Historia y Textos de La Literatura Espanola I PDF
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Historia y textos
de la
Literatura Española
i
OTRAS PUBLICACIONES
DKL AUTOR
DON j DAN MANUEL, Libro Infinido
edic, critica. Zaragoza, 1938.
(Agotada.)
Gramática histórica, en colabora-
ción con el profesor RAÏAEL
GASTON. Zaragoza, 1938. (Ago-
tada.)
LOPE DE VEGA, Poesía Urica, edi-
ción, prólogo y notas. Zarago-
za, 1939. (Clásicos EBRO.)
GONGORA, Poesía, selec, prólogo
y notase Zaragoza, 1940. (Clá-
sico EBRO.)
FERKAN PEREZ DE GUZMAN, Gene-
raciones y semblanzas. HER-
NANDO DE PULGAR, Claros varo-
nes de Castilla, selección, pró-
logo y notas. Zaragoza, 1940
Clásicos EBRO.)
Poesía romántica, Antología. Za-
ragoza, 1940. (Clásicos EBRO.)
GARCILASO DE LA VEGA, Poesía, se-
lección, prólogo y notas. Zara-
goza, 1941. (Clásicos EBRO.)
LOPE DE VEGA, El caballero de Ol
tnedo, edición, prólogo y notas
Zaragoza, 1941. (Agotada.) (Clá-
sicos EBRO.)
JUAN DE MENA, El laberinto de
Fortuna o Las trescientas, edi-
ción, prólogo y notas. Ma-
drid, 1943. (Clásicos castellanos,
Espasa Calpe.)
Los pájaros en la poesía españo-
la. Editorial HISPÁNICA. Madrid.
Las flores en la poesía española.
Editorial HISPÁNICA. Madrid.
LOPE DE VEGA, Peribáñez y el Co-
mendador de Ocaña. Editorial
EBRO.
Un nuevo códice gongorino, Re-
vista CASTILLA. Valladolid.
El mar en la poesía española.
Editorial HISPÁNICA. Madrid.
Cancionero de 1628, ed. de la RFB
p. DE HERRERA, Rimas inéditas,
Anejo de la R. F . E-, Madrid,
1948.
La poesía de Jorge Guillén, en
colaboración con R. Gullón.
Zaragoza, 1949.
EN PR E N S A
Poetas aragoneses del siglo XVII.
Biblioteca de. Escrutares Ara-
goneses (Zaragoza).
JOSE MANUEL BLECUA
Catedrático del Instituto «Goya» de Zaragoza
Historia y textos
de 1a
Literatura r^spañola
i
AULA
LIBRERÍA GENERAL
ZARAGOZA
1951
ES PROPIEDAD DEL AUTOR
Copyright, by
JOSÉ MANUEL BLECUA
ZARAGOZA, 1951
I N D I C E
Tags.
Prólogo 6
Primeras manifestaciones de la lengua vulgar. — La epopeya medieval. —
Caracteres de la épica española. — El Cantar de Mio Cid. — Otros can-
tares de gesta .. .. 9
El mester de clerecía. — Gonzalo de Berceo. •— Otros poemas del meater
de clerecía 24
La lírica popular. — Los cancioneros galaico-portitgueses. — Las formas cas-
tellanas. — La «Razón feita de amor» y otros poemas de origen francés.
Restos del teatro medieval 81
Alfonso el Sabio : Su figura y su obra. — a) Históricas. — b) Obras jurídi-
cas. —• c) Obras científicas. — d) Obras literarias. — Libros de influen-
cia oriental 42
El siglo xiv. — La poesía. -*~ Arcipreste de Hita. — Otros poetas 52
La prosa en el siglo xiv. — Don Juan Manuel 67
El siglo xv. -— Caracteres generales. — Los Cancioneros. -— Los grandes
poetas del Cuatrocientos : Mena, Santillana, los Manriques. — Poesía
satírica 74
Los romances viejos. — Clasificación de los romances: a) Romances histó-
ricos ; b) Romances carolingios y de ciclo bretón ; c) Romances nove-
lescos y líricos. — Publicación y estilo de los romances 93
La prosa en el siglo xv. -— Características. — La historia. — La prosa di-
dáctica.— La novela 102
Humanismo. — Nebrija. — La poesía. — La prosa. — La Celestina. — Edicio-
nes y autor. — Aigumento. — Caracteres y estilo. — Realismo, idealismo.
Euentes. — Trascendencia. — Libros de caballerías 111
El teatro. — Direcciones.—Juan del Encina. — Lucas Fernández 128
Características del Renacimiento español. — Introducción de las formas ita-
lianas. — Petrarquismo y platonismo. — La poesía : Boscán, Garcilaso de
la Vega. — Obra poética. — Temática e influencias. — Estilo. — Poetas
petrarquistas ... ... 137
Págs.
La prosa en. la época de Carlos V : Sus características.—Los hermanos
Valdés ; el erasmismo. — Fray Antonio de Guevara. — El Lazarillo y la
novela picaresca. — Las dos épocas de la picaresca. — La vida de Lazarillo
de Tormes.— Sus características y estilo.—Los historiadores 16-2
El teatro en la primera mitad del siglo xvi. — Bartolomé Torres Naharro. —
Gil Vicente. — Lirismo y paisaje. — Códice de Autos viejos 178
La época de Felipe II. — La poesía. — Fray Luis de León. — Su obra en
prosa-. — Estilo. — La poesía. — Herrera. — Temática. — Estilo. — Otros
poetas castellanos y andaluces 186
Ascética y mística. — Características. — Juan de Avila. — Fray Luis de Gra-
nada. — Obras. — Estilo. — Santa Teresa de Jesús. — Obras. — Estilo. —
San Juan de la Cruz. — Poesía y prosa. — Lirismo y estilo. — Otros
escritores ascéticos y místicos ... 206
La novela pastoril. — Orígenes. — Jorge de Montemayor. — Gaspar Gil Polo.
Éxito de la novela pastoril. — El tema morisco. —• La prosa histórica. —
Juan de Mariana 233
El teatro prelopista. — El teatro erudito. — Lope de Rueda. — Obras. — Juan
de la Cueva. — Juan de Timoneda .. 240
El barroco literario. — Culteranismo y conceptismo. — La poesía culterana.—
Don Luis de Góngora. — Obra. — Los poemas mayores. — Estilo. — Segui-
dores de Góngora. — Enemigos y defensores de Góngora 250
Grupo sevillano y aragonés. — La poesía épica de los dos siglos ... 275
Apogeo de la novela : Cervantes. — Vida. — Cervantes, poeta. — La Galatea.
Novelas ejemplares. — Don Quijote, — El Quijote de Avellaneda. — Cer-
vantes, escritor dramático. — Persiles y Sigismunda 289
La novela en el siglo xvii. — Mateo Alemán. — Vicente Espinel. — Otras
novelas picarescas. — Castillo y Solorzano. — La llamada novela cortesana.
Principales autores de este género novelesco ... 306
Qu e ved o : Vida. — Quevedo, poeta. — Quevedo, prosista. — Estilo 316
Baltasar Gracián — Teorías literarias.—Tratados morales y políticos. — El Cri-
ticón. — Ideas. — Influencia de Gracián. — Estilo. — Saavedra Fajardo. —
Historiadores ;. ... 329
El teatro nacional. — Lope de Vega. —• Obras no dramáticas. — El teatro de
L o p e : Sus características.—'Las comedias más importantes ... ,. 333
Seguidores del teatro de Lope. — Guillen de Castro. — Tirso de Molina.—
J. Ruiz de Alarcón. — Vélez de Guevara. — Mira Amescua ... 363
Características del teatro calderoniano. — Vida de Calderón. — Obras. — Los
autos sacramentales. — Rojas Zorrilla. — Agustín Moreto ... 377
PROLOGO
C A P I T U L O I
LA POESIA ÉPICA
Acusado el Cid de haberse quedado con las parias del rey moro de Sevilla,
es desterrado por Alfonso VÎ, saliendo de Burgos y dirigiéndose a tierras aragonesas.
Después de vencer a los reyes moros Fariz y Galve, se pone al servicio del rey
moro de Zaragoza, derrotando al Conde Ramón Berenguer de Barcelona.
La segunda parte refiere las hazañas del Cid hasta la conquista de Valencia.
Una vez conquistada esta ciudad, Rodrigo Díaz envía grandes presentes al rey de
Castilla, con la súplica de que le permita llevarse a su mujer y a sus hijas, que
aejó en el monasterio de Cárdena, cerca de Burgos. El rey lo concede y además
arregla el casamiento de las hijas del Cid con los infantes de Carrión.
La tercera parte comienza pintando la cobardía de los infantes, yernos del
Cid. Después de varios incidentes, los infantes, avergonzados y llenos de rencor,
solicitan permiso del Cid para trasladarse a sus tierras. Lo concede el Cid, pero
a? llegar al robledo de Corpes, los infantes atan a sus mujeres a unos árboles y
las azotan cruelmente, abandonándolas. Félez Muñoz, primo suyo, las encuentra
y las vuelve a Valencia. El Campeador apela al Rey para que castigue a los
malvados. En las cortes de Toledo son vencidos los infantes de Carrión por los
caballeros del Cid, el cual casa después a sus hijas con los infantes de Aragón y
Navarra.
Otros cantares dé gesta. — Además del poema del Cid tenemos no-
ticia de la existencia de otros cantares de gesta, ya porque se nos haya
conservado algún fragmento, ya porque aparezcan prosificados en las
crónicas.
E n este último caso se encuentra la dramática leyenda de los Infantes
de Lara, reconstruida sagazmente por don Eamón Menéndez Pidal, cuyo
argumento puede leerse en las páginas que copiamos de la Crónica Ge*
neral y en el romance correspondiente. Los caracteres y la geografía
del poema son profundamente históricos y realistas. Sólo el personaje
Mudarra está «imaginado para satisfacer la justicia poética». Abunda en
trozos de gran belleza dramática, como el llanto del padre, Gonzalo Gus-
fcioz, cuando Almanzor le presenta las cabezas de sus hijos. El poema
tuvo una gran trascendencia, ya que se incorporó al Romancero, dando
origen a uno de los más bellos ciclos de romances viejos ; pasó al teatro
de J u a n de la Cueva, Lope de Vega y otros, y terminó en el Romanti-
cismo con el poema de El moró expósito, del Duque de Rivas.
Hubo también cantares de gesta referentes al infante don García, al
conde Fernán González, a Sancho í í y el Cerco de Zamora, y otros, re-
construidos por haberse prosificado en la Crónica General,
Hasta nosotros han llegado cien versos de un cantar de gesta del si-
glo xni que refería la derrota de Carlomagno en RoncesvaUes. E s el único
ejemplar de épica castellana de asunto francés y el más remoto antece-
dente de los romances carolingios.
3
El Cid entra en Burgos
15 Mio Cid Roy Díaz por Burgos entróve 14 .
Kn sue compaña sessaenta pendones 15 ;
i6 d exien lo veer mujieres e varones,
burgueses e burguesas por las finiestras 15 soné,
plorando de los ojos17, tanto habien el dolore.
De las sus bocas, todos dizían una razone:
20 « ¡ Dios, qué buen vassallo ! ¡ Sí 18 hobiese buen señore ! »
4
Nadie hospeda al Cid.—Sólo una niña le dirige la palabra para mandarín
alejarse.—El Cid se ve obligado a acampar fuera de la población,
en la glera.
Convidar le ien de grado 19 , mas ninguno non osaba :
el rey don Alfonso tanto habie le grand saña.
Antes de la noche en Burgos del entró su carta,
con gran recabdo e fuertemientre seellada20 :
25 que a mió Cid Roy Díaz que nadi nol díessen posada 21 ,
e aquel que gela 22 diesse sopiesse vera palabra
que perderíe los haberes e más los ojos de la cara,
e aun demás los cuerpos e las almas 23 .
Grande duelo habien las yentes cristianas 24 ;
30 ascóndense de mío Cid, ca nol osan dezir nada.
El Campeador adeliñó 25 a su posada ;
13 19
Hondra y hondrar, como terne, ten- Forma del condicional, formado con
té y tendré, son formas medievales. el infinitivo más el imperfecto {hob) ta
14
Entrove, forma muy arcaica de una (aquí, te) ; «le convidarían de buena
e paragógica, exigida por el asonante oe. gana».
20
Nótese la e paragógica ele los versos si- «Con grandes prevenciones y mu-
guientes. cho rigor.»
15 21
Pendones, es decir, hombres con Nadi, nadie.—Nol, ' no le (Véanse
ianzas que llevaban pendones, bande- otros ejemplos semejantes más adelante.)
rolas. Posada, hospedaje.
16 22
Finiestras, ventanas. Gela, se la (de iüi illam).
17 23
Plorando de loa ojos, es construc- Al prometer Alfonso VI ese casti-
ción calcada de las gestas francesas. go, sigue una corriente usual en su
18
Si, así.—Este verso ha quedado co- tiempo.
24
mo proverbial. Nótese cómo describe Yentes cristianast todos.
25
con una sola frase el dolor de los bur- Campeador, de campear, batalla-
galeses ante el destierro del Cid, dor.—Adeliñó, se dirigió.
14 JOSÉ MANUEL BLECUA
26
Puorta, c o m o vuolto, con diptongo epítetos épicos q u e el juglar emplea
HO = ae. para designar al C a m p e a d o r . V i d . el
37
Pararan, ordenara. verso 58.
33
28
Quebrantas, rompiese, con e a p o c o Coger, acoger.
34
p a d a , como nol, feridal, etc. Pora, c o m p u e s t a de por a : hacia.
35
29
Tornar, volver, devolver. Santa María, catedral d e Burgos.
30 Nótese c ó m o el poeta c a m b i a la t e m p o -
Estribera, estribo d e montar a ca-
ralidad de la acción : llegó... descabal-
ballo.—Ferida, golpe, e m p u j ó n .
31
ga ; fincó... rogaba.
Ya, exclamación árabe : ] oh Ï 36
32
Fincó los inojos, Kineo las rodillas.
En buena, omitido hora, fórmula 37
Arlançón, río q u e p a s a por Burgos.
m u y frecuente. El Cid es el d e la b a r b a
38
complida, el q u e e n b u e n a hora nasçíó, Glera, arenal, de glarea. — Cabe,
y el q u e en b u e n a ciñó espada. Son los cerca d e .
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 15
14
El Cid ua a Cárdena a despedirse de su familia
Tornabas' don Martino 1 a Burgos e mió Cid aguijó
pora San Pero de Cárdena quanto pudo a espolón2,
con estos caballeros quel sirven a so sabor.
235 Apriessa cantan los gallos e quieren crebar albores 3 ,
quando llegó a San Pero 4 el buen Campeador;
el abbat don Sancho, cristiano del Criador,
rezaba los matines avuelta de los albores.
I estaba doña Ximena con cinco dueñas de pro 5
240 rogando a San Pero e al Criador :
«Tú que a todos guías, val 6 a mió Cid el Campeador.»
39 3
Vedada Van, prohibida le Kan. Nótese la belleza del verso. — Cre-
*° Dinerada, la ración de víveres que bar, quebrar, romper (de crepare).
4
se podía comprar con un dinero. A San Pedro de Cárdena, monaste-
1
Don Martino es Martín Antolínez, rio cercano a Burgos.
5
el burgalés de pro, gran amigo del Cid. /, allí, de ibi. — Ximena, la mujer
3
Aguijó... a espolón, es decir, espo- del Cid. — Pro, alcurnia, nobleza.
6
leó cuanto pudo. Protege, ayuda.
¡6 JOSÉ MANUEL BLECÜA
16
Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas.—El Cid
espera llegar a casarlas honradamente.
«Merced, ya Cid, barba tan complida ! 7
»Fern8 ante os yo e vuestras fijas,
»Yo lo veo que estades 10 vos en ida
270 »con aquestas mis dueñas de quien so yo servida,
269* »iffantes son e de días chicas 9 ,
»e nos de vos partir nos hemos en vida.
»Dandnos consejo por amor de santa Mariai»
Bnclinó las manos la barba bellida 11 ,
¡175 a las sues fijas en braco* las prendía,
llególas al coraçon ca mucho las quería.
Llora de los ojos, tan fuerte mientre sospira :
«Ya doña Ximena, la mi mujier tan complida,
icommo a la mié alma yo tanto vos quería.
380 »Ya lo veedes que partir nos hemos 12 en vida,
»yo iré y vos fincaredes remanida 13 .
»Tlega a Dios e a santa María,
s83 »que aun con mis manos case estas mis fijas14
b
18
Adiós del Cid a su familia
La oración fecha15, la missa acabada la han,
salieron de la eglesia, ya quieren cabalgar.
El Çid a doña Ximena íbala a abraçar ;
doña Ximena al Çid la manol va besar,
370 llorando de los ojos, que non sabe qué se far16.
E él a las niñas tornólas a catar :
»a Dios vos acomiendo e al Padre spirital ;
7
Epíteto épico con que el juglar de- es frecuente encontrar el pronombre en-
signa al Cid. Víd. el 274. tre el infinitivo y el auxiliar. Vid. eí
8
Fem, heme, con e apocopada. Trá- v. 21.
13
tase del adverbio demostrativo he, de Fincaredes remanida es un pleo-
origen árabe. nasmo, puesto que fincar y remanir sig-
* Días chicas, de pocos años, niñas. nifican lo mismo, permanecer, quedar.
10 14
Estades, estáis (de estofis). Fíjese bien la atención en ese verso,
11
Epíteto épico para designar al Cid. que jugará un buen papel más adelante.
13 15
Partir nos hemos, nos partiremos. El Ablativo absoluto.
16
futuro ímperf. formóse con el infín. más Far, hacer.
he. Hasta bien entrado el siglo XVI aún
HISTORIA V TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 17
17
Ass'a, as< se.
2
Î8 JOSÉ MANUEL BLECUA
LA AFRENTA BE COUPES
112
Suéltase el león del Cid. — Miedo de los infantes de Carrión, — El Cid
amansa al león. — Vergüenza de los infantes.
En Valencia sedí 1 inio Çid con todos los sos 2 ,
con elle amos sos yernos iff an tes de Carrion.
2.280 Yazies 3 en u n escaño, durmie el Campeador,
mala sobrevienta 4 , sabed 5 , que les cuntió 6 .
salios de la red 7 e desatós el león.
E n grant miedo se vieron por medio de la cort ;
enbraçan los mantos los del Campeador,
a.285 e cercan el escaño, e fincan sobre 8 so señor.
Ferrand Goncálvez, ifant de Carrión,
2.286d non vido allí dos alçasse 9 , nin cámara abierta nín torre ;
metiós sol escaño, tanto hobo el pavor.
Diag Goncálvez por la puerta salió,
diziendo de la boca : « ¡ non veré Carrión ! »
2.290 Tras una viga lagar metiós con grant pavor;
el manto e el brial 1 0 todo suzío lo sacó.
E n esto despertó el que en buen ora nació ;
vido cercado el escaño de -sos buenos varones:
(f¿Qttés esto, mesnadas, o qué queredes vos?»
2.295 —«Ya, señor ñondrado, rebata 1 1 nos dio el león.»
Mio Çid finco el cobdo, en pie se levantó,
el manto trae al cuello, e adeliño pora el león ;
el león quando lo vio, assí envergoncé,
ante mió Çid la cabeca premió 1 2 e el rostro fincó.
2.300 Mio Cid don Rodrigo al cuello lo tomó 1 3 ,
e liévalo adrestrando 1 4 , en la red le metió.
A maravilla lo han quantos que i son,
tornáronse al palacio pora la cort.
Mio Çid por sos yernos demandó e no los falló ;
2.305 maguer 1 5 los están llamando, ninguno non responde.
Quando los fallaron, assí vinieron sin color ;
1 8
Sedí, estaba {de sedere). Sobre, alrededor de.
2 9
Los suyos. Dos alçasse, d o n d e se escondiese.
3 10
Yazies, estaba echado. Brial, especie de túnica.
11
* Sobrevienta, sorpresa (de süper- Ya, oh.—Rehata, sobresalto, susto.
12
vënta). Premió, bajó.
5 1S
Nótese esa fórmula juglaresca. T o m ó l o por el cuello.
6 14
Cuntió, sucedió. Adestrando, como diestro.
7 15
Red, jaula. Maguer, a u n q u e .
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
128
Los viajeros entran en el reino de Castilla.—Duermen en el robledo de
Corpes.—A la mañana quédanse solos ¡os infantes con sus mujeres v
se preparan a maltratarlas,—Ruegos inútiles de doña Sol—Crueldad
de los infantes.
2.697 Entrados son los ifantes al robledo de Corpes1,
los montes son altos, las ramas pujan con las nuobes 2 ,
e las bestias fieras que andan aderredor.
2.700 Fallaron un vergel con una limpia fuont;
mandan fincar la tienda ifantes de Carrión,
con quantos que ellos traen í 3 yazen essa noch,
con sus.mujieres en braços demuéstranles amor;
¡ mal gelo cumplieron quando salíe el sol !
2.705 Mandaron cargar las azémilas con haberes [a nombre] 4
cogida han la tienda do albergaron de noch,
adelant eran idos los de criazón5 :
assí lo mandaron ifantes de Carrion,
que non i fincas ninguno, mujier nin varón,
2.710 si non amas 6 sus mujieres doña Elvira e doña Sol:
deportar 7 se quieren con ellas a todo su sabor8.
Todos eran idos, ellos quatro solos son,
tanto mal comidieron9 ifantes de Carrión :
«Bien lo creades don Elvira e doña Sol,
2.715 jaquí seredes escarnidas 10 en estos fieros montes.
la
Non vidieste tal juego, nunca vis- verbal de nombrar).
reís tal burla. * f Loa de criazón, los familiares o los
17
Vedar, prohibir. criados en sus casas.
18 6
Embaídos, avergonzados, corridos. Amas, ambas.
1 7
El robledal de Corpes existió cerca Deportar, holgar, divertir,
8
de San Esteban de Gormaz. Sabor, placer.
2 9
«Llegan hasta las nubes.» Comidieron, pensaron.
3 10
1, aquí (de íoí). Escarnidas, maltratadas, escarne-
* Nombre, número, abundancia (post- cidas.
20 JOSÉ MANUEL BLECUA
11
Aquesta, suplido vez. bigracia : «la mía señor», en Razón de
13
Tuellen, quitan. amor. (Hoy todavía se dice la calor y el
13
Pelliçones, chaquetas amplias, de calor.)
17
piel, que se ponían sobre el brial y en- Todos.
18
cima del manto. Enssiemplos, acciones.
14 19
Páranlas, déjanlas—Cuerpos, a cuer- Majadas, 'golpeadas (de maleare).
20
po, sin los mantos ni pellizones, con so- «Si fuéramos azotadas os envilece-
las las prendas de vestir. réis vosotros mismos.»
15 21
Nótese la colocación de las voces, Retraer vos lo han, os lo deman-
que obliga a pensar antes en las espuelas.. darán.
16 22
Las terminaciones or, ores se utili- Donde pueden causar más dolor.
23
zaban también para el femenino ; ver- Sin cosiment, sin sentido, sin fuerzas.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA ?.\
129
Los injantes abandonan a sus mujeres
Leváronlas los mantos e las pieles armiñas,
a.750 mas déxanlas marridas 24 en brialet» y en camisas,
e a las aves del monte e a las bestias de la fiera guisa.
Por muertas las dexaron, sabed, que non por vivas.
¡ Quál ventura serie si assomas ess hora el Cid Roy Díaz !
131
Fêlez Muñoz sospecha de los injantes.—Vuelve atrás en busca de las hijas
del Cid.—Las reanima y las lleva en su caballo a San Esteban de
Gormaz.—Llega al Cid la noticia de su deshonra.—Minaya va a
San Esteban a recoger las dueñas.—Entrevista de Minaya con sus
primas.
Alabandos 25 iban ifantes de Carrión.
Mas yo vos diré 26 d'aquel Félez Muñoz ;
3.765 sobrino era del Cid Campeador ;
mandáronle ir delante, mas de so grado non fo27.
En la carrera do iba doliól el coraçón28,
de todos los otros aparte se salió.
En un monte espesso Félez Muñoz se metió,
2.770 fasta que viesse venir sus primas amas a dos
o que ban fecho ifantes de Carrión.
Víolos venir e odió29 una razón,
ellos noi vidien ni dend sabien ración;
sabed bien que si ellos le vidiessen, non escapara de muort.
Vansse los ifantes, aguijan a espolón.
Por el rastro tornos Félez Muñoz,
falló sus primas amortecidas amas a dos.
Llamando: «Primas, primas!», luego descabalgó,
arrendó 30 el caballo, a ellas adeliñó:
2.780 «Ya primas, las mis primas, don Elvira e doña Sol,
«¡mal se ensayaron 31 ifantes de Carrión!
