Lección 01 - El Reino Eterno
Lección 01 - El Reino Eterno
Lección 01 - El Reino Eterno
05
Lección
01
Salmos 84:3; 145:1; El Hogar Cristiano, pág. 279, Signs of the Times, 18 de Noviembre 1903,
Fundamentals of Christian Education, pág. 286
2
Porque Dios es el Rey de toda la tierra,
2 cantad con inteligencia. Dios reinó
sobre las naciones, se sentó sobre su
santo trono.
Y el Eterno será rey sobre toda la
tierra. En aquel día el Señor será uno, y
uno su nombre.
Dios es nuestro Padre, que nos ama y
nos cuida como hijos suyos; es
también el gran Rey del universo. Los
intereses de su reino son los nuestros;
hemos de obrar para su progreso…
Estamos ahora en el umbral de
acontecimientos grandes y solemnes.
Nos espera una crisis como jamás ha
presenciado el mundo. Tal como a los
primeros discípulos, nos resulta dulce
la segura promesa de que el reino de
EL SEÑOR ES REY
Salmos 10:16, Jeremías 10:10; 1 Timoteo 1:17; El Conflicto de los Siglos, pág. 510,
Mensajes Selectos, tomo 1, pág. 303, General Conference Bulletin, 1 de Enero 1900
4
Porque del Eterno es el reino, y él regirá a las
4 naciones.
Dijo Daniel: Alabado sea el nombre de Dios por los
siglos de los siglos; porque de él son el poder y la
sabiduría. Él cambia los tiempos y las épocas, quita
reyes y pone reyes, da sabiduría a los sabios e
inteligencia a los entendidos.
Que a su tiempo mostrará Dios, bendito y único
Soberano, Rey de reyes y Señor de señores.
Dice él: ‘Entonces oré al Dios de los cielos’. En esa
breve oración, Nehemías se acercó a la presencia del
Rey de reyes, y ganó para sí un poder que puede
desviar los corazones como se desvían las aguas de
los ríos.
Tengamos confianza y seamos valientes. El desaliento
en el servicio de Dios es pecaminoso e irrazonable.
Dios conoce todas nuestras necesidades. A la
omnipotencia del Rey de reyes, el Dios que guarda el
pacto con nosotros añade la dulzura y el solícito
cuidado del tierno pastor. Su poder es absoluto, y es
EL REINO ETERNO
Salmos 22:28, Daniel 2:20, 21, 1 Timoteo 6:15; El Ministerio de Curación, pág. 382
5
Que el reino de Dios... es... justicia y paz y gozo por
5 el Espíritu Santo.
Clemente es el Eterno y justo. Compasivo es
nuestro Dios.
Y habrá allí calzada, que se llamará camino de
santidad. Ningún impuro andará por él. Será sólo
para los que anden por ese camino. Los impíos no
andarán por él..
El reino de Dios no consiste en ostentación. La luz
no se recibirá si se siguen planes egoístas, sino
mirando a Jesús, siguiendo las indicaciones de
Cristo y no las suposiciones de los hombres. El reino
de Dios es justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo.
Hagamos todas las transacciones comerciales en
FUNDACIÓN DEL REINO DE DIOS
Romanos 14:17, Salmos 116:5, Isaías 35:8; Testimonios para Ministros, pág. 497,
The Health Food Ministry, pág. 75
6
Después los santos del Altísimo recibirán el reino, y lo
6 poseerán eternamente, por los siglos de los siglos. Y el
reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de
todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del
Altísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los
dominios le servirán y obedecerán.
El reino de la gracia de Dios se está estableciendo, a
medida que ahora, día tras día, los corazones que
estaban llenos de pecado y rebelión se someten a la
soberanía de su amor. Pero el establecimiento completo
del reino de su gloria no se producirá hasta la segunda
venida de Cristo a este mundo. ‘El reino y el dominio y
la majestad de los reinos debajo de todo el cielo’ serán
dados ‘al pueblo de los santos del Altísimo’. Heredarán
FUNDACIÓN DEL REINO DE DIOS
Daniel 7:18, 27; El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 93, Patriarcas y Profetas, pág. 311
7
En cambio, buscad el reino de Dios, y todas estas cosas
7 os serán añadidas.
Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas.
Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo’,
dice Jesús. ‘Vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad
BUSCAD EL REINO DE DIOS POR ENCIMA DE TODO
Lucas 12:31, Mateo 6:33; El Discurso Maestro de Jesucristo, pág. 84, Exaltad a Jesús, pág. 65