Sujetos Politicos - Isabel Rauber
Sujetos Politicos - Isabel Rauber
Sujetos Politicos - Isabel Rauber
SUJETOS
SUJETOS
Políticos
América Latina
Sujetos
Políticos
Rumbos estratégicos y tareas actuales
de los movimientos sociales y políticos
Prólogo de
François Houtart
Isabel Rauber
Quinta Edición
PRÓLOGO 9
INTRODUCCIÓN 15
1. PRESENTACIÓN DE LA PROBLEMÁTICA 21
Nueva estrategia de poder 27
Nuevas miradas acerca del poder, la política
y sus protagonistas 34
Conceptos claves 42
Participación en parlamentos y gobiernos 47
2. CONSTRUCCIÓN DEL PROYECTO ESTRATÉGICO 61
Por dónde empezar y qué hacer 70
Articulación de propuestas inmediatas, y de mediano
y largo plazos 81
Elementos de partida componentes del proyecto 97
3. PROYECTO ESTRATÉGICO Y PROGRAMA POLÍTICO 103
Diferenciar entre proyectos de entrada
y proyectos de salida 104
4. SUJETO SOCIAL, POLÍTICO, HISTÓRICO 109
Hipótesis y consideraciones centrales 111
5. NUEVO TIPO DE REPRESENTACIÓN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICAS 131
Transformar las raíces y los modos
de la representación política 133
Características esenciales de la organización política 138
Nuevo tipo de militante 142
6. OTRA TAREAS ESTRATÉGICAS 147
Desplegar la batalla cultural 147
Construir una nueva subjetividad 153
Fortalecer el nuevo pensamiento sociotransformador 156
7. EN CONCLUSIÓN, ¿REFORMA, REVOLUCIÓN O TRANSFORMACIÓN? 169
BIBLIOGRAFÍA 171
PRÓLOGO
François Houtart
Un recuento necesario
En los años 60 y 70, en Latinoamérica se debatían –centralmen-
te- dos concepciones estratégicas para la superación del capita-
lismo:
• La reformista, que planteaba la revolución por etapas (de-
mocrático-burguesa primero y luego socialista) y el camino
de reformas graduales como vía para concretarlas.5
• La revolucionaria, que centraba las capacidades políticas y
organizativas en la lucha directa por la conquista del poder
político, para –sobre esa base- crear las condiciones necesa-
rias para iniciar las transformaciones económicas y sociales
que permitirían avanzar hacia el socialismo (período de tran-
sición).6
En ambos casos se partía de aceptar como válidas cuatro
premisas, consideradas condición para transformar la sociedad
con un sentido socialista. Dichas premisas pueden agruparse en
lo económico y en lo político-ideológico. En lo económico, se con-
sideraba:
• Que la abundancia es premisa
5
Mucho se ha escrito y argumentado a favor (y en contra) de la posibilidad de
un camino de reformas por etapas, pacífico y gradual que, dentro del capita-
lismo y sin proponerse la ruptura radical con el sistema del capital, permita
algún día “pasar” al socialismo sin confrontaciones de clases ni conflictos
antagónicos de intereses. Pero la experiencia demuestra que no hay caminos
de transformaciones y crecimientos graduales, ni en lo económico, ni en lo
político, ni en la conciencia. La prueba más evidente es el caso de los partidos
socialdemócratas europeos y también de gran número de partidos comunis-
tas tradicionales de esa región, que se han reducido a ser parte del sistema y
no se plantean –si es que alguna vez lo hicieron- romper las reglas del juego.
Ambas corrientes coinciden en lo estratégico con la creencia de que nada se
puede hacer fuera del sistema del capital.
6
En virtud de ello, atender –por ejemplo- a problemas sectoriales, e incluso a
cuestionamientos de fondo de las relaciones de poder: como la discrimina-
ción de las mujeres, de los pueblos originarios, de los negros, etc., era subesti-
mado o desechado de las actividades revolucionarias por considerársele ex-
presión de las “contradicciones secundarias”. Las propuestas que pretendían
encontrar alguna solución a tales problemas eran consideradas elementos que
distraían la atención respecto de la “cuestión fundamental”: la toma del po-
der. Después de ese momento, se suponía que las soluciones llegarían en ca-
dena, espontánea y mecánicamente desde arriba.
28 Sujetos Políticos
La situación actual
Pensar la transformación social, repensar el socialismo, en las
condiciones de nuestras sociedades en el siglo XXI , supone
replantearse las anteriores premisas, cuestionar su vigencia e in-
terrogar abierta y creadoramente a la realidad actual: local, regio-
nal, continental, mundial.
Las condiciones han cambiado, tanto en lo que hace a la
estructuración y funcionamiento del mundo capitalista reorga-
nizado en la globalización de las exigencias del capital, como en
lo referente a la experiencia de resistencia, lucha y la conciencia
de los pueblos. La experiencia acumulada con los primeros in-
tentos socialistas, arroja enseñanzas respecto a la transformación
de la sociedad, particularmente en lo que hace al poder y la de-
mocracia revolucionarios, imprescindibles de tomar en cuenta.
Hoy resulta claro:
9
En esa perspectiva, en la izquierda partidaria vinculada sobre todo a la III Inter-
nacional, la fidelidad a la letra de lo expuesto por las “autoridades” fue conside-
rada una postura de firmeza ideológica. Consiguientemente, no hacerlo, es decir,
intentar pensar críticamente a partir de la realidad concreta, era frecuentemente
objeto de censura y persecución ideológica. En ese ambiente, dedicarse a la exé-
gesis del pensamiento de los fundadores del marxismo resultó un camino sin
riesgos para los seudo intelectuales o los intelectuales seudo revolucionarios,
quienes se esforzaban permanentemente por hacer “buena letra” cuidando de no
“manchar” su expediente con posibles señalamientos ideológicos, ni pagar altos
costos políticos, como por ejemplo, el más frecuente: la exclusión y/o reclusión.
