Ciencias Política
Ciencias Política
Ciencias Política
Terceras Jornadas de Ciencia Política del Litoral : publicación de trabajo / Daniel Comba ... [et al.] ;
compilado por Maria de los MIlagros Sosa Sálico ... [et al.]. - 1a ed compendiada. - Santa Fe : Universi-
dad Nacional del Litoral, 2016.
Libro digital, PDF
1. Ciencia Política. 2. Teoría Política. 3. Estado. I. Comba, Daniel II. Sosa Sálico, Maria de los MIla-
gros, comp.
CDD 320.1
Claudio Lizárraga
Decano FHUC - UNL
Javier Aga
Decano FCJS - UNL
Director:
Daniel Comba
Junta Departamental:
Magdalena Candioti, Andrea Bolcatto y Gastón Sourojón
Representantes estudiantiles:
Katia Ingerman, Mauricio Tibaldo y Federico Grignafini
Coordinación:
María Jimena García Puente
Comité Académico:
Lilia Puig, Hugo Quiroga, Laura Tarabella, Marcelino Maina y
Ayelén García Gastaldo
Presentación
1. Análisis: ¿Cómo usaron las redes los candidatos a presidente? Un escueto análisis
ilustrado de la política en tiempos de redes sociales.
José Fernández Ardáiz y Leandro Fridman
17. Coaliciones políticas. Una cuestión de poder. Repaso de las principales líneas
teóricas sobre coaliciones. Algunos ejemplos concretos.
Amancio Vázquez
12. Los paradigmas hidroeléctricos en el proyecto territorial del Estado: el caso del
proyecto hidroeléctrico Paraná Medio en la segunda mitad del siglo XX.
Gisela Ariana Rausch
16. Políticas públicas para la prevención del delito. El Plan ABRE y la Ciudad de
Santa Fe durante el período 2014-2015.
Federico Zingerling von der Thüsen
15. Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-
administrativo?
Aquiles Kobialka
Introducción
La organización del Estado argentino a fines del siglo XIX permitió al desarro-
llo de las universidades estatales que, en Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Santa
Fe, dieron un ímpetu significativo a la actividad científica. Por esta razón se crearon
en el ámbito académico diferentes cursos de ciencias sociales (también llamadas
ciencias de la cultura o el espíritu). En las Facultades de Derecho y Ciencias Sociales
se crearon cátedras de Sociología mientras se dio un mayor impulso a los cursos de
Derecho Político como una teoría general de la Constitución. La enseñanza de la
Historia y de la Filosofía, por otro lado, contempló autores que abordaban proble-
mas históricos, sociales y políticos. El liberalismo predominante, bajo sus diversas
formas, constituyó el marco teórico que favoreció la confianza en la razón y su ca-
pacidad para resolver los problemas vinculados a la mejora de humanidad. La pu-
blicación de la Revista Argentina de Ciencias Políticas, creada y dirigida por el juris-
ta rosarino Rodolfo Rivarola en Buenos Aires, es un hito fundacional de la
disciplina en nuestro país y se difunde en Brasil, España, y Estados Unidos. Ella se
inscribía en el análisis y mejoramiento de la república liberal, abarcando una plura-
lidad de autores de nivel académico de formación esencialmente jurídica.
Sin embargo, hasta 1943 ese campo académico no fue una caja de resonancia
completa de las discusiones políticas que habían comenzado a finales del siglo die-
cinueve. Antes y después de la Reforma Universitaria de 1918, los estudios políticos
dentro de la universidad se desarrollaron bajo la creencia del carácter incuestiona-
ble de la república liberal basada en la Constitución de 1853. Los fundamentos teó-
ricos, cercanos al liberalismo positivista, se alejaron cada vez más de los conflictos
sociales y políticos inherentes a un país periférico como Argentina, sobre todo des-
pués de los cambios mundiales que fueron consecuencia de la catastrófica Primera
Guerra Mundial y la crisis económica de 1930.
Las ideologías marxistas y nacionalistas abordaron desde sus perspectivas di-
chos conflictos y sus líderes intelectuales, fuera de las instituciones académicas,
supieron analizar con agudeza algunos de los grandes problemas del país. Arturo
Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz son los mejores ejemplos de ensayistas naciona-
listas populares que hicieron una significativa contribución al análisis de los cam-
bios sociales; asimismo hubo autores nacionalistas católicos y “maurrasianos” que
tuvieron repercusión. Lo mismo podría decirse de autores de las diferentes corrien-
tes marxistas, entre los cuales se distinguen el jurista Silvio Frondizi y los ensayistas
Hernández Arregui y Rodolfo Puiggrós.
versidad Nacional de Cuyo (Mendoza), bajo la influencia del “civil service” inglés y
francés, y los contenidos que allí se impartían, pretendía formar una elite capaz de
cumplir los objetivos de la política nacional caracterizada por una profunda trans-
formación social. De esta forma se encargó a la universidad pública la formación
política de las personas que se ocuparán, habitual y activamente de la dirección del
estado, a quienes seguirán pasivamente los integrantes del grueso sector de la mul-
titud ciudadana.
En 1950 comenzaron a dictarse, en el ámbito de la Universidad Nacional de Cu-
yo, cursos generales y obligatorios de formación política para el conocimiento de la
realidad argentina junto a la edición de un Boletín de Estudios Políticos, que antici-
paron la creación de una carrera de estudios universitarios y de una unidad acadé-
mica específica para el desarrollo de la disciplina regional. Después del sangriento
golpe de Estado de 1955, se desbarató el proyecto inicial pero la Escuela Superior
de Estudios Políticos y Sociales alcanzó el rango de Facultad de Ciencias Políticas y
Administración, con un objetivo político alineado con el gobierno militar que res-
tauró el predominio liberal.
En estas iniciativas dispares de Rosario y Mendoza, la preocupación en torno a
los estudios políticos dentro de la vida universitaria no estuvo relacionada inicial-
mente con la inquietud de formar politólogos sino en darle formación política a la
futura “clase dirigente”. Esta preocupación le dio un particular sentido instrumen-
tal a la disciplina, haciéndola ingresar en ambos casos al ámbito académico.
En los orígenes de la Ciencia Política se observan las limitaciones
del mundo académico que analizó lo político (formado por importantes
juristas, historiadores..) para comprender la creciente crisis de la Re-
pública liberal y la aparición de la preocupación por formar una nueva
dirigencia más apta para abordar los problemas del siglo XX. La oposi-
ción frontal de los más destacados universitarios e intelectuales al pe-
ronismo limitó aun más los aportes teóricos y la transferencia que la
naciente disciplina podría haber proporcionado a la solución del grave
enfrentamiento que condujo al país al borde de la guerra civil en 1955.
universitaria, las cuales fueron altamente condicionadas por los vaivenes políticos.
En esta disciplina fue determinante el sentido que se le diese en la sociedad y en el
Estado al concepto de Democracia. Por ello se puede realizar una periodización que
de cuenta de los enfoques teóricos predominantes que siempre co-existieron con
otros minoritarios.
El proceso académico e institucional iniciado en 1955 se vio coartado por las li-
mitaciones impuestas particularmente en las universidades públicas y las Ciencias
Sociales, por los golpes de estado cívico – clerical -militares de 1966 y 1976, en apli-
cación de la doctrina de la Seguridad Nacional adoptada por las Fuerzas Armadas.
La Ciencia Política se vería particularmente afectada, dada la circularidad entre la
política como objeto de indagación y la propia actividad política. Los hechos marca-
ron un vaciamiento intelectual y académico en general y las universidades se con-
virtieron en lo que el epistemólogo Klimovsky llamó “las universidades de las cata-
cumbas”.
En el caso de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de
Cuyo y la de Rosario la carreras se limitaron a formar cuadros administrativos ca-
pacitados para la función pública y, en particular, la diplomacia, primando una
perspectiva estrechamente tecnocrática.
La Universidad Católica Argentina y otras universidades confesionales intenta-
ron preparar dirigentes políticos y administrativos para el proyecto político de la
Iglesia que se concretaría a partir del golpe militar-clerical de 1966. En 1958 la re-
forma del sistema universitario había permitido la creación de universidades pri-
vadas y muchas de ellas comenzaron a ofrecer el título de grado en Ciencia Política
y Relaciones Internacionales. Los cursos, tanto de Licenciatura como de Doctorado,
se orientaron a la formación de futuros diplomáticos y de funcionarios públicos. Las
dictaduras militares sucesivas afectaron seriamente las aspiraciones en lo relativo a
la actividad política misma pero no así en lo tocante a la Diplomacia y la Adminis-
tración Pública, campos donde la inserción de los graduados resultó satisfactoria.
Las Escuelas de Ciencias Políticas de la gran mayoría de las universidades privadas
católicas lograron así definir su perfil sin demasiadas contradicciones con el proce-
so político y social de aquellos años y formaron cuadros que nutrieron a la elite polí-
tico-administrativa de las dictaduras. Este es un indicio más que demuestra cómo el
desarrollo de la disciplina en Argentina puede entenderse a partir de la interrela-
ción entre el Estado, las instituciones educativas y las profesiones a través de las
cuales se generan procesos de legitimación de conocimiento teórico y práctico nece-
sario para la reproducción del conjunto de ideas que sustentan al régimen político
en cada momento histórico.
aplicable a otras regiones del mundo. En segundo lugar él fue parte del equipo de
investigadores residentes en Estados Unidos que desarrollaron la “transitología”,
esquema que predijo en 1975, de forma no necesaria, la generalización de la demo-
cracia política más allá de Occidente, seguramente el modelo hipotético verificado
más importante que aportara la Ciencia Política. Esa democracia, practicada en
treinta Estados en 1975, alcanzó más de ciento sesenta Estados a principios del
siglo XXI. Posteriormente O´Donnell ocupó el cargo de Presidente de la Asociación
Internacional de Ciencia Política (IPSA) durante la década de los ochenta, lo cual
permitió que Buenos Aires fuera la sede de unCongreso Mundial de la disciplina en
1991, lo cual facilitó el desarrollo de la Asosociación nacional de politólogos (SAAP);
finalmente la IPSA otorgó a Guillermo O´Donnell su primer premio a la trayectoria
académica en 2006.
La transición a la democracia se fortaleció gracias a la capacidad del Presidente
Alfonsín de restaurar el Estado de Derecho juzgando a las Juntas de la dictadura
militar y a los principales criminales de guerra; los grupos económicos concentra-
dos impidieron un pacto social y presionaron por su alejamiento del gobierno pero
pudo mantenerse la institucionalidad; luego el Presidente Menem cedió fácilmente
ante esas presiones y aplicó crudamente reformas neo-liberales. Pese a ello el pacto
de Olivos entre el gobierno peronista y el radicalismo y la ulterior Convención
Constituyente reforzaron la transición pues generó la Constitución de 1994, consen-
suada por las tres fuerzas políticas más significativas del momento. Se ponía fin a
cuarenta y cinco años de crisis constitucional y todos los argentinos volvieron a
tener una Ley Fundamental común.
Sin embargo, el sistema de partidos tripartito estalló siete años después como
consecuencia de las insoportables consecuencias sociales de las recetas neo – libe-
rales aplicadas democráticamente entre 1991 y 2001 En realidad la teoría de la tran-
sición no había medido las consecuencias de la desintegración social sobre los sis-
temas de partidos y la política en general; esa grave desatención fue debida al apego
creciente de la Ciencia Política a enfoques neo – institucionalistas y, en menor me-
dida, a métodos formalistas.
Desde el punto de vista de la disciplina y la profesión de politólogo se fueron
ampliando el número de Carreras de grado y de posgrado, así como el número de
revistas indexadas de perfil politológico. Por otra parte, se multiplican las activida-
des de politólogos en la sociedad y en el Estado. La creación y crecimiento de de la
Sociedad Argentina de Análisis Político, nacida en 1982 y “nacionalizada” después
de 1990, fue otro paso importante en la institucionalización de la Ciencia Política.
borar, de forma casi provocativa, el concepto de populismo como una forma univer-
sal de hacer política; y, dadas ciertas condiciones, erigir al pueblo como actor cen-
tral cambios sociales de diverso signo. Su pensamiento cristaliza antiguas preocu-
paciones de la academia inglesa sobre ese enigmático y vilipendiado término. Es de
subrayar que en Europa la mayoría de académicos y periodistas habla de populismo
refiriéndose a partidos de extrema derecha y más o menos racistas. Al margen de
sus imprecisiones, Laclau supo sumarse, con su compañera Chantal Mouffe, a un
debate imprescindible sobre la crisis de todos los paradigmas teóricos de las Cien-
cias Sociales debido al triunfo del capitalismo occidental en la Guerra Fría y la ex-
pansión de la globalización a través de las nuevas tecnologías generadas en buena
medida en Estados Unidos. Hubo y seguirá habiendo debates entre pos – marxistas
para tratar de identificar sujetos de cambio en sociedades cada vez más invivibles. A
dicho enfoque se pueden sumar autores foucaultianos, ecologistas y todo observa-
dor social que considere imprescindible mejorar las relaciones sociales y políticas
frente a la crisis estructural del capitalismo que se manifiesta en 2007 – 2008.
Además de su impacto científico, la compleja y provocativa obra que dejó
Laclau, conjuntamente con la de Chantal Mouffe, tiene notable resonancia política
no sólo en América Latina: Es que la crisis de la democracia política llegó a Europa,
después del derrumbe capitalista global de 2008. España fue uno de los Estados
más afectados y los organizadores políticos de un partido de nueva izquierda (varios
de ellos politólogos) apreciaron la obra de nuestra compatriota. Su devenir histórico
determinará la expansión de las nuevas fuerzas políticas que se reclaman de aspec-
tos del pos – marxismo de Laclau.
Consecuencia de esa resonancia de ese obra, una significativa cantidad de in-
vestigadores jóvenes están actualmente aplicando su enfoque teórico o tratando de
perfeccionarlo. Ello puede significar una contribución significativa al desarrollo de
la Ciencia Política y una crítica constructiva a su reducción a diversas teorías neo –
institucionalistas.
Por su parte, CLACSO, bajo la dirección del politólogo Atilio Borón, se trans-
formó en un centro de análisis político neo – marxista riguroso que atendió la cre-
ciente decadencia de las democracias políticas de la región, ante una desigualdad
mayor que la anterior a 1980; ella emerge de la aparición de una exhibición escan-
dalosa de la riqueza “global” frente a núcleos de marginalidad casi imposibles de
reducir. La obra de Atilio Borón oscila entre la Teoría Política y un agudo análisis de
la Relaciones Internacionales. Sus discípulos enriquecen la renovada crítica neo-
marxista, reaparecida con fuerza después de 2001 en nuestro país y de 2008 en el
mundo.
Dar una opinión sobre la calidad de este considerable número de nuevas con-
tribuciones y producción de conocimiento sería precipitado. Se ha aumentado la
tendencia a trabajar en equipo y a realizar publicaciones con referato para alcanzar
las exigencias de los diferentes sistemas de evaluación. En una sociedad polarizada
socialmente también hay grandes diferencias de calidad entre los mejores centros
de formación y los más modestos; la evaluación universitaria a cargo de un ente
estatal (la CONEAU) todavía no se ha ocupado de las carreras de grado de Ciencias
Sociales pero ha contribuido a mejorar los posgrados. Sin embargo se han perfec-
cionado algunas Carreras de Ciencia Política de universidades públicas y privadas,
surgiendo algunos núcleos de calidad en la medida que se forman cuerpos de do-
centes-investigadores con dedicación exclusiva.
En síntesis existió un acelerado y algo sorprendente desarrollo de la Ciencia Po-
lítica, las Relaciones Internacionales y disciplinas conexas, lo cual formó en las uni-
versidades una notable cantidad de políticos, administradores públicos, académi-
cos, profesores de nivel medio y profesionales aptos para desempeñarse en
actividades privadas como consultores políticos, encuestadores y formadores de la
opinión pública.
Reconociendo que la Ciencia Política y las Relaciones Internaciona-
les, como cualquier otra actividad científica, siempre presentará un alto
porcentaje de aportes teóricos y prácticos tendientes a la conservación
de las sociedades y sus sistemas políticos, cabe plantear que se está ante
una disyuntiva significativa, al menos en los países de la periferia del
capitalismo, antes llamados sub-desarrollados o desintegrados social-
mente y ahora emergentes. A esta altura del siglo XXI la disciplina pue-
de resignarse a estudiar la democracia política, cuyo valor positivo cabe
resaltar, y seguir politólogos que se dediquen a la administración públi-
ca y privada, a la política o a la academia; sin embargo no puede igno-
rarse que una parte los Estados existente, algunos de los cuales muy in-
fluyentes, no practican la democracia política y quizás nunca la
practiquen; en ellos también hay Ciencia Política. Por otra parte, cabe
desear que la disciplina, en conjunto con todas las Ciencias Humanas y
Sociales, pueda afrontar análisis socio-históricos y socio-políticos más
complejos que intenten dar cuenta de las causas locales e internaciona-
les de enfrentamientos sociales graves que pueden hacer de esa demo-
cracia una cáscara vacía de contenido o Estados tutelados por los pode-
res fácticos locales y/o internacionales. Ello es aplicable a nuestro país,
Agulla, Juan Carlos (comp.) - (1996) Ideologías Políticas y Ciencias Sociales, Buenos Ai-
res: Academia Nacional de Ciencias- E. Sigma.
Neiburg Federico y Plotkin Mariano (comp) – (2004). Intelectuales y expertos.
La constitución del conocimiento social en la Argentina. Buenos Aires. Paí-
dos.
Sarlo, Beatriz (2007). La batalla de las ideas (1943-1973). Biblioteca del Pen-
samiento Argentino VII. Emecé. Buenos Aires.
Nos hemos referido a:
De Sierra G., Garretón M. A.,Murmis M. y Trinidade H., (2007) Las Ciencias Sociales
en América Latina. Una mirada comparativa, México, Siglo XXI Ed.
LEANDRO FRIDMAN
[email protected], Facultad de Humanidades y Ciencias, UNL
Resumen
La movilización política ha cambiado. Mutó. Se reconfiguró. Las campañas políticas
se viven en dos espacios y tiempos que conviven, se retroalimentan: el terreno dig i-
tal y el terreno físico. Ya no sólo se realizan actos callejeros; ahora se suman “Me
Gusta”, retuits y menciones.
Las redes sociales no sólo son canales de expresión sino de acción. Los candidatos -
sus equipos de comunicación- van encontrado la manera de llevar la acción política
a las redes… y están ensayando maneras para optimizar su alcance y efecto.
Avances
Aunque consideramos que falta mucho para que la clase política comprenda
que las redes sociales son canales de ida y vuelta, de vínculo, de intercambio, de
participación; que no sólo deben hablar a través de ellas, sino también, escuchar y
responder; debemos reconocer que han comenzado a valorarlas, a reconocer otras
cualidades, otras posibilidades que ya no sólo son de expresión, sino perfomativas.
Giros
En la política argentina, lo más usual aún hoy, es la utilización de las redes so-
ciales para replicar las notas de prensa que -a su vez- su equipo envía previamente a
la prensa y que luego vuelven a postear, tomada ahora del medio en donde esa gace-
tilla "rebotó". De tal manera que, el mismo contenido se repite "ad infinitum", in-
cluso, sin respetar un mínimo de tiempo entre publicación y publicación. Sin visión
estratégica de la utilización de las redes sociales y su potencialidad como vehículo
de concordancia y construcción colectiva de sentidos.
Hasta ahora (y en la mayoría de los casos, todavía), la rutina de producción y
circulación de la información comenzaba con:
1) una declaración o anuncio,
2) la redacción de una nota de prensa,
3) publicar en la web oficial del político de ciernes,
4) el envío vía correo electrónico a una base de datos de medios, periodistas y
simpatizantes,
5) el posteo de ese mismo artículo en las redes sociales. Para Twitter, algunos
recurren al “arrobamiento” de periodistas;
6) La “republicación” de la misma nota, ahora publicada por distintos me-
dios
7) La publicación de entrevistas realizadas en formato audiovisual, como res-
puesta al envío de la gacetilla.
Sin embargo, algunos han comenzando a darle un giro a esta secuencia. Apro-
vechan las redes para intervenir en los hechos políticos primero para la gente y ge-
nerar desde ahí la respuesta de los medios.
Esta simple operación trastoca el ritmo y proceso interno de circulación de la
información.
Este gobierno nacional, subvirtió esta rutina. Ahora, en lugar de producir para
los medios directamente, lo hacen para que la información sea levantada en segun-
Como hemos venido desarrollando hasta aquí, debemos reconocer que, en tér-
minos estrictamente comunicacionales, el equipo de comunicación de Macri ha sa-
bido utilizar como pocos la comunicación como parte de la gestión política, en un
contexto donde -seamos sinceros al respecto- la mayor parte de los medios de co-
municación tradicionales dejaron hace tiempo de ser sólo empresas periodísticas.
Ante la cobertura que el equipo de comunicación del presidente Macri realizara
con Snapchat sobre la llegada de Obama a la Argentina, el periodista de Clarín Juan
Marcos Bouthemy, en su artículo Macri volvió a entregar contenido exclusivo a un
medio extranjero, se quejó de que “los medios no recibieron ninguna de esas imá-
genes ni tuvieron permisos para registrar esa “intimidad”. Snapchat tuvo la exclusi-
va y el resto de los medios digitales y televisivos intentó ingeniar formas (nada sen-
cillas) de capturar y reproducir las imágenes para sus audiencias”. Cabe
preguntarse aquí el criterio de noticiabilidad de lo transmitido a través Snapchat.
¿Son noticias los preparativos y la “intimidad” de la llegada de Obama? En esta
nueva configuración de Macri como medio, no hay lugar para esas disputas, porque
son precisamente las evidencias de una competencia… entre medios.
Debemos reconocer, sin embargo, que poco a poco los medios han transigido en
algunos criterios. Por ejemplo, ahora son aceptables -y hasta buscados- los videos
amateurs, muchas veces con baja calidad técnica, pero también con errores concep-
tuales del “bien filmar”, donde no se respetan encuadres, iluminación, estabilidad,
calidad de sonido, etc. Han aprendido a tomar las declaraciones de las fuentes de
las propias redes sociales (Twitter y Facebook, principalmente) como material de
primera mano. Sin embargo, es evidente que los medios tradicionales, llamados así
en oposición a estos nuevos medios “sociales”, no pueden seguir el pulso de las
transformaciones.
Los medios tradicionales aún no terminan de adaptarse al cambio de la configu-
ración del ecosistema comunicacional y no dan abasto para interpretar las nuevas
formas de generación, consumo y circulación de la información. Blogs; redes socia-
les que permiten subir contenido y compartirlo; discusiones en 140 caracteres; una
generación cada vez más marcada por la cultura visual; tiempos de atención cada
vez más breves; contenidos que hasta aquí se escurría por entre los dedos, como
arena o como el líquido… Y ahora llega una aplicación donde el contenido mismo es
efímero, y desaparece al cabo de un muy corto plazo.
Conclusiones
nente, un ida y vuelta constante, entre el mundo real y el mundo virtual, que no son
más que parte de un mismo mundo en el que la sociedad vive y se relaciona.
Hoy no se puede hacer política con prescindencia de la comunicación y lo co-
municacional no puede dejar de verse como uno de los escenarios de acción para la
política. En este sentido, la comunicación debe verse como una batería de estrate-
gias y herramientas para llevar adelante la acción política y de gobierno.
Resumen:
Una constante de los golpes de Estado en América Latina fue la ocupación de cana-
les de televisión, emisoras de radio y diarios, lo que revela la importancia de los
medios en las estrategias de control social y político.
En Argentina, el accionar represivo tenía una doble dimensión, la represión de los
cuerpos físicos de los ciudadanos y la represión de las ideas, los símbolos, pinturas
y libros.
El disciplinamiento de la sociedad comenzaba antes del golpe para construir con-
senso sobre el carácter inevitable de la ruptura; después del golpe, se profundizaba
con el dominio de los flujos informativos.
La historia contemporánea enseña que los medios son influyentes y por ello la pol í-
tica profesional y la actividad económica destinan muchos recursos y energías a
atenderlos.
Con la vuelta de la democracia y en un mundo cada vez más complejo los medios de
comunicación actúan como creadores, orientadores, manipuladores y árbitros de la
opinión pública, agentes de socialización y mediadores de la realidad política.
Desde los años dos mil en América Latina se han sucedido episodios destituyentes y
se ha señalado a los medios de comunicación como partícipes principales, son los
casos de Ecuador, Brasil, Venezuela y de otros países de la región.
En esta ponencia trataremos de desentrañar el alcance y referencia de los medios de
comunicación en la política Argentina, y analizar someramente el episodio destitu-
yente en Ecuador.
Introducción
Según Arturo Trinelli, la ciencia política puede hacer aportes novedosos al de-
bate sobre los medios de comunicación. En primer lugar, porque es una disciplina
que se ocupa del estudio del poder, la forma en que se genera y retiene y los actores
políticos, económicos y sociales que se lo disputan. En el campo de la comunicación
se dirime una cuota importante de poder simbólico que está en juego permanente-
mente, más allá de los objetivos instrumentales de las empresas periodísticas y los
intereses específicos que cada una persiga. En segundo lugar, la ciencia política se
preocupa por la metamorfosis de la representación política. Y aquí también los me-
dios desempeñan un papel fundamental. Si se analiza la evolución histórica de esa
representación, se observará que, hasta mediados de los años sesenta –donde los
medios empiezan a penetrar masivamente en los hogares–, la misma se estructura-
ba en torno de valores identitarios del partido o el dirigente que era su principal
exponente. En la actualidad, la representación política se encuentra totalmente in-
fluenciada por los medios de comunicación, siendo los expertos en medios tan im-
portantes para consagrar a un candidato como los militantes y activistas políticos. Y
aunque la política y los medios guardan una relación de complementariedad en la
génesis de la voluntad política, existe entre ellos tensiones de espacio, tiempo y con-
tenido del discurso inherente a las diferentes lógicas con las que uno y otro operan.
El tiempo en los medios es veloz y caro, el espacio para la profundización de ideas o
desarrollo de temas suele ser limitado, y la calidad del discurso mediático tiende a
despolitizar los mensajes1.
Prensa y gobiernos
Hace varios años se instaló en la opinión pública la discusión acerca del rol de
las corporaciones y empresas privadas durante la última dictadura militar. En este
sentido es fundamental profundizar el análisis de los múltiples aspectos constituti-
vos de la corporación mediática y cómo a través de mecanismos de domesticación,
la sociedad fue manipulada de forma sistemática para la construcción de un discur-
so de verdad oficial.
El accionar represivo tenía una doble dimensión, la represión de los cuerpos fí-
sicos de los ciudadanos y la represión de las ideas, los símbolos, libros y expresiones
1. Arturo Trinelli -Politólogo (UBA), investigador del CLICeT e integrante del Grupo Politólogos en los
medios. Página 12 Miércoles, 16 de noviembre de 2011.
culturales.
La dictadura tuvo desde el primer momento una estrategia sistemática, respecto
que hacer con los medios de comunicación, y el mismo 24 de marzo de 1976, la Jun-
ta Militar dio a conocer una serie de comunicados que recortaban las libertades y
las garantías constitucionales a ciudadanos/nas y marcaban el comportamiento que
tendrían que tener los medios. En este sentido el Comunicado Nº 19 estableció: "Se
comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que
sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cual-
quier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenien-
tes o atribuidas a asociaciones ilícitas o a personas o a grupos notoriamente dedica-
dos a actividades subversivas o de terrorismo. Será reprimido con reclusión de
hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias,
comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar
la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales".
La sociedad se fue familiarizando con términos, incorporando de manera na-
tural y sin cuestionamiento, el discurso militar propagado por los medios de comu-
nicación fundando la guerra ideológica entre los llamados “subversivos” y los mili-
tares. Se construye un “otro” peligroso, el “otro” y el “nosotros”, el enemigo de la
paz, el subversivo, el terrorista.
Los días posteriores al 24 de marzo, los medios gráficos reflejaban la tranquili-
dad que existían desde el momento en que la Junta dio el golpe de estado. Clarín
del 25 de Marzo, por ejemplo, dice que hay “Total Normalidad. Las Fuerzas Arma-
das ejercen el gobierno”. O el 26 “Videla asume el lunes la presidencia” acompaña-
do de “Estados Unidos reconoció a la Junta – Crédito del FMI” y “Desde ayer es
normal la provisión de alimentos”. Los diarios llevaron tranquilidad a la población,
ocultando la represión, la desaparición de personas, y avalando día tras día la “re-
organización” que el país estaba necesitando siendo voceros del discurso oficial
construido por los militares.
La oficina llamada "Servicio Gratuito de Lectura Previa" se creo para controlar y
autorizar las publicaciones. Desde la Secretaría de Prensa y Difusión se dieron a
conocer novedosas formas de procedimiento entre las cuales se destacaba la obliga-
ción a "inducir a la restitución de los valores fundamentales que hacen a la integri-
dad de la sociedad, como por ejemplo: orden, laboriosidad, jerarquía, responsabili-
dad, idoneidad, honestidad, dentro del contexto de la moral cristiana".
A su tiempo, la televisión argentina se vio afectada de manera directa, las Fuer-
zas Armadas se hicieron cargo de los canales: canal 7 (denominado ATC a partir de
interesadas. Bourdieu y Wacquant2, plantean, en ese sentido, que “en todos los paí-
ses avanzados, empresarios, altos funcionarios internacionales, intelectuales me-
diáticos y periodistas de alto vuelo se han puesto de acuerdo” en referirse a térmi-
nos como el de multiculturalismo, pero paralelamente ocultan nociones como las de
racismo, capitalismo, clase, explotación, dominación y desigualdad. La difusión de
estos términos, para dichos autores, es producto del “imperialismo propiamente
simbólico”y sus agentes difusores son los partidarios de la revolución neoliberal.
Entonces nos preguntamos: ¿Qué nivel de objetividad y pluralismo real puede
existir bajo esta maraña de intereses económicos?
En 1980 mediante Decreto firmado por Jorge Rafael Videla, nace la Ley de Ra-
diodifusión N° 22.285, que regula quiénes pueden ser propietarios de los medios.
Cuántos medios puede tener un mismo grupo económico. Qué contenidos son los
permitidos. Cuánta publicidad puede haber por hora. Y crea un organismo de con-
trol llamado COMFER.
No se permitía que las organizaciones sin fines de lucro (religiosas, sindicales,
culturales, cooperativas, etcétera) pudieran ser titulares de radios o canales de tele-
visión. Tampoco a las universidades se les permitía tener radios o televisiones, con
excepción de las que ya las tuvieran instaladas, las que a su vez tenían severas res-
tricciones en materia de publicidad (artículo 107). Con respecto a las provincias y
municipios, la ley solo les permitía tener un servicio de radio y sin publicidad (ar-
tículo 107).
El objetivo de la ley era tener un sistema de medios de comunicación comercial,
controlados por las Fuerzas Armadas bajo la Doctrina de la Seguridad Nacional.
El decreto ley 22.285, desde su sanción, no ha hecho más que favorecer siste-
máticamente la conformación de monopolios, y la concentración de los medios de
comunicación en pocas manos.
Los gobiernos que siguieron a la dictadura modificaron en varias ocasiones la
ley de la dictadura, siempre por decreto.
2. Bourdieu Pierre , Wacquant Loïc J. D. (2008), “Una invitación a la sociología reflexiva” Siglo Veintiuno
Editores Argentina.
Mapa de medios
dios: (Junto con el Grupo de Narváez y Ávila), que es dueño de Ámbito Financiero,
Radio La red, y el 87% de América TV (el otro 13% es de Eurnekian).
3. Chmielewski Jaqui (1996) “Medios de comunicación y política”, Pontificia Universidad Católica Argen-
tina: Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales- Colección , págs. 61-70
El Caso de Ecuador
5. Borón Atilio. “Que pasó en Ecuador”. Artículo periodístico publicado en el diario Pagina 12 el
03/10/2010
Conclusión
Bibliografía
EZEQUIEL MILLER
[email protected]
Universidad Nacional de Rosario (UNR) – CONICET
Resumen
El presente trabajo pretende realizar una aproximación a las diversas estrategias de
vinculación entre el Estado y actores socio productivos locales mediante la uti liza-
ción de TIC. Es preciso mencionar que esta investigación se enmarca en un proye c-
to de vinculación científica tecnológica entre la Universidad Nacional de Rosario
(UNR) y la Sub Secretaria de Gobierno de la Municipalidad de Rosario. Dicho pr o-
yecto, se propone identificar la cadena causal que subyace al diseño de la imple-
mentación de este nuevo tipo de política pública, a los fines de realizar una aproxi-
mación al impacto que tuvieron; y que puede considerarse como base para aportar
evidencia sobre las capacidades del Estado municipal para avanzar en acciones de
transferencia y vinculación con distintos actores de la sociedad.
En esta oportunidad se avanza en el análisis de la incorporación en la agenda gu-
bernamental de una demanda sectorial, mediante una propuesta realizada por el
Colegio de Arquitectos de la Provincia de Santa Fe, que supone la implementación
de un procedimiento integralmente digital para la autorización de obras particul a-
res por parte de la Municipalidad de Rosario.
1. Introducción
En las últimas décadas hemos asistido a una transformación radical en las for-
mas de entender la relación Estado sociedad, observándose una diversificación e
incremento de las demandas sociales, así como renovados intentos por parte del
Estado de dar respuesta en todos sus niveles de gobierno. Una de las estrategias
adoptadas por los gobiernos para encontrar nuevas fuentes de legitimación ha sido
la incorporación intensiva de Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) con el objeto de hacer más eficiente su accionar al interior de la administra-
ción pública, mejorar la presentación de servicios, así como interactuar de forma
más cercana con la ciudadanía.
La pregunta de investigación que motiva el presente trabajo se interroga en re-
lación a: ¿qué sucede cuando algunas de las demandas sociales que encuentran asi-
dero dentro del seno estatal, son resueltas desde una perspectiva colaborativa te-
niendo como protagonista a las TIC? En el marco de un proyecto de vinculación
científico tecnológica entre la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y la Sub Se-
cretaría de Gobierno de la Municipalidad de Rosario 1, se intentará responder ese
interrogante. Proponiéndose poner en consideración las diversas estrategias de vin-
culación entre el Estado y actores socio productivos locales mediante la utilización
de TIC.
La Municipalidad de Rosario ha implementado una serie de políticas públicas
colaborativas en materia de digitalización diversos trámites realizado por ciudada-
nos y empresas, algunos de ellos representan un sistema innovador de gestión utili-
zando a las TIC con el objeto de aumentar la eficiencia, celeridad y transparencia de
los trámites municipales. Se toma aquí como estudio de caso al de la Sub-Secretaría
de Gobierno municipal de la ciudad de Rosario en la actualidad.
Para responder el interrogante planteado, en un primer apartado, se presentan
los principales conceptos en relación a las políticas públicas en el marco de la socie-
dad de la información y el conocimiento, así como también se considera al gobierno
electrónico como una expresión de este contexto. Por otra parte, se analizan las es-
2. Marco teórico
4. Cuestiones metodológicas
nasco, realizar no sólo un petitorio para la mejora de este procedimiento, sino que
también sumo a esa presentación una propuesta de una sistema informático que
evitara los inconvenientes.
La iniciativa del Colegio de Arquitectos representa una inversión del clásico
proceso de incorporación de las demandas realizado por el Estado, en este caso es el
propio interesado, que no sólo reclama por sus intereses, sino que al mismo tiempo
aporta y propone una solución mediante un sistema informático (software).
La Sub Secretaría de Gobierno decide aceptar la propuesta y durante el año
2015 desarrolla un proyecto que pone fin a la tramitación de plano en formatos físi-
cos, generando un procedimiento eminentemente digital. Esto supone la despapeli-
zación de uno de los trámites más complejos que posee el sistema municipal y que
mayor conflictividad genera.
La implementación se produjo mediante la firma de un convenio de coopera-
ción interinstitucional que implicaba, en el plazo de unos pocos meses, la puesta en
marcha de un nuevo sistema, que sólo admite su uso mediante la presentación de
plano en formato digital para cualquier pedido de obras particulares. Previendo un
registro sistemático del avance trámite con las observaciones realizadas, así como
las respuestas presentadas por los profesionales. Es preciso mencionar que el sis-
tema informático propuesto inicialmente por el Colegio de Arquitectos debió ser
mejorados y adecuado a los requerimientos y estándares de la Municipalidad de
Rosario, esta tarea fue llevada a cabo por la Dirección de Informática. A partir del
año 2016 todos los trámites de obras particulares se encuentran digitalizados, con
plena vigencia del mencionado convenio.
7. Consideraciones finales
como detectar la satisfacción de los actores socio productivos que utilizan la nueva
modalidad del servicio. Y al mismo tiempo, realizar una aproximación del impacto
que tuvo la implementación de la nueva modalidad de tramitación digital al interior
del Estado municipal.
8. Bibliografía
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RAMÓN MONTEIRO
[email protected]
Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
LILIAN VERA
[email protected]
Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
Resumen:
El 12 de Junio del 2016 se elige el Intendente municipal que gobernará los próx i-
mos 4 años la ciudad de Río Cuarto/Cba.
Una de las herramientas comunicacionales utilizadas son las redes sociales. Redes
que son importantes porque posibilitan un proceso bidireccional entre los integran-
tes del proceso comunicativo, basado en el contacto, intercambio ycomunicación
entre dirigentes y seguidores; donde los involucrados son integrantes activos que
producen y difunden mensajes para ser enviados a la esfera pública virtual.
Justamente, el objetivo de la Ponencia es reconocer los diversos usos que los candi-
datos a Intendente de Río Cuarto le proporcionan a las redes sociales en la campaña
electoral.
¿Cómo son usadas las redes sociales por los candidatos locales? ¿Qué tipo de red es
la más considerada? ¿Los modos de usos corresponden con la lógica de la WEB 2.0?
Metodológicamente, seapela al análisis cuantitativo: procedimiento que admite
cuantificar los acontecimientos con la finalidad de realizar un proceso de infe rencia
e interpretación aplicable al contexto. La técnica de análisis de contenido colabora
en ese proceso, permite revelar sentidos y significados de los mensajesdifundidos.
Las cuentas deFacebook de los candidatos son las unidades de análisis.El corpus es-
tá constituido por lo revelado entre febrero-marzo del 2016.
Introducción
Las redes sociales están cada vez más presentes en las campañas electorales.
Desde que el presidente de EEUU. B. Obama en el año 2008 las incluye como parte
de las estrategias de acercamiento a los seguidoresse transformó el modo de planifi-
car las campañas en el mundo.
Basadas en la capacidad tecnológica de difusión de Internet y de la telefonía ce-
lular, las redes sociales forman parte de la denominada WEB 2.0, donde los involu-
crados en el proceso comunicativo pueden convertirse en consumidores y producto-
res de mensajes en el mismo momento. Esta particularidad señalada en la literatura
como lectoautor(Moreno Isidro, 2001), significa que los incluidos en el proceso
comunicacional adquieren un doble rol activo:reciben-consumen los mensajes; y,
paralelamente pueden transformarlos, producto dela comprensión que le permite
redefinir el mensaje inicial.
Así, las redes sociales no sólo facilitan un modo diferente de comunicarse entre
los dirigentes y sus seguidores, sino también abren la posibilidad de establecer un
nuevo patrón de comunicación de masas dado entre los mismos integrantes. Cues-
tión que Castell (2011) denomina ´autocomuniación de masas´que no es más que el
proceso por el cual los individuos constituyen una red con otros que les permite
entablar contactos relativamente planos donde se analizan, discuten y modifican los
mensajes permanentemente. Ese proceso de bidireccional es uno de los aspectos
fundamentales de las redes sociales actuales.
Este es el contexto comunicacional donde se llevan a cabo las actuales campa-
ñas electorales, que tienen como finalidad movilizar, persuadir, incentivar e infor-
mar al electorado para que concurra a votar por el candidato. Las campañas son
uno de los momentos de mayor vinculación y activación entre los dirigentes y los
seguidores, de ahí que una estrategia adecuada puede ser la plataforma del éxito o
fracaso para que los candidatos accedan a los lugares por los cuales compiten.
Las campañas adquieren diferentes modos. Se sustentantanto en el plafón pro-
puesto por el marketing político pero también con fuerte base en la personalización
del candidato,realzando atributos y cualidades de esos personajes, esto debido a la
creciente pérdida de importancia y legitimidad social de los partidos políticos, ja-
queando la propia lealtad partidaria de los adherentes y simpatizantes. En ese con-
texto, una de las estrategias que ha ganado terreno en la búsqueda de lograr son las
llamadas ´campañas negativas´, proceso de exposición y visualización que trata de
descalificar a los oponentes por encima de las propuestas de candidatos y/o parti-
dos.
Seleccionar uno u otro medio de comunicación para llegar a los seguidores y vo-
tantes no es tarea sencilla. En este enclave están las redes sociales. Es que en las
actuales condiciones de desarrollo tecnológico, las redes aparecen como uno de los
soportes fundamentales para que los dirigentes establezcan vínculos con las perso-
nas.
Por su capacidad de difuminar información, acontecimientos y noticias en
tiempo ´real´, las redes se han convertido en una plataforma primordial tanto para
el periodismo como para lospropios ciudadanos, toda vez que proporcionan inme-
diatez, fluidez y circulación abierta con pocas restricciones de los acontecimientos y
eventos producidos en la sociedad. Así, las redes no solo se convierten cada vez más
en la avenida por donde transcurre la definición de la realidad, sino que inciden en
el hacer político que llevan adelante los dirigentes que intentan acceder a un cargo.
Justamente, el objetivo de la Ponencia es reconocer los diversos usos que los
candidatos a Intendente de Río Cuarto le proporcionan a las redes sociales en la
campaña electoral 2016.
La búsqueda se orienta a reconocer específicamente cómo la red social Face-
book es utilizada por los aspirantes a la intendencia local. Red que es una de las
más utilizadas por los internautas para difundir los múltiples acontecimientos pri-
vados y públicos, y que en este caso, nos permitirá abordar el uso dado por los diri-
gentes políticos de la ciudad riocuartense que aspiran ser intendente municipal el
12 de junio del 2016.
¿Cómo son usadas las redes sociales por los candidatos locales? ¿Los modos de
usos corresponden con la lógica de la WEB 2.0?, más específicamente,¿de qué ma-
nera Facebook es tomado en cuenta en el momento de difundir las actividades de
campaña por los candidatos a intendente? ¿en el uso de Facebook, los candidatos
llevan a cabo prácticas vinculadas con la lógica WEB 2.0, o continúan con un uso
relacionado a la difusión tradicional?
Metodológicamente, se apela al análisis cuantitativo: procedimiento que admite
cuantificar los acontecimientos con la finalidad de realizar un proceso de inferencia
e interpretación aplicable al contexto. La técnica de análisis de contenido colabora
en ese proceso, permite revelar sentidos y significados de los mensajes difundidos.
Las cuentas de Facebook de los candidatos a Intendente municipal son las uni-
dades de análisis. El corpus está constituido por lo revelado entre los días 1 y 10 de
febrero y marzo del 2016.
den ocupar el espacio público y ser motivos de debates colectivos entre los ciudada-
nos interesados.
Si bien los antecedentes principales vienen de los EEUU(Azamora, G y Bragda,
C. 2014), lo cierto es que en nuestro país el campo político utiliza desde hace tiempo
las redes sociales. Por motivos diferentes, como es el caso de la crisis económica
atravesada por el país, en el año 2003 se comienzan a realizar campañas políticas
por Internet, pues el mantenimiento de las páginas webs resultaba menos costoso
que la publicidad realizada, por ejemplo, en la televisión. Los candidatos E. Carrió
(ARI) y A. RodriguezSaá (FMP) fueron los primeros en acercarse a los electores
utilizando Internet, evitando el uso indiscriminado de los medios tradicionales. De
esta manera, nace en nuestro país el uso de las herramientas de la Web 2.0 para
realizar campañas electorales.
Mientras que en la ciudad de Río Cuarto, el uso de las redes comienza a intensi-
ficarse con la presencia de los líderes principalmente en Facebook y Twitter. Estu-
dios previos (Monteiro, 2015) muestran que nohacen un uso pleno WEB 2.0, sino
que se las utilizará como herramientas de difusión 1.0, impidiendo un uso total de
las potencialidades: bidireccionalidad, dialógicas e interactividad entre los indivi-
duos actuantes en el proceso comunicativo. Cuestión de importancia, toda vez que
se descuida el poder y la interactividad ofrecidas por las tecnologías (Fara, Fernán-
dez-Adaiz, Reina y Reina, 2013), dificultando, por caso, el intercambio y la partici-
paciónde los implicados.
c.-entre las redes sociales más populares está Facebook.Creada en el 2004 por
M.Zuckerbergjunto a E. Saverin, C.Hughes y D. Moskovitz, en la actualidad posee
aproximadamente 1650 millones de usuarios activos en el mundo
(https://es.wikipedia.org/wiki/Facebook). En tanto en nuestro país, la propia empresa
anunció que hay más de 24 millones de usuarios activos que ingresan por mes al sitio.
Asimismo, la red social recibe de forma diaria a 16 millones de usuarios activos, el
segmento móvil mantuvo su crecimiento con 18 millones de usuarios mensuales activos
que acceden desde un teléfono o tableta, y 11 millones lo hacen de forma diaria
(http://www.lanacion.com.ar/1720530-hay-24-millones-de-usuarios-de-facebook).
Más allá de los datos, que de por sí son apabullantes, lo cierto que Facebook es
para las personas, como expresa C. Di Prospero (2013)´muchas cosas juntas a la
vez´. Al plantearse como una modalidad abierta, permite cierta espontaneidad en-
tre los integrantes. Los “amigos” pueden acceder a lo que se distribuye desde nues-
tras cuentaspersonales. Esta posibilidad permite enhebrar la ida de que Facebook
es un “acelerador de relaciones” (Di Prospero, p. 57) por intermedio del cual se
tejen vínculos disímiles que van desde situaciones débiles hasta la creación de co-
munidades (grupos cerrados).
Es que la capacidad de vinculación que se da en este tipo de red social, no re-
quiere de una preparación (o competencia) para acceder y hacer uso de las poten-
cialidades, constituyéndose así en un espacio importante para la participación
misma de quienes consideren intercambiar sentidos y significaciones en el espacio
público virtual. Son espacios donde los usuarios se ´encuentran´ e intercambian
sus expectativas, sus puntos de vista, pero también sus búsquedas. Los seguidores
(amigos) no necesitan permiso para poder expresarse, ni pedir turno, lo hacen y con
ello su participación se desarrolla.
La red social Facebook adquiere sentido de espacio público toda vez que los in-
cluidos en la trama discursiva pueden no solo acceder a lo difundido, sino que ellos
mismos pueden transformar el sentido original, dando lugar a una nueva reconfigu-
ración del significado social que tienes los mensajes que cada uno emite.
Por eso, es importe para el campo político este tipo de red social. Se ven ante la
posibilidad y tentación de llegar simultáneamente a muchos, pero paralelamente se
corre el riesgo de que esos muchos no estén de acuerdo con lo dicho, y en conse-
cuencia, las diferencias también sean públicas con el riesgo implicado. Sin embargo,
hoy no se puede pensar las planificaciones delas campañas electorales sin estar en
Facebook, entre otras, por la llegada a personas jóvenes que se ven atraídas cada
vez más, y por la imposibilidad de cubrir toda la campaña en los medios masivos
tradicionales sino se poseen los suficientes recursos.
Es que Facebook tecnológicamente, por ejemplo, facilita la difusión e inter-
cambio por la convergencia de textos, fotografía, videos y audio que pueden remitir
a otras esferas virtuales como son otras redes sociales, lo que potencia cualquier
tipo de difusión. Justamente como dice Crespo y sus colegas (2011) una de las ven-
tajas más importante de Facebook para el campo de la comunicación política es que
permite integrar diferentes aplicaciones en su plataforma, lo que la convierte en
poderosa, toda vez que los simpatizantes y adherentes no solo pueden acceder a lo
que el dirigente difunde, sino que pueden lograr conocer lo que se dice de él en
otras esferas o redes sociales, manteniéndose informados permanentemente de
novedades y noticias sobre la campaña.
Ese es el contexto donde se realizan las campañas electorales en las redes socia-
les y en particular Facebook. ¿Qué ocurre en la ciudad de Río Cuarto, qué tipo de
uso se propone desde el campo político? ¿Cuál es la participación de los usuarios en
ese proceso? ¿Qué actividad se puede observar en la cuentas de los candidatos a
intendente municipal?
a.- contextualización
El 12 de junio del 2016 se elige el Intendente de la ciudad de Río Cuarto que go-
bernará los próximos cuatro años el poder ejecutivo local. La importancia no sólo es
para la ciudad sino que Río Cuarto desde 1999 es la capital provincial alterna, lo
que la ubica en una posición política trascendente en el contexto de la provincia de
Córdoba. Con una población aproximada de 180000 personas es la ciudad más
numerosa luego de Córdoba capital.
Esas características le permiten posicionarse como un centro de influencia re-
gional de manera que su centro de atracción se percibe en múltiples actividades,
que van desde el comercio hasta el bancario, pasando por las actividades relaciona-
das con lo agrícola y lo ganadero. En tanto, lo comunicacional es un bastión de fuer-
te incidencia en la región debido a la existencia de Tv. por aire, la radio AM que se
complementa con más de veinte radios FM y el diario Puntal con una llegada a toda
la región. Sin desconocer la existencia de periódicos semanales tanto en papel como
en versiones digitales.
En ese contexto, cerca de 130.000 personas están en condiciones de sufragar
para seleccionar entre casi una decena de aspirantes al próximo jefe político institu-
cional de la ciudad. Así, se puede observar que el actual partido principal de la
alianza gobernante, la UCR, tiene previsto elecciones internas para designar su
candidato único, mientras que el Partido Justicialista, aparece como el principal
oponente para arrebatarle el poder luego de casi 15 años. En tanto, partidos meno-
res pujan por romper con el bipartidismo consolidado en la ciudad desde el retorno
de la democracia en el año 1983.
Más arriba se expresó que el análisis de casos se llevará a cabo a partir de las
cuentas de Facebook de los candidatos a Intendente municipal. El periodo de análi-
sis se extiende entre febrero y marzo del 2016. Se toman como días de estudios al
periodo comprendido entre el 1 y 10 de cada mes. La justificación es porque se su-
pone que en los primeros días de cada mes, los profesionales, expertos o el propio
candidato establecen los lineamientos de lo que será para ese momento la campaña
electoral, y en consecuencia llevan a cabo una serie de estrategias comunicativascon
el fin de conseguir acercarse a los potenciales votantes, a los aún indecisos y a sus
seguidores permanentes.
El análisis se realiza desde una metodología cuantitativa por ser un trabajo de
aproximación toda vez que casi no se realizaron estudios sobre la temática en la
ciudad. Sin embargo, esto no implica desechar los procesos interpretativos, ni la
rigurosidad de los datos, por el contrario, estos últimos, pueden ser leídos en clave
cuantitativa con inferencia e interpretación significativa que de respuestas al con-
texto.
Con el fin de poder hilvanar un proceso analíticointerpretativo profundo se creó
un conjunto de categorías que diera cuenta del uso que se le daa la red social Face-
book por parte de los candidatos locales. Conjunto de categorías que es desarrolla-
do a partir de los análisis planteados más abajo.
Comentarios
Candidatos Compartidas Interacción del Candidato
Seguidores
Marzo Febrero Marzo Febrero Marzo Febrero
G. Abrile 10 --- 579 --- 4 ---
M. Besso 58 --- 324 21 --- ---
Carrizo 17 61 40 23 13 14
F. Giuliani 137 149 317 130 3 1
J.M. Llamo- 91 60 245 336 13 8
sas
C. Miranda 64 8 28 11 --- 3
E. Novo -- --- --- --- 3 --
E. Scoppa 27 3 298 38 2 1
E. Yuni 19 --- 327 --- 3 ---
Una de las cuestiones a las que se recurre desde los equipos de campaña es dar
información sobre las actividades realizadas por los candidatos. Estas toman for-
mas diferentes, entre las que aparecen las fotografías y los videos para visibilizar lo
realizado en tiempos electorales.
En el caso que se analiza, el cuadro N° 3 muestra un dispar uso de los recursos
fotográficos y audiovisuales por los dirigentes. Como se observa, algunos directa-
mente casi no hacenuso de este tipo de recurso, en cambio candidatos como F. Giu-
liani aparece con una intensidad significativa en todas las categorías, mostrándolo
como un sujeto predispuesto a dar a conocer mediante diferentes lenguajes los
eventos y acontecimientos generados. Es notable el interés por dejar plasmado fo-
Conclusiones
Además, el uso de esta red por parte de los postulantes deja ver que a medi-
da que avanza la campaña se predisponen a intercambiar opiniones con sus se-
guidores y amigos. Cuestión de importancia en el sentido de que posiciona a los
referentes políticos como dispuestos a exponerse al intercambio de opiniones
con sus seguidores, creando en algunas ocasiones un ambiente dialógico, previs-
to en el accionar de la WEB 2.0.
Claro está, lo de arriba se complementa con la presencia de comentarios por
parte de los seguidores o amigos de los candidatos. Salvo uno de los aspirantes,
los demás tuvieron opiniones favorables y desfavorables. No obstante, es cierto,
también que son escasas las veces en que los dirigentes se expresan públicamen-
te. Aún así, se muestran evidencias de que la red Facebook colabora en una de
las situaciones importantes del proceso comunicacional: la bidireccional.
Entre los usos dados por los candidatos (y sus equipos de campaña) a la red
Facebook está la difusión de las actividades por diferentes soportes: la fotografía
y los videos son dos de ellos. Son más usadas las fotografías o afiches por los
aspirantes, no obstante el video aparece como recurso utilizado en el momento
de hacer conocer lo que realizan.
Por otro lado, el recurso de usar otras redes sociales, como proceso de con-
vergencia, pone a los candidatos en una situación interesante para amplificar
sus publicaciones. En general, el uso de las redes es parte de las campañas, cues-
tión que abona la idea de que la política local toma en serio el lugar de las rede-
sen las estrategias de campaña.
Finalmente, los temas elegidos por los dirigentes para difundir son varios.
Sin embargo, por la propia característica de la campaña el tópico ´político´ es el
más recurrente., pero también la problemática de la ´ciudad´ de la ´salud´ y los
económicos están entre sus preocupaciones.
Los candidatos a Intendente municipal de la ciudad de Río Cuarto están en
Facebook. Esto consolida la presencia de las redes sociales en la vida política
local. El uso es dispar, sin embargo, se enfila hacia una visión 2.0 lo cual podrá
consolidarse a medida que evoluciona la campaña. Nuevos estudios pueden dar
respuestas a estas inquietudes. Las próximas campañas electorales, seguramen-
te, estarán mucho más tiempo en las redes.
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DIONELAGUIDI
[email protected]
UBA-FLACSO
EZEQUIEL IVANIS
[email protected]
UBA-UNSAM
Resumen
Esta ponencia tiene como objetivo describir la dimensión simbólica de La Cámpora.
Para ello se hará un análisis interpretativo de una serie de elementos expresivos, t a-
les como: canciones, banderas, pintadas, remeras, artículos, declaraciones de pre n-
sa y mensajes publicados en las redes sociales y la página oficial de la organización.
Nos preguntaremos acerca de cuáles son sus referentes históricos, bajo qué estética
eligen representarse, a quiénes identifican como adversarios, cuáles son los hitos
que reivindican, qué lugar ocupa el peronismo en su imaginario, entre otros inte-
rrogantes.
Analizaremos las características de la cultura política de la organización en lo ref e-
rente a la constitución de su identidad, su forma de construcción política (horizon-
talidad/verticalismo), sus estrategias de comunicación interna, toma de decisiones
y abordaje territorial.
Elegimos estudiar a La Cámpora y no otras corrientes de militancia, por ser una
fuerza política y social creada específicamente para constituirse en un apoyo popu-
lar a los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, lo que la dota de represen ta-
tividad en lo referente a la cultura política que la ex presidenta buscó impulsar en la
juventud.
Introducción
1. Bourdieu(2011) abreva en Weber para definir al habitus como un conjunto de estructuras estructura-
das y estructurantes, esquemas y principios de clasificación, visión y división que generan prácticas y
sitúan al sujeto dentro de un campo.
Contexto de surgimiento
2. La crisis se desató en 2008 a raíz de una medida gubernamental que modificaba el esquema impositi-
vo hacia los productos agropecuarios de exportación, estableciendo un esquema móvil, donde la tasa del
derecho o retención se modificaría en proporción a la variabilidad del precio internacional. Esto condujo a
la dicotomización del campo político y constituyó un hito en la construcción identitaria del kirchnerismo
(Attias y Quiroga, 2014:507).
Para identificar ese habitus que aparece en cada expresión cultural,el nombre
que lleva la organización que estudiamos no es un dato menor. La Cámpora debe
su nombre a Héctor Cámpora. En primer lugar, porque fue quien favoreció el ingre-
so de la juventud militante a la gestión del Estado, tal como lo hizo la agrupación
que lleva su nombre durante los gobiernos de Cristina Fernández. En segundo lu-
gar, es una reivindicación de la lucha de la Juventud Peronista durante las décadas
del sesenta y el setenta. En tercer lugar, y esto es quizás lo que más nos interesa
recalcar, no es un reconocimiento a su presidencia, sino que Héctor Cámpora re-
presenta un valor muy caro al peronismo: la lealtad. Este valor fue asumido por el
Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) como eje regulador de las relaciones
personales entre militantes, de los militantes con las cúpulas políticas y con los re-
ferentes de organizaciones sociales.
La Cámpora, entonces, retoma este valor ético del peronismo y lo eleva a prin-
cipio fundante de la organización, pero siempre a través de un rodeo que minimiza
la reivindicación histórica y la adopción de un cuerpo doctrinario. De esta manera
logra erigirse como una organización que, sin identificarse explícitamente como
sucesora del peronismo de los setenta, mantiene y reproduce ideales, valores y con-
vicciones de aquella época. Este rodeo que da La Cámpora le permitirá expresarse
a través de un discurso atractivo para la juventud, que reconstruye enemigos histó-
ricos y, al mismo tiempo, integra nuevas voluntades al movimiento. Sin embargo,
como veremos más adelante, no existe un cuerpo doctrinario que, más allá de los
contenidos de las canciones, abogue por rescatar la doctrina peronista.
En el mismo sentido, el logo de La Cámpora se compone de una bandera ar-
gentina en diagonal con el tradicional sol de mayo entre dos líneas celestes. Todo el
diseño tiene un trazo irregular sobre el cual se estampa el nombre de la organiza-
ción. Este trazo irregular posee gran similitud con la estética utilizada por varias
bandas de rock surgidas al calor de lo que se conoció como “rock chabón”3.
También podemos identificar un guiño al peronismo de los setenta en la estéti-
ca del nombre La Cámpora: debajo de la “P” aparece la “V”, rememorando el clási-
co “Perón Vuelve” de 1973.
Los dispositivos que analizaremos en pos de construir el universo de referencia
de La Cámpora son las banderas, las canciones, las remeras, los murales, los lemas,
las pintadas y las fechas en las cuales se produce su mayor movilización.
3. El “rock chabón” o “rock barrial” es un fenómeno social producido durante los años noventa en la
música argentina. La Renga, BersuitVergarabat, La Mancha de Rolando y Viejas Locas son algunas de las
que mejor reflejan la estética de la época.
4. De ahora en más, en este apartado, utilizaremos las comillas para citar textualmente a fragmentos de
canciones y expresiones tomadas de las mismas.
El “ellos” es un ellos diferente al “otro” (de “La patria es el otro”). El “otro” que
aparece en las canciones es el “gorila”, el “oligarca” y “la derecha”, sustantivos que
se corporizan en Clarín y en hechos u organizaciones internacionales puntuales
como lo son ALCA, los yanquis, el FMI y la última dictadura militar de nuestro país.
El diario Clarín es elevado a enemigo principal contra el cual luchar ya que consti-
tuye un monopolio que, representante de “la gorileada”, intenta derrotar al proyec-
to nacional de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Una operación similar a la
denunciada por Homero Manzi en relación al diario La Nación y el proyecto liberal
corporizado en Bartolomé Mitre.
La contradicción entre “el otro” de “La Patria es el Otro” y “el otro” como gorila
y oligarca se resuelve en la calidad del “otro” al que alude. Es una solidaridad no
general, un altruismo crítico, una fraternidad selectiva. En uno es el otro inmerso
en un escenario problemático o un contexto social vulnerable que necesita del apor-
te de todos y particularmente del Estado; el otro “otro” es dominante en el escena-
rio social, es económicamente hegemónico, está empoderado políticamente preci-
samente por su peso económico y se constituye como actor contra-Estado o, en la
más de las veces, anti-democrático.
Con las remeras ocurre algo particular. El militante no las puede hacer, o mejor
dicho, no las hace, sino que son entregadas por la propia organización. En su mayo-
ría no poseen inscripción alguna, solo el logo de La Cámpora y una referencia terri-
torial.
Si bien La Cámpora es una organización monolítica hacia afuera coordinada
por una “mesa chica” que define estrategias, imponen la agenda política y constitu-
yen el marco de referencia de la organización; hacia dentro y hacia abajo está orga-
nizada en un esquema de grupos con relativa autonomía operativa que se estructu-
ran en base a dos principios, uno territorial y otro temático. Es decir, La Cámpora
se capilariza en el territorio a través de unidades básicas que condensan una gran
diversidad de temas que incluyen áreas de salud, trabajo, formación política, terce-
ra edad, secundarios, comunicación y seguridad, entre otras. A pesar de la enorme
cantidad de unidades básicas y de cierta autonomía de los referentes territoriales el
modelo estético de las remeras se reproduce casi sin modificaciones notorias. Hay
excepciones, por supuesto. La Cámpora Diversia, una corriente interna con énfasis
en la ampliación y defensa de los derechos del colectivo LGBT (lesbianas, gays, bi-
sexuales y personas transgénero), se diferencia por colocar en su remera la “bande-
ra de arco iris”, ícono internacional del colectivo. Asimismo ocurre con la rama es-
tudiantil, La Cámpora Secundarios tiene en su remera una estampa de Néstor
Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en sus años de juventud, lo que genera
mayor empatía e identificación con los estudiantes jóvenes.
La entrega de la remera al militante es un acto común y sin formalidad pero
constituyen un ritual vividocon emotividad y orgullo por los militantes. Que la or-
ganización ofrezca la remera es asumido por el militante como llevar la defensa del
proyecto en el propio cuerpo, es reconocerse parte de un sentimiento y esfuerzo
compartido, y es, en definitiva, el aval institucional de aceptación en una misión
histórica no explicitada.
Las banderas con las cuales La Cámpora concurre a actos y conmemoraciones
son una réplica del logo. Allí, en la altura que permita la caña que sirve de mástil, se
erige alto el logo de La Cámpora y la referencia territorial. En cada marcha, en cada
acto, en cada movilización, las columnas de militantes entran juntos sosteniendo las
banderas de su territorio, que se confunden con miles de otras banderas de otros
territorios. Y los militantes se saludan entre ellos porque se reconocen parte de un
colectivo mayor, y porque, probablemente, se han cruzado más de una vez en acti-
vidades conjuntas de las cuales se desprenden nuevas amistades, nuevas competen-
cias y también, por supuesto, nuevos amores.
5. Es importante aclarar que la marcha del 24 de marzo es anterior a la aparición del kirchnerismo y fue
históricamente liderada por las agrupaciones de Derechos Humanos, luego aliadas a dicho movimiento
político.
Conclusiones
Referencias
Resumen
El problema acerca del modelo sindical argentino se aborda desde dos variables,
sindicatos y modelos. La primera, recoge información de las categorías, caracterís-
ticas; objetivos; función; y origen. La segunda, se subdivide en las dimensiones un i-
dad-pluralidad, donde las categorías permiten obtener los datos desde los argume n-
tos y críticas que sostiene cada una. Para finalizar, se relacionan ambas con cuatro
ideas que emergen del análisis del sindicato y de las críticas al modelo de unidad.
Las dos primeras se refieren a, la fisonomía del sindicato y su finalidad propia; las
restantes se conjugan en los siguientes dichos, la unidad restringe la liber tad y la
democracia; y la unidad burocratiza el sindicato y fomenta el inmovilismo que pe r-
mite la perpetuación de la dirigencia en los cargos. La postura que aquí se adopta
sostiene que, debido a las particularidades que revisten al sindicato argentino, el
modelo de unidad se presenta como plausible en tanto permite cumplir con los ob-
jetivos que se propone y responder a su función propia, sin desmedro de la libertad
y democracia. La investigación es teórica, descriptiva-explicativa. El análisis de los
datos cualitativo, y el método hermenéutico en su sentido nato de interpretación.
Introducción
Delimitación conceptual
Otra definición de este tipo aunque más elaborada, como la que exponen Valle-
jos y Gómez Carelli (2013), entiende a los sindicatos como
distinción entre estas instituciones estriba en los objetivos que se plantea cada una,
mientras los gremios se orientan a la regulación del ejercicio de la actividad, lo que
conlleva a que en su formato actual se presenten bajo la forma de asociaciones o
colegios profesionales (Giner, 2011, pp. 383-384), los sindicatos buscan otros lo-
gros.
En relación a los objetivos que persigue el sindicato, puede observarse que las
definiciones apuntan específicamente a la defensa de los derechos e intereses de los
trabajadores, es decir, que la organización sindical asume como tareas específicas
aquellas relacionadas con el mejoramiento integral del sector que nuclea. Incluso la
ley 23.551 considera en su artículo 3° que se entiende el término ‘interés de los tra-
bajadores’ como todo aquello que se relacione con sus condiciones de vida y de tra-
bajo.
Ahora bien, a partir de afirmar al sindicato como organización formal de la so-
ciedad, cuyo objetivo versa sobre la defensa de los trabajadores, se está en condi-
ciones de inferir que la función propia del mismo reside en la lucha. En este senti-
do, se puede describir al sindicato como el ejército al que los trabajadores se suman
en tanto individuos, para enfrentar, como grupo, la pelea permanente y constantes
con el sector patronal con el que entran en relación en el mundo del trabajo.
El sindicato y su acción concreta el sindicalismo, aparecen en la historia de las
relaciones del trabajo a partir del desarrollo del modo de producción capitalista.
Siguiendo a Vallejos y Gómez Carelli (2013), pueden reconocerse tres períodos en
su evolución, prohibición; tolerancia; y reconocimiento (pp. 30-31) El primero, co-
rresponde a la etapa inicial de la Revolución Industrial, donde los salarios del traba-
jador se regulan por contrato concertado entre las partes, situación desventajosa
para los mismos según reconoce Smith (1958), debido a la imposibilidad legal para
asociarse que pesa sobre ellos (p. 65) Este período se extiende aproximadamente
hasta 1825 cuando las autoridades inglesas reconocen cierto tipo de agrupación
(Eggers-Brass, 2006, p. 304) En las siguientes etapas, se suprime primero el delito
de coalición aunque no se regula el funcionamiento de estas organizaciones (Valle-
jos y Gómez Carelli, 2013, p. 31), una vez subsanada la cuestión, se inicia el tercer
período que llega hasta la actualidad.
El sindicalismo “nace en Argentina en las últimas décadas del siglo XIX con el
surgimiento de las primeras sociedades de socorros mutuos y mutuales que luego se
convierten en sindicatos” (Vallejos y Daniela Gómez Carelli, 2013, p. 15), aunque en
su origen se encuentran las mismas causas que en el resto del mundo, es decir, el
deterioro de la situación de los trabajadores (Rapoport, 2000, p. 277). Según sos-
tiene Rapoport(2000), el momento más dinámico y de crecimiento del sindicalismo
argentino se aprecia durante el gobierno peronista (p. 362), etapa signada por el
intervencionismo estatal. En este sentido se puede interpretar como lo hace Giulia-
ni (2012), que su período de esplendor viene acompañado por una intromisión acti-
va del Estado “en las relaciones laborales a través de un firme fomento a la sindica-
lización y mediante los primeros convenios colectivos de trabajo” (p. 169), si bien
este dato no desmerece la capacidad de organización y lucha de los propios trabaja-
dores, la intervención estatal resultó de gran ayuda para la consolidación y legiti-
mación total del sindicato y la acción sindical en argentina. La participación del
Estado en las relaciones laborales generó descontentos en las cámaras empresarias,
quienes desde el laissez faire observaron como “injerencia ‘antinatural’ y ajena a las
relaciones de trabajo” (Giuliani, 2012, p. 168), el apoyo brindado a los trabajadores
y sus instituciones, por otro lado, despertó críticas hacia los instrumentos de regu-
lación de los sindicatos, especialmente la limitación a la autonomía sindical refleja-
da en la estructura legal prevista para la organización (Giuliani, 2012, p. 187) Esta
última, cristalizada en la legislación que promueve un sindicato único por actividad,
determina el denominado modelo sindical argentino.
2. Cabe destacar como lo hacen Vallejos y Gómez Carelli (2013, 66) la excepción del principio de unidad
sindical, el cual se aplica sólo a la administración pública, para la cual se acepta la pluralidad de perso-
nerías gremiales.
En principio, cabe recordar que el sentido filosófico más común que se adosa al
concepto libertad, la equipara con la capacidad del individuo para autodeterminar-
se, esto implica que la decisión de actuar reside en el sujeto y no proviene de ningún
tipo de coacción, sea interna o externa. El liberalismo político también entiende
libertad en este sentido, aunque realza el aspecto relativo a la imposición externa
sobre la voluntad, por ello, los liberales prefieren referirse a la libertad como inde-
pendencia en la acción o ausencia de dominación. En este sentido, los individuos
son libres en cuanto no están sujetos a la voluntad absoluta y arbitraria de terceros.
Ahora bien, la existencia de las leyes no coarta la libertad sino que la constituye y
expande, en la medida en que impide la sujeción a la voluntad absoluta de otros, es
decir, la dominación. Esta posición queda en claro con Locke (2005), para quien
la libertad (…), no radica en una licencia para que cada hombre haga lo que le plaz-
ca (…), sino en el derecho de disponer, como se le antoje, de su persona, acciones
[y] posesiones, en suma, de su propiedad entera, [y] de tomar medidas relativas a
ésta dentro de lo que las leyes a cuya jurisdicción se halla sometido autorizan a h a-
cer. (pp. 75-76)
3. El liberalismo político clásico justifica la aparición del Estado por el contrato social, mediante el cual
los individuos ceden parte de la libertad para gobernarse a sí mismos que poseen en el estado de natu-
raleza, a una entidad artificial creada a través del pacto, a la que atribuyen competencias sobre la regu-
lación de las conductas individuales. En este sentido, se ceden al Estado la libertad para juzgar y casti-
gar, reservándose los derechos individuales. Así, el Estado se crea para aprovechar mejor estos
derechos, a saber, vida, libertad y propiedad, donde la última incumbe además a la libre disposición de
la persona y de sus bienes. En este contexto, las leyes no limitan la libertad sino que la promueven, en
tanto se instituyen como restricciones legítimas que regula el uso externo de la misma.
4. Tanto el Decreto 23.852/45, como la ley 23.551 de Asociaciones Sindicales.
2013, pp. 44-45) En relación a ella, se estima que la idea de partido único no es
aplicable al de unidad sindical, debido a que el mencionado modelo no niega la
existencia de otras agrupaciones minoritarias, sino que les confiere el mismo rolque
el sistema democrático en general y el argentino en particular otorga a quienes no
han recibido el acompañamiento requerido para consagrarse vencedores en una
elección, es decir, admite la pluralidad en la condición de alternativa diferente o
simplemente como oposición. Lo que no es menor, dado que ella disfruta “del dere-
cho expectativo de convertirse, eventualmente, en mayoría” (Montenegro, 1982, p.
62) Con lo que el fundamento pluralista que califica de antidemocrático al modelo
de unidad y lo identifica con el sistema de partido único, carece de sustento teórico.
Incluso el artículo 28° de la ley 23.551, contempla la posibilidad de que una agrupa-
ción minoritaria o que se halle en la condición de inscripta, pueda disputar la per-
sonaría gremial a otra. Este procedimiento denominado desplazamiento de perso-
nería, prevé el traspaso de titularidad de personería gremial del sindicato que la
tuviera en acto a otro, el cual aplica en caso de que éste último resultare a posteriori
‘el más representativo.’ Sin embargo los autores (Vallejos y Gómez Carelli, 2013, p.
65; Fretes VindelEspeche, 2010, p. 1603) sostienen que, este procedimiento es
complicado y burocrático en la práctica concreta, además, no se hallan en Argentina
datos empíricos que permitan corroborar desplazamientos de personería que resul-
taran exitosos. Esta situación anima al pluralismo a continuar con su crítica al mo-
delo de unidad, la cual se verá reforzada con el argumento donde se sostiene que la
unidad burocratiza el sindicato, y fomenta el inmovilismo que permite la perpetua-
ción de la dirigencia en los cargos.
Respecto a la noción de representación, se concuerda con Elgorriaga (2012, p.
206) que a partir de ella se produce la diferenciación entre representantes y repre-
sentados, que conduce al sindicato a adquirir rasgos similares a los de la represen-
tación política. Este hecho insalvable tiene su origen en la necesidad de crear una
autoridad legítima, que como tal provenga del consentimiento de los gobernados, y
por ende, adquiera potestad para decidir por el conjunto. Sin embargo, no se coin-
cide con el autor cuando manifiesta que este factor incide en la supresión de la soli-
daridad y unión real de los trabajadores. En efecto, la necesidad de crear una auto-
ridad se presenta como conditio sine qua non de las modernas democracias, que
por la inclusión de amplios sectores de la población no admite la forma directa de
representación, sin que de ello se infieran otras cuestiones.
Para finalizar, quienes luchan contra el modelo de unidad reclamando su falta
de libertad y carácter antidemocrático, suelen recurrir a las leyes como fundamento
último de su postura. Si se hace un breve comentario sin ánimos de exhaustividad
28), en sus inicios tienden a ser más dinámicas, situación que se degrada al atrave-
sar los períodos restantes. A partir de lo dicho, se estima que el momento de estan-
camiento se produce cuando el sindicato se consolida como tal, es decir, cuando se
halla en condiciones de recibir el reconocimiento del Estado -inscripción-, por en-
de, esta situación puede darse tanto en los modelos de unidad como de pluralidad
sindical.
Por esta razón, se estima que las dificultades por las que atraviesan los sindica-
tos argentinos provienen de otras causas y no de la falta de libertad y democratiza-
ción del sindicato, del mismo modo, que el sistema de pluralidad tampoco supera el
inconveniente del inmovilismo y perpetuación de la dirigencia en los cargos.
Conclusión
Referencias
Resumen
La reforma constitucional del 1994 produjo muchos efectos en la vida política y s o-
cial de la Argentina. El sistema de partidos argentino fue uno de los depositarios de
esos efectos. Sin darse cuenta, los constitucionales habían plantado la semilla de la
desnacionalización partidaria (diferenciación de los patrones de competencia en
cada distrito). A este proceso lo siguen una serie de reformas electorales tanto na-
cionales como subnacionales. El resultado de todos estos procesos de reforma, es
un muestrario de coaliciones de todo tipo en las distintas arenas de competencia,
donde en algunas provincias las coaliciones son congruentes con las nacionales y en
otras no.
El objetivo de este trabajo es encontrar la relación causal entre los distintos tipos de
sistemas electorales vigentes en los niveles subnacionales, y la congruencia / no
congruencia con las coaliciones que los partidos llevan a cabo en la arena nacional.
En el año 2005 Ernesto Calvo y Marcelo Escolar publicaron “La Nueva Política
de Partidos en la Argentina: Crisis Política, Realineamientos Partidarios y Reforma
Electoral”, en este libro discuten el nuevo escenario del sistema de partidos argen-
tinos, a través de su evolución a partir del retorno a la democracia en la Argentina,
haciendo un muy completo análisis empírico en la Argentina en el periodo 1983-
2003. Este estudio dejó evidenciado el fuerte proceso de desnacionalización que
sufrió y al cual todavía se ve sometido el sistema de partidos argentino, como resul-
tado de la proliferación de fuertes clivajes político-institucionales.
Las características del federalismo argentino, sobre todo la devolución a las
provincias de muchas de las funciones estatales generó un profundo cambio en la
estructura de asignación de recursos que fomentó aún más la desnacionalización,
provincialización, o territorialización (en este trabajo estos tres conceptos son con-
siderados por los autores como sinónimos) del sistema de partidos argentino.
Como menciona Julieta Suarez Cao (2011) la política (argentina) se está provin-
cializando y perdiendo su orientación nacional, la presencia de cargos provinciales
con recursos e influencias sobre la política nacional y subnacional agrega más nive-
les a la dinámica de competencia electoral y de partidos. Suarez Cao atribuye esto a
las reformas electorales que hicieron las provincias para desatarse a la reforma
constitucional nacional de 1994 que creaba incentivos para la nacionalización del
sistema de partidos. Gibson y Suárez Cao (2010) plantean un abordaje innovador
destacando la importancia de la dimensión vertical de la competencia partidaria:
hay que comparar unidades subnacionales entre sí, pero también las proporciones
de votos obtenidas por los partidos en la competencia por cargos nacionales y
subnacionales. Es decir, tenemos que observar las variaciones entre el sistema de
partidos nacional y los distintos sistemas de partidos subnacionales, y entre estos
últimos también (Cruz, 2014).
El gobierno dividido verticalmente también puede ser resultado del voto dividi-
do y de ciertas combinaciones de reglas electorales (Colomer, 1999). Entonces los
aliados partidarios en las elecciones subnacionales en una provincia determinada
pueden ser rivales electorales en la misma provincia para la competencia nacional.
De esta forma nuestro país federal presenta diversas arenas de juego político. Los
partidos hacen sus movidas teniendo en cuenta los resultados o potenciales resul-
tados en cada nivel (Tsebelis, 1990). Por lo general las elecciones no concurrentes,
además del sistema federal de gobierno, también favorece la formación de mayorías
políticas diferentes en a nivel nacional y a nivel subnacional. La existencia de mayo-
rías políticas diferentes y la cooperación entre el gobierno central y los gobiernos no
centrales puede producir mayor utilidad social que el gobierno unificado ya que en
este tipo de elecciones les permite a los partidos políticos tratar temas diferentes en
las campañas electorales (Colomer, 1999). Esta teoría supone que los posibles per-
dedores a nivelnacional serian compensados como ganadores parciales a nivel re-
gional o local.
Pero para clarificar de qué hablamos cuando hablamos de niveles, decimos que
un sistema político multinivel es aquel en el cual los partidos políticos compiten en
distintos niveles y distritos en el territorio, los electores cuentan con varios votos
para elegir entre distintos contendientes para distintos cargos públicos y mediados
por diferentes tipos de reglas electorales (Došek y Freidenberg 2013).
En este contexto de competencia multinivel, gobernadores poderosos, reglas
electorales diferentes para cada provincia, se generan los suficientes incentivos para
formar coaliciones, ¿Pero qué se entiende por coalición? Se entiende que una coali-
ción es “i) un conjunto de partidos políticos que, ii) acuerdan perseguir metas co-
munes, iii) reúnen recursos para concretarlas y iv) distribuyen los beneficios del
cumplimiento de esas metas” (Chasquetti, 2008: 43).
Este contexto de fuerte desnacionalización del sistema de partidos argentino, el
cual entendemos tiene dos causas principales 1) las características descentralizado-
ras del federalismo argentino y 2) los esfuerzos reformadores de los gobernadores
por desconectarse del intento de consolidar la nacionalización del sistema de parti-
dos, de la reforma constitucional de 1994. Tiene como resultado el aislamiento pro-
gresivo de los sistemas subnacionales generando así anidamientos políticos comple-
jos (Calvo y Escolar, 2005).
Argentina es un mosaico de distintos regímenes políticos provinciales. La es-
tructura, el tamaño y los poderes de las ramas legislativas provinciales varían con-
siderablemente. Cada provincia es responsable del diseño de las leyes electorales y
arreglos de distritos que gobiernan la elección de representantes para las legislatu-
ras provinciales.
¿A qué se debe esto? A la adopción de un sistema federal de gobierno. Gibson y
Falleti (2007) entienden al federalismo argentino como un arreglo institucional
para el manejo de la política. Para ambos el federalismo es un concepto con dos
dimensiones: es un sistema de gobierno por el cual se canalizan de una manera ins-
titucional los conflictos entre los niveles (nivel nacional- subnacional) y un sistema
de gobierno que implica la coordinación entre los niveles subnacionales para evitar
conflictos entre las distintas regiones. Al adoptar un sistema federal de división ver-
tical del poder se permitió que los votantes centren su atención en el nivel de go-
bierno que lo afecte más directamente y los partidos ajustan sus estrategias de
acuerdo con las percepciones y las demandas de los votantes (Leiras, 2010), enton-
Aquí ya podemos hacer la primera parada y ver las implicancias del sistema
electoral, Reynoso (2011) y Calvo y Escolar (2005) coinciden en que las magnitudes
de distrito están íntimamente relacionadas con la cantidad de candidaturas presen-
tadas en dicho distrito. Esto quiere decir que los sistemas menos permisivos y con
magnitudes de distrito más pequeñas tienden a pocas candidaturas, y el voto en
pocas listas. Mientras que en sistemas más permisivos con magnitudes más gran-
des, el número de competidores crece y el voto se fragmenta más entre las opciones
electorales.
En adición a esto, en los distritos con alto nivel de fragmentación partidaria,
“los partidos oficialistas refuerzan sus premios de mayoría obteniendo más bancas
que en contextos electorales menos competitivos” de manera tal que las reformas
electorales impulsadas por los oficialismos “ocultan una deliberada práctica de au-
mento de la mayoría legislativa a través de efectos de sesgo partidario” (Calvo y Es-
colar, 2005:26).
Esto afecta directamente la construcción de coaliciones puesto que al aumentar
deliberada mente la estructura de premios para el oficialismo, se traslada la compe-
tencia hacia el interior del partido o la coalición de gobierno, aumentado así los in-
centivos de los demás partidos a sumarse a la coalición de gobierno. Ahora bien a
pesar de que el estudio del impacto de las magnitudes de distrito en las elecciones
de legisladores no es el objetivo de esta investigación, sin embargo nos parece clave
para comprender la capacidad de maniobra que tienen los gobernadores de sus dis-
tritos para reformar reglas que le garanticen gobernabilidad, a riesgo de que su par-
tido se convierta en predominante. Porque al fin y al cabo las mayorías tan holgadas
que construyen en sus legislaturas tienen la capacidad de modificar la constitución
provincial, garantizando reelecciones, o cediendo al gobernador la potestad de fijar
la fecha de los comicios provinciales.
Pero las reglas electorales que nos interesan a la hora de evaluar la estructura
de incentivos que condiciona la construcción de coaliciones, es la facultad que tie-
nen los gobernadores para manejar discrecionalmente el calendario electoral. Es
decir si las elecciones a Gobernador son concurrentes o no con las elecciones a Pre-
sidente. Entendiendo por concurrencia, que las elecciones de Presidente y Gober-
nador se hagan el mismo día y al mismo tiempo, en el mismo acto electoral.
Es decir, y como evidenciaremos de manera empírica, si los gobernadores apro-
vechan o se protegen del coattail effect, especulando con el resultado de la elección
de Presidente.
Y para evaluar esto primero debemos ver si existen provincias que no tengan
permitido por su constitución la concurrencia de las elecciones subnacionales con la
de Presidente.
Para eso observamos en la Figura 1 las provincias cuyas constituciones permi-
ten o no permiten la simultaneidad de las elecciones provinciales con la de Presi-
dente.
Figura 1
Como podemos ver, solo tres provincias: Chaco, la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires (contamos a este distrito como una provincia, a pesar de no serlo en términos
formales) y Tierra del Fuego, tienen prohibida la simultaneidad de las alecciones a
Presidente con las provinciales. Esto quiere decir que el resto de las mismas bien
podría decidir hacer las elecciones provinciales en simultáneo o no con las de Presi-
dente.
Pero para evaluar el desempeño de esta regla, solo basta con ver el comporta-
miento de la dicha históricamente de las provincias desde 1983 a 2015. Como po-
demos ver en la Figura 2, solo la primera elección a Presidente del vigente periodo
democrático cuenta con absoluta concurrencia de las elecciones nacionales con las
subnacionales.
Figura 2
A raíz de estos pocos datos podemos concluir rápidamente que a pesar de que
21 provincias argentinas cuentan con la posibilidad de realizar en simultaneo sus
elecciones provinciales con las de Presidente, es altamente volátil su patrón de
comportamiento, no porque las reglas electorales así lo impongan, sino más bien
porque así lo permiten. Favoreciendo el oportunismo de los gobernadores que bus-
can maximizar rendimiento electoral, especulando con el coattail effect de manera
distinta en cada elección.
Aclarado el rol de las reglas electorales retomamos la discusión de la construc-
ción de las coaliciones. Es del interés de esta investigación, evaluar la congruencia/
no congruencia de las coaliciones nacionales con las subnacionales en este escena-
rio de alta desnacionalización del sistema de partidos, como consecuencia de la
existencia de reglas electorales muy permisivas en términos de concurrencia de
elecciones de las distintas arenas.
Ya Downsseñalaba que “donde la competencia partidaria está más localizada,
las elites subnacionales suelen disponer de mayor margen de maniobra para con-
formar coaliciones sin presiones desde el nivel superior” (Cruz, 2014:18).Como ex-
presa Cruz los aportes de Downs están orientados a evaluar la integración vertical
entre coaliciones de distinto nivel, es decir la congruencia de las mismas (2014).
Estudio de casos
El estudio empírico de esta investigación recién está en su fase inicial, sin em-
bargo desarrollaremos brevemente los casos a estudiar.
Elegimos cuatro provincias, todas cumpliendo la condición de posibilidad de
concurrencia (de las que aparecen en la Figura 1 bajo el nombre de “simultaneidad
permitida”), todos los casos a evaluar son del periodo 1995-2015, de elecciones ge-
nerales a Gobernador y Presidente. Dos de ellas realizaron todas o casi todas sus
elecciones concurrentes con la de Presidente, Buenos Aires y La Pampa, y dos que
realizaron sus elecciones provinciales de manera no concurrente en todas o casi
todas las elecciones del período estudiado, como lo fueron Santa Fe yTucuman. En
los cuatro casos estudiaremos la existencia de congruencia o no de las coaliciones
que resultaron ganadoras, detallando su composición. En los cuatro casos se evi-
dencia la manipulación del calendario electoral de parte del oficialismo gobernante
al momento de realizar la elección, con el objetivo específico de aprovechar o des-
viar según el caso, el coattail effect de la elección a Presidente.
En la Figura 3 podemos ver cuántas veces realizaron las cuatro provincias ele-
gidas elecciones provinciales concurrentes o no concurrentes con la elección nacio-
nal en el periodo 1995-2015.
Figura 3
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HERNÁN CAMPOS
[email protected]
Licenciado en Sociología de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Especialista en
Estudios Culturales (UNSE). Becario Doctoral CONICET. Doctorando en Ciencia Política del Centro
de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba (CEA/UNC).
Resumen
La ponencia abordó las elecciones nacionales que sucedieron a nivel sub provincial
en el año 2013, centrándose en un Departamento. Se estudió las disputas políticas
del oficialismo provincial en espacios sub provinciales para dar cuenta de la com-
plejidad de lo político.
La política sub provincial es una categoría que supone la construcción de problemas
de estudio diferentes del nivel nacional o provincial. Permite mostrar cómo los ac-
tores políticos, organizaciones, partidos y/o frentes acumulan poder de un modo si-
tuado, produciendo relaciones de poder propias y relacionales con los otros niveles.
Es poco abordado el juego político en los departamentos, lo que se juega y cómo se
juega. La hipótesis trabajada es que en las elecciones nacionales del año 2013, las
disputas políticas electorales de las facciones peronistas o radicales del oficialismo
provincial en cada departamento pueden dotarse de conflictos particulares, y que
posibilitó consolidar el liderazgo excluyente del Frente Cívico a nivel provincial.
Introducción
La ponencia abordó las elecciones nacionales que sucedieron a nivel sub pro-
vincial o departamental1 en el año 2013, centrándose en un Departamento del sur
de la provincia. Principalmente, se estudió las disputas políticas del oficialismo
provincial en espacios sub provinciales para dar cuenta de lo caleidoscópico de lo
político. En contexto de disputa política subprovincial del Frente Cívico2, a nivel
provincial, éste se presenta como predominante con resultados electorales impo-
nentes e inalcanzables.
En las elecciones nacionales del año 2013, en la provincia se eligieron 3 repre-
sentantes para la Cámara de Diputados de la Nación y 3 representantes en el Sena-
do. El oficialismo provincial, el Frente Cívico por Santiago, antes de las elecciones
del 2013 tenían las 7 bancas de Diputados Nacionales y 2 bancas de Senadores3.
En el 2013 se presentó un contexto político en donde el oficialismo provincial
proyectó ganar las elecciones a gobernador luego de que la Corte Suprema no per-
mitiera una tercera postulación consecutiva de Gerardo Zamora (Silveti, 2015). En
este escenario también se propusieron conservar la mayoría en la Cámara de Dipu-
tados de la Provincia, mantener la totalidad de las bancas de Diputados de la Na-
ción y hacer lo mismo con las bancas de Senadores.
Más allá de lo nacional y provincial se encuentran las disputas políticas locales.
En las elecciones nacionales 2013, donde hubo Primarias Abiertas Simultaneas y
Obligatorias (PASO) el 11 de Agosto y las Generales del 27 de Octubre, el oficialismo
provincial constituyó, aparte de la lista del Frente Cívico, una alianza electoral para
competir en la categoría de Senadores –y conseguir la tercera banca que correspon-
de a la primera minoría- que se llamó Frente Popular, cuyo primer candidato a Se-
nador fue el dirigente peronista Gerardo Montenegro. El objetivo del Frente Cívico
era obtener la tercera banca de Senadores por lo que se desdobló el oficialismo pro-
vincial. Esto generó condiciones para la disputa dentro del Frente Cívico en el Inte-
rior provincial: intendentes del oficialismo provincial se presentaron con la lista del
Frente Cívico y dirigentes del Frente Cívico pero opositores a las gestiones munici-
1. El término sub provincial es utilizado en este contexto para hacer referencia a los departamentos
provinciales. En ese sentido, utilizaré los términos “subprovincial” y “departamental” de manera inter-
cambiable.
2. El Frente Cívico es la coalición de gobierno provincial, qué está integrada por radicales, peronistas y
por otros partidos y movimientos.
3. Aunque recordemos que el Senador Emilio Rached abandonó el espacio del oficialismo provincial luego
de su voto negativo a la propuesta del Ejecutivo Nacional de las Retenciones Móviles (conocido por la
prensa como la 125).
pales participaron de las elecciones nacionales con el Frente Popular. En este senti-
do, nos preguntamos ¿Cuáles fueron las condiciones de posibilidad para el desarro-
llo de la disputa política a nivel sub provincial o departamental del oficialismo pro-
vincial dentro de un contexto de elecciones nacionales? Estas reflexiones se en-
enmarcan dentro de los estudios políticos subnacionales.
Recordemos que un primer enfoque sobre estudios sub nacionales es el de las
relaciones intergubernamentales, en donde la pregunta sobre si una provincia es o
no democrática atraviesa gran parte de las investigaciones (Gibson y Suárez Cao,
2010; Leiras, 2007; Calvo y Escolar, 2005, entre otros). Desde el enfoque de las
relaciones intergubernamentales, los partidos predominantes y las prácticas ilibera-
les del sistema político son explicadas por el capital político que gobiernos provin-
ciales aportan al ejecutivo nacional a cambio de la consolidación de regímenes poco
competitivos a nivel subnacional (Gibson, 2004; Giraudy, 2010; Gibson y Calvo,
2000). En pocas palabras, la tesis de este enfoque es que la existencia de provincias
poco democráticas se explicaría por intercambios estratégicos con el ejecutivo na-
cional.
Un segundo enfoque, el del federalismo fiscal, sostiene que las democracias
provinciales débiles se explicarían por los considerables recursos financieros fede-
rales transferidos a las provincias y utilizados discrecionalmente por los gobernado-
res y jefes políticos (Gervasoni, 2011, 2012; Bonvecchi y Lodola, 2011). Este enfo-
que, resalta que las instituciones del federalismo fiscal del país distribuyen recursos
entre las provincias de modo desigual, generando efectos políticos: influyendo so-
bre el alineamiento de los gobernadores, deteriorando la democracia en varias pro-
vincias y contribuyendo a injustificables ventajas electorales de algunos oficialismos
provinciales.
Por último, se encuentra el enfoque que se centran en los procesos, coyunturas,
actores y relaciones de poder subnacionales para explicar regímenes políticos hege-
mónicos (Silveti y Saltalamacchia, 2009, Farinetti, 2012, Silveti, 2012, Saltalamac-
chia, 2012, Schnyder, 2013, Picco, 2012, Godoy, 2009, Campos, 2015, Ortíz de Rosas,
2014) o de “juegos cerrados” como conceptualizó Jacqueline Behrend (2007). Desde
el tercer enfoque tomaremos partido para el siguiente trabajo.
La política sub provincial es una categoría analítica, que supone la construcción
de problemas de estudio diferentes del nivel nacional o provincial. Permite mostrar
cómo los actores políticos, organizaciones, partidos y/o frentes acumulan poder de
un modo situado, produciendo relaciones de poder propias y relacionales con los
otros niveles.
6. Claudia Ledesma tiene 40 años, es abogada y escribana; de extracción y militancia radical durante su
juventud en La Banda, su ciudad natal; fue electa en el 2003 como Defensora del Pueblo de la Banda
hasta el 2005.
7. “En 2013 la Corte Suprema de Justicia impugnó una nueva candidatura de Zamora para la goberna-
ción, en tanto violaba la disposición de la Constitución provincial reformada en 2005, que limitaba la
posibilidad de reelección a un período. Su mujer, Claudia Ledesma Abdala, fue finalmente propuesta
para la candidatura, resultando electa con el 64,3% de los votos, reduciendo el caudal electoral de su
marido, pero manteniendo una amplia brecha electoral con los opositores –a quienes aventajó por una
diferencia de 49 puntos porcentuales” (Ortiz de Rozas, 2014: 17).
8. Montenegro es Secretario Adjunto de la Confederación General de Trabajadores (CGT) y del gremio
Unión del Personal Civil de la Nación (UCPN); desde su rol gremial incursionó en el ámbito de las activi-
dades recreativas creando la sede social del gremio y en el campo de la salud la creación de la mutual
AMA-UPCN. En el ámbito político había tenido experiencias menores en el gobierno de Juárez y con el
Frente Cívico ha sido concejal capitalino, en 2009 dejó su banca para asumir como diputado provincial y
un año más tarde en 2010 fue precandidato a intendente por el Frente Cívico. En el ámbito deportivo, es
presidente del Club Quimsa y dirigente del club de fútbol Unión Santiago.
la coalición de gobierno provincial), como así también las 3 bancas de Diputados Na-
cionales: Cristian Oliva, Norma Abdala de Matarazzo y Manuel H. Juárez.
Para las elecciones a Diputados Nacionales, el Frente Cívico obtuvo el 77% y la
segunda fuerza, el Frente Progresista Cívico y Social apenas pudo alcanzar el
14,03%. En cuanto a la elección de Senadores en donde el oficialismo se había divi-
dido con el propósito de alcanzar las 3 bancas en juego, el Frente Cívico alcanzó el
48% mientras que el Frente Popular llegó al 29,01%. En esa jornada de elecciones
nacionales, también se eligieron Diputados provinciales en donde el Frente Cívico
obtuvo 33 bancas sobre las 40 existentes.
Con respecto a la categoría Diputado Nacional, la lista del Frente Cívico se im-
puso en todos los departamentos de la provincia. En relación a la categoría Senado-
res, el oficialismo provincial, ya sea la Alianza Frente Cívico o la Alianza Frente Po-
pular, se impuso en todos los departamentos menos en el departamento Pinto. Bas-
Bastión del ex vice gobernador de la provincia Emilio Rached y primer candidato a
Senador dentro de la lista del Frente Progresista Cívico y Social.
Retomando la pregunta del artículo, ¿Cuáles fueron las condiciones de posibili-
dad para el desarrollo de la disputa política a nivel sub provincial o departamental del
oficialismo provincial dentro de un contexto de elecciones nacionales?
La elecciones nacionales 2013 posibilitaron la disputa política sub provincial por
la proximidad a las elecciones municipales del año 2014 y por el rasgo que se presen-
ta en el Frente Cívico como un sistema político en sí mismo, que funciona como ofi-
cialismo y oposición en el nivel sub provincial. Los intendentes y opositores locales –
pero dirigentes del oficialismo provincial- jugaron en las elecciones nacionales como
una antesala de lo que fue al año siguiente las elecciones municipales. Esto posibilitó
al oficialismo provincial desplazar los conflictos al nivel subprovincial y potenciar las
maquinarias electorales para mantener las perfomance sobresalientes que caracteri-
zan al Frente Cívico por Santiago.
En la Tabla N°1, de resultados de las elecciones a Senador por Departamento, se
advierte que el oficialismo provincial (Frente Cívico y Frente Popular) ganaron en
todos las secciones electorales menos en el departamento Aguirre que se impuso el
Frente Progresista Cívico y Social9. Aparte de destacar el triunfo del oficialismo
provincial en casi la totalidad de las secciones, la sumatoria del oficialismo (Frente
Cívico + Frente Popular) para la categoría de Senadores que iba por separado, llegó
a más del 95% del apoyo electoral en algunos departamentos.
Generalizando, los municipios son una realidad social y política compleja, ca-
leidoscópica. En el caso propuesto, el Departamento Ojo de Agua se ubica al sur de
la provincia y tiene como localidad de cabecera al Municipio de tercera Categoría11,
Villa Ojo de Agua. Ésta se constituyó como municipio el 25 de Agosto de 1991 con la
Gobernación de César Eusebio Iturre12. A partir de allí, el ex sacerdote Rodolfo Lino
Cappellini y la abogada Ada Iturrez de Cappellini son actores fundamentales de la
política local y provincial e importantes dirigentes del peronismo mediterráneo.
El Cappellinismo es una construcción social, política y económica que se carac-
terizó en un liderazgo popular basado en una sólida red político partidaria con ca-
pacidad de respuesta a determinadas demandas a través de las políticas sociales;
con eficaz influencia ejercida mediante empleados municipales y referentes territo-
riales sin posibilidad del desarrollo sostenido de otros canales participativos en la
comunidad; el cuasi monopolio del empleo estatal ante el inexistente desarrollo
productivo; control e influencia de instituciones burocráticas de los niveles provin-
cial o nacional (nos referimos a designaciones de comisarios, de directores de hos-
pitales, colegios, escuelas, de oficinas que responden al orden nacional, entre otras),
Con las elecciones nacionales de 2013 se había iniciado en Ojo de Agua una es-
calada de disputas políticas electorales que terminó en las elecciones para Inten-
dente de Agosto de 2014. Es decir, había emergido una fuerza política electoral con
condiciones de posibilidad ciertas de suceder al Cappellinismo. Esta fuerza política,
fue una ecléctica alianza de distintas facciones radicales, peronistas disidentes del
cappellinismo e independientes pero que tuvo un liderazgo excluyente que se en-
carnó en la figura de Antonio Bitar, de origen radical, empresario local y asesor de
13. El Plan Estratégico de Desarrollo Local (2010) fue realizado por la Universidad Nacional Tres de Fe-
brero, La Municipalidad de Ojo de Agua y el Gobierno de España.
Gobernación, que terminaría ganando las elecciones municipales 2014 para consa-
grarse como intendente.
Una primera pregunta para responder las condiciones de posibilidad de la
emergencia de una oposición al oficialismo municipal es, ¿Cómo se comprende que
una elección nacional pueda resultar una contienda electoral para medir fuerzas
con miras a elecciones a Intendente?
El Gobierno de la Provincia brindó a las dos fuerzas, al Cappellinismo como a la
oposición liderada por Bitar, los recursos necesarios para el funcionamiento pleno
de las maquinarias electorales y qué la disputa política, en el marco del sistema
electoral, se resuelva en las urnas.
Uno de los objetivos políticos del Frente Cívico fue claro: no ceder ningún Se-
nador a la oposición. Por esto, emergió el Frente Popular con una clara tendencia
peronista pero sin un programa político que interpele a la sociedad. La figura del
sindicalista Gerardo Montenegro y la articulación de partidos, organizaciones polí-
ticas y del sindicalismo de la CGT son claves para identificar la estructura interna
de éste Frente.
La estrategia utilizada por el oficialismo provincial para cumplir con el objetivo
señalado se basaba en que los opositores a las gestiones municipales pero que for-
man parte del Frente Cívico, trabajaran políticamente para la lista 502 del Frente
Popular que llevaba candidatos en la categoría Senadores y adherían en la boleta
electoral a los candidatos a Diputados nacional del oficialismo provincial.
Según datos oficiales del Ministerio del Interior de la Nación, hubo 11.728 elec-
tores habilitados para las 37 mesas electorales14 en el Departamento Ojo de Agua.
El acto electoral en Villa Ojo de Agua se llevó adelante en dos instituciones es-
colares. En la Escuela primaria José María Torres N°11 se encontraban 11 mesas
electorales y otras 12 mesas en la Escuela Leopoldo Lugones N°772. Todas las me-
sas electorales eran mixtas y con 350 electores habilitados por mesa. Aparte de Villa
Ojo de Agua, en el Departamento Ojo de Agua también se encontró mesas electora-
les en Santo Domingo, Km. 49, Sol de Julio, Chacras Norte, Chauchillas, entre otros
parajes.
Para Senadores, el Frente Cívico por Santiago (Lista 503) obtuvo 3.653 votos
(50,41%) mientras que el Frente Popular (Lista 502) obtuvo 2.991 votos (41,27%).
Para Diputados, las dos listas llevaban los mismos candidatos con lo que el resulta-
do fue contundente, 6.486 votos (91,17%) para el Frente Cívico por Santiago. A este
impactante porcentaje, le sigue muy lejos el Frente Progresista, Cívico y Social con
334 votos (4.69%). En un contexto de agotamiento de la gestión municipal, suman-
do la excelente elección del dirigente que representaba a la lista del Frente Popular,
las elecciones de octubre significaron un proceso de re acomodamiento de dirigen-
tes que se cristalizó en el triunfo del Frente Popular con el 49,33% por sobre el
47,68% del Frente Cívico.
En Ojo de Agua, como en muchos lugares, las elecciones son un proceso, son la
cristalización de correlaciones de fuerzas. Enhebrando un poco más, los comicios
no se definen en el día en que se emite el voto o en la misma acción de votar. Sin
profundizar y dejar lugar para otra oportunidad en el argumento, las maquinarías
electorales15 son la estructura, construida socialmente, en donde intervienen recur-
sos electorales, económicos, políticos, entre otros y que posibilitan una acumula-
ción de apoyo electoral fundamental para ganar una elección.
Por proceso nos referimos a la logística de traslado y movilización de electores,
los recursos económicos para obtener el combustible, los vehículos, los alimentos,
los pasajes de colectivos interurbanos, la organización de los fiscales de mesa, los
fiscales generales y equipo jurídico, la Unidad Básica o Comité central en donde se
coordina todo lo señalado anteriormente y donde se lleva adelante el punteo del
padrón electoral para contar con cierto grado de precisión sobre la perfomance
electoral de los frentes políticos.
En las elecciones de Octubre, el Frente Popular (Lista 502) ganó en dos depar-
tamentos de la Provincia: Quebrachos y Ojo de Agua. En el caso abordado, el Frente
Popular obtuvo 4.474 votos (49,33%). El Frente Cívico obtuvo 4.325 votos
(47,68%). Hubo una alta participación de votantes, rondó el 78,72%.
En esas elecciones, el autor fue un nativo. Participó como Fiscal General de uno
de los principales frentes qué disputó las elecciones, pudiendo vivenciar activamen-
te sus prácticas políticas. Como medio de la acción del conocer, el sujeto investiga-
dor se vincula a través de los esquemas categoriales y las palabras orales y escritas
de los sujetos investigados, pero también del cuerpo, el olfato, las miradas, la sensa-
15. En este sentido, es ilustrativa la frase del clásico de la sociología funcionalista, Robert Merton
(1992:150): “las elecciones se ganan en el barrio”.
“Supermercado Bitar”, trabajaban con una remera que señalaba “Lelo conducción
2013” y en las cajas de cobro del supermercado repartía votos de la Lista 502. Si-
guiendo estos ejemplos, las decisiones electorales, que supuestamente es un com-
portamiento individual y de elección racional entre opciones claras, no parece suce-
der cuando empíricamente nos embarcamos en las observaciones participantes. La
persona que vota no es sólo un votante: contiene en sí una pluralidad de identifica-
ciones y experiencias sociales de la que participa y qué, en esa heterogeneidad y
diversidad, condiciona su acción16.
El Frente Popular contó con dos locales partidarios a diferencia del Frente Cívi-
co que contaba con uno pero se podría sumar la municipalidad como un espacio
propio para militar y trabajar para las elecciones. En estos espacios, diariamente, se
realizaban reuniones de dirigentes, “referentes”17de los parajes y barriales, militan-
tes y de fiscales para organizar a la fuerza política.
El autor estuvo presente en las últimas capacitaciones de fiscales, en donde “Le-
lo” frecuentaba para saludar y estar al tanto del día a día de la militancia. En unas
de esas reuniones, una mujer joven se acercó a unos de los dirigentes cercanos a
“Lelo” para recordarle de su búsqueda de trabajo y que el candidato la tenga en
cuenta. El dirigente la dejó tranquila señalando que hablará con Bitar para que la
considere como playera de la estación de servicio o como camarera en el bar del
casino.
Las reuniones en los locales partidarios cumplían una triple función: eran orga-
nizativas, de legitimación y de regulación. Organizativas porque podían definir y
coordinar acciones o tareas necesarias en el trabajo político. La segunda función,
mientras las reuniones sean numerosas o con fuerte presencia y participación de los
vecinos, militantes, dirigentes barriales y de los parajes, los frentes políticos podían
legitimarse políticamente. Y por último, las presencias en las reuniones podían ser-
vir como un indicador preciso para definir el “compromiso político” de los integran-
tes.
El jueves 24 de Octubre, el Frente Popular realizó un cierre de campaña con
una caravana de gran convocatoria en la ciudad y con el respaldo del Ministro de la
Producción de la provincia, Luis Gelid y la candidata a Senadora del Frente Popu-
16. El voto constituye “una experiencia colectiva que revela y reactiva la pertenencia a grupos sociales al
mismo tiempo que depende de esta pertenencia y de la posición de los grupos en el sistema de clivajes
entre los grupos” (Gaxie, 1985:22)
17. “En los universos que estudiamos, el término referente es utilizado para denominar a los principales
animadores de esas organizaciones territoriales. El referente tiene relación directa y cotidiana con los
vecinos, al mismo tiempo que trabaja con o para algún candidato, figura política, línea partidaria o mo-
vimiento social, moviliza bases y recluta votantes” (Vommaro y Quirós,2011:69).
lar, en segundo término, Norma Isabel Fuentes. Con la consignas del “Cambio” y de
“no tener miedo”, cientos de ojodeagüenses se movilizaron. Mientras que el Cappe-
llinismo se movilizó a Santiago del Estero para participar de la caravana del Gober-
nador Gerardo Zamora.
El día anterior a las elecciones, por la mañana, visitaron la vivienda del que es-
cribe, seis mujeres del Frente Popular. Tenían remeras que las identificaban, en sus
manos votos y una de ellas un listado que parecía ser un padrón electoral y tres pla-
nillas: una de visitas en donde se señala al votante con una necesidad o pedido a la
agrupación; otra planilla de combustible y otra de boleto. Ambas planillas registran
las solicitudes de los votantes para trasladarse desde otra ciudad o paraje hacia la
escuela en donde tienen que emitir el sufragio. Después de recordar quienes vota-
ban en esa casa, recordaron que Lelo era “el único capaz de terminar con el cappe-
llinismo por el bien de la comunidad” y para la resolución de los problemas menes-
teres del pueblo.
Exactamente un hora más tarde de la visita de las seis mujeres, la sobrina de la
Senadora Nacional Ada Iturrez de Cappellini visitó la casa. Traía votos y el mensaje
de que había un vale de 30 litros de combustible para utilizar. Para retirar el vale de
combustible, había que ir el domingo de elecciones a la Unidad Básica que funcio-
naba en las instalaciones de la municipalidad, hacerse “puntear” y luego pasar a
retirar el vale. Antes de salir de la casa, la joven entregaba los votos del Frente Cívi-
co sin la lista de diputados provinciales, “te recomiendo que votes a Senador y
Diputados Nacionales. Y no a Diputados provinciales”. “No votar a Diputados
provinciales”. Esto tiene una doble respuesta. Por un lado, controlar los “votos
propios”, y por el otro, no apoyar al candidato a Diputado Provincial Bitar.
Es importante volver al tema del “punteo”. Puntear es un acto de suma impor-
tancia para legitimar demandas y decisiones, más allá de que también sirve para
tener una cierta aproximación del trabajo electoral de cada fuerza política:
“Cuando alguien va a pedirle algo a Lelo, lo primero que hace Bitar es revisar si esta
punteado de la elección pasada. Si no estás punteado, vas a tener que esperar.
Siempre es prioridad nuestro votante”. Entrevista a militante del Frente Popular.
10/2013.
Las experiencias con las mujeres que trabajan con el grupo político de Bitar, la
sobrina de la senadora y la práctica del punteo como forma de construir informa-
ción electoral sirven para sostener que los procesos electorales son construcciones
sociales en donde lo familiar, afectivo y la confianza son dimensiones que no hay
que menospreciar para pensar qué, cómo y por qué se hace. Siguiendo a Palmeira
(2003: 42) y para ir concluyendo, las elecciones
“…más que ser una decisión individual, es un proceso que involucra unidades socia-
les más amplias que los simples individuos o redes de relaciones personales. Sin
embargo, lejos de transformar las elecciones en algo secundario, ello evidencia su
importancia central para la continuidad de las relaciones sociales en determinado
tipo de sociedad y para su articulación con la propia temporalidad de dicha soci e-
dad”.
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dad Nacional Tres de Febrero, La Municipalidad de Ojo de Agua y el Gobierno de Es-
paña.
Introducción.
El presente trabajo tiene como objetivo caracterizar las formas de acción colec-
tiva llevada a cabo por la Sociedad de Lecheros Unidos durante el año 1928 en el
conflicto mantenido con las autoridades municipales por el reclamo del expendio
libre de leche, esto es, cruda o al natural. Conflicto que reaviva nuevamente los en-
frentamientos entre este grupo de trabajadores y los poderes municipales (en otras
ediciones los reclamos han sido diferentes), pero en un contexto particular: el re-
cambio de las autoridades tanto municipales como provinciales.
El 9 de marzo de 1928, José María Puig cesa en sus funciones como jefe del eje-
cutivo municipal y es relevado por Julio César Cabal, quien se encontraba a cargo
de la presidencia del Honorable Concejo Deliberante municipal. Este último fun-
cionario, tras las elecciones del cuerpo de ediles efectuadas el 29 de abril de 1928,
es reemplazado el 12 de mayo por señor Leonidas Leguizamón –recientemente ele-
gido para ocupar la presidencia del concejo deliberante-, a causa de la falta de de-
signación de intendente de la ciudad capital por parte del ejecutivo provincial. Asi-
mismo, cabe destacar que el 9 de mayo de ese mismo año, Ricardo Aldao (volcado
hacia el antipersonalismo), es sucedido por Pedro Gómez Cello representante del
yrigoyenismo como gobernador de la provincia de Santa Fe.
En este sentido, recuperar nociones clásicas de la teoría sobre los movimientos
sociales como las de acción colectiva, estructura de las oportunidades políticas e
incentivos, nos permitirá renovar la mirada sobre la coyuntura política, la proble-
mática social de fondo, las funciones de las instituciones sociales, las medidas adop-
tadas y la escalada del conflicto.
El trabajo estará organizado conforme a cuatro apartados, en los cuales se in-
tentará poner de manifiesto la triangulación de diversas fuentes primarias y secun-
darias, y la interdisciplinariedad a los efectos de lograr una mayor comprensión de
la relación del tridente democracia, partidos políticos y acción colectiva.
1. Museo de la Ciudad de Santa Fe, Anuario estadístico de la ciudad de Santa Fe. Volumen XX, Año
1928, Santa Fe, Talleres gráficos “La Unión”, 1930, pág. 17.
2. Museo de la Ciudad de Santa Fe, Anuario estadístico de la ciudad de Santa Fe. Volumen XX, Año
1928, Santa Fe, Talleres gráficos “La Unión”, 1930, pág. 138.
3. Museo de la Ciudad de Santa Fe, Anuario estadístico de la ciudad de Santa Fe. Volumen X, Año 1914,
Santa Fe, Establecimiento tipográfico de Salatin Hermanos, 1915, pág. 119.
4. Macor, D., Signos santafesinos en el Bicentenario, Espacio Santafesino, Santa Fe, 2011, pág. 368-
389.
personas con un saldo a favor en la ciudad de 4732 personas5), sino también las
actividades subsidiarias al mismo. Compuesto por el Ferrocarril a las Colonias (lue-
go Compañía Francesa) y el Puerto de Santa Fe (a partir de 1911), se hizo tributario
de la situación de encrucijada6 de la ciudad al convertirse en punto de llegada y
salida para toda la producción agrícola del centro de la provincia y forestal del nor-
te. En este sentido, la ciudad capitalizó su condición de ciudad feudataria del río7
para convertirse en un punto nuclear de un mercado regional (integrado a un mer-
cado nacional incipiente), y a la vez, en un irradiador de múltiples oportunidades de
inversión y fuentes de trabajo (como consecuencia del efecto multiplicador de las
actividades del puerto y del ferrocarril).
Por otro, el comercio se desarrolla y multiplica a través de la “producción local
de bienes destinadas a la satisfacción de necesidades de consumo inmediato o a
actividades de servicios”8, vinculadas al eje ferro-portuario. Para 1928, Santa Fe
contaba con 4 mercados de abasto (Central, Norte, Sud y Progreso), con 59 estable-
cimientos panaderiles y un matadero público con capacidad para faenar un prome-
dio de 3787 animales mensuales.
En este contexto, se ubican los procesos de producción y distribución de la le-
che. En el marco de la diversificación de las actividades agropecuarias en la provin-
cia de Santa Fe, el sector lácteo se convirtió en una de las ramas de mayor creci-
miento productivo, la cual se vio alentada por el aumento de la demanda de
consumo de leche y productos derivados de la misma en los principales centros ur-
banos provinciales, entre los que se encuentra la ciudad de Santa Fe9.
Hacia 1928, observamos que “La leche destinada al abastecimiento de la ciudad
se obtiene dentro de un radio no mayor de 25 kilómetros de la planta urbana. El
transporte se efectúa casi en su totalidad, por medio de camiones, desde los tambos
hasta las usinas. Solamente en días de lluvias copiosas o por mal estado de los ca-
minos, o por mucha mengua de la producción u otra emergencia, se trae leche de
mayor distancia, a veces por ferrocarril”10.
Una vez llegada a la ciudad, la distribución de la leche estuvo tradicionalmente
a cargo de repartidores domiciliarios, quienes la efectuaban en carros de reparto,
generalmente tirados por caballos, en los que se depositaba la leche en tarros. Al
respecto, el diario “El Orden” afirma que “… este producto era recibido diariamente
por cada lechero o lechería y no era necesario el control de su leche; para que fuera
vendida en el municipio. Sólo había algunos Inspectores que sorprendían de vez en
cuando al pequeño ‘laboratorio’ ecuestre hidrolácteo de lechero en funciones. Este
control de calle, era por demás primitivo y la leche era aprobada a veces con un
20% de agua…Toda esta leche era expendida en el municipio por lecheros, que evi-
taban el cortado de la leche con adisión de bicarbonato, ácido bórico, formol, agua,
etc.”11.
En relación a los mecanismos de adulteración del producto mencionados más
arriba, es que se centraban los conflictos que los repartidores venían teniendo con
las autoridades municipales. Así, vemos que el 11 de febrero de 1921 el Honorable
Concejo Deliberante Municipal sanciona la ordenanza Nº 1933, en la que se afirma
que “Queda estrictamente prohibido el expendio de leche adicionada con agua, hie-
lo, almidón o féculas y el empleo de sustancias químicas para su conservación”12,
explicitando además que la prohibición “…a los vendedores ambulantes de leche,
[de] transportar agua en cualquier recipiente, ya sea sola o mezclada con pequeñas
cantidades de leche, como también derramar esta agua o mezcla en el momento que
el Inspector trate de hacer el examen, o irse sin causa justa, mientras se está practi-
cando la inspección”13.
Sin embargo, hacia mediados de la década de 1920, comenzó a desarrollarse en
la ciudad de Santa Fe un complejo de industrias procesadoras de lácteos, que obte-
nían la materia prima de los tambos urbanos, de los inmediatamente circundantes a
la ciudad y desde la cuenca lechera central de la provincia. Hacia 1928, existían tres
usinas de pasteurización de leche: “La Unión Santafesina”, de Enrique Monti y Cía.
Limitada, “La Técnica”, de Néstor Casabianca S. A. y “Marymil”, cuyo propietario se
apellida Macagno.
Es a partir de la sanción de la ordenanza Nº 2340, del 12 de noviembre de 1926,
que se establece como principal objetivo que “…es obligatorio que la leche de con-
sumo que se expenda dentro del Municipio sea ‘higienizada’. Leche higienizada es
la que después de filtrada ha sido pasteurizada…”14, prohibiendo así la comerciali-
zación de leche en estado natural o cruda.
Para ello, se establecen en la misma toda una serie de medidas de higiene y de
penalización que abarca a los tambos, las usinas de higienización y las condiciones
21. Barriera, D. (Dir.); Nueva Historia de Santa Fe. Tomo IX El siglo XX. Problemas sociales, política de
estado y economías regionales: 1912-1976, Videla, O., Capítulo 1: Desarrollo agroexportador y conflic-
tividad social. 1912-1930, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2006, pág. 23.
22. Agnelli, F., Chiti, J., Cincuentenario de La Fraternidad. Fundación, desarrollo, obra, Buenos Aires,
1937, Pág. 129-129.
23. Véase Diario “EL LITORAL”, 15/05/1928.
Pero también nos permite ponderar la acción de estos trabajadores como deses-
tabilizadora tal vez, no de la estructura productiva, pero sí económica, de quienes
tenían intereses depositados en las usinas de pasteurización clausuradas, algunos
de los cuales eran miembros del establishment político local. Ya que los trabajado-
res autónomos “han salido de facto de la historia secular de conflictos laborales y
del sistema de derechos construido a partir del reconocimiento de la legitimidad de
esos conflictos28”.
36. Véase Diario “EL LITORAL”, 25/04/1928; Diario “SANTA FE”, 26/04/1928, Diario “EL ORDEN”,
26/04/1928.
37. Véase; Diario “SANTA FE”, 30/04/1928; Diario “EL LITORAL”, 30/04/1928, 04/05/1928,
07/05/1928; Diario “EL ORDEN”, 06/05/1928.
38. Véase Diario “SANTA FE”, 21/04/1928; Diario “EL ORDEN”, 21/04/1928; Diario “EL LITORAL”,
25/04/1928.
39. Diario “EL LITORAL”, 23/04/1928, 24/04/1928, 25/04/1928, 25/04/1928, 27/04/1928, 28/04/1928,
30/04/1928, 02/05/1928, 03/05/1928, 04/05/1928, 05/05/1928, 07/05/1928, 08/05/1928,
09/05/1928, 10/05/1928, 11/05/1928, 12/05/1928, 14/05/1928, 15/05/1928, 16/05/1928,
17/05/1928, 18/05/1928, 19/05/1928, 28/05/1928, 29/05/1928, 30/05/1928, 31/05/1928,
01/06/1928, 02/06/1928, 04/06/1928, 05/06/1928; Diario “EL ORDEN”, 15/05/1928, 16/05/1928,
18/05/1928, 20/05/1928, 25/05/1928.
Las mismas consistieron, principalmente, en hacer eco del petitorio de los lecheros
en las sesiones del Honorable concejo Deliberante, ya sea por medio de notas40, ya
sea por medio del concejal Gregorio Merino, una vez que tomó su banca tras las
elecciones del 29 de abril.
Volviendo a plano de los posicionamientos de los intendentes interinos munici-
pales acerca de los conflictos generados a fin de garantizar el cumplimiento de la
ordenanza Nº2340, debemos destacar que una de las primeras medidas de Leoni-
das Leguizamón –concejal por la Unión cívica Radical personalista- luego de haber-
se hecho cargo del Departamento Ejecutivo Municipal en calidad de presidente del
Concejo Deliberante, fue decretar la reapertura de la usina de pasteurización “La
Unión”. Los ediles resolvieron rechazar esta medida, y a raíz de ese conflicto se ge-
neró una serie de debates al interior del Concejo Deliberante Municipal, en la que
se llegó a discutir mociones sobre la destitución del intendente interino. Finalmen-
te, se resolvió expedir una minuta de comunicación en la que el cuerpo de ediles le
retira la confianza al Jefe del Departamento Ejecutivo Municipal41.
Asimismo, se observa la constitución de una comisión especial al interior del
concejo Deliberante, a fin de investigar las denuncias sobre corrupción formuladas
por el señor Enrique Monti, propietario de la usina “La Unión”, hacia algunos
miembros del cuerpo de ediles. Sin embargo, hacia fines de junio, dichas denuncias
son desestimadas, quedando sin efecto la comisión.
Como afirma Sidney Tarrow, la acción colectiva suele ser el principal recurso
del que disponen la mayoría de la gente para hacer frente a adversarios mejor equi-
pados (Tarrow, 1997:19). Siguiendo a este autor, diremos que las formas de acción
mantenidas por los miembros de la Sociedad de Lecheros Unidos de Santa Fe, di-
remos que se tratan de formas de acción colectivas, ya que suponen la participación
de una gran cantidad de participantes, que llevaron a cabo un desafío colectivo ante
las autoridades, ligados por un objetivo común y por formas de solidaridad encar-
nadas en el reconocimiento de una comunidad de intereses.
Los miembros de la Sociedad de Lecheros Unidos de Santa Fe que llevaron a
cabo el movimiento de protesta y el cese de las actividades de reparto de leche en la
40. Véase Diario “SANTA FE”, 29/04/1928; Diario “EL ORDEN”, 16/05/1928.
41. Véase Diario “EL ORDEN”, 31/05/1928.
Conclusiones.
Bibliografía utilizada:
Abad de Santillán, D., Gran Enciclopedia argentina, EDIAR, Buenos Aires, 1956.
-------------------------, Gran Enciclopedia de la Provincia de Santa Fe, EDIAR, Buenos Aires,
1967.
---------------------------, La FORA: ideología y trayectoria del movimiento obrero revolucio-
nario en la Argentina, Nervio, Buenos Aires, 1933.
Bologna, S., Por una antropología del trabajador autónomo, en Crisis de la clase media y
posfordismo, Ediciones Akal, 2006.
Bourdieu, P., “La huelga y la acción política” en Cuestiones de Sociología, Ediciones Ist-
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Bruno, M.; Gayol, J., Las asociaciones de trabajadores en la ciudad de Santa Fe, Univer-
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Cervera, F., La modernidad en la ciudad de Santa Fe. 1886-1930. Historia de un desarro-
llo incompleto, Colección Santa Fe Siglo XXI, N° 2, Santa Fe, 2011.
Karush, M., Radicalismo y conflicto obrero urbano. 1912-1930, en Videla, O. (dir.), El
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Macor, D., Signos santafesinos en el Bicentenario, Espacio Santafesino, Santa Fe, 2011.
Monserrat Alejandra, Otros actores buscan apropiarse del espacio, tomo 6 de Nueva
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Steinberg, M., El rugir de la multitud: repertorios discursivos y repertorios de acción co-
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J. (Comp.), Caja de herramientas. El lugar de la cultura en la sociología norteameri-
cana, Universidad nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1999.
Tarrow, S., El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la
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Videla, O., Las huelgas de los estibadores portuarios en el sur santafesino en 1928, en So-
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http://www.sociohistorica.fahce.unlp.edu.ar/article/view/SH2013n32a04/html_4
Fuentes analizadas:
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tórico del Concejo Deliberante de Santa Fe.
Archivo Expedientes, Concejo Deliberante Municipal, 1928, disponible en Archivo del His-
tórico del Concejo Deliberante de Santa Fe.
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Santa Fe.
Diario “El Orden”, rollos Nº551 y 552, disponibles en el Archivo General de la Provincia de
Santa Fe.
Diario “EL Litoral”, rollos Nº 52, 53 y 54, disponibles en el Archivo General de la Provincia
de Santa Fe.
Expedientes de personería jurídica, Archivo del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto,
Agosto 1914, Tomo único, disponible en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe.
Expedientes de personería jurídica, Archivo del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto,
1922, Tomo 3, disponible en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe.
Expedientes de personería jurídica, Archivo del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto,
1925, Tomo 8, disponible en el Archivo General de la Provincia de Santa Fe.
Libro de Actas, 1924-1925, Concejo Deliberante Municipal, 1926, disponible en Archivo del
Histórico del Concejo Deliberante de Santa Fe.
Libro de Actas, 1927-1928, Concejo Deliberante Municipal, 1926, disponible en Archivo del
Histórico del Concejo Deliberante de Santa Fe.
Museo de la Ciudad de Santa Fe, Anuario estadístico de la ciudad de Santa Fe. Volumen X,
Año 1914, Santa Fe, Establecimiento tipográfico de Salatin Hermanos, 1915.
Museo de la Ciudad de Santa Fe, Digesto Municipal de la ciudad de Santa Fe, Volumen XC,
Año 1922.
YAMILA PICASSO
MARTINA FERRETTO
UBA
Resumen:
Los gobiernos de coalición en los sistemas presidencialistas se han mostrado efect i-
vos para paliar lo que algunos autores consideraban un diseño institucional per se
riesgoso para la salud de la democracia. Ya sea por esta efectividad o porque los si s-
temas de partidos se han fragmentado en la región, los gobiernos de coalición son
cada vez más frecuentes y su estudio viene ganando terreno en la política compar a-
da latinoamericana. A las preguntas clásicas acerca de la cuestión del reparto de
poder entre los socios de la coalición podríamos incluir la inquietud sobre la parti-
cipación de las mujeres como resultado de esta distribución. La repartición del p o-
der en las coaliciones de gobierno, dentro del gabinete multicolor, conlleva un pro-
ceso doblemente complejo: por un lado la representación de cada partido integrante
de la coalición y, por el otro, la proporción de representación femenina. Como hip ó-
tesis de trabajo consideramos que las coaliciones de gobierno en sistemas presiden-
cialistas desincentivan la participación política de las mujeres en posiciones rele-
vantes dentro del gabinete. En la selección de casos se tomarán por un lado tres
países con coaliciones de gobierno: el PT con Dilma Rousseff en Brasil; La Concer-
tación con Michelle Bachelet en Chile y el FA en Uruguay con Tabaré Vázquez y Jo-
sé Pepe Mujica. Por otro lado tres países con gobiernos no coalicionales: el FpV con
Cristina Fernández en Argentina, el MAS en Bolivia encabezado por Evo Morales y
el ANR-PC en Paraguay con Nicanor Duarte Frutos y Horacio Cartes.
Introducción
1. LINZ, J. J. (1994): “Presidential or Parlamentary Democracy: Does It Make a Diference?” en The Fai-
lure of Presidential Democracy: Comparative Perspectives. eds. Juan J. Linz y Arturo Valenzuela. Balti-
more, The Johns Hopkins University Press.
2. CHASQUETTI, D. (2001) “Democracia, multipartidismo y coaliciones de gobierno en América Latina:
Evaluando la difícil combinación” en Tipos de presidencialismo y modos de gobiernos en América Latina.
ed. Jorge Lanzaro. Buenos Aires, FLACSO.
Varios autores3 observan el sistema presidencial desde una óptica que compleji-
za su análisis, buscando un mejor funcionamiento dentro del presidencialismo lati-
noamericano, en contraposición a aquellos estudios que proponen su reemplazo
por el parlamentarismo.
En lo que atañe a las coaliciones de gobierno, existen dos características del
presidencialismo que influyen en su formación. Por un lado, la libertad de elección
de los “secretarios” de un gabinete presidencial frente al papel del voto de investi-
dura y la opinión vinculante de los partidos miembros de la coalición en la selección
de los ministros de los gabinetes parlamentarios. Segundo, dado que el presidente
es el único formador de las potenciales coaliciones de gobierno, puede vetar cual-
quier alianza alternativa opuesta a sus intereses.4
Los tiempos institucionales preestablecidos y rígidos del presidencialismo fo-
mentan un ciclo político en el que el jefe ejecutivo ve reducidas paulatinamente su
alianza de gobierno y su base de apoyo parlamentaria, redefiniéndose el eje go-
bierno-oposición por vía de un ajuste continuo. Así como también, las alianzas par-
tidarias pueden llevarse adelante para ganar el premio mayor pero que luego no
gobiernan como coaliciones, siendo meramente frentes electorales, como en el caso
de Argentina, por ejemplo.
3. CHASQUETTI, D., (2001); HUNEEUS, C., (2005) y VILAMALA, J. (2008) son ejemplos de autores que
tratan este tema.
4. ALTMAN, D. (2001) The Politics of Coalition Formation and Survival in Multiparty Presidential Regimes.
Tesis doctoral. Government and International Studies. Indiana. University of Notre Dame.
Los lineamientos de Reinu y Albala (2012) sobre las negociaciones y/o acuerdos
ad hoc que se conforman en los sistemas presidencialistas a diferencia de los siste-
mas parlamentaristas, servirán de soporte para el análisis pretendido.
Nos referimos a que la base de los acuerdos, en este marco, pasan por las indi-
vidualidades e intereses personales de la dirigencia o del/la dirigente partidario y
no del partido político, es decir no es un acuerdo interpartido. De esta manera, la
interferencia de intereses particulares “(…) condiciona no sólo su definición, (como
coaliciones) sino muy especialmente su funcionamiento, vinculado en exceso a
continuas negociaciones orientadas tanto a incorporar dichos intereses particula-
res como a generar apoyos circunstanciales toda vez que han carecido de una só-
lida disciplina de partido en la que apoyarse parlamentariamente.”5
El número de partidos políticos integrantes, a la hora de la repartición de car-
gos, es una variable que cobra relevancia, ya que a menos partidos más cargos por
repartir dentro de la administración pública y más concentración de poder en cada
uno de ellos, a la inversa si hay un gran número de partidos políticos integrantes.6
Por lo tanto, podemos inferir que el reparto entre los partidos políticos de una
coalición de gobierno de carteras ministeriales en la conformación del gabinete,
está basado en intereses partidarios, personales, del presidente y, fundamental-
mente de la fuerza entendida en términos de cantidad de escaños que poseen cada
uno para utilizarla como herramienta de negociación. Mecanismo complejo que
aumenta al incluir la variable de la participación política efectiva de las mujeres en
dicho gabinete; a la negociación por la repartición de cargos entre los partidos polí-
ticos coaligantes, se le suma la búsqueda de que sean mujeres las responsables de
ocupar esos cargos.
