Falsas Conciencias

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Mariana Echeverri Ospina – Código 0317026

Falsas conciencias
Alienante la condición de ínfimas hojas de árbol arrastradas al sur sin
norte.
¿Para qué seguís ese vuelo?
¿Acaso tu voluntad imperfecta ya va alquilando trajes de moda?
¡Descuidaste la fecha de tu propio vencimiento!, sin embargo, la
producción se ha lucido con tu nuevo semblante... ¿Te quedás para el
próximo acto? ¡No te dolerá! Esa ya no es tu piel. ¡Tampoco te ilusionés!
El despojo solamente gozará con el peso de los que siguen vivos.
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Sobre la alienación hay muchas definiciones dependiendo del contexto de uso.
La idea común a los conceptos de alienación hace referencia a algo ajeno a la
persona y propio de otro, algo así como un <<yo>> que se extraña. Tipos de
alienación, se podría decir, que hay para todos los gustos, puede ser económica,
religiosa, política, un desorden mental, entre muchas otras. La que se abordará
ampliamente será la cultural, que a su vez puede ser consecuencia o parte de
las demás.
Alienación cultural: "Es aquello que limita los medios de acceso, típico
sería cuando la sociedad se ve invadida de los sistemas técnicos de
comunicación de masas, donde los individuos aceptan el uso y la
influencia de los distintos medios de comunicación, donde el individuo es
consumidor o receptor y en ningún momento es emisor”. (Definición web)
Quizás podríamos resaltar la connotación cultural para apartarlo del uso
materialista y fabril que le dio Marx en su época, pero, por el contrario, sus
aplicaciones pueden tener mucha armonía. Para confirmarlo, solamente hace
falta comparar la producción de una fábrica de un tipo de envases con la
producción de un tipo de seres humanos, en ambos casos se pretende crear un
producto conveniente para el sistema capitalista de producción y consumo. Y si
se piensa que es algo descabellado, podemos valernos de la realidad para
confirmar que sí pasa y con una frecuencia exponencial.
Si decides jugar al observador de sociedad por un rato, puedes sospechar que,
muchas acciones conscientes, las podríamos juzgar como parte de la alienación
cultural. Veremos algunos elementos que la desmitifican.
La era mediática , por ejemplo, se vale de todos sus artefactos (Tv, publicidad,
internet, juegos virtuales, redes sociales, prensa, etc.) para cubrir ficticia y
temporalmente los déficits emocionales con el ocio, en este sentido, los
capitanes de la conciencia (capitalistas), junto con sus secuaces (instituciones
políticas, religiosas, educativas), pueden aprovechar el poder sobre esas
herramientas para crear un pensamiento indiferenciado, acrítico y conformista,
que da paso a que los pocos tengan la capacidad de definir la realidad para los
muchos. De esta manera, los medios hacen efectivo su lavado de cerebro,
consiguiendo que las personas se acojan al modelo de pensamiento conveniente
para el sistema que los somete.
Si nos ponemos existencialistas, vemos que la vida es un proceso que
transforma de tal manera al individuo, al punto que muchos no terminan de
reconocer lo que han llegado a convertirse. Si este hecho tan particular nos pone
en un estado de trance, más alarmante sería para nosotros descubrir toda la
distancia que hemos tomado desde nuestro punto de origen. El hecho de que el
colonialismo haya desalojado la cultura de nuestros ancestros es lamentable,
pero se hace todavía peor, que ahora nuestra generación simpatice con las
culturas dominantes, al aceptar como "evolución" de la cultura la sofisticación del
"Norte", actitud que se demuestra desde el uso de anglicismos y en la propia
universidad, nótese que: "el fin de la universidad es formar intelectuales que
hablen en español y piensen en inglés"(Juan José Hernández Arregui).
Así mismo, hacen parte de la cotidianidad: las modas, los grupos urbanos,
movimientos artísticos, nuevas bandas musicales, "espíritus llenos de libertad” e
incluso van apareciendo nuevos calificativos en la manera de vivir. De cierta
forma, con estas manifestaciones de la cultura se pretende reemplazar o renovar
el valor que se le da a otras más tradicionales (por ejemplo, el folclore) sin
embargo, por conseguir una superación de la cultura, se recae en el sacrificio de
la misma, asistido por un colectivo abrumador.
A partir de definir y distinguir que el sistema, los medios y la cultura misma hacen
parte de la alienación, surge el dilema de definir concretamente dónde está el
problema de la persona enajenada, y es fácil condenar que esto se da por la
facilidad con la cual cada individuo se incorpora al sistema unitario, con objetivos
superficiales como la aceptación y persiguiendo valores que le han vendido como
la clave de su felicidad (consumo y dinero). Conforme a esto, es completamente
normal suponer que muchas cosas nos quitan identidad: los estándares de
belleza, las idolatrías, el populismo... No obstante, debe existir algo que nos
permita vivir el equilibrio entre los instintos humanos y la idoneidad.
Hegel desde su filosofía dialéctica, declara que el hombre tiene que dejar de ser
uno con su comunidad y su cultura para identificar su propio ser, convirtiéndose
en este acto víctima de alienación. Para vencer esta primera alienación propone
que el hombre ofrezca su identidad a la sustancia social. Reclama
consecuentemente que "mientras la separación no se supere, y la unión no se
consiga, el ser humano está desgarrado, extrañado de sí mismo".
En conclusión, se podría hacer el símil de que la alienación cultural es un acto
de sometimiento al patrón, así como la admiración que pudo sentir algún
condenado a muerte del pasado al observar los músculos del verdugo que iba a
cortarle la cabeza. Frente a lo anterior se esperaría la desalienación, para la cual
es esencial que los oprimidos lleven a cabo un combate que resuelva la
contradicción en la que están apresados; la contradicción será resuelta por la
aparición de un hombre nuevo, que se libera en virtud de reconocer su alienación
y en su esfuerzo por reinventar su personalidad.
Para comprender esto, la literatura nos puede servir de modelo:
La obra de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, es muestra de la cantidad de
posibilidades alienantes de un mundo cuyo desarrollo tecnológico juega en
contra del hombre mismo, beneficiando a algunos pocos afortunados y
destruyendo poco a poco la memoria y la cultura de una gran mayoría,
robotizándolos a tal punto en que el obrero se convierte en un engranaje de una
gran máquina.

En contraste, la obra cumbre de Cervantes puede ser reflejo de la superación de


la alienación. Don Quijote pasa por todo un proceso de alienación, se enfrasca,
lee y sueña, se encierra, pero luego decide salir al mundo; éste lo verá loco, pero
el personaje estará menos enajenado que cuando leía solo y peleaba dentro de
su habitación. El salir al mundo es una manera de lograr en algún momento ser
él mismo.

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"¡Qué ironía!, un cosmopolita con múltiples nacionalidades y sin una identidad"

-Georgia Kaltsidou

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