Psicoterapia Analitica Funcional (2017) Reyes y Kanter
Psicoterapia Analitica Funcional (2017) Reyes y Kanter
Psicoterapia Analitica Funcional (2017) Reyes y Kanter
Analítica
Funcional
Una guía clínica para usar la interacción
terapéutica como mecanismo de cambio
Con la colaboración de
ISBN 978-987-591-941-9
www.editorialbrujas.com.ar [email protected]
Tel/fax: (0351) 4606044 / 4691616– Pasaje España 1486 Córdoba–Argentina.
Información sobre los autores
y mis estudiantes.
MARO.
JWK.
Índice
Primera Parte
La teoría de la Psicoterapia Analítica Funcional............... 23
1.2.1 Conducta.....................................................31
1.2.1.1 Función de la conducta.............................. 31
1.2.2 Estímulo......................................................33
1.2.2.1 Estímulo antecedente................................ 34
1.2.2.2 Estímulo consecuencia.............................. 36
7
1.3.1 Conducta verbal..........................................40
8
2.4. Conductas relevantes que ocurren fuera de la
sesión terapéutica (OR)............................................55
9
2.7.3 Bloquear CCR1, evocar CCR2 y reforzar CCR3
(Reglas 2 y 3)........................................................65
Anexo 2.1..................................................................69
3.3.3. Conclusión.................................................89
Segunda Parte
Implementando la Psicoterapia Analítica Funcional........ 91
10
4.3. Crear un espacio de seguridad y
confianza..................................................................99
11
6.1. Estrategias para identificar CCRs...................171
Referencias...................................................................... 219
12
Carta de presentación de la
Colección
Estimado Lector:
13
les por carecer de literatura idónea. A partir de esta demanda,
se planteó la necesidad de contar con este material, escrito por
representantes internacionales de los modelos junto a repre-
sentantes locales de forma tal que se pudiera atender al mismo
tiempo a la integridad de los modelos clínicos a que se refieren y
a las características únicas de la región.
14
· El autor latinoamericano cuenta con anteceden-
tes comprobables en el modelo, y con una activa
producción científica y académica.
· Cada ejemplar parte de una revisión bibliográfi-
ca exhaustiva de forma tal que su contenido sea
acorde y consistente con conocimiento de la co-
munidad científica al momento de ser escrito.
· Cada ejemplar incluirá no sólo aspectos teóricos,
sino también guías prácticas y sugerencias para
hacer frente a los obstáculos que aparecerán ine-
vitablemente en la práctica clínica.
· El contenido de cada volumen no será redundante
con otros volúmenes de la misma colección.
· Serán escritos de forma amigable y a la vez rigu-
rosa
Directores de la Colección
15
Agradecimientos
17
en línea y en vivo, su impacto en mi como entrenador es inmen-
so. A Benji Schoendorff por su amistad, inyecciones de confian-
za, y esas grandes pláticas sobre Ciencia Conductual y la vida.
A Adam Kuczynski por siempre saber hacerme sonreír e inspi-
rarme. A mis padres y a Nathalia por estar ahí para soportar mi
mal humor.
Michel
18
Prefacio
19
un comportamiento problemático. Por otro lado, para quien se
le dificulta recibir retroalimentación o consejo, hacer el ejercicio
puede ser una señal de progreso. FAP nos invita a ser exquisi-
tamente sensibles hacia nuestros consultantes, lo que hacen y
cómo funciona para ellos. Llama nuestra atención al compor-
tamiento que ocurre momento-a-momento, al comportamiento
que ocurre durante la sesión de terapia y en el contexto de la
terapia, tanto el del consultante como el nuestro. Y nos da una
herramienta clara y práctica para trabajar con esos comporta-
mientos, al servicio del consultante y de mejorar nuestras habi-
lidades clínicas.
20
Mis queridos amigos Michel Reyes y Jonathan Kanter han
escrito un libro único en el mundo de habla hispana. No solo por
ser el primer libro de FAP proveniente de América Latina, sino
porque ofrece una aproximación original y de primera fuente de
su versión más reciente, el modelo de Consciencia, Valor y Amor
(ACL). Una forma amigable de usar FAP y presentarla a audien-
cias no profesionales. Este libro representa una contribución sig-
nificativa al desarrollo de FAP y el modelo ACL. Elabora sobre la
literatura previa de FAP, y al mismo tiempo hace la descripción
del modelo ACL más detallada de las existentes hasta la fecha,
tomando en cuenta tanto la forma en que este modelo aplica al
responder del consultante y del terapeuta. Este libro provee de
guías claras para usar los procesos de FAP, crear un espacio
sagrado para trabajar en psicoterapia, obtener consentimiento
del consultante para iniciar el trabajo clínico, y para finalizar la
terapia.
21
FAP ha hecho una diferencia significativa en mi vida como
terapeuta, en mi trabajo clínico, en la vida de mis consultantes. Y
lo más valioso de todo, me ha ayudado a mejorar mis relaciones
íntimas, me ha permitido profundizar mi conexión con las per-
sonas que amo y a las que sirvo. Si usted lee este libro y se da
la oportunidad de poner en práctica los principios que describe,
podría hacer lo mismo por usted.
22
Primera Parte
La teoría de la Psicoterapia
Analítica Funcional
23
Capítulo 1:
Breve introducción a la ciencia
conductual contextual
25
Actualmente, se usa el término ciencia conductual contex-
tual (Gifford & Hayes, 1999) para referirse a la práctica básica
y aplicada de un conductismo contemporáneo, cercano al con-
ductismo radical, que enfatiza la naturaleza contextual de la
esta ciencia, y que relaciona al conductismo con otras aproxi-
maciones contextualistas de la psicología y las ciencias sociales,
p.ej. el constructivismo social, las aproximaciones feministas en
psicoterapia o los estudios culturales de la antropología (Hayes,
Barnes-Holmes & Wilson, 2012; Roche & Barnes-Holmes, 2003).
26
Toda acción ocurre en un momento específico y tiene un
bagaje histórico, por lo que se asume que para entender su sig-
nificado se deben considerar tanto el contexto en el que ocurre
la conducta como la historia del individuo que se comporta -con-
texto histórico-; es decir, el evento mismo en que se presenta el
acto, los factores socioculturales e históricos que le determinan
y los factores de la historia individual que hicieron que el indivi-
duo aprendiera a comportarse de determinada manera en ese
tipo de situaciones. Por ejemplo, para poder suponer que la per-
sona está regresando el saludo de forma amable, es necesario
considerar que este acto ocurre después del saludo del terapeu-
ta, que la oficina del terapeuta está en una zona urbana de nivel
socioeconómico medio de la Ciudad de México1, que la sonrisa
es una forma de saludar para los mexicanos de clase media que
viven en zonas urbanas en el momento histórico en que ocurre el
evento, que la persona que sonríe ha sido halagada de diversas
formas en el pasado por su linda sonrisa y que esto ha ocurrido
normalmente cuando saluda.
1 Los autores nos disculpamos por la especificidad del ejemplo, pero nos con-
sideramos incompetentes para poner un ejemplo que pueda aplicar a un con-
texto cultural más amplio
27
detalle el funcionamiento del cerebro, la forma en que se esta-
blecen diversos roles individuales creando dinámicas específicas
de grupos, o los sucesos históricos que dan lugar a las prácticas
culturales actuales.
Para lograr estos objetivos, se han desarrollado numerosos pro-
gramas de investigación en diversas partes del mundo que, entre
otras cosas, estudian, describen y nombran interacciones am-
biente-individuo con características comunes. De esta forma se
especifican “principios” que sirven para predecir e influir en la
conducta de una forma precisa, con el menor número de concep-
tos viables; con la mayor amplitud posible, en el mayor número
de escenarios posibles, y con la mayor profundidad que se pueda,
que quiere decir a lo largo de diversos niveles de análisis, por
ejemplo, genético, psicológico, sociológico, etc.
28
ejemplo en un noviazgo, una persona dejará de hacerle cumpli-
dos a su pareja si después de hacerlo en diversas ocasiones esta
no responde de una forma deseable; en un ambiente laboral, una
persona dejará de enviar currículums por correo electrónico a
una empresa si no recibe respuesta alguna después de intentar-
lo varias veces; o en un ambiente clínico, un terapeuta será sus-
ceptible a dejar de hacer preguntas sobre las emociones de un
consultante si éste se queda callado o le cambia el tema cuando
indaga. Finalmente, el término tiene “profundidad” porque pue-
de utilizarse a lo largo de diversos niveles de análisis, por ejem-
plo: en un nivel biológico, un brazo se atrofia si no se usa; en un
nivel psicológico, si pensar en soluciones a mis problemas no me
da resultados es de esperarse que eventualmente deje de pen-
sar en ello y me desesperance; a un nivel social, un porcentaje
de la población cada vez mayor dejará de participar en las elec-
ciones presidenciales de su país si después de varios procesos
electorales y cambios de partidos en el poder sus condiciones de
vida siguen sin mejorar, etc.
29
tivas, musculares, etc. que forman parte de la respuesta de son-
reír. Así, no se asume que los músculos del rostro provocan las
reacciones neuroquímicas, que el pensamiento causa la sonrisa
o que el cerebro causó todo lo demás, dicho de otra forma, una
mesa está hecha por la totalidad de sus partes y las partes por
separado no constituyen a la mesa. De esta forma, no se bus-
can las causas del comportamiento dentro del mismo compor-
tamiento, sino en el contexto en que ocurre el comportamiento,
no se identificaría el motivo de la sonrisa del consultante en sus
sentimientos sino en el saludo que le precedió, y no se explicaría
el origen del saludo del terapeuta en su pensamiento sino en
la historia de aprendizaje que le ha desarrollado como una res-
puesta deseable en determinadas situaciones (contextos).
30
Una vez dicho lo anterior, podemos entender que “FAP es
una forma de analizar e influir en la forma en que las personas in-
teractúan con su entorno, para lo cual se sirve de un mínimo de
principios que se aplican de forma generalizada a los contextos de
interés”. Ahora explicaremos algunos principios conductuales
que es requisito entender para poder aplicar FAP de manera
adecuada, y entender el resto del libro.
31
Suponga que usted es el terapeuta de un consultante que
desea mejorar su capacidad de vincularse emocionalmente con
sus hijos adolescentes con quienes lleva una relación “distante”
desde que entraron a la escuela secundaria. El consultante se
lamenta por elegir hablar de temas superficiales con ellos, dis-
traerse con tareas laborales o domésticas, o limitarse a tener
conversaciones breves y unilaterales con ellos debido a que ex-
perimenta un intenso miedo a decir algo incorrecto que termine
alejándole aún más de ellos. Al pedirle describir cómo le gusta�-
ría acercarse a sus hijos, le comenta que quisiera preguntarles
por sus intereses, actividades, contarles anécdotas graciosas
que le hayan sucedido en el día o simplemente escucharlos. En
este ejemplo se podría decir que hablar breve y unilateralmente,
de temas superficiales, o distraerse con tareas domésticas en
situaciones donde se propicia la conversación pertenecen a una
misma clase funcional, la evitación de sus temores –es decir de
sus propias reacciones privadas-, mientras que preguntar, es-
cuchar y contar historias graciosas pertenecen a otra clase fun-
cional, aproximarse a tener un vínculo emocional mayor con sus
hijos.
32
nuestro consultante elige evitar o controlar su miedo está dejan-
do de intentar conectarse emocionalmente con sus hijos. Esto
no quiere decir que evitar el malestar es un problema en sí mis-
mo, lo es siempre y cuando hacerlo se contraponga con lograr
lo que la persona desea para su vida en ese momento, es decir
que la evitación es un problema o no dependiendo del contexto.
Así, cuando la evitación es generalizada y persistente en diver-
sos ambientes con frecuencia trae como resultado la imposibili-
dad de intentar comportamientos alternativos que resulten en la
gratificación de las propias necesidades, mayor malestar por no
poder eliminar el malestar de forma definitiva de la vida y sufri-
miento por vivir una vida menos satisfactoria y más estereotipada
y restrictiva cada vez.
1.2.2 Estímulo.
Un estímulo es todo aquello a lo que la persona reacciona,
sea de forma privada o pública, si no reacciona a él no es estímu-
lo (Staats, 1996). Al igual que la conducta, los estímulos tienen
33
una función y pueden agruparse en clases funcionales de estímulo
dependiendo del efecto que tienen en la conducta; dicha función
es independiente a su topografía y depende del contexto. Así, la
función de la conducta se refiere al efecto de la conducta sobre el
ambiente, y la función del estímulo es el efecto que un estímulo
tiene sobre la conducta.
34
Cuando un estímulo discriminativo (SD) provoca una res-
puesta de aproximación se le llama apetitivo y cuando incita una
conducta de evitación se le llama aversivo. Es importante notar
entonces que lo apetitivo o aversivo no está determinado por la
cualidad hedónica del estímulo (agradable o desagradable) sino
por la clase funcional a la que pertenece la respuesta que le su-
cede. Ya que la presencia del estímulo discriminativo es lo que
determina la ocurrencia o no de la conducta, se dice entonces
que está bajo control del estímulo; sin embargo la presencia de
este estímulo no es suficiente puesto que su función puede va-
riar dependiendo de las circunstancias donde éste se presenta,
por esta razón sería mucho más preciso decir que la acción de la
persona está bajo control contextual puesto que es la presencia
del estímulo en un contexto específico lo que provoca la acción.
35
que funcionan para obtener el estímulo del que se está privado
se incrementen en presencia de los estímulos que les provocan,
p.ej. hablar con un tono de voz elevado o mover mucho las manos
en presencia de la pareja sentimental. Otro tipo de operación
motivacional es la sobreexposición a estimulación aversiva, que
da como resultado una elevada respuesta de evitación ante los
estímulos aversivos. En un lenguaje cotidiano se podría decir que
una operación de establecimiento es como “estar motiva-do”,
“tener una necesidad” o inclusive “estar emocionado”. Las
emociones y estados de ánimo pueden conceptualizarse desde
una lógica analítica conductual como operaciones de estable-
cimiento o abolición puesto que se suceden ante situaciones
específicas y predisponen a la persona a reaccionar ante ciertos
estímulos de formas definidas para crear consecuencias
específicas (Lewon & Hayes, 2014).
36
a la conducta. El tipo de consecuencia que más nos interesa en
la FAP es el reforzador, un tipo de consecuencia que funciona
para fortalecer la conducta, incrementar su frecuencia, duración
o intensidad.
37
Figura 1.1. Contingencias que controlan la conducta
38
do habla de sus intereses –conducta- dentro de la sesión tera-
péutica puede ser efectivo para que el consultante exprese sus
necesidades, pero no se puede esperar que las diga con su fami-
lia o pareja si éstas no acostumbran decirle “mmm te entiendo”.
39
ponder de formas que tengan una alta probabilidad de funcionar
como SD o SCR respecto a las respuestas que el consultante desee
fortalecer, aun cuando no conozca a detalle la historia de apren-
dizaje de la persona. No obstante, el terapeuta FAP siempre debe
estar atento a ajustar su respuesta acorde a la situación y a la
persona con que se encuentre en un momento determinado. Más
adelante en el libro hablaremos del modelo de Consciencia, Va-
lor y Amor de la FAP, este modelo se basa enteramente en el
concepto de relaciones funcionales de alta probabilidad.
40
mos decir que tactar es “nombrar” o “describir” algo a otra per-
sona. Por otro lado, el mando que es una conducta que tiene dos
antecedentes combinados, una “necesidad” –es decir una ope-
ración de establecimiento- y la presencia de otra persona; ahora
digamos que el consultante necesita compañía y se lo dice a su
terapeuta –ambos hacen el antecedente-“me siento muy triste”,
y entonces el terapeuta se le acerca físicamente –en este caso el
terapeuta refuerza la enunciación porque atiende a la necesidad,
no porque comprende la necesidad. A veces un tacto y un man-
do son idénticos topográficamente, aunque sean funcionalmente
distintos, diferenciarlos resulta muy importante en la FAP (en el
capítulo 5 profundizaremos al respecto).
41
rapeuta actúa bajo el control de la regla, “validar las expresiones
emocionales de mis consultantes les permitirá aceptarlas a ellos
mismos”, actuar acorde a la regla puede ser de utilidad en mu-
chos contextos, pero puede impedirle reconocer momentos en
que la conducta no cumple su función y generar alternativas más
efectivas. Por otra parte, el proceso de “observar” el propio com-
portamiento privado permite que se pueda “elegir” responder a
él o no, el acto de contemplar la propia conducta privada permite
relacionarse con ella como un “evento privado” que puede discri-
minarse y por lo tanto funcionar o no como un antecedente para
otro comportamiento. En el ejemplo anterior, el terapeuta pue-
de ser conciente de que “está notándose pensando” en la regla
mencionada y elegir atender a la interacción que se está presen-
tando entre él y el consultante en ese momento. En la práctica de
la FAP es fundamental discriminar cuando se actúa bajo el con-
trol del mundo interno y externo y ayudar al consultante a hacer
esa distinción de forma que esté en la posibilidad de actuar de
forma más flexible y efectiva para lo que desea de su vida.
42
ducta verbal propuesta desde la teoría del Marco Relacional, y la
forma en que esta teoría permite entender por qué se “entienden”
y siguen las reglas. Nuestra misión es consciente y deliberada pues
obedece al objetivo de mantener este capítulo introductorio tan sim-
ple como sea posible. Si desea profundizar en el tema le sugerimos
las lecturas de Hayes & Hayes (1988) y Zettle & Hayes (1982) inclui-
das en la bibliografía.
43
Por otra parte, al desarrollar el lenguaje aprendemos a re-
lacionar estímulos arbitrariamente y esto también da como resul-
tado la transformación de sus funciones, es decir que los relacio-
namos a partir de claves contextuales del lenguaje -mayor que,
igual a, parte de, etc.- y no porque tengan una relación formal.
Por ejemplo, pensando en una relación de coordinación, suponga-
mos que el adolescente que golpeó a nuestro consultante se llama
Juan y en ese momento hay una relación de coordinación entre
el nombre Juan y el agresor. Esto daría como resultado que las
personas de nombre Juan tengan funciones aversivas en nuestro
consultante. Si después se aprende que John es igual que Juan,
las funciones aversivas se transfieren a quien se llame John. Otro
tipo de relación es de oposición como “contrario a”, donde si Ro-
berto es todo lo opuesto a Juan, entonces Roberto tendrá funcio-
nes apetitivas; también existen relaciones arbitrarias de compara-
ción como “más que” o “menor que”, jerárquicas “parte de”, etc.
y todas ellas tienen un impacto sobre las funciones del estímulo.