A los efectos de este trabajo, es necesario especificar a qué se hace referencia
cuando se habla de la participación política de las mujeres y cómo esto se convierte
en un problema de paridad.
5. RENIU, J. M. y ALBALA, A. (2012) “Los gobiernos de coalición y su incidencia sobre los presidencialis-
mos latinoamericanos: los casos del Cono Sur”. Estudios Políticos, novena época, Nº 26. Pág. 172.
6. Ídem.
7. LEÓN, M. (1994). “Movimientos social de mujeres y paradojas en América Latina” en Mujeres y parti-
cipación política. Avances y desafíos en América Latina. Comp. León, M. Bogotá, Colombia. Pag.9
8. LUNA, G. L, (1994). “Estado y participación política de mujeres en América Latina: una relación de-
sigual y una propuesta de análisis histórico.” en Mujeres y participación política. Avances y desafíos en
América Latina. Comp. León, M. Bogotá, Colombia. Pág. 40.
2. Estudio de casos
9. GARCÍA ESCRIBANO, J. J. (2011) “El Sexo Excluído. Mujer y Participación Política” en Revista Psicolo-
gía Política N° 42, Universidad de Murcia. Pp. 13-27.
10. Mujeres en la política: 2015. Cuadro mundial disponible en:
http://www.unwomen.org/~/media/headquarters/attachments/sections/news/stories/2015/femmesenpo
litique_2015_web_spanish.pdf
2% 3%3%
5%
13% 39,47%
8%
24%
Gráfico Nº4. Partidos Políticos y porcentajes de representación dentro del segundo gabinete
12
2015.
11. Para más información se puede ingresar a Mujeres en Red – El Periódico Feminista “Un año de go-
bierno paritario en Chile”, disponible on-line en: http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1017
12. Datos recolectados del sitio oficial del gobierno de Chile, disponibles en:
http://www.gob.cl/ministros/
Desde sus orígenes el MAS representa a la mayoría del pueblo boliviano, ya que
se conforma principalmente por campesinos e indígenas que en el presente superan
el 60% de la población del actual Estado Plurinacional de Bolivia. Creado en Julio
de 1987 el MAS sienta desde sus orígenes las bases de la multiculturalidad propia
del pueblo boliviano. Su principal antecedente fue el Instrumento Político por la
Soberanía de los Pueblos, pero por incumplimiento con las normas del Código
Electoral de Bolivia se vieron obligados a formar un partido con la sigla legalizada
ante la Corte Electoral, así diez años después, en 1997, dicho Instrumento participó
con el nombre del Movimiento al Socialismo. Encabezado por Evo Morales en un
contexto preciso, el MAS gana la presidencia en diciembre de 2005.
Lo particular de Bolivia respecto a la participación política de las mujeres es
que desde la gestación de diferentes movimientos revolucionarios u organizaciones
Desde su fundación en 1887, el ANR-PC fue el partido que más veces gobernó
el país logrando ser en la actualidad el movimiento partidario de mayor fuerza polí-
tica en el Paraguay, principalmente por el número de afiliados y las mayorías que
posee en ambas cámaras nacionales. Gracias a ello, no tuvo necesidades de formar
alianzas de gobierno para lograr la presidencia.
Para nuestro análisis tomamos los dos últimos mandatos que el ANR-PC tuvo
los cuales fueron el del Presidente Duarte Frutos en el período entre 2003-2008 y
el del Presidente Cartes que desde el 2013 y hasta hoy continúa ejerciendo su man-
dato.
Como vemos en la Tabla Nº 6 el porcentaje de participación política de las mu-
jeres aumenta de un gabinete a otro, pasando de un 20% de PPM a un 25% en el
año.
En una primera lectura del Cuadro Nº 1 y, en base a los datos recolectados, po-
demos observar que los países latinoamericanos con sistemas de gobierno coalicio-
nal, en los tres casos estudiados reducen el porcentaje de mujeres para el segundo
mandato. A diferencia de los casos con gobiernos no coalicionales que, o mantienen
el porcentaje, como en el caso de Argentina o, aumentan en el segundo mandato
como son los casos de Bolivia y Paraguay.
También se observa que, a excepción del caso de Chile, el resto de los países
coalicionales no superan el 25% en ninguno de los gabinetes, quedando por debajo
de lo que ocurre con Argentina, Bolivia y Paraguay que mantienen el 25 o lo supe-
ran y en algunos casos hasta llegar a la paridad como Bolivia.
Igualmente, consideramos importante aclarar y también siguiendo nuestros da-
tos recolectados, todos los países están lejos de llegar a la paridad, Bolivia por
ejemplo para el año 2013 redujo el porcentaje de mujeres saliendo de la paridad y
llegando al 38%.
4. Reflexiones finales
En los casos de países con coaliciones de gobierno, esto brinda algunos datos de
relevancia que pueden servir para futuras investigaciones tales como pensar si hay
una correlación entre la cantidad de partidos integrantes de una coalición y su in-
fluencia sobre la posibilidad de lograr la paridad. Por otro lado, podemos observar
también que, más allá del compromiso por parte de los/as presidentes/as de lograr
la paridad, el hecho de no lograr consensuarlo con su partido y, fundamentalmente,
con el resto de los partidos coaligados, ha generado un retroceso en la materia, en
detrimento de la paridad. Entonces podemos inferir que es necesaria la voluntad
política de mantener dicha representación femenina y, por lo tanto confirman nues-
tra hipótesis sobre las coaliciones como desincentivo para la representación iguali-
taria y equitativa entre varones y mujeres.
Con respecto a los casos sin coaliciones de gobierno, podemos inferir que el re-
parto de carteras ministeriales es más sencilla ya que no es necesaria la repartija
entre distintos partidos, haciendo de esta manera una sola vuelta de reparto, lo que
implica que las mujeres pueden llegar a acceder más fácilmente a los espacios de
decisión, en comparación con las coaliciones de gobierno.
En este sentido, creemos pertinente destacar la escasa información que existe
respecto a la conformación de los gabinetes en las presidencias estudiadas y como
cuestión que debe ser atendida. Su investigación puede ser útil para identificar y
analizar los diversos patrones –si es que los hay en todos los países- de repartición
de carteras ministeriales en la región y, con ello poder avanzar en un estudio más
sistemático respecto al tema considerado en este trabajo.
No obstante podemos concluir, luego de este recorrido empírico que, desafor-
tunadamente, la desigualdad entre varones y mujeres está institucionalizada, este
trabajo busca no sólo reflejar esta premisa sino también reflexionar sobre las de-
sigualdades y el rol que ocupan las coaliciones de gobierno, principalmente sus
acuerdos programáticos y su agenda, como así también la voluntad política de la
figura presidencial y los partidos coaligados en incentivar la paridad.
Bibliografía
MARCELINO MAINA
[email protected]
Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad Nacional del Litoral
Resumen
En los albores de la apertura política definida a partir de la agonía de la experiencia
dictatorial iniciada en 1966 se profundiza la transición desde dicho estado burocr á-
tico autoritario. Tal transición combina profundas tensiones en el campo de las cul-
turas políticas con la persistente hibridación entre violencia y política. Proponemos
que el debate en torno a los alcances de los conceptos señalados mixtura aportes de
la ciencia política, la historia y la sociología.
En la ponencia se abordarán estos fenómenos desde una perspectiva local – regio-
nal, en especial analizando el caso santafesino, en cuanto a los siguientes tópicos:
primero, la agenda política de la transición desde 1972 y, segundo, las claves de re-
organización de los partidos prestando especial atención al caso del peronismo pr o-
vincial y la conflictiva ruptura organizacional que presenta para el proceso electoral
que culminará entre el 11 de marzo de 1973 y, segunda vuelta mediante, el 15 de
abril con el triunfo de Carlos SylvestreBegnis para gobernador.
Triunfo que se verá rápidamente hipotecado por la sobrevivencia de las figuras de la
guerra, el apogeo de la conflictividad al interior del peronismo y el deterioro de la
experiencia de los gobiernos nacionales que se sucederán durante casi tres años. Así
se recuperarán conceptos que remiten a los fenómenos transicionales; se abordará
la historia local en el espejo de las claves nacionales y los vertiginosos fenómenos de
metamorfosis de las culturas políticas en una coyuntura crítica donde la querella de
interpretaciones en torno al horizonte democrático es una de las referencias ce n-
trales.
1. Para el análisis del Cono Sur americano, el golpe de estado y la posterior intervención militar en Brasil
hacia1964 es la referencia liminar obligada.
2. Aquellas obras que son consideradas clásicas al respecto de la temática de los nuevos autoritarismos
en América Latina son: David Collier (comp.):El nuevo autoritarismo en América Latina, México, FCE,
1985, en especial el artículo de Fernando Henrique Cardozo, “Sobre la caracterización de los regímenes
autoritarios en América Latina; Carlos Portales (comp.) La américa latina en el nuevo orden económico
mundial, México, FCE, 1983 en especial el artículo de Manuel Garretón, “En torno a la discusión de los
nuevos regímenes autoritarios en la América Latina”; Guillermo O’DonnellModernization and Bureaucra-
tic-Authoritarianism. Studies in South American Politics, University California Press, Berkeley, 1973 lue-
goprofundizado en Elestado burocrático autoritario, Ed. De Belgrano, 1980, Buenos Aires y en Contra-
puntos, Ed. Prometeo, 1999; Isidoro Cheresky y Jacques Chonchol (comp.) Crisis y transofmración de
los regímenes autoritarios, Buenos Aires, Eudeba, 1985, Alain Rouquié, ¿Cómo renacen las democra-
cias?, Buenos Aires, 1985. Desde otra perspectiva,aquella que analiza cómo se debilitan y caen las expe-
riencias democráticas: Juan Linz: Crisis, Breakdown and Reequilibration, John Hopkins UniversityPress,
Baltimore, 1978.
“buscaba aislar a todas las variantes del “partido armado” y desactivar una posición
civil cada vez más amplia y encolerizadaque incluía el peronismo (…) El pacto per-
seguido por Lanusse reclamaba como contribución compensadora de los peronistas
que Perón hiciera también su parte condenando Expresamente la violencia que se
ejercía en nombre del movimiento y renunciando a toda candidatura en las eleccio-
nes venideras” (Altamirano, 92).
“Eran las primeras luego del golpe de estado de 1966; significaban el retorno del pe-
ronismo al juego político tras casi dieciocho años de proscripción; Y representaban
el ingreso a la participación ciudadana de más de tres millones de nuevos votantes
en el ámbito nacional, cerca del 30% del padrón anterior” (Pozzoni, 2009: 186)
En el caso de la provincia de Santa Fe, para 1970 –luego del golpe de estado que
destituye al radical Arturo H. Illia- se suceden en el poder de facto provincial el in-
terventor Gral. Eleodoro Sánchez, el designado como gobernador Contralmirante
Eladio M. Vásquez, una nueva intervención a partir del Gral. Roberto a. Fonseca y,
finalmente antes de las elecciones de 1973, el gobierno del General Guillermo Sán-
chez Almeira que conducirá el proceso electoral.
de Ollier(2009); Vezzetti(2009) para citar algunos que se ilustran en un proceso de más de una década
donde de la primacía del ideario revolucionario se pasa a la invención y construcción democrática.
6. “… en contra de las interpretaciones de sentido común que solo perciben los aspectos destructivos de
la década del 1970, se debe reparar que el sistema de partidos tuvo un ciclo ascendente que se inició en
1970 y se extendió hasta 1987 (…) El hito que marcó el inicio del ciclo ascendente del sistema partidario
fue la firma de La Hora del Pueblo en noviembre de 1970, en cuya génesis y formalización jugaron un rol
central los otrora “viejos enemigos”, es decir Perón y el líder de la Unión Cívica Radical, Ricardo Balbín”
(Cavarozzi, 2006: 82)
“el intervalo que se extiende entre un régimen político y otro (…) Las transiciones
están delimitadas, por un lado, por el comienzo del proceso de disolución del régi-
men autoritario, y del otro, por el establecimiento de alguna forma de democracia,
el retorno a algún tipo de régimen autoritario o el surgimiento de una alternativa
revolucionaria. Lo característico de la transición es que en su transcurso las reglas
del juego político no están definidas” (O’Donnelly Schmitter, 2010: 27).
Implícito en este recorrido teórico inaugural está el supuesto de pensar a las trans i-
ciones en clave de etapas, cuestión que tendrá largo impacto en las apropiaciones y
críticas que se harán de la obra, así lo señalan los autores: “estos procesos no par e-
cen seguir una secuencia lógica, aunque pueden discernirse ciertas pautas region a-
les y temporales. Tampoco es irreversible…” (O’Donnell, y Schmitter, 2010: 31).No
obstante
7. “conceptos como los de cultura política, constituyen el basamento normativo en el que se estructuran
las acciones de los agentes sociales. Si la cultura política marcaba el sentido de la legitimación de la
consecución de metas de una Sociedad: ¿por qué razón era excluida del análisis? Entendemos por cultu-
ra política el conjunto de valores, creencias, costumbres y normas que orientan el comportamiento de
los agentes sociales. Esto no quiere decir la existencia de una homogeneización de los mismos ni un
sentido de integración.”(Bulcourf, 1998: 64). La pregunta por las características y la existencia misma
“el peronismo se debatía entre las fuerzas que pugnaban por la revolución f rente a
los sectores que buscaban restaurar aquellas nostálgicas imágenes, aunque con si g-
nificativos matices, del primer peronismo. El partido no cumplía un rol principal
dentro del proceso político que se estaba llevando a cabo. Era sólo una herramienta
electoral que debía utilizarse para llegar al verdadero poder” (Servetto, 1999: 97).
de una cultura democrática aún persiste en los debates en tornos a las condiciones de producción de una
sociedad democrática (cfr. por ejemplo la obra de Adam Przeworski). En definitiva, al incorporar la pers-
pectiva de las culturas políticas7, la cuestión transicional y el fenómeno de invención democrático se
enriquece.
A su vez se definió un nuevo estatuto de los partidos políticos, que entre otras
cuestiones se adentraba con los temas vinculados a las agrupaciones y la libre dis-
ponibilidad de sus locales, al número de inscriptos habilitados para participar en la
elección y a la cuestión vinculadaa las nomenclaturas partidarias y su uso. Aunque,
como veremos más adelante, también performateaba los modelos y procesos de
elección de cargos ejecutivos y legislativos, provinciales y nacionales.
Iniciada ya esta compleja transición a la democracia se abren dos líneas de aná-
lisis interesantes para mojonar este proceso: la conocida como “puja de los genera-
les” entre Lanusse y Perón8 y, por otro lado, el citado pseudoestatuto que enmarca-
ba enmiendas provisionales a la constitución y que iba a regir las elecciones de 1973
(Cfr. Sábato y otros, 2011: 294 y ss.).
Pero se añade otro dato o elemento significativo que remitea que la “fluidez ins-
titucional del PJ caracterizó de manera clara el proceso de selección de dirigentes y
candidatos de 1972-1973” (Levitsky, 2005: 60).Un proceso que conducirá al Con-
greso Peronista de junio de 1972 donde los dirigentes no lograron acordar la con-
formación del Consejo Nacional ni la cantidad de sus integrantes.
De ahí la necesidad de improvisación que se adoptó bajo la frágil conducción
del delegado Héctor Cámpora quien, luego de ser designado por Perón como candi-
dato a presidente tuvo que atravesar no pocas resistencias en el armado preelecto-
ral: “… los esfuerzos de los dirigentes locales para designar a los candidatos a go-
bernadores en las ramas locales generaron una crisis institucional en la mayoría de
las provincias…” (Levitsky, 2005: 61). Este rasgo particular de la reorganización
partidaria del peronismo va otorgarle al proceso de selección de candidatos una
dinámica caótica.
Recordemos que el peronismo había atravesado los años que mediaron entre el
golpe de estado del 55’ y este inicio de un proceso transicional definiendo distintas
transformaciones en los sectores políticos yen el sector sindical del movimiento
pero también mostrando la emergencia de nuevos actores generacionales que ter-
minarían por mencionarse genéricamente como juventud peronista (cfr. Sidicaro,
2003: 105).
Al interior de dicha clave, en Santa Fe –como en el resto de la Nación- para co-
mienzos de los años 70’s el peronismo mostraba una situación de dispersión orga-
8. Sería una de las interpretaciones que tradicionalmente se ha desarrollado en torno a la gestación del
GAN y el vínculo Lanusse – Perón, ésta sería la de la búsqueda de una salida por parte de los sectores
militares ante la crisis que se desarrollaba en varios niveles. Otro conjunto de hipótesis son las vincula-
das a reconocer en ésta etapa un momento de crisis orgánica del capitalismo argentino, estas hipótesis
reclamarían la autoría de autores como G. O’Donnell, J. C. Portantiero por ejemplo. (Cfr. De Amézola,
1999)
ticialista (otorgada a su vez por el Poder Judiciala partir de la sentencia del juez
federal Eugenio Wade) y que candidateaba a Antonio Campos9 y a Alberto Bonino
para gobernador y vicegobernador llevando la boleta nº 910.
Por otro la candidatura del Movimiento de Integración y Desarrollo al interior
del Frente Justicialista de Liberación que presentaba la fórmula Carlos Sylvestre-
Begnis11 y Eduardo Félix Cuello12 y que fue legitimada vía la intervención explícita
de Perón, aunque el mismo Antonio Campos lo negara hasta días antes de la vota-
ción (Cfr. Diario El Litoral, 8-03-1973).
Ya la misma constitución de las listas expresaba el fuerte conflicto interno que
atravesaba el peronismo local13. En febrero de 1973, el sector liderado por Antonio
Campos y Ovidio López se autoproclamaba la fórmula del peronismo en Santa Fe
(Cfr. Diario El Litoral, 13-02-1973, p. 5); en cambio pocos días después desde el
aeropuerto de Sauce Viejo y en conferencia de Prensa, el candidato presidencial
Héctor Cámpora daba explícito apoyo a la fórmula frentista encabezada por Sylves-
treBegnis, diciendo: “en Santa Fe hay una sólo fórmula peronista, la integrada por
el Dr. Carlo SylvestreBegnis y Eduardo Cuello, por la que deben votar todos los san-
tafesinos leales al peronismo y a Perón” (El Litoral, 04-03-1973, p. 5) incluyendo en
sus declaraciones la prácticamente confirmada expulsión de las filas partidarias de
la otra fórmula aunque, paradójicamente, sin rechazar que en la boleta del Partido
Justicialista de Santa Fe figure su candidatura a presidente.
Por lo tanto el resultado electoral es reflejo de la previa constitución del escena-
rio del peronismo local que en un movimiento centrípeto reúne el conjunto de ten-
siones que marca el ambiente del período.
Así las elecciones de apertura del 11 de marzo de 1973 en Santa Fe14, dieron co-
mo resultado un triunfo de la fórmula encabezada por SylvestreBegnis(MID – FRE-
JULI) por el 38% de los votos; frente a la lista de la Alianza Federalista con un 29,1
%; la UCR con un 15,4% y el PJ con un 13,3%.
Dada las características de la legislación electoral vigente, que marcadamente
era excepcional, el resultado condujo a la formalización de una segunda vuelta elec-
toral para el día 15 de abril de ese año (al igual que ocurriría en otras 13 provincias).
Finalmente en la segunda vuelta el MID-FREJULI (unificando apoyos de parte
dela lista nº 9 del PJ, del Partido Conservador Popular, del Partido Popular Cris-
tiano y otros sectores menores del socialismo y el neoperonismo) alcanza el 63,5%
de los votos mientras que la Alianza Popular Federalista logra el 36,5 %. Así se defi-
ne el triunfo de la fórmula impulsada por Juan Domingo Perón y organizada a par-
tir de las definiciones nacionales. La distribución de Senadores Nacionales fue dos
para el FREJULI:AfrioPennisi (sindicatos Santa Fe) y Yamila Barbora de Nasif (Ro-
sario), mientras que el PDP, logra la banca restante para Camilo Muniagurria luego
sucedido por Luis CulassoMattei.
Recordemos que para el 11 de marzo en la convocatoria nacional, el FreJuLi con
la candidatura de Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima para el poder Ejecutivo
Nacional, encabezaba ambas boletas: la nº 9 y la nº 11. Así, en el distrito santafe-
sino,alcanzó el 49,2% de los votos acercándose a la media lograda a nivel nacional
que se aproximó al 49.5% de los votos.
A nivel nacional, la Alianza Popular Federalista reunió un porcentaje del 14,9%
y la UCR sumó un 21,3% con la fórmula encabezada por Ricardo Balbín. Se genera-
ba un ajustado panorama de segunda vuelta ya que la fórmula del FreJuLi no supe-
raba el 50%, pero el radicalismo rápidamente renuncia a disputar la segunda vuelta
electoral ante, entre otros elementos, la diferencia de más de 26% que el FreJuLi
había obtenido sobre su contrincante.
Retomando el caso provincial, al momento de asumir, C. SylvestreBegnis con-
formó un gabinete que era expresión de la heterogeneidad manifiesta del frente que
lo había impulsada al poder provincial: Roberto Rosúa en el Ministerio de Go-
bierno, Justicia y Culto (subsecretarios Antonio Bonifasi y Rubén Luis Ferrara). El
Ministerio de Educación u Cultura a cargo de Juan Miguel Naput (subsecretarios
Bernardino Turri y Marcos Caso). En Agricultura y Ganadería accede a la cartera
ministerial Manuel Aguirre (subsecretario Juan Escaliter). En Obras Públicas Ri-
cardo Fisher (su subsecretario Osvaldo Santi). El Ministerio de Hacienda y Econo-
mía fue para Ángel Prece (subsecretarios Luis R. Galluppo y José Caterina) Bienes-
tar Social a cargo de Enzo Galaretto (subsecretarios Víctor Félix Reviglio y
Florentina García de Sáenz) (Cfr. Diario El Litoral, 04-1973).
La particular transición del 73’, se ve iluminada por aquello que señala Norbert
Lechner
Cierre
“Desde sus inicios el peronismo se concibió a sí mismo en un lugar que definió sus
formas de concebir y practicar la política (…) Podemos, metafóricamente, identif i-
carlo con una ciudadela cerrada, y en una ciudadela cerrada, toda disidencia es
traición… a la construcción del Partido Peronista como un oxímoron: se sueña co-
mo un partido de acero y vive alterado por rencillas internas…” (Macory Tcach,
2013: 11).
Bibliografía
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Levitsky, Steven (20059: La transformación del justicialismo. Del partido Sindical al
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autoritario. Buenos Aires, Prometeo.
Ollier, María Matilde (2009): De la revolución a la democracia. Buenos Aires, Siglo
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Pozzoni, Mariana (2009): “La Tendencia Revolucionaria del peronismo en la apertura
política. Provincia de Buenos Aires. 1971 – 1974” en Revista Estudios Sociales 36, San-
ta Fe, Universidad Nacional del Litoral.
Resumen
Los partidos políticos se distinguen de otras organizaciones por acceder al aparato
estatal. En el ejercicio del gobierno, los partidos pueden adoptar una nueva forma
organizativa intrapartidaria, dotándose de un nuevo recurso que condiciona a toda
la organización.
Partiendo de dos tipos ideales de partidos, el partido de activistas y el partido de
propaganda, el presente texto analiza el caso del Frente para la Victoria en su rel a-
ción con el Fondo Monetario Internacional. El Frente para la Victoria como partido
en el gobierno priorizó la política partidaria y modificó su recurso organizativo en el
proceso de negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Introducción
1. Schlesinger, J. (1994). Political Parties and the Winning of Office. USA: University of Michigan Press.
2. En la elaboración de esta distinción se adopta la teoría de Kaare Strom sobre el comportamiento de
los partidos competitivos. Strom, K. (1990). A Behavorial Theory of Competitive Political Parties. Ameri-
can Journal of Political Science. Volume 34, Issue 2, (May), pp. 565- 98.
3. Diversas proposiciones o reglas han sido formuladas sobre la formación de las coaliciones según las
preferencias de los partidos. Al respecto se sigue el artículo, De Winter, L. and Dumont, P. (2006). Par-
ties into government: still many puzzles, en Handbook of Party Politics edited by R. Katz and W. Crotty.
Great Britain: SAGE Publications Ltd, 2011, pp- 175- 188.
El FPV como organización nacional surgió como opción electoral del Partido
Justicialista-PJ en ocasión de celebrarse las elecciones nacionales de 2003. En esa
oportunidad el PJ presentó, además del FPV, dos opciones más en la competencia
por la presidencia de la Nación, el Frente por la Lealtad y el Frente Movimiento
Popular. El FPV ocupó el sector del peronismo de centroizquierda y las dos opcio-
nes restantes se ubicaron en el sector del peronismo de centro- derecha y de centro
en el espacio político argentino4.
4. La ubicación político- ideológica de las tres opciones electorales se adopta de la distinción de los cliva-
jes que estructuran el espacio político en Argentina elaborada por Pierre Osteguy.
Ostiguy, P. (2009). Argentina double political spectrum: Party system, political identities, and strategies,
1944- 2007. Working Paper 361. USA: Kellogg Institute- University of Notre Dame.
El escaso tiempo con que contó el FPV para presentarse como opción en las
elecciones nacionales, el hecho de constituirse en una de las tres alianzas confor-
madas por el Partido Justicialista y de competir con un ex- presidente, quien había
liderado la estructura del partido, fueron factores que determinaron que se organi-
zara inicialmente en base al recurso de la propaganda política. Propaganda que
identificó a las reformas neoliberales como la causa del desempleo y del empobre-
cimiento de la mayoría de la población, reformas que habían sido impulsadas a ni-
vel regional por el FMI, entre otros Organismos Internacionales.
Los primeros resultados electorales obtenidos por el FPV a nivel nacional reve-
lan la coexistencia de tres características en su formación como partido de propa-
ganda: la centralización interna, la superposición del liderazgo partidario y guber-
namental y el fraccionamiento intrapartidario personalizado.
La centralización interna del partido fue una consecuencia de la relevancia polí-
tica que la candidatura a Presidente otorga en un régimen presidencialista y de la
legitimidad popular obtenida por el FPV en las elecciones nacionales, al lograr
constituirse en la segunda fuerza política y forzar la realización de un balotaje.
La autoridad presidencial fue reforzada por el contexto de crisis política y so-
cioeconómica, frente a la debilidad institucional que la había caracterizado desde el
fallido gobierno de la Alianza. Ello determinó que ejerciera el control de la agenda,
lo que permitió desplegar iniciativas políticas (Martínez Nogueira, 2013).
La significación política de desempeñar el máximo cargo público y la legitimi-
dad popular obtenida en las elecciones, reprodujo en el FPV la particularidad del
Justicialismo, definir la competencia intrapartidaria por medio de la competencia
electoral extra partidaria, superponer el liderazgo en el partido y en el gobierno y
concentrar la autoridad al interior del FPV (Ollier, 2009).
El FPV contaba con mayoría en ambas Cámaras, en Diputados el Bloque Justi-
cialista lo integraban 128 Diputados sobre 257 bancas, y en Senadores, el Bloque
estaba conformado por 40 Senadores sobre 72 bancas5. El predominio del Justicia-
lismo en el Poder Legislativo no se traducía directamente en el predominio del FPV.
El fraccionamiento interno del Partido Justicialista fue consecuencia del poder ins-
titucional que conservaron los gobernadores. Los gobernadores mantuvieron un
alto índice de poder desde el inicio del último período democrático (González,
2013).
El proceso de negociación del FPV con el FMI estuvo signado por una estrategia
opositora. La centralidad que le otorgó al mercado interno, al crecimiento económi-
co y al aumento del empleo y del salario, contrariaban las recomendaciones del
FMI, identificadas con las políticas de ajuste. La orientación programática del par-
tido, las condiciones de recuperación económica, el contexto internacional de cues-
tionamiento al Organismo y de creciente autonomía financiera de los países de la
región, confluirán para desvincularse de las exigencias fondomonetaristas.
La unidad política del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, con un gobierno
de mayoría, fortaleció el liderazgo presidencial para llevar adelante el proceso de
negociaciones con el FMI.
Los escasos cuatro meses de negociación con el FMI para firmar un acuerdo de
préstamo bastaron para que el partido en el gobierno adoptara las pautas del acti-
vismo partidario: programa partidario manifestado en la orientación de las nego-
ciaciones con el Organismo, funcionarios con afinidad partidaria a cargo de la ne-
gociación, presencia de fracciones políticas del partido en el gobierno en la
composición del Ministerio de Economía lo que se traducía en la presencia de una
6. Brasil canceló su deuda con el Organismo en diciembre de 2005 y Venezuela ya lo había realizado en
el año 1999, a poco de asumir la presidencia Hugo Chávez.
7. Directorio Legislativo. Congreso de la Nación 1999- 2007. Argentina. Calvo, E. (2005). Argentina,
elecciones legislativas 2005: consolidación institucional del kirchnerismo y territorialización del voto.
Revista de Ciencia Política, Vol. 25, Nro. 2, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Sitio
web: www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-090X2005000200007&script=sci_arttext
El FPV se formó como una alianza político- electoral que presentó candidatos a
las elecciones presidenciales y legislativas nacionales de abril del 2003. Como frac-
8. En los períodos legislativos 2003, 2004 y 2005 el Bloque de Diputados se denominaba PJ, llamándose
FPV a partir del período legislativo 2006. En el Senado el Bloque se denominaba PJ, llamándose PJ- FPV
a partir del período legislativo 2007.
9. Ley Nro. 26.076, sancionada el 21 de diciembre de 2005, promulgada el 9 de enero de 2006.
ción del Partido Justicialista atravesó por conflictos surgidos en la coyuntura elec-
toral, con la intervención judicial para ser habilitado y poder competir en las elec-
ciones a las máximas autoridades nacionales.
En sus inicios, como nueva organización partidaria, utilizó la propaganda polí-
tica para lograr en poco tiempo, su difusión como oferta electoral. La utilización de
este recurso organizativo estuvo bajo el control de un liderazgo político centraliza-
do, rasgo distintivo del partido Justicialista, donde la legitimidad electoral externa
promueve el dominio político interno.
La modificación como organización partidaria basada en el activismo político
ocurrió en el transcurso del proceso de cancelación de los acuerdos de préstamos
con el FMI.
La coherencia programática orientó la política hacia el Organismo Financiero
Internacional, actualizando el legado originario del Justicialismo.
La orientación política promovió el apoyo legislativo al Poder Ejecutivo en los
dos años previos al triunfo electoral del 2005. La descentralización organizativa del
Justicialismo, expresión de su baja institucionalización y de los poderes partidarios
e institucionales que concentran las autoridades provinciales, verificó que más des-
centralizadas son las decisiones políticas más políticamente se orienta el partido a
expensas de la búsqueda de votos y cargos10.
La composición del gabinete ministerial reforzó esta orientación política,
subordinándolo al liderazgo presidencial, lo que permitió que la participación de
funcionarios extrapartidarios en el Ministerio de Economía y en la Presidencia del
Banco Central, no obstaculizara la consolidación de la organización partidaria.
En el Poder Legislativo los actores de veto partidarios cambiaron, al no cristali-
zarse las fracciones partidarias que habían participado con candidatos propios a la
Presidencia en las elecciones nacionales. En las dos Cámaras del Congreso se con-
formaron bloques únicos mayoritarios bajo la denominación Bloque Justicialista.
Esta particular combinación de liderazgo político legitimado electoralmente,
descentralización organizativa e identidad partidaria, maximizó el logro de las polí-
ticas programáticas.
El FPV en su origen como alianza político- electoral del Partido Justicialista en
las elecciones presidenciales del 2003, reunió las características del partido de pro-
paganda. Su principal recurso fue la propaganda política, centralizado internamen-
te con preeminencia del liderazgo presidencial en la definición de la agenda política,
10. Share, D. (1999). From Policy- Seeking to Office- Seeking: The Metamorphosis of the Spanish So-
cialist Workers Party, en Muller, W. and Strom, K. Policy, Office, or Votes? How Political Parties in West-
ern Europe Make Hard Decisions. USA: Cambridge University Press, pp. 89- 111.
Bibliografía
11. La ley 25.561 de emergencia económica y reforma del régimen cambiario sancionó la delegación de
facultades del Poder Legislativo al Poder Ejecutivo. La ley entró en vigencia el 7 de enero de 2002.
Documentos
CORINA MARENONI
Graduada del Profesorado de Historia FHUC-UNL
Resumen:
En el presente trabajo nos proponemos iniciar un camino exploratorio vincula-
do al repertorio de acción desplegado por la Asociación Bancaria Seccional Santa Fe
durante el período que duró el tratamiento legislativo de la ley N° 11.387. Mediante
esta normativa se habilitaba al Poder Ejecutivo santafecino a la privatización total
del Banco Provincial de Santa Fe con un impacto negativo sobre el conjunto de los
empleados bancarios. Las privatizaciones de empresas públicas implicaban la venta
total o parcial de entidades de pertenencia total o parcial al Estado con el objetivo
de reducir los gastos y obtener dinero líquido para pagar la deuda. Lo interesante
aquí reside en que no sólo estas medidas se desarrollaron en el marco nacional, sino
que también operaron de diversas maneras en las provincias.
El objetivo que persigue el presente trabajo es analizar los repertorios de acción
colectiva desplegado por los empleados de la Asociación Bancaria durante el trata-
miento legislativo de la Ley 11.387, es decir, cuáles fueron las formas que adoptó la
protesta laboral. A su vez, indagar en las relaciones que se establecieron entre el
gremio y otros actores se vuelve tarea obligada al permitir complejizar el enfoque.
Sostenemos como hipótesis de trabajo que la protesta laboral, y con ella el reperto-
rio de acción, que desplegó la Asociación Bancaria en el marco del tratamiento de la
Ley Provincial N° 11387, puede ser caracterizada como pública, directa y disconti-
nua.
Introducción
1. Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial son instituciones de carácter interna-
cional creadas en 1944 por medio del Tratado de Bretton Woods (1944). Tienen como fin garantizar la
estabilidad del sistema monetario internacional.Por medio del FMI y del BM, se han impuesto programas
económicos de ajuste estructural a los países en vías de desarrollo en la década de los noventa.
durante los años noventa en Santa Fe, el del Banco Provincialse torna paradigmáti-
co, pues se convirtió en la experiencia piloto en todo el país donde se permitió la
incorporación de capitales privados.
La privatización del Banco Provincial de Santa Fe comenzó hacia finales de
1990, cuando se decide vender el 49% del paquete accionario a privados por m e-
dio de la Ley Provincial 10.582. Este fue el inicio de un proceso mucho más la r-
go que culminaría una década después con la liquidación total dela entidad ban-
caria. Dicho proceso comenzó a consolidarse hacia el año 1994, cuando
Reutemann –gobernador de la provincia en eseentonces- envía a la legislatura
un proyecto de ley para vender el 70% de las acciones; proyecto que no fue tra-
tado. La asunción de Jorge Obeid al Poder Ejecutivo provincialen 1995 marcará
un punto de inflexión interesante en el proceso al acelerar y concretar la privati-
zación total de la entidad bancaria por medio de la Ley 11.387.
En este marco, analizaremosel caso particular del Banco de la Provincia de San-
ta Fe S.A.P.E.M donde los bancarios mostraron una actitud de rechazo a la privati-
zación, sobre todo a partir de 1996, momento en el cual se lleva adelante el proyecto
de ley que proponía la venta de la mayoría de las acciones a privados y una reorga-
nización en el ámbito laboral.
El recorte temporal se despliega entre los meses de marzo y julio de 1996; período
durante el cual la Asociación Bancaria llevó adelante su repertorio de acción para resis-
tir al tratamiento de la Ley provincial N° 11.387 que implicaba no sólo la venta del 70%
del paquete accionario del Banco Provincial de Santa Fe S.A.P.E.M sino transforma-
ciones laborales que afectaban directamente a los empleados como ser: retiros volunta-
rios; reubicación de los trabajadores en otros espacios administrativos del estado; etc.
El objetivo que perseguimos consiste en examinar el repertorio de acción colec-
tiva desplegado por los empleados de la Asociación Bancaria durante el tratamiento
legislativo de la Ley 11.387, es decir, las performances que adoptaron y desplegaron
durante la protesta laboral. Sostenemos como hipótesis de trabajo que la protesta
laboral, y con ella el repertorio de acción, que desplegó la Asociación Bancaria en el
marco del tratamiento de la Ley Provincial N° 11.387, puede ser caracterizada como
pública, directa y discontinua.
nos y, por el otro, a los funcionarios políticos del gobierno de turno. Como sostiene
Santiago Duhalde “tanto la reforma del Estado como el conjunto de reformas labo-
rales (…) produjo un impacto muy grande en la totalidad de los trabajadores, pero
especialmente en los empleados estatales, doblemente afectados por su particular
carácter de trabajadores cuyo empleador es, nada más ni nada menos, que el Esta-
do” (2009:5).
Es necesario que hagamos una serie de aclaraciones respecto a los empleados
bancarios y a la misma institución. Como señala Esteban Iglesias (2001) las pro-
ducciones académicas vinculadas al estudio de la organización del trabajo tienen
una fuerte impronta industrialista y, teniendo en cuenta nuestro objeto de estudio
es menester hacer algunas aclaraciones: 1) el Banco de Santa Fe era una empresa
que gestionaba el Estado provincial; 2) pertenece al sector financiero; 3) el escena-
rio en el que se despliega la acción colectiva no es la fábrica porque no estamos ha-
blando de obreros industriales sino de empleados bancarios que pertenecen a la
administración estatal provincial.
Parece pertinente en este punto, establecer el marco teórico sobre el que sus-
tentará nuestro estudio. Entendemos, siguiendo a Farinetti (1999), por protestaslas
diversas manifestaciones que tienen por objetivo no sólo expresar desacuerdos sino
también reclamar soluciones frente a determinadas situaciones. Dichas acciones de
tipo colectivas tienen tres características: son públicas, directas y discontinuas. Son
públicas porque hacen visibles frente a la sociedad civil y/o las autoridades políticas
una situación que es percibida por los protagonistas como un problema social; son
directas cuando la manifestación interrumpe la actividad cotidiana de los partici-
pantes o afecta el funcionamiento normal de la vida pública; y, son discontinuas
cuando consisten en acciones en el tiempo episódicas, aun cuando sean parte de
una lucha más amplia. Las protestas laborales, siguiendo a Farinetti, serían aque-
llas a partir de la cuales toman forma un conjunto de reivindicaciones vinculadas al
trabajo (salarios, condiciones laborales, fuentes laborales, entre otras).
En relación al concepto de acción colectiva, los aportes de Tarrow (1997) resul-
tan interesantes, pues las protestas –sobre todo las laborales– son una forma de
acción colectiva que, muchas veces, puede tornarse contenciosa. Para Tarrow, la
acción colectiva puede adoptar diferentes formas -breve o mantenida, instituciona-
lizada o disruptiva, monótona o dramática- y se genera en el marco de instituciones
con grupos constituidos que actúan en nombres de objetivos.
En este sentido, una protesta laboral es una acción colectiva por medio de la
cual un grupo lleva a cabo un repertorio de acción que incluye, al mismo tiempo, un
conjunto de acciones que pueden ser de diversa índole. Es decir, lo que seentiende
por repertorio de acción, en líneas generales, son las performances que un colectivo
puede adoptar y desplegar durante la acción colectiva. De este modo, un repertorio
de acción es el conjunto de medios de los que dispone un grupo particular para rea-
lizar reclamos, el cuál no se explica sólo en términos instrumentales sino también
en términos de aprendizaje. Existen cuatro factores o elementos para comprender
la vigencia de un repertorio: rutinas cotidianas y redes de organización de la pobla-
ción; experiencia acumulada de acción colectiva, una memoria y un saber; estánda-
res predominantes de derechos y justicia y patrones de expresión. Tarrow (1997)
establece una tipología de la acción colectiva pública vinculada a las formas que ésta
puede adoptar: violenta, convencional o disruptiva2. Todas ellas son expresiones
públicas que ponen de manifiesto la confrontación entre los descontentos y las au-
toridades donde el poder de la acción procede de tres elementos centrales: desafío,
incertidumbre y solidaridad.
Bajo este telón conceptual abordaremos el análisis de la protesta laboral y del
repertorio de acción de la Asociación Bancaria Seccional Santa Fe a lo largo de los
meses en los que se trató el proyecto de ley privatizador del Banco Provincial de
Santa Fe en la Legislatura Provincial.
A finales de 1995, ni bien asumió al Poder Ejecutivo el Ing. Jorge Obeid, el viejo
proyecto reutemanista de privatización del Banco Provincial fue retomado y envia-
do a la Cámara de Senadores de la provincia para su tratamiento e inmediata apro-
bación. El mismo gobernador manifestó "el proyecto es el de Reutemann con lige-
ras modificaciones (…) si tenemos un ente altamente deficitario, que está
desfinanciando a la provincia, hay que tratar cuanto antes de resolver la situación”3.
El discurso de la ineficiencia de la banca, que inició con Reviglio y que tiene su co-
2. Según Tarrow (1997), “El repertorio del movimiento moderno ofrece a los activistas tres tipos básicos
de acción colectiva: violencia, disrupción y convención. Los tres incorporan en mayor o menor grado las
propiedades de desafío, incertidumbre y solidaridad. La primera forma, la violencia, es la más fácil de
imitar, pero en circunstancias normales queda limitada a pequeños grupos dispuestos a causar daños y a
arriesgarse a ser reprimidos. La segunda forma, la convención, tiene la ventaja de basarse en rutinas
que la gente conoce y las élites aceptan e incluso facilitan. Ésta es la causa de su predominio numérico
en el repertorio. La tercera forma, la disrupción, rompe con la rutina, sorprende a los observadores y
desorienta a las élites, al menos durante un tiempo. La disrupción es la fuente de buena parte de las
innovaciones del repertorio; pero, por las razones esbozadas más arriba, es inestable y degenera fácil-
mente en violencia o se esclerotiza en convención” (205).
3. Diario El Litoral (Santa Fe), 1/03/1996, Tomo III, pág. 5.
Claro está que si se hacen declaraciones públicas exponiendo que un banco está
en quiebra, la consecuencia inmediata va a ser el retiro del dinero de los ahorristas
de la entidad. En el debate parlamentario de la Cámara Alta, el presidente del blo-
que oficialista, Julio Gutiérrez afirmó “(…) el banco está sobredimensionado, tiene
un gasto operativo incontrolable (…) es un banco muerto (…)”5.Para el Partido Jus-
ticialista, valga decir partido de gobierno:
(…) la única solución a la actual situación es la venta del paquete accionario pues es
criminal mantener en el sistema un banco que pierde cien mil dólares por día y pe r-
judica a 3.000.000 de habitantes (…) [Julio Gutiérrez decía]Hace 15 era una herejía
pensar en su privatización, pero hoy lo afirmo y lo reafirmo es la única solución (…)
No estamos defendiendo el Banco de Santa Fe, estamos defendiendo una entele-
quia, un muerto. El banco no existe, está abierto pero no cumple ninguna función.
Adjudicó tal situación a años de políticas erráticas, con un estatismo exagerado que
mató al propio Estado, con conquistas gremiales que resultaron ser privilegios y se
confundió el fomento con el acomodo (…) se utilizó el sistema de las prebendas que
es la peor de las corrupciones 6.
La ley 11.387 –que modificaba la vieja ley 10.582 aprobada en 1990– no sólo
implicaba la venta del 70% de las acciones del banco a privados sino que trajo con-
sigo un conjunto de transformaciones en el ámbito laboral que condujo a la Asocia-
ción Bancaria a oponerse fuertemente al proyecto y a manifestarse contra un mode-
lo económico. Como expone Esteban Iglesias (2001):
7. Mientras se producía el debate en el senado, los trabajadores fueron duramente reprimidos en las
afueras de la legislatura. Esto provocó el retiro inmediato de los senadores de la oposición. El proyecto
fue sólo aprobado por los 13 senadores del partido justicialista que pese al conocimiento de los inciden-
tes desatados votaron por la continuidad de la sesión.
8. El proyecto final solo fue aprobado por los legisladores justicialistas ya que la oposición se retiró de
ambos recintos. En la Cámara de Diputados el proyecto de privatización se aprobó tras la obtención de
los 23 votos del PJ (sólo dos votos fueron negativos) y en la Cámara de Senadores recibió 13 votos
afirmativos del mismo partido.
9. El conjunto legal que regulaba las relaciones contractuales de los trabajadores constituía una situación
global de seguridad social. Para el trabajador bancario esta seguridad estaba regulada por la Convención
Colectiva de Trabajo Nro. 18/75 celebrada entre el sindicato nacional y bancos nacionales, provinciales y
privados en 1975. Sin embargo, en 1991 se sancionaría la Ley Nacional de Empleo que coloca el acento
en modalidades de contratación temporaria y donde el carácter de la contratación pasó a ser individual,
privado y tendría como ámbito privilegiado a la empresa.
10. El Litoral (Santa Fe), 6/03/1996, Tomo III, pág. 5
ción de lo sucedido ese día de 1996 en las inmediaciones del palacio legislativo para
comprender mejor las acciones que se despliegan luego de este hecho.
El jueves negro para los empleados del Banco de Santa Fe fue el 7 de marzo de
1996. Mientras los bancarios –provenientes de Santa Fe Capital, Rosario, Córdoba y
Buenos Aires- concretaban el paro y daban inicio a la movilización rumbo a la Le-
gislatura de Santa Fe, se encontraron con la policía –vallas de por medio- en la in-
tersección de las calles General López y 4 de Enero y, minutos más tarde comenza-
ron a arrojar huevos sobre la fuerza policial y a quemar cubiertas. Tirar huevos es
una acción que trasciende a la movilización típica de los empleados bancarios, tal
vez esto pueda ser pensado como un elemento novedoso en el repertorio de acción
aunque falta ahondar en la investigación para corroborar que efectivamente así sea.
Si bien arrojar diversos tipos de elementos en una manifestación puede parecer un
elemento común dentro del conjunto de actores que han protestado a lo largo de los
años noventa, ello no implica que lo que puede ser común para un grupo necesa-
riamente lo sea para otros.
Ante el intento fallido por parte de algunos bancarios de derribar el vallado, la
policía respondió a tiros no sólo con balas de goma sino también de plomo arreme-
tiendo contra los manifestantes. La brutal represión fue la noticia de la prensa a lo
largo de varias semanas en donde claramente se manifiestan dos versiones de los
hechos: la oficial (del gobierno y la policía) y la de los bancarios.Estos últimos ma-
nifestaban:
(…) nosotros vinimos con huevos y tomates (…) luego intentamos tirar las vallas y
se rompió una de ellas (…) En ese momento sacaron los pernos y las abrieron y em-
pezaron a correr tirando piedras y tiros (…) Se trató de una represión inusitada (…)
lo de ayer fue una actitud totalmente organizada por parte del gobierno (…) Este t i-
po de enfrentamientos, más allá del temor, sirven para no darse por vencido (…) 13.
res, logran posicionarse con más fuerza frente a su enemigo, en este caso aquellos
que querían privatizar la banca pública. Ello genera un aumento de la incertidum-
bre que, la mayor de las veces, significa la posibilidad de la represión por parte del
Estado como reacción a ese aumento de la incertidumbre.
Dentro de las acciones que se iniciaron a partir del 7 de marzo por la tarde po-
demos mencionar: una movilización hacia la Casa Gris en repudio de lo acontecido
el mismo día por la noche que reunió a más de 400 personas en la Plaza de Mayo de
la ciudad de Santa Fe; el día 8 de marzo un paro masivo de todas las seccionales del
Banco de Santa Fe a lo quese suma una conferencia de prensa en la capital y una
doble movilización en la ciudad de Rosario (una por la mañana y otra por la tarde),
el pedido de renuncia y penalidades legales a Jorge Obeid, Gualberto Venesia y al
ministro de gobierno, Rosúa; un nuevoparo y una nueva manifestación el 14 de
marzo en la ciudad de Santa Fe; un plenario de la Bancaria a nivel nacional y asam-
bleas permanentes en las seccionales de Rosario y Santa Fe para debatir el plan a
seguir. En estas acciones, los empleados estatales peticionan el respeto a la Consti-
tución Nacional vinculado al derecho de peticionar y exteriorizar sus reclamos.En
un comunicado oficial de La Bancaria a nivel nacional expresa:
nas Empresas (APYME); Sindicato Luz y Fuerza; Asociación de los Trabajadores del
Estado (ATE), Sindicato Argentino de Docentes Particulares (SADOP), Asociación
del Magisterio de Santa Fe (AMSAFE), Asociación de Docentes Universitarios del
Litoral (ADUL), Centros de Estudiantes de la UNL, partidos políticos (Partido De-
mócrata Progresista, Unión Cívica Radical, Partido Socialista Popular, Partido Co-
munista). Sin embargo, cabe aclarar que esta actitud de solidaridad de estas diver-
sas organizaciones hallaba su unidad en el rechazo a la violencia pero no todas
acompañaron el reclamo contra el proceso privatizador. Esto significa una clara
debilidad para la bancaria como gremio y marca, al mismo tiempo, los límites a la
posibilidad de lograr sus objetivos.
La violencia ejercida por el gobierno provincial sobre los bancarios aceleró e in-
tensificó el nivel de acciones por parte de la gremial bancaria en el mes de marzo y
abril pero luego se evidencia –siguiendo la fuente periodística- un desaceleramiento
de las acciones por unos meses hasta las postrimetrías de junio e inicios de julio,
momento en los cuales se acercaba la aprobación del proyecto privatizador en la
Cámara Baja.
Las acciones que los bancarios desplegaron entre abril y finales de junio queda-
ron circunscriptas a declaraciones de prensa sobre la situación financiera y admi-
nistrativa de la institución bancaria –sobre todo a partir de la intervención de la
justicia-; participación en la Comisión de Asuntos Laborales en diputados durante
la discusión del proyecto de ley; un acto simbólico en rechazo al modelo neoliberal
organizado por varios gremios el día 1 de Mayo que no tuvo la convocatoria espera-
da; una manifestación el día 7 de mayo en memoria de la represión y un paro de dos
horas en todas las seccionales de la provincia en rechazo al tratamiento del proyecto
de ley en la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Para finales de junio de 1996 el reclamo de la Bancaria volvió a intensificarse y a
centrarse en lo que fuera su primer reivindicación: su oposición al proyecto privati-
zador del banco y la defensa de las fuentes de trabajo. En este sentido, el 20 de junio
se produjo en la ciudad de Santa Fe así como en otras ciudades un abrazo antipriva-
tista en las puertas de la casa central donde protestaron contra la impunidad política
en favor de las diversas administraciones de la entidad. Puede pensarse en el abrazo
antiprivatista como otra innovación dentro del repertorio de acción de los bancarios.
El secretario general del gremio, Luis Gómez, señalaba en una nota en El Litoral “está
demostrado que la privatización del banco es un capricho (…) nosotros queremos que
la justicia avance para demostrar que no somos los trabajadores los culpables y que el
banco no es perverso en sí mismo sino que acá hay responsables de carne y hueso
(…)”16.De alguna forma los empleados reconocían que la entidad no pasaba por un
buen momento financiero pero responsabilizaban de ello a la malversación de los
fondos públicos por parte del gobierno. El 27 de junio se reanudaron con intensidad
los paros de los bancarios y se declararon en estado de sesión permanente procedien-
do a la junta de firmas antiprivatistas entre los clientes del banco para ser entregadas
a las autoridades legislativas. Se produjeron un total de cuatro paros en 20 días, pero
vale aclarar que eran paros parciales –de no más de dos horas- acompañados de una
manifestación en las afuera de las sucursales.
El 26 de julio de 1996 el bloque oficialista había llegado a acuerdos y se aprobó
el proyecto en diputados con pequeñas modificaciones lo que implicó que ese mis-
mo día lo vuelva a tratar el senado. La oposición se retiró del recinto en ambas cá-
maras por lo que sólo el partido justicialista aprobó la ley que privatizaría como
mínimo el 70% de las acciones y se procedería a toda una reorganización del mundo
del trabajo al interior de la entidad. En un último intento de resistencia los trabaja-
dores marcharon al palacio legislativo pero sin éxito alguno para impedir la sanción
de la Ley 11.387.
Conclusiones
Sosteníamos como hipótesis de trabajo que la protesta laboral, y con ella el re-
pertorio de acción, que desplegó la Asociación Bancaria en el marco del tratamiento
de la Ley Provincial N° 11387, puede ser caracterizada como pública, directa y dis-
continua.
Es conocido a partir de los estudios de Marina Farinetti (1999) que el mov i-
miento obrero argentino presentó algunas innovaciones en su repertorio de ac-
ción a lo largo de la década de los noventa manifestado en la emergencia de nue-
vas formas de expresión como ser los cortes de ruta y los estallidos sociales. No
fue este el caso de la Asociación Bancaria Seccional Santa Fe, aunque ello no im-
plica que no hayan existido algunos elementos innovadores. Podríamos en este
punto pensar por qué optaron por huelgas y movilizaciones, performances de
tipo más tradicional o clásica de la protesta laboral argentina. En parte hay que
comprender esta actitud con lo abordado por Tilly (2000) cuando sostiene que
los repertorios de acción no sólo tienen que ver con cuestiones instrumentales
sino también de aprendizaje. En este sentido han operado rutinas cotidianas y
16. El Litoral (Santa Fe), 20/06/1996, Tomo VI, Titular pág. 1 “Delicada situación del Banco de Santa
Fe”
Bibliografía
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1991. Sancionada el 27-12-1990. N° Expte: 60B.
Ley 11387. Banco Provincial de Santa Fe por la que se modifica la Ley 10582. Sancionada el
29-07-1996.
Carta del Presidente del Partido Justicialista, Carlos Alberto Reutemann al Gobernador de
la Provincia de Santa Fe Ing. Jorge Obeid de fecha 16-01-1996.
b) Documentación hemerográfica:
Archivo diario El Litoral, Santa Fe.
Tomos III; IV; V; VI; VII de 1996.
DALIA GUTERMAN
[email protected]
Universidad de Buenos Aires (UBA).
Resumen
Se presentarán los hallazgos documentados de la investigación, sobre el incumpli-
miento de los Poderes Ejecutivo/Legislativo respecto de los mandatos constitucio-
nales, consagrados en las Cartas Magnas de 1853 y 1994. Específicamente nos ref e-
riremos a las competencias para emitir Decretos de Necesidad y Urgencia del
Ejecutivo y al Control Político que debe ejercer el Congreso de la Nación. El período
estudiado abarca 1983-2015. La ponencia expondrá las particularidades del acto le-
gislativo tanto en sus aspectos teóricos/jurídicos como la praxis constatada, señ a-
lando las dimensiones cuantitativas y cualitativas. Esta investigación es realizada en
el marco del Proyecto de Investigación acreditado en la Secretaría de Ciencia y Té c-
nica de la Universidad de Buenos Aires, Programación 2013/2016.
Introducción e hipótesis
Los DNU fueron utilizados desde tiempos históricos: desde 1853 a 2015, se emi-
tieron 1.131 Decretos de Necesidad y Urgencia por los respectivos presidentes, 19
hasta 1976, 11 por el Dr. Alfonsín, 545 por el Dr. Menem, 76 por el Dr. De la Rúa,
161 por el Dr. Duhalde, 238 por el Dr. Kirchner y 77 por la Dra. Fernández de Kir-
chner en sus dos gobiernos.
Prescripciones normativas:
“El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días someterá
la medida a consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición
deberá respetar la proporción de las representaciones políticas de cada Cámara. E s-
ta comisión elevará su despacho en un plazo de diez días al plenario de cada cámara
para su expreso tratamiento, el que de inmediato considerarán las Cámaras. Una
ley especial sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de
cada Cámara regulará el trámite y los alcances de la intervención del Congreso¨.
bado sólo 52 decretos, 12 de ellos no fueron aprobados, por ninguna de las Cáma-
ras, pero tampoco rechazados por ambas; sin embargo, hemos detectado que a par-
tir del 8 de setiembre de 2014 la cuestión quedó subsanada con una leyenda incor-
porada al texto de la norma declarando su validez; la Cámara de Senadores, salvo
en dos DNU, (los de intervención a YPF) no se ha expedido nunca, transgrediendo
las normas del artículo 82 de la Constitución y del artículo 22 de la ley 26122, por
los cuales la aprobación tácita está prohibida.
En vistas a ponderar la “necesidad y la urgencia”, surge que: El total de DNU
que fundamentarían la “necesidad y la urgencia” serían 36 del total de 77.
Por otro lado, la norma nada dice si un DNU es rechazado por una de las Cáma-
ras, que es lo que ocurrió en la práctica política. Según la prescripción normativa
para considerarse derogado un DNU se necesita del rechazo expreso de las dos Cá-
maras. Entonces, rechazado sólo por una de ellas, el decreto se considera vigente.
Allí está la trampa política-normativa, porque el Ejecutivo en funciones, tendrá
en la mayor parte de su mandato alguna de las dos Cámaras a favor, con lo cual le
basta con la expresión aprobatoria de una, si es que la otra ha rechazado el Decreto.
Esto sí que es una muestra de la ausencia de la “accountability horizontal”.
Se puede colegir que en la práctica política del período en estudio,
con una Cámara que apruebe el DNU es suficiente para su validez, sin
embargo con una Cámara que lo rechace no alcanza para derogarlo.
De los 77 DNU emitidos por el PE, 16de ellos modifican la ley de Ministerios, 3
a declaración de feriados y 2 a inscripción de nacimientos de niños, los que se en-
cuentran dentro de las facultades administrativas del Ejecutivo.
Del total de 58 DNU restantes, 16 resultan referidos a la ley de presupuesto.
Conclusiones
salvo mejor opinión, que la ley en forma subrepticia y engañosa está admitiendo
que un decreto queda legitimado con sólo la aprobación de una de las Cámaras,
porque la ley expresamente considera solamente el rechazo por ambas.
Este estado normativo, obscurecido por el artículo 24 también vulnera el artícu-
lo 81 de la Constitución Nacional, por el cual ¨…ningún proyecto de ley desechado
totalmente por una de las Cámaras podrá repetirse en la sesiones de aquel año…¨
En el mismo sentido, la Constitución establece mecanismos para la formación y
sanción de las leyes, Para la aprobación de un proyecto de ley, se requiere de la
aprobación del mismo en ambas Cámaras, con el rechazo en una de ellas el proyecto
pierde existencia.
Dado que los DNU tienen naturaleza legislativa, deberían respetarse los mismos
requisitos y procedimientos que la Ley Fundamental exige para la producción de
una Ley.
Resulta contrario a toda lógica que el Poder Ejecutivo, que no tiene facultades
legislativas, pueda promulgar una ley con el concurso de sólo de una de las Cáma-
ras!!!!
Vale la pena mencionar, que el Congreso en uso de sus facultades ordinarias y
teniendo en cuenta todos los procedimientos puede derogar una disposición legisla-
tiva del Ejecutivo. Claro que los tiempos no serán los mismos y el DNU en cuestión
está produciendo efectos jurídicos.
La Comisión Bilateral y luego las Cámaras, constituyen sin duda un verdadero
órgano constitucional de control político. Se trata del único mecanismo genuino de
control político, del ejercicio de estas potestades excepcionales del presidente. Sin
embargo, su participación no se apega a las prescripciones normativas.
Todo el sistema de fiscalización y control pensado por los constituyentes del 94
se desmorona al calor del art. 24, de la ley 26122.
Para finalizar diremos que el control político es parcial por las razones que he-
mos desarrollado en este apartado. Constituyendo este hallazgo investigativo una
severa interpelación al Cuerpo Legislativo.
Bibliografía
Bidart Campos, G. (2001). Los decretos de necesidad y urgencia. La Ley,27(2), 01. Bue-
nos Aires.
Bielsa, Rafael. (1954). Derecho Constitucional. Ed. Depalma. Buenos Aires.
Fuentes documentales
Resumen:
En la actualidad, la ciencia política ha reivindicado el rol de la mujer en política,
principalmente a través del estudio de la participación de las mismas dentro de d i-
ferentes espacios de poder. En función de ello, nos resulta necesario indagar cuáles
son las bases para dichos estudios, desde dónde es mejor estudiar la participación
política de mujeres, ó qué supuestos epistemológicos debemos sostener como inve s-
tigadores dentro de este núcleo de estudio.
Por lo que con el presente trabajo se intentará discutir la pertinencia de los para-
digmas epistemológicos de la ciencia política norteamericana a la hora de pensar el
estudio de la participación de mujeres en política. Se decidió tomar dichos par a-
digmas dado que los principales aportes teóricos en la temática mujer y política
comenzaron a surgir en la ciencia política anglosajona, por lo cual nos resulta perti-
nente rever los paradigmas sobre los que surgieron dichos estudios para poder pe n-
sar lo que sucede en nuestra ciencia local.
Para ello, se realizará un breve racconto de los paradigmas hegemónicos a lo largo
de la historia de la ciencia política norteamericana, con la finalidad de repensar la
pertinencia de los mismos a la hora de analizar la participación política fe menina. A
su vez, se introducirá los conceptos generales de una nueva línea de investigación
vinculada a la relación entre feminismo e institucionalismo en ciencia política, para
así finalizar con las conclusiones al respecto de que paradigma nos posiciona mejor
frente a la cuestión mujer/política.
Introducción
Disputa Paradigmática
Antiguo Institucionalismo:
Conductivismo1
1. En el presente trabajo se utilizará de forma indistinta los siguientes términos: “conductivismo”, “com-
portamentalismo” y “conductismo”.
do, inestable que genera entropía); y lo que les permite mantenerse funcionales
ante la aparición de nuevos elementos será su capacidad de adaptación y de autoco-
rrección.
Por último, la tercer vertiente será la “Teoría de la Escuela Racional”, y será el
paso del comportamentalismo o conductivismo al neo-institucionalismo. Basado en
la idea del propio interés egoísta, el centro del análisis estará en el individuo, en-
tendido como actor político que busca la maximización de los beneficios y la dismi-
nución de los costos. La política puede ser explicada desde el Homus Economicus
dado que todo es intercambio, todo es mercado.
Aquí se observa una premisa utilitarista sobre la acción humana, en donde el
egoísmo es la fuerza básica de todo ser viviente. Por todo lo anterior, se entiende
para esta línea teórica que el comportamiento puede ser determinado a partir de
conocer el verdadero interés del individuo.
Esta última vertiente comienza siendo meramente económica y luego vira hacia
un abordaje político en donde se intenta explicar el comportamiento de los actores
políticos. En este sentido por ejemplo, encontraremos explicaciones sobre la demo-
cracia desde la mirada económica. Dentro del comportamentalismo, Downs (1992)
será el principal autor de estas cuestiones, ya que intentará dar cuenta de las razo-
nes del comportamiento de los actores políticos, basándose en una concepción epis-
temológica del individuo racional. De esta manera propone un modelo en donde
observa el comportamiento de dos actores fundamentales: electores y políticos, y
analiza cuáles son las motivaciones de cada uno para integrar el mercado de inter-
cambio.
Nuevo Institucionalismo
tendrán una influencia prolongada y continua sobre las políticas en el futuro (Ib
1999); las ideas serán fundamentales en la definición de las instituciones. El abor-
daje que utilizaran será el inductivo.
Tanto esta corriente como la del Institucionalismo Sociológico tendrán la pro-
blemática de no conseguir encontrar la metodología para demostrar su premisa de
que las instituciones cambian, no logran explicar por qué los cambios instituciona-
les ocurren.
Por último se encontrará el “Institucionalismo de la Escuela Racional”, en don-
de se entiende que el accionar político ocurre hacia adentro de las instituciones y
que en la búsqueda de dar explicaciones sobre la política se debe tener en cuenta la
naturaleza y el rol de las instituciones. Quizás esta es la distinción más importante
con la Escuela Racional dentro del comportamentalismo.
Aquí las instituciones son entendidas como colección de reglas e incentivos que
establecen las condiciones para una racionalidad limitada, y de esa manera con-
forma un “espacio político” en el que muchos actores políticos interdependientes
pueden actuar. (Ib 1999:43)
A pesar de lo anterior, los autores del Institucionalismo de la Escuela Racional
no dejan de entender que existe un comportamiento egoísta que genera decisiones
estratégicas a partir de las restricciones de las reglas de juego político. En este sen-
tido, la maximización de utilidades será la motivación principal de los actores, pero
estos son conscientes de que sus objetivos serán alcanzados de manera más efectiva
a través de las instituciones (las cuales moldean su comportamiento). El abordaje
que mantendrá esta corriente será deductivo.
Marx, Borner y Caminotti 2006; Llanos y Sample 2008). Aquí también encontra-
remos estudios vinculados a los diferentes poderes del Estado y la inclusión de mu-
jeres en ellos, principalmente en el poder legislativo donde las cuotas tienen inje-
rencia (Archenti y Tula 2008).
El interés principal, en los comienzos, estuvo puesto en demostrar cuantitati-
vamente que hombres y mujeres no eran iguales a la hora de observar la conforma-
ción de las cámaras legislativas ó de los equipos ejecutivos de gobierno. Con estos
trabajos también surgieron un sinfín de estudios que demostraban la necesidad de
que las mujeres participen en espacios legislativos, al indagar sobre las temáticas
que dichas instituciones trabajaban (Childs and Krook, 2006; Wängnerud, 2009).
Por último encontramos las discusiones que se dan en torno al lugar de los par-
tidos políticos en esta búsqueda de igualdad, pensándolos principalmente como
instituciones a las cuales las diferencias de género las atraviesan, y que son el pri-
mer escalón que las mujeres deben superar para pensar sus carreras políticas (Frei-
denberg y Alcántara Sáez 2009; Archenti y Tula 2014; Shair-Rosenfield y Hinojosa
2014). Aquí comenzamos a observar estudios de corte más cualitativo.
Y con ello comenzó a vincularse la ciencia política con los abordajes de tipo cul-
turales, dado que era necesario pensar en la sociedad en la que se insertaban estas
estructuras para poder explicar por qué en ciertos contextos no significa lo mismo
políticamente ser hombre o mujer, y por qué llegan al poder las mujeres que lo ha-
cen.
¿Institucionalismo Feminista?
2. Traducción propia
Conclusión
3. Traducción propia
los métodos de los mismos para llegar a la conclusión de cuál de ellos era el más
apropiado a la hora de trabajar sobre nuestro objeto de estudio.
La decisión sigue siendo personal del investigador, y con este trabajo se buscó
mostrar brevemente que cualidades contienen cada paradigma y como ello serviría
al estudio de la igualdad de género en política. Éste no pretendió ser un análisis
exhaustivo y por lo tanto las conclusiones arribadas se limitan a las variables anali-
zadas en este trabajo. Es necesario para el desarrollo de esta materia, pensar en
paradigmas surgidos desde la ciencia política latinoamericana que permita también
mostrar características propias de nuestra cultura que sirvan a la hora de explicar la
forma en la que actores e instituciones funcionan en un determinado sistema políti-
co.
Bibliografía Utilizada
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Resumen:
En la Argentina, las elites partidarias subnacionales deciden sus estrategias electo-
rales con cierta independencia de lo que dicten las elites nacionales. En los sistemas
de partidos federalizados, cada distrito suele tener una dinámica propia indepe n-
diente de la del sistema de partidos nacional. Los procesos de (des)nacionalización
del sistema de partidos son multicausales y no hay una única variable que influya
sobre el mismo. En el presente trabajo solamente nos ocuparemos de una de las va-
riables en cuestión: la coordinación de estrategias multinivel por parte de las elites
nacionales y subnacionales de los partidos políticos y la congruencia de las coali-
ciones que eligen formar. Analizando la conformación de las alianzas del Frente p a-
ra la Victoria y Cambiemos para las elecciones presidenciales del 2015 y comparán-
dolas en doce distritos con su respectivo desempeño electoral llegamos a la
conclusión de que la variable congruencia influye levemente en el desempeño ele c-
toral de la coalición nacional y provincial, pero también concluimos que es necesa-
rio incluir otras variables en próximos estudios de este fenómeno.
I- Introducción
traparte nacional, ya sea agrandando la coalición nacional, o eligiendo coaligar con ac-
tores distintos. Nuestra hipótesis principal sostiene que cuando las elites coordinan sus
estrategias conformando las mismas alianzas (o similares), inferimos que el desempeño
electoral de la coalición en el ámbito nacional suele ser similar al de la coalición en el
distrito subnacional.
En primer lugar definiremos los principales conceptos a utilizar en nuestro trabajo.
En segundo lugar describiremos las características de la competencia electoral en la
Argentina durante 2015. Luego observaremos si los partidos nacionales formaron las
mismas alianzas en el nivel nacional y en el nivel provincial determinando cuan con-
gruentes fueron las coaliciones en cada distrito con respecto a la coalición nacional y
cómo impactó dicha congruencia en el desempeño electoral de la coalición en el nivel
subnacional. Sobre la base de dicha observación pondremos a prueba nuestra hipótesis
descrita anteriormente. Finalmente esbozaremos una conclusión planteando algunos
temas relacionados para una futura agenda de investigación.
1. Traducido de Lago Peñas y Montero (2009: 176). Cox (2000 y 2004) entiende que la coordinación
electoral se produce tanto entre dirigentes políticos como entre los electores. En esta investigación nos
concentramos únicamente en la primera dimensión.
tivos) y de Santiago del Estero (no tuvo elecciones provinciales). En cuanto a pre-
rrogativas electorales, la Argentina es un sistema de partidos federalizado, ya que
las provincias conservan todos los poderes no cedidos al gobierno federal (Clérici,
2015) entre ellos el control de las reglas de juego y el calendario electoral. Esto
permite, por ejemplo, que las fechas de las elecciones pueden ser o no las mismas
que las de la elección nacional.
El control de los resortes de la competencia electoral subnacional convierte a
los gobernadores en actores fundamentales del proceso político en sus distritos, y
en gran parte influyen en la dinámica de competencia en sus provincias (De Luca,
Jones y Tula, 2008). Los grandes partidos, además, como consecuencia de este di-
seño, más que centralizados, funcionan como confederaciones de sellos provinciales
cuyas elites pueden tener cierta autonomía de lo que dicte el liderazgo del partido
en el ámbito nacional.
En el caso puntual de la conformación de coaliciones electorales, el diseño insti-
tucional electoral les permite a los partidos provinciales conformar sus propias
alianzas con independencia de las alianzas que los partidos conformen para la com-
petencia nacional (Clérici, 2014). Durante 2015 encontramos entonces que partidos
políticos que compitieron unidos a nivel nacional o en algunos distritos, fueron con-
tendientes en otros.
Tabla 1
Composición de las coaliciones del Frente para la Victoria y de Cambiemos
para el nivel nacional
Formula Composición
Frente para la Victoria
Partido Justicialista-Partido Intransigente-Partido Fede-
ral-Partido Comunista-Partido Humanista-Frente Gran-
de-Partido de la Victoria-Partido Solidario-Kolina-
Encuentro por la Democracia y la Equidad-Partido de la
Concertación FORJA-Partido por la Soberanía Popular
(Jujuy).
Cambiemos
Unión Cívica Radical-Propuesta Republicana (PRO)-
Coalición Cívica ARI-Partido Demócrata Progresista-
Partido Conservador Popular- FE-Partido del Dialogo.
Tabla 2
Valor asignado a cada partido en la coalición del Frente para la Victoria
Tabla 3
Valor asignado a cada partido en la coalición Cambiemos
Partido FE 0.025
peño de la coalición en las elecciones a gobernador. Los doce distritos que hemos
seleccionado para evaluar la congruencia y los desempeños de las coaliciones son la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), la Provincia de Buenos Aires, Santa Fe,
Córdoba, Mendoza, Jujuy, Misiones, Neuquén, Rio Negro, Salta, San Luis, Tierra
del Fuego. Tanto los datos electorales, como los datos acerca de la conformación de
las coaliciones, fueron provistos por la Dirección Nacional Electoral y el Atlas Elec-
toral de Andy Tow.
Tabla 4
Índice de Congruencia del Frente para la Victoria y Cambiemos por distrito
Índice de Índice de
Distrito Congruencia Congruencia
FPV Cambiemos
Fuente: Elaboración propia con datos del Atlas Electoral de Andy Tow
Tabla 5
Comparación entre el desempeño electoral nacional y provincial del
Frente para la Victoria y Cambiemos junto a su Índice de Congruencia por
distrito.
Capital Federal 24,09% 21,91% -2,18% 0.875 50,61% 45,56% -5,05% o.35
Río Negro 45,20% 33,94% -11,26% 0.75 22,39% 3,10% -19,29% 0.3
San Luís 15,58% 13,64% -1,94% 0.1 30,93% 29,18% -1,75% 0.9
Tierra del Fuego 45,22% 49,02% 3,50% 0.75 21,90% 39,71% 17,81% 0.3
Elaboración Propia en base a datos de la Dirección Nacional Electoral y el Atlas Electoral de Andy Tow.
A diferencia del Frente para la Victoria, que presentaba un nivel más homogé-
neo de congruencia en los distritos tomados como casos, Cambiemos presenta índi-
ces más dispares de congruencia entre los distritos. Una de las causas puede ser los
formadores de la coalición Cambiemos son tres partidos principales (UCR, PRO y
CC-ARI), mientras que en el Frente para la Victoria, el actor predominante es el
Partido Justicialista, rodeado de partidos menores. Siguiendo esta línea, se observa
que en muchos distritos, la Unión Cívica Radical, compitió formando una coalición
diferente a la del PRO.
Los distritos donde Cambiemos a nivel provincial contaron con una congruencia
alta, fueron la provincia de Buenos Aires (congruencia perfecta), Mendoza (0.925) y
San Luis (0.9). En cuanto a los desempeños electorales, solo en San Luis la variación es
muy pequeña. En la provincia de Buenos Aires, Cambiemos logró un resultado mayor
al de la coalición nacional (el cual trajo aparejado el triunfo en la provincia), mientras
* Cambiemos y Unidos por una Nueva Alternativa apoyaron a la misma coalición provincial. Es decir,
compitieron aliados.
que en Mendoza, la lista auspiciada por los integrantes de Cambiemos (Cambia Men-
doza), también contó con el apoyo de Unidos por una Nueva Alternativa.2
En Córdoba, Jujuy y Neuquén, el índice de congruencia marcó 0.6. Excepto en
Jujuy, donde sucedió lo mismo que en Mendoza (Unidos por una Nueva Alternativa
y Cambiemos conformaron un frente conjunto), el desempeño electoral se vio con-
siderablemente afectado. Podemos decir entonces que la ausencia de uno de los
partidos que conforman la coalición a nivel nacional en el nivel provincial, afectó al
desempeño de Cambiemos en las elecciones a gobernador.
En la Capital Federal, Misiones, Río Negro, Salta, Santa Fé y Tierra del Fuego,
Cambiemos presentó una congruencia con respecto a la coalición nacional de entre
0.3 y 0.325. Sin embargo, en Salta sucedió lo mismo que en Jujuy y en Mendoza; al-
gunos de los partidos que conformaron la coalición a nivel nacional, se aliaron con el
romerismo (una facción del PJ provincial conducida por Juan Carlos Romero), lo que
se tradujo en una mejora del desempeño. En Río Negro y Tierra del Fuego, la UCR
compitió en soledad o aliado con partidos provinciales. En el primer caso, Massacessi
apenas superó el 3,10%, mientras que en Tierra del Fuego, la coalición conformada
por la UCR superó el 39%. En Capital Federal, Misiones y Santa Fé el rendimiento
electoral se vio disminuido pero no de la misma manera. En el primer caso, la merma
no impidió que Unión PRO (el nombre de la alianza en la Capital Federal), retuviera
la Jefatura de Gobierno. En Santa Fé, a pesar de tener una congruencia baja, no hubo
una variación significativa entre el resultado de la coalición nacional y la provincial
(debemos destacar que las elecciones no fueron concurrentes, es decir, fueron en dis-
tinta fecha. En Misiones, la ausencia de la UCR y la Coalición Cívica en la alianza
provincial, significó una reducción importante en el caudal de votos.
V. Conclusión
2. Alianza que en las Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias llevó como candidatos a presidente a
José Manuel de la Sota y a Sergio Massa, siendo este ultimo quien triunfó y participo en las elecciones
generales.
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Resumen
En la localidad de Villa del Rosario (interior de la provincia de Córdoba), en el año
2007 se llevaron a cabo las elecciones municipales en las que se registró vinculación
participante entre el partido Justicialista y las redes sociopolíticas de intercambios.
Estas redes constituyen una modalidad de hacer política que utilizan tanto patrón,
mediador o clientes, en espacios electorales del interior provincial.
Los partidos políticos articulan estrategias con las redes clientelares para coopta r-
las. El clientelismo se comporta como un instrumento de los partidos políticos para
la distribución de recursos pero también, para generar hacia adentro de las redes
un nuevo tipo de identidad de sus individuos. Esta circunstancia implica la cons-
trucción de un sentido de pertenencia a un espacio común imaginado por sus acto-
res o ciertos límites de identidad al que se incorporan sus integrantes. Esa identi-
dad que otorga a los miembros cierto sentido de pertenencia, justifica en ellos su
permanencia en ese espacio. Muchas veces no es tan relevante lo que el cliente con-
sigue dentro de la red, como si, la contención que el espacio les otorga, o la espe-
ranza de un destino común deseado, o la condición de pertenecer o depender de un
mediador o una organización.
Las redes sociopolíticas de intercambios se vinculan con los partidos políticos y así
pueden conformarse en ese sentido, como espacios de extensión de las fronteras de
los partidos, porque integran una voluntad común.
Este análisis permite explicar las preguntas qué, cómo y por qué se intercambia. De
hecho, muchas veces existe lealtad de clientes hacia los patrones aunque no haya en
esa oportunidad intercambio de bienes. La explicación del por qué los clientes ap o-
yan a sus mediadores o patrones, sin que necesariamente exista un intercambio in-
mediato, está vinculado a sostener la integración a esos esquemas de apreciación
que se han construido conjuntamente en el tiempo de vinculación.
1. Dirección General de Estadísticas y Censos, Censo Provincial de Población 2008; Gobierno de la Pro-
vincia de Córdoba; [en línea]: <http://estadistica.cba.gov.ar/>; enlace: <http://web2.cba.gov.ar/
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2. Entrevista realizada por el autor al secretario hacienda y finanzas de gestión del PJ Eduardo Rodrí-
guez de 50 años el 22 nov. 2011.
3. Entrevista realizada por el autor al secretario de hacienda y finanzas de gestión de UCR Oscar Arnolet-
ti de 30 años el 22 nov. 2011.
4. Entrevistas realizadas por el autor al docente Juan de 60 años el 19 jun. 2010 y los secretarios de
hacienda y finanzas Eduardo el 03 dic. 2011 y Oscar el 22 nov. 2011.
5. Dirección General de Estadísticas y Censos, Censo Provincial de Población 2008;... Ídem.
6. Ídem.
7. Ídem.
Las redes sociopolíticas de intercambios son una herramienta clave para que los
partidos logren ventajas en las elecciones municipales o apoyo a sus gestiones. El
control de las mismas les permite a los candidatos capitalizar un buen número de
electores clientes permeables hacia una predisposición favorable, respecto de las
opciones que el candidato muestra. Las redes de electores se vinculan con sus can-
didatos o patrones a través de las prácticas del clientelismo que desarrollan los me-
diadores de esa relación. Por ello, los mediadores son considerablemente importan-
tes para cada candidato (patrón) en proceso electoral.
Héctor integra una red de intercambios de origen sociopolítico, ya que se cons-
tituye por relaciones interpersonales de espacios sociales, como puede ser un club,
una o unas escuelas, o asociaciones voluntarias y familias; y de espacios políticos,
como los partidos, las simpatías políticas, los líderes políticos, las unidades básicas.
En esta red se producen intercambios favores, servicios, se comparten comporta-
mientos sociales y políticos indistintamente que se entrelazan. Es originada en la
escuela en la que Héctor trabajó como secretario docente, un espacio institucional y
social en que se combinan relaciones de pertenencia a ésta y al partido. Héctor ha
construido durante un largo período con su presencia y liderazgo político, una sig-
nificativa influencia del peronismo en la escuela y se ha constituido como mediador
de una red de intercambios, imbricada entre los espacios de la escuela y el partido11.
Esa red de la institución, funcionó como de origen social y político; como un espa-
cio de contención social de alguno de sus integrantes en que el mediador los asiste
con ayudas, como por ejemplo, para que cobre su salario con urgencia un nuevo
docente de la institución, pero también es un espacio que dirige un cierto compor-
tamiento político de sus integrantes, porque esas relaciones establecen direcciones
o conductas políticas y electorales de apoyo a la gestión del peronismo en la admi-
nistración municipal.
Las redes sociopolíticas de intercambios que media Héctor y donde el Inten-
dente Manolo es el patrón, se constituyeron en el ámbito de trabajadores de la acti-
vidad pública de servicios educativos y de salud. Estos trabajadores son de escuelas
de todos los niveles educativos y del hospital zonal de la localidad, incluso ex traba-
jadores y, para la ocasión, ya jubilados. Las necesidades de estos clientes aunque de
gran relevancia (como un empleo) no eran de vitalidad como el alimento para el
almuerzo del día. En ese espacio se desempeñaba y desempeña Héctor Ramón Ar-
güello (62 años) en calidad de mediador en la resolución de problemas sobre una
red de seguidores, ésta se constituye en una herramienta de gran utilidad para la
legitimación de acciones de la gestión de gobierno municipal del partido Justicialis-
ta.
Héctor tuvo una larga historia de militancia partidaria y sindical peronista. Él
se presenta referenciándose como Granadero del Regimiento de Granaderos Mon-
tados, del que formó parte, como docente y secretario del IPEM Nº 148 de Villa del
Rosario, como militante peronista, pero fundamentalmente como “afiliado de
11. Entrevista realizada por el autor a docente delegado departamental U.E.P.C. Jorge Henderson el 23
mar. 2013.
12. Entrevista realizada por el autor a docente delegado departamental U.E.P.C. Héctor Argüello el 02
mar. 2013.
13. AUYERO, Javier; “Evita como performance. Mediación y resolución de problemas entre los pobres
urbanos del Gran Buenos Aires”; en: Auyero, Javier (comp.); ¿Favores por votos? Estudio sobre el clien-
telismo político contemporáneo; Ed. Losada; Buenos Aires; 1997; p. 178.
14. Ídem.
15 Ídem.
atención a una jubilada…” La información es muy apreciada por los clientes, tanto
del círculo íntimo como el extenso, porque han construido sobre su mediador una
imagen de “gestor capaz de conseguir información de primera fuente”16. La de-
mostración del mediador que obtiene información y la acerca a sus clientes la pre-
senta en visitas donde expresa oralmente una comunicación de UEPC, en folletos,
en petitorios a las autoridades que los clientes visitados firman, en invitaciones es-
critas a actos, homenajes y reuniones, a las que asisten acompañados por Héctor,
en un vehículo especialmente contratado para ese fin, y donde no faltará oportuni-
dad para compartir una comida con las autoridades del sindicato. Los clientes for-
man parte de la red sociopolítica de intercambios porque su participación en el es-
pacio de la actividad pública es el primer compromiso que asumieron con Héctor,
más allá de la formación y carrera política que cada uno tenga. Una escuela se com-
porta como un espacio de integración social, que reúne personas que se encuentran,
a pesar de sus opiniones o afiliaciones políticas o partidarias. Pero también, algunas
de esas personas están incluidas en esas redes de compromisos mutuos que son
transmisoras de tendencias electorales en el momento de los comicios.
La fortaleza de estas redes está fundada en que sus clientes, se sienten integran-
tes de las mismas, se reconocen mutuamente, se identifican como parte de un “pen-
samiento común” o una forma de actuar convenida. Además, los miembros sostie-
nen una inclinación política o electiva en sentido de conjunto considerablemente
homogéneo, aunque el origen del intercambio o el sentido de integración a la red,
no sea originado desde el partido político. La definición activa del mediador de la
red respecto de su inclinación política y partidaria es fundamental para los miem-
bros que la integran.
Las redes sociopolíticas y sus prácticas clientelares se originan en la necesidad
social de construir espacios de contención. Dichos espacios son montados desde las
relaciones interpersonales en redes, que están enmarcadas en relaciones de reci-
procidad y sirven de soporte de necesidades que los individuos tienen (a las que el
Estado no ha dado respuesta satisfactoria) En el caso de la red donde interactúa
Héctor, las necesidades pueden ser de ingreso a un espacio público para trabajar o
16. Entrevista realizada por el autor al delegado departamental UEPC Jorge Henderson el 23 mar. 2013.
17. GÜNES-AYATA, Ayse; “Clientelismo: premoderno, moderno, posmoderno”; en: Auyero, Javier; ¿Fa-
vores por votos? Estudio sobre el clientelismo político contemporáneo; Ed. Losada; Buenos Aires; 1997.
18. Ibídem; pp.56 57.
19. AUYERO, Javier; “Estudios sobre el clientelismo político contemporáneo”; en: Auyero, Javier
(comp.); ¿Favores por votos? Estudio sobre el clientelismo político contemporáneo; Ed. Losada; Buenos
Aires; 1997; p24.
20. Ídem.
21. Ibídem23.
22. GÜNES-AYATA, A; óp. cit.; 1997; p.53.
ceder a recursos23. De esta manera las redes a través de sus mediadores se convier-
ten en más o menos relevantes en las vinculaciones con los partidos políticos.
El intercambio en las redes de recursos de tipo sociables o expresivos, implica
que se establezcan relaciones de reciprocidad que facilitan la construcción de cierto
sentido de pertenencia a una “comunidad imaginada” por sus actores o ciertos “lí-
mites de membrecía”,justifica en ellos su permanencia en ese espacio. Muchas ve-
ces no es tan relevante lo que el cliente consigue dentro de la red, como si lo es “…la
generación de expectativas y de esperanzas…” hacia un destino deseado (indivi-
dual o colectivo) o también, el sentido de sentirse protegido y de poder pertenecer o
depender de un patrón (individual) o una organización24. Los vínculos que se gene-
ran entre los integrantes de las redes quedan entonces sostenidos por los intercam-
bios que se hayan generado pero, por sobre todo, por la integración dentro de esos
“límites de membrecía” que pueden manifestarse en el sentido de integrar una co-
munidad, o en que se generan esperanzas comunes, o que se encuentra protección
en una sociedad desigual. En ese proceso de construcción de los esquemas de refe-
rencia es, que las redes sociopolíticas de intercambios, pueden conformarse como
espacios de extensión de las fronteras ideológicas y percepciones de la realidad que
sostienen los partidos, porque integran una voluntad y anhelo común y comparti-
dos. Auyero también lo plantea en esos términos, preguntándose qué, cómo y por
qué se intercambia. “El hecho de que haya bienes, servicios y favores que se dan a
cambio de lealtad y apoyo, no garantiza que la lealtad y el apoyo vengan por esos
bienes, servicios y favores” Seguramente que los patrones y mediadores reparten,
pero el apoyo devuelto por los clientes, a veces, no se entrega por lo que han recibi-
do25. La explicación del por qué los clientes apoyan a sus mediadores o patrones, sin
que necesariamente exista un intercambio inmediato, está vinculado al apoyo como
forma de sostener la integración a esa “comunidad imaginada” en la que se en-
cuentra la protección y la identidad, como parte de un espacio más amplio. Ésta
expresa al parecer de sus miembros una voluntad común que les permite identifi-
carse en ideas similares o comunes. Esa expresión intangible se convierte en un
anclaje común a una red sociopolítica por donde se extienden las fronteras partida-
rias.
El mediador Héctor Argüello mostró disconformidad respecto de la modalidad
que utilizó Manuel 'Manolo' Rivalta (su patrón y candidato a intendente municipal)
23. AUYERO, Javier; “La política de los pobres. Las prácticas clientelísticas del peronismo”; Ediciones
manantial; Buenos Aires; 2012.
24. GÜNES-AYATA, A; óp. cit.; 1997; p. 49.
25. AUYERO; “Estudios sobre clientelismo…”; óp. cit.; 1997; p. 35.
“Para la elección del 2007 sucedió que nosotros ya teníamos el candidato, pero nos
fue impuesto... eeeh… ya teníamos el nombre, era Daniel Caramello, pero un mes
antes de cerrar las listas, llegó una orden de arriba y era que De la Sota había dicho
que debía ser Manolo el candidato” 28.
“Cuando se dijo que Manolo se iba al departamento, se disparó la interna muy su-
tilmente porque había mucho liderazgo de Manolo, nadie se animaba a salir a poner
un cartel de Intendente…pero ese hecho, hizo que los tres o cuatro tipos que tenían
intenciones de ser candidatos empezaran a operar por abajo en algunas bases… p a-
ra empezar a armar su propio lugar, su propio espacio. Entonces el anclaje de M a-
nolo a lo local, además de tener que desactivar eso por un lado… generó el problema
de los recelos… Y alimentó el discurso de la oposición interna que teníamos como el
caso de Nadir, que decía: ‘se quiere perpetuar en el poder’ y le dimos discurso a los
del frente”29.
“... tenés que ver con qué la vas a armar a la lista…allí hubo una persona que llevaba
muchas críticas porque dirigía una escuela que la había partido en dos… se fracasó
en el armado de la red. Por ejemplo: para armar una red tenés que buscar de una
escuela, al docente que tenga más ensamble con la comunidad” 31
Héctor entiende que las claves para la formación de las listas deben significar
una ganancia del partido y la comunidad que lo sigue, dónde él pueda dar cuenta de
la reconocida trayectoria de sus candidatos, para que las personas que se sumen,
logren cooptar votos que posiblemente no hubieran llegado de otra manera. La
formación de la lista implica infinidad de factores, entre los que se pueden identifi-
car humanos, materiales, pero él rescata fundamentalmente el valor de las adhesio-
nes o fidelidades de los electores hacia los candidatos que la pueden reforzar desde
la construcción de esquemas de apreciación, que faciliten una mirada positiva hacia
sus candidatos. Los perfiles de los candidatos también participan en la construcción
de los esquemas de apreciación porque se integran a la mirada de electores, clientes
y mediadores, constituyéndose en elementos de la conformación de un anhelo co-
mún, de una identidad común, de las necesidades comunes, de un lugar de encuen-
tro, es un elemento de cooptación muy relevante. La incorporación de referentes
“con ensamble” en las listas de candidatos como lo plantea Héctor, posibilita las
capacidades de las redes clientelares como constructoras de “esquemas de aprecia-
ción, percepción y acción”, sobre las inclinaciones electorales de las personas invo-
lucradas en esas relaciones de intercambio32. Su marcada disconformidad con la
formación de la lista a concejales, está relacionada entonces con las personas que se
incorporaron que, por un lado, no sostenían un reconocimiento social y que, ade-
más, tenían una mala imagen de su trayectoria de vida en la ciudad. Esa caracterís-
tica que se constituyó en una particularidad de la lista de candidatos, le significó a
Héctor una dificultad para cooptar su propia red sociopolítica de intercambios, ya
que reconoce que tiempo antes de la elección encontró resistencia en “su gente”
para reconocer algunos de los candidatos:
31. Ídem.
32. AUYERO, Javier; “Estudios sobre clientelismo…”; óp. cit.; 1997; p. 23.
“Había gente que no sumaba… el Intendente es dueño de armar como quiera la lis-
ta, pero yo de decírselo: 'esto no cierra bien'… por eso en la red se fracasó (…) Uno
sale, va a los barrios y a las escuelas y yo había notado un cambio... había notado un
cambio, la gente ya no respondía bien” 33
33. Entrevista realizada por el autor a Héctor Ramón Argüello el 02 mar. 2013.
34. GÜNES-AYATA, Ayse; “Clientelismo…”; óp. cit.; 1997; p. 54.
35. Era un pensamiento común a todos los entrevistados del partido y extrapartidarios: el déficit de
contacto con la comunidad de los candidatos a concejal y a Intendente. Entrevistas realizadaspor el
autor a Fernando Neyra el 20 jul. 2012, Héctor Argüello el 2 mar. 2013, Sebastián Caón el 8 ene. 2013,
Roberto Herrera el 28 nov. 2013.
“...se había cerrado en el último período Manolo, tal vez le faltó contacto de diálogo
con los empleados. Perdió la salida barrial porque... 'la salida barrial del Intenden-
te', no sólo para comerse un asado, la salida barrial es necesaria porque le decís al
vecino: 'voy a ir a tu casa, si hay algún otro en el sector con algún problema, que me
vengan a ver' Y vas a la casa y los recibís a todos, mas allá del color político, sos el
Intendente y tenés la puerta abierta. Él antes, hacía esas visitas, pero después las
cerró, las dejó de hacer” 36
Bibliografía
ALASIA de HEREDIA, Beatriz María; “Carta, favores y votos: aspectos de las relacio-
nes político - elector”; en: Cuadernos de Historia, Serie Economía y Sociedad; Área de
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ÁLVAREZ, María Franci (directora); “Pocos ganan, muchos pierden: soja, agroquímicos
y salud. Estudio de caso: departamento Río Segundo, Córdoba”; en: Cuadernos de In-
41. AUYERO, Javier; “Estudios sobre clientelismo…”; óp. cit.; 1997; p. 33.
42. Ibídem; p. 16.
43. Ibídem.; p. 19.
Fuentes
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Córdoba 1993-2009; Gobierno de la Provincia de Córdoba; [en línea]:
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pobreza%20en%20Argentina.pdf>; Provincia de Buenos Aires; [consulta: 05 oct. 2011]
Fuentes orales
“Se dice que una comunidad se desarrolla cuando convierte en dinámicas sus po-
tencialidades. Es posible que la palabra desarrollar quiera decir eso mismo: dese n-
volver, desbordar, dar continuidad a una tendencia, realizar o mostrar una predi s-
posición genética, poner en marcha un programa heredado. Quiere decir volver
dinámica una potencialidad.
Sin embargo, para que esto acontezca, es preciso reunir varios factores. Por eje m-
plo, un cierto nivel educativo de la población. La existencia de personas en cond i-
ciones de tomar iniciativas, asumir responsabilidades y emprender nuevos nego-
cios. La decisión del poder local y de otros niveles de gobierno de apostar por un
camino de cambios. Y, a su vez, es precisa también una participación de la soci e-
dad”. (De Franco, 2.002: 8)
2. Datos de la Provincia de Formosa para el periodo que se analiza: Superficie: 7.200 km cuadrados (2,6
% de la superficie del territorio nacional). Población: 486.000 habitantes (1,3 % del total nacional),
Producto Geográfico Provincial (PGP) representa el 0,6 % del PBI Nacional. El 25 % de la PEA trabaja en
la Administración Pública. Los principales ingresos provienen de la Coparticipación Federal de Impuestos
y de Programas nacionales o internacionales que se ejecutan en la misma.
la axiología del desarrollo, con los valores que lo definen, cuestión que quedó oculta
bajo el peso del pensamiento puramente económico que se apropió, hace ya más de
sesenta años, de la idea de un desarrollo para las personas (Boisier, 2.004).
A partir de esta concepción han sido innumerables los esfuerzos por describir
los mecanismos que pueden activar las fuerzas sociales que estaban latentes o dis-
persas en un territorio para convertirlas en una energía que las canalice hacia un
proceso social y cultural de verdadero desarrollo (Furtado, 1982)
La clave del desarrollo, según se entiende ahora, radica en la sinergia que puede
generarse mediante la articulación densa e inteligente de los factores causales. Esto
a su vez presupone un complejo y permanente proceso de coordinación de decisio-
nes que pueden ser tomadas por una multiplicidad de agentes o actores cada uno de
los cuales dispone de un amplio abanico de opciones decisionales, que deben ser
transformadas en una matriz decisional dirigida al desarrollo. La construcción (so-
cial) de esta matriz es en sí mismo un proceso de elevada complejidad, sobre todo,
cuando su construcción se entiende como un proceso democrático y participativo,
que prescribe, por ello mismo, imposiciones desde arriba. (Boisier, 1.997)
Ahora se apunta a un agente colectivo, societal, inclusivo, configurado “por to-
dos nosotros” y que recupera para sí el nombre de sociedad civil, como única figura
válida en la conducción del proceso permanente de modernización y cambio. En
tanto esta conducción presupone un elevado nivel de coordinación, se apunta ahora
a una modalidad de coordinación en red, que se ubica más allá de la coordinación
política tradicional (ejercida principalmente por el Estado mediante el ejercicio de
la planificación) y de la coordinación social del mercado (Boisier, 1997: 2).
Quizás si lo más notable del concepto de sociedad civil radique en la simulta-
neidad de una estructura difusa, que no se mueve en torno a la acumulación de po-
der, que existe sólo en la medida en que sus miembros individuales participan en su
desarrollo cotidiano y en tanto es capaz de ejercer influencia en las tres institucio-
nes pilares de la sociedad occidental: el Estado, la Iglesia, y el mercado.
M. Hopenhayn (1988)3 al examinar las motivaciones de la participación, anota,
no sin razón, como la primera de ellas “ganar control sobre la propia situación y el
propio proyecto de vida mediante la intervención en decisiones que afectan el en-
torno vital en que dicha situación y proyecto se desenvuelven”. Entorno vital do-
blemente entendido: como espacio social y como espacio territorial. Según este
mismo autor, todas las diferentes motivaciones de la participación remiten a una
cuestión central: ser menos objeto y más sujeto.
3. Citado en Bossier, S. (1.997). Sociedad civil, participación y Gestión Territorial. ILPES-CEPAL. Santia-
go de Chile. s/d
4. Citado en Boisier S., et.alli. (1995) Sociedad civil, actores sociales y desarrollo regional, IL-
PES/DPPR, Serie Investigación, Doc. 95/14, Santiago de Chile.
5. Citado en Boisier S., et.alli. (1995) Sociedad civil, actores sociales y desarrollo regional, IL-
PES/DPPR, Serie Investigación, Doc. 95/14, Santiago de Chile.
7. Según un trabajo elaborado por Paz (2.014), de la Universidad de Salta, se realizó un análisis de las
provincias pobres y ricas del país, concluyendo que las ubicadas en las regiones del noroeste y noreste
son las más carenciadas. En su análisis Formosa ocupa del tercer lugar, luego de Salta y Chaco, con un
38 % de pobreza multidimensional, según datos de los años 2.010 – 2.012. Este índice se mide a partir
el estudio minucioso de cuatro variables: vivienda, salud, ambiente y manutención, es decir que no se
mide solo en función del ingreso.
dos a fin de concretar las entrevistas. El estudio de caso no obedece a la lógica esta-
dística, es decir no se rige por el principio de representatividad, sin embargo busca-
rá incluir a actores de todos los sectores relacionados a esta temática, para captar
sus percepciones acerca de los escenarios en los que tuvo lugar la construcción de
esta experiencia humana y social que es objeto de la investigación. A través de los
cuestionarios a realizarse se buscará, además, profundizar la información prove-
niente de los participantes voluntarios de la propuesta de formación. Por lo tanto la
información primaria será recabada de: personas formoseñas mayores de 18 años,
que tengan conocimiento (interno o externo) de la existencia de la EFC durante el
período 2.004 – 2.007.
9.- Bibliografía
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www.iade.org.ar (Instituto Argentino para el desarrollo económico) consultada el
01/12/2015.
www.formosa.gob.ar/planificacion/desarrollolocal, consultada el 06/02/2016
SILVIA ESCOBAR
[email protected]
Universidad Nacional del Litoral (UNL)
Introducción
ridad: (i) hacia el 2007 el sistema tiende a ser bipartidista a nivel provincial, enfren-
tando al PJ – FPV con la coalición Frente Progresista Cívico y Social (FPCS); (ii) en
el año 2011 y 2015 el sistema asume rasgos tripartidistas, con una elección cerrada
más competitiva en el año 2015..
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Tribunal Electoral de Santa Fe y de la Dirección Nacional
Electoral
2. En el caso del PRO, se incorporan paulatinamente dirigentes del radicalismo y peronismo en el 2015.
3. El nivel de competencia efectiva en votos se simboliza con la sigla NCEV.
una carrera que se concentra entre las tres principales fuerzas políticas (Cuadro
4).
En relación a la primera vuelta de la elección presidencial, el FPV supera a
Cambiemos por casi 0,03 puntos, y 0,15 sobre la fórmula encabezada por Massa. La
relación entre el primero y segundo se invierte en la Provincia de Santa Fe, y Massa
se ubica a menor distancia relativa respecto a los primeros.
Fuerza Política - Presidente (ARG.) Guarismo Ratio Fuerza Política - Presidente (S.F.) Guarismo Ratio
FPV 8,652,293 0.4184 FPV 606,361 0.3382
CC 4,403,648 0.2129 CC 582,165 0.3247
AL. FTE. JUSTICIA, UNION Y LIBERTAD 1,459,174 0.0706 AL. FTE. JUSTICIA, UNION Y LIBERTAD 131,663 0.0734
SOCIALISTA AUTENTICO 301,543 0.0146 SOCIALISTA AUTENTICO 36,629 0.0204
RECREAR 273,406 0.0132 RECREAR 18,215 0.0102
UNION POPULAR 268,392 0.0130 UNION POPULAR 16,483 0.0092
MST 142,528 0.0069 MST 8,784 0.0049
PO 116,688 0.0056 PO 7,807 0.0044
AL. FTE. PTS MAS IS 84,694 0.0041 AL. FTE. PTS MAS IS 4,896 0.0027
FTE. AMPLIO 69,787 0.0034 FTE. AMPLIO 5,789 0.0032
MIJD 48,881 0.0024 MIJD 4,194 0.0023
PPR 45,318 0.0022 PPR 2,340 0.0013
CONF. LEALTAD POPULAR 10,558 0.0005 CONF. LEALTAD POPULAR 100 0.0001
BLANCO 1,331,010 0.0644 BLANCO 71,053 0.0396
NULOS 241,176 0.0117 NULOS 13,823 0.0077
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Tribunal Electoral de Santa Fe y de la Dirección Na-
cional Electoral
Fuerza Política - Presidente (ARG.) Guarismo Ratio Fuerza Política - Presidente (S.F.) Guarismo Ratio
FRENTE PARA LA VICTORIA 11,865,055 0.5169 FRENTE PARA LA VICTORIA 758,721 0.4092
AL. FRENTE AMPLIO PROGRESISTA 3,684,970 0.1605 AL. FRENTE AMPLIO PROGRESISTA 707,088 0.3813
AL. UNIÓN PARA EL DESARROLLO SOCIAL 2,443,016 0.1064 AL. UNIÓN PARA EL DESARROLLO SOCIAL 103,221 0.0557
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Tribunal Electoral de Santa Fe y de la Dirección Nacional
Electoral
Por otro lado, salvo el FPV y el PRO, el resto de los actores político-partidarios
no tienen una correspondencia directa entre las arenas competitivas nacional y
provincial. El FPCS no tiene ningún tipo de coordinación multinivel. Además, la
performance electoral de Massa no tiene su correspondencia en la competencia pa-
ra gobernador.
Por lo tanto, aparte de algunas diferencias en los guarismos señalados, el
rasgo sustantivo es la falta de correspondencia directa entre los actores políticos
que compiten en las dos arenas competitivas analizadas. Además, no solamente
resulta relevante el cambio en la performance electoral de las fuerzas políticas
santafecinas a lo largo del periodo, lo cual se constituye como un indicador de la
volatilidad temporal del voto, sino que además resulta necesario ver si esos
cambios se corresponden con los patrones regionalizados del voto para cada
fuerza política.
Fuerza Política - Presidente (ARG.) Guarismo Ratio Fuerza Política - Presidente (S.F.) Guarismo Ratio
ALIANZA FRENTE PARA LA VICTORIA 9,338,490 0.3585 ALIANZA FRENTE PARA LA VICTORIA 640,924 0.3060
CAMBIEMOS 8,601,131 0.3302 CAMBIEMOS 712,100 0.3400
ALIANZA UNIDOS POR UNA NUEVA ALIANZA UNIDOS POR UNA NUEVA
5,386,977 0.2068 500,897 0.2392
ALTERNATIVA (UNA) ALTERNATIVA (UNA)
FIT 812,530 0.0312 FIT 53,801 0.0257
PROGRESISTAS 632,551 0.0243 PROGRESISTAS 79,721 0.0381
COMPROMISO FEDERAL 412,578 0.0158 COMPROMISO FEDERAL 30,168 0.0144
VOTOS EN BLANCO 664,740 0.0255 VOTOS EN BLANCO 53,433 0.0255
VOTOS ANULADOS 199,449 0.0077
VOTOS ANULADOS 23,177 0.0111
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Tribunal Electoral de Santa Fe y de la Dirección Nacional
Electoral
4. El nivel de agregación geográfica corresponde a los circuitos electorales, los cuales se corresponden
con unidades de gobierno local. Solamente en el caso de la Ciudad de Rosario y la Ciudad de Santa Fe,
los datos están agregados a nivel municipal. Para la representación se procedió a realizar una clasifica-
ción no supervisada mediante 16 intervalos calculados con natural breaks.
Figura 1: Implantacion geográfica del voto para Gobernador – Años 2007, 2011 y 2015
El realineamiento partidario
A los fines de poder inferir la volatilidad temporal del voto, se ajustó un modelo
ecológico inferencial para estimar valores de comportamiento individual del voto a
partir de valores agregados geográficamente (Calvo y Escolar, 2003). El modelo
para el cálculo de los valores globales de Wittenberg, permiten evaluar la volatilidad
temporal a nivel provincial, no asi los valores locales regionalizados, para lo cual se
aplica un algoritmo de ventanas móviles y luego se calcula la autocorrelación espa-
cial local mediante el LISA.
El realineamiento partidario entre 2007 y 2011, tendría los siguientes patrones:
(i) El voto en blanco, la UCR, el FPV y el FPCS transfieren una cantidad significati-
va de su apoyo en el 2007 al PRO en el 2011; (ii) gran parte de los votos del FPCS
del 2007, y en forma más moderada el FPV, transfieren sus votos al FPCS del 2011;
y (iii) el FPV autotransfiere menos de la mitad de sus votos entre ambas elecciones,
aunque en el 2011 capta algo del voto al FPCS del 2007, ( Figura 3).
En cuanto a las transferencias de votos entre 2011 y 2015, presentarían las si-
guientes configuraciones: (i) el FPV autotransfiere casi todos sus votos entre ambas
elecciones; (ii) el PRO mantiene la mayor parte de sus votos, aunque un segmento
migra al FPCS y en menor medida al FPV; y (iii) el FPCS conserva en gran medida
aquellos electores que le dieron su apoyo en el 2011, sin embargo una proporción
menor migra al PRO y otra al FPV, (Figura 4).
5. Por una cuestión de espacio, solamente se evalúa cuando el patrón regionalizado de la transferencia
se corresponde con guarismos relativamente más altos.
Consideraciones finales
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Resumen
En nuestro país desde el retorno a la democracia en 1983, los sistemas políticos
provinciales han sido afectados por la paulatina incorporación de la reelección de
los ejecutivos provinciales y municipales.
El mapa de los tipos de reelección para los ejecutivos subnacionales en las provi n-
cias argentinas arroja como resultado un escenario complejo dadas las diferencias
existentes entre los tipos de reelección habilitados para sus ejecutivos en las dife-
rentes provincias para los cargos provinciales y municipales.
En esta ponencia se analizará el tipo de reelección habilitada para el cargo de g o-
bernador en la Provincia del Chaco y sus consecuencias sobre el sistema político
provincial, prestando especial atención a los gobernadores que obtuvieron reele c-
ción.
Para poder cumplir con este objetivo, las estrategias serán el análisis de la legisl a-
ción vigente en la provincia en cuanto la habilitación de la reelección, los resultados
electorales definitivos; y el método comparado para hallar posibles diferencias en
cuanto al comportamiento de los ejecutivos reelectos.
El lapso de tiempo tomado para el análisis se ubicara entre 1995 y 2015, dado que
en la reforma de la Constitución Provincial en 1994 incorpora la reelección inm e-
diata y abierta para los cargos de gobernador y vice, entrando en vigencia en las
elecciones de 1995, razón por la que, avanzamos en el análisis hasta el año 2015, en
el que se renovaron los cargos mediante elecciones.
Se observó que dos gobernadores obtuvieron la reelección inmediata, utilizando e s-
trategias electorales diferentes, y que luego de dejar el cargo tuvieron comporta-
mientos diferentes en la continuidad de sus carreras políticas, lo cual impacto pro-
fundamente el sistema político provincial.
Introducción
Reelección inmediata por una sola vez y cerrada (no puede volver a ser
candidato).
Reelección no inmediata, abierta o cerrada; con intervalo de mandato
intermedio o término fijo en años establecido por la constitución.
Prohibición absoluta nunca más la misma persona que accedió al cargo
puede ser candidato.
Teniendo en cuenta esta tipología, establecida por Serrafero (2011), y a partir
del tipo de reelección habilitada por la reforma constitucional en la provincia del
Chaco, resulta conveniente traer a colación el estudio de Close (2012), quien acuña
el término de comeback político, para referirse a líderes que tras el paso de una lap-
so de tiempo vuelven a presentarse a elecciones para ocupar nuevamente un cargo
ya ejercido con anterioridad. Este tipo de comportamientos, según el autor citado,
puede o no ser exitoso, y esto termina siendo definido por la coyuntura política y el
desarrollo de las elecciones.
A partir de las cuestiones señaladas precedentemente, el objetivo del siguiente
trabajo es analizar la incorporación de la reelección inmediata para el cargo de go-
bernador en la Provincia del Chaco y sus consecuencias sobre el sistema político
provincial, prestando especial atención a los gobernadores que obtuvieron reelec-
ción.
Desde el punto de vista de las elites partidarias, se ligan a esta temática los es-
tudios de las carreras políticas de los gobernadores de Argentina (Campomar y Del-
neri, 2012; Campomar, 2013; y Campomar y Suárez, 2014). Estos estudios intentan
dar cuenta de las carreras políticas de los ejecutivos provinciales, analizando los
cargos previos de los actores políticos que acceden al cargo, siguiendo la hipótesis
de que dado que es un país federal la lógica implicaría que se iniciaran como inten-
dentes y terminaran como gobernadores en la esfera subnacional. Las conclusiones
a las que llegan estos estudios muestran que más allá de ser una democracia fede-
ral, solo el 30% de los gobernadores accede al poder siendo antes intendente y te-
niendo una carrera política provincial ascendente, el 70% restante presenta carre-
ras que no son ascendentes ni verticalistas, sino que alternan muchas veces cargos
nacionales y provinciales, y que el promedio de cargos políticos electivos antes de
llegar gobernador oscila el número de cuatro cargos (Campomar y Suárez, 2014).
Respecto de la reelección de los cargos ejecutivos y las unidades subnacionales,
los trabajos ponen el foco en diferentes aspectos vinculados a reelección de los go-
bernadores de las provincias argentinas (Cardarello, 2009 y 2012, Liendo, 2014; y
Ortega 2013), lo cual permite comparar el sistema argentino con otros sistemas fe-
derales de América Latina como lo propone Campomar (2013).
Cardarello (2009 y 2012) partiendo de la base de que cada provincia tiene au-
tonomía para fijar los modos de elección de sus gobernantes y representantes, fun-
damenta que la diferencias existentes entre las reglas para elegir a los ejecutivos en
las diferentes provincias, convierte a este país en gran laboratorio para analizar la
temática. Fundamenta esto en el hecho de algunas provincias tienen legislaturas
bicamerales y otras unicamerales, y en el requerimiento de las mayorías para tratar
sobre el tema de la reelección de los cargos ejecutivos, sólo tres provincia requieren
mayoría absoluta, mientras que las veinte restantes requieren solo la mayoría sim-
ple para modificar o enmendar sus constituciones.
Ortega (2013), muestra el proceso de reforma de la constitución de la provincia
de Córdoba para el año 1987, analizando todo el trasfondo político partidario que
rodeo la modificación que le permitió al gobernador de turno obtener la reelección.
El autor concluye argumentando que es necesario el debate y que la consolidación
de la democracia en los treinta años, requiere a la sociedad civil ser parte de las re-
formas políticas en sus diferentes escalas.
Continuando con los estudios de los casos de los gobernadores que modifican la
constitución para ser reelectos, Liendo (2014), avanza sobre la explicación de los
factores institucionales que impiden la reelección de los ejecutivos en las provincias
argentinas. El autor trabaja sobre el supuesto de que los gobernadores modifican
Metodología
ras políticas de los dirigentes por partidos, si resultaría posible generar hipótesis
que planteen un recorrido ascendente en diferentes cargos electivos en los líderes
de la UniónCívica Radical, fenómeno que no ocurre con los caudillos del Justicia-
lismo, ya no se visualiza una linealidad ascendentede cargos provinciales a cargos
nacionales.
No obstante estas cuestiones, en consonancia con los planteos de Campomar y
Suarez (2014) las carreras políticas de los gobernadores, en el caso de Ángel Rozas
es vertical pasando de cargos provinciales a un cargo nacional; en tanto que Jorge
Capitanich la carrera oscila entre cargos provinciales y nacionales. Respecto al nú-
mero de cargos anteriores al de gobernador, es variable, y teniendo en cuenta los
cargos a los que se acceden vía elecciones, todos ocuparon al menos uno.
Conclusiones
Bibliografía
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AMANCIO VÁZQUEZ
[email protected]
Universidad Nacional del Litoral (UNL) y Universidad Nacional de Rosario (UNR)
Resumen:
El poder es el fenómeno por antonomasia de la política y es el elemento central de
las coaliciones políticas. Actualmente, a nivel global, la configuración de coaliciones
de diverso tipo: electorales, preelectorales, parlamentarias, de gobierno, etc. posee
un rol de gran relevancia en las democracias y no sólo en los sistemas parlament a-
rios, donde por la propia lógica de los mismos los partidos necesitan construir
alianzas para formar gobierno, sino también en los sistemas presidencialistas. En el
caso nacional la construcción de coaliciones ha impactado sobre el sistema de pa r-
tidos causando una profunda restructuración de los mismos. Asumiendo que el co-
nocimiento de las coaliciones es de importancia central para una ciencia política
empírica comprometida en dar cuenta de la realidad de su tiempo; esta ponencia
introduce críticamente sobre el tema y presenta algunos ejemplos concretos. Prime-
ramente se presentan las principales líneas teóricas que han abordado el estudio de
las coaliciones, las teorías formales y las multidimensionales, analizando sus virtu-
des y limitaciones, para después ejemplificar con algunos casos reales de coalicio-
nes políticas que se han dado en la Argentina y América.
PalabrasClave:Poder-CoalicionesPolíticas-TeoríasFormales-Teorías
Multidimensionales
Este supuesto jamás se cumple del todo en la realidad. Además de las contra-
dicciones inherentes a todas las organizaciones sociales; suele haber discrepancias
partidarias y conflictos internos. Pero por otro lado la consideración de los partidos
políticos como actores unitarios presupone poner el foco en la cuestión de cuáles
serán los actores principales a estudiar en las coaliciones políticas y no hay duda de
que los partidos tienen el protagonismo en este sentido. Incluso, pese a la realidad
de la conflictividad interna, hay que tomar en cuenta la cuestión de la disciplina
partidaria y el hecho de que la respuesta final del comportamiento político de los
partidos termina siendo una política o acción unificada lo que la habilita a ser tra-
tada como si viniera de una unidad. Una opción que aparece válida es la de tomar a
los partidos políticos como unidades simples pero no de manera estricta.
Los participantes buscan aliarse con tantos jugadores como requiera el triunfo
pero no más que con los mínimos necesarios para evitar compartir el poder. dora
que se presente existe un eventual gobierno de coalición. Si bien desde el punto de
vista lógico esta proposición es impecable, resulta a la postre superflua ya que, có-
mo suele ocurrir en todos los planteos formales, es excesivamente abstracta y aún
ingenua. En los hechos los partidos pueden tener otras motivaciones más allá de
conseguir cargos públicos. Además esta ley da demasiadas soluciones posibles y no
establece un criterio que permita prever cuál de todas ellas es la más probable.
Existen por tanto factores que operan como limitadores a la formación de coalicio-
nes; el más obvio es la ideología.
Las motivaciones de los partidos no son tan simples y son difíciles de evaluar.
Más allá de una visión “realista” de la política, no puede negarse la función de los
partidos en establecer determinadas y distintas políticas públicas en función de su
ideología; y por otro lado hay que considerar los objetivos estratégicos de los parti-
dos a mediano y largo plazo donde posiblemente no se está pensando en ganar una
elección presente.
Entre los principales autores de las teorías formales podemos citar a (Gamson
1961); (Riker1963); (Leiserson 1966); (De Swaan 1973); (Shepsle 1979); (Aus-
ten_Smith y Banks1988); (Baron 1989, 1993).
Existe un segundo enfoque de estudio de las coaliciones políticas al que se lo
conoce como teorías multidimensionales. Esta corriente de producción posterior y
más ligada al pensamiento europeo que al norteamericano, intenta brindar una ex-
plicación de las coaliciones políticas que vaya más allá de la descripción de las dis-
tintas posibilidades lógico / formales que surgen del juego coalicional. Utilizando
una metodología de corte empírico / inductivo en lugar de lógico / deductivo procu-
ra inferir generalizaciones a partir de análisis sistemáticos de casos reales. Las teo-
rías multidimensionales incluyen múltiples variables para abarcar los numerosos y
variados elementos que juegan en los fenómenos coalicionales. En tal sentido apa-
recen como una respuesta superadora a las teorías formales a las que críticamente
califican de unidimensionales, formalistas y estáticas. Las coaliciones no son ya una
interacción social específica entre partidos políticos que, en períodos de elecciones,
actúan racionalmente como agentes negociadores simples operando como maximi-
zadores netos de poder. Las coaliciones aparecen ahora como un proceso de carác-
ter dinámico donde se cuestiona la participación con carácter monolítico de los par-
tidos políticos y cobran relevancia los factores ideológicos. Las motivaciones, por
tanto, exceden la mera búsqueda del poder entendido sólo como cargos públicos o
capacidad de influir en las políticas.
Las teorías multidimensionales critican los cuatro supuestos básicos de las
teorías formales, las cuales dejarían escapar el complejo entramado de vari a-
1. La dimensión histórica
Incorpora la variable temporal dando a la relación coalicional la forma de un
proceso continuo. Esta incorporación implica una dimensión dinámica de las coali-
ciones políticas las cuales son vistas más allá de su formación en su existencia real,
lo que Mitchell (1995) ha denominado ciclo vital.
2. La dimensión institucional
Supone tomar en cuenta las reglas de juego jurídico – institucionales del siste-
ma político donde se analizan las coaliciones que están determinadas por la Consti-
tución. Pueden tomarse cómo ejemplos a los sistemas electorales, las relaciones
gobierno / oposición; etc. Estas reglas operan tanto como limitadores o cómo in-
centivos a la formación de coaliciones.
3. La dimensión motivacional
Supera la caracterización de los partidos políticos como simples agentes maxi-
mizadores de poder. Incluye evaluar motivaciones “extra” como la ideología y los
objetivos de mediano y largo plazo que a veces no conllevan a los partidos a intentar
ganar una elección determinada.
6. La dimensión socio-política
Incluye múltiples variables como cultura política, relaciones del partido político
con sus bases sociales; cambios en las demandas electorales, etcétera.
tiene utilidad sin embargo para explicar algunas alianzas que aparecen como “no
evidentes”.
(Di Tella 2015: 321) nos ejemplifica la teoría de la coalición mínima ganadora
con el caso deBrasil durante la última presidencia de Getulio Vargas.Señala que la
coalición que se impuso en 1950, el Varguismo, compuesta por el Partido Trabaja-
dores Brasileño (PTB) y el Partido Social Democrático (PSD) puede explicarse a
través de la citada teoría de la siguiente manera. En el Brasil de mayor riqueza, el de
la zona centro sur, lossectores ricos Unión Democrática Nacional (UDN) eran más
poderosos que los pobres (PTB varguista). Por otro lado en la zona pobre delBrasil,
el nordeste, los ricos (PSD), en su rencor contra los ricos del Brasil rico (sobre todo
San Pablo) se coaligaron con los sectores pobres del país rico (PTB). Descontando a
los sectores pobres del país pobre (el nordeste) por no tener ninguna gravitación
política; tenemos como resultado que se impuso la coalición mínima ganadora, el
varguismo (PSD + PTB) ya que la posible alianza entre los sectores más ricos de
ambas regiones juntas (UDN y el PSD), aunque posiblemente ganadora, no hubiera
sido mínima.
Otro de los interesantes ejemplos que usa (Di Tella2015) para ejemplificar so-
bre la coalición mínima ganadora es lo ocurrido en los Estados Unidos durante la
década del 30’, en tiempos del presidente Roosevelt. En este caso, al igual que en el
caso brasileño, puede observarse una alianza entre los ricos del país pobre (El Par-
tido Demócrata sureño) con los pobres del país rico (demócratas norteños). Esta
alianza dada por el resentimiento de los ricos del sur contra los (más ricos del nor-
te) se explica además por su condición de mínima ganadora. La coalición posibleen-
tre republicanos y demócratas sureños (posible porque ambos tenían una ideología
conservadora), era además ganadora pero no era “mínima”.
Bibliografía
ANAHÍ ACEBAL
[email protected]
Grupo de Investigación de Socio-antropología urbana. Instituto de Investigaciones en Desarrollo
Urbano, Tecnología y Vivienda, de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la
Universidad Nacional de Mar del Plata.
Resumen
Este trabajo es parte es parte de las reflexiones del trabajo final de carrera de quien
lo presenta. En el mismo se intenta problematizar qué es lo que observamos cuando
observamos las políticas, por lo que nos propusimos comenzar a develar qué es lo
que se presenta como inobservado detrás de la política de relocalización: ¿qué rel a-
ciones sociales se ocultan, construyen y destruyen detrás de esta política? Como o b-
jetivo general nos planteamos identificar el modo en que opera la política urbana de
“relocalización”/erradicación como dispositivo de control y disciplinamiento de p o-
blación en la ciudad de Santa Fe, trabajando empíricamente en los procesos des a-
rrollados en Villa Corpiño (VC), Playa Norte (PN), Bajo Judiciales (BJ) y General
Paz, frente al GADA (GP). Entendiendo a la política urbana como forma, proceso e
instrumento de lucha social, procuramos reconstruir el movimiento y las contradiccio-
nes de la política de relocalización en los casos mencionados, recuperando las represen-
taciones de los diferentes sujetos involucrados en dicho proceso – población erradicada,
población que resiste la erradicación, organizaciones sociales y funcionarios del go-
bierno municipal - respecto a los acontecimientos que han vivido, experimentado e
interpretado.
Introducción
1. Proyecto colectivo de investigación que nos reúne desde el año 2010, institucionalizado como PICT
2010-2414 y 2013-2053 financiados por el FONCyT/ANPCyT.
2. En el sentido que lo plantea Rosana Guber (2001; 2004)
3. ¿Por qué? Puesto que el Estado conforma muchas de nuestras representaciones sobre el mundo, en
palabras de Lourau: “imprime a nuestras percepciones, a nuestros sentimientos, a nuestras reflexiones,
a nuestros sueños” (Lourau: 1977; 27).
4. Tal como lo plantea Foucault (2006) entendemos que gobernar implica realizar acciones sobre otros
destinadas a guiar o dirigir la conducta.
5. “Siguiendo a Marín (1996), lucha social refiere a aquella que constituye nuevas formas de acción
social; que desarticula lo establecido socialmente y construye nuevas relaciones sociales. La lucha políti-
ca es el intento de la fracción dominante por institucionalizar, personificar el “estado” del poder, su si-
tuación de dominio; la lucha económica o corporativa es la estrategia de la burguesía de fragmentar,
cooptar a los sectores más desposeídos, previamente seleccionados, burocratizarlos, en una lucha en-
cuadrada en la competencia capitalista; y la lucha teórica refiere al ámbito de la reflexión y la acción, a
la adquisición, uso y expropiación del conocimiento; a la producción de saberes”.
6. Una relación de poder puede ser articulada en base a dos elementos: el otro y la resistencia (Fou-
cault; 1988). En relación al primer elemento, el otro, son los cuerpos, cuerpos como objeto y blanco de
poder (Foucault; 2014), atravesados por las relaciones de poder y en estrecha relación con la utilización
económica del mismo: “el cuerpo solo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y
cuerpo sometido” (Foucault; 2014:35), cuerpos dóciles que pueden ser utilizados, transformados y per-
feccionados
lizan en ciertas instituciones, también están presentes por fuera de las mismas. Así,
la población se transforma en objeto técnico - político de gestión y gobierno.
Siguiendo a Foucault (2007), afirmamos que la población puede ser medida y
organizada, el propio cuerpo es territorio de disciplinamiento y control por medio
del desarrollo de biopolíticas.7 En suma, la biopolítica interviene sobre la forma en
que se vive y en el cómo se debe vivir, estableciendo ciertos procesos de normaliza-
ción e individuación que despliegan mecanismos de control de la vida; por tanto, en
su desarrollo, son clave los dispositivos8 que se van instituyendo; los cuales deter-
minan y organizan las relaciones sociales estableciendo ciertos márgenes de acción
y decisión. Dentro de ello se inscribe la política urbana, interviniendo y operando
sobre aquella relación que se establece entre el medio y la población, entre el espa-
cio y la sociedad (Acebal y Crovella; 2014).
Estos aportes nos permiten pensar que la política urbana se presenta como un
dispositivo biopolítico, que establece ciertos márgenes de acción y de decisión a la
población y que se despliega en el ordenamiento urbano. Entonces, nos pregunta-
mos ¿cómo estos distintos elementos que lo componen se van configurando en
torno a la política urbana?; en otras palabras, ¿cómo se despliegan estos dispositi-
vos?, ¿cuáles son los márgenes de acción y de decisión que se establecen?, ¿cómo se
ordena y de qué manera este ordenamiento puede naturalizar y legitimar formas
diferenciadas de apropiación de la ciudad?
7. Siendo ésta “la manera [de] racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental por los
fenómenos propios de un conjunto de vivientes en cuanto población: salud, higiene, natalidad, longevi-
dad, raza” (Foucault, 2007: 359).
8. Considerando a los dispositivos como “discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, leyes,
medidas administrativas, reglamentos, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filan-
trópicas, lo dicho y lo no-dicho” (Foucault; 2014; 2014;2006)
9. Disposición administrativa a la que recurre el gobierno, en este caso, al pronosticarse la altura de los
ríos signada como extraordinaria. Lo característico es que durante la emergencia se habilita a que los
gastos realizados por el gobierno no cumplan los requisitos burocráticos que son necesarios cotidiana-
mente como ser la licitación, pues que se utiliza la contratación directa.
lado como una “medida preventiva” ante la crecida del río, pero también como polí-
tica de gestión del municipio.
13. Registrado bajo el Nº 8660 F 289 T. 69, Departamento La Capital del Registro General.
14. Crecida del Río Saladao que se transforma en inundación por no haberse terminado las obras de
cierre de defensa y que afectó de forma directa a 130 mil santafesinos, implicando 158 muertos.
mando forma en los principales ámbitos científicos y académicos, introdujo las no-
ciones de riesgo y vulnerabilidad en las políticas públicas, originando un nuevo
marco teórico de legitimación social y política, amparando y habilitando la consti-
tución de proyectos urbanos concebidos con anterioridad a la “crisis” (Bordas;
2012).
De esta manera la “emergencia hídrica” modela las representaciones en torno a
la aceptación muchas veces acrítica de la erradicación. Considerando a la “catástro-
fe hídrica” como un constructo “percibido y operacionalizado por una parte de la
sociedad” (Roze, 2003: 16), sostenemos que la inundación en nuestras percepciones
y sentimientos genera disciplinamiento social, puesto que a partir de acontecimien-
tos que encuentran su origen en expresiones de la naturaleza se crean condiciones
para edificar un discurso teórico y político subordinado a la producción de territo-
rios (Crovella 2011; Acebal y Crovella; 2014).
Entonces, si sostenemos que los dispositivos biopolíticos se presentan frente al
sujeto, con cierta “libertad” de acción y decisión, pero determinando los márgenes
de las mismas, en el dispositivo biopolítico de relocalización uno de los límites que
se le presentan a la población es la inundación.La inundación se transforma así en
límite e instrumento.
La política de relocalización es llevada adelante por la Secretaría de Desarrollo
Social, la Dirección de Gestión de Riesgo y la Subsecretaria de Hábitat y Vivienda (a
partir de 2011, Agencia Santa Fe Hábitat). Es interesante observar cómo actúan
estas tres oficinas de gobierno en la formación de la política. En palabras del Direc-
tor de Gestión de Riesgo:
En realidad cada área desarrolla las tareas, por ejemplo Hábitat busca los lugares…
este… se encarga de la tierra, se encarga de todo lo que sea la titularidad y Desarro-
llo Social se encarga de trabajar con las familias que quieren ser reubicadas y tam-
bién de (…) trabajar en la integración y capacitación para que tengan otro medio de
vida. Planeamiento es una parte que trabaja en todo lo que sea los terrenos urbanos
y también en la gestión de las políticas. Yo marco las zonas que deben ser reubic a-
dos (…) después yo marco algunas prioridades, no por orden de prioridad sino en
función de lo que es factible o no, de acuerdo a las áreas y terrenos, los consensos
logrados y los recursos del municipio. Yo lo único que les pido es que saquen toda la
gente de los valles de los ríos. (E. Aguirre Madariaga. Director de la Dirección de
Gestión de Riesgo de la MSF desde 2007 hasta la actualidad. 29/01/2015)
15. Cuyo gerente era Roberto Slobodianiuk y el vicepresidente a cargo de la Presidencia era José Lilino
tiene el dominio legal de dichas tierras, para trabajar de forma articulada en pos de
evitar nuevos asentamientos en el lugar. A cambio de ello, esta entidad prestará el
lugar para realizar actividades deportivas, cercará perimetralmente los terrenos de
referencia y dispondrá, como parte de la “responsabilidad social empresaria”, la
cantidad necesaria de materiales para la construcción de módulos habitacionales a
las familias que ocuparon el predio.Al respecto, quien fuera el intendente, Mario
Barletta, sostuvo que: “ratificamos una forma de trabajo: el sector privado, el sector
público y los vecinos, trabajando en forma conjunta para -en el marco del Plan Ur-
bano de Santa Fe-, ir generando mejores condiciones de vida para los ciudadanos y
menos dificultades a la hora de enfrentar este tipo de situaciones” (Diario El Lito-
ral; 10/11/09).
A lo largo del proceso de la política, se pueden advertir las relaciones que se es-
tablecen entre las oficinas del gobierno con sectores empresariales de la zona para
la construcción de estrategias que posibiliten la construcción de un nuevo ordena-
miento urbano.
A mediados de noviembre de 2009, se alude nuevamente a una representación
del espacio que apela a rescatar los valores paisajísticos de los terrenos correspon-
dientes a PN, posibilitando proyectos como la construcción de caletas náuticas. De
esta manera, cuando se presenta el anteproyecto, surgen dos preocupaciones e in-
convenientes: el financiamiento y las familias que viven en PN, las cuales son defi-
nidas, nuevamente, como “el foco de numerosos conflictos y hechos de inseguridad”
(diario El Litoral, 11/11/09), así como también de contaminación producto de su
actividad de cirujeo.
