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Contemporánea
Alejandro Benedetti
Índice de contenidos
Introducción
Unidad
Unidad
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2
Benedetti, Alejandro
Epistemología de la geografía contemporánea / Alejandro Benedetti.
- 1a ed . - Bernal : Universidad Virtual de Quilmes, 2017.
Libro digital, PDF
ISBN: 978-987-3706-85-1
Íconos
LL
Leer con atención. Son afirmaciones, conceptos o definiciones destacadas
y sustanciales que aportan claves para la comprensión del tema que se
desarrolla.
PP
Para reflexionar. Propone un diálogo con el material a través de preguntas,
planteamiento de problemas, confrontaciones del tema con la realidad,
ejemplos o cuestionamientos que alienten la autorreflexión.
CC
Cita. Se diferencia de la palabra del autor de la Carpeta a través de la inser-
ción de comillas, para indicar claramente que se trata de otra voz que ingre-
sa al texto.
Ejemplo. Se utiliza para ilustrar una definición o una afirmación del texto
principal, con el objetivo de que se puedan fijar mejor los conceptos.
AA
Para ampliar. Extiende la explicación a distintos casos o textos como podrían
ser los periodísticos o de otras fuentes.
KK
Actividades. Son ejercicios, investigaciones, encuestas, elaboración de cua-
dros, gráficos, resolución de guías de estudio, etcétera.
SS
Audio. Fragmentos de discursos, entrevistas, registro oral del profesor expli-
cando algún tema, etcétera.
EE
Audiovisual. Videos, documentales, conferencias, fragmentos de películas,
entrevistas, grabaciones, etcétera.
II
Imagen. Gráficos, esquemas, cuadros, figuras, dibujos, fotografías, etcétera.
WW
Recurso web. Links a sitios o páginas web que resulten una referencia den-
tro del campo disciplinario.
OO
Lectura obligatoria. Textos completos, capítulos de libros, artículos y papers
que se encuentran digitalizados en el aula virtual.
RR
Lectura recomendada. Bibliografía que no se considera obligatoria y a la que
se puede recurrir para ampliar o profundizar algún tema.
Línea de tiempo. Se utiliza para comprender visualmente una sucesión cro-
nológica de hechos.
4
5
Índice
El autor.................................................................................................. 9
Introducción.......................................................................................... 11
Objetivos del curso ............................................................................... 15
El autor
Alejandro Benedetti
Es licenciado y doctor en Geografía por la Universidad de Buenos Aires. Se
desempeña como investigador independiente del Conicet y como jefe de tra-
bajos prácticos de Introducción a la Geografía en la carrera de Geografía de
la UBA. Es profesor adjunto de la materia Geografía Regional en la carrera
de Profesor Universitario de Geografía, en el Instituto del Conurbano de la
Universidad Nacional de General Sarmiento. Se especializa en estudios sobre
fronteras y regiones y dirige el Grupo de Estudios sobre Fronteras y Regiones
en el Instituto de Geografía de la UBA <https://estudiosfronterasregiones.
wordpress.com/>.
Es editor responsable de la Revista Transporte y Territorio. Ha dictado cursos
de posgrado en las Universidades Nacionales de Jujuy, Mendoza, Misiones,
Salta y La Pampa, y Federales de Rio Grande do Sul y de Mato Grosso do Sul
(Brasil). Actualmente, da cursos de posgrado en las Universidades Nacionales
del Nordeste y de La Plata. Ha publicado trabajos sobre la región de la puna,
discusiones sobre conceptos de la geografía y sobre cuestiones ligadas a la
geografía política y a las fronteras argentinas y sudamericanas.
Introducción
Objetivos
•• Establecer algunas diferencias entre el saber geográfico predisciplinar y el
saber disciplinar.
•• Reflexionar sobre las nociones de tradición geográfica, comunidad geográ-
fica, campo de la geografía y disciplina geográfica.
•• Identificar los principales motores del proceso de institucionalización de la
geografía en Europa y en la Argentina.
•• Repasar algunos de los principales momentos del proceso de instituciona-
lización de la geografía argentina.
•• Revisar las principales perspectivas profesionales de los geógrafos y
geógrafas.
LECTURA OBLIGATORIA
1.
La geopolítica europea tuvo una gran expansión desde fines del siglo
PARA AMPLIAR
3.
4.
PARA AMPLIAR
5.
PARA AMPLIAR
PARA REFLEXIONAR
LECTURA OBLIGATORIA
Cantidad de
Período sociedades
fundadas
1820-1829 2
1830-1839 4
1840-1849 2
1850-1859 6
1860-1869 6
1870-1879 34
1880-1889 28
1890-1899 10
1900-1909 11
1910-1919 10
1920-1929 30
1930-1940 2
Total 145
Sociedades
Continentes Cantidad de socios
geográficas
Europa 91 76.182
América 25 17.527
Asia 13 4026
África 5 3959
Oceanía 2 2018
Total 136 102.712
CC
Como la historia y el civismo, la geografía del sistema escolar ha sido ante to-
do un discurso sobre la Nación, que ha tomado como tema central el territorio
del Estado. Abordados como figuras físicas y no como relaciones sociales, los
territorios estatales constituyen uno de los objetos en torno de los cuales se
construyen identidades y alteridades. La geografía descriptiva de los países
puede entenderse como dispositivos discursivos que, mediante una represen-
tación de los otros espaciales construye una representación de los otros so-
ciales. Esta representación, anclada en un etnocentrismo nacional, ha consti-
tuido a naciones y estados como categorías socio-espaciales de otros cuya
imagen se torna espejo negativo de la propia identidad” (Quintero, 1999:135)
[La nación] es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán
jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero
en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión (...). La nación se imagina limitada
porque incluso la mayor parte de ellas, que alberga tal vez a mil millones de seres humanos
vivos, tiene fronteras finitas, aunque elásticas, más allá de las cuales se encuentran otras
naciones. Ninguna nación se imagina con las dimensiones de la humanidad (...). Se imagi-
na soberana porque el concepto nació en una época en que la Ilustración y la Revolución
estaban destruyendo la legitimidad del reino dinástico jerárquico, divinamente ordenado
(...). La garantía y el emblema de esa libertad es el Estado soberano. Por último, se imagina
como comunidad porque, independientemente de la desigualdad y la explotación que en
efecto puedan prevalecer en cada caso, la nación se concibe siempre como un compañerismo
profundo, horizontal. En última instancia, es esta fraternidad la que ha permitido, durante
los últimos dos siglos, que tantos millones de personas maten y, sobre todo, estén dispuestas
a morir por imaginaciones tan limitadas (Anderson, 1983: 23-25).
El instituto de profesorado
La asignatura Geografía acompañó desde el principio la creación de los
Colegios Nacionales (1863). Al principio era una asignatura auxiliar de la
historia, pero durante la década de 1880 cobró autonomía y progresivamente
aumentó su cuota horaria, consolidándose como una de las principales mate-
rias dentro de las ciencias sociales, junto con Historia (Quintero, 2002). La
principal dificultad era que no había un ámbito específico para la formación
de profesores para esa asignatura; en general, procedían de otras disciplinas,
como la historia, la geología o la biología.
Como en otros casos, el proceso de institucionalización de la geografía
argentina estuvo ligado a los intereses del Estado nacional. Hacia fines del
siglo XIX se crearon las primeras cátedras en tres de las universidades más
importantes del momento: Buenos Aires, La Plata y Tucumán. Estas cátedras
se formaron dentro de carreras de Historia. Pero no fueron las universidades
las que inicialmente tuvieron un rol destacado en la formación de docentes
de geografía, sino instituciones superiores no universitarias. En 1904 se creó
un ámbito destinado a la formación especializada de profesores secundarios,
ligado directamente al Poder Ejecutivo Nacional y desvinculado del control uni-
versitario. Esto se justificaba por la decisión de normalizar el discurso docente.
De sus claustros egresaron, por primera vez en la Argentina, sujetos califica-
dos como profesores de Geografía (Escolar, Quintero y Reboratti, 1994). En
la ciudad de Buenos Aires se estableció el Instituto Superior del Profesorado
“Dr. Joaquín V. González”.
WW Profesor de Geografía.
<http://institutojvgonzalez.buenosaires.edu.ar/departamentos/
geografia/>
6.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Escolar, M., Quintero, S. y Reboratti, C. (1994) “Geographical identity and patri-
otic representation in Argentina”, D. Hooson (comp.), Geography and national identity,
Blackwell, Oxford.
(Versión en español en espacio Bibliografía del aula)
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
También puede consultarse:
Rodríguez, L. (2014), La noción de frontera en el pensamiento geográfico de 1970 y
1980 en Argentina, Cuadernos de Geografía. Revista Colombiana de Geografía, Vol. 23,
N.º 2, jul.-dic., 107-119.
con una mirada centralista del país apoyada en el peso de la región pampeana,
con posiciones muchas veces bélicas y xenófobas. Asimismo, buscó garantizar
la reproducción social de profesionales que se referenciaban con la nueva
disciplina. Aglutinó a un conjunto de científicos preocupados por temáticas
geográficas, pero carentes de identidad disciplinaria, como naturalistas, geó-
logos, agrónomos, etnógrafos y cartógrafos. Con el tiempo, su capital social
se fue generando con egresados de los profesorados, además de profesores
(muchas veces historiadores de formación) que dictaban materias de geografía
en las universidades.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Zusman, P. (1997), Una geografía científica para ser enseñada. La Sociedad Argentina
de Estudios Geográficos (1922-1940), Doc. Anàl. Geogr. 31, 1997, 171-189.
PARA AMPLIAR
CC
El tema de la conciencia territorial despierta en la actualidad un desusado inte-
rés en los ambientes cultos de la Argentina. No en vano se advierte por do-
quier que el país necesita madurar esa conciencia si pretende seguir su cami-
no de grandeza… En primer lugar, el tomar conciencia del espacio que nos
rodea, de nuestro entorno, del territorio que, en cierto sentido, nos ‘pertene-
ce’, es una operación de la inteligencia humana que merece ser examinada.
Se puede arrancar con conceptos básicos de teoría del conocimiento, pasar
por cuestiones de psicología (como analizar la noción instintiva de “territorio”
en los animales) y hallar el trasfondo ético de la idea de patria o tierra de
nuestros padres. (Randle, 1978:9).
Así, entre las décadas de 1920 y 1970, la GÆA tuvo una activa participación
en el diseño curricular de la asignatura en la enseñanza escolar, en la pro-
ducción de los manuales de enseñanza y en la definición de los contenidos a
ser enseñados en instituciones de educación superior y en las universidades.
Las ideas del nacionalismo territorial orientó la producción de los principales
referentes de esta institución, que desarrollaron y pregonaron con una dosis
más intensa durante la dictadura.
El nacionalismo territorial es una expresión del nacionalismo fundada en una idea esen-
cialista del territorio, el cual es considerado el fundamento del origen de la nación. En el
caso argentino parte de un mito según el cual la Argentina, preexistente a su formación,
era la natural heredera del Virreinato del Río de la Plata. Se sostiene que la Argentina devi-
no la principal perjudicada por el desmembramiento de esa unidad, de donde surgieron
Uruguay, Paraguay, Bolivia y parte de Chile. También puede incluirse en este imaginario
a las Islas Malvinas. La idea del desmembramiento y las pérdidas territoriales es uno de los
fundamentos del nacionalismo territorial en la Argentina. Ese imaginario presenta al país,
sistemáticamente, como un perdedor, siempre amenazado por los vecinos. Estuvo en la base
CC
Una expresión de esa actitud belicista, ambientada en un contexto de tensión
geopolítica por el diferendo limítrofe que la Argentina mantenía con Chile en
tierras australes, se expresa en esta cita:
“Las Malvinas son nuestra tierra irredenta. En siglo y medio, sin embargo, no
se ha derramado por ellas ni una gota de sangre argentina. (…) Mas a partir de
la última guerra, y en el ocaso del poder imperial, sólo una pareja declinación
argentina explica esta inercia nacional, apenas removida por pausadas negocia-
ciones, a la sombra del pabellón de las Naciones Unidas, sobre unas islas que
ha rato están llamando al sacrificio o a la gloria” (Paz, 1978:87).
WW <http://centrohumboldt95.blogspot.com.ar>
Asociación de Geógrafos Españoles:
<http://www.age-geografia.es/site/>
Associação dos Geógrafos Brasileiros-AGB:
<http://www.agb.org.br/>
PARA AMPLIAR
7.
<http://www.ub.edu/geocrit/XIV-Coloquio-Internacional-de-Geocri-
WW tica.htm>
En el siguiente sitio se encuentran alojados muchos de los trabajos
publicados en coloquios anteriores:
<https://dialnet.unirioja.es/congreso/2648>
<http://www.uncuyo.edu.ar/estudios/carrera/geografo-profesional>
<https://www.youtube.com/watch?v=PNm6MZwAaOU&feature=re
lated>
<http://www.buenosaires.gob.ar/areas/educacion/cepa/index.
WW php?menu_id=9758>
WW http://geografia.institutos.filo.uba.ar/
Centro de Investigaciones Geográficas
http://www.unicen.edu.ar/content/centro-de-investigaciones-
geogr%C3%A1ficas-cig
Instituto del Conurbano
http://www.ungs.edu.ar/ms_ico/
Centro de Desarrollo Territorial
http://www.unq.edu.ar/secciones/286-centro-de-desarrollo-territorial/
8.
PARA AMPLIAR
9.
Scripta Nova/UB-España
<http://www.ub.edu/geocrit/nova.htm>
Norte Grande/Pontificia Universidad Católica de Chile
<http://revistanortegrande.uc.cl/>
Cuadernos de Geografía. Revista Colombiana de Geografía/Universidad
Nacional de Colombia.
<http://www.revistas.unal.edu.co/index.php/rcg>
Boletín de la AGE/España.
<http://www.age-geografia.es/ojs/index.php/bage>
Objetivos
•• Establecer una periodización para abordar la historia del pensamiento geo-
gráfico a través de la noción de momento epistemológico.
•• Identificar y caracterizar las coyunturas de ruptura, y las principales críticas
y propuestas de cambio de cada momento epistemológico.
•• Caracterizar el contexto general en el que se despliegan las diferentes pro-
puestas disciplinares de la geografía.
•• Identificar y analizar los principales aportes de las diferentes perspectivas
en geografía a través de algunos de sus protagonistas.
•• Revisar algunas de las actuales tendencias disciplinares.
y los actuales del siglo XXI. El repertorio conceptual y metodológico con el cual
se lo aborda, sin embargo, como así también los ámbitos donde se divulgan
las ideas, ha cambiado sustancialmente.
