Locus de Control

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FACULTAD CIENCIAS DE SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ACTIVIDAD N° 10

ALUMNO:

SÁNCHEZ RODRÍGUEZ RICHAR FRAN

QUINTO CICLO

CURSO:

TALLER DE INVESTIGACIÓN I

DOCENTE:

SANDRO OMAR FERNÁNDEZ ROJAS

TRUJILLO – PERÚ

2018
MARCO TEORICO

1. LOCUS DE CONTROL

1.1.Historia

A fines de los años 50 y principios de los 60, se comenzó a estudiar el control personal
en el ámbito de la Psicología, pero es recién durante las últimas tres décadas del siglo
XX cuando proliferaron los estudios referidos a este tema, dando lugar a un nuevo
campo de investigación referido al Control, bautizado como Psicología del Control
(Palenzuela, 1984 citado por Linares, 2001, p. 42).

Por su parte, Visdóme-Lozano y Luciano (2006) citado por Mayora, & Fernández
(2015) en su revisión teórica del constructo, señalan que el Locus de Control en su
evolución ha pasado a ser asociado y, en ocasiones, visto como un subcomponente, de
una amplia gama de conceptos y teorías de la conducta. De hecho, estos autores hablan
de una “familia” de teorías asociadas al Locus de Control, entre las cuales están la
autorregulación, la autoeficacia, teorías de la expectativa valor y la teoría de las
atribuciones causales.

Desde su concepción original, el constructo de locus de control ha pasado por un


proceso de evolución teórica. Por ejemplo, en las conceptualizaciones de Heider (1958)
y Rotter (1966), el constructo era concebido en una escala bidimensional entre
externalidad contra internalidad. Una de las primeras escalas para medir el Locus de
Control, la desarrollada por Rotter (1966), reflejaba esta concepción al estar basada en
un paradigma de elección forzada entre dos alternativas para situaciones que se
presentaban en los ítems del cuestionario (Halpert y Hill, 2011). Levenson (1973)
propuso que el Locus de Control debía entenderse en términos multidimensionales y
alteró la escala de Rotter al subdividir la dimensión externa en dos sub-dimensiones, a
saber: suerte y personas con poder. (Mayora, & Fernández, 2015, p. 03).

1.2.Teología De Locus De Control

La teoría del aprendizaje social de Rotter (1966) destaca que entre la situación y los
reforzadores ambientales median factores cognitivos, y que son los valores y las
expectativas personales los que finalmente determinan el comportamiento. A pesar de
que Rotter destacó la importancia de los valores y de las expectativas de refuerzo únicas
para la situación –expectativas específicas–, también sugirió que la gente desarrolla
expectativas que mantiene a través de diversas situaciones –expectativas generalizadas–
(Pervin, 1998 citado por Álvarez, Noriega, 1Durazo & Parra, 2008, p. 65).

Una expectativa generalizada resulta de la combinación que hace Rotter de la teoría de


la atribución con el concepto de reforzamiento, proponiendo así la teoría del foco o
“locus” de control, que explica la percepción del origen del reforzador. Según este
mecanismo, si una persona interpreta la aparición del reforzador como dependiente de
su conducta, el control es interno; si se percibe como independiente de su acción, el
control es externo (Góngora, 1998 citado por Álvarez et al.,2008, p. 65).

“Si la persona percibe que el acontecimiento es contingente con su conducta o sus


propias características relativamente permanentes, se ha dicho que es una creencia en el
control interno”; en cambio, “cuando un refuerzo es percibido como siguiendo alguna
acción personal, pero no siendo enteramente contingente con ella, es típicamente
percibido, en nuestra cultura, como el resultado de la suerte, y en este sentido se ha
dicho que es una creencia en el control externo” (Rotter, 1960 citado por García, 2016,
p. 01)

Rotter (1996, 1987, 1992) describe y utiliza cuatro tipos de variables que intervienen en
dicha teoría: a) el potencial para realizar una conducta; b) las expectativas de
reforzamiento; c) el valor del reforzamiento; y d) la situación psicológica.

A.- El potencial conductual se refiere a la probabilidad de que un


comportamiento particular ocurra en una situación determinada.

B.- Las expectativas de reforzamiento son los pronósticos que las personas
realizan sobre los resultados de su comportamiento. Se trata de una valoración
que hace el individuo sobre la posibilidad de que un reforzador sea contingente a
su comportamiento en una determinada situación. Se basan pues estas
expectativas en la experiencia previa.

C.- El valor de reforzamiento se centra en la importancia o preferencia de un


reforzamiento particular para un individuo. El valor de reforzamiento de una
recompensa difiere de una persona a otra.

