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JOSÉ ÁNGEL BUESA
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SUS MEJORES POESÍAS
Selección e introducción del Dr. Carlos Manuel Taracido
JOSÉ ÁNGEL BUESA
SUS MEJORES POESÍAS
Póster de José Ángel Buesa
JOSÉ ÁNGEL BUESA
Selección e Introducción
Carlos Manuel Taracido Rubio
Colección ANTOLOGÍAS
Colección ANTOLOGÍAS
Portada: Vitral cubano. Foto tomada en Miami (2017) por Carlos Manuel Taracido.
I.S.B.N.: 978-84-8017-396-4
Depósito legal: M-33126-2017.
Imprime: SAFEKAT
Impreso en España / Printed in Spain
Un gran amor es una herida
que se abre en flor y aroma, como
un surco en la tierra.
Y aunque la herida, a veces, al instante se cierra,
queda su cicatriz para toda la vida.
Así ha conquistado las preferencias de una gran masa lectora, fue por
muchos años el poeta más leído y recitado en toda Hispanoamérica y el
único que logró vender un millón de copias de los más de veinte cuader-
nillos que conformaron sus libros, una hazaña que no ha podido superar
poeta alguno en nuestra lengua.
9
Si leemos cronológicamente su obra, observamos que, pasados los años
de su poesía escrita en Cuba, hay una atenuación de sus descripciones
y un ahondamiento de su psicología amorosa, siempre en torno de la
mujer enamorada o al desarraigo -obligado- de la patria y la soledad.
Confío que la presente selección de sus mejores poesías tenga una gran
acogida entre los numerosos lectores de este bardo cubano.
Autor del poemario Poemas de mi fantasía (1971), del libro Esquema de pro-
sodia española (1971), una rápida introducción a la versificación española tra-
dicional, de la Antología de la poesía en Cuba: 1800-1959 (2016) y de Rimas
del Alma (2017).
10
A UNA LÁGRIMA
ACUÉRDATE DE MÍ
11
No podrás olvidar que te he adorado
con ciego y delirante frenesí
y en las confusas sombras del pasado,
luz de mis ojos, te acordarás de mí.
II
12
olvido la asechanza de la sed de la arena
y el misterioso instinto que alarga las raíces.
AMOR TARDÍO
ARTE POÉTICA
13
Escribe de tal modo que te entienda la gente,
igual si es ignorante que si es indiferente.
14
BALADA DEL LOCO AMOR
II
III
15
BALADA DEL MAL AMOR
16
Si una rosa es más bella mojada de rocío,
el golpe de la lluvia la puede deshojar...
BRINDIS
17
A la vez diferente y parecida
como el atardecer y la mañana.
CANCIÓN AGRADECIDA
18
Que llueve dentro cuando escampa afuera,
y haz que vuelva a llover de esa manera
como llueve en mi alma todavía.
CANCIÓN COMPARTIDA
Abrirás la ventana
cuando se enciende el día,
feliz con tu destino,
libre de todo mal,
y en la anchura del mundo
cualquiera encontraría
otra ventana abierta
y una alegría igual.
Maldecirás la noche
viendo pasar el viento,
o crisparas las manos
sin saber contra quién,
y en la anchura del mundo
y en el mismo momento
ha de haber alguien,
siempre, descontento también.
Ya ves que,
aunque te fuiste,
no te vas todavía,
y estas aquí, conmigo
no importa donde estés.
20
CANCIÓN COTIDIANA
CANCIÓN DE LA BÚSQUEDA
21
Y, sin embargo, espero. Y el tiempo pasa y pasa.
Y ya llega el otoño, y espero todavía:
De lo que fue una hoguera sólo queda una brasa,
pero sigo soñando que he de encontrarte un día.
CANCIÓN DE LA ENREDADERA
I
Como un verde tentáculo que se alarga de sed,
la alegre enredadera crece por la pared.
22
Imagen del amor alocado y ardiente
que por crecer tan pronto se secó prontamente.
II
CANCIÓN DE LA LLUVIA
23
II
24
no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera:
ni menos en otoño, ni más en primavera.
25
El amor... Esa estrella de una sombra infinita,
aunque muera cien veces, cien veces resucita.
III
CANCIÓN DE UN SUEÑO
27
Algo ocurre en la noche, pero yo no lo digo:
ni a ti, que nada sabes, ni a ti te diré nada,
pero al mirar tus ojos sabré, por tu mirada,
si también, esta noche, tú has soñado conmigo.
