Derrida Jacques El Siglo y El Perdon
Derrida Jacques El Siglo y El Perdon
Derrida Jacques El Siglo y El Perdon
EL SIGLO Y EL PERDÓN
(entrevista con Michel Wieviorka)
Traducción: Mirta Segoviano
seguido de
FE Y SABER
Traduccidn: Cristina de Peretti
y Paco Viciarte
~
EDICIONES DE lA FLOR
901 Derrida, Jacques
DER El siglo y el perdón. Fe y saber.- 1·. ed.-
Buenos Aires : Ediciones de la Flor, 2003.
144 p.; 20x13 cm.
ISBN 950-515-264-7
a
Cet ouvrage, publié dans le cadre du Provramme d'Aide k Publication
Victoria Ocampo, binéjicie du soutien d: 1'viinistere des Affoires Étranveres
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et du Service Culture/ de f'Ambassade de France en Argentine.
Fe y saber ............................................ 41
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M. W. ¿Y lo inverso?
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NOTAS
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ITÁLICAS
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Y
guas)? fa salvación ¿es necesariamente fa redención, ante o
según el mal, la fo!ta o el pecado? Ahora: ¿dónde está el mal;
el mal hoy en día, en la actualidad' Supongamos que haya
una figura ejemplar e inédita del mal, incluso del mal radi-
cal- que parece marcar nuestro tiempo y ningún otro. ·Es
identificando ese mal como accederemos a lo que puede ¿ser
la figura o la promesa de la salvación para nuestro tiempo, y
por lo tanto la singularidad de eso religioso que, según dicen
todos los periódicos, está volviendo?
Finalmente, querríamos vincular la cuestión de la reli-
gión con la del mal de abstracción. Con la abstracción radi-
cal. No con la figura abstracta de la muerte, del mal de la
enjérmedad de la muerte, sino con las formas del mal que
tradicionalmente se vinculan con el desgarro radical y por lo
tanto con el desarraigo de la abstracción pasando, aunque
ello será mucho más tarde, por la de los lugares de abstrac-
ción que son la mdquina~ la técnica, fa tecnociencia y sobre
todo la trascendencia te!etecnológica. "Religión y mekané",
<religión y ciberespacio': (religión y numericidad': 'religión
y digita!idad'; ''religión y espacio-tiempo virtual': para que
un breve tratado pueda estar a la altura de estos temas, en la
economía que nos es asignada, es preciso concebir una peque-
ña mdquina diScursiva que, aunque finita y perfectible, no
sea demasiado poco potente.
Con el fin de pemar abstractamente la religión hoy en
día, partiremos de estos poderes de abstracción para aventu-
rar finalmente fa siguiente hipótesis: con respecto a todds es-
tas foerzas de abstracción y de disociación (desarraigo, des lo-
calización, desencarnación, fonnalización, esquematización
universalizante, objetivación, telecomunicación, etc.), fa «re-
ligión" se encuentra a la ve:L en el antagonismo reactivo y en
el afán de superación reafirmante. Allí donde el saber y la jé,
la tecnociencia ("capitalista" y fiduciaria) y la creencia, el
crédito, la fiabilidad, el acto dejé, habrán actuado siempre
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necesario partl nadie saber lo que Dios hace o htz hecho por su
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salvación: sino más bien saber lo que él mismo debe hacer
para tonwrse digno de este auxilio". Kant define así una.'Je
rejlexionante" (reflekcierende), es decu~ un concepto cuya
posibilidad bien podría abrir el espacio mismo de nuestra
discusión. La fe reflexionan re, al no depender esencialmen-
te de ningwut revelación histórica} concordar así con La ra-
cionalidad de la razón pura práctica, favorece la buena vo-
lumad más allá del saber. Se opone así a la fe "dogmática"
{dogmarische). Si contrasta con esta 'Je do:¡;mática" es que
éJ·ttz pretende saber y por lo tanto ignora la diftrencia entre
fe y saber.
Ahora bien, el principio de una oposición así, por eso in-
:;isto en ello, podría no ser sólo definitorio, taxonómico o teó-
rico; no sólo nos sirve para clasificar religiones heterogéneas
bajo el miSmo nombre; podría asimismo definir hoy todavía
ptzra nosotros un Lugar de conflicto, si no de guerra, en el sen-
tido kantiano. Todavía hoy, aunque sólo sea provisionalmen-
te, podría ayudarnos a estructurar una problemátictl.
