Preocupaciones de Un Jefe de Familia

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PREOCUPACIONES DE UN JEFE DE FAMILIA1

(1916)

Algunos dicen que la palabra Odradek es de origen eslava, y de acuerdo a


esto tratan de explicar su etimología. Otros en cambio, creen que es de
origen alemán y sólo tiene influencia eslava. La imprecisión de ambas
interpretaciones permite suponer, sin error, que ninguna de las dos es
verdadera, sobre todo porque ninguna de las dos nos revela que esta palabra
tenga algún sentido.
Naturalmente, nadie haría estos estudios si no existiera en realidad un ser
que se llama Odradek. A primera vista se asemeja a un carretel de hilo, plano
y en forma de estrella, y en efecto, también parece que tuviera hilos
arrollados; por supuesto, sólo son trozos de hilos viejos y rotos, de diversos
tipos y colores, no sólo anudados, sino también enredados entre sí. Pero no
es sólo un carretel, porque en medio de la estrella, emerge un travesaño
pequeño, y sobre éste, en ángulo recto, se inserta otro. Con ayuda de esta
última barrita, de un lado, y de uno de los rayos de las estrellas del otro, el
conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.
Uno se siente inclinado a creer que esta criatura tuvo en otro tiempo alguna
especie de forma inteligible, y ahora está rota. Pero esto no parece
comprobado; por lo menos, no hay nada que lo demuestre; no se ve ningún
agregado o rajadura que corrobore esta suposición; es un conjunto bastante
absurdo pero dentro de su estilo, bien definido. De todos modos, no es
posible un estudio más minucioso, porque Odradek es extraordinariamente
ágil y no se lo puede apresar.
Se esconde alternativamente en la buhardilla, en la caja de la escalera, en los
corredores, en el vestíbulo. A veces no se lo ve durante meses; suele
mudarse a otra casa; pero siempre vuelve, fielmente, a la nuestra. A menudo,
cuando al salir por la puerta uno se lo encuentra apoyado justamente debajo
en la escalera, siente deseos de hablarle. Naturalmente, no le hace una
pregunta difícil, más bien lo trata –su tamaño diminuto conduce a eso– como
a un niño.

1 “Hausvaters” en el original, pater familias. El texto fue incluido en Un médico


rural (1916). La traducción (modificada) es la de Rodolfo Wilcock.
–Entonces, ¿cómo te llamas?
–Odradek –dice él.
–¿Y dónde vives?
–Domicilio desconocido –dice, y ríe; claro que es la risa de alguien que no
tiene pulmones. Suena más o menos como el susurro de las hojas caídas.
Y así termina generalmente la conversación. Por otra parte, no siempre
responde, frecuentemente se queda mucho tiempo callado, como la madera
de que parece estar hecho.
Ociosamente, me pregunto qué será de él. ¿Será posible que se muera?
Todo lo que se muere tiene que haber tenido alguna especie de intención,
alguna especie de actividad, que lo haya gastado; pero esto no puede decirse
de Odradek. ¿Será posible entonces que siga rodando por las escaleras y
arrastrando pedazos de hilo ante los pies de mis hijos y
de los hijos de mis hijos? Evidentemente, no hace mal a nadie; pero la
sospecha de que pueda sobrevivirme me resulta casi dolorosa.

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