Un mes después de haberse decretado la reubicación de VC, son 21 las familias
que fueron relocalizadas. Sobre las viviendas dice Sara Lauría, Subsecretaria de
Hábitat y Vivienda, que se trata de un prototipo mínimo que ofrece una solución
primaria al problema de la vivienda y que posibilita la regularización dominial.16 La
selección del sitio en los cuales fueron reubicados se fundamenta en que se encuen-
tran dentro de su hábitat y próximos al río, ya que muchas de estas personas
desempeñan sus oficios informales en relación a la pesca (diario El Litoral;
13/12/2009).
16. Desde fuentes oficiales se afirma que el proyecto se organiza en manzanas con lotes de 10 metros
por 18, demarcados por cerco perimetral, que se le asigna a cada familia. Allí, se construyeron módulos
habitacionales básicos de 24 m2, a partir del cual el beneficiario podrá realizar su ampliación y/o com-
pletamiento. Cada módulo cuenta con baño y conexión de luz y agua, y se construye sobre la base de
una estructura de madera, cerrada con placas cementicias y techos de paja.
Cuando empezamos acá agua no. Venía un camión y se paraba ahí. Teníamos que
esperar cada mes que se te secaba el hígado de tanto procurar un vasito de agua. A
veces paraba en el camino ahí y teníamos que ir con los bidones. (…) Como cuatro o
seis meses. Algunos no aguantaron y pusieron la manguera pero salía despacito. Pa-
ra cada cosa, tenía que lavar mi ropa y no sabía si gastar el agua del balde para lavar
mi ropa o sino me quedaba sin tomar agua. (E. habitante de Los Quinchitos Alto
Verde 4. 15/01/2015)
En las casas no teníamos baños (…) Había varios en el poli (…) y ahí iban todos.
(E.habitante de Los Quinchitos Alto Verde 5. E2. 15/01/2015)
Los pozos rebalsaron, (…) ellos mismos con baldes a sacar, viste, los desechos clo a-
cales, bueno… El hacinamiento.Al no tener agua potable, tomaban agua de esos
tanques negros con un gusto a plástico, lleno de moho adentro (…) nunca fue lim-
piada adentro, en un año y medio. Después llegó la red, también de forma precaria,
porque ahora tienen unas mangueritas así en cada casa, o sea toda la instalación
sanitaria para que vaya agua al baño nunca se pudo concretar, con una pared de
durlock ni un caño te aguanta. Pero le habían puesto unos calefones, eléctricos, en
esa situación de precariedad, a dos centímetros del techo de paja. (E. miembro de
Manzanas Solidarias. 24/07/2012).
Lo que sí te digo es que desde que se empezaron a construir las viviendas empez a-
ron a venir los pedidos. Nosotros tenemos un compromiso de reubicación de ellos,
tenemos un acta, “usted va a tener un lote, el municipio se compromete a otorgarle
17. “Siguiendo a Izaguirre (1998) entendemos por violencia “de evidencia directa” la que remite al ejer-
cicio de la fuerza material que precisamente no se ve en la “violencia invisible”, esta última compone a
aquellas relaciones frecuentes y cotidianas en nuestra sociedad que ‘han sido naturalizadas, normaliza-
das, porque en ellas uno de los términos está situado en el lugar del poder y la autoridad, a quien el
“otro” le debe respeto y obediencia’” (Crovella; 2011:119 y 120 )
clamo, el intendente realiza una denuncia policial al verse muchas personas afecta-
das por la modalidad de reclamo adoptada por los habitantes del lugar. Luego de
varios días de reclamos los vecinos logran que se coloquen las bombas extractoras
(diario El Litoral; 02/02/2012). Podemos observar en esta situación la presencia-
ausencia del gobierno en la decisión de no instalar las bombas extractoras de agua
para amedrentar a los habitantes, como mecanismo de presión para que se “acepte”
la relocalización; así la violencia invisible se esconde detrás de la oportunidad que
ofrece el municipio.
¿Qué margen de decisión sobre la aceptación o no de la “propuesta” de relocali-
zación se les deja a aquellos que tienen el agua dentro de sus casas varios días por-
que no se colocan las bombas extractoras que son necesarias? La violencia cotidia-
na, la tecnología fina y calculada – en términos de Foucault - a la que se apela para
generar el disciplinamiento, la docilidad, para la aceptación poco voluntaria de la
erradicación. Esta intimidación y amedrentamiento cotidiano se presenta en todo el
momento de la crecida de distintas maneras.18
Pese a los cuestionamientos sobre la legalidad del accionar del ejecutivo muni-
cipal,19 amparado en la figura de la Ocupación Temporal de Urgencia, el 4 febrero
se establece el Decreto N° 00251/2010, en el que se determina, durante el período
en el que se declaró la Emergencia Hídrica, la ocupación del inmueble20 en donde
se relocalizará a los habitantes “localizados en torno al reservorio del terraplén de
calle Riobamba a la altura del 8300, Barrio Guadalupe Norte de esta ciudad” (BJ,
GP (frente y PN). También determina que la Secretaría de Desarrollo Social debe
llevar adelante las acciones necesarias tendientes a considerar que la reubicación se
convierta en definitiva. No obstante, esta figura de ocupación temporal de urgencia
se extiende mucho más en el tiempo hasta que se consigue la expropiación de di-
chos terrenos, en octubre de 2011.
Por eso fue todo a destiempo por parte de ellos. Y después el tema de la expropia-
ción acá también, expropiaron cuando nosotros no estábamos inundados. Y ellos lo
expropiaron como situación de emergencia, ¿viste? El gobierno tiene esa posibil i-
dad de expropiar cualquier cosa en situación de emergencia. Pero en realidad noso-
tros no estábamos inundados. Y viste, todas esas cosas te molestan. Porque si vos lo
ves de afuera capaz decís que “no pero está bien, que el gobierno se preocupa” pe-
ro… (Entrevista a habitante de Los Quinchitos Nueva Esperanza 1. 22/08/2012)
A mi da gusto verlo a Rafael (su nieto), ver a Ivana - que no está ahora, está en San
Javier viviendo – (su nieta), a Kevin (su nieto), verlos crecer, verlos que vengan acá
y corran, y ver que nacieron acá. Esas son cosas que te mueven. (..) Y te dicen “te
vamos a llevar a tal lado”, ¿y dónde están las raíces? No me quiero ir de acá, yo
quiero estar donde nacieron mis nietos, mis hijos. Eso es lo que te tira acá, eso, no
es el sistema de vida sino lo que construiste acá, lo que construiste toda la vida. T o-
dos los días. (Entrevista personal a habitante de PN3. E1. 10/01/2013)
zación, “nadie te obliga”, “vos decís”. Foucault nos advierte que el poder disciplina-
rio no se basa en la obligatoriedad de las acciones sino que direcciona nuestra con-
ducta hacia lo esperable. La decisión de “irte o quedarte” se encuentra mediada por
la violencia cotidiana (demolición de casas, intimidaciones, “únicas oportunidades”,
expropiaciones sociales y materiales previas) que condiciona la supuesta decisión. A
su vez, este mecanismo posibilita poner la responsabilidad de lo que acontecerá en
el sujeto expropiado, quién será responsable de “haber elegido sobre su futuro”.
El 8 de abril del 2010 el Concejo Municipal, dicta la Resolución Nº 13.365 que
dispone que el Ejecutivo, en el proceso de traslado, reubicación y urbanización de
los vecinos de PN y BJproceda de acuerdo al Plan Urbano, y determina las obras
que son indispensables e ineludibles de realizar para proceder con la reubicación.21
Sin embargo, y a pesar de esta normativa, en la práctica las condiciones de habitabi-
lidad y urbanización reglamentadas no fueron respetadas, como mencionamos an-
tes.
El proceso de erradicación ha implicado, para muchos, el abandono o pérdida
de los trabajos por los costos económicos y sociales que conlleva la propia relocali-
zación. Se pierden fuentes de ingresos, se rompen muchas relaciones sociales, las
condiciones de periferización previa, nuevamente, no son resueltas.
A fines de abril, el ejecutivo municipal propone un nuevo Reglamento de Orde-
namiento Urbano (ROU), el cual “promete cambios sustanciales en la urbanización
de Guadalupe”, desde calle French hacia el norte. Las declaraciones oficiales afir-
man que las medidas de traslado de PN se orientan en este sentido, puesto que el
proyecto establece que desde French hacia el terraplén sólo podrán construirse vi-
viendas de mediana densidad (R4) - planta baja y primer piso -; desde Riobamba
hacia la laguna sí se habilita la construcción de torres (R1). En palabras de Navarro
–Secretario de Planeamiento Urbano- no habría problemas de construir en altura
porque se estaría formando un nuevo barrio. Y de este modo, se garantiza la llegada
de los servicios porque a las empresas les resultará más rentable extenderlos si a
futuro tendrán más clientes. (Diario El Litoral: 28/04/2010).
21. La construcción de: “a) Un Dispensario destinado a la atención primaria de la salud conforme a las
disposiciones de la Ordenanza Nº 11.147; y b) Destacamento Policial y Comedor Comunitario” y que se
evalúe la construcción de un establecimiento escolar. A su vez, que se prevean los servicios de: “a)
alumbrado, barrido y limpieza; b) mejorado de calles; c) cordón cuneta y desagües pluviales; d) trans-
porte urbano de pasajeros por colectivos; y demás que se estime convenientes y necesarios para con-
cretar una correcta y pacífica urbanización.”Que se realicen las gestiones necesarias para la prestación
de los servicios de gas natural, agua potable y cloacas. Asimismo se determina que las viviendas que
construya cuenten con las condiciones de habitabilidad y dignidad. (HCM. VT; 08/04/2010)
Consideraciones finales
Bibliografía
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NADIA ALASINO
UNR-CONICET
Resumen:
En los sistemas federales, los actores subnacionales son fundamentales al momento
de comprender la dimensión territorial de la política. Desde la constitución del E s-
tado Argentino, el lugar que han ocupado ha variado, respondiendo a las alianzas,
paradigmas y construcciones de la coyuntura. En esta ponencia analizamos el rol de
los actores subnacionales en la construcción de las políticas de salud. Elegimos esta
arena ya que la misma presenta una particular configuración en torno a la te nsión
centralización/descentralización. La salud es una cuestión que no fue originari a-
mente delegada por las provincias a la Nación. Fue recién a mediados del siglo XX,
cuando en el marco del fortalecimiento del rol del Estado nacional en las cuestiones
sociales, se crearon los primeros hospitales nacionales y consecutivamente el pri-
mer Ministerio de Salud nacional. Esta definición no cerró sin embargo el debate.
En las décadas subsiguientes, los diferentes protagonistas formularon propuestas
sobre la modalidad, la oportunidad y el ritmo de la centralización o descentraliza-
ción de la política sanitaria. El objetivo que nos proponemos es el análisis de las
instituciones formales e informales que se materializaron como cristalización de e s-
te proceso y las características que asumieron las intervenciones de los actores
subnacionales en la construcción de políticas en este marco. Realizamos en primer
lugar una revisión de la literatura académica. En segundo lugar, nos proponemos
un análisis cualitativo de las instituciones formales e informales del sistema sanita-
rio, a partir de la revisión de la normativa vigente y los posicionamientos plasm ados
por los actores.
Introducción
1. Estudios realizados sobre la composición del gasto en salud entre los años 1995-2001, destacan que
el sector privado acumulaba un 43%, el sector de seguridad social un 34% y el sector público apenas el
23% del total (Tobar, Rodrigañez, 2003).
subsector público es una parte fundamental de los servicios de salud ya que brinda
asistencia a la población de menores recursos, subsidia indirectamente a las obras
sociales cuando su capacidad de brindar asistencia no logra cubrir a su población de
beneficiarios y en algunos casos atiende la población de mayor capacidad económi-
ca, que son atraídos por el prestigio de la institución o sus profesionales. Abarca
también una parte esencial del sistema de emergencia, la formación de grado y pos-
grado y promueve gran parte de los desarrollos relacionados con las disciplinas
biomédicas (Belmartino, 2005).
En Argentina el sector público se ha caracterizado por la permanencia de una
tensión entre centralización y descentralización. Entendemos esta tensión como un
proceso que se desarrolla entre dos polos que van desde una situación de absoluta
autonomía del gobierno central con respecto a los niveles subnacionales, a otra de
absoluta autonomía de los gobiernos subnacionales con respecto a la autoridad cen-
tral (Faletti, 2004). Las relaciones intergubernamentales son el “espacio” en donde
los procesos de descentralización tienen lugar, a la vez que su “resultado”. Las rela-
ciones que emergen ponen en escena nuevos actores, o nuevas composiciones de
poder entre los existentes (Chiara, 2009). Ello no sólo implica una modificación en
el esquema funcional de división del trabajo, sino que también afecta la dinámica
política global del país (Oszlak, 2014).
La histórica constitución de los servicios sanitarios y el papel del Estado nacio-
nal en su desarrollo han dado lugar a equilibrios inestables con consecuencias im-
portantes para la organización (Chiara, Di Virgilio y Moro, 2009).
En el apartado que sigue abordamos las instituciones que materializaron la di-
námica de descentralización que tuvo lugar en los años 90 en nuestro país.
sobre las arcas nacionales y traspasar a las provincias el costo político que implica-
ba el funcionamiento deficiente de las instituciones (Belmartino, 2005).
La transferencia de los últimos hospitales nacionales a las provincias y la Ciu-
dad de Buenos Aires se inicia en el año 1992, a partir de la Ley de Presupuesto para
la Administración Pública Nacional (Ley Nº 24.061). El marco jurídico de este pro-
ceso, una Ley de presupuesto, evidencia la finalidad con que fue concebido, así co-
mo la debilidad del marco político y sanitario. La imprecisión de las condiciones
jurídicas produjo serias dificultades en la gestión institucional (Belmartino, 2005).
La mención a la transferencia corresponde a los artículos 25 a 29 de dicha ley.
En ellos se autoriza el traspaso de la administración y financiamiento de los hospi-
tales e institutos que dependían de nación, el cambio de titularidad de los bienes
muebles e inmuebles y la dotación de personal. Se garantiza la equivalencia jerár-
quica y retributiva; los derechos previsionales y asistenciales adquiridos; y los dere-
chos y obligaciones inherentes a la situación de revista de los agentes.
No se enuncia como requisito la adhesión provincial para la efectivización de lo
dispuesto, subordinándose así las provincias a los dictámenes nacionales. En este
contexto, ¿qué motivaciones encontraron las primeras para tomar a su cargo las
prestaciones de salud? Un estudio realizado por CIPPEC destaca al respecto que “…
a diferencia de las demás funciones sociales (educación, alimentación y vivienda),
no existe ningún fondo que se distribuya de acuerdo con indicadores que corres-
pondan al sector salud, ni cuenta éste con una asignación específica de los fondos
transferidos por Coparticipación Federal (…) Por ello, dado que los montos coparti-
cipados no deben ser utilizados necesariamente en el sector, los gobiernos provin-
ciales vieron en la transferencia de hospitales la posibilidad de recibir fondos que
mejoraran su situación financiera global. (…) Otra importante motivación está rela-
cionada con la posibilidad de disponer de puestos de empleo público –prenda clave
para la negociación política- que a partir de la transferencia pasaron a depender de
las jurisdicciones provinciales” (Repetto, 2001: 37).
Salvo excepciones, la descentralización no se completó con una delegación de
las provincias a los municipios. Predominó una construcción provincial con alto
grado de centralización, aunque los resultados concretos fueron disímiles (Belmar-
tino, 2005).
Con estas reglas de juego, los actores provinciales y locales por decisión o impo-
sición aparecen en la escena con nuevas composiciones de poder y capacidad de
gestión. Desarrollan en consecuencia diversas formas de autonomía relativa al inte-
rior del campo sanitario. Por autonomía nos referimos aquí a una dimensión técni-
co-administrativa (resolución de los requerimientos de atención médica), una di-
mensión fiscal (disposición de recursos de diverso origen sin que medien acuerdos
con niveles gubernamentales superiores), y una dimensión política (margen para la
toma de decisiones por fuera de las líneas dispuestas por las agencias políticas en la
materia) (Chiara, Di Virgilio y Moro, 2009).
La falta de acuerdos claros y definidos sobre los modelos de atención en el mo-
mento del traspaso, abrió márgenes considerables para los niveles subnacionales de
gobierno y las instituciones mismas, en la definición desde el nivel local del alcance
de las prestaciones (Chiara, Di Virgilio y Moro, 2009). Por otra parte, la debilidad y
la escasez de recursos, sumado a una crisis social creciente en la década del 90, ge-
nera que cada vez más personas acudan a los servicios públicos. Así, la cuestión
sanitaria se convierte en un tema cada vez más sensible en la agenda pública y en
un elemento clave para la capitalización política. Es importante en este punto re-
cordar que al año 2010, el gasto de municipios representaba un 14% del gasto total
gubernamental en salud a nivel nacional (Tobar, Olaviaga y Solano, 2011).
Otro marco jurídico, el Decreto N° 578 de 1993 refuerza el poder que la propia
naturaleza del campo les da a los grupos profesionales de los hospitales frente a los
actores estatales para imprimir la orientación de los servicios de salud. Esta norma
pone en marcha cierta descentralización microeconómica bajo la figura del Hospital
de Autogestión (Belmartino, 2005). Uno de los objetivos de su promulgación era
clarificar los orígenes y los montos de los fondos de financiamiento, transparentan-
do la parte que el sector público estaba solventando de la cobertura de la población
con adhesión al sector de seguridad social (López, 2006).
Este decreto es luego reemplazado por el Decreto 939 del año 200o que suplan-
ta la anterior figura por la de Hospital Público de Gestión Descentralizada.2 En lo
central, ambas figuras jurídicas son coincidentes respecto a cómo encuadran la re-
lación entre el sistema nacional, las jurisdicciones provinciales y/o municipales y
los efectores. Por ello nos referiremos a los incentivos/desincentivos que las mis-
mas promueven en conjunto.
En los gastos públicos, los hospitales absorben proporciones muy significativas de
recursos financieros y humanos; participan activamente de los sistemas de formación
de grado y posgrado; son el escenario de la mayor parte de las actividades de investiga-
ción y divulgación de la medicina científica. Por ello, los márgenes de acción que gana-
2. Ambos decretos se corresponden con el decreto 9/93 que establece reformas en el sistema de seguri-
dad social. El mismo determina que las obras sociales, prepagas y mutuales deberán abonar al sector
público las prestaciones que recibieran sus beneficiarios en estos efectores. Ello en un contexto de cre-
ciente demanda al sector público por las diferencias existentes entre los segmentos de beneficiarios del
sistema de seguridad social, y los límites de los planes de atención en los sectores de menores recursos.
ron los efectores con la sanción de estas normas impactan en la composición de poder
de los niveles subnacionales.
En primer lugar, si bien se determina que las normas de actuación son establecidas
por cada provincia, se habilita cierta autonomía de los efectores en el financiamiento de
sus prestaciones, ya que se permiten convenios con entidades de la Seguridad Social y
el cobro de los servicios que brinda el hospital a personas con capacidad de pago o ter-
ceros pagadores. Los efectores pueden disponer sobre la ejecución de su presupuesto y
los recursos, “de acuerdo al programa anual elevado a la autoridad jurisdiccional y en
función del marco normativo que esta disponga”. Respecto a los ingresos que tengan
origen en prestaciones facturadas, la normativa establece su distribución en tres fon-
dos: un Fondo de Redistribución Solidaria, a destinar en acciones de promoción de la
salud y prevención de la enfermedad; un Fondo para Inversiones, Funcionamiento y
Mantenimiento; un Fondo para la distribución mensual entre todo el personal del hos-
pital.
En la práctica el arancelamiento de los servicios hospitalarios tiene una aplica-
ción muy limitada, por la falta de pago de las Obras Sociales. La norma no logró
anular el subsidio encubierto por parte del sector público al sector de seguridad
social (López, 2006).
Respecto al Fondo de Distribución mensual entre todo el personal del hospital,
su peso relativo en los salarios de bolsillo de los trabajadores no es significativo,
pero el poder simbólico que ejerce es en cambio más importante. Los trabajadores
entienden que las prácticas facturadas pueden fortalecer sus ingresos. Ello impacta
en desmedro de los sectores de menores ingresos, dificultando la accesibilidad de
los mismos a los servicios.
A su vez, la ampliación de las fuentes de financiamiento dificulta precisar
"cuánto" y "cómo" se gasta debido a los múltiples orígenes de los recursos (naciona-
les, provinciales, municipales, de seguro social y comunitarios) y a la imprecisión de
los sistemas de información (Asa, 2006). Aún en situaciones de escases, esto supo-
ne un recurso de poder muy grande para los efectores, en la medida en que retienen
la última palabra en la interacción con el entorno para la definición de los flujos con
otros actores, instituciones y la población de usuarios. Una de las principales he-
rramientas en este sentido refiere a las derivaciones. Las decisiones en torno a las
mismas conforman acciones políticas, en la medida en que construyen mecanismos
informales que habilitan o no el flujo de recursos y el acceso de determinados secto-
res de la población a prácticas, especialidades, tecnologías. Este régimen por lo tan-
to, no sólo aumenta la autonomía relativa de las instituciones en su dimensión fis-
cal, sino también en lo técnico-administrativo y en definitiva, político.
texto, la definición es situacional y por ende, poco representativa del interés gene-
ral.
Las características con las que se fue desarrollando la descentralización de los
servicios dieron forma a un esquema muy abierto y débilmente regulado. “La mul-
tiplicidad de agentes no implica necesariamente fragmentación; pero cuando hay
muchos responsables sin un esquema explícito y coordinado de división del trabajo,
las responsabilidades se disuelven” (Tobar, Olaviaga y Solano, 2011: 1). Esto afecta
la eficacia y la capacidad política del Estado para plasmar “los máximos niveles po-
sibles de valor social” (Repetto, 2003).
En este marco institucional, la ciudadanía usuaria del hospital público con poca
o nula capacidad de co-pago depende de las redes políticas y vinculares para el ac-
ceso a las prestaciones. “… la descentralización, en el caso de la salud, se ha caracte-
rizado por haber colocado a la política sanitaria en una relación de mucha mayor
dependencia del poder político local. La discrecionalidad, el asistencialismo y la
clientelización han pasado a ser elementos constitutivos centrales de las políticas de
salud locales” (Ase, 2006: 211).
Lo que resulta de la descripción de este proceso es un debilitamiento de los ac-
tores estatales y una fuerte presencia de las desigualdades sociales en los procesos
de las políticas sanitarias. Queda abierta una agenda para el análisis de otros facto-
res que hacen a una resguardo colectivo y protegido desde del Estado de las ele-
mentos que restringen las condiciones que limitan la vida.
Bibliografía
Resumen
El objetivo de la presente ponencia es dar a conocer un trabajo realizado por la D i-
rección de Integración Extensión, Investigación y Políticas Públicas de la Secretaría
de Extensión de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). El mismo abordó la vin-
culación entre la Universidad y las políticas públicas (PPPP) a partir del análisis de
las prácticas de extensión. Para ello, se efectuó un estudio de casos (se trabajó en
base a cinco proyectos de extensión de la UNL referidos a diversas problemáticas
sociales contemporáneas). En la recolección y el análisis de datos se combinaron
distintas técnicas cualitativas: análisis documental de contenido, entrevistas semi -
estructuradas, codificación, clasificación y comparación. Como resultado, se con-
cluyó en torno a: 1. El conocimiento de los equipos de extensión en relación al con-
cepto “políticas públicas”; 2. La articulación de los proyectos de extensión con las
Introducción
“...una actividad, que puede realizarse de manera formal u organizada, que respon-
de a necesidades sociales y, específicamente, intenta incidir en la interacción de dos
personas, aspirando a una legitimación pública o social. También implica la gener a-
ción de acontecimientos, el despliegue de estrategias en un contexto histórico, so-
cial, político, económico, intentando captar la particularidad, el detalle de las tr a-
yectorias de los actores. Por lo tanto, como esquema de acción responde a
necesidades sentidas y se considera como la oportunidad para el reconocimiento del
‘otro’ como sujeto portador de historicidad, de cultura, de lazos” (Kessler y otros,
2011: 49).
Metodología utilizada
Los dispositivos de análisis de este estudio de tipo exploratorio fueron los pro-
yectos de extensión de la Secretaría de Extensión de la UNL. Se seleccionaron cinco
proyectos de la convocatoria 2014, referidos a diversas problemáticas sociales y co-
rrespondientes a equipos de acreditada trayectoria, tanto en extensión como en
investigación. Específicamente, los problemas abordados por los proyectos son:
La escasa atención del sistema de salud provincial a los aspectos psico-
sociales del proceso de transplante renal.
La falta de conciliación entre el desarrollo y la conservación en el Paraje
La Boca del barrio Alto Verde de la ciudad de Santa Fe.
La ausencia de procesos de intervención y acompañamiento a pequeñas
unidades productivas desde la Economía Social y Solidaria.
Las consecuencias ambientales negativas de la acción antrópica sobre la
cuenca del Arroyo Sauce Grande, afluente de Las Conchas de la Provin-
cia de Entre Ríos.
La escasa de apropiación por parte de los vecinos del mapa de vulnerabi-
lidades del barrio San Lorenzo de la ciudad de Santa Fe.
En el trabajo en cuestión, se combinaron diversas herramientas correspondien-
tes a este tipo de metodología. En primer lugar, se utilizó la técnica de análisis do-
cumental mediante la cual se realizó un primer acercamiento a los proyectos de ex-
tensión y a las PPPP relacionadas con la temática de cada uno (se trabajó con los
Resultados obtenidos
Sin embargo, se notó que en todos los casos el mayor grado de conocimiento y
articulación se produce en relación a las PPPP de nivel provincial y/o local. Por otro
lado, se advirtió que cuando existe vinculación de los proyectos con las PPPP, au-
menta la capacidad de los primeros para implementar mecanismos de diálogo y
consenso con diversas áreas gubernamentales. Estas estrategias dan cuenta del
aprovechamiento de las estructuras de oportunidades que, en un espacio y un tiem-
po dados, ofrecen tanto el Estado (políticas públicas), el mercado (acceso a finan-
ciamiento) y la sociedad civil (capacidad de autogestión y organización). Ello posi-
bilita, entre otros aspectos, que la intervención del equipo de extensión responda a
una demanda definida socialmente como colectiva y, al mismo tiempo, logre la
formulación del problema (objeto de intervención) con mayor precisión y sin perder
su nivel de complejidad, dando cuenta del diálogo entre los actores involucrados y
el territorio en el que se inscriben sus trayectorias.
En cuanto a los aportes de las PPPP a los conocimientos adquiridos y/o profun-
dizados en relación al alcance y la magnitud de los problemas sociales abordados
por los proyectos de extensión (por ejemplo, a través de información estadística
producida por el Estado), es insuficiente en la mayoría de los casos y nulo en los
otros. También se observó que, incluso cuando existe información estatal que puede
aportar a las intervenciones de los equipos de extensión, los mecanismos para con-
tar con la misma, no resultan de fácil acceso. Frente a ello, los cinco directores de-
cidieron construir sus propios datos a partir de sus intervenciones sociales en sen-
dos territorios (caracterizaciones y mapas del territorio de intervención,
información estadística sobre sus habitantes, relevamiento de las demandas de los
actores sociales, entre otros). En oportunidades, dicha información fue posterior-
mente ofrecida a las agencias gubernamentales.
Los directores de los proyectos seleccionados manifestaron que el conocimiento
que los actores sociales poseen sobre las PPPP implementadas en sus territorios es
limitado y, en ocasiones, nulo. Además, señalaron que algunos actores sociales no
se perciben como sujetos de derecho en su vinculación con las PPPP. Este aspecto
puede analizarse a la luz de la matriz que estructura a las políticas sociales, la cual
refleja una concepción clientelar/asistencialista que, a su vez, obtura la posibilidad
de promover una ciudadanía más activa, en términos de autonomía, reconocimien-
to y ejercicio de derechos.
En este contexto, tres equipos de extensión llevan adelante actividades tendien-
tes a generar conciencia sobre los deberes del Estado y los derechos y deberes ciu-
dadanos.
Bibliografía
Resumen
Con el presente artículo se intenta describir desde una perspectiva teórica, ciertos
aspectos del pensamiento económico keynesiano que impactan macroeconómic a-
mente sobre las Políticas Públicas, sobre todo las Políticas de Empleo, y cómo se
presentan en el caso de la Provincia del Chaco. Para ello, se parte de establecer la
relevancia de los aportes del modelo keynesiano en relación con la teoría económica
ortodoxa, ubicar al mismo en su contexto histórico de aparición, y describir sus
principales hipótesis. Luego, establecer los motivos que desde esta perspectiva son
causales del desempleo y lo que dicha teoría sostiene acerca del rol del Estado en
términos de Política de Empleo, para finalizar con un breve comentario sobre el ca-
so del Chaco. La investigación es teórica, descriptiva-explicativa, con un diseño bi-
bliográfico. El análisis de los datos cualitativo, y el método hermenéutico en su se n-
tido tradicional de interpretación.
Introducción
Relevancia de la teoría
1. Concepto cuya existencia es viable sólo dentro de posturas dogmáticas (del griego δόγμα, que dentro
de la gnoseología adquiere el significado de doctrina fijada), debido a que se aplica a lo que es universal
(válido para todo momento y lugar) y necesario (que no admite formas diferentes, que no puede ser de
otra manera), principios que conducen a un congelamiento del saber. En tanto, desde la Teoría del Co-
nocimiento se estima que desde Descartes en adelante, el saber científico requiere de la mirada del
escepticismo metodológico, relegando el dogmatismo a la Religión, del mismo modo, que el carácter
falsacional de la ciencia es la que permite, sin perder la objetividad, arribar a conocimientos nuevos,
situación que es ampliamente desarrollada por Khun en su teoría de los paradigmas.
cke (2005, p. 20) son: vida, libertad y propiedad (donde se incluyen la autopropie-
dad sobre la persona y la propiedad privada sobre los bienes), relegando la conse-
cución de los demás bienes sociales (salud, educación, vivienda, servicios esencia-
les, seguridad social, etc.) al ámbito de lo privado, queda sin efecto con el Estado
interventor, el cual permite emparejar la partida entre los sectores en puja, distri-
buyendo los recursos devenidos del trabajo y apropiados por el capital en forma de
plusvalía, para que retornen en parte a sus legítimos dueños propiciando un mejo-
ramiento sustancial de la sociedad en su conjunto. No se trata como sostiene Kant
(1999, p. 147), de asumir que los súbditos son menores de edad de la razón y que
por ello el Estado se ve en la necesidad de actuar como un padre que invade sus
libertades individuales, sino de intervenir en la regulación macroeconómica de di-
chas libertades a través de las Políticas de Empleo, a los efectos de lograr mayores
niveles de igualdad.
Principales hipótesis
Desde este punto de vista, las principales hipótesis de Keynes, devienen de cua-
tro cuestiones básicas que el autor analiza y critica respecto a la corriente de pen-
samiento neoclásica, ellas son: el consumo; la inversión; el interés; y el empleo. En
la primera estima que el consumo es una función del ingreso (propensión marginal
a consumir). En la segunda, sostiene que son las inversiones las que hacen que
crezcan ingreso y ahorro, no a la inversa, cuestión que conduce al aumento de mano
de obra empleada, es decir, aumenta la inversión, aumenta el ingreso (multiplica-
dor -K- y aumenta consumo -propensión a consumir-). En la tercera, Keynes sos-
tiene que la tasa de interés influye sobre las inversiones, por ende, el Estado debe
intervenir con políticas económicas que estimulen el consumo y la inversión. En la
última, afirma que el empleo depende del nivel de las inversiones, a su vez, elevar la
inversión fomenta el pleno empleo, que incrementa el consumo de la población. A
continuación, se presenta una breve explicación de las tres primeras, reservando el
desarrollo de la última para el ítem siguiente.
Keynes, considera que la llamada ‘demanda efectiva’ (conjunto de bienes real-
mente comprados en una economía), se divide en dos: bienes de consumo (C) y
bienes de capital (I), siendo la demanda global una suma de ambas. La fórmula DA
= C + I (Demanda efectiva = Consumo + Inversión), indica que el gasto global tiene
dos partes que obedecen a factores diferentes. En este sentido, el gasto que realizan
los individuos depende del ingreso, en tanto la inversión de las expectativas de los
empresarios sobre las posibles ganancias futuras. Según Keynes, la demanda de los
consumidores se relaciona con el ingreso nacional disponible (en término de ma-
croeconomía), pero como el consumo no aumenta del mismo modo que el ingreso
nacional, entonces propone hacer el cociente entre el incremento del consumo (C) y
el incremento del ingreso (Y), a su resultado lo denomina ‘propensión marginal a
consumir’ la cual depende de factores objetivos como subjetivos, e indica cuánto se
incrementará el consumo por cada unidad -marginal- en que crece el ingreso na-
cional (Keynes, 1965, pp. 87-88).
A diferencia de los clásicos que sostenían que el ahorro estimulaba la inversión,
Keynes invierte la cuestión afirmando lo contrario, es decir, que las inversiones son
las que hacen crecer el ingreso y permiten el ahorro. En efecto, como se estima que
el ingreso nacional depende de la suma de todo lo producido y vendido en un perío-
do de tiempo, se supone que para que aumente el ingreso nacional los empresarios
deben aumentar la producción (invertir). Para ello requieren emplear más mano de
obra y así, indirectamente, Keynes dice con esto que el ingreso nacional depende de
la cantidad de gente empleada. Así, sostiene que el ingreso nacional crece cuando lo
hace la inversión y se mantiene la propensión marginal a consumir. Mediante el
coeficiente (k), relaciona el incremento del ingreso y el de la inversión nacionales,
este ‘multiplicador’ (K) indica que cuando existe un incremento en la inversión total
(I), el ingreso aumentará (K) veces el incremento de la inversión, demostrando con
esto que lo que genera crecimiento es el consumo (Brue y Grant, 2009, pp. 439-
440).
La tasa de interés se conecta directamente con la inversión, es decir que, cuanto
más alta sea la tasa menos se invierte y viceversa. Keynes demostró esto con la ‘cur-
va de demanda de inversión’, mediante la cual relaciona la inversión con la tasa de
interés. Para los neoclásicos la tasa de interés se determinaba por la oferta y la de-
manda de dinero, para Keynes, esta tasa no es el precio que equilibra la demanda de
fondos para invertir, con la abstención del consumo, sino el precio que equilibra el
deseo de obtener riquezas en forma de dinero con la cantidad disponible de dinero.
Por ello, la tasa de interés y la cantidad de dinero circulante deben ser influidas por
la política económica del Estado para fomentar la demanda global (Brue y Grant,
2009, p. 440), es decir, estimular al mercado con políticas económicas que fomen-
ten la inversión y el consumo masivo.
Keynes analiza el empleo y el desempleo. Éste último para los neoclásicos podía
ser voluntario -cuando el trabajador se niega a trabajar por el salario que le ofrecen-
o friccional -cuando el trabajador se encuentra sin trabajo, en un contexto donde
hay oferta de trabajo y un individuo que lo busca, por ende, este tipo de desempleo
implica que el trabajador se está reubicando dentro del sistema- (Kicillof, 2011, pp.
274-275). Ahora bien, Keynes descubre un tercer tipo de desempleo al que llama
Datos de Población
Fuente: EPH_continua para la región NEA, segundo trimestre 2015, total aglomerados y
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -Indec-
Si bien la Provincia cuenta con Políticas activas y pasivas de empleo que permi-
ten a ciertos sectores de la población el acceso a un ingreso que destinar al consu-
Conclusión
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MARTÍN CARNÉ
[email protected]
Centro de Investigaciones (Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Nacional del
Litoral). Becario Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
Universidad Nacional de Rosario.
Resumen
En base a las Cuentas de Inversión elaboradas entre 2009 y 2014 por el Departa-
mento Ejecutivo Municipal (DEM) de Santa Fe, el trabajo analiza la composición y
procedencia de sus recursos presupuestarios así como los porcentajes destinados a
implementar políticas habitacionales y de empleo dirigidas al amplio segmento po-
blacional de la ciudad que habita villas de emergencia. Con ello, la investigación
procura dar cuenta de las capacidades estatales internas de aquél, en particular las
que refieren a su disponibilidad de recursos financieros.
A pesar de que más de la mitad de los recursos presupuestarios del DEM santaf e-
sino proceden de recaudaciones fiscales operadas por el Estado nacional y el pr o-
vincial en conjunto, la evidencia examinada muestra que aquél dispuso cierto mar-
gen de acción para instrumentar políticas propias orientadas a la situación
habitacional y laboral de la población villera. Además, contra lo hipotetizado, fue el
actor que más contribuyó a financiarlas.
Introducción
bal), hecho que no deja de tener repercusiones en el tipo de capacidades que los
Estados de escalas locales pueden apuntalar.
En este marco, el presente trabajo se aboca a explorar uno de los componentes
de las capacidades estatales internas: los recursos financieros del Departamento
Ejecutivo Municipal (DEM) de la ciudad de Santa Fe afectados a la implementación
de políticas públicas habitacionales y de empleo dirigidas (de modo no excluyente)
a la población asentada en villas de emergencia durante el período 2009-2014. En
su cuantía, evolución y procedencia, estos recursos indican el margen de maniobra
y/o la autonomía que disponen las oficinas estatales pertinentes para afrontar la
provisión de bienes y servicios que generalmente implica este tipo de intervencio-
nes. La hipótesis a contrastar, vinculada con la perspectiva analítica escalar, sostie-
ne que en materia habitacional y de empleo, las políticas implementadas por el mu-
nicipio santafesino para atender este segmento poblacional habrían contado con un
financiamiento cuya mayor proporción provendría del Estado nacional, lo que de-
mostraría así la vigencia de este último para condicionar –al menos en parte– la
naturaleza y los alcances de las intervenciones del primero (tanto por los recursos
que éste no invierte en tales áreas y que puede así orientar hacia otras finalidades).
La investigación encuentra justificación en distintas razones. En primer lugar,
en la magnitud de la población villera1 santafesina, su endeble inserción ocupacio-
nal y el riesgo que la afecta, ya que, en algunos casos, sus precarias viviendas ocu-
pan zonas potencialmente inundables de la ciudad (cuenca del río Salado). En se-
gundo lugar, no existen antecedentes académicos que analicen la evolución –en
términos absolutos y relativos– de los recursos presupuestarios asignados a este
tipo de política pública por parte del DEM de la ciudad, ciudad que es capital y se-
gundo núcleo urbano del territorio provincial homónimo. Por último, el campo de
estudios sobre capacidades estatales se nutre de un rico debate conceptual que, no
obstante, no guarda proporciones con el menor nivel de investigaciones empíricas
disponibles, necesarias por cierto para testear los alcances de las formalizaciones
teóricas. Así, este trabajo aporta a atenuar una significativa vacancia que marca a
dicho campo.
Las fuentes de información analizadas son las Cuentas de Inversión de la Muni-
cipalidad de la Ciudad de Santa Fe correspondientes a los ejercicios presupuestarios
de los años 2009, 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014. El recorte temporal realizado res-
ponde a que 2009 fue el año de implementación por parte del municipio de la lla-
mada Reforma de la Administración Financiera en el Ámbito Municipal (en ade-
1. Los términos villa y villero/a, se utilizan ex profeso y sin valoraciones peyorativas para evitar eufe-
mismos técnico-académicos del estilo asentamientos urbanos irregulares y/o informales.
2. Dado que en ciertos casos estos programas no cuentan con documentos oficiales de divulgación y que
además algunas reparticiones municipales no respondieron las solicitudes de información efectuadas, la
selección de los mismos respondió a detectar en áreas del DEM como Intendencia, Desarrollo Social,
Planeamiento, Agencia Santa Fe Hábitat, entre otras, nombres de programas que mostraran afinidad con
intervenciones habitacionales y de empleo orientadas a grupos sociales vulnerables. Una vez hecha esta
preselección, se reconstruyeron sus rasgos desde periódicos (El Litoral), ordenanzas del Concejo Delibe-
rante de la ciudad, sitios de internet (como el del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en
adelante MTEySS). Así se delimitaron con más rigor los programas en cuestión, si bien sobre unos pocos
de ellos no se pudo recabar información alguna.
capacidad estatal es la aptitud de los entes estatales para alcanzar los fines que le
han sido asignados interna o externamente” (2015: 39)3.
En contextos de reformas de Estado4, la categoría en cuestión cobró visibilidad
hacia mediados de los años ´90 al reconocerse tanto los límites del mercado para
una coordinación social legítima y eficiente como la necesariedad de recuperar y
resituar al Estado “en primer plano” y así motorizar el desarrollo económico, coor-
dinar y disciplinar actores involucrados en la acumulación económica (Fernández et
al., 2006), apuntalar la integración social, entre otros roles5. Vale destacar que las
capacidades en cuestión no se predican del Estado como un actor unificado sino
para cada una de las diferentes agencias (y sus entornos sociales) que lo componen
y para determinadas áreas de políticas (Rey, 2011).
Ampliando lo señalado en la Introducción, gran parte de los trabajos que nu-
tren el campo de estudios de las capacidades estatales (Repetto, 2007; Alonso,
2007; Lattuada y Nogueira, 2011; Rey, 2014; Fernández y García Puente, 2013)
coinciden en señalar que la categoría se constituye por dos componentes analíticos:
las capacidades internas o administrativas del Estado, donde éste es considerado
fundamentalmente en tanto aparato burocrático (conjunto compuesto por el nivel
de los recursos financieros, la experticia técnica del personal y la calidad de su or-
ganización) y las capacidades infraestructurales o políticas, donde el énfasis se po-
ne en los estilos y procedimientos que el Estado fija hacia afuera para relacionarse
sinérgicamente con Estados de otras jurisdicciones territoriales o actores no estata-
les. La complementación de ambas dimensiones permitiría pensar un Estado con
autonomía, con maniobrabilidad para definir objetivos y cursos de acción propios
evitando presiones externas y la captura por parte de intereses sectoriales o corpo-
rativos y, a la par, un Estado también que, por los contactos mantenidos con dife-
rentes actores sociales, no queda aislado en sus decisiones sino que logra que las
mismas reflejan su conexión, su enraizamiento en los intereses, los conocimientos y
los recursos de una plétora de actores no estatales que son así considerados en el
proceso de diseño e implementación de cualquier política pública (Fernández et al.,
Op. Cit.).
3. Para acceder a un actualizado panorama del “estado del arte” en materia de capacidades estatales, se
sugiere Bernazza y Longo (2014).
4. Se alude a las reformas estatales de primera y segunda generación que tuvieron lugar, con diversa
intensidad y características, en los países de la región durante la década del ´90 del siglo XX.
5. Promediando la década del ´90, la aparición del trabajo de Peter Evans (1996) “El Estado como pro-
blema y como solución”, contribuyó a poner las experiencias de países del sudeste asiático (Corea, Tai-
wán, Japón) como modelos a imitar por parte de Argentina en cuanto a una virtuosa participación del
Estado para promover el desarrollo económico.
Gráfico 1. Nivel y evolución porcentual de los recursos percibidos por el DEM de la ciudad de
Santa Fe. 2009–2014
40
$ 1.400.000.000
35
$ 1.200.000.000
30
$ 1.000.000.000
25
$ 800.000.000
20
$ 600.000.000
15
$ 400.000.000
10
$ 200.000.000
5
$0 0
2009 2010 2011 2012 2013 2014
Recursos percibidos $ 347.973.418 $ 454.244.028 $ 601.122.734 $ 798.150.685 $ 1.035.878.410 $ 1.458.644.428
Variación porcentual 30,5 32,3 32,8 29,8 40,8
Fuente: elaboración propia en base a Cuentas de Inversión del DEM de la ciudad de Santa Fe. Dis-
ponibles en:
www.santafeciudad.gov.ar/gobierno/transparencia/politica_presupuestaria.html
Un segundo rasgo destacado es la alta participación que tienen los recursos proce-
dentes tanto del Estado provincial como del nacional. Para toda la serie, la suma de
ambos nunca estuvo por debajo del 50% del total de recursos, hecho que no sólo marca
una restricción no menor a la autonomía financiera municipal sino que también ilustra
sobre el margen de maniobra del que aquéllos disponen para orientar intervenciones
en la escala territorial local. Si bien el mayor peso porcentual en cuanto a procedencia
de recursos le corresponde efectivamente al propio municipio7 –quien explica entre el
41% y el 46% de los mismos según el año–, el Estado provincial8 aportó entre el 28% y
el 32% de los recursos municipales, mientras que su par nacional hizo lo propio en
magnitudes que oscilan entre el 23% y el 27%9 (ver Gráfico Nº 2).
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
Fuente: elaboración propia en base a Cuentas de Inversión del DEM de la ciudad de Santa Fe. Disponibles
en: www.santafeciudad.gov.ar/gobierno/transparencia/politica_presupuestaria.html
En tercer lugar y vinculado con el punto anterior, del total de recursos percibidos
por el municipio, prácticamente el 50% proviene de impuestos coparticipables por los
Estados nacional y provincial, entre un 40% y 45% corresponde a ingresos no tributa-
Tabla Nº 1. Distribución porcentual de los recursos pagados según áreas del DEM. 2009-2014.
Participación porcentual
DEM - Áreas 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Intendencia 2,6 2,4 2,3 0,4 0,3 0,4
Gobierno 5,5 5,5 5,5 4,4 4,4 4,5
Hacienda 18,5 7,0 6,0 6,0 6,2 6,4
Obras Públicas y Recursos Hídricos 35,3 15,0 15,3 15,5 14,9 15,6
Control 8,2 8,3 7,9 6,8 6,9 7,0
Producción 1,4 1,6 1,6 1,8 2,1 2,2
Cultura 4,7 4,6 5,0 2,7 2,8 2,9
Desarrollo Social 14,4 29,8 27,7 22,5 23,6 19,9
Planeamiento 2,5 2,4 3,5 2,8 3,0 3,0
Comunicación 1,8 1,3 0,9 1,5 1,6 1,9
Gestión de Riesgos 0,1 0,1 0,3 0,2 1,3 1,4
Fiscalía 0,9 0,9 0,9 0,9 0,9 0,9
Sindicatura 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2 0,2
Deuda 3,9 12,3 13,7 14,3 12,6 13,2
Obligaciones del Tesoro 0,0 8,6 8,9 8,4 9,0 10,2
Control Transporte Público 0,1 0,1 0,1 0,1 0,1
Secretaría General 0,0 3,2 1,3 1,3
Educación 0,0 3,9 4,4 4,5
Secretaría de Salud 0,0 1,5 0,6 0,5
Derechos Ciudadanos 0,0 0,1 0,2 0,3
Tribunal de Faltas 1,1 1,2 1,2
Ente Mercado Norte 0,0 0,0 0,0
Agencia Coop. Inversiones y Com. Ext. 0,0 0,1 0,0
Agencia Santa Fe Hábitat 1,7 2,3 2,4
TOTAL 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
10. Las transferencias de capital son ingresos “percibidos sin contraprestación de bienes o servicios, con
el fin de lograr que el beneficiario de los recursos los destine a la formación de capital o para aumentar
su capital financiero” (Oficina Nacional de Presupuesto, 2013: 107).
Fuente: elaboración propia en base a Cuentas de Inversión del DEM de la ciudad de Santa Fe. Disponi-
bles en:
www.santafeciudad.gov.ar/gobierno/transparencia/politica_presupuestaria.html
11. Sea el Índice de Precios al Consumidor Nacional Urbano (IPCNU) del Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC) o el IPC-7 Provincias estimado por el Centro de Investigación y Formación de la Repú-
blica Argentina (CIFRA), de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
12. Aunque se trata de una categoría diferente a la de villa, sirva como aproximación saber que en San-
ta Fe los asentamientos urbanos informales (constituidos por viviendas sin título de propiedad edificadas
en terrenos públicos o privados) albergaban hacia 2008 diecisiete mil familias aproximadamente (Muni-
cipalidad de Santa Fe y Bolsa de Comercio de Santa Fe, 2013). Si, a modo de ejemplo, se fija en cuatro
el número de miembros de cada familia, puede estimarse en sesenta y ocho mil habitantes la población
villera de la ciudad, la que representaba por entonces el 18,4% de la población total (369.589 según
datos del Censo de 2001).
13. Tal franja se vio inundada hacia 2003 fruto del desborde de dicho río. Como consecuencia del fenó-
meno hidrometeorológico –en parte posible por la no finalización de la construcción de terraplenes de
defensa– hubo un elevado número de víctimas fatales y cuantiosas pérdidas materiales. El Gobierno
provincial de entonces contabilizó veintitrés personas muertas mientras que para organizaciones no
gubernamentales de la ciudad el número fue mayor. Información disponible en
www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2013/4/edicion_1607/contenidos/noticia_5220.html. Fecha de consul-
ta: 1/10/2015.
14. Siguiendo a Rose y Miller (1992), los programas de gobierno se orientan justamente a gobernar una
situación definida como problemática. Expresan racionalidades que establecen relaciones de causalidad
en base a las cuales operar sobre la realidad para que adopte una forma previamente calculada y eva-
luada como mejor a la situación actual.
DEM. También destaca como rasgo general (que se repite a lo largo de toda la
serie) la mayor cantidad de programas que procuraron atender la situación
laboral (seis) por sobre el número de los destinados a la problemática habit a-
cional (tres), algo en principio atribuible a la magnitud y complejidad de los
gastos que cada tipo de intervenciones comprende.
En el primer año del período recortado, la participación del municipio en el to-
tal de gastos realizados por los programas bajo estudio fue casi excluyente. Si bien
la Secretaría de Desarrollo Social operó la mayor cantidad de políticas, el financia-
miento de todas ellas –exiguo en algunos casos– provino prácticamente en su tota-
lidad del Estado nacional.
Fuente: elaboración propia en base a Cuenta de Inversión 2009 del Sector Público de la Municipalidad
de Santa Fe. Disponible en http://www.santafeciudad.gov.ar
La Tabla Nº 3 muestra los recursos ejecutados así como los programas vi-
gentes en el año 2010. En términos porcentuales, el municipio destinó una pr o-
porción de recursos levemente mayor (3,8%) a asignada el año anterior. Los
fondos provenientes del Estado nacional ganaron peso con respecto a 2009 (de-
bido sobre todo al Programa de Mejoramiento de Barrios –PROMEBA– y al
Convenio MCSF y MTEySS) no registrándose aportes del Estado provincial (lo
mismo sucederá en 2011). Durante 2010, el municipio sumó una nueva interven-
ción en material habitacional, poniendo en marcha el Programa de Regulariza-
ción Dominial.
En 2011 (Tabla Nº 4), la participación de este tipo de pagos en los pagos totales
del municipio descendió medio punto porcentual, ubicándose en torno al 3,3%. En
ellos aumentaron considerablemente los aportes del Estado nacional: en términos
absolutos y porcentuales se duplicaron, pasando del 13% al 26% del total de gastos
en cuestión.
Fuente: elaboración propia en base a Cuenta de Inversión 2012 del Sector Público de la Municipalidad
de Santa Fe. Disponible en http://www.santafeciudad.gov.ar
Conclusiones
rritoriales, algo que, como se señaló, no deja de constituir una restricción a su mar-
gen de maniobras y autonomía decisoria (situación de incertidumbre además por
no controlar la recaudación de dichos recursos). De este modo, la fisonomía de la
escala territorial local –como lo atestigua la condición autárquica pero no autóno-
ma del municipio, hecho no corregido por la Constitución provincial pese a la re-
forma de la Constitución Nacional de 1994–, lejos de explicarse por prácticas endó-
genas, tributa a legados institucionales y relaciones de poder de larga data
entabladas con actores cuya presencia atraviesa las escalas micro, meso y macro.
Sin embargo, en lo referido particularmente a la hipótesis de trabajo (según la
cual las políticas habitacionales y de empleo implementadas por el municipio santa-
fesino para atender a la población villera habrían contado con un financiamiento
principalmente aportado por el Estado nacional), la misma no se verifica: entre
2009 y 2014 fue el municipio quien sustentó en mayor medida este tipo de inter-
venciones, si bien en porcentajes variables (decrecientes hasta 2012 y con un leve
repunte desde 2013). El peso del Estado nacional en estos gastos (contabilizando
préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo a través del PROMEBA III) tre-
pó desde el 5% en 2009 al 33% en 2012; luego disminuyó, aunque en simultáneo
con cierta compensación del Estado provincial. Su participación fue más acotada y
visible en materia de políticas habitacionales mientras que el DEM se destacó por
un mayor número de intervenciones orientadas al plano laboral, algunas de ellas en
articulación con el primero, tal el caso de la Oficina de Empleo. En conjunto, los
gastos apuntados por el DEM a estos rubros alcanzaron en 2014 el 5% de sus gastos
totales, un punto y medio porcentual más que a comienzos del período (en términos
porcentuales, un aumento del 47%).
Se desprendería de lo expuesto que la escala local –donde más agudamente se
manifiesta la privación material y la particular socialización e integración de am-
plios segmentos poblacionales que la constituyen– se configura como una constante
co-producción en la que el Estado nacional (también el provincial y en menor me-
dida los OIC) financia parcialmente y en grado variable al DEM mientras que éste
prioriza y diseña algunos cursos de acción en función de requerimientos políticos
coyunturales. Aún cuando se comprueba la presencia local del Estado nacional, tal
co-producción, no obstante, no parecería dirigirse a inscribir al territorio local en el
marco de un proyecto territorial uniforme de más amplia escala (Donzelot, 2014).
En su lugar, parecería que el Estado nacional, a través de una red inter-escalar de
política pública (Brenner et al., 2003), optara por apoyar intervenciones de política
laboral y habitacional economizando sus energías y “haciendo hacer” al DEM santa-
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Hace diez años la ciudad de Santa Fe sufría la peor inundación de su historia (4 de abril
de 2013). La Capital. Recuperado de http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa
/2013/4/edicion_1607/contenidos/noticia_5220.html.
SOFÍA DUARTE.
[email protected]
Politóloga (UBA)
Resumen:
En el marco de los debates sobre la implementación de las políticas públicas, el pr e-
sente trabajo tiene por objetivo analizar la estrategia de atención de salud llevada a
cabo por la Autoridad Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) a partir de la elabora-
ción del Plan Sanitario de Emergencia entre 2009 y 2015.
La salud, entendida como un derecho humano inalienable, atraviesa de manera in-
discutible cualquier aspecto de la vida de las poblaciones en general y del ser hu-
mano en particular. Por ello, entender a la salud y a las cuestiones que le son com-
petentes desde una visión integral, implica incluir diversos factores que interactúan
dentro de los procesos de salud-enfermedad a la hora de implementar políticas pú-
blicas en materia de salud. Las características de la Cuenca Matanza Riachuelo
(CMR) exigen un abordaje especial de acuerdo a las características sociales, econ ó-
micas, poblacionales y epidemiológicas de los municipios que la conforman.
Este trabajo pretende dar cuenta de las fortalezas y debilidades que se pueden ob-
servar en el abordaje diseñado por ACUMAR para garantizar el acceso a la salud y
su correspondencia con las particularidades propias del territorio.
Introducción
vés del PISA y específicamente del Plan Sanitario de Emergencia, pero también ex-
plicar qué implica el abordaje integral de la salud en territorios complejos como es
la CMR.
En primer lugar, la salud es considerada un derecho humano inalienable que
atraviesa cualquier aspecto de la vida de las poblaciones en general y del ser hu-
mano en particular. De esta manera, es necesario entender a la salud desde una
visión integral, yendo más allá de la comprensión y el entendimiento de la misma a
través de la concepción biologicista y desde la actividad médico asistencial. Pensar
en salud en términos integrales implica incluir en el estudio la estrecha relación con
el lugar donde vive, sumado a las características de su vivienda, las actividades
en ese medio de interacción (trabajo, educación, alimentación), el nivel socio-
económico al que pertenece, etc. En definitiva, garantizar el derecho humano a la
salud implica no sólo brindar servicios asistenciales accesibles y de calidad, sino
también garantizar una buena calidad de vida a través del acceso a una vivienda
digna, trabajo, cultura y a un ambiente sano y saludable para el desarrollo de las
poblaciones.
Así, en el marco de la problemática socio-ambiental de la CMR, es necesario
hablar en términos de salud ambiental, definida por la Organización Panamericana
de la Salud (OPS) como “(…) aquella perspectiva que busca identificar, medir, re-
vertir y evitar los impactos de las condiciones ambientales sobre la salud y la cali-
dad de vida de la presente y futuras generaciones, así como identificar y medir las
condiciones que se establecen entre la compleja interacción de las dimensiones so-
cial, económica y ecológica”.
Desde esta perspectiva, distintos factores interactúan dentro de los procesos de
salud-enfermedad de las poblaciones que habitan los municipios que conforman la
CMR, donde se encuentran mayores condiciones de vulnerabilidad socioeconómica
y exposición a la contaminación ambiental. Algunos de los que pueden incidir sonla
gran aglomeración poblacional producto de la alta concentración habitacional, la
gran cantidad de complejos industriales, incluido el Polo Petroquímico Dock Sud, la
presencia de basurales a cielo abierto, la precariedad de las viviendas, a los que se
suma la ausencia de condiciones infraestructurales como la falta de cloacas y agua
potable.1 Todos estos fenómenos se interrelacionan provocando un conjunto com-
plejo de problemáticas a resolver.En este contexto, los factores que más afectan las
condiciones sanitarias de la región, son la calidad del aire exterior, la disposición de
1 Ver:
http://www.acumar.gov.ar/ACUsentencias/CausaMendoza/Corte/27/anexoii/anexoii1/pseparteii.pdf. Pp
23
Por otro lado, sumado a estas enfermedades y dadas las condiciones socioeco-
nómicas de los habitantes de los municipios que conforman la CMR es probable
encontrar, en altos porcentajes, diversos cuadros de desnutrición infantil.
De esta manera, el perfil epidemiológico de la CMR denota una cierta especifi-
cidad que requieredel diseño de una estrategia de salud que se adapte a las necesi-
dades del territorio.
2. Dr. Adolfo Sánchez de León: La salud en las Cuencas. Una nueva perspectiva en Salud.2014, p 24.
3. En este punto es importante destacar que este tipo de políticas de salud implementadas en territorios
de extrema vulnerabilidad como son los municipios que conforman las CMR deben ser necesariamente
acompañadas de determinadas políticas ambientales tales como tratamiento responsable de residuos
sólidos urbanos, saneamiento ambiental, urbanización y relocalización de villas y asentamientos preca-
rios, etc.
4. Ver en:
http://www.acumar.gov.ar/ACUsentencias/CausaMendoza/Corte/27/anexoii/anexoii1/pseparteii.pdf pp.
8
5. Mario testa; Pensar en Salud, 2014, pp 109.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos publicados en la página oficial de Acumar:
www.acumar.gov.ar
Sin embargo, tal como fue mencionado al comienzo de este apartado, este tipo
de políticas, que requieren de la coordinación interjurisdiccional, experimenta cier-
tos obstáculos a la hora de su implementación. Así, a continuación serán descriptas
las dificultades de gestión a partir de dos categorías: en primer lugar, las dificulta-
des de articulación interjurisdiccional, es decir, la relación entre ACUMAR y los
sistemas de salud provinciales y municipales; y en segundo lugar, las dificultades en
la coordinación interna, fallas en los mecanismos de intervención en territorio y de
los equipos de atención.
Como ya fue mencionado, ACUMAR cuenta con una batería de recursos de in-
tervención sanitaria de manera fija en el territorio (USAm), también realiza opera-
tivos temporarios programados por municipio donde intervienen las Unidades Sa-
nitarias Móviles y por último, resulta fundamental el rol de los promotores de salud
para poder diseñar una estrategia de intervención adecuada a las necesidades de
cada territorio.
En este esquema de trabajo, sólo las USAm (fijas) son las que tienen la posibili-
dad de hacer seguimiento de sus pacientes sin ningún tipo de inconveniente para
las derivaciones y la realización de prácticas o estudios de mayor complejidad re-
querida por los profesionales de ACUMAR para una atención completa y de calidad.
En cambio, las Unidades Sanitarias Móviles experimentan dificultades para realizar
referencia hacia otros niveles de complejidad ya que para esto, requieren de la
coordinación con los efectores municipales y provinciales, dependiendo de la lógica
de funcionamiento del sistema de referencia y contrareferencia y las redes de servi-
cios de salud tanto dentro del municipio, como entre efectores municipales y pro-
vinciales.
Por otro lado, en pocas oportunidades las autoridades sanitarias municipales
y provinciales en un determinado territorio aceptan las derivaciones realizadas
por las unidades sanitarias de ACUMAR, dificultando el seguimiento de los pa-
cientes. De esta manera, realizar una atención de calidad desde los operativos
territoriales de salud de ACUMAR cumpliendo con los postulados estipulados en
Conclusiones
por parte de la población en riesgo. Como resultado, se observa una distancia entre
el objetivo inicial de la formulación de la política pública fundada en APS y el tipo
de intervención se llevó a cabo desde ACUMAR en materia de salud.
Estas características, sumadas a las dificultades de implementación y gestión
identificadas anteriormente hacen que la estrategia de intervención llevada a cabo
por la DGSA se distancie mucho de su objetivo inicial estipulado en el Plan Sanita-
rio de Emergencia, la Atención Primaria de la Salud, transformándose en lo que
Mario Testa denominó Atención “Primitiva” de Salud.
La estrategia de abordaje de APS desarrollada por las Unidades Sanitarias Mó-
viles, si se encuentra aislada del resto del sistema de salud sin ningún tipo de cone-
xión con las redes sanitarias de salud municipales y provinciales que garanticen la
continuidad de atención, resulta una estrategia de atención médica insuficiente. El
producto es una intervención deficitaria e incompleta en relación a la cantidad de
recursos destinados para cumplir el objetivo encomendado.
Como trasfondo, se podría decir que la implementación de una política pública
sanitaria fundada en una estrategia integral de Atención Primaria de la Salud, tal
como propone ACUMAR, encuentra sus dificultades en la baja calidad institucional
de los municipios en la gestión sanitaria cuyos mecanismos de redes y corredores
de derivación no funcionan correctamente.
Bibliografía
JULIETA DELGADO
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Facultad de
Ciencias Humanas (FCH) – Email: [email protected]
Resumen:
La presente ponencia se propone abordar la actuación internacional de los munici-
pios en el marco de la federalización de la Política Exterior Argentina considerándo-
los en su carácter de estados subnacionales, como “las unidades institucionales, o
niveles del poder ejecutivo, que son componentes de un gobierno de un Estado Na-
cional: ciudades, estados, regiones, provincias, municipios u otros poderes locales”
(Fronzaglia, 2005:44).
Se plantea que la mayor presencia y activismo de los municipios constituye un fenó-
meno que cobra cada vez mayor visibilidad en la actual agenda internacional no sólo
porque hay otros actores sino también por su consideración teórica y estudio en
forma sistemática dada el incremento de la calidad de su participación e influencia
en los asuntos globales (Russell, 2010).
Introducción
Mar del Plata, ciudad cabecera del Partido de General Pueyrredón , ubicada so-
bre el Océano Atlántico, en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires, a 404 km. de
Buenos Aires, la capital de la República Argentina.
1. El PGB representa el valor de la producción de bienes y servicios finales desagregado por municipio.
rano, Lacco Ameno y Serrata Fontana, República de Italia; Porto Recanati, Repúbli-
ca de Italia; Bari, República de Italia; San Benedeto del Tronto, República de Italia;
Sant Angelo In Vado, República de Italia; Sorrento, República de Italia; Mafalda,
República de Italia; Cancún, República de México; Isla Mujeres, República de Mé-
xico; Punta del Este, República Oriental del Uruguay; Montevideo, República
Oriental del Uruguay; y Cantón de Fribourg, Estado de la Federación Helvética,
Suiza.8
Participación en redes de ciudades: se busca impulsar la participación de
ciudades a través de unidades técnicas operativas que desarrollen diversas acciones,
programas y proyectos de interés común intermunicipal adecuados al proceso de
integración. Mar del Plata cuenta con una gran participación en Mercociudades, la
principal red de municipios del MERCOSUR y un referente destacado en los proce-
sos de integración. Fue fundada en 1995 por iniciativa de los principales Alcaldes,
Intendentes y Prefectos de la región con el objetivo de favorecer la participación de
los municipios en el proceso de integración regional, promover la creación de un
ámbito institucional para las ciudades en el seno del MERCOSUR y desarrollar el
intercambio y la cooperación horizontal entre las municipalidades de la región.
Desde entonces, se ha ampliado incorporando nuevos miembros. Actualmente
cuenta con 286 ciudades asociadas de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Vene-
zuela, Chile, Bolivia, Perú y Colombia, donde viven casi 150 millones de personas9.
Dado que la Ciudad de Mar del Plata es miembro desde 1997, ha participado
tanto en la composición del marco institucional y jurídico de la misma, como en
proyectos que la involucran en distintas áreas temáticas. Una de estas áreas, es la
“Unidad Temática Género y Municipio” y “Desarrollo Urbano”.
En ambos casos, como ejemplos de la participación de la Ciudad de Mar del
Plata en la Red de Mercociudades, y en las respectivas unidades temáticas, los re-
sultados han sido positivos y se ha llegado a diferentes reflexiones que buscaban
mejorar distintas cuestiones y posiciones de cara al futuro, así como también a dis-
tintos acuerdos entre los participantes expandiendo vínculos nacionales e interna-
cionales10.
En el año 2010, Mar del Plata adhirió al programa Alcaldes por la
Paz el cual ha elaborado, entre otras actividades, directrices de acción como la
Campaña “Visión 2020” que establece la acción urgente para la total abolición
Consideraciones Finales
Bibliografía
Noticias periodísticas:
Mar del Plata continúa trabajando en el hermanamiento con Ciudad del Cabo. Sitio oficial
de la Municipalidad de General Pueyrredón. 22/03/2013. Disponible en:
http://www.mardelplata.gob.ar/Noticias/mar-del-plata-contin%C3%BAa-trabajando-
en-el-hermanamiento-con-ciudad-del-cabo
Mar del Plata y su proceso de internacionalización. Revista Paradiplomacia. 22/05/2011.
Disponible en: http://www.paradiplomacia.org/noticias.php?lang=po&seccion=
6¬a=43
Tandil sí, Mar del Plata no. Noticias y protagonistas. 24/02/2013. Disponible en:
http://noticiasyprotagonistas.com/gonzales-pena/tandil-si-mar-del-plata-no/
SOFÍA MARZIONI
[email protected]
Universidad Nacional del Litoral (UNL)
Resumen
El punto de partida de este trabajo lo constituye el avanzado proceso de enveje-
cimiento poblacional que, aunque con niveles variables, se verifica hoy en día en
todas las regiones y en casi todos los países del mundo, inclusive en Argentina, uno
de los más afectados de América Latina y el Caribe. Sin lugar a dudas, la mayor lon-
gevidad supone un triunfo de la humanidad que merece ser celebrado, pero, al
mismo tiempo, la mayor proporción de adultos mayores impacta en las distintas
esferas de la vida, en ocasiones provocando efectos negativos. En este escenario, la
acción del Estado se convierte en un factor clave en el intento de afrontar con éxito
los desafíos del envejecimiento poblacional, de manera que sea posible construir
una sociedad para todas las edades.
La presente ponencia1 se propone analizar y reflexionar sobre la acción del Es-
tado de la Provincia de Santa Fe en materia de seguridad económica para la pobla-
ción adulta-mayor. Para ello, desde un abordaje metodológico cualitativo, examina
las políticas previsionales, comprensivas de jubilaciones y pensiones, gestionadas
por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia (CJPS) durante el período
2003-2015, desde un enfoque institucionalista: concentrando la atención en los
instrumentos de los que dichas políticas se valen para cumplimentar sus objetivos
oficiales, al ser éstos determinantes directos del potencial con que cuenta el Estado
para intervenir en la sociedad y resolver sus problemas colectivos.
1. Esta ponencia se basa en el Trabajo Final de Carrera de la Licenciatura en Ciencia Política de la Uni-
versidad Nacional del Litoral, aprobado el día 27 de agosto de 2015. Constituye una primera investiga-
ción de tipo exploratoria, que será profundizada en el futuro.
Introducción
caso santafesino, el 11,8% de sus habitantes posee 65 o más años de edad (IPEC,
2011).
La evolución del proceso de cambio demográfico en la Provincia ha sido nota-
ble. En menos de 50 años, casi se duplicó la proporción de mayores de 65 años (pa-
ra el año 1960, ésta representaba sólo el 6,2% de la población total). Asimismo, se
observa que la población adulta-mayor ha crecido notoriamente más que el resto. Si
el crecimiento total en los últimos 50 años fue del 100,5%, la población de 65 años o
más lo hizo en un 248,9%, mientras que la población de entre 0 y 14 años aumentó
un 66,3% (Ibídem).
El aumento en la proporción y el número de adultos mayores –que, como se se-
ñaló, muy probablemente continuará en alza durante los próximos años- posee im-
plicancias profundas y duraderas en todos los ámbitos de la vida del ser humano.
Para mencionar sólo algunas: en la esfera económica, su incidencia en el crecimien-
to, el ahorro y la inversión; así como también en el consumo, el mercado de trabajo,
las jubilaciones y pensiones, la tributación y las transferencias intergeneracionales;
en la esfera social, su impacto en la atención de la salud, en la composición de la
familia, las condiciones de vida y la migración; finalmente, en la esfera política, su
intervención en los patrones de voto y representación.
Lo anterior no supone un panorama negativo. La mayor longevidad es sin lugar
a dudas un logro del progreso científico-tecnológico adquirido por la humanidad,
que merece ser celebrado. Por otra parte, las personas mayores pueden convertirse
en una fuerza para el desarrollo de sus familias y comunidades. Pero, para que ello
suceda, se requieren intervenciones específicas, que transformen los efectos negati-
vos de este proceso en oportunidades. En este sentido, la acción del Estado resulta
fundamental, pues la posibilidad de enfrentar los problemas de un número crecien-
te de personas mayores depende en gran medida de la capacidad del Estado para
generar y aplicar políticas públicas de gran cobertura y de buena calidad, especial-
mente en las áreas de seguridad y asistencia social.
El presente trabajo analiza y reflexiona sobre la acción del Estado de la Provin-
cia de Santa Fe en materia de seguridad económica para la población adulta-mayor.
Concretamente, examina las políticas previsionales, comprensivas de jubilaciones y
pensiones, gestionadas por la Caja de Jubilaciones y Pensiones de la Provincia
(CJPS) durante el período 2003-2015, desde una perspectiva institucionalista que
concentra la atención en los instrumentos de políticas. Se estructura en cuatro
grandes partes: la primera, presenta brevemente los conceptos teóricos relevantes
en la temática; la segunda, describe la estrategia metodológica utilizada; la tercera,
resume los principales resultados obtenidos; por último, la cuarta, establece algu-
nas conclusiones y consideraciones finales.
Son los medios que permiten poner en marcha el DG para alcanzar los objetivos
oficiales del Estado. El Estado pone a prueba sus capacidades estatales en su apti-
tud para disponer, en cantidad y calidad, de tres tipos principales de recursos: hu-
manos, financieros y tecnológicos (Ibídem).
Con respecto a los primeros, suele destacarse el rol clave que poseen sus proce-
dimientos de selección, promoción y desarrollo en la consolidación de una burocra-
cia que pueda constituirse en un claro soporte de las actividades estatales (Isuani,
2012; Sikkink, 1993). Asimismo, debe tenerse presente que, como expresión mate-
rial del Estado –percibido como un aparato institucional concreto-, es su instru-
mento principal para conseguir y mantener sus objetivos oficiales (Oszlak, 2006).
Por su parte, los recursos financieros comprenden el flujo de ingresos que da al
Estado su capacidad para materializar las acciones que le son requeridas. Recono-
cer las fuentes de dónde provienen es útil al propósito de observar la mayor o me-
nor autonomía y discreción con que cuentan las autoridades de los organismo que
implementan la política. Asimismo, el análisis de la disponibilidad, el tipo y el flujo
de financiamiento en una serie temporal, revela la solidez y el grado de importancia
asignado al DG (Isuani, 2010).
Por último, la tecnología, entendida como el conocimiento utilizable a escala
social para transformar elementos materiales o simbólicos en bienes o servicios, se
revela como un recurso crítico para el funcionamiento del DG, promotor de su ra-
cionalidad técnica. Se distinguen dos tipos de tecnologías: las “tecnologías centra-
les”, cuya presencia constituyen las acciones centrales que una política se propone
y, por lo tanto, son indispensables para alcanzar los objetivos oficiales del Estado; y,
las “tecnologías de apoyo”, las cuales condicionan el logro de dichos objetivos de
manera indirecta, y existen en función de las tecnologías centrales, a las cuales ne-
cesariamente deben adaptarse y servir (Ibídem).
Estrategia metodológica
otro provincial (Payá y Martín Yáñez, 2008). De aquí que el sistema de seguridad
social argentino no sea único ni esté unificado, sino que, por el contrario, admita
una pluralidad de regímenes; y exista una relación de coordinación en la distribu-
ción de competencias entre el Estado Nacional y los Estados Provinciales (Candioti
y De Feo, 2013).
Es oportuno destacar algunas particularidades de dicha relación. En primer lu-
gar, se debe observar que la materia delegada por los Estados Provinciales al Estado
Nacional tiene limitaciones muy precisas. Si bien el Art. 75, inc. 12 atribuye al Con-
greso de la Nación el dictado de un Código de Seguridad Social, advierte que éste no
puede alterar las jurisdicciones locales. De allí que, en lo que resulte propio de di-
chas jurisdicciones, el Congreso no puede avanzar con una norma federal. En se-
gundo lugar, se debe tener en cuenta que la reforma de 1994, al establecer específi-
camente en la segunda parte del artículo 125 que las provincias pueden conservar
sus organismos de seguridad social para los empleados públicos y profesionales, no
deja dudas sobre los alcances de esa facultad no delegada (Op. Cit.).
Es posible simplificar lo dicho señalando que, en general, toda materia de segu-
ridad social es competencia de la Nación, salvo en lo referido a los empleados públi-
cos y los profesionales, sobre quienes cada Provincia puede legislar, manteniendo o
creando sus propias instituciones.
Ahora bien, es cierto que no todos los Estados Provinciales han hecho uso de
esta potestad. La crisis de los sistemas previsionales provinciales ha llevado a que
distintos regímenes fueran transferidos a la Nación y hoy los gestione la Adminis-
tración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). Tal es el caso de las provincias de
Mendoza, San Juan, San Luis, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja, Río Negro,
Salta, Jujuy, Catamarca y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Sin embargo, mu-
chas Provincias mantuvieron bajo su órbita sus regímenes. Así, Córdoba, Buenos
Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Neuquén, Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego, La
Pampa, Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones. Como resultado, en la actualidad,
existen 13 institutos provinciales, 75 cajas profesionales y 22 cajas municipales. Si
se contabilizan también los regímenes especiales, suman más de 140 los sistemas
independientes del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) (Ibídem).
El texto de la Constitución de la Provincia de Santa Fe armoniza con el de la
Nación. Reconoce entonces la potestad local en la materia en su Art. 23, el cual
dispone: “El Estado (provincial) instituye un sistema de seguridad social, que tiene
carácter integral e irrenunciable. En especial, la ley propende al establecimiento del
seguro social obligatorio; jubilaciones y pensiones móviles; defensa del bien fami-
liar y compensación económica familiar, así como al de todo otro medio tendiente a
igual finalidad”. Luego, el Art. 55 inc. 21 enumera dentro de las facultades de la le-
gislatura provincial “dictar leyes sobre previsión social”.
De acuerdo con estos imperativos legales, se han ido sancionado diversas leyes
provinciales mediante las cuales se ha instituido el SJP y se han creado los orga-
nismos que tienen a su cargo la gestión de la previsión social. Cabe señalar que
Santa Fe es una de las Provincias pioneras en materia de Seguridad Social, ya que
tempranamente dictó leyes de ayuda a los grupos más desprotegidos de la sociedad.
De hecho, la primera ley de pensiones para los empleados públicos provinciales
tuvo lugar durante la gobernación de Nicasio Oroño, en el año 1867, mientras que a
nivel nacional no hubo una ley de este tipo hasta el año 1904 (Payá y Martín Yañez,
2008). En la actualidad, el SPS es regido por tres Leyes Provinciales (y sus modifi-
catorias)2 (Soriano, 2005):
1. La Ley Provincial N° 6915 (B.O. 06/04/73), que estableció el régimen jubila-
torio general aplicable al personal civil de la administración pública provincial, to-
mando lo esencial de la Ley Nº 4800 y adaptándolo a las vicisitudes de la época;
2. La Ley Provincial N° 11530 (B.O. 06/01/98), que reemplazando a la Ley N°
6830, instauró el régimen jubilatorio especial aplicable al personal policial y del
servicio penitenciario santafesino;
3. La Ley Provincial N° 12464 (B.O. 28/09/05), que estableció un régimen jubi-
latorio opcional aplicable al personal docente de escuelas públicas y privadas de la
provincia.
El cuadro que sigue muestra los principales parámetros del Sistema Previsional
que dichas leyes ayudan a configurar:
2. En cuanto a los profesionales que ejercen su actividad en el territorio provincial, se sancionaron leyes
locales que, sobre la base de grupos dedicados a una misma actividad (abogados, médicos, ingenieros,
etc.), admitieron la conformación de cajas particulares, a las cuales confirieron el carácter de autárqui-
cas como personas de derecho público no estatal, con un sistema cerrado o mutual. A estas cajas apor-
tan los profesionales matriculados en el colegio profesional respectivo, que son quienes reciben los bene-
ficios que ellas otorgan. Al no formar parte del Estado y de la administración pública, no se profundiza
aquí sobre las leyes que regulan estas cajas de profesionales.
establecido por el DN, actualmente otorga las prestaciones del Régimen Jubilatorio
General (regulado por Ley Nº 6.915 y modificatorias) y del Régimen de Retiros y
Pensiones del Personal Policial y Penitenciario de la Provincia de Santa Fe (regula-
do por Ley N°11.530).
Desde su creación (año 1906: Ley N° 1350), la CJPS se caracteriza por ser un
ente descentralizado de la administración pública provincial, poseedor de persona-
lidad jurídica, patrimonio propio y autarquía administrativa y financiera. La misión
y las funciones del organismo no se han modificado a lo largo del tiempo, aunque –
en virtud de los cambios ocurridos en el DN- su área de intervención ha sido am-
pliada, sobre todo, a partir de la sanción de la Ley N° 12464 en el año 2005. En
cuanto a su organización interna, no se han advertidos grandes cambios en las úl-
timas décadas. Su estructura se ha mantenido más o menos constante desde el año
1991, sin adaptarse ni a los cambios demográficos de la provincia ni a los cambios
del SPS. No obstante ello, en los últimos años, se ha puesto en marcha en la provin-
cia una política de descentralización, que ha cristalizado en la creación de tres nue-
vas delegaciones zonales de la CJPS.
Por otra parte, en cuanto a la gestión de control, en los últimos años, el princi-
pal encargado de llevarla adelante fue el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
(MTYSS), creado en el año 2007. Antes de esa fecha, esta tarea recaía sobre la Se-
cretaría de Estado de Trabajo y Seguridad Social (SETYSS), hoy parte constitutiva
del MTYSS. Ambos, dependientes del Poder Ejecutivo provincial. Se nota aquí una
importante modificación, no sólo en el órgano encargado de controlar las acciones
de la CJPS, sino sobre todo en las características de uno y otro: ya no se trata de una
Secretaría sino de un Ministerio, con lo que ello implica tanto en términos de poder
y jerarquía como de recursos. Por otra parte, al interior de cada uno de estos orga-
nismos, tuvieron lugar reorganizaciones en sus estructuras orgánico-funcionales.
De acuerdo con las autoridades gubernamentales, ello se debió a la necesidad de
incrementar la calidad institucional en el ejercicio de la gestión pública y de tornar
más eficiente el funcionamiento de la administración pública en la materia.
Desde el año 2011, el DG se completa con la Comisión Asesora de Previsión So-
cial (CAPRS), órgano asesor y consultivo, creado en el ámbito de la CJPS. Este nue-
vo organismo se caracteriza además por permitir la participación institucionalizada
de los distintos sectores interesados en la previsión social (activos, pasivos y repre-
sentantes del Poder Ejecutivo Provincial).La CAPRS, bajo la órbita de la CJPS, fun-
ciona como un organismo de carácter asesor y consultivo, que enriquece la Previ-
sión Social Santafesina permitiendo la participación institucionalizada de los
distintos interesados. La existencia de este organismo constituye en sí misma una
3. Los mismos, se calculan en proporción a las remuneraciones que reciben los trabajadores y de acuer-
do a lo establecido por ley: en caso de la Ley N° 6915, el aporte personal del trabajador asciende al
14,5%, y la contribución patronal es del 17, 20%;por su parte, la Ley N° 11530 dispone que los aportes
de los trabajadores deben ser del 16,5%, y la contribución patronal del 21%;por último, la Ley N° 12464
establece la misma proporciones que la Ley N° 6915 (14,5% para los aportes personales y 17,20% para
las contribuciones patronales). Este tipo de sistema previsional, por el cual el financiamiento se sustenta
en la solidaridad intergeneracional (el aporte de los activos se aplica a cubrir el costo de las prestaciones
de los pasivos), es denominado generalmente “Sistema de Reparto”; en contraposición a un “Sistema de
hacer frente a las obligaciones de la CJPS, cuyo resultado financiero ha sido negati-
vo durante los últimos años. Desde el 2003 y hasta el 2007, el saldo deficitario se
mantuvo más o menos constante, con pequeñas bajas y subas. En el año 2008, tuvo
lugar una baja importante (pasa de 102.273.000 a 45.137.000 millones de pesos).
Pero, rápidamente volvió a subir y continuó haciéndolo de manera creciente hasta
el año 2014, cuando llegó a más de 1.500.000.000 millones de pesos. Desde el Mi-
nisterio de Economía de la provincia, se afirma que el déficit previsional tiene una
“naturaleza corriente y estructural”, que obedece a que la relación activo/pasivo
general del sistema es menor que la requerida para su financiamiento4.
Ante esta situación, la CJPS recurre a fuentes de financiamiento alternativas.
Primeramente, el saldo negativo ha sido cubierto con recursos provenientes del Es-
tado nacional, pero desde el año 2006, éste ha dejado de enviar fondos a la Provin-
cia, que ha debido hacer frente al déficit previsional con sus rentas generales. Como
consecuencia, la CJPS apenas si puede cumplir con sus responsabilidades y es al-
tamente dependiente de otras jurisdicciones estatales. Además, como es sabido, la
provincia protagoniza un duro conflicto con el Gobierno Nacional, que no parece
tener posibilidades de resolverse en el corto plazo, a pesar de que la Corte Suprema
de Justicia falló en diciembre del año pasado a favor de Santa Fe.
Las perspectivas a futuro no son demasiado alentadoras. De acuerdo con la Or-
ganización Iberoamericana de Seguridad Social (2014), de no realizarse ninguna
reforma sustancial en el sistema previsional santafesino, en los próximos años se
profundizará el déficit previsional, que llegaría a representar el 8,2% del total del
presupuesto provincial en el año 2030.
Para finalizar, en cuanto a los recursos tecnológicos, se advierte que lugar de las
tecnologías centrales lo ocupan los recursos informáticos, tanto el hardware como
el software, que son los que se utilizan para llevar adelante las tareas y actividades
cotidianas de la CJPS. Su incorporación ha sido temprana, alrededor de los años
90, y progresiva. Actualmente, el organismo dispone de una amplia variedad de
estos recursos. Sin embargo, las herramientas de gobierno electrónico, son escasas
y datan de los últimos años. Se utilizan principalmente para brindar información,
que -vale aclarar- es mínima, incompleta y desactualizada, descuidando otros posi-
bles y valiosos usos. Además, sorprende que, de los trece institutos provinciales, el
de Santa Fe sea es único que no posee un sitio web oficial propio. Lo mismo ocurre
con las redes sociales más populares. En suma, si bien la CJPS ha comenzado a in-
corporar en su funcionamiento a las TIC´s se trata de un proceso incipiente.
Por otra parte, de acuerdo con las entrevistas, entre las autoridades del orga-
nismo prevalece una visión estrecha de los usos tecnológicos, centrada en el objeti-
vo de la racionalización técnica, que descuida las posibilidades de intervención de
las TIC´s en la relación entre el Estado y la ciudanía.
Bibliografía citada
FLORENCIA MELO
[email protected]
ALEJANDRO OLMOS GAONA
[email protected]
Pontificia Universidad Católica Argentina UCA
Resumen
La presente ponencia tiene como objetivo dar a conocer los resultados preliminares
de una investigación que se viene desarrollando desde el 2015 en la Universidad C a-
tólica Argentina y que pretende establecer posibles relaciones entre el endeuda-
miento público argentino, gestado a partir de créditos viciados de ilicitud e ilegiti-
midad, y la gran deuda social que mantiene el Estado, entendida esta última como
el déficit de las políticas sociales para la integración social de la población. La me-
todología abordada implica un análisis histórico y jurídico de las características
principales del sistema de endeudamiento argentino para evaluar su legalidad y le-
gitimidad, por un lado, y por el otro un análisis de las variables de la dimensión
“deuda pública” y “deuda social” surgidas de los presupuestos de la Administración
Central de la Nación aprobados por congreso, durante el período 2005-2015.
Introducción:
En solo diez años, de 1975 hasta 1985, la deuda externa total de América Latina
se duplicó, y a pesar de haberse pagado intereses por un 57% de la misma durante
el período señalado,la deuda siguió creciendo. (Vitale, 1986)El excesivo stock de
deuda durante los ochenta, se explica por las medidas destinadas a reducir la infla-
ción en Estados Unidos. En 1980 el Federal Reserve Bank dispuso sucesivos au-
mentos de las tasas de interés, las que se elevaron del 6% al 22%, según advierte
Salvador María Lozada (2001). El shock de la deuda, o shock Volcker (en relación
al presidente de la Reserva Federal, quien decidió elevar los tipos de interés), signi-
ficó una fuerte descarga de electroshock, en palabras de Naomi Klein (2015, p.216-
227), para los países endeudados, que se verían obligados a contratar nuevos prés-
tamos para hacer frente a los vencimientos. Al aplicar los acreedores esas tasas a los
contratos de crédito, la deuda externa de América Latina se elevó de 60 mil millo-
nes de dólares, a mediados de los setenta, a 204 mil millones en 1980. (Lozada,
2001)
En Argentina, la deuda heredada del gobierno de la Junta Militar que en 1983
era de 45 mil millones de dólares, paso a ser de 65 mil millones de dólares en 1989,
y creceria durante la década de los 90, hasta llegar a los 145.000 millones de
dólares. (Klein, 2015, p.216)
En America Latina, luego de la crisis de la deuda tras el Default en Mexico en
1982, surgieron distintas propuestas de solución a esta deuda que aumentaba
aceleradamente y resultaba impagable: el producto per cápita en los ochentas era
mucho menor al de la década de los setenta, pero con una deuda 3 veces mayor.
(García, 1992)
Primero se intentó un reacomodamiento de los programas de pago a traves del
frustrado Plan Baker (1985), que proponía el otorgamiento de nuevos créditos
destinados a pagar los vencimientos de deudas anteriores con la condición de que
los deudores realizaran una transformación estructural para liberalizar sus
economías. Con un diseño mas perfeccionado, el plan Brady en 1992 propuso
reducir la deuda extrena con la banca privada a traves de nuevos bonos a plazos de
20 y 30 años, y se establecieron nuevas condiciones con el Club de París (club de
Estados acreedores) fijandose nuevos calendarios de pagos, de acuerdo con las
exportaciones y el crecimiento del PBI de cada nación deudora, sumado a la
condición sine qua non de implementar planes estructurales ajuste y llevar adelante
las privatizaciones de empresas públicas. (García, 1992) (Ugarteche & Alberto,
2003)
Sin embargo, las metas de crecimiento no se cumplieron, ni sirvieron los
instrumentos del plan para enfrentar la crisis de la deuda, aunque la liberalización
de las economias y los ajustes estructurales se llevaron adelante
irremendiablemente, con los costos sociales que ellos significaron, lo que ha sido
demostrado abundantemente, en todos aquellos estudios sobre el endeudamento
producidos en los ultimos años, y de los que da cuenta la bibliografía.
Durante los años de nuevo endeudamiento compulsivo y ajuste estructural en la
región, las desigualdades sociales aumentaron significativamente. Señalan Portes y
Hoffman (2003, p. 28) que (…) en 1998 el índice Gini de desigualdad había ido en
Cabe efectuar un resumen de las actuaciones judiciales, hasta el año 1992, para
tener una idea de la ilegalidad de las operaciones de endeudamiento. (Olmos,
2000)
El día 4 de abril de 1982, se una formuló una denuncia penal contra José Alfre-
do Martínez de Hoz, ante el Juzgado en lo Criminal y Correccional Federal No. 2,
por los delitos previstos y penados por los arts. 173, inc. 7 y 248 del Código Penal.
Esta causa lleva el Nº 14.467. Fundó esta denuncia en el hecho de que el plan eco-
nómico concebido y ejecutado por el ministro de Economía de la Nación, en el pe-
ríodo 1976-1981, se realizó con miras a producir un desmesurado e irregular en-
deudamiento externo; que el ingreso de divisas se produjo con el objeto de negociar
Los Estados cuentan con dos maneras de financiar sus gastos e inversiones:
impuestos y/o endeudamiento. Acordamos con Thomas Piketty (2014) cuando ex-
presa que la primera alternativa resulta más eficaz y es más equitativa, ya que el
acceso al crédito presupone reembolsos que benefician a los acreedores (mayorita-
riamente privados) por sobre los Estados Soberanos. Hasta en los países más ricos
del mundo el problema del endeudamiento público es acuciante y esto revela la re-
lación entre la deuda pública y la distribución de la riqueza entre actores públicos y
privados en el mundo… El mundo rico es rico, son sus gobiernos los que son po-
bres. Y la paradoja radica que es en los países más ricos de donde surgen los acree-
dores privados más importantes, mientras las deudas públicas de esos países repre-
sentan más del 70 % de su PBI. (Piketty, 2014, p.605-613)
En la Argentina, el análisis de lo distintos presupuestos desde la década del 90
en adelante muestra con claridad que el pago de las obligaciones externas, fue
mucho mayor a lo que se destinaba a salud, educación, políticas habitacionales. En
el presupuesto total del Estado en el 2011, se destinaron 36.000 millones de dólares
para el pago de la deuda, 5 veces más que lo destinado a educación, y 11 veces más
que el presupuesto destinado a salud. En el año 2015, y teniendo en cuenta que se
trata de cifras provisorias, se destinaron 11.000 millones de dólares al pago de la
deuda, 2.665.2 millones para salud, 6.548 millones para educación, y 7.456.7 para
la totalidad de los gastos sociales (‘planes sociales, subsidios, planes de vivienda,
etc). Es decir que el pago de las obligaciones externas fue muy superior a los gastos
destinados al desarrollo y a la políticas sociales. (Secretaría de Hacienda. Ministerio
de Economía y Finanzas, 2014)
Los años de endeudamiento externo agresivo en Argentina, acompañado por el
gran déficit comercial y el sostenimiento de políticas de ajuste, dio lugar a una rece-
sión que llevó a inimaginables índices de desempleo, pobreza e indigencia. El cam-
bio en la estructura productiva del país, iniciado en los años setenta y profundizado
en los noventa, tuvo sus efectos más nocivos sobre la estructuración social de la Ar-
gentina: durante los noventa. Todas las políticas sociales se vieron negativamente
afectadas y la desocupación abierta pasó del 6% en 1991 al 14,7% en 2000, la crea-
ción de empleo asalariado fue nula; se saturó el sector del cuenta- propismo infor-
mal y casi todo el empleo creado fue precario. (Torrado, 2010)
El último barómetro del ODSA publicado en julio de 2015, revela que en Argen-
tina al menos 1 de cada 10 hogares presenta déficit en algunos de los indicadores de
pobreza estructural, relativos a la seguridad alimentaria y al acceso a recursos es-
tructurales de bienestar. A ello se suma un sostenido incremento de la pobreza que
ha llegado casi al 29%, y también la indigencia hasta el 6%. Si bien es cierto que
entre 2003 y 2014, hubo un incremento de los programas sociales y que la Asigna-
ción Universal por Hijo (AUH) implicó un paliativo en la falta de recursos de los
sectores más necesitados, mostrando un sensible aumento en el gasto social, por
ello no determinó un cambio estructural significativo asociado a la superación de la
mera estrategia por la subsistencia de los hogares. (Observatorio de la Deuda Social
Argentina, 2015)
Esta situación refleja por un lado como opera el sistema de endeudamiento
causando situaciones concretas de injusticia en la distribución del gasto. Al re s-
pecto debe tenerse en cuenta que el pago de las obligaciones externas, opera de-
En diciembre del 2005 se anunció el pago al FMI de 9.500 MD con las reservas
del Banco Central, lo que representaba menos del 9% del total de la deuda externa
pública, disminuyendo un 35% las reservas. Si bien se sostenía un discurso de
“Cancelación Total” de deuda externa, el saldo total de la deuda no disminuyó con
esta cancelación al Fondo Monetario Internacional. (Ministerio de Economía y
Producción, 2005) Por un lado, aunque se canceló la deuda con el organismo, se
efectuó un nuevo canje de la deuda, que alcanzó el 92% de la deuda en default, con
su ampliación en el año 2010, que, si bien en principio disminuyó el capital nominal
de la misma, volvió a aumentar debido a cupones de intereses acumulativos, y otros
reajustes pactados. Por el otro, los gastos sociales, en términos comparativos con
las sumas que se manejan en torno a la deuda pública, parecen insignificantes. Cabe
mencionar al respecto que la deuda contraída con el FMI, había sido íntegramente
fugada al exterior, con conocimiento de las autoridades de ese organismo, tal como
lo determinó una Comisión de Evaluación Independiente del mismo, en el año
2003, debiendo tenerse en cuenta, que las reglamentaciones del Fondo le prohíben
efectuar ese tipo de préstamos, al tener conocimiento de que los mismos son trans-
feridos al exterior.
En el 2010, mediante un Decreto del Poder Ejecutivo se creó el Fondo del Des-
endeudamiento para pagar la Deuda Externa Argentina, con una capitalización ini-
cial de 6600 MD proveniente del Banco Central. También se impulsó un proyecto
de reforma de la carta orgánica del Banco Central, para poder así, intervenir en los
créditos para la producción, en la economía y realizar adelantos de recursos al Te-
soro Nacional por parte del Banco Central. (Secretaría de Hacienda. Ministerio de
Economía y Finanzas Públicas, 2010)
Para esa fecha, el Banco Mundial tenía el 10,4% de la deuda a través de préstamos
directos, el 52,2% correspondía a deuda intra-estado: Banco Central, ANSES, y
Banco de la Nación Argentina, entre otros, y el 33,4% restante en manos del sector
privado.
En el año 2012, el Juez Thomas Griessa, de los tribunales de Nueva York, con-
denó a la Argentina al pago de sumas adeudadas a bonistas que no habían entrado
en el canje. La causa se había iniciado en noviembre de 2003, y luego de diversas
alternativas procesales, se llegó a esa sentencia, que fue apelada, hasta que final-
mente la Corte Suprema de los Estados Unidos dejó firme el pronunciamiento que
hasta la fecha no ha sido acatado por la Argentina. Recientemente se han sumado a
esa acción otros bonistas para hacer extensivo los efectos del mismo hasta la suma
Conclusiones
sumas debieron ser erogadas en detrimento del más que necesario gasto social, y es
una de las principales razones por las cuales los índices de pobreza e indigencia no
solo son altos, sino que comenzaron a crecer nuevamente en los últimos años.
Existe una cuestión final que se debe tener en claro: el origen de la deuda lo que
hace aún más cuestionable el pago del capital y los servicios de la misma. Para el
derecho civil argentino y el derecho administrativo los actos ilegales, son nulos de
nulidad absoluta y no generan consecuencias licitas. Sin embargo, los gobiernos
refinanciaron las obligaciones, y se comprometieron a seguir pagando, aun cuando
ello significara, asumir costos sociales significativos, que cada día las estadísticas
muestran de manera categórica.
Bibliografía
NERIO NEIROTTI
[email protected]
Universidad Nacional de Lanús – UNLa
EZEQUIEL IVANIS
[email protected]
Universidad Nacional de Lanús – UNLa
Resumen
En este documento se exponen los fundamentos del programa Formarnos, el con-
texto político y social en el que nace y la forma en que se despliega su oferta acadé-
mica. Posteriormente se presentan los contenidos curriculares de las distintas exp e-
riencias realizadas hasta el momento, tanto desde la formación general -conceptual
y aplicada- hasta los cursos específicos. A continuación se hace mención a la estra-
tegia pedagógica y los dispositivos en los que se apoya, así como a la estrategia c o-
municacional; todos elementos que tienden a la conformación y desarrollo perm a-
nente de una comunidad de aprendizaje. Finalmente, se detalla el marco
institucional con el cual se coordinan acciones tendientes a la formación de diri-
gentes.
1. Introducción
El presente trabajo se inscribe dentro del eje “Estado, gobierno y políticas públicas”, abor-
dando tres dimensiones: educación popular, experiencias innovadoras dentro y fuera del modo
escolar y políticas educativas para la educación de jóvenes y adultos. En este escrito proponemos
reflexionar en torno al programa Formarnos, un programa de formación de dirigentes en ges-
tión pública y social, que nació en el año 2013 por iniciativa de la Universidad Nacional de La-
nús (UNLa) y la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU).
El objetivo del Programa es fortalecer las organizaciones de la comunidad a partir de la
formación de quienes tienen en sus manos la gestión de las mismas, esperando que así se poten-
cien los proyectos de desarrollo barrial y se establezca una relación sinérgica con las políticas
nacionales. Desde su lanzamiento, el Programa ha formado más de mil personas en todo el terri-
torio nacional y países de la región y ha multiplicado su oferta académica inicial. Durante el año
2015, el contacto con diversas organizaciones sociales y políticas, cooperativas, mutuales, aso-
ciaciones barriales, estudiantes y militantes condujo a una diversificación y profundización de la
estrategia de intervención con la comunidad. Así, la ampliación de los cursos se ha dado con el
objetivo de colaborar desde abajo para la construcción de un barrio, de un país y de una región
mucho más libre, solidaria y democrática con sentido social.
En este documento se exponen los fundamentos del Programa, en el contexto político y so-
cial en el que nace y se despliega su oferta académica. Posteriormente se presentan los conteni-
dos curriculares de las distintas experiencias realizadas hasta el momento, tanto desde la forma-
ción general -conceptual y aplicada- hasta los cursos específicos. A continuación se hace
mención a la estrategia pedagógica y los dispositivos en los que se apoya, así como a la estrategia
comunicacional; todos elementos que tienden a la conformación y desarrollo permanente de
una comunidad de aprendizaje. Finalmente, se detalla el marco institucional con el cual se coor-
dinan acciones tendientes a la formación de dirigentes.
2. Fundamentos
3. Contenidos
cas nacionales, provinciales y municipales, así como para todos aquellos que estén
en la búsqueda de una formación, introductoria e integral, en la construcción políti-
ca y la formulación de políticas públicas.
Los militantes y gestores que llevan a cabo sus proyectos han de contar con una
serie de saberes y herramientas que les posibiliten llevar adelante acciones con ca-
pacidad de gestión en el seno de un proyecto amplio e integrador, nacional, popular
y democráticamente orientado. Nos referimos a la capacidad de analizar la situa-
ción política en la que viven, a nivel local, nacional y regional; la habilidad para
comprender a los actores en lo que hace a sus intereses, sus valores, recursos, posi-
ciones y estrategias; la aptitud para analizar los problemas en sus aspectos políticos
y técnicos, para tener presentes las múltiples alternativas de resolución, así como la
posterior formulación de programas y proyectos que constituyan una respuesta via-
ble, eficaz y eficiente a los problemas concretos de su comunidad.
Con estas ideas fuerza, Formarnos realiza una oferta que incluye una formación
general en gestión pública y social, que se complementa con otras instancias, de
formación específica, en temáticas cuya gestión requiere un conocimiento en mayor
profundidad.
Este curso del programa Formarnos incluye por un lado, el estudio del Estado,
la sociedad y las políticas públicas, pero también supone la formación de los diri-
gentes como partícipes activos del escenario propio en el que despliegan sus tareas,
motivo por lo cual se les brinda los instrumentos adecuados para el desarrollo de
sus competencias de gestión en las cuestiones públicas.
El curso tiene por objetivo formar dirigentes sociales y políticos en dos ejes:
Propósito: Presentar el pensamiento que surge de las Propósito: Brindar herramientas para com-
problemáticas de nuestra realidad, al calor de sucesivas prender la construcción de poder y los actores
luchas nacionales y populares. Se hace un recorrido por intervinientes en el proceso, así como mejorar la
varios autores y conceptos a fin de identificar los aspec- lectura de la realidad política en lo que hace a
tos centrales de la identidad nacional en el contexto los quiebres, las continuidades, las disputas y
latinoamericano. las negociaciones en el orden social.
Contenidos mínimos: Políticas públicas de comunica- vos del diagnóstico. Enfoque integral: Análisis
ción. Concentración de medios: problemas que acarrea de problemas (modelo problemático integrado)
a la democracia. La nueva relación entre política, co- y de actores (intereses, posicionamiento, recur-
municación y medios. Nuevos espacios de comunica- sos). Árbol de objetivos. Construcción de viabili-
ción. La democratización de la comunicación. Necesidad dad. Análisis de alternativas (según recursos
del desarrollo de la capacidad de gestión y de produc- disponibles y voluntades políticas).
ción de contenidos desde la comunidad. Lineamientos
básicos.
Propósito: Brindar herramientas para comprender las Propósito: Brindar herramientas para concebir
estructuras gubernamentales y los caminos de partici- la organización como la coordinación de un
pación de la sociedad civil en el desarrollo de las políti- conjunto de recursos, conocimientos, personas y
cas públicas. tiempo para alcanzar objetivos y llevar a cabo
proyectos o actividades varias.
Contenidos mínimos: Estado y Gobierno. Órganos de
gobierno y estructuras organizativas de la Administra- Contenidos mínimos: Modelos y diseño organi-
ción Pública. Articulación entre el Estado y la sociedad zacional. Organización y dirección del personal.
civil. Organizaciones gremiales, no gubernamentales, Definición de objetivos comunes. Coordinación.
comunitarias y asociaciones varias. El proceso de elabo- Organización de la comunicación interna y ex-
ración de Políticas Públicas. Políticas públicas, planes, terna. Técnicas de trabajo en equipo. Asignación
programas y proyectos. La participación de la comuni- de roles y normas. Optimización del tiempo.
dad: demandas, propuestas, deliberación, cogestión, Articulación intersectorial e interjurisdiccional
Propósito: Exponer las políticas integración en Améri- Propósito: Acercar herramientas para el análi-
ca Latina, situando el foco en aquellas que han surgido sis y el ejercicio del liderazgo en la coyuntura
en las últimas décadas. Analizar las relaciones de fuerza política actual.
en el escenario mundial.
Contenidos mínimos: Varios estados ¿una sola na- Contenidos mínimos: El liderazgo y el poder
ción? Las raíces de la integración: Bolívar y San Martín. como capacidad de gobierno. Tipos y facetas del
El pensamiento antiimperialista temprano. El proyecto liderazgo. Dirección y Coordinación. Orientación,
de la Patria Grande. Latinoamericanismo y panamerica- catalización, estimulación y participación. Coor-
nismo. Las experiencias de integración en América dinación de trabajos en equipo. Manejo de con-
Latina: MERCOSUR, UNASUR, ALBA. Soberanía y desco- flictos. Liderazgo, responsabilidad y valores. La
lonización. Otros organismos regionales (CELAC, Comu- importancia de la comunicación.
nidad Andina, etc.). Los límites de la OEA y el ALCA.
actividad. Siendo conscientes de las dificultades que tiene la Justicia para ramifi-
carse hacia el territorio y de la falta de información y acceso a canales judiciales
para solucionar problemas cotidianos del barrio, nace esta oferta en justicia, segu-
ridad y políticas públicas locales y nacionales relacionadas con la promoción y de-
fensa de los derechos humanos.
Formarnos en Dere- Módulo 1: Relación entre la soberanía nacional y los tratados internaciona-
chos Humanos les de Derechos humanos.
Módulo 2: Justicia y Seguridad
Módulo 3: Diversidad y derechos humanos.
Módulo 4: Filosofía humanista, derechos humanos y medios de comunica-
ción / Los derechos humanos como derechos de justicia.
Módulo 5: Políticas públicas en Derechos Humanos
las clases y conferencias dictadas a lo largo del año. El objetivo es que, después de
haber transitado por un curso breve de Educación Popular, los interesados puedan
llevarse una “caja” bajo el brazo para replicar Formarnos en su organización, su
barrio, su comunidad o su puesto de trabajo. Es un nuevo puente entre Formarnos
y la comunidad que empodera a los sujetos al convertirlos en formadores de forma-
dores, y a la vez los hace partícipes de la distribución social del conocimiento pro-
ducido desde la UNLa.
La segunda edición, proyectada para el 2016, consiste en un libro titulado Te-
rritorio y Gestión, herramientas para la formación en gestión pública y social.
Este libro, destinado a pedagogos, educadores y formadores de formadores, busca
realizar una descripción de la experiencia acumulada en Formarnos, no solo me-
diante una exposición de los contenidos teóricos, sino también ahondando en las
estrategias pedagógica y comunicacional. Nuevamente, lo que se busca es que los
saberes acumulados no permanezcan entre sus participantes sino que surjan nue-
vas articulaciones que continúen abriendo los horizontes del Programa.
4. Estrategia Pedagógica
4. Aula Virtual: durante los días entre los encuentros, se trabaja a través de
la plataforma de Campus Virtual. Las actividades principales son los
trabajos prácticos, los foros de discusión en torno a problemas de la
5. Estrategia comunicacional
Entre los dispositivos utilizados para lograr los objetivos de formación, ha sido
central el portal de internet, diseñado especialmente para las necesidades y poten-
cialidades del programa Formarnos. El mismo posee dos partes diferenciadas pero
articuladas. Por un lado una sección donde se puede acceder a noticias, artículos de
interés, ensayos, reflexiones y notas periodísticas que intentan nutrir y ampliar al
contenido ofrecido durante la cursada. Este espacio está dividido en secciones tales
como gestión, política, economía, integración regional, comunicación, comunidad,
arte, historia y deporte. Por otro lado, el portal de Formarnos cuenta con micro-
Por último, todas las experiencias del Programa cuentan con un registro audio-
visual que no solo queda a disposición de quienes no hayan podido asistir a alguna
de las jornadas, sino que también posibilita realizar una amplia oferta de cursos
virtuales, los cuales despiertan el interés de todas las provincias y de otros países de
Sudamérica.
Esta estrategia comunicacional de Formarnos está concebida y desarrollada en
la búsqueda de coherencia con un programa de educación popular y comunitaria.
Una estrategia que nos marca el rumbo hacia el cual cada proyecto local puede ver-
se reflejado en la dinámica del proyecto nacional. Ello refuerza el compromiso, la
responsabilidad y la voluntad de continuar participando de los asuntos que nos
conciernen como comunidad.
6. Marco institucional
7. Conclusiones
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Resumen
El trabajo se encuadra en las discusiones sobre las relaciones que se han dado en
los últimos años entre el Estado provincial de Santa Fe y el Estado nacional, en r e-
lación con las políticas de desarrollo económico regional y las dinámicas de gober-
nanza.
Sugiere que han existido muchas dificultades para llevar adelante dichas políticas y
adelanta tres hipótesis articuladas: i) que ha existido una inadecuada relación entre
los niveles o geografías de regulación (nacional, regional, local) para aplicar políti-
cas; ii) que ha existido una escasa o inadecuada comprensión de la conformación de
los espacios regionales para definir la política regional; y iii) que ha existido una
exagerada ausencia del rol del Estado provincial en la ejecución de dichas políticas
de regeneración económica.
La investigación apunta a indagar sobre estas situaciones problemáticas para re-
pensar a futuro las políticas de regeneración económica regional, atendiendo a la
necesidad de avanzar hacia una mejor comprensión del espacio regional y con ello a
una mayor flexibilidad de las herramientas políticas. Combina así elementos con-
ceptuales y empíricos. Entre los conceptuales se debate la relación entre gobernan-
za y desarrollo regional en la Argentina reciente, cuestionando la marginalidad da-
da al rol del Estado en esas redes de políticas. Entre los empíricos, se describen las
características de las políticas y las dificultades de su articulación para el caso de la
provincia de Santa Fe.
1. Introducción
Ya desde fines de los 70s y principios de los 80s, en el marco de un intenso pro-
ceso de transformaciones, tanto en las formas de producción keynesiano-fordistas
como en la morfología de intervención del Estado (sobre todo nacional), en las
economías capitalistas fue ganando lugar incipientemente el concepto de gober-
nanza. Entrados los 90s, los nombres y esquemas vinculados a la gobernanza
emergieron con mayor nitidez, se consolidaron en los enfoques del desarrollo (y del
desarrollo regional) y justificaron (y demandaron) el surgimiento de mayores es-
tructuras descentralizadas.
No pocos estudios comenzaron a relacionar Gobernanza con Desarrollo a par-
tir de analizar los indicadores económicos de los países tanto en estudios macro
comparados (comparar Kaufman & Kraay, 2002; WorldBank, 2000) como en estu-
dios de caso. A veces se utilizó la idea de gobernanza en sentido amplio incluyendo
no solo las modificaciones hacia las formas de gestión articulada y reflexiva de la
política pública, sino también los análisis vinculados a lo que cierta parte de la lite-
ratura fue denominando “buena gobernanza”. La materialización de estas ideas o
representaciones de la gobernanza fue variada y dependiente de su contexto políti-
co, económico e institucional (ver van Lindert & Verkoren, 2012) y de las fortalezas
y/o debilidades de los Estados y sistemas políticos (Grindle, 2007; Moore, 2001).
En el caso argentino por ejemplo, estas formas de gobernanza emergieron
principalmente en el marco de los procesos de reforma sobre el Estado durante fines
de los 80s y principios de los 90s. Brevemente, la primera generación de reformas
importantes sobre el Estado focalizó –como es sabido- en un fuerte achicamiento de
la estructura estatal y una descentralización de funciones hacia las instancias inferio-
res, fundado en la necesidad de reducir el aparato estatal (gasto nacional). Esto dio
paso a que la gobernanza apareciera como una especie de delegación de funciones
del Estado, sobre todo a nivel regional que recolectaba lo que el Estado delegaba
(Andrieu, 1999; Oszlak, 2003; Zurbriggen, 2014) (ver también Cavarozzi & Abal Me-
dina, 1999). Las siguientes generaciones de reformas en Argentina se ocuparon de
intentar mejorar los aspectos técnicos de la provisión de servicios, con mayor énfasis
en la subsidiariedad de la intervención, la preocupación por la eficiencia y la eficacia
de las acciones estatales. En ese marco, sobre todo las corrientes de inspiración insti-
tucionalista, vieron quizá con buenos ojos a la gobernanza como aquel concepto que
representaba la articulación reflexiva entre Estado y sociedad civil que se estaba in-
tentando forjar (ver Burki & Perry, 1998). A su vez, los posteriores modelos de admi-
nistración pública orientados por las ideas del gerenciamiento público, con un arse-
nal conceptual diferente, acompañaron este proceso de mutación del gobierno a la
gobernanza. Así aparecieron y se reafirmaron las ideas de la accountability o rendi-
ción de cuentas hacia la sociedad civil, repartiendo la distribución de riesgos y re-
compensas entre el Estado y los actores no estatales, e incentivando a los ciudadanos
(en ocasiones devenidos en clientes) a adquirir mayor responsabilidad por las accio-
nes estatales, sobre todo a nivel local donde se instaba a esta instancia a convertirse
en el principal motor para que la sociedad civil participe efectivamente en asuntos
que conciernen a sus propios entornos de vida y de producción (Bontenbal & van
Lindert, 2008; de Mattos, 2004). Reafirmando incluso esa tendencia, más reciente-
mente, reapareció la preocupación por la transparencia de la administración pública,
entre cuyas discusiones emergió la vinculación a las ideas de gobierno abierto (Con-
cha & Naser, 2012; Merlo Rodríguez, 2013; Oszlak, 2013) tendientes precisamente a
que el Estado pueda ser constantemente interactuado por la sociedad civil en forma
–aparentemente- más democrática y reflexiva, y conjugando en definitiva con algu-
nos de los principios básicos de la gobernanza.
Ahora bien, si la gobernanza a nivel nacional en Argentina se desplegó mayor-
mente al amparo de las reformas neoliberales de los 90s de achique y “devolución” de
funciones por parte del Estado a la esfera social y económica privada potenciada lue-
go por las (aun) incipientes reformas ofrecidas por las orientaciones conceptuales de
la nueva gerencia pública, en los debates del desarrollo regional y local, ám-
bito que nos incumbe aquí, el concepto de gobernanza fue ganando lugar privilegiado
a través de una inmensa variedad de expresiones y conceptos regionalistas que inten-
taban reflejar esta nueva orientación en la forma de gobernar y de emprender proyec-
tos políticos. El planteo regionalista habilitó un camino hacia la gobernanza desde
varios cuerpos conceptuales: por ejemplo, desde los trabajos de las nuevas formas de
organización regional de la producción (flexibles) para la generación de riqueza (Pio-
re & Sabel, 1984), desde los aportes de las ventajas de la proximidad para la reduc-
ción de costos de transacción y economías externas (Scott, 1988), desde los análisis
de las ventajas de la interacción de los actores económicos como elemento de genera-
ción de innovación y aprendizaje colectivo que permitiera la circulación de informa-
ción y mejorara la oferta de servicios empresariales (Amin & Thrift, 1994; Cooke &
Morgan, 1998; Storper, 1997), entre otros (ver Vigil, 2013). En ese marco, el regiona-
lismo auspició desde sus comienzos la necesidad de la delegación de funciones desde
el Estado central hacia las instancias inferiores para poder avanzar en la apertura del
potencial de los territorios como sujetos activos del desarrollo.
1. Ver los trabajos regionalistas que auspiciaban la descentralización del Estado de Sergio Boisier (como
consultor de CEPAL) que fueran muy influyentes en los debates académicos y políticos en América Latina
desde inicios de los 80s (Boisier, 1982, 1987a, 1987b, 1990, 1991).
2. Ver también http://wbi.worldbank.org/wbi/topic/governance.
dando paso a un paradigma muy utilizado en las teorías del desarrollo regional que
sustituía la idea de la posibilidad de la activación del crecimiento y el desarrollo
económico solo desde “arriba” y solo desde el “Estado”, por la idea de la posibilidad
de generar los mismos resultados a partir de la dinamización de acuerdos, arreglos,
articulaciones, estrategias y multiplicidad de formatos organizacionales o configu-
raciones institucionales que, a la par del Estado (y en ocasiones suplantándolo),
tenían capacidad de generar regulaciones, dinamizar actores económicos, dirigir
comportamientos, y encauzar intereses en escalas sub-nacionales de actuación.
(Cardoso Cançado, Tavares, & Dallabrida, 2013; de Mattos, 2010; Healey, 2006;
Moulaert, Parra, & Swyngedouw, 2014; Pereira, 2014).
3. Incluyendo la conformación del denominado “Observatorio PyME Regional Santa Fe”, un Programa de
Formación de Agentes de Desarrollo Territorial, un Programa de Apoyo a Empresas, un Programa de
Fortalecimiento Territorial de las ADERs, y el Programa Más Pymes, Mejor Santa Fe.
4. Dividiendo la provincia en 5 regiones y nodos (Reconquista, Rafaela, Santa Fe, Rosario y Venado
Tuerto).
orientar mejor la acción del Estado hacia el sector productivo, fortaleciendo nue-
vamente esas Asociaciones para el Desarrollo a las que definía como organizacio-
nes que generan sinergias locales y regionales al entramado productivo (Bonfatti
& Galassi, 2012). Tercero, también en 2008 se produjo una reestructuración del
Ministerio de la Producción de Santa Fe creando las denominadas “cadenas de va-
lor” y adaptando su estructura a esas cadenas para mejorar la inserción del Estado
en las dinámicas productivas, y se conformaron Consejos Económicos en cada ca-
dena de valor integrado por instituciones y agentes representativos de cada sector y
territorio para diseñar políticas (Informe de Adecuación de la Estructura Orgánica
Operativa, 2007, p. 9). Es decir, existieron hechos tendientes a fortalecer la descen-
tralización, la articulación público-privada, y las políticas de desarrollo regional5.
5. Ver también la plataforma electoral del Frente Progresista, Cívico y Social (FPCS), gobierno desde
2007, que planteaba la reforma del Estado “para descentralizarlo y generar nuevas formas de gestión
ligadas al modelo de gobernanza, así como la jerarquización de la esfera de lo público no estatal (Pro-
grama FPCS, 2007).
Por su parte, desde el Estado Nacional también han existido en los últimos años
aspectos claves que definieron su orientación hacia las políticas de regeneración
económica regional en base a las dinámicas de gobernanza, y que influyeron en la
emergencia de las situaciones problemáticas de Santa Fe. Primero, luego del 2003
se propuso una política económica caracterizada por un paquete quizá heterodoxo
que incluyó un nuevo esquema macroeconómico que ensayaba (aún con dificulta-
des) un proyecto de reindustrialización de la economía por sustitución de importa-
ciones, con intentos de valorizar al sector productivo por sobre el financiero, con un
tipo de cambio diferente (por devaluación) que redefinió la relación interna/externa
del sector industrial, y con un fuerte estímulo a la promoción de las pequeñas y me-
dianas empresas (ver Alfini, 2013; Schorr, 2013). Segundo, hubo un fuerte impulso
a las regiones industriales como fundamento de la mejora de competitividad a par-
tir de fomentar las articulaciones publico-privadas: por ejemplo, se aplicaron más
de 111 programas de promoción de esquemas asociativos empresario-
institucionales a nivel local (sistemas productivos locales, clusters, distritos indus-
triales, etc.) (Ver Naclerio, 2010; Naclerio & Trucco, 2015). Aspectos de la nueva
política industrial y regional que fueron expresados en planes industriales (MI,
2011), planes de desarrollo (MPFIPS, 2004), y un Plan Estratégico Territorial (PET)
que revalorizaba las políticas de cadena de valor antes vistas para Santa Fe (ver
MPFIPS, 2011, p. 197). Tercero, se impulsaron una gran cantidad de “nuevas” ini-
ciativas institucionales que complementaban al Estado en el diseño y ejecución de
políticas de desarrollo regional. Entre las más significativas figura el impulso dado a
las Agencias de Desarrollo Económico Regional (ADERs) 6 una red de más de 70
entidades sin fines de lucro que actuaban como una plataforma institucional de
gestión, información y soporte para mejorar la vinculación del Estado Nacional con
las PYMES contribuyendo a la “competitividad” local (ver mapa 2). También emer-
gieron los Foros de Competitividad por sector económico, que articulaban intereses
entre los representantes de cada actividad económica y el territorio específico. Se
crearon también las oficinas GenIA (Generadores de Industria Argentina) del Mi-
nisterio de Industria de la Nación, que actuaban como nodos productivos (mini se-
des ministeriales) que trabajan para detectar estrategias productivas y planes de
inversión junto con los empresarios locales. Y se reordenaron “viejas” instituciones
estatales para orientarse a la promoción de las necesidades regionales como el IN-
TA y el INTI. Todos los cuales intentaban articular a municipios y/o comunas, so-
ciedades rurales, centros económicos locales, legisladores, empresarios, y una gran
7. Creadas a partir del programa “Municipios Productivos”, del Ministerio de la Producción de Santa Fe,
financiado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI), institución federal nacida de un acuerdo inter-
provincial con la finalidad de financiar estrategias de desarrollo local con eje en las PyMEs. La figura del
secretario de producción respondía a un perfil de articulador local con un fuerte conocimiento del entra-
mado institucional con el cuál debía operar y capacidad para crear acuerdos y alianzas de trabajo con-
junto en ese escenario. Como dato, para el año 2000 se habían constituido casi 50 Secretarias de la
Producción municipales y casi 20 en las comunas.
desarrollo regional (ver WorldBank, 2009). Políticas que ganaron lugar en casi toda
América latina de la mano de muchos de los organismos internacionales de finan-
ciamiento que lograron penetrar en las diferentes instancias estatales, incluyendo
Argentina y Santa Fe. Pero también, políticas que generaron una gran cantidad de
críticas (Harvey, 2009; Peck & Sheppard, 2010).
En ese marco, sostendremos –como una buena parte de la bibliografía ha indi-
cado y como hemos sugerido desde el inicio- que los espacios regionales contienen
mediaciones institucionales en las diferentes instancias que interactúan en su pro-
ducción (actores locales, regionales, nacionales e incluso internacionales) y que to-
do ello ha hecho paradójicamente más compleja la posibilidad de cooperación, con-
senso y articulación de intereses. Lo que parece haberse generado más bien es que
muchos actores diferentes desarrollan, implementan o fuerzan herramientas de
políticas acordes a los intereses que representan: así, cada cámara empresarial, ca-
da sector económico, cada etapa de la cadena de agregación de valor, propone y
pregona políticas macroeconómicas y regionales (nacionales y provinciales) favo-
rables a la producción y competitividad y eventualmente exportación de sus propias
producciones, que a veces requieren soluciones de políticas que son en principio
incompatibles entre sí (Vigil & Ockstat, 2015). Es decir, ocurrió una explosión de
agentes y articulaciones paralelas al Estado pero que no lograron una adecuada
coherencia en su ingeniería institucional y en ocasiones se generó una explo-
sión de complejas articulaciones cada una de las cuales pujando y compitiendo por
re-direccionar los procesos de desarrollo regional y local en un mismo territorio.
Existen no pocos indicios de esta desarticulación en la provincia de Santa Fe.
Por ejemplo, se ha avanzado en describir para el caso de Santa Fe (en la zona cen-
tral de la provincia) las dificultades de esta superposición de agentes, y se ha mos-
trado que las agencias y asociaciones fueron utilizadas como correas de transmi-
sión para “bajar” las políticas y programas (nacionales y provinciales,
respectivamente) hacia una localidad, produciéndose no solo un solapamiento y
obstrucción de programas (entre agencias y asociaciones) sino también la oportu-
nidad a las secretarías de la producción locales de conformarse como instancias
autónomas y descentralizadas que se hagan cargo de la articulación de actores para
buscarle solución a los temas de políticas económico-productivas (Vigil & Priolo,
2014). Los vínculos y articulaciones que se generaron no fueron coordinados como
parte de una política gubernamental planificada, lo que hizo que muchos recursos
asociados a las Agencias (ej. programa de financiamiento productivo del bicentena-
rio8, el PRODER del Banco Nación9 y recursos provenientes del Ministerio de Eco-
nomía de la Nación como el Fonapyme10, el Fomicro, el PACC11, etc.) “salteen” al
gobierno local y se articulen directamente entre nación y la Agencia de Desarrollo
Económico Regional, y desde ésta a los empresarios locales, quedando el rol de los
gobiernos locales reducido a acoplarse a dichas propuestas, y en el mejor de los ca-
sos, a incentivar el proceso.
A su vez, en el caso de Santa Fe, esa desinteligencia de la ingeniería institucio-
nal fue visualizada en la relación entre política sectorial y política regional. Mientras
que desde el Estado nacional se impulsaban en la provincia los esquemas de aglo-
meraciones productivas con diferentes políticas: pro-clusters, desde el Ministerio
de Industrias (Naclerio & Trucco, 2015) y pro-distritos industriales desde el Minis-
terio de agricultura (ver Moltoni, 2014); a su vez, desde el INTA no se veía con bue-
nos ojos la política de aglomeración en Santa Fe “ [la] alta concentración de las fá-
bricas y proveedores en la provincia de Santa Fe, no contribuye al desarrollo
territorial que se busca […] (ver Bragachini, 2008).
Más aun, desde una mirada territorial, la región de la producción de maquina-
ria agrícola que emergió durante los 2000s al suroeste de la provincia de Santa Fe,
este de Córdoba y noroeste de Buenos Aires sirve para ilustrar esta situación pro-
blemática: es difícil discernir quién y cómo se gobierna esa región (top down o bot-
tom up). Excede ampliamente la explicación de organización colectiva local hori-
zontal (típico de las políticas de aglomeraciones productivas) pues su sistema de
gobernanza incluye una colección de diferentes fragmentos institucionales (forma-
les e informales) de relativa autonomía que se articulan en forma de redes de rela-
ciones de variada intensidad: así, la región, localizada difusamente en el Sur Oeste
de la Provincia de Santa Fe (Argentina), combina herramientas de promoción na-
cionales (programas de fomento de aglomeraciones productivas y subsidios produc-
tivos y sociales a empresas); incluye la acción de agencias estatales nacionales de
I+D (como INTA12 o INTI13) en la promoción de la eficiencia a las empresas, incluye
8. Creado por decreto 783/2010 tendía a la generación de nuevas herramientas financieras para empre-
sas para inversiones productivas (con fondos del Banco Central, brindaba créditos a tasa del 9.9%, fija,
en pesos, a pagar en cinco años, con uno de gracia; eran gestionados a través del Sistema Financiero
Público y/o Privado que se encargaba de evaluar la factibilidad de otorgamiento del crédito).
9. PRODER del Banco de la Nación Argentina consistía en una línea de crédito especial dirigida a favore-
cer el ingreso al mercado de emprendedores industriales.
10. Fondo Nacional para el Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa – FONAPYME – que otor-
ga créditos de mediano y largo plazo para proyectos de inversión de PyMEs a una tasa de interés menor
a la del mercado.
11. Programa de Acceso al Crédito y la Competitividad (PACC) consistía en líneas de financiamiento para
las MiPyMES así como servicios profesionales de asistencia técnica para inversiones.
12. http://inta.gob.ar
13. http://inti.gob.ar
mejores interacciones (de abajo hacia arriba). Una oleada crítica posterior cuestio-
nó la falta de mirada “estructural” de esa postura, señalando –entre otras falencias-
la necesidad de reincorporar otros “niveles” de “regulación”, sobre todo de reintro-
ducir el nivel nacional, que había sido dejado de lado por los regionalistas (como
hemos visto antes).
Por su parte algunos geógrafos regionalistas venían proponiendo una mirada
del espacio conformada por redes de actores a diferentes geografías unidos por al-
guna asociación de intereses; y donde reconocían que en ocasiones los actores par-
ticipantes de la construcción regional (o una buena parte de ellos), puedan ser dis-
tantes (más allá de lo definible como dentro de ciertos límites regionales), y que por
tanto, las regiones pueden construirse simultáneamente por vínculos (económicos e
institucionales) supranacionales y nacionales, que penetran permanentemente esas
realidades locales y regionales. De acuerdo a cómo se tejieran las redes de relacio-
nes distantes y próximas aparecerían diferentes configuraciones espaciales (Vigil,
2013). Se podría hablar así de regiones transfronterizas, otras constituidas por re-
des de variada intensidad y alcance siendo en ocasiones difícil de discernir dónde
comienza o termina un espacio económico. Es decir, la proximidad por sí misma no
era el único indicador de articulaciones coherentes.
Sin embargo, la política regionalista para Santa Fe siguió mayormente traba-
jando sobre marcos conceptuales vinculados a los límites jurídico-administrativos
para estudiar las regiones y sus dinámicas de gobernanza.
Es a partir de 2008 cuando desde el ámbito provincial, hubo un intento de rea-
lizar una lectura del espacio más relacional. El PEP estableció un proceso de regio-
nalización, que dividió la provincia en cinco “espacios” económicos.
Esta propuesta de regionalización provincial, según se manifiesta, concibe la
región como una estructura flexible donde las fronteras son dinámicas, abiertas y
permeables y se trata más bien de bordes o cercanías dentro de un espacio simbóli-
co donde el territorio y la cultura aporten el anclaje necesario para su localización.
Ello se debe, fundamentalmente a la concepción de la provincia como red (PEP,
2008:14), en la cual los nodos son núcleos de articulación, concentración, distribu-
ción y redistribución de capacidades, información y poder de una manera no jerár-
quica, facilitando la integración de los actores regionales.
Sin embargo, ¿en qué medida esos espacios económicos construidos convergían
con el espacio económico pragmático? Probablemente nunca coincidan. El punto en
todo caso es cómo hacer un espacio dinámico y flexible que permita la generación
de políticas igualmente dinámicas y flexibles. El desafío es avanzar hacia una mejor
comprensión del espacio regional, que no tienda a recortar las vinculaciones a la
división jurídica, y con ello a una mayor flexibilidad (adecuabilidad) de las herra-
mientas políticas.
dad de los recursos que el Estado aportó para consolidar estas dinámicas de gober-
nanza, una discontinuidad en su presencia efectiva en la definición de políticas, y
una cambiante (esclerótica) vinculación con las nuevas instancias y/o actores de
la gobernanza. Todo lo cual contribuyó a la superposición y solapamiento de políti-
cas/programas y estrategias de desarrollo regional de las distintas instancias de
regulación (Ockstat, 2015).
El vínculo con Asociaciones y Agencias para el Desarrollo Regional, es un caso
donde se reflejan con bastante claridad estos rasgos. Una mirada del problema en
términos de financiamiento desde el Estado provincial a las Agencias durante los
últimos 10 años (ver Ockstat, 2015), muestra que existió una fuerte declamación
discursiva del propio Estado provincial por colocar a las Agencias de Desarrollo
como las organizaciones centrales para activar la articulación horizontal público-
privada en materia de fomento al desarrollo regional y local. En buena medida
promocionado por las agencias de financiamiento internacional, que habían con-
vencido de las ventajas de esta aparentemente “nueva” herramienta de gestión, la
provincia adoptó el convenio nacional para la creación de las agencias (se crearon
nueve ADERs), hubo financiamiento para capacitación y sensibilización, y más re-
cientemente el plan estratégico provincial “Santa Fe Visión 2030” contempló el
Fortalecimiento de las Asociaciones Territoriales Público-Privadas en clara sintonía
con los postulados de la gobernanza regional, indicando que estas oficinas debían
promover procesos de desarrollo regional actuando en la intermediación entre la
oferta y demanda de servicios de apoyo al sector productivo. Sin embargo, luego del
impulso inicial de los programas de sensibilización no parece haberse sostenido ese
postulado, quedando las Agencias/asociaciones libradas a la cooptación de los dife-
rentes actores económicos de sus áreas de influencia o bien, a actuar como correa
de trasmisión de las instancias superiores (ej. Estado nacional). Analizando estos
datos, es posible reconocer en el Estado un promotor para que estas dinámicas de
gobernanza se constituyan y despeguen, pero no un aliado que tienda a sostenerlas
y apuntalarlas para que tengan continuidad y se consoliden.
