Masacre en El Pabellón Séptimo
Masacre en El Pabellón Séptimo
Masacre en El Pabellón Séptimo
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Se conoce como «masacre en el pabellón séptimo»12, masacre de la cárcel de Villa
Devoto, o «motín de los colchones»34 a los acontecimientos ocurridos el 14 de
marzode 1978 en el pabellón número 7 de la Unidad 2 de Devoto, de la Ciudad de Buenos
Aires,56 Argentina, durante el gobierno de facto de la última dictadura militar.
Al menos 65 personas (64, según la versión oficial) murieron asfixiadas, quemadas o
baleadas, por efectivos del Servicio Penitenciario Federal, aunque investigadores sostienen
que fueron 747 y un sobreviviente afirma que fueron más de 100.8 Durante el episodio, el
servicio penitenciario impidió el ingreso de los bomberos que llegaron al edificio para sofocar
el incendio, argumentando que la situación ya había sido normalizada.8 No hubo ningún
registro de víctimas fatales entre el personal del Servicio Penitenciario Federal; sólo cinco
heridos leves.8
Los únicos imputados fueron los propios presos sobrevivientes; y las muertes quedaron
impunes, de la misma manera que otros episodios de torturas o asesinatos cometidos contra
«presos comunes»910 durante la dictadura.1172 En 2014 la Cámara Federal Penal consideró que
los hechos constituían crímenes de lesa humanidad y ordenó reabrir la investigación.12
Índice
1Testimonio
2Repercusiones
o 2.1Publicaciones
3Referencias
Testimonio[editar]
Hugo Cardozo, uno de los sobrevivientes detenidos en Devoto, relató que el incidente se inició
durante una requisa de rutina que fue inusualmente violenta: 18
«Esta vez era más cantidad de personal que de costumbre. Nos hicieron lo mismo pero más áspero: nos
golpearon. Estaban con diferentes uniformes y con garrotes. Los golpes no paraban y nos defendimos
como pudimos, hasta que se fueron corriendo y quedamos solos en el pabellón.»
Según su testimonio, dos guardias empezaron a disparar gases y tiros con ametralladoras.
Los reclusos trataron de encerrarse, tapando la entrada al pabellón con camas y colchones.
«Seguían disparando y tirábamos lo que teníamos a mano: papas, pilas. Y de pronto veo que detrás de
mí pasa un calentador que golpea en la pila de colchones. Los que disparaban volcaron un tanque de
kerosene, la lengua de fuego llegó al piso y ahí empezó el infierno. El calor era infernal y nos faltaba el
aire. Me colgué de una ventana para respirar algo de aire puro y los veo disparar ahí también. La piel se
nos ampollaba y veía a mis compañeros caer. Agarré una toalla mojada, me tapé la cabeza y me tiré al
piso. Desperté a las dos horas y ya no había fuego. Mis compañeros estaban cocinados.»
Tras el hecho, los sobrevivientes fueron encerrados en un calabozo dónde continuaron siendo
agredidos.
«Un cordón de uniformados que te pegaban con todo lo que tenían. Yo salí corriendo. Tenía que
atravesar esos tres pisos; un pasillo de baldosas. Te resbalabas en los jugos de las ampollas reventadas
a golpes de otros que pasaron antes. Algunos quedaban allí en el camino.»
En cuanto a que entre el personal policial sólo hubo heridos leves, uno de ellos con
magulladuras en sus dos manos, Cardozo sostuvo:
«Se lastimaron de tanto golpearnos. Eso no fue un motín: no éramos unos locos que nos prendimos
fuego como se dijo.»
Repercusiones[editar]
La versión oficial, reflejada inicialmente por medios de comunicación como el diario Crónica,13
sostuvo que se trató de un motín; y que las muertes se produjeron por asfixia o por
quemaduras, concentrando la responsabilidad sobre las propias víctimas.
En 1979, el entonces juez de instrucción, Jorge Valerga Aráoz, decretó el «sobreseimiento
provisorio».9
Organismos de Derechos Humanos impulsan y reclaman la reapertura de la investigación en
la causa penal,1415 con el objetivo de que la represión policial de esa jornada sea considerada
un delito de lesa humanidad1617 cometido en el marco del terrorismo de Estado que fuera
aplicado durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Sostienen que los
detenidos fueron asesinados durante la represión de los agentes penitenciarios, quienes,
además de disparar sobre los presos amotinados, iniciaron el fuego que causó la mayoría de
las muertes en el pabellón.1819
El 15 de agosto de 2014 la Sala I de la Cámara Federal de Capital Federal hizo lugar al
pedido de los querellantes y sobrevivientes.20 Declaró que el caso se trata de un crimen de
lesa humanidad, abriendo la puerta a una investigación. 2122Para la apelación que derivó en
esta declaración, fue clave el dato de la desaparición de Jorge Hernández Rodríguez, un
militante uruguayo que se encontraba preso allí. Su padre lo reconoció en la portada del diario
Crónica, sin embargo su nombre no aparece en ningún registro.23
Publicaciones[editar]
Se han publicado algunos libros sobre el hecho como Crónica de muertes silenciadas. Villa
Devoto, 14 de marzo de 1978, del criminólogo Elías Neuman, publicado en 1985;2421125 Los
derechos humanos en el «otro país», de Daniel Barberis, en 1987;26 y Masacre en el pabellón
séptimo, de Claudia Cesaroni, en 2013.27252829307
El músico Indio Solari ha escrito dos canciones que aluden al hecho: Pabellón séptimo (relato
de Horacio) y Toxi Taxi.31