Aficion y Amor de Jesús Nieremberg
Aficion y Amor de Jesús Nieremberg
Aficion y Amor de Jesús Nieremberg
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The John Cárter Brown Library
Brown University
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*$* Purchased from the 4*
Louisa D. Sharpe Metcalf Fund $
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AFICION Y AMOR
de la Compañía de Jesús,
Aíto DE M.DCCCXIV.
México s Imprenta de Ontiveros,
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AS
.
PROLOGO
h LAS ALMAS DEVOTAS,
la Compañía de jesús. Y
yo, aunque
de
quisiera servir
soy el mas mínimo de ella,
particular á las almas que
de algo en este
tuviesen semejante necesidad, y conservar
el espíritude mi religión, que es mas con-
forme á la doctrina de los padres antiguos
de la iglesia, comunicó á aquella insig*
y
ne maestra de perfección y espíritu, asen"
tando en los corazones la afición y amor
de nuestroj capuan jesús, s, que no nos pue-
toda moti-
inmortificadísimas ) quitándole
alma.
ca de imperfección de su
Quien la sacó de aquella ignorancia y
la Santa le llama)
dice que
yerro (como
de la Compañía á quien con-
fue un padre
después por experiencia
sultó,y ella halló
la verdad y provecho
de lo que le dixo
dice: Veo yo cla-
aquel Santo Padre, y así
ro y he visto después,
que para encontrar
grandes mercedes
d Dios y que nos haga
Humanidad
rniere sea por manos de esta
sacratísima en quien dixo su Magosta
veces lo he vis-
se deleita. Muy muchas
to por experiencia.
Húmelo dicho el Señor.
hemos
He visto claro , que por esta puerta
muestre la so -
de entrar si queremos nos
secretos. Asi
berana Magestad grandes
otro cami-
que Vm., señor mió, no quiera
.
no aunque esté en la
cumbre de la con-
por aquí va seguro. He^
que-
templación’.
Santa I ere *
rido traer este testimonio ese
el nombre de Jesús
por sí mismo, y por
á solas, no tiene
su sonido y naturaleza
Dios; pero
mas virtud que el nombre de
ex opere oper ato,
por privilegio y como
para sanar enferme a-
tiene eficacia mayor
consolar las al-
des, librar de tentaciones,
mas y ahuyentar los demonios.
Y no me-
mirar con bue-
nos se moverá Dios para
nos ojos á quien estima,
ama y piensa en
Jesús que á quien le
nombra, por lo qual
unión y
mas presto llegará á la íntima
quien me-
grado último de contemplación,
reciere Dios le levantare á él por res-
que
peto de que quien con su pie se
Jesús,
quisiere introducir y meter
donde no le
H
llaman. Es obra toda sobrenatural aque-
lla' Magostad de Dios obra
unión, que la
en ei alma: y así, mas hace para ella la
cruz de Jesús, su humildad y su memoria
estampada en el corazón que otras diligen-
cias. Quiera la misericordia divina sirva es-
te mi trabajo para engendrar en alguno ma-
yor estima y amor de Señar, y ciar
este
materia de oración á los devotos, para
abrasarse en su caridad y animarse á su
imitación. Loque yo suplico á. quien se dig-
nare de pasar los por estas conside-
ojos,
raciones, es que las lea despacio
y tenga
algunos ratos de oración sobre ellas, para
que con mas fruto se asienten en el alma.
Y de la mía pecadora se acuerde quando.
se vea favorecida de Jesús la levante á
y
los brazos de su divinidad: quai siem-
la
pre ha de reverenciar en Cristo y mirar-
le como un hombre que es Dios.
Pág. i.
AFICION Y AMOR
DE JESUS.
CAPITULO I.
amo) á
Ouantb importa tener afecto y
santísima Humanidad.
fJesucristo y cu
desear,
Aquel Señor que es todo para
hijos de los hombres,
hermoso entre los
cabeza y
manso y humilde de corazón, la
el que nos es
honra de nuestra naturaleza,
hace que nos
causa de todo bien, el que
que a su
ame Dios, y el que nos amó mas
en su evangelio que le
abor-
vida, se queja
rece el mundo, i
O Jesús deseado ae las
regocijo de los serafines, en
gentes ! ;0
ángeles desean
quien los mas levantados
mirar, alumbradmi entendimiento para que
i
2
os conozca y ame! O espejo de inocencia!
¿Qué pecado cometisteis contra nosotros?
¿Qué traición nos hicisteis? ¿Qué benefi-
cio es aquel, por el qual no os quieren bien
loshombres ? Porque no cabe mal hecho,
ni agravio en quien murió por dar la vida
por sus propios enemigos: no cabe mala vo-
luntad, en quien por hacer bien á los des-
agradecidos, no se hartó de padecer males.
¡
O Padre eterno, que
veis á vuestro ama-
do primogénito
hijo
( y heredero de vues-
tra gloria) despreciado
y olvidado del mun-
do} aquel que propusisteis á los ángeles dos
veces para que le adorasen; aquel que dis-
sino
topa no la queman los rayos del sol,
es que atraviesen por un cristal muy pu-
ro, entonces solamente la encienden y abra-
san, de la misma manera después
de tan-
tos beneficios divinos, que son unos
clarí-
8
nosotros? E! amor criado, solo liega
á unir
los amantes por afecto, no
propia y subs-
tancialmente; mas el amor divino
no fue
de burlas, sino tan deveras, que
hizo á
Dios verdaderamente hombre, uniendo
dos
cosas tan distintas, de modo, que
fuesen
una misma persona, que es Dios
y hom-
bre juntamente, nuestro hermano
y nues-
tro Dios. Vénganos luz del Padre
de las
lumbres, para que conociendo, adorando
y amando á nuestro hermano, conozcamos
y amemos á nuestro Dios.
CAPITULO II.
M.
J- VJl iremos para qué envió el
Padre eter-
no á su Unigénito querido hijo al mun-
y
do, que fué para que le amasemos hecho
hombre por nosotros:
y así como antes
9
hombre le propuso á los
de la creación del
adorasen-,
ángeles para que le amasen y
propuso otra vez al mundo
en
después le
amase a o-
carne humana para que y
le
lia al espíritu de la
gracia
gCónao podremos amar á Dios si no
amamos primero á nuestro. hermano y- su
hijo hecho hombre por nosotros?
En Cris-
to se verifica bien lo que dice
San Juan:
el que. no ama á su hermano que vé ¿có-
mo amará á Dios que no ve? No faiteen
que se nos
nosotros el consejo divino, con
propuso al hijo de Dios hecho hombre de
ati carne sangre, para hacerme mas fácil
y
su amor porque como naturalmente los
:
CAPITULO III.
CAPITULO IV.
á su hijo to-
dad que el Padre eterno tuvo
ninguna otra
mando mejor su exemplo que
a Uis-
criatura,- amando cordialisímamente
afición que le tema
to: porque fuera de la
confia re-
do loque ha recibido de ella y
por cuyo amor ia
cibir lo debe á Jesús,
hace por noso-
ce ia Virgen todo lo que
por el nos mira con
tros y nos" favorece, y
amor de jesús
entrañas de piedad. Por
trata como ijos
nos ha prohijado y nos
nuestro bien, or
queridos, cuidando de
nombre de gran-
amor de Jesús no quiere
hombres, sino
deza y magestad sobre los
Reyna de los
de dulzura' y misericordia.
nuestra; no
ángeles se dice, pero madre
los hombres la
quiso llamarse reyna de
las criaturas.
que es emperatriz de todas
iodo por- amor?
y reverencia de so» Mío*
;
Santo el y
altar; dei a ,mor. divino? EJamor de Jesús ,
la^ adígio;tainbien
quandp nse„
desapare-
le
ció end; templo
y con vivas, lágrimas en.,
los ojos; 1© buscaba. El
amor-.de Jesús la
hizo segujfJe, en-.- su predicación
hasta la
muerte. Mírese con quejafecto
y ansias de
madre segpi^ Santa Montea, ¿su hijo
Au-
gnsiino 9 dado tantos, disgustos,
*9
livianda-
•y hí'éfécér ser aborrecido "pOr stís
desobediencias, *y cotéjese con qnan-
des y
afición -y caridad se iría María
tras
ta mas
dis-
Jesiís su hijo, de ‘quien jamas .recibió
CAPITULO V.
