C-367-14-Desacato Fallo de Tutela
C-367-14-Desacato Fallo de Tutela
C-367-14-Desacato Fallo de Tutela
I. ANTECEDENTES.
DECRETA:
(…)
CAPÍTULO V.
SANCIONES
1
consecuencia jurídica distinta y sin perjuicio de las sanciones penales a
que hubiere lugar.
2.1. Pretensión.
2.2. Cargo.
2
de lo previsto en los artículo 5 y 10 transitorios de la Constitución, regula
materias objeto de una ley estatutaria; (ii) porque la remisión del artículo 4 del
Decreto 306 de 1992 se refiere sólo a los principios generales del Código de
Procedimiento Civil, no a reglas como la que fija el término para el incidente
de desacato; y (iii) porque los incidentes del referido código se tramitan antes
de la sentencia, mientras que el incidente de desacato se tramita después de la
sentencia, para asegurar su cumplimiento. Por lo tanto, sí existe un vacío
normativo.
1 Además de esta sentencia, la demanda trae a cuento las Sentencias C-1549 de 2000, C-041 y C-185 de
2002, C-152 y C-1009 de 2005, C-208 y C-394 de 2007, C-240 y C-522 de 2009, C-434 y C-942 de 2010, C-
533 y C-715 de 2012.
3
(ii) Esta norma omite incluir un ingrediente o condición que, conforme a la
Constitución, resulta esencial para armonizar el texto legal con los mandatos
de la Carta: al no haber un término para el incidente de desacato, se desvirtúa
la finalidad de la acción de tutela, que es proteger de manera inmediata los
derechos fundamentales; “se prolonga en el tiempo, de manera indefinida, la
vulneración de los derechos fundamentales”; se desconoce el deber estatal de
adoptar medidas para el goce efectivo de los derechos; se vulnera la garantía
de acceder a “recursos judiciales efectivos”, que conlleva la ejecución de las
decisiones judiciales. En síntesis, “la ausencia de un término para decidir
sobre el incidente de desacato no solo desvirtúa la efectividad de la acción de
tutela, como el mecanismo llamado a la garantía inmediata de los derechos
fundamentales, sino que también impide la consolidación de una la (sic.)
justicia material que atienda a la especificidad de los hechos en cada caso”.
4
medidas legislativas o de otro carácter que sean necesarias para hacerlos
efectivos.
3. Intervenciones.
Señala que para hacer cumplir la orden dada en un fallo de tutela el Decreto
2591 de 1991 prevé varios instrumentos jurídicos, en sus artículos 27, 52 y
53. El primero, relativo al cumplimiento (art. 27), dispone que si la orden no
se cumple dentro de las 48 horas siguientes a haberse dictado el fallo, el juez
debe dirigirse de manera inmediata al superior del responsable para que lo
haga cumplir y abra el proceso disciplinario que corresponda; si pasan otras
48 horas, dispondrá abrir proceso contra el superior y adoptará directamente
las medidas necesarias para cumplir el fallo. El segundo, relacionado con el
desacato (art. 52), señala que quien incumple la orden incurre en desacato,
sancionable con arresto hasta de 6 meses y multa de hasta 20 salarios
mínimos mensuales. El tercero, vinculado con la responsabilidad penal (art.
53), advierte que la persona que incumpla la orden del fallo incurrirá en
fraude a resolución judicial. En este contexto, afirma que la “supuesta
indefinición e intemporalidad en que podría quedar sumida la orden judicial
impartida para la protección de derechos fundamentales objeto de una
acción de tutela” no existe en la realidad, pues hay instrumentos eficaces para
dicho propósito, como el previsto en el artículo 27 del Decreto 2591 de 1991,
que “impone al juez el deber jurídico de adoptar respecto del fallo ‘todas las
medidas para el cabal cumplimiento del mismo’”.