¿Estamos preparados para calibrar sin flaquear Jas impli-
caciones y las comecuencias de La tesis kantiana? Esta parece
foerte, simple y vertiginosa: la religión cristiana sería la úni-
Ctl religz.Ón propimnen{e ''mortzl':· una misión le estaría pro-
piamente reservada, sólo a ella: liberar una "ft rejlexionante'~
De ello :!e sigue pues necesariamente que la moralidad pura y
el cristianismo son indisociab!es en su esencia y en su concep-
to. Si no hay cristianismo sin moralidad pura es que la reve-
Lación cristiantl nos enseña algo esencial respecto de la idea
mismtl de la moralidad En consecuencia, la idea de una mo-
ral pura mtÍs no cristiana sería absurda; sobrepasaría el enten-
dimiento y la razón; sería una contradicción en los ténninos.
La universtz!idad incondicional del im erativo caf!Z1rico es
evangé ica. La ley moral se inscribe en elfondq de nuestros cq-
rawnes como untl memoria de la Pasión. Cuando se d~jJ:ge a
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Criptas ...
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• En francés, ''au doigt et a l'a:il': "con el dedo y con el ojo". [N. del E]
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neral.26 Los polos, los temas, -las -causas _no- son los -mis-
mos (la ley, la sacralidad, la santidad, el dios por venir,
etc.), pero los movimientOs que se refieren a ellos y se sus-
penden, en verdad se inte:rumpen en ellos, resultan muy
semejantes. Todos. ellos hacen o marcan un alto. Tal vez
constituyan una especie dé universal; no ya "la Religión",
sino una estructura universal de la religiosidad. Porque,
aun no siendo propiarnellte religiosos, siempre abren, sin
poder jamás volver a limitarla o detenerla, la posibilidad
de lo religioso. Posibilidad aún dividida. Por una parte,
ciertamente, está la abstención respetuosa o inhibida an-
te lo que sigue siendo el misterio sacro y debe permane-
cer in tacro o inaccesible, así como la inmunidad mística
de un secreto. Ahora bien, este mismo alto, al mantener
retirado de este modo, abre también un acceso sin me-
diación ni representación -por consiguiente no sin cier-
ta violencia intuitiva- a lo que permanece indemne. És-
ta es otra dimensión de lo místico. Semejante universal
permite o promete tal vez la traducción mundial de reli-
gio, a saber: escrúpulo, respeto) detención, Verha!tenhei-t,
pudor, Sfheu, shame, discreción, Gelassenheh etc., alto
ante aquello que debe o debería permanecer sano y salvo,
intacto, indemne, ante aquello que hay que dejar que sea
lo que debe ser, a veces a costa del sacrificio de uno mis-
mo y en la plegaria: el otro. Semejante universal, semejan-
te universalidad ((existencial" podría haber proporcionado
al menos la mediación de un esquema para la mundia1ati-
nización de la re ligio. En todo caso, para su posibilidad.
Entonces, en ese mismo movimiento, habría que ren-
dir cuenta también de una doble postulación evidente:
por una parte, el respeto absoluto de la vida, el "No ma-
tarás" (al menos a tu prójimo, si no a lo que está vivo en
general), la prohibición ((integrista" sobre el aborto, la in-
seminación artificial, la intexvención performativa en el
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"'Los paises que hoy forman la Unión Europea. (N. del E.)
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" ·,' .:· JVo se·----~~e no denegarla: esw quiere decir que, como
.-.·. much'O~lá puede denegar. El discurso, en efecm, que se
le opondga emonces, siempre cederá a la figura o a la ló-
gica de· ta-:-denegación. Ésre sería el lugar en el que, anres
o después de todas las Luces del mundo, la razón, la crí-
tica, la ciencia, la reletecnociencia, la filosofía, el pensa-
miento en ·general conservan el mismo recurso que la reli-
gión en general.