44
1.4. Flexibilidad y adaptación al entorno
como metas de la psicoterapia.
De acuerdo con Hayes, Villate, Levin y Hildebrant (2011),
la ciencia conductual puede considerarse como una derivación
de la ciencia evolutiva aplicada a la comprensión de la conduc-
ta, y los abordajes clínicos conductuales contextuales represen-
tan la aplicación de sus procesos al contexto clínico. Se podría
decir que, de la misma manera en que los organismos varían
genéticamente, se seleccionan sus rasgos dependiendo de su
capacidad de adaptación al ambiente y se retienen en la próxima
generación a partir de la herencia, las consecuencias reforzan-
tes seleccionan las variaciones accidentales del comportamien-
to y promueven su repetición en situaciones similares (Skinner,
1974).
45
situaciones emocionalmente incómodas y mantenerse despierto
dentro de ellas; c) y amar (love), que implica dar amor al otro
respondiendo con compasión y en sintonía de sus necesidades
para crear un sentimiento de mayor conexión emocional y darse
amor a uno mismo aceptándose y cuidando de sus necesidades.
Como podrá notar, estos procesos son especialmente relevan-
tes cuando se trabaja con consultantes que desean mejorar sus
relaciones interpersonales. A partir de estos procesos pretende-
mos ayudar a los consultantes -y a nosotros mismos- a ser más
receptivos a la forma en que las contingencias del ambiente ope-
ran respecto a qué/quienes son importantes para ellos y en con-
secuencia flexibilizar -y mantener flexible- su comportamiento,
lo que permite moldear acciones más efectivas y variadas para
conectarse y cuidar de ellos mismos y quienes les rodean, y vivir
una vida intensa y valiosa.
46
Capítulo 2:
La teoría de la psicoterapia
analítica funcional
47
supervisor clínico cognitivo conductual. Durante ese tiempo re-
conoció que algunos terapeutas en formación tenían un impacto
“excepcionalmente bueno” en su trabajo clínico, esto se refiere
a que algunos de los consultantes que recibían intervenciones
cognitivo conductuales estructuradas reportaban beneficios ma-
yores a los esperados por el tratamiento, reducción sintomática
o remisión del trastorno. En una segunda etapa, se observó que
estos resultados parecían ocurrir solamente de vez en cuando y
eran más frecuentes en unos terapeutas que en otros, indepen-
dientemente de las características de los consultantes y sin que
terapeuta o consultante pudieran explicar las razones de su ocu-
rrencia. Como tercera etapa, se realizaron entrevistas y análisis
de las interacciones de los terapeutas excepcionalmente buenos
con sus consultantes para identificar los factores causales de
estos resultados y se encontraron dos: un involucramiento per-
sonal intenso entre ambas partes, e intercambios frecuentes y
centrados en el momento presente sobre el impacto que estas
partes tenían entre sí. Al final, Kohlenberg y Tsai (1991) busca-
ron en el conductismo radical una forma de entender estas in-
teracciones y así, utilizaron sus principios para desarrollar una
terminología y teoría específica que resultara en procedimientos
que pudieran ser enseñados de forma precisa a otras personas,
a este procedimiento le llamaron FAP.
48
el terapeuta puede influir directamente en la conducta del con-
sultante, porque es el único escenario en el que puede actuar de
manera directa con el consultante (Törneke, 2010).
49
2.2.2 El terapeuta evoca conductas operantes.
El comportamiento verbal y no verbal del terapeuta puede
funcionar como un estímulo discriminativo (SD) que evoca ope-
rantes en el consultante. Como se mencionó en el capítulo ante-
rior, la mayoría de las conductas relevantes en psicoterapia son
operantes y funcionan para evitar/escapar de una condición aver-
siva o para aproximarse a una condición apetitiva. Las operantes
normalmente son vividas como voluntarias y por lo tanto bajo
mayor control que las respondientes, son el principal blanco de
intervención en FAP porque son las que tienen mayor poder para
cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno,
nuestros valores y las personas que nos importan. La conscien-
cia de las funciones discriminativas del terapeuta facilitará su
capacidad de evocar conductas deseadas en el consultante.
50
“odio que las personas se muestren condescendientes conmigo,
no soy una niña” y este es un ejemplo de una respuesta deseada
porque facilita la comunicación con otras personas, por lo menos
lo hace más que guardar silencio, el terapeuta podría elegir re-
forzar este comportamiento mirándolo atentamente y diciéndole
“no tenía idea de que decir esto podía hacerte sentir tan mal, por
favor hazme saber cuándo te haga sentir de esa forma y yo por
mi parte trataré de no parecer condescendiente”.
51
terapéutica. Se llaman clínicamente relevantes porque son las
mismas conductas que traen al consultante a psicoterapia y es-
tán directamente relacionadas con la consecución de sus ob-
jetivos (Tsai, Kohlenberg, Kanter, Holman & Plummer Loudon,
2012).
52
o la protección de sus otros significativos (SCR-), a largo plazo le
alejarían de la posibilidad de construir relaciones horizontales y
de respeto mutuo.
53
para arriesgarse a mostrar mayor consideración y amor hacia
los demás o uno mismo puede considerarse una CCR2 y refor-
zarse con una muestra de conexión por parte del terapeuta.
54
Como ejemplo de mando, considere la posibilidad de que la
frase “no puedo conversar con las personas porque soy tímido”,
ha funcionado en el pasado para que las demás personas inicien
una discusión sobre la timidez y así, refuerzan la verbalización
dejando de insistir en que el consultante socialice. En este caso,
identificamos una CCR3-1 por las mismas razones expuestas en
el párrafo anterior y porque implican una desatención hacia las
muestras de apoyo de la otra persona.
2.3.3.2 Conductas Clínicamente Relevantes Tipo 3
Deseables (CCR3-2).
Son enunciaciones que describen los antecedentes y/o
consecuencias que dan lugar al comportamiento que ocurrió
dentro o fuera de la sesión, funcionan como tactos y están bajo
el mismo control de contingencias que las CCR2 Por ejemplo,
“evito expresar conflictos porque me desagrada sentir que pre-
siono a las demás personas”.
55
evitación o el escape de alguna situación o experiencia aversiva.
Son excesos conductuales bajo control aversivo, en la literatura
clínica conductual son descritas frecuentemente como conduc-
tas blanco. Un ejemplo podría ser que la persona se muestra
agitada y levanta la voz cuando es cuestionada por los demás,
esta acción funciona para escapar del cuestionamiento, pero ter-
mina alejando emocionalmente a las demás personas y haciendo
que la persona se sienta sola e incomprendida.
56
pacta indirectamente en su trabajo clínico también es relevante y
se le llama TRI1 y TRI2 para diferenciar.
57
que el correcto seguimiento de las 5 reglas de FAP (descritas
a continuación) representa las TR2 básicas del terapeuta. Cui-
dar la higiene de sueño, dedicar tiempo a resolver los propios
problemas personales, expresar dudas al consultante sobre la
eficacia de una intervención o una sesión en particular son ejem-
plos de TRI2s.
58
Tsai, 1991). FAP es especialmente sensible a la evocación de este
tipo de relación por su énfasis en el desarrollo de la intimidad, la
confianza, la autenticidad, la capacidad de dar y recibir amor, y
por ende su propia naturaleza evocará CCRs de manera natural.
Por ejemplo, una expresión de afecto del terapeuta, señalar una
posible similitud entre el comportamiento del consultante con
otro significativo y el terapeuta, o una expresión de tristeza tras
una decepción del consultante, pueden evocar CCRs fácilmente.
59
evocativos para evocar deliberadamente CCRs, estos ejercicios
son especialmente útiles para evocar las CCR cuando la sesión
de terapia no está evocando las CCRs deseadas espontáneamen-
te. Estos ejercicios se revisarán a mayor detalle en el capítulo 6.
La cualidad evocativa de la FAP comienza a inicios de la
terapia donde el terapeuta comunica al consultante que consi-
dera el contexto terapéutico un “espacio sagrado” (ver capítulo
4), donde se permite la expresión de los anhelos más profundos,
dolores más arraigados y vivencias más vergonzosas con total
confidencialidad, comprensión y cuidado. Un segundo momen-
to importante es la presentación de la lógica de la terapia, un
momento llamado FAP RAP (ver capítulo 4) que consiste en la
explicación de las CCRs como equivalentes funcionales de las
ORs, la ocurrencia de TRs y la manera en que éstas últimas pre-
tenden utilizarse como vehículos para el cambio terapéutico. La
creación de un espacio sagrado y la presentación del FAP RAP
podrían considerarse ejercicios evocativos en sí mismos, que re-
presentan “actos valientes por parte del terapeuta”.
60
Ahora bien, recordará que en el capítulo 1 se mencionó que
los reforzadores arbitrarios tienen poca posibilidad de presen-
tarse en el ambiente natural y por lo tanto son de poca utilidad si
se espera que la O2 se mantenga o generalice en ese contexto,
otro problema relacionado con la administración de reforzadores
arbitrarios es que estos pudieran ser vividos como una manipu-
lación y dañar la relación terapéutica.
61
2.6.4 Regla 4: Verificar el efecto reforzador
(ser consiente del propio impacto).
Ésta regla implica prestar atención al cambio de las CCRs y
la relación de esos cambios con la respuesta contingente del te-
rapeuta. Existen dos formas básicas de evaluar dicho efecto: ob-
servar un incremento en la frecuencia o intensidad de las CCR2s
o un decremento en las mismas dimensiones de las CCR1; y
preguntar al consultante directamente por el efecto que el com-
portamiento del terapeuta (de la Regla 3), por ejemplo “¿qué im-
pacto tuvo en ti lo que acabo de decirte?”, “¿Qué tan motivado te
sientes a intentar hacer esto de nuevo después de notar la reac-
ción que tuve?”, “¿Cómo te sientes con lo que acabo de decirte?”,
etc. Al realizar estas preguntas se debe cuidar de no interferir
con la experiencia emocional e interrumpir el efecto reforzador
de la respuesta previa (Tsai et al. 2012).
62
2.6.5 Regla 5: Evocar CCR3-2 y desarrollar
OR2 (interpretar y generalizar).
Existen dos formas de evocar las CCR3-2, la primera es
que el terapeuta describa la forma en que el comportamiento del
consultante fue efectivo para acercarse a sus metas, por ejemplo
“he notado que cuando me hablas con frases más breves me es
más sencillo entenderte”, “mirarte enfadado me permite enten-
der lo importante que esto es para ti”. La segunda es pregun-
tar al consultante por las consecuencias de su comportamiento,
“¿notas alguna diferencia en mi comprensión cuando me hablas
más pausado?”, “¿qué tal te resultó el dejarme ver tu enfado?”.
Al igual que con la regla 4, es importante cuidar que estas pre-
guntas no interrumpan la intensidad emocional de la sesión, de
hecho, resulta útil realizarlas después de que se ha terminado
una interacción terapéutica intensa.
63
2.7. La interacción terapéutica lógica de la
FAP.
La aplicación de las 5 reglas puede verse muy diferente
de momento a momento, esto se debe a que su aplicación debe
ser flexible y orientarse funcionalmente, en otras palabras, “ser
estratégica”. La interacción lógica que describiremos a conti-
nuación nos ha resultado útil para ilustrar la interacción de las
5 reglas en entrenamientos y protocolos de investigación, y está
basada en una interacción descrita anteriormente en Tsai y cols.
(2012). Esperamos que pueda ayudarle a integrar la información
anteriormente descrita y a imaginar formas en las cuales podría
aplicar éstas cinco reglas con sus consultantes.
En primer lugar, asumimos que se han cumplido cuatro
pre-requisitos básicos: a) se ha creado un espacio sagrado; b) se
ha presentado el FAP-RAP y el consultante ha accedido a parti-
cipar del tratamiento; c) existe una buena y sólida relación tera-
péutica; d) se ha realizado una adecuada formulación de caso,
lo que implica que el consultante y terapeuta hayan definido las
CCRs, ORs y TRs (capítulo 5). Una vez que se han cumplido estos
requisitos, la interacción lógica ocurre de la manera descrita a
continuación.
Para ejemplificar esta interacción lógica, mostramos un
ejemplo de una consultante cuyo motivo para buscar psicotera-
pia era su dificultad para “entenderse con las demás personas”.
Después de la conceptualización de caso, se identificaron como
CCR1s y OR1s su dificultad para identificar y expresar sus senti-
mientos, mientras que las CCR2s y OR2s identificadas fueron el
expresar sentimientos y hacer peticiones.
64
Consultante: Me siento así todo el tiempo y con quien sea.
- El terapeuta escucha atentamente en búsqueda de CCRs (Regla 1)
Terapeuta: Mmmm… también conmigo.
65
Terapeuta: No me gusta hacerte sentir eso, cuando yo me
siento así me es casi imposible creer que alguien pueda enten-
derme o darle importancia a lo que siento – El terapeuta usa una
auto-revelación para mostrar comprensión al consultante (Regla 3).
66
Consultante: Necesito hacerlo. – La terapeuta nota que el
consultante ha identificado una O2 (Regla 1).
67
Figura 2.2 El proceso dinámico de la FAP
68
Anexo 2.1
Nomenclatura de conductas clínicamente
relevantes
69
Capítulo 3:
Consciencia, valor y amor
71
relaciones de amistad, románticas, paterno-filiales de confianza,
de solidaridad entre vecinos, etc.
72
Diferentes nombres que las personas usan para refe-
rirse a este sentimiento son “sentirse cerca de”, “sentir-
se vinculado”, “ser parte de”, entre otros.
73
el que la intimidad se puede desarrollar de forma natural y en
el que los problemas relacionados con ella pueden observarse
en vivo, de tal suerte que el funcionamiento interpersonal es un
objetivo obvio del proceso terapéutico de la FAP.
Un proceso de conexión social similar al mencionado es
descrito por Reis y Shaver (1988), quienes desarrollaron un mo-
delo socio-cognitivo de la intimidad. De acuerdo al modelo, la in-
timidad se desarrolla cuando 1) dos personas concientes de sus
motivaciones, necesidades, metas y temores se encuentran, 2)
una de ellas se arriesga a revelar información personal de forma
que se pone en una situación vulnerable y, 3) recibe empatía, va-
lidación y cuidado por parte de la otra persona; un elemento lla-
mado “capacidad de respuesta”. Según el modelo, la intimidad
es posible si este proceso es recíproco entre ambos miembros de
la diada. Córdoba y Scott (2001) proporcionaron una interpreta-
ción analítico conductual de este proceso definiendo al “compor-
tamiento interpersonal vulnerable en un contexto de consecuencias
de castigo potenciales” como el elemento clave para el desarro-
llo de la intimidad. Actualmente existen docenas de estudios en
diversos contextos que han aportado evidencia empírica a este
modelo (Aron, Melinat, Aron, Vallone, & Bator, 1997; Canevello
& Crocker, 2010; Laurenceau, Barrett & Pietromonaco, 1998;
Lemay & Clark, 2008; Manne, Badr, & Kashy, 2012; Manne, et
al., 2004; Reis et al., 2010; Sprecher, Tregerr, Wondra, Hilaire, &
Wallpe, 2013).
74
discriminar señales de refuerzo pertinentes para el comporta-
miento interpersonal de valor y amor. Una descripción formal de
la consciencia puede ser estar despierto y vivaz a lo que ocurre
en el momento presente, con uno mismo, la otra persona y res-
pecto a la forma en que se influyen mutuamente. Una falta de
consciencia es “actuar en piloto automático”, “irreflexivamente”
o “impulsivamente”, bajo el control de la experiencia interna o de
los estímulos que surgen durante la interacción sin discriminar
las funciones de acercamiento o evitación del propio comporta-
miento.
Específicamente, deseamos que los consultantes sean
concientes de: a) uno mismo: la consciencia de uno mismo inclu-
ye a los eventos privados (sensaciones, pensamientos, recuer-
dos, imágenes o impulsos) que surgen durante la interacción
interpersonal, los elementos de la propia historia que nos hacen
reaccionar al mundo de esa manera y a los propios valores y me-
tas que se eligen como importantes durante la interacción; p.ej.
“comunicarse claramente”, “ser paciente con la otra persona”,
“llegar a un acuerdo”, etc. b) el otro: lo que implica ser concien-
tes de lo que la otra persona pudiera estar experimentando, su
historia, así como de sus valores y objetivos; dicho de otra ma-
nera, tomar la perspectiva del otro (Vilardaga, 2009) y c) la diada:
la forma en que los miembros de la interacción, sean dos o más,
se influyen entre sí; desde una perspectiva funcional, esto es,
ser concientes de las funciones discriminativas y de consecuen-
cia del propio comportamiento respecto a la otra persona y vice-
versa. La consciencia es fundamental para poder ser empático y
compasivo con el otro y con uno mismo.
La consciencia es la responsable de que una persona pue-
da “elegir” actuar para aproximarse a lo que le importa en pre-
sencia de estímulos públicos o privados aversivos y, por lo tanto,
es una condición necesaria para que la persona pueda actuar
con valor. Así, por ejemplo, una consultante que ha sufrido un
abuso sexual puede sentir asco y el deseo de golpear a su pareja
cuando le acaricia, si ella pudiera notar estas experiencias y al
mismo tiempo valorar la relación afectuosa con su pareja e iden-
tificar sus necesidades, podría elegir otras formas de actuar que
75
fueran más congruentes con sus objetivos. Asimismo, el acto de
“ser consciente” le permitiría verificar si el efecto de su compor-
tamiento efectivamente le acerca o le aleja de lo que ella y la otra
persona quieren conseguir en ese momento.
Valor: Valor es sinónimo de correr riesgos interpersonales,
es decir, presentar un comportamiento de aproximación durante
una interacción social de función aversiva; p.ej. pedir tiempo a
una persona para poder conocerla, siendo que en el pasado el
comportamiento de “pedir tiempo” pueda haber sido castigado
con indiferencia o regaños por parte de la familia o parejas po-
tenciales. Como puede apreciarse en el ejemplo, el acto valiente
en este modelo de conexión social es hacer algo importante du-
rante una interacción social, ante la presencia de experiencias
indeseadas (ansiedad, por ejemplo) elicitadas por la interacción
misma y donde el refuerzo que se busca está mediado por la otra
persona (u otras personas) involucrada en la interacción.
Una característica importante de los actos valientes es su
cualidad estratégica, lo que implica que la consciencia y el acto
valiente son parte de la misma cadena operante. Es decir, se
debe tener consciencia del sí mismo, del otro y la interacción
para poder discriminar los riesgos que permiten y tienen la pro-
babilidad de obtener un refuerzo valioso.
