Constructivismo y Psicoanálisis

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Pensamiento e inteligencia en el marco de las teorías de la subjetividad.


Un aporte preliminar para un debate inter-teórico.
Autor: Sebastián Grimblat
Publicado en: Bertaccini A, Grimblat S, Santi, A “Prácticas en salud y
educación: sus efectos en la construcción de infancias” (2016) Rosario
Laborde ediciones

Introducción:
Entendemos por subjetividad una forma compleja de extensión que aloja
procesos diversos. Remite a una compleja estratificación del cual su abordaje
conceptual implica su dimensión multidisciplinaria (Grimblat & Palazzini,
2011). A su vez la subjetividad se nos presenta como una prueba empírica ante
nuestra experiencia directa y consciente, pero al mismo tiempo presenta
aspectos indirectos, inciertos e inconscientes. Dicha contradicción confronta a
la psicología con un desafío teórico conceptual. Primero la de diferenciar de
forma cabal cuáles teorías psicológicas son teorías de la subjetividad y cuáles
no. Segundo, cuáles son las diferencias y convergencias entre las teorías que se
incluyen en el conjunto de las teorías de la subjetividad. Para delimitar de
forma preliminar dicho campo teórico diremos en primer término que toda
teoría psicológica de la subjetividad alude de algún modo u otro al complejo
trabajo de la psique de representar y representarse el mundo. Segundo, toda
teoría de la subjetividad plantea un corte radical entre naturaleza y cultura.
Tercero, toda teoría de la subjetividad expresa un modo indirecto por el cual la
psique o mente1 conoce el objeto en cuanto cosa del mundo bajo mecanismos
psicológicos complejos. Cuarto, toda teoría de la subjetividad es en sí una
teoría del pensamiento, y que éste último no establece necesariamente una
correlación directa con la adaptación. Tanto éste último como la mantención de
la vida serán un logro posterior o secundario del individuo o sujeto, el cual no
está ni inscripto ni adquirido desde los orígenes mismos de la vida.
La problemática sobre los orígenes del pensamiento ha sido un debate desde
los inicios de la psicología y la filosofía a lo largo de la historia. En el campo
de la psicología ha tenido ingreso de diversos modos y como suele ocurrir con
toda problemática compleja no tiene un solo origen. Hoy, desde nuestra
perspectiva, dos grandes paradigmas teóricos se debaten en el terreno de las
teorías de la subjetividad los fundamentos psicológicos del pensamiento. Estas
teorías con sus divisiones internas y escisiones: El Constructivismo por un
lado, y El Psicoanálisis por otro.
El debate por los orígenes del pensamiento ha tomado por lo general como
modelo la figura del niño, el cual ha pasado por diversos tamices de prácticas
sociales sobre la infancia y teorías psicológicas sobre el desarrollo y el
pensamiento. Nosotros tomaremos dichos conceptos como eje del debate
contemporáneo sobre la subjetividad para confrontar y tensionar los
paradigmas y teorías vigentes.

1
Utilizamos psique y mente de forma preliminar. Ya que será la exposición de las teorías quién las
diferenciará posteriormente.
2

I- Pensamiento e inteligencia
¿Qué entendemos por pensamiento? ¿Qué decimos cuando decimos
pensamiento? ¿Qué implica decir pensar?
Al respecto el diccionario de Filosofía J. Ferreter Mora dedica dos extensos
recorridos que diferencian “el pensar” de “el pensamiento”:
“… Algunos autores sostienen que, aunque se puede hablar de pensar, no es
legítimo hablar de pensamiento. Pensar es una realidad concreta, un proceso
mental o una serie de fenómenos neurofisiológicos. Los pensamientos, en
cambio no son concretos. Otros autores, en cambio, admiten que hay
pensamientos que, aunque sean producidos por el proceso del pensar, no son
reducibles a actos de pensar y tienen y tiene una “realidad” propia. El pensar
“aprehende” por así decirlo, los pensamientos…” (Ferreter Mora, 2004, pág.
2734).
En el fragmento citado podemos observar algunas cuestiones. 1- el pensar es
interpretado como una actividad mental o psíquica, neurofisiológica -2- los
pensamientos, que si bien son derivados de los procesos del pensar, los
primeros tienen autonomía sobre los segundos. En otras palabras, algo debe
sumarse, interponerse o producirse al pensar, para que los pensamientos los
excedan. Esto último nos ubica en la problemática teórica entre la estructura y
las representaciones, entre la subjetividad y aquellos procesos psicológicos que
la hacen posible. En otras palabras, el pensar es un proceso que se produce
más allá del Yo, no necesita del Yo para existir. Los pensamientos necesitan
ser pensados por alguien. A diferencia del pensar que puede ser pensado por
nadie, vale decir, pueden existir sin ser aprehendidos por el Yo, los
pensamientos son inherentes al Yo, es decir, necesitan que alguien (el sujeto)
los piense.
Desde la perspectiva psicoanalítica, “El Diccionario de Psicoanálisis de
Laplanche y Pontalis (Laplanche & Pontalis, 1993) no contiene ninguna
definición de “pensamiento”, no así el “Diccionario de Pensamiento
Kleiniano” de R.D. Hinshelwood (Hinshelwood, 1989), allí la definición
remite al sistema teórico propuesto por Bion, quién a partir de su trabajo con
pacientes esquizofrénicos u otros con trastornos graves del pensar, desarrolla
su teoría del pensamiento normal. (Hinshelwood, 1989, págs. 478-484).
Considerando lo expuesto anteriormente, las afecciones del pensar, que
derivarán en pensamientos “patológicos” nos lleva a debatir sobre conceptos
asociados a ellos, a saber, inteligencia, percepción, memoria y conocimiento.
Vale decir, qué ocurre con ellos si el proceso de “el pensar” se ve afectado.
Cabría primero indagar, que se entiende por Inteligencia:
El diccionario de uso español María Moliner entiende inteligencia por:
“(del latín intelligentia) 1 f. (aplicar, emplear, cultivar) Facultad espiritual con la cual se
captan, se relacionan y se forman ideas. Se emplea también refiriéndose a animales que son
capaces de realizar asociaciones entre sus percepciones. Capacidad mayor o menor de
comprender, aprender o asociar. 2. Destreza o habilidad para adaptarse a situaciones nuevas
o encontrar soluciones a los problemas. 3 ser formado solo por sustancia espiritual ≈ a
espíritu. Acción y efecto de comprender … ≈ Comprensión, conocimiento, intelección …”
(Moliner, 2007, pág. 1664).
3