48. Esra úhima proposición, sobre wdo en lo que con-
cierne al pensamienro, reclama al menos algunas precisio-
nes de principio. Resulra imposible dedicarle aquí tamos
y tantos desarrollos necesarios o multiplicar -no sería di-
fícil- las referencias a todos aquellos que, antes o después
de todas las Luces del mundo, han creído en la indepen-
dencia de la razón críric1, del saber, de la técnica, de la fi-
losofía y del pensamiento respecto· de la religión e incluso
de toda fe. ¿Por qué privilegiar entonces el ejemplo de
Heidegger? Debido a su extremismo y a lo que dice, en
ese tiempo, de cieno "extremismo". Sin duda, lo recordá-
bamos anteriormente, Heidegger escribió en una cana a
LOwith, en 1921: "Soy un 'teólogo cristiano'" .3° Esra de-
claración merecería unos protocolos de inrerpretación
muy extensos y, con seguridad, no equivale a una simple
profesión de fe. Mas no contradice, ni anula ni prohíbe es-
ta otra certe-za: Heidegger no sólo declaró, muy pronto y
en varias ocasiones, que la filosofía era en su principio mis-
mo ''atea", que la idea de la filosofía es para la fe una "lo-
cura" (lo que supone por lo menos la recíproca), y la idea
de una filosofía cristiana tan absurda como un ''círculo
cuadrado". No sólo excluyó hasra la posibilidad de una fi-
losofía de la religión. No sólo propuso una disociación ra-
dical enue la filosofía y la teología, ciencia posiriva de la
fe, sino entre el pensamiento y la teiología,31 discurso so-
bre la divinidad de lo divino. No sólo imentó una "des-
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- fotiTi~ ffiás'rigurosa posible,- el riesgo de confundirJa:S _!11~0-
dalidadés, los niveles, los contextos, parece difícil,>sin em-
bargo, disociar de .la fe en general ( Glaube) lo que el pro-
pio Heidegger, con el nombre de Zusage ("aCl.ie-rdo,
asentimiento, fianza o -Confianza'), designá como lo más
irreductible, incluso lo más originario del pensamiento,
antes incluso de é:se cuestionainiento del que dijo que
constituye la piedad (Frommigkeit) del pensamiento. Sa-
beinos que, aunque no volvió a poner en cuestión esta úl-
tima afirmación, Heidegger aporcó más adelante una pre-
cisión que convertía la Zusage en el movimiento más
propio del pensamiento y, en el fondo (aunque Heidegger
no lo diga de esta forma), en aquello sin lo que no surgi-
ría siquiera la cuestión misma.33 Esa llamada a una espe-
cie de fe, esa llamada a la fianza de la Zusage, "antesn de
toda cuestión, por lo tanto "antes" de todo saber, de wda
filosofía, etc., se formula sin duda de un modo especial-
mente sobrecogedor bastante tarde (1957). Se formula
incluso bajo la forma (poco frecuente en Heidegger, de
ahí el interés que a menudo se le confiere) no ya de una
autocrítica o de un remordimiento sino de una vuelta so-
bre una formulación. que hay que afinar, que precisar, di-
gamos más bien que hay que re-iniciar de otro modo.
Ahora bien, dicho gesto es menos nuevo y singular de lo
que parece. Tal vez intentemos mos[rar en otra parte (se-
rá preciso disponer de más tiempo y de más espacio) que
es consecuenr.e con todo lo que, desde la analítica existen-
cial hasta el pensamiento del ser y de la verdad del ser, rea-
firma continuamente lo que denominaremos (en latín,
desgraciadamen[e, y de forma demasiado romana para
Heidegger) una cierta sacralidad testimonial, digamos in-
cluso una profesión de fe. Esta continua reafirmación
atraviesa roda la obra de Heidegger. Habita el motivo de-
cisivo y en general poco señalado de la atestación (Bezeu-
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gung) en Sein und Zeit, con todos ~quellos que s6n indi-
sociables y dependientes de aquél, es de~ir, todosfós exis-
tenciales y, muy cerca de ellos, la conciencia (Gewissen), la
responsabilidad o culpabilidad originaria (Schuldígsein) y
la Entsc~lossenheit (la determinación restiélra). No' pode-
mos realizar el esfuerzo de abordar aquí la inmensa cues-
tión de la repetición ontológica) para todos esos concep-
tos, de una tradición cris[iana tan marcada.
Co~tentémonos, pues, con situar un principio de lectura.
