salmo, debido a la cantidad de variantes que presenta.13
En los títulos se ofrecen también datos sobre los instrumentos musicales empleados o de
acompañamiento o incluso del uso de melodías conocidas: de cuerda, voces de soprano,
tonadas del “no destruyas”. Hay indicaciones e incluso palabras que no han logrado ser
dilucidadas con certeza, como la expresión selah ("interludio", en la LXX, y “siempre”, en
la Vulgata de Jerónimo de Estridón). En los salmos 8, 81 y 84, aparece el vocablo
hebreo gui·tit, empleado, en el antiguo Israel, en la composición. Se cree que la
expresión se·mi·nit indica una disminución de una octava. Finalmente, en el salmo 5 se
halla la neji‧lóhth, de significado incierto y que probablemente derive de ja‧líl o "flauta", en
hebreo.
Hay también en los títulos algunas indicaciones sobre el momento en que se debían usar:
bien en peregrinaciones, bien para la celebración de la dedicación del templo o para el
sábado, entre otros.
Finalmente, algunos salmos incluyen en los títulos una explicación del momento en el que
supuestamente se habría compuesto el salmo: la huida de David ante Saúl, el
arrepentimiento tras la muerte de Urías, la guerra con Absalón, etcétera.
Un buen número de Padres de la Iglesia se manifiestan a favor de considerar también
como inspirados estos textos de los títulos de los salmos debido a que, según opinan,
serían obra del mismo autor. Pero también muchos discuten no solo su origen sino
también su veracidad. En la actualidad, la mayor parte de los exégetas niegan su carácter
canónico.14

El texto[editar]
El texto original de los Salmos estaba en hebreo. Los manuscritos más antiguos con los
que se cuenta y que están en esta lengua son de fines del siglo X, aunque los fragmentos
encontrados en Qumram sean de mediados del siglo I. Dado que se trataba de un texto
muy usado con fines litúrgicos, sufrió diversas transformaciones y cambios que hacen muy
difícil descubrir el texto hebreo que fue la fuente de las traducciones más antiguas con que
se cuenta. Esto se puede comprobar si se comparan textos duplicados como el del Salmo
18 con 2Samuel 22 o el Salmo 14 con el 53. A esto se añade el hecho de que el período
de composición de todos ellos va de seis a ocho siglos.
Aun cuando fueron encontrados en Qumram diversos textos e incluso, en algunos casos,
variantes de un mismo salmo, el más importante es el rótulo de cuero 11QPs, con 41
salmos: 7 apócrifos (con el himno que se menciona en Sab 51, 13-20, y el Salmo 151, que
aparece también en la Septuaginta) y los últimos 33 salmos del salterio canónico.
Traducciones[editar]
Se habla de una especie de grupos de salmos dentro del salterio o incluso de “salterios
dentro del salterio”, y es que todas las técnicas de crítica textual se han usado en los
textos de los Salmos.15 A continuación se enumeran diversas traducciones:

 Septuaginta. Según la mayoría de los críticos, la traducción es de mala calidad, pero


es la más antigua (fines del siglo II a. C.). De hecho, Beaucamp afirma:
Las divergencias señaladas entre el texto griego de los LXX y el del texto
masorético parecen debidas al traductor y al original hebraico usado. Por
entonces el salterio hebraico era idéntico al que poseemos hoy, pero todavía
había inseguridades en los detalles
DBS 201

A pesar de sus incorrecciones tanto en la traducción como en el mismo griego, se usa


para tratar de dilucidar el texto hebreo que le sirvió de base.16 Fue recensionada
por Luciano de Antioquía y Hesiquio de Antioquía.

 Otras versiones en griego: Según Jerónimo, hubo también otras versiones griegas que
usó para su texto latino. Una, llamada “de Áquila” (realizada a inicios del siglo II), y la
de Símaco (hacia el año 200).

 Pesitta o versión siriaca común: Existe ya una versión crítica preparada por W. E.
Barnes.17

 El Tárgum es la versión en arameo que también resulta útil para descubrir la versión
original o fuente hebrea. Se caracteriza por la cantidad de comentarios que se añaden
al texto.

 Versiones latinas: Tres son obra de Jerónimo:

 una a partir de la Vetus latina (que a su vez es traducción de la Septuaginta);


 la segunda se hizo en Palestina; en realidad, es una revisión de la anterior
conocida como Salterio Gallicano (fue adoptada en las Galias) y, tras la
aprobación papal en 1568, entró también en el salterio;
 la tercera fue compuesta entre el 390 y el 405 a partir de un texto en hebreo (de
ahí su nombre de Psalterium iuxta hebraeos).
La nueva Vulgata de 1979 ofrece otra traducción que, además, unifica la numeración
con la hebraica.
Géneros literarios de los salmos[editar]

El rey David dictando los salmos a los escribas (Museo del Louvre).

