MAMEMATICAS UNIVERSITARIAS - Vol11ok
MAMEMATICAS UNIVERSITARIAS - Vol11ok
MAMEMATICAS UNIVERSITARIAS - Vol11ok
Comité editorial
Raúl Quintero (U. del Valle), Pedro Vicente Esteban (U. EAFIT), Miguel Marmolejo
(U. del Valle), Abel Posso (UTP), Mauro Montealegre (U. Surcolombiana),
Carlos Trujillo (U. del Cauca).
Editores de secciones
Matemáticas Raúl Quintero (U. del Valle)
Educación e Historia Pedro Vicente Esteban (U. EAFIT)
General Andrés de la Torre (U. de Antioquia)
Notas Raúl Quintero (U. del Valle)
Pedro Vicente Esteban (U. EAFIT)
Reseñas Abel Posso (U. Tecnológica de Pereira)
Problemas y Soluciones Yu Takeuchi (U. Nacional)
Resúmenes Jairo Villegas (U. del Valle)
Noticias y Eventos Maria Dolly García (U. del Quindio)
Asesores editoriales
Matemáticas: Manuel Abellanas (U. Politécnica de Madrid), B. Bhatt (U. of the West
Indies), Mario Estrada (U. de la Havana y de Antioquia). Educación e Historia: Carlos
Vasco (U. Javeriana), Luis Moreno (CINVESTAV, Méjico).
Matematicas: Enseñanza Universitaria (nueva serie) es editada por las universidades
que se agrupan en el Corporación Escuela Regional de Matemáticas (ERM) y está
dirigida a los profesores de matemáticas y a todos los interesados en las matemáticas.
Publica dos números al año, con un tiraje de 1000 ejemplares cada uno. El valor de la
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de una suscripción personal anual es de $15.000 pesos. Suscripciones de apoyo por
$16.000 ó más pesos son bienvenidas. En las páginas interiores se hallará un formulario
de suscripción. En el reverso de la contracarátula expresamos nuestra política editorial
y las recomendaciones para autores. Su correspondencia puede enviarla a:
1
2 Editorial
Resumen
Presentamos un esquema numérico de alta precisión para estudiar las soluciones de la
ecuación de T.B. Benjamin, J. Bona y J.J. Mahony (BBM). Este es un modelo disper-
sivo uni-direccional que describe la propagación de una onda con pequeña amplitud en
la superficie del agua en un canal raso con profundidad constante. La ecuación BBM
tiene soluciones de onda solitaria que calculamos de manera explícita. En el caso lineal
también existen soluciones exactas que se pueden calcular mediante la trasformada de
Fourier. Este tipo de soluciones son utilizadas para verificar la precisión, estabilidad
y convergencia del modelo numérico.
1 Introducción
5
6 Juan C. Muñoz
ut + ux − βuξξt = 0, (4)
con solución
ikt
ˆ −
û(k, t) = f(k)e 1+βk2 .
(1 − C)A2
2CβA2 B 2 Sech4 (Bζ)T anh2 (Bζ) + Sech4 (Bζ)
2
α 3
+ A Sech6 (Bζ) = 0,
6
la cual después de simplificación se convierte en
1−C αA
2CβB 2 T anh2 (Bζ) + + Sech2 (Bζ) = 0. (14)
2 6
Ahora tomando el límite ξ → ∞ en la ecuación (14) se llega a
1−C
+ 2CβB 2 = 0,
2
de donde s
C −1
B= .
4Cβ
1−C α
+ A = 0,
2 6
de donde A = 3(C−1)
α .
La velocidad C del solitón puede determinarse de una condición inicial
tal como φ(0) = 1. El resultado es C = 1 + α3 .
4 El esquema numérico
Vt = F (u), (15)
10 Juan C. Muñoz
donde
F (u) = −(1 + αu)uξ , (16)
y V es una variable intermedia definida por
V = u − βuξξ .
Aproximamos la solución de (15) usando un esquema del tipo predictor-
corrector. El dominio espacio-tiempo ξ ∈ [ξ 1 , ξJ ] , t ≥ 0 es discretizado
como ξj = ξ1 + (j − 1)∆ξ, 1 ≤ j ≤ J and tn = (n − 1)∆t, 1 ≤ n ≤ N ,
respectivamente. Las constantes ξ 1 y ξJ denotan las posiciones de los
extremos del dominio computacional. Las discretizaciones de las varia-
bles u, V se denotarán por unj , Vjn . Como es bien conocido, los esque-
mas predictor-corrector combinan dos métodos numéricos. Primero un
esquema explícito de Adams-Bashford de tercer orden se emplea para cal-
cular una predicción de V y luego un esquema implícito Adams-Moulton
de cuarto orden se aplica para obtener un valor corregido.
La etapa predictor explícita está dada por
∆t
Vjn+1 = Vjn + (23Fjn − 16Fjn−1 + 5Fjn−2 ), (17)
12
donde los valores en los niveles n − 2, n − 1, n son conocidos. Además,
usamos la notación Fjn = F (unj ). Hacemos las siguientes observaciones
sobre este paso:
La derivada de primer orden uξ (en la ecuación (16)) se aproxima
mediante la fórmula de cuarto orden
8(uj+1 − uj−1 ) + uj−2 − uj+2
uξ (ξj ) ≈ + O(∆ξ 4 ), (18)
12∆ξ
en puntos interiores tales que 3 ≤ j ≤ J − 2. En puntos de frontera
usamos las aproximaciones de cuarto orden
−3u5 + 16u4 − 36u3 + 48u2 − 25u1
uξ (ξ1 ) ≈ + O(∆ξ 4 ),
12∆ξ
u5 − 6u4 + 18u3 − 10u2 − 3u1
uξ (ξ2 ) ≈ + O(∆ξ 4 ),
12∆ξ
3uJ + 10uJ−1 − 18uJ−2 + 6uJ−3 − uJ−4
uξ (ξJ−1 ) ≈ + O(∆ξ 4 ),
12∆ξ
25uJ − 48uJ−1 + 36uJ−2 − 16uJ−3 + 3uJ−4
uξ (ξJ ) ≈ + O(∆ξ 4 ).
12∆ξ
Note que para evaluar la elevación de la onda u n+1
j , debe resolverse la
ecuación diferencial ordinaria (en el espacio)
u − βuξξ = V, (19)
Método numérico para ondas dispersivas 11
para 2 ≤ j ≤ J − 1.
Para computar los valores de frontera u n+1
1 , un+1 n+1
J , η1 and ηJn+1 en el
nivel n + 1 usamos las condiciones de radiación (B. Engquist y A. Majda
[6])
ut − uξ = 0, en ξ = ξ1 , (21)
ut + uξ = 0, en ξ = ξJ .
Notamos que para resolver este sistema lineal sólo es necesario aplicar
una descomposición LU en el punto de partida. Esta descomposición
puede almacenarse para usarse en cada paso de tiempo.