» ¡ A Dios plega que dent prendan ellos mal galardón ! »
Tanto son de traspuestas que nada dezir non puoden.
2.785 Partiéronsele las telas de dentro del coraçón32,
llamando: «¡Primas, primas, don Elvira e doña Sol !
»Despertades, primas, por amor del Criador!
24 2
Marridas, aquí desmayadas. 9 Odió, oyó.
25 30
Alabandos, alabándose. Arrendó, ató por las riendas.
26 31
Nótese la fórmula juglaresca. «Mala acción cometieron.»
27 32
No fué de buena gana. Nótese la profunda belleza de este
28
«En el camino tuvo un presenti- verso.
miento, una corazonada.»
22 JOSÉ MANUEL BLECUA
34 39
Recordando, despertando. Privado, rápidamente.
3Ä 40
Morremos, moriremos. Prisa, cogió.
36 41
Si, así. Dent, de aquí.
37 43
Lazradas, laceradas. Señeros, solitario*.
38
cLaa va confortando y animando*
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 23
MESTER DE CLERECIA
Otros poemas del mester de clerecía.—El poema más largo del rnes-
ter de clerenoia es el Libro de Alexandre, escrito a mediados del siglo xni,
que refiere la vida de Alejandro Magno siguiendo fuentes francesas. Ss
atribuye a un JUAN LORENZO DE ASTORGA.
El Libro de Apolonio, de la misma época, aunque anónimo, refiere
las aventuras de Apolonio, rey de Tiro y de su hija Tarsiana. Abunda en
fragmentos interesantes, como la narración de los amores de Apolonio
con Luciana, o el encuentro de éste con Tarsiam.
E l Poema de Fernán González narra la gesta del Conde que hizo inde-
pendiente a Castilla del reino leonés. E s el mejor ejemplo de la influencia
de los cantares de gesta sobre los poetas cultos del mester de clerecía.
Parece que fué escrito poco después de 1250 por un monje del Monasterio
de San Pedro de Arlanza. Este poema se prosifica también en la Crónica
General y fué conocido en la Edad de Oro.
MILAGRO XXII
LOS NÁUFRAGOS P E R E G R I N O S
31 37
Es decir : ya h a b í a n sufrido todas las Certeros, seguros,
38
pruebas. Por ojo, a ojos vistas.
32 3
Vestides la palma, lleváis la p a l m a . $ Guarir, guarecer, defender.
33 40
Fer, hacer, tener. — Seso, sentido. Adusso, trajo.
41
Folia, locura. Vid, vide, ve. — Calaño, s-mejante,
84
Tomar carrera, e m p r e n d e r la jor- igual.
42
nada. Yoguiste, de yacer, estuviste, yaciste
35 43
Nótese PI valor del diminutivo. Tendal, tienda de c a m p a ñ a .
36
Sí. a s '
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 29
56
« Debiedo, prohibición. Revocar, llamar.
efi 57
Mueso, mordisco, bocado (de morso). Sorrostrada, desastre, afrenta.
C A P I T U L O i l l
CANTAR DE VELA*
RAZÓN DE AMOR
Qui triste tiene su coraçón mas hobi 3 miedo que era encan
venga oir esta razón 1 . [tado.
Odrá 2 razón acabada, Sobre un prado p u s ' m i tiesta
feita 3 d'amor e bien rimada. que nom' fiziese mal la siesta 1 0 ;
5 Un escolar la rimó 35 partí 1 1 de mí las vistiduras
que siempre dueñas amó; que nom' fiziés' mal la calentura.
mas siempre ovo criança Pleguém' 1 2 a una fuente perenal,
en Alemania y en Francia ; nunca fué omne que vies' tal;
moró mucho en Lombardía tan grand virtud en sí avía,
ió pora aprender cortesía 4 . 40 que, de la fridor que d' í 13 ixía,
E n el mes d'abril, después cient passadas 1 4 a derredor
[yantar, non sintíades la calor.
estaba so un olivar. Todas yerbas que bien olién 15
Entre cimas d'un mançanar la fuent cerca de sí las tenié:
un vaso de plata vi estar. 45 í es la salvia, í son as 1 6 rosas,
35 Pleno 5 era d'un claro vino í el lirio e las violas;
que era verme jo e fino; otras tantas yerbas í avía,
cubierto era de tal mesura 6 que sol' 1 7 nombrar no las sabría.
non lo tocás'la calentura. Mas ell olor que d'í ixía
Una dueña lo í eva 7 puesto, 50 a omne muerto ressucitaría.
20 que era señora del huerto, Pris' 1 8 del agua u n bocado
que, cuan 8 su amigo viniese, e fui todo esfriado.
d'aquel vino a beber le diesse. E n mi mano pris una flor,
Qui de tal vino hobiesse sabet non toda la peyor 1 ",
en la mañana cuan' comiesse S5 e quis' cantar de fin 20 amor.
25 e dello hobiesse cada día Mas vi venir una doncella,
nuncas más enfermaría. pues nací non ví tan bella:
Arriba del mançanar blanca era e bermeja,
otro vaso vi estar ; cábelos cortos sobr'ell 2 1 oreja,
pleno era de un agua frida 60 fruente blanca e ioçana,
30 que en el mançanar se nacía. cara fresca como mançana ;
"Rebiera d' la de grado, nariz egual e dreita 2 2 ,
1 11
Razón, discurso, plática. Partí, quité.
2 12
Odrá, oirá. Pleguem, llegúeme.
3 13
Feita, hecha. (Forma aragonesa de d'í, de allí.
14
techa.) Passadas, pasos.
15
* Nótese la influencia d e lo francés. OItên, prêt, imperf., olían.
5 16
Pleno, lleno. As, las (aragonesismo).
6 17
Mesara, m e d i d a , manera. Sol', solamente.
7 18
I, allí. — Eva, había, (Lo allí había s Pris, cogí, t o m é .
19
forma aragonesa.) Peyor. peor.
8
Cuan, c u a n d o . 2° Fin, fino.
9
Hobt, h u b e , tuve. 2 1 Eli, d e illa, la.
10 22
Siesta, la hora de m á s calor del día. Dreita, derecha (aTagonesismo).
HÏSTORU Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 35
nunca viestes tan bien feita, Cuant'la mía señor 3 1 esto dizía,
ojos negros e ridientes, sabet a mí non vidía;
65 boca a razón e blancos dientes, 100 pero sé que no me conocía,
labros bermejos non m u y delga- que de mi non foiría 32 .
por verdat bien mesurados [dos, Yo non fiz aquí como vilano ;
por la Centura delgada, levém' e pris'la por la mano.
bien estant e mesurada; 105 Juñiemos 3 3 amos en par
70 el manto e su brial e posamos so ell olivar.
de xamet 2 3 era que non d'al 24 ; Dix'le yo : «Dezit, la mía señor,
un sombrero tien* en la tiesta si supieses nunca d'amor?»
que nol' fiziese mal la siesta; 110 Diz ella: «A plan con grant amor
unas luvas 2 5 tien'en la mano, [ando,
75 sabet non gelas dio vilano. mas non conozco mi amado;
De las flores viene tomando, pero dizem' un su mensajero,
en alto voz d'amor cantando, qu'es clérigo 34 e non cavallero,
e decía : « ¡ Ay, meu 2 6 amigo, sabe muito 3 5 de trobar,
si me veré ya más contigo ! 115 de leyer e de c a n t a r ;
80 Amet' siempre e amaré dizem' que es de buenas yentes,
cuanto que viva seré. mancebo barbapunientes 3 6 ».
Porque eres escolar —«Por Dios, que digades la mía
quisquiere 2 7 te debría 28 más [señor,
37
[amar. l qué donas tenedes por la su
Nunqua odí de homne decir [amor?»
85 que tanta bona manera hobo en 120 —«Estas luvas y es' capiello 38 ,
Más amaría contigo estar [sí. est'oral 3 9 y est'aniello
que toda España mandar; ernbió a mí es* meu amigo,
mas d'una cosa so cuitada : que por la su amor travo con-
he miedo de seder engañada, [migo.»
90 que dicen que otra dona, Yo conocí luego las alfayas 40
cortesa e bela e bona, 125 que yo gelas había embiadas.
te quiere tan grant ben, Ela conoció una mi cinta man
por ti pierde su sen 29 , [a mano 4 1 ,
e por eso he pavor qu'ela fiziera con la su mano.
95 que a esa quieras mejor. Toliós' 4 2 el manto dé los hom-
j Mas si io te vies' una vegada, [bros,
a plan 3 0 me queries por amada ! » besóme la boca e por los ojos;
23
Xamet, jamet, tejido de seda, gonesa de iungere).
24 í4
D'al, de otra cosa. Clérigo, aquí hombre de letras.
25 35
Luvas, guantes. Muito, mucho (forma aragonesa).
26 36
Meu, mío, mí. Barbapunientes, joven al que co-
27
Quisquiere, cualquiera. mienza a salir la barba.
28 37
Debría, debería. Donas, regalos.
29 38
Sen, sentido. Capiello, capillo, prenda para cu-
30
A plan, ciertamente. brir la cabeza, que usaban las damas.
31
Mía señor: la terminación or era (La terminación ietto es aragonesa).
39
masculina y femenina. (Vid la su amor, Oral, velo que tapaba la boca.
40
verso 123). Alfayas, alhajas.
32 41
Huiría. Man a mano, en seguida.
33 42
Juñiemos, juntámonos (forma ara- ToUiós, quitóse.
36 JOSÉ MANUEL BLECUA
LÍRICA TRADICIONAL
eres desdicha,
desdicha mala.
Llorad las damas, Tus campos rompan
sí Dios os vala. tristes volcanes,
Guillén Peraza no vean placeres
quedó en la Palma, sino pesares,
la flor marchita cubran tus ñores
de la su cara. los arenales.
No eres Palma, Guillén Peraza,
eres retama, Guillen Peraza,
eres ciprés ¿dó está tu escudo?,
de triste rama, ¿dó está tu lanza?
[ T i r s o de b o l i n a , de La mejor espigadera.]
1 10
Primas, por primera vez. — Veída, Certas, ciertamente.
11
vista. Hata, hasta.
3 12
Bine, b i e n . D e vero, de verdad, m a s cierto.
3 13
Prohio, noto, percibo. Pregaré, oraré (de precaré).
4 14
Pude, p u e d e . Facinda, suceso, h e c h o .
s 16
AI, otra cosa (de aliud). Alguandre, j a m á s . El sentido es %
* Alá, allá. — Fure, fuere. — Aoralo ¿ F u é alguna vez h a l l a d a ?
16
he, lo adoraré. Trubada, encontrada, hallada (de
7 l tropare ?)
Terne, t e n d r é (por metátesis de tenré).
8 17
Quin, quien. Iugará, juzgará.
18
* Mos, mis. Cudo, cuido, pienso.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 4Ï
[Escena I I ] [GASPAR]
19 22
Sodes, sois (de sotis). Irnos, vamos.
20 23
Strelero, astrólogo. Logat, lugar (de locale).
21
Otrosí, también.
C A P I T U L O IV
LA PROSA ROMANCE
con asombro que no era el mismo, ni tampoco los frailes, que al principio le
tomaron por loco. Enterados del caso, bendicen a Dios, que por medio de Santa
María da al hombre la fe como anuncio de la vida futura.
CRÓNICA GENERAL
doña Llambla. Los infantes cuando vieron venir a aquell omne contra 22
si, cuedaron que les enviaba su cuñada alguna cosa de corner, porque se
tardaba la yantar ; ca tenien ellos que bien estaban con ella, et ella que
los amaba sin toda arte, mas eran ellos engañados en esto 23 . Et assí cuerno
llegó aquell omne, alço aquel cogohombro, et tiról, et dio con ell a
Gonçalvo Goncáloz en los pechos, cuerno su señora le mandara, et
ensuziól todo con la sangre, et fuxo 24 . Los otros hermanos, quando esto
vieron, començaron de reír, mas non de coraçón25. Et díxoles estonces
Gonçalvo Goncález : «Hermanos, muy mal lo fazedes que desto vos riides,
ca assí se me pudiera ferir con al 26 , como cjon esto, et matarme ; et mas
vos digo, que si a algun de vos contesciesse27 esto que a mí, yo non
querría vivir un día más fasta quel non vengasse ; et pues que vos le-
vades en juego tal fecho cuerno este et tal deshondra, mande Dfc>s que vos
aun repintades 28 ende». Dixo estonces Diago Goncálvez, ell otro her-
mano : «Hermanos, mester es que tomemos consejo a tal c'.osa como esta,
et que non finquemos assí escarnidos 29 , ca mucho serie la nuestra des-
hondra grand ; et tomemos por ende agora nuestras espadas so nuestros
mantos et vayamos contra aquell omne, et si viéramos que nos atiende et
non a miedo de nos, entendremos que fué la c'osa fecha por juego, et dexar
lemos ; mas si fuxiere contra doña Llambla, yl ella acogiere, sabremos qtie
por so consejo della fué,'et si assí fuere, non nos escape a vida, aunquel 30
ella quiera amparar». Pues que esto ovo dicho Goncálvez, tomaron todos
sus espadas et fuéronse poral palacio ; et ell omne quando los vio venir,
fuxó pora doña Llambla, et ella cogiól so 31 el so manto. Essa ora le dí-
xieron los infantes : «Cuñada, nton vos embarguedes 32 con esse omne, de
nos le querer amparar». Díxoles ella : «¿Cuerno non?, ca mió vasallo es ;
et si vos alguna cosa fizo que non deviese, emendar vos lo a, et demientre
que él fuere en mió p*oder, conséjovos quel non fagades ningún mal».
Ellos fueron estonces pora ella, et tomáronle por fuerça ell omne que
tenie so el manto, et matarongele y luego delantre, assí quel non pudo
él defender, ni otro ninguno por ella ; et tomáronle por fuerça ell omne que
cayó de la sangre sobre las tocas et en los paños de doña Llambla, de
guisa que toda fincó ende enssangrentada. Pues que esto ovieron fecho
aquella infantes, cabalgaron en sos caballos, et dixieron a su madre doña
Sancha que cabalgasse ella otrosí ; et ella fizólo, et fuéronse pora Salas, a
su casa et a su heredad. Pues que ellos fueron idos, fizo doña Llambla
poner un escaño en medio de so corral, guisado 33 et cubierto de paños
cuerno pora muerto; et ll«oró ella et fizo tan grand llanto sobrell, con todas
sus dueñas, tres días, que por maravilla fué, et rompió todos sus paños,
22 29
Contra, hacia. Escarnidos, escarnecidos, deshonra-
23
¿ Por qué estaban en un error ? dos.
24 30
Fuxó, huyó (de fugire). Aunquel, aunque le.
2fi 31
De corazón, de buena gana. So, bajo
26 32
Con al, con otra cosa. De embargar, poner obstáculos.
27 33
Contesciesse, sucediese. Guisado, preparado.
28
Repintades, arrepintáis.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITE^ATUKA ESPAÑOLA 47
liamániose bibda 3 4 et que non habie marido. Agora dexamos aquí de fablar
de doña Llamóla, e t direm-os de don Rodrigo, so marido, et de don Gon-
çalvo Gustioz 3 5 .
Pues que Viara e t Galve llegaron a Còrdova, fuéronse luego pora Al-
mançor, et emprestáronle 4 5 las cabeças de los siete infantes e t l a de Mun-
34 41
Léase viuda. «Se reconciliaron.»
42
« Este final es típico de los cantares Ruy Velazquez envió a Córdoba a
de eesta ^*" Gustioz con una carta para Alraanzor
„. . . . . . . ,, , , , ,, . en la cual rogaba al célebre caudillo
• í6 Alfoz, distrito (del arabe at-natiz). I J - t D ' « . i * *
v
' ' ' que Je diese muerte, rreparo también
i7
• Carrera, camino. —de acuerdo con los moros fronterizos—
A mos, ambos. u n a traición en la que murieron valerosa-
39
Rascada, arañada. mente los siete infantes y su ayo.
40 4S
Veno, vino. Presentáronle.
48 JOSÉ MANUEL BLECUA
47
Ama, ayo. Es decir, «de qué familia».
48
Fingió. Reiraye, decía.
A duxteronme, trajéronme.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 49
Q U E C O S A E S C O R T E E P O R O U E H A A S S I N O M E , E Q U A L D E B E S E R
4
50 JOSÉ MANUEL BLECUA
œientos buenos, a que llaman cortesía, siempre los fallaron e los apri-
sieron 8 en las cortes. E por ende fué en España siempre acostumbrado
de los ornes honrados de embiar sus fijos a criar a las cortes de los de los
reyes, porque aprisiessen a ser corteses e enseñados, quitos 9 de villanía
e de yerros, e se acostumbrassen bien, assí de dicho como de fecho, por-
que fuessen buenos, e los señores hobiesen razón de les fazer bien. Onde
los que tales fueren, débelos el Rey allegar a sí e fazéries mucho bien e
mucha honra. E a los otros arredrarlos 10 de la Corte e castigarlos de los
yerros que fizieren. Porque los buenos tomen ende fazaña para usar del
bien e los malos se castiguen 11 de non fazer las cosas desaguisadas, e la
corte finque quita de todo mal, e abondada e complida de todo bien.
FECHO CABALLERO
E N QUE MANERA DEBEN LOS MAESTROS MOSTRAR A LOS ESCOLARES LOS SABERES
Bien e lealmente deben los maestros mostrar sus saberes a los es-
colares leyendo 18 los libros e faziéndogelos entender lo mejor que ellos
pudieren. E de que començaren a leer, deben continuar el estudio 19 todavía,
fasta que hayan acabado los libros que començaran. E en cuanto fueren
8 u
Apusieron, aprendieron. Sabor, placer, gusto.
9 15
Quitos, limpios. Es decir, «buen guerrero».
16
10 Arredrarlos, alejarlos. Convinieron.
11 17
Castigar significa también escarmen- Tenudo, tenido, participio un poco
lar, tomar ejemplo. arcaico en este tiempo.
12 18
Señor natural era el que tenía man- Se explicaba en clase 'eyendo y
damiento sobre sus vasallos. comentando un texto determinado.
13 19
Debdo, deber, obligación. Estudio, clase, explicación.
HISTORIA V TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 51
sanos non deben mandar a otros que lean en logar dellos, fueras ende 20 si
alguno dellos mandasse a otro leer alguna vez para le honrrar, e non por
razón de se escusar él del trabajo del leer. Mas si, por ventura, alguno
ele los maestros enfermasse después que hobiesse començado el estudio,
de manera que la enfermedad fuesse tan grande e tan luenga que non
pudiesse leer en ninguna manera, mandamos que le den el salario, también
como si leyesse. E si acaesciesse que muriesse de la enfermedad, sus
herederos deben haber el salario también como si leyesse todo el año.
ARCIPRESTE DE HITA
Prólogo
4
Escarnida, escarnido, herido*. (Nótese corresponden a las estrofas 653-74 Î de
la concordancia, frecuente en textos la edic. de Ducamin, Toulouse, 1902.
medievales.) Suprimimos algunas estrofas indicándolo
5
Tiró, quitó. con puntos suspensivos.
x
* Barata, engaño. (Trátase de la locura Al, otra cosa. — Departir, hablar.
2
> engaños del amor loco, mundanal.) Seía, estaba, residía.
* Hemos numerado los versos que
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
3 8
Nótese el carácter burlesco de los So, soy.
9
nombres. Pepión era una moneda de \Ya\ j O h ! (ínterj. árabe),
10
poco valor. Trebejos, piezas del juego.
4 11
Afincaba, apremiaba. Peña, piel, abrigo.
5 12
Noa'me tira, no se me quita. Prieto, oscuro, negro.
6 13
Sermones, palabras. Vegadas, veces. — Lastan,
7
Talante, opinión. sufren.
58 JOSÉ MANUEL BLECUà
14 19
Empeescen, dañan. Nief, nieve.
lá 20
Cal', calle. «Más q u e hablar en secreto q u e niai«
16
Faltan u n a s sílabas e n el verso, jugar a la pelota.»
21
quizá «del dolor e». Por mesura, por cortesía.
17 23
Folia, b r o m a . De prestar, d e p r o .
18
Para, por. (Usada sólo en los jura-
mentos).
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 39
23
Quigéredes, quisiereis. bulante.
24 30
Consintré, consentiré, Foyas, hoyos, trampas.
25 31
Dende, de allí. Troyas, quizá en el sentido de
26
Veyan, vean. viejas alcahuetas sagaces.
27 32
Fué, fui, (como en el asturiano Donas, regalos,
33
actual). Atahonas, molinos.
28 34
Referencia a la comedia De Vetvts. Se llamaban madres a las ancianas.
29 33
Buhona, buhonera, vendedora am- A corredes, socorréis.
60 JOSÉ MANUEL BLECUA
63
Aparado, aparejado. * Nótese q u e la estrofa es del tipo de
64
Guisado, p r e p a r a d o , dispuesto. zéjel.
65 x
Fadas, h a d a s . De los algos, de las riquezas.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 63
excusaros ha de aumenta2
la limosna por Él far3.
15 Por una ración que dedes,
vos ciento de Dios tomedes
e en paraíso entredes:
¡ ansí lo quiera Ê1 mandar !
Catad que el bien facer
20 nunca se ha de perder.
podemos ha estorcer4.
del infierno, mal lugar.
2
Ajruenía, afrenta.
3
Far, hacer, dar.
* Estorcer, apartar.
64 JOSÉ MANUEL BLECUA
RIMADO DK PALACIO
5
66 JOSÉ MANUEL BLECUA
SEM TOB
AGUA DE OLOR
Por nascer en espino
la rosa, yo no siento
Cuando es seca la rosa, que pierde, nin el buen vino
por salir del sarmiento.
que ya su sazón sale, Nin vale el acor menos
queda el agua olorosa, porque en vil nido siga,
rosada, que más vale. nin los enxemplos buenos
porque judío los diga.
Don Juan Manuel nació en Escalona en 1282, siendo hijo del infante
don Manuel y nieto de San Fernando. Intervino activamente en ] os suce-
sos políticos de su tiempo; fué adelantado mayor de la provincia " del
reino de Murcia, señor de Villena y Alarcón, y uno de los caballeros más
poderosos de su tiempo. Debió morir hacia 1349.
La obra de don Juan Manuel es rica y extensa, aunque no se ha
conservado en su totalidad. El manuscrito que corrigió de su puño y
letra y depositó en el monasterio de Peñan el ha desaparecido, llegando
hasta nosotros una copia bastante defectuosa. Entre los libros conser-
vados, ofrecen interés el Libro del caballero e del escudero, manual de
caballeros, con influencias de Raimundo Lulio ; el Libro de los Estados,
la obra más extensa de don Juan Manuel, de gran interés para el estudio
de la organización social de la Edad Media, ya que en ella, después de
una ligera trama novelesca procedente de un Barlaam y Josafat, se in-
dican los deberes y las obligaciones de todas las clases sociales y además
abundan las referencias autobiográficas ; el Libro de la caza refiere nu-
merosos detalles sobre el cuidado de los halcones, y la Crónica abreviada
es un extracto de la Crónica Generah de Alfonso X. Mención sparte
merece su obra novelesca titulada El Conde Lucanor o Libro de Patronin.
Este libro es una colección de cincuenta exiemplos o apólogos áe
tendencia didáctica, redactados entre 1328 y 1332. Estos cuentos tienen
antecedentes bien conocidos en otras colecciones similares, como Fedro,
el Calila e Dimna, la Disciplina clericales, etc., aunque otros son orígi-
68 JOSÉ MANUEL BLECUA
CONDE LUCANOR
Prólogo
Este libro fizo don Johan, fijo del muy noble infante don Manuel 1 ,
deseando que los omnes fiziessen en este mundo tales obras, que les
fuessen aprovechosas de las honras e de las faciendas ét de sus esta-
dos ; et fuessen más allegados a la carrera 2 por que pndiessen salvar las
almas. E puso en él los enxiemplos más aprovechosos que él sopo
de las cosas que acaesçieron, por que los ornes puedan fazer esto que
dicho es. Et sería maravilla, si de cualquier cosa que acaezca a cual-
quier omne, non fallare en este libro su semejança que acaesció a otro.
