Análisis de Castellanos
Análisis de Castellanos
Análisis de Castellanos
También se vislumbra una aliteración de la y, pero ahora como letra y no sólo como
conjunción.
Por último, en la estrofa final, se aprecia una hipérbole que incluye a un todo en el
lugar donde el “tú”, al que refiere la voz poética, se encuentra. Esto a su vez consigue
ser una elipsis, pues se omite el nombramiento del lugar en donde el “tú" se
encuentra. No obstante, inclusive aunque se mencionara este lugar, no remite a lo que
la voz poética se refiere en verdad, que como ya se hizo notar, es la memoria.
Respecto al ritmo, se puede advertir que hay constantes aliteraciones de las letras a, d
e y. Además, la tercera estrofa es un enlistado de palabras que evocan sentimientos
relacionados con el dolor, y al final, con el amor. En esta misma estrofa existe una
armonía vocálica de la o y algunas u que le confieren una sensación de oscuridad, lo
cual es coherente con lo anunciado en los versos, pues están relacionados con
emociones lúgubres.
No hay ausencia de puntuación, lo cual provoca una lectura pausada que le confiere al
poema una sensación de lentitud y gradualidad.
La paranomasia se encuentra repetidamente, pues en sí la contraposición de
conceptos en el poema es esencial para describir la ambivalencia de la existencia
humana, que al final remarca el impacto de ésta en la conservación del individuo en la
memoria. Se observa generalmente en las estrofas que poseen enumeraciones.
Las marcas tipográficas son constantes, entre cada estrofa hay un espacio. Estos
renglones en blanco funcionan como pausas fuertes y finalmente consiguen que haya
una intensificación en el poema para concluir con unos versos contundentes que
dilucidarán el poder del recuerdo ante la muerte o extinción del sujeto poético.
Por último, dentro del tono, se utilizan las paréntesis para dar un toque de
confidencialidad respecto a la naturaleza del yo poético, e igualmente, dentro de éstas
hay contradicciones (que fungen como otra función del uso de las paréntesis).
El título habla por sí solo sobre la inmortalidad del sujeto dentro de la memoria. La
presencia se refiere a esta inmutabilidad del individuo, que logra persistir incluso
aunque sea alcanzado por la muerte. “No hay soledad, no hay muerte” (Castellanos,
1972). Se enfatiza que después de las adversidades, el tiempo hará del individuo un
recuerdo dentro de este santuario enorme. El yo poético se destejerá, consciente de su
paso por el mundo, y continuará presente en donde permaneceremos todos.
En conclusión, desde los símbolos hasta el ritmo, el lector puede percibir que este es
un poema confidencial, un poema íntimo que, sin embargo, obtiene un valor universal
al hablar de la memoria como un tendente derecho del ser humano.
También puede interpretarse como la conciencia de Rosario Castellanos (ya no de la
voz poética) respecto al valor de su obra, de su recorrido por la historia.
Este poema hila una reflexión sobre la vida y su oscilación entre la dicha y el dolor;
sobre el cuerpo como depósito de una esencia y sobre la memoria como almacén
imperturbable, incluso ante el tiempo.