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RODRÍGUEZ MARÍN, F., Ensalmos y conjuros en España y América. Madrid 1927, pág. 11.
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Los antiguos ídolos indios estaban considerados por los religiosos es-
pañoles como representaciones del diablo, y cualquier superstición, magia
o curación llevadas a cabo por los nativos, obras del Maligno eran. Pero,
de todas maneras. Satanás, el Satanás combatido por la Iglesia desde el
mismo momento de su creación, el enemigo de Cristo, da señales de vida
de vez en cuando por tierras americanas. En los años treinta del siglo xvii
aparecen dos importantes focos demoníacos en Nueva Granada, crono-
lógicamente paralelos; uno en Tolú, siendo algunas de sus implicadas
españolas y ricas, y otro, mucho más interesante, en la propia Cartagena,
compuesto de negros y mulatos, que los inquisidores Domingo Vélez y
Manuel de Cortázar consideraron como algo real y verdaderamente de-
moníaco^ y éste será el que con algún detenimiento vamos a ver.
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' BowsER, F.B., El esclavo africano en el Perú colonial (1524-1650). México 1977, pág. 295.
" AHN, Inquisición, libro 345, fols. 82-82v.
" ORTIZ, F., Historia de una pelea cubana entre los demonios. La Habana 1975, págs. 78 y
ss.
'° Para un estudio profundo, con numerosa bibliografía, sobre los aquelarres, cfr., BLÁZQUEZ
MIGUEL, J . , Eros y Tanates. Brujería, hechicería y superstición en España. Toledo 1989, págs.
37-112.
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semen helado, pero aquí este detalle tan sólo se encuentra en la negra
Catalina de Otavio, siendo tan frío que la tuvo enferma durante tres meses.
El resto de las negras copuladoras, como Dorotea de Palma o Rafaela de
Nava, lo sintieron caliente e incluso para alguna, como Ana Juárez, fue
como agua hirviendo. Todas ellas fueron sentenciadas a confiscación de
bienes —que no alcanzo a ver cuáles podrían ser, considerando su po-
sición social— y la mayoría añadió a lo anterior cien o doscientos azotes
y destierro, saliendo en el auto de fe celebrado en la iglesia mayor de
Cartagena el 26 de marzo de 1 6 3 4 " .
Que esto no fue más que una mascarada organizada por crédulos
inquisidores, que confundían realidades con fantasías, se echa de ver en
que todas, absolutamente todas las encausadas dicen lo mismo con idén-
ticas palabras, existiendo diferencias nimias; lo que prueba que no hacían
más que responder a una especie de cuestionario preparado de antemano
por el Santo Oficio.
En el mismo auto salió la negra criolla Teodora de Saucedo, bruja de
la Habana, una de tantas de las que se quejaba por esas fechas fray
Alonso Enríquez, obispo de esa ciudad ^^ que es la que mejor describió
los actos a los que decía asistir. Hacía cinco años que fue llevada a
medianoche al corral de una casa, donde se encontraba un trono rodeado
de brujas; sentado en él se hallaba una extraña figura vestida con largos
ropajes, hediondo de azufre, que la ordenó hacer una cruz en el suelo y
luego borrarla con el trasero, con lo cual renegó de la Iglesia y después
fue poseída sodomíticamente. El poder que a cambio le fue concedido
consistió en ser capaz de confeccionar unos polvos maléficos para per-
judicar a las personas o animales que desease y a continuar con ayun-
tamientos carnales diabólicos ^^.
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biana era una extraña mujer, con unas indudables dotes para erigirse en
cabecilla y unas raras facultades para fascinar a sus seguidores, con los
que en determinadas fechas se dirigía a una cueva, donde agotados por
la larga caminata se dormían. A medianoche eran despertados por la bruja
y dándoles de comer ciertas hierbas comenzaban a bailar frenéticamente,
cantando: «Padre mío, señor mío, tu eres mi faborecedor, tu siempre atien-
des a mis ruegos, permite que todo sea laborable y atiende a los ruegos
que de los que buscan necesitados». Roncas voces, salidas de los más
profundos recovecos del antro, les respondían y bebiendo un cocimiento
de gigantón se introducían en la boca harina de maíz, rociando la cueva
con soplos, tras lo cual se les aparecía un ser monstruoso ^^ escena ésta
en la que conjuga perfectamente la fantasía provocada por la fuerza de
las drogas, el baile y la sugestión o magnetismo personal de una mujer,
todo lo cual les debió de producir muy pocas preocupaciones a los in-
quisidores peruanos.
