Constructivismo y Psicoanálisis
Constructivismo y Psicoanálisis
Constructivismo y Psicoanálisis
Introducción:
Entendemos por subjetividad una forma compleja de extensión que aloja
procesos diversos. Remite a una compleja estratificación del cual su abordaje
conceptual implica su dimensión multidisciplinaria (Grimblat & Palazzini,
2011). A su vez la subjetividad se nos presenta como una prueba empírica ante
nuestra experiencia directa y consciente, pero al mismo tiempo presenta
aspectos indirectos, inciertos e inconscientes. Dicha contradicción confronta a
la psicología con un desafío teórico conceptual. Primero la de diferenciar de
forma cabal cuáles teorías psicológicas son teorías de la subjetividad y cuáles
no. Segundo, cuáles son las diferencias y convergencias entre las teorías que se
incluyen en el conjunto de las teorías de la subjetividad. Para delimitar de
forma preliminar dicho campo teórico diremos en primer término que toda
teoría psicológica de la subjetividad alude de algún modo u otro al complejo
trabajo de la psique de representar y representarse el mundo. Segundo, toda
teoría de la subjetividad plantea un corte radical entre naturaleza y cultura.
Tercero, toda teoría de la subjetividad expresa un modo indirecto por el cual la
psique o mente1 conoce el objeto en cuanto cosa del mundo bajo mecanismos
psicológicos complejos. Cuarto, toda teoría de la subjetividad es en sí una
teoría del pensamiento, y que éste último no establece necesariamente una
correlación directa con la adaptación. Tanto éste último como la mantención de
la vida serán un logro posterior o secundario del individuo o sujeto, el cual no
está ni inscripto ni adquirido desde los orígenes mismos de la vida.
La problemática sobre los orígenes del pensamiento ha sido un debate desde
los inicios de la psicología y la filosofía a lo largo de la historia. En el campo
de la psicología ha tenido ingreso de diversos modos y como suele ocurrir con
toda problemática compleja no tiene un solo origen. Hoy, desde nuestra
perspectiva, dos grandes paradigmas teóricos se debaten en el terreno de las
teorías de la subjetividad los fundamentos psicológicos del pensamiento. Estas
teorías con sus divisiones internas y escisiones: El Constructivismo por un
lado, y El Psicoanálisis por otro.
El debate por los orígenes del pensamiento ha tomado por lo general como
modelo la figura del niño, el cual ha pasado por diversos tamices de prácticas
sociales sobre la infancia y teorías psicológicas sobre el desarrollo y el
pensamiento. Nosotros tomaremos dichos conceptos como eje del debate
contemporáneo sobre la subjetividad para confrontar y tensionar los
paradigmas y teorías vigentes.
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Utilizamos psique y mente de forma preliminar. Ya que será la exposición de las teorías quién las
diferenciará posteriormente.
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I- Pensamiento e inteligencia
¿Qué entendemos por pensamiento? ¿Qué decimos cuando decimos
pensamiento? ¿Qué implica decir pensar?
Al respecto el diccionario de Filosofía J. Ferreter Mora dedica dos extensos
recorridos que diferencian “el pensar” de “el pensamiento”:
“… Algunos autores sostienen que, aunque se puede hablar de pensar, no es
legítimo hablar de pensamiento. Pensar es una realidad concreta, un proceso
mental o una serie de fenómenos neurofisiológicos. Los pensamientos, en
cambio no son concretos. Otros autores, en cambio, admiten que hay
pensamientos que, aunque sean producidos por el proceso del pensar, no son
reducibles a actos de pensar y tienen y tiene una “realidad” propia. El pensar
“aprehende” por así decirlo, los pensamientos…” (Ferreter Mora, 2004, pág.
2734).
