Apuntes CTM BL IV Hidrosfera
Apuntes CTM BL IV Hidrosfera
Apuntes CTM BL IV Hidrosfera
B L O Q U E
V :
G E O S F E R A
I I
(*) PROGRAMA DE LA ASIGNATURA según la Comisión interuniversitaria para las P.A.U. en Andalucía.
PROCESOS
GEOLÓGICOS
EXTERNOS
Y
SUS
RIESGOS.
1. PROCESOS
GEOLÓGICOS
EXTERNOS.
Meteorización
y
tipos.
Erosión,
transporte
y
sedimentación
en
la
zona
templada.
Principales
agentes.
A
expensas
de
la
energía
solar,
los
agentes
geológicos
(atmósfera,
agua
y
viento)
desgastan
y
transforman
la
superficie
terrestre
por
medio
de
procesos
geológicos
(meteorización,
erosión,
transporte
y
sedimentación),
dando
lugar
al
modelado
del
relieve.
La
fuerza
de
la
gravedad
influye
sobre
dichos
agentes,
favoreciendo
el
transporte
desde
las
zonas
elevadas
a
las
deprimidas.
La
meteorización
es
el
primero
de
los
procesos
geológicos
externos.
Consiste
en
la
disgregación
y
alteración
de
las
rocas
y
de
los
minerales
que
las
forman,
a
consecuencia
de
su
interacción
con
la
intemperie;
es
decir,
el
aire
de
la
atmósfera
(con
sus
componentes:
O2,
CO2,
etc.
y
sus
propiedades,
Tª,
etc.).
Los
procesos
meteóricos
de
las
rocas
ocurren
siempre
“in
situ”
y
nunca
incluyen
transporte,
dando
lugar
a
mantos
superficiales
de
fragmentos
de
rocas
y
minerales
alterados,
que
cubren
a
las
rocas
que
aún
se
mantienen
intactas.
Cuando
con
el
tiempo
son
además
colonizadas
por
los
seres
vivos,
acaban
formando
los
suelos
naturales,
que
son
el
asiento
de
las
plantas
y
de
los
ecosistemas
terrestres.
La
meteorización
depende
pues,
de
la
naturaleza
de
la
roca,
del
clima,
del
tiempo
y
de
la
actividad
de
los
seres
vivos.
Puede
ser
de
dos
tipos:
A)
METEORIZACIÓN
MECÁNICA
O
FÍSICA.
Consiste
en
una
fragmentación
de
la
roca
que
tiende
a
disgregarla
generando
muchos
fragmentos
pequeños
procedentes
de
uno
grande.
Se
produce
por
dilatación
y
contracción
térmicas,
variaciones
de
presión
en
la
roca,
procesos
de
variación
de
volumen
en
el
agua
del
suelo
al
helarse
y
deshelarse,
hidratación
de
algunas
moléculas
minerales,
etc.
Al
fracturarse,
la
roca
aumenta
la
superficie
de
contacto
con
la
atmósfera,
lo
que
facilitará
la
actuación
posterior
de
los
agentes
de
meteorización
química.
Actúa
preferentemente
en
zonas
con
climas
extremos
(desérticos
o
muy
fríos),
donde
es
más
frecuente
la
dilatación
y
contracción
por
la
gran
amplitud
de
oscilaciones
térmicas.
Se
puede
efectuar
mediante
los
siguientes
mecanismos:
§
Lajamiento
por
descompresión.
La
erosión
elimina
masa
de
rocas
y
al
mismo
tiempo
reduce
la
presión
que
soportan
las
rocas
situadas
debajo;
como
consecuencia
se
produce
una
liberación
de
tensiones
y
la
expansión
de
la
roca
(descompresión)
que
se
traduce
en
el
diaclasamiento
de
la
misma.
En
la
descompresión,
las
capas
externas
se
expanden
más
que
las
situadas
debajo,
por
lo
que
se
separan
de
la
masa
rocosa.
Esta
red
de
fisuras
es
una
importante
vía
de
penetración
del
agua
en
rocas
poco
permeables.
Se
da
fundamentalmente
en
rocas
plutónicas
(los
granitos
originan
los
paisajes
en
bolos
y
las
piedras
caballeras
-‐bloques
paralepipédicos-‐).
Lajamiento
paisaje
granítico
§
Crioclastia
o
gelifracción.
Rotura
de
las
rocas
cuando
el
agua,
que
se
introduce
entre
sus
grietas,
aumenta
de
volumen
(superior
al
9%)
al
congelarse,
haciendo
un
efecto
de
cuña
y
provocando
su
estallido
en
fragmentos
angulosos.
Este
fenómeno
da
lugar
a
la
formación
de
relieves
accidentados
con
crestas
agudas,
a
cuyo
pie
se
acumulan
pedrizas
o
canchales
de
cantos
angulosos.
§ Termoclastia.
Fractura
debida
a
procesos
cíclicos
de
calentamiento
diurno
(expansión)
y
enfriamiento
nocturno
(contracción).
En
los
desiertos
cálidos,
las
variaciones
de
temperatura
diarias
pueden
superar
los
40°C.
Sucesivos
ciclos
de
calentamiento
y
enfriamiento
debilitan
las
rocas,
especialmente
las
formadas
por
minerales
melanocratos
(oscuros)
que
absorben
mayor
cantidad
de
calor
(se
calientan
y
dilatan
más)
y
por
leucocratos
(claros),
por
lo
que
los
minerales
de
las
rocas
no
se
dilatan
todos
en
la
misma
proporción.
Esto
produce
una
expansión
diferencial
en
la
capa
más
externa
de
la
roca,
cuyo
resultado
es
la
disgregación
superficial
de
la
roca
o
descamación.
canchal
termoclastia
§
Haloclastia.
Se
realiza
por
acción
de
las
sales
que
cristalizan
en
las
grietas
o
poros
de
las
rocas,
provocando
un
efecto
en
cuña
que
las
disgrega.
§
Bioclastia
o
bioturbación.
Rotura
de
las
rocas
por
la
actividad
de
los
seres
vivos,
como
el
engrosamiento
de
las
raíces
de
las
plantas
(el
viento
al
mover
los
árboles
ejerce
un
efecto
palanca
que
favorece
esta
acción),
la
acción
excavadora
de
ciertos
animales,...
Las
raíces
de
las
plantas
penetran
en
las
grietas
de
las
rocas,
agrandándolas
y
facilitando
su
desmoronamiento.
En
las
costas
la
actividad
de
organismos
perforadores
(gusanos,
bivalvos,...)
o
raspadores
(erizos,
gasterópodos,...)
produce
una
intensa
meteorización
que
favorece
el
retroceso
de
los
acantilados.