D.- La situación psicológica tiene que ver con el contexto psicológico en el que
actúa la persona. Es la situación definida desde la perspectiva del individuo.
Cualquier situación determinada tiene significados distintos para individuos
diferentes y estos significados afectan a la respuesta.

La percepción de control sobre la situación aumenta la motivación de la persona para


hacerle frente. De ello se puede esperar que los individuos con un locus de control
interno en comparación con los externos se sientan más comprometidos, comportándose
ante la situación de forma más activa (Rotter, 1966 citado por Vicente, 2016, pp. 63-64)

2. PARADIGMAS DE LOCUS DE CONTROL

Pensamos que, además de intentar recoger un conjunto de representativas definiciones


sobre el locus de control, sería interesante hacer un recorrido resumido y estructurado
por las principales etapas por las que ha ido transitando el concepto. Todos los
conocimientos obtenidos a lo largo de estos últimos años se podrían situar en, al menos,
cuatro paradigmas (Linares, 2001 citado por Vicente, 2016, pp. 58-60)

- El primer paradigma surgió en los años 60, con la Teoría del Aprendizaje Social
de Rotter (1966). Dicho autor plantea que algunas personas consideran los
resultados como dependientes o como independientes de sus acciones, situando
así al control dentro de la persona o fuera de ella. Desarrolló su escala de Locus
de control Interno-Externo para valorar las creencias subjetivas respecto de la
situación del control sobre los resultados. Rotter ofrece un modelo en el que la
percepción de control aparece como variable central en la predicción de la
conducta.
- El segundo paradigma surge en la década de los 70, con la Teoría de la
Indefensión aprendida de Seligman (1975). Este subraya la importancia del
control –objetivo en su primera formulación, y percibido, en la segunda–, sobre
la conducta y los resultados de la misma. Comenzó trabajando con animales y
observó que si los sometía repentinamente a condiciones donde no había
contingencia entre sus acciones y los resultados, desarrollaban respuestas de 8
indefensiones. Posteriormente, se aplicó este paradigma a humanos, planteando
que las personas desarrollan estados de ánimo depresivos cuando experimentan
una ausencia de contingencia entre lo que ellos hacen para controlar y el
resultado que obtienen. En estos casos, se observa una falta de habilidad para
poner en marcha mecanismos de control, tanto para obtener resultados
favorables como para evitar resultados negativos, aunque la situación sea
objetivamente controlable.
- El tercer paradigma surgió en los años 80 con la Teoría Cognitiva Social de
Bandura (1977) la cual se centra en un componente concreto del control: la
Autoeficacia. Esta se refiere a la creencia personal del individuo de que posee la
habilidad necesaria para realizar una determinada acción.
- El cuarto paradigma se refiere a las Teorías Psicosociales de Afrontamiento ante
situaciones estresantes. Como pioneros en el tema, Lazarus y Folkman (1984),
señalaron que la percepción de control puede influir en la evaluación primaria
(la visión o la interpretación de la situación en cuanto gravedad de amenaza o
pérdida) de la situación, y que es fundamental para la evaluación secundaria (la
de los recursos y opciones de afrontamiento).

Al hablar de estos cuatro paradigmas, hay autores como Fernández Castro (1998) citado
por Vicente (2016) que dicen que tanta variabilidad ofrecida en la investigación sobre el
control tiene como consecuencia el haber dado origen a distintas formulaciones
conceptuales sobre dicho control que en teoría se basan en conceptos a priori sinónimos
pero que a la hora de la verdad tienen una difícil integración.

3. TIPOS DE LOCUS DE CONTROL:

El Locus de control es definido como una expectativa generalizada de control sobre los
refuerzos, permitiendo clasificar a los sujetos en internos o externos. Los primeros
tienen la expectativa de que los resultados obtenidos son contingentes o causados por su
conducta, o por sus propias características personales. En cambio, los más externos
percibirán que las consecuencias de la propia conducta dependerán de factores ajenos a
su control, como la suerte, el destino, el azar o la participación de otras personas
(Rotter, 1962 citado por Sorondo, 2011, p. 36).