Existe discusión entre los exegetas sobre el modo de clasificar los géneros literarios o
variantes de los salmos.18
Es tan grande la variedad de géneros o posibles clasificaciones que fácilmente quien
busca rigor y detalle se verá defraudado. La distinción más general es la que parte del
que hace la oración para distinguir si es uno solo o una comunidad o grupo. Los
salmos que expresan la oración de la comunidad suelen ser litúrgicos. Sin embargo,
hay casos en que una oración de una persona corresponde a la plegaria de un rey o
de un sacerdote lo que implica una oración litúrgica y además colectiva.
Una primera propuesta que se ha mostrado infructuosa es dividir los salmos por las
tradiciones de las que serían eco. Algunos salmos llaman a Dios Jehová o Yahveh,
mientras que otros lo denominan Elohim. Esta facilidad para identificar los salmos y
agruparlos en dos colecciones según el uso que hagan de los distintos nombres de
Dios ha generado los términos "colecciones o tradiciones yahvista o elohísta"
Es evidente que la única clasificación de utilidad será aquella que los separe según su
género literario; sin embargo, esta tarea también ha demostrado ser dificultosa dado
que la literatura judía no es individual, sino comunitaria. Las fuentes de sus escritos
son numerosas, pero, todas terminan remitiendo al culto y la liturgia. Como todos los
salmos vienen de la celebración litúrgica, también comparten un esquema estructural
común.
Teniendo esto en cuenta, se han individualizado tres condiciones que varios salmos
han de cumplir para poder ser incluidos en una categoría común:
1. Deben proceder originalmente de un mismo ámbito;
2. Tener un trasfondo intelectual y filosófico común; y
3. Poseer formas literarias semejantes.
De ahí la clasificación que se ofrece a continuación y que sigue a grandes rasgos la
ofrecida por Drijvers.
Los himnos[editar]
Hay varios himnos en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento (cf. Éx 15, 21, Jc 5)
como en el Nuevo Testamento (cf. Lc 1, 46-55, Lc 1, 68-79). Los himnos - salmos
tienen como característica principal es el ser cantos de alabanza, de glorificación
desinteresada, es decir, no contienen peticiones o ruegos. Además tiene un esquema
más o menos fijo. Comienza por una invitación a la alabanza y en el desarrollo se
ofrecen los motivos por los que Dios ha de ser glorificado incluyendo a veces largos
relatos de sus hazañas. Las conclusiones suelen ser variadas: repiten la introducción,
hacen una promesa o voto, una oración. Algunos tratan, como motivo de alabanza, la
creación; otros la historia del pueblo de Israel y la acción divina en ella. Se detienen
sea en las maravillas del mundo sea también en los hechos que muestran el amor
divino al hombre.
La redacción es casi siempre impersonal, lo que facilita su uso litúrgico o al menos el
que puedan ser empleados como medio para la oración en común. Incluso las
indicaciones de gestos o movimientos (arrodillarse, alzar los brazos, etc.) tienen un
sentido litúrgico y permiten también dar con el contexto original en que se usaban.
Las súplicas[editar]
En este caso prima el ruego personal (cf. Sal 3; 5; 13; 22; 25, etc.) sobre el colectivo
(Sal 4; 79; 80; 83, etc.); aunque las formas gramaticales de una persona bien pueden
referirse a la oración del sacerdote, que en realidad hace oración por intenciones
colectivas. En general todos son una respuesta religiosa a las desgracias y la
persecución de los enemigos, respuesta que incluye la petición de ayuda divina.
Suelen comenzar por una invocación breve o por un recuerdo apenas esbozado de
las bondades divinas. Luego viene la descripción de las desgracias que aquejan al
suplicante, quien a veces deja oír sus quejas, lamentaciones y gritos. Normalmente
desembocan en un reconocimiento de que por las propias fuerzas el orante no puede
salir de tal situación y que le resulta imprescindible la acción de Dios. Esto sirve de
marco e introducción a la súplica propiamente dicha que puede ser genérica (“Actúa,
Señor”) o concreta. En la conclusión se suele hacer un acto de confianza en que Dios
dará cuanto se le ha pedido.
Los salmos más conocidos y usados en la oración son de este género. Así el Salmo
22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?,19 el Salmo 51 o Miserere y el
Salmo 130 conocido como De profundis.
Salmos de acción de gracias[editar]
Aquí también encontramos tanto salmos de gratitud cuyo sujeto es una persona
(cf. Sal 18; 32; 34; 40) como también varias o un colectivo (cf. Sal 66; 67; 124; 129).
La introducción es muy semejante a la de los himnos, a la que sigue una narración de
los motivos para dar gracias (una situación penosa que se ha resuelto, un ataque o
persecución superada, etc.) añadiendo una oración de súplica. Luego sigue el relato
de la acción divina salvadora. Concluyen con la acción de gracias propiamente dicha y
actos de confianza en el poder de Dios.
Salmos reales[editar]
Tienen dos modalidades: algunos salmos que hablan sobre el rey de Israel y otros
que muestran la realeza divina. La tradición de ambos grupos de salmos es davídica
en el sentido de que se apoya tanto en la elección divina del Rey David como en la
promesa que Yahveh le hizo sobre la perpetuidad de su dinastía. Inicialmente usados
para la consagración de reyes o para ceremonias reales, con la caída de la monarquía
son reutilizados en sentido mesiánico. Los más representativos son el Salmo 2, el 45,
el 89 y el 110 (para los directamente relacionados con la dinastía davídica) y los
Salmos 47; 93 al 99 sobre la realeza de Yahveh. Dada su diversidad de funciones,
resulta más difícil establecer un esquema general.
Salmos mesiánicos[editar]
El tema de los salmos mesiánicos es discutido entre las escuelas a tal punto que hizo
necesaria la intervención de la Comisión bíblica en la Iglesia católica. Es evidente la
tensión mesiánica que vivía Israel y también que los evangelistas se apropiaron de
algunos salmos para darles sentido de profecías que Jesús estaría cumpliendo. Sin
embargo, se discute sobre qué salmos contendrían este tipo de profecía y cuáles
serían extrapolaciones.
Cánticos de Sion[editar]
Muy relacionados con los dos géneros anteriores, se trata de salmos que cantan las
glorias de Sion, himnos de forma clásica pero a partir de un tema único. Recuerdan
los diversos momentos de la presencia de Yahveh con su pueblo desde el diálogo
con Moisés pasando por el Arca de la Alianza y hasta llegar al Templo de Jerusalén.
Salmos didácticos y salmos de sabiduría[editar]
Se trata de composiciones destinadas a la enseñanza. Se caracterizan por varios
elementos formales que ayudan a hacerlos más didácticos y fácilmente memorizables:
siguen un orden alfabético en la primera letra de algunos versos (cf. Sal 9-10; 25; 34;
37; 111; 112; 119; 145), tratan de la Ley o de la ética israelita.
Otras categorías[editar]
Autores como Lipinski o Peinador abogan por una clasificación que incluya también
otros géneros como salmos de imprecación, de profecía, de maldición, etc. También
se habla de salmos mixtos, es decir, que tienen formas o contenidos propios de los
diversos géneros mencionados anteriormente.
El Salmo 137 que narra las desventuras de los judíos en la cautividad no queda
dentro de ninguno de los géneros mencionados.

Origen e historia de los salmos[editar]


La dilucidación del origen o al menos del contexto litúrgico o no para el que fueron
creados los salmos es un problema todavía no resuelto por las diversas escuelas
exegéticas. Además se trata de composiciones que han variado su uso dentro de la
misma comunidad judía dando origen a añadidos e incluso nuevos salmos que
respondieran a las situaciones litúrgicas o sociales del pueblo que oraba con ellos.
Las opiniones entre los exégetas sobre este punto son ampliamente diversas aun
cuando hasta el siglo XIX eran más uniformes. Los antiguos exegetas concordaban en
fijar la fecha de creación de los salmos en el período tras la cautividad en Babilonia,
incluso en el de los Macabeos. En época reciente los análisis de géneros y de
influencias han diversificado las escuelas. Unos subrayan las diversas influencias que
logran entresacar y con eso fijan las composiciones en tiempos posteriores incluso a
la cautividad de Babilonia. Otros subrayan la relación entre el salmo y su uso cultural y
por tanto, los datan en relación con las fiestas que se celebraban en el Templo.
Finalmente algunos tras considerar las variantes y añadidos creen que el origen de
muchos salmos sería tan antiguo que resultaría imposible encontrarlo.
Ante las diversas propuestas, Caselles afirma:
Muchos salmos son antiguos y vehiculan recuerdos de su origen que nada
tienen de artificial. La mayoría de alusiones mitológicas de los salmos son
auténticas y dan fe de su antigüedad. Lo que no quita que el procedimiento
haya podido imitarse en época reciente, y que pueda hablarse, en ciertos
casos, de falso arcaísmo, debido a un simple procedimiento literario.20

Autores de los salmos[editar]


En los títulos de 73 salmos en la versión hebrea dice “de David”, mientras que 12
salmos son "de Asaf", 11 "de los hijos de Coré", 2 "de Salomón", otros "de Moisés",
Hemán y Etán y 35 están si atribución alguna. La versión griega atribuye 82 salmos a
David.21 Existe una tradición sobre el origen davídico del salterio, basada en
menciones de diversos libros de la Biblia22 y en los títulos de los mismos salmos: 73
salmos de la versión hebrea dicen “de David” y algunos incluso añaden la ocasión en
que fueron escritos. También en el Nuevo Testamento se da por supuesta la autoría
davídica de algunos salmos. Por ejemplo Jesús cita el salmo 110, declarando que
David fue el autor:
«¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De
David». Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama
Señor, cuando dice: “Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta
que ponga a tus enemigos debajo de tus pies?” Si, pues, David le llama
Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
Mateo 22:42-4523

Sin embargo, está claro que no todos los salmos son obra de David, aun cuando la
expresión psalterium davidicum haya sido empleada también por el Concilio de
Trento. La crítica textual ha intentado descubrir las influencias dentro de los salmos
para poder ofrecer algún dato, aunque sea mínimo, sobre sus posibles autores y
mucho más del período dentro del desarrollo religioso en Israel. Aunque, tan solo
leyendo los encabezados de cada salmo, se pueden encontrar varios autores aparte
de David: Moisés, Asaf, Herman, los hijos de Core, Salomón, Etan y Jedutum y
algunos de ellos sin determinar a los que se llaman Salmos Huérfanos. El salmo 79
(según la numeración de la versión hebrea) es un lamento por la destrucción de
Jerusalén, escrito por lo tanto, al menos cuatro siglos después de David.
Luis Alonso Schökel da la siguiente muestra de atribuciones de autoría de tres salmos
por parte de diferentes biblistas:
:* Salmo 23.
Delitzsch: no hay razón para dudar que el autor es David.
De Wette: nada se opone, nada abona la autoría de David.
Ewald: el autor es de la época inmediatamente posterior a David y
Salomón.
Baethgen: exílico, como muestra el tono y el verso 6.
Hitzig: por la composición, el lenguaje y la claridad, hay que datado en el
siglo VII; podría ser de Jeremías.
Graetz: del tiempo de Manasés o Joaquín.
 Salmo 90.
Delitzsch: de Moisés; nada prueba que sea tardío.
De Wette: en su tenor actual no puede ser de Moisés.
Ewald: por contenido y estilo bien puede ser mosaico, cierto anterior a
David, sea de Moisés o de Samuel.
Rosenmuller: probablemente de la época de Antíoco (siglo II).
Hitzig: muy tardío.
Hoberg: nada se opone a la atribución mosaica del título.
Koster, Graetz y Olshausen: postexílico.
 Salmo 127.
Hengstenberg: la atribución a Salomón del título se confirma por el
contenido.
De Wette: que Salomón sea el autor no es impensable, aunque el título
reposa en un error.
Olshausen: postexílico, de la época de Simón.
Graetz: de Nehemías.24

De ahí el comentario del propio Alonso Schökel: «Cada autor hace la atribución
basándose en su concepción global, que es en buena parte conjetura. La mayoría
de los comentaristas actuales han tomado la prudente decisión de no discutir el
problema del autor del salterio o de salmos individuales».24

Mensaje[editar]

El salmo 54 (Musée Condé, Chantilly).

