Antología de Textos de Manuel Sacristán Sobre Engels PDF
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Sacristán escribió como mínimo tres aproximaciones biográficas a la figura de Karl Marx.
No hay trabajos parecidos en el caso de Engels. Pero en cambio, como es sabido, uno de sus
artículos clásicos, uno de sus trabajos más influyentes en el ámbito de la filosofía y del marxismo
hispánicos, su prólogo de 1964, está dedicado al Anti-Dühring engelsiano: “La tarea de Engels en
el Anti-Dühring”, obra que él mismo tradujo y anotó, y a la que volvió nuevamente al ser reeditada
en OME, en la edición castellana de las obras de Marx y Engels que el mismo dirigía. De hecho,
para esta reedición, escribió en 1977 una interesante “Nota editorial sobre OME 35” que no fue
recogida en Panfletos y Materiales.
Además, el primer texto marxista publicado en España de forma legal después de la
guerra civil –Revolución en España- contiene artículos de Marx pero también de Engels. A este
gran clásico de la tradición socialista-comunista también se refirió en el coloquio de su
conferencia sobre “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” y en algunos de sus
trabajos e investigaciones sobre la presencia de motivaciones ecologistas en los clásicos del
marxismo, una de sus dos grandes tradiciones filosóficas. Por si fuera poco, en un artículo de
1961 –“Tres notes sobre la alianza impía”- publicado en catalán en Nous Horitzons con el
seudónimo de M. Castellà (próxima edición en Manuel Sacristán, Sobre dialéctica, El Viejo Topo,
Barcelona (en prensa)), se mostraba así de contundente en el tema del engelsismo: “Al
escolástico que después de laboriosa búsqueda consiga encontrar en Engels alguna frase que
parezca decir lo mismo que dice Tresmontant que son las tesis del marxismo -y tal como éste las
formula- se le contestará: 1º que Engels no fue un Padre de la Iglesia, sino, junto con Marx y
Lenin, uno de los tres grandes pensadores, en los cuales el proletariado -y la humanidad al
mismo tiempo- consiguió la consciencia de su ser; 2º que Engels murió en 1895, y 3º: que el que
escribe estas notas tiene sobre Engels la tan decisiva como poco meritoria ventaja de ser un
engelsiano vivo”.
Los materiales que se han recogido en esta antología incorporan, aparte de ensayos
editados en Panfletos y Materiales o en el prólogo de OME 35, el material de trabajo que se
conserva en Reserva, fondo Sacristán, de la UB: sus anotaciones y observaciones sobre pasos
centrales del Anti-Dühring, sus notas a algunas cartas de la correspondencia de Marx y de
Engels, sus fichas con anotaciones sobre textos de Engels, sus comentarios a El origen de la
familia, de la propiedad privada y del Estado, etc.
En los pocos casos que no he logrado descifrar el texto, antes de probar con una
conjetura arriesgada, he indicado este hecho al lector con algún símbolo transparente. Mis
anotaciones vienen indicadas como “Notas SLA”.
*
1. La lectura de los clásicos del movimiento obrero
A. Por regla general, un clásico -por ejemplo, Euclides- no es, para los hombres
que cultivan su misma ciencia, más que una fuente de inspiración que define, con mayor
o menor claridad, las motivaciones básicas de su pensamiento. Pero los clásicos del
movimiento obrero han definido, además de unas motivaciones intelectuales básicas, los
fundamentos de la práctica de aquel movimiento, sus objetivos generales. Los clásicos
del marxismo son clásicos de una concepción del mundo, no de una teoría científico-
positiva especial. Esto tiene como consecuencia una relación de adhesión militante entre
el movimiento obrero y sus clásicos. Dada esta relación necesaria, es bastante natural
que la perezosa tendencia a no ser crítico, a no preocuparse más que de la propia
seguridad moral, práctica, se imponga frecuentemente en la lectura de estos clásicos,
consagrando injustamente cualquier estado histórico de su teoría con la misma
intangibilidad que tienen para un movimiento político-social los objetivos programáticos
que lo definen. Si a esto se suma que la lucha contra el marxismo -desde afuera y desde
dentro del movimiento obrero, por lo que suele llamarse “revisionismo”- mezcla a su vez,
por razones muy fáciles de entender, la crítica de desarrollos teóricos más o menos
caducados con la traición a los objetivos del movimiento, se comprende sin más por qué
una lectura perezosa y dogmática de los clásicos del marxismo ha tenido hasta ahora la
partida fácil. Y la partida fácil se convirtió en partida ganada por la simultánea
coincidencia de las necesidades de divulgación -siempre simplificadora- con el estrecho
aparato montado por Jdhanov y Stalin para la organización de la cultura marxista. Es
probablemente justo admitir que acaso esa simplificación del marxismo fuera difícilmente
evitable durante el impresionante proceso de alfabetización y de penetración de la
técnica científica en la arcaica sociedad rusa de hace cincuenta años. Pero hoy [1964], a
un nivel mucho más crecido de las fuerzas productivas tanto en los países socialistas
cuanto en los capitalistas, la tarea de liberar al marxismo de la dogmática y clerical
lectura de sus clásicos es tan urgente como para arrostrar por ella cualquier riesgo.
B. Ya que se nos ha hecho problema este asunto de cómo ver la actitud de los
clásicos del marxismo, querría insistir en la última observación que hice, a saber, que en
los clásicos del marxismo se puede encontrar un punto de vista lo suficientemente
dialéctico para enfrentarse con la problemática que nos reúne, al menos
metodológicamente hablando.
Los textos de los que habría que partir -tanto los “buenos” cuanto los “malos”- se
encuentran principalmente en los Grundrisse, como ya he dicho, en el desarrollo sobre la
jornada de trabajo en el libro primero del Capital, en el capítulo 13 del mismo libro sobre
maquinaria y gran industria, en la parte del manuscrito de 1861-1863 relativo a las
Teorías sobre la plusvalía, y también en una serie de textos dispersos por el epistolario, e
incluso en escritos que no se suelen leer en este sentido; por ejemplo, en el Anti-Dühring
Engels cita en un momento dado la antipatía de Bismarck por las grandes ciudades y
razona que Bismarck puede morir tranquilo porque una sociedad comunista tiene por
fuerza que terminar con las megalópolis.
Mi punto de vista sobre cómo trabajar con los clásicos a propósito de nuestros
problemas presentes se compone de estas dos consideraciones: por un lado que,
efectivamente, todo eso está en los clásicos; por otro, que se puede apostar a que la
mayoría de lectores del Anti-Dühring aquí presentes no recordaban ese paso sobre las
grandes ciudades. ¿Por qué? Porque una tradición tiene también sus componentes
verbales y emocionales, y en la tradición del movimiento marxista, o de los movimientos
marxistas, ese elemento de la visión ejemplificable con la anterior cita del Anti-Dühring ha
quedado muy enterrado. De esas dos consideraciones compongo lo que me parece una
buena política cultural para el movimiento.
1. A. “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” (1964), Sobre Marx y marxismo, Icaria, Barcelona, 1983, pp.
46-47. 1. B.“Una conversación con Wolfgang Harich y Manuel Sacristán” (1979), Acerca de Manuel
Sacristán, Destino, Barcelona, 1996, pp. 148-149
*
Nota SLA:
En el coloquio de la conferencia “El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia” de
1978, se le preguntó a Sacristán sobre las influencias filosóficas de Engels y sobre sus
posiciones metacientíficas. En su respuesta, señaló que si había que utilizar el mismo esquema
de su exposición, “habría que situar a Engels directamente bajo la influencia hegeliana, en la
forma que tiene el pensamiento de Hegel en la Lógica. Es decir, Engels, por así decirlo, es como
un hegeliano que nunca hubiera leído la Fenomenología sino sólo la Lógica o la Enciclopedia. Es
decir, con una concepción mucho más formal y mucho menos histórica del método, de la
aspiración sistemática, de la aspiración de conocimiento”. Además, añadía Sacristán, con un
optimismo gnoseológico, con un optimismo sobre el conocimiento humano que quizá Marx no
haya tenido nunca. “Pero, a pesar de todo, la diferencia es de matiz”.
De hecho, observaba, la insistencia en presentar a Engels como persona de trabajo
intelectual mucho menos fino, mucho menos cuidadoso que el de Marx, le seguía pareciendo al
cabo de los años exagerada, a pesar de que reconocía que es un punto sobre el que él mismo
tendría que autocriticarse por lo mantenido en una publicación de 1964 (es decir, en su prólogo al
Anti-Dühring). Por lo demás, Marx en cuestiones de la filosofía de la naturaleza siempre se había
dejado guiar por Engels y en cuestiones de pensamiento no han discrepado mucho. Es verdad,
observaba, que contra de lo que había sostenido en 1964, “los manuscritos matemáticos de
Marx, publicados en 1968, son más finos que lo que Engels dice sobre matemáticas en el primer
capítulo del Anti-Dühring y en la Dialéctica de la Naturaleza, pero sólo más finos, no que sean un
logro superior”. Consiguientemente, concluía, “yo sigo sin ser partidario de una división a
rajatabla entre pensamiento filosófico-científico de Engels y de Marx”.
Sobre algunos tópicos en torno a la relación Marx-Engels, se expresaba así Sacristán en
las clases de metodología del curso de 1980-1981:
a) En el campo de las ciencias naturales, Marx pareció estar básicamente interesado en
los ámbitos de la agroquímica y de la geografía; el resto de las disciplinas apenas si fueron
estudiadas por él. Engels, en cambio, fue un excelente conocedor de muchas otras materias.
b) La distinción entre diamat e histamat, normalmente atribuida a Engels, responde al
parecer a un asunto estrictamente administrativo: la distinción en el plan de estudios del
ministerio de Educación soviético de los años 1920-30. De hecho, la misma idea de una teoría
aplicable a la sociedad y otra a la naturaleza es sumamente discutible y no había estado presente
en los inicios del desarrollo del marxismo. Una teoría social, como es el marxismo, no tiene por
qué tener una prolongación en el campo de las ciencias de la naturaleza. Las consecuencias de
tal actitud pueden ser nefastas: lysenkismo.
c) Por tanto, no debería inferirse que Sacristán despreciara las reflexiones filosóficas de
Engels en su totalidad. Así, la tesis engelsiana de que las ciencias iban a tener vocación
dialéctica le parecía que podía dar origen a reflexiones de interés como, por ejemplo, que la
filosofía pura quedaría reducida a cuestiones de método, quedando en muchos aspectos
absorbida por las mismas ciencias que se dialectizarían, en el sentido de aspirar a conocimientos
totalizadores.
En cuanto a los manuscritos matemáticos de Marx y las consideraciones del propio
Engels, en nota de traductor para la edición castellana del AD (nota 5, p. 325), Sacristán se
reafirrmaba en esa opinión: “Los manuscritos matemáticos de Marx -que no han sido, que
sepamos, editados hasta ahora- son más de 1.000 páginas principalmente dedicadas a una tarea
-la interpretación filosófica del cálculo infinitesimal- que, a juzgar por como se presenta en la obra
de Engels, debía estar tratada del mismo modo estéril para el real desarrollo moderno de la
matemática.” [cursiva SLA]. Sin embargo, en su conferencia de 1978 sobre “El trabajo científico
de Marx y su noción de ciencia” (Sobre Marx y marxismo, op. cit, p. 354), señalaba:
“También son de la última época de la vida de Marx los manuscritos matemáticos ahora
accesibles (aunque no con todos los extractos de lectura) en dos ediciones de bolsillo europeas
occidentales. Aparte de que tienen poca importancia en la obra de Marx, reproducen en lo
esencial el pensamiento antianalítico de tradición goethiana y hegeliana, así como las inútiles
metáforas a propósito de la noción de diferencial ya conocidas por el Anti-Dühring de Engels.
Debo decir que no todos los lectores de esos manuscritos opinan lo mismo, y dos muy
caracterizados, la señora Janovskaia, editora de los manuscritos, y Lucio Lombardo Radice,
presentador de la edición italiana, aprecian mucho en ellos méritos que, desde luego, tienen. Los
principales desde mi punto de vista son la crítica de la noción de infinitésimo y la construcción de
una noción de variable muy próxima de criterios operacionalistas. Con este reconocimiento debo
rectificar algo mi artículo de 1964 “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” en el cual, basándome
en los elementos de juicio de que disponía entonces, arriesgué la conjetura de que los
manuscritos matemáticos de Marx no debían de ser interesantes. Pero el rechazo por Marx de la
noción de límite, el camino algebraico tradicional que emprende y algunos otros puntos de detalle
(como su forzada comprensión de Leibniz) no me permiten por el momento cambiar por completo
mi vieja opinión, aunque sí que me considero obligado a estudiar de nuevo el asunto. Será, sin
embargo, otra vez, no esta noche, en la que ya andamos cargados de tarea” [cursiva SLA].
En el coloquio de la citada conferencia, Sacristán hizo una observación sobre el trabajo de
Marx en el ámbito de las matemáticas a raíz de una pregunta de Mosterín sobre el conocimiento
de Marx de la ciencia no social de su época. Sacristán señaló que Marx, a mediados de los años
cincuenta, en la misma época en vuelve a cultivar a Hegel, llega a la convicción de que tiene que
estudiar matemáticas. Marx había tenido de joven aficiones algebraicas y, según parece, repasa
en aquellos años cincuenta su álgebra elemental y se da cuenta que para seguir en este campo
lo que necesita es el cálculo infinitesimal. Lee manuales de la época, “los lee con concepción
crítica y hegeliana, es decir, le molesta mucho lo que él considera la metafísica -que no andaba
desencaminado-, la metafísica de la idea de infinitésimo claro, la atribuye con cierta injusticia no
sólo a Newton sino a Leibniz (a pesar de que Leibniz era una lectura favorita suya), pero él cree
que Leibniz ha sostenido la existencia actual del infinitésimo -cosa falsa, pero que él tampoco
podía saber; no estaban editadas las cartas en (las) que Leibniz afirma positivamente que él no lo
considera más que un expediente de cálculo-, y entonces lee algunos clásicos del cálculo
infinitesimal (Taylor)”.
Marx se orienta bien en su estudio en el sentido de rechazar esa metafísica del
infinitésimo pero, en cambio, sostiene Sacristán, en ocasiones, se mete en aporías sin salida “con
esto voy a lo que decía antes del paréntesis autocrítico, en este sentido es mejor que lo que yo
había supuesto antes de que se publicaran estos textos. Yo había supuesto que iba a repetir la
idea de Engels de variable sin más. En cambio, no, y hace un cierto desarrollo en un sentido
ligeramente operativista. Vamos no piensa la variable como negación de la negación, al modo de
Engels [en el Anti-Dühring], pero, en cambio, en el momento decisivo, cuando tendría que
entonces trabajar por la idea de límite, da un salto atrás. La idea de límite también le parece mala
metafísica y se mete por lo que me parece un callejón sin salida -los matemáticos, si hay alguno
presente, o economistas más matemáticos, podrán decirlo-, a saber: intenta un tratamiento
algorítmico pero algebraico de la cuestión, que supongo yo que es un callejón sin salida”.
Así, pues, Sacristán no vio totalmente justificada la euforia con que se recibieron en 1968,
por parte de los editores soviéticos y por el mismo Lucio Lombardo Radice, los manuscritos
matemáticos de Marx. En su opinión, esos manuscritos “muestran la preocupación científica de
Marx, la seriedad de su estudio. Era un hombre que para cualquiera cosa era capaz de ir a los
clásicos, primero miraba su manual, pero luego se iba a los clásicos. Pero no creo que saliera de
la problemática, del callejón sin salida que Hegel ha impuesto a todos sus discípulos
matemáticos, por lo menos en filosofía de la matemática, obligándoles, en el mejor de los casos,
a una existencia esquizoide: una explicación filosófica absurda y luego la práctica matemática por
otro lado”.
