Digramma Del Control P y Q
Digramma Del Control P y Q
Digramma Del Control P y Q
Otros elementos que pueden estar presentes en un sistema eléctrico y contribuir al flujo de potencia
activa son los enlaces de corriente continua, los transformadores desfasadores y los sistemas
electrónicos FACTS (Flexible Alternating Current Transmission System). Sin embargo son poco
frecuentes, y su influencia sobre el control de frecuencia-potencia en la mayoría de los sistemas es
reducida en comparación con los generadores síncronos.
Regulación primaria, secundaria y terciaria
Como la frecuencia eléctrica está ligada al balance de potencia activa en el sistema eléctrico, suele
hablarse indistintamente de control de frecuencia, control de potencia, o control de frecuencia-
potencia. De manera breve puede decirse que la frecuencia del sistema y los flujos de potencia por
determinadas líneas son las variables que se quieren controlar, y la potencias entrantes a los
generadores son las variables empleadas para controlarlas.
Aunque hablando estrictamente la frecuencia de un sistema eléctrico sólo es la misma en todos sus
nudos cuando el sistema se encuentra en régimen permanente, al estudiar el control frecuencia-
potencia asumimos que las desviaciones del punto de equilibrio son pequeñas y que la frecuencia
puede considerarse la misma en todos los nudos del sistema. Por ello el control de frecuencia es un
problema que se aborda de manera global. En este sentido es distinto al control de tensión,
eminentemente local y que afecta, salvo en casos muy especiales como el colapso de tensión, a un
conjunto limitado de nudos. Así, los sistemas de control de frecuencia y de tensión se conciben de
forma independiente, aprovechando el débil acoplamiento entre el flujo de potencia reactiva y las
tensiones, por un lado, y el flujo de potencia activa, los ángulos de tensión y la frecuencia, por otro.
La potencia generada en cada planta debe atender también a otros requerimientos además de la
frecuencia, fundamentalmente compromisos adoptados durante el funcionamiento del mercado
eléctrico. Estos compromisos se refieren tanto a la producción en cada planta como al intercambio
de potencia entre áreas de control vecinas. En la actualidad, dada la extensión geográfica alcanzada
por los sistemas eléctricos modernos y la variedad de instituciones involucradas en su organización,
éstos se dividen en áreas interconectadas para facilitar su gestión técnica y económica. Las
transacciones de energía en un instante determinado entre áreas quedan programadas con
antelación, y cada área debe disponer de las suficientes reservas de energía para hacer frente a sus
posibles desequilibrios entre generación y demanda.
El control secundario
opera en un margen de tiempo de entre 20 segundos y 2 minutos. Actúa en el ámbito del
área de control, atendiendo a la frecuencia y al intercambio de potencia con las áreas
vecinas.
El control terciario
opera en un margen de tiempo superior a 10 minutos. Actúa en el ámbito de un sistema
eléctrico extenso, buscando un reparto de cargas optimizado que asegure suficientes
reservas de energía.
Desde la liberalización del sector eléctrico, que en España comenzó con la Ley del
Sector Eléctrico de 1997, los tres niveles de control se engloban, al igual que otros
servicios de gestión técnica, dentro del conjunto de los servicios complementarios.
Consideremos por ejemplo un sistema un sistema en régimen permanente, con una frecuencia de
50 Hz, en el que se demandan 10000 MW y en el que la energía cinética almacenada en las
máquinas rotativas es = 100000 MJ. Si en un momento dado la demanda aumenta en 100 MW,
podemos escribir
(1)
(2)
donde es la inercia de todas las máquinas rotativas, es la frecuencia en radianes por segundo
(3)
Lo cual indica que, en el sistema considerado, un incremento de demanda de 100 MW, es decir del
1%, provoca que la frecuencia comience a caer a razón de un 0,05% cada segundo, es decir
. Si no actuase algún mecanismo
corrector, esta pequeña variación de carga provocaría un colapso del sistema en pocos minutos.
Este ejemplo ilustra la necesidad de un sistema de control que regule la potencia mecánica entrante
a los generadores síncronos, de manera que la frecuencia del sistema se mantenga estable al variar
la demanda. Este sistema de control existe en todos los sistemas eléctricos y trata de mantener una
frecuencia de referencia que depende de cada sistema y que es, o bien 50 Hz (por ejemplo en
Europa), o bien 60 Hz (por ejemplo en Estados Unidos)1. La elección de las frecuencias 50 y 60 Hz
es arbitraria y responde a razones históricas. Los argumentos más citados a favor de una frecuencia
baja son:
Reducción del acoplamiento magnético entre circuitos vecinos con la consiguiente disminución
de interferencias electromagnéticas.
Y a favor de una frecuencia alta:
La unión de dos sistemas eléctricos con frecuencias distintas no puede realizarse directamente, y en
caso de acoplarse deben hacerlo a través de un enlace de alta tensión de corriente continua (HVDC,
High Voltage Direct Current) que actúa como interfaz entre ambos sistemas.