Di Carlo, Familia yTS
Di Carlo, Familia yTS
Di Carlo, Familia yTS
Por otra parte agradezco esta invitación de la Dra. Rozas a quien me une
un sincero aprecio personal, más allá de discrepancias que podremos discutir.
Es algo obvio que esta profesionalización del trabajo social varió a lo largo
del tiempo en su grado de institucionalización pero no en su naturaleza, de
acuerdo a nuestra tesis que ofrezco hoy a Uds.
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Por más que nos resulte un poco chocante admitir las cosas buenas de la
profesión y muchas veces parecería que prefiriéramos el auto-flagelamiento
profesional, la gente, las personas en estado de necesidad, saben ya muy bien
que cuando hablan con un asistente social es algo distinto que cuando lo hacen
con otro profesional o persona de la sociedad. Sabe que lo escuchan de distinta
manera y que el profesional intentará preocuparse por él, por su familia, por sus
hijos y por su situación en el mundo. Aunque no siempre es así, generalmente es
así. Por todo esto no es nada sorprendente que el trabajador social pueda caminar
sin riesgos mayores por una villa o entrevistar en una cárcel a presos de alta
peligrosidad.
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injusticias sociales y surgió la duda sobre si será o no decente ser un asistente
social en la época actual”1.
Pienso que no estamos tan lejos de esto cuando todavía se oye hablar del
asunto de cómo asistir a alguien, o sobre si es bueno asistirlo o no. Es algo
llamativo observar, que en algunos casos los mismos asistentes sociales que
durante toda la jornada no hacen más que dar asistencia en las instituciones
empleadoras, de tardecita caen por las universidades a condenar
encendidamente al asistencialismo.
1
Di Carlo, Enrique: “El trabajo social: Teoría-Metodología-Investigación” pág. 9 y 10. Ed. Ecro,
Argentina, 1976
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Sean cuales fueren los motivos, en esos tiempos el ser humano veía
aumentar sus apoyos y ventajas sociales, los recursos eran entonces, desde 1946
en adelante importantes. Todos los que tienen algunos años más pueden recordar
esto en nuestro país y casi en el mundo entero, se trata del llamado tiempo de oro
del capitalismo. Y bueno, la bonanza de recursos fue decayendo. El sistema de
bienestar comenzó a afectarse seriamente para hacer grave crisis en estas últimas
décadas.
3.- la llamada teoría “progresista” que enseñaba que el bienestar social es una
astucia del capitalismo para enfriar la lucha de clases, en lugar de comprender que
los avances en los recursos y bienes eran el resultado de las luchas obreras en
todos lo planos.
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surgimiento de bienestar social en general y del servicio social en particular. En
ese momento histórico el respeto al semejante y la igualdad humana dejaron de
ser mandatos religiosos a la interioridad-alma para irse convirtiendo en elementos
de convivencia socialmente exigibles. En el siglo XVIII el precepto bíblico paso a
tomar la forma de una exigencia o proclama de los derechos del hombre y del
ciudadano(1). El corte de la gran revolución no fue solo contra la aristocracia sino
fundamentalmente a favor de la igualdad.
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En este punto existe coincidencia con Margarita Rozas, así como en sus apreciaciones sobre el
Imperativo Categórico kantiano. Ver Rozas M. “Algunas reflexiones sobre la intervención
profesional desde una perspectiva ética “,en Trabajo social y compromiso ético. Ed. Espacio.
Argentina. 2000.
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violadas; que lo que un individuo es y vale constituye un valor fundamental; que la
interdependencia del individuo y la sociedad hacen necesario respetar y convivir
de manera constructiva con los miembros de culturas divergentes, entonces los
valores que deben alcanzarse objetivamente se convierten ellos mismos en parte
de la disciplina y del propio método. Es más, para ayudar eficazmente a otra
persona es preciso saber respetar la personalidad humana: reconocer que cada
quien tiene el derecho de gobernar su propia vida, de gozar de libertades
personales y civiles y buscar la felicidad y las metas espirituales conforme con su
manera de entender las cosas. La aplicación de estos principios significa que los
trabajadores sociales no deben imponer al cliente sus metas o normas de
conducta personales, sus soluciones y puntos de vista morales, sino que le
concederán el derecho de ser como es, tomar sus propias decisiones y hacer sus
propios planes. Los servicios concretos y ayuda material que se impartan nunca
deben estar condicionados a una determinada conducta. Se dan, como en la
medicina moderna, simplemente porque el cliente lo necesita. Siempre se procura
estimular al individuo para que se dirija y se gobierne a si mismo. La Carta de
Derechos del Hombre implica un método democrático de administrar estos
derechos, y el mero hecho de ser hombre lo oculta para ser miembro responsable
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de su comunidad y participar como tal en los procesos sociales.” (3) Hamilton G.
“Teoría y Práctica trabajo social de casos” 2da Edición La prensa América
mexicana. Pág.6 México 1960.
3
Nuestra apreciada y valorada amiga uruguaya Raquel Cortinas nos hace llegar su preocupación
por el escaso compromiso de los colegas de su país en participar, dentro de un gobierno
indudablemente de izquierda y popular en su aceptación, en un plan de emergencia económica
que se basa en darles recursos y atender necesidades urgentes de un enorme número de
necesitados.
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toda una profesión, sólo por que no coincide con la idea que el tiene en su cabeza,
nos parece de una ignorancia enorme.
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con esta actividad dentro de la cual su acción no puede depender de su humor
mejor o peor para con el otro. La sociedad puede pedirle cuentas de sus actos y
hasta de su eventual despreocupación.
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Un asistente social trabaja con una madre soltera, abandonada, para
hacerle comprender que más allá de su legítimo enojo la lactancia es un momento
privilegiado de su relación con su hijo y que ambos necesitan mucho que sea algo
gozado feliz y que para su hijo puede ser el gran bien que encuentre en la vida.
¿A dónde vamos con estas pequeñas cosas que parecen separarnos del
gran discurso?
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Sabemos muy bien que están los conservadores que siempre apuestan
contra los cambios, pero en lo que expresamos vemos algo mucho más complejo.
Con las palabras tan fuertemente irónicas de Claude Gillebaud en su texto “La
traición a la ilustración”, un decreto o una constitución no nos hace de golpe a
todos iguales, todos blancos y protestantes tomando el modelo de universalidad
más reconocido. Al quedar abolida en la letra constitucional la diferencia entre ser
blanco, negro, metodista, católico, musulmán, homosexual, etc. debería entonces
la realidad responder a la letra y no responde. Esto generalmente lleva al comité u
hombre fuerte a armar una buena policía y un departamento de espionaje y
denuncias.
La igualdad no puede ser impuesta sino que debe imponerse ella misma.
Desde nuestro ángulo, el mío y creo que coincide con el del servicio social
al que le dedique mi vida teórico práctica, la igualdad humana tal ves deberá
decretarse alguna vez, pero para que sea efectiva es algo a construir
cotidianamente antes en la realidad. La igualdad es fruto de un trabajo
cotidiano, adonde los ejemplos que antes expresamos, como formas nuevas de
interacción que parecían sencillas, son el tipo de caminos que utiliza el trabajo
social, para crear las necesarias formas de respeto entre los hombres, la voluntad
de ayuda y cooperación con el semejante y la lealtad entre los sujetos.
Constituyen a nuestro juicio estos valores, una contribución imprescindible a la
Construcción del bien, en términos de John Dewey,
Este trabajo de cada jornada es imprescindible para que un hombre nuevo y una
sociedad nueva sean efectivamente posibles y se pueda llegar a destino.
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Bibliografía
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PAIDEIA
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