Et porque don Johan vio e sabe que en los libros costesçen muchos
yerros en los trasladar porque las letras semejan vnas a otras, cuydando
por una letra que es otra, en escribiéndolo, múdase toda la razón, et
por aventura confóndese, et los que después fallan aquello escripto ponen
la culpa al que fizo el libro ; et porque don Johan se receló desto, ruega
a los que leyeren qualquier libro que fuere trasladado del que él compuso,
o de los libros que él fizo, que si fallaren alguna palabra mal puesta,
que non pongan la culpa a él, fasta que vean el libro mismo que don
Johan fizo, que es emendado, en muchos logares, de su letra. El los libros
que él fizo, son estos que ha fecho fasta aquí : La Crónica abr-eviada*,
El libro de los Sabios*, El Libra del Infante5, El Libro del Ca-
ballero et del Escudero, El Libro del Conde6, El Libro de la Caça
El Libro de los Engeños, El Libro de los Cantares''. Et estos libros estan
en el monasterio de los Frayres Predicadores que él fizo en Peñafiel8.
Pero, desque vieren los libros que él fizo, por las menguas que en ellos
fallaren, non pongan la culpa a la su entención, mas pónganla a la
mengua de su entendimiento, porque se atrevió a se entremeter 9 a fablar
en tales cosas. Pero Dios sabe que lo fizo por entención que se apro-
vechassen de lo que él diría las gentes que non fuessen muy letrados, nin
muy sabidores 10 . Et por ende, fizo todos sus libros en romance, e esto es
señal cierto que los fizo para los legos et de no muy grand saber commo
lo él es. Et de aquí adelante, comiença el prólogo del Libro de los Enxiem-
plos del Conde Lucanor e de Patronio.
1 6
Don Manuel era hermano de Al- Es el libro del Conde Lucanor.
7
fonso X . Estos dos libros se han perdido
3 también.
Camino.
3 8
Es un extracto de la Crónica Gene' A pesar de toda la diligencia de don
ral, de Alfonso X . Juan Manuel, ese manuscrito se perdió,
4
Eiste se ha perdido. conservándose una copia incompleta.
9
s
Quizá sea el Libro de los consejos a Nótese la construcción.
10
su hijo don Fernando. Obsérvese la concordancia.
70 JOSÉ MANUEL BLECUA
EXEMPLO XXXV
D E LO QUE CONTESCIO A UN MANCEBO QUE CASÓ CON UNA MUJER MUY FUERTE
1
E MUY BRAVA
1 4
De muy mal genio. Arreglar, preparar.
2 5
Atravesadas. Pensaba.
1
Lacerada, penosa.
.HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 7!
a casar con su fija, quel ploguiesse que gela diesse para él, Quando el
vorrme bueno esto oyó [a] aquel su amigo, díxole :
—Por Dios, amigo, sí yo tal cosa fiziesse seervos ya 6 m u y falso amigo,
•ca7 vos habedes m u y buen fijo, e t e m í a 8 que fazia m u y grand maldad si
y o consintiesse su mal nin su muerte; et so cierto que si con mi fija
casase, que o seria muerto o le valdría más la muerte que la vida : *A
n o n entendades que vos digo esto por non complir vuestro talante, ca, si
l a quisierdes, a mi mucho me place de la dar a vuestro fijo o a quienquier
.que me la saque de casa.
E l su amigo le dixo quel gradescía mucho cuanto le dizía, e que pues
£U fijo quería aquel casamiento, quel rogaba quel ploguiesse 9 .
El casamiento se fizo, e levaron 10 la novia a casa de su marido. E t
los moros han por costumbre que adoban 1 1 de cenar a los novios e ponénles
l a mesa e déxanlos en su casa fasta otro día.
E fiziérenlo aquellos assí; pero estaban los padres e las madres e
parientes del novio e de la novia con gran recelo, cuidando que otro dia
¿aliarían el novio muerto o m u y maltrecho.
Luego que ellos fincaron solos en casa, assentáronse a la mesa, e ante
que ella hubíesse a dezir cosa, cató 1 2 el novio en derredor de la mesa,
<e vio un perro e díxol ya quanto bravamente 1 3 :
—¡ Perro, danos agua a las manos !
El perro non lo fizo. E el encomençósse a ensañar, e díxol mas bra-
vamente que les diesse agua a las manos. E el perro non lo fizo. Et
^desque vio que lo non fazía, levantóse m u y sañudo de la mesa e metió
mano a la espada e endereçó 14 al perro. Cuando el perro lo vio venir
contra si començo a foyr e él en pos él, saltando amos por la ropa, e por
la mesa, e por el fuego, e tanto andido 1 5 en pos del fasta que lo alcançó,
-e cortól la cabeça e las piernas, e los braços, e fizólo todo pedaços et
«ensangrentó toda la casa e toda la mesa e la ropa 1 6 .
E t assí, m u y sañudo e todo ensangrentado, tornóse a sentar a la mesa
-e cató enderredor, e vio un gato e díxol quel diesse agua a manos: ef
porque non lo fizo, díxole:
•—¿Cómmo, don falso traydor, e non vistes lo que fiz al perro porque
non quiso fazer lo quel mandé yo? Prometo a Dios que si poco nin más
conmigo porfías, que esso mismo faré a ti que al perro.
El gato non lo fizo, ca tampoco es su costumbre de dar agua a mano^,
commo del perro. E t porque non lo fizo, levantóse e tomól por las piernas
• e dio con él a la pared e fizo del más de cient pedaços et mostrándol muy
mayor saña que contra el perro.
E t assí, bravo e sañudo e faziendo m u y malos contenentes 1 7 , tornóse
a la mesa e cató a todas partes. La muger quel vio esto fazer, tovo que
-estaba loco o fuera de seso e non dizía nada.
0 12
Condicional : os sería. Miró.
7 13
Pues. Enfurecidamente.
8 14
Condicional, tendría. Dirigióse,
9 15
Ploguiesse, de placer, agradase. Anduvo.
10 16
Llevaron. Nótese el uso de' las conjunciones,
A1 17
Preparan. Gestos.
72 * JOSÉ MANUEL BLECUA
18 21
19
Pensáis. 22
Quienquiera.
30
Hiciereis. Mañana.
De esa razón.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITEfîATURA ESPAÑOLA 73
nin fablar? ¡Callad!, sinon todos, también vos commo yo, todos somos
muertos.
Cuando todos esto oyeron, fueron maravillados e desque sopieron commo
passaron en uno presçiaron mucho el mancebo porque assí sopiera fazer
lo quel cumplía e castigar 23 tan bien su casa.
Et daquel día adelante, fué aquella su muger muy bien mandada e
hobieron muy buena vida.
Et dende a pocos días su suegro quiso fazer assí commo fiziere su yerno,
e por aquella manera mató un gallo e díxole su muger:
—A la fe, don fulano, tarde vos acordastes, ca ya non vos valdría nada
si matassedes cient caballos, que ante lo hobiérades a començar, ca ya
bien nos conosçemos.
Et vos, señor conde, si aquel vuestro criado quiere casar con tal
muger, si fuere el tal commo aquel mancebo, consejalde que case segu-
ramente, ca él sabrá commo passa en su casa, mas si non fuere tal que
entienda lo que debe fazer et lo quel cumple, dexadle passe su ventura.
Et aun consejo a vos que con todos los omnes que hobierdes a fazer, que
siempre les dedes a entender en cual manera han de passar con vusco.
El conde ovo este por buen consejo, e fizólo assi e fallóse dello bien.
Et porque don Johan 24 lo tovo por buen enxiemplo, fizólo escrebir
en este libro, et fizo estos víessos25 que dizen assi :
29
Consejar, gobernar.
24
Don Juan Manuel.
28
Versos.
C A P I T U L O V I I
A UNA DAMA*
i.° Mostrar el arte del poeta en la maestría con que maneja los
octosílabos y hágase un esquema de la versificación empleada.
2.0 Obsérvese la belleza de las comparaciones, imágenes y me-
táforas. ¿Cuál es la metáfora más bella y por qué?
3. 0 Analícense los sentimientos del poeta.
1
* Fué escrita «por ruego del adelan- Visso, rostro.
2
tado Pero Manrique, cuando andaba ena- Paris fué el célebre troyano que rap-
morado desta su mujer, fija que es del tó a Helena, mujer de Menelao, causa
señor Duque de Benavente». de la guerra inmortalizada por Homero.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 79
1 4
A guisa de cava, a m a n e r a de foso Oí, oíd {el imperativo perdía aigu-
3
Alten, allende, m á s allá. — Puente pas veces la d final).
5
e s femenino hasta el siglo XVIII. Man, m a n o .
* Suores, sudores.
80 JOSÉ MANUEL BLECUA
S A N T I L L A N A
2
AL CONDESTABLE DE PORTUGAL C O N LAS OBRAS SUYAS
(Fragmentos)
SONETO
En este nono soneto el actor muestra cómo un día de una grand fiesta vio
a la señora suya en cabello 1 , e dice ser los cabellos suyos muy rubios e de la
color de la estupaÇa, que es una piedra que ha la color como de oro. Dice así
mesmo que loa premia 2 una verdor placiente e flores de jaÇmines : quiso decir
que la crespina 3 suya era de seda verde e de perlas.
Non es el rayo de Febo luciente,
nin los filos4 de Arabia más fermosos
que los vuestros cabellos luminosos,
nin gema 5 de estupaça tan fulgente,
5 Eran ligados de un verdor placiente
e ñores de jazmín, que los ornaba ;
e su perfecta belleza mostraba
cual viva flama6 o estrella de Oriente.
Loó mi lengua, maguer sea indina,
io aquel buen punto que primero vi
la vuestra imagen e forma divina,
tal como perla e claro rubí,
e vuestra vista társica 7 e benina,
a cuyo esguarde 8 e merced me di.
8 5
Recomendable. Gema, piedra preciosa.
9 6
Villasandino. Flama, llama.
10 7
Poesía. Társica, de Tarsis o Tarso, ciudad de
1
Es decir, sin nada a la cabeza. Oriente. Quizá llevase fama la belleza
3
De apremiar, rodear, sujetar. de los ojos de sus mujeres.
8
3
Redecilla. Esguarde, mirada, la acción de ex-
4 presar por medio de la vista algún afecto
Filos, hilos de oro de la Arabia. La
imagen procede de Petrarca y se hará del alma. Del italiano aguardo.
muy popular, como tendremos ocasión
de ver en la poesía del siglo xvi.
6
JOSÉ MANUEL BLECU&
m
Poemita de corte trovadoresco, en que terminaba en punta, con bandas de
we rao* de pie quebrado. s^da que caían sobre los hombros. Estas
* Estribo. El caballero va montado en bandas se llamaban charpas.
11
fojoso arnés, como la dama. Especie de túnicas. Parece referirse
**' Especie de sombrerillo o cubierta ft las charpas.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 83
PROVERBIOS
mas honesta.
¡ Oh fijo !... Cuan poco cuesta
Fijo mío mucho amado, bien fablar !...
para mientes, 35 Fv sobrado amenaçar
e non contrastes las gentes, poco presta.
mal su grado:
5 ama e serás amado,
e podrás XIII
facer lo que non farás Inquiere con gran cuidado
desamado.
la sçiençia
VI 20 reposado :
non cobdiçes ser letrado
B sea la tu respuesta por loor;
10 muy graciosa : mas sçiente reprehensor
non terca nin soberbiosa, de pecado.
¿UAIN UH MENA
K L IVABERINTO DE FORTUNA
T
Según San Isidoro, la leona da gran- que duerme durante tres días después d e
dea bramidos para despertar a su cría, nacer.
86 JOSÉ" MANUEL BLECUA
GOMEZ MANRIQUE
JORGE MANRIQUE
* Queda, quieta.
a los7 caballos.
Huesa, sepultura. Ropas chapadas, guarnecidas, bor-
* Paramentos, cubiertas o adornos de dadas.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 89
ROMANCES VIEJOS
1
Iglesia de Burgos donde el Cid, jun- cuerno.
5
to con otros caballeros castellanos, tomó Contray y frisado, telas costosas.
6
juramento a Alfonso VI después de la Labrados, bordados.
7
muerte de don Sancho. Aradas, campos.
2 8
Los villanos asturianos descendían de Al besar la mano, un caballero 8«
los siervos de los señores godos y forma- comprometía a ser fiel a su señor. Era se-
ban una clase especial de labradores. ña! de vasallaje.
s
Aguijadas, quijadas. ~* Adargas, escudos.
* Cuchillos pastoriles, con mango de
7
98 JOSÉ MANUEL BLECUA
1
* Romance fronterizo de la época de Cuenta este romance el interrogate
Enrique IV. Alonso Yánez Fajardo fué lio que sufre el prisionero de Juan II
adelantado de Murcia en 1480 y señor de Aben Alhamar o Aben Almao, en 143!,
Cartagena. frente a las posesiones granadinas.
10 2
Roque, la torre. {De ahí, enrocar.) Labrados, trabajados con cuida do.
3
» Alférez, alfil. Doblas, monedas de oro.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 99
5
* Refiere el dolor del rey granadino por Añafiles, trompetas moriscas.
6
la pérdida de Alhama, conquistada por Cajas, tambores.
7
don Rodrigo Ponce de León en febrero Aïfaqvî, doctor de la ley.
de 1482.
TOO JOSÉ MANUEL BLECUA
LA PROSA EN EL SIGLO XV
por Pérez de Guzmán, pero los resultados no son tan felices debido a
las digresiones y a que intercala ejemplos de la antigüedad clásica; en
cambio, describe mejor el ambiente y es visible su preocupación por llegar a
darnos lo esencial de un personaje.
Muy interesantes son algtmas crónicas reales, como la de Juan I I , de
autor incierto, o particulares, como la deliciosa Crónica de don Pero
Ni*ñot conde de Buelna.
ARCIPRESTE DE TALAVERA
CORBACHO
La mujer ser mucho parlera, regla general es dello: que non es mujer
que non quisiese siempre fablar e ser escuchada. 1$ non es de su costumbre
dar logar a que otra fable delante della ; e si el día un, año durase, nunca
se fartaría de fablar e non se enojaría día nin noche. E por ende, verás
muchas mujeres que de tener mucha continuación de fablar1, cuando non
han con quién fablar, están fablando consigo mesmas entre sí. Por ende,
verás una mujer que es usada de fablar las bocas de diez hombres atapar
e vencerlas fablando e maldiciendo 2 . Cuando razón non le vale, via a
porfiar3, e con esto nunca los secretos de otros a otra podría celar 4 . Antes
te digo que te debes guardar de haber palabras con mujer que algund se-
creto tuyo sepa como del fuego; que sabe, como suso dije, non guarda lo
que dize con ira la mujer, aunque el tal secreto de muerte fuese o venial,
o lo que más secreto le encomendares aquello está reptando e escarbando 5
por lo dezir e publicar, en tanto que todavía fallarás las mujeres por ren-
conçillos, por renconadas e apartados diciendo, fablando de sus vecinas e
de sus comadres e de sus fechos, e mayormente de los ajenos ; siempre
están fablando, librando 6 cosas ajenas : aquélla cómo vive, qué tiene, cómo
anda, cómo casó e cómo la quiere su marido mal, cómo ella se lo meresce,
cómo en la iglesia oyó decir tal cosa, e la otra responde otra cosa, e así
pasan su tiempo despendiéndolo 7 en locuras e cosa vanas, que aquí espe-
cificarlas8 sería imposible. Por ende, general regla es que dondequier que
hay mujeres hay de muchas nuevas 9 . Alléganse las benditas en un tropel,
muchas matronas, otras mozas de menor e mayor edad, e comienzan e non
acaban, diciendo de fijas ajenas, de mujeres extrañas, en el invierno al
fuego, en el verano a la frescura, dos o tres horas sin más estar diciendo :
—«Tal, la mujer de tal, là fija de tal, a osadas 10 , quien se la vee, quién non
la conosce, ovejuela de Sant Blas, corderuela de Sant Antón, quién en ellas
se fiase, etc.» Responde luego la otra : —¡ O bien si lo supiésedes cómo es
de mala lengua!, rabia, Señor, a la ira, por embazada 11 esteríades, coma-
dre; quién se la vee simplecilla...» etc. Todo el día estarán detrás mal
fablando.
1 6
Mucha costumbre. Deliberando.
2
Nótese la similicadencia : fablar... ata- i Gastándolo.
par; fablando... maldiciendo. R D i *
B
' ,r r r o ñ e r í a s por extenso.
• «Venga a pornar.»
4 Noticias
Guardar. ° . sucesos.
5 10
Obsérvense las parejas de sinónimos : Por cierto.
n
reptando e escarbando; fablando, íi- Asustada.
brando.
106 JOSÉ MANUEL BLECUA
12 4
Homo. De correrse, avergonzarse.
13 5
Darse afeite«, ungüentos* en el Aprisa.
6
rostro. SimiJicandencia.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 107
HERNANDO DE PULGAR
E L MARQUÉS DE SANTILLANA
8
Es decir : «de asuntos rje 3U hacienda».
9
Nótese la colocación del p r o n o m b r e .
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 109
CÁRCEL DE AMOR
ranza, la cual cabe en los campos 3' en las hierbas y árboles, y no puede
caber en tu corazón.
Desesperado habría, según lo'que siento, si alguna vez me hallase solo;
pero como siempre me acompañan el pensamiento que me das y el deseo
que me ordenas y la contemplación que me causas, viendo ' que lo voy a
hacer, consnélome acordándome que me tienen compañía de tu parte, de
manera que quien causa las desesperaciones me tiene qué no desesperé.
Si todavía te place que muera, házmelo saber, que gran bien harás a la
vida, pues no será desdicha del todo. Lo primero de ella se pasó en ino-
cencia, y lo del conocimiento, en dolor ; a lo menos, el fin será en des-
canso, porque tú lo das, el cual, si ver no me quieres, será forzado que
veas».
JUAN DE PADILLA
Los doce triunfos de los doce apóstoles
EL. INFIERNO
Villancico
GUEVARA
ESPARSA
6
Estoy.
7
Alegres.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 115
COMENDADOR ESCRIVÀ
CANCIONES
II
La Celestina. —. La obra más interesante del siglo xv, y una de. Las
más logradas manifestaciones de la literatura española, es La Celestina o
Tragicomedia de Calisto y Melibea.
FERNANDO DE ROJAS
LA CELESTINA
1
Sublimada (latinismo), enaltecida. hermosura ; dotase.,, alcanzase.
4
* Apenado (latinismo). Vio.
5
* Nótese la similicandencia : natura,.. Obsérvese la ideología renacentista.
120 JOSÉ MANUEL BLECUA
{Hermosura de Melibea]
odioso, dará voces como loco ; dirárne en mi cara denuestos rabiosos; pro-
ponía 1 9 mil inconvenientes, que mi deliberación presta le puso, diciendo :
--«Tú, ...vieja, ¿por qué acrecentastes mis pasiones con tus promesas?
Alcahueta falsa, para todo el mundo tienes pies, para mí lengua ; para
todos obra, para mí palabra ; para todos remedio, para mí pena ; para
todos esfuerzo, para mí te faltó ; para todos luz, para m í tiniebla; pues,
vieja traidora, ¿por qué te me ofreciste? Que t u ofrecimiento me puso
esperanza, la esperanza dilató m i muerte, sostuvo mi vivir, púsome título
de hombre alegre ; pues no habiendo efecto, ni tú carecerás de pena ni yo
de triste desesperación». Pues ¡triste y o ! Mal acá, mal acullá; pena en
ambas partes. Cuando a los extremos falta el medio, arrimarse el hombre
al más sano es discreción... Más quiero ofender a Pleberio que enojar a
Calixto. Ir quiero: que mayor .es la vergüenza de quedar por cobarde
que la pena cumpliendo como osada lo que prometí; pues jamás al esfuerzo
desayudó la fortuna. Ya veo su puerta ; en mayores afrentas me he visto.
Esfuerza, esfuerza, Celestina, no desmayes, que nunca faltan rogadores
para mitigar las penas. Todos los agüeros se aderezan favorables, o yo
no sé nada de este arte. Cuatro hombres que he topado, a los tres llaman
Juanes... L a primera palabra que oí por la calle fué de achaques de amo-
res. Nunca he tropezado, como otras veces. Las piedras parece que se apar-
tan y me hacen lugar que pase, ni me estorban las haldas, ni siento can-
sancio en andar. Todos me saludan. Ni perro me ha ladrado, ni ave negra
he visto, tordo, ni cuervo, ni otras nocturnas ; e lo mejor de todo es que
veo a Lucrecia a la puerta de Melibea. Prima es de Elicia : no me será
contraria,
19
Poma, pondrá.
20
Empecible dañoso.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 123
21 Z3
Alude al conjuro que hizo antes de Viciosas, placenteras,
24
salir de su casa. Estrena, regalo.
22
Nótese el valor del diminutivo.
124 JOSÉ MANUEL BLECUA
25
Que venciese.
HISTORIA V TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 125
{Muerte de Calixto]
3
* Tela tosca y burda.
126 JOSÉ MANUEL BLECUA
AMADIS DE GAULA
De cómo Amadís fué encantado por Arcalaus porque él quiso sacar de
prisión a la dueña Grindalaya e a otros, e cómo escapó de los encanta-
mentos que Arcalaus le había hecho
Grindalaya, que así habia nombre la dueña presa, facía muy gran
duelo sobre Amadís, que lástima era de la oir 1 , diciendo a la mujer de
Arcalaus é las otra dueñas que con ella estaban : —« ¡ Ay mis señoras !
¿no mirais qué fermosura de caballero y en qué tan tierna edad era uno
de los mejores caballeros del mundo? ¡Mal hayan aquellos que de en-
cantamentos saben, que tanto mal é daño á los buenos pueden hacer ! ¡ Oh
Dios mío, que tal quieres sofrir!»— La mujer de Arcalaus, que tanto
como su marido era sojuzgado a la crueza é a la maldad, tanto lo era
ella á la virtud é piedad, é pesábale muy de corazón de lo que su marido
hacia, é siempre en sus oraciones rogaba a Dios que lo emendase, consolaba
a la dueña cuanto podía, y estando así, entraron por la puerta del palacio
dös doncellas, é traían en las manos muchas candelas encendidas, e pu-
sieron délias a los cantos 2 de la cámara donde Amadís yacía. Las dueñas
que allí eran no las pudieron hablar ni mudarse de donde estaban; e la
una de las doncellas sacó un libro de una arquita que so el sobaco traía,
e conmenzó a leer por él, e respondíale una voz algunas veces; e leyendo
desta guisa una pieza, al cabo respondiéronle muchas voces juntas dentro
en la cámara, que más parecían de ciento. Entonces vieron cómo salía por
el suelo de la cámara rodando un libro como que viento lo llevase, e
paró a los pies de.la doncella, y ella lo tomó e partiólo en cuatro partes,
e fuélas quemar en los cantos de la cámara, donde las candelas ardían;
e tornóse donde Amadís estaba, e tomándolo por la diestra mano, le dijo :
1 2
Nótese la colocación del pronombre. Esquinas de la habitación, rincones.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 127
3 5
Lisuarte es el padre de Oriana, la Gandalin, hijo del escudero Ganda-
amada de Amadis. les, que crió a Amadís, y escudero de éste
4
Noté.
C A P I T U L O XI
9
130 JOSÉ MANUEL BLECU\
3
i Prisión. Confórtase, aliviase.
* Tendría. * Voy.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 131
[Los dos amigos van en busca de Plácida, a quien han visto unos pas-
tores andar apenada por la sierra].
Si alegre.
Generosidad, liberalidad.
132 JOSÉ MANUEL BLECIM
POESÍAS LÍRICAS
13
Leandro pereció ahogado en el He- primero Tisbe, que fué atacada por una
lesponto cierta noche que volvía de ver a fiera, logrando salvarse. Cuando apareció
Hero, la cual se suicidó al día siguiente Píramo y vio el manto ensangrentado y
ai ver el cadáver de su amado. las señales de la lucha, creyó que su
14
Referencia a la fábula de Píramo y amada había perecido y se suicidó. Al
Tisbe. Los dos jóvenes decidieron fugarse vo'ver Tisbe y encontrar el cadáver ,de
de sus casas para casarse y se citaron Píramo, matóse con la misma espada.
35
en las afueras de la población. Llegó Vayamos.
134 JOSÉ MANUEL BLECUA
II III
VILLANCICO
Montesina era la garza
No te tardes que me muero, y de muy alto volar:
carcelero, no hay quien la pueda tomar.
no te tardes que me muero. Mi cuidoso pensamiento
Apresura tu venida ha seguido su guarida,
porque no pierda la vida, mas cuanto más es seguida
que la fe no está perdida. tiene más defendimiento ;
Carcelero, de seguirla soy contento
no te tardes que me muero. por de su vista gozar :
Bien sabes que la tardanza no hay quien la pueda tomar.
trae gran desconfianza ; Otros muchos la han seguida
ven y cumple mi esperanza. pensando poder tomalla,
Carcelero, y a quien más cerca se halla
no te tardes que me muero. tiene más puesto en olvido ;
Sácame desta cadena, harto paga lo servido
que recibo muy gran pena, en sólo querer mirar :
pu.es tu tardar me condena. no hay quien la pueda tomar.
