Numismtica PDF
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iberoamericana
Su origen como disciplina y sus protagonistas
ISBN 5-800118-360561
Publicado en España
Introducción 1
Numismática y numismáticos en el Siglo de Oro 5
español
Las nuevas tecnologías me han facilitado un sorprendente medio de comunicación, una bitácora en la que
pueden organizarse y transmitirse las ideas a medida que se forman. El maravedí
(http://elmaravedi.wordpress.com) es un blog dedicado a la numismática que rara vez muestra monedas,
una particular visión de la numismática de la numismática, donde el lector podrá acceder a cuantos libros
en papel se hayan publicado en español y otras lenguas ibéricas sobre monedas y medallas desde el s. XVI
hasta la cerca de 1936, una estantería de libros que siguen emitiendo su aroma. Asombrosamente, casi
todos los títulos publicados son accesibles en la pantalla y los que no están en la librería personal que Juan
Ramón Cayón me abrió generosamente y que es menester agradecer.
Pero la información desnuda no es nada. Aunque existe índices incompletos de libros sobre monedas
(Rada, Mateu) y otra historiografía sobre la numismática (García de la Fuente) me he permitido aportar
una visión personal, mi particular homenaje a quienes han construido la numismática como museólogos,
historiadores, coleccionistas o comerciantes, entre otros muchos creadores.
Introducción
Actualizar los conocimientos disponibles sobre una determinada materia constituye una
necesidad que permite darles poso, facilita la reflexión del estudioso y sienta las bases para
una construcción científica. Además, la historia demuestra el recurrente regreso a los
clásicos, a sus patrones lógicos y estéticos, a sus esquemas ordenados y limpios.
1 Se parte del concepto de la numismática como “ciencia de las medallas” en una expresión
propia del s. XVIII: la numismática es la ciencia que estudia las monedas y medallas tanto
como aquellos elementos formal o materialmente relacionados con ellas.
4 Este es un trabajo sobre numismática española. Por lo tanto, se recogen los estudios
realizados por autores españoles o por autores extranjeros escritos en alguna de las lenguas
españolas o relativos a monedas o medallas españolas. Como complemento, se tratan por su
relación cultural los estudios publicados en Iberoamérica tras la independencia de las
distintas repúblicas, así como en Portugal, igualmente interesantes y directamente
relacionadas.
1 Introducción
En tercer lugar, los gustos artísticos de la corte traen consigo la llegada a España de
numerosos artistas, principalmente pintores y arquitectos, que no sólo trabajan para la
corte. El resultado bien conocido es un período en el que, la sociedad española disfruta
de una cultura elevada y proliferan expertos en muy distintas técnicas, en especial en
artes como pintura, música y literatura.
En este panorama, la numismática hace su aparición con todo su sentido. Las medallas
retratan y elevan los nuevos poderes terrenales con referencia en la estética griega y
romana; los reyes, como los nobles y los nuevos burgueses poseen antigüedades griegas y
romanas, incluyendo numismas; los intelectuales clasifican, analizan y publican en las
nuevas imprentas sus estudios; los editores embellecen con grabados libros en ocasiones
muy cuidados que contribuyen a colmar los estantes de las bibliotecas; hasta los
medallones embellecen las fachadas más adornadas.
2 Numismática y Renacimiento
Una vez centradas las intenciones, conviene señalar las principales referencias que marcan el
gusto por las monedas antiguas y las nuevas medallas como tendencia y saber del
Renacimiento, que pueden agruparse en tres grupos, a saber, el coleccionismo por las
antigüedades clásicas, la moneda y las medallas como expresión de la belleza y la
numismática como el estudio y la difusión de todo lo anterior.
A) Coleccionismo y mecenazgo
Las monedas son un testimonio palpable de la antigüedad clásica. Los numismas muestran
interpretaciones auténticas de los emperadores romanos y dan cuenta de virtudes como la
salud o la virtud, la justicia o la equidad. Los dioses desde Mercurio hasta Neptuno, pasando
por Venus, Marte o Júpiter comienzan a girar alrededor del Sol Invictus, la arquitectura
clásica se reconstruye y versiones variadas de escenas mitológicas se encuentran literalmente
al alcance de la mano.
Este áureo de Geta es uno de los cuatro conocidos y probablemente el mejor con esta
extraña tipología. Sus leyendas son P SEPTIMIVS GETA CAES y PONTIF COS. Se
representa a Baco con su pantera a los pies, con Ariadna. La escena la completan
Sileno, un sátiro, un músico y dos ménades (RIC 33. Sear II 7156):
https://www.cngcoins.com/Article.aspx?ArticleID=186
No es por ello de extrañar que el acceso a la moneda permite recobrar la difusión de las
ideas y los personajes en su tiempo poderosos. Los monetarios del Renacimiento se
caracterizan por su delicadeza y la inclusión de elementos propios de la antigüedad
griega y romana.
Gabinete Amerbach
La obra más reconocida del escultor y tallador de marfil bávaro Christoph Angermair
(1580-1633) es el monetario concebido para el Duque Maximiliano de Hannover entre
1618 y 1624 y diseñado para destacar los intereses numismáticos de éste con escenas
estertores en marfil del Coliseo, la Columna trajana, Nimrod, Rómulo y la
personificación femenina del coleccionismo.
1
http://www.peiresc.org/A.S.B.L./abreg07.htm
2
http://www.hmb.ch/en/sammlung/muenzen-und-medaillen.html
Gabinete Angermair
© Iamsterdam.com
Conservamos imágenes de
monetarios de tamaño
superior, como el que sirve de
portada a La science des medailles
de Jobert en su edición parisina
de 1695, que adelanta el gusto
por el escritorio monetario
propio del s. XVIII. Esta obra,
reeditada en varias lenguas a lo
largo del s. XVIII, fue conocida
y formó parte de bibliotecas
españolas y fue traducida y
publicada por el bibliotecario real Manuel Martínez Pingarrón en 1777 con el título de
Ciencia de las medallas.
Aunque más adelante se dará cuenta del estado del coleccionismo numismático en
España, carecemos de ejemplos de monetarios anteriores a 1700, sin embargo,
disponemos de noticias de su configuración en el caso de los escritorios de Lastanosa,
posiblemente realizados siguiendo los parámetros del escritorio de Salamanca, contador
o bargueño, denominado en Italia monetiere.
La Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo del Escorial cuenta con un escritorio
español, con la especialidad de contar con bandejas monetarias en lugar de cajones. El
encargo de su fabricación se produce tras el nombramiento de Antonio de San José como
bibliotecario en 1724 y con anterioridad a la llegada a España de Alexandre Panel en
1743.
García de la Fuente, 1935, p. 471 lo describe así: “Este armario es una verdadera maravilla de Taracea.
Está fabricado con maderas finísimas de ébano, caoba y limoncillo, con hermosas bisagras y cerraduras de
forja. Sus dimensiones son: 0 1,47 X ,78 y 0,41 de fondo. Tiene dos puertas con sus correspondientes
tiradores, y, al abrirlas, aparecen en el interior los 54 tableros distribuidos en tres series de 18 cada una.
Cada tablero contiene otra tabla de cartón muy duro, barnizado de verde y guarnecido en sus bordes con
tiras de cuero o papel rojo estampado en oro; las tablas tienen yo, 48 ó 35 agujeros, ordinariamente, donde
se alojan las piezas. Remata el armario en una graciosa balaustradilla.”
1
G ARCÍA DE LA FUENTE, 1934, p. 444
Felipe II (1556-1598) desarrolló su monetario acrecentado con las monedas enviadas por
Antonio de Cardona, virrey de Cerdeña en 1539, las remitidas en 1540 por Filippo
Archinto, así como las colecciones del bibliotecario Benito Arias Montano, además de
otras que fueron de Diego Hurtado de Mendoza y Antonio Agustín, donaciones
puntuales como las realizadas por Páez de Castro, Ambrosio de Morales, Alvar Gómez
de Castro y Pedro Ponce de León, a las que hay que añadir el trabajo realizado por
algunos medallistas que se mencionarán a continuación1. Al parecer, las monedas y
medallas del rey se guardaban organizadas en los cajones y la falta de clasificación o la
pérdida de la misma en el incendio de 1671, la posible incorporación de parte de su
contenido a los monetarios del Real Alcázar de Madrid o la Real Biblioteca o bien a los
monetarios de los infantes Luís Antonio Jaime de Borbón o don Gabriel de Borbón a
comienzos del s. XVIII, la práctica de separar las piezas repetidas o, finalmente, el
saqueo de la Guerra de la Independencia son circunstancias que impiden determinar qué
parte se conserva del monetario de Felipe II.
B) Arte y medalla
1
Respecto de Antonio Agustín, más adelante se dará referencia. Las de Ponce de León, el Ms.
del Real Monasterio del Escorial L. I. 15, menciona 19 monedas de oro, una de ellas gótica de
oro bajo, 194 denarios republicanos, 68 denarios imperiales, 6 “arábigas y turquesas grandes y
pequeñas”, algunas contemporáneas y alguna de “algunos Reyes antiguos, además de otras
varias de otros metales y procedencias por las que se acuerda un pago que parece poco
generoso.
otra dedicada a Felipe II en 1563. Jacome Trezzo o quizás Leoni retrató al matemático
español Juanelo Turriano hacia 1550 (RAH 59). Leone Leoni retrató a Carlos I en 1547
con motivo de la batalla en Mülberg, comparándolo con Júpiter atronando a los gigantes
(Kress 426). Otro medallista desplazado a Madrid es Domenico Poggini (1520-1590),
que dedicó entre 1557 y 1581 varias medallas a Felipe II en las que se ensalza el
dominio del mundo a través del Atlas que sostiene el mundo y expresas alusiones a
América (Kress 338). Una medalla anónima, posiblemente realizada por Zuccaro en
1588 muestra la fachada de San Lorenzo del Escorial.
Capitán tras su victoria en Lepanto, como Bonzagni en y Annibal en 1572 (la última,
Kress 445). Finalmente, Giovanni Melon retrató a Juan de Austria, hermanastro de
Felipe II en 1573. Y otras personalidades como Diego Hurtado de Mendoza, Fernando
Álvarez de Toledo, duque de Alba o Martín Gurrea y Aragón, duque de Villahermosa
(sobre el que se volverá) se hicieron fabricar medallas con sus efigies por medallistas
italianos.
Para este apartado, una nota de tecnología productiva monetaria. En 1551 surge en
Alemania la producción monetaria apoyada en molinos hidráulicos que mueven una
presa de volante de acuerdo con el modelo de Da Vinci. En 1580 se acordó la creación de
una ceca a rodillo y en 1583 se inicio la construcción del Real Ingenio de Segovia con
arquitectura de Juan de Herrera, comenzando sus emisiones en 1586.
C) Arte y numismática
En la Edad Media, uno de los pecados capitales más cuidados en las representaciones es
la avaricia, tan sólo por detrás de la lujuria. El románico castellano y leonés muestra
tanto en los Beatos como en capiteles o canecillos imágenes del pecador, caracterizado
por portar un saco de monedas al cuello y que es conducido a los infiernos. Esta misma
idea de vincular dinero y pecado se conserva en pinturas como El avaro y la muerte,
realizada por Provost en el primer cuarto del s. XVI, conservado en el
Groningenmuseum, díptico en el que el avaro es mostrado entregando una nota a la
muerte, que le espera, o El San Mateo de Jan Sanders Hamessen, pintado en el 1636 y
conservado en la Alte Pinakotek de Munich, presenta a San Mateo abandonando su
oficio de cambista y con ello los pecados que se asocian.
orden en su tienda. Mientras el marido pesa las monedas, ella pierde la vista de su
devocionario y fija su atención en el dinero que pesa su marido. Un siglo más adelante,
en 1664, Gerard Dou muestra en El pesador de oro del Museo del Louvre un hombre que
pesa en solitario monedas de oro, con una perspectiva que contrasta aun más con las
anteriores. En todos estos casos, la moneda es presentada como un accesorio que
acompaña la imagen, nunca como protagonista, con cierta distancia de la virtud y
tratado como una mercadería, no como un objeto digno de estudio o atención.
Las medallas y las monedas antiguas adquieren protagonismo en los llamados gabinetes
de curiosidades, de los que la historia del arte nos ha dejado testimonios muy valiosos.
Peter Brueghel el Joven (1564-1638) elaboró en 1617 con la colaboración de P. P.
Rubens, una serie de cuadros dedicados a los sentidos y que se incorporaron al
Patrimonio Real con anterioridad a 1666 y en el Museo del Prado de Madrid desde su
creación. De una manera destacada se añade la presencia de la moneda como objeto
propio del disfrute visual en las inmediaciones de la presencia de Venus. En concreto a su
espalda vemos dos bandejas de monetarios junto con una lupa, además de otras medallas
sobre el tapete. Delante, en el suelo y bajo cupido, una bolsa de bella factura deja caer
unas monedas de oro y plata, algunas de ellas macuquinas. Entre ambos, varias joyas se
forman con medallones que penden de la mesa en la que Venus coloca sus brazos.
D) La ciencia numismática
Entre los franceses pueden mencionarse a Guillaume du Choul (1496-1560), autor del
Discours de la religion des anciens romains (Lyon 1556, 1579); Antoine Les Pois (1525-1578)
y su Discours sur les medailles (1579); y Claude François Menestrier (1631-1705) y su
Science des medailles (Lyon 1694). Entre los alemanes, indicar a Adolf Occo (1524-1606) y
su Imperatorum romanorum numismata (1579); Marquard Freher (1565-1614), autor de De
numismate census (1599) y De re monetaria veterum Romanorum, et hodierni apud Germanos
imperii (Londres, 1605); además del Neerlandés Abraham Gorlaeus (1549-1608) con su
Thesaurus numismatum Romanorum (Amsterdam 1608).
Pero hay dos autores que merecen ser destacados dentro de los fines de este artículo:
Rovilio y Glotzius. Guillaume Rouillé (1518-1589) fue un editor lionés muy activo en las
emisiones de interés numismático. En 1553 publicó su Promptuarii iconum insigniorum à
seculo hominum, subiectis eorum vitis, per compendium ex probatissimis autoribus desumptis, y lo
hizo en latín, francés, italiano y español, en este caso con el título Primera [y segunda] parte
del Promptuario de las medallas de todos los mas insignes varones, con traducción española de
un religioso y anticuario valenciano residente en Amberes, Juan Martín Cordero (1531-
1584). En latín hay ediciones al menos 1533 y 1578, en francés al menos en 1533, 1577,
1581 y 1585, en italiano los años 1553, 1577 y 1588, y finalmente en español en 1553,
1561 y 1588. Como se aprecia, el editor eligió el español entre una de las lenguas selectas
entre cuyos públicos podía tener eco la obra, que además fue reeditada. La edición es
más bien modesta pero da cuenta de una edición planteada en términos modernos,
dirigida a su más amplia difusión.
Desde las obras más sencillas a las más elaboradas, de las más profundas a las
divulgativas, de las generales a las monográficas, los libros de materia numismática
llegan a las bibliotecas más variadas, tanto las pertenecientes a curiosos como las de los
primeros interesados en la materia.
De una manera más concreta, tenemos referencias por su interés numismático en los
casos de Juan Andrés Strany (-1531), Felipe de Guevara (1500-1560), Diego Hurtado de
Mendoza (1503-1575), Pedro Ponce de León (1508-1584), Diego de Covarrubias (1512-
1577), Jerónimo Zurita (1512-1580), Ambrosio de Morales (1513-1591), Alvar Gómez de
Castro (1515-1580), Antonio Agustín (1516-1586), Juan Fernández Franco (h. 1520-
1601), Martín de Gurrea y Aragón, Marqués de Villahermosa (1526-1581), Pedro
Chacón (1526-1581), Benito Arias Montano (1527-1598), Juan de Mariana (1536-1624),
Bartolomé Salvador de Solórzano (1544-1596), Rodrigo Caro (1573-1647), Galcerán de
Pinós, Marqués de Guimerá (1584-1638), Vincencio Juan de Lastanosa (1607-1681) y
Martín Jimena Jurado (1615-1664).
Muchos de estos personajes tuvieron contactos personales y epistolares entre sí, además
de diversos factores en común. Jerónimo Zurita, Antonio Agustín, Martín de Gurrea y
Aragón, así como Juan de Lastanosa eran aragoneses. Zurita, Morales, Fernández
Franco, Gómez de Castro o Arias Montano estudiaron en la universidad de Alcalá de
Henares, donde Morales fue maestro de los dos últimos. Juristas fueron Fernández
Franco, Antonio Agustín, Covarrubias y Chacón, filólogos Gómez de Castro, Zurita,
Chacón y Arias Montano. En Italia estuvieron Chacón, Martín de Gurrea y Aragón,
Covarrubias, Arias Montano, Agustín y Hurtado de Mendoza, en concreto, los cuatro
últimos acudieron al Concilio de Trento. Vinculados a la Corte en distintas formas
estuvieron Guevara, Morales, Agustín, Hurtado de Mendoza, Covarrubias, Zurita,
Martín de Gurrea y Aragón y Arias Montano. En las relaciones de Antonio Agustín
figuran Covarrubias, Gurrea y Aragón, Gómez de Castro y Morales, en las de Lastanosa
aparecen Galcerán y Martín Gurrea y Aragón.
Varios de ellos, además de otros que se dirán, escribieron manuscritos o publicaron libros
de numismática, los que interesan en este trabajo, que se expondrán siguiendo un orden
cronológico. En todos ellos, la medalla se concibe como un testimonio directo de la
antigüedad que merece por esta razón su atención. En muchos de ellos se parte de la
ausencia de referencias previas al margen de los contactos personales y epistolares.
1
Las anotaciones, BNE, ms. 9/5688=3997. Asimismo, la correspondencia de Agustín, Mss/5781
2
Número 48 de la Colección de Herrera Chiesanova, Ms. 3.
6 Juan Fernández Franco (h. 1520-1601), jurista, erudito anticuario cordobés y alumno
de Ambrosio de Morales en Alcalá, dejó asimismo un manuscrito escrito en 1564 con el
título Tratado de varias medallas antiguas, conservado en la BNE y dedicado al marqués de
Comares, de quien conoce su interés por la materia2. En sus 58 páginas en cuarto
escritas, Fernández Franco dibuja con precisión un conjunto de monedas ibéricas y
principalmente romanas que explica en castellano con una excelente caligrafía,
convirtiendo al tratado en una obra bellísima. Unas notas sobre sus cartas y manuscritos
la publicó Fernando José López de Cárdenas en Córdoba el año 1775 con el título Franco
ilustrado: notas a las obras manuscriptas de el insigne antiquario Juan Fernandez Franco.
1
ALLENDE, 1925; MORA, 2005; VÁZQUEZ DUEÑAS, 2008
2
Ms. 7201. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000062068&page=1.
V. G ONZÁLBES CRAVIOTO, 2007
Siguiendo el modelo italiano, Agustín se hizo en Tarragona con un gabinete abierto a los
estudiosos, un hortus junto al palacio episcopal en el que poseía esculturas e inscripciones
y una biblioteca a cargo del humanista Martín López de Bailo cuyo contenido se publicó
en 1587. Además, sirvió de mecenas de algunos artistas y contó con una editorial que le
facilitaba ediciones cuidadas, la del flamenco Felipe Mey (1542-1612), que también fue
escritor y catedrático de gramática en Valencia.
1
Aunque son muchos los autores que sean referido a Antonio
Agustín, mencionamos a M ATEU, 1931-1932, C. M. DEL RIVERO,
1945, J. CARBONELL, 1991, A. SAVIO, 1991-1993, C. GALLARDO,
1998, I. SOCIAS BATET, 2012.
tamaño próximo a 30 cm con seis apartados, en cuyo interior había pliegos de papel
formando cartuchos o canutillos conteniendo un número variable de monedas agrupadas
atendiendo a criterios organizativos y con anotaciones sucintas sobre su contenido1.