Tres ejemplos típicos de acciones valientes evocadas den-
tro de las relaciones interpersonales son: a) experimentar vulne-
rabilidad; b) comunicar (tactar) lo que se siente, c) pedir (mando)
lo que se necesita, sea cercanía, apoyo, respeto de límites, re-
troalimentación o pruebas de reconocimiento y afecto. El acto
de sentirse vulnerable, en vez de negar, minimizar o evitar dicha
sensación es fundamental para la comunicación; esta acción no
implica un acto verbal necesariamente sino simplemente el per-
mitir que la emoción experimentada se muestre corporalmente.
Comunicar la experiencia es describir a los otros lo que se expe-
rimenta en ese momento, dicha auto-revelación, es fundamen-
tal para la conexión social y el desarrollo de relaciones íntimas
(Baddeley & Singer, 2009; Brunell et al., 2010; English & John,
2013; Graham, Huang, Clark, & Helgeson, 2008; Reis et al. 2010).
Pedir lo que se necesita implica acciones muy variadas, ya que
76
esta amplia categoría incluye a necesidades específicas, como
establecer límites, pedir y proporcionar cercanía, apoyo, retroa-
limentación o muestras de aprecio.
En una interacción terapéutica podemos encontrar incon-
tables ejemplos de acciones valientes, imagine que el consultan-
te pudiera estarse comportando de una forma vulnerable cuando
llora, le tiembla la voz, su rostro enrojece, muestra entusiasmo,
etc. de la misma manera, estaría comunicando sus sentimien-
tos cuando le dice “me cuesta trabajo hablar de esto”, “me en-
fada la situación”, “no puedo con esta frustración”, “estoy muy
feliz”, “es muy pronto para hablar de esto”, etc. Por último, es
importante reconocer situaciones donde el cliente pide algo es-
pecífico de forma explícita “¿podemos cambiar el horario de la
cita de la próxima semana?, ¿puedo sentarme en ese sillón?, ¿a
qué hora comienza usted a atender su consulta?” o bien, cuando
hace peticiones de forma implícita, “quedarse mirando la caja
de pañuelos desechables”, cuando le hace comentarios casua-
les como “creo que me será difícil llegar a tiempo la próxima
sesión”, pide tiempo para hablar sobre un tema “estoy deses-
perada sobre esto”, etc. Le sugerimos, identificar ejemplos de
estas acciones en su vida cotidiana y con sus consultantes para
fortalecer su capacidad de discriminarlas y, al mismo tiempo,
le animamos a recordar adoptar una perspectiva funcional para
reconocer si estas acciones que “se ven valientes” en realidad lo
son en términos de que implican correr un riesgo y sobre todo “si
son acciones poco frecuentes y cuyo incremento favorecería la
satisfacción de las metas interpersonales y de la persona”; dicho
de otra manera, en un contexto terapéutico un acto es valiente si
representa una CCR2 o una CCR3-2, y el terapeuta haría bien en
discriminar (Regla 1) y evocar (Regla 2) estos comportamientos
para poder reforzarlos de forma natural y contingente (Regla 3).
Amor: En la FAP, el amor es una acción que se presenta en
respuesta al valor, así, responder con amor implica reforzar na-
turalmente al comportamiento valiente. La potencia de este re-
fuerzo depende del grado en el cual la acción amorosa está sin-
tonizada y responde al tono de la petición expresada a partir del
acto valiente. El amor es en sí mismo un tacto (Barnes-Holmes,
77
Barnes-Holmes, & Cullinan, 2000; Skinner, 1957), cuyo ajuste es
una función tanto del control del estímulo antecedente, en este
caso la acción valiente, como del grado en que el refuerzo pro-
visto está generalizado. Dicho en otras palabras, la respuesta de
amor exitosa requiere empatía y toma de perspectiva (conscien-
cia), de forma que se discrimine la naturaleza específica del acto
valiente del otro y, se pueda proveer una consecuencia sensible
que, a su vez, sea reforzada por cualquier indicativo de que se ha
contribuido a mejorar la condición del otro. Desde una perspec-
tiva funcional, podría decirse entonces que una relación de amor
es aquella donde dos personas responden la una a la otra de una
forma que se experimenta como mutuamente reforzante, siendo
así que los miembros de la diada trabajan para producir bue-
nos resultados para el otro, simplemente porque es reforzante
hacerlo. Lo anterior es un ejemplo de la activación del sistema
cerebral de recompensas que se ha mostrado en diversos estu-
dios de neurociencias al observar la relación entre las acciones
de amor descritas (Carter, 1998; Zeki, 2007).
En la FAP, la forma específica de la respuesta valiente y
amorosa puede variar topográficamente dependiendo de los
contextos y los individuos inmersos en ellos, no obstante, repre-
sentar una relación funcional que puede observarse a través de
múltiples ejemplos de conexión social. Con esto en mente, des-
cribimos los siguientes ejemplos para ilustrar algunas formas
que las acciones de amor pudieran tener.
a) Proveer seguridad y aceptación: típicamente, proveer un
nivel básico de seguridad, aceptación, validación y empatía a una
persona que se siente vulnerable tiene un gran valor de reforza-
miento, es decir que ambas respuestas están relacionadas fun-
cionalmente para dar efecto a la conexión social. b) Auto-reve-
lación recíproca: la pertinencia de la auto-revelación vulnerable
(de forma que los dos individuos se unan en su vulnerabilidad)
depende de la naturaleza de la relación interpersonal; no obs-
tante, debe considerarse que esta auto-revelación recíproca es
fundamental en relaciones íntimas no-terapéuticas y debe con-
siderarse como una alternativa para reforzar una posible CCR2;
esta respuesta es especialmente relevante cuando la CCR2 del
consultante es el responder con amor hacia el terapeuta, de esta
78
forma la auto-revelación del terapeuta sirve como retroalimen-
tación al consultante. Por ejemplo, imagine que el terapeuta tie-
ne la garganta reseca y el consultante le ofrece un dulce de miel,
una forma de reforzar este acto puede ser tomarlo o decir al
consultante algo como “gracias, notaste justo lo que necesitaba”
si es que en verdad lo siente así. c) Dar al otro lo que necesita:
cuando una persona hace una petición (implícita o explícita), la
respuesta del otro debe ser muy específica y por lo tanto tener
una gran variedad de topografías, p.ej. “estar cerca”, “respetar
límites”, “disculparse”, “prometer”, “ayudar”, “proveer de retro-
alimentación”, o “expresar afecto”. La ocurrencia de cualquier
mando puede ser de una mayor relevancia para la conceptuali-
zación de caso e intervención en la FAP, de forma que una peti-
ción aparentemente extra-terapéutica puede en realidad ser una
CCR. Por ejemplo, cuando un consultante pide agendar una cita
adicional en una semana está emitiendo un mando que debe ser
considerado una CCR2 (o CCR1 según el caso), y el terapeuta
debe responder acorde a ello.
La tabla 3.1 muestra un ejemplo de la forma en que el re-
pertorio de ACL puede mostrarse dentro y fuera de sesión.
Tabla 3.1
Ejemplos de conductas clínicamente relevantes y comporta-
mientos relevantes fuera de la sesión.
79
Valor - Inhibición emocional. - Autorevelación de senti-
- Retraimiento, subyu- mientos y experiencias.
gación y autosacrificio. - Expresar puntos de vista y
- Pasividad. necesidades.
- Acciones de evitación, - Establecer límites.
escape o seguridad. - Pedir apoyo o retroalimen-
- Comportamiento com- tación.
pulsivo. - Atreverse a hacer cosas im-
portantes.
Amor - Malos hábitos alimen- - Actividades de autocuidado.
propio ticios, de sueño o hi- - Auto-validación.
giene.
- Auto-compasión: Detectar
- Desorganización e in- y frenar la rumiación, pre-
disciplina. miarse por obtener logros,
- Rumiación autopuniti- etc.
va. - Permitir muestras de afec-
- Preocupación obsesiva. to y recibir ayuda por parte
de otros.
80
3.3. ACL como cadena operante.
El modelo ACL puede entenderse como una cadena ope-
rante interpersonal relevante para la conexión social que puede
moldearse durante la relación terapéutica. En esta cadena, la
consciencia implica prestar atención a ciertos estímulos durante
la interacción social, de forma que estos se vuelven más relevan-
tes para evocar conductas valientes y amorosas en situaciones
donde la evitación era más probable. El valor, implica la disposi-
ción a sentirse vulnerable, expresarlo y aun así atreverse a hacer
peticiones específicas y el amor, implica responder al valor del
otro de una forma que funcione, idealmente, como un refuerzo
natural para el comportamiento del otro y que al mismo tiempo
sea reforzado por sus efectos positivos generalizados en el otro.
81
esta idea, note las diferencias psicológicas y funcionales entre
las siguientes instrucciones: a) observar CCRs, evocar CCRs y,
reforzar naturalmente las CCRs (practicar las Reglas 1, 2, y 3) y
b) estar conciente de lo que ocurre dentro de la sesión, tener el
valor para evocar las CCRs, y mostrar afecto, validación o amor
ante las CCR2. En otras palabras, podría considerarse que ACL
describe las cualidades del comportamiento del terapeuta de
FAP mientras le ayuda a tener presente el modelo de conexión
social anteriormente descrito, sentando el tono para pensar en
la psicoterapia como una relación horizontal entre seres huma-
nos que luchan conjuntamente por dar un sentido: traer cone-
xión a sus vidas.
82
Tabla 3.2
Las 5 Reglas de la FAP y su Término ACL correspondiente
(Tsai et al. 2009; adaptadas de Kanter et al. 2015)
Regla ACL usado en Tsai et al. (2009)
1: Observar las CCRs Estar conciente
2: Evocar CCRs Ser valiente
3: Reforzar naturalmente las CCRs Dar amor terapéutico
4: Observar el efecto del refuerzo en las Estar concientes del propio im-
CCRs pacto
5: Proveer interpretaciones informadas Ninguna (conductismo)
en el análisis funcional e implementar
estrategias de generalización
83
3.3.2 ACL como procesos transdiagnósticos.
De manera genérica, las psicoterapias conductuales con-
textuales, o terapias conductuales de tercera generación, se ca-
racterizan y distinguen de sus predecesoras por enfocarse en el
análisis de la función y contexto de los eventos psicológicos y
buscar el desarrollo de una actitud “abierta, conciente y activa”
ante las barreras psicológicas, para desarrollar repertorios de
comportamiento flexibles que permitan vivir de una manera sa-
tisfactoria según lo que cada individuo defina como valioso o im-
portante (Hayes, Villatte, Levin & Hildebrandt, 2011).
84
al momento” y, por lo tanto, el “auto-manejo y afrontamiento
efectivo” de la situación; en otras palabras, favorece la discrimi-
nación de estímulos discriminativos relevantes para la emisión
del comportamiento efectivo para contactar con los reforzadores
deseados. Considere la siguiente definición de Kohlenberg y Tsai
(1991) de mindfulness: Auto-discriminación que juega un papel
importante en el desarrollo del “Yo” y ayuda a permanecer ante
estímulos aversivos proveyendo la oportunidad de presentar
nuevos comportamientos que pudieran ser reforzados (Kohlen-
ber, Tsai, Kanter & Parker, 2009).
85
esta fortaleza en su vida diaria cada que el miedo se presente o,
incluso, buscar exponerse a situaciones generadoras de miedo
de forma que pudiera practicar esta observación (regla 5).
86
desafío para la persona y que al mismo tiempo sea seguro y le
acerque a lo que le es importante. Adoptar esta postura activa
respecto a lo que es importante permite tanto el cambio del pro-
pio ambiente y la calidad de las relaciones interpersonales de
forma que se ajusten más a los valores personales, al mismo
tiempo que le permiten valorar su esfuerzo y que su postura acti-
va se refuerce intrínsecamente. Los meta-análisis sobre la efica-
cia de la activación conductual y la terapia de exposición ilustran
la importancia clínica de este proceso (Mazzucchelli, et al. 2009),
también está documentada la eficacia del uso de estrategias de
toma de riesgos para favorecer el compromiso y adherencia al
tratamiento en diversas formas de psicoterapia (Bornalova &
Daughters 2007) y, se ha mostrado una relación inversa entre la
depresión y la exposición a situaciones positivas aportando evi-
dencias a la importancia de la activación como mecanismo de
cambio (Manos, et al. 2010).
87
miento de estos comportamientos), su ensayo y su práctica es
un proceso implícito en cualquier terapia conductual. Lo que
distingue a la FAP es la observación e intervención activa sobre
las ocurrencias espontáneas de las conductas deseadas e inde-
seadas durante la sesión terapéutica. El uso del ensayo conduc-
tual, la exposición o la programación de actividades pueden ser
estrategias evocativas que proveen la oportunidad de observar e
intervenir sobre CCRs. Asimismo, la exposición, activación con-
ductual y entrenamiento en habilidades serían estrategias bási-
cas a considerar para desarrollar y practicar actos valientes en
la FAP intrapersonal. Finalmente, la retroalimentación, expre-
sión de reconocimiento y validación son reforzadores naturales
que el terapeuta puede usar en estas situaciones, ya que proba-
blemente son más usuales en estos contextos que las muestras
de vulnerabilidad recíproca (por ejemplo).
88
intervención y tratar de generalizar estas acciones con otras ac-
ciones “¿qué otros escalones hacia una vida más saludable podrías
subir esta semana?”. Desde la FAP intrapersonal, las acciones de
autocuidado pueden evocarse a partir del entrenamiento en ha-
bilidades conductuales, como el entrenamiento en auto-control,
manejo de agendas, entrenamiento en habilidades de regulación
emocional o control del estrés, etc., siempre cuidando analizar
estas oportunidades como un ejercicio evocativo de CCR ante las
que se debe intervenir oportunamente. Conductas como la au-
to-compasión pueden evocarse a partir de ejercicios de medita-
ción o de toma de perspectiva (ver capítulo 6).
3.3.3. Conclusión.
Los términos de ACL representan tipos de CCR que pueden
orientar la conceptualización de caso e intervención de la FAP.
ACL se ha usado originalmente para describir una cadena ope-
rante y una relación funcional altamente probable entre el com-
portamiento de una diada de individuos (o más) que se involu-
cran en una interacción de conexión o intimidad; por esta razón,
ACL resulta una forma de conceptualizar las CCR de consultan-
tes con problemas interpersonales que pueden intervenirse de
manera natural durante la FAP, ya que la naturaleza misma de la
relación terapéutica en la FAP representa un espejo del tipo de
relación que el consultante desearía desarrollar en su vida coti-
diana. Por otra parte, ACL puede utilizarse para identificar CCR
intrapersonales y para planear intervenciones de FAP orientadas
al logro de metas y a desarrollar estilos de vida congruentes con
los valores personales. En ambos casos, ACL no representa la
única forma de identificar CCR, conceptualizar casos y planear
tratamientos en FAP, en todo momento debe considerarse que
la FAP es una intervención analítico conductual y que el análisis
que hace de la problemática conductual humana y su solución
siempre es funcional. En los siguientes capítulos describiremos
estrategias específicas que ayuden a los terapeutas a trabajar
desde el modelo ACL inter e intrapersonal de una forma flexible
y fundamentada en el análisis funcional conductual.
89
Segunda Parte
Implementando la Psicoterapia
Analítica Funcional
91
Capítulo 4:
El proceso de la psicoterapia
analítica funcional
93
La entrevista de evaluación en la FAP es similar a la que se
observaría en cualquier otra terapia conductual, donde el tera-
peuta debería: a) obtener descripciones conductuales sobre los
problemas del consultante, ejemplos de situaciones y contextos
en los que estos problemas se presentan, b) indagar sobre la
historia del problema, su evolución a lo largo del tiempo y los
factores históricos que contribuyeron a desarrollar los compor-
tamientos problemáticos del consultante y c) solicitar descrip-
ciones conductuales de los resultados esperados de la terapia.
Lo que distingue al proceso de entrevista en la FAP es la inda-
gación activa de ejemplos de conductas problemáticas y metas
dentro del consultorio, por medio de preguntas como “¿de qué
manera crees que el temor a ser juzgada pueda presentarse con-
migo?”, “en el tiempo que tenemos de interactuar ¿te has notado
desconfiando de mi de algún modo?”, “¿cómo es que tu depresión
pudiera interferir con nuestro trabajo terapéutico?”.
94
que pueden usarse para evaluar este repertorio fuera y dentro de
la sesión de terapia.
95
presentamos dos ejemplos, de la forma de presentar el FAP Rap
al consultante, el primero fue escrito por Jonathan W. Kanter y
el el segundo por Michel A. Reyes. Ambos son ejemplos descri-
tos en manuales de tratamiento desarrollados para protocolos
de investigación.
Tabla 4.1
Lista de cotejo de eficacia de las sesiones de evaluación.
Primer contacto
01 Entrevista de evaluación. ()
02 Estuvo atento a sus reacciones y las del consultante para ( )
obtener información que pudiera ayudar a definir CCRs
y ORs.
03 Se definieron conductualmente los problemas del con- ( )
sultante.
04 La definición de los problemas del consultante se realizó ( )
de manera colaborativa.
05 Se preguntó por la ocurrencia de los problemas del con- ( )
sultante en diversas áreas de su vida, p.ej. laboral, fa-
miliar, relaciones de pareja, desempeño académico, rel-
aciones sociales, tiempo libre, etc.
06 Se obtuvieron 3 ejemplos como mínimo de cada uno de ( )
los problemas del consultante en cada una de las áreas
de ocurrencia.
07 Se obtuvieron ejemplos de la forma en que los problemas ( )
del consultante podrían ocurrir dentro de la sesión ter-
apéutica.
08 Se obtuvieron ejemplos de la forma en que los problemas ( )
del consultante podrían interferir con la eficacia de la
terapia, p.ej. llegar tarde a sesiones, no realizar tareas
de reforzamiento en casa, etc.
09 Los ejemplos obtenidos en los puntos 05, 06, 07 y 08 de- ( )
scriben una contingencia de refuerzo antecedentes, con-
ductas y consecuencias.
96
10 Se definieron conductualmente las metas del consul- ( )
tante. Se definió una meta por cada uno de los problemas
identificados (reactivo 04).
11 Se describió conductualmente la forma que las conduc- ( )
tas metas del consultante tendrían dentro de la terapia.
Formulación de caso.
12 Se conceptualizaron los problemas del consultante como ( )
OR1 y OR2.
13 Se conceptualizaron los problemas del consultante como ( )
CCR1, CCR2 y CCR3.
14 La definición de las CCR y OR del consultante se realizó ( )
de manera colaborativa.
15 Se identificaron y conceptualizaron T1s y T2s. ()
16 Se organizó la información en un formato de conceptual- ( )
ización de caso.
