El Juicio Eterno
El Juicio Eterno
El Juicio Eterno
Modulo III “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido atesoras para ti mismo ira para el día de
DOCTRINA la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a su
AVANZADA
obras”
Romano 2:5-6
La Biblia enseña que Dios es un Dios justo, que la justicia es uno de sus atributos que mantiene lo que es
coherente con su propio carácter, y que necesariamente juzga lo que está opuesto a Él: el pecado (Sal.
7:9). Este juicio tiene que ver tanto con la creación humana como con la creación celeste que se ha
revelado. Sin embargo, para satisfacer esa justicia, propicia a un medio, sabiendo que el hombre por si
solo no puede satisfacer la justicia divina, ya que la Biblia dice que “no hay justo ni aun uno” (Sal. 14:1-
3; Ro. 3-10). Este medio es el Señor, Jesucristo, quien siendo Dios, tomó una naturaleza humana, y quien
siendo sin pecado, se hizo pecado padeciendo en la cruz y satisfaciendo de esa manera la justicia divina,
originando que todo aquel que por la fe acepta ese regalo es librado del juicio y por la gracia trasladado a
un estado de justificación (Ro. 5:1). Sin embargo, llegará el momento en que todos comparecerán ante un
tribunal para dar cuenta de sí (2 Co. 5:10). Se mencionan en la Biblia siete juicios totales, los cuales se
desarrollarán en tres tribunales que se describen a continuación:
Como se ve, algunos juicios tiene que ver con ángeles caídos (huestes celestes), otros con e pueblo de
Dios (Israel), y otros con los creyentes en Cristo (La Iglesia), incluso, algunos ya se efectuaron. El interés
didáctico de este estudio, es describir la manera en que Dios tratará con los que son y los que no son
Iglesia, por lo que se desarrolla la siguiente clasificación; Tribunal del Espíritu Santo, Tribunal de Cristo,
y el Tribunal del Gran Trono Blanco.
La palabra “tribunal” viene de la raíz bema y significa para asentar un pie (Strong 968), se empleaba para
denotar un lugar elevado, posteriormente se empleó el término para designar al tribuno, dos de los cuales
eran provistos por los tribunales griegos: uno para la acusación y otro para la defensa, es un lugar donde
se administra justicia mediante un juez, el que juzga y sentencia un caso. Así, Dios como juez, juzga y
administra sentencia, sea para galardón (premio He. 11:6) o para retribución (Castigo He. 2:2).
1. TRIBUNAL DEL ESPÍRITU SANTO (He. 10:15-18). Dios estableció un nuevo pacto, en
donde su leyes estarían escritas en la mente y el corazón de los que por la fe se acercan pero
también se da la participación del Espíritu Santo, encargado de ayudar al creyente para cumplirla
(Gr. Parakletos = llamado al lado de uno, abogado, intercesor, (Strong 3875). La función del
Espíritu Santo es convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Jn. 16:7-11), es decir
que se encarga de redarguir al creyente cuando éste no está caminando en la plena voluntad de
Dios. Este tribunal se muestra cuando:
a. El pecado alcanza al creyente, aparece el acusador como fiscal (Zac. 3:1), es el momento para
acudir al Espíritu Santo, como ayudador o abogado, para que lo guíe (al pecador) a reconocer su
falta, pedir perdón y vuelva el gozo de la salvación (Sal. 51:12).
b. Al momento de participar en la Santa Cena, la Biblia aconseja que es necesario realizar un auto-
juicio, guiados por el Espíritu Santo, en donde el creyente es testigo en contra de si mismo, él
mismo es el juez y ayudado por el Espíritu que asesora, supervisa y guía para pedir a Dios
perdón y participar dignamente. Si se participa indignamente, en lugar de recibir la bendición
que Dios quiere dar, lo que se adquiere es juicio, cuyas consecuencias pueden ser: enfermedad,
debilidad y muerte (1 Co. 11:29-30).
d. Importante: Cabe mencionar que este juicio, no es para condenación, la omisión del
mismo repercute en castigo y su propósito es que el creyente llegue hasta el tribunal de
Cristo (1 Co. 11:32; 1 Ti. 1:20; He. 12:7).