1. Presentación de la problemática 33
12
Si se entiende por actores políticos a todos aquellos actores sociales capaces
de organizarse con carácter permanente, definir objetivos de corto, media-
no y largo plazo y proyectar sus acciones hacia la transformación de la
sociedad, desarrollando procesos continuos de lucha y, simultáneamente
con ello, la conciencia política, puede considerarse como tales a una amplia
gama de organizaciones barriales, sindicales, campesinas, indígenas, de
mujeres, religiosas, etc., además de las fuerzas tradicionalmente encausadas
en lo político. La multiplicación de actores sociales y la incursión de éstos en
diversas esferas de la vida social, económica, cultural y política, indica que
no existe una radical diferenciación espacial-conceptual entre actores sociales
y políticos. Las actividades de todo actor social tienen un contenido político, y
viceversa. Los actores son en realidad sociopolíticos; los actores políticos ya
no pueden restringirse a los partidos, frentes o coaliciones políticas de iz-
quierda. La distinción conceptual entre actores sociales y políticos no alude
entonces a la existencia de dos tipos de actores; responde, fundamentalmente,
a una necesidad analítica para el estudio del movimiento social y el com-
portamiento y la proyección de los diversos actores que nacen, se desarro-
llan, o se disuelven en él.
40 Sujetos Políticos
13
Esto quiere decir también, que los actores sociales no son «portadores» de
una ideología implantada en sus conciencias desde el exterior (por los par-
tidos o los intelectuales de izquierda). Ellos, los actores sociales, el pueblo
que se rearticula y organiza para enfrentar al capital, van construyendo día
a día su conciencia política a partir de su (modo de) ser social, y en sus prácti-
cas de resistencia y lucha contra el capital; son los protagonistas, sus hacedores.
1. Presentación de la problemática 41
14
El punto de partida de esta propuesta pasa por entender que el Poder resume
una determinada relación social de fuerzas (políticas, económicas, culturales,
ideológicas), a favor de una clase o sector de clase que resulta hegemónico,
que se constituye como síntesis articuladora político-social de las relaciones
sociales levantadas a partir de la oposición estructural capital-trabajo, que
instaura desde los cimientos mismos el carácter de clase de las interrelaciones
entre ellos, de las luchas por la hegemonía y la dominación, y de las de
resistencia y oposición a ello. Esto conforma en cada momento una determi-
nada situación de correlación de fuerzas (de clase) a escala de toda la sociedad.
Esta relación hegemónica dominante y de dominación se expresa
concentradamente –sobre la base de una múltiple e intrincada madeja cultu-
ral, ideológica y política que atraviesa todo–, en la constitución de un deter-
minado tipo de poder político y su aparato estatal. El Estado, entonces, es solo
una parte del poder político, y del Poder (de la relación de poder de la clase
del capital sobre la del trabajo y –a partir de allí– sobre toda la sociedad).
15
Las relaciones de poder parten del interior del funcionamiento del capital
para inundar –a través de las relaciones mercantiles– todas las relaciones
sociales, familiares, culturales, etc. Esto resulta muy marcado en la actualidad
cuando «…la transformación de lo social en mercancía acentúa las relaciones
de poder en todos los sectores de la vida colectiva. En otras palabras, la impo-
sición de la ley del valor refuerza las relaciones de poder.» [Houtart 2004:2]
16
Esto habla también de la necesidad política de atender a los diferentes mo-
dos de producción de la hegemonía dominante y de dominación y, a la vez,
a los diversos modos posibles de construcción de contra hegemonía popu-
lar. El punto se anuda, entre variadas aristas, con la batalla cultural político-
ideológica por la hegemonía que, en nuestro caso implica, a la vez que la
deconstrucción de la hegemonía de dominación, la construcción de una he-
gemonía propia (contra-hegemonía).
42 Sujetos Políticos
CONCEPTOS CLAVES
Ejes principales
Entre los ejes principales que señalan la presencia de una nueva
estrategia política y la van definiendo como una nueva concep-
ción, señalaría los siguientes:
• El poder propio se construye desde abajo, simultáneamente
con la deconstrucción del poder (y la hegemonía) de las cla-
ses y los sectores dominantes.
• El sujeto (social, político, histórico) del cambio se autocons-
tituye como tal en el proceso mismo de la transformación-
construcción.
• La democracia participativa es una característica sine qua non
de la transformación social. Su núcleo articula la participa-
ción desde abajo del pueblo organizado, el pluralismo (la acep-
tación de las diferencias y los diferentes), y la horizontalidad.
• El sentido primero y último de la transformación social es la
liberación, la superación de la enajenación, y no la compe-
tencia con el capitalismo. Convergentemente con ello, se asu-
me la construcción de poder propio por los trabajadores y el
pueblo, en primer lugar, como parte del necesario proceso
de deconstrucción de la ideología y las culturas dominantes
y de dominación y, en segundo, simultáneamente, como un
proceso de construcción de nuevas formas de saberes, de
una cultura propia, de capacidades organizativas y de de-
cisión y gobierno de lo propio en el campo popular.
Estas nuevas formas constituyen modos de empoderamie
nto local-territoriales, comunitarios, y son la base para la
creación y creciente acumulación de un nuevo tipo de po-
der social participativo-consciente –no enajenado- desde
abajo, para el desarrollo de las conciencias, de las culturas
sumergidas y oprimidas, a través de múltiples y entrelaza-
das formas encaminadas a la transformación global de la
46 Sujetos Políticos
17
Misión Rivas, Barrio Adentro, Vuelvan Caras, Misión Robinson.
