CONCVÜ/O DE BELLEZA

Srta. Luisa Elena Burmester

 C A R A / y CABETAX

NTRÓ con un poco de vien- le completan la bolsa, lo

to, acercó su silla a la mía que inmediatamente decide
y empezó a hablara El café hacer es adquirir el carripo
que le sirvieron le guiñaba vecino. Mira por encima de
el ojo desde lo hondo de la sus limites con algo dé vo-
taza, cansado de esperar, y luptuosidad, saboreando el
esperó hasta enfriarse C9m- señuelo de dominarlos. Los
pletamente, hasta que ' el más íntimos afectos pasan
mozo se lo llevó como a a segundo plano en su co-
un pajarito muerto. razón, del que se adueña por entero el afán, no
— Hay una geometría de las ambiciones, o, ya de enriquecerse, que eso quitaría belleza a
mejor dicho, todas las ambiciones tienen formas sus aspiraciones, sino sólo de enlarguecer la en-
geométricas. El quid consiste en adecuarlas de vergadura de su paisaje. El día que compra un
manera que puedan llevarnos al triunfo. En to- terreno aledaño, es el más feliz de los suyos. De
dos la ambición es igualmente grande; lo que esa giiisa, mientras más rico se va poniendo, más
varía es su modalidad. En unos es triangular; eu dilata sus miradas, más ancho es su cielo. Su
otros, circular; en éstos, lineal; en aquéllos, in- ideal sería anexarse los campos de los demás, ser
forme. Así, el hombre de las ciudades tiene de propietario de toda la tierra. ¡ Es tan soñador,
las cosas y de la vida un sentido de elevación; que ha plantado árboles en el horizonte, imagi-
el campesino procede siempre longitudinalmente. nándolo parcela de su feudo!
Cuando el primero progresa, sube; cuando el se- " ¿Quién obra mejor? Creo que el primero. Su
gundo mejora, se alarga. Verá usted. conducta está más de acuerdo que la del segun-
" La mayor aspiración del hombre de la ciu- do con la esencia misma de nuestra cultura. El
dad, en cuanto habitante de ella, es comprarse caso constituye una prueba palmaria de que la
una casa. Una vez que la tiene y ha almacenado ciudad es hija predilecta de la civilización, mien-
algunos pesos ¿en qué resuelve emplearlos? Na- tras el campo sólo recibe sus favores muy de
da más simple: construye sobre su casa otra ca- tarde en tarde, y a veces sólo sus desperdicios.
sa, es decir, le pone un segundo piso. Y así el La verdad es que el campo no entró nunca pa-
tercero, y así el cuarto. La lógica nos indica ra nada en los balances del progreso. Con-
que tal ha sido la génesis del rascacielo. viene recordar que los trenes pasan por
" El labrador que posee un campo, el campo, pero no van a él. Los rieles
cuando obtiene pingües ganancias que son brazos que se tienden las ciuda-
 CARA./- Y CARETAS

des entre sí de de que /

para saludar- en un s o 1 o
se. El campo es campo se obten-
un pretexto. dría frutos de cli-
" E l rascacielo es la m a s y países opues-
V e n u s de Milo de tos, pues es cuerdo que
nuestro tiempo, es los pisos de arriba se-
nuestro P a r t h e n ó n , es rían utilizados p a r a
el templo de nuestra plantaciones q u e re-
cultura. E n las obras quieren la acción di-
ya consagradas por el recta del rayo solar,
paso de varias genera- cual la caña de azúcar,
ciones, desde las esta- mientras en los infe-
tuas de Fidias hasta riores, aquellos adonde
los lienzos de Miguel no llegase el sol, se co-
Ángel, hay m e n o s be- secharía frutos propios
lleza, menos contenido de las regiones frías.
artístico que en un " L e regalo a usted,
rascacielo de cuarenta don Alberto, esta idea,
pisos. Y a es tiempo de mas p r o m é t a m e llevar-
que la gente se vaya la a la práctica. E s
acostumbrando a oír susceptible de mejoras
estas cosas. E s indu- y bifurcaciones. Podría
dable que la arquitec- hacerse también cam-
tura, considerada por pos corredizos cuyos
algunos ingenuos co- pisos m á s encumbra-
m o arte en decadencia, dos se deslizarían a
ha alcanzado con el manera de techo solire
rascacielo su g r a d o de las ciudades, los días
expresión más puro, de canícula, con lo que
h u m a n o y eterno. L o s desaparecerían los
resobados estilos po- "coups de chaleur".
pularizados con los nombres de jónico, dórico, Los m á s ricos agricultores edificarían estancias
gótico, romano, etc., me producen cosquillas en tan altas, que el cielo, en las horas de cansancio,
la epidermis del alma. Son buenos para una ar- podría apoyarse en ellas. Los gatos para subir a
quitectura de juguetería. Nosotros hemos fun- los tejados se verían obligados a tomar ascensor.
dado un nuevo estilo, el estilo sin estilo. ¡A mí Miraríamos hacia arriba, y''veríamos que los ár-
no me va a decir nadie que contemplando la boles, en vez de frutas, daban estrellas. Cuando
A l h a m b r a de Granada, verbigracia, se emocio- pasara algo en el piso de abajo, las cebollas del
ne m á s que en una esquina de la Quinta Aveni- de arriba se inclinarían a agüeitar, para conti-
da de Nueva Y o r k l l E s o es literatural nuar m u r m u r a n d o como siempre, con su boca h e -
dionda de malas palabras. E n la primavera, el
" Y bien, ¿por qué el campesino no habría
viento parecería escapado de un frasco de perfu-
también de aprovechar este m o m e n t o de reno-
me. La caída de las hojas a la hora del crepúscu-
vación de valores que estamos viviendo? E s
lo, haría el efecto de un manojo de luces artifi-
pensando en su situación que me ha ocurrido
ciales. Las malas hierbas continuarían engañán-
una idea para resolverla. Escuche usted mi p r o -
dose, porque al verse tan arriba dirían: " ¡ C ó m o
yecto.
hemos crecido!", y continuarían haciendo daño,
" i H a y que inventar el campo de varios pisos!
pero un día nosotros las arrancaríamos de un
E s s u m a m e n t e viable. Se trata de un problema
tirón para arrojarlas a la basura. E n cuanto el
de ingeniería elemental. U n niño podría llevar-
sol se entrara en el ocaso, todos los maíces se
lo a cabo si dispusiera de los recursos necesa-
cuadrarían ante él y le presentarían las armas.
rios. N a d a de operaciones algebraicas, ni cálcu-
D e noche, encenderíamos faroles en todas las
los infinitesimales, ni horrendos rompecabezas
esquinas, y al alejarnos creeríamos que todo el
logarítmicos.
campo era un inmenso árbol de Navidad. Los
"Sobre un terreno determinado se coloca gauchos se pondrían a tirarles boleadoras a los
una planchada de hierro macizo de unos dos luceros y en una de sus laceadas lo agarrarían a
m e t r o s de espesor, levantada a quince o veinte Dios por el cogote y lo traerían otra vez al
del suelo por recias columnas de bronce. A esa m u n d o . Y todos nos haríamos b u e n o s . . . "
planchada se la recubre de varios pies cúbicos
de tierra, y ya está el segundo piso. P a r a el ter- Calló. Se sorbió a grandes sorbos la luz que
cero, así como para los sucesivos, que podrán entraba por la ventana, y cuando el polvo de la
ser t a n t o s cuantos se quiera, se obraría de idén- obscuridad empezó a caer sobre las cosas, m e
tico modo, pero r e m a c h a n d o las columnas des- alumbró el cora::jn con un apretón de manos,
tinadas a sostener los nuevos pisos contra el y se fué. N o lo volví a ver. Cuatro días después
andamiaje de los primeros, cuya resistencia se supe que había m u e r t o bajo las ruedas de una
aumentaría a voluntad. El regadío se haría por locomotora la misma tarde que m e comunicó
medio de m a n g u e r a s . El ganado, los peones y su proyecto. Deseo que se cumpla su voluntad.
las cosechas serían transportados de abajo a Mas, como me faltan los medios para realizarla,
arriba y viceversa, en sólidos montacargas. hago esta_ publicación, y quedo aquí, hundido
" P o c a s cosas hay tan sencillas en el m u n d o , en un sillón de mi aposento, esperando que un
y sería innocuo insistir sobre que suave golpe sobre la puerta me
las ventajas que este sistema A L B E R T O anuncie la llegada del empre-
proporcionaría son incalcu- sario milagroso que venga a
lables. Desde luego, salta H I D A L G O poner su fortuna a mis
a la vista la m u y g r a n - D I B U J O S DB V A L D I V I A órdenes.
 C M I A ^ f CAREIAJ-

A QUELLA mañana
/ '•: el sol amaneció EL CIELO sino bajo un esque-
leto de cielo, en la

LE-
•^ leproso. La lar- caja toráxica de un
ga cuchillada de la aurora, lejos cielo fósil. En la siesta todo se hizo
de cicatrizar, agravó sus tintes purulento. En la juntura de las cos-
sanguinolentos. Lentamente, un tras supuraba un desaliento inago-
firmamento.
PBO
color cianótico fué enfriando al

Todo el paisaje, como envejeci-

do, con un verde cansado de gri-
tarse, parecía sobrecogido y tími-
table.
Los árboles, erectos como vigías,
mostraban puñados de luz al firma-
mento, afreciéndole la gloria de que
los inundara otras veces.
do ante la lejana dolencia del pa- La tarde, acurrucada en las entra-
triarca ineludible de los panora- ñas de las cosas, abría sus pupilas
mas. Primero fueron manchas ais- insomnes, ante el milagro final.
ladas, que se hubieran podido En las manos absortas se colum-
tomar por nubes estrujadas de piaba el ocio o parpadeaba el ruego.
sol. Después, sus bordes nítidos, Ya era todo el cielo una sola pús-
donde las miradas sufrían cortadas tula, una única llamarada de podredumbre. El
como por un
cuchillo, demarcaron la infinita enfermedad. azul era apenas una guadaña de acero que sega-
El sol — ojo del cóncavo Poliferno — no irra- ba el poniente. Todas las puertas se abrían anhe-
diaba la enérgica luz de otras veces. Diríase, más losas de respirar aquel último jirón de cielo,
bien, que la luz manaba de él como pus de una úl- aquel retazo de luz limpia.
cera. Sentíamos el alma, apergaminada, bambo- Y fué todo el cielo innoble, hediondo y soez,
learse medio desinflada sobre el cuerpo exhausto. como la capa de un mendigo.
Las ventanas, como espejos mal azogados — tar- Lamentables faroles pretendían agrupar las
tamudos de distancias, — parecían titubear al ofre- ovejas de las últimas claridades.
cernos el innoble espectáculo. Fué de pronto el milagro.
La lepra avanzaba con el día. Ya era todo un Un crujido seco, tal el de una puerta en la
casquete semiesférico, como una gruta de podre- noche. Así, de chirreante, de largo, de inquieta-
dumbre, como un inmenso cuarto creciente de la dor, de imposible.
definitiva luna de la muerte. Era el firmamento que caía en pedazos, que se
El día iba cayendo como una ceniza de siglos deshacía como la cascara de un huevo empollado.
que hacía irrevocables nuestros actos. Se sentía el Apareció la luz; la luz total, definitiva; no la
frío de los tiempos finales. El mediodía avanzaba luz cribada por el cedazo de estrellas, ni por el
con la precisión ineludible de una derrota. ojo de buey del sol, ni por el vidrio esmerilado
Ya medio cielo ardía en llagas. Dolía mirarlo. de la luna. La luz.
Se adivinaba la urdimbre que lo sostenía, la Sentimos un temblor alegre, un temblor de te-
enmarañada r e d de rremoto jovial, y un
férreos arco iris que resonar de aplausos
lo abovedaba. inflamó el espacio.
Pronto estaríamos, Era la tierra que
no bajo un cielo, DIBUJO E Q UBNA ESCALADA reía.
 C/\RAJ' I CV\kL(AJ

K A T I E

.,f'*-^,s

N rechinamiento mujer, delgada y baja, deslizábase al punto

breve y raro des- en la habitación, cerraba la ventana y se arri-
pertóme sobresal- maba a ella, corriendo las cortinas detrás suyo.
t a d o . . , Me ende- Y dijo, con un acento lejanamente inglés, ce-
recé en mi cama ceando, que recordaba el de algunas criollas:
de hotel... Escu- — "Gracias, con corazón... usted real gen-
ché. . . . Nada ya... t i l . . . Yo, mi nombre: Katie."
salvo el tic tac de Bajo cabellos negros, lisos y cortos, la linda
mi reloj cuyas agu- cara, de nariz pequeña, de ojos estrechos y obli-
jas fosforescentes cuos, atestiguaba una mezcla de razas. Sin
marcaban las dos duda, la hija de un europeo y de una malaya o
de la mañana... una china. Llevaba, sobre un cuerpecito per-
El cuarto, en el fecto, un "tailleur" de la "rué de la Paix". Una
cual penetraba ape- toca de gran modista agregaba a su fisonomía
nas el rumor debilitado de la "Cannebiére", es- algo de eslavo. En su mano izquierda brillaba
taba obscuro y tranquilo... un diamante cerca de una alianza.
El tenue ruido recomenzó... Venía d e . . . — ¿Por qué se la persigue?
I Oh, una silueta humana perfilábase a través — Katie nada hace m a l . . . jAl contrariol...
de la ventanal... ¡En el balcón!... Aunque ape- I Sí, "al contrario", es verdad 1
nas 'distinta, vi netamente las uñas de una — jY cómo ha venido usted hasta esta
pequeña mano de mujer, arañar todavía en uno ventana?
de los vidrios... — Por la del cuarto de baño donde Katie es-
Tomé mií ropas. Mientras las vestía hubo taba escondida... Cuando policemen han veni-
en el corredor un coloquio sofocado. Distinguía do allá a explorar, entonces Katie bajo ventana
yo: "|Ohl no, por ahí, sería imposible. — Sí, y siguió cornisa...
pero por el otro piso, y después el techo"... ¡Entre las dos ventanas había muchos me-
Entreabrí mi puerta. Tres hombres que pa- t r o s ! . . . lEn el quinto piso!... ¡En la obscu-
saban se detuvieron. Eran el detective privado ridad. . .•
a servicio del hotel, el director y un agente de — Katie habita entrepiso de este hotel con
policía de uniforme. su marido. Un gentleman, loh, un malísi-
— ¿No ha visto usted nada anormal? mo gentlemanl ha tomado en el cuarto de
Y, sin esperar mi respuesta, empujándome una cinema artista americana, en el piso de
casi al interior de la pieza, el detective prendió usted, aquí, quinto, un collar de perlas grueso
la electricidad y tuvo una mirada circular y sos- valor, y, salida yo, lo ha escondido en nuestro
pechosa. baúl, en el fondo... Mi marido no amigo con
Aquello me disgustó. Así, en lugar de seña- policía... Entonces, mañana policía registraba
lar la silueta en el balcón — hecha invisible nuestro equipaje, encontraba collar y nos per-
desde que hubo luz en el cuarto, — respondí seguía... Pero Katie ha venido, ahora mismo,
en un tono seco: volver poner collar en cuarto de la actriz, que
— No, señor, no he visto nada... He abier- bebe mucho "champagne" y no cierra cerrojo,..
to la puerta a causa del ruido que hacían uste- Sin embargo, ella ha despertado, ella misma,
d e s . . . ¿A qué viene esa pregunta? justo como Katie partía; ha gritado, lla-
— Por nada... tal vez porque está usted mado . . .
vestido a estas horas. Buenas noches, Ella gesticulaba de una manera ex-
señor. trañamente expresiva. Y su cara
Y cerró la puerta, Sus pasos se mate, de facciones cortas y preci-
alejaron... sas, como esculpidas, era unas
Esperé algunos minutos. Lue- veces la de una miss, otras la
go fui, suavemente, a dar de una musmé...
vuelta a la falleba. Una Como la mirara yo sin
 CARA./ Y CARETAJ

responder, creyó que ponía en duda sus afir- pre. Hasta la creo un poco traviesa. Tengo
maciones. todo un expediente a su respecto... Varias
--¡Señor, Katie le ruega registrarla!... condenas allá lejos, por motivos casi hono-
¡Ella jura no tiene ya collar I . . . Mire usted. rables y que previenen a su favor: con-
Abrió su saco, dio vuelta sus bolsillos, golpeó trabando de drogas farmacéuticas para cu-
en sus caderas, quitóse su toca y sacudió sus rar a los indígenas, fomento de revuelta en-
cabellos. Todo esto con una prontitud de ges- tre aquellos que son a menudo explotados,
tos sorprendente, casi animal. ultraje a las autoridades que no son allá siem-
— Ahora... jKatie tiene permiso partir? pre respetables. En penúltimo lugar, era ¡imagí-
— ¿No teme usted ya que?..! nese usted 1... ¡era, entre los cocoteros, los piratas,
— ¡ N o . . . . esos policemen tienen gruesos bo- los coolíes y los cocodrilos, la fundadora de una
tines... ruido mucho... Buenas noches, señor, sucursal del Ejército de Salvación!... ¡En los
usted real gentil para Katie... ¡Gracias con "cabarets" de los puertos predicaba la virtud
corazón I. .. a los marineros ebrios, e iba a los hoteles euro-
Abrió ella misma la puerta y, de.spués de una peos a reprochar su lujo a los plantadores u
de esas sonrisas de raza amarilla en las que hay oficiales! Fue así como conoció a Benoit, el más
siempre un poco de desdén, desapareció en las extraordijiario fullero profesional que exista, un
tim'eblas. especialista de las partidas de poker que se
Volví a acostarme riendo. En los puertos de realizan a bordo de ciertos transatlánticos...
la Malasia he visto muchas de esas mestizas, Está sin cesar entre Marsella y Yokohama, o
infantiles y encantadoras. Tienen todos los de- Burdeos y Buenos Aires, o Cherburgo y Nueva
fectos o todks las virtudes de sus dos r a z a s . . . Y o r k . . . ¡Una destreza prodigiosa I . . . Nunca
¿Pero esta historia del collar?... hemos podido pescarlo en flagrante delito...
¡Bahl no era inverosímil en Marsella, donde Ella, Katie, emprendió..., se la doy a usted en
los paquetes traen tanto» internacionales du-^ m i l . . . , el reformarlo, el convertirlo, sí, señor...
dosos. t^nto que comenzó a quererlo, que él la amó
también y que se casó con ella; ni más ni me-
n o s . . . Ella lo adora, aunque tenga el aire de
un paisanote normando, lo que lo hace más
peligroso todavía.
" Ya ha podido obtener de él, no que deje de
,^ t día siguiente, en plena calor proven'zal, jugar, pero sí que no "fume" sino a aquellos
¿.i almorzaba yo en el parque de un gran que, a su parecer, lo merecen: los negociantes,
' restaurant, cerca de los Catalanes, en la los usureros, e t c . . . "
orilla misma de la bahía donde, a veces, una — La pura tradición de Cartouche y de Man-
ola venia a babear con negligencia en las rocas drin...
rojizas. Los platos tenían gusto de ajo y aza- — Que concluyeron m a l . . . Benoit practica
frán. Trozos de hielo flotaban en el v i n o . . . sus habilidades con una sola mano. Esa habili-
Cuando dos napolitanos guitarreros cesaban de dad consiste en servir, no la carta de arriba, la
cantar la "Spingola francese" o "Fíiniculí Funi- cual prefiere reservarse o dársela a un cómpli-
culá", oíanse crepitar las cigarras en un campo ce, porque la sabe buena, sino aquella que viene
próximo, todo quemado de s o l . . . Un olivo inmediatamente después. Ordinariamente, se ne-
retorcido abrigaba un poco mi mesa en aquel cesitan ambas manos; él lo ejecuta con el
parque casi africano con sus cactus, sus mons- extremo de la izquierda, muy invisiblemente...
truosos áloes semejantes a pulpos y sus palme- Y trabaja siempre solo, en tanto que los otros
ras polvorientas... marchan en equipos de tres o cuatro... ¡En el
De pronto, percibí al señor Parenguet, comi- mismo buque, van a menudo, hágase usted car-
sario especial de Seguridad de Marsella, quien go, el equipo de Mitchell, el equipo de Schmidt,
erraba entre las mesas, como si buscara a al- el holandés y nuestro Benoit, que es él solo un
guien. Es un hombre largo, delgado, de tez equipo!... ¡.\h, es un iiiaravilloso "griego"!...
biliosa de colonial. Ha viajado y le gusta na- Un día, cuatro jugadores que no cesaban de
rrar. Yo le debo el tema de más de un cuento. perder, sospechan algo y lo registran. El los
No tuve que hacerle señas. Me percibió y vino deja hacer. No encuentran nada y se excusan.
a sentarse a mi mesa. Aceptó una taza de café; Entonces Benoit, con una buena sonrisa: "Pe-
y después que se la sirvió, me dijo sonriendo: ro era es'to muy natural, señores. ¡ Ahora ya
— ¿Con que encubre usted ratas de hotel? no más desconfianzas!... ¡Continuemos!"...
Sonreía, sí, pero sus pupilas, rodeadas de Tocábale a él dar las cartas y el "pozo" era
amarillo, mirábanme atentamente. gordo; les da a cada uno un "carré" y a sí
¿Una rata de hotel?... ¿Habríame metido yo mismo un. "royal flush"!... ¡Ah, bien caro les
en algún feo asunto?... costó aquel despojo!
Me apresuré a contarle, y con detalles, el — ¿ Pero los reglamentos de a bordo permiten,
incidente de la noche última... Después, el s';- entonces?...
ñor Parenguet, dióme este consejo: — No se puede impedir a los pasajeros el
— Otra vez, querido señor, deje usted ha- jugar en sus camarotes... ni aun en el "smo-
cer a la policía, aun cuando proceda sin tac- king-room"... Y por más que se les advierta,
t o . . . Por otra parte, la historia del collar por cartelones en letras gruesas, que es pe-
que le han contado es probablemente ligroso jugar con gente que no se conoce,
exacta... Esa muchacha tan chusca es es como'tocar la flauta... La semana
la hija de una malaya y del "purser" pasada, mire usted, un paquete que
de un paquete inglés... No le co- venía de Colombo, desembarca aquí
' nozco más nombre que el de y tengo noticias que un hijo de
..;'', Katie... No es antipática, le- familia había dejado todo lo
' . ,,, jos de eso, pero sus hechos que poseía en las garras de
y gestos sorprenden siem- Schmidt, el'holandés. Voy , .!
 C A R A / Y CARETAX

a verlo al hotel. Le pido que presente queja. Me cortos, de palma muy larga, parecían indepen-
responde que sus compañeros de juego eran gen- dientes de él mismo: "no las miraba", mientras
te honrada y que, por otra parte, si alguno de con precisión y prontitud vertían agua de
ellos hubiera trampeado, lo habría visto... jY se Seltz, alcanzaban un piróforo, tomaban un ciga-
.íuicidó al día siguiente!... Piense usted si que- rrillo y abrían una cartera donde elegían tal o
rría yo encerrar a todos esos fulleros. A Benoit cual tarjeta de visita, al tacto.
como a los o t r o s . . . No me falta sino un fla- Luego se levantó, pasó cerca de mí cojeando
grante delito. Se sabe, y es por eso que pudiera un poco y salió, con su aire azorado, candido,
ser muy bien que Mitchell haya, en efecto, pero dando una impresión de fuerza más visi-
escurrido el collar de perlas en los baúles de ble todavía que cuando est.iba sentado. lEra
Benoit para hacerlo arrestar. Tiene un odio aquel el hombre que, en Sud América, cam-
terrible contra Benoit; primero, porque en di- biaba balas de revólver entre dos partidas
versas ocasiones éste ha desplumado víctimas turbias!.. .
sobre las cuales Mitchell tenía miras; y des- No se me observaba; tomé mi vaso de
pués, porque Mitchell, haljiéndole anteriormente "gin-vermouth" y fui a sentarme cerca de Ka-
pedido que entrara en su equipo en soberbias tie. Apartó ella las manos de ^u cara empapada.
condiciones, Benoit respondió ique era el un — ¿Por qué llora usted?
artista y que por nada del mundo se compro- Sus rasgos de linda muñeca japonesa hicie-
metería con un chapucero como Mitchell, un ron esfuerzos para encontrar de nuevo su
bajo obrero, un torpe! En el mundo aquel, se- puro dibujo. Pero las lágrimas desbordaban
mejantes alegaciones son injurias atroces... En siempre fuera de los ojos de almendra. Al
Valparaíso, el año pasado, Mitchell y Benoit fin respondió, con su voz enronquecida de
cambiaron tiros de revólver en el "hall" del pena:
"Traveller's H o t e r ' . . . En Santiago de Cuba — Katie puede decirlo a usted, tan real gen-
hicieron la misma cosa, en el mismo pasadizo t i l . . . El marido de Katie tiene un enemigo...
del desembarcadero; Mitchell tuvo una herida en desde tiempo mucho... Deben ellos dos arreglar
la frente y Benoit er muslo atravesado; cojea esa cuenta... hacer batalla con revólveres, esta
todavía. Y en Colombo, de donde llegan ahora, noche, las once, delante principal entrada del
entre ellos se había decidido una especie de due- parque Boreüi... Una batalla... de muy cerca,
lo; fué Katie que lo impidió, yo no sé c ó m o . . . con gruesos revólveres.., siempre un muerto,
En fin, el incidente de esta noche se ha cerrado... frecuentemente dos...-, esta noche, las o n c e . . .
De todas maneras, querido señor, desconfie us- Pobre Katie, nadie familia, nadie más que su
ted más y más de las visitadoras nocturnas... marido... Si marido matado, Katie sola en
mundo... •
Y sus sollozos se repitieron.
— jCómo se llama ese enemigo?
— ¡Mitchell! Pero usted no conocerlo... El,
hombre no de aquí... Ahora, Katie i r s e . . .
Dejóme apiadado.
EGRESABA yo 3. píe, E lo largo de la exten- ¿cómo impedir ese encuentro a revólver, que
sión marina, más azul todavía que el cielo inquietaba tanto a la pobre chica?...
•y donde, por trechos, bajos fondos ponían ¡Pardiez, prevenir al señor Parenguetl...
inmensos rastros violetas, como grasos... Mi Haría él en seguida lo necesario. Bastaría, por
hotel tenía un bar, en el subsuelo, donde se en- ejemplo, que enviara un agente a prevenir a los
contraban tipos internacionales curiosísimas. Ba- adversarios sobre la mala situación en que iban
jé hasta allí. Aun cuando aquél no fuese un sitio a colocarse... Dos minutos después estaba yo
popular, el aire olía a ajo tanto como a "ver- en el gabinete del comisario especial.
mouth" y a cigarro frío, i El ajo, "leit-motiv" de Por la ventana entreabierta, suijía el rumor fo-
Marsella!... ráneo, los olores de fritura, de mariscos y de
Poca gente: dos rliecánicos de torpederos que ajos del mercado Belzunce.
trincaban con unos suboficiales de la colonial; A medida que yo hablaba, la cara del señor
en un rincón, algunos italianos conversando en Parenguet poníase radiante.
voz baja, con el fieltro sobre los ojos. — lY bien, los tenemos! — exclamó. — Esta
De repente, oí sollozar suavemente a una mu- noche, desde que comiencen su cañoneo, inter-
jer detrás de las plantas verdes que aislaban venimos . . . No demasiado pronto, a fin de que ten-
un ángulo del bar. Agachándome un poco, la gan plomo bajo el pellejo, el uno y el otro, se-
percibí: era Katie, vestida como la noche an- gún la chica lo teine... ¡En todo caso, a la Mor-
terior y con la cabeza entre las manos. A su gue, al hospital o a la cárcel!... Si uno de ellos
lado, un hombre grande, grueso, de bigotes sobrevive, con lo que diré al presidente de la
caídos, color algo rojizo, ojos ingenuos, sienes correccional, pasará un buen tiempo antes que
grises, enredado entre su levita de novio de al- vuelva a subir a bordo de un navio... ¡Ven-
dea, 1 Benoit, ciertamente!... ¿Cómo ese grue- ga usted con nosotros ésta noche... y asis-
so paisano, sin siquiera el aire ladino de un cha- tirá al alboroto 1
lán normando, era el famoso Benoit, el empe- No era eso lo que hubiera yo querido.
rador de los "griegos"? ¿Qué "pichón, aún pre- ¡Gracias a mí, la pobre Katie lloraría aún
venido, hubiáta desconfiado de aquel "desplu- m á s ! . . . Decididamente yo desatinaba... No
mador" que parecía el sacristán.de su pue- me quedaba más que advertir a Benoit
blo?. .. Pero, examinándolo mejor, le des- y a su mujer.
cubrí dos expresiones de fisonomía, una Pregunté por ellos al gerente del ''
algo necia y otra fina, brutal, domina- hotel. H a b í a n salido. No vol-
dora, que surgía a ratos y delataba vieron. 1
al malhechor. Su nuca musculosa, Y fué en vano que yo regis-
nudosa, era la de un temible trara todos los rincones de
•: combatiente. Sus manos blan- Marsella donde podía en-
cas, manicuradas, de dedos contrarlos... •
 CAR/^sy Y C/\RETA/

l;i noche, a las diez y media, éramos cua- — Buenas noches, míster Parenguet. E»
tro, el señor Parenguet, dos pesquisas de toy sin armas .. pueden rCKistraime Pero si
particular y yo, a esperar, frente a la en- quiere tomarse el trabajo, usted y su compañía,
trada del parque Borelii, a cincuenta metros más de ir hasta el bodegón de allá, encontrará algo
o menos, en la sombra de una carreta abando- que le interesará profesionalmente — dijo con
nada. Y sabíamos que un poco más lejos, eclia- un original acento cosmopolita en el que había
dos en el suelo en las tinieblas, había cinco inflexiones bajo normandas, inglesas, un tar-
agentes de policía de uniforme... tajeo de apache y aun del "twang" neoyor-
Las tinieblas tibias olían a eucalipto. El mur- quino. ..
mullo alejado de Marsella asemejábase al del En grupo corrimos hasta el b a r . . . Vuelvo
m a r . . . Ningún ruido próximo, salvo el gangueo ahora a ver aquella sala embaldosada, rever-
de un fonógrafo en un bar situado a trescien- berante de luz eléctrica, con sus mesas de ma-
tos metros de distancia, bar de mala reputación dera a lo largo de las paredes, bajo multicolo-
aunque bastante elegante, donde se bailaba. res reclamos de aperitivos... Aquello tenía
Los policías, indistintos en la sombra, obser- olores de vainilla, de tabaco americano y de
vaban ima inmovilidad profesional. Los raros a j o . . . Aquí y allá, sillas volcadas, pedazos de
paseantes no sospechaban su presencia... vidrio, guantes, una mantilla...
Yo esperaba, deseando con todo mi corazón Algunos consumidores de pie y el patrón, un
que los adversarios no apareciesen, y que nues- gordo napolitano, miraban con estupor a un
tra estación allí fuera vana. hombrote grotescamente extendido en el sue-
En una iglesia sonó el cuarto de hora de an- lo y cuya sien derecha sangraba.
tes de las o n c e . . . El fonógrafo del bar malo El fonógrafo gangoseaba siempre; un agen-
emitía, con obstinación, un fox-trot... te quebró de un golpe el disco.
Seguía yo las agujas de mi reloj: [Menos — ¡Pero es a Mitchell a quien han muertol...
diez!... ¡menos ocho!... ¡menos cinco!... — exclamó el señor Parenguet. — ¿Quién ha
¡menos d o s ! . . . sido, entonces?... Veamos, Benoit...
¡A las once precisas, un paso pesado pre- — Y bien, sí, míster comisario; es ese canalla
cedió a una larga silueta que cojeaba!... ¡Be- de Mitchell... Ha quitado a Schmidt una gran
noit!... Fué tranquilamente a situarse a la suma este último tiempo y Schmidt me dijo
derecha de la puerta del parque, a la luz de hace un rato lo que pensaba hacer aquí esta
im gran farol eléctrico que se encontraba a noche... Entonces me encontré embaraza-
cierta distancia. dísimo... Por una parte, no tenía ningu-
na razón para preservar la existencia de un
Miraba en todo sentido, con una ansied.-.d bandido como Mitchell, y por otra parte,
evidente, la mano derecha sobre su bolsillo de reflexioné que si Mitchell era "emplomado" esta
costado. noche, sería a mí a quien se acusaría, y
El señor Parenguet sopló a sus agentes: por más que protestase, no se creería en mi
— Desde las primeras detonaciones avan- coartada y se me encerraría de todas maneras,
zarán ustedes, no demasiado rápidamente, gri- ¿no es verdad, míster Parenguet? Entonces, Ka-
tando: "¡Arriba las manos!", pero no demasia- tie hizo una falsa confidencia al gentleman pe-
do pronto ¿verdad?... que tengan tiempo de riodista, que es conversador... Y así poseo yo
estropearse... ¡Y si oponen la menor resisten- una coartada perfecta.., ¡Tenían ustedes, to-
cia, tiren I dos, los ojos sobre mí durante los tiros de re-
Los oí hacer girar el gatillo de sus brow- vólver de Schmidt!... Si fuere necesario, esta-
nings... rían ustedes obligados a atestiguar que no he
Más allá, Benoít estaba siempre inmóvil en sido yo quien ha matado a Mitchell... ¡Oh, no,
la semiclaridad, la cual, desde mis tinieblas, yo no le he faltado al respeto!... No le he pe-
parecía una luz viva... dido a usted que viniese... ¡No tenía usted
Las once y cinco... Las once y diez... El más que no escuchar al gentleman periodistal...
silencio se entorpecía... Un poco de bruma ha- Pero toda esta "soirée" le evita molestias futu-
bía surgido y no se distinguían ya los árboles ras, porque, "primo": Mitchell, helo ahí delante
del parque Borelii... de usted, extendido por tierra, pastel de carne
¡Las once y cuarto!... ¿Mitchell iría a faltar fría, a quien no tendrá ya que vigilar... "Se-
a la cita?... jo bien arrastrándose por el sucio, condo": Schmidt, el imbécil, ha escapado en
deslizándose de árbol en árbol iba a hacer fuego auto, y usted lo atrapará y lo mandará a la
a lo imprevisto, por detrás? cárcel por mucho tiempo. ¡Otro desembarazo!..,
En ese instante sonaron dos detonaciones... "Tertio": Yo he comprado un rancho en Cah-
Pero venían del bar del fonógrafo donde se fornia y no navegaré más: ¡lo he prometido a
oyeron en seguida exclamaciones, llamados... Katie!... ¿No me retiene usted?... ¡ N o ! . . .
Algunos consumidores huían... un auto Entonces, buenas noches, míster comisario...
pasó delante de nosotros como una tromba... "¡Come on, Katie dear!"
IY la voz de Katie, elevándose a los tres Al pasar por mi lado, la pequeña mestiza
o cuatro metros detrás de mí, gritó: murmuró con su voz ceceosa:
— I Aquí, Benoit. .. aquí, Benoit! — ¡Usted real gentil para Katie!...¡Gra-
¿Cómo había podido llegar hasta tan cias con corazón!... ¡Katie no olvidará!... ^'
cerca de nosotros y permanecer ahí, El señor Parenguet oyó y agregó
: : sin que la percibiéramos o la oyé- para mí: -
ramos? — ¿No cree usted que nos ha fu-
), Entonces Benoit, con las manos en mado, la briboiizuela?.'.. Pero Be-
, ,, ^1 3ire, dirigióse tranquilamente noit tiene razón: ¡la "soirée" ha '
hacia nuestra carreta. sido buena!... •• V

J J. R E N A ü D
 CAR.-V Y CARE'IA/

O.
UEA te
ha dao Crioll^^ encontrarse con
una chica elegante,
por la bien hablada, bien
moral, d e r e c h i t a , bien
lo que hechita, que una
te po- misma, vieja y to-
nes viejo, y es, do, pero mujer al
ni más ni menos, cabo, se para a
como siempre su- mirar o a conver-
cede, porque has sar con tanto pla-
sido un gran in- cer? ¿Me vas a
moral. decir que no gana
— l E h l ¿Có- el gusto de la
mo? gente, con verlas
'—Como l'óis, bailar, agarradas
Robu'stiano. E s - a unos mucha-
tás criticando una chos ágiles y se-
porción de pava- rios, que por lo
das que se ven menos hayan
con los ojos y te aprendido a dar
has olvidao de unas vueltas con
«na punta de co- "chic", en esas
sas que se hacían danzas modernas
antes con las ma- que son como fi-
nos y con los gu. ".s, y tan bien
pies, sin verse. estudiadas? ¡ Pero
' — Francamen- si es una ciencia,
te, Teodora, que m'hijo, una cien-

CAff
me confundís... cia I Y la mucha-
Un honíljre como cha, como si tal
yo, en fin, que r.o cosa. La misma
h a b r á sido un ilusión de gustar,
sí.nfo, pero que como las de an-
ha tratao de por-
tarse i'ecente-
ménte...
-^ Si no sos vos •
so!o. Ya l'he oído ,
CON ILKHC '
tes, con su traje-
cito, y la misma
ilusión de diver-
tirse y de que la
abracen, y de to-
decir a tu compadre Patricio tus mismas quejas. parse por fin con un novio, como las de antes,
Que las muchachas de aura por aquí y por allá. bailando. Precisa ser decente o no ser decente,
Que las piernas al aire, que sus modas, que sus para pensar mal, con otros trajes y con otros bai-
bailecitos. ¿Y vos y el Patricio ese, cuando se les y con otros cortes de pelo. Pero de eso a de-
venían borrachos como unas pipas, haciendo cir que no hay moral y que sean unas libertinas,
eses por las calles (áhi tenes lo de los pies) y déjense de embromar, viejos bodrios, que eso
metiéndose con cuantos encontraban por áhi es como escupid p'arriba y que a uno mismo le
(áhi tenes lo de las manos), pa después venir a caiga. Vos has criao, yo he criao, todos hemos
cargar con sus rabias a sus respectivas familias, criao...
eran más civilizaos que los mozos de hoy día?
¿Eso era moral? ¿Eso eran buenas costumbres? — Eso es verdá. Es que uno exagera para
¿Era más importante el país, que ahora, en conseguir más virtú.
esas épocas, de tres o cuatro compadres en cada — Pero no hay que meterse con lo que co-
esquina y en cada almacén, ande había que rresponde a cada edá. iSantito vos, cuando me
entrar con revólver o con el vigilante pa com- enamorastesl Eras un perverso, un bandido. Yo,
prar pan y querosén? en cambio, era un ángel.
— ¡Pero hace tiempo de eso, Teodoral...
— lY te las habías con cada "matrona", en — ¡Y me perdiste 1
las puertas, de mal educadas y de sinvergüen- —y i Guarango, mal interpretao! Te quité la
zas! Mira, 16 que les pasa a ustedes es que liberta, como vos decís, pero también te quité
les acomete una gran envidia, de ver tantos el vicio de la bebida. ¡Eso es obra míal
angelitos cuasi desnudos... y saberse tan —'• Eso es verdá.
desusados ya, que, francamente, ya no — Y entonces, ¿de qué te quejas?
"•^sirven para nada. Es que hablan con — De ser viejo y tener que hacerme el
la carne y no con el espíritu, che. moralista.
Son unos vejetes rezongones, y — Pues te gané. Porque has confe-
nada más. Pero, en el fondo, sao que sos una momia y te has
unos pecaminosos vulgares. derrotao vos mismo. Voy a pre-
j-Me vas a decir vos, de- parar el café con leche. Aguár-
cime, que no-sea bonito date.

C R U Z O R E L L A N A
D I B U J O DE V A L D I V I A
 C A R A / Y CARii'lA/

r=
¿ H a b r á n o m b r e m á s lindo que su nombre?..,
P a r a nombrarlo, a solas busco estar.
H u r a ñ a buyo d e todos y presvimen
Q u e busco la quietud para soñar.
(Y ellos no saben que no hay mejor sueño
Q u e el nombre d é mi d u e ñ o ) .
¡ O b , su nombre 1. . . Su nombre es como un canto
Q u e al silencio voy dando l e n t a m e n t e . . .
El alma lo desgrana por mía labios,
Y yo lo escucho reliifiosamente.
¡ T e m b l o r d e mi emoción! ¡ E s o es su n o m b r e I
¡Grito denunciador de mi pasión I
Y es d u l c e . . . d u l c e . . . dulce, como un vino
Q u e por mis labios filtra el corazón.
D I 3 E ft o K I T A K R A L
 0 \ R A / Y CAKtlAJ

V E N G A N Z A
f^\
L señor y Iri señora Iba y venía a grandes pasos por el

6-
• \ . ^ -
• ¡ 'í
• I '^-
Beaurois terminaban
de cenar en co.rpañía
' de sus dos pequeños
I, hijos, cuando en la
comedor. El señor y la señora de Bem-
rois, aterrados por la noticia, le iT:'>ahan
sin chistar. Duray se detuvo frente a
la joven señora:
'•\ ^ puerta /el dtparta- — Cecilia, dime, ¿dónde está tu her-
„•" mentú :onó r.n vio- mana? Tú lo debes saber; ustedes se
'""' lento camoanillazo. querían mucho. Slla no se ha ido sin
— Es el señor Du- prevenirte, sin decirte dónde se iba...
;ay, jue desea hablar — Yo no sé nada. Estoy cstupeiacta.
con el señor y la señora — anunció la No la hubiera creído nunca capaz d e . . .
sirvienta que había acudido a abi ir. Ella ;o me ha hecho ninguna con*'iden-
Epaminondas Duray era el niaiido de cia. Y, por otra parte, aunque lo supira
la hermana de la señora de Beaurois. no te lo diría. Cierto que es cuípable,
— Duray.,., que entre..., que entre pero también, es mi hermana. Y en el
— dijo el señor Beaurcis. estado de furor en que te hallas...
— ¡Le habrá pasado algo a Gilberta? — 1 Tú le das la razón I...
— se preguntó la i.eñora. El señor Beaurois intervino.
Duray entró. Era un hombre j:oreno, — Vamos, Epaminondas, cálmate. Lo
de unos cuarenta años; .;na c noción que íe sucede es horrible y nos conster-
mal contenido se translucia en los ras- na; pero, en fin, no debes entregarte
gos vii'gares de su cara. tan ciegamente a la violenci-'....
— Buenas noches — dijo con voz agi- — Pero si yo me contengo... ¡Me
tada. — Quiero hablarles... contengo!... Ustedes no saben lo que
— Vayan a rus cuartos, hijos míos — era nuestro nidito... Yo estaba conti-
ordenó la joven señora, sorprendida por nuamente a sus pies, satisfacía todos
este tono y empujando hacia adelante a sus caprichos, la dejaba enteramente li-
su hijo y a su hijita. bre, pues tenía plena confianza en ella...
— ¿Dónde está ella? — gritó Duray. Jamás tuvimos una disputa. Yo cedía
cuando la señora volvió hacia é!, d:s- siempre, siempre. Me limité a ver so-
rués de cerrar la puerta. — j Dónde es- lamente las personas que le eran agra-
tá? ¡Ustedes deben saberlo I dal)les. Durante seis años he sido su es-
— íQuién? ¿A quién buscas .--quí? clavo..., y de pronto, sin que nada lo
— 1 Se ha escapado 1 i Gilberta ha hubiera hecho prever..., sin monvo...
huido! Al entrar en casa para cenar no ¡Quiero saber dónde estál... Me es
la encontré... Me ha dejado ur.a car- igual saber con quién... Sí, señor, me
ta. . . tomen... aquí está... Tengan... es igual, ¿oís? El que la sedujo ao
lean... existe para mí. Lo que importa es que
Blandía en su mano convulsa una car- ella se ha dejado seducir. No estoy ce-
ta, pero no la dio, sino que la leyó él loso de un hombre. Estoy celoso de
mismo; ella... Ella es la cul¡)able. Es de ella
" No puedo resistir a un sentimiento de quien me quiero vengar. No me divor-
más fuerte que mi voluntad... No quie- ciaré, puesto que eso sería muy cómodo...
ro mentir más ni fingir... Amo para Quiero vengarme... ¡Ah, la misera-
siempre y soy amada para siemire.. ble!... ¡ Soy muy desgraciado 1...
Debes rehacer tu vida... ¡Olvídame!.." Se interrumpió sofocado. Después, la
Duray se interrumpió estremecido de desesperí.ción triunfó sobre el furor, y
furor; estrujaba l:i carta entre .«sus di- Epaminondas se puso a sollozar.
dos crispados, mientras sus ojos pare- — Me voy — dijo al fin. — No vol-
cían los de un loco. veré jamás. Sospecho que ustedes no me
— ¿Dónde está? — gritó, después de dirán nada a u n q u e sepan algo...,
una pausa. — La sirvienta no ha podido pero yo la encontraré. Adiós... Uste-
decirme nada o no ha querido decirme des sorj, felices. Yo también hasta hace
nada; le he causado miedo... ;.Dónde pocas horas lo fui. Vuelvo r casa con la
está Gilberta? Debo saberlo... Debo en- esperanza de encontrarla. ¡Ah, la mi-
contrarla para vengarme... ¡La misera- serable !...
ble!... 1 La miserable 1... Se fué. •;•:•
 Cy\iL'\J í QARflAJ"

— (El desdichado: cómo sufre I —

dijo el señor Beaurois cuando se en-
sa había partido recientemente con rum-
bo desconocido. En dos ocasiones volvió
,31
contró solo con su mujer. — No lo hu- a lo de los Beaurois, pero éstos le con-
biera creído nunca capaz de tanto amor vencieron de que no poseían noticias, y i
y de tanta violencia. ¡Tan gordo y tan aunque ello era manifiestamente falso,
tranquilo 1 no pudo hacer nada. Hizo seguir los pa- i
— La va a matar a la pobre Gilberta sos de su cuñada, esperando saber por
si la encuentra — exclamó la señora de ella, un día u otro, el paradero de Gil-
Beaurois. — Es increíble. ¿Cómo ha po- berta.
dido hacer semejante locura? La creía Esta esperanza se realizó al fin del
dichosa. ¿Con quién se habrá ido? Cier- segundo invierno después de la huida
to que tenía sus flirteos, pero parecían de su mujer. Duray recibió una maña-
inocentes... No hay duda que ha en- na la visita del detective al cual había
contrado un gran amor. ¿Por qué ha- confiado la vigilancia de la señora de
brá hecho esto, mi pequeña Gilberta, sin Beaurois. Tenía una novedad. La seño-
decirme nada?... En fin, espero que ra Beaurois había visitado durante tres
me mandará noticias. La prevendré que días a una persona en una casa de fa-
se cuide de su marido. Después de todo, milia, vecina del Trocad ero. La señora
si no le amaba, que sea feliz con otro... Beaurois había tomado sus precauciones
Verdaderamente, estoy consternada. con el fin indudable de despistar a i;u
Después de haber salido de lo de posible perseguidor, cambiando de calles
Beaurois, Duray erró durante largo ra- con malicia y de medios cíe locomoción.
to a través de las calles sin pensar en Entraba a las iglesias o a los grandes
cenar ni entrar en su casa. A las diez se comercios para salir por otra puerta. La
encontró en los muelles de Point-du- persona que iba a visitar era, según las
Jour y se sentó en un parapeto de ma- revelaciones de una criada sobornada,
dera a mirar el Sena, amarillento y una joven rubia, llegada hacía poco
sombrío. Quizá sintió deseos de tirarse tiempo, y que se hacía llamar señora
al agua para acabar con sus sufrimien- Gilbert.
tos; pero la rabia era en él más fuerte Duray se puso intensamente pálido y
que la desesperanza. Se levantó y se respiró profundamente. Salió, tomó un
puso a caminar. A medianoche se en- faxi y se dirigí') a la casa de familia.
contró en un salón de baile de Mont- La criada pagada por el detective le
martre, y bebió champagne en gran can- atendió y le abrió la puerta de un
tidad, lo cual, en vez de amortiguar sus cuarto.
sufrimientos, los sobreexcitó. Después, En este cuarto, en un sillón Jonde es-
en una butaca se pasó la noche, sin dor- taba sentada, una joven rubia, extrema-
mir, componiendo planes para encontrar
a Gilberta. damente linda, se hallaba vistiéndose.
Era Gilberta. Al ver a su marido, lanzó
Por la mañana entró en su casa; lla- un grito de terror. Hubo un silencio.
mó a sus tres sirvientes y, después de Y, repentinamente, Gilberta se puso de
interrogarles, se dio cuenta cabal de que pie, descolorida, provocativa, fuera
no sabían nada sobre el asunto. Les des- de si:
pidió y luego cerró con llave el cuarto — i Sí, soy yo! i Soy yo! Me has
de su mujer. Después de comer en un encontrado. Tanto mejor. Termina. Má-
restaurante cualquiera, pasó por una tame si quieres. Mi hermana me ha di-
agencia de colocaciones para contratar cho... Me es igual. ¡Todo me es igual 1
un valet. Inmediatamente se dirigió a Me ha abandonado. No me ama más. Es
una gran agencia de policía privada. un miserable. ¿Quieres vengarte? ¡Má-
- Los rastros visibles de su cólera habían tame I Desde que volví me estoy escon-
desaparecido: vengarse era todo su diendo. No me animaba a salir. Tenía
afán. Encontrar a Gilberta constituía miedo de t i . . . Era una tortura... Ten-
la mayor preocupación de su vida. go bastante... Me has encontrado, imá-
Los días pasaron, la semanas, los me- tame!.. .
ses. A pesar de los esfuerzos de los de- Ella avalizaba. Duray hizo un gesto
tectives de la agencia, a la que había
abierto crédito ilimitado, no recibía nin- y Gilberta cerró los ojos esperando la
gún dato preciso. Gilberta, sin duda, ha- muerte. Pero Epaminondas dijo humil-
bía partido con su amante para las pro- demente eso que, sin desearlo, sabia des-
vincias o para el extranjero. Creyó te- de el primer minuto que le diría si la
ner una pista y se dirigió inmediata- llegaba a encontrar:
mente a Niza, pero la pareja sospecho- — Te amo. ¿ Quieres volver conmigo ?