B)
METEORIZACIÓN
QUÍMICA
es
el
proceso
de
interacción
entre
las
rocas
y
los
agentes
químicos
(H20,
C02,
y
ácidos)
atmosféricos,
que
produce
la
alteración
química
de
las
rocas
ya
que
se
destruyen
algunos
de
los
minerales
originales
formando
otros
nuevos
y
variando
su
composición.
Los
agentes
principales
de
la
meteorización
química
son
la
temperatura
y
la
presencia
de
agua,
ya
que
facilitan
las
reacciones
químicas,
y
ambos,
conjuntamente,
se
dan
en
los
climas
cálidos
y
húmedos.
Se
puede
efectuar
mediante
los
siguientes
mecanismos:
3. Hidrólisis.
Consiste
en
la
disociación
de
los
minerales
de
una
roca
por
acción
directa
del
agua
con
iones
H
y
OH
.
Afecta
fundamentalmente
a
los
silicatos
que
son
los
minerales
más
abundantes.
La
hidrólisis
de
los
feldespatos
(ortosa)
transforma
a
estos
en
arcilla
(caolín).
4. Carbonatación.
Se
produce
por
la
acción
conjunta
del
C02
atmosférico
y
el
agua,
produciendo
la
disolución
de
las
calizas.
La
meteorización
de
las
calizas
está
condicionada
por
el
agua,
la
concentración
de
C02,
la
presión,
que
favorece
su
disolución
en
agua,
y
la
temperatura,
que
disminuye
la
solubilidad
de
los
gases
en
el
agua.
C03Ca
+
C02
+
H2O
<-‐>
Ca(HC03)2
Acción
químico-‐biológica.
Los
seres
vivos
como
las
bacterias,
líquenes
y
hongos
producen
sustancias
ácidas
que
alteran
químicamente
a
las
rocas.
Incluso
algunas
bacterias
litotrofas
descomponen
los
minerales
de
las
rocas
para
obtener
nutrientes.
Las
raíces
también
actúan
captando
distintos
cationes,
lo
que
contribuye
a
la
alteración
de
los
minerales.
Además
de
estos
fluidos,
pueden
actuar
como
agentes
erosivos
y
de
transporte
los
seres
vivos,
como
ejemplo
podemos
poner
los
seres
vivos
del
ciclo
del
fósforo,
que
recogen
el
fósforo
que
llega
al
mar,
y
a
través
de
la
cadena
alimenticia
lo
llevan
de
nuevo
a
la
tierra.
Efectos
de
la
abrasión
glaciar,
la
abrasión
litoral
en
un
acantilado
y
de
la
corrosión
eólica.
Cuando
las
rocas
que
sufren
erosión
por
abrasión
son
homogéneas
y
los
abrasivos
de
tamaño
pequeño,
acaban
siendo
pulidas
en
su
superficie;
mientras
que,
si
son
heterogéneas,
se
produce
una
erosión
diferencial,
que
deja
las
rocas
con
agujeros
o
alveolos
correspondientes
a
las
zonas
más
blandas.
En
las
laderas
tiene
lugar
el
proceso
de
erosión
denominado
areolar
inducido
por
el
agua
de
escorrentía
superficial
que
discurre
sin
cauce
fijo
y
que
hace
que
los
productos
resultantes
vayan
a
parar
a
los
ríos
donde
son
tomados
como
carga
y
transportados
valle
abajo
por
las
aguas.
2.1.
MOVIMIENTOS
DE
LADERA:
DESPRENDIMIENTOS,
DESLIZAMIENTOS
Y
COLADAS
DE
BARRO
Son
movimientos
de
materiales
a
favor
de
la
pendiente
que
se
produce
en
las
laderas
y
vertientes
por
la
acción
de
la
gravedad.
Podemos
distinguir
los
siguientes
tipos:
Surcos
y
regueros
Cárcavas
y
barrancos
Paisaje
del
desierto
de
Tabernas
a)
Arroyada
difusa.
El
agua
de
escorrentía
forma
una
lámina
sobre
el
terreno,
que
mediante
la
acción
de
lavado,
remueve
disgrega
y
separa
sus
partículas
más
finas,
quedando
el
suelo
tapizado
de
cantos
y
partículas
gruesas
dejando
al
descubierto
las
raíces
de
la
vegetación.
Cuando
esta
escorrentía
laminar
se
concentra
en
surcos
y
regueros
(arroyada),
éstos
cortan
el
terreno
formando
cauces
de
tamaño
variable
que
van
formando
incisiones
profundas
en
un
proceso
denominado
carcavamiento
que
da
lugar
a
cárcavas
o
bad-‐lands
propias
de
regiones
áridas
con
escasa
o
nula
vegetación.
Este
fenómeno
se
ve
favorecido
por
la
presencia
de
materiales
blandos
poco
consolidados
como
arenas
y
arcillas
y
por
la
existencia
de
fuertes
pendientes.
b)
Movimientos
gravitatorios
de
ladera.
Los
mecanismos
son
básicamente
los
siguientes:
Coladas
de
barro.
Son
corrientes
de
barro
fluido
que
se
desplazan
a
favor
de
una
pendiente.
En
laderas
con
solo
un
1%
de
pendiente
se
puede
producir
el
descenso
llegando
a
alcanzar
velocidades
de
varios
metros
por
segundo.
Los
flujos
de
lodo
provocados
por
los
volcanes
son
los
lahares.
Lengua
de
flujo
Solifluxión
Solifluxión.
El
terreno
se
mueve
muy
lentamente
comportándose
como
un
líquido
más
que
como
un
sólido.
Es
un
proceso
muy
lento.
Se
suele
presentar
en
suelos
periglaciares
por
contracción
y
dilatación
de
la
capa
superior
a
consecuencia
de
las
diferencias
de
temperatura.
Deslizamientos
o
corrimientos
de
tierras.
Son
movimientos
gravitacionales
de
las
rocas
o
del
suelo
ladera
abajo
sobre
una
superficie
de
rotura
al
superarse
la
resistencia
al
corte.
Son
frecuentes
en
épocas
lluviosas
pues
agua
incrementa
el
peso
de
los
materiales
y
disminuye
el
coeficiente
de
rozamiento
interno,
ya
que
cuando
el
agua
se
i n filtra
lubrica
la
superficie
de
despegue.
Son
originados
también
por
los
terremotos.
Los
deslizamientos
necesitan
una
superficie
de
despegue
que
puede
deberse
a
la
rigidez
de
la
roca
subyacente
o
a
la
posición
paralela
al
talud
de
los
planos
de
rotura
de
la
roca.