1. Presentación de la problemática 49
2
Proyecto estratégico (de largo alcance) y programa político (de aplicación in-
mediata), están articulados, obviamente, pero existe hoy una clara distancia
entre -lo que algunos autores denominan, y coincido- “proyectos de entrada”,
y los “proyectos de salida” (socialismo). Una mayor exposición de mis puntos
de vista al respecto puede encontrarse en el trabajo: “¿Socialismo en el siglo
XXI?”, en www.rebelión.org
70 Sujetos Políticos
…hacer política significa romper las reglas del juego que es-
tructura la sociedad en la que estamos viviendo, donde las
leyes dicen una cosa, el gobierno hace otra, la gente hace otra
y sólo se impone una ley sobre la base de la fuerza, cuando a un
sector del poder le interesa. Hacer política implica, además de
romper esas leyes, crear nuevos esquemas de organización y
participación social. [Ceballos. En: Rauber 1994: 40-41]
3
Es la intersección que articula lo reivindicativo sectorial con su raíz sistémica
social, y –sobre esa base- reconstruye la totalidad.
2. Construcción del proyecto estratégico 71
Propuestas “parabanes”
Serían aquellas propuestas que surgen por iniciativa de actores
sociales diversos que se convocan para abordar un tema central,
alrededor del cual construyen la propuesta y se articulan en los
ámbitos nacional, regional o internacional. No buscan cambiar el
sistema, pero su realización tiene una gran significación e impor-
tancia para la lucha de los pueblos. Enmarcadas en un proceso
estratégico que las contenga y articule con el proceso de transfor-
mación radical de la sociedad, tales propuestas pueden contri-
buir enormemente a crear o incrementar las condiciones sociales
favorables en esa dirección.
Veamos algunos ejemplos: Eliminación de la deuda de los
países pobres; reestructuración de las instituciones financieras in-
ternacionales; impuesto a las operaciones financieras internacio-
nales (Tasa Tobin); establecimiento de regulaciones internacio-
nales sobre polución ambiental; protección de la biodiversidad;
democratización de Naciones Unidas, legislación internacional
del trabajo; protección de las producciones culturales nacionales,
etcétera.6
Pudiera pensarse, tal vez, que apoyar el tipo de propuestas
que denomino “parabanes” implica la sujeción a una estrategia
reformista, pero esto es infundado, pues estas propuestas no tie-
nen un carácter sistémico estratégico, no se plantean ninguna es-
trategia –reformista o revolucionaria- para cambiar el mundo.
Quizá por ello pueden desempeñar un importante papel como
freno a la barbarie irracional del capital mundial en expansión
para el saqueo global de los pueblos. Sin embargo, hasta ahora
han sido más bien subestimadas o secundarizadas por importan-
tes sectores y movimientos sociales del continente.
Propuestas programático-alternativas
Por su sentido cuestionador-transformador estratégico de la lógica
del capital, las propuestas programático-alternativas constituyen
6
Para otros ejemplos, puede consultarse, Houtart, F., “Los proyectos y los ni-
veles de las alternativas”, Globalización de las resistencias, estado de las luchas
2003, Icaria, Barcelona, 2003, pp. 367 y 368.
80 Sujetos Políticos
7
Para ampliar puede consultarse, Brunetto, Egidio, Op. Cit., pp. 99-101.
8
Una de las principales dificultades para proponer soluciones radica, precisa-
mente, en la hasta ahora escasa capacidad de elaboración de este tipo de pro-
puestas concretas por parte de los movimientos sociales. A la vez, hay que
reconocer que son los que mayor claridad han aportado en este sentido, con
experiencias positivas muy ilustrativas y enriquecedoras. Entre las organiza-
ciones político-partidarias de la izquierda este déficit es mucho más pronun-
ciado y evidente, pues el empleo recurrente de la denuncia ideológica como
supuesto método de concientización de las masas empleado durante décadas,
se ha transformado hoy en una barrera cultural, pues ahora se trata de pensar
desde y para una lucha política de clases, concreta y efectiva de construcción-
acumulación de poder propio.
82 Sujetos Políticos
—Identificar el problema-centro
Se trata de localizar, identificar y definir cuál es el problema cen-
tral, medular de los ciudadanos y las ciudadanas de un país, el
que “atraviesa” (y a la vez articula) el modo de vida de unos y
otros, interrelacionando realidad y contraste sociales, situación
que aparentemente se da así de un modo “natural”. Es conve-
niente siempre, estar atento a la correlación de fuerzas existente
en cada momento, y a los posibles cambios de coyuntura, por-
que el problema-centro puede invisibilizarse públicamente, o
puede variar el sector social que lo vivencie como tal problema,
o ambas cosas. El centro del conflicto no necesariamente se man-
tiene en un mismo sector o ámbito, pero el conflicto central no
necesariamente coincide siempre con el problema-centro, aunque
resultarán seguramente, en todo momento, muy intervinculados
entre sí.
El problema-centro generalmente constituye un problema
nacional, pero puede ser también regional o continental. Sobre la
base de su identificación es posible articular a una diversidad
mayor de actores sociales. Para ello hay que identificar la rela-
ción que guarda dicho problema con la problemática particular
de cada uno de los sectores. Sobre esa base pueden identificarse
los puntos de enlace de las problemáticas diversas, haciéndose vi-
sible el interés colectivo común por la solución de dicha problemá-
tica. Por ejemplo, qué relación guarda la lucha por la tierra que
llevan adelante los campesinos con el problema del desempleo y
la migración hacia las grandes ciudades, con la situación de los
obreros urbanos y rurales, con la realidad de los estudiantes, con el
del funcionamiento de los hospitales, etcétera.
