Derecho Internac. Privado - Nood Taquela
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Derecho Internac. Privado - Nood Taquela
DERECHO INTERNACIONAL
PRIVADO
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Derecho Internacional Privado
El DIPr constituye una de las disciplinas jurídicas más nuevas en cuanto a su sistematización científica. Sin
embrago los problemas que trata son tan viejos como la humanidad. Los hombres pertenecientes a distintos
grupos étnicos, y a distintas comunidades políticas más tarde, entraron en contacto entre si y crearon
relaciones de familia o de comercio. Estos fenómenos de interpretación social por los cuales un individuo
perteneciente a una sociedad adquiere un bien situado en otra, o contrate matrimonio fuera de su patria, o
muere dejando bienes y herederos en distintas jurisdicciones, etc., originan una red compleja de relaciones
internacionales que aparecen vinculadas con distintos ordenamientos jurídicos. La determinación del
ordenamiento jurídico competente para regir las relaciones internacionales constituye el objeto del Derecho
Internacional Privado. Elegir de entra todos los ordenamientos comprometidos uno para regir la relación
internacional controvertida equivale a resolver un conflicto de leyes en el espacio. El estudio del DIPr no se
agota con la interpretación y sistematización de las reglas vigentes, sino que debe penetrar en el análisis de
cuestiones en donde todo o casi todo es objeto de discusión, y en la formulación de soluciones de lege
ferenda que arranca con el concepto mismo del DIPr y su denominación.
La relación jurídica- Privada internacional: La expresión “relación jurídico-privada internacional” se utiliza
en DIPr con un sentido amplio equivalente a situación jurídica en general, por ejemplo: la capacidad de una
persona, la forma de un testamento, la validez intrínseca de un contrato, los efectos personales y
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Derecho Internacional Privado
sean las personas nacionales o extranjeras. La nacionalidad de las personas, que teóricamente constituye un
elemento influyente, positivamente es un elemento neutro puesto que nuestro ordenamiento jurídico no lo
tiene en cuenta. Si un argentino domiciliado en Argentina vende un bien a un español domiciliado también
en Argentina, esta relación es, conforme al criterio teórico internacional por la nacionalidad de uno de los
contratantes; pero según el criterio positivo es nacional, porque la capacidad de las personas se rige por la
ley del domicilio, siendo en este caso la nacionalidad española un elemento neutro. Cuando todos los
elementos de una relación son nacionales puede reputarse de antemano a la relación como nacional; de igual
modo cuando todos sus elementos son extranjeros, puede reputarse de antemano internacional, o
absolutamente internacional. Pero las relaciones intermedias o llamadas también “relaciones con elementos
extranjeros”, deben ser calificadas con arreglo al DIPr para saber que es.
Derecho Internacional Privado: objeto, finalidad y método: A - El objeto del DIPr es; regular las
relaciones jurídicas privadas con elementos extranjeros. B - Pero en la consecución de su objeto el DIPr
persigue una finalidad que le otorga especial jerarquía: realizar la justicia dentro de la comunidad nacional.
Las relaciones jurídico privadas nacionales están sometidas al derecho patrio y es por eso que la aplicación
del derecho privado nacional constituye un caso particular del DIPr. Cada sistema de DIPr caracteriza las
relaciones y traza la línea divisoria entre las nacionales y las extranjeras. Las relaciones jurídicas- privadas
nacionales están sometidas al derecho patrio y es por eso que la aplicación del derecho privado nacional
constituye un cao particular del DIPr. Las relaciones jurídicas privadas con elementos extranjeros son
sometidas en cada uno de sus aspectos al derecho privado extranjero con el cual aparecen conectadas. De
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Derecho Internacional Privado
decidir. La relación jurídica privada internacional exige ser regulada por un derecho único e idóneo, para
lograr la seguridad en las transacciones y la estabilidad de los derechos. El método territorialista no
satisface ninguna de estas dos exigencias. El método indirecto es el actualmente utilizado por el DIPr y
consiste en someter la relación jurídico privado internacional al derecho privado, con el cual posee la
conexión más íntima. Para ello se vale de la norma indirecta o norma de remisión que no proporciona la
solución inmediata al caso controvertido, sino la indicación del derecho privado interno de un país que es el
que definitivamente resolverá la cuestión. El método indirecto es además analítico porque separa dentro de
cada relación jurídica privada internacional los distintos aspectos que la integran Ejemplo: un contrato
celebrado en Brasil por persona domiciliada en Chile y Bolivia respectivamente, que tiene por objeto un
bien situado en la Argentina. En este contrato, que constituye sin duda una relación jurídica privada
internacional, es preciso distinguir: las formas extrínsecas del acto jurídico, la capacidad de los contratantes,
la validez intrínseca del contrato y la naturaleza del bien, a fin de someter a cada uno de estos aspectos al
derecho con el cual posee la más íntima conexión. El método indirecto es analítico y analógico porque
acude por analogía al cuadro de categorías del Derecho Civil. El empleo del método indirecto produce, en
los casos absolutamente internacionales, la fragmentación en el tratamiento de los mismos, por ello el juez
acude a una técnica de “integración” que se denomina síntesis, a fin de que el resultado sea coherente y
justo. Es decir: mediante la síntesis judicial, en el caso concreto se opera el ensamble de los distintos
ordenamientos aplicables a cada aspecto. El método sintético judicial se nutre de los principios generales
que inspiran y orientan la tarea judicial y es la culminación del método indirecto. Método material o
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Derecho Internacional Privado
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Derecho Internacional Privado
las materias citadas impera, con rarísimas excepciones, el criterio de la territorialidad. Solamente en el
campo de derecho privado funcionan las normas del DIPr.
Naturaleza del DIPr: En la determinación de la naturaleza del DIPr se enfrenta la postura nacionalista con la
internacionalista. Para los partidarios de la primera, el DIPr pertenece al orden jurídico nacional, es una
rama del derecho interno de cada país y emana exclusivamente de la voluntad del Estado. La concepción
internacionalista ubica al DIPr dentro del orden jurídico internacional y sostiene que los Estados están
obligados, en virtud de la comunidad jurídica existente entre ellos, a adoptar sistemas resolutorios de
conflictos que garanticen el respeto al elemento extranjero. La pugna entre la concepción nacionalista e
internacionalista se origina en la existencia entre dualismo y monismo. El dualismo sostiene que el orden
jurídico internacional y el orden jurídico interno son diferentes en cuanto a sus respectivas fuentes y a su
contenido. Para esta concepción los órdenes jurídicos constituyen unidades cerradas e impermeables entre
sí. El monismo a su vez puede ser monismo nacionalista (predominio del orden jurídico interno sobre el
internacional) o monismo internacionalista (predominio del orden jurídico internacional sobre el interno).
Para la posición nacionalista, las normas del DIPr constituyen normas de derecho interno; si bien existen
normas resolutorias de conflictos en los Tratados Internacionales, esos se “nacionalizan” después de su
aprobación y ratificación. Para la posición internacionalista la existencia de normas nacionales de DIPr no
constituye un obstáculo para sostener la existencia actual, y propiciar la elaboración futura, de normas
supranacionales a través de convenciones diplomáticas. La existencia misma de normas nacionales de DIPr
prueba que cada legislador local ha obedecido al imperativo emanado del orden internacional: el dictar un
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Concursos; en la ley sobre propiedad intelectual N° 11.723; la ley sobre marcas y nombres comerciales N°
3975; en la ley sobre patentes de invención N° 111, en el Código Aeronáutico, Ley 17.285 y en el decreto-
Ley N° 4.776 sobre cheques. En cuanto a tratados, deben mencionarse en primer lugar los Tratados de
Montevideo de 1889 y 1940 y la CIDIP I- II-III y IV que unificaron el DIPr entre los países ratificantes.
Existen otros convenios aprobados por nuestro país en relación a determinadas materias por ejemplo, las
convenciones sobre relaciones e inmunidades diplomáticas y sobre relaciones consulares, ambas firmadas
en Viena en 1961 y 1963, respectivamente. La Convención de Montevideo sobre extradición de 1933; el
convenio sobre ejecución de sentencias con Italia de 1887 y numerosos tratados bilaterales de extradición
con otros países (Bolivia, Brasil, Bélgica, EE.UU, España, Paraguay, Inglaterra, Italia, Suiza, Pakistán,
etc.). La costumbre internacional no constituye fuente de vigencia del DIPr aunque puede admitirse que
desempeña el papel de fuente de inspiración, especialmente en materia comercial. La costumbre interna o
local es fuente de vigencia conforme al texto del art. 17 del Código Civil, “Los usos y costumbres no
pueden crear derechos sino cuando las leyes se refieran a ellos o en situaciones no regladas legalmente”.
Debido a la existencia de situaciones no previstas por la ley, el legislador admite la costumbre praeter
legem, la cual está destinada a llenar las lagunas o vacíos de la legislación y a integrarla del mismo modo
que lo hacen las leyes análogas y los principios generales del derecho (art. 16 del C. Civil). Rechazamos la
función derogatoria (costumbre contra legem) que según algunas interpretaciones formuladas al texto del
art. 17 y basadas en la supresión de la primera parte del texto originario, pueda desempeñar la costumbre
respecto de la ley. C - Fuentes de carácter interpretativo: son la jurisprudencia y la doctrina. La doctrina y la
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Derecho Internacional Privado
los tratados constituyen fuente de vigencia de las reglas jurídicas respectivas. Pero dentro de la concepción
monista se distingue un monismo internacionalista (con predominio del Derecho Internacional sobre el
Derecho Interno) y un monismo nacionalista (con predominio del derecho interno sobre el Internacional).
Ejemplos del primero son la Constitución de Weimar de 1919 y la Constitución de la Republica Española
de 1931. Ejemplos de monismo nacionalista o moderado hallamos en la Constitución Francesa de 1958, la
Constitución norteamericana y en la nuestra (art. 31), las cuales consideran que el derecho internacional sea
consuetudinario o convencional forma parte del derecho interno. El sistema inglés es monista en la
aceptación del derecho internacional consuetudinario, y dualista en relación al derecho internacional
convencional (tratados). B – Jerarquía: Cuando ya ha sido incorporado el tratado al derecho interno, surge
otro interrogante ¿Qué jerarquía posee el tratado respecto de las leyes internas? Una vez más se enfrentan la
concepción internacionalista con la nacionalista. La primera otorga al tratado prioridad de rango; mientras
que la segunda equipara el tratado a una ley, lo considera de igual jerarquía y sostiene el principio según el
cual las leyes posteriores derogan las anteriores. Tener especialmente en cuenta la Convención de Viena
sobre el derecho de los tratados, aprobada por ley 19.865. C – Vigencia: En los mismos tratados se fija la
fecha de su entrada en vigencia, después del depósito del instrumento de ratificación, o del canje de
ratificaciones efectuados por los países signatarios. La ratificación internacional supone a su vez la
existencia de una ley aprobatoria, dictada por los organismos constitucionalmente competentes de cada
Estado. No todos los tratados vigentes pueden ser invocados de inmediato por los particulares como fuente
de derechos y obligaciones y ser aplicados directamente por los jueces. Es necesario distinguir dos
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Derecho Internacional Privado
propiedad artística literaria. Cincuenta años después se reunió el Segundo Congreso Sudamericano de
DIPr. Las sesiones se realizaron en Montevideo en julio y agosto de 1939 y en marzo de 1940 y la revisión
de los tratados de 1889 dio como fruto 10 convenios y un protocolo adicional. El primitivo Tratado de
Derecho Comercial Internacional se desdoblo en Tratado de derecho Comercial Terrestre Internacional y
Tratado de Derecho de la Navegación Comercial Internacional. Por otra parte del Tratado de Derecho penal
Internacional se desprendió un Tratado sobre Asilo y Refugio Políticos. Nuestro país ratifico mediante
decreto ley N° 7.771/56 el Tratado de Derecho Civil, los dos Tratados de Derecho Comercial, el Tratado de
Derecho Procesal Internacional y el nuevo convenio sobre ejercicio de profesiones liberales. Uruguay y
Paraguay ratificaron todos los Tratados de Montevideo de 1940, menos el relativo a patentes de invención,
marcas de comercio y fabrica. En conclusión la Argentina está ligada a Bolivia, Perú y Colombia
exclusivamente por los Tratados de Montevideo de 1889. Entre Argentina, Uruguay y Paraguay continua
vigente los Tratados de Derecho Penal Internacional, propiedad literaria, patentes de invención, marcas de
fábricas y el protocolo adicional de 1889, por no haber nuestro país ratificado las reformas introducidos en
1940. Entre Argentina, Uruguay y Paraguay están vigentes los Tratados de Derecho Civil, comercial
terrestre, navegación, procesal, ejercicio de profesiones liberales y el protocolo adicional de 1940 que si han
sido ratificados por nuestro país.
Argentina está ligada por: Todos los Tratados de Bolivia
Montevideo de 1889 Colombia
Perú
Tratado de derecho
civil
Tratado de derecho Uruguay
comercial terrestre
Tratado de D., de la
Navegación Paraguay
Tratado de derecho
procesal
Convenio sobre el
ejercicio de profesiones liberales
Protocolo adicional de
1940
Los principios consagrados en los Tratados de Montevideo, considerados en general: 1 - De las personas
físicas: se consagra la vigencia de la ley del domicilio. 2 - Personas jurídicas de carácter privado: se adopta
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el sistema de la extraterritorialidad parcial. 3 - Actos jurídicos (contratos): están sometidos a la ley del lugar
de cumplimiento. 4 - Bienes: cualquiera sea la naturaleza, son exclusivamente regidos por la ley del lugar
donde existen (lex rei sitae) 5 - Sucesiones: rige el principio del fraccionamiento en su forma pura. 6 -
Matrimonio: en cuanto a su validez rige la ley del lugar de celebración; en cuanto a los derechos y deberes
emergentes, rige la ley del domicilio conyugal; y en relación al régimen matrimonial, la ley del primer
domicilio conyugal. 7 - Comerciantes y sociedades comerciales: son considerados tales y regidos por la ley
del domicilio comercial; este se encuentra en el lugar del asiento principal de los negocios. 8 - Quiebras: se
reconoce la extraterritorialidad del estado de fallido. El sistema de la unidad aparece mitigado por el de las
preferencias nacionales. 9 - Letra de cambio y demás papeles a la orden: la ley del estado en cuyo territorio
se gira, endosa, acepta, avala, etc., una letra de cambio rige la forma del acto y las obligaciones que de él
emergen
Se recepta la teoría del favor negotii.
Protocolos adicionales a los Tratados de Montevideo: Los Protocolos son parte integrante de los Tratados y
su duración será la de los mismos. (Art. 7 de 1889 y 8° de 1940). El artículo primero es idéntico en ambos
Protocolos y su aspecto principal radica en que estiman indiferente la nacionalidad de las personas
involucradas en la relación controvertida, con lo que reafirman el principio domiciliario. El artículo
segundo, también coincidentes en los dos Protocolos, consagra el principio de la oficiosidad en la aplicación
de las leyes de los Estados contratantes y deroga el art. 13 del Cód. Civil que se inspira en el principio
dispositivo. El artículo tercero, al igualar en calidad al derecho extranjero con el derecho local, admite que
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Derecho Internacional Privado
Arbitraje Comercial Internacional Colombia, Costa Rica, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras,
México, Panamá, Paraguay, Uruguay, Venezuela.
Exhortos o cartas rogatorias Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, EE.UU,
Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay
y Venezuela.
Recepción de pruebas en el extranjero Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala,
Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela
Régimen legal de poderes para ser utilizados en el extranjero Argentino, Bolivia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay
y Venezuela.
Adhesión de España a la Convención de Exhortos o cartas rogatorias
C.I.D.I.P II Uruguay 1979
Países ratificantes
Conflicto de leyes en materia de cheques Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela.
Conflicto de leyes en materia de Sociedades mercantiles Argentina, Guatemala, México, Paraguay, Perú, Uruguay,
Venezuela.
Eficacia extraterritorialidad de las sentencias y laudos extranjeros Argentina, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay,
Venezuela.
Cumplimiento de medidas cautelares Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay, Perú,
Uruguay.
Prueba e información acerca del derecho extranjero Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay,
Perú, Uruguay
Domicilio de las personas físicas en el DIPr Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay
Normas generales de DIPr Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, México, Paraguay,
Perú, Uruguay, Venezuela
Protocolo adicional a la convención sobre exhortos o cartas Argentina, Ecuador, EE.UU, Guatemala, México, Paraguay, Perú,
rogatorias Uruguay
Adhesión de España a la Convención sobre pruebas e información acerca del derecho extranjero
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Derecho Internacional Privado
intervenir debe resolver el conflicto de leyes, es decir, establecer si ha de aplicar derecho propio o
extranjero. La competencia internacional indirecta va a ser tema del reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras.
Principios: Los Principios que rigen la materia son los siguientes: Principio de Independencia: cada
sistema de jurisdicción de los distintos Estados es autónomo, pues la jurisdicción es expresión de
soberanía. Según este principio los Estados consideran exclusiva y excluyente su jurisdicción en causas
propias y recíprocamente se declaran incompetentes en causas que juzgan ajenas (territorialismo
jurisdiccional). Principio de interdependencia: implica que existe un contacto entre los sistemas
jurisdiccionales de los distintos Estados. Según este principio los Estados conceden
extraterritorialidad a las sentencias extranjeras, admitiendo el ejercicio de extrañas jurisdicciones en
causas relativamente vinculadas al Estado que reconoce aquellas sentencias, generalmente vinculadas a
los aspectos ejecutivos. Principio de Efectividad: alude a la razonabilidad del acto jurisdiccional, a fin de
que éste pueda ser reconocido y/o ejecutado por el Estado en que se pretende. El Estado argentino
coexiste con los demás Estados extranjeros. Estos también ejercen la jurisdicción. Cada Estado nacional
podría declarar en sus disposiciones internas la pretensión de conocer en todas las causas del
mundo. Obviamente ninguno de ellos abriga tan ilusoria pretensión. El límite de la jurisdicción
propia viene impuesto por las probabilidades de reconocimiento y ejecución de las sentencias
nacionales en países extranjeros. El estudio de dichas posibilidades conducirá a limitar la jurisdicción
propia en casos de muy probable desconocimiento de sentencias nacionales.
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Derecho Internacional Privado
y eventual ejecución de la decisión extranjera. Las normas omnilaterales tienen una función meramente
valorativa de la jurisdicción extranjera. La jurisdicción indirecta tiende a asegurar la eficacia de una
sentencia firme. Una condición de esta eficacia es la jurisdicción internacional del juez del Estado en el
que inició el juicio. No se trata aquí de evitar la privación de justicia, sino que por el contrario, ya se ha
hecho justicia. Su finalidad está en evitar la concesión indebida de justicia, la cual se daría, si el juez de la
causa hubiese invadido la jurisdicción del juez requerido. La jurisdicción indirecta abarca todos los
supuestos de Auxilio Judicial internacional, en cualquiera de sus grados.