Hay
dos
tipos:
deslizamiento
traslacional
si
la
superficie
de
ruptura
es
paralela
a
la
superficie
de
la
pendiente,
y
deslizamiento
rotacional
o
slump
si
el
desplazamiento
es
a
favor
de
superficies
curvas.
Desprendimientos.
Son
caídas
de
rocas
o
fragmentos
rocosos
individuales
de
la
zona
alta
de
escarpes
o
vuelco
cantiles,
deslizándose
pendiente
abajo.
Pueden
ser
originados
por
socavamiento
de
su
base
por
agentes
erosivos,
por
apertura
de
grietas,
por
el
peso
del
material
de
la
comisa
superior
o
por
la
existencia
de
fallas,
diaclasas
o
planos
de
estratificación
paralelos
a
la
pendiente.
La
crioclastia
puede
acelerar
el
proceso
al
ensanchar
esas
discontinuidades,
así
como
los
movimientos
sísmicos.
Al
pie
de
las
pendientes
se
acumulan
los
derrubios
produciendo
paisajes
típicos
denominados
canchales
o
pedrizas.
Hundimientos.
Son
fenómenos
tanto
de
origen
natural
como
inducidos
por
la
actividad
humana.
Distinguimos
dos
tipos:
a)
Subsidencias.
Son
movimientos
lentos,
como
la
compactación
del
terreno
provocada
al
extraer
fluidos
(agua
y
petróleo)
o
las
originadas
por
fenómenos
de
licuefacción
sísmica.
Las
Medidas
de
predicción
tienen
como
misión
conocer,
situar
y
predecir
posibles
riesgos.
-‐
Predicción
espacial.
Determina
qué
zonas
pueden
ser
afectadas.
Para
ello
se
elaboran
mapas
de
peligrosidad
basados
en
los
factores
que
potencian
el
riesgo
y
los
factores
que
lo
reducen.
-‐
Predicción
temporal.
Para
conocer
cuándo
pueden
suceder.
Consiste
en
el
estudio
de
detección
de
inestabilidades
como
deformaciones
en
la
vegetación,
cambios
en
la
forma
de
las
laderas,
depósitos
de
derrubios,
caída
de
materiales,
…
Las
Medidas
de
prevención
y
corrección
están
dirigidas
a
estabilizar
las
pendientes,
por
lo
que
inciden
en
los
factores
desencadenantes
de
los
deslizamientos.
Las
medidas
correctoras
para
prevenir
los
movimientos
son,
además
de
la
cartografía
de
riesgos
y
las
medidas
de
protección
civil,
las
que
exponemos
a
continuación:
b. Modificaciones
de
la
pendiente.
Rellenando
el
pie
o
rebajando
la
pendiente
del
talud,
aterrazamientos,
descargando
de
tierra
la
cabecera,...
c. Drenajes.
Disminuyen
la
escorrentía,
la
erosión
o
el
hinchamiento
de
terrenos
arcillosos
para
evitar
los
flujos.
Entre
los
sistemas
de
drenaje
más
comunes
destacan
las
cunetas,
los
pozos,
las
galerías
y
las
zanjas.
d. Revegetación
de
taludes.
Disminuye
la
erosión
debido
a
la
disminución
de
la
escorrentía
superficial.
La
plantación
de
especies
ávidas
por
el
agua,
como
los
eucaliptos,
es
eficaz
en
lugares
propensos
a
creep
o
solifluxión.
e. Medidas
de
contención.
Se
basan
en
contrarrestar
el
movimiento
de
laderas
con
muros
de
contención
o
contrafuertes
de
hormigón,
redes
o
mallas,
anclajes
y
pilotes.
f. Aumento
de
la
resistencia
del
terreno.
Se
realiza
un
cosido
o
anclaje
de
la
superficie
inestable,
mediante
barras
de
acero
y
mediante
inyecciones
de
sustancias
que
aumenten
la
cohesión,
impidiendo
el
movimiento.
Una
parte
importante
del
agua
de
lluvia
que
cae
sobre
la
superficie
terrestre
se
concentra
en
flujos
o
corrientes
que
circulan
canalizadas
por
unos
canales
naturales
que
son
los
ríos.
3.1.
La
ACCIÓN
GEOLÓGICA
DE
LOS
RÍOS
(erosión,
transporte
y
sedimentación)
para
una
velocidad
dada
depende
del
tamaño
de
las
partículas.
Se
define
la
acción
de
un
río
según
una
serie
de
parámetros
como
son
la
carga,
la
capacidad
y
la
competencia:
1. Carga
(C).
Es
la
cantidad
real
de
sedimentos
que
transporta
un
río
en
un
lugar
y
en
un
momento
determinado.
Puede
ser
de
tres
tipos:
1. Carga
de
fondo.
Las
partículas
más
grandes
se
transportan
por
rodadura
(cantos
y
gravas)
o
saltación
(arenas),
dando
lugar
a
formas
redondeadas.
2. Carga
en
suspensión.
Materiales
más
finos
transportados
(arcillas
y
limos),
que
enturbian
las
aguas.
3. Carga
en
disolución.
Supone
un
transporte
a
mayor
distancia
pues
así
se
transportan
los
compuestos
solubles
(carbonates,
sulfates,
cloruros).
4. Capacidad
(Q).
Es
la
cantidad
de
materiales
que
puede
transportar
teóricamente
un
río
en
función
de
su
caudal,
velocidad
y
régimen
de
su
flujo.
Cambia
a
lo
largo
del
tiempo
dependiendo
del
caudal
de
modo
que,
al
aumentar
este,
aumenta
la
capacidad
de
la
corriente
para
transportar
sedimentos.
5. Denominamos
caudal
a
la
cantidad
de
agua
que
atraviesa
la
sección
transversal
de
un
río
por
unidad
de
tiempo.
6. Competencia
(C)
de
una
corriente
es
el
tamaño
máximo
del
clasto
que
una
corriente
puede
transportar
como
carga
de
fondo.
En
general,
aumenta
en
valor
igual
al
cuadrado
de
su
velocidad.
Por
tanto,
si
la
velocidad
se
triplica,
la
fuerza
de
impacto
del
agua
aumenta
nueve
veces.
C
=
f
(v2)
Durante
las
inundaciones
se
intensifica
la
erosión
y
el
depósito
de
sedimentos.
Esto
se
debe
a
que
el
aumento
del
caudal
se
traduce
en
un
aumento
de
la
capacidad
(Q),
y
el
aumento
de
la
velocidad
produce
un
aumento
de
la
competencia
(C).