Por su parte el diccionario de filosofía de Ferreter Mora lo define de forma


amplia y compleja; dice:
“El uso del vocablo inteligencia plantea varios problemas. Por lo pronto, se usa inteligencia
para traducir el término latino “intelligentia”. Pero éste último término ha tenido sentidos
muy diversos. No siempre es fácil rastrear estos sentidos en el uso común de inteligencia, a
menos que se advierta que se emplea en tal o cual contexto o con tal o cual significación. Así,
por ejemplo, se habla de inteligencia en San Agustín, Santo Tomás, etc., y se compara
entonces el significado de inteligencia (es decir de intelligentia) con el significado de otros
términos tales como “entendimiento”, o “intelecto” (intellectus), “razón” (ratio), etc. A veces
se usa “inteligencia” para referirse a la segunda hipótesis plotiniana , el Nous (Véase) que
también se describe como lo “inteligible” … se usa asimismo inteligencia como sinónimo de
“intelecto” …e inteligencia como sinónimo de “entendimiento.
Para complicar más las cosas “Inteligencia se usa hoy en un sentido primariamente
psicológico, como denotando cierta “facultad” o cierta “función”. (Ferreter Mora, 2004,
pág. 1982)
Nos vamos a reproducir aquí todo o desarrollado en el diccionario, sino
mencionar algunos aspectos relevantes. Más adelante distingue entre los
idealistas post-kantianos y la inteligencia en el sentido de Bergson. También se
puede entender inteligencia como grupo de funciones a saber: voluntad,
memoria, sentimiento. Más adelante dice:
“En la psicología de las facultades la inteligencia – llamada también a veces entendimiento e
intelecto – ha sido considerada como una de las facultades humanas básicas, y a veces como
la facultad humana básica … Una caracterización muy general y muy común de la psicología
de la inteligencia en sentido psicológico ha consistido en concebirla como una capacidad
poseída por ciertos organismos para adaptarse a situaciones nuevas utilizando a tal efecto el
conocimiento adquirido en anteriores procesos de adaptación. Desde éste punto de vista la
inteligencia es considerada como una capacidad de aprendizaje y aplicación del aprendizaje”
(pág. 1983; Ferreter Mora, 2004).
El autor señala dos tendencias para comprender la inteligencia, desde el
behaviorismo como inteligencia práctica a diferencia de una inteligencia
teórica. A su vez el post-kantismo a planteado la inteligencia como modo
complejo de aprehensión de la realidad, que según Hegel quién la concibió
como un “Espíritu Teórico” el cual se produce bajo dos formas, la objetividad
y la subjetividad el cual es organizador de la facultad de conocer (Ferreter
Mora, 2004, pág. 1874). En Bergson encontramos un punto sumamente
importante a desarrollar luego
“Según Bergson la inteligencia se contrapone al instinto, la inteligencia, - que de ser una
función psicológica propia del hombre o de cierto grupo de organismos pasa a ser una
tendencia general de la evolución- está encaminada a organizar la realidad material con
vistas a su dominio. Por eso la inteligencia corta, divide, organiza, y articula en vez de
reconocer la continuidad y el flujo de lo real. La inteligencia es enemiga de la vida(o mejor
dicho de La Vida) en cuanto muestra una incomprensión natural de La Vida” (Ferreter
Mora, 2004, pág. 1984)
Como podemos observar, se entiende por inteligencia cuestiones diversas y
complejas. Por un lado lo relativo a capacidad adaptativa, disposición hacia el
aprendizaje y su aplicación, adquisición de aptitudes, resolución de situaciones
adversas, etc. Por otro lado, la inteligencia implica un corte radical con la
adaptación, una desviación del orden natural y no su pura contigüidad. Desde
esta perspectiva podríamos inferir, que el pensamiento es capaz de crear un
nuevo orden de la realidad ya no centrado en los instintos, sino en el universo
representacional simbólico.
4

De esto último se desprende una problemática central a elucidar, si la


inteligencia se encuentra en contigüidad con la naturaleza o rompe con esta. Si
la inteligencia humana difiere de la animal. Si la “naturaleza humana” encierra
la paradoja de ser una naturaleza no natural. Es decir, si lo propiamente
humano es esa desviación del instinto, de lo adaptativo auto-conservativo, si la
inteligencia humana es una pura función de la mantención de la especie, o es
un estallido de esta que se reencuentra con la auto-conservación bajo las reglas
de un sistema de existencia no natural.
Para ello vamos a revisar los dos grandes paradigmas en sus convergencias y
divergencias que plantean a un sujeto discontinuo con “la naturaleza”. Por un
lado El Constructivismo y por otro El Psicoanálisis.

La propuesta Constructivista de J Piaget.