Igualmente, sobre este tema de los “Manuscritos matemáticos” marxianos, en carta
fechada el 20 de octubre de 1982, probablemente dirigida al Ministerio de Educación y Ciencia,
Sacristán apuntaba:
“Apartado A. Descripción de la labor realizada en el período.
Como se indicaba en la última memoria, es conveniente matizar la optimista opinión de
Francesco Matarrese, en su introducción a la edición italiana de los manuscritos matemáticos de
Marx, sobre la fundamentación del cálculo infinitesimal. Parece confirmarse la función
instrumental de sus trabajos matemáticos de vejez, en particular la mencionada formulación
analítica de la teoría de la reproducción, recogida en el Libro II del Capital, que, como se señaló,
queda frustrado por su desconocimiento del cálculo matricial.
Nuestra mencionada intención de analizar la filosofía de la ciencia en Marx, parece
apuntar la hipótesis de que en su obra se pueden, en principio, localizar diversas nociones de
ciencia, entre las que la tradicional idea de corte positivo no es la central, al coexistir con otras de
raíz clásica y hegeliana.
Puntos estos sobre los que estamos rastreando en la obra de Marx y que juegan un papel
de notable Importancia en sus escritos sobre metodología y sociología de la ciencia”.
A mano, Sacristán había escrito en la parte superior de este papel: “Memoria: del contrato
de ayudas para el fomento de la investigación (Bufanda)”.
Acaso la siguiente nota es otra versión del escrito anterior que lleva por encabezamiento:
“Los estudios matemáticos de Karl Marx y las concepciones económico-sociales de sus últimos
años”.
“Como se indicaba al final de la memoria provisional de 23 de junio de 1981, era
conveniente examinar el juicio positivo de algunos autores, como F. Matarrese, respecto de la
tendencia algebrista de Marx a propósito de la fundamentación del cálculo infinitesimal. En
particular, se ha tratado posteriormente la cuestión de si la crítica de la idea de límite por Marx
tiene alguna afinidad con el punto de vista del análisis no-standard. La conclusión de este
examen es negativa.
A la presente altura de la investigación, la hipótesis más verosímil es que los trabajos
matemáticos de la vejez de Marx obedecen a una motivación teórico-económica, a saber, el
deseo de encontrar una formulación matemática adecuada a la teoría de la reproducción
expuesta en los manuscritos que Engels publicó como libro II de El Capital. Ese intento se debe
considerar fallido: Marx no se ha acercado suficientemente al tipo de cálculo matricial que habría
respondido a sus necesidades,
Los trabajos matemáticos de la vejez de Marx son, evidentemente, de mucho menor
interés no ya que sus trabajos económicos, sino también que sus reflexiones de filosofía y
sociología de la ciencia. Comprobado ese extremo, es nuestra intención abordar ahora el estudio
del pensamiento del autor en la filosofía y la sociología de la ciencia”.
*
3. La familia, la propiedad privada y el Estado.
En Reserva, fondo Sacristán, de la Universidad de Barcelona, puede verse un cuaderno
con estas observaciones de Sacristán sobre El origen de la familia, la propiedad privada y el
Estado. Sacristán cita por la edición alemana de MEW 21, pp. 25 ss. Aquí se da la traducción
castellana.
*
1. En el prólogo a la primera edición (p. 28) Engels (E) pone trabajo y familia en el
mismo plano de condicionantes de las instituciones sociales.
2. Pero luego vincula la familia -”los vínculos de linaje”-, o su predominio, con la
sociedad sin clases, y añade que en la sociedad de clases el orden de la propiedad
domina el orden de la familia.
3. La reproducción del esquema histórico de Morgan muestra que E. ve ya el
motor en los medios e instrumentos (naturales sobre todo) de producción (p. 32). Uno de
los párrafos finales del capítulo I lo expresa inequívocamente:
“El cuadro del desarrollo de la humanidad a través del salvajismo y de la barbarie hasta
los comienzos de la civilización, cuadro que acabo de bosquejar siguiendo a Morgan, es bastante
rico ya en rasgos nuevos, y, sobre todo, indiscutibles, por cuanto están tomados directamente de
la producción” (p. 35) [cursiva MSL].
4. FE: “...de suerte que también aquí el matrimonio por grupos se va extinguiendo,
quedando reducida la cuestión a saber quién, bajo la influencia europea, desaparecerá antes de
la escena: el matrimonio por grupos o los negros australianos que lo practican” (p. 51).
No se suele recordar que Engels no es siempre un progre. Este chiste supone una
buena vinculación de genocidio y etnocidio.
5. “La división del trabajo entre los sexos depende de otras causas que nada tienen que
ver con la posición de la mujer en la sociedad” (p. 54)
Importante la mera afirmación. ¿Habrá que llamar “técnica” a esa división? Buen
ejemplo para reírse de tontos.
6. p. 68 [“En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro
esta frase. “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la
procreación de los hijos”. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases (1, 2) que
apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo (2) entre el hombre y la mujer
en la monogamia; y la primera opresión de clases (1), con la del sexo femenino por el masculino.
La monogamia fue un gran progreso histórico, pero al mismo tiempo inaugura, juntamente con la
esclavitud y con las riquezas privadas, aquella época (3a) que dura hasta nuestros días y en la
cual cada progreso es al mismo tiempo un regreso relativo (3) y el bienestar y el desarrollo de
unos verifícanse a expensas del dolor y de la presión de otros (3b). La monogamia es la forma
celular de la sociedad civilizada (4), en la cual podemos estudiar ya la naturaleza de las
contradicciones y de los antagonismos que alcanzan su pleno desarrollo en esta sociedad (3c)”]
(1) Es importante para el concepto de clase, que se aplica a las mujeres y
hombres de la familia monogámica, sin duda porque las respectivas situaciones en
relación con los medios de producción son diferentes. Claro que lo mismo se puede decir
de varones libres y niños, esclavos. Luego para Engels las clases son conjuntos con
intersección no necesariamente vacía.
(2) La afirmación de contraposición (de hecho) por antagonismo (estructural) no se
basa, en la exposición de Engels, más que en mera descripción.
La referencia a la contradictoriedad del progreso tiene la interesante afirmación
categórica de que progreso es siempre también retroceso (3), aunque mitigada por una
posible limitación histórica (3a) con explicación clasista en sentido amplio (3b), que deja
abierta la posibilidad de concebir progreso no contradictorio. La época se caracteriza (3c)
con un léxico que recuerda a Fourier (4).
La misma actitud general en este otro trozo, tan expresivo, cuyo contexto es la
prostitución (p. 69):
“Así, pues, la herencia que el matrimonio por grupos legó a la civilización es doble, y todo
lo que la civilización produce es también doble, ambiguo, equívoco, contradictorio...”.
Lo que pasa es que la contradictoriedad no debe excluir decisiones unívocas.
7. E. cita a Fourier en la pág. 73:
“Así como en gramática dos negaciones equivalen a una afirmación, de igual manera en
la moral conyugal dos prostituciones equivalen a una virtud”.
8. El desarrollo del nacimiento del amor sexual personal como logro, y de que sólo
se da del todo en el proletariado, por faltar en éste el fundamento de la monogamia (ojo
léxico) (pp. 73-74). El final es una frase que condensa el punto de vista material y el
metodológico:
“En resumen: el matrimonio proletario es monógamo en el sentido etimológico de la
palabra, pero de ningún modo lo es en su sentido histórico” (p. 74).
10. La formulación más fiel del punto de vista de E. es quizás ésta: está hablando
del momento de la equiparación jurídica total de hombre y mujer, y concluye:
“Entonces se verá que la manumisión de la mujer exige, como condición primera, la
reincorporación de todo el sexo femenino a la industria social, lo que a su vez requiere que se
suprima la familia individual como unidad económica de la sociedad” (p. 76).
*
4. Dialéctica de la Naturaleza.
[…] Tanto Marx cuanto Engels conservan hasta el final del trabajo una sensación
de hastío, fruto del malestar que les provoca la interrupción de otros estudios más
sustantivos. Así por ejemplo, Marx escribe a Wilhelm Liebknecht el 7/10/1877 (MEW 34,
209):
Engels está ocupado en el trabajo sobre Dühring. Es un gran sacrificio por su parte,
porque para atender a eso tiene que interrumpir un trabajo incomparablemente más importante.
5. Anti-Dühring
A.1. Génesis.
1. Esta edición castellana de La subversión de la ciencia por el señor Eugen
Dühring (Herrn Eugen Dührings's Umwälzung der Wissenschaft) reproduce la traducción
publicada por la editorial Grijalbo en 1964 (3ª edición, 1968). Difiere de ésta en que da
en apéndice mayor número de borradores y otras notas de Engels, a saber, todos los
textos accesibles, sin juzgar acerca de su interés, puesto que la publicación ocurre en el
marco de una edición lo más completa posible. La primera sección del apéndice presenta
materiales o borradores escritos por Engels en la preparación del Anti-Dühring. La
segunda trae acotaciones marginales de Engels a pasos del Curso de economía
nacional y social de Dühring. La tercera un texto bastante completo de tema militar. La
cuarta retoques al texto del Anti-Dühring practicados por Engels para la redacción de La
evolución del socialismo de la utopía a la ciencia.
El texto alemán traducido es el de la tercera edición, Stuttgart, 1894, que es una
edición ampliada respecto de la primera, y la última preparada por Engels y aparecida
antes de su muerte. La impresión de esa edición definitiva que se ha utilizado para la
traducción es la del volumen 20 de KARL MARX, FRIEDRICH ENGELS, Werke (MEW),
Berlín (Este), Dietz Verlag, 1962.
*
La edición del Anti-Dühring considerada definitiva en OME es fruto de una
evolución que vale la pena reseñar brevemente en atención a lo mucho que se ha
difundido y que ha influido el libro. Tanto por su presencia editorial cuanto por su uso,
completa o fragmentariamente, en cursos y círculos de estudios, el Anti-Dühring es uno
de los libros más conocidos en el movimiento obrero de los países industriales, por lo
menos de los europeos.
El motivo o la ocasión del Anti-Dühring fue una polémica de Engels (y de Marx)
con Karl Eugen Dühring. Engels deseaba desde hacía tiempo tratamiento sistemático del
pensamiento socialista en el marco general de la ciencia de la sociedad y de la
naturaleza, pero no pudo empezar a hacerlo sino tardíamente. Cuando le fue posible
retirarse de su trabajo empresarial en las hilaturas Eren & Engels quedó absorbido por
las tareas de la Internacional y por el torbellino político subsiguiente a la guerra franco-
prusiana (Comuna de París). El primer paso de la fase de trabajos científicos centrada en
el “Anti-Dühring” fue un estudio del fragmento conservado (MEW 20,472-476; OME 36).
La actitud de Engels respecto de Büchner tiene bastantes parecidos con la que luego
asume frente a Dühring. “Se les podría dejar en paz”, dice Engels refiriéndose a los que
para él son “materialistas vulgares” (Vogt, Moleschott, Büchner mismo), “confiándoles su
oficio -nada deshonroso, aunque estrecho- de enseñar al filisteo alemán ateísmo, etc.,
pero 1º, los dicterios contra la filosofía (citar), y, 2º, la pretensión de aplicar las teorías de
la naturaleza a la sociedad y reformar el socialismo. Por eso nos obligan a tomar acta de
ellos.” (MEW 20, 472.). También manifestaciones más despectivas hay en el fragmento
sobre Büchner, que probablemente está escrito en 1872. Hay, por ejemplo, una remisión
a la frase de Hegel sobre “los zapatos” en Enciclopedia I, que, aunque es un dicho
construido de otro modo, coincide en su uso con el castellano “zapatero a tus zapatos”.
Todo eso recuerda mucho lo que poco después será el tono predominante en el discurso
de Engels sobre Dühring.
[...] Engels escribe en el prólogo al “Anti-Dühring” y repite en varios lugares que no
ha emprendido ese trabajo por gusto ni espontáneamente. Por su gusto no se habría
ocupado de Dühring después de haber discutido en el periódico Der Volksstaat la
campaña proteccionista de los pequeños terratenientes prusianos productores de
aguardiente (“Aguardiente prusiano en la Dieta del Imperio”, Der Volksstaat, serie de tres
artículos aparecidos los días 25/2/1876, 27/2/1876 y 1/3/1876). En uno de los artículos
aludía Engels burlescamente a Dühring considerándole partícipe del proteccionismo de
von Kardorff y llamándole “el más reciente adepto y, al mismo tiempo, regenerador del
socialismo” (MEW 19, 37-46.) En el “Anti-Düring” hay también una alusión irónica a este
tema.
La idea de redactar un trabajo polémico amplio sobre Düring le es sugerida a
Engels, primero, por Wilhelm Liebknecht, en cartas, de 1/2/1875, 21/4/1875 y 16/5/1876.
En esta última escribe Liebknecht: “Te adjunto un manuscrito de Most que te mostrará
que la epidemia Düring ha contagiado incluso a gente por lo común razonable (... )”.
La lectura del texto de Most, muy influido por Dühring, preocupó a Engeis, que
escribió poco después a Marx (24/5/1876):
No hay duda de que esta gente se imagina que Dühring, con sus vulgares y biliosos
ataques contra ti, resulta intocable para nosotros, porque si ponemos en ridículo sus estupideces
teóricas parecerá que nos tomamos venganza de aquellos ataques personales (...) este asunto
me ha puesto furioso, y es cosa de preguntarse síno habrá llegado el momento de considerar en
serio nuestra posición vis-à-vis de ese señor (MEW 34, 12-13.)
Las muy citadas frases de Marx definiendo su posición respecto de Dühring son
respuesta a esa carta de Engels:
Mi opinión es que “posición vis-à-vis de ese señor” sólo se puede tomar criticando a
Dühring sin contemplaciones. Es evidente que ha ido revolviendo entre los tarugos y los
ambiciosillos literarios que simpatizan con él para evitar esa crítica (... ). Por lo que hace in specie
al señor Most, es natural que tenga a Dühring por cumplido pensador, porque Dühring proclama
que Most ha conseguido por fin convertir El Capital en algo razonable. Dühring adula
sistemáticamente a esos tarugos, los cuales no tienen motivo para quejarse de lo mismo de
nuestra parte ((Carta de Marx a Engels, 25/1/1876; MEW 34, 14-16.)
Parece claro que en ese mes de mayo de 1876 deciden Engels y Marx emprender
la crítica de Dühring, pues, tres días después de la última carta citada de Marx, Engels le
escribe unas líneas que revelan tanto lo poco que aprecia a Dühring como el estilo
polémico de la época:
Anyhow, I have him on the hip now. Tengo ya mi plan, j'ai mon plan. Primero me meto en
el lío con toda objetividad y aspecto serio, y el tratamiento se endurece a medida que se
amontonan pruebas de los absurdos por un lado y las perogrulladas por otro; y al final caerá
chuzos de punta (Carta de Engels a Marx, 28/5/1876; MEW 34, 17-19.)