Con
el
aumento
de
la
velocidad,
aumenta
la
turbulencia
del
agua
poniéndose
en
movimiento
partículas
cada
vez
mayores.
Si
Q
>
C
,
la
energía
cinética
es
grande
y
puede
aumentar
su
carga
arrancando
materiales,
lo
que
eleva
su
poder
erosivo
y
su
capacidad
para
profundizar
en
el
valle.
Si
Q
<
C,
la
energía
cinética
disminuye,
por
lo
que
aumenta
la
sedimentación.
Si
Q
=
C,
el
río
invierte
toda
su
energía
cinética
en
vencer
el
rozamiento
y
transportar
sin
erosión
ni
sedimentación,
es
decir,
alcanza
el
perfil
de
equilibrio.
3.3.
PERFIL
DE
EQUILIBRIO
Y
NIVEL
DE
BASE
DE
UN
RÍO
Los
ríos
tienden
a
adquirir
un
perfil
longitudinal
(desde
la
cabecera
a
la
desembocadura)
que
supone
el
mínimo
gasto
de
energía.
Para
ello
generan
una
serie
de
procesos
que
tienden
a
alcanzar
las
condiciones
de
flujo
más
eficientes.
Se
conoce
como
perfil
de
equilibrio
al
perfil
longitudinal
que
adquiere
un
río
cuando
sólo
se
produce
el
transporte
de
agua
(sin
erosión
ni
sedimentación).
Sería
una
curva
hiperbólica
de
escasa
pendiente,
tangente
a
la
desembocadura
(NB)
en
la
que
la
energía
potencial
es
nula.
El
perfil
de
equilibrio
sería,
pues,
una
situación
teórica
a
la
que
el
río
tendería
lentamente.
El
nivel
de
base
(NB)
es
aquel
en
el
que
el
río
ha
perdido
toda
su
energía
y
se
corresponde
con
la
desembocadura
en
el
mar,
en
un
lago,
o
un
embalse.
Las
modificaciones
en
el
nivel
de
base
suponen
alteraciones
en
el
perfil
de
equilibrio.
Si
el
nivel
de
base
desciende
porque
se
eleva
el
continente
o
desciende
el
nivel
del
mar,
se
produce
una
erosión
remontante
(erosión
que
progresa
gradualmente
hacia
la
cabecera
de
una
cuenca
fluvial
como
consecuencia
de
una
bajada
del
nivel
de
base).
Por
el
contrario,
si
el
nivel
de
base
asciende,
se
produce
una
sedimentación
remontante.
Las
causas
que
pueden
hacer
cambiar
el
nivel
de
base
son
principalmente
los
movimientos
de
ascenso
y
descenso
del
nivel
marino
(movimientos
eustáticos),
y
los
movimientos
verticales
de
las
masas
continentales
(movimientos
isostáticos).
En
la
socavadura
al
pie
de
las
cataratas
y
cascadas,
además
de
una
erosión
vertical,
se
da
una
erosión
recesiva
o
remontante.
Así,
las
cataratas
del
Niágara
retroceden
1
m/año.
Otro
de
los
efectos
de
la
erosión
remontante
son
los
procesos
de
captura
fluvial:
La
acción
remontante
de
las
cabeceras
hace
que
la
cuenca
esté
siempre
en
proceso
de
expansión
por
retroceso
de
su
línea
divisoria.
Si
una
cuenca
erosiona
más
rápidamente
que
sus
vecinas,
se
producen
fenómenos
de
captura.
Cuando
un
afluente
del
río
2
en
su
acción
remontante
llega
a
cortar
al
río
1,
que
discurre
por
un
nivel
más
alto,
las
aguas
del
1
comienzan
a
desaguar
por
el
2
puesto
que
la
pendiente
es
mayor.
3.5. TERRAZAS
FLUVIALES,
DELTAS
Y
ESTUARIOS
Cuando
una
corriente
fluvial
se
encaja
en
los
sedimentos
de
su
propia
llanura
de
inundación,
se
forman
las
denominadas
terrazas,
escarpes
a
diferentes
niveles
situados
por
encima
del
cauce
fluvial.
Pueden
ser
escalonadas
o
encajadas.
Estas
estructuras
se
forman
como
consecuencia
de
la
erosión
vertical
del
río,
que
al
encajarse
no
vuelve
a
ocupar
la
antigua
llanura
de
inundación,
quedando
una
especie
de
escalón
en
el
terreno.
Su
origen
es
atribuido
a
fluctuaciones
en
el
caudal
debidas
a
las
glaciaciones
del
Cuaternario.
En
los
períodos
interglaciares
la
fusión
de
los
glaciares
daría
lugar
a
una
gran
cantidad
de
sedimentos
que
los
ríos
depositarían
sobre
extensas
llanuras
de
inundación,
produciéndose
la
gradación
del
cauce
(gran
acumulo
de
sedimentos).
Sin
embargo,
en
los
periodos
glaciares,
al
disminuir
el
caudal
y
disponer
de
menor
cantidad
de
materiales,
el
río
tendería
a
erosionar
y
a
encajarse
por
disponer
de
energía
suficiente
para
ello,
formando
una
terraza
y
produciendo
la
degradación
del
cauce
(ahondamiento)
con
la
formación
de
un
nuevo
cauce.
Las
terrazas
escalonadas
se
forman
cuando
la
acción
erosiva
predomina
sobre
la
sedimentación,
mientras
que
en
las
encajadas
predominan
los
procesos
sedimentarios.
Delta
del
Ebro
Estuario
del
Guadalquivir
3.6. HIDROGRAMAS
El
funcionamiento
de
un
río
como
sistema
hidráulico
se
describe
mediante
gráficos
llamados
hidrogramas,
que
expresan
la
variación
del
caudal
con
respecto
al
tiempo.
Sus
características
vienen
determinadas
por
la
geomorfología,
el
tipo
de
suelo,
el
régimen
pluviométrico
y
la
vegetación
de
la
cuenca
hidrográfica.
Estos
factores
controlan
las
relaciones
entre
la
precipitación
y
la
escorrentía
superficial
de
forma
que
le
confieren
al
hidrograma
un
carácter
exclusivo
para
una
cuenca
determinada.
En
un
hidrograma
podemos
diferenciar
los
siguientes
elementos:
a)
Caudal
de
base.
Corresponde
al
caudal
circulante
por
el
río
antes
de
iniciarse
la
lluvia
y
después
de
que
los
efectos
de
la
lluvia
han
desaparecido.
b)
Curva
de
crecida.
Es
la
rama
ascendente
y
depende
de
la
intensidad
de
la
lluvia
así
como
de
las
características
de
la
cuenca
(humedad
del
suelo,
vegetación,
pendiente...).
c)
Caudal
punta.