Si bien existe una cantidad de literatura que minimiza el rol significativo del Es-
tado, porque sostiene que su participación en la política de promoción del desarro-
llo suele dejar más dudas que certezas, la experiencia parece demostrar que los Es-
tados (nacionales y regionales) pueden y deben ser ordenadores, mediadores,
facilitadores de los acuerdos, de los conflictos, y de las desigualdades, al tiempo que
tiene un papel central en la articulación de la macroeconomía con la política local y
el accionar con las demás organizaciones estatales industriales y económicas (ver
Vigil, 2015). Lo que se propone aquí de este modo, es un rol flexible del Estado en la
14. Otra hipótesis vinculada es que ese debilitamiento del Estado provincial, permitió un mayor interven-
ción del estado nacional, pero no la Descentralización ni la articulación, como sugerían las teorías regio-
nalistas. Todo en un marco en donde el estado se suponía volvia al primer plano… al menos a nivel na-
cional. Tercero, existen evidencias de regionalización desde arriba (top down) (Vigil 2013)
Por su parte, el planteo que venimos exponiendo indica que las formas socio
espaciales de las regiones o sus actividades económicas, son complejas, con varie-
dad de instituciones (y actores económicos) intervinientes en sus construcciones,
con contextos diversos e históricamente construidos en forma diferente, con cen-
tros de poder autónomos y también dispersos y disímiles, cambiantes y dinámicos,
y con multiplicidades de intereses en juego. Atendiendo a esas formas variadas
(eventualmente relevadas en un plan nacional de desarrollo regional), las herra-
mientas de intervención podrían ir más allá de las estrategias espaciales de aglome-
ración basadas en la cooperación local.
En ese marco, la intervención institucional debería tener en cuenta que la inno-
vación y aprendizaje pueden provenir de dinámicas no locales o distantes (Amin &
Roberts, 2008; Gertler, 2008)15, y por tanto deberían fomentarse (también) prácti-
cas que abran la dinámica de interacciones y conexiones hacia eventuales redes des
localizadas o instrumentos de promoción más allá de la aglomeración territorial.
En tercer lugar el Estado debería desarrollar un rol aún más activo que la uti-
lización de esos “métodos suaves” del empowerment para “empujar” a las regiones
en la dirección deseada por los fondos públicos (y consensuada en una estrategia
nacional de desarrollo regional).
Hemos venido sosteniendo que las capacidades de coordinación y re-
direccionamiento por parte del Estado (nacional) sobre los actores económicos y
sobre las formas socio espaciales de las regiones, son esenciales. Una forma de ma-
terializarlo podría ser acoplando medidas como las que autores como Wade (2008,
p. 18) definen como no comerciales de aliento y desaliento, o de carrot y stick. Así,
las formas suaves de intervención o de empoderamiento (carrot) podrían comple-
mentarse con herramientas más estrictas (stick), pues un accionar suave del Estado
puede conducir a una “inacción inadecuada” de los actores económicos. Puede ocu-
rrir que mientras el Estado utiliza los métodos suaves y otorga los subsidios, prés-
tamos baratos, desgravaciones fiscales a las empresas o grupos de empresas las eli-
tes locales hagan sus propios planes de inversión basándose en sus pronósticos y
prioridades, consiguiendo una transferencia monetaria a actores económicos que
podrían realizar la inversión por cuenta propia (cf. García & Rofman, 2013) (ver
también Aronskind, 2014, p. 5).
Avanzar por el lado del stick podría darse por ejemplo, en el caso de radicación
de empresas o grupos de empresas en áreas promocionadas, convencinendo y even-
tualmente exigiendo a las empresas radicadas que se adopte una línea de proveedo-
15. Esto ha sido reconocido incluso desde los enfoques que contribuyeron al fortalecimiento del esquema
de aglomeraciones en la Unión Europea (ver Farole et al., 2009).
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Resumen
Los grandes proyectos de infraestructura del Estado constituyen un núcleo de con-
vergencia de una serie de problemáticas que consideramos claves para comprender
las dinámicas actuales de producción/construcción territorial. Los grandes proye c-
tos hidroeléctricos constituyen un caso particular en dicho universo, y han concita-
do nuestro interés por las siguientes cuestiones: 1) para los estados nacionales, han
implicado esfuerzos económico-financieros elevadísimos, al tiempo que su eficien-
cia energética no se ha correspondido, en general, con lo esperado; 2) los efectos
socioambientales en los ámbitos locales, derivados de su construcción, han sido n e-
gativos, aunque durante mucho tiempo, fueron símbolos de grandeza nacional y
progreso económico; 3) pueden considerarse un antecedente directo de los procesos
1 2
de desposesión territorial , que responden a las lógicas de expulsión del capitalis-
mo actual, que han llevado al extremo,y bajo nuevas configuraciones (políticas,
económicas, territoriales), por un lado, el ideal moderno de progreso a través de la
instrumentalización tecnológica de la naturaleza, y por otro, las relaciones de d o-
minación del llamado Norte global a través de la apropiación de los recursos natu-
rales en los países de economías dependientes.
La investigación en curso aborda, desde la perspectiva crítica, el proceso de formu-
lación del proyecto hidroeléctrico Paraná Medio entre 1972 y 1997, partiendo de un
posicionamiento histórico que incorpora a la Geografía Humana y la Ecología Pol í-
tica para la construcción del objeto.
Se pretende dar cuenta de las relaciones entre los discursos sobre el desarrollo en el
contexto de aplicación de las políticas hidráulicasen la segunda mitad del siglo
XX,su traducción en los planes regionales, y los modos en que dichas construcci o-
nes discursivas fueron aceptadas/rechazadasy construidas socialmente, en el ámbi-
to local y regional.
1. Introducción
La investigación que aquí se presenta forma parte de un trabajo más amplio que
se está desarrollando actualmente dentro de la Carrera de Investigador Científico
en el CONICET, y cuyo objetivo es analizar los proyectos de grandes infraestructu-
ras, las transformaciones territoriales en los ámbitos locales y sus vinculaciones con
las prácticas de planificación. En este marco, ha concitado nuestro interés el pro-
yecto hidroeléctrico Paraná Medio, que a pesar de no construirse, constituyó un
nodo de convergencia de diversos intereses políticos y económicos, de anhelos so-
ciales y de controversias en torno a sus efectos territoriales y ambientales.
En las cuatro décadas que duró el proceso desde la primera intención (1957)
hasta la suspensión final (1997)3, se generó una prolífica documentación en un am-
plio espectro de instituciones.Esto,por un lado, ha posibilitado la construcción del
objeto, pero al mismo tiempo, da cuenta de la relevancia histórica del proyecto en el
ámbito local y regional, como parte de un proceso más general,de modernización de
los territorios de América Latina durante la segunda mitad del siglo XX.
Coincidimos con David Harvey, cuando afirma que todo proyecto político es ne-
cesariamente un proyecto ambiental (Harvey, 1996), en el sentido que las aspira-
ciones políticas, las visiones de desarrollo, los ideales y anhelos sociales, obligada-
mente forman parte de un proceso de transformación de las condiciones
ambientales y de las relaciones sociales (de poder y producción), implicando nuevos
ensamblaje y constelaciones en la producción de la socio-naturaleza (Swyngedouw,
2015).Allí radica el interés de estudiar las construcciones discursivas en torno al
proyecto Paraná Medio, en aras de dilucidar, en los diferentes momentos en que fue
propuesto, las vinculaciones entre las políticas hidráulicas emanadas del Estado
nacional y las valoraciones que construyeron la noción de recurso natural, aten-
diendo al rol de la infraestructura hidráulica en Argentina, que se asociaba a las-
promesas desarrollistas.
La investigación se ha organizado en tres unidades de trabajo que caracterizan
dos períodos diferentes en que se propuso el proyecto. Dichas unidades son: 1) las
ideas sobre el desarrollo implicadas en el proyecto; 2) la planificación para el desa-
rrollo y las políticas hidráulicas; y 3) las construcciones discursivas sobre los recur-
sos naturales y la idea de naturaleza.
Estas unidades de trabajo se abordarán en dos períodos que corresponden a pa-
radigmas hidráulicos diferentes: el primer período, desde 1972 a 1986, se corres-
3. Este texto se concentra en el período 1972 – 1997, ya que los gobiernos anteriores a 1972 le dedica-
ron escasa atención al avance del proyecto.
Para definir este período, nos ha sido útil la conceptualización que hizo Karen
Bakker (2010) sobre los paradigmas hidráulicos. Para la autora, el PHN puede defi-
nirse como aquel que, sustentado en la idea de abundancia de recursos (particular-
mente el agua), ha enfatizado en el despliegue de tecnología hidráulica para hacer
frente al inevitable crecimiento en las demandas de agua y energía provocados por
el proceso de modernización capitalista (expresado en la industrialización, urbani-
zación, aumento demográfico). Este paradigma encontraba sus bases teóricas en el
moderno compromiso social de equidad universal promovido por los Estados na-
cionales finalizada la Segunda Guerra Mundial. En este marco los Estados Naciona-
les del llamado tercer mundo se asumieron como los impulsores y ejecutores prin-
cipales de las políticas públicas destinadas a desarrollar; y las redes de
infraestructura se consideraron un bien común cuyas externalidades debían estar a
cargo del Estado para garantizar el cumplimiento de los objetivos económicos, so-
ciales y ambientales.
En los países de Occidente, la idea moderna de desarrollo, constituyó una ver-
dad indiscutible en sus promesas de felicidad a través del crecimiento económico,
de una supuesta neutralidad científica y de un eficientismo tecnológico. Dentro de
este esquema, la organización tecnológica de la naturaleza se convirtió en el medio
por excelencia, para alcanzar la prometida felicidad. Los desarrollismos de la se-
gunda posguerra, fueron herederos de tal marco simbólico, y los proyectos hidráuli-
cos se erigieron como piezas claves para la construcción del poder estatal. Se consti-
tuyeron, así, en un tipo de infraestructura que prometía desarrollo a través del
control de las fuerzas naturales, y específicamente, de un recurso vital: el agua.
Fueron obras emblemáticas del proceso de modernización llevado adelante por los
Estados nacionales4, destacando tanto por la magnitud de las inversiones y los im-
pactos socioambientales (mayormente negativos), como por su incuestionable acep-
tación, en un diverso espectro de experiencias culturales y sectores sociales durante
buena parte del siglo XX.
Las décadas de 1960 y 1980 fueron las de mayor intensidad en la construcción
de represas5 en el mundo, mientras que en Argentina, gran parte de los proyectos se
gestaron a finales de la década de 1950 iniciándose su construcción en las décadas
de 1970 y 19806.
Tres ideas principales construyeron los discursos en torno al proyecto Paraná
Medio en este período: 1) la dominación técnica de la naturaleza como medio de
desarrollo; 2) la independencia energética frente a la amenaza de la crisis de petró-
leo; y 3) el desarrollo de las comunicaciones interprovinciales como medio de re-
construir el federalismo.
La idea de dominación técnica de la naturaleza constituye la herencia moderna
más directa, y recorre toda la discursiva en torno al proyecto hidroeléctrico, sea
desde las esferas gubernamentales y promotoras, o desde la oposición7.
La idea de independencia energética se vinculaba a la amenaza de crisis energé-
tica, y fue intensamente difundida por los gobiernos militares de esos años8. Hild-
yard, Lohmann y Sexton (2014:19)han sugerido que la energía constituye una nece-
sidad creciente para las sociedades en proceso de modernización, en vistas del
crecimiento poblacional y de las aspiraciones desarrollistas.Pero además, han seña-
lado que“todas las sociedades, pasadas y presentes, tienden a ser medidas y luego
4. La represa Hoover (sobre el río Colorado, EEUU), finalizada en 1936, es un ejemplo emblemático de
los esfuerzos estatales para estimular el crecimiento económico. En Egipto, la represa de Asuán sobre el
río Nilo, construida por una empresa soviética) prometía llevar el “desarrollo” mediante el control de las
crecidas y la generación de electricidad para la región (siendo el antecedente directo del proyecto Paraná
Medio). En América Latina, durante las décadas de 1960 y 1970, el programa estatal de la SUDENE se
amparaba en la construcción de una serie de represas sobre el río San Francisco para el desarrollo de la
región del Nordeste brasileño.
5. La International CommissionOnLargeDams (ICOLD) contabilizaba 5268 represas en el año 1950, alre-
dedor de 25 mil en 1970 y 35 mil en 1980. ICOLD (1988).
6. De las 8 represas nacionales de mayor dimensión, seis comenzaron a construirse entre finales de la
década de 1960 y principios de 1980. Respecto de las binacionales, Salto Grande fue construida en los
mismos años, siendo más tardía Yacyretá, cuya primera iniciativa data de 1957, aunque que su cons-
trucción se inició en la década de 1980.
7. Que en ese momento no era una oposición a la represa en sí, sino a cuestiones de diseño por sus
efectos ambientales (algunas asociaciones ambientalistas), y a cuestiones políticas y de inversión (Parti-
do Comunista).
8. Recuérdese que en esos años, la OPEP cortó la exportación de crudo a Estados Unidos y Europa Occi-
dental, produciéndose la llamada crisis del petróleo.
finiciones proyectuales (sólo referencias generales y vagas) respecto, tanto del desa-
rrollo de la región en sus aspectos espaciales, como del ensamblaje represa-
proyectos complementarios-región.
El proyecto Paraná Medio comienza a confeccionarse durante la vigencia del
Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad 1971-1975. Este plan, que es el primero que
logra ser aprobado desde la década de 1950 e incorporaba la idea de desarrollo re-
gional, expresaba la voluntad de “armonizar los intereses sectoriales y regionales”
como estrategia de modernización, contemplando el Acta de la Revolución Argenti-
na (1966) y la Ley Nacional 16970/66 por la cual se instituía el Sistema Nacional de
Planeamiento y Acción para el Desarrollo (1966). Asimismo, se articuló con las Polí-
ticas nacionales (1970)aprobadas por el Consejo Nacional de Desarrollo (CONA-
DE), el Consejo Nacional de Seguridad (CONASE) y el Consejo Nacional de Ciencia
y Técnica (CONACYT)10.
Este Plan enfatizó en la producción de energía hidroeléctrica, fomentando el es-
tudio de los recursos hídricos del país, y promoviendo la construcción de tres gran-
des represas: Apipé, Salto Grande y Alicurá. Para el río Paraná, determinó el inicio
de los estudios con el objetivo de “aprovechamiento integral”, que posteriormente
daría lugar al proyecto Paraná Medio.
En 1972, es presentado el proyecto Paraná Medio como “proyecto de aprove-
chamiento integral” bajo una concepción regional del desarrollo,aunquesu confec-
ción sufriría demoras hasta 1976, en que retomaría el curso, finalizándose, en 1980,
el proyecto ejecutivo del cierre Chapetón11, entre Santa Fe y Entre Ríos.
A pesar de promocionarse discursivamente como obra para el desarrollo regio-
nal, el proyecto Paraná Medio acabó convirtiéndose en un “emprendimiento con
medidas compensatorias” (Brunstein, 1987).Brunstein ha destacado que este tipo
de obras, si bien tenían carácter sectorial (y no regional), incluían estudios de diver-
sa índole destinados a amortiguar los posibles efectos negativos en el área de im-
plantación. En el proyecto Paraná Medio se incorporaron aspectos de estos em-
prendimientos en la medida que se realizaron estudios de ecología para evitar la
extinción de peces y el crecimiento desmedido de algunas especies, así como tam-
bién algunas previsiones para la relocalización de la población que iba a ser afecta-
da por la construcción del embalse. Sin embargo, como puntualiza Brunstein, este
10. Los tres consejos serían disueltos a mediados de 1971, y pasaron a ser las Subsecretarías de Desa-
rrollo, de Seguridad y de Ciencia y Técnica.
11. Del cierre Patí (Norte) no se alcanzó la instancia de proyecto, sólo definiciones generales.
tipo de proyectos (como fue el caso de Salto Grande) no perseguían múltiples pro-
pósitos12.
El mismo Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad 1971-1975,declaraba el insu-
ficiente marco institucional existente en Argentina, y la escasez de información te-
rritorial, que era necesaria para lograr una organización regional del país.
En el ámbito local dela ciudad de santa Fe, encontramos algunas ideas sobre
desarrollo regional que se hicieron presentes en el Plan Director de la ciudad de
Santa Fe, confeccionado durante la década de 1970 en las oficinas técnicas de la
municipalidad de Santa Fe, y aprobado en 1980 (el mismo año que finalizó el pro-
yecto Paraná Medio). Este plan, si bien estaba centrado en el ordenamiento de la
ciudad (sobre todo, a través de la implementación de una nueva normativa urbana),
desplegaba elementos proyectuales con intención de regionalización, que no tuvie-
ron materialización territorial. Estos elementos incluían al proyecto Paraná Me-
dio13, integrado en un sistema de comunicaciones ferro-viales y devías navegables,
de escala regional y nacional.
12. Según el autor, El Chocón fue pensado como un proyecto multipropósito para el desarrollo regional,
aunque el gobierno militar que asumió en 1966 dio un giro en los objetivos y la obra se destinó mera-
mente a la generación de energía para consumo extraregional (de Buenos Aires).
13. Algunos resultados de la indagación del Plan Director de 1980 han sido publicados en: Rausch, 2010
y 2013.
16. Esta región se conformó, en 1998, con las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Según han
considerado Farah, Granato y Oddone (2010:88), la primera iniciativa legal de importancia orientada a
la integración regional de tales provincias, se dio recién en 1973, través de la Carta de Intención de
Cayastá; siguiéndole el Tratado de Integración Regional (1998) que dio lugar a la creación de la mencio-
nada Región Centro.
La seguridad energética constituye uno de los objetivos perseguidos por los go-
biernos en el marco del neoliberalismo. En un mundo de escasez generada por la
demanda creciente (de bienes y servicios), se vuelve necesario generar marcos de
seguridad.Tal como ha señalado María Kaika, a finales del siglo XX, y en el contex-
to de la neoliberalización económica, se pasó de la idea de abundancia, vinculada al
optimismo de las burocracias nacionales frente al ansiado crecimiento, a una idea
de escasez, proveniente deleficientismo empresarial en medio de la toma de cons-
ciencia sobre la finitud de los recursos naturales (Kaika, 2006:152).
La coalición que se opuso al proyecto, tuvo una conformación más heterogénea
(entidades educativas, religiosas, sindicatos, partidos políticos, entre otras), sin em-
bargo, fue el discurso ambientalista de las ONGs el que logró articular los diferentes
reclamos sociales y orientarlos hacia la formalización de la acción opositora, primero
por la vía judicial, y finalmente, por la vía legislativa, logrando la sanción en 1997 de
la Ley Provincial nº 9092, en Entre Ríos, por la cual se prohibió el represamiento del
río Paraná En lamencionada provincia. Este hecho determinó la suspensión inmedia-
ta de la obra, en la medida que ya no podíaconstruirse el cierre Sur.
La amalgama de ideas que conformóel discurso antirepresapuede resumirse en
las siguientes ideas principales:1) los recursos naturales no deben gestionarse con
una visión economicista y constituyen un derecho humano; 2) la escasa informa-
ción sobre el río Paraná determina que toda modificación conduzca a consecuencias
inciertas; 3) se acepta la idea de desarrollo, pero a condición de preservar la cuenca
hidrográfica; 4) la energía de las grandes represas en ríos de llanura no es energía
limpia y barata (como postulaba la coalición a favor); 5) las obras de gran impacto
ambiental deben decidirse a partir de la participación civil.
17. La Secretaría de Planificación, que dependía de la presidencia, pasó a llamarse Secretaría de Pro-
gramación Económica y se incorporó al ministerio de Economía.
18. El proyecto de Hidrovía Paraná Paraguay y el proyecto Paraná Medio son ejemplos de este momento.
Los paradigmas hidráulicos se establecieron con fuerza durante buena parte del
siglo XX, y aunqueestos grandes proyectos actualmente se encuentran bajo cuestio-
namiento, aún pervive el mito del desarrollo asociado a ellos. Esto, en gran parte, se
19. Según algunos autores, existen antecedentes sobre esta organización regional que, en la década de
1960, y más directamente en la década de 1980. Ver: Farah, Granato y Oddone (2010).
20. Los debates sobre la región, y su derivación en el Nuevo Regionalismo, pueden verse en: Scott,
1998; Storper, 1991 y 1997; Hiernaux, 1997; Keating, 1998, entre otros.
21. Algunas ideas del debate académico, en Argentina, sobre planificación pueden verse en la publica-
ción del Convenio de Cooperación Colectiva FADU-EPFEL/IREC. Planificación y gestión urbana en países
en vías de desarrollo, 1989. En Santa Fe, el arquitecto César Carli impulsó un debate en torno al proyec-
to Paraná Medio, oponiéndose y proponiendo un plan de crecimiento para la ciudad que incorporaba
algunas ideas y valores del Nuevo Regionalismo (Rausch, 2013).
debe a dos cuestiones: por un lado,fueron piezas relevantes en los proyectos desa-
rrollistas estatales de la segunda posguerra, y por otro, constituyen la manifestación
del proyecto moderno, de organizarsociotécnicamente la naturaleza,en asociación
con una idea de felicidad.
Los grandes proyectos deinfraestructura, y en particular, los hidráulicos, han
sido considerados por cierta literatura específica, como materializaciones del poder
imperial (Wittfogel, 1957) y del poder de las burocracias estatales (Worster, 1985;
Mc Cully, 2004). Sin embargo, pueden considerarse también, como proyectos am-
bientales. Las obras hidráulicas, como modo particular de expresión material y
construcción territorial de la modernidad, han sido proyectos ambientales, han de-
terminado la producción de nuevas geografías, pero también, de nuevas naturale-
zas, materialmente y simbólicamente constituidas (Swyngedouw, 2015:2). La irrup-
ción de una gran represa en un determinado ambiente, no sólo da cuenta de las
aspiraciones estatales respecto de una idea específica de desarrollo y de territorio,
sino también, está transformando los territorios existentes, destruyendo ambientes,
desintegrando formaciones sociales y bloqueando circulaciones (de alimentos, de
elementos culturales, por ejemplo). O como lo ha expresado Swyngedouw, “los sue-
ños y aspiraciones políticas, las visiones de desarrollo y cambio, los ideales de vi-
da, los imaginarios acerca de una “buena” sociedad (sin importar lo diversa que
sea) invariablemente descansa en la transformación de las condiciones y relacio-
nes ambientales e implican la producción de nuevos ensamblajes y constelaciones
socio-naturales” (Swyngedouw, 2015:7).
En efecto, el proyecto Paraná Medio, constituyó un proyecto de Estado para ca-
da uno de los dos momentos históricos, siendoa la vez, territorial y ambiental.Bajo
el PHN se presentó como pieza relevante en los planes de desarrollo regional, en un
período en que el estado nacional tenía un rol protagónico. Dentro de este esquema,
y enla consideración del agua como un bien público abundante, el proyecto hidro-
eléctrico encontró la más alta aceptación social, siendo incuestionable su construc-
ción en tanto prometía (aunque sea discursivamente) el desarrollo de la región y de
la nación.
Bajo el PHP, el Paraná Medio constituyó parte del proyecto neoliberal estatal de
integración económica del país en el mercado mundial (y específicamente subcon-
tinental a través del MERCOSUR). En medio de un proceso de aplicación de las
políticas neoliberales, que incorporaron al sector privado en el manejo de los servi-
cios públicos (entre otras cuestiones), el gobierno nacional acordó construir el pro-
yecto hidroeléctrico a través de la concesión a un consorcio norteamericano. En un
momento histórico de emergencia de movimientos socio-ambientalistas a nivel
Bibliografía
Bakker, K. 2010. Bakker, K. Privatizing Water. Governance failure and the world ´surban
water crisis.Itaca& London: CornellUniversityPress.
Brunstein, F. 1984. Las grandes inversiones públicas y el problema del desarrollo regio-
nal. En: Rofman, A. et. al. Los grandes proyectos y el espacio regional. Presas hidro-
eléctricas y el sistema decisional. Buenos Aires: CEUR; pp. 7-41.
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo central recuperar, para la reflexión, el b i-
nomio territorio-políticas públicas, asumiendo que en el mismo las nociones de po-
der y tensión se cuelan, en ocasiones, de un modo intransigente entre los gestores
de política y planificación urbana territorial, particularmente en el nivel sub-
nacional o municipal de gobierno.
Para esto daremos lectura a la conceptualización de ciudad y bio política a partir de
los aportes de la publicación: Foucault: Ciudades Otras, en Javier Fedele (2013) pa-
ra reconocer las posibles implicancias entre territorio-poder-políticas del habitar
en el caso del diseño e implementación de la política habitacional en Santa Fe du-
rante la gestión del Frente Progresista Cívico y Social.
presente o ausente –presente, pues aun ausente no puede borrar las huellas que de-
latan su existencia”.
Así siento que parto, desde el borde, o desde los bordes. Desde esa geografía mi
pregunta toma impulso permitiendo al interrogante hacerse visible: ¿Qué hago yo,
una politóloga (o algo así) tomando un seminario de arquitectura y urbanismo? ¿A
dónde es que quiero llegar sabiendo que parto con desventaja (tal como comenta el
cuento infantil de la libre y la tortuga, siendo claramente yo la tortuga)?.
El territorio ha copado mis intereses académicos hace tiempo y quizás, envuelta
en esa especie de laberinto borgeano es que me arriesgo a empezar a escribir sobre
él.
Ahora bien: no es cualquier territorio el que me enamora. Es éste territorio, si-
tuado, apaleado, agredido, conservado, agrietado y recorrido por tantos ríos, ria-
chos y lagunas. Es el territorio litoraleño que contiene a mi ciudad. Desde ella quie-
ro partir y desde ella navegar.
Preparando el camino
“Así que ya tenemos, en verdad, tres posiciones con sus respectivos modelos urba-
nos: la primera (arendtiana) toma como modelo urbano de su concepto de espacio
público el ágora de la polis clásica; la segunda (la de Habermas), los espacios del s a-
lón aristocrático o el café ilustrado del siglo XVIII (esos espacios donde nace la c rí-
tica burguesa); mientras que para la tercera posición (la extensión indebida de la
hipótesis habermasiana), el modelo urbano es el del boulevard decimonónico, el e s-
pacio público en donde la noción ilustrada de representación parece mutar en aut o-
rrepresentación burguesa y, sobre todo, donde se realiza la conversión de toda la
vida urbana en circulación, mostrando ya no la dialéctica implícita entre el mercado
y el espacio público, sino el carácter exclusiva e irreductiblemente mercantil de la
metrópoli moderna. No quiero alimentar una imagen simplificadora de las relacio-
nes entre teorías del espacio público (en términos sociológicos, históricos y políti-
cos) y modelos urbanos de referencia”.
“La esquematización de las ciudades y los espacios de esas tres posiciones, además,
grafica el carácter conflictivo de las conceptualizaciones más habituales entre los
especialistas urbanos, que al hablar de espacio público operan desde sus propias
tradiciones…”
De este modo ese binomio aloja una complejidad que se constituye en una pro-
piedad inherente al propio devenir de la configuración espacial. Esa complejidad se
desprende no solo de los vaivenes que puede producirse entre lo proyectado en el
plano y lo concretado sino, fundamentalmente en esa idea de biopolítica que recu-
bre el entramado social y las redes cotidianas por las que se transita en cada lugar
de la gran ciudad.
Entonces, pareciera haber un intento por descubrir la relación dialéctica natu-
raleza-sociedad en el espacio público y recurrir, en ocasiones al concepto de lugar
Además posee una gran y variada producción teórica relacionada con el poder,
los mecanismos sutiles de dominación, la sujeción, la disciplina, la vigilancia, entre
otras manifestaciones de control de la vida, problematizando siempre cómo y quién
establece la forma que pensamos para que actuemos de tal manera. Finalizando la
década del 70 del siglo XX comienza a revelar sus aportes a partir de la perspectiva
de la gubernamentalidad, la cual implica un análisis crítico de la forma en que se
piensa el Estado, el gobernar, y con ello de las políticas públicas. Para construir la
noción de gubernamentalidad, el autor realiza una genealogía acerca del desarrollo
del Estado y el arte de gobernar. Así, sostiene que se produce un cambio importante
con el desarrollo de la vida urbana (siglo XVIII), al transformarse la población en el
objeto y destinatario de poder, con lo que el gobernar se transforma en una cuestión
de Estado (Acebal, Anahí: 2015). La perspectiva de la gubernamentalidad, le permi-
te a Foucault pensar en el desarrollo de la biopolítica, que será un concepto central
para observar la forma en que las políticas disciplinan y controlan a la población
(Foucault; 2007).
Coraggio, David Harvey y Beatriz Cuenya 3 para presentarlos como alternativa críti-
ca a los postulados provenientes del enfoque neoliberal de las políticas públicas
urbanas diseñadas para América Latina.
4.1 Posibles interpretaciones sobre el territorio como objeto de estudio
(no todas compartidas por quien escribe)
Siguiendo las ideas de Michael Janoscka (2011): “el neoliberalismo y la globali-
zación son dos caras de una reestructuración económica que ha introducido cam-
bios relevantes en la política urbana y en los modos de imaginar, percibir, diseñar
y gestionar las ciudades”. Desde que algunos políticos de la “vanguardia del libre
mercado” (por ejemplo Pinochet, Reagan, Thatcher), aplicaran e hicieran operati-
vas las doctrinas neoliberales formuladas por Friedrich Hayek y Milton Friedman
desde mediados del siglo XX, la versión hegemónica de pensar y discutir las rela-
ciones mutuas entre el Estado, el mercado y la sociedad ha padecido un giro impor-
tante. De acuerdo con Janoscka (2011:119): “las transformaciones urbanas que
ocurren a raíz de la mercantilización creciente del espacio urbano y de la prolife-
ración de nuevas formas de producción inmobiliaria conllevan una reestructura-
ción metropolitana importante que a la vez se inscribe en un paisaje institucional
específico y preexistente”.
Para David Harvey (2005), la era del neoliberalismo se puede caracterizar por
fenómenos globales aunados en cuatro términos: la privatización, la financiariza-
ción de la economía, la administración y manipulación de las crisis y la redistribu-
ción estatal inversa. Estas características tienen consecuencias negativas en el de-
venir de las ciudades (especialmente las latinoamericanas) por ello se explica la
necesidad de generar, profundizar y difundir las posiciones críticas y visiones con-
tra-hegemónicas incipientes.
Por estas razones es necesaria la realización de esfuerzos teóricos y de políticas
públicas para entender no solo las consecuencias territoriales de las políticas neoli-
berales sino también saber cómo y porqué se toman decisiones en ciudades afecta-
das por ellas.
En este sentido, para Isabel Martínez de San Vicente (en Cuenya; Fidel y Herzer
2004: 118) algunas cuestiones que las investigaciones sobre políticas y planes (ur-
banos) pueden profundizar hoy en el ámbito regional para menguar impactos nega-
tivos de los desequilibrios que experimenta la organización del territorio son:
3. La selección de autores es ajustada solo a los fines de la realización del trabajo. Desde ya que la lista
de investigadores y/o referentes del tema es mucho más amplia y diversa según la riqueza de sus apor-
tes. Basta con mencionar por ejemplo los trabajos sobre desarrollo regional de O. Madoery (2005), E.
Leff (2005) y S. Boisier (1999) entre otros.
4. Diversas son las definiciones de política pública que se puede encontrar en la literatura. Así autores
como Ives Meny y J. C. Thoeing las definen como “un programa de acción gubernamental en un sector
de la sociedad o en un espacio geográfico: la seguridad, la salud, los trabajadores inmigrantes, etc.”
(MENY y THOEING: 1992)
torial que propician que los eventos naturales tengan como consecuencia impactos
catastróficos sobre las comunidades. La vulnerabilidad es la fragilidad de ese terri-
torio y del grupo humano a que dicho fenómeno pueda afectarlo, y está originada
en factores sociales, tecnológicos, culturales, económicos, políticos, entre otros.
Un sinfín de términos técnicos recorrió el espectro local (las más mencionadas:
riesgo hídrico y vulnerabilidad territorial5) al igual que la dificultad para lograr
asumir responsabilidades por parte de funcionarios y gobernantes que no lograban
dar cuenta de explicaciones conjuntas. Sin embargo, una realidad quedó al descu-
bierto: el territorio en acción carecía de un ordenamiento urbano que se ajustará a
los requerimientos de nuestra litoraleña geografía. Los determinismos afloraron y
brotaron las justificaciones en torno al desconocimiento de lo posible (“a mí nadie
me avisó”6), particularmente en el discursos políticos, encontrando así una tensión
permanente entre lo posiblemente hecho y lo no hecho desde la política pública.
Siguiendo a Javier Fedele (2011):
“En el siglo XX, el rol del frente de agua para la composición del plan urbano se
convierte en un tema de opiniones opuestas. Por un lado, se demandó su uso para el
propósito de infraestructura, con actividades económicas monopolizando las áreas
litorales en incompatibilidad con los programas sociales y urbanísticos. Por otro, se
promocionó a los sectores costeros como una característica territorial del paisaje,
que hacen de la costa un recurso para la estructuración de espacios cívicos de socia-
bilidad para promover la expansión de una cultura urbana. Ambas demandas y a s-
piraciones serán procesar en planes urbanos, intentando sistematizar el conflicto y
superarlo”.
La inundación del año 2003 reveló, entre otras cuestiones, que en esa Santa Fe
de principios del siglo XXI el territorio, desde una mirada de política pública, esta-
ba disociado de la política de planificación a revisar.
En torno a estas inquietudes he intentado recuperar la mirada de los actores s
durante dos períodos de gobierno municipales de distinta conducción partidaria
(2003/2007 y 2007-2011) para reconocer las características que la política pública
del habitar tiene en cada gestión a fin de resolver interrogantes sobre la coordina-
ción de políticas territoriales en el nivel subnacional. Estas inquietudes no son obje-
5. Hilda Herzer y Hugo Arrillaga en torno a la construcción social del riesgo y el desastre en el aglomera-
do Santa Fe (2009:7). Ediciones UNL.
6. http://tvdoc.com.ar/video/inundacion-2003-frase-polemica-a-mi-nadie-me-aviso/
Bibliografía
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Coraggio , José Luis (1994: Territorios en transición. Crítica a la planificación regional en
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100. Ote CP 5000, Toluca México.
Cuenya, Beatriz; Fidel, Carlos e Hilda Herzer ( coord.) (2004). FRAGMENTOS SOCIA-
LES. Problemas urbanos de la Argentina. Siglo veintiuno editores. Argentina.
ORLANDO SOTTO
[email protected]
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales-Universidad Nacional del Litoral.
Resumen
El presente trabajo se realiza a partir del análisis situacional de la Economía Social
y Solidaria en la ciudad de Santa Fe, focalizando la atención en la articulación e im-
plementación del Centro de Emprendedores de la Economía Social (CEES) de la
ciudad de Santa Fe, en el marco del Plan de Desarrollo Santa Fe Ciudad.
Asimismo la presente ponencia se enmarca dentro del Programa de Extensión de
Economía Social y Solidaria de la Universidad Nacional del Litoral, aprobado por
Resolución del Consejo Superior Nº 480/13.
El CEES es una iniciativa en la cual vienen trabajando en forma conjunta 3 niveles
del Estado: la Municipalidad de Santa Fe, el Gobierno de la ciudad de Santa Fe y la
Universidad Nacional del Litoral (UNL).A partir del trabajo conjunto entre el est a-
do Provincial, Municipal y la Universidad, el Centro se está convirtiendo en una r e-
ferencia para los emprendedores locales, a través de acciones de capacitación, ase-
soramiento en diferentes temáticas, financiamiento y acceso a diferentes canales de
comercialización.
Asimismo el Plan de Desarrollo Santa Fe Ciudad constituye un plan global e inte-
grador que condensa los lineamientos básicos de las políticas de la gestión local y
define los programas y acciones a llevar adelante en las distintas áreas del Munic i-
pio (Estado y Gobierno Local; Planeamiento Urbano-Ambiental; Producción, Em-
pleo y Crecimiento Económico; Educación, Ciencia y Cultura; Inclusión Social) cuya
implementación viene teniendo lugar desde el año 2008.
Introducción
1. Según Indec para el III trimestre de 2015 el Gran Santa Fe, tenía una tasa de desocupación con el
13.0, y en el 1er. semestre el nivel de pobreza alcanza el 14.8 % la indigencia el 5.2%.INDEC informes
2015
Objetivos
2. http://www.unl.edu.ar/emprendedores/?p=6429
Marco Teórico
nes, la cultura, las relaciones de poder, y surgiendo nuevos sujetos colectivos com-
prometidos con esa transformación (Coraggio, 2011).
Para avanzar en ese camino deberían buscar producir bienes y servicios que cu-
bran sus propias necesidades (producción para el autoconsumo o para el intercam-
bio intra sector); procurar lograr mayores ingresos en su intercambio ‘externo’ con
el sector capitalista y con las pymes (mejorando en este caso su capacidad competi-
tiva sin afectar sus principios y valores); a la vez que desarrollando relaciones co-
munitarias y sociales que fortalezcan un estilo de vida que se oriente hacia una nue-
va sociedad (Coraggio, 2007).
Un proceso de estas características es imposible que avance a partir del apoyo a
emprendimientos aislados (que es una condición necesaria pero no suficiente). Es
necesario además hacerlo con una orientación estratégica en función de lo señalado
anteriormente, y a la vez impulsar un compromiso de actuación de otras entidades,
organizaciones y sectores que aporten en el nivel de las macro relaciones y de las
instituciones vinculadas.
Esto implica un punto de partida inicial claro e importante: decisión y apoyo
político, además de una fuerte inyección de recursos. En ese marco es clave la parti-
cipación de la universidad, no sólo en relación a los emprendimientos involucrados,
sino también a su vinculación con el sector público y otras organizaciones de la so-
ciedad (Coraggio, 2011).
Una de las particularidades de este nuevo sector es el trabajo autónomo y de
reproducción, que ha tendido a descansar más en los saberes prácticos, y guiado
con otros criterios de eficiencia que no son los del capital. Se trata de la eficiencia
social: reproducción de las mejores condiciones posibles, tanto materiales como
simbólicas de la vida en sociedad, lo cual es difícilmente cuantificable en los térmi-
nos empresariales. También la unidad económica se desplaza desde la empresa ha-
cia la Unidad Doméstica, como fuente de unidad y orientación de valores y accio-
nes.
Citando a Coraggio (2005): “Hoy el problema más acuciante para decenas de
millones de latinoamericanos es comer y vestirse, pero también vuelve a ser necesi-
dad insatisfecha refugiarse, transportarse, acceder a la salud, obtener tarifas socia-
les de servicios indispensables, acceder a la educación secundaria y continua, y re-
cuperar espacios de sociabilidad y contención afectiva. Este conjunto de
necesidades, el verdadero objetivo de la economía, reclama la organización solida-
ria de las unidades domésticas de los trabajadores y trabajadoras para que organi-
cen sistemas de seguridad alimentaria, compren juntos para aumentar su poder en
los mercados, intercambien trabajos fuera del mercado monetizado como en las
redes de trueque (…) Reclama también que el sistema científico tecnológico, las
universidades e institutos terciarios y el sistema educativo público en general, se
conecten con las necesidades de aprendizaje de los agentes y organizaciones de este
sector de la economía.”
Tiene como finalidad principal constituirse en una referencia para los empren-
dedores locales, a través de acciones de capacitación, asesoramiento en diferentes
temáticas, financiamiento y acceso a diferentes canales de comercialización.
En ese sentido, la asistencia técnica y las capacitaciones están orientadas en
primera instancia a cuatro áreas: Formación General (Asociativismo, Planificación,
Gestión, Contabilidad, Precios, Comunicación, Costos, Ventas, estrategias de co-
mercialización, Plan de Acción Sustentable); Formaciones específicas en temáticas
relacionadas con la producción; Servicios generales (inscripciones y formalización,
entre otros); y acompañamiento en el proceso asociativo y de formación de espacios
de representatividad colectiva.
El público al que están dirigidas las acciones del CEES está conformado por pe-
queños emprendimientos productivos, en su mayoría unipersonales o familiares,
formales o informales (en la mayoría de los casos de esta última forma), que en su
mayor parte surgen como estrategias de los hogares de trabajadores excluidos del
empleo asalariado como necesidad de dar respuesta a las demandas reproductivas
del grupo al que pertenecen (familiar en su mayoría), y en donde el trabajo se cons-
tituye como su recurso principal, presentando además un escaso acceso a tecnolo-
gías y dificultades de financiamiento. Estas experiencias forman parte en general de
los sectores populares, de distintos barrios de la ciudad, con importantes necesida-
des de fortalecimiento de su actividad productiva (Mejías, 2014).
Asimismo desde este espacio se concibe una mirada plural de la economía so-
cial, donde la política pública debe superar la simple asistencia en la promoción de
microemprendimientos de los sectores más vulnerables. Se piensa a la economía
social, como un horizonte al cual arribar a través del fortalecimiento de distintas
prácticas productivas, que les permita adquirir la sostenibilidad suficiente para
desarrollarse en otros valores, entre ellos el asociativismo.
Las instituciones participantes firmantes se comprometieron y vienen efec-
tuando distintos aportes económicos y materiales y trabajando en conjunto para
diseñar un único plan de trabajo y acción en el territorio de la ciudad de Santa Fe
movilizando recursos económicos y humanos.
Es de destacar que todas estas acciones tienen por finalidad fortalecer las capa-
cidades organizativas, técnicas, comerciales y de acceso a recursos, con el objeto de
lograr la integración social de emprendimientos provenientes de sectores vulnera-
bles. En esta consolidación es muy importante la profundización del vínculo y de los
trabajos realizados por la Universidad Nacional del Litoral, ya que estos emprendi-
mientos requieren del apoyo y seguimiento que esta puede brindarle, siempre
apuntando a la autogestión de los mismos.
4. Massera, Maricel; “Economía Social y políticas públicas en la ciudad de Santa Fe: el rol del Centro de
Emprendedores de la Economía Social”.
nes sin fines de lucro, fundaciones), lo cual vuelve prioritaria la necesidad de re-
construir la identidad, su finalidad, sus formas organizativas y reconocimiento le-
gal. El CEES se está convirtiendo en una plataforma desde la cual configurar esta
identidad, ya que los emprendedores con el tiempo se están apropiando de este es-
pacio (algunos en mayor medida que otros), lo sienten como un lugar de encuentro,
debate, discusión e identificación de pares, intentando la cimentación de una iden-
tidad colectiva entre los mismos, primordial para el fortalecimiento de la Economía
Social y Solidaria en la ciudad.
Asimismo el CEES está potenciando la valoración, la capacidad de iniciativa de
los emprendedores y de establecer relaciones de confianza con los pares, condimen-
tos necesarios para el trabajo colectivo y participativo.
Hay que destacar que el CEES en el presente artículo se considera dentro de la
Economía Social porque es una iniciativa organizada por 3 niveles del Estado y
coordinada con actores de la sociedad civil, en este caso los emprendedores socia-
les, la cual está basada en el esfuerzo propio, ayuda mutua, igualdad de derechos y
deberes, principios construidos colectivamente y reafirmados constantemente me-
diante encuentros periódicos entre todos los actores e instituciones participantes.
El espacio no persigue la finalidad del lucro, apuntando a la autogestión y al fomen-
to de un comercio responsable, basado en la difusión de los fines constitutivos, el
origen del producto, la dimensión territorial y la generación del excedente para la
propia comunidad.
Los emprendimientos participantes del CEES (así como aquellos que participa-
ran) se reflexiona que son potencialmente sustentables ya que gran parte se en-
cuentran en etapa de formalización (monotributo social), si bien presentan debili-
dades y dificultades en aspectos de calidad y presentación de la producción,
estrategias de venta y de difusión para trabajar en otra escala e incorporar nuevas
actividades, estas cuestiones se vienen trabajando con las acciones enunciadas an-
teriormente (talleres de capacitación, mesas de trabajo y el Banco Solidario). Sin
embargo, cabe destacar que es necesaria una mayor amplitud de este proceso para
poder incorporar, no solo más emprendedores sino también, profesionales de dis-
tintas disciplinas que colaboren en potenciar sinérgicamente a los emprendimien-
tos.
Asimismo se está generando grupos de trabajo entre emprendedores más esta-
bles y que se vienen sosteniendo desde hace unos meses. Sin embargo, los mismos
necesitan fortalecerse en cuanto a organización interna, y profundizar la relación
con el territorio.
Propuestas y conclusiones
estas propuestas. Es por esto que la responsabilidad del Equipo de Economía Social
de la UNL es estratégica y de largo plazo, ya que estos procedimientos requieren de
tiempo, coordinación, esfuerzo y trabajo colectivo entre las partes involucradas.
Con respecto a la consolidación del CEES reflexiono que es necesario que se di-
señe un Plan de Trabajo del mismo y se convoque a los distintos agentes involucra-
dos para sentarse a analizar lo que se ha realizado hasta el momento, lo que queda
por concretar y consensuar cuales son los objetivos más importantes a alcanzar en
el mismo en los próximos años
Esto es importante porque es necesario tener en cuenta los intereses de los ac-
tores sociales, los problemas estructurales de la ciudad, el comercio, la industria,
entre otros. Asimismo la incorporación de los actores de la sociedad civil en el Plan
de Trabajo es fundamental para la concreción y aprovechamiento de sus potenciali-
dades y de las sinergias que se puedan generar entre los actores involucrados.
Hay que tener en cuenta que este Plan de Trabajo por sí mismo no va a resolver
los problemas de los emprendedores sociales, es solo el primer paso. Para poder
trabajar en la senda de la Economía Social y Solidaria son necesarios mayores pla-
zos, recursos, predisposiciones, pero el proceso que se vaya generando será sin du-
das un proceso de consolidación y fortalecimiento de todas las partes involucradas.
Para finalizar dos cuestiones centrales: hay dificultad para establecer los con-
ceptos de “planificación” y de largo plazo en quienes coordinan actualmente el
CEES. Las fortalezas centrales tienen que ver con ofrecer o plantear un horizonte
claro, definido, viable, integral, consensuado, conocido y fundamentalmente acep-
tado política y socialmente. Todas y cada uno de estos adjetivos deben darse y
aprehenderse en forma conjunta en la identidad colectiva si deseamos como resul-
tado el fortalecimiento y la consolidación de la Economía Social como movimiento
alternativo. Facilita ampliamente la concertación en la toma de decisiones al sentir-
se todos parte de un mismo proceso, posiciona y otorga al actuar local una identi-
dad indeleble en el ámbito macro, sea nacional o regional; se estimula con estos
elementos ventajas y dones en torno al territorio, siendo beneficioso para la atrac-
ción de diferentes agentes económicos y sociales consolidando y profundizando el
proceso de desarrollo; legitima al gobierno local, si este lo adopta, independiente-
mente del color político y de la coyuntura político-institucional que atraviesa la lo-
calidad.
A modo de cierre, y de acuerdo al caso estudiado, se considera que es posible
construir Otra Economía en base a las expresiones de la ESyS existentes en la ciu-
dad y otras potencialmente viables.
Bibliografía
Resumen
El concepto de “turismo médico” no es nuevo y refiere a personas que viajan fuera
de sus países de residencia con el objetivo de buscar servicios médicos en otros des-
tinos. Los factores que condujeron a la creciente popularidad de esta modalidad de
turismo son el alto costo de la atención en salud en el país de origen, largos tiempos
de espera para ciertos procedimientos, la facilidad y accesibilidad de los viajes in-
ternacionales y las mejoras en la tecnología y los estándares de atención en muchos
países. Las autoridades argentinas de promoción turística y sanitaria ven esta real i-
dad como una oportunidad para desarrollar el turismo local. El turismo médico es
una de las industrias con mayor crecimiento exponencial a nivel mundial. Anual-
mente moviliza unos US$ 83.700 millones a nivel global.
En el caso argentino, este segmento creció un 25% en los últimos 4 años, generán-
dole un ingreso de divisas de U$S 80 millones anuales. Los principales focos del tu-
rismo médico en Argentina se registran en la Ciudad de Buenos Aires, Rosario y
Córdoba recibiendo anualmente a casi 11 mil turistas extranjeros -registrados- que
arriban en busca de tratamientos médicos y estéticos. La Argentina cuenta hoy con
cinco líneas de desarrollo turístico: activo (aventura), cultural (idiomático y religi o-
so), deportivo, de interés especial (congresos, rutas del vino y trenes turísticos) y de
la salud. En consonancia con esta última línea, el Instituto Nacional de Promoción
Turística (INPROTUR) postula como uno de los principales lemas nacionales “Sa-
lud Argentina, Argentina por vos” buscando situar al país como un gran oferente en
servicios de salud, que va desde chequeos médicos, diagnósticos e intervenciones
sencillas hasta tratamientos de alta complejidad.
El objetivo del trabajo será precisamente analizar el desarrollo y promoción del t u-
rismo médico como política pública a nivel internacional, con especial foco del im-
pacto de este fenómeno en la República Argentina.
Introducción
este último autor, se distinguen dos grandes categorías dentro del turismo de la
salud: el turismo médico, en donde el turista-paciente presenta alguna enfermedad
y requiere de alguna intervención quirúrgica o tratamiento específico siendo super-
visado por un especialista y el turismo de bienestar, en donde el turista busca acti-
vidades de relajación y recreo contra el estrés y la vida rutinaria y sedentaria. Según
McKinsey y Company6 , el turismo de la salud se basa en la exportación de servicios
de salud enfocada en cuatro áreas específicas: medicina curativa, preventiva, estéti-
ca y de bienestar (o wellness).
6. McKinsey y Company (2010). How changes in tourism will affect medical travel. International Medical
Travel Journal.
7. Ibídem.
8. Asociación de Turismo Médico http://www.medicaltourismassociation.com/es/index.html
los 45.000 millones de dólares anuales. Se estima que cada paciente gasta aproxi-
madamente entre 3000 y 4500 dólares por desplazamiento. La organización estima
que el tamaño mundial del mercado asciende a 15.000 millones de dólares, basado
en un flujo de pacientes a nivel global aproximado de 5 millones que gastan un
promedio de 3000 dólares en cada viaje. Del total estimado, se considera que 1.2
millones son ciudadanos estadounidenses, considerando que poseen una disminu-
ción de costos de entre un 60 y 80% respecto a los mismos tratamientos en su país
de origen. Estados Unidos es uno de los emisores mundiales más importante del
mercado.
Adicionalmente, se estima una tendencia positiva en el crecimiento del sector
de alrededor del 25% anual, explicada por el aumento de los servicios médicos en
países en vías de desarrollo, la expansión de la formación médica en el extranjero,
el aumento de la demanda de atención médica a nivel mundial a causa del conside-
rable aumento de la esperanza de vida en países desarrollados y los aumentos en los
costos de salud en estos últimos. Según un estudio de la Universidad George Wa-
shington, los servicios más demandados serán, en el futuro, los tratamientos cos-
méticos (38%), dentales (21%), servicios ortopédicos (11%), bariátricas y tratamien-
tos naturales (8%) y servicios de oncología (3%).
En la tabla, pueden apreciarse las grandes diferencias entre los precios de algu-
nos procedimientos médicos para los países seleccionados, entre los costos de Esta-
dos Unidos y los países asiáticos (especialmente el caso de la India), o con países
latinoamericanos (como México o Cuba).
Según otro informe de Global Industry Analysts (GIA)15 los países con mayor
potencial para el desarrollo del turismo médico son Asia y América Latina. Según la
Organización Pacientes Sin Fronteras, cada país posee una especialidad reconocida
internacionalmente. En el caso de América Latina, Brasil es reconocido por los tra-
tamientos estéticos y dentales, México por la ligadura de trompas, Costa Rica por
implantes de glúteos, Colombia para las prótesis de mentón y pechos, Cuba orien-
tado a procedimientos ortopédicos y hematológicos y la Argentina para la asistencia
en materia de fertilidad, baipás gástrico y procedimientos estéticos.
16. Ehrbeck, Tilman; Guevara, Ceani; Mango, Paul D. (2008). Mapping the market for medical travel.
Estudio de Mckinsey.
17. Cohen, Eric (2008).
Esto conlleva a reflexionar que, más allá del derecho que posee todo individuo a
buscar el mejor medio para tener una calidad de vida más plena, cada Estado posee
la facultad de regular y hasta promover este tipo de prácticas bajo el supuesto que
se torna rentable y beneficioso para ambas partes involucradas en una lógica de
win-win: para el crecimiento económico del país receptor del turista-paciente y
para el paciente que busca un buen resultado físico. De esta forma, ambas partes
quedarían satisfechas. La pregunta que surge es, ¿podría afirmarse que se está con-
solidando una nueva industria basada en el “turismo médico” o “turismo de la sa-
lud” generada como política pública desde el Estado? ¿Quiénes ganan y quiénes
pierden con la implementación de estas políticas públicas? ¿Cómo se ubica la Ar-
gentina en esta dinámica mundial de la salud?
20. http://www.pulsoturistico.com.ar/mas_informacion.asp?id=9059&titulo=Se-formo-la-Red-
Latinoamericana-de-Turismo-Medico
21. Informe Turismo Médico de la Ciudad de Buenos Aires (2014). Consejo Económico y Social de la
Ciudad de Buenos Aires (CEyS).
22. Datos extraídos del Instituto Nacional de Promoción Turística (INPROTUR).
sos a seguir para una contratación, poseen un staff médico al cual derivar a los pa-
cientes interesados y, paralelamente, se encargan de los servicios básicos como el
alojamiento (generalmente trabajan con hoteles de categoría 4 o 5 estrellas), trasla-
dos durante la estadía (aeropuerto, centro médico, entre otros), ofreciendo también
acompañamiento al turista durante su estadía tanto para los exámenes pre-
quirúrgicos como para el acompañamiento pos-quirúrgico. Para ello, hay asistentes
bilingües o trilingües que se encargan de hacerle la estadía más placentera al turista
extranjero25.
Según datos estadísticos obtenidos de la provincia de Buenos Aires, del total de
los pacientes que llegan al país, el 67% busca tratamientos médicos y el resto proce-
dimientos estéticos. En el caso de los turistas extranjeros que arriban al país, la ma-
yoría va del rango etario de los 35 a 40 años y de personas de mayores de 65 años.
La mayoría son mujeres, quienes generalmente van acompañados por una pareja,
algún familiar o un amigo. Respecto a los países de procedencia, en primer lugar se
ubican los estadounidenses, seguido por los ingleses y españoles. En menor medi-
da, el arribo se evidencia de países latinoamericanos como Chile, Colombia y Méxi-
co.
En el caso de la ciudad de Rosario, el municipio se encuentra trabajando en el
posicionamiento nacional e internacional de la ciudad como destino de turismo
médico: Rosario es una de las ciudades del país con mayor cantidad de clínicas pri-
vadas de salud y su excelencia profesional atrae a pacientes de varias ciudades de
Sudamérica. Según datos del Ministerio de Turismo de la Nación, cada año llegan al
país unos 11 mil turistas extranjeros en busca de tratamientos médicos y estéticos.
Del total, cerca del 15% eligen Rosario para llevar adelante sus intervenciones mé-
dicas. Precisamente, el objetivo de las clínicas y sanatorios rosarinos es poder arti-
cular políticas entre el sector privado y el municipio para aumentar la participación
de Rosario en el mercado nacional26.
Según los expertos, Rosario reúne importantes ventajas comparativas por su in-
fraestructura y calidad de en servicios médicos aunque aún falta una mayor proyec-
ción con el mundo por la falta de conectividad aérea, si se lo compara fundamen-
talmente con Capital Federal. En los principales países del mundo, no son las
ciudades de cabecera las que mayor provecho obtienen de este fenómeno. Por este
motivo, Rosario posee un gran potencial. En Estados Unidos, por ejemplo, los
grandes centros médicos están fuera de las grandes ciudades. Según datos de Secre-
25. Ibídem.
26. http://www.impulsonegocios.com/contenidos/2015/08/27/Editorial_37126.php
taría de Turismo de Rosario, la mayoría de las personas que optan por realizarse
cirugías estéticas en esa ciudad arriban desde Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay.
Reflexiones finales
Bibliografía
----- (2013): “Dólar quirófano: el turismo médico es fuente de divisas, creció 25% en 4
años”. [En línea] Disponible en: http://www.clarin.com/zona/turismo-medico-fuente-
divisas-crecio_0_850715045.html
Resumen:
Las políticas orientadas al control de la criminalidad no son únicamente elaboradas
desde las instituciones tradicionales del campo del control del delito. Es decir, la
policía como institución especializada, los tribunales, el ministerio público y las pri-
siones, sino que también, son abordadas desde el ámbito territorial en pos del m e-
joramiento del hábitat, y a través de políticas sociales que buscan potenciar las p o-
sibilidades de desarrollo personal y colectivo de los habitantes de barrios
considerados inseguros. Las políticas públicas agrupadas y desplegadas en el Plan
ABRE –durante el periodo 2014-2015- en la Ciudad de Santa Fe, ofrecen un punto
de partida para analizar nuevas estrategias preventivas. Por ello, y dentro de las es-
trategias englobadas en la llamada “nueva prevención” del delito, este trabajo busca
analizar cómo el Gobierno de la Provincia de Santa Fe pretende abordar la proble-
mática de la inseguridad frente al delito mediante un conglomerado de políticas
públicas que se desmarcan de la tradicional tríada policía, justicia y penalización.
Por otro lado, se buscará clasificar algunas de las intervenciones del Plan ABRE s e-
gún tres tipos de prevención; situacional-ambiental, social y comunitaria, para de
esta forma, observar cómo se busca llegar al entramado social desde diversos fre n-
tes y producir una merma en las situaciones de violencia interpersonal y lograr una
disminución en los índices delictivos.
Introducción:
Desde mediados de los años setenta y con mayor fuerza durante los años ochen-
ta comienza a cristalizarse una intensa reorientación de las lógicas estatales de in-
tervención que habían caracterizado a los arreglos institucionales propios de los
Estados de bienestar. Este proceso tiene una clara expresión tanto en el campo de la
política social como en el ámbito de la política criminal o las intervenciones dirigi-
das al control del delito (Ayos, 2012). Esto es así porque en muchas democracias
occidentales, ha surgido una idea distinta de prevención, cuya característica princi-
pal es la de haberse colocado, en su mayor parte, fuera del sistema penal. Esta bús-
queda de nuevas estrategias, ha llevado el tema de la prevención al discurso político
sobre la seguridad y a las agendas de los gobiernos locales y nacionales (Selmini,
2009). Las formas que adquieren estas intervenciones no penales son variadas y
hacen de la política criminal, en tanto conjunto formado por estas políticas y las
penales propiamente dichas, un concepto complejo, indeterminado, que contiene
diversas técnicas concretas, dependiendo de la posición teórica y política que la sus-
tente (Baratta, 1997, en Ayos, 2012). Estos desarrollos han sido denominados como
“nueva prevención” (Crawford, 1998) y poseen dos características: por un lado, el
ingreso de la comunidad local como protagonista y por otro lado, la extensión de las
acciones preventivas más allá de las que se dirigen a conductas que infringen la ley
penal, alcanzando aquellas no formalmente delictivas (Baratta, 1997; O’ Malley,
2004, en Ayos, 2012).
Si bien estas construcciones teóricas son pensadas en su mayor parte para Es-
tados Unidos, Gran Bretaña y algunos países europeos, es posible encontrar gran-
des similitudes en cómo se desarrollan las nuevas estrategias de prevención del de-
lito en el continente latinoamericano. Colocando el foco en el caso argentino, y
siguiendo a Máximo Sozzo (2009), desde mediados de la década de 90 se fue defi-
niendo social y políticamente a la inseguridad frente al delito como uno de los pro-
blemas claves de los centros urbanos grandes y medianos bajo la idea de “crisis”.
Dicha crisis, posee un componente “objetivo” plasmado en el crecimiento en el nú-
mero de hechos delictuosos y un componente “subjetivo” bajo el paraguas de la sen-
sación de inseguridad, es decir el conjunto de demandas y planteos sociales de los
residentes de las ciudades, con respecto a ser una potencial víctima de un delito. Al
mismo tiempo, Sozzo señala que estas conductas son acompañadas por comporta-
mientos de “autoprotección” y “evitamiento” que impactan en el desenvolvimiento
de la vida cotidiana y pasan a engrosar el componente objetivo de la crisis de segu-
ridad. Frente a estos nuevos desafíos, las instituciones y niveles de gobierno que
2. Se ha escogido este periodo, ya que es el momento en el cual el gobierno provincial decide articular
las diversas políticas públicas extra-penales que estaba llevando a cabo en una sola estrategia de inter-
vención.
to. Así conceptualizadas, las políticas públicas para la prevención del delito tienen
ciertas características a destacar: en primer lugar, al modelo pasivo indirecto de los
recursos penales, antepone una forma de prevención directa y proactiva, esto trae
aparejado que los responsables de la prevención migren desde los órganos penales
del Estado a los entes locales, los servicios sociales, el voluntariado, las empresas
privadas y los ciudadanos comunes, por lo cual se plantea que a los problemas loca-
les se den soluciones locales (Selmini, 2009). Por último, los destinatarios de estas
medidas preventivas, ya no son solo los autores, sino también las victimas -reales o
potenciales- o la comunidad en general.
Por otro lado, y atendiendo a las tipologías de prevención del delito, es necesa-
rio aclarar que si bien Selmini (2009) plantea que en las últimas décadas se ha rea-
lizado un esfuerzo considerable para llegar a una definición rigurosa y conceptual
de la prevención, y lograr así una clasificación satisfactoria, hoy en día existen di-
versas formas de catalogar dichas intervenciones. No obstante, es frecuente hallar
en diversos trabajos que abordan la temática, una clasificación tripartita entre pre-
vención situacional-ambiental, social y comunitaria. Por ello, para ahondar sobre
estas tipologías, se utilizaran los lineamientos retomados principalmente por Sozzo
y Selmini.
Prevención situacional-ambiental.
Prevención social.
Desde las primeras décadas del siglo XX se solía señalar a la “reforma social”
como un instrumento de la prevención ex-ante, puesto que la criminalidad era en-
tendida como efecto de las desigualdades sociales, por lo que reducir o eliminar
esas contradicciones sociales implicaba reducir o eliminar la criminalidad (Pavarini
1994, en Sozzo, 2000). En este sentido, la prevención social comprende todas las
medidas orientadas a eliminar o reducir los factores criminógenos y se propone
intervenir sobre las causas sociales a través de programas de intervención de carác-
ter general, buscando modificar las motivaciones que empujan hacia la criminali-
dad. Es evidente que los límites entre la prevención social y la situacional-
ambiental son bastante débiles y difusos, no obstante se puede indicar que la dife-
rencia con la táctica situacional es que la táctica social trae al centro al autor del
delito y a su predisposición individual a la criminalidad, resaltando el contexto so-
cial en el cual nace el delito. Es decir, el delito es entendido no como una situación
contingente, como plantea la táctica situacional, sino como conjunto de condiciones
sociales, económicas y culturales que crean un ambiente favorable al desarrollo de
las motivaciones delictivas (Selmini, 2009).
Prevención comunitaria.
ten un espacio o unos valores es el canal básico de esta intervención, que busca re-
construir el control social del territorio por parte de quien lo habita (Pavarini, 1994
en Sozzo, 2000).
Antes de ahondar sobre los mecanismos preventivos desplegados con el PA, re-
sulta necesario conceptualizarlo; este programa es un conjunto de políticas públi-
cas, que tiene como objetivo el desarrollo de una “estrategia integral y coordinada
entre diversas áreas, instituciones y niveles de gobierno orientada a mejorar el
hábitat y la calidad de vida en los barrios, así como fortalecer los vínculos de con-
vivencia y participación para revertir la crítica realidad social actual en los ba-
rrios (…)”3. Esta política pública condensa nuevos programas y otros proyectos pre-
existentes, y lo hace bajo una lógica de trabajo integral e interministerial. Como el
PA busca sobrellevar -fundamentalmente en las grandes ciudades- situaciones de
conflicto y violencia interpersonal, está pensado para los centros urbanos importan-
tes: la Ciudad de Santa Fe, Rosario y Villa Gobernador Gálvez, luego se añadieron
Santo Tomé y Pérez. Los distritos de la ciudad capital y los barrios que se han deli-
mitado para ambos ejes en el PA son: para el Distrito Noroeste, los barrios Yapeyú
y Acería; para el Distrito Oeste, los barrios Villa Hipódromo y Barranquitas; para el
Distrito Suroeste los barrios Santa Rosa de Lima, San Lorenzo, Centenario y Vara-
dero Sarsotti; para el Distrito La Costa el barrio de Alto Verde; para el Distrito Este
el barrio Coronel Dorrego y para el Distrito Norte, recientemente se incorporaron
los barrios las Flores I y II.
En el primer eje de trabajo Convivencia y Participación, el gobierno provincial
está interesado en promover espacios para la convivencia y fortalecer las institucio-
nes aspirando a mejorar las relaciones entre vecinos; promoviendo la inclusión so-
cioeducativa y laboral, el abordaje integral de adicciones, la convivencia barrial, la
promoción de derechos y la participación social y comunitaria. En el segundo eje de
trabajo Infraestructura y Hábitat, se busca mejorar la infraestructura y el hábitat de
los barrios mediante; infraestructuras estratégicas –en materia vial, educativa, en
salud, seguridad, justicia y energía-; mejoras en el hábitat -en complejos de vivien-
da social y asentamientos irregulares-; y el saneamiento y acceso a luz y agua segu-
ra.
3. Diagnóstico de los barrios del Plan ABRE 2014: Santa Fe, Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Provin-
cia de Santa Fe. Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la Provincia de Santa Fe.
trabajo de investigación recoger solo algunas de las intervenciones que se están lle-
vando a cabo en la Ciudad de Santa Fe y ubicarlas dentro de cada tipología, para de
esta forma, demostrar que con el PA se pretende llegar al entramado social desde
diversos frentes.
PA, construyó una nueva plazoleta. El espacio recuperado en agosto de 2014, perte-
necía a los consorcistas del Monoblock Nº 17, y fue cedido en comodato al munici-
pio, allí, se realizaron veredas desde el interior de las torres hasta las paradas de
colectivos. Además, se realizó una vereda perimetral, se instalaron bancos, cestos
de basura, se plantaron árboles y se estableció una columna de iluminación. Aquí se
evidencia, la recuperación de un espacio anteriormente vacío y abandonado para el
goce la comunidad y en especial para los vecinos lindantes a la plaza; se observa el
patrón de la prevención situacional cuando se busca mediante diversas obras recu-
perar espacios que anteriormente se conformaban como sitios que facilitaban el
cometimiento de actos delictivos por su situación de abandono y cercanía a los
complejos de vivienda colectiva.
En el Distrito Suroeste, específicamente en el barrio San Lorenzo, se completa-
ron veintitrés columnas con lámparas de sodio de alta presión de 250 watts, esta
obra forma parte de un proyecto de iluminación que en ese sector de la Ciudad in-
cluye 191 columnas. Estos trabajos incluyeron el tendido de la red eléctrica de
alumbrado público y los tableros de comando con células fotoeléctricas para el en-
cendido automático del sistema. Aquí se observa una intervención, que es caracte-
rística de la prevención situacional, iluminar espacios oscuros para facilitar el de-
senvolvimiento de la vida cotidiana aumentando notablemente la sensación de
seguridad de los vecinos y, además, posibilita que las tareas policiales de patrullaje
nocturno se realicen con mayor efectividad en esa zona.
do se recuerda que para prevenir el delito con la táctica social se precisaba impactar
en los espacios claves de formación del control social y el autocontrol: la familia, la
escuela, el grupo de pares y el individuo (Sozzo, 2009).
El “Plan Vuelvo a Estudiar” es un ejemplo de esto ya que busca, mediante diver-
sos recursos, recuperar al adolescente o joven adulto que ha abandonado o no ha
terminado la educación obligatoria, e incluirlo al sistema educativo para, de esta
formar, mejorar sus posibilidades individuales y reivindicar el ámbito escolar como
herramienta que fortalece el tejido social y las trayectorias de vida. Aquí de nuevo,
se podría afirmar que el gobierno provincial posee una convicción de que el joven
en situación de vulnerabilidad es mucho más permeable, que otro tipo de jóvenes, a
recaer en actividades criminales. De acuerdo con el informe de las EPIIB en cuanto
al programa Vuelvo a estudiar, se observa que el 11,3% de la población adolescente
en edad de escolaridad secundaria de 13 a 17 años no asiste, y de ellos, solo el 6,3%
fue visitado por el dicho programa. De esta forma se observa la modesta llegada que
tiene el plan en su población objetivo. En estrecha relación con esto, cabe destacar
que las situaciones de exclusión educativa aumentan conforme aumenta la edad:
mientras que en los hogares con niños de 5 a 12 años la exclusión es del orden del
1,9%, en los hogares con adolescentes de 13 a 17 años es del 12,7% y alcanza al
44,7% en aquellos con jóvenes de 18 a 24 años -los más críticos en materia delicti-
va-. Por otro lado, las situaciones de exclusión educativa no son el único problema
ya que las trayectorias educativas, en término de las dificultades en la asistencia y
en el rendimiento escolar, suelen anteceder a las situaciones de exclusión; de allí la
necesidad del gobierno provincial en intervenir sobre ellas para prevenir el aban-
dono. Al respecto, se verifica que para el total de los hogares, el problema de ren-
dimiento -repitencia- alcanza al 11,9% de los hogares con niños; mientras que para
el total de hogares con adolescentes ese porcentaje es de 38,1%.
En otro orden se halla el “Programa de Fomento de los Clubes de Barrio”, don-
de se observa que más allá del beneficio en sí que produce mejorar las instalaciones
de un club, se entiende que de esta forma se logrará un mayor apego a la comuni-
dad y una mayor participación en actividades comunitarias, deportes, entre otras.
Actividades entendidas como espacios donde no solo se fortalecen las relaciones de
la comunidad, sino que además, se constituyen como lugares donde los jóvenes y
niños se sienten contenidos. Nuevamente se cuenta con algunos datos en este tema,
así 2 de cada 10 niños o adolescentes ha concurrido al club de barrio al menos 1 vez
durante el último mes y lo mismo para 1 de cada 10 jóvenes de entre 18 y 24 años -
nuevamente valores muy modestos-. En materia de concurrencia al polideportivo o
playón del barrio, se destaca que el 13,4% de los niños y adolescentes de entre 5 y 17
concurrió al menos 1 vez durante el último mes; en este caso la participación de los
jóvenes de 18 a 24 años ha resultado similar a la de sus pares de menor edad. De
estos datos, surge la necesidad de profundizar las acciones tendientes al mejora-
miento de estas instituciones para dotarlas de mejores instalaciones y, de esta for-
ma, ampliar su oferta para la comunidad atrayendo a más niños y adolescentes.
En otro orden, atacar el “déficit material” implica generar intervenciones que
busquen eliminar la exclusión social, produciendo alternativas y oportunidades de
inserción social, sin abandonar la dimensión material. En este último aspecto, se
observa que en el PA es casi nula la transferencia monetaria desde el Estado pro-
vincial o el municipio hacia el individuo, lo que sí se produce es la financiación de
proyectos colectivos e individuales como ser el Programa Ingenia o los créditos a los
clubes de barrio, planes que requieren la cumplimentación de requisitos como por
ejemplo, en el caso de Ingenia, un anteproyecto. Es decir, no se contempla dentro
del PA otorgar planes sociales donde su objetivo último sea dotar de mayor poder
adquisitivo a la persona. No obstante, existen planes para potenciar la economía
socioproductiva que si bien pueden entenderse en la dimensión material, siempre
exigen una prestación por parte del individuo, este es el caso del la Empresa Social
de Inclusión ESI-Panadería Furman. Desde principios de 2012, la panificadora
Furman es gestionada en forma conjunta por la Secretaría de Seguridad Comunita-
ria del Ministerio de Seguridad y el Instituto Autárquico Provincial de Industrias
Penitenciarias (IAPIP) y en Enero del 2013 se logró la apertura del salón de comer-
cialización “La Sarita”. De esta forma se inició la venta al público de productos a
bajo costo, el producto central de “La Sarita” es el pan solidario que tiene un valor
50% más económico que el de mercado y es adquirido por los vecinos de los barrios
Santa Rosa de Lima, Roma y zonas aledañas. En el marco del PA, la Panadería
Furman se enmarca en el apartado “Trayectorias de vida, inclusión laboral” dentro
de las ESI y tiene contemplado continuar capacitando a veintidós jóvenes en tres
turnos. En este sentido, es la Secretaría de Seguridad Comunitaria la entidad que
selecciona a quienes participan de la experiencia; internos de diferentes penales,
otros en etapa de reinserción social y personas en riesgo de distintos barrios que
transitan una etapa postpenitenciaria.
Volviendo al déficit material, se evidencia que a partir de una política pública
preexistente, desde el PA se busca no solo recuperar la economía del barrio y ofre-
cer productos baratos para un público determinado, sino que además, plantea la
capacitación y el trabajo remunerado de jóvenes que tuvieron vinculación con la
delincuencia. Por otro lado, lo novedoso de esta ESI es que al incluirse en el PA tie-
4. En el marco del PA, el PV se llevará adelante en todos los barrios contemplados, no obstante al mo-
mento de finalización de este trabajo aun no se había desplegado, por lo cual solo se dispone del análisis
documental PV.
Conclusiones:
Bibliografía:
Ayos, Emilio, (2012), “Prevención del delito y políticas sociales: tres ejes problemáticos”,
en Revista de Ciencias Sociales, 135-136, 113-126.
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qué participación hablamos?”; en Perspectivas y dilemas de la seguridad ciudadana
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Garland, David, (2005), La cultura del control. Crimen y orden social en la sociedad
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González, Gustavo, (2014), “Progresismos y políticas de seguridad. Tensiones y contra-
dicciones. El caso de la provincia de Santa Fe (2007-2013)”; en Cuestiones de Sociolo-
Resumen
El objetivo de la ponencia es analizar el rol que desempeñan los organismos inte r-
nacionales en la actualidad, particularmente a partir de comienzos del siglo XXI,
haciendo hincapié en los debates teóricos existentes sobre su cooperación o in-
fluencia en las políticas domésticas de los Estados nacionales.
En este sentido, en primer lugar se intentará evidenciar en qué aspectos los org a-
nismos internacionales ejercen su influencia sobre sus Estados miembros, por lo
cual es necesario indagar de qué forma se efectúa dicha incidencia sobre las políti-
cas públicas de los Estados.
En segundo lugar, se prevé indagar sobre cuál es el papel que los organismos inte r-
nacionales juegan en las diferentes fases del proceso de desarrollo de políticas pú-
blicas (definición del tema de la agenda, formulación, decisión, implementación y
evaluación de políticas).
En tercer lugar y último lugar, será necesario examinar el accionar de dichos org a-
nismos a la luz de las teorías en el marco de las relaciones internacionales.
De esta forma, es posible destacar a los organismos internacionales como actores
indiscutibles de la escena internacional actual, cuyo accionar puede observarse e n-
tre la incidencia en las políticas públicas y la cooperación internacional.
Introducción
nales (Barbé, 1995). Para el presente estudio también resulta necesario clasificarlas
entre organizaciones internacionales financieras y no financieras, destacándose
entre las primeras al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional
(FMI).
Tal como mencionó en la introducción, en la presente ponencia, el punto de
partida es un sistema internacional con múltiples actores, en el cual el Estado ya no
es el único actor. Asimismo, se asiste a la incorporación progresiva de nuevos te-
mas, no sólo la guerra y las cuestiones de seguridad se encuentran en la cima de los
asuntos a ser abordados, sino que en reiteradas ocasiones los mismos son desplaza-
dos en pos de cuestiones económicas (crisis económicas internacionales), sociales
(creciente pobreza y desigualdad) y ambientales (calentamiento global y cambio
climático).
Los temas anteriormente mencionados comienzan a evidenciarse aproximada-
mente a partir de la década de 1960 y 1970. Desde este momento, las premisas fun-
damentales de la teoría realista o tradicional comienzan a ser cuestionadas por
nuevos desarrollos teóricos.
Uno de ellos es la denominada interdependencia compleja (o enfoque transna-
cionalista) encabezado por Robert Keohane y Joseph Nye. Estos autores, que en-
cuentran el concepto de interdependencia como sinónimo de dependencia mutua,
señalan que:
2. En la obra de Keohane y Nye (1988) es posible encontrar referencias a que los organismos interna-
cionales son, con frecuencia, instituciones convenientes para los Estados débiles.
3. Para este autor, las instituciones son “un conjunto de normas que estipulan las formas en que los
Estados deben cooperar o competir entre ellos” (Mearsheimer, 1994/5: 8).
“un mecanismo a través del cual se expresan las normas universales de la hegemo-
nía mundial son las organizaciones internacionales. De hecho, las organizaciones
internacionales funcionan como el proceso a través del cual se desarrollan las inst i-
tuciones de la hegemonía y sus ideologías. Entre las características de la organiza-
ción internacional que expresan su papel hegemónico se encuentran las siguientes:
1) encarnan normas que facilitan la expansión de órdenes hegemónicos mundiales;
2) son ellas mismas producto de órdenes hegemónicos mundiales; 3) legitiman
ideológicamente las normas de un orden mundial; 4) cooptan a las elites de los pa í-
ses periféricos; y 5) absorben ideas contra-hegemónicas” (Cox, 1983: 62).
4. Es importante destacar que para Gramsci (1971), el Estado continúa siendo la entidad básica de las
relaciones internacionales y el lugar donde ocurren los conflictos sociales.
Tal como se desprende de páginas anteriores, es posible evidenciar que los or-
ganismos internacionales en diferentes ocasiones ejercen su influencia sobre los
Estados miembros5, por lo cual es necesario indagar de qué forma se efectúa dicha
incidencia sobre las políticas públicas de los Estados.
Existe una amplia gama de autores que investigan la influencia de los organis-
mos internacionales sobre las políticas públicas domésticas, en particular se desta-
can Cruvello da Silveira (2011), Jakobi (2009), Béland y Orenstein (2010 y 2013),
Andrews (2013), Santibáñez et al (2010), WadeJacoby (2008), Enríquez Perez
(2006), Sato (2003), Fang y Stone (2012), Bendrath y Albuquerque Gomes (2010),
Dai (2007), entre otros.
La brasileña Cruvello da Silveira (2011) identifica el impacto de las organizacio-
nes internacionales en la elaboración de una política pública a partir de seis prácti-
cas articuladas. En primer lugar, la organización de conferencias mundiales, que
según Pecequillo (2004: 67, citado por Cruvello da Silveira) “facilita la actuación
conjunta y la persecución de intereses y objetivos comunes”. De cada conferencia
realizada resulta una serie de alternativas de cuño universal, que merece ser aplica-
da por los países, en la óptica de esas organizaciones y de los analistas de las rela-
ciones internacionales.
En segundo lugar, destaca la creación de canales, redes de comunicación y de
cooperación horizontal entre los Estados y otros socios (tales como instituciones
privadas, públicas, organizaciones no gubernamentales – ONGs -, tanto nacionales
como internacionales).
5. En este trabajo de investigación re reconoce, asimismo, que los Estados miembros de organizaciones
internacionales, principalmente los Estados más poderosos, ejercen cierta influencia sobre las mismas.
Este autor desarrolla una tipología de los instrumentos generales a través de los
cuales las organizaciones internacionales pueden influenciar el desarrollo de la polí-
“En la mayoría de los casos, los actores transnacionales carecen de poder de veto
formal o informal sobre las políticas domésticas. En su lugar, deben trabajar a tr a-
vés de la persuasión, convenciendo a actores domésticos claves con poder de veto
de adoptar una nueva preferencia de política” (Béland y Orenstein, 2010: 2).
De esta forma, la influencia ideacional puede ser ejercida en una amplia varie-
dad de formas, comenzando por la creación de normas, es decir, de actividades que
se llevan a cabo con el propósito de establecer ideas de políticas, patrones, o justifi-
caciones para un conjunto de cambios en las políticas. Por ejemplo, conferencias
como la Cumbre de la Tierra en Rio de Janeiro en 1992 y 2012 son oportunidades
para la producción de normas que los gobiernos son aconsejados a seguir.
A continuación, destacan el papel crucial que adquiere la difusión de normas,
ya que mientras solo unos pocos actores transnacionales tienen la capacidad de
desarrollar políticas nuevas, la mayoría de estos actores están envueltos en “vender”
ideas de políticas a los gobiernos y grupos afines, así como a individuos internacio-
nalmente. La difusión ideacional tiene muchas técnicas y facetas diferentes, que
7. En el original, ideationalprocesses.
8. Según estos autores, los actores transnacionales son definidos como “actores que buscan influenciar
las políticas en múltiples países a través de la utilización de propuestas de políticas bien elaboradas y
específicas” (Béland y Orenstein, 2010: 4). Son ejemplos de estos actores las organizaciones internacio-
nales, las redes de activistas transnacionales, comunidades epistémicas y emprendedores de políticas
individuales.
han sido descritas y revisadas por académicos tales como Martha Finnemore (1993)
y Jeffrey Checkel (2005). Mientras hay numerosas tipologías posibles, Béland y
Orenstein proponen que la difusión de normas puede realizarse a través de 3 méto-
dos:
La influencia pasiva, que se refiere a la influencia ejercida por la simple
observación de la existencia de un cambio de política en un país vecino o
modelo.
La difusión de ideas. Al respecto, los autores señalan que los métodos
ideacionales de difusión de normas funcionan a través de la persuasión
de la gente a apoyar una innovación de la política al proveerlos con in-
formación que puede causar un cambio en sus visiones. Las conferen-
cias, seminarios y eventos pueden proveer una oportunidad para atraer a
nuevas personas en la discusión y publicitar ideas de políticas específi-
cas.
La coerción, utilización de recursos y persuasión: la utilización de recur-
sos como forma de influencia para inducir un cambio ha sido un tema
controvertido en la economía política. Algunos han argumentado que los
actores transnacionales ejercen un poder casi de veto en virtud de su
membrecía o condicionalidades financieras (Béland y Orenstein, 2010).
Este planteo nos remite a las investigaciones de WadeJacoby (2006), autor que
desarrolló una tipología9 de los mecanismos de influencia de los actores transna-
cionales, enfocándose en cuatro modos de influencia externa. En primer lugar, des-
taca la “inspiración” (inspiration) por el cual los actores externos influencian los
cuerpos estatales principalmente a través del desarrollo y la promoción de ideas. En
segundo lugar, el “subsidio” (subsidy) por el cual los actores externos ofrecen apoyo
condicionado a la sanción de reformas. En tercer lugar, la “asociación” (part-
nership), por el cual los actores externos apoyan los destinos políticos de los aliados
domésticos. En cuarto y último lugar, la sustitución (substitution), por el cual los
actores externos buscan reforzar su solución preferida sin cooperación con los acto-
res domésticos.
Por último, es preciso abordar la teoría de XinyuanDai (2007), para quien las
institucionales internacionales pueden influencias las políticas nacionales de forma
alternativa, específicamente empleando a las “víctimas” del no cumplimiento del
acuerdo y empoderando a los sectores a favor del cumplimiento del tratado. Al res-
9. Según Béland y Orenstein (2010: 8) “esta tipología explora diferentes formas en que tanto ideas y
recursos pueden ser combinados por los actores transnacionales en la búsqueda de influenciar las políti-
cas.”
pecto, recuerda que “cada vez que un acuerdo internacional tiene consecuencias
domésticas, existen stakeholders domésticos con interés en el cumplimiento (o no)
del acuerdo” (Dai, 2007: 11).
Siguiendo a dicha autora, a partir del mecanismo del electorado doméstico, las
instituciones internacionales pueden alterar el ambiente doméstico, al incrementar
la presión política y consecuentemente aumentar el estado informativo de los secto-
res a favor del cumplimiento. A continuación, señala que “estos mecanismos pro-
veen un sendero importante y viable particularmente a las instituciones internacio-
nales débiles para influenciar el comportamiento de los Estados” (Dai, 2007: 11).
En el siguiente cuadro se resumen las principales formas de influencia de los
organismos internacionales en las políticas internas de los Estados.
Fuente: elaboración propia en base a Béland y Orenstein (2010 y 2013), Jakobi (2009) y Cruvello
da Silveira (2011).
Cuadro Nº 2: Fases del proceso del desarrollo de políticas públicas y agentes ejecutores
Actores
Fases del Proceso Organizaciones Interna-
Estado
cionales
Gestores, tribunales de
Evaluación de la política Actuación más presente
cuentas y auditorias
Fuente: Cruvello da Silveira (2011: 9). Complementación propia en base a Béland y Orenstein
(2010) y Jakobi (2009).
Consideraciones finales
Bibliografía
Zacher, Mark (1992), “The decaying pillars of the Westphalian Temple: Implications for
International Order and Governance”, en Rosenau y Czempiel, Government without
government: order and change in world politics, Cambridge University Press.
MERCEDES CARRIZO
[email protected]
Licenciada en Relaciones Internacionales- Universidad Católica de Santa Fe- UCSF- Estudiante de
Maestría- Beijing International Studies University- BISU-
Resumen
Introducción
3. La presente sección se ha elaborado consultando los siguientes textos: Hirst, M. (2009). La perspecti-
va Sur- Sur: la importancia del vínculo con Brasil, en en Paz, G y Roett, R. (editores). La presencia de
China en el hemisferio occidental. Consecuencias para América Latina y Estados Unidos. Argentina: Li-
bros del Zorzal, pp. 117- 136. Roett, R. y Paz, G. (2009). La importancia de la creciente presencia de
China en el hemisferio occidental, en Paz, G y Roett, R. (editores). Ob. Cit. pp. 11-36. Tokatlian, Juan
Gabriel (2009). Una mirada desde América Latina, en Paz, G y Roett, R. (editores). Ob. Cit., pp.77- 116.
4. Consultor del Gobierno, investigador de la Academia de Ciencias Sociales de China
5. Las once áreas temáticas restantes incluidas en el Plan de Cooperación son: política y seguridad,
asuntos internacionales, comercio, inversión y finanzas, energía y recursos naturales, agricultura, edu-
cación y capacitación de recursos humanos, cultura y deportes, prensa, medios de comunicación y publi-
cación, turismo, protección del medio ambiente, gestión de riesgo y reducción de desastres, erradicación
de la pobreza y salud y amistad entre los pueblos.
6. La Reunión Ministerial se alterna entre China y un país de CELAC, puede ser el que desempeñe la
Presidencia Pro Tempore o cualquier otro país integrante del Foro. En el Plan de Cooperación adoptado
en Beijing en enero del 2015 se definió la II Reunión Ministerial del Foro CELAC- China en Chile en enero
del 2018. Prevé también la convocatoria de reuniones extraordinarias.
7. “… La Presidencia Pro Tempore es el órgano de apoyo institucional, técnico y administrativo de la
CELAC y, de acuerdo con la "Decisión adoptada por las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Co-
munidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) sobre la ampliación de la Troika" (I Cumbre
de la CELAC - Santiago, Chile, 28 de enero de 2013), la misma "estará asistida por una Troika Ampliada
compuesta por el Estado que ostenta la Presidencia Pro Tempore, por el que le precedió en esa respon-
sabilidad y por el que lo sucederá como Presidencia Pro Tempore, más un Estado miembro de CARICOM,
representada por quien ejerce su Presidencia Pro Tempore". En virtud de esta decisión se conforma el
Cuarteto CELAC de la Presidencia Pro Tempore”…
Sitio web: http://www.sela.org/celac/quienes-somos/que-es-la-celac/presidencia-pro-tempore-cuarteto-
celac/. Consultado el 24 de marzo de 2016.
Actualmente la Troika ampliada está integrada por Ecuador, República Dominicana (Presidencia), Costa
Rica y Bahamas.
8. Siheng Lu, “La cuestión de la infraestructura en América Latina y los lazos de cooperación entre China
y América Latina” (original en chino), 2015, Centro de Investigación sobre América Latina, Beijing, pág.
81.
que abre un nuevo camino para la cooperación entre el gigante asiático y la región lati-
noamericana, “especialmente la construcción de un ferrocarril transatlántico”. Ambas
partes están de acuerdo que la promoción de proyectos de infraestructura de transpor-
te proveerá un rápido crecimiento a la economía regional.9
Cabe aclarar que el ferrocarril bioceánico tiene gran importancia social y eco-
nómica. China aportará el apoyo financiero y el equipo de construcción en tal pro-
yecto clave, enviando a América Latina sus conocimientos avanzados de tecnología
de ferrocarriles. La exitosa construcción del ferrocarril y los servicios que proveerá
son un requisito previo para un desarrollo socio-económico inclusivo. El ferrocarril
pasará por Brasil hasta el puerto de Perú, uniendo el Océano Pacifico con el Atlánti-
co; una vez construido, no sólo será una vía de transporte entre Brasil y Asia, sino
que traerá dinamismo a los lazos de cooperación entre China y América Latina, y a
la vez, la región mostrará una nueva cara en términos de comercio y logística, que
beneficiará a los residentes latinoamericanos a largo plazo.10
Dicho acuerdo trilateral, China- Brasil- Perú, fue firmado en julio de 2014, a
través de un memorándum de entendimiento. El costo estimado de la vía férrea de
5.300 km, que tardará seis años en construirse, está en el orden de los 10 mil millo-
nes de dólares.11 Si bien ha recibido críticas sobre su impacto socio-ambiental debi-
do a que dicho tren cruza por la región amazónica que une a ambos países latinoa-
mericanos, el proyecto en la actualidad sigue en pie y ha atraído la atención del
gobierno alemán, que busca ser parte de la construcción del mismo.12 A la vez, a
principios del presente año, el gobierno boliviano se sumó a las negociaciones, ya
que se considera la posibilidad de que dicho tren pase por territorio boliviano debi-
do al mencionado impacto socio-ambiental que ocasionaría hacerlo por Perú.13
Ahora bien, el proyecto de construir un tren bioceánico no es la primera vez que
surge en la agenda de cooperación entre países miembros de la CELAC y China.
En julio del año 2013 el Presidente hondureño Porfirio Lobos y los ejecutivos de
la empresa china Harbour Engineering Company (CHEC) firmaron un memorán-
dum de entendimiento para construir un tren bioceánico en Honduras. Si bien no
existen cifras oficiales, agencias de inteligencia del sector de la construcción esti-
man que dicho proyecto llega a los 20 mil millones de dólares y se llevará a cabo en
el período 2018-2031, siendo la China's Harbour Engineering Company la empresa
más interesada en llevar adelante la construcción.14
Sin lugar a dudas el proyecto de infraestructura más significativo en la región es
la construcción del Canal de Nicaragua, con una inversión planeada de 40 mil millo-
nes de dólares por parte de la Hong Kong Nicaragua Canal Development Investment
Company (HKND), a construirse en cinco años. La construcción del canal reviste una
importancia tanto económica como geopolítica; da cuenta de la creciente influencia
de China en América Central, región que ha sido considerada históricamente como el
“patio trasero de Estados Unidos”. Si bien hasta finales del 2015 la empresa se encon-
traba a la espera de los resultados de los estudios medioambientales, una vez aproba-
dos, HKND ha pospuesto los inicios de la construcción para finales del presente año.
Según varias fuentes internacionales, tales como la revista estadounidense Foreign
Policy, reconocen dicha importancia geoestratégica pero a la vez dudan acerca de un
proyecto de tal envergadura y con pocos claros canales de financiación. 15
En Brasil, la empresa china State Grid invirtió casi 3 mil millones de dólares en
adquisiciones para la generación eléctrica en empresas españolas, conformando
una nueva inversión indirecta; sin embargo, los países que en los últimos años han
tenido una cooperación más estrecha con China son Venezuela, y en menor medida,
Ecuador. En Venezuela, en el año 2011 el Banco de China le otorgó un crédito por 4
mil millones de dólares para la construcción de viviendas. A la vez, existe un Fondo
Conjunto Chino-Venezolano que financia por 711 millones de dólares a la construc-
ción de un nuevo sistema de ferroviario nacional y también se constituyó el deno-
minado Fondo de Gran Volumen, con una línea de créditos adicional de 20 mil mi-
llones de dólares, destinado a proyectos de infraestructura de gran envergadura,
especialmente dirigido al área energética.16
Ecuador también ha atraído importantes inversiones en este sector: en el año
2009, la mayor empresa china de hidroelectricidad, Sinohydro, se hizo cargo de la
construcción de la represa Coca-Codo Sinclair en la selva amazónica por 2 mil millo-
nes de dólares; además, entre 2009 y 2013 se firmaron venticuatro contratos de
14. Trimetric, “Desarrollo de la Línea Ferroviaria Soptravi – Puerto Castilla-Amapala – Honduras” (origi-
nal en inglés), 15 Feb 2016, Detalles del Proyecto, s/n.
15. Daniel Runde, “¿Debería preocuparse EEUU sobre el Canal de Nicaragua de China?” (original en
inglés), 6 de mayo de 2015, Foreign Policy, s/n.
16. Diego Ramiro Guelar, “La invasión silenciosa. El desembarco de China en Amércia del Sur”, Editorial
Random House Mondadori S.A., Buenos Aires, 2013, pág. 185.
obras públicas con quince empresas chinas por un valor de 5.270 millones de dóla-
res.17
Sinohydro también se presentó en la licitación por la construcción de dos repre-
sas sobre el río Santa Cruz en Argentina por 5 mil millones de dólares; sin embargo,
finalmente la China Gezhouba Group Comp. Ltd. y la empresa argentina
Hidrocuyo S.A. serán las que se harán cargo del proyecto. 18 Cabe aclarar que la
construcción de las represas pasó por un período de incertezas luego de las eleccio-
nes llevadas a cabo en Argentina, cuando el Presidente electo Mauricio Macri decla-
ró que podría vetar los contratos firmados por la anterior presidencia con el go-
bierno chino y ruso, ante la sospecha de “acuerdos secretos” y por su preocupación
acerca de los compromisos financieros de Argentina.19 Sin embargo, el viernes 7 de
abril del presente año, el Presidente chino Xi Jingping se reunió con su homólogo
Macri al margen de la IV Cumbre de Seguridad Nuclear que se llevó a cabo en la
capital de Estados Unidos y ambos acordaron expandir la cooperación en este pro-
yecto en una serie de áreas, incluidas las dos nuevas centrales nucleares a cons-
truirse en los próximos años.20
En Colombia, el gobierno chino propuso invertir 7.600 millones de dólares para
la construcción de una vía férrea que va desde el centro del país hasta el puerto de
Buenaventura (en el Pacífico) y llevar a cabo la ampliación del mismo.21
En México, la mayor inversión china del sector es la de la Hutchison Port Hol-
ding, primer operador mundial de puertos, que actualmente tiene terminales en los
puertos Ensenada, Veracruz, Manzanillo y Lázaro Cárdenas; de esta forma, se pla-
nea mejorar el triángulo comercial China-México-Estados Unidos.22
3. Ciencia y Tecnología
Si bien los países de la CELAC son receptores de IED de origen chino, la mayor parte del capital ha sido
dirigido a través de acuerdos gubernamentales, especialmente, en el sector de la construcción.
4. Síntesis
Cuadro 1: Los cinco países de América Latina y el Caribe con mayor valor en las exportaciones
e importaciones con China. Primer Semestre de 2015. (En porcentajes).
Elaboración propia.
Fuente: Observatorio América Latina Asia- Pacífico, Boletín Estadístico Nro.7, Primer Semestre-
2015, ALADI, CAF, CEPAL.
23. Armony, A. C. y Velásquez, N. (2015). Anti- Chinese Sentiment in Latin America: An Análisis Of
OnLine Discourse, en Dussel Peters, E. y Armony, A. (coord). Beyond A Raw Materials. Who are the
Actors in Latin- American and Caribbean- China Relationship? Buenos Aires, México, Pittsburgh: Nueva
Sociedad- FES- Red ALC/China- University of Pittsburg. Center for Latin American Studies, pp. 17- 49,
(pp. 37).
Bibliografía
Documentos
Boletines
Boletín Estadístico del Observatorio América Latina- Asia- Pacífico, Nro.7, Primer Semes-
tre- 2015, ALADI, CAF, CEPAL.
Boletín Informativo, Embajada de la República Popular China en Argentina, Nro. 2, Sep-
tiembre de 2015.
Artículos periodísticos
“Argentina destaca importancia de las represas que construyen empresas chinas en Santa
Cruz”, Pueblo en Línea, 7 de abril de 2015.
“La construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic permitirá mejorar la
matriz energética del país”, Agencia Telám, 18 de junio del 2014.
“Los intentos de Europa por subirse al tren bioceánico que China quiere construir entre
Brasil y Perú”, 18 de enero de 2016, BBC Mundo, s/n.
“Macri advierte que podría vetar los contratos de Cristina con China y Rusia”, Martín Dina-
tale, Diario La Nación, 19 de diciembre de 2015.
“Tren bioceánico, otra apuesta en la Integración de América del Sur” (original en portu-
gués), Prensa Latina, 5 de abril de 2016, Prensa Latina.
Sitios web:
ROCCO GUGLIELMI
[email protected]
Ex Becario Fundación EULAC- Hamburgo y Estudiante de RRII -Universidad Católica de Santa Fe-
UCSF
Resumen
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños- CELAC, creada en el
2010, reúne a los treinta y tres Estados de América Latina y el Caribe. Desde el
momento de su creación se ha propuesto entablar diálogos interregionales con las
demás potencias del sistema internacional. En este orden ha logrado consolidar el
diálogo de Latinoamérica y el Caribe con la Unión Europea- UE a través de las
Cumbres CELAC- UE, que reúnen cada dos años a los dirigentes europeos, latinoa-
mericanos y caribeños.
La agenda de cooperación interregional en los temas globales y regionales, en el
aumento del comercio, en la reformulación de la asistencia oficial al desarrollo a
partir de la modalidad de cooperación Sur- Sur, abren un amplio campo de estudio
sobre los avances en la vinculación de ambas regiones para disminuir las heteroge-
neidades al interior de la CELAC y las asimetrías socio- económicas interregionales.
Introducción
En los últimos 30 años América Latina se caracterizó por una progresiva ten-
dencia hacia la creación de nuevos bloques regionales y por el desarrollo de los ya
existentes. En este contexto, en el año 2010 se conforma la CELAC- Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños, como un nuevo ámbito de concertación
política entre los países. La CELAC es sucesora del Grupo de Río y de las Cumbres
de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y su originali-
dad reside en la reunión de los treinta y tres Estados de América Latina y el Caribe.
Desde el momento de su creación, la CELAC se ha propuesto entablar diálogos
interregionales con las demás potencias del sistema internacional. En este orden se
ha logrado consolidar el diálogo de Latinoamérica y el Caribe con la Unión Euro-
pea- UE a través de las Cumbres CELAC- UE, que reúnen cada dos años a los diri-
gentes europeos, latinoamericanos y caribeños.
La primera cumbre CELAC- UE se celebró en Santiago de Chile en enero de
2013. La Cumbre tuvo entre sus principales objetivos, fortalecer el comercio y la
promoción de inversiones con calidad social y ambiental. Se adoptó una declaración
política y un plan de acción entre regiones, que fue analizado en la reciente Cumbre
interregional UE- CELAC celebrada en Bruselas en junio de 2015.
El presente trabajo forma parte de un estudio exploratorio sobre las relaciones
interregionales que llevan adelante los Organismos Regionales recientemente cons-
tituidos en América Latina. Su propósito es describir la relación interregional UE-
CELAC en ocasión de la Cumbre de Bruselas, 2015. Para ello se divide en tres sec-
ciones: en la primera se describe brevemente las asimetrías de las dos regiones; en
la segunda y tercera sección se identifican los avances en comercio, y en coopera-
ción respectivamente, para finalizar con una breve conclusión sobre los avances de
las relaciones interregionales.
1. La elaboración del presente apartado se ha basado en los siguientes textos: Méndez Coto, M. V
(2015). La CELAC: entre cambios identitarios y una mayor institucionalización. Análisis Semanal, Nro. 1,
Observatorio de Política Internacional. Universidad Nacional de Costa Rica. Sanahuja, J. A. (2015). La UE
y CELAC: Revitalización de una relación estratégica. Hamburgo- Alemania: Fundación EULAC.
gión, una pragmática preocupada por lograr una homogeneidad en su posición in-
ternacional y una tercera más escéptica en torno a la visión en conjunto que se pue-
da tener en la región (Mendez Coto, 2015). La coexistencia de estas visiones y la
persistencia de múltiples heterogeneidades, entre las que es posible citar, el Caribe
anglófono, y el continente latino, entre México participando del NAFTA y, América
Central desvinculada del Cono Sur por la formación de la UNASUR, no fueron obs-
táculo para que se conformara la CELAC como primer mecanismo de concertación
política que reúne a los 33 Estados latinoamericanos y Caribeños.
El reconocimiento de este mecanismo de concertación política por la UE, con la
celebración de las Cumbres y con la concertación de planes de acción contribuyó al
surgimiento de una visión global compartida entre ambas regiones. Ello impulsó la
tendencia a abandonar progresivamente la definición de la relación como Norte-
Sur, a favor de una relación entre iguales, al definir a la CELAC como su interlocu-
tor regional. Ello es señalado como una contribución de ambas regiones al logro de
una gobernanza global más representativa y legítima, ya que ambas regiones influ-
yen en el sistema internacional como rulemakers.
En el período que se extiende desde la primera cumbre hasta la actualidad, las
dos regiones presentan datos económicos desalentadores, el crecimiento económico
de América Latina ha disminuido y hay un estancamiento con deflación en la UE.
En ambas regiones la normalidad electoral coincide con un malestar con la demo-
cracia basada en el desempleo y la desigualdad social, generando tensiones en la
cohesión social. La CELAC frente a la UE continúa siendo una región en desarrollo.
La CELAC como mecanismo de concertación política, es un ejemplo de diplo-
macia de Cumbres. Su relevancia radica en reunir a los 33 Estados de la región, en
integrar a Cuba, en vincular al Caribe al sumar un miembro de apoyo a la Presiden-
cia Pro- Témpore (la Troika ampliada), en incluir a México con la región y en ate-
nuar las divisiones entre Centroamérica y Suramérica y entre el regionalismo abier-
to de la Alianza del Pacífico y el regionalismo post-liberal.
La coexistencia de dos modelos de regionalismos acrecienta las heterogeneida-
des en la CELAC. La Alianza del Pacífico lleva adelante estrategias radiales, hub and
spoke, promueve la celebración de tratados de libre comercio, se orienta hacia el
Pacífico y a la inserción en cadenas globales de valor. Frente a ella, el regionalismo
post- liberal protege el mercado interno, materializado en el MERCOSUR ampliado
y en otras estrategias de soberanía y autonomistas como el ALBA- TCP, y prioriza
políticas públicas para el desarrollo de la infraestructura y de la energía.
Pese a estas heterogeneidades, la CELAC ejemplifica la voluntad común de con-
certar políticas desde una perspectiva regional. Los resultados positivos mostrados
por la mayoría de los países y los problemas comunes que enfrentan como países de
renta media, la estabilidad financiera, la seguridad energética, el cambio climático y
los mercados alimentarios, promueve la coordinación entre los países de la región.
En la UE la coordinación de 28 países está redefiniendo su papel internacional,
erosionando su posición internacional, su identidad y su modelo de integración. La
gobernanza económica propuesta por la eurozona, al transferir soberanía fiscal y
presupuestaria a las instituciones comunes indica que se privilegia la globalización
económica por sobre la social. Paralelamente a ello crece la importancia del eje Sur-
Sur y del transpacífico en lugar del transatlántico.
La evolución del comercio y de la agenda de cooperación definida en las dos
Cumbres materializan los avances de la relación interregional hacia la concertación
de políticas comunes que modifiquen progresivamente la clásica relación Norte-
Sur, por una de creciente disminución de las asimetrías regionales.
En los siguientes apartados se describe la evolución del comercio y la amplitud
de la agenda de cooperación definida en las dos Cumbres birregionales.
Cuadro 1
CELAC UE
Número de países 33 28
Población 620 millones 506 millones
4,49 millones de
Superficie Territorial 21 millones de km2
km2
PBI/ PBI mundial (2015) 7,4% 23%
Desempleo (2015) 6,2% 9,6%
IED (miles de millones de
153 267
dólares) (2014)
Elaboración propia
2. “Avances en el patrón de Comercio intra-industrial entre la Unión Europea y América Latina: Los Ca-
sos de Brasil y México”. Estudio financiado por la Fundación EU-LAC, Hamburgo, 2016
Elaboración propia
Fuente: sitio web: www. trademap.org
3. Los datos para la realización del gráfico (elaboración propia) fueron extraídos del sitio web: www.
trademap.org- Trade statistics for international business development.
4. Plan de Acción CELAC. UE, Bruselas 2015: Seminario de entidades nacionales de fomento de la inver-
sión destinado a intercambiar experiencias y fomentar la coordinación de los esfuerzos de inversión;
Nombramiento en cada país. según proceda, de un funcionario del nivel más alto posible a cargo de
cuestiones relacionadas con las PYMES, en el intercambio de mejores prácticas con sus homólogos de
otros países; Celebración simultánea, según proceda, de una "semana de fomento de las PYMES" en
cada país, iniciativa que ya ha dado sus frutos en países de ambas regiones; Invitar a los países a que
consideren presentar un informe de los planes de acción nacionales sobre RSE, si procediera, en la pró-
xima cumbre CELAC-UE de Jefes de Estado y de Gobierno en 2015.
8. Incluso se hace mención específica al empleo juvenil como problemática candente en ambas regiones.
La Fundación EU-LAC ha sido organizadora de las Jornadas de la Juventud EU-CELAC “Empleo decente”
realizadas en Abril de 2015 en la ciudad de Quito, Ecuador: en ella participaron jóvenes de países de las
dos regiones dejando en manifiesto a través de un documento final sus verdades necesidades y posibles
caminos para encontrar soluciones. Encontramos en esto un claro ejemplo del trabajo en conjunto a
nivel birregional sobre una problemática concreta. Mayor información sobre el documento y la reunión se
encontrará en el sitio oficial de la Fundación: https://eulacfoundation.org/es/jornadas-celac-ue-de-
juventud
9. El Banco Europeo de Inversión realiza numerosos proyectos a lo largo de todo el mundo. Su modali-
dad de trabajo está expuesta en el siguiente artículo:
http://www.eib.org/attachments/general/the_eib_at_a_glance_es.pdf
10. Este apartado se ha elaborado en base a los siguientes textos: Méndez Coto, M. V (2015). La CELAC:
entre cambios identitarios y una mayor institucionalización. Análisis Semanal, Nro. 1, Observatorio de
Política Internacional. Universidad Nacional de Costa Rica; Sanahuja, J. A. (2015). La UE y CELAC: Revi-
talización de una relación estratégica. Hamburgo- Alemania: Fundación EULAC.
11. Del Instrumento son destinatarios actualmente Bolivia, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua
y Paraguay. Del sistema de preferencias generalizadas dejaron de ser beneficiarios a partir del 2014,
Argentina, Brasil, Cuba, Uruguay y Venezuela. México y Chile tienen acuerdos diferentes de asociación
con la UE.
Dentro del Programa para el Cambio son auspiciosos los planes regionales des-
tinados a medioambiente, cambio climático, energía, migraciones, agricultura, apo-
yo al regionalismo y al espacio euro-latinoamericano del conocimiento y la educa-
ción superior.
La agenda de cooperación interregional en los temas globales y regionales, en la
definición sectorial, en la reformulación de la AOD a partir de la modalidad de
cooperación Sur- Sur, partiendo del reconocimiento por la UE de la CELAC como
su interlocutor regional, abren un amplio campo de estudio sobre los avances en la
vinculación para disminuir las asimetrías socio- económicas interregionales.
4. Conclusiones
Bibliografía
Documentos
Avances en el patrón de Comercio intra-industrial entre la Unión Europea y América Lati-
na: Los Casos de Brasil y México. Estudio financiado por la Fundación EU-LAC, Ham-
burgo, 2016
Declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, Riviera Maya, Méxi-
co, 23 de febrero de 2010.
Declaración de Santiago. I Cumbre CELAC- UE, Chile 2013.
Declaración de Bruselas, EU- CELAC, Summit 2015, Brussels.
Declaración Política, EU- CELAC, Summit 2015, Brussels.
Sitios web:
http://www.sela.org/celac/quienes-somos/que-es-la-celac/
http://www.trademap.org
http://www.sice.oas.org/TPD/MER_EU/MER_EU_s.asp
http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/WEB_CEPALSTAT/estadisticasIndicadores.asp
?idioma=e
http://ec.europa.eu/eurostat/data/database
http://interwp.cepal.org/anuario_estadistico/anuario_2015/es/index.asp
https://eulacfoundation.org/es/jornadas-celac-ue-de-juventud
http://www.eib.org/attachments/general/the_eib_at_a_glance_es.pdf
http://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2015/06/11-eu-celac-
summit-brussels-declaration/
Resumen:
Esta ponencia analiza los mensajes del gobierno uruguayo, publicados por el Minis-
terio de Relaciones Exteriores, en el proceso de instalación del país como Miembro
No Permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Dicho proceso
comprende el período 15 de septiembre de 2015, con la apertura del 70º Período de
Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en tanto instancia en la
que Uruguay es elegido como Miembro No Permanente, hasta el 1º de enero de
2016, con el inicio del bienio en las sesiones del Consejo.
Para el análisis de los mensajes se utilizaron como indicadores a los principios e s-
tablecidos en la Carta de las Naciones Unidas, desde la construcción de dimensi o-
nes basadas en su reafirmación y reglamentación a partir de la Resolución de la
Asamblea General de las Naciones Unidas Nº 2625 de 1970. Asimismo, en un breve
análisis y siempre a partir de estos mensajes, se identificaron conceptos o significa-
dos claramente atribuidos a la política exterior uruguaya por sus responsables, dir i-
gidos al sistema político y/o a la sociedad civil nacionales, y referidos, principal-
mente, a la inserción de Uruguay en el sistema internacional.
El trabajo muestra una cuasi monopolización de mensajes del triángulo presidente-
canciller-subsecretario como muestra definitiva de la prioridad que el gobierno le
imprime a la membresía. Los principios-indicadores más invocados abrevan a la
protección internacional de los derechos humanos, a la apuesta nacional al multil a-
teralismo, a la reivindicación del principio rector sobre proscripción del uso y ame-
naza de la fuerza, y a la participación uruguaya en las Operaciones para el Mante-
nimiento de la Paz.
Los mensajes en política exterior dirigidos al ámbito doméstico se concentran en el
binomio canciller-subsecretario y su contenido, en forma abrumadora, confirman
un concepto recurrente del nuevo gobierno sobre la necesidad de ampliar la base de
consenso de la política exterior nacional.
Introducción
En diciembre de 2015, Uruguay fue elegido, por segunda vez en su historia, co-
mo Miembro No Permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tras
una primera incursión en el bienio 1965-1966. De manera inmediata, el Programa
de Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales -Universidad de la
República- formuló un proyecto de sistematización y estudio sobre el rol y la labor
concreta del país en dicho órgano para el bienio 2016-2017. Este primer trabajo,
inscripto en el proyecto, analiza los mensajes del gobierno uruguayo en el proceso
de instalación en su nueva investidura. El proceso de instalación abarca el período
15 de septiembre de 2015 con la apertura del 70º Período de Sesiones de la Asam-
blea General de las Naciones Unidas, instancia en la que Uruguay es elegido Miem-
bro No Permanente, hasta el 1º de enero de 2016, con el inicio del bienio 2015-2016
en las sesiones del Consejo de Seguridad.
Para el análisis de los mensajes se utilizarán como indicadores a los principios
generales de Derecho Internacional. Así, en una primera parte del trabajo se rese-
ñan los alcances de los principios generales establecidos en la Carta de las Naciones
Unidas, pero desde la reafirmación y reglamentación de la Resolución de la Asam-
blea General Nº 2625 (XXV) del 24 de octubre de 1970. En esa reseña analítica, se
construyen dimensiones, desde las consideraciones de la Resolución, que en gene-
ral formulan obligaciones atinentes a cada uno de los principios generales. El texto
de este documento titulado “Declaración sobre los principios de Derecho Interna-
cional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas” es analizado con base en los tra-
bajos de los tres principales juristas uruguayos que se dedicaron a investigar el sis-
tema de las Naciones Unidas: Heber Arbuet-Vignali, Eduardo Jiménez de Aréchaga
y Manuel A. Vieira.1
En una segunda parte, se analizarán todos los mensajes del gobierno uruguayo
en el período establecido. El análisis identificará al actor gubernamental autor del
mensaje, el contexto en el que es emitido y eventualmente la acción que amerita la
emisión, y los principios generales invocados en forma explícita o subyacente. En
un breve análisis accesorio, y siempre a partir de estos mensajes, se distinguirán
conceptos o significados referidos a la política exterior, esencialmente dirigidos al
sistema político o la sociedad civil nacionales sobre la presencia de Uruguay en el
1. La obra de Jiménez de Aréchaga, Derecho Constitucional de las Naciones Unidas, publicada en 1958
(Madrid: Escuela de Funcionarios Internacionales), fue considerada por la doctrina internacional como el
mayor aporte fundacional para la comprensión de la estructura y el funcionamiento de la Organización.
Los llamados principios generales de Derecho Internacional que rigen las rela-
ciones internacionales, son producto de coincidencias históricas entre Estados so-
beranos, en tanto principales sujetos de ese sistema jurídico. El proceso de materia-
lizar coincidencias, desde muy distintas culturas y en contextos históricos diversos,
tuvo y tiene su aliciente en la satisfacción de dos objetivos básicos para el Derecho
Internacional: reglar la convivencia entre actores internacionales, y no solamente
entre los Estados nacionales, y canalizar el ideal de justicia que se desea alcanzar en
el sistema internacional.
Arbuet-Vignali (2010-a: 137-138) explica que desde el siglo XVII, el sistema ju-
rídico internacional presenta dos clases de derechos y deberes para los Estados, de
las que derivan normas de diferente naturaleza y valor: derechos fundamentales
esenciales, absolutos y permanentes, y derechos secundarios, derivados, relativos y
contingentes. Esta distinción, obviamente, abreva a escuelas y posiciones jusnatu-
ralistas, pero se comprueba como subyacente en otras corrientes y es solo resistida
por algunas versiones positivistas. Así, los derechos fundamentales, por estar basa-
dos en la propia naturaleza de las cosas, derivan de la mera existencia de los Esta-
dos y de su atributo de soberanía estatal, constituyendo un cuerpo de potestades
innegables, inalienables, irrenunciables e imprescriptibles. Consecuentemente, en
el siglo XIX, la doctrina comienza a proponer junto a éstos, deberes fundamentales
que obligaban a los Estados. En cambio, los derechos secundarios derivan de la vo-
luntad de los Estados a través de la celebración de tratados y la configuración de la
costumbre internacional. Su objeto radica en los intereses variables de esas unida-
des estatales, en las dimensiones políticas o económicas; intereses que pueden ser
enajenados, transformados o renunciados, mediando ciertas reglas formales.
Para Jiménez de Aréchaga (1980: 107), la inclusión de una enumeración especí-
fica sobre propósitos y principios en su Capítulo I, que ordena obligaciones de con-
ducta para miembros y reglas de funcionamiento para la Organización, constituye
“La más notable innovación de la Carta de las Naciones Unidas comparada con el
Pacto de la Liga de las Naciones” de 1919. No obstante, la Organización de las Na-
ciones Unidas (ONU) prosiguió con los esfuerzos de codificación de los principios
fundamentales en su Comisión de Derecho Internacional. Así, después de siete años
de trabajo por parte de un Comité Especial, donde estaban representados todos los
grupos y tendencias en la Organización, se aprueba por unanimidad en la Asamblea
General, la Resolución Nº 2625 en 1970.
Vieira (1980: 24-25) detalla que los primeros trabajos para su redacción co-
mienzan en 1960 y fueron un claro reflejo de la situación imperante en toda esa
década en el sistema internacional. Por tanto, la Resolución responde a un texto
que satisfizo tanto a los países occidentales como a los pertenecientes al bloque del
socialismo real. Asimismo, surgió el debate sobre su valor obligatorio. Para algunos
Estados, la Resolución, en tanto recomendación, no podía ser obligatoria, pero para
otros representaba la opinio juris2 de la comunidad internacional y por tanto estaba
revestida de ese carácter obligatorio. Como consecuencia, si bien el texto es aproba-
do por unanimidad, una serie de representantes en la Asamblea General manifies-
tan su posición sobre su alcance de mera recomendación, como toda resolución
emanada del órgano. No obstante, como explica Arbuet-Vignali (2005: 432-433), la
mayoría de estos principios integran el sistema del Derecho Internacional desde sus
orígenes como fuente consuetudinaria, siendo la excepción más notable la proscrip-
ción al uso o amenaza de la fuerza en las relaciones internacionales incluida en la
Carta.
En concordancia con estos argumentos sobre los cambios en el período 1945-
1960, con un sistema internacional inaugurando la llamada Guerra Fría, y sobre la
vigencia de la sección dogmática inédita en un documento de alcance universal,
como la Carta de las Naciones Unidas, en la propia Resolución 2625 se argumenta
la necesidad de reafirmar y reglamentar los principios generales: “Observando que
los grandes cambios políticos, económicos y sociales y el progreso científico que
han tenido lugar en el mundo desde la aprobación de la Carta de las Naciones Uni-
das, hacen que adquieran mayor importancia estos principios y la necesidad de
aplicarlos en forma más efectiva en la conducta de los Estados en todas las esferas”.
En definitiva, la Resolución 2625 identifica los siete principios fundamentales
de Derecho Internacional que, si bien surgen de la Carta de las Naciones Unidas,
encuentran en el texto una codificación detallada de sus alcances y corolarios. A los
efectos de este trabajo, dos de esos principios serán fusionados: el principio 5 rela-
tivo a la igualdad de derechos y de libre determinación de los pueblos y el principio
2. “Convicción que tiene el Estado de que al actuar en determinada manera la está haciendo conforme a
derecho. Este elemento se lo conoce con el nombre de opinio iuris sive necessitatis” (Moreno Rodríguez,
2003: 289).
fines específicos; las dos primeras son estampadas en forma absoluta, en el texto de
la Resolución 2625.
La primera dimensión incluye el deber de los Estados de cooperar con otros en
el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. La segunda agrega el
deber de cooperar en la promoción al respeto universal y efectividad de los dere-
chos humanos y las libertades fundamentales de todos, y para eliminar toda forma
de discriminación racial e intolerancia religiosa. La tercera dimensión, en forma
genérica, marca el deber de cooperar en las esferas económica, social, educativa,
cultural, científica, tecnológica, y de crecimiento económico en todo el mundo, par-
ticularmente en los países en desarrollo. La cuarta advierte el deber de los Estados
de conducir sus relaciones internacionales en las esferas económica, social, cultural,
técnica y comercial de conformidad con los principios de igualdad soberana y de no
intervención. La quinta dimensión supone el deber de adoptar medidas, conjunta o
separadamente y en cooperación con las Naciones Unidas, de conformidad con las
disposiciones pertinentes de la Carta.
En 1950, a partir de la Resolución 377 (V) “Unión pro paz” de la Asamblea Ge-
neral, este órgano ingresó en el campo de la paz y seguridad internacionales, hasta
entonces privativo del Consejo de Seguridad con las medidas del Capítulo VII de la
Carta. La Resolución prevé soluciones de la Asamblea General, convocada por el
Consejo de Seguridad por mayoría simple, en situaciones de crisis en las que éste
quede jurídicamente inmovilizado en virtud del desacuerdo entre sus miembros
permanentes con su derecho de veto. Concretamente, la Asamblea queda habilitada
a recomendar a los Estados miembros la adopción de medidas colectivas incluso, en
caso de quebrantamiento de la paz o actos de agresión, el uso de la fuerza armada.
El fundamento a esta facultad remite al artículo 10 de la Carta de las Naciones Uni-
das que establece la responsabilidad secundaria de la Asamblea General. 3 En la
práctica, lo más lejos que ha llegado la Asamblea fue establecer OMP –potestad que
comparte con el Consejo-, como la primera radicada en Medio Oriente, en 1948. Las
OMP fueron descriptas por Jiménez de Aréchaga (2010-b: 215-216) como “opera-
ciones de carácter militar o paramilitar que no consisten en actividades de combate
o de lucha, sino en establecer una fuerza o barrera que se interpone entre dos ad-
versarios claramente definidos, y trata de asegurar que las fuerzas en conflicto no
entren en contacto directo”. El objetivo es confirmar la presencia de las Naciones
Unidas, en tanto factor de estabilización, en un escenario de cese del fuego o para
impedir la reanudación de hostilidades.
A efectos de este trabajo, las menciones a las OMP constituyen un séptimo indi-
cador que abreva a los principios 1, 2 y 4. En concreto, se trata de un instrumento
que asegura la máxima de prohibición del uso de la fuerza (principio 1), en su sép-
tima dimensión sobre la obligación de los Estados de tratar de emprender tareas
que aumenten la eficacia del sistema de seguridad de las Naciones Unidas. Además,
en el establecimiento de las OMP se comprueba un componente sobre solución pa-
cífica de controversias (principio 2), en su primera dimensión con la obligación ac-
cesoria de los Estados partes en una controversia internacional y de los demás Es-
tados de abstenerse de toda medida que pueda agravar la situación de modo que se
ponga en peligro la paz y la seguridad internacionales. Finalmente, estas misiones
de paz activan la cooperación internacional (principio 4), en su primera dimensión
sobre el deber de los Estados de cooperar con otros en el mantenimiento de la paz y
la seguridad internacionales, y en su quinta dimensión sobre el deber de adoptar
3. “La Asamblea General podrá discutir cualesquier asuntos o cuestiones dentro de los límites de esta
Carta o que se refieran a los poderes y funciones de cualquiera de los órganos creados por esta Carta, y
salvo lo dispuesto en el Artículo 12 podrá hacer recomendaciones sobre tales asuntos o cuestiones a los
Miembros de las Naciones Unidas o al Consejo de Seguridad o a éste y a aquellos”. El artículo 12, en su
primera parte determina que: “Mientras el Consejo de Seguridad esté desempeñando las funciones que
le asigna esta Carta con respecto a una controversia o situación, la Asamblea General no hará recomen-
dación alguna sobre tal controversia o situación, a no ser que lo solicite el Consejo de Seguridad”.
II.1. Autores
La primera observación que surge del análisis de los autores de los mensajes es su
concentración en solamente 4 funcionarios. En efecto, las alocuciones que recoge la
Cancillería están monopolizadas por el Presidente de la República Tabaré Vázquez,
el Ministro de Relaciones Exteriores Rodolfo Nin Novoa, el Subsecretario de Rela-
ciones Exteriores José Luis Cancela y el Representante Permanente de Uruguay
ante la Organización de las Naciones Unidas Elbio Rosselli. Nin Novoa y Cancela
son autores de 22 mensajes cada uno (33%), correspondientes a 5 y 9 artículos ela-
borados por el sitio Web, respectivamente. Vázquez es autor de 17 mensajes (26%)
en 5 artículos y Rosselli de 5 mensajes (8%) en 2 artículos.4 Aunque pueda resultar
llamativa la concentración de mensajes de Cancela, hay que considerar que el sub-
secretario es un funcionario diplomático de carrera cuyo destino inmediatamente
anterior a ocupar el cargo, fue la Representación Permanente ante la Organización
de las Naciones Unidas, en calidad de jefe de Misión. Si bien los mensajes emitidos
por Roselli son escasos, se debe tener en cuenta que, el también funcionario diplo-
mático de carrera, presenta cartas credenciales al Secretario General de las Nacio-
nes Unidas, Ban Ki Moon, el 21 de diciembre, sobre el final del período estudiado.
Cabe asimismo aclarar que 2 artículos recogen 2 discursos sustantivos por natura-
leza y que por tanto concentran una gran cantidad de mensajes de Vázquez y Nin
Novoa: la intervención del presidente en el debate general del 70º Período de Se-
siones de la Asamblea General, el 29 de septiembre, y la conferencia de prensa del
canciller del 15 de octubre, día que Uruguay es electo Miembro No Permanente en
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
II.2. Contextos
4. Si bien los artículos totalizan 20, uno de ellos describe la presentación conjunta de Cancela y Rosselli
ante la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Senadores, el 5 de noviembre de 2015.
Por tanto ese artículo es protagonizado por dos autores.
Así como los 10 artículos emitidos los días previos a la votación y los 10 emiti-
dos una vez que Uruguay es electo Miembro No Permanente, guardan una relación
paritaria con los 34 y 32 mensajes, los principios-indicadores invocados conservan
esa correspondencia. En efecto hay una mención –implícita o explícita- a 101 prin-
cipios-indicadores, 50 en el primer período y 51 en el segundo.
El principio más invocado por el gobierno uruguayo frente al desafío de inte-
grar el Consejo de Seguridad corresponde a la obligación de cooperar que suma el
34% del total de las menciones. No obstante cabe dejar en claro las dimensiones
activadas en los discursos para conocer el verdadero alcance que Uruguay le da a la
cooperación internacional. En efecto, en el 68% de los mensajes que refieren a la
cooperación, la invocación se centra en la protección internacional de los Derechos
Humanos. Si bien la invocación es genérica en algo menos de un tercio de esas in-
vocaciones, también resalta la protección que se le debe a la población civil en si-
tuaciones de conflictos armados, en general, y de intervención de las OMP, en par-
ticular, o sea del apego al Derecho Internacional Humanitario. Asimismo, los
autores de los mensajes destacan temas como la no discriminación, en especial por
motivos de género. En forma más esporádica se demanda la observancia a cuestio-
nes de salud de la población; a los estragos del terrorismo en la población civil, y a
la necesaria integralidad en materia de derechos humanos, democracia y desarrollo.
Entre el 32% restante de los mensajes que activan el deber de cooperación, se des-
tacan invocaciones genéricas sobre las bondades de la cooperación; el trabajo con-
junto por el desarrollo sustentable y la promoción de la democracia en todos los
países.
El segundo principio invocado corresponde a las apuestas nacionales al multila-
teralismo, particularmente el de las Naciones Unidas que suma un 18% de las ape-
laciones. El compromiso con el sistema multilateral no agrega ningún dato de signi-
ficación, ya que resulta obvio que un país que aspira a un lugar de privilegio,
reivindicará su convicción a favor de la diplomacia en la Organización. Por otra par-
te, todas las menciones al principio son genéricas, salvo las contenidas en los men-
sajes de Nin Novoa en su entrevista con Mogens Lykketoft, cuando reivindica el rol
de la Asamblea General como órgano democrático, la reforma de la ONU hacia un
sistema más eficiente, y la elección transparente y participativa de su futuro Secre-
tario General.
El tercer y cuarto principio-indicador al que apelan estos representantes uru-
guayos, radican en el principio rector de las Naciones Unidas, sobre proscripción
invocaciones, en una de ellas anclado en los tres conflictos que mencionara Váz-
quez, quien los califica como las situaciones que priman en la agenda regional.
Conclusiones
Miembro No Permanente. En segundo lugar que entre Nin Novoa y Cancela suman
un 77% de esos mensajes, desde una clara atribución sobre la responsabilidad polí-
tica de sus contenidos. Asimismo, el abrumador peso de los mensajes que apelan a
las bondades de amplios consensos en política exterior, confirma un concepto recu-
rrente en el canciller uruguayo, quien inclusive refiere a su fecha de asunción, en
marzo de 2015, como punto de inflexión en lo que respecta al diálogo entre el parti-
do de gobierno, Frente Amplio, y los partidos opositores.
Bibliografía
5. Arbuet-Vignali autor de las Secciones I, II y VI y Jiménez de Aréchaga autor de las Secciones III, IV y
V.
6. Arbuet-Vignali autor de las Secciones I a VI y Jiménez de Aréchaga autor de las Secciones VII y VIII.
7. Arbuet-Vignali autor de las Secciones I, II y VI y Jiménez de Aréchaga autor de las Secciones III, IV y
V.
8. Los 20 artículos analizados en el trabajo fueron extraídos de la sección Noticias del sitio Web, 18 sus-
critos por la Dirección de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores, uno por la Presidencia de la
República (“Chile respalda próxima presidencia rotativa uruguaya en el Consejo de Seguridad de la ONU”
del 4/12/2015) y otro sin fuente (“Conferencia de prensa del Sr. Subsecretario José Luis Cancela en
Naciones Unidas al ser elegido Uruguay como miembro no permanente del Consejo de Seguridad por el
período 2016-2017” del 15/10/2015).
Resumen
Se sostiene que el desembarco en Latinoamérica de la fractura hidráulica o fra-
cking, técnica experimental para la extracción de hidrocarburos, se origina en el
nuevo balance de poder derivado de la última crisis económica global que ha forta-
lecido a los países del Norte en detrimento de los del sur Global. La implementación
masiva del fracking, como parte de un nuevo giro extractivista, está llamada a re-
percutir agudamente en la manera de gestionar los territorios en nuestros países, al
punto que puede decirse que transforma la tradicional problemática de la cuestión
agraria caracterizando a los territorios como zonas de sacrificio, ya no apropiándo-
selos sino, además, poniéndolos en riesgo de quedar inutilizados. También se con-
sidera al fracking como una medida extrema en el contexto de una situación extre-
ma: el inicio del agotamiento del petróleo terrestre, principal insumo del sistema
económico del sistema mundo de la actualidad. Se fundamenta la necesidad de un
cambio de matriz energética. Se brinda un breve panorama de cómo ha repercutido
el pico de petróleo en el mundo y en América Latina y de cómo se ha ido dando o
impidiendo la implementación del fracking en Nuestramérica.
Ponencia
La ponencia que voy a poner a consideración del público aquí presente deriva
de un informe de más de 50 páginas con el cual busqué delinear un panorama gene-
ral del novísimo fenómeno del fracking en Latinoamérica y su relación con otros
fenómenos y procesos igual de recientes, como la crisis hipotecaria-inmobiliaria
global, el pico de petróleo mundial, el auge de un extractivismo rapaz y también
problemáticas nada nuevas, ya clásicas, como la cuestión agraria, con su repertorio
de temas, problemas, vocabularios. Ese informe lo presenté como trabajo final del
diploma superior en Desarrollo y Derechos Sociales, carrera corta que estudié hasta
el año pasado en el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Aquí
presentaré entonces sólo algunas ideas, que he seguido trabajando en lo que va de
2016, ya por fuera de motivaciones académicas, como activista miembro del movi-
miento Entre Ríos Libre de Fracking.