Ejemplo 1: El trabajo
La Central de Trabajadores Argentinos (CTA) ha identifica-
do al trabajo como el problema fundamental de los argentinos.
Ello supone, en lo fundamental, el cuestionamiento de la actual
relación entre el capital y los trabajadores, y los medios de pro-
ducción. Cuando la CTA define al trabajo como problemática cen-
tral a enfrentar (problema-centro), lo está colocando como eje
articulador de su accionar y construcción de propuestas político-
sindicales. Al hacerlo señala estratégicamente la necesidad de trans-
formar las estructuras (la relación estructural capital-trabajo).
2. Construcción del proyecto estratégico 91
Ejemplo2: La tierra.
La problemática de la tierra es también un problema-centro,
articulador de una problemática central de todos: de los campesi-
nos con y sin tierras, de lo obreros, de los trabajadores de la ciudad
y el campo en general, de los indígenas, de los sectores margina-
dos de la producción y de los pobres en general. La solución del
mismo compete a todos; identificar los temas y definir las solucio-
nes posibles, constituye la base para la articulación intersectorial,
soporte orgánico sociopolítico para luchar por su realización.
…avanzamos también en la construcción de una nueva pro-
puesta de reforma agraria, vinculada a los intereses de toda
la población y no solamente de los sin tierras. (…) levantamos
la bandera de que La Reforma Agraria es una lucha de todos.
92 Sujetos Políticos
1. Raíces históricas:
-Las experiencias históricas independentistas avanzadas.
Nuestra historia de lucha contiene elementos de la utopía
que buscamos. Hay semillas de futuro sembradas en nuestras
98 Sujetos Políticos
una oportunidad para crear las condiciones para caminar hacia una
perspectiva de transición, hacia la instalación de un gobierno
propio.
Dicha oportunidad, a diferencia de la que emerge como re-
sultado de la acumulación política orgánica –como sería el caso,
por ejemplo, de la llegada de Lula a la Presidencia de Brasil-, es
simplemente algo que sucede. Es un producto de la crítica social
que, por acumulación, en medio (del caos) de innumerables lu-
chas y tendencias en disputa, sin que maduren todas las fuerzas
que se forman en su seno, transforma la tendencia o fuerza pre-
dominante en oportunidad histórica para la concreción de la po-
sibilidad.1
La coyuntura que allí se conforma, abre al campo popular las
ventanas hacia la posibilidad de imprimirle un sentido propio al
curso de los acontecimientos, orientándolo hacia posibles proce-
sos ulteriores de transición. Pero ello no afirma que esa posibili-
dad sea factible de alcanzarse; indica solo que la disputa tiene un
terreno favorable para desplegarse.2 Señala la apertura de un pe-
ríodo en el que es posible robustecer las fuerzas propias, ampliar
la capacidad de comunicación y diálogo con las mayorías, conso-
lidar las organizaciones, y construir propuestas concretas que fa-
vorezcan la profundización de la posibilidad hacia la apertura
de un proceso más claramente orientado hacia la concreción de
1
El ejemplo actual más claro de ello sería la llegada de Kirchner al Gobierno
argentino, en mayo del 2003. El suyo no pretende ser un gobierno de transi-
ción hacia transformaciones radicales, pero resulta una oportunidad -inespe-
rada- que abre posibilidades para que las fuerzas del campo del pueblo se
fortalezcan y avancen en tal dirección. Resulta vital no confundir los deseos
con la realidad, ni perder de vista la correlación de fuerzas existentes en el
ámbito del poder, en el campo del pueblo, y entre ambos, correlación que las
fuerzas populares necesitan modificar a su favor. Y ello es vital en la defini-
ción de la políticas, las tareas y las alianzas a desarrollar. Podría ocurrir que,
exigiéndole –en abstracto- al gobierno nacional más de lo que éste puede o
quiere llegar a dar, en vez de avanzar hacia la construcción de una alternativa
propia, la oportunidad se torne en su contrario y aborte la posibilidad de cre-
cimiento y, con ello, la acumulación lograda. [Hay que tener presente que el
desplazamiento de relaciones de poder (de fuerzas) no se reduce a las
interrelaciones con el sector gubernamental.]
2
La presencia de una posibilidad no implica que “lo posible” llegue a ser nece-
sariamente realidad; no define una situación, sino lo que esta podría llegar a
ser. Abre puertas, sin garantías.
3. Proyecto estratégico y programa político 107
1.
Para Marx el problema central del quehacer teórico y práctico es
la búsqueda de la superación de la enajenación humana y, en
particular, de la clase obrera. Ello resulta en el centro mismo de la
revolución teórica (y práctica) realizada por Marx y Engels, ela-
borada a partir del análisis de la realidad social concreta de su
época, en discusión y diálogo crítico con el pensamiento filosófi-
co hegeliano, feuerbachiano, kantiano, con el pensamiento de los
economistas clásicos ingleses, con el socialismo utópico y los más
avanzados pensadores revolucionarios franceses de su época. Con
él desaparece la problemática filosófica del sujeto en general, al
igual que toda otra problemática general abstracta. En el estudio
del capital, él descubre -junto a las raíces de la enajenación-, un
sujeto social e históricamente concreto capaz de superarla: la clase
obrera; de ahí la identidad (coincidencia) sujeto-clase planteada
y argumentada por Marx.