12 Juan C. Muñoz
∆t
Vjn+1 = Vjn + (9Fjn+1 + 19Fjn − 5Fjn−1 + Fjn−2 ), (23)
24
donde las cantidades en el nivel n + 1 se computan por iteración usando
los valores obtenidos en la etapa predictor como valores iniciales. La
elevación de la onda un+1
j se calcula de Vjn+1 usando la ecuación (19)
como en el paso predictor. El proceso iterativo se detiene cuando el error
∗
relativo entre dos valores sucesivos del corrector u n+1 y u(n+1) satisface
P n+1
(n+1)∗
j u j − u j
∆un+1 =
P n+1 < tol.
j uj
∆t
V n+1 = V n + (K1 + 2K2 + 2K3 + K4 ), (24)
6
donde
K1 = F (un ),
K2 = F (un + (1/2)∆tK1 ),
K3 = F (un + (1/2)∆tK2 ),
K4 = F (un + ∆tK3 ),
y
V n = (V1n , V2n , ..., VJn ), un = (un1 , un2 , ..., unJ ).
Puesto que solamente un sistema lineal tiene que resolverse en cada ite-
ración encontramos que el esquema presentado es muy eficiente y barato.
Fue implementado usando el paquete MATLAB 6.0 donde tenemos a la
mano rutinas vectorizadas para tratar matrices esparsas de gran tamaño.
Además, su costo computacional crece aproximadamente de manera lineal
con los tamaños de las mallas espacial o temporal.
Método numérico para ondas dispersivas 13
5 Experimentos numéricos
u en t=40
1
0.8
0.6
0.4
0.2
−0.2
−0.4
20 25 30 38 45 50
ξ
u en t = 20
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
−0.1
−0.2
−0.3
−0.4
−5 0 5 10 15 20 25 30 35
u en t = 40
1
0.8
0.6
0.4
0.2
−0.2
−0.4
20 25 30 35 40 45 50
6 Conclusiones
u en t=40
1.4
1.2
0.8
0.6
0.4
0.2
0
20 25 30 35 40 45 50 55 60
u en t = 40
1
0.9
0.8
0.7
0.6
0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
15 20 25 30 35 40 45 50 55 60
Referencias
[1] T.B. Benjamin. The stability of solitary waves. Proc. Royal Soc. London
A 338, pp. 153-183, 1972.
[2] T.B. Benjamin, J.L. Bona, J.J. Mahony. Model equations for long waves
in nonlinear dispersive systems. Philos. Trans. Roy. Soc. London Ser. A
272, no. 1220, pp. 47-78, 1972.
[3] J.L. Bona. On the stability theory of solitary waves. Proc. Royal Soc.
London A 344, pp. 363-374, 1975.
[4] J.L. Bona, W.G. Pritchard, L.R. Scott. A comparison of solutions of two
model equations for long waves. Lectures in Applied Mathematics vol. 20,
pp. 235-267, 1983.
[5] E.O. Brigham. The Fast Fourier Transform and its Applications. Prentice
Hall, 1988.
[7] J.C. Muñoz Grajales, A. Nachbin. Dispersive wave attenuation and refo-
cusing due to disordered orographic forcing, por aparecer en SIAM J. Appl.
Math., 2003.
[8] J.C. Muñoz Grajales, A. Nachbin. Stiff microscale forcing and solitary wave
refocusing, sometido para publicación SIAM Multiscale Modeling and Si-
mulation, 2003.
[9] J.C. Muñoz Grajales, A. Nachbin. A new set of Boussinesq equations for
variable depth. En preparación
Dirección del autor: Juan Carlos Muñoz Universidad del Valle, A.A. 25360,
Cali, Colombia, [email protected]
Vol. XI, No 1,2 Dic. (2003)
Matemáticas:
Matemáticas: 21–32
Enseñanza Universitaria
c
Escuela Regional de Matemáticas
Universidad del Valle - Colombia
Jairo Villegas G
Resumen
En este trabajo se extienden al marco vectorial algunos resultados de Björck sobre
espacios de Hörmander Bp,k utilizando la teoría de ultradistribuciones de Beurling.
1 Introducción
21
22 Jairo Villegas G
2 Preliminares
Si Ω es un subconjunto de Rn , entonces
2. Al igual que sucede en el caso escalar (ver [2, Cor. 1.3.21]) la condi-
ción ω (x) ≥ a + b log (1 + |x|) , (a ∈ R, b > 0) y la fórmula de in-
versión de Fourier, permiten demostrar que si f ∈ D ω (E) entonces f,
modificándola si es necesario en un conjunto de medida cero, llega a ser
indefinidamente diferenciable. Por tanto D ω (E) ⊂ D (E) .
Demostración.
R
Sea entonces ϕ ∈ Dω tal que ϕ (x) dx = 1 y sopϕ ⊂ B 1 (Lema 1.3.9 de
Rn
[2]). Sea x ∈ Ω, entonces
Z
−n x−y
f (x) = f (x) t ϕ dy
t
R n
Z
−n x−y
= [f (y) − f (x)] t ϕ dy +
t
Bt (x)
Z
−n x−y
f (y) t ϕ dy (∗)
t
Ω
Si t es lo suficientemente pequeño, t −n ϕ x−y ∈ Dω y sop t−n ϕ x−y ⊂
R −n x−y t t
Bt (x) ⊂ Ω, por lo que f (y) t ϕ t dy = 0. Si x ∈ Ω, es tal que
R Ω
lim t1n Bt (x) |f (y) − f (x)| dy resulta que f (x) = 0 (basta hacer tender
t→0+
t a 0+ en (∗)).
VeamosR ahora el caso vectorial. Para cada e 0 ∈ E 0 se tiene que e0 ◦ f ∈
Lloc 0 0
1 (E) y e ◦f (x) ϕ (x) dx = 0, para cada ϕ ∈ D ω . Por tanto, e ◦f = 0
Ω
c.p.p. en Ω, para cada e0 ∈ E 0 . Sabemos (ver [5, Cor.7, p.48]) que esto
implica f = 0 c.p.p. en Ω.
R 0
e−βp ω(x) dx < ∞ (c, λ y β son ciertas constantes mayores que cero;
Rn
recúerdese que k1 ∈ Kω y que ω(x) ≥ a + b log (1 + |x|) con b > 0), que
Z Z 1/p Z |u (x)| p0 1/p0
ku (x) f (x)kE dx ≤ kk (x) f (x)kpE dx dx
k (x)
Rn Rn Rn
Z h ip0 1/p0
≤ kkf kp c |u (x)| e(λ+β)ω(x) e−βp0ω(x) dx
Rn
= cp0,λ+β (u) kkf kp .
R
De modo que u (x) f (x) dx es un elemento bien determinado de E
Rn
y además khu, ξ (f )ikE ≤ cp0,λ+β (u) kkf kp por lo que ξ (f ) ∈ Sω0 (E).