2. TRIBUNAL DE CRISTO (Ro. 14:10 RV60; 2 Co. 5:10). Al igual que el tribunal anterior, este
juicio no es para condenación ya que Cristo ha justificado al creyente, sino para galardonarlo
según hayan sido sus obras. En este juicio Cristo es el Juez y todo quedará manifestado ante Él
sea bueno o malo. Aquí serán juzgados todos los que son de Cristo, los que por la fe creyeron en
el cordero pascual (Jn. 1:29)
a. Toda obra atiene que llegar a juicio (Mt. 12:36; Ro. 14:10; Ga. 6:7; Ef. 6:8; Col. 3:24-25), el resultado
es recompensa o pérdida de la recompensa. Las obras pueden ser buenas o malas, públicas u ocultas. Las
buenas son aquellas que se hacen por el impulso del Espíritu Santo (1 Co. 9:17, Fil. 2:13), las que
equivalen a sobreedificar en Cristo y al fruto del Espíritu (Ga. 5:22-23), incluye además las acciones
justas de los santos (Ap. 19:8). Las malas son aquellas producto de una vida carnal (Ga. 5:19:21), de las
cuales el creyente es amonestado para apartarse.
b. La calidad de las obras (1 Co. 3:12-15) La Biblia enseña que de acuerdo ala calidad de la obra así será
el galardón a recibir. Estas obras pueden ser de oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca y
el fuego se encargara de probarlas, ya que algunas podrían tener apariencia de buenas siendo malas y
viceversa, difícil de discernir para el hombre, mas no para Dios, que conoce y discierne las intenciones
del corazón. En la biblia hay un tipo de clasificación de personas de acuerdo a las obras:
• Los más que vencedores, los que se pueden clasificar en dos grupos:
o Los muertos en Cristo, aquellos que estando en vida rindieron su voluntad al Señor,
seran levantados para que todos seamos arrebatados (1 Ts. 4:16).
o Los vivientes, aquellos que estarán vivos en el arrebatamiento, hacen la voluntad del
Señor y han alcanzado la estatura del varón perfecto (Ef. 4:13). Su galardón será ser la
Novia de Cristo.
• Los vencedores, quienes conocieron a Cristo pero no rindieron toda su voluntad. Tendrán que
lavar sus vestiduras en la tribulación, mantenerse firmes en su fe, no adoraron a la bestia ni se
dejaron poner su marca (Ap. 20:4). Sus galardones: Se les dará del árbol de la vida (Ap. 2:2-7),
mana escondido y un nuevo nombre (Ap. 2:14-17), autoridad sobre las naciones (Ap. 2:20.27),
columna en el Templo de Dios (Ap. 3:10-12), sentarse con Cristo en su trono (Ap. 3:21).
• Los Vencidos, los que vivieron impíamente, sin rendir su voluntad a Dios, esclavos de la
corrupción, los apostatas irreversibles (Ap. 22:15) Quienes conocieron al Señor Jesucristo y
gozaron por algún tiempo de la comunión con Él, sin embargo en determinado momento negaron
la fe y la eficacia de ella, maestros conforme sus concupiscencias, que apartan de la verdad el
oído y se vuelven a fábulas (2 Ti. 4:3), éstos al momento de ser juzgados seran reprobados e
incluso verán la Nueva Jerusalén de lejos pero se quedarán fuera como: los perros, los
hechiceros o adivinos, los inmorales sexuales, homicidas, los idolatras, los que aman y practican
la mentira (Ap. 22:15).