A diferencia de lo expuesto anteriormente desde autores psicoanalíticos, el


pensamiento piagetiano distingue el pensar del pensamiento interponiendo
entre estos, el concepto de estructura2. La Inteligencia ocupa en su teoría un
lugar central.
Piaget parte de la concepción de que el niño se estructura desde grados de
menor organización a mayor organización (Piaget 1986). Si ubicamos una
estructura A y una B, y la estructura B persiste sobre la A, la estructura A se ve
forzada a modificarse por el desequilibrio producido hasta lograr el equilibrio
como finalidad. A continuación, para facilitar nuestra explicación, a la
estructura A podríamos llamar niño y a la B ambiente. (Piaget, Biologìa y
Conocimiento, 2000). La estructura para Piaget implica tres puntos centrales.
Primero representa una organización, es decir, un todo a modo de un
funcionamiento global singular. Es decir cada estructura tiene rasgos generales
de su momento estructurante, pero al mismo tiempo singularidad de cómo cada
organismo atraviesa sus transformaciones y pasajes. Segundo, mantiene una
dinámica interna auto-regulada en sus intercambios, vale decir, tiene identidad
de funcionamiento en cómo esta interactúa y se moviliza. Tercero, se
transforma o tiende a transformarse globalmente a partir de su autorregulación,
o mejor dicho se transforma como efecto de su autorregulación. Un estadio,
desde ésta perspectiva teórica, es una forma estable de la estructura.
La preocupación de Piaget está centrada en como el individuo conoce y de qué
forma lo hace y se organiza, como a la vez las relaciones que se producen entre
las estructuras intervinientes. Ya que todo conocimiento presupone una
organización (Piaget, Biologìa y Conocimiento, 2000) y ésta se da en base a
estructuras que se construyen. Con respecto a la relación entre la estructura y el
ambiente el autor ubica tres momentos: El primero ligado a formas heredadas,
conductas reflejas. Segundo, los elementos de información captadas por la
percepción. Tercero, agrupamiento según formas de conjunto que produce el
individuo al que podemos llamar aprendizaje (Piaget 2000). Aquí se vuelve
central el concepto de memoria, como aquella función Psicológica que
conserva y somete lo nuevo a estructuras previas. Así el nuevo elemento se
2
En el pensamiento de Piaget, estructura remite a tres aspectos relevantes 1- constituye una organización
global -2- La estructura contiene una dinámica interna de auto organización -3- La estructura se modifica.
5

asimila, vale decir, se incorpora y se somete a las estructuras previas


produciendo un desequilibrio, en donde el organismo3 busca el equilibrio, la
auto-regulación, la acomodación. Para dicha finalidad el organismo
instrumenta la acción. Aquí se desprenden algunas ideas centrales de Piaget,
ya que el conocimiento no es una copia del objeto, sino una construcción del
mismo que responde a los modos de organización de la estructura. Esta última
se construye al mismo tiempo que construye el conocimiento. Vale decir, el
conocimiento se construye al mismo tiempo que construye la instancia
cognoscente, a esto último Piaget lo denomina Inteligencia (Piaget 2000). Esta
se organiza en estadios que se suceden y se incorporan en el desarrollo,
promovidos por los desequilibrios entre el ambiente y la estructura mediados
por la acción del individuo (Piaget 2000) cuya finalidad es el equilibrio, la
adaptación y la homeostasis. Piaget describe como los primeros intercambios
del niño con el ambiente, propios de la construcción de la inteligencia sensorio
motriz, se dan en torno a las necesidades auto-conservativas del niño, las
primeras reacciones circulares giran en torno a reflejos propios de la
alimentación, el equilibrio de las tensiones, la adaptación (Piaget, Seis Estudios
de Psicología, 1986).
Piaget postula el concepto de Epigénesis, en donde el desarrollo se despliega
sobre esquemas vacíos universales cuyo desarrollo progresa gracias a la acción
sobre los desequilibrios entre la estructura y el ambiente. Es la acción la que
promueve el conocimiento que no responde al objeto de la realidad sino que es
una construcción del individuo. La noción de desarrollo en Piaget si bien
persigue fines “adaptativos”, éste último no implica a priori adaptación al
medio sino el equilibrio de la estructura. No se corresponde necesariamente
con un proceso preprogramado ni biológicamente dirigido, sino con una
construcción guiada por la acción singular y las posibilidades y potencialidades
del estadio.
He aquí una noción de desarrollo y de subjetividad en el autor, 4la realidad no
es una categoría a priori sino que se construye. Si bien la subjetividad es
singular y propia del desarrollo y de la acción de cada sujeto, la subjetividad
tiene como finalidad la adaptación y el equilibrio estructural. Es decir, la
adaptación no es algo que ocurre entre el sujeto y su medio sino es la forma
con la cual la Estructura resuelve sus tensiones logrando el equilibrio. Vale
decir, un niño durante el período sensorio motriz conoce el mundo y opera
sobre él desde esquemas sensorios motrices, sus formas de lograrlo remiten al
horizonte de su estructura y no a una meta teleológica trazada por una realidad
objetiva que lo aguarda al final del túnel de su desarrollo. La acción es la
actividad transformadora por la cual el niño recorre los estadios, puede estar
dado el potencial de la estructura, pero si el sujeto no actúa sobre ella, las
tensiones no necesariamente se resuelven. La acción es un trabajo de
autorregulación.

3
Usamos organismo ateniéndonos estrictamente al vocabulario Piagetiano
4
Desde ya que las ideas expresadas no reducen su teoría. Como todo autor fundamental, su obra contiene,
marchas y contramarchas, contradicciones fecundas acerca de la Psicogénesis del pensamiento . A la vez
quisiéramos aclarar algunas concepciones sobre nuestra lectura del autor en cuestión , no confundir por
momentos el tono esquemático de la escritura y la metodología piagetiana de investigación , con la
fecundidad de sus conceptos muchas veces sometidos estos a la misma rigidez de su escritura.
Consideramos que la fecundidad de los conceptos centrales de la obra de Piaget siguen en el centro de las
discusiones de la psicología contemporánea.
6

Para Piaget, el motor del desarrollo es aquello que se produce dentro de la


estructura, es el progreso de la estructura lo que permite la ampliación y
complejización del pensamiento como el pasaje de los estadios hasta lograr su
equilibrio. El pensar sería de éste modo aquello que potencialmente se produce
a nivel de la estructura, el pensamiento es aquello cualificado por medio de la
acción.

