Etty, Una Mística para Hoy
Etty, Una Mística para Hoy
Etty, Una Mística para Hoy
ITRODUCCIÓ
Etty fue una joven holandesa, de madre rusa, judía de raza y cultura, es decir,
intercultural y en cierta manera, interreligiosa. No practicaba la religión pero si
participaba de la cultura judía.
Etty vivió una vida como cualquier chica europea de hoy, libre en el aspecto
sexual, con dificultades serias, con los baches fuertes en su psicología que le llevaron
incluso a pensar en el suicidio… Pero su proceso espiritual aunque es impresionante,
también podríamos decir que es “atípico” en lo referente a la mística por lo “normal”,
sin embargo no se aleja nada de la realidad, y su expresión, su lenguaje –nada
convencional- no necesita ser actualizado porque puede ser totalmente cercano a la
gente de hoy para la que podría ser un buen referente. Fue un proceso corto: de 1941 a
1943; se acercó al cristianismo, mejor dicho, al Nuevo Testamento pero no llegó a
bautizarse ni a entrar en ninguna Iglesia.
Hasta hace relativamente muy poco tiempo, desconocida; pero que actualmente,
a través de sus escritos, ha sorprendido y encandilado al mundo porque es ciertamente
una de las expresiones más originales de las que hayan sido formuladas en el siglo XX
en materia de vida interior y proceso religioso. Su lenguaje no necesita actualización
porque realmente es un lenguaje de hoy, poco “religioso”, muy profundo,
absolutamente comprensible.
Vamos a tratar de hacernos eco de ello y comunicar algo aunque seguro que
siempre de forma breve e incompleta. Y os propongo hacer esta relectura no sólo en
clave personal, eso por supuesto y es prioritario, sino también en clave comunitaria;
también la comunidad pasa por “procesos”, también hay que escucharla atentamente,
cuidarla, ayudar a que surja la vida que hay dentro…
Éste fue un proceso corto pero definitivo. El 20 de febrero de 1942 escribió: “el
3 de febrero he cumplido un año. Creo que a partir de ahora esta fecha será la de mi
verdadero cumpleaños”…
1
BERNARD MOLTER, Regards sur Edith Stein, edit. Eglise de Metz, Metz, 1991, p. 32.
4
Para ello se hace consciente de una plenitud interior que tiene que desarrollar
desde una profunda atención al espacio, al “Universo interior” (Rilkle):
“Hay en mi una fuente misteriosa de amor y compasión por los seres humanos,
por todos los seres” (a su amigo Han Wegerif)… Y a la vez la siente como “fuente
originaria”… y fuente relacional. De ahí brota todo y se siente unida a todo.
Por eso, dirá el 6 de octubre de 1941, “a lo que ahora debes prestar tu mayor
atención es al murmullo de tu fuente interior”… Una imagen preciosa que procede de
una honda experiencia y que tiene un extenso fundamento bíblico… Recordamos los
textos de Juan: “en su interior correrán ríos de agua viva” (Jn 15, 38), o cuando habló
Jesús a la Samaritana: “El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte
para la vida eterna”… (Jn 4, 14),… hasta la entrega total: “…uno de los soldados le
atravesó con la lanza y al punto”… brota sangre y agua (Jn 19), lo recordamos.
Fuente a la que hay que atender… interior al que hay que cuidar…
2
MAESTRO ECKHART, El fruto de la nada, edic Siruela, “Dios y yo somos uno”. Madrid, 1998, nº
135, p. 54.
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sufre una ruptura, una desconexión que tiene repercusiones incluso físicas y
psicológicas3… Eso lo notamos muy bien en nosotros mismos, en la comunidad…
Un trabajo que intenta sacar a la luz a Dios mismo, fuente de paz, desde el fondo
de si misma para irradiarlo. Porque como dirá en otro lugar: “nuestra única obligación
consiste en desbrozar en nosotros extensos claros de paz y extenderlos poco a poco,
hasta que esa paz irradie hacia los demás”… Un trabajo interior y exterior.