Obviamente, la aplicación ξ (f ) es lineal. De otro lado, para cada acotado
B ⊂ Sω tenemos
e ∈ E 0 se verifica que
DZ E Z
û (x) f (x) dx, e = û(x) hf (x), ei dx
Rn Rn
Z
= \
u(x)(e ◦ f )(x)dx
Rn
Z
= u (x) e ◦ fˆ (x) dx
Rn
DZ E
= u (x) fˆ (x) dx, e
Rn
D E
[) = hu, Z(fˆ)i, para
por el teorema de Hahn-Banach se concluye u, Z(f
cada u ∈ Sω . Así, Z(f [) = Z(fˆ) y Z (Sω (E)) ⊂ Bp,k (E) . Conse-
cuentemente, Z es una aplicación lineal e inyectiva de S ω (E) en Bp,k (E).
Veamos que Z es continua de Sω (E) en Bp,k (E) . Sea {fj } una suce-
sión en Sω (E) convergente a 0, entonces fˆj → 0 en Sω (E) por lo que
η(fˆj ) → 0 en Lp,k (E) (Proposición 7 parte 2), pero esto equivale a que
Z (fj ) → 0 en Bp,k (E) .
2 a) Supongamos que u ∈ Sω y T ∈ Bp,k (E) . Sabemos que u T ∈ Sω0 (E) ,
puesto que Bp,k (E) ⊂ Sω0 (E) y también u dT = (2π)−n û ∗ T̂ . Veamos
que û ∗ T̂ ∈ Lp,k (E). En efecto,
D ∗ T̂ es medible, y como T̂ ∈
û E
R
˜ T̂ = û (x − y) T̂ (y) dy, x ∈ Rn
Lp,k (E) entonces û ∗ T̂ (x) = τx û,
Rn
multiplicando esta última expresión por k(x) y teniendo en cuenta que
k(x) ≤ Mk (x − y)k(y) obtenemos
Z
kk(x)(û ∗ T̂ )(x)kE =
k(x)û(x − y)T̂ (y)dy
E
n
ZR
≤ Mk (x − y)k(y)|û(x − y)|kT̂ (y)kE dy
Rn
Z
= Mk (x − y)|û(x − y)|kk(y)Tˆ (y)kE dy
Rn
= |Mk û| ∗ kk T̂ kE (x), x ∈ Rn .
de Young se tiene
|Mk û| ∗ kk T̂ k
≤ kMk ûkL1 kkk T̂ kE kLp
Lp
−n(1+ 1p
= (2π) )kuk1,Mk kT kp,k .
Referencias
Resumen
Sea (S, g) una superficie Riemanniana compacta con frontera. En este trabajo discu-
timos el problema de la curvatura gaussiana y la curvatura geodésica prescritas sobre
S y su frontera ∂S, respectivamente. Si la característica de Euler χ(S) de S es no
positiva, encontramos condiciones sobre las funciones k̃ definida sobre S y h̃ definida
sobre ∂S para que exista una métrica g̃, conforme a la métrica g, con curvatura de
Gauss k̃ sobre S y curvatura geodésica h̃ sobre la frontera de S.
Palabras y frases claves: Superficie riemanniana compacta con frontera, curvatura
gaussiana y curvatura geodésica, métrica conforme.
1 Introducción
donde g̃ = e2u g.
La primera ecuación nos dice que la curvatura gaussiana de S con
la métrica g̃ es kg̃ = k̃, y la segunda ecuación nos dice que la curvatura
geodésica de la frontera ∂S con la métrica g̃ es h g̃ = h̃.
33
34 Gonzalo García C y Oscar Andrés Montaño C
i. k̃ ≡ 0.
R
ii. k̃ cambia de signo y satisface S k̃e2f dv < 0.
i. h̃ ≡ 0.
R
ii. h̃ cambia de signo y satisface ∂S h̃ef ds < 0.
2 Preliminares
2πχ(S)
∆u − k + k̃e2u = − + k̃e2(φ−c) > 0,
v1 + v 2
∂u 2πχ(S)
+ h − h̃eu = − h̃eφ−c < 0,
∂η v1 + v 2
y u ≤ u. Esto concluye la demostración del lema.
e2(aφ+b) − a > 0 y
e(aφ+b) − a > 0.
Se sigue que
Z Z Z
β k̃e2f dv = − e−2u0 4u0 dv = −2 e−2u0 |∇u0 |2 dv < 0.
S S S
R
Esta desigualdad, y el hecho que S k̃e2f dv < 0, implican que β > 0.
Definamos ahora la función v0 = u0 + 21 logβ. Entonces v0 es una
solución suave del problema
(
∆v + k̃e2v+2f = 0 en S
∂v
(10)
∂η = 0 sobre ∂S,
Z 1 Z
=2 k̃e2f e2u0 +2t(ui −u0 ) (ui − u0 )dvdt.
0 S
i. h̃ ≡ 0.
R
ii. h̃ cambia de signo y satisface ∂S h̃ef ds < 0.
∂v
y por lo tanto h̃ef = e−v ∂η . Integrando la igualdad anterior, usando la
identidad de Green y el hecho que v satisface el problema (11) encon-
tramos que Z Z
h̃ef ds = − e−v |∇v|2 dv ≤ 0.
∂S S
Si la integral es igual a cero, se sigue que |∇v| = 0 en S, de donde tenemos
∂v
que ∂η = 0 en ∂S, lo cual junto con (11) implican h̃ ≡ 0. De otro lado, si
R
la integral es estrictamente menor que cero, como χ(S) = 0 = ∂S h̃e2u ds,
entonces h̃ tiene que cambiar de signo.
Demostremos ahora que cada una de las condiciones i) y ii) es sufi-
ciente para la existencia de una solución suave del problema (1). Si h̃ ≡ 0
entonces la función f es una solución del problema (1). Supongamos
ahora que h̃ es no nula. Consideremos el conjunto
Z Z
M = {u ∈ L21 (S) : udv=0, h̃eu+f ds = 0}.
S ∂S
demuestra que existe u0 ∈ M tal que J(u0 ) = infu∈S J(u). Por la teoría
de los multiplicadores de Lagrange existen constantes α y β tales que u 0
es una solución débil de
(
∆u0 + α = 0 en S
∂u0 u+f
(12)
∂η − β h̃e = 0 sobre ∂S.
R
Puesto que tambien ∂S h̃ef ds < 0, entonces β > 0. Las ecuaciones (3) y
(12) implican que u = u0 + logβ + f es solución débil de (1). El teorema
de regularidad de Cherrier (2.2) asegura la suavidad de la solución.
Referencias
[2] P. Cherrier, Problémes de Newman non linéaires sur les varietés riemanni-
ennes, J. Functional Analysis. 57 (1984), 154-206.
[3] P. Cherrier, Meilleures constantes dans des inégalités sur les varietés rie-
manniennes, C.R.Acad. Sci. Paris Série A 292 (1981), 235-288.
