Teoría Keynesiana. Historia Del Pensamiento Economico

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Título Principal: Caso Practico Unidad #3

Título Auto Caso Practico Unidad #3

José Luis Garcés Gelvez Estudiante De Economía

Corporación Universitaria De Asturias

Notas Del Autor

José Luis Garcés Gelvez Corporación Universitaria De Asturias

Esta Investigación Es Financiada Por Los Alumnos

La Correspondencia Relacionada Debe Ser Dirigida A El Profesor Ángel Alonso

Corporación Universitaria De Asturias Cl 106 14-30

Bogotá - Distrito Capital

Contacto: [email protected]
Teoría Keynesiana

La teoría keynesiana se basa en la idea fundamental de que la intervención del gobierno

en la economía puede estabilizar la economía, aumentando los niveles de empleo y

producción, principalmente mediante el aumento del gasto público en períodos de

desempleo. La teoría keynesiana fue desarrollada por John Maynard Keynes durante los

años 1930 como un intento para comprender la crisis de 1929.

Hacia principios de los años 30 del siglo pasado el mundo entraba en una crisis muy

profunda, los niveles de desempleo y marginación se extendieron por la debacle conocida

como la “Gran Depresión” que, iniciada en Estados Unidos, se dilató a todo el mundo

capitalista. Por aquel entonces reinaba en el mundo académico económico las teorías de los

denominados clásicos, expresión que Karl Marx usó para envolver las ideas de economistas

como Adam Smith y David Ricardo; a los que Keynes sumará los nombres de John S. Mill,

Francis Edgeworth, Alfred Marshall y Arthur Pigou.

Los pensadores clásicos suponían pleno empleo para todos los factores de la

producción, si bien hay momentos de la vida económica en que esto no sucede así,

afirmaban que hay una clara tendencia a su cumplimiento. Si la economía demora en llegar

a su equilibrio, esto sucede por la existencia de intervenciones por parte del gobierno o de

poderes monopólicos que impiden el correcto funcionamiento de la competencia. Sólo

admitían la existencia de paro voluntario, es decir, los individuos que deciden por propia

voluntad no ofrecer sus servicios en el mercado laboral al salario vigente; y paro friccional,

que incluye los individuos que cambian de trabajo y al hacerlo transcurre un tiempo desde

el cese de la última ocupación hasta el comienzo de la nueva.


Entonces la teoría clásica intentaba explicar cómo asignar los recursos productivos, el

desempleo no era un problema a resolver y como los mercados son autor regulables, los

niveles de desempleo pronto serían reducidos por las mismas fuerzas que operan en el

mercado, evitando así un gran desempleo. Estos economistas pronto caen en descrédito

puesto que se hace casi imposible sostener dichas teorías ante la abrumadora realidad de la

crisis de 1929.

Hipótesis Subyacentes De La Teoría Keynesiana

Inflexibilidad De Salarios: El mercado por sí solo no es autorregularle al menos con la

rapidez necesaria, el hecho de que por un tiempo considerable no siempre los mercados

están correctamente equilibrados se da por la existencia de rigideces en los precios,

especialmente si hablamos de salarios nominales en el mercado laboral. La teoría clásica

falla al esperar que el mismo exceso de oferta en el mercado laboral, léase desempleo, sea

el propulsor de una baja en el salario que logre eliminar tal desequilibrio; pues, siguiendo a

Keynes, los clásicos no están considerando la existencia y actuación de las asociaciones

obreras y la legislación de protección social que son parte integrante de la escena

económico-política

Teoría De La Demanda Efectiva: Para la teoría keynesiana, el empleo total depende de

la demanda total y el paro es el resultado de una falta de demanda total. La demanda

efectiva se manifiesta en el gasto de la renta, si aumenta la renta de una comunidad también

aumentará su consumo, pero éste menos que aquella. Por lo tanto, para que haya una

demanda suficiente para mantener el nivel de empleo, se debe verificar un nivel de

inversión equivalente a la diferencia entre la renta y el consumo. Por ello podemos decir

que la inflexibilidad de salarios no es el único factor que desencadena el desempleo, aun


cuando exista competencia perfecta en los mercados y todos los precios milagrosamente se

ajustaran instantáneamente, las decisiones de los inversores influirán sobre la demanda

efectiva y por último en el nivel de empleo.

