Actividad Nro. 04 Investigación Formativa
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REPRESENTACIÓN SUCESORIA
CURSO
DERECHO DE SUCESIONES
CICLO
VI
DOCENTE
ESTUDIANTE
2018
UNIVERSIDAD LOS ANGELES DE CHIMBOTE
AGRADECEDIMIENTO
A la Universidad ULADECH-Tumbes…:
A mis Padres…:
Mis primeros maestros, a ellos por darme la vida y por guiarme siempre
por el bueno camino y por sus valiosas enseñanzas.
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DEDICATORIA
A Dios….:
Quién nos supo guiarnos por el buen camino, darnos las fuerzas para
seguir adelante y no desmayar en los problemas que se presentaban,
enseñándome a encarar las adversidades sin perder nunca la dignidad
ni desfallecer en el intento.
A mi Familia…:
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Antes de dirigirnos a lo que nos señala nuestro Código Civil vigente respecto a la
aceptación y renuncia de la herencia, primero realizaré una disquisición terminológica
sobre la aceptación y la renuncia, de esa manera lograremos entender mejor el tema
de investigación.
Por otro lado, el DRAE señala que la palabra “renunciar” proviene del latín
“renuntiare”, siendo sus primeras dos acepciones: 1) Hacer dejación voluntaria,
dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener; y 2) Desistir de algún
empeño o proyecto. Además, existen algunas legislaciones que han optado por el
término “repudiar” cuyo significado es del latín “repudiare” que se entiende cuando
rechazamos algo o simplemente no lo aceptamos. Asimismo, el Diccionario de
Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, expresa que la renuncia
es la “dimisión o dejación voluntaria de una cosa que se posee o de un derecho que
se tiene. La renuncia puede también ofrecer un sentido negativo, que se manifiesta
rechazando o no admitiendo una cosa o un derecho que son ofrecidos (…)”.
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derecho para suceder. Estos tienen claramente una opción en sentido estricto: elegir
entre recibir la herencia o negarla. Para completar el proceso sucesoral, es necesaria
la aceptación. Con ésta, el llamado se convierte propiamente en sucesor”.
1) los “heredes necessarii”, eran todos aquellos que estaban sujetos al paterfamilias,
incluyendo a los esclavos propios del causante manumitidos; todos ellos adquirían la
herencia ipso iure, es decir, el heredero entraba a la misma sin su consentimiento o
conocimiento y aún en contra de su voluntad, significando que la adquisición de la
herencia era forzosa; y
2) los “heredes extranei”, que era cualquier otro heredero diferente a los ya
mencionados, y quienes tenían la facultad de repudiar la herencia, pues estos
herederos adquirían la herencia de pleno derecho mediante la aceptación expresa
efectuada a través de un acto jurídico formal denominado “aditio” (adición).
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En el año 1505 se aprobó en Castilla las Leyes de Toro, el cual también prescribió
sobre la aceptación y renuncia de la herencia, y tenemos las siguientes: 1) ley 54.- la
mujer durante el matrimonio no puede sin licencia de su marido repudiar ninguna
herencia que le venga en testamento ni intestado. Pero permitimos que puede aceptar
sin dicha licencia cualquier herencia en testamento, o intestado con beneficio de
inventario, y no de otra manera”; 2) ley 21.- mandamos que el hijo u otro cualquier
descendiente legítimo mejorado en tercio o quinto de los bienes de su padre o madre
o abuelos, que puedan si quisieran repudiar la herencia de su padre o madre o abuelos
y aceptar la dicha mejoría, con tanto que sean primero pagadas las deudas del difunto
(…).
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-Aceptación Expresa: al respecto, Ferrer Costa señala que “la aceptación expresa
es un acto formal, para el cual la ley prescribe una forma determinada: por lo que debe
revestir necesariamente la forma escrita”. Quiere decir que con la aceptación expresa
no se refiere a la oralidad del heredero al momento de aceptar la herencia, sino que
éste debe ser un acto solemne, por lo que debe constar en instrumento público, sea a
través del notario o juez, o en instrumento privado.
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Por otro lado, el art. 680 hace referencia sobre aquellos actos de administración
provisional y de conservación de los bienes de la herencia (como la realización de
mejoras necesarias y urgentes) por parte del heredero, y mientras no haya vencido el
plazo, como lo estipula el art. 673, no se podrá dar por aceptada ni impedir la renuncia.
Lo que en pocas palabras quiere decir que si el heredero no acepta expresa o
tácitamente el bien heredado, pero sí realiza ciertos actos de administración o
conservación del bien no significa que esté aceptando el bien heredado, sino más bien
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que la ley le dice que mientras no haya vencido el plazo tiene todavía la facultad de
renunciar a la herencia, caso contrario se dará la aceptación legal (art. 673).
2. Renuncia de la Herencia
Para Zárate del Pino, la renuncia es un acto jurídico, una declaración unilateral de
voluntad por el cual la persona llamada a la herencia declara su determinación de
rehusarla, de abdicar o hacer abandono de su vocación hereditaria; y que para
ejercitarla se requiere que el renunciante tenga capacidad de ejercicio, y es en el art.
674 en el que se hace referencia a que sólo pueden renunciar herencias y legados
quienes tienen libre disposición de sus bienes. De tal manera que algunos juristas
aseguran que hubiese sido más apropiado consagrar una disposición como la del
Código Civil venezolano (artículo 999) disponiendo que los incapaces podrán
renunciar herencias y legados a través de sus representantes.