En el fragmento citado podemos observar algunas cuestiones. 1- el pensar es
interpretado como una actividad mental o psíquica, neurofisiológica -2- los
pensamientos, que si bien son derivados de los procesos del pensar, los
primeros tienen autonomía sobre los segundos. En otras palabras, algo debe
sumarse, interponerse o producirse al pensar, para que los pensamientos los
excedan. Esto último nos ubica en la problemática teórica entre la estructura y
las representaciones, entre la subjetividad y aquellos procesos psicológicos que
la hacen posible. En otras palabras, el pensar es un proceso que se produce
más allá del Yo, no necesita del Yo para existir. Los pensamientos necesitan
ser pensados por alguien. A diferencia del pensar que puede ser pensado por
nadie, vale decir, pueden existir sin ser aprehendidos por el Yo, los
pensamientos son inherentes al Yo, es decir, necesitan que alguien (el sujeto)
los piense.
Desde la perspectiva psicoanalítica, “El Diccionario de Psicoanálisis de
Laplanche y Pontalis (Laplanche & Pontalis, 1993) no contiene ninguna
definición de “pensamiento”, no así el “Diccionario de Pensamiento
Kleiniano” de R.D. Hinshelwood (Hinshelwood, 1989), allí la definición
remite al sistema teórico propuesto por Bion, quién a partir de su trabajo con
pacientes esquizofrénicos u otros con trastornos graves del pensar, desarrolla
su teoría del pensamiento normal. (Hinshelwood, 1989, págs. 478-484).
Considerando lo expuesto anteriormente, las afecciones del pensar, que
derivarán en pensamientos “patológicos” nos lleva a debatir sobre conceptos
asociados a ellos, a saber, inteligencia, percepción, memoria y conocimiento.
Vale decir, qué ocurre con ellos si el proceso de “el pensar” se ve afectado.
Cabría primero indagar, que se entiende por Inteligencia:
El diccionario de uso español María Moliner entiende inteligencia por:
“(del latín intelligentia) 1 f. (aplicar, emplear, cultivar) Facultad espiritual con la cual se
captan, se relacionan y se forman ideas. Se emplea también refiriéndose a animales que son
capaces de realizar asociaciones entre sus percepciones. Capacidad mayor o menor de
comprender, aprender o asociar. 2. Destreza o habilidad para adaptarse a situaciones nuevas
o encontrar soluciones a los problemas. 3 ser formado solo por sustancia espiritual ≈ a
espíritu. Acción y efecto de comprender … ≈ Comprensión, conocimiento, intelección …”
(Moliner, 2007, pág. 1664).
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Usamos organismo ateniéndonos estrictamente al vocabulario Piagetiano
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Desde ya que las ideas expresadas no reducen su teoría. Como todo autor fundamental, su obra contiene,
marchas y contramarchas, contradicciones fecundas acerca de la Psicogénesis del pensamiento . A la vez
quisiéramos aclarar algunas concepciones sobre nuestra lectura del autor en cuestión , no confundir por
momentos el tono esquemático de la escritura y la metodología piagetiana de investigación , con la
fecundidad de sus conceptos muchas veces sometidos estos a la misma rigidez de su escritura.
Consideramos que la fecundidad de los conceptos centrales de la obra de Piaget siguen en el centro de las
discusiones de la psicología contemporánea.
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El Construccionismo Social
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Las críticas a Piaget que realiza Vigotsky constituyen buena parte de sus ideas desplegadas
“Pensamiento y Lenguaje” (Vigotsky, 1995). En éste apartado las consideraremos como parte de la
exposición de los conceptos centrales de la obra de Vigotsky, no como una crítica definitiva a la obra de
Piaget. Ya que éste último se ha referido a las mismas en diversos pasajes de su obra. Incluso ediciones de
la obra de Vigotsky contienen notas al pié de página desarrollos de Piaget referidas a ellas. Ver :
(Vigotsky, 1995, págs. 160, 185)
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La crítica de Vigotsky debe ser comprendida en función de la lectura de éste acerca de Freud atravesada
por una época, tanto para Vigotsky como para el psicoanálisis en general donde primaba una principio
endogenista del aparato psíquico
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Éste punto es reconocido por el mismo Freud en “La interpretación de los sueños” (Freud S. 1900)
ampliaremos más adelante
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Es digno de destacar que la polémica Vigotsky – Piaget está mediada por la presencia teórica de Freud.