17 Se formularon las CCR de acuerdo a modelo ACL. ()
97
2) “Una cosa que es importante que sepas del tipo de ter-
apia que hago es que se basa en el supuesto de que los
comportamientos problemáticos y deseables que podrían
ocurrir fuera de este consultorio se presentarán durante
nuestras sesiones de terapia, mientras interactúas con-
migo. De hecho, el que estas conductas problemáticas
se presenten conmigo es una gran oportunidad para
señalarlas y entrenar el arte de hacer cosas diferentes,
más útiles, de forma tal que después puedas ensayar es-
tas alternativas con otras personas en tu vida cotidiana.
Así, para que la terapia funcione de la mejor forma será
muy importante que tú y yo nos permitamos ser quienes
somos en realidad y constantemente analicemos nuestra
forma de relacionarnos en búsqueda de oportunidades
para practicar cosas diferentes”.
98
ción de sesiones, la tarifa del terapeuta, etc. En este momento es
imprescindible que el terapeuta detecte situaciones que puedan
evocar naturalmente CCRs por las características del contexto
terapéutico. Estas situaciones tienen el nombre de situaciones
terapéuticas (Kohlenberg & Tsai, 1991) y pueden detectarse fá-
cilmente desde este momento o incluso en las sesiones de eva-
luación: a) La estructura temporal de las sesiones puede evocar
conductas problemáticas como llegar tarde o una preocupación
excesiva por la puntualidad entre otras, b) la naturaleza finita
puede evocar preocupaciones relacionadas con la pérdida, sepa-
ración o la dependencia/independencia.
99
la otra persona de forma vulnerable, sin que estas aproximacio-
nes resulten en daño. La FAP es una terapia donde se pide a los
consultantes, y los terapeutas también lo hacen, tomar riesgos
interpersonales frecuentes en la presencia y en la dirección de
otra persona. Proveer esta confianza y seguridad es imprescin-
dible en FAP porque su objetivo es moldear comportamientos
que se encuentren fuera de su zona de comodidad, pero siempre
dentro de su zona de seguridad.
Tabla 4.2
Lista de cotejo de eficacia de la presentación del tratamiento.
01 El terapeuta explicó que la FAP se basa en el supuesto de ( )
que los problemas y mejorías del consultante se reflejan
dentro de la sesión de terapia.
02 El terapeuta explicó que la sesión terapéutica y la vida ( )
cotidiana del consultante son equivalentes funcional-
mente debido a que dentro de la sesión ocurrirán situ-
aciones que provocarán experiencias y reacciones simi-
lares a las que se presentan en el ambiente natural.
100
03 El terapeuta puso ejemplos de las CCRs y ORs ( )
del consultante para explicar el supuesto de equi-
valencia.
04 El terapeuta explicó las ventajas de intervenir “en vivo” ( )
cuando se presenten CCRs.
05 El terapeuta explicó que la relación terapéutica en la FAP ( )
se basa en la autenticidad y que de ésta depende la efica-
cia del terapeuta para crear cambios conductuales.
06 El terapeuta pidió y obtuvo permiso del consultante para ( )
intervenir cuando las CCRs se presenten dentro de la se-
sión terapéutica.
07 El terapeuta explicó el rol del terapeuta: Compartir ( )
hipótesis sobre las variables mantenedoras de CCRs y
ORs, proponer ejercicios para crear cambios conduc-
tuales, evaluar el progreso del tratamiento y crear un
ambiente seguro y confidencial para que estos cambios
puedan suceder.
08 El terapeuta explicó el rol del consultante: Compartir ( )
hipótesis sobre las variables mantenedoras de CCRs y
ORs, participar de los ejercicios para crear cambios con-
ductuales y tomar un papel activo para realizar cambios
de afuera hacia adentro.
09 El terapeuta explicó que, aunque la terapia se auxiliará ( )
de principios y métodos sustentados en evidencia para
ayudar al consultante a lograr sus metas, no existe ga-
rantía de éxito.
10 El terapeuta detectó e indagó sobre posibles situaciones ( )
terapéuticas que pudieran evocar CCRs.
11 El terapeuta obtuvo el compromiso del consultante para ( )
probar la terapia durante un número mínimo de sesiones.
101
Mantener este espacio de confianza y seguridad a lo largo
del tratamiento requerirá que el terapeuta haga reflexiones em-
páticas, mantenga una actitud honesta y genuina, sea validante,
mantenga su palabra, sea consistente en sus intervenciones, re-
conozca cuando esté confundido o no tenga respuestas, recuerde
datos importantes sobre la vida del consultante, esté dispuesto
a ser tan vulnerable como el consultante, se haga responsable
de sus errores, y respete las opiniones y preferencias del con-
sultante (Tsai, et al. 2012). La tabla 4.3. contiene la lista de cotejo
para evaluar la eficacia de crear un espacio sagrado en esta eta-
pa de la terapia.
Tabla 4.3
Lista de cotejo de eficacia para crear un espacio sagrado.
102
4.4. Utilizar las 5 reglas para desarrollar
Consciencia, Valor y Amor.
El contenido de las sesiones de tratamiento en FAP puede
ser tan variado como el caso particular en el que cada consul-
tante lo requiera. No obstante, sugerimos la siguiente estructura
para poder cumplir con los objetivos de la sesión acorde a las
metas de la FAP, aunque sugerimos considerar que la estructu-
ra es flexible y que en diversas ocasiones debe sacrificarse para
atender necesidades urgentes o importantes que surjan en el
momento, por ejemplo, si el consultante está en crisis o necesita
resolver un problema de manera urgente con la ayuda del tera-
peuta. El terapeuta debe dar oportunidad para que las CCR2s del
consultante impacten en la estructura de la sesión, por ejem-
plo: un consultante con problemas de organización podría estar
presentando una CCR2 si pide cambiar la agenda y provee una
justificación o presenta su alternativa de manera estructurada, o
bien un consultante muy adherido a reglas podría estar presen-
tando una CCR2 importante si se desvía de la estructura prepa-
rada para la sesión.
103
valiente y proveer amor al otro y a sí mismo. Para el terapeuta
la preparación de sesión comienza minutos antes de recibir al
consultante, un momento apropiado para revisar el caso, notas
sobre el mismo y planear estrategias clínicas específicas.
La revisión de tareas es el siguiente paso dentro de la
sesión, esta revisión normalmente es breve y se centra en los
efectos de haberse atrevido o no a ensayar O2s, de no haberse
completado la tarea es muy importante que se conceptualice el
evento cono una CCR1 o CCR2 según el caso. Usualmente, la
consecución de la tarea es una oportunidad para que el tera-
peuta refuerce (Regla 3) los intentos del consultante. Deben de
tomarse en cuenta los principios del moldeamiento, a veces no
realizar la tarea, pero haber recordado realizarla, ya es un ejem-
plo de CCR2. Cuando el consultante intenta mostrar O2s pero no
ha logrado sus objetivos debe hacerse un análisis funcional bre-
ve (evocar una CCR3(2)) para tratar de determinar las razones y
resolver el problema. Las principales razones por las que se tie-
ne problemas al realizar una tarea son: no se recuerda, se eligió
evitar u obedecer a los eventos privados elicitados con ella, se
carece del repertorio para ejecutarla apropiadamente o se casti-
garon los intentos de presentar la conducta.
104
blema fuera de sesión desde una perspectiva funcional, es decir
que siempre estará evocando CCR3(2).
105
4.5. La finalización de la terapia. Sesiones
de seguimiento.
El proceso de finalización de la FAP inicia cuando el consul-
tante y el terapeuta están de acuerdo en que se están logrando
las metas del tratamiento y los cambios conductuales del con-
sultante se presentan en una intensidad, duración o frecuencia
deseada y se refuerzan naturalmente en el ambiente del consul-
tante. La satisfacción de estos criterios depende en gran medida
de las metas que se hayan establecido al inicio de la terapia. Por
ejemplo, considere un caso en el que trabajó uno de los auto-
res, se trata de un consultante que deseaba poder expresar sus
opiniones y negociar con sus compañeros de trabajo para poder
sentirse útil y satisfecho en él, en este caso se decidió hablar
de la finalización de la terapia cuando el consultante expresaba
sus opiniones de manera espontánea en reuniones de trabajo y
fiestas, buscaba el momento y las formas adecuadas para expre-
sar sus inconformidades y negociar soluciones aún cuando se
sintiera incómodo y en una frecuencia mayor a aquella en la cual
elegía callar su opinión.
106
Tabla 4.4
Lista de cotejo de eficacia de las sesiones de tratamiento.
107
sobre ellas como CCRs. El uso de ejercicios evocativos como el
escribir una carta de despedida, agradecimiento o hacerse rega-
los de despedida puede ayudar a evocar CCR2s en el proceso de
despedida. En la tabla 4.5 se especifican algunos puntos a consi-
derar para evaluar la eficacia de estas sesiones.
En este capítulo hemos descrito el proceso general de la
FAP, esperamos que esta descripción permita leer en forma mas
amena los siguientes capítulos en relación a este proceso, ya que
en ellos proporcionaremos estrategias específicas para imple-
mentar las 5 reglas de FAP de forma efectiva, pero antes profun-
dizaremos sobre del proceso de formulación de caso clínico en
FAP.
108
Tabla 4.5
Lista de cotejo de eficacia de las sesiones de finalización
de tratamiento.
109
Formato 4.1
Hoja de enlace entre sesiones
Nombre: _____________________________________________
Fecha: ______________________________________________
R=
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
110
¿Qué resulto útil?
R=
R=
R=
R=
111
55. ¿Qué riesgos tomaste en la sesión/con tu terapeuta
o que progresos lograste que pueden trasladarse en tu
vida diaria?
R=
R=
77. ¿Qué cambios, situaciones o retos positivos
quisieras discutir en tu agenda la próxima sesión?
R=
88. ¿Qué tan abierto fuiste al responder a las
preguntas nº1 - 7 (0-100%)?
R=
99. ¿Hay algo más que quisieras añadir?
R=
112
Anexo 4.1
Preguntas para evaluar ACL
Preguntas genéricas
• ¿Cuál crees que es tu mayor fortaleza en tus relaciones
interpersonales? ¿Qué áreas de tus relaciones inter-
personales se te dificultan más?
113
Preguntas específicas
114
Enfoque fuera de la sesión Enfoque dentro de la sesión
CONSCIENCIA · En general, ¿estás consciente de lo que · ¿Qué estás sintiendo en este momento? ¿Qué tan en contacto
PROPIA piensas y sientes mientras ocurren las co- estás con tu cuerpo en este momento?
sas?
· Mientras hablamos, ¿Estás consciente de tus valores, de lo que es
· ¿Qué sentiste en ese momento? ¿Qué importante? ¿Qué es lo que quieres lograr y cómo quieres aprove-
estabas pensando entonces? ¿Estabas char esta sesión? ¿Quién eres?, justo en este momento.
consciente de tus pensamientos y
sentimientos? · Pensando en nuestras sesiones, ¿qué tanto se te dificulta decidir
sobre lo que deberíamos hablar?
· Mientras participabas en esa interacción,
¿estabas consciente de tus necesidades? · ¿Qué tan a menudo, aquí conmigo, decides basándote en lo que
¿De lo que era valioso para ti? ¿Cuál era tu crees que “deberías hacer” en vez de los que “de verdad quieres
objetivo en ese momento? ¿Eres conciente hacer”?
de quién eres y quieres ser?
115
estar e influir sobre ti?
116
VALOR · ¿Qué tan vulnerable te sentías? ¿Hubiera · ¿Qué tan vulnerable te sientes? ¿Está bien sentirte vulnerable
estado bien sentirte más vulnerable en ese conmigo en este momento? ¿Qué pasaría si fueras aún más
Mostrarse momento? ¿Cómo se hubiera sentido eso vulnerable?
vulnerable para ti?
· [A un consultante soltero] ¿Haces saber a · ¿Qué crees que podrías hacer si cometiera un error contigo?
las personas que te atraen que estás inte-
resado en ellas? ¿Invitas a salir a la gente?
117
118
· ¿Cómo das retroalimentación, o pides
cambios, a una persona con la que tienes
una relación, cuando hace algo que no te
gusta?
119
120
· ¿Cómo manejas el rechazo?
· ¿Cómo te sientes cuando alguien te expresa · ¿Qué tan cerca y conectado te sientes de mí? ¿Cómo se sentiría
amor o cuidado? decírmelo por completo?
· ¿Cómo te sientes cuando las personas · ¿Qué tanto significo para ti? ¿Es difícil expresarme esto?
expresan amor hacia ti? ¿Cómo respondes
a la persona que lo hace?
121
5.1. El proceso de evaluación clínica.
La evaluación clínica no es algo que el terapeuta hace al
consultante, sino un proceso colaborativo. Idealmente, este pro-
ceso es terapéutico en sí mismo, pues permite desarrollar o
fortalecer habilidades importantes para lograr los objetivos del
consultante, independientemente de los que estos sean. Especí-
ficamente, la evaluación implica la descripción, no sentenciosa,
de las experiencias y acciones del consultante, así como de los
contextos relevantes para su ocurrencia y mantenimiento, y de
forma paralela implica el fortalecimiento de una visión flexible
del sí mismo, un sí mismo que permanece intacto a pesar de
que se mueva a lo largo de diversas situaciones, el tiempo y las
experiencias, un sí mismo libre de elegir sus acciones y que es
arquitecto de su destino.
122
ciertos antecedentes a su aparición, y determinadas con-
secuencias a su repetición. Es darle una coherencia fun-
cional a nuestro comportamiento, entender su validez
y al mismo tiempo identificar cuando y como cambiarlo
para crear consecuencias más deseables. Este análisis
no es una tarea sencilla, implica elegir palabras que de-
scriban acciones, experiencias y situaciones, ayudando
a distinguirlas entre sí, y a distinguir descripciones de
juicios también. También requiere ubicar las experien-
cias dentro del cuerpo y la mente, y clasificar nuestras
acciones, según su congruencia con lo que queremos o
no para nuestra vida. Repetirlo con acciones diferentes y
en muchas situaciones, incluso con lo que ocurre dentro
del consultorio, permite hacerlo cada vez de forma flu-
ida, y flexible según la situación y sirve de preparación
para hacerlo justo en las situaciones que lo requieren.
Rastrear todas estas contingencias incrementa nuestra
sensibilidad al contexto y con ello, se gana la libertad de
elegir como reaccionar ante él. Con práctica, te volverás
más auto-dirigido y flexible, tu capacidad para hacer lo
que funciona y atender a tus sentimientos y principios de
forma simultanea será mucho mayor.
123
3. Definir conductualmente el motivo de consulta. Topo-
gráfica y funcionalmente.
124
tos de interés, es decir el motivo de consulta del consultante,
en las siguientes dimensiones: forma(s), duración, intensidad,
y frecuencia; y b) el análisis funcional, identificar las variables
contextuales que la perpetúan. Recordará del capítulo 1 que la
topografía de una conducta es su forma o aspecto, así el análisis
topográfico de una conducta consiste en describir, lo más con-
cretamente posible, los elementos que le conforman. La evalua-
ción funcional consiste en realizar hipótesis sobre la relación de
la conducta entre sus antecedentes y consecuencias, entre los
estímulos discriminativos los reforzadores positivos o negativos
(a corto y largo plazo).
125
puede indagar por la cantidad de veces que estas acciones se
presentan en un día o semana. Supongamos que en el caso de
nuestro consultante nos damos cuenta de que puede pasar hasta
15 minutos ordenando cosas manualmente hasta que finalmente
se cansa o le resulta urgente realizar otra actividad, que ordenar
mentalmente es algo que hace durante unos segundos pero que
constantemente lo hace con diferentes objetos a lo largo del día,
que la frecuencia notada de las llamadas y acciones de orden
manual es de un promedio de 5 a 7 veces al día, y que la frecuen-
cia notada del “orden mental” es de alrededor de 20 veces por
día; hablando de la intensidad identificamos que la realización de
estas actividades impide que llegue a tiempo a sus compromisos
laborales y personales, y discusiones con las personas por su
dificultad para ayudarlo.
126
tuaciones indeseadas (aversivas) y para acercarse a sus metas
(valores, deseos o preferencias), ambas consecuencias se ana-
lizan a corto y largo plazo, y en tantas dimensiones de la vida
del consultante como sea posible con la finalidad de identificar
las funciones de su comportamiento respecto a su experiencia
interna (eventos privados) como en el contexto más amplio de lo
que es importante en su vida a través del tiempo (sus valores).
127
la posibilidad de que el motivo para acudir a terapia del consul-
tante esté relacionado con el cumplimiento de metas, p.ej. “ser
más disciplinado” o “explotar al máximo mis habilidades de lide-
razgo”, en estos casos sugerimos iniciar definiendo conductual-
mente la meta y posteriormente realizar un análisis funcional de
las situaciones donde los comportamientos deseables deberían
de presentarse y no lo están haciendo de forma persistente, este
análisis permitirá identificar obstáculos para el logro de la meta
que no se tenían identificados anteriormente.
128
Formato 5.1
Análisis funcional
129
a. La evaluación conductual incluye siempre unas metas
de intervención. Por tanto, no concreta únicamente
cuáles son las conductas problema que deben modifi-
carse, sino también cuáles son las conductas objetivo
que suponen el éxito de la intervención.
b. El estudio de caso único (orientado por la formulación
de caso y no por un diagnóstico) es el deseable en la
evaluación conductual.
130
luación de las CCR. Para evaluar las ORs el terapeuta
FAP hace uso de estrategias de autoobservación o en la
observación de otras personas.
131
que se conoce como OR en FAP. Una vez que el terapeuta les ha
definido es importante que identifique conductas funcionalmente
equivalentes que sucedan naturalmente durante la sesión tera-
péutica, dichas CCRs pertenecen a la misma clase funcional de
respuesta que las ORs y por lo tanto pueden considerarse como
conductas que alejan al consultante de sus objetivos (CCR1s) o
que le acercan a cumplirlos CCR2 (ver capítulo 2 para una des-
cripción más detallada de las ORs y CCRs).
132
y, por lo tanto, puede ser clínicamente relevante. Esta asevera-
ción puede resultar bastante lógica y congruente para un clínico
entrenado en el análisis conductual pero no tanto para un tera-
peuta que carece de dicho entrenamiento, esto es especialmente
cierto cuando hablamos del papel que tienen los eventos priva-
dos en FAP. Por esa razón decidimos iniciar el presente apartado
con una descripción sobre las implicaciones que dichos tipos de
comportamiento tienen para la práctica de la FAP.