Por lo que nos hacemos la siguiente pregunta ¿quiénes tienen libre disposición de sus
bienes?, Barandiarán indica que “las personas capaces pueden renunciar
personalmente o por intermedio de sus apoderados; los incapaces necesariamente a
través de sus representantes, mediante autorización judicial (artículos 448, inciso 4;
532 Y 668) trátese de patria potestad, tutela o curatela, respectivamente. Además que
existe una limitación dispuesta en el Libro de Familia, en el art. 304, que estatuye que
ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia o legado o dejar de aceptar
una donación sin el consentimiento del otro.
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Quiere decir, que para que un heredero renuncie a la herencia debe sí o sí seguir la
solemnidad establecida en nuestro ordenamiento jurídico civil, así pues, la renuncia
deberá ser hecha por a) escritura pública, o b) en acta otorgada ante el juez al que
corresponda conocer de la sucesión. De esta manera, el texto legal sugiere que, si
hay proceso sobre la sucesión, la renuncia debe ser hecha necesariamente por acta.
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último que no había aceptado todavía; pero la renuncia de la herencia del heredero
fallecido envuelve la de aquella que se le había deferido”. Ante esto, el jurista
Somarriva anota que “es lógico que sea así porque el fundamento del derecho de
transmisión es que la facultad de pronunciarse sobre la asignación ya incluida en la
universalidad de la herencia, y si ésta no es aceptada, tampoco puede adquirirse aquel
derecho, y que a la inversa, no hay inconveniente alguno para llevar la asignación
propia y repudiar la que se defiere por transmisión”. De tal modo que Augusto Ferrero
concuerda con esta postura, expresando que “para aceptar la herencia del primer
causante es menester aceptar la herencia del primer llamado. Se puede aceptar ésta
y renuncia a aquella, más no a la inversa”.
A diferencia que en algunos países europeos sí existen los testamentos como contrato
a futuro.
REPRESENTACIÓN SUCESORIA
El DRAE nos dice que la representación proviene de la palabra en latín “representatio”
y al respecto he tomado dos acepciones: 1) conjunto de personas que representan a
una entidad, colectividad o corporación; y 2) cosa que representa otra. Asimismo, el
Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales de Manuel Ossorio estatuye
que “en Derecho Civil y en materia de sucesiones intestadas, se llama representación
el derecho por el cual los hijos de un grado ulterior son colocados en el grado que
ocupaba su padre o madre en la familia del difunto, a fin de suceder juntos, en su
lugar, en la misma parte de la herencia en que aquellos habrían sucedido. La
representación se admite ilimitadamente en la línea recta descendiente; en línea
colateral, sólo tiene lugar a favor de los hijos y descendientes de los hermanos (…)”.
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Posteriormente, este instituto extendió sus alcances para los casos en que el
representado pese a estar vivo ha sido apartado de la herencia por otros motivos,
como por voluntad propia como en el caso de la renuncia o desplazado contra su
voluntad por indignidad o desheredación.
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Lo primero que debemos rescatar de este artículo es que tal como se dice en la
primera parte, sólo los descendientes tienen derecho a representar a sus
ascendientes (padres, abuelos, bisabuelos). Lo que significa que no hay
representación de un ascendiente para un descendiente.
Para que la representación funcione se requiere de cumplimiento de las siguientes
condiciones, tal y como lo señala Ferrero:
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Es decir, y para ser más claros, cuando una persona es llamada a una sucesión y no
puede o no quiere aceptar la herencia, entonces la ley llama a sus descendientes,
quienes reciben la herencia que le hubiera correspondido a su ascendiente. Cuando
nos referimos a que el sucesor no puede aceptar la herencia, lo hacemos en atención
a que ha premuerto al causante (ha muerto antes que él) o ha sido excluido de la
herencia por indignidad o desheredación, y cuando aludimos a no querer aceptar la
herencia es porque el sucesor libremente se aparta de la herencia a través de la
renuncia, pues como es sabido no existe heredero a la fuerza, el heredero lo es
porque quiere serlo y no porque lo obligan a serlo.
Este artículo resulta ser muy claro, pues nos expresa que no existe límite en cuanto a
representación en línea descendente. Y se aplica según lo estipulado en el artículo
684, que quienes concurran a la herencia por representación sucesoria, reciben por
estirpes lo que habría correspondido al heredero que representan. Quiere decir, y
según como nos ilustra Zárate del Pino, que a los hijos les toca en conjunto lo que
hubiera correspondido a su padre; y si todos los hijos del causante hubiesen fallecido
antes que éste, dejando descendencia y concurran solos, cada estirpe de nietos
recibirá lo que a su padre le hubiera correspondido, recibiendo una mayor porción los
representantes de padres que dejaron muchos hijos. Y para que se entienda mejor,
grafiqué el siguiente ejemplo:
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Algunos juristas dicen que se supone que todos los representantes tienen el mismo
grado de parentesco frente al causante, y por lo tanto la repartición de por estirpe
debería ser igual, y no dependiendo a cuanta vaya a recibir el representado. Y esto es
lo que ha generado polémica en la doctrina.
En palabras de Zarate del Pino, dice que se aplica al único caso de la herencia entre
hermanos de tal modo que al fallecer uno de ellos concurran a la herencia los
hermanos sobrevivientes que heredan por derecho propio con los hijos del hermano
premuerto que son sobrinos del causante quienes heredan por representación
distribuyéndose la cuota respectiva por estirpe.
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