Dirección de los autores: Gonzalo García Universidad del Valle, Cali, Colom-
bia. [email protected] — Oscar Andrés Montaño Pontificia Universidad
Javeriana, Cali, Colombia. [email protected]
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Abstract
The problem of unsteady three-dimensional flow of an incompressible viscous fluid
between two horizontal parallel porous plates with transverse sinusoidal injection of
the fluid at the stationary plate and with constant suction through the plate in uniform
motion has been studied. The moving plate is kept at oscillating wall temperature
while the stationary plate is at constant temperature. Analytical expressions for ve-
locity, temperature, and rate of heat transfer are obtained and discussed with the help
of graphs and tables.
1 Introduction
45
46 R.C. Chaudhary et al.
∗ ∗ πz ∗
V (z ) = V0 1 + ε cos (1)
d
∂v ∗ ∂w∗
+ = 0. (2)
∂y ∗ ∂z ∗
Injection and suction 47
Momentum equations
∗ ∗ ∗
∗ ∂u ∗ ∂u ∗ ∂u ∂ 2 u∗ ∂ 2 u∗
ρ +v +w = µ + ∗2 , (3)
∂t∗ ∂y ∗ ∂z ∗ ∂y ∗2 ∂z
∗ ∗ ∗
∗
2 ∗
∗ ∂v ∗ ∂v ∗ ∂v ∂p ∂ v ∂ 2 v∗
ρ +v +w = − ∗ +µ + ∗2 , (4)
∂t∗ ∂y ∗ ∂z ∗ ∂y ∂y ∗2 ∂z
∗ ∗ ∗
∗
2 ∗
∗ ∂w ∗ ∂w ∗ ∂w ∂p ∂ w ∂ 2 w∗
ρ +v +w = − ∗ +µ + . (5)
∂t∗ ∂y ∗ ∂z ∗ ∂z ∂y ∗2 ∂z ∗2
Energy equation:
∗ ∗ ∗
2 ∗
∗ ∂T ∗ ∂T ∗ ∂T ∂ T ∂2T ∗
ρ Cp +v +w =K + . (6)
∂t∗ ∂y ∗ ∂z ∗ ∂y ∗2 ∂z ∗2
The boundary conditions are
∗ ∗
y = 0; u∗ = 0, v ∗ = V0 (1 + ε cos πzd ), w∗ = 0, T ∗ = T0
∗ ∗ (7)
y ∗ = d; u∗ = U, v ∗ = V0 , w∗ = 0, T ∗ = T1 + ε(T1 − T0 )eiω t
we get
∂v ∂w
+ = 0, (8)
∂y ∂z
1 ∂u ∂u ∂u 1 ∂2u ∂2u
+v +w = + 2 , (9)
4 ∂t ∂y ∂z λ ∂y 2 ∂z
2
1 ∂v ∂v ∂v ∂p 1 ∂ v ∂ 2 v
+v +w = − + + , (10)
4 ∂t ∂y ∂z ∂y λ ∂y 2 ∂z 2
1 ∂w ∂w ∂w ∂p 1 ∂ 2 w ∂ 2 w
+v +w = − + + , (11)
4 ∂t ∂y ∂z ∂z λ ∂y 2 ∂z 2
2
1 ∂θ ∂θ ∂θ 1 ∂ θ ∂2θ
+v +w = + . (12)
4 ∂t ∂y ∂z λ Pr ∂y 2 ∂z 2
The corresponding boundary conditions reduce to
y = 0; u = 0, v = 1 + ε cos πz, w = 0, T = 0.
(13)
y = 1; u = 1, v = 1, w = 0, T = 1 + εeiωt .
48 R.C. Chaudhary et al.
3 Solution
Equations (23) and (24) are chosen so that the equation of continuity
(16) is satisfied. Substituting equations (22) to (26) in equations (17) to
(21) and equating the coefficient of harmonic and non-harmonic terms,
we get the following equations:
λiωu11
u0011 − λu011 − = λu00 v11 (27)
4
u0012 − λu012 − π 2 u12 = λu00 v12 (28)
y = 0; u11 = 0, u12 = 0.
(29)
y = 1; u11 = 0, u12 = 0.
00 0 λiωv11
v11 − λv11 − = λp011 (30)
4
00 0
v12 − λv12 − π 2 v12 = λp012 (31)
λiωv110
000 00
v11 − λv11 − = 0 (32)
4
v12 − λv12 − π 2 v12
000 00 0
= λπ 2 p12 (33)
0 = 0, 0 = 0.
y = 0; v11 = 0, v12 = 1, v12 v11
(34)
y = 1; v11 = 0, v12 = 1, p11 = 0, p12 = 0.
00 0 λ Pr iωθ11
θ11 − λ Pr θ11 − = λ Pr θ00 v11 (35)
4
00 0
θ12 − λ Pr θ12 − π 2 θ12 = λ Pr θ00 v12 (36)
y = 0; θ11 = 0, θ12 = 0.
(37)
y = 1; θ11 = 0, θ12 = 0.
From these equations the solutions of u 1 , v1 , w1 , p1 , θ1 are obtained as
r1 y r2 y λ A1 (λ+r1 )y A2 (λ+r2 )y
u1 (y, z) = Le + Me + λ
e + e
Ae − 1 2r1 2r2
A3 (λ+π)y A4 (λ−π)y
− e + e cos πz (38)
π π
1
v1 (y, z) = A1 er1 y + A2 er2 y − A3 eπy − A4 e−πy cos πz (39)
A
1
w1 (y, z) = (A1 r1 er1 y + A2 r2 er2 y − πA3 eπy + πA4 e−πy ) sin πz (40)