engamos que
á los espíritus soberanos,
que nosotros para que-
sin tener los títulos
rer á Jesús, están abrasados en su amor,
sin haber nacido por redimirlos, sin deberle
por su salvación una gota de sudor. A do-
raroñle con suma reverencia, contento
f
amor, quando les propuso el Padre eter-
no para que reconociesen por rey y Se-
ñor á un hombre que era de inferior na-
turaleza. Quando Jesús nació en nuestra
carne, sin tener envidia alguna á la honra
que -recibió el linage humano, se regocija-
ron con su príncipe, líenos todos de júbi-
los, de gozo
y de caridad, quando estaba
con hambre le sirvieron de rodillas; q tien-
do estuvo en la agonía del huerto, enter-
necidos de su aflicción, le vinieron á con-
solar; quando murió, hicieron sentimiento
los ángeles de paz; quando resucitó se vis-
tieron de alegría y contento; quando su-
bió á los cielos, se tenían por dichosísimos
los querubines de sujetarse á Sus plantas
x
para que subiese sobre ellos y los pisa-
se; quando entró en el cielo, se alegraron
las gerarquías, cantándole alabanzas. San
Juan les oyó después decir con grandes
voces y cemento: digno es el cordero que
fué muerto, de recibir la virtud, y la di*
23
vinidad, y sabiduría, y y la
la fortaleza
El amor en-
honra y gloria y bendición.
les hace asis-
trañable que tienen á Jesús
tirnos y aguardarnos,
no desdeñándose
naturalezas levantadas de ocu-
aquellas
guarda nuestra: el mis-
parse en servicio y
les hace regocijarse con la con-
mo amor
de un pecador, ayudándole
ellos
versión
con gran
con sus inspiraciones, esperando
llevarlas al
d esm nuestras oraciones para
El amor
cielo. de Jesús les hace tener por
consiervos
suma honra ser compañeros y
por hermanos,,
de aquellos que Jesús tiene
los que antes se nos
mostraban muy su-
honrados con
periores; después que nos ven
carne, tie-
haber tomado el^erbo nuestra
iguales, y aun
nen por grande honra sernos
nuestros siervos, aman-
se precian de ser
do en nosotros á Jesús. los A
enfermos
en el hos-
del Santo Juan de Dios servían
pital barrían las salas. Con San Isidro
y pa-
Labrador araban el campo. Al santo
hermano
dre Juan Fernandez y al devoto
3
Juan Carrera, de nuestra Compañía, asís*
dan y trataban como si fueran sus cria*
dos. A santa Coleta, reverenciándola co-
mo esposa de su rey, la servían. Por el
amor que tienen é Jesús, estimación por
mucha honra servir en nosotras á aquella
naturaleza que en Cristo adoran
y aman:
no se hartan ahora de remirarse en él,
y
quando andaba en el mundo se tenían por
dichosos Jos que les cabía andar á vista
suya* ahora donde está su cuerpo sacra*
mentado vienen exércitos de ellos á ado*
rarle y asisi irle como esclavos.
Miréinos que deben los ángeles á
Cristoy que debemos los hombres. ¿Qué
razón hay que ame y haga menos quien
debe mas ? Porque según sentimien*
to de gravísimos doctores, mas viene á
deber un hombre solo por la mas mínima
inspiración con que obra bien, que todas
las gerarquías del cielo por toda la gracia
CAPITULO Vi.
que de el
Del amor dé jesús y ansias
tuvieron los Patriarcas y Profetas.
do tantas veces
Juan se reconoció m-
de paz á quien San
desatar la correa
de su zapato.
SgTde
CAPITULO VIL
los apóstoles
Bel: mor que tuvieron
4
jl a experimentaron Ja man-
los apóstoles
de jesús, y fuerm
sedumbre y humildad
testigos de sus
costumbres y condxc^a^
"
arao "
bilísima de los excesos de
y r el mism
asi confiesa
zo por nosotros, y
30
Señor que le amaron quando les dixo: El
a dre os ama porque
P vosotros me amais.
P rim era vez que les robó el corazón
con su presencia
y semblante amable sus y
dulces palabras, pudo tanto la afición que
le ciaron que
dexaron por él quanto te-
man, Después de muerto no
solo se goza-
ban con su memoria, pero
con las afren-
tas que padecían por
éi, teniendo por
_ su-
ma gloria ser escarnecidos por
amor su-
yo. San Pedro con gran sinceridad puso
al mismo Jesús por testigo de lo que le
amaba. San Pablo con haberle
tratado fa-
miliarmente, todo absorto en
amor de Je-
sús, á cada palabra regafaba sus
labios y
santificaba sus cartas con su nombre, en
Jas quales repite e!
dulce nombre de jesús
mas de doscientas veinte veces;
aun después
de cortada la cabeza le pronunció
tres veces:
estaba con el exceso de su
caridad como
fuera de su cuerpo, sin
vivir en sí sino en
Jesús que. vivía en él: decia
que no tenia
otra cosa en gloriarse
sino en la cruz de
3*
que no sabia otra co-
su señor Jesucristo,
del amor de Je-
sa sino á Jesús, respecto
por horrura
sús, todo lo demas estimaba
aparejado siempre á morir por
estiércol,
y el mundo
él:afirmó que no habia cosa en
caridad ae
que le pudiera apartar de la
tribulación, ni hambre, ni poore-
Cristo, ni
ni la muer-
za, ni peligro, ni persecución,
hizo rodear el mun-
te. El amor de Jesús le
CAPITULO ¥1!.
Del amor que tuvieron otros santos,
á Jesús.
C .
“wonsiderémos los demás santos
y halla-,
remos que se les salía e! corazón é iba el
alma en oyendo nombrar á Jesús llevados
del amor que le tenían, San Ignacio már-
tir le tuvo tan en su pecha
y boca, que
1
33
hallaron en su
corazón
¿-•tone» de muerto
ÍZi nombre. En escr.b.o
la carta
g
que
de liorna, dice:
á los cristianos
acometimientos de las er 5 ías ^
*
la cruz, ios ^
huesos, t
w,fe s el descoyuntamiento de
ladisohmtond
húrtelos miembros,
mi cuerpo, todosjos
“™ tn “
embrav ezcaii
jale
"conque ¡¡canee* Jesús.
los b
morir por Jesús,
que imperar hasta
mismo santo aconsejo
nes de ia tierra. El que-
Efesol Sin Jesús no
OS de
1 o“ c>
CAPITULO IX.
¡a pieria y hermosura
de los ángeies, que
hubiéramos reci-
aunque ni nos amarais ni
beneficio alguno, os
bido de vuestra mano
nuestra vida:
debiéramos amar mas que á
hecho, que aunque
y tanto bien nos habéis
vileza oprobrio de
ño fuerais sino la
tal, y
debíamos amar .mas que io
las criaturas, os
precioso del mundo: ¿pues
cómo os po-
tan dig-
drémos amar bastantemente siendo
los hijos
no de amor y el hermoso entre
de ios hombres, y amándonos tanto y ha-
ciéndonos tantos bienes ?
4
5o
Dexando también aparte la
persona
ce Jesús, su bondad piedad,
y su afabili-
dad, su mansedumbre, su
humildad, y to-
do lo que por sí merece en él
ser amado
de mil mundos, aunque
estuviesen Henos de
tantas gerarquías de
serafines como arenas
hay en el mar y átomos en el ayre$ por
solo el bien que nos ha
hecho, aunque no
nos tuviera afición alguna,
debiéramos mo-
rirnos de amor agradeciéndole sus miseri-
corujas. Por otra parte tanta es su caridad,
que aunque no nos hubiera
redimido ni
hecho beneficio alguno ( si se
puede com-
padecer amar sin hacer bien por solo lo
)
que nos ama debía ser amado. O
señor, ¡
hilo de Dios y
nuestro legitimo señor,
do
apactbiUdad del mundo, y
v ía dulzura y
por nuestro amor
habiendo dado su vida
no esperados heneaos.
y obligado con tan
los hombres
Tras todo esto le tratamos
bien, y lo
como si no nos hubiera hecho
como si nos hubie-
que es mas ingratitud,
males del mundo y
ra hecho los mayores
sido nuestro capital
enemigo, desprecián-
la vileza afrenta de
dole como si fuera y
mas pudiera
nuestra naturaleza. ¿Qué
se
enemigo que ha-
uno vengar de su mayor
loque mas disgusta ?
¿Qué mus se
1
cer
pudiera despreciar un
hombre que estuvie-
ra atado por loco, qué
fío hacer caso de
sus dichos
y promesas, antes hacer todo
lo contrario
y reírse de los que hiciesen
caso de sus. palabras?