F E D E R I C O B O U T E T
TRADUCIDO ESPECIALMENTE PARA CARAS Y CARETAS
 CAR^\/ Y CA.RETAJ

ASABA Rodríguez levita verde y botones de pla-

con el breque y se ta, algunos de esos gallegos
detuvo un mo- enormes con grandes bigotes
mento. Secundino rojos, es casi seguro que sus
Rodríguez era un remotos antepasados se lla-
gallego cochero,
no diré acriollado,
sino "italianiza-
do". Algo realmente curioso.
— iBongiornol ¿Qué tal?...
DPLA maron Hermanrico o Remis-
mundo..."
Después de estas reflexio-
nes, volvió a mirar la corpu-
lenta figura de Rodríguez, y
Asomó la cara rosada de- dijo en voz alta:
trás de la capota, dejando — Ha de ser suevo, no
l l l i l l l l l l l l l H M I I I i l l l H i n i t l IIM' más...
que el viento le alborotara
los dos enormes y colgantes — Ecco, sí... están caros los
bigotes rubios.
— Bien... — contestó se-
L. "suevos"...—respondió el co-
chero, que entendió otra cosa.
camente el pueblero. Detes- El pueblero (cuarto año
taba dos cosas del campo; la de filosofía y letras) pensó:
necesidad de saludar a todo "¡Qué bárbarol"
el mundo y la confianza que ' Era recién casado, y ha-
se tomaba aquella gente.. Después agregó: — Y bía alquilado una quinta de campo para sabo-
ese coche que me dijo, ¿está siempre en venta? rear la luna de miel. Pero tenia que ir diaria-
— Ma, s í . . . mente a Buenos Aires, a cumplir con su em-
— jQué tal es? pleo y asistir a clase, y el pateo de las quince
— De nuevo, no le diré que sea mucho... cuadras que distaba la estación de su casa
pero de fuerte, es fuerte, el cochecito... empezaba ya a fatigarle. Decidió comprar un
— ¿Y piden ciento cuarenta pesos? coche y tomar algún muchacho para los me-
— [Eccol nesteres. Caballo ya tenía: se lo había prestado
-—Bueno, lléveme a donde s e a . . . Todos los un amigo.
días nace uno y hoy voy a ser y o . . . Rodríguez se detuvo delante de algo que po-
Arrancó la yunta al trote largo, metiéndose dría llamarse un cambalache de campaña. Ha-
por entre cercos de madura. A veces un chalet b í a . . . pero no hagamos inventario, y vamos al
con techos rojos, a veces un rancho destartalado, grano. Detrás de aquellos montículos de cuan-
aparecían y desaparecían de la vista. El pueble- to Dios crió, aparecía, casi blanco de polvo —
ro, viendo los anchos lomos de Rodríguez, su en algunas partes este polvo convertido en tie-
cabezota y sus bigotazos, pensaba: "Debe tener rra y esta tierra germinada en yuyos, — un ve-
sangre de suevo. En el siglo cuarto o quinto de hículo rarísimo que parecía hecho con diver-
la era cristiana los suevos, belicosos y bárbaros, sas piezas de diversos coches. Era macizo y
invadieron Galicia. Allí quedaron. Por eso, endeble, ligero y pesado; las ruedas, gruesas;
cuando vemos en la puerta de alguna tienda, de la caja parecía de cartón...
 CAli.-Xy Y C/\Ki:.lA.J

El pueblero se i-ascó la cabeza. Su erudición ras desusadas, torneados de estilos reminiscentes

no bastaba ,para poder discernir las diferentes y vagos,., era algo "colonial", para decir la expre-
épocas, los varios estilos, las innumerables com- sión exacta... Estaba, pues, casi a la moda.
postiíras porque aquel portento había pasado — La habrán hecho con algún trozo do la ca-
y dejado de pasar. Rodríguez, poniendo su nia- rroza de Cisneros... — murmuró él, todo filo-
naza en una de las ruedas, que parecía de carro, sofía y letras, subiendo al pescante y empuñan-
afirmó, convencido y terminante: do las riendas. Llamó a su mujer, que no se lo
— De fuerte, es fuerte el cochecito... hizo repetir y, a pesar de sus íntimas prevencio-
— Sí, ya s é . . . — No se resolvía el pueblero. nes, echaron a rodar majestuosamente en cuan-
El dueño del cambalache, una especie de oso to arreó el caballo. Se notaba que aquello había
gris, se aproximó para gruñir: tenido su alcurnia y conservaba un aire.
— Se lo cheva; guanda vece lo rompa se lo Ya por entre las quintas, la brisa fresca y per-
gompongo g r a t i . . . fumada de resinas les dio una alegría tónica, un
El pueblero lanzó alrededor una mirada an- verdadero placer infantil. El zaino parecía tam-
gustiosa, ímplorc^ndo socorro. Su mujer le hu- bién contagiado y trotaba sin esfuerzo. Niní
biera dado fuerzas para resistir, pero no estaba se pegaba a su maridito y en cuanto les favorecía
allí. Rodríguez insistía: alguna vuelta del camino, alguna arboleda fron-
— Yo, qué quiere que le diga... leccol... el dosa, le decía tiernamente: "¡Mi Cocol..." De
cochecito, de fuerte... modo que él abandonaba por un momento las
— Sí, ya sé: es fuerte... Bueno... le doy riendas para cumplir más gratos requerimientos.
cien pesos... Así fué que no vieron una enorme piedra, co-
El oso gris, detrás de los bigotes blancos, locada expresamente en medio del camino. Y no
dejó asomar una sonrisa negra. En la mano iz- pudieron evitar que una rueda del coche fuera a
quierda humeaba la pipa, despidiendo un fétido golpear precisamente contra ella. Y sólo se die-
olor. Con la zarpa derecha se rascó el cogote: ron cuenta del desastre cuando hubieron sufrido
— ¡ E h ! . . . partemo la diferiencia... e un co- las consecuencias. Un elástico roto, la caja hun-
cha come no gay o t r a . . . dida lamentablemente, porque eran elásticos de
El pueblero miró a Rodríguez. balanza, 5' se hallaban colocados a los costados.
— Yo ya le dije... de nuevo, no diré.., pero Sin este detalle (que el oso gris le ponderó como
de fuerte, es fuerte... el cochecito... ¿para algo especial) el percance no hubiera sido tan
qué lo voy a engañar? grave: una simple inclinación de la caja, fácil-
El trato fué cerrado en ciento quince pesos. mente soportable por un rato.
Firmó y entregó la seña en un santiamén, como Pero debido a aquel privilegiado sistema, el
si todo — papel, pluma y tintero — le hubiera percance no tenía arreglo posible. Si volvían
estado esperando. Cuando quiso recapacitar ya a subir era fácil que cediera la única laminilla
era tarde. Melancólicamente dobló el papelito del elástico que impedía el total desastre, y
donde el oso gris había rasguñado algunas pa- todos vendrían a dar en el suelo. Eran lá-
labras y números ininteligibles y, después de minas tan débiles que parecían hechas para
arrojar al "cochecito" una mira- un cochecito de niño.
da parecida a la de un reo hacia El paraje, distante del pueblo,
el patíbulo, emprendió el camino era muy solitario, umbrío hasta
de la casa. Su mujer, que lo vio producir inquietud. Coco y
tan triste, le indagó: Niní miraban su coche cons-
— ¿Qué te pasa, mi Coco? ternados, sin atinar con ningún
— Creo que el "suevo" ése me recurso. El zaino pacía...
ha llevado a una cueva de ladro- En aquel momento apareció
nes . . . el breque de Rodríguez, salien-
Pero como eran recién casa- do de bajo tierra. Adivinó el
dos, ella encontró que todo esta- hombre el percance y hubiera
ba bien hecho, y se declaró en- deseado tomar otro camino, pe-
cantada con la idea de pascar ro encaró las cosas con naturali-
en coche. ¡Pasear en coche! Re- dad:
cordaba él la tierra acumulada — M a . . . jqué le pasa?
por el vehículo y la vegeta- — jNo ve lo que me pasa?,..
ci'.'n espontánea que en algu- ¡Qué clavo me ha hecho com-
nas rendijas se había desarro- prar!. . .
llado. Parecía como si todo el r.rma- — Y yo ya le dije... ¡Eccol...
toste de madera tratara de volver a De nuevo, no e s . . . pero de fuerte,
la selva de donde salió. Se hacía es fuerte el cochecito..,
otra vez vegetal, echaba raíces, ho- — ¡Pero qué va a ser fuerte...
jas... suevo de la madona! — estalló, har-
— I Cocol... imirá qué lindo el to ya del insoportable estribillo.
coche I . . . Rodríguez le miró estupefacto.
Su mujer le llamó por la tarde. Miró a la señora, todavía más es-
Ya lo habían traído y estaba delan- tupefacto. Después, muy digno, em-
te del portón. Cuando vio el caba- puñó las riendas y dando vuelta se
llo con sus arneses nuevos, un gor- alejó, convencido de que el pueble-
do y tranquilo caballo zaino, atado ro lo había querido insultar.
al cochecito, éste no le pareció ya La tarde ya se ponía. Sin otro
tma cosa tan inverosímil. Las varas » -»• ^.. í
recurso, decidieron volver a pie,
eran nuevas, de lapacho; las ruedas, E R N E S T O tirando del caballo. Y todavía a
un poco gruesas, ¡pero con aque- M A R I 0 las ocho de la noche, una luna lle-
llos caminos!... La caja... (Dios B A R R E D A na, una luna burlona de aldea,
mío, ¿de dónde habría salido alumbraba la lenta marcha
aquella caja?) tenía moldu- DIBUJOS DE BESARES del convoy melancólico...
 (CARA/.X CARETAS
i '^1IRULÍ habla tenido un OMENTOS antes había
• L J* mal día. Desde por la ma- ocupado el coche un
.1. fiana no había entrado en sacerdote de elevada
su cuerpo la gracia de Dios. estatura y gesto resuelto. E r a
Llegó tarde al reparto de las so- hombre como de treinta años,
bras del rancho, y dos o tres muy moreno, con cejas pobla-
perras chicas procedentes del das y mirar duro y penetrante.
limosneo se las gastó, según su La prominencia de la mandíbu-
costumbre, en estos casos, en la inferior acusaba orgullo y
otras tantas copas de aguar- terquedad. Salvo el color, era
diente. Para engañar el hambre el tipo aquilino y enérgico de
no hay como el amílico. Ca- los frailes de Zurbarán.
lienta el estómago y hace bro- So llamaba Fermín Ramírez
t a r en el cerebro ideas placen- y era párroco de Oí banesa, pue-
teras. blo de la provincia de Burgos.
Ya el avisado lector habrá Mientras el coche subía al
comprendido que Pirulí no era paso la cuesta de San Vicente,
u n terrateniente; era un golfo, acompañado de Pirulí, don Fer-
y con todas las de la ley. Ni mín, replegado en sí mismo y
oficio, ni casa, ni familia. Por ajeno por completo al mundo
no tener, hasta de historia ca- exterior, recapacitaba con emo-
recía. Muy apurado se hubiera ción sobre las circunstancias de
visto para referir dónde y cómo su viaje a Madrid.
habían transcurrido los veinti- Era uno de esos momentos
cinco años que llevaba vividos. críticos en la vida del hombre,
Diríase que acababa de nacer en que éste tiene la intuición
en aquel momento, vestido y de que su destino va a deci-
calzado. Y perdone el ilustre dirse.
randa la ironía de dar este nom- Al saltar del tren habían ve-
bre a los deshilachados harapos nido a su memoria aquelfos
con que cubría su cuerpo. Un versos clásicos:
cuerpo recio y musculoso, de
color de barro cocido, coronado y es fama que a la bajada
por una cabeza hecha de barbas juró fipr la Cruz, el Cid,
y cabellos hirsutos, donde los de su vencedora espada
ojos, redondos y muy juntos, de no quitar la celada,
brillaban como ascuas. hasta que gane a Madrid.
Una figura de salvaje recién
llegado de la Polinesia. Un lazo, Porque don Fermiir venía a
de unión entre el hombre civili- a eso, a l a conquista de Madrid.
zado y el orangután de Borneo. El ser humano dis- Mejor dicho, a reconquistarlo. Porque Madrid había
minuido en su esencia divina y colocado casi al sido suyo y lo había perdido.
mismo nivel de las bestias. P a r a la ciudad, u n a Y el sacerdote, en uno de esos instantes de in-
mancha. Para la sociedad; un sonrojo. Para un trospección emocional, eá que los segundos son
corazón c o m p a s i v o . . . años y se abarca de una ojeada todo el pasado de
Pero nuestro héroe estaba en ayunas y la noche una vida, rememoró, punto por punto, la historia
Ee venía encima. El angustioso silbido de una lo- de la suya.
comotora le despertó (dormía debajo de un banco Había nacido en Burgos y en el seno de uría ía-
cerca de la estación del Norte, con la cara sobre miUa muy modesta. Cuando era aún pequeño, fa-
los brazos), recordándole la hora de la llegada de lleció su padre, que estaba empleado en el Ayun-
los trenes. Tenía, entre otras habilidades, la de tamiento de la ciudad, siendo recogidos él y su
acompañar los coches que salían de las estaciones. madre por u n tío carnal, don Salvador, canónigo
Los seguía con objeto de descargar y subir a las de la catedral y persona m u y respetada por sus
casas los bultos de peso. Los acompañaba al paso virtudes y por sus excelentes relaciones. La madre
o al trote, según fueran, dando pruebas de una y el tío decidieron del porvenir del muchacho,
resistencia física admirable. Rías admirable aun destinándolo al servicio de la Iglesia. Verdad es
si se piensa que, las más de las veces, se entre- que maldito si se ocuparon de indagar si tenía vo-
gaba a tan violento deporte con el estómago cación eclesiástica. Fermín, por su temperamen-
vacío. to ariscado y enérgico do hombre de acción, hu-
Acercóse, pues, a la verja de entrada a la es- biera sido más a gusto militar o marino; pero edu-
tación y se puso en acecho. Había entrado la no- cado a la sombra de la catedral y entre el revuelo
che, y amparados por la obscuridad, varios com- de las sotanas, perdió muy pronto el respeto a las
pañeros de Pirulí se disponían al asalto de los cosas sagradas, llegando a ver en el sacerdocio
únicamente un modo lícito y lucido de ganarse la
viajeros. Diríase una cuadrilla de bandidos que
vida. Como era muy inteligente y poseía además
espera el paso de u n a diligencia para desvali-
un tesón invencible, cursó los estudios con gran
jarla. rapidez y aprovechamiento. Todos le auguraban
No tuvo nuestro hombre que esperar mucho u n brillante porvenir. No tenía fe, esa sublime ce-
tiempo. Acababa de llegar u n tren y empezaron guedad de los santos y los misioneros, pero creía
a salir coches cargados. en la Iglesia como institución humana y aspiraba
Puso el golfo sus ojos de gerifalte en uno a su sostenimiento y esplendor. Sería, pues, u n
de cuyo pescante amarilleaba u n a male- entusiasta defensor de la casa de Cristo,
ta, y, sin fijarse en más, la dio por
suya. Como signo de elección se sa- Ya ordenado, consiguió de golpe y po-
lió al arroyo, emparejándose con el rrazo un puesto de coadjutor en una
vehículo. — parroquia de Madrid. Se hallaba, por
 C A R A / ' Y CARETAJ

tanto, en grandes condiciones para desarrollar sus su seguidor atravesaron la Puerta del Sol y tomaron
planes de ambición y medro. Porque Fermín era, calle de Alcalá arriba. Como era a prima noche, el
antes que nada, un ambicioso, uno de esos hombres tránsito era aún muy numeroso. Circulaban ga-
para los cuales la vida es u n a lucha y el premio do llardamente los tranvías o pasaban lujosos auto-
ella la prosperidad niaterial. móviles iluminados interiormente, dejando en los
Pero no había contado con el destino ni con las ojos la grata visión de hermosas damas ataviadas
sorpresas de lo imprevisto. Llevaba un año de con pieles y sedas.
ejercer su ministerio cuando, de buenas a primeras, Y era un espectáculo extraño ver entre el boato
se vio envuelto en un lance escandaloso. y la Umpieza de la brillante arteria, la medio des-
Una de sus hijas de confesión, señorita pertene- nuda figura del golfo que, desarrapado y astroso,
ciente a una familia aristocrática, se enamoró per- corría echando los bofes.
didamente de él. Muy dueño de sí, pero falto de Dejaron atrás la Cibeles, y Pirulí, tan fuerte en
experiencia mundana, no supo prever ni esquivar otras ocasiones, comenzó a sentir síntomas de can-
el peligro que le amenazaba. Siendo lo más triste sancio. Le latía el corazón violentamente; se le
del caso, que no fué el -amor, con su irresistible agolpaba la sangro al rostro; veía mal; se asfixia-
arrebato, quien lo llevara a comprometer su honra b a . . , Pero un instinto obscuro le daba fuerzas y le ^
y su carrera, sino la ambición y el desconocimien- sostenía en el cumplimiento de su deber. lExtrafio
to de la realidad. deber, impuesto por la ley brut'al de la ne-
La señorita era fea, pero m u y rica. Un vago y cesidad!
complejo histerismo la empujaba hacia la devo- Si don Fermín se hubiese fijado en él en aque-
ción. La varonil figura de don Fermín y el t r a t o llos momentos, q u i z á . » . Pero los ojos de u n ambi-
casi intimo fueron poco a poco transformando en cioso no ven nada, fuera de su propio de-
humano y carnal lo que, en sus comienzos, fuera seo, y el sacerdote, más ensimismado que nun-
sentimiento religioso. Don Fermín se dejó querer, ca, continuaba entregado al balance de su vida
halagado en su vanidad y seguro de no couipro- interior.
meterse. Quizá cruzara por su mente la borrosa Los ocho años que había pasado en el destierro
idea de ahorcar-los hábitos y huir con la joven al fueron para él de provechosa ejemplaridad. Había-
extranjero. Pero cometió la imprudencia do escri- los dedicado al estudio y a la meditación. Su con-
birle y las cartas fueron interceptadas por la fa- fianza en sí mismo y su firme propósito de medrar
milia. Entonces estalló el escándalo. La dicacidad a toda costa se habían fortalecido. Su estancia en
abultó el hecho, dándole proporciones que no te- el pueblo habíale servido, además, para adquirir
nía. Un liermano de la muchacha se creyó en el conocimiento del mundo y de los hombres.
caso de pedir explicaciones al coadjutor. Y el su- El contacto diario con la gente del campo, sus-
ceso, en sí poco menos que insignificante, pasó a picaz y ladina, le habían enseñado a defenderse,
ser del dominio público, con todas las apariencias a ser cauto, a caminar por los atajos, dejando el
de un delito. camino real para los inocentes desconocedores de
P a r a la carrera de don Fermín fué un golpe de la vida.
muerte. T u v o que comparecer ante el obispo de la Decidido a salir del destierro y dispuesto a em-
diócesis y rendir cuenta detallada de su conducta. prender nuevamente la lucha, se preparó en secre-
E n vano trató de disculparse; las cartas estaban to para las oposiciones de un puesto de beneficia-
allí como prueba fehaciente de su culpa y no hubo do que se hallaba vacante en Madrid. E n ciencia,
escapatoria posible. En gracia a que el hecho ma- ningún opositor había de aventajarle; de eso se
terial no se había consumado, y tenida en cuenta hallaba bien seguro. De lo que no estaba t a n t o era
su excelente conducta, fué sencillamente castiga- de que su nombre y la escandalosa aureola que
d o al destierro. Se le obligó a sohcitar la parro- un día lo rodeara se hubiesen ya olvidado. De to-
quia de Orbanesa, que estaba vacante en aquel das suertes, como hombre enérgico y arriscado,
momento. venía dispuesto a jugarse el todo por el todo. Si
¡Así terminó el primer vuelo de aquel atrevido fracasaba, si aun no había pagado por completo
pájaro de rapiña! las consecuencias del pecado de su juventud, en-
tonces. . . dejaría la carrera y buscaría otra manera
de abrir^se paso. La prensa, el profesorado, la po-
lítica q u i z á . . . P a r a todo se sentía con ánimo. Y
lENTRAS el sacerdote, encogido éa el fondo firme en su propósito de vencer, apretó los puños y
del coche, recordaba su vida pasada, el volvió a repetir la clásica estrofa:
vehículo atravesaba Madrid de p u n t a a
punta. (sY es fama que a la bajada
Primero al paso, después al trote largo. Pirulí lo juró por la Cruz, el Cid,...»
seguía como si fuese su sombra. Corría emparejado
con él, puesta a ratos una mano en el salvabarro, El coche se detuvo a la entrada de la calle de
o quedándose a la zaga, pero sin distanciarse mucho. Villanueva. Un automóvil que cruzó a gran velo-
Diríase que estaba unido al coche por un liilo cidad obligó a Pirulí a retrasarse unos instantes.
invisible, o que era u n perro que corriese detrás Esto dio tiempo a que don Fermín saltase a tierra,
de su amo. A veces, cuando la aglomeración obli- pagase al cochero y cogiese él mismo su maleta.
gaba al cochero a ir más despacio, el golfo se ade- Cuando el golfo se interpuso con los brazos exten-
l a n t a b a u n poco con objeto de hacerse ver del se- didos, el sacerdote, sin mirarlo, esquivó el en-
fíorito. Era una de sus martingalas para suscitar cuentro:
la piedad y hacer que la propina aumentase. — Gracias. No pesa nada — exclamó.
Pero don Fermín no sacó la cabeza ni u n a sola Pirulí no tuvo fuerzas p a r a insistir. Sintió que
vez. Llevaba el coche la capota echada y todo lo todo giraba a su alrededor y que el suelo se hun-
que se veía del ocupante eran los pies, calza- día bajo sus pies. Con los ojos nublados vio los
dos con botas de elástico, de cuadrada punta, revueltos de la sotana, cuya negrura le pare-
" y adornadas con re- ció llenarlo todo;
lucientes hebillas luego rodó por el
de plata.
El vehículo y JUAN HÉCTOR PICABIA ?rdo?' "" " "
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Í!.<nUU.LUA,UiU J.tdÜ.aAt.li.U.(.U.)JJi 1. V lii i U.Í.U li m i LI.I 111 11 i 1 M m u < I n n I m t n,t ).i tl.it i .t 11 n 111 r nj.^

El toque de queda, cadenciosamente, D e n t r o la hornacina de la Dolorosa

difundió sus notas sobre la ciudad, prendió una devota mujer una luz,
y por las callejas, armoniosamente, y sobre su pecho, con mano piadosa,
perdióse en la sombra y en la s o l e d a d . . . fervorosamente dibujó una cruz.

Terciada la capa, calado el sombrero, D e noble casona la puerta tallada,

la plaza u n hidalgo con prisa cruzó, de pronto con férreo rumor se c e r r ó ;
y al par de su paso seguro y ligero y en la paz nocturna tranquila y callada
vibrar las sonQras espuelas s e oyó. la ciudad d e L e r m a su sueño inició. . .
 Cj\Ry\J Y CJ\RIL7J\J^

fEONPO GENTÍNAED
D E ^. •
t^ O J /\ t^\ O
ANTECEDENTEf
•' DE V V •. j9U' •
• CELE&^/\CION'
Rosario celebra su se- los indómitos guaycu-
gundo centenario. rúes, ocupando junta-
Según la relación pu- mente con ellos, en
b l i c a d a p o r el s e - 1725, el propio sitio en
ñor Pedro Tuella en que hoy se levanta la
"El Telégrafo ciudad. "La región
Mercantil, Rural, elegida por Godoy -
Político, Econó- comprendía los
mico e Histo- terrenos que se
riógrafo del Rio extendían des-
de la Plata", de el arroyo
de Buenos Ai- Salinas (hoy
res, en i8oz, Ludu eña),
la fundación basta el
de Rosa arroyo Sa-

obedeció a ladillo, sobre

circunstancias la margen del
realmente for- Paraná." Di-
t u i t a s . Don cho paraje for-
F r a n c i s c o de maba parte délo
Godoy, presti- que entonces se
gioso s o l d a d o denominaba
español con repu- "Partido de los
tación de valeroso, Arroyos" y se le ha-
que tenia predominio bía dado tal designa-
sobre los indios cal- ción por encerrar . a
chaquíes que habitaban los seis siguientes: El
al norte del río Carca- San Lorenzo, el Sali-
rañá, habría atraído a nas, el Saladillo, el
éstos hacia el sur con EL PALACIO DE LOS TRIBUNALES Frías, el Seco y el Pa-
el deseo de poner tér- En la época de su constVucción (año 1894), el pala- vón. " P a g o J e los
mino a sus frecuentes cio de los tribunales estaba lejos del centro, en Arroyos llamóse el pe-
medio de terrenos baldíos. Hoy está en uno de. loa
intrigas y reyertas con barrios más elefantes de la ciudad. ; Qüeño núcleo de pobla-
 C A R A , / Y CARETAX

Perspectiva de la calle Corrientes. Una vista parcial de la calle Córdoba de hoy.

ción." Mucho se ha discutido en estos últimos meses "Ppbre pueblo" lo llamaba Belgrano en 1812.
acerca de los orígenes de Rosario, sin que haya ¿Y qué otra cosa podía ser esa agrupación de ca.sas
sido posible determinarlos con precisión. Sigue de barro, techadas de paja y con piso de tierra?
siendo un problema histórico. El padrón de 1815 arrojaba 763 vecinos, cifra que
En 1763, el naciente pueblecillo de la "Capilla por sí sola estaba indicando la ninguna importan-
del Rosario', que vivía en un mundo de milagros cia del "pueblo". Y otra comprobación: en 1817 se
y de hechicerías, sólo tenía dos casas "formales": creaba a duras penas la primera escuela pública, ¡in-
la iglesia, que había sido reedificada, y la virtiéndose 67 pesos I ( i ) . Se desprende de todo
del maestro de campo, don Pedro de este conjunto de datos que no valía
Azevedo, siendo las cuarenta y siete gran cosa la villa de 1819, quemada
restantes (según una diligencia por Balcarce. No aventuramos
judicial efectuada ese año) una hipótesis. El valor total de
"edificios puestos como quie- las 164 "casas" destruidas
ra, sin regla ninguna, ha- por el fuego — nos atene-
ciendo menosprecio de to- mos a la "tasación" he-
dos los vientos." cha por e! cura y el al-
En 1773 fué traída de calde, que, con seguri-
C.idiz la imagen de la dad, cargaron la mano,
Virgen del Rosario, que — era de 23 mil pe-
reemplazó en el altar sos. Y es de obser-
de la modesta iglesia var que sólo queda-
a la de los indios cal- ron en pie la pequeña
chaquíes. El inevi- capilla (no obstante
table Tuello la pro- que también sufrió
clamaba "Reina y Pa- daños) y, alrededor de
trona del gran Para- ella, 12 chozas (2).
ná". Es indudable, y Elévase a Rosario al
para no detenernos en rango de ciudad el 5
un estudio que no entra de agosto de 1852
en los propósitos 'de es- (accediendo a gestiones
tas líneas, que hasta el del general Urquiza ante
segundo decenio del siglo el gobernador de Santa Fe,
XIX, la vida de la "Capi- D. Domingo Crespo), se
lla del Rosario" (o "Pueblo completa Su organización po-
del Rosario de los Arroyos", lítica en 1854 y la municipa-
uombre que también se le daba), lidad se instala el 12 de febrerx)
fué la de un villorrio desvalido. de 1860. Sus progresos databan de
En 1801, Tuella calculaba en 400 Lo que era la calle Córdoba (la seis u ocho años atrás. Con to-
el número de sus habitantes, y no principal arteria hoy de Rosa- da claridad consignan las estadís-
rio), en 1865, Fotografía tomada ticas la influencia ejercida sobre
iba mucho más lejos Robertson desde la esquina de la calle Co-
diez o doce después de 500 a 600. mercio (hoy Laprida). Rosario por la libre navegación d«

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 C A R A . / Y CARETAJ"

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Tan distinto es hoy Rosario — * « * W . ..Mi^~^fc«i™ ^4* f ui ^tnutvt. '
En 1905, el bulevar Oro9o
de lo que fuera hace no más era ya el suburbio. Hoy es
veinte añoSi que en realidad pleno centro, y en toda su
sorprende cómo haya podido extensión hay suntuosas re-
operarse en tan poco tiempo sidencias, como se ve en esta
semejante transformación. fotoflrraffa.

los ríos, las tarifas diferen- rías Nacionales (cuya ad-

ciales, la ubicación de la ca- ministración general insta-
pital (Paraná) y, más tar- lóse desde 1856 también en
de la 'guerra' exterior : era el Rosario) transportaban pa-
punto de embarque para las sajeros en jornadas máxi-
tropas y suministros que se mas de 25 leguas.
remitían a la guerra del Pa- Dos aiíos más tarde inau-
raguay. guróse el telégrafo entre
Una nueva preferencia — Buenos Aires y Rosario; me-
dice el doctor Juan Alvarez joró la instrucción pública;
en su notable "Historia de surgieron diarios e impren-
Santa Fe", — había hecho tas, y buques de vapor lle-
de Ro.sario el punto de arran- gaban del extranjero. No
que del ferrocarril a Cór- eran muchos, por lo demás,
doba, primera y grandiosa esos buques; apenas dos por
tentativa de guerra al de- mes.
sierto, apoyada en concesio- Y es a partir de esa épo-
nes colosales a la empresa ca que se inicia el inten-
que se animó a contratarla. so desarrollo de Rosario, su
Por entonces, las Mensaje- asombrosa transfiguración.
£1 hermoso edificio de la Casa de España.

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^^^^^^^KKSi ^ws^r!!*' -^ >«A*^«Ly4«tír*,^ ^y^ ^

La calle del Puerto (hoy San Martín), entre Córdoba y La plaza 25 de Mayo en 1864, año en que inauguróse
Rioja, en 1865. el monumento a la Independencia*
 C A R A - r Y CARETA./"

El palacio municipal, construido en 1896, actualmente La calle San Lorenzo, u n a de las de mayor tráficOi en
resulta estrecho e inadecuado. un día domingo. .',

sado, confiaron a
A CEPTADO por
los p o d e r e s
públicos que
la fundación de
sus poetas e histo-
r i a d o r e s la crea-
ción d e fábulas
R o s a r i o tuvo lu- mitológicas o h i s -
g a r en el a ñ o tóricas q u e ali-
1725, se ha seña- m e n t a r a n y ro-
lado como fecha b u s t e c i e r a n el
p a r a conmemorar sentimiento nacio-
el s e g u n d o c e n t e - nal."
n a r i o el día 4 de A impulsos de
octubre, día de la esta carta (publi-
V i r g e n del Rosa- cada en su opor-
rio, proclamad.i t u n i d a d ) , con su-
" p a t r o n a de la vi- jeción a este c r i -
lla ilustre y fiel" terio, surgió la
por el gobierno de iniciativa de la
la p r o v i n c i a en celebración del se-
1823 y cuyo n o m - gundo centenario
b r e lleva -t- dice en la efímera r e -
u n respetable fun- vista que nosotros
cionario píiblico, En 1S75, la casa de don Ignacio Comas, la primera de t r e s pisos fundáramos — a n -
el doctor A n t o n i o que construyóse' en Rosario, era el edificio m á s importante de la tecedente que el
F . Cafferata — ciudad. Se halla actualmente en ruinas y en breve será demolida doctor M a r t i n i a n o
no p o r u n simple p a r a ensanchar la plaza Belgrano. Leguizamón ha
capricho de sus i tenido la gentile-
p r i m e r o s poblado- ' ' •' za de recordar en
res, sino por considerar que a,ella se le debe, en reali- ''La N a c i ó n " áel 4 d e agosto último. — N o fuera '
dad, la v e r d a d e r a formación de su núcleo inicial. j u s t o , pues, olvidar el n o m b r e del doctor Zeballos.
F u é éste el pensamiento del doctor Estanislao S.
Zeballos. Al a u t o r d e estas lineas, que le escribía ( I ) "El gobernador Vera donó en 1817 a la Villa
exponiéndole su propósito de f u n d a r u n periódico del Kosario el impuesto de madera del catado, que al-
p a r a propiciar, e n t r e otras cosas, la celebración del canzó a sesenta y siete pesos, destinándose esta suma
bicentenario de la ciudad, de a c u e r d o con las ver- para la creación de una escuela". (Del archivo de la
siones de los guías clásicos en la historia local, el provincia.)
Esta fué, pues, la primer escuela pública que hubo
ilustre r o s a r i n o contestaba desde M a r del P l a t a , con en Rosario. Es decir, Que no corresponde el honor de
fecha 6 d e abril d e 1923, pocos meses a n t e s de su su fundación a don Estanislao López, como afirman su.i
m u e r t e , lo s i g u i e n t e : panegiristas y, entre ellos, don Gabriel Carrasco.
" A p l a u d o con e n t u s i a s m o su feliz iniciativa. No (2) El general J u a n Kamón Balcarce, que ae había
se preocupe m a y o r m e n t e d e la f e c h a : ya se aceptó posesionado de la villa del Rosario, haciendo "zanjear
como el d e la fundación el a ñ o 173S1 con Tuella y y fose.ir el recinto de la plaza" para defenderse de los
todo, y esto basta p a r a su objeto. E n c u a n t o al " d í a ataques que le llevaban las tropas de Estanislao López,
resuelve retirarse en enero de 1819, pero no sin antes
de la c i u d a d " , m e p a r e c e que no puede ser o t r o que prenderle fuego.' "La aldea quedó convertida en una
el de su Virgen. La tradición de ésta se halla t a n ín- gran fogata, carbonizándose h a s t a las vacas, ovejas y
t i m a m e n t e ligada a la vida d e ese pueblo, que no gallinas." '
sería posible hablar d e él, d e sus orígenes sobre to- Se encuentra en el Archivo de Santa Fe la informa-
do, sin referirse a su imagen histórica y a la p r e - ción que se hizo para conocer los estragos causados
caria capilla que fué la r a í z de la hoy populosa por el fuego y exigir indemnización. Fueron encarga-
ciudad." dos de esa tarea el cura de la capilla, don Pascual de
Silva Braga, y el alcalde, don Constancio Caibonel. Es-
" H e dicho ya alguna vez — agregaba — que todo tos "jueces comisionados" presentaron su informe el
pueblo debe saber p e r p e t u a m e n t e d e dónde v i e n e , 23 de junio de 1820; ''sirvieron como testigos Benja-
cuáles fueron sus orígenes reales o mitológicos. Los mín Suárez (carpintero) y Juan Ángel Palacios (al-
pueblos q u e no h a n tenido la visión c l a r a d e s u pa- baíííl)".

n c o M S a n t 1 1 a n
 CARAy r CAREI/V/

.aviigeíitaíidadíora i UAkcLdaJ
ypaiDna
WM

La i m a g e n de la ciudad, y que
Nuestra Señora del a c t u a l m e n t e se
Rosario, traida de c o n s e r v a en el
Cádiz en 1773, que camarín de Ja igle-
dio su nombre a sia matriz.

t poco tiempo de establecerse Godoy del Rosario en el mismo tiempo, ambas de ma-
con los indios calcliaquíes en el Pa- nos de un mismo artífice; se dice que intentaron los
go de los Arroyos, según el cronista Padres ver si la imagen que venía destinada para este
Tuella, construyóse una humilde ca- pueblo (el Rosario) era tan bella como la suya, y que
pilla, en la que se veneraba una no pudieron satisfacer su curiosidad, porque no se pu-
imagen de Nuestra Señora de la do desclavar el cajón en que venía acomodada; pero
Concepción. que cuando llegó aquí, a la menor diligencia se levan-
' Los indios calchaquíes, añade, tenían en sus tol- tó la tapa."
derías una imagen del Rosario, que, aunque de es-
cultura ordinaria, le pareció al señor Cura era más La imagen costó ochenta pesos fuertes y fué lle-
decente que la de la Concepción, por lo que hizo em- vada a la "Capilla del Rosario", por tierra; todos los
peño en trocarla por la del Rosario, y habiéndolo vecinos salieron a recibirla, siendo colocada en el ,-iUar
conseguido de los indios, no sin muchos ruegos y el 3 de mayo.
S'igacidad, la colocó en su parroquia." En el libro parroquial de aquella fecha consta que
La aldehuela .fué desde entonces la "Capilla de se hicieron numerosos donativos de joyas y telas p;ira
"uestra Señora del Rosario". adorno de la imagen.
En 1762 Sfí levantó otro oratorio, y algunos años ' La imagen llegada en 1773, que tiene media vara
"espués, en 1773, el cura don Francisco de Cossio y de alto y es artísticamente bella, fué declarada "{<.i-
Therán hacía traer de Europa una nueva imagen trona" de la "villa ilustre y fiel", por el go-
de la virgen del Rosario. bierno de la provincia, en 1823. Actual-
" Los Reverendos Padres de Santo Do- mente está colocada en el santuario ,
mingo de Buenos Aires (dice Tue- construido en el subsuelo de la
lla), hicieron venir otrri imagen Iglesia Matriz.
 CJ\H/\J- Y CARETA.J"

El monte Sinaí
Es para los árabes y los bedui- aparecido y fué necesario volverla también el bloque de granito en
nos, la montaña de Moisés, Djebel a hacer visible por medio de un que el célebre pastor de los he-
Moiissa, y a pesar de su historia, reactivo. breos inscribió los diez mandamien-
no es muy visitada. Se encuentra allí también un tos.
Un funcionario inglés, del minis- texto microscópico de los Salmos
terio de Obras Públicas de Egipto, de David.
Mr. Clifton, la visitó y ha dado en En la cima del Djebel Moussa El perjurio es un deber cuando
la Sociedad Khedívial de Geografía o Mont Horeb, existe una iglesia el juramento fué un crimen.
una interesante conferencia respec- griega y una mezquita, cerca de la Cicerón.
to a su interesante viaje. cual está la gruta en que Dios, des-
El famoso convento de Santa pués del éxodo, dio a Moisés las Sólo una buena conciencia está
Catalina continúa siendo el centro dos Tablas de la Alianza. Enseñan ajena de todo temor. — Blas.
de las excursiones. Su fundación
se remonta al emperador Justinia-
no. Los religiosos que se habían
refugiado allí eran constantemen-
te victimas de las excursiones de
los árabes, y pidieron protección
contra aquellos atacantes, que les
robaban hasta las hostias de los ta-
bernáculos. El convento se ha per-
petuado desde entonces bajo el rito
griego. Los frailes llevan una vida
muy austera, ocupados, principal-
mente, en orar.
El lugar más sagrado del con-
vento es aquel en que Moisés vio.
Los turistas tienen que despo-
jarse del calzado como en las mez-
quitas, para entrar. Los visitantes
obtienen fácilmente una hoja del
árbol del que Moisés cortó la vara
con que operaba sus milagros.
La biblioteca del convento cuen-
ta con a.ooo volúmenes árabes y
griegos entre los cuales está un tex- REPORTAJE AL CENTENARIO "
to de los Evangelios del año 400, »-¿Ea cierto que nunca ha visitado a ningún médico?
cuya escritura original había des- •~- Ciertísimo. La prueba la tiene en que todavía vivo.

.'/'
7 " • » - ' -^

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Todo aficionado al sport atestiguará, que
combatir la dispepsia, inape- el éxito sólo se obtiene con ejercicios
apropiados y cuidados desde la niñez. En
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llados desigualmente, habrá un equilibrio
tomacal desde hace 30 años. armónico de todas las facultades físicas,
tanto externas como internas. Como hoy
sabe todo el mundo que la superficie cu-

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tánea tiene las mismas funciones que los
pulmones, es natural que se le preste más
atención que antes. Cuidar e higienizar
estos órganos es indispensable para no
menoscabar el desarrollo completo de los
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dancia mucosidades más o menos espesas y viscosas.
ES EU C A T A R R O . ; :
Este triste achaque no solamente es penoso. Es tam-
bién peligroso, porque ataca la cañería que constituye
el aparato respiratorio, estrecha su campo, descenca-
deiía la tos, congestiona las mucosas y favorece la
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ta imprescindiblemente "saber las gido para el culto de la belleza. para la juventud que merezcan ser
cuentas". Ella ha de ser, más far- Estudiad algo de arte, aprended leídos por la juventud.
de o .más' temprano, el ministro de memoria unos cuantos versos Curiosidad, curiosidad; sobre to-
de hacienda de un hogar. Las Ip- de los mejores, unas cuantas prosas do curiosidad... ansia de saber. Y
yes económicas no deben tener se- serenas o exaltadas. Leed, para de- después, perseverancia... Y sobre
cretos para ella: es preciso que no leite, las obras maestras que el ge- todo buena intención, y sobre la
pueda perderse en la insidiosa ma- nio universal ha producido. Creo buena intención, humildad... Y
raña del debe y el haber. Por lo que es un error dar a los niños lec- sencillez, que es la suprema esen-
1 tanto, aprended aritmética y con- turas fáciles y anodinas. En las cia del buen gusto... Y con todd
tabilidad, y hasta un poco de álge- obras del genio hay tal virtud ([ue esto, horror profundo a la pedante-
bra, chiquillas soñadoras, y, sobre para todos sirven. Acaso no com- r í a . . . Sabed para saber, no para
todo, mucho, muchísimo cálculo prendáis (nadie la comprende to- que todos los demás se enteren de'
mental. No sabéis seguramente qué talmente aunque otra cosa diga) que sabemos... El fruto de nuestra
elemento tan importante de feli- toda la divina doctrina de Platón; ciencia ha de ser nuestra vida: que
cidad es el equilibrio econóiriico. pero hay en su obra vislumbres y ella dé testimonio en buenas obras
Y no sólo de felicidad sino de jus- rayos de luz que entran en el al- de nuestro buen sentido, y no hay
ticia. La mujer que sabe el valor ma, hasta cuando el alma acaba de más que pedir.
del dinero y su relación intima con nacer. Leed de niñas lo mejor que
el esfuerzo necesario para lograrlo, se ha escrito en el mundo. Hay po- G. Martínez Sierra.
no sólo no gastará lo que no pue-
de, sino que tampoco pedirá lo
que no debe, ni dejará de pagar lo
que corresponda al esfuerzo que a
los demás exija. Respetará el tra-
bajo ajeno; no querrá aprovechar-
se de la ajena necesidad; ni pre-
tenderá engañar, ni consentirá que
la engañen. Comprenderá el valor
del ahorro y, al mismo tiempo, abo-
minará de la mezquindad; no será
gastadora ni avara; será económi-
ca, sencillamente, porque economía
no quiere decir carencia de gasto,
sino gasto ordenado y prudente.
Hay, hasta en la pobreza, prodiga-
lidades necesarias, y la generosidad El comprador (furioso). — ¿Qué gritas, bandido? ¿Dónde están
no está nunca reñida con la econo- las sesenta'víctimas, que no las encuentro en este diario?
mía, que es, ni más ni menos, buen El canillita (prosiguiendo). — [El gran cuentooool. . . )Sesenta
arreglo. .• . ' y una victimas! 11!

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 C/\Í</\X Y CARETAJ"

IK.I
En esta primavera Ha de ostentar entre sus tonos claros
Se alegrarán los pájaros, Una mancha sombría.
Se alegrarán los árboles,
Se alegrarán los hombres. El veintitrés, al alba.
Ya toda la ciudad estará en fiesta.
En esta primavera Sólo la calle mía,
Cantarán los poetas, Apacible y antigua.
Se amarán los amantes, Conservará sus mismos pastos viejos.
Y por los campos verdes, Su mismo aspecto inmóvil.
Ha de sisear el agua corrediza. Y yo no he de reír como otras veces,
Ni tendré, como antes, '
Pero esta primavera Deseos de hacer versos.
Tendrá un lunar, Primavera: estoy triste,
Pero esta primavera Y entre tus tonos claros,
(Oro, rosa, azul y blanco) Seré una mancha negra.
J U A N A D E I B A R B O U R O U
 •^ARAT" Y C A R E T A J

^guade
mil olonia
Impreso en azul y oro, es la marca de la legítima y original
Agua de Colonia, destilada en Colonia, antigua ciudad del
Rhin, desde el año 1792, época en qué las costumbres de la
refinada aristocracia imperaban, y de l^s cuales el V ^ Í evo-
ca un perfumado recuerdo. ^ •,
La receta del V'J^ , es un secreto que, a pesar de los muchos esfuer-
zos realizados, nadie ha podido jamás descubrir.
Las substancias que se emplean son escogidas entre las de mejor cali-
dad, lo que hace que el "Agua de Colonia -I!®' " se distinga como la
•=ñ
única preferida mundialmente por las personas cuyo gusto delicado y
selecto encanta a los demás. - -
Eche en su pañuelo unas gotas del «"ÍS^ , páselo suavemente por la
cara y sentirá al instante un perfume elegante y exquisito de refrescante
fragancia, inconfundibles con los perfumes de calidad inferior que lo único
que tienen de Agua de Colonia, es el nombre. fE
Propiedades Del A g u a de Colonia -"{m^ Legítima
PARA EL TOCADOR PARA EL DOLOR DE
CABEZA
AgreBando unas s o t a s en el TJnafi suaves fricciones en las
agua de lavarse, pui'ifica el sienes y en la parte posterior
cutis, proporcionándole u n a de las orejas, alivia en la m a -
suavidad y frescura incom- yoría de los casos el dolor.
parables.
PARA LA HABITACIÓN
PARA EL BAftO DEL ENFERMO
Verter unas cucharadas en
Echando u n a pequeña canti- un platito; encender la colo-
dad en el baño, tonifica y r e - nia y dejar que se consuma.
juvenece la epidermis, hacién- Sus emanaciones son suma-
dola recobrar su natural elas- mente beneficiosas al enfermo
ticidad. y a las personas que lo rodean.
PARA- DESPUÉS DE
AFEITARSE
E s inmejorable, porque eli-
mina toda irritación y refres-
ca deliciosamente el cutis.

P e r f u m e s ^'j@)^ de fama mundial.

 CAK/\f Y CARtr;A^

Para acortar lo s viajes en tren

Este progreso, que constituye el segúu va ^ndando, no solamente sin canales son los que sirven para
ideal de las compañías, se realiza detenerse, sino hasta sin acortar aprovisionar de agua a la máquina.
poco a poco. No hace mucho, eran la marcha. Para este fin están co- En el ténder lleva una bomba as-
necesarias i8 horas para ir desde locados a lo largo de la vía entre pirante que, por una disposición
París a Marsella y hoy sólo se em- los carriles una especie de canalitos muy ingeniosa, desciende hasta el
plean 13. Hasta ahora se había tra- de una anchura media de cuarenta canalito. Conociendo exactamente
tado principalmente de aumentar la centímetros y de cerca de un kiló- el lugair donde está siutado el de-
potencia de las máquinas, obtenien- metro de longitud, de nivel cons- pósito, el maquinista deja caer el
do resultados maravillosos, puesto tante y alimentados por una bom- aparato y la aspiración del agua se
que en la línea del Norte de Fran- ba colocada en las cercanías. Estos hace con tanta más facilidad cuanto
cia las máquinas Compound pueden mayor es la velocidad del tren. En
alcanzar una velocidad de 120 kiló- el momento en que llega a la extre-
metros por hora. Pero esta veloci- midad del canal la trompa del apa-
dad no es efectiva más que en las
pruebas, porque la naturaleza de rato se vuelve a subir al ténder y
la región que se atraviesa,^ la cons- la má(|uina puede continuar su ca-
trucción de la vía y, sobre'todo, las mino hasta encontrar un nuevo de-
numerosas detenciones que deben pósito. Gracias a este sistema no
sufrir los trenes no permiten lle- hay necesidad de detener al tren
var esta marcha con regularidad. para tomar agua, con lo cual se g;i-
Ua mucho en rapidez.' '
PrimeramentCj para evitar el per-
der tiempo tomando carbón, se po-
nían dos ténders en lugar de uno
a cada locomotora, pero luego se
sacó en consecuencia que el sistema Los generales de los ejércitos de
no era práctico, porque lo único Napoleón I, disfrutaban salarios
que se conseguía con el nuevo tén- bastante crecidos, pues además de
der era aumentar el peso del tren. su sueldo que era de 20.000 pe-
La Compañía del Norte de Fran- sos, tenían sobresueldos y gratifi-
cia parece que ha resuelto en parte caciones muy importantes.
el problema, por medio de un sis- Berthier, por ejemplo, cobraba
tema tan ingenioso como curioso además la asignación anual de
que ya se.explota desde hace tiem- r.250.000 francos y Ney la de
po en América y en algunas líneas 203,000.
de Inglaterra y que los ingleses lla- La esposa (al marido que per-
man de agua directa, y que, en re- siguen las aliejas). — 1 Pónete
a dar vueltas al árbol ese, hasta
sumen, no es otra cosa que el apro- que se cansen! Alejandría posee el puerto arti-
visionamiento de agua a la máquina ficial más grande del mundo.