El Construccionismo Social

Vigotsky es el fundador de esta corriente psicológica, éste parte de una serie de


acuerdos y críticas a la obra de Piaget5, instala una polémica que persiste hasta
hoy en día. Los puntos centrales de la polémica son: 1-La crítica al
egocentrismo infantil-2- La Psicogénesis del pensamiento -3- Qué
promueve el desarrollo -4-La creación de conceptos. La articulación de
estos puntos nos lleva a otro punto fundamental, el papel de la cultura bajo la
mediación de la herramienta del lenguaje como impulsor del desarrollo.
Tomaremos brevemente cada uno de estos puntos: para la crítica del
egocentrismo infantil. Vigotsky (Vigotsky, 1995) parte de una lectura crítica de
la primera vivencia de satisfacción descripta por Freud6, se nutre de esta
experiencia para ubicar una hipótesis materialista en donde la cultura opera
desde los primeros tiempos de la vida. Precisamente critica en Piaget la idea
que el niño comienza desde una posición egocéntrica a-social, autista y que el
desarrollo lo va llevando hacia la vida social. Vigotsky sostiene que para
Freud, ante el apremio de la necesidad, el niño alucina el pecho objeto de la
satisfacción propiciante de lo necesario para lo auto-conservativo. Vigotsky
prosigue - aquí Piaget sigue a Freud, primero el principio de placer al que el
niño renuncia por el apremio constante de la realidad para luego abrirse al
principio de realidad (Vigotsky, 1995). Vigotsky cuestiona la veracidad de la
alucinación primitiva en tanto vivencia efectiva –¿cómo podemos saber si el
niño alucina el pecho o si a eso que el niño percibe se lo puede denominar
alucinación? Se pregunta. Esto es seguramente una construcción de
Freud,7pero para que el niño alucine el pecho, éste tiene que haber estado
materialmente, tiene que haber operado desde la realidad, el niño no pude
producir la vivencia por sí mismo- La intención de Vigotsky aquí, más allá
de toda coincidencia con algunos planteos psicoanalíticos contemporáneos, es
que la cultura perturba y desequilibra operando materialmente sobre la mente
desde los primeros momentos de la vida, principalmente desde las escenas
propias de la alimentación. Vigotsky suplanta el endogenismo de Piaget por

5
Las críticas a Piaget que realiza Vigotsky constituyen buena parte de sus ideas desplegadas
“Pensamiento y Lenguaje” (Vigotsky, 1995). En éste apartado las consideraremos como parte de la
exposición de los conceptos centrales de la obra de Vigotsky, no como una crítica definitiva a la obra de
Piaget. Ya que éste último se ha referido a las mismas en diversos pasajes de su obra. Incluso ediciones de
la obra de Vigotsky contienen notas al pié de página desarrollos de Piaget referidas a ellas. Ver :
(Vigotsky, 1995, págs. 160, 185)
6
La crítica de Vigotsky debe ser comprendida en función de la lectura de éste acerca de Freud atravesada
por una época, tanto para Vigotsky como para el psicoanálisis en general donde primaba una principio
endogenista del aparato psíquico
7
Éste punto es reconocido por el mismo Freud en “La interpretación de los sueños” (Freud S. 1900)
ampliaremos más adelante
7

una concepción material de la cultura, donde ésta se anticipa propiciando los


mecanismos que crean las representaciones. Para Vigotsky las representaciones
mentales no son idénticas a las de la realidad, idea fundamental en donde
coincide con Freud8 y Piaget. Sin embargo, Vigotsky difiere de la explicación
de los otros dos grandes autores de la psicología. Su explicación parte de lo que
él llamará creación de conceptos (Vigotsky, 1995). Dice – Piaget sostiene que
hay dos tipos de conceptos, el primero al que denomina espontáneo, es aquella
idea que el niño crea y expresa acerca de un objeto, el segundo lo denomina no
espontáneo, es aquel que proviene del adulto. Estos dos conceptos entran en
conflicto en el niño, vale decir, entre aquello que él nomina y representa con
aquello que proviene del adulto. Piaget sostiene que en el conflicto que se
produce el verdadero concepto es el del niño ya que en éste se puede observar
la el período de la inteligencia en el que se encuentra, vale decir, sensorio
motriz, pre-operatorio, operatorio etc. – Vigotsky sostiene que aquí hay una
contradicción en Piaget, si bien reconoce que el concepto es una creación
espontánea del niño,9el objeto conceptualizado por éste proviene de la realidad
cultural como el concepto verbal que permite clasificar las percepciones 10. El
conflicto producido entre ambos conceptos está mediado y a la vez es impuesto
por movimientos dialécticos entre la capacidad creadora del niño y la
mediatización producida por la herramienta del lenguaje y la cultura11, que lo
llevan desde una concepción de la realidad basada en el animismo y las
percepciones, hasta formas de abstracción científicas capaces de contradecir la
realidad perceptual. El movimiento entre estas, como la salida del
egocentrismo12 no se da por el desarrollo sino por el progreso del pensamiento
(Vigotsky, 1995). Conclusión: es la cultura, en tanto mediada por el lenguaje lo
que promueve el desarrollo del pensamiento desde los primeros momentos de
la vida.13 Es el lenguaje la categoría que se encuentra ausente en la naturaleza y
que es propia de la representación mental. Es por el lenguaje que el hombre
puede representar un mundo que solo existe en las formaciones culturales
mediante los conceptos propios de cada cultura en tanto ordenadores del
pensamiento. A diferencia de Piaget que postula la lógica matemática como
aquella categoría ausente en la naturaleza, pero universal que posibilita las
formas de pensamiento abstracto. Cabe señalar que para Piaget el pensamiento
aparece con el lenguaje, en cambio para Vigotsky, el pensamiento y el lenguaje
tienen raíces diferentes y en algún momento del desarrollo se juntan. En una
nota al pié de “Pensamiento y Lenguaje” (Vigotsky, 1995) Piaget menciona las