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DROGAS Y BRUJERÍA
El peyotl para los indios era algo religioso, mítico, que lo mismo pro-
porcionaba sensación de invulnerabilidad que servía para descubrir cosas
lejanas y ocultas ^''. Su principal alcaloide es la mezcalina, que produce
un síndrome disociativo propio de los esquizofrénicos, originando visiones
y alucinaciones cromáticas ^^.
'" ALBERRO, S., Inquisición y sociedad en México, J57Í-Í700. México 1988, págs. 508-525.
El proceso de Francisca Mexía, otra de las principales partícipes de las posesiones de Queré-
taro, AHN, Inquisición, leg. 1733 (2)/18.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eras y Tanates, op. cit. págs. 23-24.
^^ MiCHAUx, H., El infinito turbulento. México 1979, págs. 101-102.
'^ BRAU, J.L., Historia de las drogas. Barcelona 1970, págs. 207-209. El estudio más inte-
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Ya los primeros religiosos que trataron con esta droga advirtieron que
producía efectos alucinógenos, aunque estas propiedades se atribuían a
efectos del demonio, no a la hierba en sí™, indicando a la vez que no
sólo era ésta la planta utilizada, sino otras muchas más, con efectos si-
milares ^\
Desde los primeros momentos la Inquisición promulgó edictos de fe
contra quienes consumían estas drogas ^^ culminando en el de 1616 ^^
sin que se alcanzase resultado alguno.
Otra hierba muy empleada era la conocida como del «Paraguay», uti-
lizada sobre todo en prácticas curanderiles, y que causó la muerte del
inquisidor Martín de Cortázar y Azcárate, que la tomaba sin permiso del
médico ^^.
Hierba maldita fue en los primeros años el mate, denunciándose a la
Inquisición el gran consumo que hacían de ella los indios en el Paraguay,
acuciados por el demonio y las supersticiones, pero pasado el tiempo la
otrora hierba diabólica se transformó en la principal riqueza de la república
jusuítica guaraní, convirtiéndose casi en un don de Dios; ya no producía
pereza y abulia, sino fuerza y estímulo para el trabajo ^^
La droga que más aparece en los anales inquisitoriales, o al menos
sus efectos se encuentran más detallados, es la coca. Ya los primeros
tratadistas consideraron que era notoria su capacidad para calmar el ham-
bre y la sed, advirtiendo que muchos españoles se habían enriquecido
con su cultivo ^'^ y que el mayor negocio de Cuzco era el de su comercio,
la cual se traía principalmente del valle de Toayma ^^
En los Andes se tomaba coca por lo menos 4.000 años a. de J.C. ^^;
su hoja es estimulante, poseyendo catorce alcaloides y siendo sus efectos
resante sobre el peyotl, continúa siendo, a pesar dei tiempo transcurrido, el de ROUHÍERS, A,,
La plante qui fait émervéilles: le peyotl. París 1926.
™ CÁRDENAS, J. DE, Problemas y secretos maravillosos de las Indias. México 1591, libro I,
cap. I, pág. 4.
^' Ibidem, libro III, cap. último, págs. 234 y ss.
^^ ALBERRO, S., Inquisición, op. cit., pág. 75.
^^ GUERRA, F., «La ciencia precolombina y la Inquisición», ARBOR, C X X I V 1986, 484-485,
págs. 57-64.
" MEDINA, J,T., La Inquisición en Cartagena de Indias. Bogotá (s.a.), pág. 120.
" TORMO SANZ, L., «La Inquisición y los indios del Paraguay», en La Inquisición española,
nueva visión, nuevos horizontes. Director, J. Pérez Villanueva. Madrid 1980, págs. 479-501.
