Arnaiz Amigo Aurora
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vida de la polis. Por este carácter estático de las esencias, la metodología
politica presupone cl acierto de un método privativo, autónomo, y perniaiiente,
capaz de transformar los enuiiciados imprecisos en datos firmes. Esta con-
cepción no corresponde a la teoría política vista como ciencia, arte, historia,
sociología, o jurisprudericia. Aclaremos que, los principios generalcs del de-
recho y su sistemática jurídica son, por definición, filosófica jurídica. Como
tal tiene un método estático. La filosofía general y sus ramas políticas y jurí-
dicas requieren dc la intuición y dc la deducción induitiva (lo general captado
en la afirmación particular). Así: el valor justicia es una idea general aprchen-
dida para que sea recogida inductivamente en la equidad que cs rl valor
justicia manifestado en la aplicación del caco concreto. Cualquiera de los
valores jurídicos y políticos, derivados de los dos modelos claves correspon-
dientes, a saber: l a justicia y el bien común deberán ser investigados en la
conexión causal de la mencionada deducción inductiva, como principio ge-
iieral aplicado al caso particular, o como inducción-deductiva, cuando se tratii
de relacionar, el caco equidad, con el concppto justicia.
13 análisis y la lógica, son los dos grandes recursos metodológicos auxilia-
res de los métodos particulares descritos, que configuran la inducción y la
deducción.
Algunos <le los autores qur, a través del tiempo han dispuesto de un mé-
todo particular, personal y apropiado, de interés y relación coi1 la teoría
politica, en un enfoque filosófico o científico son los siguientes:
1.-Sócraies, (469-399 a. d i C.) con su mayéutica (alumbramiento dc
las ideas).
11.-Los sofistas, siglos V y IV a. de C., (Protágoras, Calicles, l'rasímaco,
Gorgias, Pródico, Hipias, etc.) y su retórica, auspiciado en el sofisma (razo.
namiento conscientemente falso, manejado para llegar a una conclusión pre.
viamente fijada).
111.-Platón (427.312 a. de C.) y su intuición del paradigma cidéticu,
(arquetipo, o verdadera realidad; el ser a que aspiran las cosas, etc., etc.,
aplicable a la filosofía politica).
1V.-Aristótelcs (384-322 a. de C.) y su lógica, la más genuina aporka-
cióu metodológica. Don inmortal dado al hombre, en su incesante búsqueda
de conocimiento procedente del dato cierto (Ciencia politica).
V.-La patrística universal, siglos IV, V y VI de nuestra era (Saii Amhro-
sio de Milán, San Agustín, San Gregorio, Papa) y la revelación. (Teología
política).
VI.-La lógica del racionalismo revelador, de la escolástica de los siglos
XIII al XVII (Alberto Magno, Santo Tomás, Guillermo de Ockam, Suárez).
E:ntii.iidase por esi~olistic;i,-11 srgiiiida acepi:ióii, la ni& utii\rr.al y conocida,
derivada d r la cscii<,laiornisia. y su ortodoxia ratólic:i, FI intrnio dv ro<)r<li-
nar la i-rvclacióii (p3tris:i,.nl (,o11la razón.
1'11.--1ltmé Dcscartcs I 1596-1650) y sil duda siitcrnática. ya eiiiincindn
< , t i San Ag~isiíii,par3 hallar. ),ur lnpdio d i la iiitiricióii <Iidiiciiii, In primera
Dice este autor que para compreiider el presenle de una institución po-
lítica es necesario estudiar cómo fue en el pasado, con sus lagunas y trans.
formaciones. Pues toda ciencia evoluciona. Las instituciones históricas nacen,
se desarrollan y mueren. No siempre la modificación presupone que la ins.
titución hubiere alcanzado su mayor desarrollo. De los propios hábitos, usos
y costumbres del pueblo, sigue afirmando Jeiiinek, surgen las instituciones
sociales y su transformación. Para demostrar este aserto recurre el autor a
tres formas jurídicas de Derecho Civil, hoy incuestionablemente reconocidas,
que provieuen de antecedentes históricos no jurídicos: la adopción (apareció
por la costumbre de los miembros de una misma familia de rendir ofrenda
a los antepasados muertos), el sacramento matrimonial (precedido: i e l rapto,
primero, de la venta de la futura esposa, después, y por último de la dote)
y el contrato matrimonial (surgido de la costumbre establecida por la Iglesia
de que los futuros esposos habían de manifestar libremente ante dos testigos
su voluntad de unirse sacramentalmente).
