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Además de mi amigo eres mi hermano y por eso, quiero que

sepas esto
La palabra hermano, es una de las más fuertes que conocí,
pero realmente encaja contigo a la perfección.
Nos conocimos casualmente, quizá si todo hubiese empezado
una hora o un día después nada sería lo mismo. Entraste a mi
vida de apuro, sin preguntar, despreocupado de lo que tenía o
de lo que quería tener, simplemente creíste que era el
momento indicado para aparecer y darme vuelta la vida.
Sí, me diste vuelta la vida, no como lo hacen los amores
apasionados, pero sí como lo hacen esas personas que pasan
por tu vida y te dejan una huella tan profunda que nunca logras
sacarlA de ahí.
No recuerdo exactamente cuándo fue, pero sé que un día miré
a mi alrededor y solo estabas tú, entonces me di cuenta, más
que un amigo, eras un hermano.
Pero… ¿por qué un hermano?
Los hermanos tienen una relación amor-odio muy fuerte, que
solo ellos pueden mantenerla, porque solo ellos la entienden.
Quizá un día se odien y al otro se defiendan con uñas y dientes.
Eso, amigo, es exactamente lo que hacías tú…
Acompañaste cada uno de mis pasos en falso, cada tropiezo
abrupto, cada caída, cada lágrima. Al principio me miraste con
enojo y quisiste aconsejarme, pero no te escuché, entonces
decidiste ser mi apoyo para cuando inevitablemente cayera en
el fondo del pozo.
Pasamos infinitas caídas, cada una de ellas peor que la
anterior, cada vez más dolorosas y de las que costaba mucho
levantarse. Pero no dejamos que ninguna nos venciera, porque
cuando estamos juntos nada es imposible.
Me llenaste de coraje en cada momento, me motivaste a seguir
adelante con más fuerza, en definitiva, has sido tú uno de los
principales motores de mi vida.
Cuando vinieron los buenos momentos, también estuviste ahí,
lleno de AUTÉNTICA felicidad por mis logros y lleno de halagos
para mí. Me devolviste la confianza y me enseñaste a
quererme…
Fuiste mi consejero y mi confidente. Te convertiste en ese
hermano mayor que reta, pero que ama incondicionalmente,
ese que critica pero se siente orgulloso.
Siempre fuiste una mezcla de agridulce porque odias los
extremos (ni muy dulce, ni muy amargo). Así que había días
que eras muy duro y otros que simplemente querías pasar un
tiempo conmigo sin más. Al principio me asustabas un poco,
pero después entendí que así eres y así te adoro, porque eres
un ser de luz, que ilumina mi vida intensamente, como nunca
antes había estado iluminada.
Tengo que decirte algo…
Después de todo este tiempo de amistad (que no lo mido en
años, sino en vivencias) quiero hacerte llegar al menos una
pequeña parte de lo que tú me das:
Gracias por tu amistad, por los recuerdos, por las aventuras y
por las peleas.
Gracias por abrirme las puertas de tu casa y de tu familia.
Gracias por permitirme ser yo en mi máximo esplendor.
Gracias por alentarme a no dejar ese pasatiempo que tanto me
apasiona.
Gracias por sentirte orgulloso de mí y de mis logros, es un lujo
compartir mi vida contigo.
Gracias por cuidarme de mis propios fantasmas y por pararte
delante del mundo y gritar: ¡quien se mete contigo, tendrá un
problema conmigo, porque eres mi hermano de la vida!
Gracias por aparecer en un momento inesperado y convertirte
en todo lo que eres.
Ahora es mi turno de aconsejarte
Amigo, hermano, después de todo lo que hemos vivido es
tiempo de que yo te aconseje a ti.
Deja atrás el dolor, no sufras más por quien no lo merece,
abraza tu dolor para sanarlo y vuelve a levantarte.
Ríe aunque duela, llora hasta que no quede una gota de
tristeza en tu cuerpo, pero saca todo lo que tienes guardado,
te mereces ser lo que tu quieres ser.
Párate adelante de la vida y ríe en su cara, devuélvele lo que
ella te dio y muéstrale que tienes la fuerza para levantarte
después de muchas caídas.
No pienses más en lo que podría ser, anda y averigua que
puede pasar, no importa si te sale mal, al final del día voy a
estar yo para secar tus lágrimas.
Empachate de amor, que te de un coma diabético de tanto
amar, es la única forma de sentirse vivo. Sé que puede salir
mal, pero si vives pensando en que puedes fallar no dejarás
lugar para las victorias.
Vive como si fuera el último día, nunca sabes lo que puede
pasar. No te guardes ningún te amo, porque esos sentimientos
entumecen el pecho. Ríe hasta que te duela la panza y nunca
pero nunca olvides tus sueños…
Amigo, hermano, disfruta de cada momento que te regale la
vida, de cada persona, de cada lugar…