Por otro lado, no sólo el desempleo, también la inflación depende del volumen de

demanda efectiva; cuando la demanda es deficiente se produce el desempleo y cuando la

demanda es excesiva se produce la inflación. Keynes acepta la conclusión tradicional de

que los aumentos de la cantidad de dinero llevarán a aumentos en el nivel de precios, pero

difiere en el proceso causal. El impacto inicial del aumento en la cantidad de dinero

disminuye los tipos de interés, lo que aumenta la demanda efectiva por inversión, asociada

a un aumento de la renta, del empleo y de la producción. Es a causa del incremento en el

costo de la mano de obra que los precios también comienzan a subir.

El Interés Como Premio Por No Atesorar Dinero: En la teoría keynesiana, el dinero

desempeña las funciones de ser unidad de cambio, medida de cuenta y reserva de valor.

Considerando esta última función, los que poseen más renta de la que consumen tienen

como alternativas atesorar dinero, prestarlo a una determinada tasa de interés o invertir en

una actividad que brinde cierto beneficio. Si las personas deciden acumular riqueza en

forma estéril, debe haber un por qué al tomar esta decisión. Para Keynes cada individuo

posee una preferencia por la liquidez que combinada con la cantidad de dinero determina la

tasa real de interés en un momento dado. Es decir, la gente atesora dinero porque existe

incertidumbre acerca de la evolución de las variables económicas y con ello “los

poseedores de dinero tienen un tipo de seguridad del que no gozan los poseedores de otras

especies de riqueza.
Consideraciones Del Ciclo Económico: La demanda agregada privada se compone de

consumo privado e inversión privada, esta última es la fuente principal de impulsos que

desencadenan fluctuaciones económicas; las decisiones de inversión dependen a su vez de

las expectativas sobre la rentabilidad futura, las cuales tienden a ser inestables. Los cambios

en el optimismo o pesimismo de los inversores Keynes los denominó “animals spirits” y los

señaló como los causantes de desplazamientos en la demanda agregada y, a través de ella,

en el producto agregado y en los niveles de desempleo.

Como los mercados no son auto regulables, se hace necesaria la aplicación por parte de las

autoridades económicas de políticas fiscales y/o monetarias para contrarrestar el ciclo, esto

es medidas expansivas en el presupuesto público y en la oferta monetaria durante los

períodos de estancamiento del producto. Pues si existe desempleo, esto es por una demanda

efectiva deficiente, ésta a su vez se da por un nivel bajo de inversión; ante ello caben dos

acciones por parte del gobierno: una es la política fiscal a través de la expansión en

inversión pública que suplante a la privada y otra es la política monetaria a través de la

variación en la cantidad de dinero que modifique la tasa de interés3 y haga atractivas

nuevas inversiones por parte de los privados.

Resumen

Ya dijimos que en la teoría keynesiana, la demanda agregada se compone de consumo e

inversión. A su vez, el consumo es función de las características psicológicas de una

sociedad que Keynes llamó propensión al consumo y del ingreso global o volumen de la

renta. El gasto en inversión juega un papel fundamental, pues la propensión al consumo es

bastante estable. Esta inversión depende de la tasa de interés y la eficacia marginal del
capital. A su vez, la tasa de interés es el premio por no atesorar dinero y depende de la

preferencia por liquidez del público y del volumen de dinero, este último es controlable por

la autoridad monetaria. Por otro lado, cabe destacar que la eficacia marginal del capital, a la

cual Keynes le atribuye importancia capital en la generación de los ciclos, depende de la

previsión de beneficios que es una variable inestable, encontrándose influida por la

confianza comercial, por el “animal spirit”

Referencias Bibliográficas

Dillard, D. (1962) “La Teoría Económica de John Maynard Keynes.” Traducción

Editorial Aguilar. Madrid.

Keynes, J. M. (1930) “Tratado del dinero.” Ediciones Aosta. Madrid. 1996

Keynes, J. M. (1936) “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero.”

Traducción Fondo de Cultura Económica. México. 1943

https://www.zonaeconomica.com/teoria-keynesiana

También podría gustarte