Por qué
''' acobardarse así..?
La depresión de ánimo que domina
a las personas afectadas de D O L O R
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U n a r r i e r o llevaba al m e r c a d o tanque, se e n c o n t r ó con otro h o m - con gusto veinte piezas de oro al
de la ciudad, p a r a venderlos, u n b r e que t a m b i é n lloraba. L,e p r e - que me s a c a r a lo caído.
macho cabrio y un pollino. T r e s g u n t ó qué tenía. El arriero pareció alegrarse.
l a d r o n e s vieron al a r r i e r o , y u n o El h o m b r e refirió que se le ha- Pensó:
d e ellos d i j o : bía encargado de llevar a la ciu- — Dios quiere r e s a r c i r m e de la
— Voy a robarle el macho ca- dad u n saco lleno de o r o , que se pérdida de m i s b e s t i a s .
brio sin q u e lo note. h a b í a dormido c e r c a del e s t a n q u e Se d e s n u d ó y e n t r ó en el estan-
Otro ladrón dijo: y que, d u r a n t e su sueño, el saco que ; no halló n a d a .
— Después yo le r o b a r é el asno, había caído al agua. Cuando salió del agua, su ropa
— T a m p o c o es difícil — dijo el E n t o n c e s el a r r i e r o le preguntó había desaparecido.
t e r c e r o . — P u e s yo le r o b a r é t o d a p o r qué no se echaba a n a d o p a r a A q u e l h o m b r e , que e r a el o t r o
la ropa que lleva puesta. buscarlo. ladrón, habíasela robado.
El p r i m e r l a d r ó n se acercó fur- _ — M e a s u s t a el agua — contes-
t i v a m e n t e al macho cabrío, quitó- tó el hombre. — N o sé n a d a r . D a r í a LEÓN TotSTOY
le el cencerro, que a t ó a Ui cola
del asno, y se lo llevó.
E n una vuelta del camino, el
a r r i e r o notó que le faltaba el ma-
cho cabrío. P ú s o s e a buscarlo. E n -
tonces el segundo l a d r ó n salió al
e n c u e n t r o del a r r i e r o y preguntóle
(|ué buscaba. El a r r i e r o le r e s p o n -
dió que le h a b í a n robado u n m a -
cho cabrío.
— L e he visto — replicó el la-
d r ó n . — H a c e u n momento pasa-
ba por el bosque u n h o m b r e que
conducía u n a n i m a l como el que
d i c e s ; aún puedes alcanzarle.
El a r r i e r o corrió en busca de ¡su
macho c a b r í o ; el ladrón, encarga-
do de t e n e r cuidado del asno, po-
co t a r d ó en huir con él.
C u a n d o el a r r i e r o volvió y se
e n c o n t r ó t a m b i é n sin a s n o , e c h á n -
dose a l l o r a r m a r c h ó sin v e r h a - Ella. — H e estado dándole vueltas a papá a ver si me compra el
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S un hermoso palacio el del Ministe- saria. Y eso que yo ando rápido. Ya verá cómo me
rio de la Guerra, a caballo sobre la despacho una serie de asuntos urgentes. El consejo
calle de Alcalá, con sus jardines en de ministros me espera en palacio... Yo conozco
cascadas, a la sombra de viejas en- CARAS Y CARETAS. Soy uno de sus lectores. Me
cinas, donde he de ser recibido por agrada mucho su sátira fina y su literatura amable.
el general Primo de Rivera. Exten- Lo de la sátira, el general lo señala con el dedo,
sas escaleras que evocan el renaci- como si pudiera servirles de canon a los censores
miento italiano, terminan en un ves- que están a su servicio.
tibulo cargado de ordenanzas. Oro en las bocaman- El despacho se llena de un ruido de pasos. Es
gas, en las franjas de los pantalones, en las vise- mi fotógrafo, son las otras visitas que entran.
ras, en las gorras y en los alamares. Más allá el El general ha dejado su bufete. Sale por entre
oro, en otra estancia, se derrocha como si aun vi- los muebles, como alguien que va decidido a todo.
niera virgen de las minas del Inca. Es la antesala —¿Qué tal, Ignacio?... ¿Qué t a l ? . . . ¿Qué
de la presidencia. Los generales están en su casa. cuentas ? . . . ¿ Cómo te va ? ¡ La salud excelente L ..
Jefes de despacho, elegantemente puestos, duques ¿Te ha dejado el catarro?... (Dándose vuelta ha-
de veinticinco años, cargados de entorchados y de- cia el fotógrafo.) Prepare la máquina, mientras
coraciones y muchos civiles, que no quieren serlo, atiendo a estos señores...
con chaqueta ,de militar en vez de saco, j Son ofi- Una ristra de personas, humildes como galeotes,
ciales de la reserva incorporados a la actividad por están en la esquina del salón. Yo sigo con mi vista
el gobierno militar? No. Hay trescientos generales al jefe del gobierno. Oigo todo cuanto dice. Sus
en servicio activo. ¿Para qué llamar a los retira- negocios los trata en alta voz. En su gestión no
dos? — me dice un periodista. caben secretos. Su premura es grande y despacha,
El gobernador civil de Madrid deja el despacho sin réplica, los asuntos. Cuando el visitante insiste,
del Presidente del Directorio, y su edecán me hace le hace comprender el poco tiempo con que cuenta y
una seña. Una puerta tapizada se abre y se cierra le explica que CARAS Y CARETAS lo está esperando
detrás mío. ¿Entraré en un salón inmenso, como para fotografiarlo.
aquel en que me recibió Mussolini? Ya estoy en el — ¿ Usted ha venido, especialmente, de Vallado-
despacho del dictador. ¿Qué hay allí de notable? lid?... Ha hecho mal... Vuelva usted a Valla-
Varias mesas y unas sillas. Una gran araña de luz doHd...
desciende muy bajo sobre la mesa del centro. De- El último personaje que resta por ser recibido,
trás de ella está mirándome, curioso, el general es un señor de barba blanca, espaldas caídas. Su
Primo de Rivera. » emoción es grande. No sabe cómo comenzar su ca-
Debo tener, entre mis conocidos, alguien que se pítulo. Está un poco cohibido por la facilidad con
parece mucho al general Primo de Rivera; verlo que resuelve sus problemas el presidente del Direc-
por primera vez, no rae causó mayor impresión. Y torio. Y él debe, también, traer el suyo...
a él lo mismo. Quedó en su asiento y me tendió la • —[Ah, s í ! . . . Mucho lo aprecio a usted..., ya
mano con la misma soltura con que dijo Fray Luis habrá recibido algunas líneas de mi secretario...
de León, al continuar la conferencia interrumpida: 1 Cómo no, señor Ortiz!.. •. Venga aquí. Ca-
"Como decíamos ayer", y entramos de lleno en el sualmente tengo el pliego en carpeta, de algo que
motivo de mi visita, aunque por lo llano del recibi- le interesa...
miento no parecía tener motivo. Don Félix Ortiz de San Pelayo abre los ojos
Tenía que declinar mi tarjeta moral. Es decir, atónitos... ¿Qué será lo que le espera? ¿Recién
subrayar quién era yo. No el periodista político, se- acaba de llegar a Madrid, y ya hay un expediente
diento de penetrar un secreto de estado o el repór- con su nombre?... ¿La dictadura?...
ter de la actualidad, que se mueve de ganas de ser — Es esto, señor — y el marqués de Estella le
indiscreto. No. Yo era un biógrafo de un instante. lee, a boca de jarro, al trémulo visitante: "Su Ma-
Un simple mortal que mira. Los ojos de CARAS Y jestad concede a usted la Gran Cruz de Isabel la
CARETAS,, y por eso, ciegos si no tenían un fotógra- Católica."
fo conmigo. —*1 Cuánto lo siento! — exclama el favorecido.—
.— I Que entre el fotógrafo I — grita el general Créame, señor presidente, mejor efecto me hubiera
Primo de Rivera, como si ordenara un asalto a la hecho que se olvidaran de m í . . . ¿ Qué van a decir
bayoneta, y suenan varios timbres. — i Y que entre ahora mis enemigos ? Que todo lo que he hecho fué
todo el mundo que espera 1 — agrega al secretario, sólo por obtener esta recompensa... ¡ Yo no puedo
que se asoma entre dos puertas, y que se va a cum- aceptarlo I... En cambio de ella preferiría que se
plir militarmente sus órdenes. le prestara especial interés a este pedido que for-
Entretanto, el general, que rompe una gran can- mulo, para .que se reintegren a la nacionalidad es-
tidad de hojas de papel de oficio como si fuera un pañola 25.000 españoles prófugos en la Argentina,
mazo de naipes usados, me dice: que no perderían — con sólo un gesto del gobier-
— España necesita de mis horas. Está esperando no — su vínculo con la tierra madre...
de todos mis minutos una solución, una ley nece- —Es así, el Rey lo ha dispuesto,,. No se le da
 CARAJ- Y CARETA/

esta condecoración para que se m u e r a . . . , puede se- las ocho de la noche y Su Excelencia es esperado
guir prestando sus servicios en bien de los españo- en Palacio, donde hay consejo de ministros.
les en la Argentina. Y ahora, venga usted aquí. Todavía, por entre las cortinas, aparece un ami-
El general se ha sentado y nos toma a los dos de go íntimo del presidente, a quien tutea. Como el
la mano y nos pone a sus lados, ante el objetivo desembarco militar en Alhucemas es una opera-
que lo esperaba. ción estratégica que no hay "canillita" que ignore
El tímido visitante, aplastado por la gran Cruz el plan del estado mayor y es el tema de los dia-
de Isabel la Católica, que no puede salir de su sor- rios y cafés, viene este amigo a pedir que se lo lleve
presa y que, no posee a mano todo el vocabulario, de espectador. Quiere ver bien la función. Este pe-
añade, con suave palabra: dido pone fuera de sí al presidente, que responde:
— Bastaría un simple decreto de usted para que — No hay amigo que no quiera acompañarme.
esos españoles se reincorporaran a la nacionalidad... Haré lo que pueda; llevaré algunos, pero llevarme
— Mis decretos tienen el valor de ley — corta a t o d o s . . . , no, i cáspita I E n cuanto a usted, ven-
como un sable la voz segura del general, colocando ga cuando usted quiera a verme. Espero que se
en lugar importante la legislación del Directorio. quedará en Madrid largo tiempo. Continuaremos
El señor Ortiz de San í'elayo, con una sonrisa lu entrevista otra vez. Y a ve usted cómo Españo
que puede ser irónica siempre que no se le ponga necesita de mi tiempo. No hago nada más que
en la boca de un hombre tan respetuoso y ya cohi- trabajar...
bido como lo estaba en ese instante, accede:
— El señor general tiene r a z ó n . . . Nos ponemos en camino hacia el ascensor, como
El general Primo de Rivera es alto y corpulento. uno más de sus secretarios que le siguen. El general
Viste traje civil o de paisano, como se dice con ha olvidado totalmente nuestra visita. Nos ha in-
más propiedad en España. No es un elegante. Va y corporado, con una sencillez natural, a sus muebles,
viene, con la movilidad de ün director d'e escena. en esa indiferencia cariñosa que distingue a los" es-
Su fisonomía es impenetrable al estudio sensible pañoles del resto de los europeos. Mi entrevista
de un psicólogo. Se pone y quita continuamente los IX)díá concluir aquí pero una media hora después,
anteojos, y, en cada uno de sus gestos, pasa su ma- cuando estoy sentado en los jardines del Ritz, ce-
no ante la cara y parece que borra toda intención nando con mi querido y antiguo profesor de geo-
o idea que pudiera asomar a su rostro. El mariscal grafía, el doctor Juan G. Beltrán, viene a sentarse
de Mollee, decía Ignotus, había enterrado su son- en la mesa de al lado, con varios amigos y señoras,
risa en un parque de Silesia, junto al cadáver de el general Primo de Rivera, donosamente vestido,
su e.sposa. No tiene el general Primo de Rivera la de smocking. Todas las miradas van hacia él. Oigo
gravedad del estratega alemán, pero la sonrisa la a mis espaldas su voz fuerte y un poco ronca a
ha extraviado antes de entrar al despacho. Afable fuerza de vivir. Es el mismo hombre que acabo
lo es. Algo m á s ; quiero decir, campechano. de oír en su despacho. A veces, ahora, parece que
Cuando estamos en pose ante el aparato fotográ- se sonríe. Su voz se aisla sola, como si nadie lo
fico, el trípode resbala sobre el piso encerado, y acompañara y, al tocar un tango la orquesta, es el
digo: único de la mesa que se levanta para bailarlo. H a y
— Este piso está hecho para recibir a los oposi- soló dos parejas en el encerado. La que forma el
tores. Ninguno podría estar firme ante su Exce- presidente del Directorio, con una elegante dama, y
lencia. . . el representante de CAUAS Y CARETAS, con una n i -
El general me mira y me escruta, queriendo sa- ña argentina que, cumpliendo celosamente su mi-
ber hasta qué punto tiene un doble sentido mi fra- sión, sigue los pasos del general Primo de Rivera,
se. Pero el hombre de estado, dándose cuenta de que baila un clásico y retrospectivo tango criollo,
mi inocencia, afloja el entrecejo. cuando el tango era aún sujeto español.
En el fondo del despacho hay una serie de orde- La noche del verano de Madrid, en los jardines
nanzas que traen algo en los brazos, como los r e - atildados del hotel Ritz, tiene, por lo calurosa, algo
yes magos. Son los papeles, la cartera, el sombrero de lá" n(jche africana, donde va a morir de amor
del presidente. Al frente, viene el ascensorista. Son "Maman Colibrí". La i>az reina sobre España.

1 Z C on<Je de L a s c a n o T e g u i

El presidente del directorio en su despacho del niinislerio de la Guerra»

con nuestro enviado esi^ecla) y el señor Ortiz de San Pelayo.
 U n J O n
Dios concedió el aroma a las flores. La rosa que
se marchita sobre vuestro seno, no exhalaría ese
perfume que, como incienso divino, sube hasta vues-
tro lindo rostro, si su tallo, del agua, del aire y de la
verdura, de toda la creación, no tomase algún ele-
mento, si por algún punto no se hubiera sumei'gido
profundamente en el seno misterioso de la tierra.
Allí, por medio de un trabajo lento, cuyo secreto
mecanismo sólo Dios conoce, de la jfrescura de la
ola que corre, de la claridad y la luz del día, del
soplo de lo que fluye, de lo que vegeta o se arras-
tra, det. espíritu que vive en la obscuridad subterrá-
nea, humo, onda o vapor, se apropió algo: la calma
del antro sombrío, del diamante sus luces, del J:ios-
que la sombra y acaso algún hábito inefable del mar
lejano. Es un viviente alanibícjue preparado por Dios,
en el que se refunde y se rehace la tierra con los
bosques, los campos, las nubes y las aguas; y el
aire, penetrando en la humilde raíz, resignada a
este trabajo desconocido, para la hermosa flor guar-
da ese perfume tan suave, que desde la naturaleza
llega hasta vos, que os encanta y que conraueyc
vuestro espíritu, porque el alma de la flor habla al
corazón de mujer. Víctor Hugo.

Li a. m i s e r i a
La miseria es la tisis social.
No hay nada más fúnebre que el Arlequín de los
.andrajos.
El origen de lodos los males es vivir harapiento
y pasar hambre.
La más agradable-la más pura Para llevar la desesperación al alma no hay nada
lan a propósito como la carencia de pan.
La miseria es el crisol en que el destino arroja
al hombre cuando quiere convertirlo en un ser des-
preciable, o en un semidiós, porque en esas luchas
pequeñas se producen muchas acciones grandes.
Al llegar a cierto grado de infelicidad, el pobre,
con estupor, no llora ya el mal que siente ni agra-
dece tampoco el pan que recibe.
EL AGUA MINERAL Asi como el frío, con la miseria los cuerpos se
contraen y estrechan, pero los corazones se agrandan.
La miseria de un joven no es nunca miserable.

PiSMANTA El joven pobre tiene dos riquezas de las que

carecen muchos ricos: el trabajo que le hace libre
y la inteligencia que le hace digno.
El joven rico tiene cien distracciones brillantes y
groseras: el taco, las. carreras de caballos, los dados
ES UN VERDADERO DON y todas las demás 'ocupaciones bajas del alma, a
costa de las regiones más altas y delicadas.
DE LA NATURALEZA Víctor Hugo.

Li a, p o e s í a
Lo que hay de verdaderamente divino en el cora-
zón del hombre, no piiede definirse: sí hay palabras
para algunos rasgos, no existen para expresar el
conjunto, y sobre todo, el misterio de la belleza
Solicítela en todos los hote- real en todos sus gérmenes.
Es muy difícil decir lo que no es poesía; pero si
les, restaurants, bars, confite- se quiere comprender lo que ella es, necesitamos
llamar en nuestra ayuda las impresiones que nos
causa un hermoso paisaje, una música armoniosa,
rías y almacenes del país. la mirada de un ser (jucrido y el sentimiento reli-
gioso que nos pone en presencia de la divinidad.
La poesía es el lenguaje natural de todos los
cultos. La Biblia está llena de poesía; Homero esta
lleno de religión,
El don de revelar por la palabra lo que sentimos
en el fondo de nuestro corazón, es muy raro: y, sin
CONCESIONARIOS: embargo, la poesía existe en todos los seres capaces
de afectos vivos y profundos, la expresión falta a
aquellos que no se afanaron por encontrarla.
Larroquette y Cía. El poeta no hace más que desligar el sentimiento,
prisionero en el fondo del alma. El genio poético es
una disposición interior de la misma naturaleza, de
C. PELLEGRDÍI, 1047 aquella que nos hace capaces de un sacrificio. ,Se
sueña el heroísmo al componer una oda hermosa.
•^ B U E N O S A I R E S Si el talento no fuese móvil, inspirarían a me-
nudo lo mismo las bellas acciones que las palabras
conmovedoras. Porque ambas parten de la concien-
cia de lo bello están én el fondo de todos nosotros.
Madame Stael.
 k'>

«4^

El c u i d a d o del caDello
P a r a ei lavado del cabello, opera-
ción siempre dificultosa para las
señoras, el J a t ó n de Sales N a t u -
rales de " La T o j a " es una m a r a -
villa; deja la cabeza fresca y el
cabello afinado. Todo residuo de
grasa y tierra salen con la abun-
dante espuma que produce, con
un simple cborro de agfua, sin
frotación a l g u n a » y sin repeti;.-
el lavado.

J A B Ó N DE L A T O J A
El m á s barato de los jabones
finos y p o s i b l e m e n t e el m á s
fino de los jabones de tocador.
c O N c e n i o NA-nio»
P O L L E D O «. C i a
Dme Mitre 1352

^ffi^
Agencia de Propaganda "Eco", Sarmiento, 643. — Buenos Aires.
 C A R A y Y CARETAS

/ ¡ S o n e m o s , m a .'
P OR qué h a b r á quien dice que los sueños son
malsanos? T a n t o valdría decir que es mal-
sana la felicidad. P o r q u e ¿dónde está la di-
ferencia entre soñar y vivir? El goce de un su-
y el alma se hiere al caer. V e r d a d ; pero estas
almas q u e así ensueñan son como vírgenes lo-
cas; yo no sé de otra manera de soñar, subien-
do paso a paso por sendas floridas hasta la
ceso, de un lieciio, no está precisamente en el cumbre de la bienandanza, y una vez en lo
hecho mismo — po- alto, sabiendo que
cas veces el gozo la cima es ilusoria,
coexiste con el sin guardar a que
m o m e n t o dé la ac- se desmorone, em-
ción — sino en el prender nuevamen-
saboreo del rccuer- te la bajada, vien-
- do, ¿y qué son los do las mismas flo-
sueños sino recuer- res que ahora es-
dos de hechos que tán un poco páli-
no han existido? das; el mismo sol,
¿ Y qué diferencia que ya se está p o -
sensible hay entre niendo. L o peligro-
el recuerdo de lo so del ensueño es-
que acaeció y la re- tá en juzgarlo de
m e m b r a n z a de lo vida: el g r a n se-
que pudo acaecer? creto de la vida
Falsa es la vida si está en vivirla co-
falso es el sueño; PROGRESOS mo si fuera sueño.
porque ¿quién res- Una voz (de a r r i b a ) . — ¿Quién está abajo?
ponde de que la Uno de los ladrones. — £ 5 la estación Palermo, que va G. M a r t í n e z Sierra
verdad de su re- term..^______
i n a r . . . ¡Buenas noched!
cuerdo sea la ver- ' ~~" "' En el último con-
dad de lo que acon- curso de gallinas po-
teció? Siendo esto as!, puqsto que los sueños nedoras celebrado on Christehurch (Nueva Zelan-
nos hacen felices, ¡soñemos, almal dia), batió el record mundial un ejemplar d e r a z i
H a y quien arguye sabiamente: para ensoñar, Orpington negra, poniendo 342 huevos en 365 día'!
el alma se prende alas que no son suyas; y su- Kl record anterior era de 330 huevos, y lo poseía una
• cede que a la mejor altura las alas se r o m p e n gallina do la misma raza, y también de Austialia.

: SIEññ^SDECÓRDOM

TALCOS
Medio siglo de uso ha demos-
trado ser insuperables para
i ,n.U.M MMM • . • „ • • • , • „ • ' > • " • W «'H irritaciones, sarpullidos, deso-
El rincón más sano Y lladuras, rosaduras, etc., etc.,
tan comunes en los niños. D e '
delicioso de la /Irgentina su comodidad de hoy puedede-
para toda época del ario. pender su felicidad de mañana.
Efectivospara el uso deadultos,
•t3aai',«..«.ji' '»:• •"•"• • : • " • H' • • ' • . J D C
Por informes y pedidos a ia Administración del **£dén
Hotel", La Falda, F . C. C. N . A., o al Escritorio en n^vwíiRK. n.j. evifl.
Buenos Aires: B. Mitre, 552. U. T. 2159, Avenida. Repre^eptactes: Donncll y Palmer.
 CARAX Y CARETAJ"

Y con que frecuencia suelen los atletas y deportistas

verse sometidos a ese intenso sufrimiento.
Cuando ocurre un accidente asf, o cuando hay pos-
tración y dolor de cabeza causados por el sol o el
excesivo ejercicio, es cuando mejor puede apreciarse
porque la ;

(^FinSPIRlN/I
es llamada " el analgésico de los atletas".

Además de aliviar rápidamente cualquier

dolor^ levanta las fuerzas, restablece el
equilibrio nervioso, normaliza la circula-
ción de la sangre y no afecta el corazón.

.i"^:.:*4V'
 C A K A 7 Y CAKETAJ"

••>••.•.•';•••'•',' P á g i n a s M é d i c a s \, •*'.•••',••••'";•,'•' ••.':::•••:'••••

El r é g i m e n de los n e u r ó p a t a s
El régimen de los neurópatas de- dor de la energía nerviosa y e! acu- tes de la fatiga, del cansancio mus-
be consistir en una alimentación mulador de fuerzas. Importa res- cular, de la debilidad epigástrica.
evidentemente proporcionada a la taurarlo sin recurrir para lograr Después de muchos años de prác-
tolerancia del tubo digestivo, que esto a los narcóticos, medicamen- tica, se llega al convencimiento de
es muy cariable. l,a asimilación, de tos que deben reservarse únicamen- que la materia médica encierra muy
los alimentos ricos en fosfatos es, te para combatir el dolor. Los poca cosa en remedios favorables a
teóricamente, muy buena: "Cocina, neurasténicos experimentan tam- los neurópatas.
es medicina", como lo ha dicho Mi- bién, al momento de dormirse, una No hay que titubear para recu-
chelet. Los huevos, las carnes gela- sensación de caída atribuida por rrir, al menos pasajeramente, a los
tinosas y ricas en nudeinas — ani- Daraszkiewiczs a la brusca inhibi- diversos tónicos cardiacos, cuando
males jóvenes — los pescados, mo- ción muscular; otras veces es una se trate de .palpitaciones rebeldes,
luscos y otros animales, la médula verdadera sacudida, por contracción
ósea, los caldos de cereales, los brusca de todos los músculos. El sudores locales, arritmias, vértigos
purés de leguminosas a base de bue- extracto de valeriana triunfa de lipotímicos, etc. Síndrome mórbido
na leche son alimentos excelentes. estas desagradables impresiones: descripto por la falsa angina de
Como bebidas, se aconsejará un disipa la agitación, la angustia, pecho de los neurasténicos e histé-
malla poco alcoholizado y se termi- las palpitaciones y los espasmos, ricas y que seiobserva muy corrien-
nará la comida con un vaso de bor- esas grandes cauSas de agripnia y temente en la práctica.
deaux adicionado, por litro, con concilla un sueño restaurador, sin La depresión nerviosa constitu-
cincuenta gramos de vainilla y ca- el inconveniente de los bromuros ye la gran enfermedad de las ciu-
nela — tinturas — contra la anore- alcalinos que trastornan la elimi- dades. Sobre todo amenaza a las
xia y tonia gástrica; diastasa y pep- nación de la urea y del ácido fos- mujeres jóvenes anémicas y cloró-
sina como eupéptitos. Hay casos fórico, irritan la jiiel y el tubo di- ticas victimas del cansancio mun-
en los que la sobrealimentación se gestivo deprimiendo el trofisnio ge- dano y de las fatigas múltiples de
impone por medio de huevos, leche, neral. la vida urbana. La debilidad gene-
carne cruda, jugos de carne y de- Para amplificar la respiración, ral, los vértigos, los dolores de
cocciones de cereales. vencer la taquipnea paroxística, mo- cabeza, los trastornos del estómago
Todos los neurópatas eicpcrimen- derar la tos nerviosa con construc- y del intestino, abren comúnmen-
tan una disminución de la necesidad ción toráxica — síntomas tan fre- te la escena. Se evitan las compli-
'de sueño: tienden día a día a ha- cuentemente vistos en los neuró- caciones y se ciu'an rápidamente,
cer noches cortas y retardan sistc- sicos — nada es mejor que la con- si en este periodo de advertimien-
máticamenle la hora de acostarse, a valaria, toni-sedante sin acción so- to, se instituye el reposo y la per-
,lin de no quedar despiertos por bre el psiquismo. Su intervención manencia en el campo, aco.stándose
largo tiempo un.i vez eu la cama. Jil favorece la eliminación normal de temprano y con un régimen sim-
sueño es por e.xcelencia el genera- las substancias ponogenas, causan- ple que se derive naturalmente.

El Tocado de las Señoras

Hemos aconsejado siempre a las señoras que en el
agua de que se sirven para su aseo personal viertan
una cucharadita del verdadero Licor Labarraque por
cada litro de agua, y que observen igual precaución
con el agua que destinen a usos todavía más íntimos,
como lociones, etc.; pues el Licor Labarraque forta-
lece los tejidos y preserva de las flores blancas, o las
hace desaparecer si existen ya, en razón a que es el
más seguro- desinfectante y antiséptico conocido.
Lavándose las manos y la cara varias veces a! día
con dicho licor diluido en agua, tal como hemos dicho
Viamonte, 1 0 5 3 más arriba, se está seguro de evitar todo contagio y
de preservarse de toda epidemia como, por ejemplo,
LA LUZ MAS BARATA la fiebre amarilla, la peste y el tifus, aun en los ca.sos
1 2 . 0 0 0 instalaciones funcionando en que sea forzoso vivir entre personas atacadas del
mal. Este Licor es todavía soberano para curar toda
Colocamos los aparatos, cañerías, clase de quemaduras.
Atendiendo a sus reconocidas virtudes es por lo
artefactos, picos, etc., para que el Instituto "de Francia ha reconipensado a su
inventor Monsieur Labarraque con el gran premio y
10 luces funcionando, por $ 244 por lo que el Ministro de la Guerra ha ordenado su
20 » »i ; » » 342 uso en el ejército.
No se olvide que el Licor Laliarraque está e.xclusi-
30 » » » » 435 vamente reservado para uso externo, y que, casi siem-
50 » » » » 555 pre, es indispensable diluirlo en agua antes de em-
plearlo, para lo cual conviene leer el pro.ípecto ciue
No gaste usted 1.500 á 4.000 $ en envuelve cada botella.
electricidad y ahórrese el correr con A V I S O Ú T I L . — Por más que en toda buena
Farmacia se expende, conviene prevenirse contra las
mecánicos, motores, nafta, aceite, acu- imitaciones y exigir, para evitar todo error, el verda-
muladores, ácidos, corto circuitos y sus dero Licor Labarraciue cuidando de comprobar si en
la etiqueta se, indican las señas del Laboratorio.
gastos de reparación. Pida hoy mismo.
Caaa L. F R E R E , 19, Rué Jacob, Parít
Acetileno "Alfa". V I A M O N T E , 1053
Carbuiro d e celcio. — S o l d a d u r a a u t ó g e n a . Representantes: CAILLON Y HAMONET
Belgrano, 648. — Buenos Aires.
 C A R A J ' Y CARET/V/.

Todas las mujeres desean aparecer bellas y jóvenes. Pero esto no es

muy fácil lograrlo bajo el intenso brillo de una abundante luz artifi-
cial que hace que una mujer parezca más pálida de lo que realmente es.

El rouge y demás coloretes son demasiado ra mercolizada, antes de la aplicación del

vulgares para una mujer de gustos refi- rubinol y del polvo acostumbrado. ^
nados, pues esos afeites se denuncian a Toda dama cuidadosa de su cutis debe
gran distancia por sí solos. Es necesario, recordar que, después de una fiesta, y
por lo tanto, recurrir al rubinol en polvo, antes de acostarse, es necesario aplicarse
que es una deliciosa substancia que comu- cera mercolizada a la cara, con lo que se
nica a las mejillas un delicado sonrosado logra borrar los efectos del cansancio que
que en nada puede distinguirse del natu- tan deplorables resultan para la tez. La
ral. El rubinol es completamente ino- cera mercolizada intensifica y acelera la
fensivo hasta para el más delicado de renovación del cutis.
los cutis. Siguiendo estas breves y sencillas indica-
ciones, ninguna mujer tendrá por qué te-
El rubinol tiene la curiosa propiedad de mer cuando tenga que asistir a un baile,
aumentar la intensidad del colorido de las función o fiesta, pues ella habrá adquirido
mejillas a medida que aumenta la tem- la seguridad de aparecer bella entre las
peratura del aml)iente, de modo que re- bellas, presentándose con un cutis tan sólo
sulta siempre discreto. Puede recomendarse comparable con el de una jovencita de
especialmente un ligerísimo masaje con ce- pocos abriles.
 CAUAJ' i <Zj\\lEij\J

S I S T E M A,
, E L V I E JO

KA un anciano cuya existencia, ideas y hábitos forma-

ban singular contraste con las del lugar. Le veían todos
los días, cubierto por una manta desiiilachada, acudir
en procura de los dos cobres de leché con su jarro
enlozado. Era pobre sin hallarse precisamente en la
miseria. No hablaba con nadie; pero gran dulzura
derramábase de su tímida mirada. Las personas que
por circunstancias en ufi todo excepcionales poníanse
en contacto con él quedaban encantadas de su ame- •
nidad, de su sonrisa, de su gran ecuanimidad. ,x
Jamás supe su nombre, y hasta creo que nadie lo sabía. No era del
lugar y carecía de familia. Profunda era su paz, y la singularidad de su
existencia no incitaba sino la admiración; mas este resultado no lo ha- '
bía conquistado de inmediato. Había realizado un buen apredizaje. Hubo
un tiempo en que tuvo relacioftes con la gente del lugar, comunicándoles
algunas de sus ideas; nadie le comprendió una sola palabra. La palabra
sistema, que pronunció dos o tres veces, pareció chusca. Se le llamó Sis-
tenia, y bien presto no tuvo otro nombre. Si hubiera continuado, aquello
habría tomado mal cariz, los chiquillos le hubiesen arrojado piedras.
Como buen filósofo, se calló, no dijo una palabra más a nadie y quedó
tranquilo. Salía todos los días para realizar sus pequeñas compras; de
tarde, paseábase por algún lugar retirado. Su rostro aparecía serio, pero
no triste, más amable que malévolo. Más tarde, cuando leí la Vida de
Spinosa, por Colerus, reconocí que en la infancia había tenido ante mi.s ,
ojos un modelo semejante al santo de Amstcrdam. Se le dejaba tranquilo;
hasta se le respetaba. Su resignación, su semblante sonriente, parecían
cosa de otro mundo- No se llegaba a comprender, pero se rq^onoció
en él algo superior; se inclinaba uno ante la evidencia.
Jamás iba a la iglesia^ y en cuantas oportunidades se presentaron'
ex:ponía sus creencias materialistas. El cura le miraba con muy malos
ojos; no se hablaba contra él en los sermones, pues no escandalizaba;
pero, en secreto, no se pronunciaba su nombre sino con espanto. Una
circunstancia particular aumentó esta animosidad y creó alrededor del-
viejo solitario una suerte de atmósfera de diabólicos terrores.
Poseía una biblioteca considerable, compuesta de escritos del siglo
X V n i . Toda esa gran filosofía, que, en suma, ha hecho más que Lutero
y Calvino, allí estaba retuiida. El estudioso anciano sabíasela de memoria
y vivía de los pequeños beneficios que le reportaba el préstamo de su.í
volúmenes a algunas personas aficionadas a la lectura. Aquello, para el
clérigo, era un abismo de abyección del que hablaba aterrado. La prohi-
bición de solicitarle en préstamo esos volúmenes era alisoluta. La semilla
de Sistema pasaba por el receptáculo de todas las impiedades.
Naturalmente, yo participaba de este horror, y fué mucho después,
cuando se consolidaron mis ideas filosóficas, que pensé que en mi in-
fancia había tenido la felicidad de ver a un verdadero sabio. Sus -
ideas las reconstruí sin dificultad comparando algunas palabras
que antaño pareciéronme ininteligibles, y de las cuales rae
acordaba. Dios era para él el orden de la naturaleza,
la razón íntima de las cosas. No admitía que se le
negara. Amaba a la humanidad como exponente
 C A R A J " Y CARETA-^

de la razón, y odiaba a la superstición como ne.a;ación de esa misma razón.

Sin tener el soplo poético que- el siglo X I X ha sabido infundir a estas
grandes verdades, Sistema, estoy convencido, vio muy alto y muy lejos.
Estaba en lo cierto. Lejos de desconocer a Dios, avergonzábase de aque-
llos que se imaginan tocarle.
Somormujado en una paz profunda y una sincera humildad, con-
templaba los errores humanos con' más piedad que rencor. Evidente era
que despreciaba a su siglo. El renacimiento de la superstición, que él
creyera enterrada por Voltaire y Rousseau, parecíale, en la nueva gene-
radón, el síntoma de un completo rebajamiento.
Una mañana se le encontró muerto en su mísera habitación, entre
las pilas de sus libros. Fué después de 1831; el alcalde se encargó de
hacerle unos funerales decentes. El cura adquirió a vil precio toda su
biblioteca y la hizo destruir. No se descubrió en su cómoda ningún papel
que pudiera contribuir a aclarar el n^isterio que le rodeaba. .Solamente,
en un rincón, encontróse cuidado.samente envuelto un ramillete de flores
secas, liadas por una cinta tricolor. AI punto se creyó en algún recuerdo
amoroso, y muchos bordaron sobre este canevás el romance del descono-
cido;- pero la cinta tricolor disipó tal hipótesis. Mi madre no creyó'
que fuera aquélla la verdadera explicación. Por más que experimentaba
un instintivo respeto por Sistema, decíame todos los días: "Es un viejo
terrorista. Por momentos, me figuro haberle visto en 1793. Y luego se
ha ajustado a las maneras y las ideas de M . . . , que aterrorizó a Lan-
nion y mantuvo permanentemente la guillotiiKi mientras duró Ro-
bespierre."
Hace quince añosi leí, en los Hechos diversos de un diario, poco
más o menos, lo que sigue:
"Ayer, en una calle apartada, en el fondo del fanbourg Saint-Jacques,
se extinguió casi, sin agonía im anciano cuya existencia intrigaba gran-
demente al vecindario. Era respetado en el barrio como un modelo de
bondad; pero evitaba todo cuanto pudiera hacer alguna luz sobre su
pasado. Algunos libros, El Catecismo de Volney, algunos volúmenes in-
completos de Rousseau, estaban esparcidos sobre la mesa. Una maleta
componía todo su bagaje. El comisario de policía, llamado para abrirla,
no halló más que unos pobres efectos, entre los cuales se ocultaba un
ramillete seco, envuelto éuidadosamente en un papel donde se podía leei^:
Ramillete que llevé en la fiesta del Ser Supremo, 20 de pradial, año II.
Aquello fué para mí como un rayo de luz. No dudé más que el rami-
llete de Sistema tenía idéntico origen. Recordé los raros adeptos de la
Iglesia Jacobina que había llegado a conocer, sus ardientes convicciones,
su empeñó en recordar los sucesos de 1793 y 1794, su imposibilidad para
hablar de otra cosa. Aquel sueño de un año fué tan ardiente, que aquellos
que lo habían vivido no pudieron volver,más a la vida corriente. Perma-
necieron bajo el influjo de una idea fija, contristados, pasmados por la
estupefacción; tenían el deUrinin tremcns de las borracheras sangrientas.
Eran creyentes absolutos; el mundo, que no estaba de acuerdo con su
diapasón, parecíales vacío e infantil. Restos solitarios y erguidos de un
mundo de gigantes, cargados por ej odio al género humano, carecían de
todo contacto con el resto de los seres vivientes. Aquilaté el efecto produ-
cido por Lakanal cuando regresó de América en 1833 y apareció ante
sus colegas de la Academia de Ciencias Morales y Políticas como un
fantasma... Comprendí a Daunou y su obstinación en ver en Cousln y
en Guizot los más peligrosos jesuítas. Por un contraste harto ordinario,
aquellos sobrevivientes, a veces horrorosos, en la titánica lucha habíanse
trocado en corderos. El, hombre, para ser bueno, no tiene necesi-
dad más que del logro de una base lógica para su bondad. Los
inquisidores más crueles de la edad media, Conrado de Mar-
bourg, por ejemplo, eran hombres de los más dulces. Es
lo que se verá cuando nuestro gran maestro Víctor :
Hugo estrene su Torquemada y muestre cómo
es posible quemar hombres por caridad.

E r n e s t o Re n á n
T lí A D U C C I o N D E E. M. S. D A Ñ E R O
:;;¿.VÍ;:,:Í,,;!,;,.;,I;;,;:;",; •,KÍ;;^:XÍ,''Í!.::V.;,I.Í';,,:\:Í,'.Í;Í5¿ÍÍ--;,;:'5Í^
 C A R A J - Y CARETAJ-

¿Cuál es el origen del frac?

¿ Cuál es el origen del frac ? El frac es una creación moder- reniega y desconoce a su madre;
i Quiénes son sus padres ? ¿ Cuál su na, un hijo de la clásica levita. Es- nieto de la levita, reniega y des-
abolengo ? l He aquí graves cuestio- ta degeneración de la levita comen- conoce a su abuela, y presentán-
nes sobre las cuales guarda la his- zó en España en el año 1590; en dose solo, tarda poco en erigirse
toria el :nás profundo silencio I Sin el ejército de Carlos II, eii Fran- y declararse i'inico y absoluto dis-
embargo de hallarse bellamente es- cia, en 1716; en el reinado de Luis tintivo de la elegancia.
culpida en la columna de Trajano XV, y antes que en ninguna otra .
una toga muy semejante en su for- I^^rte en Prusia, a fines del si- ~
ma a la prenda de que nos ocupa- glo XVII, tiempo en que Federi- Hay la misma diferencia entre
mos, puede asegurarse que no lo co I inició el movimiento evoluti- " " sabio y un ignorante que entre
conocieron los griegos ni los ro- vo del frac, doblando de la misma u" hombre vivo y un cadáver.
manos.
levita, y formando así la casaca Aristóteles.
a la que dio su nombre: casaca a
la federica.
La levita, degenerada ya en sa-
co, siguió degenerando durante to-
do el siglo XVIII, en cuyos últimos
tiempos el traje que usaban en
Francia los individuos de la Con-
vención era, mirado por detrás,
una perfecta levita, y por delan-
te, un perfecto frac.
Poco después, la casaca corta-
da de esta manera recibió y to-
mó el nombre de frac, palabra cu-
yo origen no ha sido dable des-
cubrir, a pesar de las prolijas in-
vestigaciones que con este objeto
han hecho los sabios; palabra que
no es, española, ni italiana, ni fran-
cesa, ni inglesa, que parece sajo-
na, y que, sin embargo, no lo es;
palabra, en fin, cuya etimología
TEMOR se pierde en l.a noche de su na-
cimiento, y que puede ser tomada ATAJÁNDOSE
— Yo no salgo de casa cuando
hay tormenta. de fracción, por ser parte de ese — Anoche soñé que me pres-
— ¿Por qué? todo que llaman traje de .socie- tabas cincuenta pesos.
— Porque soy concertista y sé dad. — No te preocupes; ya me los
que el rayo mata al que toca. devolverás cuando puedas.
Este frac, hijo de la casaca.

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Combatiendo al íue^o por el fuego

Indiscutiblemente, la causa m á s cultad d e e x p e r i m e n t a r el invento bos d e cobre que, una vez llenos d e
t e r r i b l e . d e accidentes d e aviación e s sobre u n a p a r a t o y e n el a i r e . P e - nafta, s e colocan en los sitios d e
el incendio d e l a p a r a t o , fenómeno ro hace poco tiempo q u e u n inge- mayor peligro, como s e r : cerca del
que n o parece muy difícil de p r o d u - niero francés h a d a d o con un c u - carburador, d e los tubos conducto-
cirse por i r provisto el avión d e mo- rioso procedimiento q u e h a tenido res d e nafta, e t c . Al declararse el
t o r e s q u e producen mil doscientas el a r r o j o d e e x p e r i m e n t a r e n pleno incendio en el capot, se calientan
explosiones p o r cilindro y minuto y vuelo. esos tubos a causa del fuego, po- -
p o r llevar, además, g r a n d e s depósi- F u n d a d o e n el principio de e x - niendo en presión la nafta vola-
tos d e nafta. tinguir el fuego p o r el fuego m i s - tilizada, o b r a n d o m e c á n i c a m e n t e so-
Claro es q u e esto será principal- mo, consiste el a p a r a t o en unos t u - bre u n a llave q u e c i e r r a el paso
m e n t e con la aviación militar, q u e del g a s y corta el contacto, lanzan-
es la q u e m á s emplea a p a r a t o s d e do a l mismo tiempo u n líquido e x -
g r a n d e s velocidades, sometidos, ade- t i n t o r que i n u n d a motor y c a r b u r a -
más, a maniobras violentas en tiem- dor, pero q u e no e n t r a d e n i n g u n a
po d e prácticas o d u r a n t e las bata- m a n e r a en t a n delicadas p a r t e s d e l
llas. E n el t r a n s c u r s o de la pasada motor, porque desde el comienzo del
g u e r r a europea fueron muchos los fuego se encontraba c e r r a d a la a d -
aviadores que perecieron p o r esta misión por el funcionamiento mismo
causa. E n mayo de 1916, e n plena del a p a r a t o .
batalla d e H a b s t e i m , s e p r e n d i ó Como decimos m á s arriba, el pro-
fuego el avión piloteado por el ca- pio i n v e n t o r hizo varios vuelos d e -
pitán Bacon, q u e tuvo q u e lanzarse mostrativos, e n los cuales, y segui-
al espacio p a r a no s e r víctima de do d e otro avión " t e s t i g o " , d e c l a r ó
las llamas. el fuego al tripulado por el, pudien-
El a s a m e r i c a n o Ivuffery pereció do comprobarse su rápida extinción.
igualmente al a b a n d o n a r su a p a r a t o , i No cabe duda de que, además
q u e e r a pasto del incendio. Y a e n d e inventor, es un h é r o e !
1924, obligados los a m e r i c a n o s a
llevar sujeto el paracaídas en s u s /. Aro'iclles.
excursiones aéreas, pudo librarse
"de m u e r t e cierta el t e n i e n t e d e TODO E S SEGÚN E L COLOR...
aquel" país Macready, que v i o su — ¿ A que se llama u n vulgar El corazón d e un h o m b r e nor-
aparato reducido a cenizas. especulador ? mal late 92.160 veces al d í a .
T e m a d e c o n s t a n t e preocupación — Al q u e juega a la bolsa y
para los técnicos h a sido el idear pierde. Alábate el ajeno y no tu b o c a ;
algo que pudiera evitar estas c a t á s - — ¿ Y u n gran financista ?
— Al q u e juega a la bolsa y el e x t r a ñ o , no t u s labios.
trofes ; pero no se veía clara la s o -
lución, c o n t r i b u y e n d o a ello la difi- gana. Salomón.

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Un sistema que Vd. debería adoptar

AMUEL M, Vauchaiii, presidente de la gran fá- "El doctor me examina una vez al mes, dice Mr.
S brica de locomotoras Baldwin. de Filadelfia, tie- Vauclain, y el objeto principal de su examen es
ne un contrato con su médico, doctor Martin E. ver si encuentra algún síntoma de enfermedad qv.2
Ruhíuss, según el cual Mr. Vauclain le paga al doc- yo no haya notado.
tq salario mientras está sano y el doctor debe pa- "Si ñola algo irregular, me dice inmediatamenle
garle el doble a su cliente cuando éste se encuen- qué debo hacer y sus recomendaciones son general-
tre enfermo. Este contra- mente que reduzca mi
to, acaba de declarar alimento y que deje de
Mr. Vauclain, está en vi- fumar. Examina con es-
gor desde hace más de pecial cuidado los plumo-
cinco años y tanto él co- nes y el corazón.
mo el doctor se encuen- "Mantenerse en buena
tran perfectamente satis- salud,' agrega; no es di-
fechos del convenio. fícil. Lo principal es ser
Hasta ahora, durante moderado en todo: en
los cinco años que el comer, beber, trabajar,
contrato ha permanecido jugar. Tengo sesenta y
en vigor, Mr. Vauclain ocho años y me siento
no ha estado enfermo ni tan joven como me sen-
un sólo dia y paga pun- tía hace veinte años;
tualmente sus cuentas de más joven ai'in.
doctor con gran placer. "Tengo la costumbre
Esta idea, dice el pre- de principiar mi trabajo
sidente de Baldwin I.o- muy temprano. Estoy en
comotive Works, no es PREPARATÍVOS DE EXCURSIÓN pie antes de la seis. A
original de él, pues los — ¿Se olvida algo? las ocho de la mañana ya
chinos, desde hace tiem- — ¡Nada, señor! ¡Llevanios una gran cesta he despejíldo mi mesa,
po, han puesto en prác- con cnmestibl^s y un repuesto de gasolina, neu- habiendo atendido a to-
tica la idea de pagar a máticos y brazos y piernas artificiales! da la correspondencia de
sus médicos mientras es- '. ^ '• la mañana y dado mis
tan sanos y de suspen- órdenes a todo el perso-
der sus pagos tan pronto como se encuentran en- nal y servicio para el dia".
fermos. En tiempos antiguos, cuando moría el pa- Dice Mr. Vauclain que ninguna persona tiene
c!ente_ chino, en muchos casos se le quitaba la vida por qué enfermarse. Fuera de las enfermedades
al medico y se le enterraba con el paciente. microbianas causadas por epidemias y contagio, el
Pero la idea de que el doctor pague cuando éste hombre no debiera estar nunca enfermo. Y las
se encuentre enfermo, es original de Mr. Vauclain enfermedades adquiridas por contagio pueden re-
y la recomienda para que se la ponga en práctica. ducirse en gran parte.

A L DÉBIL LO No deje arruinar la cabellera d e

VIGORIZA au n i ñ o por medio del lavado
AL FUERTE LO
CONSERVA Cuando lave el cabello de su niilo, cuídese
de lo que usa. ^
E n todos los casos donde se necesita
L a mayoría de los jabones y c h a m p ú s com-
un tónico poderoso y seguro, los
puestos contienen demasiado álcali, substancia
médicos en todas partes del m u n d o
ésta m u y perjudicial, puesto que deseca el cuero
acostumbran recetar el
cabelludo y hace frágil el

-ggmgfógcno
del Docíór
cabello. N o hay nada me-
jor para la limpieza del
cabello que el aceite de

Hommel coco Mulsified porque es

puro y absolutamente in-
ofensivo. E s m á s econó-
ZURICH SUIZA mico e incomparablemen-
pues saben que siendo preparado a b a - te m á s eficaz que cual-
se de hemoglobina fresca y pura, es el quier otra cosa.
Simplemente mójese el
TÓNICO DE V I D A cabello con agua clara, y
frótelo con éste. D o s o
que da VIGOR y SALUD tres cucharaditas bastan
para obtener u n a espuma rica y abundante, la
a las m a d r e s q u e crían, a los niños cual se enjuaga fácilmente, dejando la cabe-
raquíticos o atrasados, a las personas llera en un estado de limpieza absoluta. E l ca-
débiles, y convalescientes, a los palú- bello se seca rápida y uniformemente, hacién-
dicos, etc. dose flexible, sedoso, ondulado y lustroso. E l
aceite de coco Mulsified disuelve y quita hasta
En las la última partícula de polvo y caspa. L o venden
todas las farmacias, droguerías, perfumerías y
farmacias RSOLDAThC' peluquerías. Bastan unas cuantas onzas p a r a
• OEPbSITARIOJ. ' toda la, familia durante meses. Cuídese d e las
imitaciones. Exíjase que sea Mulsified fabrica-
m do por VVatkins.
 CA-R/S.^ Y CAlihl/V/-

elmimado^ J
de la r,
mujet
es cuestión de caer en
gracia, atraer la sim-
patía... Y esto lo ha
conseguido el jabón

HENO
DE JABÓN
PRAVIA HENO DE PRAVIA
Es el favorito de las Muy e s p u m o s o e
señoras "chic" y me- intensamente perfumado.
rece también el favor
de los hombres cui-
dadosos de la higiene
y blancura de la piel. De venta en los principales
establecimientos de América.