Durante las vacaciones del verano de 1876, que pasó en la playa de Ramsgate,
Engels completó sus lecturas de Dühring. En la correspondencia queda algún testimonio:
(... ) aquí me consuelo con la filosofía de Dühring: nunca jamás se había escrito una
plasta tan inconsistente. Trivialidades enfáticas y nada más, y entre ellas memez completa, pero
todo dispuesto con cierta habilidad para un público al que el autor conoce muy bien, un público
que quiere aprender rápidamente a hablar de todo a fuerza de sopa boba y poco esfuerzo (Carta
de Engels a Marx, 25/7/1876; MEW 34, 20)
Con el atontamiento de balneario espesándose cada vez más, la lectura adecuada era,
naturalmente, la natural filosofía de la realídad del señor Dühring. Nunca había visto yo cosa tan
natural. Se trata siempre de cosas naturales, con la particularidad de que es natural todo lo que al
señor Dühring le parece natural, razón por la cual parte siempre de “proposiciones axiomáticas”
pues lo que es natural no necesita prueba (Carta de Engels a Marx, 25/8/1876; MEW 34, 26-27.)
5. A. 1. Nota editorial OME-35, pp. IX-X y xiii-xix. 5. A. 2. “La tarea de Engels en el Anti-
Dühring”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 24-28.
Nota SLA:
De los monjes de Montserrat, esta carta de agradecimiento a Sacristán por el envío del
Anti-Dühring y de La investigación científica del bibliotecario de la abadía, P. Robert Vilaró,
fechada el 11 de marzo de 1971:
“Sr. Dr. Manuel Sacristán
Barcelona
Distinguido señor:
Tengo el gusto de poder agradecer la amable atención que ha tenido para con nuestra
biblioteca al obsequiarnos con las versiones de dos importantes obras: M. Bunge, La
investigación científica y F. Engels, Anti-Dühring, y que me entregó mi antecesor en el cargo P.
Taxonera.
Aprovecho esta ocasión para ofrecerle, en la medida de lo posible y de su utilidad, los
servicios de nuestra biblioteca, junto con el testimonio de mi admiración y respeto...”
*
3. Filosofía de la Naturaleza.
“Es mucho más fácil abalanzarse contra la vieja filosofía de la naturaleza, según el
ejemplo del superficial vulgo à la Karl Vogt, que justipreciar su importancia histórica. La filosofía
de la naturaleza contiene mucho absurdo y mucha fantasía, pero no más que las teorías
afilosóficas contemporáneas de ella presentadas por los investigadores empíricos de la
naturaleza; pero también contenía muchas cosas con sentido y entendimiento, como empieza a
verse desde la difusión de la teoría de la evolución. Así ha reconocido Haeckel con todo derecho
los méritos de Oken y Trevirarnus. Con su protolino y sus protovesículas, Oken ha establecido
como postulado de la biología lo que más tarde se ha descubierto realmente como protoplasma y
como célula” (p. 9, nota 1).
Aceptado que la Filosofía de la Naturaleza inspiró. Pero:
a) su significado histórico es reaccionario. Es no reconocer al nuevo pensamiento.
b) La función inspiradora de la especulación es compleja: no es verdad que la
partícula biológica originaria sea la célula.
4.Ignorancia esencial, incomprensión.
Admite con Hegel que en la 3ª ley de Kepler está explícita la ley de gravitación de
Newton! (Prólogo 2ª edición, nota 1, p. 10).
5. Claridad.
“Mas quizá el progreso de la ciencia teórica de la naturaleza haga mi trabajo totalmente o
en gran parte superfluo. Pues la revolución impuesta a la ciencia teórica de la naturaleza por la
mera necesidad de ordenar los descubrimientos puramente empíricos que se acumulan
masivamente es tal que tiene que llevar a consciencia hasta de los empíricos más recalcitrantes
el carácter dialéctico de los procesos naturales” (p. 11).
a) La verdadera revolución (Maxwell, Lobatchevski, Riemann) no la sospecha
siquiera.
b) Es verdad, pero esa dialéctica se ofrece en nuevos conceptos, y no en el refrito
especulativo de las “leyes” de Hegel. Lo que no puede seguir sustituyendo a la visión de
conjunto dialéctico es la cultura.
6. Ciencia y filosofía: prólogo a la segunda edición (final).
“Apropiándose, precisamente, los resultados de tres mil años de desarrollo de la filosofía,
conseguirá, por una parte, liberarse de toda filosofía de la naturaleza que pretenda situarse fuera
y por encima de ella, y, por otra parte, rebasar su propio limitado método de pensamiento,
tomado del empirismo inglés” (p. 12).
Esencia de la teoría de la ciencia de Engels. Versión “utópica” de las tesis sobre
Feuerbach. De verdad se aplica a la cultura, no a la investigación. Y sin valorar tanto la
tradición filosófica, que fue mala ciencia. Lo que no puede seguir sustituyendo a la
concepción de la dialéctica es la cultura.
Esto es casi idealista: la escisión no se supera idealmente.
El punto de vista de Engels en la historia de la ciencia es cultural: se interesa por
la consecución de ideas y perspectivas de alcance filosófico-cultural. Por ejemplo, Kant y
la nebulosa son para él la conquista de la idea de origen y muerte del sistema solar
(Prefacio II).
El método discutido no desaparecerá nunca en la teoría.
Lo filosófico es un nivel, no una teoría.
“Pero esta concepción, por correctamente que capte el carácter general del cuadro de
conjunto de los fenómenos, no basta para explicar las particularidades de que se compone aquel
cuadro total, y mientras no podamos hacer esto no podemos tampoco estar en claro sobre el
cuadro de conjunto” (Ibídem).
Aquí hay una contradicción, porque si todo cambia tampoco hay cosas definidas.
Estas no pueden ser más que construcciones. Por lo demás, dejando esto aparte, el
texto da clara visión del campos de relevancia que salva a Engels al nivel teorético o de
principios.
11. “Para el metafísico las cosas y sus imágenes mentales, los conceptos, son objetos de
investigación dados de una vez para siempre, aislados, uno tras otro y sin necesidad de
contemplar el otro, firmes, fijos y rígidos” (p. 21).
Naturalmente, así son los conceptos.
12. pp. 21-22 [Desde “El metafísico piensa según rudas contraposiciones sin mediación:
su lenguaje es “sí, sí”, y “no, no”, que todo lo que pasa de eso del mal espíritu procede. Para él,
toda cosa existe o no existe: una cosa no puede ser al mismo tiempo ella misma y algo
diverso…” hasta “(…) y el modo metafísico de pensar, aunque también esté justificado y es hasta
necesario en esos anchos territorios, de diversa extensión según la naturaleza de la cosa,
tropieza sin embargo siempre, antes o después, con una barrera más allá de la cual se hace
unilateral, limitado, abstracto, y se pierde en irresolubles contradicciones, porque atendiendo a
las cosas pierde su conexión, atendiendo a su ser pierde su devenir y su perecer, atendiendo a
su reposo se olvida de su movimiento: porque los árboles no dejan ver el bosque”).
Todo está bien -reconocimiento de la necesidad de la abstracción y de sus límites-
, pero se olvida de que esos son los límites del conocimiento científico positivo, y no de
un supuesto método metafísico. Hegel le ha estropeado el uso de este último término.
No es verdad que el análisis cosmológico moderno sea estático. Lo que pasa es
que no tiene una noción cualitativa del movimiento.
El final del texto supone una distinción muy tajante entre ciencia natural y filosofía,
distinción que el propio Engels -por suerte- no respeta luego. Aquí hay una noción de
filosofía como doctrina.
Luego este no es el ámbito de relevancia de la dialéctica, porque aquí no hace aún
falta para decir eso. La tarea de la dialéctica es reconstruir el todo individualizado.
Mostrar que y en qué sentido es el mismo o es otro -es el mismo a lo largo de su vida e
historia.
. Ibid, p. 22 (Desde “Para casos cotidianos sabemos, por ejemplo, y podemos decir con
seguridad si un animal existe o no existe; pero si llevamos a cabo una investigación más
detallada…” hasta “(…) y se disuelven en la concepción de la alteración universal, en la cual las
causas y los efectos cambian constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí o
entonces es causa, y viceversa”).
Y eso se lo permite decir ya la ciencia, el “método metafísico”. Luego este no es el
ámbito de relevancia de la dialéctica, porque aquí no hace aún falta para decir no. La
tarea de la dialéctica es reconstruir el todo individual. Mostrar que y en qué sentido es el
mismo o es otro -es el mismo a lo largo de su vida e historia.
Un ejemplo de completo sofisma:
“... también descubrimos que causa y efecto son representaciones que no tienen validez
como tales, sino en la aplicación a cada caso particular; y que se funden en cuanto
contemplamos el caso particular en su conexión general con el todo del mundo, y se disuelven en
la concepción de la alteración universal, en la cual las causas y los efectos cambian
constantemente de lugar, y lo que ahora o aquí es efecto, allí o entonces es causa, y viceversa”
(p. 22).
1. Causa y efecto parecen primero como conceptos, luego como fenómenos con
objetos.
2. La correcta afirmación sería que dialécticamente, desde el punto de vista del
todo, hay que abandonar esos conceptos. En cambio, el lenguaje hegeliano consiste en
confundirlos. Lo correcto es relativizarlos.
14. “El sistema hegeliano es en sí un colosal aborto, pero también el último en su género.
Aún padecía una insanable contradicción interna: por una parte, tenía como presupuesto esencial
la concepción histórica según la cual la historia humana es un proceso evolutivo que, por su
naturaleza, no puede encontrar su consumación intelectual en el descubrimiento de la llamada
verdad absoluta; pero, por otra parte, el sistema hegeliano afirma ser el contenido esencial de
dicha verdad absoluta. Un sistema que lo abarca todo, un sistema definitivamente concluso de
conocimiento de la naturaleza y de la historia, está en contradicción con las leyes fundamentales
del pensamiento dialéctico; lo cual no excluye en modo alguno, sino que, por el contrario, supone
que el conocimiento sistemático de la totalidad del mundo externo puede dar pasos de gigante de
generación en generación” (p. 24).
La correcta afirmación final -que es tan clara como el primer texto- no es tan obvia
como puede parecer. Hegel ha hecho el sistema porque pensamiento dialéctico es
pensamiento del todo. Si Engels no lo admite, es porque subraya el momento histórico.
Pero entonces tiene que admitir que el objeto dialéctico no es propiamente conocimiento
sino estructura del conocimiento suprapositivo.
15. ”(*) En los dos casos es este materialismo sencillamente dialéctico, y no necesita
filosofía alguna que esté por encima de las demás ciencias. (**) Desde el momento en que se
presenta a cada ciencia la exigencia de ponerse en claro acerca de su posición en la conexión
total de las cosas y del conocimiento de las cosas, se hace precisamente superflua toda ciencia
de la conexión total. (***) De toda la anterior filosofía no subsiste al final más que la doctrina del
pensamiento y de sus leyes, la lógica formal y la dialéctica. Todo lo demás queda absorbido por
la ciencia positiva de la naturaleza y de la historia” (p. 25)
(*) Posición general: no hay filosofía sistemática.
(**) Implica niveles y la utopía de Goethe. Sus peligros: a) charlatanería
especulativa dada como ciencia, desconocimiento de los niveles.
(***) La dialéctica tiene que ser el tratamiento general de los modos de
Zusammenhang. Se olvida arte y moral. O van en ciencias históricas.
A primera vista favorecería una concepción formalista de la dialéctica, del tipo de
la de los lógicos de los sistemas paraconsistentes, desautorizando a los de la dialéctica
material, pues este texto dice que la dialéctica material está en la ciencia positiva. Pero
tampoco queda este texto bien interpretado por los lógicos de la contradictoriedad,
puesto que Engels está sosteniendo aquí la lógica formal (evidentemente clásica) como
cosa distinta de la dialéctica y no sustituible por ella. Ergo, tampoco la entendía como
sistema formal. Es evidente que la entendía como heurística.
Criticar el idealismo del sujeto ”la ciencia”.
17. Hipótesis Kant. Puede ser el texto clave para discutir la naturaleza de lo que
hace Engels (pp. 59-61).
a) Engels es grosero al dar como progreso de la ciencia el invento filosófico de
una perspectiva sobre el mundo, aunque se trata, ciertamente de perspectiva filosófica,
inspiradora de ciencia.
b) Muestra luego una acertada concepción de la ciencia (en teoría) al considerar
hipotética la tesis kantiana y hasta el copernicanismo.
c) Y cae en error de teoría de la ciencia al considerar que los primeros y modestos
resultados del análisis espectroscópico han liquidado toda oposición a la hipótesis
kantiana hoy abandonada.
Error parecido, más tarde, en el Feuerbach (1886 [Ludwig Feuerbach y el fin de la
filosofía clásica alemana) al considerar probado el copernicanismo.
18. Capítulo VI, pp. 63-68. La reflexión dialéctica de Engels se refiere siempre a la
totalidad del universo, muy eficazmente en la crítica (por ejemplo, al criticar la
absolutización del reposo mecánico por Dühring), pero la empresa de la totalidad es
según el propio Engels, imposible. Moraleja.
La vaciedad de que la vida consiste en ser al mismo tiempo uno mismo y no uno
mismo (“La vida, el modo de existencia de un cuerpo albuminoideo, consiste, pues, ante
todo en que en cada instante es él mismo y otro” p. 76) va a ser una base de mi tesis:
esa afirmación se debe a tomar unos individuos de lenguaje distinto de aquel en el cual
se mantendrían la identidad (partículas elementales). Y se toma ese otro sujeto porque lo
interesante es el individuo vivo (un todo). Análogamente para el universo.
19. Aciertos curiosos. Considera unilateral la explicación darwinista del
transformismo (cap. VII, pp. 71-74).
20. Definición (capítulo VIII). En general, saber real y buena visión operativa.
Además: concreción (dialéctica) del saber.
g) “¿Qué otra cosa he hecho sino negar x e y, pero no de tal modo que no me tenga que
ocupar más de ella, como niega la metafísica, sino del modo adecuado a la situación?”
Nada de negar x e y: ha considerado incrementos.
h) “En vez de x e y tengo, pues, ahora su negación, dx y dy, en las fórmulas o ecuaciones
estudiadas. Sigo entonces calculando con estas fórmulas, trato a dx y dy como magnitudes
reales, aunque sometidas a ciertas leyes excepcionales”.
dx y dy son también variables. Sus campos son cantidades menores que
cualesquiera dadas.
C. Sigue los ejemplos del grano de cebada, de la orquídea y la dolia (p. 139), de las mariposas, de
la geología (p. 139).
La descripción de lo que pasa al grano de cebada no es conocimiento. La ciencia
positiva consiste en superar esa descripción y saber lo que pasa dentro del grano de
cebada. Dialéctica es concepción del mundo y pensamiento sintético y el análisis no es
su campo de relevancia. Coger el ejemplo del grano de cebada.
29. Al empezar el Schlu[ conclusión] del capítulo XIV, Engels tiene una
expresión de desprecio de la idea de “aplicar” leyes (p. 146).
30. pp. 175-176 [Desde : “...Cuando se tienen cañones con los que se puede acertar a un
batallón en cuanto lo distingue la vista, y fusiles que hacen…” hasta “(...) a saber: dar a las masas
trabajadoras una voluntad de contenido correspondiente a su situación de clase. Y esto significa
ruptura del militarismo y, con él, la de todos los ejércitos permanentes, desde dentro”].
a) “La era de la evolución está, pues, por este lado, concluida en lo esencial” (p. 175).
Ejemplo de los mejores para ilustrar el estado de ánimo de Marx-Engels.