Existe un amplio concenso en definir a aquellas primeras propuestas o sis-
tematizaciones, surgidas hacia fines del siglo XIX, como “geografía clásica” o,
a veces con un tono peyorativo, “geografía tradicional”. Ese núcleo inicial se
formó fundamentalmente en Europa y, más específicamente, en torno a algu-
nos autores franceses y alemanes. Las ideas allí elaboradas viajaron por el
mundo y llegaron a diferentes países. El resultado no fue una influencia lineal
de las ideas europeas, sino un diálogo a partir del cual fueron surgiendo tradi-
ciones nacionales y regionales de pensamiento geográfico, con mayor o menor
conexión con las corrientes transnacionales de pensamiento.
La geografía, como cualquier otra disciplina, puede considerarse como un
espacio de producción de conocimientos transnacionales. A lo largo del tiem-
po se fueron estableciendo relaciones regulares, sistemáticas y sostenidas,
a través de diferentes redes académicas, dentro de las cuales circulan perso-
nas, publicaciones e ideas. Frente a ello, Zusman (2012) considera que los
procesos nacionales de institucionalización disciplinar son concomitantes al
proceso de conformación de este espacio científico geográfico transnacional.
Hacer referencia a tal o cual autor y a su nacionalidad, no implica dar cuen-
ta de una “escuela nacional”, sino, en todo caso, de un foco de irradiación
de ideas, que luego circula por el mundo, llevadas por sus autores, en forma
personal o a través de sus obras, pero también por sus discípulos, por sus
detractores, por sus lectores atentos o por diversos interlocutores.
Asimismo, la institucionalización y formación de un campo autónomo de
geografía no debería interpretarse como proceso de acumulación de conoci-
miento cada vez más preciso. En todo caso, pueden reconocerse diferentes
corrientes de pensamientos que surgen en un momento determinado, dentro
de una trama social, política y cultural determinada. Procesos como la conso-
lidación de los Estados y auge de los nacionalismos, el colonialismo decimo-
nónico y el choque entre Estados imperiales, el desarrollo de un Estado de
bienestar y luego su desmantelamiento, el inicio y el fin de la Guerra Fría, las
transformaciones en el capitalismo y sus consecuentes cambios productivos,
la aceleración de la globalización y la revolución en las comunicaciones y la
circulación de la información en el mundo –entre otros acontecimientos claves
del siglo XX– fueron motores para que una nueva generación de geógrafos se
enfrentara a un mundo diferente al de sus profesores, y buscara generar nue-
vas herramientas con las cuales interpretar esos cambios.
Las certezas de la geografía clásica fueron cuestionadas por las nuevas
generaciones de profesionales, al igual que el prestigio de los profesores que
las sostenían. Así, dejó de interesar tanto la relación entre hombre y natura-
leza y, sobre todo, la relación entre Estado y naturaleza, que había preocu-
pado a algunos geógrafos de países imperiales. Esto ocurría en el contexto
de un fuerte nacionalismo, tanto en Europa como en otras regiones del pla-
neta. Hacia la década de 1950, en un contexto liberal, estudiar los patrones
de localización y de distribución espacial de las empresas o de los individuos
suponía hacer una “nueva geografía”. Por entonces, se fortalecía el Estado
como agente planificador del territorio y muchos profesionales de la geografía
buscaron establecer puentes entre su disciplina y las agencias gubernamenta-
les. Tiempo después, hacia la década de 1960-1970 surgía otra “nueva geo-
grafía”, en momento de grandes movilizaciones de estudiantes y sindicatos
PARA AMPLIAR
CC
La geografía ha sido nueva en distintos momentos de su desarrollo. No ha ha-
bido una evolución lineal, en la que cada fase de la evolución se entroncara
con la anterior, sino más bien una serie de rupturas, de revoluciones, que han
dado lugar a nuevos planteamientos, que han obligado a la adopción de nue-
vas concepciones. (Capel, 1981:247-248).
Se hará referencia a geografías, en plural. Con esto se quiere dar cuenta del
carácter heterogéneo, con múltiples influencias y diversos resultados de la
producción académica, con variaciones importantes según el lugar que se
considere y si se trata de los inicios o el fin del “momento”. De manera muy
esquemática, para cada momento epistemológico se considerarán dos ejes:
1. Contexto general para la producción de conocimientos geográficos y 2.
Principales aportes a la tradición geográfica.
lo que redundó en la afirmación de que la geografía era una especie de puente entre las
ciencias naturales y las humanidades. En las obras clásicas, la sociedad quedaba reduci-
da a una población, a acciones antrópicas y a una idea genérica de “hombre” que, desde
visiones eurocéntricas, quedaba asociado a un sujeto burgués, masculino y de raza blanca.
Una de las preocupaciones centrales era la relación entre hombre y naturaleza, sus mutuas
influencias: las preguntas se orientaban a saber de qué manera las variaciones fisiográfi-
cas influyen en la psicología y la organización de las poblaciones y cómo esas poblaciones
reaccionan y buscan transformar el medio en el que habitan.
La geografía es una ciencia síntesis. Los geógrafos serían expertos para el estudio de todo aque-
llo que ocurre en la superficie de la tierra. La geografía lograría un conocimiento sintético
que unificaría los estudios sistemáticos elaborados en la economía, la sociología, la historia,
la física, la geología y la biología, entre otras, consideradas ciencias auxiliares. Claramente,
tal pretensión nunca se logró.
Fue en este contexto que, para muchos académicos, la geografía debía con-
cebirse como regional. En la búsqueda de un objeto para la disciplina y en la
definición de su identidad epistemológica, el estudio de la región, desde una
perspectiva idiográfica, tendió a volverse hegemónico. Si bien se aceptaba la
existencia de una geografía general, la verdadera contribución estaría en el
estudio de las regiones. Se volverá sobre esta cuestión en la próxima unidad
(apartado 3.3.4).
CC
La concepción de la Tierra que considera los elementos sólido, líquido y aéreo,
al igual que toda forma de vida que de ello emane y en ellos florezca, como un
todo inseparable, unido con la historia y por acciones recíprocas ininterrumpi-
das; yo la llamo una concepción orgánica de la Tierra y la contrapongo a la que
separa estas partes del globo terrestre, como si se encontraran accidental-
mente reunidas y se cree poder comprender la una sin las otras. (Ratzel,
1901, Die Erde und das Leben, citado en Capel, 1981:282).
medio. El hombre necesita utilizar los recursos que ofrece el suelo. El progreso
(es decir, el desarrollo de las fuerzas productivas) engendra un mayor uso de
los recursos, por lo que cuanto mayor progreso alcance una población, mayor
será su ligazón con el medio.
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
AA en el siguiente link:
<https://archive.org/details/lafrancetableaug00vida>
Un extracto fue publicado en Argentina en 1977:
Vidal de la Blache, P. (1903) “Tableau de la géographie de la France”
extractos traducidos, en Ricardo Figueira, Geografía, ciencia humana,
CEAL, Buenos Aires, 1977.
La literatura sobre Vidal de la Blache es abundante en lengua fran-
cesa. Algunos textos en español y portugués que pueden consultar-
se son:
Pujol, H. y Ribas, A. (1989). “La Geografia Política en Vidal de
la Blache: La France de l’Est”, Documents D’Analisi Geográfica 15,
89-108. <https://ddd.uab.cat/record/17379>
Ozouf-Marignier, M. y Robic, M. (2007). A França no limiar
de novos tempos: Paul Vidal de La Blache e a regionalização,
GEOgraphia, Ano 1X, No 18, 2007 <http://www.uff.br/geographia/
ojs/index.php/geographia/article/viewFile/223/215>
Claramente, estos dos autores no completan las múltiples aristas que tuvieron
las geografías del hombre, la naturaleza y el Estado, pero sí son representati-
vos. Otros autores serán mencionados en las proximas unidades.
Lo que interesa destacar es que esta primera generación de geógrafos,
representada por Ratzel y Vidal de la Blache, tuvo el mérito de haber ubica-
do a la disciplina en el ámbito de las principales universidades occidenta-
les, creando cátedras, carreras de formación disciplinar, revistas científicas
y líneas de investigación. Por entonces, se crearon diferentes institutos de
investigación, muchos de los cuales permanecen hasta el presente. Un ejem-
plo es el Instituto de Geografía Alpina. Vale decir, fueron protagonistas de la
institucionalización disciplinar.
La inserción profesional de la mayoría de las primeras generaciones de geó-
grafos y geógrafas quedó circunscripta a las universidades y a la tarea docen-
te, con investigaciones que muchas veces se limitaban a la reproducción del
temario de la enseñanza de la geografía. Otras veces, produjeron obras que
sirvieron de basamento para muchas políticas diseñadas en la época, como
la expansión territorial o la división del país en regiones. Pero estos autores
también lograron publicar obras de divulgación, como atlas y enciclopedias,
para un público mayor.
Estas primeras geografías establecieron el trabajo en el terreno como algo
central en el oficio. La navegación y los transportes terrestres desarrollados
durante el siglo XIX, movidos por motor, y que, por lo tanto, permitían cada
vez menores tiempos de viaje, permitieron a muchos jóvenes científicos via-
jar hacia tierras remotas para hacer sus trabajos de observación, en todos
los campos del saber, entre ellos el de la geografía. El control colonial de los
imperios europeos, facilitaba el acceso a muchas de esas tierras lejanas. En
la medida que la geografía se fundamentaba en el positivismo, la observación
directa era considerada el método para producir información. Por ello, cual-
quier viaje requería que se llevara instrumental que permitiera mediciones de
las variaciones atmosféricas, mirar a distancia o pesar el material recolecta-
do. También se le otorgó importancia al uso de cartas topográficas y a la con-
fección de mapas que condensaran las observaciones realizadas en el terre-
no. Progresivamente, la fotografía se transformó también en una herramienta
frecuentemente utilizada.
les así planteados era imposible alcanzar generalizaciones. Frente a ello, los
nuevos geógrafos, imbuidos en el movimiento neopositivista, desvalorizaron
aquellos estudios monográficos sobre áreas específicas. Consideraban que
la geografía no tenía como tarea principal identificar, delimitar y caracterizar
regiones, sino, antes bien, debían ocuparse de las regularidades espaciales.
Con esto, se vuelve a poner el énfasis en la geografía general, también llama-
da sistemática o nomotética. Las unidades que se describan, en todo caso,
sería ejemplos que respondan a modelos de comportamiento, a determinada
regularidad, es decir, serían ejemplos de las leyes que rigen la distribución
espacial de ciertas características en la superficie terrestre.
Horacio Capel hace un análisis del trabajo de Schaefer que puede encon-
1.
Derrau, Max (1964), Tratado de Geografía Haggett, Peter (1976), El análisis locacional
Humana, Vicens-Vives, Barcelona, 679 en Geografía Humana, Ed. Gustavo Gili,
págs. Barcelona, 416 págs.
WW esta página:
<http://qgis.org/es/site/forusers/download.html>
LECTURA RECOMENDADA
RR
Para profundizar sobre la incorporación de esta herramienta a la práctica profesional
de los geógrafos se recomienda:
Buzai, G. (2006). “Geografía y sistemas de información geográfica”, en Hiernaux, D.
y Lindón, A. (eds.), Tratado de Geografía Humana, Anthropos/Universidad Autónoma
Metropolitana, México.
San Cristóbal, D., Mereb, J. y Gatti, I. (2011). “Una mirada introductoria a los usos
y aplicaciones de los SIG en geografía”, en Territorio, Lugar, Paisaje. Prácticas y conceptos
básicos en geografía, Col. Libros de Cátedra, FFyL, UBA.
personas como seres históricos y que muestran lo que son a través de lo que
hacen con su trabajo, en cuanto son capaces de desarrollar sus posibilidades.
Estas geografías suponen un cuestionamiento y hasta un rechazo a las pre-
tensiones de una geografía tecnocrática, cuantitativa y analítica, que exalta la
técnica y el uso de las matemáticas. Esto lleva a considerar que las personas
no se mueven en un espacio abstracto. En cambio, se trata de un espacio
concreto y personal, un espacio vivenciado y sentido, donde las condiciones
socioeconómicas y culturales juegan un papel fundamental. En ese camino,
se instala un concepto hasta entonces apenas trabajado por la geografía: el
de lugar. El énfasis se traslada desde el análisis del espacio abstracto hacia
el lugar, concebido como un ámbito de lo frecuentado, lo cotidiano, lo experi-
mentado y lo vivencial. También, ese concepto irá condensando el estudio de
la relación entre espacio e identidad.
Algunos trabajos representativos de este momento, son los de David
Lowenthal, Peter Gould y Armand Frémond (Gómez, Muñoz y Ortega, 1982).
En un artículo de 1961 titulado “Geografía, experiencia e imaginación”,
Lowenthal propone, mediante el uso de métodos de la psicología experimen-
tal, el estudio de la influencia de la estructura social, la cultura y el lengua-
je en la formación de las geografías personales y los comportamientos geo-
gráficos. Así, destaca el conocimiento del espacio a través de la experiencia,
que sería algo distinto a simplemente poseer información sobre los lugares
(Lindón, 2006).
En 1975, Gould publica Las imágenes mentales del espacio geográfico. Allí
se incluyen mapas mentales, es decir, representaciones cartográficas expre-
sivas de los puntos de vista compartidos por un grupo de personas.
Un artículo de Frémond, de 1974, cuyo título es “Investigaciones sobre el
espacio vivido”, enfatiza sobre la necesidad de abandonar la idea del espa-
cio como mera extensión o soporte. En cambio, propone focalizar la mirada
en las representaciones sobre el espacio (o las regiones o los lugares). Así,
el espacio comienza a ser considerado a partir de su carga valorativa, emoti-
va y experiencial.
Con estas geografías, reingresan y quedan incorporadas en el menú de
opciones disciplinares, definitivamente, las metodologías cualitativas. El tra-
bajo en el terreno, con las personas que viven en los lugares, se vuelve a
considerar una vía válida para la producción de conocimiento. Es que estas
geografías privilegian la inducción y la observación directa como forma de
abordar el conocimiento de los lugares. Con el tiempo, esto llevó a considerar
las estrategias investigativas desarrolladas por otros campos de las ciencias
humanas, como es el caso del abordaje etnográfico que caracteriza al oficio
de antropólogo.
Fuente: <http://www.ub.edu/geocrit/geo13.htm>
2.
CC
Hay una clara disparidad entre los sofisticados marcos teóricos y metodológi-
cos que hemos desarrollado y nuestra habilidad para decir algo realmente sig-
nificativo sobre los eventos que se despliegan a nuestro alrededor (…) Hay
problemas ecológicos, urbanos, de deuda externa, y parecemos incapaces de
decir algo en profundidad sobre ellos. (Harvey, 1973)
PARA AMPLIAR
AA
Hay tres revistas representativas del momento en que comenzaron a perfi-
larse y consolidarse las geografías radicales o críticas y tienen continuidad
hasta el presente.
La primera es de los Estados Unidos y se llama Antipode. Puede consultarse en
<https://antipodefoundation.org/about-the-journal-and-foundation/
a-radical-journal-of-geography/>
La segunda se denominó Hérodote y es francesa. Su link es
<http://www.herodote.org/spip.php?page=liste>
Geocrítica es el nombre original de una publicación que luego se continuó
con Scripta Nova y otras colecciones conexas.