Los Diálogos de medallas editados por Felipe Mey en 1587 (donde el propio Agustín había
editado otras obras jurídicas), con 470 páginas, con distintas versiones dentro de las
ediciones de este mismo año, hacen de esta una obra póstuma, jalonada de grabados
traídos de Roma por encargo a Fulvio Orsini y realizados sobre dibujos de Stella, que no
fueron empleados en las sucesivas reediciones posteriores lejanas de Tarragona. Es
posible que exista alguna edición previa en cuarta que no ha llegado a nuestro tiempo. Se
trata de una obra que aprovecha los conocimientos de las ediciones italianas de las
décadas de 1550 y 1560 y los contactos personales y epistolares del autor, convirtiéndola
en el primer gran clásico de la numismática. Sus reediciones en español, latín e italiano
alcanzan el siglo XVIII y se producen en Venecia (1592), Roma (1592, 1625, 1648, 1650,
1696, 1698 y 1736), Amberes (con el título Antiquitatum Romanorum Hispanarumque in
nummis veterum dialogi XI, en 1616 y 1653), Zaragoza (1653), Madrid (1774) y Luca
(1774).
1
Real Monasterio del Escorial, Códice L.I 15, refleja la colección y algunas notas,
incluida una descripción de una medalla realizada por Diego de Córdoba y
Mendoza. G ARCÍA DE LA FUENTE, 1951, pp. 560-2, identifica algunas de las
monedas del monetario del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial. V.
MATEU, 1929-1932.
2
Dentro de la BNE, los Mss/5781 (Colección de cartas de eruditos y papeles varios
referentes a la antigüedad clásica que pertenecieron a Antonio Agustín), http://bdh-
rd.bne.es/viewer.vm?id=0000170816&page=1, y el Mss/1854 (Miscelánea),
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000109465&page=1. El estudio de
CARBONELL, 2008, no está editado pero es accesible en la dirección
http://ddd.uab.cat/record/37878, es excelente e interesantísimo.
Martín de Gurrea.
MÉLIDA, 1902
1
Ms 7534. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000015516&page=1. V. M ÉLIDA, 1902
12 Juan de Quiñones, alcalde del Escorial a comienzos del s. XVII, publicó en Madrid
en 1620 su Explicacion de unas monedas de oro de emperadores Romanos que se han hallado en el
Puerto de Guadarrama, una obra de 94 páginas en octava, con algunos grabados de factura
sencilla que supone una novedad en el estudio numismático, al tratar un contexto
arqueológico concreto, un hallazgo monetario, un enfoque moderno tratado con
sencillez.
1
RBME c-III-2 (1º). Olim: c-III-2 (1º). V. G ARCÍA DE
LA FUENTE, 1951, lo transcribe en pp. 555-560.
1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000009971&page=1.
MOZAS M ORENO, 2005 y 2007
El gabinete compuesto por Lastanosa formaba parte de los más importantes del período
en Europa, a la altura de los de Kircher en Italia, Ashmole y Camdem en Inglaterra o
Filhol en Francia. Las descripciones del oscense nos dan cuenta un colmillo africano,
objetos americanos, catanas tártaras, esculturas romanas, incluida un Neptuno y una
réplica de una estatua ecuestre de Marco Aurelio, un telescopio, semillas de tulipanes y
otras plantas, fósiles, lienzos de Tiziano, Rafael, Rubens, Durero, Reni, Caravaggio,
Ribera o Tintoretto, además de un importante conjunto de camafeos y piedras preciosas
y otros objetos entre naturales y artificiales.
1
Los estudios de A. DOMÍNGUEZ ARRANZ, 2008 y A. Egido, 1984 son
excelentes y muy atractivos. Además, puede consultarse VV.AA. 2007, A.
EGIDO Y J. E. LAPLANA (coord.), 2008. Además, hay una información de
gran interés en la Web www.lastanosa.com en Instituto de Estudios
Altoaragoneses.
2
Y aun más, consta un manuscrito en la BNE titulado Dialogos de medallas,
inscripciones y otras antigüedades (h. 1-167v) ; Adición a los Diálogos (h. 167v-
175v), en el que constan varias cartas dirigidas a Lastanosa y sus
comentarios, además de una versión del de Martín de Gurrea y Aragón. La
referencia es Mss/12167 y es accesible en sala.
entonces fuera de Italia, además de 1.100 de monedas aragonesas desde la Edad Media
hasta su tiempo. Además de compras e intercambios, alguna la recibió por donación de
quienes eran asiduos de su museo, entre ellos el escritor Baltasar Gracián (1601-1658) o
el virrey de Aragón Bernardino Fernández de Velasco (1610-1652). El poeta e historiador
Juan Francisco Andrés de Uztárroz (1606-1653), que firmó la tercera parte de el Museo,
En otro escritorio, que se divide en ciento y noventa y tres lóbulos, hay retratos
de Pontífices, Emperadores modernos, Electores y de otros Príncipes, en plata, en
bronce dorado, en bronce y en plomo, y algunos medallones. En otro escritorio
[estos párrafos corresponden a la descripción de la biblioteca], de noventa
gavetas, que todas se abren con su llave, distribuidas en lóculos hay medallas
romanas, griegas, púnicas, hebreas y españolas. La primera división es de
emperadores romanos, y en esta hay medallas con virtudes, triunfos, consulados,
provincias, ciudades, puertos, ríos, edificios y dioses. La segunda división es de
emperatrices. La tercera de españolas antiguas. La cuarta de colonias y
municipios. La quinta de griegas, y en esta división a lo precioso del metal y
primoroso de la escultura se añade lo más venerable de la antigüedad, pues en
estas medallas se conservan los retratos de aquellos famosos héroes, y testimonios
de la grandeza de su ánimo.
1
Hispanic Society of America, manuscrito B-2424, f. 27v. y 40v.-41v.
2
BNE Mss/6334. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000113109&page=3.
es menos pretenciosa, cuenta con 64 páginas, además de los grabados de las monedas
que se incorporarían al fallecimiento del autor al patrimonio de la Diputación.
1
BNE, MSS/9771. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000049936&page=1.
DEL RÍO HERRMANN, 1998.
A modo de balance, el conjunto de la relación de autores y sus obras sugiere una idea
fragmentaria del conocimiento de la moneda, con acercamientos separados, no siempre
compartidos y recíprocamente conocidos, que ni es completo ni las explicaciones y
resultados resultan homogéneos, por lo demás normalmente descriptivos. Las fuentes
que emplean no acostumbran a ser uniformes y atienden a explicaciones fundadas en
lecturas incompletas y basadas en interpretaciones más buscadas que encontradas en la
1
PLATA, 2004.
2
Ms 7526, http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000145127&page=1
3
La relación propiamente dicha la reproduce LÓPEZ TORRIJOS, 1993, pp. 102-104.
mitología. Con todo y con ello, los escritos de todos estos autores, muchos de ellos
polígrafos y amantes del arte y la historia, suponen avances importantes y
demostraciones de conocimiento e interés, una base que permitirá los avances que se
desarrollarán en los siglos siguientes, cuando, además de la numismática antigua, se
incorporan las monedas de las centurias siguientes. Ante todo, empezaron de la nada y
sin embargo, suponen en su conjunto una de las mejores incorporaciones científicas del
período. Dos obras alcanzan un carácter de clásico, la de Lastanosa, por un lado, y
particularmente la de Antonio Agustín por el otro, probablemente la obra más reeditada
del período, que seguirá compartiendo espacio en las bibliotecas del siglo XVIII y XIX
con otras obras coetáneas. Alrededor de ambos, sea por contacto personal o
epistemológico, se da la circunstancia añadida de que se integra gran parte del
conocimiento, aunque sin duda hay más.
Es difícil concretar hasta qué punto se extiende el interés de la moneda o los libros
escritos en torno a ella alcanzan otros sectores de la sociedad. Por un lado sabemos que
Martín Jimena conocía algunos pequeños propietarios de monedas en el área de Jaén;
además y por otro lado, algunos inventarios hereditarios entre 1570 y 1630 dan cuenta en
Castilla de otros propietarios de monedas o interesados por los libros sobre medallas. La
lectura de estos documentos deja ver que los propietarios de medallas señalan su
existencia con aprecio como parte de su caudal hereditario con descripciones dispares, de
manera que en algunos casos se disponen en mobiliario adecuado a su conservación pero
con poco conocimiento de la bibliografía, con alguna excepción como Francisco de la
Torre o Antonio de Hormaza en 1575 y Andrés de Tovalina en 1604. El primero era
regidor en Medina del Campo, el segundo era un religioso con responsabilidades en la
actual provincia de León a pesar de su origen en Tiedra del que conocemos algún poema
y el tercero secretario del Consejo de Indias en la fecha de su fallecimiento. En mayor o
menor medida poseían, como otras personas cantidades variadas de monedas y medallas.
Por otro lado, algunos libros de los señalados se encuentran presentes en los inventarios
de algunas bibliotecas, en general de titulares que no manifiestan tener monedas o de
titulares que no tienen más de un ejemplar dedicado a esta materia, con alguna
excepción1. En suma, sin un ánimo de sistematización, puede afirmarse que separada o
conjuntamente, existe un aprecio más extendido por la moneda antigua y por los estudios
sobre ella como formas de aproximación al pasado.
1
De acuerdo con la información recogida por ANASTASIO ROJO al transcribir un elevado número de
testamentos e inventarios de este período en un blog (www.anastasiorojo.com) en el que no se menciona el
registro de cada documento se recogen empero numerosos datos de interés, tomados del Archivo Histórico
Provincial de Valladolid. En relación con los propietarios de numismas, en 1574 Gregorio de Guinea tenía
23 monedas antiguas; el regidor de Medina del Campo Francisco de la Torre tenía en 1575 un escritorio de
medallas que se valora en 4.500 reales, además de 9 monedas romanas de plata; el originario de Tiedra,
religioso y poeta Antonio de Hormaza en 1575 conservaba 41 retratos en bronce y dos de plata, posible
ente medallas, además de “treçientas y ochenta y quatro monedas antiguas de plata que pesaron seis
marcos y quatro onças y dos ochavas diez y ocho monedas antiguas de oro que pesaron veinte y dos
castellanos y dos tomines y nuebe granos quatroçientas y çinquenta y ocho monedas antiguas de bronçe
grandes otras çiento y ochenta y çinco monedas pequeñas de bronçe un talegonçillo con moneda vieja
como ardites”, además de libros de los mencionados Covarrubias, Antonio Agustín y Morales; en 1579
Juan Estévez Lobón tenía una cajilla colorada a manera de libro con medallas de emperadores; en 1580
Isabel Enríquez, “ciertas medallas antiguas”; en 1590 Alonso de Carvajal un dudoso “escritorio de nogal
de medallas con papeles” que puede referirse a la decoración del mueble; en 1591 Pedro de Amberes poseía
“yten una medalla de oro con una fortuna; yten quatro medallas pequeñas de alparechi son las dos de plata
sobredorada y las otras dos de plata yten una caxita con medallas de plomo”; en 1592 Gómez del Castillo
un talegón con monedas antiguas y Cristóbal de Santisteban una caja con monedas antiguas; en 1599
Pedro de Zúñiga tenía una cantidad de monedas antiguas; en 1604 los condes de Chinchón señalan en su
inventario una medalla de Constantino; las noticias de 1605 dan cuenta que Álvarez de Ribera tenía 3
Además de los estudios propiamente numismáticos, existen otras obras que nos arrojan
pistas sobre la numismática con otras finalidades. En algunos casos reflejan el
pensamiento económico, de entre ellas son muy numerosas las que proponen arbitrios
para establecer la moneda. En otros, refieren o analizan la moneda corriente. En este
apartado nos vamos a fijar en algunos aspectos que de alguna manera contribuyen la
comprensión de la literatura numismática.
Como se ha indicado, algunos de los autores mencionados eran juristas, de hecho, varios
de los trabajos escritos se ocupan de la numismática para conectar la antigüedad clásica
con el numerario actual, casos de Covarrubias (1556), Chacón (1558) y Felipe de
Guevara (1560), a los que puede añadirse el manuscrito de Arias Montano de varios años
antes (1541). En el Viage de Ambrosio de Morales por orden del Rey D. Phelippe II a los Reynos
de León, y Galicia y Principado de Asturias, dedica un capítulo a la Averiguación del verdadero
valor del maravedí antiguo de Castilla (1572).
medallas, Juan de Mendoza un cajoncillo de nogal con medallas antiguas y Andrés de Tovalina “una
medalla con un berrueco y unas figuras de benus cupido marte y jupiter y un bulcano; mas una medalla de
oro del gran duque de florencia y su mujer; mas otra medalla de oro del gran duque; mas otra medalla de
oro del papa clemente octavo; mas seis medallas de plata las dos del papa clemente octavo y las otras de
otros prinçipes; mas una medalla de plata de gregorio deçimo tercio con un çerco de evano; mas nueve
doblones de los reyes catolicos de a dos caras; mas otros quatro escudos de la misma manera; mas ocho
monedas de oro de diferentes reinos y provinçias; mas una sancta elena a manera de moneda que es de
oro”; y Francisco Martínez de Mora otras medallas. Con la misma referencia anterior, el libro de Rovilio
está presente en numerosas bibliotecas, casos de las de Jerónimo de Roda en 1578, López de Calatayud en
1578, que se valora en 12 reales, Tomás de la Fuente en 1594, Diego de Guzmán en 1605, Juan de Velarde
en 1616 (la edición de 1561) y Antonio de Astorga en 1624, propietario además de un libro de Choul. La
difusión de esta obra por lo demás sencilla y más bien divulgativa se explica por la enorme importancia de
la difusión de libros editados en Lyon, contando el propio Rovilio con un agente en Medina del Campo,
donde dirigía numerosos títulos a través de una ruta que comprendía Nantes y Bilbao, para distribuirse
entre otros libreros de la Corona desde la ciudad de las ferias. El Goltzio se encuentra en las bibliotecas de
Alonso de Butrón en 1593 y Suero de Quiñones en 1590. El catedrático vallisoletano Benito de Castro
tenía dos libros diferentes, un ejemplar de Antonio Agustín que se valora en 3 reales y uno de Occo que se
cuenta por 2 reales. Otros tratados de medallas sin indicación concreta de título y autor se incluyen en las
bibliotecas de Jerónimo de Nolda en 1588, Juan Méndez en 1604 y Alonso Castillo de Bobadilla en 1619,
valorado en 8 reales.
1
MSS/10329. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000042735&page=162
C) Manuales de metalurgia
D) Arbitrios de moneda
La crisis económica del siglo XVII castellano tiene que ver con el desequilibrio de las
cuentas reales, la inadaptación de la moneda de cobre o calderilla con la de plata y la
subida generalizada de precios. Todos estos problemas políticos y económicos dan
ocasión a que distintos autores propongan arbitrios y soluciones al rey en lo que se
denomina en su conjunto el arbitrismo. Aunque los problemas y las soluciones sociales
presentan un espectro más amplio, una parte de los arbitrios en la época de los grandes
resellos y devaluaciones monetarias, se refiere de manera específica a la moneda.
Veamos una lista susceptible de ser aun más completada de publicaciones, en orden
cronológico:
1
Parte de sus Tractatus septem, publicado en Colonia en
1609, el manuscrito es de 1605: Tratado y discurso sobre
la moneda de vellón, Madrid BNE, Ms. 2187
- Gerardo Basso, Discurso sobre la proposición de labrar buenas monedas, Madrid, 1632
- Gerardo Basso, Gran tesoro para su magestad, que Dios guarde, y grandissimo para estos
reynos, y vassallos el consumo del vellon con la labor de moneda provincial de ley, y plata
doble, y otros medios muy importantes escusando a la real hazienda quatro milliones y
medio, que pierde cada año en el vellón, Madrid, 1634.
- Gerardo Basso, Modo y forma para la ejecución del arbitrio, 1636
- Antonio de León Pinelo, Cuestión moral, 1636
- Guillén Barbón y Castañeda, Proposiciones y arbitrios sobre como sujetar a los estados
rebeldes de Flandes, sin gasto de dinero ni fuerza de armas,1641
- Francisco Antonio de Alarcón, Advertencias para asegurar el acierto de la baja de
vellón, y que no se puedan subir ni alterar las de oro y plata, Madrid, 1642
- Pedro Aingo de Ezpeleta, Resoluciones morales y doctrinales, Madrid, 1643,
- Pedro Aingo de Ezpeleta, Resoluciones prácticas morales y doctrinales, Madrid, 1654
- Sebastián González de Castro, Declaración del valor de la plata, 1658
- Salamóns, Discursus universalis facti et iuris circa dubia contingentia Cathalonia in
materia monetarum ab anno 1640, 1658
- Antonio de Somoza y Quiroga, Único desengaño y perfecto remedio de los menoscabos
de la Corona de Castilla, y general alivio de todos sus vasallos, Madrid, 1680
- Enríquez de Fonseca, Tratado y discurso sobre la moneda de el reyno de Napoles, 1681
- Aniello Russo, Panegírico La Moneda Nueva, Nápoles, 1683
- Manuscrito 6731: escrito del s. XVII formado por 366 páginas que contiene
diversos escritos1.
- Manuscrito 6279: Tratado y memorial de los inconvenientes y daños, que ha causado en
los Reinos la moneda de vellón que estos años se labró y dobló en Castilla y del remedio y
reparo de todos ellos ordenado por el Maestro Don Fray Pedro de Oña2.
- Manuscrito 9413: Memoriales a Felipe III sobre la conveniencia de la rebaja de la ley de la
moneda de plata que se labre [de Alonso de Gutíerrez, capellán de S.M., y de los
ensayadores de moneda Francisco Mínguez y Hernando de Solís3.
- Manuscrito 9089: Pedro Chacón, De ponderibus, de mensuris, de nummis4.
- Manuscrito 6736: Consumo de la moneda de vellón5.
1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000009852&page=1
2
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000080783&page=1
3
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000100301&page=1
4
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000088965&page=5
5
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000074346&page=39
Numismática española e iberoamericana 45
7
2
- Copia de vn Memorial, qve en 7. de Nouiembre de 1650. diò al Rey… Don Alonso Merlo de
la Fuente, Consultor del Santo Oficio, Tesorero, y Procurador General de la Cathedral de
Arequipa, en razon de la moneda falsa que… se ha labrado en la Villa de Potosí, 1650
- Memorial al Rey en el que se indica la conveniencia de que se labre la plata que viene de
Indias, 1650.
5 Conclusiones
La calidad de sus trabajos implicó que ambos autores alcanzaran la condición de clásicos
y formaran parte de distintas bibliotecas dentro y fuera de España. Algunas bibliotecas
españolas del s. XVIII contienen los Diálogos de Agustín, también presentes en la
relación de Vélez de León en Italia en torno a 1700. En otra relación de interés como la
1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000111716&page=181
Bibliotheca numismatica exhibens catalogum auctorum qui de re monetaria et numis tam antiquis
quam recentioribus scripsere publicada en Núremberg el año 1760 por Johann Christian
Hirsch se mencionan los Diálogos de Agustín publicados en 1597, 1592, 1617, 1650 y
1736, el Museo de Lastanosa y las publicaciones de Suárez de Salazar y Quiñones, bien es
cierto que entre otras muchas numerosas obras publicadas en lugares más cercanos que la
edición de esta obra. De la misma manera, en Leipzig en 1801 Johann Gottfried Lipsius
y Christian Gottlieb Heine publicaron Bibliotheca numaria: sive, Catalogus auctorum qui
usque ad finem seculi, en la que se mencionan ambas obras de Lastanosa, Carranza, la
traducción de Addison publicada por Pedro Alonso, además de las ediciones de Agustín
en 1587, 1592, 1625, 1650, 1593, 1736 y 1744. Finalmente, Joseph Hilarius Eckhel (1737-
1798) publicó entre 1792 y 1798 su Doctrina numorum veterum en la que destaca a Antonio
Agustín.
Las bases para dar comienzo a la numismática eran su acceso a las colecciones que se
iniciaban y los contactos personales y epistolares que facilitaron los primeros
intercambios de ideas. Partiendo de la nada, el humanismo español sentó las bases de los
estudios que se desarrollarían sobre otros planteamientos a partir del s. XVIII, un tiempo
con ideas y planteamientos completamente diferentes.