Al Igual que la experiencia de la atestación (Bezeugtmg)
auténtica y al igual que todo lo que de ella depende, el
punto de panida de Sein und Zeit tiene Su lugar en una
situación que no puede ser radicalmente ajena a lo que se
denomina lafo. No la religión, por supuesto; ni la teolo-
gía, sino aquello que, en la fe, asiente anres o más allá de
toda cuestión, en la experiencia ya común de una lenaua
y de un "nosotros". El lector de Sein und Zeit y el firm:n-
te que lo toma como testigo ya están en el elemento de esa
~e e~ el moment? en que Heidegger dice ' nosotros" para
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"<".ce, ánre§·(f-e-todá. filosofía, de wda teoloo-ía, de toda c{en-
cia, de,_l:ó'da crídca, de roda razón, etc. Esa
zona es la de
una fe co·nstanremenre reafirmada a través de una cade-
na abiena de conceptos, empezando por los que ya hé-
mos citado (Bezeugung, Zusage, etc.), pero también se
abre a todo aquello que, en el camino de pensamiento de
Heidegger, marca el alto reservado de la continencia
( Verha!tenheit) o la estancia (Aufenthalt) en el pudor
(Scheu) cerca de lo indemne, lo sagrado, lo sano y lo sal-
vo (dds Heilige), el pa.so o la venida del úlrimo dios que el
hombre sin duda no está todavía preparado para recibir.34
Es demasiado evidente que el movimiento propio de esa
fe no configura una religión. ¿Está indemne de toda reli-
giosidad? Puede ser. Pero ¿y de roda "creencia", de esa
"creencia" que no tendría ''sirio alguno en el pensamien-
to"? Eso parece menos seguro. Puesto que la máxima
cuestión sigue siendo, en nuestra opinión, bajo su forma
todavía muy reciente: "¿Qué es creer?'', habrá que pregun-
tarse (en otro lugar) cómo y por qué Heidegger puede a la
vez afirmar una de la.s posibilidades de lo "religioso" cuyos
signos (Faktum, Bezeugung, Zusage, Verhaltenheit, Heilige,
ere.) acabamos de evocar esquemáticamente y rechazar con
la misma energía la "creenciá' o la "fe" ( Glaube).35 Nuestra
hipótesis remite de nuevo a las dos fuentes o matrices de la
religión que distinguíamos anteriormente: la experiencia de
la sacralidad y la experiencia de la creencia. Acogiendo me-
jor la primera (en su tradición greco-holderliniana o inclu-
so arqueo-cristiana), Heidegger se habría resistido más a
la segunda, reduciéndola constantemente a otras tantas fi-
guras que no dejó de poner en cuestión, por no decir de
"destruir" o de denunciar: la creencia dogmática o crédu-
la en la autoridad, por supuesto, pero también la creencia
según las religiones del Libro y la ontoteología, y sobre to-
do aquello que en la creencia en el otro le pudo parecer
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(sin razón, en nuestra opinión) que apelaba- neceSaria..:··
menre a la subjerividad ego lógica del alter ego. Nos referi-
mos aquí a la creencia pedida, requerida, a la creencia fiel
en lo que, viniendo del otro radicalmente otro, allí don-
de su presentación originaria y en persona sería por siem-
pre imposible (resrimonio o palabra dados en el sentido
más elemeriral e irreductible que sea posible, promesa de
verdad hasra en el perjurio), constiruiría la condición del
Mitsein, de la relación o del apósrrofe al prójimo en ge-
neral.
49. Más allá de la cultura, de la semánrica o de la his-
roria del derecho -por lo demás enrremezcladas- que de-
terminan esa palabra o ese concepto, la experiencia del
testimonio sitúa una confluencia de estas dos fuentes: lo
indemne (lo salvo, lo sagrado o lo santo) y lo fiduciario
(fiabilidad, fidelidad, crédito, creencia o fe, "buena fe"
implicada hasta en la peor "mala fe"). Decimos estas dos
fuentes, en uno de sus encuentros, pues la figura de am-
ba.s fuenres, lo hemos comprobado, se multiplica: no po-
demos rü contarlas, y ésta sería quizás otra necesidad de
nuestra interrogación. En el testimonio, la verdad es pro-
meilda más allá de roda prueba, de roda percepción, de
. tpda· mostración intuitiva. Aunque yo mienta 6 perjure
(y'siempre y sobre roda cuando lo hago), pro mero la ver-
dad y ruego al otro que crea al otro que soy, allí donde soy
el único que puede dar tesrimonio de ello y allí donde el
orden de la prueba o de la intuición no serán nunca re-
ductibles u homogéneos a esa fiduciariedad elemental, a
esa "buena fe" prometida o requerida. Esta última, cierta-
mente, no está nunca pura de toda iterabilidad ni de ro-
da técnica, ni, por consiguiente, de toda calculabilidad.