Inminentismo, que es un error (con consecuencias tremendas), pero también un
trampolín para la reflexión sobre la sociedad comunista. Ni soñaban con un desarrollo
como el presente de las fuerzas productivas.
b) “Mas, por otra parte, esta fuerza ha obligado a todos los grandes estados continentales
a introducir en sus países la versión radical del sistema prusiano del ejército trimestral y, con él,
una carga militar que les hará necesariamente hundirse en pocos años” (p. 175)
Inminentismo, por falta de imaginación sobre los posibilidades de reajuste
económico.
c) “El ejército se ha convertido en finalidad principal del estado, ha llegado a ser fin en sí
mismo; los pueblos no existen ya más que para suministrar y alimentar soldados. El militarismo
domina a Europa y se la traga” (p. 175).
Muy buena descripción-previsión.
d) “La competición de los diversos estados entre sí les obliga a utilizar cada año más
dinero para el ejército, la escuadra, la artillería, etc., es decir, a acelerar cada vez más la
catástrofe financiera...” (p. 175).
Lo mismo que b.
e) “(..) y, por otra parte, a realizar cada vez más en serio el servicio militar obligatorio, y
con ello, en definitiva, a familiarizar al pueblo entero con el uso de las armas, a capacitarlo para
imponer en un determinado momento su voluntad contra el poder militar que le manda” (pp. 175-
176).
La imaginación falla aquí a propósito de los medios políticos, aparte de los
económicos.
f) “En ese momento el ejército principesco se transmuta en ejército popular; la máquina
se niega a seguir sirviendo y el militarismo sucumbe por la dialéctica de su propio desarrollo” (p.
176)
Éste es el punto clave. La dialéctica de un desarrollo presenta “prolongaciones”,
negaciones de la negación, que resultan imprevisibles.
g) “Y esto significa la ruptura del militarismo y, con él, la de todos los ejércitos
permanentes, desde dentro” (p. 176)
Lo mismo que e.
33. “Según esto [la concepción materialista de la historia], las causas últimas de todas las
modificaciones sociales y las subversiones políticas no deben buscarse en la cabeza de los
hombres, en su creciente comprensión de la verdad y la justicia eternas, sino en las
transformaciones de los modos de producción y de intercambio; no hay que buscarlas en la
filosofía, sino en la economía de las épocas de que se trate. El despertar de la comprensión de
que las instituciones sociales existentes son irracionales e injustas, de que la razón se a
convertido en absurdo y la buena acción en una plaga, es solo un síntoma de que en los método
de producción y en las formas de intercambio se han producido ocultamente modificaciones con
las que ya no coincide el orden social, cortado a la medida de anteriores condiciones
económicas. Con esto queda dicho que los medios para eliminar los males descubiertos tienen
que hallarse también, más o menos desarrollados, en las cambiadas relaciones de producción.
Estos medios no tienen que inventarse con sólo la cabeza, sino que tienen que descubrirse,
usando la cabeza, en los hechos materiales de la producción” (p. 278).
En esta exposición particularmente unilateral, no hay huella de una posible
reconsideración (?) de las fuerzas productivas, ni siquiera de los medios de producción.
El mismo factor subjetivo queda asimilado por el objetivo. Es de verdad la gloria del “en
última instancia” (ver cursivas).
34. “[…] La contradicción entre la producción social y apropiación capitalista se reproduce
como contraposición entre la organización de la producción en cada fábrica y la anarquía de la
producción en la sociedad en su conjunto.
En estas dos formas de manifestarse la contradicción que le es inmanente por su origen
se mueve el modo de producción capitalista, describiendo ciegamente aquel “círculo vicioso”, que
ya descubrió en él Fourier. Pero lo que en su tiempo aún no podía ver Fourier es que ese círculo
vicioso va estrechándose progresivamente, que el movimiento representa más bien una espiral, y
que tiene que alcanzar su final, igual que el de los planetas, chocando con el centro” (pp. 284-
285) .
Gracioso paso. La catástrofe, aquí, es para Engels la del sistema (aunque no se
puede ignorar que, en el mismo A-D., Engels elogia a Kant por haber incluido en la
ciencia el final de la Tierra). Basta darle un valor más general...
La vía marxista de trato del problema ecológico, ¿es la de la “anarquía de la
producción en la sociedad en su conjunto”? No sólo, o no al pie de la letra. Porque lo
malo es ya hoy “la organización de la producción en cada fábrica”. Hay que cambiar los
objetivos, los valores. El valor no es ya producción de bienes, sino de vida. La verdad es
que Harich tiene mucha razón.
35. p. 285. Uno de los mejores pasos para mi tema, aunque hay que señalar la
ingenuidad de los presupuestos “normales” [“así ocurre que la economización de medios
de trabajo se convierte por principio en una dilapidación desconsiderada de la fuerza de
trabajo, y en una destrucción de los presupuestos normales de la función del trabajo…”].
Al revés, una de las afirmaciones más resueltas del requisito de la abundancia
está también en el Anti-Dühring:
“La escisión de la sociedad en una clase explotadora y otra explotada, en una clase
dominante y otra sometida, fue consecuencia necesaria del escaso desarrollo anterior de la
producción. Mientras el trabajo social total no suministra más que un fruto reducido, que supera
en poco lo exigido para la existencia más modesta de todos los miembros de la sociedad,
mientras, pues, el tiempo de la gran mayoría de los miembros de la sociedad, ésta se divide
necesariamente en clases” (p. 292).
36. “La fuerza expansiva de los medios de producción rompe las ataduras que las pone el
modo de producción capitalista. Su liberación de esas ataduras es el único presupuesto de un
desarrollo ininterrumpido, del progreso cada vez más rápido de las fuerzas productivas, y, por
tanto, de un aumento prácticamente ilimitado de la producción misma. Pero eso no es todo. La
apropiación social de los medios de producción elimina no sólo la actual inhibición artificial de la
producción (1), sino también el positivo despilfarro y la destrucción de fuerzas productivas y
productos que son hoy día compañeros inevitables de la producción y alcanzan su punto
culminante en las crisis” (p. 293).
(1) Es, quizá, asimilable refiriéndolo al consumo social. Por lo demás, con
“despilfarro” se refiere a las crisis.
37. “La posibilidad de asegurar a todos los miembros de la sociedad, gracias a la
producción social, una existencia que no sólo resulte del todo suficiente desde el punto de vista
material, sino que, además, de ser más rica cada día, garantice a todos su plena y libre formación
y el ejercicio de todas sus disposiciones físicas e intelectuales, existe hoy por vez primera,
incipientemente, pero existe” (p. 293).
Decisivo para mi planteamiento.
38. La contradicción del capitalismo en la relación ciudad-campo es de interés
ecológico (pp. 306-307).
39. “Cierto que la civilización nos ha dejado en las grandes ciudades una herencia que
costará mucho tiempo y esfuerzo eliminar. Pero las grandes ciudades tienen que ser suprimidas,
y lo serán, aunque sea a costa de un proceso largo y difícil. Cualesquiera que sean los destinos
del Imperio Alemán de la Nación Prusiana, Bismarck podrá irse a la tumba con la orgullosa
conciencia de que su más intenso deseo será satisfecho: las grandes ciudades desaparecerán”
(p. 307)
Ejemplar en todo, sin olvidar la cita de Bismarck.
Apéndices.
40. pp. 340-341. Apéndice I (Desde “¡El entendimiento calculador una máquina de
calcular! Ridícula confusión de las operaciones matemáticas…” hasta “(…) Los resultados de la
geometría no son más que las propiedades naturales de las diferentes líneas y superficies y los
diferentes cuerpos, o sus combinaciones, los cuales existían en su mayor parte en la naturaleza
mucho antes de que existieran los seres humanos (radiolarios, insectos, cristales, etc”).
La matemática no son las cuentas de la vieja, sino la teoría de las cuentas de la
vieja. Y aquí Engels es kantiano, está implícitamente admitiendo la síntesis a priori.
F. Curso de postgrado.
Durante su estancia en México, Sacristán impartió un curso de posgrado sobre “Inducción
y dialéctica”. En una entrevista con una publicación mexicana –UnomásUno- Sacristán comentó:
"Escogí esos dos temas porque son dos capítulos más bien despreciados o discutidos de la
filosofía de la ciencia. Discutidos hasta el punto de que hay autores que creen que son palabras
vacías. Respecto de inducción, por ejemplo, Popper sostiene no hay inducción, que eso no
existe, que es una palabra vacía, y respecto de dialéctica lo creen también muchos autores.
Como por otra parte son dos conceptos que se usan mucho en la filosofía de las ciencias
sociales, me pareció interesante estudiar los dos, un semestre cada uno. Primero desde el punto
de vista lógico, formal, y luego desde el punto de vista de la metodología de las ciencias
sociales".
Desde este último punto de vista, ¿qué me diría usted de la inducción y de la dialéctica?
Como los dos conceptos son muy discutidos es claro que cada uno tiene su opinión. La
mía es que tanto inducción como dialéctica, en planos muy distintos, describen operaciones
cuyas reglas son muy triviales, como partos de los montes: decepciona mucho cuando se ponen
en forma de reglas; pero, en cambio, son operaciones que se practican constantemente, igual en
el conocimiento científico que en el cotidiano, en el común, ordinario. Por ejemplo son inductivas
las generalizaciones de bajo nivel, generalizaciones empíricas como a menudo se dice, pero
probablemente también muchas comparaciones analógicas que se encuentran en la producción
de hipótesis y, por otra parte, se puede llamar dialécticas a muchas operaciones poco
formalizables de globalización de conocimientos, de integración de conocimientos. En este
sentido algunas técnicas exactas, matemáticas, y en especial las basadas en la teoría general de
sistemas se podrían llamar dialécticas. Estos son asuntos de interés en ciencias sociales.”
El apartado dedicado a Marx y Engels en este curso de posgrado dictado en la Facultad
de Ciencias Sociales y Políticas de la UNAM seguía el siguiente esquema:
7. Revolución en España
Sacristán se refirió a esta edición de textos de Marx y Engels del modo siguiente:
1. “Los primeros textos de Marx y Engels publicados legalmente en España después de la
Guerra civil son traducción y edición mía. Son los textos de ambos autores sobre España,
Revolución en España (Barcelona, Ariel, 1960). Traduje los textos y los prologué; quince o veinte
páginas de prólogo: algo que se pudiera escribir en uno o dos días fue mi fórmula literaria para
aquel tipo de vida que yo hacía; me parece que no había otra solución.” (“Entrevista con Manuel
Sacristán”, Acerca de Manuel Sacristán, op. cit, p. 194)
2. “Karl Marx, Friedrich Engels, Revolución en España (Ariel, Barcelona, 1959, aunque
con la fecha 1960) fue el primer volumen de Marx / Engels publicado legalmente en España
durante el franquismo. Todavía era Arias Salgado ministro de Información. El mérito de la edición,
en circunstancias difíciles, corresponde a los editores de Ariel en la época, A. Argullós y J. M.
Calsamiglia” (“Prólogo a Revolución en España”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, p. 9, nota).
3) “El primer Marx y Engels publicado en España, después de la Guerra Civil, fue
precisamente Revolución en España y lo acabé en 1959 aunque lleva la fecha de 1960 por
razones de censura, de negociación con Robles Piquer, entonces en censura y ahora en
Televisión. En aquella época era más clara la censura. A España yo no creo que haya aportado
mucho, pero en cambio a ciertos grupos de gente, sí.” (“Hablando con Manuel Sacristán sobre
traducción”,AMS, op. cit, p. 170).
Se da aquí los pasajes de su prólogo en los que Sacristán hace referencia a los trabajos
de Engels.
*
Este volumen contiene veintinueve artículos periodísticos y tres de enciclopedia,
todos ellos referentes a temas españoles, escritos por Marx y Engels entre 1854 y 1856,
en 1858, 1860 y 1873. El lector no está pues en presencia de un libro, sino de una
colección de escritos. La colección ha sido ordenada del modo siguiente:
[…] Parte quinta. Tres correspondencias de Engels, para la New York Daily
Tribune sobre la toma de Tetuán por O'Donnell. Son de 1860. Los tres artículos fueron
apareciendo bajo el titular: La guerra mora (The Moorish War).
Parte sexta. Consta de cuatro artículos de Engels publicados en 1873 en Der
Volkstaat bajo el título de Los bakuninistas en acción (Die Bakuninisten an der Arbeit).
La nota introductoria y el subtítulo fueron añadidos por el propio Engels en la reimpresión
de 1894.
Todos los artículos de Marx contenidos en este volumen son posteriores al
Manifiesto comunista (1848) y sin duda contemporáneos de la primera elaboración de los
materiales para El Capital, esto es, de la Crítica de la economía política (1859). Escritos
en Londres entre 1854 y 1858, proceden de uno de los períodos de su vida más
intensamente dedicados al estudio. Desde su traslado a Londres en 1849 a
consecuencia de la derrota de la revolución de 1848, Marx, tras un probable y breve
período de esperanza en un pronto regreso compartida con los demás emigrados
alemanes, se dedica al estudio de las posibles causas de la indicada derrota. A partir
sobre todo de 1850 intensifica además el estudio de la economía, seguramente el fruto
más importante cosechado por él de su amistad con Engels.
(...) Los artículos de Engels contenidos en este volumen componen tres series de
desigual interés. Las dos primeras (partes cuarta y quinta) son fundamentalmente
informativas. La otra (parte sexta) es la única muestra de literatura política militante en
esta publicación.
Los artículos de Engels en Der Volkstaat sobre “la sublevación española del
verano de 1873” -es decir, sobre la rebelión cantonal o federalista de aquel año- merecen
atención en más de un respecto; pues aparte del interés que puedan tener para la
contemplación de aquellos acontecimientos desde el punto de vista de Primera
Internacional, esos escritos ocupan un lugar en el proceso de clarificación de las
concepciones políticas de los partidos marxistas frente a las ardorosas impaciencias del
comunismo anarquista.
Los cuatro artículos está escritos con un pathos que exaspera aún más la ya
acostumbrada dureza del estilo polémico de Engels. Acaso pueda explicarse esa
circunstancia por el hecho de estar escritos menos de un año después de la batalla que
terminó con la expulsión de Bakunin y Guillaume de la Internacional en el congreso de La
Haya (septiembre de 1872). La lucha en el congreso había tenido momentos de
dramática tensión, y uno de los más violentos había sido protagonizado precisamente por
el propio Engels: “Engels dice que tenemos que decidir si la I.A.A.[Internationale Arbeiter
Assoziation (Asociación Internacional de Trabajadores)] debe seguir siendo administrada
según principios democráticos o gobernada por una clique organizada secretamente y
con violación de los estatutos de la I.A.A. Hay aquí presentes seis personas que
pertenecen a esa sociedad secreta: los cuatro españoles, Schwitzguebel y Guillaume.
Guillaume interrumpe: “Eso es falso”. Engels continúa: “Tengo las pruebas. aquí” (las
saca de la cartera). Guillaume se ve obligado a retirar sus palabras”.
El congreso descargó de su acusación a los cuatro delegados españoles, sin duda
bakuninistas.