πA
50 R.C. Chaudhary et al.
1
p1 (y, z) = (A3 eπy + A4 e−πy ) cos πz (41)
A
em1 y − em2 y iωt λ Pr2 A1 e(r1 +λ Pr)y
θ1 (y, z, t) = e +
e m1 − e m2 A(eλ Pr − 1) r1 (Pr +1)
(r +λ Pr)y (π+λ Pr)y (λ Pr −π)y
A2 e 2 A3 e A4 e s1 y s2 y
+ − + +R e +Se cos πz
r2 (Pr +1) π Pr π Pr
(42)
where
A = 2 (r2 − r1 ) 1 + er1 +r2 − [(r2 − r1 ) + 2π] er1 +π + er2 −π
− [(r2 − r1 ) − 2π] er1 −π + er2 +π
A1 = (π − r2 ) er2 +π − (π + r2 ) er2 −π + 2r2
A2 = (π + r1 ) er1 −π − (π − r1 ) er1 +π − 2r1
A3 = (r1 − r2 ) er1 +r2 + (r2 − π) er1 −π − (r1 − π) er2 −π
A4 = (r1 − r2 ) er1 +r2 + (r2 + π) er1 +π − (r1 + π) er2 +π
1 p 1 p
r1 = λ + λ2 + 4π 2 , r2 = λ − λ2 + 4π 2
2 2
λ A 1 r2 λ+r1
L= e − e
A(eλ − 1)(er1 − er2 ) 2r1
A 2 r2 λ+r2
A 3 r2 λ+π
A 4 r2 λ−π
+ e −e − e −e + (e − e )
2r2 π π
λ A1 λ+r1
M= λ r r
e − e r1
A(e − 1)(e − e ) 2r1
1 2
A2 λ+r2 r1
A3 λ+π r1
A4 λ−π r1
+ e −e − e −e + e −e
2r2 π π
λ Pr2 A1
R= λ Pr s s
es2 − eλ Pr +r1
A(e − 1)(e − e ) r1 (Pr +1)
1 2
A2
+ es2 − eλ Pr +r2
r2 (Pr +1)
A 3 s2 λ Pr +π
A4 s λ Pr −π
− e −e + e −e
2
π π
Injection and suction 51
λ Pr2 A1 λ Pr +r1 s1
S= λ Pr s s
e − e
A(e − 1)(e 1 − e 2 ) r1 (Pr +1)
A2
+ eλ Pr +r2 − es1
r2 (Pr +1)
A3 λ Pr +π s1
A4 λ Pr −π s1
− e −e + e −e
π π
1 p 1 p
s1 = λ Pr + (λ Pr)2 + 4π 2 , s2 = λ Pr − (λ Pr)2 + 4π 2
2 2
1 p
m1 = λ Pr + (λ Pr)2 + λ Pr iω
2
1 p
m2 = λ Pr − (λ Pr)2 + λ Pr iω .
2
Substituting equations (15), (42) in equation (14), we get the expression
for the temperature profiles. The temperature can now be expressed in
terms of fluctuating parts as
θ (y, z, t) = θ0 (y) + ε [(Tr cos ωt − Ti sin ωt) + θ12 (y) cos πz] (43)
where
e m1 y − e m2 y
Tr + iTi = .
e m1 − e m2
π
For ωt = 2 we can now obtain the temperature profiles as
π
θ y, z, = θ0 (y) + ε (θ12 (y) cos πz − Ti ) . (44)
2ω
4 Discussion
Fig.1 gives the main flow velocity profiles for z = 0 and ε = 0.2. If there
is neither injection nor suction, the dotted line represents the well known
Couette flow. This figure reveals that the velocity decreases exponentially
when there is injection. For higher rate of injection the decay is greater.
The maximum and minimum values of the velocities occur on the plates,
which are the velocities of the plates. The secondary flow component
w1 , which is due to the transverse sinusoidal injection velocity, is shown
in Fig.2, for several injection parameters. The maximum of the velo-
city occurs in the fluid not far from the stationary plate. The transient
temperature profiles are shown in Fig.3 for z = 0. In the region between
the plates the fluid will be heated to a temperature below that of the
moving plate, which is kept at maximum temperature, hence maximum
52 R.C. Chaudhary et al.
1
Injection and suction 53
1
54 R.C. Chaudhary et al.
occurs at that plate. When the rate of injection increases, the cooling
occurs in the region. It is found that the temperature in the case of air is
more than that of water. For Pr = 7 (water), the temperature decreases
exponentially from the plate kept at higher temperature. For higher λ,
this decay is greater. The maximum and minimum values of temperature
occur on the plates.
From the temperature field we can calculate the rate of heat transfer
in non-dimensional form as
dq ∗ ∂θ ∂θ0 ∂θ1
−q = = = +ε (45)
κ (T1 − T0 ) ∂y y=0 ∂y y=0 ∂y y=0
m1 − m 2 Ni
Nr + iNi = and tan α = .
e m1 − e m2 Nr
The sinusoidal rate of heat transfer is, as Fig.4 also shows, a function
of the Prandtl number Pr and injection parameter λ. When Pr = 0.71
(air), which means the viscosity is small but the thermal conductivity
is finite, the heat transfer is great. However, when the viscosity is large
in comparison to the thermal diffusivity (Pr = 7, in the case of water),
the heat transfer reduces. The deviation from the numerically calculated
heat transfer amounts significantly for 0.71 ≤ Pr ≤ 7. It is also observed
from the figure that in the case of blowing (injection) the heat transfer
decreases as Prandtl number increases.
Table 1
λ Pr /ω |N | tan α
5 10 20 5 10 20
0.5 0.71 0.9887 0.9850 0.9299 0.8389 0.8967 0.9319
0.5 7 0.7738 0.5733 0.3377 0.9313 0.9117 0.8984
Injection and suction 55
Table 2
λ Pr /ω |N | tan α
5 10 20 5 10 20
0.5 0.71 0.6908 0.6822 0.6165 0.7299 0.8330 0.8840
0.5 7 0.4455 0.2586 0.1078 0.9736 0.8892 0.8582
Table 1 and Table 2 give the amplitude and phase shift (tan α ) of the
rate of heat transfer for λ = 0.5 and λ = 1.0 respectively. We observe
that due to the high frequency (ω) of the oscillations in temperature, the
magnitude of rate of heat transfer reduces. It is further noted that the
values of |N | are less in water than in air. The values of tan α show that
there is always a phase lead in the rate of heat transfer coefficient.
Acknowledgement. One of the authors, Bhupendra Kumar Sharma, is
grateful to the Council of Scientific and Industrial Research, New Delhi
(India), for the award of a Junior Research Fellowship.
References
[1] G.V.Lachmann, Boundary layer and flow control. Its principles and Appli-
cation, Vol.I II, Pergamon press, Oxford (1961).
[2] E.R.Eckert, Heat and Mass Transfer. McGraw Hill, New York, (1958).
[3] K.Gersten and J.F.Gross, J. Appl. Maths. Phys. (ZAMP), 25, 399-408, 1974.
[4] P.Singh, V.P.Sharma and U.N.Mishra, Appl. Sci. Res., 34, 105-115 (1978).
[7] Ibid, J. Appl. Math. Phys. (ZAMP), 50, 661- 668, (1999).
Resumen
En este artículo se define una norma tensorial gλc a partir de un espacio de sucesiones de
Banach λ. Para cada par de espacios de Banach E y F , se caracterizan los elementos
de la complección del espacio E ⊗gλ F , E ⊗ b gλ F , y se caracteriza su espacio dual
0
(E ⊗gλ F )
1 Introducción
57
58 Gómez et al
4. kxk ≤ kyk siempre que |x| ≤ |y|, donde el valor absoluto |x| de
x ∈ X está definido por |x| = x ∨ (−x).
i) x0 ⊗ y ∈ I(E, F ), para x0 ∈ E 0 , y ∈ F .
Es claro de los numerales i), ii) de la definición, que todas las compo-
nentes I (E, F ) son espacios lineales. Ver [6, p.45]
Sea I un ideal y a un functor que asocia a cada componente I (E, F )
una norma (denotada también por a), que cumple:
donde el ínfimo
P P es tomado sobre todas las representaciones de z de la
forma z = ni=1 `j=1 i
xij ⊗ yij .