Brevemente, para los que no saben en qué consiste la técnica llamada fracking,
en inglés, o fractura hidráulica, en castellano: Es una metodología mundialmente
catalogada como “experimental”, lo que quiere decir que nadie en el mundo se atre-
ve a poner la firma para certificar no ya que es una práctica inocua, sino ni siquiera
que es una práctica poco nociva, o que no es una auténtica calamidad. Las corpora-
ciones petroleras han empezado a usarla para extraer hidrocarburos, es decir petró-
leo y gas, los dos recursos energéticos que, sumados, abarcan 80% de la matriz
energética planetaria. Cito de un artículo del uruguayo Víctor Bachetta que describe
el procedimiento:
su subsuelo, convirtiendo miles de sus arroyos en inflamables por los ingentes nive-
les de gas con los que están contaminándolos; pero ¿de dónde sacan los demás paí-
ses, que en conjunto acaban de alcanzar el pico de petróleo terrestre, el crudo que
les empieza a faltar para seguir también ellos expandiendo sus sistemas productivos
nacionales? Pues algunos tendrán que resignar sus cuotas de energía disponible y
sus economías –por lo tanto sus pueblos− lo sufrirán no simplemente estancándose
sino decreciendo. ¿Cómo se resuelve quiénes crecen (y hasta cuándo) y quiénes im-
plosionan? Con guerras, con crisis económicas, con desastrosos accidentes nada
casuales: un recuento de las más grandes calamidades acaecidas desde 2010, post-
pico de crudo convencional, debería incluir -1- la invasión de la OTAN a Libia en
2011 con su tendal de muertos, incluyendo el sádico linchamiento de Muammar Al-
Kadaffi, líder del país por más de 42 años, y la colocación de un gobierno títere de
Estados Unidos, Francia e Italia; -2- la instalación por parte de occidente de otra
guerra civil pavorosa, en Siria, desde 2013, que lleva cientos de miles de muertos y
otros tantos refugiados que intentan llegar a Europa; -3- el peor derrame de petró-
leo de la historia, responsabilidad de British Petroleum en el Golfo de México en
2010 –un ejemplo de la desesperación con que las corporaciones se abalanzan so-
bre yacimientos de ultramar, de mucho más difícil acceso que los habituales−; y -4-
el accidente nuclear de Fukushima en 2011, el peor en la historia de Japón y el peor
de la humanidad en los últimos treinta años –ejemplo de una desesperada búsque-
da de producir más y más energía sin involucrar a los combustibles fósiles−.
Y si acabamos de recordar cuatro acontecimientos de profundo impacto plane-
tario relacionados con el agotamiento de los combustibles fósiles, ¿por qué no men-
cionar cuatro sucesos de alto impacto, de cuño latinoamericano, ocurridos en el
último lustro, y que llevan la marca indeleble del principio del fin de la era del pe-
tróleo? Veamos. -1- La Argentina, sin antecedentes desde la década de 1950 de ex-
pulsar de su territorio a una corporación de peso global, expropió la mayoría del
paquete accionario que la petrolera española Repsol tenía en 2012 en la firma au-
tóctona Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y recuperó formalmente el control
gubernamental sobre esta empresa mixta (estatal y privada), aunque enseguida le
obsequió el control real a varias transnacionales estadounidenses, inglesas y france-
sas, con Chevron a la cabeza. -2- En 2013 México puso fin a una tradición de sobe-
ranía en materia petrolera, de la que su pueblo se ha enorgullecido desde 1938, san-
cionando una ley que convoca a empresas extranjeras a explorar su subsuelo y
extraer crudo de su territorio y que avala la técnica del fracking. -3- El tembladeral
que transita el gobierno de Dilma Rousseff, quien echó en 2015 casi una decena de
ministros y hoy está a punto de enfrentar un juicio político, se originó en 2014 en
Según datos de 2014 América Latina es el subcontinente más violento del pla-
neta: tiene 9% de la población mundial y 27% de los homicidios. Desde el golpe de
estado contra José Manuel Zelaya, la ciudad hondureña de San Pedro Sula empezó
a escalar y desde 2011 ocupa el primer lugar en el ranking de las urbes más peligro-
sas del mundo, desplazando a otra latinoamericana, la mexicana Ciudad Juárez. En
San Pedro Sula es donde prefieren hacer escala, y dejar una porción del cargamen-
to, los aviadores que contrabandean droga de Colombia a Estados Unidos. Sin em-
bargo, el muy rentable y agresivo negocio del tráfico ilegal de estupefacientes (y su
impactante crecimiento de las últimas dos décadas) sólo vuelve más extrema una
situación de violencia estructural y continua que afecta a toda la región desde, por
lo menos, principios del siglo XX, cuando la división internacional del trabajo capi-
talista impuso el modelo agroexportador en todo el continente y volvió inherentes
al sistema económico los conflictos por territorios. Colombia y Paraguay, otra vez
dos latinoamericanos, disputan el puesto más alto en el ranking de países con el
Algo más cerca de la fecha de redacción del presente trabajo, en 2008, una
compilación de artículos de los zimbabuenses Sam Moyo y Paris Yeros resalta la
vigencia de la problemática agraria −no sólo en Latinoamérica, también en Asia y
África− y desmiente la pretendida capacidad del capital de transferir durante la
etapa neoliberal-globalizadora el trabajo humano del campo a las ciudades, tecnifi-
cando por completo las labores rurales; constatan los autores la ubicua vitalidad de
los movimientos políticos rurales y el incremento de los conflictos en aquellos ám-
bitos donde avanza la tendencia a la privatización, extranjerización y concentración
del territorio, así como la disminución de las tensiones cuando progresan o se res-
tauran formas tradicionales de gestión de los territorios.
Pero el trabajo de Moyo y Yeros llega hasta 2008 y lo que hay que entender es
que la problemática se ha transformado extraordinariamente, sobre todo a partir de
Sobran razones para frenarlo, sin embargo, el fracking está avanzando, en pala-
bras del ambientalista boliviano Ariel Pérez Castellón, con “botas de siete leguas”
por nuestro continente.
“El fracking avanza con botas de siete leguas en nuestro continente. En México,
desde 2013 con la ley de Reforma Energética. En Argentina el avance es mayor, con
más de 500 pozos en Neuquén, Chubut y Río Negro. En Chile, en 2013, se hizo la
primera perforación en la Isla de Tierra del Fuego, en busca de gas de esquisto. C o-
lombia y Brasil han licitado pozos. En Bolivia se firmó un convenio de cooperación
entre YPFB e YPF para que la empresa argentina asesore en la prospección: Evo d e-
claró que no haría fracking pero es sólo una declaración; el convenio sigue adelante,
no hay ley especial pero tampoco hay moratoria sancionada. En Brasil y Uruguay
hay municipios con prohibiciones al fracking. No lo cuentan los medios pero en
Brasil hay jueces que han suspendido contratos susceptibles de operar con fracking
en varias cuencas de los estados de Sao Paulo, Paraná y Piauí hasta tanto la Agencia
Nacional de Hidrocarburos no demuestre que los impactos del fracking se pueden
prevenir. Deberían ser emulados por otros jueces en la región… En México 60 dipu-
tados y miles de personas más son firmantes de un proyecto que ya fue presentado
de prohibición del fracking en el país. Recién empieza a conformarse un grupo re-
Por ahora son más las empresas que llegan para hacer fracking que las que se
van, más los pozos que se perforan que los que se sellan ¿Por qué? Yo ubicaba apro-
ximadamente en 2008-2009 el inicio de un giro extactivista que exacerba y resig-
nifica los problemas clásicos de la cuestión agraria colocando a extensos y numero-
sos territorios en una situación de extrema vulnerabilidad. (Que Ecuador y Bolivia
hayan promulgado, justamente en 2008 y 2009, las dos primeras constituciones
nacionales biocéntricas, otorgando derechos a la naturaleza, creando tribunales
para su defensa, es todo un síntoma en este sentido; parece hablar de la formación
de anticuerpos frente a este espiral creciente de despojo). Es en 2008-2009 cuando
los economistas coinciden en fechar la última gran crisis económica global, la más
profunda en 70 años: la caída de la actividad económica fue tal que en 2008 el PBI
global fue inferior al año anterior, lo que no pasaba desde 1945. Claro que los go-
bernantes de los países latinoamericanos se han enorgullecido hasta el cansancio de
que, esta vuelta, ¡por fin!, la gran crisis no afectó a nuestras naciones, y todo por sus
supuestamente virtuosas políticas fiscales. Pero ni es cierto que la crisis haya sido
saldada ni menos cierto es que hayamos salido indemnes. Por el contrario, cada
paso en la recuperación del Norte global se ha correspondido, casi simétricamente,
con un retroceso en el Sur global.
Harvey, el geógrafo inglés, halla serios motivos para creer que la última mega-
crisis capitalista no fue resuelta, si por tal cosa se entiende corregir los vicios sisté-
micos que la provocaron, sino que fue postergada y probablemente su reaparición
será agravada, ya que el poder de los banqueros, sus causantes, fue incrementado y
el mega-rescate, con su fementido objetivo de restablecer los flujos de crédito, ape-
nas alivió esa parálisis y ni siquiera puso más equilibrio entre las entidades compe-
tidoras sino que, al contrario, sirvió a una secuela de adquisiciones de unos bancos
por otros, eliminándose competidores y reforzándose la posición dominante de los
más aventajados (Harvey, 2011, 11-12). El salvataje a los bancos permitió —esto ya
corre por mi cuenta, no por la de Harvey— que la ola destructora de la crisis dejara
de ser indiscriminada, la moldeó para que se volviera selectiva: continuaron las
bancarrotas, las caídas de los PBI, las nacionalizaciones forzosas de grandes empre-
sas privadas endeudadas, el incremento del nivel excedentario de mano de obra y
de capacidad productiva instalada. Y —muy importante— continuó la caída general
en las cotizaciones de las materias primas, con graves consecuencias para los países
del Sur global. Caída de cotizaciones que no obedece a disminuciones en la deman-
Afirma Bachetta:
La crisis que supuestamente no ha afectado a los países del cono sur, en reali-
dad, los impactó profundamente: fungió de campana de largada de una campaña de
las grandes corporaciones globales por la apropiación de los bienes comunes (“re-
cursos naturales”, en el lenguaje productivista) de países como los nuestros. Y su
primer y más urticante correlato ha sido el de provocar, como indica Bachetta, no-
vísimas formas de resistencias en un nuevo mapa de territorios significativos, don-
de algunos espacios ya poseen una tradición de lucha anticolonial y otros muchos
recién se incorporan a estas bregas por ver amenazados sus derechos sociales y los
modelos de desarrollo en ellos afincados. Cuando los números de la macroecono-
mía les cierran a los gobiernos del continente es porque los bienes comunes, reno-
vables o no, malvendidos como commodities, son quienes han estado equilibrando
la balanza de pagos. Y no lo harán por siempre. De hecho, el dato alarmante es que
desde 2008, 2009, 2010 —varía según el país—, ni siquiera mediante el remate a
precio vil y a mansalva de los bienes naturales y del suelo mismo que los ha parido,
los números les cierran a nuestras economías. La masacre de Pando en Bolivia
(2008), el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras (2009), la masacre de Bagua
en Perú (2009) la ocupación militar y agrícola de Haití post-terremoto (2010), el
intento de golpe contra Rafael Correa en Ecuador (2011), la masacre de Curuguaty y
el derrocamiento de Fernando Lugo en Paraguay (2012), la crisis del chavismo en
Venezuela tras la muerte del ícono máximo de la época (2013), los 43 de Ayotzinapa
(2014), la pulverizada legitimidad del gobierno de Dilma Rousseff y el PT en Brasil
(2015) son hitos que parecen expresar algunas de las maneras como los pueblos
nuestramericanos se resisten con poca fortuna a ser las variables de ajuste de la
crisis trasladada desde el Norte, aunque también hay que entenderlos como signos
del ocaso de algunos ciclos seudoprogresistas, como expresión de las limitaciones y
contradicciones de estos ciclos, como hitos en el proceso de clausura del paradigma
autodenominado progresista, o postneoliberal, en América Latina.
Hernán Scandizzo, del Observatorio Petrolero Sur, se refiere al panorama que
genera el fracking en Neuquén, cuya pretendida joya máxima es el yacimiento Vaca
Muerta, pegado a la ciudad de Añelo —que no tiene hospital ni asfalto ni agua pota-
ble pero abunda en prostitutas y accidentes de tránsito—. “Hay una política de quiebre
de los fruticultores, y también de los ganaderos, para que entren los petroleros ”, afirmó du-
rante su participación en la IV Cumbre Nacional y II Cumbre Internacional Anti-
Fracking, en Paraná, el 8 de mayo de 2015. Y dijo: “La ganadería ahora se confina a feed-
lots, corrales de engorde, que disminuyen la calidad cárnea. A los cultivadores de frutas los aco-
piadores les tiran el precio abajo y van desapareciendo. La petrolera, que necesita mucho terri-
torio, va embistiendo. El estado traba la titularización de tierras fiscales o ancestrales indígenas
para seguir cobrando servidumbres a las petroleras. Con las tierras que no son estatales es simi-
lar: la empresa se convierte en el seguro de jubilación del chacarero; o sea, va sustituyendo al
productor, lo convierte en rentista de su campo; como en otros lados, donde el campesino se
muda a la urbe y vive de la renta que le deja el pool de siembra… En Neuquén hay mucha ten-
sión entre los crianceros, como se llaman ellos mismos, que crian chivas, ovejas, y los especula-
dores u otros criollos, que les corren el alambrado porque quieren tener un pozo en su campo
para cobrar. Mientras, los mapuches quieren tener la tierra y no tener el pozo”.
Claro que la expansión de la frontera petrolera no sólo afecta a la población ru-
ral y los sectores productivos; también provoca deformaciones en la economía ge-
neral de pueblos pequeños y medianos. Así lo cuenta Scandizzo:
“Los sueldos petroleros, sensiblemente superiores a los demás, fijan los precios de
los alquileres, de los alimentos, de la vida en general en los pueblos que se vuelven
petroleros. Y complican a los empleados públicos, las maestras, los empleados de
comercio, que ya no pueden acceder a tierras o casas. Esto deriva en usurpaciones,
en tomas de tierras en zonas que son secas pero que cuando llueve lo hace con fuer-
za y se vuelven terrenos peligrosos, como es todo el oeste neuquino, donde el lodo
se lleva todo”.
Pero los perjudicados por una política que consiste en empetrolar la economía
de toda una región no son sólo vastos sectores poblacionales de esa región, sino de
todo el país:
Cito por última vez a Scandizzo:
“Las provincias patagónicas han empezado a preferir vivir del rentismo genera-
do por una inflación artificial del precio del crudo, bancado por los trabajadores y
los contribuyentes. El extractivismo es del crudo, pero también es de nuestros bolsi-
llos. Descendió el precio internacional del petróleo pero no bajó el combustible, así
que el sobreprecio lo pagamos todos, por ejemplo cuando cargamos combustible,
pero además cuando asumimos en cualquier producto los costos sobrepreciados del
transporte de esa mercancía a nuestras manos. Neuquén tiene una tradición de
creer que `en 20 años se termina el crudo´ y tuvo siempre políticas de sustitución:
se apostó a la fruta, al ganado, al vino. El estado trataba la huella ecológica con polí-
ticas de recuperación de tierras y aguas. Pero a partir de la llegada de los no-
convencionales la provincia avanza hacia el abismo sin red. El fracking se niega a
asumir esos costos con un discurso absurdo de ´fracking seguro´”.
Tercera conclusión: La crisis económica global que, según nos dicen, sólo
afectó a las grandes potencias, ha impactado en las economías de los países lati-
noamericanos como quizás ninguna otra crisis económica en los, más o menos,
doscientos años de historia independiente que tienen nuestras naciones, trayendo
una exacerbación del extractivismo, lo que en la Argentina y la mayoría de sus veci-
nos incluye una reprimarización del sistema económico, un aumento de la vulnera-
bilidad y dependencia del país, un creciente empobrecimiento de las provincias más
ricas en recursos, mismas provincias que ostentan —tristemente— los más altos
niveles de conflictividad y violencia relacionados con disputas por territorio. La cri-
sis, que sigue en pleno desarrollo para nuestros países, va a ser terminal, en más de
un aspecto, salvo que podamos provocar un giro contraextractivista y antihidro-
carburífero. Hacen falta compromisos auténticos y urgentes a favor de políticas
Para terminar, quiero apuntar dos observaciones que hacen a la resistencia que
necesitamos darnos como habitantes de territorios que se niegan a convertirse en
zonas de sacrificio.
La primera: Ya que estamos en la facultad de Ciencias Jurídicas, y puede ser
que haya abogados oyendo, voy a comentar lo siguiente: Si bien no hay una norma-
tiva específica para el resguardo ambiental ante la instalación de una práctica como
el fracking, que maximiza daños y riesgos, conviene aclarar que el problema princi-
pal es que la legislación aplicable se vuelve letra muerta en manos de los magistra-
dos competentes. La ley 24051 de Residuos Peligrosos, de ser obedecida con rigor,
resultaría altamente eficiente en nuestra lucha vistas varias de sus características, a
saber: 1- incluye el delito de peligro; esto es, no hace falta provocar el daño para que
la conducta riesgosa conforme delito y deba ordenarse su cese inmediato; 2- confi-
gura como sujetos penalmente responsables no sólo a los operarios sino también y
sobre todo a los directivos de las empresas que llevan adelante actividades que oca-
sionan o pueden ocasionar estragos y a las autoridades que no resguardan la vida y
los bienes públicos (las secretarías de Energía y las de Ambiente, tanto provinciales
como nacional); 3- Las penas son severas: cuando se produjera la muerte de un ser
humano corresponderán hasta 25 años de prisión, cuando se entorpeciera la provi-
sión de agua ya fuera a una sola persona –y esto ocurre sistemáticamente− el impu-
tado hallado culpable podrá ser penado con hasta dos años de cárcel. 4- Tipifica
todos los tipos de menoscabos conocidos en la actualidad −mientras otras leyes
omiten los daños a la atmósfera− que los residuos peligrosos, cualesquiera fueran,
provoquen o pudieran provocar –no hace hincapié en precisar la sustancia, algo que
podría complicar la probatoria vistos los cócteles químicos que manejan hoy las
industrias extractivas−. 5- El rango de la ley: por pertenecer al derecho público,
prevalece en caso de colisionar con leyes del derecho privado y vuelve nulas, por
ejemplo, las habituales autorizaciones que emiten las autoridades locales a favor de
las empresas para contaminar por encima de los niveles permitidos, que se especifi-
can. Si hubiera jueces con vocación y capacidad de lograr que esta ley se emplee en
forma estricta, el fracking no podría avanzar un paso más en el país. De hecho se
Referencias bibliográficas:
http://www.opsur.org.ar/blog/wp-content/uploads/2012/05/Zonas-de-sacrificio-
impactos-de-la-industria-hidrocarbur%C3%ADfera.pdf.
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https://cdamcheguevara.files.wordpress.com/2012/06/el-enigma-del-capital-y-la-
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ble en: http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/buscar_libro_detalle.php
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sus implicaciones”. En: Carta Latinoamericana, Contribuciones en desarro-
llo y sociedad en América Latina, nº 7, abril 2009, 1-34. Disponible en:
https://www.ucm.es/data/cont/media/www/17360/untitled%20folder/untitled%20fol
der/lectura%201.pdf.
Los testimonios citados de Ariel Pérez Castellón y Hernán Scandizzo fueron
vertidos en el marco de la IV Cumbre Nacional y II Cumbre Internacional
Anti-Fracking llevada a cabo los días 8 y 9 de mayo de 2015 en la Facultad
de Ciencias de la Educación, UNER, ciudad de Paraná, Entre Ríos, Argen-
tina.
Resumen
El agua como recurso vital constituye un derecho universal de primer orden que
permite el acceso a otros derechos tales como el derecho a la salud, una vida digna o
un ambiente sano y equilibrado y del cual todos los seres humanos tienen en prin-
cipio libre uso. Sin embargo, el acceso a agua potable en términos mundiales es un
factor fuertemente asociado a la pobreza, constituyendo uno de los principales
desafíos para las políticas medioambientales globales, estatales, provinciales y mu-
nicipales.
Porque pensar en agua es también pensar en alimentación y contaminación, en ex-
plotación de recursos y su distribución y consumo; en fin, sobre la vida misma.
Ahora bien, cuando la mayoría de las personas pobres son mujeres (2/3), se vuelve
prioritario trabajar entonces la relación género/agua, dentro del denominado pro-
ceso de “feminización de la pobreza”. Es la corriente del ecofeminismo quien estu-
dia cómo la división sexual del trabajo afecta mayoritariamente a ciertos c olectivos
de mujeres, dado que el rol doméstico les hace estar en mayor contacto con un re-
curso tan vital para el mantenimiento de la vida como es el agua misma: limpieza,
higiene, elaboración de alimentos.
El artículo se plantea como objetivos generales: 1) Explicar el estado de situación
con relación a las problemáticas del agua sobre la población de mujeres en América
Latina y Argentina; 2) Promover la incorporación de la perspectiva de género en po-
líticas públicas y organismos internacionales; y 3) Proponer alternativas de solución
y/o nuevas líneas de Investigación que vinculen género y ambiente en contextos ru-
rales y urbanos. Lo anterior mediante un análisis cualitativo de contenido, revisión
de antecedentes y diagnóstico de la situación, con algunos datos cuantitativos a
modo de complementación.
Introducción
El agua como recurso vital constituye un derecho universal de primer orden que
permite el acceso a otros derechos tales como el derecho a la salud, una vida digna,
un ambiente sano y equilibrado y del cual todos los seres humanos tienen en prin-
cipio libre uso. Sin embargo, el acceso a agua potable en términos mundiales es un
factor fuertemente asociado a la pobreza, constituyendo uno de los principales
desafíos para las políticas medioambientales globales.
Por su parte, el término género, entendido muchas veces como construcción so-
cial de la sexualidad, remite a los diferentes roles, derechos y responsabilidades de
hombres y mujeres y a las relaciones que se tejen entre ellos. El género no hace úni-
camente referencia al hecho de serhombre o mujer sino más bien a la manera en
que sus cualidades, conductas e identidades son determinadas a través del proceso
de socialización; se asocia generalmente con la desigualdad de poder, de oportuni-
dades y de acceso a los recursos básicos. Esta asociación se deriva de las distintas
posiciones sociales determinadas por las realidades históricas, religiosas, económi-
cas y culturales. Es por tanto la división sexual del trabajo la que asigna roles do-
mésticos mayoritariamente a las mujeres y donde las actividades de la llamada eco-
nomía de cuidados se vinculan más directamente con el uso, acceso, trabajo y
distribución de ciertos recursos naturales (generalmente renovables), como la leña
o el agua misma, utilizados para el mantenimiento cotidiano de la vida.
Teniendo en cuanta lo anterior, la escasez del agua, su acceso obstaculizado y su
mala calidad incrementan el deterioro del nivel de vida de la población en general
pero afectan principalmente todos los ámbitos de la vida familiar y comunitaria,
muchos de los cuales se desarrollan con la participación central de las mujeres. Así,
las diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres determinan cómo los indi-
viduos responden a los cambios en la toma de decisiones con relación al agua. Por
tanto, implicar a aquellos en las iniciativas de gestión integral de los recursos hídri-
cos desde una perspectiva de género puede llegar a aumentar la efectividad y efi-
ciencia de los proyectos que se pongan en marcha.
Objetivos Generales
Antecedentes
Problemáticas
Dada la división sexual del trabajo que asigna roles domésticos mayoritaria-
mente a mujeres, la problemática del agua conlleva la vivencia de grandes diferen-
cias dentro de los roles, usos y controles de ese bien entre hombres, mujeres y ni-
ños/as. Se produce en efecto un impacto diferencial sobre mujeres y varones. Este
hecho cobra sentido al analizar el grado de exposición a riesgos ambientales, las
posibilidades de resistencia a los mismos y los costos que conllevan, derivados de la
mayor o menor vulnerabilidad biológica y social que tienen las personas.
Asimismo, las diferentes posiciones de las mujeres en la sociedad y la relación
que poseen con los varones de su núcleo familiar determinan las prácticas de acce-
so, propiedad, control, uso y manejo de recursos ambientales y servicios como los
del agua. A nivel de los usuarios son las mujeres pobres las que enfrentan cotidia-
namente la carencia y los obstáculos para acceder al agua potable, y quienes resuel-
ven esta necesidad familiar, puesto que está estrechamente vinculada con el trabajo
cotidiano que se les asigna al interior de los hogares. El agua es vital para preparar
alimentos, lavar la ropa, asear la vivienda, la higiene familiar, la producción de ali-
mentos y muchas veces para actividades de generación de ingresos. (Rico, 1998)
Siguiendo esta lógica, se exponen tres aspectos principales del rol de la mujer
en el aprovechamiento del agua:
bución dentro del área urbana: los estratos de mayores ingresos consumen muchas
veces más que el volumen utilizado por los más pobres, y sólo un porcentaje peque-
ño de los usuarios utilizan la mayoría del total del agua abastecida. Esto ha favore-
cido la especulación, lo que se traduce en los asentamientos carentes de infraestruc-
tura domiciliaria, arbitrariedad en los cobros, suministro irregular, y despotismo de
parte de los que tienen la concesión de la distribución en camiones cisternas. (Rico,
1998)
Los obstáculos para acceder al agua potable por parte de los hogares más po-
bres pueden ser: fuente muy alejada de la vivienda, terreno de acceso muy acciden-
tado (cuestas pronunciadas, terrenos pedregosos o arenosos) y suministro insufi-
ciente para la cantidad de personas que habitan la vivienda, limitado a pocas horas
del día o a horarios poco adecuados (altas horas de la noche o primeras de la maña-
na). El acarreo de agua de la fuente a los hogares constituye una tarea que ocupa
importante parte del tiempo (y las energías de muchas mujeres pobres) y tiene un
impacto negativo sobre su salud física y mental, específicamente problemas en la
columna vertebral y stress, así como sobre sus oportunidades de dedicarse a otras
actividades, ya sean productivas o recreativas. (Rico, 1998)
En América Latina también se presenta un aumento de la contaminación hídri-
ca debido a las descargas urbanas, industriales y agrícolas, con impactos negativos
sobre la salud de la población y el incremento del gasto público y privado destinado
a cubrir las enfermedades con esta etiología (CEPAL,1991). Debido a que dentro de
las tareas reproductivas que realizan las mujeres se encuentra el cuidado de la salud
familiar, son también ellas las que ante enfermedades producidas por la contami-
nación de las aguas, como zoonosis o diarreas, toman medidas de manejo ambien-
tal, como por ejemplo hervir o clorar el recurso, y quienes ocupan tiempo en acom-
pañar y cuidar a los enfermos (Vega, 1997).
A este respecto, es importante distinguir entre la disponibilidad de agua para
uso doméstico y el acceso al agua potable, ya que en muchos lugares, especialmente
en el área rural, el agua que se emplea en las labores de la casa no es necesariamen-
te apropiada para el consumo humano. También hay productos químicos que se
acumulan con el tiempo en las células grasas, y dado que las mujeres poseen una
materia grasa por lo general mayor que hombres, están más expuestas a ser bio-
acumuladores por ejemplo de xenoestrógenos. (Vals Lobet, s/a)
Las mujeres de sectores populares también participan activamente en iniciati-
vas locales destinadas a mejorar la calidad de vida de sus familias y del entorno ba-
rrial. Esto implica trabajo gratuito, solidario y cooperativo a través del cual tratan
de paliar las deficiencias existentes en los servicios. Sin embargo, este aporte no
suele traducirse en iguales posibilidades que los varones de controlar y decidir res-
pecto a las características (localización, tecnología, tipo de suministro, costos, bene-
ficios y limitaciones del sistema) del servicio de provisión de agua que ayudaron a
construir. En Costa Rica, por ejemplo, las mujeres han participado, como mano de
obra, en la construcción de acuoductos rurales, pero una vez finalizada esta tarea es
notable su ausencia en la Asociación de Administración de esos acuoductos. Se ob-
serva así que muchas veces las mujeres son instrumentalizadas para alcanzar mayor
eficiencia en el cumplimiento de los objetivos de los proyectos de infraestructura,
sin que por ello se consideren sus intereses y necesidades asociadas a los procesos
de decisiones que afectan su calidad de vida.
Por último, y no por ello de menor importancia social, el saneamiento constitu-
ye uno de los grandes retos que se deben afrontar para superar las desigualdades de
género: el acceso inadecuado a servicios de saneamiento seguros, higiénicos y pri-
vados es una causa de vergüenza, malestar físico e inseguridad para millones de
mujeres, no sólo de América Latina sino de todo el mundo. Diversas normas cultu-
rales prevén como inaceptable que las mujeres sean vistas defecando- forzándolas a
salir de casa antes del amanecer o al caer la noche, para mantener así su privacidad;
cuando las mujeres tienen que esperar hasta el anochecer para defecar y orinar al
aire libre tienden a beber menos durante el día, dando lugar a todo tipo de proble-
mas de salud tales como infecciones del tracto urinario (ITU); un problema que se
ha observado es que las letrinas, específicamente las de las escuelas primarias y
secundarias, son diseñadas principalmente por hombres. La tendencia ha sido por
lo tanto la construcción de letrinas que no son sensibles a las necesidades especiales
de las niñas. Esto ha provocado que las niñas no asistan al colegio en el período de
menstruación, a pesar de que las escuelas tengan letrinas1.
El caso argentino
1. http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/gender.shtml
2. http://www.lanacion.com.ar/1750412-agua-un-derecho- humano-al-que-no-todos-acceden
3. Ídem a
También son cada vez más las ONG que intentan suplir la ausencia del Estado.
Tras una larga sequía, el Colectivo de Mujeres del Gran Chaco inició por ejemplo un
programa para revertir la situación. Paradójicamente, la región conocida como
Gran Chaco se superpone parcialmente con la zona en la que se encuentra el acuífe-
ro Guaraní, del que se dice es la mayor reserva subterránea de agua dulce del mun-
do. Es de esta forma como se naturaliza la falta de agua y no se le percibe como un
problema importante.
Los habitantes de las comunidades rurales están acostumbrados a vivir en con-
diciones de escasez de agua, además que el problema es la contaminación industrial
de parte de las empresas petroleras y minerías que antes no realizaban sus activi-
dades en la zona. Algunos contaminantes potenciales de las industrias son: los acri-
latos, nitratos, pesticidas, aluminio, fenoles y dioxinas, entre muchos otros. Cuando
estos problemas ocurren, son principalmente las mujeres las que primero activan la
lucha ambiental, ya por la salud de sus familias, ya por protección de sus recursos
naturales, como el caso de Madres de Barrio Ituzaingó en la Provincia de Córdoba.
bre todo las mujeres jefas de hogar, considerando que los mercados generan precios
que no reflejan necesariamente los costos y beneficios sociales asociados con los
bienes y servicios que proveen. Esto tendría como consecuencia la identificación de
mecanismos que permitan el acceso equitativo al uso y consumo de los servicios de
agua, así como la intervención estatal necesaria para asegurar la equidad social y de
género.
En América Latina, la mayoría de las pocas mujeres con formación en hidrolo-
gía se encuentran trabajando en la docencia y en la investigación, siendo muy pocas
las que desarrollan actividades en el campo de la administración, el financiamiento
y la adopción de decisiones. Sin embargo, también en la región existe la experiencia
de mujeres profesionales en puestos de dirección en instituciones públicas y priva-
das, por lo que resulta importante identificar sus aportes a la gestión de políticas y
al cambio organizacional estratégico en las instituciones, así como a la incorpora-
ción de nuevos aspectos a considerar en las decisiones.
Algunas posibles soluciones ponen en debate que:
Es difícil poder alcanzar metas como las establecidas entre los Objetivos
de Desarrollo del Milenio relativas al agua, a menos que se integre la
perspectiva de género dentro de las actividades de planificación e im-
plementación;
Instalaciones de agua mejoradas reducen el tiempo, la carga doméstica y
sobre la salud de las mujeres, lo que les proporciona más tiempo para
labores productivas, y actividades educativas, de capacitación y de ocio;
Un acceso adecuado a servicios de agua y saneamiento aumenta la pri-
vacidad y reduce el riego de ataques y abusos sexuales a las mujeres y las
niñas mientras recogen agua;
Una mayor tasa de supervivencia infantil es uno de los precursores hacia
una transición demográfica con menores tasas de fertilidad; al tener
menos hijos se reducen las cargas familiares y del hogar de las mujeres,
que ven así favorecidas sus oportunidades de desarrollo personal4.
Costos
4. http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/gender.shtml
obtener el agua, debe estar desagregada por sexo para aplicarle el análisis de género
correspondiente. Para esto es necesario diseñar y combinar indicadores e índices
que permitan captar los vínculos entre el sistema de género dominante y el acceso,
uso, consumo, control y decisión sobre los sistemas de agua, y posteriormente esta-
blecer mecanismos de seguimiento y evaluación de las políticas implementadas,
como un modo de asegurar la equidad. (Rico, 1998)
Reflexiones finales
Bibliografía de referencia
RICO, María Nieves (1998): “Las mujeres en los procesos asociados al agua en América
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Artículo Web: http://www.lanacion.com.ar/1750412- agua-un-derecho-humano-al-que-no-
todos-acceden
Resumen
Esta ponencia tiene por finalidad presentar una aproximación sobre algunos
fenómenos de la política mundial que, en menor o mayor medida, pueden verse
reflejados en la dinámica del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tenien-
do en cuenta que Uruguay formará parte de este órgano como miembro no perma-
nente en el período 2016-2017. En este sentido, el trabajo priorizará dos aspectos de
la política mundial. Uno de ellos refiere a la distribución de poder mundial, en con-
creto, se procurará estudiar el reflejo de la distribución de poder mundial entre los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad en las últimas décadas. Un se-
gundo aspecto tiene relación con el estado de guerra actual en el mundo, en el en-
tendido que una de las finalidades esenciales del órgano es favorecer la paz. Por
último, el trabajo presenta una conclusión en la que al tiempo que se sistematizan
los aspectos más salientes del trabajo, se presentan una serie de preguntas inheren-
tes a la participación de Uruguay como miembro no permanente del Consejo de
Seguridad en el transcurso de los próximos dos años.
1. Presentación
ron a diseñar indicadores para medir la distribución de poder entre los Estados del
sistema internacional. Es posible sostener que ha sido en base a una aproximación
realista, centrada fundamentalmente en las capacidades materiales de los Estados,
que muchos estudiosos han emprendido la tarea de hacer operativo el concepto del
poder en el sistema mundial. Algunos de ellos han propuesto indicadores simples,
como puede ser medir el poder de un Estado a partir de producto bruto nacional o
sus gastos militares (Organski; Kugler: 1980). Otros han, diseñado y aplicado índi-
ces múltiples, para los cual han tomado diferentes dimensiones y variables (Ger-
man; 1960; Alcock; Newcombe; 1970; Cline, 1975). Sin embargo, pese al importante
crecimiento de indicadores utilizados para medir el poder de los Estados del siste-
ma internacional, no existe un consenso entre los científicos sobre qué índice es el
que representa mejor el poder de los Estados, por más de que sí se advierte que al-
gunos han sido aplicados en mayor medida que otros.1
El índice de poder mundial que ha sido mayormente utilizado por los investiga-
dores empíricos del campo de estudios ha sido el Índice de Capacidades Materiales
(Cinc) construido por Singer, Bremer y Stuckey (1972), en el marco del proyecto de
Correlatos de Guerra. El índice de capacidades materiales toma en cuenta tres di-
mensiones y seis variables normalizadas a porcentajes. Las tres dimensiones son:
demográfica, industrial, militar. En el marco de la dimensión demográfica se tuvie-
ron en cuenta dos variables: 1. población total del Estado; 2. población urbana en
ciudades de más de 20000 habitantes. En lo que respecta a la dimensión industrial:
3. producción de acero; 4. consumo de energía. En lo que respecta a la dimensión
militar: 5. fuerzas armadas; 6. gastos militares.
El Índice de Capacidades Materiales (cinc), además de haber sido el índice más
utilizado por los estudiosos empíricos de la política mundial, a partir de éste se han
desarrollado estadísticas en base a series temporales de largo plazo, concretamente
desde 1816-2007, que ofrecen información cuantitativa sistematizada año a año y
para cada Estado del sistema internacional respecto de cada una de las variables
que conforman el índice, como así también del índice en general. Sin lugar a dudas,
este índice hasta el momento ha sido el indicador más aplicado y a través del cual
los científicos de la política mundial se han aproximado al estudio cuantitativo del
poder mundial. El gráfico 1 que se presenta a continuación presenta las tendencias
de las capacidades materiales mundiales de los cinco Estados miembros permanen-
tes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde 1980 hasta el año 2007,
1. Para acceder a una sistematización sobre la construcción de índices de poder, véase Sodupe, Kepa
(1995) “La estructura de poder del sistema internacional. Del final de la Segunda Guerra Mundial a la
Post Guerra Fría”.
mento de poder relativo de China, el cual se denota especialmente a inicios de los años
noventa. Como quinta característica, se constata que tanto Gran Bretaña como Francia,
son si se quiere poderes de menores capacidades mundiales en el marco del Consejo de
Seguridad. Teniendo en cuenta las tendencias presentadas a través del índice cinc, la
estructura de poder mundial y que es reflejada en el Consejo de Seguridad ha sido más
bien multipolar moderada y estable, sin cambios en el principio ordenador y confor-
mada por tres grandes potencias mundiales.2
Si bien el Índice de Capacidades Materiales (cinc) ha sido el indicador más uti-
lizado por los científicos empíricos de la política internacional, el mismo no se en-
cuentra exento de limitaciones. Una de ellas tiene relación con una dimensión ex-
tremadamente relevante en la política mundial desde una perspectiva teórica
neorrealista, ella es la dimensión nuclear o capacidad de armas nucleares que po-
seen los Estados. De hecho, para el propio Kenneth Waltz y demás neorrealistas
defensivos, han enunciado que desde 1648, uno de los dos o tres grandes cambios
en la política internacional ha sido la aparición de armas nucleares (Jervis, 1989;
Waltz, 2000; 2003; Geller, 2012). Una segunda limitación puede identificarse en
que la dimensión económica, concretamente el poder económico relativo de los Es-
tados no es directamente considerada sino que a lo sumo, su aproximación es a tra-
vés del estudio de las variables que dan cuenta de la dimensión industrial-
energética. La tercera limitación no es tanto de naturaleza operativa sino más bien
en relación con la aplicación, en concreto, el indicador cinc nos aporta información
hasta el año 2007, no hasta el año 2015. Sin embargo, es posible inferir que dadas
las tendencias más bien estacionales, los valores de este índice en los últimos ocho
años no han variado sustancialmente.
De cualquier forma, a los efectos de aportar una aproximación diferente al Índi-
ce de Capacidades Materiales, a continuación se diseñó y aplicó una aproximación
alternativa a la distribución de poder. La lógica de construcción en lo que respecta a
normalización, ponderación y agregación de variables del índice es similar al de
Correlatos de Guerra, aplica una media aritmética sobre la sumatoria de porcenta-
jes respecto a una serie de variables articuladas a tres dimensiones del poder: mili-
tar, económica y demográfica. En lo que respecta a la dimensión militar, se selec-
cionaron las siguientes variables: del gasto militar y de cabezas nucleares operativas
por Estados. En lo que respecta a la dimensión económica se utilizó la siguiente
2. Es preciso tener en cuenta que los datos presentados sobre distribución de poder mundial no incluye-
ron a Estados que no son parte del Consejo de Seguridad y que son importantes y que pueden tener
relativa influencia en la estructura de poder mundial. Entre ellos se encuentran: India, Japón, Alemania.
De cualquier forma, aun incluyendo a estos Estados, la estructura de poder emergente continuará siendo
multipolar moderada, de 3 a 5 Estados principales.
Donde,
GMN = % Gasto Militar Mundial
CNM = % Cabezas Nucleares Mundiales
PBM = % Producto Bruto Mundial
PM = % Población Mundial
3. Las fuentes de información para cada variable han sido las siguientes: en lo que respecta a gasto
militar y cabezas nucleares, se han consultados las bases de datos suministradas por SIPRI. En cuanto a
la variable PBM, se ha consultado la base de datos del Banco Mundial sobre PBI de los países y del mun-
do a valores corrientes. En cuanto a la variable población mundial se han consultado los datos suminis-
trados por la División de Población de Naciones Unidas.
como así también en los artículos referidos a este órgano, se encuentran una serie
de principios, normas, reglas y procedimientos en la cual han convergido los Esta-
dos que adhirieron a la Carta de las Naciones Unidas. Dado que los conflictos y las
guerras, si se quiere, dan razón de ser al propio órgano, se considera importante
relevar los conflictos bélicos que actualmente se encuentran activos en el sistema
internacional y sobre los cuales Uruguay, en el transcurso de los dos años de per-
manencia en este órgano, seguramente deberá tomar algún tipo de posición sobre
los mismos.
Ni bien se inicia la tarea de sistematizar los conflictos latentes en el sistema in-
ternacional se constata una primera dificultad. En concreto, dado que los conflictos
no son todos de la misma naturaleza, es preciso presentar una definición de caso
que permita identificar o diferencias aquellos conflictos que se transforman en gue-
rras de aquellos conflictos de menor escala. En este trabajo, se presenta como defi-
nición de caso la propuesta en el marco de Correlatos de Guerra. En concreto, se
considerará que los conflictos constituyen y alcanzan el umbral de guerra cuando
registran 1000 muertes en combate -incluyen muertes de personal en combate o
muertes a causa de heridas o enfermedades emergentes del combate- en el período
de un año entre todos los involucrados en el conflicto. Es preciso señalar que esta
definición de caso no incluye las muertes de personas civiles sino simplemente de
los combatientes (Sarkees; Wayman, 2010: 11-37).
A partir de esta definición de caso es posible identificar distintos tipos de con-
flictos bélicos o guerras. Actualmente, en el marco de Correlatos de Guerra se iden-
tifican cuatro principales tipos de guerras: 1. guerras entre Estados; 2. guerras ex-
tra-estatales, en las cuales se incluyen dos subtipos, guerras coloniales y guerras
imperiales; 3. guerras intra-estatales, en la cual se incluyen las guerras civiles, gue-
rras internas regionales, guerras intercomunales; 4. guerras no estatales, en ella se
incluyen dos subtipos, no estatal territorial y no estatal a través de fronteras (Sar-
kees; Wayman, 2010). La siguiente tabla 1 presenta una sistematización de los tres
tipos de guerras que involucran directamente a Estados del sistema internacional al
año 2016: interestatal; intra-estatal; extra-estatal.
Tabla 1
Guerras activas en el sistema internacional a final del 2015
Tipo y nombre de la guerra Inicio Región
Inter-estatales
Intra-estatales
1 Guerra Civil de Waziristán en Pakistán 2007 Asia
2 Guerra Civil Suni Irak 2011 Medio Oriente
3 Guerra Civil en Sudán 2011 Medio Oriente
4 Guerra Civil en Siria 2011 Medio Oriente
5 Guerra Civil Sudán del Sur 2013 Medio Oriente
África Subsaharia-
6 Guerra Civil de Boko Haram en Nigeria 2013 na
7 Guerra Civil separatistas ucranianos 2014 Europa del Este
8 Guerra intercomunal de Yemen 2014 Medio Oriente
9 3ª Guerra Civil Chiita en Yemen 2014 Medio Oriente
10 Guerra intercomunal de Kobane 2014 Medio Oriente
Extra-estatales
11 Guerra contra el Estado Islámico 2014 Medio Oriente
Fuente: elaboración propia
La tabla 1 evidencia que a finales del año 2015, en el sistema internacional po-
dían registrarse 11 conflictos que alcanzaron el umbral de guerras. Siguiendo los
criterios de clasificación de regiones de Correlatos de Guerra, la gran mayoría de
ellos se encuentran activos en la región de Medio Oriente. Dicho de otra manera,
solo 2 conflictos bélicos de 11, se encuentran activos en otras regiones. Uno de ellos
es la guerra civil en Ucrania, el segundo es la guerra civil en Pakistán (Dixon; Sar-
kees, 2016). Sin embargo, ello no implica que Estados pertenecientes a otras regio-
nes no participen y se encuentren afectados por alguno de estos tipos de conflictos.
Por ejemplo, la guerra extra-estatal contra el Estado Islámico la lleva adelante una
alianza de Estados de diferentes regiones y es liderada por Estados Unidos. Parale-
lamente, puede existir más de un conflicto bélico en los cuales participe un mismo
Estado, por ejemplo, Siria e Irak se encuentran afectados tanto por guerras civiles
como así también la guerra extra-estatal contra el Estado islámico, al igual que Ye-
men se encuentra afectado por más de un conflictos de naturaleza intra-estatal.
Ahora bien, un aspecto adicional a tener en cuenta sobre la guerra es si el sis-
tema internacional, especialmente en los pocos años transcurridos del siglo XXI,
presenta algún tipo de tendencia significativa sobre la guerra. Ello, en primer lugar
requiere tomar al propio sistema internacional como unidad de análisis. Segundo,
construir algún tipo de indicador a través del cual sea posible medir la prevalencia
de los tipos de guerra en el sistema internacional. Para ello, se propone en este tra-
bajo presentar una aproximación a la prevalencia de la guerra a través del porcenta-
je de Estados del sistema internacional afectados por la guerra. Sobre la base de
datos sistematizados de Correlatos de Guerra, a continuación se presenta valores
relacionados con el porcentaje de Estados del sistema internacional afectados por
cada tipo de conflictos y en sentido agregado para el período 2000-2015. Cabe se-
ñalar que el gráfico que se presenta a continuación considera como un solo Estado a
aquellos que participan en más de un conflicto bélico. La fórmula para su cálculo es
la siguiente:
promedio ambos han registrado valores levemente superiores al cinco por ciento al
tiempo que el porcentaje de Estados afectados por guerras inter-estatales durante el
período ha sido menor a 0,5 por ciento. En tal sentido, considerando los quince
años transcurridos del siglo XXI es posible conjeturar que existe cierto nivel de con-
flictividad bélica que es inherente al propio sistema.
Ahora bien, a los efectos de poder registrar en un indicador simple de prevalen-
cia de la guerra la participación de un mismo Estado en más de un conflicto bélico,
a continuación se aplica la misma fórmula precedente pero adicionando al numera-
dor como un Estado más cuando un mismo Estado participa en más de un conflicto
en un año, manteniéndose el valor para el denominador de la fórmula. Por ejemplo,
teniendo en cuenta las guerras contra Al Qaeda y de insurgencia de Irak entre los
años 2003 al 2011, en el numerador de la formula y considerando solo a Estados
Unidos se sumaría el valor 2, ya que fueron los años en que un mismo Estado estu-
vo participando en estas guerras. El gráfico 4 presenta los valores para cada tipo de
prevalencia de la guerra aplicando este segundo criterio.
desde el año 2014 se encuentra en guerra contra el Estados Islámico. Sin embargo,
si bien esta es una guerra que ha generado mucho impacto dada la estrategia fuer-
temente terrorista aplicada por el Estado Islámico, los niveles de conflicto del sis-
tema no presentan ninguna tendencia significativa en los últimos años, y ni siquiera
se aproximan a los constatados por ejemplo en la Segunda Guerra Mundial que,
aplicando un criterio de prevalencia de la guerra más bien restringidos, alcanzó ni-
veles de prevalencia cercanos al 50 por ciento.
4. Conclusiones
5. Referencias Bibliográficas
Singer, David; Bremer, Stuart; Stuckey, John (1972) “Capability Distribution, Un-
certainy, and Major-Power War”, en Russett, Bruce, Peace, Wars and Numbers, Beverly
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Vol 25, nº 1, Summer, pp. 5-41.
Waltz, Kenneth. (1988) Teoría de la Política Internacional. Buenos Aires: Grupo Editor
Latinoamericano.
Resumen
La diplomacia ha sido definida por diferentes autores como una disciplina, para re-
ferirse a la profesión de diplomático o como un conjunto de herramientas que le
permiten a un Estado relacionarse con el resto de los actores internacionales, sean
estos Estados o no. Y es por esto que no podemos desconocer la importanci a que
reviste este cargo público, ya que quien lo desempeña, es la imagen que nuestra N a-
ción refleja a nivel internacional a través de sus actos y por lo tanto “herramienta”
de la política exterior como política pública. Dentro del plantel de Embajadores
nombrados por el Presidente de la República, quien está facultado constitucional-
mente para nombrarlos, se encuentran aquellos embajadores que están autorizados
para ocupar estos cargos sin haber cumplido el requisito de ser egresados del Insti-
tuto de Servicio Exterior de la Nación: son los llamados “embajadores políticos”,
que permanecerán en su cargo por el término en que el Primer Mandatario ejerza
sus funciones.
Si bien en nuestra historia diplomática ha habido embajadores políticos que han
desempeñado su cargo con la mayor idoneidad, y que la creación del Instituto del
Servicio Exterior de la Nación data de la segunda mitad del siglo pasado Si bien la
cantidad de estos funcionarios con respecto a la totalidad de estos cargos ha sido
establecida por un decreto posterior, no siempre ha habido una disposición clara
con respecto a esto. A lo que debemos agregar la falta de precisiones en lo referente
a las capacidades o aptitudes requeridas para ocupar el cargo. Situación que se re-
plica en otros países latinoamericanos.
Introducción
La diplomacia ha sido definida por diferentes autores como una disciplina, para
referirse a la profesión de diplomático o como un conjunto de herramientas que le
permiten a un Estado relacionarse con el resto de los actores internacionales, sean
estos Estados o no. Si tenemos en cuenta que el Embajador es quien representa a
nuestro país en el exterior, y más específicamente en un Estado extranjero u Orga-
nismo Internacional (tal es el caso de la Organización de Naciones Unidas), no po-
demos desconocer la importancia que reviste este cargo público. Ya que quien lo
desempeña, es la imagen que nuestra Nación refleja en el exterior a través de sus
actos.
Si bien en nuestra historia diplomática ha habido embajadores políticos que
han desempeñado su cargo con la mayor idoneidad, y que la creación del Instituto
del Servicio Exterior de la Nación data de la segunda mitad del siglo pasado, debe-
mos considerar la necesidad de contar con el mejor cuerpo de representantes si
queremos posicionar a nuestro país a nivel internacional, instrumentando una polí-
tica exterior estable y de largo plazo.
Las palabras expresadas por el ex embajador Carlos Ortiz de Rosas, destacan la
importancia de seleccionar a la persona adecuada para este cargo, por las numero-
sas condiciones que debe reunir en virtud de la jerarquía que el mismo reviste: “En-
tre otras cualidades, además de las elementales de la real vocación, discreción,
dedicación, dominio de idiomas y buenas maneras, debe tener “comprensión”, en
su doble acepción tanto para captar y resolver los problemas en los que deberá
intervenir, estudiándolos en profundidad y desde todos los ángulos, como la luci-
dez indispensable para entender en toda su magnitud el país ante el cual está
acreditado.” Ya que en el caso de ignorar estas consideraciones, se puede correr el
riesgo de inducir a error a su Cancillería por no tener la percepción adecuada de la
realidad del entorno en el que se desempeña. 1 Palabras que podrían resumirse te-
niendo en cuenta dos requisitos exigidos por nuestras leyes: la idoneidad del fun-
cionario público y las condiciones relevantes indispensables para el cargo de emba-
jador político.
El objetivo de este trabajo es entonces, tratar de aclarar qué es lo que se entien-
de por idoneidad para el caso específico que se plantea, que es el de los embajado-
res políticos nombrados por el Poder Ejecutivo; qué requisitos se encontrarían
comprendidos en las condiciones relevantes exigidas por la ley de Servicio Exterior
2. Constitución Nacional, artículo 99 inc.7: “Nombra y remueve a los embajadores, ministros plenipoten-
ciarios y encargados de negocios con acuerdo del Senado; por sí solo nombra y remueve al jefe de gabi-
nete de ministros y a los demás ministros del despacho, los oficiales de su secretaría, los agentes consu-
lares y los empleados cuyo nombramiento no está reglado de otra forma por esta Constitución.”
3. “Articulo 5º – El Poder Ejecutivo podrá designar excepcionalmente embajadores extraordinarios y
plenipotenciarios a personas que, no perteneciendo al Servicio Exterior de la Nación, posean condiciones
relevantes. Este nombramiento se considerará extendido por el tiempo que dure el mandato del Presi-
dente de la Nación que lo haya efectuado.”
4. Cantilo, José María. (1993) “La profesionalidad del diplomático” Argentina, Grupo Editor Latinoameri-
cano.
de, mediante la comparación, tener una visión de conjunto que nos permita situar a
nuestro país en el ámbito internacional con respecto a este tema.
13. Burgos, Benjamín (2005) “Curso de Derecho Constitucional” Buenos Aires, Virtudes.
14. Bidegaín, Carlos M., Palazzo, Eugenio L., et al. (2001) “Curso de Derecho Constitucional” T v, Bue-
nos Aires, Abeledo-Perrot.
15. Ziulu, Adolfo G. (1997) “Derecho Constitucional” T I. Buenos Aires, Depalma.
16. Sagüés, Néstor Pedro. (1993). “Elementos de Derecho Constitucional” T 1. Buenos Aires, Editorial
Astrea.
17. Rosatti, Horacio. (2010) “Tratado de Derecho Constitucional” T I. Argentina, Rubinzal-Culzoni Edito-
res.
18. Sagüés, Néstor Pedro. (1993). “Elementos de Derecho Constitucional” T 1. Buenos Aires, Editorial
Astrea.
19. “Articulo 11. – Para pertenecer al Servicio Exterior de la Nación es indispensable: a) Ser argentino
nativo o por opción y mayor de edad; b) Tener pleno goce de los derechos civiles y políticos; c) Condu-
cirse en forma honorable, pública y privadamente; d) Mantener una conducta económica ordenada e
inobjetable; e) Poseer, el funcionario y su cónyuge, condiciones psicofísicas y de cultura social adecua-
das; f) Que siendo casado, el cónyuge del funcionario sea argentino nativo o por naturalización; g) Pres-
tar juramento de fidelidad a la Nación y a la Constitución Nacional ;…”
ción en el año 1963), después de haber completado los exámenes de selección y cur-
sos.
El art. 5 de la ley anteriormente citada exige el cumplimiento de condiciones re-
levantes para asumir el cargo. Y por un decreto posterior (1973/86) se exigen las
especificadas en el artículo 11, salvo el último de sus incisos. Como ha sido explici-
tado en el apartado anterior, al analizar lo que establece la Ley como condiciones
relevantes.
Basándose en los artículos citados, se expide el Senado de la Nación en un dic-
tamen de comisión (Expte. P.E. n° 179/04), en consideración de un pliego remitido
por el Poder Ejecutivo Nacional para nombrar un Embajador Extraordinario y Ple-
nipotenciario. La recomendación de la comisión que pasa al Orden del Día es no
prestar su acuerdo para el nombramiento del postulante y desechar la propuesta.
Sus fundamentos enumeran detalladamente lo explicitado por la doctrina analizada
para el caso, que complementa lo estipulado por las normas. En primer lugar, lo
califica como un “hecho institucional”, y caracteriza la figura del Embajador como
“…una persona que tendrá a su cargo la representación de nuestro país en la
conducción de las relaciones bilaterales…”20 A continuación enumera como requi-
sitos, que considera no se cumplen, para desempeñar el cargo: la probidad, respon-
sabilidad y transparencia en la gestión de la cosa pública (idoneidad ética); la ido-
neidad en su aspecto técnico, que se manifestaría a través de cursos, escritos o
publicaciones relacionadas con las relaciones internacionales. También hace refe-
rencia a la falta de fundamentos que respalden un nombramiento que debe ser ex-
traordinario, al considerar que el cargo puede y debe ser ocupado con personal ca-
pacitado del Servicio Exterior. El incumplimiento del artículo 11 de la ley de
Servicio Exterior de la Nación, en cuanto a que el postulado debe conducirse en
forma honorable, tanto en el ámbito público como en el privado.
A las aptitudes morales y técnicas enumeradas, agrega también las políticas y
culturales. Se cita asimismo, el artículo 21 de la Ley en su inciso q, en cuanto a la
estricta honorabilidad de su conducta en su actuación social y económica. Vincula-
da a la necesidad de carecer de vínculos personales con entidades públicas o priva-
das del país en el que va a desempeñar el cargo, que pudieran opacar su actuación
imparcial en vistas a la defensa de los intereses nacionales.
21. Acosta, Alejandro (2006) “La diplomacia mexicana: entre políticos y servidores de carrera” en El
Cotidiano (2006), vol. 21, núm. 140, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México. Recu-
perado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32514007
22. Acosta, Alejandro (2006) “La diplomacia mexicana: entre políticos y servidores de carrera” en El
Cotidiano (2006), vol. 21, núm. 140, Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, México. Recu-
perado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32514007
23. Cascante Segura, Carlos H. (2009) “Clientelismo y sistema político. El caso del Servicio Exterior
costarricense (1940-1990). Algunos apuntes preliminares”. En Revista “Diálogos”, Costa Rica. Recupera-
da de: http://www.historia.fcs.ucr.ac.cr/articulos/2009/vol1/02carlosservicioexterior.html
24. Ídem, p.32
25. Ley n°3530, Estatuto del Servicio Exterior de la República de Costa Rica.
26. Escalona y su negativa a ser embajador. Recuperado de: http://www.elmostrador.cl/sin-
editar/2014/03/18/escalona-y-su-negativa-a-ser-embajador/
27. Delgado, Eduardo. “Cancillería mantiene casi al tope el cupo de embajadores políticos”. Recuperado
de: http://www.elpais.com.uy/informacion/cancilleria-mantiene-casi-al-tope-el-cupo-de-embajadores-
politicos.html
Conclusión
Para poder cumplir con el objetivo propuesto para este trabajo, se definió desde
la doctrina qué se entiende por diplomacia. Para caracterizar desde ese contexto a
la figura del embajador político, como aquél que no surge de los cuadros técnicos de
carrera que egresan del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, como un requi-
sitos sine qua non para el nombramiento de los funcionarios diplomáticos. En vir-
tud de esto, se expuso posteriormente qué entienden reconocidos autores del dere-
cho respecto de la idoneidad requerida por nuestra Carta Magna para ocupar cargos
públicos, ya que dicho concepto no se encuentra explicitado en la norma. La misma
situación se observa para lo involucrado en las condiciones relevantes exigidas es-
pecíficamente para la función de embajador político. Razón por la cual tratamos de
determinarlo a partir de los datos recabados.
Aclarados los conceptos, se expuso la situación de nuestro país respecto del te-
ma en estudio para ponerlo en contexto desde el análisis del escenario regional, en
particular de cuatro Estados latinoamericanos.
Por todo lo expuesto y a manera de cierre podemos decir, que en nuestro país
no se cumplen los requisitos exigidos por las normas para el nombramiento de los
embajadores políticos, como tampoco el carácter excepcional que la misma exige.
Que este cargo se ha utilizado de manera discrecional por diferentes gobiernos,
como moneda de cambio y recompensa para aquellos funcionarios o simpatizantes
de la administración de turno por su apoyo o contribución a la gestión o a sus diri-
gentes. Sin desconocer que pueden darse algunas excepciones. Pero que en la visión
de conjunto con los casos de derecho y doctrina comparados, no constituye la con-
ducta doméstica observada una particularidad dentro de la región. Sino que al con-
Bibliografía
28. Nota: Es menester aclarar, que en la actualidad se están realizando nombramientos de nuevos Em-
bajadores, en su mayoría de carrera, debido al cambio de gobierno nacional efectivizado el 10 de di-
ciembre de 2015. Pero como las modificaciones están en proceso no es prudente emitir una opinión al
respecto.
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[email protected]
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA)
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MARÍA PAZ LÓPEZ
[email protected]
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Resumen
El fenómeno de la cooperación internacional en materia de ciencia y tecnología ha
tenido distintos motores como la auto-organización de la ciencia, los procesos “de
arriba hacia abajo” y la globalización económica y financiera. De acuerdo a esta
complejidad, el fenómeno ha sido estudiado desde diversas disciplinas y perspecti-
vas teóricas. Ahora bien, desde las Relaciones Internacionales son escasos los apo r-
tes que pueden encontrarse en la literatura, a pesar de la estrecha vinculación exis-
tente entre la generación de ciencia y tecnología y las problemáticas abordadas por
la disciplina. Con el objetivo de dar respuesta a este vacío, la ponencia presenta una
periodización de la cooperación internacional en ciencia y tecnología a par tir de la
noción de “paradigmas de la política científica”, la cual conjuga aspectos contextu a-
les -se refieren a la manera en que el escenario nacional e internacional influyen en
la política científica- y aspectos conceptuales –se relaciona con la concepción de
ciencia y cambio tecnológico-. En base a esta propuesta, se identifican distintas po-
líticas, actores y paradigmas que predominan en diferentes períodos históricos de s-
de la segunda posguerra hasta la primera década del siglo XXI en el desarrollo de la
cooperación internacional en ciencia y tecnología. Este recorte temporal se fund a-
menta en que si bien la cooperación científica y tecnológica no es un fenómeno
nuevo, su intensidad, dinámica y propagación por el mundo se ha modificado con-
siderablemente a partir de la Segunda Guerra Mundial. En una primera parte, el
trabajo presenta el marco conceptual y metodológico a partir del cual se aborda la
temática. En una segunda parte analiza detalladamente el rol de la cooperación i n-
Introducción
entre Estados, sino que implicaba la consideración de otros actores. Al romper con
el “estadocentrismo” se incorporaron además otros temas diferentes a los tradicio-
nales (militares), tales como el respeto a los derechos humanos, el cuidado del me-
dio ambiente y la promoción científica y tecnológica.
Los representantes de la corriente liberal en las Relaciones Internacionales,
Keohane y Nye (1988) dieron cuenta de la creciente interdependencia entre los Es-
tados, la confluencia de las partes cooperantes sobre ciertos intereses y la necesidad
de interactuar con actores internacionales estatales y no estatales para la consecu-
ción de los objetivos propuestos (Marquina Sánchez, 2014). En este contexto, la
cuestión científico-tecnológica se constituye en un tópico factible de ser abordado
en el marco de la disciplina, específicamente como objeto de la cooperación inter-
nacional.
Pattacini (2009) entiende la cooperación internacional como “todo tipo de acti-
vidades realizadas conjunta y coordinadamente por dos o más Estados, organismos
gubernamentales o no gubernamentales, organizaciones internacionales, entre
otros; cualquiera sea su ámbito y objetivo”. Específicamente, la cooperación cientí-
fica y tecnológica internacional se encuentra constituida por un “conjunto de activi-
dades que, a través de diversos actores –individuos, grupos de investigación o insti-
tuciones de diferentes países–, y de múltiples instrumentos, implican una
asociación y colaboración para la consecución de objetivos acordados conjuntamen-
te, así como para la obtención de un beneficio mutuo en el ámbito de la investiga-
ción, el desarrollo científico-tecnológico y la innovación” (Sebastián y Benavides,
2009: 94). De modo que la cooperación internacional en ciencia y tecnología consti-
tuye un tipo de cooperación internacional al igual que la Ayuda alimentaria, la Ayu-
da humanitaria, la Cooperación Económica, la Estratégico-Militar o la Medioam-
biental, por mencionar algunas.
En las últimas décadas, la cooperación internacional ha adquirido una renovada
importancia en la agenda de los países en desarrollo, por la contribución que repre-
senta al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación. El concepto de coope-
ración internacional ha evolucionado, coincidiendo con los cambios en los para-
digmas científicos y tecnológicos de la política. Actualmente, las iniciativas que
fomentan las distintas modalidades de cooperación, ya sea bilateral o multilateral,
tienen importancia estratégica para abordar los problemas específicos y comunes
que afectan a los diversos países.
el modo en que los actores conciben: a) las relaciones entre ciencia, tecnología y
sociedad o desarrollo; b) modelos institucionales y mecanismos de intervención
pública; c) herramientas teóricas o conceptuales para el análisis y evaluación de las
políticas.
Estos paradigmas se han caracterizado a partir de isomorfismos o analogías
constatadas en países centrales, vinculados generalmente al papel de difusor de los
organismos internacionales hacia los países de menor desarrollo. Si bien es cierto
que estos modelos tuvieron una influencia significativa en los países en desarrollo,
los paradigmas son resignificados localmente en función de ideales, conceptualiza-
ciones, condicionamientos, objetivos (contexto socio-económico o características
del sistema científico-tecnológico) o intereses divergentes. Así, se da una interac-
ción entre modelos o paradigmas y sus condiciones locales de implementación.
A continuación, se presentan las características de cada paradigma con el obje-
tivo de identificar luego en cada uno de ellos las políticas, dinámicas y actores de la
cooperación científica y tecnológica internacional.
básica en contraposición a una ciencia aplicada como la que luego se buscaría pro-
mover por medio de los Consejos Nacionales de Ciencia y Tecnología (Nupia, 2013).
En Europa Occidental, la OCDE aseguró el intercambio de experiencias entre
países europeos a través de una serie de estudios sobre el funcionamiento de las
políticas científicas nacionales (Reviews of National Science Policy), los cuales
ofrecieron mayor información sobre un proceso instrumental para diseñar políticas
científicas y tecnológicas. A partir de 1966 aparecieron informes sistemáticos y
completos sobre la situación de la política científica en países como Bélgica (1966),
Francia (1966), Japón (1967), Alemania y Reino Unido (1967) y Estados Unidos
(1968) (Nupia, 2013).
Además, en la inmediata pos segunda guerra mundial, el papel de la ciencia en
los asuntos económicos pasó a ser cada vez más crucial al propósito de la política
exterior de los países más industrializados, por ejemplo, para conseguir un ambien-
te más beneficioso para la continua expansión de sus economías (Vessuri, 1994). De
allí que a partir de los años 1950 estos países crearan instituciones especializadas en
cooperación científica y técnica orientadas a los países en desarrollo. Así, se funda-
ron el IRD (ex ORSTOM) en Francia, la AECI en España, el International Develo-
pment Research Center (IDRC) en Canadá, SAREC en Suecia, ENRECA en Dina-
marca y JICA en Japón.
1. Por supuesto hay que tener en cuenta que a partir de la década de los cincuenta, muchos de ellos
crearon instituciones destinadas a la política, el planeamiento y la promoción de la ciencia y la tecnolo-
gía.
2. El BID fue uno de los organismos financieros de mayor relevancia en el área de la ciencia y la tecno-
logía en América Latina. Forma parte de los denominados Bancos multilaterales de Desarrollo. Éstos son
instituciones que proporcionan apoyo financiero y asesoramiento profesional para actividades orientadas
al progreso económico y social en los países en desarrollo. La expresión BMD designa generalmente al
Grupo del Banco Mundial y a cuatro bancos regionales de desarrollo, dos de los cuales actúan en Améri-
ca Latina: el BID y el Banco Europeo de Reconstrucción y Fomento.
3. Particularmente en América Latina, a partir de mediados de la década del '50, se identifica un período
caracterizado por el “vinculacionismo”, es decir, la tendencia a la búsqueda de generación de lazos entre
los productores y los usuarios del conocimiento, con la producción bajo responsabilidad de las unidades
de investigación y transferencia. A diferencia de las experiencias de los países desarrollados, donde la
dinámica productiva distribuyó las responsabilidades, el vinculacionismo es un elemento constitutivo de
la política de CyT latinoamericana que centralizó la responsabilidad por la interacción en las unidades de
investigación (Thomas y otros, 1997)
básica y cooperación técnica. Otras actividades desarrolladas por estos actores con-
sisten en la transferencia tecnológica desde universidades a empresas, la cual se
caracteriza por ser protegida y definida. Por otra parte, hay una formación de fir-
mas por parte de los científicos para explotar comercialmente los resultados de sus
investigaciones.
Durante este segundo paradigma también se asistió a un acrecentamiento de la
cooperación científica a partir de nuevos patrones de organización, basados en re-
des para desarrollar programas multinacionales de gran escala dedicados a la inves-
tigación pre-competitiva. Entre los organismos y programas internacionales y
transnacionales más importantes para la creación de redes de cooperación científi-
ca entre países, se pueden mencionar los Programas Marco de la Unión Europea,
que financian proyectos de investigación en colaboración entre los países miembros
principalmente, aunque también pueden participar terceros países.
Kreimer (2006) denomina esta etapa de la cooperación científico-tecnológica
internacional “mega ciencia”.El autor advierte que los Programa Marco constituyen
un conjunto de iniciativas tendientes a la concentración de recursos destinados a un
número acotado de redes concentradas, compuestas por instituciones europeas pe-
ro en donde pueden participar, también, grupos de investigación de los países en
desarrollo. La magnitud de los recursos para la cooperación se multiplicó de un
modo muy significativo, se estimuló la participación de las empresas en el finan-
ciamiento de proyectos de I+D, se establecieron prioridades específicas (por ejem-
plo, ciencias de la vida, genómica y biotecnología para la salud, cambio global y eco-
sistemas) y se generaron nuevas modalidades de financiamiento de proyectos como
las Redes de Excelencia y los Proyectos Integrados.
Por su parte, Giorghiou (1998) explora la emergencia del fenómeno de la
“cooperación global” en ciencia y tecnología, definido como la cooperación interna-
cional a través de dos o más continentes entre investigadores de países avanzados,
aunque en algunas iniciativas también se da apertura a países de menor desarrollo
relativo.
Este paradigma plantea estar modelado por “una ciencia culturalmente situada
y construida, que incorpora conocimientos locales y abre espacios para estilos na-
cionales de producción, junto a los universales” (Velho, 2011, p.116). En este marco
el argumento puede considerarse una forma más pertinente de orientar la produc-
ción de conocimientos científicos y tecnológicos, no obstante, surgieron diversos
cuestionamientos al respecto, sobre todo desde la postura de la autonomía de la
ciencia. En el nuevo paradigma la autora menciona distintos aspectos centrales,
entre ellos, la gobernanza participativa, la institucionalización de los mecanismos
de evaluación del impacto social y la importancia de contextualizar regional y lo-
calmente el diseño de las políticas de ciencia y tecnología.
En esta línea, en las últimas décadas se asiste a crecientes demandas sociales
relativas a la mejora de las condiciones de vida, la participación pública en la de-
terminación de las prioridades y la intervención del estado en las aplicaciones del
conocimiento. Esta situación condiciona fuertemente la toma de decisiones por par-
te de las administraciones públicas y los órganos legislativos relacionadas con la
ciencia y la tecnología. Las autoridades tienen que considerar además los referentes
y compromisos internacionales (Sebastián y Benavides, 2007).
El contexto en el cual comienza a desarrollarse la cooperación científico-
tecnológica durante la primera década del siglo XXI tuvo dos eventos centrales co-
mo antecedentes: la Conferencia de Viena de 1989 y Declaración sobre la ciencia y
el uso científico de 1999 reunida en Budapest (Albornoz, 2001).
En la Conferencia de Viena de 1989, se establecieron numerosas recomenda-
ciones para que los países en desarrollo crearan y consolidaran sus sistemas cientí-
ficos y tecnológicos. Se delineó también una política de cooperación internacional
que fijaba el papel de los países desarrollados en el proceso de desenvolvimiento de
la capacidad científica y tecnológica de los países en desarrollo. De acuerdo con el
documento, los países desarrollados debían tener por objeto compartir el conoci-
miento y la experiencia con los países del tercer mundo para ampliar sus opciones y
alcanzar sus metas de desarrollo definidas en el plano nacional.
Hacia fines de 1970, el Grupo de los 77 había dado a conocer un texto que pun-
tualizaba en cuestiones de hegemonía y dependencia para encuadrar la política
científica. Así, advertía que la estructura de las relaciones internacionales en mate-
ria de ciencia y tecnología reflejaba profundas diferencias entre las naciones. Decla-
raron que “unos pocos países –en particular, ciertas empresas industriales con sede
en esos países- asumen el dominio tecnológico y determinan la dirección y el desa-
rrollo de la tecnología en sectores cruciales, dejando a la mayoría de los países en
situación de crítica dependencia tecnológica, pese a sus vastos recursos humanos y
materiales” (Naciones Unidas, 1979 en Albornoz, 2001).
Reflexiones finales
Referencias bibliográficas
Albornoz, Mario (2001). “Política científica y tecnológica. Una visión desde América La-
tina”. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, 1 (1), pp. 1-19.
Amadeo, Eduardo (1978). Los consejos nacionales deficiencia y tecnología en América
Latina. Comercio Exterior, 28(12), 1439-1447.
Botella, Carlos y Suárez, Ignacio (2012). Innovación para el desarrollo en América
Latina: Una aproximación desde la cooperación internacional. Serie Avances de Inves-
tigación, 78(3), 7-8.
NERINA SARTHOU
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Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Resumen
En términos históricos, los inicios de la cooperación internacional de manera
sistemática han sido ubicados en los años que siguieron a la finalización de la Se-
gunda Guerra Mundial. A partir de entonces, se observa un crecimiento excepcional
de organismos internacionales que buscan promover la cooperación entre Estados
en diversos ámbitos de interés mundial. En el marco de este fenómeno, la ciencia y
la tecnología también captaron el interés de las nuevas instituciones mundiales. En
noviembre de 1945 fue creada la Organización de las Naciones Unidas para la Edu-
cación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) con el propósito de “contribuir a la conso-
lidación de la paz, la erradicación de la pobreza, el desarrollo sostenible y el diálogo
intercultural mediante la educación, las ciencias, la cultura, la comunicación y la
información”. Desde entonces, la UNESCO ha sido un actor activo del sistema in-
ternacional en la promoción de paradigmas, agendas e instituciones referidas al
avance de la ciencia y la tecnología.
Esta ponencia tiene como eje central analizar el papel de la UNESCO en el fo-
mento de la ciencia y la tecnología en América Latina. En primer lugar, se realiza
una introducción al rol de los organismos internacionales como actores del sistema
internacional de acuerdo a la disciplina de las Relaciones Internacionales. En se-
gundo lugar, se presenta una descripción sobre cómo se organiza la UNESCO y so-
bre qué lugar ocupa el fomento a la ciencia y la tecnología en su entramado institu-
cional. En tercer lugar, se describe el desarrollo histórico del organismo y sus
principales acciones en materia de ciencia y tecnología en América Latina. Final-
mente, se desarrollan los comentarios finales del trabajo en base a los objetivos
planteados.
Introducción
con plena vigencia.1 De manera semejante, los actuales organismos financieros mul-
tilaterales y el régimen comercial impuesto bajo la órbita de la Organización mun-
dial del Comercio (OMC), reflejan en mayor medida los intereses de los países más
desarrollados, evidenciando la existencia de esferas internacionales que favorecen a
los países centrales (Ferrer, 1999).
Respecto a un acercamiento metodológico, si bien existen múltiples definicio-
nes sobre el concepto de organización internacional, Barbé establece que “la organi-
zación internacional es una asociación de estados establecida mediante un acuerdo
internacional por tres o más estados, para la consecución de unos fines comunes y
dotada de estructura institucional con órganos permanentes, propios e indepen-
dientes de los estados miembros” (Barbé, 1995: 154).
A su vez, el fenómeno organizativo internacional distingue de acuerdo a sus
miembros entre: organizaciones intergubernamentales (OIG), donde se encuentran
representados los gobiernos y, organizaciones no gubernamentales (ONG), com-
puestas por individuos y grupos de carácter privado. Sin embargo, una buena parte
de los académicos realiza un uso del término genérico “organizaciones internacio-
nales” para referirse a las organizaciones internacionales intergubernamentales,
aunque esta última sea la noción más correcta en términos conceptuales. Asimismo,
y siguiendo un espíritu práctico, las Naciones Unidas también catalogan a las OIG
como organizaciones internacionales, poniendo de relieve el elemento fundamental
que las constituye: su configuración como asociación de estados (Barbé, 1995). De
la misma manera, en esta ponencia se utilizará el mismo criterio, de organizaciones
internacional como equivalente a OIG.
Barbé (1995) propone distintas tipologías para establecer una clasificación de
las organizaciones internacionales: composición o alcance geográfico, funciones y
estructura organizativa interna. En cuanto al primer criterio de clasificación, distin-
gue entre organizaciones universales y organizaciones regionales. Las primeras son
aquellas que están abiertas a la participación potencial de todos los Estados del sis-
tema. En esta categoría se encuentra la ONU, y los organismos especializados de
Naciones Unidas, cuya gran mayoría surge al final de la Segunda Guerra Mundial,
como es el caso de la UNESCO. La segunda categoría aborda las organizaciones re-
gionales, que limitan la composición de sus miembros de un modo geográfico o
funcional, aunque existen escalas geográficas variables, dado que no hay un acuer-
do entre los autores de qué se entiende unívocamente por “región”. Un ejemplo de
Unión Europea, esquema cuya lógica se halla en un punto medio entre la noción de
separación de poderes dominante en el Estado y la lógica intergubernamental pre-
dominante en las organizaciones internacionales en los modelos antes menciona-
dos. En este esquema, “los quince países que forman la Unión Europea han acepta-
do delegar soberanía en favor de órganos independientes que representan al mismo
tiempo los intereses nacionales, y el interés comunitario, y que están vinculados
entre sí por relaciones de complementariedad de las que se deriva el proceso deci-
sorio” (Barbé, 1995: 164).
Resumiendo, en este apartado se indagó sobre en el origen, definición y clasifi-
cación de lo que hoy conocemos como “organismos internacionales”, advirtiendo
las diversas categorizaciones y criterios existentes a la hora de interiorizarse en su
entramado constitutivo. La aparición de estos órganos adquirió singular relevancia
a partir de la segunda mitad del siglo XX, generando transformaciones y cambios
en el escenario internacional. Dichos sucesos se ven reflejados en la creación de un
nuevo paradigma teórico dentro de las Relaciones Internacionales, la Interdepen-
dencia Compleja, que ofreció una nueva forma de comprender la realidad interna-
cional, y dentro de ella, el creciente rol que asumieron los organismos internaciona-
les.
A continuación se profundizará en la noción de cooperación internacional, en el
marco del actual sistema internacional y, específicamente, se indagará sobre sus
principales características en el campo científico-tecnológico.
llavicencio y Mina, 2014). Los gobiernos definen las políticas, los socios y los ámbi-
tos de la ciencia y la tecnología que se ajustan a las prioridades de desarrollo y de
allí, se diseña e implementa un conjunto de programas e instrumentos que los di-
versos organismos gestionan en el ámbito de la cooperación internacional.
En este sentido, el análisis de lo que ocurre en las dinámicas de la cooperación
científica entre países y su evolución debe tomar en cuenta los rasgos del sistema
internacional, de sus actores, de sus prácticas y la forma en que diferentes regíme-
nes internacionales interfieren en el desarrollo del conocimiento científico y tecno-
lógico. En este sentido, es innegable que la disciplina de las Relaciones Internacio-
nales tiene mucho que aportar al entendimiento de la cooperación científico-
tecnológica internacional. En esta ponencia, se busca realizar un aporte al proceso
de cooperación internacional en materia de ciencia y tecnología entablado por un
organismo intergubernamental hacia la región de América Latina, es decir, que se
acota el análisis a un área y tipo de cooperación particular.
Con el transcurso de los años han emergido nuevos actores en el mundo de la
cooperación internacional, lo cual ha dado lugar a la diversificación de fuentes y de
modalidades que adopta la cooperación. La noción de fuente refiere al origen de los
fondos y la de modalidad a los tipos y al número de actores que intervienen en la
cooperación.
Una primera distinción es entre cooperación gubernamental y no gubernamen-
tal (Álvarez Orellana, 2012). La cooperación gubernamental se establece en el mar-
co de un conjunto de intervenciones de gobiernos en base a orientaciones específi-
cas y a prioridades políticas emanadas de acuerdos específicos, tendientes a
contribuir al desarrollo de los países involucrados. Son intervenciones promovidas
directamente por los gobiernos; es una cooperación que forma parte de la política
exterior o de las relaciones internacionales de los países de la cooperación. La
cooperación no gubernamental comprende una amplia serie de intervenciones, se
incluye tanto la realizada a través de ONGs, asociaciones y fundaciones de la socie-
dad civil, como aquella que se realiza entre empresas en casos en que ni el gobierno
ni la sociedad civil influyen en su accionar.
A su vez, dentro de la cooperación gubernamental pueden distinguirse tres mo-
dalidades: bilateral, multilateral o descentralizada (SEGEPLAN, 2013). Las modali-
dades de cooperación internacional son distinciones conceptuales sobre las diferen-
tes formas en que se gestiona la cooperación. La cooperación es bilateral cuando se
lleva a cabo entre dos países sobre la base de acuerdos o de convenios suscritos en-
tre ambos y que constituyen el marco general que regula en detalle las condiciones,
los alcances, otorgamiento y recepción de dicha cooperación, así como las áreas que
ción mundial con un férreo control estatal, es decir, una construcción interguber-
namental. De otro lado, el enfoque francés defendía un formato de institución con
una fuerte representación no gubernamental. La forma final que adoptó la UNES-
CO demostró que se impuso la visión británica-estadounidense, no obstante, los
franceses lograron que la sede del nuevo organismo se estableciera en París.
Dicha conferencia tuvo lugar en agosto de 1945 y fue convocada por los gobier-
nos británico y francés y denominada “Conferencia con miras a la creación de una
Organización para la Educación y la Cultura” (ECO/CONF). Con una amplia concu-
rrencia (44 de los 51 miembros originales de las Naciones Unidas) el objetivo de la
reunión fue discutir la estructura que asumiría la organización internacional. Uno
de los principales puntos debatidos fue la incorporación de la esfera de la ciencia, es
decir, si ésta debía entenderse como un ámbito dentro de la cultura o si poseía sufi-
ciente entidad como para tener su propio espacio. La campaña por la “S” de la
UNESCO fue conducida por el bioquímico e historiador de la ciencia británico Jo-
seph Needham y por su compatriota, el biólogo Julian Huxley -quien se convirtiera
luego en el primer Director General de la organización-. Los tres grupos principales
de funciones iniciales del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales fueron los
siguientes: a) poner en contacto a los hombres de ciencia de los diferentes países,
como uno de los mejores medios de intensificar los intercambios de informaciones
científicas y de acelerar el progreso de la investigación científica; b) mejorar la en-
señanza y la difusión de la ciencia; y c) facilitar las investigaciones a fin de elevar el
nivel de vida.
Hoy la UNESCO cuenta con 193 estados miembros y 6 miembros asociados. Su
estructura está conformada por una Conferencia General, un Consejo Ejecutivo y
un Director General. La Conferencia General está compuesta por los representantes
de los Estados miembros, los cuales tienen un voto, independientemente de la
magnitud de su aporte al presupuesto. La función central de la Conferencia es defi-
nir la orientación y la línea de conducción general de la organización así como elegir
a los miembros del Consejo Ejecutivo y, cada cuatro años, al Director General.
El Consejo Ejecutivo se ocupa de preparar el trabajo de la Conferencia General
y vela por que las decisiones se ejecuten adecuadamente. Cada dos años, la Confe-
rencia General encarga tareas específicas al Consejo. Otras atribuciones emanan de
acuerdos concluidos entre la UNESCO y la Organización de las Naciones Unidas, las
instituciones especializadas y otras organizaciones intergubernamentales. Posee 58
miembros y se reúne dos veces al año.
Entre los instrumentos de la cooperación internacional mencionados anterior-
mente, la UNESCO utiliza Programas, específicamente, se organiza en cinco Pro-
logía e innovación. De esta forma la UNESCO se posiciona como actor promotor del
campo científico-tecnológico, con un creciente papel en la construcción estratégica
regional de instrumentos, programas y herramientas.
Comentarios finales
Bibliografía
NICOLÁS ALLES
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Universidad Nacional del Litoral (UNL) – CONICET
Resumen
La interpretación epistémica de la democracia sostiene que en la dinámica misma
del procedimiento democrático está implícita una dimensión cognoscitiva. Esto es,
la toma colectiva de decisiones conlleva una determinada forma de conocimiento
colectivo. La deliberación o la votación implican competencias epistémicas partic u-
lares y expresan un conocimiento preciso por parte de los ciudadanos que intervie-
nen. Esta cuestión ha tomado un nuevo impulso a partir del trabajo de algunos te ó-
ricos contemporáneos entre los que se encuentran representantes tanto de posturas
agregativas como deliberativas. Aquí nos centraremos en un aspecto un tanto gene-
ral de esta discusión. Nuestra propuesta se ocupará de contrastar los enfoques deli-
berativos y agregativos de la interpretación epistémica de la democracia. Esta com-
paración persigue un objetivo particular: determinar cuál de estos dos modelos
epistémicos, agregativo o deliberativo, puede ofrecer una noción más robusta de la
democracia. En otras palabras, ¿cuál de estas dos interpretaciones epistémicas pue-
de ofrecer mejores concepciones de legitimidad, equidad o del procedimiento d e-
mocrático?
“Pero el que la masa debe ser soberana más que los mejores, pero pocos, puede p a-
recer una solución y, aunque tiene cierta dificultad, ofrece quizá también algo de
verdad.”2
1. Aristóteles (1988): Política, trad. y notas de Manuela García Valdés, Madrid, Gredos, 1281a10
2. Aristóteles, Op. Cit., 1281b3
“En efecto, los más, cada uno de los cuales es un hombre mediocre, pueden, sin e m-
bargo, reunidos, ser mejores que aquellos, no individualmente, sino en conjunto.”3
“El pueblo actuando como un solo cuerpo es capaz de tomar mejores decisiones, al
combinar su conocimiento, su experiencia y sus perspectivas, que cualquier mie m-
bro individual de dicho cuerpo sin importar lo excelente que éste sea para hacerlo
por sí mismo.”4
Como dijimos, esta intuición parece estar a la base de los distintos modelos
epistémicos de la democracia. En lo que sigue nos ocuparemos de analizar las op-
ciones agregativas y deliberativas de la interpretación epistémica. Nuestro objetivo,
como mencionamos previamente se centrará en determinar cuál de estos dos pun-
tos de vistas puede ofrecer una noción más robusta de los conceptos fundamentales
de la democracia.
5. Esta estimación corresponde a Estlund, David (2011): La autoridad democrática. Los fundamentos de
las decisiones políticas legítimas, Buenos Aires, Siglo XXI, pp. 305-306
(track the truth), pero sólo imperfectamente6. En definitiva, los autores quieren
evitar que creamos que la democracia en su acepción epistémica puede garantizar
alguna forma de certeza. Pensar esta perspectiva de otra manera sería una mala
interpretación de los méritos epistémicos de la regla de la mayoría, tal como los
supone la perspectiva de Condorcet. Habiendo mencionado este recaudo, el argu-
mento central de Goodin y List para rehabilitar el teorema de Condorcet es el si-
guiente:
“[L]o que produce el resultado [correcto] es la ley de los grandes números. Imagine
arrojar una moneda que tiene pcaras = pcruces = 0,50 probabilidades de caer cara o
cruz. En un número pequeño de lanzamientos (digamos 100), las veces en las que
cae cara o cruz bien podrían ser 60:40, lo que constituye una considerable desvia-
ción de la proporción esperada de 50 y 50 porciento. Pero en un número grande de
lanzamientos (digamos 1000), los resultados pueden ser 530:470, lo cual se acerca
más a la proporción esperada de 50 porciento y 50 porciento. El punto de la ley de
los grandes números es que, aunque las desviaciones absolutas de los número espe-
rados crecen a medida que el número de intentos aumenta, esas desviaciones abs o-
lutas son un proporción decreciente del total mientras el número de intentos au-
menta”7.
6. List, Christian, y Goodin, Robert “Epistemic Democracy: Generalizing the Condorcet Jury Theorem”,
The Journal of Political Philosophy: Vol. 9, Nº 3, 2001, p. 285. Traducción propia.
7. Ibidem. Cursivas en el original.
“Lo mismo sucede con los votantes. Entre los votantes que son p = 0,51 más pro-
pensos a votar por una propuesta, la distribución estadística esperada de los votos
sería 51 por ciento a favor y 49 por ciento contra dicha propuesta. De manera sem e-
jante, entre los votantes que son p1 = 0.40 más propensos a votar por la opción 1 y
p2 = p3 = 0.30 más propensos a votar por las opciones 2 y 3 respectivamente, la dis-
tribución estadística esperada de los votos sería de 40 por ciento para la opción 1 y
30 por ciento para las opciones 2 y 3. Donde el número de votantes es pequeño
puede haber una desviación suficiente de estos patrones que rompa el balance hacia
la opción 1 y que se dirija a las otras opciones. Pero esto se vuelve cada vez menos
probable de suceder a medida que el número de votantes aumenta, ya que las pr o-
porciones reales se aproximaran más y más a las esperadas a medida de que crezca
la cantidad de votantes. De esta manera, si cada individuo es más propenso a votar
por la opción ‘correcta’ que por cualquier otra opción, entonces es más probable
que más individuos vayan a votar por la opción ‘correcta’ que por cualquier otra – y
esa probabilidad crece cada vez más a medida que crece la cantidad de votantes i n-
volucrados”8.
Las implicancias del planteo anterior son notables. No sólo es posible pensar en
más de dos opciones, sino que incluso en un escenario de tres (o más opciones) las
probabilidades de dar con la respuesta correcta, al crecer el electorado aumentan de
manera aún más notoria que si se trataran de sólo dos posibilidades de elección.
Las demostraciones matemáticas hablan por sí solas. Si comparamos los resultados
que la aplicación del teorema de Condorcet arroja en su forma tradicional con aque-
llos en los que se dan más de dos opciones, es posible encontrar diferencias nada
despreciables9. En el caso estándar de sólo dos opciones entre las que elegir tenien-
do sólo un 0,51 % de dar con la opción correcta los resultados en función de la can-
tidad de votantes son los siguientes: con 11 personas 0,527, con 51 personas 0,557,
con 101 personas 0,580 y con 301 personas 0,636. En cambio con tres opciones
siendo 0,5, 0,3 y 0,2 los porcentajes de dar con la respuesta correcta los resultados
son más que elocuentes. Con 11 personas 0,664, con 51 personas 0,937, con 101
personas 0,987 y con 301 personas ≈ 1. Como es evidente, al aumentar el número
principio moral es válido si es aceptable para todas las personas que se encuentren
bajo condiciones ideales de imparcialidad, racionalidad y conocimiento de los he-
chos relevantes”12. En el otro extremo, Habermas sostendrá que la verdad moral se
logra por el consenso resultante de la práctica real de la discusión moral cuando
ésta se realiza respetando algunas restricciones formales a los argumentos presen-
tados. Nino por su parte considera que la verdad moral es el resultado de la satis-
facción de presupuestos formales de una práctica discursiva orientada a lograr la
cooperación y a evitar conflictos.
Con respecto al conocimiento de la verdad moral, Nino también se ubica en un
lugar equidistante de ambos filósofos. Mientras que para Rawls el conocimiento de
lo moralmente correcto se alcanza sólo a través de la reflexión individual (que sobre
todo en su obra temprana aparece bajo la forma del “equilibrio reflexivo”), para
Habermas sólo mediante la discusión colectiva es posible acceder al conocimiento
de la corrección mora; este método sería el único que podría evitar el sesgo parcial
del individuo a favor de sus propios intereses. Para el filósofo argentino, la discu-
sión es el procedimiento más confiable para conocer la verdad moral, ya que al dis-
cutir es posible aumentar el conocimiento, detectar errores y favorecer el requisito
de imparcialidad; sin embargo, esto no desautoriza per se a la reflexión individual
como acceso a esa verdad.
Nino define su concepción epistémica de la democracia deliberativa como “una
teoría consensual o mayoritaria del conocimiento de ciertos tipos de asuntos mora-
les”13 o simplemente constructivismo epistemológico14. La idea sobre la que se
asienta es que la discusión intersubjetiva colabora tanto al descubrimiento de la
verdad moral como a detectar errores de hecho y lógicos. Sin embargo esto no de-
bería llevarnos a pensar que cualquier discusión espontánea tiene las características
epistémicas que Nino imagina para su versión de la democracia deliberativa. El po-
tencial epistémico de la deliberación sólo es realizable si se cumplen con ciertos
requisitos que deben guiarla.
dan expresas sus intereses y justificarlos con argumentos genuinos; que el grupo
tenga una dimensión apropiada que maximice la probabilidad de un resultado c o-
rrecto; que no haya ninguna minoría aislada, pero que la composición de las mayo-
rías y minorías cambie con las diferentes materias; que los individuos no se encue n-
tren sujetos a emociones extraordinarias. Cuando las condiciones para promover el
valor epistémico de la democracia no son satisfechas, ésta no logra su valor. No
todo proceso llamado ‘democrático’ disfruta de los requisitos necesarios para pr o-
veerle del valor epistémico”15
15. Nino, Carlos, Op. Cit. p. 180. Las cursivas son nuestras.
16. Nino, Carlos, Op. Cit. p. 185
17. Talisse, Robert. (2005): Democracy after liberalism, New York, Routledge, p.102
18. Misak, Charles, "Truth and Democracy: Pragmatism and the Deliberative Virtues" en Geenens, Raf y
Tinnevelt, Ronald (Eds.) (2009): Does Truth Matter? Democracy and Public Space, New York, Springer,
p.32
Esta relación entre conocimiento y política que estos referentes del pragmatismo
ponen de relieve parece ser una actualización de la típica vinculación pragmatista
entre teoría y práctica. Sin embargo, nos equivocaríamos si pensáramos que su pro-
puesta es una mera puesta al día de los argumentos que sobre la democracia tenía
Dewey. Lejos de esto, los pragmatistas contemporáneos, particularmente en el caso
de Talisse, intentan superar la concepción deweyana de la democracia. El motivo de
este alejamiento es claro. Existen aspectos de la concepción que Dewey tenía de la
democracia que lo acercan a posturas perfeccionistas, las cuales resultan incomp a-
tibles con el pluralismo que caracteriza a las democracias contemporáneas 19.
Concentrémonos ahora en la propuesta relativa al conocimiento que proponen
nuestros autores. ¿Cuáles son los elementos epistémicos que postula el pragmatis-
mo? Los dos elementos más interesantes que podemos rescatar de la perspectiva
pragmatista son una epistemología popular (folk epistemology) y una concepción
modesta de verdad. Comencemos por esta última categoría. La noción de verdad
cobra un rol preponderante en la perspectiva pragmatista. Esta concepción de la
verdad nos provee, según Misak, de un método para llegar a una creencia justific a-
da. Este método consiste exponer nuestras creencias a los rigores de la razón, los
argumentos y la evidencia 20. Estos elementos deben ser intercambiados libremente,
así podemos llegar a ver si nuestras creencias responden a ellos 21. La ventaja de este
método consiste en evitar una ontología realista, la cual constituye la barrera con-
ceptual más importante para aceptar la verdad en política 22.
Como decíamos antes, el segundo elemento epistémico de la propuesta pragmatista
lo constituye la epistemología popular o folk epistemology como la denomina Tali s-
se. En la definición que el propio autor brinda puede encontrarse lo siguiente:
19. Ver. Talisse, Robert., (2011): "A Farewell to Deweyan Democracy", Political Studies, Vol. 59, pp.
509–526
20. Misak, C., Op. Cit., p. 32
21. Misak, C., Op. Cit., p. 33
22. Ibidem
23. Talisse, Robert (2009): Democracy and Moral Conflict, Cambridge, Cambridge University Press , p.
85. Traducción propia
24. Talisse, Robert (2010): “An Epistemological Defense of Democracy”, Critical Review Vol. 22, Nº2-3,
p. 285
25. Talisse, Robert, Democracy after liberalism, p.108
26. Misak, Charles, Op. Cit., p. 35
27. Talisse, Robert, Democracy after liberalism, p. 112
El título de este trabajo afirma que la democracia puede ser considerada como
una forma del conocimiento colectivo. Tal como vimos, esto se verifica tanto en las
versiones agregativas como deliberativas de la democracia. No obstante, cabe pre-
guntarse, ¿existen argumentos para preferir un enfoque sobre el otro? Por nuestra
parte, creemos que existen razones por las cuales es posible pensar que el modelo
deliberativo epistémico es preferible a la propuesta agregativa. Creemos que estas
razones pueden agruparse de acuerdo a tres criterios. Estos criterios responden a
las ideas de procedimiento democrático, la cuestión de la reflexión colectiva y la
legitimidad de las decisiones democráticas.
La perspectiva epistémico deliberativa permite mejorar el procedimiento de-
mocrático al habilitar un nivel más alto de reflexión colectiva, lo cual redundaría en
la calidad de las decisiones que del mismo emerjan. Ahora bien, ¿qué significa que
29. 50% de posibilidades de dar con la respuesta correcta y 50% de dar con la incorrecta si se lo deja al
azar.
30. Bayón, Juan Carlos (2009): ¿Necesita la república deliberativa una justificación epistémica? Diritto &
Questioni Pubbliche, n. 9, p 212, Martí, José Luis (2006): La república deliberativa. Una teoría de la
democracia. Madrid, Marcial Pons, p. 192
Conclusión
Al inicio de este trabajo nos preguntábamos cuál sería, entre la opción agregati-
va y la deliberativa de la interpretación epistémica de la democracia, la que podría
proponer una noción más robusta de democracia. A nuestro juicio, es el modelo
deliberativo el que puede presentar una noción más consistente de los elementos
centrales del planteo democrático. Las nociones de equidad, legitimidad y calidad
del procedimiento democrático parecen cumplirse más acabadamente dentro de la
versión deliberativa.
Si nos referimos a la cuestión del conocimiento podemos decir que es en el
planteo deliberativo donde puede verificarse la Doctrina de la Sabiduría de la Multi-
tud que propone Waldron y a la que hicimos referencia previamente. Y no sólo eso,
sino que podríamos incluso afirmar que la perspectiva epistémica de la democracia
alcanza plenamente su sentido en el contexto en donde pueda plantearse una trans-
formación de las posiciones de aquellos que deliberan. Esto está, de plano, descon-
tado en el caso de la versión agregativo epistémica. Ésta parece depositar demasia-
da confianza en las probabilidades meramente matemáticas de dar con la respuesta
correcta, lo cual parece olvidar lo que también enseñó en su momento Aristóteles:
no podemos esperar en el tratamiento de las cosas humanas la misma apodicticidad
que encontramos en las matemáticas.
Bibliografía
Aristóteles (1988): Política, trad. y notas de Manuela García Valdés, Madrid, Gredos
Bayón, Juan Carlos (2009): ¿Necesita la república deliberativa una justificación episté-
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281–291
--- (2011): "A Farewell to Deweyan Democracy", Political Studies, Vol. 59, pp. 509–526
Waldron, Jeremy (1995): “The Wisdom of the Multitude: Some Reflections on Book 3,
Chapter 11 of Aristotle's Politics”, Political Theory, Vol. 23, No. 4, pp. 563-584
Resumen:
El presente trabajo se enmarca en una investigación más amplia acerca de la pr o-
blemática de si la teoría de la democracia puede admitir la posibilidad de un ejerc i-
cio ilegítimo de la soberanía popular, y en su caso, en qué sentido y con qué crite-
rios determinar esa ilegitimidad. En palabras habermasianas, se trata del problema
de la tensión entre el principio de soberanía popular y el sistema de derechos. Este
trabajo se circunscribe a indagar dicha problemática respecto a la legitimidad de las
instituciones plebiscitarias bajo la hipótesis de que la idea de un derecho a la just i-
ficación (Forst) es la clave para la reducción -sino disolución- de dicha tensión. Pa-
ra justificar la hipótesis planteada, el trabajo estará articulado en tres secciones. La
primera, donde se plantearán las distintas implicancias del problema abordado p a-
ra toda teoría de la democracia, i.e. para toda teoría que tome seriamente el princ i-
pio de soberanía popular. La segunda, introductoria de la idea de un derecho a la
justificación, de su titularidad en cabeza de todo individuo y de su solidaridad con
una concepción de la racionalidad comunicativa, mostrando de este modo la nece-
sidad de tomar elementos centrales de una filosofía política crítica (en el sentido en
que la entienden los exponentes actuales de la Escuela de Frankfurt, de Habermas a
Forst). Finalmente, una tercera sección destinada a esbozar las condiciones proce-
dimentales posibilitadoras de un uso legítimo de herramientas jurídicas plebiscit a-
rias.
I. Introducción
1. Véase Rubio Carracedo J. [1987], Democracia y Legitimación del Poder en Rousseau. Democracia
avanzada versus representación política, en Revista de Estudios Políticos ‘Nueva Época’, Núm. 58., Octu-
bre-Diciembre, España, 1987, pp. 215-244; Rubio Carracedo J. [2000], La Democracia Republicana, en
Revista de Estudios Políticos ‘Nueva Época’, Núm. 108., Abril-Junio, España, 2000, pp. 245-270.
2. Gargarella R. [1995]; Crisis de Representación y Constituciones Contra-mayoritarias, en Isonomía:
Revista de teoría y filosofía del derecho, ISSN 1405-0218, Nº. 2, 1995, págs. 89-108.
3. Véase Habermas, J. [1997], Teoría de la acción comunicativa. Complementos y Estudios Previos,
Ediciones Cátedra, Madrid, España, 1997, pp. 113-160.
4. Bohman J. [1998]; The coming of age of Deliberative Democracy, en The Journal of Political Philoso-
phy, V.6, N°4, 1998, p. 400-425.
5. Habermas, J. [1992], Facticidad y Validez: Sobre el Derecho y el Estado Democrático de Derecho en
términos de teoría del discurso, Madrid, España, Editorial Trotta, 6° edición, 2010, Cap. 3, III.
6. Forst R. [2011], Justificación y Crítica. Perspectivas de una teoría crítica de la política, Buenos Aires,
Argentina, Ed. Katz, 2015, p. 16.
7. Ibid. p. 17.
8. Ibid. p. 24.
9. Ibid. p. 25.
10. Ibid. pp. 44 y ss.
Forst entiende los derechos humanos como “el resultado de una construcción inter-
subjetiva, discursiva, de derechos-pretensiones que no pueden ser negados recípro-
ca y generalmente entre personas que respeten sus respectivos derechos a la justifi-
cación”11. Su punto de partida es una comprensión de los derechos humanos no
como meros instrumentos de protección de la agencia normativa y la autonomía
sino además como su expresión (el agente normativo es concebido aquí como un
‘dador de normas’, que puede brindar razones y que merece recibirlas).
Podemos ya vislumbrar que un orden político justo equivale a un dominio cuyas
normas expresen la autonomía individual de los miembros sometidos a él, y por lo
tanto, sea tenido por ellos como un orden justificado, esto es, como sostenido en
buenas razones: “Los criterios para las normas jurídicas son la reciprocidad y gene-
ralidad dentro de estructuras de justificación política, que presuponen la posibili-
dad de la participación libre e igual y la obediencia de procedimientos apropiados
de deliberación y decisión”12.
Bibliografía
Bohman, James, [1998]; The coming of age of Deliberative Democracy, en The Journal
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va Época’, Núm. 58., Octubre-Diciembre, España, 1987, pp. 215-244.
------------ [2000], La Democracia Republicana, en Revista de Estudios Políticos ‘Nueva
Época’, Núm. 108., Abril-Junio, España, 2000, pp. 245-270.
ILEANA BEADE
[email protected]
Universidad Nacional de Rosario (UNR)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)
Resumen
En Ideas para una Historia Universal en clave cosmopolita (1784), Kant presenta
una serie de principios sobre los cuales se articula su filosofía de la historia. La
«historia filosófica» allí desarrollada tiene como objeto descubrir un curso regular
del desarrollo histórico de la humanidad, a través de una perspectiva filosófica que
permita concebir la historia como resultado de un plan oculto de la Naturaleza
orientado al desarrollo pleno de ciertas disposiciones humanas originarias. En el
marco de estas reflexiones, Kant señala que entre estas disposiciones naturales se
encuentra la insociable sociabilidad, esto es, una inclinación a vivir en sociedad que
resulta inseparable de una actitud hostil que representa una constante amenaza p a-
ra la vida social. En este trabajo proponemos un análisis del concepto de insociable
sociabilidad como motor de desarrollo histórico, a fin de aclarar de qué manera e s-
ta propensión natural al antagonismo y al conflicto se articula, en los escritos kan-
tianos, con otra disposición fundamental de la especie humana: la racionalidad.
Introducción
En Ideas para una Historia Universal en clave cosmopolita (1784), Kant pre-
senta una serie de principios fundamentales que dan sustento a su filosofía de la
historia. La «historia filosófica» allí desarrollada tiene como objeto descubrir un
curso regular del desarrollo histórico de la humanidad, a través de una perspectiva
filosófica que permita concebir la historia como resultado de un plan oculto de la
Naturaleza, orientado al desarrollo pleno de ciertas disposiciones humanas origi-
narias y, más específicamente, a la institución de una organización política basada
en los principios del republicanismo y del derecho cosmopolita. Si bien la historia
parece exhibir una sucesión caótica de acontecimientos, desde una perspectiva filo-
sófica es posible discernir su sentido unitario, con el objeto de anticipar, en cierto
sentido, su desarrollo futuro. En el marco de estas consideraciones, Kant señala que
las disposiciones naturales del hombre se hallan destinadas a desarrollarse con
arreglo a un fin, disposiciones entre las que se encuentra la insociable sociabilidad,
esto es, una inclinación a vivir en sociedad que resulta inseparable de una actitud
hostil que representa una constante amenaza para la estabilidad de los lazos socia-
les. Esta propensión natural del hombre al antagonismo es concebida por Kant co-
mo uno de los medios de los que se sirve la Naturaleza para impulsar el desarrollo
pleno de nuestras disposiciones originarias: la insociable sociabilidad –sostiene el
autor– no sólo permite vencer nuestra inclinación a la pereza y nos impulsa al desa-
rrollo de nuestros talentos y capacidades, sino que conduce, por otra parte, a la ins-
titución de un orden legal, en cuyo marco pueda ser regulado o minimizado el con-
flicto. A continuación, proponemos un análisis del concepto de insociable
sociabilidad como motor de desarrollo histórico, a fin de aclarar el modo en que
esta propensión natural al conflicto se articula, en los escritos kantianos, con otra
disposición fundamental de la especie humana, a saber: la racionalidad.
historia a fin de prever su devenir futuro; esta será, precisamente, la tarea de la filo-
sofía en tanto se dirige a la historia como objeto de reflexión1. En el marco de estas
consideraciones, no pretende demostrarse que los hombres progresan hacia un es-
tado de mayor perfección2, pues no es posible prever con certeza el curso de los
acontecimientos futuros, siendo el hombre un ser dotado de libre arbitrio. Por tal
motivo, la historia filosófica no aspira a constituir una ciencia, una historiografía,
sino que se trata allí de una reconstrucción del sentido de la historia, factible a par-
tir de la adopción de un punto de vista que es adoptado, según veremos, a raíz de
sus consecuencias prácticas.
No sólo es imposible demostrar que los hombres progresan, sino que además
numerosos datos empíricos parecen contradecir la idea del progreso: quien consi-
derase la historia a fin de tomar posición respecto del progreso del género humano,
podría concluir que las acciones humanas en su conjunto no producirán, finalmen-
te, ningún resultado (positivo o negativo), e incluso podría vaticinar que los hom-
bres avanzan hacia su propia destrucción, desenlace inevitable de su antagonismo
constante. El único recurso contra estas conclusiones escépticas –sugiere Kant– es
adoptar una perspectiva que permita considerar la historia como un plan oculto de
una sabiduría superior, perspectiva que tiene la ventaja de promover acciones que
contribuyan a la realización del progreso. Si bien tal perspectiva es, en principio,
teórica –pues se trata de un punto de vista adoptado a fin de inteligir cierto sentido
unitario y coherente de los acontecimientos históricos–, Kant se pregunta si acaso
la experiencia muestra algo que permitiese justificar la adopción de dicha perspec-
tiva, es decir, algún dato empírico a partir del cual inferir la presencia de una inten-
ción de la Naturaleza que nos orienta indefectiblemente hacia el progreso3. A ello
1. Cf. Kant, I. Ideas para una Historia Universal en clave cosmopolita [Idee zu einer allgemeinen Geschi-
chte in weltbürgerlicher Absicht, 1784]. De aquí en adelante haremos referencia a este texto bajo la
abreviatura IaG. La paginación citada corresponde a la edición académica de las obras kantianas: Kant's
gesammelte Schriften, hrsg. von der Königlich Preussischen, bzw. der Deutschen Akademie der Wissens-
chaften (Ak.), Berlin et alia, 1902ss. A esta edición se refiere la abreviatura Ak. El tomo se indica en
números romanos y el número de página en numeración arábiga, según el uso convencional en el ámbi-
to de los estudios kantianos.
2. Cf. Williams (1983: 4).
3. Cf. IaG, Ak. VIII, 27. Förster señala que la necesidad de hallar datos empíricos que permitan justificar
la idea de un progreso del género humano está ligada a la exigencia de dotar de realidad objetiva prácti-
ca a dicha idea. Cf. Förster (2009: 193-194). Por nuestra parte, consideramos que la dificultad de esta
interpretación reside en que parece suponer que el progreso opera efectivamente en la historia. A nues-
tro juicio, la idea de progreso es, precisamente, una idea, es decir, una noción de la razón práctica que
los seres humanos deben representarse con el propósito de actuar de manera acorde al fin representado
(en este caso: de manera acorde con el progreso). La utilidad principal de esta idea consiste, según esta
lectura, en que ella propicia la realización de acciones conducentes al logro de la meta o fin representa-
dos. Esta línea de interpretación –que destaca la significación práctico-normativa de la filosofía kantiana
responde que los indicios son pocos, pero no por ello menos significativos; en efec-
to, es posible reconocer débiles indicios de que nos aproximamos hacia un estado
de mayor perfección: la libertad va ganando terreno poco a poco, la Ilustración se
abre paso lentamente, y las relaciones comerciales entre los Estados se tornan cada
vez más estrechas (y dado que lo que afecta a una nación particular compromete el
destino de otras, algunos Estados comienzan a oficiar como árbitros en situaciones
de conflicto, preparando así el terreno para la futura constitución de un cuerpo po-
lítico supraestatal). Estos indicios avalan la esperanza en la posible realización futu-
ra de una constitución republicana y de un derecho cosmopolita, capaz de regular
las relaciones interestatales, condiciones necesarias para un desarrollo óptimo de
las disposiciones humanas originarias4.
Kant señala que este intento filosófico de elaborar la historia universal confor-
me a un plan de la Naturaleza no debe considerarse como una mera ficción (una
novela), sino como esbozo de una meta efectivamente realizable. En cuanto a las
razones para adoptar esta perspectiva (teórica) en la consideración de la historia, se
trata, en última instancia, de motivaciones prácticas: en tal sentido observa que no
sólo es posible sino necesario admitir un plan semejante, en virtud de las ventajas
que esta idea reporta5. La suposición de que la historia universal realiza una inten-
ción de la Naturaleza no sólo presenta ventajas teóricas –en tanto permite concebir
como un sistema lo que de otro modo no aparecería sino como una sucesión caótica
de acontecimientos6, sino que además exhorta a los gobernantes a trabajar en pos
de una constitución civil justa, y permite además superar la actitud escéptica que
despierta el espectáculo desolador que ofrece la historia de la humanidad7.
En el marco de estas reflexiones histórico-filosóficas, Kant sostiene que “todas
las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna
vez completamente y con arreglo a un fin” (Ak. VIII, 18) Una disposición que no
alcanza su finalidad supone una contradicción dentro de la doctrina teleológica de
la Naturaleza8. En el hombre, aquellas disposiciones naturales que tienden al uso de
de la historia– ha sido desarrollada por numerosos intérpretes. Vid. Aramayo (2001: 69-102); Bittner
(2009. 231ss.); Lindstedt (1999: 145ss.). Otros intérpretes destacan, por el contrario, la dimensión
teórica del proyecto kantiano de una historia-filosófica. Vid., por ejemplo, Wood (2006: 243ss.).
4. Cf. IaG, Ak. VIII, 27-28.
5. Cf. Bittner (2009: 231ss.).
6. Cf. IaG, Ak. VIII, 29.
7. Hacia el final del texto, Kant sugiere además que este modo de considerar la historia permite incluso
justificar a la Providencia, constituyendo así una suerte de teodicea (cf. IaG, Ak. VIII, 30-31). Para un
análisis de las diversas ventajas que, desde la perspectiva kantiana, reporta una consideración filosófica
de la historia, vid. Kaulbach (1957: 65-84).
8. Esta doctrina teleológica de la naturaleza, anticipada en la Dialéctica trascendental (Crítica de la razón
pura) recibirá su formulación sistemática recién en 1790, con la publicación de la Crítica de la facultad
de juzgar [Kritik der Urtheilskraft]. Para un análisis de la conexión entre los principios de la teleología
natural desarrollada por Kant y su filosofía de la historia, véase: Allison (2009: 24-45).
9. “La Naturaleza ha querido que el hombre extraiga por completo de sí mismo todo aquello que sobre-
pasa la estructuración mecánica de su existencia animal y que no participe de otra felicidad o perfección
que la que él mismo, libre del instinto, se haya procurado por medio de la propia razón” (IaG, Ak. VIII,
19).
bre es, ante todo, un ser social, y esto es así en la medida en que se trata de un ser
racional.
Bajo las premisas teleológicas sobre las cuales se desarrolla su concepción de la
naturaleza humana y de la vida social, Kant sostiene –como indicamos – que las
disposiciones humanas naturales u originarias están destinadas a ser plenamente
desarrolladas. Ahora bien, esta sociabilidad natural del hombre posee un atributo
peculiar: se trata de una sociabilidad insociable, esto es, de una inclinación a la vida
social que se hallan articulada con tendencias asociales: el deseo de dominio, el
egoísmo, la codicia, la resistencia ante el otro, la desconfianza, la ambición, el deseo
de acaparar, la codicia, la vanidad, la rivalidad, la envidia, el deseo de poder, etc. La
racionalidad humana, en su uso práctico o moral, condena estas tendencias inso-
ciables, de manera tal que el hombre se halla moralmente obligado a combatir estos
impulsos insociables o asociales, sin poder llegar a erradicarlos jamás, puesto que
se trata –insistimos– de disposiciones naturales (por tanto, insuperables)10. Las
disposiciones insociables del hombre no pueden ser erradicadas11; y, no obstante,
no por ello se nos exime de la obligación de controlar sus efectos, pues la razón
compele a ello, de manera incondicionada12.
Señalamos ya que el individuo tiende naturalmente a la vida social, ya que sólo
en el marco de la convivencia social puede desarrollar ciertas disposiciones, tales
como el lenguaje, el pensamiento, el conocimiento, la cultura, la moralidad. Sin
embargo, encuentra en sí mismo la tendencia a doblegar todo a su capricho y a re-
sistirse a los demás, y espera hallar en los otros esa misma resistencia. A estas dis-
posiciones, censurables desde el punto de vista ético, se oponen otras disposiciones
favorables a la eticidad: básicamente, la racionalidad, la moralidad, el respeto por el
principio del derecho. Es importante señalar que Kant no afirma que las buenas
disposiciones estén ligadas a la sociabilidad y las malas disposiciones resulten del
todo insociables: estas últimas también impulsan la sociabilidad, pues es la combi-
nación entre las buenas y las malas disposiciones aquello que promueve el desarro-
llo de nuestros talentos y capacidades. Ni las malas disposiciones, ni las buenas,
producirían por sí mismas ningún bien, sino que es preciso que las fuerzas en esta-
13. Para un análisis pormenorizado de la concepción kantiana del republicanismo, véase: Dreier (2005:
134-170).
En el tercer apartado del texto de 1793 titulado “Acerca del refrán: Lo que es
cierto en teoría para nada sirve en la práctica” [Über den Gemeinspruch: Das mag
in der Theorie richtig sein, taugt aber nicht für die Praxis] 14, Kant retoma sus refle-
xiones histórico-filosóficas y sostiene que el progreso del género humano, en lo que
concierne al fin moral de su existencia, no necesita ser demostrado, ya que esta su-
posición se apoya en un deber práctico, a saber: el deber de contribuir, en mis ac-
ciones, a un perfeccionamiento progresivo de la especie. Si bien los hechos históri-
cos permiten abrigar dudas acerca del progreso, mientras no pueda probarse con
certeza que es imposible, debemos confiar en su factibilidad (TP, Ak. VIII, 309). La
posición que Kant asume respecto de la historia y el progreso debe ser interpretada,
según entendemos, sobre la base de su concepción de la relación entre la teoría y la
práctica, indisolublemente vinculadas. La práctica es definida aquí como acción
orientada según principios, que han de ser establecidos por la razón a partir de un
ejercicio reflexivo, teórico (TP, Ak. VIII, 275). Tanto en el ámbito de la moralidad
como en el plano del derecho público y del derecho internacional, la práctica debe
estar orientada a partir de principios cuya exacta determinación teórica resulta de-
cisiva15.
Esta manera de entender la relación entre teoría y práctica permite explicar la
posición que Kant asume al interpretar ciertos datos históricos como indicios del
progreso. Sin embargo, el filósofo niega la relevancia de ciertos sucesos que parecen
refutar la idea de que el género humano avanza hacia un estado de mayor perfec-
ción. Así sostiene, en efecto, que los argumentos empíricos en contra de la esperan-
za son irrelevantes y no rigen en el ámbito propio de una historia a priori16, ya que
aquí no se trata de la narración de hechos pasados sino de inteligir un sentido uni-
tario del curso histórico, con la finalidad de prever su desarrollo futuro. Las dudas
acerca del progreso que podrían surgir a partir de la consideración de ciertos he-
chos históricos no son probatorias, afirmación que Kant no se detiene a justificar,
pero que parece sustentarse en las características que el filósofo atribuye a la histo-
14. De aquí en adelante nos referimos a este escrito bajo la abreviatura TP.
15. De allí que Kant pueda afirmar que, cuando la teoría no se aplica a la práctica, no se debe al carácter
abstracto de aquélla, ni a la imposibilidad de una concordancia entre ambas en razón del carácter ideal
de la teoría, sino que se debe, en todo caso, a una insuficiencia de la propia teoría (TP, Ak. VIII, 275).
Es, así pues, el carácter incompleto o insuficiente de una teoría aquello que produce una dificultad en su
articulación con la práctica.
16. Cf. TP, Ak. VIII, 309.
17. En el primer apéndice de Hacia la paz perpetua, Kant reivindica, una vez más, la teoría, a la que
toda práctica debe subordinarse: allí afirma, en efecto, que la política, como teoría del derecho aplicada,
no puede estar en tensión con la moral, en cuanto teoría del derecho pura (ZeF, Ak. VIII, 370). Quien
desatiende los preceptos morales en el ámbito de la acción política, amparándose en una presunta natu-
raleza humana que sería incapaz del bien, imposibilita con ello el camino del progreso, haciendo imposi-
ble toda mejora. Quienes subordinan las exigencias morales a las necesidades de la política no merecen
ser oídos, precisamente porque producen el mal que anuncian (ZeF, Ak. VIII, 377-378). En síntesis, la
política y la moral no pueden discrepar, no puede darse desacuerdo alguno entre ellas, por la sencilla
razón de que toda política legítima debe supeditarse a los principios de la moralidad y el derecho (así
como toda práctica debe regirse según principios teóricos). No sólo debemos orientar nuestras acciones
políticas hacia la meta de una constitución regida por el principio del derecho, sino que además podemos
albergar una esperanza fundada en la posibilidad de una constitución tal, o al menos la continua aproxi-
mación a esta meta ideal (ZeF, Ak. VIII, 386).En los Principios metafísicos del derecho (Sección tercera
del derecho púbico: El derecho cosmopolita), Kant señala, en el mismo sentido, que no se trata de saber
si la paz entre los Estados es factible o bien se trata de una meta absurda e inalcanzable, ya que lo deci-
sivo es que “hemos de actuar con vistas a su establecimiento” y aunque este propósito fuera irrealizable,
“no nos engañaríamos ciertamente al aceptar la máxima de obrar continuamente en esta dirección,
porque esto es un deber” (MS, Ak. VI, 354-355), una idea impuesta por la razón pura práctica. Las ideas
de progreso, de cosmopolitismo, de paz perpetua, son impuestas por la razón práctica como ideas cuya
realización constituye, para nosotros, un deber. Para un análisis del carácter práctico-normativo de estas
ideas, vid. Yovel (1980: 278ss.); Pinkard (2009: 218).
18. Cf. TP, Ak. VIII, 310.
19. De aquí en adelante hacemos referencia a este escrito bajo la abreviatura SF.
“seres que actúan libremente, a los que se puede dictar de antemano lo que deben
hacer, pero de los que no cabe predecir que lo harán...” (Ak. VII, 83)20. Se da una
combinación del mal con el bien, cuya exacta proporción desconocemos, de manera
tal que no es posible prever qué resultado puede esperarse del desarrollo futuro del
género a partir de una consideración de las características morales y antropológicas
del ser humano (SF, Ak. VII, 84).
La cuestión del progreso no puede ser dirimida a través de datos proporciona-
dos por la experiencia histórica, ya que el curso pasado de los acontecimientos no es
suficiente para vaticinar el curso futuro, a causa del carácter esencialmente libre de
la acción humana. Sin embargo, Kant introduce a continuación una suerte de recti-
ficación, al indicar que “pese a todo la historia profética del género humano tiene
que ligarse con alguna experiencia” (SF, Ak. VII, 84). Ha de haber alguna experien-
cia histórica a partir de la cual pueda inferirse una cualidad humana a la que pueda
considerarse causa de un progreso futuro. Como sabemos, esta experiencia, este
signo histórico del progreso, está dado, para Kant, por el entusiasmo desinteresado
que despierta la Revolución Francesa en sus espectadores imparciales, simpatía que
revela un carácter moral de la especie, a partir del cual es posible augurar el progre-
so. Pese a los peligros y riesgos que pudiese reportarles este apoyo a la causa revo-
lucionaria, los partidarios de la Revolución –que no participan directamente de
ella– no pueden sino manifestar su empatía por los principios que la inspiran, esto
es: el respeto por la idea del derecho y los valores republicanos (SF, Ak. VII, 86).
La presencia de la ley moral en nosotros no es suficiente para vaticinar un pro-
greso de la especie, pues se da en el hombre una tensión constitutiva entre el bien y
el mal, entre el respeto por la ley moral y el influjo ejercido por las inclinaciones. El
progreso puede ser augurado, no a partir de la cualidad moral del ser humano como
portador de la ley moral, sino a partir de un hecho (el entusiasmo) que revela cierto
talante moral, en virtud del cual el hombre es proclive a su propio perfeccionamien-
to constante. El entusiasmo que los ideales reivindicados por la Revolución despier-
ta entre sus espectadores imparciales es signo de esta disposición originaria a la
perfectibilidad, a partir de la cual podemos augurar el progreso de la especie. Desde
luego, no es posible determinar en qué momento serán alcanzados los fines que la
razón impone como deber (la constitución republicana, el orden cosmopolita, la paz
perpetua), pero sí es posible prever que en un remoto futuro serán efectivamente
20. En la Crítica de la razón pura Kant observa, del mismo modo: “cuál haya de ser el grado máximo, en
el cual deba detenerse la humanidad, y cuán grande haya de ser, por tanto, la grieta que necesariamen-
te quede entr4e la idea y su realización, eso nadie puede ni debe determinarlo, precisamente porque hay
libertad, la que puede traspasar cualquier límite dado” (KrV, A 317/B 374).
alcanzadas21. Como portavoz de esta historia profética, Kant pronostica que los
hombres lograrán alcanzar una forma republicana de gobierno, y declara que, a
partir de este momento, ya no se darán retrocesos en el progreso de la especie,
“porque un fenómeno semejante no se olvida jamás en la historia humana...” (SF,
Ak. VII, 88). Añade aún que, incluso si la revolución fracasase, “ese pronóstico filo-
sófico no perdería nada de su fuerzas”. Una vez más, y al igual que en Teoría y prác-
tica, el signo que anuncia el progreso parece adquirir fuerza probatoria, pero no así
los hechos que parecen sugerir la imposibilidad de un progreso tal. La razón de ello
reside en que, desde la perspectiva aportada por la historia filosófica, esto es, desde
una consideración histórico-filosófica que se construye a priori, ciertos datos pue-
den ser reconocidos como relevantes, mientras que otros pueden ser desestimados.
Si consideramos brevemente a las características propias de lo que Kant entiende
bajo el concepto de historia a priori podremos aclarar el sentido de esta observa-
ción.
También en el ámbito de la filosfía historia tiene lugar una revolución coperni-
cana, análoga a la operada, por la filosofía kantiana, en la historia del problema del
conocimiento. En el segundo Prólogo a la Crítica de la razón pura, Kant sostiene
que la filosofía debe aprender la lección impartida por la matemática y por la cien-
cia natural, disciplinas que se han constituido como ciencias en sentido estricto a
través de una revolución metodológica, esto es, de un cambio de perspectiva radi-
cal, en virtud del cual se reconoció que la razón humana sólo podía comprender y
conocer con certeza apodíctica aquello que ella misma había producido, según sus
propios conceptos (KrV, B XII). Matemáticos, físicos y astrónomos “comprendieron
que la razón sólo entiende lo que ella misma produce según su [propio] plan; que
ella debe tomar la delantera con principios de sus juicios según leyes constantes, y
debe obligar a la naturaleza a responder sus preguntas...” (B XIII). La razón se diri-
ge a la naturaleza para ser instruida por ésta, pero para ello debe portar en una
mano la experiencia (el experimento, la observación) y en la otra “ “sus principios,
sólo según los cuales los fenómenos coincidentes pueden valer por leyes” (B XIII).
Lo interesante de esta última observación es que el experimento, a través del cual es
posible el registro de datos empíricos, es diseñado a partir de principios subjetivos,
i.e. adoptados por el investigador. Es el aspecto subjetivo el que prima en esta doble
vía que adoptamos para la interpretación de lo fáctico: no sólo llevamos, en una
mano, aquellos principios que constituyen la perspectiva o punto de vista adoptado
rentemente caótico de los sucesos humanos: bajo esta perspectiva la insociable so-
ciabilidad humana puede ser interpretada como motor del progreso, el avance de la
Ilustración, el estrechamiento de las relaciones interestatales y de los lazos comer-
ciales, y el entusiasmo desinteresado de los espectadores de la Revolución Francesa
pueden ser interpretados como un signos del progreso. Aquellos datos que parecen
desmentir, por el contrario, la posibilidad de un progreso (la guerra y el antagonis-
mo incesante, la ambición ilimitada de quienes ejercen el poder político, el afán de
dominio y el egoísmo sin límites) son irrelevantes toda vez que se ha adoptado la
perspectiva de una intención de la Naturaleza, que orienta a los hombres al desarro-
llo y perfeccionamiento continuos de sus disposiciones originarias. En síntesis,
quien decida considerar el rumbo de los asuntos humanos como un absurdo, como
un espectáculo sin sentido, quizás esté adoptando un punto de vista erróneo (SF,
Ak. VII, 83), en razón de las consecuencias morales que semejante punto de vista
conlleva.
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EZEQUIEL BERLOCHI
[email protected]
Universidad Nacional de Rosario
Resumen
La presente ponencia se propone realizar un análisis general sobre la construcción
social del miedo durante el periodo 1973-1978. La elección de este periodo, está de-
terminada ya que a partir del retorno de la democracia en 1973, comenzó a cons-
truirse un imaginario sobre el miedo, particularmente centrado en la construcción
discursiva de un enemigo (el comunismo) que adoptaría distintos aspectos (la j u-
ventud, la guerrilla, la militancia) extendiéndose hasta los años más violentos de la
dictadura cívico-militar. De esto, nos interesa profundizar sobre dos dinámicas es-
pecíficas por las cuales se construye y difunde el miedo en una sociedad: los rum o-
res alarmistas y la psicosis colectiva. Por otra parte, consideramos que hay poco
trabajado sobre la construcción social, fundamentalmente desde lo discursivo, del
miedo, y que cuando se habla del mismo, es para hacer referencia a situaciones vi o-
lentas y/o represivas.
Introducción
de la acción política colectiva” (Gonzales Calleja citado en Canal, 2014: 226). Sal-
vando las distancias políticas, temporales y culturales con el caso argentino, el mie-
do colectivo entendido como la amenaza a la seguridad nacional, se repitió en la
coyuntura de los años `60 y `70, en plena Guerra Fría y en un contexto de movi-
mientos contestatarios y revolucionarios que se propagaban por toda América Lati-
na y de dictaduras y gobiernos conservadores que buscaban legitimarse frente al
presunto avance comunista.
Un aspecto relevante al estudiar la conformación del miedo colectivo, tiene que
ver con los modos de propagación del mismo. Volviendo a González Calleja, para el
autor existen tres tipos de dinámicas por las cuales el miedo logra difundirse por la
sociedad. En primer lugar, mediante los rumoresalarmistas que favorecen aquellos
miedos relacionados con la inseguridad, la incertidumbre y los adversario políticos,
entre otros, “a través de estereotipos, clichés y prejuicios, y la pervivencia de deter-
minados mitos convencionales en la conciencia colectiva” (González Calleja, 2009:
5). Un segundo tipo, hace referencia a los contagios mentales que se “producen en
comunidades cerradas o lugares de proximidad psicológica como las aldeas, los
conventos, los cuarteles, las escuelas o las fábricas, donde la imitación y la histeria
tienen una función especial” (González Calleja, 2009: 5). Finalmente, el último
medio tiene que ver con la conformación de unapsicosis colectiva, definida por el
autor como aquel
Las anteriores citas nos dan las pautas necesarias para realizar el análisis de
nuestro caso concreto, ya que nos posibilitaran comprender los modos por los cua-
les el miedo colectivo en la Argentina de los años `70 se difundió en la sociedad.
Particularmente, nos centraremos en la generación de rumores y la incitación a la
psicosis colectiva, difundidas mediante los medios masivos de comunicación.
Por otra parte, una cuestión importante a tener en cuenta sobre el estudio del
miedo en la historiografía argentina sobre los años `60 y `70, es que ésta práctica-
mente no ha sido trabajada. Cuando se habla de miedo en el contexto temporal an-
tedicho, se remite a la experiencia del terrorismo de Estado efectuado por el auto-
proclamado “Proceso de Reorganización Nacional” (1976-1983), al secuestro,
1. Entre los que se incluyen las agrupaciones parapoliciales y/o paraestatales de derecha como la Triple
A.
2. Por otra parte, es importante que tengamos en cuenta, que no era la primera vez que ideas relacio-
nadas al progreso social, particularmente de los sectores obreros o populares, eran elevadas al rango de
“amenaza nacional”. Durante las primeras décadas del siglo XX, son muchos los ejemplos en nuestro
país de políticas tendientes a catalogar a los militantes anarquistas, socialistas y sindicalistas revolucio-
narios (más tarde comunistas) como “el enemigo” de la Nación, y por ende se sancionaron y aplicaron
diferentes medidas para reprimir a dichos sectores.
3. Sin olvidar claro está, la influencia de la Revolución Cubana y el ejemplo del Che Guevara para am-
plios sectores de la juventud y la militancia política de aquellos años.
4. Aunque debemos hacer notar que entre los años 1964 y 1966, diversos medios de comunicación pro-
movieron en sus páginas la posibilidad de la instalación de focos guerrilleros en las zonas periféricas de
la Argentina, alentando de esa manera el golpe de Estado que se concretaría el 28 de junio de 1966.
5. Véase: López (1987) y Mazzei (2012).
“subversivo” es una de las palabras más obsesivamente repetidas por los militares a
lo largo de todo el periodo estudiado. Su definición, sin embargo, se mantiene del i-
beradamente abierta de modo que pueda ser definida a discreción en cada mome n-
to por el poder dictatorial (…). En lo que se insiste constantemente es en su “peli-
grosidad”, que no se limita al terreno militar, sino que abarca cuestiones
ideológicas, políticas o culturales, por lo cual la lucha “anti subversiva” carece de
límites (Schindel, 2012: 67).
Es precisamente con este término tan vago y flexible, que comienza a construir-
se el miedo en la sociedad argentina de aquellos años. Cualquiera podía ser un
“subversivo”, y por lo tanto la sociedad debía estar vigilante de aquellos “otros”,
entendidos como “anormales”, que intentarían pervertir al cuerpo social6.
