La Ley de Say

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LA LEY DE SAY

La ley de Say era, básicamente, la respuesta de la economía clásica al argumento de


la escasez de demanda agregada utilizado por Sismondi y Malthus para explicar la
contingencia de que una situación de sobreproducción generalizada y desempleo de recursos
productivos se extendiera indefinidamente en el tiempo. (Smith, Say, & Mill, 2015)

Sin embargo, esta forma de expresarla puede llevar a confusiones. La ley de Say no
dice que los productores puedan arriesgarse a ignorar las preferencias de los consumidores.
La idea que trata de propagar esta ley es que los recursos productivos no permanecerán
indefinidamente ociosos por falta de demanda agregada. A lo largo de este capítulo se tratará
de aclarar esta idea. Para ello partiremos de lo que el propio Say y otros economistas clásicos
escribieron al respecto. Se plantearán las implicaciones de la ley de Say en correspondencia
con el carácter automático del pleno empleo de recursos productivos y se presentará esta ley
como uno de los primeros intentos de acercamiento al problema del equilibrio general en la
economía (aunque desde una perspectiva agregada).

Algunos de los argumentos implicados por la ley de Say, tal y como Jean Baptiste
Say la expuso en su Tratado, se encontraban ya en La Riqueza de las Naciones de Adam
Smith. Sin retención, puede decirse que Smith no los expuso de forma precisa ni tampoco
llegó a proyectar expresamente el argumento central de dicha ley.

Según Smith edifica que la parte que anualmente se ahorra, se emplea inmediatamente
como capital con el objeto de obtener beneficios, y se consume de la misma forma y
aproximadamente en el mismo período de tiempo, pero por gente diversa, por
trabajadores, manufactureros y artesanos que reproducen con un beneficio el valor de
su consumo anual.”
La identidad de Say no excluye la oportunidad de excesos de oferta (o de demanda) de
carácter local. Puede ocurrir que la gente deje de demandar un artículo y que quiera sustituirlo
por otro. Como derivación de ello nos encontraríamos con un exceso de oferta en un mercado
impetuoso y con un exceso de ruego en otro mercado. Pero estos desajustes acabarían
corrigiéndose a través de cambios en los precios relativos.

En manos de John Stuart Mill la ley de Say deja de estar basada en una identidad. Mill
admite que la oferta y demanda agregadas no tienen que ser iguales en todo momento. No
obstante, asimismo reconoce que existen mecanismos de ajuste que garantizan la igualdad de
la oferta y la demanda agregadas en circunstancias de equilibrio. Esta idea se conoce como
igualdad de Say. (Stuart Mill, 2015)

Las crisis de sobreproducción eran para él situaciones en las que sobran mercancías y falta
dinero. Sin embargo, Mill confiaba en que tales situaciones se resolvieran a través de cambios
en los precios y en los tipos de interés. El opulencia de oferta de mercancías da lugar a
reducciones generalizadas en los precios (lo que estimularía la demanda de bienes), y
permite, a su vez, que haya más dinero disponible para hacer semblante a las demandas de
préstamos. El tipo de interés baja y esto hace que el mercado de bienes, el de dinero y el de
crédito (bonos) se equilibren. Mill desarrolló estas ideas además en los capítulos 14 y 23 de
sus Principios.

Los economistas clásicos se preocuparon de la alineación de los precios, de la asignación


de los recursos y del desarrollo económico, pero nunca prestaron mucha atención al problema
del pleno empleo de los recursos productivos. En general se pensaba que el mecanismo de la
competencia era eficiente para el logro del pleno empleo y que la infrautilización de los
recursos sólo podría suceder de modo perdurable. (Malthus, 2015)
Los argumentos de Mill relativo la ley de Say no quedaron consolidados del todo hasta
bastantes años después.86 Hacia los años treinta del siglo XIX, el pensamiento económico
había logrado decantar las dos vías de conexión entre el división real y el sector financiero
con bastante requerimiento. La obra de Wicksell permitió finalmente integrar ambos
mecanismos y pudo demostrarse que la flexibilidad de precios y tipos de interés aseguraba el
equilibrio automático en el mercado de bienes y servicios; al mismo tiempo que aseguraba la
igualdad entre oferta y demanda de créditos y el equilibrio entre la oferta de saldos
monetarios y la demanda conveniente. (Mill, 2015)

A pesar de todo, la polémica que tuvo lugar a lo largo del siglo XIX en torno a ley de Say
ha desempeñado un papel importante en la historia del pensamiento económico. De hecho
podemos considerar que fue alguno de los primeros intentos de aproximación al problema
del equilibrio general de la economía, no obstante a un nivel muy intuitivo y desde una
representación excesivamente agregada.

Bibliografía
Malthus. (12 de febrero de 2015). El pleno empleo. Obtenido de
http://www.eumed.net/tesis-doctorales/jcrc/C-05.pdf
Mill. (12 de octubre de 2015). De la ley de Say al equilibrio general. Obtenido de
http://www.eumed.net/tesis-doctorales/jcrc/C-05.pdf
Smith, Say, & Mill, J. (14 de marzo de 2015). La identidad de Say. Obtenido de
http://www.eumed.net/tesis-doctorales/jcrc/C-05.pdf
Stuart Mill, J. (12 de febrero de 2015). la igualdad de Say. Obtenido de
http://www.eumed.net/tesis-doctorales/jcrc/C-05.pdf

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