Afirma que del artículo 52 del Decreto 2591 de 1991 no se puede predicar una
omisión legislativa relativa, pues si bien en su texto no hay un término
preciso, en virtud de la remisión que hace el artículo 4 del Decreto 306 de
1992 a los principios generales del Código de Procedimiento Civil, es posible
sostener que el término para resolver el incidente de desacato es el mismo
5
previsto en la norma procesal civil para decidir los incidentes. Agrega que la
propia Corte, entre otras, en las Sentencias T-459 de 2003 y T-1113 de 2005,
ha dicho que el incidente “debe tramitarse al igual que la tutela de manera
expedita”, pero sin “descuidar la garantía del derecho al debido proceso y el
derecho de defensa”. De manera subsidiaria, en caso de que se considere que
sí se incurre en una omisión legislativa relativa, solicita que se declare
exequible la norma demandada, bajo el entendido de que “el procedimiento y
término con el que cuentan los jueces para decidir de fondo un incidente de
desacato de tutela es el informado por el artículo 137 del C.P.C. al tenor de
la remisión realizada por el artículo 4° del Decreto 306 de 1992, y, que en
todo caso el mismo debe ser sumario y expedito al igual que el de la tutela”.
6
acción de tutela”. Se solicita, además, que se exhorte al Congreso de la
República para que regule esta materia.
7
3.6. Intervención del ciudadano Juan Manuel Charria Segura:
exequibilidad.
8
el cumplimiento del fallo”; y culmina por afirmar que “por la esencia,
naturaleza y finalidad teleológica de las acciones constitucionales de tutela,
la declaración judicial de desacato a quien no cumpla total e integralmente
lo ordenado en el fallo, dentro de las 48 horas siguientes, debería darse en
concordancia con el artículo 27 del Decreto 2591 de 1991, es decir, dentro de
un término que no podría superar por mucho las 96 horas”.
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corresponde a un vacío normativo”, pues el incidente de desacato “es un
incidente sancionatorio, cuyo trámite no garantiza el cumplimiento del fallo
de tutela”. Al responder al tercer problema destaca que si bien “el vacío
denunciado no corresponde a un quiebre de la Constitución”, es necesario
solicitar a la Corte que “exhorte al legislador a cumplir con el mandato
constitucional, expidiendo una ley estatutaria que regule los procedimientos
constitucionales que versen sobre derechos fundamentales”.
4.1. El Ministerio Público, por medio del Concepto 5698, solicita a este
tribunal que se inhiba de pronunciarse sobre la omisión de la que se acusa al
artículo 52 del Decreto 2591 de 1991 y que exhorte al Congreso de la
República para que regule los términos aplicables al incidente de desacato, a
la solicitud de aclaración y a la solicitud de nulidad que pueden promoverse
con ocasión de las sentencias de tutela.
4.3. Respecto del caso sub examine, señala que la demanda en realidad no
plantea una omisión legislativa relativa sino una omisión legislativa absoluta,
respecto de la cual la Corte carece de competencia para pronunciarse, pues:
10
supone el incumplimiento de determinadas normas constitucionales y del
bloque de constitucionalidad que, en general, se refieren al deber del
Estado de establecer un recurso judicial efectivo para garantizar de
manera inmediata los derechos fundamentales, y (iii) acusa que esa
omisión no tiene ninguna justificación; en todo caso no señala cuál es la
norma o el supuesto legal que debe compararse con la norma demandada
para concluir respecto de qué casos se crea una desigualdad negativa y,
en consecuencia, establecer de qué manera suplir el vacío o la omisión
acusada.
4.4. De otra parte señala las diferencias que existen entre el incidente de
desacato y la solicitud de cumplimiento, pues de la circunstancia de que la
norma demandada no fije un término para resolver el incidente de desacato no
se sigue “directa o necesariamente la violación de las normas
constitucionales y del bloque de constitucionalidad”, pues “del hecho de que
el juez de tutela se tome un determinado tiempo, por mayor o menor que sea,
para sancionar a la entidad, al funcionario o, excepcionalmente, al
particular contra el que se dirige la acción de tutela y que incumple las
órdenes que le fueron dictadas, no quiere decir que la decisión no pueda
hacerse efectiva”.
4.5. Por último destaca que si bien la omisión en comento, no puede ser
suplida por la Corte, “en todo caso resulta inconveniente y contrario al
Estado de Derecho2 que un medio procesal no tenga un término para
resolverse, pues esto afecta no solo la idoneidad del mismo sino, también, el
sometimiento a la Constitución y a la Ley del juez que debe resolverlo 3, en
11
tanto implica concederle al mismo una facultad o competencia indeterminada
y, por tanto, susceptible de abusos y arbitrariedades”.
