Estructura Del Proceso 1 para Blackboard
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DEPARTAMENTO DE DERECHO
SECCIÓN PRIMERA
LOS REQUISITOS
I REQUISITOS SUBJETIVOS (1)
1. EL JUEZ (2)
A. UNIDAD DE LA JUDICATURA(4)
a. La jurisdicción. (5)
1) Regla General: (6) Las asignaciones jurisdiccionales son regladas. La jurisdicción civil es la residual.
2)Poderes(7) a) Decisión(8). B) Ejecución(9). c) Cautelar(10). d) Correccional(11). e) Control de constitucionalidad. (12).
3) Tipos (13) a) Civil(14). b) Penal (15). c) Laboral(16). d) Familia(17). e) Agraria (18) f) Contencioso Administrativa(19). g)
Constitucional (20). h) Parlamentaria (21). i) Disciplinaria (22). j) Especiales(23). k) Excepcional (24).
Transitoria. Arbitral (25). k) Coactiva (26).
4)Conflictos a) Positivos. (28)
(27) b) Negativos (29)
c) Decisión. (30)
5)Efectos a) Positivos. Principio de perpetuatio iurisdictionis.(32)
(31) b) Negativos. 1. Rechazo de plano de la demanda. (34)
(33) 2. Causal de nulidad procesal. (35)
3. Causa para sentencia inhibitoria. (36)
4. La falta de jurisdicción constituye vía de hecho acusable en tutela. (37)
b. La competencia. (38)
1) Regla general: (39) Las asignaciones de competencia son regladas. La competencia civil residual le corresponde a los jueces civiles del circuito.
2) a) Subjetiva(41) 1. Asignación Legal. (42)
2. Prevalencia. (43)
1. Asignación. 1. Naturaleza 1. Asignación Legal. (47)
(45) Del asunto. (46) 2. Prevalencia. (48)
F b) Objetiva.(44) 2. Cuantía. (50) 1. Mayor: (51)
a 2. Menor: (52)
c 3. Mínima: (53)
t 2. Prevalencia. (54)
o 1. Asignación. 1. Regla General. (57)
r c) Territorial. (56) 2. Asignación legal (58). Fueros o foros.
e (55) 3. Prevalencia. (59)
s 2. Concurrencia. (60)
(40) 1. Instancias. 1. Única. (63)
(62) 2. Primera. (64)
d) Funcional. 3. Segunda. (65)
(61)
2. Recursos 1. Casación. (67)
Extraordinarios.(66) 2. Revisión. (68)
a) Positivos. (70)
3) Conflictos. (69) b) Negativos. (71)
c) Decisión. (72)
a) Positivos.- Aplicación del perpetuatio iurisdictionis.(74)
b) Negativos.(75) 1. Rechazo de plano de la Demanda. (76)
4) Efectos. (73) 2. Causal de nulidad. (77)
4. La incompetencia constituye vía de hecho acusable en tutela..(78)
c. Compatibilidad. (79)
1) Impedimentos. (80) a) Causales. .(81)
b) Decisión. .(82)
2) Recusaciones. (83) a) Causales. .(84)
b) Decisión. .(85)
3 Efectos.(86) 1. Positivos de la imparcialidad. (87)
2. Negativos- 1. Pérdida de la competencia del juez. (89)
Incompatibilidad 2. Ilegalidad de los actos procesales. (90)
(88) 3. La incompatibilidad constituye vía de hecho acusable en tutela (91)
4. Responsabilidad. 1. Civil. (93)
(92) 2. Penal. (94)
3. Disciplinaria. (95)
2. TIPOS DE PRETENSIONES.(216)
a. Pretensiones de cognición. (217)
1) Declarativas. – Constitución de una situación jurídica. 1. Positivas. (219)
(218)
2. Negativas. (220)
2) Constitutivas – Crea, modifica o extingue situaciones jurídicas. (221)
3) De condena. – Impone una situación jurídica. (222)
b. Pretensiones de ejecución. (223)
1) Pretensión procesal ejecutiva de dación. (224)
2) Pretensión procesal ejecutiva de transformación. (225)
3) Pretensión procesal ejecutiva de distribución. (226)
3. EFECTOS (227)
a. Relativos a la relación sustancial. (228)
1) Interrumpe la prescripción. a) Reclamación. (230)
(229) b) Notificación. (231)
2) Impide la caducidad. (232) a) Reclamación.(233)
b) Notificación.(234)
c) Que la interrupción a la prescripción e inoperancia de la caducidad no sea declara
ineficaz. (235)
3) Constitución en Mora. (236) a) Reclamación.(237)
b) Notificación.(238)
b. Relativos a la actividad procesal. (239)
1) Respecto del nacimiento del proceso. (240)
1) Solo la pretensión engendra un proceso. (241)
2) La pretensión determina la clase de proceso a adelantar . (242)
3) Determina la jurisdicción y competencia del juez. (243)
4) Fija los hechos y el tema decidendum.(244)
2) Respecto del desarrollo del proceso. (245)
1) Determina los hechos materia de prueba (246)
2) Determina la admisibilidad de los medios de prueba para probar los hechos que la soportan. (247)
3) Determina la carga de prueba para los hechos base de la pretensión. (248)
4) La pretensión procesal determina el mantenimiento y conclusión del proceso judicial. (249)
3) Respecto de la decisión del proceso. (250)
1) Obliga a que sea decidida en una sentencia. (251)
2) Determina el contenido de la sentencia. (252)
3) Determina el alcance de la sentencia. (253)
2. EFECTOS. (256)
a. Positivos. (257
1) Admisión de la Acumulación de Pretensiones. (258)
2) Adecuación del procedimiento. (259)
b. Negativos. (260)
1) Inadmisión de la demanda para el caso de la acumulación inicial. (261)
2) Negación de la acumulación. (262)
LA RESISTENCIA. (263)
b) 1- a- Estas consecuencias jurídicas provienen del derecho procesal: Cosa Juzgada y pleito pendiente. (366).
Contenido
(365) b- Postulación de los hechos que desarrollen estas excepciones con indicación de los despachos
P
judiciales en donde cursó y o cursa el proceso. (367).
R
c- Señalamiento, con precisión, de las partes y la materia ya sometida a juzgamiento en el otro
O
despacho judicial. (368).
C
E 2- a- La Cosa Juzgada y el pleito pendiente se pueden alegar como excepción de fondo y como
S Formalida impedimento procesal (mal llamadas excepciones previas). (370).
A d b- Como excepciones de fondo se deben alegar en la contestación de la demanda; y como impedimento
(369). procesal (mal llamado excepciones previas) en escrito separado. (371).
L
3- Efectos a- La postulación de este tipo de excepciones impide que se estudie la pretensión procesal. (373).
7
E (372) b- Si se postulan como impedimentos procesales (mal llamados excepciones previas) se fallaran
S a través de incidente o como recurso de reposición dentro del proceso ejecutivo. (374).
(34 c. Si se postulan como impedimentos procesales se fallarán en la sentencia. (375).
0).
3) Pretensiones. (376)
a). 1- a- Invocación de una pretensión procesal, en principio, excluye la inicialmente planteada. (379).
Conte- b- La pretensión procesal excluyente puede tener como contenido, la reclamación de la misma
nido. consecuencia jurídica, que la principal, pero difieren en los hechos. (380).
(378). c- La pretensión procesal excluyente puede tener como contenido, la reclamación de distinta
consecuencia jurídica, que la principal, pero difieren en los hechos y en las normas jurídicas invocadas.
(381).
R d- La pretensión procesal de la reconvención puede no excluir la principal. (382)
E e- La pretensión procesal de la reconvención no excluyente de la principal se basará en hechos distintos,
C pero con igual o distinto fundamento jurídico. (383).
O f- c- Incumbe a quien demanda en reconvención, la carga de la prueba de los supuestos de hecho en que
N basa su pretensión. (384).
V 2- a- Necesidad de una demanda con todos los requisitos legales. (386)
E Forma b- Se debe alegar dentro del plazo para contestar la demanda. (387)
N -lidad. c- Se debe producir admisión de la demanda. (388)
C (385).
d- Se debe postular los medios probatorios para su demostración. (389)
I e- Se debe equilibrar el procedimiento trabando la litis con el reconveniente. (390).
Ó 3- a- Se produce una acumulación de pretensiones. (392)
N Efec- b- Si la consecuencia jurídica reclamada en la reconvención no excluye la principal, tendrá efectos de
(377).
tos acumulación simple. (393)
(391). c- Si la consecuencia jurídica reclamada en la reconvención excluye la principal, tendrá efectos de
acumulación subsidiaria. (394)
d- Si la consecuencia jurídica reclamada en la reconvención no excluye la principal, ambas pueden ser
actuadas o denegadas en la sentencia, o una si y la otra no. (395).
e- Si la consecuencia jurídica reclamada en la reconvención excluye la principal, la prosperidad de ésta
hace nugatorio el estudio de la reconvención. (396).
f- Sólo cuando es improspera la pretensión principal se habilita al juez para decidir sobre la
reconvención. (397).
b) 1- a- La cosa o el derecho controvertido por la demanda principal debe ser reclamado, total o
I Con- parcialmente, por el interviniente (400).
N teni b- La pretensión por el interviniente puede estar basada en una norma jurídica igual o distinta de la
T do. reclamada en la demanda, pero con supuestos fácticos distintos. (401)
E (399) c- Incumbe al interviniente ad excludendum la carga de la prueba de los supuestos de hecho en que
E
N X basa su pretensión. (402).
T C 2- a- Necesidad se ser invocada a través de una demanda con todos los requisitos legales.(404)
E L For- b- La nueva pretensión que postula el interviniente debe dirigirse contra demandante y demandado
R U ma originarios. (405).
V D (403). c- Postulación de los hechos y las pruebas pertinentes y conducentes respecto de la nueva pretensión
E E involucrada. (406).
N N d- La pretensión del interviniente debe tener el mismo trámite que se le asignó a la principal. (407).
C D e- La oportunidad de tal reclamación precluye con la sentencia de primera instancia. (408).
I U 3- a- La admisión de la demanda del interviniente integra un litisconsorcio necesario pasivo entre
O M Efec- demandante y demandado. (410).
N (398)
tos b- Se produce acumulación de pretensiones, entre la inicialmente planteada y la que postula el
(409). interviniente ad excludendum. (411)
A
c- La acumulación de pretensiones entre interviniente y la demanda originaria será de carácter
D
subsidiario. (412).
d- Improspera, totalmente, la pretensión del interviniente será condenado en costas, multa y per-juicios
a favor del demandante o demandado, según el resultado de la sentencia entre estos. (413).
2) No contestación. (444). Produce el efecto de indicio grave o confesión ficta sobre los hechos de la demanda. (445)
3) a) Contestación de la demanda. (447)
Allanamiento. b) Aceptación expresa de los hechos. (448)
(446) b) Aceptación expresa de las pretensiones.(449).
c) Eficacia del allanamiento(450).
4) a) Liquidación del crédito(452).
Pago(451). b) Pago de la liquidación y costas-consignación (453).
c) Exoneración del pago de costas. (454)
a) Actos de impulso.(462)
b) 1- a- Atribución 1. Nombramientos: Peritos – Auxiliares de Justicia. (466)
Actos Personales. de un poder.(465) 2. Autorizaciones:(467)
de (464)
direc- b- Atribución 1. 1. De ciencia.(470) Comunicaciones. (471)
ción. de un deber. Intimacio 2. De voluntad. 1. Citación.(473)
(463) (468) nes. (472) 2. Emplazamiento.(474)
(469)
3. Requerimiento.(475)
2. Correcciones Disciplinarias.(476)
2- Reales : Exhibiciones.(477)
3- Actividad.(478)
c) Actos de 1-Documentación.(479)
constancia. (479)
2- Incorporación.(480)
2) Actos de ordenación. (461)
3) Actos de decisión. (481)
a) Autos. (482)
b) 1- Unica a) De los jueces civiles municipales. (485)
Sentencias. Instancia. b) De la Corte Suprema de Justi- 1. Exequatur. (487)
(483) (484) cia.Sala de casación Civil. (486) 2.Responsabilidad patrimonial de Magistrados (488)
9
2- Primera a) De los jueces civiles municipales. (490)
Instancia. b) De los Jueces civiles del circuito. (491)
(489) c) De los Tribunales Superiores. Responsabilidad patrimonial de Jueces. (493)
Sala Civiles. (492)
e- Apreciación 1. Análisis conjunta de los hechos probados para establecer cual desvirtúa a otro.
conjunta de todos (661)
los hechos respec- 2. Análisis conjunto de los hechos probados con los hechos no probados pero
to de todos los me- graduados en probabilidad. (662)
dios probatorios. 3. Análisis de los hechos no probados a fin de establecer que les falto de prueba.
(660) (663)
5- a. Si los hechos probados son 1. Las alegadas. Se hace el mismo estudio que para las pretensiones
Subsunción de suficientes para acceder a la procesales.(666)
los hechos pretensión se estudian las 2. Oficiosamente las no alegadas. Excepto: Prescripción, compensa-
probados en el Excepciones (665) ción y nulidad relativa sustancial. (667)
supuesto fáctico b- Si los hechos probados 1. Decretar pruebas de oficio sobre hechos no probados. (669).
de las normas a son insuficientes, se hace un 2. Si persiste el hecho incierto se aplica carga de prueba. (670)
aplicar. estudio de los hechos no 3. O desplazamientos de carga de prueba.(671)
(664) probados. (668)
4- Súplica. a- Contenido.(741)
(740) b- Decisión.(742)
SECCIÓN SEGUNDA
EL PROCEDIMIENTO(825)
1. FASE DE NACIMIENTO
a. La demanda.(827)
1) Formalidad. a)Requisitos 1- Generales. (830)
(828) (829) 2- Especiales. (831)
b) Anexos. 1- Generales. (833)
(832) 2- Especiales. (834) a- Prueba de haberse intentado la conciliación previa. (835)
b-Los exigidos por la ley para cada proceso en particular.
(836)
3- Imposibilidad de acompañar anexos. (837)
2) Dinámica. a) Presentación. (839)
(838). b) Reparto. (840)
c) Radicación. (841)
d) Pronuncia- 1- Auto admisorio- a- Admisión expresa. (844)
miento sobre Formalidades. (843) b- Determinación de las partes. (845)
la demanda. c- Trámite a seguir. (846)
(842)
d- Orden de notificaciones. (847)
e- Reconocimiento de abogados. (848)
2- Inadmisión. (849) a- Causales. (850)
b- Señalamiento de los defectos. (851)
c- Plazo para la corrección. (852)
d- Admisión o rechazo de la demanda. (853)
3- Rechazo de a- Falta de Jurisdicción. (855)
plano. (854) b- Falta de Competencia. (856)
14
c- Caducidad. (857)
e) Sustitución y retiro de la demanda. (858)
El proceso judicial esta dotado de una estructura que permite presentarlo de manera ordenada, y que va a conducir a
los actores del mismo por senderos seguros. La falta de una estructura será la ocasión propicia para la
improvisación y de pronto para el olvido de temáticas que resultarán decisivas en el éxito del mismo. Los elementos
estructurales del proceso corresponden a SUS REQUISITOS, SU PROCEDIMIENTO Y SUS EFECTOS. En estas tres
categorías creo está soportada la esencia del proceso en toda su extensión.
Los requisitos corresponden a los elementos mínimos que deben acudir para la estructuración del proceso judicial. Si
uno de ello falla no es posible decir que estamos frente a un proceso judicial, podríamos estar frente a otra figura
aun jurídica, pero que no constituiría un proceso de este tipo.
(2) REQUISITOS SUBJETIVOS. El proceso como institución jurídica que es, requiere de la presencia de sujetos.
No hay institución jurídica que no los tenga, ellos son de su naturaleza. Se trata de precisar los sujetos mínimos que
deben acudir a cualquier tipo de proceso. La falta de uno de los sujetos mínimos puede variar la connotación de la
institución jurídica (proceso), por otra de distinta condición. Tales sujetos mínimos son: El Juez, las partes y en
algunos procesos civiles, El Ministerio Público. Cada uno de estos sujetos va a jugar un rol distinto, pero todos
encaminados al fin común del proceso. La satisfacciones de las pretensiones que de involucrarán en el proceso.
(3) EL JUEZ. El juez constituye el sujeto más importante del proceso. A él se le confía el ejercicio de la jurisdicción.
Sin juez podemos decir que no hay proceso. Pueden existir algunos sujetos distintos de los jueces para ofrecer
soluciones a los conflictos entre los ciudadanos, como los amigables componedores, los conciliadores. Etc., pero
estos no tendrán la condición de jueces y por tanto sus actuaciones no serán jurisdiccionales. Los jueces son dotados
por el Estado de Jurisdicción, de Competencia, y deben actuar con imparcialidad, desarrollando así el principio
supremo del proceso. Esta imparcialidad se desarrolla a través de las causas de impedimentos y recusaciones que la
ley consagra y que implica que un juez inmerso en una causal de este tipo debe separarse del conocimiento del
proceso.
(4) UNIDAD – JUDICATURA. Inicialmente se estudiara los requisitos que corresponden a cualquier juez civil. Este
capítulo corresponde al juez en su unidad, para diferenciarlo del siguiente que corresponde a los jueces plurales.
(5) Jurisdicción. Definición. En términos muy generales, se define la jurisdicción como la potestad que tienen los
jueces para decidir definitivamente sobre las pretensiones procesales que los asociados someten a su conocimiento, y
una vez decididos hacer cumplir lo decidido. De la jurisdicción surgen una serie de poderes para quien la ejerce: la
de decidir, la de ejecutar, la de cautelar, la correccional y la de control de constitucionalidad de los derechos
fundamentales (acción de tutela).
(6) Regla general. La regla general aplicable a las jurisdicciones consiste en que estas son de creación
constitucional o legal. En consecuencia ningún funcionario puede arrogarse competencia que no le ha sido asignada
legalmente.
(7) Poderes que emanan de la jurisdicción. Los jueces, por el sólo hecho de recibir la designación, reciben una
serie de poderes que debe usar para el cumplimiento de su misión. Estos poderes pueden ser sintetizados así:
(8) Poder de decisión. Con este poder el juez de la causa está autorizado para tomar la decisión definitiva que el
caso requiere. Con este poder cumple la justicia su primer cometido, el de decidir con autoridad la controversia que
ha sido sometida a su examen, entregando un reparto justo a los asociados. Por razón de este poder el juez tiene la
potestad de interpretar tanto las normas sustanciales como procesales aplicables al caso concreto. Por tanto, el
actuar del juez no es de simple confrontación. Él va mucho más allá. El juez esta sometido a la aplicar las normas al
amparo de los principios consagrados en la Constitución Política, toda vez que el decir que se hace justicia, solo se
puede predicar en la medida que la decisión judicial tenga respaldo constitucional. Así lo ha entendido la
jurisprudencia de la Corte Constitucional. (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-366/00. Magistrado Ponente: Dr. ALFREDO
BELTRAN SIERRA). (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T/320/93. Magistrado Ponente: Dr. CARLOS GAVIRIA DIAZ).
(9) Poder de ejecución. Hace referencia al poder que tiene el juez de hacer cumplir la decisión judicial. Si las
decisiones judiciales no se cumplen, el aparato estatal volará en mil pedazos. Sin embargo, este es uno de los
aspectos que mayor retardo en nuestra administración de justicia se tiene. En algunos casos más tiempo dura el
cumplimiento de la sentencia que el proceso mismo, haciendo o nugatoria la justicia o haciéndola tardía, siendo esta
circunstancia uno de los gérmenes generadores de incredulidad en el aparato judicial, por parte de los asociados.
(CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-329/94. Magistrado Ponente: Dr. JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO).
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(10) Poder cautelar. Al lado de los dos poderes clásicos emanados de la jurisdicción, el de decisión y ejecución, se
vienen abriendo paso otros que constituyen herramientas muy valiosas para el cumplimiento de su misión, por los
jueces. Se trata, en primer lugar, del llamado poder cautelar. Mediante el cual el juez esta autorizado para tomar las
medidas y actuaciones que la ley le permite para asegurar el cumplimiento de la sentencia. Estas actuaciones
cautelares que pueden ir desde una ejecución anticipada de una sentencia, pasando por la ejecución provisional de
la sentencia, hasta llegar a las llamadas medidas cautelares que corresponden a la policía de proceso, en donde el
juez esa autorizado para remover los obstáculos que pudieren hacer de la sentencia una simple decisión contenida en
el papel, y muy lejos de ser realidad. Este poder dota al juez de la posibilidad de asegurar, desde el inicio del
proceso, los elementos que le permitirían hacer efectiva la sentencia. Por ello, paraliza bienes en cabeza del deudor,
para luego realizarlos en pública subasta, y luego satisfacer el crédito cobrado. Es decir, el juez se encuentra en el
dilema de actuar, contrarrestando el peligro de daño en que se encuentra el acreedor paralizando los bienes del
deudor, o no actuar dejando los derechos del deudor en su cabeza y esperar que este voluntariamente cumpla la
sentencia. La ley optó por lo primero, en consecuencia, las cautelas tienen que ver con la ejecución de la sentencia, e
impedir que esta sea burlada por acción de los demandados. REGLAS GENERALES. Esta figura de la tutela
cautelar, plantea una serie de reglas que el funcionario que ha de conocer del proceso no puede descoser a la hora
de adoptarlas. Pues la ley, no dio un poder general de cautela. Es decir, no es que el juez pueda adoptar las
medidas cautelares que le parezcan, sino que el mismo legislador se las señaló con anterioridad. Parámetros de los
cuales no puede salirse el juez. a) La taxatividad. Quiere decir que el juez sólo puede decretar y practicar las
cautelas debidamente autorizadas por el legislador. b). La cautela debe recaer sobre los bienes del deudor. Es decir,
Estas medidas no pueden ser utilizadas indiscriminadamente hasta llegar a afectar derechos de terceros ajenos al
proceso. No. Solamente los demandados en el proceso pueden soportar las cautelas. c). Se decretan a petición de
parte. El juez ordena una medida cautelar siempre que medie una petición de la parte interesada. Sin embargo, en
esta materia hay algunas pocas excepciones en donde se permite un actuar oficio del juez. d) Se debe jurar ante el
juez que las cautelas pedidas sólo afectaran los derechos del demandado. e) Las cautelas deben ser proporcionales a
lo reclamado en la demanda, ellas no pueden ser utilizadas para los excesos ni los abusos de los acreedores. f) Se
debe ofrecer caución para garantizar los perjuicios que con ellas se pudieren ocasionar. g) Si las cautelas
practicadas causan perjuicios a las partes, o a terceros el peticionario de las mismas debe indemnizar los perjuicios.
h) Si terceras personas resultan afectadas con las cautelas, están tienen la posibilidad de oponerse a ella y obtener
el levantamiento de las mismas. Las distintas legislaciones pueden exonerar algunos de estos postulados, pero
necesitarán norma expresa que así lo indique. (CORTE CONSTITUCIONAL. SENTENCIA. C-039 DE 2004. MAGISTRADO
PONENTE. DR. RODRIGO ESCOBAR GIL).
(11) Poder correccional. La función jurisdiccional otorga al juez el poder correccional. Consistente este en
atribución del juez para sancionar a empleados públicos y particulares que incumplan sus ordenes, a quienes le
falten al respeto en el ejercicio de sus funcionares. Tal función correccional se encuentra consagrada en el artículo
39 del C.P.C., y en la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia, Ley 270 de 1996, a partir del artículo 58.
(CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-037/96. Magistrado Ponente: Dr. VLADIMIRO NARANJO MESA).
