La Pedagogía de Confucio
La Pedagogía de Confucio
La Pedagogía de Confucio
1. INTRODUCCIÓN
En Las Analectas se pueden encontrar los pensamientos de Confucio. Y este texto ha sido
escrito por varias personas, por ende, se pueden encontrar varias contradicciones. Aquí se
puede encontrar, además, la creencia de Confucio acerca de su misión celestial
Confucio fue un hombre lleno de vida, carismático, apasiona y entusiasta. Era aficionado a las
actividades externas: el deporte, el manejo de caballos, practicaba el tiro con arco, le gustaba la
caza y la pesca. Asimismo, era un gran aventurero.
Vivió en una época de crisis cultural. Y él creía que debía convertirse en el heredero del Duque
de Zhou, y que él debía restaurar el orden del mundo a través de una nueva ética y salvando a
toda la civilización.
Su plan político consistía en reclutar y formar discípulos. Viaja para buscar que un gobernante
le otorgase un territorio para establecer un modelo de gobierno. Poseía un gran equipo
competente para ejercer cargos políticos, los cuales podían quitarles el trabajo a las autoridades.
Es por lo anterior, que siempre era echado de los lugares donde pretendía impartir su forma de
gobierno.
Para Confucio un buen gobernante recto, provoca que los ciudadanos actúen con rectitud y
honestidad. A él no le agradaban las leyes “El gobierno es de los hombres, no de las leyes”
(Leys, 1998, pág. 28). Y explica que a través de las buenas costumbres y las convenciones
morales se logra alcanzar un buen gobierno. Su filosofía sacraliza lo cotidiano, eleva el sentido
de las costumbres, y las relaciones humanas adquieren misticismo. Su moral se basa en el
equilibrio y armonización interior, que se verán reflejados en el hombre de bien a través de una
conducta moderada que evite los extremos; no apasionarse, no exagerar, no tener ímpetus y no
tener arranques emocionales.
Para Confucio se debe gobernar a través de la fuerza de la moral y ser un ejemplo moral, y así el
pueblo confiará en ti. Se debe promover las costumbres y la cultura de un pueblo para que este
se identifique con el mismo.
Él mismo ya lo decía:
Si los nombres no son correctos, si no están a la altura de las realidades, el lenguaje no tiene
objeto. Si el lenguaje no tiene objeto, la acción se vuelve imposible y, por ello, todos los
asuntos humanos se desintegran y su gobierno se vuelve sin sentido e imposible (Leys, 1998)
Es por ello que su primera tarea como gobernante sería rectificar los nombres, es decir, se debe
corregir los conceptos de los viejos nombres. Y él coloca el cambio del concepto caballero, ya
que ya no debe significar persona aristócrata, sino debería significar un miembro de la elite
moral. Tiene que poseer una cualidad ética lograda solo con la práctica de la virtud y fortalecida
a través de la educación. Es por ello que se puede concluir que cualquier persona puede ser un
caballero. En consecuencia, solo estas personas están aptas para gobernar, debido a que están
calificados tanto moral como intelectualmente.
La segunda virtud tiene que ver con el respeto y la ayuda para con tus superiores, este caso para
tus padres o para tu gobierno. Y a tercera virtud tiene que ver con la justica, en el sentido de que
siempre se debe de actuar con prudencia. Es por ello que para el sabio chino, la rebelión y la
guerra justa son válidas.
En el ámbito social, cada individuo, enganchado como está en ese haz de relaciones, posee
un oficio, se ocupa de algo, cumple con una tarea. Lo que debe hacer no es ni más ni menos
que lo que corresponde a eso que de él esperan los demás: darle contenido a un nombre.
(García, 2014, pág. 74)
Debido a que la sociedad es una estructura compleja de géneros, edades y culturas diversas, que
llevan a cabo actividades múltiples. Es por lo anterior que existen diferencias funcionales entre
esas situaciones sociales. Ya que cada persona posee una determinada función en su sociedad,
este debe de actuar de acuerdo a su lugar en dicho sistema social. “Si es padre, cumplir con el
oficio paternal; si es hijo, con los deberes filiales; si es agricultor, desempeñarse del mejor modo
posible en ello; si es médico, arquitecto, contador o gobernante, hacerlo con el mayor grado de
excelencia posible.” (García, 2014, pág. 74)