Verdaderamente no
trata mejor el mundo al
hijo de Dios, sa-
biduría eterna, que le trató
Heredes, te-
niéndole por loco necio. No
y hacemos ca-
so de la doctrina
y vida de Jesús, que es
toda para nuestra enseñanza,
estimando íaa
.poco sus consejos que hacemos lo
Contra-
rio, como si nos lo hubiera dado un ene-
migo ó un hombre sin juicio. Volvamos
pues en nosotros,
y miremos á la cara á
Jesús,
y conozcamos quien es. Mirémosle
a su coraron
y creamos su amor, que y
es nuestro verdadero
y leal amigo. Mi-
rémosle á las manos,
y agradezcamos’ lo
que hizo por nosotros
y sus beneficios in-
finitos. Abramos, los ojos,
y hagamos con-
cepto
y justo aprecio de quien es Jesu-
cristo,
y de su amor y merecimientos. No
hay cosa mas eficaz para quitar pecados
y asentar virtudes, ni de mas consuelo pa»
53
es lo que está tan olvidado
ya una alma, y Al
entendido entre sus red.rn.dos
6 poco
Juan de Ateo»
santo padre Fr.
en forma tan vil y «es
Enárcelo Cristo -
que no podta mtag
preciada y sin honra,
humano cosa masah^
nar entendimiento
le dmo.
cía- viéndolo así
el siervo de Dios,
jorqué estas tan
foi, Sor Dios mió!-
menospreciado y
en el concept y
Señor: porque veas AU
de los. hombres.
xeza oue soy tenido
Catalina de
milagrosa virgen .
la Virgen,
que era V******
reveló _J.su
Sangre de,
tima auese hacia de
la
agradearnten-
cristo. ¿Donde está nuestro
respeto
to <? 7 Donde está nuestra ley y
“D¿de está nuestro egendñtgoque»
de ociosos, y no que
fíbulas y devaneos
verdad que es la sa-
«mos pLtrar esta saber quien
Kdurk de Dios. Queremos
54
fueron los capitanes antiguos mas seña-
lados, ios escritores mas
famosos, y
no queremos gastar un rato
en entender
quien es nuestro Redentor
y sus obras
y dichos. El oficio del cristiano ha de ser
entender esto,
y formar estima de su Sal-
vador, preciándose de apreciar
á jesús so-
bre los haberes del mundo,
capitulo x.
Que debe ser amado Jesús- por ¿os males
de que nos sacó.
TV
A-Aebe ser querido
y amado entrañable-
mente Jesús por sus ben fíelos
mas ro po- :
4Mf
r
Te
de
“
nuestro linage, ’
de nuestro pecado.
horr
ot a
la oirá.
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d Dios ¿ e la
S
paz,
m
q
-,r ensa pena
aborrecidos del ere-
Jnda'y
cn ,_
^rdeX^^cioro,.-
tasen todas las
consumiesen en holocaustos to .
en pendencias
.
ci i-
niales v se desangrasen
del ctekv
los espíritus
dos los \ombres, y
para moru
tomasen carne humana ^’
de un peca-
ces en satisfacción
mas santo
aunque fuera cada uno y ^ ni
todos juntos,
o racla que ahora tienen
condigna, m nos
po-
hicieran satisfacción
anan favorecer ni librar deí mas peone-,
m ar ia
g °.ta de a 8 Ua qae pidió,
á°Ab-\
a Abra, ,30 aquei -
rico miserable.
Solo la
poüerosa e inexplicable
caridad, suma
santidad de Jesús, y
por ¡a revercifeia cue
1
¿x°j a
úch
r **' &ém
a0 °’ y nos dió áe
k
fcí; 0 P . limosna.
,
í
y VKja, honra, y todo bien; no hu-
.
librándonos d
simo hizo por nosotros,
Dios porque
muerte eterna, muriendo
muriera el traidor fementido que le oren*
y
dio ? ,
e APITUIwO XI.
amo. debe ser aviado- Jesús por
-
los:
bienes que nos-bhp ,.
profundidad ele
fue menor que la
Consideremos^ no so
d- donde nos sacó.
,
™
»os tenido mal ninguno,
beneficios. Y
son
no solo ai no
>f^huyéramos
aunque
tenido males ; pero respi £
del «tundo,
oído todos los bienes
los que tenei P
de la grandeza de
Cristo, todo otro bien
se puede a* P° - >
r
•cotnpafierds de los * o-
mal. Hizonos
herederos de_ su
glo-« f
hijosde Dios y
-
que sin h*. P
reyno; dicha es esta,
ut a
^;do mal es inestimable: iSi’ 7‘
compara esta altera de«c^a^
miserias de que
gamos, conocí profundó de
salimos 1 Un preso
condenado a n*»*»
no aspira a »
sí nuestros pecados. y
cordia se puede comparar con esta? Ad-
miró á los ángeles la caridad de San Mar-
tin, que dió la mitad de su capa á un
nece-
y la del: sanio padre Francisco Lo»
sitado;;
CAPITULO XII.
ojos, co-
, Vlirémos á Jesús con buenos
bienhechor de nuestro
mo á libertador y
corazón que no cau-
linage, que no habrá
benignidad de nues-
tive lahumanidad y
se llevó los, ojos de
tro Salvador. David
libro de las
todo Israel, por solo que
le
Judit ganoJa
:
Goliat.
afrentas que le hacia
Pueblo, porque le libro
afición de todo el
i
Olofernes. De vos,
I
¡
qué no nos aficionamos ?
• '
56
ou de ó a mefiazas de un
las afrentas
fore, sinode hs ignominias é intolerable ti-
ranía de! pecado, ;-,Quán agradecido esta-:
Vo jóse a so amo Fotifar, solo oarque no¿ -
^
j) Ü -«flt
ÍJ ’
3Ü p K
ccnmeioo que sea, hace algo por rioso-’
si
,
y ofreciéndole,
no Je hérrids dé o
asgt
i%
ne, y á él lo debemos. Quunto bien verda-
5?
dero nos hacen ! ór, hombres, los ángeles,
la Virgen, el mismo Dios, 'deuda es dé .
'
1?
Cristo Jesús ; por su amor
;
y reverencia lo
w é^smJF
haceCj 4 ... ... <vr
razntV énr&rn,
Pd-t .su-> m
*
1¡U au 6M»m.í Y
. f . .
, :
.cantos s«n jesús.
Sin este Salvador, todos hubieran perecido.
k ÍHnnr»í* ¥aU .l_r ..... n
;
58
casa, su recreación, sü salud, su honra ,
con qué cuidado la guardarían y mirarían j
;
v ór*r.T gg sop ív.l ?.oaid obot adátaos!
Por el ardiente amor que nos "tiene Jesús ,
debe ser amado. '
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deza; pero pOa amar así -quién iebbü-
í sé
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finir' c?f*á ft
* 1
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ver coa
esta afición
faél. ¿Qqétíefie^qüe
n~ 0110 se
la de Cristo, que
« r*'
i o** f.r/n ^vu
por
nzo ciervo f- oii «*
sirviendo por inte-
treinta y tres anos , no
Jacob pero padeciendo, no so. o
rés cómo j
une ÍIiu t a
de vaide, sino por sq-clios
‘ »
tuvo-
mas y llorar por mil .El ^mor.
ios d ariscos oe
Jesús á Lázaro, coligieron
verle llorar» No fue amante jo-
íagn~
para
mas quand.. orando en la- rUZ P° l nn> e
,
maj o-
feUaba sangre que derramar.
Jesús queremos.
res testigos del amor, de,
62
que su sudor en trabajosos caminos
r su
sangre en crueies tormentos,* sus
llórámas
en sus fervorosa s oraeiaaes-f
Tuvo: ei ,San-
•
Job pár «fai&de siusv-desdiebas
to
,¡ saber
soiu que su Redentor viviar.¿
Quán gran-
«ld*í#02®3*e§ *rft be -dfeq weirr-cue así:
nos
Coi qnénregocijode nú ai rah me
- ratita ue.. o aatKs&id: oto
j.-
s«be¡rqoa mi Reden»
5nte vive, sinorque murió. poBSíiaí^
'
f JIoró, por
mí, y me amó ;W|B quéíáf su
vida,: Mas
ama Cristo á un j! ¡na su esposa, que
to-
dos.lds fiienavemnrados juntos
aman á Ja
santísima Triniomi C\ h* «Valina
de Se-
na amaba tanto a Dios, aun
de Duro amor
•n-esf iré. .unas vexfi
;
cJtotooqfuitfiítóias ^
-afefeitaú Rúes
tan gfaridy oá el amomaie
si
tqna «níttdr soim-By xrf este
vdíe de lágri-
•m3s^.qn?J .será el ar«©p d©<íódc8-Ios ;
San-
tos, allá fiBílangtoEiaí
y éüáhSodo .eso, to-
ortHupst* ^áBfiwánd^ eapi&d.,vnau-tiene
comparación' con. d amor .que tiene
Dios á
;
un a búa;
y em-quanto hombre, si la com-
plexión; de Cristo ,
m ímákiim excelente
y
—,
63
enfermedades, dexára al apetito
libre de y
afecto que
sensitivo con. toda la fuerza del
ss causaria dfel ardor de su voluntad, mu-
riera..muyteiíiprano siendo Niño
y
nues-
¡
O^Gscna jiuestra, que tenemos á Jesús por
aiGigp Miremos como se nos vá
!
el . alma
tras 10 que amamos dd mundo: rr.hcmos
com 0 cojamos ea otros anegos: nfíremos.
