El Mal Perforante Plantar
El Mal Perforante Plantar
El Mal Perforante Plantar
Por tanto, debemos conseguir una cicatrización adecuada, en el menor tiempo posible y de esta
manera conseguiremos minimizar el riesgo de infección y consecuentemente el de sufrir una
amputación.
En la imagen podemos apreciar como existe una prominencia de las cabezas metatarsianas y se
puede comprender como una presión mantenida puede llevar a la ulceración.
La neuropatía sensorial vuelve al pie insensible. Las personas que tienen una sensación normal en
sus pies modifican la posición de los mismos cuando existe un aumento de presión en determinada
zona. En el diabético con neuropatía esto no ocurre así y esta presión mantenida sobre una región
anatómicamente alterada constituye un factor lesivo de primera magnitud. En el pie neuropático no
ulcerado podemos reconocer las zonas de alta presión por la existencia de callos y regiones
hiperqueratósicas.
La neuropatía autónoma conduce a una ausencia de sudoración y a una piel seca que es menos
flexible y por tanto más susceptible de ulcerarse. En las zonas secas se producen grietas que son
puertas de entrada a la infección. Si además existe un componente isquémico la ulceración se
producirá con mayor rapidez y será mucho más resistente al tratamiento médico.
¿Cómo identificar una úlcera neuropatía?
De forma simple y práctica podemos determinar que las úlceras
neuropáticas son plantares en su gran mayoría. Las úlceras en
las caras laterales del pie se producen generalmente por el roce
con un calzado muy estrecho.
El fondo de la misma, cuando lleva muchos meses de evolución suele ser sucio y con falta de
granulación. Puede existir fetidez o supuración activa. A veces el paciente, se da cuenta de la
presencia de la úlcera debido a que presenta los calcetines manchados con secreción purulenta.
Otras veces al explorar el pie no descubrimos la ulceración abierta sino que la zona está recubierta por
una piel flácida, con hemorragia, suero o pus en su interior y que cuando es desbridada pone al
descubierto la verdadera dimensión de la úlcera.
Una vez que hemos realizado todo el desbridamiento tenemos la dimensión y profundidad real de la
úlcera.
Descartando la infección
Mediante los signos clínicos que hemos referido
anteriormente y en la página principal podemos diagnosticar
la infección con bastante facilidad.
En la imagen inferior vemos una ortesis que consigue una descarga total del antepie.
Tratamiento local de la úlcera
Las premisas fundamentales para conseguir un buen control local de la cicatrización son controlar la
infección y mantener la herida en un ambiente húmedo.
Las curas locales se realizan mediante lavados con suero fisiológico y se colocan gasas impregnadas
en el mismo producto. Las gasas con suero han de ser cambiadas 2 ó 3 veces al dia, y es importante
que se adiestre al paciente y su familia en la forma de realizarlo. La retirada de las gasas cuando se
seca el suero fisiológico provoca un desbridamiento beneficioso, pero cuando existe buena
granulación y ya no existen esfacelos, estas gasas secas pueden destruir las capas más superficiales
del tejido de granulación. En este caso preferimos colocar alguna pomada.
Si existe infección, en ocasiones usamos sulfadiacina argéntica en vez de suero fisiológico y si existen
pequeños esfacelos usamos la pomada con colagenasa.
Aunque aún no se encuentra en el mercado español, en otros paises se usa con buenos resultados, el
gel de becaplermin. Este producto es un factor de crecimiento derivado de las plaquetas y resulta
prometedor.
Sobre el tratamiento tópico en las heridas diabéticas
existen controversias y muy pocos estudios controlados
que aporten evidencias. Debido a que la infección puede
dar muy poca sintomatología en el pie del diabético, la
mayoría de expertos prefieren sistemas de curas que
permitan una adecuada valoración en cortos espacios de
tiempo.
• Existencia de enfermedad vascular periférica asociada. Estariamos ante una úlcera neuroisquémica.
La isquemia dificultaría el aporte tisular de oxígeno y nutrientes para que se lleve a cabo una correcta
cicatrización.
• Existencia de osteomielitis. Si la úlcera reduce de tamaño, pero persiste con mínimas descargas
purulentas y resistencia a la apitelización completa, hay que sospechar que exista osteomielitis. A
pesar de que la radiografía sea normal, es necesario descartarla mediante otras pruebas
complementarias como gammagrafía con leucocitos marcados o Resonancia Magnética Nuclear.
• Que no se estén llevando a cabo las descargas de presiones de forma óptima. Nuestro paciente
sigue plantando el pie en el suelo a pesar de todas las recomendaciones.
Unidad de Pie Diabético. Hospital La Paloma. Las Palmas de Gran Canaria ( España)
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