II. FUNDAMENTOS.
1. Competencia.
2.3. El artículo 52 del Decreto 2591 de 1991, sin contar la presente demanda,
ha sido objeto de seis demandas de inconstitucionalidad. En dos de ellas, que
corresponden a los Expedientes D-3195 y D-6166, no se profirió sentencia,
sino que la actuación culminó con archivo. En las cuatro restantes, que
4 Supra I, 4.3.
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corresponden a los Expedientes D-1160, D-1411, D-7156 y D-7903, este
tribunal profirió las Sentencias C-243 de 1996, C-092 de 1997, C-1006 de
2008 y C-542 de 2010.
2.4. Las Sentencias C-1006 de 2008 y C-542 de 2010 no son relevantes para
este caso. Y no lo son porque: (i) en la Sentencia C-1006 de 2008 este tribunal
se inhibió de pronunciarse de fondo sobre la constitucionalidad de una
interpretación del artículo 52 del Decreto 2591 de 1991, según la cual era
posible sancionar el desacato incluso después de que se haya cumplido la
orden del juez, dado que los fallos aportados como prueba de lo dicho en la
demanda, se encontró que “ninguno de ellos da cuenta fehaciente de la
existencia de la hermenéutica censurada, única forma de que la acción
pública de inconstitucionalidad contra la interpretación judicial de las
normas legales se abra paso”; (ii) en la Sentencia C-542 de 2010 se da
cuenta de que si bien la demanda iba dirigida, entre otras normas, contra el
artículo 52 (parcial) del Decreto 2591 de 1991, por medio de Auto del 2 de
octubre de 2009 se resolvió rechazarla, en lo que atañe a este artículo, por
haberse configurado el fenómeno de la cosa juzgada constitucional, ya que la
materia de la controversia y los cargos eran los mismos planteados y resueltos
en la Sentencia C-243 de 1996.
2.5. En vista de las anteriores circunstancias sólo son relevantes para el caso
las Sentencias C-243 de 1996 y C-092 de 1997, de las que es necesario
ocuparse, in extenso, en lo siguientes párrafos.
13
absoluta, pues fue declarada inexequible. No obstante, esta declaración es
irrelevante para el caso sub examine, pues en él no se cuestiona ni la consulta
de la decisión del juez ni el efecto en el cual ésta se hará. Por el contrario, la
primera expresión: “la sanción será impuesta por el mismo juez, mediante
trámite incidental y será consultada al superior jerárquico quien decidirá
dentro de los tres días siguientes si debe revocarse la sanción”, en cuanto
atañe al trámite incidental, puede llegar a ser relevante para el presente caso,
pues de ella el actor predica la existencia de una omisión legislativa relativa.
2.6.1. Dado que la demanda tiene por objeto una norma que fue declarada
exequible, valga decir, que podría existir cosa juzgada constitucional relativa,
es menester verificar (i) si la nueva controversia versa sobre el mismo
contenido normativo de la disposición ya examinada y (ii) si los cargos
planteados son idénticos a los propuestos en la ocasión anterior.
¿Debe de aquí deducirse que por aplicación del artículo 4o. del
Decreto 306 de 1992 y subsiguientemente de los artículos 138 y 351
del C. de PC, el auto que decide este incidente es susceptible del
recurso de apelación, tanto si impone la sanción como si no la
impone?
La Corte estima que esta interpretación debe ser rechazada, por las
siguientes razones:
14
cual es el de desacato dentro del trámite de la acción de tutela; en
cambio, los artículos 138 y 351 del C. de P. C. que establecen cuándo
y en qué efecto procede la apelación del auto que decide un incidente
en el proceso civil, son normas no específicas frente al caso que regula
la norma demandada.
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incidental, sino en la consulta de la sanción y el efecto en que ésta se hará. Por
lo tanto, la nueva controversia no versa sobre el mismo contenido normativo
de la anterior. Los cargos estudiados en la sentencia en comento, dirigidos
contra la consulta y su trámite y planteados a partir de los artículos 13, 28, 29,
31 y 229 de la Constitución Política, tampoco son idénticos al que ahora se
plantea con fundamento en los artículos 2, 29, 86 y 89 de la Constitución,
1.1., 2, 8 y 25 de la CADH y 2 del PIDCP. En consecuencia, no se configura
el fenómeno de la cosa juzgada constitucional, aunque la interpretación hecha
por este tribunal de los artículos 27, 52 y 53 del Decreto 2591 de 1991 debe
tenerse como un referente relevante al momento de decidir este caso.