12) Poder de control de constitucional. Además de las anteriores funciones que cumplen los jueces de la República,
la función jurisdiccional se extiende hasta otorgar un control de constitucionalidad de la normatividad que han de
aplicar, por vía de excepción. Es la llamada excepción de inconstitucionalidad. Asimismo, es de anotarse, que en
nuestro medio, el sistema de control de constitucionalidad vigente es el llamado difuso, el cual no es entregado en
forma total y exclusiva a un sólo tribunal o corte sino que tal control se le entrega a todos los jueces y por tanto
deben cumplir con esta misión. Mediante el control difuso a todos los jueces les corresponde aplicar la excepción de
inconstitucionalidad cuando de una norma jurídica contradice los postulados constitucionales, y en tal caso deja de
aplicar tal norma para darle prevalencia a la constitución. Desarrollándose de paso el principio de supremacía de la
Constitución. De otro lado, dentro del control difuso se encuentra la función que tienen todos los jueces para
adelantar la acción de tutela, cuando los derechos fundamentales ha sido quebrantados o esten en peligro de ser
quebrantados, por cualquier funcionario público y aún por particulares. Tal mecanismo de protección a la
constitucionalidad de la vida jurídica del país y como mecanismo subsidiario a la tutela ordinaria cuando esta no
opera o es insuficiente fue entronizado en nuestra Constitución de 1991 en su artículo 86 y desarrollado por el
Decreto 2591 de 1991. En el acto legislativo No. 1 de 1968 se mantuvo la excepción de inconstitucionalidad pero
paso a ser el artículo 215 de la Carta política, en donde se mantuvo hasta la Constitución de 1991 en donde fue
ubicada en el artículo 4o. En el Título I de los principios fundamentales, adquiriendo así su máxima expresión, al ser
reputada como principio rector, del naciente, Estado Social de Derecho. CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-
50/99.)
13). Tipos de Jurisdicción. Clasificación Constitucional. Ell art. 116 de la carta, que hace parte de la Organización
del Estado dispone que cumplen con función jurisdiccional los siguientes entes: “La Corte Constitucional, la Corte
Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía General de la Nación,
Los tribunales y los jueces, administran justicia. El Congreso ejercerá determinadas funciones judiciales.
Excepcionalmente la ley podrá atribuir función jurisdiccional en materias precisas a determinadas autoridades
administrativas. Sin embargo, no les será permitido adelantar la instrucción de sumarios o juzgar delitos. Los
particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia en la condición de
conciliadores o en la de árbitros habilitados por la partes para producir fallos en derecho o en equidad, en los
términos que determine la ley”. Por su parte el artículo 234 de la constitución señala la jurisdicción ordinaria, el
236 la jurisdicción contencioso administrativa, el 239 a la jurisdicción constitucional, el 245 de jurisdicciones
20
especiales, el artículo 249 a la Fiscalía General de la Nación, el artículo 254 del Consejo Superior de la Judicatura.
Sin embargo, esta asignacione de jurisdicción no se ha considerado muy técnica, pues no cubre a todas las entidades
que pueden cumplir con jurisdicción como la disciplinaria y la coactiva. Y de otro lado la nomenclatura usada es
confusa y contradictoria en algunos aspectos. Sin embargo, podemos elaborar la siguiente clasificación utilizando al
máximo la misma nomenclatura señalada por la constitución: a) Jurisdicciones permanentes. Las que cumplen de
ordinario con esta función: Civil, la Penal, la Laboral, la de Familia, la Agraria, la Contencioso Administrativa, la
Constitucional, La parlamentaria que cumple el Congreso, la disciplinaria. b) La Especial. Esta nomenclatura esta
reservada en el artículo 246 de la Constitución para las autoridades que cumplen función jurisdiccional en las
comunidades indígenas y los jueces de paz. c) La Excepcional. Este tipo de jurisdicciones son las que cumplen
determinadas autoridades administrativas, en precisas materias señaladas por la ley. Sin embargo, no les es
permitido juzgar delitos. Dentro de esta encontramos la función jurisdiccional que cumplen los funcionarios de cobro
coactivo fiscal. Más adelante nos detendremos en ella. d) La Transitoria. Este tipo de jurisdicción la ejercen
instituciones que se conforman para un asunto y luego se desintegra. Tal es el caso de los Tribunales de
Arbitramento, la Amigable composición, etc. e) La coactiva. Que correspondería a la que cumplen los organismos de
control como Contraloría y Procuraduría. Veámoslas por separado:
14) Jurisdicción Civil. Regla General. De acuerdo con el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil,
corresponde a esta jurisdicción el conocimiento de los asuntos que no esten asignados a otra jurisdicción especial.
De tal manera, que los demás tipos de jurisdicción solo pueden conocer de los asuntos que expresamente les asigna
la Constitución o la Ley. Constituye entonces la jurisdicción civil la jurisdicción residual. En conclusión no puede
existir asunto que no tenga jurisdicción, porque: o le corresponde a una especial por expreso mandato de la
Constitución o la L ey, o le corresponde a la civil por vía residual.
(15) Jurisdicción Penal. El artículo 28 de la Ley 906 de 2004 establece que la jurisdicción penal ordinaria es única
y nacional, con independencia de los procedimientos que se establezcan en este código para la persecución penal. Y
le corresponde la persecución y el juzgamiento de los delitos cometidos en el territorio nacional, y los cometidos en
el extranjero en los casos que determinen los tratados internacionales.
(17) Jurisdicción de Familia. Esta jurisdicción fue creada por el Decreto 2272 de 1989, decreto denominado: "Por
el cual se organiza la jurisdicción de familia...". La intención de la creación de esta función jurisdiccional, además
de su separación de la civil, fue darle mayor especialidad a los jueces y funcionarios que han de actuar en esta. Ya
que los conflictos de familia, por ser esta el núcleo esencial del Estado, requieren de jueces con mayores
conocimientos no sólo desde el punto de vista jurídico sino de la ciencias auxiliares, tales como la sicología, etc., y
por lo sensibilidad que los asuntos requieren, tanto por los sujetos que pueden verse afectados tales como los
padres, pero especialmente los hijos, como por la institución básica de la sociedad como es la familia. Sin embargo,
esta independencia y separación de la jurisdicción civil no fue radical, ya que en la actualidad la sala de casación
civil del la corte Suprema de Justicia conoce de los asuntos de familia a los cuales se les asignó este recurso.
Además que la Ley Estatutaria de la Justicia establece la creación de salas de familia para los tribunales superiores
de distrito judicial, así como la creación de circuitos judiciales, de juzgados de familia. (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.
Auto de agosto 25 de 1992. Expediente No. 3930. Magistrado Ponente: Dr. CARLOS ESTEBAN JARAMILLO SCHLOSS).
(18) Jurisdicción Agraria. La jurisdicción agraria fue creada por el decreto 2003 de 1989, denominado: "Por el cual
se crea y organiza la jurisdicción agraria". Esta jurisdicción fue separada de la jurisdicción civil, y a la cual se le
encargo el conocimiento y decisión de los conflictos que se originen en las relaciones de naturaleza agraria. Sin
embargo, tal separación no ha sido total ya que la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia también
conoce de los recursos de casación que sean concedidos en materia agraria. Es de anotarse, que el artículo 202 de la
Ley 270 de 1996 reasignó el conocimiento de los asuntos de naturaleza agraria a la jurisdicción civil, hasta tanto no
entre en funcionamiento en su totalidad.
19) Jurisdicción de lo contencioso administrativa. Se considera al Acto Legislativo número 3º. de 1910 la creadora
de la jurisdicción contencioso administrativa y que fuera desarrollada por la ley 130 de 1913. Tal función
jurisdiccional fue ejercida por el Consejo de Estado y los Tribunales Administrativos. Como atribuciones de esta
función se encuentran la llamada acción de nulidad contra los actos generales en interés del orden jurídico y la
acción privada contra los actos de los particulares que infringieran o quebrantarán derechos de carácter civil. De
donde surgió por vía jurisprudencial la llamada acción mixta, en donde la acción de nulidad estaba encaminada a
anular el acto que desconociera un derecho civil como por quebranto del ordenamiento jurídico. Posteriormente fue
derogada la ley 130 de 1913 y entró a regir la ley 167 de 1941 que configuraba el código contencioso administrativo.
En donde se entrega a esta función jurisdiccional el control de los actos de la administración con las excepciones
consagradas por Constitución y la misma ley. Se dio regulación legislativa a la llamada acción de plena jurisdicción
en donde se permitía que como consecuencia de la nulidad de un acto administrativo se restableciera no sólo el
derecho civil infringido sino el derecho administrativo desconocido o vulnerado. Asimismo, se entronizó la
suspensión provisional de los actos acusados, como la prohibición de que tales actos sean reproducidos en lo
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sustancial, salvo autorización de la ley. De otro lado, se dio ingreso a la acción indemnizatoria contra la
administración por los perjuicios causados por hechos u operaciones administrativas. Tal código contencioso
administrativo fue reemplazado por el Decreto-Ley 01 de 1984, en desarrollo de las facultades extraordinarias que el
Congreso de la República le confirió al Gobierno, mediante la Ley 58 de 1992, para reformar la Ley 167 de 1941. Es
de anotarse que el Decreto-Ley 01 de 1984 fue objeto de acción de inconstitucionalidad el cual fue declarado
exequible por la Corte Suprema de justicia mediante sentencia de 30 de agosto de 1984.
(21) La parlamentaria.
(23) Jurisdicciones especiales. Designaremos como jurisdicciones especiales, en primer términos a las que las
Constitución de 1991 les dio tal condición. Pero especialmente a las que por su condición de sub generis no pueden
ser ubicadas dentro de las tradicionales por no pertenecer específicamente a la organización estatal, entre ellas
tenemos: a. La Jurisdicción Indígena. El artículo 246 de la Constitución Política otorgó funciones jurisdiccionales,
dentro de su ámbito territorial, a las autoridades de los pueblos indígenas, teniendo en cuenta sus propias normas y
procedimientos. Ante el reconocimiento de esta de este tipo de jurisdicción se hace necesario un estudio muy
detenido de sus alcances a fin de no cometer errores que pueden ser nefastos para la convivencia de los pueblos
indígenas y en sus relaciones con las demás comunidades no indígenas. Varios aspectos habrá de tenerse en cuenta
para observar esta forma de juzgamiento, que no pueden mirarse con la misma óptica con que se miran los procesos
no pertenecientes a la jurisdicción indígena, tales como: El derecho indígena es eminentemente consuetudinario y
por tanto no escrito. Que los valores, normas y comportamientos que rigen una comunidad indígena pueden diferir
de los de otra comunidad también indígena. Que los principios que informan los juicios dentro de las comunidades
indígenas son opuestos o distintos a los que informan el proceso judicial que conocemos. Que la cosmovisión del
mundo que tienen estas comunidades es distinta de la que tenemos nosotros. Por tales razones, habrá de tenerse
mucho cuidado a fin de no enfrentar culturas y la utilización de mecanismos judiciales nuestros, deberán tener una
total flexibilidad para poderlos adaptar al sistema de aplicabilidad de las culturas indígenas. b. La jurisdicción de
paz. La Constitución de 1991, en su artículo 247 crea la jurisdicción de paz, dejando en manos de la ley la creación
de los jueces de paz quien han resolver esencialmente conflictos individuales y comunitarios. Esto es, se trata de una
jurisdicción paralela a la función judicial ordinaria a quien la ley deberá señalar sus competencias y definir los
conflictos a resolver. Para tal efecto la ley 497 de 1999 en donde se crearon los jueces de paz y se reglamentó su
organización y funcionamiento. Y varios reparos se han efectuado a la concepción que de la jurisdicción de paz
acogió la citada ley. La primera de ellas, es el origen popular en la selección de los jueces de paz. Si bien es cierto
la Constitución en su artículo 247 no impone tal elección, sino que lo deja a discreción de la ley, esta ingenuamente
cayó en la trampa del populismo y el democratismo a ultranza. Como sabemos, las elecciones populares en nuestro
medio siguen siendo manipuladas por el clientelismo, el gamonalismo y los barones electoreros que se apoderan de
los cargos de elección popular (como las alcaldías y las gobernaciones) imaginemos que puede pasar ahora en que
puede elegirse los jueces de paz. Esperamos que esta institución no vaya a convertirse en una frustración más para
el pueblo colombiano. El ejemplo lo tenemos a la vista, la elección popular de alcaldes que en su momento se
consideró como un avance democrático, pero hoy por hoy se ha convertido en el foco de corrupción más grande del
país y especialmente en la contratación administrativa. En segundo lugar, Si este va a ser el origen de los jueces de
paz, imaginemos ahora que estos puedan resolver los conflictos individuales y comunitarios de los que la ley les da
competencia, en equidad. La equidad no implica contraria a la ley, todo lo contrario, acorde con la ley. La ley, para
su conocimiento requiere de unos estudios básicos para su correcto entendimiento y aplicación, ahora imaginemos
la equidad manejada por quienes desconocen los fundamentos constitucionales de la ley.
(24) La excepcional. La jurisdicción concursal de las Superintendencias. La Ley 222 de 1995 otorga función
jurisdiccional a la Superintendencia de Sociedades, para conocer, de modo privativo, de los procesos concursales de
personas jurídicas, llámense sociedades, cooperativas, corporaciones, fundaciones o sucursales extranjeras,
siempre que no estén sujetas a un régimen especial de intervención o liquidación. En tales condiciones, de acuerdo
con la Ley 222 de 1995, artículo 98, numeral 7o., le corresponde al superintendente de sociedades, en la providencia
que abre el trámite del concordato, decretar el embargo de los activos del deudor.
(25) La transitoria. Jurisdicción Arbitral. El arbitraje surge de un acuerdo de los contratantes que deciden someter
sus diferencias a la solución de un árbitro o un tribunal de arbitramento. Tal decisión la pactan en una cláusula
contractual denominada: Cláusula Arbitral, o a pesar de no haberse pactado en el inicial contrato, posteriormente,
las partes deciden someter un conflicto surgido de su contrato a través de un compromiso, esto es, un documento que
se denomina: Acuerdo de Compromiso. El arbitraje históricamente fue concebido como un mecanismo alterno de
solución de conflictos. En donde las formas procedimentales estaban más a la disposición de los contratantes. Y por
tanto, las partes contractuales derogaban la jurisdicción civil para someterse a la decisión arbitral. Sin embargo, la
ley regula la forma de instalación de los tribunales de arbitramento, las entidades que pueden ejercerlo y en fin las
disposiciones que deben tenerse en cuenta para que aquel alcance su cometido y en especial sea reconocido por el
Estado. El arbitraje en nuestra legislación utiliza diferentes nomenclaturas así: Arbitraje Independiente o ad hoc, o
sea el organizado para caso por caso. El tribunal se constituye directamente por las partes para la solución de un
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conflicto y luego se disuelve. Arbitraje Institucional (expresión utilizada por la Ley 23 de 1991, arts. 91 a 95,
Decreto 2651/ 91 art. 11 cuya vigencia se postergó mediante La ley 162 de 1995, por un año más) o arbitraje
administrado, es el realizado por entes nacionales o internacionales y/o por la ley. Arbitraje especial o especializado,
referido a actividades particulares especializadas, como la de las bolsas de valores o de productos en relación con
los efectos, valores o mercancías que se negocien en ellas, o al transporte, o al seguro. Arbitraje gremial se refiere a
todo tipo de conflictos entre afiliados a un determinado gremio profesional o empresarial, como el que puede
patrocinar cualquier entidad profesional o gremial o religiosa. Arbitraje obligatorio o forzoso cuando la ley lo
impone en razón a que está de por medio el interés público y es necesaria una rápida colisión al conflicto, como los
conflictos de trabajo; o es voluntario cuando las partes espontáneamente acuden a este mecanismo para dirimir sus
conflictos. Se llama arbitraje en derecho (arbiter juris) aquel en que el laudo se dicta aplicando reglas de derecho a
la solución del conflicto; arbitraje en conciencia (ex aequo et bono) cuando el laudo puede apartarse de las reglas
jurídicas y decidir según su "leal saber y entender" o "verdad sabia y buena fe guardada". Arbitraje técnico para
referirse al peritaje decisorio. Arbitraje formal o ritual cuando esta sometido a reglas jurídicas de procedimiento.
Arbitraje informal o irritual cuando son las partes y el tribunal quienes establecen las reglas. El arbitraje en
materia civil y comercial. En la Ley 105 de 1890, se autorizó someter a la decisión arbitral las controversias
susceptibles de transacción y por los procedimientos legales. Luego establecida para tal efecto la Ley 103 de 1923 y
la Ley 105 de 1931 mantuvieron como fuente del arbitraje solo el compromiso, ya que la cláusula compromisoria
se reguló a partir de la Ley 2a. de 1938, esta normatividad fue demandada por inconstitucional. Siendo declaradas
constitucionales (Sentencia de la Corte Suprema de Justicia, sentencia del 26 de mayo de 1969, artículos acusados
1214 a 1227 del C.J. y la ley 2a. de 1938). Es de anotarse que la Constitución anterior a 1991 no tenía norma
expresa que autorizara someter asuntos a la decisión de los tribunales de arbitramento razón por la cual y con base
en el artículo 58 de la misma carta se entendía que la " justicia es un servicio público a cargo de la nación..." , pero
dejarlo al resorte de la ley el establecimiento de los Tribunales y Juzgados que habrían de administrarla. El arbitraje
institucional. La ley 111 de 1890 (primera regulación de las Cámaras de Comercio) dispuso en su art. 7o. Que
conforme al art. 163 de la decreto Constitución, las Cámaras de Comercio tendrán carácter de tribunales de
comercio, como árbitros o como amigables componedores, a fin de solucionar los conflictos entre comerciantes que
voluntariamente quieran someterse a su decisión y prescindir de los juzgados y tribunales ordinarios. La ley 28 de
1931 asigna a la Cámara de Comercio entre otras la función de prestar sus buenos oficios a los comerciantes a los
acreedores y deudores y también de servir de tribunal de comercio para resolver como árbitro o amigable
componedor las diferencias que ocurran entre comerciantes. La Legislación ésta reiterada en el actual Código de
Comercio (art. 86, num, 6, 7, 8). Es decir, esta clase de arbitraje (institucional) surgió en nuestro país del seno de las
cámaras de comercio. Con la ley 23 de 1991, arts. 90 a 117 (modificatoria del decreto 2279 de 1989, y con las
modificaciones del decreto 2651 de 1991 se dispuso que el arbitramento institucional es el que se realiza a través de
los CENTROS DE ARBITRAMENTO que se organicen con sujeción a dicha ley. Así, el art. 91 de la ley 23 permite a
las asociaciones, fundaciones, agrupaciones, corporaciones, cámaras de comercio que organicen sus propios centros
de arbitraje, previas las autorizaciones del Ministerio de Justicia. Asimismo es de anotarse que tanto el decreto 2279
de 1989 como la ley 23 de 1991 fueron modificadas por la ley 446 de 1998.
(26) La Coactiva. a) La jurisdicción Coactiva fiscal. El artículo 91 de la Ley 42 de 1993, en desarrollo del numeral
5o. del artículo 268 de la Constitución Nacional, el Contralor General de la República ejerce jurisdicción coactiva
para el cobro de deudas fiscales; en tal evento puede decretar los embargos y secuestros correspondientes, según el
artículo 95 de dicha Ley. También es preciso anotar que está permitido practicar medidas cautelares sobre los
bienes del supuesto responsable, sometido a proceso de responsabilidad fiscal, en los términos del artículo 12 de la
Ley 610 de 2000. Antes de la vigencia de la constitución de 1991, la jurisprudencia había establecido que la función
coactiva fiscal correspondía una actuación de carácter administrativa. En desarrollo de los privilegios exorbitantes
que se le reconocen a la Administración. El Consejo de Estado, en 1969, cambió su criterio y reconoció carácter
judicial a las actuaciones adelantadas dentro del proceso coactivo fiscal. La Constitución de 1991, otorgó función
jurisdiccional excepcional a entes administrativos, en los términos de la ley, según hemos visto anteriormente. Pero
la nueva jurisprudencia de la Corte Constitucional ha mantenido el criterio de ser esta función, una de carácter
administrativa y no jurisdiccional. Este criterio fue reiterado por providencias del 1 de septiembre de 1937 (G.J.
XLV. No. 1929). Del Consejo de Estado de 15 de junio de 1965 (Anales 407,408, TLXIX, 1965, p. 297). La Corte
Suprema de Justicia, en acción de inexequibilidad, y con ponencia del Magistrado Fabio Morón Díaz, reiteró este
criterio, al afirmar que la función en estudio era administrativa, toda vez que orgánicamente ha sido asignada a
funcionarios de la Rama Ejecutiva del Poder Público, y porque materialmente las decisiones que con base en dicha
atribución se dictaran se circunscribían a ejecutar un acto administrativo, pero no podían resolver cuestiones
relativas a las excepciones , a las apelaciones, ni a analizar la validez del acto que servía de título, por lo que tales
decisiones no podían estar investidas de la fuerza de la cosa juzgada, característica propia de las providencias
judiciales definitivas. Por su parte el Consejo de Estado, en providencias posteriores consideró que la función que se
cumple con la función coactiva fiscal era judicial y no administrativa. La Constitución de 1991, otorgó función
jurisdiccional excepcional a entes administrativos, en los términos de la ley, según hemos visto anteriormente. Pero
la nueva jurisprudencia de la Corte Constitucional ha mantenido el criterio de ser esta función, una de carácter
administrativa y no jurisdiccional. (Sentencias T-445/94 y C-666/00). Pero, ¿qué importancia tiene el establecer si
tales actuaciones corresponden al ejercicio de una función jurisdiccional o a una función administrativa? Que si se
trata de una función jurisdiccional, la decisiones tomadas en el curso del proceso coactivo fiscal, no pueden ser
objeto de revisión por la jurisdicción contencioso administrativa y las decisiones finales adoptadas dentro de estos
asuntos tendrían efectos de cosa juzgada. En caso contrario, si se trata de una función administrativa, no tendrán
23
tales efectos. Nótese que el artículo 835 del Estatuto Tributario permite acusar ante la jurisdicción de lo
Contencioso Administrativo las resoluciones que fallan las excepciones y ordenan seguir adelante la ejecución. Por
tanto la conclusión no se hace esperar: La llamada jurisdicción coactiva fiscal, no es una función judicial sino
administrativa. Pues de esta no se puede predicar: Independencia por cuanto siendo el funcionario un miembro de la
administración en ella se predica, por naturaleza la dependencia. Imparcialidad por cuanto los intereses de la
administración, del cual el funcionario que cobra la obligación tributaria, están vinculados al proceso. No se puede
decir que actúan como jueces, pues su potestad no llega hasta atribución correccional. No tiene control de
constitucionalidad de los derechos fundamentales por vía de tutela, solo de este se podría predicar la aplicación de
la excepción de inconstitucionalidad, pero esta es predicable de todos los funcionarios jurisdiccionales o no. b) La
jurisdicción de cobro coactivo de entes administrativos del sector central. Las entidades públicas del orden
nacional, como los ministerios, departamentos administrativos, organismos adscritos y vinculados, la Contraloría
General de la República, la Procuraduría General de la Nación y la Registradora Nacional, de acuerdo con el
artículo 112 de la Ley 6ª de 1992 tienen jurisdicción coactiva para hacer efectivo créditos exigibles a favor de las
mencionadas entidades y de la Nación. Nótese que la Ley 6ª de 1992 no otorga jurisdicción coactiva a los entes
territoriales, tales como los departamentos o municipios. De tal manera, que el gobernador no tiene jurisdicción
coactiva, pero sí los alcaldes ya que a éstos les fue otorgada mediante el literal d, del numeral 6º del artículo 91 de
la Ley 136 de 1994 y, por tanto, éstos pueden delegarla en los tesoreros municipales, pudiendo ellos decretar
embargos y secuestros para garantizar el recaudo de los tributos. La Unidad Administrativa Especial-Dirección de
Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, que corresponde al Ministerio de Hacienda y Crédito Público que hace
parte de la administración pública central, sólo puede ser titular de jurisdicción excepcional, en los términos del
inciso tercero del artículo 116 de la Constitución. Dicha entidad cumple con la primera exigencia constitucional,
pues mediante la Ley 6ª/92 se le otorga funciones administrativas, en otras a los Ministerios. Y las materias precisas
que debe atender, se las asigna el Estatuto Tributario a partir del artículo 823 y s.s. que corresponde al Decreto-Ley
624 de 30 de marzo de 1989. c) Jurisdicción coactiva de empresas oficiales. Las empresas oficiales del Estado han
sido autorizadas, expresamente por la ley, para ejercer el cobro coactivo de algunos tipos de créditos. Tal es el caso
de la Ley 142 de 1994, modificada por la Ley 689 de 2001, que en artículo 130 dispuso que para el cobro de las
deudas derivadas de la prestación de servicios públicos domiciliarios se debe acudir ante la jurisdicción ordinaria o
por la vía de la jurisdicción coactiva. En consecuencia, las empresas oficiales que adelanten dicha ejecuciones
podrán decretar los embargos que aseguren dichos créditos. Asimismo la Ley 100 de 1993 entregó a las entidades
administradoras del Régimen de Prima media con prestación definida, la utilización del cobro coactivo para hacer
efectivos sus créditos.