28
Nunca fue mía. No era la más bella.
Otras me amaron más... Y, sin embargo,
a ninguna la quise como a ella.
29
CANCIÓN DEL AMOR QUE SE QUEDA
II
III
30
yo, embriagado en tu vino con distinta embriaguez,
pensaré que eres otra, ¡para amarte otra vez!
CANCIÓN III
31
Te digo que estoy triste porque no estás conmigo,
pero la noche sabe, cuántas veces ya he muerto.
CANTO FINAL
32
No importa ni el olvido: debajo de la tierra
volaran mariposas de mis cuencas vacías…
CARTA A USTED
CARTA DE AMOR
34
Quiero que no se empañe tu mirada,
pues, si no, no habrá estrellas, ni habrá luna, ni nada.
Y, sobre todo, lo que quiero y quiero
es un año que tenga doce meses de enero.
***
Aquí llueve y no importa, pues la lluvia es tan leve
que al leer esta carta no sentirás que llueve.
CARTA DE AMOR II
35
CON LA SIMPLE PALABRA
36
Al referir mi viaje le fui añadiendo cosas.
Cosas que sueño a veces, pero que nunca digo,
y así, donde vi un yermo, juré haber visto rosas.
No me culpes, muchacha, que igual hice contigo.
¿Sabes tú?
Mi vida es como un canto que nadie ha de cantar,
pues tuvo las violentas inquietudes del mar
y el espejismo de la droga hindú...
38
DE MUERTE EN FLOR
DISCRETO AMOR
EL ARQUERO
41
Arquero de la noche, mi pulso estaba firme,
y en mi carcaj había solamente una flecha.
II
Y vigorosamente lancé mi flecha al viento,
y hubo un largo zumbido sobre la cuerda tensa.
Lancé mi única flecha —la flecha de mi ensueño—
y me crucé de brazos bajo la noche negra.
III
El arco envejecido se me pudre en las manos,
pero yo sigo —arquero de la noche— en mi espera.
Lancé mí única flecha, y se perdió en la sombra.
Y nunca he de saber si llegó a las estrellas.
EL CID
Un soir, dans la Sierra, passait Campeador
JULES BARBEY D’AUREVILLY
42
Así, lento, magnífico, arrogante y severo,
iba por los caminos el radiante viajero,
cuando oyó que del fondo de un barranco surgía
la ronca y débil súplica de una voz de agonía.
Y allí, tendido en tierra, vio un monstruo repugnante
de agarrotadas manos y roído semblante:
Un leproso.
43
De repente, con suave firmeza, lo rechaza;
contempla largamente aquel escombro humano,
se arranca el guantelete... ¡y le tiende la mano!
EL GRAN AMOR
44
En el agua fresca de nuestras ternuras
mojará las alas de sus travesuras
como una paloma que aprende a volar;
y será violento, loco y peregrino,
y amará igualmente la mujer y el vino,
y el cielo y el mar.
45
EL HOMBRE ENAMORADO DEL AMOR
Y el alma se le iba
al hombre enamorado del amor,
y sus ojos miraban hacia arriba
al dar el beso y al agarrar la flor.
EL NOMBRE OLVIDADO
46
Pero eres tú, tan mía y tan ajena,
de un modo tan confuso y tan sencillo,
como el brillo redondo de un anillo
que no se sabe quién perdió en la arena.
ELEGÍA DE ESTÍO
II
ELEGÍA
ELEGÍA NOCTURNA
48
Ahora me envuelve un hosco silencio de campana,
donde sólo resuena tu campana lejana.
ELEGÍA IV
ELEGÍA V
Alors, ô mon amie, mon cœur a éclaté...
FRANCIS AMMES
49
Mía en mi sombra. Mía en tu perfume.
Mía sobre una ausencia llena de ríos y de árboles.
Mía en la brisa tibia que tiene un eco de tus manos;
mía en mis ojos tristes, tristes de tanto no mirarte...
mía para mí solo, como después y como antes;
mía sobre la música de tus pies lentos en la arena;
mía bajo la sombra de lo que nadie sabe...
Y, sin embargo, llegas en los ecos nocturnos,
más pálida, más casta y más ausente; y me llega
en el viento tu cabellera desatada,
y me llega en la espuma tu mano transparente...
III
IV
VI
HYACINTHUS
Voici, voici venir les temps de l’Androgyne.