Es
el
valor
máximo
de
escorrentía
superficial.
Se
presenta
después
de
finalizar
la
lluvia.
Cuando
el
río
presenta
su
caudal
punta
o
próximo
a
él
se
dice
que
está
en
crecida
o
avenida.
d)
Curva
de
agotamiento.
Es
la
parte
de
la
curva
descendente,
debido
a
la
disminución
de
la
escorrentía
superficial.
La
punta
del
hidrograma
se
encuentra
desfasada
con
relación
al
instante
en
que
se
ha
producido
la
precipitación,
debido
al
recorrido
que
las
aguas
precipitadas
deben
realizar
por
las
vertientes,
a
lo
largo
de
los
efluentes
y
por
el
río
principal
hasta
alcanzar
el
punto
considerado
del
curso
de
éste.
Una
vez
que
ha
cesado
la
precipitación
sobre
la
cuenca,
el
caudal
empieza
a
disminuir
igualmente
con
un
cierto
retraso,
hasta
alcanzar
el
nivel
de
base.
3.7. RIESGOS
LIGADOS
A
LOS
SISTEMAS
FLUVIALES:
LAS
INUNDACIONES
Una
inundación
es
un
desbordamiento
de
una
masa
de
agua,
con
los
sedimentos
que
trasporta,
quedando
sumergidas
zonas
que
normalmente
no
lo
están.
Cuando
adquiere
grandes
dimensiones,
se
habla
de
avenida.
Las
causas
pueden
ser:
naturales
(climáticas
y
geológicas)
o
antrópicas.
a) Naturales.
Pueden
tener
un
origen
geológico
(obstrucciones
de
los
ríos
por
deslizamientos
o
climático
(deshielo
rápido
de
la
nieve
acumulada
en
zonas
altas).
1. Los
huracanes.
2. Las
lluvias
torrenciales.
3. La
rápida
fusión
de
nieve
por
subida
de
la
temperatura
o
el
incremento
de
la
actividad
volcánica.
4. El
deshielo.
5. Los
obstáculos
en
la
desembocadura
de
los
ríos.
6. La
obstrucción
del
cauce
por
avalanchas
o
deslizamientos.
7. La
rotura
de
presas.
8. Los
tsunamis.
b) Antrópicas
(directas
o
indirectas).
Modifican
el
ciclo
hidrológico
y
aumentan
la
exposición
y
la
vulnerabilidad.
1. Rotura
o
manipulación
incorrecta
de
infraestructuras
hidráulicas
como
presas
o
grandes
depósitos.
2. Extracción
de
áridos
de
las
llanuras
de
inundación
que
provoca
un
aumento
de
la
carga
de
la
corriente.
3. Sobreexplotación
agrícola
de
las
llanuras
de
inundación
debido
a
su
gran
fertilidad.
4. El
proceso
de
urbanización,
que
incrementa
el
riesgo
de
inundación
al
aumentar
la
superficie
impermeable
y
alterar
las
cuencas
hidrográficas.
5. Las
obras
públicas
(autovías,
vías
férreas...),
que
dificultan
el
drenaje
natural
del
terreno.
MEDIDAS
PREVENTIVAS
a)
Medidas
estructurales.
Pretenden
dificultar
la
formación
de
avenidas.
Implican
la
modificación
del
terreno
del
área
afectada
o
la
construcción
de
obras
hidráulicas.
Podemos
destacar
las
siguientes:
-‐
Tratamiento
de
las
vertientes.
La
reforestación
y
conservación
del
suelo
son
las
medidas
más
efectivas.
Al
retener
los
árboles
el
agua,
disminuye
la
escorrentía
evitándose
así
la
erosión
del
suelo.
Esto
hace
que
disminuya
la
colmatación
(relleno
por
sedimentos
de
los
cauces),
cuyo
efecto
sería
un
incremento
del
riesgo
de
inundaciones
al
disminuir
la
sección
del
cauce.
-‐
Construcción
de
diques.
Es
una
medida
tradicional
que
a
veces
puede
contener
el
desbordamiento.
Si
el
caudal
es
excepcionalmente
grande,
el
dique
puede
romperse
en
un
punto
bajo
y
provocar
una
catástrofe
aún
mayor
que
si
no
existiera.
-‐
Modificaciones
del
cauce.
Se
puede
aumentar
la
capacidad
del
cauce
mediante
su
ensanchamiento
o
dragado,
reduciendo
la
rugosidad,
suprimiendo
estrechamientos,
estabilizando
los
márgenes...
También
puede
acortarse
su
longitud
mediante
el
estrangulamiento
artificial
de
meandros,
con
lo
que
aumenta
la
velocidad
de
flujo.
Estas
actuaciones
deben
ser
muy
cuidadosas
pues,
al
modificarse
el
perfil
del
río,
puede
potenciarse
la
erosión
remontante.
-‐
Construcción
de
presas
de
regulación.
Esta
técnica,
también
denominada
laminación
hidráulica,
consiste
en
la
construcción
de
embalses
aguas
arriba
que,
al
poder
retener
el
agua
en
un
momento
dado,
pueden
prevenir
la
inundación.
Los
embalses
pueden
servir
para
otros
usos
(hidroeléctricos,
recreativos,
regadío,...)
pero
presentan
el
inconveniente
de
que
modifican
el
perfil
longitudinal
del
río.
b)
Medidas
no
estructurales.
Están
encaminadas
a
reducir
los
daños
generados
por
las
inundaciones.
Entre
las
actuaciones
podemos
destacar
las
siguientes:
-‐
Elaboración
de
mapas
de
riesgo.
Con
ello
se
pretende
identificar
y
clasificar
las
áreas
inundables.
Esta
medida
choca
directamente
con
el
desarrollo
urbanístico
e
industrial
de
determinadas
zonas.
-‐
Contratación
de
seguros.
Han
de
ser
obligatorios
para
todas
aquellas
construcciones
situadas
en
zonas
susceptibles
de
sufrir
inundaciones.
-‐
Ordenación
del
territorio.
Consiste
en
limitar
o
prohibir
determinados
usos
en
las
zonas
propensas
a
las
inundaciones.
Las
preferencias
agrarias
por
las
zonas
de
vega
son
inevitables,
y
no
es
nada
despreciable
el
ahorro
económico
que
supone
para
la
construcción
de
carreteras
el
aprovechamiento
de
las
terrazas
fluviales.
-‐
Planes
de
Protección
Civil.
Tienen
como
misión
informar
a
la
población
sobre
el
riesgo
y
establecer
planes
de
actuación
en
caso
de
emergencia.