Pero ¿qué interés tiene para la adopción, o el casamiento civil, sacra.
mento y contrato, saber que proceden de costumbres religiosas? Con este
acertado planteamiento, seguidamente se contesta Jellinek: ninguno, como no
sea histórico, pues la adopción y el contrato matrimonial deberán ser estu-
diados en sus elementos propios de derecho civil que no guardan relación
alguna con sus fundamentos religiosos.
I.:I iiifoque es de preci-ión iiidudat,le. 30 l<i t.-. tanto la afiriiiaci6n de
que el Estado corno el Derecho surgen:
a ) por una actividad consciente;
b ) por fucrzas superiores a los individuos contra las cliales nada cs p u -
sihlc haccr.
Es decir, por la actividad cabal de los hombrcs ). por las fuerzas cirgas
de la naturaleza. 1.a primera afirmación es medianamente acertada, pues no
siempre las transformaciones socialcs pro\irncii, segiiri nuestro criterio, de la
actividad consciente. Sabido es que tanto las fiicrras irracionales como las
contratendeiicias socialcs, irreflexivamente manifestadas, llegan a alterar la
estructura social y la organización del Estado. Posiblemente en los momentos
ilecisivos del actuar colectivo, las previsiones lógicas fracasan ante insospr-
rhadas desviaciones fácticar. No siempre en política, las consecuericias soii
l6gicas. Los compartimientos standars no son aplicables, con prel-ista prr.
. .,
í:ision, a los posibles derroteros que pueda11 tomar las luchas sociales. Así.
las actividades conscientes del hombre político deberán ser analizadas, al st,r
totalmente realizadar. Las predicciones políticas requieren de saber nianejar
complicados sistemas metodológicos en los qiie se toman en consideración
datos complementarios p secundari<i~maiieja<ir>si,ri el rampo de lu posiltlc
y decisivo. Pero entonces. ya no ha)- predicción sino mariejo intrlig~ntedr
posibilidades elevadas a factorrs.
¿,Puede11 existir, en el ámbito político fuerzas ciegas coritra las cuales vl
liombre liada piirdr hacer? j,Existcn realmente elementos irracionales en
e1 acontecer histórico? La historia política es ci\ilizacihn porque en ella
queda recogida todo cuanto influyó positivamente en la hrriin<:ia de pcrfci..
ción humana. Cuanto heclio d ~ pasado l no ha coiitrihuido a este enfoque
son áltos en el camino, retrocesos, búsquedas de orientación. Así ocurre
tamhién en el aciiiar individual. Lo positivo dcl quehacer hizo mercccdora
su vida. Lo oscuro y negativo es existencia. Pero rio vivenria merecida.
ilici<riral rnioqiii: <IP li>s prol)lrmns. Piics nada. rri la \-irla iiidiri<l~ial3 social
<IcI honilir~.siirgr por ~t-tieracióii ~ ~ ~ p o i i r i n cSudo a . tiene i i r i aritecedeirt~.
tina caiisa y un motivo. No siempre racioiial. ni l6gico. AIFiiiios <le rlliis
aral>ar:iii i;i,idiGtlclosi cri ~l vacío de los actos a i.t,ctificar. El error; como lo
iiripcrfccto, tiene i<iiisrcurncias sociales, sin duila algiiiia. ~ I I C x&n , wcii-
lica<lns: para volver al Iiili, dr lo q i i ~<lcl>ií>wr. y no fuc.
