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sepas esto
La palabra hermano, es una de las más fuertes que conocí,
pero realmente encaja contigo a la perfección.
Nos conocimos casualmente, quizá si todo hubiese empezado
una hora o un día después nada sería lo mismo. Entraste a mi
vida de apuro, sin preguntar, despreocupado de lo que tenía o
de lo que quería tener, simplemente creíste que era el
momento indicado para aparecer y darme vuelta la vida.
Sí, me diste vuelta la vida, no como lo hacen los amores
apasionados, pero sí como lo hacen esas personas que pasan
por tu vida y te dejan una huella tan profunda que nunca logras
sacarlA de ahí.
No recuerdo exactamente cuándo fue, pero sé que un día miré
a mi alrededor y solo estabas tú, entonces me di cuenta, más
que un amigo, eras un hermano.
Pero… ¿por qué un hermano?
Los hermanos tienen una relación amor-odio muy fuerte, que
solo ellos pueden mantenerla, porque solo ellos la entienden.
Quizá un día se odien y al otro se defiendan con uñas y dientes.
Eso, amigo, es exactamente lo que hacías tú…
Acompañaste cada uno de mis pasos en falso, cada tropiezo
abrupto, cada caída, cada lágrima. Al principio me miraste con
enojo y quisiste aconsejarme, pero no te escuché, entonces
decidiste ser mi apoyo para cuando inevitablemente cayera en
el fondo del pozo.
Pasamos infinitas caídas, cada una de ellas peor que la
anterior, cada vez más dolorosas y de las que costaba mucho
levantarse. Pero no dejamos que ninguna nos venciera, porque
cuando estamos juntos nada es imposible.
Me llenaste de coraje en cada momento, me motivaste a seguir
adelante con más fuerza, en definitiva, has sido tú uno de los
principales motores de mi vida.
Cuando vinieron los buenos momentos, también estuviste ahí,
lleno de AUTÉNTICA felicidad por mis logros y lleno de halagos
para mí. Me devolviste la confianza y me enseñaste a
quererme…
Fuiste mi consejero y mi confidente. Te convertiste en ese
hermano mayor que reta, pero que ama incondicionalmente,
ese que critica pero se siente orgulloso.
Siempre fuiste una mezcla de agridulce porque odias los
extremos (ni muy dulce, ni muy amargo). Así que había días
que eras muy duro y otros que simplemente querías pasar un
tiempo conmigo sin más. Al principio me asustabas un poco,
pero después entendí que así eres y así te adoro, porque eres
un ser de luz, que ilumina mi vida intensamente, como nunca
antes había estado iluminada.
Tengo que decirte algo…
Después de todo este tiempo de amistad (que no lo mido en
años, sino en vivencias) quiero hacerte llegar al menos una
pequeña parte de lo que tú me das:
Gracias por tu amistad, por los recuerdos, por las aventuras y
por las peleas.
Gracias por abrirme las puertas de tu casa y de tu familia.
Gracias por permitirme ser yo en mi máximo esplendor.
Gracias por alentarme a no dejar ese pasatiempo que tanto me
apasiona.
Gracias por sentirte orgulloso de mí y de mis logros, es un lujo
compartir mi vida contigo.
Gracias por cuidarme de mis propios fantasmas y por pararte
delante del mundo y gritar: ¡quien se mete contigo, tendrá un
problema conmigo, porque eres mi hermano de la vida!
Gracias por aparecer en un momento inesperado y convertirte
en todo lo que eres.
Ahora es mi turno de aconsejarte
Amigo, hermano, después de todo lo que hemos vivido es
tiempo de que yo te aconseje a ti.
Deja atrás el dolor, no sufras más por quien no lo merece,
abraza tu dolor para sanarlo y vuelve a levantarte.
Ríe aunque duela, llora hasta que no quede una gota de
tristeza en tu cuerpo, pero saca todo lo que tienes guardado,
te mereces ser lo que tu quieres ser.
Párate adelante de la vida y ríe en su cara, devuélvele lo que
ella te dio y muéstrale que tienes la fuerza para levantarte
después de muchas caídas.
No pienses más en lo que podría ser, anda y averigua que
puede pasar, no importa si te sale mal, al final del día voy a
estar yo para secar tus lágrimas.
Empachate de amor, que te de un coma diabético de tanto
amar, es la única forma de sentirse vivo. Sé que puede salir
mal, pero si vives pensando en que puedes fallar no dejarás
lugar para las victorias.
Vive como si fuera el último día, nunca sabes lo que puede
pasar. No te guardes ningún te amo, porque esos sentimientos
entumecen el pecho. Ríe hasta que te duela la panza y nunca
pero nunca olvides tus sueños…
Amigo, hermano, disfruta de cada momento que te regale la
vida, de cada persona, de cada lugar…
Y que más vale prestarle atención a eso que a cualquier otra cosa en
la vida pues ¿Qué clase de vida tienes sino aún en medio de la
riqueza? Hacer un culto de la amistad es la obra más grande que
puede emprender un hombre y eso es lo que hemos hecho nosotros.