Yo siempre estaré a tu lado, velando por tu felicidad, cuidando


tu alma porque ese es mi deber.
Cada vez que caigas, cada vez que llores, cada vez que rías,
cada vez que necesites una palabra de aliento, cada vez que
necesites un abrazo, ahí estaré, como estuviste tú junto a mi.
No te rindas ahora, tu puedes.
NUNCA TE OLVIDES DE MIII MEJOR AMIGOOO
SIEMPRE TE LLEVARE EN EL RECUERDO LOKO
AUNQUE NO NOS VEAMOS SEGUIDOS NUESTRA
AMISTAD SEGUIRA INTACTA
Hola amiga:

En honor a los años que nos conocemos, te escribo esta carta de


amistad para hacerte saber los buenos sentimientos que te prodigo
dentro de mi corazón.

Supiste día a día ganarte mi confianza, hacerte compañera de los


sinsabores, cómplice de las alegrías. En un mundo de indiferencia y
envidia, logramos juntas edificar un mundo perfecto, un oasis sagrado
en el que pudiéramos ser nosotras mismas y descansar en la
confianza y la comprensión. A pesar de las turbulencias defendimos
con entereza nuestro lugar. No cedimos ante los compromisos, la falta
de tiempo, el trabajo. Siempre pudimos encontrar un momento en el
que nos reuniéramos a compartir nuestras experiencias. Y eso es
importante, importantísimo.

Cuando miro alrededor y veo lo difícil que se hace la vida, lo empinada


que es la cuesta, sonrío por dentro pensando "no estoy sola, tengo
una gran amiga en la cual apoyarme". La verdad es que hay ciertos
trayectos de la vida que no hubiera podido transitarlos sola. Tuve
momentos de franca desesperación en los que tu mano salvadora
llegó justo a tiempo, o en los que tus palabras de aliento sirvieron para
que no cayera.

Hoy, mirando hacia atrás, me maravillo de esas experiencias, casi lloro


con nostalgia y admiración por tu fortaleza y dedicación. No sé cuánta
gente podrá decir esto de otra persona, ojalá que muchas, pero lo que
en realidad siento es que no existen demasiadas personas como tú en
este planeta y agradezco a Dios que te haya puesto en mi camino.

Si hay algo divino en los seres humanos es la capacidad de apiadarse,


de ayudar, de levantar al caído y eso es lo más maravilloso que puede
haber sobre la tierra. Lo más maravilloso para el que practica la
amistad tanto como para el que la recibe. En mi caso me hizo darme
cuenta que no estaba sola en el mundo, que es tal vez uno de los
mayores sentimientos de desolación que pueda existir.

No sentirse sólo es ser feliz, es sentirse protegido, es saber que a


alguien le importa lo que te esta sucediendo. Piénsalo por un instante,
¿no es increíble? Parece algo sencillo pero en realidad es de una
profundidad y una complejidad insondable. Hay muchas personas
solas y sería estupendo que comprendieran que un gran amigo es una
fuente inagotable de amor y calor.

Y que más vale prestarle atención a eso que a cualquier otra cosa en
la vida pues ¿Qué clase de vida tienes sino aún en medio de la
riqueza? Hacer un culto de la amistad es la obra más grande que
puede emprender un hombre y eso es lo que hemos hecho nosotros.
Sembrar, cultivar y dejar que florezcan miles de momentos mágicos.