1 Introducción
Desde los comienzos del s. XVIII se promueve la creación de las Reales Academias con
distintos ámbitos de conocimiento y geográficos, siendo las más importantes las de la
Lengua (1714), la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (1730), la Real
Academia de Medicina (1734), la Real Academia Nacional de Farmacia (1737), Real
Academia de la Historia (1738) y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
(1752). Asimismo, el saber se difunde a través de instituciones como la Real Sociedad
Bascongada de Amigos del País (1765), la Real Sociedad Económica Matritense de
Amigos del País (1775), la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla
(1775), la Real Sociedad Económica Valenciana de Amigos del País (1776), etc.
En la Corte cambian las preferencias estéticas y se importa el gusto por una pintura más
luminosa y adornada que por lo demás cede peso específico a favor de la música.
En el campo político es tiempo del Despotismo Ilustrado en el que la máxima “todo para
el pueblo pero sin el pueblo” se manifiesta en especial durante el reinado de Carlos III
(1759-1788) con la intervención de políticos como Pablo José de Olavide (1725-1803),
Gaspar Melchor de Jovellanos, el Conde de Aranda (1719-1798), el Conde de
Campomanes (1723-1802) o el Conde de Floridablanca (1728-1808). Además, se
suprimen o se transforman profundamente las instituciones de la Corona de Castilla y se
suprimen las propias de la Corona de Aragón a través de los decretos de Nueva Planta.
En el ámbito económico Jerónimo de Ustáriz publicó por primera vez en 1724 su gran
obra económica, Teoría y práctica de Comercio y Marina, mejorada en 1742, en la que con
gran repercusión internacional plantea como necesarias medidas como el incremento de
la industria y la reducción de los aranceles comerciales. En este preciso momento se
produce la primera regulación mercantil, las Ordenanzas de Bilbao de 1735. Por otra
parte, el Banco de San Carlos, origen del Banco de España, se constituye en 1782 y, para
finalizar, a partir de 1780 comienzan a emitirse los vales reales.
2 La fabricación de medallas
Si en los ss. XVI y XVII se fabrican esporádicamente medallas en España por medallistas
italianos desplazados a la corte, a partir de mediados del s. XVIII el arte de la medalla
español es de un elevado nivel en comparación con el desarrollado en otros lugares.
1
Sobre su biblioteca, VV. AA., 1991. En el catálogo
encontramos a numismáticos como Goltzuis, Rovilio,
Agustín, Lastanosa, Patín, Flórez, además de otras
obras de anatomía, emblemática, geometría, grabado,
dibujo, arquitectura, escultura o metalurgia.
La temática de las medallas de este período final del s. XVIII se centra en los retratos
reales, acontecimientos vinculados a la familia, premios de las Reales Academias y otros
acontecimientos reseñables. Los tipos se dibujan inicialmente en papel y se plasmaban en
cera, con carácter previo a la confección de los cuños. Tanto los retratos de los anversos
como los tipos del reverso, todos ellos perfectamente ejecutados, dejan espacios limpios
que dan claridad, serenidad y elegancia a la pieza. En el reverso, se dispone
sistemáticamente un exergo que sirve de base a las figuras, una línea recta que combina
con la circunferencia del resto de la leyenda y la propia redondez de la medalla, dejando
un espacio a las curvas con que se expresan las figuras, en general poco expresivas. El
conjunto es muestra de un clasicismo estilístico excelente.
3 El coleccionismo numismático
Las colecciones más importantes son las formadas por miembros de la corte y por la Real
Academia de la Historia. En la corte, la colección real se había nutrido con las de
Antonio Agustín y el gusto por las monedas y medallas se recupera con la nueva familia
real para el Monasterio del Escorial. En tanto, Felipe IV había regalado las duplicadas a
Cosme III de Medicis.
En 1711 Felipe V funda la Real Librería y el Real Tesoro y se abre al público en 1712 en
la madrileña calle del Tesoro, junto al Real Alcázar. Sus fondos proceden en parte de la
llamada Librería de la Reina Madre ya existente en el Real Alcázar en 1637, consistentes
en libros, manuscritos y monedas, a los que se añaden 1715 los monetarios del Duque de
Medinaceli (que contaba con cerca de 7.000 monedas adquiridas principalmente en Italia
clasificadas por Manuel Martí), el Duque de Uceda y el Marqués de Mondéjar, en 1749
el Gabinete de Medallas contaba con 22.000 ejemplares, en un monetario grande y doce
pequeños1. Además, Fernando VI encargó a Francisco Pérez Bayer que viajara a Italia
con la finalidad de adquirir colecciones de monedas, esculturas y otras antigüedades,
entre ellas la del abate Charles d'Orléans de Rothelin, fallecido en 1755, compuesto por
7.290 monedas2. En 1786 se incorpora la colección del italiano Symancho Mazzochi.
Todas las monedas traídas desde Italia se incorporaron a su monetario tras su llegada,
fueron al parecer ordenadas por Pérez Bayer. En 1769, Carlos III ordenó trasladar a la
Real Biblioteca cuantas preciosidades, monedas, mosaicos, armas, ídolos, muebles
caseros y otros instrumentos antiguos al Buen Retiro.
1
M ORA, 1998 y 2003.
2
British Library (ms. Egerton 561, ff. 128-146v), Catalogo de las
medallas de oro que en Roma y otras ciudades de Italia y Francia compro
D. Francisco Perez Bayer, para el Real Museo de S.M. Catholica.
Por su parte, el infante Luis Antonio Jaime de Borbón (1727-1785), que hasta el
abandono de la vida religiosa en 1754 fue cardenal de Toledo entre 1735, cuenta con una
colección a cargo del preceptor de los infantes, el numismático francés Alexandre Xavier
Panel, intendente del Tesoro Real de Medallas desde su llegada a España en 1743.
Finalmente, el Infante Don Gabriel de Borbón (1752-1788), hijo de Carlos III y sobrino
del anterior, formó una colección de monedas y medallas que se encuentra entre las
mejores de la época, compuesta además por matrices, sellos, armas, pesas, camafeos,
libros raros y otras antigüedades. La llegada del infante España se produce en 1759
cuando había cumplido siete años formando desde entonces su colección a través de las
adquisiciones de las compiladas previamente por el gaditano José Mosti, el sevillano
Livinio Leyrens (adquirida por la intermediación de Enrique Flórez en 1772), Nicolás
Estrada y el portugués Vaena, además de otras incorporaciones menores. Esta colección
fue adquirida por la Real Biblioteca en 1793.
Pero además de las colecciones anteriores, existen muchas otras más pequeñas, como se
ha indicado algunas de las cuales pasaron a integrar las reales. Sin ánimo de abundar,
pueden mencionarse las de los agustinos Enrique Flórez y La Canal, además de las de
Mayáns y Siscar, Fernando José de Velasco, Antonio Mosti, Antonio Valcarcel, Pedro
Leonardo de Villacevallos, Patricio Gutiérrez Bravo, Guillermo Tyrry, Francisco Lelio,
Tomás de Herrera, el Conde de Águila, Carrasco o Pedro Alonso O Crouley.
1
RAH, Mss 1759/2 (8)
2
M. ALMAGRO-GORBEA (coord.), 2006
4 Escritorios monetarios
Los monetarios de esta época varían en función del tamaño de las colecciones. En
algunos casos excepcionales, nos encontramos con gabinetes de gran tamaño de formato
propio de un escritorio y acordes con las ideas estéticas del momento en que se
fabricaron. El monetario de Federico se Sajonia, construido en 1713 y conservado en el
palacio Schloss Friedenstein de Gotha, se forma con un conjunto de gabinetes idénticos,
a modo de armarios cerrados, adornados y compuestos con bustos de emperadores
romanos en una estancia barroca. De 1720 es el monetario titularidad del Département
des Monnaies, Médailles et Antiques, creado un año antes con la base de colecciones
iniciadas en algunos casos desde finales del siglo XVI. Se trata de gabinetes análogos, de
tamaño mucho mayor, que permiten la disposición de numerosas bandejas. Y de en
torno a 1750 es el monetario realizado para guardar las monedas, medallas, documentos
y otros tesoros del príncipe Joseph Friedrich Wilhelm von Hohenzollern-Hechingen
perteneciente a una colección privada alemana.
De un tamaño menor y de finales del s. XVIII o acaso dentro de los primeros años del s.
XIX, es un medallero francés que en la actualidad integra las colecciones del Museo de
Bellas Artes de Buenos Aires, con unas medidas de 88 x 24 x 42 cm y que rompe
estilísticamente con todos los anteriores.
Vayamos a los españoles. Dentro del denominado estilo Carlos III, muy sencillo y
elegante es el conjunto de seis armarios encargado en 1763 para ubicar el monetario de la
Real Academia de la Historia, sobre la base de las indicaciones realizadas por Alexandre
Xavier Panel, con “64 gabetas o cajones que contenían, a su vez, bandejas con 40 piezas
cada una”.
Más sencillos, en madera son los del Infante don Gabriel de Borbón, que integraron la el
Museo de Medallas de la Real Biblioteca y en la actualidad el Museo Arqueológico
Nacional 1 . Se trata de unos pequeños muebles cuya fabricación había encargado
Fernando VI, en maderas de Indias, con huecos redondos forrados de terciopelo que
pasaron en 1793 a la Real Librería creada en 1711.
1
Inventario 1984/130/37, 2007/65/234,
2007/65/236, 2007/65/237, 2007/65/343.
De la misma manera, en este período en Francia, algunas de las bandejas que integran
los monetarios se acababan en cuero con adornos dorados. El Abad Charles d’Orléans de
Rothelin, cuya colección fue adquirida en Italia por Pérez Bayer y que se incorporó a la
del infante don Gabriel de Borbón, se hizo acuñar en plata en la primera mitad del s.
XVIII unos sestercios empleando los cuños de Cavino y se conservan tanto en el MAN
como en la BNE y para ellos se fabricaron unas bandejas adaptadas de acuerdo con este
estilo1.
1
Museo Arqueológico Nacional Museo Arqueológico Nacional, Inventario
XIX-177-1-8, XIX-177-1-9, XIX-177-1-25, XIX-
177-2-1, XIX-177-2-2, XIX-177-2-3, XIX-177-2-
Museo Arqueológico
Nacional
1
SALAS ÁLVAREZ, 2008, 154-155, con apoyo en Relación de alhajas, pinturas, estatuas y
demás que al presente existen en el Palacio del Duque mi señor a la parroquia de San Esteban
de esta ciudad, remitida a su excelencia en el mismo día de agosto de 1751, y Biblioteca
Capitular y Colombina, mss. 59-3-44 (85-4-24), fols. 8 y 8v. v. MORA, 2006
5 La producción científica
2 Louis Jobert y Manuel Martínez Pingarrón. Louis Jobert (1637-1719) publicó por su
parte La science des medailles en 1695 y el bibliotecario real Manuel Martínez Pingarrón la
tradujo y publicó en Madrid en 1777 con el título de Ciencia de las medallas, a la que
añadió una Disertación del señor De Veaucais de Orleáns sobre la manera de discernir las medallas
antiguas de las que son contrahechas.
1 Alexandre Xavier Panel. La figura del jesuita francés Alexandre Xavier Panel (1699-
1777) implica una cierta novedad en la evolución de la numismática hispana. Su llegada
a España tiene como motivo servir de maestro a los infantes españoles, dados sus
conocimientos de historia y se le pone al cargo de intendente del tesoro real de medallas.
Con anterioridad a su llegada a España, Panel había publicado varios libros de
numismática, en concreto, Nummi veteres collegii Turnonensis Societatis Jesu, en Aviñón
1731, De Christophoris en Lyon, 1734 y Lettre du r. p. Panel de la Compagnie de Jesus, touchant
le medailler du feu, en 1734, posiblemente el Lyon y, finalmente Dissertation sur une ancienne
mèdaille frappée à Lyon, en esta ciudad en 1737.
Una vez en España publicó con su nombre Disertaciones sobre una medalla de Tarragona en
Granada en 1748, una obra bilingüe titulada Notas sobre los primeros versos de el primer libro
de los Macabeos. O dissetación sobre una medalla de Alejandro el Grande, en Valencia en 1753 y
en Granada una obra en latín titulada De nummis exprimentibus undecimum Treboniani Galli
Augusti en 1748. Además, publicó Ferdinandi Regis natalibus, de virorum principum natales
celebrandi apud veteres consuetudine en 1750 y en Amberes La sabiduria y la locura: en el
Púlpito de las Monjas, en 1757.
Además, uno de los manuscritos incorpora un tratado de numismática que no llegó a ver
la luz, titulado Elementos de la ciencia de las medallas por el padre Alexandre Xavier Panel, de la
Compañía de Jesús; traducidos por Pedro de Silvi, presbítero y cabellero de la Órden de San Juan de
Jerusalen, que consta de 89 páginas.
Pero más allá de la obra impresa, de Panel se centra precisamente en el cuidado de las
colecciones monetarias de los infantes, incluida la del infante don Luis Antonio de
Borbón (1727-1785), hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio. La Biblioteca Nacional de
España conserva numerosos cuadernos que fueron escritos por Panel dedicados a la
numismática, en cuya confección pudieron intervenir otros autores como Pérez Bayer,
que pueden clasificarse atendiendo a este orden:
Un primer grupo de cuadernos contiene las referencias al monetario del infante, con dos
referencias, una Nummis Augustorum ex aere y otra Nummi populorum et urbium. Cuentan
con la referencia expresa Serenissimi Hispaniarum Infans Ludov. Jacob. Ant. Borboni.
Ade:
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000088849&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000104673&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000073567&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000044504&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000043401&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000128967&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000085527&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000100836&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000077649&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000061875&page=1
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000071033&page=1
• Serenissimi Hispaniarum Infans Ludov. Jacob. Ant. Borboni Nummis Augustorum ex aere
magno, Mss/9012.
• Serenissimi Hispaniarum Infans Ludov. Jacob. Ant. Borboni Nummis Augustorum ex aere
Parvo. Mss/9013
• Serenissimi Hispaniarum Infans Ludov. Jacob. Ant. Borboni Nummi populorum et
urbium. Mss 9014.
- Apuntes de numismática
- Otros cuadernos
Con todo y con ello, la figura y la obra de Alexandre Panel es aislada dentro del conjunto
de la numismática española. La generalidad de su obra supone un regreso a la
numismática clásica griega y especialmente romana, ocupándose ocasionalmente de la
hispana o de la visigoda, sin superar su franja temporal. Como excepción, el manuscrito
6443 centra algunas páginas en la numismática carolingia, comprendida como una
derivación de la imperial romana y como evolución de la misma, la medieval castellana,
describiendo algunos ejemplares pertenecientes al monetario del infante con un sucinto
análisis en sus páginas 47 y siguientes.
Con esta finalidad, se eligió al jesuita Andrés Marcos Burriel (1719-1762) para dirigir la
Comisión de Archivos a partir de 1760 y editar el material historiográfico y expurgar los
archivos eclesiásticos y recomponer el poder regio en los derechos y privilegios
mantenidos por la Iglesia. Con esta finalidad, entre 1749 y 1756 había recogido 13.664
documentos, de los que 4.134 eran inscripciones y 2.021 monedas, con la asistencia,
entre otros, de Pérez Bayer y Enrique Flórez. Por decisión de Ricardo Wall como
secretario de estado en sustitución de José de Carvajal, se recogió todo su material en
1762 sin que hubiera podido concluir su actividad y se trasladó a la Biblioteca Nacional
de España, donde se conservan los manuscritos1.
1
La referencia es la siguiente:
http://bdh.bne.es/bnesearch/Search.do?numfields=1&field1=autor&field1val=%22
Burriel%2c+Andrés+Marcos%22&field1Op=AND&docLikeThis=bdh0000010605
&exact=on&advanced=true&language=es&fillForm=false&showBack=true
Una de las finalidades de esta actividad era “formalizar una Coleccion de Antigiiedades de
Espana, en la que no solo se recoja cuanto se hallare perteneciente a Espana en todos los
escritos romanos, griegos o de otras naciones, sino todas las monedas antiguas, punicas,
celtibericas, turdetanas, romanas, de nuestras colonias, municipios, o de incierto lugar;
godas, arabes, hebreas y de los siglos despues de la restauracion; todas las memorias de
caminos romanos, puentes, teatros, anfiteatros, termas o banos, templos, arcos, estatuas,
relieves y cosas a este modo”.
En 1754 el rey encargó a Pérez Bayer dirigir una comisión encargada de realizar un viaje
a Italia que concluirá en 1759 con el objetivo de recoger cuantas monedas, manuscritos y
otras piezas antiguas pudiese para enriquecer el Gabinete de Medallas de la Real
Librería, además de copiar o comprar libros, manuscritos y cartas de españoles en
bibliotecas públicas y privadas de Italia, del que sabemos a través de su Diario y de la
correspondencia mantenida con el jurista Mayáns y Siscar.
Pocos años más tarde, Alejandro Malaspina (1757-1809) desarrolla su Viaje político-
científico alrededor del mundo entre 1788 y 1794. Como detalle a considerar, encontrándose
en prisión en 1797 escribió un Tratadito sobre el valor de las monedas de España (200 a.C.-
1797), publicado por vez primera en 1990.
Dentro de este período debe mencionarse, además, la figura del excelente jurista y
también historiador y filólogo valenciano Gregorio Mayáns y Siscar (1699-1781), que en
su etapa de bibliotecario del rey el año 1734 publicó la Vida de D. Antonio Agustín, obispo
de Tarragona y Orígenes de la lengua española, además de mantener una activa
correspondencia con distintos de los integrantes de estos viajes y autores de obras
numismáticas1. Además, fue coleccionista de monedas y en sus estudios fue el primero en
plantear la existencia de distintas lenguas peninsulares en la antigüedad y desligar sus
1
Es muy abundante, entre otros con Martínez Pingarrón, Flórez y
Pérez Bayer. También con Velasco Ceballos (Mss/1942 http://bdh-
rd.bne.es/viewer.vm?id=0000168545&page=1). Y con Manuel
Martí (1666-1737), que publicó Epistolarum Libri duodecim accedunt
Auctoris nondum defuncti vita a Gregorio Maiansio, Amsterdam, 1737
Su obra numismática se concreta en las Conjeturas sobre las medallas de los reyes godos y
suevos de España publicada en Málaga en 1759 y en el Ensayo sobre los alfabetos de las letras
desconocidas que se encuentran en las más antiguas medallas y monumentos de España en Madrid
el año 1752. En esta última, formada por 164 páginas, una tabla comparativa de alfabetos
y 20 láminas, vincula como otros autores los alfabetos con los griegos y romanos.
opinión de este autor en una Carta latina del señor D. Olao Gerardo Tychsen al Ilmo. Señor D.
Francisco Perez Bayer, con su traduccion castellana, se añade la refutacion de los argumentos de
dichos Señor Bayer, en favor de las monedas samaritanas atribuida al mismo Sr. Tychsen
publicada en Madrid en 1786, en la que plantea la falsedad de estas monedas.
Además de las obras anteriores, contamos con un conjunto heterogéneo de obras con
distintas pretensiones que también analizan las emisiones monetarias desde puntos de
vista diversos.
En 18 de abril de 1712 fue nombrado ensayador y marcador Pesa monetaria de cuatro reales
mayor del reino, cargo en el que permaneció hasta su o cuatro escudos con las señales
de la ciudad de Madrid y las del
fallecimiento en 1744 y que le obligaba, entre otras ensayador CAVA/LLERO,
funciones, a establecer las condiciones de las pesas que se posterior a 1731.
emplean en los mercados, aspecto abandonado en la Corona
1
El manuscrito es de 1797 y está en la BNE con la signatura Mss/13231
2
Mss/8971. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000077602&page=1
de Castilla tras los escándalos de los marcadores de 1610 y que determinó la presencia de
numerosas cajas de pesas importadas, muchas de ellas desde Francia, sin control por
parte de autoridades nacionales. García Caballero publicó en Madrid en 1731 su Breve
cotejo y valance de las pesas y medidas de varias Naciones, obra posterior al decreto del año
anterior, permite suponer que estaba al corriente de su formación, si es que no contó con
iniciativa en su redacción. En cualquiera de los casos, el sistema de marcado establecido
en 1730 funciona con corrección hasta finales del s. XIX.