* lo que no* G*n:o.? c •. ....
fw di-" :
,
itemí roo
as , uo^tagaaies.qoa. Jesús, que dos aia^
(
6$
m
ni
poco. Confiemos mucho en
.£;w^,,0 v.rWM'V
Jesús, pues
mas secar idad v
AA fe fe _
CAPITULO XIV.
lOffífí oí*, A :
A
llegase á esto, que el amor del ena-
morado de los hombres Jesús, no fué es-
eril sin provecho, sino probado con
y be-
neficios írabájosí-, haciéndonos
y infinitos
bienes padeciendo
y innumerables males
:W poco le costó á Absalón, solicitar
y
ganar los corazones de los
hombres? Con
S
“° Quenas -palabras
3bras les cautivó, ^ara^ue
^^tm& xnov ni
arriesgasen su
en amor suyo , los
para estar abrasados
hecho aunque fueran
bienes qne nos ha
quiso acabar de
conqms
sin amor. Pero
voluntad y ganar todo
tar toda nuestra
ocupar el suyo con
nuestro corazón, con
Sobrabq este amor
amor de los hombre, e
respondiésemos, mas no_
para ene le
cargarnos de ob-
contenió sin acabar de
cari-
laciones, encomendándonos mas su
dad con tantos- trabajos y
piedra del toque de
amor, es e p •
de Jesús, quan
fo miembros delicadísimos
testimonios sois de su canda..
.auténticos
amor, con ia
Escrito está en todos su
es esto, ^enor, que
.are de sus venas, 5 Qué
¿Que os soy
os debo vuestra sangre?
Qué amor e a
carpo vuestra vida? ¿ t
^
sados serafines me
podría
esu, ende todos
¡O alma mía, ensancha y so
tus afectos deseos, porque tu amor
y
valiera por quan-
no basta! iO quien solo
tas criaturas hay, ha.
habido y hab a cn .
J
el mundo! ¡O si fuesen
cada una ex-tcita*
6b
É^"f
'
r -1J ° r -l a .caridad y
de* todos
mi
1
atvor
-O n^n
m
St
ÍÍBw"
S< ,P
’
P f' ri4cdas
ri ’ wt'“* r I»
Mes™
Ómmu
£V Í
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ra
! bs t«v ; era
Ga y co^rdádfcuia
d amor efe tof
r f * Si 7 re &
intenta •
g ° ,a
fSra oní ¿"f
'
ltli0r5 SQiS f
Jesús,
de effá? an,lifceral
B
T*
el menor
para amaros nías
1
-
que á mí ,, J
9 ue me lib^s^l
"1* f}!CíSte fs
cer
-
-
?#fiá puedo ha-
yoSrr "T'-? s
¡ieraí ¿- 0i ---
J
f'
.
m e a° de " macho
mas'
y
sentir] a o r
7
complexión?.! ai miramos el cío- 1
69
corafetvde Jesús poí m¡s petecos,
1
lor cfel ^
ardía en ei corazón
hender la caridad que
-
poédchacer concepto
-de Jesús, tampoco se
•de esta su pena sendmiefeoy porque su
y
dolor fué paso de su an¡or.
al
Si úft^óttibre viL^'f^ibrafdós de la
muerte hubiera* perdido -'so io un cedo ,
aunoue fuera, acaso y lo llevará con im-
’
7}
grande benencio
miento y pago de tan
por perdonar-
mas de lo que habéis hecho
con que pretendí
me mi desvergüenza ,
m>s p^ca gs ,
quitaros el ser civ roo con
en otro n,
poniendo mi amor y corazón
.
voluntad?
teniendo por Dios mi gusto y
jesús, se
Sobre todo lo que padeció
gusto con
ha de considerar la voluntad y
que llegó á hacer suaves mu -
que padeció,
muy penosas a toaos.
chas cosas de suyo
que re
No debemos menos cor las cosas
le
de suyo pe-
hizo gustosas su amor, siendo
que le ty.esen
sadas, que por las que quiso
bebiendo puro ei cáliz de
mucha pena,
esto quaiad
amargura, para mostrarnos en
desigual fi-
era su caridad. Porque no
es
padecer mu-
neza de uno que ama, querer
sentir la molestia suave
cho por amor, y
fue voluntau q ti-
de puro amor. Tanta la
CAPITULO XV»
f)uanio debemos aviar á Jesús , por lo qué
deseó padecer nuestros males .
» .
74
mas especialmente quanto nosotros pade-
cemos. No
se contentó con solo sentir
** -i
y
Gorríentexatid^lq^ai dq ;
aflicciones,
y que
se le apretaba el corazón de congoja hasta
verio cumplido. ¿Qué fineza, y qué extre-
mo mayor de amor se puede imaginar?
Demos que no. hubiera jesús padecido na-
da por nosotros: esta buena voluntad, esta
.
?5
ansia de padecer, 5 con qué se podía pa-
gar? ¡O qoanía deuda es deber á Dios su
sangre y su vida! ¿ Qué 'tSHt^teS deber -
le tantas vidas á su deseo y ánimo?
Tan-
tas veces muriera, quantás sus escogidos
ftíéron añigidtís, y mucbVviriasnqyantaspé^
Fuera menésteí 3|fifef mereces? níii
>
carón. Si ¡
martirio,
por ia caridad que ardía en su pecho.
Taun
poco se hartaba Sania Coleta de los
conti-
nuos tormentos que padecía unas
$ T?ces.
asada como San Lorenzo.; otras
atormen-
tada corno San Vicente
; otras cruciocada
como Cristo; otras, desollada como S. Baj»
toiomé. Pues si en unas mugetes cupieron
tantas ansias ce padecer,
^ qué deseos ten—
dría aquel pecho de Jesús ‘¿‘¿Aquel
pidá-
0 de amor ? Para todos esos tormentos,
is
y
tnuenos mas, estaba dispuesto su corazón.
77
llene buena v oí untad, aunque
no nos haga
bien alguno le amamos. \ Qué
menos me-
recerá Cristo? ¿Qué mal nos ha
hecho Je-
sús, para después de. tantos beneficios,,
que-'
ardien-
tanto amor, tan buena voluntad y
mas por noso-
tes deseos, no solo de hacer
tros, sino de padecer, no le paguemos el
o
á
vcn en _ :
do en la C r0 U grimas y
'
su m -;
sma s ¡ n _
gre, deseando padecer ma$?<-Bfen
merece-
mos que hiélela Cristo con nosotros,
lo
que con aquel oosunado, que no
queriendo
oir á!Santo Francisco de Borja, ni ía voz
de! Cielo, le tiró él crucifixo un
golpe de
sangre de su Pesiado con que le acabó.
Te-
man, teman á'feSBs los que no le quieren
amar: tiemblen de este Cordero muerto,
á
quien desprecian.
’
f sl ?op_ü8. ^íyo&iotrm ni
;
'fe* *hUh, j-, *n :
-
. ,
79
CAPITULO XVI.
9Up OXíh
gq 3 Í o02Í30Bl’Í 'jUp OÍ 323b¡d
que debe ser amado %'rms-, P or eJ- d? ~
Lo
tíem que /e-oñletpjíps hombres,
seo que
émbresssm a urmad&s.
.¿i',-.
y que « tos\
o ?n
uá orí :m euQ¿ .noM v* isvom»
t
te Señor a Sania
Matilde, que h dio su
covazon para: ©biiga ría
y amarla.. Aquí en.
este bacrmmm me da á raícon mas' ver-
atd- su coraza^
y m solo su- corazón, sino
8i
alma toda su
todo su cuerpo, toda su y
gran privilegio
divinidad, Fue también
que con un
oue enviase Jesús un serafín,
el cora-
dardo de oro llenas© de amor
que ver
zón de Santa Teresa. ¿Qué
tiene
todos los sera-
esto con venir el Señor de
no con saeta de un
fines á herir mi pecho,
con su sacratísimo cuerpo,
mas
metal, sino,
mundo-.
precioso que todos los haberes del
nuestro, amor propio,
Cogió por este lado
una carne y
para que siquiera haciéndose
nuestro, la amáramos:
un cuerpo con el
SiS,
aesema,
v,;'.
.«
porque no
k ¡#»4
* *»
m
o S! „,
s« fe
a^r
por
fuera-
mundo me
^r' Z\ Zd a’ffte.'
y q „¿
a -narrye
I por eso 'mando^
que todríá V
^ efe
ce Jesus
su
^q
;
y de su
:
tesíamemo me amaren.