133
tamente relacionado con las dificultades para tactar
(describir) el propio comportamiento y sus contingen-
cias (ver tacto, más adelante).
134
presencia de una amenaza hace que una persona sienta miedo, y
parte de la experiencia de miedo es la predisposición a interpre-
tar como amenazantes los estímulos del entorno. Así, pareciera
que las emociones son funcionalmente similares o bien topo-
grafía específica de una operación de establecimiento (Lewon &
Hayes, 2014).
Desde FAP, esto tiene varias implicaciones. Las emocio-
nes no se consideran causas de la conducta y si el consultante
las considerara de esa forma, eso representaría una CCR3(1), y
los objetivos del tratamiento serían el desarrollo de CCR3(2). En-
tender a las emociones y estados de ánimo como un estado que
retroalimenta sobre la ocurrencia de un suceso relevante para
los propios intereses, permite que su reconocimiento evoque la
discriminación de las contingencias que orienten una respuesta
efectiva, en palabras de Marsha M. Linehan (2015), las emocio-
nes nos informan, nos motivan a la acción, comunican a otros y
les influyen para hacer algo por nosotros. En consecuencia, la
dificultad o evitación de la experiencia y expresión de sentimien-
tos podrían constituir una CCR1 si tiene como consecuencia la
dificultad para resolver problemas, identificar y actuar para lo-
grar objetivos y metas, o bien dificulta la comunicación con otras
personas. Estas dificultades caracterizan a las dificultades de
regulación emocional y pueden traer como consecuencia su des-
regulación, un problema tan común y extendido para conside-
rarse transdiagnóstico en la literatura psicológico clínica actual
(Leahy, Tirch & Napolitano, 2011). La identificación, validación y
expresión de emociones de una forma congruente con el contex-
to son CCR2s bastante comunes en terapia.
Recuerdos. Recordar es el acto de experimentar estímulos
que no están presentes en el momento presente, pero con los que
se hizo contacto en el pasado, y resulta de la exposición a estímu-
los asociados con el hecho original. Los recuerdos clínicamente
relevantes están, usualmente, asociados con un hecho traumá-
tico, profundamente doloroso (aversivo), o a la privación de una
necesidad (de una clase de reforzadores específicos). No obstan-
te, la presencia del recuerdo no es la CCR1 sino el acto de evitar
los elicitadores o la experiencia de dicho evento privado (Valero
135
Aguayo & Ferro García, 2015). La capacidad para experimentar
los recuerdos y validarlos puede constituir una CCR2s si permi-
te exponerse o sensibilizarse nuevamente a situaciones y actuar
de forma que se favorece la mejora del funcionamiento cotidiano;
o permite identificar contingencias que orienten respuestas con-
gruentes con los propios objetivos. Como ejemplo, imagine a una
consultante que ha sobrevivido a una agresión sexual y que ha de-
jado de usar el transporte colectivo, impide el contacto físico con
su pareja, y evita mirar su cuerpo y pensar sobre si misma porque
esto le recuerda el evento.
136
guntar si siente hambre cuando escuchen su movimiento intesti-
nal y vean que es “hora de comer”, o bien se le puede instruir al
niño para que reporte su conducta de “estoy jugando”, mientras
mueve un coche de juguete. A los adultos les interesa que los ni-
ños den cuenta de sus eventos privados para saber que esperar
o como relacionarse con ellos en un momento específico.
137
Mando. El mando es una conducta verbal reforzada por una
consecuencia dada por el escucha. Mandar es “pedir”, solicitar,
preguntar, etc. Los mandos pueden ser directos (explícitos) o in-
directos (implícitos), en la FAP, los mandos implícitos se llaman
“mandos disfrazados” y usualmente tienen forma de descrip-
ción; “me siento solo” puede ser tanto una descripción como una
petición de cercanía del consultante hacia el terapeuta. Depen-
diendo de la cultura, un mando disfrazado puede ser una for-
ma sutil o educada de pedir algo, sin embargo, también puede
representar un déficit de asertividad que dificulte la satisfacción
de las propias necesidades o incluso dificulte la comunicación,
cercanía e intimidad entre dos individuos. Las funciones de tacto
y mando no son antagónicas, sino que pueden presentarse de
manera simultánea, sin embargo, no siempre esto es tan cla-
ro y el terapeuta debe tener el valor de preguntar directamente
por las funciones del comportamiento verbal del consultante o
compartir sus hipótesis funcionales sobre él cuando sus funcio-
nes no son claras. Considere el ejemplo de un consultante que
dice: “estoy pensando en tomarme un largo descanso” y que en
realidad quiera decir “pienso suicidarme y necesito que me ayu-
des”. En nuestra experiencia clínica, hemos encontrado que, con
frecuencia, las expresiones de “autodesprecio” y “aflicción” son
mandos disfrazados. Las CCR2s a desarrollar en estos casos son
el desarrollo de tactos directos efectivos, en un lenguaje psicoló-
gico común implican el desarrollo de la asertividad.
138
experiencia de los eventos públicos y privados, y por lo tanto en
la posibilidad de elegir a qué y cómo se reacciona hacia ellos (ver
Skinner, 1953, 1974, 1989; ).
139
bal, de forma tal que no solo surjan, sino que lo hagan bajo el
control de un estímulo adecuado. Por ejemplo, se espera que
el tacto “veo un perro” se refuerce en presencia del perro y no
de un gato; y eventualmente que el niño diga “tengo hambre”
cuando efectivamente haya pasado un tiempo privado de alimen-
to y no cuando sienta ansiedad como respuesta a haber olvida-
do un juguete en la tienda. Esto no resulta tan difícil cuando los
estímulos tactados son públicos, la mayoría de las veces basta
que la comunidad verbal discrimine la ubicación de la mirada del
niño o a donde señala con el dedo para saber si su verbalización
está bajo el control del estímulo adecuado (es decir, cuando el
tacto es preciso), el problema es que los estímulos que contro-
lan la experiencia del Yo no son públicos y por lo tanto es más
difícil para la comunidad verbal distinguir si el tacto está bajo el
control del estímulo apropiado. De hecho, la comunidad verbal
se basa en estímulos públicos para dar validez a los eventos pri-
vados tactados por el niño, p.ej. el tacto “tengo comezón” se re-
fuerza con atención si el niño muestra enrojecimiento en la piel,
o se refuerza el tacto “tengo hambre” si lo dice en presencia de
alimento cuando ya casi es la hora en que come, o el tacto “me
siento solo” se refuerza con cercanía si el niño lo dice después de
que se ha llegado tarde a recogerlo en el colegio. Con el tiempo,
la validez de las experiencias del niño se reconoce solamente
por los correlatos físicos de la respuesta, por ejemplo, cuando
dice me duele el estómago y tiene su mano sobre el abdomen,
o dice estoy enojado y tiene fruncido el ceño, y así sucede hasta
que eventualmente se valida la experiencia del niño solo porque
el niño lo reporta, se podría decir que el niño ha ganado credi-
bilidad después de una historia que demuestra que sus tactos
corresponden con los hechos. Habrá notado que la validación de
lo que experimenta una persona nunca llega a ser total, incluso,
en la cotidianeidad es común que las personas validen lo que
otra piensa, aunque no estén de acuerdo con lo que piensa, es
decir que reconocen que “lo piensa” aunque no reconozcan como
válido “lo que piensa”. Afortunadamente, para la emergencia del
Yo, no resulta absolutamente necesario que la comunidad verbal
esté de acuerdo con lo que el sujeto nota experimentar, basta
140
con que reconozcan que está notando una experiencia (y que el
autotacto del Yo sea reforzado en multitud de situaciones en di-
versos contextos y tiempos).
141
“la gente usualmente opina…” en vez de “yo opino”, cuando tie-
ne dificultades a responder preguntas sobre sus sentimientos o
ideas, sea que responda “no sé”, que parezca buscar la respues-
ta sin encontrarla, que experimente incertidumbre por no saber
la respuesta correcta, o que responde a estas preguntas con otra
pregunta o pidiendo ejemplos para saber que responder. Otra
forma de identificar estos problemas es cuando el consultante
parece siempre estar genuinamente de acuerdo con lo que opi-
nan, sienten o piensan los demás, o bien si se muestra automá-
tica y generalizadamente en desacuerdo sin poder dar razón del
porqué. Una buena forma de indagar sobre este tipo de CCR1s
es preguntar al consultante si tiene una opinión (o está sintiendo
algo) pero teme expresarse ante el terapeuta o los demás, o si
siente como si estuviera en blanco, con este tipo de preguntas
buscamos distinguir un problema de poca asertividad donde sí
se sabe lo que se experimenta, pero no se expresa, de un proble-
ma de yo inestable.
142
de tactar sus eventos privados, y fortalecer su Yo como identidad,
sujeto de acción y experiencia de perspectiva como CR2s. De ma-
nera genérica, esto puede lograrse reforzando sistemáticamente
cualquier enunciación del tipo “Yo X” que presente el consultante
y animándolo gradualmente a ensayar hacer estas enunciacio-
nes de forma espontánea en otros contextos, el uso de ejercicios
de asociación libre y de mindfulness (Kohlenberg, Tsai, Kanter &
Parker, 2009), o preguntas del tipo ¿quién se da cuenta de ese
sentimiento?, ¿y la persona que opinaba eso ayer y la que opina
esto hoy es la misma?, o ¿puedes señalar físicamente el lugar
de tu cuerpo donde notas ese pensamiento? (Villatte, Villatte &
Hayes, 2016) puede ayudar a elicitar estos tactos.
143
llamaremos al primer tipo “valores funcionales” y al segundo
“valores declarativos”. Valorar conductualmente, por su parte,
se refiere al tiempo, contacto y esfuerzo que la persona dedica
a sus valores funcionales, valorar es una clase de conducta de
aproximación definida por su relación con un valor, p.ej. un padre
puede estar valorando a sus hijos si pasa tiempo con ellos y les
presta atención.
144
5.3.5 CCRs del FIAT.
La plantilla de evaluación funcional idiográfica (Functional
Idiographic Assesment Template o FIAT-Q; Darrow, Callaghan,
Bonow y Follete, 2014) es un cuestionario de auto-reporte que
busca evaluar la presencia de cinco clases de CCR1s interper-
sonales: A) Dificultades para identificar y expresar necesidades
(opiniones, deseos, preferencias), B) Comunicación bidireccio-
nal, relativa a la forma y consciencia de la manera en que se
impacta y responde a los demás, verbal y no verbalmente; C)
Identificación y respuesta ante el conflicto; D) Dificultades relati-
vas a la cercanía interpersonal; E) Dificultades relacionadas a la
identificación y expresión emocional.Como podrá notarse, estas
clases no están plenamente diferenciadas en el contexto clíni-
co y frecuentemente representan diversas aristas de un mismo
problema. Estas CCR1s son comunes en los consultantes que
tienen dificultades en sus relaciones interpersonales y con fre-
cuencia se observan en la interacción terapéutica, las CCR2s que
pueden definirse a partir de esta clasificación implican la identi-
ficación y expresión de necesidades, la discriminación y cambio
de los comportamientos de influencia interpersonal, la resolu-
ción efectiva de los conflictos, el establecimiento de relaciones
íntimas satisfactorias y la identificación y expresión adecuada de
necesidades.
145
una topografía muy específica de tactos imprecisos, los cuales
dan lugar a las dificultades de rastreo de contingencias que im-
piden discriminar la transaccionalidad del comportamiento in-
terpersonal (Clase B). Asimismo, resulta bastante obvio que los
mandos encubiertos son fuente de innumerables conflictos in-
terpersonales (Clases C y D) o bien que las dificultades en cual-
quiera de estas clases pueden ser el resultado de un trastorno
del Yo; p.ej. un yo bajo control público implica una dificultad
para tactar los propios eventos privados y tener la experiencia
de continuidad que permite diferenciarse de los demás, lo que
usualmente trae tanto dificultades para identificar necesidades
y emociones como dificultades para defender el propio punto
de vista o la identidad en un conflicto o en una relación ínti-
ma. Pensamos que al basarse en las categorías descritas en el
FIAT-Q, el terapeuta esté al tanto de los procesos conductua-
les básicos que les subyacen, pues estos son los mecanismos
de cambio que subyacen a la aparición o resolución de estas
dificultades. El modelo ACL pretende ser una alternativa para
identificar y definir CCRs que describa dimensiones clínicas
claramente identificables y que al mismo tiempo atienda a los
procesos conductuales que les causan.
146
propios eventos privados, observar, describir y entender emocio-
nes, dificultades para tactar al Yo a partir de eventos privados, o
bien dificultades para identificar valores funcionales y sus accio-
nes asociadas. Mientras que las dificultades para ser concientes
de los eventos privados de las otras personas o de contactar con
los estímulos del momento presente incluirían dificultades para
tactar de forma precisa, dar justificaciones de la conducta (pen-
samientos o emociones), o identificación de conflictos.
147
Esperamos que las descripciones de estas diferentes for-
mulaciones de CCRs sirvan para ejemplificar a los practicantes
de FAP la flexibilidad inherente al proceso de describir CCRs, y
para ayudarle a saber “qué atender” en el momento de formular
hipótesis para desarrollar una formulación de caso comprensi-
va y colaborativa. De hecho, nuestra finalidad al exponer todos
estos ejemplos no es prescribir reglas o dar instrucciones sobre
las CCRs que deben observarse, sino ayudar a desarrollar cons-
ciencia de la gran variedad de formas que las CCRs pueden tener
en cada consultante, y así, desarrollar flexibilidad y humildad en
el momento de formular el caso. Ocasionalmente, la observa-
ción y el diálogo resultan insuficientes para tener una muestra
suficiente de las CCRs y ORs de nuestros consultantes, afortuna-
damente, diversos investigadores y clínicos de FAP se han dado
a la tarea de desarrollar instrumentos que permiten recopilar
información sobre posibles CCRs.
148
cados por el terapeuta entre las sesiones de evaluación, de esta
forma, los resultados pueden ser discutidos en sesión y, el tera-
peuta puede apoyarse en ellos para pedir ejemplos y analizarlos
funcionalmente.
La Escala de Experiencia del Self o “EOSS” (The Experience
of Self Scale; Kanter, Parker, Kohlenberg & Kohlenberg, 2001;
validado en población española por Valero, Ferro, López & Sel-
va, 2012, 2014), es un cuestionario desarrollado para analizar y
medir la experiencia del yo. Este instrumento es una escala tipo
Likert que permite evaluar si existen problemas del tacto del yo,
dependiendo del grado de cercanía existente entre las personas.
149
ser obtenida al contactar al primer autor de este libro; y se está
construyendo una versión latinoamericana de ella).
150
Formato 5.2
Evaluación verbal de repertorios ACL
Para contestar estas preguntas, considere la manera en que se
comporta cuando interactúa con las personas con quienes le gustaría te-
ner una relación cercana. Puede que sea una pareja sentimental, amigos,
colegas – cualquier persona con quien tenga una relación social importan-
te y con quien desee sentirse cercano.
151
Formato 5.3
Escala de Interacción Social
1 2 3 4 5 6 7
Comple- Falso la Falso Ni cier- Cierto Cierto la Comple-
tamente mayoría to ni mayoría de tamente
falso de las falso las veces cierto
veces
152
6. Soy capaz de compartir con au- 1 2 3 4 5 6 7
tenticidad lo que siento y pien-
so.
7. Soy capaz de pedir lo que nece- 1 2 3 4 5 6 7
sito.
8. Hago a los demás sentirse se- 1 2 3 4 5 6 7
guros y aceptados cuando me
muestran vulnerabilidad y sus
emociones.
9. Puedo expresar empatía y en- 1 2 3 4 5 6 7
tendimiento a los demás.
10. Soy capaz de ser sensible a las 1 2 3 4 5 6 7
necesidades de los demás y
darles lo que necesitan cuando
lo piden.
11. Expreso aprecio a los demás 1 2 3 4 5 6 7
cuando hacen cosas amorosas
por mí.
12. Expreso mis sentimientos de 1 2 3 4 5 6 7
conexión y cercanía a los de-
más.
13. Acepto las muestras de amor y 1 2 3 4 5 6 7
aprecio de otras personas.
153
la terapia, y sus metas respecto a ellos; e) Plan de tratamiento.
En cada una de las áreas de este formato, se deben describir
conductualmente las variables de interés, los problemas deben
ser descritos como CCR1s y OR1s, los factores mantenedores
como Antecedentes (A) y consecuencias a corto y largo plazo (C)
de dichas CCRs y ORs, y las metas del consultante deben ser
descritas como CCR2s y O2s, así como las del terapeuta se des-
criben en términos de TR1s y TR2s. El formato 5.4.2 muestra un
ejemplo de una formulación de caso. Recuerde que las conduc-
tas descritas deben representar clases funcionales, no ejemplos
específicos de CCRs, si se hace de la segunda manera se corre
el riesgo de tener una descripción demasiado extensa y poco útil
de los problemas del consultante.
154
sons, 2008; a esta orientación también se le ha llamado “basada
en principios”, Swales & Heard, 2009).
Formato 5.4.1
Formulación de caso clínico
Lista de problemas
OR1s (Conductas indeseadas CCR1s (Conductas indesea-
del ambiente natural). das dentro de la sesión clíni-
ca).
Variables contextuales que mantienen los problemas (Ante-
cedentes y Consecuencias):
Lista de metas
OR2s (Conductas deseadas CCR2s (Conductas deseadas
del ambiente natural). dentro de la sesión clínica).
Conductas relevantes del Terapeuta
TR1s (Conductas indeseadas TR2s (Conductas deseadas
del terapeuta). del terapeuta).
Plan de tratamiento:
155
Formato 5.4.2
Ejemplo de Formulación de caso clínico
156
1. Deficiente autocuidado: 1. Poco autocuidado:
Conductas autolesivas: Cortarse. Desatención de sus valores:
Desatención de necesidades bási- Acudir a sesión poco aseado,
cas: Evitar comer, Dormir un prome- cambiar de tema al pregun-
dio de 5 horas durante el día (siestas társele sobre las actividades
intermitentes entre las 11:00 y las que pueden hacerle sentir
20:00 horas). placer o eficacia.
2. Dificultades de consciencia: 2. Dificultades de conscien-
cia:
Dificultades para identificar sus ne-
cesidades: Dificultades para tomar Dificultades para entender
sus propias decisiones, pedir a otras al terapeuta: Distracción, Ru-
personas soluciones a sus proble- miación y Automonitoreo.
mas, y estar vigilante de las opinio- Dificultades para identificar
nes de los demás para tomar sus sus necesidades: Orientarse
decisiones. en las expresiones del tera-
Justificaciones: Explica su compor- peuta para saber que pensar.
tamiento basándose en “ser raro”, Autoinvalidación: Desacredi-
“ser límite”, “tener emociones para- tación de sus logros y progre-
lizantes e intolerables”. sos, descalificar la pertinencia
3. Dificultades para actuar valien- de sus sentimientos, insultar-
temente: se.