Hoy pensé en ti, tal y como hago a diario. Me hiciste creer en aquello
que creía perdido o creía no era para mí; el derecho a una amistad
como la tuya. Hemos llorado y reído juntas hemos suspirado de
alegría y de emoción no importando la ocasión. Tus palabras han sido
las que han abrazado mi alma en noches de soledad y desconsuelo.
Me enseñaste que las lágrimas de vez en cuando son buenas y que
con ellas aprendemos a purificar nuestra alma y espíritu.

Demostramos que una verdadera amistad no conlleva necesariamente


años, sino que se forma de momentos y experiencias especiales como
las que tú y yo hemos compartido en poco tiempo. Me demostraste tu
cariño siempre que podías. Me enseñaste a quererte de manera sin
igual y a conocerte cada día más.

No importa que estemos lejos, nuestra amistad trasciende las barreras


y desafía la distancia. No necesitamos decir una palabra cuando algo
sucede pues nuestro silencio nos delata y es nuestro corazón el que
por nosotras habla. Eres increíble, especial y por eso hoy te digo que
conmigo siempre puedes contar. Sólo recuerda el no dudar, que eres
mi gran amiga del alma.

Me gustaría escribirte algo que hice hace un año, cuando estaba en la


secundaria pues tuve una mala experiencia, dice algo así como lo
siguiente:

Yo le pregunté a la vida...
¿Por qué se debe vivir?
- ella me respondió:
Se debe vivir, por vivir.
No estando convencida, yo le volví a preguntar:
¿Para qué se debe vivir?
- ella me contesto:
-Entonces vive... Para amar.

Igual no me comprendes del todo, igual seguro que yo tampoco te he


entendido del todo, pero quiero que sepas que de la misma forma que
cuando estamos contentos, nos gusta que nos acompañen nuestros
amigos, esos amigos, ¿si lo son de verdad?, también quieren
acompañarnos cuando nos encontramos tristes, cuando la vida nos da
las bofetadas de vez en cuando… Tenemos que aprender de eso, una
noche me dijiste que te habían dicho que la vida es dar y recibir, que
igual que nos gusta dar cuando nos apetece, también debemos de
aprender a recibir cuando nos quieren dar.

Si somos receptivos igual recibimos alguna bofetada de más, pero


seguro que también recibimos alguna muestra de cariño que no
recibiríamos si tuviéramos las murallas continuamente cerradas; si
necesitamos ayuda en algún momento, también debemos de aprender
a pedir esa ayuda que nos es vital, no debemos de despreciar las
cuerdas que nos tiende la vida, algunas de ellas seguro que se
rompen, pero otras se fortalecen con el uso. Si una se rompe surgen
otras, nunca estamos "Solos ante el peligro".

En tu vida muchas veces has cometido errores, ¡claro! Como todos,


pero tu conciencia, la capacidad de amar que tienes, te obligaba a
hacer las cosas que has hecho, nunca te arrepientas de nada de lo
que has hecho, ni de nada de lo que has dejado de hacer. Toda forma
parte de ese largo espiral que significa vivir, saborear la vida instante a
instante, unas veces alegre, otras triste, a veces apático, a veces
exultante, pero así es la vida. No te arrepientas nunca, de nada.

Que sea tu conciencia, los valores que aprendiste desde la cuna, los
que guíen tu forma de enfrentarte, si enfrentarte, a los problemas que
la vida presente ante ti. Ten en cuenta una cosa que alguien dijo un
día: Lo importante de la búsqueda no es encontrar, es que si
buscamos estamos vivos, lo importante de la búsqueda es nuestra
ansia por hallar respuestas a los problemas que se nos presenten; lo
de menos es hallar la respuesta, porque la vida siempre nos va a
presentar nuevos interrogantes.

Te quiero decir muchas cosas por medio de esta carta y sinceramente


te las mereces... ¡Tu amistad vale mucho! Te quiero decir que si
mañana dejo de existir, te observaré en el cielo, te cuidaré y, sobre
todo, abogaré por aminorar tu sufrimiento. Te quiero decir que si dejas
este mundo, Dios no lo quiera, te recordaré, siempre te voy a querer y
cada noche hablaré contigo.