Interesada directa en poner fin a su situación de enajenación
por el capital, la clase lucharía para liberarse y, con su liberación,
pondría también fin, necesariamente, a todas las enajenaciones
derivadas del funcionamiento del capital. La superación de la
112 Sujetos Políticos
enajenación por parte de la clase obrera sería, por tanto, una ta-
rea obligadamente revolucionaria, pues implicaría el fin de toda
subordinación (real y formal) del trabajo al capital, para fundar
sobre nuevas bases productivas y reproductivas una nueva so-
ciedad, la sociedad socialista y comunista. Al liberar a toda la
sociedad, la clase llevaría adelante el progreso histórico definido
a partir de sus propios intereses. Tal era -en apretada síntesis-,
para Marx, la misión histórica de la clase.
En ella, el progreso histórico más allá del capitalismo tiene
un sujeto. Este ya no es un sujeto general, de La Historia, sino un
sujeto revolucionario socio-históricamente concreto: la clase obre-
ra, enterradora del capitalismo.1
Esta correspondencia clase-sujeto es, precisamente, el punto
puesto hoy en discusión. La interrogante central al respecto po-
dría plantearse del siguiente modo: ¿Existe hoy, en Latinoamérica
(y en el mundo) una correspondencia real entre clase obrera y su-
jeto de la transformación social? ¿Existe hoy correspondencia ple-
na entre clase obrera y sujeto histórico?
2.
En América latina el debate acerca del sujeto o los sujetos del
cambio, busca superar precisamente las conceptualizaciones abs-
tractas acerca de la clase obrera entendida como el sujeto “en
general”, importadas de un pensamiento dogmático y eurocen-
trista que no da cuenta de las realidades histórico sociales con-
cretas en las que el capitalismo existe y se desarrolla hoy en el
continente y en el mundo. El tema es –en nuestro caso- identifi-
car al sujeto histórico concreto de la transformación social en la
época actual.
1
Marx realizó sus estudios partiendo del análisis de la relación capital-trabajo
característica del capitalismo de su época, definiendo el modo de producción
de la enajenación de la clase a partir de los modos de subordinación real y
formal del trabajo al capital existentes en ese momento. Sobre esa base buscó
también las vías para superarla, definió quiénes y cómo lo harían, para qué y
hacia dónde. Todo ello se correspondía con la relación capital-trabajo histórica
y socialmente concreta, propia del desarrollo que este había alcanzado en ese
momento y del lugar en donde ésta se llevaba a cabo: Inglaterra, el corazón más
avanzado de las relaciones capitalistas de entonces. No era igual, aún en la
misma época, analizar el funcionamiento del capitalismo (y de la relación capi-
tal-trabajo) en Europa industrial que en América latina colonizada).
4. Sujeto social, político, histórico 113
no del rédito de algún capital; es la clase, cuyas dicha y pena, vida y muerte y
toda la existencia dependen de la demanda de trabajo, es decir, de los períodos
de crisis y de prosperidad de los negocios, de las fluctuaciones de una compe-
tencia desenfrenada. Dicho en pocas palabras, el proletariado, o la clase de los
proletarios, es la clase trabajadora del siglo XIX.” Principios del comunismo,
Obras Escogidas en Tres tomos, T 1, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 82.
116 Sujetos Políticos
3.
Para responderlas, propongo la siguiente hipótesis central:
a) En Latinoamérica no existe hoy ningún actor social, socio-
político, o político que pueda por sí solo erigirse en sujeto de
la transformación;5
4
La actual situación de fragmentación de la clase obrera y de la sociedad toda,
con la proliferación de sectores excluidos o discriminados y oprimidos, que
constituyen la base de movimientos sociales que luchan por demandas secto-
riales, ha provocado gran confusión en torno a la relación clase-sujeto
sociotransformador. Entre las posiciones que sobresalen en medio de ella es-
tán: a) los que afirman que la clase ha desaparecido y con ella el sujeto; b) los
que -por oposición- se aferran a la identidad clásica clase-sujeto trasformador,
y hacen de ella un estandarte de firmeza ideológica; c) los que sustituyen a la
clase –en tanto sujeto- por uno o varios movimientos sociales a los que consi-
deran los “nuevos sujetos”, (con lo cual, de última, se termina contraponien-
do movimiento social y partido político).
5
La creciente dispersión y fragmentación de identidades, realidades, perte-
nencias, preferencias, imaginarios y aspiraciones —entre otras cuestiones—,
apunta como imposible que uno solo de los actores sociales, sociopolíticos, o
118 Sujetos Políticos
4.
No existen sujetos a priori. Los actores sociales pueden constituir-
se o no en sujetos, a través de su participación en el proceso de la
transformación social (autoconstitución). Es decir, que el ser su-
jeto no es una condición anterior al proceso de transformación; es
en el proceso mismo que se revela esa condición de sujeto, laten-
te -en estado potencial-, en los oprimidos.7
7
A ello se refiere Franz Hinkelammert, cuando señala que: «El llamado a ser
sujeto se revela en el curso de un proceso: Por eso, el ser sujeto no es un a priori
del proceso, sino resulta como su a posteriori. El ser humano como sujeto no es
ninguna sustancia y tampoco un sujeto trascendental a priori. (...) Se revela
120 Sujetos Políticos
5.
Son las resistencias y las luchas sociales concretas las que gene-
ran las necesidades de articulación y los ámbitos concretos de
coordinación de propuestas concretas y de articulación de acto-
res sociopolíticos. Estas resultan aproximaciones hacia lo que
podría llegar a ser el sujeto colectivo del cambio, consecuencia de
un proceso pedagógico-práctico de articulaciones sucesivas –no
siempre fructíferas quizá-, llevadas a cabo por los diversos actores
sociopolíticos que –conscientemente- se proponen transformar los
ámbitos coyunturales en nodos orgánicos estables capaces de
profundizar el cuestionamiento –político- de la sociedad.
entonces, que el ser sujeto es una potencialidad humana y no una presencia
positiva.» El retorno del sujeto reprimido, Universidad Nacional de Colombia,
Bogotá, 2002, p. 349.