I>ii r:onvrnrional los cotiiciicioiia~ismos socialec, son contingrntes. El
rt~r<ladrr<> <,i>nienid<ipo-.i!ivo iio s i alicra. 1.o quc es privati\-<>d~ las geiie-
i~icioiii.~ politicas e . el c6nio Iiieron captados los modelos a seguir. De los
lieclio- humanos liistóriro rcsplaridcce un ha,: de logros y de grandes acici-
tos, aun en los momcntus de g r a n d e y r r u r i a l ~rriiis; ~ ahicrlrr- al e-repti-
risrno y n la ~ . P I I L I ~~a1~1iatii'a.
<,~;~
La sociedad más valiosa del hombre, cs la política. Con ella se ha reali-
zado la historia, cuando los móviles se han institucionalizado. Por consi-
guiente hay que distinguir entre la politica propiamente dicha, y su institu-
cionalización. Aquella forma lo social. Esta, el Estado, mantcnido por los
fines comunes. Una sociedad organizada para hacer posil~lela vida comunal
del hombre necesita de organismos, e instituciones, personas (gobernantes y
luncionarios) y leyes orgánicas. Pues lo contingente de los hechos contem-
porineos, privativos y movedizos son posibles por las ideas eternas. univer-
salw, inalt~rables,como ronceptos.
Intcresa por igual a golirrnantes que a gohernados, el encauzar la direc-
ción racional de lo social. La improvización y lo espontáneo no son elementos
provcchosos. Una dc las miíí genuinas aportaciones y características de nues-
tro siglo es el auge de planificación. Se trata de una culminación de la
técnica racional como medio. Pero toda técnica [Irhe ir prendida en algo.
Ida planificación es su contenido. Con ello se va reduciendo el trabajo iudivi-
dual y ampliando el de los equipos, concepto y vocablo este muy caracterís-
tico, también de nuestra época. La planificación política por excelencia, ea
la internacionalizacibn de los problemas políticos, y su institucionalidad.
En el ámbito interno del Estado, sus cuestiones territoriales trascienden hacia
rl ámbito internacional y se institucionalizan. Es ésta, sin duda alguna, una
<le los más i'aliosas aportaciones políticas de niicstro siglo XX.
Con este cambio de enfoque, se modifican también los medios para sil
corisecución. La metodología politica deberá h a c ~ r s cmás g~neralizadapucsio
que cada rama del saber político está entroncada en finales extraterritorialrs.
En su consecuencia lo privativo y peculiar de la investigación aislada, de-
I ~ e r áabrir paso hacia cimientos más sólidos que corresponderán a la inter-
nacionalización de lo nacional y estatal. Este nuevo enfoque alterará los
métodos políticos y, las acciones, con la perspectiva de más potentes alcances
r n la que los elementos políticos entran por nuevos cauces.
Esta fundamentarión sociológica d r la política dehrri sustituir al entro-
namiento del poder como base de las instituciones estatales. El poder del
gohernante y el grado de obediencia de los gobernados ha sido, desde rl
I(enacimiento, concretamente con Maquiavelo, el leit motif de la doctrina
política, y de la vida de los pueblos. La gran antinomia entre la obediencia
a la autoridad que manda porque tiene poder, y los principios de los derecho3
innatos, originó la gran crisis estructural que romienza en la Revolucióri
Francesa y que continúa abierta en niiestros días. El Estado no debe rislum-
tirarse con el primer plano de los gobernantes; sus debilidades, sus eternas
ansias de mando, arbitrariedades e imposicionre auspiriadas en el poder de
mando rspecífico. E1 ~ r i m e rplano de las instituciones eslatales deberá sei
tumudo por una estructura social de fines inter individuales, y comunes, cii
la acción de los hombres que la ocupan. El gobernante es consecuencia de
esta a<:cii>n,pero nunca las acciones de los g<ileriiaiiti~sdeberá11 ocasionar las
instituriones.
Los fines inte~nacioiiales~ sociales, individuales, re presentan en uii á n ~ .