Quiero que sepas que te quiero mucho y eso es algo muy importante
para mí, ya que hay veces que uno cree que no es conveniente decirlo
por cualquier razón. Sé que debí decirte antes cuánto te aprecio, pero
si por alguna razón no nos volvemos a ver, te dejo esta nota para que
sepas lo mucho que te quiero.

Y si no alcanzaste a decírmelo y yo dejo de existir, no te preocupes,


que por el simple hecho de nuestra amistad sabré que me aprecias.
Recuerda que nunca sabemos cuándo dejamos de existir, por eso
quiero decirte hoy con esto ¡Que te aprecio mucho!

No te canso más, espero que esto sirva para que pienses que la vida
es muy bonita, que las trampas que se nos presentan son lo de
menos, lo importante son los momentos de felicidad que también
surgen de ves en cuando, y que nos recargan las pilas hasta que
tengamos otro momento de felicidad.

Recuerda que la felicidad absoluta no existe, sólo existen momentos


felices, y el ansia por que llegue el siguiente. Hace mucho tiempo que
quería decirte todas estas cosas pero probablemente un estúpido
sentimiento de virilidad les impide a dos amigas demostrar su afecto
con palabras.

De cualquier manera sabemos lo que cada una siente por la otra sin
que lo digan con palabras. Pero sé que con abrazos, miradas de
entendimiento y complicidad, gestos y acciones han sabido expresar
durante nuestra amistad lo que ahora te escribo en esta carta.

Te mando un fuerte abrazo y un saludo desde el fondo de mi corazón,


y espero que te haya gustado mi primera carta de amistad. Prometo
que no será la última.
Los extraño, pero comprendo que a veces todos tomamos caminos
distintos.

Cuando estaba en la escuela tenía ese grupo de amigos que todos


solemos tener. Algunos eran similares, pero otros muy diferentes a
mí y esa era lo increíble. Compartimos momentos divertidos,
inspiradores y otros que ponían a prueba nuestra amistad, pero de
los que siempre supimos salir. Ahora, que ya he crecido y miro
hacia atrás, puedo darme cuenta de los grandes amigos que tuve y
que ahora no veo tan seguido, pues el ritmo de la vida ha
provocado que tomemos nuestros propios caminos y ya no
compartamos la rutina diaria como antes.

Y por eso estoy aquí. Sé que ya no puedo conversar tanto como


antes, ni tampoco estar con ellos físicamente, pero de lo que sí
estoy segura es que sé que la amistad que creamos siempre se
mantendrá intacta y jamás separará a esos amigos que se
conocieron siendo auténticos y que compartieron tanto. Ya
somos mayores y tenemos diferentes intereses. Sin embargo,
siempre compartiremos las ganas de mantener una amistad que se
hace más grande mientras pasan los años.

Quiero que sepan que siempre estaré ahí para apoyarlos, para
darles una mano cuando lo necesiten y para celebrar sus triunfos y
ayudarlos en sus derrotas. Quiero que me perdonen si la rutina nos
aleja o si dejamos de comunicarnos. Quiero que entiendan que,
por mucho que nuestros caminos se separen, siempre nos
encontraremos al final o en cada parada, pues de eso se trata la
amistad. Puede que no nos veamos en días, semanas, meses o
incluso años. Sin embargo, la alegría de verlos y las ansias de
compartir con ustedes siempre permanecerán intactas.

Gracias por ser parte de los mejores tiempos en la escuela. Gracias


por entregarme su amistad y por hacerme parte de sus vidas, tal
como ustedes ya son parte de mi vida. Gracias por esa lealtad
infinita que hoy les hace querer saber de mí y estar ahí para
cuando lo necesito. Gracias por tantos momentos
divertidos. Gracias por no juzgarme y por compartir y entender mi
personalidad y estilo de vida, pues así es como los amigos lo
hacen.

Gracias por todas esas risas, por todas esas bromas, por esas
conversaciones absurdas y también por esas profundas e
inspiradoras. Jamás los olvidaré. Jamás dejaré de lado su amistad,
pues ya forman parte de mi vida y me siento orgullosa por el
camino que cada uno de ustedes ha tomado y espero que, en lo
que venga, todo sea bueno para ustedes.

