Resumen de "Prehistoria de América - Stuart Fiedel"
Resumen de "Prehistoria de América - Stuart Fiedel"
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FIEDEL P á g i n a |1
PREHISTORIA DE AMÉRICA
DE ÁFRICA A SIBERIA: ANTIGUAS MIGRACIONES HUMANAS EN EL VIEJO MUNDO
Homo Erectus en el este de Asia
Famoso yacimiento de China: Choukoutien, en donde fueron descubiertos 40 individuos. Los estudios de los cráneos y réplicas
revelaron varias semejanzas interesantes entre los cráneos del Erectus de Choukoutien y de los modernos mongólidos y nativos
americanos. Estos rasgos incluyen una prominencia o cresta central en la parte superior del cráneo; el torus mandibular, una
prolongación de la mandíbula inferior que es particularmente común entre los esquimales, molares con grandes cavidades pulpares
(taurodonte), e incisivos en forma de pala. Estos rasgos mongoloides sugieren con gran fuerza que Homo Erectus de China contribuyó
con algunos genes de los tardíos Homo sapiens asiáticos y nativo americanos.
Los habitantes de Choukoutien eran cazadores eficientes, apresaban cabras gigantes, caballos, cerdos, búfalos, rinocerontes y venados.
Huesos quemados muestran que usaban el fuego no sólo para calentarse, sino también para cocinar. Controlar el uso del fuego era
esencial para que los homínidos ocuparan con éxito regiones con climas templados o fríos.
Los restos de la fauna de Choukoutien indican que Homo Erectus vivió allí durante el episodio interglaciar del Pleistoceno medio. A
pesar de que Choukoutien estuvo habitado en un interglaciar, los inviernos deben de haber ocasionado alguna dificultad a Homo
Erectus. La aparente ausencia de yacimientos del Pleistoceno medio sugiere que Homo Erectus carecía del equipamiento cultural
indispensable para sobrevivir en los climas nevados que prevalecían más al norte.
Los miles de instrumentos de piedra hechos por Homo Erectus en Choukoutien eran simples cantos trabajados (choppers) y lascas de
lado cortante de cuarzo, parecidos a instrumentos olduvayenses del este de África. Se han encontrado hachas de mano en unos pocos
yacimientos, pero no existen en la gran mayoría de los asentamientos del Lejano Oriente en este período. En cambio, se muestran
instrumentos simples de cantos trabajados, chopper-chopping.
En vista de la ausencia de yacimientos antiguos en el extremo norte de Eurasia, es muy remota la posibilidad de que bandas de Homo
Erectus asiáticos pudieran haber sobrevivido a las largas travesías para cruzar Siberia, aun durante un interglaciar.
Después del último glaciar, Europa fue ocupada por una subespecie del sapiens arcaico, Homo sapiens neanderthalensis. Los
neandertales eran fornidos y de músculos más pesados que los modernos humanos, con caras alargadas, fuerte arco superciliar y
mandíbulas pronunciadas. Eran inteligentes, hábiles y se adaptaron con eficacia a un clima deteriorado y al medio ambiente de la
última glaciación (Würm).
En Europa, norte de África y oeste de Asia, los neandertales produjeron y usaron unos 60 topos de instrumentos de piedra (raspadores,
instrumentos cortantes y puntas) que conjuntamente reciben el nombre de industria musteriense. La mayoría de los instrumentos
musterienses eran lascas, cuidadosamente obtenidas de núcleos preparados y después retocadas para darles la forma deseada. Había
una técnica común de preparación del núcleo denominada Levalloisense, que producía lascas largas y núcleos sobrantes en forma de
caparazón de tortuga. Las primeras puntas de lanza enmangadas aparecen entre los instrumentos de lascas musterienses.
El yacimiento más septentrional de Europa donde se han encontrado artefactos musterienses es Hkotylevo, en Russia, en una latitud de
53°15’N. Muy pocos yacimientos musterienses aparecen al norte de los 50°, y ninguno ha sido descubierto más allá de los 54°.
Las industrias musterienses fueron reemplazadas por conjuntos instrumentales del Paleolítico superior en el oeste de Asia, norte de
África y Europa hace aproximadamente 40.000-33.000 años. Los útiles de piedra característicos del Paleolítico superior eran hojas
retocadas, esto es, lascas 2 o 3 veces más largas que anchas. Estas hojas se hacían a partir de un núcleo cilíndrico o cónico,
probablemente usando un taladro de hueso y un percutor.
El auriñaciense es la primera tradición establecida de manufactura de útiles de hoja. Parece haberse originado en el Próximo Oriente y
en el este de Europa, aproximadamente hacia el 40.000-35.000 AP, y se extendió por Europa Occidental algunos miles de años más
tarde. El auriñaciense incluye varios tipos de instrumentos retocados de hoja: buriles, raspadores terminales, hojas con retoques
laterales y raspadores carenados de cuerpo grueso. Puntas delgadas de hueso con bases hendidas o sesgadas. Se trabajaron con
frecuencia artefactos hechos con hueso, cuerno y marfil.