Criterios de determinación de la competencia judicial internacional: La jurisdicción directa se
determina por ley o por la autonomía de la voluntad de las partes. En el primer supuesto existen distintos
criterios o principios atributivos de jurisdicción. Los más usuales e importantes son los siguientes:
Principio del paralelismo: Este criterio determina que son competentes los jueces del Estado cuyo
derecho o ley es aplicable al caso. Presupone que debemos necesariamente conocer la ley aplicable al caso y
que ésta es única. Como ventaja principal podemos señalar que los jueces aplicarán su propio
derecho, que es el que mejor conocen. Como desventaja señalamos que se produce lo que se denomina
“fórum shopping” (literalmente significa comprar la jurisdicción), puesto que en los casos que pudiera
elegirse la ley aplicable, por vía indirecta se “compraría” la jurisdicción. Principio del Domicilio:
puede considerarse un principio general en el Derecho de la Jurisdicción internacional el que la
adjudica a los jueces del país en el que el demandado tiene su domicilio. Vgr: Art, 56 de los Tratados de
Montevideo de Derecho Civil Internacional, Art 1215 y 1216; Arts. 3284, entre otros. Es un principio
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Derecho Internacional Privado
podrá admitirse aún a favor de jueces extranjeros o de árbitros que actúen fuera de la República, salvo en
los casos en que los Tribunales argentinos tienen jurisdicción exclusiva o cuando la prórroga está prohibida
por ley”. De lo transcripto se desprende que los requisitos son los siguientes: 1.- Que se trate de asuntos
de índole patrimonial 2.- Que se trate de una cuestión objetivamente internacional 3.- Que la prórroga no
esté prohibida por ley 4.- Que no exista jurisdicción exclusiva por parte de los tribunales argentinos .
Además de estos requisitos, el Tratado de Montevideo de Derecho Civil Internacional de Montevideo de
1940 en su Art. 56, 2° párrafo agrega que la prórroga de jurisdicción será admitida luego de promovida la
acción (Compromiso arbitral) y siempre y cuando haya sido aceptada por el demandado (prohíbe la
prórroga ficta). En cuanto a la ley que rige la validez de la prórroga, existen dos posturas, según ésta sea
anterior a la traba del litigio o posterior. En el primer caso se impone la ley que rige el contrato (Lex
contractus), en el segundo la ley del Estado del juez al cual se prorrogó la jurisdicción (lex prorrogatio
foris).
La Norma Jurídica Indirecta: su estructura: La norma del DIPr, llamada por la doctrina alemana norma
de colisión, posee una estructura similar a las restantes normas jurídicas y ciertas particularidades que la
distinguen. Un paralelo entre las dos categorías de normas permite observar que ambas poseen un tipo legal
y una consecuencia jurídica. Pero el tipo legal y la consecuencia jurídica de la norma del derecho
internacional privado se distinguen de sus equivalentes de la norma material. El tipo legal de la norma
material contiene la descripción de ciertos hechos o conductas, y la consecuencia jurídica expresa los
efectos jurídicos que esos hechos o conductas desencadenan. Ejemplos: el art. 128 del Cód. Civil, dispone
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Derecho Internacional Privado
positivo o consuetudinario interno; las internacionales so convencionales son las que están incorporadas a
un Tratado Internacional y se originan en la voluntad concurrente de dos o más Estados. B - Según el tipo
legal: se clasifican en normas cuyo tipo legal contiene las condiciones de un efecto jurídico (la
capacidad se rige por la ley del domicilio); normas cuyo tipo legal abarca un efecto jurídico (los efectos
personales del matrimonio se rigen por la ley del domicilio conyugal); y normas cuyo tipo legal abarca
tanto el efecto como sus condiciones (las obligaciones emergentes de un delito se rigen por la ley del lugar
donde el delito ha sido cometido), ver también el art. 33 del Tratado de Civil Montevideo 1889. C - Según
la consecuencia jurídica: las normas se clasifican en normas de importancia que remiten a un derecho
privado extranjero; normas de exportación, que declaran aplicable a un caso con elementos extranjeros, el
derecho propio. También en atención a la consecuencia jurídica, las normas pueden clasificarse en
unilaterales, incompletas y omnilaterales. Las normas unilaterales se limitan a declarar aplicable el
derecho propio (art. 10 C. Civil); las normas incompletas remiten al derecho propio y al derecho extranjero
pero con ciertas limitaciones (art. 3638 C. Civil); y las normas omnilaterales son exhaustivas (art. 950 del
C. Civil). D - Según los puntos de conexión utilizados son: simples o múltiples: cuando la norma indirecta
emplea un solo punto de conexión es simple (art. 163 C.C); cuando se emplean varios puntos de conexión
estos pueden actuar subsidiaria, alternativa o acumulativamente. En el supuesto de empleo de puntos de
conexión subsidiarios, cada punto de conexión desempeña su función cuando fracasa el anterior (el contrato
se rige por la ley de su cumplimiento, si el lugar de cumplimiento no puede determinarse por la ley de su
celebración). En el supuesto de empleo de puntos de conexión alternativos, todos los puntos de conexión
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Derecho Internacional Privado
calificada de acuerdo al cuadro de categorías que ofrece el sistema jurídico del Estado al cual pertenece el
juez que entiende en la causa. Los argumentos esgrimidos son de dos clases, jurídicos y prácticos: el
primero se funda en la soberanía y en la autolimitación de la voluntad del Estado. Cada Estado acuerda
vigencia virtual a las leyes extranjeras, por lo tanto es natural que sea el propio Estado quien determine el
alcance de su gracia. El argumento práctico reside en la imposibilidad natural de proceder de otro modo,
puesto que si se pretendiera calificar de acuerdo a la lex causae se caería en un círculo vicioso: ¿Cómo
precisar la ley competente sin fijar antes la calificación? La calificación es una operación previa y de ella
depende la elección de la norma indirecta, que a su vez designa la lex causae. La relación debe ser
calificada en una categoría del sistema jurídico nacional, o sea en una categoría perteneciente a la lex fori.
Este sistema admite dos excepciones en que debe calificarse según la lex causae: cuando se trata de
determinar la naturaleza mueble o inmueble de un bien, la ley del situs es soberana; esta primera excepción
se justifica por las exigencias de la seguridad en las transacciones relativas a los bienes. La segunda
excepción admitida concierne al dominio de la autonomía de la voluntad: la calificación de una relación de
derecho contractual debe ser hecha de conformidad a la ley elegida por las partes. Calificación según la lex
causae: Despagnet, quien al despojar a la ley extranjera de las calificaciones que le son propias, priva de
todo efecto la designación de esa ley. Cuando el legislador determina la naturaleza jurídica de las relaciones
de derecho que le están sometidas, ejerce una función esencial; sustituir los caracteres propios de una
relación constituida por una ley extranjera por la naturaleza jurídica de una relación similar tomada de la lex
fori, reduce a la nada la aplicación efectiva de la ley extranjera. “Cuando el juez se pronuncia por la
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Derecho Internacional Privado
primer domicilio matrimonial. El punto de conexión “primer domicilio matrimonial” debe calificarse de
acuerdo a lex fori, y la norma indirecta debe considerarse redactada en los siguientes términos: “Si dos
personas se casan el tribunal tiene que aplicar todas las leyes que rigen en el primer domicilio matrimonial y
que conforme al derecho que allí importa regula los efectos del matrimonio sobre los bienes de los
esposos”. Si se trata de cuestiones sucesorias, la norma debe expresarse así: “Cuando una persona muere, el
tribunal aplica todas aquellas reglas que rigen en su último domicilio, y que de acuerdo con la ley de aquel,
se caracterizan como pertenecientes al derecho sucesión”. Calificación según las doctrinas autárquicas:
tanto la teoría que recomienda calificar según la lex fori, como la que confiere la calificación a la lex
causae, tienen el inconveniente de nacionalizar la relación extranacional, porque la ubican a ésta en el
cuadro de categorías de un derecho nacional (el propio o el extranjero). Nacionalizar la relación jurídica
privada internacional supone, en primer lugar, forzar su auténtico contenido hasta adaptarlo a un molde
nacional. Esta adaptación es, perjudicial especialmente cuando el cuadro nacional carece, por ignorar una
institución de categoría apropiada para la relación. Nacionalizar la relación supone en segundo lugar, que
cada Estado la nacionalizará a su modo, de manera tal que si una misma relación por vicisitudes de su vida,
es llevada a los estrados judiciales en varios países, será aquí una cosa y allá otra, según las calificaciones
que deba padecer. Estas razones indujeron a varios autores a intentar un nuevo sistema: el de la calificación
autónoma o doctrinas autárquicas. La calificación tiene por objeto los hechos designados en el tipo legal de
la norma indirecta, y calificar consiste en verificar si estos hechos están contenidos en una categoría
abstracta determinada mediante el auxilio del método comparativo. Los conceptos sucesiones, régimen
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Derecho Internacional Privado
pesada tarea de búsqueda que impone al intérprete, quien debería consultar todos los sistemas jurídicos
extranjeros, hacen que el intento pese a su generosidad, fracase en la práctica. Quintín Alfonsín sostiene que
las normas de DIPr son supranacionales, por lo cual para calificar una relación jurídico privado
internacional hay que atenerse exclusivamente al cuadro de categorías del sistema jurídico supranacional.
Quintín Alfonsín estima que solo cabe discutir si las normas de DIPr son nacionales o supranacionales: en
el primer caso, la calificación corresponde, por razones de sistemática, al sistema jurídico nacional; en el
segundo caso corresponde por igual razón al sistema que las normas supranacionales de DIPr constituyen.
En esta discusión se inclina por la solución internacionalista. La actitud internacionalista realiza en el
problema de la calificación una inversión copernicana que allana y explica todos los problemas, que desde
el punto de vista nacionalista permanecen insolubles. Conclusión: Si en un convenio internacional se ha
adoptado una calificación uniforme, ésta se impone a los Estados-parte, aun cuando no coincida con la
interpretación que los tribunales locales dan a la misma situación jurídica. En este caso se está en presencia
de una calificación supraestatal que responde a lo postulado por las doctrinas autárquicas. A falta de tal
acuerdo internacional, el intérprete frente a una situación de hecho, procederá a calificarla en primer
término de acuerdo a los conceptos o categorías jurídicas pertenecientes a su propio ordenamiento. Esta
primera operación intelectual configura una calificación conforme a la lex fori que por otra parte es la única
posible, ya que la formación técnico- jurídico del intérprete determina y condiciona su actitud frente al caso.
Esta calificación primaria o provisional no puede tener otro fundamento que el cuadro de categorías
perteneciente al sistema jurídico propio. Efectuada la calificación lex fori el intérprete seleccionara una
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Derecho Internacional Privado
bienes inmuebles situados en la República, tendrán la misma fuerza que los hechos en el territorio del
Estado, siempre que constaren de instrumentos públicos y se presentaren legalizados. Si por ellos se
transfiriese el dominio de bienes raíces, la tradición de éstos no podrá hacerse con efectos jurídicos hasta
que estos contratos se hallen protocolizados por orden de un juez competente”. La nota a este articulo
expresa: “Cuando decimos que los contratos de que habla el articulo deben constar en instrumento público,
no se exige que precisamente sean hechos por notarios, o escribanos públicos… respecto de los contratos
hechos en estas naciones (Austria, Prusia, etc.) aunque los instrumentos no sean hechos antes escribano,
deben ser comprendidos entre los que el articulo llama instrumento público”. La calificación del
instrumento público corresponde por lo tanto a la ley del Estado en el cual se lo haya otorgado. D - Art.
3607, “El testamento es un acto escrito, celebrado con las solemnidades de la ley, por el cual una persona
dispone del todo o parte de sus bienes para después de su muerte”. La nota afirma que la escritura es un
elemento constitutivo del testamento mismo, y rechaza el testamento nuncupativo o hecho de viva voz.
Nuestras autoridades desconocen por carecer de un elemento constitutivo esencial, al testamento que no
constare por escrito, aunque la forma oral fuese admitida en el extranjero. E - El matrimonio celebrado en
el extranjero se rige por la ley del lugar de celebración. Si solo admitiéramos como matrimonio la unión de
personas a la que atribuye esa calificación la lex fori, no reconoceríamos el matrimonio celebrado en España
por católicos según el Derecho Canónico. Se acepta que la calificación de una unión como matrimonio
corresponde a la ley del lugar donde se celebró, con la salvedad del orden público internacional que rechaza
por ejemplo, la poligamia. Tratados de Montevideo: Los tratados de Montevideo de 1889 y 1940 no
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Derecho Internacional Privado
(norma indirecta causae). Si el matrimonio entre el causante y la mujer fue celebrado en nuestro país ante el
oficial público argentino, sin ninguna ceremonia religiosa, y el Juez acude a la regla de DIPr argentino, art.
159 del C.C., respecto de la validez extrínseca del matrimonio, según la cual rige la regla locus regit actum,
aplicara derecho civil argentino y declarará valido el matrimonio. Si por el contrario el Juez acude a la regla
de DIPr griego respecto a la forma del matrimonio según la cual el matrimonio se rige por la ley nacional de
los contrayentes (derecho griego) deberá declarar nulo el matrimonio por inobservancia de la ceremonia
religiosa. Se advierte en este ejemplo que la validez del matrimonio ha surgido incidentalmente dentro de
un juicio sucesorio, y como el derecho sucesorio aplicable al caso es el derecho griego, el Juez puede
ignorar su propia norma indirecta y aplicar la norma indirecta griega, denegando a la mujer el derecho
hereditario.
Soluciones propuestas: La doctrina alemana (Melchior, Wengler, Wolf) se pronuncia a favor de la norma
indirecta causae solución que puede ser formulada así: Para la solución de una cuestión previa deben
aplicarse las reglas de conflicto contenidas en el ordenamiento jurídico cuyo derecho privado rige la
cuestión principal. Los partidarios de esta solución lo son también del reenvío, ya que admiten que el
ordenamiento jurídico extranjero, al cual nos envía nuestra propia norma de conflicto para resolver la
cuestión principal, debe ser consultado en su totalidad (teoría de la referencia máxima). El fundamento y la
justificación de la solución conforme a la norma indirecta causae, coinciden en su formulación con los
utilizados a favor de la teoría del reenvío, y pueden sintetizarse en el propósito de lograr la armonía de las
decisiones entre los tribunales nacionales y extranjeros. Critica: la armonía internacional de la sentencia,
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Derecho Internacional Privado
cuya reglamentación de ciertas situaciones les resulta más favorable que otra, nacional o extranjera, a la
cual están normalmente sujetos. Para lograr sus propósitos: evadir el derecho normalmente competente y
lograr la aplicación de otro derecho más favorable, alteran voluntaria y maliciosamente el punto de
conexión utilizado por la norma indirecta. Mudan su domicilio, adquieren una nueva nacionalidad, cambian
el lugar de situación de un bien, otorgan un testamento fuera de su domicilio, etc. La intención que anima a
los particulares es fraudulenta porque los cambios operados en los puntos de conexión carecen en absoluto
de sinceridad, son efectuados con el fin exclusivo de eludir la ley normalmente competente antes del
cambio, y obtener la aplicación del nuevo derecho que resulta competente después del cambio. En los casos
en que los particulares eligen un punto de conexión para obtener resultados que no podrían alcanzar de otro
modo, el punto de conexión se realiza, es decir, hay un verdadero cambio de domicilio (no un domicilio
simulado); la adquisición real de una nueva nacionalidad; el traslado efectivo de un bien, etc. Lo que ocurre
es que estas maniobras carecen de sinceridad, son maliciosas, y se realizan con la intención fraudulenta de
acogerse a los beneficios de otra ley. La competencia de la nueva ley resulta así “anormal” o “artificial”, es
el producto de móviles egoístas, ansiosos de burlar el derecho normalmente competente y colocarse bajo el
imperio de una ley favorable. Podemos aceptar la siguiente definición propuesta por J. P. Niboyet: la noción
del fraude a la ley en DIPr es el remedio necesario para que la ley conserve su carácter imperativo, y su
sanción en los casos en que deje de ser aplicable a una relación jurídica, por haberse los interesados acogida
fraudulentamente a una nueva ley. Existe una doctrina que rechaza el fraude a la ley porque sostiene que
los móviles, las razones por las cuales los interesados han podido llegar a invocar cierta ley no deben ser
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Derecho Internacional Privado
prueba del elemento psicológico constituye, un obstáculo para la admisión de esta teoría y es la causa de
que muchos autores la rechacen. Existe según Goldschmidt en el fraude a la ley una “contracción temporal”
y una “expansión espacial” por parte de los protagonistas del acto, circunstancias que permiten al juzgador
comprobar la existencia de la intención fraudulenta. 2) La segunda condición se relaciona con el derecho
evadido. Para que se configure un fraude a la ley es preciso que el derecho normalmente competente antes
de la alteración del punto de conexión sea coactivo. No incurre en fraude a la ley quien elude las reglas de
derecho supletorio, puesto que éstas solo se aplican en defecto de una manifestación de voluntad expresa. El
principio de la autonomía de la voluntad impide que se sancione lo que está permitido: elegir la ley a la cual
se someten voluntariamente las partes. La noción del fraude a la ley procura asegurar el carácter imperativo
de las leyes y evitar que en la relaciones internacionales se trasformen en facultativas, pero es inaplicable en
los casos que el legislador autoriza a las partes a elegir el derecho al cual se someten. 3) La noción del
fraude a la ley solo debe ser utilizada en ausencia de cualquier otro medio idóneo para neutralizar los
resultados queridos por las partes. Cuando interviene el orden público internacional es innecesario recurrir
al fraude a la ley, aunque numerosas sentencias invocan las dos excepciones. Cuando el punto de conexión
no se ha realizado efectivamente, sino simulado, bastara con destruir la apariencia, como en los casos de
constitución ficticia de una sede social en el extranjero.
Efectos del fraude a la ley: Con respecto al país víctima del fraude: se considera que el cambio del punto de
conexión no se realizó y se niegan todas las consecuencias derivadas de la elección fraudulenta. La relación
jurídica es reintegrada al imperio de la ley que normalmente la regia, ello puede ocasionar la declaración de
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Derecho Internacional Privado
que en él rigen”. El fraude a la ley, cometido por los contrayentes que abandonan su domicilio para no
sujetarse a las formas y leyes que en él rigen, cede frente a la teoría del “favor matrimonii”. Estamos en
presencia de una “evasión licita” o un “fraude inocuo”, siempre que no se compruebe la existencia de
impedimentos prohibidos. En el Libro II, Sección Tercera del Código Civil “De las Obligaciones que nacen
de los contratos” contiene a partir del art. 1205 hasta el 1216, reglas de DIPr. Art. 1205. Los contratos
hechos fuera del territorio de la República, serán juzgados, en cuanto a su validez o nulidad, su naturaleza
y obligaciones que produzcan, por las leyes del lugar en que hubiesen sido celebrados. Art. 1206.
