Resumen. Reflexionando Sobre El Sexo
Resumen. Reflexionando Sobre El Sexo
Resumen. Reflexionando Sobre El Sexo
Sin embargo, existen rasgos persistentes del pensamiento sexual que inhiben el desarrollo
de una teoría de ese tipo. Éstos están tan enraizados en la cultura occidental que no suelen
ser cuestionados y por ello, reaparecen en diferentes contextos políticos, bajo nuevas
expresiones retóricas pero reproduciendo, en esencia, los mismos axiomas fundamentales.
● Esencialismo sexual: El sexo es una fuerza natural que existe con anterioridad a la
vida social y que da forma a las instituciones
● Negatividad sexual: Las culturas occidentales consideran generalmente al sexo
como algo peligroso, destructivo, como una fuerza negativa. Por ello, toda conducta
erótica se considera mala a menos que exista una razón específica que la salve Las
excusas más aceptables son el matrimonio, la reproducción y el amor.
● Falacia de escala extraviada: Consecuencia de la negatividad sexual.
● Valoración jerárquica de actos sexuales: Imperan desde los discursos religiosos,
psiquiátricos y populares de Occidente. Las prácticas heterosexuales procreadoras y
maritales se encuentran en lo más alto de la pirámide erótica y recibe
reconocimiento de salud mental, respetabilidad, legalidad, movilidad física y social,
apoyo institucional y beneficios materiales; la homosexual, no procreadora,
promiscua, solitaria o en grupo recibe todo lo contrario.
● Teoría del dominó del peligro sexual: Necesidad de trazar y mantener una frontera
imaginaria entre el sexo bueno y malo. Además, si se reconoce que una actividad no
provoca daño alguno, puede ser prohibida, pues se afirma que conduce a algo
mucho peor.
● Ausencia de un concepto de variedad sexual benigna: La variedad es una propiedad
fundamental de toda forma de vida, sin embargo, se supone que la sexualidad debe
adaptarse a un modelo único.
El estigma de la disidencia erótica crea fricción en todos los demás aspectos de la vida
cotidiana. El público en general ayuda a penalizar la no conformidad erótica.
V. Conflictos sexuales
La lucha política relacionada con el sexo asume formas características.
La ideología sexual juega un papel crucial en la experiencia sexal. En consecuencia, las
definiciones y valoraciones de la conducta sexual son objeto de amargas luchas.
● Los enfrentamientos entre el temprano movimiento de liberación gay y el
establishment psiquiátrico.
● Los principales productores de ideología sexual (iglesia, familia, medios de
comunicación, psiquiatras) y los grupos cuya experiencia es clasificada,
distorsionada y puesta en peligro por los primeros.
La regulación legal de la conducta sexual es otro campo de batalla. La lucha legal sobre las
leyes sexuales continuará hasta que no estén garantizadas las libertades básicas de acción
y expresión sexual, lo que exige el rechazo de todas las leyes sobre sexo, con excepción de
las pocas que tratan con una coerción real.
Otras formas de conflicto político menos obvias son las “guerras territoriales y de fronteras”.
Los procesos de creación de comunidades por parte de minorías eróticas y las fuerzas
enfrentadas a esta creación producen batallas sobre la naturaleza y fronteras de las zonas
sexuales.
● La sexualidad disidente es más rara y está mucho más estrechamente vigilada en
los pueblos pequeños y en las áreas rurales. En consecuencia, la vida metropolitana
atrae constantemente a jóvenes pervertidos.
El tipo de conflicto sexual más importante y de consecuencias más graves es lo que Weeks
denomina “el pánico moral”. Estos son el “momento político” del sexo, durante los cuales las
actitudes difusas son canalizadas hacia la acción política y de allí al cambio social.
● La histeria sobre la esclavitud blanca, las campañas anti-homosexuales y el pánico a
la pornografía infantil son ejemplos típicos.
Durante un pánico moral, los temores personales y sociales producto de las actividades
sexuales se relacionan con alguna actividad o población sexual desafortunada.
El sistema de estratificación sexual proporciona víctimas fáciles que carecen de poder
para defenderse y un aparato preexistente para controlar sus movimientos y restringir sus
libertades.
Todo pánico moral tiene consecuencias a dos niveles: la población objeto del mismo (que
es la que más sufre), pero también toda la población (ya que los cambios sociales y legales
afectan a todos).
Otros ejemplos:
● Discurso feminista y su incidencia en el discurso antipornográfico: Empleando la
teoría del dominó del peligro sexual, se piensa que la pornografía conduce a la
pornografía sadomasoquista, y a su vez se supone que ésta lleva a la violación.
○ Aquello ha generado que la retórica feminista se adopte desde la religión
católica (discurso del Papa Juan Pablo II) y la política (derecha).
● Pánico al SIDA.
Existen dos líneas de pensamiento del feminismo que demuestra interés por el sexo:
● Crítica a las restricciones impuestas a la conducta sexual y que denuncia el alto
precio que se les hace pagar por ser sexualmente activas.Además, reclama una
liberación sexual que alcance tanto a las mujeres como a los hombres.
● Considera la liberación sexual como una mera extensión de los privilegios
masculinos. Esta tradición comparte un símil con el discurso antisexual conservador.
○ Emplea una táctica que tergiversa de forma consistente la sexualidad
humana en todas sus formas.
■ El discurso antipornográfico se valida con este dicurso. En ese
sentido, se muestra siempre lo peor de la pornografía, la más
desagradable, las formas de prostitución más explotadoras, las
manifestaciones de variedad sexual menos apetecibles.
● La teoría del “lavado de cerebro” explica la variedad erótica por medio del supuesto
de que algunos actos sexuales son tan desagradables que nadie accedería
libremente a realizarlos. En consecuencia, cualquiera que los haga, debe haber sido
obligado o engañado.
○ Uso de la psicología para validar este discurso: Si los desviados no están
siguiendo las manipulaciones del sistema social, entonces quizá debe
buscarse la causa de sus incomprensibles opciones sexuales en una mala
infancia, una socialización defectuosa o una inadecuada formación de la
identidad.