Carta fin de curso a mis compañeros y profesores.


Queridos profesores y compañeros:
Por fin parece que ha llegado el final de este largo camino. Un camino
sin obstáculos, para algunos, y lleno de piedrecitas que lo han hecho
todo un calvario, para otros...
A lo largo de este tiempo me he encontrado en multitud de situaciones
que jamás pensé que podrían ocurrirme: viajes, convivencias...
Cualquier momento era bueno para pasárnoslo bien; cualquier clase
podía convertirse en un agradable ambiente para compartir
experiencias y emociones; cualquier frase podía convertirse en un
lema para continuar andando nuestro camino particular...
Durante estos años no sólo me he formado en cuando a estudios
se refiere, sino que me he formado como persona, como compañera,
como amiga... He aprendido a valorar más y mejor los pequeños
detalles que me regalaba la vida. Durante este tiempo, he aprendido a
darme cuenta de cuáles son las cosas que de verdad importan, que en
esta vida todo lo que merece la pena necesita de un esfuerzo previo y
que éste, tarde o temprano, tiene su recompensa...
Y ahora, permitid que me dirija a mis compañeros y amigos de 2º A:
Han sido dos los años que he podido compartir con todos vosotros y, a
pesar de la dificultad propia de este nivel, gracias a vuestra compañía
todo ha sido más fácil..
Cuesta mucho levantarse cada mañana tras escuchar el odioso sonido
del despertador y, más aún, después de una larga noche de estudio..
Pero es llegar a clase y todo cambia. Vuestras sonrisas, vuestros
abrazos, vuestras palabras de ánimo cuando más lo necesité, han
hecho que todos y cada uno de vosotros se hayais convertido en
pilares fundamentales de mi vida.
No podría quedarme con un sólo momento que represente estos dos
años, hay tantos y tan buenos, que siempre permanecerán en mis
recuerdos.. Aunque quizás Londres fue el lugar idóneo para
conocernos aún más, y darme cuenta de que estoy rodeada de
grandísimas personas, así que gracias..
Por supuesto tú, Gloria, profesora y amiga, que con tus consejos has
conseguido ayudarme a salir del bache en el que he caído más de una
vez. Gracias...
Y vosotros, Carlos, Jairo, Mario, Fernando, Mariló, y muchos más,
habeis intentado abrirnos los ojos ante el duro trayecto que se nos
presenta a partir de este momento. Ya no somos unos niños que
pueden dejar pasar los problemas para que nos los solucionen los
mayores, ahora nosotros somos esos mayores. Por ello, muchas
gracias..
Sin más, sólo me queda agradeceros a todos y cada uno de los aquí
presentes el haberme permitido compartir con vosotros dos de los
años más difíciles, pero bonitos de mi vida
Espero que nunca os olvideis de esta que os habla, porque vosotros
ya formais parte de mi vida..

Siempre recordaré a mis amigos y a mis profesores’


“Durante mis seis años en el colegio he vivido momentos inolvidables
desde el primer día hasta el último. Cómo olvidar mis pensamientos
cuando estaba en octavo, entrar a un mundo totalmente nuevo, no
sabía cómo iba a ser, a qué ambiente entraría, cómo serían los
profesores y mis nuevos compañeros.
“Ahora puedo decir con certeza que he llegado a tener verdaderos
amigos, ya que dicen que los amigos de la secundaria son los que
nunca se olvidan. Cómo nos emocionábamos cuando jugábamos en
los campeonatos de fútbol, cada partido que ganábamos era una
celebración única.
“A los profesores cómo olvidarlos, cuántas veces nos han retado,
corrigiéndonos y siempre deseándonos lo mejor.

“Experiencias que sin duda vale reconocer en este proceso que es


haber pasado de la niñez a la adolescencia, son etapas como las del
primer amor, las primeras fiestas, entre otros hechos que sin duda
marcan tu vida, puesto que con ellos he reído, llorado y eso es lo que
me ayudó a crecer.