ALBERT SAMAIN
52
El agua de ese río seguirá corriendo mañana,
pero ya tu perfume no crecerá en el viento,
porque en tu corazón nacen espigas tristes
cuando tus manos buscan vanamente tus senos.
53
Tú sabes que hay cisternas de estupor y de fiebre
y rostros que se asoman al final de tu espejo,
y que hay hoscos picachos y lejanías de mezquitas
en un sabor antiguo perpetuamente nuevo.
54
Y vas por el camino que no conduce a parte alguna
con el nardo sonámbulo que guarda tu secreto,
con las manos sin sombra, resplandecientes de rocío,
y con el torpe orgullo de haber matado un sueño.
LA ENREDADERA
55
como cuando miramos una estrella,
sin saber si se enciende o si se apaga.
Mi corazón, en tránsito de fuego,
ardió de llama en llama, pero en vano,
porque fue un ciego que extendió la mano
y sólo halló la mano de otro ciego.
Y ahora estoy acodado en la ventana,
y mi dolor no sabe lo que pierde
ni mi alegría sabe lo que gana,
viendo crecer la enredadera verde
en el áureo esplendor de la mañana.
LA ESTRELLA
LA PEQUEÑA PLEGARIA
56
Hoy apenas te pido, Señor, humildemente,
abrir una ventana y encontrar una rosa.
LA SED INSACIABLE
57
LAMENTACIONES DE OTOÑO
II
58
III
No te me vayas todavía,
porque no me quiero quedar
triste de ensueño y de armonía,
igual que un ciego frente al mar
II
LLUVIA FINAL
MADRIGAL TRISTE
60
¡Cuánta muda tristeza en el cielo nublado!
¡Qué silencio en las frondas donde el ave cantaba!
—Busqué a mi alrededor algo desconsolado...
Y ella, a mi lado, suspiraba...
MADRIGAL
MÍA
61
¿No oyes el canto que alza el jilguero,
revoleteando sobre el alero,
vertiendo a chorros su melodía?
Es que él bien sabe cuanto te quiero;
es porque sabe que ya eres mía...
62
Mujer soñada: Ya tú eres mía,
ya tú eres mía como las rosas
son del rosal, y el Sol del día.
Todos los seres, todas las cosas,
NOCTURNO V
63
Mi corazón palpita en la distancia
y asciende en espirales hacia un astro que ignoro.
Un vaho de silencio me envuelve de fragancia,
y me dicta las sílabas de una estrofa de oro.
NOCTURNO VI
64
y no he de verte entonces de pie bajo la lluvia,
con las manos temblando de frío y de deseo.
NOCTURNO VII
NOCTURNO VIII
65
Puedo cerrar los ojos y apagar las estrellas.
Puedo cerrar los ojos y pensar que ya he muerto.
OASIS
66
Pero tú no estarás en las mujeres
que alegraron un día mi tristeza de hombre:
Como oculté mi amor sabré ocultar tu nombre,
y, al decir que te amo, nunca diré quién eres.
Nota: Otra versión suprime la segunda estrofa y comienza el poema con el verso
Como un verdor en medio del desierto
OTOÑO Y JARDÍN
67
PEQUEÑA CANCIÓN 1 y 2
Amor y primavera
son una cosa igual,
y cada cual lo sabe a su manera:
Vos, señora, pasando por mi acera;
yo, cuidando del rosal.
Es la única cosa
que exista entre los dos:
Vos que pasáis, feliz de ser hermosa,
yo, esperando que nazca alguna rosa
digna de vos...
*
Aún alegran tu calle los viejos mediodías
y la sombra del álamo refresca tu portal,
todo está como entonces, cuando tú me querías,
pero ya no me quieres, y todo sigue igual.
POEMA CREPUSCULAR
68
y en la voz de la fuente vibra una voz querida,
que en su canción de oro y cristal me nombra…
POEMA DE LA CULPA
69
Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar la simiente.
POEMA DE LA DESPEDIDA
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.
70
Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.
POEMA DE LA ESPERA
POEMA DE LA NAVIDAD
72
POEMA DEL AMOR AJENO
73
Y así pasas a veces tranquila y bella,
así como esta noche te vi pasar.
Más yo debo mirarte como una estrella
que se mira de lejos y nada más.
74
Te canté en mis canciones, y, a pesar de mi canto,
no valías la pena.