Exceptúense del artículo anterior aquellos contratos que fuesen inmorales, y cuyo reconocimiento en la
República resultase injurioso a los derechos, intereses o conveniencias del Estado o de sus habitantes. Art.
1207. Los contratos hechos en país extranjero para violar las leyes de la República, son de ningún valor en
el territorio del Estado, aunque no fuesen prohibidos en el lugar en que se hubiesen celebrado. Art. 1208.
Los contratos hechos en la República para violar los derechos y las leyes de una nación extranjera, no
tendrán efecto alguno. Art. 1209. Los contratos celebrados en la República o fuera de ella, que deban ser
ejecutados en el territorio del Estado, serán juzgados en cuanto a su validez, naturaleza y obligaciones por
las leyes de la República, sean los contratantes nacionales o extranjeros. Art. 1210. Los contratos
celebrados en la República para tener su cumplimiento fuera de ella, serán juzgados, en cuanto a su
validez, su naturaleza y obligaciones, por las leyes y usos del país en que debieron ser cumplidos, sean los
contratantes nacionales o extranjeros. Art. 1211. Los contratos hechos en país extranjero para transferir
derechos reales sobre bienes inmuebles situados en la República, tendrán la misma fuerza que los hechos
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Derecho Internacional Privado
1208. El artículo 286 del Código de Comercio dispone, “las sociedades que se constituyan en país
extranjero para ejercer su comercio principal en la Republica, con la mayor parte de sus capitales
levantado en ésta, o que tengan en la misma su directorio central y la asamblea de socios, serán
consideradas para todos sus efectos como sociedades nacionales sujetas a las disposiciones de este
Código”. Este artículo integraba una trilogía con los artículos 285 y 287, que contemplaban las distintas
hipótesis de actuación extraterritorial de las sociedades comerciales constituidas en el extranjero. La
circunstancias de que la sociedad constituida en el extranjero pretenda ejercer su principal comercio en la
Republica, configura un caso de fraude a la ley argentina. La mayor parte de los capitales suscriptos en
nuestro pis, el directorio central y la asamblea de socios localizados en el territorio argentino, constituyen
los signos objetivos exteriores reveladores de la intención fraudulenta. La sanción prevista en el artículo no
acarrea la nulidad del acto de constitución de la sociedad en el extranjero, sino su asimilación a las
sociedades nacionales y por consiguiente, la sujeción a las disposiciones del Código de Comercio en cuanto
a los requisitos de autorización, registro y publicidad. Éste es el mecanismo normal del fraude a la ley, que
no debe conducir a la inexistencia o nulidad de los actos realizados con fraude, sino a la recuperación o
reintegro del acto para someterlo a la ley imperativa que se pretendió evadir. La ley 19.550 de Sociedades
Comerciales, ha sustituido el art. 286 del Código de Comercio por el art. 124, “La sociedad constituida en el
extranjero que tenga su sede en la República o su principal objeto esté destinado a cumplirse en la misma,
será considerada como sociedad local a los efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución o
de su reforma y contralor de funcionamiento”.
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Derecho Internacional Privado
de la regla de conflicto francesa, era necesario consultar el derecho bávaro en su totalidad, es decir,
incluidas las normas de DIPr bávaro. Y el DIPr bávaro decidía que los bienes muebles se rigen por la ley de
su situación combinada con la del domicilio de hecho o la de la residencia habitual del difunto. De ese
modo el derecho bávaro el cual envía el derecho francés, reenvió el caso a este último, por ser la ley de la
residencia habitual. La Corte de Casación aceptó el reenvío en una célebre resolución del año 1878 que
señala la incorporación oficial del reenvío a la jurisprudencia francesa. El reenvío solo se produce cuando
el juez que entiende en la causa consulta y aplica las normas indirectas pertenecientes al derecho extranjero,
declarado aplicable por el sistema conflictual del país del foro. El derecho extranjero declarado competente
se dilata, antes que las normas materiales del derecho privado extranjero deben consultarse y aplicarse las
normas del DIPr extranjero. Desde su apariencia se le atribuyo al reenvío una influencia decisiva sobre el
porvenir del DIPr; influencia nefasta según algunos y saludable de acuerdo a otros. Los adversarios de la
teoría sostienen que los conflictos de leyes se elevan a una segunda potencia tornándose irresolubles,
mientras que los partidarios ven en ella la esperanza de armonizar los sistemas conflictuales de todos los
Estados.
Condiciones para que se produzca el reenvío: A- Existencia de sistemas nacionales de DIPr: esta condición
explica la aparición histórica del problema del reenvío recién cuando la codificación incorporo normas
indirectas a los nuevos cuerpos legales. B - Teoría de la referencia máxima: la consecuencia jurídica de la
norma indirecta que interviene en primer término remite al ordenamiento extranjero en su totalidad; esta
expresión debe entenderse en el sentido de que las reglas de conflictos extranjeras deben aplicarse antes que
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Derecho Internacional Privado
El reenvío en los Convenios Internacionales: El reenvío no suele ser frecuente en los convenios bilaterales,
es más común en los Tratados multilaterales, en los cuales se emplea como una solución transaccional entre
puntos de conexión opuestos. La Convención de La Haya de 1902 adopto en materia de matrimonio la
siguiente norma: “El derecho de contraer matrimonio se regula por la ley nacional de cada contrayente, a
menos que dicha ley se refiera expresamente a otra”. Esta fue una solución de compromiso para dar
satisfacción a Suiza, partidaria de la ley de domicilio, sin embargo no favoreció en nada a Suiza. Con
arreglo al texto transcripto, la capacidad nupcial de un francés domiciliado en Suiza debía regularse por la
ley francesa (por ser ley nacional); y la capacidad de un suizo domiciliado en Francia también debía
regularse por la ley francesa, por ser ésta la ley a la cual reenvía la ley suiza de la nacionalidad. En la Sexta
Subcomisión de Montevideo de la Junta Internacional de Jurisconsultos, los delegados de Uruguay y
Paraguay, partidarios de la ley domiciliaria, tropezaron con la intransigencia del Brasil, partidario de la ley
de la nacionalidad. Por ese motivo se propuso una solución de compromiso similar a la de la Convención de
La Haya de 1902, con predominio de la ley del domicilio: “Es Estado y la capacidad de las personas se
rigen por la ley del domicilio, a menos que dicha ley se refiera a otra”. Brasil no aceptó la formula y en su
lugar fue adoptado después el art. 7 del Código Panamericano. Los Convenios de Ginebra de 1930 y 1931
sobre letra de cambio y cheques disponían: “La capacidad se determina por la ley nacional; pero si esta ley
nacional declara competente la ley de otro país, se aplicara esta última”. El Protocolo Adicional a los
Tratados de Montevideo de 1940 en su art. 5 dispone “La jurisdicción y la ley aplicable según los
respectivos tratados no pueden ser modificados por la voluntad de las partes, salvo en la medida que lo
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Derecho Internacional Privado
domicilio que el difunto tenía a su muerte, sean los sucesores nacionales o extranjeros”. Goldschmidt
mediante la teoría del uso jurídico llega a la aceptación de la tesis de la referencia máxima, y por lo tanto a
la admisión del reenvío. Berta Kaller de Orchansky se pronuncia en contra del reenvío, y afirma la
conveniencia de incluir en la codificación del DIPr Argentino una norma que lo rechace expresamente.
El derecho extranjero en el proceso: Aplicación de oficio o a pedido de parte: El rasgo característico del
DIPr es la aplicación de una ley extranjera a una relación jurídica privada internacional. Pero la aplicación
de la ley extranjera no se realiza de manera directa como ocurre con la ley nacional; existe una tendencia a
preferir ésta a la extranjera. Esta preferencia se manifiesta en la no aplicación de oficio de la ley extranjera,
y en la necesidad de que las partes la invoquen y prueben su existencia, contenido y vigencia. Esta
discriminación entre ley extranjera y la nacional, se traduce en la llamada “inferioridad procesal” de la
primera, obedece a varias causas que en necesario examinar. La ley extranjera emana de una soberanía a la
cual no están sometidas las autoridades judiciales locales: se alega que la ley extranjera emana de una
soberanía a la cual no está sometido el juez local, y éste no puede ni debe obedecer el mandato de una
soberanía extranjera ni aplicar de oficio normas que pertenecen a un ordenamiento jurídico extraño. El
magistrado local, al aplicar derecho extranjero, no se somete de ninguna manera a una soberanía extranjera.
Por el contrario, lo que la autoridad judicial hace es acatar su propio ordenamiento jurídico, el cual, a través
de una norma indirecta de DIPr le ordena juzgar el caso conforme al derecho extranjero. El derecho
extranjero es un hecho: el problema de la aplicación del derecho extranjero se vincula íntimamente con el
de la caracterización de aquel como un hecho o como verdadero derecho relacionándoselo de inmediato con
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Derecho Internacional Privado
teoría anglosajona se originó en el ámbito procesal y en la imposición a las partes de probar la ley
extranjera, de igual modo como están obligadas a probar los hechos que alegan para justificar su acción. En
síntesis, puede admitirse que la asimilación de la ley extranjera a un hecho no es más que una descripción
técnica a favor de una propósito limitado, el de permitir que las partes y el magistrado investiguen y
obtengan la prueba de la existencia, contenido, vigencia e interpretación del derecho extranjero; pero esta
circunstancia no debe influir en el concepto que se debe tener acerca de la calidad del derecho extranjero, el
cual, por estar inserto en un sistema jurídico, es siempre un sistema de reglas de conducta y no un hecho. la
jurisprudencia argentina que se aferra al texto del art. 13 del Código Civil y a su nota, sostiene que la ley
extranjera es un hecho que debe ser alegado y probado por la parte interesada. Art. 13, “La aplicación de las
leyes extranjeras, en los casos en que este código la autoriza, nunca tendrá lugar sino a solicitud de parte
interesada, a cuyo cargo será la prueba de la existencia de dichas leyes. Exceptúense las leyes extranjeras
que se hicieren obligatorias en la República por convenciones diplomáticas, o en virtud de ley especial”.
Nota: “la ley extranjera es un hecho que debe probarse. La ley nacional es un derecho que simplemente se
lega sin depender de la prueba”.
Los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940. Protocolo Adicional y Código Panamericano: En el Protocolo
Adicional a los Tratados de DIPr de Montevideo se establece que las leyes de los Estados contratantes, en lo
que respecta a su aplicación “será hecha de oficio por el juez de la causa sin perjuicio de que las partes
puedan alegar y probar la existencia y contenido de la ley invocada” (art. 2°). “Todos los recursos
acordados por la ley de procedimiento del lugar del juicio para los casos resueltos según su propia
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Derecho Internacional Privado
extranjeras deben ser objeto de prueba. El Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación en su
art. 377 prescribe que “incumbe a las partes la carga de la prueba… de un precepto jurídico que el juez o el
tribunal no tenga el deber de conocer”. El ordenamiento procesal citado tampoco establece cuales son los
medios de conocimiento de las normas jurídicas que el juez no tienen el deber de conocer. Ante este vacío
legal la jurisprudencia admite los siguientes medios de prueba de la ley extranjera: Copia autentica de la
ley: contenida en publicaciones oficiales o en colecciones de oficinas técnicas. El texto de la ley debe llevar
la certificación oficial de su vigencia, sin lo cual carece de valor. Informes de agentes diplomáticos o
consulares: no basta el informe consular sin la transcripción del texto de la ley extranjera; según esta
postura la intervención consular es solo informativa y, para ser eficiente, debe contener el testimonio de los
textos legales invocados. Excepcionalmente se admite que el informe del cónsul extranjero es prueba
suficiente de su existencia aunque solo exprese la eficacia del acto y no transcriba los textos legales.
Opinión de jurisconsulto: en algunas ocasiones se ha admitido la declaración de jurisconsultos argentinos
versados sobre el derecho extranjero, pero otros fallos han exigido, por estimar lo anterior inconsistente, que
tal declaración provenga de jurisconsulto del país al que pertenece la ley. El dictamen u opinión fundada
proveniente de expertos se canaliza a través de la prueba de peritos. Referencias de obras conocidas sobre el
derecho del país respectivo. Atestación de un escribano extranjero: se ha admitido que tal atestación en un
documento legalizado es prueba suficiente de la ley del país de su otorgamiento. Prueba testimonial: en
varios fallos se ha excluido la prueba de testigos. “La declaración de dos testigos abogados no es suficiente
para probar la ley extranjera, pues aparte de que nuestra ley procesal no legisla sobre testigos de derecho, en
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Derecho Internacional Privado
permite al juez averiguar de oficio el “estado jurídico” del país extranjero, y cuando tal indagación no da
resultados, puede informarse sobre otro derecho extranjero afín al aplicable, por ejemplo el que ha sido
fuente de inspiración del derecho cuyo conocimiento no se ha logrado. E - La jurisprudencia ha sostenido
en varias oportunidades que la omisión o insuficiencia de la prueba del derecho extranjero conduce a la
aplicación de la lex fori. Se procura justificar la sustitución del derecho extranjero no probado por el
derecho nacional: 1- A falta de prueba del derecho extranjero la ley nacional reconoce su imperio. 2 - A
falta de prueba se presume que la ley extranjera es idéntica a la ley nacional. 3 - La omisión de la prueba de
la ley extranjera equivale a una renuncia tacita a ella y a un sometimiento al derecho local. En tanto la
doctrina internacionalista propicia la primera solución, la jurisprudencia ha adoptado la segunda b) y la
cuarta d).
Teoría del uso jurídico: características: Para explicar la teoría del uso jurídico resulta imprescindible
tener presente el pensamiento iusfilosófico de su autor, Werner Goldschmidt, basado en la teoría trialista del
mundo jurídico. Según Goldschmidt el mundo jurídico posee una estructura tridimensional: una dimensión
sociológica, normológica y otra dikelógica. La norma de conflicto, en cuanto es norma indirecta de
importación, indica como aplicable el derecho extranjero. El mundo jurídico extranjero posee una
estructura tridimensional, por ello nos preguntamos: ¿A cuál de las dimensiones (o a todas) se refiere la
consecuencia jurídica de la norma indirecta de importación? Debe descartarse en primer término, la
dimensión dikelógica extranjera porque en cuanto a la justicia nos reservamos de una manera irrenunciable
nuestras propias concepciones. El mundo jurídico extranjero nos parece entonces sólo bidimensional y por
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Derecho Internacional Privado
moral y de las buenas costumbres, que la voluntad individual debe respetar con prohibición de consentir
cuanto pueda transgredirlo, se presenta al análisis de los juristas como un espectro luminoso en los que es
fácil obtener coincidencia respecto de las extremos y difícil la apreciación y deslinde de los intermedios. El
standard jurídico que adoptamos es el siguiente:
“El orden público es el conjunto de principios inspiradores de la organización del Estado y la familia, que
de acuerdo al orden moral y buenas costumbres aseguran la realización de los valores humanos
fundamentales”.
Caracteres: El orden público posee los siguientes caracteres: A - Autonomía: es un concepto autónomo,
distinto e independiente de las normas jurídicas. Estas pueden ser de orden público si comprometen los
principios aludidos, pero no deben identificarse las normas con los principios que las inspiran. El orden
público se asienta sobre el espíritu de algunas reglas del derecho positivo y les confiere una jerarquía
superior en relación a las demás reglas jurídicas: pero lo hace en un determinado momento, de acuerdo a las
concepciones morales y a las circunstancias políticas y económicas, lo cual significa que la naturaleza que
les otorga no es inmutable y definitiva, ya que un cambio de las circunstancias, una alteración de la
ideología imperante, puede alterar el espíritu de la legislación y hacer variar el concepto de orden público.
No debe hablarse de “leyes de orden público”; hay en cada ordenamiento jurídico un conjunto de principios
superiores que impregnan las normas y les otorgan ciertas características que las distinguen de las restantes.
B - El orden público es esencialmente variable según los países y los tiempos. En relación a los primeros
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Derecho Internacional Privado
aunque los cónyuges hubiesen convenido un régimen totalmente distinto del argentino. En el orden interno
solo se logra la legitimación de un hijo por el subsiguiente matrimonio de sus padres. Sin embargo, el
Código Civil admite “otros modos de legitimación” conforme a la ley del domicilio de origen, y así la
legitimación por sentencia de un tribunal extranjero debe ser reconocida entre nosotros. El orden público
interno restringe el campo de la libre contratación; el art. 21 del Cód. Civil dispone, “Las convenciones
particulares no pueden dejar sin efecto las leyes en cuya observancia estén interesados el orden público y
las buenas costumbres”. En conclusión, se puede afirmar que el denominado orden público interno es un
conjunto de disposiciones no derogables por la voluntad de los particulares; a él alude el art. 21 del Cód.
Civil. Y el orden público internacional es un conjunto de principios que excluyen la aplicación del derecho
extranjero; a él se refiere el art. 14 del Cód. Civil, “Las leyes extranjeras no serán aplicables: 1° Cuando su
aplicación se oponga al derecho público o criminal de la República a la religión del Estado a la tolerancia
de cultos o la moral y buenas costumbres; 2° Cuando su aplicación fuere incompatible con el espíritu de la
legislación de este código; 3° Cuando fueren de mero privilegio; 4° Cuando las leyes de este código, en
colisión con las leyes extranjeras, fuesen más favorables a la validez de los actos”. La denominación
empleada en ambos casos es inadecuada: el orden público interno es derecho coactivo, y el orden público
internacional que sugiere un conjunto de principios que interesan a toda la comunidad de los Estados y
debiera ser preservado por un Tribunal internacional, es por el contrario esencial y exclusivamente nacional.
Aplicación de la excepción de orden público: La aplicación de la excepción de orden público puede hacerse
de acuerdo a dos criterios distintos que obedecen, respectivamente a las dos concepciones recién
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Derecho Internacional Privado
incompatibilidad del derecho extranjero con las instituciones locales fundamentales, echar mano del
concepto de orden público. El orden público, encierra un juicio de desvalor respecto del derecho extranjero.