Dada la gran diversidad de géneros literarios y de perspectivas teológicas o


exegéticas resulta difícil hacer una descripción de la doctrina contenida en los
salmos. Se ha de discurrir por una vía intermedia entre quien considera el salterio
como un todo y quiere extraer de allí enseñanzas y quien busca sencillamente ver
la evolución de la experiencia religiosa que los salmos muestran.
Algunos salmos son o eran usados para peregrinaciones y otras actividades
litúrgicas. Los sacrificios y holocaustos se animaban con salmos de acción de
gracias. Sin embargo, algunos salmos quedan fuera del aspecto netamente
litúrgico y manifiestan más la espiritualidad o experiencia espiritual del autor.
Incluso movimientos como los anawim (pobres de Yahveh) quedan expresados en
salmos como el 34 o el 37.
Algunos temas doctrinales[editar]
Dios es el principal interlocutor de todos los salmos, en especial de los himnos. Es
un Dios grande, omnipotente y trascendente pero también se le aplican verbos de
acciones humanas, sobre todo en los salmos de súplica o de acción de gracias.
Se afirma sólida y repetidamente el monoteísmo pero no como algo doctrinal sino
subrayando su grandeza, su superioridad sobre los ídolos. Hablan del poder de
Dios en la creación y en la historia.
En relación con el hombre, Dios es quien hace justicia y libra a los oprimidos o los
que sufren injusticia. La idea de la paternidad divina casi no aparece en los
salmos de manera textual pero sí su fidelidad y su amor eternos (cf. Sal 136).
Se subraya continuamente la necesidad de una confianza absoluta en la acción
de Dios. Muestran la certeza de que todo lo que se pida será concedido e invitan
a Yahveh a actuar sin demora. En los salmos de acción de gracias se manifiesta
esa confianza realizada, sea en aspectos como la cosecha abundante sea
también por el triunfo sobre la enfermedad o los enemigos.
Los salmos de peregrinación o de procesión, como ya se ha mencionado ofrecen
información útil sobre la liturgia pero también muestran otro de los temas
recurrentes en la piedad de Israel: la devoción por el Templo y la presencia de
Yahveh en él.
Las diversas actitudes del creyente ante la divinidad son otro tema recurrente en
los salmos. Fidelidad, optar por el camino de Dios, vivir en Él, veneración de la
palabra del Señor y de la ley, pobreza, humildad.
Ante las situaciones de injusticia manifiesta y todavía más ante aquellas que se
prolongan en el tiempo, los salmistas suelen recordar que se trata de una victoria
aparente pues la dicha del malvado y la permanencia de esas situaciones inicuas
serán temporales. Sin embargo, también instan con fuerza a Dios a actuar con
prontitud o dirigen su mirada a la retribución que los justos recibirán de Yahveh
por todas estas penalidades. Con todo, para algunos no parece haber una base
de fe en la vida eterna o en una recompensa tras la muerte en los salmos, sin
embargo, hay porciones de los salmos que mencionan el tema de la vida después
de la muerte (cf. Salmo XLVIII, 14). Hay también expresiones de franco querer el
mal para los enemigos:
Despierta para castigar a todas las gentes, no tengas piedad de los que
obran pérfidamente. [...] No los mates, para que mi pueblo no olvide;
hazlos andar vagabundos por tu poder y abátelos, ¡oh, Señor, escudo
nuestro! [...] Acábalos en tu furor, acábalos y dejen de ser, y sepan que
hay un Dios que domina en Jacob
Sal 59, 6.12.14
Daniel Israel López Laguna, Espejo Fiel de Vidas Que Contiene los Psalmos
de David en Verso, Londres, 1710 (Beit Hatfutsot).

Utilización de los salmos[editar]


La primitiva iglesia cristiana adoptó los salmos como plegaria litúrgica debido no
solo a la influencia de sectores judaizantes sino también para defenderse de las
creaciones espontáneas y a menudo heréticas que derivaban de la originalidad.

Los salmos en la historia de la cultura[editar]


La literatura y la música han recogido en muchos momentos y de muy diferentes
formas los salmos, especialmente algunos de ellos. El salmo Miserere por
ejemplo va a alcanzar una relevante recepción: Orlando di Lasso, Giovanni
Pierluigi da Palestrina o Gregorio Allegri le dedicarán sendas composiciones.
Muchos de los coros en La Creación, oratorio de Joseph Haydn están basados en
salmos. Ya en el siglo XX, Ígor Stravinski escribirá una Sinfonía de los
Salmos (1930) para coro y orquesta. Leonard Bernstein compondrá en 1965
los Chichester Psalms.

Notas[editar]
1. Volver arriba↑ «Salmo 91 - El que habita al abrigo del
Altísimo». estudobiblico.org. Consultado el 5 de mayo de 2014.
2. Volver arriba↑ «...menos capacitado que el griego para el pensamiento
lógico» (Gunkel 1933:17)
3. Volver arriba↑ «dos o tres palabras» (Gunkel 1933:17)
4. Volver arriba↑ «...sin determinar ningún tipo de relación lógica» (Gunkel
1933:17)
5. Volver arriba↑ «la brevedad de la mayoría de ellos» (Gunkel 1933:18)
6. Volver arriba↑ «tremendamente» (Gunkel 1933:178)
7. Volver arriba↑ «Para nosotros, no todo resulta tan fácil.» (Gunkel
1933:18)
8. Volver arriba↑ Esta expresión se usa también en el Nuevo Testamento
para referirse a este libro: véase Lc 20, 13, Lc 24, 44 y Hch 1, 20.
9. Volver arriba↑ Tanto el texto de los LXX como los hallazgos de Qumram
permiten hablar de un salmo 151 que es llamado “suplementario” pero
que no es considerado canónico.
10. Volver arriba↑ Otros casos: el salmo 70 es idéntico a los versículos 14 al
18 del salmo 40; el salmo 108 repite los versículos 8 al 12 del salmo 57 y
los versículos 7 al 14 del salmo 60.
11. Volver arriba↑ De los 150 salmos, 131 tienen introducción en la versión de
los LXX, y 116 en la hebrea.
12. Volver arriba↑ Esta traducción es la usada por la Biblia de los LXX pero
no es compartida por otras tradiciones y variantes del cristianismo que
fluctúan entre diversas variantes: “plegarias a media voz”, “salmo
expiatorio”, etc.
13. Volver arriba↑ Por ejemplo: 55 salmos comienzan diciendo: “Del maestro
de coro”, 73 “de David”, 12 “de la descendencia de Asaf”, 12 “de la
descendencia de Coré”, 1 “de Moisés”, 2 “de Salomón”, 1 “de Hemán el
ezrhaíta”, 1 “de Etán el ezrhaita”, 1 “de Yedutún”. Algunos personajes son
conocidos de la Biblia pero otros no, lo que dificulta sobremanera la
interpretación.
14. Volver arriba↑ cf. Dom Augustin Calmet, Dissertation sur les titres des
Psaumes.
15. Volver arriba↑ G. Ravasi, libro citado en la bibliografía, p. 37.
16. Volver arriba↑ cf. Luciana Mortari, Il Salterio della Tradizione, Gribaudi,
Turín, 1983, pp. 19-26.
17. Volver arriba↑ The Peshitta Psalter according to the West Syrian text
edited with an apparatus criticus, 1904.
18. Volver arriba↑ Además autores como Gunkel y Caselles abogan por
considerar no solo el salterio sino también todas las piezas hímnicas que
se encuentran en el Antiguo y Nuevo testamento así como la literatura
judía que no forma parte de la Biblia. Incluso, según estos autores, hace
falta estudiar los poemas religiosos de los pueblos aledaños al judío
19. Volver arriba↑ Aun cuando en la actualidad no tenga la misma utilización
que antaño es uno de los salmos más usados por el Nuevo Testamento.
20. Volver arriba↑ Cita tomada del libro que se menciona en la bibliografía,
pág. 557.
21. Volver arriba↑ "Los Salmos - Introducción"; Biblia de Jerusalén: 659.
Bilbao: Desclée de Blower.
22. Volver arriba↑ Véase, por ejemplo, 1Sm 16, 18-23 que habla de David
como músico; 2Sm 6, 5-16 que lo presenta organizando la liturgia.
23. Volver arriba↑ El versículo citado es Salmos 110:1
24. ↑ Saltar a:a b Alonso Schökel, Luis; Carniti, Cecilia (1992). Salmos. Tomo
1 (Salmos 1-72). Traducción, introducciones y comentario. Estella
(Navarra): Ed. Verbo Divino. pp. 85-86. ISBN 84-7151-667-5.