75
POEMA DEL OLVIDO
POEMA FINAL
78
Y es que el amor más grande nos parece pequeño
mientras haya otra boca que podamos besar,
y el corazón no sabe la medida del sueño
como nadie ha sabido la medida del mar.
79
porque puedo dejarte de amar, y sin embargo...
¡no te puedo olvidar!
POEMA
POEMAS EN LA ARENA
80
II
SE DEJA DE QUERER
Wenn Zwei von einander scheiden.
HEINE
81
Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
82
igual que un corazón envejecido
que aún palpita, sin bienes y sin males,
lleno de sal, como los litorales,
con fatiga de amor y sed de olvido.
SOMBRAS EN LA ESTIGIA
83
Cual hosca pared de ceniza
se erige la niebla compacta en redor,
y el brillo fosfórico del agua plomiza
bifurca en la estela su efímero ardor.
Unánimemente,
los reos se ponen de pie:
tocando la meta del viaje doliente
parece salvarlos la fe.
Y entonces Caronte
dilata su tórax velludo y potente,
contrae su recia testuz de bisonte
y se hunde en la espesa corriente.
84
La fétida onda le sube hasta el cuello,
pero él con brutal energía
ritmando su ronco resuello
remolca la barca sombría...
Y el fiero barquero,
irguiendo sus hombros de atlante,
afinca sus piernas de bronce y de acero
y extiende la diestra sangrante...
85
Puede ser que, mirando la corriente,
su sed fuera más triste todavía;
aunque acaso aquel hombre no bebía
por no enturbiar el agua transparente.
SONETO I y II
*
Mi corazón se siente satisfecho
de haberte amado y nunca poseído:
así tu amor se salva del olvido
igual que mi ternura del despecho.
86
Jamás te vi desnuda sobre el lecho,
ni oí tu voz muriéndose en mi oído:
así ese bien fugaz no ha convertido
un ancho amor en un placer estrecho.
Yo no sé si tú esperas todavía
el gran amor con que soñaste en vano,
que era un pozo en la tarde de verano
y era la sed que el pozo calmaría.
87
Yo sólo sé que estuvo cerca un día,
cuando tú lo creíste más lejano;
y fue una llama que se heló en tu mano
al separar tu mano de la mía.
ÚLTIMO AMOR
88
VARIANTE DE UNA CANCIÓN ANTIGUA
YO VI LA NOCHE ARDIENDO
89
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía.
Quizás no he de olvidarte, pero te digo adiós.
91
ÍNDICE
Introducción 9
A una lágrima 11
Acuérdate de mí 11
Alegoría del río seco 12
Amor tardío 13
Arte poética 13
Balada de las recapitulaciones 14
Balada del loco amor 15
Balada del mal amor 16
Brindis 17
Canción a la mujer lejana 17
Canción agradecida 18
Canción compartida 19
Canción contigo 20
Canción cotidiana 21
Canción de la búsqueda 21
Canción de la enredadera 22
Canción de la lluvia 23
Canción de la noche sola 23
Canción de los amantes 24
Canción de los remos 26
Canción de un sueño 27
Canción del amor lejano 28
Canción del amor que pasa 29
Canción del amor que se queda 30
Canción del transeúnte 31
Canción III 31
Canción para una desconocida 32
Canto final 32
Carta a usted 33
Carta de amor 34
Carta de amor II 35
Con la simple palabra 36
Cuartetos del transeúnte 36
93
Cuento para la niña triste 37
De muerte en flor 39
Discreto amor 39
Dúo de amor 40
El arquero 41
El Cid 42
El gran amor 44
El hijo del sueño 44
El hombre enamorado del amor 46
El nombre olvidado 46
Elegía de estío 47
Elegía I 47
Elegía nocturna 48
Elegía IV 49
Elegía V 49
Elegía para ti y para mí 50
Excusa del viento 52
Hyacinthus 52
La dama de las perlas 55
La enredadera 55
La estrella 56
La pequeña plegaria 56
La sed insaciable 57
Lamentaciones de otoño 58
Las dos muñecas 59
Lluvia final 60
Madrigal tirste 60
Madrigal 61
Mía 61
Mi corazón se siente satisfecho 63
Nocturno V 63
Nocturno VI 64
Nocturno VII 65
Nocturno VIII 65
Oasis 66
Otoño y jardín 67
Pequeña canción I y II 68
Poema crepuscular 68
Poema de la culpa 69
Poema de la despedida 70
Poema de las cosas 71
94
Poema de la espera 71
Poema de la navidad 72
Poema del amor ajeno 73
Poema del amor imposible 73
Poema del desencanto 74
Poema del fracaso 75
Poema del olvido 76
Poema del poema 76
Poema del renunciamiento 77
Poema del río 78
Poema final 78
Poema del secreto 79
Poema 80
Poemas en la arena 80
Se deja de querer 81
Símil del viento 82
Símil del árbol 82
Sombras en la estigia 83
Soneto con sed 85
Soneto I y II 86
Soneto para la lluvia 87
Soneto para un reproche 87
Último amor 88
Variante de una canción antigua 89
Yo vi la noche ardiendo 89
95
Este libro se terminó de imprimir el día
25 de diciembre de 2017.