9^
 CAR/V/ Y CARETAS

L A S T R I B U L A C I O N E S D E UN
F A M O S O PAYASO QUE L L E G O
A B U E N O S A I R E S EN 1875

/ \

'\

El padre de El padre de los Fratellini, que trabajó en no a sus compa-

los famosos her- triotas, quienes le
manos F r a t e l l i n i , la Boca, fué víctima de un robo y \ colmaron de :.gasa-
los payasos ídolos del vivió entre nosotros días de jos y atenciones. Y
público parisino, en el fué así cómo un día, sin
año 1875, como marcharan amarguea y dolor. recelo de ninguna especie,
pésimamente las finanzas de / les confió su molestia por
su circo, disolvió el elenco y, -haber llegado tarde a las ofici-
con dos compañeros más, con- nas del banco donde pensaba de-
tratóse en la compañía de David positar las mil trescientas liras ga-
Guillaume. nadas en los dos meses de trabajo,
La travesía duró más de dos meses contratiempo que le obligaba a guar-
y, poco antes de llegar al Río de la Plata, darlas en el camarín hasta el día lunes.
«na tempestad puso en serio peligro la es- Sus amigos le consolaron: malgrado su
tabilidad del barco en que venían. Por for- reputación, aquel barrio de la Boca donde se
tuna para los faranduleros, la acogida del públi- hallaba era seguro; y, por otra parte, nadie más
co porteño hízoles olvidar bien presto este con- que ellos estaban al tanto de la existencia de
tratiempo preliminar. aquel dinero én su maleta.
Buenos Aires,' donde debutó Gustavo Frate- Gustavo aquella noche trabajó como de cos-
llini a poco de llegar, era como la Meca de los tumbre; pero cuando, de regreso de la pista, pe-
aventureros y especuladores del mundo entero. netró en su camarín, encontró todos sus efec-
Y. a decir de Pedro Mariel, autor de un interesante tos revueltos, abiertas las valijas y en el suelo,
volumen en el que ha trazado la vida de toda vacío, el sobre en el cual guardara l^s mil tres-
esta familia de payasos, el público porteño de cientas liras.
aquel entonces, a lo mejor, finaba las funciones Su furor fué terrible. Aquel dinero desapare-
del circo con unos escándalos formidables, en cido significaba unos meses de sacrificio y tía-
los que abundaban tanto las escenas de pugilato bajo y le dejaba en la miseria, aislado y sin am-
como los balazos imprevistos. paro, en tierra extranjera.
Los italianos, ya numerosos en> nuestra ciudad, Inmediatamente, sospechó que los autores del
dispensaron una calurosa acogida a Gustavo. robo debían ser dos de aquellos sus asiduos en-
Para aquellos hombres rudos, '•': payaso vino a maradas. Se precipitó al cafetín donde se re-
fer como un soplo de arte y de alegría llegadci unían: ambos habían desaparecido y nadie le
desde la tierra natal. Hijo espiritual de Scara supo dar razón. No le quedaron dudas sobre
moUchc y de Polichinela, Gustavo aproximó- la culpabilidad de los compatriotas aquellos.
les, por breves instantes, a la laguna vene- ¿Qué hacer? ¿Denunciarlos a la policía?
ciana, a los serenos campos de Toscana Gustavo era un hombre discreto e inteli-
o a la voluptuosa Ñapóles. gente... Prefirió callar, no dijo nada a;
Como todos los hombres sencillo? f'e nadie y se prometió una implacable
corazón, Gustavo se entrCf,ó d; lle- venganza.
 CARAy Y CARE'L'V/

Sin entrar en mayores detalles le explicó sus forma te iban a proteger... ¿ A c e p t a s ?

dificultades financieras al director de la "troupe". — Sí...
— Mi pobre Fratcllini, calculo su situación y — ¡Vaya! Al menos no eres caprichoso...
hasta comparto su pesar. Ya sabe que somos — Acepto, porque no me queda otro remedio;
amigos... Trataremos, pues, de mitigar esta pero ha de ser con la condición de que me dó
bancarrota. Pasado mañana daremos su benefi- una semana de licencia.
cio y de esta manera le será posible hacerse de — Bueno, consiento.
algún dinero.
— Amigo Guillaume — exclamó el payaso. — Gustavo puso en ejecución su proyecto. Des-
I Ya sabía yo que usted se portaría como un conocido por el público que no le había visto
caballero! sino caracterizado y en la pista, comenzó a ex-
El beneficio, cuyos motjvos no se explicaron, plorar todos los rincones donde sospechaba que
obtuvo un franco éxito. Los porteños estimaban podían reunirse los ladrones. Vagabundeó por
tanto el talento de Gustavo que llegaron a pa- los cafetines y fondas de la Boca y del Paseo
gar tres y cuatro veces el precio de las localida-de Julio. "Asistió a veinte riñas — dice el cro-
des. Desde la víspera el anhelado cartelito apa- nista parisiense, — jugó al pocker plantando su
reció en la taquilla. cuchillo en medio de la mesa y trasegó pintas
de vifhisky y toneladas de pale-ale." Un día, al
Obtuvieron un verdadero triunfo. Y Gustavo cabo de estas andanzas en una Buenos Aires
fué tan aplaudido que el desventurado payaso completamente cinematográfica y convencional,
al punto pensó que los ingresos de la noche dio con una pista conveniente. Una indiscreción
aquella compensarían con creces la pérjlida de hízole encontrar a los dos compatriotas, que se
las mil trescientas liras. estaban dando una vida más que regular. Y así,
En cuanto concluyó el espectáculo pidióle taimado, una noche les aguardó a la salida del
audiencia a su director; mas la acogida de éste fondín donde habían estado dilapidando buena
disipó todo atisbo de sonrisa en los labios de parte de sus mil trescientas liras.
Gustavo. Mas en lugar de sorprenderles, el sorprendido
— I Ahí j E s usted, mi pobre Gustavo?... No fué él. Sintióse cogido por la cintura y la punta
ha estado mala esta noche. Así tuviéramos rui de un facón comenzó a acariciarle su garganta.
lleno como este todas las noches. Únicamente Dando un salto inaudito, no obstante, logró li-
de este modo cesarían nuestras pérdidas... brarse de aquellas manos y ponerse en guardia
¿Creerá usted que sólo en esta forma se pueden blandiendo su cuchillo, y, rápido, fulminante, hi-
salvar modestamente los gastos? ¿A que no sabe rió a uno de sus agresores mientras el otro
cuánto le corresponde do beneficio? huía. El ladrón, en tierra, gemía e imploraba
perdón. Gustavo se le aproximó. Antes que lo-
— Cien liras, a duras penas. Pero seré gene- grara reconocerle, un estiletazo por poco no le
roso y pondré otro tanto de mi bolsillo... atraviesa el corazón. Y no estaba aún repuesto
— ¿Cónio?' ¡Si se ha pagado una enormidad de su sorpresa cuando alcanzó a ver al pseudo
por las localidades! Los ingresos han pasado de herido que corría a la zaga del otro ladrón...
las 5.000 liras y usted se quiere quedar bonita-
mente con el r e s t o . . . Herido en un brazo, afiebrado y rabioso,
— ¡Nada de frases, amigo! jLe convienen Gustavo volvió al circo.^
las doscientas liras? ¿Sí o no? Su robusta complexión pronto triunfó sobre
—¡Viejo canalla! — insultó Gustavo. la debilidad provocada por la pérdida de sangre.
— ¡Chiquillo! ¡Ingenuo! Aquí tienes doscien- Y poco tiempo después, en vísperas de embar-
tas cincuenta liras y cállate de una vez si carse para Montevideo, primera etapa del via-
no quieres que te deje en el je de regreso a Europa, Gustavo
medio de la calle, plantado se enteró de que uno de los
y sin trabajo... Vería- Di Bu ] os DE ladrones, en una riña, había
mos dónde y en qué EDUARDO
ELZINAGRE dado muerte al otro.
 CJARA^ Y CARETAJ-

Un idioma universal
El sismólogo de la Universidad John Carroll,
el reverendo F. L. Odenbach, recomienda al
mundo el uso del "ido".
A este respecto dice: "El teléfono y el radio
han puesto a los pueblos del mundo en contac-
to verbal, pero lo que resulta es algo que re-
cuerda a la torre de Babel. El remedio para
esta confusión está en el "ido", un idioma que
puede aprenderse en unos cuantos meses. El
alfabeto es como el inglés, pero con un solo
sonido para cada letra; la ortografía es entera-
mente fonética, y cada palabra tiene un signi-
ficado invariable."
Las palabras se acentúan por una sencilla
regla: el infinitivo lleva el acento en la última
sílaba, y todas las demás palabras polisílabas
se acentúan en la penúltima.
Sólo hay veinte terminaciones gramaticales
que deben aprenderse de memoria. Todos los
substantivos terminan en o, todos los adjetivos
en a y los verbos en e. Las otras terminaciones
se usan para la conjugación de los verbos,
Un diccionario de diez mil raices con setenta
y cinco subfijos forma el material de esta len-
gua auxiliar. En esta forma se dispone de un
Qué desencanto sufre toda vocabulario de treinta mil palabras, el doble de
•imujer que su rostro empieza las que aparecen en las obras de Shakespeare.
Dado que las raíces del "ido" han sido toma-
ya. desmejorarse; su cutis ten- das de las lenguas cultas modernas, los in-
drá , un verdadero atractivo gleses y norteamericanos reconocerán un seten-
ta y nueve por ciento de las palabras a primera
por su aspecto juvenil si lo vista; los alemanes, sesenta y uno; los france-
ses, noventa y uno, y los españoles, setenta y
perfuma con el nueve.
POLVO G R A S O SO
Supersticiones japonesas
jBríssac,
es el predilecto de toda
CRUELES REPRESALIAS

En la generalidad de los países habitados, la

mujer que desea tomar una venganza, recurre al
revólver, al veneno, al puñal... Una japonesa se
manifiesta menos sanguinaria, pero más supers-
dama elegante. ticiosa.
Abandonada o traicionada por su amado, fa-
rpEfUMEM brica con sus ágiles dedos una muñeca que re-
presenta con mayor o menor exactitud, al infiel.
En una noche sin luna, se viste su más bello
traje, calza sus sandalias de madera, se cuelga al
cuello un pequeño espejo y coloca perpendicu-
larmcnte entre sus cabellos tres pequeñas bujías
encendidas.
Así equipada, toma con su mano izquierda la
muñeca de paja, en la derecha lleva un martillo
y clavos, y se encamina hacia el santuario más
cercano.
Mientras recita en voz baja oraciones especia-
les, clava la muñeca en uno de los ái'boles sa-
grados que rodean el templo.
Terminada su tarea se arrodilla en el atrio del
santuario, suplica a los dioses que le perdonen
semejante profanación, y les promete arrancar
los clavos que ha hundido en la sagrada corteza
cuando se haya producido el castigo de muerte
del infiel.
Vuelve noche a noche a la misma hora para hun-
dir nuevos clavos y repetir su súplica, persuadida
de que los dioses terminarán por fatigarse con su
insistencia y decretarán la muerte del culpable.
Puede recordarse a este respecto, que los japo-
neses son, tal vez, el pueblo más supersticioso de
la tierra, lo que .no: les impide por cierto, ser su-
mamente inteligentes e intrépidos.
 'V

CANAS
Algunas
ventajas del agua
"LA CARMELA"
que justifican la fama
mundial y la confianza
que ha conquistado.

®
Las canas alejan toda ""^M Da al cabello canoso to<
nalidades naturales "exac-
tas" y no los tonos chi-
idea de belleza o juventud llones propios de las tin-
turas químicas.

Si sus cabellos encanecen, Vd. tiene el deber de ocul-

tarlos. Las exigencias de la vida moderna así lo imponen ®
Es absolutamente inofen-
siva y no mancha ni en-
Unas cuantas fricciones c o n Agua de Colonia grasa la piel ni la ropa.

rJoCaMiieio 11 Se usa de manera senci-

llísima, por medio de íric-
ciones, como cualquier lo-
ción.
bastan para que las canas recobren su color natural:
rubio, dorado, castaño o moreno, exactamente.
En venta en todas las tiendas, farmacias y perfumerías
del país. Precio del frasco, en la capital, $ 8.—; en el
interior, $ 8.50.

Desconfíe de los frascos que

le ofrezcan a menos de $ 8.— Sólo son legítimos los
'irascos que llevan la es-
tampilla fiscal con el
nombre J. L¡. Conde & Cía.
pegada en el cuello como
J. L. C O N D E & C í a . en este facsímile.
CARLOS P E L L E G R I N I , 435. Buenos Aires.
En el Uruguay, tejido, 1422, Montevideo. En el Paraguay, General
Díaz, 402, Asunción. En Bolivia, Sucre. ,

La Moda para PRIMAVERA y VERANO

está contenida en la hermosa colección de modelos
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 C A R A 7 ' Y CARETAii"

E 1 o É
L a primera condición para que ras de su m a d r e . E s preciso que en compensan la abnegación y el sacri-
las costumbres conserven su pureza alguna parte haya un sitio consagra- ficio, y que nos d a n ejemplo d e re-
y su energía, es que la mujer no se do a sus energías, a sus pesares signación y de v a l o r ; las que ense-
a p a r t e del h o g a r ; que la m a d r e per- íntimos, casa o suburbio, en donde ñ a n a los niños sentimientos tier-
manezca al pie de la c u n a ; que el toda la familia se considere como nos y las severas leyes de la h o n -
j e f e d e la casa ejerza su poder tu- en patria y g u a r d e de ella en el radez. Allí, en ese humilde hogar,
telar ; que la esposa vea en su ma- resto de su vida los gratos recuer- en esa comunidad de miseria e in-
rido el guia, el protector, el escudo, dos de los que viven y de los que quietudes y caricias, se crean los
el amigo fiel y fuerte que ella y faltan. amores verdaderos, se producen las
su prole necesitan; que el niño se Y así como no hay religión sin enérgicas resoluciones y se templan
a c o s t u m b r e a los cuidados y t e r n u - t e m p l o ; no hay familia sin los re- los caracteres.
cuerdos íntimos del hogar.
El hijo de la fiera que duerme
en ignorada cuna, a quien los dos
seres que debían amarlo y acari-
ciarlo, le h u r t a n el cuerpo y las
miradas, no está armado, ni puede
estarlo para las luchas de la vida.
U n fondo de religión t i e r n o y po-
deroso, sin fantasísmo, nos consue-
la sin saberlo, nos aparta del mal
sin esfuerzo y nos conduce suave-
mente al bien.
El día de los crueles desengaños,
cuando creemos que el corazón se
desprende a fuerza de sufrir, vie-
nen, como visión encantadora, esas
mil niñerías que no se pueden con-
t a r y nos hacen estremecer; esos
llantos, esos besos, esas s o n r i s a s ;
aquella grave y dulce esperanza
m u r m u r a d a con tanta t e r n u r a . E s t a
si es la fuente viva de la moral.
Podemos escribir libros e inven-
tar teorías sobre el deber y los sa- ENTRE PRIMOS
PIDIENDO CAFE
El mozo. — ¿Solo? crificios ; pero los verdaderos pro- - Te pareces mucho a un Jo-
fesores de moral son las m a d r e s : a quien amé con constancia.
El marido. — l A y ! ¡ Q u j m i s - ¿ Hace muchos años ?
quisiera! las que aconsejan el bien en voz - N o j ayer.
b a j a ; las que con u n a caricia re-

El Alimento Mellin
edifica constitucioaes robustas y sanas y por lo tanto, es pre*
ciosa salvaguardia contra las enfermedades de b infancia.

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Tened much^cuKlua^TiMJsTr un Depila- I

torio cualquiera. Después de aplicarlo, los
ESTREÑIMIENTO
Almorraaas, Bilis, Embarazo gástilt») i intestinal
pelos vuelven a brotar con mayor fuerza y
vigor.Viómeundia inducida a experimen-
tar una receta poco conocida, pero que
posee verdadera acción sobre la raiz del .
T A M A R INDIEN
pelo. Los pelos destruidos de este modo
YA NO VUELVEN A BROTAR. Tan original método
vaexplicadocon la mayor claridad en un folleto intitu-
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(Franquear la carta con un sello de r j c.>
C A K A ^ Y CARETA./
 C A R A y Y CARETAS

— Famoso y celebrado podría ser en Milo.

— Sus obras admirables con gran amor compilo.
~ Sus sólidas doctrinas estudio y me asimilo.
— A veces, cuando llega, al verle me encandilo.
— Yo, al ver cómo le juzgan, de rabia me depilo,
— ¿ Usted lo entendió siempre ?
— 1 Es claro que entendíio!
No soy un alcornoque, ni soy un cocodrilo
que mira, amodorrado, las márgenes del Nilo.
— De su elocuencia docta la dulce miel destilo
y extraigo de sus frases la esencia y el metilo.
— Yo le oigo y no me duermo; más bien me despabilo.
— En tanto que venís
gritando y discutís,
amigos, ¿no advertís ,'
que el hombre está en un tris?
— Está en un tris, es cierto. Ha rato que advertílo.
— ¿Notáis qué bien hablamos?
— ¿Notáis qué bello estilo?
— Cualquiera de nosotros sería un nuevo Esquilo.
— Y en tanto que le acechan, él vive muy tranquilo.
— Igual que la cebada que duerme en fresco silo.
— Por algo es un gran procer y no un vulgar Cirilo.
— O un rey sin ilusiones.
— O un príncipe Danilo.
— ¡ Ninguno va a tocarlo!
— Seguro está en su asilo.
— ¿Y quién puede atreverse?
— I Quizás José Camilo ?
, — Si alguno es tan osado, i le hiero y le mutilo 1
— Si alguno es tan infame, ¡ le ataco y le aniquilo I
— i Salvarle preferís,
y vete — le decís —
a ver el cielo gris
de Londres o París?

— Ayer iba en su busca y, apenas distinguüo,

me dije: "No supone que va a sudar el quilo."
I Un hombre con un genio más suave que Batilo 1
— ¡ Más suave que una rosa!
— ¡ Más suave que un pistilo!
— Si alguno le atropella, le aplasto; ¡no vacilo I
— Si alguno se le atreve, le increpo y le fusilo.
— Pensando en la venganza, ya ven, me refocilo.
— Mi hermano, el estudiante, que está a medio pupilo,
me habló de esta manera: "Por mucho que cavilo,
»jamás logro explicarme por qué con tal sigilo
íc están acorralando. ¡A mí rae da un estrilo 1"
— Vosotros que sufrís,
vosotros que gemís:
se salva si insistís;
debéis pedirle el bis.

— Los necios aseguran: "Pendiente está de un hilo."

"Habrá hecho testamento." "Tal vez. Con codicilo."
— Cuando oigo esas atroces macanas me horripilo.
— Pues él dice tan fresco: "No hay tal; no me jubilo.
Estoy dentro de casa y no en el peristilo."
— Esgrimen una espada que tiene doble filo.
— Aquel que espere ansioso, que tome flor de tilo.
Así lo afirmé un día y luego repetílo.
Cantilo es una piedra.
— Preciosa. Es un berilo.
— Un procer de su clase no puede estar en vilo.
Cantilo, aunque se vaya, será siempre Cantilo.
— No en vano lo decís
y a gritos repetís:
No hay otro, en el país,
mejor que José Luis.
my^ @^:B^^
DIBUJO DE VALDIVIA
 i
UN LATIFUNDIO MENOS
Las incertidumbres de la
1000-MIL LOTES-1000 ley de alquileres
PUENTE ALSINA
El probable a u m e n t o de
VILLA JA R D I N
las tarifas tranviarias . . .
'^*" D a s e . sual.Escrituras
y posesión inmediatas 2 mensualida- . . . debieran ser las prin-
d ^ solamente como seña. cipales razones para ad-
quirir uno de estos lotes. AVELLANEDA - La Ciudad Nacional del Trabajo donde
está el núcleo industrial más importante de Sud América,
Hay igual distancia de ofrece al obreraje que ahí se radica, la ventaja de hallar
Plaza Mayo a Villa Jardín fácil ocupación.
que a Chacarita o Flores.
Con lo que puede ahorrar en gastos de tranvías u ómni-
La rectificación del Ria-
bus sobra para adquirir el mejor lote que venderé en
chuelo será uno de los tan-
tos factores de progreso.
VILLA JARDÍN
PRIMER REMATE Valles tendidos a los pies de la montaña parecen todos los
demás puntos circundantes observados desde la hermosa
Domingo, 4 Octubre-Allí altiplanicie de VILLA JARDÍN.
PIDAN PLANOS A
Desde sa casa propia es oído el silbato
«nnsciando que la labor ba cesado. RIVADAVIA 827 ¡COMPRE UN LOTE! V. P. CACURÍ
 C A R A / Y CARETAS

V ap i n t o r e s deja1 de sererecomendable ladafir-

a d e s
C o s a s de ral durante varios siglos. Se di-
mación del artista, aunque, según Ce que cuando Saladino conquistó
Cierto pintor español ha queri- las reglas de la gimnasia sueca, a Jerusalén en 1188. no quiso en-
do sorprender y maravillar a los arrodillarse deforma el busto. Y no trar en el templo que el culto de
yanquis, y ha dicho una cosa que seguimos, porque nos atemoriza la los cristianos había, según él, pro-
parece estadounidense. Ha dicho idea de incurrir en sacrilegio. Lo fanado, sino después de haber he-
«lue la mujer española tiene, gra- que no quita que nos quedemos pen- cho lavar los muros con agua de
cias a su hábito de orar con fre- sando que la española tiene, entre rosas; y un historiador afirma que
cuencia, las rodillas más hermosas sus muchas gracias y donaires, una se emplearon qtiinientos caraelloa'
del mundo. Y he aqui por dónde más, que acaso no sea la menor: en la conducción de las hojas ne-
la plegaria, la aproximación a Dios tiene, y nada menos que por ra- cesarias para esta operación.
que nos libra de las tentaciones zones pías, las rodillas más' her- Después de la toma de Constan-
del mundo, resulta beneficiosa pa- mosas del mundo.
tinopla por Mahomet II en 1455,-
ra las artes y las mañas de Satán. la iglesia de Santa Sofía fué asi
Si la opinión de ese artista hispa- L a leyenda d e l a e s e n c i a mismo lavada con agua de rosas
no llega a impresionar a las mu- de la rosa antes de ser transformada en mez-
jeres del mundo entero, rezar de El agua de rosas, a la cual en quita.
rodillas va a convertirse en cos- la antigüedad se atribuían gran- Los analistas orientales recuer-
tumbre de íUtima moda. Las ele- des virtudes, fué de un uso gene- dan que la célebre princesa Nour-
gantes tomarán de rodillas el te mhall llenó un canal con agua de
y se pondrán de rodillas ante el rosas para pasearse en él con el
manicuro y ante el peluquero. Es- Gran Mogol. Habiendo el calor
tamos seguros de que el Vaticano evaporado aquella agua aromática,
va a excomulgar a ese endiablado se notó que la parte que contenía
pintor que no le halla a la plega- la substancia olorosa sobrenadaba
ria, al más intimo, al más espiri- y de ese modo se descubrió la
tuah al más celeste de los actos esencia de rosa.
humanos, otra consecuencia que la Antiguamente había la costum-
de formar hermosas rodillas. Con bre de llevar a los bautizo's gran-
hermosas rodillas se irán al in- des vasos llenos de agua de ro-
fierno las mujeres que no oren sas. El día que se bautizó al que an-
con piadoso desinterés; las muje- dando el tiempo debía ser el fa-
res que al prosternarse, cometan — iCómo, imbécil! Te mando moso poeta Rousard, la mujer que
el sacrilegio de suponer que están a la estación a preguntar la hora tenía el vaso lo dejó caer involun;
haciendo calistenia. Positivamente, del último tren ¿y a esta hora tartamente sobre el niño "y éste
el mundo es, cada día más, un regresas?
— Pues sí, señor. Me esperé a fué, dicen, el presagio del encan-
antro de perdición. Sin embargo, que partiera para estar seguro... tador aroma que debía exhalar más
para los institutos de belleza no tarde de sus poesías".

' / • — •

V E N D A S D E REDUCCIÓN Incubadorasanto-
máticas. Aves de
raza y huevos pa-
Señora: ra empollar. Úti-
La moda actual de los vestidos les para la cria de
cortos, requiere tener las piernas a v e s . Colmenas,
perfectas y los tobillos finos y alieias y acceso-
rios para apicul-
bien contorneados. Lo consegui- tura. Implemen-
rá usted fácilmente, _ y en breve tos y aparatos pa-
tiempo, usando las incomparables ra la industria le-
VENDAS DE REDUCCIÓN. chera. Peladoras,
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O C T U B R E
1.—(1743). Casanova se hace afeitar por ves pri- 4.—(1S95). Muerte del teniente Woodhouse en Ho-
mera. (Casanova: "Memorias".) ggar. (P. Benoit: "La Atléntida".)
2.—(1872). Fogg inicia su viaje alrededor del mun- 5-—(1879). Matrimonio- de Fernando de la Herse.
do. (Julio Vente: "La vuelta al mundo en ochen- (A. Scholl: "Memoircs du trottoir".)
ta días".) 6.—(1649). Alejamiento del duque de Yarema.
3.—(18S9). Jorge Aller muero a consecuencia de una (Sienkievicz: "Por el hierro y por el fuego".)
caída del caballo. (Paul Margueritte: "Bl agua 7-—(1906). Asesinato de la calle de Miromesnil.
subterránea".) (Max y Alex Fischer: "Para divertirse en casa".)
TEXTOS DE ÓSCAR WILDE, TRADUCIDOS Geranio Adolfo Brissón. — Buena planta rústica.
DEL ALEMÁN Ruibarbo Paul Claudel. — Flores raras. Follaje
El mismo caso de las memorias de Casanova, se sombrío y espinoso.
ha producido con La Duquesa de Padua, una pieza Avena Pierrc Benoit. — Resistente a la intempe-
en verso de Osear Wilde, de la que se acaba de rie. No sufre con las tempestades. Rendimiento ele-
realizar en Londres una edición que bien puede pa- vado. Apta para todos los climas, pero ocasiona al-
sar por original'. Georges - Bazile, en la correcta gunas sorpresas.
versión francesa que acaba de publicar, explica có- Pensamiento Maeterlinck. — Bella especie vigorosa
mo y por qué el público británico desconoció en su y tupida. Coloración variada, tan pronto imprecisa
texto original este trabajo de Wilde. como acentuada.
La Duquesa de Padua fué escrita en 1882 y re- Tomillo Colette. — Magnífica planta difícil de cul-
presentada en el Hammerstein's Opera Ilouse de tivar en jardines cerrados, pero que, en pleno cam-
Nueva York el 14 de noviembre de iSgi. Veinte po, da admirables resultados. Perfume muy original.
ejemplares fueron impresos únicamente, para, ser Dragón León Daudet. — Floración interrumpida du-
distribuidos entre los artistas, los cuales, con excep- rante todo el año. Flores rojo Vesubio. Esta planta
ción de uno que se encontró en poder del traductor es peligrosa por sus innúmeras espinas, sobre todo en
alemán de Osear Wilde, son' imposibles de hallar. casas donde habitan criaturas.
Esto, empero, no impidió que un editor inglés hi- Adormidera Marcel Proust. — Curiosa variedad
ciera revertir a su idioma original esa traducción cuyas hojas se engendran unas a otras y son de un
alemana que ha sido la que hasta el presente se ha color gris uniforme. Esta adormidera es de las que
conocido. Pero hace irnos meses, Robert Roas, el poseen más acendradas sus soporíferas virtudes.
fidelísimo amigo de Wilde, entre sus papeles, encon- PREGUNTAS
tró ese único ejemplar con correcciones manuscri-
tas del propio autor, y de él es que se ha sacado esta La Escuela Naturalista tuvo en Sud América nu-
nueva y, como decimos, casi original edición. merosos y prestigiosos cultores: ; se le ha ocurrido
a algún crítico la idea de hacer un estudio sobre es-
LIBROS INGLESES tos autores ? Tantos editores como hay, ¿ no han pen-
Wells acaba de publicar una nueva novela, Cristina sado en publicar una ^erie de obras de estos autores
Alberta's Father. Montagne Noel Newton ha editado de los que Cambaceres fué sólo un exponente, desde
sus interesantes y, por muchos conceptos, pintores- ya, no de los más brillantes ?
cas memorias. Chesterton, incansable y movedizo,
tras de su viaje a la Palestina, ha entregado a sus LA MISTIFICACIÓN DE LOS GRABADOS
lectores The Ñeiv Jerusalem, el que se comienia a EN MADERA
traducir en Francia, y Broussotí, en una bella y El libro de lujo ha alcanzado gran difusión. Las •
agradable edición, ha visto traducido su discutido y ediciones en buen papel son tantas como corrientes
a ratos irreverente libro sobre Anatole France. las que aparecen. Cada autor Se cuida de hacer im-
UN E S C R I T O R APRECIADO P O R LOS primir algunos ejemplares en papel holandés o ja-
ponés para sus amigos y fervientes lectores. En Fran-
GOBERNANTES cia, Inglaterra y Alemania aparecen volúmenes que
Henry de Montherlaiid, autor de Bl Paraíso a la son un primor. Las artes tipográficas, después de la
sombra de las Espadas, evidentemente, es un poeta guerra, renacen con todas sus dádivas característi-
caro a los grandes gobernantes europeos. No hace cas. Y los dibujantes y decoradores, secundados por
mucho, el presidente de la república Tcheco-Slovaca, los grabadores, infunden a esos libros su arte pa-
el señor Masaryk, en una entrevista periodística, de- ciente y exquisito.
claró : "Hombres como Montherland necesita la ané- Pero en estos tiempos mercantilizados todo se fal-
mica Europa para reconquistar su equilibrio". sifica e imita. Y esta es la hora en que el nobilisimo
Mussolini, también, declaróse admirador del autor y raro grabado en madera, la nunca bien admirada
del Paraíso. Y, tras ellos, el mariscal Hindenburg, xilografía, se imita burdamente con planchas de
entrevistado por Octavio Brissac, declaró que los caucho, más fáciles de trabajar y — aquí la para-
tres escritores franceses que más admiraba eran doja, tratándose de ediciones numerosas, — más re-
Víctor Hugo, Barres y . . . Henry de Montherland, sistentes a las largas tjradas. Esto de las xilografías,
El gran mariscal acababa de leer el Canto fúnebre lujo de verdaderos bibliófilos, con la avidez comerciaí
a los muertos de Verdún, cuya versión alemana recién de determinados editores, va, indudablemente, camino
aparece. del desprestigio...
Y, puestos ya en este tren, anotemos que el pró-
ximo libro del joven literato. Los Bestiarios, consa- LA CENSURA ESPAÑOLA
grado a las corridas de toros, estará dedicado al Y LOS HERMANOS THARAUD
presidente de Francia, monsieur Doumergue, tauró- Después de su reciente jira por España, los her-
filo y defensor del arte de Belmonte y Sánchez manos Tharaud han publicado un pequeño volumen,
Mejías. Rendes-voiis Bspagnols, en el que traiiscriben las
HORTICULTURA LITERARIA FRANCESA conversaciones que tuvieron con el rey Alfonso X l i l ,
Suelen los horticultores dar a sus nuevas especies JPrimo de Rivera, el conde de Romanones y otras
el nombre de sus más ilustres contemporáneos. Un figuras importantes^
horticultor francés que, a,lo mejor, es literato, no ha Un paquete conteniendo ejemplares de esta obra
mucho ha publicado en el apéndice de su catálogo ha sido detenido por la,s autoridades aduaneras de
estas nuevas creaciones: España, quienes se eriipeñan en asegurar que en
Rábano' Mauricio Rostand. — Especie precoz, li- ella se ataca a las instituciones y al estado español.
geramente híbrida, coloración de un rojo internacio- La noticia, en Francia, ha provocado cierto re-
nal, moteada de rosa. Base de la flor un poco con- vuelo, el que, lógico es, ha sido aprovechado por los
torneada. editores de París.
 C A R A ^ Y CARET/V/

e n m e n o s h u m a n o s
El profesor von Berginann, de de la derecha, es el que desempeña te hombre puede, sin la menor mO'
Berlín, ha dado a conocer al mun- todas las funciones normales, mien- lestia, descansar la barba sobre la
do científico un fenómeno verdade tras que el otro, que debiera ser línea de la espina dorsal.
tamente extraño. Trátase de un bueno, permanece insensible e inmó- Muchos recordarán todavía aquel
hombre que posee el absoluto do- vil. Además de estos dos corazones, inglés de Liverpool, de que lanto
minio de Sus músculos, que puede dicho individuo tiene dos costillas se habló, en cuya bóveda craneam
mover a su voluntad, ya en con- más que cualquier otro mortal nor- se aplastaban las balas como en la
junto, ya separadamente, y en este malmente constitiúdo. A pesar de plancha de un acorazado, o de
último caso, sin que ninguna otra aquel otro americano, Maryland,
parte de su cuerpo haga el menor esto, goza de completa salud, ha- que tenía los músculos de la pierna,
movimiento. De esta manera pue- biendo llevado a cabo su servicio o sea, la pantorrilla, colocados en
de dar a su cuerpo las formas y militar en la caballería italiana. la parte anterior, en la espinilla, de
las actitudes más extraordinarias, La Sociedad de Medicina de Pra- modo que andaba y corría de es-
detener los latidos del pulso o sea ga estudia el caso de un artista paldas con la mayor facilidad.
detener por momentos el diástole y alemán al que pudiera llamarse el El caso más extraño de todos es
sístole cardiaco. hombre de la cabeza giratoria. Es- seguramente el de un niño de cua-
En Londres se ha exhibi- renta y seis años, que murió
do también un nuevo Mitrí- hace poco tiempo en We-
dates que absorbe, sin que le sahery, condado de Wilts-
produzca ningún daño, los hire. El desarrollo físico y
más terribles venenos, como mental de este ser rarísi-
lo ha demostrado, hace poco, mo se detuvo por comple-
ante una reunión de médicos to a la edad de un niño.
sabios. Los otros cuarenta y cinco
También en Acerigton años los ha vivido este hom-
existe un hombre dotado de bre metido en su cuna, con
la facultad de acelerar los su trajecito de bebé, y con-
latidos del corazón hasta el duciéndose y jugando como
increíble número de 105 por un nene de doce meses. No
minuto, poseyendo, además, era un enano, sino que te-
la rara virtud de poder dor- nía la talla y todas las pro-
mir de pie, hasta andando. porciones de su cuerpo de
Otro fenómeno no menos un niño, y como a tal era
extraño es el que ofrece un — Sus sobres han salido admirablemente. Peio, preciso alimentarlo y aten-
joven italiano, dotado de dos ¿por (iné no siembra usted también algunos cbeauesP derlo.
corazones. Uno de éstos, el

El eje del pedal no se desgasta

En las Máquinas Naumann el juego completo del
pedal a munición evita el roce de dos hierros, faci-
litando su movimiento suave a la Vez que silencioso.
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El secreto de esa elegante ondulación natural
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tan distinguidas, es muy sencillo y está al al- Bs. As.
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y frótese el cabello, antes de peinarse. El re-
sultado es instantáneo y admirable. Si continúa
haciéndose esta aplicación diariamente, su ca-
bellera se conservará lozana y abundante, a la
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^ L,a caída del cabello

Toda persona, sea hombre o mujer, que en le queda de Específico Boliviano Benguria.
la primera época de su vida nota que empieza Todo un mejoramiento se produce en su ca-
a caérsele el cabello, como norma general la beza, la caspa y la seborrea disminuyen y
primera de las diligencias que hace es pro- empieza a notar el crecimiento de pelo nuevo.
veerse de la cosa tal, sobre la cual le han di- Hay, en cambio, otras personas que desde
cho que es bueno para lavarse la cabeza. el principio han usado este insuperable espe-
Se lava con ello repetidas veces y nota que pecífico que ha recorrido el mundo, dominan-
siempre sigue perdiendo mucho pelo; lo con- do las afecciones del • cabello, y recibiendo
versa con su familia y con las personas que grandes Diplomas y Medallas de Oro en las •
conoce, y éstas le aconsejan nuevos lavados Exposiciones Europeas donde se ha presentado;
de cabeza con otras tantas cosas que han oído y todas ellas han obtenido un completo éxito.
decir para el caso. Mientras tanto la enfer- Son miles de personas las que han encontra-
medad aparecida sobre el cuero cabelludo, se- do un franco alivio para atacar las distintas
borrea, caspa, seca o grasosa, sigue su curso; afecciones que han padecido referentes a su
la persona no se da cuenta de esta enferme- cabello; Diplomáticos y Ministros, sus esposas,
dad, ni tampoco le da crédito, pero continúa y altas personalidades del mundo político y
perdiendo el pelo, hasta que, cansada con sus social, han manifestado sus agradecimientos
lavados de cabeza, se resuelve a comprar algún por los beneficios obtenidos.
preparado de los ^que se expenden en el co- Si la persona tiene Canas, éstas retornan
mercio «para probar» si sostiene la caída de con el uso del Específico Boliviano Benguria
su cabello. Pero desgraciadamente como va a su color natural, primitivo, volviendo a os-
sólo a probar, elige lo que pudiera servirle pa- tentar todos una abundante cabellera propia,
ra el caso, y que sea de poco costo por no co- libre del aspecto de vejez que da el pelo ca-
nocer sus resultados. Naturalmente que con noso.
este procedimiento no sólo habrá conseguido El gran mérito de este Específico está en
lo más malo, sino que habrá empeorado su su preparación por ser vegetal, y por tanto,
mal, y conw consecuencia, no obtiene resulta- no daña la raíz ni quema el pelo, como suce-
do de ninguna especie. Sucede entonces que de con otros similares que infunden temor en
la persona afectada va perdiendo la fe «por las personas que los usan y son causa que se
lo mucho que ha probado» y que nunca ha hagan comparaciones inapropiadas. Tampoco
conseguido detener la caída de su pelo. es tintura; pues se trata de un producto es-
Transcurrido el tiempo se presenta un co- pecífico sobre el cual ya hay sentada muy
mienzo de Calvicie, se ve una inoportuna co- justa y distinguida aceptación.
rona que reluce sobre el cuero cabelludo; es Las personas de escasos cabellos pueden
la falta del cabello que ha perdido; pero qué también desarrollarlos extraordinariamente
hacer, el comercio tiene aún más otros tantos con el uso adecuado de este Específico, pues
preparados para el cabello y sigue con estos tonificando el folículo piloso el cabello se re-
hasta que ha llegado a una completa y des- constituye y brota en abundancia. La Caspa y
arrollada calvicie. Entonces ya está desilusio- la molesta grasitud desaparecen del cuero ca-
nado, incrédulo, y si alguien le dice que el belludo y la persona ya descansa de todas las
Específico Boliviano Benguria, producto ex- preocupaciones que le habían originado las
clusivamente vegetal, extraído de la flora bo- afecciones de su cabello.
liviana, es lo único con que podría detener la Para mayores informes sobre el Específi-
caída de su cabello; en ese momento, ya can- co, qonsultas, ventas, y todo lo relacionado con
sado de tanto que probó, no lo cree; tal vez esta especialidad, pase por el consultorio del
lo duda, pero después como una esperanza em- Dr. Rafael Benguria B., Avenida de Mayo
pieza con este tratamiento, y luego de algunas 1239, Buenos Aires, de 9 a 12 A. M. y de 2 a
aplicaciones se convence que empieza a dis- 7 P. M., donde será discretamente atendida.
minuir la caída de su cabello, y entonces go- Para el interior atiende pedidos y consultas de
zoso y con entusiasmo se aplica el resto que provincias por correspondencia.

M o 1 V 1 1
 C A R A . r Y CAREL-SJ"

iNumero extraordinario
D e d i c a d o a c o n m e m o r a r

D e s c u b r i m i e n t o
A p a r e c e r á e l

Portada: La "Santa María", carabela capitana de Colón, pintada por Alvarez (a tres
colores y oro). Presentación del número, "Genio latino", por La Dirección. Retrato de
Alfonso XIII, especialmente dedicado a los "españoles de la Argentina", con el real
autógrafo (a tres colores y oro). S. M. la Reina de España. Isabel la Católica. Cristóbal
Colón. [Tierral Monumento de los españoles. Monumento a Colón, obsequiado por la
colectividad italiana. Retrato y autógrafo del embajador italiano Conde di Viano, sir-
viendo de fondo la ciudad de Roma. Retrato y autógrafo del embajador español Mar-
qués de Amposta (de fondo, Madrid). Retrato y autógrafo del ministro francés M.
Georges Picot, (de fondo, París). S. M. la Reina de Italia, S. M. el rey Víctor Manuel
III (tres colores y oro). S. E. el Presidente de la Nación, con autógrafo. Retratos y
autógrafos de los ministros y cónsules de la América latina. Bellezas americanas. Tipos
e indumentarias regionales de América. Retratos y biografías de hombres célebres (en
cinco y dos colores): ; , '

Cervantes Rubén Darío Olmedo

Velázquez IsaácB Acosta
Dante Rodó Restrejo
Miguel Ángel Las Casas Lastarria
Ruiz de Alarcón Del Valle
Rabelais Ricardo Palma
Poussín Martí Cañas
Camoens Gomes Rene - Moreno
Esa de Queiroz Bello Decoud
Rivadavia Batres y Montúfar Duarte
Sarmiento Nabuco Montalvo '

Colaboraciones literarias del número homenaje al Descubrimiento de América.

Enrique Larreta "12 de octubre",

Leopoldo Lugones "El alma del conquistador".
Zorrilla de San Martín "¡Tierra! ¿El Sol?".
Arturo Capdevila "Colón".
S. Goicoechea. "Ricardo León y la técnica del estilo".
Alfonso Danvila "Madre de naciones".
Raquel Sáenz • "Isabel".
Raúl Montero Bustamante "La afrenta y venganza de Fulano Aguirre".
Ricardo del Campo. . Soneto de Pascarella "El huevo de Colón".
Fernán Félix de Amador. "La sombra de los siglos".
Hugo Wast "Las trece esmeraldas de la reina".
 CARyV/ í C-^llh.rAJ•

u\ ca r a s Ca r e t a s s1

f e c h a h i s t ó r i c a d e l

¿ A m e r 1 c a
8 del c o r r i e n t e

Manuel Gálvez "La unidad de la raza".

Fernández Moreno "Poetas españoles".
Enrique Hurtado y Arias. "El reparto del mar entre portugueses y castellanos".
Alfonsina Storni "Balada de Buenos Aires".
Eduardo del Saz , . . . . . : . . . . "La buena hermandad"
Carlos Ernesto Mangudo . "Martín Fierro".
Margarita Abella Caprile "Romance de las carabelas".
Héctor Pedro Blomberg "Los galeones".
Arturo Lagorío "Emigrantes".
José M. Monner Sans "El talento de Cristóbal Colón".
Santiago Maciel "Mi idioma".
Agerone Magno. . . . . ; . . . . . . . . . . . . "¡Tierra!, ¡América!, ¡Humanidad!".
Ricardo Gutiérrez "El fraile".
Vicente A. Salaverri "Los aventureros que acompañaron a Colón".
Xavier Bóveda. "La cruz del camino".
Félix Paredes. , . . . . . . "Don Mariano de Vedia en Madrid".

DESCUBRIDORES, CONQUISTADORES Y POETAS DE LA EPOPEYA CON

SUS BIOGRAFÍAS CORRESPONDIENTES
Alvarado D. Juan de Garay Extremadura
Juan Ponce de León Américo Vespucio Galicia
Marina Magallanes León
Martín Alonso Pinzón Hernán Cortés Murcia
D. Pedro de Valdivia Ayolas Npwam
Diego de Almagro Elcano wavarra
Zabala D. Pedro de Mendoza Valencia
Gaboto Isabel de Guevara Vasconia
Alonso de ErciUa Solís REGIONES INSULARES
Irala Barco de Centenera _ ,
Soto Baleares
D. Juan Grijalba REGIONES Canarias
Vasco Núñez de Balboa PENINSULARES NOTAS VARIAS
Alvar Núnez Cabeza de Vaca Andalucía
Francisco Pizarro Aragón Lisboa
Santa Rosa de Lima Asturias Genova
Carilargo Castilla la Nueva Venecia
Sor Juana Inés de la Cruz Castilla la Vieja Facsímile del poema de Cente-
Juana Ortiz de Zarate Cataluña ñera.
 CA.RA7- Y CARETAS

R u - e n El arte da alas y no muletas.

El terreno del arte actualmente
Rubén fué un reformador del hombre bueno. No conocía la envi- no es una liza, es un campo.
castellano. Sus poesías son de una dia, ni el rencor, ni el sentido de Ya no se lucha, se trabaja,
musicalidad que sorprende. Todas la venganza. La música es el verbo del por-
las palabras por él empleadas tie- venir.
Recuerdo una anécdota suya que La música es el vapor del arte.
nen el valor exacto y poseen una lo retrata de cuerpo entero. Tenia
luerza de expresión como jamás escrita una crónica, en elogio de Una estatua es un codazo a la
•tro poeta ha conseguido imprimir- Unamuno, que debía enviar al pe- ignorancia.
les. Fué Rubén el genio. Y era riódico "La Nación", de Buenos El arte es la herramienta, los es-
Aires. Antes de enviarla recibió en píritus son los obreros.
su casa la visita de un joven que,
para captarse sus simpatías, le mos-
tró uQ artículo del entonces rector
de la Universidad de Salamanca.
En él decía Unamuno que Rubén
Darío llevaba en la cabeza las plu-
mas de salvaje que le servían para
escribir. Darío se encogió de hom-
bros y exclamó:
—Bien, ésa es la opinión le él.—
Y a continuación envió una carta a
Unamuno acompañada del artículo
destinado a "La Nación". En la
carta le decía: "Este artículo fué
escrito con las plumas de salvaje
que llevo en la cabeza. Y no tengo
nada que rectificar de él." Unamu-
no me dijo a mí, tiempos después,
que nunca cosa alguna le había des-
concertado tanto como aquella car-
ta de Rubén.
QUIEN HACE TREINTA...
Gracias, seAorita. Rogaré a RAMÓN DEL VALIIB IKCLAK.
Dios que le mande un novio PIROPO
buen mozo. — No puede negar que es
•— Tome veinte centavos más, maestra.
y pídale que sepa bailar el El teatro es la imaginación de — ¿Por qué?
"shimmy". los que no la tienen, y la realidad — Porque enseña.
de los que no saben advertirla.

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^ i g i r correspondencia y giros al gerente de la Sociedad Anónima Limitada

AVENIDA
DE MAYO
979
Bs. Aires
C A R A y Y CARETAJ-
 BUfíNOS M K E S , 3 DE O C T U B R E DE 1B25 N " 1409
AÑO x x v m

A !">,
•.í^-\ j
A

¿i
A

JOSIC S. Ar.VAIÍIÍZ
TT*' '•'
AS

Mr. P e t e r A u g u s t u s J a y
Nuevo embajador de los Estados Unidos de Norte América.
Diplomático de brillante carrera, representará a la gran nación del norte
ante nuestro país, según sus declaraciones, "con el mayor placer y empeiío,
para que una vez logrado mi objeto de fortalecer ampliamente las relaciones,
pueda sentirme verdaderamente feliz".
 C.A P A /• Y CARr.TTS.r

s I!,., V \: \:AS
AUlSIOCüAr'ÍO.AS
 Señorita María Hortensia desempeñó el p a p e l de
Rouillón Echesortu, q u e Gran Princesa Zaira.

-'FESTIV/-
RO^XsRIO

T A socic'lail rosari- de la fundación de la

na conservará, sin ciudad, en la cual se
duda alguna, un re- puso en escena el poe-
cuerdo gratísimo e im- ma "Raquel", original
borr;il)le de la hernio- de nuestra colabora-
sa fiesta realizada con ileida Mo-
Princesa Su- glia, con bU dora, la exc|uisila poe-
motivo del centenario ramma, S r t corte de honot*. tisa Alcira Bonazzola.
La gitana Zoheida, señorita Julieta La princesa Raquel, Srta. Etclieverry,
López del Cerro. y el príncipe Jozni, Srta. P. Lejarsa.

üiiSif^^

Una esclava fa- Señoritaá Etcheverry,

vorita, señori- Moglia, Casas, Roui-
ta Susana 3e- llón, Varsj, López dci
rrot. C e r r o , Maldonadu y
Rnnazzola-
 Señorita Elena López del Corro, en ta Señoritas Elcheverry y Puig Lejarsa,
danza de las ofrendas. en una escena del segundo acto.

k. . . a . J J(. " ... • •_• , - .ifci •- -^^-i-A

La Princesa Raqiit*!, Srta. Elena Me-

con su-í e s r 1 í\ V a s , dina, dama de
Srtas. Puiggari y Ruui- la corte de la
Uón, y el aya, ^eñot•ita gran princesa.
Bonazzola.
 /as QJoc/eac/oes (í^r'^9s'^\-Q)

! TKNTA anos Ksta ilustre institución

'le acción de Rosario, tan antigua
','oiitiiiua, in- como la misma ciudad,
tensa y efi- ' podría suscitar no sólo
diente en fa- la satisfacción sino tam-
vor d e l a s bién el orgullo de su so-
c l a s e s nie- ciedad, pues constituye
licstcrosas de una prueba de algunas de
sus más liudables carac-
Rosario; setenta años de
teristicas y especialmente
constantes esfuerzos, y de
una expresión significati-
rasgos abnegados y ge-
va de la calidad moral y
nerosos por mejorar la
las nobles inclinaciones
sncrte del pueblo desvali- de sus mujeres.
do, propendiendo a su sa-
lud, a su bienestar, a su Como la Sociedad de
mejoramiento i'isico y a Beneficencia, e.\isteu en
su educación moral e in- Rosario otras institucio-
Doña Felisa Rueda de Süiile, de S3 años nes no menos antiguas y
telectual; de labor tenaz de edad, que figura entre las fund.idoras
y en ocasiones bcroica, de las pi-incipales instituciones de benefi- prestigiosas, que a través
cencia de Rosario, y cuya prolongada (le su historia, larga y
durante la cual este noble existencia ofrece a las generaciones pre-
apostolado ha ido pasan- sentes la imagen de las mujeres argenti- accidentada, lograron
do, como una bcrcncia
nas de otras épocas, de las damas patri- congregar siempre, en
cias de inalterable dignidad. Puede decir- torno de su obra, a per-
preciosa, por manos fe- se que no ha habido en Rosario institu-
ción consagrada al bien, bajo cualquier sonalidades f e n i e n i ñ a s
meninas siempre dignas y aspecto, que no contara con su infatiga- c.xcepcionalmente dotadas
puras, tales son los titulos ble dedicación y con el concm-so de su
experiencia y de su consejo. L.i señora de para tareas sociales de
que puede presentar a la Sohle perpetúa en su noble y venerada tanta responsabilidad y
gratitud y la veneración ancianidad los rasgos superiores de su
magnitud.
del pueblo rosarino la So- estirpe.
ciedad de Beneficencia Las señoras que fi-
que se fundara en 1854 guran hoy al frente de
y de la que fuera pri- ellas, mantienen y acre-
mera presidenta doña cientan los honrosos le-
gados, mediante su celo-
Laureana Correa
sa e inteligen-
de B e n e K a s.
te consagración.

La respetable matrona dona Merce- Doña Margarita Mazza de Caries,

des Virasoro de Vila, presidenta de que ingresó en 1864 en la Sociedad
la asociación Damas de Caridad, que de Beneficencia, de la cual fué pre-
ocupa una posición prominente en la sidenta durante doce años sin inte-
sociedad de Rosario. rrupción, desde 1905 basta 1917.
 o, 5^^-^-.-«

Doña Rosario Alcorta de Tietjen, una La señora Isabel Salva de Molina

de las presidentas más meritorias de fundadora de los Asilos Maternales de
la Sociedad de Beneficencia de Rosa- Rosario. Si pudiera decirse de alguien
rio, fallecida el año pasado. Era la que vive "veinticuatro horas al día"
extinta dama, matrona de muy altos la señora de Molina tendría derecho a
prestigios, espíritu emprendedor y ac- esa aserción, ya que, además de sus
tivo, de elevación espiritual, que sim- atenciones sociales y privadas, es ac-
bolizaba fielmente las cualidades más tual presidenta de la Sociedad de Be-
simpáticas y valiosas de la buena neficencia y de la Sociedad de Mi-
tradición nativa. sericordia.

La señora Clara Alberdi inspirado, no habrá una

de Correa, fundadora del institución de caridad en
grandioso Asilo de Huér- Rosario que no deba a su
fanos del barrio Sáenz Pe- desprendimiento alguna
na. Espíritu noblemente ayuda eficaz.
CARA/ Y
CARETA/

Grilla de la
laguna.

_eoN peDez
i'ESTRO feliz desc'ibri ', -solros tomamos el cuaderno que se r.os
:'Mento periodisíico, ha ofrece y nos disponemos a entresacar al-
hecho célebre, en vein- gunas estrofas.
•icuatro horas, dentro
di: la capital urugua- Antes de hablar de los sencillos y emo-
ya, a una linda niña
¡ue hasta hace apenas
un a ñ o viviera en los le-
w^^P cionados versos de esta criatura pre-
coz que demuestra estar tocada por el
genio, conviene que digí-.mos algo do la
j a n o s territorios del "lUnilia. Es hija de ditn Luis Florenliui)
Chubut. Everilda, la León, argentino, y de doña M a r g a r i t a
criatura prcdigio, L a r r i e r a , uruguaya, pero que ha re-
tiene apena?, n u e - sidido desde niña en la patria de
ve aiios. Nada .mormal no'.amDs en Alberdi.
5U exterior. Es amplia, fuerte, El señor I.^uis F l o r e n t i n o I,eón
de carnes blancas y saludables. tenia un esiablecimiento g a n a d e r o
Tiene u n a carita animada, de en Bringun, t}ue es clonde n;ició
expresivos ojos, (|ue miran la niña. El paraje (pieda muy cer-
bond.'idosa y p l á c i d a m e n t e ; la ca del límite chileno, en plena
n a r i c i t a es graciosa, sobre una Cordillera de los .'\ndes,
boca de flor. P e r o cuando contesta P r ó x i m a a la población de la es-
nuestro saludo, advertimos una tancia hiibia u n a laguna donde
gravedad y u n a desenvoltura imjjro- afluían patos, cisnes, garzas y
pias de su edad. T i e n e a<lemanes de otros animales que llamaban la
niujercita. Dos tias que la adoran nos atención de Everilda. La .abueüta —
m u e s t r a n sus maravillosos recortes, mujer bastante culta y de fina sensibi-
hecnos, sin dibujo previo, en papel lidad — había comprado a la niña una
de hilo. La desconfianza nos invade, pizarríta p a r a que hiciera letras. Pe-
por lo que le pedimos que haga uno ds ro a Everilda le gustaba m á s dibujar
a(|uellos prolijos dibujos en ntiustra pre- las confiadas aves que decoraban la
sencia. La niña no se hace rogar y unos tranquila laguna. Un b u e n . d í a . no se
preciosos teruteritos van apareciendo sabe cómo, reprodujo p a r t e del iKiis.i-
al borde de la endeble cartulina, en jc, recortando con la tijera de la ma-
la que penetran veloces las buidas dre un pedacito de papel. T a n exacto
punt.ií de u n a tijerita de bordar, A resuU.iba el cuadrito (todo en silueta,
los pocos minutos la pequeiia obra natur.'dmente), (lue la p.buela no creía
de arle estaba ejecutada. N u e s t i a ad- que pudiera ser su nieta, que sólo
miración no tenia límites. hacia líneas temblonas en la pizarra,
Manifestamos deseos de que se nos quien j)udiera haber compuesto aquello.
cedan algunos trabajos de Everilda, P e r o la niña, contenta por la re.ili-
para que los puedan ver los lecto- zación, siguió practicando lo que
res de CARAS Y CAKKTAS. y a!
se ha llamado recientemente en
t^.^ p u m o somos C ' m p ' a c i d o s : una revista a r g e n t i n a el " a r t e
del t i j e r e t i s m o " . Parece ser
i-fix — ¿ N o quieren tand)icn al-
que en E u r o p a tiene culti-
gunos versos ? — nos ]>re-
vadores, lo que quiere
gunta la señorita de b a -
significar que la gente
r r i e r a Callorda, b.er-
le da importancia.
m a n a de la abuela
Un alemán, de
m a t e r n a del pro- La niña Everilda noble alcurni.-
digio. León.
 . . * . i . . . ._••-».