En este libro analiza algunas de las emisiones monetarias desde Alfonso X, tomando en
consideración algunas de las normas que establecían las emisiones y adjudicando algunas
monedas que describe más con apoyo en la intuición que en las lecturas de las monedas
que describe.
1
ESCAGEDO, 1932, SALAS, 2008, MARCOS, 2014
1
M SS/2536 V01; MSS/2537 V02; M SS/2538 V03; MSS/2539 V04; MSS/9941
1
MSS/10661. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000144052&page=5
7 José Mariano Ortíz. El jurista José Mariano Ortiz publicó en Valencia en 1778 un
estudio titulado Noticia de ciertas monedas de plata de los antiguos reyes de Aragón,
comentando en sus 25 páginas un pequeño deposito monetario medieval aparecido en
unas obras en Valencia.
De este autor puede mencionarse un Manifiesto de las monedas que corrieron desde el año de
1233 hasta 1737, y justificación del valor que tuvieron en cada reinado, un manuscrito
conservado en la Biblioteca Nacional de España1.
1
Mss/9455. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000105735&page=4
9 Alfonso Gómez Zapata. El historiador Alfonso Gómez Zapata publicó Vidas de los mas
famosos capitanes griegos, con las de Hamílcar en Madrid en 1776 que contiene en sus páginas
un ingenuo tratado de monedas antiguas.
1
MSS/10294 http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000042330&page=4
2
Mss/6390. http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000115440&page=1
1
AGUILAR, 1999
2
Publicado por AGUILAR, 2001
3
Ms. 21.392
1
SALAS 2008. Añadir las referencias: L. I. Leyrens y Peellart, Disertacion sobre las medallas de
la Provincia de la Betica (Sevilla 1752), Archivo Academia Sevillana de Buenas Letras. Tomo
III Disertaciones, fols. 313-331; la censura de Germán y Ribón al discurso de Sánchez
Reciente, de 1753 y el discurso del primero, Tomo IV, ff. 74-86; La disertación de Leyrens
sobre aplicación de dos medallas antiguas de la ciudad de Córdoba a la ilustración de su
Historia, 1762, Tomo VIII, ff. 60-67.
1
Mss/7334 http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000145080&page=1. Asimismo, la
biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial conserva distintos manuscritos,
entre ellos una carta de Mariano Pizzi a Fr. Patricio de la Torre, con frases en árabe.
Leyendas arábigas de una moneda de Balmasar (RBME &-IV-15 (1º), f. 327),
2 Olao Gerardo Tyschen. Por otra parte, Oluf Gerhard Tyschen, conocido en España
como Olao Gerardo Tyschen (1734-1815), es un orientalista alemán nacido en la actual
Dinamarca que publicó en francés en Rostock en 1797 su Historia Monetae Arabicae Al
Makrizi e Codice Escurialensi, el primer trabajo monográfico sobre numerario
hispanomusulmán1.
El mismo autor había publicado en 1786 la ya mencionada Carta latina del señor D. Olao
Gerardo Tychsen al Ilmo. Señor D. Francisco Perez Bayer, con su traduccion castellana, se añade la
refutacion de los argumentos de dichos Señor Bayer, en favor de las monedas samaritanas atribuida
al mismo Sr. Tychsen.
1
Manuscrito árabe 1771.
Por lo que se refiere a las pesas monetales, mencionar dos impresos, un informe de
Burriel de 1758 titulado Informe de la Imperial Ciudad de Toledo al Real y Supremo Consejo de
Castilla sobre igualación de pesos y medidas en todos los reynos y señoríos de S. Mag. según las leyes
y una obra compuesta por Ramón Carlos Rodríguez en 1788, su Instrucción de fieles
almotacenes para conocer los defectos y vicios de pesos, pesas y medidas.
Siguiendo la tendencia iniciada con anterioridad, algunas obras jurídicas exploran las
emisiones monetarias medievales castellanas en la búsqueda de una solución a un
problema estrictamente jurídico. Son los casos de Pedro de Cantos Benítez y su Escrutinio
de maravedises, y monedas de oro antiguas, valor, reducción, y cambio a las monedas corrientes en
Madrid en 1763 y Liciniano Sáez y sus obras dedicadas a Enrique III (1786), Juan II
(1796 y Enrique IV (1805).
En efecto, en la Demostración histórica del verdadero valor de todas las monedas que corrían en
Castilla durante el reynado del señor don Enrique IV de su correspondencia con las del Señor D.
Carlos IV de Liciniano Sáez publicado en Madrid, 1805, pp. 10-17, que al igual que la
realizada sobre Enrique III en 1786 incluye un estudio realizado mediante la técnica de la
copelación sobre distintas monedas desarrollado por Manuel de Lamas. Es el primer caso
de estudio metalográfico con fines de investigación numismática publicado en hasta el
momento.
6 Balance
Sin duda, la élite ilustrada acompañó su saber con una importante dedicación a la
numismática con la presencia de personajes como Mayáns, Panel o Enrique Flórez,
dando ocasión a obras tanto publicadas como manuscritas, en particular en el período
comprendido entre 1743 y 1773, centrando su atención en la moneda antigua, en especial
la hispana, además de la moneda visigoda.
1
Hijo, hermano y cuñado de ensayadores monetarios, Manuel de Lamas fue ensayador desde el 29 de
septiembre de 1786 en Sevilla y después de la Real Casa de la moneda de Madrid (Real Orden de 2 de
noviembre de 1787). El 10 de enero de 1788 se dispuso que Manuel estableciese su señal, toda vez que el
año anterior se había suspendido a los ensayadores de esta ceca, empleando la señal M. El 23 de mayo
de 1798 asume las funciones de ensayador mayor de la casa de moneda madrileña, falleciendo en 1812.
2
Nuevo manual de monedas efectivas e imaginarias de estos reinos de España : reducidas a reales de
vellón y a pesos de a 128/4s compuesto por Francisco Castelar, del comercio de la ciudad de Alicante,
BNE, Mss 7480 http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000145464&page=1
Los años comprendidos entre 1800 y 1939 contemplan una importante transformación de
la numismática española por muy diversas razones. Se ha afirmado que la numismática
surge como ciencia precisamente en este período y así es en un cierto sentido: la
concepción moderna de las ciencias próximas y ajenas, las nociones asimiladas que se
habían manifestado en los siglos precedentes, la capacidad de impresión de libros y
revistas son razones que convergen en una visión de la moneda y las medallas más
profunda, en la que se aprecian otros elementos como el contexto o su contenido. A la
vez, en el tiempo en el que se gestan las grandes colecciones públicas, se sistematiza la
metodología arqueológica, se sientan las bases de los grandes catálogos y estudios
numismáticos hasta la actualidad y se establece una cierta diferencia entre los escritos
dirigidos a los académicos y a los coleccionistas particulares.
Todo este cambio se explica ante nuevas circunstancias sociales, jurídicas y políticas que
implican la aparición de una burguesía urbana, la nueva presencia de museos y
colecciones públicas que se protegen u potencian a través de una nueva legislación y la
lógica evolución de unos gustos y aficiones que centran la atención en distintos
momentos históricos lejanos de los que habían protagonizado el Renacimiento y la
Ilustración. Es el momento de desgranar este conglomerado de circunstancias que por su
importancia requieren un cierto detenimiento.
Aunque son distintos los contextos sociales y políticos que afectan a este período
convulso tratado por Pérez Galdós en sus Episodios nacionales, la España del s. XIX,
marcada inicialmente por la Batalla de Trafalgar (1805), la Guerra de la Independencia
(1808-1814) y la descolonización de América desde 1808 a 1898, experimenta
importantes avances económicos, sociales y culturales. De una manera especial y
paralela a lo sucedido en otros estados europeos, se produce la instauración de un estado
moderno en el que se reconocen los derechos fundamentales y se establecen las
condiciones para hacerlos efectivos. La arquitectura de este sistema se basa en las
constituciones liberales, de una manera muy destacada tras la de Cádiz de 1812, un
referente de su tiempo en Europa y en los nuevos estados americanos. Tras idas y
venidas en constituciones de distinta tendencia (1834, 1837, 1845, 1869, 1876, 1931), en
Algunos comercios
comienzan a fabricar a ff.
XIX fichas con distintos
usos. Durante la Guerra
Civil esta actividad se
multiplica
http://www.acsearch.inf
o/search.html?id=16352
95
De esta manera, surgen los nuevos museos, cuya importancia dependía de la seriedad en
el funcionamiento de cada comisión, procediendo sus fondos de la actividad de estas
comisiones provinciales, de donaciones de eruditos locales o de la compra de objetos o
colecciones completas. Una Real Orden de 1901 prohíbe la salida de los bienes de los
museos y un Real Decreto de 1926 pone el tesoro artístico bajo la protección del estado.
Con todo y con ello, el régimen de propiedad de todos los objetos culturales y su
transmisión no guarda diferencia alguna con el resto de bienes. Como novedad, el art.
351 del Código Civil de 1889 establece que el tesoro oculto pertenece al dueño del terreno en
que se hallare. Sin embargo, cuando fuere hecho el descubrimiento en propiedad ajena, o del Estado,
y por casualidad, la mitad se aplicará al descubridor. Si los efectos descubiertos fueren interesantes
para las Ciencias o las Artes, podrá el Estado adquirirlos por su justo precio, que se distribuirá en
conformidad a lo declarado.
Sagau, medalla de
la Constitución de
1812
http://www.acsear
ch.info/search.htm
l?id=1574248
También algún pintor como Vicente López (1772-1850) dibujó un proyecto de medalla
conservado en la BNE y datado en 1814.
A finales del s. XIX, siguiendo la tendencia foránea, el estilo clasicista toma elementos
modernistas o realistas elegantes.
E) Balance.
1
M. ALMAGRO-GORBEA (coord.), 2006.
El monetario de la Real Biblioteca se encontraba en los años iniciales del s. XIX en una
situación indigna: desordenada en su contenido y en una ubicación expuesta a la ruina,
primero, y con distintos traslados hasta que en 1826 el ahora llamado Museo de
Medallas, a su vez dentro de la Real Biblioteca, su instala en el desaparecido palacio de
Alcañices, junto a la Plaza de Oriente de Madrid, en un espacio amplio en el que se
ubican 38 armarios de caoba en las pareces y una mesa mostrador con cajones en que se
contenían las algo más de 90.000 monedas que la integraban. En 1836 la institución pasa
a denominarse Biblioteca Nacional y comienzan a realizarse nuevas adquisiciones, tanto
de colecciones particulares como otras monedas1.
1
ALFARO, 1993 y ALFARO, 2003
Durante el traslado a la definitiva ubicación del museo, incluidos los armarios de caoba,
a la calle Serrano en 1895, debe indicarse que el responsable de la Sección de
Numismática era Manuel Gil y Flores, cargo en el que fue sucedido en 1904 por Ignacio
Calvo (1864-1930) y en 1916 por Casto María de Rivero (1873-1961). En la misma
institución trabajaron durante este período Antonio Vives (1859-1925) y Felipe Mateu y
Llopis (1901-1998).
También en este ámbito, la Guerra Civil tuvo consecuencias negativas. Un hecho sin
duda desgraciado lo encontramos en la incautación de objetos de oro del Museo
Arqueológico Nacional para la adquisición de armamento. Destacamos un hecho
heroico1:
1
C. A LFARO ASINS, P. OTERO MORÁN Y C.
MARCOS ALONSO, 1999, 40-41
1
AMORÓS, 1944, CAMPO, 1997
En 1933 se incorporan a sus fondos las colecciones de Manuel Cazurro Ruíz (1865-
1935), que había servido de base para la obra de Botet y principalmente centrada en la
moneda antigua y particularmente emporitana1, y la del propio Joaquim Botet i Sisó
(1846-1917), centrado en la moneda catalana. En 1934 se suman los fondos del Museo
Arqueológico Provincial y otras menores, hasta alcanzar entonces una cifra próxima a
44.000 monedas y medallas.
Vista de la sala de exposiciones del Museo en 1934 Fotografía anónima de ff.s. XIX. IPCE VN-28013
Otros museos provinciales forman sus colecciones, de entre los cuales mencionamos el
contenido publicado en este momento de sus monetarios. Son las obras de Ángel del
Arco y Molinero titulada Catálogo del Museo Arqueológico de Tarragona (1894) y la de
Tomás Romero de Castilla Inventario de los objetos recogidos en el Museo arqueológico de la
Comisión provincial de monumentos de Badajoz (1897).
3 El coleccionismo numismático
Saber quiénes son y qué pautas siguen en la formación de sus colecciones es una materia
que ha avanzado en los últimos años y muchos de los estudiosos acuden a la Guida
Numismatica Universale publicada por Francesco y Ercole Gnecchi en Milán en 1886, que
da cuenta de un número importante de colecciones monetarias en los años finales del s.
XIX, en sus números 4179 a 4355. Bien es verdad que las anotaciones pueden ser
ilusorias en cuanto a la inclusión en el censo de algunos coleccionistas (abundantes en
algunas zonas y escasos en otras en función de la información facilitada a ambos
hermanos entre otros por Valentín Gil en Madrid, Barril en Zaragoza o Manuel
Rodríguez de Berlanga en Málaga) y al mismo tiempo debe señalarse que muchos otros
quedaron fuera por distintas razones. Aunque la cifra puede no ser exacta, se ha
cuantificado en torno a 500 el número de colecciones de monedas en torno a 1890 de
entre las que puede haber importantes diferencias de tamaño e importancia1.
1
Las principales fuentes que se seguirán en este epígrafe son los trabajos de TERENCE R.
VOLK, 1997, 173-186; B. M ORA SERRANO, 2006, 577-590; MARTÍN ESCUDERO, 2011; los
capítulos formados por G. M ORA, ENCARNACIÓN GONZÁLEZ en MARÍA PAZ GARCÍA-
BELLIDO; WILLIAM E. M ETCALF, 2014; I. RODRÍGUEZ CASANOVA, A. CANTO G ARCÍA, J,
VICO MONTEOLIVA, 2014; I. A COSTA NIETO, en prensa. Las notas que estos autores emplean
se completan con las anotaciones que nos han llegado de algunos coleccionistas como
Cervera, Arthur Engel (1855-1935) o Bahrfeldt (1856-1936) o de estudiosos como Emil
Hübner (1834-1901), además de las aportaciones de estudios como los realizados por C.
GONZALEZ DE POSADA, 1907, 452-484; C. SANZ ARIZMENDI, 1919, 68-70; F. NAVAL, 1927;
Y R. DEL A RCO, 1953, 53-79. Por último, algunas obras o catálogos formados en el período
recogen en sus introducciones notas de sus autores de agradecimientos a quienes facilitaron
el acceso a sus colecciones.
Entre las notas que pueden señalarse de este coleccionismo pueden traerse a colación las
siguientes1:
Pero hay más: además de las colecciones, estos coleccionistas emplean sus escritorios
monetarios, se asocian, adquieren sus monedas y medallas en un mercado cada vez más
moderno y especializado o sufren la falsificación.
A) Principales colecciones.
Veamos pues las principales colecciones, comenzando con las más antiguas, algunas de
las cuales anclan sus inicios en el siglo precedente.
1
VOLK, 1997, ACOSTA NIETO, en prensa, GARCÍA BELLIDO-
METCALF, 2014, con las indicaciones en este caso de GLORIA
MORA Y ENCARNACIÓN GONZÁLEZ
William Mark es un político británico que debió morir en torno a 1837 y que adquirió
una colección de monedas que incluía algunas visigodas al diplomático sevillano
Francisco de Bruna. A su fallecimiento, la colección pasó a su hijo William Penrose
Mark, que desde 1824 hasta 1836 ejerció como cónsul británico en Málaga, ciudad en la
que fundó el Cementerio Inglés y donde residió hasta su fallecimiento en 1849. Con
anterioridad, en 1843, vendió la colección por lotes grandes en Sotheby’s de manera que
algunas de las monedas acabaron de forma indirecta en el British Museum.
En Barcelona, el abogado José Salat y Mora (1762-1832) formó una colección importante
en su tiempo que en parte procede de la cedida por el religioso y jurista Jaume Pasqual
(1736-1804). En 1819 su colección se incorporó a la Junta de Comercio de Barcelona y
después, en 1879, al Museo Provincial. En 1818 publicó los dos volúmenes de su Tratado
1
El catálogo de la testamentaría se conserva en su archivo
personal, ahora de la Universidad de Sevilla, legajo 11:
http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/1799/5/colecci
on-antonio-delgado-y-hernandez-legajo-11-varios/
1
Además de la propia documentación de la
institución, P. G UTIÉRREZ FERNÁNDEZ , 1896,
realizó un obituario que informa de la vida de Cerdá
Moroder.
Hungtinton adquirió gran parte de su colección en París, donde era enajenado por
intermediadores que recibían las monedas exportadas desde España tanto antes como
después de la entrada en vigor de la ya aludida Ley de 1911.
Por otro lado, su colección de monografías titulada Numismatic Notes and Monographs
contiene distintos títulos en torno a numismática hispana:
Además, la sociedad realizó la catalogación del conjunto, dicho sea de paso con algunos
errores y falta de actualización bibliográfica en las monedas medievales, y su difusión a
través de su página web con anterioridad a 2011. Por circunstancias que no es fácil de
entender y tras un litigio con la American Numismatic Society por la custodia de la
colección, la Hispanic Society decidió vender en torno a 2010 sus 37.895 monedas, que
se ofrecieron inicialmente a España en cumplimiento de sus estatutos fundacionales, que
no pudo o no quiso adquirir el conjunto, que se vendió íntegro en diciembre de 2011 en
Sotheby’s a un conjunto de comerciantes1. Por razones más difíciles de asumir, la
catalogación publicada en la página web de la American Numismatic Society despareció
del acceso público con motivo del litigio, privando a los estudiosos de su acceso a la vez
que a las autoridades españolas conocer el valor mercantil de la colección que se había
ofertado. La distribución final dentro y fuera de España se desarrollo a través de
catálogos cuidados realizados por Jesús Vico.
Las colecciones Heiss y Vidal y Quadras. La familia Vidal Quadras era originaria de
Sitges y tuvo a lo largo del s. XIX negocios en Venezuela que trasladó a Santiago de
Cuba en 1821 y al menos desde 1836 a Barcelona, donde en 1846 se funda Vidal Quadras
Hermanos, empresa dedicada a la banca, aunque la familia formada por Manuel Vidal
Quadras y sus hijos Manuel, Alejo y Carolina Vidal Quadras Ramón, tuvo otros
negocios. En concreto, Manuel Vidal Quadras Ramón (1818-1894) nacido en Maracaibo,
residente en Cuba y formado también en Londres, a partir de 1849 se traslada a
Barcelona, donde en 1856 sabemos que ya contaba con una importante colección
numismática, que en 1888 mereció un artículo de Pedrals Moliné en la que sugería su
1
http://www.sothebys.com/content/dam/sothebys/PDFs/Huntington.pdf
En este punto, Arturo Pedrals escribe en la introducción del Catálogo que la colección se
inicia en 1835 y se acrecienta con las adquisiciones completas de las formadas por
Puiguriguer, Sancho y Prats y una que merece una atención especial, la de Aloïs Heiss,
cuya inmensa obra se encuentra inexplicablemente carente de estudios.
Aloïs Heiss, nacido en París, donde publicó sus obras, residió en España entre 1855 y
1867. Del contenido de su colección, baste decir que las monedas visigodas pasaron al
Museo Arqueológico Nacional en 1871 y que las hispano cristianas fueron adquiridas por
Vidal y Quadras.
Además de las monedas y sus improntas, la colección cuenta asimismo con documentos
como el álbum de improntas de la colección Cervera.