1ER DIA
(27) Conflictos de jurisdicción. De acuerdo con el artículo 256 de la Constitución establece
como atribución, entre otras, del Consejo Superior de la Judicatura, las de dirimir los
conflictos de competencias entre las distintas jurisdicciones. LEGISLACIÓN .CONSTITUCIÓN DE
1991. ARTÍCULO 256. NUMERAL 6. Corresponden al Consejo Superior de la Judicatura o a los consejos seccionales,
según el caso y de acuerdo a la ley, las siguientes atribuciones: (...). 6. Dirimir los conflictos de competencia que ocurran
entre las distintas jurisdicciones. (...). La redacción de esta norma constitucional nos da a entender
que entre las distintas jurisdicciones lo que existe es un conflicto de competencias y no de
jurisdicciones propiamente dichas, con lo cual se descartaría hablar en cualquier caso de
conflictos de jurisdicciones pues si éste no se pregona entre las distintas jurisdicciones no se
podría plantear en ningún caso. Sin embargo, considero que a pesar de la redacción de la
norma constitucional, lo que se estaba refiriendo es al conflicto de jurisdicciones que se
presenta entre los distintas tipos de jurisdicciones, reservándose el conflicto de competencias
al conflicto que se presenta entre los distintos jueces de una misma rama por la asignación o
no de una materia que es propia de esa jurisdicción, así por ejemplo, si la competencia
radica en un juez civil municipal o de circuito según el caso. No podríamos sostener que
entre la rama penal y la civil lo que existe es un conflicto de competencia y no de
jurisdicción. Pues la rama civil y la penal tienen determinado con precisión su ámbito de
atribuciones y definidas las atribuciones a cada jurisdicción en el seno interno de estas lo
que existe es un conflicto de competencias.
(28) Conflictos positivos de jurisdicción. Los efectos positivos que produce la competencia
corresponden, esencialmente, a que el juez del conocimiento queda habilitado para adelantar
el juzgamiento, y proferir decisión final sobre la causa. No siendo posible despojarlo del
proceso, a menos que existiere causa expresamente consagrada en la ley, como por ejemplo
una causal de impedimento o recusación.
(31) Efectos.
(34) Rechazo de plano de la demanda. El artículo 85 del C.P.C., permite al juez rechazar de
plano de demanda cuando este carezca de la competencia que le ha asignado el demandante.
Con lo cual deberá enviar la documentación presentada al juez que considere competente
dentro de la misma jurisdicción civil.
(35) Causal de nulidad procesal. El artículo 140 numeral 2. del C.P.C., sanciona con nulidad
la incorrecta asignación y atribución de la competencia. Es de recordar que la competencia
es reglada y ningún juez puede asumir el conocimiento de asuntos si la ley expresamente no
se los asigna.
(36) Causa para sentencia inhibitoria. Los procesos se adelantan para que sean resueltos
definitivamente por un juez. No es adecuado para el cumplimiento de la función judicial, que
las partes y los jueces no tengan el suficiente cuidado frente a la asignación de la
competencia. La jurisprudencia ha sancionado tal descuido con la producción de un fallo
inhibitorio, en donde la justicia sale menguada, porque la causa no fue decidida.
(37) Vía de hecho. La arrogación de una jurisdicción que le corresponde al juez constituye
vía de hecho que puede ser reclamada por vía de tutela. La asignación de la jurisdicción o es
constitucional o legal, y no puede accederse a ella si no esta expresamente asignada al juez.
(46). Factor objetivo por la naturaleza del asunto. Corresponde esta asignación de
competencia a la consideración que especialmente ha tenido el legislador para entregar el
conocimiento del asunto a cierto y determinado juez. Tal consideración corresponde al tipo
de pretensión procesal que se está reclamando en el proceso.
(54) Prevalencia de la competencia objetiva. De acuerdo con el artículo 24 del C.P.C. son
prevalente las reglas de competencia por el valor, sobre las del territorio.
(56) Asignación. Esta corresponde a una asignación HORIZONTAL. Para los asuntos civiles,
las reglas están asignadas en el artículo 23 del Código de Procedimiento Civil. Manejando el
concepto de fuero o foro.
(57) La regla general. Corresponde al domicilio del demandado. Es decir, las personas se
demandan en su domicilio. (Fuero de domicilio). Pero esta regla de carácter general, puede
ser excluida cuando el legislador asigna directamente dicha competencia territorial a un juez
en especial o teniendo en cuenta otras consideraciones.
(58) Fueros o foros. Dentro de la competencia territorial, el Código de Procedimiento Civil
en su artículo 23, maneja el concepto de fueros o foros para la asignación del juez
competente. Tales son:
1) Fuero personal: Domicilio del demandado. Residencia del demandado. Domicilio del
demandante. Artículo 23 numerales 1,2,3.
2) Fuero real. Lugar en donde se encuentran ubicados los bienes. Numerales 9 y 10 del
artículo 23 del C.P.C.
3) Fuero contractual. Lugar de cumplimiento del contrato. Numeral 5 del artículo 23 del
C.P.C.
4) Fuero social. Domicilio principal de la sociedad. Numerales 6 y 7 del artículo 23 del
C.P.C.
5) Fuero familiar. Domicilio conyugal mientras el demandante lo conserve. Numeral 4 del
artículo 23 del C.P.C.
6) Fuero sucesoral. Último domicilio que el causante haya tenido en el territorio nacional.
Numeral 14, 15 y 16 artículo 23 del C.P.C.
(59) Prevalencia. Que consiste en que solamente los jueces señalados en la norma son
quienes pueden conocer de determinado asunto, y por ninguna circunstancia puede ser
conocido por un juez distinto al asignado en la norma, ni admite interpretaciones que
pudieren cambiar tal asignación. Por ejemplo, el caso del numeral 10 del artículo 23 antes
referido, en donde se asigna el conocimiento de los procesos de pertenencia, de modo
privativo, al juez del lugar en donde se encuentra ubicado el bien materia de la prescripción.
En consecuencia, este juez y sólo a este juez puede atribuírsele tal competencia. En cuanto a
la prevalencia, el artículo 24 del C.P.C., la competencia por razón del territorio se subordina
a la asignada por naturaleza del asunto y por cuantía. Es decir, para el factor territorial, la
prevalencia se predica entre los fueros especiales, respecto del fuero general.
(63) Única instancia. Esta competencia ha sido asignada a los jueces civiles municipales o
promiscuos municipales. Corresponde a las causas más pequeñas por razón de su cuantía. Y
dentro de la organización de la carrera judicial para los jueces, esta instancia es asignada a
los jueces con menos experiencia o sin ninguna experiencia. De alguna manera, esta es una
forma de discriminación. La causa pequeña para algunos puede ser la causa grande para la
parte en el proceso, y ésta tiene derecho, dentro de un Estado Social de Derecho, a un juez
experimentado. Porqué los mejores jueces son asignados para las causas con gran peso
económico?. Por la categoría de colombianos que existen: de mínima, de menor y de mayor
cuantía. Se debe propugnar porque no haya sino una sola categoría de jueces civiles. Y estos
conocerán de tanto de todas las cuantías. Nótese que además estos procesos por razón de
única instancia no tienen apelación para ninguna de las decisiones que allí se tomen. Es
decir, Fuera de la inexperiencia del juzgador encima sus decisiones no tienen control judicial
por una segunda instancia. Que desgracia. Es de anotarse que además de las competencias
asignadas por el artículo 14 del C.P.C., a los jueces municipales, la reforma de la Ley 794 de
2003, entregó a estos, con exclusividad, la llamada competencia a prevención que traía el
artículo 18 del C.P.C., para ahora denominarla “Competencia privativa de los jueces
municipales”.
(64) Primera instancia. La primera instancia para la jurisdicción civil está repartida entre
los juzgados civiles municipales y los juzgados civiles del circuito. Le corresponde la primera
instancia a los juzgados civiles municipales, sobre los asuntos de menor cuantía. Y a los
circuitos en primera instancia los de mayor cuantía. Artículos 15 Y 16 del C.P.C.
(65) Segunda instancia. La segunda instancia está asignada a los jueces civiles del circuito
para los asuntos que conocen en primera los jueces civiles municipales. Y las Salas Civiles de
los Tribunales Superiores de Distrito Judicial hacen la segunda instancia de los asuntos que
conocen los jueces civiles del circuito en primera. Es de recordar que la segunda instancia la
genera el recurso de apelación.
(66) Recursos extraordinarios. Los recursos extraordinarios constituyen una nueva instancia
judicial. Pero sí generan competencia funcional, para la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia y para las Sala Civiles de los Tribunales Superiores de Distrito Judicial,
respecto de los recursos de casación y revisión
(68) Recurso de Revisión. El Recurso de revisión está asignado a las Sala Civiles de los
Tribunales Superiores de Distrito Judicial, respecto de los recursos de revisión contra las
sentencias dictadas por los jueces civiles municipales y de circuito. Y a la Sala de Casación
Civil de la Corte Suprema de Justicia respecto de los recursos de revisión contra las
sentencias dictadas por los Tribunales Superiores de Distrito Judicial y por la misma Corte.
(69) Conflictos de competencia. Es posible que en entre los distintos jueces civiles exista
controversia por la asignación de las competencias que le son asignadas por la ley. A esta
controversia la ley las denomina “Conflictos de competencia” . Pero la misma ley se ha
encargado de regular la solución a tales conflictos.
(74) Efectos positivos. Los efectos positivos que produce la competencia corresponden,
esencialmente, a que el juez del conocimiento queda habilitado para adelantar el
juzgamiento, y proferir decisión final sobre la causa, y los demás jueces de la misma
categoría y sede la pierden. Ejemplo: Si al juez primero civil del circuito de Bogotá, se le
asigna por reparto un asunto los demás pierden la competencia para su conocimiento, pero
en principio todos los jueces de dicho circuito era competentes para conocer del asunto. No
siendo posible despojarlo del proceso, a menos que existiere causa expresamente consagrada
en la ley, como por ejemplo una causal de impedimento o recusación.
(75). Efectos negativos. Los efectos negativos hacen referencia a la equivocada asignación de
la competencia. Que puede ir desde la asignación inicial que hace el demandante, hasta el
propio conocimiento del juez de la causa, veámoslos por separado:
(76) Rechazo de plano la demanda. El artículo 85 del C.P.C., permite al juez rechazar de
plano de demanda cuando este carezca de la competencia que le ha asignado el demandante.
Con lo cual deberá enviar la documentación presentada al juez que considere competente
dentro de la misma jurisdicción civil.
(77) Causal de nulidad. El artículo 140 numeral 2. del C.P.C., sanciona con nulidad la
incorrecta asignación y atribución de la competencia. Es de recordar que la competencia es
reglada y ningún juez puede asumir la competencia de asuntos si la ley expresamente no se
los asigna.
(82) Decisión. De acuerdo con el artículo 149 del Código de Procedimiento Civil, el mismo
juez que considere que le concurre una causal de recusación debe separarse del conocimiento
del asunto. Y dictará un auto en donde manifiesta tal circunstancia y ordenará que el
expediente pase al juez que habrá de reemplazarlo, si el impedimento lo encuentra justificado
asumirá, mediante auto, el conocimiento del asunto. Si no lo considera justificado ordenará
pasar el expediente al superior inmediato para que decida sobre la legalidad del
impedimento.
(83) Recusaciones. Como se advirtió anteriormente, el artículo 150 del C.P.C. establece las
causales de recusación, es decir, las causas por la cuales un juez, magistrado o conjuez deben
separarse del conocimiento de un asunto. Si el juez voluntariamente no se separa de dicho
conocimiento, una vez producida la causal, la partes pueden provocar la recusación y en
consecuencia obtener la separación de juez de manera forzada. A esto es lo que la ley
denominada “recusación”.
(85) Decisión. La recusación se presenta ante el juez que está conociendo del proceso con
indicación de la causal correspondiente. Si el juez acepta la causal en la misma providencia
ordenará pasar el expediente al juez que lo deba reemplazar. Si no acepta los hechos que se
alegan como configurativos de la causal ordenará pasar el expediente al superior quien
decide sobre la recusación del juez.
(86) Efectos. Los efectos que las causales de recusación producen corresponden a la
presencia o no de dichas causales dentro del proceso. Y por tanto estas pueden ser positivas o
negativas.
(87) Positivos. Los efectos positivos que producen los impedimentos y las recusaciones se
pueden observar de dos puntos de vista. a) La garantía que otorga la ley a las partes que el
juzgamiento se hará dentro del desarrollo del principio supremo del proceso: la
imparcialidad. b) Una vez declarado el impedimento o la recusación, el juez que ha de seguir
conocimiento del asunto asume la competencia lo que lo habilita para decidir la causa.
(88) Negativos. Los efectos negativos que producen las causales de recusación pueden ser
variados, y en
Consecuencia se pueden sistematizar así:
(89) Pérdida de la competencia. El juez al cual le concurra una causal de recusación debe
separarse inmediatamente del conocimiento del proceso. Es decir, pierde la competencia y no
puede seguir el adelantamiento del mismo ni producir su decisión.
(90) Ilegalidad de actos procesales. Los actos producidos por el juez, una vez incurso en una
de las causales de recusación, carecen de validez. El artículo 154 del C.P.C., ordena la
suspensión del proceso desde el momento en que el juez se declara impedido o se radica en la
secretaría del despacho judicial el escrito de recusación. Y a su vez el artículo 140 numeral
5., sanciona con nulidad la actuación producida después de producida una causal de
suspensión del proceso.
(91) Vía de hecho. El juez al cual le concurre una causal de impedimento o recusación debe
separarse de inmediato del conocimiento del asunto, pues no constituye garantía de justicia.
Si el juez tercamente insiste en mantenerse al frente del conocimiento del asunto dará lugar a
una vía de hecho que será acusable mediante acción de tutela.
(92) Responsabilidad de los jueces. La actuación de los jueces debe ser acorde con las
normas de la moralidad en el cumplimiento de la función judicial. Por ello, el no separarse
un juez del conocimiento de un proceso cuando le concurre una causal de recusación puede
dar lugar a responsabilidades de su parte. Las cuales pueden ser civiles, penales y
disciplinarias.
(94) Responsabilidad Penal. La conducta desplegada por un juez, y que da lugar a la causal
de recusación puede conducir a la comisión de delitos que serán de conocimiento y decisión
de la justicia penal.
(97) Sala plena. La primera categoría de salas para los jueces colegiados corresponde a la
sala plena de la Corte Suprema de justicia, que de acuerdo con el artículo 16 e la Ley 270 de
1996, esta integrada por todos los magistrados de la corporación. Es de anotarse que las
funciones otorgadas a esta sala por el artículo 17 de dicha ley, corresponden más a funciones
de carácter administrativo, como elegir el secretario general entre otros. Sin embargo, podría
decirse que cumple algunas funciones que pueden reputarse de jurisdiccionales la
consagrada en el numeral 3 de dicho artículo 17 que corresponde: “Resolver los conflictos
de competencia en la jurisdicción ordinaria que no correspondan a alguna de sus salas o a
otra autoridad judicial”. Es decir, que un conflicto de competencia entre la sala de casación
civil y otra sala de la misma Corte será resuelta por el pleno de la Corte Suprema de Justicia .
Sala de Casación Civil. De acuerdo con el artículo 16 e la Ley 270 de 1996, la Corte
Suprema de justicia está integrada por cinco salas, entre las que se encuentra la Sala de
Casación Civil, Agraria y Familia con un número de 7 magistrados. Y en lo que corresponde
al cumplimiento de la función jurisdiccional, se le asigna la actuación como tribunal de
casación dentro de la especialidad civil. Es decir, tal función que corresponde a la decisión de
los recursos de casación lo será por el pleno de la Sala de Casación Civil. Asimismo el
artículo 25 del C.P.C., le confiere competencia para resolver los recursos de revisión, el
exequatur, los procesos contenciosos en que sea parte un agente diplomático acreditado ante
el gobierno de la República, los procesos de responsabilidad de que trata el artículo 40 del
C.P.C., Las acciones impetradas contra los actos administrativos emitidos por el Consejo de
Estado en los términos del artículo 97 del Código Contencioso Administrativo y las acciones
de repetición que el Estado ejerza en contra de magistrados del Consejo de Estado, en los
términos del artículo 128 del Código Contencioso Administrativo.
(98) Sala de decisión. Los Tribunales Superiores de Distrito Judicial se pronuncian, dentro
del ejercicio de la función jurisdiccional, a través de Sala de Decisión, que en los términos
del artículo 19 de la Ley 270 de 1996, estará integrada por tres magistrados. Estas salas
deben tener un número impar de miembros a fin de establecer mayorías. Asimismo, los
Tribunales Superiores de Distrito Judicial ejercen funciones a través de Salas Plenas, pero
estas se reducen a actuaciones meramente administrativas, y en los términos del artículo 20
de la misma ley.
(100) Sala de conjueces. La figura de los conjueces no fue regulada expresamente por la
Constitución, pero lo hizo el artículo 61 de la Ley 270 de 1996. Los conjueces están creados
por la ley para reemplazar a los magistrados de Tribunales o Cortes que deban separase
transitoriamente de la función judicial, como los impedimentos. En tales circunstancias, los
reemplazos deben reunir los requisitos para ser Magistrados y serán llamados cuando, de
acuerdo con la ley deban completar una sala. Si n embargo, es muy posible que una sala, en
su totalidad, se declare impedida y en consecuencia deba reemplazarse, para el caso, a todos
sus miembros dando así lugar a una sala de conjueces. La decisión que estos tomen tendrá el
mismo valor que la producida por la sala reemplazada. Tomada la decisión los conjueces
cesan en sus funciones. (CORTE CONSTITUCIONAL Sentencia C-037/96. Magistrado Ponente: Dr.
VLADIMIRO NARNAJO MESA).
2 do DIA
(101) LAS PARTES PROCESALES. a) El Concepto de parte. El concepto de parte procesal
ha sido muy elaborado por la doctrina procesal y de él se ha dado multitud de definiciones.
El concepto de parte procesal surge de la posición que asumen los distintos sujetos procesales
frente a la pretensión procesal que se deduce en la demanda. Por ello se afirma con exactitud
que parte procesal es: quien pretende o contra quien se pretende la satisfacción de la
pretensión deducida en el proceso. Es por ello que no o se puede afirmar que todos los sujetos
que intervienen en un proceso son partes procesales. Pues, no todos los sujetos asumen una
posición de pretensores o contra ellos no se pretende. Lo cual nos lleva a afirmar que los que
deducen algún interés, ya sea económico, moral, intelectual, etc., sin que su interés toque la
pretensión no podremos decir que es parte en el proceso. b) Naturaleza jurídica del concepto
de parte. 1. Es un concepto eminentemente procesal. El concepto de parte constituye una
figura de derecho procesal. Tal concepto tiene importancia únicamente para el proceso. El
pretendiente o reclamante puede no ser titular del derecho que discute en el proceso, pero
mientras tuvo vigencia el proceso, este siempre tuvo la condición de parte, y el sujeto pasivo
que soportó el proceso, siempre tuvo la condición de parte demandada. Cuando desaparece el
proceso se pierde la condición de parte. 2. La pretensión procesal determina la condición de
parte. La condición de parte la adquieren quienes giran en torno a la pretensión procesal.
Con tal fuerza que será parte quien la deduce y contra quien se deduce la pretensión
procesal. No puede adquirir la condición de parte quien tangencialmente se acerca a la
reclamación invocada por la parte, ni quien pueda recibir influencia de los efectos del
proceso, así por ejemplo no es parte en el proceso el llamado coadyuvante, este tendrá la
condición de sujeto interviniente para ayudar a una parte, pero no para desplazar a la parte
principal. 3. Del concepto de parte surge el concepto de tercero. El concepto de parte nos
sirve para delimitar el concepto de tercero procesal. Tercero procesal es quien no es parte en
el proceso. Si en algún momento, un tercero interviene en el proceso, puede ser que adquiera
la condición de parte, como por ejemplo: el interviniente ad excludendum, el llamado en
garantía, o el denunciado del pleito, o la intervención del tercero civilmente responsable en el
proceso penal. Para ello se requiere que se involucre una pretensión o la intervención se
produzca para deducir contra él, la pretensión invocada. En los demás casos, se hace
necesario siempre considerar a quienes intervienen y a quienes no intervienen como terceros,
ya que la pretensión procesal no es deducida ni por ellos ni contra ellos, ejemplo: el
coadyuvante. c) Derechos constitucionales derivados del concepto de parte. 1. Libre acceso
a la justicia. El acceso a la justicia constituye un derecho fundamental de todos los
asociados. El Estado debe garantizar que los recipiendarios de la justicia puedan libremente
acudir a sus órganos judiciales para hacer valer sus derechos a través de la invocación de las
pretensiones procesales. Ello constituye un desarrollo del derecho general de petición. Pero
en lo atinente al proceso ha establecido la Corte Constitucional que el acceso a la justicia
hace parte del núcleo esencial del debido proceso como máxima expresión de la
administración de justicia preconizada por la Constitución. Pero esta garantía de acceso a la
justicia no solo debe ser pregonada del demandante sino también del demandado. (CORTE
CONSTITUCIONAL. Sentencia T-268/96. Magistrado Ponente: Dr. ANTONIO BARRERA CARBONELL). Pero el
acceso a la justicia no puede reducirse únicamente a la posibilidad de acceder al juez
competente a través de la demanda como acto procesal de parte que da inicio al proceso, sino
que este debe estar presente durante todas las etapas del juzgamiento. Se viola el principio
constitucional del debido proceso por impedimento al acceso a la justicia, cuando al
demandado se le impide acudir ante el juez para contestar la demanda que en su contra se ha
formulado por el demandante. También ocurre lo mismo cuando para poder contestar la
demanda se exige que el demandado preste cauciones que de por sí son altamente onerosas,
tal es el caso del artículo 140 del Código Contencioso administrativo, o cuando se exigía
para la impugnación contra liquidación de impuestos, tasas, contribuciones en favor del
Estado, el depósito de lo liquidado como garantía de pago. Tal norma fue declarada
parcialmente inexequible por la Corte Suprema de Justicia, en sentencia 86 de 25 de julio de
1991. No obstante la anterior decisión de inexequibilidad declarada por la Corte Suprema de
Justicia, no se produjo la misma decisión por parte de la Corte Constitucional, respecto del
artículo 424, parágrafo 2o., numeral 2., del Código de Procedimiento Civil, cuando esta
norma exige que para que el demandado sea escuchado, en proceso de restitución de
inmueble arrendado y la demanda se funde en la falta de pago de la renta de arrendamiento,
éste debe demostrar que esta al día en dichos pagos, bien sea a través de la consignación del
total de lo reclamado a ordenes del juzgado o con recibos expedidos por el arrendador. De
otro lado se ha discutido si el establecimiento de términos de caducidad puede conducir a la
violación del derecho fundamental de acceso a la justicia. Sin embargo, la figura de la
caducidad ha sido justificada en la medida que quien puede ejercer la acción esta en plena
libertad de hacerlo, pero si lo hace las relaciones jurídicas deben alcanzar estabilidad. Esa
estabilidad se lograría cuando el interesado en las acciones no las ejerce en su tiempo.