<http://www.ub.edu/geocrit/revis.htm>
<http://www.ub.edu/geocrit/nova.htm>
3.
Postmetropolis. Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones fue una de
En 2006, Joan Nogué y Joan Romero compilaron el libro Las otras geografías. Se trata de
una obra que, claramente, muestra el amplio temario hacia el que se movió la disciplina.
A título de ejemplo, se pueden mencionar los siguientes artículos:
LECTURA RECOMENDADA
RR
Geógrafos y geógrafas de Latinoamérica, en general, no cuentan con buenos canales de
divulgación de sus trabajos. La producción tiende a estar dispersa, en una gran cantidad
de revistas de todo el mundo. Sin embargo, pueden mencionarse tres obras colectivas
publicadas en las últimas décadas, que dan buena cuenta de las últimas perspectivas
disciplinares. Se presentan en orden cronológico.
Zusman, P.; Haesbaert, R.; Castro, H. y Adamo, S. (eds.) (2011), Geografías cultura-
les. Aproximaciones, intersecciones y desafíos, Libros de Filo, Buenos Aires.
Reúne trabajos originalmente presentados en 2007 en un evento académico realizado
en Buenos Aires, denominado “Aspectos culturales en las Geografías Económicas,
Sociales y Políticas”. Presenta una interesante puesta a punto de la geografía cultural.
4.
Objetivos
•• Identificar los principales conceptos de la geografía disciplinar.
•• Analizar las formas comunes en que se recuperan las categorías espacio
y región en el uso cotidiano, en las definiciones del diccionario de la Real
Academia Española y en diferentes tradiciones de pensamiento.
•• Reconocer los cambios y continuidades, a través del tiempo, sobre las for-
mas en que se utilizaron los conceptos de espacio y región desde los dife-
rentes enfoques disciplinares de la geografía.
•• Rescatar algunas propuestas en la definición de espacio y región de la geo-
grafía latinoamericana.
3.1. Presentación
En una obra reciente, Rogério Haesbaert (2014) propuso la idea de “cons-
telación de conceptos”. Señala que cada concepto se relaciona con otros,
no solamente en su historia, sino en su devenir o sus conexiones presen-
tes. Reconoce en el interior de la geografía disciplinar una familia, sistema
o constelación de conceptos, que se ordenan y reordenan constantemente a
partir de las problemáticas que enfrentan los geógrafos y de las bases teórico-
filosóficas que los orientan. En la constelación que él propone, espacio ocupa
una posición central. Desde la perspectiva de la geografía crítica, concibe el
espacio como espacio geográfico, y considera que no puede estar disociado
del tiempo, por lo tanto, se trata, más bien, de espacio-tiempo.
En una posición intermedia se ubican región y regionalización, entendidos
como la diferenciación o desarticulación (analítica o práctica) del espacio geo-
gráfico. Así, el espacio es el todo que se desarticula en las partes que sue-
len llamarse regiones. En tercera instancia ubica otros cuatro conceptos: (1)
ambiente (relación sociedad-naturaleza); (2) territorio (relaciones de poder); (3)
lugar (relaciones simbólico-culturales ligadas al espacio vivido); y (4) paisaje
(relaciona cultura y espacio, asociados a las representaciones).
¿Qué es un concepto? Algunos autores han intentado responder a esta pregunta y, entre
ellos, se pueden destacar estos dos:
“Las ciencias sociales viven de los conceptos. Tallarlos es un arte. No necesariamente
en el sentido artístico de la palabra, sino en cuanto artesanía, un hacer… No pueden
producirse en serie, según la vieja ortodoxia fordista; es necesario tomarlos, uno a uno,
en su idiosincrasia, en su integridad” (Ortiz, 2004:12).
“Un concepto es, en primer lugar, una herramienta. Frente a la visión academicista
que juzga los conceptos por la claridad en su definición, confundiendo su utilidad teórica
con su operacionalización técnica –aunque este último aspecto no deje de formar parte del
primero–, el primer criterio para evaluar un concepto ha de ser su utilidad: qué obstáculos
salva, qué distinciones pertinentes establece, qué confusiones erradica, cómo nos permite
organizar la investigación, producir datos, controlar las relaciones de causalidad. En otras
palabras, un concepto ha de evaluarse, en primer lugar, por su capacidad de proporcionar
inteligibilidad a los fenómenos que abordamos” (Criado 2008).
3.2. Espacio
Diferentes autores coinciden en señalar que espacio es el concepto central
de la geografía (Haesbaert, 2014; Corrêa, 1995; Harvey, 2006). Para Milton
Santos (1978), el espacio humano o espacio social es el objeto de la geogra-
fía, es lo que le interesa a los geógrafos. Sin embargo, este concepto no se
talló solamente desde la geografía. Como la mayoría de las palabras usadas
en la lengua, es polisémica. Para el español, la RAE acopió, entre otros, los
siguientes significados:
CC
1. m. Extensión que contiene toda la materia existente; 2. m. Parte de espacio
ocupada por cada objeto material; 3. m. espacio exterior; 4. m. Capacidad de
un terreno o lugar; 5. m. Distancia entre dos cuerpos; 6. m. Separación entre
las líneas o entre letras o palabras de una misma línea de un texto impreso; 7.
m. Transcurso de tiempo entre dos sucesos; 8. m. Programa o parte de la pro-
gramación de radio o televisión. Espacio informativo.
LECTURA OBLIGATORIA
CC
La civilización no puede permanecer limitada por mucho tiempo a un territorio
angosto y a un único pueblo. La necesidad de difusión forma parte de su esen-
cia. La tendencia a ocupar espacios cada vez mayores está en la esencia del
mismo progreso (Ratzel, 1914, vol I, p. 240, citado por Capel 1981).
La noción de espacio vital sirvió de base para argumentar sobre las nece-
sidades expansionistas de los estados imperiales, no solo el alemán, aun-
que fue probablemente allí donde más repercusión tuvo. De esta manera, se
transformó en un concepto instrumental al servicio de los altos mandos, algo
que excedía la función heurística propuesta por Ratzel para comprender las
influencias de la naturaleza en la esfera humana y las diferentes respuestas
humanas a las imposiciones del medio.
“El espacio vital es el área de influencia de un Estado, que éste necesita imprescindiblemente
para poder existir; la teoría del lebensraum preconiza que si un Estado no posee ese espacio,
tiene el derecho de extender su influencia física, cultural y comercialmente… según los
sustentadores de la teoría, los Estados vitalmente fuertes ‘necesitan’ ampliar su espacio. Una
ampliación supone aumento en el poder, pues ‘el espacio es poder’; el Estado ampliado será
más fuerte y a su vez ‘necesitará’ más espacio y así, sucesivamente, llegaríamos a un Estado
mundial en que la tierra le resultaría chica para continuar expandiéndose. Esta ampliación
de espacio y de poder, naturalmente, actuaría siempre en desmedro de la soberanía de los
Estados más débiles, la que estaría sujeta a las necesidades de espacio vital de los estados más
poderosos… Fuera del fundamento biológico estatal de la teoría del lebensraum, originado
en la tesis de Ratzel (…) se han dado fundamentos demográficos, económicos y estratégicos”
(Atencio, 1964:167).
CC
El espacio absoluto es fijo (…) Este es el espacio de Newton y Descartes y es
usualmente representado como una cuadrícula preexistente e inmóvil que per-
mite estandarizar mediciones y está abierto al cálculo. Geométricamente es el
espacio de Euclides y, por lo tanto, el espacio de todas las formas de mapeo
catastral y prácticas de ingeniería. Es el espacio primario de individuación (…)
y se refiere a todos los fenómenos discretos y delimitados, y del cual usted y
yo hacemos parte en cuando personas individuales. Socialmente, es el espa-
cio de la propiedad privada y de otras entidades territoriales delimitadas (como
Estados, unidades administrativas, planos urbanos y redes urbanas) (Harvey,
2006:10).
•• Las decisiones se ajustan mediante el juego del mercado o por medio del de la circu-
lación de las rentas.
Cuando hablamos de situaciones de este tipo no podemos pretender ser realistas, pero es
fácil sacar unos argumentos impecables y formalizarlos. Por ejemplo, una decisión racional
llega a minimizar un coste o a maximizar un ingreso: se trata de un problema extremo que
los matemáticos saben resolver a la perfección” (Claval, 1979:81)
PARA AMPLIAR
1.
CC
En el tiempo-espacio, el individuo describe una trayectoria que comienza en el
punto de su nacimiento y termina en el punto de su muerte (las cosas inani-
madas también siguen estas trayectorias espacio-temporales). El concepto de
una trayectoria vital (o porciones de esta trayectoria, tales como el tramo de un
día o de una semana, etc.) puede mostrarse fácilmente de forma gráfica si
acordamos colapsar el espacio tridimensional en uno bidimensional e incluso
en una isla unidimensional, y usar una dirección perpendicular para represen-
tar el tiempo. En un Jardín del Edén en el cual la vida fuese tan entretenida
que ni siquiera sintiéramos la necesidad de un descanso regular, con un clima
CC
El espacio de vida se confunde, para cada individuo, con el área de sus prácti-
cas espaciales. Es el espacio frecuentado por cada uno de nosotros, con sus
lugares atractivos, sus nodos en torno a los cuales se construye la existencia
individual: la morada, la casa, los lugares de trabajo y de ocio. El espacio con-
creto de lo cotidiano.
El edificio construido sobre las bases de la materialidad y sus prácticas (el espa-
cio de vida) se enriquece de la pulpa de los intercambios sociales (el espacio
social), de las cargas emotivas, de las imágenes y de los conceptos individuales
aunque de esencia social, que forjan nuestra representación del mundo sensi-
ble y contribuyen a conferirle sentido. (Di Meo en Lindón, 2006:382).
CC
Las sociedades humanas, para reproducir las condiciones de su existencia, es-
tablecen relaciones vitales con su espacio. En las palabras elocuentes de
Milton Santos: ‘producir es producir espacio’ (…) Siendo el trabajo la fuente
de valor, esa relación, del punto de vista del marxismo, es fundamentalmente
un proceso de valorización. (…) La relación sociedad-espacio es, desde luego,
una relación valor-espacio (…) Por eso, la apropiación de los recursos propios
del espacio, la construcción de formas humanizadas sobre el espacio, la con-
servación de esos constructos, las modificaciones, sea del sustrato natural o
bien de las obras humanas, todo eso representa creación de valor (…) Siendo
el espacio (…) una condición universal y preexistente del trabajo, él es, desde
luego, un valor de uso, un bien de utilidad general. La producción, de esta for-
ma, siempre se realizará sobre formas preexistentes, sean naturales o socia-
les (heredadas de trabajos pretéritos). Es por eso que el espacio es una condi-
ción general de la producción. (Moraes y Da Costa, 1987:121 y 123).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Zusman, P. (2002b), Milton Santos. Su legado teórico y existencial (1926-2001). Doc.
Anàl. Geogr. 40, 205-219.
CC
[…] Son el espacio construido, el tiempo histórico que se transforma en el pai-
saje, incorporado al espacio. Las rugosidades nos ofrecen (…) los restos de
una división del trabajo internacional, manifestada localmente por las combina-
ciones particulares del capital, las técnicas y el trabajo utilizadas. (…) El espa-
cio es un testimonio; atestigua sobre un momento de un modo de producción
por la memoria del espacio construido, de las cosas fijadas en el paisaje crea-
do. Así, el espacio es una forma, una forma durable, que no se deshace para-
lelamente al cambio de los procesos; al contrario, algunos procesos se adap-
tan a las formas preexistentes mientras que otros crean nuevas formas para
insertarse en ellas. (Santos, 1978: 153 y 154).
En 1985 Santos publicó el libro Espacio y método. Allí desarrolló su idea del
espacio asociado a la tríada forma, función y estructura, a la que le adiciona
un cuarto componente: el proceso. La forma es el aspecto visible de una cosa:
una casa, un barrio, una ciudad, un conjunto de ciudades. Es el lenguaje de la
geometría, de la fisonomía, es decir, es el espacio absoluto. La segunda es
la función, que son las tareas para las que se crearon: habitar, reproducción
del grupo familiar, trabajar. Finalmente, se encuentra la estructura social en
la que se inserta. Remite a la naturaleza social y económica de una sociedad.
Forma, función y estructura son categorías primarias para abordar el estudio
de la organización espacial. Pero no se logra una cabal comprensión si no se
aborda como proceso, que es el tiempo, las continuidades y los cambios, que
resultan de las contradicciones de la estructura social (Santos, 1985:49-60).
En Metamorfosis del espacio habitado, de 1988, Santos asocia el espacio
a la dupla ‘fijos y flujos’.
CC
Tenemos cosas fijas, flujos que se originan de esas cosas fijas, flujos que lle-
gan a esas cosas fijas. Todo eso, junto, es el espacio. Los fijos nos dan el pro-
ceso inmediato de trabajo (…) Los flujos son el movimiento (…) De ese modo
(…) la producción propiamente dicha, la circulación, la distribución y el consu-
mo, pueden ser estudiados a través de esos dos elementos: fijos y flujos.
(Santos, 1988:77).
CC
El espacio está formado por un conjunto indisociable, solidario y también con-
tradictorio de objetos y acciones, que no pueden considerarse aisladamente,
sino como el cuadro único en el cual se da la historia.
Sistemas de objetos y sistemas de acciones interactúan. De un lado, los siste-
mas de objetos condicionan la forma como se dan las acciones y, de otro lado,
el sistema de acciones lleva a la creación de objetos nuevos o se realiza sobre
objetos preexistentes. Es así que el espacio encuentra su dinámica y se trans-
forma. (Santos, 1996a, 53 y 56)
Hay otra dupla de nociones que propuso este geógrafo para comprender
el espacio, que son “verticalidades” y “horizontalidades” (Santos, 1996b).
CC
Las horizontalidades serán los dominios de la contigüidad, de aquellos lugares
vecinos agrupados en una continuidad territorial (Santos, 1996b:124).
Las verticalidades estarían formadas por puntos distantes unos de los otros,
unidos por todas las formas y procesos sociales (Ibídem:124-125).
Las redes constituyen una realidad nueva que, de alguna manera, justifica la
expresión verticalidad. No obstante… existe el espacio banal, el espacio de
todos, todo el espacio, porque las redes constituyen solo una parte del espacio
y el espacio de algunos (Ibídem:125).
CC
Hay dos procesos de producción de lo cotidiano en cada lugar. Un proceso de
arriba-abajo, donde el tiempo que comanda es el tiempo del mundo, y otro que
es un proceso de abajo hacia arriba, donde lo que comanda es el tiempo del
lugar producido por la existencia de la vecindad, en la contigüidad; este espa-
cio banal, creador de solidaridades, cuyo fundamento no es técnico, pero sí
histórico, no es pragmático, pero tiene una enorme parcela de emoción.