Sembrar, cultivar y dejar que florezcan miles de momentos mágicos.
Hoy pensé en ti, tal y como hago a diario. Me hiciste creer en aquello
que creía perdido o creía no era para mí; el derecho a una amistad
como la tuya. Hemos llorado y reído juntas hemos suspirado de
alegría y de emoción no importando la ocasión. Tus palabras han sido
las que han abrazado mi alma en noches de soledad y desconsuelo.
Me enseñaste que las lágrimas de vez en cuando son buenas y que
con ellas aprendemos a purificar nuestra alma y espíritu.
Yo le pregunté a la vida...
¿Por qué se debe vivir?
- ella me respondió:
Se debe vivir, por vivir.
No estando convencida, yo le volví a preguntar:
¿Para qué se debe vivir?
- ella me contesto:
-Entonces vive... Para amar.
Que sea tu conciencia, los valores que aprendiste desde la cuna, los
que guíen tu forma de enfrentarte, si enfrentarte, a los problemas que
la vida presente ante ti. Ten en cuenta una cosa que alguien dijo un
día: Lo importante de la búsqueda no es encontrar, es que si
buscamos estamos vivos, lo importante de la búsqueda es nuestra
ansia por hallar respuestas a los problemas que se nos presenten; lo
de menos es hallar la respuesta, porque la vida siempre nos va a
presentar nuevos interrogantes.
Quiero que sepas que te quiero mucho y eso es algo muy importante
para mí, ya que hay veces que uno cree que no es conveniente decirlo
por cualquier razón. Sé que debí decirte antes cuánto te aprecio, pero
si por alguna razón no nos volvemos a ver, te dejo esta nota para que
sepas lo mucho que te quiero.
No te canso más, espero que esto sirva para que pienses que la vida
es muy bonita, que las trampas que se nos presentan son lo de
menos, lo importante son los momentos de felicidad que también
surgen de ves en cuando, y que nos recargan las pilas hasta que
tengamos otro momento de felicidad.
De cualquier manera sabemos lo que cada una siente por la otra sin
que lo digan con palabras. Pero sé que con abrazos, miradas de
entendimiento y complicidad, gestos y acciones han sabido expresar
durante nuestra amistad lo que ahora te escribo en esta carta.
Quiero que sepan que siempre estaré ahí para apoyarlos, para
darles una mano cuando lo necesiten y para celebrar sus triunfos y
ayudarlos en sus derrotas. Quiero que me perdonen si la rutina nos
aleja o si dejamos de comunicarnos. Quiero que entiendan que,
por mucho que nuestros caminos se separen, siempre nos
encontraremos al final o en cada parada, pues de eso se trata la
amistad. Puede que no nos veamos en días, semanas, meses o
incluso años. Sin embargo, la alegría de verlos y las ansias de
compartir con ustedes siempre permanecerán intactas.
Gracias por todas esas risas, por todas esas bromas, por esas
conversaciones absurdas y también por esas profundas e
inspiradoras. Jamás los olvidaré. Jamás dejaré de lado su amistad,
pues ya forman parte de mi vida y me siento orgullosa por el
camino que cada uno de ustedes ha tomado y espero que, en lo
que venga, todo sea bueno para ustedes.
“Para concluir, cabe decir que este último año ha sido muy especial,
pues teniendo todos en mente que eran nuestros últimos momentos
cada vez se hacía más complicado, eran ratos de tensión al hacer y
presentar la monografía, los exámenes de grado, y luego la
recompensa de la felicidad y satisfacción de saber que estábamos a
un paso de graduarnos. Siempre recordaré a mis amigos, profesores.
Nunca olvidare a mi promoción 35”.
“El IB fue otro desafío que se nos presentó cuando estaba en quinto
curso. Mi promoción y yo pusimos mucho esfuerzo en lograr obtener
los diplomas y certificados, pero nos costó bastante. Hacíamos grupos
de estudio y en muchas ocasiones nos quedábamos hasta la
madrugada repasando.
“Otra cosa que aprendí, aunque sea algo que muy a menudo se
escucha y no siempre se cree, es que se pueden cumplir tus sueños si
en serio te lo propones y te esfuerzas. Mi mayor aspiración era ser
abanderada y lo logré. De la misma manera, mi mayor anhelo era dar
el discurso en nuestra ceremonia de graduación y pude hacerlo.
“Esos momentos marcarán mi vida para siempre. No saber qué
esperar ya graduados, a veces asusta, pero estamos listos para
desafíos mayores”.
“El colegio fue una experiencia inolvidable que nos deja un sabor un
tanto agridulce; lo dulce de lo bien que la pasamos y lo agrio por saber
que estos momentos no se van a repetir”.