Francisco Mateos-
Gago y Fernandez
rodeado de su
coleccion
arqueologica. ff. XIX.
Archivo General de
Andalucia. AGUADO,
p. 46
Mateos Gago formó una colección de moneda en Sevilla y en Roma que se encuentra
entre las más importantes de su época, con un total que excedía de 8.000 ejemplares,
además de más de 600 piezas arqueológicas. Tras su fallecimiento sus herederos
vendieron en 1898 al ayuntamiento de Sevilla el conjunto por un precio muy inferior al
de su tasación1.En 1892 Francisco Collantes de Terán y Freancisco de Paula Caballero-
Infante publicaron el Catálogo abreviado de la colección de monedas y medallas que le
pertenecieron.
En Zaragoza, José Barril (1851-1924) regentó un comercio textil desde 1875, ejerció de
corresponsal de los hermanos Gnecchi y mantuvo correspondencia e intercambios con
otros coleccionistas del período. Además, en 1892 formó un pequeño catálogo de venta
de sus duplicados titulado Catálogo de las monedas en venta de D. José Barril, Independencia
10, Zaragoza (1892). A su fallecimiento, la colección pasó a su hijo Rafael Barril Figueras
(1884-1936), que la presentó en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, antes
de su fallecimiento violento en 1936, motivando que la colección se ocultara y se
enajenara, como otras colecciones de este período por Áureo en 2000.
En esta tendencia coincide el médico toledano Juan Moraleda y Esteban (1857-1929) con
su Catálogo de la colección de monedas y medallas antiguas y modernas españolas y extranjeras
Por otra parte, puede reseñarse a Buenaventura Hernández Sanahuja, que en 1884
publicó sus Estudios sobre el origen, épocas y vicisitudes de las monedas autónomas de Cose, de
carácter ibérico, de acuerdo con la historia antigua de la ciudad de Tarragona. Para finalizar,
1
M. SÁNCHEZ CALVO, 1977
B) Escritorios monetarios.
fabricantes podemos señalar a Rodgers (mediados del s. XIX), Swann (finales del s.
XIX), Turton (inicios del siglo XX, representante del denominado estilo eduardiano),
Lincoln (comerciante que a comienzos del s. XX distribuye monetarios más pequeños
con puerta superior y frontal), y más recientemente a Peter Nichols, seguidor del estilo
más tradicional. Algunos monetarios, principalmente en los años centrales y finales del
siglo XIX procuraban reproducir formas clásicas como templos griegos o romanos.
© Museo Fitzwilliam
No contamos con buenas descripciones del mobiliario empleado por los coleccionistas
españoles de este extenso período y tan sólo pueden mencionarse dos. El primero es un
mueble de origen incierto, posiblemente datado en el cambio al siglo XIX y utilizado por
un coleccionista de monedas. Se trata de un mueble cerrado con dos puertas y en cuyo
interior se han dispuesto cajones cuyo propietario ubicó cajones planos que contenían
placas de cartón con círculos rehundidos para contener las monedas.
© Museo de Valladolid
El segundo pertenece en la actualidad al Museo del Prado, legado por Pablo Bosch y
Barrau, datado en una fecha incierta comprendido en los años finales del s. XIX, con
ingreso el 4 de marzo de 1916. En el escrito por el que su dueño lega el mueble se definió
como “bargueñito monetario”. Sus medidas son 128 x 78 x 35 cm, cuenta con soporte,
dispone de cuatro cajones estrechos a cada lado y 23 bandejas monetarias, tiene un corte
clasicista de cierto recuerdo del Renacimiento propio del estilo del período, respondiendo
a la tradición del escritorio salmantino o español, llamado también bargueño en el
- Tras 1936 se fundó la Sociedad Española de Numismática, dirigida por Antonio López
Revillas y “subvencionada por el Estado”, publicando un catálogo de venta en 1943.
Hasta la primera mitad del s. XIX los coleccionistas mantienen las mismas pautas que
hasta entonces habían orientado la adquisición de colecciones y monedas sueltas, a saber,
los intercambios entre unos y otros, además de adquisiciones en comercios de
anticuarios y ropavejeros generalmente locales no especializados en la materia
numismática.
La segunda mitad del siglo XIX contempla una importante evolución en el comercio
numismático español, caracterizada por la especialización y la sofisticación de sus
actividades.
En el Reino Unido, Spink and Son existe desde 1666 como negocio de joyería y
empeños, se transforma en joyería y venta de monedas en 1770 y edita a partir de 1893
Numismatic Circular. Sotheby’s realizó su primera venta pública de libros en 1744 y
durante el s. XIX vende varias de monedas. Baldwin se crea en 1872 e inicia sus subastas
en 1933. Todas estas firmas subsisten en la actualidad y han adquirido en el comercio
internacional la importancia que tuvo el francés hasta la década de los años 1930.
También existe comercio en España en este período que pueda surtir a las nuevas
generaciones de coleccionistas. Por un lado, algunos coleccionistas y pequeños
comerciantes se han venido reuniendo en mercadillos dominicales para intercambiar o
vender monedas y sellos. El origen de los más antiguos e importantes es incierto. En
Madrid, el Rastro es un mercado que se desarrolla desde 1740 y en la misma ciudad
cuando menos desde los años 1920 se celebra un mercado dominical en la Plaza Mayor.
En Barcelona, un mercado de esta clase puede remontarse en la Plaza Real en torno a los
años 1910, si no con anterioridad. Otras ciudades como Sevilla en la Plaza del Cabildo o
Valencia en La Lonja han extendido el mapa de estos mercadillos en España después de
la Guerra Civil.
Otro comerciante de la zona sevillana era a finales del s. XIX Mariano Fernández, que
adquirió el importante tesoro visigodo de La Capela. Finalmente, en Córdoba,
Victoriano Rivera Romero era un anticuario cordobés que llegó a disponer para su venta
500 monedas de Obulco y otras monedas hispanoárabes.
Por otro lado, podemos mencionar algunos establecimientos madrileños, uno el Centro
Numismático que Valentín Gil regentaba en la calle Preciados, número 17. El otro es la
Lonja del Almidón, ubicado en la Plaza de Benavente, desde al menos 1840 (si no antes)
hasta 1936, donde se vende un género variado que va de los comestibles a las monedas
de todos los países.
Pocos años más tarde, ya en 1918, Antonio López Villasante tenía comercio de cambio
de moneda que adaptó a la numismática en la Puerta del Sol 15, publicando un tratado
de moneda imperial romana escrito por José del Hierro en 1919. Este comerciante
desarrolló una importante venta en 1936.
E) Falsificaciones.
Carl Wilhelm Becker desarrolló una carrera brillantísima entre 1806 y 1824, realizando
sus cuños a partir de monedas antiguas para su posterior venta entre coleccionistas
fuertes, ya conscientes de la actualidad de la pieza y deseosos de completar sus
monetarios, ya ignorantes de este particular aspecto y que sufren una defraudación.
Inicialmente comerciante de vinos en Burdeos y Frankfurt y después comerciante de telas
en Manheim, Becker viajo por Italia y España, lugares en donde pudo hacerse con
ejemplares que le sirvieron para inspirar su trabajo y también algunas fantasías. Siempre
trabajaba a mano, fabricando los cuños de acero, aplicando el martillo y envejeciendo las
piezas artificialmente introduciéndolas en cajas de madera con viruta de hierro que
arrastraba con un carro, toda una novedad de la época que no ha perdido vigencia. Su
trabajo es conocido hoy gracias al libro de Sir George Hill, Becker the counterfeiter,
publicado en 1924, una obra dedicada, excelentemente documentada y varias veces
reeditada. Pero su obra ya era valorada en su época cuando Domenico Sestini
publicó Sopra i Moderni Falsificatori di Medaglie Greche Antiche nei tre Metalli (1826).
Moneda de Numeriano, número 105 del catálogo de Becker, con sus notas manuscritas
Sin duda, Becker es el falsificador monetario por excelencia del s. XIX, sin embargo, nos
enfrentamos ante una actividad que fue muy abundante tanto en la España del s. XVIII
como en el XIX.
Por los años de 1758 la aparicion de los dos primeros tomos de la obra del Padre Flores
habian despertado en toda la Península una gran aficion á las medallas antiguas. En todas
partes nacían las colecciones; se buscaban las monedas antiguas con avidez y se pagaban
buenos precios por las que el maestro recomendaba como raras , muy raras ó excelentes,
cuanto mas por aquellas que ni el Padre Flores habia llegado á ver, especialmente si contenían
el nombre de alguna ciudad citada por los geógrafos ó famosa en la historia. Aliciente fué
éste que despertó la avaricia y empezaron principalmente en Andalucía y Portugal á
brotar monedas nuevas, es decir, en su mayoría antiguas, pero con una ó ambas caras
retocadas con ayuda del buril, ó de un ácido, ó de ambos agentes, á veces con una patina
verde artificial de subacetato cúprico y tan perfectamente arregladas, que el
descubrimiento de su artificio es frecuentemente muy difícil para el que no ha visto otras
1
Tomo II, 1868, pp. 269-273 y Tomo III, 1872-1873, 247 ss. Esta noticia, recogida por
Acosta, en prensa, pp. 17 ss, se completa con las notas de Vives y Escudero en La
moneda hispánica, XLII y en la obra de Delgado, 181. Vives mencionaba la referencia a
un falsificador especial: “Una clase especial de falsificacion, es la que discurrio Antonio
Garcia en Requena (Prov. de Valencia) y cuyas monedas se llaman del tipo de
"Requena", que reproducia por acunacion sobre cospeles nuevos o sobre monedas
antiguas patinas y borrosas”.
retocadas con menos habilidad. Al buen Maestro debieron por la avanzada edad que
entonces tenia, sorprenderle en mas de una ocasion, así es que el tomo tercero de su obra
que pareció en 1773, está lleno de monedas retocadas (…).Nuestras colecciones públicas y
las del estrangero contienen muchas de esas falsificaciones, aunque reconocidas y
separadas como tales para su estudio. Pero tambien en monetarios particulares existen
algunas que han venido heredadas, regaladas ó compradas y que su propietario con la
mejor fé del mundo enseña á sus amigos como piezas notables. Recuerdo que un dia en
que quise desengañar al dueño de una moneda retocada, este me contestó. « ¡Cómo es
posible que sea falsa si fué encontrada en las cercanias de tal pueblo ! » — ¿Y quién se lo
ha dicho á V.? — «Un simple hombre del campo que vino á vendérmela me ha asegurado
que el mismo la encontró.» — Si entonces hubiera yo pasado por el Egipto, como lo he
hecho despues, le habria referido que en las estaciones del desierto de Suez se le acercan al
viajero unos árabes cubiertos de harapos á ofrecerle en venta pequeños amuletos de barro
vidriado en forma de momias, deidades egipcias y escarabajos completamente iguales á
los que vemos en los museos; son sin embargo obra de Alemania, donde se vacian á
millones y se exportan al Egipto á tanto por quintal.
Datos para la formación del catálogo detallado de la pequeña colección de monedas antiguas
de D. Braulio García y Sánchez, Toledo, 1891
Catálogo de las monedas en venta de D. José Barril, Independencia 10, Zaragoza, 1892
Juan Moraleda y Esteban, Catálogo de la colección de monedas y medallas antiguas y
modernas españolas y extranjeras, Toledo, 1892
Joseph Gaillard, Description des monnaies espagnoles et des monnaies étrangères qui ont
eu cours en Espagne composant le cabinet monètaire de don José García de la Torre,
Madrid, 1852
Joseph Gaillard, Collection Joseph Gaillard. Catalogue de monnaies antiques et du moyen
âge – recueillies en Espagne, dans les îles Baléares, et en Portugal de 1850 à 1854, París,
1855
Valentín Gil, Catálogo del Centro Numismático, Madrid, con distintos ejemplares
entre 1880 y 1888.
Antonio López Villasante, Catálogo para la venta de monedas de oro hispano-cristianas,
Madrid, 1918
Lonja del almidón, Catálogo ilustrado, Madrid, 1936
4 Revistas numismáticas
Sin embargo, el hito más destacable es la aparición en 1866 del lamentablemente efímero
Memorial numismático español, fundado por Álvaro Campaner y Fuertes (1834-1894) y
Arturo Pedrals Moliné (1842-1895), en el que también colaboran Escriben Zóbel de
Zangroniz (1842-1896), Celestino Pujol y Camps (1843-1891), Aloïs Heiss, Alejandro
Cerdá, Francisco Viñas, Juan de Dios de la Rada, etc. En su contenido se exponen
artículos de interés, correspondencia, menciones bibliográficas, noticias de ventas y otra
miscelánea, acompañados de algunos grabados. Los seis tomos se publican los años
1866, 1868, 1872-3, 1876, 1878 y 1880.
Recordar para finalizar la publicación del Butlletí de Museus d’Art de Barcelona en cuyos 79
números editados entre 1931 y 1937 encontramos algunas referencias numismáticas
debidas principalmente a José Vicente Amorós.
Al igual que hicieron los investigadores de este largo período, se organiza la exposición
en función de la materia estudiada, diferenciando la Edad Antigua, de las emisiones
visigodas, hispanoárabes, hispano cristianas y medallística. No obstante, debe partirse de
las grandes obras de catalogación.
Los grandes catálogos: Delgado, Heiss, Vives. En efecto, el cambio de los ss. XIX al
XX es el tiempo de los grandes catálogos numismáticos, referente de los actuales.
1
http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/1799/5/coleccion-antonio-delgado-y-hernandez-legajo-11-
varios/
Sus catálogos se publicaron en folio mayor, completando un texto bien informado con
grabados confeccionados a partir de dibujos precisos de las monedas de su colección. La
primera de sus obras, editada en Madrid el año 1865 en español, es su Descripción General
de las Monedas Hispano-Cristianas desde la invasión de los árabes, formada por tres tomos en
los que desarrolla algunas clasificaciones como las efectuadas por Gaillard y Antonio
Delgado, mejorándolas con asignaciones muchas de las cuales se siguen manteniendo en
la actualidad. La obra es valiosísima, de hecho fue reeditada en facsímil en Zaragoza en
1962 y en Madrid en 1975. Además, algunos catálogos editados aun más recientemente
se han valido de sus grabados para ilustrar las monedas que catalogaban.
Además, Heiss publicó en París otras dos obras magníficas, ambas en francés, la primera
en 1870 es su Description Générale des Monnaies Antiques de l’Espagne, una extraordinaria
aportación que aporta mejoras en relación con la de Antonio Delgado. Es una obra
nunca reeditada y generalmente rara en las bibliotecas españolas a pesar de su excelencia.
La segunda, de 1872 es su Description Générale des monnaies des rois wisighots d’Espagne, que
constituye una referencia que cuenta con una edición traducida publicada en Madrid en
1978.
Su primera gran obra es sus Monedas de las dinastías arábigas, de 1893, como se indicará, la
referencia y catálogo más importante hasta la actualidad. En 1901, con ocasión de su
ingreso en la Real Academia de la Historia tras su designación pocos años atrás, fue su
breve discurso sobre La moneda castellana, en realidad la primera obra que con criterio
científico se refiere a la materia. En 1916 publicó Medallas casa borbón. Por último,
mencionar los cinco tomos de La moneda hispánica, publicados en Madrid entre 1924 y
1926, en los que las monedas se reproducen por fotografía.
El valenciano Felipe Mateu y Llopis (1901-1998) es una de las figuras más trascedentes
de la numismática española del s. XX. Dedicó en 1929 su tesis doctoral a Ensayo sobre una
Casa Real de Moneda de uno de los Estados de la Corona de Aragón: la Ceca de Valencia y las
acuñaciones valencianas de los siglos XIII al XVIII y en 1930 ingresó en el cuerpo de
Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, trabajando con breces lapsos en la Sección de
1
AGUIRRE, 1934
Les relacions del Principat de Catalunya i els Regnes de València i Mallorca amb
Anglaterra i el paral lelisme monetari d'aquests països durant els segles XIII, XIV i XV,
1934
El Florí D’or de Aragó, 1937
Trabajos sobre moneda antigua. Además de las obras de Antonio Delgado y Antonio
Vives, las monedas antiguas constituyen objeto de numerosos estudios, muchos de ellos
seguidores de las líneas marcadas con anterioridad.
- José Antonio Conde, Censura crítica del alfabeto primitivo de España, 1806
- Baldiri de Riera y Cantallops, Discurso sobre la utilidad del estudio de las
medallas antiguas, 1814
- Domenico Sestini, Descripcioni delle medaglie ispane, 1818
1
M ATEU, 1985
1
HÜBNER, 1897, CÁNOVAS DEL CASTILLO, 1897
La primera referencia en el tiempo es la Memoria sobre las monedas arábigas publicada por
José Antonio Conde en 1817. Más adelante en el tiempo, en 1851 Adrien de Longperier
editó en París Documents numismatiques pour servir a l’histoire des Arabes d’Espagne. Sin
embargo, hay que esperar a la segunda mitad del s. XIX para encontrar las más
importantes referencias en la materia, Codera, Vives y Prieto Vives.
1
B. LÓPEZ GARCÍA, 1975, pp. 29-68 y 2014; E. G ARCÍA G ÓMEZ, 1950, pp. 123-132; M.
J. VIGUERA M OLINS, 2005, pp. 549-558
Vives y Escudero (1859-1925), que además de servir de base a la catalogación del Museo
Arqueológico Nacional publicada en 1892 por Juan de Dios de la Rada y Delgado
publicó una magnífica obra, las Monedas de las dinastías arábigas, de 1893, la obra de
referencia en la catalogación actual, formada por 553 páginas y 234 láminas, en las que
indica las principales colecciones. Sus reediciones datan de 1978, 1998 y 2008. Además,
publicó en 1899 La Numismática en los Orígenes Históricos de Cataluña y en1904 Indicación
del valor en las monedas arábigo-españolas.
Moneda medieval y moderna. El avance de los tiempos traen consigo un nuevo interés
por las emisiones medievales y modernas, que a los efectos expositivos se diferencian en
función de las coronas.
Corona de Castilla. Los primeros años del s. XIX dan ocasión a muy pocas
publicaciones relativas a las emisiones castellanas de cualquier período y recogen
únicamente algunos documentos de distinto interés. Se trata de los siguientes:
En este contexto, tiene también su mérito el discurso de Antonio Vives sobre La moneda
castellana de 1901, la otra gran referencia en la materia durante un largo período de
tiempo. Más adelante, Narciso Sentenach y Cabañas (1853-1925), graduado de la
Escuela Superior de Diplomática e integrante del Cuerpo Superior de Archiveros,
Bibliotecarios y Anticuarios, dedicó varias obras en general poco extensas a la
numismática:
Casto María del Rivero (1873-1961) publicó dos títulos relativos a la numismática
segoviana, incorporando imágenes de piezas hasta entonces desconocidas:
Por último, indicar dos títulos firmados por autores señalados con anterioridad:
Corona de Aragón. Son muchos los autores que se han referido a las emisiones
aragonesas, muchas veces con apoyo en la interesantísima documentación del Archivo
del Reino de Aragón y en el conocimiento del numerario existente tanto en las
colecciones públicas como en las privadas, a través de estudios de distinto alcance:
Valentín Gil García publicó en relación con la primera de ellas un el título Valuador de las
medallas de proclamación de los reyes de España en 1883 para favorecer su comercialización.
Además, merecen destacarse las siguientes obras sobre la moneda contemporánea
española y su incidencia:
Por último Giulio Berni publicó en Barcelona en 1948 Numismática de los papas españoles.