La
zona
litoral
o
costera
comprende
el
área
de
contacto
entre
la
superficie
continental
y
el
mar.
Es
la
zona
de
tránsito
e
interacción
entre
el
ambiente
marino
y
el
terrestre.
Se
distinguen
varias
zonas:
1. Zona
supralitoral.
Franja
que
separa
el
medio
litoral
del
terrestre.
Es
la
zona
comprendida
entre
la
pleamar
y
el
límite
del
mar
en
los
temporales.
2. Zona
intermareal
o
mesolitoral.
Se
extiende
entre
los
niveles
de
pleamar
y
bajamar.
3. Zona
infralitoral.
Se
extiende
desde
la
bajamar
hasta
el
límite
inferior
que
alcanza
el
oleaje
en
periodos
de
calma.
4. Zona
sublitoral.
Se
extiende
desde
el
límite
inferior
que
alcanza
el
oleaje
hasta
el
borde
de
la
plataforma
continental,
aproximadamente
a
200
m
de
profundidad.
Es
la
zona
de
mayor
importancia
económica
al
contar
con
poblaciones
de
organismos
que
permiten
establecer
importantes
pesquerías.
4.1.
TIPOS
DE
COSTAS
a)
Costas
de
inmersión,
hundimiento
o
transgresión.
Se
dan
en
zonas
donde
existe
hundimiento
de
la
corteza
terrestre
o
un
ascenso
permanente
del
nivel
del
mar.
En
el
“tipo
Atlántico”
se
trata
de
regiones
montañosas
con
los
ejes
de
plegamiento
perpendiculares
a
la
línea
de
costa,
lo
que
origina
una
alternancia
de
promontorios
y
zonas
hundidas.
Estas
últimas
originan
las
rías
(valles
fluviales
hundidos)
o
los
fiordos
(valles
glaciares
hundidos).
En
el
“tipo
Pacífico”,
las
alineaciones
montañosas
son
paralelas
a
la
línea
de
costa
originando
largas
islas
formando
cordones
litorales
paralelos
a
la
costa
(mar
Adriático).
b)
Costas
de
emersión
o
regresión.
Se
dan
en
zonas
de
levantamiento
de
la
línea
litoral
o
de
descenso
permanente
del
nivel
del
mar.
En
estos
casos
la
plataforma
continental
se
transforma
en
línea
de
costa
y,
como
en
ella
había
sedimentos
finos,
dará
lugar
a
una
llanura
costera.
En
general
son
poco
accidentadas,
casi
rectas.
Sus
accidentes
más
característicos
son
las
albuferas,
los
deltas
y
el
desarrollo
de
campos
de
dunas
en
sus
inmediaciones
por
el
aporte
de
arena
procedente
de
las
playas
levantadas.
c)
Costas
neutras.
Están
formadas
por
aportes
de
materiales
al
agua.
Pueden
ser:
-‐
Volcánicas.
Se
localizan
en
regiones
costeras
con
gran
actividad
volcánica.
La
lava
que
surge
del
fondo
marino
se
acumula
dando
lugar
a
islas-‐cráter.
-‐
Arrecifes
coralinos.
Están
formados
por
la
acumulación
de
corales
que
llegan
a
emerger
en
el
mar
originando
atolones.
-‐
Deltaicas.
Se
originan
cuando
la
sedimentación
fluvial
es
muy
intensa
y
se
superpone
a
la
acción
costera.
Es
característica
de
mares
interiores.
d)
Costas
de
falla.
Se
forman
al
quedar
el
labio
hundido
de
la
falla
bajo
el
mar
coincidiendo
el
acantilado
con
el
escarpe
de
falla.
Son
costas
rectilíneas
y
acantiladas.
4.2. AGENTES
FÍSICOS
QUE
ACTÚAN
SOBRE
EL
LITORAL
a)
Olas.
Se
generan
por
la
fricción
del
viento
sobre
la
superficie
del
océano
transmitiendo
un
movimiento
circular
a
las
partículas
de
agua,
que
se
va
amortiguando
hacia
abajo
hasta
una
cierta
profundidad
aproximadamente
la
mitad
de
la
longitud
de
onda
del
tren
de
olas
(1/2L).
A
medida
que
las
olas
se
aproximan
a
la
costa,
su
base
termina
por
rozar
con
el
fondo,
lo
que
origina
una
disminución
de
velocidad
en
la
base.
Esto
provoca
un
aumento
en
la
altura
y
en
la
velocidad
de
la
parte
superior,
por
lo
que
la
cresta
de
la
ola
vuelca
y
rompe
en
la
playa.
Después,
el
agua
se
dirige
hacia
la
playa
en
forma
de
turbulencia,
arrastrando
arena
y
grava
tierra
adentro,
originando
un
flujo
de
retomo
mar
adentro,
arrastrando
de
nuevo
arena
y
grava
que
son
retiradas
de
la
zona
de
batida
o
rompiente.
Todo
ello
hace
de
las
olas
un
agente
erosivo
y
transportador
que
incide
en
la
morfología
costera.
Esta
acción
erosiva
se
manifiesta
por
medio
de
dos
procesos:
corrosión
y
abrasión.
4.4. RIESGOS
ASOCIADOS
AL
SISTEMA
LITORAL:
TEMPESTADES,
DESTRUCCIÓN
DE
PLAYAS
Y
RETROCESO
DE
ACANTILADOS
a)
Tempestades.
Las
tormentas
tienden
a
eliminar
los
sedimentos
acumulados
en
las
costas
transportándolos
mar
adentro.
Las
bajas
presiones
elevan
el
nivel
del
mar
en
la
zona
costera
(mareas
meteorológicas)
y
permiten
que
el
oleaje
ataque
zonas
más
alejadas.
A
su
vez,
los
fuertes
vientos
producen
olas
en
la
superficie
que
pueden
tener
un
gran
efecto
erosivo
sobre
los
materiales
no
consolidados.
Debajo
de
las
olas
aparece
además
una
fuerte
corriente
de
retorno
que
se
lleva
mar
adentro
los
productos
de
la
erosión.
b)
Destrucción
de
las
playas.
El
origen
de
una
playa
comienza
con
la
llegada
de
los
sedimentos
a
través
de
las
redes
de
drenaje.
Los
materiales
suministrados
por
ríos
y
ramblas
se
concentran
en
los
deltas
y
desembocaduras.
Una
vez
concentrados
los
sedimentos
en
el
medio
costero,
las
estructuras
deltaicas
pasan
de
ser
de
simples
receptores
de
sedimentos
para
convertirse
en
áreas
generadoras
de
materiales
para
el
sistema
litoral.