Carcelero, Nunca vi tanta lindeza
no te tardes que me muero. ni ave de tal crianza,
Iva primer vez que me viste mas a quien tiene esperanza
sin te vencer me venciste ; muéstrale mucha esquiveza ;
suéltame pues me prendiste. puede bien con su belleza
Carcelero, todo el mundo cativar :
no te tardes que me muero. no hay quien la pueda tomar.
LUCAS FERNANDEZ
AUTO DE LA PASIÓN
SAN MATEO Con huego 3 de caridad
hizo confación6 de ungüentes
Y Pilato, importunado para ungir la enfermedad
d'aquel pueblo, dio sentencia, y maldad
como loco atolondrado, ya de todos los vivientes.
que fuese crucificado Desque Juan le vio llegado
el Cordero de paciencia. a la muerte, así a deshora,
Y el pueblo cbn gran hemencia 1 con la nueva apresurado
arremetió a él muy presto, vuelve a la Virgen turbado
sin tenerle reverencia diciendo : «Salid, Señora,
ni clemencia, oirés aquel pregón :
con denuedo deshonesto. que va a muerte condenado
Luego allí los mohatrones 2 Aquel que sin corrupción,
Rabís y Aljama y Sinoga, en perfición
asen de sus cabezones : concebistes sin pecado.
unos le dan empujones, Dejad el trono real,
otros le tiran la soga. apresúreos el dolor,
] Oh, qué fué verle acezando, veréis aquel divinal
con una cruz muy pesada, sancto rostro imperial
cayendo y estropezando cómo va tan sin color!»
y levantando ! Con tales nuevas turbada
] Con la cara ensangrentada, sale la Virgen María,
con la voz enronquecida, sin fuerzas, apresurada,
rompidas todas las venas transformada
y la lengua enmudecida con el dolor que sentía,
con la color denegrida, Y viendo con tal fación
cargado todo de penas, aquel Hijo tan amado,
y los miembros destorpados 3 , comienza su corazón
los ojos todos sangrientos, a quebarse de pasión,
los dientes atenazados, de tormentos traspasado.
lastimados Ea, Virgen singular,
los labrios con los tormentos ! que si vais fuera del cuento
lágrimas, sangre y sudor en el parir sin penar,
era el matiz de su gesto, d'escotar
derretido con amor lo habéis en este tormento.
para curar el langor* I Veis ? Va su fuerza escondida
en qu'el mundo estaba puesto. entre aquel pueblo tirano,
1 3
Locura. Estropeados, desfigurados.
4
* Los que hacen mohatras, engaños, Pena.
5
fraudes. Aquí los judíos, aludidos en el Fuego (forma popular).
6
verso siguiente. Mixtura.
JOSÉ MANUEL BLECUA
EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA
LA POESIA
J U A N B O S C A N
«En este modo de invención 1 ( si así quieren llamarla) nunca pensé que
inventaba ni hacía cosa que hubiese de quedar en el inundo, sino que entré
en ello descuidadamente como en cosa que iba tan poco en haçella que no
había para qué dexalla de hacella, habiéndola gana 2 ; cuanto más, que vino
sobre habla. Porque estando un día en Granada con el Navagero 3 (al cual,
por haber sido tan celebrado en nuestros días, he querido aquí nombralle
a vuestra señoría), tratando con él en cosas de ingenio y de letras, y espe-
cialmente en las variedades de muchas lenguas, me dijo porque no pro-
baba en lengua castellana sonetos y otras- artes de trovas usadas por los
buenos autores de Italia; y no solamente me lo dijo así livianamente, más
aún, me rogó que lo hiciese. Partíme pocos días después para mi casa, y
con la largueza y soledad del camino, discurriendo por diversas cosas, fui
a dar muchas veces en lo que el Navagero me había dicho; y así comencé
a tentar este género de verso; en el cual al principio hallé alguna dificultad,
por ser muy artificioso y tener muchas particularidades diferentes del nues-
tro. Pero después, pareciéndome, quizá con el amor de las cosas propias,
que esto comenzaba a sucederme bien, fui paso a paso metiéndome con
calor con ello. Mas esto no bastara a hacerme pasar muy adelante, si
Garcilaso con su juicio, el cual no solamente en mi opinión, mas en la
de todo el mundo, ha sido tenido por regla cierta, no me confirmara en
esta mi demanda. Y así, alabándome muchas veces este mi propósito, y
acabándomele de aprobar con su ejemplo, porque quiso él también llevar
este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos ociosos en esto más par-
ticularmente.»
1
Referencia a la nueva manera italiana. que llegó a España en 1525 como embaja-
2
Es decir : «teniendo gusto en hacerlos. dor de la república de Venecia,
3
Andrea Navagiero, gran humanista,
142 JOSÉ MANUEL BLECUA
Soneto
GARCILASO DE LA VEGA
ÉGLOGA PRIMERA1
[Al Visorrey de Ñapóles 2 ]
[ SALICIO, NEMOROSO]
SALICIO
¡ Oh más dura que mármol a mis quejas,
y al encendido fuego en que me quemo
más helada que nieve, Galatea!
60 Estoy muriendo, y aún la vida temo ;
temóla con razón, pues tú me dejas ;
que no haj^ sin ti, el vivir para qué sea.
Vergüenza he que me vea
s
Vences, superas. at.nque en realidad, se trata del artículo
6
Digno. femenino, ela, ell, el, con pérdida de la
r
El árbol de la victoria es el laurel. a final).
8 9
En esta época casi todos los nombres Nótese la presencia del paisaje,
l0
fjue comenzaban por a llevaban el ar- Es decir : «como si estuviera pre-
tículo el (Vid. más adelante el aspereza), sente».
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
It
146 JOSÉ MANUEL BLECUA
98
Extremadura. lengua. Rescatada por su hermana Prog-
** Ves, con la significación de mira. ne, los dioses, doloridos, la convirtieron
19
Filomena es el ruiseñor. Según la en ruiseñor y a su hermana en golondrina.
mitología, su cuñado Tereo le cortó la
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
NEMOROSO
85
Blando con la significación de dul- 37 Infelice con e paragógica, frecuen-
ce, delicado. te en el siglo XVI.
86 38
Metáfora para designar al cuello. Verlas, por asimilación de la r
a la L
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 151
39
La muerte.
152 JOSÉ MANUEL BLECUA
SONETOS
GUTIERRE DE CETINA
MADRIGAL
SONETO
HERNANDO DE ACUÑA
SONETO
LA REACCIÓN TRADICIONALISTA
CRISTOBAL DE CASTILLEJO
1
Parece tratarse d e cierto 'nquisidor
cordobés, famoso por su dureza.
160 JOSÉ MANUEL. BLECÜA
SONETO
GREGORIO SILVESTRE
SONETO
11
C A P I T U L O X I I I
ter erasmista y una-defensa del saqueo de Roma por las tropas del Con-
destable Borbón. El de Mercurio y Carón, que tiene sus antecedentes
en las viejas Danzas de la Muerte y en los Diálogos de Luciano, signi-
fica una apologia del Emperador, junto con una visión satírica de los
personajes de su tiempo. Los dos Diálogos están escritos con gran ele*
ganda y son «un tesoro de la lengua» según expresión de Menéndea
Pelayo.
Su hermano gemelo JUAN (fl541) vióse obligado por sus ideas reli-
giosas a marchar a Italia, siendo agente del Emperador y gentilhombre
del Papa Clemente V I I . Vivió muchos años en Ñapóles, ocasionando con
sus ideas la propagación de cierto protestantismo.
Influido Juan por su hermano, no tardó en convertirse en un propa-
gandista de Erasmo. La mayor parte de su producción es de carácter
religioso. Citemos el Alfabeto cristiano, las Ciento diez consideraciones
divinas, las interpretaciones de los Salmos, etc. Pero la obra verdadera-
mente interesante, desde el punto de vista literario, es su Diálogo de la
lengua, donde Valdés recoge la corriente defensora de las lenguas vul-
gares, admitiendo gran cantidad de giros populares y de neologismos.
Este Diálogo es uno de los libros más bellamente escritos de toda nuestra
literatura, con una elegancia desafectada, semejante a la de un Garcilaso,
su gran amigo.
baja extracción social, que vive sin oficio determinado, sin aspiraciones
ni deseo de gloria. Este género novelesco no tiene carácter poético, y las
grandes pasiones —^el amor y la gloria— carecen allí de importancia. Lo
interesante es la aventura, el vagabundeo de pueblo en pueblo y la ¿es-
cripción realista y satírica de diversos tipos y clases sociales.
JUAN DE VALDES
DIÁLOGO D E LA LENGUA*
5 7
Cerca de, junto a. Explicadnos.
fr
Al sentido. ° Estropearíais.
168 JOSÉ MANUEL BLECUA
[ E d i c . de R. L a p e s a e n Clásicos Ei>ro.]
1
• E l p o n e r en u n a cláusula d o s o tres .° Nótese ¿cómo V a l d é s condena Ja
vf/ces sinónimas era u n recurso estilístico similicandencia.
frecuente ya e n el siglo XV y m á s usado
e n el siglo XVI. V i d . algún ejemplo en
Guevara
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 169
G U E V A R A
de tal condición la corte, que los que más se visitan, peor se tratan, y
los que mejor se hablan, peor se quieren 15 . Los que andan en las cortes
de los príncipes, si quieren ser curiosos y no necios, hallarán muchas
cosas de que se espantar, y muchas más de que se guardar 16 . Decísme,
señor, que cómo están en sus diferencias el Almirante y el Conde de
Miranda. A esto os respondo que el Almirante, como poderoso, y el Conde,
como privado, danse bien el uno al otro que hacer, y a nosotros, dan
harto que murmurar. Preguntáisme, señor, que qué nuevas tenemos del
Emperador, si viene o no. A esto os respondo que lo que agora sabemos
es que el turco es retraído, Florencia se concertó, el duque de Milán se
redujo, venecianos amainaron, el Papa y César consagraron, los estados,
de Ñapóles se repartieron, el cardenal Colona murió, al marqués de Villa-
franca hicieron visorrey de Ñapóles 17 , al príncipe de Orange mataron,
y al Chanciller y al Confesor sendos capelos les dieron. Otras nuevas 18
secretas escriben de allá, que son para los que tocan, lastimosas, y para
los que las oyen, graciosas ; y son, que muchos de los que fueron a
Italia con César, se han allá enamorado, y más de lo que era menester
derramado ; mas en este caso yo vos juro, señor, que, según me zumban
los oídos, sus mujeres tomen acá venganza dellos : [ ]. Decís, señor,
que os escriba cómo nos va esta cuaresma de bastimientos 19 . A esto os
respondo que por la gracia de Dios no nos han faltado en esta cuaresma
hartos pescados que comer, y aun hartos pecados20 que confesar ; porque
ha venido la cosa a tanta disolución y desvergüenza, que tienen los
caballeros por estado y pundonor de honra comer carne en Cuaresma.
Preguntáisme, señor, si está la corte cara o barata. A esto os respondo
^ue me dijo mi mayordomo, que ende 21 otubre hasta abril había gastado
en mi despensa ciento y cuarenta ducados 22 de carbón y leña; y caúsalo
esto, que esta villa de Medina, cuanto es rica de ferias, tanto es pobre
de montes : por manera que, echada bien la cuenta, nos cuesta tanto la
leña como la olla que se guisa. Otras cosas hay en esta corte a buen
precio, o por mejor decir, a buen barato ; es a saber, crueles mentiras,
nuevas falsas, mujeres perdidas, amistades fingidas, envidias continuas,
malicias dobladas, palabras vanas y esperanzas falsas ; de las cuales ocho
cosas tenemos en esta corte tanta abundancia, que se pueden poner tiendas
y aun pregonar ferias. Preguntáisme, señor, si hay buena expedición en
los negocios 23 , porque querríades enviar a despachar algunos. A esto os
respondo que, según las cosas de la corte son pesadas, enojosas, prolijas,
costosas, entrincadas, malhadadas, deseadas, sospiradas, lamentadas y
marañadas, téngome por dicho que, si son diez los despachados, van
noventa despechados. Escribísme, señor, que os escriba si hay hogaño
15
Nótese la antítesis. dos ...pecados. Vid. más adelante despee-
16
Obsérvese la colocación del pro- chados, .. .despechados.
21
nombre. Desde.
17 22
Se trata de don Pedro de Toledo, Los ducados eran monedas de bastan-
amigo de Garcilaso. te valor.
18
Noticias. 23 E 3 decir : si se resuelven fácilmente
19
Abastecimientos. los asuntos en los negociados.
20
Obsérvese el juego de voces : pesca-
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 171
buena feria aquí en Medina. A esto os respondo que, como soy cortesano y
pleiteante, y no tengo mercadería que vender, y menos dineros con que
la comprar, ni sé de qué la loar, ni hallo de qué me quejar, mas de que
andando por esta feria, veo en estas tiendas de burgaleses tantas cosas
ricas y apacibles, que en mirarlas tomo gozo, y de no poderlas comprar
tomo pena 24 . L,a Emperatriz salió a ver la feria, y como princesa pruden-
tísima, no quiso consigo sacar ninguna dama ; porque siendo los galanes
que las sirven tan pobres y tan pocos, no pudiera ser menos sino que
ellas se desmandaran a pedir ferias, y ellos se obligaran a pagarlas. Pre-
guntáisme, señor, si está la corte sana, y si hay en alguna parte pestilen-
cia. A esto os respondo que de calenturas, tercianas, cuartanas, nacidos
y otras enfermedades corporales, todos estamos sanos y buenos, excepto
el licenciado Alarcón, que estando relatando un proceso en el Consejo,
se cayó muerto de súbito y de verdad, que espantó en la corte a muchos
su muerte, aunque a ninguno vi por eso enmendar la vida. Otras enfer-
medades hay en esta corte, que no son corporales, sino espirituales ; así
como iras, envidias, competencias, rencores, bandos y homicidios; las
cuales enfermedades consisten, no en que andan los cuerpos dañados, sino
en que están los brazos hinchados y los hígados podridos. Muchas veces
he tornado a leer vuestra carta, y no he hallado más a que responder a
ella, que a la verdad más parecía interrogatorio para tomar testigos, que
no carta para amigos. No quiero más decir, sino que escapo de escribiros
muy cansado, y aun enojado, no de responder a la carta, sino de construir
vuestra maldita letra. Nuestro Señor sea en vuestra guarda, y a mí me
dé gracia para que le sirva. De Medina del Campo, a 5 de Junio, año
d e 1532.
HERNÁN CORTES
Pasada esta puente, nos salió a recebir aquel señor Muteczuma con
fasta docientos señores, todos descalzos y vestidos de otra librea o manera
de ropa, asimismo bien rica a su uso, y más que la de los otros; y venían
en dos procesiones, muy arrimados a las paredes de la calle, que es muy
ancha y muy hermosa y derecha, que de un cabo se parece el otro 1 , y
tiene dos tercios de legua, y de la una parte y de la otra muy buenas y
grandes casas, así de aposentamientos como de mezquitas ; y el dicho
Muteczuma venía por medio de la calle con dos señores, el uno a la mano
derecha y el otro a la izquierda; de los cuales el uno era aquel señor grande
que dije que me había salido a tablar en las andas, y el otro era su hermano
del dicho Muteczuma, señor de aquella ciudad de Iztapalapa, de donde yo
aquel día había partido ; todos tres vestidos de una manera, excepto el
Muteczuma, que iba calzado y los otros dos señores descalzos : cada uno
le llevaba de su brazo ; y como nos juntamos, yo me apeé, y le fui a
abrazar solo : e aquellos dos señores que con él iban me detuvieron con las
manos para que no le tocase ; y ellos y él ficieron asimismo ceremonia de
besar la tierra; y hecha, mandó aquel su hermano que venía con él que
se quedase conmigo y me llevase por el brazo, y él con el otro se iba
delante de mi poquito trecho ; y después de me haber él fablado, vinieron
asimismo a me fablar todos los otros señores que iban en las dos proce-
siones, en orden uno en pos de otro, e luego se tornaban a su procesión.
E a tiempo que yo llegué a fablar al dicho Muteczuma, quíteme un
collar que llevaba de margaritas y diamantes de vidrio, y se lo eché al
cuello ; e después de haber andado la calle adelante, vino un servidor suyo
con dos collares de camarones, envueltos en un paño, que eran hechos de
huesos de caracoles colorados, que ellos tienen en mucho ; y de cada collar
colgaban ocho camarones de oro, de mucha perfección, tan largos así como
un gerne ; e como se los trajeron, se volvió a mí y me los echó al cuello,
y tornó a seguir por la calle en la forma ya dicha, fasta llegar a una muy
grande y hermosa casa, que él tenía para nos aposentar, bien aderezada.
EJ allí me tomó por la mano y me llevó a una gran sala, que estaba
frontera de un patio por do entramos. B allí me fizo sentar en un estrado
muy rico, que para él lo tenía mandado hacer, y me dijo que le esperase
allí, y él se fué, y dende a poco rato, ya que toda la gente de mi compañía
estaba aposentada, volvió con muchas y diversas joyas de oro y plata, y
plumajes, y con fasta cinco o seis mil piezas de ropa de algodón, muy
ricas y de diversas maneras tejida e labrada.
LAZARILLO DE TORMES
Y fué ansí, que después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego,
me alumbró y adestró en la carrera de vivir.
Huelgo de contar a V. M. estas niñerías, para mostrar cuánta virtud
sea saber los hombres subir siendo bajos y dejarse bajar siendo altos,
cuánto vicio.
Pues tornando al bueno de m i ciego y contando sus cosas, V. M.
sepa que, desde que Dios crió el mundo, ninguno formó más astuto ni
sagaz. E n su oficio era un águila. Ciento y tantas oraciones sabía de
coro 11 . Un tono bajo, reposado y m u y sonable, que hacía resonar la
iglesia donde rezaba, un rostro humilde y devoto, que con m u y buen con-
tinente ponía, cuando rezaba, sin hacer gestos y visajes con boca n i ojos,
como otros suelen hacer...
Pues en caso de medicina, decía que Galeno no supo la mitad que él
para muela, desmayos, males de madre. Finalmente, nadie le decía pade-
cer alguna pasión, que luego no le decía :
—«Haced esto, haréis estotro, cosed 12 tal yerba, tomad tal raíz».
Con esto andábase todo el mundo tras - él, especialmente mujeres, que
cuanto les decía, creían. IDéstas sacaba grandes provechos con las artes
que digo y ganaba más en u n mes que cíen ciegos en un año.
Mas también quiero que sepa V. M. que, con todo lo que adquiría y
tenía, jamás tan avariento ni mezquino hombre no vi 1 3 , tanto que me
mataba a m í de hambre y así no me demediaba 1 4 de lo necesario. Digo
verdad : si con mi sotileza y mis buenas mañas no me supiera remediar,
muchas veces me finara de hambre; mas con tqdo su saber y aviso le
contraminaba de tal suerte, que siempre o las más veces me cabía lo
más u mejor. Para esto le hacía burlas endiabladas, de las cuales contaré
algunas ; aunque no todas a mi salvo. .
Bl traía el pan y todas las otras cosas en un fardel de lienzo, que
por la boca se cerraba con u n a argolla de hierro y su candado y su llave,
y al meter de todas las cosas y sacarlas, era con tan gran vigilancia y
t a n t o por contadero 1 5 , que no bastara hombre en todo el mundo hacerle
menos una migaja. Mas yo tomaba aquella lazeria 16 que él me daba, la
cual en menos de dos bocadas, era despachada.
Después que cerraba el candado y se descuidaba, pensando que yo
estaba entendiendo en otras cosas, por un poco de costura, que muchas
veces de un lado del fardel descosía y tornaba a coser, sangraba 1 7 el
avariento fardel sacando no por tasa pan, mas buenos pedazos, torreznos 1 8
y longaniza. Y ansí buscaba conveniente tiempo para rehacer, no la
chaza 1 9 , sino la endiablada falta, que el mal ciego me faltaba.
11 15
D e m e m o r i a . Decorar significaba reci- Con tanta minuciosidad, contando
tar la lección d e coro. todo.
™ Cosed, quiza p o r coged o cocecí, c o m o " Miseria, m e z q u i n d a d .
17
„„„i „ „ „L_ H u r t a b a , sisaba.
cosecha por cogecha. , , .
18
,, Pedazos fritos de tocino.
15
Nótese la construcción con el verbo 1 9 F r a s e d e I j u e g o ¿& p e l o t a . s u e r t e e n
al nnal. q u e ¿ g ^ v u e l v e contrarrestada y se p a r a c
14
D a b a la mitad, proporcionaba. la detienen antes d e llegar al saque.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 175
20 22
Blancas y medias blancas eran mone- Cerca de sí.
28
ditas de poco valor. Dos blancas valían Duróme. La forma turar vive aún en
entonces un maravedí. ciertas comarcas.
21
Capa larga, de paño, cerrada por
delante.
176 JOSÉ MANUEL BLECUA
TORRES NAHARRO
i • *
1
El argumento.
2
Anotada, conocida.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 181
GIL VICENTE
POEMAS LÍRICOS
DON D U A R D O S
ARGUMENTO DE LA COMEDIA
LA ÉPOCA DE FELIPE II
Estilo. — Fray Luis de León fué uno de los prosistas que sintieron
más hondamente el problema del estilo. E n De los nombres de Cristo nos
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 187
A DON P E D R O PORTOCARRERO 1
1 se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.
V I D A RETIRADA 2
r¿
194 JOSÉ MANUEL BLECUA
I N T R O D U C C I Ó N
Por casualidad.
196 JOSÉ MANUEL BLEClM
...El tener nno paz consigo es principio certísimo para tenerla con
todos los otros. Porque sabida cosa es lo que nos diferencia y lo que
nos pone en contienda y en guerra a unos con otros son nuestros deseos
desordenados ; y que la fuente de la discordia y rencilla siempre es y fué
la mala codicia de nuestro vicioso apetito. Porque todas las diferencias y
enojos que los hombres entre sí tienen, siempre se fundan sobre la pre-
tensión de algunos destos bienes, que llaman bienes los hombres, como
son o el interés o la honra, o el pasatiempo y deleite, que como son
bienes limitados y que tienen su cierta tasa, habiendo muchos que los
pretenden sin orden, no bastan a todos ; o vienen a ser para cada uno
menores : y así se embarazan y se estorban los unos a los otros, aquellos
que sin rienda los aman. Y del estorbo nace el desgusto ; y del, el enojo ;
y al enojo se sigue los pleitos y las diferencias, y finalmente las enemis-
tades capitales y las guerras : Como lo dice San lago casi por estas últi-
mas palabras : «¿ Dónde hay en vosotros pleitos y guerras sino por causa
de vuestros deseos malos?» Y al revés, el hombre de ánimo bien compuesto,
y que conserva paz y buena orden consigo, tiene atajadas y como cortadas
cuasi todas las ocasiones : y cuanto es de su parte sin dubda todas las
que le pueden encontrar con los hombres... Así que como la piedra en el
edificio está asentada en su debido lugar, o por decir cosa más propia,
como la cuerda en la música, debidamente templada en sí misma, hace
música dulce con todas las demás cuerdas sin disonancia ninguna, así el
ánimo bien concertado dentro de sí, y que vive sin alboroto, y tiene siem-
pre en la mano la rienda de sus pasiones, y de todo lo que en él puede
mover inquietud y bullicio, consuena con Dios y dice bien con los hombres;
y teniendo paz consigo mismo, la tiene con los demás.
FERNANDO DE HERRERA
REDONDILLAS
SONETO
1
Recobras. nor de Milán— Luz, Estrella, Eliodora*
2
Purpureo es palabra grave. etcétera.
3 4
Herrera llama a su amada —D.* Leo- Las estrellas fijas y las fugaces.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
SONETO
SONETO
5
Nótese la construcción. gar común en la poesía.
6 7
El canto del cisne al morir es un lu- La h es aspirada.
200 JOSE MANUEL BLECÜA
SONETO
ELEGÍA
8 10
El Guadalquivir. Confróntese esta El Guadalquivir.
11
situación con la de la Elegía. La armada de don Juan de Austria.
9
Nereo es el dios del Océano, padre La elegía datará de 1571, cuando la ar-
de las Nereidas. mada estaba en el Guadalquivir.
HÍSTORÍA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
c ANc 1 o N17
Voz de dolor y canto de gemido
y espíritu de miedo, envuelto en ira,
hagan principio acerbo a la memoria
de aquel día fatal aborrecido
5 que Lusitania mísera suspira,
desnuda de valor, falta de gloria;
i la llorosa historia
asombre con horror funesto y triste
dende el áfrico Atlante y seno ardiente
10 hasta do el mar de otro color se viste 18 ,
y do el límite rojo de Oriente,
y todas sus vecinas gentes fieras
ven tremolar de Cristo las banderas.