^^ CÁRDENAS, J. de, Problemas, libro II, cap. XIII, pág. 133.
^' LÓPEZ DE VELASCO, J . , Geografía General de las Indias. Madrid 1894, págs, 244-245.
™ Uso tradicional de la coca y narcotráfico, en La coca... tradición, rito, identidad. México
1989, págs. 17-33.
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JUAN BLAZQUEZ MIGUEL
de alguna manera similares a los del café o té. Por su acción farmaco-
lógica y sus implicaciones sociales, no cabe duda que es una planta
fascinante ^^.
Al margen de la coca, y para tener exclusivamente revelaciones, la
Inquisición peruana hubo de enfrentarse a quienes consumían achuma y
chamico *°.
Antes de continuar, es de advertir que es un error farmacológico con-
siderar que todas las drogas que se consumían eran activas, pues al
parecer la mayoría no lo son, siendo sus pretendidas virtudes meras su-
persticiones y sugestiones "^
Los conjuros empleados son muy curiosos y por lo general bastante
extensos, en los cuales se mezclan palabras en quechua y en castellano ^^
" «Cosmovisión andina y uso de la coca». Coordinador J. Ossio Acuña, en La coca... tra-
dición, págs. 231-385.
*° AHN, Inquisición, libro 1040, fols. 85.
"' GuERHA, F., «Los errores de interpretación histórica en la transculturación de la Materia
Médica Americana». Asclepio, 26, 1974, págs. 385-412.
" La transcripción de los más interesantes puede verse en BLÁZQUEZ MIGUEL, J., La Inqui-
sición en América (1569-1820).Pon-a\j-Pr\nce 1994.
" BLÁZQUEZ MIGUEL. J.. Eras y Táñalos, op. cit., véase gráfico de la pág. 323.
" Arctiivo General de la Nación (México, D.F.), tomo 497/15.
** OsoRio. A., Judaismo e Inquisición en Panamá Colonial. Panamá 1980. pág. 118.
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son una plaga en las minas de Zaragoza''^ En Perú «las mas de las
causas que se ofrecen en esta Inquisición son de casados dos y tres
vezes y de superstiziones y embustes de hechigerias... y las personas que
cometen estos delitos son provissimos y suelen residir muchos de ellos
a distancia de esta giudad...»''^ Baste saber que en esta misma Inquisi-
ción, tras leerse el edicto de fe de 1627, se recibieron tantas denuncias
de «hechizerias y supersticiones de que esta giudad esta muy lastimada
en todo genero de / estas / gentes», de las que únicamente se procesaron
unas cuantas*", por ser materialmente imposible de atender por los in-
quisidores que las consideraban «embustes y embelecos de mugeres para
sacar dineros y no inducen sospecha de heregia ni pacto con el Demo-
nio» "'.
*^ LEA, H . C , The Inquisition in the Spanish Dependencies... London 1908, págs. 461-463.
" AHN, Inquisición, libro 1045, fols. 293.
'" Ibidem, libro 1039, fols. 349-350.
" /ü/dem, libro 1031, fols. 338,
™ ALBERRO, S., Inquisición, págs. 283-323; Ibidem, «Hechicería y proceso de cambio social:
Celaya 1614», Revista de Diaiectoiogia y Tradiciones Populares, XXX, 1974, 3/4, págs. 327-385.
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Y así continuamente por doquier, pues, por ejemplo, apenas una de-
cena de años después, entre 1620 y 1623, una ola de acusaciones se
extendió por Guadalajara en la que se vieron involucradas centenares de
personas y cien años después le toca el turno a Coahuila, es decir, la
historia de las acusaciones se repite una y otra vez y todo se reduce
siempe a lo mismo: detenciones de mujeres con fama de hechiceras que
al final son dejadas en libertad, la mayoría de las veces sin castigo al-
guno ^^.
^' Para todo este asunto, cfr. BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Táñalos, op. cit., págs. 65-82.
" CALVO, T., «Calor de hogar: las familias del siglo xvii en Guadalajara», Sexualidad y ma-
trimonio en la América-Hispánica. Siglos xvi-xviii. Coordinadora, A. Lavrin. México 1991, págs.