De esta manera, dentro de la categoría denominada por Gonzáles Calleja como
rumores alarmistas, encontramos la construcción de la figura del “otro” como la
del “delincuente subversivo”. Fundamentalmente, se hizo hincapié en resaltar el
carácter apátrida y extra-nacional de quienes eran indicados como pertenecientes a
la “subversión”. Este discurso tuvo dos momentos, estando ambos enmarcados den-
tro del conflicto al interior del peronismo. Por un lado, desde un sector del movi-
miento peronista, que podemos denominar como “ortodoxo” o “derecha peronista”
(Besoky, 2012), se procuró elaborar un relato con el objetivo de entender y explicar
a su contraparte, es decir, la “izquierda peronista” hegemonizada por los sectores de
la Tendencia, conformada fundamentalmente por la juventud peronista y las distin-
tas agrupaciones armadas peronistas como Montoneros7. Este relato fundado por
los sectores del peronismo “ortodoxo”, estuvo orientado a interpretar ala izquierda
peronista como un elemento fuertemente influenciado por ideologías extrañas al
ser nacional. Comenzaba así, la referencia a la “infiltración”.
Los “infiltrados” dentro del peronismo, habían sido caracterizados, incluso por
el propio Perón, como ajenos a la tradición política nacional. Como plantea Marina
Franco (2012), analizando los discursos de Perón ya en la Argentina, el anciano ge-
neral
6. Una metáfora utilizada como mucha asiduidad, especialmente durante el “Proceso”, es la de equiparar
a la “subversión” con el cáncer, es decir, con una enfermedad que afecta a todo el cuerpo social y por lo
tanto debe ser extirpada.
7. Cabe destacar, que dentro de este sector, también serán considerados los militantes de la agrupacio-
nes político-militares de izquierda, como el ERP.
perfiló aún más la naturaleza del problema y señaló que se trataba de un enemigo
marxista, organizado, “la subversión”, que venía de afuera en tanto era un problema
mundial, pero que se había instalado dentro de las fronteras nacionales, generando
el “caos” y atentando contra la nacionalidad y el “ser argentino” (Franco, 2012: 72).
Era que la ola de violencia por parte de la izquierda peronista radicalizada, fun-
damentalmente hacia las Fuerzas Armadas y de seguridad y hacia el sector de la
“derecha peronista”, provocó no sólo la condena del propio Perón, sino que también
dio inicio a la construcción y difusión del miedo en la sociedad. Miedo que, por otra
parte, tenía como único objetivo la legitimación de determinadas posiciones políti-
cas, vinculadas al sector de la “derecha peronista” enfrentada a la juventud.
En este sentido, Sebastián Carassai (2013) al estudiar la violencia armada en el
periodo 1970-1977, se detiene a analizar cómo el fenómeno del surgimiento de los
grupos armados habría sido percibido por la sociedad. Además de la realización de
entrevistas a “personas comunes”8, el autor toma como fuentes de investigación
algunos productos culturales tales como programas de televisión y publicidades
comerciales para dar a conocer el grado de penetración de la violencia en la socie-
dad argentina9.
De esa manera, los medios de comunicación se hacían eco de la violencia cada
vez más abrumadora, acentuando el rasgo de otredad en determinados sujetos, til-
dados como “terroristas” y “delincuentes”. Como peligrosos. En otras palabras, el
miedo se instalaba en la sociedad y preparaba el terreno para lo que vendría unos
años más adelante. Y aquí debemos hacer mención al segundo momento enmarca-
do entre los años 1974-1976, en donde lo que se presentó a la sociedad era la lucha
entre dos bandos, ambos indicados como “criminales”, como “terroristas”.
Con la muerte del general Perón en junio de 1974, se produjo una verdadera lu-
cha de poder la interior del peronismo. Las tensiones entre la izquierda peronista y
la derecha peronista, terminaron estallando en la más absoluta violencia con la apa-
rición del brazo armado del peronismo de derecha, la Triple A y su campaña de ase-
sinatos de militantes y dirigentes y militantes tanto peronistas como de izquierda.
Es en este contexto de fuerte conflicto al interior del peronismo, que van a co-
menzar a gestarse los primeros rumores alarmistas que,desde la prensa militante
de la derecha peronista, comenzó a edificarse para luego extenderse por toda la so-
ciedad. Esto es sumamente importante, porque al asumir el poder las Fuerzas Ar-
madas en 1976, reproducirán en gran escala el imaginario construido por la derecha
peronista para justificar y legitimar su accionar dentro del heterogéneo e inestable
movimiento peronista.
Así, las revistas militantes que respondían a la derecha peronista, como Las Ba-
ses,Marchar y El Caudillo de la Tercera Posición se habían ocupado de construir
un imaginario determinado de lo que era el peronismo, al mismo tiempo que adver-
tían sobre la “infiltración” de “elementos extraños” al interior del movimiento y por
lo tanto se recomendaba ejercer una constante vigilancia y control, no sólo a los
militantes, sino también sobre la sociedad en general. A ello debe sumarse, la con-
formación de estereotipos sobre los militantes de izquierda, que fueron caracteriza-
dos como “terroristas” y “delincuentes subversivos”, no sólo por estos medios, sino
también por la prensa más comercial, como así también por determinados produc-
tos culturales como películas o novelas, tal como el caso ya mencionado de Rolando
Rivas taxista (Carassai, 2013: 129-149).
En suma, los rumores creados por los diversos medios de comunicación, tenían
como objetivo la difusión de la idea de que quienes militaban en los sectores de iz-
quierda, eran criminales y que si la juventud argentina seguía ese camino, termina-
El 24 de marzo de 1976, es sin lugar a dudas uno de los momentos más oscuros y
trágicos de nuestra historia. Como se sabe, el “Proceso de Reorganización Nacional”
impulsó un plan sistemático de represión, conocido como terrorismo de Estado,
orientado a acabar con cualquier tipo de resistencia hacia las políticas económicas y
sociales que impulsaban. El mismo, incluyó la creación de cientos de centros clan-
destinos de detención y el secuestro, tortura y desaparición de miles de personas,
incluidos la apropiación de niños recién nacidos, el robo de bienes materiales pe r-
tenecientes a las víctimas y demás violaciones a los derechos humanos. Para justif i-
car en algunos casos y para ocultar el accionar represivo clandestino, durante los
años de la dictadura cívico-militar se construyó un gran andamiaje propagandístico
que tuvo como objetivo la construcción del miedo en términos de psicosis colectiva.
En este sentido, la campaña propagandística del “Proceso” estuvo orientada a crear
una serie de enemigos públicos, para de ese modo acentuar el clima de miedo en la
sociedad. Es en ese contexto en que frases como “algo habrán hecho”, cobran sent i-
do, ya que el enemigo “subversivo”, como hemos hecho mención en el apartado an-
terior, era un enemigo que debía ser destruido, erradicado de la sociedad. Este
10. Cámpora, era el delegado personal de Perón y estaba muy vinculado a sectores de la juventud pero-
nista. La presente propaganda, estaba destinada a presentar al candidato del FREJULI, como el candida-
to de los violentos, de los “subversivos”.
11. La autora cita dichos de Albano Harguindeguy y Roberto Camps, quienes en distintos medios habían
declarado respectivamente que “en la Argentina no hay presos políticos, no hay presos gremiales: hay
presos subversivos”, mientras que para el segundo, en nuestro país, “no desaparecieron personas, sino
subversivos”, esta última declaración fue realizada en España en el año 1983 (Schindel, 2012: 68).
el mayor pecado ha sido arrancar a Dios del corazón rico de nuestra juventud y de
haberle impuesto por obra de ideólogos advenedizos la dictadura de la anarquía
moral. A muchos de ellos la Nación les pagó para que corrompieran a sus hijos (…).
Esta corrupción moral llega a la raíz de la conciencia a la que tarde o temprano
arranca todo poder de reacción. Un ejemplo típico son el cine y la pornografía, que
corrompen de un modo sutil y pérfido; corrupción contra la cual casi no hay san-
ción (declaraciones efectuadas en el diario La Prensa en abril de 1976 y citadas en
Avellaneda, 1986: 135).
12. Quizás, lo más relevante de este aspecto sea la utilización política del Mundial de Futbol, para pre-
sentar y defender la posición argentina en relación a las denuncias sobre violaciones a los derechos
humanos. En este sentido, se realizaron diferentes campañas propagandísticas para fomentar el “espíritu
argentino” y demostrar que las denuncias eran meras falacias. Ejemplo de ello, son algunas publicidades
que pueden verse en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=HONchTm9dfM
Conclusión
En el presente trabajo hemos intentado describir los procesos por los cuales se
construyó el miedo en la sociedad argentina durante el periodo 1973-1978. Como
bien hemos podido observar, el mismo data de mucho antes del periodo analizado
aquí,pudiendo rastrear sus orígenes hastala década del ´60, e incluso mucho an-
tes13, cuando se comenzó a trazar los lineamientos principales relativos a una pre-
sunta amenaza hacia la propia esencia del ser nacional. El peligro de la revolución
comunista, fue el acicate al que recurrieron tanto gobiernos democráticos como
autoritarios para legitimar sus políticas represivas. Dicho esto, puede observarse
que estas prácticas van a ir endureciéndose con el paso del tiempo. De esa manera,
puede observarse como a lo largo del tiempo, se pasa de políticas de censura, de
identificación del “enemigo” hasta la planificación (y puesta en práctica) del exter-
minio del mismo.
De esta manera, el periodo 1973-1978, puede definirse como un periodo “final”
del proceso de alteridad, en donde termina de definirse al enemigo, de justificar su
accionar como parte de un complot contra el país que buscaba trastocar el orden
establecido y subvertir o pervertir la más pura esencia nacional, para pasar luego a
la justificación de su eliminación. Para ello, se hizo necesario generar un clima de
temor en la sociedad, en las “personas comunes” al decir de Carassai, para la justifi-
cación y legitimación del accionar represivo.
De ello, hemos podido identificar dos dinámicas por las cuales el miedo logra
propagarse en una sociedad: los rumores alarmistas y la psicosis colectiva. Y si bien
en el presente trabajo, hemos presentado ambas dinámicas como preponderantes
en dos periodos bien definidos, esto no quiere decir que ambas persistan y vayan
complementándose a lo largo de los años aquí reseñados. Lo que sí hubo, fue una
mayor preponderancia de las dinámicas en periodos determinados. Es por ello que
observamos como la propagación de rumores alarmistas prima durante el periodo
1973-1976, mientras que la psicosis colectiva lo fue durante la dictadura cívico-
militar.
13. Téngase en cuenta las leyes que buscaban disciplinar al movimiento obrero a principios de siglo XX,
que si bien no estaban dirigidas al comunismo, sí contemplaban amenazas externas que buscaban per-
vertir a la sociedad y subvertir el orden imperante.
Bibliografía
BERNARDO CARRIZO
[email protected]
CECILIA RAMBAUDO
[email protected]
Resumen:
El año 1912 es clave en la historia política santafesina. Las elecciones de marzo, lu e-
go de una intervención federal que dura poco más de un año, arrojan como result a-
do el triunfo de la Unión Cívica Radical de Santa Fe (UCRSF) que vuelve a partici-
par en el escenario electoral tras una etapa en la que prima la abstención. La Liga
del Sur (LS) limita su radio de acción al sur provincial y desarrolla, hasta su deriva
en Partido Demócrata Progresista (PDP) a fines de 1914, una destacable labor legi s-
lativa.
Durante la gestión del gobernador Menchaca (1912 -1916) se producen quiebres al
interior del radicalismo puesto que impera una lógica facciosa generadora de una
creciente tensión entre dos grupos identificables por quienes componían la fórmula
del ejecutivo: los caballeristas que integrarán el radicalismo Disidente, y los men-
chaquistas que darán lugar al radicalismo Nacionalista.
En esta ponencia abordamos un intricado período a través del análisis del accionar
en el escenario electoral de la UCRSF y la LS, teniendo presente que ambas agrupa-
ciones se proponen como el cambio frente al situacionismo, y guardan similitudes y
diferencias, tanto en lo que respecta a sus orígenes como a las formas de organiza-
ción y participación. Pretendemos así arrojar luz sobre el funcionamiento del siste-
ma de partidos que se configura en la provincia con el protagonismo de dos radic a-
lismos que de a poco capturan el espacio del oficialismo y de la oposición. Dado
nuestro objetivo, consideramos clave estudiar las coyunturas electorales, indagando
sobre los cambios y continuidades en los sistemas electorales y los resultados de las
compulsas; precisar los niveles de estabilidad en el control territorial; conocer los
Introducción
En 1912, bajo el nuevo clima que genera la sanción de una nueva ley electoral
conocida como Sáenz Peña –pese a que sólo regula las elecciones de diputados na-
cionales, electores del ejecutivo nacional y electores de senadores para la Capital
Federal– en la provincia de Santa Fe la Unión Cívica Radical de Santa Fe (UCRSF)
triunfa en las elecciones a la gobernación con la fórmula Menchaca-Caballero. Du-
rante esta primera gestión de gobierno, se suscitan al interior del radicalismo con-
flictos entre el gobernador y el vice consolidándose así dos facciones: los caballeris-
tas que integrarán el radicalismo disidente y los menchaquistas, el radicalismo
oficialista.
En las elecciones para renovación de gobernador en 1916, ambos grupos ten-
drán oportunidad de medir sus fuerzas y con efectos, incluso, sobre las presidencia-
les de ese año en las que el radicalismo santafesino disidente por un momento puso
en dudas la consagración de Yrigoyen como presidente de la nación, al demorar su
apoyo a la fórmula radical. En paralelo a la creciente conflictividad que anida al
interior del radicalismo, la Liga del Sur (LS) expone una presencia de carácter re-
gional que no ocluye su desempeño como partido que despliega sus esfuerzos tanto
en el escenario electoral como en el parlamentario, y a partir de 1914 deviene en
pista de despegue de una experiencia partidaria con aspiraciones nacionales: el Par-
tido Demócrata Progresista (PDP).
Si bien desde otra perspectiva, en trabajos anteriores (Piazzesi-Rambaudo,
2011; Piazzesi-Carrizo, 2013; Carrizo, 2014) hemos abordado la compleja coyuntura
1912-1916 donde la competencia electoral se entabla fundamentalmente entre los
radicalismos aunque con un destacable desempeño de la LS y, en menor medida,
los partidos conservadores. En esta ponencia nos interesa indagar sobre el período
colocando en diálogo las experiencias de la UCRSF y la LS que guardan similitudes
y diferencias, tratando de explicar el sistema de partidos que se configura con el
protagonismo de dos radicalismos que de a poco capturan el espacio del oficialismo
y de la oposición, en la Santa Fe de la temprana experiencia democrática. Analiza-
mos para ello las coyunturas electorales que tienen lugar en el ámbito provincial,
indagando los parecidos y diferencias tanto en los sistemas electorales como en los
resultados de los comicios, buscamos precisar los niveles de estabilidad en el con-
trol territorial, conocer los mecanismos a través de los cuales se definían las candi-
daturas y dilucidar las características de la relación entre estos radicalismos con la
organización nacional y la LS, devenida PDP.
1. En 1893 se producen levantamientos armados llevados adelante por la UCR en Santa Fe, San Luis y
Buenos Aires. Para un análisis detallado de las revoluciones radicales en la provincia de Santa Fe véase:
Reyes, Francisco (2010), Armas y política en la construcción de un partido. Las revoluciones de la Unión
Cívica Radical de 1893 y 1905 en la provincia de Santa Fe, tesina de Licenciatura en Historia, Santa Fe,
Facultad de Humanidades y Ciencias, UNL.
2. El 15 de abril de 1911 un decreto presidencial designa como interventor de la provincia a Anacleto Gil
con el objetivo de renovar los poderes legislativo y ejecutivo. La intervención se suscita en el marco de
un conflicto faccioso entre el Partido Constitucional, defensor del accionar de Crespo como gobernador, y
la Coalición que, con una clara presencia legislativa, impulsa el juicio político del gobernador.
3. Las palabras de Lisandro de la Torre en su carta de renuncia al radicalismo resultan elocuentes: “El
Partido Radical, desde su origen, ha tenido en su seno una influencia hostil y perturbadora, que ha tra-
bado su marcha, que ha desviado sus mejores propósitos (…) Ha sido la influencia del señor Hipólito
Yrigoyen, influencia oculta y perseverante, que ha operado lo mismo antes y después de la muerte del
doctor Alem …” Larra, Raúl (1974), Obras de Lisandro de la Torre (Tomo 1), Buenos Aires, Editorial He-
misferio, p. 12.
4. La Capital, 20/07/1911, p. 6.
5. En su tesis doctoral para graduarse como abogado Lisandro de la Torre sostiene: “Todo centro de
población, (…) engendra relaciones de vecindad entre las personas que lo componen, relaciones que van
tomando poco a poco la forma de una aspiración al bienestar general. Habitando todos el mismo lugar,
concurren por una ley ineludible a formar la asociación que ha de satisfacer las necesidades que cada
uno aprecia (…) En esta tendencia y en su realización no hay sino el fin económico y privado de conse-
guir ciertos beneficios a precio de los sacrificios que necesariamente tendrán que imponerse. No aparece
por ningún lado el aspecto político. La asociación que resulta tiene derecho a exigir su independencia del
Estado.” Larra, Raúl (1974), Obras de Lisandro de la Torre (Tomo 6), Buenos Aires, Editorial Hemisferio,
p. 207.
6. Como referencia que permite dimensionar la densidad del departamento, según la Dirección General
de Estadística de la provincia, Rosario contaba con 257.028 habitantes, mientras el departamento La
Capital contaba con 74.969.
7. “La Liga del Sur ha obrado el prodigio del despertar ciudadano, hasta en las filas contrarias, decididas
al fin, por la fuerza de las circunstancias, a echar mano de los recursos de la propaganda leal… Ha toca-
do los extremos más interesantes la propaganda de los partidos por sus respectivos candidatos. Los
carteles, los volantes…todo recurso ha sido aprovechado por los que quieren adquirir la mayor cantidad
de prosélitos para sus ideales. Y es curioso observar que el Partido Constitucional se ha visto en el caso
de imitar la propaganda simpática de la Liga del Sur…”. La Capital, 04/03/1911, p. 6.
miento” de la opción electoral hacia la UCRSF se vinculaba con una arena electoral
alterada por la intervención federal.
La actividad de los actores partidarios del radicalismo (desde Yrigoyen y las
principales figuras de la UCR, ciertos referentes del Partido Constitucional, los cau-
dillos de los clubes radicales y conservadores) puede considerarse fundamental pa-
ra “producir” el sufragio hasta el punto que la UCRSF se impuso en departamentos
de diferentes regiones de la provincia. En virtud de exponer las distintas condicio-
nes que hicieron posible el triunfo de la UCRSF, los periódicos destacan “el orden”
desplegado por los radicales para concurrir a las mesas, “no registrándose gran can-
tidad de electores constitucionales” lo cual explicitaría los acuerdos con este parti-
do. A su vez, en los departamentos del sur, las estrategias desplegadas por la
UCRSF condujeron a la LS a apelar –en la misma sintonía que su adversario– a las
prácticas convencionales de la política criolla10.
Resulta llamativo el triunfo radical en el departamento Rosario, epicentro de la
LS y distrito que aportaba la mayor cantidad de electores en la provincia (11 sobre
un total de 60). En los días previos a la elección, el rumor de un pacto radi-
constitucional sugería la viabilidad de negociaciones11. En Rosario, sobre un total de
22.408 votantes asistieron 15.788 sufragantes, es decir, el 70,45 %. La UCRSF ob-
tuvo 7.146 votos (45, 26%) seguida por la LS con 5.534 (35,05%) y la Coalición con
3.029 (19,18%). Sobresalen la escasísima cantidad de votos hacia el Partido Socia-
lista (55 votos) –pese a que el mundo obrero rosarino había adquirido un significa-
tivo grado de cristalización–, como así también, una indisimulable ausencia de vo-
tos para el Partido Constitucional12. Si bien la LS gana en la ciudad de Rosario en
elecciones municipales, no puede replicar en elecciones provinciales. Hipotetizamos
que se trata de electorados y competidores diferentes: para las elecciones provincia-
les el electorado privilegia el cambio, pero lo hace por la UCRSF en primer lugar y
luego por la LS. Estos diversos resultados electorales tornan compleja la relación,
durante todo el período, entre el concejo deliberante rosarino con mayoría liguista,
y el ejecutivo municipal designado por el gobernador radical.
10. “…cuando la Liga se apercibió del recorrido que le estaban dando los radicales…en las puertas de los
mismos atrios empezó la compra de votos” llegando a ofrecer entre 60 y 100 pesos por cada uno de
ellos. No obstante, la venalidad del voto era una práctica que la prensa informó en ocasión de las dos
elecciones de 1912 y no fue una práctica exclusivamente liguista. Cf. Nueva Época, 02, 03 y
13/04/1912.
11. “En los círculos políticos se decía ayer con insistencia, que los constitucionales de Rosario, votarán
con los radicales contra la coalición y la Liga unidos…” Santa Fe, 29/03/1912, p. 1.
12. Cf. Nueva Época, 02/04/1912, p. 1 y Santa Fe, 02/04/1912, p. 6.
13. El término independiente involucra a referentes políticos con poder territorial local/departamental
que gracias a la normativa electoral provincial pueden competir electoralmente. Son referentes políticos
que han militado en la mayoría de los casos en las filas del conservadorismo.
14. En agosto de 1913 las declaraciones de un senador provincial confirmaban el acuerdo con los coali-
cionistas, resultado de un acuerdo fallido con los liguistas, en pos de obtener por parte de los radicales
menchaquistas la mayoría en las cámaras a cambio de la vicegobernación, un ministerio y varias jefatu-
ras políticas. La figura visible de este intento de pacto con la LS fue Ricardo Caballero. Cf. Santa Fe,
03/08/1913, p. 2.
15. En el análisis de las divisiones que atraviesan a esa organización en el período hacemos nuestro el
planteo de Sartori cuando señala que un partido “es una suma de individuos que forman constelaciones
de grupos rivales”, y que si “se le observa desde dentro, puede ser incluso una confederación flexible de
subpartidos” (Sartori, 2000: 96). De modo que la fragmentación al interior de los partidos está lejos de
constituir un comportamiento anómalo, no obstante el intento de explicación ayuda a entender la diná-
mica política.
16. Otros notables del Partido Constitucional se enrolaron en el radicalismo gubernista, por ejemplo
Ignacio Crespo y Ricardo Aldao quienes en la reunión que resolvió la disolución del partido fueron los
que impulsaron esa posición. Cf. Santa Fe, 11/02/1914, p. 1.
17. A poco de iniciarse 1913, los conflictos al interior del radicalismo santafesino, que se remontaban a
marzo de 1912 y tenían su origen en la definición de la fórmula gubernamental, derivaron en la forma-
ción del radicalismo principista. Los radicales principistas buscaron diferenciarse de los gubernistas argu-
yendo que eran los verdaderos poseedores de las banderas identitarias, reivindicando el programa que
la UCRSF había esgrimido en 1912 y exaltando el rol de los viejos actores en detrimento de los nuevos.
18. A mediados de julio de 1913 comienza el rumor de la organización de este partido -sobre el que no
tenemos mayores referencias- pero que se estructuró en torno de figuras pertenecientes a otras organi-
zaciones de la red interpartidaria. Cf. Santa Fe, 12/07/1913, p. 1.
19. En la ciudad capital, a fines de noviembre de 1913 se llevan a cabo elecciones para concejales en la
que se organizaron dos listas de candidatos: Unión Comunal, cercana al partido oficialista, y Unión Veci-
nal Santafesina que lleva como primer concejal a Ricardo Aldao. Lo llamativo para nuestro análisis es
cómo se articularon los actores políticos ya que Unión Vecinal Santafesina reunió a constitucionales,
freyristas e independientes que en elecciones de 1914 se enfrentaron por los cargos legislativos. Posi-
blemente esto explica porque “…el doctor Yrigoyen ha impuesto a los altos empleados del gobierno san-
tafesino la renuncia a sus puestos para que se pongan al frente de los trabajos políticos que requiere la
reorganización del partido”. Santa Fe, 17/12/1913, p. 1.
20. Santa Fe, 19/02/1914, p. 3 (la cursiva es nuestra).
21. En la convención del departamento San Martín el delegado Lucero se preguntaba: “aquí en vuestro
departamento, decidme: ¿en dos años que lleváis de administración radical, que han hecho en bien
vuestro? … sin embargo, los impuestos se han duplicado, a pretexto de mejoras no efectuadas; siendo
imperdonable el descuido con que tratan hasta los problemas más vitales para vosotros, como ser, la
instrucción primaria, la vialidad, la justicia de paz y las policías; es decir, todo lo que afecta más direc-
tamente la vida, la familia y los intereses de los habitantes del campo”. La Capital, 19/01/1914.
22. Los liguistas van a sostener la consumación de fraude por parte de la UCRSF en las sesiones prepa-
ratorias de las cámaras legislativas. De acuerdo a los reglamentos internos de ambas cámaras, los di-
plomas de los candidatos que resultaban electos debían ser aprobados por una Comisión Especial de
Poderes que se constituía en la sesión preparatoria y debía dictaminar al respecto. Los parlamentarios de
la LS van a votar en contra de los dictámenes que aprobaban los resultados en departamentos en los
que ellos no triunfaron, arguyendo la existencia de prácticas fraudulentas. DSCD, 1914, pp. 11-13.
23. Vale aclarar que algunos notables del Partido Constitucional se enrolaron en el radicalismo gubernis-
ta, por ejemplo Ignacio Crespo y Ricardo Aldao.
24. Cf. Santa Fe, 11/11/1914. La declaración recibe el apoyo del senador José C. Crotto, miembro de la
mesa directiva de la UCR (cf. Santa Fe, 12/11/1914) y del vicegobernador Caballero quien junto a Ro-
dolfo Lehmann reorganizó los comités de la facción en la capital provincial. Comenzaba a circular el
rumor de la candidatura de Lehmann a gobernador. Cf. Santa Fe, 15/11/1914.
busquen solidarizar su acción al lado de los hombres que por su tradición son ga-
rantía de lealtad… ¿habíamos de permanecer cooperando al resultado de una fór-
mula que en síntesis es la representación genuina de un sistema político repugnante
a las prácticas y moral del radicalismo? Como radicales (…) no podemos prestarle
nuestro concurso porque ello significaría una traición a los ideales por los que he-
mos luchado durante toda nuestra vida política”31.
Los esfuerzos del radicalismo Nacionalista por controlar el resultado no alcan-
zan para imponer su candidato, pese a que gana en votos. El hecho de que cada de-
partamento constituya un distrito electoral y que no todos tengan la misma repre-
sentación en el caso de electores a gobernador y a diputados hace que el partido que
obtiene la mayor cantidad de votos en todo el territorio provincial no se asegure
una mayoría de electores.
El escrutinio se realiza en una atmósfera de tensión, donde abundan las denun-
cias. De los 19 departamentos en que se divide la provincia los Disidentes se impone
en 7 –entre los que se cuentan La Capital y Rosario –, y 30 de los 60 electores en
juego. Los Nacionalistas triunfan en seis departamentos y comparte con los disi-
dentes los electores del departamento San Javier –uno cada uno–, obteniendo 16
electores. En tercer lugar, el PDP gana cinco departamentos, todos del sur provin-
cial, sumando 14 electores.
Los resultados dan cuentan también que el radicalismo Nacionalista en los de-
partamentos que no gana es la segunda fuerza en cantidad de votos. Se observa
también que el PDP presenta candidatos sólo en 9 departamentos, y de los 10 en los
que no se presenta en 7 de ellos triunfan los disidentes. A su vez los Disidentes no
presentan candidatos en dos departamentos (San Jerónimo y San Martín) donde
gana el PDP. Esto abonaría la hipótesis de pactos entre estas dos fuerzas, sino en el
plano provincial, al menos local.
Comparando estos resultados con los de 1912 los departamentos del norte pro-
vincial donde anteriormente se había impuesto la Coalición, ahora en 1916 eran
radicales (dos en manos de los Disidentes y uno de los Nacionalistas); los del centro
también tienen color radical (cuatro Disidentes y uno Nacionalista) habiendo gana-
do el departamento San Jerónimo que antes pertenecía a la LS. En lo que hace al
sur, el PDP tiene la mayoría de los departamentos: ha ganado cinco departamentos,
tres de los cuatro que tenía en 1912 (San Martín, San Lorenzo y Caseros) a los que
suma dos que estaban en manos de la Coalición (Belgrano e Iriondo). Los radicales
Nacionalistas tienen dos de los cuales en las pasadas elecciones en uno se había
Breves conclusiones
A la salida del período que analizamos, los referentes del situacionismo –que
manejara la provincia hasta la llegada del radicalismo al poder provincial–, han
pasado a integrar las filas de los radicalismos o del PDP, quedando todavía algunos
caudillos locales que bajo el rótulo de independientes disputan algunos puestos le-
gislativos. El juego político en el distrito provincial se organiza así en torno a los
radicalismos y el novel PDP. Este último, que comparte su condición de minoría
con el radicalismo Nacionalista, resultará una pieza clave para lograr acuerdos ya
sean electorales o legislativos, tanto con el oficialismo como con la oposición.
El poder territorial de los radicalismos se extiende en el centro-norte de la pro-
vincia mientras que en el sur hay un predominio del PDP (que proviene de los años
liguistas) con algunos departamentos que al calor de la lucha electoral y de los
acuerdos que esta posibilita, se alternan entre el radicalismo Disidente y los demo-
progresistas –como es el caso de Rosario– o el de Constitución que permanece a lo
largo de estos años bajo control del radicalismo Nacionalista demostrando el poder
territorial que detentan algunos caudillos.
La legislación electoral provincial, a diferencia de la nacional, al considerar a los
departamentos como distritos electorales y asignar diferente número de bancas
para diputados y electores a gobernador a cada uno de ellos, hace que no siempre el
partido que obtenga mayor cantidad de votos en toda la provincia sea el que gane el
mayor número de representantes. Esto redunda en una legislatura donde el partido
de gobierno no tiene mayoría en diputados, y en senadores compita en un mismo
pie de igualdad con la oposición. A su vez, el sistema electoral posibilita la presen-
cia de referentes políticos con poder local pero sin proyección provincial que compi-
ten bajo el rótulo de independientes.
En cuanto a las diferencias que pueden establecerse entre los radicalismos, el
Nacionalista ocupa el lugar de la oposición, y se cobija bajo el paraguas de la orga-
nización nacional, cuestión ésta que le confiere la legitimidad de “ser radicales” que
los Disidentes le niegan. Éstos en cambio se resisten a las propuestas de reorgani-
zación y unificación propiciada por el comité nacional de la UCR, y los sitúa en una
zona ambigua entre un partido provincial pero que apela a una identidad que se
referencia en una organización nacional.
Bibliografía
Resumen
Si bien el término masa(s) tiene una larga historia en la Europa Occidental, fue con
la modernidad cuando comenzó a formar parte del rico universo de conceptos utili-
zados por la política, la filosofía y las ciencias sociales. Portador de una fuerte carga
valorativa, que las Revoluciones Burguesas se han encargado de introducir y que la
ciencia no pudo neutralizar, el concepto de masa es empleado por todo el arco ide o-
lógico que va desde la derecha conservadora a la izquierda marxista. El objetivo de
esta ponencia es indagar el itinerario del concepto de masa(s) en la tradición teórica
marxista entre los años 1840 y 1940 para comprender la intrincada relación entre la
reflexión teórica y la praxis política dentro del campo de la izquierda que reconocen
a Marx y Engles como sus precursores. Para ello se ha seleccionado a un acotado
número de pensadores vinculados con esta tradición (Marx, Engels, Lenin, Rosa
Luxemburgo y Gramsci), lo cual permitirá no sólo observar cómo en esta noción se
encuentran sedimentados sentidos correspondientes a épocas y circunstancias de
enunciación diversas, sino también aprehender cómo la misma trasciende su con-
texto originario proyectándose en el tiempo.
Si bien el término masa(s) tiene una larga historia en la Europa Occidental, fue
con la modernidad cuando comenzó a formar parte del rico universo de conceptos
utilizados por la política, la filosofía y las ciencias sociales.Portador de una fuerte
carga valorativa, que las Revoluciones Burguesas se han encargado de introducir y
que la ciencia no pudo neutralizar, el concepto de masa es empleado por todo el
arco ideológico que va desde la derecha conservadora a la izquierda marxista.
Mientras que la primera considera que las masas representan un peligro que puede
subvertir la propia dominación de clase burguesa, la segunda deposita en ellas la
esperanza de la realización del sueño de una sociedad sin explotadores ni
explotados. No obstante, en las teorías y políticas marxistas, el concepto de masas
posee cierta ambivalencia: por un lado, se opone al sentimiento de desprecio que el
intelectual burgués siente por esas muchedumbres “irracionales”, pero por el otro le
niega capacidad de actuación autónoma.
El objetivo de esta ponencia es indagar el itinerario del concepto de masa(s) en
la tradición teórica marxista entre los años 1840 y 1940 para comprender la
intrincada relación entre la reflexión teórica y la praxis política dentro del campo de
la izquierda que reconocen a Marx y Engles como su precursores. Partimos de la
premisa del carácter reflexivo de la acción humana; en este sentido, los conceptos
no son solamente instrumentos en manos de los intelectuales para explicar la
realidad sino que a través de los mismos estos tratan de incidir en la misma. Si bien
los conceptos surgen en contextos determinados, estos forman redes discursivas
que atraviesan distintos períodos históricos, con lo cual son indicadores de los
cambios estructurales que los actores generan con sus prácticas. Es por ello que en
esta ponencia se ha seleccionado a un determinado número de intelectuales
vinculados con esta tradición, entre los que se encuentran Marx, Engels, Lenin,
Rosa Luxemburgo y Gramsci, lo cual permitirá no sólo observar cómo en esta
noción se encuentran sedimentados sentidos correspondientes a épocas y
circunstancias de enunciación diversas, sino también aprehender cómo la misma
trasciende su contexto originario proyectándose en el tiempo. En efecto, un concep-
to, como sostieneElías Paltti, condensa una experiencia histórica, y a lo largo de la
misma se carga de connotaciones particulares diversas. En el caso de la noción de
masa, se puede notar que ella contiene una multiplicidad de significados producto
de la historicidad del concepto; no obstante, posee la particularidad de trascender
su contexto originario y proyectarse en el tiempo. En este sentido, los conceptos en
la medida en que sirven para articular significativamente las diversas experiencias
sociales, formando redes discursivas que cruzan las épocas y trascienden las esferas
de sociabilidad inmediata, sirven de índice para detectar las variaciones estructura-
1. PALTI, Elíasi, “De la Historia de `` Ideas´´ a la Historia de los ``Lenguajes Políticos´´. Las escuelas
recientes del análisis conceptual. El panorama latinoamericano”, Anales Nº 7-8, 2005, 63-81, 63.
2. Koselleck, R., Futuro pasado, Paidós, Barcelona, 1992, p. 128.
3. MARX, K., “Trabajo asalariado y capital”, en El manifiesto comunistay otros ensayos, Sarpe, Madrid,
1985, p. 89.
– a los cuales considera como “la hez, desecho y escoria de todas las clases”- que
eran utilizados por el futuro Emperador de Francia como fuerza de choque.La pe-
queña burguesía, que en las sociedades capitalistas desarrolladas suelen interpo-
nerse entre la burguesía y el proletariado, también conforma, según Marx, una ma-
sa. Este agrupamiento social, al no poder definir sus intereses independientemente
de estas dos grandes clases, no tiene posibilidades de elaborar una conciencia clara
de sus propios intereses. Para Marx, la pequeña burguesía, al estar sometida a un
constante proceso de proletarización, es una clase en transición, que desaparecerá
por la propia dinámica de desarrollo del capitalismo que irá dividiendo indefecti-
blemente a la sociedad en dos grandes clases: la burguesía y el proletariado. Esto no
quita que en determinadas coyunturas históricas, la propia dinámica de la lucha de
clases en el capitalismo, lleve a la pequeña burguesía a unirse con el resto de los
grupos oprimidos de la sociedad, para enfrentar a los dueños del capital. Marx y
Engels para referirse al conjunto de las clases de una nación que sufren, aunque
cada una de distinta manera, la dominación burguesa, emplea el concepto de masa
del pueblo o, simplemente, pueblo. Es importante observar que para Marx y Engels
el pueblo no es definido como una comunidad de ciudadanos que converge en la
unidad estatal, sino como el conjunto de las clases productoras (el proletariado y la
pequeña burguesía rural y urbana)que sufren la opresión del capital. No obstante,
en algunos pasajes de la extensa obra de estos autores, los mismos utilizan el con-
cepto de pueblo para referirse únicamente a los campesinos. Engels, en la Introduc-
ción al libro de Marx, La lucha de clases en Francia, expresa: “…incluso en Francia,
los socialistas van dándose cada vez más cuenta de que no hay para ellos victoria
duradera posible a menos que ganen de antemano a la gran masa del pueblo, lo que
aquí equivale a decir los campesinos”.4¿Existe en Marx y Engels una imprecisión
conceptual o hay razones que justifiquen la ambigüedad del uso de la categoría de
masa del pueblo? Engels, en su texto, Principios del comunismo, que sirvió de base
a la redacción del Manifiesto Comunista, disipa todas las dudas: en países como
Inglaterra, donde la industria está plenamente desarrollada, el proletariado es el
sector social más numeroso y constituye la mayoría del pueblo;en cambio, “en
Francia y en Alemania, donde la mayoría del pueblo no consta únicamente de pro-
letarios, sino, además, de pequeños campesinos y pequeños burgueses de la ciudad,
que se encuentran sólo en la fase de transformación en proletariado”, la categoría
de pueblo incluye a todas las clases productoras explotadas por el capital”.5
4. Engels, “Introducción a Las luchas de clase en Francia”, en Karl Marx, Las luchas de clases en Francia
de 1848 a 1850, Editorial Anteo, Buenos Aires, 1973.
5. ENGELS, Principios del comunismo, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm.
6. MARX, El capital, Tomo I, Capítulo XXIV, La llamada acumulación del capital, p. 609.
7. MARX, Miseria de la filosofía, Editorial Cártago, Buenos Aires,1987, p. 136.
8. Ibídem, p. 136.
sistema de partidos, que comenzó a institucionalizarse con fuerza a fines del siglo
XIX, principios del XX, en época de Marx todavía era un fenómeno incipiente. Se-
guramente, la indeterminación que posee el vocablo partido en los escritos de éste
se deba más que nada a un anacronismo de tipo histórico. Solo de esta manera se
puede comprender el conocido pasaje de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte
cuando escribe: “Desmoulins, Dantón, Robespierre, Saint Just, Napoleón, los hé-
roes, lo mismo que los partidos y la masa de la antigua Revolución Francesa,
cumplieron, bajo el ropaje romano y con frases romanas, la misión de su tiempo:
liberar de las cadenas e instaurar la sociedad burguesa moderna”.9 Aunque durante
la Revolución Francesa no existieron verdaderos partidos políticos, Marx no tiene
inconveniente de designar como tales a simples clubes.
Asimismo, la ambigüedad del término partido se mantiene a lo largo del mismo
libro: puede designar a una clase movilizada (partido proletario, partido de la gran
burguesía, etc.), a una fracción política o agrupación de éstas con representación en
el Parlamento (partido republicano, partido del orden, etc.), a un diario (partido
del National, es decir, al órgano de prensa de los republicanos doctrinarios), o a
una alianza entre clases movilizadas que tienen coincidencias de intereses coyuntu-
rales. No obstante, si bien no se puede desconocer la imprecisión en el uso del tér-
mino partido en los escritos de Marx, hay en éste una tendencia de tratar de identi-
ficar las fuerzas sociales con las fuerzas políticas. En El dieciocho Brumario de Luis
Bonaparte, refiriéndose al vacío de poder que la revolución de febrero de 1848 ha-
bía creado, Marx sostenía “que cada partido la interpretaba a su manera”. Pero es-
tos partidos, a los cuales se refiere Marx, no son más que las clases sociales o frac-
ciones de clase que irrumpieron en la escena política durante las jornadas de
febrero de 1848. Incluso habla de la existencia de un partido proletario con sus jefes
y camaradas: “…el único resultado del 15 de mayo fue alejar de la escena pública
durante todo el ciclo que examinamos a Blanqui y sus camaradas, es decir, a los
verdaderos jefes del partido proletario”.10
De la lectura de los textos de Marx se desprende que la adquisición de la con-
ciencia de clase “para sí” por parte del proletariado es un proceso más o menos “es-
pontáneo” de maduración de las condiciones objetivas del propio capitalismo. En
un conocido pasaje del Manifiesto del Partico Comunista expresa: “las colisiones
entre el obrero individual y el burgués individual adquieren más y más el carácter
de colisiones entre dos clase. Los obreros empiezan a formar coaliciones contra los
9. MARX, K., “El dieciocho brumario de Luis Bonaparte”, en Karl Marx, El manifiesto comunista, op. Cit.,
pp. 107-108.
10. MARX, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, op. Cit.
burgueses y actúan en común para la defensa de sus salarios. Llegan hasta formar
asociaciones permanentes para asegurarse los medios necesarios, en previsión de
estos choques eventuales (…) Esta unión es propiciada por el crecimiento de los
medios de comunicación creados por la gran industria y que ponen en contacto a
los obreros de diferentes localidades. Y basta este contacto para que las numerosas
luchas locales, que en todas partes revisten el mismo carácter, se centralicen en una
lucha nacional, en una lucha de clases. Mas toda lucha de clases es una lucha polí-
tica.11Si bien Marx en este pasaje se refiere a la lucha política, no queda claro cómo
se desenvolvería ésta; solamente señala el papel destacado que tendrán los comu-
nistas en la acción revolucionaria: “los comunistas son, pues, el sector más resuelto
de los partidos obreros de todos los países, el sector que siempre impulsa adelante a
los demás”.12
Si no se contextualiza debidamente este pasaje del Manifiesto es muy probable
que se cometa errores de interpretación, como el de sostener que Marx ya había
esbozado la idea del “partido de vanguardia”, externo a la clase, que “ilustra” y con-
duce a una masa maleable que no alcanza a comprender por sí misma la importan-
cia de la revolución socialista. Si se lee detenidamente el texto en su totalidad, evi-
tando extrapolar algunos fragmentos del mismo para sacar conclusiones
apresuradas, se notará que para Marx el “partido” de la clase obrera, debe circuns-
cribirse simplemente a la tarea de propaganda, esclarecimiento y acompañamiento
de ésta en la lucha.
Para encontrar un esbozo de la idea del partido-clase hay que remontarse a las
últimas reflexiones teóricas del viejo Engels. Éste, luego de la muerte de Marx, re-
conoce que el desarrollo del capitalismo “transformó de arriba abajo las condicio-
nes bajo las cuales tiene que luchar el proletariado”, quedando “el método de lucha
de 1848” totalmente “anticuado”.13 ¿A qué tipo de transformaciones se estaba refi-
riendo Engels? Antonio Gramscise ocupó de responder este interrogante: el “con-
cepto político de la llamada «revolución permanente», nacido antes de 1848 como
expresión científicamente elaborada de las experiencias jacobinas desde 1789 a
Thermidor”, fue apropiado solo en una etapa donde no existían los grandes partidos
políticos de masa ni los grandes sindicatos económicos.14En esa etapa del capita-
lismo, el aparato estatal estaba “relativamente poco desarrollado” y la sociedad civil
poseía mayor autonomía respecto de la actividad estatal. Luego de la Gran Depre-
sión de los años 70 del siglo XIX, Gramsci comienza a visualizar una serie de trans-
formaciones en la morfología del capitalismo que impondrá nuevos desafíos al mo-
vimiento obrero. En este sentido, la legalización de la actividad sindical y política, el
crecimiento veloz de los partidos socialistas y el mayor interés de éstos por los es-
pacios de lucha que brinda la democracia, ponía en primer plano la necesidad de
crear partidos proletarios con un programa propio.
El prólogo que Engels escribió para la edición “americana” a su libro La situa-
ción de la clase obrera en Inglaterra,constituye uno de los textos más valioso de la
tradición teórica marxista, por la profundidad de sus análisis sobre estos nuevos
desafíos que se le presentan al proletariado en una etapa donde los cambios en el
patrón de acumulación capitalista complejiza la relación entre la sociedad civil y la
sociedad política. En este escrito, que antecede ocho años a la Introducción,Engels
reflexiona sobre la necesidad de que el movimiento obrero norteamericano –
seguramente el mismo estaba pensando en el movimiento obrero Europeo- se or-
ganice en un partido autónomo con clara vocación de poder: “Los movimientos es-
pontáneos e instintivos de esas grandes masas del pueblo trabajador en una vasta
extensión de territorio, la explosión simultánea de su descontento común contra
una miserable situación social por todas partes y debida a las mismas causas, todo
dio a esas masas la conciencia de que ellas formaban una nueva clase y una clase
distinta dentro de la sociedad norteamericana, una clase -hablando con propiedad-
de asalariados más o menos hereditarios, de proletarios. Y, con verdadero instinto
norteamericano, esa conciencia los condujo inmediatamente al primer paso hacia
su emancipación; dicho de otro modo, a la formación de un partido político obrero
con programa propio y, por finalidad, la conquista del Capitolio y de la Casa Blan-
ca”.15
15. ENGELS, F., Publicado bajo el título "El movimiento obrero en Estados Unidos", el 10 y el 17 de
junio de 1887, por el Semanario Der Sozialdemokrat en los Nos. 24 y 25) [EL MOVIMIENTO OBRERO EN
AMERICA (EE.UU) (La situación de la clase obrera en Inglaterra. PRÓLOGO A LA EDICIÓN NORTEAMERI-
CANA DE 1887.
16. LENIN, V. I., “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, en V. Lenin, Obras
completas, Editorial Problemas, Buenos Aires, 1946.
17. LENIN, “¿Qué hacer?”, en V. Lenin, Obras completas, Editorial Problemas, Buenos Aires, 1946, Tomo
I.
rar una conciencia tradeunionista”. Y más adelante agrega: “… la doctrina del socia-
lismo ha surgido de teorías filosóficas, históricas y económicas, que han sido elabo-
radas por representantes instruidos de las clases poseedoras, por intelectuales”.
(…)“la teoría de la socialdemocracia ha surgido en Rusia con absoluta independen-
cia del desarrollo espontáneo del movimiento obrero, como resultado natural e in-
eludible del desarrollo del pensamiento entre los intelectuales revolucionarios so-
cialistas”.18
Esta idea de que los trabajadores no pueden llegar a las ideas socialistas por sí
mismos, Lenin la toma de Karl Kautsky. En el ¿Qué hacer? cita un extenso párrafo
del líder socialdemócrata alemán, donde éste contradice a Marx cuando sostiene
que el desarrollo económico del capitalismo y las luchas de clase crea las base de la
futura producción socialista y engendra automáticamente la conciencia de clase.
Kautsky menciona el ejemplo de Inglaterra que es el país con mayor desarrollo ca-
pitalista pero donde la conciencia de clase proletaria brilla por su ausencia. La con-
clusión que saca éste es que la conciencia socialista no aparece como un resultado
necesario y directo de la lucha de clase del proletariado, sino que nace de los pro-
fundos conocimientos científicos elaborados por la intelectualidad burguesa y que
luego lo transmiten a los proletarios con mayor desarrollo intelectual, que lo intro-
ducen luego en la lucha de clase del proletariado allí donde las condiciones lo per-
miten. Lenin en el ¿Qué hacer? se apropia de esta idea de Kautsky de que los traba-
jadores no tienen la capacidad para llegar por sí mismos a las ideas socialistas y que
solo los intelectuales burgueses pueden introducir estas ideas desde el exterior. El
punto si se quiere más novedoso de la teoría de Lenin es que la acción de estos inte-
lectuales burgueses no sería efectiva sin el soporte fundamental de una organiza-
ción política revolucionaria centralizada: “para imprimir a la revolución un sello
proletario” (…)”es imprescindible que el partido revolucionario valore la situación
política, elaborando las consignas acertadas”, y que éstas consignas estén “sosteni-
das por la fuerza combativa de las masas obreras”. 19 Muchos estudiosos y comenta-
ristas de la obra de Lenin consideran que al concebir éste el partido como organiza-
ción partidaria centralizada y burocrática, integrada solamente por un grupo de
“revolucionarios profesionales”, dejaba afuera del mismo al conjunto de la clase
obrera. Rosa Luxemburgo, que conocía muy bien la realidad del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso, cuestionó en duros términos la concepción de partido que
defendía Lenin; según la revolucionaria polaca, “el Comité Central (del partido)
18. Ibídem.
19. LENIN, V., “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, en V. Lenin, Obras
completas, Editorial Problemas, Buenos Aires1946, Tomo II.
relaciones sociales en que vive el obrero, de las tendencias fundamentales que ope-
ran en el sistema de estas relaciones”.23 Ese elemento ideológico lo aporta la direc-
ción consciente del partido, que a través de “la actividad educadora sistemática por
parte de un grupo dirigente ya consciente” dirige a los movimientos espontáneos,
elevándolos a un plano superior para insertarlos en la política”.24En suma, de lo que
se trata es de potenciar esa “multiplicidad” de elementos de “dirección consciente”
exiestentes en la masa, que no sobrepasan el nivel del «sentido común», para para
permitir que las mismas elaboren su propia visión del mundo.25
Pero para elaborar esta visión propia del mundo es imprescindible que dicha
masa produzca intelectuales orgánicos que le permita construir una concepción
ético-política propia, a partir de la crítica de la concepción del mundo de la clase
dirigente con la cual ésta justifica y mantiene su dominio y logra obtener el consen-
so activo de los gobernados. Para Gramsci, la lucha ideológica no se tiene que res-
tringir al campo económico y político, que es donde aparece con toda claridad la
dominación burguesa, sino que se tiene que extender al ámbito de la cultura y del
lenguaje para realizar la crítica del “sentido común”, para rescatar los núcleos de
“buen sentido” que existen en las clases subalternas. El intelectual italiano, apar-
tándose de la división tradicional entre lo “culto” y lo “popular”, considera que la
filosofía no es una actividad intelectual especializada, propia de filósofos profesio-
nales, sino una actividad intelectiva que poseen todos los individuos, aunque el
“hombre del pueblo” no posee una conciencia crítica. Generalmente, la concepción
del mundo que éste posee ha sido impuesta socialmente “por uno de los tantos gru-
pos sociales en los que cada cual se encuentra inserto automáticamente desde que
entra en el mundo consciente”. Como expresa Gramsci: “Por causa de la concepción
del mundo se pertenece siempre a una determinada agrupación, y precisamente a la
de todos los elementos sociales que comparten ese mismo modo de pensar y de
obrar. Se es conformista de algún conformismo, siempre se es hombre-masa y
hombre-colectivo”. Cuando el conformismo del hombre-colectivo es “impuesto”, “la
concepción del mundo no es crítica y coherente, sino ocasional y disgregada”; en
cambio, cuando el conformismo del hombre- colectivo es “propuesto”, la conscien-
cia crítica ha logrado desarrollar, dándole unidad y coherencia”, al “núcleo sano del
sentido común”, es decir, al “buen sentido”.26
23. GRAMSCI, La necesidad de una preparación ideológica de la masa, escrito en 1925, publicado en "Lo
StatoOperaio" de Marzo-abril de 1931.
24. GRAMSCI, Espontaneidad y dirección consciente.
25. GRAMSCI, Espontaneidad y dirección consciente.
26. GRAMSCI, Cuaderno 11, §12.
Pero ¿cómo pueden lograr los “sencillos”, como los denomina Gramsci, romper
con la concepción del mundo que ha sido tomada de otros grupos sociales, gene-
ralmente de la clase dominante? Esto se puede lograr con la unidad de los intelec-
tuales y las masas, es decir, la filosofía y la práctica: “La filosofía es la crítica y la
superación de la religión y del sentido común, y de este modo coincide con el «buen
sentido», que se contrapone al sentido común”. Pero ¿cómo elegir entre la multipli-
cidad de filosofías o concepciones del mundo que existen en el mundo social? La
elección de alguna de ellas se decide en el plano de la lucha política, orientando la
crítica de las formas de pensar y las convicciones de la clase dominante.27
Los intelectuales orgánicos, según Gramsci, son los únicos capaces de dar orga-
nicidad de pensamiento y solidez cultural a las masas; son los que permiten elabo-
rar coherentemente los principios y los problemas que plantean las mismas con su
actividad práctica, “constituyendo así, entre unos y otras, un bloque cultural y so-
cial”.28 Desde esta perspectiva, un movimiento filosófico no tiene que desarrollar
una cultura especializada para reducidos grupos de intelectuales, sino elaborar un
pensamiento superior al sentido común, científicamente coherente, en contacto con
los “sencillos” donde encuentra la fuente de los problemas que los intelectuales or-
gánicos tienen que estudiar y resolver.29Por consiguiente, la teoría no es un
complemento o un accesorio de la práctica, sino que ambas conforman una unidad
inscindible. En términos políticos e históricos, sin organización, no hay posibilidad
de que las masas se autonomicen de la clase dominante; y sin la creación de una
élite de intelectuales no hay ni organizadores ni dirigentes, como tampoco
organización. Gramsci, y este es uno de los aspectos más originales de su
pensamiento, destruye críticamente la división tradicional entre élites y masas, pero
dejando bien en claro que el nexo entre ambas es impensable sin un estrato de
personas «especializadas» dedicadas a la elaboración conceptual y filosófica. La
dialéctica intelectuales-masa engendra un movimiento ascensional donde “a cada
salto hacia una nueva «amplitud» y complejidad del estrato de los intelectuales”
origina “un movimiento análogo de la masa de los sencillos, la cual se levanta hacia
superiores niveles de cultura y amplía el ámbito de influencia con puntas
individuales o incluso de grupo más o menos importantes que se aproximan al
estrato de los intelectuales especializados”.30
27. Ibídem.
28. Ibídem.
29. Ibídem.
30. Ibídem.
Lenin y Gramsci, cada uno con sus propias vicisitudes y experiencias políticas, y
transitando por situaciones históricas muy particulares, representan dos momentos
significativos en el desarrollo del itinerario intelectual y teórico del marxismo, que
tuvieron el mérito de situar el problema de las masas, y la relación de éstas con el
partido y la élite de dirigentes revolucionarios, en un primer plano. No obstante,
estas dos eminentes figuras del movimiento socialista internacional del siglo XX, no
fueron los únicos en colocar la cuestión de las masas en el centro de las preocupa-
ciones teóricas y políticas. Contemporáneamente, y desde su país de adopción,
Alemania, Rosa Luxemburgo también reflexionó profusamente, y de manera pene-
trante, sobre la naturaleza y el papel de las masas en el proceso revolucionario. A
contrapelo de la ortodoxia marxista, y aquí reside la singularidad de la teórica y
militante polaca, sostenía que la destrucción del capitalismo, y el consiguiente
triunfo de la revolución socialista, no dependen únicamente de la actividad inten-
cional y consciente de una organización política revolucionaria o de una minoría
ilustrada de militantes esclarecidos, sino también del movimiento elemental y es-
pontáneo de las masas. Pero al destacar la importancia de la acción directa de las
masas, Rosa Luxemburgo no buscaba volver la mirada hacia el pasado del movi-
miento obrero para reencontrarse con el método de lucha de barricadas, abandona-
do hacía mucho tiempo por los dirigentes de la socialdemocracia alemana. Obvia-
mente, que tampoco era un guiño a los entusiastas partidarios del parlamentarismo
burgués y de la actividad sindical metódica que se ceñían a la lucha consciente y
planificada porque consideraban que era el ámbito privilegiado para elaprendizaje
del proletariado. Rosa Luxemburgo sostenía que ya superada definitivamente la
etapa en la cual “la educación y dirección política de las masas revolucionarias esta-
ba en manos de partidos burgueses”, ahora las mismas debían “educarse, unirse y
dirigirse a sí misma en el curso de la lucha revolucionaria”. En este sentido, la huel-
ga de masas se presenta como el medio natural para reclutar, revolucionar y organi-
zar a las más amplias capas del proletariado en la acción misma.31
La huelga de masas, según Rosa Luxemburgo, es la forma universal que adquie-
re la lucha de clases en la actual etapa del desarrollo capitalista. La dirigente y teó-
rica socialista, presagiaba que este método de lucha, nacido en un país política y
económicamente atrasado como Rusia, se convertiría en el precursor de las nuevas
revoluciones proletarias de Occidente. La huelga de masas no es un recurso defen-
sivo que un partido o un sindicato revolucionarios pueda activar cuando lo desee,
sino que es el resultado de un proceso histórico que excede la voluntad de los diri-
32. Ibídem.
33. Ibídem.
dos pasos atrás.En un contexto donde la presión en favor de la unidad era muy
fuerte en la Segunda Internacional, Rosa va a plantear algunos reparos sobre los
costos que dicha unidad iba a tener si se construía sobre la base del otorgamiento
de poderes ilimitados a una minoría disciplinada de revolucionarios profesionales.
Ni siquiera la política fuertemente represiva llevada adelante por una dinastía cua-
si-feudal podía justificar la imposición de un centralismo y un disciplinamiento de
tipo militar.
La revolucionaria polaca no compartía la tesis de Lenin presentada tanto en el
¿Qué hacer? como en Un paso adelante, dos pasos atrás, donde defendía esta posi-
ción ultracentralista de organización partidaria como un principio científico del
marxismo. Lenin estaba convencido que el movimiento socialista seguía indefecti-
blemente la tendencia centralizadora que imponía la estructura económica del capi-
talismo. Aunque Rosa no pone en duda el peso de este principio teórico en la con-
cepción del partido en Lenin, demuestra que la posición ultracentralista de éste
estaba basada en una transposición mecánica de los principios organizativos de los
partidos revolucionarios del siglo XIX, como el blanquismo, al movimiento socialis-
ta. Esos partidos estaban totalmente alejados de las luchas cotidianas de las masas
populares, por lo cual no se preocupaban por organizarlas. En este sentido, “la pre-
paración de la revolución concernía únicamente al grupito de revolucionarios que
se armaban para dar el golpe” y el pueblo debía cumplir su papel únicamente en el
momento mismo de la revolución.35 En este tipo de organización partidaria, los mi-
litantes son simples brazos ejecutores que cumplen órdenes provenientes de un
órgano externo de su propia esfera de actividad. Pero en Rusia, donde el proletaria-
do crece en número, adquiriendo “conciencia de sus objetivos en el curso de la lu-
cha”, “la actividad de la organización partidaria y la conciencia creciente de los
obreros sobre los objetivos de la lucha y sobre la lucha misma no son elementos
diferentes, separados mecánica y cronológicamente”.36 Es por ello que, “salvo los
principios generales de la lucha, para la socialdemocracia no existe un conjunto
detallado de tácticas que un Comité Central enseña al partido de la misma manera
que las tropas reciben su instrucción en el campo de entrenamiento”.37 Como se
puede observar, Rosa Luxemburgo no se oponía a que la Socialdemocracia rusa se
constituya en un partido único, pero descree de que la Socialdemocracia pueda “in-
ventar” la táctica de la socialdemocracia, ya que los movimientos de masas son el
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PALTI, Elías. “De la Historia de “Ideas” a la Historia de los “Lenguajes Políticos”. Las
escuelas recientes del análisis conceptual. El panorama latinoamericano”, Anales Nº 7-
8, 2005, 63-81.
Planteo inicial
1. Entre ellos el trabajo de Privitellio Luciano de, (2011); Las elecciones entre dos reformas, 1900-1955;
en Historia de las elecciones en la Argentina, 1805-2011; pp. 135-213 y Privitellio Luciano de (2010);
Sufragio y política: tensiones entre dos reformismos; en Boletín del Instituto de Historia Argentina y
Americana Dr. Emilio Ravignani N° 33. Buenos Aires.
En los aspectos teóricos son importantes los trabajos de Manin Bernard (2015): Los principios del go-
bierno representativo; Madrid; Ed. Alianza y Rosanvallon Pierre (2009); La legitimidad democrática;
Buenos Aires; Ed. Manantial.
2. * Correa Rubén, Torino Esther (2000) Representación y ciudadanía difusa en el Régimen político sal-
teño en la primera mitad del siglo XIX. Primeras Jornadas Internas de la Escuela de Historia. Facultad de
Humanidades, Universidad Nacional de Salta.
3. Correa Rubén y Quintana Sergio (2012); Ley Saenz Peña y reforma electoral provincial en clave oli-
gárquica, Salta, 1912; en Estudios Sociales, Revista Universitaria Semestral N° 43 Universidad Nacional
del Litoral.
4. La historia electoral de la provincia de Salta tiene como punto de partida la aprobación de un regla-
mento para la elección de gobernador aprobada en 1821 (mal llamada Constitución de la Provincia de
Salta) y la Ley Electoral de 1823, que en gran parte seguía al reglamento electoral aprobado en Buenos
Aires en 1821. A partir de la aprobación de la Constitución de la Provincia de Salta en 1855, no se san-
cionó ninguna otra ley electoral hasta la aprobada a fines de 1906.
5. Las leyes nacionales a partir de 1863 fijaron la edad de 18 años como condición fundamental para la
inscripción en el Registro Electoral. En la provincia de Salta la única referencia sobre el atributo de edad
del elector se encuentra en el artículo 14 de la Constitución provincial de 1855, que fijaba como condi-
ción los 21 años cumplidos. Tendríamos así, que el ciudadano menor de 21 años inscripto como elector
en el Padrón Nacional no estaba habilitado a votar en las elecciones provinciales.
Más allá de la ley electoral aprobada en 1906, la resistencia a modificar las prác-
ticas electorales se expresó claramente al momento de tratarse el proyecto de ley
electoral provincial a fines de junio de 1912.
Sancionada a comienzos de ese año la ley nacional 8.871 que consagraba el su-
fragio secreto, universal y obligatorio, las provincias comenzaron una paulatina
adecuación de las normativas electorales. En Salta, el gobernador Avelino Figueroa
(1910-1913) envió para el tratamiento en la Legislatura provincial el proyecto de ley
7. La UCR del distrito Salta había aprobado una carta orgánica en 1909 y el reciente partido Unión Pro-
vincial se dictó una en 1912, no obstante, continuó predominando el poder territorial de los grandes
propietarios hacendados y comerciantes.
“El voto público permite su calificación, pues los empleados siguen las tendencias
del patrón, los colonos las del profesional, y así sucesivamente, de este modo tiene
en la elección el afincado, el intelectual, una representación que es de hecho pr o-
porcional a sus intereses y a la importancia de sus conocimientos y cultura.” 8
“Si, por contemplaciones con las peculiaridades políticas de cada provincia, hubi e-
ra de hacerse maleable la regla, para adaptarla a cada una de ellas, las reglas queda-
rían desvirtuada y el programa fracasado (...) por eso piensa el Sr. Presidente, que
el proyecto de Ley propuesto por Ud., sean cuales fueran las modalidades de los
partidos y las costumbres electorales de Salta, no está de acuerdo con su política. Y
me ha recomendado que a la mayor brevedad comunique a Ud. esta opinión suya” 9
8. Caro Figueroa, Gregorio (1970); Historia de la gente decente del Norte Argentino. De Güemes a Pa-
trón Costas; Buenos Aires, Ed. Mar Dulce; p. 122.
9. Carta enviada por el ministro Indalecio Gómez al gobernador Avelino Figueroa el 13 de junio de 1912,
citada por Uriburu Michel, Francisco. (1993). “Dr. Francisco M. Uriburu. Su tiempo y su circunstancias,
1881-1927”. Talleres Gráfiker. Salta.
10. Segunda Sesión Extraordinaria. 27 de junio de 1912. Libro XI. Cámara de Diputados de la Provincia
de Salta.
% Nº VOTAN- % Nº de %
Año POBLACIÓN EMPADRO Población TES EN ELEC- empadrona VOTANTES votantes
(1) NADOS - CIONES dos que EN ELECCIO- -
(2) empadrona- LEGISLATI- votan en las NES empadro
dos VAS elecciones LEGISLATI- nados en
PROVINCIA- provinciales VAS NACIO- elecciones
LES NALES nacionales
(3) (4)
Tota-
Partidos
Provincial ca Radical Provincial Radical
Fuente: Estadística Electoral. Años 1912-1938. Juzgado Federal de Salta. Secretaria Electoral.
(1)
Fueron elecciones legislativas y electores a presidente y vice de la Nación
11. Colmenares, Luis (1982). Mi Padre. Salta. Talleres Artes Gráficas. S.A. Páginas 47 a 52.
12. Yrigoyen Hipólito (1956) Pueblo y Gobierno. La Reparación Institucional. La República Fede-
ral. Buneos Aires. Ed. Raigal. Tomo V. Página 256.
13. Informe del Señor Comisionado (1919). Páginas 257 a 261.
Emilio Giménez Zapiola. Luego de una breve y conflictiva actuación, Giménez Za-
piola, fue reemplazado en el cargo por el Dr. Manuel Carles, en agosto de 1918.
Contando con la garantía de los padrones depurados y el control político im-
puesto por el nuevo interventor en nombre del gobierno nacional, finalmente, las
elecciones sustanciadas el 15 de septiembre consagraron al Dr. J. Castellanos, como
primer gobernador radical de la provincia de Salta.
En la mitología radical, tal situación ratificaba la presunción que cuando el
pueblo votaba libremente, triunfaba indefectiblemente el radicalismo, sin embargo,
un proceso más profundo había comenzado a operar en el campo de los sentidos y
significados de la cultura política salteña.
En el concepto de pueblo elector comienza a descomponerse la idea que ubica-
ba a los individuos virtuosos dentro de una representación calificada en un orden
natural que vinculaba a los hombres en forma jerárquica y corporativa. Lo cual no
implicaba el pasaje inmediato a la idea abstracta de ‘pueblo’ como agregado de in-
dividuos liberados de los antiguos nexos colectivos, aunque paulatinamente cobra
valor el ejercicio del derecho individual del voto combinado con el mérito y el pres-
tigio social que debían caracterizar a los representantes.
A manera de conclusión
Fuentes
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de Electores inscriptos. Hemeroteca de la Biblioteca Provincial de Salta.
Boletín Semestral de Estadística de la Provincia de Salta. Enero-Junio y Julio-Diciembre de
1914, Imprenta Antonio Rodríguez, 1914. En Biblioteca del Colegio nacional de Salta.
Boletín Anual de Estadística de la Provincia de Salta. Año 1916. Talleres gráficos de la Peni-
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As. Capítulo II, págs. 15 a 57.
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En Revista Desarrollo Económico, Vol. IV N°13.
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Colección Universitaria Eserp, Coordinado por Castro Román, Ediciones Gestión S. A.
Páginas. 99 a 142.
Colmenares, Luis (1982). Mi Padre. Salta. Talleres Artes Gráficas. S.A. Páginas 47 a 52.
Cornejo Atilio, (1984). Historia de Salta (1862-1930), Instituto San felipe y Santiago de
Estudios Históricos de Salta, Tomo XII, Boletín N°37.
ANÍBAL D’AURIA
[email protected]
Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires
Resumen:
En el presente artículo presento la idea de un programa de Crítica Radical del Der e-
cho y exploro las contribuciones que la Teoría Política podría hacer al mismo. Pri-
mero, a partir de la conceptualización kelseniana del Estado como personificación
metafórica del orden jurídico fundamento la idea de Crítica Radical del Derecho
como Crítica del Estado. Luego distingo tres niveles o tipos de crítica del Derecho
para mostrar la diferencia específica de la Crítica Radical respecto de otros modos
más habituales de entenderla. En tercer lugar, intento mostrar el tipo de aportes
que la Teoría Política puede realizar a un programa radical de crítica del Derecho;
en este sentido, explico en qué consiste la Metafórica Política como sub-disciplina
de la Teoría Política. Finalmente, concluyo con algunas aclaraciones puntuales de
todos los ítems desarrollados.
1. Aunque los sistemas morales también suelen enlazar ventajas o desventajas (por ejemplo, la aproba-
ción o reprobación pública), la diferencia con el derecho está en que la sanción jurídica es definida,
mientras que la sanción moral es espontánea y difusa, esto es, no señalada expresamente ni atribuida a
un órgano específico. Por su parte, la religión también postula sanciones coactivas para quienes infrin-
jan sus mandatos, pero se trata de sanciones trascendentes (impuestas, supuestamente por la divini-
dad); en cambio, el derecho organiza terrenalmente el empleo de la fuerza, aquí y ahora, monopolizán-
dola para evitar su empleo privado y subjetivo. El monopolio de la fuerza que ejerce el derecho es
atributo del mismo orden jurídico (Estado). Desde este punto de vista, una vez más, las normas religio-
sas están más próximas al derecho que las de la moral. Cf. KELSEN (1988: 23), (2011: 44).
estatal sean más intensos que los que suelen presentarse entre gente que vive den-
tro de un mismo Estado separada por grandes distancias, espaciales o culturales.
También encontramos a quienes definen al Estado como la expresión de una suerte
de voluntad o interés común del cual emanaría el derecho, tesis que deja de lado la
gran diversidad de intereses, especialmente de clase, que están en conflicto dentro
de un mismo Estado. En fin, por último encontramos a quienes pretenden definir
al Estado como un gran organismo viviente del cual los individuos serían meras
células subordinadas, con lo que resucitando viejas ideas metafísicas sólo procuran
justificar el totalitarismo.
En fin, para Kelsen, concebir al Estado como sujeto previo y preexistente al or-
den jurídico es una manifestación más del animismo primitivo, esto es, de la ten-
dencia a personificar los objetos de nuestro conocimiento, duplicándolos mística-
mente, fantasmagóricamente. Así como el hombre primitivo ve un dios o un
espíritu detrás de cada fenómeno natural, de igual manera, los dualistas creen ver
un ente real, un gran sujeto, organismo, espíritu, etc. detrás del orden jurídico posi-
tivo. No hay en verdad tal sujeto detrás del orden jurídico; sólo se trata de una per-
sonificación metafórica del mismo orden jurídico:
“Cuando se habla del poder del Estado, generalmente se piensa en prisiones y sillas
eléctricas, cañones y ametralladoras. Más no debe olvidarse que todas estas son c o-
sas muertas que sólo se convierten en instrumentos de poder al ser usadas por seres
humanos, y que los hombres generalmente las utilizan movidos por cierto propósi-
to, en virtud de mandatos que consideran como normas. El fenómeno del poder po-
lítico manifiéstase en el hecho de que las normas que regulan el uso de tales ins-
trumentos resultan eficaces. El “poder” no está constituido por las prisiones y las
sillas eléctricas, las ametralladoras o los cañones, ni es una especie de substancia o
de entidad oculta detrás del orden social. El poder político es la eficacia de un or-
den coactivo que se reconoce como derecho. Es incorrecto describir al Estado como
“un poder detrás del derecho”, pues esta frase sugiere la existencia de dos entidades
separadas allí donde sólo hay una, a saber, el orden jurídico. El dualismo de Estado
y derecho es una duplicación superflua de los objetos de nuestro conocimiento, y
resulta de la tendencia a personificar e hipostasiar nuestras personificaciones. Un
ejemplo típico lo encontramos en la interpretación animista de la naturaleza, esto
es, en la idea del hombre primitivo de que la naturaleza está animada, y de que de-
trás de cada cosa existe un alma, un espíritu, un dios: detrás del árbol, la dríade;
detrás del río, la ninfa; detrás de la luna, la diosa lunar; detrás del sol, un dios solar.
La Crítica del Derecho, en cualquiera de sus formas, sólo puede realizarse desde
disciplinas diferentes de la Ciencia del Derecho (esto es, diferentes tanto de la Teo-
ría General del Derecho como de la Dogmática jurídica). Y esto no podría ser de
otra manera desde el momento que la Crítica del Derecho toma como objeto de sus
indagaciones a los condicionamientos, presupuestos, preconceptos, prejuicios, etc.
tanto del discurso normativo del derecho como del discurso informativo de la Cien-
cia del Derecho. De este modo, entonces, se puede hacer Crítica del Derecho desde
la Sociología (explicativa o comprensiva), desde la Antropología, desde la Psicolo-
gía, desde la Historia Social y Política, desde la Semiología y la Lingüística, etc. Es
decir, la Crítica del Derecho (sea ésta de tipo parcial, general o radical) siempre
proviene de alguna otra disciplina especializada; y si se pretende superar la pers-
pectiva particular que pueda aportar cada una de esas disciplinas, el único expe-
diente que tenemos a mano es la interdisciplinariedad.
La interdisciplinariedad es un rasgo que se atribuye a la Crítica habitualmente.
Ya la Escuela de Frankfurt definía su programa de Crítica social a partir de la inter-
disciplinariedad; y en el caso específico de la Crítica del Derecho, también es un
lugar común defendido por casi todos sus cultores más representativos. Pero es
importante aclarar qué debe entenderse por interdisciplinariedad, pues a menudo
se incurre en un grosero error cuando se la opone a especialización. En verdad, no
son conceptos opuestos sino todo lo contrario. Si un mismo individuo, por culto o
erudito que fuere, pretende reunir en su cabeza todas las disciplinas posibles para
realizar sus indagaciones críticas, es muy seguro que sólo podrá decir generalidades
vagas y triviales (cuando, no disparates). La interdisciplinariedad en serio no es
otra cosa que el diálogo recíproco entre los especialistas de las diversas disciplinas
que se avocan a un objeto de estudio; y nadie puede aportar verdaderamente nin-
gún conocimiento de importancia a ese diálogo inter-disciplinario si previamente
no está especializado en alguna disciplina particular. Sin especialización no puede
haber interdisciplinariedad.
Dicho eso, quiero detenerme ahora brevemente en el tipo de aporte que puede
hacer la Teoría Política, en tanto disciplina especializada, a la Crítica del Derecho,
teniendo en mira que, en particular, la Crítica Radical del Derecho puede entender-
se como Crítica del Estado. Tomo sólo a la Teoría Política, además, por la simple
razón de que es mi área de especialización.
“El gran resorte de las constituciones políticas es, pues, así como lo digo en mi carta
al Moniteur, principalmente la separación de los poderes, es decir, la distinción de
dos naturalezas, ni más ni menos, en el gobierno, naturaleza espiritual y naturaleza
temporal, o lo que equivale a lo mismo, naturaleza legislativa y naturaleza ejecuti-
va, como en Jesucristo, dios y hombre a la vez: es sorprendente que en el fondo de
nuestra política encontremos siempre la teología” 7.
Proudhon, pero para condenar al socialismo que éste profesaba. Según Donoso, no
debe sorprender que la política posea siempre un trasfondo teológico, pues “la teo-
logía, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano que contiene y abarca
todas las ciencias, así como Dios es el océano que contiene y abarca todas las co-
sas”8. Ahora bien, si todo sólo se explica “en Dios y por Dios”, entonces toda idea
política es a su vez teológica, aun cuando se niegue la existencia de Dios. Para Do-
noso, entonces, la solución de todos los problemas humanos está en sostener una
teología santa y verdadera (la cristiana) o una falsa y demoníaca (como por ejem-
plo, la teología atea de Proudhon). Como se ve, con esta postura dogmática y teo-
céntrica se elimina todo el potencial crítico, en sentido técnico, que la hipótesis de
Proudhon podía contener; y las homologías que pudieran encontrarse entre institu-
ciones estatales y conceptos teológicos adquiere en Donoso sólo el carácter de un
criterio normativo para emitir juicios de valor sobre tal o cual orden jurídico-
político; es decir, la postura de Donoso Cortés ya no es crítica en el sentido técnico
del término; a lo sumo es una teoría de la justicia de tintes dogmático-religiosos.
Ya en el siglo XX, los dos más grandes juristas del momento, Hans Kelsen y
Carl Schmitt, retoman el mismo tema que llamó la atención de Proudhon y de Do-
noso Cortés en el siglo anterior. Kelsen lo hace en su poco difundido artículo Dios y
el Estado (1922). En cambio, Schmitt lo hace al mismo tiempo en su famoso y mil
veces citado ensayo Teología política (1922), nombre que, además de dar título al
libro, es propuesto por su autor para designar una nueva disciplina entendida como
una “sociología de conceptos”. El gran mérito de Schmitt, entonces, no es haber
descubierto un tema de interés para la Teoría Política, sino en haberle dado el ca-
rácter de especialidad y nombre a una disciplina teórica que se popularizaría rápi-
damente.
Sin embargo, los enfoques que Kelsen y Schmitt tienen respectivamente sobre
los paralelismos entre Teología y Teoría del Derecho y del Estado no son iguales,
sino que en cierta medida reeeditan, pero en estilos más académicos, las mismas
diferencias que ya se notaban en el siglo XIX entre Proudhon y Donoso Cortés; bá-
sicamente: entre una perspectiva derivada de la moderna mentalidad científica,
Crítica e ilustrada, por un lado, y una perspectiva derivada de la mentalidad reac-
cionaria (es decir, anti-moderna) metafísica, fideísta y anti-ilustrada, por el otro9.
política teológica; Voegelin hace lo mismo, pero de manera evidente. Este tipo de trabajos, que en el
fondo son un extenso juicio de valor negativo contra la Modernidad en general y la Ilustración en parti-
cular, no pueden constituir una crítica desde el momento en que reniegan de sus propias condiciones
históricas y culturales de posibilidad, que están dadas por la misma razón moderna a la que condenan.
10. SCHMITT (1985: 95).
11. BLUMENBERG (2008: 93-94 y 97-99).
12. BLUMENBERG (2008: 98).
13. Ibid. p. 99.
14. En el Epílogo de su Teología política II, tras reconocer parte de las observaciones y objeciones de
Blumenberg, Schmitt termina admitiendo la posibilidad de una efectiva des-teologización científica de la
sociedad y la política modernas. Pero declara que tal des-teologización política, aunque posible, no es
deseable, pues ello implicaría la irrupción de una libertad absoluta y, con ella, la imposibilidad definitiva
de emitir juicios de valor respecto de la agresividad de lo novedoso. Cf. SCHMITT (2005: 200-203).
Estas afirmaciones de Schmitt pueden tomarse como un diagnóstico o como una profecía; pero, acerta-
das o no, sólo delatan el temor religioso de Schmitt ante lo abierto, lo cambiante y lo novedoso, es decir,
ante la Modernidad en su conjunto.
En el campo del derecho, hacer Crítica no significa formularse las clásicas pre-
guntas jus-naturalistas: ¿Cuáles son las normas jurídicas justas? ¿Son justas estas o
aquellas instituciones? Este tipo de preguntas no son propiamente jurídicas, pues
plantean extra-jurídicamente una simple cuestión de preferencias normativas. No
obstante, las respuestas dadas a esa clase de preguntas pueden ser importante para
la Teoría de la Justicia y, por ende, para la política legislativa.
Pero hacer Crítica en el campo del derecho tampoco significa formularse las no
menos clásicas preguntas jus-positivistas: ¿Cuál es la normativa válida vigente? ¿Es
jurídicamente válida tal o cual norma? ¿Es tal o cual conducta conforme a derecho?
Pero esta clase de preguntas plantean de modo acertado las cuestiones más elemen-
tales a las que debe responder una Ciencia del Derecho.
Hacer Crítica en el campo del derecho es plantearse preguntas como las si-
guientes: ¿Cuáles condiciones hacen posible que tal institución jurídica exista o
funcione como funciona? ¿Qué condicionamientos sociales determinan su factici-
dad y funcionamiento? ¿Cuáles prejuicios o preconceptos operan por debajo del
discurso normativo del derecho y del discurso informativo de la Ciencia del Dere-
cho? Etc. Esta clase de preguntas también es extra-jurídica, pero no en el sentido
jus-naturalista, pues no remite a justificar preferencias normativas, sino a indagar
en otras disciplinas científicas (v.g. la sociología, la teoría política, la psicología, la
semiología, etc.) los presupuestos y condicionamientos del derecho y su conoci-
miento.
Para terminar, subrayemos unas últimas observaciones a modo de repaso:
1. Antes que nada, aclaremos la relación entre la Crítica y el supuesto de un
ideal alternativo a lo criticado. La Crítica es una indagación con preten-
siones científicas que hace un uso informativo del lenguaje, no normati-
vo. Pero al indagar sobre los condicionamientos, prejuicios, preconcep-
tos y presupuestos que subyacen a un discurso o a una institución, de
hecho ya asume el carácter contingente, no necesario ni inmutable del
discurso o institución criticados. Por eso decimos que la Crítica es cues-
tionadora en el doble sentido del término: pregunta y pone en duda.
Ahora bien, poner en duda la validez universal y necesaria de un cierto
discurso o institución, es decir, pretender mostrar su contingencia socio-
histórica, supone concebir, sea expresa o implícitamente, sea como ideal
normativo alternativo o como simple hipótesis epistemológica, una si-
tuación alternativa a la facticidad o positividad criticada. Por ejemplo,
si la Crítica pretende mostrar la contingencia del régimen de propiedad
vigente, es porque asume, implícita o explícitamente, la posibilidad de
un régimen de propiedad diferente del vigente. Pero lo característica que
define a la Crítica no es ese ideal alternativo que conlleva, expresa o im-
plícitamente, sino la indagación efectiva sobre los condicionamientos
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ANDRÉS FUNES
Universidad Nacional de Rosario (UNR)
[email protected]
Resumen
A finales de la década de los sesenta y principios de la de los setenta surgió con
fuerza una corriente teórica que orientó su trabajo hacia la deconstrucción de los
postulados fundamentales del estructuralismo marxista. Sus críticas y retrabajos se
dirigieron con preeminencia hacia la teoría desarrollada por Louis Althusser, epí-
tome del marxismo estructuralista.Además, a raíz de las transformaciones acaeci-
das en el mundo y en el capitalismo durante las décadas de los ochenta y noventa, la
filosofía política y la teoría social se vieron obligadas a reflexionar sobre las nuevas
dinámicas sociales y políticas, aún más acuciante luego de la caída de los “socialis-
mos reales” y el triunfo del Occidente capitalista. De los muchos teóricos y filósofos
políticos que enfrentaron esta crisis del marxismo clásico y la hegemonía triunfante
pensamiento neoliberal en un mundo muy diferente al que había primado desde
principios de siglo XX, pueden nombrarse dos: Jacques Rancière y Ernesto Laclau.
El objetivo de este trabajo estriba examinar los conceptos de política y antagonismo
propuestos por Rancière y por Laclau, respectivamente, en lo que son sus semejan-
zas y diferencias. Luego, una vez delimitadas éstas, sopesar las posibilidades –en
términos de construcción política- que ambas apuestas habilitan. La hipótesis que
guía esta investigación sugiere que la pareja política y antagonismo no sólo permi-
ten romper el esquematismo del marxismo althusseriano –clase-totalidad-
contradicción de clase-, sino también, y merced a sus sutiles pero políticamente re-
levantes diferencias, contestar a esas corrientes teóricas que argumentaban el fin de
las ideologías, de las alternativas transformadoras y de los antagonismos.
Introducción
1. Entre las más relevantes transformaciones pueden nombrase: el pasaje a la estructura empresarial
tipo red flexible, creciente competencia económica entre Naciones y empresas, acelerada industrializa-
ción de países periféricos, apabullante crecimiento del capital especulativo en desmedro de actividades
productivas, grandes migraciones internacionales, informatización de procesos productivos, flexibiliza-
ción del capital trabajo, internet como engranaje fundamental de la vida cotidiana, entre otros. Para
profundizar sobre estas transformaciones, véase: Alejandro Dabat (2002).
Política y democracia
2. A decir de Slavoj Žižek, el concepto de política que elaboró Rancière involucra una suerte de cortocir-
cuito entre lo universal –el cuerpo social in toto- y lo particular –la parte de los que no tiene parte y
exigen reconocimiento-, que dio origen a un “singular que aparece como sustituto del universal, deses-
tabilizando el orden funcional ‘normal’ de las relaciones en el cuerpo social” (2001; 202). Este polémico
universal singular es el que permite la política.
3. El desacuerdo, en la obra de Rancière, constituye una situación de habla en la cual dos interlocutores
hacen referencia un mismo término pero no hay acuerdo respecto a su significado debido a que no exis-
te conformidad respecto a quienes tiene derecho a emitir juicio.
4. Por policía, Rancière entiende el orden que define las divisiones, lugares y actividades entre los modos
de hacer, ser y decir en base a un criterio “natural”. La policía sería aquella lógica que se encarga de
realiza la cuenta de las partes que componen –legítima y naturalmente- un régimen (ciudad, Estado,
etc.), además de ocuparse de los procesos conjuntos vinculados a la distribución de poder y a sus modos
de legitimación.
Cualquier rastreo conceptual serio que pretenda hacerse sobre la obra de Ernes-
to Laclau debe partir delimitando brevemente los adversarios teóricos –y políticos-
contra las cuales, tanto directa como indirectamente, el filósofo político argentino
elaboró su edificio teórico: los teóricos marxista clásicos y los profetas de la Tercera
Vía.
Estas dos corrientes contra las que reacciona Laclau tienenun mismo hilo con-
ductor: ambas hipotetizan una posible eliminación del antagonismo, ya sea vía la
reconciliación de la sociedad toda una vez alcanzado el triunfo del proletariado o
5. Rancière (1996) señala que el dispositivo mediante el cual la democracia interrumpo el orden policia-
co puede resumirse en tres aspectos: I) la democracia es el tipo de comunidad que se define la existen-
cia de una esfera de aparición específica del pueblo que se traduce como la introducción en el campo de
lo visible y audible de una distorsión del campo de lo “naturalmente” visible y audible; II) el pueblo que
ocupa esta esfera de aparición consiste en simplemente en el conjunto que descarga en el balance de las
partes de la sociedad la efectividad de una parte de los sin parte; y III) este lugar de aparición del pue-
blo es el espacio de conducción de un litigio fundamental relativo a la cuenta de las mismas partes en la
sociedad.
6. Un análisis sumamente interesante de la operación teórica en la que incurre Laclau con el concepto de
antagonismo es el que abordan Martin Retamozo y Soledad Stoessel (2014). Allí los autores identifican
tres registros del antagonismo en la obra laclauniana: I) como forma de conceptualizar la inestabilidad
del orden y la apertura al cambio; lo Real, en clave lacaniana; II) manifestación de la contingencia de
todo ordenamiento social; y III) lo Otro que impide la conformación de identidades socio-políticas ple-
nas. Sí bien aquí se coincide con los autores con que tomar por separados los tres registros –índice de la
evolución teórica que el concepto ha tenido en Laclau- constituye un error, aquí por motivos de practici-
dad se hará mayor hincapié en el segundo de estos registros.
7. Para Chantal Mouffe, la introducción gramsciana del concepto de hegemonía supuso, por un lado, una
superación positiva a la estrechez que vinculaba la política como una actividad localizada únicamente en
la sociedad política, así como también vislumbró que “la política no es simplemente lucha por el poder en
el interior de instituciones dadas, o lucha por destruir esas instituciones; es también [citando a Cornelius
Castoriadis] ‘lucha por la transformación de la relación de la sociedad con sus instituciones’” (1985; 137)
8. Para ahondar en la naturaleza de los significantes vacíos y su importancia en la lucha hegemónica, ver
Ernesto Laclau (1996)
9. Para ahondar en la concepción laclauniana de representación, ver Ernesto Laclau (1993)
Eneste trabajo se propuso echar luz sobre las categorías de política y antago-
nismo en las elaboraciones teóricas de Jacques Rancière y Ernesto Laclau, respecti-
vamente, bajo la hipótesis de que este par conceptual rompía con el esquematismo
con el que el marxismo pretendía analizar los fenómenos políticos y, a su vez, per-
mitía poner en cuestión la hipótesis según la cual en un mundo donde la Historia
había encontrado su fin –para utilizar la expresión de Francis Fukuyama- y en el
cual la política estaba agonizando, la dicotomización derecha e izquierda ya no tenía
sentido.
En el caso de Rancière, la política será la lógica que quiebra el ordenamiento y
las divisiones propuestas por el orden policial, a partir de la introducción de un
principio incompatible con este orden que desestructura la cuenta “normal” y “na-
tural” de los cuerpos y las divisiones entre los modos de hacer, ser y decir estableci-
dos por la policía: la parte del sin-parte, que politiza la comunidad a partir de la
introducción de la cuenta de las parte que no eran contadas con anterioridad. La
política será la actividad que desplaza a un cuerpo del lugar y el rol que le eran
asignados, permitiendo que su voz sea escuchada dentro del orden de lo que hasta
ese momento no veía en esa voz otra cosa que ruido.
Íntimamente vinculado a esta delimitación de la política, la democracia es aquel
modo de subjetivación mediante el cual se interrumpe la “normal” y “natural” dis-
tribución de los lugares y roles del orden policial. Ella desata la polémica de la no-
necesariedad de títulos para gobernar, es el gobierno fundado sobre la ausencia de
esos títulos. Devela, en otras palabras, la contingencia de todo ordenamiento social.
Y en Laclau, el antagonismo se constituye como el límite de toda objetividad,
obstáculo último que imposibilita al ordenamiento social cerrarse sobre sí mismo, a
la sociedad constituirse como plenitud. El antagonismo es el desborde traumático
de los marcos racionales de lo social, a través del cual todo ordenamiento social
experimenta su falla constitutiva. Es una manifestación ineradicable de todo acon-
tecer social.
atravesada por el litigio fundamental entre los que no son reconocidos como partes
–el demos- y las partes naturales –los aristoi y oligoi-.
En el marco de las teorías posdemocráticas, observará Rancière, la tarea fun-
damental del pensamiento sobre la política es mantener el vínculo entre la política,
la democracia y la constitución de un pueblo. Es mediante la intervención de éste
que se abre la posibilidad de conmover el orden de lo dado, los lugares establecidos
y las voces permitidas. El pueblo, esa parte no reconocida como parte legítima, vive
esta experiencia como el índice de la fractura de la comunidad. El pueblo promete
una superación de la divisoria entre las partes legítimas y las no partes litigantes.
Como sujeto de la política y de la democracia, augura una reunión ficticia, nunca
alcanzable pero necesaria, de la comunidad.
Y para Laclau, el pueblo constituye una relación real entre agentes sociales, a
través de la cual es construida la unidad de un grupo. El pueblo se constituye cuan-
do demandas aisladas –también llamadas democráticas10- de un grupo trascienden
su mera particularidad y, mediante su articulación con otras, se erigeunademanda
global –o popular-, que instituye fronteras políticas y construye discusivamente al
poder como la fuerza que antagoniza.
La erección del pueblo no es otra cosa que un modo específico de articulación
política, el cual privilegia la lógica equivalencial por sobre la diferencial, las deman-
das populares por sobre las democráticas. A partir de la frustración de una serie de
demandas, se experimenta la falta, una grieta en la continuidad armoniosa de lo
social. Hay una plenitud de la comunidad que está ausente. El pueblo es el intento
de dar nombre a esa plenitud que se encuentra ausente. Es, en otras palabras, un
modo específico de construir lo político, entendido éste como aquella instancia con-
flictiva que se pone en juego a través de relacionas antagónicas, luchas políticas y
poder.
Como puede apreciarse, tanto en Rancière como en Laclau el significante pue-
blo funciona como la encarnación de la imposibilidad de una comunidad armoniosa
como tal, libre de conflictos y divisiones. Para ambos, la política supone antagonis-
mos y lucha por el poder; supone que existe una porción –al menos- de la sociedad
que no es reconocida como legítima y que debe luchar por su reconocimiento. Esta
lucha supone, a sí mismo, la conmoción del orden de lo dado, de las sedimentacio-
nes, de los lugares y del sentido común.
Las apuestas por la eliminación del carácter conflictivo de la política no son otra
cosa que una dominación política por otros medios. Detrás de la negación de con-
10. Para profundizar el análisis laclausiano sobre las demandas democráticas y su contraposición a las
demandas populares, ver: Ernesto Laclau (2009b)
flicto no existe más que una disputa despiadada y sin cuartel. La reactivación del
lugar de la política que postulan ambos autores va contra ésta, se dirige a estrellarse
y hacerla añicos. Sin la política, no hay la democracia. Sin política, no existe manera
de subvertir el orden de lo dado. La política, a fin de cuentas, es la forma privilegia-
da a través de la cual un ordenamiento puede ser transformado. Olvidando eso, ne-
gándolo, es resignarse a que las cosas son así y no hay manera de transformarlas.
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Rancierè, Jacques(1996) El desacuerdo, Buenos Aires, Nueva Visión
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[Versión en español en línea] [Disponible en: http://aleph-arts.org/pens/11tesis.html]
Resumen
Este trabajo se enmarca en una perspectiva de análisis basada en la historia intele c-
tual, quecontemple a la teoría política en tanto discurso conceptual; esta perspecti-
va habilita la indagacióncrítica acerca de los conceptos y nociones claves del pe n-
samiento político (trazando sustrayectorias, delineando la historia de sus sucesivas
definiciones y redefiniciones, tensiones internasy desplazamientos referenciales y
conceptuales), a través de la obra de diferentes autores endiferentes períodos hist ó-
ricos.
El modo de abordaje del objeto que propone la historia intelectual-conceptual per-
sigue lareconstrucción de lenguajes conceptuales como una lógica que articula cate-
gorías tomadas como“distintas entradas a una misma realidad, instancias a través
de las cuales rodear aquel núcleocomún que les subyace, pero que no puede pene-
trarse directamente sin transitar antes por losinfinitos meandros por los que se
despliega, incluidos los eventuales extravíos a los que todo usopúblico de los len-
guajes se encuentra inevitablemente sometido” (Palti, 2007: 17). Así, lasinterrel a-
ciones y desfases recíprocos del conjunto serán los que expliquen la naturaleza y el
sentidode las mutaciones conceptuales, por lo cual la historia conceptual de lo polí-
tico (Lefort, 1990) sepropone como meta “identificar los 'nudos históricos' en torno
de los cuales se organizan nuevasracionalidades políticas y sociales y se modifican
las representaciones de lo político en relacióncon las transformaciones de las insti-
tuciones, las técnicas de gestión y las formas de la relaciónsocial” (Rosanvallon,
2002: 129).
Estos planteos nos servirán para orientarnos entre losdiferentes intentos que se
hanpreocupado por repensar la legitimidad de la democracia representativa, en el
contexto de unaencrucijada histórica signada por la crisis capitalista mundial y el
retroceso de las instituciones ymétodos de integración social y participativa; una
(I).-
“distintas entradas a una misma realidad, instancias a través de las cuales rodear
aquel núcleo común que les subyace, pero que no puede penetrarse direct amente
sin transitar antes por los infinitos meandros por los que se despliega, incluidos los
eventuales extravíos a los que todo uso público de los lenguajes se encuentra inev i-
tablemente sometido” (Palti, 2007: 17).
Así, las interrelaciones y desfases recíprocos del conjunto serán los que ex-
pliquen la naturaleza y el sentido de las mutaciones conceptuales, por lo cual la his-
toria conceptual de lo político1 se propone como meta
“identificar los 'nudos históricos' en torno de los cuales se organizan nuevas racio-
nalidades políticas y sociales y se modifican las representaciones de lo político en
relación con las transformaciones de las instituciones, las técnicas de gestión y las
formas de la relación social”(Rosanvallon, 2002: 129).
1. El concepto de lo político como algo distinto de “la política” fue definido originalmente por Claude
Lefort (1990) y luego retomado por Pierre Rosanvallon (2002): lo político ya no designaría una práctica
determinada, sino que remite a los modos de institución de lo social.
como “órdenes paradigmáticos fijos y estables”, sino más bien como formaciones dis-
cursivas en equilibrio dinámico, precario y sensible a los puntos de indeterminación
(“anomalías”, “acontecimientos significativos”) que se generan “desde atrás y desde
adentro” del paradigma, revelando y confrontando al horizonte/visión de mundo con
sus propias premisas, en un movimiento recursivo de umbrales históricos críticos (te-
matización-problematización-rebasamiento), más allá de los cuales resulta imposible
una regresión a la situación histórico-conceptual precedente.
b) La naturaleza aporética de los fundamentos de los lenguajes conceptuales:
la quiebra de los horizontes conceptuales (de sentido) termina confrontando a las for-
maciones discursivas con aquellos fundamentos ideológicos que son, a un mismo tiem-
po, necesariamente fundantes de su punto de vista, e impensables/imposibles de abor-
dar desde dentro del horizonte de sentido del propio discurso (sin poner en riesgo la
economía significativa del mismo) (Palti, 2007).
Estos planteos nos servirán para orientarnos entre los diferentes intentos que,
de un tiempo a esta parte, se han preocupado por repensar la legitimidad de la demo-
cracia representativa, en el contexto de una encrucijada histórica signada por la crisis
capitalista mundial y el retroceso de las instituciones y métodos de integración social y
participativa (Quiroga, 2012: 57); una perspectiva que parece encontrar resonancia en
un amplio espectro de pensadores contemporáneos2.
Para nuestra observación, adoptaremos un punto de vistamoderno, que renun-
cia al lugar del meta-observador y sabe que todas sus afirmaciones sobre la sociedad
moderna dependen de la sociedad moderna para ser formuladas3. Así, entendemos que
la puesta en forma de lo político “es un problema que sólo puede formularse en la so-
ciedad, y que acerca de él sólo en la sociedad puede decidirse en una u otra manera”
(Luhmann, 1998: 156), y por ello, su tratamiento no puede ser escindido de las formas
de inclusión/exclusión propias de la sociedad (tardo)moderna.
2. En nuestra opinión, resultan sintomáticas de esta percepción de crisis las siguientes aseveraciones:
“El ideal democrático hoy no tiene rival, pero los regímenes que lo reivindican suscitan casi en todas
partes fuertes críticas. Éste es el gran problema político de nuestro tiempo.” (Rosanvallon, 2007: 21);
“Nos encontramos frente a una reformulación de lo pensable y de lo creíble social, que modifica el reper-
torio entero de discursos públicos y que cambia las condiciones de funcionamiento de la democracia, sus
horizontes, las expectativas de los actores, las modalidades de la vida pública.”(Gauchet, 2004: 262).
3. La Modernidad se nos presenta tanto como una ontología (una época caracterizada por el desarrollo
capitalista industrial, el despliegue de instituciones de control -tales como los Estados burocráticos y las
fuerzas armadas- y de los medios masivos de comunicación, todos ellos apoyados en señales simbólicas
y sistemas expertos que desanclan las relaciones co-presenciales; cf. Giddens, 1993) cuanto como una
epistemología (la Modernidad como oferta de sentido, de distinciones plurales que permiten elaborar
diferentes descripciones, referidas y apoyadas en el descubrimiento de la perspectiva o punto de vista).
En tanto época, la Modernidad ofrece por primera vez en la historia mundial una profusa capacidad se-
mántica para auto-describirse con relación al tiempo y al espacio, mediante una forma cognoscitiva
filosófica por la cual el mundo se expande como sentido -y el sentido se estructura como mundo-, sub-
virtiendo la división entre lo externo y lo interno, y su posibilidad concomitante de relación con “otros”
mundos, dimensiones o formas de vida (Marramao, 2006: 15-17).
(II).-
Advertimos que Marcel Gauchet (2004) elabora un amplio diagnóstico sobre el re-
basamiento del horizonte histórico-conceptual vigente hasta hace tres o cuatro décadas
atrás: sintéticamente, podríamos caracterizarlo como la reorientación y redefinición de
la democracia en torno a uno de sus elementos constitutivos, el derecho de los indivi-
duos, en desmedro de sus dimensiones política y social-histórica. Recordemos que,
para Gauchet,
Dichos vectores, desplegados entre los siglos XVI y XIX, son: a) el Estado-nación
como forma que adquiere el vínculo político, en tanto agenciamiento autosuficiente de
la comunidad humana; b) la formulación jurídica del problema de la justificación y legi-
timación de un poder político (soberanía) concebido como construcción artificial, con
un origen ascensional procedente desde los individuos y sus derechos naturales4; c) lo
social-histórico como modo de concebir la constitución de la humanidad “a sí misma”
en la duración, a la vez como su motor y su sujeto colectivo. Así, las sociedades históri-
cas fracturan la unidad erigida por las sociedades religiosas pretéritas, lo cual plantea
interrogantes centrales en torno al sentido y las promesas de los antagonismos grupa-
les, las contradicciones de opinión y la desligación de los individuos (264)5.
Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, Gauchet nos indica que asistimos a
una articulación de estos vectores que deriva en una síntesis democrática-liberal, en la
cual el “hombre de los derechos del hombre” permanece subordinado a la sociedad civil
4. Un planteo convergente con esta perspectiva puede encontrarse en Bobbio (1991), quien inscribe la
concepción individualista de la sociedad (en tanto regla esencial que atribuye a cada uno el derecho a
participar libremente en la toma de decisiones colectivas) entre las herencias de la Revolución Francesa.
5. Con el concepto de secularización se señala, generalmente, el proceso de separación entre las esferas
políticas y religiosas, lo cual “habría contribuido para hacer al poder temporal consciente de su propia
autonomía, es decir, de la irreductible 'secularidad' de la política y de los fundamentos intramundanos
(…) de la soberanía estatal” (Marramao, 1998: 25). Esto también comportaría un sentido anexo: el he-
cho de que las doctrinas y las representaciones religiosas comienzan a mostrarse insuficientes para
explicar el mundo y proveerlo de un sentido global, omnicomprensivo, frente a otros modos de observa-
ción que empiezan a trazarse en ámbitos intramundanos, ajenos a y separados de las instituciones reli-
giosas. Pero también la secularización se puede entender de un modo paradójico y no-teleológico: lo
sagrado abandona el “cielo” de las concepciones religiosas y se desplaza hacia otros ámbitos “de esta
tierra”, propiciando un intercambio simbólico o “juego de espejos” en el que otras esferas sociales (co-
menzando por el Estado) asumen prerrogativas eclesiásticas en torno a sacralizar sus propios procedi-
mientos (Marramao, 1998: 26).
“un modo de cohesión que objetiva la unidad de los mecanismos políticos y sociales
del Estado-nación democrático, pacífico y social. (…) La unidad social (…) accede al
rango de evidencia sobre la que reposamos sin cuestionar. En este marco, el indiv i-
duo se despliega como el nuevo centro de gravedad, al mismo tiempo que el porve-
nir desaparece como polo problemático (…), y que la dinámica de las fuerzas soci a-
les pierde su preeminencia explicativa.”(265).
Si bien este argumento señala con toda justeza que los derechos humanos (en tanto
límites contra la arbitrariedad y la opresión estatal) no se pueden escindir de la política,
tampoco la agotan. Principalmente, porque de la noción de derechos humanos -
adscribibles a personas naturales portadoras de derechos subjetivos- como fundamento
incuestionable de la unidad social no se puede deducir directamente (o no sin proble-
6. “[Entre 1880 y 1914,] la consagración simultánea del Estado-nación (como soporte de la potencia
democrática de gobernarse) y de la sociedad civil (como matriz de la potencia liberal de inventarse)
desemboca en la articulación complicada entre democracia y liberalismo -articulación continúa definiendo
nuestros regímenes. (…) El hombre de los derechos del hombre no es olvidado en esta 'síntesis', él figu-
ra allí en un lugar expectante a partir de dos vertientes, ya sea como ciudadano del sufragio universal o
como actor privado de la sociedad civil liberal. Pero, al mismo tiempo, no deja de ser correcto afirmar
que él no es la preocupación primera; más bien es un componente subordinado de la síntesis” (Gauchet,
2004: 255).
“La democracia moderna reposa sobre la soberanía no del pueblo, sino de los ciu-
dadanos. (…) En una democracia moderna quien toma las decisiones colectivas, d i-
recta o indirectamente, son siempre y solamente los ciudadanos utisinguli, en el
momento en que meten la papeleta en la urna. No es un cuerpo colectivo. (…) La
mayoría es el resultado de una suma aritmética donde aquello que se suma son los
votos de los individuos aislados, de aquellos que la ficción de un Estado de natura-
leza prepolítico ha permitido concebir como dotados de derechos originarios, entre
los cuales está el de determinar con su libre voluntad las leyes que les afe c-
tan.”(1991: 163-4).
7. “En efecto, sostiene Rosanvallon, el mundo moderno nace en la coincidencia de dos aspiraciones de
autonomía: la que sostiene la noción de autonomía individual y la que se nutre de la participación del
individuo autónomo en un proyecto colectivo del poder social. Desde el origen, la democracia represen-
tativa enfrenta la dificultad de expresar la soberanía popular y la de conciliar la aspiración a la autono-
mía individual con la de la participación en un proyecto colectivo.”(Roldán, 2002: 144).
“pueden pretender ser legítimas las reglamentaciones en las cuales todos los posi-
bles afectados pudieran estar de acuerdo como participantes en un discurso racio-
nal. En los discursos, los participantes buscan convencerse recíprocamente de algo
con argumentos con el fin de alcanzar una opinión común (…). Si tales discursos
(…) son el lugar en el que pueden formarse una voluntad política racional, la supo-
sición de que lleva a resultados legítimos, suposición que debe proporcionar un
fundamento al procedimiento democrático, debe apoyarse en última instancia en un
acuerdo comunicativo”(151).
Es por estas razones que el sociólogo alemán juzga imprescindible considerar como
equiprimordiales (igualmente esenciales en origen) a los derechos humanos y a la so-
beranía popular: mientras que los primeros garantizan a los ciudadanos la libre realiza-
ción de sus planes vitales (lo cual fundamenta por sí mismo la legitimidad de las leyes),
la segunda establece los derechos de comunicación y participación (procedimientos que
fundamentan la suposición de resultados legítimos):
“La conexión interna entre democracia y Estado de derecho consiste en que, por
una parte, los ciudadanos sólo pueden hacer un adecuado uso de su autonomía pú-
blica si gracias a una autonomía privada simétricamente asegurada son suficiente-
mente independientes y, por otra, en que sólo pueden alcanzar un equilibrado dis-
frute de su autonomía privada si, como ciudadanos, hacen un adecuado uso de su
autonomía política.”(152-3).
(III).-
Conviene aquí que nos detengamos en algunos indicios que aparecieran en el de-
curso de nuestra exposición; como enunciamos al inicio, si hemos de leer a la teoría
8. La importancia de la cultura jurídica (responsable de instalar la noción de que todo asunto de interés
público o privado puede ser sujeto a debate) para la emergencia del concepto moderno de opinión públi-
ca, puede ser visto como un hilo de inetligibilidad de las investigaciones de JürgenHabermas, desde sus
tempranos trabajos sobre la transformación estructural de la esfera pública, hasta su más actual e im-
portante Facticidad y validez: en esta última, como hemos tenido oportunidad de apreciar más arriba (en
Habermas, 2000), la naturaleza dual de la Ley imperante en el Estado de derecho cumple una función
crucial en las sociedades postradicionales (seculares y complejas): ofrecer, desde su propia lógica sisté-
mica, el procedimiento que presuponga un principio de legitimidad discursiva (racional e igualitaria),
fijando así un medio a través del cual la acción comunicativa, y sus principios de validez, puedan ser
operativas en el contexto de sociedades altamente diferenciadas.
den existencia, al sujeto que debe expresar su voluntad, bajo la forma de una ficción y
como una identidad en construcción (de allí que, para Rosanvallon, esta tarea sin fin
torne al pueblo “inhallable”).
La asociación entre democracia, representación y soberanía popular proviene,
pues, de la imposibilidad práctica de una democracia directa, razón por la cual la in-
determinación fundamental de la representación moderna toma la forma de una “difi-
cultad de figuración”: la democracia, inevitablemente representativa, debe “encarnar”,
definir, reconocer y dar existencia al poder del pueblo y, subsecuentemente, realizarlo
mediante instituciones y formas políticas. A mediados del siglo XIX, las reivindicacio-
nes de representación identitaria del mundo obrero inauguran una etapa de “democra-
cia de equilibrio”, como respuesta a las demandas de involucramiento y enraizamiento
de los mecanismos representativos en las diferencias sociales. En esta etapa, los parti-
dos políticos, los sindicatos y las instancias burocrático-administrativas adquieren im-
portancia representando intereses y “dando cuerpo” a lo social en el seno del Estado,
dándole cauces y soluciones a una democracia que pudo, parcialmente, “domesticar”
las dificultades generadas por la disociación entre su principio político y su principio
sociológico, al menos hasta los años '80 del siglo XX.
(IV).-
sentación se desprende, precisamente, a partir de la arista en que ésta se destruye.” (Palti, 2007: 210-
11).
11. Hallamos esta concepción solidaria con la que Rosanvallon (2007: 23-29) formula bajo el rótulo de
contrademocracia: una forma de democracia basada en poderes indirectos, diseminados en el cuerpo
social, que se organiza como contrafuerte frente a la democracia de legitimidad electoral. Su objetivo es
“velar por que el poder sea fiel a sus compromisos, buscar los medios que permitan mantener la exigen-
cia inicial de un servicio al bien común”(26), y se expresa en tres modalidades: los poderes de control,
las formas de obstrucción, y las puestas a prueba a través de juicios. En su dimensión propositiva, se
opone a la vía liberal de expresión de la desconfianza, caracterizada por la sospecha tanto hacia el poder
estatal (y su necesario debilitamiento mediante constituciones que lo limiten) cuanto hacia el poder
popular y el temor a los errores (y horrores) de los nuevos regímenes surgidos de la voluntad general.
Claude Lefort explica así la desconfianza (y el temor) del pensamiento liberal hacia el sufragio universal:
“El peligro delnúmero es algo más que un peligro de intervención de las masas en el escenario político;
la idea de número como tal se opone a la de sustancia de la sociedad. El número descompone la unidad,
liquida la identidad”(1990: 76).
mo tiempo, dicho trabajo se desplaza hacia el seno de la sociedad civil, trastocando sus
presupuestos históricos: en la visión clásica -como vimos arriba- emerge como espacio
extrapolítico “transparente” ante sí mismo, resultado espontáneo del movimiento de la
sociedad, de la interacción pública entre diferentes actores individuales y colectivos que
otorga realidad y racionalidad a los reclamos y demandas, y en donde la base del orde-
namiento legal reside en la enunciación de derechos por parte de los individuos12. Aho-
ra bien, el trabajo de representación en el seno de la sociedad civil introduce un índice
de “opacidad”, una suerte de desfasaje de la (ideal) sociedad civil consigo misma, que
puede albergar intereses tendientes no al bien común sino a una suerte de “despotis-
mos societales”:
12. La primacía de la enunciación de derechos individuales (postulada por Cheresky en el marco de una
discusión sobre derecho y protesta) nos reenvía a una aporía consustancial a la noción moderna de ciu-
dadano: la de estar al mismo tiempo por encima y por debajo de la ley, de ser simultáneamente su
subjectum y su subjectus(cf. Palti, 2007).
mar e ilustrar a los ciudadanos y configurar proclamaciones públicas; bajo las nuevas
lógicas, los medios presentan la política en un universo audiovisual vertebrado por los
signos del consumo, en el que se ha borrado el límite entre información y entreteni-
miento, y que privilegia la comunicación “publicitaria” (compacta, simplificada, sin
dudas ni críticas) de la vida política13, con consecuencias paradójicas para la delibera-
ción democrática:
“Nos encontramos frente a una lógica invasora, que tiende ahora a asociarse a todos
los actos públicos de las organizaciones políticas. (…) Dado que la discusión, para
no hablar del contraste o del conflicto, es considerada como un factor negativo en la
comunicación con el público, los procesos reales de elaboración y de decisión que-
dan cada vez más relegados a lugares alejados de los ojos del público. Parece no ha-
ber ya contradicción entre el máximo de (aparente) transparencia y el máximo de
(sustancial) opacidad.”(Rodotà, 2000: 39).
Otro tanto puede decirse de las encuestas de opinión, en tanto éstas se revelan co-
mo instrumentos de acción política, en un fenómeno llamado encuestocracia o go-
bierno de los sondeos (Rodotà, 2000: 84; Sartori; 1998: 73). Los sondeos de opinión no
son instrumentos de expresión de la vox populi, sino más bien del poder de los medios
de comunicación sobre los ciudadanos, al imponer la ilusión de que existe una opinión
pública como sumatoria puramente aditiva de opiniones individuales. Conminando a
las personas a responder a preguntas que no se han planteado, las encuestas modifican
y forman la opinión, imponiendo las agendas y problemáticas que interesan esencial-
13. El impacto de las imágenes televisivas, en su transparencia aparente, sustituyen el “acto de discu-
tir”, de abstraer realidades mediante discursos y explicaciones, por el “acto de ver”, en el que se cree lo
que se ve como real sin mediaciones (menoscabando a los líderes intermediarios de opinión), movilizan-
do sentimientos y emociones pre-reflexivos (Sartori, 1998).
mente a los detentadores del poder (que quieren estar informados sobre los medios de
organizar su acción política), mientras que otros individuos y grupos de la sociedad se
hallan menos capacitados para producir una contra-problemática (Bourdieu, 2000;
Rodotà, 2000: 89-90; Sartori, 1998: 76). La encuestocracia produce un máximo de arti-
ficiosidad en la individualización del soberano (resuelta por construcción estadística y
demoscópica), y altera los ritmos de una democracia representativa que, con sus verifi-
caciones electorales distanciadas en el tiempo, permite procesar las decisiones impopu-
lares y visibilizar las consecuencias de las políticas a largo plazo (Rodotà, 2000: 85-7).
Sin embargo, y aun teniendo en cuenta este panorama, los medios de comunicación
también pueden ser instrumentos para visibilizar los reclamos de los ciudadanos ex-
cluidos; éstos, para denunciar y canalizar demandas no resueltas por otros medios ins-
titucionales, se sirven de los “medios de comunicación” casi en sentido literal: medios
para comunicarse con el exterior de los espacios de relegación y estigmatización. La
relación instrumental con los medios, por parte de los vecinos de barrios populares, los
constituye en instituciones de la vida cotidiana en tanto canal potencial de acceso al
espacio público (Auyero y Grimson, 1997: 89-90).
Esto último nos sugiere otro aspecto problemático de la esfera pública como ideal
regulativo: las modalidades de agregación de intereses en contextos de heterogeneidad
y desigualdad socio-cultural14. En los últimos años del siglo XX, asistimos a diversas
luchas que exigían el reconocimiento de la diferencia: grupos que se movilizan bajo las
banderas de la nacionalidad, la etnia, la raza, el género y la sexualidad. En estos conflic-
tos,
“la identidad de grupo sustituye a los intereses de clase como mecanismo principal
de movilización política. La dominación cultural reemplaza a la explotación como
injusticia fundamental. Y el reconocimiento cultural desplaza a la redistribución so-
cioeconómica como remedio a la injusticia y objetivo de la lucha política” (Fraser,
1997: 17).
14. “En este punto encontramos una grave dificultad en el modelo liberal de la esfera pública burguesa:
en cuanto la suspensión de las desigualdades sociales durante la deliberación significa proceder como si
éstas no existieran, cuando en realidad existen, el modelo no promueve la paridad en la participación.
Por el contrario, dicha suspensión usualmente obra en ventaja de los grupos dominantes en la sociedad
y en desventaja de los subordinados”(Fraser, 1997: 110).
(V).-
15. “El modelo democrático deliberativo es un modelo de doble vía: en las disputas multiculturales acep-
ta la regulación y la intervención jurídica con métodos estatales directos e indirectos, y a su vez conside-
ra que la controversia y el diálogo normativos en la esfera pública civil son esenciales para un sistema
de gobierno democrático multicultural”(Benhabib, 2006: 194); “Sólo comprendemos los límites funda-
mentales de todas las reivindicaciones de derechos dentro de una tradición constitucional, así como la
validez de esa reivindicación más allá del contexto, cuando los nuevos grupos reivindican un derecho del
que inicialmente estaban excluidos” (íd.: 215).
16. También en ese sentido apunta Fraser: “Las esferas públicas no son sólo espacios para la formación
de la opinión discursiva; son también espacios para la formación y la concreción de las identidades so-
ciales. Esto significa que la participación no se limita sencillamente a poder afirmar contenidos preposi-
cionales neutros respecto de su forma de expresión. Más bien (...), la participación implica poder hablar
con "la propia voz", de manera que se construya y exprese simultáneamente la propia identidad cultural
a través del modismo y del estilo”(1997: 118-9).
dad a la pluralidad sin suprimirla? Pretender reducirla a un existente, fruto de las rela-
ciones de fuerza, acarrearía la caída de lo simbólico en lo real (tal como lo propiciara el
totalitarismo en el siglo XX); asimismo, contemplar su paradoja nos reconduce a las
consecuencias que comporta la centralidad de los derechos del hombre en el discurso
político actual, unos derechos indiscutibles (es decir, que formalmente no pueden ser
incluidos en la discusión racional sin poner en cuestión los fundamentos de la misma)
que imponen un nuevo entendimiento de la democracia, en el cual pierde sentido la
idea de “potencia de conjunto” (persistiendo sus componentes individuales), pero al
mismo tiempo reclama la necesidad de que esa potencia exista para proteger y afirmar
al individuo (Gauchet, 20: 284).Rosanvallon señala que
17. Dicho cuestionamiento proviene, generalmente, de aquellas concepciones políticas que acentúan el
vector social-histórico de la composición democrática; de aquí que tiendan a representarse la articula-
ción democrática-liberal como una ideología proclive a universalizar intereses particulares frutos de la
sociedad burguesa, sean éstos materiales (originados en las desigualdades de clase) o etnocéntricos
(surgidos en el seno de Europa Occidental e impuestos al resto del mundo por la expansión imperialista
de las potencias centrales). En congruencia con esta crítica (para la cual el Hombre de los derechos del
hombre no sería otro que el individuo de la sociedad burguesa occidental), perciben la crisis de la sínte-
sis liberal-democrática como el desenmascaramiento de la dominación de clase o imperialista que encu-
briría. Para una crítica a estas posturas, cf. Habermas (2000: 154-6), Lefort (1990: 18-25) y Walzer
(2010: 99-100).
20. En este sentido también se expresa Ulrich Beck: “La acción social necesita de rutinas en las que
actualizarse. (…) Es precisamente este nivel de 'habituaciones colectivas', de cosas dadas por desconta-
das, lo que se está desfragmentando en una nube de posibilidades, que se deben dilucidar y negociar a
cada paso. (…) Pensar, calcular, planificar, ajustar, negociar, definir, revocar (en un mundo donde todo
vuelve a empezar constantemente desde el principio): tales son los imperativos de las 'libertades preca-
rias' que se están imponiendo a la vida según avanza la modernidad.” (2003: 45)
“y, por ello mismo, dependiente de (…) la educación, el consumo, las ayudas del E s-
tado del bienestar; y, finalmente, de las posibilidades -y modas- de la atención mé-
dica, psicológica y pedagógica. La dependencia del mercado se extiende a todos los
ámbitos de la vida. Como señala Simmel, el dinero individualiza, estandariza y gl o-
baliza.” (Beck, 2003: 340-1).
21. “La biografía normal se convierte, así, en 'biografía electiva', en 'biografía reflexiva', en 'biografía
hágalo usted mismo'. (…) es siempre una 'biografía de riesgo', por no decir incluso una 'biografía de la
cuerda floja', una situación de peligro permanente (en parte abierta y en parte oculta).” (Beck, 2003:
40).
22. “Una de las razones tal vez más importantes (…) del favoritismo moderno por el individuo, es que los
individuos pueden imaginarse como personas y, en esta forma, pueden simbolizar el carácter desconoci-
do del futuro. Puede conocerse a las personas aunque sin saber cómo actuarán. Esta integración peculiar
de pasado y futuro se institucionaliza en la forma semántica del individuo/persona y en la concesión
social de la libertad (…). La manera como las personas actúen dependerá de cómo otras personas lo
hagan. Las interdependencias sociales multiplican entonces la incertidumbre del futuro. Con ello la so-
ciedad confirma aquel acrecentamiento de la desconexión entre pasado y futuro que ella produce me-
diante la diferenciación de los sistemas -lo cual luego ella vuelve plausible con la forma-personas.”
(Luhmann, 2007: 807).
(lo que Beck denomina subpolítica e incluso antipolítica). En el centro de estos modos
de vida posibles está la idea de la calidad de vida, entendida como el control del tiempo
propio de una persona, más valorado que los ingresos o el éxito profesional23. Sin em-
bargo, si las demandas sub/anti-políticas pretenden lograr un sistema de integración y
pertenencia a una comunidad, deben seguir remitiendo invariablemente a la política
(aún sin las expectativas de que la organización estatal logre controlar la sociedad),
dado que sigue siendo el sistema en el que se tematizan y redefinen los vínculos entre
justicia/injusticia e igualdad/desigualdad, y en el que son contenidas, encauzadas y
representadas las demandas y protestas por mayor y mejor inclusión. Es desde la polí-
tica que las exclusiones sociales pueden relativizarse y abrirse a nuevos márgenes para
su aceptabilidad24.
La demanda de comunicación en sociedades tardomodernas, y la función de re-
presentación atribuida al sistema político, bien pueden retomar la personalización co-
mo exigencia de visibilidad de operaciones específicas altamente contingentes. Perso-
nas que encarnen los flujos de operaciones desanclados en tiempo y espacio, que den
forma a lo que no se puede observar25 (y que, por ello, corre riesgo de no producir sen-
tido); en fin, personas que representen una limitación individualmente atribuida de las
posibilidades de conducta, que disciplinen expectativas en un horizonte de vivencias
simultáneas y que, distinguiendo entre incluidos y excluidos, devuelvan a las concien-
cias una forma (abierta e incierta) del lazo social.
La teología hablaría del misterio de la encarnación. ¿O tal vez del chivo expia-
torio?
Bibliografía
23. “Así, por ejemplo, siempre y cuando existan seguridades básicas, la ausencia de trabajo asalariado
significa riqueza de tiempo. El tiempo es la llave que abre la puerta a los tesoros prometidos por la era
de la vida autodeterminada: diálogo, amistad, vivir a su aire, compasión, diversión, compromiso subpolí-
tico.” (Beck, 2003: 354).
24. “Los programas con que opera el código inclusión/exclusión en cada uno de los sistemas sociales
facilitan el que los planificadores, haciéndose eco del discurso público y de las necesidades de sus em-
pleadores [en eso también consiste el trabajo de representación, JPG], propongan medidas, por ejem-
plo, indicar las condiciones que se asocian con el aumento de las posibilidades de acumulación de exclu-
siones, para evitar o para limitar interdependencias no deseadas. (…) Así la política, a través de sus
organizaciones, recompone las situaciones más críticas desviando los déficits en direcciones más mane-
jables, por ejemplo con internaciones, subsidios, reubicaciones, represión, bonos, etc.” (Arnold, 2012:
40-1).
25. Hallaremos ejemplos de desfasajes entre operaciones y observaciones en Z. Bauman (2001): las
protestas ante funcionarios locales en tres ciudades del oeste de Inglaterra en 1998, contra la liberación
del pedófilo SidneyCooke (desconocido y de incierto paradero para los manifestantes): “Primero, Cooke
está catalogado: esta calificación lo convierte en un blanco tangible y lo extrae del conglomerado de
miedos ambientales, confiriéndole una realidad corporal que otros temores no poseen(...). Segundo (…)
Cooke ha sido puesto en el lugar en que se cruzan las preocupaciones privadas y los temas públicos(...).
Y en última instancia(...), la situación es un puente lo suficientemente ancho como para permitir que un
grupo -tal vez muy numeroso- encuentre una vía de escape” (18-9).
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Resumen
La economía tradicional hace uso de modelos para explicar y predecir el comport a-
miento de los mercados. Dichos modelos son presentados de manera atemporal. El
presente trabajo busca estudiar los modelos económicos en su origen y su evolución
histórica. Los resultados preliminares permiten pensar que el estudio histórico de
los modelos mejora la comprensión de los mismos.
* Trabajo preparado para la 3° Jornadas de Ciencia Política del Litoral de Universidad Nacional del Lito-
ral, 19 y 20 de Mayo del 2016, Santa Fe, Argentina. Área Temática: (3) Teoría, Filosofía e Historia Políti-
ca
** Todos los autores pertenecen a la cátedra Economía II de la carrera de Ciencia Política de la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral (FHUC UNL). Emiliano Giupponi es
investigador del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y docente de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional del Litoral (FCE UNL) y de la Universidad de Buenos Aires (FCE
UBA).Correos electrónicos: [email protected], [email protected], marcosvalenti-
[email protected], [email protected]
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Modelos económicos tradicionales∙ A. ARNAUDO, D. GATTI, E. GIUPPONI y M. VALENTINUZ
I Introducción
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del análisis económico: “Por muy correcto, original, riguroso y bien redactado que
sea un tratado moderno, si no contiene un mínimo de referencias históricas, no
podrá evitarse que se extienda entre los estudiantes la impresión de que carece de
dirección y de significado”. El autor indica que los conceptos actuales no pueden
ser expuestos en forma satisfactoria sin hacer referencia al trasfondo histórico del
cual surgen. Schumpeter considera que el estudio de la historia de los modelos evita
las incorrecciones que presentan las obras de síntesis como los modelos presenta-
dos en los libros de economía tradicional actuales. En el mismo apartado de su li-
bro, Schumpeter indica que: “(…) en la economía los problemas, los métodos y los
resultados modernos no pueden entenderse plenamente si no tenemos algún cono-
cimiento del proceso a través del cual los economistas han llegado a adherirse a
las formas razonamiento que actualmente utilizan”.
En el documento se estudian tres modelos económicos: teoría cuantitativa, mo-
delo IS-LM y modelo fondos prestables. La elección de los modelos se debe, en pri-
mer lugar, a un criterio operativo: dichos modelos forman parte de los contenidos
habituales de los manuales de macroeconomía tradicionales actuales3. En segundo
lugar, dichos modelos son elegidos porque representan, de manera general, dos
paradigmas fundamentales de la macroeconomía: la escuela clásica y la escuela
keynesiana de economía (y sus continuadoras). La teoría cuantitativa del dinero
surge en el marco de la escuela clásica de economía. Su primer representante puede
considerarse David Hume. La teoría toma un impulso diferente con Milton Fried-
man y la escuela monetarista. El modelo IS-LM es una interpretación sintética he-
cha por el profesor Hickssobre las ideas de Keynes. El modelo de fondos prestables
se estudia con el objeto de plantear similitudes y diferencias del enfoque clásico con
el enfoque keynesiano del sistema financiero.
Para poder logar el objetivo propuesto, en primer lugar, se estudian los modelos
tradicionales de economía en su versión sintética expuesta en los libros de texto
habituales de macroeconomía. En segundo lugar, se estudian los modelos en su
versión original según los autores que le dieron origen. Y, en tercer lugar, se estudia
el contexto económico, político y social en el cual dichos autores idearon el modelo4.
3. Ver, por ejemplo, el manual de macroeconomía del profesor Mankiw “Mankiw, G. (2014). Macroeco-
nomía (8a. ed.). Barcelona: Antoni Bosch.”
4. La metodología de investigación incluye actividades individuales y grupales. Dentro de las tareas
individuales, se incluye: el relevamiento de la literatura vigente, la lectura comprensiva de los dichos
documentos, la generación de fichas de lectura y su posterior organización lógica a partir de una serie de
categorías establecidas y, por último, la preparación de un documento que refleje los pasos anteriores
de la investigación. Dentro de las actividades grupales se incluye la evaluación conjunta de los avances y
el planteo de las dificultades que cada uno de los investigadores presente.
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A partir del análisis previo respecto a ciertas características del dinero, es posi-
ble analizar como la dinámica del dinero afecta a otras variables de la economía.
Una de las teorías más difundidas y más aceptadas por los economistas es la teoría
cuantitativa del dinero.
La mayoría de los estudiosos de la historia económica encuentran el origen de
esta teoría en las ideas del filósofo David Hume, aunque según J. A. Schumpeter los
orígenes de esta teoría son variados y requieren de un análisis detallado.
No es posible referirse a la Teoría cuantitativa del dinero como un cuerpo ho-
mogéneo de ideas, sino que existen dentro de la misma varios enfoques diferentes
que comparten criterios, pero que se diferencian en la manera de plantear las rela-
ciones causales que ligan a la oferta monetaria y al nivel general de precios. Para
este trabajo hemos analizado tres variables de la Teoría cuantitativa, a saber: la
“Ecuación cuantitativa” de Irving Fisher; la “Ecuación de Cambridge” de Alfred
Marshall; y el “Monetarismo” de Milton Friedman.
A lo largo de este trabajo se abordan los principales aportes que cada uno de los
anteriores autores hizo al modelo en base a sus propios escritos académicos al res-
pecto, y se buscará lograr una mayor comprensión de la influencia que cada uno de
ellos tuvo en la conformación del modelo de la síntesis neoclásica imperante en la
actualidad.
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John Maynard Keynes desarrolló sus principales ideas durante la recesión eco-
nómica denominada "Gran Depresión" en los años treinta. Iniciada por el crack
bursátil de 1929, esta crisis provocó el prolongado estancamiento de las principales
economías capitalistas como Estados Unidos o Inglaterra. Ante esta situación, los
esfuerzos de la ciencia económica en general y de Keynes en particular, estuvieron
orientados a hallar estrategias destinadas a elevar los niveles empleo y demanda
global en el corto plazo para reactivar la economía.
Con la misma motivación, el gobierno de F. D. Roosevelt, en Estados Unidos, se
vio obligado a buscar una solución a la crisis por fuera de la ortodoxia económica,
cuyas recomendaciones consistían en transitar la recesión y dejar que el mercado
operase automáticamente. En este sentido, el gobierno estadounidense optó por el
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países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, y fue financiado por reformas
fiscales y monetarias que implicaron mayores presiones impositivas. Fueron im-
plementados impuestos de carácter progresivo, especialmente sobre la renta, que, a
la vez que tuvieron un efecto redistributivo positivo, dotaron de estabilidad al sis-
tema económico con una finalidad anticíclica. Por ejemplo, el seguro de desempleo
y el impuesto sobre la renta funcionaban como un estabilizador automático; en el
sentido de que lograban amortiguar las variaciones en la renta disponible (ya sean
aumentos o descensos), de la que dependía el consumo.
Por su parte, el mundo de la teoría económica experimento serios debates du-
rante el siglo XX. A partir de la llegada de Keynes y la expansión de su teoría como
principal corriente ideológica en los años treinta, el laissez faire se volvió una ideo-
logía sin demasiados partidarios; principalmente porque las recetas keynesianas
daban buenos resultados.
Uno de los debates más interesantes de la época fue el que sostuvieron Keynes y
Hayek, un economista liberal que creía fervientemente en la capacidad del mercado
como regulador de la economía. Este último gano popularidad cuando escribió Ca-
mino a la servidumbre, una crítica a las políticas llevadas a cabo en la URSS en ese
periodo. Hayek sostuvo que la intervención estatal era el primer paso al totalitaris-
mo, ya que otorgaba excesivo poder al Estado en la planificación económica y aca-
baba destruyendo la libertad de los hombres, que se veía reflejada principalmente
en el funcionamiento de un mercado sin restricciones. Sin embargo, mientras el
keynesianismo dio buenos resultados, Hayek fue el perdedor de la batalla ideológi-
ca. El punto de inflexión se produjo en los años setenta, con la crisis del petróleo y
la subsecuente crisis del Estado de bienestar. La combinación de la inflación con el
desempleo (estanflación); suceso imposible según los postulados keynesianos, de-
terminó que gobiernos tales como los de Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald
Reagan en Estados Unidos optaran por políticas de corte neoliberal, como la desre-
gulación de los mercados y la reducción del gasto público y del déficit fiscal. En este
periodo las ideas de Hayek y de Milton Friedman serian la nueva regla a seguir; y el
keynesianismo, por su parte, entraría en un periodo de revisión y reformulación
teórica.