EN EL URUGUAY La tijerita de bordar

entra en (unciones.

SUS v e r s o s Y sus DeCODTGí<;

hizo recientemenic uiKi expdsiciórt a liase de r e - (IClla, con esa seriedad dolornsa de todos los niños
cortes en papel, en Buenos Aires. prodigios, se limitará a observarlos) :
F r a n c a m e n t e , creemos que los trabajos de Hve- Va nn batallón de sapos muy chiquitos
rilda son superiores, a j u z g a r por las reproduccio- Marchando por la orilla del juncal;
nes que de las obras de ac|uel artista teutón h e m o s visto. Toma su espaila Federico Alcides
Sus versos son sencillamente encantadores. Aho- Y resucito su tropa va a mandar.
ra proyectará un paseo con sus h e r m a n i í o s :
¡ Qvé preciosa está la tarde! La familia comprobó la facultad poética de Eve-
Vamonos junios a pasear; rilda, porque, al oírla recitar en voz alta, le pregun-
En el bote, ¡•cderico, taron a ver quién le había enseñado aquellos ver-
¿Tú te animas a remar?... sos. Y la niña deslizó n a t u r a l m e n t e :
Pochocha, le sentarás — ; Se me ocurrieron a mí esta mañana I
Al lado de Federico ; Improvisa con habilidad desconcertante.
Yo voy sentada en la popa i Qué le r e s e r v a r á el destino a esta c r i a t u r a verda-
Y en mis brazos va Lanriio. d e r a m e n t e e x c e p c i o n a l ? . . . Nadie es capaz de de-
cirlo. Ya hemos insinuado que Everilda León Pérez
Más adelante, veremos a las vivaces criaturas, ha-
j a m á s ha ido a la escuela. Lee y escribe sin (|ue se
ciendo lalwres, a l.i sombra de un árbol, en el guar- hayan tomado gran trabajo, enseñándola, los pa-
dapatio: dres. La familia ahora, vista la admiración que ha
La Pochocha está tejiendo, producido el articulo que le dedicamos a la n i ñ a en
En punto de caracol. "ICl D i a " de Montevideo, tiene la esperanza de que
Manyas para la tricota las autoridades de su p.itria le dispensen un género
De mi hermanito menor. de protección que permita cultivar su precoz, ver-
d a d e r a m e n t e asombrosa, inteligencia.
V e r d a d e r a gracia vamos a e n c o n t r a r en la des-
cripción de los juegos infantiles de los hermanos. VICENTE A. SALAVERRI

V'\

Los muy inquietos y

estridentes teruteros.
 .VIDA INIELECTV\L D Q / ' M i I N A
L scRundo cente- espirituales. Los que a.= e-
nario de su fiin- guran que el auge de una
O dación encvieiitra época exclusivamente co-
a la importante mercial impide o está re-
ciudad de la re- ñido con el adelanto in-
pilblica en pleno telectual de una ciudad,
y potente florecimiento. ignoran lo que ocurre en
Aparte de su vitalidad Kosario, donde el inter-
económica, es bueno ha- cambio cicutificoliter.-irio
cer notar que el ambiente se halla en un punto que
intelectual de Kt)sariü cá hace honor a la cultura
amplio y pro- ari.,a"ntina p o r
picio para to- sus altas y si.f?-
da clase de nificativas ma-
especulaciones nifestaciones.

L a notable pintora es, además, antera

rosarina s e ñ o r i t a ^ ' ;\ , de muy bellos
E m i l i a B c r t o l é que
 -^

HKÍ' Í J

D E
CAIIET>\S /\RT1STAS
IIIJAJU i
R G ]•; N r I - fué factor d i s o h e n -
te, y d e s p u é s de
A \ ' o . Nació
en la caiiilal fe-
deral el 6 de
una regular
en el teatro San I\Tar-
actuaci.ín

mayo de 1881;. tin, la íórmida, reduci-

En i!)09 hacia su prime- da ya a " S i m a r i - F r a n -
ra aparición en escena, co", pasó al Smart. Allí
debutando con el " T e - creó Simari uno de los
n i e n t e " de "Alma Gau- tipos más populares del
cha", en Mercedes ( B . s a í n e t e : el protagonista
A . ) , donde a la sazón ele "El casamiento de
actuaba la compañía Chíchilo", pieza que al-
Mancini - Zucchi. En canzó a m.ás de cuatro-
iQii cambió por primera cientas representaciones
vez d e compañía, pasan- c o n s e c u t i v a s . El año
do al elenco de Podes- siguiente, sorin'cndió
tá - Vittone. De allí, al a Simari solo, formando
de Blanca P o d e s t á ; lue- cftmpañía ]ior su cuenta
Ro en las c o m p a ñ í a s de en el .\polo. No le son-
P a r r a vici ni, Muiño-Ali- rió la fortuna en esta
ppi, Angelina Pagano, íivcntura, a pesar de sus
Camila Quiroga y Pablo esfuerzos, .'\ctualmente,
Piidestá, tuvo ocasión de figura como primer ac-
perfilarse como u n ac- tor cómico en la compa-
tor con personalidad ñía de re\'istas del tea-
propia. E1 verdadi^ro Ini Maipo, donde el pi'i-
principio de su c a r r e r a blico sigue celebrándolo
lo constituyó el delnit de y aplautliéndolo, como
la fórmula A r a t a - Si- siempre. R e ú n e Simari
niari - F r a n c o , en el ciialid.ides al parecer
teatro Nacional, tempo- opuest.is: es un excelen-
rada que favorecieron te galán cómico y al mis-
dos o tres aciertos de mo tiempo personalísi-
saínete. P e r o , como sue- mo "ma(|uietista". Simari
le suceder en nues- tiene mucho hecho.
tro teatro, el éxito Y mucho por hacer.
 C A R A . / Y CARRTA./
LA CELEBRE INTERVENCIÓN

El Senado tira, Diputados afloja y Cantilo ríe.

DrBOJC D E TAI.DIVIA.
 m^
Sir Buenos A i r e s ,
Septenibcr 23rd, 1925.

I fun desired by The Primee of Waies to

acl<nowledge with best thanks t h e r e c e i p t of various
copies of t h e Souvenir Nmuber of Plus U l t r a , as well a s
three s p e c i a l l y bound copies of Caras y C a r e t a s .
- His Royal Highness is very pleased to receive
these and w i l l not f a i l to hand t h e tv^o copies to Their
Majesties The King and gueen on h i s r e t u r n to England.
Yours t r u l y ,

¿^<r^CL.C

prívate Secretary.
Señor Don Juan Alonso,
Director de Caras y Caretas y Plus U l t r a .
Buenos Aires, 23 de Sel>licmbre de 1925
Señor:
Bl Príncipe de Gales me ha manifestado el deseo (te expresarle sus mejores agradeciniienlos por el
envío de varios ejemplares del número extraordinario de Puus UI.TUA, asi como tainbií'n de tres ejempla-
res de CARAS Y CARTÍTAS^ especialmente cncnadeniados.
Su Alte::a Real eslá muy complacido por haberlos recibido y no dejará de entregar los dos ejemplares a
Sus Majestades el Rey y la Reina, a su regreso a Inglaterra.
Sinceramente suyo,
Goni'KiíY THOMAS.
SríCRKTARlO PRIVADO

Obsequio d e " C a r a s y C a r e t a s " a S . S . M . M. B r i t á n i c a s y a l P r i n c i p e .

CARAS Y CARETAS, por intermedio de uno de sus redactores, entregó al heredero de la
corona británica, como recuerdo de su estada en el país, ejemplares de los números especiales, primorosamente
encuadernados con tapas de cuero de Rusia y letras doradas, dos de los cuales están dedicados a sus augustos
padres, los reyes de Inglaterra.
 ey\K/\J I ^,/^.Ktl/vy

.[LPUINCIPE^GALK
Fotografías obtenidas exclusivamente pa
pedal a nuestro colaborador señor

La señorita Sil vina Estrada y los seño-

res José A. Martínez de Hoz, Horacio
Acevcdo y Matías Errázuriz Alvear en el
parque de Chapadmalal.

Los señores Jorge Atucha, Horacio Ace-

vedo y Toribio Ayerza, que acompañaron
al príncipe de Gales durante su estada en
el establecimiento Chapadmalal.

Antes de montar a caballo, Eduardo de Windsor comenta risueñamente

con las damas de la comitiva, el lustre impecable de las botas de la
señora Gainza Paz de Sánchez Elía, demostrando su excelente humor
y su espíritu juvenil.

Eduardo de Windsor, al entrar en la can-

cha, espolea con entusiasmo al tordillo
del capitán Padilla, hermoso poney Ue
gran valor.

El príncipe, que monta el famoso tordillo

del capitán Padilla, encabeza un formida-
ble avance de su bando, poniendo en serio
peligro la valla enemiga.

Eduardo de Winüsut, durante uno de los

El heredero de la corona británica, acompañado por la señora Lía muchos partidos de polo que jugó, jine-
Sansinena de Galvez y el señor Martínez de Hoz, recorriendo un teó también e famoso zaino del señor
potrero de yeguas madres de poneys de polo. Millemann, demostrando suma destreza.
 C A R A . / Y CARETAS

EN CHAEAPflALAi
ra "Caras y Caretas" " Por
Por concesión
co es-
Guillermo B. St. J. Pelers.
Pelers.

Acompañado por don José Alfredo Martínez de Hoz, el príncipe sale

del hermoso rosedal del parque, para montar a caballo e iniciar un
paseo por los maravillosos alrededores del establecimiento^ para los
que tuvo frases de calurosa admiración.

El heredero de la corona británica se

dispone a hacer un fuerte tiro, desde uno
de los costados de la cancha, después de
una incidencia reñida.

El príncipe acompañado por las señoras

de Sánchez Elía, de Nelson y de Atucha
y el señor Martínez de Hoz, saliendo del
harás para recorrer el establecimiento.

Tenidos por la brida» por sus respectivos

peones, he aquí los caballos de polo que El príncipe impuso el caballo como medio de movilidad. Pero al-
ei principe montó en los diferentes parli- gunos invitados, no sintiéndose seguros sobre el lomo del noble
«los jugados en Chapadmalal, en su honor- bruto, prefirieron el cómodo "breack".
 CARAX Y CARETA/

El Príncipe ae Gales en el Club del Progreso.

Con el objeto de agradecer una medalla de oro que le fuera obsequiada por la conocida institución, el augusto
üuésped hizo una visita al local social, donde recorrió las vastas instalaciones acompañado por las autoridades
del club.

Al regresar de la república hermana, el hcrcdcio de la corona británica, os saludado por el ministro de Relaciones
Exteriores, doctor Gallardo, el intendente doctor Noel y personalidades de la colectividad británica.

Carta de las Compañías de Seguros a la Dirección de "Caras y Caretas '.

, 26 de Septiembre de 1925.
Señor Director de CARAS Y CARETAS, Cliacabiico 151,
Capital.
Distinguido señor:
Los representantes de las Compañías británicas de Segiirosr tan intimnnienle vinculadas a la vida comer-
cial argentina, quieren liacer pública expresión de la gratitud que sienten por las grandiosas manifestaciones
de simpatía de que lia sido objeto la Gran Bretaña en la persona de Su Alteza Real, el Príncipe de Gales, du-
rante su eiitadia en el país.
Los agasajos con que ha sido colmado por el pueblo y gobernantes de esta liospitalaria tierra argentina, han
hecho resaltar la constante cordialidad de los lazos económicos y .sociales que unen a los dos países.
La celebración del centenario del Tratado de Amistad y Comercio, ha sido causa de que se avivaran sus
afectos en estos días de intenso júbilo, y pueden decir c|ue, en la alianza pacífica del trabajo común, han cul-
tivado con solicitud las amistosas relaciones que el Tratado prometió, y desean que esas tradiciones se man-
tengan en el futuro.
Dentro de sus expresiones de gratitud no olvidan a las importantes colectividades extranjeras en el país,
que han hecho llegar a Su Alteza Real las expresiones de sus sentimientos tan cordiales y amistosos.
Ningún medio podría ser mejor que las columnas de su revista, para hacer llegar al Gobierno de la Nación,
al pueblo argentino, colectividades extranjeras, y a la prensa argentina, los sentimienlos de gratitud que aquí
se expresan, y lo profundamente endeudados que se sienten.
Es por esto que los suscriptos, especialmente encargados al efecto por las compañías británicas de se-
guros, ruegan a usted, con motivo de la partida del país de su Alteza Real, quiera dar cabida en las
columnas de su revista, de esta pública manifestación, cuyo favor le agradecemos.
Saludan al señor Director con las seguridades de su distinguida consideración.
y ^^
^—'h/^fCV
 C A R A y Y CARETAS"

R e c e p c i ó n o f r e c i d a por* el m i n i s t r o d e A l e m a n i a .
El ministro de Relaciones Exteriores y su señora, el de
Guerra y señora, el de Marina y otros caballeros y damas
que fueron invitados del señor Cat los Gneist, ministro de
A l n i i íii 1

D e m o s t r a c i ó n ' al E m b a j a d o r d e E s p a ñ a . I n a u g u r a c i ó n del X V Salón Nacional

Con motivo de la próxima partida para España, del marqués El doctor Alvear, el ministro de Instrucción Pú
de Amposta, un numeroso ^rupo de amigos le ofreció un blica y parte del distinguido público que asistió
almuerzo en el Club Español. la inauguración del Salón Nacional de Arte.

Coronel J u a n J. G r a n e r o s . H o m e n a j e al d o c t o r J o s é M a n u e l E s t r a d a .
El jefe de Bomberos fué conde- El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, doctor Guido, ha-
corado en el salón de recepciones blando durante el acto de la entrega del busto del eminente patricio, hecha
de la legación de Francia, con la por la Comisión Nacional de la Juventud.

m
Cruz de la Legión de Honor,

^^^H '^H'^ 1''' M

''Á 1 ' '^.3i- •& "\

1j,^ B^V^

E n h o n o r d e los D r e s . G o y e n e c h e y C a m p o s . Asociación Inca Huasi.

Los socios del Club Argentino de Pelota, ofrecieron Distinguidas señoritas de la conocida entidad que par-
^n almuerzo a los doctores Goyeneche y Campos, ticiparon en el interesante festival denominado "Cu-
festejando sus designaciones de director de Correos s i r u r a c " (fiesta de la primavera) y que dio motivo
y Telégrafos y camarista, respectivamente. a una brillante nota social.
 C A R A / Y CARE'IA./

La reina Victoria, cnn el embajador argen- El rey don Alfonso, saludando a los oficiales, quienes le son
tino y el capitán Sotomayor, segundo co- presentados por el comandante.
mandante de la nave.

LA ji?S£MlENTO EN
DIONISIO R, N A P A L

^ a<d A-t-^-cj: í^i^-t..»-, j3^ «--<- -Có-^

Nuestros colaboradores don Francisco

Grandmontagne y monseñor Napal,
con el comandante de la nave, capitán
de navio Stewart y el señor Morea.

/aristocrático grupo de señoritas que asistieron a la recepción ofrecida en honor de los marinos de la
"Sarmiento", en los salones del palacio de la Diputación.
 C/vi</\/ i cyvKi-1/vj

Los reyes de España a bordo de la fragata, y el embajador argén- Los comandantes de marina, señor Nardíz,
tino que los recibió a su llegada- y de la "Sarmiento", señor Stewart, depar-
tiendo en la terraza del hotel Squeldo.

J^AN /EEA/TÍAN FRAGATA eSCUCLA S A R M I E N T O

DC 1-A ARMAOA ARGENTINA

MONSEÑOR DIONISIO R. NAPAL Una amable escena durante ia fiesta

C A P E L L A N D E L A tiSARWlENTO* celebrada a bordo, en obsequio de la
colonia argentina y a la que asistió
numerosa concurrencia.

Un núcleo de invitados a la interesante fiesta en la que participaron las familias aigciitinas icsídcntcs
. e n San Sebastián.
 CARA-T Y CARETA/

;xxsETraiB« te-

HtlNOtlt " I*' t <*í,

SBIItttttlílWACCEA c,,: ,: \
flXBrBowfiAcaM \ - ' W / "
DQi'nmnA r .«

Giornale d'Italia.
El prestigioso órgano de la colecti-
vidad italiana entre nosotros, editó
un primoroso número especial con
motivo del XX de septiembre. Su
£1 e m b a j a d o r n o r t e a m e r i c a n o . abundante material, tanto gráfico co- Condecoración al Dr. Alvear.
Mr. Peters Augustus Jay, represen- mo literario, su correcta presentaci¿n El embajador de Chile saliendo de
tante diplomático de Estados U i- artística hacen de esta número del ía Casa de Gobierno, después de en-
dos, al salir de la presidencia des- ''Giornale d'Italia'^ un magnífico tregar al primer magistrado la con-
pués de presentar sus credenciales exponente de los progresos del esti* decoración Al Mérito, que le ha
al primer mandatiiio mndo colega

B o d a s de plata del C o n s e j o Nacional de Mujeres.

Fotografía especial de "Caras y Caretas", de las damas que integran las comisiones de la prestigiosa institución
femenina, obtenida al terminar el almuerzo íntimo con que festejaron el 25 anívors.n in He la fiindación del Consejo.

Doctor José Valderrama. Doctor Arturo Capdevila. Señor Aldo . Guido Gremigni.
El distinguido profesor español ha Con éxito rotundo, el poeta argen- Periodista italiano, que se halla en-
venido con el objeto de dar algu- tino dio en el Jockey Club, una tre nosotros, con el propósito de
nas conferencias en nuestra Fa- conferencia sobre: "Esteban Eche- editar la revista "Terra d'Oltrema-
cultad sobre Anatomía comparada. verría en la época de Rosas". re", que será órgano oficial italiano

A n i v e r s a r i o d e !a E s c u e l a G r e g o r i o P é r e z . Homenaje a Jorge Stephenson.

La directora de la escuela, señorita Monguillot, los La comisión de homenaje, formada por ferroviarios
doctores Labougle y Goyenecho y personal docente, argentinos y miembros del Consejo Escolar IV, junto
después del interesante festival escolar realizado para a la artística placa de bronce conmemorativa del cen-
conmemorar la feliz fecha. tenario de Stephenson, que será enviada a Inglaterra.
 CARAy Y C A R I T A /

E P R O S E R I A
El novelista visita el lazareto de la isla del Dragón, un rincón maldito
al que sólo llega el amor de unas contadas y abnegadas niuieres.

j \ i o, no tenga usted miedo; verá cómo son fin de la estación seca, cuando se apelotonaban
) \ J de amables — habíame dicho la herma- los negros nubarrones precursores de la lluvia.
na Adelina cuando le hablé de los lepro- Las serpientes no dejaban de presentarse de
sos de Culao Rong, sus vecinos. cuando en cuando. Pero, en lo que al diablo se
Amables, sí, ella decía amables... refería, seguro estaba yo de que jamás lo vería
Yo estimaba y admiraba mucho a la herma- la hermana Adehna.
na Adelina. Había vivido doce años en la Gua- Soportaba sin quejarse aquel cHma deprimen-
yana, y luego decidió venirse a la Indochina te. Siempre ágil, traginaba en pleno sol meri-
donde cuidaba los enfermos desde hacía veinte diano, cuando los otros dormían la siesta.
años. Cuando llegó al hospital de Mytho, en la Fué ella la que me impulsó a conocer Cu-
Cochinchina, soUcitó que le permitieran servir lao Rong. Desde mi visita a la leprosería de
en el lazareto. Kien-Luong, en el Tonkin, mi corazón oprimía-
— Prefiero los contagiosos — dijo, senciUa- se ante la sola idea de volver a ver los lepro-
niente, con su eterna sonrisa. sos. Recordaba aquel centenar de miserables,
Y desde entonces no había abandonado sus surgiendo de los establos abiertos a los cuatro
enfermos — coléricos, virulentos, tíficos, rabio- vientos, que me seguían los pasos gimiendo:
sos, — a los cuales enviaban las familias cuan- — "Giet... q u a . . . k h o . . . C a a m . . . " Tene-
do los curanderos y hechiceros les habían aban- mos mucho frío... Somos muy desgraciados...
donado y nadie se animaba a aproximárseles. Aquel día, verdaderamente, habíame avergon-
I — Verdaderamente, hermana mía, usted me zado de ser blanco; vergüenza de ser el caba-
Causa admiración — decíale algunas veces, — llero importante a quien se guiaba y al que
Usted no teme nada. aquellos desventurados debían confundir con
Entonces ella me replicaba: algún funcionario en jira de inspección.
— ¿Yo? P e r o . . . isi soy muy miedosa!...: — No son malos, los pobres diablos — de-
Y^^.-'^osas hay que me causan un miedo atroz: clame el viejo guardián.
el diablo, los truenos y las serpientes. Y, mostrándome su puñado de milicos ufa-
J-os truenos se escuchaban algunas veces, al nos con sus fajas verdes, agregaba aún:
 CARyV/„Y CARKry\J

— Con t o d o . . . No hay que descuidarse... otra ribera, en cambio, deposita sus aluviones.
Los leprosos de Kien-Luong vivían amonto- Allí está la leprosería.
nados en un campamento que el viento y las Cuando entre nosotros, europeos, se pronun-
inundaciones arrasaban cada año. No tenían ni cia-esta aterradora palabra, todo un fárrago de
el coraje de reparar las míseras chozas y, con cosas leídas acude a nuestra mente. Se imagina
las últimas lluvias, «uando el temporal arrancó uno a seres sin labios y sin párpados que aguar-
hasta los techos, los leprosos se refugiaron en dan sin terror la llegada liberadora de la muer-
la capilla que el Padre, un hombre barbudo y te. Se ven los rostros cubiertos por las pústu-
de sólida complexión, con sus manos de aldea- las, se aguarda el salivazo... Mas la realidad
no, había levantado sin ayuda de arquitecto ni es otra. Busco entre mis recuerdos, deseando
albañiles. El Padre, como en otros tiempos, ya no engañarme yo mismo, sin dar rienda suelta
no tiene derecho para morar en la aldea de sus a mi emoción, y, entonces, en la alameda de
leprosos — una hermosa plaza que no pocos un jardín tropical, ante una hilera de "bunga-
envidiarán ¿verdad? — Por aquella época ha- lows" pintados con colores claros, veo algunas
bíase instalado en las proximidades, en una personas danzando. Sí, fué aquella mi primera
sórdida casucha, y se le veía, mañana y noche, visión... Y, al vernos, habíanse precipitado.
ir y venir por el sendero que conducía al cam- Uno de ellos hallábase tocado con una enorme
pamento: la independencia religiosa quedaba, cabeza de dragón de cartón pintado, otros dos
así, salvaguardada. habían cogido la cola de trapos rojos, y la
Independencia religiosa, libertad de creen- danza volvió a comenzar, ante nuestros pasos,
cias... I cómo parecía de absurdo todo aquello retrocediendo ellos a medida que avanzábamos.
en medio de los setecientos sacrificados que ¡ Cómo era de diferente aquella danza burles-
el resto del mundo tenía abandonados! Jamás ca, en medio de una veintena de reclusos roí-
un anamita de calidad, ni un jefe, ni un man- dos por la lepra', de lo que al llegar nos ba-
darín había penetrado en aquel campo maldito rruntáramos!
para llevar una palabra de esperanza, una pro- Si quisiera, para conmover fácilmente a las
mesa, un consuelo... El único que hasta ellos gentes, echaría mano a un cuadro fácil y mos-
se llegó fué el misionero. Entonces, poco a traría a aquellos reprobos contemplando con
poco, los leprosos fueron adoptando la fe cris- odio los jardines donde viven dichosos los hom-
tiana, simplemente porque era un cristiano el bres sanos... Pero, n o . . . ¿Para qué mentir?...
que les había hablado con bondad. Aquellos El hombre, amarillo o blanco, se doblega a to-
monstruos, cuyos miembros azulados caíanse a dos los sufrimientos. No es al dolor físico sino
pedazos, colgaban escapularios de sus cuellos, a la al>yección moral a lo que no se habitúa.
y, cada noche, por turno, acostábase uno de Hasta aquellas lacras las mitiga el tiempo. ¡Vi-
ellos, comO un perro guardián, ante la puerta vir, solamente vivir!...
de la capilla, temerosos de que fuera a arreba- jNo es maravilloso y más grande que el ho-
tarles alguno el único bien que poseían: el pa- rror ver aquellos seres cuya carne se cae en
lanquín rojo y dorado que les servía para pa- pedazos, aguardar, pese a todo, creer en el día'
sear la Virgen los días de procesión, algunos de mañana, tallarse en su agonía una misérrima
estandartes bordados y los objetos del culto. felicidad? Y, condenados, olvidaban danzando...
No todos los leprosos de Kien-Luong eran El que bailoteaba bajo el peso de la cabeza
de horrible apariencia; recuerdo que en una pintarrajeada acababa de quitarse la máscara.
muchacha casi bonita, nada señalaba su mal — Muy bien, Milot — le dijo el director.
como no fueran sus mejillas violáceas. Como ¿Milot?... ¿Y le hablaba en francés?... Con-
una vieja con el rostro purulento le dijera que templé con más atención al bailarín.
me besara, todos echaron a reír, a gambetear Tenía el rostro leonado de los leprosos, pero
alrededor mió y a tenderme sus manos infor- bajo aquella cara hinchada, color de candela,
mes, de las que se habían desprendido los de- adivinábase, pese a todo, algo de europeo.
dos. Aquella turba de moribundos bailarines — ¿No es un anamita? — pregunté.
era algo atroz. Los impotentes, aquellos cuyos Una religiosa me contestó: ¡
pies roídos por el mal no les permitían caminar, — N o . . . Un franccsito... Alrededor de die-
empinábanse sobre sus muñones para ver me- cisiete a ñ o s . . . Sólo conocemos su nombre;'
jor, mostrando entre los juncos sus rostros tu- Emilio. Aquí siempre le hemos llamado Milot...
mefactos y cubiertos de escamas, y riendo, ellos Sus padres le abandonaron en Cholon cuando
también, horriblemente. Mi última visión, cuan- regresaban a Francia, porque estaba leproso.
do me retiraba, fué la de un féretro que los En aquella época tenía seis a ñ o s . . . Nunca ha
leprosos acababan de construir aquella misma salido de aquí.
mañana para Uno de los compañeros, utilizan- Con el sombrero de paja oprimido por los
do las cuadernas resquebrajadas de una bar- muñones sobre el vientre, Milot nos contem-
ca. Aquel féretro estaba frente a la capilla, plaba... ¿Qué pensaría al ver estos franceses,
colocado de pie, como una garita. estos blancos, hombres como su padre?... El
— La madera cuesta mucho. Y, como no tie- destino sólo es capaz de escribir estos dramas;
nen sino tres piastras por mes para vivir... — si un escritor lo hiciera, se dudaría de su vera-
me habían explicado. cidad.
Aquel recuerdo me cohibía. Fué a la herma- Le regalé a Milot una piastra, retirando mí
na Adelina a quien debí el hacerlo desaparecer mano con demasiada rapidez, malgrado mi in-
de mi memoria. tención, cuando él tendió la suya.
Culao Rong, en la isla del Dragón, eleva sus ¿Llegarán a caer estas líneas bajo la mirada
palmeras en medio de Mckong, frente a My- de la madre desalmada y el pillastre que, en
tho. El río es tan ancho en aquel lugar y son 1913, abandonaron éste muchacho en el rincón
tan intensas las mareas, que las embarcaciones de un calleja, como si se tratara de un perro?
deben realizar penosos "esfuerzos para atrave- Yo quisiera que así fuera... Que se enteren de
sarlo y evitar que la correntada, más de una que en una isla del Mekong, entre los leprosos,
vez, las arrastre lejos del desembarcadero. De su hijo baila ante los visitantes para que le arro-
una parte, el Mekong carcome la isla; sobre la jen unos cobres.
 C A R A / Y CARET/W

Algunos producen repugnante impresión, los — La isla de los leprosos...

rostros hinchados, como coles. Pero son, sobre AI punto, en todos los rostros píntase la mis-
todo, los miembros lo que más llama la aten- ma mueca, conmiseración y temor, ¿Cuántos,
ción. Los pies azulados que se descarnan, las si lo permitieran, bajarían sólo por un instante?
manos contraídas cuyos dedos caen uno tras Pues bien: se encuentran allí mujeres que viven
otro. Diríase que se pudren en vida. entre aquellos desventurados; un médico joven,
Sobre una camilla yace una vieja. Atroz, des- que podía muy bien curar enfermos en su país
pellejada, con las carnes abiertas, aparece cual con toda comodidad, que acepta curar y palpa
si la hubieran sumergido en aceite hirviendo. sin repugnancia la carne descompuesta de sus
— La pobre... —- me dijo una hermana.— asilados.
Tendremos que pincharla nuevamente... ¿El deber?... S í . . . Es una palabra que sirve
La atiborraban de morfina para permitirle para pagar el heroísmo de los otros.
morir tranquilamente. El resto de sus compa- Al retirarme, ante aquellos hombres, llegué
ñeras no la miraba siquiera: la costumbre... a avergonzarme por tener que lavarme las ma-
Por la tarde atraviesan el canal que separa nos. Casi no me las empapé en el sublimado;
los dos barrios, y leprosos y leprosas se reúnen que me presentó una hermana de caridad.
en los jardines. El director cierra los ojos, las — Está bien tomar sus precauciones — me
hermanas también... Se les permite hablar y dijo. — Se la atrapa con tanta fapilidad...
cantar detrás de los cañaverales. Piadosa, la Aquellas mujeres tocadas con amplias cofias
sombra oculta a unos y a'otras. blancas habían abandonado la tierra francesa
Cuando viene al mundo un niño, la madre a los veinte años, sabiendo que partían para
lo amamanta; pero desde que se le despecha, curar los leprosos y que no regresarían más.
si se le reconoce como sano, se le retira para Desde entonces... ¿cuántos transatlánticos
entregarlo a un asilo o confiarlo a una familia han arribado a Marsella cargados de mercade-
que lo criará. Si, por el contrario, está conta- res enriquecidos? Ellos, sí, han prestado impor-
minado, se le deja y con él aumenta el número tantes servicios a la colonia...
de los recluidos en la leprosería. jNo es un Y mi pensamiento se remonta hacia aquella
Cementerio de seres vivientes esta isla malha- santa, la hermana Brígida, religiosa de San Pa-
dada a la que ninguno aborda? blo de Chartres, que contrajo el terrible mal
Cuando pasa alguna chalupa y los turistas se curando los leprosos de Bangkok y que murió,
aglomeran en el puente, siempre alguno, ten- sonriente, en una casita blanca de la isla del
diendo el brazo, indica: Dragón.

R O L A N D D O R G E L E S
T R A D U C C I Ó N DE M. S. D A Ñ E R O
 CARAy Y CARE'rAJ-

fe ;AME habrá olvidado la misteriosa te estaba viendo, a la vez, los sesos, el

1 \ Isugestión que ejercía la mirada corazón y los instintos, como ai el "Zo-
1 N d e l general Roca, consecuencia rro" se paseara por todas las cuevas y
de un defecto de sus ojos, de una anor- recovecos de su vida interior. Necesario
malidad de la córnea. Seria evidente era una gran impavidez y mucha fres-
torpeza de observación atribuir sus éxi- cura para no conturbarse ante aquellos
tos políticos y sus aptitudes de jefe de ojos que se revolvían pausademente en
partido y gobernante a la manera de La sus órbitas, sin aparente fijeza, pero su-
revolver y girar la vista. Ello equival- giriéndonos la idea de que nos medían
dría a suponer que cualquier bizco o c ó r n e a y calaban de arriba abajo con su pene-
estrábico tiene ya mucho adelantado pa- tración soslayada y oblicua.
ra ser un dominador de hombres, caudi- de En cambio, era inútil la pretensión de
llo, ministro o presidente de la repú- vislumbrar algo de las ocultas intencio-
blica. Pero es indudable que, si al ta- nes del general asomándonos con los
lento y facultades psicológicas para flo- R o c a nuestros a sus ojos. No se veía nada.
recer en el torbellino político, se une El "Zorro" permanecía en su hondísima
alguna particularidad física remarcable, y el cueva, sin dejar rastro alguno por don-
original o poco común, la personalidad de pudiéramos seguir sus pasos y futu-
se acentúa, no porque, positivamente, su ros rumbos. Hablaba muy poco, sobre
mentalidad adquiera con el defecto fí- g u i ñ o todo en público. Su política no estaba
sico mayor relieve o pujanza, sino por- constituida por un ideario y la necesidad
que la elemental suspicacia de la gente de de su propagación; se limitaba a hechos
asi lo supone. Esta suposición es siempre silenciosos y directos sobre los hombres,
una fuerza positiva para aquel que la Romanones' atrayendo a unos y quebrantando a
merece, o la obtiene, aunque no la me- otros, según las conveniencias del mo-
rezca, ya que, en realidad, vivimos de la mento. Cultivaba aquel axioma de Na-
opinión ajena, y sólo poseemos el talento, poleón al decir que los" hombres, como
las virtudes, capacidades y otras condi- ,, las cifras, tienen el valor de la situa-
dones de dominación que los demás nos ción que ocupan. Pero su gran instru-
atribuyen. Un brujo, por ejemplo, no mento político era la mirada, que tenía
necesita hacer brujerías; basta que la a todo el mundo en interrogación cons-
gente crea que las hace. Y será brujo tante: "¿qué maquinará?, ¿qué estará
en el mismo grado en que exista esta tramando?"
ingenua credulidad.
Claro está que, aun cuando, como to-
Debido a su extraño modo de mirar, do político sagaz y despierto, siempre
acrecentábase en el juicio público la na- tramase algo, la gente le atribuía mu-
tural y muy sagaz inteligencia del gene-" ^ cho más de lo que, en realidad, tramaba.
ral. Atribuíase a su penetración para co- Y en esta superstición colectiva, f re- -
nocer a los hombres un poder calador cuente en la historia política de todos
extraordinario, suponiendo a su escruta- los pueblos, residía en buena parte el
dora mirada las virtudes exploratorias ascendiente que sobre los partidos y,
de los rayos X. Cuantos a él se acerca- muy especialmente, sobre el suyo, ejer-
ban sufrían la inquietante sensación de cía el general. Porque es necesario re-
que, sólo con posar en ellos sus ojos, petirlo: el hombre tiene, sobre todo en
les dejaba desnuda el alma y completa- política, la fuerza que los demás le atri-
mente al aire las más ocultas intencio- buyen. La atribución . es contribución,
nes, los más íntimos deseos y los más dicho sea brevemente.
disimulados y recónditos propósitos. En Ahora bien: la superioridad del ge-
su presencia, nadie podía abrigar la ilu- neral para descubrir las intenciones aje-
sión de engañarle, ni de pasar gato por nas, manteniendo impenetrables las pro-
liebre, porque la mirada del "Zorro" es- pias, tenía un origen mucho más sen-
tablecía al punto la diferencia. Toda en- cillo y elemental de lo que la gente se
trevista con él era por eso un poco pe- figuraba. En sus- manos se hallaban el
nosa, a pesar de lo afable y cordial de poder, la fuerza, la influencia, los pues-
su trato, pues el convencimiento de creer tos públicos, las posiciones políticas.
descubiertas nuestras más soterradas in- Cuantos a él se acercaban era en de-
tenciones, nos coloca siempre en una manda de alguna parcela de este capi-
inferioridad irremediable con relación tal. Y nada se conoce más pronto que
al que de modo tan seguro sabe llegar la intención de uti necesitado, por mu-
a los repliegues y entresijos de nues- chas que sean las sutilezas y muy cautos
tro espíritu. Es como si, de pronto, sin-« los disimulos en que envuelva su de-
tiéramos asaltado el escondido reducto manda. El conceder, o no conceder, ya
en que se parapeta la finalidad de nues- es susceptible de mayores vueltas y cir-
tra conducta. cunloquios. Por eso, y no por la virtud
penetrativa de sus ojos, aunque fuera
La particular estructura de la córnea, mucha, el general conocía al punto los
o anormalidad de los tejidos ópticos, da- propósitos de los demás, mientras los
ba a la mirada del general su extraño suyos permanecían en una velada pe-
poder envolvente que dimanaba de la numbra.
imposibilidad — así parecía — de con-
centrarla .en un punto fijo. Era una mi- . La mirada del general Roca perdía
rada como desparramada y diluida por un poco su' poder misterioso e inquieta-
todo el cuerpo de su interlocutor; de dor cuando no estaba en el poder. Des-
manera que éste experimentaba, no sin cendían en el juicio público la penetra-
zozobra, la sensación de que el general ción y la sagacidad que se le atribuían.
 C A R A / Y CARETA/
Aunque estas condiciones se acentuasen, dejaba caer una frase cualquiera sobre
acaso más, en la oposición o en el llano, el tiempo, o sobre la situación en China.
era en la presidencia donde la gente Se publicaba en los periódicos, y duran-
notaba que se destacaban con mayor re- te un par de días no se hablaba de otra
lieve. Entonces era cuando los ojos de cosa en los pasillos del Congreso^ y en
todo el medio político y, sobre todo, los las tertulias políticas. Luego corría por
veintiocho de los catorce gobernadores, todos los clubs y casinos de pro-
estaban pendientes de la mirada de los vincias. Aunque la frase no tuviera
suyos... nada de particular, ni la hubiera pro-
nunciado con propósito alguno, se le atri-
buía gran intención y larguísimo alcan-
^—~ N España tenemos también un po- ce. Y si de su repetida lectura y múlti-
|- i lítico de ojos enigmáticos. El conde ple transmisión verbal, resultaba, en úl-
i 'de Roinanones, mi ilustre amigo, timo extremo, que no tenía relación ni
no ofrece anormalidad alguna en la cór- congruencia con el momento político, que
nea ni en sus tejidos ópticos. Sus ojos, era, en fin, una frase banal, conveníase,
de un verde obscuro, son pequeños, muy por "consensus ómnium", por general
vivaces e inteligentes. Al contrario de la asentimiento, que había sido pronuncia-
mirada del general Roca, inquietadora da para despistar. Nunca podía faltar
y algo imponente, la de Romanones es intención, y la mayor de todas era qu;
alegre, y, en vez de sobrecogernos, nos no apareciese. Menester es reconocer
infunde confianza, animándonos a des- que para ver intención en una frase qu&
pojarnos de toda seriedad en su presen- no la tiene, es necesario haber pronun-
cia. La camaradería y el campechanisrao ciado muchas que la han tenido. Roma-
surgen al poco rato de tratarle. Noble nones, que es muy inteligente y adver-
seis o siete veces, no existe hombre más tido, fino y penetrante observador, se-
llano y demócrata en España, donde la guramente se habrá reído no pocas veces
llaneza y la ausencia de presunción en- de la superstición colectiva a que daban
garabitada son virtudes ingénitas de la lugar (hay que hablar en tien.po pasa-
raza, aun en aquellas familias patricias do) sus gestos, guiños y dichos. Una
cuyos apellidos ocupan largos capítulos vez dijo Bismarck en rueda de perio-
en la historia nacional. distas o reporteros: "No creáis qíue por-
que uno sea político y ministro se hace
Pero si en el trato personal, la mira- más sensato ni más maligno que los de-
da de Romanones no tiene nada de es- más." Así es, efectivamente. La malig-
crutadora, inquisitiva y recelosa, cuan- nidad, o travesura, mejor dicho, del con-
do se trata de política varia por comple- de de Romanones, sólo en mínima parte
to, tornándose enigmática, misteriosa e es suya, adquiriendo aquellas desmesu-
indescifrable. La expresión visual de es- radas proporciones que la colectiva sus-
te arcanismo toma forma de guiños, cu- picacia le añade. El mismo proceso psi-
yo significado, por sus múltiples posibi- cológico, aunque con resultado distinto,
lidades, es muy difícil inquirir. tiene en las multitudes la fe que la in-
Durante muchos años, estos guiños de credulidad. Todo depende del predica-
los ojos verdes de Romanones han da- dor.
do gran juego político. Quizá se deba a
ellos — a los guiños — algunas crisis - • • • , • , • •

ministeriales. Eran unas caídas de ojos os recursos políticos, revelados v

que producían caídas de gabinetes. La
interpretación de estos guiños sumía a
los adictos y a los adversarios en largas
T gestos misteriosos, guiños y frases
sibilíticas, sólo pueden tener éxito
cuando la vida pública no es más que el
y hondas cavilaciones. "Romanones ha juego habilidoso de unos cuantos cente-
guiñado." La noticia corría por todos nares de militantes, sobre los cuales, pa-
los sectores políticos, sembrando inquie- ra los efectos de adquirir o perder el
tudes, alarmas, esperanzas, desfalleci- gobierno, prepondera una sola voluntad.
mientos, optimismos, irritaciones, rego- En tornarla propicia gira entonces toda
cijos, según el "ideal" de cada grupo la actividad política. Es evidente que es-
actuante en la zaraban.da de liberales y te juego requiere, como condición indis-
conservadores, hoy sometida a forzado pensable, la atonía, tolerancia o indife-
reposo. rencia de la masa social. En tales cir-
Una leyenda de sagacidad, de sutileza cunstancias, la viveza, la ingeniosidad,
y maquiavelismo acrecentaba la signifi- el chiste, la pulla y la chanza, el enredo
cación misteriosa de cualquier gesto su- y la zancadilla, son las mejores armas
yo. Todos sus actos, aun los más insig- frente a unos adversarios que usan las
nificantes, como un viaje a París, o una mismas, aunque inferiores en eficacia.
partida de caza, adquirían, en determi- Pero estas armas no .sirven cuando,
nadas circunstancias, una trascendencia por cualquier circunstancia, cambia el
incalculable. "En esa cacería no sólo van escenario, tornándose de blando, suave
a caer perdices" — decían sus correli- y fruslero, en áspero y bronco, bien por-
gionarios, que estaban en la oposición. que el pueblo se enhieste y adquiera vi-
'Se va a París en estos momentos; por bración, o ya porque alguien se lance a
algo será..." Francisco romper lo establecido. Los dichos agudos,
Los periodistas se desalaban por sa- los gestos misteriosos, las sutilezas, pier-
ber con quién había ido a cazar. Y al re- Gfandmontagne den todo aquel valor que el buen público
tornar le asaltaban en demanda de im- les atribuía. Y es que, en realidad, no
presiones y noticias políticas. El conde tenían otro...
 0 \ R / \ ^ Y ONREIAJ'

ICE el diccionario de la Acade- Había que abrigarse en las noches crudas, en

mia: "Aparcero; persona que las cuales se dormía al aire libre, sobre el recado,
tiene aparcería con otro en una y se galopaba bajo la lluvia, envuelto por, el vien-
granjeria." to helado de los días invernales.
No se puede definir con ma- El gaucho llevaba consigo todo cuanto le era
yor propiedad el compañero que necesario para vivir en la soledad. Bastábase a
constituía la yunta en la arries- sí mismo. Resguardaba con las caronas de su
gada operación de cuerear to- apero y con la carne misma el fuego en que la
ros. Aparcero llamaban los gau- asaba, encendido en el hueco de una cueva o de
chos al que se les unía en esa un pozo cavado con su facón al costado de una
tarea. loma protectora.
Vaya el vocablo, con su sig- Nada lo desviaba de su rumbo ni en los días
nificado, para quienes entienden sin sol ni en las noches sin estrellas. La calidad
que expresarse a la manera gau- de los pastos, la fisonomía aparentemente igual
chesca es aplicar mal las pala- de la llanura, la clase de animales que la pobla-
bras, adulterarlas, pronunciar- ban, su tranquilidad o su inquietud le daban indi-
las todas desatinadamente. cios elocuentes del punto y la situación donde se
Desapareció . el gaucho ~por hallaba.
transformación y no por exten- El silencio se impuso al parlero andaluz, prede-
sión. Apareció cuando los espa- cesor del gaucho, y nació el hombre callado,
' úoles comenzaron a explotar las vacadas, acreci- observador y meditativo, que se expresaba como
das enormemente en la tranquilidad de los cam- en sentencias de poquísimas palabras en las cua-
pos, e inició su transformación cuando los alam- les enredaba imágenes y comparaciones traídas
iirados, los caminos, el valor de la propiedad y de por la fantasía no enmudecida de los abuelos.
los ganados hicieron inaplicables sus costumbres La bravura batalladora de los salvajes habi-
para los trabajos rurales. tantes de los campos que rodeaban la ciudad fun-
El lazo y las boleadoras son perseguidos hoy dada por Garay, ha restringido en los largos
en todos los establecimientos de campo como per- tiempos de conquista del desierto la mezcla de
judiciales para los intereses que se cuidan y de- razas, e impedido el predominio de la sangre
fienden. indígena en la región que alcanza desde el Plata
Era natural que, sin contacto con la civilización, al Río Negro.
los hijos de este suelo mantuviesen los usos im- El chiripá ha vestido más de un hidalgo ve-
puestos a ellos por las necesidades, y que singu- nido directamente de los varones que hicieron
larmente el lenguaje se cristalizara en su boca tal la reconquista española en brega con el moro.
cual lo habian traído los conquistadores. Enri- No iban nuestras fuerzas al asedio de ciudades
quecíase con la adopción de palabras que desig- poseedoras de lujos y riquezas, sino a perseguir
naban instrumentos de labor y con las que les lle- la barbarie asilada en tolderías para que nos ce-
gaban desde las tribus salvajes denominadoras de diera sus campos, en los cuales ensayábase la
animales, lugares y cosas de la tierra que pisa- industria pastoril rudimentaria, cuyos frutos ca-
l)an. Ha sido también lógica la adulteración por recían df valor propiamente, y servían para la
ignorancia de ciertas otras, no precisamente en rústica alimentación de los rudos pobladores. Va-
.su concepto, sino en su construcción gramatical. lían para el comercio y las utilidades instrumen-
Algo semejante sucedió con la indumentaria tarías los despojos de los animales muertos; entre
Su bizarría impusiéronla las condiciones de la ellos, y principalmente, los cueros, que se cotiza-
vida en pleno aislamiento. ban y estimaban según su tamaño y espesor.
El chiripá, como el poncho, creáronse a causa De esta circunstancia originóse la costumbre
dt la carencia absoluta de ropas confeccionadas utilitaria de cuerear toros, operación arriesgada
 CARA/.X CARliTAJ

para la cual se exigía j estad de su corpulen-

previsión, habilidad y cia. Caía sobre su qui-
asimismo caballos adies- jada el pie de su victi-
trados. mario, con lo cual le im-
Las haciendas alzadas ponía la inmovilidad en la
eran las que proporcionaban estremecida agonía, que ace-
los ejemplares elegidos para el leraban nuevas heridas, por las
sacrificio. Vagaban ellas en las ' que chorreaba su sangre entera-
fértiles extensiones solitarias y lejos de mente. Aflojábase recién el lazo que re-
toda población y en la vecindad de las lagunas, tenía la cabeza; los aparceros acudían a aliviar
únicas proveedoras de agua potable, aunque siem- sus caballos de las opresiones de las cinchas, a
pre bajo la anvenaza de las largas sequías, horror sacarles el freno y manearlos para que disfruta-
de la tierra y de todos los seres que las poblaban. ran las húmedas hierbas invernales.
Los toros, al igual de casi todos los animales Rápidamente despojaban de su piel al toro sa-
gregarios, se apartan de sus semejantes cuando crificado, y en silencio, según la lección del de-
los años han aplacado en ellos los estímulos ins- sierto, aperaban sus fletes.
tintivos de la reproducción, aislándose soberbios En tanto cerníanse en el aire los caranchos de
y sañudos, llenos de rencores contra todo lo que áspero plumaje, que se apoderarían de los despojos
se anima. A causa de las ventajas ofrecidas por de la víctima antes que los peludos y otros ani-
sus gruesas pieles, hacia ellos dirigíanse con pre- males inferiores ejercieran su oficio, prescripto
ferencia los aparceros. por la naturaleza y como si cuidara sólo de su vida
El toro representaba para el gaucho el em- y prosperidad, tan inocentemente, cual el hombre
blema del coraje. Jamás huye aquél con espanto. mismo, que sirve a la armonía y consecución de las
Se encara contra todo peligro, a toda hora, y cosas, tal un simple eslabón para el cumplimiento
por desconocido que le sea. Posee el valor de de misterios insondables.
todos los momentos y el más difícil aún de las Esos trabajos prepararon la generación que
sorpresas. Y era este impulso de acometividad el luchó por la emancipación; que ennobleció a la raza
aprovechado por la yunta de aparceros para ven- con sus sacrificios en pro de un ideal apenas en-
cerlo. Uno de los gauchos, el mejor montado, lo ja- trevisto a favor dé una palabra llena de espejis-
queaba, irritándolo con falsas acometidas y es- mos seductores: independencia.
carceos. El animal, empacado, movía lentamente la No siempre el sacrificio del poderoso animal
cabeza, echábase tierra sobre el lomo y, con los ojos verificábase en la misma forma. Un lazo cortado,
enrojecidos y llameantes, se lanzaba impetuosa- un error cualquiera en las rápidas operaciones de
mente contra el jinete, quien huía con la rapidez apresarlo, determinaban cambio de procedimiento,
posible. Esta corrida veloz, y siempre corta, era que quitaba monotonía a la tarea, dejándole, como
aprovechada por el otro gaucho para juntarle las en la vida, mucha participación al azar y a le
patas en un tiro certero de sus boleadoras. inesperado. Con los mismos recursos, caballo, lazos
Trabado entonces en su carrera y movimientos, y cuchillo, desenvolvíanse los episodio^ en el am-
enlazaban al toro por las astas. Cuando resultaba plio escenario rumoroso de la pampa.
el animal muy poderoso, convenía desjarretarlo La denominación de gaucho fué depresiva por-
antes de tomarle las patas para estirarlo a dos ca- que arrancaba del lejano recuerdo de su vida mí-
ballos. Inmovilizado a dos lazos, pues el caballo sera, y se dignificó cuando el valor, la resistencia,
del que se apeaba uno de los jinetes, adiestrado, la resignación de la raza fueron gran parte para
continuaba tirando con todas sus fuerzas cual si el fundamento de la transformación de esos seres
estuviera constantemente aguijoneado. no ineptos, pero sí olvidados de la cultura an-
Un bramido sollozante^ era la queja poderosa cestral.
de la primera y honda puñalada, con que el afi- La elevación del concepto de esa voz que nació
lado cuchillo del gaucho heríale la yugular con de gaucho, desheredado, es un homenaje de gra-
largo tajo. Exhausto, desplomábase con la ma- titud nacional.
D I B U J O S D
 C : A R A X Y CARbl/SJ

