Autolisis Pediatria

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AUTOLISIS EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Como fenómeno humano, el suicidio ha estado presente en todas las épocas


históricas. Sin embargo, las actitudes hacia este fenómeno han variado
considerablemente en las distintas sociedades, dependiendo de los valores
filosóficos, religiosos e intelectuales de cada cultura.

El comportamiento suicida constituye un problema complejo, con múltiples causas


interrelacionadas, siendo la enfermedad mental uno de los factores más
importante que predispone al comportamiento suicida. Las personas afectadas por
enfermedades mentales presentan un riesgo de suicidio diez veces mayor que
aquellas personas que no las sufren.

En general, se tiene la percepción de que la infancia es la etapa de la vida donde


se es feliz y, por lo tanto, la conducta suicida no podría presentarse. Sin embargo,
en la niñez sí ocurren actos suicidas.

Tratándose de niño/as, los factores de riesgo para suicidio deben ser detectados
en el medio familiar donde el menor vive. Hay que considerar factores tales como
si el hijo fue deseado o no; la edad de los progenitores; si el embarazo fue
controlado o no; la personalidad de los progenitores.
Los principales factores de riesgo en los niños/as son:

• Clima emocional caótico en la familia

• La presencia de alguna enfermedad mental en los padres (principalmente


el alcoholismo paterno y la depresión materna)

• La presencia de conducta suicida en alguno de los progenitores

• El maltrato infantil y el abuso sexual de los padres hacia los hijos

• Trastornos del control de impulsos en el niño/a (que se expresa en altos


niveles de disforia, agresividad y hostilidad)

• Niños/as con baja tolerancia a la frustración (sin capacidad para aplazar la


satisfacción de sus deseos, muy demandantes de atención y afecto)

• Niños/as muy manipuladores, celosos de los hermanos o del progenitor del


mismo sexo, que asumen el papel de víctima, o son susceptibles o rencorosos

• Niños/as excesivamente rígidos, meticulosos, ordenados y perfeccionistas.

• Niños/as muy tímidos, con pobre autoestima, pasivos.

• La existencia de amigos o compañeros de escuela que han hecho intentos


de suicidio.
Adolescencia:

En la última década, se ha visto a nivel mundial un incremento importante en las


tasas de suicidio entre los adolescentes, razón por la cual se están desarrollando
una serie de estrategias que apuntan a fomentar en los adolescentes, estilos de
vida saludables como practicar deportes en forma sistemática, tener una
sexualidad responsable, no adquirir hábitos tóxicos como fumar o beber alcohol,
desarrollar intereses que les permitan tener un uso adecuado de su tiempo libre.

En la adolescencia, el suicidio está relacionado con características propias de esta


del ciclo vital, como por ejemplo, dificultades en el manejo de impulsos, baja
tolerancia a la frustración y la tendencia a reaccionar polarizadamente, en
términos de “todo o nada”. Sin embargo, habitualmente el fin último no es el
consumar la muerte, sino más bien parece ser un grito desesperado para obtener
ayuda, dado que percibe su situación y a sí mismo como sin posibilidades de
salida y/o esperanza. Si el adolescente tuvo durante su infancia los factores de
riesgo suicida descritos, éstos se mantienen y se potencias con algunas de las
problemáticas propias de la adolescencia.

En general, la historia de vida de los adolescentes en riesgo de suicidio se puede


dividir en tres etapas:

1. Infancia problemática.

2. Recrudecimiento de problemas previos, al incorporarse los propios de la edad


(cambios somáticos, preocupaciones sexuales, nuevos retos en las relaciones
sociales y en el rendimiento escolar, etcétera).

3. Etapa previa al intento suicida, caracterizada por la ruptura inesperada de


relaciones interpersonales.
Entre los factores de riesgo a considerar en esta etapa se cuentan:

• Intentos de suicidio previos

• Identificación con familiares o figuras públicas que cometen suicidio

• Alteraciones en el comportamiento sexual como precocidad, promiscuidad,


embarazos no deseados u ocultos, abortos, haber sido víctima de abuso sexual o
violación.

• Variaciones en el comportamiento escolar, como deterioro del rendimiento


habitual, fugas o deserción escolar, desajuste vocacional, dificultades en las
relaciones con profesores, violencia y bullyng entre compañeros, inadaptación a
determinados regímenes escolares (internado por ejemplo).

• Compañeros de estudio con conductas suicidas

• Dificultades socioeconómicas

• Permisividad en el hogar ante ciertas conductas antisociales.

• Falta de apoyo social

• Acceso a drogas y/o a armas de fuego

• Aparición de una enfermedad mental, especialmente trastornos del humor


y esquizofrenia.
En general, el método utilizado para cometer suicidio depende de su disponibilidad
y el acceso que la persona tenga a un método particular. También influyen el tipo
de enfermedad que tenga la persona en riesgo y el antecedente familiar que tenga
del uso de uno u otro método.

Los métodos para cometer suicidio se clasifican en violentos y no violentos (según


la impulsividad del acto suicida), y activos (ahorcamiento, precipitación, armas de
fuego, armas blancas) o pasivos (gases, drogas, venenos)

Entre los niños, los métodos elegidos para suicidarse dependen de la


disponibilidad de éstos, de las propias experiencias y las circunstancias del
momento. Entre los más frecuentes se encuentran la ingestión de tabletas,
venenos agrícolas, kerosene, lociones para la piel, precipitación, ahorcamiento,
fuego y corte de vasos sanguíneos. Por lo general, las niñas intentan contra su
vida a menor edad que los niños, y en los lugares que habitualmente habitan o
frecuentan (hogar, escuela, casa de amigos, etcétera).

Los problemas mentales más a menudo asociados a los comportamientos suicidas


son la depresión y los trastornos bipolares, el abuso de drogas y alcohol y la
esquizofrenia. En Chile, al igual que en muchos países del mundo, es
especialmente preocupante el aumento de la mortalidad por causas externas en
los adolescentes, las que representan el 60% del total de las muertes en
adolescentes. En el grupo de adolescente entre 10 a 14 años, la tasa de suicidios
aumentó de 1,0 por 100.000 el año 2000 a 1,9 por 100.000 el año 2009. Del
mismo modo, en el grupo de 15 a 19 años, la tasa de suicidio aumentó de 8,6 a
11,4 por 100.000 en el mismo periodo (DEIS, 2010).

Por lo anterior se ha hecho necesario implementar diversas estrategias


preventivas de intervención, por lo cual, el Ministerio de Salud, en su Estrategia
Nacional de Salud para la década 2011-2020, ha considerado incluir metas que
permitan disminuir la tendencia en aumento que presenta esta tasa en este grupo
poblacional. La meta de impacto esperada al 2020 es disminuir en 15% la tasa
proyectada de 12 por 100 mil a 10,2 por 100 mil adolescentes. Para esto se
proponen 4 estrategias: trabajo intersectorial; detección de casos de riesgo;
cobertura y calidad de la atención; y vigilancia epidemiológica.

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