Pero la influencia de Bakunin en España quedaba de manifiesto. En los artículos
aquí traducidos Engels atribuye a esa influencia la actitud apolítica de los dirigentes
obreros españoles, actitud que privó a la joven república de una base proletaria unificada
y organizada y atomizó la clase obrera en la extraña aventura cantonalista. Un hecho sin
duda desconocido por Engels da notable fuerza a su interpretación política de los
acontecimientos: la defensa de la Internacional hecha por Salmerón en el célebre
discurso ante las Cortes de 1872. La interpretación de Engels puede resumirse en una
frase del primer artículo, formulación del “politicismo” de los comunistas marxistas frente
al “politicismo” de los comunistas bakuninistas: “España es un país tan atrasado desde el
punto de vista industrial que no puede en absoluto hablarse de una emancipación
completa e inmediata de la clase obrera. Antes de llegar a ello tiene que pasar España
por varios estadios de desarrollo previos y superar totalmente cierto número de
obstáculos. La república ofrecía una oportunidad para comprimir el proceso de esos
estadios previos en el menor tiempo posible y para eliminar rápidamente aquellos
obstáculos. Pero esa oportunidad sólo podía aprovecharse mediante la intervención
política activa de la clase obrera española” (pág. 195). La intervención meramente
violenta y apolítica que propugnó y realizó la Alianza anarquista es para Engels “un
ejemplo insuperable de cómo no se hace una revolución” (pág. 214).
Los artículos de Engels que cierran este volumen tienen, pues, para el lector
español, junto con el evidente interés de su significación en la historia de la doctrina
política marxista, el de su inmediata referencia a un capítulo no muy lejano de la historia
de España. Tal vez incluso más lejano en los calendarios que en el tiempo social del
país. [Barcelona, 1º de mayo de 1959 (Corregido en 1º de mayo de 1966.)]
7. “Prólogo a Revolución en España”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 9-13 y 20-23.
*
3. “Te escribo hoy para someter a tu examen una pequeña cuestión teórica, por supuesto
que de naturaleza político-económica” (Marx a Engels, 7.1.1851 (MEW 27, p.157).
Por el “natürlich”, me parece que sugiere que el proyecto estaba ya reducido al de
una temática económica.
4. “(...) los comunistas tienen que mostrar que sólo en circunstancias comunistas pueden
llegar a ser prácticas las verdades tecnológicas ya alcanzadas...” (Marx a Roland Daniels, mayo
de 1851. Fragmento citado en carta de Daniels a Marx, 1/6/1851; MEW 27, p 553).
Interesante que es seis años antes de Grundrisse.
6. “En mis ratos perdidos estoy estudiando español. He empezado por Calderón; de su
Mágico prodigioso -el Fausto católico- Goethe ha aprovechado no sólo ciertos trozos, sino incluso
la disposición de escenas enteras para su Faust. Luego -horribile dictu- he leído Atala y René de
Chateaubriand y algunos trozos de Bernardin de Saint-Pierre, en español, porque en francés no
lo habría aguantando” (Marx a Engels, 3.5.1854)
El gusto (buen gusto) del romanticismo alemán. Casi coetáneo con la frase tonta
sobre Calderón, al que, evidentemente no había leído antes. Ni cuando escribió la frase
tonta.
7. “Por cierto que encuentro bonitos desarrollos [Entwicklungen]. Por ejemplo, he echado
por la borda toda la doctrina del beneficio tal como era hasta ahora. En el método de elaboración
[Bearbeitung] me ha prestado un gran servicio el haber vuelto a hojear por mero accidente
-Freiligrath encontró unos volúmenes de Hegel que habían pertenecido a Bakunin y me lo mandó
de regalo- la Lógica de Hegel. Si alguna vez vuelvo a tener tiempo para trabajos así, me gustaría
mucho hacer accesible para el común entendimiento humano lo racional del método que se ha
descubierto pero, al mismo tiempo, mistificado” (Marx a Engels, 16.1.1858, MEW 29, p. 260).
El origen de la superstición grupuscular del método está ya ahí.
La mala filosofía de la ciencia cree que la dificultad para el entendimiento común
está en el método, no en el conocimiento. Es el sano método al revés.
8. “Veo [...] que el mozo [Lassalle] se propone referir hegelianamente la economía política
en su segundo gran opus. Descubrirá para su mal que una cosa es llevar una ciencia, mediante
la crítica, hasta el punto adecuado para poder exponerla dialécticamente y otra muy distinta
aplicar un sistema de lógica abstracta, completa, a barruntos de un tal sistema” (Marx a Engels,
1.2.1858. MEW 20, p.275).
El método dialéctico es de exposición.
No se puede meramente aplicar.
Marx da por supuestos los hechos, el conocimiento. Pero se trata de criticarlo. Es
el pésimo lado de la crítica, el resto de hegelismo joven.
9. “El trabajo de que se trata por de pronto es crítica de las categorías económicas, o
bien, if you like, el sistema de la economía burguesa expuesto críticamente. Es simultáneamente
exposición del sistema y, mediante la exposición, crítica del mismo” (Marx a Lassalle, 2.2.1858;
MEW 29, 551).
¿Qué era “sistema” en el 58? ¿Material o doctrinal? Es material, puesto que está
escribiendo los Grundrisse.
Notas: 1) Grundrisse no es exactamente Kapital, sino más abstracto, como piensa
Rosdolsky; 2) Anotar el término [Bücher]; 3) Esto es un resto de plan-proyecto; 4) Hegel,
realismo; 5) Aquí hay, pues, proyecto de tres obras y plan de una, La crítica de las
categorías económicas, o Grundrisse.
10. “No puedo evitar, naturalmente, considerar de vez en cuando críticamente a otros
economistas, principalmente la polémica con Ricardo en la medida en que éste, qua burgués,
está obligado a dar traspiés incluso desde el punto de vista estrictamente económico. Pero en
conjunto, la crítica y la historia de la economía política y del socialismo tendría que ser objeto de
otro trabajo” (Marx a Lassalle, 22/2/1858; MEW 29, 551).
Ya ha adelantado mucho (mentalmente) hacia ciencia, no crítica. Y, sin embargo,
las citas de KI.
12. “Tú mismo habrás hallado en tus estudios económicos que, en el desarrollo del
beneficio [Entwicklung], Ricardo cae en contradicciones con su (acertada) determinación del
valor, las cuales han llevado en su escuela al abandono completo del fundamento o a un
eclecticismo de lo más desaprobable” (Marx a Lassalle, 11.3.1858; MEW 29, p.554).
No se puede aceptar que la crítica de la política no esté incluida en el plan de 6
libros. Al menos, no sin más.
Notas: 1) Esos eran pues los Vorchapters [Capítulos previos]. 2) Comenta que
todo el actual K era un folleto en la intención de Marx en esa fecha.
Aquí Entwicklung es casi construcción desde el fundamento.
Motivación del “problema de la transformación” (aunque indirecta) en la necesidad
de fundamentación única interna.
13. “Todo es célula. La célula es el ser-en-sí hegeliano y en su desarrollo recorre
exactamente el proceso hegeliano, hasta que, por último, se desarrolla a partir de ella la “Idea”,
el organismo perfecto de cada caso” (Engels a Marx, 14.7.1858).
Lo grave no es tanto -con serlo mucho- la adoración dogmática de Hegel, sino la
creencia anticientífica y antiempírica en la argumentación a priori: según eso, un filósofo
puede adivinar la citología “exactamente” (subrayado mío) [cursiva MSL].
14. “(...)Si, pues, la average composition del agricultural capital es, por ejemplo, de CV 60,
V 40, mientras que la del not agricultural capital es de C 80, V 20, eso prueba que la agricultura
no ha alcanzado todavía el mismo nivel de desarrollo que la industria. (Lo que se explica muy
bien, dado que, parte de cualquier otra consideración, la condición previa de la industria es una
ciencia bastante antigua, la mecánica, mientras que la condición previa de la agricultura son
ciencias enteramente nuevas: química, geología y fisiología (...)” (Marx a Engels, 2/8/1862)
Para la relación ciencia-producción. Realmente la teoría de la ciencia de Marx
basta para poner en crisis el esquema base-sobrestructura.
15. Marx a Kugelmann, 28/12/1862.
Por su alusión a lo que era el libro IV del plan inicial parece indicar que los tres
últimos libros no estaban aún remitidos a la continuación (MEW 30, p.639).
Luego en 1862-63 aunque ya existe el plan de Das Kapital, no se ha abandonado
el plan de cuatro secciones del p. I.
16. “Para los matemáticos puros, estas cuestiones [sobre máquinas y herramientas] son
indiferentes, pero son muy importantes cuando se trata de mostrar la coherencia entre las
relaciones y circunstancias sociales humanas y la evolución de esos modos de producción
materiales” (Marx a Engels, 28.1.1863; MEW 30, p.321).
¿Límites del tratamiento matemático para Marx?
17. “Aquí [en K III] se verá de dónde viene el modo de representación de los paletos y los
economistas vulgares, a saber, de que en su cerebro no se refleja nunca más que la forma
aparente inmediata de las relaciones y circunstancias, no su coherencia interna. Por lo demás, si
esta última se mostrara, ¿para qué haría falta una ciencia?” (Marx a Engels, 27.6.1867, MEW 31,
p. 313).
Una concepción ingenua de ciencia, que supone interpretada la apariencia (los
hechos), que se trata sólo de componer, como en filosofía.
18. “Si quisiera decapitar por anticipado todas esas reservas [de la mentalidad vulgar]
echaría a perder todo el método dialéctico de desarrollo [Entwicklung]. Y a la inversa. Este
método tiene la ventaja de que constantemente les pone trampas a los (?), las cuales les
provocan a una extemporánea manifestación...” (Marx a Engels, 27.6.1867; MEW 31, p.313)
Lo de estropea el método no es estropear la investigación, que ya está hecha, sino
la “exposición”, esto es, la validación “redundante”.
La moral no es la del científico.
Esquema detallado del Apéndice al cap.1 de Kapital I, que luego, en la 2ª edición,
se incorporó al texto.
19. “Lo mejor de mi libro es 1º (en esto se basa toda comprensión de los facts) el doble
carácter del trabajo, según se exprese en valor de uso y valor de cambio, subrayado enseguida
en el primer capítulo; 2º el, tratamiento de la plusvalía independientemente de sus formas
particulares, como beneficio, interés, renta de la tierra, etc. El tratamiento de las formas
particulares de la economía clásica, que los mezcla constantemente con la forma general, es una
olla podrida” (Marx a Engels, 24.8.1867, MEW 31, p.326).
Es el punto de vista no sólo macro, sino casi de sociedad sin clases. Punto difícil
de su economía pura.
20. “A finales de la semana pasada les envié [a la Cronicle] one copy [de KI] con una nota
en que les decía que aún cuando mi libro sostiene ideas distintas de las suyas, dado el carácter
“científico” de su revista, cabe esperar “den alguna noticia de este primer intento de aplicar el
método dialéctico a la economía política” [some notice will be taken of this first attempt at pplying
the dialectic method to Political Economy]. ¡Ya veremos! (Nous verrons!). En el mundo culto (me
refiero, naturalmente, al sector intelectual) se da en estos momentos un gran deseo de conocer el
método dialéctico y tal vez éste es el camino más fácil de conquistar a los ingleses” (Marx a
Engels, 7/11/1867; MEW 31, pp.379-380).
Pese a la última parte, admitía que se le considerara así.
Además del error del “método dialéctico”, el de “aplicación”.
21. “Muy interesante el libro de Fraas (1847), Klima und Pflanzenwelt in der Zelt, eine
Geschichte beider [El clima y la flora en el tiempo, una historia común]; para demostrar que el
clima y la flora evolucionan en el período histórico. Es darwinista antes que Darwin y dice que las
especies mismas aparecen el período histórico. Pero al mismo tiempo es agrónomo. Afirma que
el cultivo del suelo -según su importancia- termina con la “humedad” tan cara a los campesinos
(de ahí la emigración de la flora del sur hacia el norte) y acaba por favorecer la formación de
estepas. Este hombre es al mismo tiempo un filólogo erudito (ha escrito libros en griego),
químico, agrónomo, etc. Su conclusión es, en resumen, que el cultivo -cuando avanza de modo
natural, sin que se le domine conscientemente (él, como burgués, no llega, desde luego, a eso),
deja s aus espaldas desiertos, Persia, Mesopotamia, etc., Grecia. De modo que también aquí,
inconscientemente, una tendencia socialista” (Marx a Engels, 25.3.1868).
a) El texto es de los más importantes si se quiere tratar el problema economía-
ecología-política en continuidad literaria con Marx. El texto muestra (1) que conocía el
problema; (2) que consideraba político-social su solución. El texto permite, además,
interpretar ese “dominio” de la producción.
b) Interpretación buena del asunto del desarrollo de las fuerzas de producción.
Esto, más (?) (que, además, se refiere a lo mismo empíricamente) refuta a Martínez Alier.
22. Entwicklung traducida.
“La charlatanería acerca de la necesidad de probar el concepto de valor se basa
exclusivamente en ignorancia completa, tanto de la cosa de que se trata cuanto del método de la
ciencia” (Marx a Kugelmann, 11.7.1868; MEW 32, p. 553).
Eso está bien y es sabido desde Aristóteles. Pero lo que sigue es pésimo Hegel:
“La ciencia consiste precisamente en desarrollar cómo se impone la ley del valor. De
modo que si se pretendiera “explicar” desde el principio todos los fenómenos que puede
contradecir a la ley, había que suministrar la ciencia antes de la ciencia” (Ibid, p. 553).
Pero es traducible: quiere decir que primero la ley se da más abstractamente,
luego menos, y que lo que él considera ciencia es el proceso de concreción, que es
limitación. Pero le faltan estos conceptos de sentido común. Y tiene razón al pensar -con
sus tecnicismos- que la economía burguesa hace universal un falso abstracto, lo
concreto de ahora. Se equivoca al ignorar futura capacidad abstractiva. La economía
burguesa tiende a ser ideológica por lo que no dice, como Kelsen.
23. Ciencia e ideología
“Puesto que el mismo proceso de pensamiento nace de la situación, puesto que él mismo
es un proceso de la naturaleza, el pensamiento que realmente entiende no puede ser sino el
mismo siempre, sin diferenciarse más que en grado, por la madurez de su desarrollo, lo que
supone también la del órgano con el que se piensa. Todo lo demás es desatino” (Marx a
Kugelmann, 11/7/1868; MEW 32, p.553).
Antiideológico, en la euforia.
26. “Partiendo de la lucha por la vida en la sociedad inglesa -la guerra de todos contra
todos, bellum omnes contra omnes-, Darwin ha sido llevado a descubrir que la lucha por la vida
es la ley dominante en la vida “animal” y vegetal. Pero el movimiento darwinista, por el contrario,
ve en ello una razón decisiva para que la sociedad humana no se emancipe nunca de su
animalidad” (Marx a Laura y Paul Lafargue, 15/2/1869; MEW 32, p.592).
a) Marx admite que la génesis de la idea de Darwin no empece a su acierto; b)
distingue tácitamente entre ciencia y política; c) rechaza tácitamente la inferencia ab
esse ad debet; d) texto de mucha importancia para mostrar que es un error imputar a
Marx economicismo. El esquema mental es el mismo: hay papel activo de la cultura, de
la artificialidad.
Más, en general, concepción de la relación hombre-naturaleza.
El texto documenta, por una parte, el límite del naturalismo de Marx. Por otra, un
efecto bueno del hegelismo, que permite pensar por “Aufhebung”. Consiguientemente, el
indeterminismo.
28. “Lange es tan ingenuo que llega a decir que me muevo “con insólita libertad” en el
material empírico. No tiene ni idea de que ese “libre movimiento en el material” no es sino una
paráfrasis del método de tratar el material, a saber, el método dialéctico” (Marx a Kugelmann,
27/6/1870; MEW 32, p.668)
Importantísimo paso, en el que el método queda presentado como de “exposición”.
Bearbeitung en otros lugares.
29. “Me habían mandado desde San Petersburgo todo un paquete de libros y
publicaciones oficiales, pero ha sido robado, probablemente por el gobierno ruso (...) material
absolutamente necesario para el capítulo del volumen segundo en el que estudio la propiedad de
la tierra, etc en Rusia.” (Marx a Piotr Lavrovich Lavrov, 11/2/1875).