Efectos del orden público: La doctrina sostiene que la aplicación de la excepción de orden público siempre
produce un efecto negativo, la eliminación del derecho extranjero declarado competente por la norma
indirecta del foro. Se suele admitir la producción de un efecto positivo, que consiste en la aplicación del
derecho privado del foro en sustitución del derecho extranjero excluido, aunque este efecto positivo no se
produzca siempre. Goldschmidt no se debe hablar de efectos positivos y negativos del orden público, puesto
que éste siempre produce ambos; lo que sí existe es un resultado positivo o negativo de su intervención. Si
lo perjudicial del derecho extranjero es negar una facultad, por consagrar una incapacidad y el derecho
sustituido la concede, se produce un resultado positivo del orden público. Si lo perjudicial del derecho
extranjero es conceder una facultad, y el derecho sustituido lo negara, se produce un resultado negativo del
orden público. El verdadero problema que plantea la aplicación de la excepción de orden público es el
siguiente: una vez que el juez ha valorado la ley extranjera y ha llegado a la conclusión de que es
perjudicial, ¿debe proceder a su total eliminación y a su sustitución por la ley material del foro; o debe
aplicar la ley extranjera eliminando sus elementos perjudiciales? Es fácil deducir que la doctrina apriorística
sostiene la aplicación de la ley del juez que interviene en el caso; en cambio la doctrina a posteriori procura
no descartar totalmente la ley extranjera competente, sino “esterilizarla” mediante la sustitución de los
preceptos nocivos, por otros de la misma ley extranjera, pero inofensivos. El artículo 14 del Código Civil:
Art. 14. “Las leyes extranjeras no serán aplicables: 1° Cuando su aplicación se oponga al derecho público
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Derecho Internacional Privado
los argentinos son contrarios al orden público. 3° Cuando fueren de mero privilegio; Savigny cita como
ejemplo los derechos particulares que ciertos países reconocen a la nobleza, relativos a la adquisición de los
inmuebles y a las sucesiones; los concedidos por ciertas leyes a las iglesias, a los claustros; la restitución in
integrum, acordada a los menores, incapaces y personas jurídicas. Este caso también esta subsumido en el
inc.1 que se refiere al Derecho Público, ya que el art. 16 de la C.N., consagra la igualdad ante la ley y
rechaza las prerrogativas de sangre, de nacimiento, los fueros personales y títulos de nobleza. No
corresponde incluir en el supuesto que analizamos la llamada “propiedad espiritual”, puesto que los
privilegios que estos derechos acuerdan a sus autores obedecen a principios distintos. Tampoco los
privilegios que acuerda una ley extranjera a los créditos localizados fuera de la Republica, para hacerse
efectivos sobre bienes situados en nuestro país, comprometen el orden público local. 4° Cuando las leyes
de este código, en colisión con las leyes extranjeras, fuesen más favorables a la validez de los actos”. Si el
derecho extranjero, normalmente competente, considera nulo un acto jurídico, y en cambio el derecho
argentino lo declara valido, se debe aplicar este último. El rechazo de la ley extranjera, normalmente
competente, no se produce por ser dicha ley incompatible con el orden público argentino, sino porque su
aplicación conduciría a negarle validez al acto. La ley no establece requisitos ni condiciones especiales a los
que haya de subordinarse la aplicación del inc. 4, basta que la ley argentina en colisión con la extranjera sea
más favorable a la validez del acto. Cualquier acto jurídico que posea un contacto argentino, y que por esa
razón se someta a la jurisdicción de nuestros tribunales, podrá ser declarado valido de conformidad a
nuestras leyes. La nota (6) rechaza la teoría del favor civium que protege exclusivamente a las naciones; el
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Derecho Internacional Privado
Realizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores del país al cual va dirigido el documento. Consiste en
la certificación de la firma del Cónsul interviniente. Cabe destacar que el Reglamento Consultar (Decreto
7714/63) en su artículo 225 establece que: “la certificación de firma tiene como único efecto autenticar la
misma y el carácter del otorgante sin entrar a juzgar el contenido del documento, no obstante lo cual, los
funcionarios consulares se abstendrán de autenticar firmas en documentos probatorios de actos jurídicos
contrarios a la legislación argentina”. Este esquema general de la autenticación de un documento sufre
algunas variaciones según nos encontremos en el ámbito Convencional o del Derecho Internacional Privado
interno. En el ámbito convencional, nuestro país ha ratificado (Ley 23.458/87) la Convención de la Haya,
que suprime la exigencia de legalizar documentos públicos provenientes de un Estado Contratante. La
Convención se aplica a los documentos públicos que hayan sido expedidos en el territorio de un Estado
contratante y que deban ser presentados en otro Estado contratante. Esta Convención se caracteriza por
suprimir la etapa de autenticación llevada a cabo por los agentes diplomáticos o consulares del país en el
cual el documento ha de ser presentado el documento. La Convención establece como única formalidad
exigida para certificar la firma de las personas intervinientes en el documento, el carácter en el que actuaron
y la identidad de los sellos o timbre que lleva el documento, la inserción de un certificado denominado
“acotación” o “apostilla”, que deberá ser impreso en el mismo documento o en una extensión o
prolongación del mismo, de conformidad con un modelo que la misma Convención Proporciona en un
Anexo. El título APOSTILLE deberá ser escrito en francés. Cada Estado contratante designará las
autoridades con competencia para hacer la acotación prevista y deberá notificar esta designación al
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Derecho Internacional Privado
Montevideo 1979), ratificada por ley 22.921/83, Los Código de Procedimientos Civil y Comercial de la
Provincia de Córdoba y de la Nación. El Protocolo de las Leñas de 1992 en el ámbito del Mercosur
Los requisitos procesales son los siguientes: a) Que la sentencia que se encuentre firme, es decir, que haya
pasado en autoridad de cosa juzgada, no sólo formal sino material. Esto implica que la sentencia no se
susceptible de recurrir; b) Que la sentencia haya sido dictada por un juez competente. La competencia será
juzgada conforme las reglas de jurisdicción del juez del Estado en el que se pretende el reconocimiento y/o
ejecución de la misma, según el denominado criterio de la “bilateralización”. Los Tratados de Montevideo
sólo establecen que la sentencia debe emanar de autoridad competente en la esfera internacional sin dar
precisiones conforme a qué reglas se juzgará dicha competencia; c) Que se haya respetado el Derecho de
Defensa del demandado y el debido proceso. Esto implica, entre otros aspectos esenciales, que la citación al
demandado debe haberse practicado en forma personal, esto es, a su domicilio real, aun cuando la lex fori
del lugar donde se llevó a cabo el proceso admita otros modos de citaciones (Vgr.: Edictos). Este requisito
de la citación personal está expresamente establecido en los Códigos de Procedimiento de la Provincia,
cuanto de la Nación. La CIDIP II establece una posición intermedia en este punto cuando pregona que la
citación debe haber sido hecha de manera sustancialmente equivalente a la forma prevista por la ley del
Estado en el cual se pretende el reconocimiento. Sustanciales: El requisito sustancial se refiere a que la
sentencia cuyo reconocimiento y/o ejecución se pretende no vulnere los principios del orden público
internacional del Estado en el cual se pretende ese reconocimiento y/o ejecución.
Dimensión convencional e institucional: En este caso, debemos analizar la CIDIP II y los Tratados de
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Derecho Internacional Privado
arbitrales dictados en asuntos civiles y comerciales en uno de los Estados signatarios, tendrán en los
territorios de los demás la misma fuerza que en el país donde fueron pronunciados, si reúnen los requisitos
siguiente: a) Que hayan sido dictados por tribunales competentes en la esfera internacional. b) Que
tengan el carácter de ejecutoriados o pasados en autoridad de cosa juzgada en el Estado en donde hayan
sido pronunciados. c) Que la parte contra la cual se hubieran dictado haya sido legalmente citada y
representada o declarada rebelde, conforme a la ley del país en donde se siguió el juicio. d) Que no se
opongan al orden público del país de su cumplimiento.”
Dimensión autónoma: Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Código de Procedimientos Civil de
la Provincia de Córdoba: El Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, en una
redacción idéntica a la prevista por el Código de Procedimiento de la Nación, en su Art. 825 establece: “Las
sentencias de tribunales extranjeros tendrán fuerza ejecutoria en los términos de los Tratados celebrados
con el país de que provengan. Cuando no hubiese tratados, serán ejecutables si concurriesen los siguientes
requisitos: 1) Que la sentencia con autoridad de cosa juzgada en el Estado en que se ha pronunciado,
emane de tribunal competente según las normas argentinas de jurisdicción internacional y sea
consecuencia del ejercicio de una acción personal o de una acción real sobre bien mueble, si éste ha sido
trasladado a la República durante o después del juicio tramitado en el extranjero. 2) Que la parte
demandada contra la que se pretende ejecutar la sentencia hubiese sido personalmente citada y se haya
garantizado su defensa. 3) Que la sentencia reúna los requisitos necesarios para ser considerada como tal
en el lugar en que hubiese sido dictada y las condiciones de autenticidad exigidas por la ley nacional. 4)
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Derecho Internacional Privado
el lugar del domicilio del padre, en el día del nacimiento de los hijos”. Art. 90. “El domicilio legal es el
lugar donde la ley presume, sin admitir prueba en contra, que una persona reside de manera permanente
para el ejercicio de sus derechos y cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí
presente, y así: 1° Los funcionarios públicos, eclesiásticos o seculares, tienen su domicilio en el lugar en
que deben llenar sus funciones, no siendo éstas temporarias, periódicas, o de simple comisión; 2° Los
militares en servicio activo tienen su domicilio en el lugar en que se hallen prestando aquél, si no
manifestasen intención en contrario, por algún establecimiento permanente, o asiento principal de sus
negocios en otro lugar; 3° El domicilio de las corporaciones, establecimientos y asociaciones autorizadas
por las leyes o por el Gobierno, es el lugar donde está situada su dirección o administración, si en sus
estatutos o en la autorización que se les dio, no tuviesen un domicilio señalado; 4° Las compañías que
tengan muchos establecimientos o sucursales tienen su domicilio especial en el lugar de dichos
establecimientos para sólo la ejecución de las obligaciones allí contraídas por los agentes locales de la
sociedad; 5° Los transeúntes o las personas de ejercicio ambulante, como los que no tuviesen domicilio
conocido, lo tienen en el lugar de su residencia actual; 6° Los incapaces tienen el domicilio de sus
representantes; 7° El domicilio que tenía el difunto determina el lugar en que se abre su sucesión; 8° Los
mayores de edad que sirven, o trabajan, o que están agregados en casa de otros, tienen el domicilio de la
persona a quien sirven, o para quien trabajan, siempre que residan en la misma casa, o en habitaciones
accesorias, con excepción de la mujer casada, que, como obrera doméstica, habita otra casa que la de su
marido”. La doctrina es la que señala los elementos constitutivos del domicilio. Según Salvat “el domicilio
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Derecho Internacional Privado
Argentino Interno no hallamos un concepto autárquico del domicilio, punto de conexión, no queda otro
camino que definirlo de acuerdo con el concepto genérico elaborado por la doctrina, y considerar que los
términos homónimos utilizados por las normas indirectas de DIPr contenidas en el Código Civil, son
sinónimos de los utilizados por las normas materiales del mismo cuerpo legal. Ello equivale a calificar
según el criterio de solución denominado de la lex fori.
Domicilio determinante de jurisdicción. A - Apertura de la sucesión: ante los jueces del lugar del ultimo
domicilio del difunto debe abrirse su sucesión (art. 90, inc. 7 y 3284). Si no hubiere más que un heredero las
acciones deben dirigirse ante el juez del domicilio de este heredero después que hubiese aceptado la
herencia (art. 3285). B - Conocimiento de los derechos y cumplimiento de las obligaciones: tratándose de
acciones personales y siempre que no hubiese lugar convenido para el cumplimiento de la obligación, la
regla general es que el juez competente es el del domicilio del demandado (art. 100). El artículo se refiere al
domicilio de derecho y al domicilio real. C - Prorroga de jurisdicción: la ley autoriza a los contratantes a
elegir un domicilio especial para el cumplimiento de sus obligaciones (art. 101). Esta elección implica la
prorroga voluntaria de jurisdicción (art. 102). D - Ausencia: la declaración de ausencia compete al juez del
último domicilio del ausente. Como puntos de conexión subsidiarios actúan la última residencia conocida,
el lugar en que existiesen bienes abandonados, y cuando los bienes se encontraren en distintas jurisdicciones
se le atribuye competencia al juez que hubiese prevenido. E - Tutela y curatela: el discernimiento de la
tutela corresponde al juez del lugar en que los padres del menor tenían su domicilio, al día de su
fallecimiento (art. 400). El discernimiento de la curatela corresponde al juez del domicilio del incapaz. F -
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Derecho Internacional Privado
Habitación determinante de jurisdicción. A - Tutela de niños expósitos y menores abandonados: el juez del
lugar en que ellos se encontraren es competente para discernir la tutela (art. 403).
Instituciones regidas por la ley del domicilio: 1 - Estado y capacidad de las personas: el estado y capacidad
de las personas se rige por las leyes de sus respectivos domicilios, aun cuando se trate de actos ejecutados o
de bienes existentes fuera de dicho lugar (arts. 6, 7, 8 y 948) 2 - Bienes muebles: los bienes muebles, que de
acuerdo a un criterio subjetivo- especifico, no son de situación permanente, se rigen por la leyes del
domicilio del dueño (art. 11). 3 - Contratos: el domicilio del deudor determina el lugar del cumplimiento del
contrato, a falta de designación expresa o tácita y también la ley aplicable a su validez, naturaleza y
obligaciones (arts. 1212 y 1213). Los contratos entre ausentes, no habiendo lugar designado para su
cumplimiento, serán juzgados respecto de cada una de las partes, por las leyes de su domicilio (art. 1214). 4
- Sucesiones: la sucesión legitima y la testamentaria se rigen por el derecho local del domicilio que el
causante tenia al tiempo de su fallecimiento (arts. 3283 y 3612). La capacidad para suceder es regida por la
ley del domicilio de la persona, al tiempo de la muerte del autor de la sucesión (art. 3286). La capacidad
para testar se rige por la ley del actual domicilio del testador al tiempo de otorgar el testamento aunque se
tenga o falte la capacidad al tiempo de la muerte (art. 3611 y 3613). La revocación de un testamento hecho
fuera de la república, por persona que no tiene su domicilio en ella, se rige o por la ley del lugar del
otorgamiento o por la ley del domicilio que el testador tenía en esa época (art. 3825).
El domicilio en los Tratados de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889 y 1940: - Personas
capaces: el Tratado de Montevideo de 1889 dispone en el art. 5 que “La ley del lugar en el cual reside la
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Derecho Internacional Privado
Este domicilio propio no confiere, el derecho de regular las relaciones conyugales por su propia ley
domiciliaria, pues dicha relaciones se regulan exclusivamente por la ley del domicilio conyugal. Tampoco
le confiere jurisdicción propia para divorciarse, puesto que solo tienen competencia para ello los jueces del
domicilio conyugal (art. 62). El domicilio conyugal subsiste para sus fines específicos y coexisten con el
domicilio propio que constituya la mujer separada judicialmente.
Tratado de Montevideo de 1940: - Personas capaces. El art. 5 dispone: “En aquellos casos que no se
encuentren especialmente previstos en el presente tratado, el domicilio civil de una persona física, en lo que
atañe a las relaciones jurídicas internacionales, será determinado en su orden, por las circunstancias que a
continuación se enumeran: 1°) La residencia habitual en un lugar, con ánimo de permanecer en él. 2°) A
falta de tal elemento, la residencia habitual en un mismo lugar del grupo familiar integrado por el cónyuge y
los hijos menores o incapaces; o la del cónyuge con quien haga vida común; o, a falta de cónyuge, la de los
hijos menores o incapaces con quienes conviva. 3°) El lugar del centro principal de sus negocios. 4°) En
ausencia de todas estas circunstancias, se reputará como domicilio la simple residencia”. - Incapaces: art. 7,
“El domicilio de las personas incapaces sujetas a patria potestad, a tutela o a curatela, es el de sus
representantes legales; y el de éstos, el lugar de su representación”. Por lugar de la representación debe
entenderse el lugar donde está el juez que discierne la tutela o la curatela, que vigila la representación que es
la sede del ministerio popular. - Cónyuges: el art. 8 dispone, “El domicilio de los cónyuges existe en el
lugar en donde viven de consuno. En su defecto, se reputa por tal el del marido”- art. 9, “La mujer separada
judicialmente o divorciada conserva el domicilio del marido mientras no constituya otro. La mujer casada
Ausencia
Art. 57, “La declaración de ausencia debe Art. 57. “Se reproduce”.
solicitarse ante el juez del último domicilio
del presunto ausente”.
Capacidad e incapacidad
Art. 58, “El juicio sobre capacidad o Suprimido
incapacidad de las personas para el
ejercicio de los derechos civiles debe
seguirse ante el juez de su domicilio”.
Patria potestad, tutela y curatela
Art. 59, “Las acciones que procedan del Suprimido
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Derecho Internacional Privado
Sociedad civil
Art. 65“Los juicios relativos a la existencia Art. 62, “Los juicios entre socios que sean
y disolución de cualquiera sociedad civil relativos a la sociedad, competen a los
deben seguirse ante los jueces del lugar de jueces del domicilio social”.
su domicilio”.
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Derecho Internacional Privado
rige:
a) La separación conyugal;
b) La disolubilidad del matrimonio,
siempre que la causa alegada sea admitida
por la ley del lugar en el cual se celebró”.
Patria potestad
Art. 18 y 19, “La patria potestad, en lo
referente a los derechos y a los deberes
personales, se rige por la ley del domicilio
de quien la ejercita”.
Art. 19. - Por la misma ley se rigen los
derechos y las obligaciones inherentes a la
patria potestad respecto de los bienes de los
hijos, así como su enajenación y los demás
actos de que sean objeto, en todo lo que,
sobre materia de estricto carácter real, no
esté prohibido por la ley del lugar de la
situación de tales bienes.
Filiación
Art. 17, “Las cuestiones sobre legitimidad Art. 21, “se reproduce”
de la filiación, ajenas a la validez o nulidad
del matrimonio, se rigen por la ley del
domicilio conyugal en el momento del
nacimiento del hijo”.
Adopción
Art. 23, “La hipoteca legal que las leyes
acuerdan a los incapaces sólo tendrá efecto
cuando la ley del Estado en el cual se
ejerce el cargo de tutor o curador,
concuerde con la de aquel en que se hallan
situados los bienes afectados por ella”.
Tutela y curatela
Art. 19, El discernimiento de la tutela y Art. 25 se reproduce.
curatela se rige por la ley del lugar del Art. 27, Los derechos y las obligaciones
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Derecho Internacional Privado
Personas físicas: estado, capacidad e incapacidad. Determinación de las leyes que rigen en el orden
internacional: El primer problema lo constituye la determinación de la noción de estado civil frente a la de
capacidad e incapacidad de las personas. Cuando se habla de estado civil de las personas se hace referencia
a su situación jurídica en el grupo social como sujeto de derecho y obligaciones mientras que la capacidad
es la aptitud o grado de aptitud para ser titular de relaciones de derecho o para ejercer por sí o por otro ese
carácter de titular de relaciones de derecho (en el primer caso se trata de la capacidad de derecho, mientras
que al hablar de ejercicio estamos frente a la capacidad de hecho). La capacidad supone aptitudes físicas o
legales tendientes al ejercicio de los derechos que se acuerdan al individuo, relacionados con la situación
que inviste dentro de la familia o de la sociedad. De manera que la capacidad supone el estado y el estado
supone la capacidad, ya que ésta se necesita para entrar en un estado cualquiera. Los hechos más
importantes constitutivos del estado son: el nacimiento, la edad, la emancipación, la interdicción, el
matrimonio, el divorcio, la filiación y la patria potestad. En el tratamiento doctrinario y legislativo de ambos
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Derecho Internacional Privado
conceptos se distinguen dos posturas: La Teoría sintética, que sin formular distinciones somete a una misma
ley tanto el estado como la capacidad de las personas, y la separatista, que distingue entre estado civil y
capacidad e incapacidad de las personas; constituyendo dos tipos legales independientes a los que les
adjudica otros tantos puntos de conexión. Para la postura separatista el estado civil se rige por una ley y la
capacidad e incapacidad por otra, otorgado una solución distinta según se trata de capacidad de hecho o
capacidad de derecho. En la legislación comparada predomina el criterio sintético que no distingue entre
ambos conceptos y los somete a una misma ley. Esta es la solución del derecho argentino, mediante la
fórmula empleada por Vélez Sarsfield en su redacción definitiva de los artículos 6 y 7 del Código Civil, en
donde la expresión capacidad e incapacidad engloba y comprende ambos conceptos y los somete a la ley
domiciliaria; también el artículo primero del Tratado de Derecho Civil de Montevideo de 1940 dispone: “La
existencia, el estado y la capacidad de las personas físicas, se rigen por la ley de su domicilio. No se
reconocerá incapacidad de carácter penal, ni tampoco por razones de religión, raza, nacionalidad u opinión”.