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positar sus ahorros y todos los prestatarios acuden al mismo para obtener sus prés-
tamos. Por consiguiente, el término fondos prestables se refiere a todo el ingreso
que las personas han decidido ahorrar y prestar, en lugar de utilizarlo para su pro-
pio consumo y al monto que los inversionistas han determinado pedir prestado pa-
ra fondear nuevos proyectos de inversión. En el mercado de fondos prestables sólo
hay una tasa de interés, que es tanto el rendimiento del ahorro como el costo de
pedir prestado.
El mercado de la economía para fondos prestables, lo mismo que otros merca-
dos en la economía, está regulado por la oferta y la demanda. La oferta de los fon-
dos prestables proviene de las personas que tienen algún ingreso extra que quieren
ahorrar y prestar. Estos préstamos pueden ocurrir directamente, como cuando un
hogar compra un bono de una empresa, o pueden ocurrir indirectamente, como
cuando un hogar hace un depósito en un banco, que a su vez utiliza los fondos para
hacer préstamos. En ambos casos el ahorro es la fuente de la oferta de fondos pres-
tables.La demanda de fondos prestables proviene de los hogares y las empresas que
desean pedir prestado para hacer inversiones. Esta demanda incluye a familias que
solicitan hipotecas para comprar casas nuevas. También incluye a las empresas que
piden prestado para comprar nuevo equipo o construir fábricas. En ambos casos la
inversión es la fuente de la demanda de fondos prestables.
La tasa de interés es el precio de un préstamo. Representa la cantidad que los
prestatarios pagan por los préstamos y la cantidad que los prestadores reciben so-
bre su ahorro. Debido a que una tasa de interés alta hace que el préstamo sea más
costoso, la cantidad demandada de fondos prestables disminuye a medida que au-
menta la tasa de interés. De manera similar, debido a que una tasa de interés más
alta hace que el ahorro sea más atractivo, la cantidad ofrecida de fondos prestables
aumenta a medida que lo hace la tasa de interés. En otras palabras, la curva de de-
manda de fondos prestables tiene pendiente negativa y la curva de la oferta de fon-
dos prestables tiene pendiente positiva.
Se debe recordar que los economistas distinguen entre la tasa de interés real y
la tasa de interés nominal. La tasa de interés nominal es la tasa de interés que nor-
malmente se reporta, el rendimiento monetario para el ahorro y el costo monetario
de pedir prestado. La tasa de interés real es la tasa de interés nominal ajustada por
la inflación; es igual a la tasa de interés nominal menos la tasa de inflación. Debido
a que la inflación erosiona el valor del dinero en el tiempo, la tasa de interés real
refleja con mayor precisión el rendimiento real del ahorro y el costo real de pedir
prestado. Por consiguiente, la oferta y la demanda de fondos prestables dependen
de la tasa de interés real (más que de la nominal) y el equilibrio en la figura 1 se de-
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bería interpretar como lo que determina la tasa de interés real en la economía. Para
el resto de este capítulo, cuando vea el término tasa de interés, debe recordar que
estamos hablando de la tasa de interés real.
Este modelo de la oferta y la demanda de fondos prestables muestran que los
mercados financieros operan en forma muy similar a la de otros mercados de la
economía. Por ejemplo, en el mercado de la leche, su precio se ajusta de manera
que la cantidad ofrecida de leche sea igual a la cantidad demandada de leche. De
esta manera, la mano invisible coordina el comportamiento de los granjeros y de los
consumidores de leche. Una vez que comprendemos que el ahorro representa la
oferta de fondos prestables y que la inversión representa la demanda, podemos ver
la forma en la cual la mano invisible coordina el ahorro y la inversión. Cuando la
tasa de interés se ajusta para equilibrar la oferta y la demanda en el mercado de
fondos prestables coordina el comportamiento de las personas que quieren ahorrar
(los proveedores de fondos prestables) y el comportamiento de las personas que
quieren invertir (quienes solicitan fondos prestables).
Cuando el gobierno gasta más de lo que recibe en ingresos fiscales, el déficit
presupuestal resultante reduce el ahorro nacional. La oferta de fondos prestables
disminuye y la tasa de interés de equilibrio aumenta. Por consiguiente, cuando el
gobierno pide prestado para financiar su déficit presupuestal, deja fuera a los hoga-
res y empresas que de otra manera hubieran pedido prestado para financiar una
inversión.
La reducción en la inversión debido al endeudamiento gubernamental se de-
nomina efecto de desplazamiento.
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V Resultados preliminares
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Modelos económicos tradicionales∙ A. ARNAUDO, D. GATTI, E. GIUPPONI y M. VALENTINUZ
Referencias
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
ELISA GOYENECHEA
[email protected]
UCA
Resumen
Hannah Arendt examina el Pacto de Mayflower en su obra OnRevolution, a propó-
sito de su indagación sobre la dos Revoluciones del siglo XVIII, la francesa y la e s-
tadounidense. Sostenemos que la pensadora eleva el MayflowerCompact a caso
ejemplar, por que encuentra allí un asidero histórico, que le permite fundamentar
su categoría de praxis, en general, y de praxis mancomunada, en particular. Asi-
mismo, el estilo de pacto puritano habilita a la pensadora a justificar teóricamente
el valor político de las promesas proferidas entre hombres libres e iguales. Ente n-
demos que las promesas, los pactos o las alianzas son la clave para comprender no
sólo el acontecimiento de la fundación, sino también la fuente de la legitimidad de
los cuerpos políticos. Mostraremos, además, que dicho pacto les permitió a los pri-
meros colonos americanos evadir las aporías teóricas de las mentes ilustradas y r e-
volucionarias del siglo XVIII, a saber, cómo eludir el círculo vicioso de poder insti-
tuyente y poder instituido. O, en otras palabras, ¿cómo dotar de legitimidad a los
nuevos poderes instituidos, cuando las antiguas autoridades no son vinculantes?
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
1. Para un esclarecedor examen del uso del concepto de Revolución en Arendt, véase AllbrechtWellmer,
“Hannah Arendt: On Revolution”, en Dana Villa (ed.), The Cambridge Companionto Hannah Arendt,
Cambridge University Press,Cambridge & New York, 2000; pp. 220-260.
2. Arendt dedica muchas páginas de su obra en distinguir entre gobierno limitado y república, entre
libertades civiles y libertad política o positiva, entre liberación y constitución de la libertad. En el caso de
los Estados Unidos, pondera la pensadora, el momento de liberación, el que más llama la atención por
su violencia y dramatismo y ha sido considerado –erróneamente- como la condición per quamde las
revoluciones, ha sido sucedido (sin hiato, sino con sólo con un “compás de espera”)por el momento
estrictamente revolucionario que la autora identifica con la “pasión constitucionalista” o la “fiebre consti-
tucional” en las trece colonias. (Las trece colonias que se involucraron en la lucha por la independencia
fueron, por el norte: Massachusetts [Nueva Inglaterra], Connecticut, New Hampshire, Rhode Island; en
el centro: New Jersey, New York, Delaware, Pensilvania; en el sur: Virginia, Maryland, Carolina del Nor-
te, Carolina del Sur y Georgia). Liberación o rebelión de o frente a un gobierno abusivo o colonial remite
a la necesidad de restaurar las libertades antiguas, es afín al reclamo por un gobierno limitado y no
tiene nada de revolucionario, sino que puede rastrearse a la carta magna y a los antiguos derechos feu-
dales, sostiene la autora. La idea de revolución a diferencia de la de restauración, contiene el elemento
del nuevo origen, la discusión por la mejor forma de gobierno y el establecimiento de un nuevo sistema
de poderes. En una palabra, la noción de Revolución no remite a la exención de los abusos o al control
de los órganos de poder, circunstancia que remite a las libertades negativas (incluso el derecho a la
representación para decidir sobre las cargas impositivas), sino a la libertad política o participación en los
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
asuntos públicos (Hannah Arendt, On Revolution, (with an Introduction by Jonathan Schell), Penguin
Books, New York, 2006; véanse pp. 25, 141-145, 150-151.
3. Cf. idem, p. 167.
4. Cf. idem, pp. 158, 186.
5. Connectituc, hoy uno de los cincuenta Estados de los Estados Unidos, fue una de las trece colonias, en
origen dependientes del Reino Unido. La región, hoy llamada Connecticut, fue explorada en primer lugar
por colonos holandeses, que establecieron puestos comerciales, pero los primeros asentamientos per-
manentes se debieron a los ingleses puritanos de Massachusetts, a partir de 1633. La colonia de Con-
necticut, desde su origen, gozó de gran autonomía política y fue, en consecuencia, la primera en poseer
un Constitución escrita, llamada Fundamental Orders, o First Orders (Mandatos Fundamentales o Prime-
ras Órdenes). Fue adoptada el 14 de enero de 1639 y proclama un principio de gobierno democrático
basado en la voluntad del pueblo. Esta constitución colonial serviría de base para la redacción de la
Constitución estadounidense, por esa razón se llama a Connecticut “El Estado de la Constitución” (“The
Constitution State”). Para el documento de las Órdenes Fundamentales de Connecticut, véase Luis Grau,
Historia del constitucionalismo americano. Materiales para un curso de historia de las constituciones,
Madrid, Universidad Carlos III de Madrid, 2011, cf. pp. 32-35.
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
6. Nos referimos a la sentencia de Edmund Burke, que –contra la proclamación de la Revolución France-
sa- impugna los derechos naturales inalienables del Hombre y reivindica los derechos históricamente
emplazados y sancionados por la tradición. Edmund Burke sostiene que para teorizar o reflexionar sobre
la dimensión política de los hombres basta con “constatar o reflejar lo que aparece, dejando de lado la
función de penetrar tras las apariencias positivas, forzando su sentido, mediante la aplicación de princi-
pios no visibles, que son construcciones racionales”. El pensador irlandés, define la sociedad y la historia
según el modelo de la naturaleza, en la cual puede descubrirse cierta legalidad y constancia. Lo racional
en el plano social e histórico es lo que se ha comprobado como constante e inalterado, aquello que ha
resistido al transcurso del tiempo. Para Burke, en consecuencia, la racionalidad y naturaleza del orden
social se encuentra en “ciertas constancias inalteradas por el paso del tiempo, es decir, en la tradición”.
La tradición, entonces, es “el único principio legitimante del orden público”. Discute toda defensa de la
libertad que tenga por fundamento ideas abstractas sobre el hombre, o que se base en la naturaleza
humana y defiende la índole histórica y contingente de los principios. En este caso, “el carácter conven-
cional (no natural) de todo derecho y la sola legitimación de éstos como derechos históricos, como «he-
rencia del pueblo inglés»”. Véase, Tomás Molían, “Burke y las concepciones conservadoras de la demo-
cracia”, en Crítica & Utopía, Latinoamericana de Ciencias Sociales, número 1, Buenos Aires, septiembre,
1979. Se consultó la versión on line publicada por la Red de Bibliotecas Virtuales de Ciencias Sociales de
América Latina y el Caribe de la Red Clacso:
www.bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/criticayutopia.htm Véanse especialmente pp. 1-3. Ed-
mund Burke argumenta sobre los derechos de los ingleses, es decir, los derechos y libertades que se
heredan por tradición en Reflections on the French Revolution. Véase,
http://oll.libertyfund.org/title/656Especialmente, pp. 76-77, 81. En estaúltimaleemos: “In the famous
law of the 3rd of Charles I. called the Petition of Right, the parliament says to the king, «Your subjects
have inherited this freedom», claiming their franchises, not on abstract principles as the «rights of
men», but as the rights of Englishment, and as patrimony derived from their forefathers”.
7. Cf. idem, pp.132-170.
8. La Constitución de los Estados Unidos fue redactada en la Convención Constitucional de Filadelfia, en
1787, ratificada en 1788 (The Federalist) y entró en vigencia en 1789. Es la Constitución de mayor anti-
güedad que se encuentra, aún hoy, vigente en el mundo. Sustituyó a los “Artículos de la Confederación y
Unión Perpetua”, que eran los estatutos originales de los Estados Unidos, vigentes desde 1781. Inicial-
mente, la Constitución definitiva de los Estados Unidos contenía un Preámbulo y siete artículos, en los
que se establece el sistema de distribución de poder, o el diseño de las instituciones, lo que Arendt de-
nomina “Constitutiolibertatis”. Así, consigna los principios básicos en los que se fundamenta el gobierno
federal de los Estados Unidos y los límites a los que tal gobierno está sometido. La mayor objeción que
se le hizo a la Constitución durante su proceso de ratificación fue la ausencia de una declaración de de-
rechos fundamentales. Inmediatamente después de ser distribuido el texto constitucional se publicaron
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
muchos panfletos en su contra, bajo seudónimos como Cato o Brutus, resaltando sus defectos, en parti-
cular, su carácter centralista y absolutista (a este grupo se lo denominó anti-federalista). Lo que los
anti-federalistas exigieron en sus panfletos fue la necesidad de un Bill of Rights, e incluso especificaron
cuáles eran esos derechos sagrados. En respuesta a tales demandas, Alexander Hamilton publicó en los
periódicos de New York un artículo con el título de “The Federalist”, baja el seudónimo Publius. Allí, se
comprometía a resolver todas las inquietudes que suscitaba el texto de la Constitución. Para ello, recabó
la ayuda de James Madison y de John Jay. Entre octubre de 1787 y agosto de 1788, los autores publica-
ron en dos periódicos de New York, setenta y siete artículos con el mismo título y bajo el mismo seudó-
nimo. Éstos fueron publicados a fines de 1788 en dos volúmenes con el título “The Federalist. A Collec-
tion of Essays written in favor of the new Constitution, as agreed upon by the Federal Convention,
September 17, 1787”. Los ensayos más famosos son el número 10, en el que Madison trata de cómo
impedir la tiranía de la mayoría y la ventaja de un estado grande sobre varios pequeños. En el 39, Madi-
son describe el federalismo y en el 51 introduce la doctrina de los “checks and balances”. El 4 de marzo
de 1789, el Congreso de los Estados Unidos aprobó doce enmiendas a la Constitución y el 25 de sep-
tiembre fueron enviadas a todos los estados para su ratificación. Finalmente, el 15 de diciembre de 1791
diez de ellas se convirtieron en el Bill of Rights, o Carta de derechos, de la Constitución de los Estados
Unidos. Hasta ahora, la Constitución ha sido modificada con veintisiete enmiendas. Véase Luis Grau,
Historia del constitucionalismo americano. Materiales para una historia de las Constituciones, op. cit.; en
especial pp. 86- 98, 119-126.
9. Rousseau, J.-J., El contrato social. Discurso sobre las ciencias y las artes. Discurso sobre el origen y
los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, Buenos Aires, Losada, 2003; cf. pp. 311-314.
10. Idem, cf. p. 313: “El hombre salvaje, carente de sabiduría y razón [...], se lo ve siempre entregarse
imprudentemente al primer sentimiento de humanidad. En las revueltas, en las peleas callejeras, el
populacho se reúne, el hombre prudente se aleja. Es la chusma, son las mujeres de les Halles quienes
separan a los que combaten e impiden a la buena gente degollarse una a la otra”.
11. Idem, cf. pp. 222-225, 231-233, 235.
47
Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
12. Cf. Arendt, The Human Condition, The University of Chicago Press, Chicago & London, 1998; pp.
199-201.
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
The people alude, entonces, a una realidad actuante (“a working reality”)13, el
pueblo organizado, cuyo poder es ejercido conforme a leyes y limitado por ellas.
Para los revolucionarios norteamericanos, pueblo nunca tuvo el sentido de una
unión sagrada, ni de un todo colectivo guiado por una sola voluntad, ni de una enti-
dad indivisa cohesionada por una sola opinión.
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
15. El grado de conflicto e inestabilidad de los acontecimientos en Francia dan cuenta no de la ausencia
de poder instituyente –sostiene Arendt- sino de la falta de autoridad que diera sanción a los poderes
instituidos. Las cuatro Constituciones (1791,1793, 1795, 1799) que se sucedieron durante el convulsio-
nado período revolucionario francés manifiestan la falta de solidez de las instituciones que producía la
Revolución. En 1804, un senado-consulto proclamó el Primer Imperio y la extinción de la Primera Repú-
blica. Este suceso cerró el capítulo histórico de la Revolución francesa. (Michel Vovelle, Introducción a la
historia de la Revolución francesa, Barcelona, Crítica, 2000, cf. pp. 25-70).
16. En los siglos XVII y XVIII la ley natural ocupó el lugar de la divinidad. Este lugar, interpreta Arendt,
“es el que había sido ocupado por el Dios hebreo, que era un legislador porque él fue el Hacedor [Maker]
del universo, un lugar que más tarde ocupó Cristo, el representante visible y la encarnación de Dios
sobre la tierra, de quien luego, los vicarios de Cristo, los papas y obispos romanos como así también los
reyes que los sucedieron, habían derivado su autoridad. Hasta que, finalmente, los rebeldes protestantes
recurrieron a las leyes y alianzas hebreas y a la figura del mismo Cristo. Porque el problema con la ley
natural fue, precisamente, que no tenía autor […]. Para que fuera fuente de autoridad y pudiera san-
cionar la validez de las leyes hechas por el hombre, uno tenía que añadir a la «ley de la naturaleza»,
como hizo Jefferson: «y el Dios de la naturaleza». En este contexto, no es de gran relevancia si este
Dios interpelaba a sus creaturas a través de la voz de la conciencia o los iluminaba a través de la luz
natural de la razón, o a través de la revelación bíblica. Lo central de este asunto siempre ha sido que la
ley natural en sí misma necesita de la sanción divina para ser vinculante para los hombres”. Véase, On
Revolution, op. cit.; cf. p. 182.
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
17. Luis Grau, Historia del constitucionalismo americano. Materiales para una historia de las constitucio-
nes, op. cit.; cf. p. 100. El texto de la Declaración de la Independencia señala: “Mantenemos que las
siguientes verdades son evidentes en sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales; que
su creador les ha dotado con ciertos derechos inalienables; que entre estos derechos están la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad; que los gobiernos se instituyen entre los hombres para asegurar
esos derechos y obtienen sus limitados poderes del consentimiento de los gobernados; que cuando cual-
quier forma de gobierno se convierte en dañino a esos fines, el pueblo tiene el derecho de modificarlo o
abolirlo e instituir un nuevo gobierno, colocando sus cimientos en dichos principios y organizando sus
poderes de la forma que consideren mejor para lograr su seguridad y felicidad”,
18. Véase, por ejemplo, el borrador escrito por John Adams de la Constitución de Massachusetts, en
http://oll.libertyfund.org/title/592 . En especial p. 251. Allí se afirmaque: “Good morals being necessary
to the preservation of civil society; and the knowledge and belief of the Being of God, His providential
government of the world, and of a future state of rewards and punishment, being the only true founda-
tion of morality […]”.
19. Cf. Arendt, On Revolution, op. cit.; p. 188.
51
Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
conflicto armado con Inglaterra. En este contexto, reconoce su lugar en una tradi-
ción, cuyo origen se remonta a “los ancestros”. Estos fueron fundadores, aunque no
tenían títulos de propiedad -“ni carta, ni patente”- sobre esas tierras, ni derivaban
su autoridad de la Metrópoli.
20. En la nota 58 del capítulo IV de On Revolution, titulado “Foundation I: Constitutio Libertatis”, Arendt
provee un ejemplo de la noción puritana de pacto. Se trata de un sermón del pastor John Winthrop,
escrito a bordo del Arabella, durante la travesíahacia América: “Thus stands the cause between God and
us, we are entered into Covenant with him for this work, we have taken out a Commission, the Lord
hath given us leave to draw our own Articles, we have professed to enterprise these actions upon these
and these ends, we have hereupon besought him of favor and blessing: Now if the Lord shall please to
hear us, and bring us in peace to the place we desire, then hath he ratified this Covenant and sealed our
Commission”. Cf. Arendt, On Revolution, op, cit.; p. 295.
21. Cf. idem, pp. 165, 169-170.
52
Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
a los hombres tan impotentes y aislados como antes del pacto, porque entregan, no
su poder sino su fuerza y sus derechos que son monopolizados por otro, el cual,
porque sigue siendo un individuo aislado, aunque pueda monopolizar la fuerza de
muchos y disponer de medios de violencia, sigue siendo -en los términos de Arendt-
impotente22. Para la autora el poder es siempre una entidad plural que se desvanece
tan pronto como los hombres asociados dejan de actuar juntos: “de allí que, unir,
combinar y asociar son los medios por los que el poder se mantiene en existencia”23.
Asimismo, la segunda noción de pacto contiene el principio de la nación (“the na-
cional principle”) conforme al cual debe haber un representante de la nación consi-
derada como entidad colectiva, en la que el gobernante incorpora la voluntad de
todos los ciudadanos nativos (“the nationals”)24.
22. Creemos que el ensayo de Václav Havel de 1978, The Power of the Powerless, describe la energía
operativa, o la capacidad del poder, como praxis mancomunada exactamente como lo hace Arendt en
términos más teóricos. Havel denomina “living in truth” (como lo opuesto “living a lie”), lo que Arendt
entiende como la fuerza de la opinión. Ambos coinciden en que el poder se genera cuando muchos
acompañan la iniciativa de uno. Esta capacidad, sea o no fructuosa eventualmente, puede provocar un
vuelco intempestivo en una estructura de poder gubernamental opresivo, en apariencia imposible de
modificar. En el mencionado ensayo, el dramaturgo devenido último presidente de la antigua Checoslo-
vaquia y el primero de la República Checa, examina el fenómeno del disenso, y lo entiende como “un
espectro que se cierne sobre Europa del Este”. En términos similares a los de Arendt, describe a los
disidentes como aquellos que poseen “iniciativas independientes”, y se hallan fuera del marco del “poder
del establishment”. Se interroga sobre la posibilidad de que éstos “puedan realmente cambiar algo”. En
tal contexto inquiere la naturaleza del poder (“the potential”) de estos impotentes (“powerless”). Al igual
que Arendt, examina el poder de la ideología (la lógica de una idea), para edificar una serie lógicamente
inexpugnable de proposiciones, que terminan siendo un sucedáneo de la realidad (el relato). La ideolo-
gía, así, se presenta como una “fachada”, que inmuniza contra la verdadera experiencia y repele el po-
der inquisidor del pensamiento: “La ideología es una forma engañosa de relacionarse con el mundo.
Ofrece a los seres humanos una ilusión de identidad, de dignidad y de moralidad […]. Como repositorio
de algo supra-personal y objetivo, habilita a las personas a engañar sus conciencias y ocultar su verda-
dera posición y su modus vivendi infame, tanto del mundo como de sí mismos. […]. Es un velo, tras el
cual los seres humanos pueden ocultar su propia existencia caída, su trivialización y su adaptación al
status quo. […]. La primera función excusatoria de la ideología, por lo tanto, es la de proveer a la perso-
nas […] la ilusión de que el sistema está en armonía con el orden humano y con el orden del universo”.
El disidente –prosigue Havel- quiebra esa fachada y expone la mentira: “no ha cometido una ofensa
simple, individual y aislada en su propia unicidad, sino algo incomparablemente más serio. […] Él ha
hecho pedazos el mundo de apariencias, el pilar fundamental del sistema. Él ha trastornado la estructura
de poder desgarrando lo que lo mantenía cohesionado. Ha demostrado que vivir una mentira es vivir una
mentira. Ha quebrado la fachada del sistema y ha expuesto el fundamento real y perverso [base] de su
poder. Él ha dicho que el emperador está desnudo. Y porque el emperador está, de hecho, desnudo, algo
extremadamente peligroso ha acontecido: por su acción [el disidente] ha interpelado al mundo. Ha habi-
litado a todos a espiar tras la cortina. Le ha mostrado a todos que es posible vivir en la verdad, y por lo
tanto, todo el que pone un pie fuera de la línea, lo niega en sus principios y lo amenaza en su totalidad
[al sistema]”. Cf. Václav Havel, The Power of the Powerless. Se consultó la versión on line del ensayo:
https://s3.amazonaws.com/Random.../powerless.pdf Véanse en especial las pp. 1-2, 7, 18-19.
23. Cf. Arendt, Hannah, On Revolution, op. cit.; p. 174.
24. Cf. idem, p. 171.
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Hanna Arendt y el Mayflower Compact como caso ejemplar ∙ ELISA GOYENECHEA
hombre fuerte), que se arroga a sí mismo ser el único representante de esa volun-
tad. Lo decisivo es que esta única fuente, la voluntad general, no pueden provenir
ambos, el poder y la autoridad (el Derecho). Al distinguir la fuente del poder y la
sede de la autoridad, Hannah Arendt atribuye la primera al pueblo, mientras que a
la segunda la sitúa en un documento o una institución. El primero permite el cam-
bio y la renovación, la segunda otorga estabilidad y tutela. El error de los revolucio-
narios franceses –enseña Arendt- fue unificar en la voluntad general, o en la unión
sagrada de la Nación, la fuente de la que ambos emanan. En este contexto, alude
Arendt a la voluntad general como un sentimiento o un estado de ánimo enardecido
y generalizado, inestable, lábil y fácilmente utilizable para fines políticos.
El aspecto organicistade la tesis de Rousseau por el cual se entiende el cuerpo
político a imagen y semejanza de un hombre empírico, eclipsa la multitud real; la
voluntad de todos, y al pueblo entendido como los muchos organizados. En el pacto
roussoniano los individuos contratan consigo mismo (anulan sus intereses priva-
dos, previendo que los demás harán lo mismo) y, por así decirlo, el éxito del contra-
to yace en la fusión de cada uno en la entidad colectiva y en la concomitante seguri-
dad de que el soberano “no tiene necesidad de ofrecer garantías a los súbditos,
porque es imposible que el cuerpo quiera perjudicar [...] a nadie en particular” 29 ; y
“la ley[no]puede ser injusta, puesto que nadie es injusto con respecto a símismo”30.
El pacto preconizado por Arendt descansa en la premisa de la permanencia del
individuo qua individuo y en la cualidad no poiética sino práctica del resultante: un
espacio público-político organizado, que contiene a los muchos y variados, los cua-
les actuando juntos, son capaces de generar el suficiente poder instituyente y fun-
dador de un cuerpo político, aunque sean“an undesirablelot”, como reza la fórmula
del MayflowertCompact. O sea, lo decisivo es que pacten y que honren la palabra
empeñada, no que sean la encarnación de la virtud patriótica.
El pacto del Mayflower es, en opinión de Hannah Arendt, el pacto en estado
ejemplar. Su elevación a la categoría de ejemplo señala precisamente que no es un
patrón a copiar, sino un caso particular, un referente, que puede iluminar la calidad
de las instituciones. La pensadora evade el momento normativo evitando teorizar
en abstracto o con un esquema de pacto universalmente válido y aplicable, y man-
teniéndose en el nivel de los hechos históricos comprobables. En este marco, enal-
tece la riqueza de la experiencia colonial norteamericana y el “tesoro revolucionario
perdido”, uno de cuyos casos son las “repúblicas elementales”, o los “cuerpos políti-
cos civiles”, previos a la Independencia. El caso del Mayflower, asevera Arendt, es
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37. Cf. Arendt, On Revolution, op. cit, p. 167. Arendt transcribe un fragmento de la Constitución del
Estado de Connecticut de 1776. El texto hace referencia, también, a la Carta Real expedida por Carlos
II, que fue adoptada por los colonos y que ratificaba su organización. Este detalle no es mencionado por
Arendt. El párrafo completo reza: “Paragraph 1. Be it enacted and declared by the Governor, the Coun-
sil and the House of Representatives, in General Court assembled. That the ancient form of Civil Gov-
ernment, contained in the Charter from Charles de Second, King of England, and adopted by the People
of this State, shall be and remain the Civil Constitution of this State, under the sole authority of the
People thereof, independent of any King or Prince whatever. And that this Republic is, and shall forever
be and remain, a free, sovereign and independent State, by the Name of the State of Connecticut”. Cf.
James Brown Scott, The United States of America. A Study in International Organization, The Lawbook
Exchange, Ltd., Union, New Jersey, 2002, cf. p. 38.
38. Luis Grau, Historia del constitucionalismo americano. Materiales para una historia de las constitucio-
nes, op. cit.; véase p. 101.
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
ELINA IBARRA1
[email protected]
Facultad de Derecho, Universidad de Buenos Aires y Universidad Abierta Interamericana
Resumen:
Hans Kelsen, en Teoría Pura del Derecho establece una distinción entre los siguien-
tes términos: “Comunidad Jurídica” y “Banda de ladrones”, con lo que se inscribe
dentro de una extensa tradición de la teoría política que, comienza en la Antigua
Grecia con Platón, continúa en el Imperio Romano con Agustín, se reformula en la
Modernidad con Hobbes y Rousseau, en el Siglo XIX es retomado por el anarquis-
mo y, llega hasta nuestros días. Para la Teoría Política Tradicional, el problema pa-
rece radicar en que ambos conceptos suponen la administración del elemento “vio-
lencia” y, es a partir de este componente en común que, se vuelve necesario
establecer una distinción que permita indicar aquello que sea propio y distintivo del
Estado, ante la posibilidad de que no sea otra condición que la de ostentar la excl u-
sividad en el monopolio de la violencia.
Esta exploración está orientada a identificar la relación entre fuerza y derecho, ex-
presada como “Banda de ladrones” y “Comunidad jurídica” en la Teoría Política, y
poder señalar si, efectivamente, Kelsen logra distinguir estos elementos y, en caso
de que lo logre cuáles serían, acaso, los riesgos o el costo que esto implicaría para la
Teoría Pura del Derecho, como proyecto de consagrar el estudio del Derecho como
ciencia, delimitando su objeto de estudio a la especificidad del estudio al sistema
normativo.
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
1. Platón
Trasímaco afirma que, lo que conviene al más fuerte es justo –primera definición
de inspiración moral, dentro del plano metaético que, busca responder a la pregu n-
ta por aquello en qué consiste la virtud de la Justicia, planteada por Sócrates, dando
una definición
Sócrates responde que, si al más fuerte le conviene comer carne de vaca, enton-
ces los que quieran ser justos deberán imitarlo incluso en esto. Trasímaco se enoja
porque Sócrates toma sus palabras en un sentido literal, haciendo énfasis en el ca-
rácter orgánico de la fuente de la fuerza y señalando su pertenencia a un orden, no
solo diferente al de la Justicia, sino también innoble.3 El contraargumento de Só-
crates es tan básico y elemental que espanta y hasta indigna a Trasímaco, quién
siente repugnancia ante la referencia a la carne. Creo que el ejemplo es desagrada-
ble, pero considero que es eficaz en mostrar que afirmar que la fuerza es la causa de
la Justicia, es un error ya que pertenecen a niveles ontológicos diferentes, por no
decir, antagónicos. Tanto que podríamos elegir al animal más fuerte y por ello decir
que sus acciones son justas, puesto que son la manifestación de la fuerza que busca
satisfacer su conveniencia.
Trasímaco sostiene que, justo es lo que le conviene al más fuerte –segunda defini-
ción de orden fáctica, con ella pretende mostrar que así es como efectivamente los
hombres que gobiernan se comportan, llamando justicia a la realización de su co n-
veniencia
2. Seguiré aquí las argumentaciones de Trasímaco en República, Platón (1980) Eudeba, Buenos Aires,
338d – 344c.
3. Sócrates hace referencia a Polidamas, el campeón de pancracio, el gran campeón olímpico de Atenas
en el 408 a.C. El renombre ganado por su destreza física, es utilizado como manera de mostrar un
ejemplo de la mera fuerza.
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Trasímaco dice que, justo es un bien ajeno cuando es conveniente para el más fuer-
te y el que gobierna, y un daño para el que obedece. Esta es su definición más pe-
simista en relación con su concepción antropológica, sino también su visión respe c-
to de la política. Como analogía a la relación entre gobernantes y gobernados en la
polis, señalará que son como los pastores que se benefician del bien del rebaño pero
sólo si este les es conveniente. Pero, finalmente, la conveniencia del pastor, como la
del gobernante, será un perjuicio para el rebaño, dado que es cuidado sólo para ser
devorado.
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Este comentario, aparece como resultado del fastidio del interlocutor, frente al
embate dialógico de la mayéutica. Pero pareciera estar al servicio de mostrar, nue-
vamente, la impertinencia de la fuerza frente a la razón, al convencimiento en gene-
ral y en particular con tratar de deducir de ella, justificadamente, la justicia. Quizá
haya querido Platón mostrar con esta expresión, las acciones de gobierno intimida-
torias que, suponen convencimiento de los ciudadanos, por la acción exterior de la
obediencia, muchas veces inspirada, en el temor del castigo.
En todas las definiciones de Trasímaco está presente como la asociación entre
Fuerza y Justicia que, aparece indisociable, en tanto las acciones del que posee la
fuerza encuentran justificación de sus actos en ejercicio de ella misma. Y en el caso
de quienes gobiernan, dado que tienen a su cargo la administración de la fuerza
pública, todos sus actos aparecen revestidos de justicia.
Mientras que la argumentación de Sócrates gira en torno a su interés por soste-
ner la existencia de un orden moral superior a la contingencia de los hombres, una
justicia de validez universal y, nunca como resultado del arbitrio de los hombres.
2. Agustín
Más porque yo ejecuto mis piraterías con un pequeño bajel, me llaman ladrón, y a
ti, porque las haces con formidables ejércitos, te llaman rey.4
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Si algo tienen en común, un reino y una pandilla, es el uso de la fuerza para im-
poner su voluntad a los ciudadanos. Y en la línea de razonamiento agustiniano, sólo
gobernar para el bien de los gobernados y no para el beneficio propio, puede dife-
renciar estos dos modos de sometimiento. No es que en el gobierno virtuoso, inspi-
rado en la justicia no haya sometimiento, lo habrá pero con fines más nobles, aso-
ciados a consignar la gracia de Dios en la tierra.
La descripción agustiniana sigue siendo desoladora, ya que el título de rey o go-
bernante no es asegurado por la renuncia a la codicia, sino más bien por la conquis-
ta de la impunidad que da el ejercicio de la fuerza, cuando de esta se pretende se
derive la justicia de los actos, por ser realizadas por los autorizados por la fuerza. La
circularidad es clave para mostrar la incongruencia del razonamiento.
3. Maquiavelo
5. Maquiavelo, Nicolo (1992) El príncipe, Editorial Alianza, Buenos Aires, Capítulo XVII, pág.88
65
Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
5. Rousseau
Fuerza Derecho
Naturaleza Sociedad
Física Moral
Causalidad Perfectibilidad
Necesidad Libertad
Determinismo Consenso
Causa Efecto Si A B
6. Rousseau, Jean-Jacques (2001) El Contrato Social, Editorial El Ateneo, España, Libro I, Capítulo III.
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
podría reemplazar mediante el uso de una fuerza mayor, pero nunca haciendo uso
del derecho.
La expresión “el derecho del más fuerte” utilizada por Hobbes en el Leviathan,
no es más que la representación del dominio del fuerte sobre el débil, lo que implica
que es una relación de fuerza –de facto– y no de derecho –de iure. A la imposición
forzada se cede necesariamente por “utilidad” o de modo insoslayable; en cambio
ante el derecho, se cede por “voluntad” o bien puede ser desobedecido. La obedien-
cia de las leyes equivale a ser dueño de sí mismo. La relación mando-obediencia no
puede ser considerada un nexo físico, sino político. Confundir estos planos implica
no sólo un error metodológico, sino también un vicio ético.
Si un asaltante de caminos me sorprende en el bosque, puede obligarme por la
fuerza a darle el dinero, pero si de pronto yo pudiera desarmarlo ¿seguiría obligado
a darle el dinero? Si se obedece por la fuerza, cuando la fuerza desaparece, entonces
también desaparece la razón para obedecer, es decir, que no existe obligación. La
palabra derecho está aquí sólo para ocultar una relación de fuerza. Así también los
gobernantes someten a los pueblos, disfrazando la dominación por la fuerza, detrás
de la farsa del derecho.
6. Tucker
7. Por estas razones Johan Most lo ha llamado El Monstruo social, por su ferocidad y paranoia, que lo
lleva a atacar primero, con argumentos defensivos, y que obtiene su obediencia en base al temor que
provoca. Most, Johan (2014) La peste, la bestia,, el monstruo, Traducción y Estudio Introductorio por
Aníbal D´Auria, Utopía Libertaria, Buenos Aires
8. D´Auria, Aníbal (2012) Teoría y Crítica del Estado, Eudeba, Buenos Aires, Capítulo V, 1.
67
Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Es decir, la misma caracterización que hiciera Agustín, tanto para las pandillas
de ladrones como para los reinos, para quién, sólo podrían diferenciarse por su
propósito de causar justicia. En cambio para Tucker, el único propósito que tiene
esta asociación es la completa opresión de sus súbditos y la mayor extensión de sus
fronteras de poder. El primer elemento, el de la agresión ha sido y es la característi-
ca común a todos los Estados, ya que su esencia es la dominación. El origen del Es-
tado está en la agresión y a partir de ella mantiene su existencia. No hay fin noble
en él: la agresión es simplemente el otro nombre del gobierno.
Tucker sostiene que frente a esta estructura de mando y dominación sólo queda
resistir y convertirse en defensor, en un protector de sí mismo. La naturaleza de esa
resistencia es la misma cuando los hombres utilizan en el intentan por repeler un
ultraje criminal o cuando uno se niega a acatar una ley opresiva o contra los miem-
bros de una comunidad unidos voluntariamente para controlar a un criminal. Por
9. Tucker, Benjamin (1973) “La relación entre el Estado y el Individuo”, en El liberalismo de avanzada,
Editorial Proyección, Buenos Aires
68
Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
lo tanto, hasta que el Estado desaparezca la relación con el individuo será de hosti-
lidad.
10. La inclusión de las comillas de apertura y de cierre para las partes dialogadas, en todo lo que sigue,
responde exclusivamente al respeto del estilo del autor, que las incluyó en el original. (N. del T.)
69
Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Al igual que Rousseau, sólo pueden sentirse obligados a cumplir las normas a
las que han dado consentimiento voluntario y, así serán consideradas auténticas
normas sociales, en el acuerdo, cuya ”perfección” excluye toda agresión, violación
de la libertad igualitaria o cualquier clase de invasión. La organización en sociedad
no puede estar sobre bases del uso de la fuerza y su monopolio, sobre todo conside-
rando que las acciones que el Estado se especializa en prevenir, controlar y repri-
mir, son el resultado de la interferencia de este en la producción y distribución de
bienes. Es decir que son el remedio al mismo mal que generan.
7. Kelsen
La Teoría Política Tradicional suele caracterizar al Estado como una entidad di-
ferente al Orden Jurídico. Se le adjudica caracteres de persona y de sujeto de dere-
chos y obligaciones, con existencia independiente del sistema jurídico. De este mo-
do, el Estado se aparece con una existencia anterior al derecho, cuya misión es
precisamente ser fuente creadora del mismo, para luego someterse a él. Su entidad
consistiría entonces en ser un ente meta-jurídico, condición del derecho y sujete de
éste. Para Kelsen, esta descripción sigue presa del dualismo jus-positivista. ¿Qué
otra cosa puede ser el Estado sino el resultado del cumplimiento de normas jurídi-
cas?
La estrategia encierra la pretensión de legitimar al Estado a partir del Derecho,
y de ese modo el Estado podría de ser considerado una manifestación del mero y
exclusivo uso de la fuerza, y ostentar el título de Estado de Derecho. Pero en reali-
dad hay, no sólo una co-implicación entre ambos, sino que se identifican. El Estado
es el Orden Jurídico. Así lo demuestra Kelsen al analizar los elementos tradicional-
mente atribuidos al Estado:
i. Población, compuesto por los individuos considerados habitantes de un Esta-
do, cuya conducta está regulada por el orden jurídico
ii. Territorio, es el ámbito donde el Estado puede aplicar sus normas jurídicas
iii. Poder, que en todas sus materializaciones, está dado por la Constitución
11. La traducción pertenece a Martín Rempel, a quién agradezco la gentileza de haberla compartido.
Publicación intitulada “A Seed Planted” extraida de: Tucker, Benjamin Ricketson, Instead of a Book. By
a Man Too Busy to Write One; A Fragmentary Exposition of Philosophical Anarchism, Benj. R. Tucker
Publisher, Second Edition, New York, 1897, p. 420-421
70
Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
Una vez establecida esta identidad que, considera al Estado una personificación
metafórica del Orden jurídico, podemos abordar el problema de la distinción entre
Banda de Ladrones y Comunidad Jurídica, a sabiendas que estaremos hablando
también del Estado. En las primeras páginas de la Teoría pura del Derecho aparece
tematizada esta distinción, dentro del contexto de la caracterización del sistema
normativo, como un sistema coactivo monopolio de la comunidad jurídica. La ten-
dencia a centralizar el uso de la fuerza, aparece como una condición de la seguridad
social que, encuentra garantía de paz y orden en que el ejercicio de la fuerza quede
restringido a la comunidad jurídica. Es decir que la paz que el derecho garantiza es
sólo relativa, ya que no sólo no excluye el elemento fuerza de su orden, sino que lo
convierte en la causa del orden.
Pero la paz del derecho sólo es una paz relativa, no absoluta, puesto que el derecho
no excluye el recurso a la fuerza, es decir, la coacción física del hombre por el ho m-
bre. No se trata de un orden libre de coacción, como lo postula un anarquismo ut ó-
pico. El derecho es un orden de la coacción, y en cuanto orden coactivo y conforme
a su evolución, un sistema de seguridad y un orden de paz. 12
12. Kelsen, Hans (2011) Teoría Pura del Derecho, Editorial Porrúa, México, 1. Derecho y Norma, 6, b- α,
β, γ
13. Kelsen, Hans (2011) Teoría Pura del Derecho, Editorial Porrúa, México, 1. Derecho y Norma, 6, a-c
71
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Comunidad jurídica y Banda de ladrones ∙ ELINA IBARRA
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Trabajo agradable: pasión y anarquismo ∙ JUAN CARLOS BALERDI
Resumen:
La tradición judeo – cristiana ha consagrado un concepto de “trabajo” en virtud del
cual el trabajo es vivenciado por el hombre como una conducta disvaliosa, que lo
priva de la posibilidad de gozar eternamente de algo valioso, como el ocio. Ha sido
tal su influencia en nuestra cultura que, ni aun quienes –como Piotr Kropotkin o
Bertrand Russell- se animaron a esbozar la posibilidad del “trabajo agradable”, pu-
dieron escapar por completo al peso de la tradición, y debieron allanarse a jerarqu i-
zar el “trabajo socialmente necesario” para cubrir las necesidades materiales del
grupo por sobre el “trabajo placentero” para el individuo.
El derecho laboral, como fiel reflejo de la tradición bíblica, ha definido como trab a-
jo a aquella actividad que se presta a favor de otro a cambio de una remuneración,
priorizando el aspecto de subordinación y dejando de lado el goce, la libertad y la
creatividad.
En la presente ponencia intentaré demostrar, desde un “universal libertario” (“un i-
versal negativo” que, por no tener el carácter de una preferencia ético – política,
permite el ejercicio de una crítica que puede cuestionar recurrentemente la conti n-
gencia de lo fáctico-positivo sin tornarse “ideología” de un orden fáctico-positivo al-
ternativo), la historicidad y contingencia de ese concepto.
A la vez, y sin que ello signifique la acuñación de un concepto inmune a la crítica,
utilizaré herramientas teóricas aportadas por el anarquismo existencial de Max
Stirner, para ensayar la posibilidad de pensar un concepto de “trabajo agradable”
no subordinado que, sin renunciar al goce, la libertad y la creatividad del indivi-
duo, resulte compatible con el “trabajo socialmente necesario” para cubrir las nec e-
sidades materiales del grupo.
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Trabajo agradable: pasión y anarquismo ∙ JUAN CARLOS BALERDI
1.- Introducción
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Piotr Kropotkin se refiere, en La conquista del pan, a las ventajas para el indi-
viduo y para la sociedad de una forma de actividad a la que denomina “trabajo
agradable”, consistente en el trabajo libre que, ocupando una pequeña parte de la
jornada (cuatro o cinco horas diarias), es realizado en condiciones óptimas de hi-
giene y salubridad.4
Según Leticia Vita,
4. Cf. Kropotkin, Piotr, “El trabajo agradable”, en La conquista del pan, Libros de Anarres, Buenos
Aires, 2005, p. 121. A continuación, presenta varios ejemplos empíricos (de los que no da ni nombre
ni localización), que le permiten argumentar sobre la factibilidad del trabajo realizado en esas condicio-
nes: algunos talleres fabriles, una fábrica dedicada a la industria bélica. Asimismo, se anima a profeti-
zar que hasta el trabajo en las minas podría convertirse en “trabajo agradable”.
5. Cf. Vita, Leticia J., “Trabajo y salario”, en Grupo de Estudios sobre el Anarquismo, El anarquismo
frente al derecho. Lecturas sobre Propiedad, Familia, Estado y Justicia, Libros de Anarres, Bs. As.,
2007, p.103
6. Cf. Russell, Bertrand, Los caminos de la libertad, Hyspamerica, Buenos Aires, pp. 105 y ss. Tam-
bién Bakunin sostenía la importancia del tiempo libre después del trabajo.
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“bienestar” al individuo. La realidad es que, como para ellos lo “agradable por na-
turaleza” es lo que queda por fuera del trabajo, el mejoramiento de las condiciones
laborales facilitaría al hombre la posibilidad de dedicarse con tranquilidad al “no
trabajo”.
Si incurren en contradicción, es porque la definición de “trabajo agradable” que
proponen continúa prisionera de una tradición cultural que distingue entre “tiempo
para el trabajo” y “tiempo para la vida”, y entre “trabajo socialmente necesario” y
“ocio y actividades intelectuales”. Escapar de ellas, para establecer una noción de
“trabajo agradable” como sinónimo de “actividad que proporciona a quien trabaja
alegría, satisfacción y placer”, supone la necesidad de borrar esas líneas divisorias.
Antes que Kropotkin, Charles Fourier había intentando una definición del con-
cepto de “trabajo agradable”, en el que éste aparecía como sinónimo de “trabajo
placentero”. Asimismo, había intentado compatibilizar “trabajo placentero” con
“trabajo socialmente necesario”. En su modelo de sociedad armónica –el “falanste-
rio”-, el derecho al trabajo cumple un papel fundamental, y la pasión debe ser el
motor que vuelve agradable el trabajo. El trabajo en el que Fourier piensa no es
individual y subordinado,7 sino que es llevado a cabo por grupos denominados “se-
ries pasionales”, cuyo buen funcionamiento se encuentra garantizado por la dis-
cordia entre egoístas con intereses contrapuestos, asociados para obtener mejores
resultados.
Pero Fourier se queda en las buenas intenciones, porque si bien sostiene que el
grupo armónico (la serie) “...es una reunión completamente libre y ligada por uno
o varios afectos comunes a los diversos individuos de que se compone el grupo”,8
afirma que esa serie se encuentra al servicio del grupo mayor (el falansterio), que
“Deberá tener, a lo menos, las siete octavas partes de sus miembros entre agri-
7. Que “...no procura sino el aburrimiento sin lucro”. Cf. Fourier, Charles, El falansterio, Editorial In-
termundo, Buenos Aires, 1946, p. 106.
8. Cf. Ibid, p. 93. Dice Fourier: “Los grupos regulares o armónicos (...) deben llenar los tres requisitos
siguientes:
1º Asociación espontánea sin vínculo obligado y sin otro compromiso que el de las conveniencias.
2º Pasión ardiente y ciega por una función industrial o de placer común a todos los congregados.
3º Abnegación sin límites a los intereses del grupo; disposición a sacrificarse para el sostenimiento de la
pasión común”. Cf. Ibid., pp. 94-95.
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Dios ha condenado al hombre a ganar su pan con el sudor de la frente; pero no nos
condenó a ser privados del trabajo de que depende nuestra subsistencia. Podemos,
pues, invocando los derechos del hombre, invitar a la Filosofía y a la Civilización a
no privarnos del recurso que Dios nos dejó a mal ir como castigo, y a que nos g a-
ranticen por lo menos el género de trabajo que más nos agrade como derecho 11
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Pero Kropotkin –crítico de este modelo de organización social- sigue sin poder
concebir un concepto de “trabajo agradable” vinculado, pero no subordinado, al de
“trabajo socialmente necesario”. A tal punto no le parece criticable el modelo de
organización laboral propuesto por Fourier, que llega a señalar, entusiastamente,
que “...para la organización material, el sueño de Fourier no era simplemente
una utopía”.13
Dedicaré las siguientes líneas a intentar demostrar que es posible definir un
concepto de “trabajo agradable” que, sin entrar en contraposición con el de “traba-
jo socialmente necesario”, no termine identificándose con el de “género de trabajo
que menos nos desagrada”. En síntesis, que el “trabajo agradable”, sin dejar de ser
12. Cf. Kropotkin, Piotr, “El trabajo agradable”, en La conquista del pan, Libros de Anarres, Buenos
Aires, 2005, p. 124
13. Cf. Ibid., p. 123
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14. Cf. Sardegna, Miguel Ángel, Ley de Contrato de Trabajo y sus reformas comentada – anotada –
concordada. Leyes de Empleo, PyMES, de flexibilidad y decretos reglamentarios, leyes de riesgos del
trabajo y de Concursos y Quiebras. Ley 25.013. Doctrina. Jurisprudencia de la Corte Suprema y tribu-
nales inferiores. Fallos plenarios. Legislación, Editorial Universidad, Buenos Aires, 1999, pp. 65-66
15. Cf. Rodriguez Mancini Jorge, La ley de contrato de trabajo. Comentada, anotada y concordada, La
Ley, 1ª edición. Buenos Aires. 2007, p. 282.
16. Cf. Ibid.
17. Cf. Vázquez Vialard, Antonio (Director), y Raúl Ojeda (Coordinador), Ley de contrato de trabajo:
comentada y concordada: artículos 1 a 92 ter,. 1ª edición, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 115
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18. Esto resulta tan absurdo como si, en el ámbito del derecho constitucional, se postulara la posibili-
dad de ejercer la libertad de pensamiento sin reconocer al mismo tiempo la libertad de expresión.
19. Citado en Ojeda, Raúl Horacio, Ley de Contrato de trabajo comentada y concordada 2da edición,
Rubinzal - Culzoni., Santa Fe, 2011, pp. 78 - 79.
20. Cf. Ibid., p 79.
21. O, siguiendo la doctrina marxista clásica, la contraprestación recibida por éste por la venta de su
fuerza laboral al burgués, contraprestación que sólo le sirve para poder subsistir (según nota sin núme-
ro de Friedrich Engels a la edición inglesa de 1888 de Marx, Karl, y Friedrich Engels, Manifiesto del
partido comunista. Cf. Marx, Karl, y Friedrich Engels Manifiesto del partido comunista, Ediciones en
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Lenguas Extranjeras, Beijing, 1987). Por supuesto que, en virtud de esta teoría, lo que se le paga al
trabajador es un valor monetario mucho menor al valor real de su fuerza de trabajo. Esa diferencia
entre el valor real de la fuerza de trabajo y lo que el burgués le paga al trabajador es lo que se conoce
como “plusvalía”, y es de lo que se apropia ilegítimamente el capitalista.
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22. Resulta desconcertante que Maza, después de no explicar nada de lo que pretende explicar, acuse a
Ackerman de efectuar una “lectura excesivamente lírica”, cuando lo que este autor hace no es otra cosa
que brindar una visión realista, que se pregunta por el auténtico carácter del “principal objeto” del con-
trato de trabajo (la actividad productiva y creadora del hombre), y llega a la conclusión de que la reali-
dad del concepto de “trabajo” que se acuña en la ley, es que se trata de una verdadera mercancía fun-
gible e intercambiable en el “mercado laboral”. Cf. Ibid., p. 81.
23. Cf. Sardegna, Miguel Ángel, Ley de Contrato de Trabajo y sus reformas comentada – anotada –
concordada. Leyes de Empleo, PyMES, de flexibilidad y decretos reglamentarios, leyes de riesgos del
trabajo y de Concursos y Quiebras. Ley 25.013. Doctrina. Jurisprudencia de la Corte Suprema y tribu-
nales inferiores. Fallos plenarios. Legislación, Editorial Universidad, Buenos Aires, 1999, pp. 65-66.
24. Cf. Ibid.
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en la libertad para dirigir la propia labor, sino en algo tan obvio como el aspecto
relacional presente en ambos. Así, sostiene que “… no existe en absoluto diferencia
entre ‘trabajo dependiente’ y ‘trabajo autónomo’...”, porque “...todo trabajo, por
definición, es a favor de otro a través de la alimentación del llamado sistema de
provisiones”,25 agregando luego que “…El trabajo que realiza una persona, con
prescindencia de la modalidad exterior con que se la ejecuta - por cuenta propia o
de un tercero que la dirige -, es siempre a favor de otro, de lo contrario no es tra-
bajo (sino juego)”.26
En este enunciado, que define “trabajo” en oposición a “juego”, Vázquez Via-
lard pone en evidencia su adscripción a la tradición bíblica segun la cual sólo puede
concebirse a la actividad laboral como algo disvalioso, que priva al hombre de algo
valioso como el ocio. No reconocer que el trabajo pueda vivirse como juego signifi-
ca negar la posibilidad de que se la pase bien trabajando, o sea la posibilidad del
trabajo agradable.
25. Cf. Vázquez Vialard, Antonio (Director), y Raúl Ojeda (Coordinador), Ley de contrato de trabajo:
comentada y concordada: artículos 1 a 92 ter,. 1ª edición, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, p. 106
26. Cf. Ibid
27. En este sentido, tal como señala D`Auria, la intuición anarquista (an-arquista), precisamente por
ser negativa y no postular ninguna forma afirmativa o apologética de gobierno o dominación, sino el
horizonte hipotético de una ausencia total de gobierno y dominación, encierra todo el potencial crítico
universalista que no puede contener ningún otro ideal social.
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28. En efecto, la palabra “pasión” viene del sustantivo latino “passio, - ionis”, que entre otras acepcio-
nes (probablemente la más difundida) significa “acción de padecer”. Este sentido de la palabra también
ha generado su reflejo en el imaginario popular. En este sentido, piénsese, por ejemplo, en la pasión
de Cristo en la cruz. Cf. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española (vigésimo primera
edición) Tomo ll, Unigraf, Madrid, 1992, p. 1541.
29. Cf. Ibid.
30. La existencia de esta línea divisoria se advierte con claridad: si para que el trabajo sea agradable es
necesario que se trate de una actividad temporalmente limitada, ello quiere decir que en las horas que
no se dedican al trabajo, se halla el no-trabajo, o sea lo que se desea hacer realmente, o sea la vida.
En consecuencia, aun para esta concepción el trabajo sigue siendo la actividad que se hace por obliga-
ción, quitando tiempo para la vida. Podría decirse que, mientras se trabaja, se va perdiendo algo de
vida.
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que se hace- son las variables de la ecuación que transforma a una actividad cual-
quiera en “trabajo agradable”, suponiendo la conversión de actos transitivos (a la
espera de un resultado o producto exterior a quien la realiza) en actos inmanen-
tes (que se extienden en el tiempo y se disfrutan por sí mismos, porque su perfec-
ción redunda en el propio sujeto que la ejecuta, como es el caso del sentir, el cono-
cer y el querer).31
Mientras en el “trabajo agradable” de Kropotkin y Russell se mantiene la línea
divisoria entre “trabajo” y “vida”, en virtud de la cual el trabajo continúa siendo un
acto transitivo que se realiza en función de un término final futuro (obtener una
remuneración que permita al trabajador hacer otras cosas), el “trabajo agradable”
es un acto inmanente, que no se orienta a un fin futuro, sino que se extiende en el
tiempo y se disfruta por sí mismo. Por eso, con el trabajo agradable desaparece la
remuneración, ya que nadie que realice una tarea cualquiera lo hará por la expecta-
tiva de una retribución monetaria, sino por el placer que experimente cuando se
desarrolle en la actividad que lo apasiona. Pensando en la doble función que hoy
cumple la remuneración, el placer será la retribución del trabajador, y el recono-
cimiento no tendrá nada que ver con la satisfacción del patrón: el trabajador lo ex-
perimentará al percibir la satisfacción propia y de sus semejantes por el trabajo
bien realizado.32
31. Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, dice que los actos transitivos (construir una casa) tienen
sentido en su término final futuro, mientras que los inmanentes (pensar, amar, alegrarse) superan la
temporalidad física, porque no se orientan a un término futuro. Cf. Sanguineti Juan José, y Mario Cas-
tagnino, Tiempo y Universo: una visión filosófica y científica, Ed. Catálogos, Buenos Aires, 2006, p
46.
32. También el anarco - comunismo kropotkiniano aspira a suprimir por completo cualquier forma de
salario, y propone que sean comunes la tierra, los medios de producción y el producto. Sin embargo,
su postura se limita al aspecto material de la remuneración, pero nada dice acerca de la función del
salario en tanto reconocimiento por el trabajo bien realizado.
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mente necesario por sobre el trabajo libre y voluntariamente elegido por quienes lo
realizan.
El concepto de “trabajo agradable” presupone la superación de la situación au-
toritaria y requiere también un cambio cultural profundo: en las actuales circuns-
tancias, en quien pensara en dedicarse a lo que lo apasiona, aflorarían sensaciones
de miedo y egoísmo, que le generarían desconfianza y lo conducirían a razonar to-
das y cada una de sus pasiones. Abandonaría la idea y se dedicaría a actividades
seguras y probadas. Terminaría haciendo cosas que no lo apasionan –y que mu-
chas veces le desagradan-, pero que supone adecuadas para mantenerse económi-
camente.
Para que esto no suceda, es necesario procurar que razón y pasión coincidan en
su objeto, garantizando la posibilidad de una vida plena y dedicada a los placeres,
de una vida hedonista en el sentido epicúreo del término. En este sentido, se trata
de utilizar la razón para examinar de forma serena y cuidadosa el beneficio o el da-
ño que se siguen de las apetencias y de las acciones que se llevan a cabo para poner-
las en práctica. Como se quiere siempre el bien propio, pero no siempre se sabe
donde está ese bien,33 es en su búsqueda donde debe ponerse el foco en el placer,
tomando al hacerlo conciencia sobre cuáles son los actos susceptibles de proporcio-
nar felicidad y disfrute.
A esta forma de comportarse la denomino “hedonismo libertario”.34
Al respecto, en el pensamiento de Max Stirner pueden encontrarse ideas útiles
para esbozar qué actitud existencial y qué clase de coincidencia entre pasión y razón
permitirían llevar a la práctica una actitud de “hedonismo libertario” consistente y
duradera. Cuando Stirner dice “He fundado mi causa en nada”, quiere significar
que los fundamentos para la acción no deben buscarse en ideas externas, sino: 35
33. Cf. Arteta, Aurelio, “La piedad en Rousseau: de la pasión a la virtud”, en Isegoría, No 14, 1996, p
195.
34. Como consecuencia de la valoración racional de placeres y dolores, el epicureismo acabó recomen-
dando una vida de moderación en las pasiones (ataraxia), y los “placeres del alma” (como la conversa-
ción entre amigos), antes que los “placeres del cuerpo”. No comparto estas consecuencias: el hedonis-
mo libertario que propongo, si bien hunde sus raíces en las ideas de Epicuro, no prescribe la clase de
placeres que se deben preferir. En la medida que se sea capaz de utilizar la razón para examinar de
forma serena y cuidadosa el beneficio o el daño que puedan seguirse de las apetencias y las acciones,
cada uno es libre de elegir el placer que prefiera y hacer lo que quiera con su cuerpo y con su alma.
35. Cf. D`Auria, Aníbal A., “¿Qué significa “educación anarquista”? (artículo inédito)
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Ser mi propio creador, mi propia tarea y mi propia meta quiere decir, ni más
ni menos, que lo que se tiene en mira cuando se hace cualquier cosa es el propio
bien, tarea en cuyo desempeño se busca sentir placer y se trata de evitar dolor. Es
este el punto de partida para que, tal como lo señala el propio Stirner, puedan
“...concluirse alianzas entre individuos, asociaciones egoístas, que tendrían por
efecto multiplicar los medios de acción de cada cual, afirmando sus propiedades,
constantemente amenazadas”.37 Individuos egoístas, pero inteligentes y raciona-
les en la búsqueda de placeres y en la evitación de dolores, que por ello, si en un
primer momento persiguen y logran sus objetivos sólo a título personal, luego per-
suaden a otros, a través de la acción comunicativa, sobre los beneficios individua-
les y colectivos de una asociación de hombres y mujeres libres que se relacionan
empáticamente entre sí porque sienten respeto y compasión por el dolor ajeno y
alivio por no sufrirlo.
Sin ideas fijas como las de dios, estado y trabajo, la vida en comunidad tendería
al hedonismo libertario: los hombres buscarían la felicidad, identificándola me-
diante el placer, y logrando la realización de cada uno consigo mismo y con los de-
más. Delimitada así la cuestión, elegirían libremente qué actividad realizar y cola-
borarían con sus semejantes para asegurar condiciones materiales que garantizaran
a todos el poder hacerlo. Nadie preferiría, en procura de seguridad, dedicarse a
algo que no le gusta pero le proporciona beneficio económico, antes que a algo que
lo apasiona. Desaparecería la idea de que hay quienes son “más felices”, porque la
felicidad sería la misma para todos: sería placer, que, como ya dije, es el sentido
de la pasión.
Creo haber demostrado que, una vez despojada la palabra “trabajo” de los pre-
conceptos y prejuicios –históricos y contingentes- actualmente sobreentendidos
para definirla, el “trabajo agradable” no tendrá por qué subordinarse al “trabajo
socialmente necesario “: será posible, bajo la guía de la pasión, dedicar la mayor
parte del tiempo al trabajo preferido, que en el mismo devenir de su reconocimien-
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Trabajo agradable: pasión y anarquismo ∙ JUAN CARLOS BALERDI
to y puesta en marcha para hacerlo el sentido de la propia vida, permitirá que aflo-
ren las capacidades y los talentos de cada miembro de la comunidad.
A la vez, cada miembro de la comunidad comprenderá, bajo la guía de la ra-
zón, que para que se reproduzcan las condiciones materiales indispensables para la
realización individual o colectiva del “trabajo agradable” por parte de todos, será
necesario ceder una parte menor del tiempo de cada uno para la producción indivi-
dual o colectiva de “trabajo socialmente necesario”.
En síntesis, los miembros de una comunidad que priorizan, desde la pasión y
el egoísmo, sus posibilidades de desarrollarse individualmente a través del trabajo
agradable, comprenden racionalmente que, para satisfacer sus deseos egoístas y
pasionales, deben ceder parte de su tiempo para generar y reproducir los recursos
materiales imprescindibles
Razón y pasión coincidirán en un mismo objeto –garantizar una vida plena-,
desarrollando una simbiosis entre ambas a la que denominaremos “pasión razona-
da o direccionada”. Dueño de una pasión razonada o direccionada, el hombre se
vuelve responsable de sus pasiones, tanto como de lo que decide hacer con ellas.
En palabras de Émile Armand:
Vivir la vida intensamente, con placer, no implica dejar rienda suelta a los apetitos
brutales y a la licencia irrazonable. Nada es más triste e incoloro que una vid ign o-
rante del flujo y reflujo de las pasiones y para el anarquista nada hay tan deprime n-
te e indigno como el abandono a las malas inclinaciones o hábitos inveterados,
pues esto supone una servidumbre y, donde no hay libertad, mal se puede gozar de
lo que no puede apreciarse y dosificarse a voluntad. El dominio de sí mismo es la
primera condición de una vida plena. Aquí también, el esfuerzo que varía de indi-
viduo a individuo, es necesario, porque al fin y al cabo el verdadero deleite vital se
resume en una cuestión de capacidad, de aptitud y de adaptación personal 38
Bibliografía
38. Cf. Armand, Émile, El anarquismo individualista, Terramar ediciones, 1° edición, Buenos Aires,
2007, p. 77.
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
AQUILES KOBIALKA
[email protected]
Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER)
Resumen
La globalización - fenómeno económico mundial - ¿se contrapone a las gestiones
económicas regionales? A su favor habla el incremento de intercambios financieros
mundiales que, frente a los intercambios comerciales, se han multiplicado en los ú l-
timos años. Este proceso de modernización capitalista fue garantizado en su origen
por el sistema político que adoptó la forma de Estado-Nación.
Este en su origen fue la articulación de un doble proceso de diferenciación de la s o-
ciedad moderna, que debía responder a los desafíos de una economía-mundo al
tiempo que delimitaba un espacio de identidad regional fundado en el concepto de
soberanía. Si pensamos en los procesos que llevaron a la constitución de las socie-
dades democráticas modernas, el Estado como custodio predilecto de la política
aparecía como el garante del orden social compensando las disfunciones del merc a-
do y mediando en la esfera de representación ciudadana (espacio público).
Hoy no se sostiene la misma forma de relaciones funcionales del origen entre las
distintas esferas: la expansión de los mercados financieros mundiales, las crisis y
las organizaciones surgidas de los movimientos sociales hablan de ello. Sin embargo
esto no implica que el Estado ni la Política hayan desaparecido. En realidad el pro-
blema estructural de la sociedad capitalista es la compatibilización de dos lógicas
mutuamente excluyentes, por un lado, la que atiende a la diferenciación y privatiz a-
ción de la producción, y por otro, la referida a la socialización y la politiz ación. No
basta la retórica para desaparecer al Estado-Nación.
Ante el arco que va del Estado Mínimo al Estado Social la agenda de los intelectu a-
les se vuelve inabarcable. Ante ello las Teorías de la Acción Comunicativa de H a-
bermas (1990), y de Sistemas Sociales de Luhmann (1991) se constituyen en para-
digmas que posibilitan una reflexión más adecuada a los nuevos tiempos. Este
artículo intenta aportar en ese sentido.
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
Introducción
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
Según este autor, el provecho que obtendríamos con esto consiste en permiti-
mos poner en contacto y comunicación heurísticamente productiva a la sociología
con muchas otras disciplinas, tanto de las ciencias sociales como de las naturales,
de modo de poder aprovechar todos sus descubrimientos y nuevos modelos explica-
tivos, y a su vez realizar unaporte sociológico a las mismas
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
camente es siempre mucho más probable que no sea así como es; a pesar de ello, y
si bien todo puede ser de otro modo.
La respuesta ya la hemos dado, que operan en el universo ciertos procesos o
mecanismos o fuerzas u operaciones que reducen complejidad esto es, aminoran el
desorden, reducen localmente el carácter contingente indeterminado y problemáti-
co del universo; estos procesos 'reductores de complejidad' los denominamos, se-
gún Luhmann sistemas.
Ahora bien reducción de complejidad es una expresión que se puede reducir a
una sola palabra, pues ella significa lo mismo que selección, si los sistemas 'reducen
complejidad', es porque seleccionan entre alternativas igualmente posibles; pero al
hacerlo estabilizan algunas posibilidades, y descartan o excluyen otras. Los siste-
mas seleccionan alternativas del universo; esto significa reducir complejidad. Pero
lo hacen de un modo muy específico y singular. Y esto nos permite finalmente arri-
bar a 'la' definición luhmanniana de sistema. Habíamos dicho que, para Luhmann,
un sistema no es 'una cosa', pero a esta cláusula negativa Luhmann añade otra posi-
tiva. Un sistema es una diferencia ¿Qué diferencia? La definición luhmanniana de
sistema que ya anticipamos dice que: un sistema es la diferencia entre sistema y
entorno. Este tipo de definiciones se llaman autológicas pues incluyen en la defini-
ción el término a definir. Se trata de definiciones paradójicas. Luhmann cree que la
paradoja no es una propiedad de las proposiciones o de la lógica, sino de la reali-
dad.
Sistema es la diferencia entre sistema y entorno. Esto es, la producción, la gene-
ración o creación, y sobre todo la estabilización de esa diferencia en el universo.
Hemos dicho que la función de los sistemas es 'reducir complejidad', o resolver de
algún modo el carácter abierto indeterminado y problemático del universo.
Pues bien, los sistemas hacen esto por medio de la implementación o el trazado,
de la diferencia entre dos 'zonas': un 'adentro' y un 'afuera', de tal modo que el
'adentro' es siempre menos complejo que el 'afuera', ya que es el resultado de la es-
tabilización del que surge un sistema: por medio de la producción de diferencia con
su propio entorno. Todo sistema posee un entorno, no hay sistema sin entorno y el
entorno es siempre (infinitamente) más complejo que el sistema.
Pero lo interesante de todo es que la diferencia entre sistema y entorno no es
'ontológica', sino 'operacional': es producida por el propio sistema en la operación
misma de estabilizar una selección, que produce una diferencia respecto de un ám-
bito de posibilidades indeterminadas Así un sistema no es una cosa, sino una dife-
rencia: la diferencia entre sistema y entorno, producida por la operación reductor a
de complejidad. Sin embargo, que los sistemas no sean 'cosas' no quiere decir que
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
no existan o que la palabra sistema sea tan sólo una categoría analítica (como la
entendía Parsons al describir su método teórico como 'realismo analítico').
Otra frase del libro Sistemas Sociales es aquella en la que Luhmann afirma 'hay
sistemas' con lo que se quiere recalcar que los sistemas son reales, existen en el
mundo y que dicha diferencia reductora de complejidad es algo que ocurre en el
mundo y precisamente por su intermedio es que el mundo aparece precariamente
ordenado, con ciertos islotes más o menos provisoriamente estabilizados en el mar
del desorden del universo, al menos mientras los sistemas continúan estabilizando
su diferencia de complejidad.
Los sistemas son reales, existen en el mundo, y de hecho todo aquello que la
ciencia estudia tiene para esta teoría la forma de un sistema. Hay sistemas astro-
nómicos -galaxias, sistemas solares-, hay sistemas físicos y químicos. Sistemas bio-
lógicos, modos en que las leyes de la química orgánica, operando sobre la materia,
consiguen resolver y estabilizar soluciones a los problemas de la materia viviente en
miles de múltiples y variadas formas; en suma, múltiples modos en que la materia
inorgánica y orgánica se ordena y organiza para resolver problemas de complejidad,
estabilizando ciertas soluciones no menos contingentes que aquellas que han que-
dado (quizás provisoriamente) descartadas
Ahora bien: el hombre -que según Luhmann y tal vez contrariando la posición
de Zavaleta Betancourt, 'no es un sistema' debe enfrentar diversos problemas de
complejidad en su existencia mundana. Pero cuenta para ello con un recurso único
y especial que lo distingue de los demás animales. Este recurso es el sentido. El
hombre, como es sabido, se sirve de él para mediar su relación con el mundo y re-
ducir complejidad.
Pero el criterio que distingue a los sistemas no es su 'medio' o 'recurso', sino la
operación que en base al mismo realicen, en el uso del sentido. Dice Luhmann que
los hombres se valen del mismo para realizar dos operaciones: con el sentido los
hombres pueden hacer dos cosas: 'pensar', y 'hablar'.
Luhmann habla de dos 'operaciones significativas': la conciencia, y la comuni-
cación. Estas dos operaciones se hallan, pues, en la base de los dos grandes siste-
mas significativos que por medio del sentido operan las reducciones de complejidad
- las operaciones resolutorias de problemas- del hombre.
Es en base a la operación que Luhmann denomina conciencia que surgen los
que él denomina 'sistemas psíquicos' -equivalentes a los 'sistemas de la personali-
dad' de Parsons, o a los 'sujetos' o 'individuos' de la lengua cotidiana.
En cambio, es en base a la comunicación que surge un determinado tipo de sis-
temas que Luhmann denomina sistemas sociales.
101
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
La TSS introduce una nueva gramática que redefine la diferenciación de las dis-
tintas esferas sociales a través de un paradigma de análisis sociológico estructurado
a partir de la distinción sistema/entorno.
102
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
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Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
El Estado expansivo (de Bienestar) habla a las claras de cargas que superan la
dimensión política infectada por lo social y la necesidad de un Estado restrictivo.
Es necesario tener en cuenta todo esto al pensar en el futuro de la democracia.
Primero asumiendo lo que la democracia no es: no es el dominio del pueblo por el
pueblo, como tampoco un principio por el cual todas las decisiones deben tomarse
de modo participativo.
La democracia es la escisión de la cima, la diferenciación de un sistema político
según el esquema gobierno/oposición; lo que permite el acceso al propio código al
tiempo que se pierde la posibilidad de representación (no se puede representar al
todo en el todo).
La acción política debe desenvolverse en el mayor nivel de amoralidad posible,
el esquema gobierno/oposición no se corresponde con un esquema moral bue-
nos/malos si así se hiciera se podría tratar al oponente político como inelegible. Si
se acepta que estos son problemas estructurales de la democracia:
“... cómo es posible imaginar entonces que la democracia puede producir más
igualdad y más libertad, más autorrealización subjetiva y más paz, mejor balance
ecológico y una más justa distribución 10?".
La alternativa habermasiana
104
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
" ... no se ha confirmado la suposición de Max Weber de que la base de la fuerza le-
gitimadora de la legalidad sea una racionalidad autónoma ... exenta de moralidad,
inmanente al derecho como tal” 14.
105
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
“... de ningún modo son de naturaleza moral todas las cuestiones necesarias para la
definición institucional de la decisión a través de instancias políticas 15".
“... esta referencia... no debe llevamos a poner la moral por encima del derecho” 16
“... ocupar los huecos funcionales que se abren por sobrecarga de otros “mecanis-
mos de integración social17”
106
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
otro, la restringe. Tanto el paternalismo del Estado Social como el "dejar hacer" del
Estado liberal olvidan el nexo interno entre autonomía privada y pública, que es el
nexo interno entre Estado de derecho y democracia.
Conclusiones
18. Habermas, J. El nexo interno entre Estado de Derecho y Democracia, en Gimbernat, José (ed.)"La
filosofía moral y política de Jürgen Habermas" p. ,34
19. El Anstalt, es una persona “moral” propia de Liechtenstein. No hay accionistas como tales, simple-
mente beneficiarios, más bien como una fundación o fideicomiso. Esta estructura se utiliza para la cele-
bración de las patentes o derechos de autor o de bienes raíces aunque no sólo para ello. Hoy, que el
tema de los paraísos fiscales está en todos los medios de comunicación y la boca de todos los ciudada-
nos puede decirse que el Anstalt es una Estructura Societaria Compleja. El Principado de Liechtenstein
ha desarrollado un sistema legal de constitución de sociedades que tiene sus propias peculiaridades. En
lo que se refiere al inversor extranjero, la mejor opción consiste en la creación de una sociedad domici-
liada en Liechtenstein que desarrolle su actividad en el exterior del Principado. En “Comentarios al re-
glamento de obligaciones de información respecto de participaciones preferentes y otros instrumentos de
deuda y de determinadas rentas obtenidos por personas físicas residentes en la unión europea” por
Francisco Delmas González, Inspector de Hacienda del Estado Dirección General de Tributos. Documen-
tos Nº 2/05
107
Estado-Nación y Democracia: ¿es la política algo más que poder burocrático-administrativo? ∙ AQUILES KOBIALKA
Bibliografía
108
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
Resúmen
Esta ponencia se propone explorar el concepto de autonomía que utiliza Habermas
en su versión de la teoría de la democracia deliberativa. En virtud del mismo, ad e-
más, intentaré determinar qué entiende este autor por paternalismo al momento de
criticar otras teorías de la democracia. Para ello, el trabajo contará con tres partes:
en la primera haré una introducción a la teoría de la democracia deliberativa; luego,
analizaré el concepto de autonomía que utiliza el mencionado autor en su libro
“Facticidad y Validez” (1992); y por último, al efecto contrastivo, trazaré los rasgos
generales de lo que se considera paternalismo político –cargo que imputa a las otras
versiones de la teoría de la democracia-.
109
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
Esta ponencia tiene como objetivo dar una primera aproximación al concepto
de autonomía que trabaja Jürgen Habermas en su teoría de la democracia. Para
comenzarla entonces, y como modo de introducción a este autor, es menester con-
ceptualizar a la democracia deliberativa. En Why deliberative democracy?, Amy
Gutmann y Dennis Thompson, puntualizan la democracia deliberativa como una
forma de gobierno en la cual ciudadanos libres e iguales toman las decisiones me-
diante un proceso por el cual deben darse entre sí razones mutuamente aceptables. 1
El propósito general es encontrar la razón más justificable dentro de los desacuer-
dos morales que encontramos en cuestiones políticas.
Entonces, la característica más importante de la democracia deliberativa es la
necesidad de fundar los argumentos. Las razones tienen que ser accesibles para
todos aquellos involucrados en el proceso. De esta manera, nadie podría darle a
otra persona razones que no pudiera ser capaz de comprender, ni tampoco razones
que no puedan ser accesibles al mundo terrenal, como justificaciones divinas. La
argumentación brinda a las decisiones colectivas legitimidad, al mismo tiempo que
favorece una formación de opinión de espíritu público a partir de la interacción.
Esto no quita que hay valores morales incompatibles en la sociedad, y la delibe-
ración difícilmente pueda volver compatible lo incompatible. No obstante, dar ra-
zones sirve para que unos y otros puedan comprender el mérito moral de los argu-
mentos de los otros. Esto aporta al respeto mutuo de los participantes. Además,
esta práctica deliberativa significa que quienes participan de las mismas no son ya
meros objetos de legislación sino sujetos que al intervenir, crean ellos mismos sus
propias normas. Esta idea de la autolegislación lleva implícito el respeto mutuo en-
tre los ciudadanos que toman entre sí esa gran responsabilidad, como también de
los representantes hacia ellos, quienes ya no pueden tomar sus decisiones sin expli-
car sus razones a los ciudadanos.
De todos modos, la técnica de la argumentación no se propone como un fin en
sí. Parafraseando a Gutmann y Thompson el proceso deliberativo no es un “talk
show” o un seminario académico. El proceso de justificar las razones sirve para in-
fluir en otros, mostrar puntos de vista, pero en algún momento debe tomarse una
decisión. Esta decisión será siempre temporal, ya que los participantes tienen siem-
pre la posibilidad de seguir deliberando al respecto. Y esta temporalidad invita a
1. Véase GUTMANN, A. y THOMPSON, D., “Why deliberative democracy?”, Princeton University Press,
Estados Unidos, 2004.
110
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
que quienes no están de acuerdo con lo decidido igual quieran someterse a la nor-
ma que están dándose, pues queda la posibilidad de seguir discutiéndola.
La teoría de la democracia deliberativa incluye además otro punto a favor. Éste
es, que el entendimiento incorrecto de los individuos o del colectivo social puede
corregirse con la práctica de la argumentación, por la ya nombrada dación de razo-
nes y puntos de vista. Esta construcción colectiva del conocimiento y de las normas
de acción -mediante la búsqueda cooperativa de la verdad y la rectitud-es lo que
caracteriza la teoría de Habermas, de la cual se encarga de estudiar también Carlos
Santiago Nino.
En The Constitution of deliberative democracy, Nino coloca a Habermas en la
línea del “constructivismo epistémico”, por estar la validez de los juicios morales
establecida en sus presupuestos y no en sus resultados. Otros autores lo incorporan
en la línea del “constructivismo ontológico” por sostener que la validez de los juicios
morales es el resultado de la discusión.2 Entonces parándose en la teoría epistémi-
ca, Nino se pregunta por la necesaria imparcialidad que Habermas propone que
debe seguirse al momento de la deliberación, y entiende que muchas veces la par-
cialidad no se debe a cuestiones egoístas sino de ignorancia sobre los intereses de
los otros. Ahí radica el valor epistémico de la deliberación, pues al someterse a dar
razones, los individuos no simplemente se someten ellos mismos bajo una regla de
moralidad sino que también se comprometen a escuchar y atender a las razones de
los otros. Esta asunción del punto de vista moral enriquece el proceso democrático
cualitativamente en cuanto importa la facultad intelectual de “ponerse en el zapato
del otro” al escuchar razones ajenas e intentar las propias.
Si ahora nos vamos hacia la línea del constructivismo ontológico, que podemos
encontrar en Conciencia moral y acción comunicativa, vemos que Habermas estu-
dia también la manera en que los científicos cognitivos (sobretodo Lawrence Kohl-
berg) reconstruyen la adquisición del juicio moral a lo largo de la vida de una per-
sona. Él asocia la forma ontogénica de adquirir autonomía (partiendo de la etapa
preconvencional a la posconvencional, es decir, cuando se pierde la fuerza normati-
va de lo fáctico a lo que estamos acostumbrados, para problematizar las acciones y
buscar validez en ellas desde el punto de vista de las razones éticas o morales) en
cierta medida a la forma en que una sociedad adquiere también su autonomía polí-
tica. Es decir, reconoce que órdenes jurídicos que previamente han estado funda-
mentados por concepciones idealistas o tradicionales hoy deben encontrar otras
razones para poder ser justificados. “A la heteronomía, esto es, a la dependencia de
2. Véase NINO, C.S., “The Constitution of deliberative democracy”, Yale University Press, Estados
Unidos, 1996.
111
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
El concepto de autonomía
3. HABERMAS, J., “Conciencia moral y acción comunicativa”, Península, España, 1985. Pág. 191.
4. HABERMAS, J., “Facticidad y validez. Sobre el derecho y el estado democrático de derecho en
términos de teoría del discurso”, Editorial Trotta, Madrid, 1998. Pág. 172
5. Ib Idem. Pág. 164.
112
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
beración se encuentran razones cuyos motivos morales van más allá de fundamen-
taciones religiosas o metafísicas, queda siempre en pie la necesidad de respaldar
tanto la autonomía privada (los derechos fundamentales) como la autonomía públi-
ca (la soberanía popular).
Como previamente expliqué, subyace en Habermas la idea de que en la delibe-
ración - instancia donde los sujetos actúan comunicativamente orientados al enten-
dimiento- el conocimiento y las normas de acción se construyen. Es decir, la prácti-
ca de la democracia deliberativa no aporta simplemente legitimidad al proceso por
ser todas las razones tenidas en consideración sino porque además en ese inter-
cambio los puntos de vista morales van influenciándose unos a otros y logrando
normas más imparciales y justas. De hecho, es en el carácter ilocucionario -del uso
lenguaje orientado al entendimiento- del procedimiento democrático donde el au-
tor ancla su concepto de autonomía política, que es el que me gustaría dejar explici-
tado a partir del siguiente desarrollo.
Habermas se propone encontrar para el ordenamiento jurídico una fundamen-
tación que contenga y respete la autonomía privada y la autonomía pública. Y la
encuentra en su idea de la autonomía política, que es la capacidad que adquieren
los sujetos de crear su propia legislación a través de la deliberación pública. El uso
del lenguaje orientado al entendimiento es el nexo interno que el autor encuentra
entre los derechos del hombre y la soberanía popular para respaldar en la autono-
mía política la legitimidad del modelo que propone.
Por esta razón es que el autor para tratar el tema desarrolla las conceptualiza-
ciones que respecto de estas ideas han hecho Kant y Rousseau. Habermas reconoce
que si bien ambos intentaron unir de una manera armónica los conceptos de los
derechos del hombre y la soberanía popular siempre igual cayeron en errores como
en el de no encontrar la fuerza legitimatoria en el discurso que es, como expliqué, lo
que los une internamente.
Habermas entiende la autonomía privada como “la libertad negativa de aban-
donar la zona pública de obligaciones ilocucionarias recíprocas y retraerse a una
posición de observación mutua y de mutuo ejercicio de influencias empíricas. La
autonomía privada llega hasta allí donde el sujeto jurídico tiene que empezar a dar
cuenta y razón, hasta allí donde tiene que dar razones públicamente aceptables de
sus planes de acción”6
Kant entiende que todos tienen iguales libertades subjetivas, solamente en vir-
tud de su humanidad. Así, se regulan los derechos en las relaciones externas a par-
tir de su existencia interna, esto es, la facultad de hacer respetar ante otros los dere-
113
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
chos subjetivos propios. Ya que la autonomía privada es previa a las leyes públicas e
incluso el hombre no podría renunciar a ella aunque quisiera, encontramos que en
su teoría la autonomía privada aparece con independencia de la autonomía política.
De esta manera, explica Habermas, la voluntad del legislador está ya previamente
restringida por estos derechos que protegen la autonomía privada del hombre, pues
nadie podría sancionar ni permitir que se sancione una norma que vulnere la auto-
nomía privada del hombre –pues cuenta con este derecho natural desde antes que
se cree cualquier norma-. Es de esta manera como establece el derecho a partir de la
moral, porque ésta es un límite para el legislador.
Ahora bien, Kant no interpreta la autonomía privada como una restricción a la
hora de legislar, justamente porque no sería posible que alguien acepte vulneracio-
nes al derecho natural. Por esta razón, Habermas sostiene que entonces desde esta
teoría debería establecerse una conexión interna entre la autonomía privada y la
soberanía popular. Sin embargo, observa que esto no ocurre debido a la forma gra-
dual en la cual Kant procede de moral a derecho, impidiendo que el contrato social
ocupe en su teoría una posición central.
Si comparamos las concepciones de ambos autores sobre autonomía privada
observamos a primera vista que en Habermas existe una conexión mucho más di-
recta entre lo privado y lo público, mientras que en Kant aún son necesarias las ex-
plicaciones metafísicas para entender esa relación que se construye entre estos dos
ámbitos, el paso desde la conciencia privada de un individuo hasta la norma que
rige a todos los sujetos. Es decir, no se explica de manera postradicional cómo pue-
de un sujeto obrando según su propia voluntad, coincidir con un plan universal de
legislación.
Es entonces, a partir de esta falta de respuestas y de la estricta importancia que
da Kant a la autonomía privada, que Habermas irá a rastrear en el pensamiento de
Rousseau cómo se actualiza esa relación entre soberanía popular y los derechos del
hombre. Este autor transita un camino contrario al del anterior, ya que desprende
desde la soberanía popular a los derechos del hombre. Al postular que la soberanía
popular se manifiesta en leyes abstractas y generales, supone en ella misma el reco-
nocimiento de los derechos subjetivos que postula Kant. Es por este motivo que
Rousseau entiende que la autonomía política no debe buscarse en el derecho natu-
ral, sino que más bien, la conexión entre los derechos del hombre y la soberanía
popular se encuentra en el modo de ejercitación de esta última (pues en Rousseau
la voluntad general excluye los intereses no susceptibles de universalización y por
eso siempre va a garantizar iguales libertades subjetivas).
114
La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
Paternalismo político
7. Habermas entiende que las consideraciones éticas se orientan a un telos de una vida no fallida, mía o
nuestra; mientras que las morales se desligan del ego o etnocentrismo, exigiendo igual respeto y mira-
miento por los intereses de todos.
8. Ib Idem. Pág. 169
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La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
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La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
Conclusión
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La concepción de autonomía en Haberlas y su crítica del paternalismo político. ∙ MARÍA PAULA CARDELLA
Bibliografía
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
Posibilidades histórico-interpretativas y su
entramado político: aportes de Foucault a la
historia conceptual como filosofía política1.
Resumen
Nuestra preocupación, en principio, se ubica en la modalidad de la relación entre
las fuentes históricas y el abordaje historiográfico. Esta relación, como afirma Kos e-
lleck en FuturoPasado, no es de ningún modo transparente. Por otro lado, el enfo-
que koselleckiano establece un acercamiento singular a la problemática sosteniendo
su particular modo de comprender la temporalidad, la historia, acechando la te n-
sión entre la historia social y la historia conceptual, prestando interés tanto a la s e-
mántica como a la pragmática histórica.
Por otro lado, Duso y Chignola impugnan este modo de llevar adelante el proceder
historiográfico de Koselleck cuando este último sostiene que la ruptura que se est a-
blece en la modernidad (Sattelzeit), es decir, el distanciamiento entre “espacio de
experiencia” y “horizonte de expectativa”, hace caer en desuso una historia cíclica y
ejemplar (historia natural) que se desarrollaba desde la Antigüedad posibilitando el
ingreso de la historia en sentido moderno. Los planteos de Duso y Chignola remiten
a la noción foucaultiana de archivo para hacer pie en la crítica a la formulación his-
tórico conceptual koselleckiana y para dar cuenta, tanto de los cuidados en los usos
que el historiador debe llevar a cabo al aplicar su instrumental conceptu al en el
análisis de las fuentes históricas, como de las implicancias de aquel instrumental en
el lenguaje político actual.
Para terminar, Foucault remite a la tarea filosófica de generar conceptos-artificio,
esto es, elaborar conceptos como cajas de herramientas que puedan utilizarse para
la práctica política. Para ello, las nociones de archivo, de prácticasdiscursivas, co-
mo la de genealogía, elaboradas para desconfigurar la trama de la causalidad histó-
rica y dar cuenta de los acontecimientos epistémico-políticos, nos sirven hoy para
1
Trabajo presentado en el panel: Lineamientos orientativos que ofrece la filosofía francesa con-
temporánea para analizar la co-pertenencia entre filosofía y política en nuestras investigacio-
nes: Foucault,Lacoue-Labarthe y Camus.
119
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
pensar de otro modo las relaciones entre la historia y la política con el propósito de
establecer nuevas construcciones configurativas de las posibilidades que somos.
120
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
2. KOSELLECK, Reinhart: Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Pai-
dós, 1993.
3. KOSELLECK, Reinhart: op.cit., p.337.
121
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
expectativas aplazadas se han ido alejando cada vez más de las experiencias he-
chas4.
A su vez, Chignola nos dirá en Temporalizar la historia:
122
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
7. La Historie puede enseñar a los contemporáneos o a generaciones posteriores a ser más inteligentes o
relativamente mejores, pero sólo si los presupuestos para ello son básicamente iguales, y mientras lo
sean. Hasta el siglo XVIII el uso de nuestra expresión sigue siendo un indicio infalible para la admitida
constancia de la naturaleza humana, cuyas historias son útiles como medios demostrativos repetibles en
doctrinas morales, teológicas, jurídicas o políticas. Pero, igualmente, la transmisibilidad de nuestro topos
se apoya sobre una constancia factual de aquellos datos previos que permitirían una similitud potencial
entre acontecimientos terrenos. Y cuando se efectuaba una transformación social era tan lento y a tan
largo plazo que seguía vigente la utilidad de los ejemplos pasados. La estructura temporal de la historia
pasada limitaba un espacio continuo de lo que es posible experimentar. KOSELLECK, Reinhart: Futuro
pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidós, 1993, p. 43.
8. Sin embargo, a partir del modo en que entienden esta transformación Duso y Chignola, puede atri-
buírsele a Koselleck el haber entendido mal el origen del cambio histórico en el que se produce el surgi-
miento de los conceptos modernos. En palabras de Chignola: (…) lo que me urge señalar es el malen-
tendido que le permite a Koselleck basar en la constancia y la aparente inmovilidad de las estructuras
sociales la vigencia de un topos. Ese carácter constante e inamovible se entiende, sin embargo, sobre el
registro de la ética y se piensa a partir de la naturaleza retórica del mismo topos. Por tanto, en el marco
de las ciencias prácticas de derivación aristotélica, y no en el de la moderna ciencia de la historia en el
que aquél habría ido progresivamente desapareciendo. En definitiva, el malentendido al que me refiero
es el que impide abordar de verdad los motivos de su disolución. CHIGNOLA, Sandro: “Sobre el concepto
de historia”, Ayer, núm.53, 2004, 94.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
124
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
11. GADAMER, Georg Hans: “La historia del concepto como filosofía”, en Verdad y método II, Salaman-
ca, Sígueme, 1998, p.84.
12. (…) si el verdadero carácter del sentido de la pregunta reside en las interrogaciones y en la concep-
tualidad que posibilita la formulación de una pregunta, entonces la relación del concepto con el lenguaje
no es sólo la relación de crítica lingüística, sino también un problema de búsqueda lingüística. (…) El
papel que desempeña la invención lingüísticaen filosofía es sin duda primordial. GADAMER, Georg
Hans: op.cit., p.87. Lo resaltado con negrita es nuestro. Y más adelante: No se trata sólo de ilustrar
históricamente algunos conceptos, sino de renovar el vigor delpensamiento que se manifiesta en los
puntos de fractura del lenguaje filosófico que delatan el esfuerzo del concepto. Esas “fracturas” en
las que se quiebra en cierto modo la relación entre palabra y concepto, y los vocablos cotidianos se re-
convierten artificialmente en nuevos términos conceptuales, constituyen la auténtica legitimación de la
historia del concepto como filosofía. GADAMER, Georg Hans: op.cit., p.92. Lo resaltado con negrita es
nuestro.
125
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
presión disponibles, por la penuria lingüística13. Sin embargo, ¿Se agotan las con-
diciones de posibilidad de una historia en el lenguaje y en los textos? ¿O hay con-
diciones extralingüísticas, prelingüísticas, aún cuando se busquen por vía lingüís-
tica?14, pregunta Koselleck en Histórica y hermenéutica, donde claramente desliga
su perspectiva histórica de las dependencias de la hermenéutica.
Si se atiende a los aspectos metodológicos manifestados por este autor en Futu-
ro pasado, la historia conceptual avanza, por un lado, mediante los análisis diacró-
nicos que liberan a los conceptos de su contexto situacional para observar cómo se
transforman en el tiempo y, por otro, mediante los análisis sincrónicos donde se
trabaja sobre un concepto en determinado contexto. Solamente cuando se realiza
un análisis diacrónico se encuentra propiamente en el terreno de la historia concep-
tual: Al liberar a los conceptos en el segundo paso de una investigación, de su con-
texto situacional, y al seguir sus significados a través del curso del tiempo para
coordinarlos, los análisis históricos particulares de un concepto se acumulan en
una historia del concepto15.
Los conceptos son registros de la realidad y, a la vez, factores de cambio de la
propia realidad. Con los conceptos se establece tanto el horizonte de experiencia
posible como los límites de ésta. Por eso la historia de los conceptos puede suminis-
trar conocimientos que no se pueden extraer del análisis de la propia situación fác-
tica. La dimensión de índice de un concepto es un vector divergente de su dimen-
sión de factor; el primero, refiere a la objetividad, el segundo, a la toma de posición
política. En este último punto, se destaca el aspecto pragmático como un excedente
de la semántica histórica. Como dice Koselleck:
Con todo esto queda claro que los conceptos abarcan, ciertamente contenidos soc ia-
les y políticos, pero que su función semántica, su capacidad de dirección, no es d e-
ducible solamente de los hechos sociales y políticos a los que refieren. Un concepto
no es sólo indicador de los conceptos que engloba, también es un factor suyo 16.
13. Ver GADAMER Georg Hans: “La historia del concepto como filosofía”, en Verdad y método II, Sala-
manca, Sígueme, 1998, p.88.
14. KOSELLECK, Reinhart, Histórica y hermenéutica, Barcelona, Paidós, 1997, p.69.
15. KOSELLECK, Reinhart: op.cit., p. 113.
16. KOSELLECK, Reinhart: op.cit., p. 118.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
17. VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis: “Historia de los conceptos y responsabilidad política: un ensayo
de contextualización”, en Res publica, 1, 1998.
18. VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis: “Historia de los conceptos y responsabilidad política: un ensayo
de contextualización”, en Res publica, 1, 1998, p.153.
19. VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis: op.cit., p.155.
20. VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis: “Introducción”, en KOSELLECK, Reinhart, Histórica y hermenéu-
tica, Barcelona, Paidós, 1997, p.20.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
21. KOSELLECK, Reinhart: Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona,
Paidós, 1993, p.122.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
ficado de los conceptos pueden ser un índice relevante para mostrar la continuidad,
el cambio o el devenir de las estructuras históricas 22.
22. VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis: “Historia de los conceptos y responsabilidad política: un ensayo
de contextualización”, en Res publica, 1, 1998, p.148. Lo resaltado en negrita es nuestro.
23. El desfase que describe Chignola, al cual Duso adscribe, respecto del surgimiento de los conceptos
modernos, se expresa en las siguientes palabras: Por otra parte, para Koselleck, el verdadero problema
consiste en autonomizar la historia de los conceptos del papel de auxiliar que ha mantenido respecto a la
historia social. «Separar» los conceptos de su contexto original –después de haber analizado el significa-
do particular que han asumido históricamente en el interior de ese mismo contexto-, para poder seguir
la sucesión de significados que han adoptado con el paso del tiempo y poder ligarlos entre sí, significa
para Koselleck elevar el método histórico-filológico al nivel de la historia conceptual y emancipar esta
última del papel a ella asignado, en cuanto simple instrumento de crítica de las fuentes, dentro del cua-
dro global de las ciencias históricas. CHIGNOLA, Sandro: “Aspectos de la Begriffsgeschichte en Italia”, en
Historia de conceptos y filosofía política, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, p.122.
129
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
En todo caso, sólo en la medida en que comprendamos de una forma clara la estruc-
tura de la Sattelzeit, estaremos en condiciones de comprender el cambio de estru c-
tura discursiva que en este momento se está dando, y llegar así a una definición
precisa, históricamente fundada y políticamente relevante, de cuál sea nuestro pre-
sente. De esta forma, se abriría camino un uso discursivo políticamente responsable
de los conceptos políticos, que eliminaría la idealización y la sublimación de los
mismos a partir de la clara conciencia no sólo de su aporeticidad interna, sino del
cambio de escenario estructural en el que han de jugar 24.
130
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
26. DUSO, Giuseppe: “La historia de la filosofía política: entre historia conceptual y filosofía”, en Historia
de los conceptos y filosofía política, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, p. 329.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
partir de un ‘juego de reglas’27. Nos referimos aquí, siguiendo a Foucault, a las re-
glas de formación discursiva que son las condiciones materiales de posibilidad del
acontecimiento discursivo, a partir de las cuales se pueden captar otras formas de
regularidad, otras conexiones y determinar las relaciones entre enunciados o gru-
pos de enunciados y acontecimientos de un orden completamente distinto (técnico,
económico, social, político).28
Foucault invita a pensar este acontecimiento discursivo como una yuxtaposi-
ción entre una ‘práctica discursiva’ y unas relaciones institucionales o estratégicas a
las cuales denomina ‘prácticas no discursivas’, conformando un tipo de pensamien-
to que se distancia de las concepciones históricas relacionadas con el humanismo y
el estructuralismo. La ‘práctica discursiva’ se ve remitida a un conjunto de reglas
anónimas, históricas, determinadas en el tiempo y en el espacio, que han definido y
establecido para una época dada las condiciones de ejercicio de una serie de rela-
ciones discursivas que otorgan su especificidad. Precisamente, a ese espacio en el
que se configuran las prácticas discursivas y donde se establece la emergencia de los
enunciados y de las cosas, Foucault propondrá denominar archivo: El archivo es en
primer lugar la ley de lo que puede ser dicho, el sistema que rige la aparición de
los enunciados como acontecimientos singulares29. Pero también es el espacio que
delimita lo que ya no podemos decir: (…) su umbral de existencia se halla instau-
rado por el corte que nos separa de lo que no podemos ya decir, y de lo que cae
fuera de nuestra práctica discursiva; comienza con el exterior de nuestro propio
lenguaje; su lugar es el margen de nuestras propias prácticas discursivas30.
La cuestión, planteada en La arqueología del saber, reside en tratar a los dis-
cursos como prácticas que forman los objetos de los cuales estos mismos discursos
hablan a partir de distintos tipos de relaciones que establecen en su interior (rela-
ciones entre enunciados, objetos, conceptos, etc.) y, a su vez, como prácticas que
tienen su carácter extradiscursivo (decisiones políticas, luchas sociales, prácticas
cotidianas, etc.). La tarea de la arqueología quedará definida por el autor del si-
guiente modo: La arqueología describe los discursos como prácticas especificadas
27. Foucault establece el orden a partir del cual se constituye el objeto locura, o mejor decir que, el
horizonte de objetividad dado por los discursos sobre la locura sería establecido por un juego de reglas:
sería el juego de las reglas que hacen posible durante un período determinado la aparición de objetos,
objetos recortados por medidas de discriminación y de represión, objetos que se diferencian en la
práctica cotidiana, en la jurisprudencia, en la casuística religiosa, en el diagnóstico de los médicos,
objetos que se manifiestan en descripciones patológicas, objetos que están como cercados por códigos o
recetas de medicación, de tratamiento de cuidados. FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber, Bue-
nos Aires, Siglo XXI, 2005, p.53. Lo resaltado en negrita es nuestro.
28. FOUCAULT, Michel: La arqueología del saber, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, p.47.
29. Ibid., p.219.
30. Ibid., p.222.
132
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
en el elemento del archivo31. En los análisis posteriores del autor, como es sabido,
cobrará nuevas dimensiones el aspecto ahora denominado extradiscursivo.
Si hay una razón por la cual los autores italianos que llevan adelante la historia
conceptual como filosofía política reconocen la necesidad de retomar la noción fou-
caultiana de archivo, la misma tiene que ver con una postura crítica a la hispostati-
zación que se realiza en algunos abordajes de la historia conceptual (peligro que
atraviesa la referida historia conceptual koselleckiana). En este sentido dispara
Duso: La hipóstasis de los conceptos modernos que subrepticiamente se determi-
nan en estas “historias de los conceptos”, comporta el malentendido de las fuentes
y al mismo tiempo, como se verá, la aceptación a-crítica de los conceptos moder-
nos, como presupuestos de los cuales no se da razón32.
El obstáculo para la compresión de los contextos pasados es, en primera medi-
da, considerar que el instrumental conceptual que utilizamos no es de ninguna ma-
nera universal, sino que se halla condicionado por los conceptos modernos (sobe-
ranía, libertad, pueblo, sociedad, Estado, etc.). De allí que la tarea de problematizar
la historia requiera recalar en la moderna ciencia política de Hobbes y en la emer-
gencia de su conceptualidad. Precisamente, el cuestionamiento a esta falta de pro-
blematización que aparece en la denominada “historia de las ideas”, es aquello que
comparten nuestros autores: Duso y Chignola, Foucault y Koselleck. Sin embargo,
este último, en la crítica que le realizan Duso y Chignola, al contraponer la historia
antiguay la historia moderna, a partir del momento-umbral de transición y cambio
(Sattelzeit), y sobre la base del moderno concepto de Historia, corre el peligro de
reintroducir la continuidad sin rupturas entre ambas historias33.
El cuestionamientoteórico que realiza Duso, nos ubica en el siguiente planteo:
si reconducir los conceptos a su época significa insertarlos en el proceso histórico
que los haya generado, entonces, se pondrá en evidencia, por un lado, el desplaza-
miento del término ‘concepto’ en relación a su sentido, y, por el otro, el carácter
abstracto de la emergencia de los conceptos modernos. Esta denuncia queda mani-
fiesta del modo que sigue:
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
34. DUSO, Giuseppe: “El poder y el nacimiento de los conceptos políticos modernos”, en Historia de los
conceptos y filosofía política, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, pp.199-200.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
35. DUSO, Giuseppe; CHIGNOLA, Sandro: “Introducción”, en Historia de los conceptos y filosofía política,
p.34.
36. Este cambio de énfasis puede notarse claramente en el siguiente pasaje (cuando Foucault refiere al
modo de abordar un texto-fuente): Pero no quiero estudiar de ese modo el texto. No, por lo tanto, den-
tro de una arqueología del saber, sino en el linaje de una genealogía de las tecnologías de poder. Y creo
que así podríamos reconstruir el funcionamiento del texto no desde el punto de vista de las reglas de
formación de los conceptos, sino de los objetivos, las estrategias a las cuales obedece y los programas
de acción política que sugiere. FOUCAULT, Michel: Seguridad, territorio, población: curso en el Collegè
de Fance: 1977-1978, Bs.As, F.C.E., 2011, p.56.
37. FOUCAULT, Michel: Genealogía del racismo, La Plata, Ed. Altamira, 1996, p.19.
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Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
38. DUSO, Giuseppe: “Historia conceptual como filosofía política”, en Historia de los conceptos y filosofía
política, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, p.179. Tanto Duso como Chignola coinciden en el planteo de
sus cuestionamientos, aunque este último lo hace en los siguientes términos: Todo el mecanismo de los
conceptos políticos modernos parte, a partir de Hobbes, de una progresiva cientifización de la ética y de
las leyes de la acción, que se produce como resultado necesario de la revolución de la igualdad. Dentro
de ese mecanismo, el dominio de sí del sabio es sustituido por la regularización de la acción impuesta
por los esquemas formales del derecho. El estatuto de la ética clásica –basado en la flexibilidad de la
acción prudente- se modifica con el replanteamiento del problema ético a partir de las leyes del movi-
miento de la mecánica. Regularizar y hacer previsible el comportamiento de los hombres; garantizar la
seguridad de los ciudadanos privados y no su felicidad, estos son los deberes de la nueva ciencia políti-
ca. CHIGNOLA, Sandro: “Los conceptos y la historia (sobre el concepto de historia)”, en Historia de los
conceptos y filosofía política, p. 275.
136
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
(…) indicar en qué dirección se podría precisar el sentido de una filosofía política
que no se proponga en la dimensión de la normatividad y del deber ser, ni en la de
construcción de modelos o de conceptos, sino más bien en la comprensión de lo real
y, al mismo tiempo, la orientación de lapraxis y de la acción común de los hom-
bres39.
A modo de conclusión.
39. DUSO, Giuseppe: “Pensar la política más allá de los conceptos modernos: historia de los conceptos y
filosofía política”, en Historia de los conceptos y filosofía política, Madrid, Biblioteca Nueva, 2009, p.352.
137
Posibilidades histórico-interpretativas y su entramado político…. ∙ GERMÁN ALEJANDRO MARIANI
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138
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
MATÍAS BOERO
[email protected]
Instituto Gioja - Facultad de Derecho - Universidad de Buenos Aires
Resumen:
Este breve trabajo se inscribe en el marco de un proyecto de investigación más am-
bicioso, consistente en la construcción de bases para realizar el esbozo de una crít i-
ca radical al derecho, dirigida no sólo a su aplicación práctica en la historia – como
orden jurídico- sino también a su fundamentación científica, propia del período
moderno. Aquí, me enfocaré en esto último, específicamente en lo que sería una cr í-
tica a la ciencia en general como paso previo a una crítica a la ciencia del derecho.
Si bien esta crítica radical encuentra su fundamento en diversas miradas en torno al
pensamiento cientificista y al desarrollo de la técnica, tales como las de Adorno y
Horkheimer, Heidegger y Foucault en el siglo XX, puede reconocerse como uno de
sus precursores en el siglo XlX al militante y teórico libertario Mijail Bakunin.
En un primer momento intentaré demostrar que si bien Bakunin reconocía la im-
portancia de la ciencia como actividad reflexiva y de reproducción mental de las l e-
yes naturales del mundo físico y social, éste ya planteaba su desconfianza hacia las
pretensiones de establecerse como figura de autoridad de aquellos sabios científ i-
cos, a quienes su conocimiento/saber les proporcionaba poder -anticipándose a la
teoría del poder y la dominación foucaultiana-. Como segundo momento, buscaré
problematizar la relación entre el pensamiento de Bakunin y el de Foucault, dif e-
renciando entre pensar el poder como algo que se posee y la propuesta foucaultiana
de pensar el poder como algo que se ejerce. Por último, profundizando en las posi-
bilidades insospechadas de ese diálogo entre pensadores, analizaré el punto de par-
tida de la propuesta de Foucault de realizar una genealogía, que enfocada en este
tema, servirá para combatir los efectos de poder propios del discurso científico, una
insurrección de los saberes sometidos, a la luz del desenmascaramiento de la cien-
cia.
139
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
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Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
una gran herramienta para estudiar la sociedad y su historia. En este trabajo se en-
focará el poder, desde la óptica de su relación con el saber y la verdad.
Para lograr entender la idea de poder que es desarrollada por este autor, es ne-
cesario hacer un análisis de las raíces de su pensamiento y los conceptos que su filo-
sofía hereda del marxismo.1 Fue Marx quien concibió la relación de dominación
que se crea entre capital y trabajo, y por ende entre explotadores y explotados, a
partir de la noción de la dialéctica del amo y el esclavo hegeliana. Fue así como
Marx situó a la burguesía como una clase, que es dueña de los medios de produc-
ción y del capital, y que por ello se ha constituido como la clase dominante que po-
see y ejerce el poder. Esta burguesía, se sirve del estado y sus instituciones como
medios para instalar sus intereses de grupo, presentándolos como los de toda la
comunidad y normativizándolos, es decir, instaurando una hegemonía, y esto lo
hace a través del derecho y su coacción. Entiende Marx que todo el orden jurídico
forma parte de una superestructura, creada por la clase que detenta el poder, que se
encuentra por encima y depende de la estructura que son las relaciones de produc-
ción.
Lo que Foucault hace es abrir el juego aún más, y plantea de forma innovadora
que si bien entre capital - trabajo hay una relación de poder, ésta es tan sólo una de
las múltiples relaciones de poder que atraviesan y constituyen el cuerpo social, y
por dominación no se refiere a una dominación global de uno sobre los otros o un
grupo sobre otro sino a las múltiples formas de dominación que se ejercen en la
sociedad. El poder no es un fenómeno de dominación macizo y homogéneo como lo
es la dominación de un grupo sobre otros o de una clase sobre la otra, “no es algo
que se reparte entre quienes lo tienen y lo poseen en exclusividad y quienes no lo
tienen y lo sufren”.2 La cuestión del poder no puede ser reducida a la lógica del ca-
pital. Las relaciones de dominación no son solamente un invento de la burguesía
capitalista, son algo heredado, responden también a la transformación de la mecá-
nica o tecnología del poder en la historia, es decir, la sociedad disciplinaria de los
siglos XVII Y XVIII. El paso de un poder soberano a un poder disciplinario, surge
correlativamente a la sociedad burguesa y la introducción del capitalismo indus-
trial. Foucault nos dirá que no hay un único foco del que emanen todas esas rela-
ciones de poder sino que lo que hay es un entrelazamiento de éstas que hace posible
1. Si bien Foucault rivaliza fuertemente con el marxismo, su crítica más fuerte es dirigida a la escuela
marxista, sus pensadores contemporáneos y a esa pretensión de hacer de ésta una ciencia, lo cual,
según él, es simplemente una manifestación de ambición de poder y ansia de legitimidad.
2. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 14 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 38.
141
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
3. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 14 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 40.
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Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
Mijail Bakunin fue uno de los teóricos más importantes del anarquismo. Con-
temporáneo de Karl Marx, su filosofía se basaba en una crítica hacia cualquier tipo
de autoridad absoluta. Para él, suponer una autoridad es suponer un poder estable-
cido y aquel que se establezca en el poder solo buscará perpetuarse en él y expandir-
lo. Fiel a su postura anarquista y su pensamiento libertario, este autor ateo y hasta
antiteísta, practica un escepticismo respecto a todo lo establecido y procura creer
solamente en el hombre y en el conocimiento que éste pueda alcanzar. Es decir, la
filosofía de este autor no parte de una concepción antropológica negativa como de
la que parten la mayoría de los grandes pensadores políticos tales como Hobbes o
Locke. Esto no necesariamente significa considerar al hombre como bueno por na-
turaleza, sino que también puede interpretarse como una postura antiesencialista
del hombre, así como lo concibe Rousseau, el hombre es perfectible, y es esa pasibi-
lidad y sujeción al cambio donde radican las posibilidades de alcanzar la libertad de
todos y la propia, a través del conocimiento. Es por ello que Bakunin reconoce la
autoridad de la ciencia como actividad reflexiva y de reproducción mental de las
leyes naturales del mundo físico y social. Sin embargo, a pesar de estos reconoci-
mientos, este autor planteaba en aquellos tiempos una sospecha, una desconfianza
hacia la ciencia y hacia aquellos sabios científicos debido a que este saber les gene-
raba un poder. ”Reconocemos la autoridad absoluta de la ciencia, pero rechaza-
mos la infalibilidad y la universalidad de los representantes de la ciencia”.4
En su libro Dios y el estado (1871) Bakunin explica que “La más grande inteli-
gencia no podría abarcar el todo. De donde resulta para la ciencia tanto como
para la industria, la necesidad de la división y de la asociación del trabajo. Cada
uno es autoridad dirigente y cada uno es dirigido a la vez. Por tanto no hay auto-
ridad fija y constante, sino un cambio continuo de autoridad y de subordinación
mutuas pasajeras y sobre todo voluntarias”.5 ¿No es esto muy similar a la concep-
ción foucaulteana de poder? En palabras de Foucault “El poder se ejerce en red y,
en ella, los individuos no sólo circulan, sino que están siempre en situación de su-
frirlo y también de ejercerlo”.6 Al hablar de un poder que no se localiza, que no
4. El principio de autoridad en Bakunin, Mijail, Dios y el estado, Terramar, Buenos, Aires, 2004, p. 35.
5. El principio de autoridad en Ibid. p. 34
6. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 14 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 38
143
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
puede ser objeto de apropiación y del cual nadie tiene el gobierno, estamos hablan-
do de un poder anárquico.
Bakunin ha escrito sobre la autoridad absoluta de un solo sabio/científico o una
elite de sabios: “...esa misma razón me impide pues reconocer una autoridad fija,
constante y universal, porque no hay hombre universal que sea capaz de abarcar
en esa riqueza de detalles (…) todas las ciencias, todas las ramas de la vida social.
Y si una tal universalidad pudiera realizarse en un solo hombre, y quisiera preva-
lerse de ella para imponernos su autoridad, habría que expulsar a ese hombre de
la sociedad, porque su autoridad reduciría inevitablemente a todos los demás a la
esclavitud y a la imbecilidad”.7 En esta misma cita también podemos observar que
Bakunin marca otro de los principios de la filosofía de Foucault, que el saber genera
poder y por ello aquel sabio que tenga una sabiduría absoluta va a querer imponer-
se como autoridad y detentar el poder. Foucault nos ha explicado que el saber y el
poder están integrados. Es imposible que el poder se ejerza sin el saber, como a la
vez es imposible que el saber no engendre poder. El poder obliga a producir verdad,
necesita de ella para funcionar.
Es indudable que en la sociedad moderna la ciencia y sus instituciones han pa-
sado a ocupar la autoridad máxima como fundadores de la verdad y aparato ideo-
lógico, con respecto a esto Foucault advierte que toda gran maquinaria de poder se
encuentra acompañada por producciones ideológicas. Él las llamará tecnologías del
poder. Por esto se entiende que el poder ejercido en sus mecanismos finos y por sus
agentes reales dentro de cualquier relación, sería imposible sin la formación de apa-
ratos de poder, no hay poder sin un funcionamiento y acumulación de un discurso
verdadero, ”sólo podemos ejercer el poder por la producción de verdad”.8
Ya desde sus inicios, en la Historia de la locura en la época clásica (1961) Fou-
cault lo que busca es formular una crítica a la psiquiatría y por ello se aboca a estu-
diarla arqueológicamente. Pero, ¿por qué critica a la psiquiatría y no ataca a las
ciencias duras como la biología y la física? Esbozando una respuesta, podemos pen-
sar que es en la práctica psiquiátrica donde, para él, se patentizan de manera más
evidente e inmediata las relaciones de la ciencia con las estructuras políticas y eco-
nómicas y las regulaciones sociales. Esto mismo planteará en El nacimiento de la
clínica (1963) a propósito de la medicina, la cual posee una estructura científica
más fuerte aun que la de la psiquiatría. Allí estudiaría cómo la medicalización de la
7. El principio de autoridad en Bakunin, Mijail, Dios y el estado, Terramar, Buenos, Aires, 2004,
pp. 34-35.
8. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 14 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 34
144
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
sociedad traerá aparejada toda una tecnología de poder que se instaurará en la so-
ciedad. Este mismo tipo de análisis continuará luego en Vigilar y castigar (1975)
con respecto al derecho penal, su codificación y la instauración de la cárcel.
Como hemos estado viendo, la crítica al discurso científico es uno de los princi-
pales ejes de la filosofía de Foucault. Si bien sus estudios se dirigen a cuestiones
más minuciosas y específicas, debido a que el pensamiento de este autor está orien-
tado a la determinación de los comportamientos y los juegos de poder dentro de las
instituciones, su punto de partida es la cuestionabilidad de los saberes instituidos y
el juego de poder que en ellos se realiza y que determina el resto de los juegos de
poder. Como hemos dicho, es allí, en el juego de los saberes, donde se instituyen
las verdades, verdades que el poder necesita para desplegarse. Nos encontramos
así, con que la dinámica saber-verdad-poder del discurso científico, determina el
resto de los juegos de poder que se desplegarán desde estas verdades, hacia el resto
de los saberes, hacia el resto de las instituciones, hacia el resto de la sociedad, hacia
el resto de las relaciones. Pero lo curioso del poder, es que también se manifiesta
dentro del ámbito del discurso científico. A ello es a lo que se ha abocado Foucault
en sus libros Las palabras y las cosas (1966) y La arqueología del saber (1969)
donde advierte sobre los juegos de poder que se dan a nivel interno del discurso
científico y que se llevan a cabo al momento de fundar verdades, y que se eviden-
cian cuando se dan los cambios de paradigmas en las ciencias.
Foucault nos dirá, adoptando el lenguaje científico, que “...lo que está en juego,
es lo que rige los enunciados y la manera en que se rigen unos a otros para consti-
tuir un conjunto de proposiciones aceptables científicamente y en consecuencia
susceptibles de ser verificadas o invalidadas mediante procedimientos científi-
cos”.9 en suma , vemos como es ésta una cuestión de régimen o política del enun-
ciado científico y denota los efectos de poder que circulan entre estos enunciados,
en el interior del mismo discurso científico. Es la ciencia el ámbito de codificación y
reglamentación de los procedimientos que otorgan validez a un enunciado y que
hacen que ese enunciado sea pasible de ser tomado como verdadero.
Así es como Foucault desenmascara los efectos de poder centralizadores que es-
tán ligados a la ciencia y sus instituciones, y muestra que el discurso científico es
por excelencia donde el poder circula y crea las verdades que se insertan en la so-
ciedad. Así el discurso científico establece los normas en base a las cuales la cultu-
ra, los valores y criterios de verdad de esta sociedad se fundan, sirviendo así para
juzgar, clasificar y vivir de cierta manera. Es decir, es en base a estos discursos ver-
9. Cf. Foucault, Michel, “Verdad y poder”, en Microfísica del poder, Ediciones La Piqueta, Madrid, 1992
p. 188.
145
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
daderos que acarrean consigo los efectos de poder, que el poder mismo logra repro-
ducirse y retroalimentarse.
¿No podría entenderse a este desenmascaramiento que Foucault hace de la
ciencia como un pensamiento anárquico que busca terminar con la autoridad esta-
blecida del discurso científico? Es evidente que su filosofía comparte algunos prin-
cipios del pensamiento anarquista, no solo en cuanto a sus críticas a la autoridad
del discurso científico y a lo establecido por la norma sino también en su concep-
ción misma del poder.
Como hemos visto, hay un claro aire de familia entre el pensamiento anarquista
de Bakunin y el de Foucault, ya que las propuestas filosóficas de ambos reconocen
que en todas las relaciones existentes hay una relación de poder. Lo que diferencia a
Foucault de éste y también de Marx es que supo leer que el poder no como algo que
se posee sino como algo que se ejerce y se reproduce por sí mismo. El poder no se
posee ni se localiza, se lo tiene que analizar como algo que circula y se ejerce, por
ende los individuos están siempre en situación de ser ellos quienes lo sufren o quie-
nes lo ejercen. “Los mecanismos de poder nunca han sido muy estudiados en la
historia. Han sido estudiadas las personas que detentaban el poder”10 y en ese
error fue en el que han caído tanto el marxismo y el anarquismo, situando el poder
en manos de la clase dominante y viendo solo en el capitalismo, el estado, así como
también, y de manera muy marcada en el pensamiento de Bakunin, en la institu-
ción eclesiástica, el único foco de dominación. Lo que intento mostrar en esta rela-
ción de pensamientos e ideas que resuenan como ecos en una y otra filosofía, es que
puede entenderse a la concepción foucaulteana del poder como una continuación
de los planteamientos anarquistas. Entender que la crítica a la dominación y a lo
establecido se ha ido complejizando y profundizando, y que por ello el aporte de
Foucault de cambiar el modo de concebir al poder, es clave para poder comprehen-
der y tomar conciencia de cómo opera esta dominación a través de toda su amalga-
ma de mecanismos y tecnologías en nuestros tiempos y como lo ha hecho en el pa-
sado. Es así, desde una lectura que se sitúe desde el polo de la resistencia y sus
posibilidades en los juegos de poder, que podemos interpretar que Foucault hace el
mayor aporte del siglo XX al pensamiento libertario, brindado una herramienta útil
para poder identificar y resistir a estas dominaciones, y así poder seguir luchando
por el ideal libertario al cual Bakunin y muchos otros pensadores anarquistas y
marxistas han dedicado su vida tanto teórica como prácticamente. Desde esta mi-
rada, podemos ver en Foucault al continuador y complejizador de aquel primer
10. Cf. Foucault, Michel, “Entrevista sobre la prisión: el libro y su método”, en Ibid., p..101.
146
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
Genealogía
¿Qué hacer entonces contra los efectos de poder centralizadores que histórica-
mente han estado y están ligados a las instituciones y al funcionamiento de un dis-
curso científico organizado dentro de una sociedad como la nuestra? Foucault pro-
pone hacer una genealogía que combata los efectos de poder propios del discurso
científico, una insurrección de los saberes sometidos, “...poner en juego unos sabe-
res locales, discontinuos, descalificados, no legitimados, contra la instancia teóri-
ca unitaria que pretende filtrarlos, jerarquizarlos, ordenarlos en nombre de un
conocimiento verdadero”.12 Para lograr ésto hay que hacer un estudio de cómo
“...históricamente se producen los efectos de verdad en el interior de los discursos
que no son en sí mismo ni verdaderos ni falsos”,13 hay que desembarazarse del su-
jeto constituyente, buscando llegar a un nivel de análisis que permita visualizar la
constitución del sujeto mismo en la trama histórica, una forma de historia que dé
cuenta de los saberes. Al fin y al cabo la búsqueda no será cambiar la conciencia, ya
constituida por estas verdades, de las gentes, sino el régimen político, económico e
institucional de producción de verdad. No separar la verdad de todo sistema de po-
der ya que como hemos dicho eso es imposible, la idea es lograr separar el poder de
la verdad de las formas hegemónicas en las cuales se encuentra funcionando.
Se corre el riesgo de entender a la genealogía como un método, ello llevaría a
pensar que lo que Foucault desarrolla es una filosofía estructuralista, condición de
la cual él reniega y se desliga. A diferencia del estructuralismo, Foucault no es tan
pretencioso, no busca encontrar un método de una validez universalista para todos
los ámbitos o campos del conocimiento. La genealogía, es como una relectura, como
una herramienta de interpretación de la historia que arroje luz sobre lo oscurecido y
11. Cf. De La Boétie, Etienne, Discurso de la servidumbre voluntaria, Terramar, La Plata, 2009, pp.
45-46
12. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 7 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 22
13. Cf. Foucault, Michel, “Verdad y Poder”, en Microfísica del poder, Ediciones La Piqueta, Madrid,
1992, p..185
147
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
14. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 27 de febrero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 170
148
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
15. Cf. Foucault, Michel, Nietzsche la genealogía, la historia, Pre-textos, Valencia, p..18.
16. Cf. Foucault, Michel, “Introducción”, en El poder una bestia magnífica, Siglo XXl, Buenos Aires,
p. 249
149
Resonancias bakuneanas/anarquistas en las críticas de Foucault…. ∙ MATÍAS BOERO
Bibliografía
17. Cf. Foucault, Michel, “Clase del 21 de enero de 1976”, en Defender la sociedad, Fondo de Cultura
Económica, Buenos Aires, 2014, p. 60.
150
Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
Resumen
Dos cuestiones atraviesan la teoría política clásica desde Aristóteles a Cicerón, la
unidad del cuerpo de ciudadanos y su división. La fragilidad del régimen democr á-
tico radicaba en la delgada línea que separaba a la comunidad como un todo, de los
intereses particulares que a menudo devenían en facciosos. Los discursos se hici e-
ron eco de todas esas tensiones y contradicciones de la ciudad y de la democracia.
Aquí nos interesa analizar dos tipos de discursos; el logos epitafios y la tragedia áti-
ca. En el primer caso, el del discurso fúnebre, se colocó el énfasis en la exaltación de
la colectividad y de aquellos que encontraron la muerte en defensa de la polis, e n-
tendida como una unidad. La tragedia, en cambio, identificó los conflictos que
conspiraban contra cualquier pretensión de unidad, los puso en escena y llamó la
atención sobre sus consecuencias. Unidad y división encuentran en los discursos y
en el espacio asignado a cada uno, cementerio y teatro, el lugar para constituirse
como problemas del pensamiento político ateniense del siglo V.
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Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
I. Introducción
1. Para un desarrollo histórico del siglo VI ateniense Cf. Domínguez Monedero (2001[1993]: 187-213)
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Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
que era percibida como injusta y contraria a los principios con los que se creo la
polis dio paso a la guerra civil2. Por lo general los griegos recurrían a dos mecanis-
mos para superar la stasis; los legisladores y los tiranos.
El primero era una solución claramente aristocrática, los eupatridas acordaban
depositar en manos de uno solo de ellos el poder para que hiciera explicitas las for-
mas que se concebían como las indicadas para el gobierno de la ciudad. En Atenas
el legislador por excelencia fue Solon que inició una reforma con el objetivo de abo-
lir la esclavitud con deuda y atenuar la situación de opresión que vivían los campe-
sinos pobres. Organizó la ciudad por clases censatarias, ubicando en la cúspide a
aquellos capaces de producir más de quinientos medimnos de trigo (pentakosiome-
dimnos), y distribuyó el acceso a las magistraturas en conformidad a las clases cen-
satarias.
Sin embargo, las reformas de Solon no solucionaron del todo el estado de con-
flicto civil y con el tiempo la guerra dividió a propia aristocracia. Del conflicto in-
terno entre aristócratas emergió triunfante Pisístrato que se hizo con la tiranía apo-
yándose en los sectores populares frente a sus enemigos aristocráticos. Como la
tiranía es en última instancia producto de la ruptura de la solidaridad de clase entre
los miembros de la aristocracia y no es de sorprender que sea ésta la que con más
ímpetu se enfrente a ella. En su conflicto con los tiranos, los eupatridas desarrolla-
ron dos eslóganes de trascendencia; la isonomía (igualdad de ley) y la eunomía
(buena ley o buen gobierno)3. Con ellos se quería significar la oposición entre una
idea personalista del poder (tiranía) y una colectiva (el gobierno de los aristócratas).
En todo caso el término eunomía apuntaba a representar los principios que debían
regir la polis para alcanzar la concordia, o mejor dicho la unidad.
Posiblemente al principio del período arcaico (siglos VIII o VII) fue configu-
rándose la unión entre el espacio urbano (ásty) y el rural (khóra) y con ella el sur-
gimiento de la polis. Los griegos llamaron a este proceso sinecismo, que no debe
confundirse con la relación que en el mundo moderno sostienen la ciudad y el cam-
po. La aldea no estaba subordinada al espacio urbano, era una unidad autónoma
que en un momento histórico puntual se articuló con aquel. Aristóteles lo explica
muy bien cuando describe las tres formas de asociación humana; familia, aldea y
polis. Es en la unión de las aldeas que se conforma la polis. De aquí que el estagirita
sostenga la tesis de que el todo es igual a las partes. De ahí en más toda la tradición
del pensamiento político griego girará en torno a la tensión entre el todo y las par-
tes.
2. Recordemos qué como señala Farrar (1995: 31) la polis nacía para no practicar la coacción y no estar
sometida a ella.
3. Una descripción de ambos eslóganes en Barceló & Hernández de la Fuente (2014: 139-142)
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4. En todo caso los gobernados eran los marginados del cuerpo cívico: esclavos, extranjeros y mujeres.
Cf. Paiaro (2011: 223-242)
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“Enterrando a sus muertos, la comunidad ateniense se los apropia así para siempre.
En el demósion séma5 se anulan todas las determinaciones, individuales o familia-
res, económicas y sociales que hubieran podido dividir hasta la tumba a los atenie n-
ses entre sí. A los ciudadanos valerosos la ciudad les promete una hermosa sepultu-
ra y un epigrama en verso, privilegio reservado otrora a una aristocracia.” (Loraux,
2012: 45)
5. Cementerio Público
6. Vernant (2001) considera que la bella muerte como ideal heroico ya esta presente en la poesía homé-
rica. Sin embargo, Loraux (2012: 12-13) crítica está tesis, para ella en la Iliada hay “muerte hermosa”
de los héroes pero carece de un sentido de trascendencia para la comunidad. Payen (2012:83) cree que
la diferencia está en el carácter estético de la bella muerte homérica y en el carácter ético de la bella
muerte instituida por la polis clásica.
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nor de las victimas. En la narración que nos ha legado Tucídides de aquellas honras
fúnebres celebradas en honor a los primeros caídos de la guerra del Peloponeso, la
elección recayó en Pericles, hijo de Jantipo, de la familia de los alcmeonidas y ca-
sualmente estratego de Atenas por aquellos años 7. A la luz de lo descrito con ante-
rioridad es de esperar que sí la ceremonia fúnebre buscaba ponderar a la comuni-
dad y diluir u omitir las individualidades que la conforman, el discurso fúnebre
como forma típica de oratoria para éste contexto, pretenda lo mismo.
Por eso la oración apenas guarda una mención al principio y otra al final sobre
los muertos y luego se centra en la ciudad y el régimen:
7. El cargo de estratego era un cargo de función militar, por lo que ha diferencia de los otros cargos de
la democracia no se elegía por sorteo y era reelegible indefinidamente, ya que se esperaba que quienes
lo ocuparan tuvieran experiencia militar.
8. Th., II, 36
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mejores que los demás. Pero si los atenienses tienen un origen divino no menos
cabe para la democracia, pues los antepasados les han legado una tierra libre desde
el comienzo. Se inventa así una historia mítica de la democracia, si en ella los ciu-
dadanos son iguales es por que todos pertenecen al mismo linaje, la misma familia
de los erecteidas, y por tanto, si han sido iguales desde el origen, la democracia
existe desde el origen. Por otro lado, la ciudad puede jactarse de su autarquía en lo
relativo a la guerra y la paz, clara referencia al poder imperial que ejerce sobre sus
aliados de la liga de Delos9, pero también a la capacidad instituyente del demos.
Más adelante, Pericles se enfoca en diluir las tensiones existentes al interior de
la ciudad:
9. La Liga de Delos creada en 478/77 fue una alianza de ciudades griegas del Egeo con el fin de conti-
nuar la guerra contra los persas que habían invadido Grecia en 491 y 481. Rápidamente Atenas se erigió
en líder de la alianza y la convirtió en un imperio propio.