La aparición del conjunto instrumental auriñaciense coincidió en Europa con el reemplazo del clásico neandertal de Europa occidental
por el anatómicamente moderno Homo sapiens sapiens. Los antropólogos físicos no han logrado argumentar aún mediante qué
proceso los modernos sapiens reemplazaron a los sapiens arcaicos. Está claro que en Europa los neandertales clásicos no
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evolucionaron más, pero fueron rápidamente reemplazados en un período de 2.000 a 3.000 años por sapiens modernos, que vinieron
del este, trayendo un equipo instrumental auriñaciense. Pudo haber ocurrido algún intercambio genético, pero la mayor parte de los
recién llegados echaron a los neandertales de sus hábitats naturales, y entonces se extinguieron.
En Europa, la aparición de los sapiens modernos estuvo acompañada no solo por la introducción de un conjunto instrumental más
sofisticado, sino por la primera aparición de obras de arte y ornamentos personales (estatuillas de hueso y marfil tallado, etc.),
encontradas en yacimientos arqueológicos desde España hasta Rusia (comunicación de ideas y estilos entre bandas).
Esta repentina aparición de obras de arte y ornamentos en el Paleolítico superior nos permite inferir que se había cruzado alguna
frontera mental. El cerebro de Homo sapiens sapiens puede haber sufrido alguna reorganización interna, la cual se refleja en la
alteración de la forma del cráneo, pudiendo originar un cambio en la zona bucal, haciendo posible un lenguaje elaborado. Estas
capacidades también pueden haber permitido la creación y transmisión más rápida de tecnologías innovadoras y nuevos patrones de
supervivencia, haciendo que el paso de la evolución cultural se volviera mucho más rápido después de 30.000 AP.
Estos intangibles factores mentales y conductuales pueden explicar en parte el éxito del Homo sapiens sapiens donde sus predecesores
habían fracasado, en la colonización de las tundras más septentrionales. En cualquier caso, la innovación tecnológica que hizo posible
la expansión norteña del Paleolítico superior fue probablemente la confección de ropa cosida, similar a la moderna parka esquimal.
¿Por qué una banda cazadora empaquetó sus lanzas y viviendas y dejó su territorio tradicional para trasladarse a un medio ambiente
poco familiar y comparativamente inhóspito? La migración pudo haber ofrecido una válvula de escape a estas poblaciones cazadoras-
recolectoras cuyo equilibrio ecológico había sido alterado por la presión demográfica. Su modo de vida requiere mantener una
densidad poblacional muy baja. En los ricos medioambientes de los que disponían los cazadores pleistocénicos podían ser frecuentes
altas densidades de aprox. Unas 0,4 personas por km2. Si una población prehistórica excedía esta densidad, es probable que hubiera
una presión sobre los recursos. Si la situación no se modificaba, la población pudo sobrepasar la capacidad de sustentación del medio
ambiente y producirse una desestabilización masiva, origen de una catastrófica declinación de población, hasta llegar a un nivel
aceptable. Probablemente la solución adoptada más a menudo sobre el tema de la presión demográfica fuera la migración. Cuando la
vanguardia de la corriente migratoria llega a un límite entre zonas medioambientales como el bosque y la tundra, puede detenerse
quizá durante siglos, hasta que la gente desarrolla una adaptación cultural efectiva para el medio ambiente poco familiar.
Al principio, los cazadores del Paleolítico superior, como sus predecesores, podían haberse aventurado dentro de la tundra esteparia
solo estacionalmente; pero entonces vieron que con ropa cosida, un aislamiento efectivo y refugios caldeados, era posible la ocupación
permanente de la tundra.
Durante el Pleistoceno, Siberia estuvo libre de hielo glaciar; durante los períodos cálidos interglaciares o interestadiales, el ambiente
que prevalecía era el bosque húmedo de matorral (pocos animales, poco atractivo); durante los fríos períodos glaciares o estadiales, se
extendió un manto de pasto de tundra esteparia hasta Siberia, desde el oeste. Este ambiente, rico en animales de caza, pudo atraer a los
cazadores humanos, provistos ya de recursos que les permitían resistir el frío.
Una industria de hojas, en general semejante a las industrias del Paleolítico superior europeo, habría llegado en el 13.000 aC al sur de
Siberia (Yacimiento de Mal’ta= hojas reforzadas, raspadores terminales y buriles). Además de útiles del Paleolítico superior, se
encontraron otros de apariencia musteriense, incluyendo puntas, raspadores y núcleos discoidales. Sus habitantes hacían puntas de
agujas de hueso, tallaban hueso y marfil de mamut en forma de brazaletes y estatuillas de pájaros y mujeres. Estos objetos u obras de
arte son reminiscencias de las figurillas y grabados del Paleolítico superior europeo. Tomados en conjunto, los útiles de piedra, los
objetos de arte y las estructuras indican que la cultura de Mal’ta fue una extensión oriental de la adaptación a la tundra de las culturas
del Paleolítico superior de las llanuras de Europa oriental.