No expresar sus necesidades: Ac- Justificaciones: Justificar su
cede a las demandas de su herma- pasividad a partir de su depre-
na y empleados, aunque no esté de sión y trastorno límite.
acuerdo con ellos. Evita expresar su 3. Dificultades para actuar
opinión ante su padre y sus médicos. valientemente:
Evitar sentirse vulnerable: Rechaza Evitar sentirse vulnerable:
las invitaciones de sus amigos a sa- Cambiar de tema al sentir
lir (ver películas, fiestas, bares, etc.). dolor emocional, hablar vaga-
mente sobre sus sentimien-
tos.
No expresar sus necesidades:
Evitar sentirse rechazado,
cuestionar la aprobación del
terapeuta, estar excesivamen-
te de acuerdo, no expresar sus
preferencias.
Variables contextuales que mantienen los problemas (Antecedentes
y Consecuencias):
157
Vender menos de lo esperado en su negocio y tener necesidad de
apoyo económico por parte de su familia incrementa su reactividad
a las discusiones, lo que le lleva a sentirse juzgado y culpable, asu-
miendo una actitud sumisa en consecuencia.
Las discusiones familiares y laborales funcionan como antecedentes
para el aislamiento, hipersomnia y restricción de alimentos. Cuando
se presentan estos problemas combinadamente en un mismo día, se
incrementa el riesgo de cortarse como una forma de aliviar el sufri-
miento emocional. Estos comportamientos le ayudan a sentirse tran-
quilo momentáneamente.
La invalidación de sus opiniones por parte de sus familiares y sus
pares castigan su expresión de necesidades y petición de cercanía.
Lista de metas
Tener control sobre sí mismo, aún en las situaciones más estresan-
tes.
Dar importancia a sus necesidades y poder comunicarlos a las de-
más personas.
Poder tomar decisiones cuando se siente temeroso de las conse-
cuencias o inseguro de sus capacidades.
OR2s (Conductas deseadas del am- CCR2s (Conductas deseadas
biente natural). dentro de la sesión clínica).
1. Auto-cuidado: 1. Auto-cuidado:
Desarrollar habilidades de regula- Dar importancia a sus valo-
ción emocional que sustituyan a las res y contribuir activamente a
conductas auto-lesivas. generar acciones congruentes
Adherirse a un plan alimenticio y de con ellos.
higiene de sueño. 2. Consciencia: Notar las
Activación conductual: Regresar a experiencias del momento
clases de chelo, tocar la guitarra con presente, describir los senti-
regularidad, pasear con amistades mientos del terapeuta, des-
al salir dl trabajo, buscar un nuevo cribir la forma en que su com-
empleo, coquetear. portamiento y el del terapeuta
impacta en ellos. Auto-valida-
2. Incrementar consciencia:
ción, expresar la importancia
Reconocer sus sentimientos y ne- de sus logros, describir su
cesidades. Identificar contingencias comportamiento sin juicios.
asociadas a la emisión e inhibición
de su comportamiento.
158
3. Valor: 3. Valor: Experimentar y ex-
Expresar y defender sus puntos de presar sus sentimientos de
vista. Poner límites de forma aserti- forma clara. Expresar sus ne-
va. Buscar un nuevo empleo. cesidades al terapeuta, pedir-
le cosas.
Conductas relevantes del Terapeuta
TR1s (Conductas indeseadas del te- TR2s (Conductas deseadas
rapeuta). del terapeuta).
Dificultades de consciencia: Fallar Consciencia: Identificar y
en identificar las capacidades del adecuarse al nivel de funcio-
consultante. namiento del consultante.
Desaprovechar oportunidades para Valor: Expresar el sentirse
evocar CCR2: Dirigir demasiado la frustrado y tener la necesidad
sesión, apresurarse hacia el final de de apresurar la sesión.
la sesión y hablar demasiado. Amor: Mostrar comprensión
y cercanía ante la desespe-
ranza del consultante por no
poder progresar más rápido
en el tratamiento.
Plan de tratamiento:
Entrenar habilidades de mindfulness: Observación y descripción sin
juicios, atención y participación en el momento presente. Exposición
situacional y emocional.
Entrenar habilidades de regulación emocional: Actuar de forma
contraria a las urgencias, enseñar a alimentarse balanceadamente,
mejorar higiene de sueño.
Desarrollar habilidades interpersonales: Identificación de necesi-
dades, clarificar prioridades en sus relaciones interpersonales, aser-
tividad, expresión de emociones positivas.
Activación conductual: Identificar valores funcionales, programar
acciones planeadas y mantenerlas hasta construir nuevas rutinas.
159
Lo invitamos a considerar la siguiente guía para planear
su intervención (la figura 5.1 la muestra gráficamente): a) Si un
evento privado interfiere con la aparición de la CCR2, utilice es-
trategias de consciencia y exposición; b) Si las conductas inde-
seables se mantienen por su reforzamiento, considere reforzar
diferencialmente la conducta deseable; c) Si la conducta inde-
seable se presenta porque la respuesta deseable no está en el
repertorio conductual del consultante, moldee la habilidad me-
diante el ensayo y refuerzo. Como podrá suponer, es posible que
estos problemas se muestren de manera combinada, por lo que
el terapeuta puede utilizar esta guía para tomar decisiones de
forma flexible a lo largo del tratamiento, p.ej. iniciar evocando
emociones para facilitar la flexibilidad conductual en presencia
de ellas, aprovechar esta flexibilidad para ensayar la respues-
ta deseada en los contextos relevantes, y reforzar positivamente
las aproximaciones hacia la respuesta deseada. De esta forma,
se favorece la implementación de un tratamiento sensible a los
cambios naturales que ocurren durante el de la terapia, se fa-
vorece el desarrollo de una formulación de caso y plan de trata-
miento flexible y que puede variar a lo largo de la intervención.
160
Normalmente, después de tres horas de evaluación con-
junta con el consultante, el terapeuta tiene la información su-
ficiente para realizar una conceptualización de caso. Una vez
que la realiza, se le debe mostrar al consultante y modificarla
hasta que ambos estén de acuerdo con ella. Al discutir el plan
de tratamiento es necesario resolver cualquier pregunta que el
consultante tenga en relación a la capacitación del terapeuta y
las evidencias disponibles sobre la eficacia de las intervencio-
nes propuestas. Por último, considere la posibilidad de que la
conformidad o inconformidad del consultante con la formulación
de caso realizada y el plan de tratamiento propuesto pueden re-
presentar CCRs, resultaría útil preguntar al consultante por esta
posibilidad e incluso incorporar lo observado en ese momento
en la conceptualización de caso. Después de llegar a un acuerdo
sobre la conceptualización de caso y plan de tratamiento es el
momento idóneo para presentar el FAP RAP al consultante (ver
capítulo 4 para una descripción y lista de cotejo sobre la eficacia
del terapeuta en las sesiones de evaluación).
161
Anexo 5.1
Ejemplos de CCR1s y CCR2s del modelo ACL
CCR1s CCR2s
CONSCIEN- · Dificultades para mantenerse en · Aceptación, defusión,
CIA DE SI el momento presente. consciencia plena de
MISMO · Cualquier dificultad observada los eventos privados
para permanecer con atención (pensamientos, senti-
plena en el momento presente mientos, impulsos, ne-
(distraerse fácilmente, cambiar cesidades).
temas rápidamente). · Contacto significati-
· Falta de consciencia sobre los vo con los valores y la
propios sentimientos, impulsos o identidad durante las
necesidades interacciones sociales.
· No saber responder cuando se le
pregunta sobre pensamientos o
sentimientos, “no lo sé”.
· Indicadores sutiles (micro-expre-
siones) de la consciencia del con-
sultante sobre su propio cuerpo.
· Inhabilidad para describir emo-
ciones.
· Identificación y nombramiento
inadecuado de las propias emo-
ciones.
· Culpabilizar a la historia de los
comportamientos inefectivos del
momento presente.
· Incongruencia entre la comuni-
cación verbal y no verbal (p.ej.
cambios en la postura corporal
y expresión facial indican la eli-
citación de sentimientos que se
niegan verbalmente).
· Fusionado con pensamientos,
sentimientos, impulsos, necesi-
dades.
· Falta de contacto e identificación
de valores e identidad durante las
interacciones interpersonales.
162
CONSCIEN- · Tiende a adherirse a los planes
CIA DE SI de otras personas, en vez de su-
MISMO gerir sus propios planes; obede-
ce la dirección de otros de forma
pasiva.
· Seguir instrucciones con excesi-
va diligencia, nunca cambiar la
agenda.
· Comportamiento social domina-
do por “deber ser” en vez de lo
que realmente “se desea”, cons-
tante chequeo sobre el ajuste del
propio comportamiento a la nor-
ma.
· No saber lo que se necesita en
una relación.
· Afirmar “no sé quién soy” o “no
sé lo que quiero”, etc.
· Excesivo dominio público sobre la
experiencia del Ser.
CONSCIEN- · Demostraciones de falta de sin-
CIA DE LOS tonía empática y toma de pers-
DEMÁS pectiva.
· No saber lo que sienten las de-
más personas.
· Juzgar y criticar rápidamente a
los demás.,
· Malinterpretar las expresiones
emocionales y las necesidades
de los demás
· Ser acusado de no saber escu-
char, no saber responder a las
necesidades de los demás, igno-
rarlos.
· Conclusiones inadecuadas sobre
las intenciones, necesidades o
emociones de los demás.
· No prestar atención a las necesi-
dades y emociones de los demás
163
CONSCIEN- · Inconsciencia del impacto del · Demostraciones de
CIA DE LOS propio comportamiento en los empatía y sincronía.
DEMÁS demás · Demostrar buena toma
· Demasiado conversador, inte- de perspectiva.
rrumpir, no responder a pregun- · Sensible a las reac-
tas, no dejar que hablen los de- ciones y necesidades
más. emocionales de los de-
· Ofensivo o socialmente repelente más.
(p.ej., condescendiente, molesto, · Consciencia de los va-
poco tacto, etc.). lores e identidad de las
· Discurso superficial caracteri- demás personas du-
zado por discursos sobre situa- rante la interacción.
ciones poco relacionadas con · Consciencia del impac-
los problemas primarios que le to que se tiene sobre
trajeron a terapia y poca charla los demás.
sobre situaciones o emociones
difíciles.
· Comportamiento que crean dis-
tancia social (p.ej., auto-corregir-
se y/o disculparse por salirse del
tema).
VALOR · Evitar mostrarse vulnerable en
Ser vulnera- las relaciones sociales, mante-
ble nerse superficial o alejado de las
interacciones que requieren cer-
canía.
· Cambiar el tema al preguntárse-
le sobre sus sentimientos, o res-
ponder con pensamientos.
· Ser activamente evitativo, o mi-
nimizador de sus experiencias
emocionales: “no es de lo que
quiero hablar,” o ¿no sé si sea útil
decir esto?”
· Risa o flirteo excesivo en mo-
mentos de posible conexión.
· Hostilidad o crítica hacia las ex-
presiones emocionales: “Mostrar
tus emociones es una debilidad”.
· Usar el sentido del humor o la
crítica en momentos de cercanía
para minimizar la cercanía.
164
VALOR · Moverse hacia la solución de pro- · Expresar vulnerabili-
Ser vulnera- blemas o tratar de modificar la dad de forma verbal y
ble experiencia emocional. no verbal durante sus
· Ansiedad, y nerviosismo co-ocu- interacciones interper-
rrentes con otras emociones sonales.
(p.ej., sentirse en peligro, ame- · Ser capaz de llorar
nazado, atacado). frente a los demás sin
· Reírse o sonreír al sentirse ame- disculparse.
nazado. · Hacer auto-revelacio-
· Intelectualizar para inhibir la nes de forma genuina y
emoción. auténtica.
· Discusiones filosóficas tendidas · Mostar sus emociones
para distraerse de las oportuni- en el rostro cuando se
dades de conexión emocional. siente emocional.
· Actuar o hablar como “el consul-
tante perfecto”.
VALOR · Poca claridad en la expresión · Hablar espontánea-
Revelación emocional. mente sobre lo que se
· Dificultad para ser auténtico en esté pensando, recor-
sus interacciones sociales; tiene dando, o experimen-
que flirtear, pretender, ponerse tando.
una máscara, etc. · Nombrar y expresar
· La timidez impide que inicie con- emociones conforme
versaciones, tenga interacciones ocurren.
básicas; sea difícil conocerle, ser · Expresar opiniones con
demasiado reservado, o callado. convicción.
· Editar, o ensayar lo que se quiere · Capacidad para con-
decir en vez de hablar espontá- versar sobre temas
neamente. personales difíciles,
· Mantiene las conversaciones incluyendo situacio-
centradas en los demás. nes vergonzosas, cul-
pa, pérdida o debilidad
· Falta de expresividad emocional;
personal de una forma
Sobre intelectualidad o excesivo
abierta y poco defensi-
uso del sentido del humor.
va.
· Complaciente con los demás: No
· Expresar amor y pro-
expresar creencias que pudieran
tección hacia los senti-
ser impopulares con los demás.
mientos de los demás.
· Pasividad en las conversaciones.
· Rango restringido de respuestas
o respuestas sobrepracticadas.
· No compartir información íntima.
165
VALOR: Preguntas · Capaz de preguntar o
Pedir · Recibe las interacciones sociales pedir, expresar interés
de forma pasiva, en vez de hacer en las demás personas
preguntas y expresar interés en mientras interactúa
los demás. con ellas.
Cercanía · Hace preguntas que le
· Evita la intimidad, incapaz de ex- permitan conocer a los
presar necesidad de cercanía o demás.
intimidad. · Hace preguntas para
· No expresa sus necesidades o las ayudar a los demás
expresa de formas que resultan a expresar mejor sus
difíciles de ver y entender por los sentimientos o necesi-
demás. dades.
Límites · Expresa deseos de cer-
canía y conexión con
· Recibe pasivamente el compor-
los demás (p.ej. tener
tamiento descortés o insensible
una cita, deseo sexual).
de otras personas.
· Asertividad.
· Decir siempre que si a las peti-
ciones, aun cuando se siente visi- · Da retroalimentación
blemente incómodo con ello. negativa de forma sen-
sible.
· Se siente utilizado o aventajado,
resentido con los demás, sus re- · Capaz de establecer lí-
laciones no están balanceadas mites, decir “no” a las
con reciprocidad. peticiones de los de-
más.
· Evita los conflictos.
· Dejar que los demás
· Incapaz de dar retroalimentación
sepan lo que desea,
negativa o expresar desacuerdo o
balancear seguridad y
agrado.
amor.
• Pedir por cosas específicas.
•
· Miente para obtener lo que nece-
sita.
· Excesiva búsqueda de atención,
validación, y aprobación (en vez
de pedirla explícitamente).
166
AMOR · Responde con hostilidad, enojo · Invita a la vulnerabili-
Proveer encubierto, o desdén a las expre- dad expresando cali-
seguridad siones emocionales en momen- dez, apertura y acep-
tos de conexión. tación.
· Expresa sus críticas de forma ás- · Se le percibe confiable.
pera, o hace críticas inadecuadas · Se mantiene cálido y
cuando los demás se expresan. seguro en presencia
· Pone límites de forma áspera y de emociones fuertes
enfadada. (p.ej., expresa cariño
· Se enfoca en la solución de pro- con su rostro).
blemas cuando otras personas · No juzga a los demás.
expresan vulnerabilidad o dolor. · Capaz de expresar
· Crea conflictos. emociones fuertes
· Responde pobremente (p.ej., evi- mientras deja que los
tativamente, castigadoramente, o demás sepan que es-
de forma confusa) al comporta- tán a salvo.
miento valiente de los demás. · Expresa afecto y como-
· Dice no, expresa preocupación, didad de forma física.
duda, decepción, desconexión o · Valida las emociones y
frustración rápidamente (como problemas de los de-
primera respuesta). más en vez de motivar-
· Los momentos de desconexión los a resolver proble-
se sienten tensos o amenazantes mas.
con esta persona. · Muestra cercanía y vul-
· Falla en responder a las auto-re- nerabilidad de forma
velaciones de otras personas. recíproca para ayudar
a los demás a sentirse
· Responde con enojo, críticas o
a salvo.
demandas cuando siente que se
le trata negligentemente. · Capaz de lidiar con
el “no” de las demás
· Inhabilidad para expresar emo-
personas, les mues-
ciones negativas de una forma
tra respeto y garantiza
funcional.
seguridad cuando lo
hacen.
AMOR · Se concentra en resolver los pro- · Escucha y valida cuan-
Entendimiento blemas de los demás, en vez de do los demás hablan.
escucharlos o validarlos. · Expresa entendimiento
· Se involucra en la auto-revelación y refleja el contenido
de forma excesiva. emocional central del
· Sus intentos de mostrar com- discurso de los demás.
prensión son inexactos o super- · Las demás personas
ficiales, no expresa contenidos se sienten escuchadas
emocionales centrales. y encendidas por esta
· Desafía las auto-revelaciones de persona.
los demás de forma innecesaria · Capaz de recordar pe-
(p.ej., “¿A qué te refieres con que te queños detalles sobre
gusta el futbol?”) las conversaciones que
· Acusado de insensible por las de- tiene con los demás.
más personas. · Es visto como compa-
· Responde con sarcasmo, agre- sivo, empático, y com-
sión, desacuerdo, juicios u otras presivo por parte de los
opiniones. demás.
168
AMOR · Minimiza la retroalimentación · Es capaz de aceptar
PROPIO positiva explícita o implícitamen- afecto y aprecio con
Aceptar te; la desatiende, detracta, olvida, gracia.
muestras de o cambia el tema. · Capaz de expresar gra-
amor, · Devuelve los favores inmediata- titud a los demás.
aprecio o mente o se esfuerza para mejo- · Capaz de decir “te
cercanía. rar cuando se le da un cumplido. amo” de forma autén-
· Evita decir “te amo” o cosas equi- tica, y expresar afecto
valentes a los demás. y conexión de diversas
· Evita expresar cercanía y cone- formas.
xión a los demás.
· No agradece apropiadamente.
· Expresa afecto de forma inefec-
tiva, poco detallada o con poca
autenticidad.
169
Capítulo 6:
Reglas 1 y 2. Identificar y evocar
conductas clínicamente relevantes
171
de calentamiento antes de cada entrenamiento, el practicante de
FAP puede beneficiarse de los siguientes hábitos.