8
Es digno de destacar que la polémica Vigotsky – Piaget está mediada por la presencia teórica de Freud.
Piaget suscribe a la lectura de la primera parte de la obra de Freud, en donde se hace fuerte la vertiente
endogenista y un psiquismo cerrado desde las teorizaciones de las fases de evolución de la libido .
Vigotsky por el contrario toma los aspectos de la segunda parte de la obre, principalmente desde “Mas
allá del principio del placer” Obra que prologa junto a Luria, en donde se postula un psiquismo más
abierto al exterior desde la teoría de lo traumático
9
La fundamentación del autor es extensa acerca de éste punto. Puede verse en “Pensamiento y lenguaje”
(Vigotsky 1995) en el capítulo “Acerca de la creación de conceptos científicos”
10
cabe aclarar que concepto no es igual a representación. El concepto alude a una categoría que permite
discernir y clasificar, es ordenador del pensamiento consciente
11
Es esta distancia la que el autor denominó Zona de Desarrollo Proximal
12
Vigotsky señala que no todas las culturas despliegan egocentrismo, que éste es un derivado de la
cultura occidental
13
Vigotsky explora diferentes culturas en donde aquellas atravesadas por el pensamiento científico
pueden representar formas de la realidad que entran en contradicción con la realidad perceptual. Dicho
universo solo puede ser pensado en el campo del lenguaje en tanto herramienta cultural y conceptual.
8

diferencias a las que alude Vigotsky, otorgándole valor a las observaciones ya


mencionadas, pero insiste, el niño puede ser afectado por la cultura, por la
perturbación del ambiente, pero lo que va a determinar el progreso del
desarrollo no va a estar dado por el medio sino por la Acción. Va a ser el niño
quién tendrá que actuar sobre aquellos desequilibrios y de esto depende el
progreso del desarrollo (Vigotsky 1995). Tanto en Vigotsky como en Piaget
persiste la idea manifiesta en sus escritos, que el pensamiento consciente se
dirige hacia un conocimiento de la realidad bajo fines auto-conservativos
adaptativos, donde si bien el sujeto es transformador de la realidad, las
instancias del desarrollo se superan hacia formas complejas de estabilización.
Piaget pondrá su acento teórico en la Epigénesis en cambio Vigotsky en la
Sociogenesis. Sin embargo sus conceptos plantean implícitamente, que entre
las representaciones que se presentan entre la estructura y el mundo externo,
estas no se recubren plenamente. Es decir, que l estructura puede encontrar
formas “internas” de equilibro inadecuadas para la vida y la subsistencia.
Para Vigotsky, el desarrollo es movilizado por la cultura que es quién
conmueve a la estructura. El pensamiento es movilizador del pensar, ya que
tanto mediante la acción como por su relación dialéctica con la cultura lo
confronta con conceptos que el niño no puede generar por sí mismo. De éste
modo la inteligencia ya no es solo un valor del sujeto sino un aporte de la
cultura. La cultura es a la vez creadora y movilizadora de conceptos,
entendiendo por esto último representaciones sociales.
Con respecto a la polémica J Bruner hace sus aportes: ubica tres formas de
representación: Icónica, entendiendo por esta la imagen, Enactiva, derivada de
la acción, y simbólica, vale decir de la palabra. El autor pondrá especial énfasis
a las instancias pre-lingüísticas (Bruner J. , 1984), señala que la simbolización
se compone de tres características, semántica, sintáctica y pragmática. La
primera corresponde al sentido, la segunda a la construcción gramatical, la
tercera al uso de la significación, vale decir, que un signo tiene valor en
función de cómo es usado más allá de las reglas propias del lenguaje. Una
palabra puede ser inventada para designar algo o puede ser usada otra del
diccionario por fuera de su uso habitual, es precisamente esta polisemia la que
es característica de la subjetividad, la capacidad del hombre de atribuir sentido
y jugar con las significaciones. ¿De dónde surge esta capacidad? Bruner va a
cuestionar las posturas innatistas acerca de la génesis del lenguaje,
especialmente a Chomsky (Bruner J. , 1995) para postular sus teorías, que si
bien cuentan con un sustento orgánico necesario, la génesis de la significación
surgiría de las vivencias tempranas del niño. Bruner describe la siguiente
escena: el niño hambriento no puede valerse por sí mismo para satisfacerse, allí
es el adulto quién lo asiste. Existe una asimetría entre ellos, la madre y el niño
comienzan a interactuar, a armar ritmos. La actividad va dirigida por una
intencionalidad mutua. El concepto de intencionalidad, desde nuestra lectura
no debe ser leído como derivado de intención, en tanto consciente, sino más
bien como Finalidad, los intercambios entre la madre y el niño tienen como
(intención) Finalidad la alimentación. Allí comienzan a establecer ritmos,
interacciones, uno se acomoda al otro hasta poder establecer secuencias, ritmos
en los cuales ambos pueden establecer anticipaciones del otro. Al establecerse
esto último estamos frente a una mutua representación, aunque cada uno lo
pueda representar bajo formas diversas por el grado de asimetría, se despliega
9