El
principal
agente
de
la
dinámica
litoral
es
el
oleaje
que,
al
incidir
oblicuamente
sobre
la
línea
de
costa,
produce
una
corriente
paralela
a
la
misma
(corriente
de
deriva)
que
origina
un
transporte
de
sedimentos
paralelo
a
la
costa
y
a
favor
del
oleaje
incidente.
5.
EL
SUELO.
El
suelo
se
considera
una
interfase
entre
la
geosfera,
biosfera,
hidrosfera
y
atmósfera
y
está
constituido
por
una
fracción
sólida
predominantemente
de
origen
mineral,
procedente
de
la
degradación
de
las
rocas,
una
fracción
orgánica
originada
a
partir
de
restos
vegetales
y
animales,
agua
y
una
fracción
gaseosa
que
forma
la
atmósfera
del
suelo.
Todas
están
sujetas
a
una
continua
evolución
que
tiene
lugar
a
lo
largo
de
siglos,
y
que
es
el
resultado
de
la
interacción
entre
la
materia
mineral
y
la
orgánica
bajo
la
acción
del
clima
y
los
seres
vivos.
La
ciencia
que
estudia
los
suelos
es
la
edafología.
El
tamaño
de
los
materiales
sólidos
del
suelo
y
las
asociaciones
que
de
los
mismos
pueden
aparecer
determinan
la
distribución
de
las
fases
sólida,
líquida
y
gaseosa.
5.1.
COMPOSICIÓN
DEL
SUELO
El
suelo
está
formado
por
cuatro
fracciones
o
fases:
1. Fracción
mineral.
Constituye
aproximadamente
un
95%
del
total
de
la
materia
inerte.
Está
formada
por
fragmentos
de
roca
sin
alterar,
minerales
sin
alterar
(cuarzo,
muy
resistente
a
la
meteorización
física
y
química),
y
por
la
fracción
fina
del
suelo
constituida
por
minerales
alterados
(sobre
todo
arcillas,
óxidos
de
hierro
y
aluminio
y,
calcita).
2. Fracción
orgánica.
Está
formada
por
restos
de
seres
vivos
que
dan
lugar
al
humus
de
un
característico
color
oscuro.
Se
distinguen
dos
tipos
de
humus:
-‐
Humus
bruto
o
joven.
Está
formado
por
restos
orgánicos
muy
poco
o
nada
elaborados
y
aún
identificables,
como
hojarasca,
restos
animales,
musgos,...
FACTORES
QUE
INTERVIENEN
EN
LA
FORMACIÓN
(y
desarrollo)
DEL
SUELO
La
formación
del
suelo
y
su
resultado
final,
es
decir,
el
tipo
de
suelo
originado,
dependen
de
una
serie
de
factores,
entre
los
que
destacan:
a) Clima:
Es
el
factor
más
influyente
en
la
formación
del
suelo.
La
temperatura,
y
las
precipitaciones
son
los
elementos
más
determinantes
en
la
formación
del
suelo.
Las
variaciones
de
temperatura
y
de
precipitaciones
determinan
el
tipo
de
meteorización
(mecánica
o
química)
y
también
influyen
en
gran
medida
en
la
velocidad
y
profundidad
de
la
meteorización.
Por
último,
las
condiciones
climáticas
van
a
determinar
el
tipo
de
vida
animal
y
vegetal
presente.
b) Balance
hídrico.
Es
el
equilibrio
existente
entre
las
entradas
(precipitación)
y
las
salidas
(evaporación).
Si
predomina
la
precipitación,
se
incrementa
el
lixiviado
de
iones;
por
el
contrario,
si
predomina
la
evaporación,
aumenta
el
ascenso
capilar
de
sales
hacia
los
horizontes
superiores
y
éstas
pueden
llegar
hasta
la
superficie
y
formar
costras
superficiales
de
sales.
c) Organismos.
La
vegetación,
los
microorganismos
(bacterias,
hongos
y
protozoos)
y
la
mesofauna
(lombrices,
hormigas...)
con
su
actividad
biológica
y
sus
restos
van
transformando
el
sustrato
rocoso
y
originando
la
materia
orgánica
del
suelo.
Las
lombrices
de
tierra
y
los
animales
excavadores
intervienen
mezclando
las
fracciones
mineral
y
orgánica.
Las
madrigueras
y
agujeros
contribuyen
al
paso
del
agua
y
aire
a
través
del
suelo.
La
fuente
principal
de
materia
orgánica
es
la
vegetal,
aunque
también
contribuyen
los
animales
y
los
microorganismos.
La
fertilidad
del
suelo
está
relacionada
con
la
cantidad
de
materia
orgánica
presente.
d) Tiempo.
El
suelo
va
evolucionando
a
medida
que
transcurre
el
tiempo.
Lo
suelos
jóvenes
son
inmaduros.
Los
suelos
viejos
alcanzan
su
madurez
al
completar
su
evolución
y
alcanzar
equilibrio
estable
con
el
medio.
Se
habla
entonces
de
clímax
del
suelo,
cuando
su
perfil
está
en
equilibrio
con
la
vegetación
y
el
clima
característicos
de
un
medio
y
no
ha
sido
modificada
por
el
hombre.
Actualmente
se
puede
considerar
el
suelo
como
un
recurso
no
renovable
porque
se
regenera
a
un
ritmo
mucho
más
lento
que
el
de
su
destrucción
(días
e
incluso
horas).
e) Roca
madre.
Aporta
al
suelo
la
mayor
parte
de
sus
componentes
minerales
e
influye
en
las
primeras
etapas
de
su
formación
sobre
todo
por
su
mayor
o
menor
resistencia
a
la
meteorización.
El
tipo
de
roca
determina
también
la
textura
del
suelo
según
su
solubilidad,
granulometría,
porosidad,...
f) Pendiente.
En
pendientes
pronunciadas,
la
cantidad
de
agua
que
empapa
al
suelo
es
poca
y
por
lo
tanto
el
contenido
de
humedad
puede
no
ser
suficiente
para
el
crecimiento
de
las
plantas.
Además,
debido
a
la
intensa
erosión,
los
suelos
son
delgados
e
incluso
inexistentes.
En
contraste,
los
suelos
llanos
suelen
estar
anegados.
La
saturación
de
agua
retrasa
la
descomposición
de
la
materia
vegetal
que
se
acumula,
por
lo
que
los
suelos
tienen
mayor
espesor
y
son
más
oscuros
(abundante
materia
orgánica).
El
terreno
óptimo
para
el
desarrollo
de
un
suelo
es
una
superficie
ligeramente
inclinada
en
zonas
altas
donde
encontramos
buen
drenaje,
mínima
erosión
y
suficiente
infiltración.
g) Orientación.