“Una de las experiencias que tuve en el colegio fue haber sido


presidenta del gobierno estudiantil (2010-2011). Eso me ayudó a
formar mi carácter y fomentar en mí el interés político. Como
presidenta estudiantil lo más importante que hice fue apoyar la
campaña Regala una sonrisa, en Riobamba, en el pueblo San Andrés.
Ver las caritas felices de esos niños fue una gran experiencia. Ese fue
otro logro de la etapa colegial, el sentirse tan bien al ayudar a los
demás, como cuando alfabetizaba, la fiesta que les hacíamos en
Navidad, el saber que nosotros los ayudábamos y queríamos el bien
para ellos.

“Las pasantías fueron otra experiencia, di un paso más a la madurez,


pues fue entrar a un mundo de adultos y saber el grado de
responsabilidad que después íbamos a tener.

“Para concluir, cabe decir que este último año ha sido muy especial,
pues teniendo todos en mente que eran nuestros últimos momentos
cada vez se hacía más complicado, eran ratos de tensión al hacer y
presentar la monografía, los exámenes de grado, y luego la
recompensa de la felicidad y satisfacción de saber que estábamos a
un paso de graduarnos. Siempre recordaré a mis amigos, profesores.
Nunca olvidare a mi promoción 35”.

‘Mi esfuerzo me valió ser abanderado del colegio’


“Apurado y a última hora, como siempre, tomé la Metrovía en el eterno
viaje desde el sur hasta el km 3½ de la vía a Samborondón para llegar
al colegio a matricularme en lo que sería mi tercer curso de
bachillerato. A estas alturas mis padres concluyeron que era lo
suficientemente mayor para hacer ciertos trámites solo. Fue entonces
cuando comprendí que debía, quiera o no, madurar y vivir todo aquello
que había dejado a un lado los cinco cursos anteriores.

“Dudosos, mis compañeros y yo empezamos el año esperando


sobrevivir hasta la graduación. Rápidamente empezamos a vivir todo
aquello propio del último año y las sorpresas comenzaron a caer de
golpe. Fue una tarde en el auditorio cuando llamaron a los alumnos
para la asignación de abanderado, portaestandartes y escoltas de este
año. Al puro estilo de un torneo de belleza me encontraba aferrado a
la mano de una amiga. Nuestro esfuerzo se vio reflejado, el mío como
portaestandarte del colegio y el de ella, de abanderada del pabellón
nacional.

“Pronto llegó la temporada de elecciones internas. Yo era candidato a


la vicepresidencia. Por una notable mayoría nos convertimos por
segundo año consecutivo en ganadores y yo empecé a formar parte
de la vigésima agrupación juvenil liceísta.

“Entrando al tercer trimestre las cosas empezaron a apretarse.


Diciembre fue un mes lleno de trabajo, las clases fueron lo menos
común para mí. Primero viví el café literario organizado por mi
especialización, Sociales, donde pude participar como panelista y
compartir mesa con personajes del cine ecuatoriano como Fernando
Mieles. Días después se efectuó la obra de teatro anual donde
presentamos Romeo y Julieta. En la misma semana se efectuó el
primer Festival de Cine Zombie, donde mi cortometraje Aleatoria se
llevó 5 premios, incluyendo mejor dirección y mejor cortometraje.

“El orgullo no cabía dentro de mí. Luego de realizar los exámenes de


grado me encuentro aquí recién incorporado y lleno de expectativas,
dándome cuenta de todo lo que viví en este periodo. Experimenté por
primera vez muchas cosas y por última vez muchas otras, pero al final
me encuentro agradecido por haber podido compartir todo esto con las
personas que aprecio y a las cuales espero no perder”.

“Ahora estamos listos para desafíos mayores”


“Luego de terminar el colegio, entiendo porqué siempre me decían que
tenía que aprovecharlo al máximo, ya que es la mejor época en la
vida. A lo largo de estos trece años en el Nuevo Mundo, gracias al
apoyo de mis padres y maestros, y todo mi esfuerzo, he llegado a
lograr muchos de mis objetivos. Sin embargo, nunca me sentí más
orgullosa de todo lo que he logrado hasta que dijeron mi nombre para
entregarme mi certificado de graduada.