4. Sujeto social, político, histórico 121
6.
El sujeto popular es la resultante de un modo (político) de interar-
ticulación de actores sociopolíticos diversos capaces de diseñar,
organizar y proyectar con un sentido estratégico la disputa por la
transformación radical de la sociedad hacia la concreción de la uto-
pía soñada y creada, y de luchar para hacerla realidad construyen-
do y acumulando desde abajo el poder propio necesario para ello.8
La construcción de un sujeto colectivo va mucho más allá
que la reunión cuantitativa de actores diversos, y de sus luchas y
propuestas reivindicativo-sectoriales. Supone, en primer lugar,
ampliar los contenidos de tales luchas y, en segundo, ampliar las
dimensiones de las mismas, orientando el cuestionamiento so-
cial hacia los fundamentos mismos del sistema de dominación
del capital, y planteando este cuestionamiento de un modo posi-
tivo, es decir, conformando un proyecto alternativo. Este proyecto
construido por los actores sujetos es, a su vez, interconstituyente
de ellos mismos en sujeto popular de la transformación social, en
protagonistas de su historia.
8
Esto implica la transformación, construcción y acumulación social-individual
de conciencia, poderes y saberes necesarios para conquistar también espacios de
poder político, para -sobre esa base- estar en mejores condiciones de articu-
lar nacional e internacionalmente el proceso local y global de transformación
social.
122 Sujetos Políticos
7.
Considerando la realidad de confrontación global con el capital
en la que se desarrollan las luchas actuales, y las exigencias que
ello impone a las mismas, los procesos liberadores locales tende-
rán a articularse y a confluir en lo que devendrá un proceso glo-
bal de construcción (autoconstrucción) de un sujeto revoluciona-
rio universal, simultáneamente a la construcción a escala global
de la nueva civilización humana. Ello puede advertirse ya en la
realización de encuentros internacionales como el Foro Social
Mundial, los Foros regionales, nacionales y temáticos, con la emer-
gencia de organizaciones sectoriales internacionales, como Vía
Campesina, el Frente Continental de Organizaciones Comunita-
rias (FeCOC), etcétera.9
En este empeño, como en toda actividad social, lo cultural,
las subjetividades, afloran a un plano primero y todo ello nos
obliga a concentrar nuestras miradas y reflexiones en los y las
protagonistas del pensar-realizar las transformaciones. Porque
9
La articulación orgánica sindical internacional por grupo empresario, por ejem-
plo, está muy rezagada, por no decir que es inexistente. Lo mismo ocurre con
la creación de centrales sindicales de nuevo tipo, que se abran a la realidad de
fragmentación de la clase y la sociedad, y se propongan su articulación, pilar
de la recuperación de su poder de clase que, en tales condiciones, será tal si es
-a la vez- social popular. La ausencia casi absoluta de ello expresa la actual
conducta defensiva y conservadora de la clase obrera ocupada, particular-
mente, en los países del Norte.
4. Sujeto social, político, histórico 123
8.
La necesidad de articulación de los actores-sujetos no se refiere
solo a la necesidad de superar su fragmentación social-sectorial,
articulado a ello, comprende también –y en primer lugar, diría
yo- el ámbito de sus subjetividades.
Como señala Dussel, “La subjetividad es más que concien-
cia, pero dice referencia a ella. Es el vivenciar lo que acontece (…)
en la realidad.” [1999: 2] Es decir, la subjetividad contiene la con-
ciencia pero no se reduce a ella. Lo contrario, su identificación
forzada, devino reduccionismo y –de hecho- empobreció las re-
flexiones acerca de las interrelaciones conciencia-subjetividad, al
no analizarlas más allá de la conciencia de clase. Tiene que ver
con el cuerpo -y esto bien lo saben los del poder que, para domi-
nar las mentes castigan los cuerpos-, tiene que ver con lo no-
conciente, que puede llegar a ser un día conciente pero no nece-
sariamente, incluye también los sueños, etcétera.
Lo que interesa destacar aquí fundamental y concretamente,
es la interrelación inseparable entre sujeto y subjetividad, es de-
cir, entre los actores-sujetos concretos y sus subjetividades, la
necesidad de tomarlas en cuenta como parte inalienable que son
de los actores-sujetos, y sus identidades, intereses y motivaciones
subjetivas, espirituales. Estas no se reducen ni se extinguen en su
conciencia político-ideológica, es necesario tomar en cuenta las
estrechas interrelaciones y mediaciones que existen entre una y
otra.
Atender a las distintas manifestaciones y ámbitos donde la
subjetividad de los actores sociales diversos se constituye, repro-
duce e interactúa, resulta indispensable para pensar la transfor-
mación social, la construcción de la conciencia política revolucio-
naria tal como ella puede existir hoy. Todo ello articulado al
proceso de constitución autoconstitución de actores-sujetos en su-
jeto popular, condición que supone la articulación de subjetivi-
dades en tanto los actores-sujetos resultan también de la interac-
ción de intersubjetividades y, como parte de ellas, de sus
conciencias.
124 Sujetos Políticos
9.
La conciencia política de clase, de pueblo oprimido, de nación
del Tercer Mundo, etcétera, no le viene “dada” a los actores so-
ciales desde el exterior; ellos van construyendo su conciencia
política a través de su intervención directa en el proceso de lu-
cha. Van desarrollando esa conciencia, principalmente, a través
de sus prácticas de resistencia y de lucha por sus reivindicacio-
nes sectoriales y generales, y se la van re-apropiando mediante
procesos colectivos interactivos de reflexión crítica acerca de las
mismas, de sus logros y deficiencias.