Porque promete asimismo su repetición desde el primer
momento. Se halla implicada en todo apósrrofe al arra.
Desde el primer momenw es coextensiva con éste y con-
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y
las vfctima;, ÚJ:ÚilspePq~]~ t:ofi¿emenéia,;tddoslos paisa-
jes y todos i~s espf:ctros.{1tlñ4. de :fa~ .i!il:Stionei que· no evita-
ré es la de la religiár/':37 }agúi1a, 26 de abril de 1995.)
NOTAS
2 Cf. Saufle nom, París, Galilée, 1993, sobre todo pp. 103 y ss.
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!ndemnis: que no ha sufrido daño o perjuicio, damnUm; esta úl-
tima palabra habrá dado en francés ''dam" ('áu grand dam': "con
gran riesgo") y proviene de dap-no-m, afiliado a daps, dapis, asa-
ber, el sacrificio ofrecido a los dioses en compensación ritual. Se
podría hablar en esre último caso de indemnización y nos servire-
mos aquí y allá de esta palabra para designar a la vez el proceso de
compensación y la restitución, a veces sacrificial, que reconstituye
la pureza intacta, la integridad sana y salva, una limpieza y una
propiedad no lesionadas. Esro es lo que dice en suma la palabra
"indemne": lo puro, lo no-contaminado, lo no-tocado, lo sagrado
o lo santo ames de cualquier profanación, cualquier herida, cual-
quier ofensa, cualquier lesión. Se la ha escogido con frecuencia pa-
ra traducir heilig ("sagrado, sano y salvo, intacto") en Heidegger.
Como la palabra heilig estará en el centro de esras reflexiones, nos
era preciso, pues, aclarar desde ahora el uso que haremos a partir
de este momento de las palabras "indemne", "indemnidad", "in-
demnización''. Más adelante, asociaremos con ellas y regularmen-
te las palabras "inmune", "inmunidad", "inmunización" y sobre
todo "auroinmunidad".
1
3 Falta espacio para mulriplicar a este respecto las imágenes o los
indicios. Los íconos de nuesrro tiempo, por así decirlo: la organi-
zación, la concepción (fuerzas generadoras, estructuras y capitales)
as[ como la representación audiovisual de los fenómenos culturales
o sociorreligiosos. En un "ciberespacio" digitalizado, prótesis sobre
próresis, una mirada celeste, monstruosa, bestial o divina, algo así
como un ojo de CNN vigila permanentemente: Jerusalén y sus
tres monoteísmos, la multiplicidad, la velocidad y la amplirud sin
precedente de los desplazamientos de un Papa avezado en la retó-
rica televisiva (cuya última encíclica, Evangelium vitae, contra el
abono y la euranasia, a favor de la sacralidad o la sanridad de k vi-
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!7 Op. cit., pp. 2!4-215 [rrad. casr., pp. 366-367]. Sólo las p.da-
bras en otro idioma y la expresión "responder de" están subraya-
das por Benvenisre.
I8 Op. cit., pp. 265 y ss. (trad. cast., ligeramente modificada, pp.
397 y ss.]. El vocabulario indoeuropeo no dispone de ningún "tér-
mino ·común" para "religión" y forma parte de "la naturaleza mis-
ma de esa noción no presrarse a una denominación única ni cons-
tante". Correlativamente, tendríamos cierra dificultad en volver a
encontrar, como ral, aquello que, retrospectivamente, estaríamos
tentados de identificar con ese nombre, a saber, una realidad ins-
rirucional parecida a [o que denominamos "religión". Tendríamos
cierta dificultad, al menos, en encontrar algo semejante bajo la for-
ma de una entidad social separable. Además, cuando Benvenisre
propone estudiar sólo dos ténninos, griego y latino, los cuales, se-
gún dice, "pueden ser considerados equivalentes a 'religión"', debe-
mos, por nuesrra parte, subrayar dos rasgos significativos, dos pa-
radojas también, incluso dos escándalos lógicos:
l. Benveniste da, pues, por supuesto un sentido seguro de la pala-
bra "religión", ya que se permite identificar "equivalentes" suyos.