Véase también[editar]
 Libros Sapienciales
 Antiguo Testamento
 Biblia
 Judaísmo
 Cristianismo
 Lírica

Bibliografía[editar]
 CAZELLES, HENRY (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento.
Barcelona: Herder. ISBN 84-254-1085-1.
 RAVASI, GIANFRANCO (1985). Il libro dei salmi. Bolonia: Centro editoriale
dehoniano. ISBN 88-10-20533-2.
 MORLA ASENSIO, VÍCTOR (1994). Libros sapienciales y otros escritos.
Estella: Editorial Verbo Divino. ISBN 84-7151-907-0.

 FRANQUESA, R.P PEDRO (1966): Introducción a los Salmos en la Sagrada


Biblia. Ed. Regina, Barcelona, 1966.
 DOS SANTOS, MARCELO, Salmo 104. Revista Axxón.
 KRAUS, HANS JOACHIM (1996), Teología de los Salmos. Ed Sigueme. ISBN
84-301-0982-X
 GUNKEL, HERMANN (1933), Introducción a los Salmos. Ed EDICEP. ISBN
84-7050-084-8
 SPAEMANN, ROBERT (2015), Meditaciones de un cristiano. Sobre los
Salmos 1-51, BAC, Madrid, 2015.
 Perspicacia para comprender las Escrituras, editado por los Testigos de
Jehová.
Proverbios

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Para otros usos de este término, véase Proverbio.

Proverbios

Incunabulum Blackletter Bible 1497.jpg

El libro de los Proverbios en una Biblia de 1497.

Idioma Hebreo bíblico Ver y modificar los datos en Wikidata

Título original ‫( ִמ ְשלֵ י‬hebreo)

Texto en español Libro de los Proverbios en Wikisource

Contenido

Proverbs 1

Proverbs 11

Proverbs 14
Proverbs 10

Proverbs 12

Proverbs 17

Proverbs 18

Proverbs 15

Proverbs 16

Proverbs 20

Proverbs 21

Proverbs 2

Proverbs 19

Proverbs 26

Proverbs 28

Proverbs 23

Proverbs 24

Proverbs 30

Proverbs 4

Proverbs 27

Proverbs 29

Proverbs 7

Proverbs 9

Proverbs 5

Proverbs 6

proverbios 31

Proverbs 3

Proverbs 22

Proverbs 25
Proverbs 8

Proverbs 13

Libros sapienciales

Libro de los salmos Proverbios Eclesiastés

[editar datos en Wikidata]

Proverbios (hebreo ‫מ ְשלֵ י‬,


ִ Mishlei) es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo,
que se clasifica entre los Libros Sapienciales del cristianismo, y entre los Ketuvim o "Escritos" del
judaísmo. Está compuesto por extensas colecciones de máximas o sentencias de contenido
religioso o moral y se ubica en la Biblia entre el libro de los Salmos y Eclesiastés, y en la Biblia judía
entre los libros de Job y Rut.

Índice

1 Datos generales

1.1 Nombre del libro

1.2 Autor y época

1.3 Canonicidad y uso en la liturgia

2 Contenidos

2.1 Estructura

2.2 La sabiduría en Israel

2.3 Contactos con otras tradiciones

2.4 Sentido religioso

3 Notas

4 Véase también

5 Bibliografía

6 Enlaces externos

Datos generales
Nombre del libro

Enseñanzas de inspiración más bien religiosa y moral, fundadas en observaciones comunes, las
más de las veces expresadas por medio de imágenes evocadas o sugeridas, que reclaman un
esfuerzo de reflexión para ser comprendidas1

La Septuaginta la denomina παροιμίαι y la Vulgata usa proverbia ambos son términos que
restringen el sentido original de la palabra hebrea al de refrán o máxima.

Estas sentencias morales son con frecuencia fruto de la revelación divina y otras veces provienen
de la experiencia humana y de su sabiduría (otros aspectos de la influencia de Dios). Suelen
expresarse, como otros conceptos de la pedagogía bíblica, en forma de comparaciones, ritmos
verbales, expresiones agudas o relatos enigmáticos. Está destinado a lectores inteligentes, porque
la mayor parte de las veces el esfuerzo de desentrañar sus contenidos exige una cierta
preparación. La palabra "proverbio" se entiende también como refrán conciso, alegoría o adagio,
siempre encerrando una enseñanza simple de la experiencia humana que puede contener o no
una afirmación teológica.

Autor y época

Los Proverbios se atribuyen tradicionalmente al rey Salomón. Los capítulos 10 al 22, 16 así como
25 al 29 son atribuidos a Salomón y al menos se puede demostrar, por medio del uso que en ellos
se hace de géneros literarios más arcaicos como el dístico, que son de los más antiguos del libro.
Asimismo se hacen menciones a la vida cortesana que no podrían provenir de tiempos posteriores
dado que el índice de esplendor y de florecimiento no será igualado en los reinados posteriores. La
sección de máximas de la segunda de ellas eran ya antiguas y muy bien conocidas en tiempos de
Ezequías, esto es, durante las invasiones asirias de alrededor de 722 a. C.

Sin embargo, también se encuentran algunos arameísmos que complican la datación o, al menos,
dan cuenta de ciertos retoques o añadidos posteriores.

Canonicidad y uso en la liturgia

Las discusiones realizadas en ámbito judío sobre su canonicidad se cerraron tras el Concilio de
Jamnia. Por su parte, en ámbito cristiano, Teodoro de Mopsuestia al parecer no negó que el libro
de los Proverbios pertenezca al canon pero sí consideró que su contenido versaba sobre prudencia
humana. Asimismo, en siglos posteriores algunos autores como Spinoza y Leclerc han negado
también su canonicidad.

Contenidos

Estructura

Es muy difícil clasificar el contenido del libro, porque no ha podido encontrarse ningún orden
lógico en la secuencia de proverbios que contiene. El orden de las secciones es indiferente a los
contenidos, y dentro de cada una de ellas no se advierte ningún método.

El libro tiene un prólogo, una serie de colecciones y un epílogo. El prólogo (Prov. 1-9) consiste en
un largo discurso que se interrumpe dos veces para insertar arengas que provienen de la
Sabiduría, mientras que las dos grandes colecciones (Prov. 10-22 y Prov. 25-29) muestran la forma
antiquísima del mashal tradicional. La redacción actual, sin embargo, es muy posterior.