(Santos, 2000:94)
Estación de Chajarí
2.
3.
<https://www.youtube.com/watch?v=ywQRu-vH1eE>
PARA AMPLIAR
4.
“Las imágenes que las personas construyen en su relación con el mundo exterior a sí mismas,
siempre están relacionadas con los otros y con el entorno, y por lo mismo siempre son sociales
y espaciales al mismo tiempo. Y las tramas de sentido en las cuales entretejen esas imágenes,
contienen muchos elementos espaciales. Tal vez una imagen muy difundida, y por lo mismo
fácil de recrear, puede ayudarnos a esclarecer el asunto. Es posible recordar aquella imagen
de la vida suburbana de las clases medias en la cual aparece una familia nuclear de joven o
de mediana edad, casi siempre en el jardín de una casa individual, desarrollando actividades
lúdicas y en interacciones de las que emanan afectividades. Eso es simplemente una imagen,
que además hemos visto muchas veces a través de los medios, con pequeñas variantes en
cuanto a la fisonomía de los sujetos y del lugar. Sin embargo, en torno a ese estilo de imagen
está entretejida una trama de sentido extensa y compleja, que denominamos imaginario.
En este caso, es una figuración (…) del imaginario suburbano. Otro elemento es el tipo de
vivienda unifamiliar que deviene en hogar del grupo familiar, y como tal ese lugar forma parte
de la garantía de felicidad del grupo. De igual forma, el jardín constituye otra pieza clave en
tanto expresa que el hogar incluye un área de cercanía con cierta naturaleza domesticada, que
contribuye a esa vida armónica entre los miembros del grupo familiar y al mismo tiempo a la
armonía en cuanto a la relación de esos seres humanos con su medio. Asimismo, la imagen
también expresa la experiencia de una vida armónica por los roles sociales que asume cada uno
de los miembros del grupo, y por el uso del tiempo cotidiano, que integra una parte para la
convivencia lúdica y por las afectividades que enlazan a las personas y el lugar. La condición
de edad de los integrantes del grupo también viene a contribuir a la experiencia de vida armó-
nica. En ese caso, la edad representa una garantía de vitalidad y capacidades como para vivir
plenamente esa relación con la naturaleza domesticada, que se objetiva en el jardín y el entorno
suburbano. La imagen se puede tornar más compleja si se integran algunos otros elementos
como el automóvil familiar, garante de la movilidad necesaria para resolver diversas cuestiones
básicas; o bien los vecinos integrados en la experiencia lúdica, por mencionar algunos entre
otros posibles (…). Esta imagen representa la figuración en la cual se sintetiza el imaginario.
El imaginario requiere de esa imagen como su concreción, pero al mismo tiempo el imagi-
nario desborda a la imagen. El imaginario es toda esa trama de sentido tejida en torno a cada
pieza de la imagen. La imagen es interna a los sujetos. Una expresión de ello es que el lector
la puede reproducir mentalmente sin dificultad. Pero resulta que esa imagen también se ha
materializado como una expresión gráfica, que ha sido reproducida en muy diversos medios,
y ha circulado con matices y variantes” (Hiernaux y Lindón, 2012:16-17).
KK a. ¿En qué casos se utilizan las expresiones zona, área o sector para dar
cuenta de partes singulares del territorio nacional? Para ello, puede
realizar una búsqueda en Google.
b. ¿Cuándo se emplean las palabras circuito, circunscripción y distrito?
c. Busque en el diccionario de la RAE la definición de estas palabras:
¿cuáles son las diferencias terminológicas que pueden establecerse?
d. ¿Considera que los ejemplos propuestos se ajustan adecuadamente a
la definición encontrada?
xx
Fuente: <http://www.ecologia.misiones.gov.ar/ecoweb/images/paginas/areas-natura-
les-protegidas.jpg>
CC
Región. Considerada respecto de toda la tierra, es una grande extensión de
ella, que está habitada por muchos pueblos debajo de una misma Nación, la
cual tiene sus términos, y por lo regular obedece a un Rey o Príncipe. La región
que es muy extendida se divide en otras Regiones más pequeñas, respecto de
los Pueblos, que cada una contiene: como la Andalucía, la Mancha. También
se divide la Región en alta y baja, como Andalucía la alta, Andalucía la baja; y
en citerior y ulterior: como la España ulterior, que era y comprendía la Lusitania
y la Bética, y la Citerior, que contenía toda la España Tarraconense; y finalmen-
te en interior y exterior, como el África; y en mayor o menor, como el Asia, y en
grande o pequeña, como la Tartaria. Viene del Latino regio, que significa lo mis-
mo. (Real Academia Española, Diccionario de la lengua castellana, año 1737)
(Del lat. regĭo, -ōnis). 1. f. Porción de territorio determinada por caracteres étni-
LECTURA OBLIGATORIA
LECTURA RECOMENDADA
RR
Para profundizar en el caso de la Argentina puede leerse:
Benedetti, A. y Salizzi, E. (2016), 150 años de Geografía Regional en Argentina:
cambios y continuidades en las propuestas de regionalización del territorio nacional
(1839 a 1988), Folia Histórica del Nordeste, Nº 25, IIGHI - IH- Conicet/UNNE,
pp. 11-34. Universidad Nacional del Nordeste. <http://www.iighi-conicet.gob.ar/wp-
content/uploads/2016/05/v25n1a02.pdf>
CC
Al empezar la descripción de un país y para simplificar la tarea, es de regla
subdividirlo previamente en regiones naturales […] La subdivisión en regiones
naturales es, para la geografía física y aun política, lo que el índice para un li-
bro. (Delachaux, 1908:102).
De este modo, propuso una división del país en cuatro regiones físicas o natura-
les. Más influyente en el desarrollo de la fisiografía argentina fue la obra del geó-
grafo de origen alemán Franz Kühn. Introdujo la perspectiva fisiográfica alemana
que consideraba que las estructuras geológicas tenían una función central en el
modelado de la fisonomía de un país. Su itinerario analítico, pues, se inicia con
las estructuras geológicas, para seguir con el clima, la flora y la fauna. Dividió al
país en once unidades: pampa oriental, pampa occidental o región del monte,
Chaco, mesopotamia argentina, Misiones, región de la puna, sierras pampeanas,
cordillera real, cordillera patagónica, mesetas patagónicas y territorio de Tierra del
Fuego; es decir, unidades que se definen a partir de términos geomorfológicos
(sierras, cordillera, meseta, etc.). Cada una de esas regiones naturales tiene su
carácter definido en atención a sus rasgos topográficos, a su régimen hidrográfico,
cantidad de lluvias y tipo de la vegetación espontánea (Kühn, 1930).
PARA AMPLIAR
lo iba realizando por capas, desde lo más sólido y fijo hacia lo más cambiante:
primero los rasgos geológicos, luego el clima, la hidrografía y la biogeografía.
Ya en la descripción de los rasgos geológicos iba individualizando las regiones,
para luego abordar el “aspecto humano”. Daus utilizó la expresión región geo-
gráfica, adaptada de una definición de Richard Hartshorne, en reemplazo de
región natural: “La noción de región geográfica (...) se refiere a una suma de
caracteres físico-geográficos y antropo-geográficos que individualizan un área
de la superficie terrestre” (Daus, 1957:19).
PARA AMPLIAR
De esta manera, perviven las lecturas con sesgos deterministas, donde los
patrones culturales son vistos como respuesta y forma de adaptación a las
condiciones del medio natural. Además, cabe destacar que esta conceptualiza-
ción es afín a la tradición geopolítica nacionalista. Esto se manifestó, por ejem-
plo, en la nacionalización toponímica. Un ejemplo es el visto anteriormente: la
Véase la noción de forma simbóli- Puna de Atacama (mencionada en su artículo de 1935) que se transformó en
ca espacial en el apartado 3.2.5. Puna Argentina. Esto fue algo común a otras regiones: Malvinas Argentinas,
Chaco Argentino, Antártida Argentina, Patagonia Argentina, etc. Esto resalta el
CC
Los rasgos fundamentales de la unidad en lo físico-geográfico son el ‘despren-
dimiento’ del exterior por el aparato fronterizo, la cohesión interior por la natu-
raleza de las regiones y la capitalidad natural de una región por el dispositivo
regional. (Daus, 1957:21).
PARA AMPLIAR
PARA AMPLIAR
CC
Pierde así sentido, por ejemplo, la oposición urbano-industrial-progreso/rural-
agrario-atraso, en favor de una organización del espacio mucho más compleja y
de la redistribución en el mismo de las actividades y de las funciones. Procesos
de difusión espacial de la industria provocan el deslizamiento de determinadas
actividades hacia ámbitos periféricos, ya se trate de países subdesarrollados, re-
giones atrasadas, coronas metropolitanas, ciudades medias o incluso áreas ru-
rales, pero, a su vez, tiene lugar una concentración creciente de las industrias
asociadas a las nuevas tecnologías en los llamados medios innovadores y de las
funciones de dirección, investigación, gestión y control en las regiones urbanas.
(…) Los nuevos espacios emergentes que ahora surgen están bien articulados
al sistema global y actúan como nodos que conectan los flujos y las redes. Son
las islas en el archipiélago mundial, las zonas luminosas que destacan frente a
las opacas (…) y, en definitiva, las regiones que ganan (…) en esta fase del de-
sarrollo capitalista (Caravaca Barroso, 1998: 49 y 51)
CC
Las regiones conforman en sí mismas relatos, narraciones, en la medida en
que se hacen visibles y se comunican popularmente a través de determinados
discursos, entre los cuales no es desde luego menor el papel desempeñado
por las geografías y las historias regionales, que han sido y siguen siendo me-
dios destacados para el fortalecimiento de la identidad territorial (García
Álvarez, 2003:75)
Una segunda clave de lectura que surge de la propuesta de Paasi es que las
regiones son, a la vez, entidades institucionales, funcionales y simbólicas.
En el proceso de institucionalización, el autor reconoce cuatro dimensiones o
fases: 1) la asunción de la forma geográfica, 2) el desarrollo de la estructura
conceptual (simbólica), 3) el desarrollo de instituciones y 4) el establecimiento
como una parte estable en un sistema regional y en la conciencia regional
(Paasi, 1986:121).
Si bien la asunción de la forma geográfica puede ser el momento de ori-
gen de la región, no siempre es así. Muchas veces, la estructura simbólico-
conceptual es previa a su configuración y, en muchos casos, sigue operando
una vez que la región ha desaparecido institucionalmente. Otras veces, una
estructura productiva se institucionaliza y se transforma, por ejemplo, en una
región-plan. Lo institucional, lo funcional y lo simbólico no siempre (y tal vez
nunca) puedan reconstruirse con una única periodización.
LECTURA OBLIGATORIA
PARA AMPLIAR
6.
Objetivos
•• Analizar las formas comunes en que se recuperan las categorías territo-
rio, lugar, paisaje y ambiente en el uso cotidiano, en las definiciones del
diccionario de la Real Academia Española y en diferentes tradiciones de
pensamiento.
•• Reconocer los cambios y continuidades, a través del tiempo, sobre las for-
mas en que se utilizaron los conceptos de territorio, lugar, paisaje y ambien-
te desde los diferentes enfoques disciplinares de la geografía.
•• Rescatar algunas propuestas en la definición de territorio, lugar, paisaje y
ambiente de la geografía latinoamericana.
4.1. Presentación
En la unidad anterior se revisaron diferentes formulaciones en torno a los con-
ceptos espacio y región. Se consideró que son los conceptos más genéricos
con los que trabaja la disciplina, en comparación con otro conjunto de concep-
tos más específicos: territorio, lugar, paisaje y ambiente. Como ya se anticipó,
en la propuesta de Haesbaert (2014), territorio condensa las relaciones entre
espacio y poder. Tradicionalmente, había sido abordado por la geografía polí-
tica, y aún ocurre así, aunque hay otros campos dentro de la geografía que
también han trabajado con este concepto y hoy, ciertamente, es uno de los
más empleados en toda la variada gama de estudios disciplinares.
En general, en el concepto de lugar se han articulado, como sugiere este
autor, las relaciones simbólico-culturales ligadas al espacio vivido. Se puede
agregar que, en términos más amplios, se emplea para abordar las cuestiones
que ligan el espacio con lo identitario, lo vivido y lo experimentado. En tercer
lugar se encuentra paisaje, muy trabajado desde de las geografías culturales,
pero no exclusivamente; en él se relaciona el espacio con lo imaginario, con
las representaciones. Por último, el concepto de ambiente, de manera casi
generalizada vincula a un amplio menú de cuestiones que involucran la socie-
dad y el espacio natural o, más puntualmente, se emplea para el estudio de
la relación sociedad-naturaleza.
Esta unidad se centrará en estos cuatro conceptos y replicará algunas
maneras de abordarlos ya trabajadas en el anterior. Por ello, en cada caso, se
revisará el uso común que han tenido esos conceptos en la vida cotidiana o
en otros campos, como la planificación o los estudios culturales, y también se
verán las definiciones de la Real Academia Española (RAE) publicadas desde el
4.2. Territorio
La palabra territorio proviene del latín territorium. La raíz [terri] remite a la
tierra y el sufijo [torium] significa el lugar en el cual se desarrolla la acción o
el instrumento que sirve para cumplir la acción. Etimológicamente, podría afir-
marse que territorio es el encuentro entre una porción de la superficie terrestre
y determinadas acciones (Monnet, 2010). En francés, se vincula a la palabra
terrifier que se confundía con el “derecho de aterrorizar”. Territo estaría ligado
a la “etimología popular que mezcla ‘tierra’ y ‘terreo’: dominio de la tierra y
el terror”. A nivel académico pasaron estos dos sentidos. Uno, relacionando
con la tierra o el terreno, es decir, territorio como materialidad (como espacio
absoluto). Otro, referido a los sentimientos que el “territorio” inspira: miedo
para quien es excluido de él o es sometido allí.
En la era moderna, la idea de territorio se fue asociando progresivamente
a la de Estado. Se trata del uso social e histórico de territorio, adoptado en
la modernidad con la consolidación de los Estados. Especialmente desde el
siglo XIX, con la división del mundo en una cantidad variable de Estados nacio-
nales, la soberanía y el territorio siguen siendo características claves del sis-
tema internacional (Sassen, 2006).
El territorio, como se verá a continuación, fue incorporado al pensamien-
to geopolítico, fundamentalmente, asociado a la forma del Estado nacional y
a la biología, vinculado al estudio del comportamiento de los animales. Con
el tiempo, la geografía europea reincorporó el concepto, abandonado tras el
descrédito de la geopolítica clásica tras la Segunda Guerra Mundial. Desde la
década de 1990 se fue transformando en su principal emblema, especialmen-
te en la Argentina y otros países hispanoamericanos, al punto de asociarse
a la disciplina con los “estudios territoriales”. Muchas maestrías se etiqueta-
ron con diferentes versiones de este término. Existen maestrías de las cien-
cias del territorio o sobre problemas ambientales y territoriales; numerosos
congresos se rotulan con ‘territorio’, al igual que revistas y libros. Territorio
se ha vuelto el concepto integrador de la geografía por excelencia, desplazan-
do a los conceptos que antes habían ocupado esa función: región y espacio.