Justificación de la opinión ortodoxa sobre la posición de Marx acerca de Rusia.
30. “Cuando estuve con usted anteayer se me olvidó comunicarle una noticia importante
que tal vez no conozca. El fisiólogo Traube de Berlín ha conseguido fabricar células artificiales.
Desde luego que no son todavía como las células naturales; no tienen núcleo” (Marx a
Engels,18.6.1875).
a) Interesante para entender el progresismo, parecían acumularse los
descubrimientos “definitivos”. En realidad, Traube produjo gotas de substancias químicas
que estaba rodeadas por una membrana superficial semipermeable. Que es su
aportación al estudio de la presión osmótica.
b) Sobre Traube. La expectativa prometeica en la ciencia.
La Dynamische... (1877) de Moses muestra que todos se sintieran atraídos por la
cosmología, a causa: a) del progreso grande del 2-XIX; y b) por su intuibilidad.
31. Marx a Schott, 3.11.1877.
Sobre crisis final de K y de Marx (MEW 34, p.307).
Notas: 1) Ergo en 1877, pensaba que KII-KIII y TM [Teorías sobre la plusvalía]
serían dos volúmenes. 2) En realidad, este pasado es el único indicio de crisis.
40. “Necesito descanso absoluto, sólo con tu familia, nº 11, Boulevard Thires. Tuyo,
O(ld=) N (ick)”.“Entiendo por “descanso”, “vida familiar”, el “ruido de los niños”, ese “mundo
microscópico” que es mucho más interesante que el “macroscópico” (Marx a Jenny Longuet,
desde Cannes, 4.6.1882).
Una macroscópico y microscópico con tono emocional contrapuesto incluso al uso
de “microcosmos” en los borradores da Vera Zasúlich.
Aunque creo que nunca llegó a serenidad “sabia”, tenía ya ciertos elementos al
final. O la tuvo siempre, aunque en contradicción.
41. “En el Darwin, al que he vuelto a echar un vistazo, me divierte lo que dice de que
aplica la teoría “de Malthus” también a plantas y animales, como si en el caso del Malthus el no
consistiera en que la teoría no se aplica a plantas y animales, sino sólo a seres humanos -con la
progresión geométrica- en contraposición a plantas y animales. Es notable como reconoce
Darwin, entre bestias y plantas, su sociedad inglesa, con su división del trabajo, su competencia,
su apertura de nuevos mercados, sus “inventos” y su malthusiana “lucha por la existencia”.Es el
bellum omnium contra omnes de Hobbes y recuerda al Hegel de la Fenomenología, que llama a
la sociedad burguesa “reino animal espiritual”, mientras que en la obra de Darwin el reino animal
figure como sociedad burguesa” (Marx a Engels, 18/6/1882; MEW 30, p.249).
El Marx anterior a 1857 cita más la Fenomenología que la Lógica, al contrario que
luego.
48. “Hemos de cargar hasta marzo próximo con la casa de Marx, de modo que no hay por
qué precipitarse en la mudanza y los planes de futuro. Aparte de que es obra de romanos poner
en orden este legado. Lo que me asombra es que Marx ha salvado casi todos los papeles, las
cartas y los manuscritos incluso de antes del período del 48: es un material estupendo para la
biografía, que desde luego escribiré, y que, entre otras cosas, será también la historia de la “N Rh
Ztg y del movimiento del 48/49 en el Bajo Rhin, la historia del piojoso exilio londinense de
1849/1852 y la de la Internacional. Ante todo hay que editar el 2º volumen (Band) del “Capital”,
que no es ninguna broma. Hay 4-5 redacciones del Libro (Buch) 2º, sólo la primera de las cuales
es completa, y las posteriores sólo empezadas; costará trabajo, tratándose de un hombre como
M (arx), que pesaba cada palabra en balanza de platero. Pero es para mí un trabajo agradable,
porque vuelvo a estar con mi viejo camarada” (Engels a Johann Philipp Becker, London
22.5.1883, MEW 36,p. 28).
Aunque ya sabe que es mucho trabajo, parece creerlo incidental en su actividad.
49. K2, K3:
“(...) escribir en limpio todo el volumen (Band) 2º ” (Engels a Eduard Berstein, London, 12-
13/6/1883, MEW 36, p.36).
Error tras la sorpresa I.
50. “A la muerte del pobre Moro, Tussy me dijo, en respuesta a una pregunta mía, que
ella y yo teníamos que decidir acerca de todos sus escritos y publicar lo que hay que publicar, en
particular el 2º vol. (Band) y los trabajos matemáticos” (Engels a Laura Lafargue, London,
24.6.1883; MEW 36, p.42)
Casi previo a la sorpresa.
51. K 2, K3. El retraso:
“Si no hubiera sido por la masa de material norteamericano y ruso (sólo en estadísticas
rusas hay 2 metros cúbicos de libros), el 2º volumen (Band) estaría impreso hace mucho tiempo.
Esos estudios de detalle le han frenado mucho tiempo. Como siempre, todo tenía que
estar completo hasta la misma fecha, mientras que ahora todo se reduce a nada, salvo sus
extractos, en los que hay que esperar que, según su costumbre, se encuentren muchas glosas
críticas utilizables para las notas del volumen 2º (Band)” (Engels a Friedrich Adolph Sorge,
London, 29.6.1883, MEW 36, 46)
No eran estudios de detalle, aunque es acertada la observación sobre el
perfeccionismo de Marx.
Engels se equivoca sobre la causa del retraso que, a primera vista (optimista)
sería el libro II, como luego dirá Engels. Pero yo creo en las dos cosas.
52. K2, K3. Retraso de Engels. Preferencias:
“El manuscrito de usted me llega oportunamente: precisamente ayer terminé la redacción
final de la 3ª edición alemana del Capital y me he propuesto pasar a la redacción del 2º
volumen (Bandes), en cuanto que vuelva de la playa. Su obra ha llegado, pues, en el momento
precisamente en que tengo algo de tiempo” (Engels a Gabriel Deville, London, 12.8.1883. MEW
36, p.48).
Estaba a punto de irse a descansar. El 19 estaba ya seguro en Eastbourne desde
donde escribió a Laura. Llegó a Eastbourne el 17/8 y se detuvo allí hasta el 14/9.
O sea: tras la sorpresa I, o gruesa, llegan las vacaciones.
53. “Te preguntarás que cómo es posible que me ocultara, precisamente a mí, hasta
donde había llegado el asunto. Muy sencillo: si yo lo hubiera sabido, no le habría dejado en paz
ni de día ni de noche, hasta conseguir que lo terminara e imprimiera. Marx lo sabía mejor que
nadie; y sabía además que en el peor de los casos, que es el que se ha presentado, yo podía
editar el manuscrito, según su espíritu, cosa que él mismo dijo a Tussy” (Engels a August Bebel,
Eastbourne, 30/8/1883; MEW 36, 56).
Segunda sorpresa.
54. K 2, K 3. Valoración. Aún no decisión final manuscritos:
“El 2º volumen del Capital me va a dar todavía bastante trabajo. La mayor parte del
manuscrito data de antes de 1868 y a trozos es puro brouillon. El libro segundo decepcionará
mucho a los socialistas vulgares, porque contiene casi exclusivamente investigaciones
estrictamente científicas y muy delicadas sobre cosas que ocurren dentro de la misma clase
capitalista, y absolutamente nada con que se pueda fabricar consignas y declamación” (Engels a
Karl Kautsky, London, 18.9.1883, MEW 36, p. 61).
Todavía piensa en el manuscrito IV (antes de 1868) como base, en vez de II + VIII.
56. “Tengo ante mí unos 60 pliegos (de 16 páginas de imprenta cada uno) de manuscritos
viejos de Marx y míos de los años 1845-1848. Sólo fragmentos se podría publicar de todo ello,
pero no puedo ponerme a trabajarlos hasta que haya terminado con el manuscrito del 2º volumen
del Capital. Así, pues, no hay más remedio que esperar” (Engels a Piotr Lawrowich Lawrow,
London, 5/2/1884; MEW 36, 99).
Sólo paulatinamente ha ido viendo Engels el orden de importancia entre las cosas.
57. “Dentro de dos semanas podré aplicarme en serio al 2º volumen del Capital: será un
trabajo de romanos, pero me alegra ya pensar en ello” (Engels a Friedrich Adolph Sorge, London,
7.3.1884 MEW 36, p.124)
Dos semanas después será el 21/3/1884. Aproximadamente un año después de la
muerte de Marx.
58. K2, K3. Reorientación:
“Con Meissner me he puesto de acuerdo en editar primero separadamente el 2º libro del
Capital, a lo que seguirán el 3º y las Teorías sobre la plusvalía como 2ª mitad del 2º volumen. Así
todo d irá más deprisa” (Engels a Karl Kautsky. London, 24/3/1884, MEW 36, p. 129).
Al ver tan corta esa 2ª mitad, es que está pensando en el manuscrito de 1861-
1863, el cual tiene de las dos cosas. (Comprobar).
59. “Me he puesto de acuerdo con Meissner en que hay que publicar primero y por
separado el libro 2º1 (proceso de circulación del capital); podré empezar en cuanto que esté
terminado el trabajo grosero. Luego vendrá el libro 3º, junto con las Teorías sobre la plusvalía,
extenso trabajo crítico que he encontrado ahora y que representa una parte del primer manuscrito
del Capital (1862)” (Engels a Laura Lafargue, London, 31.3.1884; MEW 36, p.131)
(1)¿Primera noticia? Evidentemente, sigue despistado respecto de la extensión del
K III. ¿No había visto aún las cosas de Danielson? Sí, pero las creía estudio de detalle ya
inútil.
59. Preferencias:
“Luego de eso empieza inmediatamente el volumen II, luego las siguientes revisiones. 1ª
vuestra “Misère”; 2ª Notas y prólogos para la francesa, 3ª revisión de la traducción inglesa, que
ahora va a avanzar mucho. Además, 4º, más “Dühring” y lo que me llegue de Francia para
revisión (Engels a K. Kautsky, London, 11.4.1884. MEW 36, p.133).
Despiste grande, proclamo.
Además de ordenar la casa de Marx para su desalojo, liquidar correspondencia,
etc, Engels escribió El origen antes de ponerse en serio. Por cierto, que lo considera
simple resumen de Morgan.
65. “(...) Tu punto de vista desemboca en la idea de que la producción, aunque determina
ahora la institución social, no lo ha hecho antes de la producción capitalista, porque las
herramientas no habían cometido aún el pecado original. Al decir medios de producción dices
sociedad, y sociedad codeterminada por esos medios de producción. No hay medios de
producción en sí, fuera de la sociedad y sin influencia en ella, dele mismo modo que no hay
capital en sí. Pero lo que hay que mostrar es cómo los medios de producción, que en períodos
anteriores, incluido en de la producción simple de mercancías, ejercieron un dominio muy suave
en comparación con el actual, han llegado a ejercer el presente dominio despótico; y tu
demostración me parece insuficiente porque no menciona uno de los polos: la producción de una
clase que no tenía ya medios de producción, no, por lo tanto, medios de vida, y que,
consiguientemente, tenía que venderse a trozos” (Engels a Karl Kautsky, London, 26.6.1884;
MEW 36, 167-8).
Esta determinación por los medios de producción y la producción no estaba en la
idea de 1848. Ha sido socialdemócrata y economicista (Loria); pero ahora resulta
reaccionaria-revolucionaria.
OME (Obras de Karl Marx y Friedrich Engels) va a ser la primera edición general
de las obras de ambos autores en lengua castellana. Se ha decidido no llamar a la
edición “Obras completas” porque el criterio con el que establecer hasta qué punto es
completa una edición de las obras de Marx y Engels no se puede fijar todavía de un
modo estricto desde el punto de vista filológico. Están en curso los trabajos de una
edición internacional completa, crítica y políglota de esas obras, con un criterio
inequívoco de completud, el que consiste en editar absolutamente todo trozo de papel
escrito por Marx o Engels: KARL MARX, FRIEDRICH ENGELS, Gesamtausgabe
(MEGA), edición del Instituto de Marxismo-Leninismo del Comité Central del Partido
Comunista de la Unión Soviética y el Instituto de Marxismo-Leninismo del Comité Central
del Partido Socialista Unificado de Alemania, Berlín, Dietz Verlag, 1972 y siguientes. Pero
la edición de esta “Nueva MEGA” cubrirá con sus 100 volúmenes previstos, varias
décadas. Tiene, además, una intención histórico-crítica poco realizable en una
traducción. OME, que se beneficiará de los resultados editoriales del equipo de la Nueva
MEGA, entiende por obras de Marx y Engels, sin que la mención “completas” se imprima
en sus volúmenes, la edición general más completa hoy existente, publicada por los
mismos institutos que ahora trabajan en la Nueva MEGA: KARL MARX -FRIEDRICH
ENGELS,Werke, Berlín, Dietz Verlag, 1961-1968, 39 volúmenes más dos volúmenes
complementarios y otro de índices. OME incluirá también textos no publicados en esa
edición -que se mencionará mediante la sigla MEW-, pero que estén ya disponibles o se
hagan disponibles mientras procede la edición de OME.
Para describir el fondo básico del que parte OME se puede tener en cuenta la
estimación por el equipo editorial de la Nueva MEGA de lo que abarca la edición MEW:
“La particular importancia de esta edición <MEW> consiste en que ha hecho accesibles
casi dos terceras partes de los escritos de los fundadores del marxismo <...> «KARL
MARX, FRIEDRICH ENGELS, Gesamtausgabe (MEGA), Probeband, pág. 9). A lo que
hay que añadir que el otro tercio, el que la Nueva MEGA sacará por primera a la luz, se
compone de textos bastante menos considerables. Los editores de la Nueva MEGA
escriben al respecto lo siguiente en su presentación del tomo de muestra: “A las obras,
artículos y cartas ya componen la segunda edición rusa de las obras y la edición alemana
basada en ella <o sea, MEW> se añadirá trabajos y cartas menores o descubiertos
desde entonces. Pero ante todo se publicará también todos los manuscritos, proyectos,
extractos, anotaciones marginales en libros, etc. Además, aparte de las cartas de Marx y
Engels, se recogerá también todas las cartas de terceras personas dirigidas a ellos o
intercambiadas entre sí. Sólo estos nuevos materiales publicados llenará varias docenas
de tomos”. (Obra citada, pág. 11).
OME recogerá los nuevos materiales que haga accesibles la Nueva MEGA en
volúmenes posteriores al 68 de su plan inicial. Nuestra editorial ha concertado con la
editorial Dietz el acuerdo correspondiente. Asimismo se ha convenido por ambas
editoriales una comunicación habitual con objeto de recoger en OME las rectificaciones
de descifrado y lectura que el renovado trabajo con todos los manuscritos de los autores
permita a los editores de la Nueva MEGA.
En cambio, no se considera tarea de OME reproducir el aparato crítico que
acompaña a los textos de la Nueva MEGA. OME pretende ser una edición elemental de
estudio y presentar todas las obras y escritos de Marx y Engels en el plazo más breve
posible y en un conjunto esencialmente completo que termine con una circunstancia
anómala para tratarse de una lengua que se habla en más de un continente: la
circunstancia de que las obras de Marx y Engels no se hayan editado nunca de un modo
sistemáticamente completo.