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aplicarla es el juez que dio la orden, y no el penal”; (iii) la concurrencia de
las sanciones penal y disciplinaria por desacato: “la previsión normativa
abstracta de las sanciones disciplinaria por desacato y, penales a que haya
lugar, eventualmente aplicables en virtud del incumplimiento de las órdenes
proferidas por el juez de tutela, tanto en el trámite de la acción como en el
fallo, no vulnera el principio del non bis in ídem, ya que la índole de los
procesos y la causa de iniciación de los mismos, es distinta en ambos casos”;
(iv) el procedimiento para imponer sanciones por desacato: “[es] un
procedimiento especial, distinto al regulado en el Código de Procedimiento
Civil para el trámite de las sanciones que el juez impone en ejercicio del
poder disciplinario que se le ha conferido, y diferente también, por su
naturaleza, al previsto en el Código de Procedimiento Penal”.
3. Problema jurídico.
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4.1. Concepto de inconstitucionalidad.
4.2. El deber de acatar las providencias judiciales y los poderes del juez
para hacerlas cumplir. Reiteración de jurisprudencia.
7 Estas obligaciones están previstas, también, en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 25)
y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 2).
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ordenado por el operador jurídico y se restablezcan los derechos
lesionados”8. Dada la relevancia del cumplimiento de las providencias
judiciales para el derecho fundamental de acceder a la justicia, en algunas
oportunidades este tribunal lo ha amparado, de manera excepcional, por
medio de la acción de tutela9, “bajo el entendido de que la administración de
justicia, además de expresarse en el respeto a las garantías establecidas en el
desarrollo de un proceso, se manifiesta en el hecho de que las decisiones que
se tomen dentro del mismo tengan eficacia en el mundo jurídico y que la
providencia que pone fin al proceso produzca todos los efectos a los que está
destinada”10.
9 Cfr. Sentencias T-1051 de 2002, T-363 de 2005, T-409 de 2012 y T-263 de 2013.
4.3. El deber de acatar los fallos de tutela, los poderes del juez para
hacerlos cumplir y las responsabilidades que pueden seguirse de su
incumplimiento. Reiteración de jurisprudencia.
4.3.1. Si incumplir una providencia judicial es, como se vio, una conducta
grave que puede comprometer la responsabilidad de la persona involucrada en
diversos ámbitos, incumplir la orden dada por el juez constitucional en un
fallo de tutela es una conducta de suma gravedad, porque (i) prolonga la
vulneración o amenaza de un derecho fundamental tutelado y (ii) constituye
un nuevo agravio frente a los derechos fundamentales a un debido proceso y
de acceso a la justicia12
4.3.3. Ante la circunstancia objetiva de que una orden dada por el juez
constitucional en un fallo de tutela se incumpla, el Decreto 2591 de 1991
prevé dos tipos de reglas: unas, relativas a la protección del derecho tutelado y
al cumplimiento del fallo, contenidas en su Capítulo I, sobre “Disposiciones
generales y procedimiento”; y, otras, relacionadas con las sanciones
imponibles a quienes sean responsables de dicho incumplimiento, contenidas
en el Capítulo V, sobre “Sanciones”.
4.3.3.1. Las reglas sobre protección del derecho tutelado y cumplimiento del
fallo, que se encuentran en los artículos 23 a 28 del Decreto 2591 de 1991,
tienen el siguiente contenido.
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que concede la tutela “tendrá por objeto garantizar al agraviado el goce
pleno de su derecho y, cuando fuere posible, volver al estado anterior a la
violación”; si se trata de una mera conducta o actuación material o de una
amenaza, “se ordenará su inmediata cesación, así como evitar toda nueva
amenaza, perturbación o restricción”. Si es lo segundo, el fallo que concede
la tutela ordenará realizar el acto denegado o desarrollar la acción adecuada en
un plazo prudencial y perentorio; cuando se ordene realizar el acto denegado,
si la autoridad expide el acto administrativo de alcance particular y lo remite
al juez en el término de 48 horas, “éste podrá disponer lo necesario para que
el derecho sea libremente ejercido sin más requisitos”. En todo caso “el juez
establecerá los efectos para el caso concreto”.
4.3.4. El juez que dictó la providencia judicial, como los demás jueces, tiene
un poder disciplinario frente a la persona que incumple su providencia. Este
poder disciplinario, al cual corresponde el desacato, se ejerce por medio de
actos de naturaleza jurisdiccional, conforme a un trámite incidental y tiene
como propósito juzgar y, si es del caso, sancionar la conducta de quien omite
cumplir con la providencia judicial.