La mención expresa de ambas nociones en el tipo legal de la norma, equivale a adoptar el criterio sintético.
Dentro de la tesis separatista, hay quienes dan un tratamiento jurídico distinto a la capacidad o incapacidad
de obrar (o de hecho) y a la capacidad o incapacidad jurídica (o de derecho). Von Bar sostiene que la
capacidad e incapacidad de hecho debe ser regulada por la ley personal (nacionalidad o domicilio), mientras
que la capacidad e incapacidad de derecho deben regirse por la lex causae, es decir la leu que ha sido
declarada competente para regir el acto, por remisión de la norma indirecta. El autor citado funda estas
distintas soluciones en que el régimen de la capacidad e incapacidad de hecho ampara y tutela los intereses
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Derecho Internacional Privado
nacionalidad como uno de los pilares del DIPr. Este autor que invocaba el principio de la nacionalidad
como fundamento y razón de la unificación política de Italia, lo introdujo en el DIPr como su principio
fundamental y regla primordial para la determinación de la ley aplicable a lo que denominó la “parte
necesaria del Derecho Privado del extranjero”, es decir lo relativo al estado, capacidad, relaciones de
familia y sucesiones. Es Federico de Savigny quien, en la búsqueda del derecho más conforme con la
naturaleza íntima y esencial de la relación jurídica, le atribuye al domicilio el carácter de asiento jurídico de
la persona y somete por ello todo lo relativo a su capacidad a la ley del lugar donde aquel se encuentre.
Story concluye que la ley que debe regir la capacidad de las personas es la del derecho local de su
domicilio. Por ello pese al éxito de la escuela Italiana en Europa, el principio del domicilio prevalece en la
legislación de los países americanos, sobre todo a partir del C.C. brasileño que sustituyo el principio de la
nacionalidad e incorporo el domicilio como punto de conexión determinante de la ley aplicable a la
capacidad e incapacidad de las personas. Los intentos de unificación del DIPr en América, salvo la postura
de transacción aprobada por el Código de Bustamante y Sirven, el que en definitiva y en la práctica se ha
transformado en la vigencia del principio domiciliario, se basan en la incontrovertida convicción de que el
presupuesto común ha de ser la aceptación del domicilio. En la redacción definitiva de los arts. 6, 7 y 948
del Código Civil, Vélez Sarsfield apartándose del criterio seguido en el C. de Comercio para el Estado de
Buenos Aires consagro categóricamente el principio del domicilio. Nuestro sistema de DIPr contenido en el
Código Civil y en ambos Tratados de Derecho Civil Internacional de Montevideo muestra la absoluta
vigencia de la ley domiciliaria para regir el estado y capacidad de las personas. En el Código Civil la
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Derecho Internacional Privado
totalmente extraño al DIPr. Si lo que se busca es someter la capacidad e incapacidad de la persona física al
ordenamiento jurídico más justo y adecuado, teniendo en cuenta la vinculación inmediata y concreta de la
persona con el lugar en el que tiene su asiento principal y desarrolla su actividad como sujeto de derecho y
obligaciones. Ley del lugar de celebración: el art. 2° de la Ley 2393 (Matrimonio Civil), reprodujo el art.
159 del C. Civil y consagro una hipótesis en que la capacidad se rige por la ley del lugar de la celebración.
“La validez del matrimonio, no habiendo ninguno de los impedimentos establecidos en los incisos, 1°, 2°,
3°, 5° y 6° del art. 9, será juzgada en la Republica por la ley del lugar en que se haya celebrado, aunque los
contrayentes hubiesen abandonado su domicilio para no sujetarse a las leyes y formas que en él rigen”. El
legislador cita como fuente de la disposición a Story, quien consagraba respecto a la capacidad para
contraer matrimonio una excepción a la regla general de la ley domiciliaria y declaraba competente la del
lugar de celebración. El actual art. 159 C.C., consagra igual solución. Ley del lugar de la situación: este
punto de conexión ha sido utilizado también por Story en lo concerniente a la capacidad para adquirir o
transferir bienes raíces, dejando intacto el principio del domicilio respecto a los bienes muebles. Con
referencia a nuestro ordenamiento jurídico, una interpretación literal del artículo 10 del C.C., cuya fuente de
inspiración es el autor citado, conduce a igual solución que la propuesta por aquel. “Art. 10. Los bienes
raíces situados en la República son exclusivamente regidos por las leyes del país, respecto a su calidad de
tales, a los derechos de las partes, a la capacidad de adquirirlos, a los modos de transferirlos, y a las
solemnidades que deben acompañar esos actos. El título, por lo tanto, a una propiedad raíz, sólo puede ser
adquirido, transferido o perdido de conformidad con las leyes de la República”.Territorialidad parcial: la
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Derecho Internacional Privado
(artículos 6 y 7)”. Art. 949. “La capacidad o incapacidad de derecho, el objeto del acto y los vicios
sustanciales que pueda contener, serán juzgados para su validez o nulidad por las leyes de este código”.
¿Es empleado en materia de capacidad e incapacidad genérica sin que deba discriminarse entre capacidad
de hecho y de derecho, o rige solamente en materia de capacidad e incapacidad de hecho y la ley territorial
es la competente para regir la capacidad e incapacidad de derecho? El interrogante planteado encuentra
distintas respuestas en la doctrina nacional, las que pueden clasificarse en tres teorías: Teoría Chauvinista:
toma su denominación de la circunstancias de ser la solución que amplia más el ámbito de vigencia de la ley
territorial, pues reduce la aplicación de la ley del domicilio solamente a la capacidad e incapacidad de hecho
y somete tanto la capacidad de derecho como la incapacidad de derecho aquella, es decir a la ley territorial.
Esta teoría se funda en una interpretación literal del art. 949 y acoge la postura separatista de Freitas, cuyos
artículos pertinentes del Esboco son la fuente directa de Vélez en el régimen de la capacidad. Lo que
distingue al C.C. del Esboco es que el art. 25 de este último dice expresamente que cuando se habla de
incapacidades sin ningún otro aditamento, se refiere a los incapaces de hecho, mientras que nuestro
codificador no ha introducido una disposición similar y ese apartamiento da origen al presente problema
interpretativo. Tanto el anteproyecto de Bibiloni como el proyecto de Código de la Comisión reformadora
se hacen eco de esta postura chauvinista, según la cual se somete tanto la capacidad como la incapacidad de
derecho a la ley territorial, dejando solamente la capacidad e incapacidad de hecho sometida a la ley
domiciliaria. Tesis Cosmopolita: es la teoría propiciada y desarrollada por Carlos Vico, llega a una solución
antagónica a la postura chauvinista. Para el autor citado el régimen de nuestro C.C. en la materia es el
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Derecho Internacional Privado
derecho fuera en nuestro código la de la ley territorial, sería totalmente sobreabundante e innecesaria la
norma contenida en el art. 9. Pero es la interpretación del art. 949 donde cree encontrar el respaldo decisivo
a su teoría, “La capacidad o incapacidad de derecho, el objeto del acto y los vicios sustanciales que pueda
contener, serán juzgados para su validez o nulidad por las leyes de este código”. Aquí se habla de la
capacidad e incapacidad de derecho. Estaría pues en contradicción con el alcance que hemos dado a los arts.
6 y 7 en contraposición con el art. 9, cuya existencia seria inexplicable desde el momento que el art. 949
haría de aplicación territorial no solo las incapacidades de derecho vinculadas a las condenaciones penales o
a la esclavitud, sino también incapacidad de derecho. La nota al art. 949 confirma esa tesis. “El artículo se
refiere a aquellas personas que están declaradas incapaces de ejercer actos jurídicos, las cuales se hallan
designadas en varios títulos del primer libro. ¿Qué inteligencia debe darse al art. 949 de acuerdo con el
párrafo transcripto? Que solo se refiere a las incapacidades de derecho declaradas en el Código Civil. Y
sigue “La capacidad es la regla en nuestro código, solo deben enumerarse, pues los actos prohibidos. Las
incapacidades de derecho son taxativas, establecidas para determinados casos por razones de moral u orden
público. Tal ocurre, por ejemplo, con la prohibición a los padres, curadores, tutores de hacer negocios con
los menores o incapaces que tienen bajo su potestad o tutela. Con relación al acto prohibido, esas personas
tiene incapacidad de derecho”. Cita también en apoyo de su interpretación, los arts. 3286 y 3612 del C.C.,
que consagran dos hipótesis de capacidad de derecho regidas por la ley del domicilio, lo que confirma a su
criterio la norma general de los arts. 6, 7, y 948. La primera norma citada dispone que la capacidad del
heredero para suceder se rige por la ley del domicilio de la persona al tiempo de la muerte del autor de la
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Derecho Internacional Privado
quien por inmadurez intelectual o por deficiencias físicas o mentales, es considerado incapaz para ejercer
por si los actos de la vida civil, asegurándole un representante legal, el régimen de las incapacidades de
derecho es sancionado teniendo en cuenta el interés público y está basado en valoraciones de orden moral,
familiar y político que se hallan en la base del ordenamiento jurídico e integran la noción de orden público
internacional. La aplicación de la ley domiciliaria está condicionada a que no conculque la noción de orden
público internacional contenido en el art. 14 inc. 2 del C.C. por ejemplo, en el caso del declarado prodigo
domiciliado en el extranjero, antes de la sanción de la ley 17.711, si se adoptaba la solución cosmopolita, al
regirse la capacidad e incapacidad de derecho por la ley del domicilio, correspondía la aplicación de ésta.
Pero siempre quedaba latente el problema de si la prodigalidad conculcaba o no nuestro orden público
internacional ¿A cuál de los criterios de interpretación adherimos? Si bien los arts. 6, 7 y 948 hablan de
capacidad e incapacidad sin calificarla y tampoco nuestro Código reproduce un artículo similar al 25 del
Esboco, es evidente que la redacción del cuestionado art. 949 es clara y terminante y conforme a una
interpretación literal es imposible prescindir de él. Por obra del art. 949 nuestro Código ha receptado la tesis
separatista en relación al régimen internacional de la capacidad “La capacidad o incapacidad de derecho, el
objeto del acto y los vicios sustanciales que pueda contener, serán juzgados para su validez o nulidad por las
leyes de este código”. Tratándose de la capacidad e incapacidad de derecho se descarta el derecho
extranjero del domicilio y se lo sustituye por derecho patrio, sin que intervenga, por consiguiente la norma
indirecta de los arts. 6 y 7. La tesis de Calandrelli nos surgiere el siguiente interrogante: si la capacidad de
derecho rige por la ley domiciliaria y, en cambio, las incapacidades de la misma índole están sometidas a la
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Derecho Internacional Privado
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Derecho Internacional Privado
discernir la tutela será el del lugar en que ellos se encontraren”. Solo el art. Requiere un comentario:
cuando el Código utiliza como punto de conexión determinante de jurisdicción la residencia de los padres,
en el caso de que estos tengan su domicilio fuera de la Republica ¿se refiere exclusivamente a la residencia
en la Republica? O ¿también otorga competencia al juez de la residencia de los padres cualquiera sea el
lugar en que residan, dentro o fuera de la Republica? El artículo ha sido interpretado por la doctrina
literalmente y por lo tanto, con un criterio restrictivo se entiende que la norma solo otorga competencia
concurrente al juez de la residencia, su esta se encuentra en la Republica y el domicilio, fuera de ella. No es
una norma omnilateral que reconoce la competencia del juez de la residencia cualquiera sea el lugar en que
ella se encuentre, es decir, dentro o fuera de la Republica.
Tratado de Montevideo. Juez competente: Los tratados de Derecho Civil de Montevideo coinciden con la
solución del C.C. en cuanto a la determinación del juez competente para el discernimiento de la tutela y
curatela. Ambos tratados, coinciden en su respectivos arts. 19 (1889) y 25 (1940) que dispone, “El
discernimiento de la tutela y curatela se rige por la ley del lugar del domicilio de los incapaces”; como el
domicilio de los incapaces es el de su representante legales (art. 7) conduce al domicilio de los padres del
menor o del incapaz al día que se constituye la tutela o curatela.
Código civil. Relaciones personas y patrimoniales: De acuerdo con el sistema de nuestro Código Civil, es
competente para regular las relaciones personales emergentes de la tutela y la curatela la ley del país al que
pertenece el juez que ha discernido el cargo. En cuanto a las relaciones atinentes a los bienes, el C.C. ha
receptado el principio del fraccionamiento, consagrado como ley competente para reglar la materia la del
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Derecho Internacional Privado
tutores y de los curadores respecto a los bienes de los incapaces situados fuera del lugar de su domicilio, se
regirán por las leyes de éste, en todo cuando no esté prohibido sobre materia de estricto carácter real, por la
ley del lugar de la situación de los bienes”. Se modifica el Tratado anterior al adoptar el principio general de
la unidad es la regulación de las relaciones patrimoniales, señalando como ley competente la del domicilio
de los incapaces, con la excepción consagrada en el último párrafo, que se refiere exclusivamente al
régimen de los derechos reales.
Ausencia: Cuando una persona desaparece del lugar de su domicilio o residencia, sin que de ella se tenga
noticias y sin haber dejado apoderado, o los poderes éste fueren insuficientes, no desempeñare
convenientemente el mandato o éste hubiere caducado, puede el juez, a instancia de parte interesada,
designar un curador a sus bienes su el cuidado de estos lo exigiere. La única norma de DIPr que contiene la
citada ley es la del art. 16, que determina el juez competente para la declaración de ausencia. Dice así, “será
competente el juez del domicilio, o en su defecto, el de la última residencia del ausente. Si éste no los
hubiere tenido en el país, o no fuesen conocidos, lo será el lugar en que existieren bienes abandonados o el
que hubiese prevenido cuando dichos bienes se encontraren en diversas jurisdicciones”. Los puntos de
conexión utilizados por el legislador actúan subsidiariamente. Los Tratados de Derecho civil Internacional
de Montevideo determinan como el juez competente el del último domicilio del presunto ausente. En cuanto
a los efectos de la declaración de ausencia respecto a los bienes del ausente, ambos Tratados se inspiran en
el sistema del fraccionamiento y los someten a la ley del país donde los bienes se hallan situados. Las demás
relaciones jurídicas del ausente seguirán gobernándose por la ley que anteriormente la regia.
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Derecho Internacional Privado
del ordenamiento jurídico declarado competente, que es el que rige la validez internacional del matrimonio,
sin perjuicio de que la intervención del orden público internacional argentino provoque el desconocimiento
de la validez de tal matrimonio.
Capacidad para contraer matrimonio y formas matrimoniales: La capacidad para contraer matrimonio
depende de la ausencia de impedimentos que, según las diferentes legislaciones nacionales, son muy
diversas. Existen impedimentos físicos, como la falta de edad, la impotencia, la infecundidad, la demencia,
la toxicomanía; impedimentos familiares, parentesco en grado prohibido, el adoptivo, el referente a la
relación entre el tutor y el pupilo; impedimentos derivados de un vínculo anterior subsistente, o el que con
el fin de preservar la filiación, se imponía a la viuda; impedimentos morales, como el que surge de haber
sido autor o cómplice de la muerte de un cónyuge para casarse con el supérstite; impedimento raciales,
sociales, y otros que son consecuencia del estado militar o diplomático. Todos los impedimentos
establecidos por la ley de un Estado son de orden público interno, y deben por lo tanto ser observados por
quienes contraen matrimonio con arreglo a dicha ley. Pero los Estados suelen conferir especial importancia
a algunos de esos impedimentos a los que por razones superiores comprometen el orden público
internacional, y por ese motivo las prohibiciones establecidas se imponen no solo internamente, sino
también a los matrimonios celebrados en el extranjero, cuando son juzgados por los jueces locales. A la
inversa, cuando un impedimento establecido por una ley extranjera se funda en una discriminación racial,
social o política, contraria a los principios que inspiran la legislación local, será generalmente desechado
por razón de orden público internacional. La línea divisoria entre los impedimentos que comprometen el
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Tratados de Derecho Civil (arts. 12 y 14 de 1889 y 1940 respectivamente). Cuando hubiera dudas o
desconocimiento del domicilio conyugal se acude a un punto de conexión subsidiario: la residencia.
Alimentos: Con respecto a la ley aplicable, en el 2° apartado del art. 162 reitera la competencia de la ley del
domicilio conyugal respecto del derecho de percibir alimentos, tanto en el supuesto de que haya o no
convenio alimentario, y en este último caso somete a esa misma ley, la admisibilidad, oportunidad y alcance
del mismo. Se soluciona el problema acerca de la naturaleza del derecho alimentario al asimilarlo a los
efectos personales del matrimonio. Cuando lo que se discute es el monto alimentario, se admite la
concurrencia de la ley ya citada con la del domicilio del demandado, si esta fuese más favorable a la
pretensión del acreedor alimentario. Los Tratados de Montevideo carecen de disposición sobre conflictos de
leyes en materia de alimentos, corresponde aplicar las normas que con carácter general establecen respecto
de los derechos y deberes de los cónyuges en sus relaciones personales, sometiéndolos a la ley del domicilio
conyugal. En 1989 la CIDIPR IV, reunida en Montevideo aprobó la “Convención sobre obligaciones
alimentarias” respecto de menores y a las que se derivan de las relaciones matrimoniales entre cónyuges o
quienes hayan sido tales. Por el art. 6 las obligaciones alimentarias, así como las calidades de acreedor y de
deudor de alimentos, se regularan por aquel de los siguientes ordenes jurídicos que, a juicio de la autoridad
competente, resultare más favorable al interés del acreedor; a- el ordenamiento jurídico del estado del
domicilio o de la residencia habitual del acreedor; b- el ordenamiento jurídico del Estado del domicilio o de
la residencia habitual del deudor.