!>iio: el territorial. Eii El Iiay una forma de vida que corresponde a la idio-
sincrasia y peculiaridad del grupo étriico-político correspondiente. La super-
esiructnra de esta forma de vida no proviene del gobernante, sino de la
acción común de los honihres asentados en un territorio. El poder del Estado
pertenece a los pohlador~sde este territorio. Es decir, al pueblo. Procede por
consiguiente, la revisión de los fundamentos metodológicos, no encaminados
a la averiguación de la dinámica del poder. sino dc la acción colectiva hii-
mana creadora de la liistoria del hombre, forjadora de su civilización nni-
versal.
Para contrarrestar la tendencia al abuso del poder de los go1,eriiantc.s es
iiisnficieiite disponer las cosas para que el abuso no suceda. Proviene el
problema de la relisión del enfoque político, pasando al primer plano los
rnóviles del Iionihre, sus finalidades asociativas los medios institucionali-
aados para obtenerlo. Y a u11 segundo plano, el mandatario del
pueblo, que esti en el poder político, p dispone de él dentro de los límites
del mandato. Para ello sc reqiiiere de una más efectiva participacióii de los
piieblos en la vida política. De un cambio radical dc enfoque. Con anterio-
ridad el homl~re,riiemigo consigo mismo, lo i r a tambiin de Iijs demás hom.
I~res,tanto individual como social e internacionalmente. Por consiguiente s i
preparaba al hombre, desde sus primeros aiios. para atacar y defenderse de
sus semejantes, dejindose suelto al enemigo número uno del deserliiilibrio
político: el del 3-0 iiitirrii~del propio hombre.
PUPSsi I~ienla política es la acción organizada de la interrelación social,
)- el Estado ~s la institución que rcsulta de ~ s t norganización, ambos con.
crpios proceden del hombre. Ticiicn raíz humana.
Realidad.
Estado. Dereihu.
Moral.
Dinámica di.1
etapas de creación (cap. VII).
Estado (libro
órganos de creación (cap. VIII)
111, cap. VII,
método de creación (cap. XIX) .
VIII, I X ) .
un presente no es historia sino para las gentes futuras. Las de una época
han de vivir los problemas como algo propio implícitos en la vivencia indi-
vidual. Así, equiparar fríamente la democracia con la autocracia como mé-
todos que crean un orden social es lamentable vacío, ausente de realidad.
Kelsen eleva al absurdo, a la plena deshumanización de la política, su
enunciado metodológico, cuando dice en la p. 472 de su ob. cit.: "Por eso,
la decisión entre la democracia y la autocracia -la cuestión dramática dr
toda política- no puede deducirse ni del contenido deseado del orden social
(pues solamente sus métodos de creación es lo que se discute) ni cabe enfo.
carla hacia la posibilidad de asegurar por un método u otro la realización
de un orden social cuyo contenido se estima justo. La cuestión es otra:
todo gira en torno a si uno se cree facultado para considerar aquel contenido
como justo, absoluta o relativamente. La cuestión decisiva es ésta: ¿hay o
no un conocimiento de la verdad absoluta, una visión de los valores ab-
solutos?"
Toda posición relativista de los valores es incompatible con las filosofías
jurídica y política. ¿Cómo estudiar el derecho suhstantivo y la teoría polí-
tica sin la raíz filosófica? ¿Qué común denominador puede medir la tabla
de valores sociales capaz de exigir el bien y el mal? Cuando mi verdad no
coincide con la de un tercero ¿cómo decidir, en justicia, quien está en la
posesión auténtica de la verdad objetiva? Para ello se necesita del modelo
axiológico que diga que es el bien y el mal. Si el precepto ético es aislado
y desconectado por cada individuo de la colectividad ¿cómo exigir a éste
determinada conducta? El hombre vive en la colectividad política en tanto
cumple con el precepto social. Su incumplimiento rompe la interrelación y
es causa de desorden. S i el modelo objetivo del bicn y del mal, no existiera
inmutable en el tiempo, con las variaciones de lo accesorio ¿cómo pretender
que la ignorancia de la ley no exima de su cumplimiento? Bastaría alegar
desconocimiento del precepto jurídico para que la sanción no procediese.
BIBLIOGRAFIA