Procuró tam-
83
bien que los ángeles me
amasen, por lo
como dice el
le diese
ticubr y rústico aei campo, nadie
dc ¿ penor, que
pesadumbre? iO
;an;, c s ’ ' ;
p
mandasteis mas por nú.á tocio el
mundo,
ángeles hombres, que me. hiciesen todos
y
amasen de todo corazón!
bien y que me
. todo esto que jesús ha liedro y
Si
padecido, y amádonos tan fiel y entraña-
blemente, no es suficiente para merecer
roereci-
nuestro corazón, baste el .habernos,
hizo
|qieí amor de Dios, á quien nos ama-
bles, muy
aceptos queridos., bi es gloria
y
Dios,
perder nuestro corazón por dárselo á
¿ qué
será ganar el corazón á Dios, y po-
que así en-
seerle? Admirase el Santo Job
grandezca Dios al hombre, que popga en
g?
solo sw ««
teto con láminas de oro, pof
Jesús! Templo
borren que representaba á
para poner allí el
vivo de Dios, y solo
de la ley,
Arca donde estaban las tablas
la divinidad como
en
no para descansar
substancial.
Cristo, con presencia y unión
retrato obscuro y
Pues si en lo que era urt
Dios tanto cuidado,
torso de Jesús, puso
cóma formaría niño Jesús el Espíritu
al
f
suyo, y para ro-
Santo para hacerle trono
bar desde allí la afición
de las criaturas,
ángeles? Es la humanidad
ce
hombres y
maquina de api t
Cristo obra propia, y. una
atribuye su forma-
por amor por eso se
y p
ción al Espíritu Santo,
que es amor.
Acordémonos de la hermosura y be-
lleza del cielo empíreo,
que ni ojos vieron,
él, poi que le prepa-
ni oído oyó cosa como
le temen y aman,
ró Dios para los que
óQuál será el tabernáculo que Dios
fabri-
que átmari
có para sí, y también para
los le
de Ja gloria, fu
“
porque el mayor premio
vista de la hu-
ra de la divinidad, será la
ir
88
manidadcfc Cristo, respecto de
la qual, to-
dala la^r hermosura
y del cielo empíreo
será fealdad ella arrebata los ojos
5 de los
bienaventurados ella suspende los ángeles
5
atónitos de su amorosísima
y bellísima pre-
sencia es mas hermosa
; y que todo lo que
hay que ver en el cielo. El menor de los
santos después de resucitado
tendrá su cuer-
po siete veces (esto es, con
ventaja increi-
ole,
y mayor que quepa en encarecimiento)
mas vistoso
y resplandeciente que el sol
i Quál estará la cabeza de los santos e¡
primogénito de la resurrección,
el mayoraz-
go de la vida, el señor de la
y rey gloria,
de ia luz? Con moderar sus
hermosuras y
resplandores, quando se dexa
ver de algún
siervo suyo en este valle
de lágrimas, dice
santa Matilde, que le vió
que estaba mil
veces mas resplandeciente
que el sol. Al
santo hermano Alonso
Rodríguez le quedó
nxa por toda la vida,
la suma belleza
modestia de sus hermosísimos y
ojos, con que
perdía la gana de mirar
otra cosa, redi- j
O
89
hermoseados con la san-
fflidos pof JesüS,
Judit y Raquel.
ría asco toda la belleza de
toda hermosura tan tosca
¿Qué parecerá la
respecto de !a del
de los cuerpos mortales,
glorioso del hijo de Dios, que exce-
cuerpo
de mil veces á toda la que tendrán todos los
les, .
.
me-
Es también muy tierna y devota
corporal de
moria considerar la hermosura
pasible anduvo
Cristo, quando en estado
no se pudo
entre los hombres pecadores
:
perfecta propo-
imaginar mas agradable y
belleza de rostro
sición de miembros, ni
mas decente, cuya presencia robábanlos
pueblos.
corazones, y se llevaba tras sí los
su
Los Apó. tole?, viendo quando les llamó
hermoso y venerable aspecto, que como
dí-
rayos de
te San Gerónimo, arrojaba de sí
olvidados de
una divina luz y hermosura,
sus haciendas casas, enamorados oe
y y
su vista, se tuerca-tras
Santa Erigida
él. A
en el
réveió la Virgen, que quando vivia
en compáñia-de su querido hijo, acu-
mundo
93
diaa á verle los afligidos para
consolarse y
olvidar sus miserias con
su presencia vis-
ta: otros,con sola mente ver su
y
semblante
mudaban de vida; algunos
olvidados de
comma de sus casas
y haciendas, despees
de muchos días que se habían
ido tras Je-
sús, apenas se querían
apartar de él. Los
angeles no se hartaban de
ver al hermoso
entregos hijos de ios
hombres 5 convino
que á quien propuso elPadre Eterno á los
angeles
y4 los hombres, para que todos
amasen, intimándoles rigorosa
ley de su
amor, que fuese digno de todo
amor y re-
verencia, para hacer mas suave el
precep-
to,
y que no solo les forzase el manda-
miento divino, sino su hermosura
y agrado
convidase á todos con una
connatural Incli-
nación i amar á Jesús,
93
CAPITULO XVII.
juntos los
“j¡
excede
x
á íoda la resucitado»
después de
cuerpos gloriosos,
conjeturar
aquí se podra
en el cielo. De hermosa-
incomparable
quanto ertcederá la
llena
santísima de Jesús
ra del alma
qual tuvo el Esp.rt-
gracia y gloria, de
la
pata hermosearla
que
cuenta
fu Santo mas del ae
mucho mas que hay
no del cuerpo, exagera
es nada de esto
lo á la tierra. No
baxísimo concepto,
•-o cortedad y
excelencta del «toa de
porque es tanta la
habitual,
gtor.a y gracia
Cristo, solo por su
94
d¡^1“,
vinidad
en
con
“,eM3
la
lo w ,a
santidad que la
u
comunica
I
m " o5üra por
^htirdV
qu. ñaca a la del
cuerpo; es tan corta
com-
paración, como
* para cncarecer
grandeza del gigante
Goliat, dixera que
fué
«ayorque unt, hormiga.
Decir después
er m ° SUra del alm
* de Jesús ex-
ctdeát í la que tJenen
cd e a loda ,
los serafíneg
mas bienaventurados, no d
solo por su natu
raleza, smo por la
gracia, es también tan
,diCUÍ exágeracion ’ como
Zml
P
-
ra exagerar 1 la
inmensidad de grandeza
si uno
de los cielos, lo
encareciera con decir,
e n mayores que que
un grano de mo tala!
Pues « la belleza del cuerpo glorioso d¡
Jesús es que r» explicarse ni
tal,
concebirse
e e !¿qualserála de su alma
? Jacob
,rvío com ° esclavo
f
hermosura de Raquel
catorce añes por
:¿ p° r qué
£
I10foíro§
por esta tan admirable
hermosura d* J^us '
á hacer ai
«° y codiciarla de
eras í ruede ser que
no nos cueste catorce
95
días de trabajo, que no nos podemos pro-
meter, fuera gran vileza y afrenta, si nos
y
cogiera la muerte sin haber hecho alguna
fineza por Jesús, el hermoso entre los hijos
de los hombres.
Fuera de la gracia, consiste la her-
mosura del ánima en sus principales poten-
cias, entendimiento y voluntad, que tuvo el
ánimo de Cristo, llenas de ricos hábitos y
virtudes. En su entendimiento se deposita-
ron los tesoros de la sabiduría de Dios, con
tantas maneras de ciencias, natural y sobre-
natural, infusa y exquisita, y experimenta-
da. Sobre todo eso se vió (aun en la tierra)
j
por qué no nos hemos de pagar de aque-
lla propensión de Jesús á todo lo bueno,
de
#ü inmensa caridad con que amó á todo ei
CAPITULO XIX.
Quctnto debe Jesús ser amado por solo su
santidad.
T?
-Costaba también la santísima ánima de
Jesús abrasada con todos los demas hábi-
tos de las virtudes, que eran conveniéntes á
la excelencia
y privilegios de Salvador, y
con todos los dones del Espíritu Santo, en
supremo grado. Estuvo también hermosea-
da y colmada de gracia habitual, que ii-
beralísimamente derramó en ella el espíritu
divino, haciéndola incomparablemente mas
sanj'a
y hermosa, que todos los espíritus y
alrpas bienaventuradas. Sobre todo, lo que
más adornó aquella sacratísima humanidad,
99
fué la santidad que tuvo comunica-
infinita
CAPITULO XX.
Í- v r>d. ...í
'
" '
'
Ku..