JURISPRUDENCIA. Naturaleza de la caducidad. (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C- 543/92. Magistrado Ponente:
Dr. JOSE GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO). 2. Obligatoriedad en el acceso a la justicia. Si los
justiciables tienen libertad en el acceso a los tribunales de justicia de otro lado, se convierte
en una obligación para aquellos, el concurrir a ellos, en el evento en que consideren violados
sus derechos y pretendan su restablecimiento. De esta manera se establece la prohibición de
la violencia privada para tutelar los derechos (auto-tutela) la llamada justicia privada.
Termino este mal utilizado, pues la forma de auto-tutelarse los derechos por sí mismo no
constituye una justicia, sino por el contrario, una injusticia. Es de anotarse, que lo anterior
no implica que no se pueda utilizar, por los justiciables, fórmulas pacíficas para la solución
de conflictos de intereses. Tales fórmulas son la auto-composición en donde son los
interesados los que directamente intentan dar solución al conflicto. De dos modalidades,
puede entonces presentarse tal auto-composición por concesiones mutuas que efectúan las
partes del conflicto, llegándose a la transacción y esto es, por actuación bilateral de aquéllos.
3. La audiencia bilateral. 1) Noción. Así como se ha permitido a una persona acudir
libremente ante los tribunales de justicia a pedir que le sean actuadas sus pretensiones,
asimismo, es necesario permitir que la parte pasiva de la relación procesal, esto es, quien
sufre los cargos o soporta las imputaciones debe tener la posibilidad de acudir al tribunal de
justicia y ser oído a fin de hacer valer también sus derechos. Este principio no puede estar
ausente del juzgamiento porque sería tanto como negar éste. El principio de audiencia
bilateral se concreta especialmente en el llamado derecho constitucional de defensa. Pero es
de anotarse que múltiples manifestación y presupuestos para que él pueda concretarse:
derecho a la igualdad, derecho de petición, libre acceso a la justicia, etc. 2) Audiencia
general de ambas partes. De lo dicho anteriormente se concluye que la audiencia general
debe concederse a ambas partes, no es posible hablar de tal principio cuando el juez sólo ha
dado la posibilidad a una de las partes. En tal evento, obtendríamos un rompimiento del
principio de la imparcialidad, ya que el juez sólo tendría como material para edificar su
sentencia, la alegación de una parte, negándose de paso la naturaleza misma del proceso,
pues no se entendería una contienda en donde una parte tenga todas las garantías y la otra
sin defensa. Sin embargo, es preciso establecer con anterioridad, quienes son realmente las
partes ya que de lo contrario, podrá conducir a la negación de la audiencia bilateral. Los
códigos por regla general exigen que desde el inicio del proceso, la contienda sea planteada
con partes conocidas y legitimadas ya que el proceso podría malograrse si se adelanta con
personas que no tienen legitimación, negándose así la audiencia a la persona que debió ser
oída y otorgándose audiencia a una persona que no debió serlo. 3) La audiencia general de
las partes no es absoluta. No podemos pensar tampoco, que la defensa de una de las partes
tenga que ser materializada, esto es, que la parte oponga sus defensas u oposiciones en
concreto, enfrentándolas a las pretensiones de la otra. El principio se desarrolla en su
plenitud cuando se les otorga la oportunidad para que las partes hagan valer sus derechos.
Si la parte interesada no hace uso de esa posibilidad no es posible pensar que no se ha dado
audiencia, por el contrario, la oportunidad de ser escuchado se ofreció pero la parte no la
utilizó, correspondiéndole a ésta la libertad de materialización. Pero conviene reparar, desde
ya, en que lo que se da al demandado es la eventualidad de la defensa. Esta defensa, en
cuanto a su contenido, podrá ser acogida o ser rechazada en la sentencia. El orden jurídico
no pregunta si el demandado tiene o no buenas razones para oponerse. Sólo quiere dar a
quien es llamado a juicio, la oportunidad de hacer valer las razones que tuviere. El derecho
de defensa en juicio no es el derecho sustancial de las defensas; sino el puro derecho procesal
de defenderse. 4) Formalidad de la audiencia. De otro lado la formalidad de la audiencia o
mejor de la oportunidad, debe efectuarse de acuerdo con la ley. No es posible hablar de
oportunidad de audiencia cuando el juez permitió que la parte acudiera al proceso para ser
escuchado en una forma indebida, esto es, no con el lleno de la formalidad legal. Si la ley
establece que la contestación de la demanda debe efectuarse por escrito, dentro de un plazo
determinado, no puede el juez pensar que ha dado oportunidad de audiencia, exigiendo una
forma distinta o plazo menor. En tal evento, se ha infringido el principio de la defensa y roto
el principio de la imparcialidad ya que con su proceder está tratando a uno de los litigantes
de una manera discriminatoria. 5) La audiencia debe darse en la etapa de cognición del
proceso. Asimismo, la oportunidad de defensa debe efectuarse antes de que el juez dicte
sentencia definitiva. Si la oportunidad pretende ofrecerse a la parte después que el juez ha
fallado no podrá hablarse de imparcialidad en el mismo, pues solo se ha tenido como base
una sola versión de los hechos. La etapa ejecutiva del proceso solo está establecida para
hacer cumplir lo decidido y no pueden existir oposiciones o alegaciones en esta fase del
procedimiento, ya que el juez se limita a realizar y materializar la sentencia. 6) Fundamento
constitucional del principio de "audiatur et altera pars". El principio de audiencia bilateral
se encuentra entronizado en nuestra Constitución de 1886, de una manera general. Los
artículos 26, 27 y 28 de la Carta anterior, y 29 de la Constitución de 1991 lo regulan, en el
sentido de exigir la plenitud de las formas propias de cada juicio para ser juzgado. Por lo
tanto, al consagrarse las formas propias de cada juicio como norma genérica se está
estableciendo este principio, ya que es la ley la que establece la audiencia o derecho de
defensa de manera concreta. Así lo estableció nuestra jurisprudencia constitucional:
JURISPRUDENCIA. Audiencia bilateral. (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala Plena. Sentencia de 5 de noviembre de
1973. Magistrado Ponente: Dr. MIGUEL LLERAS PIZARRO).
(102) Unidad de partes. Requisitos. Las partes en principio corresponden a un solo sujeto en
cada uno de los extremos de la relación procesal, pero es muy posible que uno o ambos
extremos este integrado por dos o más sujetos produciéndose la figura de la pluralidad de
partes. Pero para que se facilite su estudio, se precisa tomar la forma más simple que es su
unidad. Régimen jurídico de las partes. Las partes al igual que el proceso están sometidas a
una regulación jurídica en cada sistema legislativo. En cuanto a lo que respecta al nuestro,
no cualquier ente puede reputarse parte en un proceso, esto es, debe cumplir ciertas y
determinadas condiciones, (Capacidad para ser parte y Capacidad procesal). No cualquier
sujeto puede invocar ciertas y determinadas pretensiones procesales, sino que es necesario
que tenga una relación directa y estrecha con la pretensión procesal (legitimación procesal).
Y no cualquier sujeto puede hacer actos se postulación ante el juez, sino que se requiere
reunir ciertos y determinados requisitos exigidos por la ley para que tal postulación tenga
validez y eficacia jurídicas (derecho de postulación). Cada uno de estas exigencias
legislativas deben ser cumplidas a cabalidad, a fin de que el proceso pueda llegar a la
instancia para la cual fue instaurado: la sentencia. Procedemos ahora a su estudio, no sin
antes advertir, que en cada proceso, una figura procesal puede tener distinto tratamiento
jurídico dependiendo de la naturaleza jurídica del proceso. Ejemplo, puede ser distinto el
tratamiento de los sujetos en un proceso penal que en uno civil. veámoslo:
(103) Capacidad para ser parte. No todo ente, por más jurídico que sea, tiene capacidad para
estar a derecho en un proceso. Como lo advertimos al inicio de este estudio, el proceso por
ser una relación jurídica necesita ineludiblemente la presencia de sujetos. Pero además del
juez que ha de conocer de la causa, quienes han se ser los litigantes, esto es, quienes litigarán
necesariamente deben ser sujetos de derecho y tal condición la tiene reservada la ley
sustancial para las personas. Las personas en cualesquiera de sus manifestaciones puede ser
parte en un proceso. Lo que cambiará será su tratamiento jurídico dentro del proceso
respecto de la forma de actuar. Pero tal primera exigencia debe ser demostrada en el proceso.
La ley sustancial reconoce personalidad a los entes jurídicos: las personas naturales y a las
personas jurídicas, veámoslas:
(104) Personas Naturales. Las personas naturales, aquellas que han nacido de seres
humanos, que de acuerdo con el texto vigente del artículo 90 del Código Civil, han
sobrevivido un instante a la separación de vientre materno son titulares de personalidad y por
tanto pueden ser sujetos derechos y obligaciones. Y por esta circunstancia pueden ser
involucrados en proceso, ya sea como actores o como sujetos pasivos de la pretensión. Sin
embargo, esta disposición que puede en un momento ser cuestionada por los avances de la
ciencia biológica y por la técnica, es la que en esta materia no rige. Lo importante es que se
tiene establecido con precisión desde qué momento se es persona y por tanto titular de la
personalidad. (CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-591 de diciembre 7 de 1995. Magistrado Ponente: Dr. JORGE
ARANGO MEJÍA). Así las cosas, aquellos entes naturales dotados de personalidad pueden ser
parte en un proceso. Sin embargo, es necesario hacer mención a unas excepciones, que la
misma ley consagra. La primera excepción está consagrada en el artículo 91 del Código
Civil, en donde se protege la vida del que está por nacer. Tal es el caso de poderse pedir
alimentos, vía materna, para el naciturus. De otro lado, en necesario precisar que tal
condición de persona natural no solamente debe tenerse en cuenta para iniciar el proceso
sino que esta debe permanecer siempre, mientras dure el juicio. Si la persona natural fallece
durante el trámite del proceso, inmediatamente se produce el fenómeno jurídico de la
sucesión procesal consagrado en el artículo 60 del Código de Procedimiento Civil. Situación
aplicable a los procesos civiles y a aquellos que por vía de remisión aplican sus normas,
como el agrario, el de familia, el contencioso administrativo, el laboral, el coactivo fiscal,
etc.. No así para el caso del proceso penal, bien en la etapa de instrucción o en la de
juzgamiento, en donde muerto el sindicado o procesado se extingue el proceso penal. Sin
embargo, la acción indemnizatoria por los daños ocasionados puede intentarse contra los
herederos.
(107) Capacidad procesal. El segundo requisito exigido por la ley para ser recibida una
persona en juicio es el relativo a la capacidad procesal, que corresponde a las personas que
pueden ejercer sus derechos sin estar sujetos a autorizaciones de terceras personas. Esta es la
regla general del artículo 44 del C.P.C.
(108) La Representación legal. Las personas con capacidad procesal llevan su propia
representación, pues pueden otorgar o expresar su consentimiento sin que otra persona lo
haga por ella. Este tipo de representación es de carácter legal, pues es la ley la que la otorga.
Para el caso de los incapaces, la ley otorga directamente la representación de estos. Por
ejemplo el artículo 62 del Código Civil, otorga la representación de los hijos a los padres
conjuntamente cuando estos ejercen la patria potestad del incapaz. De la misma manera la
ley confiere la representación legal a entidades del Estado a ciertos funcionarios. En estos
casos la representación es legal porque es otorgada por la ley. (Consejero Ponente. Dr. Roberto Suárez
Franco. Ref. Consulta relacionada con la representación a la Nación en los procesos que se adelanten ante la
jurisdicción ordinaria (art. 101 del Código de Procedimiento Civil). Radicación No. 490).
(109) Presunción legal. La capacidad procesal, en cabeza de las personas que pueden
disponer de sus derechos constituye una presunción, en desarrollo del artículo 44 del C.P.C.,
y 1503 del C. C., por tanto puede representarse directamente, pero asimismo la ley civil
admite prueba en contrario y en consecuencia lo que hay que probar es la incapacidad.
(113) Intervención del agente oficioso procesal. La intervención del agente oficioso procesal
se produce desde la demanda, pues está establecida en favor del demandante que no ejerce su
derecho de acción para proteger sus derechos, porque esta ausente o impedido. Para la
intervención el agente deberá hacer manifestación bajo juramento de la ausencia o el
impedimento del agenciado. Lo anterior implica la carga procesal para el agente de prestar
caución para responder por los perjuicios que su actuación genere al demandado, si la
agencia no es ratificada dentro de los dos meses siguientes. Es de llamar la atención sobre la
constitución de la agencia oficiosa procesal a favor de un ausente o impedido que necesita
presentar demanda, ante el riesgo de la perdida de sus derechos. ¿Pero sería posible utilizar
la figura para agencias a un ausente o impedido que ha sido demandado? La norma del
artículo 47 del C.P.C., solo se refiere al demandante, y desarrolla el procedimiento para esta
eventualidad. Sin embargo, me queda la sensación que ello podría ser violatorio del derecho
de igualdad, pues los ausentes o impedidos que fueren demandados quedan fuera del alcance
de la figura de la agencia oficiosa procesal. Imaginemos los secuestrados, los desplazados, o
los amenazados que han que tenido que salir del país. Sus derechos y bienes quedan
expuestos judicialmente a la libre actuación de los demandantes. Nótese que la normatividad
sustancial regulada en el artículo 2304 y s.s. del Código Civil no hace ningún tipo de
restricción en la constitución de la agencia oficiosa o de negocios. No justifico, entonces, la
limitación reglada por el Código de Procedimiento Civil.
(114) Facultades del agente oficioso procesal. Las facultades del agente oficioso procesal no
pueden buscarse en el Código de Procedimiento Civil, pues su artículo 47, no hace mención
alguna a ellas. Por tanto, la legislación aplicable sería la del Código Civil a partir del
artículo 2304. Sin embargo, esta normatividad no expresa las facultades que le se constituyen
para el agente oficioso, y la norma del artículo 2305 solo hace referencia a las obligaciones
del agente oficioso que corresponden a la de un mandatario. Por tanto, interpretando la
norma con el sistema jurídico del mandato se podría decir, que las facultades del agente
oficioso corresponderían a las del mandatario, sin que pueda reclamar facultades que
necesitan otorgamiento expreso. En lo que corresponde a las facultades procesales, se les
daría el mismo tratamiento, y en consecuencia, puede otorgar el poder al apoderado judicial
con las facultades inherentes a este, pero no podrá otorgar facultades al abogado que el
agente no tiene como las de recibir, sustituir, transigir, recibir, confesar, allanarse, etc, pues
estas son de expreso otorgamiento, y precisamente el agenciado no está para otorgarlas.
Ellas solamente podrían otorgarse por el agente oficioso cuando la agencia fuere ratificada
por el agenciado, y en dicha ratificación se otorgaran estas facultades.
(115) Derecho de postulación. Las partes en el proceso judicial deben estar representados
por apoderados judiciales, que en principio, deben ser abogados en ejercicio, en los términos
del artículo 63 del C.P.C. Sin embargo, cuando se trata partes que tienen la condición de
entes estatales, estos pueden estar representados por sus abogados de planta. Que lo deben
hacer a través del poder, general o especial que se les otorga la entidad. En todo proceso
quienes actúan como apoderados judiciales deben acreditar su condición de tales. En ningún
tipo de proceso puede exonerarse esta exigencia procesal. (CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sala de
Casación Civil. Sentencia del 3 de junio de 1999. Magistrado Ponente Dr. JOSE FERNANDO RAMIREZ GOMEZ).
(117) Poderes generales. La representación judicial para varios procesos en general puede
ser otorgado mediante escritura pública, en la modalidad de mandato general consagrada en
el artículo 2156 del C.C., y ratificado por el artículo 65 del C. P. C.
(118) Poderes especiales. La representación judicial para un determinado proceso puede ser
de carácter especial. Y corresponde esta modalidad a la consagrada en el artículo 2156 del
C. C., y el artículo 65 del C. P. C.
(119) Memorial – escrito dirigido al Juez. Mediante escrito dirigido al juez puede otorgarse
el poder para cierto y determinado proceso. A este escrito debe hacerle presentación
personal, que según el artículo 65 del C.P.C., corresponde a la misma que se hace para la
demanda y que da cuenta el artículo 84 del C. P. C.. Es decir, que la presentación personal
puede hacerse ante Notario Público, ante el Secretario de cualquier despacho judicial, o ante
el Cónsul colombiano en el exterior. La presentación personal corresponde a la atestación
que coloca el Notario público o Secretario judicial, que el otorgante el poder se presentó
personalmente al despacho que cumple la gestión, se identificó, y que con su firma está
ratifica el contenido del escrito. Para el caso del otorgamiento del poder en el exterior, la
firma del Cónsul Colombiano deberá ser abonada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Si el poder es otorgado ante agentes consulares de país amigo, se presume que fue otorgado
conforme a la ley de dicho país, pero la firma de tales agentes consulares deberán ser
autenticados previamente por el funcionario competente de dicho país, y la de este, por el
cónsul colombiano, en los términos del artículo 259 del C.P.C. El poder se entiende otorgado
para todas las actuaciones judiciales, excepto para aquellas que la ley requiere manifestación
expresa del otorgante, como las de desistir, sustituir, transigir, recibir, confesar, etc.
(122) Intervención del curador ad litem. El curador ad litem deben estar presente en el
proceso desde el momento en que el demandado es emplazado y no comparece. No podrá
llevarse adelante actuación alguna, más que la de proceder a su nombramiento, citación,
posesión y notificación del auto admisorio de la demanda o del mandamiento de pago.
(123) Facultades del curador ad litem. El curador ad litem tiene las mismas facultades de un
apoderado judicial, pero no podrá tener las facultades especiales que solo puede otorgar la
parte, porque precisamente esta ausente. Si la parte representada por curador ad litem, que
debe ser el demandado, acude al proceso desplaza al curador ad litem y debe proceder a
nombrar su apoderado judicial. No hay obstáculo para que la parte otorgue poder al mismo
curador ad litem, pero se le debe reconocer personería como apoderado, porque la condición
de curador se pierde.
Sin embargo, debe anotarse que la jurisprudencia ha restringido la actuación del curador ad
litem como en caso de no poder presentar excepción de prescripción a favor del ausente.
Realmente este aspecto merece estudio, pues la ley no restringe dicha potestad. Y la
posibilidad de postular algún tipo de excepción por el apoderado no requiere poder especial
o facultad especial. Con el simple poder es suficiente. No vemos en principio la razón para
que por vía jurisprudencial se restrinja la posibilidad al curador ad litem de invocar esta
defensa a favor del ausente.
(124) Pluralidad de partes. El proceso judicial esta diseñado para que se desarrolle con la
presencia de los sujetos procesales en su más mínima expresión. Es decir un juez, un
demandante y un demandado. Sin embargo como lo vimos para el órgano jurisdiccional, la
función judicial puede ser ejercida simultáneamente y para un proceso por varios jueces a
quienes se les denomina magistrados. Para el caso de las partes sucede lo mismo, estas
pueden estar integradas por varios sujetos teniendo en consideración, por regla general, que
la relación sustancial que se debate en el proceso está integrada por varios sujetos, y todos
ellos deben hacer parte, también, de la relación procesal. Precisando que es variada la clase
de pluralidad de partes que depende de la cercanía de lo sujetos plurales con la relación
sustancial.
(125) Pluralidad de partes por coordinación. Esta pluralidad de partes se presenta cuando
en un extremo de la litis, en ambos, se presenta pluralidad de sujetos que actúan en un plano
de igualdad, a pesar de la independencia que tienen para la defensa de sus intereses. A este
plano de igualdad en que actúan los distintos sujetos de un extremo de la litis se les denomina
pluralidad por coordinación. Esta a su vez puede ser voluntaria o forzada.
(126) Pluralidad Voluntaria. Este tipo de pluralidad de partes procesales hace referencia a
que la relación de tipo sustancial esta integrada por varios sujetos en uno o ambos extremos,
pero cada uno es considerado independiente respecto de los demás. Para el caso de la
relación procesal, esta no les exige presencia en la causa de todos los integrantes, pero si lo
desean pueden unirse para proferir una sola decisión y desarrollar el principio de la
economía procesal. Es decir, su integración corresponde más a la voluntad de los litigantes.
(128) Pluralidad Forzada. La pluralidad de partes por coordinación también puede ser
forzada, porque ya no depende de la voluntad de los litigantes en su conformación, sino que
es la ley la que la impone o la relación jurídica sustancial la exige. Y sigue siendo esta
pluralidad de partes por coordinación porque cada uno de los distintos sujetos del extremo
procesal exigen una sentencia favorable frente a la contraparte. Este tipo de pluralidad puede
ser variada que procedemos a observar.
(130) Llamamiento en garantía. Un extremo de la litis o ambos, puede ser estar integrado
por varios sujetos, y se llamará llamamiento en garantía, cuando una parte de la relación
sustancial se ha hecho responsable de los perjuicios que llegare a sufrir la otra parte, o
tuviere derecho a que ésta le reembolse lo pago total o parcial, por razones de una sentencia
condenatoria. La parte demandante o demandada podrá pedir la vinculación del garante al
proceso para que asuma la responsabilidad que legal o contractualmente le corresponde por
el actuar de su garantizado. Esta vinculación al proceso, del llamado en garantía, implica
que la sentencia resolverá sobre la relación sustancial entre llamante y llamado. Figura que
opera, por ejemplo, cuando una persona contrata un seguro de accidente por daño a terceros,
y el tomador del seguro causa daños y la víctima lo demanda para que pague la
indemnización correspondiente. El demandado, causante del daño, puede citar a la compañía
de seguros que lo garantizó, para que esta asuma la indemnización que le corresponde, por
razones del contrato de seguro. El llamamiento en garantía esta regulado en el artículo 57
del C.P.C.
(131) Denuncia del pleito. La denuncia del pleito corresponde a una figura de pluralidad de
partes procesales, que se integra cuando una parte de la relación procesal, tiene el derecho
legal de exigirle a un tercero que responda por lo que se le reclama en una demanda, o deba
reclamarle a un tercero. Tal es el caso del saneamiento por evicción o los vicios ocultos de la
cosa vendida, obligaciones consagradas en el artículo 1893 del C.C., y actuaciones
permitidas en el artículo 1899 del C.C. Por ejemplo: el vendedor garantiza que la cosa esta
libre de vicios legales (dominio y posesión pacífica de la cosa vendida), el comprador vende a
su vez la misma cosa, y esta resulta evicta. Este nuevo comprador demanda a su inmediato
vendedor para que salga al saneamiento de la cosa vendida, y este demandado a su vez puede
denunciarle el pleito a su anterior vendedor para que a su vez asuma la responsabilidad de la
evicción reclamada. En este caso, la parte demandada integrará con el denunciado una
pluralidad de parte. La relación con la contraparte de denunciante y denunciado se
considerará separada, pero denunciante y denunciado actuaran en coordinación para
derrotar la pretensión de evicción de la contraparte. Si el demandado (denunciante) perdiere
el proceso, en la misma sentencia se resolverá sobre la relación existente con el denunciado y
las indemnizaciones o restituciones que este debe asumir. Esta figura esta consagrada en el
artículo 54 del C.P.C.
(132) Llamamiento del poseedor. Esta figura permite la integración de una pluralidad de
parte, y se presenta cuando una persona es demandada, como poseedor de una cosa, y éste la
detenta materialmente no como poseedor sino a nombre de otro. En tal eventualidad, el
demandado como poseedor, sin serlo, puede pedir la citación del verdadero poseedor, para
que este asuma la defensa de sus derechos. Si el citado comparece al proceso y admite ser el
poseedor, desplaza al originalmente demandado quien queda por fuera del proceso y en tal
evento no se produce la pluralidad de la parte demandada. Pero si el citado no comparece o
si lo hace y niega la condición de poseedor que le enrostra el citante, el proceso continuará
con el citante y el citado, y la sentencia producirá efectos respecto de ambos. Esta figura
corresponde a la respuesta que el derecho procesal da al derecho sustancial, para el caso,
por ejemplo, de los artículos 953 y 954 del Código Civil, cuando se demanda una
reivindicación, en donde una dueño exige la restitución de la posesión por parte de quien
detenta materialmente la cosa, pero se desconoce que quien es demandado no es el verdadero
poseedor. Esta misma figura esta autorizada por el artículo 59 del C.P.C., para los casos de
la demanda que se instaura contra un mero tenedor y quien recibe la demanda alega no serlo
y que lo es un tercero.