309-338; AHN, Inquisición, leg, 2282.
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Brujas e inquisidores en la América colonial (1569-1820)
y una de las argucias más empleadas fue utilizar una hostia consagrada.
El suponer que llevando consigo una hostia, es decir, el cuerpo de Jesús,
su poseedor no sufriría daño alguno, fue una creencia muy extendida en
los siglos XVI y xvii, aunque para el Santo Oficio esto no era considerado
más que como una profanación. También se empleó para encontrar te-
soros encantados ^^.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Castilla-La Mancha. Magia, Superstición y Leyenda. León 1991,
págs, 137-138; Ibidem: Eros y Tanates, págs. 160-163.
=' AHN, Inquisición, leg. 1732/69.
^'' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Tanates, ep. cit., pág. 163.
°° TORiBio DE BENAVENTE, Historia de ios Indios de ia Nueva España. Introducción y notas de
G. Bellini. Madrid 1988, pág. 179.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J . , La hechicería en ia Reglón Murciana (Procesos de la Inquisición de
Murcia, 1565-1819).Yec\a 1984, pág. 89.
=' AHN, Inquisición, libro 1030, fols. 354-356v.
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JUAN BLAZQUEZ MIGUEL
es» ^^ y estos eran los rituales utilizados por el mulato Sebastián Antón
de Murcia, por citar algún caso concreto '^°.
=' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Ciudad Real y la Inquisición (1483-1820). Ciudad Real 1986, pág.
67; otros conjuros en BLÁZQUEZ MIGUEL, J,, Castilla-La Mancha. Magia,pág. 114.
"" AHN, Inquisición, libro 1067, fols. 430v.-432.
''' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Madrid. Judíos, págs. 121-122. También la magia o brujería india
tenía su tradición con respecto a los muertos, como los muy temibles brujos aztecas llamados
temanpalitotique, que utilizaban para sus conjuros el brazo amputado del cadáver de una mujer
muerta durante el parto. SEPÚLVEDA, M , T . , Magia, brujería y supersticiones en México. México
1983, págs. 47-48.
"' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Hechicería y superstición en Castilla-La Mancha.Toledo 1985, págs.
44-46; Ibidem: Eros y Tanates, op. clt., pág. 171; Ibidem, Castilla-La Mancha. Magia, págs. 272-
273.
"" AHN, Inquisición, libro 1030, fols. 359v-362v.
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Brujas e inquisidores en la América coloniai (1569-1820)
Hay una buena muestra de mulatas que de los lances amorosos hacían
su forma de vida que eran vistas con ojos comprensivos por los inqui-
sidores. Los mulatos eran muy numerosos en el momento álgido de la
persecución hechicerii: unos 144.000 en México, América Central y Antillas
y unos 95.000 en Suramérica''*. Raza de hombres y mujeres astutos y
rapaces, de costumbres poco católicas y no teniendo ninguna conside-
ración para el sexto Mandamiento*''^.
"" LucENA SALMORAL, M., «La estructura uniforme de Iberoamérica como región», Historia de
Iberoamérica. Madrid 1990, li, págs. 323-419.
"^ AZARA, F. de, Descripción generai del Paraguay. Edición, introducción y notas de A, Ga-
lera Gómez. Madrid 1990, pág. 161.
"" AHN, Inquisición, libro 1030, fols. 309-313.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Brujería. Manual práctico. Madrid 1988.
*'= AHN. Inquisición, libro 1065, fols. 21v-22v.
™ BLÁZQUEZ MIGUEL, J . , Eras y Janatos, op. cit., págs. 274-275; Ibidern, Castilla-La Mancha.
Magia, págs. 262-268; Ibidern, Brujería, pág. 50; Ibidern, Hechicería y superstición, pág. 141;
Ibidern, Hechicería en la Región Murciana, págs. 101-104.
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JUAN BLA2QUE2 MIGUEL
Cinteolt, era invocado para controlar y dirigir los asuntos del annor, siendo,
además, protector y facilitador del adulterio™.
'° QuEZADA, N., Amor y magia amorosa entre los aztecas. México 1984, págs, 77 y 8 1 .