Esto quiere decir, en primer lugar, que la conciencia política
no es el reflejo mecánico de las estructuras económicas. En se-
gundo, que la conciencia política no puede ser «introducida» (ni
inculcada o impuesta) en las personas. En tercero, que la modifi-
cación y desarrollo de la conciencia sociopolítica de los actores-
sujetos depende de su participación en la vida social. Las clases,
los grupos o sectores sociales, los individuos, alcanzan un deter-
minado grado de conciencia políticosocial (y pueden avanzar en
su desarrollo), mediante su paticipación plena en el proceso de
lucha y transformación social.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el estado del desarrollo
del capitalismo en Rusia (y del capitalismo como sistema, en ge-
neral) en la época de Lenin: la mayoría de los trabajadores prove-
nía del campesinado desplazado de sus tierras, con muy altos
índices de analfabetismo. Aunque no lo considero un argumento
suficiente ni justificante per sé, esto pudiera ayudar a compren-
der el sentido político inmediato de sus «sentencias» acerca de la
clase y la conciencia de clase, en la realidad de la sociedad rusa
de su época.
En América latina, lejos de aceptar como vigente -de modo
unánime y acrítico- la hipótesis de que la conciencia política “viene
de afuera”, han germinado otras miradas, como por ejemplo, tem-
pranamente, la de Mariátegui, quien discutió los dogmas de la
teoría marxista desde la realidad histórico-social y cultural pe-
ruana.
Contemporáneamente, en Cuba, Julio Antonio Mella, fun-
dador del primer Partido Comunista de Cuba, comprendía que
la condición de dirección de un proceso no se logra imponiendo
criterios o formas de lucha, sino
1
Por ello no coincido con los enfoques de algunos intelectuales que convocan a
la izquierda partidaria tradicional a democratizarse y reconocer como parte
de la izquierda a lo que ellos denominan “izquierda social”, para organizarla
alrededor suyo. En tal caso, la propuesta se limita a sumar la “izquierda parti-
daria” y la “izquierda social”, pero subordinando jerárquicamente lo social a
lo político, es decir, manteniendo la división entre lo político y lo social.
132 Sujetos Políticos
1.
La organización política tiene un carácter instrumental; es una herra-
mienta para el logro de determinados fines.
Ello indica, precisamente, que lo organizativo está en fun-
ción del proyecto y de las tareas que emanan del proceso de cons-
trucción del poder contra-hegemónico que protagonizan los ac-
tores sociopolíticos (auto)constituidos en sujeto popular. El sujeto
construye sus organizaciones reivindicativo sociales y políticas
como instrumentos para perfeccionar su participación e influen-
cia en el curso de los acontecimientos hacia la concreción de los
objetivos definidos (y modificados) por él.
Las definiciones estratégicas, las tareas, los objetivos, los
instrumentos, las vías y métodos, todo ello, reclama ser cons-
truido día a día con la participación plena de los actores sociales
y políticos desde abajo, en proceso abierto y cambiante perma-
nentemente. Los congresos de los partidos ya no pueden “dar”
la línea. Más importante es que sinteticen la construcción y el
pensamiento colectivo, y orientan –en virtud de ello- las tareas a
realizar en el tiempo posterior al congreso o reunión política de
que se trate. Es el pueblo organizado el que –con su participa-
ción-, crea, decide y construye. La transformación de la sociedad
en que vive y la construcción de la nueva, decidida por todos, es
su obra ciudadana máxima.6
5
Articulado como actor político fundamental, el pueblo (auto)constituido en
sujeto popular, podrá llevar adelante la colosal tarea político-cultural de cam-
biar de raíz y desde adentro –local y mundialmente- los destinos actuales de
la humanidad. Tarea política que tiene que tiene ser organizada, orientada y
promovida desde abajo.
6
El eje de la construcción se traslada de las vanguardias, a los pueblos, de la
organización política a la ciudadanía. Lo fundamental y primero, es la partici-
pación de la población organizada y no organizada en el diagnóstico, las de-
cisiones, y la realización de las propuestas. Esto implica atender –en primer
lugar- las urgencias de la sobrevivencia humano-natural, integrándolas en un
proceso mayor, complejo multifacético y prolongado de transformaciones
encaminadas a la creación de la nueva civilización humana.
140 Sujetos Políticos
2.
La organización política no es del sujeto político (ni social, ni his-
tórico); el sujeto es irreductible a la organización
a) La condición de sujeto no se desprende de la organiza-
ción; no es el instrumento el que define al sujeto como tal sujeto,
sino a la inversa. En otras palabras: el partido no es el sujeto polí-
tico; no hay sujeto político que no sea a su vez, y primero, sujeto
social e histórico, y viceversa. No hay vanguardia política sin
pueblo político. No hay partido por encima y separado de la cla-
se y del pueblo. La organización política —que es políticosocial—,
es siempre instrumento del sujeto popular para lograr sus objeti-
vos en cada etapa.
b) El ser sujeto es una condición que trasciende a lo organi-
zativo (y a la organización), incluye también a los sujetos indivi-
duales en tanto ciudadanos (políticos) protagonistas.
c) La organización política expresa la identidad del sujeto,
condensa su voluntad y su conciencia; su existencia indica una
cualidad del sujeto históricamente constituido. Pero puede lle-
gar a entrar en contradicción con el sujeto real si se separa (ena-
jena) de él, si se le contrapone y pretende situarse a sí misma
como sujeto. Esto ocurre, por ejemplo, cuando un partido de
izquierda supone que su organización partidaria es el sujeto po-
lítico, la clase obrera el sujeto histórico, y el pueblo el sujeto
social.