Según los estudios de Whybray que han sido generalmente aceptados por los demás exegetas se
puede dividir el libro de los Proverbios en ocho secciones:2

1, 8 – 9, 18 Elogio de la sabiduría

10,1 – 22, 16 Reglas de comportamiento

22, 17 – 24, 34 Templanza y pereza

25 – 29 Diversas máximas

30, 1-14 Sabiduría de Dios

30, 15-33 Proverbios numéricos

31, 1-9 Consejos a los reyes

31, 10-31 Alabanzas a la mujer fuerte

Más simple, se puede clasificar en:

1 al 9 La Sabiduría
10 al 31:9 Los Refranes

31:10 al 31:31 Poema a la mujer virtuosa

La sabiduría en Israel

Aún cuando se exprese un cierto conocimiento práctico que permita alcanzar la felicidad, la
sabiduría expresada en los libros sapienciales nunca deja de lado la fe en Yahveh mostrando así su
profundidad religiosa antes que práctica o moral. Las fuentes usadas por estos sabios son los
textos de los profetas. Otra característica es cierta tendencia a personificar o achacar a la sabiduría
acciones humanas.3

La línea argumental del libro está claramente establecida en Proverbios 1:2-7. Se basa en el
concepto de Sabiduría que se expresa en los Libros Sapienciales: el "sabio", que se presenta ante
el pueblo como una persona que proviene de Dios y habla en Su nombre; por lo mismo, el sabio
comparte algunos de los atributos de la divinidad.

En otras oportunidades, la deidad misma asume el papel de sabio, como creador del mundo y
organizador de la moral.

La sabiduría de los Proverbios, en fin, son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al
hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.

Contactos con otras tradiciones

Como la mayoría de la literatura sapiencial, los Proverbios demuestran en varios pasajes que los
sabios que los escribieron (o Salomón mismo) tenían un fuerte contacto y un profundo
conocimiento de la literatura sapiencial de Oriente y especialmente de Egipto.

A pesar de ello, la adaptación a la mentalidad y el espíritu hebreo es perfecto, ya que no traicionan


en ningún momento la estructura tradicional judía, su estilo ni su vocabulario.

Sentido religioso
Además de la monocorde repetición de fórmulas casi idénticas, el libro contiene numerosos
consejos y órdenes pedestres y terrenales, que no parecen tener relación alguna con un mensaje
divino. Sus ideas de la vida y de la relación entre Hombre y Dios son simples y terrenales.

Pero las verdades que expresa son incuestionables para el hombre con experiencia y la mayoría de
los consejos no han perdido su validez a pesar de los miles de años transcurridos. La idea de que el
Hombre ha sido llamado al servicio de Yahvéh no lo dispensa de actuar con sabiduría en los
asuntos de menor rango, porque las virtudes naturales y la sabiduría de la tierra, el campo y la
familia están en la raíz misma de la santidad.

Para comprender acabadamente la literatura de este período se debe entender el punto de vista
de los sabios y Salomón, a saber: la revelación cristiana, con su bien y su mal, su justicia y su
pecado, son muy posteriores a su época, y el concepto de recompensa y castigo en el más allá les
era completamente desconocido.

Es por ello que los estrechos límites de sus enseñanzas parecen insuficientes desde el punto de
vista de la religión y la moral cristianas modernas.

Sin embargo, los sabios que escribieron los Proverbios lo hicieron como transmisores y
depositarios de la sabiduría de sus antepasados, buscando la forma de transmitirla hasta nuestros
días. Si este trabajo no se hubiera efectuado, estas antiguas tradiciones nos serían ajenas por
entero.

Notas

Obra de Cazelles citada en la bibliografía, pág. 617.

Cf. R. WHYBRAY, Some literary Problems in Prov 1-28, VT 1966, págs. 482-496.

En el Nuevo Testamento con el uso de Logos aplicado a Jesús de Nazaret, se indica que la
Sabiduría misma de Dios se ha encarnado.

Véase también

Libros Sapienciales

Ketuvim
Salomón

Libro de los Salmos

Antiguo Testamento

Tanaj

Biblia

Cantar de los Cantares

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Cantar de los Cantares

Monegro-David-Salomon.jpg

El rey Salomón (a la derecha), a quien se atribuye este libro, junto al rey David (Monasterio de El
Escorial).

Idioma Hebreo Ver y modificar los datos en Wikidata

Título original ‫( הַ ִש ִירים ִשיר‬hebreo)

Texto en español Cantar de los Cantares en Wikisource

Contenido

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Libros Sapienciales

Eclesiastés Cantar de los Cantares Libro de la Sabiduría


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Cantar de los Cantares (hebreo ‫הַ ִש ִירים ִשיר‬, Shir Hashirim), conocido también como Cantar de
Salomón o Cantar de los Cantares de Salomón, es uno de los libros del Antiguo Testamento y de la
Biblia hebrea.

El Cantar de los Cantares es una celebración del amor sexual entre dos amantes y consiste de
elogios entre los amantes, las manifestaciones de su deseo, y unas invitaciones a disfrutar de la
unión sexual entre dos personas.12 Por ello, el Cantar es un libro único en la Biblia y no encaja en
ninguno de los principales géneros bíblicos: no se ocupa ni de la Ley, ni de los profetas, no es
propiamente un libro sapiencial, ni examina tampoco la alianza y ni siquiera se ocupa de Dios. En
el Cantar, los amantes se encuentran en plena armonía, y sienten un deseo mutuo y se regocijan
en su intimidad sexual.3

Índice

1 Datos generales

1.1 Etimología

1.2 Colocación

1.3 Autor y fecha

1.4 Canonicidad y uso litúrgico

2 Contenido

2.1 Estructura del cantar

2.2 Esquema

2.3 Contenido general

2.4 Género literario del cantar

3 Interpretaciones

3.1 Las interpretaciones antiguas

3.2 Desde el siglo XVIII hasta nuestros días

3.3 Otras interpretaciones


4 Véase también

5 Notas

6 Bibliografía

7 Enlaces externos

8 Influencia posterior

Datos generales

Etimología

La construcción Cantar de los Cantares tiene valor superlativo, análogo al de otras expresiones
como "Rey de reyes" (Ez 26,7; Dn 2, 37), "Libro de los libros", "Santo de los santos" o Sábado de
sábados. Este honroso tratamiento implica reputarlo "El Cantar por excelencia", superior a todos
los demás y el singular y el excelso entre los de su misma textura. El nombre, concretamente,
dimana del capítulo 1 versículo 1 ("La canción superlativa que es de Salomón") "la canción de las
canciones".

Colocación

En la Biblia hebrea encabeza los libros llamados megillot y se ubica entre Rut y Eclesiastés. En la
Biblia cristiana católica se encuentra entre Eclesiastés y Sabiduría. En la Biblia cristiana protestante
se encuentra ubicado entre los libros de Eclesiastés e Isaías.

Autor y fecha

La introducción a este libro señala a Salomón como autor del libro, y así lo han considerado
tradicionalmente las religiones judía y cristiana. Sin embargo, esta atribución supone que la obra
debió componerse en el siglo X a. C., lo cual se considera inverosímil, pues, como señala el
arqueólogo Israel Finkelstein, los cinco primeros libros de La Biblia no se compusieron hasta el
siglo VII a. C.

La atribución a Salomón es, pues, ficticia, pues la cultura hebraico-bíblica no surge hasta el
cautiverio hebreo en Babilonia. El hebreo empleado en el texto es, además, obviamente tardío y
contiene algunos arameísmos e incluso influencias del griego, lo que sugiere que cuando se
compuso ya estaba escrita la Septuaginta. Por todos esos motivos filológicos y por la simbología de
la obra, Ricciotti sitúa la redacción en el siglo IV a. C.
Canonicidad y uso litúrgico

Su canonicidad fue puesta en duda en el ámbito judío, pero establecida firmemente en el Concilio
de Jamnia. En la tradición cristiana siempre ha sido considerado canónico. Llama la atención el uso
que se da de este libro en la misa en memoria de María Magdalena.

Contenido

Estructura del cantar

Se han propuesto varias interpretaciones sobre la estructura de la obra y el género literario al que
pertenece. Así, Lapide divide el libro en cinco secciones; Muntz, en seis escenas, y Bossuet, en
siete cantos; pero hay aspectos que dan unidad:

Se trata de dos amantes separados, que se buscan ávidamente, claman su amor común, se reúnen
y se ven de nuevo separados, esperando llegar, después de una prueba de que triunfa la amada, a
poseerse definitivamente.