" AHN, Inquisición, libro 1031, fols. 527-531.
" AHN, Inquisición, libro 1030, fols. 373-377v.
" Ibidem, libro 1030, fols. 354-356V.
" GARCÍA ATIENZA, J., Santoral diabólico. Barcelona 1988, págs. 71-72.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Huete y su tierra; un enclave inquisitorial conquense. Huete 1987,
pág. 94; Herejía y heterodoxia en Taiavera y su antigua tierra (Procesos de la Inquisición, 1478-
820). Taiavera de la Reina 1989, pág. 193.
"^ AHN, Inquisición, libro 1067, fols. 323-325v.; BEHAR, R., «Brujería sexual, colonialismo y
poderes femeninos: opiniones del Santo Oficio de la Inquisición en México», Sexualidad, págs.
197-226; PAUL, L., «Tfie Mastery of Work and the Mystery of Sex in a Guatemalan Village»,
Woman, Culture and Society. Ed. M.Z. Rosado and L. Lampfiere. Stanford 1974, págs. 281-299;
BEHAR, R., «Sex and Sin, Witchcraft and tfie Devil in Late-Colonial México», American Ettinoiogist,
14, 1, 1987, págs. 34-54.
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Brujas e inquisidores en ia América colonial (1569-1820)
Alguna que otra hechicera se dirigía a San Erasmo, que tanto valía
contra los dolores de tripa como para recuperar amantes y de cuya ora-
ción se conocen varias versiones ^^
La oración del Anima Sola fue profusamente empleada, al igual que
en España^". En la hechiceril Cartagena de los primeros decenios del
siglo XVII era famosa Lorenzana de Acérete que tan pronto mezclaba pol-
vos de una calavera con los de un ara, como recitaba dicha oración para
todo lo relacionado con los lances del amor''^
El ara estaba sacralizada por su relación con la mesa del altar donde
se celebra el sacrificio de la misa y el llevar un fragmento de ella consigo
era moneda corriente entre estas mujeres''^.
El conjuro de la sal era muy empleada por doquier, aunque a tenor
de la documentación inquisitorial acaso el lugar donde era más recitado
fuera Potosí, ya que la sal es un producto conservador de la materia y
" Son rarísimas las hechiceras que utilizan jabones para sus conjuros. Una de ellas fue la
madrileña Josefa Carranza y otra la toledana María Magdalena; CIRAC ESTOPANAN, S., LOS pro-
cesos de hechicerías en la Inquisición de Castilla la Nueva (Tribunales de Toledo y Cuenca).
Madrid 1942, págs. 154 y 157.
™ AHN./nqu/s/c/ón, leg. 2217/8.
™ BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eras y Tanates, op. cit., págs. 219, 271 y 288.
™ Ibidem, págs. 266-288.
"' AHN, Inquisición, libro 1029, fols. 107 y ss. Un buen estudio de este personaje y de ia
brujería cartagenera, en TEJADO FERNÁNDEZ, M,, Aspectos de la vida social en Cartagena de
Indias durante el seiscientos. Sevilla 1954, págs. 45-79; PAREDES FERRER, A., «Demonios y brujas
en Cartagena de Indias», Lámpara, 115, XIX, 1991, págs. 1-19.
'" AHN, Inquisición, libro 1029, fols. 5-6v.
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J U A N BLAZQUEZ MIGUEL
cuyas propiedades son conocidas desde ios tiempos más remotos, siendo
venerada en la Cabala''^.
La soga del ahorcado era muy conocida, ya que bien molida servía
para preparar unos ungüentos que bebidos por ignorantes e ingratos
amantes les dejaba inservibles para eróticos menesteres ''^ y a ella estaban
dedicados unos conjurillos que recitados asomándose a una ventana a
media noche se creía daban resultados sorprendentes*"^.
"^ BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Brujería, op. cit., págs. 66-67. Para los diversos conjuros, cfr. Ibi-
dem, Eros y Táñalos, págs. 274-275.