1
JUAN MANUEL ABASCAL, ROSARIO CEBRIÁN, 2007; J. DE D. RADA Y DELGADO,
1882, 338-346; VICENTE CASTANEDA Y ALCOVER, 1925 1 y 2.
límites, y medios de sentar el sistema monetario sobre una sólida e inalterable base,
1861
- La crisis monetaria española, considerada en su causa, sus efectos y sus remedios,
seguida de brevísimas indicaciones sobre el Banco Nacional, 1866
- La cuádruple convención monetaria considerada en su origen, objeto, ventajas e
inconvenientes, e imposibilidad actual de su adopción en España, 1867
1 Introducción
El estatuto jurídico de estos territorios era de separación con la Corona de Castilla tras la
creación y consolidación del Consejo de Indias en 1524, órgano encargado de asesorar al
rey en las disposiciones que hubieran de dictarse en la gestión, además de algunas
funciones jurisdiccionales. Su legislación no era la castellana, sino que debe subrayarse
que contaron con una primera normativa dada en 1542 y compilada entre otros por León
Pinelo en 1680, con algunas modificaciones en el s. XVIII, con un contenido más moral
que jurídico en ocasiones y que diferenciaba los derechos de las personas en función de
su procedencia racial. En efecto, había diferentes normas para criollos, mestizos, indios o
negros en un marco social cambiante en el que la inmigración desde la Península Ibérica
tenía un camino de ida y excepcionalmente de vuelta. Estos peninsulares contaban con
su capacidad militar inicial, un componente evangelizador muy marcado, una tendencia
a la creación de estructuras sociales y culturales propias de Castilla, como las
universidades que aparecen inicialmente en Lima y Méjico tras 1551, además de la
imprenta. Además, los artesanos locales se adaptaron a formas artísticas nuevas, dando
ocasión a un barroco autóctono manifestado de manera especial en la pintura (con las
escuelas cuzqueña y limeña del s. XVIII) y la platería.
1869 y 1876 configuran un régimen jurídico delegado en leyes especiales para los
territorios de Puerto Rico, Cuba y Filipinas que se mantiene vigente hasta 1898.
Por otro lado, las ciudades se crean sobre un modelo en forma de damero, en el que a los
lados de la plaza central en la que se instala la catedral y el poder civil, crecen en forma
de cuadras las distintas manzanas sobre proporciones perfectamente definidas, como
sucede en Méjico, Cartagena, Lima, Quito, Bogotá, Buenos Aires o Santiago de Chile,
sobre las que se establece una arquitectura de raíz española que se adapta a nuevas
formas, materiales y necesidades, predominando portadas, balcones y torres que vemos
también en ciudades españolas como Cádiz o Las Palmas. Otras localidades como
Potosí o Cuzco responden a trazados diversos. En cuanto centros urbanos de referencia
política, militar, judicial, comercial y eclesiástica, estas ciudades crecen en habitantes
hasta el punto de que a finales del s. XVIII Méjico superaba los 100.000 habitantes, Lima
los 70.000 y Buenos Aires, Santiago de Chile o Caracas los 40.000. Algunas puntos como
Acapulco, Cartagena, Lima y Buenos Aires ocupan una posición idónea como puertos
navales, entre América tanto con Filipinas como con la Península, con un comercio
monopolizado por disposición real y apoyado con una flota naval entre civil y militar
bajo el mandato real en última instancia.
http://www.acsearch.info/search.html?id=423952
En efecto, las ideas liberales se habían instalado en una población progresivamente más
incomodada con el monopolio del comercio peninsular y a la vez más autónomo en
materias jurídicas, económicas y militares y en este contexto la propia situación de la
Corona determinaron un conjunto de juntas de gestión autónoma de norte a sur, entre
1808 y 1814, que son pocos años después seguidas de declaraciones de independencia
que se producen entre 1811 y 1821. En esta situación se desarrollan un conjunto de
conflictos bélicos entre los ejércitos realistas, formados por tropas en gran parte
americanas, y los ejércitos patriotas, entre los que destacan las figuras de José de San
Martín y Simón Bolívar, aunque el número de libertadores es en realidad mucho mayor.
Tras 1836, el Reino de España reconocerá la legitimidad de las nuevas repúblicas. Sin
embargo, el proceso de consolidación de las nuevas republicas sufre distintos avatares.
Para comenzar, se formaron unas repúblicas de vida corta (Primer Imperio Mexicano -
1819-1820-, la Gran Colombia -1821-1831- y las Provincias Unidas del Río de la Plata),
de los que se desgajarán nuevas naciones. Además, entre algunos de estos nuevos estados
se tejen conflictos, algunos de ellos bélicos en gran medida motivados por la indefinición
de las fronteras, particularmente entre las décadas de 1860 y 1880.
De la mide la misma manera que en Europa y en los Estados Unidos de América, las
nuevas repúblicas americanas dan comienzo a la instauración de las estructuras propias
de los estados modernos a través de la configuración de sistemas políticos democráticos,
con algunos paréntesis, unas normas jurídicas que definen los derechos de los ciudadanos
o que garantizan servicios como la educación y unas instituciones como la jurisdicción,
la policía y el ejército que procuran su cumplimiento, todo ello siguiendo un ritmo
desigual. De la misma manera, se crean a lo largo de la centuria los primeros museos
históricos y numismáticos. Además, impondrán sus leyes culturales, de una manera más
acentuada en los últimos años del s. XX.
http://www.acsearch.info/search.html?id=423790
Destacar en este punto que la transferencia cultural entre estos distintos territorios se ha
mantenido a lo largo del tiempo, de la misma manera que entre ellos y España, pudiendo
destacarse la importancia que en este extenso período ha contado la literatura, en
particular a partir de la segunda mitad del s. XX. Y lo mismo hay que subrayar en
relación con la creación y difusión científica y técnica.
Podestá y P. http://www.acsearch.info/search.html?id=255296
Por otro lado, a partir de 1850 comienzan a desarrollarse con un ritmo lento los bancos
comerciales en las distintas capitales y a partir de 1854 y mediados del s. XX sucede lo
mismo con las bolsas de valores. Además, los bancos centrales tardan en hacer su
aparición hasta entrado el s. XX.
Pero el desarrollo económico es igual entre los distintos estados y en cada uno sufre
ciertas fluctuaciones condicionadas por algunas inestabilidades sociales y políticas, el
amplio territorio que los gobiernos deben gestionar, la desconexión de los mercados
internos, la debilidad de los mercados financieros o la capacidad de comerciar con otros
estados industrializados que se encuentran muy alejados. Y de manera particular, por la
falta de convertibilidad de muchas de las nuevas divisas hasta los años finales del s. XIX.
Los años comprendidos entre 1870 y 1930 implican el momento en que las condiciones
de integración en una economía internacionalizada se asientan y permiten un desarrollo
económico de la región.
http://www.acsearch.info/search.html?id=1611408
2 La numismática iberoamericana
En el cambio del s. XIX al XX se despierta una numismática propia en cada una de las
distintas naciones americanas, siendo la primera en el tiempo la de José Toribio Medina
en Chile y en particular a partir de los años centrales del s XX las de Humberto Burzio
en Argentina, Ernesto Arturo Sellschopp en Perú o Alberto Pradeau en Méjico. Todas
ellas se centran en la moneda virreinal y en las de las monedas y medallas americanas, la
que con mayor facilidad se encuentra accesible. A ambos lados del Atlántico se conocen
y mencionan la importancia de lo editado en ambas orillas al tratar precisamente las
emisiones que preceden a la independencia y son los autores de cada nuevo estado los
que analizan el nuevo numerario autóctono y las medallas emitidas. Muchos de estos
autores se forman, estudian o publican sus obras en el extranjero, incluidas claro está
revistas de difusión internacional, caso de Numisma, American Numismatic Society Museum
Notes y Gaceta Numismática.
http://www.acsearch.inf
o/search.html?id=72643
1
- Pedro Alcántara de Acosta, Memoria que presenta a las cortes ordinarias el diputado
por la isla de Cuba D. Pedro Alcántara de Acosta sobre la necesidad de moneda
provincial de cobre en la América septentrional y principalmente en su provincia de
Santiago, con relación al todo de la isla, y a las vecinas de Santo Domingo y Puerto
Rico, Madrid, 1814
- Vicente Vázquez Queipo, Memoria sobre la reforma del sistema monetario de la isla
de Cuba, Madrid, 1844.
Como se ha indicado, Vicente Vázquez Queipo de Llano (1804-1893) es un político
español matemático y jurista, y político español que a partir de 1847 realiza distintas
publicaciones sobre las emisiones peninsulares y su adaptación al nuevo sistema métrico
decimal.
Ficha
comercial de
la Real
Fábrica de
tabacos La
Honradez
http://www.a
csearch.info/s
earch.html?id
=1151817
- Oficio de Don Pascual Enrile sobre la admisión en las Islas Filipinas de la moneda
española desfigurada en China, Manila, 1831
- Ordenanza para la Casa Provisional de Moneda de Filipinas, Manila, 1859
- Francisco Godínez y Esteban, La moneda y los cambios en Filipinas, Manila,
1888
- F. Aguilar y Biosca, Legislación sobre moneda filipina, Manila, 1893
- Francisco Godínez y Esteban, Memoria sobre las disposiciones que deben adoptarse
para regularizar la situación monetaria en las Islas Filipinas, Manila, 1894
- Francisco Godínez y Esteban, Moneda mejicana en Filipinas, Manila, 1894
http://www.acsearch.info/search.html?id=1321614
Mencionar que Julián del Pozo y Bresó publicó un estudio titulado Resumen monetario
histórico en Manila el año 1895 que en sus 102 páginas en octava recoge reflexiones más
económicas que históricas. Lo mismo que muchas de las anteriores, su edición se
produce con el apoyo de la Sociedad Económica de Amigos del País. Asimismo,
recordar la importancia de Jacobo Zóbel de Zangroniz en el estudio de la numismática
celtibérica publicados durante sus estancias en la Península Ibérica. Precisamente Zóbel
es el origen de la familia Zóbel de Ayala, de gran tradición empresarial y literaria en la
actualidad en el Archipélago. Su apellido da nombre al un importante premio literario en
español.
Tras los respectivos procesos de independencia, surgen las nuevas emisiones propias,
formas de intercambios, nuevas estructuras estatales, museos numismáticos,
coleccionistas particulares y estudios sobre las monedas y las medallas. Todos estos
aspectos se tratarán en adelante, siguiendo un orden tan arbitrario como cualquier otro:
el alfabético.
A) Argentina
http://www.acsearch.info/search.html?id=1850386
Esta institución, entre otras obras, encargó a Oliva Navarro en 1935 un medallón
dedicada al escritor Martiniano Leguizamón, a quien se dedica un museo con su nombre
en Entre Ríos, que cuenta con una colección numismática, dentro de otros contenidos. El
medallón se encuentra en su tumba en el Cementerio de La Recoleta de Buenos Aires.
- El Investigador, 1880-1881.
- El Coleccionista Argentino, Rosario, 1892-1893
- El Investigador Americano, 1903-1904
- El Coleccionista, 1904-1907
El Museo Histórico y Numismático Dr. José Evaristo Uriburu (H), vinculado con el
Banco Central de la República Argentina, se abrió al público en 1941 y en la actualidad
se ubica en el edificio del Palacio de la Bolsa, construido en 1862. Su colección excede de
15.000 ejemplares, se formó con las colecciones de la Caja de Conversión, del Crédito
Público Nacional y otras entidades, además de donaciones de su impulsor José Evaristo
Uriburu (1886-1956), vicepresidente en su momento del Banco Central e hijo del
presidente de la República con el mismo nombre entre 1895 y 1898.
d) La medallística argentina. La medalla argentina desde los años finales del s. XIX es
de un interés extraordinario. La presencia de artistas y escultores de origen y nacimiento
italiano en el marco de un importante progreso económico son dos factores que se
combinan y determinan un resultado visible en medallas que, si bien no se fabrican
generalmente en metal noble, están dotadas de una gran belleza. En el Buenos Aires de
ese periodo, los edificios que forman la ciudad se caracterizan por el neoclasicismo
formal en diversos materiales que evolucionan hacia el modernismo. De la misma
manera, las esculturas y otros elementos ornamentales participan de ese gusto, dentro de
una concepción academicista.
- Pedro de Angelis, Explicación de un monetario del Río de la Plata, Buenos Aires, 1840
- Juan Llerena, Manuel Rogelio Tristany, Un poco de luz sobre la casa de moneda y el
Banco de Buenos Aires, 1866, 542 pp.
- Manuel Ricardo Trelles, Monetario del Sr. Don Manuel José de Guerrico, Buenos
Aires, 1866, 168 pp.
- Aurelio Prado y Rojas, Catálogo Descriptivo de las Monedas y Medallas que componen el
Gabinete Numismático del Museo de Buenos Aires, Buenos Aires, 1874, 802 pp.
Por otro lado, señalar a Pedro Juan Vignale, que en 1944 publicó en Buenos Aires La
Casa Real de Moneda de Potosi. Finalmente, Alberto Mario Caletti en 1972 publicó Historia
de las Monedas Metálicas y del Papel Moneda.
B) Bolivia
http://www.acsearch.info/search.html?i
d=1728040
C) Chile
Debemos al prolijo y variado historiador chileno José Toribio Medina Zavala (1852-
1930), el primer gran numismático americano, un importante número de publicaciones
numismáticas frecuentemente sufragadas de su peculio. Abogado y diplomático,
http://www.acsearch.info/search.html?id=646639
D) Colombia
http://www.acsearch.info/search.html?id=796117
Durante el s. XIX tan sólo puede citarse una publicación que incide en la fabricación
monetaria, se trata del trabajo de Guillermo Wills Consideraciones sobre de la moneda y la
minería de plata en la Nueva Granada, editado en Bogotá el año 1833.
E) Cuba
http://www.acsearch.info/search.html?id=1500371
F) Ecuador
http://www.acsearch
.info/search.html?id=
1651560
G) Guatemala
H) Méjico
Por otro lado, la Academia Mejicana de Estudios Numismáticos se crea en 1970 y cuenta
con una revista titulada Memorias que se publica desde ese año hasta finales de los años
1980. Finalmente, la Fundación creada por el empresario Carlos Slim (n. 1940) adquirió
en 1989 la fundación adquirió el fondo numismático de Ligio Lagos, una de las
principales colecciones sobre monedas mexicanas, que en la actualidad se conserva en el
Museo Soumaya de Ciudad de México, a la que se incorporaron las de Don Bailey y
Floyd Ganassi.
Además, indicar que en los Estados Unidos durante los años 1930 Julius Guttag formó
una colección numismática que publicó en Lawrence en 1974 E. H. Adams con el con el
título Julius Guttag colletion of Latin American Coins.
1
http://www.azarchivesonline.org/xtf/view?docId=ead/asu/pradeau.xml;query=
Además de las propias medallas, puede destacarse una publicación al respecto, una obra
titulada Memoria de las Medallas que mandó acuñar y repartir el Deán y Cabildo de la Iglesia
Metropolitana de México en acción de gracias por la restitución de Fernando Séptimo, publicada
en la Gaceta de Méjico el 15 de diciembre de 1814.
f) Textos numismáticos entre 1900 y 1978. Las principales obras científicas de este
período son las siguientes, comenzando por las relevantes firmadas por Alberto Francisco
Pradeau:
I) Panamá
http://www.acsearch.info/search.html?id=10
07450
J) Perú
Por otra parte, la fabricación de moneda se produce en Potosí (en la actual Bolivia y en
funcionamiento desde 1574), Lima (creada en 1565 y en funcionamiento desde 1568) y
Cuzco (que acuña oro en 1798-1799). Las primeras emisiones nacionales peruanas se
producen en Lima a partir de 1822.
1
Es muy interesante y preciso el trabajo de DARGENT, 2014, que recoge la historia numismática en la
República del Perú desde los orígenes a nuestros días y del que se toman muchas de las referencias que
siguen en estas páginas.
c) Creación científica en el s. XIX. Son muy poco numerosas las monografías de interés
numismático durante el s. XIX y las existentes tienen mayor relación con la circulación
monetaria en el tiempo en el que el monetario nacional se encuentra en fase de
implantación. El más antiguo es del ingeniero de origen polaco Ernesto Malinowski
(1818-1899), que proyecto la línea de ferrocarril más elevada de su tiempo.
d) Producción numismática entre 1900 y 1978. Dentro de los primeros años del s. XX
puede mencionarse un conjunto de monografías propiamente numismáticas:
Los años centrales del s. XX están protagonizados por el empresario alemán afincado en
la República del Perú Ernesto Alejandro Sellschopp, uno de los fundadores de la
Sociedad Numismática Peruana en 1951.
La primera de estas obras vino acompañada por el trabajo de Sebastian Salazar Bondy
Lima, su moneda y su ceca publicada en Lima el mismo año.
Para finalizar, mencionar a Wadi Saba Sumar y su Ensayo de un catalogo de las monedas
peruanas. Acuñadas en cobre y plata de 1822-1856 editado en 1971 y a Manuel Moreyra Paz
Soldan y su obra La moneda colonial en el Peru de 1980.
K) República Dominicana
L) Uruguay
Por otro lado, el medallista de origen napolitano Gerónimo Tammaro desarrolló desde
1888 en Montevideo una actividad medallística que se preserva en el museo de su taller.
M) Venezuela
Pueden mencionarse dos catálogos publicados en Caracas los años 1970, firmados el
primero por Mercedes Carlota de Pardo titulado Monedas Venezolanas, con ediciones los
años 1961 y 1973 y el segundo por Tomas Stohr denominado Catálogo de monedas,
ensayos, fichas y resellos de Venezuela en 1975.
http://www.acsearch.info/search.html?id=1054446
1 Introducción
Durante los ss. XIX y XX Portugal experimenta una sucesión de modelos políticos, al
igual que España y otras naciones europeas. Las revoluciones liberales de 1820 en Lisboa
y Oporto tuvieron como consecuencia el establecimiento de una Constitución en 1822 de
un corte claramente liberal pero de una corta vigencia, sucedida en 1826 por una Carta
Constitucional de la Monarquía Portuguesa con vigencia en los períodos comprendidos
entre 1826 y 1828, 1834 y 1836 y finalmente entre 1842 y 1910 en la que el poder real es
el preponderante. En tanto, entre 1836 y 1838 renació la vigencia del texto de 1826,
sucedido por otro texto constitucional de 1838 con vigor hasta 1842. En 1911 se aprueba
la Constitución Política de la República Portuguesa cuya vigencia concluye en 1926, de
corta vigencia y sucedida por otra de 1933. La actual constitución data de 1976.
Traducido en términos cronológicos, Portugal funciona como una monarquía hasta
1911, cuando se constituye la Primera República que termina con un golpe de estado
militar que establece una constitución presidencialista. La Revolución de los Claveles de
1974 cierra esta etapa y abre la moderna Tercera República.
Molarinho, 1882,
centenario del
Marqués de Pombal
Molarinho, 1873.
http://www.acsearch.info/search.html?id=1307074http://www.acsearch.info/search.html?id=1307074
sufren enormemente. En los años centrales del s. XVIII el Marqués de Pombal (1699-
1782) había impulsado medidas propias del despotismo ilustrado como la racionalización
y nacionalización de sectores agrarios, la creación del Banco Real en 1751 o la adopción
de medias fiscales proteccionistas de los productos internos. En 1769 se constituye la
Assembleia dos Homens de Negócio, germen de la actual Bolsa de Lisboa.
Durante el s. XIX, la actividad agraria se expande aun más, con incremento de la tierra y
de la población dedicada a esta actividad. En 1820 se desarrolló la denominada
Revolución liberal de Oporto en la que las clases comerciantes reclamaban medidas
tendentes a la mejora de las condiciones comerciales. El comercio exterior se limita al
Reino Unido tras 1810 y sobre todo tras 1837 cuando se establecen medidas
proteccionistas de su actividad textil que condicionan a la baja la expansión económica
portuguesa a diferencia de otras naciones europeas. Tras 1856 comienzan a establecerse
las redes ferroviarias en un ritmo lento y en 1891 se crea la Bolsa de Valores do Porto.
Desde 1821 (Banco de Lisboa) se crean sociedades bancarias, en particular tras 1867,
siendo el más importante el Banco de Portugal, formalmente constituido en 1846.