¡ Ay de los que pasaron, confiados
15 en sus caballos y en la muchedumbre
de sus carros, en ti, Libia desierta,
y en su vigor y fuerzas engañados,
no alzaron su esperanza a aquella cumbre
de eterna luz ; mas con soberbia cierta
20 se ofrecieron la incierta
vitoria ; y sin volver a Dios sus ojos,
con hierto cuello y corazón ufano
sólo atendieron siempre a los despojos !
Y el santo de Israel abrió su mano,
25 y los dejó, y cayó en despeñadero
17
Lamenta Herrera en esta bella can- don Sebastián en agosto de 1578. La can-
ción la célebre derrota que infligieron los cíón está llena de reminiscencias bíblicas,
18
árabes a las huestes portuguesas del rey El mar Rojo.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
y se multiplicaron en grandeza
sus ramos con belleza;
y, extendiendo su sombra, se anidaron
las aves que sustenta el grande cielo,
75 y en sus hojas las fieras engendraron,
y hizo a mucha gente humbroso velo :
no igualó en celsitud y hermosura
jamás árbol alguno a su figura.
Pero elevóse con su verde cima,
8o y sublimó la presunción su pecho,
desvanecido todo y confiado,
haciendo de su alteza sólo estima.
Por eso Dios lo derribó deshecho,
a los impíos y ágenos entregado,
85 por la raíz cortado ;
que opreso de los montes arrojados,
sin ramos y sin hojas y desnudo,
huyeron del los hombres espantados,
que su sombra tuvieron por escudo ;
90 en su ruina y ramos cuantos fueron
las aves y las fieras se pusieron.
Tú, infanda Libia, en cuya seca arena
murió el vencido reino Lusitano,
y se acabó su generosa gloria,
95 no estés alegre y de ufanía llena,
porque t u temerosa y flaca mano
hubo sin esperanza tal victoria,
indina de memoria ;
que si el justo dolor mueve a venganza
100 alguna vez el español coraje,
despedazada con aguda lanza ,
compensarás muriendo el hecho ultraje ;
y Luco, amedrentando al mar inmenso,
pagará de africana sangre el censo.
(Edic. de Clásicos Castellanos)
A FRANCISCO SARMIENTO
1
V i n o mulso es el mezclado con miel
o azúcar.
CAPITULO XVI
Muy difícil es saber con toda seguridad quién puede ser el autor del
famoso soneto A Cristo Crucificado, que comienza No me mueve, mi Dios,
para quererte, y que es una pequeña joya de la mística española. Se ha
atribuido a San ÏYancisco Javier, Santa Teresa y San Ignacio y, final-
mente, al agustino fray Miguel de Guevara, a quien parece pertenecerle.
I^a mar también por una parte divide las tierras, atravesando en medio
délias, y por otra las junta y reduce a amistad y concordia con el trato
común que hay entre ellas. Porque queriendo el Criador amigar entre sí
las naciones, no quiso que una sola tuviese todo lo necesario para el uso
de la vida, porque la necesidad que tienen las unas de las otras, las re-
conciliase entre sí. Y así la mar, puesta en medio de las tierras, nos repre-
senta una gran feria y mercado, en el cual se hallan tantos compradores
y vendedores, con todas las mercaderías necesarias para la sustentación de
nuestra vida. Porque como los caminos que se hacen por tierra,. sean muy
trabajosos, y no fuera posible traer por tierra todo lo que nos es nece-
sario, proveyó el Criador deste nuevo camino, por donde corren navios
pequeños y grandes, uno de los cuales lleva mayor carga que muchas bes-
tias pudieran llevar para que nada faltase al hombre ingrato y destonoscido.
Estas y otras muchas utilidades tenemos en la mar. Porque, como dice
San Ambrosio, ella es hospedería de los ríos, fuente de las aguas, materia
de las grandes avenidas, acarreadora de las mercaderías, compendio de los
caminantes, remedio de la esterilidad, socorro en las necesidades, y liga
con que los pueblos apartados se ligan, y freno del furor de los bárbaros,
para que no nos hagan tanto daño.
Tiene también otra cosa la mar, la cual como criatura tan principal,
nos representa por una parte la mansedumbre, y por la otra la indignación
e ira del Criador. Porque, ¿qué cosa más mansa que el mar cuando está
quieto y libre de los vientos, que solemos llamar mar de donas, o cuando
con un aire templado blandamente se encrespa, y envía sus mansas ondas
hacia la ribera, sucediendo unas a otras con un dulce ruido, y siguiendo
el alcance las unas de las otras, hasta quebrarse en la pla3'a ? En esto,
pues, nos representa la blandura y mansedumbre del Criador para con
los buenos. Mas cuando es combatido de recios vientos, y levanta sus
temerosas ondas hasta las nubes, y cuanto más las levanta a lo alto, tanto
más profundamente descubre los abismos, con lo cual levanta y abaja a los
pobres navegantes, azotando poderosamente los costados de las grandes
naos {cuando los hombres están puestos en mortal tristeza, las fuerzas y
las vidas ya rendidas), entonces nos declara el furor de la ira divina, y la
grandeza del poder que tales tempestades puede levantar y sosegar, cuando
a Él le place. I^o cual cuenta el real Profeta entre las grandezas de Dios,
diciendo : Señor, tenéis señorío sobre la mar, y vos podéis amansar el
furor de sus ondas. Vuestros son los cielos, y vuestra la tierra, y Vos
criasteis la redondez della, con todo lo que dentro de sí abraza, y la mar
y el viento cierzo, que la levanta, Vos los fabricasteis.
Quédanos otra excelencia de la mar tan grande, que el ingenio y la
pluma temen acometerla. Porque ¿qué palabras bastan, no digo yo para
212 JOSÉ MANUEL BLECtM
explicar, sino para contar por sus nombres (si los hubiera) las diferen-
cias de pescados que hay en este elemento? ¿Qué entendimiento, qué
sabiduría fué aquella, que pudo inventar, no digo ya tantas especies,
sino tantas diferencias de figuras de peces de tan diferentes cuerpos,
unos muy pequeños, otros dé increíble grandeza, y entre estos dos ex-
tremos, otras mil diferencias de mayores y menores? Porque Ê1 es el
que crió la ballena, y crió la rana, y no trabajó más en la fjábrica de
aquel pece tan grande, que en la deste tan pequeño.
2
El Cantar de Cantares, de Salomón.
214 JOSÉ MANUEL BLECUA
Comenzaré, pues por lo que todos sabemos, esto es, que las abejas
tienen su rey, a quien obedecen y siguen por do quiera que vaya. Y
como los reyes entre los hombres tienen sus insignias reales, que son
corona y sceptro, y otras cosas tales, con que se diferencian de sus
vasallos, así el Criador diferenció a este rey de los suyos, dándole mayor
y más hermoso y resplandeciente cuerpo que a ellos. De modo que lo
que allí inventó el arte, aquí proveyó la misma naturaleza. Nacen de
cada enjambre comúnmente tres o cuatro reyes (porque no haya falta
de rey, si alguno peligrase), mas ellas entienden que no les conviene más
que un solo rey, y por eso matan los otros, aunque con mucho sentimiento
suyo. Mas'vence la necesidad y el amor de la paz al justo dolor, porque
esto entienden que les conviene para excusar guerras y divisiones. Aris-
tóteles al fin de su Metafísica, presuponiendo que la muchedumbre de los
principados es mala, concluye que no hay en toda esta gran república del
mundo más que un solo príncipe, que es un solo Dios. Mas las abejas,
sin haber aprendido esto de Aristóteles, entienden el daño que se sigue
de tener muchos príncipes, y por eso escogiendo uno, matan los otros, aun-
que no sin sentimiento y dolor. Ya en esto vemos una grande discreción
y maravilla en tan pequeño animalillo.
Escogido el rey, tratan de edificar sus casas, y primeramente dan
un betumen a todas las paredes de la casa, que es la colmena, hecho de
yerbas muy amargas, porque como saben que es muy cobdiciada la obra
que han de hacer de muchos anirnalillos (como son avispas, arañas, ranas,
golondrinas, serpientes y hormigas) quiérenle poner este ofensivo delante,
para que exasperadas con esta primera amargura, desistan de su hurto.
Y por esta misma causa las primeras tres órdenes de las casillas que
están en los panares más vecinos a la boca de la colmena, están vacíos
de miel, porque no halle luego el ladrón a la mano en que se pueda cebar.
Esta es también otra providencia y discreción.
Hecho este reparo, hacen sus casas. Y primeramente para el rey edi-
fican una casa grande y magnífica, conforme a la dignidad real, y cercanía
de un vallado como de un muro para más autoridad y seguridad. Luego
edifican casas para sí, que son aquellas celdillas que vemos en los panares,
las cuales sirven para su habitación, y para la criación de los hijos, y
para guardar en ellas como en unos vasos la provisión de su miel. Las
cuales celdas hacen tan perfectas y proporcionadas, cada una de seis cos-
tados, y tan semejantes unas a otras, como vemos : para lo cual ni tienen
íiecesidad de regla, ni de plomada, ni de otros instrumentos, mas que su
boquilla y sus píececillos tan delicados, donde no sabéis de qué os habéis
de maravillar, o de la perfección de la obra, o de los instrumentos con
que se hace. Ni se olvidan también de hacer casas para sus criados, que
son los zánganos, aunque menores que las suyas, siendo ellos los mayores.
Hecha la casa y ordenados los lugares y oficinas della, sigúese el trabajo
y el repartimiento de los oficios para el trabajo en la forma siguiente. Las
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 215
más ancianas, y que son ya como jubiladas y exemptas del trabajo, sirven
de acompañar al rey, para que esté con ellas más autorizado y honrado.
L,as que en edad se siguen después déstas, como más diestras y experi-
mentadas que las más nuevas, entienden en hacer la miel. Las otras más
nuevas y recias, salen a la campaña a buscar los materiales de que se
ha de hacer así la miel como la cera. Y cada una trae consigo cuatro cargas.
Porque con los pies delanteros cargan las tablas de los muslillos, la cual
tabla no es lisa, sino áspera, para que no despidan de sí la carga que les
ponen: y con el pico cargan los pies delanteros, y así vuelven a la colmena
con estas cuatro cargas que decimos. Otras entienden de dos en dos, o de
tres en tres, en recibir a éstas, y descargarlas cuando vienen. Otras llevan
estos materiales a las que hacen la miel, poniéndolos al pie de la obra.
Otras sirven de dar a la mano a estos oficiales para que la hagan. Otras
entienden en pulir y bruñir los panales, que es como encalar, la casa des-
pués de hecha. Otras se ocupan de traer mantenimientos de ciertas cosas
de que ellas comen. Otras sirven de azacanes, que traen agua para las
que residen dentro de la casa, la cual traen en la boca y en ciertos pelillos
<o vello que tienen por el cuerpo, con los cuales viniendo mojados, refri-
geran la sed de las que están trabajando. Y deste oficio de traer agua y
acarrear mantenimientos sirven principalmente los zánganos. Otras hay que
sirven de centinelas y de guardas, que asisten a la puerta, para defender
la entrada a los ladrones. A todo esto preside el rey, y anda por sus estan-
cias, mirando los oficios y trabajos de sus vasallos, y exhortándolos al tra-
bajo con su vista y real presencia, sin poner él manos en la obra. Porque
no nació él para servir, sino para ser servido como rey. Y junto a él van
otras abejas que sirven de lo acompañar como a rey.
V I D A
CAPÍTULO PRIMERO
9 12
Nos asombraba. Nótese el uso del pronombre.
10
Desde que.
13 E s decir, haber mostrado más en-
11
Tenía en realidad catorce añoe. tereza.
218 JOSÉ MANUEL BLECUA
JHS
lenguaje unas mujeres de otras, y con el amor que me tienen les haría
más al caso lo que yo les dijese, tiene entendido por esta causa será de
alguna importancia si se acierta a decir alguna cosa ; y por esto iré ha-
blando con ellas en lo que escribiré 8 , y porque parece desatino pensar
que puede hacer al caso a otras personas : harta merced me hará Nuestro
¡Señor si a alguna de ellas se aprovechare para alabarle algún poquito 9
más. Bien sabe Su Majestad que yo no pretendo otra cosa ; y está muy
claro que cuando algo se atinare a decir, entenderán no es mío, pues
no hay causa para ello, si no fuere tener tan poco entendimiento como
yo y habilidad para cosas semejantes, si el Señor, por su misericordia,
no la da.
CAPITULO PRIMERO
CÁNTICO ESPIRITUAL
Prólogo
Por cuanto estas canciones, religiosa Madre, parecen ser escritas con
algún fervor de amor de Dios, cuya sabiduría y amor es tan inmenso,
que, como se dice en el libro de la Sabiduría, toca desde un fin hasta
otro fin, y el alma que de él es informada y movida, en alguna manera
esa misma abundancia e ímpetu lleva en el su decir, no pienso yo ahora
declarar toda la anchura y copia que el espíritu fecundo del amor en
ellas lleva, antes sería ignorancia pensar que los dichos de amor en
inteligencia mística, cuales son los de las presentes canciones, con alguna
manera de palabras se puedan bien explicar, porque el Espíritu del Señor
que ayuda nuestra flaqueza, como dice San Pablo, morando en nosotros^
pide por nosotros con gemidos inefables lo que nosotros no podemos bien
entender ni comprender para lo manifestar. Porque ¿quién podrá "escri-
1 22
F u t u r o , 03 parecerá. Nótese !a construcción.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 223
bir lo que a las almas amorosas, donde él mora, hace entender ? ¿ Y quién
podrá manifestar con palabras lo que las nace sentir? Y ¿quién finalmente
lo que las hace desear ? Cierto, nadie lo puede ; cierto, ni ellas mismas
por quien pasa lo pueden ; porque esta es la causa porque, con figuras,
comparaciones y semejanzas, antes rebosan aJgo de lo que sienten, y de
la abundancia del espíritu vierten secretos y misterios que con razones
lo declaran. Las cuales semejanzas, no leídas con la sencillez del espíritu
de amor e inteligencia que ellas llevan, antes parecen dislates que dichos
puestos en razón...
Por haberse, pues, estas canciones compuesto en amor de abundante
inteligencia mística, no se podrán declarar al justo, ni mi intento será
tal, sino sólo dar alguna luz general (pues V. R. así lo ha querido) ;
y esto tengo por mejor, porque los dichos de amor es mejor declararlos
en su anchura para que cada uno de ellos se aproveche según su modo
y caudal de espíritu, que abreviarlos a un sentido a que no se acomode
todo paladar...
Argumento
Esposa
i ¿Adonde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huíste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido,
2 Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero
decidle que adolezco, peno y muero.
3 Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas,
ni cogeré las flores,
ni temeré a las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
4 ¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado,
oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!
Esposa
6 ¡ Ay, quién podrá sanarme !
Acaba de entregarte ya de vero,
no quieras enviarme
de hoy ya más mensajero.
Que no saben decirme lo que quiero.
7 Y todos cuanto vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan
y déjame muriendo
un no sé qué que queda balbuciendo.
8 Mas, ¿cómo perseveras,
oh vida, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras,
las flechas que recibes,
de lo que el Amado en ti concibes?
9 ¿Por qué, pues, has llagado
aqueste corazón, no le sanaste ?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste
y no tomas el robo que robaste ?
io Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre de ellos
y sólo para ti quiero tenellos.
ii Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.
12 ¡ Oh, cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibujados i
13 Apártalos, Amado,
que voy de vuelo
8 13
«El alma más vive donde ama que a-b) «Como si dijera que voy de
en el cuerpo donde anima». —- e) «Es vuelo de la carne, para que me los co-
a saber, de Ja grandeza, hermosura, sa- muniques fuera de ella, siendo ellos la
biduría, gracia y virtudes que de él en- causa de hacerme volar fuera de la car-
tiendes». ne» . •—• c) Ciervo '. Esposo. — «) «Esto
12
es por la altura de contemplación que
a) Fuente : la fe. — b) Semblan- tienes en "ese vuelo». — «Por el vuelo
tes '. artículos y proposiciones de la fe. entiende la contemplación de aquel éx-
d) Ojos : rayos y verdades divinas. — tasis... y por el aire entiende aquel espí-
e) «En su alma según el entendimiento ritu de amor que causa en el alma este
y la voluntad.» vuelo de contemplación.»
15
226 JOSÉ MANUEL BLECUfc
Esposo
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma,
al aire tu vuelo, y fresco toma.
Esposa
el ámbar perfumea,
mora en los arrabales,
y no queráis tocar nuestros umbrales.
19 Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decillo;
mas mira las campañas
de la que va por ínsulas extrañas.
Esposo
20 A las aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, aires, ardores,
y miedos de las noches veladores ;
21 por las amenas liras
y canto de sirenas os conjuro
que cesen vuestras iras,
y no toquéis al muro,
porque la Esposa duerma más seguro.
22 Entrádose ha la Esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces brazos del Amado.
19
a) «Esposo mío, recógete en la paite canto de sirena significa el deleite ordina-
más interior de mi alma». — b) «La haz rio que el alma posee». — c) «Llaman-
de Dios es la Divinidad». Montañas : las do iras a las dichas turbaciones y moles-
potencias del alma. — d) «El mirar de tias de las afecciones y operaciones des-
Dios es amar y hacer mercedes. —* Com- ordenadas». —. d) Muro : el cerco de paz
pañas : «la multitud de virtudes y dones y vallado de virtudes y perfecciones con
y perfecciones y otras riquezas espiritua- que la misma alma está cercada y guar-
les que él ha puesto ya en ella». — e) «Es dada, siendo ella el huerto... donde su
a saber, de mi alma que va a ti por ex- Amado pace las flores, cercado y guar-
trañas y ajenas de todos los sentidos y dado solamente para él». — e) .Es a
del común conocimiento natural.» saber, porque más a sabor se deleite de
20
a) Aves : las digresiones de la ima- la quietud y suavidad que goza en el
ginación. — b) Leones : «los ímpetus Amado».
de la potencia irascibles... Y por ciervos
22
y gamos entiende la otra potencia del b) «Transformádose ha en su Dios,
alma que es la concupiscencia». — c) Mon- que es el que aquí llama huerto ameno».
tes... : los actos viciosos y desordenados c, d) «El cuello significa aquí la forta-
de las tres potencias del alma».—d, e) Las leza del alma. — d, e) «Reclinar el
aficiones de las cuatro pasiones». cuello en los brazos de Dios es tener ya
21 unida su fortaleza, o, por mejor decir,
a) Amenas liras : «la suavidad que
de sí da el ama en este estado. — b) Eli su flaqueza, en la fortaleza de Dios».
228 JOSÉ MANUEL BLECUA
Esposa
24 Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado.
25 A zaga de tu huella
las jóvenes discurren el camino,
al toque de centella,
al adobado vino
emisiones de bálsamo divino.
26 En la interior bodega
de mi Amado bebí y cuando salía
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía,
y el ganado perdí, que antes seguía.
27 Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa ;
allí le prometí de ser su esposa.
i3
a) Manzano : «Esto es, debajo del e) «El sentido de estos tres versillos es
favor del árbol de la cruz. — b , c) «Le- el siguiente : «Al toque de centella con
vantándote de tu bajo estado en mi com- que recuerdas mi alma, y al adobado
pañía y desposorio». — d, e) «Que si vino con que amorosamente la embria-
tu madre [la naturaleza humana] deba- gas, ella te envía las emisiones de movi-
jo del árbol te dio la muerte, yo debajo mientos y actos de amor que en ella
de árbol de la Cruz te di la vida». causas.»
24
a) «Este lecho del alma es el Es- 26
«Cuenta el alma en esta canción la
poso Hijo de Dios, el cual está florido
soberana merced que Dios le hizo en
para el alma. — b) «Entendiendo por
cuevas de leones las virtudes que posee recogerla en lo íntimo de su amor, que
el alma en este estado de la unión con es la unión o transformación de amor
Dios. — c) Púrpura : la caridad, e) Es~ en Dios, y dice dos efectos que de allí
cudos : las virtudes y doñea del aima. sacó, que son olvido y enajenación de
25
a) La suavidad y noticia que da todas las cosas del mundo, y mortificación
Dios de sí al alma que le busca es ras- de todos los apetitos y gustos.»
27
tro y huella por donde se va conociendo a) Pecho : «Dar el pecho a uno es
y buscando a Dios». — b) Jóvenes : al- darle su amor y amistad y descubrirle
mas devotas. — c) Centella : aun toque sus secretos, como a amigo. — h) Cien'
sutilísimo que el Amado hace &\ alma». da : la teología mística.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 229
28 Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal en su servicio :
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.
29 Pues ya si en el ejido,
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido,
que andando enamorada,
me hice perdidiza y fui ganada.
30 De flores y esmeraldas
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas,
en tu amor florecidas
y en un cabello mío entretejidas.
31 Bn sólo aquel cabello,
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.
3a Cuando tú me mirabas,
su gracia en mí tus ojos imprimían :
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en tí vían.
33 No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
28 en esta canción : la primera es dar a en-
b) Caudal : ccTodo lo que pertenece
a la parte sensitiva del alma». — c, d, e) tender que aquel amor en que estan asi-
«Que es tanto como decir : «.Ya no me das las virtudes no es otro sino sólo el
ando tras mis gustos y apetHos, porque amor fuerte, porque a la verdad, tal ha
habiéndolos puesto en Dios y dado a él, de ser para conservarlas. La segunda,
ya no loa apacienta ni guarda para sí dice que Dios se prendó mucho de este
el alma» su cabello de amor, viéndolo solo y fuer-
30
a) Flores : las virtudes del alma.— te. La tercera, dice que estrechamente se
Esmeraldas : los dones que tiene de Dios, enamoró de ella Dios, viendo la pureza
b) Mañanas : <cEs a saber : ganadas y y entereza de su fe».
32
adquiridas en las juventudes, que son b) «Por los ojos del Esposo se en-
las frescas mañanas de las edades». c) Ha* tiende aquí su Divinidad misericordio-
remos las guirnaldas, entendiendo por sa». — c) Adamar cees .amar mucho, es
guirnaldas todas las santas almas engen- más que amar simplemente, es como amar
dradas por Cristo en la Iglesia, que cada duplicadamente»,
una de ellas es como una guirnalda 33
c, d) «Después que me miraste, qui-
arreada de flores de virtudes y de dones, tando de mí ese color moreno y desgra-
e) Cabeüo : «la voluntad y amor que ciado de culpa con que no estaba de ver,
tiene al Amado, el cual amor tiene y en que me diste la primera vez gracia,
hace el oficio que el hilo en la guir- ya bien puedes mirarme ; esto es, ya
nalda» . bien puedo yo y merezco ser vista, reci-
S1
«Tres cosas quiere decir el alma biendo más gracia de tus ojos*.
230 JOSÉ MANUEL BLECUA
Esposo
34 La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las riberas verdes ha hallado.
35 En soledad vivía,
y en soledad ha puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de.amor herido.
Esposa
36 Gocémonos, Amado,
y vamonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura ;
entremos más adentro en la espesura,
37 Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos,
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos
y el mosto de granadas gustaremos.
38 Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí, tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.
34
«El Esposo es el que habla en esta Amado, y ésta le pide cuando dice : «En*
canción, cantando la pureza que ella tie- tremos más adentro en la espesura».
37
ne ya en este estado». Palomica y Torto- a, b) Las subidas cavernas son Jos
lica : el alma. — Socio : el Esposo. subidos y profundos misterios de la sa-
36
«Ella es la que habla en esta oca- biduría de Dios que hay en Cristo, e) Las
sión con el Esposo, pidiéndole tres cosas granadas significan aquí los misterios de
que son proDias de amor : la primera, Cristo y los juicios de la sabiduría de
quiere recibir el gozo y sabor del amor, Dio3.
y esa le pide cuando dice : «Gocémonos, 88
Amado». La segunda, es desear y hacer- e) «Por aquel otro día entiende el
se semejante al Amado, y ésta le pide día de la eternidad de Dios, que es otro
cuando dice : «Vamonos a ver en tu que este día temporal ; en el cual día de
hermosura». Y la tercera es escudriñar y la eternidad predestinó Dios al alma para
saber las cosas y secretos del mismo la gloria.»
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 231
A N Ó N I M O
A CRISTO CRUCIFICADO
Soneto
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cíelo que me tienes prometido ;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
5 Tú me mueves, Señor ; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido ;
muéveme ver tu cuerpo tan herido ;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin, tu amor, y en tal manera,
10 que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera ;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
39
a, b) «Lo que nace en el alma de las pasiones y mortificados ios apetitos
aquel aspirar del aire es la dulce voz de naturales ; la cuarta y quinta, que ya
su Amado en elía». — c) Soto : Dios, está la parte sensible e inferior reforma-
d) «Esta noche es la contemplación en da y purificada, y que ya está conforma-
que el alma desea ver estas cosas. — e) da con la parte espiritual ; de manera
Llama : el amor del Espíritu Santo.