Pero esta interioridad, este espacio interior de cada persona y del mundo4 no es
un espacio intimista que prescinde de la Humanidad, al contrario, este espacio interior al
mundo es el que enlaza a todos y todo, y este espacio interior personal, cultivado, es el
que le permite a Etty establecer unas relaciones tan profundas: “Acoger al otro en mi
espacio interior y dejarle desarrollarse, disponerle en nosotros un sitio donde él pueda
crecer y desplegar sus propias virtualidades”… Espacio relacional desde la centralidad
desprovisto de toda posesividad...
3
CRISTINA GOMEZ, “La esencia femenina” para Kauzar, nº 33.
4
“A través de todo lo que existe se extiende el único espacio auténtico: el espacio interior al mundo” cita
tomada de Duineser Elegien (1923) y que aparece dos veces en el Diario. Tomado de P. LEABEAU, Etty
Hillesum, o.c. p. 63.
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es que, como alguien dijo: “el monje es el que separado de todo está unido a todo”5.
Muy importante armonizar soledad y acogida en la relación.
Ya San Ireneo habla repetidas veces del ritmo; aquí tenemos un texto precioso:
“…tal es el ritmo, el movimiento por el que el hombre creado y modelado llega a ser a
la imagen y semejanza del Dios increado; el Padre decide y ordena, el Hijo ejecuta y
modela y el Espíritu alimenta y acrecienta, y el hombre progresa poco a poco y se eleva
hacia la perfección, es decir, se aproxima al Increado” (Adversus Haereses IV, 38, 3).
Este ritmo ha de ser reconocido, respetado pues conduce a la plenitud. San Ireneo lo
explica de forma teológica y totalmente religiosa.
Retirar los obstáculos, descubrir esa luz, encontrarse y adentrarse en ella implica
un proceso, mantener un ritmo, y descubrir un saber hacer…Hay una palabra alemana
para la que no encontramos sinónimo tampoco en castellano: Hineinhoechen, “escuchar
en el fondo de uno mismo” (el fondo habitado, el alma de las cosas…), dicen los
traductores; es la interioridad opuesta a la dispersión… En palabras de San Juan de la
Cruz sería la atención “a lo que verdaderamente el corazón desea”…
5
Citado en M. J. ARANA, “La Vida y la Comunidad religiosa en la Iglesia de Comunión y en un mundo
global” CONFER, vol 42, octubre-Diciembre, 2003, pp. 779, 804.
6
Existe un colectivo de mujeres “GUENDA” que significa “el alma de las cosas” en, zapoteco, una de
las lenguas indígenas mexicanas,
7
Subrayado en el texto del Diario.
7
Pero además Etty no intenta quedarse con ello sólo para sí misma; tiene una gran
preocupación por “enseñarlo”, compartirlo, darlo… y de hecho pienso que éste puede
ser un gran mensaje para los religiosos y religiosas de hoy; se pregunta: “¿no se podría
enseñar a la gente que es posible ‘trabajar’ su vida interior, la reconquista de la
paz personal?”… Y en otro lugar: “se debería enseñar a la gente a escuchar y
respetar dicho ritmo”. Y esto acarrea una responsabilidad que Etty acepta: “me siento
responsable del sentimiento grande y hermoso que la vida me inspira”...
Acentúa la necesidad de esta escucha que debe ser muy atenta porque: “la voz
de Dios apenas se distingue del silencio”…
Proceso y escucha que exigen una paciente fidelidad a la realidad interna, piden
observar atentamente y respetar el ritmo de las cosas, de las personas, del corazón...
Como afirmaba su admirado poeta Rainer María Rilke (uno de “mis grandes
educadores”): “Sé paciente con todo lo que aún no está resuelto en tu corazón”… “Sé
paciente con todas las cosas, pero sobre todo, contigo mismo”, decía San Francisco de
Sales… Edith Stein también le daba mucha importancia: “sé paciente, Dios lo es”…
Santa Teresa: “La paciencia todo lo alcanza”… No es algo fácil pero, como dirá Etty,
“la paciencia se aprende” (15 abril, 1942); la paciencia interior… Una paciencia que
capta tan a fondo que es capaz de descubrir el ritmo pascual…
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Dirá también, “escuchar dentro de mí”, “estar a la escucha de mí misma” y lo repite en muchas
ocasiones porque es como el núcleo de su metodología.