3.1.Locus de Control Interno:

Los sujetos con un locus de control interno atribuyen sus logros a su propio esfuerzo y a
su habilidad para obtener el éxito y sus fracasos los atribuyen a ellos mismos y
experimentan culpa y vergüenza más intensamente que los externos, mientras que los
logros de los sujetos externos son atribuidos a la buena suerte o al destino, y buscan el
trabajo sin mayor esfuerzo para poder alcanzar el éxito; sus fracasos los atribuyen a la
mala suerte, la mala voluntad de las personas y a que les tocó la tarea más difícil
(Gómez & Valdés, citado por Palomar & Valdés, 2004, p. 227)

Para McCombs (1991) citado por Vicente (2016) lo que subyace al locus de control
interno es el concepto del “sí mismo como un agente”. Dicho de otro modo: que las
acciones de los individuos son controladas por sus pensamientos y que estas acciones a
su vez afectan positivamente a la motivación, las creencias y el desempeño. De esta
manera, si la persona cree que el esfuerzo que le dedica a una actividad es contingente
con el resultado de su comportamiento, dicha persona presentaría un locus de control
interno.

En recientes investigaciones como la de Oros (2005), se sugiere que los alumnos que
presentan un locus de control más interno obtienen un mejor rendimiento académico. Lo
explica por el hecho de que al ser menos dependientes, no presentan niveles altos de
ansiedad ante esas situaciones complicadas, manejando, además, mucho mejor las
situaciones que desembocan en una gran tensión

3.2.Locus de control Externo:

Los individuos con un locus de control externo consideran que la casualidad resolverá
sus problemas y son menos productivos, en cambio, las personas con locus de control
interno están más atentas a todo aquello que les pueda dar información para su conducta
futura, están más preocupadas por sus fracasos o errores, son más resistentes a la
manipulación, su aprendizaje es más intencional, tienen un mejor funcionamiento
académico y su actividad se conduce al logro. (Lefcourt, citado por Palomar & Valdés,
2000, p. 227)

Desde la perspectiva de Gómez y Valdés (1994), las personas con un locus de control
externo suelen atribuir sus éxitos a la buena o mala suerte o al destino. Intentan casi
siempre buscar la tarea que les conlleve menor esfuerzo con el fin de alcanzar el
objetivo de una forma exitosa. Los fracasos que obtienen generalmente los atribuyen a
la mala suerte, la mala fe de las personas o simple y llanamente porque se les confió una
tarea más difícil que a los demás.

Oros (2005) explica que el locus de control externo suele aparecer cuando la situación
que se representa la persona no es contingente con su comportamiento, de modo que
poco importa los esfuerzos que haga y lo perseverante que sea, porque el individuo
pensará que la situación que se presenta ante él se desarrollará de una forma azarosa, o
que incluso será el resultado del poder de los demás, que de cualquier manera, será
siempre algo ajeno él mismo

3.3. Ventajas de locus de control interno y externo

Los sujetos con un locus de control interno atribuyen sus logros a su propio esfuerzo y a
su habilidad para obtener el éxito y sus fracasos los atribuyen a ellos mismos y
experimentan culpa y vergüenza más intensamente que los externos, mientras que los
logros de los sujetos externos son atribuidos a la buena suerte o al destino, y buscan el
trabajo sin mayor esfuerzo para poder alcanzar el éxito; sus fracasos los atribuyen a la
mala suerte, la mala voluntad de las personas y a que les tocó la tarea más difícil
(Gómez & Valdés, 1994, p. 227)

Lefcourt (1984) citado por Vicente (2016) afirma que las personas con un locus de
control externo creen que la casualidad resolverá sus problemas; además, suelen ser
menos productivos. En cambio, los individuos con un locus de control interno suelen
estar más atentos a todo aquello que les pueda nutrir de información para su
comportamiento futuro, están más preocupados por sus fracasos o errores, muestran más
resistencia a la manipulación, su aprendizaje es más intencional, tienen un mejor
funcionamiento académico y su actividad se orienta al logro.

4. LOCUS DE CONTROL EN ESTUDIANTES

El éxito escolar se relaciona con el locus de control interno debido a que el alumno
atribuye sus logros escolares a las acciones que él mismo realiza y por ende, autorregula
su conducta, en la medida que quiere obtener un menor desempeño. Una persona interna
presenta mejor concepto de sí misma, una mayor autoestima, su rendimiento académico
es mejor, sus aspiraciones son más altas, tiene mayor ambición, lucha más, trabaja un
mayor número de horas y tiene una mayor persistencia y autoeficacia, tiende a buscar
más información y a usarla para solucionar sus problemas. La forma atribucional de los
estudiantes se relaciona con el desempeño académico, por ello el éxito escolar tiene que
ver con el locus de control interno, principalmente en la medida de que el estudiante
percibe las consecuencias de sus acciones como propias de él. (Torres & Ruiz, 2012
citado por Córdoba, 2015, p. 11).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Linares, E. (2001). Los Juicios de control sobre los agentes de salud: variable
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