Creación de Jenny son estos modelos: el uno de tercio- Sobre estrechísimas faldas caen estas dos túnicas:
pelo azul con originalísimas tiras, y el otro de ter- azul la una con abotonadura figurada, y enteramente
ciopelo blanco con oro y negro. bordada la otra en color gamuza.
 CARA> Y CJK\ÍLÍJ\S
4

üñ SSoíía alegre p el (©ritan

•.V'')

I NOCENTE percance al fin, éste de la Don Alfonso, en cuyos ojos la risa

i boba Clementina y el Gritón. Por- chispea, vuelve a atusarse el bigote
* que en la casa dé los cinco vecinos viendo que la uruguaya mueve la ca-
cosas más graves suceden a sus mo- beza como la aludida hermana Cle-
radores, aunque las callan, o si no las mentina, cuando él le echa un piro-
callan, no se apuran en darles pro- pito leve. Pero los respingos de orgu-
porciones de escándalo, como aliora llo de doña Leocadia son tan enér-
desearía hacerlo doña Leocadia con gicos, que le han deshecho el rodete
lo suyo. Y en esas que intenta arreglárselo,
—j Salga, por Dios, con ese zopen- cáesele "La Prensa" que ha traído
co ! — dice en el patio a don Alfonso. prestada del almacén.
Y aplica lo de zopenco al Gritón, —Se le ha ensuciado.
cada vez con mayor desprecio y en —No se moleste, don Alfonso.
voz más alta: lo que mueve una son- Ella sigue despreciando al mozo en
risa en el rostro del encargado. cuestión, sin lograr que ninguna de
—¡Fijarse en mi hermana, ese gui- las vecinas sea testigo, al menos pre-
sote ! ¿ Qué se habrá figurado ? sencial, de esa legítima protesta he-
Don Alfonso, el sobrealquilador cha por una señora como ella, que
más fino que haya tenido casa de lleva apellidos de presidentes, de mi-
vecindad alguna, mide los grados de nistros, de brillantes literatos; ¡seño-
sinceridad que puede tener la indig- ra De las Cuencas de Bermejón!
nación de la uruguaya. Le da a en- Limpio el diario del lodillo del pa-
tender que cree en esa indignación, tio, plegado cuidadosamente, se lo en-
con sólo sosegar la mano inquieta trega don Alfonso, diciéndole con
en el bigote y apagar la sonrisa que terminante acento:
juega entre sus lindas barbas a lo
—Total, que este diario no es el
Carnot.
que Santiago le ofreció.
Pero se ve que la cosa lo divierte.
Doria Leocadia nota que el encar-
—Cálmese usted, doña Leocadia.
gado repite el nombre de Santiago y
No haga tanto caso a lo que no sabe
cierto. Y si lo fuera, si Santiago se no el apodo de El Gritón, y que eso
hubiese fijado en e l l a . . . El mucha- es también un modo de insinuarle
cho no es malo, y algún d í a . . . consideraciones para con ^el mozo.
—¡ Quién!, ¿ él con mi hermana ?, En smna, que lo defiende. Y por eso
i con una de las Cuencas ? . . . — lanza ella sus nuevos calificativos
interrumpió fuera de sí doña Leoca- más hirientes, refiriéndose, como a
dia. — ¡ Cómo se ve que ese zoquete un delito, a la nacionalidad del cues-
no tiene roce, al no haberse dado tionado.
cuenta que .es imposible! La viejita doña Casilda, de la mis-
 C A R A / :Í GARtTAJ-

ma nacionalidad que el Gritón, abre nunca le contestó desde entonces al

su puerta. ¿ Será que doña Leocadia saludo.
habrá logrado atraer a alguna veci- Por lo demás, no es íAclI contestar
na al fin? En ese caso, tras esa veci- al saludo de Santiago. Sale a la ma-
na saldría otra, y habría conseguido ñana y entra a la noJie. Va desde
el escándalo. su altillo a la puerta de la calle, alta
No es así. La viejita, cuyo hijo, re- la cabeza descubierta; que, encontrán-
cientemente viudo y enferniQ, tose dose con alguien, mueve apenas sin
desde el fondo de la pieza, asoma la suspender el canto. De ahí le viene Ip
cara triste y dice con suavidad: del Gritón.
—Que está llorando mucho su pe- En cuanto a Clementina también
queño, doña Leocadia. tiene apodo, aunque ella lo ignora. La
A esto exclama la alborotadora: Boba Alegre le han puesto. Es que
"¡ Ay mi Dios I" Pero no se mueve sonríe a todos con la boca un poco
hasta explicar a don Alfonso, por se- entreabierta, y contesta a las bromas
gunda vez, cómo el muy atrevido mo- con un mover de cabeza y un ceceo
zo, al verla pasar por la acera, había- inocentón que no carecen de gracia.
se acercado a la puerta de la Gran Solamente domingos y feriados sue-
Ferretería y Bazar del Abasto, para le hallarse a Clementina en la casa
llamarla y ofrecerle el diario, dicien- de los cinco vecinos. Aprovecha su
do que Clementina se lo había acep- tregua de fabriquerita paía dejar a
tado la última vez. la segunda hermana junto a la cual
—¡ Hasta embustero, el muy intri- vive y pasarlo con Leocadia, a quien
gante ! ayuda en el arreglo semanal de la
Dicho esto y viendo que don Al- habitación.
fonso atiende con mayor asiduidad lo Feriados .y sobre todo domingos,
que en su brasero borbolla, se va, han sido como providenciales para
repitiendo "¡ Ay mi Dios !", pues per- las escaramuzas afectivas del Gritón,
cibe los chillidos de su criatura, ham- pues la ferretería y bazar en que es-
brienta a buen seguro. tá empleado, cierra también esos días.
En sil pieza sin arreglar dará el pe- —¡ Sí, s í . . . ta fresco! — era cuan-
cho al niño y al par leerá la sección to le contestaba Clenientina al prmci- ,
social del diario, para tener noticias pió, trocando en gestito despreciativo
del gran mundo, de su niur.do, el mun- la habitual sonrisa de su boca abier-
do de las de De las Cuencas de Ber- ta, y moviendo de atrás adelante la
mejón. cabeza, al par que volteando los pár-
Don Alfonso lleva el desayunó á su pados después de miriir con repre-
mujer, recluida por el asma junto a sión a su cortejante.
sus dos perros, y con el desayuno, —i Vea que no es guasa i . . . Usted
llévale asimismo las novedades. se ha creído que' gasto bromas, Cle-
Santiago, el Gritón, que vive o más mentina . . .
bien pernocta en el altUlo en que ter- —¡Sí, s í . . . , ta fresco!
mina la casa, probó una vez atraerse Y es que el galán no suspendía su
la amabilidad de la uruguaya e inti- gritado canto ni para enamorar. ¿ Era
mar lo suficiente como para poder de creerse un galán así? Entre una y
dirigir sus intenciones amorosas a Cle- otra frase de cuplé o de zarzuela en
mentina sin valerse de tapujos. Le ha- boga, y mientras que cepillaba sus
bló de que él qqería almuerzo y cena ropas, volvíase el Gritón de pronto
en alguna familia como la de ella. Y hacia la Boba, mirábala con resolu-
acaso porque vio miseria en el matri- ción a la cara y le aseguraba que pen-
monio de Leocadia y el pacífico peón saba siempre en ella y que la quería.
albañil, Francisco, alargó los cinco — t S í , s í . . . , ta fresco!
primeros pesos con gccto demasiado Pero es el hecho que hoy, este do-
protector. Y esto debió ofender a la mingo de invierno, se sabe que no es-
obcecada de ilustre abolengo, pues tuvo tan fresco el galanteador, sino
 CJ\V^\J Y CARtlAJ"

que fué ardoroso e intrépido al punto a los vecinos e inspira un discurso al

de comunicarle bríos a quien tan lige- Gritón ?
ramente lo juzgaba. Hoy se está sa- —¡ Mire usted: insúlteme cuanto
biendo eso; a gritos lo dice la Leoca- quiera; pero ha de saber que no tie-
dia en el vestíbulo, mirando hacia la ne derecho a poner las manos en una
escalera que conduce a la calle donde mujer muy dueña de sentir por mi
sorprende el abrazo frenético, sellado diferente de lo que usted! ¡ No abu-
con un beso redondo y sonante como sará usted, vive Dios!
patacón antiguo, que Santiago y Cle- —Bueno, bueno, Santiago: cállese,
mentina acaban de darse. cállese...
—I Ave María Santísima I ¡ Quién Don Alfonso desciende, porque ya
habría de sospechar tamaña zafadu- en la acera se detienen curiosos. Con
ria! buenos modos convence y aleja al Gri-
Esta exclamación, chillada con acen- tón. Clementina, la cara entre las ma-
to de peligro mortal, saca de sus pie- nos, huye llorando a la pieza. Sigúela
zas a todo el mundo. Es lo que anhela su hermana.
Leocadia. En vano siempre que el Gri- —¡ Besarse en pleno día, en la es-
tón se movía en su altillo, levantaba calera I ¿ Se ha visto cosa igual ?
ella los ojos hacia allí para expresar Quiere Leocadia que lo sepan todos,
irritada que el grosero barría y echa- para que juzguen por qué gravísimo
ba adrede sus porquerías sobre lo que pecado arroja de su casa a la hermana.
todos cocinaban. En vano. El conti- Como en la pieza la irrita el que
nuaba cantando. Jamás pudo por lo su cachaciento marido desee, con nu
tanto armarle gresca y chantarle que escasa energía, mediar en favor de
su hermana no sería para él. ) A h : no Clementina, la indignada concluye za-
sería suya y acaban de besarse! ¡ Ca- marreando a la moza, y, ésta declara
nallas ! El escándalo, por lo menos, lo que ya no es que la echan, sino que
metería; sí que lo metería; pues una ella se va de allí voluntariamente, pa-
hermana como ésa no es desde hoy ra no poner más los pies,
hermana suya. Al rato, y alborotando todavía, la
. —¡ Subí, machona! ¡ Subí, desver- uruguaya va en pos de la Boba Ale-
gonzada! Agarra tu pañueleta y salí gre hasta la calle, no sea que allí
de casa en seguida. se junte con el cac'..„r::z. Regresa
Así lo dice la Leocadia que en tan- cuando el tranvía en que aquélla sube
to que Clementina sube escalón por se aleja y pierde de vista.
escalón, roja hasta el cogote, titubean- Entretanto, en el primer patio, el vi-
te, temerosa, ve que el Gritón se plan- sitante de otras vecinas se permite
ta en medio de la escalera y la ob- un chiste inspirado por el apodo de
serva con firmeza. Y, viendo eso, la vejada. ¿No será, dice, que reve-
agrega rugiendo: lando merecer el segundo calificativo,
—¡Pero antes he de darte unas el de alegre, ha querido demostrar
buenas! que no tiene un pelo de boba ?
Y le echa un manotón al moño de
la moza, errándole; con lo que casi
se va de bruces escaleras abajo, a no (2.,<,
ser la oportuna intervención de don
Alfonso.
—¡ Calma, señora, calma, por fa-
vor! Pero no ha quedado en lo del do-
—I Con é s e . . . , no tendrás nada en mingo lo del Gritón y la Boba Ale-
mi casa! gre. Hoy, lunes, dio lugar a otra es-
i Con é s e ! . . . ¿ Qué atrocidad ha di- cena. Por el medio día, con su paso
cho la uruguaya que obliga a esca- anguloso de siempre, entró el peón al-
bullirse a las vecinas y da de qué reír bañil Francisco en procura de su al-
 CARA^' Y 0\Ri.TyV/-

imierzo. «¿Qué almuerzo?», le argü- do hijo de doña Casilda, su pieza la

yó Leocadia. No, que primero fuera a ocupan gentes con más salud por
ver si Clementina había regresado ahora.
anoche a casa de su hermana, pues lo La primavera se deja sentir. Y hoy
que nunca aconteciera aconteció esa sucede algo que llenará una página en
vez: ¡el Gritón no había dormido en la historia de la casa.
su altillo! Botellas y golosinas llenan la mesa
—¡ Anda, hombre, movete ! No te de doña Leocadia. Su marido, don
morirás de hambre por media hora Francisco, que viste un temo nueve-
más o menos. cito, acaba de poner disimuladamente
^ Además, ella, Leocadia, no aguan- un poco de orden en la pieza. Santia-
taría la vergüenza espantosa de que go, el Gritón, habla con un señor muy
los mismos diarios que hablan de su apuesto. Es el dueño del «Gran Ba-
gran mundo, recomendasen la cap- zar». Para hacer efectiva la concor-
tura de la menor Clementina De los dia reinante, esa importantísima per-
Llanos, fugada con un patán, como sona, ahí presente, ha podido más, en
unTi menor de conventillo cualquiera... Leocadia, que las lágrimas de emoción
—¡ Qué horror! ¡ Movete, hombre! con que la abrazó Clementina. Por lo
demás, la sonrisa de antaño se abre
Salió Francisco pidiendo al cielo
paso con mayor brío entre esas lá-
paciencia. Por poco se va derecha-
grimas de la recién casada, quien, sin
mente al bazar. Pasando por delante
cuidarse de no manchar su vestido
y no viendo al Gritón, tuvo cortedad.
chic, toma en brazos al niño ya deste-
1 Fué, pues, y vino de casa de Clemen-
tado de su hermana, que andaba ga-
tina. Y ahí está, atragantándose con
teando y diciendo «ta-ta» entre las
sus sopas a las preguntas rabiosas de
piernas de los padrinos.
su consorte.
Clementina, después de desahogar- —1 Así, asi I — exclama don Al-
se, lo mandó al bazar, para que el fonso, tomando la copa que Santiago
mismo Santiago le refiriese lo des- López, esposo de Clementina, le
graciada que era ella en sus amores. alarga.
Y supo Francisco que todo el día do- Y doña Leocadia, sujetándose con
mingo, con su correspondiente noche, rápido y nervioso gesto aquel su rode-
estuvo trabajando Santiago en el ba- te caprichosamente mal seguro, pasea
lance de mitad de año. i Qué dor- la mirada por la gentil figura de su
mir ! ¡ Ni pizca! Y lo del beso había hermana, por los anillos del señor de!
sido un inocente «¡adiós!», pues no bazar, por los charolados zapatos de
sólo no se verían los amantes ese do- Santiago, por la figura de su marido,
mingo, sino que durante la eternidad que al fin le parece un verdadero Ber-
de una semana. mejón, y embriagada con la visión
—¡Que si, mujer, que ha ido Cle- esa, más que con el licor, exclama:
mentina ayer allí; que hoy como —Supongo que no has olvidado po-
siempre estuvo en la fábrica, y que ner dos líneas a Cerulianito, el de «La
ahora me convidaban todos a almor- Nación»... y al de «La Prensa» y al
z a r . . . a almorzar tranquilamente!, de «Caras»...
¿ entiendes ? Y como nadie al pronto entiende
bien, completa:
—Porque en la «Vida Social» de
hoy no vi anunciado el enlace.
Y como Santiago, con el mayor
aplomo, le asegurase «deje usted, se-
Pasa el invierno. En la casa de los ñora, eso corre por mi cuenta*, en la
cinco vecinos todo marcha natural- cara habitualmente de buey cansado
mente. Habita el altillo un genovés del peón albañil se afina una sonrisa
del mercado, que también canta, pe- parecida a la que juega entre las bar-
ro a efectos del vino. Muerto el viu- bas de don Alfonso.

m u n M t a S
 CARAy Y CARETAJ-

. • AVEGANDO por el Me- W. nos atormentaba con el

: diterráneo, en viaje estribillo. No había forma
• ''•'• de Constantinopla a de convencerla de que nos-
Ñapóles, regresaba la cara- otros no podíamos satisfa-
vana de elegantes turistas que, cer su curiosidad anhelosa. De
poi satisfacer su afición cinema- allí que ahora nos miráramos los
tográfica, había "filmado", espiri- unos a los otros, reprimiendo la
tualmente, largas cintas en Tierra sonrisa. El seilor W., que era exce-
Santa y en la gloriosa capital de Bi- sivamente celoso, se mostró fastidiado.
zancio. La noche cálida, bajo un cielo de 'Cada vez que su adorable esposa pronun-
inefable belleza que parecía más bien la ciaba un nombre del sexo opuesto, este ex-
decoración de un cuento, obligó a los excur- celente marido no podía ocultar su nerviosidad.
sionistas a posesionarse de la cubierta, a popa, El silencio no pareció a la elegante curiosa dis-
donde en amable rcndez-vous se dieron a la tarea creta respuesta a su indiscreta pregunta, e insistió :
de vivir a prisa: los asuntos más transcendenta- — Parece mentira que tantos hombres inteligen-
les, que habrían obligado a los inciados a recapa- tes no sepan explicarme por qué Judas vendió a
citar largamente sobre la oportunidad de ser tra- Jesús...
tados, eran allí resueltos con celeridad de rayo, La dama estaba, pues, dispuesta a agotar sus
en tanto que la brisa marina reconciliaba a los cau- recursos. Y una voz, melodiosa, respondió:
scurs con la estación estival. — ¿Sabe usted por qué?... Por rivalidades
La tertulia se mantenía animadísima, como tenía amorosas...
que ser tratándose de gente frivola. Los diversos ¡ Rivalidades amorosas! Ya esto escapaba a nues-
temas, tocados con ingenio y saturados de la gra- tras previsiones. ¿ Quién era el audaz que, tan suel-
cia sutil de las paradojas, hacían delicioso el mo- to de cuerpo, aventurábase irrespetuoso con esa
mento. Nunca se nos habría ocurrido imaginar que broma de mal gusto?... ¿Quién había de ser?...
la sefiora de W., tan amable, tan maravillosamen- Albertino Magalhaes da Conceic;ao, primer secre-
te cautivadora, cometiera la indiscreción de per- tario de la legación de Portugal ante Turquía, en
turbarnos la velada. Con su voz dulce, incitante, viaje de retorno a su patria, y enemigo acérrimo
sensualmente displicente, que parecía silabear siem- de Mustafá Kemal Pacha por la inocente ocurren-
pre en éxtasis, aprovechó una pausa para plantear cia de hacer derivar a Angora la antigua capital
otra vez, de buena fe, la pregunta inoportuna: del imperio otomano. "¡ Qué falta de tino, mi
— j Por qué Judas habrá vendido a Jesús ? . . . Dios!", decía el gentil diplomático al comen-
Desde Jerusalén, la encantadora sefiora de tar semejante sacrilegio... "¡Toda la gloria
 Cy\liy\/ Y CAREITK/

de Bizancio, de Bizancio, tan bella como terreno como en lo celeste. ¿Cómo llegaba Jesús a
inútil, pretender encerrarla en esa aldehuela la masa?... Por la palabra y por el halago. Pero,
antiestética!" Y su viaje justificaba plenamente ¿qué decía?... Divagaba místicamente, prometía lo
SU disgusto: habla hecho lo indecible en procura mismo que un candidato de izquierdas en vísperas
de un traslado y había obtenido el mejor para él: electorales. En tanto. Judas, relegado a modesto
Viena, donde la mujer impera tanto de noche co- apóstol, se atrae el odio de Juan, puesto en exhi-
mo de día. Si la voz irreverente que se insinuaba bición sin recatos. Y Juan lo odia así, porque sabe
para aclarar el enigma de la señora de W. no hu- que es y será siempre inferior. Entonces, resigna-
biera sido la de Albertino Magalhaes da Concei- do a su destino, renunciando a la lucha por con-
gao, la opinión unánime del auditorio hubiérale re- quistas que para su claro talento no valen el es-
sultado adversa. Pero el auditorio, de por sí pers- fuerzo de lograrlas, porque todo es efímero, Ju-
picaz, dióse cuenta del caso: para un portugués das se entrega al amor. Se entrega de verdad:
no es concebible el más mínimo esfuerzo, ni el mal cifra su vida, su vida toda, en una sonrisa de Ma-
ni el bien, sino con la sola determinante del amor. ría de Magdala... ¿ Qué no hizo por regenerar-
— Sí — repitió sonriente, — por una mujer; la ? . . . ¡ Cómo luchó por arrancarla de los brazos
fué un caso de rivalidad amorosa. de la soldadesca y de la turba!... Y he aquí que
Y el noble portugués, que mantenía intangibles cuando, tras de muchas fatigas, vislumbra el éxito
los defectos y virtudes de la raza, se agigantaba de esa su gran empresa de corazón enamorado, i oh,
ante la imaginación de las señoras y era causa de decepción I... María de Magdala se reforma, pero
envidia en los hombres. Trigueño, de continente no para él sino para Jesús, de quien está ya ena-
más o menos corpulento, elegante hasta la sacie- morada perdidamente. Eso, eso fué..., ]dolor de
dad, condensaba el tipo de esa raza de grande? se- los dolores para el apóstol preferido!... Buscó
ñores sentimentales y románticos, de imaginación consuelo a su dolor incurable y cobró de pronto
fértil, que asombraran al viejo mundo con sus un nuevo y fiero aspecto: el de rival. Y el rival
proezas y desesperanzaran al actual con su enfer- triunfa siempre cuando reconcentra en el odio
mizo escepticismo. Contradictorio, como todo espí- al adversario toda la fuerza de su amor por el
ritu selecto, monárquico por tradición y homenaje ídolo. Esa era la situación de Judas de Keriot:
a sus mayores, de cuya gloria mostrábase ufano y sin el corazón de María de Magdala, i qué era,
orgulloso, era hoy republicano por generosidad y qué podía ya esperar de la vida?... Por eso, con
deber, pues su nombramiento había sido ratificado la arrogante actitud con que caballeros y ban-
por la república, sin que por ello se amenguara un didos se lo juegan todo por una mujer, Judas de
punto su respeto reverente por D. Carlos, a quien Keriot afrontó el azar: la vida y la muerte, el
debiera la merced de su designación. Enamorado sol y la luna, ¡todo!, ¡todo por ella!...
siempre y soñador por in etérnum, Magalhaes da "Es claro que el pálido demagogo de Galilea
Conceigao unía a su pintoresca "parla" el encanto no sentía amor — ¿qué digo amor? — ni la más
de la sugestión: era un hombre que tan sincera- leve atracción hacia la desventurada cortesana.
mente mentía frases de amor, que no había para Tocado por -la gracia divina, no le quedaba tiem-
él mujer invencible. El inquieto diplomático, con po para reparar en si los ojos eran bellos, los la-
su verba ligera y suavemente hiriente como saeta, bios hermosos... Ella, en cambio, encendida por
prosiguió en su exposición entregando el cuerpo e! desdén del hombre, más y más lo amaba... No
displicente a la voluptuosa caricia de su silla de fué la reprimenda de Betííania, ni la emulación
viaje, larga y chata como un lagarto: intelectual, ni los treinta dineros lo que decidió a
— Pido perdón a Dios por mi irreverencia, pero Judas de ICeriot; fué que el amor frustrado acu-
Judas de Keriot no era cual lo pintan sagradas muló en su alma todo el odio hacia el rival...
escrituras. No el torpe avaro, el Shylock vulgar Enceguecido por la pasión, trastornado por e!
que la piara cristiana — entre la cual me cuento despecho, el desdichado artista pecó en la forma
— ha proclamado; ante y, por sobre todo, era un más abyecta: la traición... Pero cuando se da
artista. Apuesto caballero, hidalgo de buena facha, todo por una mujer, ¡cómo reparar en las formas 1
señor de cuantiosa hacienda, no pudo ser el felón Quienes han sufrido penas de amor lo saben...
de melodrama que desde nuestra edad primera Consumado así el acto que había de darle triste
nos enseñaron a considerar. Judas de Keriot, in- inmortalidad. Judas de Keriot, para no descubrir
sisto, era un artista. Su talento — ¡oh, su talen- ante la amante su desvarío, recibe los treinta di-
to ! — era inconmensurable y, sin embargo, pasó neros y hace, sin pensarlo, más abominable su
a la posteridad como incapaz. No es, por cierto, el crimen. Y cuando después de la crucifixión cree
primer caso... Siendo superior a Jesús, ¿por qué que el campo está libre del rival e intenta de
no ocupó el primer puesto ? . . . Pues por eso. Je- nuevo redimir para su amor a María de Magdala,
sús es el precursor de la democracia, ¿y, acaso, en en ésta se ha operado ya la conversión divina de
ella triunfan los mejores?... Judas, que no había que Jesús hablara: redime sus pecados y alcanza
sido tocado por la mano de Dios, carecía del don su contraseña para el Reino de los Cielos... Y
de la palabra fácil. No era elocuente, ni tenia pas- entonces el artista se va del mundo. No se suicida
ta de Demóstenes para llegar a serlo, y relegado, por el remordimiento, no, [ eso no 1 Se suicida por
olvidado, desconocido y odiado, tuvo que jugar el amor... Y de esta venganza de amor — véase
papel obscuro. Fué tal vez el precursor del do- bien — nace el cristianismo, patrón de la perfec-
lor en los artistas; el primero, por el talento, y ción espiritual..."
el último, por la suerte. Judas, pintor, sería el Y Alberto Magalhaes da Conceigao, con el audi-
eternamente rechazado en los certámenes; escri- torio en silencio, como consternado con el relato
tor, no lograría dar a luz un trabajo; dramatur- profano, y en el deseo de cerrar con broche de oro
go, postularía siempre en la antesala... Por eso: .su disertación ante los ojos prometedores de la seño-
por ser artista. ra de W., más negros que el rimmel que orlaba sus
" En cambio, Jesús era el párpados, dijo insinuante:
demagogo, el ególatra po- iiiiiniiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiniiiiiiiii _ — Pero, señora, esto no
seído, el non plus ultra tiene importancia. Aun
de un populacho que hay hombres capaces
aspiraba a la sobe- Carlos Alberto Sil va de todo por una
ranía tanto en lo DIBUJO DE R B Q U B K A ESC/lLADA muj e r .
 •' C A R A / Y CARETA/

^My^vw.

Ü N N G E
Saludo medio estrambótico .'" Ella me trataba
conque un ricachón fantástico , con indiferencia, ^
'
pretendió acercarse al Príncipe,
dándoselas de británico. y yo la asediaba
con impertinencia.
Alteza: Aunque ignoro Con rara porfía,
dónde está Inglaterra, con empeño fijo,
aunque mi ignorancia sin cesar deploro la "India" me atraía,
y aunque del idioma que habla vuestra tierra i Lo mis«)o que a un hijo
digo apenas "yes", ' de la rubia Albiónl
aunque con tabaco rubio nunca apesto
y a ningún deporte En lociones tinas tengo yo un tesoro. -
pienso darle corte Adoro el perfume.
y el whisky detesto, ¡Ay, cómo lo adoro!
por varias razones que ante vos no callo, Mi afición consume ^
soy vuestro vasallo, casi todo el oro
como el más inglés. que mi extinto padre para mí dejó. • ,
Una novia tuve. Aguas de colonia tengo por docenas, v,
j Alteza, qué novia! ¡Vierais qué belleza I de toda fragancia:
¡Ni la de un querube! las tengo de Chipre, las tengo de Atenas,
Por ella un buen día perdí la cabeza las tengo de Francia;
y una buena noche sufrí de hidrofobia. dignas de adquirirlas condes y marqueses. ',
¡Vierais vos qué novia! Como los ingleses,
¡Oh, qué novia, Alteza! son muchas "colonias" las que tengo yo.
Era su mirada Desde que era chico,
de amor un compendio; una escuadra tengo.
cuando la sentía sobre mí clavada, Hoy trazando líneas no me mortifico,
provocaba al punto formidable incendio y de darle el uso lógico me abstengo;
el corto circuito de mi corazón, pero, aunque no sirva para dibujar,
y teniendo sustos, como que resulta que es de gran tamaño,
penas y disgustos, con ella me libro de la furia negra
llantos y reveses, de mi airada suegra,
yo me asemejaba atajando el daño
mucho a los ingleses: de sus tarascones cuando muerde y ladra.
Esther Lina Gómez ella se llamaba, Igual que Inglaterra, con mi gran "escuadra"
y era la "Esther Lina" mi única ilusión. me hago respetar.
Tengo yo un hijito
de cara rosada, En fin, si no os bastan
rubio y chiquitito. todas las razones
¡Vierais qué monada! que he dejado expuestas, sabed que se gastan
Se llama Antolín. mis buenos dineros en bien de bribones
Por lo diminuto, el diminutivo que a veces me pagan con dos puntapiés.
Lín sólo empleamos, Me deben artistas,
y, por tal motivo, me deben tenderos,
cuando lo llamamos, mucamas, modistas
exclamamos siempre, siempre así: "¡Che, Lin!". y picapedreros;
me debe el que en casa magnífica duerme,
Cuando, no hace mucho, me debe el que ocupa misérrima pieza,
me largué a la Pampa, y todos, toditos T— tomad nota. Alteza, —
y encanté a las gentes, pues toqué el serrucho me dicen al verme:
con mi linda estampa, "¡Ahí viene un inglés!"
sentí desazones
por una indiecita,« Oído este enredo,
aunque sus "ojazos" eran cual piñones decid con franqueza
y era su "boquita" si puedo o no puedo
como un portalón. besaros los pies.

A L B E R T O
P I D E M U N T
D I B U J O S D E M A C A Y A

•••íiJasiBtóSSiliíf
• "" r ^ C l L I XV / \ ^ 1 ^ Y tmmM
Apuntes de La Sociedad de Antaño (Batto- tres atisbaban a las más lindas, desde la calle.
11a) el siguiente sugestivo cuadro del liuenos IY había que verlos! Reboleando la fina
Aires de principios del siglo pasado, es todo varita, o formando un chupón de su puño, se
un primor. pavoneaban a la hora solemne de la retrera,
luciendo su frac azul oscuro o café, con bo-
PASEOS NOCTURNOS tones de metal, pantalón blanco en verano, y
en cierta época chaleco colorado, divisa y cin-
Las retretas tillo del mismo color, en el sombrero de co-
pa. ¡ Aquello era matador I i Qué ojeadas!
En capítulos anteriores hemos tenido oca- i Qué suspiros y qué piropos!
sión de hablar, aunque someramente, de las Si ellas eran guapas, ellos eran irresisti-
primeras tertulias, de la cotifianza y senci- b l e s . . . La mostacilla, como se clasificaba en-
llez que reinaba en ellas, como asimismo de tonces a los poUuelos. formaban el fondo del
los paseos por la Alameda, las cabalgatas á cuadro, mientras por edades se agrupaban los
los pueblos vecinos, los almuerzos campestres, pollos y solterones, y se subdividian por co-
etc., etc. rrillos. Ellas pasaban y repasaban: los som-
Vamos ahora a referirnos a las retretas, breros se levantaban en alto, descubriendo to-
diversión sencilla e ingenua, al par que de dos los matices del cabello, y hasta las calvas
buen tono en esa épo- venerables de los vie-
ca, y que como las se- jos, seguían el miísmo
renatas, los baños en el movimiento respetuoso.
rio, y tantos otros usos Esas cuadras fueron
y costumbres de la vida a tales horas muy bu-
civil de aquel pasado, lliciosas, y mientras
han caído en comple- duraba la retreta, había
to desuso de medio si- animación y algazara:
glo a esta parte. jolgorio ameno y dul-
Dos veces por sema- ce. Poco era el gasto.
na y después del toque Tarde, cuando las
de oración, las calles tiendas se cerraban,
del Perú y de la Vic- empezaba el desbande,
toria se convertían en y la decoración cam-
centro de la mayor ani- Ijíaba por completo.
mación y algazara. Los tenderos empeza-
Allí concurrían las ban por sacar las sillas
músicas militares con a la calle y se senta-
grandes faroles prendi- ban en mangas de ca-
dos ; ponían los atri- misa a tomar el fresco,
les en la calle, y se al borde de las aceras.
interrumpía el tránsi- Ya era la hora en
to dé coches y caba- que los serenos con
llos. sus linternas encendi-
Las bandas de los das, a luciérnagas pa-
cuerpos de la guarni- r e c i d os, comenzaban
ción tomaban sus res- chuza en ristre su eter-
pectivas posiciones, y no paseo, cantando las
a las ocho comenzaba horas, j y qué ^ canto !
la retreta. La música con la indicación de
del cuerpo que manda- si hacia buen o mal
b a el Comandante tiempo. Por ejemplo:
Aguilar, que era la — ; Las once han da-
guardia del Fuerte, te- do y nublado!
nía fama de ser la me- O bien:
jor organizada y más — I Las doce han da-
completa. Ya por entonces las tiendas de Cue- do y lloviendo I
to y Castro, en esas calles, como las de Eló- de manera que descansando cada uno en su
rriaga. Rábago y otras adyacentes, estaban cama, no tenía necesidad de reloj ni de ba-
iluminadas a quinqués alimentados con aceite rómetro, porque éste era un servicio policial,
de patas de los saladeros en Barracas, — lo desempeñado por gallegos y asturianos que se
que significaba un progreso, — o con aceite enganchaban al efecto.
de nabo que fabricaba el francés Coulin, en Hoy ya no hay retretas ni serenos. Han
la calle Cuyo, antigua casa de los Taibos. desaparecido como tantas otras cosas de un
Los tenderos, acicalados, consumían el acei- tiempo que no retornará 1
te de Macasar para el cabello, que vendía el
peluquero Cortés, muy a la moda entonces. Banco de emisión. — El 2 de enero de 1858
Las mamas, o fingidas tías, llevaban sus se establece en la ciudad del Rosario el pri-
niñas a las tiendas, y aunque nada compra- mer Banco de emisión, llamado Banco Mauá
ran, o compraran bien poco, — | media vara y Compañía.
de tul o dos cuartas de tartalán 1 — los po- Ciudad de Belgrano. — El 3 de enero de
bres tenderos, (tertulianos y visitantes en las 1883 por decreto del gobierno de la provincia
casas de sus mismas clientes,) revolvían toda de Buenos Aires se declara ciudad de Belgra-
la mercancía, mientras los estirados petime- no al pueblo del mismo nombre.
 C A R A . / Y CARETAJ"
De Lanús

H; :m i á. '!• • í » l l ***• .¿fe" '•**' -i* "«^ I .''í''-WBÍ

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1^' J
Cclchi cindo el XII aniversario de la fundación de la sociedad Bomberos Voluntarios de Lanús, realizóse en
esta prestigiosa institución la entrega de los distintivos a sus desinteresados colaboradores.

dado. Con el hierro y no con el

MAQUIAVELO PENSAMIENTOS
oro se hace la g u e r r a . Cuando se
E l vulgo se e n g a ñ a al a f i r m a r piensa en la obra realizada p o r los — E l deber m á s imperioso es el
que el oro es el nervio de la g u e r r a . r o m a n o s , se ve que todo el oro del
mundo no hubiera b a s t a d o para ven- que tenemos máfe cerca. — Goethe.
¿ A c a s o D a r í o venció a Alejandro,
acaso los griegos domaron a los r o - cer con el oro y no con el h i e r r o . — D a m e la mujer ociosa, te la
m a n o s y en n u e s t r o s días acaso el P e r o como combatieron con 'el daré perdida. — Cáscales.
h i e r r o , el oro no les faltó n u n c a ; — N o h a y carcoma que así coma
d u q u e Carlos ha vencido a los sui- los que les temían se lo llevaban a
zos ? N o ; todos ellos n o s demos- su campo. El oro no da buenos como mala compañía. — Varros.
t r a r o n que el nervio d e la g u e r r a s o l d a d o s ; los buenos soldados b a s - — S a b i o sin obras es „abeja sin
no es el oro sino el valor del sol- tan p a r a e n c o n t r a r oro. miel. — Shaik Sadi.

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>

i^' — ¿ P o r qué lo despierta ,usted?

p l l A l iDM
NOTA VEBMOUTH 1 ^ ~~' Po^l^^ tengo que cortar el árbol, y lo me-
CÓMICA ífUIO^^ nos que puedo hacer, es separarle la cabeza del
DEL tronco.
>\^^^^^^\^^^v^^^\\\^^^^^\^^\\\\^\^\\\\\\^^\^\\^^\^\\v^^^^\^\\^^\\^^\^^\^^\^^\\^\^^^^^\^^^^^^^^^^^^^^^>
 CARA./" Y CARETA/
De Lanúls

Concurrentes al fes- cuela N? 3 3 . En esta

tival organizado por fiesta prestó su des-
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LOS FRAGMENTARIOS "Rcmy de Gourmont es el
más grande de los escri-
tores franceses contcmpo-
n'incos. A todos nosotros,
alguna vez, nos ha ocu-
rrido la desdicha de es-
cribir necedades. IA Govir-
niont, n un c a l ' * Y aun

RE M Y agregaba: "De todo cuan-

to se ha escrito durante
esta guerra, no hay sino
una cosa verdaderamente
hermosa: El pequeño ar-
d e tículo de Reniy de Gour-
mont sobre las hormigas."
Remy de Gourmont na-
ció el 4 de abril de 1858
GOURMONT y falleció el 27 de sep-
tiembre de 1915.

Cuando creanio.s necesario decir algo que con- j l , a paz? Se posee cuando se puede impo-
sidérenlos íitil al progreso de las ideas o al cono- nerla. . .
eimientü de la verdad, no hay que vacilar. Es
preferible exponerse a la censura de los otros que Los platónicos olvidan que el amor es física ''
al desprecio de uno mismo. antes que fantasía.
* * • • . : • _

Confieso que cuando contemplé por vez prime-

ra la Monna Lisa de Leonardo, quedé admirado. La participación de las mujeres ha sido tan^
Jam,ís he visto una mujer con mayor expresión grande en la obra de la civilización, que casi no
de necedad. resultaría excesivo afirmar que el edificio ha sido <
* construido sobre los hombros de estas frágiles
La ironía es el signo de la serenidad intelec- cariátides.
tual . . .
* Anatole France no piensa todo cuanto dice ''"
La belleza es un exceso. No hay que confun- cuando elogia.
dirla con la perfección, que sólo es una me-
dianía. El que tiene el derecho tiene la fuerza.
* La reforma de la ortografía es el prefacio de
Los pensamientos han sido hechos para ser • la reforma de las costumbres.
pensados y no para ser ejecutados. La razón más débil es siempre la más justa.
* La igualdad: he aquí la verdadera justicia.
Las ciudades modernas nacen del ruido de las La verdadera superioridad consiste en permane-
usinas o de las estaciones ferroviarias; las viejas cer en la medianía.
fueron aldeas empolladas por una iglesia. En la La mejor arma del soldado es el civismo.
hora de peligro, las campanas sonaban plañideras Las flores son las ociosidades de la tierra.
y la mísera gente acogíase bajo su vientre mater- Es preciso escribir como se habla, como todo el
mundo habla.
nal. La iglesia es aún un refugio y la única casa Jamás he comprendido a la poesía.
donde los polvorientos pies del caminante son ad- Un libro que no tiene por finalidad la educa-
mitidos sin escándalo. Sus ojivas, las únicas ven- ción de la humanidad, es un libro absurdo.
tanas que por ambos lados dan sobre el infinito.
(Notre Dame de París.) (Pensamientos de M. Croquant.)
* .*
Rosa de papel de seda, simulacro adorable de No digáis rico: decid afortunado.
las gracias increadas; rosa de papel de seda, ¿no No digáis turista: decid "globe-trotter", o, se-
eres tú la verdadera rosa, flor hipócrita, flor de gún la forma preferida por Frangois Coppée,
silencio ? "trotte-globcr".
(Letanías de la Rosa.) No digáis aplaudir: decid ovacionar. Aplaudir j
* es harto desdeñoso. La simple cortesía exige que
La verdad es una ilusión, y la ilusión es una esta idea sea expresada con mayor entusiasmo.
verdad. (Léxico de M. Croquant.)
El sabio no cree más que en una cosa: en si * ,
mismo. El arte está libre con toda la libertad de la
El amor platónico es inhumano y quizá pato- conciencia; es su propio juez y su propio esteta;
lógico.. es personal e individual, como el alma, como el
La razón no es sino la sensibilidad analizada y espíritu.
catalogada. *
(Refle.viones sobre la vida.) En política, sólo las grandes figuras, como en
* el teatro los grandes actores, son dignas de ad-
Es preciso escribir bien; pero es preferible miración. Los otros son partiquines.
expresar el pensamiento sin arte, aunque sí con *
claridad, antes que presentarlo en una forma con-
fusa y embrollada. Los grandes hombres tienen la costumbre, cuan-
do llegan a la celebridad, de no cambiar nada en
La condición fundamental para una buena pro- su silueta. Se dan, así, la satisfacción de contem-
Kd es que sea natural y rítmica, cual el movimien- plarse bajo las mismas líneas de sus futuras es-
to respiratorio. tatuas.
 C A R A / Y CARtTAJ

El E m b o c a d o r A u t o m á t i c o
de la
Trilladora "CASE" de Acero
p e r m i t e e m b o c a r el cereal a la a l t u r a c[ue resulte ser la m á s
conveniente en el m o m e n t o de iiacerlo, y e v i t a m e c á n i c a m e n t e
t o d o e n t o r p e c i m i e n t o , sea que el cereal se iiaile h ú m e d o o reseco.

P r o d u c e el d e s p a r r a m a r i i i e n t o perfecto de líis es]Míjcis c o s e c h a d a s

con e s p i g a d o r a s y e m p a r v a d a s sin a t a r , a s e g u r a n d o la plena
r e g u l a r i d a d del f u n c i o n a m i e n t o de la T r i l l a d o r a , desde el m o m e n t o
m i s m o en C(ue la o p e r a c i ó n comienza

Una T r i l l a d o r a e q u i p a d a con este E m b o c a d o r a u t o m á t i c o y

perfeccifHíado r e s u l t a de un niíi^-oi" y mejor r e n d n i n c n t o que una
trilladoi'a de un t a n u i ñ o maAor (¡ero equii)ada con un em-
bocador común.

Esta es sólo una de las muchas ventajas de las Trilladoras

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Parte de la concurrencia que asistió al festival artístico danzante organizado por el centro recreativo |
"La Época" en el salón municipal. |

CINCUENTA MIL DÓLARES el Liceo firmó con Maeterlinck, se del s.ibio belga. El litigio implica
CONTANTES Y SONANTES especificaba que el conferencista cincuenta mil dólares sonantes y
no había de dar entrevista a los contantes.
Nueva York. — Acaba de ser fa- periódicos y llevar "una vida de
llado el juicio entre el Liceo Pond acuerdo con las doctrinas susten- Las leyes inútiles disminuyen la
y el poeta filósofo Mauricio Mae- tadas". Maeterlinck cumplió la autoridad de las necesarias.
terlinck, litigio que se inició hace prohibición de no dar entrevistas Los genios no tienen patria.
seis años en esta ciudad, cuando a la prensa; pero vivió a su antojo, Sin pan, muy pronto desaparece
el sabio belga vino a dar veinte y los jueces han declarado que el amor.
conferencias sobre espiritismo y "tenía derecho para ello" y que Cuanto menos se piensa, más =e
ciencias ocultas. En el contrato que por lo mismo se fallaba en favor habla.

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LA REDACCIÓN CUARTO GIv.\DO

(Continuación del número anterior). ¿ Dónde irá este lindo niño con tan pesada carga ?
No tiene, sin embargo, cara de fatigado; al con-
Recién en los grados 4to., sto. y 6to. y progresiva- trario, va muy contento.
mente podrá el maestro ir introduciendo algunas fi- No es la paja del canasto lo que a él llena de
guras que embellezcan la frase, pero deben usarse alegría, sino las tres lindas palomas que lleva acos-
siempre con mesura y nunca sin conocerlas bien a tadas como si fueran en un nido.
fondo.
Las descripciones de láminas son admirai)Ies por Asegurarla que no les hará daño; sus ojos pica-
su poder de adaptación. ros lo están expresando. '
Cada grado las interpreta según su edad y prepara- —Son mías, no de ustedes — parece decirnos.
ción, ofreciendo asunto limitado ijue a¡íuza la imagi- Y es justo, amiguito; para eso tiene el trabajo,
nación, enseñándose con ello a leer en la obra de la de cuidarlas.
naturaleza y de los hombres.
Mas no me refiero a esa descripción mecánica, que SEXTO GRADO
se limita a decir : liay tantos niños, vmo tiene l)lusa
azul y pantalón blanco, el otro lleva un traje a ra- Carita redonda, de abultados cácheles, boqir'ta
yas rojo y negro; los dos son rubios o morenos, el graciosa, nariz de suaves líneas, ojos picaros, ale-
mayor tiene una pelota en la mano, e t c . . . No, ahí no gres y llenos de bondad y, por último, un manojo
hay ingenio ni intcrpietación. Por ejemplo, ¿hay di- de bucles desordenados, que caen artísticamente so-
ficultad en que niños de primer grado formen esta bre la nuca. Morrudo, de carnes rosadas y frescas,
composición sobie la lámina presente? he ahí la figura de Hectorcito.
Dulce carga lleva sobre sus tiernos hombros: un
canasto de paja, y en ese amoroso nido, tres palo-
mas blancas, tan' puras como su almita.
No siente la fatiga, no le abruma la carga. Y
se me ocurre pensar:
Si todos pusiéramos, como él, un poco de amor,
de ilusión en nuestro trabajo, | cuánto menos pesado
lo sentiríamos I Viviríamos más alegres y contribui-
ríamos a la felicidad de cuantos nos rodean.
{Continuará en el próximo número').

CHARADAS ILUSTRADAS
^^""^••.=- \«iP^/- % ¡n^H[

1- •*-

% -^
: . ; • ; , . # ,

Este lindo niño se llama Hectorcito.

Es muy picaro; su carita lo dice.
Lleva sobre sus espaldas un canasto llenó de paja.
Sobre la paja van tres palomas blancas.
i Qué hará con ellas f
SEGUNDO GRADO
Este lindo niño de cara picarona se llama Hec-
torcito. SOLUCIONES D E L NUMERO ANTERIOR
Lleva .sobre sus espaldas una canasta llena de
paja, que sirve de nido a tres. lindas palomitas De la charada: Malaquita.
blancas. Rompe mates; Peonía - Eleuterio.
Parece decirnos: j Les gustan ? Yo también las
quiero mucho. Mirasol - Endoso.

R
E J E C U T A I rtlii iiiiiKintHi 11 iitiii I iiii iitt 11 tni i'i 111) 11 > I

DILATACIÓN DE LOS LIQUIDOS Y DE LOS GASES

En números anteriores, les enseñé cómo podía Con los mismos elementos podemos probar la
comprobarse la dilatación de los cuerpos sólidos. Voy dilatación de los gases.
ahora a añadir dos experimentos más, que prueban Se vacía el frasco, dejando una gota de 'agua en
la dilatación de los líquidos y de los gases por me- el tubo, como lo indica la figura ,3, punto A.
dio del calor. El simple calor de una lámpara de alcohol colo-
Una botella común, de gollete ancho, al que se cada junto a la botella, hará que al expandirse el
ajustará bien un corcho perforado por un tubo de aire contenido en ésta, empuje la gota de agua ha-
vidrio, nos permitirá hacer la experiencia. ciéndola salir por la boca del tubo.
Ivlénesc el frasco, tal como lo indica la figura i, Una hoja nle jjapel de seda, oolocada en el ex-
con cualquier tremo B, sufrirá una depresión cuando alejada la
liquido que no lámpara volvamos a enfriar el aire y disminuir por
sea inflamable
y sin dejar es-
pacio alguno
entre éjte y el
tapón.
Introdúzca-
se la botella
^B
dentro de un
recipiente lle-
no de agua
hirviendo y se
verá como el
contenido del
r'^- '5
frasco, a me-
dida que se
calienta, se ex- consiguiente su volumen, produciéndose por último
r^-r í pande buscan- la rotura del papel para ceder a la presión del
do salida por aire que pugna por ocupar el vacio producido en
la boca del IUIJO (Tígurn 2). la botella.

C H A R ADA
—¿Por qué corres tanto, primera segu.nda?
—Calla, voy a cazar una todo preciosa.
EL MAPA —¿En dónde está?
DE BUENOS
A I R E S —Mírala; ahora se tercera cuarta en una rama.

Para hacer pro-

V porcionadamen t e
_/ el mapa de la pro-
vincia de Buenos
Aires, una cir-
cunferencia orien-
ta admirablemente.
La parte que se
extiende d e s d e
Bahía Blanca ( i )
hasta el límite sud
con la goberna-
ción de Río Ne-
gro (2), debe te-
ner la misnuí me-
dida que le sirvió
de radio.

iordar imá carpefita

H
 Cj\Ky\J- Y C/VRET/^J-

De Adrogué
fSVTPSW,

Concurrentes a la función teatral organizada por la comisión Pro Ambulancia y Camillas, a beneficio de
' su caja social.
.OJiSLSULSlSiJLSLSiSUULSlJLSlJLSLSLSLSLSL^^
FRIVOLIDADES tencia él no concibe sino en el pa- tal circulante que vuelve al estado
pel en que los encuentra... De- centuplicando su valor. ^
En cualquier estudio que se em- claro que después de dos años de tOHENZO MONTurAR
prenda, sin la idea de las cosas re- esfera y de cosmografía, no hay
presentadas, los signos que las re- un solo niño que, con las reglas
presentan no valen nada. Quiére- que le han da^o, pueda encaminar-
se a veces enseñarle a un niño la se de París a Saint-Denís. El que aprovecha todos los mo-
descripción de la tierra, y no se le ROUSSEAU. mentos y arregla cada día como
enseña sino el conocimiento de si fuera él toda su vida, no desea
mapas; se le enseñan nombres de Lo que se gasta en instrucción, ni teme nada para el mañana.
IJaíses, ciudades, ríos, cuya exis- no es un consumo, sino un capi- SÉNECA.