40 que no sólo no estorbará para recibir
«Dice cinco cosas : la primera, que
aquellos bienes espirituales, mas antes
ya su alma está desasida y ajena de to-
das las cosas ; la segunda, que ya está se acomodará a ellos, porque aun de los
vencido y ahuyentado el demonio [Ami- que tiene ahora participa según su ca-
nadab] ; la tercera, que ya están sujetadas pacidad.»
232 JOSÉ MANUEL BLECUA
LA PROSA Y EL TEATRO
JORGE DE MONTEMAYOR
DIANA
1 6
Els decir : «Detente un poco». Esforzó.
2 7
Latinismo : sujeta. También el pastor Silvano está ena-
3
Dispuesta. morado de Diana.
4 8
De lamentarse, de llorar, Es decir : solitario.
s Vio.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 237
clara fuente donde estamos sentados. ¿Y tú no sabes que toda cosa que
en mi pastor no tratare, me es aborrescible y enojosa? ¿Y que la persona
que quiere bien, todo el tiempo que gasta en oír cosa fuera de sus amores
le parece mal empleado?.—Yo entonces, de miedo que mis palabras no
fuesen causa de perder el descanso que su vista me ofrescía, puse silencio
en ellas, y estuve allí un gran rato gozando de ver aquella hermosura so-
berana, hasta que la noche se dejó venir (con mayor presteza de lo que
yo quisiera) y de allí nos fuimos los dos con nuestros ganados al aldea.»
Sireno, suspirando, le dijo : —«Grandes cosas me has contado, Silvano,
y todas en daño mío ; desdichado de mí, cuan presto vine a experimentar
la poca constancia que en las mujeres hay. Por lo que los 9 debo me pesa.
No quisiera yo, pastor, que en algún tiempo se oyere decir que en un
vaso, donde tan gran hermosura y discreción juntó naturaleza, hubiera
tan mala mixtura, como es la inconstancia que conmigo ha usado. Y lo
que más me llega al alma, es que el tiempo le ha de dar a, entender lo
mal que conmigo lo ha hecho ; lo cual no puede ser sino a costa de su
descanso. ¿Cómo le va de contentamiento después de casada?». Silvano
le respondió : —«Dicenme algunos que le va mal, y no me espanto 10 , por-
que, como sabes, Delio su esposo, aunque es rico de bienes de fortuna,
no lo es de los de naturaleza, que en esfco de la disposición ya ves cuan
mal le va. Pues de otras cosas que los pastores nos preciamos, como son
tañer, cantar, luchar, jugar al cayado, bailar con las mozas el domingo,
paresce que Delio no ha nacido más que para mirallo»,
—«Ahora, pastor, dijo Sireno—, toma tu rabel y yo tomaré mi zam-
pona, que no hay mal que con la música no se pase, ni tristeza que con
ella no se acresciente».
Y templando los dos pastores sus instrumentos con mucha gracia y
suavidad comenzaron a cantar.
9
Los parece referirse a daños.
10
Asombro.
238 JOSÉ MANUEL BLECUA
ANÓNIMO
H I S T O R I A D E A B I N D A R R Á E Z Y LA H E R M O S A J A R I F A
EL TEATRO
entre acto y acto de las comedias, o en medio de dos escenas. Son muy
graciosos los pasos de Las aceitunas, La tierra de Jauja, La carátula y
El rufián cobarde. Estas pequeñas piezas son de tipo realista, interesando
por su fuerza cómica y por la agudeza y gracia de su lengua. «Lope de
Rueda —dice M. Pelayo—... transportó a las tablas el tipo de prosa de
la Celestina, pero aligerándole de su opulenta frondosidad, haciéndole más
rápido e incisivo, con toda la diferencia que va del libro a la escena».
LOPE DE HUEDA
L,AS ACEITUNAS
JUAN DE LA CUEVA
LOS S I E T E I N F A N T E S D E L A R A
ARGUMENTO DE LA TRAGEDIA
ALMANZ. ALMANZ.
JUAN DE TIMONEDA
II
III
Estaban unos ladrones desquiciando una puerta, para robar lo que había
en la casa ; sintiéndolo el dueño de la posada, asomóse a una ventana, y
dijo :
—Señores, de aquí un rato venid, que aun no somos acostados.
LA É P O C A BARROCA
LA POESIA
PEDRO ESPINOSA
1 2
Pinta el poeta en esta canción la Las yeguas que arrastran el carro
huida de San Raimundo de Palma de del sol.
3
Mallorca. Por haberle negado el rey Es decir, de distintos reflejos metá-
4pn Jaime una embarcación, San Rai- lieos,
4
mundo utiliza su manto. La alfombra ; el mar aquí.
256 JOSÉ MANUEL BLECUA
12 13
Nereidas son diosas marinas, apa- Diosea marinos,
14
recen con su verde pelo destilando gotas Instrumento de cuerda,
de agua.
17
253 JOSÉ MANUEL BLECUA
D. LUIS DE G O N G O RA
RETRATO
Fué don Luis de buen cuerpo, alto, robusto, blanco y rojo, pelo negro. Así lo
dice él en su retrato : de aquel tiempo se habla :
Ojos grandes, negros, vivísimos, corva la nariz, señal de hábil, como todo su rostro
la dio ; adornó el talle, y el aire de sus movimientos, los hábitos clericales. Habló
en las veras con eminencia grande, aun en prosa. En las burlas joviales fué agu-
dísimo, picante (sin pasar de la ropa) y envuelto en los donaires con que entretenía,
»e dejaba oir sentenciosamente.
Daba orejas a las advertencias o censuras, modesto y con gusto. Enmendaba, si
había qué, sin presumir : tanto, que haciendo una nenia 1 a la traslación de los
huesos del insigne castellano Garci Laso de la Vega a nuevo y más suntuoso sepul-
cro, por sus descendientes, una de las coplas comunicó, y el que le oyó res-
pondió con el silencio. Preguntó don Luis : ¿Qué : no es buena? Replícesele : Sí ;
pero no para don Luis. Sintiólo con decirle : ¡Fuerte cosa que no me basten oaa-
re(nta años de aprobaóión para que se me fíe ! No se habló más en la materia. La
noche deste día se volvieron a ver los dos, y lo primero que don Luis dijo, fué :
\Ah, señor, soy como el gato de algalia, que a azotes da el olorl : ya está diferente
la copla. Y así fué, porque se excedió a sí mismo en ella.
Solía decir : El mayor fiscal de mis obras soy yo. Otras veces dijo : Deseo hacer
algo ; no para los muchos.
[Escrutinio, Anónimo, en Obras completas, edic. de Millé, págs. 1.292 y 3.]
ROMANCES Y LETRILLAS
3
Escuela <ie niñas. que se solía llevar al cuello ,
4
Cuello del vestido, bordado. * Monedita de escaso valor.
5
Redecilla que sujetaba el cabello. 10
Los dulces que solían comprar
6
Sayo, saya. niños. También se llamaba así a. loa
7
En la Pascua. tramuces.
8
Cinta bendita en algún santuario,
260 JOSÉ MANUEL BLECUA
16
11
Pandero morisco. Dignidad en las órdenes militares.
ir
12 illa po-
i Estribillo de una cancioncílla po- Sambenitos eran letreros infamantes
pular. que se colocaban en las iglesias con las
13
Aquí y allá, allá. penas y castigos de los penitenciados por
14 . la Inquisición. También se conocía con
La diversión conocida con el nom-
el nom- e s t e n o m ^ r e e J sayo que llevaban los
bre de «correr galloss. condenados.
15
Cuero adornado con dibujosi en re- i 8 Que lo ahorcaron y cuelga al sol
lieve. bamboleándose.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 261
51
Es decir, va robando el color de escena, le ofrece su venda para curar a
las mejillas de Medoro, las rosas tras de Medoro, pero ella rompe sus velos y deja
las que se esconde el Amor. al descubierto sus hermosos ojos, ante
** «Escondióse el Amor detrás de las cuyos rayos Í03 del sol desmerecen.
35
mejillas de Medoro porque la sangre del Nótese la contraposición.
3
garzón ablandase el corazón de la An- * Obsérvese la construcción : Y la
gélica (reina de Catay), duro como el simple bondad, que mejor se halla en las
diamante.» (Según los antiguos el dia- selvas que en la Corte.
37
mante no se podía labrar sino con otro El suyo y el de Angélica.
38
diamante o con sangre caliente.) Una labradora acoge a Medoro—me-
ss
Siendo el corazón de Angélica un dio vivo—, del que se ha enamorado
diamante —un pedernal por lo duro—. Angélica, ciega de amor, con dos ojos
al disparar el dios sus flechas, despide como soles.
centellas, chispas, pero de agua, lágrimas. 39
34
Angélica era reina de Catay.
Como r\ Amor está presente a esta
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 263
SONETOS
I.— i 5 8 2
I I. — 1 5 8 2
1
Término tiene ahí el valor de límite. líos, y tu cuello se aje como
2
Lirio {forma culta). troncada.
3
No sólo hayan encanecido tus cabe-
266 JOSÉ MANUEL BLECUA
III. — IS84
IV.-1615 [1614Î]
V. — 1 6 2 0
SOLEDAD PRIMERA
{Fragmentos']
el mísero gemido,
segundo de Arión dulce instrumento 1 .
15 Del siempre en la montaña opuesto pino
al enemigo noto,
piadoso miembro roto
•-breve tabla —delfín no fué pequeño
al inconsiderado peregrino
20 que a una Libia de ondas su camino
fió, y su vida a un leño.
Del Océano, pues, antes sorbido,
y luego vomitado
no lejos de un escollo coronado
25 de secos juncos, de calientes plumas,
—alga todo y e s p u m a s -
halló hospitalidad donde halló nido
de Júpiter el ave 5 .
Besa la arena, y de la rota nave
30 aquella parte poca
que le expuso en la playa dio a la roca ;
que aun se dejan las peñas
lisonjear de agradecidas señas.
Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
35 Océano ha bebido,
restituir le hace a las arenas ;
1
Era aquella florida estación del ano roso canto del mancebo hubiera repetido
en que el Sol entra en el signo de Tau- el prodigio de la dulce lira de Arión.
2
ro (signo del Zodíaco que recuerda la Una piadosa tabla de pino (árbol
engañosa transformación de Júpiter en opuesto siempre en la montaña al viento
toro para raptar a Europa). Entra el Sol Noto su enemigo), una rota y pequeña
en Tauro por el mes de abril, y entonces tabla de la naufragada embarcación, sir-
el toro celeste (armada su frente por la vio como de «delfín» suficiente a mies-
media luna de los cuernos, luciente e tro peregrino, fué suficiente para salvar
iluminado por la luz del Sol, traspasado la vida del mancebo, tan inconsiderado,
de tal manera por el Sol que se confun- que se había atrevido a confiar su camino
den los rayos del astro y el pelo del a un desierto de olas, al mar, y su vida
animal) parece que pace estrellas en los a un leño, a una nave,
campos azul zafiro del cièlo. Y habiendo sido primero tragado por
Pues en este tiempo, un mancebo, que el mar, y luego devuelto por el oleaje
por su belleza pudiera mejor que el a la costa, fué a salir a la orilla, no lejos
garzón Ganimedes ser el copero de Jú- de donde se levanta un escollo, corona-
piter, náufrago en medio del mar, y, do de nidos de águila, hechos de juncos
a más de esto, ausente de la que ama secos y de abrigadas plumas, Y así nues-
y desdeñado por ella, da dulces y lagri- tro náufrago, que salía de la maT cubierto
mosas querellas al mar, de tal suerte, de espuma y de algas, halló hospitali-
que, condolido el Océano, sirvió el mí- dad entre las mismas altas rocas en que
sero gemido del joven para aplacar el anidan las águilas, aves dedicadas a Jú-
viento y las ondas, caso como si el dolo- piter.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 269
FABULA D E POLJFEMO Y G A L A T E A
[Descripción de Polifemo~\
3
Besa el joven la arena y ofrece a la das—, bien exprimida, salga del tejido
roca, como un exvoto, aquel pequeño caiga a la arena. Y por fin las extiende
tablón de la destrozada nave, que le a secar al sol, el cual las va lamiendo
había llevado hasta la playa : porque aun ligeramente con su dulce lengua de tem-
las mismas peñas son sensibles a las plado fuego, y de tal modo con su suave
calor las acomete parte por parte y en-
muestras de agradecimiento. Después se juga, que* llega hasta evaporar y hacer
desnuda y retuerce sus ropas de modo desaparecer delicadamente la menor gota
que todo el «océano» que habían bebido de agua de la menor partícula, de la
<—toda el agua de que estaban empapa- más diminuta hebrilia del vestido.
270 JOSÉ MANUEL BLECUA
Soneto
Soneto
Soneto
Borde el Dauro gentil su margen de oro
sobre tapetes de esmeralda hermosa,
y matutina, deshojada rosa
en él disipe intacto su tesoro ;
5 las bellas ninfas, olvidando el coro,
en profusión de flores olorosa,
imiten divertidas a la diosa
que presta a Mayo su primer decoro ;
para que Fénix con altivo orgullo
io favorecida pise arroyo y prado:
mas si le da como el amor desvío,
ni deshoje la rosa su capullo;
ni de Flora las ninfas sean traslado;
ni de oro el margen suyo borde el río.
JUAN DE JAUREGUI
Mas ¡ ay ! no se lo digas,
que es forzoso decirlo en mi presencia ;
y bien que la decencia
70 de tu recato advierto, al fin me obligas
que espere tu sentencia,
y el temor ya me dice en voz expresa :
cNo has sido poco osado
solo en haberla amado :
75 no te abalances a mayor empresa ;
basta que sepan tu amorosa historia
el secreto silencio y tu memoria.
CAPITULO XIX
LA POESIA
(Continuación)
FRANCISCO DE RIOJA
Soneto
Pasa, Tírsis, cual sombra incierta y vana
este nuestro vivir, y como nieve
al tibio rayo, desvanece en breve
todo apacible bien y gloria humana.
5 Mira cuánto en color, cuánto en lozana
juventud confiar el hombre debe,
si así acabó Medrano 1 en vuelo leve,
subido ya a la estanza soberana.
Siento tu fin veloz, aunque no incierto ;
i o triste imagino a aquel que nos aguarda
solo por no avenirle en pena, en lloro.
Tírsis, deja este mar, vuelve ya al puerto
la nave y busca el celestial tesoro;
que a nos quizá tan triste fin no tarda.
SILVA
A la rosa
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de alegría,
5 si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo?
Y no valdrán las puntas de tu rama
ni tu púrpura hermosa
a detener un punto
io la ejecución del hado presurosa.
El mismo cerco alado,
que estoy viendo ríente,
ya temo amortiguado,
presto despojo de la llama ardiente.
15 Para las hojas de tu crespo seno
te dio Amor de sus alas blandas plumas
y oro de su cabello dio a tu frente.
¡ Oh fiel imagen suya peregrina !
Bañóte en su color sangre divina
20 de la deidad que dieron las espumas 2 ;
1 2
Alude a la muerte de Francisco Me- Venus, de cuya sangre
drano. ron las rosas.
278 JOSÉ MANUEL BLECUA
Soneto
FRANCISCO DE MEDRANO
Soneto
Soneto
¿FERNANDEZ DE ANDRADA?
5
La h es aspirada.
HISTORIA y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
CANCIÓN
A la esperanza
Alivia sus fatigas
el labrador cansado
cuando su yerta barba escarcha cubre,
pensando en las espigas
5 del agosto abrasado
y en los lagares ricos del otubre ;
la hoz se le descubre
cuando el arado apaña,
y con dulces memorias le acompaña.
10 Carga de hierro duro
sus miembros, y se obliga
el joven al trabajo de la guerra.
H u y e el ocio seguro,
trueca por la enemiga
15 su dulce, natural y amiga tierra ;
mas cuando se destíerra
o al asalto acomete,
mil triunfos y mil glorias se promete.
La vida al mar confia
20 y a dos tablas delgadas,
el otro, que del oro está sediento.
Escóndesele el día,
y las olas hinchadas
suben a combatir el firmamento ;
25 él quita el pensamiento
de la muerte vecina,
y en el oro le pone y en la mina.
Deja el lecho caliente
con la esposa dormida
30 el cazador solícito y robusto,
sufre el cierzo inclemente,
1a nieve endurecida,
y tiene de su afán por premio justo
interrumpir el gusto
35 y la paz de las fieras,
en vano cautas, fuertes y ligeras.
Premio y cierto fin tiene
cualquier trabajo humano,
y el uno llama al otro sin mudanza.
40 El invierno entretiene
266 JOSÉ MANUEL BLECUA
Soneto
Soneto
Canción
Filis, naturaleza
pide la ostentación y los olores
para sus nuevas flores ^
a la fértil verdad de tu belleza,
5 y que en meses ajenos
pródigas abran sin temor los senos.
De tu cerviz reciba
candido lustre el de la rosa pura,
como animar procura
io su carmesí en tu rostro la más viva ;
den tus labios crueles
púrpura más soberbia a los claveles.
Kl cogollo más tierno
crezca con ambición de formar selva
15 tan firme, que aunque vuelva
a herirla por asaltos el invierno,
ni le marchite el brío,
ni agrave más sus hojas que el rocío.
Por ti con los jardines
20 más prósperos compiten estas peñas,
que entre gramas risueñas
te producen violetas y jazmines,
JOSÉ MANUEL BLECUA
La primera parte del Quijote se publicó en 1605 y sólo diez años des-
pués apareció la segunda. Su asunto, tan conocido, narra las aventuras
del hidalgo Alonso Quijada, que, loco por haber leído tantos libros de ca-
ballerías, decide convertirse en caballero andante, haciéndose acompañar
de un campesino, Sancho Panza, que también termina por contagiarse
ée la fiebre idealista de su señor. Después de haber sufrido diversas aven-
turas y descalabros, vuelven a su casa, y momentos antes de morir reco-
bra la razón.
La crítica no se ha mostrado unánime en su intento de esclarecer las
ideas y la intención de Cervantes. Según unos, Cervantes se, propuso
acabar con los libros de caballerías. «La obra de Cervantes, dice Menéndez
Pelayo, no fué de antítesis, ni de seca y prosaica negación, sino de puri-
ficación y complemento. No vino a matar un ideal, sino a transfigúrale
y enaltecerle. Cuanto había de poético, noble y humano en la caballería,
se incorporó en la obra nueva con más alto sentido. Lo que había de qui-
mérico, inmoral y falso, no precisamente en el ideal caballeresco, sino
en las degeneraciones de él, se disipó como por encanto ante la clásica sere-
nidad y la benévola ironía del más sano y equilibrado de los ingenios del
Eenacimiento.
Por sus ideas, Cervantes pertenece al Renacimiento, y. por eso tam-
bién era partidario del habla natural, del lenguaje propio y elegante. Como
Juan de Valdés, Cervantes piensa que se debe escribir y hablar sin afec-
tación : «Habla en reposo, pero no de manera que parezca que te escuches
a ti mismo, que toda afectación es mala». Tampoco tiene inconveniente
en admitir el uso de voces nuevas o el utilizar con maestría los refranes
populares. De este modo la prosa cervantina aparece guardando un su-
premo equilibrio entre el Renacimiento y el Barroco, que entonces co-
menzaba con Gróngora y Quevedo.
CERVANTES
Autorretrato
Soneto
I II
A la puerta puestos Bailan las gitanas,
de mis amores míralas el rey ;
erpinas y zarzas la reina, con celos
se vuelven flores mándalas prender.
Do pone la vista Por Pascua de Reyes
o la tierna planta, hicieron al rey
la hierba marchita un baile gitano
verde se levanta, Bélica e Inés.
los campos alegra, Turbada, Bélica
regocija el alma, cayó junto al rey,
enamora a siervos, y el rey la levanta
rinde a señores de puro cortés.
y espinas y zarzas Mas como es Bélica
se vuelven flores. de tan linda tez,
la reina, celosa,
mándalas prender.
NOVELAS EJEMPLARES
Y así te digo otra vez, lector amable, que destas Novelas que te ofrezco,
en ningún modo podrás hacer pepitoria, porque no tienen pies ni ca-
beza, ni entrañas, ni cosa que se le parezca; quiero decir que los requiebros
amorosos que en algunas hallarás, son tan honestos y tan medidos con la
razón v discurso cristiano, que no podrán mover a mal pensamiento al
descuidado o cuidadoso que las leyere.
Heles dado el nombre de Ejemplares, y si bien lo miras, no hay nin-
guna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso ; y si no fuera
por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto
que se podría sacsi, así de todas juntas, como de cada una de por sí...
...Una cosa me atrevo a decirte, que si por algún modo alcanzara que
la lección de estas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún
mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí,
que sacarlas en público. Mi edad no está ya para burlarse con la otra
vida, que al cincuenta y cinco de los años gano por nueve más y por
la mano.
A esto se inclinó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclinación, y más
que me doy a entender, y es así, que yo soy el primero que he novelado
en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas,
todas son traducidas de leneuas -vtranjeras, y éstas son mías propias,
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITEJRATURA ESPAÑOLA 297
RETRATO DE MONIPODIO
Retrato de Preciosa
DON QUIJOTE
avellana, y considere que se suele decir que buen corazón quebranta mala
ventura, y que donde no hay tocinos, no hay estacas ; y también se dice :
donde no piensan, salta la liebre. Dígolo porque si esta noche no hallamos
los palacios o alcázares de mi señora, agora que es de día los pienso hallar,
cuando menos lo piense; y hallados, déjenme a mí con ella.
—Por cierto, Sancho —dijo don Quijote—, que siempre traes tus re-
franes tan a pelo de o que tratamos cuanto me dé Dios mejor ventura
en lo que deseo.
Esto dicho, volvió Sancho las espaldas y vareó su rucio, y don Qui-
jote se quedó a caballo descansando sobre los estribos y sobre el arrimo de
su lanza, lleno de tristes y confusas imaginaciones, donde le dejaremos,
yéndose con Sancho Panza, que no menos confuso y pensativo se apartó
de su señor que él quedaba; y tanto, que apenas hubo salido del bosque,
cuando, volviendo la cabeza y viendo que don Quijote no parecía, se apeó
del jumento, y sentándose al pie de un árbol comenzó a hablar consigo
mesmo y a decirse :
—Sepamos agora, Sancho hermano, adonde va vuesa merced ¿Va a
buscar algún jumento que se le haya perdido? —No, por cierto. —Pues
¿qué va a buscar? —Voy a buscar, como quien no dice nada, a una prin-
cesa, y en ella al sol de la hermosura y a todo el cielo junto. —Y ¿adonde
pensáis hallar eso que decís, Sancho? •—¿Adonde? En la gran ciudad del
Toboso. —Y bien, y ¿de parte de quién la vais a buscar? —De parte del
famoso caballero don Quijote de la Mancha, que desface los tuertos, y da
de comer al que ha sed, y de beber al que ha hambre. —Todo eso está
muy bien. Y ¿sabéis su casa, Sancho? —Mi amo dice que han de ser unos
reales palacios, o unos soberbios alcázares. —Y ¿habéisla visto algún día
por ventura? —Ni yo ni mi amo la habernos visto jamás. —Y ¿pareceos
que fuera acertado y bien hecho que si los del Toboso supiesen que estáis
vos aquí con intención de ir a sonsacarles sus princesas y a desasosegarles
sus damas, viniesen y os moliesen las costillas a puros palos, y no os de-
jasen hueso sano? —En verdad que tendrían mucha razón, cuando no con-
siderasen que soy mandado, y que
Mensajero sois, amigo,
non merecéis culpa, non 11 .
—No os fiéis en eso, Sancho ; porque la gente mánchega es tan colé-
rica como honrada y no consiente cosquillas de nadie. Vive Dios que si
os huele, que os mando mala ventura. —[ ] ¡ Allá darás, rayo 12 Î
¡ No, sino ándeme yo buscando tres pies al gato por el gusto ajeno ! Y más,
que así será buscar a Dulcinea por el Toboso como a Marica por Rávena,
o al Bachiller en Salamanca. ¡ El diablo, el diablo me ha metido a mí en
esto ; que otro, no !