(135) Pluralidad por subordinación. Este segundo tipo de pluralidad de partes, se distingue
de la pluralidad por coordinación, por cuanto su integración implica una supremacía de la
parte principal y una subordinación del interviniente frente a la parte principal.
(141) Regla general de intervención del Ministerio Público. La regla general en materia de
intervención del Ministerio Público en material civil, corresponde a que este interviene solo
en los casos en que expresamente determine la ley. Es de observar que el artículo 277
numeral 7., de la Constitución Política dispone la intervención del Ministerio Público en los
procesos y ante las autoridades judiciales, pero su intervención es discrecional, pues lo hace
cuando lo considere necesario en defensa del orden jurídico, del orden jurídico, del
patrimonio público, o de los derechos o garantías fundamentales. Sin embargo, el numeral
10, del artículo antes citado, le asigna como funciones al Ministerio Público las demás que le
determine la ley. En consecuencia, para el caso de los procesos civiles, el Código de
Procedimiento Civil no establece una intervención genérica del Ministerio Público en los
procesos civiles, y en consecuencia, ella estará regulada por normas especiales y para casos
especiales, por ejemplo: en el proceso agrario de ordena en el artículo 30 del Decreto 2303
de 1989, ordena la citación del procurador agrario.
(145) Unidad de la pretensión. Para una mejor comprensión del estudio de la pretensión
procesal, este debe ser abordado en la expresión más simple, su unidad. Para luego abordar
el tema de la pluralidad de pretensiones.
(146) Requisitos de la pretensión procesal. La pretensión procesal esta compuesta por una
serie de elementos, que con su reunión determinan el contenido sustancial de la figura: son
los conocidos como elementos sujetivos, objetivos y de actividad.
(151) El sujeto activo. El sujeto activo de la pretensión procesal debe estar determinado e
individualizado, pues se hace necesario establecer con precisión quien reclama la pretensión
procesal. No sería de recibo que tal invocación se hiciera por personas con algún grado de
indeterminación o por sujetos anónimos o desconocidos.
La auto atribución del derecho, formulada en la demanda, no permite que esta se presente
por desconocidos. Para poder concluir que si al pretendiente le asiste el derecho se tendrá
que establecer plenamente su existencia y su identidad. El derecho por sí solo no puede existir
sin un titular que lo ejerza. Podríamos decir, que si no existe titular de un derecho no existe el
derecho mismo, y ello haría imposible la consecuencia jurídica reclamada. Por tanto, la
figura de personas desconocidas o indeterminadas no es de recibo para el sujeto activo de la
relación procesal.
(152) El sujeto pasivo. El sujeto pasivo de la pretensión procesal debe ser determinado, y tal
determinación estará dada por la norma sustancial que consagra la consecuencia jurídica
reclamada y los hechos que se alega corresponden al supuesto de hecho de dicha norma.
Asimismo, cuando no pueda lograse tal determinación inicial, dicho sujeto debe ser
determinable. En principio todo demandado en un proceso debe estar determinado e
individualizado e identificado. Sin embargo, por circunstancias de hecho el sujeto a
demandar puede desaparecer, porque ha dejado de ser persona, esto es ha muerto físicamente
y se hace necesario llamar a quienes han de sucederlo, presentado algún tipo de dificultad su
individualización y su determinación. Sin embargo el artículo 1434 del Código Civil
determina que las deudas del difunto son de sus herederos, pero serán demandados en su
condición de herederos y en principio solo se puede embargar los bienes que integran la
masa herencial y no los bienes propios del heredero. Las normas procesales han permitido las
demandas contra las llamadas personas indeterminadas siendo aquellas de las que se
desconoce su identidad y no es posible individualizarlas. La duda frente a estas personas
radica en su propia existencia física, y aún más, si el derecho que se les atribuye realmente
existe o no. Por ello, una indeterminación absoluta del sujeto pasivo contra el que se reclama
la pretensión procesal podría hacer pensar que el mismo derecho reclamado no existe.
Involucrar una pretensión procesal contra un sujeto pasivo del que se ignora su existencia o
del que se ignora si el derecho reclamado en la pretensión procesal existe o no, es tanto como
demandar a nadie. De tal manera, que no podría existir pretensión procesal por la falta de
sujeto pasivo a quien se le reclama la pretensión. Y si no existe el sujeto, podría no existir el
derecho reclamado y de ahí la no configuración de una pretensión procesal.
Por tanto, el curador ad litem debe desplegar una conducta diligente a favor del ausente,
como contestando la demanda y postulando las resistencias procesales que le pudieren
favorecer. De otro lado, la ley procesal no permite que al ausente se le impongan sanciones
por su no asistencia a la realización de actos en donde, normalmente, deben estar presentes
las partes. Y también confiere la consulta de la decisión, ante el juez inmediatamente
superior del que la dictó, para que efectúe una nueva revisión del asunto, controlando
especialmente su legalidad, trámite sin el cual no es posible ejecutar la sentencia. Respecto
del sujeto activo de la pretensión procesal, este queda con la carga de probar los supuestos
fácticos de su pretensión y cumplir con todos los elementos que la integran a fin de que esta
sea exitosa. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX SECUESTRADOS.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
(154) Herederos. Cuando una pretensión procesal debe ser reclamada contra una persona,
pero esta ha fallecido, es decir ha dejado de ser sujeto para el derecho, la ley procesal
permite que tal pretensión se invoque contra los herederos. Sin embargo, la praxis permite
una serie de vicisitudes, en que se encuentran involucrados aspectos de derecho sustancial y
procesal, y que en cada caso se hace necesario un análisis detallado, con el fin de que la
pretensión procesal no fracase por una indebida integración del contradictorio. Creo
entonces que se debe partir de unos postulados básicos de derecho sustancial a fin de no
incurrir, por el camino, en imprecisiones que nos conducirían a soluciones incorrectas. Por
ello debemos tener en cuenta: a) que para ser heredero se requiere tener por lo menos dos
condiciones: vocación hereditaria y haber aceptado la herencia; b) que todo difunto tiene un
heredero conocido: El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el cual puede ser
desplazado por otras personas con vocación de mejor derecho, según los órdenes
sucesorales establecidos por la ley sustancial; c) que el heredero es titular de una
universalidad de bienes constituida por la masa herencial; d) que la herencia es una masa de
bienes y por tanto no es una persona. Masa de bienes que tampoco se puede personificar, lo
cual descarta cualquier posibilidad de hablar de representación de la herencia por que los
bienes no se representan; e) que el tratamiento procesal es variado, según se trate de una
herencia cuyo proceso de sucesión se haya iniciado o no. En tales condiciones iniciaremos el
estudio de la casuística: a) Demandas contra herederos cuyo proceso de sucesión no se ha
iniciado. El artículo 81 del Código de Procedimiento Civil exige que para que esta demanda
pueda ser instaurada se requiere: a) Que se trate de un proceso de conocimiento, b) que se
ignore quienes son las personas que pueden tener la condición de herederos. En tales
condiciones la demanda se debe dirigir "indeterminadamente" contra quienes pudieren tener
dicha calidad. Hasta aquí ya existen dos imprecisiones: primera, que se dice que se ignora
quienes tienen la condición de herederos y aquí todavía no podemos hablar de tales, sino de
posible vocación hereditaria, y segunda, que se habla de dirigir la demanda
"indeterminadamente" contra todos los que tengan dicha calidad. La expresión
"indeterminadamente" es infortunada, pues se ha entendido que se trata de una demanda
contra "herederos indeterminados" y realmente ello no es así. La demanda se dirigirá contra
los herederos desconocidos del difunto. Ya que no es lo mismo la indeterminación que el
desconocimiento. Lo indeterminado no es posible conocerlo, mientras que lo desconocido
puede en cualquier momento conocerse. De otro lado, el inciso primero de dicho artículo 81,
dispone que el auto admisorio de la demanda ordenará emplazarlos, esto es, a quienes se
desconoce su vocación y se encuentran ausentes. Pues, no podríamos aceptar
académicamente que se esta emplazando a una indeterminación que no puede alcanzar, en
ningún caso, determinación. A los determinados y presentes quienes han resultado
demandados, se notificarán personalmente el auto admisorio de la demanda y dentro del
plazo para contestar (dentro del proceso de conocimiento) o para proponer excepciones
(dentro del proceso ejecutivo) deberán repudiar la herencia, a fin de desvincularse del
proceso, o en caso contrario, se entenderá que para efectos procesales la aceptan. Nótese
que aquí se incluye la posibilidad de dichas demandas contra quienes tengan vocación
hereditaria para procesos de ejecución, pues en el inciso segundo se hace expresa referencia
a los ejecutados, mandamiento de pago, término para excepcionar. Cuando la norma desde
el comienzo estaba exigiendo que se tratara de un proceso de conocimiento. Con la pésima
redacción de la norma y apoyados en criterios académicos debemos concluir que las
demandas contra herederos conocidos y desconocidos es posible tanto en procesos de
conocimiento como ejecutivos. Asimismo es procedente la demanda tanto ejecutiva como de
conocimiento cuando no existan herederos conocidos, en tal caso se emplazara a quienes
pudieren tener vocación hereditaria para suceder al difunto. Nótese que aquí existe un grado
de determinación y es el nombre del causante, porque en últimas es a quienes tengan la
vocación hereditaria, a quienes se está llamando por el emplazamiento. b. Demandas contra
herederos cuyo proceso de sucesión se ha iniciado. Para este caso, la norma procesal del
inciso tercero del artículo 81 del Código de Procedimiento Civil, permite que se instauren
procesos ejecutivos o de conocimiento mediante la demanda contra herederos "reconocidos e
indeterminados o sólo contra estos si no existen aquellos". Es de anotarse, que no solamente
quienes tengan la vocación hereditaria pueden iniciar el proceso de sucesión, pues también
lo pueden hacer el acreedor, el albacea y el cónyuge cuando se pretenda liquidar la sociedad
conyugal o cuando el cónyuge invoque la porción conyugal, por ejemplo. En tales
condiciones la demanda se puede dirigir "únicamente contra herederos indeterminados
cuando no existan herederos reconocidos". Sin embargo, se ha dicho que no es posible tal
demanda únicamente contra herederos indeterminados, y que se hace necesario que el
acreedor demande la sucesión, y si no comparecen los llamados a recoger la herencia que
han sido emplazados, debe obtenerse la declaratoria de la herencia yacente, para que al
curador se le notifique el mandamiento de pago, siguiéndose que la demanda ejecutiva debe
ser instaurada contra alguien en concreto (que para este caso lo sería el curador de herencia
yacente y los herederos indeterminados". Lo grave de estas distintas posiciones, no es el
debate académico, sino que ellas se han asumidas por la jurisprudencia. Conduciendo a un
estado de confusión jurídica en donde el éxito de la pretensión procesal no va a depender de
la prueba de sus supuestos fácticos ni del soporte jurídico, sino de la teoría que en materia
de procedimiento adopte el juzgador. En los asuntos en que se ha permitido la demanda
únicamente contra las personas desconocidas y llamadas a recoger la herencia, los
acreedores han podido hacer efectiva su acreencia con el patrimonio de la masa de bienes
que integra la sucesión. Pero en los casos en que ello no se ha permitido, los procesos que
inicialmente libraron el mandamiento de pago han terminado con la nulidad de todo el
procedimiento, exigiéndole al acreedor que instaure, primero, la demanda de sucesión y el
proceso lo adelante hasta obtener el nombramiento del curador de la herencia yacente, para
luego poder instaurar el proceso de ejecución. Y cuando ello haya ocurrido su crédito muy
posiblemente ha prescrito. Creo que la posición de la jurisprudencia que exige la
declaratoria de herencia yacente, para que el acreedor pueda instaurar su proceso ejecutivo
es equivocada por varias razones: a) Se esta haciendo una exigencia de tipo procedimental
que la norma procesal no exige. b) Se esta entorpeciendo el ejercicio del derecho
fundamental de acceso a la justicia para el acreedor. c) Su acreencia ha caído en desgracia
por la muerte del deudor, toda vez que le esta corriendo un término de prescripción que no
puede suspender con la invocación de su pretensión procesal ejecutiva, sino que ahora esta
sometida al trámite de una sucesión, que él puede no estar interesado en demandar y que la
ley no le impone dicha carga. Si bien la norma procesal necesita urgentemente una revisión,
mientras tanto debe la jurisprudencia permitir que los acreedores recauden sus acreencias,
sin todas estas trabas jurisprudenciales. El profesor Eduardo García Sarmiento emitió sobre
este punto un concepto en donde precisó que para el proceso ejecutivo no era indispensable
la presencia del ejecutado siendo lo importante es el patrimonio del deudor. Otros como el
profesor Edgardo Villamil Portilla dice que se podría llegar a nefastas contradicciones, por
ejemplo: permitir adelantar el proceso de conocimiento únicamente contra herederos
desconocidos ("indeterminados") y cuando se deba instaurar el proceso ejecutivo, para la
ejecución de la sentencia, se requeriría la demanda, por el acreedor, del proceso de sucesión
para obtener el nombramiento del curador de la herencia yacente, y que tal proceder esta
haciendo nugatorio el derecho del acreedor.
(157) Aptitud directa. La aptitud directa hace referencia a quién puede reclamar contra el
demandado la consecuencia jurídica de la norma sustancial invocada. Quien invoca la
pretensión procesal debe tener una relación jurídica directa con la situación fáctica a invocar.
De ahí surge la auto atribución del derecho que hace el demandante. Ese derecho ahora auto
atribuido es lo que le permite reclamar la consecuencia jurídica. La relación directa
corresponde a que solamente su titular puede reclamar sus derechos, y solamente el
reclamado puede defenderse de lo que se le reclama.
(158) Prueba. En muchos casos es la ley la que indica cual prueba debe aportarse desde el
inicio del proceso para considerarse a un sujeto que invoca la pretensión procesal como apto
para ser legitimado en su reclamación, o para soportarla. Tal es el caso de exigir la prueba
del matrimonio para iniciar cualquiera de los procesos matrimoniales. Con este documento
se está probando tanto la aptitud tanto activa como pasiva, pues la discusión será entre
esposos casados entre sí.
(159) Aptitud activa. La aptitud activa se predica de la parte demandante, quien invoca en su
demanda la consecuencia jurídica. Pero este demandante debe encontrase en una posición
jurídica adecuada que le permite reclamar a su favor dicha consecuencia jurídica que la
norma sustancial consagra. Tal posición jurídica corresponde al vínculo legal o contractual
que lo une a su contraparte. Tal es el ejemplo que quien demanda la resolución del contrato
celebrado con su demandado. La aptitud activa va a exigir que quien reclame la de
resolución con indemnización de perjuicios sea uno de los contratantes, es decir, el que se
reputa cumplidor de la obligación. No podría permitirse la apertura de un proceso, cuando
alguien, sin haber sido parte del contrato, entrara a reclamar las consecuencias jurídicas que
no le corresponden. Es por ello que la ley procesal exige desde el inicio del proceso una
prueba de dicha relación contractual, para no llegar a la sentencia sin la certeza de la
relación del demandante con la causa litigada.
(161) Invocación. Lo ideal sería que para el inicio del proceso se exigiera siempre una
prueba de aptitud respecto de la legitimación en la causa, pero ello no es posible para todos
los casos, pues en algunos, la prueba de la aptitud se convierte en prueba del proceso, y en
tal caso la ley no encuentra otra opción que aplazar su prueba para la sentencia, corriendo el
riesgo que la pretensión procesal fracase por este aspecto. Al proceso le interesa que las
discusiones sean las mínimas posibles, pero ante la situación de hecho no hay más remedio.
En tales eventos, se debe invocar la legitimación en causa, pues sería un contrasentido,
permitir la apertura de un proceso afirmando que no se tiene tal aptitud, lo que conduciría
ineludiblemente al fracaso de la pretensión procesal. Podemos citar como ejemplo, en el
caso del proceso de pertenencia, en donde la condición de poseedor en el demandante, es
objeto de prueba del mismo proceso. Aquí le corresponde a la parte interesada invocarla,
pero no queda eximido de prueba, pues ella debe aparecer probada al momento de dictarse la
sentencia. También existen casos en que la aptitud pasiva entra a ser materia de prueba en el
proceso, y por ello no se exige prueba desde el principio, por ejemplo: la responsabilidad
civil extracontractual. Aquí le corresponde al demandante probar en el proceso que el
demandado fue el causante del daño, y para tal efecto, debe desde la demanda invocar tal
condición para el demandado. Si la parte demandada negare la condición con que se le cita
al proceso, deberá reclamarlo en la contestación de la demanda, para que el demandante
tenga la carga de la prueba de demostrarla para la sentencia. Como hemos podido observar
la legitimación en la causa, corresponde a un requisito de la pretensión procesal que debe ser
demostrada para la sentencia, y que la ley sólo puede exigir desde el inicio del proceso, en
muchos casos, pero no en todos, la prueba de una aptitud para ser legitimado. Pero sea que
la ley exija o no este tipo de prueba de aptitud desde el inicio del proceso, lo cierto es que en
todos los casos el demandante no solo debe invocar la aptitud, sino la legitimación en la
causa, es decir, que de acuerdo con la ley sustancial el derecho consagrado le concurre, y de
ahí su auto atribución, y que de acuerdo con el supuesto de hecho de la norma que lo
consagra, el supuesto fáctico de la reclamación coincide. Sería un contrasentido, que el
demandante desde el inicio del proceso afirmara para un proceso de pertenencia: que no es
poseedor o que a pesar de serlo no ha ganado por prescripción adquisitiva. En este absurdo
caso, pienso que el juez debe inadmitir la demanda, por falta de precisión, y luego proceder a
rechazarla.
(162) Aptitud indirecta. La aptitud que se debe tener para ser el sujeto legitimado, que de
acuerdo con la ley sustancial, permite la reclamación de la consecuencia jurídica de la norma
a invocar en la pretensión procesal, no necesariamente, debe ser directa y al resorte de quien
invoca la pretensión procesal. La ley sustancial ha legislado algunos casos en donde otorga
el derecho a reclamar la consecuencia jurídica, por un tercero ajeno a la relación sustancial
que vincula a las partes. Tal es el caso de las llamadas “acciones oblicuas”. En ellas se
permite que un tercero invoque pretensiones procesales, a favor, de una parte de la relación
sustancial, aun contra la renuncia o la renuencia de esta, para hacer que un bien entre a su
patrimonio y luego poder ejercer las acciones pertinentes contra esta. Podemos citar como
ejemplo el caso de los acreedores que pueden reclamar la prescripción adquisitiva de su
deudor, para luego instaruras las acciones ejecutivas contra éste. Esta “acción oblicua”
inicialmente se consagró en el numeral 2. del artículo 407 del C.P.C., y últimamente fue
ratificada por la reforma al Código Civil introducida por la Ley 791 de 2002, en el artículo
2º. Pero debe precisarse que la invocación de la pretensión procesal no debe hacerse para el
acreedor sino para el prescriptor renuente. Sin embargo, debe precisarse que en estos casos
la relación jurídica material no se limita a la que debe haber entre quien alga para otro y
quien recibe en su favor tal alegación, sino que además implica la existencia de otra relación
jurídica material entre quien la recibe en su favor y el sujeto pasivo de tal reclamación, pues
es en últimas esta la que estaría obligada a soportarla, fruto de la relación que jurídica que
se generó entre estos dos extremos.
(163). Prueba. La ley exige prueba desde el inicio del proceso, de la relación material
existente entre el quien demanda y el sujeto para quien se reclama la pretensión procesal. Se
pude citar como ejemplo, la exigencia que debe hacer el juez de la prueba del interés jurídico
que le asiste al demandante, como que es acreedor de quien resulta recibiendo una
reclamación en su favor. Pero así mismo debe mostrarse la relación material, existente entre
quien resulta citado al proceso para que su derecho se consolide y la que la ha de soportar.
Creando así una variedad de prueba que debe desdoblarse en activa y pasiva, para cubrir
todas las eventualidades, veámoslas:
(164) Activa. Este tipo de prueba que se exigirá, deberá comprender: la prueba de la relación
jurídica existente entre quien se presenta como demandante y quien en su favor se reclama la
consecuencia jurídica. Por ejemplo, la prueba de la acreencia. Y de otro lado, la prueba del
contrato celebrado entre quien simuló para otro la transferencia de un bien, con la intención
de insolventarse y burlar su acreedor. Nótese que aquí los demandados lo serán los
contratantes simuladores, y lo que se persigue es que el bien regrese de cabeza del supuesto
comprador, a la del supuesto vendedor, para así reintegrar el patrimonio de este y poderlo
embargar por el acreedor demandante. Es decir, debe aparecer probadas las dos relaciones
para abrirse el proceso.
(165) Pasiva. Asimismo, podemos establecer que las relaciones pasivas también serían dos:
la que tiene el citado para haber valer sus derechos aun contra su voluntad, respecto de quien
tiene un interés en tales derechos que sería el demandante. Y la otra entre quien debe
satisfacer la consecuencia jurídica reclamada y el titular del derecho reclamado por el
tercero demandante. En tales circunstancias, tales relaciones pasivas deben ser demostradas
desde el inicio del proceso, cuando la ley lo exija.
(167) Legitimación en la causa – Invocación. La pretensión procesal debe ser reclamada por
quien esté legitimado para invocarla. ¿Y que es lo que, en últimas, legitima a un sujeto para
invocar la pretensión procesal?: El derecho consagrado en una norma sustancial, y es este el
que permite reclamar la consecuencia jurídica que establece dicha norma. Es de anotarse que
la doctrina procesal se ha enfrentado a la doctrina sustancial en razón a que se discute si esta
figura corresponde al derecho sustancial o al derecho procesal. En donde para el derecho
procesal esta figura jurídica corresponde a un requisito subjetivo de los sujetos procesales
(partes), mientras que para los sustancialistas esta corresponde a un figura típicamente de
derecho sustancial. La discusión no tendría importancia, si no fuera por la solución distinta
que cada posición ofrece cuando dentro del proceso se actúa sin la correspondiente
legitimación en causa, pues para la posición procesal la solución debe ser la de sentencia
inhibitoria mientras que para la posición sustancialista debe ser la de sentencia absolutoria.
La legitimación en la causa no constituye un requisito subjetivo del proceso, toda vez que no
hace referencia a la condición de sujeto, que se exige para convertirse en parte procesal. Si
bien es cierto, el proceso requiere de la presencia de sujetos, con capacidad para ser parte,
capacidad procesal y derecho de postulación, ello no implica que un sujeto que haya
reclamado una pretensión procesal y no estaba legitimado en causa para ello no fuera parte,
por el contrario, fue parte en el proceso aun cuando no estuviere legitimado en la causa, lo
que sucede es que la sentencia no le será favorable. Para nuestra Corte Suprema de Justicia
la figura jurídica de la legitimación en causa constituye una cuestión de derecho sustancial y
no procesal y por tanto la solución que ha ofrecido, en el caso de falta de legitimación en
causa, es la de sentencia de fondo. (cas. civ. De 22 de febrero de 1971, G.J. t. CXXXVIII, pag. 131; G.J. t.