Añadir que durante los ss. XIX y XX y con la excepción de Brasil, el comercio exterior
portugués se encuentra asociado con las colonias establecidas en Angola, Mozambique,
Goa, Timor Oriental, Guinea Bissau o Cabo Verde, hasta la proceso descolonizador, en
ocasiones violento durante la década de 1970. Al igual que en España, desde 1959 la
industrialización despega en Portugal.
2 Medallística portuguesa
Durante el siglo XVIII conocemos la actividad de algunos medallistas que siguen los
patrones neoclásicos propios de esta actividad en su época, no distantes de la forma de
estructurar el campo de la medalla y de seguir los patrones clásicos de las figuras que
encontramos por ejemplo en España. De entre ellos puede destacarse a João de
Figueiredo, activo entre 1775 y 1799, o José Lúcio da Costa, activo en los años finales
del s. XVIII.
Figueiredo, 1879.
http://www.acsearch.info/search.html?id=2359483
Dentro del s. XX, la actividad medallística permanece activa y cuenta con una revista
especializada, titulada A Medalha. Revista de Medalhistica, editada desde 1972 y dirigida
por A. Marques Pinto, autor de varias monografías, en concreto Prontuario de medalhistica
(1961) y Notas de medalhistica (1971). Las obras referenciales sobre la medallística
portuguesa corresponde a Arthur Lamas, en concreto Medalhas portuguesas e estrangeiras
referentes a Portugal publicado en 1916.
La primera obra es la del escritor Bento Morganti (n. 1709) titulada Nummismalogia u breve
reconpliaço de algumas medalhas dos Emperadores romanos, de 1773, una heterogénea obra que
incluye sonetos y poemas, una selección de las monedas conservadas en su museo de Lisboa
por el autor y una relación de la bibliografía.
En 1784 Vicente Salgado publicó Conjecturas sobre huma medalha de bronze, relativa al
hallazgo en Setúbal de una moneda, que reproduce y a la que dedica 72 páginas.
En 1793 la imprenta lisboeta de Ferreira publicó una obra anónima titulada Diccionario
universal das moedas, muy poco precisa desde el punto de vista numismático.
Otros coleccionistas son los militares Francisco Augusto da Costa Martins (1858-1938) y
Pompeu de Carvalho Mirabeau (1861-1940), médico militar como Teixeira, que
continuó la iniciada por su padre, el profesor universitario de medicina Bernardo
António Serra de Mirabeau (1826-1903) o el ingeniero ferroviario y profesor universitario
Raul da Costa Couvreur (1879-1959), autor de diversas publicaciones.
Para finalizar, destacar por su importancia las colecciones de Cyro Augusto de Carvalho
y de Joaquim José Judice dos Santos (1821-1907), vendidas por Schullmann
respectivamente en 1905 y 1906. Además, el Bazar Catholico de Lisboa publicó en 1891
el Catálogo de uma collecção de moedas e medalhas raras.
Para finalizar, una obra divulgativa para conocer el estado del coleccionismo en los años
centrales del s. XX: Alexandre Ferreira Barros, Numismática: manual do coleccionador,
Oporto, 1961
A estas debe añadirse la colección del ingeniero António de Almeida (1891-1968), a cuyo
fallecimiento constituyó en Porto una fundación con su nombre encargada de gestionar
un museo en el que, entre otras colecciones, se encuentra una de moneda compuesta por
966 ejemplares en gran parte de oro, desde la antigüedad hasta los años centrales del s.
XX.
De la misma manera que sucede en España, en los años finales del s. XIX se inicia la
publicación de revistas de interés histórico o arqueológico que prosiguen en la actualidad
y en las que se publican artículos de numismática.
En la primera mitad del s. XIX se publica un número reducido de obras que siguen la
tendencia marcada por la Ilustración consistente en centrar la atención en la moneda de
la antigüedad, eso sí, con pretensiones muy limitadas. Pueden citarse dos opúsculos de
contenido dispar. Manoel Francisco de Barros e Sousa de Mesquita de Macedo Leitão e
Carvalhosa (1791-1855) firmó como Segundo Visconde de Santarem una edición
realizada en Inglaterra titulada Anályze histórico-numismática de uma medalha de ouro do
imperador Honório, do quarto século da era cristã con motivo de una conferencia con el
mismo título impartida en Brasil en 1818, si bien no sabemos si la editó con anterioridad
o con posterioridad a la misma, conociéndose bien contados ejemplares. Por otro lado en
1827 Moura publica Memoria de cinco Medalhas Africanas.
Habrá que esperar a la segunda mitad de la centuria para encontrar las primeras obras
generales relativas a la Numismática portuguesa. La primera de ellas es el trabajo de
Manoel Bernardo Lopes Fernandes (1797-1870) titulado Memoria das moedas correntes em
Portugal, desde o tempo dos romanos y publicado en 1856 que recoge documentación
disponible en su tiempo, describe las emisiones e intercala en el texto reproducción de las
monedas.
El mismo autor publicó en 1861 Memoria das medalhas e condecorações portuguesas e das
estrangeiras com relaçao a Portugal, que describe medallas que al final incorpora en grabados
al final.
José Leite de Vasconcelos Cardoso Pereira de Melo (1858-1941) constituye una de las
personalidades más interesantes del cambio de los siglos XIX al XX. A pesar de contar
con estudios en medicina, es recordado por su obra lingüística, etnográfica y
arqueológica. Conservador de la Biblioteca Nacional desde 1887 y catedrático de
Numismática de la Faculdade de Letras de la Universidade de Lisboa, Leite de
Vasconcelos fundo dos revistas, Lusitana (1889) y O Arqueólogo Português (1895), ésta
ultima la gran referencia en la materia, además del Museu Etnológico de Belém (1893).
En 1923 publicó Da numismática em Portugal.
Como referencia general, el jurista Arnaldo Brazao (1890-1968) publicó una obra
analítica del estado de las publicaciones numismáticas titulado Numismólogos
contemporáneos e a sua actividade cultural, publicado en 1963, realizando un índice
sistemático de todos los artículos en función de sus contenidos, ordenados siguiendo el
criterio alfabético de sus autores.
Asimismo, Joaquim Ferraro Vaz actualizó en 1972 la clasificación numismática con una
perspectiva comercial en su Livro das moedas de Portugal. Book of the coins of Portugal con
ediciones en los años sucesivos.
Damião António Peres (1889-1976) fue profesor universitario y director del Museu
Numismático portugués, de cuyo contenido realizó distintas publicaciones ya aludidas.
Además de las anteriores, publicó las siguientes monografías:
María José Pimenta Ferro constituye otra importante referencia, desde la cátedra en la
Facultade de Letras de Lisboa. En 1974 publicó Estudos de História Monetária Portuguesa
(1383-1438), con abundantes referencias documentales y un análisis riguroso de los
aspectos económicos vinculados con las emisiones. De la misma manera que Mário
Gomes Marques el fenómeno monetario se analiza precisamente desde una óptica
económica. De hecho, en Portugal encontramos diferentes estudios desde esta ótica, caso
de la publicación en la década de 1980 por cuenta del Banco Pinto & Sotto Mayor de una
colección titulada Subsidos para a História Económica de Portugal en los que Abílio Rita y
Arístides Pinheiro estudian distintos documentos medievales de interés monetario en sus
aspectos económicos.
Por otro lado, Francisco Costa Mendes Magro publicó es la década de 1980 varias
monografías, entre la que destaca la dedicada a los ceitiles.
El último referente a mencionar es Joaquim Ferraro Vaz, autor de los títulos siguientes:
Asimismo, Joaquim Ferraro Vaz publicó otros volúmenes en compañía de otros autores,
casos de Javier Salgado con Livro das Moedas de Portugal en Braga en 1987 y con A.
Correia de Sousa:
Además, puede mencionarse a A. Elias García con As moedas visigôdas da egitânia (Castelo
Branco, 1938) y Antonio Domingos Simôes Coelho Numária da Lusitânia. A história pelas
moedas ou uma história da Lusitânia, dos romanos e dos visigodos, como nunca se fez em língua
portguesa (Lisboa, 1972).
9 Numismática de Brasil
A) Introducción
http://www.acsearch.info/search.ht
ml?id=1616429
gradualmente se produce entre los años 1820 y 1824, fecha de su primera constitución de
filiación monárquica, seguida de las republicanas de 1891, 1934, 1937, 1946, 1967, 1969
y 1988.
Dentro del s. XIX, indicar que debemos al profesor de matemática carioca Cândido de
Azevedo Coutinho la publicación de varias obras dedicadas la materia: A Nova Moeda
auxiliar (1808), Apreciación do medalheiro da Casa da Moeda (1862) y Nova moeda (1868).
Francisco Eduardo Gomes Cardim en 1879 publicó en Río de Janeiro Descripcao Das
Moedas Portuguezas Existentes Na Colleccao Numismatica De Francisco Eduardo Gomes Cardim.
J. M. Latino Coelho en 1883 editó A Casa da Moeda e a Circulação Monetaria. Más
adelante, en 1889 João Xavier da Motta publicó Moeda do Brazil 1645-1888 Apontamentos e
Catalogo. Finalmente, en 1906 Augusto de Souza Lobo publicó en el consulado de
Portugal en Río de Janeiro en Espolio catálogo da Coleccção Numismática de Joaquim Gomes
de Souza Braga, una importantísima colección del período que contaba con monedas
portuguesas desde la Edad Media.
1895.
- Das Brasilianische Geldwesen. I. Theil. Die Münzen der Kolonie Brasilien. 1645 bis 1822,
Zürich, 1897.
- Das Brasilianische Geldwesen. II. Theil. Die Münzen des Unabhängigen Brasilien. 1822
bis 1900, Zürich, 1905.
- O Meio Circulante no Brazil. Parte III: A Moeda Fiduciária no Brazil. 1771 até 1900.
Zürich,1903, reeditado en 2004.
C) La numismática reciente
- Santos Leitao & Cia, Catálogo. Preço Corrente de Moedas Brasileiras de 1643 a 1944,
Rio de Janeiro, 1944, con edición al menos en 1962
- Hermann Porcher, Catálogo de moedas brasileiras, con ediciones desde 1935 a
1982.
- Kurt Prober, Catalogo das moedas brasileiras de cobre, Rio de Janeiro, 1957
- Kurt Prober, Catalogo De Moedas Brasileiras, Rio de Janeiro, 1960
- H. L. Guimarães, Catálogo geral das moedas do Brasil, 1972
- Arnaldo Russo, Moedas do Brasil, desde 1978
En relación con las emisiones de Angola pueden citarse a L. Rebelo de Sousa, Moedas
de Angola, Luanda, con ediciones en 1966 y 1967 o las exposiciones que en 1970 y 1971
realizara el Banco Central de Angola. Por otro lado, Luis Pinto Garcia publicó en
Oporto en 1965 Descriçao das moedas de Angola, Santo Tomé e Príncipe.
En relación con Goa, el físico e historiador José Gerson da Cunha (1844-1900) editó las
obras siguientes:
1 Introducción
La Guerra Civil supuso una tragedia en la historia de España que alcanzó terribles
consecuencias en toda la sociedad. Sus efectos directos son palpables en pérdida de vidas,
pobreza económica y quiebra patrimonial. Tras la conflagración, la dictadura política y la
depresión generada por el conflicto se ve acompañada por la Segunda Guerra Mundial
en el exterior y un aislamiento tanto político como económico que determina una
economía de subsistencia en la que imperan los cupones de racionamiento y el
extraperlo. En efecto, los años que siguen inmediatamente al conflicto se caracterizan por
la ausencia de un régimen verdaderamente constitucional y al contrario por ser
dictatorial, el favorecimiento de la adhesión al “régimen”, la censura en cualquier medio
de difusión, el ideario único, el NO-DO con información dirigida y apertura de pantanos
y un importante estancamiento económico, en realidad es una España en blanco y negro
en la que los duros como las otras monedas que circulan portan el retrato de quien se
afirma “caudillo de España por la gracia de Dios”, Francisco Franco.
Por otra parte, a lo largo de este período se mantienen inalteradas las normas que regulan
las relaciones entre los ciudadanos y se respeta el aparato judicial e institucional que
garantiza su cumplimiento técnico y racional. Ni se modifican el Código Civil ni el
Código Mercantil ni se altera el sistema jurisdiccional establecido en 1870. Además,
entre 1956 y 1961 se racionaliza la legislación que rige el funcionamiento de la
Administración Pública y se promulgan leyes urbanísticas y de expropiación forzosa que
constituyen la base de las vigentes en la actualidad. Sin embargo, permanecen con
retoques las normas penales que castigan el ejercicio de algunos derechos que en la
actualidad consideramos fundamentales, además de establecerse otras formas de control
social. A modo de ejemplo, el ejército controlado férreamente en una sociedad
militarizada se instala en las ciudades al modo que los ejércitos ocupan los territorios
conquistados. En este panorama, la Ley Orgánica del Estado de 1967 limita
mínimamente los poderes del Jefe del Estado se presenta como un maquillaje del
“régimen” en la generación de una apariencia de democracia denominada orgánica que
sigue enfrentada a los valores liberales, cerrando un conjunto de “leyes fundamentales”
que consagran jurídicamente desde 1938 el poder dictatorial del “movimiento” y el
sindicalismo vertical.
El agotamiento del régimen se marca por las guerras coloniales en África en Ifni y el
Sáhara, la propia evolución social, los escándalos financieros y los efectos de la crisis
petrolífera que alcanza sus momentos más altos en 1975 coincidiendo con el
fallecimiento del dictador Francisco Franco y que general una auténtica recesión en
1977. Será preciso esperar a la llegada del proceso constituyente iniciado en 1976 y
culminado con la Constitución de 1978 para una normalización de los derechos básicos y
las inmunidades ciudadanas frente al estado y a 1977 en que los Pactos de la Moncloa
con el establecimiento de unos principios económicos y fiscales modernos.
2 Colecciones públicas
publica un catálogo titulado Las Monedas hispánicas del Museo Arqueológico Nacional.
Otra institución que debe destacarse es el Banco de España, cuyo gabinete numismático
se crea en 1990 pero cuyas colecciones tienen un origen más antiguo, cuando es su
condición de banco central adquiere oro en divisas para soportar la emisión de billetes en
los que la institución emisora garantiza al tenedor “El Banco de España pagará al
portador X pesetas”. Mucho de este oro al peso, al parecer 510 toneladas métricas fue
empleado por la República tras su salida de España en noviembre de 1936 para financiar
la campaña bélica, es el denominado “oro de Moscú”. Por otro lado, un decreto de 19 de
agosto de 1936 firmado en Burgos establece una suscripción nacional que obligaba a
recoger moneda amonedada de cualquier clase en calidad de donativos. La consecuencia
es la llegada al Banco de España (y también al Museo Arqueológico Nacional) de
moneda de distinta antigüedad desde 1939 a 1943.
Fuera de España puede mencionarse la formación del actual contenido del Fitzwilliam
Museum de Cambridge, muy incrementada por el depósito, primero, y por el legado,
finalmente, de la colección de Philip Grierson (1910-2006). Nacido en Dublin, Grierson
dedicó su vida a la enseñanza de la historia y fue desde 1971 profesor de Numismática,
maestro de la numismática medieval, materia en la que dejó excelentes publicaciones,
algunas de la hispana, además de ser presidente de la Royal Numismatic Society entre
1961 y 1966. Su pasión por la numismática le hizo compartir sus funciones en el
departamento de Coins and Medals del mencionado museo con la formación de su propia
colección de monedas medievales europeas, iniciada en 1944, integrada en algunos casos
y por lo que se refiere a las emisiones españolas por piezas que vemos en algunos de los
catálogos de subastas de la Asociación Nacional de Numismática1.
1
CRUSAFONT, SABATER, GRIERSON, 2013
De entre quienes forman sus colecciones en este período pueden mencionarse unos pocos
nombres entre los que destaca Domingo Sastre Salas (1888-1982), director general del
Banco Popular, cuya colección pasó al Museo Arqueológico Nacional en 1973 previo
pago de 200 millones de pesetas, un valor muy inferior al comercial de su período1.
Por otro lado, Alejandro Lifchuz Chaldko (1886-1981) formó una colección que en 1973
partió, entregando sus sestercios romanos a la Real Academia de la Historia, otra parte
importante al Museo Arqueológico Nacional y otra en el Museo Canario2.
Otra colección, esta de moneda medieval castellana y que sirvió de base a algunos
estudios de la década de 1950, es la de Balsac, vendida por Áureo en 1997 con el título
Colección Guiomar.
Por otro lado, la colección de moneda catalana del joyero C. Soler Cabot fue vendida en
Suiza en 1987 Schweizerischer Bankverein en un catálogo titulado Katalanische Münzen.
1
En un a entrevista concedida en el Correo Numinter de noviembre de 1979, Domingo
Sastre confesó haber adquirido su primera colección en los años 1950 por 3 millones
de pesetas, formada por áureos, excelentes y múltiplos de excelentes.
1
BURGOS, 1980
Puede destacarse a lo largo de este período la tendencia entre los coleccionistas, muchos
de ellos procedentes de capas profesionales de la sociedad, de formar colecciones de
pequeño tamaño tendentes a cierta especialización del contenido gracias al apoyo de una
bibliografía sólida creada en los años anteriores y apoyada en los nuevos catálogos.
Llegan incluso a reeditarse las obra de Heiss, Vidal y Quadras, Vives, Codera, entre otras
que se mencionarán más adelante.
Además, proliferan muchos pequeños coleccionistas en todos los puntos del territorio
afectos a la moneda “del Centenario de la peseta” o sencillamente “del Centenario”, es
decir, de la moneda fabricada tras 1868, barata, accesible y fácilmente clasificable, que
comienza a guardarse en álbumes monetarios sencillos, con hojas de un plástico poco
apto para la conservación del metal, unos peores que otros, de exterior en plástico que en
ocasiones imita cuero y en cuyo interior a veces se introduce la moneda en cartoncillos
de papel y plástico transparente.
4 Falsificación monetaria
Sin embargo, gran parte del mercado se adapta a la capacidad económica limitada de los
Carlos Castán Ramírez editó en 1972 Las monedas de los Reyes Católicos y de la Casa de
Austria (1475-1700). Por su parte, Juan Ramón Cayón propicia la publicación de otros
catálogos que siguen el esquema precedente:
- Carlos Castán Ramírez, Juan Ramón Cayón, Monedas y Billetes Españoles, 1868-
1979, con ediciones en 1977, 1978, 1979 con la autoría conjunta de.
- Carlos Castán Ramírez, Juan Ramón Cayón, Las monedas de los borbones. Felipe
V-Isabel II. 1700-1868, 1977
- Carlos Castán Ramírez, Juan Ramón Cayón, Las monedas españolas desde los
Reyes Católicos al Estado Español, con ediciones desde 1973 hasta 1986 con
variaciones de título en la medida en que se extienden las emisiones a las
medievales hispano-cristianas, las hispano-musulmanas y las visigodas hacia
atrás y hasta Juan Carlos I hacia delante en el tiempo, además de las medallas
de jura. En la edición de 1991, Juan Ramón Cayón asume en exclusiva la
autoría.
Campaner de 1891 (1976 y 1978), El Duro de Herrera (1992), las Medallas de proclamación
de Herrera (1978), La Moneda Hispánica de Vives (1980), las Monedas de las dinastías de
Vives (1980), La Moneda jaquesa y el Museo de Lastanosa (ambas, 1977), las Monedas
Hispano-cristianas de Heiss (1976, hay además una edición zaragozana de 1963), además
de una edición en español de Las monedas visigodas de este autor en 1978 (pudiendo
señalarse una edición facsímil de la edición francesa por Forni en Italia en 1976). Al
margen de las anteriores, Puvill editó en 1975 el Catálogo de la colección de Vidal y
Quadras.
Además, hay otros catálogos que siguen los esquemas de Heiss caso de La moneda
medieval hispano cristiana publicado por Vicente J. Ramón Benedito, Fernando Álvarez
Burgos, Vicente Ramón Pérez en 1974.
Con diferente planteamiento, el Banco de España realizó en 1978 una exposición titulada
Bajo el signo de la Mo. Exposición numismática del Banco de México en el Banco de España.