PARA AMPLIAR
1.
CC
El Estado vive necesariamente del suelo. Sus intereses sólo se ven asegura-
dos mediante una posesión firme del suelo que los satisface. Sobre esta cues-
tión la ciencia política se expresa de modo más bien débil cuando dice: el terri-
torio participa de la esencia del Estado; la ciencia política considera la
soberanía como un derecho territorial (jus territoriale)”.
Todo territorio de un Estado es igualmente, en tanto que porción del suelo
terrestre, un territorio natural. Sus propiedades naturales se asocian a las de
la nación y las del Estado para formar la suma de las características generales
del Estado (...) Cada pueblo aplica a su territorio la totalidad de sus fuerzas y
sus recursos con el fin obtener el máximo beneficio posible para su desarrollo
cultural y político (...) El conjunto étnico tiende a transformarse en una entidad
natural. (Ratzel, 1897: 13 y 158-159).
Otra definición semejante en la geografía argentina fue difundida por Raúl Rey
Balmaceda:
CC
[Territorio es] la porción de la superficie terrestre -superficie tridimensional- so-
bre la que ejerció o ejerce soberanía el pueblo argentino. Esa porción está
constituida por elementos sólidos, líquidos y gaseosos (1981:183).
CC
El concepto de territorio no se limita a las tierras emergidas, sino que incluye
los espacios acuáticos continentales y marinos, el espacio aéreo, los fondos
marinos y los elementos flotantes y volantes y también los colgantes (satéli-
tes) e incluso las embajadas propias en países extranjeros. (Dozo, 1988).
Cada Estado tiene una porción de la superficie terrestre, con una serie de
atributos geofísicos (cuencas, montañas), geodésicos (tamaño, posición) y un
cierto ímpetu (propensión al espacio). Por esta vía, los autores de esta pers-
pectiva elucubraban sobre la necesidad de algunos Estados de expandirse,
empujando las fronteras, cuasi epidermis de un órgano vivo, como era el caso
de la recientemente unificada Alemania. Esta concepción es afín a la de la
etología, que poco después comenzaría a sistematizarse en Alemania y otros
países del norte de Europa, donde el territorio se vuelve un receptáculo, una La etología es un campo discipli-
materia inerte (Cataia, 2009). nar que se desarrolló dentro de las
En suma, en la tradición jurídico-política y naturalista, sea como jurisdicción ciencias biológicas y se orienta a
estudiar el comportamiento ani-
o como terreno, en la definición de territorio están presentes y se articulan tres
mal o las conductas adquiridas en
elementos: un agente (el Estado), una acción (apropiación, control, soberanía, el caso de las mascotas (aunque
dominio, conquista por la guerra) y una porción de la superficie terrestre (un en este caso se suele hablar de
área delimitada como realidad material). Con una mirada naturalizada de tal investigaciones conductuales y
no etológicas). El canal de cable
articulación, el foco, sin embargo, estaba puesto en este último componente.
Animal Planet reproduce numero-
sos documentales enfocados en
el comportamiento de diferentes
especies animales en el medio
4.2.2. Territorio = territorialidad animal y humana natural o en el ambiente huma-
En una de sus obras más conocidas, The significance of territory, el geógrafo no (las mascotas en un hogar).
Jean Gottmann (1973) reinstala, después de mucho tiempo, la discusión
sobre el territorio. Posteriormente, esta cuestión fue recuperada por diver-
sos autores a la hora de definir conceptualmente el territorio (Santos, 1978;
Taylor, 1993; Sassen, 2006).
CC
El territorio, a pesar de ser una entidad muy importante, material, medible y
concreta, es el producto y la expresión de las características psicológicas de
los grupos humanos. De hecho, es un fenómeno psicosomático de la comuni-
dad, que está repleto de conflictos internos y contradicciones aparentes.
(Gottmann 1973:15).
PARA AMPLIAR
Territorialidad, como comportamiento animal, sensu stricto, no fue aun recuperada por la
RAE, definida en cambio a partir de sus atributos jurídico-políticos: “Consideración espe-
cial en que se toman las cosas en cuanto están dentro del territorio de un Estado; ficción
jurídica por la cual los buques y los domicilios de los agentes diplomáticos se consideran,
dondequiera que estén, como si formasen parte del territorio de su propia nación” (2001).
Lo que sí recuperó la RAE, desde su edición de 1985, es la definición naturalista/biológica
del territorio, que se mantuvo hasta la actualidad: “Terreno o lugar concreto, como una
cueva, un árbol o un hormiguero, donde vive un determinado animal, o un grupo de ani-
males relacionados por vínculos de familia, y que es defendido frente a la invasión de otros
congéneres” (2001).
Desde una concepción relacional del territorio, se realizaron dos aportes sus-
tantivos, a través de dos obras ya clásicas: Pour une géographie du pouvoir, de
Claude Raffestin (1980), y Human territoriality de Robert Sack (1986). Juntas
o separadas han tenido una gran influencia en la geografía brasileña. Esas
PARA AMPLIAR
CC
La estrategia de un individuo o grupo de afectar, influir o controlar personas, fe-
nómenos y sus relaciones, a través de la delimitación y ejerciendo control so-
bre un área geográfica. Esta área puede ser denominada territorio. (Sack,
1986:17).
Sack propone que los territorios pueden existir con diferentes gradaciones. Así,
sugiere, una celda en una prisión de máxima seguridad es más territorial que
una celda común, y esta, más que un cuarto de detención. Este ejemplo −el de
las territorialidades carcelarias− es uno de los tantos que se abordan desde
la perspectiva de la geografía del poder. Territorialidades de la prostitución,
de las comunidades pastoriles nómades o de las asociaciones de paseros y
bagayeros en las ciudades de frontera, son algunos de los tantos ejemplos de
la agenda de temas y problemas que pueden abordarse a través de la noción
de territorialidad.
Esta idea involucra relaciones de expropiación/apropiación, presencia/
ausencia, inclusión/exclusión y algún grado de subordinación o dominación,
material o simbólico. A su vez, supone siempre algún modo de clausura de
las extensiones que se quieren influir o controlar. En comparación con las
definiciones clásicas, hay una desnaturalización del lazo entre el agente que
controla y el terreno, y la incorporación de la temporalidad. Sack diferencia
aquellos espacios que se delimitan, por ejemplo, para indicar, en un mapa o
en un relato, la existencia o localización de determinado fenómeno, de aque-
llos otros en los cuales se crean muros con el objetivo expreso de controlar
el acceso al área. En el primer caso, el sujeto que delimita no crea territorios,
en todo caso, identifica áreas. Cuando esa demarcación es realizada por un
grupo de residentes en un sitio determinado y deciden cercar el área para su
control, ese ámbito deviene territorio (Sack, 1986:19 y ss).
Esta conceptualización permite identificar un tipo de espacio definido a par-
tir de la acción humana, donde un agente tiene una voluntad de control (defini-
ción subjetiva) diferente de un tipo de espacio que puede ser determinado en
forma externa sin que se modifiquen sus características (definición objetiva).
El sustrato material (terreno, medio natural) cobra entidad en la medida que
hay una voluntad por delimitarlo y controlarlo de alguna manera (propiedad pri-
vada, soberanía, ocupación comunitaria). El territorio es mirado desde su inte-
rior y desde la perspectiva de quien lo define, estableciéndose, por lo tanto,
un adentro y un afuera, independientemente del tamaño del grupo social que
ejerza control. El control no debe asociarse a la violencia o el derecho a ejer-
cerla, sino a toda una amplia gama de posibilidades, tal vez más sutiles, como
la publicidad, el marketing, la autoridad moral o el prestigio (Reboratti, 2008).
Territorio, en esta propuesta, se asocia con relaciones de poder, inmanentes
a cualquier relación social. Para de Souza, “el territorio es fundamentalmente un
espacio definido y delimitado por y a partir de relaciones de poder” (1995:78).
Por eso, las territorialidades se constituyen en las más variadas escalas
espaciotemporales; desde las cotidianas, como un grupo de adolescentes que
controlan por las tardes algún sector de un parque en un barrio cualquiera, a
las más complejas, como los territorios de la ilegalidad y el narcotráfico. La
territorialidad no es una facultad exclusiva de los Estados nacionales.
CC
La palabra territorio (…) no precisa ni debe ser reducida a esa escala o a la
asociación con la figura del Estado. Los territorios existen y son construidos (y
desconstruidos) en diferentes escalas, desde las más estrechas (p. ej., una
calle) a las internacionales (p. ej., el área formada por el conjunto de los terri-
torios de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte, OTAN) dentro de las escalas temporales más variadas: siglos, déca-
das…; los territorios pueden tener un carácter permanente, pero también pue-
den tener una existencia periódica. (de Souza, 1995:81).
<https://www.youtube.com/watch?v=Szf5L2U03e4>
PARA REFLEXIONAR
2.
3.
CC
El territorio no es apenas el resultado de la superposición de un conjunto de
sistemas naturales y un conjunto de sistemas de cosas creadas por el hom-
bre. El territorio es la tierra más la población, es decir, una identidad, el hecho
y el sentimiento de pertenecer a aquello que nos pertenece. El territorio es la
base del trabajo, de la residencia, de los intercambios materiales y espirituales
y de la vida, sobre los cuales él influye. Cuando se trata sobre territorio se de-
be, pues, desde luego, entender que se está hablando sobre el territorio usa-
do, utilizado por una población dada. (Santos, 2000:96-97).
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Silveira, M. (2008). Globalización y territorio usado: imperativos y solidaridades,
Cuadernos del CENDES, Año 25, Nº 69, septiembre-diciembre.
CC
La noción de continuidad, tan estructurante en nuestras imágenes del territo-
rio, y del mundo social en general, ya no sirven debido a las transformaciones
contemporáneas en la comunicación. El aumento generalizado (…) de la veloci-
dad de los intercambios –de bienes, de personas, de información– crea un te-
rritorio en el que es difícil delimitar la novedad (Veltz, 1996:53).
Romper con la noción absoluta del espacio y del territorio, y considerar que
los territorios se definen en diferentes escalas a partir de la multiplicidad de
relaciones sociales, le permitió a Rogério Haesbaert (2004) desarrollar el con-
cepto de multiterritorialidad. En cada sitio, simultáneamente, las personas con-
viven con diferentes espacialidades, con diferentes formas de experimentar o
vivir el espacio (Lindón, 2007): al visitar una ciudad fronteriza cualquiera, las
personas están en un lugar con una dinámica urbana propia, que forma parte
de la frontera entre dos Estados, espacio sincrético de dos nacionalidades y
eventual nodo para el tránsito del contrabando global, por nombrar algunas
de las escalas geográficas que allí se imbrican. Captar la multiescalaridad
geográfica es una tarea compleja, que permite reconocer el sistema de fuerzas
que se despliega espacialmente.
La territorialidad estatal, que tradicionalmente buscó una geometría esta-
ble, con forma de área, con límites precisos y reconocibles, compite con otras
territorialidades, que se definen en múltiples escalas, temporalmente inesta-
bles y de límites elásticos. Al abordar la multiescalaridad geográfica, el mapa
político deja de ser el clásico, compacto, donde las unidades son contiguas
yuxtapuestas, con límites fijos y únicos a todos los efectos, para devenir en
mapas de geometrías variables, formados por piezas con tamaños distintos y
cambiantes (Gómez Mendoza, 2001). Sea de los Estados nacionales, de las
religiones o de las empresas trasnacionales, como áreas contiguas o en forma
de red, a lo largo de varios decenios o de varias horas, los territorios son el
Intentando rescatar algunos elementos comunes a estas propuestas, se puede afirmar que
casi siempre hay tres elementos que se articulan en la definición del territorio: un agente,
una acción y una porción del espacio.
Un agente. A veces es solo el Estado, otras es un grupo de animales, otras son sujetos socia-
les (individuales o colectivos). Cualquier individuo, grupo social, comunidad, empresa
puede construir un territorio, por razones variadas, como estrategia para controlar recur-
sos, personas, relaciones. Un grupo de adolescentes que a la salida del colegio se instala
diariamente en una esquina es un agente que ejerce territorialidad. Los Estados moder-
nos son agentes reconocidos por el derecho internacional; tienen la facultad de controlar
permanentemente ciertas secciones del planeta Tierra (hasta que no ocurra alguna gue-
rra, el reconocimiento internacional a una cierta nación hasta el momento sin territorio,
algún proceso de integración o de secesión que redefinan la existencia misma del Estado
y su capacidad para definirse territorialmente).
Una acción. Soberanía, territorialidad animal o control de un área remiten a una deter-
minada acción mediante la cual el agente construye y se asegura un territorio. La territo-
rialidad humana es una acción consciente mediante la cual un determinado sujeto social
localiza y demarca un área, controla y se apropia de algo que hay allí. Los adolescentes del
ejemplo anterior ocupan una esquina con el fin de crear un ámbito de encuentro, perte-
nencia e intercambio. Para ello, ocupan la escalera de un centro de compras, colocan sus
mochilas en el piso y evitan que cualquier transeúnte pase por allí.
Una porción de la superficie terrestre. Lo que controlan (mediante prácticas materiales o
simbólicas), finalmente, es una escalera, con existencia material, que tiene una posición en
el planeta, observable y describible, que puede transformarse en su funcionalidad mediante
la técnica. La escalera es un artefacto arquitectónico, es la dimensión material del territorio,
es el medio técnico donde se configura este territorio efímero. Una vez que ese grupo se
va, el territorio desaparece, porque ya no hay relaciones de poder que lo mantengan: los
adolescentes no están, nadie se ve intimidado a pasar por allí, no hay relaciones sociales, no
hay más territorialidad, por ese día. Los Estados nacionales también definen su territorio; la
geopolítica clásica se ha esforzado por demostrar la ligazón natural con una porción definida
de suelo. La nueva geopolítica buscó demostrar, recuperando los estudios historiográficos,
que esa ligazón es histórica. Aceptando que la forma nación tiene historicidad y que los
Estados nacionales son construcciones históricas, que la identidad nacional no constituye
una identidad ni previa ni necesaria a la formación y conservación de los Estados, queda
claro también que el territorio y las identidades territoriales son construcciones históricas,
son procesos abiertos y contingentes.
4.3. Lugar
En la lengua española, como en el francés y el portugués, el lugar suele defi-
nirse como un espacio acotado, pequeño; eventualmente, equivale a un punto,
un espacio donde, hipotéticamente, la distancia que separa los diferentes
componentes es nula. A veces, también, puede asociarse con lo local, dife-
rente de lo regional o de lo global. En estas lenguas, lugar –de igual escritura
en el portugués y escrito como lieu, lieux (plural) en francés– se origina en el
latín, de locus, que se asocia a las ideas de situación o localización espacial,
de comunidad, de edificios, de locales.