17
Ibídem.
18
Sobre las facultades del juez de primera instancia, del juez del desacato y del juez de consulta para introducir
cambios accidentales a la orden original, Cfr. la sentencia T-086 de 2003.
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por lo cual se diferencia de las sanciones penales que pudieran ser
impuestas22; (viii) el ámbito de acción del juez, definido por la parte
resolutiva del fallo correspondiente, le obliga a verificar en el incidente
de desacato: “(1) a quién estaba dirigida la orden; (2) cuál fue el
término otorgado para ejecutarla; (3) y el alcance de la misma. Esto,
con el objeto de concluir si el destinatario de la orden la cumplió de
forma oportuna y completa (conducta esperada)”23. De existir el
incumplimiento “debe identificar las razones por las cuales se produjo
con el fin de establecer las medidas necesarias para proteger
efectivamente el derecho y si existió o no responsabilidad subjetiva de la
persona obligada”24.
24
25
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24
para hacer cumplir el fallo de tutela. Entre el desacato y el cumplimiento
existen las siguientes diferencias28:
28 Cfr. Sentencias T-458 de 2003, T-053, T-939 y T-1113 de 2005, T-632 de 2006, T-897 de 2008, T-171 de
2009 y T-652 de 2010.
29 Autos 108 de 2005, 184 de 2006, 285 de 2008 y 122 de 2006. En el mismo sentido la Sentencia T-897 de
2008.
30
25
deba a la negligencia del obligado -responsabilidad subjetiva-. En este
caso, no habría lugar a la imposición de las sanciones previstas para el
desacato sino a la adopción de “todas las medidas necesarias para el
cabal cumplimiento” del fallo de tutela mediante un trámite de
cumplimiento.
31
Sentencias T-939 de 2005, T-1113 de 2005, T-632 de 2006 y Autos 285 de 2008 y 122 de 2006.
32
33
Sentencia T-939 de 2005. En el mismo sentido la Sentencia T-897 de 2008 y los Autos 285 de 2008 y 122 de
2006.
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36
Cfr. Sentencias SU-1158 de 2003, T-652 de 2010 y T-343 de 2011, y Autos 149 A de 2003, 010, 045, 050 y
185 de 2004, 176, 177 y 184 2005, 201 de 2006, 256 de 2007, 243 y 271 de 2009, 094 de 2012 y 158 de 2013.
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que haga cumplir el fallo y abra un proceso disciplinario contra ella; (iii) si no
se cumpliere el fallo dentro de las 48 horas siguientes, el juez “ordenará abrir
proceso contra el superior que no hubiera procedido conforme a lo ordenado
y adoptará directamente todas las medidas para el cabal cumplimiento del
mismo”40.
28
4.4.1.2.1. Si bien hay algunos principios relevantes para determinar cómo
debe desarrollarse el trámite de la acción de tutela, como son los de
publicidad, prevalencia del derecho sustancial, economía, celeridad y eficacia,
según lo dispuesto en el artículo 3 del Decreto 2591 de 1991, de estos
principios no se sigue un término preciso y determinable.
29
4.4.1.3. Al no ser posible aplicar las reglas sobre el trámite de incidentes,
previstas en los códigos de procedimiento, ni las reglas sobre el trámite de las
sanciones que el juez impone en ejercicio de su poder disciplinario al trámite
incidental de desacato a un fallo de tutela y, por tanto, no existe un término
determinable para resolverlo.
46 Artículo 8.1. de la Convención Americana de Derechos Humanos y artículo 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
30
4.4.2.3. Al regular la acción de tutela, la Constitución emplea, tanto para
proteger los derechos fundamentales como para cumplir el fallo que los
ampara, la expresión inmediata. En efecto, en su numeral primero señala que
toda persona tendrá acción de tutela para reclamar “la protección inmediata
de sus derechos constitucionales fundamentales, cuando quiera que éstos
resulten vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier
autoridad pública”; y en su numeral segundo dispone que “El fallo, que será
de inmediato cumplimiento, podrá impugnarse ante el juez competente y, en
todo caso éste lo remitirá a la Corte Constitucional para su eventual
revisión”. No es un asunto casual o fortuito que la Constitución emplee la
misma palabra: inmediata, que en la lengua castellana alude a algo que sucede
enseguida o sin tardanza, para regular la protección de los derechos
fundamentales y el cumplimiento del fallo de tutela. Y es que lo que está de
por medio es algo que no admite demora alguna, pues se trata de proteger de
manera efectiva los derechos fundamentales de una persona.