CLXXXVIII, pag. 218).” (Casación del 26 de julio de 1991). La legitimación en la causa tiene una relación
inmediata con la pretensión procesal, pues es uno de sus elementos; y no con la condición de
sujeto procesal. Y por ello es un requisito subjetivo de la pretensión procesal. El sujeto activo
que invoca una pretensión procesal establece un nexo jurídico directo con la legitimación, es
decir, con quien de acuerdo con la ley sustancial esta autorizado para reclamar la
consecuencia jurídica, y tal nexo jurídico es lo que le permite su invocación. Si ese nexo no
llegare a existir, la pretensión procesal invocada pierde uno de sus supuestos básicos y estará
llamada a fracasar y se producirá una absolución del sujeto pasivo a quien se le enrostró tal
pretensión procesal. En conclusión, la legitimación en la causa, en mi sentir, es una figura de
derecho procesal, referida al requisito subjetivo de la pretensión procesal, pero no referida al
requisito para ser un sujeto procesal. La legitimación en la causa constituye un elemento
estructural de la pretensión procesal y de no ser demostrada conduce a su fracaso, que se
resolverá con sentencia absolutoria para el demandado. Para el caso del proceso ejecutivo,
la legitimación en la causa le corresponde al acreedor. El acreedor deberá invocar la
acreencia, y llevar la prueba de la misma en los términos del artículo 488 del Código de
Procedimiento Civil. Sin embargo, esto no quiere decir que la legitimación no pueda ser
destruida por las excepciones de fondo. Sin embargo, no es posible desde el inicio del proceso
exigir la prueba de la legitimación, pues esta se exigirá para la sentencia favorable al
demandante. Lo que se exige entonces en una prueba de aptitud, es decir, un primer paso de
la legitimación en causa, sin que se confunda con esta. Esta prueba se exige para estar
seguros de que la controversia se adelanta por y contra quienes pueden ser legitimados.
Ejemplo: En el proceso de divorcio se exige el registro civil de matrimonio, no es que con esta
prueba se demuestre que el demandante es el cónyuge inocente, pero si hay la probabilidad
de que lo sea. Imaginemos que no se exigiera, podríamos llegar a sentencias inhibitorias por
cuanto al momento de la decisión final, no está probado que las partes están casadas entre sí.
(170) Posibilidad física. Cuando la consecuencia jurídica reclamada tenga como concreción
una cosa física que puede ser palpada por los sentidos, esta debe tener la aptitud para
satisfacer los intereses de las partes. Suélese por algún sector denominarlo bien de la vida
perseguible y por otros objeto litigioso. La cosa material debe tener una aptitud desde su
naturaleza y desde su condición jurídica.
(172) Existencia de la cosa. Hace referencia a que el objeto material debe ser objeto de
apropiación por el hombre, para que tenga la trascendencia jurídica que la pretensión
procesal reclama. En materia civil cuando el objeto material existió pero desapareció no
puede ser reclamado en un proceso por su imposibilidad física para satisfacer la pretensión.
Tal es el caso, cuando se reclama la restitución de una inmueble que desapareció por causa
de un terremoto o algo parecido. Pues al desaparecer en su condición física ha perdido su
aptitud material. En tal evento, podría pensarse en reclamar su equivalente u otro de igual o
parecida condición. Por tales razones no podríamos deducir una pretensión procesal que
tuviere como elemento material un imposible físico. (Ver artículos 1522 y 1533 del Código
Civil).
(173) La cosa no existe, pero se espera que exista. Existen algunas pretensiones procesales
cuyo objeto material al momento de su reclamación no existe, pero que por razones del
proceso puedan tener materialidad, es el caso de las obligaciones de hacer, que cuando se
reclaman lo que se persigue es que el juez ordene que el ejecutado altere la realidad
realizando la obra contratada y si no lo hace, se ordena que lo haga un tercero. Por ello, es
perfectamente posible invocar pretensiones procesales sobre la base de la no existencia del
objeto material, pero se aspira a que exista.
(174) Individualización. El objeto material debe ser individualizado. Es decir, la reclamación
de una cosa debe tener su propia identidad que permita separarlo de las demás cosas. No
puede reclamarse una generalidad que le imposibilite al juez tener la certeza que se
encuentra frente a la cosa reclamada. El Código de Procedimiento Civil dispone que las
cosas se determinaran por su cantidad, calidad, peso, medida, etc. Y los inmuebles por su
nomenclatura, ubicación, nombre, etc. y demás circunstancias que ayuden a identificarlos.
(art. ).
(175) La cosa desde el punto de vista jurídico. De la misma manera, el objeto material de la
pretensión debe ser de aquellos que su tráfico este permitido por el ordenamiento jurídico o
que no esté prohibido. Es decir, que la pretensión procesal no este montada sobre un
imposible jurídico. La reclamación puede tener viabilidad física, pero al enfrentarla con el
ordenamiento jurídico desborda su legalidad y en tales consecuencias, no es posible su
reclamación procesal.
(177) La cosa reclamada no puede constituir cosa delictuosa o ilícita. Tales son los casos de
muchísimos derechos y cosas que la ley prohíbe expresamente su tráfico e impide que puedan
ser reclamadas en un proceso. Por ejemplo, pretender que el demandado restituya unos kilos
de cocaína a los cuales se había comprometido a devolver. Es muy común que por la vía
judicial se pretenda sanear la ilicitud de ciertos bienes o derechos, tal es el caso por ejemplo,
de pretender rematar bienes que han ingresado al país de contrabando. Creyendo
erradamente que un proceso civil y un remate judicial puede sanear la ilicitud de dichos
bienes. Su saneabilidad sólo la puede otorgar la correspondiente autoridad de aduanas, o
bien porque autorizó su permanencia en el país o bien porque lo expropió y luego lo vendió.
Esta imposibilidad jurídica hace que el juez no le pueda dar viabilidad a este tipo de
reclamaciones.
(178) Posibilidad jurídica. La consecuencia jurídica reclamada debe tener como soporte el
ordenamiento jurídico. Es decir, la posibilidad de su reclamación la consagra la ley y no
puede ser fruto de la imaginación ni de interpretaciones forzadas de la misma ley.
(179) La pretensión procesal debe tener actualidad. Hace referencia a que la reclamación
exige, que desde la demanda esté consolidado el derecho del cual se pretende el
reconocimiento de la consecuencia jurídica. Y por el ello el demandante se lo auto atribuye.
Quiere decir lo anterior, que no son de recibo las pretensiones procesales que persigan el
reconocimiento de un derecho que esta en vía de consolidación. La misma conclusión se
aplicará a aquellos casos en que el derecho puede existir, pero no ha alcanzado su
exigibilidad, como para los procesos ejecutivos que exige una obligación actualmente a la
demanda exigible. Que si esta sometida a plazo este cumplido o si esta sometida a condición
esté cumplida.
(180) Que la pretensión procesal no vulnere el ordenamiento jurídico. Es posible que una
persona sea el titular de un derecho, pero ello no lo habilita para reclamar ciertas relaciones
que vulneren el ordenamiento jurídico. Tal es el caso del abuso del mismo derecho.
(181) Posibilidad moral. Hace referencia esta posibilidad a que el objeto de la reclamación
invocada en un proceso no atente con la dignidad de las personas y en especial en sus
derechos fundamentales. Tal sería el caso por ejemplo que un marido solicitara a un juez que
obligara a su esposa a tener relaciones sexuales con él, amparado en el compromiso legal del
matrimonio. En tal evento, la reclamación no podría ser despachada favorablemente por su
cumplimiento implicaría quebrantar los derechos fundamentales de la mujer.
(182) Requisito de idoneidad de la pretensión procesal Este requisito hace referencia a que
el objeto material de la pretensión sea deducido en los procesos legalmente establecidos por
la ley.
(185) Los hechos pertinentes. La pretensión procesal estará entonces soportada en los
hechos históricos que generan tal reclamación. La alegación de los hechos se hace necesaria
a fin de establecer que ocurrió en la vida material y de ahí derivar si la auto atribución del
derecho que se establece en la pretensión procesal debe ser o no actuada por el juez en la
sentencia. Pero los hechos o argumentos fácticos deben ser delimitados en su calidad. Esto
es, deben aportarse al proceso los hechos históricos con relevancia jurídica y que tengan un
nexo inmediato y jurídico con la pretensión invocada. Cuando se alegan hechos que nada
tienen que ver con la auto atribución del derecho podremos decir que no existe causa fáctica,
y en tal evento el juez debe devolver dicha pretensión para que se sustente bajo los
parámetros de un nexo causal. Si al momento de proferirse la sentencia los hechos alegados y
probados no constituyen el soporte fáctico de la pretensión procesal invocada, ello conduce a
una sentencia absolutoria, puesto que uno de los elementos básicos de la pretensión ha
fracasado. Quiere decir esto, que demostrar los hechos que constituyen el fundamento fáctico
de la pretensión procesal constituye un requisito para el éxito de la misma y si ello no es así,
se producirá ineludiblemente una sentencia desestimatoria.
(186) Los que describen los supuestos de hecho de las normas jurídicas a aplicar. Los
hechos pertinentes a invocar como soporte fáctico de la pretensión procesal corresponden a
los que ha ser subsumidos en el supuesto de hecho de la norma jurídica a aplicar. Pero tales
hechos deben tener un alto grado de relevancia, pues un hecho puede tener relación
inmediata con el supuesto de hecho, pero no tiene el peso específico para consolidarlo. En
muchas ocasiones un solo hecho, por si solo es insuficiente para completar el supuesto de
hecho, es necesario la presencia de varios y muchos hechos relevantes para tal configuración.
Un ejemplo ayudaría: Para la declaratoria de prescripción adquisitiva de dominio se
requiere posesión material. Para reputar a una persona poseedor se requiere que los
comportamientos que despliega como tal correspondan a los que haría un dueño. Los cuales
son muchos que cotidianamente realiza, tales como ocupar el bien, hacerle reparaciones,
arrendarlo, pagar impuestos, hacerle mejoras, etc., pero un solo hecho de estos o algunos no
reiterados no pueden configurar el supuesto de hecho exigido por la norma sustancial para
consolidar prescripción adquisitiva. De tal manera, que los hechos pertinentes deben ser
presentados con exhaustividad, pero con la relevancia antes anotada.
(187) Iniciativa en materia fáctica frente a la pretensión procesal. Es de tener presente, que
la iniciativa en materia de postulación de hechos le corresponde a quien invoca la pretensión
procesal. Los hechos no pueden aparecer de cualquier manera en el proceso. El hecho debe
ser presentado para su contradicción, y existen oportunidades procesales para su
incorporación al proceso. La oportunidad más clara corresponde a la demanda, y debe
hacerse uso de ella. Los hechos no se suponen. Deben ser alegados y ofrecerse el supuesto
probatorio del mismo. Los hechos pueden aparecer probados en el proceso, de pronto sin que
nadie los alegue, el proceso los asume como suyos, pero constituye un alto riesgo para el
soporte fáctico de la pretensión no alegar todos los hechos que la configuran. Existen hechos
que no necesitan alegación, como por ejemplo los hechos notorios y además no requieren de
prueba. Pero si la pretensión procesal se estructura sobre este tipo de hechos, es preferible
alegarlos para que el juez los considere en la sentencia.
(188) Hechos que configuran la legitimación en causa, tanto activa como pasiva. En la
configuración de la causa fáctica debe incorporarse el soporte de hecho que describe la
legitimación en causa tanto para el actor como para el demandado. Es de recordar que la
vida del derecho lo son los hechos. Y son unos hechos los que le permiten a un sujeto invocar
una pretensión procesal, auto atribuyéndose un derecho, y exigir una consecuencia jurídica.
Esa auto atribución es lo que lo autoriza para decir, que es la persona legitimada para
reclamar la consecuencia. Pero ella, la legitimación, fluye también del supuesto fáctico. Un
ejemplo: La persona legitimada para demandar el divorcio es el cónyuge inocente. Es decir,
los supuestos de hecho deben estar encaminados a demostrar tanto la inocencia del
demandante como la culpabilidad del demandado.
(192) Causa jurídica de la pretensión procesal. La pretensión procesal debe tener un soporte
jurídico basado especialmente en la normatividad legal que reconoce el derecho sustancial
del cual se reclama la consecuencia jurídica y que corresponde a su contendido. No podría
esperarse un éxito de la pretensión procesal si esta no cuenta con tal soporte. Lo cual implica
un minucioso estudio de la normatividad sustancial. Tan sólo después de haberlo realizado y
haber subsumido los hechos dentro de los supuestos de hecho que con generalidad la ley
sustancial consagra, es cuando se toma de decisión de reclamar tal consecuencia jurídica
ante la función jurisdiccional. Un defectuoso o incompleto estudio hará que la pretensión
procesal sea expuesta al fracaso con graves perjuicios para las partes que litigan y aun para
el Estado que ha debido desplegar la actividad de los jueces para producir un fallo, en donde
la auto atribución del derecho invocado en la demanda no correspondía con la normatividad
sustancial.
(193) La auto atribución del derecho. La pretensión procesal para su correcta formulación
exige la auto atribución del derecho por parte de quien la reclama. No podría configurarse
esta cuando quien reclama dice no ser titular del derecho, pues la consecuencia jurídica de la
norma sustancial reclamada solo puede alcanzarse cuando se es titular del derecho
correspondiente. Así, el divorcio es la consecuencia jurídica de haber incurrido, uno de los
cónyuges, en una de sus casuales. Quiere decir lo anterior, que si dicho cónyuge ha incurrido
en la causal que se le enrostra, es lo que autoriza a otro para pedir el la consecuencia
jurídica. Esto es, desde el inicio del proceso le corresponde a quien pretende procesalmente,
invocar tener el derecho. Esta invocación no pasa de ser más que una auto atribución, pues
para el final del proceso, habrá de demostrarlo. Por ello, es suficiente para la apertura del
proceso, la sola auto atribución, pero no será suficiente para obtener una sentencia
favorable.
(196) Causa probatoria de la pretensión procesal. Los hechos que han de constituir la causa
fáctica deben a su vez estar soportados en una causa probatoria.
(197) Carga de prueba sobre los supuestos de hecho de las normas que consagran la
consecuencia jurídica reclamada. Es de recordar que la ley procesal civil en su artículo 177,
establece la carga de la prueba para quien alega, correspondiéndole al demandante probar el
supuesto de hecho de la norma jurídica invocada y de la cual se reclama la consecuencia. La
causa fáctica determinara la pertinencia o impertinencia del medio de prueba para
demostrarlo. Por ello se debe establecer el nexo jurídico que los que soportan la pretensión
procesal invocada tienen con el supuesto de hecho de la norma invocada. Si no se tiene
cuidado con este análisis, puede conducir a que se practiquen pruebas para probar hechos
que no van a pesar en la decisión final con un desgaste innecesario de la función
jurisdiccional. O al contrario, se podría dejar de recoger pruebas sobre hechos relevantes,
que atentarían contra el éxito de la pretensión procesal, poniendo en grave riesgo el reparto
de justicia.
(198) Carga procesal de probar los hechos que la ley exige como aptitud para la
legitimación en la causa. Le corresponde a quien reclama la pretensión procesal, la carga
procesal de aportar las pruebas que configuran la aptitud para luego derivar legitimación en
causa. No solo la que corresponde al demandante sino al demandado. La aptitud para
derivar legitimación en causa, en muchos casos debe estar acreditada desde el inicio del
proceso, por ejemplo: La prueba del matrimonio para iniciar proceso de divorcio. Pero
existen otros que la ley no les exige prueba inicial, por ejemplo la responsabilidad civil
extracontractual. En tal evento es suficiente invocarla, tanto para demandante como
demandado, pero ella deberá estar probada para la sentencia.
(200) Formulación de una demanda. La pretensión procesal no puede estar contenida sino
en una demanda. Una demanda se distingue de cualquier otro acto procesal porque contiene
la invocación de la pretensión. Solamente la demanda puede activar un proceso, siempre y
cuando contenga la pretensión procesal. Ello porque de esta se deriva una serie de
consecuencias procesales y sustancial que hacen viable la existencia del proceso mismo. A
manera de ejemplo tenemos: La demanda que incorpora la pretensión procesal determina la
jurisdicción, la competencia, el trámite. Es la que obliga al juez a un pronunciamiento en la
sentencia. Interrumpe los términos de prescripción, e impide que se produzca el fenómeno de
caducidad. En conclusión, sin demanda no hay pretensión procesal, y sin esta no hay aquella.
(201) Carga procesal. Quien pretenda reclamar un derecho, necesariamente debe hacerlo a
través de una demanda. Sin dicha carga procesal no es posible, en ningún caso, que se pueda
derivar consecuencias jurídicas favorables para quien dice haberla invocado. La formalidad
puede ser variada: oral o escrita, pero que no exista duda de su invocación.
(202) La demanda debe contener la pretensión procesal. El requisito sine qua non de la
demanda lo constituye la pretensión procesal, cualquier otro requisito podría ser excusado o
corregido por el juez, tal es el caso, por ejemplo: del trámite, si el demandante no lo señala,
el Juez lo asigna, pero no podría asignar trámite a una demanda si no se tiene certeza del
cual fue la pretensión procesal invocada, pues la ley asigna procedimientos en razón a la
materia a discutir.
(208) Unidad – Postulación de los hechos pertinentes. La formalidad exigida por el artículo
75 del C.P.C., sobre la postulación de hechos debidamente clasificados, determinados y
numerados, puede prestarse a equívocos. Simplemente se trata de hacer una relación
numerada a fin de llevar una secuencia histórica o lógica de los mismos, pero cada hecho
debe tener su propia unidad. Se acostumbra indebidamente a presentar relatos demasiado
largos que implican la postulación de varios hechos, y ello va creando confusión. De otro
lado, la contestación de la demanda, puede eludir un adecuado pronunciamiento sobre cada
hecho alegado en la demanda, porque con una sola expresión se cobija todo el hecho
demasiado largo, y dentro de la redacción del mismo pueden existir afirmaciones que
requerirían otro tipo de pronunciamiento, veamos un ejemplo: Hecho: María estuvo el jueves
28 de febrero de 1985, estaba sola en la casa de sus padres, y en las horas de la tarde llegó
Juan, el novio de María, y después de algunos coqueteos tuvieron relaciones sexuales. El
demandado contesta: no me consta que se pruebe. Con esta respuesta, es posible que Juan
alegue que estaba contestando la primera parte del hecho, pero como existió una indebida
postulación del hecho porque se unen varias circunstancias, el hecho trascendente de las
relaciones sexuales quedaron sin pronunciamiento, porque a estas debe contestar, es cierto o
no es cierto. Es por ello, que ciertas demandas han debido ser inadmitidas para que los
hechos fueran relatados con la unidad requerida.
(209) Separación. La separación de los hechos es necesaria para que la secuencia histórica o
lógica, no tanga vacíos que impliquen zonas de penumbra, en el entendimiento del juez. Por
ello, no es conveniente suponer hechos, porque el juez no los conoce. Y hecho no alegado no
existe para el mundo del proceso. De otro lado, hay pronunciamientos de algunos jueces que
han inadmitido demandas, para exigir que cuando se acumulen pretensiones procesales, los
hechos deben separarse de la misma manera como quedan separadas cada una de las
pretensiones procesales acumuladas. Quiere decir esto, que si se postulan pretensiones
principales y pretensiones subsidiarias se debe mantener la postulación de los hechos en las
mismas condiciones. Realmente creo que este proceder es inadmisible. Lo requisitos los
impone la ley y no el capricho de un juez. De otro lado, los hechos no pueden ser principales
ni subsidiarios, los hechos son los hechos. Y de unos hechos se pueden extraer una o varias
pretensiones procesales. La exageración en el formulismo creado por los operadores de
justicia da al traste con la búsqueda de justicia que persiguen los justiciables. Asimismo, se
pregunta si es que en nuestro país no se han podido dictar las sentencias si la postulación de
los hechos no se ha efectuado con la separación de principales o subsidiarios, y cuantos
procesos encontramos, en donde los tribunales o jueces se hayan abstenido de fallar porque
no se les postuló los hechos con tal separación? Una sana inteligencia del juez requiere que
conozca de los hechos en su unidad y totalidad, pero no cercenados por una separación
inadmisible y violatoria de las formas propias de cada juicio, pues estas se violan cuando se
entran a exigir formalidades que la ley no consagra. (Cas. Civ. Octubre 4 de 1993, Mag. Pon. Alberto
Ospina Botero).
(211) Invocación de las normas sustanciales a aplicar. Principio Iura novit curia. Le
corresponde al demandante hacer la invocación de las normas sustanciales de las cuales se
deriva la consecuencia jurídica reclamada. Esta debe tener un respaldo legislativo que
corresponde al otorgamiento del derecho. Es lo que comúnmente se ha denominado, en
nuestro medio, fundamentos de derecho o fundamentos jurídicos. Sin embargo, la
fundamentación jurídica no se limita al señalamiento de unas posibles normas aplicables, que
como se verá más adelante, necesita de una argumentación. Es de anotarse, que en materia
civil, al foro sólo se le ha exigido, como fundamentos de derecho, un listado de normas, pero
con este simple señalamiento no adquiere solidez la temática jurídica a aplicar al caso
concreto. Principio Iura novit curia. “Dadme los hechos que yo os daré el derecho”. El
principio Iura novit curia, hace referencia a que el juez conoce el derecho, y en
consecuencia, lo que se debe aportar como soporte de una pretensión procesal es el supuesto
fáctico, y de pronto sobraría la invocación de normas sustanciales, que de por sí conoce el
juzgador. Además porque la ignorancia de la ley no sirve de excusa, y menos en juez. Pero la
praxis muestra que si bien los jueces pueden ser muy estudiosos, podrían no tener dominio
sobre todas las temáticas del derecho. Como la invocación de normas por el demandante,
quien ha tenido una primera impresión de los hechos ocurridos, constituyen el soporte sobre
el que se ha montado la reclamación, es muy conveniente conocer cuales son esas normas que
considera son aplicables al caso concreto. Debe hacerse mención que a pesar del
conocimiento que debe tener el juez de la normatividad legal, la misma ley le excusa el
conocimiento de ciertos tipos de legislación, y por tanto debe ser probada, como es el caso de
la ley extranjera, la ley de alcance no nacional, y la costumbre, si es que ellas han sido
invocadas como soporte jurídico a aplicar.
(214) Postulación (Carga de prueba) de los medios probatorios idóneos respecto de los
hechos pertinentes y en consecuencia, el demandante tiene la carga de la prueba de los
supuestos fácticos que alega. Ello entonces, implica que debe ofrecer a consideración del
juez la postulación de los medios probatorios que demostraran la veracidad de los hechos
alegados. Pero la fundamentación probatoria está limitada para el demandante, en cuanto a
los medios probatorios que constituyen tarifa legal. Es decir, si bien genéricamente existe
libertad probatoria, hay hechos que exigen cierto tipo de prueba, y a ellos se deben someter
todos los sujetos procesales. Por tanto, el demandante debe dar satisfacción de ofrecimiento
de tales medios probatorios cuando la ley los exige.
(219) Pretensiones procesales declarativas positivas. Cuando pedimos que sea declarada la
existencia de una situación jurídica. Ej: El reconocimiento de paternidad.
(224) Pretensión procesal ejecutiva de dación. Cuando se pide al órgano jurisdiccional que
al demandado entregue el demandante una cosa, bien en dinero u otro semejante. Se
permitiría desboblar este concepto en ejecución satisfactiva en donde lo que se persigue es
recoger los bienes del demandado para con ellos satisfacer la pretensión procesal. Y en
ejecución expropiativa en donde se retiran los bienes del dominio del ejecutado para
realizarlos en pública subasta y con su producido satisfacer la pretensión invocada.
(230) Reclamación. Que el derecho a extinguirse sea reclamado. Para que el derecho en vía
de prescripción se tenga reclamado, este debe ser invocado en una pretensión procesal. No
existe otra forma de tenerse por reclamado jurídicamente un derecho. Y tal pretensión
procesal debe constituir el contenido de una demanda. Pero, la reclamación del derecho que
se haga en la pretensión procesal debe ser aquella que tenga la virtualidad de interrumpir la
prescripción, quiere decir lo anterior, que no es suficiente reclamar cualquier tipo de
pretensión procesal sino la que corresponda al derecho que esta en vía de prescripción.
Ejemplo: Si el derecho que esta en vía de prescripción es el derecho de dominio por haberse
perdido la posesión, se debe invocar la pretensión reivindicatoria en donde se reclamará al
demandado la posesión pérdida. Tal invocación de reivindicación debe ser concreta y no
podrá tenerse por ejercida, con el argumento que aunque fue otra la que se invocó ella
tendría, por vía de interpretación, la posibilidad de obtener la restitución de la posesión. Sin
embargo, tal reclamación no podrá hacerse sino por la vía procesal señalada en la ley. Es
decir, que no puede tenerse por interrumpida la prescripción si resultare equivocada la vía
procesal. Lo mismo ocurriría si la pretensión procesal invocada no resultare exitosa, pues
solamente en caso del éxito de la pretensión procesal se debe entender que el derecho fue
reclamado por quien lo tenía y este derecho fue reconocido en la sentencia que definió tal
reclamación.
