Hiner Introduccion PDF
Hiner Introduccion PDF
Hiner Introduccion PDF
Acepté con mucho gusto la invitación de Revista Aletheia de escribir una introducción a la
traducción realizada por Constanza Verón de este texto de Luisa Passerini. Como ya he señalado
en otra ocasión (1), existe una sub-utilización y bastante desconocimiento de la obra de Passerini
en Latinoamérica. Esto es bien lamentable, y, seguramente, algo que esta traducción podría
ayudar a remediar, ya que Passerini, desde sus primeros trabajos sobre el fascismo en Italia, ha
contribuido de manera importante a las discusiones sobre memoria y género. Ella ha hecho esto de
diversas formas en sus múltiples textos, explorando, en particular, la relación entre la metodología
de la historia oral, la subjetividad y la política. En los párrafos que siguen, me limitaré a hablar sólo
de una parte muy pequeña de esta bibliografía – el artículo traducido – “Una memoria para la
Historia de las Mujeres”, publicado originalmente en inglés en 1992 en la revista Social Science
History, y los posibles usos de este texto en la historiografía latinoamericana.
En primera instancia, este texto, al igual que su libro de Autobiografía de una Generación: Italia,
1986 (1996), nos ofrece la posibilidad de hacer un análisis comparativo entre los procesos
históricos italianos y latinoamericanos a la hora de pensar la Guerra Fría, la “nueva izquierda” y el
auge del movimiento feminista de “segunda ola”. Hasta ahora, ha habido muy pocos estudios
históricos que utilizan marcos transnacionales para pensar estos procesos aunque podríamos
argumentar que el “68”, y la generación de jóvenes que estaba cambiando la política en ese
momento, fue un fenómeno, sin duda, “globalizado” (aunque no se ocupaba tal lenguaje en ese
momento). Aquí Passerini plantea varios aportes interesantes, superando la linealidad de pensar
en las mujeres feministas como ex miembros de partidos y grupos de nueva izquierda – aunque
una cantidad no menor también fue de esta genealogía política –, y pensando más que nada en
cómo los discursos y prácticas del ´68 permitieron crear un espacio político propicio al surgimiento
posterior del feminismo, en el sentido de que promocionó el “poder de la palabra” y la
democratización de la participación, mientras cuestionó el autoritarismo en todas sus facetas,
rompiendo, así, las dicotomías entre lo privado/público y lo individual/colectivo. Como señala
Passerini en su análisis de un documento de un colectivo feminista, podríamos pensar que el
movimiento feminista de segunda ola en Italia tomara al movimiento estudiantil del ´68 “como un
punto de partida (y al mismo tiempo un punto de no retorno) hacia una política diferente”.
No obstante, y, a la misma vez, es también importante rescatar justamente las variadas formas en
que las mismas mujeres feministas vivieron este tránsito y, en particular, sus experiencias con la
1
Aletheia, volumen 7, número 13, octubre 2016 ISSN 1853 - 3701
izquierda, como lo que ella misma hace en su colaboración con el archivo del Centro de la Mujer
de Bolonia, el Centro de Documentación de la Mujer. Al leer sobre este trabajo no pude sino no
reflexionar sobre la falta de trabajo de este tipo en Latinoamérica, adonde la Historia Reciente, a la
hora de pensar género y la participación de mujeres, ha tendido a privilegiar aquellas memorias
que tienen que ver con agrupaciones de familiares afectados por los detenidos-desaparecidos, y
adonde hay bastante poco diálogo entre textos dedicados a esta temática y aquellos cuyos
referentes principales son las mujeres ex presas políticas o las feministas. Como he tratado de
plantear en mis propios trabajos, esto es bien desafortunado, ya que estos movimientos sociales
jamás existieron en un vacío, libre de otras posibilidades políticas: en otras palabras, las ex presas
políticas, mujeres familiares de afectadxs, y feministas (y, ¡ojo! hubo mujeres que podían ser todas
estas identidades a la misma vez) hacían política frecuentemente en los mismos espacios, o en
espacios contiguos, durante los años de la dictadura y la postdictadura en el Cono Sur. Las
historias de vida de muchas mujeres activas en la política durante los años 60 y 70 nos revelan con
mucha claridad estos cruces, enredos y devenires, no exentos de tensiones y conflictos, en
particular a la hora de pensar la relación entre ser de izquierda y ser feminista. Como nos recuerda
Passerini, esta relación es muy compleja y definida, en muchos casos, por variables muy precisas,
como la territorialidad, la temporalidad, y el contexto socio-histórico, haciendo la comparación entre
las feministas más de izquierda en Emilia-Romagna (la “región roja”) versus las feministas más
separatistas y radicales (y aquí, sin decirlo, probablemente se refería a grupos como Rivolta
Femminile, más conocido por el texto de una de sus fundadoras, Carla Lonzi, llamado “Escupamos
sobre Hegel”, publicado en 1971).
2
Aletheia, volumen 7, número 13, octubre 2016 ISSN 1853 - 3701
emergieron de estos mismos contextos de una izquierda machista y/o qué tipo de feministas se
formaron como parte de, o en oposición a, las corrientes de izquierda que se manifestaban en su
particular contexto socio-histórico.
Finalmente, la cita de María Mies, reproducida en el texto de Passerini, es tan verdad ahora como
fue en 1983: “sólo cuando las mujeres puedan utilizar su propia historia (…) como arma en la lucha
por ellas mismas, y para todas las mujeres, se convertirán en sujetos de su propia historia”, y es
particularmente esclarecedora en ese sentido, ya que nos recuerda la importancia del archivo
feminista en el quehacer de lxs historiadorxs. Propongo que es aquí adonde debemos detenernos
a reflexionar, ya que nos encontramos con una deuda más o menos importante a nivel
latinoamericano. ¿Cuántos países cuentan con archivos específicamente feministas, que incluyen
tanto fuentes orales como escritas, preservadas en buen estado y bajo todas las condiciones
archivísticas necesarias? ¿Cuántos materiales feministas del pasado – hojas ya amarillas con
gritos para la marcha, fotocopias anilladas de textos feministas fundacionales y manifiestos
propios, afiches e invitaciones a encuentros, marchas y seminarios – ya hemos perdido a la
humedad, la negligencia o el basurero? Y al ir muriendo las feministas de los años 70, ¿cuántas de
estas voces – en particular las de aquellas mujeres no académicas, de mujeres que no trabajan en
ONGs de las grandes ciudades, sino las más populares, las activas en poblaciones, sectores
rurales o zonas geográficamente aisladas de los países – estarán silenciadas para siempre,
rompiendo de una vez justamente la posibilidad de hacer esos nexos intergeneracionales de que
habla Passerini? Al considerar estas preguntas, creo que los desafíos para lxs historiadorxs
feministas están más o menos claros; ahora, nos toca actuar, y ojalá antes de que sea demasiado
tarde.
3
Aletheia, volumen 7, número 13, octubre 2016 ISSN 1853 - 3701
Notas
(1) Hiner, Hillary. “"Memory Speaks from Today": analyzing oral histories of female members of the
MIR in Chile through the work of Luisa Passerini”, Women´s History Review 25 (3): 382-407.
Algunos de los argumentos expuestos aquí también se trabajan, y con más detalle, en este
artículo.