S
'
:
**
dignó
tan Santo como Dios Padre, no sé
vestido que
tratar con viles pecadores ? El
Cotí los ni-
traía era dé pobre: holgábase
estorbasen lle-
ños mandando que no
les
no reparaba el -enor
gar á donde estaba:
maestro del miman en servir
dé la gloria y
ser rey del universo,
a SÜS discípulos, con
Padre á sus pies todas las
v haber puesto el
tributo al César: noom-
cosas: quisó pagar
so condenar á lá
muger adultera: rogo o r
sus enemigos: andaba por los Puchos ba¿
todos, especialmente a 1<?«
ciendo bien á ;
enfermedades, per
pobres, curándoles sus
palabras suavísi-
donando los pecados: sus
vida : sus oPras y
mas, estaban llenas de
no se eno
manos, de beneficios; abofeteado
ió ní dixo una palabra
entonada- Si un heV
se humana á solo
dexarse ver ganadas «as
de los vasallos, ycon una bue-
Voluntades
á dar la Va.
na palabra que dice, obliga
asienta a unó á la tin
y sanore por él si:
es ebmayor estrefflo y
honra ooé
consigo,
A quién no rinde la hü-
se podía esperar. ¿
8
:
cláusula
alabanza suya, lan
riendo decirla por ser
humilde Je-
modesto y vergonzoso es el
¿
Qué mayor blandura y mansedum-
disimular sus
bre, que viéndose ultrajado
veces, es
agravios? Y
si se enoja algunas
bien y para perdonarnos,
con
para mayor
facilísimo acabar con los
hombres.
serle
Uno oue se huyó de la ciudad del Cuzco
entre otras alhajas
á provincias de infieles,
que llevó consigo fué un Cruciñxo: vino a
de-
manos del rey de aquellos barbaros,
cristianos: etí
seoso de Ver al Dios de los
era un
tomándole en la mano, viendo que
injurias
hombre ajusticiado, díxole pesadas
Señor entonces levantó su
y escupióle el :
Si,
y reconoció por Dios á aquel ajusticiado,
reci biendo las raguas
del es-Mutismo. Pues
e Señor, que tan faci]
tan ¡efuera
iicado, vengan de sus
y justi-
contrarios^ no quie-
re sino amarlos,
y aquellos sus modestos
ojos volver mansamente
á sus enemigos,
para hacerlos amigos muy
queridos.
CAPITULO XXL
111
5
Y I a magnanimidad de su condi-
ción, que debia¡ también,
cautivar nuestras
vol untades> para amarle. El
mismo Señor,
queriendo aficionar á una,*
.virgen, para que
dexados los deleytes de la tierra en
él solo
-
seodeleytase, la dixo que le
quisiese bien,
porque era generoso de corazón» Qué
¿ ma>
yor nobleza
y generosidad, que aquel su-
ÍQ?
á lo que ha-
mo agradecimiento que tiene
hallar en que pue-
cemof por él, deseando
de
da darse por obligado
que Pu !
'
mayor nobleza, ^
por habernos librado
eterna servidumbre
trueca en un
de pena eterna, nos la ,
»ev
•eterno,contentándose con una
tencia para nuestro
mtfer-feietv. sQ
eterno olvido quw
tiene
vor nobleza que el
q«»ndo nosotros
de nuestros peéados, en
"oble-a, qu.
ser susamigos ? ¿Que mayor
de, sus
no acordarse tampoco
nuestras
premiando detesta juanera
’
mente en los
io8
todos Jos tesoros
del cielo?
nobleza, que la lealtad
5 Qué mavof
con que ha cumplido
P S ’ e " VÍantio
d d /°r f Wri.0 Samo
CKl °, S™ de
"amase su gracia en
aoueh
aquellos „,, e hab, an
desmerecido ¿e favor
fee desamparado en s„
.'v¿ pasión?
SflhTH T'
afabilidad
y0r n ° bliZa <"» »
humildad y
y Irtto con los
hombre, como
m r de t0dOS ’ SÍCr d ° el
Señor legíti-
'
mo rr?°Í°a
" Cnado ' no
,
queriendo estar
en mejor
mei lugar que sus criado.?
porque se ve levantado al
Y ahora
trono de su Pa-
re v sentado á su
mano derecha, adotado
de sdas las jerarquías
;
del cielo, no ha
mnJauo con tantas honras su
--n Juan Guaíberto, A
condición.
porque perdonó á su
c..emigo, que le pidió
no le quitase la vida
por amor de Jesucristo,
pasando ñor don-
de estaba un Cristo, le
hizo el Señor del cie-
lo cortesía
inclinándole la cabeza. Tan re-
conocido es como esto
aquel nobilísimo pe-
Ge $us > c? üe atsn ío que
V?°-
-
debemos ha-
lv'
con tan singulares de«*
109
tan agra-
• « A
mostractones.
San Martin fué
q de una capa
porque e to
decido cielos en-
vieja, que esundoe.enMd^ ,
haHa ? a,d0 ’
SU
afi"£ to
los seratines
I'' 10
q
gloriándose d ® *S
U Martin
ud c rV irio como
~
k
si fue-
,
se desdeña
ahora,
tentar trage
de gloria, de
con* estár vestido
de pobre, obíguémcs^aL Me-
y
darnos ocasión f
que le oü *>
^
c
.tose entre
convidó, para d
b
“"M ^ Gregorio
ato^a ?bra.
le.
Mostróse « S. Jo « de
y un
.
a -caridad
?-f3rrvr^“
el mundo, porq-e
miento, pues es
después q t
tiene tan
_
muerte y P
^
>
obligados con su * 0
“nocido P
do está glorioso Y
de ¿ ;
generosísimo corazón y ,
seno del p
,
badre.
está en el
"echo del que
p
I T O
í Q a §T^dccidisirno
^ ánimo
nos dá
rodo f
Oníáv v rr tt
AStríte
i f^c
16
•?’ «-
Lcmo* y
“»WfS*5s lo qm
-
lo que nos dais ? Pe ral I
,n? ° 5 i7ecr) °
muchos beneficios. D- fa m * ¡
ñera nos premia,
como s¡ éi no nos hubiera
ho n "'-R™«
;p «i por,.. en c„™, M „
flificnliosa su amistad.
De taMMOTrl'™*
pe qfcaMer tfertrfcfrí^ilí. , —
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i
Iv •* ** *
CAPITULO xxit;
^ '
3 4
'
, g : -j, , ,
|¿r
nuestra carne y -sangre, y cabeza de.
nuestro ¿inage , y esposo verdadero . . ,
uí'juo! or
s
“dn todos estos títulos parte del derecho
que tiene Jesús á nuestro corazón y al ántoir
de todo el mundo, que fué un premio que
el Padre Eterno le prometió por sus servi-
cios, guando dixo; que le daría ias gentés
por ñerencí;
herencia, y bor posesión los términos
de ¡a tiérra por g ue de í qdas naciones ha-
uian uc ucspertar amadores suyos muy lea-
'
y
mente : hay union, no solo dé íes cuerpos,
loq- é ifiS
:
< '
n.J’ * nT.vxj\ # ¿fif-’i ®
sino de los espíritus: y la unión de ios
cuerpos, con que nos hacemos por el San-
CAPITULO XXIII.
/
onsidere todo lo dicho el fervoroso
amador dé jesús, para conservar y adelant-
ar su afecto, y saque un alto dictámen de
\
ii 7
la persona merecimientos de sil Salvador,
y
proco randa penetrar quanto pudiere, la ex-
natural de
celencia y dignidad del hijo
no siguiere, an-
nuestras acciones. Quien
le
en la som-
da en ias tinieblas y engaño, y
Jesús, g» a-
bra de ia muerte.. I)a¡droe, buen
sentir
cía para que entienda esto -ser asi, Y
.
lo que confieso y
en lo intimo del, corazón
creo. O alma mía!
¡
No sé si entiendes lo
quando di-
que dices quando dices. Jesús;
merecimientos
ces Salvador quando dices
:
I2Ó
y regálese y gozese mi alma con vuestra
grandeza, que toda resulta en
honra mía
pues el Unigénito del Padre,
de una misma
natura¡eza con él, quiso tomar la
mia pa-
ra que fuese el hombre uno
consigo. hi- ¡
O
jos de Adan! Qué mas deseamos
¿ ? ¿ Qué
otra grandeza mayor podemos apetecer ?
Si bien lo consideramos, me parece que de-
be ser imposible al hombre tener
soberbia
después que el hijo de Dios encarnó,
no so-
lo por el exemplo que nos
dió su humildad,
sino porque levantó al hombre
á dignidad
que no la puede apetecer mayor. No
pue-
de la soberbia humana codiciar cosa
mas
grande de lo que el hombre es. No hay co*
sa mayor que Dios, ya el hombre es Dios
y
en Cristo Jesús. Pues tenemos esta
honra,
i por qué busca otos otra ?
1 2
CAPITULO XXIV.
que se ha de
De la estima y temara con
amar á Jesús.