8 La creación científica
Desde 1972 se vienen celebrando con una periodicidad variable los Congresos
Nacionales de Numismática, en los que distintos estudiosos, académicos y no
académicos, se reúnen, exponen y publican numerosos avances variados en torno a
monedas y medallas, de manera que, aunque el congreso tiende a establecer un lema, los
artículos son variados en cuanto a su contenido. Los años de celebración con ediciones
publicadas autónomamente o como números de Numisma son los siguientes: 1972, 1976,
1978, 1982, 1984, 1989, 1992, 1994, 1998, 2002, 2004, 2007, 2010 y 2014.
Durante este período puede reseñarse la evidente función formativa desarrollada en las
universidades españolas.
Uno de los grandes numismáticos españoles del s. XX es sin duda Felipe Mateu y Llopis
(1901-1998), que ya había publicado monografías y otros artículos con anterioridad a la
Guerra Civil y que había formado parte del personal de la Sección de Numismática del
Museo Arqueológico Nacional. Dentro de este período publica tres grandes obras
generales:
1945
- Monedas de Mauritania. Contribución al estudio de la Numismática de la Hispania
Ulterior Tingitana, según el Monetario del Museo Arqueológico de Tetuán, Madrid,
1949
- Aportación a la historia monetaria del Reino de Valencia en el siglo XVIII, 1955
- El Ius monetae en el Condado de Ampurias. Notas diplomáticas sobre la regalia Condal
s. IX-XIV, 1957
- Las monedas de Alfonso el Magnánimo, Barcelona, 1964
- La moneda del Reino de Valencia. De Jaime I a la Germanía, Zaragoza, 1977
D) Obras generales
Al igual que sucediera con anterioridad, durante este período se publican algunas obras
generales.
Por otro lado, Octavio Gil Farrés publica los siguientes títulos generales:
Las monografías publicadas sobre moneda antigua firmadas por autores cuya obra
finaliza en este período son los siguientes:
- J. Ortega Galindo, España primitiva a través de las monedas Ibéricas, Bilbao, 1947
- Antonio María de Guadán, Las Leyendas Ibéricas en las Dracmas de imitación
emporitana. Estudio de epigrafía numismática ibérica, 1956
- Luis Mapelli López, Las monedas emitidas en Córdoba romana. Discurso de ingreso
en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, Córdoba,
1971.
F) Período visigodo
G) Numismática hispano-musulmana
H) Moneda medieval
Durante este período encontramos distintas obras que tratan la numismática de este
período. Una de las primeras es el pequeño libro de Ismael García Ramila titulado Breve
pero documentada y verídica noticia histórica de la existencia y principales vicisitudes de la que, en
pasados siglos fue, Casa de la Moneda burgalesa, publicado en Madrid en 1956 y que recoge el
estudio de la documentación desde el s. XVI.
Sin embargo, son varios los estudios realizados por coleccionistas catalogando las
emisiones de este período. Son los casos de Leopoldo López-Chaves Sánchez y José
Yriarte Oliva, cuyas colecciones accedieron parcialmente al Museo Arqueológico
Nacional. La relación de sus títulos es la siguiente:
También responden a este planteamiento los trabajos del ingeniero afincado en Madrid
Ramón de Fontecha y Sánchez, cuya bibliografía es la siguiente:
8 Conclusiones provisionales
Sin temor a equivocarse puede concluirse que la Guerra Civil supuso la quiebra de una
producción numismática muy interesante en los años previos. Pero por otro lado, puede
añadirse que lo mejor de este período es el asentamiento de las bases de una numismática
que crece en su brillantez en la España posterior a 1980. Entre medias, pueden
mencionarse algunas notas características. En primer lugar, llama la atención la enorme
cantidad de catálogos numismáticos de todas clases y pretensiones, regularmente
reeditados sin alcanzar por ello la condición de obras clásicas. Y aun más, destaca por su
interés el hecho de que se reeditan las grandes obras producidas entre 1860 y 1930 para
permitir su divulgación entre profesionales y curiosos. En el corto período comprendido
entre 1939 y 1978 se publican o reeditan cerca de sesenta catálogos, sean obra de
comerciantes o de coleccionistas.
Sin duda, la mayor aportación de este período es la ya apuntada: se sientan las bases de
un período especialmente destacado de la producción numismática española. El
comercio numismático español se recupera a partir de 1970 con comerciantes que
empiezan a utilizar técnicas comerciales modernas, que fomentan un coleccionismo culto
a través de diversas formas de impulso de la ciencia y que colaboran con la
administración pública en el cumplimiento de las previsiones de la Ley 16/1985, del
1 Introducción
a) Los objetos y restos materiales que poseen los valores que son propios del
Patrimonio Histórico Español y sean descubiertos como consecuencia de
excavaciones, remociones de tierra u obras de cualquier índole o por azar
pertenecen al dominio público desde su descubrimiento.
e) Reglas para los comerciantes. Algunas normas como Real Decreto 3390/1981, de
18 de diciembre, relativo al comercio de Objetos usados que contengan en su
composición metales o piedras preciosas y Perlas finas, modificado por el Real
Decreto 3990/1982, de 22 de diciembre y la Orden de 2 de noviembre de 1989 por
la que se regulan las modalidades de elaboración de libros-registro y otros
documentos de control, obligatorios para determinados establecimientos obliga a
los comercios de antigüedades a llevar un libro denominado de policía en el que
se constaten las transmisiones de los objetos entre otros, de valor numismático.
Por otro lado, el artículo 58.2 de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación
del Comercio Minorista, establece un deber para los comerciantes de objetos
preciosos o artísticos, tanto si venden en subasta como si lo hacen por cualquier
otro medio para el caso de la venta en subasta de una imitación o de un artículo
que, aunque aparentemente precioso, no lo sea en realidad, deberá hacerse
constar, expresamente.
Ni que decir tiene que la numismática guarda una estrecha relación con la arqueología y
desde esta perspectiva amplia, muchos de los objetos de interés numismático lo tienen
también arqueológico. Con todo y con ello, arqueología y numismática comparten
algunos campos comunes de estudio pero difieren en otros muchos. Por otro lado,
existen objetos de posible estudio arqueológico que empero pueden pertenecer al
dominio particular. Por poner dos ejemplos, los objetos de antigüedad inferior a cien
años o aquellos otros que se encuentran en posesión de una persona de manera lícita o
que se integran en el comercio lícito son susceptibles de propiedad por parte de los
particulares y de comercio con independencia de la fecha de su producción. Por el
contrario, aquellos objetos que proceden de sustracciones o expolio arqueológico podrán
ser recuperados por la administración en el caso de acreditar su origen ilícito, caso de los
hallazgos casuales o el empleo de métodos ilegales de extracción arqueológica, como el
empleo de detectores de metal, realizados con posterioridad al 1 de enero de 1986, fecha
c) De manera análoga al período precedente pero común con lo que sucede en otros
países, el coleccionista español es muy mayoritariamente masculino.
b) En los primeros años, diversos comercios editaron ofertas de ventas a precios fijos
o subastas en distintos formatos, parcialmente algunos de los que lo habían hecho
con anterioridad a 1978, a los que se añaden Numinter en 1979 con un boletín
que incorporaba noticias o entrevistas; la madrileña Galería Numismática
Santamaría entre 1982 y 1986, al menos; las onubenses Onuba, de manera dispar
entre 1998 y 2010 y San José entre 2002 y 2004; la sevillana Aprafin en 1991; en
Madrid Ibergold hacia 1991; en Manresa Rovira en torno a 2000 y Borrás entre
1998 y 2002; la leonesa Ibáñez, después Numisjoya en torno a 1984 a 1987; en
Valladolid García Gutíerrez entre 1994 y 1996; en Zaragoza Magén en 1996; en
Valencia Llamas entre 1998 y 2000, Numag en 2001 y Expo Galería entre 2002 y
2004; la leridana Sisó a principios de la década de 1990; Afinsa entre 2001 y 2006;
Numismática Sabadell entre 1988 y 2006; o Tarkis (transformado en Ibercoin en
los últimos años) desde 1984. Tras 2006, el asentamiento de algunos
establecimientos y la consolidación de Internet de forma que cada comercio podía
disponer de su página web y ventas online por otras plataformas han conducido a
una progresiva desaparición de esta forma de difusión y comunicación.
De manera muy significativa, pueden destacarse las notas siguientes de interés en este
trabajo:
Cada vez mayor frecuencia los autores españoles se refieren a moneda fabricada fuera de
España y en cualquiera de los casos teniendo en consideración las tendencias
internacionales que atienden a análisis estadísticos, químicos o procedentes de las
aportaciones de otros estudios científicos, excediendo con mucho del enfoque descriptivo
que había caracterizado los estudios desarrollados hasta entonces. No es por ello de
extrañar el incremento del impacto de sus colaboraciones en publicaciones
internacionales con los que sus aportaciones se encuentran perfectamente homologados.
Por otro lado, permanece cierta separación entre los autores procedentes del comercio y
del coleccionismo y los que tienen su origen en instituciones académicas y científicas. No
obstante y afortunadamente, la colaboración entre unos y otros sigue existiendo. Aunque
pueden mencionarse muchos supuestos que afectan a autores cuya producción sigue
existiendo, puede ejemplificarse en el caso de las emisiones monetarias castellanas y
leonesas medievales el de los tempranamente desaparecidos Antonio Orol Pernas y
Mercedes Rueda Sabater. El primero procedía del coleccionismo y la segunda realizó su
doctorado en la materia y desarrolló sus funciones profesionales en el Museo
Arqueológico Nacional. Sus enfoques fueron distintos, pero las aportaciones de ambos
fueron profundas y complementarias, bien documentadas, modernas y alejadas en ambos
casos de criterios tradicionales.
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Índice onomástico
Aguilera y Gamboa, Enrique: 110, 111, 116 Argul, José Pedro: 169
Aguirre Cerda, Alberto: 155 Arfe Villafañe, Juan de: 43
Agustín, Antonio: 6, 13, 23, 25, 27, 28, 29, 30, 33, Argüello, Vicente: 134
38, 39, 40, 41, 46, 47, 61, 67, 71, 72, 82
Arias Montano, Benito de: 12, 23, 25, 41
Akerman, John Yonge: 131
Asensi: 94
Aklund, O. P.: 164
Asbun-Karmy, Luis Alberto: 155
Alarcón, Pedro Antonio de: 45
Áureo & Calicó: 193, 195, 196
Alba, Armando: 154
Austria, Juan de: 14, 36
Alcántara de Acosta, Pedro: 145
Bacerot, José Ignacio: 161
Allen, João Francisco: 179
Baldiri de Riera y Cantallops: 130
Alessandri, Arturo: 155
Banquieri: 102
Alessandri, Jorge: 155
Barba, Alonso: 43, 60
Alfonso Fernández, Luis: 155
Barbón y Castañeda, Guillén de: 45
Alfonso V de Aragón: 11, 12
Barriga Villalba, A. M.: 154
Aliaga y Derteano, Luis: 166
Barril, José: 100, 105, 123
Almanzar, Alcedo: 169
Barril Figueras, Rafael: 111, 193, 195
Almeida, António de: 180
Barrio, Felipe Neri del: 162
Almeida, Caetano Alberto de: 173
Barros, Alexandre Ferreira: 178
Alonso O Coruley, Pedro: 47, 55, 61, 82
Barros e Sousa de Mesquita de Macedo Leitão e
Alonso Ortiz, José: 81 Carvalhosa, Manuel Francisco de: 181
Amorós y Barra, José Vicente: 99, 202, 204 Barros Rocha Carneiro, José de da: 180
Ángelis, Pedro de: 152 Barthe, Juan Bautista: 55, 93, 103, 136
Anglicus, Bartholomaeus: 43 Bartoli, Carlos: 31
Bose, Kurt von: 135 Castán Ramírez, Carlos: 198, 199, 201
Bosch y Barrau, Pablo: 108, 109, 115, 116 Castellanos de Losada, Basilio Sebastián: 89,
116, 128, 129
Botelho, José Nicolau Raposo: 182
Castro, Paéz de: 12
Botet y Sisó, Joaquim: 98, 105, 111, 131, 135, 136
Cataldi, Pablo: 152
Boudard, Paul André: 131
Cayón, Juan Ramón: 198, 199
Bourgey, Etienne: 108, 118, 124
Cazurro Ruiz, Manuel: 98
Bover y Roselló, Joaquín: 135
Cenáculo, Manuel do: 175, 178
Brazao, Arnaldo: 184
Cerdá Moroder, Alejandro: 104, 117, 125
Bruna, Francisco de: 103
Cerdá de Villarestau, Manuel: 104, 131
Burriel, Andrés Marcos: 49, 66, 67, 68, 69, 80
Cervera y Royo, Rafael: 105, 106, 109, 120
Burzio, Humberto F.: 144, 149, 153, 200, 201
Chacón, Pedro: 23, 25, 26, 28, 41
Buttrey, Theodore V.: 163
Ciscar y Montoliu: 124
Caballero Infante, Francisco de Paula: 93, 110,
117, 133 Clemente, Fermín de: 104
Caletti, Alberto Mario: 154 Codera y Zaidin, Francisco: 106, 125, 132, 196,
199
Calicó: 119
Coelho, J. M. Latino: 187
Calicó, Xavier.: 197, 198, 199, 200, 201, 202
Conde Garriga, Javier: 195
Calicó, Ferrán: 197, 199
Collantes de Terán y Caamaño, Francisco de
Calvo, Ignacio: 95, 135
Paula: 110
Camino Brent, Enrique: 166
Colson Achille, Louis Auuste: 135
Campaner y Fuertes, Álvaro: 106, 125, 135, 200
Conde, José Antonio: 55, 130, 132, 133
Covarrubias, Diego de: 23, 24, 28, 40, 41, 61 Fernández del Castillo, Juan: 43
García de la Fuente, Arturo: 11, 93, 135, 193 Grant, Michael: 107
García Patón, Federico: 138 Guadán, Antonio María de: 200, 201, 206
Gato de Lema: 105 Gurrea de Aragón, Martín: 14, 23, 30, 33, 35
Infante Luis Antonio Jaime de Borbón: 12, 55, 64 Luis Monteverde, José: 200
Judice dos Santos: Joaquim José: 106, 177 Mapelli Gómez, Luis: 206
La Canal: 55 Mariana, Juan de: 23, 44
Lastanosa, Vincencio Juan de: 6, 10, 23, 32, 33, Marqués de Belsunce: 55
34, 35, 36, 37, 39, 46, 47, 200
Marqués de Gimerá: ver Pinós
Lavoix, Henri: 133
Marqués de la Cañada: 55
Lecea García, Carlos de: 134
Marqués de Mondejar: 54
Leite de Vascocelos, José: 177, 179
Marqués de Salamanca: 94
Lelio, Francisco: 55, 60
Marqués de Saltillo: 93
León Pinelo, Antonio de: 23, 45, 139
Marqués de San Esteban de Castellar: ver Carles-
Leoni, Leone: 12, 13 Tolrá
Mateos Gago y Fernández, Francisco: 109, 110, Muñoz, Miguel L.: 163
117
Muñoz de Amador, Bernardo: 80
Mateu y Llopis, Felipe: 95, 96, 97, 129, 130, 200,
Muro Carvajal, Dionisio: 134
201, 202, 204, 205
Navarro, Oliva: 149, 152
Maura y Muntaner, Bartolomé: 91
Navascués y de Palacio, Joaquín María de: 193,
Mayáns y Siscar, Gregorio: 29, 49, 55, 67, 69, 74,
201, 204
77, 81
Nesmith, Robert I.: 164
Medina Zabala, José Toribio: 144, 153, 154, 155,
156 Niepoort, Eduardo: 180
Mitre, Bartolomé: 148, 149, 150, 152 Otín y Duaso: 105, 120
Molarinho, José Arnoldo Nogueira: 171, 173 Owen, William H.: 112
Molder, Augusto: 180 Pacheco, Affõço de Villafanhe Guiral: 176
Molina, Luis del: 6 Padro i Domenech: 201
Peña, Enrique: 148, 149, 152 Rada y Delgado, José de la: 89, 90, 125, 128, 129,
132
Perales, Juan: 146
Ramires, Mário: 180
Peres, Damião António: 179, 184
Ramis y Ramis, Antonio: 135
Pérez Bayer, Francisco: 31, 54, 66, 67, 68, 69, 79,
82 Ramón Benedito, Ramón J.: 200
Pérez de Sarrió Paravisino, Ignacio: 75 Ramón Pérez, Vicente: 200
Pérez Varela, Hipólito: 137 Reis, Pedro Batalha: 178, 179, 183, 184, 200
Podestá: 142 Rivero, Casto María del: 95, 96, 97, 135, 200
Pozo y Bresó, Julián del: 147 Romano Sanches de Baena, Augusto: 177
Pradeau, Alberto: 144, 160, 163, 201 Romero de Castilla, Tomás: 100
Prado, Mercedes Carlota del: 169 Romero de Terreros, Manuel: 159, 163
Prado y Rojas, Aurelio: 148, 152 Rouillé, Guillaume: 20, 21, 33, 38, 41
Prieto Vives, Antonio: 132, 133, 193 Rubio y Muñoz, Joaquín: 104
Prober, Kurt: 158, 168, 188, 189 Rueda Sabater, Mercedes: 219, 220
Pujol y Camps, Celestino: 91, 105, 120, 125, 131 Ruiz, Luis Enrique: 163
Sagau y Dalmau, Félix: 53, 90, 137 Soler Cabot, S.: 196
Salat, Josep: 97, 103, 104, 135 Simôes, Antonio Domingos: 186
Saba Sumar, Wadi: 168 Slim, Carlos: 160
Saravia de la Calle, Juan: 43 Tavares, Maria José Pimenta Ferro: 178, 185
Sarriá, Francisco Javier de: 80 Teixeira de Aragão, Carlos Augusto: 177, 181,
182
Sastre Salas, Domingo: 193, 195
Tenorio de Castilla: 105
Saulcy, Louis Felicien: 131
Tomasini, Wallace John: 107
Schiaffino, Antonio: 166
Toro, José de Amaral Bandeira de: 182
Schulman, Jackes: 106, 124, 178
Torre, Francisco de la: 40
Segundo Visconde de Santarem: ver Barros e
Sousa Tovalina, Andrés de: 40, 41
Sellschopp, Ernesto Arturo: 144, 166, 168, 201 Tramullas y Ferrera, José: 80
Trigueros, Cándido María: 58, 77, 78 Vergara Gavira, Miguel de: 31, 33
Uriburu, José Evaristo (H): 151 Vidal Quadras, Ramón, Manuel: 97, 107, 108,
144, 195, 196, 200
Utbeg, N. S.: 163
Vijande, Enrique: 146
Utrera, Cipriano de: 168
Vila, Benito: 131
Uztárroz, Juan Francisco Andrés de: 34, 35
Vila, Bernat: 43
Vaena: 55
Vila, José: 195
Valcárcel Pío de Saboya, Antonio: 55, 74, 108
Villarceballos, Pedro Leonardo: 55
Valentí, Juan: 202
Villaronga, Leandre: 108, 200, 201
Valle, Antonio del: 110, 111
Villaseñor y Sánchez, José Antonio: 80
Vallmitjana, Jaume: 91
Vingale, Pedro Juan: 154
Vargas, Manuel Francisco de: 182
Vincke, Enrique: 195
Vasconcelos, José Leite de: 182
Viñas, Francisco: 125
Vauquelin, M.: 138
Visconde de Sanches de Baena: ver Silva e Sousa
Vaz, Joaquim Ferraro: 184, 186
Viscondessa de Cavalcanti: ver Machado de
Vázquez de la Serna, Juan: 44
Coelho
Vázquez Queipo de Llano, Vicente: 137, 138, 145
Vives y Escudero, Antonio: 94, 95, 121, 126, 128,
Vázquez Siruela, Martín: 32 132, 133, 134, 196, 200, 202
Velasco y Ceballos, Fernando José de: 55, 58, 72 Wiese de Osma, Guillermo: 166