una representación en común, la representación surge entre, no es exclusiva


del niño ni de la madre, es de ambos. Aquí podemos ver en éste autor que lo
intersubjetivo antecede a lo subjetivo. Si bien la madre sostenida desde la
cultura opera sobre el niño, hay una función pragmática que es captada por
ambos, que incluye a ambos. A esta formación el autor la conceptualizará
como Formato (Bruner J. , 1984). El niño pronuncia siempre las mismas
sílabas, pero para la madre adquieren significaciones diferentes que solo ella
puede decodificar, “bababab”, es tengo frío, tengo hambre, dame mi juguete
etc. Si bien Bruner suscribe a la importancia de la acción como para Piaget, y a
la importancia del ambiente cultural como para Vigotsky, el formato integra
una forma de vinculación que se torna necesaria para el desarrollo de la
subjetividad. La concepción del formato tiene algunas correlaciones con lo que
Winnicott denomina Espacio Transicional (Winnicott, 1992) , pero también
algunas divergencias que serán trabajadas más adelante.
Desde la visión de Bruner, el pensar deriva de un espacio intersubjetivo, es un
mediador entre el sujeto y la cultura. A diferencia de Vigotsky quién plantea
una acción directa de la cultura, será el vínculo con la madre quién mediatice
los intercambios como un espacio intersubjetivo que dé lugar a los
pensamientos bajo la pragmática del lenguaje que se inaugura en el formato.
Allí la acción y el desarrollo se inscribirán en la pragmática del lenguaje como
sistema regulador de las simbolizaciones sociales enriqueciendo las estructuras
del pensamiento.

La perspectiva psicoanalítica
La misma no constituye un campo homogéneo, de hecho, el psicoanálisis
históricamente no se ha dedicado formalmente al estudio de la inteligencia. Sin
embargo la revisión de algunos de sus ejes conceptuales y autores clásicos
pueden ofrecer algunas consideraciones preliminares. Ya que una problemática
que atraviesa al psicoanálisis desde sus inicios se relaciona con como lo psique
produce y articula representaciones psíquicas
Yendo al fundador del psicoanálisis, podríamos ubicar tres momentos en la
obra de Freud14, por un lado, lo propuesto en la “Interpretación de los Sueños”
de mil novecientos (Freud, La Interpretación de los Sueños, 1993), lo expuesto
en los textos del catorce conocidos como textos metapsicológicos (Freud,
Obras Completas, 1993). Y por último lo expuesto en los inicios de la llamada
segunda tópica, especialmente en “Más allá del Principio del Placer” de mil
nueve veinte (Freud, 1993).
En el texto de mil novecientos, en su capítulo siete, Freud expone su teoría de
la vivencia de satisfacción como origen de la representación y el pensamiento.
Brevemente, se exponemos que ante la tensión de necesidad, el niño en su
estado de prematurez inicial descarga su excitación mediante el llanto. Allí, por
lo general la madre, lo asiste interpretando dicho estado alimentándolo
mediante el pecho. Tras la acción específica la tensión disminuye y el niño se
calma. Cuándo dicho estado se vuelve a ver perturbado por el incremento de de
la cantidad de excitación, los indicios de percepción de la vivencia anterior se

14
Elegimos tres momentos a conciencia que estamos excluyendo textos pertinentes para abordar la
cuestión como ser: “Proyecto de Psicología para Neurólogos” de 1886 u otros. (Freud, 1993)
10

activan por vía regrediente, por tanto la vivencia es recompuesta por vía
alucinatoria. Vale decir, el impulso de la excitación se topa con los indicios
resultantes de la vivencia previamente ocurrida. Esto implicará que la
excitación de orden biológico se desliza convirtiéndose en moción de deseo.
Vale decir, la excitación es suplantada por el mecanismo del deseo y éste se
pone en imagen como vivencia de satisfacción alucinada. Luego, la tensión
persiste y la alucinación fracasa, por tanto el niño vuelve a realizar su descarga
y la “la madre” vuelve a asistirlo. Pero según Freud, tras la vivencia de
satisfacción, el objeto de satisfacción de la necesidad de nutrición es sustituida
por un objeto de placer pulsional in-evacuable. Éste pulsará desde dentro del
aparato anímico cuya satisfacción ya no remitirá a lo auto-conservativo
exclusivamente sino a la satisfacción del deseo. Tal representación de la
totalidad de la experiencia constituye la vivencia de satisfacción como el
primer esbozo de pensamiento, ya que posterga la descarga directa
interponiendo la acción de las representaciones. (Freud, La Interpretación de
los Sueños, 1993). De aquí se desprenden dos cuestiones, primero la teoría del
apuntalamiento que postula que el deseo se apuntala sobre la funciones
autoconservativas, en éste caso la nutricia. Segundo, si bien la alucinación
fracasa, vale decir, la necesidad biológica se impone a la representación
psíquica, el objeto de deseo persiste vicariando al objeto de la necesidad. Éste
proceso se activa debido a que la asistencia ajena, la intervención de otro
humano mediante la alimentación y los cuidados amorosos ha inscripto un plus
de placer irreductible por la vía auto-conservativa (Bleichmar, La Fundación de
lo Inconciente, 1993). Es decir, el objeto al cual se fija la pulsión persiste desde
dentro del aparato psíquico, pulsando, persistiendo, buscando su evacuación. A
diferencia de la propuesta Piagetiana, dicho objeto no se asimila, no se
equilibra, no se adapta. Para Freud, la persistencia del objeto forjará
formaciones defensivas que transformarán el aparato psíquico a partir de un
clivaje, una división de instancias. Tal desequilibrio energético fundacional de
la vida psíquica constituye el motor de su desarrollo, los mecanismos que éste
despliega para postergar la descarga, serán transformarán en el impulso al
crecimiento mental. Estas primeras inscripciones y ligazones desadaptativas, en
términos de Silvia Bleichmar, son previas a la fundación de lo inconsciente.
Según esta autora, éste último es fundado por la represión originaria fijando los
objetos a lo inconsciente impidiendo su descarga directa y forzando las
mociones de deseo a la satisfacción sustitutiva (Bleichmar, La Fundación de lo
Inconciente, 1993).
El segundo momento se compone por los textos metapsicológicos del catorce.
En la mencionada serie de textos Freud establece conceptos más precios al
referirse, al inconsciente, la pulsión, la sexualidad, narcisismo entre otros,
particularmente nos interesa la concepción novedosa en la teoría hasta el
momento donde el Yo, de carácter narcisístico se constituye por medio del
objeto. En el texto de mil novecientos, el objeto de la pulsión es expuesto
como aquello que pulsa por satisfacerse desde el inconsciente reprimido y
aspirar a la conciencia. A partir del catorce, por vía de la identificación, el
objeto habita dentro del Yo, lo cual puede perturbar su funcionamiento global
como instancia que tiene a su cargo funciones como ser: la motilidad, la
conciencia de sí, el juicio, el sentido identitario e histórico del sujeto, como su
inserción social, los vínculos, elecciones amorosas, el pensamiento formal,
reflexivo etc. Las afecciones del Yo en términos freudianos del catorce, como
11

