Promoción de La Salud Adulto Mayor
Promoción de La Salud Adulto Mayor
Promoción de La Salud Adulto Mayor
Se deben estableer políticas orientadas a promover la salud y la calidad de vida de los adultos
mayores, las cuales delinean actividades especificas en el ámbito de la atención de salud.
Riesgos de la Etapa
Alimentación
Riesgos
Los cambios del aparato digestivo, pueden llevar a mal nutrición, deshidratación, estreñimiento,
disminución de la absorción de hierro, calcio, vitamina B12 y ácido folico.
Riesgos
Los adultos mayores pueden desarrollar la mayoría de las actividades que realizaban cuando
eran más jóvenes, pero a menor velocidad. La calidad de las respuestas de los adultos mayores
se ve afectada por el factor tiempo y por alteraciones a nivel del centro del equilibrio, esto lleva a
que tarden más en adaptarse al ambiente y en tomar decisiones, esto puede exponerlos a caídas.
El sedentarismo puede provocar en el adulto mayor pérdida ósea, lo que también se configura
en un factor de riesgo de accidentes y caídas.
Acciones
Hay una serie de medidas que esta probado ayuda a disminuir el riesgo de caídas en la tercera
edad, las que se revisaran a continuación.
Vestuario: usar ropa cómoda, zapatos de tacón ancho y suela de goma, que permitan
desplazarse sin dificultad.
Iluminación: hay recintos que requieren más luz, mantener una lámpara o interruptor
cerca de la cama y evitar caminar en la oscuridad.
Suelo. Mantenerlo seco, despejado de juguetes, cables eléctricos, maceteros,
mangueras, etc. Fijar las esquinas y bordes de alfombras y felpudos.
Escalera. Instalar unos pasamanos firmes y seguros a uno o ambos lados de esta.
Verificar el buen estado de los escalones, se recomienda cubrirlos con goma
antideslizante.
Baños. Usar pisos antideslizantes dentro y fuera de la ducha. Colocar barras para
afirmarse, dentro de la ducha y al lado del excusado.
Muebles. Distribuirlos de modo que permitan una circulación expedita. Instalar
estantes y repisas al alcance.
Reposo y Sueño
Riesgos
El sueño con la edad sufre modificaciones. El sueño nocturno en las personas de la tercera edad
parece fragmentarse, disminuye la duración total de éste y la cantidad de sueño profundo (
estadios III y IV ) y reparador, con la consiguiente sensación subjetiva de no sentirse descansado
al despertar.
Entre los 60 y 70 años de edad o más, el sueño lento y profundo está casi ausente. Esto trae por
consecuencia la presencia de sueño ligero ( estadios I y II ) . El tiempo que los ancianos pasan en
cama sin dormir aumenta marcadamente a partir de los 60 años, al igual que la frecuencia de
idas al baño en la noche y despertar temprano por las mañanas.
Por otro lado, entre los 70 y 80 años, el número de despertares nocturnos se incrementa
sensiblemente, ya sea porque el sueño es fragmentado o porque necesitan más tiempo para
conciliar el sueño y quedarse acostados, lo que los lleva a tener la sensación de una mala calidad
de sueño.
En la medida que una persona va avanzando en años, producto del aumento de los despertare
nocturnos, los periodos de vigilia durante el día empiezan a ser interrumpidos por periodos
cortos de sueño que pueden durar de 1 a 10 segundos o por siestas. Los hombres tienen menor
continuidad de su sueño en comparación con las mujeres de su misma edad, teniendo mayor
dificultad para mantener un sueño continuo, sobre todo en las dos últimas horas de la noche.
Después de los 65 años se duerme menos en general y la diferencia de sueño prácticamente no
varía entre hombres y mujeres.
En las personas de edad, la distribución temporal del sueño paradojal ( sueño rem) es uniforme
en el curso de la noche, en oposición a lo que sucede con los jóvenes en los que este es mayor al
final de la noche.
La cantidad de tiempo que un adulto mayor ocupa en dormir, es mucho menor que el que suele
pasar en cama, y también es mucho menor el tiempo aprovechando en un dormir profundo.
Dado que los trastornos del sueño se hacen más frecuentes con la edad avanzada, el uso de
somníferos se acrecienta. La gente de edad reacciona en forma diferente a estos medicamentos
y pueden presentar dos efectos colaterales: trastornos del equilibrio, confusión, síntomas
atribuidos erróneamente a la senilidad. Esto lleva a determinar que en la vejez deba procederse
de modo especialmente cuidadoso con el uso y prescripción de los somníferos.
Acciones
Riesgos
En este aspecto, las acciones que realicen tanto los familiares como los propios adultos mayores,
contribuyen a establecer encuentros más significativos entre ambos.
Acciones