Esquema

El Cantar de los Cantares, al no seguir un orden preestablecido, siempre ha planteado dificultades


a la hora de dividirlo para su estudio. Se lo ha considerado dividido, según las diferentes
consideraciones, en cinco secciones, en cinco cánticos, en seis escenas, en siete poemas y más,
hasta llegar al caso extremo de considerarlo formado por veintitrés cantos. La división más
moderna y aceptada es la siguiente, que consta de un prólogo, cinco poemas y dos apéndices:

El prólogo (1, 2-4)

Primer canto (1, 5 - 2,7)

Segundo canto (2, 8 - 3, 5)

Tercer canto (3, 6 - 5, 1)

Cuarto canto (5, 2 - 6, 3)

Quinto canto (6, 4 - 8, 7)


Hay dos apéndices añadidos con posterioridad (8, 8-14)

Contenido general

A primera vista, el Cantar de los Cantares se estructura como un poema de amor conyugal a voces
o cantos alternos, ajeno a todo plan organizado y que escapa a cualquier categorización rigurosa.

Trata de dos amantes, un joven pastor y una sulamita, que han sido obligados a separarse, que se
buscan con desesperación, declaman su amor en una forma poética altamente sofisticada, se
reúnen y vuelven a separarse, siempre con la profunda esperanza de volver a estar juntos para
siempre, apoyándose en la antigua premisa de que "el amor siempre triunfa". Una de las claves del
Cantar de los Cantares es la forma descriptiva, sensual e inspiradora, con la que se desarrollan
todas las situaciones utilizando la metáfora a través del mundo de la naturaleza, los frutos, las
flores, los capullos, los árboles y la miel, para relacionarlo con los enamorados, el deseo de verse y
el amor profundo entre ambos. Las palabras utilizadas y la forma de usarlas inspiraron muchos
sermones como los de Bernardo de Claraval, quien encontró en las Cántigas, una forma nueva de
expresar el amor hacia Dios.

Género literario del cantar

Panigarola, Jacobi y Guitton afirman que se trata de una obra dramático-lírica. Generalmente se
niega que tenga carácter histórico.

Interpretaciones

Las interpretaciones antiguas

Dado su carácter canónico dentro de la Biblia hebrea, se ha dudado de que se le diera un sentido
literal, abogando más bien por un sentido alegórico. Por esta línea siguen Esdras (4 Esd 5, 24-26),4
el Tárgum y el Talmud. Lusseau afirma:

Algunas torpezas de exégesis más o menos fantásticas no logran oscurecer la concepción esencial
que se formaron del Cantar los judíos: la obra canta las bodas místicas del Señor con su pueblo
escogido.
cf. Cazelles, obra citada en la bibliografía, pág. 657

Los analistas antiguos no judíos se mantuvieron fieles a esta explicación, y lo mismo hacen los
judíos modernos y la inmensa mayoría de las confesiones cristianas: Dios es el perfecto esposo del
pueblo creyente y, como cualquier pareja de amantes, ambos suelen sufrir desilusiones,
desesperanzas y problemas. Con el cristianismo la imagen alegórica se actualizó: el cantar trata del
matrimonio místico de Cristo con su Iglesia. Y aunque las correspondencias de la esposa hayan
variado (la humanidad, el alma fiel del creyente), la interpretación simbólica prima durante
bastante tiempo. Teodoro de Mopsuestia consideraba que el libro era una evocación de la relación
de Salomón con una princesa egipcia.5 En la Edad Media, el exégeta hispanohebreo Abraham ben
Meir ibn Ezra (1089/92-1164/67), escribe en dos versiones (primero en Italia y más tarde en
Francia), un comentario al Cantar en el que aborda su interpretación en forma tripartita
(gramatical, literal y alegórica). El sentido literal, fue vuelto a proponer por Sebastian Castellio (en
el año 1537), en el ámbito judío. A partir de allí, diversos exégetas cristianos, entre los que se
cuenta al mismo Bossuet, le dan una interpretación literal que da pie para la interpretación
alegórica.

La otra escuela sostiene que la obra debe leerse en el sentido literal, es decir, no es más que una
colección de cantos eróticos que celebran el amor humano protagonizado por un hombre y una
mujer (cosa que también mandaría la Biblia). Según algunos analistas, el libro evitaría
cuidadosamente la profanación de este amor, ya que el casamiento del hombre y la mujer estaría
bendito por Dios y deseado por Él. No es la primera vez, como se ha dicho, que el tema es tratado
en el Antiguo Testamento, y la santidad que para la Iglesia significa el matrimonio religioso
justificaría que se lo entienda tanto de manera llana como alegórica.

Desde el siglo XVIII hasta nuestros días

La interpretación alegórica se enriquece con nuevas imágenes, como la de la unión de Salomón


con la sabiduría (Rosenmüller),o la unión entre Israel y Judá (Hug). Al mismo tiempo, la
interpretación literal siguió ganando adeptos como Renan. La interpretación llamada tipológica (es
decir, que al sentido literal se superpone uno alegórico dado a conocer por la misma revelación)
continúa siendo defendida por autores como Miller y Hontheim.

En los años 50 se abrió una nueva forma de considerar el sentido literal: según Dubarle y Audet el
Cantar de los Cantares es un libro que canta y celebra el amor esponsal manifestando el modo
querido por Dios para su desarrollo.
Otras interpretaciones

A lo largo de la historia, se le han atribuido interpretaciones cristianas y cabalísticas: la Virgen


María, la Iglesia como esposa de Jesús (ver Ap: 12) y la Sabiduría. En el ámbito cabalístico, se dice
que la mujer simboliza la sabiduría, en tanto hace alusión a la letra escrita (de color negro en los
rollos de la Torah): «Soy morena, pero hermosa» (Ct 1:5).

Véase también

Antiguo Testamento

Tanaj

Biblia

Homilías sobre el Cantar de los Cantares

Notas

Garrett, Duane (1993). Proverbs, Ecclesiastes, Song of Songs. B&H Publishing Group. ISBN
9780805401141., pág. 193

Alter, Robert (2011). The Art of Biblical Poetry. Basic Books. ISBN 0465028195., pag. 232

Exum, J. Cheryl (2012). "Song of Songs". In Newsom, Carol Ann; Lapsley, Jacqueline E. Women's
Bible Commentary. Westminster John Knox Press. ISBN 9780664237073., p. 248

Éste retoma las imágenes del jardín, del lirio y de la paloma para aplicarlas al pueblo judío.

Esta proposición fue juzgada errónea por el concilio de Constantinopla con duras palabras:
infanda Christianorum auribus (“cosas vergonzosas para los oídos cristianos”).

Bibliografía

Cantera, F. & Iglesias, M. (1975). Sagrada Biblia. Versión crítica sobre textos hebreo, arameo y
griego. 3ª edición 2000, 2ª impresión 2003. Madrid: B. A. C. ISBN 978-84-7914-490-6.

Cazelles, Henry (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento. Barcelona: Herder. ISBN 978-
84-254-1085-7.

Fernández Tejero, Emilia (edit.) (1998/2007). El cantar más bello. El Cantar de los Cantares de
Salomón. Cuarta edición. Madrid: Editorial Trotta. ISBN 978-84-8164-944-4.

Luzarraga, Jesús (2005). Cantar de los Cantares. Editorial Verbo Divino, Estella (Navarra). ISBN 978-
84-8169-695-0.
Solans Mur, Modest (1982). Cantar de los Cantares. Versión del hebreo de Modest Soláns Mur.
Depósito legal SE 498-1982. CDU 223.9.07.

Enlaces externos

Libro del Eclesiastés


Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
No debe confundirse con el Libro del Eclesiástico.

Libro del Eclesiastés

Textos sagrados hebreos en su forma tradicional de rollos.