Lugar es un término incorporado por la Real Academia Española a sus pri-
meros diccionarios. En 1734 se le otorgaban a este término diez acepciones
diferentes, la mayoría de las cuales se mantienen vigentes hasta el presen-
te. La principal definición era “el espacio que contiene en sí otra cosa”. Sale
del latino locus, que significa ello mismo; significa también sitio o paraje; vale
también ciudad, villa o aldea (RAE, 1734:437).
En la versión actual, 6 de las 9 entradas que tiene este término remiten al
espacio en alguna de sus formas, funciones o magnitudes:
1-
De manera afirmativa: este es el lugar que ocupa tal ciudad, aquí es donde
queda tal barrio.
De manera interrogativa: ¿de qué lugar?, ¿cuál es su lugar?, ¿en qué lugar
se instaló?
2-
De manera afirmativa: eso viene de…/ ella va hacia…
De manera interrogativa: ¿desde qué lugar venís?, ¿hacia qué lugar lo llevarás?
3-
De manera afirmativa: esto es lindero con este lugar y con este otro, este lugar
está lejos del centro.
De manera interrogativa: ¿entre qué lugares se encuentra?, ¿cerca o lejos de
qué otro lugar?
Remite a la posición relativa, a las relaciones entre localizaciones o a una
comparación entre diferentes sectores o partes. Frecuentemente, se utiliza
la preposición entre. Es la localización de una cosa (o de una persona) con
respecto a otra u otras.
Ese lugar está muy alejado con respecto al centro. Este barrio queda entre este
y este otro. Esta parte es alta, en cambio aquella es baja.
4.
CC
La geografía es la ciencia de los lugares y no de los hombres; se interesa de
los sucesos de la historia, en cuanto ponen en obra y en luz, en los lugares
donde se producen, sus propiedades, sus virtualidades, que sin ellos serían y
permanecerían latentes (Vidal de La Blache, 1913:299).
PARA AMPLIAR
vinculación emocional para las personas, a la vez que puede ser identificado
con un área delimitada y discreta de la superficie terrestre” (Barros, 2000:84).
Nogué i Font (1989) sostiene que, a pesar de los matices, en los autores
de esta corriente hay una constante en la aproximación a los lugares: 1) son
áreas limitadas, 2) constituyen porciones concretas del espacio, 3) allí se
produce una especial carga simbólica y afectiva, 4) dan carácter al espacio
y 5) encarnan las experiencias y las aspiraciones de los sujetos (individual o
colectivamente). Esta propuesta no rechaza la noción de localización, ni la del
espacio como entidad concreta, sino que pone foco en otra dimensión, que
tiene que ver con la carga simbólica y valorativa de las personas a lo largo
del tiempo.
CC
Los lugares son localizaciones en las que las personas tienen larga memoria,
enriqueciendo, con las indelebles impresiones de su propia niñez, el sentido
común de las generaciones futuras. Se puede sostener que los ingenieros pue-
den crear localizaciones, pero que el tiempo es necesario para crear lugares
(Tuan, citado en Barros, 2000).
En la experiencia, el significado de espacio frecuentemente se funde con el de
lugar. ‘Espacio’ es más abstracto que ‘lugar’. Lo que comienza como espacio
indiferenciado se transforma en lugar a medida que lo conocemos mejor y lo
dotamos de valor. Los arquitectos hablan sobre las cualidades espaciales del
lugar; podemos igualmente hablar sobre las cualidades locacionales del espa-
cio. Las ideas de ‘espacio’ y ‘lugar’ no pueden ser definidas una sin la otra. El
espacio se transforma en lugar a medida que adquiere definición y significación.
(Tuan, 1977:151).
CC
Parece que el sentido de identidad personal y cultural de la gente está íntima-
mente unido al de identidad del lugar. La pérdida de la tierra natal o ‘la pérdida
del lugar de uno’ pueden, con frecuencia, desencadenar una crisis de identi-
dad. (Buttimer, 1985: 228).
PARA AMPLIAR
Topofilia
AA Son los vínculos afectivos que se establecen entre los seres humanos
y su entorno material y en particular con respecto a ciertos lugares
o entornos. Según Yi-Fu Tuan, quien acuñó el término, “acompasa
el sentimiento al lugar”. Estos vínculos varían muchísimo en cuan-
to a intensidad, sutileza y modo de expresión, y la propia respues-
ta que suscita puede ser primordialmente estética, táctil, emocio-
nal, nostálgica o económica. El concepto se parece al de geosofía de
J. K. Wright, en tanto que, por el interés que presta a la percepción
ambiental y a los valores y actitudes culturales, se centra necesaria-
mente en el estudio de lugares que, o bien portan en sí sentimientos
con una carga emocional, o bien se perciben como símbolos. En el
trabajo de Edward Relph aparece una acepción ligeramente modifi-
cada del término, dado que viene a significar “encuentro intensamen-
te personal y profundamente significativo con un lugar” (Johnston,
Gregory y Smith, 1981).
CC
En el concepto de lugar aquí se observan tres elementos principales entreteji-
dos: el locale, los ámbitos en que se constituyen las relaciones sociales (que
pueden ser informales o institucionales); la localización, el área geográfica que La expresión locale del inglés no
abarca los marcos para la interacción social definidos por los procesos socia- tiene equivalente en el español.
les y económicos que operan en una escala más amplia, y el sentido de lugar, Eventualmente, puede traducirse
como la localidad, espacio local
la “estructura de afinidad” local. O, a manera de ejemplo, hogar, trabajo, escue- o escenario, o también, como el
la, iglesia, etc., forman nodos alrededor de los cuales circulan las actividades marco en el que se constituyen las
humanas y que, in toto, pueden crear un sentido del lugar, tanto geográfica co- relaciones sociales en la vida dia-
ria, en el que las personas entran,
mo socialmente. Por ende, lugar se refiere a áreas discretas, si bien ‘elásti-
salen y se cruzan (Lois, 2010).
cas’, en las que están localizados los ámbitos para la constitución de las rela-
ciones sociales y con las que los individuos pueden identificarse. Los
“senderos” y “proyectos” de la vida cotidiana (…) proporcionan el “pegamen-
to” práctico para el lugar en estos tres aspectos. (Agnew, 1987).
CC
“[…] cada lugar es un nodo abierto de relaciones, una articulación, un entra-
mado de flujos, influencias, intercambios, etc. (…) La identidad de un lugar –
cualquier lugar– no está arraigada simplemente dentro de él, sino que está
compuesta también por relaciones externas. (…) la identidad de Londres, una
ciudad llena de efectos, influencias tanto del presente como del pasado, de
una red compleja de contactos e interdependencias internacionales, no se
puede entender sin tener en cuenta el resto del mundo. Es una ciudad “global”
y poscolonial. Es decir, no hay lugares que existan con identidades predetermi-
nadas que luego tienen interacciones, sino que los lugares adquieren sus iden-
tidades en muy buena parte en el proceso de las relaciones con otros. La iden-
tidad de un lugar siempre está en proceso de cambio, de formación, de
modificación. En definitiva, lo local y lo global se constituyen mutuamente.
(Massey, 2004:78-79).
LECTURA OBLIGATORIA
5.
Wikipedia, como una sección muy frecuente usada para explicar el origen del
nombre de ríos, países o ciudades). En la geografía disciplinar estuvo presente
desde sus inicios. Sin embargo, fue en la década de 1970 cuando adquirió un
estatus epistemológico relevante, fundamentalmente, a través de los aportes
de la geografía humanística y, pronto, de las geografías críticas y marxistas.
En general, el concepto de lugar se asoció con las interacciones
sociales cotidianas y de la intimidad. Inicialmente, el énfasis tal vez estaba
excesivamente puesto en lo local, sin comprender sus interacciones con otras
escalas. El concepto de lugar está fuertemente asociado con el de identidad,
y esto es una constante, sin embargo, inicialmente se lo planteaba solo a
partir del individuo y en la construcción de identidades únicas, mientras que
en sucesivas aproximaciones se advirtió que un lugar puede tener múltiples
identidades, estar lleno de conflictos internos y emerger como parte de una
relación con otros lugares y otros espacios, inclusive el mundo entero.
6.
4.4. Paisaje
En comparación con otras usadas en los estudios geográficos, la palabra
paisaje ingresa tardíamente al diccionario de la RAE. En 1788, la definición
aparece como “país, paisaje, la vista, o aspecto de algún país, y en la pintura
las arboledas, y casas de campo. Fr. Paisage… It. Paese, pittura”.
Para consultar diccionarios anti- Paisaje viene del francés y está asociado a país (pays), que remite a cual-
guos de la RAE: quier división, equivalente a una región (regio), una comarca o una provincia.
<http://ntlle.rae.es/ntlle/ Asimismo, en su definición se asocia con el arte y con su visualización, más
SrvltGUILoginNtlle>
precisamente con la vista. La acepción actual, en la lengua española, no ha
variado sustancialmente de la del siglo XVIII:
CC
Paisaje (Del fr. paysage, der. de pays ‘territorio rural’, ‘país’).
1. m. Parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado
lugar.
2. m. Espacio natural admirable por su aspecto artístico.
3. m. Pintura o dibujo que representa un paisaje (‖ espacio natural admirable).
del arte y luego fue recuperado por el pensamiento geográfico. Souto (2011a)
afirma que la noción de paisaje está asociada a un género pictórico, a una
forma de diseño de los espacios exteriores y a una herramienta de análisis.
En el primer caso, el paisajismo es una clave para producir obras de arte,
a partir del uso de reglas específicas de composición como la perspectiva
lineal, la profundidad, la distancia entre el observador y la escena represen-
tada, la combinación de colores y el mayor o menor realismo. Como tal, sur-
gió en Europa con los pintores italianos (siglo XIII), de Flandes (siglo XV), de
Holanda (siglo XVII), en Inglaterra (siglos XVIII y XIX) y en Francia (siglo XIX).
Con estas diferentes escuelas de pintura los paisajes se fueron laicizando y
despojándose de sus referencias religiosas (Alves, 2001). Significó una frui-
ción por la contemplación de la naturaleza, el goce a partir de la movilización
de los sentidos que suponía contemplar una reproducción de esa porción de
la superficie terrestre poblada de elementos naturales, pero también supo-
nía el aprendizaje de códigos de selección, apreciación y valoración, los cua-
les conforman un determinado modelo cultural. De este modo, el paisaje es
una manera de ver el mundo y solo se ve lo que se tiene en la mente (Barata
Salgueiro, 2001). Por lo tanto, la pintura desempeñó una función destacada
en la construcción de los códigos estéticos de apreciación de la naturaleza,
de valorización del espacio como espectáculo.
Esta concepción del paisaje varía a través de la historia del arte, con las
diferentes escuelas de pintura y con la impronta que han dejado diferentes
artistas a lo largo del tiempo y en los diferentes lugares. Por eso, se afirma
que hacia fines del siglo XIX comienza la “muerte del paisaje”, asociado al
desarrollo del cubismo, que rompió con la perspectiva lineal (visión a partir de
un solo punto) y, definitivamente, con el realismo. Esa tendencia se profundizó
a inicios del siglo XX, cuando pintores como Kandinsky comenzaron a realizar
composiciones de paisajes abstractos (Barata Salgueiro, 2001).
<http://mundopictorico.blogspot.com.ar/2012/06/pintura-del-paisaje.
WW html >
<http://www2.ups.edu/faculty/velez/Orfeo/span202/Lindy/ebro.jpg>
PARA REFLEXIONAR
El paisaje puede ser pensado como constituido por una cierta dupli-
CC
La naturaleza, considerada por medio de la razón, es decir, sometida en su
conjunto al trabajo del pensamiento, es la unidad en la diversidad de los fenó-
menos, la armonía entre las cosas creadas, que difieren por su forma, por su
propia constitución, por las fuerzas que las animan; es el Todo animado por un
soplo de vida. (Humboldt, 1874-1875, t I, p. 3).
CC
Reúne cuanto pide un sitio para ser eminentemente pintoresco (…) No existe
cascada alguna que presente igual proporción entre la altura considerable y
gran masa de agua (…) he conseguido transportar instrumentos a la quebrada
misma, al pie de la cascada. Apenas si la luz del día penetra en esta grieta; y
la soledad del sitio, la riqueza de la vegetación y el espantoso ruido que se
percibe, convierten este lugar de la cascada de Tequendama en uno de los
más salvajes de las cordilleras. (Humboldt en: Ortega Cantero, 2010:379)
Esta perspectiva sobre el paisaje fue retomada y continuada por otros autores
en Alemania, en Francia y en los Estados Unidos, pero también se trasladó
hacia otras tierras a través de viajeros, naturalistas y geógrafos, donde se
prestaba atención tanto a las formas, a la materialidad visible, como a las
cualidades y los significados, al orden interno y a la valoración subjetiva.
Inicialmente, el estudio se enfocó en los paisajes naturales, en las formas
físicas de la superficie terrestre. Con el tiempo, al igual que ocurrió con la
región, comenzó a prestarse atención a las interacciones hombre-naturaleza.
De allí surgió la noción de paisajes culturales. En algunos casos, las lecturas
tendían a restringirse a un área singular, a una región geográfica. Otras veces,
se buscaba construir taxonomías de paisajes. Y, al igual que el concepto de
región, tuvo una función que trascendió la estrictamente heurística, al transfor-
marse en un concepto integrador de la geografía, donde se condensaban las
interacciones en el mundo natural y entre este y los grupos humanos.
Los estudios sobre paisaje tuvieron gran arraigo en la geografía alemana
posterior a Humboldt. Allí se destaca la producción de, entre otros, Richtofen,
Penck y Passarge, quienes han realizado importantes contribuciones a la
fisiografía. Siegfried Passarge dio un gran impulso a la landschaftgeograpie
o geografía del paisaje y, posteriormente, a la landschaftkunde o ciencia del
paisaje. Fue quien estableció por primera vez la diferenciación entre paisaje
natural y paisaje cultural (González Trueba, 2012). En décadas posteriores se
destacó la producción de Karl Troll quien, a su vez, acuñó el término ‘ecolo-
gía del paisaje’.
CC
[Paisaje geográfico es] una parte de la superficie terrestre definida por una
configuración espacial determinada, resultante de su aspecto exterior, del con-
junto de sus elementos y de sus relaciones externas e internas, que queda en-
marcada por los límites geográficos naturales de otros paisajes de distinto ca-
rácter (…) científicamente considerado, el paisaje es, por tanto, un concepto
de Geografía Regional y Comparativa (…) lo primero que hay que hacer es de-
tectar y delimitar los diferentes paisajes del mundo y de cada país. Mediante
la observación del contenido y los límites del paisaje se llega a comprender la
estructura del paisaje (…) a partir de ella se puede plantear una clasificación
de territorios a distinta escala. (Troll, 1950 en: González Trueba, 2012:178).