Es
otro
factor
importante.
Una
pendiente
que
mire
hacia
el
sur
(solana)
recibirá
una
cantidad
de
luz
solar
mayor
que
una
pendiente
que
mire
hacia
el
norte
(umbría).
De
hecho,
esta
última
puede
que
no
reciba
luz
solar
directa
nunca.
Esta
diferencia
en
la
cantidad
de
radiación
producirá
diferencias
de
temperatura
y
humedad
en
el
suelo,
que,
a
su
vez,
pueden
influir
en
el
tipo
de
vegetación
y
el
carácter
del
suelo.
h) Acción
antrópica.
El
hombre
puede
modificar
la
evolución
de
los
suelos
alterando
su
estructura
y
composición
y
cambiando
la
vegetación.
La
forma
en
que
esta
influencia
es
más
directa
es
la
implantación
de
cultivos,
en
donde
los
horizontes
superficiales
se
homogeneizan
debido
al
trabajo
continuo
en
el
suelo
(horizonte
antrópico),
y
el
tipo
de
vegetación
se
instala
o
se
elimina
según
5.4. PERFIL
DE
UN
SUELO
El
suelo
está
estructurado
desde
la
superficie
hasta
la
roca
madre
en
una
serie
de
capas
más
o
menos
horizontales
llamados
horizontes
edáficos,
que
se
diferencian
entre
sí
por
su
estructura,
composición
y
propiedades.
Externamente
se
distinguen
básicamente
por
su
color
y
textura.
El
conjunto
de
horizontes
de
un
suelo
se
denomina
perfil
edáfico.
Un
perfil
completo
consta
de
dos
tipos
de
horizontes:
los
superficiales
son
de
eluviación
o
arrastre
(A),
y
bajo
ellos
se
encuentran
los
de
iluviación
o
acumulación
(B),
que
descansan
sobre
el
material
rocoso
original
mezclado
con
material
disgregado
(C)
que
procede
de
la
roca
madre
(R).
• Horizonte
A.
Es
un
horizonte
mineral
donde
se
acumula
la
materia
orgánica
en
el
que
parte
de
sus
componentes
minerales
son
lavados
o
arrastrados
(eluviación)
hacia
horizontes
más
profundos.
Es
una
capa
muy
importante
porque
proporciona
al
suelo
los
elementos
nutritivos
en
forma
asimilable
para
las
plantas,
y
en
los
suelos
agrícolas
suele
constituir
lo
que
se
llama
capa
arable.
-‐
Subhorizonte
A0.
También
llamado
mantillo.
Está
formado
por
la
acumulación
de
materia
orgánica:
restos
vegetales,
hojarasca
y
restos
de
animales
sin
descomponer.
-‐
Subhorizonte
A1.
Zona
generalmente
rica
en
humus
y
formada
por
arcilla
y
arena
teñidas
de
oscuro
por
el
mantillo
que
contiene
(formado
gracias
a
la
acción
de
las
bacterias
sobre
la
materia
vegetal
procedente
de
niveles
superiores).
-‐
Subhorizonte
A2.
Debido
al
arrastre
de
la
arcilla,
materia
orgánica,
óxidos
de
hierro
y
aluminio
hacia
el
horizonte
B,
es
muy
pobre
en
estos
compuestos
y,
por
tanto,
presenta
una
coloración
mucho
más
clara
que
el
A1,...
• Horizonte
B.
Es
un
horizonte
de
acumulación
de
materia
mineral
enriquecido
por
los
elementos
que
provienen
del
horizonte
superior.
También
se
llama
horizonte
de
precipitación
o
acumulación.
Se
caracteriza
por
tener
más
cantidad
de
arcilla
y
un
color
más
claro
por
la
ausencia
de
humus
y
presencia
de
óxidos
de
hierro.
En
climas
secos
el
2. Factores
antrópicos.
-‐
Deforestación.
La
erosión
del
suelo
aumenta
cuando
se
talan
los
bosques
y
la
vegetación
natural
para
la
implantación
de
cultivos.
-‐
Sobrepastoreo.
El
exceso
de
ganado
en
una
región
termina
agotando
las
praderas
naturales.
El
suelo
se
va
compactando
por
el
continuo
pisoteo,
dejando
al
descubierto
la
tierra
y
acelerando
la
erosión.
Factores
que
influyen
en
la
erosión
del
suelo:
erosividad
y
erosionabilidad.
La
erosión
se
ve
afectada
por
factores
de
tipo
climático,
de
relieve,
de
tipo
de
suelo
y
de
vegetación,
y
por
los
usos
humanos
(las
talas
o
los
incendios
aumentan
la
vulnerabilidad
del
suelo).
Todos
estos
factores
pueden
agruparse
en
dos:
1. Erosividad
(R).
Es
la
capacidad
potencial
de
la
lluvia
para
provocar
la
erosión
del
suelo.
Es
función
de
las
características
físicas
de
la
lluvia.
Se
calcula
multiplicando
la
energía
cinética
de
la
lluvia
por
su
intensidad
máxima
durante
30
minutos.
Se
requiere
al
menos
de
datos
durante
10
años.
2. Erosionabilidad
(K).
Expresa
la
influencia
de
las
propiedades
físicas
y
químicas
en
la
erosión
de
un
suelo.
Este
factor
depende
del
tipo
de
suelo
(estructura
y
cantidad
de
materia
orgánica),
de
la
pendiente
y
de
la
cubierta
vegetal.
Los
valores
más
utilizados
para
medirlo
son:
-‐
La
inclinación
de
la
pendiente.
Toda
pendiente
superior
al
15
%
conlleva
riesgo
de
erosión.
A
mayor
pendiente
mayor
erosión.
-‐
Estado
de
la
cubierta
vegetal.
Amortigua
el
impacto
de
la
lluvia
y
frena
la
escorrentía
superficial
de
modo
que
la
densidad
y
el
tipo
de
vegetación
que
cubre
una
determinada
zona
son
importantes
a
la
hora
de
evaluar
el
riesgo
de
erosión.
-‐
Naturaleza
del
terreno.
Los
suelos
se
erosionan
más
o
menos
dependiendo
de
su
textura,
estructura,
litología,
permeabilidad
y
contenido
en
materia
orgánica.
En
las
comunidades
que
bordean
la
costa
mediterránea
(Cataluña,
País
Valenciano,
Murcia
y
Andalucía),
donde
coincide
una
topografía
con
pendientes
superiores
al
15%
y
frecuentes
tormentas
otoñales,
se
produce
el
70%
de
la
erosión
de
los
suelos
en
España.