Idioma Hebreo

Título original ‫( קֹ הֶ לֶת‬hebreo)

Texto en español Eclesiastés en Wikisource

Contenido
 Ecclesiastes 12
 Ecclesiastes 2
 Ecclesiastes 1
 Ecclesiastes 7
 Ecclesiastes 8
 Ecclesiastes 4
 Ecclesiastes 6
 Ecclesiastes 3
 Ecclesiastes 5
 Ecclesiastes 9
 Ecclesiastes 10
 Ecclesiastes 11

Libros sapienciales

Cantar de los
Proverbios Libro del Eclesiastés
Cantares

[editar datos en Wikidata]

El Libro del Eclesiastés (griego ἐκκλησιαστής, Ekklesiastés, hebreo ‫קֹ ֶהלֶ ת‬, Qohéleth,
"eclesiasta", "asambleísta" o "congregacionista"), a veces conocido como el "Libro del
Predicador", es un libro del Antiguo Testamento de la Biblia, y también del Tanaj,
perteneciente al grupo de los denominados Libros Sapienciales, o de enseñanzas. En el Tanaj
judío se ubica entre los Ketuvim (o los "escritos"). En el ordenamiento de la Biblia,
el Eclesiastés sigue a los Proverbios y precede al Cantar de los Cantares, mientras que en
el Tanaj se encuentra entre estos dos mismos libros, pero en orden inverso: le antecede
el Cantar de los Cantares, y le sucede el de Proverbios.
No debe confundirse con el Libro del Eclesiástico, el cual es otro libro sapiencial, de nombre
similar, que forma parte del Antiguo Testamento del Canon Amplio Oriental y Occidental,
sustento de las Biblias propias de las iglesias cristianas ortodoxas, orientales, y de la católica.

Índice

 1Datos generales
o 1.1Nombre del libro
o 1.2Autor y datación
o 1.3Canonicidad
 2Contenidos
o 2.1Críticas desde el cristianismo
 3Libro de las citas
 4Notas
 5Bibliografía
 6Véase también
 7Enlaces externos

Datos generales[editar]
Nombre del libro[editar]
El autor se llama a sí mismo Qohéleth (‫ )קֹ הֶ לֶ ת‬que significa literalmente "el hombre de la
asamblea" o "el representante de la asamblea", el vocero, un tribuno de la asamblea del
pueblo, que cansado de las ideas dominantes, se decide a tomar la palabra.1
En el Tanaj ‫( קֹ ֶ ֶ֣הלֶ ת‬Qohéleth) es el nombre que se da al libro. La Septuaginta griega lo traduce
como ἐκκλησιαστής (Ekklesiastés), que significa “miembro de la congregación" o de la
asamblea (ecclesía), y de ese título se deriva el título español Eclesiastés. Qohéleth ha sido
traducido a partir de Lutero como "el predicador" (Der Prediger) o mejor aún "el orador -
(persona que expone un tema ante una audiencia)". Sin embargo, una traducción más
aproximada de Qohéleth es "el congregador", lo que también aplica mejor a Salomón e
indicaría con qué propósito escribió el autor el libro.
Autor y datación[editar]

Vanidad de vanidades, y todo tipo de vanidad. Óleo que representa al rey Salomón ya anciano
y meditabundo (Isaak Asknaziy, Rusia, siglo XIX).

Eclesiastés es un libro postexílico,2 cuyo autor se llama a sí mismo "hijo de David" y "rey
en Jerusalén" (Eclesiastes 1:1), atribuido tradicionalmente, al igual que el Libro de Proverbios,
al rey Salomón.
Actualmente su autoría se considera un misterio. Varios círculos de eruditos niegan la autoría
salomónica. Comentan que se atribuía a Salomón cualquier obra de tema filosófico eminente
de la que se desconocía el autor y que el estilo literario y el uso de la lengua lo ubica en
tiempo de los persas de Ciro.3 Otro argumento es que el autor dice explícitamente
en Eclesiastes 1:12 que en el momento de escribir el libro ya no era rey " fui rey en
Jerusalén". Sin embargo, quienes defienden la autoría salomónica sostienen que esta última
idea presenta oposición histórica pues Salomón fue el hijo de David que llegó al trono, y que
su comentario "fui" puede ser una figura retórica o poética.
Actualmente la mayoría de los eruditos comentan que conocer la fecha y autoría del libro con
certeza es imposible por falta de evidencias históricas.4 El círculo de comentaristas a favor de
la autoría salomónica lo sitúan en su vejez,5 cuando su filosofía había sido enriquecida por
filosofías foráneas. (1Reyes 10:23-24)
El primero en dudar de la autoría salomónica del Eclesiastés fue Hugo Grocio, en 1644, quien
encontró que en el texto hebreo hay muchas palabras que solamente se encuentran
en Daniel y Esdrás.3 En 1875, en su comentario al Cantar de los
Cantares y Eclesiastés, Franz Delitzsch probó que el hebreo de este último no corresponde a
la época de Salomón y es posterior al exilio.2
El autor parece un hombre incuestionablemente ilustrado. Qohélet conoce lo que pasa fuera
de las fronteras de Israel, ha viajado y ha estado en profundo y prolongado contacto con
el helenismo. Aunque esto es claro, mucho más difícil resulta establecer con cuál de las tres
grandes corrientes de pensamiento helénico comulga o simpatiza: no se sabe si
fue cínico, epicúreo o estoico.
Tanto Siegfried6 como Podechard7 sostuvieron que el libro estaría compuesto por una base
original a la que se han ido añadiendo diversas partes. Ya el epílogo, por el modo en que
menciona al autor, sería de redacción posterior. Otros refranes que echan mano de
cierta métrica muestran quizás la intervención de otro autor. Sin embargo, los indicios no son
suficientes todavía como para afirmar con certeza la diversidad de autores.
La lengua del escrito es ya fuertemente arameizante, con términos que provienen del lenguaje
común de la calle o el mercado3 y con algunos préstamos del persa (como pardes: jardín,
huerto, parque; medina: provincia, distrito, barrio),8 en tanto que las reflexiones corresponden
más bien a un fondo helénico.9
Canonicidad[editar]
Estaba en el canon judío para el siglo I d. C. y aunque se elevaron dudas en ese ámbito,
el Concilio de Jamnia los disipó. Se han encontrado fragmentos del Qohélet en las cuevas
de Qumram. En el ambiente cristiano, solo Teodoro de Mopsuestia opuso o minimizó la
canonicidad del libro.

Contenidos[editar]
La estructura del Eclesiastés se presenta como difusa, o formada por una serie de 35
apartados sin conexión. Pero la Biblia de Jerusalén propone, a juicio de David Gonzalo
Maeso:

 I Parte (1-6):
 Título y prólogo sobre el hastío.
 Cuatro decepciones:
 La gran vida, realización de Salomón.
 La condición mortal.
 El individuo en la sociedad.
 Sátira del dinero y la riqueza.
 II Parte (7-12):
 Prólogo sobre la risa.
 Otras cuatro decepciones:
 Sanción en esta vida.
 Insatisfacción del amor.
 Caprichos de la fortuna.
 La senectud.10
El Eclesiastés se pregunta cómo afrontar la vida, ya que nada en ella es seguro excepto la
muerte. Tiene un tono marcadamente existencial. Reflexiona sobre la fugacidad de los
placeres, la incertidumbre que rodea al saber humano, la futilidad de los esfuerzos y bienes de
los hombres, la caducidad de todo lo humano y las injusticias de la vida.
La incertidumbre de la existencia es el centro de las reflexiones de Kohélet. Nos invita a
disfrutar de la vida, pues nunca podemos estar ciertos de qué nos deparará y también las
alegrías de este mundo son un don de Dios. Recomienda aceptar con serenidad las
desgracias y la adversidad, pues también ellas serán tan pasajeras como lo es todo en la vida
del hombre. La injusticia que con frecuencia domina lo humano, el valor de la sabiduría a
pesar de sus inevitables límites, lo inútil de todo afán del ser humano que necesariamente
concluye con la muerte, son algunos de los temas intemporales sobre los que reflexiona.
Resuena la voz de Kohélet en Ecle. 12, 8 según la versión Reina Valera:
"Vanidad de vanidades", dijo el Predicador, "todo es vanidad"

La traducción del inglés en la NVI del mismo versículo:


"Meaningless! Meaningless!" says the Teacher. "Everything is meaningless"

"Sin sentido! Sin sentido!" dice el Maestro. "Nada tiene sentido"