4.4.3. Cómo se acaba de ver, para cumplir un fallo de tutela existe un término
fijado de manera precisa por la Constitución: debe cumplirse de inmediato.
Este cumplimiento puede obtenerse por diversos medios, entre ellos, por el
incidente de desacato. En efecto, el incidente de desacato no es el único
medio idóneo y eficaz para hacer cumplir un fallo de tutela. Y no lo es, porque
para este propósito existe otro medio que es al menos tan idóneo y eficaz: el
trámite o solicitud de cumplimiento. La idoneidad y eficacia de ambos medios
31
es tal que torna improcedente la acción de tutela para hacer cumplir un fallo
de tutela47. Al contrario de lo que ocurre con el trámite incidental de desacato
de un fallo de tutela, el Decreto 2591 de 1991 sí señala unos términos precisos
para el trámite de la solicitud de cumplimiento, como pasa a verse.
49 Ídem.
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33
de su artículo 86, que fija un término máximo para lo que califica como
inmediato en materia de tutela.
4.4.6. Este tribunal, sin dejar de reconocer que el legislador puede fijar un
término en la ley para resolver el trámite incidental de desacato a un fallo de
tutela, como lo hizo en su oportunidad con la solicitud de cumplimiento, opta
por la segunda alternativa enunciada. Y lo hace porque encuentra en la propia
Constitución un criterio fundado para determinar, de manera objetiva y
razonable, cómo podría entenderse en el tiempo el mandato constitucional de
que la protección de los derechos fundamentales y el cumplimiento de los
fallos de tutela sean inmediatos, y porque considera que de la circunstancia de
que no haya término para resolver el trámite incidental de desacato a un fallo
de tutela se siguen dos graves consecuencias inconstitucionales, pues (i) se
prolonga en el tiempo la vulneración de los derechos fundamentales o su
amenaza, con el riesgo de que el daño a los mismos se consume y sea
irreparable, y (ii) se vulnera otros derechos fundamentales como el acceso a la
justicia y el debido proceso sin dilaciones injustificadas, se desconoce
importantes deberes del Estado y, en especial, de la administración de justicia,
y se incumple con un explícito mandato constitucional.
34
derecho de defensa de quien se afirma ha incurrido en desacato 51, tratándose
como se trata del deber constitucional de cumplir inmediatamente el fallo de
tutela. A pesar de ser un trámite breve, en todo caso se debe comunicar la
iniciación del incidente a la persona de quien se afirma ha incurrido en
desacato, para que pueda ejercer su derecho a la defensa y aportar o solicitar
las pruebas necesarias para demostrar el cumplimiento del fallo de tutela o la
imposibilidad de dicho cumplimiento, pues para que se configure el desacato
se requiere, entre otras condiciones, demostrar la responsabilidad subjetiva
(dolo o culpa) de la persona incumplida y el vínculo de causalidad entre ésta y
el incumplimiento52. Para resolver el trámite incidental de desacato a un fallo
de tutela es imperioso respetar el principio de necesidad de la prueba, como
elemento esencial del derecho a la defensa y del debido proceso, al punto de
que, en casos excepcionalísimos, siempre y cuando haya una justificación
objetiva y razonable, consignada en una providencia judicial, si la práctica o
recaudo de la prueba supera el antedicho término, el juez pueda excederlo para
analizar y valorar esta prueba y tomar su decisión.
1.1. Como cuestión previa, la Corte verificó que en este caso no se configura
el fenómeno de la cosa juzgada constitucional, por cuanto en las Sentencias
C-243 de 1996 y C-092 de 1997 la controversia se planteó respecto de otros
contenidos normativos, con fundamento en cargos que no son idénticos a los
que ahora se estudian. Por ello, emprendió el estudio de fondo de la
constitucionalidad del artículo 52 del Decreto 2591 de 1991.
2. Razón de la decisión.
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tutela, lo que, tratándose de un elemento esencial para armonizar con la
Constitución implica la existencia de una omisión legislativa relativa.
IV. DECISIÓN.
RESUELVE:
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MARIA VICTORIA CALLE CORREA MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO
Magistrada Magistrado
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