Hay que considerar que los antepasados paleoindios tuvieron que atravesar un considerable espacio territorial, al norte y al este de la
región Aldan, cuando hicieron su recorrido a través del puente terrestre Beringia.
Debido a la dispersión de los grupos en estas extensas áreas, el proceso de desarrollo cultural dio como resultado la aparición de
diversas tradiciones locales en la fabricación de instrumentos. Existe una marcada diferencia entre los conjuntos del Paleolítico
superior de Rusia y los de Francia.
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LOS PALEOINDIOS
Hoy en día, los antropólogos aceptan casi de forma unánime el que los antepasados de los indios americanos procedían del norte de
Asia. Sin embargo, la fecha de llegada es aún materia de disputas. Las evidencias más convincentes proceden de la antropología física
y la geología.
Cuando se compara a los nativos americanos con otras razas vivas, podemos encontrar que son muy similares a los pueblos
mongoloides de Asia. Los caracteres físicos visibles que estos grupos comparten son: el cabello negro lacio y grueso, rostro y cuerpo
lampiños, piel marrón clara, ojos marrones, pliegues epicánticos en los ojos, pómulos altos y alta frecuencia de incisivos en forma de
pala. Genéticamente, en América el grupo sanguíneo de tipo O es predominante. En cambio, las poblaciones asiáticas se caracterizan
por tener la más alta frecuencia del mundo del grupo sanguíneo de tipo B.
Las diferencias físicas significativas entre los nativos americanos y los mongoloides asiáticos pueden arrojar luz sobre la cuestión de
la fecha en que los primeros americanos salieron de Asia. Los nativos americanos tienden a tener narices más prominentes que los
asiáticos. Los pliegues oculares aparecen en América, pero sólo en una pequeña parte de la población. Finalmente, algunos grupos de
nativos americanos exhiben un desarrollo inusual de pilosidad facial.
Tanto la evidencia de esqueletos como las distribuciones raciales recientes sugieren que los mongoloides se desarrollaron en una fecha
relativamente reciente y sustituyeron o absorbieron a antiguas poblaciones asiáticas. Se ha argüido que los rasgos distintivos de los
mongoloides (caras aplanadas y pliegues oculares) pueden ser el resultado de la adaptación a un clima frío.
Los análisis de la Cueva Superior de Choukoutien muestran la convivencia de cráneos con distintos rasgos caucásicos y mongoloides.
Así, los restos de la Cueva Superior indicarían que a fines del Pleistoceno, China no estaba ocupada exclusivamente por mongoloides.
La clasificación racial basada en la medición de cráneos fue desprestigiada por Franz Boas, quien demostró que las condiciones del
medio ambiente y la nutrición pueden afectar la forma de la cabeza. Un reciente análisis estadístico de las mediciones de los cráneos
nos señala que es posible distinguir claramente cráneos pertenecientes a grupos raciales de distinta procedencia geográfica; ah?
Los restos del hombre antiguo en América se dividen en dos grandes categorías:
Restos óseos que han sido científicamente excavados, en contextos arqueológicos de datación segura;
Hallazgos que se suponen antiguos, ya sea recogidos por aficionados y sacados de sus contextos originales, o encontrados en
circunstancias que permiten dudar sobre su verdadera edad.
A pesar de la aparición ocasional de acusados arcos supraciliares, dientes largos y occipitales pronunciados en los cráneos americanos
tempranos, no se ha encontrado ningún espécimen que pueda ser asignado a la variedad humana más primitiva, Homo Erectus u Homo
sapiens neanderthalensis.
En resumen, los nativos americanos derivan claramente de una población asiática con afinidades con la mongoloide. No obstante, los
nativos americanos conservan ciertos rasgos no mongoloides; más bien, reflejan la gran gama de variación física encontrada entre las
poblaciones tempranas del norte de Asia, antes de que los rasgos mongoloides se volvieran predominantes. Es casi seguro que los
primeros inmigrantes de Asia fueron de la variedad humana moderna Homo sapiens sapiens. Esto implica una fecha de entrada inicial
no anterior a 35.000-40.000 AP.