Medidas urgentes: Art. 162, ap. 3: “Las medidas urgentes se rigen por el derecho del país del juez que
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Derecho Internacional Privado
Capacidad: La capacidad para otorgar estas convenciones se rige por la ley del domicilio de cada uno de los
cónyuges al tiempo de su celebración (art. 6, 7 y 948 C.C.)
Formas: Para resolver el aspecto formal de las convenciones matrimoniales se debe emplear el mismo
criterio utilizado para decidir la validez extrínseca de los actos jurídicos. Corresponde distinguir; la
admisibilidad de la institución; la exigencia de una forma determinada; la reglamentación de la forma
exigida; y por último la equivalencia entre la forma exigida y la forma realizada. Si la convención se celebra
en el primer domicilio conyugal, el derecho de dicho domicilio rige la admisibilidad, la exigencia y la
reglamentación de las formas: coinciden la lex causae con la locus regit actum. Si la convención se celebra
en un lugar distinto al del primer domicilio conyugal, el derecho de este último rige la admisibilidad e
impone una forma determinada, por su parte la ley del lugar de celebración reglamenta la forma exigida y
nuevamente la lex causae (la del primer domicilio conyugal) decide el problema de la equivalencia.
Validez intrínseca: El contenido de las estipulaciones y todos los aspectos relacionados con el régimen
patrimonial matrimonial, están sometidos al derecho del primer domicilio conyugal, con las limitaciones
que surgen de la ley del lugar de situación de los bienes en materia de estricto carácter real y del orden
público internacional.
Régimen legal: A falta de convenciones matrimoniales, las relaciones de los esposos con respecto a los
bienes, se rigen también por la ley del primer domicilio conyugal. No se distingue entre bienes muebles e
inmuebles ni en su localización, superando así un sistema que fue criticado, en el que imperaba un régimen
de fraccionamiento para los inmuebles y de mutabilidad con respecto a los bienes muebles (art. 4, 5 y 6, ley
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deben expresar personalmente su consentimiento. En el matrimonio por poder interviene una sola autoridad
competente y el consentimiento se expresa a través de un apoderado. Se prevé el recurso jurisdiccional por
parte del cónyuge presente, en caso de que el oficial público se negase a la celebración del matrimonio.
Matrimonio diplomático y consular: Cuando los futuros contrayentes desean contraer matrimonio fuera de
su patria, pueden tropezar con el inconveniente de no poder cumplir regularmente con la forma prescripta
por la lex patriae, dado que las formas matrimoniales son territoriales. El recurso de que se valen los países
partidarios de la lex patriae para facilitar a sus nacionales la celebración del matrimonio en el extranjero, es
facultar a sus agentes diplomáticos o consulares a celebrar matrimonio en el territorio del estado ante el cual
están acreditados. Para que el agente pueda hacer uso de su facultad en el Estado donde ejerce sus
funciones, es preciso que este Estado se lo permita. Cuando existe coincidencia entre la voluntad de ambos
Estados, el matrimonio diplomático o consular celebrado en uno, es válido en los dos Estados. Pero si no
existiese coincidencia, dicho matrimonio, si se celebrase, vale en el Estado a que pertenece el agente
diplomático o consular, pero carece de validez en el lugar de la celebración. Las leyes argentinas no
autorizan los matrimonios diplomáticos y consulares.
Atenuación o disolución del vínculo matrimonial: La jurisdicción internacional en esta materia está prevista
en el Art. 227 del Código Civil, el que textualmente establece: “Las acciones de separación personal,
divorcio vincular y nulidad, así como las que versaren sobre los efectos del matrimonio, deberán intentarse
ante el juez del último domicilio conyugal efectivo o ante el del domicilio del cónyuge demandado”. La
separación personal decretada por una autoridad competente, produce el debilitamiento del vínculo
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bien de uno solo de ellos y aceptándola el otro tácitamente, debe ser rechazada, porque convierte la función
jurisdiccional en un asunto privado y facultativo, cuando en esta materia reviste carácter imperativo y
coactivo. D - La jurisdicción del domicilio: es la solución que adoptan la mayoría de los países, es la más
conveniente, ya que las autoridades del domicilio son las más accesibles para los cónyuges y las que están
en mejores condiciones para apreciar las causales y recibir las pruebas. Es, en efecto, en el Estado donde se
domicilian los esposos donde transcurre la vida matrimonial, se producen los hechos que configuran las
causales y donde repercuten los efectos del divorcio. La ley de Matrimonio Civil, art. 104, y los Tratados
de Derecho Civil Internacional de Montevideo, arts. 62 y 59 consagran la jurisdicción del domicilio
conyugal en materia de separación personal y divorcio vincular absoluto. La definición de domicilio
conyugal se encuentra en el art. 8 de ambos convenios; es el que tiene constituido el matrimonio, o el lugar
en donde viven de consuno; en su defecto, se reputa por tal el del marido. Ley aplicable: El tópico está
previsto en el artículo 164: “La separación personal y la disolución del matrimonio se rigen por la ley del
último domicilio de los cónyuges, sin perjuicio de lo dispuesto en el Art. 161”. La norma actual declara
aplicable la ley del último domicilio conyugal, y si se tiene en cuenta que la acción puede entablarse ante el
juez del domicilio del demandado (Art. 227) pudiendo este último no coincidir con el domicilio conyugal.
El Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889 fue ratificado por Argentina, Bolivia,
Colombia, Uruguay, Perú y Paraguay, siendo éste último el único país no divorcista. El Art. 13 inc. B,
dispone que la ley del domicilio matrimonial rige la disolubilidad del matrimonio, siempre que la causal
alegada sea admitida por la ley del lugar en el cual se celebró. Esta disposición posee la particularidad de
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nota contenida en el Art. 3598, que establece que: “Supóngase que una persona muere en Buenos Aires
dejando cien mil pesos aquí y cien mil pesos en Francia. Los bienes que estén en la República se regirán por
nuestras leyes y los que estén en Francia por las leyes de aquel país”. Por último, el Art. 3470 faculta a los
herederos argentinos y a los extranjeros domiciliados en el Estado, a tomar los bienes situados en la
República, una porción igual al valor de los bienes situados en el país extranjero de que ellos fuesen
excluidos por cualquier título que sea , en virtud de las leyes o costumbres locales. Esta norma supone la
tramitación de un juicio sucesorio en el extranjero y de otro en la República, cada uno respecto de los bienes
relictos situados en cada país. Los argumentos aducidos a favor del sistema de la pluralidad han sido
brillantemente refutados por Romero del Prado, cuyas principales objeciones son: 1) Las notas no tienen
fuerza legal; 2) El ejemplo de la nota al Art. 3598 está justificado, porque si quedan bienes en Francia, país
que no admite la tesis de la unidad, se impondrá la apertura de otro juicio sucesorio en dicho país, pero en
razón de ser pluralista la legislación y la jurisprudencia extranjeras y no porque lo sea la nuestra. 3) En
cuanto al Art. 10, debe descartarse su aplicación a la materia sucesoria, porque para nosotros la división de
la herencia no es el título traslativo del dominio de los bienes que componen el acervo hereditario. La
partición es declarativa y no traslativa de la propiedad. Luego, el Art. 10 al referirse a los modos de
transferir los bienes raíces argentinos, no comprende la materia sucesoria, sino exclusivamente el régimen
de los derechos reales, que obedece al principio de la territorialidad. Por “modos de transferirlos” hay que
entender la necesidad de la escritura pública, la tradición y la inscripción. El Art. 10 contempla los bienes ut
singuli y no los bienes ut universitas, la transmisión de bienes raíces por actos intervivos a título singular y
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Derecho Internacional Privado
reservables. Todo lo relativo a la sucesión legítima o testamentaria. (Art. 45). Si bien la ley del lugar de
situación de los bienes, rige la forma del testamento, se admite que el testamento otorgado por acto público
en cualquiera de los Estados contratantes, será admitido en todos los demás. El Tratado de 1940 tiene un
texto similar, con la sola diferencia que se suprime la capacidad de la persona para testar, que ya no será
regida por la ley de lugar de situación de los bienes, sino por la ley de su domicilio (Art. 44). No obstante, la
rigidez del principio del fraccionamiento que siguen ambos Tratados de Montevideo, cede frente a
determinadas situaciones, en las que parece vislumbrarse la idea de que “el patrimonio es una unidad”.
Dichas situaciones son las siguientes: En materia de forma: Si bien la ley de situación de los bienes, rige la
forma del testamento, el Tratado de 1889 (Art. 44, 2° parte) admite que el testamento otorgado por acto
público en cualquiera de los Estados contratantes, será admitido en todos los demás. El Art. 44, 2° parte del
Tratado de 1940 establece que el testamento abierto o cerrado, otorgado por “acto solemne” en cualquiera
de los Estados contratantes, será admitido en todos los demás. Esta expresión es más amplia que acto
público, pues está claro que todo acto público es un acto solemne, mas no a la inversa. La expresión acto
solemne es más amplia, pues admite la modalidad del testamento ológrafo que no exige la presencia de un
funcionario público para su otorgamiento. En materia de Deudas: En principio, las deudas que deben ser
satisfechas en alguno de los Estados contratantes, gozan de preferencia sobre los bienes allí existentes al
tiempo de la muerte del causante (Art. 46); pero si dichos bienes no alcanzaren, los acreedores cobrarán
sobre los bienes dejados en otros lugares, sin perjuicio del preferente derecho de los acreedores locales (Art.
47). Cuando las deudas deben ser canceladas en algún lugar en que el causante no hay dejado bienes, los
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Derecho Internacional Privado
de la herencia, se causan en el mismo instante. No hay entre ellas el menor intervalo de tiempo”. No
obstante, todas estas cuestiones serán calificadas por la ley del último domicilio del causante.
Capacidad para suceder: La capacidad para suceder está prevista en el Art. 3286 del Código Civil que
textualmente establece: “La capacidad para suceder está regida por la ley del domicilio de la persona al
tiempo de la muerte del autor de la sucesión” En los Tratados de Montevideo de Derecho Civil
Internacional de 1889 y 1940 se prevé que la capacidad para suceder se regirá por la ley del lugar de
situación de los bienes (Art. 44 inc. a).
Transmisión de la propiedad: La transmisión de la propiedad se produce en el mismo momento de la muerte
del causante.
Testamentos. Validez sustancial: Con relación a la sucesión testamentaria, el Art. 3607 nos proporciona una
definición legal, es decir, una calificación de testamento. Art. 3607: “El testamento es un acto escrito,
celebrado con las solemnidades de la ley, por el cual una persona dispone del todo o parte de sus bienes
para después de su muerte”. De la propia definición contenida en la ley, se desprenden claramente las
características esenciales del testamento: 1) Se trata de un acto solemne; 2) Escrito; 3) Y esencialmente
revocable. Por lo que, si se acepta el criterio de calificación lex fori habrá que rechazar un testamento
hecho a viva voz o nuncupativo, aunque fuera admitido en el lugar de otorgamiento, no porque se
desconozca su validez, sino porque no reviste la calificación de un “acto escrito”. En cuanto a la ley que
rige la sucesión testamentaria, hemos dicho ya que en el DIPr interno es la ley del último domicilio del
causante (Art. 3612 C. Civil), en tanto que en el DIPr Convencional es la ley del lugar de situación de los
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Derecho Internacional Privado
en el Estado, la revocación es válida cuando es ejecutada según la ley del lugar en el que el testamento fue
hecho o según la ley del lugar en que el testador tenía a ese tiempo su domicilio. Si el testamento fue hecho
en la República, la revocación deberá ser ejecutada según las leyes argentinas
Derechos Reales. Cosas y derechos reales. Fundamento y alcance de la regla “lex rei sitae”: La distinción
entre mueble e inmueble proviene del Derecho Romano y se proyecta al campo de los conflictos de leyes.
Los inmuebles, objeto de referencia principal de los llamados “estatutos reales”, estaban sometidos a la ley
de su situación (lex situs). Los muebles, se les aplicó la ley personal del titular, la ley del domicilio, ya sea
en virtud de una ficción que suponía que tales cosas estaban situadas en dicho lugar, aunque de hecho no se
encontraran allí, o por el adagio: Mobilia sequntur personam. Esta solución dual, según tratara de inmuebles
o muebles se mantuvo invariable a través de todas las escuelas estatutarias. El Art. 2311 establece que: “Se
llaman cosas en este Código los objetos materiales susceptibles de tener un valor”. El Art. 2312 establece:
“Los objetos inmateriales susceptibles de valor e igualmente las cosas se llaman bienes. El conjunto de
bienes de una persona constituye el patrimonio”. Corresponde al DIPr mediante una norma indirecta,
señalar qué ley es competente para decidir la calidad de mueble o inmueble, fungible, consumible,
enajenable, como así otras clasificaciones posibles de cosas. También le compete establecer los derechos
que pueden constituirse sobre las mismas, los modos de adquisición o transmisión, la pérdida de la
propiedad, la prescripción adquisitiva o transmisión, la pérdida de la propiedad y otras cuestiones. En
materia de bienes inmuebles impera la regla de la lex rei sitae, que significa que los bienes raíces se rigen
por la ley del lugar de su situación. Está aceptada desde antiguo y tiene vigencia universal. En cambio la
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Derecho Internacional Privado
territorio argentino y no los inmuebles en general. “…son exclusivamente regidos por las leyes del país
respecto a su calidad de tales…” La norma resuelve un problema de calificaciones conforme a la lex
causae. La ley argentina, por ser el lugar de situación del bien, decide su calidad inmueble y, por exclusión,
su calidad mueble. Los inmuebles son tales, por su naturaleza, por accesión o por su carácter representativo
(Art. 2313). Siendo el problema de calificaciones en torno a la naturaleza del bien es resuelto por la
aplicación de la lex causae y que las acciones reales deben entablarse ante los jueces del lugar de situación
de los bienes, en estos casos coinciden la lex causae con la lex fori. Continúa diciendo la norma: “(…) los
derechos de las partes (…)” Se alude aquí a los derechos reales sobre inmuebles, considerados ut singuli.
Debe entenderse también que la norma remite a las limitaciones y restricciones al derecho de propiedad,
impuestas en el título IV del libro II del Código Civil.
Capacidad para adquirir derechos: La norma se refiere a: “…la capacidad de adquirirlos…” Nos
encontramos con una expresión controvertida que ha originado distintas interpretaciones en la doctrina:
Según una postura doctrinaria, que es compartida por nuestra jurisprudencia, la interpretación literal e
histórica del Art. 10, conduce a afirmar que la capacidad para adquirir o transferir derechos reales sobre
bienes raíces situados en la Argentina se rige exclusivamente por la ley territorial. Se consagra así una
excepción a la regla general de que la capacidad se rige por la ley del domicilio contenida en los Arts. 6, 7,
8, 948 del C. Civil). Esta interpretación lleva al siguiente resultado: si una persona es capaz por la ley
extranjera de su domicilio, pero incapaz por la ley argentina de situación del inmueble, debe ser considerada
incapaz. A la inversa, si una persona es incapaz por la ley extranjera de su domicilio, pero la ley de
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Derecho Internacional Privado
propiedad raíz, sino a toda mutación constitución de derechos reales sobre inmuebles situados en la
República Argentina. Actualmente, y a raíz de la reforma introducida al Art. 2505 por la ley 17.711,
posteriormente completada por la ley 17.801, se exige: escritura pública, tradición e inscripción registral. Si
tenemos en cuenta la distinción que la ley civil establece entre título (causa) y modo, el Art. 10 no se refiere
en absoluto al contrato causal. La última parte del Art. 10 dispone: “El título, por lo tanto, a una propiedad
raíz, sólo puede ser adquirido, transferido o perdido de conformidad con las leyes de la República”. He
aquí una confusión entre título y modo. La interpretación que estimamos correcta debe limitar la aplicación
del Art. 10 a los casos de sucesión singular de inmuebles situados en la Argentina. No obstante la
jurisprudencia sostiene que el Art. 10 se aplica también a la sucesión de los herederos o de los legatarios en
los derechos del causante. La expresión “las solemnidades que deben acompañar estos actos” expresa la
necesidad de que se someta a las formas prescriptas por la ley argentina todo negocio jurídico referente a
derechos reales sobre inmuebles argentinos. Tenemos aquí una importante excepción a la regla locus regit
actum, consagrada por los Arts. 12 y 950 del C. Civil. Hay que acudir a los artículos 1211 y 3129. Art.
1211: “Los contratos hechos en país extranjero para transferir derechos reales sobre bienes inmuebles
situados en la República tendrán la misma fuerza que los hechos en el territorio del Estado, siempre que
constaren de instrumentos públicos y se presentaren legalizados. Si por ellos se transmitiese el dominio de
bienes raíces la tradición de éstos no podrá hacerse con efectos jurídicos hasta que estos contratos se
hallen protocolizados por orden de juez competente”. La calidad del instrumento público es una cuestión
que decide la ley del país donde se lo ha otorgado, aunque el funcionario interviniente no fuese un
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Derecho Internacional Privado
sin intención de transportarlos son regidos por las leyes del lugar en que están situados; pero los muebles
que el propietario lleva siempre consigo, o que son de uso personal, esté o no en su domicilio, como
también los que tiene para ser vendidos o transportados a otro lugar, son regidos por las leyes del
domicilio del dueño”. La norma transcripta, a diferencia del Art 10, es completa u omnilateral. Se
distinguen dos clases de cosas muebles, las de situación permanente o “inmóviles” y los muebles en tránsito
o “móviles”. Los primeros se rigen por la ley de su situación; los segundos por la ley del domicilio del
propietario. Dentro de los llamados muebles inmóviles se encuentran: los que tienen situación permanente y
los que se conservan sin intención de transportaros. La redacción del artículo suscita dudas acerca de si se
trata de un solo grupo de muebles con un requisito objetivo (sin intención de transportarlo) o si se trata de
dos grupos diferentes, abarcando el segundo cosas sin situación permanente, pero conservadas sin intención
de transportarlas. Esta última opinión es la que prevalece. La determinación de los muebles in transitu o
móviles exige que se acuda a un criterio subjetivo y específico. Debe destacarse el criterio objetivo, ya que
objetivamente considerados, los muebles son tales precisamente porque son susceptibles de ser trasladados
de un lugar a otro. El criterio debe ser específico, hay que atender a la intención del propietario de un
mueble determinado, tal como lo expresa el artículo y no a la probable intención del propietario de un
mueble determinado, tal como lo expresa el artículo y no a la probable intención del comercio en general
(criterio genérico). La segunda parte del artículo 11 abarca dentro de los muebles móviles, tres grupos: los
que el propietario lleva siempre consigo (lapicera, anteojos, alianza), los que son de uso personal (enseres
de una vivienda) y lo que se tienen para ser vendidos o transportados a otro lugar (debe entenderse otro
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Derecho Internacional Privado
situados en el domicilio que en aquel momento tenía constituido el deudor. Los títulos representativos de
dichos derechos y transmisibles por simple tradición se reputan situados en el lugar donde se encuentran”.