c. Los dichos de la boca (Mt. 12:36-37). Otro de los aspectos que será juzgado en el tribunal de
Cristo son las palabras. Las palabras pueden ser ociosas, del griego argos (G692), que quiere
decir sin edificación, inútil, estéril, por lo que se debe ser cuidadoso, en ella está la vida o la
muerte (Pr. 18:21), el atar o desatar (Ro. 10:9); Nm. 30:6-9). Aspectos importantes de los que
hay que guardarse:
• La murmuración que puede ser contra Dios, la cobertura o los hermanos (Stg. 4:11:12)
• Los Falsos profetas
3. TRIBUANAL DEL GRAN TRONO BLANCO (Ap. 20:11): Este tribunal denota el día del gran
juicio final. Será cuando Dios traiga a todos sus enemigos delante de Él. La Biblia enseña que los libros
son abiertos entre ellos el libro de la vida y los muertos de todos los tiempos vendrán ante Él, aun
aquellos que desaparecieron ahogados en el mar porque los devolverá y también la muerte y el Hades,
para ser juzgados conforme a sus obras. Características importantes de este tribunal:
a. El juez será Dios por medio del Señor JESUCRISTO (Hch. 17:31). La Biblia enseña que Dios ha
delegado en su hijo toda obra de juicio (J. 5:22,17; Ro 2:16; Mt. 25:32-33, 41 y 46).
b. Los que son juzgados son todos los seres humanos que vinieron a este mundo de todos los
tiempos, los muertos ya que no se mencionan vivos.
c. No aparece ningún salvo, todos son perdidos y seran juzgados conforme a sus obras (He. 9:27;
Ap. 20:13; Mt. 16:27). Esto es lo que tiene que ver con la expresión “justa retribución”, es decir
que a cada quien le dan lo que le corresponde.
· Castigo (Mt. 25:46; judas7; He. 10:27). La justicia de Dios consiste en dar a cada uno lo que le
corresponde, según sus obras, sin acepción de personas, por lo que adquiere un carácter imparcial, no
existe la misericordia.
· Perdición e ignominia perpetua (Dn. 12:1-2). La perdición consiste en estar separado de Dios y la
Ignominia se define como la exposición pública vergonzosa. Cristo padeció esto cuando fue expuesto
públicamente en la cruz y quienes lo rechazaron tendrán que sufrir la vergüenza.
· Lanzamiento al lago de fuego (Ap. 20:15). Los que se rebelaron contra Dios, humanos o no (La Bestia,
el Falso Profeta, el diablo y sus ángeles) tendrán su parte en el lago de fuego, que es el máximo castigo a
su rebelión. Es la muerte segunda y de allí nadie puede escapar ni ser rescatado (Ap. 20:10).
e. Grados de castigo (Mt. 11:21-24) Las escrituras dejan ver claramente que existen diferentes
grados de castigo, como Dios es justo, el castigo es justo de acuerdo a las obras que hubiesen
hecho estando en el cuerpo.
f. Este tribunal se desarrollará en el futuro, aunque el libro de Apocalipsis no se puede
interpretar rigurosamente cronológico, evidencia que será en la antesala del Reinado Eterno.
El conocimiento de este tema no debe producir en el corazón del cristiano temor alguno, sino Toto lo
contrario, confianza y un profundo sentimiento de gratitud a Dios por enviar en rescate a su Unigénito,
quien hace posible que el que se acerca confiadamente al Trono de la Gracia (He. 4:16) pasa de muerte a
vida y ya no viene a condenación (Jn. 5:24), pues ha sido justificado por aquel que satisfizo la justicia
divina. Debe de ser un estímulo para vivir dignamente de acuerdo a la categoría de hijo de Dios, viviendo
santamente, dando frutos dignos de arrepentimiento y obrando conforme a las buenas obras que fuero
preparadas de antemano par el creyente (Ef. 2:10). Las buenas obras deben de ser producto de un corazón
agradecido, no tanto por los galardones, sino porque aquel que lo llamo es digno de que se le honre.