La evidencia geológica indica que antes del 10.000 aC a menudo era más fácil ir desde Siberia hasta Alaska; se podía caminar sobre la
tierra seca. Durante los períodos estadiales de la glaciación Würm, gran cantidad de agua fue retenida en los macizos bloques de hielo,
que se extendieron sobre gran parte del hemisferio norte. Esto hizo que el nivel del mar bajara en todo el mundo hasta 100m. Así, lo
que es ahora el fondo del estrecho de Bering fácilmente quedaba durante estos episodios glaciales sobre el nivel del mar. Siberia y
Alaska formaban una masa terrestre continua, con más de 1.000km de norte a sur, que los geólogos han llamado “Beringia”. Beringia
permaneció libre de hielo durante largos períodos. Estaba cubierta por pasto de tundra esteparia (extensión de Eurasia maso). La
tundra esteparia quedó cubierta de un pasto no tóxico que podía soportar las manadas de grandes mamíferos por el clima seco que
prevalecía en época glaciar. Alrededor del 10.000 aC el clima de Beringia se volvió húmedo, produciendo cambios en la vegetación
que provocaron la extinción de los pastos de los que dependía la megafauna (fecha coincide con la primera aparición de huesos
humanos con buena datación en Norteamérica). Quizá una rápida disminución de los recursos básicos compelió a los cazadores de
Beringia a migrar hacia el este en busca de caza.
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Está claro que los cazadores asiáticos tuvieron varias oportunidades entre los años 75.000 y 15.000 para cruzar el puente terrestre
hacia Alaska. Sin embargo, una vez en Alaska, pueden haber encontrado un obstáculo formidable en su avance hacia el sur: dos
macizos bloques de hielo conocidos como Cordillerano (oeste) y Laurentiano (oriental).
Debemos señalar que el hombre no estaba necesariamente restringido a la ruta del corredor. Podrían haber caminado a través del hielo
en invierno o cruzarlo en botes de remos en verano. Una vez en el lado de Alaska, podía haber continuado en bote a lo largo de la
costa. No hay motivo para dudar de la habilidad del hombre antiguo para construir botes que podrían evitar obstáculos como los
bloques de hielo. Como Australia no estuvo unida al continente asiático durante el Pleistoceno, los humanos deben haberla alcanzado
flotando sobre alguna clase de embarcación. Lamentablemente, no existe base arqueológica directa para sustentar la hipotética
migración por ruta costera. La evidencia nos sugiere que esta adaptación costera se desarrolló en una fecha relativamente tardía en
América, y que los primeros inmigrantes eran cazadores de grandes animales adaptados a las condiciones de tierra adentro.
Sitios Folsom= Punta Clovis. Cultura Clovis (9500-9000).Las puntas acanaladas parecidas a las Clovis tienen una distribución
geográfica muy amplia, encontrándose a lo largo de Estados Unidos, Canadá y Centroamérica. El fuerte parecido de estas puntas
dispersas en un área tan vasta ha llevado a muchos arqueólogos a concluir que fueron hechas y usadas por bandas de cazadores
estrechamente relacionadas.
Podemos constatar que la presencia del hombre al final del camino en Tierra del Fuego en 9.000 aC, concuerda con una entrada inicial
a través del corredor libre de hielo, tan tardía como 9500 aC. Sin embargo, la cultura Clovis, ampliamente dispersa y fácilmente
reconocible, no fue necesariamente la más antigua en América. Se han encontrado miles de instrumentos toscos de piedra, muy
parecidos a los chopper-chopping del Asia oriental.
Algunos arqueólogos han sugerido que los choppers americanos pueden ser tan antiguos como las puntas Clovis; de hecho representan
un “horizonte pre-puntas de proyectil”. La ausencia de puntas en las supuestas industrias pre-Clovis se ha interpretado como la
evidencia de un patrón de subsistencia que implica menos caza especializada de grandes mamíferos y da gran importancia a la caza de
animales pequeños y a las plantas.
Sin embargo, las pretensiones de un horizonte pre-proyectil deben considerarse con escepticismo.
Clovis
El artefacto característico de este período entre 9500-9000 aC es la punta de Clovis. Las puntas Clovis son de forma lanceolada, de 7 a
15cm de largo, bifaciales muy finas, hechas mediante hábil percusión; la principal característica es que están acanaladas en la base,
generalmente por las dos caras. El propósito del acanalamiento fue probablemente permitir que la punta estuviera más firmemente
sujeta al vástago de la flecha. Las puntas Clovis se han encontrado por todo el norte del continente por Estados Unidos, el sur de
Canadá y en América Central. El mayor número de puntas Clovis, o parecidas a Clovis, se han encontrado en el este de los Estados
Unidos.
La fuerte semejanza de las puntas acanaladas y los artefactos asociados a través de toda la expansión en Norteamérica sugiere que el
continente fue rápidamente ocupado por bandas de cazadores paleoindios, que durante varios siglos conservaron la tradición de hacer
instrumentos de una población ancestral que originariamente entró a través del corredor libre de hielo alrededor del 10.000-9.000 a.C.
Pero el único lugar del que este hipotético grupo ancestral pudo haber venido es Alaska, en donde hoy apenas existe evidencia de la
ocupación Clovis.
El próximo lugar lógico para localizar antepasados Clovis es en el otro lado de Beringia, en Siberia. Allí la mayor parte del trabajo
está aún por hacer, pero una cosa parece clara: no existen puntas Clovis en Siberia, al menos no se ha encontrado ninguna.