HERNIADOS La hernia desaparece

cuando S3 usa un Reductor DORAT
En los trabajos del campo y de la Ciudad; durante os
viajes en tren, auto, sulky o a caballo; en cualquier mo-
mento, todo herniado puede llevar aplicado el Reductor
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No le molestará absolutamente nada; y podrá dedicarse
a sus ocupaciones habituales con la misma tranquilidad
gue si no tuviera hernia.
El Reductor DORAT
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confecciona sobre me-
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de la hernia, por an-
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¡Torna Seneguina y déjate de tosed

Cada motorista necesita una lámpara

de bolsillo £ V E R E A D Y
SEGURAS, E F I C I E N T E S . DURABLES

J T A R A guiarse cuando retrocede,para evitar

zanjas, en terraplenes oscuros, para localizar
roda clase de
daños en el motor, para cambiar llantas, bus-
látnpara
bolsillo
da
me- car herramientas, leer direcciones, etc., nada
jora si se usan
en ella las ba- tan conveniente como una lámpara de bolsillo
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P a r t e de la distinguida concurrencia que asistió a la primera reunión social de la temporada en el Parque

Hotel.
SJiSlSJlSiSLSiSLSLSUULSLJiSLSUÍSiSLSi^
LA INTUICIÓN i?jena i n m i x i ó n . La p a r t e del yo no s o l a m e n t e porque la fracciona,
que hace el papel de sujeto s e p r e - sino p o r q u e al fraccionarla toma
N o consiste solamente en m i r a r p a r a en fcierto modo inconsciente i^ ctj-^ p a r t e u n a visión e x t e r i o r ,
dentro de nosotros mismos sino, para hacer ese papel, se cala las por tanto, falsa y mediatizada. L a
m á s aun, en a p a r t a r los obstacu- gafas p a r a la observación, se p r o - :„,.„• .•A„ J I.. ;.„„.• ,i„i Í
les que dentro de la m i s m a con- vee de conceptos hechos, o, más ' " ^ " ' " ó " d e la conciencia d e b e r á
ciencia, a u n q u e en su parte, por simplemente, s? aleja de la otra s^""' P°'' tanto, un e s l u e r z o que
decirlo así, superficial y externa, p a r t e , d e la que ha d e ser obser- se descomponga en dos niomen-
tibs o b s t r u y e n el paso. C u a n d o h a - vada, como p a r a b u s c a r fuera cl t o s : P r i m e r o : a p a r t a r los ve-
cemos uso de la introspección, es- punto de vista m á s propicio. P e - los que en la m i s m a conciencia e n -
to significa que realizamos como ro entonces es bien evidente que c u b r e n su fondo, su i n t e r i o r i d a d ,
tin desdoblamiento de n u e s t r o y o ; d e s t r u i m o s la posibilidad de la in- r o m p e r la cascara de la concien-
por u n a parte somos objeto obser- tuición. L a introspección, al frac- cia. S e g u n d o : c o n c r e t a r la con-
v a d o ; por otra parte, sujeto que ob- clonar la conciencia en dos t r o z o s : ciencia sobre sí misma, sin d e s d o -
s e r v a . Al realizar, e m p e r o , este uno que m i r a y otro que es mira- b l a m i e n t o . . .
desdoblamiento, no purificamos do, realiza u n a operación que en-
p o r entero la conciencia de toda turbia y falsea la conciencia pura, H. BSRGON.

1/05 cn^ormoyéei estómago <{ue NO

tomaw el •-d «9
es p
aún N O ío conocen
Siendo el "Ceregumil" el alimento más rico en principios nutritivos,
entre, ellos vitaminas y fosfatos naturales, es el más recomendado para loa
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 Sarrasqueta. — Hágame jrii cuenta Mayordomo. — AQUI eatá su cuen- El camarero. — | Muchas gracias
Que me voy. ta. Se admiten propinas a voluntad, y alegre viaje! (I Qué miserable; así
Administrador. — El mayordomo iMuchas gracias y buen viajel descarrile el trenl)
se la entregará.

El cocinero. — Muchas gracias.'y El "pinche. — Muchas gracias. Qiie El bafiero. — Muchas gracias. Qu«
que coma mucho en el viaje. (A«{ conserve el apetito. (I Muérase de tenga un viaje fresco. (lAai naufra-
le dé una indigestión, por tacaño.) un cólico; por amárretel) gue y se ahogue, por ruinl)

La que lava los pisos. — Muchas El ascensorista. — Muchas gracias, El lustrador. — Muchas gracias,
gracias, y que sea afurtunado en el y que no le falte corriente. (lAal Que lleve un brillante viaje. (iQua
juego y . . . ( I Así te roben, por eco- le aplaste la máquina, por roñoso I) tu porvenir sea negro como el betún,
nómicol) , por ahorrativo I)

El sereno. — Muchas gracias, y El botones. — Muchas gracias y... Sarrasqueta. — ¿Falta alguno más,
que duerma tranquilo en el viaje, (que no vuelva del otro mundo, por sin recibir propina? I Que no se oU
( l A s i no despiertes más, por angu- avaro). vide nadie!
"ientol) — iSí, señor; faltaba el g a t o ! . . .
 C A R A r Y CA.RET/Vr

De América

El señor Ignacio Isasti, iiresidicndo el banquete con que fuera obsequiado por un núcleo de amlffOB, despi-
diéndole de su vida de soltero.

i BL ARTISTA que se sufre toda la vida". Y que se sufre toda la vida. Y en el

él mismo, con sus propias ma- mundo entero no había más bron-
U n a tarde nació en su alma el nos, había modelado esa estatua ce que el bronce de esta estatua.
deseo de modelar una imagen del y la había colocado sobre la tum- Y cogió la estatua que había
''Placer que dura un instante". ba del único ser que amara en creado y la colocó en un gran
Porque sólo en bronce podía ver su vida. Sobre la tumba del ser horno y la entregó al fuego.
sus obras. que había amado tanto colocó esa Y del bronce de la estatua del
Pero todo el bronce del mundo estatua que era su creación, para "Dolor qiie se sufre toda la vida",
había desaparecido, y en parte al- que allí fuese como un signo del modeló una estatua del "Placer que
guna podía encontrarse bronce amor del hombre, que no muere, dura un instante".
fuera de la estatua del "Dolor y un símbolo del dolor del hombre, ÓSCAR WILDB.

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Tal es la expresión figurada que podría emplearse
para describir la vitalidad y energía de ciertos ancia-
nos en la edad que otros ya se encuentran achacosos.

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La persistencia de los trajes cor- indicado para el día. Sin embargo, En cuanto a los zapatos de "soi-
tos aumenta naturalmente cada día también se ve el zapato de cabri- rée", puede decirse de ellos que en
más la gracia y suntuosidad de los tilla marrón o castaño obscuro. nada sobrepasan a los de diario.
zapatos. Muchos zapatos se hacen de cha- Evocan en la vidriera de los nego-
Como forma general, el zapato rol negro el empeine y la barreta, cios los cuentos de hadas y los de
es menos puntiagudo que antes. y el talón en cabritilla de color. "Las mil y una noches". De raso
Para la calle se usa el tacón "bou- El cuero se trabaja de mil mane- negro enteramente bordados de mi-
ttier", o medio Luis XV, llamado ras diferentes: bandas de cuero núsculas perlas de "strass", o bien
"escargot" (caracol). Esta moda, entrelazadas, incrustaciones, piezas adornados con diversos motivos fi-
desde luego, es sumamente cómoda superpuestas, etc. Algunos zapatos namente trabajados a mano, en los
y racional, especialmente cuando son verdaderas obras de arte, com- cuales sobresalen las perlas de co-
hace mal tiempo. pletamente hechos a mano. También lor, forman conjuntos verdaderamen-
El zapato de charol negro con- están muy a la moda los zapatos te encantadores. Puede decirse que
tinúa obteniendo el favor general, de colores vivos o bien dorados o la mayor fantasía preside siempre la
y debemos decir que es el zapato plateados. confección del zapato femenino.

SABOREANDO echa el caldo de garbanzos y se po- al paso que adquiere la cultura ne-
ne a hervir con rebanadas de pan. cesaria para alternar decentemen-
Croquetas de pollo. — Se ponen Cuando haya hervido bien y ya te en sociedad, no desdeña el apren-
sn una sartén dos cucharadas de esté para servirse, se deshacen por dizaje de las más humildes tareas
manteca, tres de harina y se re- encima unas yemas de huevo duro. domésticas y comprende las graves
vuelve, agregándole leche hasta que responsabilidades del matrimonio y
quede espesa. Se retira del fuego la sublime grandeza de la materni-
añadiéndole tres yemas de huevo, UNA BVENA E S P O S A dad.
carne de pollo o gallina cocida y Por regla general, las jóvenes El amante corazón de la perfec-
picada muy menuda, frutas, pimien- que mayormente prometen ser ta casada es incomparablemente
ta, sal y nuez moscada. Se hacen amantes esposas y excelentes ma- más valioso que cuantas riquezas
croquetas chicas e ^guales, se pa- dres, pertenecen al no muy numero- y refinamientos urbanos puede
san por pan ralíado, huevo y so sector de la clase media social aportar en dote la míUouaria al
otra vez por pan. Se fríen en acei- que sin envidiar a la aristocracia matrimonio. Es algo que divierte
te caliente y abundante. ni confundirse con la plebe se man- dichosamente al esposo trescientas
Sopa de garhansos. — Se pone tiene en aquella dorada medianía sesenta y cinco veces al año. Es
a cocer una porción regular de gar- que, según Horacio, es prenda de posible pasar la vida con escasos
banzos, y cuando estén cocidos, se tranquila paz. bienes materiales, pero el amor es
muelen con caldo de la olla hasta Nace y se educa la buena espo- una cualidad que necesitamos po-
deshacerlos; se pica cebolla, perejil sa en el lugar donde aprende el seer en abundancia y de la cual
y ajos; y encima de ese picado se verdadero significado del. amor, y nunca tenemos bastante.

I N N E
 C A R A . / Y CARETA^'

He convencido a mi hermana
de que sólo debe usar
el R E U T E R para lograr
tener la piel limpia y sana.

Y desde que me ha hecho caso Y ante el clamor general

y con R E U T E R se jabona maravillada se queda.
cada día está más mona
y oye elogios a su paso: Y, hoy, declara que al jabón
R E U T E R ninguno aventaja
«¡Qué cutis! ¡Parece seda»! y el que no compra una caja
«¡Qué color tan natural!» no tiene de Dios, perdón.
 C A R A X Y CARETAS
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Osarlo de Bícocca.

Un a s ho ras e n No v a r a
NA hora de ferrocarril se- En realidad, estuve algo preocupado en las
para Milán de Novara, la pocas horas de mi llegada, por no haber podido
ciudad que se enorgullece encontrar nada ni nadie que pudiese servirme
de la cúpula de San Gau- con alguna indicación. Opté por dirigirme al
doncio, e s b e l t a , elegante, dueño de un cafecito de al lado de mi hotei:
alta, atrevida, que recuerda — ¿Quién podría darme datos...?
la Mole Antonelliana, de — Mire... Ese señor que acaba de entrar. Es
Turín. el más viejo periodista de la ciudad. Conoce al
Recuerdo muy natural, dedillo ciudad y provincia. Es una persona que
por otra parte, puesto que vive bien. Ha juntado un capitalito... No tiene
el arquitecto Antonelli es nada que hacer... Es el señor Arturo Merati,
autor de una y otra, y no ha introducido mu- fundador del "Corriere di Novara"...
chas variantes en los dos monumentos. —I Qué suerte! ¡Perfectamente! Nos vamos a
El origen de Novara... entender al momento.
I Se pierde en la noche de los tiempos I . . . Apretón de m a n o s . . . Tanto gusto y mucho
I Me han ganado el tirón !... Pero me alegro gusto...
de que les quede grabada esta frasecita, que pue- — ¿Conque usted viene de la América?...
den aplicar a- ojos cerrados cuando se trata de ¿De la Argentina? ¡Entonces conocerá a José
centros grandes y pequeños del viejo mundo. Merlo!...
Sin embargo, por lo que se refiere a Novara, — ¡Imagínese!... ¿El que actualmente es re-
los historiadores han vislumbrado algo a través dactor de "La Prensa"?... ¡Imagínese si lo co-
de la noche de los tiempos y han visto cosas nozco!. ..
que, por lo extraordinarias, se dirían increíbles. — Hemos sido muchachos juntos... Periodis-
Carlos Morbio, en su "Historia de Novara", tas los d o s . . . aquí...
transcribe este parrafito de fray Santiago de La confianza aumentó en el acto, por supues-
Bérgamo: "Elicio, hijo de Venus, se vino a Ita- to, y si él no hubiese tenido la mala costumbre
lia poco antes de la caída de Troya y edificó la de no tomar vino, quién sabe hasta qué hora
ciudad de Vercelli primero, y luego, la de Novara". habríamos seguido charlando de los años que
Según otros, Novara existía 10.000 años (¡di- fueron. Pero se mantenía con agua mineral, de
go diez m i l ! . . . ) antes de la caída de T r o y a . . . manera que nunca podíamos igualar el nivel de
¡ Cifras que marean!... los entusiasmos.
Puede que a alguien se le ocurra preguntar — ¿En qué hotel para usted, señor?
de dónde he sacado toda esta erudición — En el de al lado.
histórica sobre una ciudad en la que :—¿Y anda en busca de algo intere-
no he permanecido más que un par sante? Pues desde el comedor puede
de días. usted cotitemplar el palacio de la
 C7KRA/ Y CARETAS

Banca Popolare, que fu'': de Bellini... En ese coles por semana, lo que me parece que es comer... ^
edificio abdicó el rey Carlos Alberto, después de — i Caracoles I...
la batalla de Novara, 24 de marzo de 1849. La — Sí, s í . . . Caracoles...
cosa pasó en el salón del piso alto... Venga con- — Lo que digo... [Caracoles!
migo... Yo tengo vía libre en todas partes... Cin- — Mañana tempranito salga usted para Vig-
cuenta años de periodismo... ¿Le parece poto? nale... Son veinte minutos de distancia y vale
Pero ahora ya no hago n a d a . . . Toda la provin- la pena el paseo... Verá usted el caserón rús-
cia me conoce... Merati aquí, Merati allá... tico donde se encontraron el mariscal austríaco
He vendido mi periódico... Me lo han pagado Radeztky y el rey Víctor Manuel H, que acaba-
bien... ¿Qué más quiero?... Los años han pasa- ba de suceder en el trono a Carlos Alberto...
do, pero no me doy cuenta de ello... Me retiro Puede a la tarde llegar a Bicocca, donde se ha
a veces a las dos o tres de la mañana, según. .. levantado el osario para los que perecieron en
— Felicitaciones... la batalla de Novara... Es una pirámide de
— Estómago a toda prueba... diez y seis metros de alto sobre una base de
— Es la base... doce metros, obra del arquitecto Bi-oggi, mi-
— Mire ese hotclito... Acaban de reabrirlo lanés... '
después de unos trabajos de refacción... Es el — Pues le agradezco las indicaciones, pero
hotelito de las Cuatro Naciones... Una institu- ahora deje en paz la historia, los osarios, e t c . .
ción de Novara... Local histórico... En nin- Hace un calor feroz... jDónde diablo van a
guna parte de Italia se comen caracoles mejores respirar un poco de oxígeno en "esta bendita No-
que allí... La receta de monsieur Miguel es vara?
inimitable... — Hombre... Ya verá usted cómo la ciudad va
— ¿Y lo han refaccionado, dice? a volcar todita en los jardines públicos. Desde
— ¿A usted también le parece un sacrilegio? las veinte hasta las veinticuatro Novara aristo-
Tiene r a z ó n . . . Hay ambientes que ^es mejor crática-y democrática va por allá... Diversiones,
conservarlos tales como son y han sido, mucho pocas. Cinematógrafos... Pero con esta calor
más si la clientela no es muy elevada... A las nadie se acuerda de ellos... Así que un paseíto
Cuatro Naciones afluían los colonos y comer- ix>r el jardín, un helado o una copa de cerveza
ciantes de las ferias... Acostumbrados a las y . . . i a dormir I...
piezas renegridas, con la cocina que funcionaba — ¿Y qué me dice de los bizcochos?
bajo los ojos mismos del público, ese lujo de — I Por Dios!... Me olvidaba... Una especiali-
paredes blancas, esas mesas con manteles y ser- dad, una envidiable especialidad característica
villetas y el vasito de flores... molesta.... Y los de nosotros...
mozos de saco negro, y peor todavía si vistie- — ¿Debido a qué?
sen "smoking", constituyen una tortura. . . — ¡Quién sabel... ¿Por qué los fideos de
Andan mirando al cliente, lo vigilan... Com- Gragnano resultan insuperables? Todos los fi-
prendo que es para adivinar sus deseos, pero es- deos se pueden hacer con la misma cantidad de
to no lo entiende el hombre del campo que sabe harina, con la misma clase de sémola, con idén-
d e . . . no saber comer tica cantidad de agua;
como la gente... Se „. ~. sin embargo, los de Gra-
mortifica y termina gnano resultan mejores
con cambiar de rum- que los fabricadas en
bo... otras partes. Igual
— Es cierto... puede decirse de los
— Y para mí ha si- "grissini", esos baston-
do un error... No lo citos crocantes... Por-
han querido creer... que no se comen en
Pues debe saber usted ninguna otra parte me-
que después de la ba- jor que en Turín.
talla que llevó a la ab- — ¿Qué le parece si
dicación a Carlos Al- • tomáramos un vasito
berto, fué el hotel de de vino?
las Cuatro Naciones el — Tome usted lo que
que atendió el servicio quiera, señor... Yo
de la comitiva r e a l . . . persisto en la despre-
Hecho que enorgulle- ciable costumbre dé
ció a los propietarios tomar a g u a . . .
que se consideraban — ¿Y se encuentra
casi abastecedores de bien tomando agua?
la Real Casa... Bue- — ¿Y usted se en-
no. .. A pesar de todo, cuentra bien tomando
en ese hotelito hoy vino?
mismo se consumen — ¿Y me lo pre-
de ciento cincuen- gunta ?
ta a doscientos — ¿Y m e l o
kilos de cara- pregunta ?

Do c t o r A V a c c a r i

Cúpula de San Gaudencio.

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Autoridades locales y destacados miembros de la colectividad italiana, durante el acto de la colocación

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La verdad y el esplendor de sus pausas de su estilo. Cicerón intentó él en el elemento universal que le
imágenes y la melodía de su estilo imitar la cadencia de sus periodos, inspira perpetua simpatía.
son de lo más intenso que puerta pero con poca fortuna. Lord Bacon Percy Bishcy SheUey
concebirse. Rechazó la medida de fué un poeta. Su lenguaje tiene un
las formas épicas, dramáticas y lí- ritmo dulce '*y mayestático que sa-
ricas, porque anheló encender una tisface al sentimiento, no menos Nada se escapa a los ojos de un
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LOS GRANDES CULTIVOS: EL LINO
De los cultivos mayores que forman el cuadro tiva por su semilla, y una vez efectuada la trilla, la >
grandioso de nuestra agricultura, después del trigo paja se abandona en el rastrojo y se quema. Es
y del maíz, el del lino, por la extensión que ocupa que el problema de la utilisíación de la fibra del lino
en el territorio argentino, es de los más importan- en' nuestro país, de carácter económico, más que
tes, y esta característica se abulta más aú)i/ si se técnico e industrial, no tiene todavía solución. Por
considera el valor comercial de su producción, esto seguimos exportando al extranjero sendos mi-
puesto que su pracio en el mercado de venta es su- llones de pesos oro' por concepto de hilados y te-
perior al de ambos cereales mencionados. jidos de lino y otros textiles. Cuando la Argentina
En el año agrícola pasado, 1924-25, alcanzó este tenga más millones de habitantes, éste, como tan-
cultivo su mayor extensión que pasó de dos millo- tos problemas, encontrará su solución fácil y au-
nes y medio de hectáreas; en el año en curso, las tomática.
estadísticas oficiales denuncian una disminución al- Entre tanto debemos cuidar este cultivo impor- •
go notable en el área destinada a esta oleaginosa; tante y valioso, mejjprando la técnica de sus proce-
solamente llega a dos millones y trescientas mil dimientos a fin de elevar los rendimientos y hacer
hectáreas, esto es, casi doscientas cuarenta y oclio más beneficiosa su explotación, porque, en verdad,
rail hectáreas de menos. Si investigáramos las cau- desde este punto de vista, las cifras que a él se re-
sas de esta merma, encontraríamos como la más lógica fieren no son nada satisfactorias, pues el promedio
y real el aumento del último quinque-
que en este mismo nio no pasa de sete-
a ñ o ha e x p e r i - cientos kilogramos
mentado el área cul- por hectárea. Hay
tivada con trigo, años buenos, coino
a u m e n t o q u e se el de 1921 - 22, en
acerca a las cuatro- que ese promedio
cientas veinte mil llegó a más de no-
hectáreas; y se ex- vecientos cincuenta
plica : ya que la po- kilos. Pero hay
blación agrícola no otros, en cambio,
aumenta en propor- como el del año pa-
ciones sensibles, y sado, la última co-
siendo que el área secha, que apenas
total sembrada en alcanzó a quinien-
el país permanece, tos veintiséis kilos.
por esta misma cau- •Estos resultados se
sa, casi estaciona- vuelven más alea-
ria, se comprende toi;ios c u a n d o el
que el aumento del precio de la semi-
área destinada a un lla en el mfercado
determinado cultivo, de exportación llega
se efectúe a costa a precios excesiva-
o en perjuicio del mente bajos. Es así
área ocupada por que mientras el año
otro o por otros; Un hermoso linar, en plena floración. 1918-19 el precio de
y así ha sucedido. esta semilla ha ba-i
Este año los agricultores han preferido ampliar el tido el record con un promedio de veintinueve pe-
área destinada a trigo de más fácil y segura explo- sos los cien kilos, en cambio no hace diez años
tación y de mayores rendimientos, aunque de precio que se pagaba apenas diez pesos el quintal; esto
un tanto inferior. ' no obstante, el promedio de estos últimos años es
Aun así, la Argentina cojiserva ;) primate en el bueno y satisfactorio, pues pasa de los veintidós
mundo a este respecto, pues ningún país del globo pesos, y siendo así, su cujtivo es remunerador, aun
cultiva, produce y exporta tanto lino como nosotros. con escasos rendimientos.
Los guarismos que reflejan estos aspectos de nues- En procura, pues, de mejorar estos mismos, de-
tra producción linera son superiores a los de Esta- bemos sembrar en tierras francas y fértiles, prepara-
dos Unidos, Rusia e India Inglesa, que son los grandes das con labores profundas y oportunas, adoptando
productores de semilla de lino del mundo, Nuestra una rotación que no agote tanto el suelo, eligiendo
cxpoirtación durante el año próximo pasado alcanzó variedades de lino grande para zonas de clima
a un millón, cuatrocientas cuarenta y dos mil to- templado y cálido y las linetas para las de climas
neladas de semilla de lino; y dentro del total sem- fríos o sujetos a heladas fuertes, debemos tratar de
brado, la provincia de Santa Fe es la que le destina renovar y seleccionar la semilla, que degenera fá-
mayor extensión con ochocientas veinte mil hectá- cilmente y curarla contra las enfermedades para-
reas este año. Entre Ríos viene en seguida con qui- sitarias; sembrar a tiempo y cosechar en forma,
nientas cincuenta mil; Buenos Aires, con medio mi- para que el producto se embolse hasta el último
llón justo, • Córdoba, «con trescientas cuarenta mil grano, obteniendo j.m buen rendimiento y un grano
hectáreas. inmejorable.
Debemos, en fin, conservar a la Argentina el
'La planta de lino puede explotarse como textil primer puesto que tiene en el mercado mundial, no
para obtener de su tallo la fibra, que entre los hila- solamente como productora de semilla, sino tam-
dos vegetales es la más valiosa, o bien por su se- bién por la calidad del producto y el beneficio que
milla oleaginosa, Entre nosotros solamente se cul- deja al agricultor su explotación.

H U G O M I A T E L L O
 C A R A . / Y CARETAX

Desde Inglaterra

U n a c a r t a i n t e r e s a n t e
VI-

Durante la visita del Príncipe de Gales a la Argentina cierto es que, en una u otra
función dada en honor del huésped real, mis paisanos, los ingleses, habrán cantado, hasta
casi ponerse roncos, la siempre popular "For he's a jolly good fellow"; y yo, que tengo
tantos buenos recuerdos y dulces memorias de Buenos Aires y del Tigre, del Rosario,
de las montañas de Córdoba, de Salta, Tucumán y Mendoza, y que aun sigo gozando de
mi CARAS Y CARETAS en ésta, he pensado que algunas palabras sobre el tema de esta sen-
cilla canción, tal vez no carecerían de algún interés para sus lectores.
"For he's a jolly good fcUovir", ni en sus frases ni en su aria, tiene gran mérito. Se
compone de un solo verso; contiene dos declaraciones, ambas enfáticamente repetidas cua-
tro veces, y nada más.

For he's a jolly good fellow,

'. ', For he's a jolly góod fellow,
• For he's a jolly good fellow,
- , " Whích nobody can deny, , .
/*• Which pobody can deny, '
Which nobody can deny, • , "
For he's a jolly good fellow,
Which nobody can deny,

y la última línea siempre se sigue con tres fortísimos y entusiasmados "Hip-hip-hurras"-

En cualquiera parte del mundo que sea, donde haya un grupo de ingleses que quie-
ren honrar a un huésped, sea joven o anciano; a uno que se despide; a uno que se va a
casar, etc., etc., suelen emplear esta simple canción para demostrar sus sentimientos de
compañerismo y amistad. Y ahí-tiene el mérito de "For he's a jolly good fellow". El
vecino más humilde puede estar honrado con ella; el rey, el príncipe, el primer minis-
tro, no pueden esperar mejor prueba de su popularidad. El himno nacional inglés —
"God save the King" — es una canción de lealtad al soberano y al trono; "For he's a
jolly good fellow" es más íntima, más familiar, demuestra que el honrado, sea rey,
príncipe, o pobre, es amigo, "uno de nosotros", uno que posee, en todo sentido, nuestra
sincera admiración y afecto.
Traducirla es algo difícil, pero me acuerdo bien que, ya hace años, en esas regiones,
después de haberla cantado varios amigos en una comida, nos pusimos a tratar de probar-
lo, y yo hice la siguiente muy. "libre traducción", buscando, naturalmente, el mismo rit-
mo como en la original:

Pues sí, es simpático mozo, '

Pues "sí, es simpático mozo,
Pues sí, es simpático mozo.
Lo que nadie puede negar.
Lo que nadie puede negar,
Lo que nadie puede iiegar,
i, , Pues sí, es simpático mozo,
Lo que nadie puede negar.

"Pues sí", como se ve, y como acabo de decir, poco mérito en sí tiene. Sin embargo,
cuando el Príncipe de Gales oye a sus compatriotas cantarla — y ¿quién sabe? a los ar-
gentinos también-,— él sabe que es la mejor prueba de su afectuosa estima para con él
que se puede dar.
Disculpe, señor redactor, si el tema no merece tan Igrga y verbosa carta, y permítame
saludarlo y subscribirme (aunque bajo un "nom de guerre") de usted.
Su atto. S. S. y amigo,
Manchester, Agosto 10 de 1925. "CEIRIOG"
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ba sufrido largo tiempo, sí es crónico o
agvdo, permanente o espasmódico, solicite
mi tiatsuniento de prueba.
Deseo enviarlo particularmente a perso-
nas cuyos casos parecen ser desesperados)
a los que hayan usado toda clase dé
ungüentos, pomadas y otros remedios sin
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método es el que da resultados más
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cia pata Ud. No demore un sólo dia,
escriba hoy mismo. No mande dinero,
simplemente el cupón debidamente Uen^
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do, pero hágalo Aqy. Guaffliano. Guagliano.
Que han festejado el 2 5 ' aniversario de su enlace.—
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Vimt de eavlaime prueba íntit de tu tnuafflknta. E 1 m a t r i m o n i o
Kfmtn^
Merced a una abominable ignorancia de los prin-
xMmxnitM cipios científicos más elementales, el matrimonio,
lejos de ser hoy un jardín de selección de la espe-
Qixliut- ..Palt, cie, es un pantano lleno de miasmas insalubres, bor-
deado de flores viciosas y envenenadas. Todos los
que van al matrimonio se preocupan de sus acci-
dentes frivolos, sin llegar a las cuestiones trascen-
dentales. La mujer averigua s! el prometido es rico,
si tiene posición social, y a lo sumo, si es honrado
y tiene talento. El hombre busca novia hermosa, rica
Nunca Una Oferta igua! o aristocrática. No es ya el amor el niño ciego de
los antiguos poetas, sino un viejo empedernido y vi-
NO SON PALABRAS cioso que se casa, al fin, por conveniencia o por
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perse, suministran un humor
acre, acompañado de rojez y pi-
cores. Al estado crónico, se hace
notar por el asjJecto reluciente
de la piel y la aparición de grie-
tas mezcladas con pequeñas es-
camas O costras amarillentas.
Dicha enfermedad se fija prin-
Un VESTIDO a la ULTIMA MODA
cipalmente en las manos, en los POR 8 0 CENTAVOS
pechos, en el pliegue del codo,
puede Vd. obtenerlo cuando desee.
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de los esposos Márquez, en honor de sus relaciones. o
SiSiSLSiSiSlJiSUlSlJiSLSLSLSiSLSLSLSiSJiS^^
Los individuos atacados de esta las inyecciones terapéuticas necesa-
LA ENFERMEDAD DEL enfermedad caen en seguida en un rias contra la enfermedad.
verdadero estado de decaimiento. Hasta estos últimos tiempos, 2.300
SUEÑO EN EL CONGO Para luchar contra esta plaga se han indígenas habían ya recibido las in-
La enfermedad del sueño es una organizado en el Congo verdaderas yecciones de productos nuevos que
de las plagas del África tropical; misiones médicas, compuestas de parecen muy activos contra la en-
se sabe Que esta enfermedad es pro- médicos y enfermeros que aplican fermedad del sueño. Se ha consta-
pagada por una mosca que se des- la higiene en una región determi- tado una proporción de curas de 40
arrolla en la maleza. nada y que ponen a los indígenas a 50 por ciento.

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fe "e)

RECUERDOS PiíA
VIDA EITERAM
D O N MANUEI
CANO Y CUETO
E encontraba en Sevilla pasando un tiempo amable en la
ciudad de los claveles, de los cantares y de los ojos de
incendio. Dedicaba mi tiempo, tal la misión que allí me
llevó, a Inicear en ese mar de perlas para los turiferarios
de la historia, que se llama el Archivo de Indias. Por la
misma época residía también en la metrópoli del Alcázar,
el ilustre chileno don José Toribio Medina, tan versado
y docto en el rebusque de papeles viejos, y a él debí
buena dirección y acertado consejo para efectuar mis
trabajos.
El tiempo que me dejaban libre mis gratos quehace-
res, dedicábalo, todo entero, a ver cosas de arte y a co-
nocer hombres de letras. Acompañado por el distinguido
joven sevillano Joaquín Alcaide y Zafra, aficionado a
las letras en aquel entonces, y que no sé si insistió en sus
aficiones, estuve a visitar al prestigioso poeta y político
don Manuel Cano y Cueto. Era éste, como digo, amigo de las musas y servidor del
estado, doble faz muy común en los literatos de su tiempo. Lo mismo había
escrito novelas y comedias, que desempeñado los cargos de diputado a Cortes o
de gobernador de provincia.
Me recibió con la franca llaneza de un buen andaluz, como si fuéramos dos
amigos de antaño que tras larga tregua se volvieran a ver. Era presidente de la
Academia Sevillana de Buenas Letras y hablamos tendido y largo de esa impor-
tante institución. Saltamos luego a un tema bien distinto: la clásica Semana Santa
y la típica Feria, que acababan de pasar, dejando en mi espíritu, como en el de todo
aquel que las ve por vez primera, la alegre impresión de una fiesta de colores, de
vibración y de luz. Mientras de una parte quedan hiriéndonos la retina los chis-
porroteos policromos de las imágenes cuajadas de pedrería y bañadas de áureos
reflejos, de otra siguen repiqueteando en nuestros oídos y haciendo saltar la risa
a nuestros labios las ingeniosidades y los dichos picarescos de los gitanos tratan-
tes y de las gitanas adivinas. Pero, sobre todo, persisten arraigados en nuestra
memoria, como recuerdo del pincel de Goya, los lindos rostros, las bocas provo-
cativas, las miradas de flecha, las melenas obscuras, donde fulgura como ascua la
corola de púrpura o derrama su nieve la mantilla blanca de filigrana de seda.
Hubo un corto silencio, en el cual hubiéramos podido decir, siguiendo la cos-
tumbre andaluza: «pasa un ángelfe, y entramos a hablar de sus obras,
particularmente de sus leyendas, tan sueltas y gallardas, tan impreg-
nadas del Sabor de ambiente y tiempo en que se desarrolla la '
acción, lo que a irji juicio constituye su mayor encanto.
Insistí en una, para mí, muy simpática, por su donaire
y nobleza, la de «Doña María Coronel». Como se
la elogiara con vehemencia, discretamente
torció ,el rumbo de la plática, diciendo:
—Sabrá usted que hemos tenido dos
 C A R A / Y CARETA/

heroínas de ese mismo nombre y ambas desenvolviéndose en condiciones casi

idénticas.
Fijo en su rostro enjuto, caracterizado por su larga nariz, animado por sus
ojos a los que la miopía no alcanzaba a arrebatarles viveza, le interrogué con los
míos, como diciéndole: «Lo ignoro y querría saberlo».
Asomó entonces en todo su vigor el poeta romántico, el espíritu fino, rememo-
rador del pasado; le vi, caballero en su Pegaso, discurriendo con brío por los cam-
pos de su afición y de sus dominios. Puso tanta alma en su relación y tan finos
toques en su decir, que más bien que en prosa llana, se creería que hablaba en
pulido romance. , ,
—Sí, me dijo, y habló de las dos; de la que mencionan el Padre Mariana en las
páginas de su historia y Juan de Mena canta en una de sus trescientas octavas, y
de la otra. Me impresionó, sobre todo, más que por la anécdota, por la forma que
se me presentaba, la figura de la hermana de doña Aldonza, famosa ésta por sus
amores con el rey Pedrol de Castilla, doña María Coronel, hija de don Alfonso
Fernández Coronel y esposa virtuosísima de don Juan de la Cerda.
Condenados a muerte por rebelión, el padre y el esposo, la infeliz mujer fué a
pedir clemencia para ello.s" ante el monarca, calificado por unos de cruel y por
otros de justiciero. Cuando pálida y llorosa se arrodilló al pie del trono, sober-
biamente bella en su tribulación, era tarde ya: las fatales sentencias se habían
consumado. En cambio, para abundamiento de la desgracia de la huérfana y de 1^
viuda, quedó el rey ciegamente prendado de sus encantos.
En aquella alma sombría las pasiones tenían ímpetu de huracán. Nada podía
oponerse al cumplimiento de sus deseos. Desde el día de la trágica entrevista juró
que doña María, como su hermana, sería suya. No le valió a la noble dama, para
escapar a las amorosas persecuciones reales, ni haberse refugiado, primero en la
capilla del Omnimn Santóriim, propiedad de su familia, ni el haber tomado el
velo, más tarde, en el convento de Santa Clara. Allí, al sagrado recinto, la siguió
el ardor de su regio enamorado. Dio orden a su jauría, gente sin Dios y sin ley,
de penetrar en el claustro, buscar a la monja y llevarla a su presencia. Enterada
a tiempo la digna religiosa de la doble profanación que se preparaba contra la
mujer honesta y la esposa del Señor, dispuso, para burlar el acecho, hacerse
enterrar viva. En un rincón del jardín fué sepultada, pero quedó, naturalmente, la
huella de la remoción de tierra, más visible aún, porque corrían los fecundos
tiempos de la primavera y todo estaba florido y verde. Fácil era, por lo tanto, a
olfatos menos finos que los de los sabuesos de don Pedro, descubrir el lugar en
que se ocultaba la heroica matrona. En la hora de la pesquisa tuvo lugar un mi-
lagro. Al llegar los que tan empeñosamente buscaban a la víctima al rincón del
jardín donde estaba el peligro aconteció algo sobrenatural: como cuando un pintor
pasa su pincel sobre un lugar no manchado del lienzo, la grama se extendió sua-
vemente, y, sobre el suelo remondo, un tapiz de esmeralda no alterado mostró su
fresca verdura a los besos del sol.
Esto que yo narro, él lo describía, hasta hacer visible la emocionante escena,
gracias al color y al calor de sus palabras.
Y después agregó:
"Sacada de su transitoria sepultura, la venerable doña María, que ningún ad-
jetivo le cuadra mejor, temerosa de un nuevo ultraje, para poner valla in-
franqueable a la pasión del monarca, mutiló, en la forma más horrible,
no sólo el rostro, como su estoica homónima, sino todo su hermoso
y delicado cuerpo; y dicen que el rastro de sus mutilaciones
aun se advierte en su cadáver, que íntegro se conserva,
como si la naturaleza hubiera querido que no se destru-
yera la prueba visible de ese sublime gesto de virtud."

Máximo Soto Hall

 CAR/W Y CJ\RE1J\J-

De Coghlan

o Señoritas y Jóvenes que asistieron a la reunión social ii.>!./.\d,i en la residencia de los esposos Brown, eii
o honor de sus > eluciones. '
ZsUlSlSJLJLSLSUiSiSlSLSUiJiSiSlJiSiSiSLJlS^

«I siento más esos dolores de Cintura, Caderas, Riñónos, Piernas

y la pesadez de Estdmago que antes me martirizaba".
Julio 20 de 1911. Bahta Blanca.
Señor doctor Sandcn. — Carlos Pellegrini, 105. Buenos Airea,
Estimado doctor: Desde aue lie usado su FAJA ELÉCTRICA, me encuentro muy bien,
estoy aliora más gruesa, me siento más liviana y soy más ágil, en mis movi-
mientos que antea. No soy ya la anémica de antes y no siento más esos dolores
de cintura, caderas, riñónos, piornas y la pesadez de estóma)?o que antea tanto
me martirizaba. Así es que le autorizo para que publique mi aerradecimiento por
lo que ha hecho por mi salud su FAJA ELÉCTRICA y me es muy grato saludarle
atentamente y suscribirme S. S. S.
Firmado: Joaquina C. de Agulrre.
CONFIRMACIÓN
Agosto 28 de 1925. Bahía Blanca.
Señor doctor Sanden. — Carlos Pellcgrini, 105. Buenos Airea.
Estimado doctor: Recibí-su atenta del corriente .mes y respecto a mi curación
le diré que me encuentro bien, trabajo bastante, y a posar de mis 58 años, atiendo
mi negocio de almacén, cocino y lavo todavía. Con mucha satisfacción, puede hacer
uso de la presente. Quedando a sus órdenes. •
Firmado. Joaquina C. de Agulrra.
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aquí que la lleve al establo!) En via que, loca, se echa encima. El
Negras, las nubes, se amontonan tropel los hombres se entran en los río se impacienta, turbulento. Ya
en el enlutado fleco del bosque. campos anegados, a coger los pe- han vuelto las mujeres, corriendo,
(i No salgas, niño I) Las palmas ces de los salidos estanques. El del Ganges con cántaros llenos.
que en hilera festonan el lago, gol- agua del cielo corre en arroyitos, por (Voy a preparar las luces para
pean con sus cimas el cielo tristón; las veredas, como un niño travieso la noche, i No salgas, hijo 1) El
en las ramas de los tamarindos, los que se ha ido de su madre, ju- camino del mercado está desierto:
cuervos, sucias las alas, están silen- gando. la senda que baja al río, resbala;
ciosos: una sombra, más profunda (Calla; alguien llama, en el va- ruge el viento y lucha, en las ra-
cada vez, ronda lai orilla izquierda do, al barquero. Y la luz del día mas del bambú, como un león co-
del rio. Se va, hijo, y está cerrando el paso gido en una red.
(Oye cómo la vaca, atada en la del río.) Parece que el cielo cabal- Rabindranat Tagore.

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11 LA M O D A A L DÍA
i^imr^^H^H|^l^

En el
HIPÓDROMO

_. ',^W''% ''ÍBB^-,-

(üf '«4 •

E dicho otra vez que el todo negro (quinientas mil liras), he visto que todos los .sufra-
c?- en las carreras desentona. Hable- gios eran por el blanco y negro, combinado de mil

H mos, pues, de esta manifestación

deportiva y de elegancia, qtie exi-
ge un atavío absolutamente espe-
cial y apropiado. Despacharemos
modos diferentes: vestidos blancos con anchos ribe-
tes negros; vestidos negros con adornos blancos.
Preferiblemente, negro sobre blanco, a menos que
se tratara de encajes, en cuyo caso se verificaba lo
antes a los caballeros, por ser ar- opuesto. Aquí aparece una "robe manteau" vista en
gumento más breve. Longchamp, tocia blanca, con adornos y cuello de
Es costumbre en Europa, y tam- piel de zorro blanco y negro.
bién en otras partes, ir a las carre- También en lo tocante a sombreros se ve muy
ras, aun en los grandes premios, con traje de saco, poco el color negro, excepción hecha con los de
negro o de color, y sombrero de paseo. Hubo un estilo "amazona", que, necesariamente, no son de
tiempo en que ibase con saco de faldones y pantalón otro color. Muy elegante, con un vestido blanco, el
de color, sombrero de media copa o bombita gris fieltro de ala ancha y sin ribetes (o sea floja),
o marrón. El otro día en Longchamp vi un señor adornado solairiente por un manojo de "aigrettes''
con el clásico "kraús"; mas como era él solo que blancas en medio, adelante.
lo llevaba, parecía fuera de lugar, mientras, en efec- Los zapatos en verano son todos blancos o muy
to, el error era de todos los otros que llevaban traje claros, y en invierno, todos negros charolados. Obsér-
de saco. Por mi parte, si fuese yo el presidente del vese que el taco alto es mucho más apropiado, en
Jockey Club, mandaría que — excepción hecha para el hipódromo, que el zapato "sport".
las tribunas populares — no se pudiera entrar en Cuando en los árboles brotan las flores y de los
el hipódromo más que con traje adecuado. Precisa- vestidos brotan los escotes atrevidos y los brazos
mente como ha impuesto este año la dirección del desnudos, el gorro invernal se substituye con el som-
teatro La Scala, en Milán, prohibiendo la entrada brero grande, de paja o de "crepé". Es ésta una
a quien no llevase saco negro. (De esto hablaremos ley de compensación vieja como el mundo. El som-
otra semana). brero de ala ancha, en invierno, achica la silueta;
La mujer es el elemento decorativo de las carre- en verano, la completa.
ras. Una mujer toda envuelta en un sobretodo ne- Sobra decir que, después del blanco y del blanco
gro es muy elegante para la calle, pero en el hipódro- y negro, triunfan los colores vivos y risueños. ¿ Por
mo es todo un entierro. Puede admitirse un vestido qué "risueños" ? ¿ Acaso todos los colores vivos no
negro si otros colores se sobreponen acertadamente a son risueños ?
ese fondo; por ejemplo, largas tiras de encaje blan- No. El color de "fiamma viva", por ejemplo, es
co, como aparece en uno de los agrabados. (Obsér- encantador, pero no en el hipódromo. Son apropia-
vese que el "tesoro de su mamá" no es un ejemplar dos los colores "citrón", lila pálido y violeta, "bois
de formas esculturales, pero aquí lo que importa es de rose", verde (jio todos los verdes), rosa, azul, etc.
la envoltura). He visto en estos meses, en Italia, algunos vestidos
En la estación fría es difícil encontrar mujeres de de raso rosa. Son bonitos y muy elegantes, pero no me
negro en el hipódromo, a menos que no se trate de parecen preferibles a esas lindísimas telas estampadas,
tapados de piel, y en este caso, por ser brilloso, el mucho más apropiadas al carácter deportivo de
negro está en su lugar. La mayoría ostenta lujosos las reuniones hípicas. Otro problema que en el hipó-
tapados de chinchilla de visón, de pieles de color, dromo se resuelve: la sombrilla y el abanico. Hay
con excepción, naturalmente, del arniinio, que re- tantos modelos diferentes, que uno llega a entusias-
sultaría asaz ridículo. marse y perder el sentido de lo moderno. En Milán,
Cuando los días empiezan a ser más cálidos, el en las carreras liltimas, he visto muy pocos abani-
"problema del negro" .se impone. Un conjunto cos y muchas sombrillas. Sombrillas de estilo ja-
muy bonito, quizás el más bonito después del ponés, o sea plata, en seda, en paja y en enca-
todo blanco, en el hipódromo, es el blanco je metalizado. ¿ El cigarrillo ? No- En Italia la
y negro- Este año,-en el Gran Premio de mujer ha dejado de fumar, por lo menos
Milán, en el hipódromo de San Siró al aire libre y en reuniones elegantes.

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la toma de Roma.

EL DIlCALOCO DEL III. — Ilustrar los anuncios con VII. — Insistir en la publicidad
COMBRCIANTB figuras y objetos sugestivos, ca- una vez iniciada.
da vez que se pueda. V I I I . — Dedicar a la intensifi-
H e aquí cuáles son los diez pre- IV. — Hacer los textos y las cación de publicidad una buena
ceptos capitales a que del)e ate- descripciones de una manera bre- porción de los beneficios anuales.
nerse, según opinión autorizada, el ve y sobria. IX. — N o .'Suspender la publici-
comerciante que busca éxito seguro V. — Ocupar siempre distintas dad por muy buenos negocios que
y rápido para sus "negocios. páginas de los periódicos. se realicen.
I. — Anunciar sistemáticamente. VI. — Reiiovaf con frecuencia X. — No pretender que el pú-
II. — Escoger órganos que cir- los anuncios, aumentando en lo po- blico corresponda, con un corto nú-
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las L a y s á n y
Leeward. Describe en él la m a r a v i l l o s a
danza del albatros a la cual cree la su-
pervivencia de una ceremonia originada en las
leyes de la selección natural, conservada ahora
por las aves en cuestión como un mero pasa-
tiempo. El señor Fislier ha observado tres fi-
guras distintas, en lo que él llama el minué del
albatros. En la
primera figura
de la danza los
Usted tiene que afeitarse toda dos pájaros se
a p r o x i m a n el
su vida; trate, p u e s , de ha- uno al otro, se
cerlo lo mejor posible. hacen una pro-
funda reveren-
El Jabón Williams merece cia, y entonces
sil preferencia en virtud de giran solemne-
un ingrediente especial que mente sobre sí
ablanda la barba y produce mismos. D e s -
abundante espuma, que no se pues cruzan sus
seca en la cara. Esto le per- picos, y enton-
mite afeitarse bien y con tran- ces, bruscamen-
quilidad. te, uno esconde
la cabeza debajo
No olvide 'que el Jabón de una ala, mien-
Williams es tan bueno para tras que el otro,
la barba como para el cutis. inmóvil c o m o
Además de ser deliciosamente una estatua, ob-
perfumado, es antiséptico. serva a su com-
Venta en todas parte*. pañero y lanza
Capital: $ 1.60 un grito m u y
estridente. La tercera figura.
Al llegar a es-
to, el otro levanta nuevamente su cabeza,
estira su cuello tanto como le es posible y
permanece frente a su compañero, que adopta
la misma postura y continúa su grito. Final-
Holdej mente, cuando los pájaros han terminado esta
figura, se saludan como al comienzo, y vuelven
Top j a empezar otra vez.
Shavini Esta e s 1 a
manera r i t u al
5tick 1 de abrir la dan-
za, de la cual
hay muchas va-
riedades; entre
ellas, los mari-
neros de la ex-
pedición norte-
americana asegu-
ran haber reco-
nocido una igual
a 1 "cake-walk". Una variante de la tercara figura.