El carácter de la edición determina la anotación de OME: las notas se proponen
sólo facilitar la información necesaria para asegurar la comprensión del pensamiento -las
tesis, las argumentaciones, etc.- de los autores. No se proponen tareas de crítica textual
ni, sobre todo, de interpretación doctrinal.
El criterio general de composición de los volúmenes es cronológico, aunque con la
laxitud provocada por la diferencia entre fecha de redacción y fecha de aparición, y con
ciertas excepciones que se verá más adelante.
Los volúmenes de OME constan de una nota introductoria que declara el
contenido del volumen y el texto original traducido; sigue a eso el texto del autor, o de los
autores; luego un índice analítico de conceptos y otro de nombres; luego, cuando el texto
lo requiere o permite, la bibliografía o literatura utilizada por los autores; por último,
apéndices sobre cuestiones varias (por ejemplo: equivalencias de unidades).
El criterio editorial para la traducción de OME consiste en traducir a un castellano
lo más próximo posible de la lengua común, evitando germanismos, anglicismos, etc., así
como neologismos de raíces griegas o, en general, no latinas; pero sin dejar por eso de
tecnificar los conceptos característicos de los autores traducidos. El equipo de
traductores de OME comparte unánimemente esos principios. En cambio, la adopción de
un léxico único en todos sus elementos y de criterios uniformes de gusto lingüístico
habría exigido de la dirección editorial una normativa inflexible de la bondad de cuyos
efectos pareció razonable dudar. Por eso, aunque toda traducción ha sido discutida en la
dirección editorial y ésta asume la responsabilidad por la fidelidad a los textos originales,
sin embargo, cada traductor es responsable de las peculiaridades léxicas y estilísticas de
los textos que firma.
Las notas de Marx y Engels se numeran como en la edición base (MEW) y sus
textos aparecen a pie de página. Las notas de los traductores se numeran
correlativamente a lo largo de cada volumen -pero anteponiendo a la cifra un asterisco- y
también se presentan a pie de página, aunque separadas de las de los autores por un
filete. Cuando OME reproduce total o parcialmente una nota u otro elemento editorial de
MEW lo indica explícitamente.
Las inserciones del traductor -reducidas al mínimo- se ponen entre las grapas < >.
Los corchetes [ ] se reservan para las inserciones que se recojan en OME de los
editores alemán o, en su caso, francés, inglés o italiano. Las llaves { } para las notas e
inserciones de Engels en textos de Marx editados por él. Los textos tachados por los
autores en manuscritos editados y publicados en OME se ponen entre los signos < >. En
algunos volúmenes es posible disminuir las clases de signos utilizados con esos fines
editoriales, pero entonces suele ocurrir que se usen en otras funciones. Siempre se
indica explícitamente esa circunstancia, cuando es el caso, en la nota previa editorial.
La naturaleza de OME -una edición de estudio- no ha parecido compatible con
introducciones doctrinales. Por otra parte, parece natural que la casa editorial recoja el
trabajo científico-editorial de los traductores en el marco de OME misma. Por eso,
cuando en el curso de su trabajo de traducción algún miembro del equipo de OME
redacta algún texto interpretativo, o crítico, o erudito, etc., relacionado con las obras de
Marx y Engels, puede proponer la publicación de su escrito en una colección de
cuadernos titulada “OME - HOJAS DE TRABAJO”. La decisión acerca de si un texto
propuesto se publica o no en esa colección compete al colectivo de todos los miembros
del equipo.
He aquí, por último, los títulos de los 68 volúmenes inicialmente previstos en OME:
1. Karl Marx, Diferencia entre la filosofía natural democrítea y la epicúrea. Otros escritos
de 1835-1841.
2. Friedrich Engels, “Anti-Schelling”. Otros escritos de 1833-1841.
3. Karl Marx, Críticas sobre la libertad de prensa y el robo de leña. Otros escritos de 1842-
1843.
4. Friedrich Engels, Esbozo de una crítica de la economía nacional. Otros escritos de
1842-1845.
5. Karl Marx, Manuscritos económico-filosóficos de 1844 y escritos de los Anales franco-
alemanes.
6. Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra. Karl Marx, Friedrich
Engels, La Sagrada Familia. Otros escritos de 1845-1846.
7. Karl Marx, Friedrich Engels, La Ideología Alemana. Otros escritos de 1845-1846.
8. Karl Marx, Miseria de la filosofía. Karl Marx, Friedrich Engels, Otros escritos de 1846-
1847.
9. Karl Marx, Friedrich Engels, Manifiesto del Partido comunista. Artículos de la Nueva
Gaceta Renana (I). 1847-junio de 1848.
10. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la Nueva Gaceta Renana (II) julio-noviembre
de 1848.
11. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la Nueva Gaceta Renana (III). Noviembre de
1848-abril de 1849.
12. Karl Marx, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850. Karl Marx, Friedrich
Engels, Artículos de abril 1848-febrero de 1850.
13. Friedrich Engels, Revolución y contrarrevolución en Alemania. Karl Marx, Friedrich
Engels, Escritos de marzo de 1850-junio de 1851.
14. Karl Marx, El 18 de Brumario de Louis-Napoleon. Karl Marx, Friedrich Engels,
Periodismo 1851-1853.
15. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Abril-Octubre de 1853.
16. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Octubre de 1853-junio de 1854. Karl Marx,
Lord Palmerston,
17. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Junio-diciembre de 1854. Karl Marx, España
revolucionaria.
18. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Enero-julio de 1855.
19. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Julio de 1855-diciembre de 1856. Friedrich
Engels, Los ejércitos de Europa.
20. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1857-1858.
21. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), I.
22. Karl Marx, Líneas fundamentales de la crítica de la economía política (Grundrisse), II.
23. Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política. Karl Marx, Friedrich
Engels, Periodismo. Enero-agosto de 1859.
24. Karl Marx, Herr Vogt. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo. Agosto-diciembre de
1859.
25. Karl Marx, Friedrich Engels, Artículos de la New American Cyclopaedia (1857-1860).
26. Friedrich Engels, Historia del cañón rayado. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo
1860.
27. Karl Marx, Friedrich Engels, Periodismo 1861-1864.
28. Karl Marx, Salario, precio y beneficio. Friedrich Engels sobre el Libro I de El Capital.
La I Internacional hasta 1868.
29. Karl Marx, Friedrich Engels, Escritos sobre la cuestión irlandesa. La I Internacional
1868-1870.
30. Friedrich Engels, Sobre la guerra franco-prusiana. Karl Marx, Friedrich Engels,
Materiales de la I Internacional hasta la Comuna de París (marzo de 1971).
31. Karl Marx, La guerra civil en Francia. Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales de la I
Internacional hasta febrero de 1872.
32. Friedrich Engels, Sobre el problema de la vivienda. Karl Marx, Friedrich Engels,
Materiales de la I Internacional hasta junio de 1873.
33. Karl Marx, Friedrich Engels, Un complot contra la Internacional. Otros escritos
de 1873-1874.
34. Karl Marx, Crítica del programa de Gotha. Friedrich Engels, El desarrollo del
socialismo de la utopía a la ciencia. Karl Marx, Friedrich Engels, Otros escritos hasta la muerte
de Marx.
35. Friedrich Engels, La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring.
(“Anti-Dühring”).
36. Friedrich Engels, Dialéctica de la naturaleza.
37. Friedrich Engels, El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado. Otros
escritos de 1883-1889.
38. Friedrich Engels, Crítica del Programa de Erfurt. Otros escritos de 1890-1892.
39. Friedrich Engels, Sobre el cristianismo primitivo. Últimos escritos. (1893-1895).
40. Karl Marx, El Capital, libro I, 1.
41. Karl Marx, El Capital, libro I, 2.
42. Karl Marx, El Capital, libro II.
43. Karl Marx, El Capital, libro III, 1.
44. Karl Marx, El Capital, libro III, 2.
45-48. Karl Marx, Teorías sobre la plusvalía.
49. Correspondencia entre Marx y Engels. 1844-1851.
50. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros hasta 1851.
51. Correspondencia entre Marx y Engels. 1852-1855.
52. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1852-1859.
53. Correspondencia entre Marx y Engels. 1856-1859.
54. Correspondencia entre Marx y Engels. 1860-1864.
55. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1860-1867.
56. Correspondencia entre Marx y Engels. 1864-1867.
57. Correspondencia entre Marx y Engels. 1868-julio de 1870.
58. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1868-1871.
59. Correspondencia entre Marx y Engels. julio de 1870-marzo de 1883.
60. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1872-1874.
61. Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1875-1880.
62. Karl Marx, Friedrich Engels, Cartas a terceros. 1881-mayo de 1883.
63. Friedrich Engels, Correspondencia. Abril de 1883-1885.
64. Friedrich Engels, Correspondencia. 1886-1888.
65. Friedrich Engels, Correspondencia.1889-1890.
66. Friedrich Engels, Correspondencia.1891-julio de 1892.
67. Friedrich Engels, Correspondencia. Agosto de 1892-1893.
68. Friedrich Engels, Correspondencia. 1894-1895.
sin numerar Índices y claves de la colección.
Nota SLA:
Creo, sin total seguridad, que fueron publicados únicamente los volúmenes 9, 21, 22, 35,
36, 40, 41, 42, 45, 46, 47 y 48.
En una carta de Sacristán dirigida a Josep Fontana, con fecha 18 de mayo de 1980, hay
una breve referencia a las OME y al equipo editor de la nueva Mega:
“Querido Josep,
probablemente sabes que el equipo editor de la Nueva Mega en la RDA nos es de mucha
ayuda en la edición de OME, porque nos facilita (gratuitamente, al menos hasta ahora) fotocopias
de los textos no alemanes de Marx y Engels. La verdad es que eso es lo que hace posible que,
con los escasísimos medios de Crítica, OME sea una edición decente, sin versiones indirectas.
Pues bien, esas personas nos han pedido ahora, a su vez, que les ayudemos en la
localización y/o obtención de documentos españoles interesantes para la edición de la Nueva
Mega. Te adjunto fotocopia de una traducción de la carta que nos mandaron. ¿Puedes colaborar
en el asunto? Si no puedes, ¿puedes indicarme personas que, por su frecuentación de archivos
barceloneses y madrileños, sean indicadas para este trabajo (con remuneración)?
Salgo para Nápoles el próximo sábado 24 de mayo, pero estaré de vuelta el 10 de junio.
Te llamaré entonces.
Un abrazo, Manolo“
Por otra parte, estas observaciones sobre el “Vorwort [Prólogo] zur Gesamtausgabe”, de
la carpeta “OME” de Reserva de la UB, en torno a la edición de la nueva Mega [Karl Marx,
Friedrich Engels, Gesamtausgabe (MEGA). Erste Abteilung Werke. Artikel. Entwürfe. Band I. Karl
Marx, Werke. Artikel Literarische Versuche bis Marz 1843], base de la edición castellana de las
obras de Marx y Engels (OME).
1. En el primer apartado realizan una hazaña que incluso en ellos resulta increíble: poner
la NM [la nueva Mega] al servicio de consignas, en este caso, la glorificación de la URSS en la
pugna presente con los PC de occidente: (el marxismo) “ilumina, en las condiciones del victorioso
socialismo real, las vías de desarrollo de la sociedad, constituye el fundamento teórico e
ideológico de la política interior y exterior de los partidos comunistas y obreros de los estados de
la comunidad socialista” (I.1, 26º).
2. En el mismo sentido condenan en la página siguiente “la falsa tesis del “pluralismo” del
marxismo” (I.1., 27º).
3. En el mismo contexto hacen una declaración de lo que es el “núcleo revolucionario” del
marxismo...(I. 1, 27º28º) [Desde “Esos diversos intentos de los ideólogos burgueses no tienen
más finalidad...” hasta “(..) la necesaria victoria del comunismo”].
4. Al final de la primera sección parecen intentar una conexión entre todo eso y la tarea
editorial: “Los editores se inspiran metodológicamente en las indicaciones de Lenin sobre el
origen, la formación y las principales etapas del desarrollo del marxismo.” (I/1, 28º).
5. La segunda sección da una historia de las ediciones del opus de M-E: 1. El intento de
antología de Marx de 1848-1849. 2. El intento de edición completa por el viejo Engels. 3. La
empresa de Eleanor Marx-Aveling a finales de siglo. 4. Trabajados editoriales de la SPD y
Mehring. 5. Los trabajos del Instituto Marx-Engels (-Lenin) a partir de 1921. 6. La primera edición
de las obras en ruso (1928-1941, 33 vols). 7. MEGA (1927-1935, 7 vols, 4 vols, 1 vol: 1939-1941
Grundrisse). 8. Trabajos del Marx-Engels-Archiv, desde 1924. 9. La segunda edición rusa de las
Obras (1955-1966, 39 vols en 42 tomos). 10. MEW (-1968,30 vols en 41 tomos, más el
Ergänzungsband). 11. Complementos a 9-10. 12. Ediciones inglesa e italiana sobre MEW. En
curso.
6. La tercera sección da los principios editoriales de MEGA: principio de completud,
principio de la lengua original, principio genético y cronológico, principio de la crítica textual
(edición crítica).
7. Unos 100 vols. La sección cuarta de prólogo comenta la primera sección de MEGA. La
sección quinta del prólogo comenta la sección segunda de MEGA. La sección VI del prólogo
comenta la tercera sección de MEGA. La sección VII del prólogo comenta la sección cuarta de
MEGA. La sección VIII indica características editoriales de MEGA: a) modo de corregir, b)
medidas para facilitar la legibilidad, y su indicación (I/1, 47º). La sección IX está dedicada al
aparato científico de MEGA. a) Exposición de la historia genética del texto; b) Lista de variantes.
b.1. Lista de correcciones. c) Comentarios; d) En su caso, lista de manuscritos perdidos de la
época; e) Índices.
Finalmente, estas breves anotaciones de Sacristán sobre el prólogo de los editores al
volumen 19 de esta edición de las obras de Marx y Engels:
1. Ya esta presentación es una manera de quitar importancia al asunto: el estudio de
Marx se debería sólo -eso es lo que se sugiere- a que tiene que tratar los problemas de la renta
de la tierra, y no a revisiones de su anterior pensamiento.
2. Engels ha empezado esa lectura, cosa muy natural: él cree estar editando un
pensamiento acabado: esto es lo mejor de la crítica de Rubel a Engels.
3. El vicio fundamental es dar por clara y segura la doctrina de Marx al respecto. Luego, el
pasar por alto la cuestión del estatuto de esa teoría que no es “clave”. Luego el pasar por alto la
recusación de la filosofía de la historia. Por último, ocultar la oposición de todo eso a la vulgata
marxista.
4. “Según opinión de Marx, sólo la revolución popular rusa, apoyada por una revolución
proletaria en la Europa Occidental, podía eliminar las “influencias destructoras” que irrumpían por
todos lados contra la comunidad aldeana rusa. La vía práctica revolucionaria en la URSS y en el
campo socialista ha confirmado plenamente la importancia teórica y la gran actualidad de la tesis
marxista, contenida en los dos documentos citados, de la posibilidad de que algunos pueblos, en
determinadas condiciones históricas, pueden evitar el camino de desarrollo capitalista”.
Esta grotesca interpretación tiene el defecto de la inconsecuencia con su propia lectura de
la tesis de Marx, pues en el caso de la URSS faltó la revolución proletaria en Occidente.
*
11. Puntualizaciones.
A. A la herencia hegeliana se debe una curiosa debilidad de Marx para sucumbir al
encanto de la pseudociencia, como se aprecia en su injustificado entusiasmo por el
astrónomo desorientado Daniel Kirkwood, o su juicio favorable al evolucionismo arbitrario
de P. Trémaux. (Por cierto que, contra un prejuicio muy extendido, es Engels el que
corrige juiciosamente las fantasiosas salidas cientificistas y pseudocientíficas de Marx,
evitando que dejen poso en la investigación capital de éste.)