Además de la ausencia de puntas acanaladas en Siberia, existen otras diferencias. Los buriles son comunes en más sitios de Siberia,
pero son raros o están ausentes en conjuntos paleoindios donde su lugar es ocupado por un equivalente funcional, las gubias. No se
han encontrado en los campamentos Clovis estatuillas humanas como las que hay en Mal’ta; no existe ningún paralelo paleoindio para
las cabañas semi subterráneas de Mal’ta.
La cultura Clovis parece diferente en varios aspectos importantes de las culturas conocida es del Paleolítico de Siberia. El cambio
cultural y la innovación deben haber ocurrido durante la migración de los antepasados paleoindios a través de Beringia y del corredor.
Parece, por la evidencia actual, que las puntas acanaladas fueron inventadas en Norteamérica.
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Debemos escoger entre varios modelos posibles una explicación para Clovis:
1. La ocupación pre-Clovis fue finalmente infructuosa; los habitantes más antiguos desaparecieron o quedaron restringidos a
pocas áreas aisladas antes de la llegada de los fabricantes de puntas Clovis.
2. La ocupación pre-Clovis fue amplia y exitosa. En algunas partes de Norteamérica comenzaron a hacerse puntas acanaladas.
Entonces:
a. Esta nueva tecnología se propagó rápidamente y fue adoptada por grupos locales de cazadores quienes la
encontraron útil en la caza mayor;
b. Las puntas acanaladas dieron a sus creadores una ventaja adaptativa que ellos expandieron rápidamente, usurpando
y reemplazando a los habitantes originales de las otras áreas.
Paul S. Martin ha propuesto un modelo elegante de migración paleoindia. Su teoría explica a la vez la rapidez de la ocupación de
Norteamérica y Sudamérica, la uniformidad del conjunto instrumental Clovis y la extinción de muchas especies de grandes mamíferos
al final del Pleistoceno.
Martin supone que los fabricantes de puntas Clovis fueron los primeros humanos que pasaron a través del corredor libre de hielo hacia
el interior de Norteamérica. Allí encontraron manadas de animales que no habían sufrido la depredación humana y no tenían
desarrollada ninguna estrategia defensiva ni reproductiva para luchar contra esta nueva amenaza. Sacando ventaja del aparentemente
ilimitado aprovisionamiento de caza, los cazadores Clovis se reprodujeron con rapidez. Cuando su número creció, los cazadores
también avanzaron hacia el sur, su desplazamiento tomó la forma de una gran ola, con la mayor densidad de población en la parte
frontal. Después del breve cuello de botella de Centroamérica, la expansión corrió la misma suerte en Sudamérica.
Si en la parte frontal de la ola, una persona practicaba la caza para él y otras tres, y si el cazador mataba sólo un animal de 450 kilos
por semana, los animales de esta parte frontal pueden haberse extinguido en menos de diez años. Con este promedio, todos los grandes
mamíferos en América pueden haber sido muertos en aprox. 500 a 1.000 años- tanto como tardaron los paleoindios en alcanzar Tierra
del Fuego.
Se han hecho numerosas objeciones contra la hipótesis del overkill. Sin embargo, los científicos aceptan un hecho fundamental que
requiere explicación: a finales del Pleistoceno unos 32 géneros de mamíferos americanos se habían extinguido. Algunos lo
relacionarían a mayores cambios medioambientales y climáticos causados por el retroceso de la masa de hielo Wisconsin. Sin
embargo, los bloques de hielo habían retrocedido en episodios interglaciares anteriores, sin que ello originara la extinción de la
mayoría de las especies. Como Martin apunta, el único factor presente durante el último retroceso glaciar fue la caza llevada a cabo
por humanos.
Los críticos de la teoría de la matanza señalan que existe poca o ninguna evidencia arqueológica de que los paleoindios cazaran
muchas de las especies que se extinguieron; es posible que algunos de estos animales hubieran comenzado a extinguirse varios miles
de años antes de que llegaran los cazadores Clovis. También señalan que pueblos cazadores actuales no acaban con los animales de los
que dependen. ¿Por qué los cazadores pleistocénicos, con una tecnología similar, han tenido un impacto mucho más devastador?
Los paleontólogos han propuesto varias explicaciones alternativas para las extinciones del Pleistoceno superior:
La mayoría ve al cambio climático como causa principal. Drásticas variaciones en las temperaturas y en los patrones
pluviométricos provocaron la reducción de los hábitats de al menos algunos mamíferos pleistocénicos. Los animales sobre
especializados no pudieron ajustarse a estos nuevos medio ambientes, y los animales grandes no fueron capaces de competir
con especies pequeñas para las que la readaptación era fácil.
Incapacidad de los grandes mamíferos para ajustar sus ciclos reproductivos al aumento de la temperatura estacional, diferente
en el clima posglaciar. Sin embargo, la extinción de animales en las latitudes tropicales no puede atribuirse a esta causa.