editorial
Apartado de Correos 50.767
Madrid 28080 España
E-mail: [email protected]
http://ebetania.wordpress.com
99
- Presencia negra: teatro cubano de la diáspora(Antología crítica),
de Armando González-Pérez. Prólogo de José A. Escarpanter.
Prefacio de Kenya C. Dworkin y Méndez. 1999.
100
- Bojeo de la isla infinita (Antología de 6 poetas cubanos) de Sergio
García Zamora, Ihosvany Hernández González, Sonia Díaz Co-
rrales, Juan Carlos Recio Martínez, Arístides Vega Chapú y Félix
Anesio. Introducción y selección de Arístides Vega Chapú. 2013.
101
(2001)
(2002)
José Ángel Buesa. (Las Villas, 1910 - República Dominicana, 1982). Uno de los
poetas cubanos más leídos en todo el mundo. Se doctoró en la Universidad de La
Habana. Paralela a su obra poética, sus primeros años los dedicó a la Radio. Se inició
en la “Hora Múltiple” en 1934 y trabajó como productor hasta 1973. Laboró, des-
pués, con Radiodifusión O’Shea hasta 1940, cuando entró en la famosa CMQ con
un contrato exclusivo. Autor de programas radiales, como: “Rafles, el ladrón de las
manos de seda”, “Mister Chang”, “El cine en su casa”, “El monje loco”, “Tarzán”
y “El Spirit”. En 1938, la Academia de Artes y Letras de Cuba le otorgó el Premio
Nacional de Literatura. Viaja por Europa, Asia y América. En su país, dirigió la Orga-
nización Nacional de Bibliotecas Ambulantes y Populares (ONBAP), que publicaba
gratuitamente libros de jóvenes poetas. Logró fama continental al publicar en 1943
su poemario Oasis, que alcanzaría más de una veintena de ediciones. Colaboró en
revistas como: Bohemia y Vanidades, y en otras muchas publicaciones periódicas
cubanas. Perteneció al Consejo de Redacción de la revista Isla.
En 1963 salió exiliado de Cuba hacia México y cinco años después se estableció
en República Dominicana, donde ejerció como profesor de Literatura en la presti-
giosa Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Desde 1976 dirigió la revista
literaria Aula y otras publicaciones universitarias de ese país caribeño.
Sus libros en verso son: La fuga de las horas (1932), Misas paganas (1933),
Babel (1936), Poemas en la arena (1937), Canto final (1938), Muerte diaria (1943),
Cantos de Proteo (1943), Oasis (1943), Lamentaciones de Proteo (1947), Alegría
de Proteo (1948), Nuevo Oasis (1949), Poeta enamorado (1955), Poemas prohibi-
dos (1959), Libro secreto (1960), Diario galante (1962), Tiempo en sombra (1970),
Horario del viento (1971), Los naipes marcados (1974) y Libro de amor (1982).
Hay varias antologías poéticas que reúnen su obra, como: Doble antología (1952),
Los mejores poemas (1960), Mis poemas preferidos (1971), Antología poética total
(1981), Nada llega tarde (2001) con Prólogo de Carilda Oliver Labra y Del amor y
el desamor. Poemas escogidos (2013). En el 2002, Betania publicó una nueva edi-
ción revisada de su poemario primordial Oasis (2002) con prólogo del poeta cubano
Luis Mario.
En prosa, Buesa publicó Método de versificación (1974) y su autobiografía Año
bisiesto (1981) publicada por la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Tras
un largo exilio de 19 años, falleció en la ciudad de Santo Domingo y está enterrado
en un cementerio de Miami.
editorial
Colección ANTOLOGÍAS