B. Es verdad que puede hacerse remontar a Engels uno de los peores rasgos de
la tradición marxista, el que consiste, según una eufemística expresión de Roger
Garaudy, en “anticiparse“ a los resultados de la ciencia. Pero eso es verdad sólo
parcialmente. Engels, que repetidamente manifiesta en el Anti-Dühring la principal virtud
del intelectual, la modestia, no puede considerarse responsable de que cierta inveterada
beatería insista en considerar su modesto manual divulgador como “una enciclopedia del
marxismo”. La causa principal de ese efecto paralizador del pensamiento científico
positivo no es la limitación hegeliana de Engels, sino determinadas circunstancias
difícilmente evitables, e inevitables en el pasado, de la relación del movimiento obrero
con sus clásicos.
12. “La tarea de Engels en el Anti-Dúhring”, Sobre Marx y marxismo, op. cit, pp. 45-49.
Notas SLA:
(1) Hay algún ejemplo que parece justificar la queja de Sacristán. Así, un paso de la carta de
Marx a Engels de 10 de octubre de 1862 -“(...) Sólo poniendo en el lugar de los conficting dogmas
los conflicting facts y las contraposiciones reales que constituyen su trasfondo oculto es posible
transformar la economía política en una ciencia positiva” (MEW 32, p.181)-, era vertida del modo
siguiente en la edición castellana de este mismo volumen (Editorial Laia, Barcelona 1974,
p.184):“Sólo colocando el conflicto dogmático (conflicting dogmas) en lugar del conflicto de los
hechos (conflicting facts) y los antagonismos reales que constituyen su segundo plano se puede
transformar la economía política en una ciencia positiva”.
2) En “Karl Marx” (PM I, pp.288-289), Sacristán se aproximaba del modo siguiente a la noción de
alienación presentada por Marx en los Manuscritos de 44: “(...) El principal ejemplo de la
paulatina síntesis de la crítica filosófica, la económica y la política en el trabajo del joven Dr. Marx
es quizás su aportación ya aludida al concepto de alienación. Al final de este período, en unos
borradores hoy célebres bajo el nombre de Manuscritos económico-filosóficos de 1844, Marx ha
construido su concepto de alienación; ésta es para él un hecho que corroe toda la vida de las
gentes, desde la de los sentidos hasta la inteligencia, y cuya raíz se encuentra en el carácter
alienado, enajenado, que tiene el trabajo en las sociedades en que existe se divide no por la
simple y cambiante razón de eficacia de cada caso, sino como resultado de la división fija de la
sociedad en clases de individuos definidas por la peculiar relación de cada una con los medios de
producción, esto es, con los bienes destinados a producir más bienes (tierra, energía, utensilios,
máquinas, etc). Esta alienación básica, la alienación del trabajo, se generaliza y se agudiza en el
capitalismo, la organización social que convierte en mercancía, en cosa ajena al trabajador, no
sólo el producto de su trabajo, sino incluso el trabajo mismo, o (como años después dirá Marx,
más precisamente) la fuerza de trabajo de los hombres. La división de la sociedad en dos clases
principales -la de los propietarios de medios de producción, o capitalista, y la de los que sólo
poseen y pueden vender su fuerza de trabajo y la de su prole, los proletarios- es el correlato
social de la completa mercantilización de la vida, de su alienación extrema.”
E, igualmente, algo más adelante (Ibid., p.292) señalaba: “(...) Los aludidos Manuscritos
de 1844 presentan un Marx que cuenta con unos objetivos políticos obtenidos mediante la crítica
filosófica de la sociedad y con intentos de fundamentación científica de la realizabilidad de esos
objetivos, intentos realizados mediante una crítica de la economía. En esta crítica el joven Marx
va de la mano de los economistas clásicos ingleses, principalmente de Adam Smith (1723-1790)
y también de David Ricardo (1772-1823). Se puede decir que el Marx de 1844 es el primer Marx
temáticamente completo, el primer Marx ya interpretable según la descripción célebre de uno de
sus principales seguidores, Vladimir Ilich Ulianov, “Lenin” (1870-1924): el marxismo
temáticamente completo cuenta con tres fuentes y partes: la filosofía clásica alemana (con la que
critica la cultura capitalista y clasista en general), la economía política inglesa (bisturí con el que
reseca la “anatomía de la sociedad”) y la política revolucionaria francesa (impulso y tradición
cultural que da nombres -libertad, igualdad, comunidad, etc.- a los objetivos despejados y
fundamentados por la crítica). Este marxismo es ya completo no en el sentido que conste de
todas las proposiciones teóricas que lo caracterizarán, sino sólo en el de que presenta todos los
aspectos, todos los campos de temas en que se pueden repartir aquellas tesis.”
Sobre este “Karl Marx”, que Sacristán escribió para la enciclopedia Universitas de Salvat,
el Ministerio de Información y Turismo dirigió dos cartas a la editorial - fechadas el 14 y el 15 de
marzo de 1974- en las que el “director general de cultura popular” aconsejaba: a) “La supresión
de los pasajes señalados en las páginas 221 a 233 (reducir, sin exaltación, la biografía de Marx)”
y b) “la supresión de los pasajes señalados en las páginas 219-220”.
El 8 de mayo de 1974, poco después de la elaboración de este artículo, Jesús Mosterín,
por aquel entonces consejero editorial (o similar) de Salvat Editores, escribió una carta a
Sacristán en la que se manifestaba en los siguientes términos:
“Querido amigo:
Muchas gracias por haber escrito un artículo sobre Marx para la enciclopedia Universitas.
Siempre es agradable conseguir que quien más sabe sobre un tema sea el que escribe el artículo
sobre ese tema. Y dado lo ocupado que siempre estás, lo reacio que eres a colaboraciones de
este tipo, y el hecho de que no eres precisamente hombre de pluma alegre y desenfadada, tu
colaboración resulta aún más de agradecer.
Aquí te envío 3 ejemplares de cada uno de los fascículos en que apareció una parte de tu
artículo. Estos fascículos se encuadernan posteriormente constituyendo el tomo 9 de Universitas.
Como dato curioso te contaré que la censura previa (a la que han de someterse todas las
obras que aparecen por fascículos) prohibió tu artículo, ordenando que o se suprimiese o fuese
considerablemente reducido. Como puedes suponerte, yo me opuse a ello, y finalmente el
artículo salió sin cambiar ni una coma. Te envío la fotocopia de uno de los oficios de la censura,
que se autodenomina "ordenación editorial". Un abrazo, Jesús Mosterín”
3) Curiosamente, en el resumen del veredicto de la censura zarista sobre la traducción al ruso del
libro I de El Capital, 1872, se señalaba: “A pesar de que el autor sea, por sus opiniones, un
socialista cien por cien, y que todo el libro tenga un neto cariz socialista, teniendo en cuenta, sin
embargo, el hecho de que la exposición no puede ser calificada de accesible a todo el mundo y
que posee, además, la forma de una demostración científica de tono estrictamente matemático,
la comisión declara que es imposible perseguir esta obra delante de los tribunales”.
4) Sobre los textos matemáticos de Marx tiene interés seguir la evolución de los comentarios de
Sacristán. En 1964, en ”La tarea de Engels en el Anti-Dühring” (PM I, p.48), apuntaba:
“(..) Es incluso muy probable que la desorientada concepción del cálculo infinitesimal que
expone Engels en el Anti-Dühring proceda de Marx. De Marx se conservan más de 1.000 folios
con cálculos y reflexiones matemáticas que el Instituto soviético no ha editado hasta ahora
(probablemente con muy buen acuerdo)”. Igualmente, en una nota de la edición castellana de AD
(p.325), señalaba Sacristán: “Los manuscritos matemáticos de Marx -que no han sido, que
sepamos, editados hasta ahora- son más de 1.000 páginas principalmente dedicadas a una tarea
-la interpretación filosófica del cálculo infinitesimal- que, a juzgar por como se presenta en la obra
de Engels, debía estar tratada del mismo modo estéril para el real desarrollo moderno de la
matemática.”
Sin embargo, en 1978 (“El trabajo científico de Marx y su noción de ciencia”,PM I, pp.354-
355), introducía las siguientes matizaciones:
“(...) También son de la última época de la vida de Marx los manuscritos matemáticos
ahora accesibles (aunque no con todos los extractos de lectura) en dos ediciones de bolsillo
europeas occidentales. Aparte de que tienen poca importancia en la obra de Marx, reproducen en
lo esencial el pensamiento antianalítico de tradición goethiana y hegeliana, así como las inútiles
metáforas a propósito de la noción de diferencial ya conocidas por el Anti-Dühring de Engels.
Debo decir que no todos los lectores de esos manuscritos opinan lo mismo, y dos muy
caracterizados, la señora Janovskaia, editora de los manuscritos, y Lucio Lombardo Radice,
presentador de la edición italiana, aprecian mucho en ellos méritos que, desde luego, tienen. Los
principales desde mi punto de vista son la crítica de la noción de infinitésimo y la construcción de
una noción de variable muy próxima de criterios operacionalistas. Con este reconocimiento debo
rectificar algo mi artículo de 1964 “La tarea de Engels en el Anti-Dühring” en el cual, basándome
en los elementos de juicio de que disponía entonces, arriesgué la conjetura de que los
manuscritos matemáticos de Marx no debían de ser interesantes. Pero el rechazo por Marx de la
noción de límite, el camino algebraico tradicional que emprende y algunos otros puntos de detalle
(como su forzada comprensión de Leibniz) no me permiten por el momento cambiar por completo
mi vieja opinión, aunque sí que me considero obligado a estudiar de nuevo el asunto. Será, sin
embargo, otra vez, no esta noche, en la que ya andamos cargados de tarea.” Igualmente (Ibidem,
pp.354-355, nota 46), Sacristán admitía: “(...) Jesús Mosterín me sugirió, acabada la discusión de
la conferencia, que habría que estudiar si los apuntes de Marx sobre el cálculo y, en especial, su
rechazo del concepto de límite presentan alguna afinidad con el análisis no-standard. Creo que
hay que atender a esta observación de Mosterín, pero hasta ahora no me ha sido posible rastrear
este aspecto en el texto de los manuscritos.”
De hecho, en el coloquio de esta conferencia, Sacristán hizo una observación sobre el
trabajo de Marx en el ámbito matemático a raíz de una pregunta de Mosterín sobre el
conocimiento de Marx de la ciencia no social de su época. Señaló MSL que Marx, a mediados de
los años cincuenta, en la misma época en que vuelve a cultivar a Hegel, llega a la convicción de
que tiene que estudiar matemáticas. Marx había tenido de joven aficiones algebraicas y, según
se cree, repasa en aquellos años cincuenta su álgebra elemental y se da cuenta que para seguir
en este campo lo que necesita es el cálculo infinitesimal. Lee manuales de la época, “los lee con
concepción crítica y hegeliana, es decir, le molesta mucho lo que él considera la metafísica -que
no andaba desencaminado-, la metafísica de la idea de infinitésimo claro, la atribuye con cierta
injusticia no sólo a Newton sino a Leibniz, a pesar de que Leibniz era una lectura favorita suya,
pero él cree que Leibniz ha sostenido la existencia actual del infinitésimo -cosa falsa, pero que él
tampoco podía saber; no estaban editadas las cartas en (las) que Leibniz afirma positivamente
que él no lo considera más que un expediente de cálculo-, y entonces lee algunos clásicos del
cálculo infinitesimal (Taylor)”. Marx, prosigue MSL, se orienta bien en su estudio en el sentido de
rechazar esa metafísica del infinitésimo pero, en cambio, en ocasiones, se mete en aporías sin
salida “con esto voy a lo que decía antes del paréntesis autocrítico, en este sentido es mejor que
lo que yo había supuesto antes de que se publicaran estos textos. Yo había supuesto que iba a
repetir la idea de Engels de variable sin más. En cambio, no. Hace un cierto desarrollo en un
sentido ligeramente operativista. No piensa la variable como negación de la negación vamos, al
modo de Engels [en el Anti-Dühring], pero, en cambio, en el momento decisivo, cuando tendría
que entonces trabajar por la idea de límite, da un salto atrás. La idea de límite también le parece
mala metafísica y se mete por lo que me parece un callejón sin salida -los matemáticos, si hay
alguno presente, o economistas más matemáticos, podrán decirlo-, a saber: intenta un
tratamiento algorítmico pero algebraico de la cuestión, que supongo yo que es un callejón sin
salida”.
Así pues, Sacristán no ve justificada la euforia con que se recibieron en 1968, por parte de
los editores soviéticos y por el mismo Lombardo Radice, los manuscritos matemáticos de Marx.
En su opinión, esos manuscritos “muestran la preocupación científica de Marx, la seriedad de su
estudio. Era un hombre que para cualquiera cosa era capaz de ir a los clásicos. Primero miraba
su manual, pero luego se iba a los clásicos. Pero no creo que saliera de la problemática, del
callejón sin salida que Hegel ha impuesto a todos sus discípulos matemáticos, por lo menos en
filosofía de la matemática, obligándoles, en el mejor de los casos, a una existencia esquizoide:
una explicación filosófica absurda y luego la práctica matemática por otro lado”.
5) Sobre la edición de clásicos es de interés el siguiente fragmento de una nota no fechada, pero
probablemente de principios de los setenta, escrita por Sacristán para la editorial Grijalbo:
“Esta nota se propone aludir a un problema que todavía no es grave para esta editorial,
pero que, según como se oriente la casa, puede resultar de mucha importancia y, de no
resolverse, tener consecuencias desagradables. Se trata de la manera de enfrentarse con tareas
muy considerables, planteadas por la adquisición de derechos de obras filosóficas o teóricas en
general de tipo clásico o de mucha Importancia científica. etc. La situación es, si no me olvido de
nada, la siguiente:
[...] 4º. Y, dejando lo más importante para el final. La editorial y yo mismo llevamos
muchísimo tiempo pensando en ir editando a Marx. En los últimos tiempos, al contar con un
nuevo traductor competente del alemán (Muñoz [Gustau]; García Borrón, desgraciadamente, no
sabe alemán), he ido incluso planeando una primera fase, de dos o tres años, de edición de Marx
(el Marx joven). Se trata de hacer una edición que fuera edición standard o clásica en castellano
durante una o dos generaciones.
En estas condiciones, creo que la editorial tiene que decidir entre dos posibilidades:
renunciar a la mayoría de esos proyectos, quedándose sólo con uno de ellos, más, naturalmente,
el Lukács que está en marcha, o reorganizar la manera de ver la realización de estos trabajos
importantes, pesados y a largo plazo (la edición de Marx no duraría menos de 10 años: dos para
el Marx joven, dos para la fase inmediatamente anterior al Capital; nos saltaríamos el Capital
(está, por ahora, el de Roces), cuatro para la obra posterior al Capital, dos para la obra de
Engels, y, si hiciéramos también el Capital hay que contar con 15-16 años de trabajo y edición
simultáneos). Este cálculo depende de que Muñoz se convirtiera en un traductor rápido. Me ha
asegurado que sí,
Creo que ha llegado el momento de considerar en serio este asunto. El criterio principal
me parece ser: no arriesgar una inversión excesiva. Inmediatamente después me parece que
viene el criterio segundo: no arriesgar una mala edición, una edición vulgar, de obras tan
importantes como las que hay en cartera o en opción”.