ser: las parafrenias (esquizofrenias), delirios de grandeza, la melancolía, el


enamoramiento pasional, la masa social, todas estas patologías narcisísticas,
tienen como rasgo en común el debilitamiento de la instancia yoica y su
alejamiento de la realidad exterior15. Lo interesante de la visión del catorce es
el carácter constitucional del Yo y como las pulsiones formarán parte de él.
Allí el objeto es a la vez constitutivo como puede ser un obstáculo en el
desarrollo de la instancia si éste no es sustituido. Si “La sombra del objeto
recae sobre el Yo” es que el objeto invade el yo y no ha podido sustituirlo. De
éste modo el objeto es un obstáculo, lo mismo ocurre si los objetos primarios
han sido altamente seductores, o frustrantes. En síntesis, dicho desborde del
objeto se presenta como angustia, como energía no ligada o inligable, como
formas del proceso primario que circulan en el Yo aún bajo las formas del
lenguaje del proceso secundario. Si el objeto es desbordante, puede inhibir el
desarrollo como lo ha expuesto tempranamente M. Klein.16La distinción
acuñada por Silvia Bleichmar entre síntomas y trastornos remite en varios
pasajes de su obra, a la imposibilidad del Yo de organizarse debido a la falla
constitutiva de la represión originaria.17
El texto del veinte se complejizan las posiciones anteriores. En el primer
capítulo Freud plantea que el principio del placer se corresponde con un
mecanismo primario del aparato psíquico y que el mismo es peligroso para la
auto-preservación del organismo. Luego, bajo el influjo de las pulsiones de
auto-conservación del Yo es sustituido por el principio de realidad, que sin
resignar el propósito final de la ganancia de placer, exige y consigue posponer
la satisfacción, tolerar la frustración y lograr el placer por el largo rodeo hacia
la satisfacción18. (Freud, Más Allá del Principio del Placer, 1993, pág. 10). Lo
que podemos inferir de lo antedicho, es que entre el placer pulsional el cual se
produce bajo los mecanismos primarios del aparato psíquico, ligados al placer
de órgano y descarga inmediata pulsional propia el principio del placer, se
antepone otra modalidad la cual por vía sustitutiva, sin renunciar al placer,
busca la satisfacción del Yo. Es decir, las formas con las cuales los seres
humanos nos mantenemos con vida, pensamos y habitamos el universo
simbólico son formaciones secundarias, no heredadas ni inscriptas desde los
orígenes. Las mismas tienen como base poder posponer el placer de la
inmediatez del deseo pulsional, renunciar a lo pulsional en términos freudianos
clásicos y lograr metas sublimadas por el largo rodeo. Estas últimas ya no
responden estrictamente a las mociones de deseo del placer de órgano y el
autoerotismo, sino que son representantes de logros sociales que satisfacen al
Yo. Incluso, dichos logros se producen en contraposición con los deseos
inconscientes iniciales. En términos muy esquemáticos: los seres humanos
necesitamos alimentarnos para vivir, pero también necesitamos dejar de
hacerlo para subsistir. Por ello las pautas auto-conservativas no serían
estrictamente pulsiones, sino funciones que el Yo secundariamente tiene a su

15
Muchas de estas si bien sostienen una ligazón con el objeto externo, como ser el enamoramiento y la
masa, desde la visión de Freud, estas remiten a como el objeto idealizado es reencontrado en rasgos e
indicios de objetos externos.
16
Ver “La Importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del Yo” de 1930 (Klein, 1999)
17
Para ampliar dicha perspectiva ver “Psicoanálisis y Neogénesis” de 1999 (Bleichmar, 1999) e
“Inteligencia y Simbolización” (Bleichmar, 2009)
18
Dicho pasaje podría ser cuestionado desde visiones actuales, especialmente la frase en la cual el Yo
tiene a su cargo pulsiones de auto-conservación.
12