Hay que hacer notar que gλ y gλc coinciden en el caso en que gλ sea
una norma. En la proposición que sigue a continuación demostraremos
que gλ es efectivamente una norma tensorial.
Proposición 3.1. gλ es una norma tensorial.
Demostración. Para la demostración utilizamos un criterio equivalente a
la definición de norma tensorial, según el cual basta verificar las siguiente
condiciones:
1. gλc (·; E, F ) es una seminorma en E ⊗ F para todo E, F ∈ NORM.
2. gλc (1 ⊗ 1; R, R) = 1.
Pero k(|βij |)kλ× ≤ ελ× ((βij )), ya que y 0 = 1 es uno de los valores admi-
sibles en la definición de ελ× ((βij )), con lo cual k(|βij |)kλ× = ελ× ((βij )).
De lo anterior, con ελ× ((1, 0, 0, 0, ...)) = k(1, 0, 0, 0, ...)k λ× = 1 y dado
que πλ ((1, 0, 0, 0, ...)) = k(1, 0, 0, 0, ...)k λ = 1, se sigue que
X `i
n X `i
n X
X `i
n X
X
1 = |h1 ⊗ 1, αij ⊗ βij i| = | αij βij | ≤ |αij βij |
i=1 j=1 i=1 j=1 i=1 j=1
Pn
que es menor o igual que i=1 k(|α
P ij |)kλ k(|βij |)kλ× , por la desigualdad
de Hölder. En consecuencia 1 ≤ ni=1 πλ ((αij )) ελ× ((βij )). Con lo cual,
Normas tensoriales 65
B 0 (y 0 )
= kB 0 k sup k(|hyij , i|)kλ×
y 0 ∈BF 0 kB 0 k
2
≤ kBkελ× ((yij ))
Por tanto
n
X
gλc ((A ⊗ B) (z) ; F1 , F2 ) ≤ πλ ((A (xij ))) ελ× ((B (yij )))
i=1
n
X
= kAk kBk πλ ((xij )) ελ× ((yij ))
i=1
con lo cual
{(yij )∞ ×
j=1 : i ∈ N} ⊂ λ (F ) con
∞
X
πhλ ((xij )) ελ× ((yij )) < ∞ (3)
i=1
Además ( )
∞
X
gλc (z) = inf πhλ ((xij )) ελ× ((yij )) (4)
i=1
tomando el ínfimo sobre todas las series que cumplan la condición (3).
Demostración. Veamos primero que cualquier serie del tipo mencionado
es convergente en E ⊗ b gc F y por tanto define un elemento de la com-
λ
plección.
En efecto, observar que la condición (3) implica que para cada i ∈ N
πhλ ((xij )) y ελ× ((yij )) son finitos, y entonces de la propiedad de con-
vergencia seccional en hλ [E] se tiene que dado > 0, existe mi ∈ N, tal
que πhλ ((xij )∞ ∞
j=mi +1 ) < ελ× ((yij )) y como ελ× ((yij )j=mi +1 ) ≤ ελ× ((yij ))
se tiene que
πhλ (xij )∞ j=mi +1 ε λ × (y ij ) ∞
j=mi +1 <
y por tanto,
( ∞
)
X
gλc (z) ≤ inf πhλ ((xij )) ελ× ((yij ))
i=1
Recíprocamente, b c
P∞ que para z ∈ E ⊗gλ F hay una representación
P veamos
de la forma z = ∞ i=1 x
j=1 ij ⊗ y ij con la condición dada.
En efecto, como z ∈ E ⊗ b gc F es punto límite de E ⊗gc F , existe una
λ λ
sucesión de Cauchy (un ) en E ⊗gλc F que converge a z, es decir, que para
todo > 0 existe N ∈ N tal que para todo n ≥ N , g λc (un − z) < 3 . Sea
> 0, entonces existe una sucesión (k n )∞n=0 en N estrictamente creciente
tal que
gλc ukn − ukn+1 ≤
3 (2n+1 )
y claramente z = limn→∞ ukn .
Renombrando wn = ukn , n = 0, 1, 2, ... se sigue que
k
! ∞
X X
z = lim wn = lim w0 + (wn − wn−1 ) = w0 + (wn − wn−1 )
n→∞ k→∞
n=1 n=1
ii) Para s = 1, 2, ..., p1 y t = 1, 2, ..., m0s , hacemos ust ⊗vst = x0st ⊗yst
0
X li
n X li
n X
X
hϕT , zi = hxij , T (yij )i para todo z = xij ⊗ yij ∈ E ⊗gλc F
i=1 j=1 i=1 j=1
X li
n X li
n X
X
|hϕT , zi| ≤ |hxij , T (yij )i| ≤ kxij kkT (yij )k
i=1 j=1 i=1 j=1
70 Gómez et al
por tanto
≤ kϕkελ× ((yi )) +
Referencias
[1] Defant, A.-Floret, K.Tensor norms and operator ideals. North Holland
Math. Studies. North Holland. Amsterdam. 1993.
[3] Köthe, G.Topological Vector Spaces II. Springer Verlag. Berlin, Heidelberg,
New York. 1979.
[6] Pietsch, A.Operator ideals. North Holland Math. Library. North Holland.
Amsterdam. 1980.
– artículos
– notas de clase
– glosas sobre libros y artículos
– problemas y soluciones
– noticias, etc.
Resumen
El propósito de este artículo es exponer una metodología para enseñar el concepto de
aproximación local en su manifestación de recta tangente a una curva plana en un
punto, a partir de la visualización que se obtiene del haz de secantes, entendiéndolo
como el conjunto de rectas que pasan todas por un punto fijo de la curva y por otros
sobre la curva cada vez más cercanos al punto dado. El concepto de aproximación local
es un tema central en el análisis matemático y, su enseñanza en una edad temprana
ayudará a que los alumnos adquieran un avanzado nivel de razonamiento. La visuali-
zación que se propone, se obtiene con la ayuda del asistente matemático DERIVE
r
y no requiere de manipulaciones algebraicas que entorpezcan el razonamiento que los
alumnos deben desarrollar y exhibir a lo largo del proceso. El material que se expone,
está diseñado para ser cubierto en una clase, en la cual el profesor sirva de orientador,
formulando preguntas y respondiendo inquietudes en el momento oportuno.