172
nar el ejercicio (pausa). Termine el ejercicio inhalando
y exhalando profundamente en tres ocasiones (pausa)…
cuando esté listo puede abrir sus ojos.
173
Revisar la conceptualización de caso. La identificación de
CCRs es un acto especulativo, no podemos enfatizar suficiente-
mente lo importante que es que el terapeuta elabore, pruebe y
reformule sus hipótesis a lo largo del proceso terapéutico. Una
buena forma de ayudarse a recordar o reconsiderar dichas hipó-
tesis es revisar la conceptualización de caso antes de ver a cada
consultante o tomarse un tiempo para revisar o actualizar expe-
dientes antes e iniciar la labor clínica cotidiana.
174
ACL en la vida cotidiana. Una gran ventaja de la consciencia,
es que puede ensayarse en la vida cotidiana. Preguntar por lo
que nuestros seres queridos sienten, indagar sobre lo que les
pareció útil en una interacción que tuvieron con nosotros, hablar
sobre la forma en que nos sentimos respecto a ellos y preguntar
si esto les pasa con alguien más puede ayudarle a fortalecer su
consciencia y convertirla en un hábito, y no en una acción que
parezca poco natural y requiera un esfuerzo extraordinario de
su parte. Una utilidad adicional de esta práctica es que puede
ayudarle a incrementar su conocimiento sobre sus propias fun-
ciones como individuo.
175
6.2. Estrategias para evocar CCRs.
El terapeuta no solo es un observador de la conducta del
consultante, sino un participante activo en el proceso terapéu-
tico. Parte de su participación implica crear, deliberadamente
o no, condiciones que eliciten y evoquen CCRs (Regla 2). Esta
regla supone una participación personalmente implicada en la
relación terapéutica, consistente en estar presente, responder
auténticamente y desde una posición de equidad hacia el consul-
tante, y correr el riesgo (ser valiente) para mostrarse vulnerable.
176
interacción. La característica esencial de una evocación reactiva
es el cambio de contenido a proceso, este cambio implica hacer
preguntas o sugerencias relacionadas a lo que el consultante
está “haciendo” en el momento, más que sobre lo que “está di-
ciendo”. En el Anexo 6.1 (Kanter, 2016); podrá encontrar variedad
de ejemplos de formas en que el terapeuta puede evocar CCR2s
específicas de acuerdo a una conceptualización ACL.
177
cia de las CCR1s.
178
do una crisis, esta es una situación donde es necesario hacer un
plan para ir retirando la asistencia progresivamente. El momen-
to de sugerir o retirar la ayuda puede evocar CCR1s, analizar la
conducta o redirigir pueden ayudar a redirigir hacia la CCR2.
Las funciones naturales del terapeuta. Las características
del terapeuta pueden evocar CCRs, su género, forma de hablar,
apariencia física, edad, etnicidad, etc. pueden evocar CCRs y pa-
sar desapercibidas para el terapeuta inatento, atender a reaccio-
nes inusuales (o usuales hacia el terapeuta) y evocar una regla 3
es la mejor forma de explicitar CCR1s y CCR2s. Como ejemplos
de estas reacciones, considere momentos donde el consultante
guarda silencio repentinamente, observa un accesorio del tera-
peuta (por ejemplo, un anillo de compromiso), se muestra sor-
prendido al mirarle por primera vez, etc.
179
tal que evoca CCRs, considere el siguiente ejemplo: El terapeuta
se siente aburrido durante la sesión, y esto es un indicativo de
que el consultante está hablando sobre temas poco relevantes
para sus metas (probablemente está evitando contactar con los
sentimientos asociados al tema), al detectar esta CCR1 el tera-
peuta decide interrumpirle y decirle “Oye, quiero interrumpirte
para comentarte que me interesa muchísimo que esta sesión sea
lo más provechosa posible para nosotros, ¿estaría bien si cambio
el tema y te hago una pregunta sobre algo más desafiante?. El
Anexo 6.2 contiene una lista de ejemplos que pueden utilizarse
para evocar deliberadamente CCRs de tipo ACL, mientras que el
Anexo 6.3 contiene una lista de ejemplos de intervenciones que
pueden ayudar a evocar CCR2s deliberadamente cuando ocurren
CCR1s.
180
Amplificación. El “acento” emocional mediante el uso del
lenguaje no verbal es una poderosa herramienta evocativa. Por
ejemplo, hablar más pausado y en volumen más bajo usualmen-
te atrae la atención (evoca consciencia), mirar fijamente puede
generar incomodidad (evocar valor), permitir salir una lágrima o
que se quiebre la voz pueden evocar empatía (evocar amor), etc.
El terapeuta FAP debe de ser un “maestro” para evocar una gran
variedad de CCR2s de formas sutiles durante su interacción con
el consultante.
181
levancia, tal vez las evocaciones espontáneas y deliberadas son
suficientes para evocar CCR2s de forma efectiva. Estos ejercicios
son auxiliares para el terapeuta de FAP y normalmente se usan
a su discreción, dependiendo de si son pertinentes o no para la
evocación de las CCRs deseadas. A continuación, describimos
algunos ejercicios evocativos descritos por Nelson et al (2014).
182
invalidación, o bien puede ser una forma de evocar empatía o
demostrar aceptación hacia otra persona. Este ejercicio, y todos
los que mencionamos de ahora en adelante, proveen una opor-
tunidad para ensayar formas de conectarse íntimamente pues,
arriesgarse a compartir las respuestas de cada ejercicio y recibir
la respuesta sensible de otro individuo mientras se mantiene la
consciencia de la conexión (o viceversa) implica en sí mismo el
proceso de responsibidad interpersonal al que llamamos cone-
xión social en el capítulo 3. Este ejercicio puede, entonces, servir
para construir intimidad y crear un espacio sagrado al iniciar la
terapia, o como una exploración de los valores del consultante.
183
terapeuta tenga que cancelar una cita o que el consultante deba
abandonarla por un tiempo de forma repentina, o incluso si un
día el terapeuta y consultante han tenido una sesión particular-
mente útil; obviamente, esta carta es un buen ejercicio cuando el
problema del consultante se relaciona con la expresión de senti-
mientos hacia los demás. Este ejercicio puede ser útil para con-
sultantes que piensan compulsivamente sobre sus problemas
interpersonales en vez de hablarlos. El proceso de discusión es
el mismo mostrado en el ejercicio de los 100 positivos.
184
Anexo 6.1
Ejemplos de evocación reactiva de ACL
Contexto Posible CCR2 Ejemplo
evocada
Durante la se- Auto cons- ¿Puedes observarte un momento e
sión, el con- ciencia identificar donde te encuentras en un
sultante llora y continuo entre el “piloto automático” y el
hace poco con- “completamente vivo”?
tacto visual
Mientras lloras, ¿puedes observarte y no-
tar lo que estás sintiendo?
Consciencia Estás totalmente concentrado en ti mismo
de los demás en este momento. ¿Tienes alguna cons-
ciencia de lo que yo podría estar sintiendo
en este momento, teniéndote enfrente llo-
rando de esta manera?
Consciencia ¿Puedes alejar tus manos de tus ojos
de los de- un momento y mirarme?, ¿y estar con
más, ser vul- tu tristeza y conmigo al mismo tiempo,
nerable, au- conectándote conmigo mientras lloras?
to-revelación
Me es importante animarte a que me veas
y te conectes conmigo.
Auto-revela- Sé que sabes lo que sientes en este mo-
ción mento. ¿hay algo importante que desees
pedirme – para dejarme saber dónde estás
y quien eres en este momento?
Preguntas ¿Qué necesitas de mí en este momento?
Esta es una oportunidad para pedirme
por lo que desees, y me permitas intentar
ayudarte.
Proveer se- Sé que puedes asustar mucho a tus hi-
guridad y jos cuándos actúas así, y que no es lo que
aceptación quieres. Puedo sentirme cerca de ese mie-
do también, qué pudieran sentir al verte de
esta forma. ¿Puedes ayudarme un poco,
ayudarme a sentirme seguro sin que para
eso tengas que negar o inhibir tus senti-
mientos?
185
Vulnerabili- Sé que puedes estar sintiendo enojo hacia
dad, aceptar ti misma por molestarte de nuevo. ¿Pue-
amor des aceptar mi protección en este momen-
to?
Al inicio de la A u t o - c o n s - ¿Puedes notar lo que estás sintiendo en tu
sesión, el con- ciencia cuerpo?
sultante ignora
¿Qué se siente no saber de qué hablar?
lo que desea
hablar ¿Puedes decirme si estás triste - enojada,
alegre, o asustada en este momento?
Auto-cons- Solo nota, no tienes que compartírmelo,
ciencia, ser ¿cuál es la primera cosa que pasa por tu
vulner able, mente cuando te pido hablar de ello? ¿me
auto-revela- puedes decir?”
ción
Consciencia ¿Estás consciente de lo que espero de ti en
de los demás este momento?
A u t o - c o n s - ¿Es una 1 o una 2 no saber qué hacer en
ciencia este momento?
Consciencia ¿Quieres saber lo que creo que podríamos
de los demás, deberíamos hacer en este momento?
preguntar
Ser vulnera- ¿Qué tal si solo nos sentamos juntos con
ble esta incomodidad de no saber dónde
iniciar y qué hacer?
Auto-revela- ¿Qué tal si solamente asociamos
ción libremente en este momento? ¿Si solo
dices lo primero que pase por tu mente, y
yo solo escucho respetuosamente lo que
tengas que decir?
Preguntar A veces, cuando te quedas callada como
ahora, parece que es porque te da miedo
decirme algo. Y me encantaría que me lo
dijeras, ¿estoy en lo cierto?
186
El consultante A u t o - c o n s - Creo que estás pasando por mucho en este
se ve tenso y ciencia, au- momento y que solo estoy alcanzando la
poco conecta- to-revelación superficie de ello. ¿Pudieras compartirme
do, el terapeu- un poco de lo que sientes en este momen-
ta no está se- to?
guro si dijo algo Preguntar Parece que algo te preocupa. Me gustaría
que le molestó.
saber exactamente lo que necesitas para
poder satisfacer esas necesidades.
Proveer de Realmente siento mucho peso encima el
seguridad y día de hoy; lamento si dije algo que te mo-
aceptación, lestara. Parece que no estoy aquí comple-
entendimien- tamente de la forma en que acostumbro
to, dar estarlo.
A u t o - c o n s - Mientras hablas de esto que te es tan difí-
ciencia cil, parece como si te estuvieras contenien-
do; ¿estaría bien si pausamos un momento
y tomamos unas respiraciones juntos para
tratar de conectarnos con lo que estás sin-
tiendo y podamos continuar?
187
Anexo 6.2
Evocación deliberada de ACL
Objetivo posible Evocar
188
Nota si hay algún tipo de irritación o necesidades
insatisfechas dentro de ti en este momento.
¿Puedes notar tus valores mientras me cuentas
sobre esto?
Pausemos nuestra conversación un momento y
recorramos nuestro cuerpo con nuestra atención
para ver qué estamos experimentando.
Consciencia de los ¿Notaste que empezaste a moverte cuando te
demás estaba dando retroalimentación? Tuve la sensación
(usualmente incluye de que te la sacudías de encima. ¿Estabas
auto-revelación de consciente de que tuviste ese efecto en mí?
lo que uno está cons- Mira mi rostro un momento, mis ojos, la expresión
ciente) de mi rostro. Solo nótame.
¿Estás notando mi tono de voz en este momento?
¿Tienes idea de lo que espero de nuestra
interacción en este momento?
Te movías muy rápido. ¿Escuchaste lo que acabo
de decir? Quiero decir, ¿de verdad escuchar?
¿Qué reacciones crees que tengo sobre lo que
dices?
Pareces interesado en la forma en que estoy re-
accionando en este momento. ¿Qué notas en mí?
Te vez inmerso en tu propio mundo en esta sesión,
como si estuvieras hablando sin notar que hay al-
guien más presente. Me pregunto si sería mejor
que fueras particularmente consciente de mi pre-
sencia, de que hay otro ser humano que respira y
siente sentado aquí contigo.
Parece que te sientes muy cómodo con el nivel de
conflicto que existe en tu relación, y te ves así con-
migo también. ¿Cómo crees que se siente para mi
experimentar esta hostilidad?
Como sabes, parte de que las relaciones funcio-
nen tiene que ver con prestar atención a los de-
más. Qué tan consciente eres del impacto que tie-
nes en mi cuando…
No estoy seguro de que me miras cuando hablas.
Noto que no estoy tan interesado como me gusta-
ría y que esa sensación me lo dificulta. ¿Te esta-
bas dando cuenta de ello?
189
Ser vulnerable “Hablando desde el corazón”: pasemos 5 minutos
(usualmente evoca hablando de la forma en que nos sentimos en este
también auto-reve- momento.
lación de vulnerabi- ¿Puedes dejarme experimentar la forma en que
lidad, y a veces pedir te sientes en vez de luchar tan fuertemente contra
algo) ella?
¿Puedes arriesgarte un poco conmigo en esto?
Está bien llorar frente a mí. Veo las lágrimas en
tus ojos.
¿Qué pensamientos y sensaciones tienes sobre la
finalización de la terapia?
Supongo que puede ser difícil escuchar lo que
acabo de decir. Quiero reconocer eso. ¿Puedes
decirme cómo te sientes?
Noto que, al darme esa retroalimentación, pare-
cías hablar un poco entre dientes, me fue difícil
comprender. ¿Puedes repetirlo de manera abierta
y franca?
Noto que eres muy cuidadosa al elegir las pala-
bras que usas conmigo. ¿Estás evitando decirme
algo? Si fueras menos cuidadosa, más vulnerable
¿qué me estarías diciendo?
Sé que es difícil expresarme tu desacuerdo.
¿Quieres seguir hablándome sobre esto?
¿Qué estás evitando decirme en este momento?
¿Puedes expresarme el dolor que hay detrás de
este enojo? ¿Qué podría ayudarme a entender tu
molestia?
¿Qué sientes al notar que nos estamos volviendo
más cercanos?
Significa mucho para mí el que me digas cosas
que no compartes con otras personas. Pero ac-
túas como si no fuera gran cosa. ¿Cómo te sientes
al notar que me has dicho esto?
Quisiera que nos enlenteciéramos un momento.
¿Puedes sentir tus propias palabras?
¿Puedes bajar un poco de la cabeza hacia tu
corazón?
190
Te noto muy intelectual en este momento. ¿Pue-
des dejar a tu parte emocional hablar un poco?
Parece que te quejas de tu familia conmigo, pero
sin decirme en detalle cómo te sientes. ¿Puedes
hablar de esto y dejarme ver cómo te sientes a l
mismo tiempo? ¿Qué es lo que en realidad te mo-
lesta de todo esto?
Desde el corazón, ¿qué es lo más vulnerable que
puedes decirme para despedirnos?
¿Qué arrepentimientos tienes sobre la terapia y
que te gustaría decir antes de despedirnos?
Auto-revelación ¿Qué reacciones tienes sobre lo que acabo de
(usualmente evoca decir? ¿De la explicación que acabo de darte?
también el ser vulne- P.ej. ¿De participar en un estudio, hacia mí como
rable) tu terapeuta, al establecimiento de la agenda, a
participar en una terapia estructurada, hacia la
asignación de tareas, a participar en una terapia
de duración limitada, etc.?
¿Qué estás sintiendo en este momento?
¿Me contarías una historia de tu vida donde te
sentiste culpable o avergonzado?
¿Qué es lo que más anhelas alcanzar al trabajar
conmigo?
¿Qué es lo que quisieras evitar hablar?
¿Cuáles son las metas que vez más difíciles de
alcanzar en este momento?
¿Qué progresos haz hecho que te hacen sentir
más orgullosa?
Al mirar los progresos que hemos hecho ¿de qué
área de tu vida te sientes decepcionada todavía?
Me está costando trabajo saber qué es lo que te
importa de esta situación. ¿Me puedes ayudar a
entenderlo?
¿Qué es lo que te cuesta más trabajo expresar?
¿Qué es lo más difícil de pasar tiempo conmigo?
¿Qué te resulta difícil contarme de ti mismo?
191
¿Qué de lo que ocurre en sesión es lo que te
dificulta saber cómo te sientes?
¿Qué es lo que te llama más la atención de tus
interacciones conmigo?
Pedir ¿Hay algo que quisieras saber de mí?
¿Tienes alguna duda de quién soy?
¿Hay alguna retroalimentación negativa que
quisieras darme?
¿Qué podríamos hacer para conectarnos mejor?
¿Qué necesitas de mi en este momento?
¿Qué te gustaría cambiar de la terapia?
¿Sobre qué sería importante que siguiéramos
hablando?
¿Cómo quisieras que cambiara esta situación?
¿Hay algo específico que necesites de mí?
¿Qué quisieras que hiciera diferente?
Escucho una necesidad en lo que me dices, pero
no me resulta clara. ¿Puedes ayudarme a enten-
derte?
Noto que te estás esforzando para cuidar de mi
en este momento. ¿Quién cuida de ti? ¿Qué puedo
hacer para cuidar de ti?
Creo que esto es muy difícil para ti – incluso ate-
morizante – pedirme lo que necesitas. ¿Estarías
dispuesta a hacerlo con todo y ese miedo?
¿Estás enojada conmigo?
¿Qué de lo que hago te molesta?
Proveer seguridad Me resulta difícil decirte esto, no quiero que te
(aceptación) distancies de mí. La cuestión es que a veces me
expresas tus sentimientos de forma muy intensa,
y eso me asusta. Quiero estar presente contigo, y
me resultaría útil si moderaras la intensidad un
poco. ¿Qué piensas?
192
Proveer seguridad Te vez irritado en este momento. ¿Puedes balan-
(aceptación) cear tu molestia con hacerme sentir a salvo con-
tigo?
Parece que el enojo te sale muy fácil, y de verdad
puede alejar a las personas. ¿Hay alguna forma
de expresarme tu enojo que ayude para acercar-
nos emocionalmente?
Veo que estás experimentando mucha carga emo-
cional en este momento. ¿Podrías, aún en este
momento, hacerme notar que no soy invisible
para ti?
Parece que cuando eres infeliz con alguien, tien-
des a culparlos, incluyéndome. ¿Podemos ana-
lizar cuál es la contribución que cada quién esta
haciendo para mantenernos en conflicto?
Me miras llorando al contar esta historia. ¿Cómo
te sientes al llorar conmigo de esta forma? ¿Qué
puedes decirme al respecto?
Entender ¿Qué crees que estoy sintiendo en este momento?