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Esta escucha implica también el mundo que le rodea en una dinámica profunda
de renacimiento un proceso de muerte y de resurrección que se opera en el centro de
cada persona: “… Y después, escuchar, escuchar por todas partes, escuchar hasta en lo
más profundo de los seres y las cosas. Y amar, alejarme después, aceptando morir,
pero para renacer; todo esto es enormemente doloroso, pero repleto de vida”…
Una evolución lenta que requiere una educación; ella añade: “al término de una
evolución larga y penosa, proseguida día tras días” y por supuesto, “no es sencillo, se
aprende” y se vuelca en este aprendizaje. Yo valoro mucho esta atención hacia el
aprendizaje y esta responsabilidad de enseñar lo que parece que no es enseñable, de
aprender aquello que es fundamental en una vida.
Y en otro lugar copia unas frases de Andrée Suarés: “el dolor no es el lugar de
nuestro deseo, sino el de nuestra plena verdad”… Incluso se da cuenta de que Spier
“cura a la gente enseñándola a aceptar su sufrimiento” y todo esto no pasivamente sino
sabiendo, como diría Teillhard de Chardin, y ella no sólo lo refleja en sus palabras sino
también en su actuación, especialmente en los barracones de Westerbock: el sufrimiento
debe ser profundamente aceptado y a la vez debe ser vigorosamente combatido9… Por
eso esos mismos barracones pueden llegar a convertirse en “el lugar donde se encuentra
a Dios y donde las enseñanzas evangélicas cobran sentido”…
Este sufrimiento vivido sin amarguras puede solidarizar a los seres humanos
porque “no hay fronteras entre los que sufren”. Una y otra vez insiste en esta relación
interior que nosotros llamamos “comunión de los santos”.
9
P. TEILHARD DE CHARDIN, en el “Prólogo” a M. M. TEILHARD DE CHARDIN, Energía del
Sufrimiento, Barcelona, 1968.
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Pero además hay en Etty una visión condicionada a la situación que le ha tocado
vivir y que le ayuda a unificar la vida y es que logra vivenciarlo unido a toda la
experiencia histórica dolorosa de su Pueblo que ella integra. Lo vive con
responsabilidad, muy conscientemente y con total clarividencia muestra la urgencia de
asumirla personalmente y como pueblo: “La vida se va a volver muy dura (…) Me
parece que el momento no está muy lejos. Debemos prepararnos para él interiormente
con creciente intensidad”… ¿Ayudamos a los demás? ¿nos ayudamos a nosotros
mismos a prepararnos?.
Por eso descubre un paisaje interior inusitado que le colma de seguridad y de una
intensa felicidad aún en medio del sufrimiento: “En adelante todo me pertenece, y mi
riqueza interior es inmensa”… y en otro lugar avanza más y se adentra en el júbilo: “me
siento fuerte y dirijo a todas las cosas una mirada radiante”… y en otro momento:
“¡Me habita una inmensa confianza!”… “En mi hay una gran dulzura y una gran
aceptación”.... Es más, en una de sus cartas define así su dolorosa experiencia en los
barracones: “Mi latido se ha ensanchado desde que estoy aquí, más animada a la par
que tranquila, y ello me troquela con la convicción de que mi riqueza humana
aumenta” (1943).
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Curiosamente Etty tiene muchos puntos de coincidencia con Santa Teresita a la que seguramente nunca
leyó, pero en la experiencia interior y mística muchos/as se encuentran.
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Por eso Etty pudo ser “el corazón pensante de los barracones” y hoy podemos
escuchar aún sus latidos y aprender de ella; verdaderamente ella estaba convencida de
que:
“Si esta tierra se convierte en un espacio más habitable será tan sólo a través
del amor, amor del que el judío Pablo habla a los habitantes de Corinto” (1942, a las
dos Hermanas). El amor es lo que verdaderamente construye y salva… ¡Y Dios es
Amor!...
BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA
LIBROS
DANIEL CAMARERO, La chica que no sabía arrodillarse, edit. Monte Carmelo,
Burgos, 2002.
ARTÍCULOS
P. LEBEAU, “Etty Hillesum ou le coeur pensant” Le Monde des Livres (30, VII, 1999)
29.
F. MILLÁN ROMERAL, o.c. « Aprendiendo a orar con… Etty Hillesum”, Sal Terrae,
abril, 2007, pp. 339-352.