(231) Notificación. Que el demandado sea notificado de la reclamación del derecho que le
hace el accionante. La notificación, al demandado, del auto admisorio de la demanda
implica darle a conocer que el derecho que esta en vía de prescribir ha sido reclamado
judicialmente. Y la prescripción extintiva que estaba corriendo a favor del demandado ha
sido interrumpida. Es decir, se hace necesario que se produzca dicha notificación o de lo
contrario la invocación de la pretensión procesal no producirá ningún efecto frente a la
prescripción extintiva. Sin embargo, La ley procesal permite que se tome como fecha, para
establecer si hubo o no interrupción de la prescripción, la de la presentación de la demanda,
siempre y cuando el demandante cumpla con la carga de obtener dicha notificación dentro
del año siguiente contados desde cuando hay la obligación de notificar, que lo establece el
Código de Procedimiento Civil, en su artículo 90 desde cuando el demandante es notificado
del auto admisorio de la demanda o del mandamiento de pago, bien sea por estado o
personalmente. Si dentro del año anteriormente mencionado no se produce la notificación, no
puede darse por interrumpida desde cuando se presentó la demanda y sólo se entendería que
el efecto de interrupción de prescripción se produciría desde la notificación al demandado.
Solo en tales circunstancias, la pretensión procesal producirá el efecto de interrupción de la
prescripción si es que esta no se ha consumado.
(233) Reclamación. Para que la invocación del derecho a través de la pretensión procesal e
involucrada en una demanda alcance a impedir que la caducidad se produzca se hace
necesario que el demandante realice las diligencias necesarias para que el demandado sea
notificado del auto admisorio de la demanda dentro del plazo establecido por la ley
sustancial.
(239) Relativos a la actividad procesal. Podemos afirmar que es tal la fuerza que despliega la
pretensión procesal que entra a determinar la mayor parte de la actividad del proceso. Su
estudio lo hemos dividido varios aspectos para dar cubrimiento al mayor número de
eventualidades. Nacimiento, desarrollo y decisión. Veámoslas.
(240) Respecto del nacimiento del proceso. El nacimiento del proceso esta determinado en su
nacimiento, por la pretensión procesal que es involucrada en la demanda. Y son varios los
efectos que esta produce que pueden verse por separado.
(244) Fija los hechos y el tema decidendum. La pretensión procesal esta soportada sobre un
elemento fáctico. Y este determina el tema decidendum al cual se deben someter el juez y las
partes. Por ello es necesario que los hechos correspondan a una construcción raciona, y la
reclamación de la consecuencia jurídica sea precisa y clara a fin de no dar lugar a
confusiones que pueden dar al traste con la comprensión del tema decidendum.
(245) Respecto del desarrollo del proceso. El desarrollo del proceso también se ve
determinado por la pretensión procesal invocada. Determina la pertinencia de los hechos, la
conducencia de la prueba, y la carga de prueba que se asigna a las partes.
(246) Determina los hechos materia de prueba. Los hechos materia de prueba son los que se
pueden subsumir dentro del supuesto fáctico de la norma sustancial a aplicar. La reclamación
de la consecuencia jurídica implica que debieron alegarse unos hechos que desarrollarán el
supuesto fáctico. Es decir, la pretensión procesal esta determinado los hechos pertinentes que
serán materia de prueba.
(247) Determina la admisibilidad de los medios de prueba para probar los hechos que la
soportan. Los medios probatorios a aportar como fundamento probatorio de la pretensión
procesal, deben ser aquellos que desarrollan la conducencia probatoria. Es decir,
dependiendo del tipo de reclamación se podrá determinar qué clase de pruebas son idóneas
legalmente para demostrar los hechos sobre los que se soporta aquella.
(248) Determina la carga de prueba para los hechos base de la pretensión. Los hechos que
se invocacn como soporte fáctico de la pretensión procesal deben ser probados, en principio
por el demandante, pero dependiendo el tipo de pretensión se determinará quien tiene carga
de prueba, o si es posible realizar desplazamientos de carga de prueba.
(251) Obliga a que sea decidida en una sentencia. La pretensión procesal debe ser resuelta
por la judicatura mediante una sentencia. Y sólo la postulación de pretensiones procesales
genera la obligación de proferirse aquella. Quiere decir esto, que lo que se persigue con la
postulación de estas es que sean definidas mediante el pronunciamiento de un juez en una
acto procesal definitorio, que la ley determina su alcance y su formalidad. Para tal actividad
procesal, y tal vez la mas importante del proceso, el legislador le ha reservado y también la
más importante de las providencias como es la sentencia. Es de anotarse que todo proceso no
termina con un pronunciamiento jurisdiccional en el que se desate el litigio. Pueden suceder
contingencias que impiden tal pronunciamiento, que de un lado, reemplazan la sentencia, o
de otro lado, producen un fracaso de la actividad jurisdiccional. Para el caso de los
procedimientos ejecutivos, la pretensión de pago de una acreencia, obliga al juez a proferir
una orden perentoria de pago contra el deudor. Y obliga a una actuar embargando los bienes
del deudor. Mientras que en el proceso de conocimiento se persigue un decir del juez en una
sentencia, en los procedimientos ejecutivos se persigue una actuar de éste. Sin embargo, es de
anotarse que en el procedimiento ejecutivo si el demandado no propone excepciones se dicta
una “sentencia” que ordena seguir adelante la ejecución tal como se ordenó en el
mandamiento de pago. Realmente a este tipo de providencia no podemos otorgarle la
condición de sentencia, pues esta no definió en el fondo nada. Todo quedó resuelto en el
mandamiento de pago. No hace tránsito a cosa juzgada. No se notifica como sentencia sino
como auto. Y no procede recuso alguno contra la misma. Distinto será el tratamiento, cuando
en los procesos ejecutivos se postulan excepciones de fondo. En tal caso si obliga al juez a
pronunciarse a través de una sentencia. Llamada en nuestro medio: Sentencia de
Excepciones, y que produce todos los efectos que anteriormente se dijo, no los producía la
“sentencia” sin excepciones.
(252) Determina el contenido de la sentencia. La pretensión procesal determina los hitos del
territorio en que la actividad decisoria del juez debe desenvolverse. El artículo 302 del
Código de Procedimiento Civil establece que son sentencias las que resuelven sobre las
pretensiones de la demanda o las excepciones que no tengan el carácter de previas. Por tanto,
el juez puede desbordar estos límites. Y como lo advertimos anteriormente las excepciones de
fondo que denuncian la ausencia de elementos estructurales de la pretensión procesal, lo que
hace en el fondo es que tales elementos estructurales tengan un pronunciamiento expreso en
la sentencia, sin que pueda decirse que el contenido de la sentencia se ha ampliado.La
doctrina y la jurisprudencia ha mantenido de vieja data el criterio que el puede desbordarse
en su actividad juzgadora cuando deja de resolver sobre los temas que le fueron planteadas
en la pretensión procesal y en tal caso produce un fallo diminuto, lo que se conoce como
minimun petita; de otra lado, cuando resuelve sobre temas que no le fueron postulados
produce un fallo extra petita, y cuando resuelve el tema pedido pero se excede en su alcance
produce un fallo ultra petita. Otro de los aspectos que debe ser dilucidado frente al
contendido de la sentencia, es el referente a la producción de un fallo inhibitorio. Pues en
esta decisión no hay un pronunciamiento frente a las pretensiones procesales ni frente a las
excepciones de fondo que atacan la pretensión procesal. En estos casos no se han llenado los
requisitos básicos para que el juez pueda descender a resolver la materia del proceso. Es lo
que algún sector de la doctrina ha denominado presupuestos procesales. En tal caso, no
puede hablarse de inconsonancia o incongruencia, pues la sentencia de fondo solo se puede
dictar cuando se han cumplido tales presupuestos procesales. Para el caso de los procesos
ejecutivos la pretensión procesal de cobro compulsivo determina el contenido del
mandamiento de pago. Y cuando se postulan excepciones de fondo contra dicho mandamiento
lo que obliga al juez es a una nueva revisión de la pretensión procesal invocada a fin de
establecer si el mandamiento de pago inicialmente dictado se ajustaba a derecho. En caso de
prosperar parcialmente las excepciones lo que conduce es a la modificación del mandamiento
de pago y a seguir adelante la ejecución teniendo en cuenta la nueva situación presentada.
(250) Contenido.
(251) Simple.
(252) Consecuencial.
(263) Efectos.
(264) Positivos.
(268) Negativos.
(275) El cuanto a las partes. Tiene interés quien tiene la aptitud para postular las
oposiciones a la pretensión. En este caso lo es el sujeto pasivo de la pretensión procesal. De
ninguna manera podrá entregarse esta actividad o rol a sujeto distinto. Sin embargo, es
necesario precisar algunos aspectos entorno a la presencia de otro tipo de sujetos en el
proceso, y que en principio no constituyen la parte reclamada, pues la pretensión procesal no
se dirigió por el sujeto activo, específicamente contra estos. Me refiero a la presencia de
coadyuvantes, llamados en garantía, denunciados en el pleito, etc., veamos su situación
jurídica. Primero que todo, se debe establecer cuál es el rol o el radio de acción de cada uno
de estos intervinientes en el proceso y su grado de vinculación al mismo. El coadyuvante, de
acuerdo con nuestra ley procesal, puede intervenir el proceso de conocimiento, cuando este
tenga con cualquiera de las partes (para este caso con el demandado), una relación jurídica
sustancial sin que ella alcance a ser tocada por la invocación de la pretensión procesal, pero
que puede verse desfavorecida si la parte, con quien tiene la relación sustancial, pierde el
proceso. Como se observa, la pretensión procesal no es invocada contra quien tenga alguna
relación jurídica sustancial que se derive del derecho o del objeto que en la pretensión se
auto atribuye el demandante. De tal manera, que este sujeto no alcanza a cumplir los
requisitos exigidos a las partes. Pero que por la estrecha relación que vincula a la relación
sustancial con la pretensión procesal, es por lo que la ley le permite su ingreso al proceso. El
ingreso del coadyuvante al proceso y su aceptación dentro del mismo, plantea su
subordinación frente a la parte que va a ayudar. Esto es, le es permitido realizar todo acto
procesal que redunde el beneficio de su coadyuvado, siempre y cuando no entre en
contradicción con la parte que coadyuva, ni puede disponer del derecho que se litiga en el
proceso. Y tal intervención esta permitida en cualquier estadio del proceso sea la primera o
segunda instancia. Con esta situación antecedente, no cabe la menor duda que el
coadyuvante puede ingresar al proceso pidiendo su reconocimiento como tal (llenando los
requisitos propios de tal intervención), y proceder a contestar la demanda y a postular
excepciones de fondo que el demandado no postuló. Y siempre y cuando se esté dentro del
plazo para contestarla.
(281) Causa jurídica. Además la excepción debe tener una causa jurídica que permita
subsumir los hechos dentro de la normatividad aplicable. El trabajo de subsunción debe ser
presentado por el excepcionante. Cuando se alegan excepciones se soportan en supuestos
jurídicos distintos de los que postuló el demandante, pero estos tienen la virtud de destruir la
pretensión. Es decir, la excepción, como la pretensión, no pueden corresponden a inventos
del invocante, sino que ellas deben tener un respaldo jurídico, que le corresponde a este
delinear. Sin embargo, es este caso podría aplicarse el principio Iura novit curia, en el
sentido de que si el reclamante de la pretensión o la excepción se equivoca en la postulación
o señalamiento de la causa jurídica, le corresponderá al juez adecuarla, sin que termine
alterándola o cambiándola por otra. Podría cambiar la denominación jurídica, pero esta
sometido por los supuestos de hecho aportados que estos no pueden alterarse. Veamos un
ejemplo: Un demandado alega excepción de caducidad, y fácticamente desarrolla
prescripción. La excepción alegada fue prescripción así se le haya denominado caducidad. Y
el juez aplicará la normatividad pertinente sobre prescripción así la causa jurídica se haya
hecho consistir en la normatividad propia de la caducidad. Pero lo que no podrá el juez es
alterar la causa fáctica. Porque en tal condición estará postulando un fallo incongruente,
especialmente, cuando se trate de excepciones que no se pueden declarar probadas de oficio.
(284) Fundamentación fáctica. Fundamentar es dar las razones del porqué se hace una
reclamación. Si se reclama el actuar de una excepción debe hacerse soportar en los hechos
que la configurar. Estos hechos deben estar organizados de tal manera que el juez puede
subsumirlos en la norma jurídica a aplicar. Sin embargo, la exigencia no es tan notoria para
los procesos de conocimiento, pues a pesar de una deficiente postulación le corresponde al
juez estudiar los supuestos fácticos ofrecidos, buscar la prueba y fallar sobre las que
resultaren probadas, excepto: prescripción, compensación y nulidad relativa sustancial. La
excepción procesal no es un enunciado sino una relación fáctica que la construye. Lo
anterior es importante tener en cuenta cuando se postulan excepciones procesales que el juez
no puede declarar probadas de oficio, tales como la prescripción extintiva, la compensación
y la nulidad relativa sustancial. Especialmente en estas, la aportación de los hechos sobre los
que se hace descansar la excepción será requisito sine qua non, para que el juez pueda
entrar a resolverlas. No se trata de simples denominaciones o titulaciones sino de hechos que
las configuran. La relación fáctica será la que le da vida a la excepción. (Sen. Cas. Civ. 13
de octubre de 1993). Sin embargo, no quiere decir esto que la denominación de una
excepción procesal no tenga importancia, pues el postulante con tal denominación centra al
juez en lo que quiere postularle y lo orienta en cuanto al ataque formulado contra la
pretensión procesal. Cuando la denominación de la excepción procesal no es correcta o
precisa, pero los hechos en que la fundamentan si lo son, le permitirá al juez adecuar la
denominación al supuesto de hecho. Pero no al contrario, la denominación puede ser precisa
y si su fundamentación fáctica no lo es, podría entenderse que tal excepción no fue postulada
y desecharse por el juez. (XLV, 886).
(285) Fundamentación jurídica. De la misma manera que la pretensión, las defensas y las
excepciones deben tener una fundamentación jurídica, que le permita al juez conocer el
recorrido intelectual hecho por el demandado para pedir la no actuación de la pretensión
procesal invocada. Esta corresponde al señalamiento de las normas aplicables y la
argumentación jurídica correspondiente. La ley procesal no exige los fundamentos de
derecho para la defensa ni las excepciones, como si lo hace para la pretensión procesal, lo
cual lo considero un olvido legal que debiera corregirse. Sin embargo, un demandado
cuidadoso los presentará con la contestación de la demanda, para orientar al juez en la
normatividad a aplicar, en la observancia de otras normas que no fueron base de la
fundamento jurídico de la pretensión y que podrían influir eficazmente en la mente del juez.
Frente a este aspecto se podrá decir que tal fundamentación jurídica puede hacerse en el
alegato de conclusión, eso es posible, pero en algunos casos puede ser tardío. Supongamos
que el demandado postula unas excepciones no muy claras, sin fundamento jurídico, y para
el decreto de pruebas el juez le da cierto sentido a las excepciones y entiende que lo alegado
fue caducidad y no prescripción, pues en tal evento va a tomar partido por ciertas pruebas y
desechará otras que considera no idóneas. Pero si se hace una fundamentación jurídica no
son muchas las posibilidades que tiene el juez de interpretar la demanda en otro sentido,
porque la argumentación le permite descubrir el verdadero alcance que le quería dar el
demandado.
(290) LA DEFENSA. a) Concepto. La defensa es el acto procesal del demandado, por el cual
resiste la pretensión procesal reclamada en su contra, mediante el ataque a los elementos
estructurales de ésta, sin que su alegación desborde el marco fáctico o jurídico de la
reclamación procesal. Dentro de esta categoría podemos ubicar todo tipo de enfrentamiento
que implique destruir la integración de la pretensión procesal. Es decir, aquel enfrentamiento
que denuncia la ausencia de los elementos estructurales de la pretensión procesal, en cuanto
a sus requisitos subjetivos y objetivos. Este tipo de ataque es lo que podríamos denominar:
defensa. Con ella no se aporta nada más a la contienda, simplemente que se señalan
deficiencias en la construcción de la pretensión procesal o se indicando cual de ellos no esta
cumplido. Este tipo de defensa implica que el demandado no necesita proponerla, pues el
juez para actuar la pretensión procesal debe examinar el cumplimiento de todos sus
requisitos y si uno no está cumplido, la desestimará. De pronto se dirá que no es importante
denunciar tales defensas, pues simplemente el juez debe estudiar todos los requisitos que
componen la pretensión. Pero si es importante alegar las defensas para que el juez se
detenga en el requisito denunciado como incumplido, y haga un estudio más profundo de
éste. Pues para satisfacer la aspiración del demandado debe dársele los argumentos tenidos
en cuenta, por ejemplo, para desechar su defensa. El pronunciamiento que haga el juez sobre
el no cumplimiento de alguno de los elementos estructurales de la pretensión procesal, en
ausencia defensa, no corresponde a la declaratoria de excepciones oficiosas, pues se trata
simplemente de una verificación de tales requisitos estructurales que no han resultado
cumplidos y de ahí la desestimación de la pretensión procesal. b) Naturaleza jurídica de la
defensa. Los elementos que constituyen la naturaleza jurídica de la defensa los podemos
determinar de la siguiente manera. 1) La defensa constituye una declaración de voluntad
mediante la cual se resiste el otorgamiento de la consecuencia jurídica, reclamada en la
pretensión procesal. La pretensión procesal persigue que la consecuencia jurídica
reclamada sea actuada en la sentencia. Por el contrario el pronunciamiento que hace el
demandado, a través de la defensa, corresponde a la declaración de voluntad, por la cual
solicita la no actuación de la pretensión procesal. Esta manifestación debe ser expresa a
efectos de considerarse que existe un enfrentamiento, y por tanto que el demandante
mantiene la carga de probar los supuestos de hecho de su alegación. Es de recordar que la
ley procesal exige además, que tal declaración de voluntad que constituye defensa, cumpla
con unos requisitos de forma y fondo que la perfeccionan, tales como que debe hacerse en el
acto procesal propio para ello: la contestación de la demanda, y debe contener un
pronunciamiento expreso frente a los hechos y a la consecuencia jurídica reclamada. De tal
manera que la manifestación de voluntad que constituye defensa no puede ser expresada de
cualquier manera. 2) La defensa se expresa mediante un acto procesal del demandado que
constituye carga procesal. La postulación de la defensa debe formularse mediante la
contestación de la demanda, y es allí en donde puede hacer postulación de hechos, pruebas,
fundamentos jurídicos que desvirtúan la pretensión procesal. El acto procesal de
contestación de la demanda constituye una carga procesal para el demandado. Que de no
ejercerlo puede derivar consecuencias desfavorables para este como constituir indicio grave
en su contra y en algunos casos allanamiento. 3) La defensa ataca los elementos
estructurales de la pretensión procesal. La defensa persigue que no sea actuada la
pretensión procesal, porque sus elementos constitutivos no se encuentran cumplidos, y entre
ellos podríamos citar: que la pretensión no cumple con los requisitos legales de
estructuración, que los hechos alegados no corresponden a la realidad y por ello son
negados, se les plantea afirmación o contradicción por el demandado, porque la norma
sustancial no consagra la consecuencia jurídica o corresponde a una distinta, porque la
norma sustancial no asigna legitimación al demandante para invocarlas o al demandado
para soportarla, etc. 4) La defensa no desborda el marco fáctico o jurídico planteado por la
pretensión procesal. Una característica fundamental que diferencia a la defensa de otras
formas de resistencia, corresponde a que esta no desborda el marco fáctico o jurídico que ha
plantado la pretensión procesal. Es decir, a defensa denuncia que aquella no cumple con los
requisitos para su actuación en la sentencia. Y por tanto, ataca los supuestos de hecho,
negándolos, aportando afirmaciones o contradiciéndolos; ataca correspondencia de los
hechos a os supuestos de hecho de la norma sustancial invocada; ataca la consecuencia
jurídica como que no corresponde a los supuestos de hecho, o que no esta consagrada n la
ley; y en fin todo lo que puede afectarla. Como se observa, la defensa se desenvuelve en el
ámbito de discusión de la pretensión. Este aspecto la diferenciará de la excepción que se
soporta en otros fundamentos de hecho y de derecho. ¿Pero que importancia tendía esta
diferenciación, sin en últimas ambas persiguen destruir la pretensión? La importancia radica
en delicada actividad de asignar la carga de prueba. Si se trata de defensa, la carga de la
prueba la tiene el demandante, de demostrar los supuestos de hecho de su pretensión
procesal en desarrollo del artículo 177 del C.P.C., cuando dispone que a las partes incumbe
probar los supuestos de hecho de las normas que consagran el efecto jurídico que ellas
persiguen. Y la parte demandada no persigue la aplicación de un efecto jurídico sustancial,
sino que simplemente no se aplique el reclamado por el demandante. Ello en desarrollo del
principio romano: “Ei incumbit Probatio qui dicit, nom qui negat”. Por el contrario, si de
trata de excepción, la carga de la prueba le corresponde a quien la plantea, porque involucra
nuevos elementos de hecho y nuevos supuestos jurídicos, en donde se soporta la excepción
que reclama otro efecto jurídico que destruye la pretensión procesal. 5) La alegación de
defensas no constituye carga de prueba para el demandado. Como lo hicimos notar
anteriormente, la defensa no implica carga de prueba para el demandado, pues al no
desbordar el marco fáctico y jurídico que ha planteado la demanda le corresponde al
demandante la carga de la prueba. Si embargo, el demandado puede postular medios
probatorios que le permiten desvirtuar lo afirmado por el demandante. Pero o que se
persigue es que la pretensión no sea actuada.
(290) Tipos de defensas. Esencialmente los tipos de defensas que puede esgrimir el
demandado, corresponde a un ataque a los elementos que estructuran la pretensión procesal.
Es decir, a los elementos subjetivos y objetivos, examinémoslos en detalle.
(291) Ataque a los elementos que estructuran la pretensión con procesal. Las defensas con
que cuenta el demandado para ejercer su derecho de contradicción y de defensa, consisten
esencialmente, en un ataque a los elementos estructurales del proceso en toda su extensión.
Pero tienen mayor trascendencia los referidos a la pretensión procesal, estos en sus
elementos: subjetivos, objetivos y de actividad. Se puede ver por separado.
(292) Ataque a los elementos subjetivos de la pretensión procesal. Los elementos sujetivos
que estructuran la pretensión procesal no pueden tener fisuras que puedan dar al traste con
ella. Al juez le corresponde examinar como mucho detenimiento la configuración sus
elementos y de no encontrarlos cumplidos desestimará la reclamación invocada. Sin el
embargo, el demandado puede hacer notar tal deficiencia en lo que hemos denominado
defensa, para que este se pronuncie expresamente sobre ella. Pero si no se postula la
defensa, ello no exonera al juez de su estudio, y del rechazo de la pretensión por el no
cumplimiento de sus requisitos subjetivos. Siguiendo la estructuración de estos podemos
hacer mención a la variedad de defensas que en este aspecto se pueden proponer:
(299) Ataque a los elementos objetivos de la pretensión procesal. Como con los elementos
sujetivos que estructuran la pretensión procesal, esta no puede tener fisuras respecto de sus
elementos objetivos y en caso de ocurrir, también dará al traste con ella. Al juez le
corresponde examinar como mucho detenimiento la configuración estos elementos y de no
encontrarlos cumplidos desestimará la reclamación invocada. Sin el embargo, el demandado
puede hacer notar tal deficiencia en lo que hemos denominado defensa, para que este se
pronuncie expresamente sobre ella. Pero si no se postula la defensa, ello no exonera al juez
de su estudio, y del rechazo de la pretensión por el no cumplimiento de sus requisitos
objetivos. Siguiendo la estructuración de estos podemos hacer mención a la variedad de
defensas que en este aspecto se pueden proponer:
(301) Imposibilidad Física. Ella hace referencia a que lo reclamado no tiene viabilidad, por
cuanto el objeto material de la reclamación tiene impedimentos que no permiten su
realización material, ni voluntariamente por el demandado, ni por la acción ejecutiva del
juez una vez sea dictada la sentencia. Tales son los casos en que el objeto material no esta al
alcance del hombre, porque rebasa las posibilidades físicas de este, o porque ya no tiene
existencia material. Podemos citar como ejemplo: la reclamación de la entrega material de
un caballo que ya murió. Asimismo, tendríamos como ejemplo la obligación de hacer un
edificio en un lote que ahora se encuentra inundado por una represa que la municipalidad
construyó. Si se ha presentado tales circunstancias, el demandado puede proponer las
defensas, pero que si no las propone no implica que el juez deba reconocerlas de oficio si
aparecen las pruebas de los hechos impeditivos, sino que ha fallado el requisito de
posibilidad de la pretensión procesal y por ello su fracaso.