Piaget suscribe a la lectura de la primera parte de la obra de Freud, en donde se hace fuerte la vertiente
endogenista y un psiquismo cerrado desde las teorizaciones de las fases de evolución de la libido .
Vigotsky por el contrario toma los aspectos de la segunda parte de la obre, principalmente desde “Mas
allá del principio del placer” Obra que prologa junto a Luria, en donde se postula un psiquismo más
abierto al exterior desde la teoría de lo traumático
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La fundamentación del autor es extensa acerca de éste punto. Puede verse en “Pensamiento y lenguaje”
(Vigotsky 1995) en el capítulo “Acerca de la creación de conceptos científicos”
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cabe aclarar que concepto no es igual a representación. El concepto alude a una categoría que permite
discernir y clasificar, es ordenador del pensamiento consciente
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Es esta distancia la que el autor denominó Zona de Desarrollo Proximal
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Vigotsky señala que no todas las culturas despliegan egocentrismo, que éste es un derivado de la
cultura occidental
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Vigotsky explora diferentes culturas en donde aquellas atravesadas por el pensamiento científico
pueden representar formas de la realidad que entran en contradicción con la realidad perceptual. Dicho
universo solo puede ser pensado en el campo del lenguaje en tanto herramienta cultural y conceptual.
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La perspectiva psicoanalítica
La misma no constituye un campo homogéneo, de hecho, el psicoanálisis
históricamente no se ha dedicado formalmente al estudio de la inteligencia. Sin
embargo la revisión de algunos de sus ejes conceptuales y autores clásicos
pueden ofrecer algunas consideraciones preliminares. Ya que una problemática
que atraviesa al psicoanálisis desde sus inicios se relaciona con como lo psique
produce y articula representaciones psíquicas
Yendo al fundador del psicoanálisis, podríamos ubicar tres momentos en la
obra de Freud14, por un lado, lo propuesto en la “Interpretación de los Sueños”
de mil novecientos (Freud, La Interpretación de los Sueños, 1993), lo expuesto
en los textos del catorce conocidos como textos metapsicológicos (Freud,
Obras Completas, 1993). Y por último lo expuesto en los inicios de la llamada
segunda tópica, especialmente en “Más allá del Principio del Placer” de mil
nueve veinte (Freud, 1993).
En el texto de mil novecientos, en su capítulo siete, Freud expone su teoría de
la vivencia de satisfacción como origen de la representación y el pensamiento.
Brevemente, se exponemos que ante la tensión de necesidad, el niño en su
estado de prematurez inicial descarga su excitación mediante el llanto. Allí, por
lo general la madre, lo asiste interpretando dicho estado alimentándolo
mediante el pecho. Tras la acción específica la tensión disminuye y el niño se
calma. Cuándo dicho estado se vuelve a ver perturbado por el incremento de de
la cantidad de excitación, los indicios de percepción de la vivencia anterior se
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Elegimos tres momentos a conciencia que estamos excluyendo textos pertinentes para abordar la
cuestión como ser: “Proyecto de Psicología para Neurólogos” de 1886 u otros. (Freud, 1993)
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activan por vía regrediente, por tanto la vivencia es recompuesta por vía
alucinatoria. Vale decir, el impulso de la excitación se topa con los indicios
resultantes de la vivencia previamente ocurrida. Esto implicará que la
excitación de orden biológico se desliza convirtiéndose en moción de deseo.