En atención al posible cambio de situación de las cosas muebles y su repercusión sobre los derechos de los
interesados, se estatuyó el respeto a los derechos adquiridos: “El cambio de situación de los bienes muebles
no afecta los derechos adquiridos con arreglo a la ley del lugar donde existían al tiempo de su adquisición.
Sin embargo los interesados están obligados a llenar los requisitos de fondo o de forma exigidos por a ley
la ley del lugar de la nueva situación para la adquisición o conservación de los derechos mencionados”.
(Art. 30). El Tratado de Montevideo de 1940 le agrega a este último precepto lo siguiente: “El cambio de
situación de la cosa mueble litigiosa, operado después de la promoción de la respectiva acción real, no
modifica las reglas de competencia legislativa y judicial que originariamente fueron aplicables.”
Finalmente el Art. 31 dispone que: “los derechos adquiridos por terceros sobre los mismos bienes de
conformidad a la ley del lugar de su nueva situación, después del cambio operado y antes de llenarse los
requisitos referidos, priman sobre los del primer adquirente”. En cuanto a la Prescripción adquisitiva de
bienes muebles o inmuebles se rige por la ley del lugar en que están situados (Art. 54 de ambos Tratados de
Montevideo). Si el bien hubiese cambiado de situación, la prescripción se rige por la ley del lugar en que se
haya completado el tiempo necesario para prescribir (Art. 55 de ambos Tratados de Montevideo).
Obligaciones contractuales: Forma de los actos jurídicos: el principio "locus regit actum". El término
forma es multívoco, pues podemos referirnos a ella, como forma habilitante de un acto jurídico, formas
intrínsecas o viscerales, formas procesales y otras. Sin embargo cuando hablamos de forma aquí, nos
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Derecho Internacional Privado
actum). Este es el verdadero alcance de la máxima. Sólo la reglamentación de la forma está sometida a la
máxima locus regit actum. El Art. 1211 nos ilustra acerca de estas precisiones: un contrato celebrado en el
extranjero para transferir derechos reales sobre inmuebles argentinos, por ser un contrato destinado a ser
cumplido en la República, se rige por las leyes argentinas (Art. 1209). La ley argentina es, respecto de dicho
contrato, su lex causae. Ahora bien, la lex causae (la ley argentina) exige que el contrato conste en
instrumento público y se presente legalizado. Ello implica que la exigencia de una determinada forma ha
sido dispuesta por la ley que rige la sustancia del negocio jurídico, en cambio, la reglamentación de esa
forma será dispuesta por la ley del lugar del país donde el instrumento se otorga. En el Tratado de
Montevideo de Derecho Civil de 1889 ambas cuestiones aparecen absorbidas por la lex causae (Art. 32). En
cambio, en el Tratado de Montevideo de 1940, se distingue cada aspecto del problema resolviéndolo con
cierta autonomía.
Carácter facultativo o imperativo: El problema consiste en determinar si la regla locus es obligatoria o
facultativa; o si una persona que celebra un acto jurídico fuera de su patria está sometida forzosamente a la
ley local o puede optar por la ley personal (nacionalidad o domicilio). Al respecto se han sostenido las
siguientes posturas: Es obligatoria: afirma esta postura que siendo la forma de orden público, ésta debe
observarse necesariamente y en forma imperativa. Es la postura de Story. Es facultativa: en virtud de que la
forma reposa en motivos de utilidad, necesidad o sumisión voluntaria del individuo a la ley del lugar donde
el acto se realice. Para Savigny la regla tiene carácter facultativo y la opción se da entre la lex loci (ley del
lugar de otorgamiento) y la lex causae (ley del lugar de cumplimiento) y se aplica por razones de
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Derecho Internacional Privado
Dimensión autónoma y convencional: En nuestro Código Civil la regla se halla consagrada en el Art. 12 que
dispone lo siguiente: “Las formas y solemnidades de los contratos y de todo instrumento público son
regidos por las leyes del país donde se hubiesen otorgado”. El Art. 950 amplía la máxima, al establecer
que: “Respecto a las formas y solemnidades de los actos jurídicos, su validez o nulidad será juzgada por
las leyes y usos del lugar en que los actos se realizaron”. Confirman la consagración de la regla locus los
Arts. 80 a 86 del Código civil (sobre la forma de la prueba del nacimiento de las personas físicas). El Art.
159 sobre la forma del matrimonio, los Arts. 3635 a 3638 sobre la forma de los testamentos, los Arts. 1180
a 1182 sobre la forma de los contratos, entre otros. Los Arts. 1211 y 3129 constituyen una excepción a la
„regla “locus‟, pues ambos exigen instrumento público. El Tratado de Montevideo de Derecho Civil
Internacional de 1889 rechaza la regla locus y se adhieren a la teoría de Savigny, según la cual las formas de
los actos jurídicos se rigen por la lex causae. El Art. 32 dispone: “La ley del lugar donde los contratos
deben cumplirse decide si es necesario que se hagan por escrito y la calidad del documento
correspondiente”. De modo que las formas a observarse en un contratos celebrado en la Argentina que deba
cumplirse en Uruguay serán determinadas por la ley uruguaya. La excepción a este principio la constituyen
los instrumentos públicos; así lo establece el Art. 39: “Las formas de los instrumentos públicos se rigen por
la por la ley del lugar donde se otorgan. Los instrumentos privados por la ley del lugar donde se otorgan.
Los instrumentos privados, por la ley del lugar de cumplimiento de los contratos respectivos”. La ley del
lugar de celebración rige las formas de los instrumentos públicos y las formas matrimoniales (Art. 11) y la
ley del lugar de ejecución rige los instrumentos privados. En el Tratado de 1940 se morigeró esta solución.
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Derecho Internacional Privado
sobre Ley Aplicable a la Compra-Venta Internacional de Mercaderías, coexisten en nuestro derecho dos
calificaciones diferentes de contrato internacional. El Derecho Internacional Privado de fuente interna
califica al contrato internacional cuando el lugar de celebración, el lugar de cumplimiento o el domicilio de
alguna de las partes, se encuentran en Estados diferentes; el Derecho Internacional Privado de fuente
convencional califica al contrato internacional cuando las partes tienen sus Establecimientos en Estados
diferentes. Se ha señalado que existe contrato internacional cuando no coinciden lugar de celebración y
cumplimiento, los contratantes tienen el domicilio o residencia habitual (conexión personal) o sus
establecimientos en el territorio de Estados diferentes, cuando el objeto del contrato se refiera a derechos
reales sobre bienes situados en el territorio de Estados diferentes (localización internacional de patrimonio),
cuando exista prórroga de jurisdicción válidamente admitida a un tribunal extranjero, cuando las partes
acuerdan la aplicación de un derecho extranjero y se plantea el problema de la validez de dicha cláusula
bajo la óptica de las normas conflictuales del foro. No obstante, podemos concluir que, a la luz del derecho
argentino, un contrato es internacional cuando su lugar de celebración, su lugar de cumplimiento o el
domicilio de una de las partes en el momento de la celebración, se halla en el extranjero.
Autonomía de la voluntad y Derecho aplicable a las obligaciones contractuales: Examinaremos la ley
aplicable a los contratos. A tales efectos, trataremos separadamente las siguientes hipótesis: a) ley aplicable
escogida por las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad; b) ley aplicable, cuando las partes han
omitido su elección o dicha elección resulta inválida, debiendo recurrirse a las reglas legislativas
supletorias.
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internacional, acepta la autonomía de la voluntad, es válida la elección de otro derecho efectuada por las
partes. La Convención de Viena de 1980, de Naciones Unidas, sobre los Contratos de Compraventa
Internacional de Mercaderías recepta la autonomía de la voluntad, en forma expresa y de manera amplia. De
este modo, en el Art. 6 se establece que “las partes podrán excluir la aplicación de la presente Convención,
o (...) establecer excepciones a cualquiera de sus disposiciones o modificar sus efectos”. La Convención de
Roma sobre Ley aplicable a las Obligaciones Contractuales de 1980, en el Art. 3º punto 1, establece la
facultad de las partes de elegir la ley aplicable al contrato. La Convención de la Haya de 1985, sobre Ley
Aplicable a la Compraventa Internacional de Mercaderías, en su Art. 7.1 establece que “el contrato de
compraventa se regirá por la ley que elijan las partes…”. Recepta de esta manera la autonomía de la
voluntad en forma expresa y amplia. La Conferencia Interamericana sobre Derecho Internacional Privado,
que celebró su quinta conferencia (C.I.D.I.P. V) en México, entre el 14 y 18 de marzo de 1994, aprobó la
Convención sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales, que también recoge el principio de la
autonomía de la voluntad en su Art. 7º, donde se establece que: “el contrato se rige por el derecho elegido
por las partes...”. b) Derecho Internacional Privado Interno. Si bien hace algunos años se discutía si la
autonomía de la voluntad tenía recepción en el derecho interno, hoy ya no existen dudas al respecto. Así, el
artículo 1212 del Código Civil, otorga a las partes la facultad de designar el lugar de cumplimiento, con lo
que entran en funcionamiento las normas de los artículos 1209 y 1210 del Código Civil, que indican como
derecho aplicable el derecho de ese lugar. Esta recepción en los Arts. 1209, 1210 y 1212, del Código Civil
Argentino son de carácter restringido, (a diferencia del criterio amplio, receptado por el Art. 1º del Código
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Derecho Internacional Privado
el tema “La autonomía de la voluntad como punto de conexión”, existieron dos despachos: una tesis más
liberal o amplia, que propiciaba que la elección de derecho aplicable no está condicionada a la existencia de
algún contacto entre uno de los elementos esenciales del negocio jurídico y el derecho aplicable y otra tesis,
más restringida, que sostuvo que la elección del derecho aplicable está condicionada a la existencia de algún
contacto razonable entre los elementos esenciales del negocio jurídico: sujeto, objeto o causa y el derecho
aplicable. Se discute si las partes pueden seleccionar cualquier ley aplicable al contrato o bien la ley
escogida, debe tener necesariamente un contacto razonable con el caso. Tanto en la Convención de Viena
de 1980, la Convención de Roma de 1980, la Convención de La Haya de 1985, como en la CIDIP V sobre
Derecho aplicable a los Contratos Internacionales de 1994, las partes son soberanas para designar cualquier
derecho para regir a su contrato. Esta posición es defendida al señalarse que la exigencia de vínculos
objetivos razonables acota la libertad de elección, siendo que la intención de las partes importa en el caso la
principal fuerza localizadora. En la elección del derecho aplicable lo que las partes no pueden hacer es una
remisión exclusiva a un derecho no estatal, por ejemplo a los principios de Unidroit, como si estos fuesen
un ordenamiento jurídico autónomo, igual que el ordenamiento de un Estado. 2.- Elección mediante una
manifestación de la voluntad tácita de los contratantes: Se admite una elección implícita o tácita de la ley
aplicable, en la medida que resulte inequívoca y pueda atribuirse a las partes en forma real y genuina, y no a
título de hipótesis. No existe uniformidad sobre el punto en el derecho convencional, en que se han
delineado concepciones restrictivas (que sólo admiten la elección tácita si surge indudable del texto
contractual), amplias o acumulativas (que autorizan examinar además las circunstancias del caso),
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Derecho Internacional Privado
requiere es que los contratantes hayan efectuado una verdadera elección, aun cuando no estuviese
expresamente declarada en el contrato. La voluntad tácita debe ser cierta. Algunos índices a tener en cuenta
podrán ser, por ejemplo, la elección de un contrato tipo regido por un sistema jurídico particular, la elección
del foro que induzca la existencia de una voluntad de que el contrato se debe gobernar por la ley de dicho
foro. Estos elementos deberán ser analizados dentro del sistema del contrato. La CIDIP V, sobre Derecho
aplicable a los Contratos Internacionales dispone, en su Art. 7º que: “el acuerdo de las partes sobre esta
elección debe ser expreso, o en caso de ausencia de acuerdo expreso, debe desprenderse en forma evidente
de la conducta de las partes y de las cláusulas contractuales consideradas en su conjunto”. Ésta es también
la solución adoptada por la Convención de la Haya de 1985 sobre Ley Aplicable a la Compraventa
Internacional de Mercaderías, ya que en su artículo 7.1 establece que “el acuerdo de las partes al respecto
(a la elección de la ley) deberá ser expreso o quedar de manifiesto en el contrato y la conducta de las
partes contemplada en su conjunto”. De este modo, será necesario tomar en cuenta un conjunto de
elementos. El juez se apoyará en la voluntad de las partes en cuanto a los elementos de localización que
deducirá de los términos del contrato y del comportamiento de las partes. 3.- Silencio de las partes: Es
necesario determinar si el silencio de una de las partes vale como aceptación de la elección del derecho
realizada por la otra. Para algunas legislaciones el silencio de una de las partes es un modo no formal de
expresión de la voluntad. Para otras, el silencio no puede valer como consentimiento. Algunas
convenciones establecen en base a qué derecho deberá adjudicarse o no valor al silencio de las partes. Así,
por ejemplo, la CIDIP V sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales, en su Art. 12 indica que
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Derecho Internacional Privado
propuesto, para unificar la ley aplicable al contrato, la aplicación retroactiva de la ley elegida después de su
perfeccionamiento Sin embargo, se establecen dos excepciones a la retroactividad: la exigencia de no
afectar derechos de terceros y obligación de no afectar la validez formal del contrato original, para defender
así el equilibrio contractual, evitando una maniobra de uno de los contratantes en perjuicio del otro.
También puede ser que se proteja a terceros para el caso de que la nueva ley elegida declare nulo al
contrato, esfumando todos los derechos creados en torno a la relación contractual.
Autonomía conflictual: concepto, fundamentos, límites: Como hemos mencionado anteriormente, la
autonomía conflictual sólo es admisible respecto a contratos internacionales, e importa “la potestad que
tienen las partes de elegir el derecho aplicable al contrato, elaborando la norma de conflicto individual
que indicará el derecho sustantivo aplicable”. Implica una “elección”, que impone atenerse al derecho
elegido tal cual es, sin modificar sus normas coactivas y excluyendo in totum el derecho excluido.
Autonomía material: concepto, fundamentos, límites: Hemos también hecho referencia a que la autonomía
material consiste en la posibilidad que tienen las partes de configurar el contenido normativo del contrato en
el ámbito del derecho privado o sustantivo competente. Se ejerce siempre dentro del marco material
competente para regular dicho contrato, el elegido por las propias partes al ejercer su autonomía de la
voluntad conflictual o por las normas de conflicto legales. Supone la “creación” de la normativa sustancial,
material del contrato.
Ley aplicable en defecto de elección: Si las partes no hubieran hecho uso de la autonomía de la voluntad o
ésta no pudiera determinarse conforme los criterios que más abajo se analizarán el derecho aplicable al
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Derecho Internacional Privado
caso de qué tipo, por la ley que será aplicable al contrato. b) Se ha señalado que declarar aplicable a los
contratos la ley del lugar de cumplimiento, plantea de inmediato interrogantes acerca de cuál es el lugar de
cumplimiento de los contratos que no lo tienen determinado expresamente. Por tal motivo, todo sistema de
solución basado en la lex loci executionis, se transforma en un sistema analítico, el cual mediante el empleo
de normas subsidiarias, determina el lugar de cumplimiento de las distintas categorías de contratos. Al
igual que el Código Civil (Arts. 1212 y 1213), ambos Tratados contienen calificaciones acerca del “lugar de
cumplimiento” del contrato. No obstante, se apartan de los tipos contractuales tradicionales y sus
clasificaciones, evitando los problemas de calificación que a su vez esos tipos y categorías hubieran
suscitado, agrupando a los contratos en diversas categorías. Estas categorías son: 1) Contratos que versen
sobre cosas: a) ciertas e individualizadas, b) Determinadas por su género, c) fungibles. 2) Contratos que
versen sobre prestaciones de Servicios: a) si recaen sobre cosas, b) si su eficacia se relaciona con algún
lugar especial, c) sin vinculación con cosas o lugar especial. Las soluciones propuestas por el Tratado para
cada supuestos son las siguientes: 1.- Contratos sobre cosas ciertas e individualizadas: se rigen por la ley del
lugar donde ellas existían al tiempo de su celebración; 2.- Contratos que recaigan sobre cosas determinadas
por su género o cosas fungibles: se rigen por la ley del domicilio del deudor al tiempo de su celebración; 3.-
Contratos que versen sobre prestación de servicios y ésta recae sobre cosas: se rigen por la ley del lugar en
donde ellas existían al tiempo de su celebración; 4.- Contratos que versen sobre prestación de servicios y
cuya eficacia se relaciona con algún lugar especial: se rigen por la ley del lugar en donde hayan de producir
sus efectos; 5.- Contratos que versen sobre prestación de servicios, sin vinculación con cosas o lugar
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Derecho Internacional Privado
determina su naturaleza (Art. 37 Tratado de 1940), pero utilizando entonces una calificación lex civilis
causae, el problema de calificaciones no deja de ser complejo pues la cuestión puede ser encarada de
distintos modos. De este modo, una posibilidad es calificar según la ley que rige el contrato principal. Otra
posibilidad es calificar según la ley del lugar de ejecución del contrato presuntamente accesorio, si esta ley
lo considera como un contrato independiente, esa será la ley aplicable; si esta ley lo califica como accesorio,
correspondería aplicar la ley del contrato principal. Algunos autores consideran que la regla del Art. 41 del
Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1940, no parece muy apropiada para las
modalidades actuales de contratación; tal es así que los instrumentos más modernos en la materia, como la
Convención de Roma de 1940 o la Convención de México de 1994, no contienen normas equivalentes.
Algunos contratos en particular tienen normas específicas en los Tratados de Derecho Comercial. Así
tenemos disposiciones relativas a la sociedad comercial (1889: Arts. 4º a 7º; 1940: Arts. 6º a 11); seguros
(1889:arts. 8º a 10º; 1940/Terr.: Arts. 12, 13 y 1940 Nav.: Arts. 28 a 30); transporte terrestre y fletamento
(1889: Arts. 14 y 15; 1940/Terr.: Arts. 14 a 18 y 1940/Nav: Arts. 25 a 27), prenda comercial (1940/Terr.:
Arts. 18 a 22), contrato de ajuste (1889: Arts. 19 y 20; 1940/Nav.: Arts. 20 a 24), otros. d) La ley del lugar
de celebración del contrato se aplica en forma subsidiaria para regir aquellos contratos cuyo lugar de
cumplimiento no pueda ser determinado al momento de ser celebrados, según las reglas de los Arts. 37 y 38
del Tratado (Art. 40 Tratado de 1940).
Derecho Internacional Privado Interno: Las normas sobre derecho aplicable referidas a contratos
internacionales, que se interpretan como subsidiarias de la autonomía de la voluntad conflictual, están
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Derecho Internacional Privado
lugar de cumplimiento (Arts. 1209 y 1210) y el lugar de celebración se aplica en forma subsidiaria (Art.