La apertura del corredor glaciar permitió la invasión de un conjunto de nuevos parásitos y organismos destructivos. Pero las
epidemias no causaron una amplia extinción durante los interglaciares anteriores. Generalmente, después de los altos índices
iniciales de mortalidad, las poblaciones se vuelven resistentes y más estables en relación con el huésped que causa la
enfermedad, antes de que éste muera. Así, las enfermedades son improbables como factor causal de las extinciones.
Ninguna de las soluciones sugeridas es enteramente satisfactoria. Muchos científicos probablemente pueden aceptar que los cazadores
paleoindios hayan dado el golpe de gracia a varias especies, pero también resaltar que estos y otros mamíferos estaban ya seriamente
debilitados por tensiones climáticas y medioambientales.
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Como hemos visto, el artefacto característico de los paleoindios fue la punta acanalada de proyectil. Estas puntas pueden indicar la
importancia de la caza en los patrones de subsistencia paleoindios. En los sitios excavados, las puntas estaban a menudo asociadas a
otros artefactos que se usaban para el procesamiento de la carne, cuero y huesos: cuchillos de lámina, raspadores terminales,
raspadores laterales y raederas. Además de estos instrumentos de piedra, los paleoindios fabricaron otros de hueso: puntas de
proyectil, dardos, propulsores y agujas.
Existe una consistente distinción entre los sitios de matanza Clovis, donde el mamut está representado exclusiva o
predominantemente, y los sitios Folsom tardío y Plano, donde no se ha encontrado ningún mamut y el animal más común es el
bisonte. El descubrimiento reciente en el sitio de Kimmswick de puntas Clovis en clara asociación con huesos de mastodonte, ha dado
la primera evidencia en Norteamérica de la caza de estas criaturas sitiados en 9000 a.C. en un bosque caducifolio con áreas abiertas de
pasto.
Las puntas Clovis omnipresentes en Norteamérica no parecen haber sido diseñadas para animales pequeños. El acanalamiento de la
base y el tallado de la parte baja de los lados de las puntas típicas se hicieron probablemente para garantizar que el proyectil pudiera
quedar sujeto con seguridad al vástago, aun cuando estuviera sujeta a una gran presión. Uno tiene la impresión de que las puntas
Clovis estaban unidas de forma permanente a las lanzas, las cuales eran clavadas repetidamente en el cuerpo de los grandes
mamíferos. Por otra parte, se ha sugerido que las puntas acanaladas a menudo se ataban a vástagos de hueso fácilmente desprendibles
cuando la punta se incrustaba en la carne del animal. La mayor parte del vástago del proyectil podía entonces retirarse para poner otra
punta que quedaba lista para el siguiente lanzamiento (atlatl). (Propulsores desde Asia bla bla bla).
Se ha sugerido que no solo los pequeños animales, sino también las plantas eran más importantes en la dieta paleoindia de lo que se
puede inferir. Los raspadores de piedra de lados aserrados han sido interpretados por algunos arqueólogos como instrumentos para
procesar plantas. La aparente concentración de hallazgos del paleoindio oriental, en los valles fluviales, puede indicar alguna
importancia de la densidad e la vegetación estándar encontrada en estas áreas. Sin embargo, estas áreas también pueden haber sido
preferidas por los animales, y la abundancia de la caza puede haber sido la atracción principal en los valles fluviales.
Existen evidencias de la utilización Clovis de plantas alimenticias en otro sitio en Pennsylvania recién excavado. Entre los hallazgos
de Shawnee-Minisink hay una típica punta acanalada Clovis, cuatro bifaces parecidas a cuchillos y varios raspadores. Suponiendo que
existía una mínima contaminación de depósitos arcaicos superpuestos, los restos de flora indican que los paleoindios que acamparon
en Shawnee-Minisink recolectaban y comían bayas, semillas y nueces, que abundaban en el área de mayo a noviembre. No se han
encontrado morteros, manos o piedras de molienda en el sitio, están marcadamente ausentes en la mayor parte de los asentamientos
paleoindios. La ausencia de instrumentos líticos para molienda en sitios paleoindios tan tempranos sugiere que sus habitantes no
consumían muchas semillas, pero podrían haber consumido plantas que no requerían molerse; nueces cascadas con piedras sin trabajar
y las bayas, comidas tal como eran recogidas.
No obstante, es difícil evitar la conclusión de que los paleoindios dependían más de la carne de caza y menos de las plantas
recolectadas. Podemos plantear la hipótesis de que los paleoindios se vieron forzados a ampliar su dieta para incluir más caza menor y
plantas después de la desaparición repentina de los grandes mamíferos pleistocénicos.
Se han diferenciado varias clases de sitios paleoindios. Incluyen sitios de matanza, canteras, campamentos de caza y base.
Los sitios de caza se localizan por lo general cerca de antiguas lagunas o arroyos, y algunas veces la zona donde ocurrió la matanza se
ha reconstruido cono un fangal o pantano. No debemos dar por sentado que los cazadores de mamuts Clovis operaran siempre en
grandes grupos. Por otro lado la presencia de 6 a 8 puntas con un único esqueleto apunta a la caza colectiva.