Este soliloquio pasó consigo Sancho, y lo gue sacó del fué que volvió
a decirse : —Ahora bien, todas las cosas tienen remedio, si no es la
11 12
Versos del romance viejo que prin- Parte de un refrán muy conocido :
cipia Con cartas y un mensajero. Se hi- «Allá darás, rayo, en cas de Tamayo».
cieron proverbiales.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 301
muerte, debajo de cuyo yugo hemos de pasar todos, mal que nos pese, al
acabar de la vida. Este mi amo por mil señales he visto que es un loco de
atar, y aún también yo no le quedo en zaga, pues soy más mentecato que
él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrán que dice : «Dime con
quién andas, decirte he quién eres», y el otro de «No con quien naces,
sino con quien paces». Siendo, pues, loco, como lo es, y de locura que las
más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo
negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento
eran gigantes, y las muías de los religiosos dromedarios y las manadas
de carneros ejércitos de enemigos, y otras muchas cosas a este tono, no
será muy difícil hacer creer que una labradora, la primera que me topare
por aquí, es la señora Dulcinea ; y cuando él no lo crea, juraré yo ; y si
él jurare, tornaré yo a jurar ; y si porfiare, porfiaré yo más, y de manera
que tengo que tener la mía sobre el hito 13 , venga lo que viniere. Quizá con
esta porfía acabaré con él que no me envíe otra vez a semejantes mensa-
jerías, viendo cuan mal recado le traigo délias, o quizá pensará, como
yo imagino, que algún mal encantador de estos que él dice que le quieren
mal la habrá mudado la figura, por hacerle mal y daño.
Con esto que pensó Sancho Panza quedó sosegado su espíritu, y tuvo
por bien acabado su negocio, deteniéndose allí hasta la tarde, por dar
lugar a que don Quijote pensare que le había tenido para ir y volver del
Toboso; y sucedióle todo tan bien, que cuando se levantó para subir en
el rucio vio que del Toboso hacia donde él estaba venían tres labradoras
sobre tres pollinos, o pollinas, que el autor no lo declara, aunque más se
puede creer que eran borricas, por ser ordinaria caballería de las aldea-
nas ; pero como no va mucho en esto, no hay para qué detenernos en
averiguarlo. En resolución, así como Sancho vio a las labradoras, a paso
tirado volvió a buscar a su señor don Quijote, y hallóle suspirando y di-
ciendo mil amorosas lamentaciones. Como don Quijote le vio, le dijo:
—¿Qué hay, Sancho amigo? ¿Podré señalar este día con piedra blanca,
o con negra? 1 4
•—Mejor será .—respondió Sancho— que vuesa merced le señale con
almagre, como rétulos de cátedras, porque le echen bien de ver los que
le vieren 15 .
—De ese modo —replicó don Quijote—, buenas nuevas traes.
—Tan buenas -—respondió Sancho—, que no tiene más que hacer vuesa
merced sino picar a Rocinante y salir a lo raso a ver a la señora Dulcinea
del Toboso, que con otras dos doncellas suyas viene a ver a vuesa merced,
—¡ Santo Dios! ¿Qué es lo que dices, Sancho amigo? —dijo don Qui-
jote— Mira no me engañes, ni quieras con falsas alegrías alegrar mis
verdaderas tristezas 16 .
13 13
Término del juego de las tejuelas Son los rótulos con pintura roja, al-
o hito, en que gana quien más se apro- magre, que los estudiantes pintaban en
xima al hito. las paredes de los claustros universi-
14
Alude a la costumbre romana de tarios.
16
señalar los días felices con piedra blan- Nótese la antítesis,
ca y los desgraciados con negra.
302 JOSÉ MANUEL BLECUA
17
Jacas muy apreciadas y herniosas.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 303
Hero vuestro, que allí está hecho piedra mármol, todo turbado y sin pulsos,
de verse ante vuestra magnífica presencia. Yo soy Sancho Panza, su escu-
dero, y él es el asendereado caballero don Quijote de la Mancha, llamado
por otro nombre el Caballero de la Triste Figura. •
A esta sazón ya se había puesto don Quijote de hinojos junto a Sancho,
y miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba
reina y señora ; y como no descubría en ella sino una moza aldeana y no
de muy buen rostro, porque era carirredonda y chata, estaba suspenso y
admirado, sin osar desplegar los labios. Las labradoras estaban asimismo
atónitas, viendo aquellos dos hombres tan diferentes hincados de rodillas,
que no dejaban pasar adelante a su compañera; pero rompiendo el silen-
cio la detenida, toda desgraciada y mohína, dijo :
—Apártense, nora en tal, del camino, y déjenmos pasar; que vamos
de priesa.
A lo que respondió Sancho :
—¡Oh princesa y señora universal del Toboso! ¿Cómo vuestro mag-
nánimo corazón no se enternece viendo arrodillado ante vuestra sublimada
presencia a la coluna y sustento de la andante caballería?
Oyendo lo cual otra de las dos dijo :
—Mas, i jo, que te estregó, burra de mi suegro ! Mirad con qué se vie-
nen los señoricos ahora a hacer burla de las aldeanas, como si aquí no
supiésemos de echar pullas como ellos ! Vayan su camino, e déjenmos
hacer el nueso 18 , y serles ha sano.
—Levántate, Sancho —dijo a este punto don Quijote— ; que ya veo
que la Fortuna, de mi nial no harta 19 tiene tomados los caminos todos
por donde pueda venir algún contento a esta ánima mezquina que tengo
en las carnes. Y tú, ¡ oh extremo del valor que puede desearse, término
de la humana gentileza, único remedio deste afligido corazón que te
adora!, ya que el maligno encantador me persigue, y ha puesto nubes y
cataratas en mis ojos, y para sólo ellos y no para otros ha mudado y trans-
formado tu sin igual hermosura y rostro en el de una labradora pobre, si
ya también el mío no le ha cambiado en el de algún vestiglo, para hacerle
aborrecible a tus ojos, no dejes de mirarme blanda y amorosamente, echan-
do de ver en esta sumisión y arrodillamiento que a tu contrahecha hermo-
sura hago la humildad con que mi alma te adora.
—¡Toma 20 que mi agüelo! —respondió la aldeana—. ¡ Amiguita soy yo
de oír resquebrajos 21 ! Apártense y déjenmos ir, y agradecérselo hemos.
Apartóse Sancho y dejóla ir, contentísimo de haber salido bien de su
enredo. Apenas se vio libre la aldeana que había hecho la figura de ¡Dul-
cinea, cuando picando a su cananea con un aguijón que en un palo traía,
dio a correr por el prado adelante. Y como la borrica sentía la apunta del
aguijón, que le fatigaba más de lo ordinario, comenzó a dar corcovos, de
manera, que dio con las señora Dulcinea en tierra; lo cual visto por don
Quijote, acudió a levantarla, y Sancho a componer y cinchar el albarda,
que también vino a la barriga de la pollina. Acomodada, pues, la albarda,
18 20
Forma popular de nuestro. Imperativo.
19 21
Verso de Garcila«>. De requiebros.
304 JOSE MANUEL BLECUA
si tuviera cien lunares como el que dices, en ella no fueran lunares, sino
lunas y estrellas resplandecientes. Pero dime, Sancho : aquella que a mí
me pareció albarda, que tú, aderezaste, ¿era silla rasa, o sillón?
—No era —respondió Sancho —sino silla a la jineta, con una cu-
bierta de campo, que vale la mitad de un reino, según es de rica.
—Y ¡ qué no viese yo todo eso, Sancho ! —dijo don Quijote—. Ahora
torno a decir, y diré mil veces, que soy el más desdichado de los hombres.
Harto tenía que hacer el socarrón de Sancho en disimular la risa,
oyendo las sandeces de su amo, tan delicademente engañado. Finalmente,
después de otras muchas razones que entre los dos pasaron, volvieron a
subir en sus bestias, y siguieron el camino de Zaragoza, adonde pensaban
llegar a tiempo que pudiesen hallarse en unas solenes fiestas que en aque-
lla insigne ciudad cada año suelen hacerse. Pero antes que allá llegasen
les sucedieron cosas que, por muchas, grandes y nuevas, merecen ser
escritas y leídas, como se verá adelante.
20
CAPITULO XXI
LA NOVELA
(Continuación)
MATEO ALEMÁN
Luego, pues, que dejé a mi amo el capitán, con todos mis harapos y
remiendos, hecho un espantajo 1 de higuera, quise hacerme de los godos 2 ,
emparentando con la nobleza de aquella ciudad, publicándome por quién
era ; y preguntando por la de mi padre 3 , causó en ellos tanto enfado, que
me aborrecieron de muerte. Y es de creer que, si a su salvo pudieron, me
la 4 dieran y aun tú hicieras lo mesmo, si tal huésped te entrara por la
puerta; mas harto me la procuraron por las obras que me hicieron.
A persona no pregunté que no me socorriese con una puñada o bo-
fetón. El que menos mal me hizo fué, escupiéndome a la cara, decirme :
«¡Bellaco, marrano 5 ! ¿Sois vos genovès?... Y como si mi padre fuera
hijo de la tierra o si hubiera docientos años atrás fallecido, no hallé rastro
de amigo ni pariente, suyo. Ni descubrirlo pude, hasta que uno se llegó
a mí con halagos de cola de serpiente...
«Yo, hijo, bien oí decir de vuestro padre, aquí os daré quien haga
larga relación de sus parientes y han de ser do los más nobles desta ciu-
dad, a lo que creo. Y pues habréis ya cenado, venios a dormir a mi casa,
que no es hora de otra cosa ; de mañana daremos una vuelta y os pondré,
como digo, con quien los conoció y trató gran tiempo».
Con la buena presencia y gravedad que me lo dijo, su buen talle, la
cabeza calva, la barba blanca, larga hasta la cinta, un báculo en la mano,
me representaba un San Pablo.
Fieme del, seguílo a su posada, con más gana de cenar que de dor-
mir ; que aquel día comí mal, por estar enojado y ser a mi costa, que
temblaba de gastar. Mas como Xo que nos dan es poco, y, si nos cuesta
dineros, comemos poco pan y duro, y aun se nos hace mucho y blando,
yo me hacía guardoso. Ibame cayendo de hambre y ¡ mira cuál era mi
huésped! pues, como el cordobés, me dijo que yo habría cenado. Y si no
fuera temiendo perder aquella coyuntura, no fuera con él sin visitar pri-
mero una hostería ; mas la esperanza del bien que me aguardaba, me
hizo soltar el pájaro de la mano por el buey que iba volando.
1
Espantapájaros mercader genovès no muy honrado en
2
Alusión irónica a la manía genealo- sus tratos.
i
gista de la época que hacía descender La tiene como antecedente muerte.
5
de los reyes godos a la nobleza castellana. Judío.
3
El padre de Guzmán había sido un
310 JOSÉ MANUEL BLECUA
VICENTE ESPINEL
3 6
Referido a cometa, palabra que gene- La rueda de los que estaban en el
raímente era femenina. corro hablando.
3 7
En su juicio. Las articulaciones.
4 8
De parra. Hoy achaparrado. Acompañando a su señor con los de-
6
Especie de zuecos. máa sirvientes.
314 JOSÉ MANUEL BLECUA
ANÓNIMO
que por qué no acudía a quien era, y poi que no procedía como hijodalgo ;
que atendiera a que nuestra madre la decía que yo era el mayorazgo de
su casa y cabeza de su linaje y descendiente del ccnde Fernán González,
cuyo apellido me había dado por línea recta de varón ; y por parte de
hembra, del ilustre y antiguo solar de los Muñatones, cuyos varones
insignes fueron conquistadores de Cuacos y Jarandina y los que en batalla
campal prendieron a la serrana de la Vera y descubrieron el archipiélago
de las Batuecas ; y que una tía mía había dado leche al infante don
Pelayo, antes que se retirara al valle de Covadonga ; y otra había amorta-
jado al mancebito Pedrarias, siendo dueña de honor de la infanta, doña Urraca.
"Reime yo de todos estos disparates, y por un oído me entraba su re-
prensión, y por otro me salía; y finalmente, fueron tantas mis rapacerías
¿ inquietudes, que me vinieron a echar del estudio poco me^os que con
rajas destempladas. Por cuya causa, mi padre, después de haberme zu-
/rado muy bien la. badana, me llevó a casa de un amigo ¿-uyo, llamado
bernardo Vadía, que era barbero del Duque de Albur quelque, emba-
jador ordinario de España, con el cual me acomodó por su aprendiz, y
después de haber hecho el entrego 2 de la buena prenda, se volvió a su
casa sin su hijo, y yo quedé sin padre y con amo. El cual me dijo que
me quitase el sombrero y la capa y entrase a ver a mi ama, lo cual
hice al instante, y entrando en la cocina, la hallé cercada de infantes,
y no de Lara. CDióme una rueda de naranja para cortar la cólera, y un
mendrugo de pan, abizcochado3 de puro duro, para sacar los malos hu-
mores; y después del breve desayuno y después de haber lavado cuatro
docenas de platos, escudillas y pucheros y ollas, y puesto la ordinaria*
con poca carne y mucha menestra, me dio una canasta de mantillas,
pañales, sabanillas y baberos de los niños, y abriendo la puerta de un
patio y dándome dos dedos de jaboncillo de barba, me enseñó un pozo
y una pila, y me dijo : «Estebanillo, manos a la labor, que este oficio
toca a .los aprendices, y por aquí van allá, que no quiera Dios que
yo os quite lo que de derecho os toca.»
[Edic. de J. Mille y Giménez en Clásicos Castellanos, 108.]
2 3
La entrega. Aun se dice asi en el Bizcocho era el pan duro que lleva-
español de América. ban los marinos o soldados.
4
La olla de todos los días.
CAPITULO XXII
LA NOVELA
(Continuación)
que dormía de un lado para no gastar las sábanas. Pasan, después de una corta
temporada en casa de su señor, a estudiar a la Universidad de Alcalá. Aquí hace
abundantes travesuras y picardías, pero al recibir una carta de su tío, verdugo de
Segovia, en la que le cuenta cómo ahorcó a su padre y lo que le ha dejado, Pablos
«e pone en camino, encontrando a su paso una serie de tipos notables : el arbi-
trista, el diestro en esgrima, el poeta, etc. En el camino encuentra también el
cadáver de su padre hecho cuartos. Cobrada la herencia, se traslada a Madrid.
Aquí ingresa en una cofradía de picaros y timadores ; pero, denunciados, van a
la cárcel, salvándose Pablos de los azotes «con mordaza de plata». Después de al-
gunas aventuras y vapuleos por la justicia, marcha a Toledo, haciéndose cómico
especialista en papeles de cruel, al mismo tiempo que escribe comedias. De allí
se dirige a Sevilla, donde se hace fullero e intenta pasar a las Indias, pero es dete-
nido y encarcelado.
Como se puede ver por este resumen, Quevedo no retrocede ante los
cuadros más realistas y macabros, pero la novela tiene un interés excep-
cional, a pesar de su humorismo vidrioso, como los retratos que hace
del dómine Cabra o la descripción de la muerte del padre de Pablos,
puesta en boca de su tío.
Soneto
A un narigudo
x
Don Pedro Téllez Girón, Duque de caída de Uceda.
2
Osuna, virrey de Sicilia, gran protector Ñapóles.
3
de Que vedo, murió en la cárcel, a la Sicilia y Etna.
HISTORIA V TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 321
L A CUNA Y LA SEPULTURA
SUEÑO DE LA MUERTE
10
* Traspiés. Fiebres.
324 JOSÉ MANUEL BLECUA
todos tienen don de matar, y quieren más din 11 al despedirse que don al
llamarlos.»
En esto llegamos a una sima grandísima, la muerte predicadora y
yo desengañado. Zabullóse sin llamar, como de casa, y yo tras ella, ani-
mado con el esfuerzo que me daba mí conocimiento tan valiente. Estaban
a la entrada tres bultos armados a un lado, y otro monstruo terrible
enfrente ; siempre combatiendo entre sí todos, y los tres con el uno, y el
uno con los tres. Paróse la Muerte, y díjome : «¿Conoces a esta gente?»
«Ni Dios me la deje conocer», dije yo. «Pues con ellos andas a las
vueltas (dijo ella) desde que naciste ; mira cómo vives, replicó. Estos son
los enemigos del hombre : el Mundo es aquél, éste es el Diablo, y aquella
la Carne.» Y es cosa notable que eran todos parecidos unos a otros, que
no se diferenciaban. Díjome la Muerte : «Son tan parecidos, que en el-
mundo tenéis a los unos por los otros. Piensa un soberbio que tiene todo
el mundo, y tiene al diablo. Piensa un lujurioso que tiene la carne, y
tiene al demonio; y así anda todo». «¿Quién es, dije yo, aquel que está
allí apartado naciéndose pedazos con estos tres con tantas caras y figu-
ras ?» «Ese es (dijo la Muerte) el Dinero ; que tiene puesto pleito a los
tres enemigos del alma, diciendo que quiere ahorrar 12 de émulos, y que
adonde él está no son menester, porque él sólo es todos tres enemigos. Y
fúndase para decir que el dinero es el diablo en que todos decís : «Diablo
es el dinero; y que lo que no hiciere el dinero, no lo hará el diablo;
endiablada cosa es el dinero. Para ser el Mundo, dice que vosotros
decís que no hay más mundo que el dinero; quien no tiene dinero vayase
del mundo; al que le quitan el dinero decís que le echan del mundo, y
que todo se da por el dinero.» «No tiene mal pleito el Dinero (dije yo),
según se platica por allá.»
[ T e x t o s según la edic. de F e r n á n d e z G u e r r a en la B. A . E.J
11 12
Dinero. Librarse.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 325
1 4
Nótese el uso d e l sustantivo -cer- Juego de voces entre roma, chata,
batana. y Roma.
2 3
E n su doble significado d e «delga- T r e s tablillas u n i d a s por u n cordel
do» y «liberal», (Recuérdese «largueza», q u e servían a los leprosos p a r a pedir li-
liberalidad».) mosna con destino a los hospitales d e
3
T e n e r el pelo d e color rojo era de San Lázaro.
6
mal agüero. Se encarecía la estatura de u n hom-
bre llamándole /íVisfeo. «
326 JOSÉ MANUEL BLECUA
Carta
«Hijo Pablos (que por el mucho amor que me tenía me llamaba así):
Las ocupaciones grandes desta plaza en que me tiene ocupado su majestad,
no me han dado lugar a hacer esto; que si algo tiene malo el servir al
Rey, es el trabajo, aunque le desquita con esta negra honrilla de ser
sus criados. Pésame de daros nuevas de poco gusto. Vuestro padre murió
ocho días ha con el mayor valor que ha muerto hombre en el mundo :
dígolo como quien le guindó. Subió en el asno sin poner pie en el estribo ;
veníale el sayo haquero 8 que parecía haberse hecho para él; y como tenía
aquella presencia, nadie le veía con los cristos delante que no lo juzgase
por ahorcado. Iba con gran desenfado mirando a las ventanas y haciendo
cortesías a los que dejaban sus oficios por mirarle ; hízose dos veces los
bigotes ; mandaba descansar a los confesores, y íbales alabando lo que
decían bueno. Llegó a la de palo 4 , puso el un pie en la escalera, no subió
a gatas ni despacio ; viendo un escalón hendido, volvióse a la justicia,
y dijo que mandase adrezar aquel para otro ; que no todos tenían su
hígado. No sabré encarecer, cuan bien pareció a todos. Sentóse arriba y
tiró las arrugas de la ropa atrás ; tomó la soga, y púsola en la nuez ;
y viendo que el teatino le quería predicar, vuelto a él le dijo : «Padre,
yo lo doy por predicado, y vaya un poco de Credo, y acabemos presto ;
que no querría parecer prolijo». Hízose ansí : encomendóme que le pu-
siese la caperuza de lado y que le limpiase las babas : yo lo hice así.
Cayó sin encoger las piernas ni hacer gestos; quedó con una gravedad
que no había más que pedir. Hícele cuartos, y dile por sepultura los
caminos : Dios sabe lo que a mí me pesaba de verle en ellos, haciendo
mesa franca a los grajos; pero yo entiendo que los pasteleros desta tierra
nos consolarán, acomodándole en los de a cuatro 5 . De vuestra madre, aun-
1 5
Don Diego Coronel, a quien servía Pasteles de hojaldre, rellenos de car-
Pablos, ne, que valían cuatro maravedís.. Ein
2
Nótese la ironía. nuestros clásicos abundan las broma*
3
Sayo que se ponía a los condenados. acerca de la carne de que se servían \o»
•* La horca. pasteleros.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 327
que está viva agora, casi os puedo decir lo mismo; que está presa en la
Inquisición de Toledo porque desenterraba los muertos 6 sin ser murmu-
radora... Dice que representará en un auto 7 el día de la Trinidad, con
cuatrocientos de muerte : pésame ; que nos deshonra a todos, y a mí prin-
cipalmente, que al fin soy ministro del Rey y me están mal estos
parentescos. Elijo, aquí ha quedado no sé qué hacienda escondida de
vuestros padres; será en todo hasta cuatrocientos ducados ; vuestro tío
soy ; lo que tenga ha de ser para vos. Vista ésta, os podréis venir para
aquí ; que con lo que vos sabéis de latín y retóricas seréis singular en
el arte de verdugo. Responde luego, y entre tanto, Dios os guarde,
etcétera.»
No puedo negar que sentí mucho la nueva afrenta ; pero holguéme en
parte (tanto pueden los vicios en los padres, que consuelan de sus des-
gracias . por grandes que sean a los hijos). Fuíme corriendo a don Diego,
que estaba leyendo la carta de su padre en que le mandaba que se fuese
y no me llevase en su compañía, movido de las travesuras mías que
había oído decir. Díjome. cómo se determinaba ir, y todo lo que le man-
daba su padre, que a él le pesaba dejarme, y a mí más. jDíjome que me
acomodaría con otro caballero amigo suyo para que le sirviese. Yo en esto,
riéndome, le dije : «Señor, yo soy otro, y otros mis pensamientos ; más
alto pico y más autoridad me importa tener, porque si hasta ahora
tenía, como cada cual, mi piedra en rollo, ahora tengo mi padre 8 ».
Declárele cómo había muerto tan honradamente como el más estirado 9 ;
cómo le trincharon e hicieron moneda 10 , y como me había escrito mi señor
tío el verdugo desto y de la prisioncilla de mama 11 ; que a él, como quien
sabía quién soy 3ro, me pude descubrir sin vergüenza. Lastimóse mucho, y
preguntóme qué pensaba hacer. Díle cuenta de mis determinaciones; y con
esto, al otro día él se fué a Segovia harto triste, y yo me quedé en la
casa disimulando mi desventura. Quemé la carta, porque perdiéndoseme
acaso no la leyese alguno, y comencé a disponer mi partida para Segovia
con intención de cobrar mi hacienda y conocer mis parientes, para huir
dellos.
[Edic. de Américo Castro en Clás. Castellanos. ]
6
La madre de Pablos era hechicera y se utilizaba también como picota, en la
alcahueta. En, su aposento tenía dientes que se exponían las cabezas de los ajus-
de muerto y sogas de ahorcado para sus ticiados, de ahí el macabro chiste de
ensalmos y brujerías. Quevedo.
7 9
Un Auto de Fe de la Inquisición. Juego de voces.
8 í0
Juego de voces. Rollo era ei sitio don- Por no haberle convertido en cuartos.
11
de conversaban los ancianos y nadie ocu- Mamá no se acentuó hasta el si-
paba el asiento que correspondía a otro. glo xvill. Algunas regiones siguen con-
Hombre de rollo valía tanto como ser servando }<i palabra sin acentuar.
«hombre de honra». Pero como el rollo
328 JOSÉ MANUEL BLECUA
LA PROSA
(Continuación)
BALTASAR GRACIAN
...Lo que es para los ojos la hermosura y para los oídos la conso-
nancia, eso es para el entendimiento el concepto.
...Toda potencia intencional del alma, digo las que perciben objetos,
gozan de algún artificio en ellos ; la proporción entre las partes del visible
es la hermosura; entre los sonidos, la consonancia... El entendimiento»
pues, como primera y principal potencia, álzase con la prima del artificio,
con lo extremado del primor, en todas sus diferencias de objetos.
...De suerte que se puede definir el concepto: Es un acto del entendi-
miento que exprime la correspondencia que se halla entre los objetos.
...Son las voces lo que las hojas en el árbol, y los conceptos su fruto...
...Son los conceptos vida del estilo, espíritu del decir, y tanto tiene
de perfección cuanto de sutileza.
.;.Puédese decir de los conceptos lo que de las figuras retóricas, ni todo
el cielo es estrellas, ní todo el cielo es vacío; sirven éstos como de
fondos, para que campeen más los de aquéllas y altérnanse las sombras,
para que brillen más las luces.
EL CRITICÓN
13
Con la significación de conseguir Jo don Manuel de Fonseca y Zúñiga, em-
que se desea. bajador de Felipe IV en Roma y después
1S
En los textos clásicos es frecuente virrey de Ñapóles,
1S
encontrar ese uso de es por sea. Enseguida, muy pronto.