El Eclesiastés formula varios tópicos literarios universales del desengaño: Edad de oro o
"Cualquiera tiempo pasado fue mejor", Vanitas vanitatum, Ubi sunt?, Nihil novum sub sole...
pero la conclusión principal tiene que ver con el conocido carpe diem: disfruta del día, disfruta
del momento, aprovecha lo que la vida te ofrece para equilibrar el dolor. Quizás el mejor
extracto de esta propuesta existencialista se encuentre en Ecle. 9:
Anda, come con alegría tu pan y bebe de buen grado tu vino, que Dios está ya contento con
tus obras. En toda sazón sean tus ropas blancas y no falte ungüento sobre tu cabeza. Vive la
vida con la mujer que amas, todo el espacio de tu vana existencia que se te ha dado bajo el
sol, ya que tal es tu parte en la vida y en las fatigas con que te afanas bajo el sol. Cualquier
cosa que esté a tu alcance el hacerla, hazla según tus fuerzas, porque no existirá obra ni
razones ni ciencia ni sabiduría en el she'ol a donde te encaminas»
Eclesiastes 9:7-10

El profesor Antonio Bonora muestra con claridad que en el Eclesiastés enseña que la vida
humana está abocada sin remedio a la muerte y a finitud, y, ya que el conocimiento añade
dolor, el pensamiento de la muerte enseña a vivir sin temor la propia condición de criatura,
esto es, de ser finito y limitado; la auténtica culpa existencial consiste en la no aceptación de la
finitud del ser, en la desesperación que surge por no poder llegar a ser como Dios, en
amargarse la existencia en la infinitud del miedo de morir. Cuando el hombre se reconoce y se
acepta, frente a Dios, como criatura finita y mortal, conquista la libertad de disfrutar de la vida
y de sus dones sensacionales.11
Se señala a menudo la conexión del Eclesiastés con el Libro de Job. La pregunta ética por la
justicia, o la pregunta por el sentido del sufrimiento, que Job plantea, tiene un contexto de
creencias semejante. Así, al final del Libro de Job, éste, al depositar su confianza en Dios,
alcanza una vida larga y próspera y mucha descendencia, la máxima expectativa de un ser
humano.
Críticas desde el cristianismo[editar]
El Eclesiastés ha sufrido variadas críticas, que dependen exclusivamente de citar fuera de
contexto y en forma aislada algunas de sus afirmaciones. Así, se lo ha acusado
de pesimista, escéptico y epicúreo.
Estos así llamados "errores" desaparecen cuando se contempla a Kohélet en el marco de la
sociedad, la religión y la filosofía de su época, ya que el libro se adapta muy bien a la doctrina
hebrea de aquel tiempo y a los principios éticos y morales del judaísmo sin contradecirlos en
nada.
No es infrecuente que desde posturas cristianas se eche en falta en el Eclesiastés un sentido
de la trascendencia de la vida más allá de la muerte. Lo cierto es que el dogma cristiano de la
inmortalidad del alma no forma parte de las creencias del judaísmo originario, aunque si hace
referencia de la trascendencia espiritual en el Capítulo 12:7 El Eclesiatés es un clásico libro
sapiencial cuya intención parece marcado en enseñar a vivir y acompañar al hombre en los
vaivenes de su vida. Cobra pleno sentido que disfrutemos cuanto podamos de ésta y no nos
desesperemos cuando la fortuna nos sea contraria. Todo pasará. Hemos de mantener nuestra
confianza en Dios, no porque nos premie con la eternidad, sino porque Él es la única garantía
de justicia y sentido que en vano buscaremos en el mundo humano.

Libro de las citas[editar]

Detalle del techo de la capilla de los huesos en Évora (Portugal) con la cita "Melior est dies
mortis die nativitatis" (Ec. 7.1)

Representación fotográfica libre de una de las frases que se pueden encontrar en el libro: Vi
todas las obras que se habían hecho bajo el sol, y, ¡mira!, todo era vanidad y un esforzarse
tras viento (Ec. 1:14)

Es el libro más citado de la Biblia, incluso en la vida diaria, aunque el que utiliza sus dichos no
sepa de dónde provienen:
 "Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (1:2),
 "Lo que fue, eso será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se hará; no se hace nada nuevo
bajo el sol" (1:9),
 "Todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay
tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar
y tiempo de reír; tiempo de lamentarse y tiempo de danzar; tiempo de esparcir las piedras
y tiempo de amontonarlas; tiempo de abrazarse y tiempo de separarse; tiempo de buscar
y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de tirar; tiempo de rasgar y tiempo de
coser; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo
de guerra y tiempo de paz" (3:1-8);
 "Las generaciones de hombres vienen y van, pero la tierra permanece" (1:4),
 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos
han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá
memoria en los que serán después" (1:10-11).
 "Todos van al mismo lugar; todos han salido del mismo polvo y al polvo volverán" (3:20),
 "Hay gente honrada que es tratada como si cometiera cosas malas, y hay gente malvada
que es tratada como si hiciera cosas buenas" (8:14);
 "Las palabras del sabio son como aguijones" (12:11),
 "Escribir libros es una tarea sin fin" (12:12)
 "Todos los ríos terminan en el mar, y el mar no se llena" (1, 7)
 "Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el
uno levantará al otro; pero ¡ay del hombre solo! Cuando cayere, no habrá segundo que lo
levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se
calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres
dobleces no se rompe pronto" (4: 9-12)
 En la mucha sabiduría hay mucha angustia, y quien aumenta su conocimiento, aumenta
su dolor (1:18)

Notas[editar]
1. Volver arriba↑ Ubieta, José Ángel (1967) "Eclesiastés"; Biblia de Jerusalén: 856 n.
Bilbao: Desclée de Brouwer.
2. ↑ Saltar a:a b Delitzsch, Franz (1875) Hoheslied und Koheleth. Dörffling und Francke.
Leipzig.
3. ↑ Saltar a:a b c Seow, Choon-Leong (1996) "Linguistic Evidence and the Dating of the
Qohelet"; Journal of Biblical Literature 115 (4): 643-666.
4. Volver
arriba↑ http://isbndb.com/book/ecclesiastes_an_introduction_and_commentary. Falta
el |título= (ayuda)
5. Volver
arriba↑ http://books.google.com.mx/books?id=CkoAH9UpUUoC&printsec=frontcover&
dq=Ecclesiastes:+Interpretation:+A+Bible+Commentary+for+Teaching+and+Preachin
g&hl=es#v=onepage&q=Ecclesiastes%3A%20Interpretation%3A%20A%20Bible%20C
ommentary%20for%20Teaching%20and%20Preaching&f=false. Falta
el |título= (ayuda)
6. Volver arriba↑ Siegfried, Carl J.; Wilhelm Frankenberg und Wilhelm Nowack
(1898) Prediger und Hoheslied. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht.
7. Volver arriba↑ Podechard, Emmanuel (1912) L'Ecclésiaste. Paris: J. Gabalda.
8. Volver arriba↑ García-Treto, Francisco (2010) Job, Proverbios, Eclesiastés y Cantar
de los Cantares: 89-90. Justo L. González, editor general. Augsburg Fortress.
9. Volver arriba↑ Krüger, Thomas; Orville Cole Dean and Klaus Baltzer (2004) Qoheleth:
a commentary. Fortress Press.
10. Volver arriba↑ Cf. David Gonzalo Maeso, Manual de historia de la literatura hebrea.
Madrid: Gredos, 1960.
11. Volver arriba↑ Cf. Antonio Bonora, Guía espiritual del Antiguo Testamento. El Libro de
Qohélet, 1994.

Bibliografía[editar]
 BLOOM, HAROLD (2005). ¿Dónde se encuentra la sabiduría?. Taurus. ISBN 978-987-04-0151-3.
 CAZELLES, HENRY (1981). Introducción crítica al Antiguo Testamento. Barcelona:
Herder. ISBN 84-254-1085-1.
 Vílchez Líndez, José (1994). Eclesiastés o Qohélet. Editorial Verbo Divino. ISBN 978-84-7151-
669-5.
 KUSHNER, HAROLD S. (2000). Cuando nada te basta. Booket. ISBN 987-1144-88-1.

Véase también[editar]
 Libro de Job
 Antiguo Testamento
 Biblia
 Epicureísmo
 Escuela cínica

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