Ahora bien, a mi entender, en ningún momento tematiza ni pro-
blemariza dicha precomprensión o dicha presuposición. Nada
permite siquiera autorizar la hipótesis de que, en su opinión, el
sentido "cristiano" proporciona aquí la referencia conductora
puesto que, como él mismo dice, "la interpretación como religa-
re ('vínculo, obligación') [... ] inventada por los cristianos [es] his-
tóricamente falsa".
2. Por ·otra parte, cuando, después de la palabra griega threskeía
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]!lCQUES DEÚ!Dfl.
132
;_FE Y SABER
ZD- É. Benvenisre, Le Vocabulaire... , e-d. cir., p. 27i" ltrad. cast., p ..40 lJ-:
21 _Lo que sin duda habría hecho Heidegger, ya qu~_,_ eri· .Su Opi-pi6·~~ .--
133
---;z~~oimnunización . .Nos parece q~:e 6Ú~~~~~W-~P~D,~~~~f~-Ren
s~_t hoy endfa las· relaciones emfe . fe_y s'áb{;F~i'i!Iig¡~l:Si~n_:Cia, _así
cOr~wJa d~pii.~idad'd~_las fuentes en,Se?~f~;~ . ' ~~"'i::~:~. -- ·
- ' " - ..·'':::::'%~-:__:,~-
24
De eliodan~tcsr{iTionio al menos algun~S fenómen.o~cdel "fun-
damemalismo:t o del ''integrisino", sobre· t6do ~~- el--"islamismo"
que_representa ho(:su ejeni.plo más potente a escala de la -demo-
grafía mundial..Los-_caracteres más evidentes· son demasiado cono-
cidos para insistir en ellos (fanatismo, oscurantismo, violenCia ase-
sina, t-errorismo, opresión de la mujet, etc.). Mas con frecuencia se
olvida qtte, especialmente en su vinculación con el mundo árabe y
a través de wdas las formas de brutal reacrividad inmunitaria e in-
demnizadora contra una modernidad teE:noeconómica a la que
una larga historia le impide adaptarse, dicho "islamismo'' desarro-
lla también una crítica radical de aquello que vincula la democra-
cia actual, en sus límites, en su concepto y su poder efectivos, con el
mercado y con la razón teletecnociendfica que en él domina.
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Desgranemos aquí las premisas de un trabajo venidero. Ex-
traigámoslas en un primer momento, otra vez, de ese capírulo tan
rico que Le Vocabulaire... dedica a lo Sagrado y a lo Sanro después
de haber recordado muy oportunamente algunas "dificultades me-
todológicas". Es verdad que estas "dificultades" nos parecen toda-
vía más graves e importantes que a Benveniste -a pesar de que él
consiente en reconocer los riesgos de "ver cómo se disuelve poco a
poco el objero del estudio" (p. 179) [trad. cast., p. 345]. Al tiem-
po que mantiene también el culto del "sentido primero" (la reli-
gión misma, y lo "sagrado"), Benveniste idenrifica en efecto, den-
tro de toda la complejidad de la red de idiomas, filiaciones y
etimologías estudiados, el rema recurrenre e insistente de la "ferti-
lI.d a d" , lo "Cmerte" , lo "potente" , so bre todo en la figura o en el es-
quema larval del henchimiento.
Permítasenos una larga cita JSÍ como remitir al lector, para el
resto, al conjunto del artículo: "El adjetivo sun.z no significa sólo
'fuerte'; también es una calificación de algunos dioses, de algunos
héroes entre los que figura Zaratusrra, y de algunas nociones co-
mo la 'aurora'. Aquí interviene la comparación con las formas
emparentadas de la misma raíz, las cuales nos proporcionan el sen-
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--FE Y SABER
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-~ jACQUES DERRIDA
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se haya visto -en dicha 'fn~egridad' perfecta una gracia divin·a;- una
significáción_ S~gradJ.. L~ div~nidJ.d posee- por narurakl.a ese don
que es imegf:~d, saJud, suene, y puede imp~rrirlq:a-f~-~ho-~b~es ·
[ .. ".]. En el r~anscur.So-de !a historia, eFtértnino primitivo gót.
weíhs ha sid~- sustituidO p-or hails, hailigs" (pp. 185-187) [trad.
ca.st., pp. 34B,350].
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}AcQUES DEimú3}
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