10. Th., II. 37
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leyes ágrafas en la comunidad. Sin embargo, como veremos más adelante a propósi-
to de la tragedia Antígona, es por la existencia de esas leyes no escritas que la ten-
sión entre polis y oikos es constante. Pericles invierte la cuestión y hace de aquello
que opone a la tradición religiosa de la acción de gobierno la fuerza superadora de
esa tensión.
La ciudad va adquiriendo conforme avanza el discurso un status de heroicidad
que la convierte en un ideal estéticamente admirable:
“Y al habernos procurado un poderío con pruebas más que evidentes y no sin testi-
gos, daremos ocasión de ser admirados a los hombres de ahora y a los venideros,
sin necesitar para nada el elogio de Homero ni de ningún otro que nos deleitará de
momentos con palabras halagadoras, aunque la verdad irá a desmentir su conce p-
ción de los hechos; sino que tras haber obligado a todas las tierras y mares a ser ac-
cesible a nuestro arrojo, por todas partes hemos contribuido a fundar recuerdos
imperecederos para bien o para mal.” 11
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efecto, esas prácticas homo eróticas se caracterizaban por su reciprocidad, tenían como
fin la educación ciudadana del joven (Monoson, 1994)13. Por tanto, si Pericles convierte
a la ciudad en objeto de deseo de los ciudadanos, no lo hace siguiendo la clásica repre-
sentación del sexo entre varones y mujeres donde prima la supremacía masculina. En el
juego erótico entre un erastes y un eromenos, por lo general se evitaba la penetración,
considerada denigrante, en su lugar se desplegaba una serie de cortejos destinados a
demostrar que un joven era digno de recibir la atención de un ciudadano reconocido y
viceversa. Se espera cierto comportamiento de uno y otro que permitan una relación
equilibrada y virtuosa. En síntesis, como señala atinadamente Domínguez Monedero
(2013: 27):
“No deja de ser interesante que el uso de este lenguaje “amoroso” esté al servicio de
la idea de la unión entre diferentes que los griegos atribuyen a Eros desde l os tiem-
pos más remotos y que, en este contexto, puede interpretarse desde la perspectiva
de la combinación entre lo individual y lo colectivo y lo público y lo privado que es
uno de los principales mensajes que quiere transmitir el discurso como ideal de l a
democracia ateniense a pesar de que en la realidad esas tensiones existen y, sobre
todo, estallarán con fuerza tras la muerte de Pericles.”
La relación entre tragedia y política ha sido señalada por una variedad de auto-
res y enfoques diferentes14. En general se distinguen tres aportes esenciales que el
discurso trágico realiza a la cultura política democrática en la Atenas clásica: la ex-
hibición de los aspectos negativos de la hybris (Castoriadis, 1997 y Rosembloom,
2012), la puesta en escena del agón trágico, que en cierta forma representa el lugar
prominente que ocupa el debate en la vida política (Napoli, 2008) y el tratamiento
de un tema central en la práctica asamblearia; la toma de decisión (Gallego, 2003).
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conflicto que amenaza su propia existencia como marco propicio para la vida en
comunidad. La trama se centra en el día después de la retirada del ejército argivo de
la ciudad. Los dos hijos de Edipo se encuentran ya sin vida y Creonte, tío de los di-
funtos y tirano a la vez, emite un decreto en que se ordena que solo los cadáveres de
aquellos que murieron por la defensa de la polis reciban sepultura. Por tanto, el
cadáver de Polinices, el hermano traidor que llevó a los argivos hasta las puertas de
Tebas, yace a la intemperie. Pero su hermana Antígona decide darle sepultura para
cumplir con las leyes religiosas que la obligan a hacerlo. De esa manera desafía el
decreto que emitió su tío y desencadena el conflicto.
En la figura de Creonte Sófocles pone en evidencia la tensión que existe entre
polis y oikos. En efecto, él es a un mismo tiempo el gobernante de la ciudad y el jefe
de la casa de los labdácidas a la que pertenecen Eteocles, Polinices, Ismene y Antí-
gona15. Él se ve desgarrado por su doble pertenencia, entre la lealtad a la polis y la
lealtad al oikos16. Antígona en cambio actúa en todo momento dentro del ámbito
que le compete al sexo femenino, el privado. Ella no duda en que las leyes religiosas
deben primar por sobre las cívicas, porque precisamente como mujer esas son las
leyes y tradiciones que debe guardar. Creonte, en cambio, entiende que como jefe
del oikos debe velar por esas mismas leyes, pero duda si al ponerlas por encima de
su voluntad como tirano no habilita a los demás a actuar de la misma forma, soca-
vando su propia autoridad.
Un momento crucial para comprender la actitud de ambos y lo que el poeta
quiere representar como núcleo de la problemática se da en los versos 449-459:
“Antígona: no fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni la justicia que vive con
los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No pensaba que tus pro-
clamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes
no escritas e inquebrantables de los dioses. Estás no son de hoy o de ayer, sino de
siempre, y nadie sabe de donde surgieron. No iba a obtener castigo por ellas de par-
te de los dioses por miedo a la intención de hombre alguno”
El tema central de estos versos es el miedo que Antígona reconoce sentir por las
leyes divinas. La moral democrática se sustenta en la idea de que existen ciertas
emociones que son buenas para instituir un orden religioso y político adecuado.
Según Rosembloom (2012: 270-298) la tragedia y la comedia destacan esas emo-
ciones. En el caso de la tragedia se trata de la piedad y el miedo. Se espera que un
15. En realidad Creonte es el hermano de Yocasta la madre de los cuatro y esposa-madre de Edipo.
16. En su discusión con su hijo Hemón “Kreon first blurs distinctions between family and city by de-
manding from his son the obedience due to ruler from subject.” (Zeitlin, 1990: 151)
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ciudadano sea piadoso, pero para eso se requiere tener miedo, pues el miedo es lo
único que le permite al hombre conocer sus límites. Si la identidad de la comunidad
democrática se construye en oposición a la hybris, el desenfreno, la importancia de
un colectivo con temor a caer presa de ella y de actuar de manera impiadosa es cen-
tral.
Como señala Meiksins Wood (2011: 73) el crimen de Creonte no es que insista
en la supremacía de la ley civil sino que insista en esa supremacía al punto de que-
brar el orden cívico. Al actuar así Creonte da la espalda a todas las leyes, las cívicas
y las religiosas:
“Creonte.- ¿Y la ciudad va a decirme lo que debo hacer? […]
Hemón.- No existe ciudad que sea de un solo hombre.
Creonte.- ¿No se considera que la ciudad es de quien gobierna?”17
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no los arrasaría, queriendo hacerle de ese modo un favor particular, o bien que ello
ocurriera por que así lo dispusieran los lacedemonios buscando difamarle […] así
que declaró ante la asamblea de los atenienses que, en efecto, Arquidamo era amigo
suyo, pero que, por supuesto, no lo era para que resultara una desgracia a la ciudad .
Y que si los enemigos no arrasaban sus campos particulares y su casa igual que los
demás, él los ofrecía para que fueran propiedad pública, y así no hubiera por esta
causa motivo alguno de sospecha contra él.”18
IV. Conclusión.
La doble acepción del termino demos en el vocabulario griego daba lugar a dos
posibilidades distintas de entender la democracia, como el gobierno de la totalidad
o el de una facción. Pero la misma ambigüedad se daba con el otro término que ha-
ciendo pareja con demos conforma la palabra democracia. En efecto, kratos refiere
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Bibliografía.
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Resumen:
Puede decirse que en la Filosofía Política clásica el concepto de vida se recubre de
una actividad particular, de una obra. La obra foucaultiana desarrolla un par de
conceptos que son útiles en la lectura de nuestros autores. El primero es el de vida
biológica, la vida como un concepto político, y el segundo, que plantea a la activi-
dad política como una vida práctica. Si bien Foucault desarrolló este último en un
análisis sobre los autores romanos, en perspectiva puede encontrarse explicita y
efectivamente en el De Republica de Cicerón. Ante esto, la comprensión de la vida
política como una vida activa, lo que se intentará exponer, siguiendo a Agamben, es
acerca de cuál es la actividad específicamente humana, su operosidad. En conse-
cuencia, los argumentos que se estudiarán son de la Filosofía práctica y de la Psic o-
logía aristotélica, además del tratado medieval De monarchia de Dante Alighieri;
donde se formula que la obra (érgon, operatio) propia de la vida política en comu-
nidad no es otra que el de la buena vida, la concreción de las perfecciones humanas.
1. Trabajo presentado en el panel: Lineamientos orientativos que ofrece la filosofía francesa contempo-
ránea para analizar la co-pertenencia entre filosofía y política en nuestras investigaciones: Foucault,
Lacoue-Labarthe y Camus.
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1. Introducción
«Sobre este fondo puede comprenderse la importancia adquirida por el sexo como
‘reto’ del juego político. Se sitúa en el cruce de dos ejes, a lo largo de los cuales se
desarrolló toda la tecnología política de la vida. Por un lado, depende de las disci-
plinas del cuerpo: adiestramiento, intensificación y distribución de las fuerzas,
ajuste y economía de las energías. Por el otro, participa de la regulación de las p o-
2. Las correspondientes ediciones en español son: Para el «Nacimiento de la medicina social» Foucault
1999: 363-384; para el curso Foucault 2007.
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blaciones, en razón de todos los efectos globales que induce.» Foucault 2014: 137 -
138.
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Foucault (2011: 92) en su texto «La inquietud de si» analizará la relación entre
la estructura política y la vida de las ciudades, específicamente en el período hele-
nístico final y el advenimiento del pensamiento romano. Si bien el caimiento de las
ciudades-estado significó un retroceso general de la vida política allí donde las acti-
vidades cívicas habían significado un verdadero «officium» para los ciudadanos, y
puede ser analizada la época establecida para el análisis bajo los «términos negati-
vos de la decadencia» (ibíd. 2011: 93); el filósofo subraya, por el contrario, que la
actividad política local no fue sumergida en lo absoluto. La vida de las ciudades, así
como las reglas de las instituciones que la integraban, se siguieron desarrollando,
puesto que el «período helenista» es sin duda un movimiento de urbanidades: «un
abrigo contra la tempestad» (ibíd. 2011: 94). De este modo, no sería conveniente
pensar en una anulación de las actividades políticas en consecuencia de la centrali-
zación (y acaparamiento territorial) de un imperialismo que sigue su cometido ex-
pansionista, sino en una nueva relación compleja de las actividades políticas con su
entorno, que en este sentido no tiene a la ciudad-estado como su ámbito de elocu-
ción, más bien, ahora una sola gran ciudad. En síntesis, las transformaciones políti-
cas que son consecuencia de esta transformación social y geográfica en el mundo
helenístico y romano indujeron un «repliegue» de cierto tipo de conductas que re-
percutieron en la actividad política, caracterizándola como un tipo de actividad es-
pecífica, un ejercicio de poder, que se vincula con el actuar moral, y en adición, co-
mo un destino personal además de comunitario.
Foucault se va a detener en detalles en autores del estoicismo, sobre todo el ro-
mano: Séneca, Epicteto, Marco Aurelio, etc.; sumados autores como Plutarco y
Arístides. En este contexto, lo que propongo es que puede realizarse el mismo aná-
lisis foucaultiano en el De republica de Cicerón.3La misión del político en este tra-
tadose encuentra, al menos, en dos momentos. El primero ubicado en el prefacio
del libro I en el que se inicia una polémica en contra de la forma de vida contempla-
tiva o de la voluntad ociosa («voluptasotiumque») acusando principalmente a los
filósofos epicúreos. La forma del diálogo agiliza la polémica, puesto que consigue
polarizar las opiniones rápidamente. Cicerón comienza exponiendo acerca de la
superioridad de la actividad política sobre la meramente teorética, dirigiéndose,
posiblemente a su hermano Quinto. Su argumento refiere a la riqueza de los discur-
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Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
4. Para esta crítica a la filosofía, Cicerón recurre a asociarla con el egoísmo de los epicúreos, proponien-
do a éstos como antagonistas del ideal patriótico, de que vale la pena sacrificarse por la comunidad y
morir por la patria.
5. Sobre la estructura del sueño y sus consecuencias respecto a la virtud es muy interesante Stevens
2006.
6. «La república Romana se funda en la moralidad de sus hombres.»
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Así como Foucault (2011: 108) señala, la relación con uno mismo, es decir, las
identificaciones políticas y sociales no constituyen marcas auténticas de un modo
de ser. No obstante, en el desarrollo Ciceroniano, la moral cumple con el papel para
rescatar al pueblo romano de la decadencia. La relación entre la actividad política y
la moral, la forma en que el individuo debía formarse como un sujeto moral, se
atiene estrictamente a las actividades sociales, cívicas y políticas; determinando a
las actividades morales como obligatorias, en tanto se las establecía según la regu-
lación de a quien gobernaba según su conveniencia. De este modo, elaborar una
ética que permitiese constituirse a uno mismo como sujeto moral en relación de con
esas actividades sociales, cívicas y políticas, en las diferentes formas que podían
adoptar cualquiera que acepte tales normas como propio de la comunidad.
8. Es relevante el matiz de la traducción del término «ζῶντα» (cuyo infinitvo es «ζάω», vivir),Boeri
(2010: 70) lo traduce como «todos los seres vivos», sin embargo, la elección de Agamben, así mismo
por estar declinada en el participio plural presente, admite correctamente que se reemplace por «vivien-
tes».
9. De. An. 414 a 30:«Τῶνδὲδυνάμεωντῆςψυχῆς αἱ λεχθεῖσαι τοῖςμὲν ὑπάρχουσι πᾶσαι, καθάπερ εἴπομεν,
τοῖςδὲτινὲς αὐτῶν, ἐνίοιςδὲμία μόνη. δυνάμεις δ' εἴπομεν θρεπτικόν, αἰσθητικόν, ὀρεκτικόν, κινητικὸν
κατὰτόπον, διανοητικόν.»
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«[…] lo animado se distingue de lo inanimado por vivir. Sin embargo, ‘vivir’ se dice
de muchas maneras, y sostenemos que algo vive únicamente si uno de estos [fact o-
res se da en ello]: intelecto, sensación, movimiento y reposo según el lugar, y ad e-
más el movimiento que se da en el proceso de alimentación, decaimiento y también
crecimiento. Es por eso que también todas las plantas parecen estar vivas, pues ev i-
dentemente tienen en sí mismas una facultad y un principio en virtud de los cuales
admiten no solo crecimiento sino también decaimiento […]. Es el caso de todo lo
que siempre se alimenta y vive de un modo continuo en tanto sea capaz de obtener
alimento. Este [tipo de vida] puede darse separadamente de los demás, pero los
demás, en el caso de los seres mortales, no pueden darse sin él. Esto es evidente en
las plantas, pues ellas no tienen ninguna facultad del alma. Vivir, por tanto, se da
en los animales debido a este principio, y el animal lo es prioritariamente a causa de
la sensación […]»De. An. 413 a 20- 413 b. (trad. Boeri). 10
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La relevancia teórica del análisis se hace presente en esta instancia, se hace im-
posible separar la obra propia del hombre, incluso independientemente de la figura
social que ocupa (flautista, escultor, etc.). Un viviente sin obra, se convierte en un
viviente privado de una naturaleza específica: «Si le faltara un ergo propio, el hom-
bre tampoco tendría enérgeia, un ser en acto que podría definir su esencia: es de-
cir, el hombre sería un ser de pura potencia, que ninguna identidad y ninguna
obra podrían agotar»(Ibíd.2007: 467). No obstante, en el pensamiento aristotélico
la «σχολή», la inoperosidadno contienen en si un sentido negativo, sino que se es-
tablece como la plataforma para la vida política (cf., Pol. 1333 b 35- 1334 a 10) y
para la vida contemplativa, la forma de vida más elevada que el hombre puede con-
quistar (cf. Eth. N. 1098 b 10). En Cicerón el matiz cambia, el libro I de Derepublica
se inicia con una polémica en contra de la forma de vida contemplativa o de la vo-
luntad ociosa (voluptasotiumque) acusando principalmente a los filósofos epicú-
reos: los discursos filosóficos conteniendo manantiales«riquísimos de virtud y de
ciencia», aportaron más utilidad al deleite del «otium» que al «negotium»humano
(DeRep. 1 e. cf.Lactancio, Inst. div.XIII 2). Del mismo modo sucede con los comen-
tadores cristianos de Aristóteles, así como es el caso de Tomás de Aquino:
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11. Hamlin 2009: 60-72 muestra como la condena del exilio repercutió en la obra dante.
12. El De vulgarieloquentia también es un texto escrito en el exilio y junto al Convivio es considerado
una obra temprana que, además, también quedó inconclusa. El proyecto era construir un texto enciclo-
pédico que debía tratar acerca de todos los usos posibles del vulgar, para convencer al lector de la im-
portancia y la relevancia de la propia lengua.
13. Pérez Carrasco 2012: 208-218 sostiene la tesis de que la filosofía dantesca en el Convivio está fuer-
temente condicionada por la elección de la lengua vernácula; y se propone como una vulgarización (vol-
garizzazione), una popularización de ese mismo conocimiento que posibilita, ante un giro de la ética
elitista de los maîtres ésarts parisinos, que se alcance la felicidad por la trasmisión de esa misma ética,
pero una versión en lengua vernácula. Con respecto a este carácter de la primacía de lo ético dentro del
Convivio Cf. Gilson 1963: 99-112.
14. «Questosaráquellopaneorzato del quale si satollerannomigliaia, e a me nesoverachieranno le sporte-
piene. Questosará luce nuova, solenuovo, lo qualesurgeráládovel’usatotramonterá, e dará lume a coloro
che sono in tenebreed in oscuritade, per lo usatosole che a loro non luche.»
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vales (cf. Rojas Olmedo 2016). El tratado fue redactado posteriormente al Convivio
y en lengua latina, su fecha específica de realización es debatida, pero es posible
ubicarla alrededor del 1312 (cf. Rolbiecki 1921:11-13. Bertelloni 1981:43 n. 23).
La tesis que hará cobrar impulso a la argumentación dantesca es la teoríade las
«κοινονιαι»de Aristóteles, convirtiéndose en la base teórica en la que construirá su
ontología imperial (cf. Pérez Carrasco 2010: 578), es decir, la necesidad de una Mo-
narquía universal en el mundo. Aristóteles desarrolla sus tesis en el libro primero
de la república, en el que anuncia el objetivo primordial de la comunidad:
15. «ἐπειδὴ πᾶσαν πόλιν ὁρῶμεν κοινωνίαν τινὰ οὖσαν καὶ πᾶσανκοινωνίαν ἀγαθοῦ
τινος ἕνεκεν συνεστηκυῖαν(…) δῆλον ὡςπᾶσαι μὲν ἀγαθοῦ τινος στοχάζονται, μάλιστα δὲ καὶ τοῦκυριωτάτ
ου πάντων ἡ πασῶν κυριωτάτη καὶ πάσας περιέχουσα τὰςἄλλας. αὕτη δ᾽ ἐστὶν ἡ καλουμένη πόλις καὶ ἡ κοι
νωνία ἡ πολιτική.» Es muy interesante el planteo de Cázares Blanco 2010, acerca de las falacias que
comete Aristóteles al vincular la buena vida con sus tesis naturalistas.
16. «E peró dice lo Filosofo che l’uomo naturalmente é compagnevoleanimale.»
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«Puesto que primero debe saberse que Dios y la naturaleza no hacen nada por ocio,
sino que todo lo que se produce es para alguna operación. No es la esencia creada el
último fin en la intención del que la crea, en cuanto crea, sino la propia operación
de la esencia: de lo que resulta que la operación propia no es para la esencia, sino
que es la razón por la que ésta recibió el ser.»DMI iv 18
18. «Propter quod sciendum primo quod Deus etnatura nil otiosumfacit, sedquicquidprodit in esseestada-
liquamoperationem. Non enimessentiaullacreataultimus finis est in intentionecreantis, in quantum cre-
ans, sedpropriaessentieoperatio: undeest quod nonoperatiopropria propter essentiam, sedhec propter
illamhabetut sit»
19. «[…] lo que ni arriba, ni abajo, a nadie le corresponde fuera del hombre.»
20. «Undemanifestumestquodpaxuniversalisestoptimumeorum que ad nostrambeatitudinemordinantur.»
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21. «La Monarquía temporal, llamada Imperio, es el Principado único, superior a todos los demás pode-
res en el tiempo y a los seres y cosas que por el tiempo se miden.»
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Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
Imperio que se presente como «principio regulador de este exceso» (Ibíd., 2007:
480).
4. Conclusión
Los casos presentados, por un lado,Cicerón como una opción al análisis fou-
caultiano, y, por el otro, Aristóteles y Alighieri como un comentario al desarrollo
agambeniano, sirven (quizás) para demostrar que, a pesar de la diferencia de marco
epistémico, la vida en su dimensión política se presentó siempre como una deter-
minación, primeramente, comunitaria y, luego, individual. Esta determinación con-
siente que la forma de la vida comunitaria siempre funcionó como un dispositivo
que la organiza y dispone en su sentido más íntimo.22En Foucault, la actividad de la
forma política incluye una ética que constituye un sujeto moral, que acomoda sus
actividades sociales, cívicas y políticas, decir con esto, los usos de sus placeres al
dominio de las normas comunitarias. Por otro lado, en Agamben, la importancia
que asume que la operosidad propiamente humana sea la racionalidad, determina
el carácter de integración de los individuos que la componen; al mismo tiempo que
se determina el principio rector o la tecnología de control y producción de formas
comunitarias aceptables: el estado. En conclusión, el análisis de la vida en cuanto
determinación de la forma ética, a pesar de haber nacido en el marco de la moder-
nidad, encuentra repercusiones a lo largo de la historia del pensamiento.
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184
Unidad y división en el pensamiento político ateniense del siglo V. ∙ DIEGO ALEXANDER OLIVERA
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Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Resumen:
Ya desde el afamado Hegel und seine Zeit de Rudolf Haym es usual toparse con que
a Hegel se lo catalogue, sin más, como el “Filósofo oficial del Estado Prusiano” o,
peor, que se entienda su Filosofía del Derecho como una simple loa a la monarquía
prusiana. Esta interpretación aún hoy tiene asidero, y contra ella me propongo
reaccionar.
A tal efecto quisiera oponer a dicha perspectiva, primero, una aséptica lectura de la
obra hegeliana (en la medida de que ello sea posible), teniendo principalmente en
consideración el contexto histórico-filosófico-político en el que surge; y, luego, una
evaluación de su utilidad para contribuir en la construcción de respuestas a eve n-
tuales problemas iusfilosóficos que se presenten en la actualidad. Todo ello no i m-
plica otra cosa más que seguir el camino metodológico delineado por Dri en el que
respectivamente tenemos, por un lado, el análisis exegético y, por otro, el herm e-
néutico.
Entonces, de lo que se trata, en general, es de leer la Filosofía del Derecho hegelia-
na en su contexto (tanto en lo que respecta al aludido contexto histórico como a la
ubicación del propio texto dentro de la totalidad del sistema hegeliano) y, a partir
de dicha lectura, extraer los elementos pasibles de dar actualidad a dicha filosofía.
Además, siguiendo esa línea consideraré particularmente el “instrumento crítico”
que ella puede representar para el pensamiento de la realidad actual (en especial en
lo relativo a la tensión aún hoy existente entre los intereses individuales del ciud a-
dano particular y los intereses de la sociedad en su conjunto).
De todos modos (y en especial dados los límites inherentes a un trabajo de este t i-
po), lo aquí realizado constituye más bien una invitación a la lectura no sesgada de
un autor que considero aún tiene mucho para aportar al entendimiento del Dere-
cho. Considérese esto, por tanto, un aporte preliminar a un estudio que de por sí
precisa ser mucho más ambicioso.
186
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
187
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Presentación introductoria:
Han pasado ya 185 años desde la muerte de Hegel y, sin embargo, la lucha por
establecer quién es el legítimo heredero de su legado intelectual sigue librándose;
en rigor, esa batalla tiene lugar ya desde el año cero de la muerte del filósofo ale-
mán. Esta inmediatez así como la abundancia de pretendidos herederos (los hubo –
y hay– de izquierda, derecha, centro y todas las combinaciones imaginables entre
esas coordenadas ideológicas) da cuenta de la magnitud inconmensurable del pa-
trimonio en disputa.
Así, resultaría vano pretender cancelar tal disputa en estas escasas líneas. No es
eso, por tanto, lo que me propongo en este trabajo. Más bien quisiera hacer hinca-
pié en una cuestión fundamental que atraviesa todo el debate antes referido: aque-
lla que versa sobre si Hegel, con su Filosofía del Derecho, se congració o no con el
Estado Prusiano, es decir, si efectivamente actuó como el “Filósofo oficial del Esta-
do Prusiano”, independientemente de que en efecto haya ostentado circunstancial-
mente ese título.
A ello mi respuesta será negativa. Pero antes de adentrarnos en la argumenta-
ción que sustenta esa respuesta y los detalles relativos a esa temática vale pregun-
tarse qué sentido tiene realizar la tarea aquí propuesta si, a fin de cuentas, esto ya
ha sido llevado a cabo por otros autores de una forma mucho más extensa y acerta-
da que la que podría hacer quien escribe esta ponencia. Esta es ciertamente una
pregunta válida, pues si sólo se tratase de aclarar alguna duda respecto a Hegel bas-
taría para ello con recurrir a un especialista como, por citar un caso, Félix Duque.
Es por eso que los objetivos de este trabajo no se agotan en un mero parafraseo o
reproducción de lo que ya han dilucidado otros autores sino que además se preten-
de defender la actualidad del autor alemán y su Filosofía del Derecho, particular-
mente en lo relativo a su análisis de la tensión más propia de la sociedad burguesa:
la que existe entre los intereses de los individuos particulares y los intereses de la
sociedad en su conjunto.
Así queda delineado el programa a realizar. La primer parte cobra sentido en
tanto el desembarazarse de lo que yo consideraré un prejuicio respecto a Hegel y su
filosofía es un paso preliminar y necesario para luego adentrarse en un estudio no
sesgado de la obra del autor en cuestión, a fin de extraer de ella los elementos que
puedan darle la actualidad aludida1.
1. En esto sigo la metodología sugerida por Dri, quien distingue la labor exegética de la hermenéutica.
La primera es aquella que consiste en el análisis de un texto que sea todo lo aséptico posible, ubicándo-
lo, por tanto, en su contexto histórico como también dentro de la generalidad de la obra del autor del
que se trate (lo cual implica necesariamente tener en cuenta la intencionalidad del autor al escribir el
188
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Existe cierto consenso en que fue el Hegel und seine Zeit de Rudolf Haym el
que finalmente consolidó con éxito la opinión de que Hegel habría apoyado la reac-
ción restauradora y/o de que su Filosofía del Derecho constituyó una loa a la mo-
narquía prusiana2. Y si bien tal opinión ha sido ya certeramente refutada, sucede
que su expansión ha logrado que el prejuicio que ella encierra dentro de sí se repro-
duzca hasta nuestros días. Es por eso que, aun cuando tal reproducción sea tan solo
un efecto residual, considero adecuado realizar un somero repaso de los argumen-
tos que refutan el mentado prejuicio.
En varias ocasiones Hegel desestimó el valor que pudiera llegar a tener el pró-
logo a una obra filosófica. De hecho, aquel que precede a su primera obra de impor-
tancia, la Fenomenología del Espíritu, inicia con una severa crítica hacia los mis-
mos3; no obstante ello, especialmente por su contenido, dicho prólogo se ha
convertido en un escrito con valor filosófico propio. Lo mismo puede decirse del
prólogo a la Filosofía del Derecho, así que no parece desacertado empezar nuestro
análisis por allí.
Pues bien, aunque es cierto que la clave interpretativa con la que uno aborda un
texto puede tener las más diversas orientaciones ello no quita que cuando es el au-
tor mismo el que ofrece un criterio de interpretación para su propia obra es más
que aconsejable prestar especial atención a tal indicación. Esto es lo que sucede con
Hegel quien ni bien iniciada la exposición nos dice:
[E]n parte resultará evidente de suyo que el todo descansa, lo mismo que el des a-
rrollo de sus miembros, en el espíritu lógico. Yo quisiera que este tratado fuese en-
tendido y juzgado también especialmente por este aspecto. Pues de lo que en el
texto); se trata de una tarea que procura extraer y exponer lo más puro de la obra estudiada. Por otra
parte, la hermenéutica consiste en un abordaje que tiene como finalidad no ya desentrañar lo que
“realmente” quiso decir un autor determinado sino utilizar como herramienta la lectura de un texto para
la interpretación de la propia realidad que el lector vive, estando éste inmerso en la búsqueda de res-
puestas para los problemas de su propia época (Dri, Rubén, La odisea de la conciencia moderna. Her-
menéutica del capítulo VI de la Fenomenología del Espíritu, Editorial Biblos, Buenos Aires, 1999, págs.
12-13).
2. Véase: Duque, Félix, Historia de la Filosofía Moderna, La era de la crítica, Ediciones Akal, Madrid,
1998, pág. 829; Pérez Soto, Carlos, Sobre Hegel, Licencia Creative Commons, 2013, pág. 13 y ss.;
consultado en: https://www.cperezs.org/cps2/wp-content/uploads/2014/11/sobre_hegel.pdf
3. Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Fenomenología del Espíritu, Abada Editores, Madrid, 2010, pág. 55 y
ss.
189
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Al hablar de tal espíritu lógico se refiere específicamente a “la naturaleza del sa-
ber especulativo” que Hegel desarrollara en su Ciencia de la Lógica. Así, todo des-
pliegue anterior del sistema hegeliano se encuentra aquí presupuesto y, justamente
por las pretensiones sistémicas del autor5, es necesario entender la Filosofía del
Derecho como formando una unidad coherente con el resto del corpus teórico hege-
liano. Es decir, de aquí se desprende que no sólo tenemos que tener en considera-
ción la lógica hegeliana sino todo su sistema filosófico.
Ya con eso tenemos un buen punto de partida exegético, pero si continuamos la
lectura nos encontramos con que Hegel mismo ya no sólo nos dice dónde ubicar y
cómo entender este texto en particular sino que además nos ofrece una indicación
específica sobre el objetivo principal de la obra y, por ende, lo que ella no debe ser:
Así pues este tratado, en cuanto que contiene la ciencia política, no debe ser otra
cosa que el intento de comprender y exponer al Estado como algo racional en sí.
En su calidad de escrito filosófico debe estar lo más alejado de tener que construir
un Estado tal y como debe ser; la enseñanza que en dicho tratado deba contenerse
no puede encaminarse a enseñarle al Estado cómo debe ser él, sino más bien cómo
él, el universo ético, debe ser conocido.6
Entonces, no tenemos ante nosotros un programa que prescriba cómo debe ser
el Estado ni tampoco un diseño ideal o utópico de lo que sería un Estado perfecto;
tenemos, en cambio, un sesudo intento de desentrañar cuál es su naturaleza, es de-
cir, su razón de ser, en otras palabras, de explicar la necesidad del Estado. En este
sentido, Hegel es absolutamente coherente, pues varios años atrás ya había sosteni-
do que “la filosofía tiene que guardarse de querer ser edificante”7, esto es, de con-
vertirse en un recetario destinado a dar solución a los problemas de la sociedad.
Así, en palabras del alemán, el objeto de la Filosofía radica en “la comprensión de lo
actual y de lo real, y no la exposición de un allende que sabe Dios dónde habría de
4. Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Fundamentos de la Filosofía del Derecho, Libertarias/Prodhufi, Ma-
drid, 1993, pág. 46 (el primer resaltado es mío).
5. Al respecto véase: Hoffmann, Thomas Sören, Hegel. Una Propedéutica, Editorial Biblos, Buenos Aires,
2014, págs. 29-32.
6. Hegel, Fundamentos… op. cit., pág. 59.
7. Hegel, Fenomenología… op. cit., pág. 65.
190
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
estar, o del cual de hecho bien puede decirse dónde está, a saber, en el error de un
raciocinar vacío, unilateral”8.
Merece una mención en párrafo aparte la afamada frase que reza “Lo que es ra-
cional es real, y lo que es real es racional”9, pues de ella también se ha dicho que
expresa un congraciamiento del alemán para con la monarquía prusiana. En reali-
dad esta lectura es inexacta, ya que en el sistema filosófico del alemán el Estado en
cuanto tal no puede ser considerado como equivalente a la Razón sin más, en espe-
cial porque el ámbito de esta última es el del Espíritu Absoluto y aquí nos encon-
tramos aún en el del Espíritu Objetivo; en palabras de Duque: “El Estado es la pri-
mera manifestación de la racionalidad en el mundo. La primera, ciertamente; pero
no la más alta”10. Es más, no es casual que el propio Hegel al referirse a esta frase
aclare que la misma responde a su concepto lógico de “realidad efectiva” y que, por
ende, ocupa un lugar determinado dentro de su obra. Como él bien aclara, lo me-
ramente existente, lo que es y podría no ser, lo contingente, todo ello no cabe den-
tro de su concepto de realidad efectiva11 de lo que se desprende que tal frase no
puede ser tomada como un embellecimiento de lo dado, del statu quo.
Es cierto que, sin perjuicio de todo lo anterior, podría objetarse que, en los he-
chos, Hegel sí jugó un papel apologista respecto a la monarquía prusiana; esto, cla-
ro, independientemente de lo que el autor se propusiera tanto en este texto particu-
lar como en su obra general. Y si bien atender a esta objeción implica salirse del
marco estrictamente filosófico delineado por el propio autor (recordar que acá to-
mamos el método de Dri, conforme a Nota al pie Nº 1), vale la pena detenerse por
un momento en el aspecto histórico.
Ante todo, y aunque suene a una perogrullada, es preciso tener en considera-
ción que Hegel, como cualquier otro pensador, fue hijo de su tiempo y, por tanto,
toda aseveración respecto a él o su obra debe realizarse atendiendo siempre al con-
texto histórico en el que se encontraba inmerso. Con esto me refiero a que el juzgar
a un autor desde los valores o principios de un tiempo ajeno al suyo supone un serio
obstáculo epistemológico.
Teniendo eso en mente, la pregunta que surge es ¿en qué contexto histórico ve
la luz la Filosofía del Derecho hegeliana? Y, por otro lado, ¿contra quienes discute?
191
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
12. Marcuse, Razón y Revolución, Alianza Editorial, Madrid, 2010, pág. 181.
13. Ibíd.
14. Ídem., pág. 182.
15. Ibíd.
16. Ídem., pág. 181.
192
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
17. Dri, Rubén, La rosa en la cruz. La filosofía política hegeliana, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2009,
pág. 160.
193
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
La idea –en esta su escisión– confiere a los momentos una existencia peculiar: a la
particularidad el derecho a desarrollarse y explayarse en todos los aspectos, y a la
universalidad el derecho a mostrarse como fundamento y forma necesaria de la par-
ticularidad, e igualmente como poder sobre ella y sobre su finalidad última. Es el
sistema de la eticidad perdida en sus extremos, lo cual constituye el momento abs-
tracto de la realidad de la idea, que aquí es sólo como la totalidad relativa y la ne-
cesidad interior en esta apariencia exterior.19
Todo el desarrollo posterior de la Filosofía del Derecho estará signado por la in-
tención de conciliar las contradicciones inherentes a estos dos principios, de reunir
ambos extremos del sistema de la eticidad en una síntesis dialéctica. El momento
concreto de la realidad de la idea, el Estado, es donde Hegel ubicará la unidad de
aquellos términos20.
Ahora bien, es posible afirmar que este tercer momento de la macro-dialéctica
de la Filosofía del Derecho no logra superar efectivamente las contradicciones plan-
teadas. En este sentido es interesante rescatar la observación que Marcuse hace
respecto a Hegel cuando habla de que existe un dejo de resignación en su obra 21. En
efecto, si las contradicciones propias del sistema de las necesidades eran para Hegel
irreconciliables por sí mismas y sólo podían ser “amansadas” por un Estado fuer-
te22, esto significa que, en rigor, no hay una superación dialéctica de dichas contra-
dicciones sino simplemente la realización de un apuntalamiento a un conjunto de
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Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
195
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
A fin de cuentas, con Marcuse, podríamos decir que Hegel “es culpable, no tan-
to por servilismo, sino por la traición a sus ideas filosóficas más altas. Su doctrina
política somete la sociedad a la naturaleza, la libertad a la necesidad, la razón al
capricho”28. El alemán, al encontrarse en un camino sin salida frente a las contra-
dicciones inmanentes a la sociedad civil, propone una vuelta hacia atrás abando-
nando todo lo que su pensamiento había desplegado hasta el momento. No pudo (y
quizás sería más justo decir que no podría haber hecho otra cosa) avistar una solu-
ción realmente superadora como, por dar un ejemplo, la que luego Marx propon-
dría. Me refiero a que, independientemente de que se considere que la solución
marxista sea practicable o no, lo cierto es que Marx en su pensamiento lleva a sus
últimas consecuencias las contradicciones inherentes al capitalismo desarrolladas
por Hegel. Puesto en términos hegelianos: el socialismo como síntesis dialéctica del
capitalismo “suprime” y “supera” esa organización social pero “conservando” la de-
terminación más esencial de la misma: el desarrollo de las fuerzas productivas, es
decir, el aumento exponencial de la productividad del trabajo; de hecho, tal deter-
minación precisa de tal superación para seguir desplegando su desarrollo, ya que la
forma capitalista de organizarse, aun cuando en un primer momento sirvió para
incentivar tal despliegue, agotó su capacidad de contención y se transformó más
bien en una traba para la continuación de tal proceso. También según Marcuse, en
esto coincidiría Hegel, pues para él:
[E]l Estado no tiene otra meta que la “asociación en cuanto tal”. En otras palabras,
no tiene ninguna si el orden económico y social constituye una “verdadera asoci a-
ción”. El proceso de crear una armonía entre lo individual y lo universal engendr a-
ría más bien un “marchitarse” que un fortalecimiento del Estado.29
se podría hablar de un profundo componente trágico en Hegel, presente en esta concepción, y en todos
los ‘finales’ de órdenes o esferas, donde reaparece con inusitada violencia la ‘naturaleza’, que creíamos
haber dejado atrás” (Duque, Historia… op. cit., pág. 839-340).
27. Marcuse, Razón… op. cit., pág. 213.
28. Ídem., pág. 217.
29. Ídem., pág. 213.
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Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
197
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Aquí se pone de relieve que, en medio del exceso de la riqueza, la sociedad civil no
es lo bastante rica, esto es, no posee bastante con el patrimonio que le es peculiar
como para subsumir el exceso de la pobreza y el surgimiento de la plebe.32
Se puede ver a partir de esta cita que la pobreza y el crecimiento de lo que Marx
denomina “población sobrante” son inherentes a la sociedad civil, en otras palabras,
al mercado, al capitalismo en su faceta económica. De hecho, en esto coincidiría
Hegel, pues él considera que el desarrollo de la industria termina tornando “super-
fluo al hombre”33 en la producción de los bienes que satisfacen las necesidades pero
a la vez se ve él mismo privado de su capacidad de compra de esos bienes, pues no
obtiene salario alguno ya que ha sido expulsado de dicha etapa de producción.
Afirmar que esto no tiene paralelo con nuestra realidad sería un sinsentido,
basta con remitirse a algún informe de UNICEF para apreciar la actualidad del pro-
blema de la desigual distribución de la riqueza o a algún diario de cualquier parte
del mundo para ver cómo afectan las crisis económicas en lo relativo a la desocupa-
ción y la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas. En fin, es algo aceptado
casi de manera universal que existe pobreza y que ésta aumenta no obstante el au-
mento exacerbado de la riqueza mundial. Lo particular de Hegel está en que, por un
lado, expuso estas contradicciones en una época en la que recién se estaban confi-
gurando y, por otro, acertó en la descripción de las razones por las cuales tales con-
tradicciones se daban, es decir, expuso lo peculiar del capitalismo, su esencia. Eso
es la Sociedad Civil.
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Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
nóstico que no puede ser aplicado a nuestra época. Pues, aquellas constantes a las
que nos referíamos anteriormente y que Hegel expone tan bien se presentan quizás
hoy en su máximo esplendor.
Con todo, hay que concederle a Hegel que, si bien la solución ofrecida por él no
pudo resolver las contradicciones propias de la sociedad burguesa, es cierto que el
Estado moderno se presenta hoy como el modo de organizarse por excelencia que
adopta la sociedad en general (esto sin perjuicio de que la monarquía constitucional
no sea hoy la forma predilecta de gobierno que asumen los Estados). De ello se des-
prende que, en efecto, la razón de existir del Estado se ha mantenido también como
una constante desde los tiempos de Hegel hasta hoy, y se ha mantenido como él la
desarrolló: como la forma de organización social que responde a la necesidad de
arbitrio que surge por el choque entre los intereses individuales y sociales, conflicto
propio de una sociedad capitalista. Pues es ese, en última instancia, “el interés de la
idea”:
Como ciudadanos de este Estado, los individuos son personas privadas que tienen
como finalidad su propio interés. Dado que éste se halla mediado por lo universal,
que de este modo a ellos les aparece como medio sólo puede ser alcanzado por ellos
en la medida en que ellos mismos determinen su saber, querer y hacer de forma
universal, y se transforme cada uno en un miembro de la cadena de este conjunto.
Aquí el interés de la idea –que no reside en la conciencia de estos miembros de la
sociedad civil como tales– es el proceso de elevar la individualidad y naturalidad de
los mismos a través de la necesidad natural así como a través del arbitrio de las n e-
cesidades a la libertad formal y a la formal universalidad del saber y del querer, de
educar la subjetividad en su particularidad.35
199
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
Bibliografía:
37. Marx, Karl, El Capital, Tomo III, Vol. 8, Siglo XXI, Buenos Aires, 2012, pág. 1041.
200
Resucitando al “perro muerto”: Sobre la actualidad de Hegel… ∙ RUBEN ALEJANDRO PUCA VILTE
201
La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
Resumen
Las categorías de Estado y política ocuparon un lugar de centralidad en los debates
intelectuales argentinos recientes. Distintos textos publicados en diferentes revistas
de crítica cultural y ensayo entre los años 2009 y 2012 abordan dicha problemática
en un intento de bucear en la particularidad de su presente, en un contexto lati-
noamericano marcado por una recuperación del Estado por un conjunto de gobier-
nos que han ensayado desde allí el impulso y realización de diversas trasformacio-
nes sociales y políticas en Argentina y la región.
Veremos que los textos aquí en cuestión serán analizados junto a su “contexto” y la
“intencionalidad” de las intervenciones de los agentes en una situación determina-
da; además de focalizar en la estructura de los “textos en sí mismos”, detectando los
énfasis y recurrencias de determinado autor. Así, estudiando las categorías funda-
mentales del pensamiento de una época, es posible vislumbrar cómo ella se argu-
menta y conceptualiza a sí misma. Textos, contextos y agentes se vinculan para tr a-
zar el mapa conceptual existente en un momento histórico determinado. ¿Qué lugar
se le asigna a la política? ¿Cuáles son sus sujetos legítimos? ¿Qué relación aparece
entre política y Estado?
En este recorrido teórico quedará manifiesto como el sentido de los conceptos que
nos ocupan nunca es completo y definitivo, sino que la precariedad es su marca dis-
tintiva en tanto aquellos se encuentran atravesados por un politicidad que le es i n-
herente, solo pudiendo haber entonces fundaciones necesariamente contingentes de
los mismos.
202
La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
Introducción.
1. Podemos mencionar temas sensibles como el problema de la deuda externa y el tratamiento brindado
a través de negociaciones con los tenedores de bonos privados que permitieron una considerable quita,
o bien la decisión de cancelar ante el FMI los pasivos acumulados, eliminando con esta medida condicio-
namientos para llevar adelante una política de gobierno autónoma. Otro tema sensible fue el de la de-
fensa de los Derechos Humanos con la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida y los
indultos presidenciales de 1990.
2. Dicho grupo es un conglomerado mediático de gran envergadura, conformado oficialmente como tal
en año 1999, que engloba entre otros medios a los diarios Clarín y La Razón, la empresa Artear (que
opera y comercializa el canal de aire El Trece de Buenos Aires) y la señal de cable Todo Noticias, la ope-
radora de televisión por cable Cablevisión, junto a otras empresas como editoriales, emisoras de radio,
televisión, productoras de televisión, proveedores de Internet, telecomunicaciones, imprentas gráficas,
correo tradicional y servicios de tercerización.
203
La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
Primer momento.
204
La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
rales (los ’90) como parte de “estado de naturaleza”, es decir, sin política. Conse-
cuentemente las luchas contra el neoliberalismo no eran estimados como luchas
con contenido político, lo que ahí ocurría era visto como mera “naturalidad”. De esa
manera, las prácticas que asumían los colectivos sociales resistentes en ese enton-
ces no contarían como políticas. Sztulwark abría de esa manera cierta productivi-
dad para pensar la política desde otro lugar en dicho contexto; distanciándose de
las matrices más “estadocéntricas” del pensamiento político, contribuyó a zanjar
una diferencia entre: la política entendida como momento de ruptura en un estado
de situación, de un orden social determinado y, por otro lado, las instituciones es-
tablecidas del Estado. Para profundizar este corte, esta escisión entre Estado y polí-
tica el autor hacía propias las aseveraciones que hacia 1963 expresaba Carl Schmitt
(2009) en el prólogo de a su libro El concepto de lo político cuando indicaba que la
época de la estatalidad estaba tocando su fin. Entonces, si lo estatal ya no poseía el
monopolio exclusivo sobre lo político, Sztulwark retomaba esas aseveraciones como
garantías que le permitirían afirmar que, la historia en general y la argentina en
particular, transitaba por un período de “disociación entre Estado y política”
(Sztulwark, Op. Cit.: 126).
Fue sobre esta brecha –esta apertura contingente que modificaba la relación
entre dos entidades y dos conceptos– sobre la que se asentaba el pensamiento de
Sztulwark con el deliberado propósito de continuar ensanchándola, para avanzar
desde ahí hacia una forma de pensamiento de la política desligado de la centralidad
estatal. Lo que era, un pensar la política en éxodo, sin monopolios sobre la misma.
Para dicho autor, esto último habilitaba a una imaginación política más allá de
un dispositivo de poder central-estatal que fuera dominante sobre lo social, una
imaginación que se encontraba lejos de postular la necesidad de la emergencia de
una instancia soberana que acapare el monopolio último de la decisión. Por ello la
política debería ser pensada sin monopolio, sin institución alguna que agote el sen-
tido de su ser.
Este momento comprende otro artículo del mismo autor, esta vez junto a Veró-
nica Gago, publicado en la revista Pensamiento de los Confines en el mismo 2009.
Aquí se postulaba una imagen de la política ligada a la producción del común de la
vida. Consecuente con ello, desde la revista Pampa Sztulwark (2010) sigue profun-
dizando la apuesta por una imagen de la política a distancia del Estado, más ligada
a la potencia de los movimientos sociales autónomos. Las ideas allí expuestas
abrían el interrogante para pensar cuándo una práctica es política ¿cuándo está
asociada a la lucha por obtener el poder del Estado? Enunciar que existe un proceso
de “politización” ¿es sólo factible a partir del involucramiento de los sujetos en las
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
cada vez menos, refiere al mando del Estado y cada vez más a la institución del co-
mún; es decir, a esa instancia (…) donde se juega la constitución del ser social por
medio de la creación de lenguajes, afectos y modos de vida (…). La política se inicia
con las distinción entre forma-Estado y producción de una excedencia de lo común
(Gago y Sztulwark, 2009: 43).
3. Giovanni Sartori ya había mostrado cómo esa concepción horizontal de la política estaba presente en
ciertos pensadores medievales y renacentistas a partir de las categorías de la época como dominium
politicum la cual hacía referencia a una concepción de la política como “sociedad sin Estado”. Esa idea
remitiría más atrás al título griego de la famosa obra de Platón La República, que en su idioma era Poli-
téia, y que luego, en la traducción al latín, apareció como res pública, que quería decir cosa común, cosa
de la comunidad. Sartori observaba así que el dominio de lo político estaba asociado a expresiones que
daban cuenta de una dimensión horizontal que luego fue retomada por la tradición inglesa a partir de
conceptos como el de common weal o commonwealth, es decir, el “bien común”. A diferencia de esto, en
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
Segundo momento.
los tiempos que escribía Sartori –como él mismo observaba–, al identificarse la esfera política a la esfera
estatal se produjo un alejamiento de aquella concepción más originaria. De esa forma, el autor sostenía
que “hoy unimos la dimensión vertical a una palabra que denotaba, en cambio, la dimensión horizontal.
Como consecuencia de esta nueva sistematización, la dimensión horizontal pasa a ser asumida por la
sociología y, correlativamente, la esfera de la política se restringe en el sentido de que se reduce a una
actividad de gobierno, y en sustancia, a la esfera del Estado” (Sartori, 2002: 219).
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
Para cartografiar este segundo momento en este debate de ideas nos concentra-
remos en un conjunto de escritos que tuvo como principal protagonista a Eduardo
Rinesi. Este autor, en respuesta a los enunciados perteneciente al momento ante-
rior, se mostró enfáticamente partidario de reconocer que en la escena política ar-
gentina post crisis del 2001, pero sobre todo desde el año 2003, la posibilidad de
afirmar una “vuelta de la política”. De esta manera, desde la revista La Biblioteca,
Rinesi (2011b) comenzaba haciendo referencia a diferentes momentos de la historia
política argentina reciente. Entonces, en una primera instancia mencionaba al pro-
ceso de recuperación democrática durante la segunda mitad de los años ´80 en
donde el autor destacaba una fuerte marca de politicidad en la sociedad argentina
de entonces; es decir, que se le otorgaba allí a la política (como idea y como prácti-
ca) un valor positivo luego de los años de terror impuestos por la última dictadura
cívico-militar iniciada en 1976. En un segundo momento del mismo artículo apare-
cían los años ’90, tiempos de neoliberalismo, que habrían transcurrido bajo un des-
crédito de la actividad política y por ende de los políticos. Rinesi hacía allí énfasis
en mostrar que dicho proceso fue configurando un imaginario social predominante
donde toda actividad política y sus protagonistas en particular eran vistos como
incompetentes, inservibles y corruptos que obstaculizaban el avance del libre mer-
cado y sus “bondades”. Todo lo que provenía del reino de la política caía bajo sospe-
cha. Además de ello, lo que había acontecido durante el menemismo podía ser
nombrado como una colonización de la política por el lenguaje y la temporalidad
mediática. Esta cuestión fue advertida también desde la revista Pampa cuando sos-
tuvo que “eran los políticos los que iban a la televisión a representar ahí sus pape-
les, generalmente graciosos, de antropólogos del futuro o de alguna otra cosa más o
menos insólita” (Rinesi, 2012: 99).
En un tercer momento, destacaba el autor, esa política negada a través la co-
lonización recién referida irrumpió en forma de manifestación callejera con las jor-
nadas del 2001 argentino de la mano de los excluidos del sistema. Un último mo-
mento fue la aparición del kirchnerismo, que conjugó una práctica y un discurso
que tuvo como centro “la reivindicación de la política, la idea de derechos y del Es-
tado” (Rinesi, 2011b: 181).
A partir de este recorrido histórico este autor se distanciaba de aquellas mira-
das más escépticas como la Sztulwark y Gago. Rinesi propiciaba la posibilidad de
sostener el discurso de la “vuelta de la política” que encontraba al kirchnerismo
como su momento pleno por haber ejercido medidas que tuvieron como fundamen-
to, a través del Estado, la garantía de derechos para los ciudadanos. La política
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
para calificar dicho Estado (Rinesi, 2011a). Éste se confunde con la política. La polí-
tica no se distanciaba de aquél.
Con ello este autor venía a poner en tensión la idea que expresaba que toda po-
litización fuese consecuencia de un resultado de las luchas sociales que se gestaban
“desde abajo”, es decir, desde la movilización de la sociedad civil que reclama nue-
vos derechos y más reconocimientos para sí. Más bien al contrario: muchas con-
quistas habrían sido garantizadas por el Estado, que pasó de ser visto como un
agente de afirmación de lo ya dado, a ser pensado como un momento negativo de
subversión y dislocación de lo social (Rinesi, 2011c).
Tercer momento.
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
diendo en los debates intelectuales de la época. Desde la revista El ojo mocho otra
vez, la autora cuestionó las formas dicotómicas en las que el mundo filosófico había
pensado algunas problemáticas específicas. Por ejemplo, señaló cómo ciertas co-
rrientes recurrieron reiteradamente en la reproducción de las ideas del pensamien-
to posmarxista francés, donde uno de sus exponentes –como Badiou– postulaba
una divisoria tajante entre acontecimiento político y Estado (Badiou, 2010). A par-
tir de esta perspectiva, la política, como momento “fuerte” que ponía en cuestión un
estado de situación determinado, debía realizarse y pensarse por fuera del Estado.
El acontecimiento aparecía como aquello que rompía y producía “agujeros” sobre
esa situación dada. La política que estaba ligada al mismo, se distanciaba necesa-
riamente del Estado. Política y acontecimiento por un lado, Estado por el otro. Di-
chos conceptos no se contaminarían nunca. Esa fue una opción. Por otra parte, la
autora también sometía a crítica la postura contraria, es decir, la que proponía al
espacio estatal como lugar desde donde podía acontecer una política transformado-
ra. El problema era, según Catanzaro, que ambas ya habían tomado partido “por
una cierta política de la teoría” (2012-2013: 40); luego sólo quedaba encolumnarse
como soldados a quienes opten por una u otra forma de comprender la relación
política/Estado. Por ello, allí no había crítica desde el pensamiento.
Observaba la autora, que como consecuencia de ello ciertas corrientes de pen-
samiento en Argentina habían sostenido un conjunto de enunciados que privilegia-
ban el lugar de la sociedad civil, al sujeto de los movimientos sociales como el nú-
cleo por excelencia que impulsaba una política que fuese emancipatoria y que
forzase los márgenes de lo posible en un determinado orden social.
Tomando en cuanta los sucesos por los que había atravesado el país, la misma
autora se interrogaba de la siguiente manera:
¿Podemos decir en Argentina 2012 (como si fuera algo obvio) que el forzamiento de
lo posible se da, si más, por sustracción de la potencia del Estado después de la ley
de medios y de la actual defensa cívico-corporativa de la ‘libertad de expresión’;
después del 2001 –con la ruptura de la inercia estatal desde la sociedad– y del 2008
–donde la sociedad mostró como pocas veces cuánto de estatal había en ella-; des-
pués de la AUH y las expresiones de sorprendida indignación a propósito de la exis-
tencia de ‘pobres’ en el país manifestadas por diversos sectores de la sociedad civil;
después de la ley antiterrorista y de los innumerables pedidos de ‘seguridad’ por
parte de organizaciones de esa misma sociedad civil, etc., etc.? (Catanzaro, 2012-
2013: 40-41).
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Visto de esta forma, el Estado no era lo otro de la política. Lo que había era Es-
tado y política, con el acento marcado sobre la y de esta relación.
La política de los movimientos sociales autónomos aparecía como causa inma-
nente del Estado y éste último era concebido como la instancia institucional que
potenciaba las prácticas políticas de aquellos (Tatián 2012-2013). La intención de
Tatián constaba en generar algún tipo de hospitalidad mutua entre las corrientes de
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La problematización de las categorías política y Estado en las revistas argentinas… ∙ JORGE ANDRÉS RUESCAS
pensamiento autonomistas y las que ponía el énfasis en la figura estatal. Esto, a los
fines de que las primeras no renunciaran a establecer puntos de articulación (tanto
teórica como práctica) con el Estado; y que las segundas realizaran un esfuerzo que
evitase capturar completamente bajo la lógica estatal a los movimientos sociales
autónomos.
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
PACO SEMPERE
[email protected]
Universidad Nacional del Litoral
1. Resumen
Son muchas las evidencias que ponen de manifiesto la inviabilidad del modelo de
desarrollo económico tal y como éste ha sido entendido dentro de la lógica capita-
lista de acumulación incesante de capital. Sobre diferentes dimensiones y sobre dis-
tintos escenarios, se manifiestan los problemas que evidencian su agotamiento y la
situación de crisis global a la que nos ha conducido. Sin embargo, toda crisis estru c-
tural y sistémica, como es ésta en la que nos hayamos inmersos, presenta su epifa-
nía cultural en forma de mito que desde la modernidad articula y conduce hasta el
paroxismo nuestras vidas. Lo cual nos lleva hoy hacia una oportunidad ideal para
preguntarnos por alternativas y la necesaria construcción hacia una transición que
implique la práctica de nuevos proyectos, nuevos modelos que desde los planos p o-
lítico, económico, ecológico y social, puedan establecer relaciones distintas fund a-
mentadas sobre la armonía, la solidaridad, el equilibrio y la colaboración.
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
2. Introducción
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
Sin pretender suscitar un debate estéril acerca del nostálgico adagio de que
“cualquier tiempo pasado fue mejor” coincidimos con la conocida cita del escritor
británico Chesterton: “cuando se deja de creer en Dios, se cree en cualquier cosa”.
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
mano. Por lo que en este proceso nos encontramos con que la razón moderna es, en
última instancia, también mítica, ya que posee, como el mito, un afán por ordenar
el mundo, por mantener a distancia la «angustia», aunque para ello recurra a la
aséptica objetividad del discurso científico.
Así nos encontramos que ese mito se consolida a lo largo de todo el siglo XX
pero que adquiere otro ritmo cuando a finales del mismo y de la mano de la globali-
zación se acelera hasta alcanzar los lugares más recónditos del planeta exportando
sus ideas, entre las cuales destaca la función pragmática del mito que implica que
éstos se conviertan en la base de ciertas estructuras sociales marcando una línea
genealógica para determinar quiénes pueden gobernar y quienes no. Por lo que
cumple una función legitimadora con sus creyentes y trata de herejes a aquellos que
se atreven a poner en duda sus dogmas.
La crisis ambiental, que vivimos actualmente y cuyas evidencias son cada vez
más palmarias, está fuertemente ligada a los modelos de desarrollo y a sus estructu-
ras socioeconómicas, basadas en un proyecto de producción y consumo acumulati-
vo, acrítico y sin límites, que actualmente adquiere proporciones globales y que, por
tanto, por estas mismas razones se configura fuertemente dentro de nuestro patro-
nes culturales al punto de convertirse en un problema de carácter civilizatorio.
A la exigencia de satisfacer las necesidades y aspiraciones humanas, presentes
(intrageneracionales) y futuras (intergeneracionales) con un planeta del que con-
sumimos o despilfarramos, según en qué parte de él nos encontremos, en 9 meses
lo que genera anualmente,se le suma el reto de mantener los sistemas biofísicos y
sociales sin los cuales la vida, entendida ésta como una convivencia armónica con la
naturaleza, es posible. Para ello es necesario una concepción diferente (re-
evaluación) de la vida del ser humano en tanto asunción de sus responsabilidades
cívicas en el marco de una democracia participativa que hoy por hoy no tiene unas
instituciones que posibiliten una acción global ante problemas de índole global.
Esta crisis ambiental evidencia también una carencia de herramientas político-
institucionales que impiden globalizar la política sumiendo a los sistemas políticos
democráticos en una crisis de gobernabilidad.
El planeta Tierra y la vida que en él se desarrolla tienen millones y millones de
años. La aparición de la especie humana es reciente (alrededor de 2 millones de
221
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
años). Antes de que existiera la especie humana, la Tierra tuvo muchos cambios
físicos, químicos y biológicos. Sin embargo, es a partir de la aparición del ser hu-
mano que, aunque insignificante, comienza a percibirse la huella que nuestra espe-
cie comienza a dejar en el espacio natural que habita, un espacio caracterizado por
la abundancia de unos recursos naturales que eran suficientes para satisfacer nues-
tras necesidades vitales. Adaptados a la naturaleza, supo aprovechar los beneficios
que ésta le proporcionaba. Recolectaba frutas, tubérculos y plantas silvestres, ade-
más de que en sus constantes migraciones pescaba y cazaba hasta satisfacer sus
necesidades alimenticias.
A partir del surgimiento de la agricultura, la domesticación de animales o el
perfeccionamiento de sus métodos de caza y pesca, el ser humano ha profundizado
la alteración de los procesos naturales, complejizándolos y acelerándolos. A la par
que iba creando las condiciones óptimas para la vida los cambios producidos fueron
más rápidos y graves, aunque los efectos negativos causados sobre la naturaleza
siguieran siendo intrascendentes.
En la medida en la que el hombre consiguió asegurar la sostenibilidad en el
tiempo de las distintas generaciones, se experimentó un desarrollo social que le
permitió una mejor organización, la formación de comunidades y la división del
trabajo. Ésto facilitó que la huella que el ser humano fue dejando, en un principio
casi imperceptible, comenzara a ser claramente visible en el entorno natural que
habitamos.
Asistimos por tanto a una relación dialéctica y contradictoria del ser humano
con el ambiente. Destruimos para sobrevivir por un lado, para crear vida, reprodu-
cirnos y tratar de vivir mejor por el otro.
Este impacto que el Hombre produce sobre el ambiente se “mundializa” en el
siglo XV con las aventuras colonizadoras de las potencias europeas sobre América
en primera instancia, para llegar a su consolidación sobre el resto de continentes en
el siglo XVIII y XIX con la instauración de los imperios coloniales. Teniendo como
consecuencia principal la conversión de todo el planeta en objeto de intereses de
una civilización, la occidental, que ha convertido en hegemónicos su modelo de
producción y consumo, mientras imponía las estructuras políticas y los patrones
culturales que lo legitiman (Meira Cartea, 2006).
En el aspecto cultural señalamos una primera consecuencia de cómo la Mo-
dernidad suprime otras formas de conocimiento, considerada por ella como de
marginales. El colonialismo europeo y norteamericano destruye los saberes propios
de los pueblos colonizados. Asistimos pues a un epistemicidio, concepto acuñado
primeramente por Boaventura de Souza Santos, entendido como la liquidación de
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
Para poder definir al planeta en estado de crisis ambiental existen ciertos indi-
cadores entre los cuales se encuentran:
- Deforestación de bosques: según un informe del Banco Mundial, cada
año, se pierde de 0.5 al 1% anual de la superficie forestal, y se estima que en los
próximos 50 años se perderán entre 10 al 40% de las especies por el proceso de ur-
banización, desarrollo industrial y agrícola.
- Erosión de los suelos: directamente ligada a la deforestación. Los suelos se
están agotando. Al erosionarse el suelo no retiene la humedad perdiendo nutrien-
tes. Con ello se producen menos frutos y en última instancia provoca una mayor
desertificación entendida ésta como la transformación de tierras usadas para culti-
vos o pastos en tierras desérticas o casi desérticas.
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
sinos que se vieron forzadas a abandonar el campo y sus ancestrales formas de su-
pervivencia buscando en las fábricas “mejores” condiciones de trabajo, para termi-
nar encontrando su proletarización.
Esta noción de progreso ilimitado de la cultura industrial no sería cuestionada
seriamente hasta bien entrado el siglo XX, más concretamente a partir de la publi-
cación del informe “Los límites del crecimiento” de 1972 encargado por el Club de
Roma al MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets).
Las principales conclusiones del informe fueron las siguientes:
- Primero, que los límites de crecimiento llegarían antes de un siglo, si no se
modificaban las tendencias de crecimiento de la población, la industria, la contami-
nación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales.
- Segundo, que se podían alterar estas tendencias de crecimiento con el fin de
establecer una estabilidad económica y ecológica capaz de ser sostenida en el futu-
ro.
- Tercero, que cuando antes se alteraran las tendencias, mayores serían las po-
sibilidades de éxito. Los autores exponen como una posible solución a este colapso
el "crecimiento cero" o "estado estacionario", deteniendo el crecimiento exponen-
cial de la economía y la población, de forma que el uso de los recursos naturales no
disminuyera por el crecimiento económico y de esta forma pudieran perdurar más
en el tiempo (Lobera, 2008)
Por otro lado existe otra dimensión que no puede ser ignorada. La dimensión
social que produce una creciente desigualdad social como otra manifestación de la
crisis ambiental. Desigualdad donde los «de abajo» son: pobres, enfermos, viven en
suelos erosionados, con recursos naturales depredados, con escasa agua potable,
obligados a migrar, y recibiendo la contaminación y desechos industriales de los
ricos. Concentración de riqueza y salud ambiental por un lado, y de pobreza y de-
gradación ambiental por otro, ambos fenómenos que corren de forma paralela.
En siguiente lugar es importante señalar que los métodos convencionales de
cálculo de rentabilidad económica no son adecuados para tener en cuenta la equi-
dad intergeneracional o intrageneracional, algo que es absolutamente imprescindi-
ble en un modelo de producción y consumo insostenible como el que vivimos ac-
tualmente y que evidencia las contradicciones de nuestra democracia. Por lo que es
urgente la búsqueda de un desarrollo sostenible el cual necesariamente implicaría
una gestión de los recursos naturales más equitativa con el futuro.
Algo que de tomarse en serio por parte de nuestras instituciones políticas con-
llevaría a un cambio de mirada respecto a los actuales patrones de producción y
consumo que irremediablemente conducirían a una paulatina equidad en el actual
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
reparto de ingresos y gasto que por último conduciría a una paulatina disminución
de las desigualdades sociales. Algo que de nuevo pone en tela de juicio las contra-
dicciones y el estado de nuestra democracia.
Todo ello sería el comienzo de una transición hacia una sociedad más ética en la
que nuestro estilo de vida hoy no ponga en peligro la vida de las generaciones futu-
ras. Una transición épica puesto que no se trata de cambiar tan sólo algunas de las
actuales características de nuestra forma de vivir, productivas o de consumo, sino
que se hace necesario desmontar las creencias que sustentan un mito que poco a
poco comienza a ser cuestionado ante el aluvión de evidencias ecológicas y sociales,
desastrosas e injustas todas ellas.
Es por todos conocido las diferentes posturas que dentro del Sistema Interna-
cional se adoptan respecto a la crisis ambiental global. Estas distintas apreciacio-
nes, basadas en relaciones de poder asimétricas, son las que impiden la toma de
decisiones basadas en acuerdos comunes necesarios para mitigar los efectos que la
crisis está provocando con impactos cada vez más desastrosos. Ningún actor recha-
za la urgente necesidad de alcanzar acuerdos multilaterales para solucionar los dife-
rentes problemas que exigen rápida solución pero, la verdad sea dicha, al finalizar
cada una de las Cumbres la ausencia de consenso respecto a la toma de algún tipo
de pacto es manifiesta.
Desde la primera Conferencia Mundial sobre el Clima convocada por la ONU en
1979, pasando por la creación de la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del
Desarrollo en 1983 o del Panel intergubernamental sobre Cambio Climático en
1988 que allanaron el camino para la celebración de la primera Cumbre de Medio
Ambiente y Desarrollo Sostenible realizada en Río de Janeiro en 1992, pasando por
Kyoto cinco años más tarde o la más reciente Río +20, los fracasos han sido reitera-
dos prolongando así respecto de la posibilidad de alcanzar un acuerdo eficaz para
mitigar el calentamiento global (Estenssoro Saavedra, 2010)
Por lo que se manifiesta que más allá de las evidencias científicas nos encon-
tramos con una serie de problemas con causas sociales que requieren soluciones de
carácter político. Al respecto Beck ha señalado que "con el discurso ecológico se
experimenta todos los días el fin de la política exterior, el fin de los asuntos internos
de otro país, o sea, el fin de los llamados Estados nacionales" (citado en Estenssoro
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La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
Saavedra, 2010). Por lo que nos encontramos con problemas globales que sobrepa-
san las lógicas de resolución locales y la soberanía de los estado-nación.
Unos estados-nación que toman sus decisiones políticas bajo la lógica del corto
plazo marcadas por el ciclo electoral. Algo absolutamente ineficiente a la hora de
afrontar problemas del calado como al que nos enfrentamos como el cambio climá-
tico.
El nivel global del problema hace que esta reforma deba aplicarse en todos los
países para que sea efectiva, de esta forma se evita que algunos pongan en peligro la
sostenibilidad global. Unas políticas comunes a nivel global significan que debe ha-
ber una gobernanza común al mismo nivel. Estas políticas deben marcar la necesa-
ria unidad de acción global y para eso se debe disponer de un sistema de institucio-
nes que tenga un mandato claro y contabilizable. Es necesaria, consecuentemente,
más que nunca la creación de una institución supranacional que controle y gestione
el cumplimiento del requisito de sostenibilidad a escala global.
En todo caso, esta institución resultante ya sea bajo el marco de la Organización
de las Naciones Unidas o uno nuevo, debería tener su referente en los distintos paí-
ses y regiones, cuyas funciones serían las siguientes:
- Controlar las distintas variables relativas a la sostenibilidad: elaboración y
control de los indicadores físicos, biológicos, ecológicos, médicos, económicos u
otros relativos a la sostenibilidad.
- Actuar a favor de los derechos de las GGFF: debe vigilar que los agentes eco-
nómicos sigan prácticas de evaluación y gestión sostenibles.
- Incentivar y financiar el paso a prácticas sostenibles: la nueva institución debe
tener la capacidad de crear los incentivos necesarios para que se produzca el paso a
prácticas sostenibles (Padilla, 1999).
La gravedad de los problemas ambientales globales hace necesaria la adopción
urgente de compromisos internacionales en tal sentido. No obstante, la situación
actual dista notablemente del escenario recomendado. Y estos compromisos debe-
rían ser el comienzo de una transición hacia un modelo que todavía está por definir.
Es un camino desconocido del que apenas estamos empezando a vislumbrar algu-
nos pasos que deberían llevarnos hacia lo que algunos autores denominan como
una sociedad en decrecimiento, es decir, hacia la desconstrucción de la economía en
pos de un mundo sustentable. Sin embargo, el decrecimiento a pesar de ser necesa-
rio no es suficiente. Como ya advertimos anteriormente el mito del crecimiento y el
progreso sin fin está fuertemente instaurado en nuestras conciencias por lo que la
abstinencia o la frugalidad no van a resultar aceptables.
228
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
229
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
6. Conclusiones preliminares.
230
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
231
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
232
La persistencia del Mito en la modernidad y la necesaria construcción… ∙ PACO SEMPERE
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Climático.
235
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
CARMINA SHAPIRO
[email protected]
Facultad de Humanidades y Artes – UNR
Resumen
El positivismo se caracterizó comúnmente por presentar una visión de progreso
ilimitado, consecuencia de la confianza en el desarrollo de la técnica, inspirada por
las revoluciones industriales. La eficacia de esta visión del mundo produjo una ex-
pansión simbólica que llevó a que se pretendieran explicar variadísimos fenómenos
haciendo uso de las mismas herramientas conceptuales, desde la físico-química de
los elementos hasta la psicología de los pueblos.
En este trabajo veremos cómo Carlos Octavio Bunge realiza un diagnóstico y explica
la idiosincrasia del hombre latinoamericano, desde su perspectiva tan inferior a los
ejemplares humanos europeos o norteamericanos. El planteo que hace C. O. Bunge
se puede encuadrar en el determinismo biológico, siendo un exponente particular
de aquellas visiones que encontraban en las condiciones climáticas y geográficas las
causas de las personalidades culturales. Para él clima y geografía son condicionan-
tes importantes, pero las diferencias fundamentales se dan en los cruces de “razas”.
Así, lo que diferencia a los hombres de Europa y Norteamérica de aquellos de Lati-
noamérica es su linaje genético. En los primeros el cruce genético dio por resultado
la excelencia, mientras que en los segundos dio por resultado la decadencia. De esta
manera, resultan fundamentales los conceptos de mestizaje, hibridación, atavismo,
y la idea de fatalismo geográfico y psíquico para comprender su planteo. El objeti-
vo de esta ponencia será mostrar algunos problemas argumentativos que surgen de
esta concepción, analizando como ejemplo las consecuencias que produce en el ám-
bito educativo.
236
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
Introducción
237
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
to de “infancia”. Así, los exploradores europeos decidieron que hallaban en las “tri-
bus” americanas y africanas la niñez de su presente. En otras palabras, esas tribus
eran consideradas la versión primitiva de aquello que, una vez desplegada su si-
miente, se convertiría en el espíritu europeo, avanzado, civilizado, científico.
La visión de Carlos Octavio Bunge se inscribe en este esquema. Pero, antes de
analizar su planteo, es necesario abordar un elemento teórico más, en función de
comprender las premisas básicas que él mismo formula. Para eso estableceremos
un acuerdo muy general acerca de lo que consideraremos determinismo biológico.
La visión del mundo que surgió junto a la consolidación del modo de produc-
ción capitalista, estuvo fuertemente marcada por el mecanicismo. Pecando de caer
en una generalización algo inexacta, cabe afirmar que el mecanicismo se posiciona
en tensión con aquellas concepciones de la naturaleza atravesadas por la teología
tradicional. A grandes rasgos, la concepción mecanicista prescinde de toda acción
divina en las ocurrencias de los fenómenos físicos o naturales. Suele mencionarse a
este respecto una analogía que compara el funcionamiento de la naturaleza con el
de un reloj, en el que la activación de un mecanismo produce la activación de otro,
correlacionándose y funcionando autónomamente. Esta idea resultó muy fructífera
para investigar los fenómenos de la naturaleza en las incipientes matemáticas, as-
tronomía y física modernas. La confianza en el método científico, tan propia de la
época, significó que para una investigación fuera tomada por conocimiento científi-
co, debiera adecuarse a los supuestos metafísicos y metodológicos propios de aque-
llas ciencias que tanto habían crecido aplicándolos. Así fue como se pretendieron
explicar variadísimos fenómenos haciendo uso de las mismas herramientas teóri-
cas, desde la físico-química de los elementos hasta la psicología de los pueblos.
Se pretendió, entonces, establecer una relación fija, al modo de una ley univer-
sal, entre las condiciones climáticas y geográficas y el carácter de los pueblos, como
si las primeras fueran la causa mecánica y determinante de los rasgos culturales.
Desde este punto de vista sostendremos que el determinismo biológico afirma que
la carga genética, seleccionada y determinada por el medio ambiente, antecede,
condiciona y determina el perfil psicológico de los pueblos. Si bien en el momento
en que Bunge escribía, a principios del siglo XX, no se conocía el genoma humano,
es posible hablar de carga genética en la medida en que se reconocían y categoriza-
ban “razas” con ciertas características fenotípicas. Esas razas se suponían diferen-
ciadas por las condiciones ambientales. Y según esta interpretación determinista,
las razas también se pueden reconocer y clasificar por sus características psicológi-
cas. Es este el otro gran supuesto que sustenta la reflexión bungiana.
238
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
“la biología nos suministra dos o tres principios generales aplicables a todas las ca s-
tas, variedades y especies: el atavismo en el mestizaje, y la correlación de los carac-
teres somáticos y psíquicos. [...] Aplicado este criterio a las razas humanas, llega-
1. BUNGE, CARLOS OCTAVIO. Nuestra América. Ensayo de psicología social. Colección La Cultura Argen-
tina Ed. C. Vaccaro. Buenos Aires. 1918. Versión digitalizada. Pág. 76.
239
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
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El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
“Quien recoge el oro a manos llenas como un tributo que le debe la naturaleza, lu e-
go lo desparramará también a manos llenas para los hombres le rindan a su vez tri-
buto. De ahí que jamás fuera la codicia española espíritu práctico, comercial, pr o-
ductivo y ahorrativo, antes bien una prodigalidad invertida, una prodigalidad de
adquisición.”4
Según Bunge, la misma arrogancia que mueve a los españoles a llenarse de lujos
que los distinguen del vulgo, esa misma arrogancia los mueve a repartirlos para ser
241
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
alabados. De este modo, la arrogancia que logra la riqueza trae como propio efecto
económico la miseria, de la cual la degeneración del pueblo representa el efecto an-
tropológico.
En cuanto a los indios americanos, Bunge sostiene que su inferioridad fue con-
vertida en condena al ser conquistados y pulverizados sus imperios, dando los colo-
nizadores comienzo a la magna tarea de explotar las incalculables riquezas de las
Indias Occidentales. El trabajo era considerado indigno del hombre libre por los
hidalgos españoles, quienes, en consecuencia, esclavizaron a los indios, cargándolos
de cadenas y obligándolos a explotar minas y cultivar la tierra para el solo provecho
de los conquistadores5.
Quedaron, así, los indios en condición de bestias, leños y piedras, y, en su trato,
los conquistadores conciliaron cómodamente los dictados de su conciencia con los
desmanes de su codicia y hasta de su lujuria. En este estado de cosas, no faltó un
espíritu noble que se condoliera por tantas maldades a los indios, como fray Barto-
lomé de las Casas, y se autorizó entonces, la trata de negros. Supuesto contrapunto
humanitario, esta nueva venta de carne humana, por violenta que fuera, pretendía
ser menos cruel, y, sobre todo, más eficaz que la caza de indios, por la mayor resis-
tencia física de los negros. Sin embargo, Bunge la considera una idea funesta, pues-
to que con ella se lega un mestizaje más para el futuro de Hispano América, sin si-
quiera representar una mejora material para los indios.
Asimismo, América ya se encontraba poblada por débiles y resignadas tribus
aborígenes, gente triste según Bunge. Agrega más adelante en su ensayo que la Ale-
gría es hija de la Libertad; y a su vez la Libertad es hija del Individualismo y la Dis-
ciplina6. Con estas reflexiones Bunge está indirectamente afirmando de los aboríge-
nes que son lisonjeros, son sometidos al grupo, no son libres ni pueden, por lo
tanto, poseer alegría. La Tristeza era así una condición general de las razas aboríge-
nes: un rasgoprincipalde su psicología, corolario de su Fatalismo y su Venganza.
La conquista no significó un cambio de este espíritu, puesto que no era tampoco
alegre la misma raza conquistadora. La vieja risa goda se había apagado para siem-
pre con las libertades comunales, con los últimos fuegos de las libertades hispáni-
cas, en los labios de Padilla y de Lanuza. El pueblo Inquisidor por excelencia, el del
Escorial, el que artillaba la Invencible Armada y los ejércitos del duque de Alba,
sostiene Bunge, no era un país sonriente. Un puñado de intrépidos aventureros so-
metió fácil y tranquilamente a los indios americanos porque representaba, para sus
melancólicas imaginaciones, la fatalidad. Dice Bunge al respecto:
242
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
“Es que la sangre africana entronca admirablemente con la española, al menos con
la de los españoles del Sud, porque como he dicho, según enseñan los modernos a n-
tropólogos, los iberos primitivos fueron en parte inmigrados de África, fueron
afroeuropeos. De ahí ciertas afinidades que dan carácter a la mezcla. No así la de
hispanos e indios, pues éstos descienden de un tronco probablemente aislado desde
el período cuaternario. Por ello podría llamarse al cruce hispanonegro, simple mes-
tizaje; al hispanoindio o afroindio, verdadera hibridación. Y cuando intervienen los
tres elementos -indígena, español y negro-, el hibridismo es tal, que la degeneración
será casi siempre su consecuencia inmediata, hasta la disolución de la falsaespe-
cie...”8
243
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
Esquema que brinda el mismo Bunge para explicar la dinámica de carácter, con algunos agregados para
favorecer la explicación
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El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
Este uso de la mentira se contrapone al uso europeo, cristiano, activo, del Ser.
Por tanto, se vuelve inseparable del carácter triste, ya que la melancolía y el suave
desgano consumen todas las energías, sin que quede ninguna para reír.
La arrogancia española, al trocarse en criolla, pierde los frenos medievales y re-
ligiosos que antes le morigeraban y contenían, y se hace una idea fuerza social de
incontrastable violencia: llega a generar una egolatría o autolatríadesesperada,
anárquica, disolvente. Según Bunge esto se traduce en que en las áreas rurales cada
cual se pone sobre la ley, no respetando normas ni autoridades; y en que en las ciu-
dades, suele hallarse un agudo donjuanismo, envidioso y difamador10.Es a su vez, la
atribución de una superioridad indeleble o innata, infusa, inspirada, obtenida por
obra y gracia del Espíritu Santo, sin esfuerzos, sin trabajo. Es el boato que da pres-
tigio a la psicología de los que, sin valer por sus propios méritos, se valen de los aje-
nos. El esquema cierra a la perfección cuando Bunge corola la descripción diciendo
que la Arrogancia es el orgullo de la pereza.
Sin embargo, el carácter argentino no se halla definido, siendo todavía una ne-
bulosa. El genio criollo tiene sobre el europeo la inaccesible superioridad de una
inocente ausencia de dolorosas pasiones tradicionales y de egoístas prejuicios. Bun-
ge sostiene que es “un río de metal en fusión”, y el escultor, construyendo sus mol-
des, puede darle todavía una suprema belleza que jamás vieron los siglos11.
Como veíamos más arriba, para Bunge las causas primeras de los rasgos psico-
fisiológicos se hallan en el medio ambiente de vida.Bunge presenta dos explicacio-
nes de la pereza, una económica y otra psicofisiológica, y a través de ellas llega a la
solución que propone. Expondremos a continuación un fragmento original que, a
pesar de estar reducido, es algo extenso. Creemos que se podrá apreciar el valor de
conservar la literalidad del autor.
245
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
nosotros hay algo que quiere, que puede querer; y que este algo, ilusorio o verdade-
ro, ‘puede querer’ mejorarnos... [...] Ante todo, ¡trabajemos! Ante todo, sobre todo,
por todo, ¡trabajemos! Y no me objetéis que decir que trabaje a un indolente es co-
mo decir a un enfermo que tenga salud... [...] a un enfermo puede decírsele ‘que
tenga salud’, prescribiéndole un régimen adecuado de vida, una acertada terapéut i-
ca. [...] Uno de los primeros si no el primer índice de civilización es, hoy por hoy, la
riqueza... La civilización es la riqueza, la riqueza es el trabajo, el trabajo es el frío.
Luego, el frío, mientras no anonade como en Laponia, ¡es la civilización!... Con e s-
tas premisas, el mal, nuestro mal, ¿es curable? ¡No podemos cambiar el clima ni la
sangre!... [...] Y con todo, el mal, nuestro mal, ¡no debe ser incurable! [...] No hallo,
pues, sino un remedio, un solo remedio contra nuestras calamidades: la Cultura, al-
canzar la más alta cultura de los pueblos europeos... ¿Cómo? Por el Trabajo. [...]
Nunca nos será dado trocar nuestra sangre, ni nuestra historia, ni nuestro clima;
pero sí podemos europeizar nuestras ideas, sentimientos, pasiones... [...] Por tanto,
mi Fórmula de la Regeneración puede bien conceptuarse ésta: La Cultura por el
Trabajo, la división del trabajo por la Modestia, el estímulo del trabajo por la Ale-
gría.Sólo así nos haremos nuestro sitio en la civilización europea, en la civilización
universal...”12
“las desigualdades en las condiciones para aprender se transforman, por una suerte
de alquimia social, en déficits de inteligencia o aptitud.” 14
12. Ibíd. Pág. 158-161. Valga aclarar que los puntos suspensivos que no están entre corchetes son del
escrito original del autor.
13. Cf. Kaplan, Carina y Ferrero, Federico. (2003) “Los ganadores y los perdedores. Un examen de la
noción de talentos naturales asociada con el éxito o fracaso escolar” (págs. 121-136) en Educación,
Lenguaje y Sociedad, Vol. I N° 1. ISSN 1668-4753. Pág. 122-123.
14. Ibíd. Pág. 126.
246
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
Cierre
247
El mestizaje latinoamericano explicado desde el decadentismo… ∙ CARMINA SHAPIRO
Bibliografía
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Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
Resumen
En el presente trabajo exploraremos las posibles compatibilidades que pueden pre-
sentarse entre la crítica en sentido técnico filosófico y la genealogía en Michel Fou-
cault. Analizaremos como estos modos de investigación y reflexión pueden ser apl i-
cados al campo de la Filosofía del Derecho. Nos interesa sostener que ambos
conceptos se constituyen en herramientas fundamentales para un estudio situado
históricamente y consiente de los procesos políticos que rodean todo fenómeno s o-
cial, pero que es particularmente relevante al momento del análisis de los institutos
jurídicos. El trabajo tendrá una introducción a los conceptos de “genealogía” y “crí-
tica” y luego se enfocará en caracterizarlos, mostrando las compatibilidades y dif e-
rencias que hemos podido encontrar a partir de este estudio. Luego nos centrare-
mos en ensayar cómo podría realizarse un estudio de los institutos jurídicos desde
esta perspectiva y cuáles serían sus aportes para el campo de la filosofía del dere-
cho.
249
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
Introducción
A lo largo del trabajo realizaremos un recorrido que propone delimitar los con-
ceptos de “crítica” y “genealogía”. Para ello nos hemos centrado principalmente en
la tesis doctoral de Reinhart Koselleck “Crítica y Crisis. Un estudio sobre la patogé-
nesis del mundo burgués” publicada en 1959 y el texto “Nietzsche, la genealogía, la
historia” de Michel Foucault. Ciertamente siempre es posible realizar otros recortes,
sin embargo por la especificidad, claridad y seriedad de los mismos es que los he-
mos seleccionado para la elaboración de este trabajo, el cual por supuesto no agota
el tema sino que lo introduce para posibles estudios posteriores.
En un segundo momento del trabajo mostraremos posibles compatibilidades
entre la crítica y la genealogía y ensayaremos posibilidades en el uso de estas he-
rramientas para el estudio de la Filosofía del Derecho en relación al análisis de los
institutos jurídicos explicitando los posibles aportes que estas proveen.
Este trabajo ha sido realizado en el contexto de la beca UBACyT de Maestría
“Hacia una crítica de la "genealogía" y una genealogía de la "crítica".” que se enmar-
ca en el proyecto UBACyT 2015-2017 “Implicancias recíprocas de la crítica jurídica
y la teoría del Estado. Un aporte epistemológico desde el anarquismo.”
Crítica
Durante los siglos XVIII y XIX se desarrollaron las ciencias en su sentido ac-
tual, como un discurso pretendidamente a valorativo, fundado empíricamente y con
pretensiones explicativas generales. Este período se caracterizó por desarrollar una
conciencia histórica que se expresa de dos formas.1
Por un lado Koselleck entiende que desde la sociedad civil burguesa se generó
una filosofía del progreso. Esta filosofía entendía que la humanidad debía ser en-
caminada hacia un futuro mejor, de paz, cuyo epicentro era Europa.2
Por otro lado se sostiene que toda teoría es condicionada por su contexto histó-
rico, lo que realza lo contingente de todo proceso.
Estas dos ideas aparecen entrelazadas, tensionadas entre sí, entre lo universal
racional y el particularismo histórico.
Es posible afirmar que es a partir de este juego que surge la crítica en los térmi-
nos en los cuales hoy la entendemos.3
1. D´Auria, A. (2015:35) Teoría y Crítica del Estado. Eudeba. Ciudad de Buenos Aires.
2. Koselleck, R. (2007:25) Crítica y Crisis. Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués. En Co-
lección Estructuras y procesos. Serien Ciencias Sociales. Editorial Trotta. Madrid.
250
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
3. D´Auria, A. (2015:25) Teoría y Crítica del Estado. Eudeba. Ciudad de Buenos Aires.
4. Koselleck, R. (2007: 98) Crítica y Crisis. Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués. En Co-
lección Estructuras y procesos. Serien Ciencias Sociales. Editorial Trotta. Madrid.
5. Idem. Pg 93.
6. Idem. Pg. 174.
7. Idem. Pg. 99.
8. Koselleck, R. (2007: 158) Crítica y Crisis. Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués. En
Colección Estructuras y procesos. Serien Ciencias Sociales. Editorial Trotta. Madrid.
9. Idem. Pg. 97.
10. Idem. Pg. 99.
11. Idem. Pg. 100.
251
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
Koselleck señala que en este actuar cada vez que se desenmascara, surgen nue-
vas circustancias suceptibles de ser criticadas, y que entonces se inventan métodos
cada vez precisos que a su vez identificaran nuevos inconvenientes.
Los ilustrados en su función crítica desenmascaran y ponen en evidencia, sin
embargo el autor entiende que el ejercicio constante de este actuar disuelve el con-
tenido propio de lo desenmascarado.12
Progreso y crítica se encontrarían íntimamente relacionados, incluso en los ca-
sos en los que esta es entendida como un camino de destrucción o como decaden-
cia.13
Brevmente entonces el concepto de crítica puede ser delimitado como lo hace
D´Auria quien indica que en un sentido técnico filosófico designa un modo particu-
lar de reflexión o de investigación orientado a evidenciar los supuestos, condiciones
de posibilidad o prejuicios en que se apoya un determinado discurso, teoría, con-
cepción o modo de pensar; es decir: en términos filosóficos, hacer “crítica” es poner
en evidencia –demostrar- los condicionamientos históricos, sociales y contingentes
de un determinado modo de pensar, lo que implica relativizar su validez14.
Genealogía
252
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
18. Idem.
19. Idem.
20. D´Auria, A. (2015) Teoría y Crítica del Estado. Eudeba. Ciudad de Buenos Aires.
21. Foucault, M. (2004), Nietzsche, la genealogía, la historia. Pre-textos, Valencia.
22. Idem.
253
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
Compatibilidades y diferencias
Si bien somos consientes de que existe una tensión entre “Crítica” y “Genealo-
gía” en tanto al igual que existe una tensión entre progreso y particularismo, cree-
mos que es posible encontrar diversos puntos que ambas perspectivas tienen en
común.
Ambos son modos de pensar y de observar lo que las disciplinas producen como
saber. Buscan poner en evidencia los puntos ciegos de las teorías, los implícitos, los
silencios que resultan funcionales al sostenimiento de las relaciones imperantes de
poder.
Las dos buscan desterrar los presupuestos metafísicos y la transhistoricidad e
universalidad tan sostenidas por algunas teorías, mostrando también la imposibili-
dad de la neutralidad en el saber. Y es que ambas posiciones revelan las relaciones
de saber-poder.
Si retomamos el último párrafo anterior a este apartado y sostenemos que esto
es así, tanto la crítica desde la perspectiva de Koselleck (la cual se pretende a políti-
ca, pero esto no sería más que una pretensión) como la genealogía coincidirían en
un punto central, es decir, en que si bien ambos son métodos científicos a su vez no
es posible que renuncien completamente a implicar una decisión política.
Por último como acertadamente ha indicado D´Auria, Michel Foucault en su
obra pretende poner en duda toda racionalidad, relativizándola, y teorizando en-
tonces sobre racionalidades. Entendemos que la genealogía como es utilizada por el
254
Crítica y genealogía: Aportes al campo de la filosofía del Derecho ∙ SOFÍA ANAHÍ AGUILAR
autor va en la misma dirección. No pareciera sin embargo que la Crítica tuviera esta
pretensión tan amplia, y en esto se distanciarían.
Conclusiones
Bibliografía
D´Auria, A. (2015) Teoría y Crítica del Estado. Eudeba. Ciudad de Buenos Aires.
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En Colección Estructuras y procesos. Serien Ciencias Sociales. Editorial Trotta. Madrid.
Bibliografía consultada
255
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
Resumen:
La teoría pura del derecho de Kelsen ha subsumido el concepto de Estado en el de
orden jurídico, emparentando ambos entes desde el plano del conocimiento. Tal
construcción intelectual opera gnoseológicamente como un punto de partida para
abordar el objeto de estudio del derecho positivo. Para dotar de consistencia lógica
y coherencia explicativa a las premisas de la epistemología kelseniana era menester
sostener que la deposición de un orden jurídico por obra de un hecho revolucion a-
rio o golpe de gobierno, implicaba la creación de un nuevo orden jurídico que debe-
ría asimismo contener como supuesto cognitivo, otra norma fundante básica capaz
de comprender la unidad normativa del sistema legal. Este ensayo pretende demo s-
trar la relatividad de tal aseveración, puesto que las ideas de Kelsen en el particular
ponen en tela de juicio la identidad planteada por su propia teoría, entre Estado y
orden jurídico. Los momentos de crisis institucionales o de anormalidad plantean
un problema concerniente a determinar si existe o no una relación de continuidad o
discontinuidad estatal respecto de un orden jurídico perimido y otro novedoso. Los
problemas lógicos y concretos que surgen en virtud de los casos límites (guerra,
ocupación, revolución o golpe, interrupción temporal de la vigencia de la ley, sece-
sión, rupturas varias) en torno a la normalidad o desgracia de un orden constituido,
ponen en evidencia que la asimilación de los conceptos de Estado y derecho posit i-
vo, carece de la confiabilidad suficiente para encasillarla en los patrones de l as ver-
dades científicas e inconmovibles. El trabajo propone una perspectiva diferente p a-
ra captar el sentido de las contingencias entre Estado y orden normativo que no
depende de la teoría pura del derecho, sino del método de comprensión histórico de
tipo realista.
256
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
1. Entiéndase por críticas, algunas observaciones que marcarían algunas tensiones o incongruencias en
el pensamiento científico kelseniano sobre el tema de la unidad de la ciencia del derecho.
257
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
Sin perjuicio de los matices que envuelven toda la inmensa obra de Kelsen des-
de sus “Hauptprobleme2” de 1911 hasta su Teoría General de las Normas3, algunas
de sus ideas se han mantenido inconmovibles en el transcurso de su producción
intelectual. Entre las certezas que patentó como premisas lógico-epistemológicas
indispensables para precisar el objeto de estudio de la ciencia jurídica, a la sazón, el
derecho positivo entendido como sistema normativo, apoyó su construcción cogni-
tiva, no en la verificación de ciertos hechos dados en el plano de la realidad jurídica
o política, sino en ciertas ideaciones del conocimiento adoptadas de antemano por
el propio investigador.
La principal noción cognitiva propuesta, presupone la creación intelectual de
una norma básica fundante (“Grundnorm”), cuya función central reside en proyec-
tar desde la ciencia jurídica la identificación precisa de su objeto de estudio, a tra-
vés de la búsqueda de hallazgo de la validez de todo sistema normativo que podría
resumirse en la siguiente expresión emblemática: existe una norma básica fundante
(presupuesta como herramienta metodológica que abre el camino tanto a la unidad
del objeto de la ciencia legal y a la unidad del propio orden jurídico), que preconci-
be que debe suponerse y aceptarse como válida la primera constitución de un orde-
namiento jurídico o el dictado del primer legislador o el primer mandamiento de
dónde todos los demás se desprenden formalmente de manera jerárquica. Decía
Kelsen:
258
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
gico-jurídico, pues sobre dicha norma se basa el primer acto legislativo no determ i-
nado por ninguna norma superior de derecho positivo. 4”
Quiere decir esto que ante la pregunta de por qué es válida una sentencia judi-
cial debe argüirse que dicha norma individual ha sido dictada conforme a derecho
en cumplimiento de otro mandato legal supra-ordenado, como una norma general
(una ley penal, por ejemplo) y que ésta a su vez fue dictada por orden del texto
constitucional, que a su vez, es producto de otra reforma constitucional realizada
por la manera dispuesta en la anterior constitución y así hasta una cadena de ante-
cedentes que desembocan en una hipótesis del conocimiento que reposa en la cons-
trucción cognitiva del jurista: debe suponerse hipotéticamente (y no demostrarse
empíricamente) la creación de una norma no positiva, sino lógica-formal, que justi-
fique toda la creación del orden jurídico positivo y el modo de producción de ese
derecho positivo, independientemente del contenido que tenga la legislación crea-
da5. De aquí que todo sistema normativo creado a la luz de las pautas de una pro-
ducción del derecho prefijada por el propio ordenamiento que se sustenta en la
Grundnorm, se convierte en derecho de manera inexorable al margen de su conte-
nido. El procedimiento de la producción jurídica conforme a lo normado es lo que
hace válido al sistema legal y no el contenido de la ley, que no puede desprenderse
de la gran norma, salvo para los ius-naturalistas.
En palabras del propio Kelsen se sigue que:
4. KELSEN, HANS: “Teoría general del Estado”, Coyoacán, México, 2005, p. 325-326. La primera edición
alemana data del año 1925.
5. Se nota en el punto la influencia gnoseológica kantiana de la razón crítica. El propio Kelsen dijo: “La
norma básica fundante, tal como es representada por la ciencia del derecho, cabe recurrir per analogiam
a un concepto de la teoría kantiana del conocimiento, como la condición lógico-trascendental de esa
interpretación. Así como Kant se pregunta cómo es posible una interpretación, libre de toda metafísica
de los hechos dados a nuestros sentidos en las leyes naturales formuladas por la ciencia natural, la teo-
ría pura del derecho pregunta: ¿Cómo es posible una interpretación, que no eche mano de autoridades
meta-jurídicas, como dios o la naturaleza, del sentido subjetivo de ciertos hechos, como un sistema de
normas válidas objetivamente describibles en enunciados jurídicos? La respuesta gnoseológica de la
teoría pura del derecho es: bajo condición de que se proponga la norma básica fundante “Uno debe
comportarse como la constitución lo prescribe”. Kelsen, H. Teoría pura del derecho (1960), p. 209-210.
Sampay reprochaba tal actitud ya que pregonaba moralmente lo que Kelsen entendía como un sistema
normativo de validez estático y cerrado, basado en una última autoridad normativa (para Sampay, Dios)
que justifica toda creación (y a su vez, todo contenido) del derecho infra-ordenado. Para un ius-
naturalista como Sampay, la Grundnorm kelseniana además de una herejía teológica era una contradic-
ción lógica puesto que un sistema normativo (insisto que para Sampay la validez del sistema era cerra-
da), debe tener como última instancia de justificación una norma imperativa y no una norma supuesta
de carácter hipotética en sentido lógico-trascendental. Ver, SAMPAY, ARTURO: “Introducción a la teoría
del Estado”, Politeia, Bs. As., 1951, p. 136. Para una crítica epistemológica de las funciones de la norma
fundamental kelseniana y su comparación con las posibilidades ontológicas de la ciencia jurídica formal,
ver: VERNENGO, ROBERTO: “La función sistemática de la norma fundamental”, en Revista Jurídica de
Buenos Aires, Vol. I-II, Bs. As., 1960, p. 207-225.
259
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
de acuerdo con la norma básica. A la pregunta de por qué tiene carácter jurídico
cierto acto de coacción, por ejemplo: el hecho de que un individuo prive a otro de su
libertad metiéndolo en la cárcel, hay que contestar: porque tal acto ha sido pre s-
cripto por una norma individualizada, la sentencia judicial. A la pregunta de por
qué esta norma individualizada vale como parte de un determinado orden jurídico,
se contesta diciendo: porque ha sido creada de conformidad con la ley penal. Esta
ley, por último, deriva su validez de la Constitución, en cuanto ha sido establecida
por un órgano competente, en la forma prescripta por la misma Constitución. Si in-
quirimos por qué la constitución es válida, tal vez encontremos su fundamento de
validez en una constitución más antigua. Llegaremos finalmente a una constitución
que es históricamente la primera y que fue establecida por algún usurpador o por
alguna especie de asamblea. La validez de esta primera constitución es el supuesto
último, el postulado final de donde depende la validez de todas las normas de nue s-
tro sistema jurídico. Se prescribe que debe uno conducirse en la forma en que lo or-
denaron el individuo o los individuos que establecieron la primera Constitución.
Esta es la norma fundamental del orden jurídico en cuestión 6. El documento que
encierra la primera constitución es una constitución verdadera, una norma oblig a-
toria, sólo a condición de que la norma básica se suponga válida7.”
Desde estas premisas epistemológicas8, Kelsen dio marco a su teoría pura con la
intención de desterrar otros problemas que a su tenor abrigaba la ciencia jurídica
de entonces: las infiltraciones perjudiciales de la política, la religión y/o la metafí-
sica en el estudio del derecho y dos dualidades conceptuales perniciosas a su crite-
rio, que frenaban el avance científico de la disciplina: la dicotomía derecho positivo-
derecho natural y la diferenciación de los entes Estado y Derecho como entidades
distintas del conocimiento jurídico. Ambas construcciones para él, eran consecuen-
cia de las mismas filtraciones políticas o religiosas que teñían de contaminación la
epistemología jurídica que debía propender hacia un relativismo axiológico para
alcanzar el verdadero estatus de ciencia.
Las críticas de Kelsen hacia la doctrina del derecho natural son notoriamente
conocidas9. En este caso centraré mi indagación sobre el rechazo kelseniano hacia
6. Quede claro que no es la primera constitución la norma básica, sino la suposición de que esa primera
constitución debe ser válida. Siempre la construcción de la validez última del orden legal es una suposi-
ción lógica del sujeto cognoscente.
7. KELSEN, HANS: “Teoría general del derecho y del Estado”, Imprenta Universitaria, México, 1949. P.
118-119.
8. Postulados que introduce el sujeto cognoscente desde su actividad científica.
9. En toda su obra se manifiesta ese rechazo a la aceptación de las dos esferas del derecho: la natural y
la positiva. Para Kelsen el derecho natural no es científico, sino simplemente metafísica o ideología polí-
tica. Para Kelsen el único derecho científicamente abordable es el positivo y como tal, solo el derecho
positivo debe ser objeto del conocimiento para el jurista. Si bien en toda su obra se expresa una clara
260
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
política de lucha contra las corrientes iusnaturalistas, el planteo del problema que apareja la dualidad
derecho natural-derecho positivo es expresamente tratada en KELSEN, HANS, “Teoría general del dere-
cho y del Estado”, op. cit. p. 12-13. A mayor abundamiento: “La doctrina del derecho natural ante el
tribunal de la ciencia” en KELSEN, HANS: “Qué es justicia”, Planeta-Agostini, Bs. As., 1993, p. 64-112.
También puede leerse: KELSEN, HANS: “La idea del derecho natural y otros ensayos”, Losada, Bs. As.,
1946.
10. En su Teoría General del Estado de 1925 (para mí, su mejor obra en esa línea) Kelsen decía dirigir
su atención a la teoría tradicional predominante y citaba a Gerber, Bluntschli, Laband, Rehm, Otto Ma-
yer, Gierke, Fleiner, Hatschek, Richard Schmidt y principalmente Walter y sobre todo Georg Jellinek, a
quien le endilgaba el mote de: “mi inolvidable maestro”. Muy por el contrario, en su libro de memorias
mantuvo un recuerdo negativo de Jellinek, puesto que lo consideraba un pedante y hasta confesó arre-
pentirse de haber cursado sus estudios superiores de doctorado en el seminario de Jellinek- tutor de
tesis de Kelsen- y de no haber realizado sus estudios de posgrado en los seminarios que por esa época
dictaba en Heildelberg, Max Weber, a quien Kelsen admiraba. No obstante la influencia de Weber en
Kelsen, el jurista de Viena no vaciló en desterrar la idea de sociología comprensiva de la ciencia jurídica.
Inclusive tiene un escrito expreso inspirado en esa finalidad. KELSEN, HANS: “El concepto de Estado de
la sociología comprensiva”, en CORREAS, OSCAR (compilador): “El otro Kelsen”, UNAM, México, 1989; y
KELSEN, HANS: “Autobiografía”, Universidad Externado de Colombia, 2008.
261
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
básicos de esta ciencia: El Estado es, de un lado, una construcción social, y de otro,
una institución jurídica. Conforme a esto: divídase la doctrina del Estado en doctr i-
na social y doctrina jurídica del Estado. Por consiguiente, la doctrina general del
Estado abarca: la doctrina general sociológica del Estado (Allgemeine Sociallehre
des Staates) y la doctrina general del derecho público (Allgemeine Staatsrechtsle h-
re)…El derecho es sin duda uno de los más importantes aspectos de éste; no hay Es-
tado posible sin derecho; pero es falta grave, identificar la doctrina del Estado con
la doctrina jurídica del mismo… Una vez comprendida esta distinción y el enlace
general entre ambos ordenes de fenómenos cuyo conjunto constituye la doctrina
Estado, desaparece un error fecundo en consecuencias, a saber: que la única expli-
cación justa, exacta del Estado, es la sociológica, la histórica, la política, en una p a-
labra, la no jurídica: o la opinión opuesta; que sólo el jurista puede descifrar m e-
diante sus métodos, los enigmas que están enlazados con la vida del Estado. Para
investigar con fruto el problema jurídico del Estado es del mayor interés conocer el
enlace de la doctrina social con la doctrina jurídica. El fundamento de todo conoc i-
miento teórico del Estado lo forma una doctrina general del mismo, y cualquie r in-
vestigación que no descanse en este fundamento general habrá de llegar a resulta-
dos incompletos o inexactos11.
Jellinek admite la diferencia entre política y derecho, pero dada su actitud me-
todológica dualista y omnicomprensiva, agregaba:
11. JELLINEK, GEORG: “Teoría general del Estado”, FCE, México, 2000. P. 61-62.
12. JELLINEK, G: op. cit. p. 65.
13. Detrás de esta posición “metodológica o epistemológica”, también existe una decisión de instrumen-
tar la ciencia jurídica de modo tal, que no es difícil traducir una clara tendencia política en sus pretenso-
res. La presunta neutralidad científica marca una actitud política del investigador frente a la ciencia y
frente al resto de la comunidad científica y política. Dicha postura sirve sobre todo para adjudicarse la
última y reveladora palabra que claudica una discusión política en sí misma. Efectivamente, cuando uno
se auto-proclama científico y se auto-adjudica una verdad científica cual una revelación religiosa, pone
en otro canal de comunicación o niega de hecho la validez del interlocutor por no ser científico o por ser
meramente político. Esta crítica fue deslizada expresamente por Carl Schmitt contra Kelsen en su obra
“El concepto de lo político”.
262
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
14. KELSEN, HANS: “La teoría pura del derecho. Introducción a la problemática científica del derecho”,
Losada, 2° edición, Bs. As., 1946, p. 26.
15. Kelsen admite la discusión política o teológica, pero siempre desde esferas distintas a la de la ciencia
del derecho. En mi visión ius-filosófica del tema, creo que la discusión política o teológica es importante
para la propia ciencia jurídica. Con esto quiero decir que incluir la conexión de interferencias del conoci-
miento en un sincretismo cultural, que Kelsen siempre combatió, enriquece los estudios jurídicos. En
definitiva, la consecuencia de admitir si debe o no debe el jurista preocuparse por los temas conexos no
reside en establecer si debe o no debe tener su opinión política como ciudadano o su cosmovisión teoló-
gica como creyente o no creyente, sino que debe tenerla en cuanto jurista, en el ejercicio de su discipli-
na. O sea, definir si un jurista debe o no debe en medio de sus labores incluir el estudio de la teología o
de la política en sus asuntos, conlleva a la pregunta de decidir si esas discusiones deben formar parte de
la vida académica y de la currícula universitaria. Por ello, creo que es un tema central y para nada insig-
nificante para los estudiosos del derecho.
16. KELSEN, HANS: “Teoría pura del derecho (1960)”, UNAM, México, 1979, p. 15.
263
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
“La esfera existencial del Estado posee validez normativa y no eficacia causal; que
aquella unidad específica que ponemos en el concepto de Estado no radica en el
reino de la realidad natural, sino en el de normas y valores; que el Estado es por n a-
turaleza un sistema de normas o expresión para designar la unidad de tal sistema.
El Estado como orden, no puede ser más que el orden jurídico. Pero si no se admite
que esa relación es identidad, débase ante todo a que no se reconoce que el Estado
mismo es un orden. La repulsa de esa identidad implica el dualismo de los sistemas,
de los cuales uno es el orden jurídico-positivo y el otro un complejo de normas éti-
co-políticas19…El Estado es la comunidad creada por un orden jurídico nacional (en
oposición al internacional). El Estado como persona jurídica es la personificación
de dicha comunidad o el orden jurídico nacional que la constituye. Desde un punto
de vista jurídico, el problema del Estado aparece pues como el problema del orden
jurídico nacional…Tal dualismo es teóricamente indefendible. El Estado, como c o-
munidad jurídica, no es algo separado de su orden jurídico, así como la persona co-
lectiva no es algo diverso del orden que la constituye 20”. Luego considera: “Comu-
17. Kelsen apelaba directamente a la solución de recorte epistemológico para dotar de unidad de sentido
a la ciencia que pretende abordar y con la clara finalidad de evitar la idea de duplicar métodos. No da
mayores explicaciones sobre esta preferencia en su obra de 1925. En otro capítulo de ese libro, obser-
vaba algunos problemas que deparaba la posición de Weber sobre el Estado sociológico. Conf. KELSEN,
HANS (1925), op. cit. p. 24-26 y 99-100.
18. Se podrá decir que cada autor define con su cuño el sentido que le quiere significar a cada concepto,
pero partimos de la discusión histórica en la teoría del Estado de un ente real, interpretado como fenó-
meno social dado en el plano de la historia que se designa con el nombre de Estado (como un momento
de hecho político de la organización humana) y otro reducido exclusivamente a su carácter meramente
normativo como orden jurídico positivo.
19. KELSEN, HANS (1925): op. cit. p. 21.
20. KELSEN, H: “Teoría general del derecho y del Estado”; op. cit. p. 191.193. Esta frase adolece de
varios problemas de difícil resolución. Depende de que se entienda por comunidad y como se admita que
se conforma tal comunidad, debería de allí y solo así poder colegirse si la comunidad social es previa a la
jurídica o la inversa o simultánea. La única manera de demostrar ello, al margen de la operatoria de
cualquier concepto previo de comunidad social y comunidad jurídica que se utilice es una cuestión que
escapa de la órbita lógico-formal, puede verificarse en el campo de lo que Jellinek llamaba doctrina so-
cial del Estado. En la obra citada, Kelsen trató de desarrollar una teoría contraria al Estado como unidad
sociológica, haciendo depender éste, del prisma del concepto de Estado jurídico. Todos los ataques de
Kelsen a las distintas posiciones sociológicas sobre el Estado fueron combatidas desde la lógica concep-
264
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
Para Kelsen no hay Estado fuera del orden jurídico que lo crea. Inclusive para
Kelsen, es el orden jurídico, constitutivo de la identidad de una comunidad social.
El derecho francés no depende de la preexistencia del pueblo francés o del Estado
francés, sino que es el orden jurídico francés, quien personifica al Estado y a la co-
munidad que lo integra. En su Teoría General del derecho y del Estado, contradice
desde la lógica-conceptual las teorías sociológicas que dan independencia al Estado
y a la comunidad como entes diferenciados de su orden jurídico. Mientras que en
distintas versiones de su teoría del derecho plasmó una crítica de carácter ideológi-
ca contra la dualidad derecho-Estado en estos términos:
“La doctrina tradicional del Estado y del derecho no puede renunciar al dualismo
que en ella se manifiesta, pues cumple una función ideológica de significado extra-
ordinario. Es necesario representarse al Estado como una persona diferente del d e-
recho para que el derecho pueda justificar al Estado (que produce ese derecho y se
somete a él). Y el derecho sólo puede justificar al Estado si es contrapuesto como
orden esencialmente diferente del Estado –cuya naturaleza original es el poder- y es
por ello supuesto en algún sentido como orden recto o justo”.
tual. La afirmación de la que él hace depender todo lo demás es un postulado cognitivo, pero no feno-
ménico.
21. KELSEN, ídem: p. 193. Para Kelsen, solo el orden jurídico es el que dota de unidad a la pluralidad de
individuos que conforman una comunidad social aplicada a la población y al territorio. El problema reside
en el hecho de que Kelsen está encapsulado en una posición donde quiere hacer depender del derecho
positivo la exclusividad de una identidad social de tinte global. Craso error del jurista vienés, en la medi-
da que no todas las teorías sociológicas del Estado excluyen lo jurídico como signo de identidad. Lo im-
portante reside en conocer si esa identidad creada por el orden jurídico es exclusiva, universal u origina-
ria. Solamente en el estudio de la comunidad social puede comprobarse la aseveración kelseniana acerca
de si la distinción jurídica es primogénita y absoluta, o bien secundaria y relativa. Si la comunidad hace
al Estado y éste al derecho o al revés o si las relaciones entre comunidad, estado y derecho son disímiles
según las circunstancias de tiempos y lugares, como la propia historia del estado o de la sociología pre-
sentan, es cuestión que depende del estudio del fenómeno social y no del concepto lógico-formal.
265
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
derecho como justificación del poder (no solamente del poder estatal), la respuesta
que otorga Kelsen a la función ideológica supone más una concepción política sobre
el derecho que una mirada científica sobre el particular. También es criticable que
esa función ideológica cumpla un poder justificador sobre el Estado, puesto que la
teoría de la autolimitación puede asimismo ser vista como un freno a las ambicio-
nes del poder sobre la comunidad en su conjunto. Respecto de la crítica lógico-
conceptual contra las corrientes sociológicas del Estado, Kelsen adolece del error
común de gran parte de la comunidad científica de anteponer a un asunto fenomé-
nico, su propia construcción teórica. Esta actitud se asimila más a una posición po-
lítica sobre la ciencia que a un criterio de análisis científico puro22.
La manera concreta de establecer si efectivamente el Estado y el derecho son
idénticos o independientes no depende de una preferencia conceptual o metodoló-
gica, ni tampoco de una construcción cognitiva como la norma básica fundante, que
en el caso es válida en el sentido de tipología de comprensión, sino del estudio de la
realidad jurídica que hace que el orden normativo estatal sea o no sea válido. Inten-
taré demostrar como desde las propias ejemplificaciones de Kelsen sobre los casos
de ruptura del orden jurídico, los entes Estado y derecho se muestran diferentes.
Asimismo, trataré de explicar por qué dicha diferenciación puede comprobarse so-
lamente ante casos de anormalidad jurídica y no ante situaciones de normalidad
legal, donde la identidad podría suponerse válida.
22. El viejo lema confesaba que cuando la realidad arroja otra búsqueda a la presuntamente ansiada, el
científico tiene dos alternativas. O cambia su propio método de estudio y lo adapta a los resultados ob-
tenidos; o por el contrario, cambia o niega la realidad. El problema de Kelsen sobre este tema reside
precisamente en el hecho de que pretende con el prisma de la lógica conceptual resolver un problema
que sinceramente depende de verificación empírica. No niego la importancia de la conceptualización de
los entes comunidad, Estado y derecho, pero las relaciones entre dichas tipologías deben siempre estar
pendientes de su coordinación con los resultados sociológicos que permiten ver el grado de función o
graduación entre ellos. No quiero con esto reducir o hacer sinonimia entre la idea del concepto con la de
tipología (aunque la tipología es una manera de conceptualizar), pero la función del concepto kelseniano
de Estado como orden jurídico, no pude justificarse exclusivamente desde el planteo lógico-formal. La
definición kelseniana no elimina de por sí, la realidad de un estado social de hecho que puede ser previo
a la construcción jurídica.
266
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
Según el jurista de la teoría pura, para verificar la ruptura del orden legal debe
resolverse si prospera o no prospera el golpe de Estado o revolución contra el orden
constituido y sólo a partir de tal hecho puede afirmarse si se ha modificado o no el
molde jurídico y con tal, el Estado, su sinónimo. Si triunfa la revolución Kelsen
admite que debe suponerse como prisma del conocimiento, que una nueva norma
básica dice ahora: que debe ser válido todo el orden jurídico que constituya la nueva
constitución que impongan los revolucionarios vencedores. Pero si finalmente el
plan revolucionario fracasa, los rebeldes serán vistos como sediciosos y condenados
como tales por traidores a la patria, porque en definitiva, sigue vigente el orden ju-
rídico que no fue finalmente derrocado e impuesto todavía ese orden vigente, deben
aplicarse las normas que rigen su funcionamiento reposado en extremo en la norma
básica que permite conocer que la validez del orden no vencido sigue sin alteración
alguna.
La tensión entre validez y eficacia se muestra de manera impiadosa ante la
realidad más cruda de la imposición del orden jurídico por un acto decisor o de me-
ra fuerza. A Kelsen no le queda otra cosa que concederle cierta razón efectiva al pos-
tulado decisionista en este punto tal cual lo reconoce el párrafo precedente. Pero
como Kelsen es partidario de la gnoseología criticista kantiana, no hace depender el
punto de partida del conocimiento de un orden jurídico como sistema de normas
dinámico23 de un acto de fuerza o de un orden sobrenatural, y no admite en conse-
cuencia, que el prisma cognitivo que da unidad al sistema sea un hecho causal o
metafísico. En ese sentido, dirige su mirada a una entidad conceptual de tinte epis-
temológica como herramienta que abre el mundo jurídico. En definitiva, hace de-
pender toda la validez del orden normativo de esa construcción intelectual que a su
vez, permite dotar de unidad al objeto de la disciplina que se limitará a su vez a des-
cribir ese orden jurídico. Por lo tanto, la norma básica de Kelsen cumple una fun-
ción epistemológica como punto de reducción del objeto de conocimiento de la
ciencia jurídica, pero también cumple una función justificadora que otorga legiti-
midad al sistema normativo que se propone estudiar.
Cabe preguntarse entonces si alcanza la explicación brindada por Kelsen en el
acápite de marras para justificar científicamente la eliminación de la dualidad Esta-
do-derecho por imposición lógica-epistemológica; o si sus ataques contra la co-
rriente del Estado como entidad social son preclaros e indiscutidos. Decididamente
no. El mismo problema que plantea Kelsen entre la tensión de la validez y la efica-
cia como caso límite del que depende si cambia o no la “Grundnorm” validadora,
23. Un sistema normativo estático y cerrado sería el propuesto por ciertas corrientes ius-naturalistas que
desembocan de Dios todo el sistema tanto en su forma como en su contenido derivado sin manera de
poder reprobar el mandato conferido.
267
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
hace suponer que no todo orden jurídico hace cambiar la conformación del Estado,
por lo que se concluye que no siempre la continuidad o discontinuidad del orden
legal vigente coincide con la existencia o inexistencia de un Estado social de manera
paralela. Esta conclusión supone otra más amplia que vuelve al punto de partida: la
tensión entre eficacia y validez de un orden normativo, supone la existencia de un
Estado jurídico y de otro Estado como pluralidad social que pueden o no coincidir
en el transcurso histórico de la temporalidad. La falta de certeza en todos los casos
relativiza el aserto kelseniano que reduce la dualidad a unidad.
268
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
mientos jurídicos. Hay fuerzas que perviven y otras que perecen. Depen-
de siempre de cada caso y sus circunstancias.
c) Todas estas pujas que pelean por imponer un orden jurídico eficaz, traen
aparejadas indudables consecuencias y cambios totales o parciales en los
ordenamientos jurídicos. Inclusive en muchos casos, cuando no logra
imponerse un orden concreto de manera eficaz, sino de manera endeble
o difusa, no podría discernirse qué tipo de orden jurídico rige, si es que
rige alguno con claridad24.
Por ello es dable preguntarse qué pasa con el Estado cuando el orden jurídico se
encuentra suspendido de hecho25 o modificado por causalidades que pueden variar
de un momento a otro hasta imponerse una nueva validez. Y asimismo, es menester
remarcar que pasa con el Estado cuando una nueva validez logra imponerse con
eficacia. ¿Dejó de existir el Estado anterior con el nuevo orden jurídico que se im-
puso?
Un historiador de la vida nacional, que al igual que Kelsen reduce el objeto de
su ciencia a unidad: (ejemplos: Francia es siempre Francia pese a sus diversos or-
denes jurídicos), negará la afirmación de Kelsen de la identidad Estado-Derecho.
Para Kelsen el Estado deja de existir cuando deja de existir su orden jurídico 26. La
coherencia de su teoría lo obliga a defender esa tesis como corolario de una lógica
inmanente contra la dualidad hipostasiada según él, por la doctrina tradicional.
Pero, ¿puede afirmarse que ello es siempre así?
Como eso depende de la resolución causal de la imposición eficaz de un orden,
la respuesta debe ser necesariamente empírica y la experiencia dice que tal afirma-
ción es meramente relativa y como tal no puede ser sellada como indestructible.
Que un Estado cambie o no a la par del cambio de su orden jurídico es una cuestión
que depende de las circunstancias que rodean los hechos del caso crítico.
A primera vista nadie admitirá que Inglaterra o Francia son Estados diferentes
pese a sus múltiples cambios de ordenamientos jurídicos. Los revolucionarios fran-
ceses de 1789 pretendieron cambiar todo el orden constituido (de hecho lo hicieron
parcialmente), pero nadie discute que Francia es tanto el Estado monárquico de
Luis XIV, como el revolucionario de los jacobinos o el imperial de Napoleón Bona-
parte. Tampoco Francia dejó de ser un Estado en la ocupación alemana, ni reducido
24. Ejemplo actual de ello sería la guerra civil en Siria, el ISIS y otros grupos que intentan forzar un
orden eficaz.
25. No ingresa aquí el estado de sitio, ya que esta institución jurídica forma parte de los remedios ex-
cepcionales pero legales, que prevén los propios ordenamientos constitucionales.
26. “La existencia del Estado está limitada tanto territorial como temporalmente, dado que los Estados
surgen y desaparecen. Y así como la existencia temporal del Estado es el dominio territorial de su vali-
dez, la existencia temporal del Estado es el dominio temporal del validez del orden jurídico estatal”.
KELSEN, HANS (1960): op. cit. p. 293.
269
Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
o dividido a dos gobiernos para volver luego a unificarse en un orden jurídico pro-
pio. Francia era tal, no por el desorden jurídico de sus casos críticos (revoluciones,
ocupaciones, guerras), sino por una unidad social de intereses (léase un estado so-
cial de hecho) que subyacía bajo la apariencia de un orden legal endeble como el de
la ocupación nazi, que le permitió reconstituirse una vez que logró imponer otra vez
un orden eficaz. Y ese Estado social es una situación de hecho que no puede ser sos-
layada. De lo contario, de no haber existido esa unidad social, no habría habido po-
sibilidad alguna de reinstaurar nuevamente un orden eficaz.
En Inglaterra, la propia estructura legal de sus costumbres y precedentes y su
organización constitucional, le permiten unir en un lapso de continuidad el antes y
el después de su etapa republicana y de sus rupturas sustanciales. O sea, a pesar de
un interregno jurídicamente no admitido por la tradición del Estado monárquico,
vencido en guerra civil y derrocado el orden republicano, hoy cualquier jurista in-
glés habla de la carta magna de 1215 o de la revolución gloriosa de 1688 como ante-
cedes y fuentes de su derecho vigente como continuidades históricas que llegan has-
ta hoy. Reviven ordenamientos que pudieron haber fenecido.
Alemania no es un tema menor para analizar. ¿Qué tienen en común la Alema-
nia unificada por Bismark, el II Reich, la República de Weimar, la etapa nacionalso-
cialista, las alemanias parceladas en cuatro zonas por los Aliados, las dos Alemanias
del muro de Berlín y el actual Estado alemán? ¿Hay o ha habido continuidad o dis-
continuidad del Estado alemán pese a los profundos cambios de sus órdenes jurídi-
cos desde fines del siglo XIX hasta ahora27? La cuestión es muy difícil de zanjar en
el caso germano si solamente nos referimos a la identidad orden jurídico-Estado.
Hay otras cuestiones del mundo real, concreto, que se explican a través del compor-
tamiento de las acciones humanas susceptibles de ser abordadas por disciplinas
27. Kelsen, sabedor de este problema, emite una justificación a mi criterio endeble: los cambios parcia-
les de ordenes jurídicos no atentarían contra la continuidad del Estado –lo que es muy forzado desde el
punto de vista lógico de su propia teoría, salvo que admita que la dualidad es inevitable, cosa que no
hizo nunca-, cuando es el derecho internacional el que valida la existencia de los estados nacionales y
sus órdenes jurídicos cambiantes. El ejemplo de las reparaciones de guerra y los reclamos internaciona-
les contra las potencias vencidas acaban de cuajo con la seriedad del pensamiento de Kelsen en la mate-
ria. ¿La República de Weimar pudo acaso ante el derecho internacional, excusarse de pagar las indemni-
zaciones de pos guerra alegando que su nuevo orden jurídico había extinguido el Estado anterior
responsable de los daños causados? Por una cuestión de realpolitik, jamás se admitirá eso en la política
internacional. Podría prosperar según los casos, alguna condonación de deudas o podrían habilitarse
préstamos internacionales de reconstrucción con grandes facilidades, pero nunca se podrá alegar que el
quiebre del orden jurídico representa asimismo el quiebre o la discontinuidad estatal, puesto que eso
sería una licencia lisa y llana al desconocimiento e irresponsabilidad internacional de las acciones del
Estado antecesor, que en los casos de guerra puede ser vista como potencia agresora. Mientras perma-
nezcan fuerzas vivas, como por ejemplo un pueblo con conciencia y decisión de tal, late un estado social.
El ejemplo de Alemania en el siglo XX es el más notorio para ejemplificar este asunto. El Estado de he-
cho en Alemania nunca desapareció luego de las dos posguerras pese a la destrucción de sus fases nor-
mativas. Cuando no hay fuerzas vivas, desaparecen tanto los Estados como sus órdenes jurídicos. Ejem-
plo de ello podrían ser la República Cisalpina en el siglo XIX o la de Saló en el XX. La historia jurídica de
Italia también arrojaría resultados muy diversos, según los casos que tomemos para analizar.
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Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
28. Podría mostrarse a la Rusia moscovita como un viejo estado zarista que una vez caído su orden
jurídico, fue reemplazado a su vez por otro orden jurídico nuevo que aparejó en paralelo un nuevo Esta-
do social bolchevique. Pero extender esta aseveración al resto de las repúblicas soviéticas es sumamente
temerario. El tema de las uniones transitorias de Estado y sus relaciones con los órdenes jurídicos par-
ciales es sumamente complejo como para generalizar una enseñanza definitiva. Inclusive, uno de los
mejores discípulos de Kelsen, Josef Kunz, sólo avalaba a su maestro en cuanto a la identidad de Estado
y orden jurídico en el plano del derecho nacional en situaciones de normalidad. Más cuando la anormali-
dad llegaba no aceptaba la explicación internacionalista, sino que abrigaba una posición experimental
relativa. Ponía como ejemplos de gran obviedad para un austríaco, de que su orden legal se correspon-
día a su Estado en 1920 y que no había Estado social en el engendro del caduco Imperio Austro-
Húngaro. Pero que no era igual en el caso de Rusia: La URSS es un orden jurídico diferente de la Rusia
de los zares, pero es evidente que en derecho internacional es un Estado idéntico a la Rusia zarista. El
Estado “Rusia” ha sobrevivido a la revolución bolchevique”. KUNZ. JOSPEH: “La teoría pura del derecho”,
Imprenta Universitaria, México, 1948, p. 105. Agregaba que la Corte de Estados Unidos decía en sus
fallos no reconocer al gobierno de la Unión Soviética, pero ese desconocimiento no se extendía al Estado
Ruso.
29. Por ejemplo, la recepción del derecho romano o de las viejas costumbres germanas por distintos
ordenamientos del derecho continental europeo. Aquí se da la paradoja de que existen como fuerzas
vivas, ordenamientos jurídicos vigentes cuyos Estados no existen más, tema que nunca notó Kelsen y
que también atenta contra su crítica contra la duplicación de los entes Estado-derecho.
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Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
30. Extinta la posibilidad de hecho de imponer por fuerza decisora un orden jurídico, desaparece también
ese estado social latente.
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Continuidad y discontinuidad del orden jurídico estatal… ∙ PABLO DARÍO TABOADA
Bibliografía
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31. EBENSTEIN, WILLIAM: “La teoría pura del derecho”, FCE, México-Bs.As., 1947, p. 11.
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Una mirada crítica al concepto de ciudadanía… ∙ VALERIA ROXANA VENTICINQUE
Resumen
Este trabajo propone un análisis de las organizaciones sociales argentinas en
relación a su accionar por despatriarcalizar el concepto de ciudadanía, hecho que
requiere volver a una concepción amplia que involucre no sólo el aspecto burocráti-
co, sino su dimensión legal, su papel en el desarrollo económico y social, y su reubi-
cación como referente simbólico. En este sentido, en el primer apartado desarro-
llamos los debates en torno al concepto de ciudadanía tradicional. Siguiendo
analizamos el accionar de dos Organizaciones Sociales, el Instituto de Género, De-
recho y Desarrollo (INSGENAR) y el Instituto de Estudios Jurídicos Sociales de la
Mujer (INDESO mujer), actores que interpelan la concepción tradicional de ciu-
dadanía. Así nos propusimos establecer la relación entre las acciones de las men-
cionadas organizaciones y el concepto de ciudadanía; los actores analizados, traba-
jan incansablemente por el reconocimiento de las inequidades que se inscriben en
el corazón de la tradicional concepción de ciudadanía. Este reconocimiento implica
hacer visible la subordinación a la que se ven sometidas las mujeres en el marco de
la poco cuestionada estructura patriarcal. Por último, analizamos los logros alcan-
zados por estas organizaciones en relación a una noción de ciudadanía transforma-
tiva.
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Una mirada crítica al concepto de ciudadanía… ∙ VALERIA ROXANA VENTICINQUE
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Una mirada crítica al concepto de ciudadanía… ∙ VALERIA ROXANA VENTICINQUE
truido según la imagen masculina. Asimismo Chantal Mouffe adherirá a los críticos
categoría moderna de individuo, ya que considera que ha sido construida de tal
manera que postula un “público” universalista, homogéneo, y que relega toda parti-
cularidad y diferencia a lo “privado”; y también reconoce que esto trae consecuen-
cias muy negativas para las mujeres.
El liberalismo ha contribuido a la formulación de la ciudadanía universal, con
base en la afirmación de que todos los individuos nacen libres e iguales; pero tam-
bién ha reducido la ciudadanía a un status meramente legal, indicando casi exclusi-
vamente los derechos humanos que los individuos sostienen en contraposición con
las instituciones del Estado. La manera en que esos derechos humanos sean ejerci-
dos es irrelevante, mientras que quienes los ejercen no quebranten la ley ni interfie-
ran con los derechos del resto. Nociones como las de responsabilidad pública, acti-
vidad cívica y participación política en una comunidad de iguales son extrañas para
la mayoría de los pensadores liberales. En el mismo sentido, el ámbito público de la
ciudadanía moderna fue construido de una manera universal y racionalista que im-
pidió el reconocimiento de la división y el antagonismo, relegando a lo privado toda
particularidad y diferencia. La distinción público/privado, central como lo ha sido
para la afirmación de la libertad individual, actuó por consiguiente como un pode-
roso principio de exclusión, así “los problemas de las mujeres” históricamente for-
maron parte de la privacidad.
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a la necesidad de asignar una proyección diferente alas relaciones entre las institu-
ciones del estado y la acción pública de los actores sociales. Así lo público viene a
constituir un ámbito específico distinto a la esfera estatal: es el lugar de la delibera-
ción colectiva de los ciudadanos y la instancia donde la preocupación porel orden
social puede actualizar lo político en la política.
En la construcción de esta conceptualización retomamos a Nancy Fraser quien
plantea un idealque probablemente no deberíamos dejar de anhelar para el logro de
una democracia real, señalando que los cambios pueden darse mediante políticas
de tipo afirmativo o transformativo, las denominadas de redistribución o afirmati-
vas se dan en el marco de las democracias liberales teniendo por función solucionar
las inequidades del contenido de los acuerdos sociales; en cambio las políticas
transformativas están dirigidas a corregir esos resultados, pero restructurando el
marco general que las ocasiona.
Así, siguiendo esta línea teórica, tomaremos dos casos de dos organizaciones
sociales que trabajan “para la promoción y concreción de los derechos humanos de
las mujeres” en la ciudad de Rosario, INGESNAR e INDESO, abocadas desde sus
inicios a trabajar desde un enfoque de género en el control y cumplimiento de los
mismos.
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5. Bibliografía
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