Los campamentos de caza eran probablemente ocupados por pequeños grupos de hombres que hacían y reparaban sus instrumentos y
armas mientras esperaban que los animales pasaran cerca. Generalmente estos campamentos están situados en tierras altas desde
donde se podían ver las orillas del lago en el que los animales solían ir a beber, o los valles que atravesaban durante sus migraciones
estacionales.
Los cazadores podían haber traído la caza hasta el campamento base para repartirla con otros miembros de la banda. Estos sitios se
distinguen por su gran tamaño y, usualmente, por una diversidad en los artefactos de piedra que sugiere una amplia gama de
actividades, como la talla de pedernal, cortar carne, trabaja del cuero, el hueso y la madera. Como en los otros sitios, no existen
evidencias de estructuras, sólo concentración de desechos, que a menudo están asociados a hogares o tierra quemada. Las cabañas
paleoindias podrían haberse parecido a las simples estructuras de ramas, musgo y piel que encontramos en los campamentos nunamiut.
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Una banda de nunamiut (50 personas aprox) podría vivir en un gran campamento de unas 10 a 12 cabañas en primavera y en verano.
En otoño y en invierno, cuando la caza era escasa, la banda se separaba en grupos de una o dos familias, que vivían en pequeños
campamentos en áreas abrigadas. Se han observado patrones similares de agregación o dispersión estaciona en la mayoría de los
cazadores-recolectores actuales. Las bandas generalmente se unían para obtener ventajas de los recursos estacionales abundantes.
Estos encuentros también son ocasiones para jugar y danzar, intercambiar, ejecutar ritos de iniciación y concertar matrimonios. La
duración de estos encuentros es limitada (por los suministros alimentarios y porque no hay autoridad establecida que resuelva
conflictos).
Las bandas fueron probablemente patrilocales y exógamas, formándose así una red de relaciones que favorecía la rápida
solución de los conflictos y permitía a la gente trasladarse con sus parientes si el alimento escaseaba en el propio territorio.
La propiedad territorial de una banda era reconocida por las demás, pero los límites raramente se defendían y por lo general a
los extraños se les permitía usar los recursos de la banda.
Dentro de la banda, las decisiones se tomaban por consenso, pero pesaba más la opinión de los ancianos.
Un hombre de excepcional sabiduría, experiencia y persuasividad podía ser reconocido como líder, pero tenía una autoridad
no formal para hacer cumplir dócilmente las decisiones o castigar a los transgresores.
La economía de la banda estaba basada en el reparto y la reciprocidad. No habían especialistas de tiempo completo.
La vestimenta, instrumentos, armas y ornamentos eran probablemente respetados como propiedad personal, pero la necesidad
de movilizarse prohibía la acumulación de bienes, y las normas sociales alentaban la entrega de regalos y condenaban la
acumulación.
Esta descripción puede aplicarse a cualquiera de las sociedades cazadoras y recolectoras actuales. Los rasgos comunes de estas
sociedades son independientes del medio ambiente y de diferencias culturales, por lo que también podrían caracterizar a las bandas de
cazadores paleolíticos.
La ideología
Las creencias religiosas y los símbolos del mundo de las culturas prehistóricas se reconstituyen fundamentalmente a partir de las
representaciones artísticas y los restos funerarios. En el caso de los paleoindios, no existe evidencia de ninguna clase. Sorprende que
se hayan descubierto tan pocos ejemplos del arte paleoindio (vértebra de camello- Tequixquiac; pelvis de mastodonte, Valsequillo).
El único sitio Clovis de enterramiento conocido es el de Anzick (cerca de Wilsall, Montana), resultado de actividad sísmica. Allí
fueron enterrados dos niños, cuyos cuerpos estaban cubiertos con ocre rojo y acompañados de más de 100 artefactos, incluyendo
puntas Clovis, cuchillos y puntas o proyectiles de hueso tallado. La colocación de armas de caza en las tumbas de niños se conoce en
enterramientos más tempranos del Viejo Mundo y en otros más tardíos del Nuevo Mundo. Probablemente fueron puestos como
ofrendas por sus parientes adultos, quienes las daban para que los niños las usaran en una vida posterior.
A partir de los datos etnográficos y arqueológicos, podemos sugerir que cada banda paleoindio incluía uno o más chamanes. El
chamán entra en el mundo del espíritu mediante el trance. Su principal función social es curar enfermedades gracias a sus poderes
sobrenaturales. A veces se cree que los chamanes son capaces de predecir y aún influir en el tiempo. Pueden también garantizar el
éxito de la cacería mediante el ejercicio de su poder sobre los espíritus animales. Criaturas naturales que ejercen una clase de control
familiar sobre los animales, o sobre especies particulares (Sedna- focas, Maestro Caribú- montañeses naskapi), se encuentran en el
sistema de creencias de muchos pueblos cazadores.