CC
Todo paisaje humano, expresión de un género de vida, descansa sobre una
combinación de técnicas destinadas a dominar a las fuerzas naturales o sobre-
naturales (…) Ante el paisaje humano, el geógrafo se aplica a disociar las téc-
nicas que han producido el complejo. Por ejemplo, ante un paisaje rural, distin-
gue las técnicas de la rotación de cultivos, las del agua, las del mantenimiento
de la fertilidad (…) A lo largo de este examen, cada elemento es considerado
no sólo en sus relaciones con los elementos restantes del paisaje humano, si-
no que se sitúa de nuevo en su marco físico. Dicho de otro modo, se evalúa el
grado de inserción del paisaje humano en el paisaje global. (Sorre,
1967:228-229).
Carl Sauer introdujo en los Estados Unidos el interés por el estudio del paisa-
je (lanscape), que definió como “unidad de la superficie terrestre donde hay
fenómenos interdependientes” (1925). Planteó la necesidad de una geografía
que estudie las formas de la cultura reflejadas en el paisaje y tomó como eje
de su análisis la comprensión del papel de la cultura en la configuración de los
paisajes. La cultura se expresaba a través de elementos tanto tangibles como
intangibles. En otras palabras, la cultura de los grupos sociales se expresa
en las formas visibles. La historia cultural se comprende a través del análisis
genético del pasaje, del natural al cultural.
CC
Definición de paisaje (…) términos equivalentes, en cierto sentido, son los de
‘área’ y ‘región’ (…) Paisaje [landscape] es el equivalente en inglés del término
que los geógrafos alemanes están utilizando de manera amplia y estricta con
el mismo significado, una forma del suelo [land shape], cuyo proceso de con-
formación no es de ninguna manera pensado como simplemente físico. Podría
ser definido, por tanto, como un área compuesta por una asociación distintiva
de formas, tanto físicas como culturales. (Sauer, 1925).
CC
Los geógrafos ‘describen’ o ‘analizan’ los paisajes. Con frecuencia, sin embar-
go, este análisis parece reducirse a un puro inventario de formas… pocas ve-
ces se considera la estética de los paisajes, ni la forma en que estos son per-
cibidos o interpretados (...) La morfología debe ser completada por una
semiología, por una poética y por una estética del paisaje. (Frémont, 1974: 128
en Nogué, 1985).
CC
“Lo que vemos” no es un dato, ni una realidad objetiva que se ofrece al ojo
inocente, sino un campo epistemológico construido lingüística y visualmente.
El paisaje es un elemento central dentro de cualquier sistema cultural, en tan-
to constituye un arreglo ordenado de objetos, un texto que actúa como signifi-
cante, y a través del cual es posible comunicar, reproducir y experimentar un
determinado sistema social. (Souto, 2011b:7)
Gran parte del interés reavivado entre los geógrafos culturales en las últimas décadas pro-
viene del reconocimiento, simple pero profundo, de que el acto de ver es una actividad
que se genera de manera cultural. Aprendemos a ver gracias a la mediación comunicativa de
palabras e imágenes y estas formas de ver se convierten en “naturales” para nosotros (66).
El término “formas de ver”, acuñado por el crítico de arte John Berger en 1969,
reproduce la idea ya reconocida desde hace mucho tiempo entre historiadores del arte de
que la acción de ver, en tanto y en cuanto es significativa, es una habilidad aprendida... Si
bien es obvio que gran parte de la visión aprendida es personal, otra gran parte también es
social, gobernada por convenciones sobre lo que se debe ver, quién lo debe ver, cuándo y
en qué contexto, sobre las asociaciones y significados atribuidos a una escena dada y sobre
sus propiedades formales y compositivas (69).
El lenguaje capta parte de la rica complejidad cultural de la visión. Un vistazo es
diferente de una mirada fija y la vista es diferente de la visión. Al tener en cuenta el uso
activo del sentido de la vista, la mayoría de las lenguas realiza una distinción básica entre
ver y mirar. (70).
La capacidad que tiene el paisaje para ocultar y suavizar visualmente las realidades de
explotación y para “naturalizar” aquello que constituye un orden espacial socialmente
elaborado continúa hasta la actualidad. El paisaje agrícola de California, representado
desde hace
mucho tiempo a través de imágenes utópicas de una ruralidad edénica compuestas de
bosquecillos de naranjos, campos de fresas, palmeras y rosas colocadas sobre un fondo de
lejanas montañas azules bajo un cielo dorado, oculta continuas, y con frecuencia, brutales
luchas por la tierra y el agua entre terratenientes y braceros inmigrantes (79-80).
Tomado de Cosgrove, D. (2002), Observando la naturaleza: el paisaje y el sentido euro-
peo de la vista, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº 34, 63-89.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Nogué, J. (2010), El retorno al paisaje, Enrahonar 45, 123-136.
Ortega Cantero, N. (2010), El lugar del paisaje en la geografía moderna. Estudios
Geográficos, Vol. LXXI, 269, 367-393.
Cosgrove, D. (2002), Observando la naturaleza: el paisaje y el sentido europeo de la
vista, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, Nº 34, 63-89.
4.5. Ambiente
La preocupación por la relación entre un grupo humano y su entorno natural
(expresado como influencias del medio en el hombre, como interdependencias
sociedad/naturaleza, o como las formas de valorización y aprovechamiento
social del capital natural) es una constante en la tradición disciplinar de la
geografía, desde el siglo XIX hasta el presente.
En la geografía clásica, el concepto clave no era ambiente, sino medio
o, más precisamente, medio geográfico. En el contexto del desarrollo de
la antropogeografía y de la influencia del evolucionismo en el pensamiento
geográfico, una de las preocupaciones fundamentales se ligaba al estudio de
las características de los medios geográficos y sus influencias en los humanos.
Por ejemplo, la geógrafa norteamericana Elen Semple (1911), alumna y
gran admiradora de la obra de Ratzel, consideraba que las condiciones del
CC
El hombre es un producto de la superficie terrestre. Ello quiere decir que no so-
lo es un hijo de la tierra, polvo de su polvo, sino que la tierra le ha mimado, ali-
mentado, le ha encomendado tareas, dirigido sus pensamientos, le ha enfren-
tado a dificultades que han fortalecido su cuerpo y afilado su ingenio, le ha
creado problemas de navegación o de irrigación, y al mismo tiempo le ha insi-
nuado su solución. Ella ha entrado en sus huevos y sus tejidos, en su mente y
en su alma. (Semple, 1911:1)
Para esta autora había una relación directa entre el medio y la cultura. Proponía
que la mitología de los pueblos polinesios era un eco del océano que los La noción de medio tendió a ser
rodeaba o que las variaciones en la topografía permitían comprender por qué reemplazada por ambiente en el
algunas culturas eran politeístas y otras monoteístas. En esta propuesta, ámbito hispanoparlante. Inclusive,
es común usar medio ambiente,
los humanos eran concebidos más bien como pasivos ante la influencia del lo cual es algo erróneo porque
medio natural. La vida social parecía tener poca autonomía, frente al poder medio y ambiente son términos
que ejercía el medio natural. Estas lecturas deterministas sobre las influencias que se asemejan. En francés se
utiliza la expresión milieu o envi-
del medio sobre el hombre se fueron matizando.
ronnement. En inglés, en cambio,
La preocupación por el conjunto de condiciones naturales que rodean a se utiliza environment (Reboratti,
los organismos comenzó a cimentarse a inicios del siglo XX con el desarrollo 2000). En español, la RAE incor-
de la ecología. En esta disciplina se elaboraron los conceptos de ecosistema pora entre sus definiciones para
medio: conjunto de circunstancias
y biosfera. La noción de ambiente comenzó a utilizarse para hacer referencia
o condiciones exteriores a un ser
a una totalidad compleja compuesta por organismos y factores físicos fuer- vivo que influyen en su desarro-
temente interrelacionados, donde las actividades humanas son vistas como llo y en sus actividades; y, para
factores bióticos o como acción antrópica. Con el tiempo, y especialmente ambiente: conjunto de condicio-
nes o circunstancias físicas, socia-
en las últimas décadas del siglo XX, el ambiente comienza percibirse como les, económicas, etc., de un lugar,
el resultado de fuerzas y procesos naturales y sociales. La atención deja de una colectividad o una época.
estar centrada exclusivamente en la naturaleza y en las influencias que ejerce
en la sociedad, y se dirige hacia el entorno socio-natural donde viven las per-
sonas (Castro, 2011). Por lo tanto, se trata de un concepto que proviene de
la ecología, que ha sido incorporado al repertorio conceptual de la geografía,
pero que, asimismo, pasó a constituir un campo disciplinar independiente: el
de los “estudios ambientales”.
Así, Reboratti afirma que el ambiente es “el conjunto de elementos natu-
rales y construidos que sirven de escenario y soporte para la actividad huma-
na” (1998:17).
CC
El hombre, tanto individualmente como organizado en un grupo social de cual-
quier escala y nivel de complejidad (familia, grupo local, nación, etc.), desarro-
lla sus múltiples actividades en un escenario concreto, formado por muchos
elementos: luz solar, suelo, aire (…) plantas y animales (…), construcciones de
todo tipo y tamaño (…) máquinas para diversos fines. Este complejo escenario
es lo que podemos llamar el ambiente (…) Sobre la posibilidad de que existan
diferentes ‘ambientes’, digamos que en realidad esto es solamente una sim-
LECTURA RECOMENDADA
RR
Gurevich, R. (comp.) (2011), Ambiente y educación. Una apuesta al futuro, Paidós,
Buenos Aires.
7.
Perspectiva
Positivista Neopositivista Humanista Radical/crítico Posmoderna/
/relación /localizaciones /subjetividad /estructuralista cultural
hombre /prácticas materiales
naturaleza y simbólicas
Espacio Espacio vital
(Ratzel)
Región Regiones que ganan
(Benko)
concepto
Territorio -
Lugar
Paisaje
Ambiente
Herramientas metodológicas de la
geografía
Objetivos
•• Identificar algunas estrategias metodológicas en las que se ha interesado
la geografía contemporánea.
•• Reconocer los principales alcances y limitaciones de algunas técnicas o
métodos de indagación.
•• Ofrecer algunos ejemplos prácticos sobre las potencialidades que estas
técnicas y métodos ofrecen para una investigación geográfica.
5.1. Presentación
Así como no existen conceptos de la geografía disciplinar, tampoco existen
metodologías exclusivas. En todo caso, a lo largo de su trayectoria, la geogra-
fía disciplinar se ha interesado, ha privilegiado e, inclusive, ha reflexionado
particularmente sobre las potencialidades y limitaciones de diferentes estra-
tegias para abordar los objetos de interés a través de distintos conceptos,
como así también de diferentes instrumentos y técnicas para la recopilación
y la sistematización de información.
Hablar de metodología para una investigación no equivale a elegir de ante-
mano si se va a hacer encuestas o si se va a trabajar con mapas. Desarrollar
una metodología implica vigilar permanentemente las decisiones adoptadas
en el proceso de investigación, desde su inicio y hasta su finalización. Supone,
además, reflexionar sobre la conveniencia o no de seguir por un camino u otro.
Una investigación suele iniciarse con la formulación de preguntas y la determi-
nación de objetivos y concluir con la redacción de una tesis o la publicación de
un artículo en una revista especializada. Pensar en la metodología es reflexio-
nar sobre el camino que se va a recorrer en una investigación.
Esta unidad revisará algunos de los principales derroteros metodológicos
elegidos por geógrafas y geógrafos en diferentes momentos del devenir disci-
plinar. Cada cambio generacional, cada renovación en la agenda de temas y
problemas, cada incorporación de conceptos y cada diálogo con otras discipli-
nas supuso renovaciones metodológicas. Cómo producir evidencia empírica,
cómo sistematizarla, cómo presentarla y cómo vincularla con los conceptos,
son algunos de los problemas metodológicos que se le presentan a alguien
que investiga en ciencias sociales y, en este caso, en geografía. En esta uni-
dad se reflexionará sobre algunas de las alternativas posibles, sin pretender
elaborar un decálogo o presentar un repertorio exhaustivo.
CC
Las investigaciones actuales en Geografía suelen combinar la observación (vi-
sual) del campo con la observación participante, el mapeo participativo, la rea-
lización de entrevistas semiestructuradas o de historias de vida. La observa-
ción a secas suele considerarse como una etapa exploratoria de
reconocimiento del terreno. Este momento suele ser útil para constatar la vali-
dez de la investigación que se desea emprender, y de las preguntas que la
orientan, o para reformularlas. Sin embargo, la interacción con los informantes
es la que nos abre la posibilidad de describir la vida social y espacial y la que
nos permite incorporar la perspectiva de los miembros de las comunidades.
(Zusman, 2011).
LECTURA OBLIGATORIA
Rosana Guber ha producido una obra ampliamente difundida, donde aborda la etnografía
desde múltiples facetas. Si bien fueron especialistas del campo de la antropología quienes
más se han ocupado de reflexionar sobre el enfoque, método y texto etnográfico, no debería
considerarse como propiedad “de los antropólogos”, sino, más bien, una herramienta central
en investigaciones del campo de las ciencias sociales. Como afirma la autora, la etnografía
“constituye una concepción y práctica de conocimiento que busca comprender los fenóme-
nos sociales desde la perspectiva de sus miembros”, es decir, desde el punto de vista de los
actores, agentes o sujetos sociales; ningún investigador social podrá “comprender una acción
si no entiende los términos en que la caracterizan sus protagonistas” (Guber, 2011:16).
LECTURA RECOMENDADA
RR
Guber, R. (2011). La etnografía. Método, campo y reflexividad. Siglo XXI, Buenos Aires.
Año
Autor Libro Año viaje
publicación
Peter Schmidtmeyer Travels to Chile, over the Andes 1820-1821 1824
Alexander Travels in South America, during the years 1819 - 20 - 21: containing an 1819-1821 1825
Caldcleugh account of the present state of Brazil, Buenos Ayres and Chile
Robert Proctor Narrative of a Journey across the Cordillera of the Andes and of a residence in 1823-1824 1825
Lima, and other parts of Peru, in the years 1823 and 1824
“Un inglés” Five years residence in Buenos Ayres, during the years 1820 to 1825 1820-1825 1825
John Miers Travels in Chile and La Plata 1826 1826
Francis Bond Head Rough notes taken during some rapid journeys across the pampas and among 1826 1826
the Andes
Joseph Andrews Journey from Buenos Ayres, through the province of Cordova, Tucuman and 1827 1827
Salta to Potosí, thence by the Deserts of Caranja to Arica, and subsequently, to
Santiago de Chili to Arica
J. A. Beaumont Travels in Buenos Ayres, and the adjacent provinces of The Río de la Plata with 1828 1828
observations, intended for the use of persons who contemplate emigrating to
that country or embarking capital in its affairs
Charles Brand Journal of a voyage to Peru: a passage across the cordillera of the Andes, in the 1827 1828
winter of 1827, performed on foot in the snow; and a journey across the pampas
Samuel Haigh Buenos Ayres and Chile 1829 1829
Edmond Temple Travels in various parts of Peru, including a year’s residence in Potosi 1830 1830
W. H. B. Webster Narrative of a voyage to the southern Atlantic 1834 1834
•• La guía general de los relatos de viaje suele ser más el tiempo que el espa-
cio. El viajero narra sus vicisitudes día a día, a medida que va avanzando
en su itinerario, describiendo acontecimientos, personajes y escenarios
encontrados en el camino.