(empatía) ¿Hay algo que puedes decir que me ayude a
entender lo que estás experimentando?
¿Qué pudieras decirme que me ayude a sentirme
mejor?
Si pudieras ver dentro de mi corazón, ¿qué crees
que verías?
Nota mi rostro, mis ojos, mis emociones. ¿Qué
puedes ver?
¿Puedes decirme lo que crees que estoy sintiendo?
¿Puedes ayudarme a ver que me estás
comprendiendo?
¿Sientes empatía por mí? ¿Cómo puedes
expresármela?
Parece que estamos discutiendo mucho el día de
hoy. Incluso me siento un poco invalidado. Estoy
tratando de ayudarte y me pregunto si puedes re-
conocerlo, incluso si no estás de acuerdo.
Significa mucho para mí que escuches lo que es-
toy diciendo. Usualmente te concentras mucho en
los detalles de tu historia, agradezco que escu-
chas mis aportaciones.
193
Dar Anteriormente te he hecho esta pregunta, y
usualmente queda sin responderse. Quisiera que
te quedaras conmigo y trataras de responderme,
incluso si te sientes incómodo.
Noto que cambias el tema. ¿Podemos regresar?
Me he disculpado. ¿Podemos trabajar en discul-
parnos mutuamente?
Necesito cambiar la organización del tiempo de
nuestra sesión. ¿Puedes hacer esto también?
Me has llamado frecuentemente entre sesiones.
Quiero ayudarte, de verdad, y también quiero ha-
blarte sobre mis límites personales. ¿Podemos
hacerlo?
Nunca se si te presentarás o no a sesión. ¿Qué ne-
cesitaríamos hacer para que hicieras un compro-
miso, y supiera que vas a estar aquí cada semana?
¿Puedes prometerme no usar este lenguaje
dentro de sesión?
¿Puedes darme retroalimentación sobre lo que he
hecho bien?
Aceptar amor (vulne- Usualmente volteas tus ojos hacia arriba cuando
rabilidad) te doy retroalimentación positiva. ¿Puedes abrirte
un poco y evitar hacerlo?
De verdad me preocupa ayudarte. ¿Puedes ayu-
darme a hacerlo?
Cada que me dices “si, pero”, pareciera que re-
chazas mis intentos de ayudarte. Quisiera que me
permitieras tratar de ayudarte.
No va a pasar nada malo si me dejas intentar ayu-
dar.
El terapeuta expresa su admiración por el con-
sultante a través de diversas preguntas: ¿Cómo
se siente en tu cuerpo escuchar eso de mi parte?
¿Puedes aceptar mis expresiones de afecto hacia
ti? ¿Qué tan abierto a aceptar mis comentarios
estás?
194
Aceptar amor (vulne- Quiero que sepas que respeto tu enojo. Lamento
rabilidad) lo que hice. ¿Estás dispuesto a permitirme inten-
tar repararlo?
La habilidad de perdonar los errores de los de-
más es esencial para mantener la cercanía en tus
relaciones interpersonales. Entiendo que estés
molesto conmigo, y que quieras alejarte de mí en
este momento. Pero eso sería repetir el patrón
que has mantenido con las personas que se pre-
ocupan por ti. ¿Estarías dispuesto a hacer algo
diferente esta vez? ¿Podemos trabajar para que
perdones mi error?
¿Qué surge en tu mente cuando nos notas más
cercanos?
Auto-revelar cerca- ¿Te sientes cercano y conectado conmigo en este
nía y aprecio momento? ¿Qué tal si te permites expresarlo en
su totalidad?
Sabes que me preocupo mucho por ti como mi
consultante, y lo expreso con frecuencia. Difícil-
mente me dices algo de vuelta.
He trabajado fuerte para tratar de transmitir que
te acepto y respeto, y que trato de entenderte.
¿Puedes darme retroalimentación sobre cómo se
siente?
Parece que realmente estás haciendo de tu tera-
pia una prioridad. ¿Puedes decirme lo que signifi-
ca nuestra relación terapéutica para ti?
¿Cuándo te sientes cerca de mí?
Me pregunto qué es lo que aprecias de nuestro
trabajo juntos. ¿Me lo dirías?
Desde el corazón, ¿qué es lo más vulnerable que
puedes decirme al despedirte de mí?
¿Puedes expresarme aprecio? ¿Qué aprecias de
la forma en que interactúo contigo?
¿Qué es lo que destacarías de nuestra sesión
anterior? ¿Qué es lo que te gustó de ella?
¿De qué forma te estoy impactando en este
momento?
¿Que sientes que sea importante decirme en este
momento?
195
Anexo 6.3
Evocación deliberada de CCR2s a partir de CCR1s
Ejemplos de preguntas para evaluar Hacer la interacción evoca-
CCRs tiva inmediatamente (Regla
2):
(Regla 1)
Conscien- Noto que no estás haciendo mucho ¿Podrías mantener el
cia de los contacto visual conmigo. ¿Es esto contacto visual conmigo?
demás algo típico en ti?
Estás hablando de un tema muy triste, Me pregunto si notas lo que
e incluso siento que mis ojos se hu- me está pasando contigo en
medecen al escucharte. ¿Notas eso? este momento. ¿Qué tal si
¿Usualmente notas la forma en que te detienes por un momen-
otros responden a ti? to, y prestas atención a mi
reacción?
Mi corazón late muy rápido al escu- ¿Tenías idea de que estaba
charte, esto se debe a que te veo agi- teniendo estas reacciones?
tado. ¿Ha notado cuando otras perso- ¿Qué tal si trataras de
nas reaccionan así? recordar el prestar atención
a esto mientras hablas?
¿Eres capaz de leer mis gentos? ¿Qué es lo que vez en mi
¿Imaginarte lo que estaré pensando rostro en este momento?
mientras hablamos? ¿Me veo despierto o
adormilado?
Tu historia es muy violenta. ¿Estás ¿Cómo crees que estoy
consciente de eso? reaccionando? Si pudieras
adivinar, sabiendo tanto
como sabes de mí.
Cuando hablas de esto con tu esposa, ¿Qué tal si me haces
¿notas cómo reacciona? ¿Quisieras algunas preguntas para
saber cómo estoy reaccionando? ampliar tu consciencia de
mis sentimientos?
196
Valor: Me parece que quisieras pedirme que Bueno, me pregunto si
cambiemos la forma en que se orga- pudieras ser más directo,
Pedir
niza nuestro tiempo de sesión, pero pedirme lo que necesitas,
que no te atreves a hacerlo. ¿Te resul- ¿podrías hacerlo de forma
ta difícil hacer este tipo de peticiones más clara?
a las personas?
Valor: Tu mirada me dice que realmente Quiero desafiarte en este
quieres que nos conectemos en esto, momento. Creo que pue-
Pedir
pero solo estoy infiriendo. ¿Qué crees des lograr algo. ¿Me dices
que pasaría si me lo dijeras de forma que es lo que necesitarías
más directa? ¿Es esto muy difícil para de mi en este momento?
ti? ¿Podrías decírmelo para
que pueda entenderte por
completo?
Valor: La semana pasada parecías frustrado ¿Estás frustrado conmigo
conmigo y no dijiste nada. ¿Me estoy en este momento? ¿me
Pedir
equivocando? Para la mayoría de la puedes contar al respecto?
gente es difícil mostrar su frustración No sobre la forma en que te
de manera comprensiva - ¿Te resulta sentiste la semana pasada,
difícil hacer esto con otras personas? sino cualquier atisbo de
frustración que estés
experimentando en este
momento.
Me da la impresión de que te sentis- ¿Qué es lo que apreciaste
te satisfecho con nuestra sesión la más de nuestra sesión de
semana pasada, solo que no dijiste hoy?
nada. ¿Me podrías decir qué es lo que
apreciaste de ella? Podríamos traba-
jar en ello, si quisieras volverte mejor
en ello con otras personas...
197
Amor Supongamos que me pasa algo, como Mi madre murió hace tres
que mi madre falleciera o algo así. meses. Y me viene a la
¿Quisieras que te compartiera eso, o mente al trabajar contigo,
crees que eso complicaría nuestra re- no quiero seguir ocultándo-
lación? ¿Cómo responderías? te esto que me sucedió.
Si fueras a decir algo de verdad triste, ¿Puedes ver las lágrimas
y llorar como respuesta ¿cómo res- que salen de mis ojos
ponderías a mi llanto? ¿Sería difícil mientras hablamos?
para ti reaccionar comprensivamen- Me siento muy triste al
te a mis lágrimas? ¿Eso te distraería escucharte. ¿Cómo te
¿Cuál sería tu reacción natural? sientes al verme de esta
forma?
Si me notaras distraído en algún pun- Tuve una semana muy di-
to de la sesión, o molesto con algo, fícil, y siento todo el peso
¿cuál sería tu primer impulso? ¿Qué del mundo sobre mí en este
quisieras que hiciera? momento.
198
Formato 6.1
Diario de Retos y Auto-Cuidado
Retos Auto-cuidado
Sesión
Retos Auto-cuidado
Lunes
Martes
Miércoles
199
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
200
Capítulo 7:
Reglas 3, 4 y 5. Reforzar, verificar
y generalizar el cambio
201
texto no es la excepción, sin embargo, le daremos orientaciones
útiles que pueden ayudarle a desarrollar la habilidad de reforzar
naturalmente.
202
“Encontrar la CCR2 dentro de la CCR1”, es particularmente
útil cuando se dificulta mucho para el consultante aproximarse a
su conducta meta; en el ejemplo anterior, el terapeuta podría de-
cir algo como “no es nada fácil mostrar acuerdo cuando uno se
siente incómodo”. Encontrar la 2 dentro de la CCR1 implica una
gran labor de discriminación por parte del terapeuta, la frase
“encontrar la oportunidad en la crisis” ejemplifica este proceso.
203
etc. Satisfacer una necesidad cuando se pide algo, mostrar cer-
canía a partir de la auto-revelación o señalando las similitudes
entre ambas personas, dar retroalimentación o proporcionar
orientación cuando se pide una opinión, expresar afecto o reco-
nocimiento con palabras o mediante un gesto físico, etc. Relacio-
nar acciones con metas o valores, o preguntar “¿es esto lo que
buscabas?” pueden ser formas naturales de reforzar que una
persona actúa acorde a sus valores. De la misma forma, pregun-
tar “¿cómo se siente?” o expresar alegría es una forma natural
de reaccionar a muestras de auto-respeto o auto-cuidado.
204
Amplificación. En el capítulo anterior, describimos al
“acento emocional” del uso del lenguaje verbal y no verbal como
una poderosa herramienta evocativa; estas mismas funciones
aplican para el refuerzo también. Mirar fijamente al consultante,
o variar la velocidad o volumen de la voz, pueden servir para am-
plificar la intensidad del refuerzo del terapeuta e incrementar su
impacto; siempre cuidando que esta amplificación no sea tal que
la respuesta del terapeuta pierda significancia por exagerarse de
forma tal que parezca artificial. Recuerde que las palabras tam-
bién pueden relacionarse de forma que incrementen su función
de refuerzo (un efecto conocido como augmental en la aproxima-
ción conductual al lenguaje llamada teoría del marco relacional;
Törneke, 2010).
205
hlenberg & Tsai, 1991) es “hacer buenas obras en la vida coti-
diana”, como una manera de ampliar el repertorio de observa-
ción, valor y amor del terapeuta (TR2s). La supervisión y revisión
de grabaciones de sesión es otra forma de discriminar TRs, así
como de favorecer la implementación del refuerzo en favor del
paciente (como una verdadera regla 3 en FAP), el ejercicio éti-
co de FAP implica que el terapeuta moldee comportamientos al
servicio de los intereses del consultante y nunca al servicio de
sus propios propósitos; muchas veces la supervisión es la única
forma de distinguir este tipo de conflictos.
206
pacto del refuerzo puede servir para orientarse. Preguntar “¿Qué
impacto te genera lo que acabo de decir?”, “¿Qué efecto puede te-
ner en tu comportamiento saber que me generaste este impacto?”,
“¿Crees que mi respuesta hace más o menos probable que reaccio-
nes así en el futuro”? pueden servir para evaluar explícitamente
el impacto del refuerzo.
207
“razones” (ver capítulo 5), y la tarea del terapeuta es ayudar al
consultante a encontrar las razones que le ponen en una posi-
ción de elección para resolver sus problemas, lograr sus metas y
generalizar su progreso a otras áreas de su vida. Así, una razón
útil incluye las situaciones en las cuales una conducta dada es
útil para lograr un efecto deseado, es decir que las razones útiles
desde la óptica de la FAP implican la “especificación de contin-
gencias” que favorece la transformación de las CCR2s en O2s, es
decir “su generalización al ambiente natural”.
208
cidad y naturalidad de la relación terapéutica, favorecer que se
piense en la situación terapéutica como un espejo del ambiente
natural, y crear clases de respuestas. Estas estrategias empie-
zan a implementarse desde el momento de la entrevista y deben
mantenerse constantes hasta la finalización de la terapia.
La naturalidad de la relación terapéutica como forma para
favorecer la generalización de respuesta. La naturalidad de la re-
lación terapéutica y el refuerzo del terapeuta facilita un proceso
llamado “generalización estimular”, que se refiere a que estí-
mulos similares en su forma adquieren la misma función solo
por su semejanza física. Este proceso de generalización de es-
tímulos tiene como consecuencia que las CCR2s reforzadas en
sesión se evoquen de forma natural ante eventos similares del
ambiente natural por que adquieren las mismas funciones (ge-
neralización funcional). No obstante, estas similitudes formales
no siempre existen y este proceso puede faltar, lo que no implica
un impedimento para que la transformación de CCRs a ORs ocu-
rra. La transferencia de funciones, es un proceso que se refiere a
la extensión de una respuesta a otros eventos de función similar,
esto quiere decir que una CCR2 reforzada en sesión, digamos
intimidad, se evocará de manera espontánea en otra situación
donde sea necesaria, aunque la persona o el ambiente sean di-
ferentes formalmente.
209
mostrarse o diferir en situaciones similares del ambiente natural
para lograr los mismos efectos es el corazón de la transferencia
de funciones; el mismo proceso puede darse de forma inversa,
identificar las contingencias de una OR2s e identificar situacio-
nes donde esta podría lograr el mismo efecto con el terapeuta.
Una variante de esta estrategia es preguntar deliberada-
mente por situaciones similares, por ejemplo, ¿en qué otras si-
tuaciones vale la pena intentar…?, ¿Con qué otras personas es
importante atreverte a…?, ¿Con quién más sería importante te-
ner el valor de…?, etc.
210
señalarán que el ambiente natural no presenta las consecuen-
cias adecuadas para mostrar O2s (p.ej. mi padre no escucha o,
tú me hablas de lo que sientes, pero mi esposo no lo hace), o
falla en reforzarlas (p.ej. cuando expreso mi tristeza mi familia
cambia el tema, aunque quiero expresar mis ideas en las jun-
tas de trabajo lo hago de forma tan poco fluida que empiezan a
hacerme gestos y termino cediendo la palabra). En estos casos
resulta muy útil adoptar un método de encadenamiento donde
pedimos al consultante presentar solo una porción de la conduc-
ta deseada, de forma que poco a poco vaya sumando eslabones a
la cadena hasta que esta se presente apropiadamente.
211
ticularmente desafiante, ensayar en muchas otras situaciones
como un ensayo es una buena forma de discriminar oportunida-
des para actuar, aprender a adaptar la respuesta a la situación,
y reconocer una gran variedad de consecuencias (p.ej. reconocer
que muchas veces obtener un silencio es la mejor consecuencia
que se puede escribir). Este principio se puede explicar al con-
sultante para que tenga sentido ensayar la OR2 tan frecuente-
mente como lo requiera e, incluso, cuando no lo requiera.
212
fulness) o de experimentación de vulnerabilidad (p.ej.
exposición con prevención de respuesta) puede ser un
requisito previo a la generalización de las OR2s.
213
Capítulo 8:
El camino de la psicoterapia
analítica funcional
215
Así mismo, el país de origen de los estudios sobre FAP ha
crecido en los últimos años de EUA (Mangabeira, Kanter, & Del
Prette, 2012) a otros países como Italia, Canadá, Reino Unido y
España (Valero & Ferro, 2015), siendo notable el crecimiento de
publicaciones y laboratorios en países latinoamericanos como
Colombia y especialmente Brasil, así como en México donde
recientemente se realizó un estudio que mostró su impacto en
la reducción del Burnout en psicoterapeutas (Reyes, Kanter &
Santos, 2014) y un estudio aleatorizado controlado donde se en-
contró su utilidad en la reducción de la severidad de síntomas en
consultantes diagnosticados con Trastorno Límite de la Perso-
nalidad (Reyes, Vargas, Kanter & Tsai, 2016). A continuación ha-
remos una breve mención de estudios de caso y estudios contro-
lados publicados donde se ha evaluado el impacto de FAP y sus
mecanismos de cambio, somos concientes de que omitimos des-
cribir los detalles de los estudios y sus resultados y animamos a
los lectores a revisar los estudios originales para obtener mayor
información (nuestro interés principal es mostrar el desarrollo
de las recientes investigaciones en FAP y no hacer una revisión
de las mismas.Una revisión se encuentra actualmente en desa-
rrollo por Kanter, Manbeck, Kuczynski, Maitland, Villas-Bôas y
Reyes-Ortega.
216
trastorno de personalidad esquizotípico (Ferro García et al.,
2009), trastornos del Yo (Ferro García et al., 2009), trastornos del
pensamiento (Holmes, Dykstra, Williams, Diwan, & River, 2003),
comportamiento agresivo u oposicionista desafiante (Gosch &
Vandenberghe, 2004; Vandenberghe & Basso, 2004), tartamudeo
(da Silva Candido Dias & Vandenberge, 2014), dolor crónico (Van-
denberghe et al., 2003), toqueteos inadecuados (Holmes et al.,
2003), trastornos del orgasmo (Vandenberghe, Nasser, & Silva,
2010) y problemas en las relaciones interpersonales (da Silva
Dias & da Silveira, 2016; Vandenberghe et al., 2010).
217
El impacto de FAP sobre el funcionamiento social como
variable transdiagnóstica ha sido evaluado en dos estudios de
grupo controlados (Maitland & Gaynor, 2016; Maitland, Petts,
Knott, Briggs, Moore, & Gaynor, 2016). Dos reportes muestran
la eficacia de FAP en estudios de grupo controlados con niños y
adolescentes (Cattivelli, Tirelli, Berardo, & Perini, 2012; Gaynor
& Lawrence, 2002).
218
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Impreso por Editorial Brujas • julio de 2017 • Córdoba–Argentina