La evidencia probablemente más temprana de actividad chamánica en América proviene de excavaciones recientes en el sitio de Plano
de matanza Jones-Miller, en el este de Colorado, fechado aproximadamente en 8000 a.C.
Folsom y Plano
Cerca de 400 años después de que los fabricantes de puntas Clovis entraran en las llanuras, sus descendientes comenzaron a producir
un estilo de puntas acanaladas ligeramente diferente- la punta Folsom. Éstas, generalmente más pequeñas que las puntas Clovis, tenían
sus bases cóncavas con orejas puntiagudas en las esquinas y acanalados más profundos que corrían desde sus bases hasta casi la punta.
Existe evidencia de nuevas estrategias de caza después del 9.000 a.C. Mamut extinto, cazadores Folsom trasladaron su atención hacia
el bisonte. Algunas veces, uno o varios cazadores podían cazas al acecho y matar a un solo animal. Pero en otras ocasiones, un gran
número de cazadores podía colaborar para conducir manadas enteras hacia trampas naturales como angostos cañones o precipicios.
Unidad N°4 STUART J. FIEDEL P á g i n a |8
Los campamentos Folsom siempre se situaban sobre las colinas, al noreste y en lugares desde los que pudieran observar desde lo alto
y cerca de las playas, que hoy están secas pero podrían haber sido lagunas. Al parecer los cazadores Folsom intentaban sorprender a
los animales cuando venían a beber a estos puntos de agua.
Algún tiempo antes del 8.000 a.C., los cazadores de las llanuras dejaron de acanalar sus puntas de proyectil, afinándolas mediante
retoques cuidadosos a presión. Estas puntas se han dividido en numerosos tipos, sin embargo, colectivamente se denominan puntas
Plano. Los cazadores Plano continuaron cazando bisontes, con tácticas similares a las de los cazadores Folsom. El sitio Plano de
matanza mejor conocido es Olsen-Chubbuck, al este de Colorado, fechado hacia 8000-6500 a.C. (muchos bisontes y puntas).
En algunos sitios existe evidencia de que los cazadores Plano cazaron otros animales además del bisonte. Lime Creek (castor gigante,
alce, ciervo, roedores, mapaches y coyotes); Levi, Texas (roedores, ciervos, conejos y carnívoros); Medicine Lodge Creek (piedras de
moler=recolección, roedores, conejos, carnívoros, alces, peces). Medicine Lodge Creek dio pruebas de que después del 8000 a.C.,
algunos grupos Plano estaban desarrollando una caza más fuertemente basada en estrategias de recolección como una adaptación a las
áreas montañosas y de colinas que bordeaban las llanuras. Semejantes estrategias de subsistencia de “amplio espectro” aparecen más o
menos al mismo tiempo en los bosques orientales y en las regiones áridas del lejano oeste. Estas nuevas adaptaciones marcaron el
comienzo del Arcaico.
Las fechas de carbono de la cueva Fell en Patagonia indican que el hombre había alcanzado el extremo sur de Suramérica hacia 9.000
u 8700 a.C. Sin embargo, se ha afirmado que algunos sitios demuestran la ocupación del continente antes del 10.000 a.C. Si pudiese
probarse que algún sitio sudamericano es tan antiguo, la tesis de habitantes pre-Clovis en Norteamérica puede ganar credibilidad.
Sudamérica fue ocupada alrededor del 9000 a.C. por paleoindios que hacían puntas acanaladas, estilísticamente diferenciadas (pero
obviamente relacionadas) de las puntas Clovis de Norteamérica., denominadas puntas “cola de pescado”. A diferencia de las puntas
acanaladas norteamericanas, éstas tienen cuerpos gruesos con pedúnculos marcadamente delgados, que abarcan una tercera parte de la
longitud de la punta. La relación entre las puntas norteñas y las sureñas la muestran varios hallazgos superficiales de Centroamérica
(Panamá, Costa Rica, Guatemala, Belice). La ausencia de firmes controles cronológicos nos impide asegurar que las puntas más
delgadas de Centroamérica representen una fase transicional en la evolución estilística de las puntas de “cola de pescado” desde los
prototipos Clovis norteamericanos. El fuerte parecido de las puntas “cola de pescado” en sitios de Costa Rica y Patagonia, separados
por más de 6.400 km, implica una migración muy rápida de paleoindios a lo largo de la columna vertebral montañosa.
Además de las puntas acanaladas otros elementos del conjunto instrumental de los paleoindios suramericanos (raspadores, buriles y
cuchillos) sugieren una derivación desde formas norteamericanas.
La orientación de los paleoindios suramericanos hacia la caza mayor está confirmada por la asociación en algunos sitios de artefactos
con restos de mamíferos pleistocénicos extinguidos. Probablemente, los paleoindios incrementaron la caza menor cuando la
megafauna pleistocénica desapareció. Además de los animales pequeños, las plantas adquirieron importancia como recurso
alimentario después del 9.000 a.C.