“Nuevo Mundo se convirtió en un hogar para mí. Caminar desde la


entrada hasta mi clase saludando a todos los profesores y empleados
era una rutina, pero ahora es un recuerdo que guardaré por siempre.
Todas esas personas no solo me vieron crecer, sino que fueron parte
de mi crecimiento. Sin la ayuda de mis profesores con su paciencia y
buen humor hubiera sido difícil llegar a ser lo que soy hoy.

“El IB fue otro desafío que se nos presentó cuando estaba en quinto
curso. Mi promoción y yo pusimos mucho esfuerzo en lograr obtener
los diplomas y certificados, pero nos costó bastante. Hacíamos grupos
de estudio y en muchas ocasiones nos quedábamos hasta la
madrugada repasando.

No todo se trataba de estudios. Estoy agradecida con el colegio por


todo lo que hizo por los equipos de voleibol y fútbol. No había nada
más emocionante que representar al colegio en los intercolegiales. Las
campañas por el Consejo Estudiantil fueron también una experiencia
única ya que este proyecto nos ayudó a crear cambios en el colegio,
así hubieren sido mínimos.

“Nada va a poder reemplazar toda la alegría, emoción, desesperación,


orgullo y esa gama de emociones que llegué a sentir por mi colegio.
En cada momento, ya sea una premiación, una misa, una iniciación o
una clase, sentí que aprendía algo.

“Otra cosa que aprendí, aunque sea algo que muy a menudo se
escucha y no siempre se cree, es que se pueden cumplir tus sueños si
en serio te lo propones y te esfuerzas. Mi mayor aspiración era ser
abanderada y lo logré. De la misma manera, mi mayor anhelo era dar
el discurso en nuestra ceremonia de graduación y pude hacerlo.
“Esos momentos marcarán mi vida para siempre. No saber qué
esperar ya graduados, a veces asusta, pero estamos listos para
desafíos mayores”.

“Una experiencia como esta no se vuelve a repetir”


“Nadie nos prometió un jardín de rosas. Desde que emprendimos esta
historia de 12 años nos dijeron que iba a ser duro, que tendríamos
momentos felices y complicados, pero que si los afrontábamos con
muchas ganas y buena cara saldríamos adelante. Nos dijeron que era
una de las épocas más bonitas de la vida, que los amigos con los que
íbamos a estrechar lazos iban a ser los que muy probablemente se
mantendrían para toda la vida. Tenían razón.

“El colegio fue una experiencia inolvidable que nos deja un sabor un
tanto agridulce; lo dulce de lo bien que la pasamos y lo agrio por saber
que estos momentos no se van a repetir”.

“Cómo olvidar las acaloradas discusiones con los profesores sobre


cierto sistema político y económico y lanzarnos adjetivos de socialista
o anarquista como si fuera el peor insulto posible o las inevitables
quejas sobre cómo nos explotaban con tanta nueva materia en
matemáticas.

“Es casi imposible olvidar el sentimiento de alivio después de una


lección de filosofía en la que la clase incluso se reunía a rezar para
que Dios nos iluminara en la prueba. Aprendimos a hacer tres deberes
a la vez mientras chateábamos por BlackBerry Messenger, nos
reíamos en las fotos del Facebook y cenábamos.
“Adquirimos el arte de inventar las mejores historias para evitar tener
malas notas o poder entregar deberes tarde, es decir somos unos
verdaderos oradores y los mejores abogados. Estudiar en grupo
siempre será mejor que quedarte en casa leyendo la materia.

“Cómo olvidar el estrés por las aplicaciones a las universidades


extranjeras, que si ya terminaste este documento, que si aún no te
devuelven el formulario lleno, que si se acerca la fecha límite de
entrega.

“Podremos haber repetido cientos de veces cómo odiamos nuestro


colegio, pero al graduarnos todos estamos muy seguros de que lo
vamos a extrañar. Una experiencia así no se vuelve a repetir.

“Si de algo estoy seguro es de que la universidad será totalmente


diferente al colegio, pero también sé que al igual que me lo advirtieron
en el colegio, no será un jardín de rosas y ahora tendré que
esforzarme más para salir vivo”.

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