1205). Es decir, los contratos se rigen por la ley del lugar de cumplimiento y sólo cuando éste no esté
determinado, ni pueda determinarse con las pautas de los Arts. 1212 y 1213 del C. Civil deberán aplicarse la
ley del lugar de celebración. Esta posición se funda en que no existe razón para que un juez argentino
aplique a la gran mayoría de los contratos internacionales la ley del lugar de cumplimiento y sin embargo
utilice la ley del lugar de celebración cuando el contrato no tiene ningún contacto con el país. Además,
pocos contratos internacionales se celebran por escrito en presencia de ambas partes, especialmente hoy por
la contratación por medios electrónicos, por lo que este punto de conexión muchas veces fracasa. Otra
posición, entiende que, cuando el contrato tiene contacto argentino (ya sea que el lugar de celebración o el
lugar de cumplimiento se encuentren en nuestro país) se aplican las reglas de los Arts. 1209 y 1210 del C.
Civil y el contrato se rigen por la ley del lugar de cumplimiento. Cuando el contrato no tiene contacto
argentino porque tanto el lugar de celebración cuanto el lugar de cumplimiento se encuentran en el
extranjero, se aplica la norma del Art. 1205 del C. Civil y por lo tanto el contrato se rige por la ley del lugar
de celebración. Esta interpretación tiene apoyo en el texto literal de las normas, ya que el Art. 1205 se
refiere a los contratos hechos fuera del territorio de la República, en cambio los Arts. 1209 y 1210
mencionan el lugar de ejecución en Argentina (Art. 1209) o el lugar de celebración en nuestro país (Art.
1210). En rigor de verdad, la discusión es más teórica que real, pues en la práctica y salvo algún caso
excepcional, los tribunales argentinos entenderán la mayoría de las veces en contratos internacionales que
tengan lugar de celebración o lugar de cumplimiento en Argentina, por lo que cualquiera sea la postura que
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Derecho Internacional Privado
celebración, hay que acudir al Art. 1214 C. Civil, que dispone que los efectos del contrato, esto es, las
obligaciones de cada una de las partes, se rigen por la ley de su respectivo domicilio. Se aplican dos leyes,
en forma distributiva respecto de las obligaciones de cada parte. Pero como esta norma se refiere sólo a los
efectos del contrato, se discute la ley aplicable a su validez intrínseca. Goldschmidt ha postulado una
aplicación acumulativa de las leyes de los domicilios de los contratantes, pero también se ha sostenido que
estás leyes deberían ser aplicadas en forma alternativa, a favor de la validez del contrato. El Art. 14 inc. 4
del C. Civil, puede apoyar esta posición, que tiende por cierto, a la conservación del contrato.
El principio de proximidad: En caso que las partes por algún motivo omitan elegir la ley aplicable al
contrato, ésta se determinará en función de criterios subsidiarios, los cuales examinaremos. Entre esos
motivos pueden señalarse: ni siquiera se plantearon la cuestión, no la eligieron porque conocen de antemano
la ley aplicable en ausencia de elección y ella conviene a sus intereses o no llegaron a una acuerdo, no
obstante haber negociado o no resultó eficaz la elección que hicieron por algún motivo, entre otros.
Analizaremos el principio de proximidad, el principio de los lazos más estrechos y el criterio de la
prestación más característica. El principio de proximidad constituye uno de los criterios objetivos de
determinación de la ley. A los fines de determinar la ley subsidiaria, se ha producido el pasaje de las
posturas que pretendían detectar la intención presunta o voluntad hipotética de las partes en cuanto a la ley
aplicable a aquellas que buscan localizaciones que se desprenden de la economía interna del contrato. Se
trata del paso de una concepción subjetiva a una objetiva. En el criterio subjetivo, lo relevante es la
voluntad hipotética atribuida a las partes, al intentarse determinar qué normativa debería haberse escogido
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Derecho Internacional Privado
sencilla cuando se trata de los denominados contratos unilaterales, porque generalmente la prestación
coincide con la del único contratante obligado. Sin embargo, puede tornarse dificultosa, cuando no
imposible, cuando se trata de contratos sinalagmáticos en los que ambas prestaciones revisten igual
jerarquía o naturaleza. Por caso en la permuta, o en los contratos innominados, cuya complejidad hace
difícil determinar la prestación característica. La posición analizada ha sido objeto de críticas tales como el
fortalecimiento de la parte más fuerte en transacciones internacionales no paritarias Por caso en los
contratos celebrados entre empresas exportadoras de países industrializados e importadoras de los
denominados países no desarrollados o en vías de desarrollo, la necesidad de la prestación “no
característica” para identificar el tipo de contrato de que se trata. Como en la locación, la permuta o
compraventa internacional., la existencia de contratos en que las prestaciones son de idéntica jerarquía y
otros que carecen de una prestación más característica, Contratos de permuta o contrato de intercambio de
servicios, contratos de cuenta corriente recíproca, de cambio de divisas alternativo, de joint ventures, entre
otros. Por contrapartida, los cultores de la tesis examinada sostienen que la aplicación de la ley del Estado
de la prestación más característica permite reducir los costos de información y fomentar la contratación
internacional, que el sistema provee seguridad en la determinación de la ley del contrato y que contiene una
solución armónica entre las reglas rígidas tradicionales, abarcativas y las soluciones americanas flexibles,
pero en oportunidades, peligrosamente imprevisibles. La CIDIP V no hace mención de la prestación
característica como criterio rector para la autoridad judicial interviniente, sin embargo, el juez podrá tenerla
en cuenta dentro de los elementos que corresponda analizar. Esta concepción de la prestación más
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Derecho Internacional Privado
cuenta los principios del comercio internacional, por ejemplo los principios de Unidroit, para evitar
cualquier interpretación parroquial que conduzca a un resultado disfuncional, a un resultado inocuo,
tomando en cuenta las necesidades del tráfico mercantil internacional.
Jurisdicción internacional. Dimensión autónoma. Derecho Internacional Privado Interno: Las normas
argentinas de fuente interna que rigen la jurisdicción internacional en materia contractual son el Art. 1 del
Código Procesal Civil de la Nación y los Arts. 1215 y 1216 del Código Civil. El Art. 1 del CPNC permite
pactar jurisdicción internacional en asuntos patrimoniales, salvo cuando los tribunales argentinos tienen
jurisdicción exclusiva o cuando la prórroga está prohibida por ley. Por lo general, ello ocurre en aquellas
cuestiones o materias que no sean de estricto carácter patrimonial, por ejemplo, en el Derecho de Familia.
Se admiten los acuerdos realizados en el contrato y también la prórroga posterior. La norma autoriza
también los acuerdos arbitrales en las mismas circunstancias. En ausencia de acuerdo de partes, los Arts.
1215 y 1216 C. Civil, atribuyen jurisdicción en forma concurrente y a elección del actor, a los jueces del
lugar de cumplimiento del contrato o a los del domicilio del demandado. La doctrina argentina ha sostenido
distintas interpretaciones sobre lo que debe entenderse por lugar de cumplimiento, a los fines de la
determinación de la jurisdicción internacional. Algunos consideran que el lugar de cumplimiento resulta de
la prestación reclamada en juicio. Otros, en cambio, entienden que puede demandarse ante los jueces del
lugar de cumplimiento de cualquiera de las prestaciones. Si bien las normas no admiten expresamente la
jurisdicción internacional del juez del domicilio extranjero del demandado, se la entiende implícitamente
aceptada en el Art. 1215 del C. Civil, al decir que el actor puede ir ante el juez argentino pese al domicilio
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Derecho Internacional Privado
permite la prórroga post- litem o sumisión tácita, que requiere la presentación en el juicio del demandado,
sin cuestionar la jurisdicción (Art. 56, último párrafo del Tratado de 1940). En casos de rebeldía, no hay
prórroga de jurisdicción, ya que se impone una expresión positiva y no ficta de la voluntad del demandado.
Dimensión institucional: La cuestión se encuentra regulada en el Protocolo de Buenos Aires sobre
Jurisdicción Internacional en materia Contractual. El Protocolo de Buenos Aires sobre Jurisdicción
internacional en Materia Contractual de 1994 establece reglas comunes en materia de jurisdicción
contractual para los países del Mercosur, a efectos de promover y asegurar el desarrollo de las relaciones
económicas en el sector privado de los Estados partes, garantizando la regulación de un tema sumamente
conflictivo en la negociación internacional. Aborda exclusivamente la jurisdicción directa (determinación
del juez competente) y contenciosa en materia de contratos civiles y comerciales, en los siguientes casos: a)
contratos celebrados entre particulares (personas físicas o jurídicas) de los cuales al menos uno se encuentre
domiciliado o tenga su sede social en un Estado Parte del Tratado de Asunción; b) contratos que contengan
un acuerdo de elección del foro a favor de un juez de un Estado Parte; c) contratos que tengan una conexión
razonable según las normas de jurisdicción que el Protocolo establece (Art. 1). Se ha objetado que le
Protocolo no regula ni la eficacia extraterritorial de las sentencias y laudos, tratada por el Protocolo de
Cooperación y Asistencia Jurisdiccional en materia Civil, Comercial, Laboral y Administrativa de Las
Leñas de 1992, ni la determinación del Derecho aplicable a los contratos. Esto último ha sido señalado
como una de las falencias más grandes de las que adolece el Protocolo. También se ha observado que no
resulta muy feliz la redacción del artículo en relación con estas exigencias, pues no surge claramente si
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Derecho Internacional Privado
Cuando no existe acuerdo de jurisdicción, se requiere que ambos contratantes estén domiciliados en Estados
parte (Art. 1 Inc. a), para que el Protocolo sea aplicable. La doctrina se pregunta por qué no adoptar el
mismo criterio en los supuestos de jurisdicción subsidiaria (Arts. 7 a 12); c) el acuerdo de elección de foro
debe haberse realizado a favor de un tribunal de un Estado parte; d) debe existir una conexión razonable
según las normas de jurisdicción del Protocolo. Llama la atención que el Art. 4 del Protocolo al regular la
elección de jurisdicción no exija conexión razonable, invalidándola sólo cuando resulte abusiva. Si el
Protocolo autoriza el pacto de jurisdicción sin que se requiera conexión razonable con ese país ¿por qué se
exige este requisito para determinar el ámbito de aplicación del Protocolo? La sumisión voluntaria es
admitida pre o post-litem a condición de que esa competencia no haya sido establecida en “forma abusiva”
(Arts. 4 y 5). El ejercicio de la autonomía de la voluntad de las partes en la elección del foro, encuentra su
límite en la calidad del acuerdo, obrando el Protocolo como marco de admisión de su ejercicio. Se intenta
de este modo, resguardar a la parte más débil del contrato, evitando contratos asimétricos o el forum
shopping. Consecuentemente con el criterio de celeridad que requiere el moderno tráfico comercial y la
necesidad de asegurar al máximo la neutralidad, imparcialidad y eficacia en las negociaciones
internacionales, el Protocolo admite la prórroga efectuada por las partes conjuntamente a favor de tribunales
arbitrales. A los fines de atribuir jurisdicción, el Protocolo recepta el criterio de prórroga en razón de la
admisión procesal expresa, voluntaria y positiva. No considera suficiente la admisión ficta, que se produce
cuando el demandado comparece y se limita a no cuestionar la competencia. Para el supuesto de que las
partes no hubieran hecho uso de la facultad de elección de la jurisdicción, se establece la opción del actor de
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Derecho Internacional Privado
adquirir derechos y contraer obligaciones, que no son personas de existencia visible, son personas de
existencia ideal, o personas jurídicas” (Art. 32 del C. Civil). A su vez el Art. 33, en su segunda parte reza:
“Tienen carácter privado:... 2° Las sociedades civiles y comerciales o entidades que conforme a la ley
tengan capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, aunque no requieran autorización para
funcionar”. La ley 19550 dispone en su Art. 2: “La sociedad es un sujeto de derecho con el alcance fijado
en esta ley”. Las expresiones usadas en los dos últimos textos son similares, no contradictorias y se refieren
a un mismo problema, a la personalidad jurídica o a la capacidad de ser titular de derechos y contraer
obligaciones (Capacidad de Derecho o de goce), sin que se pueda hablar de existencia o estado de las
personas jurídicas. De allí una primera cuestión consiste en saber qué ley es la que determina cuando una
conjunción organizada de esfuerzos y riquezas de personas físicas tiene personalidad jurídica. La segunda
cuestión se refiere a la capacidad de hecho o ejercicio y estriba en conocer qué ley regula esta capacidad.
Al igual que en caso de las demás personas jurídicas se ha discutido sobre si efectivamente tienen tal
capacidad, o no. Las dos grandes tesis extremas en disputa son las doctrinas de la “realidad” y las doctrinas
de la “ficción”. Se aplican a las sociedades comerciales las mismas teorías que explicamos respecto de la
persona jurídica en general, es decir, la tesis territorialista, extraterritorialista y de extraterritorialidad
parcial, admitiendo esta última, el llamado “cualitativo” y el “cualitativo-cuantitativo”. En el primer caso,
basta que la sociedad pretenda ejecutar un solo acto de los comprendidos en su objeto social o fin específico
para el que se constituyó para que quede sometida a las disposiciones del derecho local o del lugar donde
pretenda actuar; en el segundo, es necesario que realice una serie de actos (habitualidad) de los
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Derecho Internacional Privado
entiende la del Estado donde se cumplan los requisitos de forma y fondo requeridos para la creación de
dichas sociedades”. El Tratado de Montevideo de Derecho Civil Internacional de 1940 en sus artículos 4 y
10, establece que la cuestión bajo análisis se regirá por la ley del domicilio, entendiendo como tal el asiento
principal de los negocios o centro de explotación de la persona jurídica. Los Tratados de Montevideo de
Derecho Comercial Internacional de 1889 y 1940 siguen el criterio del domicilio con el mismo alcance que
hemos explicado (Arts. 5 y 2; 8 y 3 respectivamente). La CIDIP II sobre conflicto de leyes en materia de
Sociedades Mercantiles opta por el punto de conexión lugar de constitución (Art. 2) con el alcance ya
explicado. Igual criterio sigue la ley de sociedades comerciales 19.550 (Art. 118). En el Código Civil no
existen normas específicas que dispongan con relación a la capacidad de hecho o de derecho de las personas
jurídicas, son por tanto de aplicación las reglas generales de los Arts. 44, 89 y 90 Incs. 3 y 4 del Código
Civil. La tesis civilista sostiene que la capacidad de hecho y de derecho de las sociedades y corporaciones
se rige por la ley del domicilio, entendiendo éste como el fijado por los estatutos o en su ausencia, el del
lugar donde está situada su dirección o administración principal.
La actuación Extraterritorial de las Personas Jurídicas Privadas. Al igual que en el supuesto anterior, la
solución dependerá de la fuente consultada. En el DIPr Convencional los Tratados de Montevideo de
Derecho Civil y Comercial de 1889 optan por el criterio cualitativo (Art. 4 en ambos casos). Los Tratados
de Montevideo de Derecho Civil y Comercial de 1940 siguen el criterio cualitativo-cuantitativo. La CIDIP
II sigue el criterio cualitativo (Art. 4) El DIPr interno, esto es Código Civil y ley 19550 sigue el criterio
cualitativo-cuantitativo (Arts. 33, 34,45 y 46 del C. Civil y Art. 118 Ley 19550. En resumen, el criterio
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Derecho Internacional Privado
extranjero se rige en cuanto a su existencia y forma por las leyes del lugar de constitución. Se halla
habilitada para realizar en el país actos aislados y estar en juicio. Para el ejercicio habitual de actos
comprendidos en su objeto social, establecer sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación
permanente, debe: 1) Acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes del país. 2) Fijar un
domicilio en la República, cumpliendo con la publicación e inscripción exigidas por esta ley para las
sociedades que se constituyan en la República. 3) Justificar la decisión de crear dicha representación y
designar la persona a cuyo cargo ella estará. Si se tratase de una sucursal se determinará además el
capital que se le asigne cuando corresponda por las leyes especiales.” De la norma transcripta se
desprende que: la ley del lugar de constitución, entendido éste como aquel donde se han cumplido los
requisitos de forma y fondo rige íntegramente el acto constitutivo de la sociedad, su existencia o
personalidad jurídica y su capacidad de obrar. Dentro del concepto de forma, incluimos no sólo el tipo
societario, sino además las cuestiones vinculadas por la publicidad e inscripción, sus requisitos, condiciones
y efectos. Ello así, siempre y cuando la sociedad constituida en el extranjero no tenga en la República ni su
sede ni su exclusivo centro de explotación en ella, en virtud de lo dispuesto por el Art. 124 de la ley 19550.
La calificación acerca de si la sociedad es civil o comercial lo determina la lex causae (la ley del lugar de
constitución), que también resuelve sobre su capacidad de hecho y de derecho. La expresión existencia y
forma aluden a la personalidad jurídica y al tipo social respectivamente. Los actos aislados deben reputarse
como tales aquellos que respondan a la capacidad genérica de la sociedad y no supongan habitualidad. Ha
sido considerado un acto aislado la sola presentación a una licitación pública. La comparecencia en juicio
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Derecho Internacional Privado
cumpliera concurrentemente en otros países rige el Art. 118 LSC. Otro supuesto de habitualidad es el
previsto por el Art. 123 de la ley, el que textualmente dispone: “Para constituir sociedad en la República,
deberán previamente acreditar ante el juez de registro que se han constituido de acuerdo con las leyes de
sus países respectivos e inscribir su contrato social, reformas y demás documentación habilitante, así como
la relativa a sus representantes legales, en el Registro Público de Comercio y en el Registro Nacional de
Sociedades por Acciones, en su caso.” La norma indica un típico caso de habitualidad. La misma
exposición de motivos de la Ley 19.550 considera que constituir sociedad en la República “no es un acto
aislado” (Sec. XV, párrafo 2). El presupuesto exigido es constituir una nueva sociedad en la República, por
lo que a la participación en sociedades argentinas preconstituidas hay que considerarla comprendida en el
concepto de constitución al que alude el Art. 123. Constituir una sociedad equivale no sólo a participar en
el acto fundacional de ella, sino adquirir ulteriormente parte de sociedades de interés o de responsabilidad
limitada. La adquisición de acciones queda involucrada en tanto se den los supuestos de los Arts. 31, 32 y
33 de la Ley 19550 (sociedad controlante, controlada y vinculada). El ámbito de aplicación del Art. 123
comprende las siguientes situaciones: - El supuesto de una sociedad extranjera que intervenga para integrar
el consejo de vigilancia, el directorio o en el acto asambleario. - La constitución por fusión entre sociedades
constituidas en el extranjero para constituir una en la República, entre una sociedad constituida en el
extranjero para constituir una en la República o entre una sociedad constituida en el extranjero con una
nacional para constituir una sociedad en la República o para ser absorbida por una sociedad en la República
o para ser absorbida por una sociedad constituida en la República Argentina. - La escisión de una sociedad
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