124
dulce afecto con que el mismo Señor nos
ama. Regalándose Santa Gertrudis con
Cristo enamorado de ias almas, le dixo
No puedo hallar cosa en la tierra que me
dé gusto, sino vos, Señor, mío muy amado:
Entonces Jesús, que quiere llevar siempre
la ventaja en finezas de amante, le respon-
dió: Yo, nien el cielo ni en la tierra hallo
cosa en que me del ey te sin tí
,
porque todo
el contento que en tí tengo, es por el amor
que en he puesto. ¿ Qué mayor fineza ni
tí
125
merecimientos de vuestra sangre, con que
la merecisteis que el Espíritu Santo derra-
mase en ella su. gracia 5
tan un espíritu la
y
hacéis con el divino, que quando os gozáis
de vuestro Padre, se extiende este gozo á la
criatura. Imitemos esta ternura y afición
que nos tiene nuestro amartelado Jesús: no
haya gusto para nosotros como Jesús y es-
tar con Jesús, y acordarnos de Jesús mas
veces que respiramos, saliéndosenos del
pecho el corazón con solo oír su dulce
nombre, resolviéndonos continuamente en
deseos que todo el mundo le conozca y ame,
procure ésto en sí pri-
y cada uno desee y
meramente, partiéndosele el alma en afec-
tos ansias de s« Salvador* su bienhechor
y
su amador. ,/
y s
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ohfíshohzq -
y quebrar#*
tanta dureza de nú corazón La’ multitud de-
Vuestros beneficias, el abrasada incendio de
vuestra caridad, la grandeza -de vuestro ser?.
Lina pj tira c< n muchos golpes se parte?
una cera con el calor se; derrite: no- hay
fuerza que con otra mayor no se dome-; Á.
mí ni me basta el número de vuestras mise-
ricordias, ni lá's Htfmps de vuestro amor, ni
la inmensidad de’vuestra bondad. son No
tan pequeños los tóales de que rae librasteis*
ni tan pocosiios bienes que rae hicisteis pa-
ra que los eche ea olvi io. Qué título hay
¿
para que os sea desagradecido ? Qué agra«
¿
vio me hicisteis, buen Jesús, en toda vuestra
vida, que mereciese borrar de mi memoria
Í2 f
Acaso por es
lo que por mí habéis hecho? ¿
beneficios ? ¿O la vo-
ser grandes vuestros
hicisteis .
que de un
que es Dios, se haga ménos caso
que amen los extraño»
hombre pecador :
mas que y hermanos?
los parientes
A vos, (I
que á vuestra
Señor, que me amasteis mas
128
vida, que sois Dios eterno,
amé menos que
á una vil criatura,
que á otro dia desapare-
ció. A vos, Señor, que
me honrasteis coa
ser mi hermano, soy tan
inhumano que no
amé ni quise bien á mi carne
y sangre. Soy
tan baxo, quemo estimé á la
honra de mi
naturaleza. Dos espíritus soberanos aman y
adoran á mi carne en el trono
de Dios: yo
la desprecié
y crucifiqué, y fui parricida de
mi criador y homicida de mi hermano,
traidor al Señor legítimo de
y
la naturaleza
y gracia. He vivido tan engañado, que aun
no me supe amar; pues dexé de
amar á
aquel de donde me viene todo bien.
¿
Qué
hago si no estoy loco, si no estoy deses-
perado, pues no amo á Jesús? Si
me
quiero bien qué puedo hacer sino amar
¿ á
mi bien? Cerradas están las puertas:
de
otra parte qo me puede venir bien alguno,
sino por quierii
pagué tan mal : no podré te-
ner honra, sino por quien desprecié
no po-
:
ser menos-
yo menosprecié á quien quiso
preciado, azotado, coronado
de espinas y
puedo tener
crucificado por mí ! i Qué cara
mío? ¿Fero
ahora para miraros, Salvador
á quién he de acudir
para que me herede
Redentor sino
mis males? No tengo otro
VOS. Nadie- me puede dar -la
mano m quer-
sacar de
rá como vos. Solo vos me
podéis
de venir tono
todo mal. De solo vos me ha
mal que mi desagrade-
bien. ¿Quémayor
Qué mayor bien que vueot.o
cimiento? i
de mi
amor ? Libradme de aquel, libradme
vuestra caridad, pues
mismo y concededme
cosa sino con
no os puedo pagar con otra
amais con in-
mi corazón. Ea Jesús, que me
o : '
1
3°
£
%tto amor, ana.- no. fta&& eeftadb- el res»
'o de vuestra, misericordia:
falta en oue,
mostréis vuéstmiafiíjiia.
humildad y man-
sedumbre, es permitir que os
ame criatura,
tan desagradééid® : muéstrese aquí vuestra,
candad A Santa, Catalina- troeásteis. el
:
co-
razón : a
©saña. iirnpiá'steis el suyo
a. ^antá: Watille
le disteis el vuestro : á San-
ia Teresa, enviasteis sin.
serafín que con un-,
dardo de ora le hiriese el suyo:
al feryo-,
roso. Anida. Martin*. vos
mismo ? Dios, verda-,
aca©^ con arco flecha. le coriqois-.
.
y
tastds. rn pfc|to Tantas,
? diligencias son me-
nester para-acabar-de
ganar-pára vos el co-
razón humano, después de tantos
beneficios,
y despees 'qoe conoce una criatura que le
amáis, ¥o que soy la. mas
dura de todas*
¿quinto raas; bajaré menester vuestro favor 1:
Con todo ho pido sino una gota de
eso,
vuestra sangre -que reciba-, mi corazón, de
-
‘CAHTOLo;xm
, í
Venid el que qtna á ,§Fesas le debe imitar.
,-í #!i ftlíib SfeHs rf '"í*# ‘
hijo,
y transformados en él. Mirémos pues
las obras
y costumbres santísimas de Jesús:
mirémos los sentimientos de su purísimo co-
razón, y procurémos hacer y sentir lo mis-
mo. ¿A qué cosa mejor podemos aspirar,
que á lo que Cristo fué y nos enseñó? ¿Qué
*33
cosa habrá de Ja tierra que nos haga mas
que ei hijo de Dios fué *? ¡
O
Padre de las
misericordias! No me era á mí bastante
aprender de las mas viles criaturas: del vil
gusanillo, la humildad: de un jumento apa-
leado, la paciencia: de una hormiga, la d¡-
ligencia y cuidado de mi bren, sin atrever-
me á alzar los ojos á vuestro hijo ? Harta
honra fuera para mí, y harto favor vues-
tro que me permitieras vivir en compañía de
losgusanos de la tierra. ¿Qué es esto? Que
queréis que no tenga menor dechado de
perfección que la de vuestro Unigénito,
queriendo que goze de su compañía y con-
versación, y que me ajuste á vuestra vo-
luntad, como él se ajustó, no sufriendo que
tenga yo otra regla ni orden, ni gobierno,
sino la que él tuvo, que es vuestra gloria y
honra y voluntad divina.
Hade procurar el que ama á Jesús es-
ta imitación, por ser lo que mas atrae á los
ojos del mismo Señor
y de su Padre, para
ponerlos en nosotros muy cordial y amoro
-
«ámente. Ama el Padre Eterno tiernísíma-
tríente á su hijo,
y adonde quiera que vé
alguna Imágen suya, se le vá el corazón y
los ojos,y no puede dexar de com placerse
en de sus Virtudes y perfecciones
el retrato i
y muy con-
biendo mas, vivimos satisfechos
tentos de nosotros, que con menor deuda
no lo No suframos, pues,
estuviéramos?
esta tangrande afrenta y vergüenza en que
estamos. Honrémonos de ist parecidos
y
conformes con el hijo de Dios como buenos
hermanos.
Hemos de procurar exterior é inte-
riormente ajustarnos y unirnos con Jesús,
y obrar como si fuéramos, no dos, sino
una persona sola, imitando en esto aquella
naturaleza humana y divina que están en
I3?
persona, y las
Cristo, que hacen una sola
atribuyen
obras diferentes de cada una se
de ser nues-
á un mismo operante tales han
:
i3 9
tiernosde mirar sino por los ojos de Jesús,
no oír sino, por sus oídos, ni pablar sino
,
w
•
¡
imitar e en acl
salvación, y procure ,
quando Heredes
vor. Si se viste, acuérdese -
blanca para h
puso á Cristo la vestidura
ir gv,n
cer burla de él, ó quando
la
envolvía al nmo sus
rosamente vestía y
acuérdese qnando
Si entra «.1*1 templo,
quando ue en
fué Jesús presentado, ó
templo de ,- er
regrinacion á visitar el
acuérdese guando j
^¡
lén. Si va á orar,
sin cansar.
noches enteras orando
,
pasó las
ra
el huerto en _°
ó quando perseveró en
grandes congojas y
cion fervorosa, con tan
quando Jes
tedio. Si oye misa, acuérdese
cuerpo y^san-
consagró el pan y vino en su
cruz, ím te-
gre, yquando se sacrificó en la
246-
za las horas, acuérdese: qnandg. Jesús tezé*
fl himno con, sus discípulos» Si Gome,,
acuér-
dese guando Jesús foé convidado
de Sai*
Mateo y del; fariseo, ó guando cenó con.
los,. apóstoles» . Si., dá limosna ^ .acuérdese-* 1
Calvarlo» Sí
va* á caballo*, acuérdese guando
Jesús entró,
caballero iuunilderaetue en Jerusalén. Si vi-,
sitaá un* enfermo, acuérdese guando los.
curaba Jesús. Si escribe,., acuérdese guando
Jesús escribió con dedo en
la* tierra, quien*
el.