1 Introducción
73
74 Esteban et al.
F(x):=
PUNTOS(h, n):= VECTOR([b, f(b)], b, VECTOR(a + h/(1.2^m), m,
VECTOR(i, i, 0, n-1)))
a:= a0
[a, f(a)]
\#1: F(x):=
\#2: PUNTOS(h, n):= VECTOR([b, F(b)], b, VECTOR(a +
h/(1.2^m), m, VECTOR(i, i, 0, n - 1)))
\#3: a:= 0.1
\#4: [a, f(a)]
\#5: F(x):= IF(x > -2.5, 0.3(x - 1)(x + 2)(x + 3))
\#6: PUNTOS(1, 5)
Luego se hacen las siguientes preguntas: ¿es posible que las dos rectas
sean tangentes a la curva en el punto en cuestión? ¿es posible que ninguna
lo sea? En todo caso, ¿cómo se podrá salir de dudas?
Después de las anteriores preguntas muchos alumnos manifestarán
que la forma de saber si las rectas son o no tangentes, es trazando un haz
de secantes que pase por el punto en cuestión y por otros puntos sobre la
curva cada vez más cercanos al punto dado. Se les sugiere dar la orden
SECANTE(1,20) y que describan lo que ven en la pantalla. Las secantes
dibujadas con esta orden superan la primera recta, pero no la segunda.
Con esta ilustración, y a partir de la experiencia anterior, dirán que la
primera recta es secante. Se les pregunta: ¿cómo será posible salir de du-
das acerca de la tangencia, o no, de la segunda recta? Se les sugiere
que ejecuten las siguientes ordenes: SECANTE(1,30), SECANTE(1,50),
SECANTE(1,100), entre otras.
Para cada caso, se le solicita al alumno que describa el proceso que
está haciendo y se le pregunta: ¿qué le sugiere el hecho que el haz de
secantes parece estabilizarse sobre la segunda recta? En este momento, el
alumno debe comprender que lo que realmente garantiza que una recta
sea tangente a una curva en un punto es, además de tocar o cortar, ser
el final –el límite– del proceso indefinido (infinito) del haz de secantes.
Es importante señalar que se pueden diferenciar dos tipos de razona-
mientos relacionados con la estabilización del haz de secantes: los alumnos
que razonan desde la parte visual afirmarán que ese final se obtiene des-
pués de trazar un número finito de secantes, mientras que otros alumnos
con un razonamiento más avanzado comprenderán el final (la tangente)
como la estabilización de un proceso indefinido (infinito).
La siguiente pregunta explora el progreso del lenguaje en el alumno
a lo largo de la experiencia: ¿es posible que en algún caso especial la
tangente corte a la curva en el punto de tangencia? La respuesta esperada
es “sí”. Además, algunos alumnos darán como ejemplo la gráfica [xˆ3, 0,
0], estudiada anteriormente. Para confirmar este caso especial, se definen
las siguientes fórmulas en el editor de DERIVE
: r
a:= 0
F(x):= x^3
G(x):= 0
6 Definición de tangente
7 Ejercicios de confrontación
9 Conclusiones
Referencias
[3] S. Vinner, The Role of Definition in the Teaching and Learning of Mathe-
matics, Advanced Mathematical Thinking, Kluwer Ac. Pub, Cap. 5, pág
65-81, 1991.
Resumen
En este artículo se aplica el modelo para el análisis de la variación conceptual propuesto
por Stephen Toulmin. Este modelo resulta útil y propio para el estudio epistemológico
de los conceptos matemáticos necesario para el diseño de situaciones y experiencias
didácticas. Para ilustrar su funcionamiento, estudiamos la variación del concepto del
continuo matemático considerando tres momentos de la historia de los griegos antiguos,
desde Pitágoras (500 a.C.) hasta Arquímedes (212 a.C.), con la pretensión de identi-
ficar los problemas y obstáculos que surgieron en la génesis del continuo matemático,
las respuestas que se alcanzaron en la época, sus limitaciones y los problemas que
quedaron abiertos como tarea para los matemáticos posteriores. El contenido se divide
en tres partes: La primera presenta el modelo de Toulmin; en la segunda presentamos
un estudio de la historia del concepto del continuo matemático en el período griego y
en la tercera aplicamos el modelo al estudio de la evolución del continuo en el período
griego. Finalmente, se identifican algunos obstáculos epistemológicos presentes en la
época.
Introdución
91
92 César Augusto Delgado G
Por “ideales intelectuales” (I) de una ciencia se entiende, según él, aquellas
concepciones muy generales compartidas por la comunidad de la disci-
plina acerca de la forma general que debe tomar una explicación completa
de cierto fenómeno, para poder explicar perfectamente las relaciones que
lo definen, y ello es posible porque se comparte cierto objetivo comunal.
Y son ideales porque desde su perspectiva la realidad sólo se conoce por
aproximaciones sucesivas y siempre superables.
El modelo de Toulmin 95
1 El modelo de Toulmin
P= I−C
“Todas las cosas que pudieran ser conocidas tienen número; pues no
es posible que sin número nada pueda ser conocido ni concebido”
([2, pág. 85])
Zenón de Elea (450 a.C.) fue alumno de Parménides. Sus cuatro parado-
jas conocidas con los nombres de “la dicotomía”, “de la flecha”, de “Aquiles
y la tortuga”, y la “del estadio” pretendían refutar las ideas de la divisi-
bilidad infinita del tiempo y el espacio; negar la existencia de indivisibles
o átomos matemáticos, como constituyentes del espacio y el tiempo.
nada continuo como una recta, pues un punto no puede ser con-
tinuo con otro punto. Un punto, añade, es como el ahora en el
tiempo; el ahora es indivisible y no una parte del tiempo. Un
punto puede ser el comienzo, un final o un divisor en un segmento
pero no es parte de él ni de ninguna magnitud. Solamente por
movimiento puede un punto generar una recta y ser así origen de
la magnitud. También afirma que si un punto no tiene longitud, si
una recta estuviera compuesta de puntos, tampoco tendría longi-
tud, y análogamente si el tiempo estuviera constituido de instantes,
no habría ningún intervalo de tiempo.” ([9, pág. 84]).
“Una cosa es continuo cuando los límites en los que se tocan dos
partes sucesivas cualesquiera son uno y el mismo y están, como la
palabra misma continuo implica, juntos” ([9, pág. 84]).
Esta idea está ligada a la percepción, abstraída de los entes físicos; la con-
tinuidad es una propiedad que hace que extremos de dos cosas contiguas
sean una misma cosa y se mantengan unidas.
una toma de conciencia que conduce al saber por qué se hace lo que se
hace, y esto estaba fuera del alcance de los matemáticos de la época.
Para observar cómo la necesidad operatoria (procedimental) obliga a
suponer lo anteriormente expuesto, comentaremos la demostración de la
Proposición XII,2 que se apoya en la proposición XII,1.
Proposición XII, 1. La razón entre los polígonos semejantes inscritos en
círculos es como la razón entre los cuadrados de los diámetros de ambos
círculos.
Proposición XII, 2. La razón entre dos círculos es la misma que la que
hay entre los cuadrados de sus diámetros.