Vale decir, la excitación es suplantada por el mecanismo del deseo y éste se
pone en imagen como vivencia de satisfacción alucinada. Luego, la tensión
persiste y la alucinación fracasa, por tanto el niño vuelve a realizar su descarga
y la “la madre” vuelve a asistirlo. Pero según Freud, tras la vivencia de
satisfacción, el objeto de satisfacción de la necesidad de nutrición es sustituida
por un objeto de placer pulsional in-evacuable. Éste pulsará desde dentro del
aparato anímico cuya satisfacción ya no remitirá a lo auto-conservativo
exclusivamente sino a la satisfacción del deseo. Tal representación de la
totalidad de la experiencia constituye la vivencia de satisfacción como el
primer esbozo de pensamiento, ya que posterga la descarga directa
interponiendo la acción de las representaciones. (Freud, La Interpretación de
los Sueños, 1993). De aquí se desprenden dos cuestiones, primero la teoría del
apuntalamiento que postula que el deseo se apuntala sobre la funciones
autoconservativas, en éste caso la nutricia. Segundo, si bien la alucinación
fracasa, vale decir, la necesidad biológica se impone a la representación
psíquica, el objeto de deseo persiste vicariando al objeto de la necesidad. Éste
proceso se activa debido a que la asistencia ajena, la intervención de otro
humano mediante la alimentación y los cuidados amorosos ha inscripto un plus
de placer irreductible por la vía auto-conservativa (Bleichmar, La Fundación de
lo Inconciente, 1993). Es decir, el objeto al cual se fija la pulsión persiste desde
dentro del aparato psíquico, pulsando, persistiendo, buscando su evacuación. A
diferencia de la propuesta Piagetiana, dicho objeto no se asimila, no se
equilibra, no se adapta. Para Freud, la persistencia del objeto forjará
formaciones defensivas que transformarán el aparato psíquico a partir de un
clivaje, una división de instancias. Tal desequilibrio energético fundacional de
la vida psíquica constituye el motor de su desarrollo, los mecanismos que éste
despliega para postergar la descarga, serán transformarán en el impulso al
crecimiento mental. Estas primeras inscripciones y ligazones desadaptativas, en
términos de Silvia Bleichmar, son previas a la fundación de lo inconsciente.
Según esta autora, éste último es fundado por la represión originaria fijando los
objetos a lo inconsciente impidiendo su descarga directa y forzando las
mociones de deseo a la satisfacción sustitutiva (Bleichmar, La Fundación de lo
Inconciente, 1993).
El segundo momento se compone por los textos metapsicológicos del catorce.
En la mencionada serie de textos Freud establece conceptos más precios al
referirse, al inconsciente, la pulsión, la sexualidad, narcisismo entre otros,
particularmente nos interesa la concepción novedosa en la teoría hasta el
momento donde el Yo, de carácter narcisístico se constituye por medio del
objeto. En el texto de mil novecientos, el objeto de la pulsión es expuesto
como aquello que pulsa por satisfacerse desde el inconsciente reprimido y
aspirar a la conciencia. A partir del catorce, por vía de la identificación, el
objeto habita dentro del Yo, lo cual puede perturbar su funcionamiento global
como instancia que tiene a su cargo funciones como ser: la motilidad, la
conciencia de sí, el juicio, el sentido identitario e histórico del sujeto, como su
inserción social, los vínculos, elecciones amorosas, el pensamiento formal,
reflexivo etc. Las afecciones del Yo en términos freudianos del catorce, como
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Muchas de estas si bien sostienen una ligazón con el objeto externo, como ser el enamoramiento y la
masa, desde la visión de Freud, estas remiten a como el objeto idealizado es reencontrado en rasgos e
indicios de objetos externos.
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Ver “La Importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del Yo” de 1930 (Klein, 1999)
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Para ampliar dicha perspectiva ver “Psicoanálisis y Neogénesis” de 1999 (Bleichmar, 1999) e
“Inteligencia y Simbolización” (Bleichmar, 2009)
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Dicho pasaje podría ser cuestionado desde visiones actuales, especialmente la frase en la cual el Yo
tiene a su cargo pulsiones de auto-conservación.
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Para profundizar este punto pueden remitir a la conferencia sobre la Angustia de Freud, o a los
desarrollado por Silvia Bleichmar en torno a la función del enigma en “Inteligencia y Simbolización”
(Bleichmar, 2009)
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A modo de conclusión:
Nuestra exposición no intenta agotar la cuestión sino dar lugar y posibilitar el
debate inter-teórico sobre problemáticas contemporáneas de la psicología.
Bibliografía
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Por tanto la pulsión epistemofílica no es estrictamente una pulsión. No representa el deseo inconsciente
de conocer, sino que es un deseo que emerge como un impulso del Yo ante los enigmas del mundo, del
origen del sujeto entre otras cosas.
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