" CAROCHE, L., Relación general de la Villa Imperial de Potosi. Edición de L. Hanl<e. Madrid
1959, pág. 141 (Bibiioteca de Autores Españoles, CXXII); RODRÍGUEZ RIVAS, R., Médicos y brujos
en '!• Alto Perú. Cochabamba (Solivia), 1989, págs. 47 y 104-105.
D..'.ZQUEZ MIGUEL, J , E:os y Tanates, op. cit., pág. 255.
"^ CiRAC ESTOPANAN, S., Los procosos, págs. 122 y 139.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Ciudad Real y la Inquisición, op. cit., pág. 69.
™ ALBERRO, S., Inquisición, op. cit., pág. 339.
"^ BLÁZQUEZ MIGUEL, J., San Clemente y la Inquisición de Cuenca. San Clemente 1988, pág.
81.
=° AHN, Inquisición, libro 1064, fols. 83.
Brujas e inquisidores en la América coloniai (1569-1820)
^' QuEZADA, N., Amor y magia, pág. 82; SEPÚLVEDA, M.T., Magia, pág. 53.
°^ Civilizaciones indias hubo que liicieron del simbolismo numérico algo mágico. Cfr. FLO-
RES MARIOS, J.A., «Un ritual de magia amorosa mayayucateco, el «kay-nicté», Cuadernos His-
panoamericanos. Los complementarios, 7/8, 1991, págs. 7-19; Para el simbolismo brujeril, cfr.
BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Táñalos, op. cit, pág. 252.
"' AHN, inquisición, libro 1030, fols. 217-225.
=" to/dem, fols. 213V.-217.
'° BLÁZOUEZ MIGUEL, J., Eros y Táñalos, op. cit, págs. 252-254.
" BLÁZQUEZ MIGUEL, J., inquisición y brujería en ia Yecia dei s/g/o xviii. Yecla 1984, pág.
110.
" Sobre el Diablo Cojuelo, cfr. BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Táñalos, op. cit, págs. 127-128,
274-276, 281-282, 285, 292, 305 y 309; Para procesos inquisitoriales en América: AHN, inqui-
sición, libro 1030, fols. 194-1988; ibidem, fols. 35-36v.
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J U A N B L ^ Z Q U E Z MIGUEL
"' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Tánatos, op. cit., págs. 284-285 y 287-288.
'^ Ibidem, págs, 268-269; AHN, Inquisición, libro 1065, fols. 21v.-22v.
'™ Ibidem, libro 1064, fols. 94-94v.
'"' Ibidem, libro 1027, fols. 134-136v.
"" Ibidem, libro 1060, fol. 452.
'°^ BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Castilla-La Mancha, Magia, págs. 142-143.
'"" BALLESTEROS GALIBROIS, M., «Negros en la Nueva Granada», Miscelánea de Estudios de-
dicados a Fernando Ortiz, 2 v. La Habana 1955, págs. 109-123.
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Brujas e inquisidores en ia América coionial (1569-1820)
para tener más potencia genésica ^°^ pero en lo que puede entenderse
por magia —blanca o negra— en muy contadas ocasiones se ven invo-
lucrados, salvo algún que otro asunto singular, que apenas si merecía
algún interés por el Santo Oficio. Y es curioso lo de las sentencias, pues
tenemos el caso de una redomada bruja negra, Ana María Vázquez, de-
nunciada como tal por infinidad de testigos sin que los inquisidores se
dignaran ni siquiera a interrogarle, pero habiendo robado una negrita car-
tagenera y falsificando la escritura de esclavitud, fue castigada con dos-
cientos azotes y, además, vendida por los propios inquisidores a unos
obrajes por espacio de diez años ^°'^.
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J U A N B L A Z Q U E Z MIGUEL
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Brujas e inquisidores en ia América coloniai (1569-1820)
"^ CHINCHILLA AGUILAR, E., La Inquisición en Guatemala. Guatemala 1953, pág. 237.
"•^ FiSHER, J,, «Iberoamérica colonial», Historia de Iberoamérica. 3 v. Madrid 1990, II, págs.
551-661.
" ' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Eros y Tanates, págs. 197-204; Ibidem, Castilla-La Manctia, Magia,
págs. 107-113.