14 lf
Quizá se refiera a su contemporáneo Paronomasia.
336 JOSÉ MANUEL BLECUA
1
Proverbios, 6, 1.
2
Ibdem, v. 5.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 337
que dejan de obrar, teniéndolos por prudentes los demás ; fuera i^e
que naturalmente hacemos más estimación de quien no nos ha menester,
y, despreciándonos, vive consigo mismo ; y así parece que, conocido el
trato ordinario de los hombres, nos habíamos de estar quedos a la vista
de sus males, sin darnos por entendidos, atendiendo solamente a nues-
tras conveniencias, y a no mezclallas con el peligro y calamidad ajena.
Pero esta política sería opuesta a las obligaciones cristianas, a la caridad
humana, y a las virtudes más generosas y que más nos hacen parecidos
a Dios ; con ella se disolvería la compañía civil, que consiste en que
cada uno viva para sí y para los demás. No ha menester la virtud las
demostraciones externas ; de sí misma es premio bastante, siendo mayor
su perfección y su gloria cuando no es correspondida ; porque hacer bien
por la retribución es especie de avaricia, y cuando no se alcanza, queda
un dolor intolerable en el corazón. Obremos, pues, solamente, por lo que
debemos a nosotros mismos, y seamos parecidos a Dios, que hace siempre
bien aun a los que no son agradecidos. Pero es prudencia estar con tiempo
advertidos de que a una correspondencia buena corresponde una" mala ;
porque vive infeliz quien se expuso al gasto, al trabajo o al peligro ajeno,
y, creyendo coger agradecimientos, cogió ingratitudes. Al que tiene cono-
cimiento de la naturaleza y trato ordinario de los hombres no le halla
nuevo este caso, y, como le vio antes, previno su golpe, y no quedó
ofendido del.
[Obras completas, edíc. de A. González-Palencia, Edit. Aguilar.]
m
CAPITULO XXIV
EL T E A T R O NACIONAL
EL C I C L O DE LOPE DE VEGA
LOPE DE VEGA
SONETOS AMOROSOS
I
. Versos de amor, conceptos esparcidos
engendrados del alma en mis cuidados,
partos de mis sentidos abrasados,
con más dolor que libertad nacidos ;
5 expósitos al mundo en que perdidos
tan rotos anduvisteis y trocados,
que sólo donde fuisteis engendrados
fuérades por la sangre conocidos.
Pues que le hurtáis el laberinto a Creta,
io a Dédalo los altos pensamientos,
la furia al mar, las llamas al abismo,
si aquel áspid hermoso no os aceta,
dejad la tierra, entretened los vientos,
descansaréis en vuestro centro mismo.
II
Ir y quedarse y con quedar partirse,
partir sin alma y ir con alma ajena,
« ir la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
5 arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre tierna arena ;
caei de un cielo y ser demonio en pena
y de serlo jamás arrepentirse ;
hablar entre las mudas soledades,
io pedir, pues resta, sobre fe paciencia
y lo que es temporal llamar eterno ;
creer sospechas y negar verdades
es lo qu.? llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
III
Suelta mi manso, mayoral extraño,
pues otro tienes tú de igual decoro,
deja la prenda que en el alma adoro,
perdida por tu bien y por mi daño.
5 Ponle tu esquila de labrado estaño
y no le engañen tus collares de oro ;
toma en albricias este blanco toro
que a la?, primeras yerbas cumple un año.
Si pides señas, tiene el vellocino
ió pardo, encrespado, y los ojuelos tiene
como duimiendo en regalado sueño.
Si piensas que no soy su dueño, Alcino,
sueltas y verásle si a mi choza viene,
que aun tienen sal las manos de su dueño.
SONETOS SACROS
I
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
5 ¡ Oh, cuánto fueron mis entrañas duras
pues no te abrí ! ¡ Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras !
¡ Cuántas veces el ángel me decía :
io « ¡ Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»
] Y cuántas, hermosura soberana :
«Mañana le abriremos •—respondía—,
para lo mismo responder mañana!
344 JOSÉ MANUEL BLECU»
II
II
ROMANCES
VILLANCICO
(Fragmentos)
Verdad es que yo he escrito algunas veces
siguiendo el arte que conocen pocos,
mas luego que salir por otra parte
veo los monstruos de apariencias llenos,
adonde acude el vulgo y las mujeres
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
ACTO PRIMERO
INÉS CASILDA
Largos años os gocéis. No me deis vos ocasión
que en mi vida tendré- celos.
COSTANZA
Si son como yo deseo, PERIBÁÑEZ
casi inmortales seréis. Por mí no sabréis qué son.
CASILDA INÉS
Por el de serviros, creo Dicen que al amor los cielos
5 que merezco que me honréis. 25 le dieron esta pensión.
CURA
CURA
Aunque no parecen mal,
son excusadas razones Sentaos, y alegrad el día
para cumplimiento igual, en que sois uno los dos.
ni puede haber bendiciones
io que igualen con el misal. PERIBÁÑEZ
Hartas os dije : no queda Yo tengo harta alegría
cosa que deciros pueda en ver que me ha dado Dios
el más deudo, el más amigo. 30 tan hermosa compañía.
INÉS CURA
Señor doctor, yo no digo Bien es que a Dios se atri-
15 más de que bien les suceda. [buya ;
que en el reino de Toledo
CURA
no hay cara como la suya.
Esperólo en Dios, que ayuda
a la gente virtuosa. -CASILDA
Mi sobrina es muy sesuda.
Si con amor pagar puedo,
PERIBÁÑEZ 35 esposo, la afición tuya,
Sólo con no ser celosa de lo que debiendo quedas
20 saca este pleito de duda. me estás en obligación.
352 JOSÉ MANUEL BLECUA
23
354 JOSÉ MANUEL BLECUA
ACTO SEGUNDO
LLORENTE LLORENTE
Muesama acude a la puerta. Pardiez, Bartol, que quisiera
Andará dándonos prisa, que en un año amaneciera
170 por no estar aquí su dueño. cuatro veces solamente.
BARTOLO
HELIPE, LUJAN, de segador
Al alba he de haber segado
todo el repecho del prado. HELIPE
190 ¿Hay para todos lugar?
CHAPARRO
BARTOLO LUJAN
¿Tan dormido estáis, Lio- Quien supiere un lindo cuento,
frente ? póngale luego en el corro.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
355
CHAPAB.HO los segadores durmiendo
200 De mi capote me ahorro, 230 Noche, este amor te encomiendo:
y para escuchar me asiento. prisa los silbos me dan.
La puerta le quiero abrir.
LUJAN [Abre.)
Va primero de canción, INÓRENTE, MENDO, CHAPARRO, BAR-
y luego diré una historia TOLO, HELIPE; LEONARDO, oculto
que me viene a la memoria. E L COMENDADOR Y LUJAN, embo-
zados
MEND o
LUJAN
Cantad.
LlvORKNTB ¿Eres tú, señor?
205 Ya comienzo el son. COMENDADOR
Yo soy.
(Cantan con guitarras)
LUJAN
Trébole, \ ay Jesús cómo huele !
Trébole, ¡ ay Jesús, qué olor ! Entra presto.
Trébole de la casada, COMENDADOR
que a su esposo quiere bien ; Dentro estoy.
210 de la doncella también,
entre paredes guardada, LUJAN
que fácilmente engañada,
sigue su primero amor. Ya comienzan a dormir.
Seguro por ellos pasa ;
Trébole, \ ay Jesús cómo huele ! que un carro puede pasar
215 Trébole, ¡ ay Jesús, qué olor ! sin que puedan despertar.
Trébole de la soltera, COMENDADOR
que tantos amores muda ;
trébole de la viuda, Lujan, yo no sé la casa.
que otra vez casarse espera, 235 Al aposento me guía.
220 tocas blancas por defuera LUJAN
y el faldellín de color.
Quédese Leonardo aquí,
Trébole, \ay Jesús cómo h%elt\
Trébole, \ ay Jesús qué olor ! LEONARDO
3
Polaina. • * Lienzo plegado y alechugado que
8 se ponía al cuello.
Porción de pelo que se levanta en-
5
cima de la frente más alta que lo de- Lentejuelas, bordadura d e plata o
más. de oro.
6
Disantos, días festivos.
358 JOSÉ MANUEL BLECUA-
CHAPARRO LLORENTE
MENDO MENDO
ACTO TERCERO
[Escena en la Corte]
Don Gil, que vive con fama de santo, después de una serie de tentaciones, firma
con el diablo (Angelio) el pacto de entregarle su alma a cambio de la mujer amada.
El diablo le trae lo que don Gil cree ser su dama, pero al ir a abrazarla descubre
un esqueleto. Don Gil entonces invoca al ángel de la Guarda, que lucha con el
demonio hasta arrancarle el papel firmado que contiene el pacto.
TIRSO DE MOLINA
(Muerte de Paulo)
PEDRISCO PEDRISCO
Como en las culpas de Enrico , En la plaza le ahorcaron
no me hallaron culpado, de Ñapóles.
luego que públicamente
los jueces le ajusticiaron, PAULO
me echaron la puerta afuera, Pues ansíj
y vengo al monte. ¿Qué aguardo? ¿quién duda que condenado
¿Qué miro? ha selva y monte estará al infierno ya?
anda todo alborotado.
Allí dos villanos corren, PEDRISCO
las espadas en las manos.
Allí va herido Fineo, Mira lo que dices, Paulo;
y allí huyen Celio y Fabio, que murió cristianamente
y aquí, \ qué gran desventura !, confesado y comulgado
tendido está el fuerte Paulo, y abrazado con un Cristo,
en cuya vista clavados
PAULO
los ojos, pidió perdón,
¿ Volvéis, villanos, volvéis ? misericordia, dando
la espada tengo en la mano. tierno llanto a sus mejillas,
No estoy muerto, vivo estoy, y a los presentes espanto.
aunque ya de aliento falto. Fuera de aquesto, en muriendo
resonó en los aires claros
PEDRISCO
una música divina ;
Pedrisco soy, Paulo mío. y para mayor milagro
y evidencia más notoria,
PAULO dos paraninfos alados
Pedrisco, llega a mis brazos. se vieron patentemente,
que llevaban entre ambos
PEDRISCO el alma de Enrico al cielo.
¿ Cómo estás ansí ?
PAULO
PAULO
¡ A Enrico, el hombre más malo
Î Ay de mí ! que crió naturaleza !
muerte me han dado villanos.
Pero ya que estoy muriendo, PEDRISCO
saber de tí, amigo, aguardo
que hay del suceso de Enrico. ¿De aquesto te espantas, Paulo,
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA 367
E L BURLADOR D E S E V I L L A
LA VERDAD SOSPECHOSA •
VELEZ DE GUEVARA
REINAR DESPUES DE MORIR
DOÑA I N É S PRÍNCIPE
EL TEATRO NACIONAL
(Continuación)
EL CICLO DE CALDERÓN
Eli rey Basilio, de Polonia, tiene encerrado en una cárcel a su hijo Segismundo,
para evitar que se cumplan los augurios de su nacimiento. Sin embargo, decide
probar a Segismundo, para lo cual, después de narcotizarlo, lo lleva a la Corte.
Al despertar se encuentra en un estancia suntuosa y, al poco tiempo, da muestras
de cólera, arrojando por un balcóo a un cortesano que le replica cuando trataba de
atropellar a la gentil Rosaura. Basilio vuelve a narcotizarle y encerrándole de nuevo
en la fortaleza, le hace creer que las escenas pasadas no han sido más que un
sueño. Pero entonces el pueblo se subleva en favor de Segimundo ; le libertan los
soldados y vence a su padre, aunque se porta con él generosamente. El eje de la
comedia tiene por base lo fugaz y huidizo de los bienes terrenos :
CALDERÓN
LA VIDA ES SUENO
ESCENA II
SEGISMUNDO (Dentro) (Abrense las hojas de la puerta y
¡ Ay mísero de mí ! ¡ Ay infelice ! descúbrese SEGISMUNDO con una
cadena y vestido de pieles. Hay
ROSAURA luz en la torre.)
¡ Qué triste voz escucho ! SEGISMUNDO
Con nuevas penas y tormentos lu-
[cho. ¡ Ay mísero de mí ! ¡ Ay infelice !
CLARÍN Apurar, cielos, pretendo,
Yo con nuevos temores. ya que- me tratáis así,
qué delito cometí
ROSAURA contra vosotros naciendo ;
Clarín... aunque si nací, ya entiendo
CLARÍN qué delito he cometido.
Señora... Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
ROSAURA pues el delito mayor
Huyamos los rigores del hombre es haber nacido.
desta encantada torre. Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
CLARÍN (dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
Yo aun no tengo ¿qué más os pude ofender
ánimo para huir, cuando a eso para castigarme más?
[vengo. ¿No nacieron los demás?
ROSAURA
Pues si los demás nacieron,
¿No es breve luz aquella ¿qué privilegios tuvieron
caduca exhalación, pálida estrella, que yo no gocé jamás?
que en trémulos desmayos, Nace el ave, y con las galas
pulsando ardores y latiendo rayos, que le dan belleza suma,
hace más tenebrosa apenas es flor de pluma
la oscura habitación con luz dudosa? •o ramillete con alas,
Sí, pues a sus reflejos cuando las etéreas salas
puedo determinar (aunque de lejos) corta con velocidad,
una prisión oscura, negándose a la piedad
y porque más me asombre, del nido que deja en calma.
que es de un vivo cadáver sepultura, ¿Y teniendo yo más alma,
en el traje de fiera yace un hombre tengo menos libertad?
de prisiones cargado, Nace el bruto, y con la piel
y sólo de una luz acompañado. que dibujan manchas bellas,
Pues huir no podemos,, apenas signo es de estrellas
desde aquí sus desdichas escuche- (gracias al docto pincel),
sepamos lo que dice. [mos : cuando atrevido y cruel
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPARGIA 381
la h u m a n a necesidad ROSAURA
le enseña a tener crueldad, No es sino un triste, ¡ ay de m í ! ,
monstruo de su laberinto. que en estas bóvedas frías
IY yo, con mejor instinto oyó tus melancolías.
tengo menos libertad ?
Nace el pez, que no respira, SEGISMUNDO
aborto de ovas y lamas,
Pues muerte aquí te daré ;
y apenas bajel de escamas
porque no sepas que sé (Ásela.)
sobre las ondas se mira,
que sabes flaquezas mías.
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad Sólo porque me has oído,
de tanta capacidad entre mis membrudos brazos
como le da el centro frío. te tengo de hacer pedazos.
¿Y yo con más albedrío
tengo menos libertad? CLARÍN
Nace el arroyo, culebra Yo soy sordo, y no he podido
que entre flores se desata, escucharte.
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra, ROSAURA
cuando músico celebra
de las flores la piedad, Sí has nacido
que le da la majestad humano, baste el postrarme
del campo abierto a su huida, a tus pies para librarme.
¿Y teniendo yo más vida
tengo menos libertad ? SEGISMUNDO
E n llegando a esta pasión, Tu voz pudo enternecerme,
un volcán, un E t n a hecho, tu presencia suspenderme
quisiera arrancar del pecho y tu respeto turbarme.
pedazos del corazón. ¿ Quién eres ? Que aunque yo aquí
; Qué ley, justicia o razón tan poco del mundo sé,
negar a los hombres sabe que cuna y sepulcro fué
privilegio tan suave, esta torre para m í ;
excepción tan principal, y aunque desde que nací
que Dios le ha dado a un cristal, —si esto es nacer—sólo advierto
a un pez, a un bruto y a un ave? este rústico desierto
donde miserable vivo,
ROSAURA siendo un esqueleto vivo,
siendo u n animado muerto ;
Temor y piedad en mí
sus razones han causado. y aunque nunca vi ni hablé
sino a un hombre solamente
SEGISMUNDO que aquí mis desdichas siente,
por quién las noticias sé
¿Quién mis voces ha escuchado? de cielo y tierra, y aunque
¿ E s Clotaldo? aquí, porque más te asombres
y monstruo humano me nombres,
CLARÍN
entre asombros y quimeras,
(Ap. a su ama.) Di que sí. soy un hombre de las fieras
382 JOSÉ MANUEL BLECUA
ACTO II
ESCENA III
SEGISMUNDO CRIADO I . °
¡ Válgame el cielo, qué veo ! (A SEGIS)
¡Válgame el cielo, qué miro! ¿Volverán a cantar?
Con poco espauto lo admiro,
con mucha duda lo creo. SEGISMUNDO
¿ Yo en palacios suntuosos ? No,
¿Yo entre telas y brocados? no quiero que canten más.
¿Yo cercado de criados
tan lucidos y briosos? CRIADO I . °
¿Yo despertar de dormir Como tan suspenso estás
en lecho tan excelente ? quise divertirte.
¿Yo en medio de tanta gente
que me sirva de vestir? SEGISMUNDO
Decir que sueño es engaño : Yo
bien sé que despierto estoy. no tengo de divertir
¿Yo Segismundo no soy? con sus voces mis pesares ;
Dadme, cielos, desengaño. las músicas militares
Decidme, ¿qué pudo ser sólo he gustado de oír.
esto que a mi fantasía
sucedió mientras dormía, CLOTALDO
que aquí me he llegado a ver? Vuestra Alteza, gran señor,
Pero sea lo que fuere, me dé su mano a besar,
¿quién me mete en discurrir? que el primero os ha de dar
dejarme quiero servir, esta obediencia mi honor.
y venga lo que viniere.
SEGISMUNDO (Ap.)
CRIADO I.° Clotaldo es : * ¿ pues cómo así
(Ap, al CRIADO 2. 0
y a CLARÍN.) quien en prisión me maltrata,
¡ Qué melancólico está ! con tal respeto me trata?
¿Qué es lo que pasa por mí?
CRIADO 3. 0
CLOTALDO *
¿Pues a quién le sucediera
esto, que no lo estuviera? Con la grande confusión
que el nuevo estado te da,
CLARÍN mil dudas padecerá
A mí. el discurso y la razón ;
CRIADO 2.0
pero ya librarte quiero
de todas, si puede ser,
Ivlega a hablarle ya. porque has, señor, de saber,
384 JOSÉ MANUEL BLECUA
CRIADO 2. 0 CLARÍN
Señor... Yo me la he tomado.
ÏOfté MANUEL BLECUA 385
SEGISMUNDO SEGISMUNDO
¿ Quién T ú sólo en tan nuevos mundo«
eres tú, d i ?
me has agradado.
CLARÍN
CLARÍN
Entremetido,
y deste oficio soy jefe, Señor,
porque soy el mequetrefe soy un grande agradador
mayor que se h a conocido. ' de todos los Segismundos«
ESCENA XVIII
25
386 HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
* Cabecita.
JOSÉ MANUEL BLECUÀ 389
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Prólogo 6
Primeras manifestaciones de la lengua vulgar. — La epopeya medieval. —
Caracteres de la épica española. — El Cantar de Mio Cid. — Otros can-
tares de gesta .. .. 9
El mester de clerecía. — Gonzalo de Berceo. •— Otros poemas del meater
de clerecía 24
La lírica popular. — Los cancioneros galaico-portitgueses. — Las formas cas-
tellanas. — La «Razón feita de amor» y otros poemas de origen francés.
Restos del teatro medieval 81
Alfonso el Sabio : Su figura y su obra. — a) Históricas. — b) Obras jurídi-
cas. —• c) Obras científicas. — d) Obras literarias. — Libros de influen-
cia oriental 42
El siglo xiv. — La poesía. -*~ Arcipreste de Hita. — Otros poetas 52
La prosa en el siglo xiv. — Don Juan Manuel 67
El siglo xv. -— Caracteres generales. — Los Cancioneros. -— Los grandes
poetas del Cuatrocientos : Mena, Santillana, los Manriques. — Poesía
satírica 74
Los romances viejos. — Clasificación de los romances: a) Romances histó-
ricos ; b) Romances carolingios y de ciclo bretón ; c) Romances nove-
lescos y líricos. — Publicación y estilo de los romances 93
La prosa en el siglo xv. -— Características. — La historia. — La prosa di-
dáctica.— La novela 102
Humanismo. — Nebrija. — La poesía. — La prosa. — La Celestina. — Edicio-
nes y autor. — Aigumento. — Caracteres y estilo. — Realismo, idealismo.
Euentes. — Trascendencia. — Libros de caballerías 111
El teatro. — Direcciones.—Juan del Encina. — Lucas Fernández 128
Características del Renacimiento español. — Introducción de las formas ita-
lianas. — Petrarquismo y platonismo. — La poesía : Boscán, Garcilaso de
la Vega. — Obra poética. — Temática e influencias. — Estilo. — Poetas
petrarquistas ... ... 137
Págs.
La prosa en. la época de Carlos V : Sus características.—Los hermanos
Valdés ; el erasmismo. — Fray Antonio de Guevara. — El Lazarillo y la
novela picaresca. — Las dos épocas de la picaresca. — La vida de Lazarillo
de Tormes.— Sus características y estilo.—Los historiadores 16-2
El teatro en la primera mitad del siglo xvi. — Bartolomé Torres Naharro. —
Gil Vicente. — Lirismo y paisaje. — Códice de Autos viejos 178
La época de Felipe II. — La poesía. — Fray Luis de León. — Su obra en
prosa-. — Estilo. — La poesía. — Herrera. — Temática. — Estilo. — Otros
poetas castellanos y andaluces 186
Ascética y mística. — Características. — Juan de Avila. — Fray Luis de Gra-
nada. — Obras. — Estilo. — Santa Teresa de Jesús. — Obras. — Estilo. —
San Juan de la Cruz. — Poesía y prosa. — Lirismo y estilo. — Otros
escritores ascéticos y místicos ... 206
La novela pastoril. — Orígenes. — Jorge de Montemayor. — Gaspar Gil Polo.
Éxito de la novela pastoril. — El tema morisco. —• La prosa histórica. —
Juan de Mariana 233
El teatro prelopista. — El teatro erudito. — Lope de Rueda. — Obras. — Juan
de la Cueva. — Juan de Timoneda .. 240
El barroco literario. — Culteranismo y conceptismo. — La poesía culterana.—
Don Luis de Góngora. — Obra. — Los poemas mayores. — Estilo. — Segui-
dores de Góngora. — Enemigos y defensores de Góngora 250
Grupo sevillano y aragonés. — La poesía épica de los dos siglos ... 275
Apogeo de la novela : Cervantes. — Vida. — Cervantes, poeta. — La Galatea.
Novelas ejemplares. — Don Quijote, — El Quijote de Avellaneda. — Cer-
vantes, escritor dramático. — Persiles y Sigismunda 289
La novela en el siglo xvii. — Mateo Alemán. — Vicente Espinel. — Otras
novelas picarescas. — Castillo y Solorzano. — La llamada novela cortesana.
Principales autores de este género novelesco ... 306
Qu e ved o : Vida. — Quevedo, poeta. — Quevedo, prosista. — Estilo 316
Baltasar Gracián — Teorías literarias.—Tratados morales y políticos. — El Cri-
ticón. — Ideas. — Influencia de Gracián. — Estilo. — Saavedra Fajardo. —
Historiadores ;. ... 329
El teatro nacional. — Lope de Vega. —• Obras no dramáticas. — El teatro de
L o p e : Sus características.—'Las comedias más importantes ... ,. 333
Seguidores del teatro de Lope. — Guillen de Castro. — Tirso de Molina.—
J. Ruiz de Alarcón. — Vélez de Guevara. — Mira Amescua ... 363
Características del teatro calderoniano. — Vida de Calderón. — Obras. — Los
autos sacramentales. — Rojas Zorrilla. — Agustín Moreto ... 377
COLECCIÓN AULA
H a n aparecido :
GRAMÁTICA ESPAÑOLA, p r i m e r CUT80,
GRAMÁTICA ESPAÑOLA, S e g u n d o GUI-
SO.
GRAMÁTICA ESPAÑOLA, tercer curso.
PRECEPTIVA LITERARIA Y NOCIONES
DE GRAMÁTICA HISTÓRICA, CUartO
curso.
HISTORIA GENERAL DE LA LITERATU-
RA, quinto curso.
LITERATURA ESPAÑOLA, S e x t o CUrsO-
LITERATURA ESPAÑOLA, séptimo
curso.
HISTORIA Y TEXTOS DE LA LITERA-
TURA ESPAÑOLA (Dos volúmenes.)
EL LIBRO DE ESPAÑA, antología de
textos para los alumnos de Ba-
chillerato, p o r E l e n a Villatnana
Peco.
HISTORIA DE LA LITERATURA EX-
1
TRANJERA, por Ildefonso Maiiue
GÜ.