(304) Ataque a los elementos de causa para la pretensión procesal. La pretensión procesal
debe estar soportada en una causa, entendida esta como el motivo que induce a la
reclamación de la consecuencia jurídica. Tal causa no puede ser contrario a ley o a las
buenas costumbres ni al orden público. Como vimos la reclamación debe estar soportada en
una causa fáctica, jurídica, y probatoria que la sustenten y que la hacen viable. Cuando estas
causas no corresponden a la realidad fáctica, jurídica o probatoria, la pretensión debe ser
desestimada. Para precisar el alcance de la falta de causa para la pretensión procesal
debemos hacer el desdoblamiento de sus distintas eventualidades para dar cubrimiento al
mayor número de ocasiones en que puede presentarse.
(305) Falta de causa fáctica. Este tipo de causa hace referencia a los acaecimientos de la
realidad material que le dan vida al derecho, y del cual se reclama una consecuencia
jurídica en la pretensión procesal. Veamos sus dos grados de ocurrencia:
(306) Negación de los hechos. Estos no ocurrieron. La defensa que puede esgrimir el
demandado, en este caso, corresponde a una negación de los hechos bajo la premisa de que
estos no ocurrieron. Pero tal negación no se exige que deba ser absoluta. Pudieron tener
ocurrencia algunos hechos, pero los que faltaron hacen nugatorio del derecho, y de ahí que
no se tiene derecho a la consecuencia jurídica reclamada. La negación de los hechos debe
precisarse en el momento de la contestación de la demanda, ante la exigencia legal con
categoría de carga procesal, de un pronunciamiento expreso sobre los hechos que han sido
relatados como soporte de la pretensión procesal invocada. La ley procesal exige, que el
sujeto pasivo de la pretensión procesal debe pronunciarse expresamente frente a los hechos
indicando cuales se aceptan y cuales se niegan. Pero tal pronunciamiento debe efectuarse en
el acto procesal de contestación de la demanda, como única oportunidad para ello. Además
la contestación de la demanda es la oportunidad para que el demandado dé su versión de
cómo ocurrieron los hechos, y con ella se impide que se produzca la sanción que impone la
ley procesal, la de apreciar tal conducta como un indicio grave en contra del demandado.
Asimismo, es de precisar que la contestación de la demanda le corresponde exclusivamente
al demandado, y no constituye un acto procesal simplemente formal, sino que debe contener
los pronunciamientos que exige la ley. Toda vez que podría suceder, que el sujeto pasivo haya
presentado un escrito o alegación verbal con el título de contestación de la demanda, y el
juez tener la demanda por no contestada por la ausencia de tales pronunciamientos. La
negación consiste en postular una mera negativa frente a los hechos. Es decir, la oposición
estará dirigida a destruir el fundamento fáctico de la invocación hecha por el sujeto activo.
Comúnmente tal negación a los hechos se postula expresando frente al hecho respectivo: no
es cierto. Lo anterior implica que el opositor no agrega a su negativa, otros elementos de
hecho que persigan desvirtuar lo afirmado en el hecho que ahora se niega. En tales
circunstancias, la carga de la prueba le corresponderá a quien afirmó el hecho. Podría decir
que con esta negación de los hechos, la pretensión procesal queda en la misma condición
inicial, en cuanto a que los supuestos de hecho que la fundamentan simplemente deben ser
probados para que alcance su éxito. Sin embargo, lo positivo para el sujeto pasivo que se
pronunció de esta manera, es desvirtuar la presunción de indicio grave en su contra con que
se sanciona al opositor que guardó silencio frente a la pretensión procesal. De otro lado, es
de preciarse que esta forma de resistencia solo podrá ser formulada en el acto procesal de
contestación de la demanda. Toda vez, que para el caso del proceso civil, su normatividad
exige que se produzca un pronunciamiento expreso sobre los hechos. Y no podría hacerse tal
negativa de forma distinta, pues esta es la forma relevante para la ley procesal.
(307) La Afirmación. Los hechos no son ciertos, pero se afirman otros. La afirmación
consiste, en que además de negar el hecho postulado, se relata otro que en esencia es
contrario al alegado por el sujeto activo en la fundamentación fáctica de la pretensión
procesal. Sin embargo, la afirmación de los hechos que constituyen defensa, no implican la
descripción de otra norma jurídica distinta de la invocada por la parte demandante, como
soporte jurídico de consecuencia reclamada. Simplemente los hechos nuevos alegados
pretenden socavar la pretensión procesal, a fin de que ésta no alcance la integración del
supuesto fáctico que dicha norma invocada exige. En este evento, le corresponderá al
opositor desplegar una actividad probatoria diligente para llevar a la mente del juez, que los
hechos alegados son insuficientes, y que la ocurrencia de hechos adicionales destruyen el
supuesto fáctico de la pretensión procesal reclamada. Ejemplo: hecho: El demandante es
poseedor del predio. Afirmación: No cierto, el paga arriendo.
(308) La Contradicción. Los hechos son ciertos pero la conclusión no. (Hechos
impertinentes- irrelevantes). La contradicción consiste en una no negación del hecho, pero se
hace una afirmación que es incompatible frente a la conclusión postulada por el sujeto
pasivo de la pretensión procesal. En este evento, el opositor debe desplegar una actividad
probatoria diligente para demostrar que la conclusión es la que este postula y no como lo
presenta la contraparte, de ahí la naturaleza activa de este tipo de resistencia. Ejemplo:
Hecho: El demandado recibió una suma de dinero a título de mutuo. Contradicción: Si recibí
el dinero, pero a título de donación. Nótese que en estos casos, el hecho puede ser cierto,
pero la contradicción implica destruir un supuesto fáctico de la pretensión procesal. Es decir,
que la prueba de la contradicción impide que la pretensión sea estimada a favor del
demandante. Sin embargo, se advierte que este tipo de defensa implica unos efectos,
especialmente en carga de prueba, que deben ser estudiados en un capítulo aparte.
(309) Falta de causa jurídica. Corresponde esta defensa a la negativa de respaldo jurídico
para la pretensión procesal invocada. Puede presentarse en dos eventualidades:
(310) A los hechos alegados la ley sustancial no les asigna consecuencia jurídica alguna.
La normatividad procesal no exige fórmulas o títulos sacramentales para la denominación de
la pretensión procesal. Sin embargo, y como lo hemos sostenido a lo largo de este trabajo, la
reclamación se concreta en una consecuencia jurídica que una norma sustancial consagra;
el primer paso es establecer cual es la norma legal que consagra dicha consecuencia
jurídica; y el segundo, si los hechos ocurridos corresponden al supuesto fáctico de la norma
a invocar. Si esto concuerda, la invocación de la consecuencia jurídica debe ser en los
mismos términos que consagra la norma. Y la mejor forma de hacerlo es utilizar sus propias
palabras, a fin de impedir equívocos en su formulación. Ejemplo: El artículo 1546 del C.C.,
establece que el contratante cumplido puede pedir a su arbitrio, o la resolución o el
cumplimiento del contrato con indemnización de perjuicios. Que necesidad habría de
cambiar las palabras de la ley, ninguna, pero un cambio en éstas si podría dar lugar a
reclamarse como consecuencia jurídica, algo que dicha norma sustancial no consagra. Sin
embargo, si los hechos se subsumen en el supuesto de hecho de la norma se puede admitir
que lo reclamado fue la resolución o ejecución y no otra cosa. Pero distinto será si los
hechos relatados no encuentran cabida en ninguna norma sustancial, y muy a pesar de ello
se alega una consecuencia jurídica regulada para otros supuestos de hecho. En esta
circunstancia, la pretensión procesal estará llamada a fracasar, no por la consecuencia
jurídica invocada sino porque los supuestos de hecho no tienen trascendencia legal para un
proceso civil, y el derecho auto atribuido no encuentra consolidación, pues la reclamación
debe tener como soporte, los hechos que describen el supuesto de hecho de la norma que
consagra la consecuencia jurídica, y esta describe otros. El demandado puede hacer notar,
en su defensa, la intrascendencia jurídica de los hechos alegados, pues no encuentran cabida
en la normatividad sustancial, y de ahí no puede derivar la consecuencia jurídica regulada
para otros supuestos de hecho. La defensa se concretará postulándola como: A los hechos
alegados la ley sustancial no les asigna consecuencia jurídica alguna, o como la
consecuencia jurídica reclamada no existe en el ordenamiento legal. La correspondencia
de los hechos respecto de los supuestos de hecho de la norma que consagra la consecuencia
jurídica le corresponde al juez, en la actividad de verificación de los requisitos de la
pretensión procesal, la alegación será de una defensa y no a una excepción procesal. Por
tanto, si no se alega no podrá hablarse de excepción oficiosa, sino del no cumplimiento de
los requisitos de la pretensión y de ahí su fracaso.
(311) Los hechos alegados no consolidan el derecho auto atribuido. Los hechos alegados
pueden tener trascendencia legal, pero no consolidan el derecho auto atribuido. Y de ahí que
la consecuencia jurídica no tenga soporte legal. Tal sería el caso de alegarse una
prescripción adquisitiva, por un poseedor que no ha cumplido con los términos legales para
su consolidación, y la consecuencia jurídica reclamada estará llamada a su fracaso. Suele
denominarse a esta defensa: el demandante no tiene el derecho. Sin embargo, lo importante
es tener claro que los supuestos jurídicos del derecho y su consecuencia que consagra la ley
sustancial, dependen esencialmente del supuesto de hecho de la norma. Como en los casos
anteriores, se trata de una defensa y no de una excepción, pues para su ocurrencia, sólo
resulta de la verificación de los requisitos de la pretensión procesal, sin que sea necesario
alegar otros hechos que corresponden a otras consecuencias jurídicas. De todas maneras, la
carga de la prueba le corresponde al demandante, de los hechos que consolidan el derecho
auto atribuido como soporte jurídico de la pretensión procesal.
(312) La consecuencia jurídica reclamada es distinta a la que ley consagra para el caso.
De la misma manera, es posible que los hechos puedan tener relevancia jurídica, pero la
consecuencia que la ley consagra para ellos es otra y no la reclamada. Por ejemplo, sobre
los hechos que constituyen actos de mera tolerancia sobre terrenos baldíos, la ley asigna
posibilidades de adjudicación por vía administrativa, y el detentador de la cosa persigue
prescripción adquisitiva.
(313) Falta de causa Probatoria. Las defensas que esgrime el demandado sólo corresponden
a la denuncia de ausencia de los requisitos legales para la consolidación de la pretensión
procesal. De ahí que el demandado no debe probar nada, pues la carga de la prueba la tiene
el demandante. Su postulación persigue que el juez observe con mayor detenimiento la
falencia invocada, para que se pronuncie sobre ella, en concreto, en la sentencia. Sin
embargo, la defensa puede sustentarse en el ataque a las pruebas aportadas al proceso. Que
puede ocurrir con el desconocimiento de los documentos aportados, tacha de falsedad de los
mismos, y con la impugnación de los demás medios probatorios en las oportunidades legales
y de acuerdo con la naturaleza de cada uno. La ilegalidad de las pruebas, o su ilicitud, para
que el juez aplique la cláusula de exclusión probatoria consagrada en el artículo 29 de la
Constitución. Si el demandado, logra socavar el fundamento probatorio de la pretensión
procesal, esta no puede ser estimada en la sentencia. Pues tal requisito no se tiene por
cumplido. Como en los demás casos, estas defensas no amplían a otros supuestos el ámbito
de la pretensión procesal. Aquellas se desenvuelven dentro del radio de acción de esta, y por
ello no constituyen excepción procesal. Simplemente la pretensión procesal no alcanza a
consolidar su soporte probatorio y de ahí su fracaso.
(314) Efectos de la defensa. Para que las defensas puedan generar efectos favorables para
quien las esgrime, se requiere que sean postuladas como contenido de la contestación de la
demanda, la cual exige un pronunciamiento expreso sobre las pretensiones procesales, y
sobre los hechos. Los efectos que puede generar una postura de defensa activa, frente a la
pretensión procesal invocada, son variados que pueden ir desde impedir que se asigne valor
de indicio grave para la no contestación de la demanda, y de pronto impedir la confesión
ficta o presunta frente a ciertos hechos confesables y alegados en la demanda. Pero además
que el juez estudie con mayor detenimiento los elementos estructurales del proceso, que en
consideración del demandado no están cumplidos.
El artículo 2349 del C.C., establece la responsabilidad del empleador por los daños que
causen los empleados con ocasión del servicio prestado. La demanda estará dirigida a
obtener la responsabilidad del empleador, probando que se causó un daño, que ese daño es
imputable a los empleados de este, y por razón del servicio que le prestan. Es claro el marco
fáctico y jurídico planteado por el demandante en su demanda indemnizatoria. Pero el
empleador demandado puede excepcionar con el fin de destruir esta consecuencia jurídica,
invocando la misma norma del artículo 2349 del C.C., en el supuesto fáctico y jurídico que
consagra la exoneración de responsabilidad cuando los empleados se han comportado de un
modo impropio, que el empleador no tenía medio de prever impedir empleando el cuidado.
Es decir, si el demandante prueba el supuesto fáctico y jurídico de dicha responsabilidad, al
demandado le corresponde probar los supuestos fácticos de la exoneración. En
consecuencia, la excepción rebasó el marco fáctico y jurídico planteado por el demandante.
El artículo 1527 del C.C, establece la exigibilidad del cumplimiento de las obligaciones
civiles. Si el demandante exige el cumplimiento de una obligación a su favor, debe probar la
existencia de esta y las exigencias jurídicas para su reclamación, plazo vencido por ejemplo.
Si se prueba el supuesto de hecho y jurídico de la obligación se ordenará al deudor que
pague. Pero si el demandado excepciona alegando otra norma jurídica que consagra otros
supuestos fácticos y jurídicos que tienen la virtud de enervar la pretensión, pues esta no será
actuada y el demandado será exonerado de pagar. Tal es el caso cuando el demandado alega
la prescripción extintiva de las obligaciones, consagradas en el artículo 2535 del C.C., le
corresponderá probar los supuestos de hecho y jurídicos de la norma invocada para destruir
la consecuencia jurídica reclama en la pretensión procesal. Como se puede observar en este
caso la excepción rebasó el marco fáctico y jurídico planteado por la pretensión invocada
inicialmente. 5) La alegación de excepciones genera carga de prueba para el demandado,
respecto de los nuevos hechos alegados. Las excepciones generan carga de prueba en el
demandado, pues le corresponde probar los supuestos de hecho en que se funda aquella, y
que deben corresponder a la norma jurídica que consagra la consecuencia jurídica que
enerva la pretensión procesal. Sin embargo, es de precisarse que la carga de prueba para el
demandado sólo opera cuando el demandante ha probado los supuestos de la pretensión,
porque si ello no ha ocurrido, el demandado deberá ser exonerado así no probare los
supuestos de su excepción. De otro lado, es de recordar que las excepciones, por regla
general, no constituyen obligatoriedad de alegación, pues estas pueden resultar probadas
dentro del proceso y por tanto deberán ser declaradas por el Juez oficiosamente, con
exclusión de la prescripción, compensación y la nulidad relativa sustancial.
(316) Tipos de excepciones. La resistencia que constituye excepción puede presentar alguna
variedad, que por razones de su contendido y efectos amerita su estudio separado. Así
tenemos:
(319) Los requisitos de las excepciones materiales o de fondo. Los requisitos para la
postulación de las excepciones materiales o de fondo, dentro del sistema utilizado
corresponde a los subjetivos, objetivos y de actividad.
(320) El cuanto a los requisitos subjetivos. Como toda resistencia procesal, la excepción
debe ser dirigida al juez del conocimiento de la causa y por el sujeto pasivo de la misma que
es el demandado. Sin embargo, a partir de la Ley 791 de 2002 la cual dispuso que el artículo
2513 del Código Civil debía adicionarse con un inciso segundo del siguiente tenor: “La
prescripción tanto la adquisitiva como la extintiva, podrá invocarse por vía de acción como
por vía de excepción, por el propio prescribiente, o por sus acreedores o cualquiera otra
persona que tenga interés en que sea declarada, inclusive habiendo aquel renunciado a
ella”, autorizó a terceros ajenos al proceso a invocar como excepción las prescripciones
adquisitiva y extintiva, aun en contra de la voluntad del demandado, y la situación puede
conducir a la creación de nuevas figuras jurídicas que es necesario precisar para determinar
luego su alcance. Quiere decir la norma antes trascrita que se ha autorizado a terceros
ajenos al proceso para invocar como excepción la prescripción adquisitiva o extintiva, lo
cual comporta que puede dar lugar a una nueva forma de intervención de terceros en el
proceso que no corresponde a las figuras legisladas por el Código de Procedimiento Civil,
como la intervención ad excludendum, la coadyuvancia, el llamamiento en garantía, etc.,
sino que se trata de una intervención voluntaria por quien la hace, pero vinculante y
obligatoria para el demandado. Podríamos decir que se acerca a la figura del coadyuvante
en cuanto a la voluntariedad de la intervención y los efectos de la sentencia a producir, pero
que difieren en cuanto a que la figura del coadyuvante implica una no contradicción entre la
actuación del coadyuvante y coadyuvado, mientras que en la nueva figura la intervención
puede ir en contravía de lo dispuesto por la parte demandada, pues la norma expresamente
dispone que: “…inclusive habiendo aquel renunciado a ella”. La invocación por un tercero
de una pretensión procesal que no le corresponde, pero que se lo autoriza la ley sustancial
porque tiene una relación material respecto de una de las partes que lo sería el demandante,
es a lo que se le ha denominado: Acciones oblicuas. Con las cuales la instauración de la
demanda le corresponde a un tercero, pero no reclama para sí, sino para la parte con quien
tiene la relación material, y lo hace aún contra la renuncia o renuencia de ésta. Quiere decir
lo anterior, que ha sido ampliado el radio de actuación del tercero, por ejemplo el acreedor,
para proponer las excepciones de prescripción adquisitiva o extintiva a favor de la parte, que
sería el demandado, aun contra su renuncia, lo cual implica la constitución de lo que hemos
denominado: Excepción oblicua. Y así como en la acción oblicua deberá probarse la
relación material que lo vincula al demandado para poderse autorizar tal intervención. Sin
embargo, debe precisarse que la excepción oblicua no se invocará a favor del tercero sino
del demandado aun a pesar de su renuncia.
(323) Efectos de la Excepciones procesales. Los efectos que produce la excepción procesal
corresponden a que su decisión debe ser producida en la sentencia, es decir, debe el juez
pronunciarse sobre ellas en la decisión final. La ley procesal también permite que puedan
postularse como impedimentos procesales (mal llamadas excepciones previas). Sin embargo,
es de precisarse que por su naturaleza de excepciones, es decir, que están atacando en el
fondo la pretensión procesal y no los requisitos de forma de esta, podría producirse un doble
pronunciamiento sobre la misma. Ejemplo: se alega la cosa juzgada para que sea resuelta de
previo pronunciamiento y no se prueba, pues la decisión va a ser denegatoria y por tanto la
continuación del proceso, pero ello no obsta para que si luego aparece la prueba el Juez la
declare probada en la sentencia, bien porque se alegó como tal o porque oficiosamente se
haga este pronunciamiento.
(327) Efectos de la resistencia activa. Para que las defensas puedan generar efectos
favorables para quien las esgrime, se requiere que sean postuladas como contenido de la
contestación de la demanda, la cual exige un pronunciamiento expreso sobre las pretensiones
procesales, y sobre los hechos.
(334) El allanamiento procesal. La ley procesal permite que el sujeto pasivo de la pretensión
procesal se pronuncie frente a la pretensión procesal desde la contestación de la demanda,
con un allanamiento frente a las pretensiones invocadas en la demanda. Este allanamiento
debe incluir un reconocimiento de los fundamentos de hecho en que se soportó la pretensión
procesal. Quedando a salvo el poder oficioso del juez de rechazar dicho allanamiento o de
decretar pruebas oficiosamente cuando advierta que con tal allanamiento se persigue
producir un fraude. Sin embargo, es de anotarse que la misma normatividad procesal civil
establece algunas causales por las cuales el allanamiento puede ser ineficaz. Quiere decir
esto, que el juez no podrá dictar inmediatamente la sentencia, sino cuando ha descartado
todas las posibilidades o causales de ineficacia del allanamiento. Esta forma de
pronunciamiento positivo por parte del sujeto pasivo de la pretensión procesal a favor de las
invocaciones efectuadas en la demanda, constituyen de por sí una de las distintas formas de
oposición. Y se considerará así, en la medida en que el mismo demandado podría salir
beneficiado con el allanamiento al impedir que esté sometido a un largo proceso judicial,
que de por sí es costoso y dar cumplimiento a la sentencia a fin de que la condena no
produzca rentabilidades que harían más gravosa su situación. (Cas. Civ. De 22 de noviembre
de 1988)". (Cas. 12 de julio de 1995).
(336) Efectos Positivos de la resistencia procesal. Los efectos positivos que la resistencia a
la pretensión procesal produce depende de que sea postuladas oportunamente. Por tanto,
estos pueden ser:
(339) Indicio grave en contra del demandado. El no contestar la demanda, es una de las
conductas que puede asumir libremente el demandado frente a la pretensión procesal que se
le reclama. Sin embargo, tal conducta como estrategia de defensa no es la mejor para los
intereses del demandado. Pues, la contestación de la demanda le permite al sujeto pasivo de
la pretensión procesal rechazarla en concreto y le permite la posibilidad de postular medios
exceptivos que persigan destruir los elementos básicos de la pretensión de la pretensión
procesal, aportar elementos fácticos que soporten la resistencia procesal y postular los
medios probatorios con los cuales podría dársele respaldo a esta. De otro lado, obliga al juez
a recibir y a recoger las pruebas postuladas y a un pronunciamiento expreso sobre los medios
exceptivos postulados. Asimismo, tal silencio lo debe entender el juez como un indicio grave
en contra del demandado, de que los hechos sobre los que se soporta el petitum son ciertos,
tal como lo establece el artículo 95 del Código de Procedimiento Civil. Es de anotarse, que
son varios los pronunciamientos jurisprudenciales en donde se le dan efectos a la no
contestación de la demanda, que redundan en la aceptación de elementos estructurales de la
pretensión procesal invocada, sin que ello pueda interpretarse que los demás no deben ser
mostrados y demostrados en el curso del proceso para el éxito de la misma. Sobre este aspecto
véanse las sentencias de 9 de junio de 1964, GJ. CVII, 263; 30 de abril de1960, G.J. XCII, 466; 11 de junio de 1965, G.J.
CXI – CXII, 146 Y 31 de marzo de 1967. Es de anotarse que para los procesos ejecutivos, este aspecto
es inaplicable, pues aquí no se corre traslado de la demanda al ejecutado. Por tanto no se
producirá este efecto, por cuanto no hay contestación de la demanda.