La experiencia histórica enseña que cuando lo organizativo
pretende cubrir vacíos políticos, la organización política termina
sustituyendo a los actores sociales, y separándose de sus bases
legítimas: la clase, el pueblo. Se coloca entonces –de hecho- por
encima de ellos. A la primera sustitución le sigue obviamente una
cadena creciente de sustituciones. Por esa vía, las cuestiones
organizativas de la organización política van ocupando el eje cen-
tral, y ésta se transforma poco a poco en el objetivo fundamental
de su propia existencia, negando su razón de ser.
3.
No hay sujeto político separado e independiente del sujeto so-
cial, del sujeto histórico.
El sujeto es uno, múltiple e irreductible: social, político e his-
tórico (de su historia). No existen diversos tipos de sujetos: un
5. Nuevo tipo de representación y organización políticas 141
4.
La construcción-articulación del sujeto popular implica una nue-
va y diferente relación política y orgánica entre los partidos y los
movimientos sociales.
Hoy resulta imprescindible buscar caminos para construir
una articulación orgánica de actores sociales y políticos, sin sub-
ordinaciones jerárquicas entre los distintos actores, sin vanguar-
dias iluminadas, ni sujetos de primera, de segunda, o de tercera
clases.
La apuesta es construir redes y nodos de articulación social
basados en la profundización de la democracia y la participación
de los protagonistas, y en relaciones horizontales entre los dife-
rentes actores. Estas promueven la cooperación entre partes con-
sideradas cualitativamente iguales, aunque los roles sociales y
políticos de cada una sean diferentes. Su ejercicio implica la su-
peración de las tradicionales relaciones verticalistas-subordi-
nantes implementadas al interior de las organizaciones sociales y
políticas, y desde ellas hacia la sociedad. Dentro de una gama
amplia de formas concretas que pueden crearse y adoptarse, lo
fundamental consiste en no imponer políticas, objetivos y vías,
ni suplantar los procesos colectivos de toma de conciencia, tanto
a lo interno de la organización como en su relación con otras or-
ganizaciones sociopolíticas.
Organización político-social
Articulación de actores
sociales, políticos, culturales
PROYECTO
SUJETO POPULAR
PODER POPULAR
142 Sujetos Políticos
5.
Ser de izquierdas es, ante todo, una actitud práctica revolucionaria de
lucha contra la hegemonía y la dominación del capital.
La izquierda latinoamericana va mucho más allá del núcleo
humano que constituye la izquierda político-partidaria, compren-
de a los movimientos sociales populares, a intelectuales y profe-
sionales de avanzada, a personalidades del mundo de la cultura,
de las artes, de las comunicaciones, etcétera, en resumen: a todos
los que se oponen al sistema neoliberal y luchan a favor de una
transformación radical de la sociedad en aras de hacerla huma-
namente más justa y solidaria: las organizaciones de derechos
humanos, de mujeres, los sindicatos combativos, la base trabaja-
dora de los mismos, el movimiento obrero, los desocupados, los
sin techo, los sin tierra, el campesinado pobre, las amas de casa,
los pueblos indígenas y sus organizaciones, etcétera.
3
Destacado pensador y revolucionario argentino de los años sesenta.
6. Otra tareas estratégicas 151
4
Es importante identificar acciones concretas para contrarrestar el bombar-
deo ideológico alienante y negativo que sistemáticamente llega a todos a
través de los medios. Una tarea de primer orden es abrir el campo de acción
político-ideológica a los medios de comunicación masiva, crear medios pro-
pios siempre que sea posible, apelar a la Internet y otras modalidades: vídeos
y DVD educativos, programas de radio, novelas, desarrollar expresiones
artísticas teatrales, danzarias, musicales, etcétera.
152 Sujetos Políticos
5
El movimiento social –el más complejo de todos- es la resultante de múlti-
ples articulaciones yuxtapuestas y entrelazadas de los modos más sutiles e
imprevistos de existencia de fenómenos objetivos-subjetivos que se inter-
modifican e intercondicionan unos a otros constantemente; tiene como parte
de su motor a lo espontáneo que constantemente se constituye, de-constituye
y reconstituye en diversas direcciones, empujado por esas múltiples articula-
ciones que se cruzan y yuxtaponen, y tiene como potencial de su determina-
ción a la conciencia de los seres humanos. Esto conforma una lucha constante
entre lo espontáneo y lo consciente con acumulaciones invisibles permanen-
tes, las que –en determinadas coyunturas o condiciones-, dan lugar a los sal-
tos irregulares e imprevistos –aunque muchas veces intuidos-, aparentemen-
te inexplicables para la razón lógico-formal predominante. Es en este proceso
que se hace posible la autodeterminación de los seres humanos. Constituidos
en clases sociales, forman fuerzas sociales que disputan por defender sus in-
tereses, en primer lugar, y –a partir de allí- por imponer al curso de la historia
el signo de su de [auto]determinación (voluntad [auto]concientemente orga-
nizada y orientada).
158 Sujetos Políticos
6
Esto ha hecho y hace más difícil también entender las reflexiones de Marx
contenidas en sus libros, particularmente en El Capital, donde lo múltiple,
interdisciplinario e interarticulado de los enfoques político, económico, filo-
sófico, etc., complican enormemente la comprensión de su pensamiento nue-
vo, debido a la formación unidimensional y fragmentada del análisis de la
realidad y también de cómo abordarla.
160 Sujetos Políticos
9
Para Marx la práctica no es sierva de la idea; es nexo, intermediación objeti-
vo-subjetiva que es determinada por la subjetividad a la que a su vez deter-
mina y condiciona, por lo que resulta finalmente determinante, aunque sin
eliminar nunca el lado activo independiente de la subjetividad (la creativi-
dad, la imaginación), al contrario, potencia su desarrollo cual manantial
inagotable.
6. Otra tareas estratégicas 163