Wf7
«unto Jé* «« '«*»*» y ««atoado
porque en los sábados hacia
de los judíos,
sanaba los enfermos. Si es
mormn-
«en y
los judíos decían
irado, acuérdese quando
demonios en el
de lesos ‘que echaba los
Si padece alguna
príncipe ck los demonios,
quando Pílalos
afrenta 'pública, acuerden
al pueblo diciendo: Ecce~
mostró á Jesús
acuérdese
homo. Si le acusan lisamente,
Jesús deipte de Cat-
quando fue ‘acusado
acuérdese quan-
fás. Si le hacen injusticia-,
'á -muerte. :
Si oye
do Jesús fbé coh3e5iadd
:
:
;
Jesús en el -
CAPITULO XXIX.
De otros actos interiores con que hemos
de imitar á Cristo.
T .
trabajo es menos,
porque consueta y recrea
trabajan por el, y después
Cristo á los que
premio será inestimable, por juntar nues-
el
con lo qüal
tras obrasCon las de Jesús,
ai Padre. Y siguien-
serán muy agradables
tinieblas^ sino
do á Jesúsno andarémos en
tendremos la luz de vida. En lá imitación
exteriores de Cristo, se
ha
de las acciones in-
respeto a su
de procurar tener también
bulto
no parando soléate
en el
terior,
sino penetrando a lo
de lá obrá que se vé,
santísimo, de donde es
íntimo de su corazón
quan hetoycos ac-
procedida, considerando
tos hacia, con
quanto fervor y candad.
'
CAPITULO XXX,
Cristo según el de-
Práctica de imitar d
voto Totnás de Kempis
.
el
won otra consideración que aconseja
se puede traer
venerable Tomás de Kempis,
* 5*
á Cristo presente, será de gran provecho
y
para imitarle, es mirar
y siempre á Jesús
:
c
te^ Pf»** /*
que
pacifica al
bautiza con S. Juaq. El que
Jesús en el alma
está* enojado, adereza á
%>res. El que de su plato 3y.
unn cama
pobre lo me-
comida dá á su hermano y al
regalos y deley-
jor, apacienta á Jesús con
panal de miel. EE
tes^é -caridad, y coh un
ociosas, ahuyenta las
que estorba palabras
coman la simiente de Jesús.
aYeeiHqs no.se
quiere oir ni que se digan mur-
El qué no
fuera de
muraciones. echa los ladrones
*
f¡
O
gímst íf> oímnsfeb bqteno te
«abiSM
CAPITULO XXXI. -
ib 'iákéi srtárf y fe
jab* da.
.
-
Modo de imitar- é Cristo que usaba
i vina
Para l e-
Lrp¿c on Jesús, Dios y hombre en ^
considerar
par á esto, conviene
Cristo Jesús por g o-
La, cómo’ la hiciera mfimta ,
ría de su Padre
ó de otra persona
decencia de la
mirando así la modestia y
obra exterior, como
el fervor tntenor de m
invencible de su ca
corazón y constancia «pan-
nosotros en
Hdad P ara executarlo asi
el mirar á Cristo no so a
to pudiéramos: y
solas, si-
sea considerando
su humanidad a
Verbo, mirando aque-
bo con la junta del
alma y carne toda
lla sacratísima
divi-
llena toda y rebosando
da en Dios, gran *
tan
estremeciéndose uno de
.
nidad,
humildísimo y e
Majestad, con amor
infinita santidad.
de respeto de su
en ios po-
También quaado miramos
ser siempre consi.
bres á Cristo, no ha de
andaba e» e
¿erándole solamente como
pobre.»
mundo pobre y con vestido
sambkn coa la magestad
qm &m. tifa®.-
*0
Esto f, a de-hacer estremecernos
ciar con humilde coraron y reveren-
al pobre. Por lo
qual Santa Isabel, hija
del rey de üogria,
quena que los pobres la llamasen
sefio-
at y es tanta. la
humildad y afabilidad de
.Mizque quiere miremos á los
pobres, no
SOia ^H ore como á él
3
inmédiatanieníe
smo casi como con mas
cariño,
y como si
,8S^viéramos mas obligaciones cue
á su
persona divina inmediata
llamando para
hacer. «naxobra caridad áda esclarecida
Virgen Catalina de Racooisip,
ere cstab*
en oración,
y ^usándose
.
olla, le dixo d
señor que fuese; respondió
es,
la virgen.:
bien. Señor; qtie.dexe
Na
.tík Criador par la
criaturas el Señor alft.repltcó^e fuese con
todo eso^ que ^jtgtijto&egg
fe dexasen, por
wtcieset» set>v i¿iQ.sá4 foám bre
¡necesitado» .
;
::
'
°/
% mismo e^yn u w %
San Pablo.
.
.ont-p ;
"V
:
$5 *
luntad de Dios. ,
(
san«
ios: esta la sabiduría 'de
-Dioa,:<|ue-. fué' re-
¿e^geatós por locura:. .-esta es doe-
lección que ensenó ei
trina del cielo: esta la
Espíritu Santo á los apóstoles,
que se iban
rep-oci jándo porque habían merecido pade¿
úéófcmeliks por Cristo esta es la légíP
t
Jfsa'sC nure
pecho quien piensa
en qué grató de estos tves
está*, y -quañto
á él con
r
í ^ con
el el bra-
Una ?
s o
O
;**- 1‘-il •
i.-'
mostró como
bo aun su persona: con que ^
lá^ volun-
corazón é írsete
para entregar el
Criatura»* - o
T
No paró aquí su iocomprenensibie
bondad, sino que quiso comunicarse
Cristo, no solo á
Sino á los
por la
una naturaleza
por
humur.h,
demas hombres: lo qual se hizo
institución del tremendo y
amoroso
iS
: a.
ia’
i68
euerpo
y una carne con Jesús ; con ló qual,
están todos los que comulgan
como "sus-
tentados
y depositados por medio de Jesús
en la persona de' Verbo, que es la
substan-
ciade Cristo, cuyos miembros
y carne so-
mos. De .la' consideración de este
misterio,
en que así se comunica
y derrama Dios,
(fuera del amor que ha de aumentar á uno
esta infinita dignación
y comunicabilidad del
ser divino) ha de sacar saberse
estimar,
y
mirarse como que estuviese subsistente en
una^ persona divina, que está con este
y
modo admirable, como unida hipostática-
mente su carne, pues lo está inmediatamen-
te la de Cristo, cuya carne es. Esto
es lo
que dicen algunos santos ser la Eucaristía
extensión de la Encarnación. Míre, pues,
uno que recíba á Jesús qué cosas hace, pien-
sa, dice, todas sean como de persona
divi-
na, y dignas de un cuerpo cuya subsisten-
cia es la delVerbo Eterno: mire como ama
á Dios, y procure sea su caridad semejante
á la de Jesús, cuyo miembro es.
Descúbrese también en Cristo la bon-
dad divina, por quanto es una imágen de
sus resplandores, un retrato visible de las
perfecciones invisibles y condición de Dios.
Practicó Jesús al descubierto en su vida, lo
que pasaba en la divinidad invisiblemente.
Por eso escogió vida humilde, perseguida,
despreciada y ocupada en hacer bien, para
representarnos las costumbres divinas me-
cos entendidas; que conciban mas
pero
amor, que son mansedumbre, afabilidad,
paciencia, liberalidad, humildad. Sea líci-
to hablar ahora así, pues San Pablo llamó
anonadarse la suma dignación dedel hijo
Dios. Toda humildad á que se abatió la
la
a
J H desp ierta en nrn
.
que
i.ani de amor coa
pecbo «n" inmensa *
los ame y glorifique, y «« P™-P'°
tcnu
'
espero que oo h a dv
de ahora lo que
fin ’ V deseo
con todos mis dese„
hacer por los agros
de mi coraron
de los siglos. Amen.
INDICE
De los Capítulos que se contienen
en este Libro.
y Profetas. 25.
CAPITULO VIL Bel amor que tuvieron
'29.
los apóstoles á Jesús.
,
„fS per
i
los males dé que nob sacó. 44.
CAPITULO XL Quanto debe ser amado
Jesús por los bienes que nos hizo. 50.