Williams
JAQONCS PAHA LA BAt^BA
Hay on todo ol mundo tros mil seiscientos sesenta
y cuatro idiomas y dialectos; do ellos, novocientoa
treinta y siete son asiáticos, quinientos ochenta y
siete europeos, doscientos setenta y sois africanos y
MAYON Lda. AGENTES DE J. B. WILLIAMS Co. mil seiscientos veinticuatro amorioanos.
 C A R A / Y CARETAJ"

D ESPUÉS de na-
vegar embo-
zados en den-
sa y fría niebla, cer-
ha esparcido entre
nosotros, a su res-
pecto, todo un voca-
bulario de expresi-
ca de mediodía el sol v a s ponderaciones.
aclara la atmósfera y La industria del ci.
amplia en contorno nematógrafo que pe-
la visibilidad de las co- riódicamente envía cin-
sas. Lleno el oído con el tas y argumentos a Ion
constante y armonioso tañi- incontables salones de Bue-
do de las campanas de que nos Aires, presenta, con sis-
están provistas las boyas, reco- temática perseverancia, aspectos
rremos el largo canal que nos lle- de un ambiente y de una vida que
va al puerto de Nueva York. Del la- parecen de prodigio. Una parte apre-
do de estribor comienza a diseñarse el perfil de ciable de su producción, que es preparada ad boc
Long Island. A medida que avanzamos, se agran- para la exportación a Sudamérica, se convierte en
dan y adquieren preciso relieve las construcciones auxiliar de la afirmación que ^ice ser la anglosa-\
poco distantes de la costa. joña una civilización de orden superior. Así la
La rada ofrece un espectáculo de intensa activi- fantasía efectista de la pantalla colabora, con sa
dad. Nos cruzamos con numerosos buques de di- renovada fascinación, .sobre el público espectador,
mensión y clase diferentes. El comandante conver- en la campaña de nacionalismo norteamericano.
sa en el puente con el práctico. Los oficiales, desde Primero divi.samos el conjunto obscuro de la edi-
toldilla, con sus anteojos observan atentamente. ficación de Brooklin, en Long Island. lluego, pró-
Los que por primera vez nos acercamos al emporio ximos a la estatua de la libertad, que tiene por
comercial angloamericano, procuramos fijar bien pedestal un pcíiueño islote y que alza en su dies-
en la retina y grabar en la memoria lo que tra la antorcha simbólica, dominamos un atnon-
surge y desfila a nuestro paso. tonamiento de rascacielos que constituyen el
¿Qué no se ha dicho y escrito acerca de barrio típico y estupendo de Manhattan.
Nueva York? La propaganda yanqui Sin embargo, en esos primeros momen-
 C/\R.-\y Y CARI.TAJ-
tos, tal vez por haber El río Hudson
esperado un panorama
de brillante grandiosi-
dad, nos sentimos in-
capacitados para jus-
tipreciarle! cuadro que
N o podemos se-
guir la linea
arquitectónica
de la zona que que-
va desenvolviéndose da a nuestra derecha,
ante nuestra vista y porque el tráfico ner-
que resulta inferior al vioso y complicado
que llevábamos forja- que nos rodea- es asi-
do en nuestra imagi- mismo de i n t e r é s .
nación. Grandes e imponentes,
algunos vapores de ul-
tramar salen en di-
Arquitectura rección contraria a la
monumenteil nuestra y desaparecen
por popa; "ferrys" de

L A "Sarmiento",
ya en la desem-
bocadura
Hudson, con la des-
del
dos o tres cubiertas,
llenos de excursionis-
tas, cruzan en distin-
tas^direcciones la ba-
carga de su artille- hía, rumbo a las pla-
ría p r e s e n t a el sa- yas de Long Island o
ludo tradicional a la de Nueva Jersey, o ca-
plaza. Desde la bate- mino de Albany; cha-
ría de tierra, le res- tas que se hunden ca-
ponde la autoridad mi- si hasta las bordas,.
litar con igual núme- cargadas de vagones
ro de estampidos. y coches ferroviarios,
Un apeñuscamiento se trasladan de una a
de grandes moles, em- otra orilla, impulsa-
I>enachadas de vajjor das por remolcadores
blanco, ganan nuestra de potentes máquinas.
atención. Son los Aquí, una lancha au-
edificios del "Down tomóvil se desliza rau-
Town", de muros li- L« Municipalidad de Nueva York. da, tremolando u n a
sos y altísimos, agu- bandera de g u e r r a .
jereados como con ca- Allá, un yate esbelto, hinchado el velamen, trata
silleros de inmensos palomares. En vano inten- de largarse mar afuera, ostentando la insignia de
tamos contar sus pisos. Poco a poco vamos des- su club. Por todas partes, equipos flotantes de
cubriendo el sentido de lo enorme que se des- forma y color variados, navegan deprisa y suenan
prende de las construcciones. Como expresión de constantemente sus bocinas de atención. Los mue-
potencia y rasgo típico de la ciudad, imperan las lles y depósitos perpendiculares a la costa tienen
obras monumentales. Parecería que las cosas des- atracados a sus andenes buques del país y del
mereciesen en gran parte de su valor, si no se extranjero ocupados en apremiadas operaciones de
les puede aplicar el calificativo de gigan- estiba. Y la serie de plataformas salientes, que apo-
tescas. yadas en tierra firme se internan en el río, multi-
I Cómo han de haber ahondado en los senos de plícanse alineadas e iguales, en una larga extensión.
la tierra, para sostenerse, esos palacios, entre los
que hay alguno, como el Woolworth Building,
de cincuenta y cuatro pisos I Si el modesto ca- El centro financiero
pitán Hudson, que hace tres siglos, sirviendo NHELAMOS recorrer la ciudad a fin de pre-
los intereses de Holanda, fundara a Nueva
Amsterdam, se levantase y viniera a visitar de
nuevo a su isla, [qué sorpresa tan grande expe-
A cisar con exactitud nuestras impresiones. Lle-
gamos a Wall Street, centro financiero de
Nueva York. Ante la sucesión de edificios y cons-
rimentaría al contemplar su profunda transfor- trucciones de pisos y más pisos, y ante el enjam-
mación 1 bre humano que sin cesar entra y sale de las ins-

Lo qu« »t ve desde la Estatua de la Libertad, al llegar a Nueva York.

titucíones bancarias, don. narios, manejan la ener-
de hay depositada la fa- gía viviente y arrolla-
bulosa cantidad de me- (lora del oro, y levan-
dio billón de dólares, su- tan chimeneas, lanzan es-
ma que representa el ca- cuadras e instalan usinas.
torce por ciento del nu- No hay para ellos verdad
merario total de Estados más alta, aspiración más
Unidos; ante la visión de cara ni ensueño más dul-
un ejército de banqueros ce que el negocio. En él
y abogados, de mensaje- están concretados, por
ros y comisionistas, de ne- maravilloso modo, la su-
gociantes y curiosos, de prema razón, el puro de-
mercaderes y empleados, recho y la fuerza incon-
comprendo que estamos trastable. Kl entusiasmo
en la zona formidable del es total, cuando la con-
dios amarillo, donde vi- versación gira en derre-
ven y se agitan la fortu- dor de un tema de "bu-
na y la ruina, donde siness". Apenas se anun-
triunfa soberana la espe- cian las cifras abultadas
culación, donde tienen su de un probable negocio,
reinado las cajas blinda- un brillo imperioso se les
dak de seguridad, donde enciende en la mirada. El
los hondos subterráneos sentimiento, que es gene-
están pictóricos de oro
amonedado. rosidad de corazón, deli-
cadeza de espíritu, im-
La necesidad impres- presionabilidad de alma
cindible de concentrar en superior, e x i s t e atro-
un reducido circuito las fiado.
vastas organizaciones fi- ' No hay tiempo ni lu-
nancieras, explica la obra gar para tales preocupa-
de ingeniería que ha le- ciones. Todo lo llena do-
vantado hacia las nubes, minante el triunfo mate-
en sucesión atrevida, man- rial, que viene a ser siem-
siones inmensas, cada una p r e justo, cualesquiera
de las cuales ha insumi- hayan sido los medios
do ingentes fortunas. empleados para obtener-
Hay avenidas prestigia- lo, mientras no proteste
das por las residencias el código.
de los millonarios; hay No les afecta lo más
parajes en que se levan- minimo su falta de voca-
t a n hoteles magníficos, ción artística, de cultura
templos artísticos y clubs sentimental, de inmateria-
brillantes; pero la obra les idealismos; pero les
edilicia de la ciudad no aterra, en cambio, la sim-
tiene el carácter ni la ple idea de que el cetro
personalidad del r a d i o victorioso de la "strug-
consagrado a las finan- El edificio de la Woalworth, que tiene cincuenta
y cuatro pisos y mide doscientos sesenta y cua- gle for life" pueda pasar
zas, que se individualiza tro metros de altura. a otra ciudad de la tierra.
por su arquitectura cicló-
pea. "[Cuánto habrá costado estol", se pregunta El porvenir
el turista, al comparar, atónito, su propia peque- ' STA es la cosmópolis del asombro, de las co-
nez con esa grandeza descomunal. Y en un baile sas titánicas doodc los oficiantes del bece-
absurdo, pasan por su fantasía cifras y más cifras. 'rro
r de oro no tienen ojos para ver ni cora-
zón para sufrir, porque los han dedicado en ab-
El ídolo omnipotente soluto al ídolo absorbente e implacable. Su rito

A QUÍ residen los devotos apóstoles del dios endurece el alma, tomándola recelosa y suspi-
amarillo, que no reconoce límites en el es- caz. El fracaso o el cataclismo de una empresa o
pacio y ante cuya majestad se inclinan po- de un país, la paz o la guerra, tienen una signifi-
líticos y empresarios, gobiernos y pueblos. Aquí cación que se cotiza fríamente, calculadamente, y
actúan los omnipotentes del riel y del petróleo, de que sobre el plato de la balanza acusa un valor
las flotas y de las industrias. En el secreto de sus determinado.
reuniones, los potentados establecen la paz o de- ¿Qué es esto? ¿A dónde irá a parar la podero-
cretan la guerra. Con su beneplácito los políticos sa máquina que hoy rueda vertiginosa por carri-
trepan a las alturas. Un veto, formulado en la les de acero y que deberá salvar, más o menos
sombra, determina la catástrofe de un par- pronto, recodos de peligro al borde del abismo,
tido o la caída de un gobierno. Sus caprichos y si le fallan los frenos de seguridad, las reservas
resoluciones tienen tanta fuerza como las costum- morales? jCuáles serán las sorpresas que el des-
bres o las leyes. Manipuladores de caudales son tino prepara a estos hombres? ¿Se repetirá la his-
los expertos del dólar, los adoradores del dó- toria, una vez más? La culminación de la rique-
lar, los que sólo creen en el dólar, los que za y, por lo tanto, la plétora de materia, al
todo lo sacrifican por el éxito del dólar. faltarle un firme contrapeso espiritual, ;. no
Estos magos insaciables, que ayer no más llegará a actuar como factor de desequili-
fueron prestamistas y hoy son millo- brio y de disgregación social?

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A bordo de la Sarmiento, Julio i s de r g i ;.
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Los dibujos no lian de ser copindos, y serán hechos con pluma y tinta nesra, a tamaño de
postal. Deberán traer el título de lo que representan y al respaldo el nombre y dirección
del autor. Cada mes se premiarán Io3 dibujos más interesantes con libros especiales para
niños. Los sobres deben dirigirse: "Concurso Infantil", CARAS Y CARETAS, Chacabuco, 151,

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B u e n o s
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La Caaa de Gobierno y par-
te del p u e r t o en 1860.

S EÑOR: ¿Pide usted para CARAS Y CARUTAS, de

Buenos Aires, algún recuerdo de la Argen-
tina? He aquí algunos que ¡ay 1 datan de hace
mucho tiempo. Podría titularlos : "Cómo desembar-
casa, y entonces se acercaban a los botes unos ca-
rros pintados de colores vivos, casi siempre los co-
lores italianos, montados en un par de grandes
ruedas; a esos carros era menester subir no sin
qué en Buencs Aire."! en 1883". trabajo y subir los equipajes.
Si, señor; en 1883, hace 42 años. ¡ Cuántos ar- Así, en un carro que nada tenía de triunfal, lle-
gentinos ignoran lo que era su capital en ese le- gué a la vieja y colonial Buenos Aires, en donde
jano pasado, lejano en la vida de un hombre, pero algún tiempo después e.stablecí una oficina para
bastante reciente en la historia de las ciudades del compra de lanas, y en donde debería ver a mis
viejo mundo! hijos casarse con las porteñas que son las madres
Él 17 de septiembre de 1883, habíamos llegado de mis nietos, pues mi nombre es llevado ahora
de noche a la gran rada, a bordo del vapor Nxger, por hijos de esa Buenos Aires convertida en in-
de las Mensajerías Marítimas, después de una mensa ciudad moderna y europeizada, en donde
travesía de 27 días a vai»r y vela, porque en esa el lujo y las comodidades sobrepa.san a todo lo
época, cuando el viento era propicio, se empicaba mejor que conocemos cu Europa.
el velamen, y era muy hermoso el espectáculo de En cuanto a la primera pregunta, debo decir
las grandes velas blancas al sol, destacándose en que para contestarla seria necesario escribir va-
el fondo azul del cielo de los trópicos. rios volúmenes, que ya han sido escritos. Basta con-
En la gran rada de Byienos Aires los buques es- sultar los libros de Julio Huret y los que a la Ar-
taban entonces como en alta mar, siendo rara vez gentina del siglo XX lia dedicado el señor Alberto
visible la costa oriental. La falta de relieve del Martínez.
suelo hacia que Buenos Aires se divisase apenas a La República Argentina tiene un territorio in-
esa distancia, y parecía una débil linea de construc- menso, riquezas colosales, tierras de pastoreo que
ciones blancas poco elevadas en el horizonte. En poco a poco van transformándose en terrenos de
esa época eran escasas las casas de más de dos pi- cultivo que producen alfalfa, trigo, maíz y, des-
sos, pues seguía predominando la arquitectura co- de hace poco, algodón.
lonial, con techos planos, azoteas. Yo vi (se iba a verlos por pura curiosidad) los
Era necesario un día para desembarcar en Bue- primeros niontoncitos de trigo que se llevaron al
nos Aires. mercado del 11 de Septiembre, en 1883 6 1884,
Primero llegaba un vaporcito que se ponía al y yo mismo compré, en el primero de esos años,
lado del transatlántico, y el desembarque de los lana, delante de las inmen.sas carretas de bueyes
equipajes duraba varias horas. Luego se abando- y grandes ruedas que acampaban en la plaza Cons-
naba, no sin pena, la modesta casa flotante, bien titución, convertida los días de lluvia en un loda-
modesta si se la compara a los maravillosos pala- zal en que los carros se metian hasta los ejes de
cios de las grandes lineas actuales. las ruedas. El mercado Constitución, ahora des-
Después de una hora por lo monos de viaje por aiMrecido, se inauguró en 1884. El gran mercado
sobre las cortas olas del Rio de la Plata, viaje en de Barracas no existía todavia.
ei cual los días de pamiiero, hasta los pasajeros Desde 1884, ¡cuántos cambios! La plaza Cons-
que no se habían mareado en cl océano pagaban titución se ha convertido en un sitio magnífico,
su tributo a Neptuno, se llegaba a algunos cen- soberbiamente arbolado, y el mercado ha cedido
tenares de metros de la costa, pues la falta de el sitio a una espléndida estación del ferrocarril
ajíua no permitía acercarse más al vaporcito. Allí, al sur. I--a República Argentina marcha a pasos de
una multitud de pequeñas embarcaciones, gene- gigante, si se compara lo que es ahora a lo que
ralmente manejadas por italianos, que a grandes era hace cuarenta años.
gritos se disputaban los clientes; y ya elegido el El ferrocarril llegaba hasta el Tandil solamen-
botero, era necesario que cl pasajero bu.scasc su te, en donde era preci.so tomar la vieja diligencia
equipaje en el mundo de maletas de los demás. para avanzar más al sur, hacia las tierras poco
Esas operaciones necesitaban mucho tiempo y pobladas, en las cuales se cazaba el ñandú y"
iwciencia; pero con ellas no habían concluido las
tribulaciones de los viajeros. A cierta distancia de
la orilla, el agua del río se hacía más y más es- N
 cy\R/\.r y C/S.RET/\^

Un magasin argentino,
CAHAS Y CAKBTAS, abre una
consulla ;
J ' — jQué sabe usted de
la República Argentina, de
su progreso lal como se ma-
nifiesta actualmente, de sus
escritores, de su amistad a
Francia f
2' — Si ha estado usted
en la Argentina, jquiere us-
ted citar una emoción, una
anécdota, un recuerdo f Si no
ha estado usted, ¡quiere de-
cirnos si irá próximamente f
Las respuestas pueden ser
dirifiidas a Ventura García
Calderón, 3, calle Nicolás
Charle! (XV), o a Gastón
Picard, 62, calle Vaugi-
rard (VI).
Aspecto que presentaba en
18S0 la P l a z a del Once.

la gama. Para ir a Bahía Blanca, entonces lugar No solamente su comercio y su agricultura, sino
de ueportación, tuve que tomar el bu(|uec¡to de también su grande industria, han logrado un de»-
La Platcnsc, el 'Tomona", y a causa del pampero arrollo formidable.
pusimos tres días para ir y otros tantos para vol- Es de lamentar para la Argentina que, como es
ver, viaje que ahora se hace en una noche y en el caso de Francia, y también diría de Inglaterra,
coche dormitorio. la capital absorba la mayor parto de la población,
Por entonces se empezaba a construir en Bahía la porción más ilustrada y más instruida. La cam-
Blanca un pequeño malecón, y para llegar a la paña, las pequeñas ciudades, no ofrecen ya atrac-
ciudad ha!)ía que atravesar terrenos accidentados, tivos. El ansia de lujo, de goces y placeres fáciles,
saltando sohre las cuevas de las vizcachas. E n el los teatros, los cinemas y todo lo demás, atraen
hotel se alojaban los pasajeros como en los tiem- hacia las grandes ciudades, como la luz atrae a
pos primitivos, de a tres o cuatro en cada habita- las mariposas, que concluyen por quemarse en ella
ción. Recuerdo que en la mía dormía también el las alas.
jefe de policía de Bahía, un mestizo que usaba un Hay (para responder a su pregunta) escritores
gran poncho colorado. Era, por cierto, muy ama- en la Argentina. H e leido poco de ellos, son poco
ble, y todas las mañanas creía de su deber ofre- conocidos en Europa, y en mi tiempo todavía no
cerme el mate que le llevaban a la cama. E r a vie- habían nacido en Buenos Aires. Uesdc entonces,
ja costumbre del país que el mismo mate pasase todo ha cambiado.
de boca en boca; pero era costumbre poco agrada- Diarios inmensos, "La Nación", "La Prensa",
ble para los europeos. Mas con el tiempo uno se otros, se han hecho tan importantes como los gran-
hace a todo, especialmente cuando se viaja por des diarios norteamericanos; son verdaderos li-
los campos, en condiciones de verdadera escasez bros, que representan diariamente una suma colo-
de alimentos y bebidas. Lo que más echaba yo de sal de trabajo, i ''
menos eran las legumbres y el pan. La galleta, que Todas las grandes familias argentinas conocen
constituía la parte principal de nuestras provisio- Europa, y frecuentemente pasan aquí largas,tem-
nes, se endurecía mucho y al fin se acabal)a. poradas. Pero, ¿conocen la verdadera población
Estos son recuerdos lejanos: vida d u r a ; pero dü las ciudades de trabajo como París, en donde
yo no tenía sino veinte a ñ o s . . . el extranjero no frecuenta sino los barrios d e
Volvamos a Buenos Aires. En esos años, íba- lujo y de placer e ignora que en París la mayoría
mos a cazar patos a la orilla de terrenos situados de la población trabaja y vive de una manera que
en los confines de la ciudad, más allá del puente en nada se parece a lo que la literatura y el tea-
primitivo del Riachuelo. Había allí un potrero, el tro corrientes lo harían suponer?
potrero de Núñcz, si no recuerdo mal, y la pri- El joven argentino rico es enviado a Europa,
mera vez que fui me encontré con que había ha- según se dice, para completar su educación. Llega
bido una inundación y por todas partes se des- aquí con grandes sumas de dinero que, en razón
componían al sol cadáveres de caballos. El ruido del cambio, le permiten pasar una vida de nabab.
del chapaleo en el barro prevenía a los patos que Los sitios de placer de Montmartre, en donde cree
el cazador se acercaba, y huían. De pronto vi que encontrar la vida de París, le hacen ver la alta o
se agitaban unas malezas, disparé y fui a ver el la baja gente cosmopolita que se divierte. Cuando
r e s u l t a d o . . . , un hermoso pescado de largas bar- se le agotan los fondos que ha traído, regresa a
bas, que llevé por toda comida a Buenos Aires. la Argentina; inas ¿ha aprendido a apreciar el
F u é la primera pieza de caza que cobré en la A r - verdadero carácter de los paises que ha visitado
gentina. y de sus habitantes? Me veo obligado a dudarlo.
Después, en el sitio mismo del potrero de N ú - Ciertamente, ama mucho a Francia,x que le parece
fiez, se ha construido la ciudad de Barracas al Sur. el país de sus sueños; pero si amase a la verda-
La Argentina se ha convertido en la grande y dera Francia, la Francia del trabajo, de la ciencia
rica nación que todo el mundo conoce, a lo menos y de las artes, creo que sería preferiíjle.
de fama. H e aquí algunos recuerdos de un viejo visitante
de la Argentina, y también algunas reflexiones,
para las cuales pide toda la indulgencia de sus lec-
D E D Y N tores.
 C A R A / Y CARKTA/

LECTURAS INFANTILES

p a s t o r c i t o a r t i s t a
BriTo, cuando ha- se tratase de un oficio cualquiera. se detuvo y admiró el trabajo.
-HÍOI '^^ ^"^ deberes, se El arte es una cosa bellisiina, y la "El pastorcito era Giotto, abre-

P flílli
8 |||i
^1"
distrae casi siem-
pre para dil)ujar
'^^'''^'
figuras de hom-
bres, de plantas
O d e animales,
que se le aseme-
República Argentina cuenta ya con
artistas de mérito. Pero para ello
son necesarias condiciones especia-
les, porque es el único camino por
el que se llega a la fama.
"A este respecto voy a contarte
viatura de Angiolotto Bondone. Es-
te, que fué más tarde un célebre
pintor, escultor y arquitecto italia-
no, había nacido en Vespignano, en
la región de Florencia, en el afio
1276; el otro era Cimabue, el me-
jan muy poco. Los libros^ los jor pintor de sus tiempos.
cuadernos, las hojas de papel son "— i Quién te ha enseñado a di-
a menudo garabateados por l'epito, bujar tan bien? — le preguntó
con el solo propósito de distraerse Cimabue al niño.
del estudio que parece pesarle mu- "—Ninguno — contestó.
cho. Un día, visitando con su papá " — ¿ T e gustarla ser pintor?
la Exposición Nacional de Bellas " — I Cómo no I
Artes, se detuvieron ante un cua- "— Entonces, ven conmigo a Flo-
dro expuesto por un conocido pin- rencia, que yo seré tu maestro —
tor argentino. Después de mirarlo le dijo Cimabue.
con detenimiento, dijo:
"— Si mi padre lo permite —
— Yo tanibióHi cuando Sea gran- respondióle Giotto.
de, seré artista. "Bondone, su padre, experimentó
— En efecto — exclamó el pa- gran alegría ante la inesperada
dre, riendo, — la dispo.sición para suerte cabida a su hijo, el cual se
el dibujo es mucha y la voluntad fué con Cimabue a Florencia, don-
para ocuparte en él no es poca. de se dedicó por ^entero al estu-
— Tú, hijo mío — añadió, — dio, afanándose tanto que en poco
no comprendes que para ser artista tiempo realizó grandes progresos y
se requiere inclinación natural uni- lo que le sucedió a un gran pintor: llegó a superar a su maestro.
da a una voluntad firme y cons- "Un pastorcito estaba un día di- El ex pastorcillo, en su arte, no
tante. Me hacen reír siempre esos bujando en el suelo con una pie- siguió las huellas de otros que di-
jovencitos que dicen: "Seré pin- drita a una oveja, en tanto que las bujaban figuras rígidas y sin ex-
tor, seré escultor o seré arquitec- otras triscaban en los pastos. presión ; dio a sus imágenes movi-
to", con la misma frescura que si "Un hombre que pasaba por allí miento y vida."

a D i

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do 8UB asociados.
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PATRIOTISMO que al derramamiento de sangre. malhcles y los zulúes derraman tam-

Hay muchas maneras de amar Los que no luchan «on las armas bién su sangre por defender el sue-
la patria, y lo justo e s que ciña o por lo menos, con arrebatados lo patrio; en los pueblos cultos eso
uno la ame del modo que le sea más discursos, son la obra muerta de no basta: hay que luchar por el
natural y (|tie más contribuya a dig- cngrandecimienlo ideal de la familia
la sociedad y mirados con desprecio.
nificarla. Nosotros hemos perdido en medio de la cual se ha nacido,
Mucho vale la sangre, pero más y ese engrandecimiento exige más
hasta tal punto el sentido de la pers-
pectiva, que no damos importancia vale la obra del espíritu. Los ho-que el mero sacrificio de la vida,
más que al derramamiento de sangre. vos, los cafres, loa Ifotentotes, loS' A»gcl Canivet-

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LA NUEVA REGLAMENTACIÓN QUE ENTRA EN VIGOR DESDE E L 8 DE

OCTUBRE, FAVORECE A LOS 250.000 OYENTES D E BROADCASTING Y
A F E C T A S O L A M E N T E A 15 E S T A C I O N E S DE A F I C I O N A D O S

Desde el día 8 de octubre, fecha en que se la zona de las broadcasting y la disminución

aplicará la nueva reglamentación, la Repúbüca relativamente insignificante sufrida por la zona
ArKcntina habrá dado uno de los pasos más di- di'stinada a los aficionados transmisores, que
fíciles en su historia de la radiotelefonía. Se han pierden sobre un total de 1000 estaciones el es-
concillado, al fin, los intereses de los "Radioes- pacio de 15, suponiendo que se puedan aprove-
cuchas" y de los "aficionados" en una regla- char prácticamente hasta los 30 metros, o sea
incnlación científica que desde 1578 hasta 10 OOÜ
limita longitudes de on- R E C L A M E N T A C I o N kilociclos, separando ca-
das,y evitará las actua- da estación de aficiona-
les interferencias, al do (cuyas potencias son
tiempo que permitirá u n
notable aumento del nú-
Amm NUEVA relativamente reduci-
das) de 8 a 10 kiloci-
mero de estaciones de clos.
Broadcasting, hasta hoy Como habrán podido
limitadas a seis y mal observar infinidad de
distribuidas en una zo-
na de 100 metros com- oyentes, la mayoría de
prendida entre 425 y 325 L02 500 las estaciones de aficio-
metros. nados están actiu.Imen-
TOll
te agrupadas en una es-
En la nueva rc^la- LOR
trecha banda comp'xn-
nientación se han teni. eco dida entre 250 y 180 me-
do cu cuenta los bene- LOV
tros; pocos son los que
OOÜ LOZ
ficios prestados por los bajan a los 100 metros, y
LOY
verdaderos aficionados toco Low sólo pueden coritarse
experimentadores) r1 seis estaciones que tra-
LO..
progreso que ellos infil- f-íXi L O . . bajen activamente en
tran continuamente y a
su futuro desarrollo; •.''e- LOT onda menor de SO me-
ro también debía tener- '2«' LOl. tros. En gran parte este
se presente de que las LO.. inconveniente se debía
iSi^o L O . .
estaciones He broadcas- a la reglamentación, pe-
LO.-
ting procuran distreic- ro también a la falta de
'•00 L O . .
ción y cultura a cerca organización de los ra-
LO..
de 250.000 oyentes dis- 1500 L O . .
dio clubs, quienes se
tribuidos por todo ni,>5- preocupan sólo de orga-
tro vasto territorio, me- nizar concursos interna,
recedores de los benefi- cionales en que intervie-
cios resultantes de un nen contadas estaciones
aumento en el níimero
de estaciones propalado-
ras, que lógicamente es-
. >QCO 'I (que por otra parte no
necesitan de los concur-
sos para entablar esas
fal)Iecerá una competen- i"
comunicaciones) y de-
cia en calidad y poten- ^
cia de las transmisio-
nes y un mayor esmero
en la confección de los
i i >2
'o
jan a la mayoría aban-
donada a sus modestos
ensayos. Es necesario
organizar concursos en
programas, actualmente
bastante descuidados.
La zona de 425 a 32S
i I ílou -i;

5500 i £
z que puedan intervenir
t o d o s los aficionados.
Cada uno se preocupará
ha sido extendida hasta entonces de bajar su on-
200 metros; antes equi- da (MI busca de un al-
valía a 300 kilociclos y cance mayor. Este es el
desde el 8 será de 800 •3 verdadero objeto de los
kilociclos. radio c l u b s : colaborar
Si observamos la com- con las altas autoridades
paración gráfica adjun- del Servicio de Comuni-
ta, en que a la izquierda caciones Navales del
está la antigua distribu, Ministerio de Marina y
ción de ondas y a la de- descongestionar c i e r -
recha la nueva, veremos tas longitudes de ondas,
inmediatamente el enor- para bien de todos-
me aumento aportado a'

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E u XV Salón
de Bellas
Artes, s i
no llega a extre-
mos de calidad,
dieran señalarse
los nuevos valo-
r e s , peligrosos
para los que van
quedando en es-
por el conjunto te portentoso cre-
due ha logrado cimiento que en
reunir, tamiwco todos 1 o s órdc-
implica un retro- u c s se produce.
ceso. Si, en ver- Z o n z a Briano,
dad, se admite la después de s u s
ausencia d e la éxitos en París,
mayoría de 1 o s se hizo conocer
" consagrados ", en el salón, co-
como se ha dado mo as! m i s ni o
en denominar a Bermúdez, Thi-
los artistas que b ó n de Libian,
obtuvieron p r i - Navazio, Silva,
meras recompen- Riganelli, S f o r -
sas, en cambio, za, Oliva Nava-
como siempre, es rro, Rovatti, Sar-
el salón de los Primera medalla de pintura y $ 2.000: "Paisaje de Córdoba", de nigtftt, N a v a ,
Guillermo Buttier.

M ! i ^If/íiU^'i lít,» *•

Segunda medalla do pintura Tercera medalla de pintura y

y 9 1.000: "Descansando", pesos 500: "Mañana de In-
de Luis Tessandorl. vierno", de Ángel Vena.

jóvenes, fuerza para nos- López Naguil, Leguizamón

otros por el momento inte- Pondal, S o t o Avendafio,
resante, pensando q u e lo Fioravanti, Centurión, La-
hecho no puede inmovilizar nianna, Guido, Jarry, Pa-
el país con la obra de los nozzi, Bigatti, Cittadini,
que ya tienen rumbos de- Ana Weiss, Gigli, Cordi-
finidos. Las artes plásticas viola, Emilia Bertolé, But-
necesitan elementos nuevos 1er, Roselli, Rocha, Berna-
que las vigoricen, en vez reggi, Spilimbergo, Tessan-
de abandonarlas — en el dosi, V e n a , Larrañaga,
triunfo de los mayores — Botti, Raquel Forner, Pé-
a u n a autocontemplación rez de Llansó, Correa Mo-
pretensiosa. rales de Espinosa Viale,
Desde 1911, las viejas sa- Malanca, Pedone, Malin-
las del Retiro han realiza- verno y muchos otros.
do obra buena, de la que Si estudiamos el ausen-
participan, en honra y pro- tismo y los factores que lo
vecho, muchos de los que magnifican, hallamos que
hoy la combaten por anqui- los jóvenes que surgen su-
losada e inútil. Ésta mani- man condiciones que, en la
festación de arte oficial, a comparación, no resultan
la inversa de las similares Tort^í'fa meclall."» de tan despreciables. Y es así,
del extranjero, ha tenido la pintura y $ 500: que vemos destacarse figu-
"Deuiudo", de
virtud de que en ella pu- H o r a c i o Buttier, ras que pueden subírsele a
DE Bl LLAÍ AI^TE/
las barbas a los fuera de todo iu-
m a e s t r o s en teres. Nos refe-
cuanto ellos s e rimos al s a l ó n
entiegucii al có- q u e apoya, que
modo quietismo da prestigio, que
que anuncia la facilita en la an-
decadencia. gustia de la crea-
H a c e quince ción ignorada el
años q u e cree- estímulo del go-
mos en los jóve- gobierno y el re-
nes y seguimos conocimiento del
c r e y e n d o en público, para que
ellos, a medida los obreros d e l
que se produce espíritu levanten
el inevitable pa- y formen a m -
so a las retaguar- biente, en bcne-
Prlmer premio de fieras", de Emilio
escultura y $2.000: Sarnlffuot.
"Ln comidn do !a«

Segundo premio de Tercer premio de

escultura y $1.000; escultura y $ 500:
"Cabeza de niña", "Cabeza", de Ro-
de Vicente Roscli.
berto J. Capurro.
Tercer premio de escultura y $ 500: 'Pesadum-
dias. puesto que bre*', de Ricardo Musso. ficio de la cultu-
son 1 o s luievos
los que tienen ra nacional. Poco
que prestigiar de se ha hecho, a pe-
continuo en la sar de lo anda-
evolución que no do; es necesario
se detiene la me- hacer m u c h o
dida de los valo- más por los ar-
res q u e repre- gentinos y p o r
sentan la pujan- 1 o s extranjeros
za, la audacia y q u e combaten
la fresca alegría junto a los ar-
de sentimientos. gentinos, en e.sta
¿ Qué h a r á n hora en que los
los que denigran demolcdores pre-
al salón — como paran su piqueta,
muy bien se ha encaramados so-
dicho — cuando bre los propios
é s t e desaparez- uniros de su ca-
ca? No se trata .sa, como en la di-
de nombres, n i vulgada c a r i c a -
d c instituciones tura d e Robin-
dirigentes, q u e , son. Estamos de
líese a s u obra parte de los jó-
indiscutible y pa- venes y espera-
triótica, pueden mos la fuerza de
liasta p o n e r s e Premio único de pintura para extranjeros y $ 1.000; su palabra.
"Puerto de Buenos Aires", de Luis Macaya.

N M U N U R A
 De Adrogué

° Sefiorltas y Jóvenea que asistieron al gran baile organizado por el, centro recreativo Juventud Social, '
° (estejando el 20 de Septiembre. '

LA E S P E R A N Z A —La esperanza es el castigo de -¡ Qué solos nos encontraría la

la razón. muerte si la esperanza no se que-
La esperanza... es indudablemen- —Se puede vivir sin dinero, sin dara a coger el último aliento de
te el único dinero con que puede crédito, sin estimación, pero no se nuestra vida I
comprarse la felicidad. puede vivir sin esperanza. L. Rochefaucauld.
—La vida no es niá.s que una —^La esperanza no son las cosas,
antesala. El jugador espera su car- sino el color de las cosas.
ta, el asesino espera su victima, el —Pero detrás de la esperanza es- La felicidad no consiste en los
hombre espera su cita, el que abo- tá el desengaño, como detrás de una placeres. La vida feliz está segura
rrece espera vengarse, el pobre es- cara de ángel está una mujer. por medio del trabajo, por el ca-
pera ser rico, el rico espera ser más. —Si la esperanza es el c.iniino de mino de la virtud acompañados por
—La esperanza es la fe de los la felicidad, vivir no es más queel propósito de alcanzar un fin serio.
deseos. estar en el camino. Aristóteles.

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Grupo de escolares que concurrió a la hermosa fiesta realizada en la Escuela Nv 44 con motivo del "Día
t
ZJLSlSlJLSiSLSUiSiSiSiSLJiSiSlSLSiSUiSiSL^^
dtl Árbol" °^

EL PRIMER IDILIO DE dido como estaba en la orquesta el cerdote, el cual, no logrando domi-
ROSSINI minúsculo ejecutante. Joaquin logró narles con amenazas, echó mano al
acercarse al palco y hablar con la cordón de San Francisco y los ex-
Como Dante Alighieii, Joaquín muchacha, conviniendo con ella en pulsó despiadadamente. Rossini se
Rossiiii. autor de "El Barbero de volverse a encontrar en una iglesia reía con frecuencia de afiuel prime-
Sevilla", amó a los nueve años. El de la ciudad. Se volvieron a ver ro y desgraciado amor,..
futuro gran maestro formaba par- al dia siguiente en la iglesia y se
te entonces de la orquesta del vas- sentaron tras un confesonario para
to y antifínft teatro. Y en ese te.i- hablarse sin (jue los \'iesen; pero, I.,a caridad, el buen ejemplo, el
tro, precisamente, vio una noche dichas pocas palabras, su timidez y silencio mismo en ocasiones, son
en un palco proscenio de primera turbación les hizo prorrumpir en medios mus oportunos que la dispu-
fila a una muchacha, casi de su .sollozos hasta el punto de (|ue lla- ta, para conquistar las almas.
edad, que lo miraba fijamente, hun- maron la atención de un viejo sa-

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Casa CARLOS RASETTI (Fundada en 1857)

F. C. Rasetti & Cía. (Sucs.)

SARMIENTO Y MAIPU — BUENOS AIRES
 CARA,/ Y CARtTAV

De L. M. Saavedra

o Grupo de alumnos da la escuela "República de Costa Rica", que tomó parte en la fiesta realizada en ese
^ establecimiento, con motivo de la entrega de una bandera de esa nación por el cónsul general de la misma,
> doctor Carlos Valenzuela.

LA HOJA t a r . . . El mismo ardiente sol que hoja nueva asoma ya, donde vivió
le diera vida y hermosura, la agos- .soñando con una dicha cierta y no
¿ D e qué sirve quejarse de la vi- tó sin piedad; la misma brisa <|ue turbada.
da ? Nació la hoja en la rama, sin antes la remecía enamorada, la des- Allá arriba está el sol que da la
que nadie le hablara de nacer; cre- gajó del á r b o l . . . vida y la m u e r t e . . . Aquí abajo
ció lozana, sin saber para qué, ni Y ahora es polvo, sólo polvo; no canta el céfiro el himno alegre de
quién le daba su tersura y v e r d o r . . . míis que polvo e r r a n t e . . . y nadie las hojas nuevas, y la salmodia de
y cuando estaba más feliz de vivir se acuerda de sus gracias. . . las hojas muertas.
y más u f a n a . . . comenzó a marchi- ¿Por qué se ha de quejar? Una Alberto Masfcrrer

¡SIN FIN!
Última
Palabra
en
Molinos a Viento
( c o n caja de a c e i t e )
E l m á s m o d e r n o y efi-
caz, ingastable, silencio-
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Buenos Aires
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D E S D^ E
EL M I R A D O R
LA FLORECIENTE BIBLIOTECA FEMENINA
n ha .nnunciado sencillamente, sin los ruidos que casi siempre denotan vacuidad, que bajo la presidencia
S de doña Carolina Lena de Argerich reunióse la Comisión Directiva de la Kiblioteca del Consejo Na-
cional de Mujeres; que se hizo notar la actividad cultural de la digna institución femenina, cuyos pres-
tigios son mayores cada día, y que dióse lectura a notas oficiales sancionando la iniciativa de fundar una
filial de la citada Biblioteca en la ciudad del Rosario. AfitreRábase que la gestión ha sido llevada a efecto
con todo éxito por la señorita Alcira Olivé, quien, representando a la cntid.ul, obtuvo preciosas colabo-
raciones. Añádese que la actuación de un distinguidísimo grupo de damas rosarinas, en las esferas in-
telectuales y oficiales, será grandemente benéfica para la filial fundada. Como se ve, la noticia no po-
día ser mejor. Perdida un poco entre el fárrago de la información diaria, la hemos recogido como una
violeta maravillosa. I,as actividades de la ilustre corporación, consciente de sus altos deberes sociales, nq
pueden dejar de llamar la atención de todos aquellos que sean capaces de comprender la importancia si-
lenciosa (pero fecunda como las mismas simientes que riega el bello trabajo en nuestros campos calla-
dos), la importancia, decimos, de los planes que \ia desarrollando con firmeza el Consejo Nacional de
Mujeres. El desarrollo de las bibliotecas es de suyo un buen signo en la marcha variada de las cuestiones
económicas, agrícolas, industriales de la Nación, pues demuestra que la cultura de las almas es unaupreocu-
pación de las clases superiores — o directivas — por lo menos tan intensa como las otra.s. Prueba que cl
país se enriquece con el trabajo del brazo y a la vez quiere hacerlo en los campos del pensiimiento. No se
admirará suficientemente, en consecuencia, el espíritu de realiz.ición del mencionado Consejo femenino que
tan inteligentemente sigue y responde a las superiores necesidades argentinas.

L O S G I R O S M I S T E R I O S O S
A rarísima historia de los tres giros que acreditan a favor del gobierno nacional una suma cercana a
L cien mil pesos es algo que va a sentar un precedente saludable. Asi lo permiten sospechar las apa-
riencias. A este respecto, vale recordar que hay en la Tesorería Nacional de los Estados Unidos Nor-
teamericahos, o en alguna de sus dependencias, cierto departamento en el que se reciben de manera confi-
dencial c inviolable, dineros devueltos a l.is arcas públicas por gentes poco escrupulosas tocadas por el
arrepentimiento. También vale recordar que las sumas devueltas a las arcas dichas, alcanzan a veces a con-
siderables montos anuales. Ahora bien: el origen de los tres giros librados a favor de la Contaduría Ge-
neral de la Nación, desde el 25 de enero de 1917, ¿no será parecido al de los dineros a que hemos aludido?
La pregunta se impone con visos de verosimilitud, y ello probaria que en nuestro país hay una nueva
cosa buena más.

T I R O S A L A I R E

E l, episodio central del duelo efectuado recientemente entre dos senadores de la república se presta
a reflexiones interesantes. Reza el acta, o la parte esencial de la misma, que "hecho el primer tiro
y habiendo uno de los contendores disparado visiblemente al aire, los representantes del otro pidieron se
les manifestara si se insistiría en esa actitud; y- no habiendo recibido una respuesta asertiva, los cuatro
representantes dieron por terminado el lance". La actitud dej duelista que ha tirado al aire, es de una
hombría y de una elegancia innegables — sin que, naturalmente, ello signifique mengua a la caballero-
sidad del adversario. — El hombre que en el terreno del peligro y del honor, como lo llama el código respec-
tivo, ofrece su pecho a la bala adversaria y responde con un tiro al viento, sienta un precedente de sentido
moral y filosófico digno de estudiarse. Le quita al duelo encono y le da belleza; una belleza que provie-
ne de un íntimo convencimiento de paz que sólo es dado a los individuos muy evolucionados.

LA D E M O S T R A C I Ó N AL I N T E N D E N T E

L A Federación de Asociaciones de Fomento organizó una demostración que se efectuará pasado maña-
na, en el restaurant de la Sociedad Rural Argentina, y en ella va a honrarse y a reconocerse la eje-
cutoria del intendente municipal, doctor don Carlos M. Noel, con ocasión de terminar su mandato. vSerá
Una prueba fehaciente de reconocimiento público por la obra realizada en favor de los intereses morales y
"lateriales de la capital. Creemos — y con nosotros todos los que piensen con serenidad — que cl doctor
Noel merece sinceramente el homenaje <iue se le va a rendir de una manera tan vasta y definida. Ha sido
|"i funcionario que ha sabido consultar las conveniencias públicas de la gran cosmópolis, contribuyendo de
buena fe y con una visión clara del porvenir, al amplio desarrollo edilicio, de acuerdo en todo con la je-
••arquía, cada vez más cristalizada y obvia 'le la metrópoli. Nuestro voto se une, por tanto, al de los
"Hembros de la Federación de A.sociaciones de Fomento, para consignar un aplauso al lord mayor que cie-
''•'a con justo acontecimiento el mandato que le Confirieron sus conciudadanos.

E L A G U A C I V I L I Z A D O R A

S I en cualquier ciudad de Europa se publicara el dato de que vamos a hacer mención, causaría, a no
dudarlo, un comentario asombrado y satisfactorio. La estadística semanal que realiza la Asistencia Pú-
liüca bonaerense ha revelado que la concurrencia a los baños públicos que sostiene la Municipalidad,
""lenta en tales proporciones, que "es muy posible que su capacidad sea insuficiente muy en breve". La
'ocurrencia a los baños populares registrada, (¡aquí viene el dato civiliz.ador I) durante el año pasado,
' « d e 1.134.787 personas. Repitamos <iue los baños son gratuitos y están dotados de agua caliente. Los
•inistas tienen — además — derecho a toballas y jabón, completamente gratuitos. Por la cantidad de
Kua y jabón que gasta, puede fácilmente juzgarse un pueblo.

E D U A R D O E N C I N A
 0 \ K A 7 - Y CARETAJ'

e o ZyV

El Interventor nacional, doctor E, Mosca, y demis funcionarios provinciales, que concurrieron a saludar al
Maharajá de Kapurtala, a su paso por esta ciudad.

RODEO DEL MEDIO. — Fiesta realizada en el colegio El vicecónsul de Italia, doctor Rossi Longhi, presidien-
Don BUSCO, de esta localidad, a la que asistió el comi- do el banquete con que fuera obsequiado por un núcleo
sionado federal y sus ministros. de amiffoB, con motivo de su partida para Europa.

Grupo de educacionistas que tributó un liomcnajo postumo a la memoria del señor Abraham Jofré, inspector
nacional de escuelas Liinez.
 CARA7" Y CAKEfAJ"

T U € U

Núcleo de familtaa de la colectividad uruguaya tjue celebró con un '*plc - •nlc*' al centenario del Congreso de
Florida.

^1 señor Rómulo Blotta, presidiendo el banquete que Destacados miembros de la Sociedad Italiana, reunidos
le fuera ofrecido por un núcleo de amigos, con motivo con el propósito do designar el nuevo vicecónsul de
do su próximo enlace. Italia, recayendo tal honor en el señor José Finivolla

Alumnos de las escuelas locales que tributaron un homenaje a Albcrdi, depositando flores al pie de su monumento
 CWR/V/- Y CARETAJ!

__ _,• . .. . . .-. .. - .... .-.JéXu¿ú.'£h¿..i

P a r t e de la concurrencia que asistió A la inauguración de los con*
Bultorios externos en el hospital San J u a n Bautista.

pL^w.^M-. .,;„^, ^
Títm

SAN PEDRO. — Aspecto do la solemne Autoridades locales y destacadas personalidades politicas» que pre-
procesión religioaa realizada en esta ciudad sidieron el acto inaugural.
en honor de la Virgen del Socorro.

CONCORDIA. — El ministro .Ir C.u.ii:,, «cneial J u s t o , PARTIDO INTERNACIONAL DE FOOTBALL. —

d u r a n t e su visita de inspocciún a lus cuarteles que Equipo argentino de football que venció por 1 goal a O
s* construyen en esta ciudad. al team uruguaya.
 P A M P A

SANTA ROSA. — Acto religioso celebrado en la plaza El Joven aviador pampeano Juan R. Pozzo, que, a posar
Mitro con motivo de las fiestas patronales en honor de de sus escasos medios, ha logrado destacarse, reali-
Santa Rosa, patrona de esta ciudad. zando importantes vuelca con pasajeros.

f rtniera división del Santa Rosa Sportivo, que resul- REMECO. — La scñoia M. Rcnú D. do González, di-
tó vencedora en los partidos preliminares de football rectora do la Escuela N'-' 179, rodeada por los alumnos
realizados por el campeonato local. que concurren a este colegio, cuya reciente Inaugurfi-
clon ha causado gran satisfacción en este vecindario.

TERRITORIO DEL CHACO

; A N C E D 0 . — El señor Isidoro II )(l<a<lct pni un giiipu de anii<;üs que lu hizo objeto de una demostración
de aprecio.

l'.Nciiola ílf la colonia Santa Elena, cos- GANCEDO. — El comisarlo local, señor Mario Fernán-
I'». lub vecinos de esta localidad, que presta dez Palma» en el sitio donde fué hallado un aerolito,
grandes servicios en esta dilatada zona. cuyo peso es de 1.204 kilogramos.
 C A R A y Y CARETAS

©^^«^|0^#t^
E! número extraordinario editado por PLVS VLTRA en honor del Príncipe de Gales,
ha sido acogido con visibles muestras de agrado por la prensa metropolitana, la
coiectividad británica en especial y el público en general. De todas las manifestaciones
auspiciosas entresacamos las siguientes, como las más significativas y valiosas, las cuales,
al comprometer nuestro agradecimiento, nos alientan a continuar en nuestra tarea diaria.
LA NACIÓN Ahora, al dedicarle un número al Príncipe do Gales.
ha superado todas las alturas alcanzadas anteriormen-
Con oí propósito rio adherirse a IOH distintos actos te. Nadie podía esperar cosa igual. Ante los esfuersos
«nn {(lie BO hn celebrado en nuestro pafa la llegada <Ii'l anteriores, parecía imposible más ascensión.
Príncipe tic Guien, la empresa do "Caras y C a r e t a s " ha "PlvH Vltra", con este número reciente, marca un
editado iin número extraordinario de "Pivs Vltra". Ra día de honor en la historia de la imprenta argentino.
una edición que hace honor al periodismo arRentino. Lo editorial do "Caras y Caretas", y especialmente
Kn el tumultuoso panorama de la vida moderna, t a n BU director, el pintor Juan Alonso, que tuvo a su cargo
(liruHO y lleno de atipcctoa contradictorioB, las artes lo m á s difícil do la empresa, se hacen acreedores al
Kráficas y su aplicación a las mi'iltiplcs manlfes- aplauso entusiasta del público de Buenos Aires, p o r
tnciones de la intolÍKencia constituyen un indicio haber dotado a esta ciudad de u n a revista de la i m -
Hcíiuro de la sensibilidad de un público y en portancia do "Plva Vltra".
este sen tillo puedo decirse que el maprnífico ejemplar Eduardo do Windsor, al partir de la tierra argen-
que acaba de Ucpar a n u e s t r a mesa de trabajo, tina, llevará en ese número de " P l v s V l t r a " el mejor
noB define como u n a eolectividad en posesión do un lazo que lo unirá al recuerdo do su estada entre
«rusto y de u n a cultura al nivel de los mejores pú- nosotros.
blicoa de Europa. Pocas veces, en erecto, el viejo
periodismo europeo, o bien las brillantes publicaciones LA PRENSA
norteamericanas ofrecen a s u s lectores una edición El número de "Plvs V l t r a " correspondiente al mea
Bemojante, como material de lectura o Justeza y a r - de agosto h a sido dedicado a la visita del Principo
monía de prosontación. do Gales.
El número que noH ocupa está dedicado al príncipe E s t a publicación, que honra a las artos gráficas do la
en un sobrio artículo de la dirección de '*Plv8 Vltra*', República Argentina, ofrece el m á s elocuente ejemplo
y tiende a mostrar a la colectividad británica lo recio de olio. Los gruVados, su distribución, las tintas, la
de nuestra amistad y simpatía con que acoorcmo» en impresión, etcétera, han llegado al mayor perfecciona-
cata tierra a BUS hombres y a sus cosas. Recuerda miento. Esto debo sor halagüeño para oí periodismo
n los británicos la lucha en común contra la naturaleza nacional, que cuenta con " P l v s V l t r a " con u n a publi-
bravia y muestra la consistencia de nuestra ami.stad cación que puede figurar entro las mejores del mundo
al recordar la cordialidad con que se recibió en esto entre las do su género.
país al padre del príncipe que actualmente nos visita. Este esfuerzo de "Plvs V l t r a " es reconocido y apre-
Además, contiene el número versos de don Ilóctor ciado por el público lector, pues la hermosa revista
Pedro BlomborK, dedicados al Príncipe do Galos y tiene cada día mayor acogida.
escritos en iníflés, u n a poedfa do don José del Río El material gráfico de esto número lo componen
Sáinz, titulada "Soldados de InRlatorra"; un ensayo fotografías del palacio de Saint J a m e s , residencia del
de D. H. G. Wells, " L a E r a Victoriana"; un comen- Príncipe de Galos; del Parlamento de Inglaterra, de
tario de D. K. Chesterton, " E l maníaco", e t c . los royes y numerosos vistas de la visita de EUuardo
La parte arráficn es un primor. Bastaría por sf sola do Windsor al Uruguay y a la Argentina. Completan
para asegurar oí éxito de la publicación, aun cuando el número notas históricas y de actualidad, todas ellas
a ello np se uniera, como en esto caso, el prestigio de realizadas con la mayor perfección.
las nrrandes firmas británicas, Que aparecen en s u s y
páginas.
LA RAZÓN
EL DIARIO Es realmente u n brillante y extraordinario esfuerzo
periodístico el número do esto suplemento mensual do
El niímero dedicado a l futuro soberano d e Inglaterra "Caras y C a r e t a s " que acaba de ponerse en circulación.
constituye u n a estupenda demostración del progreso Número de despedida a nuestro real huésped, el P r í n -
alcanzado por la Imprenta argentina. cipe de Galos, tanto por la magnífica presentación,
como por su contenido literario, os uno de los m á s
"PlvB Vltra** h a ocupado, desdo su aparición, iin notables de esta publicación, la primera de la Amé-
luf^ar promintmte, no sólo dentro del periodismo arRen- rica del Sud en su género.
tino. sino en el núcleo de las m á s destacadas mani- En la parte literaria merece sofíalarse u n a poesía
festaciones Kráficas del mundo. escrita en Inglés por don Héctor Pedro Blomberg,
Su presentación obedeció siempre a las m&a severas alusiva al príncipe, y fragmenten selectos traducitlos
reglas de buen gusto, y su Impresión no ha sido de los grandes poetas Ingleses, en especial un bellísi-
superada por ninguna otra publicación similar. mo soneto do Osear Wilde.
Todos loa meses " P l v s V l t r a " h a ido reafirmando En la p a r t e gráfica, las páginas en colores son de
RUS prestigios, y con sus números especiales pro- una perfección inimitable, c igualmente lo0 grabados
vocó siempre la admiración de los entendidos. n u n a tinta, de u n a admirable nitidcs.
T H I BRITISH C H A M B I R OF COMMERCR IN THE ARGENTINK NSPUBUC
IINCORPORATEOI

•CMaiN or THI niaoctATMiw o f • N I T I * M CMI » uf coMMtncu,

24 de Setiembre de 1925.
Señor Director de "Plvs Vltra". •!..
Chaoabuco 153. Capital. '
Señor Director: Nos es muy grato dirigirnos a Vd. para ofre-
cerle las felicitaciones del Consejo de esta Cámara sobre el número ex-
traordinario de "Plva Vltra", publicado por esa redacción y dedicado a
S. A. R. El/'ríncipe de Gales.
Es ésta una magnifica edición y un honor para el periodismo
argentino como para el ilustre personaje que lo ha inspirado. Esta Cámara
aprecia sinceramente esta expresión de amistad y simpatía y augura para-"Plva
Vltra" nuevos éxitos y prosperidad.
Saluda al Señor Director con su m£iyor consideración,

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aiCHITAHIO noHOHADIO» ' . ^ . FREGIUISIII]:.