Los pasos que sigue Euclides en la demostración son los siguientes:
S : S 00 = d2 : d02 (1)
P 0 < S 0 − S 00
por tanto
S 00 < P 0 < S 0 (2)
Si inscribimos en S un polígono P , semejante a P 0 , por la proposición
XII,1
P : P 0 = d2 : d02 (3)
110 César Augusto Delgado G
P : S = P 0 : S 00
|Pn − C| < ε
Quien más se acercó entre los antiguos al proceso de paso al límite fue
Arquímedes de Siracusa (287-212 a. C.),
“Él, más que ningún otro autor griego acercó la geometría a la me-
cánica y utilizó con gran ingenio argumentos geométricos para dar
demostraciones”.([9, pág. 233].
112 César Augusto Delgado G
Gracias a que imaginó las figuras geométricas como constituidas por seg-
mentos de líneas o láminas delgadas pudo desarrollar un método heurís-
tico dirigido por consideraciones físicas que facilitaban el descubrimiento
de proposiciones matemáticas. El nuevo conocimiento, obtenido me-
diante un razonamiento inductivo, posteriormente era demostrado ri-
gurosamente por medio del método de exhausción.
r = kt q = wt
Arquímedes dedujo y demostró que “el área limitada por la primera vuelta
de la espiral y la línea inicial, es igual a un tercio del primer círculo” ([9,
pág. 160]). El procedimiento es básicamente el mismo descrito anterior-
mente, la novedad está en que ahora considera sectores circulares inscritos
y circunscritos, acotando el área A por sumas superiores ( S ) e inferiores
( S ) de manera que la diferencia | S − S | sea tan pequeña como se desee.
A) Representación transversal
B) Representación longitudinal
En el período de estudio, la evolución genealógica del concepto de con-
tinuidad y conceptos relacionados se ilustra en la Figura N o 3, a la cual
corresponden las siguientes caracterizaciones:
R: Razón. Es una relación entre dos magnitudes del mismo tipo con
respecto a su tamaño.
C) Representación evolutiva
Consideramos conjuntamente las variables A y B, como se muestra en la
Figura No 4, para poder analizar la evolución conceptual y obtener los
resultados del análisis.
B) Procedimientos de selección
Respecto a los procedimientos de selección de la época, por medio de los
cuales se aceptan o rechazan ciertas variantes conceptuales.
B.1 Respecto a los factores que determinaron el ingreso de la variante
conceptual.
En el caso V1
En el caso de V2
Conclusiones
instrumento para calcular demostró ser útil y por ello fue acep-
tado en la comunidad matemática. La prospectiva del desarrollo
de este concepto muestra que la toma de conciencia, el paso de lo
procedimental a lo conceptual, fue un largo proceso resultado de la
actividad de la comunidad matemática y de su reflexión sobre la
actividad misma.
Obstáculos epistemológicos
1. El paradigma filosófico de las matemáticas. Para los griegos las
matemáticas no son una creación, ellas preexisten en la naturaleza.
El hombre se limita a descubrirlas y a describirlas. Las ideas acep-
tadas eran aquellas que se alcanzaban por interpretación estricta-
mente lógica, pero los postulados en que se fundamentan estas de-
ducciones no eran arbitrarios y estaban sugeridos por concepciones
establecidas por la experiencia empírica.
Esta concepción cierra el paso a la especulación y admite sólo aque-
llo que es comprobable por la experiencia. Sin embargo, ella fa-
vorece la instauración en la cultura griega del valioso método de-
ductivo con el que se alcanza la perfección del sistema axiomático
de la geometría de Euclides. Pero a causa de la misma concepción
ésta se limita a la recta, la circunferencia y las figuras relacionadas
con ellas; constituyendo así el conjunto de las curvas “verdaderas”.
El rigor exigía que se demostrara la existencia de la figura, es decir,
se admiten sólo aquellas que se obtenían por regla y compás ex-
cluyendo las demás. Por ejemplo, la parábola se consideró como una
sección cónica estudiando sus propiedades cualitativas sin ocuparse
de las propiedades matemáticas. Las limitaciones, consecuencia del
obstáculo epistemológico, no se circunscribieron a esta visión res-
tringida de la geometría sino que provocó lo que Cantor denominó
el “horror al infinito”
124 César Augusto Delgado G
Referencias
[3] Boyer, C. (1959). The History of the Calculus and his Conceptual Deve-
lopment. Dover Publications. New York.
– artículos
– notas de clase
– glosas sobre libros y artículos
– problemas y soluciones
– noticias, etc.
1. P es un ideal primitivo.
Z Z
→
−
F · ds = ∇ · F dv
∂Ω Ω
Resúmenes de Artículos, Proyectos y Tesis 131
sequence space
Investigador(es): P. Gómez Palacio, J. A. López Molina y M. J. Rivera
Institución: Universidad EAFIT (Colombia)y Universidad Politécnica de Va-
lencia, (España)
Resumen: En este artículo caracterizamos los ideales de operadores minimal
y maximal asociados a una amplia clase de norma tensorial obtenidas a partir
de un espacio de Banach de sucesiones. Nuestros resultados son extensiones
de los resultados clásicos acerca de las normas tensoriales de Saphar, una idea
iniciada muchos años atras por De Grande-De Kimpe y Harksen. Sin embargo,
hasta ahora esta idea no ha ido más allá de un simple, aunque general, ejem-
plo de normas tensoriales. Probablemente esto es debido a que el estudio de
operadores relacionados naturalmente con normas tensoriales clásicas es domi-
nado por las propiedades especiales de los espacios Lp (µ) y en consecuencia la
parte crucial de la solución del problema queda escondida en estas propiedades.
El interés principal de éste artículo es descubrir el papel clave que juega la es-
tructura local de los espacios involucrados en ésta clase de problemas generales.
(aa )a = a( aa ).
xy − y x = 0, x 6= y (4)
o, en forma equivalente,
1 1
x x − y y = 0, x 6= y (5)
1 1
a) 0 < a 6 1. Entonces 0 < a a 6 1 y f alcanza el valor a a una sola
1
vez. Esto es, f (x) = a a solo para x = a.
1 1
b) 1 < a < e. Entonces 1 < a a < e e . Como f es estrictamente
creciente en (1, e), el único x en (1, e) tal que f (x) = a 1/a es x = a.
1 1 1
De otro lado f (e) = e e , f (+∞) = 1 y 1 < a a < e e . Entonces por el
1
teorema del valor intermedio existe b en (0, +∞) tal que f (b) = a a .
Por ser f estrictamente decreciente en (e, +∞) este b es único. Es
1 1
decir, existe un único b 6= a tal que b b = a a .
1 1
c) a > e. Nuevamente f (+∞) = 1 < a a < e e = f (e). Un razona-
1
miento análogo prueba que f toma el valor a a una única vez en
(1, e) y una única vez en (e, +∞).
mn − n m = 0 (7)
n2 = 2 n , n > 2, (8)
Referencias
[10] James Shokley. Introduction to Number Theory. Holt. Rinehart and Wis-
ton, inc, 1967.
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