cargo. En otras palabras, la auto-conservación en el humano, implica un


proceso complejo que se inicia con la dependencia absoluta del otro, para
culminar (si todo marcha bien) con la capacidad de autonomía del Yo, al tomar
a su cargo las funciones yoicas de mantenerse vivo. Por tanto, la inteligencia en
su carácter de adaptación y aptitud para la vida, desde esta perspectiva es una
adquisición secundaria. (Bleichmar, 2009)
Por otra parte, el texto del veinte introduce un nuevo giro en la teoría
psicoanalítica. A partir del estudio de las neurosis traumáticas, el fundador del
psicoanálisis vuelve a poner el acento en el trauma como impulsor de procesos
psíquicos. El objeto proveniente de la fantasía, vuelve a adoptar un carácter
externo y pulsante, imponiendo la exigencia de trabajo al Yo de ligar y reducir
cantidades. En el estudio de la llamada compulsión de repetición, Freud analiza
el modelo del juego infantil como mecanismo con el cual el niño intenta
simbolizar las vivencias displacenteras y volverlas placenteras, pasar de ser
pasivo a activo ante la vivencia traumática en términos freudianos. Si bien de
una manera muy rudimentaria, Freud encuentra en el juego del niño los
mecanismos de elaboración y simbolización del trauma, una forma espontanea
de éste por ligar y reducir cantidades. De esto último se infiere que dicho
mecanismo permite al individuo, mediante la simbolización, anticiparse y
reducir las cantidades traumáticas, tanto sea que provengan de las fantasías
inconscientes como de los peligros del mundo externo. El sujeto contaría de
éste modo con dos grandes defensas, por un lado la represión para todo aquello
que provenga desde su inconsciente y la barrera anti estímulo frente a los
peligros externos. La primera remite las clásicas funciones de la represión a la
cual Freud dedicó gran parte de su obra. La segunda de ellas es aún más
oscura, nuestra hipótesis es que los pensamientos se pondrían al servicio de la
barrera anti estímulo ya que permiten una red articulada de significaciones que
mediante el conocimiento del mundo permiten reducir las cantidades
traumáticas. 19
El pensamiento desde una perspectiva psicoanalítica contiene algunas
diferencias con las teorizaciones expuestas anteriormente. Por un lado el pensar
es un proceso representacional que no necesita de una instancia como la
conciencia para producirse. Es decir, se produce más allá de que exista un
sujeto de la enunciación, es para subjetivo como lo expresa el caso del sueño o
las patologías graves donde el pensamiento es manifiesto pero no consciente.
Es decir, se produce más allá que haya un sujeto posicionado ante su discurso
como puede ser el caso de ciertos delirios y alucinaciones. El psicoanálisis
admite la idea que el pensamiento puede se pensado por nadie como en el caso
de la alucinación primitiva, vale decir, que se produzca en un tiempo anterior a
que exista un Yo capaz de apropiarse de la experiencia. El pensamiento está del
lado del sujeto, de la subjetividad, de las formas sustitutivas con las cuales el
sujeto se posiciona ante el mundo y ante sus aspiraciones narcisísticas. Este
otro aspecto de la inteligencia ubica a Freud siguiendo la propuesta de Bergson
expuesta mas arriba. Ya que la inteligencia en cuanto red representacional
regulada por los códigos sociales, es una formación secundaria, en cuanto tal,
corta, es discontinua con las pautas auto-conservativas, estas son funciones que

19
Para profundizar este punto pueden remitir a la conferencia sobre la Angustia de Freud, o a los
desarrollado por Silvia Bleichmar en torno a la función del enigma en “Inteligencia y Simbolización”
(Bleichmar, 2009)
13

el yo tomará a su cargo con posterioridad. Las primeras vivencias y sus


inscripciones si bien tienden a mantener con vida al organismo, producen
desequilibrios donde precozmente, el niño en su reencuentro inscribe pautas
desadaptativas. Dichas vivencias, a diferencia de los autores anteriores, lejos de
estabilizar, tienden a la desestabilización, a la desadaptación rompiendo la
contigüidad del psiquismo con el orden natural del instinto. Aquello que
buscará la estabilización del aparato es conceptualizado por Freud como el
trabajo del Eros, que busca formaciones de mayor organización y ligazón
tendientes al enriquecimiento psíquico y a obtener satisfacción, la cual gracias
a la renuncia a lo pulsional, la especie humana ha obtenido sus mayores logros.
(Freud, El Yo y el Ello, 1993). Desde esta visión el inconsciente no se opone
estrictamente al conocimiento, sino que es pre-condición éste. El conocimiento
es imposible sin un aparato psíquico dividido, constituido y diferenciado entre
instancias. El conocimiento no es derivado de la pulsión o el deseo
inconsciente de saber. Es una función del Yo conocer el mundo, el cual no
deriva del deseo de modo directo, sino de las sustituciones del deseo el cual
deviene deseo del Yo por conocer.20 Esto último paradójicamente, desvía al
humano y a la especie, de una contigüidad lineal con la naturaleza para
depositar su subsistencia en manos de la cultura. La inteligencia humana, desde
esta perspectiva se instala en la paradoja de mantenerse con vida a partir de su
desadaptación. Logra dicho fin por el largo rodeo a la satisfacción.
La inteligencia humana, es su carácter de desviación hace posible la paradoja
de ser la única especie que puede autodestruirse por sí misma, por lo general,
en nombre de la vida y por el bien de la especie. La destructividad no es efecto
de la agresividad como es ciertas especies animales sino parte del capital
cultural que crea ideales por los cuales se puede matar y morir. Por tanto la
inteligencia humana hace estallar la noción que la misma está al servicio de la
continuidad de la especie.

A modo de conclusión:
Nuestra exposición no intenta agotar la cuestión sino dar lugar y posibilitar el
debate inter-teórico sobre problemáticas contemporáneas de la psicología.

Bibliografía

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Ferreter Mora, J. (2004). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
Freud, S. (1993). El Yo y el Ello. Buenos Aires: Amorrortu.

20
Por tanto la pulsión epistemofílica no es estrictamente una pulsión. No representa el deseo inconsciente
de conocer, sino que es un deseo que emerge como un impulso del Yo ante los enigmas del mundo, del
origen del sujeto entre otras cosas.
14

Freud, S. (1993). La Interpretación de los Sueños. Buenos Aires: Amorrortu.


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