" " RiVA PALACIO, V . , Memorias de un impostor: don Guillen de Lampart, Rey de México. 2."
ed. 2 V. México, 1976; GONZÁLEZ OBREGÓN, L., Don Guillen de Lampart. La Inquisición y la in-
dependencia mexicana en e/s/g/o xviii. París, etc, 1908.
" ° BLÁZQUEZ MIGUEL, J . , Eros y Táñalos, op. cit., págs. 200-202; Ibidem, La Inquisición en
Albacete. Albacete 1985, pág. 94.
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JUAN BLAZQUEZ MIGUEL
defensa propia fue golpeado por Diego con una piedra, lo que le causó
la muerte. Como el destino de Melchor parecía unido a la tragedia, ésta
se manifestó en forma de remordimientos y a los pocos días Cedillo apa-
reció alnorcado en su celda ^^°.
Al margen de cuanto anteriormente hemos escrito, hay una faceta es-
pecial que en no pocos casos se encuentra íntimamente ligada con la
hechicería, hasta el extremo de que en la mayoría de los casos sus pro-
tagonistas son los mismos. Nos estamos refiriendo al curanderismo y a
esas personas que poseían bien una supuesta virtud para sanar, bien
conocimientos empíricos que conducían a resultados no soñados por la
medicina oficial, y a las que recurrían todas las clases sociales'^\
En América los indios tenían una rtiedicina ciertamente avanzada, pero
su característica principal era el ritual mágico que la envolvía ^^^ y ya los
primeros comisarios de Chile procesaron al gobernador Martín Ruiz de
Gamboa, que permitió que una curandera india tratase a un cacique en-
fermo '^^
La ancestral creencia en el mal de ojo no estaba ausente en Indias ^^^
y los medios para combatirle no diferían mucho de los de la Península,
excepto algún que otro caso específico, como el de la mulata Ana Vega,
de Puebla de los Ángeles, que para prevenirlo utilizaba cabezas de es-
corpión. Era ésta una mujer que ganaba sus buenos dineros ejerciendo
de curandera y una especie de ungüento amarillo —que para todo vale
y para nada sirve— debía de ser el que confeccionaba a base de man-
zanilla, hierba de Santa María, hierbabuena, eneldo, hinojo, zempoalaúchil
y liquidámbar, todo bien frito y colado, aunque para los dolores de tripas
usaba uno especial, cuya receta era pelo iloche bien molido con sal y
manteca y hervido en agua muy caliente ^^^
'^° AHN, Inquisición, libro 1065, fols. 365-367: CASTANIEN, D.G., «The Mexican Inquisition
Censors a Prívate Llbrary», Tlie Híspanic American l-listorial Review, XXXIV, 1954, 3, págs. 374-
392.
'^' BLÁZQUEZ MIGUEL, J., Castilla-La Mancha. Magia, págs. 183-218.
'^^ AGUIRRE BELTHÁN, G., «La medicina indígena», América Indigenista, Vil, 2, págs. 107-127,
TRENS, M . B., «Arte curativo de las enfermedades, farmacia y fiechiicería», en Brujería y el na-
tiualismo en la Nueva España. Chiapas 1954; GUERRA, F., La medicina precolombina. Madrid
1990.
'^^ ENCINA, F. A., Historia de Chile. Véase Santiago de Gfíile, (s. a.), III, pág. 125.
''•^' Un detallado estudio de estas creencias, con amplia bibliografía, en BLÁZQUEZ MIGUEL,
J., Castilla-La Mancha. Magia, págs. 147-182.
'^'' RELACIÓN del tercero autor particular de fee que el Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición de los Reynos, y Provincias de la Nueva España, celebró en la Iglesia de la Casa
Professa de la Sagrada Religión de la Compañía de lesus a los Treinta del mes de Margo de
1648... México 1648.
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CIFRAS Y ESTADÍSTICAS
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JUAN BLAZQUEZ MIGUEL
La Inquisición americana no relajó por este delito más que a una sola
persona, Guillen de Lampart, y lo fue por motivos políticos, más que por
practicar la Astrología; las galeras son prácticamente desconocidas, salvo
en algún que otro peligroso reincidente, siendo lo más común los azotes
y el destierro.
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