•• En este tipo de texto, la figura del narrador se confunde con la del autor: el
relator-viajero es, al mismo tiempo, el que protagonizó la historia narrada
(el que viajó y vio), el que la cuenta (el relator) y el que la escribe (el autor).
•• La escala de la observación tiende a ser de gran proximidad con los obje-
tos que se describen: no se suele describir toda una región o un país, sino
cada uno de los sitios, parajes o edificios que el viajero atraviesa y, sobre
todo, percibe con sus sentidos.
Este tipo de literatura tuvo gran desarrollo en el ámbito del río de la Plata,
como en otras regiones sudamericanas, y todavía se siguió escribiendo a
principios del siglo XX. Esta literatura contribuyó a elaborar interpretaciones
sobre la realidad social, económica y cultural de esas tierras, produciendo un
imaginario para la Europa (especialmente del norte) que redescubría la región
tras el largo dominio de las coronas ibéricas (Pratt, 1992). Asimismo, esas
narraciones fueron leídas por los funcionarios sudamericanos, por lo que el
imaginario construido por europeos sobre estas tierras terminó orientando
muchas de las prácticas de los gobiernos locales, imbuidos de las ideas
de progreso (capitalista) y civilización (occidental y cristiana), frente a las
xx lizó Juan del Pino Manrique, gobernador de Potosí, hacia fines del siglo
XVIII. Un extracto, cuando se refiere a la localidad de Tarija (actual-
mente parte de Bolivia), es el siguiente:
“San Bernardo de Tarija es pueblo de españoles, dista 100 leguas [de
Potosí], tiene cabildo secular, iglesia matriz, y cuatro conventos (…)
Está la villa en un hermoso llano con riego, y sus calles a nivel: su terre-
no es el más fértil de cuantos se conocen por acá (…) Es Tarija, frontera
de los indios chiriguanos (…)” (1787:19).
PARA AMPLIAR
No son tantos los trabajos que se han ocupado de revisar, desde pers-
zonas). En este caso, la narración puede “volver” a los lugares tantas veces
como sea necesario para ir abordando los diferentes aspectos; además, pue-
den realizarse diferentes agrupaciones de lugares y, eventualmente, estable-
cerse regiones.
Asimismo, el observador deja de ser –en comparación con el viajero– pro-
tagonista de la narración: el escenario se compone solo de las cosas descrip-
tas. Finalmente, suele haber un cambio significativo de escala. La descripción
puede referirse a un vecindario, a toda una provincia, a un agrupamiento de
provincias o a todo un país. En la descripción, la separación de lo visto direc-
tamente, lo inferido y lo reconstruido es más difusa y no merece las mismas
aclaraciones por parte del narrador. El autor puede compilar observaciones
propias junto con observaciones hechas por otros autores, lo que supone un
trabajo de gabinete posterior al del terreno.
La escuela geográfica francesa, a partir de las aportaciones de Vidal de la
Blache y sus discípulos, consagró a la descripción geográfica como el recurso
narrativo disciplinar por excelencia. Las formas en que los grupos humanos
transformaban el medio natural eran estudiadas a partir de observaciones
directas en el terreno, resaltando la dimensión visiva de la superficie terres-
tre, a partir de la noción de paisaje. La descripción e interpretación de la “per-
sonalidad geográfica” de una porción de la superficie terrestre se transformó
en el método disciplinar preferido (Ozouf-Marignier y Robic, 2007). El trabajo
del geógrafo era identificar, delimitar y describir las regiones, como unidades
físicas, tangibles u objetivas con caracteres propios, cuya singularidad o per-
sonalidad se debía desentrañar (García Álvarez, 2006).
Vidal de la Blache (1913) consideraba que la descripción debía ser un
trabajo exhaustivo, que diera cuenta de la totalidad de los matices presen-
tes en el lugar observado. La descripción del paisaje era el paso previo a la
explicación de las formas en que los grupos humanos se relacionaban con
su entorno. Para ello echaba mano de dos tipos de recursos. Por un lado, la
descripción pictórica, para transmitir impresiones sensoriales por medio de
adjetivaciones y metáforas, que le permitía captar y transmitir las formas que
componían un determinado paisaje. Por otro lado, recurría a la descripción
narrativa, que le permitía descubrir interacciones, encadenamientos y rela-
ciones causales entre los diferentes componentes de ese paisaje (Zusman,
2014). Así, la descripción no se restringía a un inventariado ni únicamente a la
contemplación, como solía ocurrir con el relato de viaje, sino que se esforzaba
por obtener explicaciones, encontrar relaciones y causalidades. Las investiga-
ciones, generalmente de ámbitos rurales y unidades de escalas medias –como
comarcas o provincias– derivaban en la elaboración de monografías regionales,
otra importante herencia de la tradición francesa.
Estos estudios generalizaron un modelo expositivo relativamente rígido,
basado en la sucesión de capítulos temáticos generales que cubrían detalla-
damente el análisis de los diferentes componentes físicos y humanos de la
región estudiada, así como la identificación de sus diversas unidades espacia-
les, para culminar en la síntesis explicativa de la singularidad regional (García
Álvarez, 2006). La obra Cuadro de la geografía francesa de Vidal de la Blache,
de 1903, constituyó el fundamento y punto de partida de las investigaciones
monográficas regionales que caracterizaron la escuela francesa desde enton-
ces, y que fue incorporado en otras escuelas de geografía, como la española
(Ortega Cantero, 2003) y la argentina (Quintero, 2002a). Este modelo narrati-
vo sigue teniendo vigencia por inercia, comodidad y eficacia en las obras des-
criptivas de tipo divulgativo, como por ejemplo, en las guías de viaje orienta-
das al turismo.
PARA AMPLIAR
1.
CC
Si desde el punto de vista político y social los estudios regionales en general
encontraron un estímulo importante en determinados procesos y debates cru-
ciales en la época (como los coloniales, los de construcción nacional o los vin-
culados al regionalismo político y la cuestión de la organización territorial del
Estado), desde el punto de vista didáctico o propedéutico el “protocolo” de las
monografías perseguía, entre otros objetivos, garantizar el aprendizaje del jo-
ven geógrafo en las diferentes ramas generales de la disciplina y, al mismo
tiempo, ejercitar su capacidad para relacionar –mediante la síntesis– fenóme-
nos muy dispares, tanto naturales como histórico-culturales. De ahí que se
considerara a la geografía regional la mejor vía de preservar la unidad de la
disciplina y la integración entre la geografía física y la humana, amenazada pro-
gresivamente conforme declinaban las concepciones ambientalistas y el creci-
miento de la comunidad geográfica estimulaba la diversificación y la especiali-
zación interna. (García Álvarez, 2006)
LECTURA RECOMENDADA
RR
Una compilación de artículos donde se aborda la literatura de viajeros, en perspectiva
histórica, es:
Zusman, P., Lois, C. y Castro, H. (comps.) (2007), Viajes y geografías, Prometeo,
Buenos Aires.
También puede consultarse:
Benedetti, A. (2010), Quebrada de Humahuaca: ¿hoya, unidad fisiográfica,
región geográfica, ambiente o lugar? Estudio bibliográfico sobre la toponimia y el
pensamiento geográfico regional argentino (siglos XIX y XX). Registros, año 7 (n.
7), Revista Anual de Investigación del Centro de Estudios Históricos Arquitectóni-
cos-Urbanos. Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, UNMdP, Mar del
Plata, pp. 111-138.
5.4. Regionalización
Una práctica ampliamente difundida es la partición del espacio. Este proce-
dimiento suele denominarse como regionalización. El sustantivo región se
transforma en un verbo que expresa una acción geográfica, una práctica:
regionalizar. Su campo semántico es próximo al de zonificar y sectorizar. En
principio, podría definirse como dividir un espacio en regiones, zonas o sec-
tores, respectivamente. Sin embargo, la categoría región adquirió un estatus
PARA AMPLIAR
2.
KK Cada país sudamericano dividió a su territorio de diferentes maneras y
se utilizaron diferentes denominaciones:
Conocida como Valle de Uco, la región que tiene como eje al río Tunu-
Fuente: <http://contenidosdigitales.ulp.edu.ar/>
Fuente: <http://nacioncamba.org/>
MAPA Nº 1
TERRITORIO DE LA ALIANZA ESTRATÉGICA AYMARAS SIN FRONTERAS
Territorio de la alianza estratégica Aymaras sin fronteras
Fuente: <http://www.aymarasinfronteras.org/>
Fuente: Gobierno Regional de Tarapacá, 2006
3.
Para la RAE, un mapa es una “representación geográfica de la Tierra o parte de ella en una
superficie plana”. Buscando complejizar esta noción, Lois (2015) recupera una definición
más amplia al afirmar que un mapa es toda representación gráfica que facilita el conocimien-
to espacial de cosas, conceptos, condiciones, procesos o eventos que concierne al mundo
humano. Esto incluye una carta topográfica, una imagen de Google Maps, el croquis que
realiza una persona o las pinturas. Por ello, propone hablar de “mapas”, en plural, en vez
de “mapa”. Los mapas pueden “mentir” o falsear las cosas; pueden no tener ningún vínculo
con geografías reales (como los mapas de un cuento); las geografías personales tienen sus
propios “mapas de la imaginación” (donde para algunos se representa algo como atractivo,
que para otros resulta repulsivo).
LECTURA OBLIGATORIA
4.
1 2
4
3
LECTURA RECOMENDADA
RR
Para una información más detallada de la relación entre la cartografía y la geografía
puede leerse:
Quintero, S. (2006). “Geografía y cartografía”, en Hiernaux, D. y Lindón, A., Tratado
de Geografía Humana, Anthopos, Barcelona.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Montoya Arango, V. (2007). El mapa de lo invisible. Silencios y gramática del poder
en la cartografía. Universitas humanística, N° 63, enero-junio, 155-179.
PARA AMPLIAR
LECTURA RECOMENDADA
RR
Quintero, S. (2000) “Pensar los mapas. Notas para una discusión sobre los usos de la
cartografía en la investigación social”, en Escolar, C. (comp.) Topografías de la investig-
ación. Métodos, espacios y prácticas profesionales, Eudeba, Buenos Aires.
para hacer historia del pensamiento o para reflexionar sobre este tipo de dis-
positivos desde los estudios culturales. Que se recurra a uno u otro soporte
cartográfico dependerá de las elecciones que realice el investigador, de las
preguntas que se formule y, fundamentalmente, de la pericia técnica para leer
e interpretar mapas.
Ospina, 2013). Son los mapas producidos desde los propios lugares, por sus
habitantes. Una técnica son los mapeamientos colectivos por parte de grupos
sociales locales, organizaciones de la sociedad o conjuntos de personas reu-
nidas espontáneamente. Esta es una vía por la cual esos sujetos colectivos
expresan la conflictividad que se genera, por ejemplo, en la explotación de los
recursos naturales, en procesos de exclusión y estigmatización social hacia
las minorías o en la búsqueda por recomponer la memoria colectiva frente a
situaciones de éxodo masivo.
WW se en el siguiente sitio:
<http://iconoclasistas.com.ar/>
5.
KK
a
0 500
Km.
Partiendo del análisis precedente, pu
lado, la alta tasa de urbanización ex
Subsecretaría de Planificación Territorial de la Inversión Pública
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. INDEC. rol fundamental de las ciudades com
nómico nacional, como concentrador
Fuente: Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios (2008), socio-políticas y culturales, y como fu
1816-2016
volumen de Argentina del Bicentenario.
las actividades Plan Estratégico
y la población instalada Territorial,
en la regiónBuenos Aires.
central miento. Por otro lado, el desempeño
requiere de inversiones que apunten a cualificarla para hacer frente a des argentinas, obliga a concentrar los
Epistemología la
de presión
la Geografía deContemporánea
la demanda que sobre ella seguirá existiendo. Alejandro Benedetti políticas urbanas que tiendan a equi
desempeño fortaleciendo su capacida
Por último, cuando se habla de la tipología de ciudades se refiere a internacional y nacional, atraer y reten
194
CC
Las redes estudiadas en geografía son conjuntos de líneas que aseguran la co-
nexión entre diferentes lugares; el término red se refiere fundamentalmente a
la red soporte o infraestructura, a menudo material, que permite establecer la
comunicación; mientras que la noción de redes de intercambio determinada
por los flujos designa la circulación que ocupa un o varias redes soporte. A es-
ta definición simple de la red material y la dibujada por la circulación se le yux-
tapone la infoestructura, o red de comando, todas organizadas y gerenciadas
por el operador de la red, empresa o institución responsable. (Pumain-Saint
Julien, 2004 en Blanco, 2007).
está conformada por sectores carenciados. Así, las redes técnicas van dife-
renciando entre quienes quedan incluidos en el abastecimiento y quienes que-
dan excluidos.
La provisión de gas por red en la Argentina es, en gran medida, un fenó-
meno urbano (aunque muchas ciudades no han sido conectadas) y de las
áreas rurales integradas al mercado de producción capitalista. Dentro de las
grandes ciudades, los barrios privados localizados en los bordes periurba-
nos logran conectarse, mientras que los asentamientos populares tienden
a quedar excluidos. No se trata solo de un problema “técnico-económico”,
sino de un problema político, que surge de la decisión de privilegiar el desa-
rrollo de determinados agentes sociales, localizados en las “áreas desarrolla-
das”, en desmedro de aquellos localizados en las “áreas atrasadas” del país
(Benedetti, 1997).
xx zón (Bolivia)
Fuente propia
Fuente propia
Esta sección no intentará saldar esta carencia de debate. En todo caso, bus-
cará aportar aclaraciones sobre algunos alcances de esta herramienta teórico-
metodológica. Para ello, se sostendrá que la escala geográfica remite a dos
operaciones básicas:
•• Identificación de unidades espaciales de análisis.
•• Relación entre unidades espaciales de análisis, que a su vez pueden ser
de cinco tipos:
-- Proporcionalidad
-- Jerarquización
-- Diferenciación
-- Secuenciación
-- Oposición
LECTURA OBLIGATORIA
PARA AMPLIAR
Una escala importante de la vida cotidiana es el vecindario, donde las relaciones personales
con los vecinos pueden ser muy intensas. A partir de la vivienda, el vecindario se prolonga
hasta los sitios en los que se encuentran los servicios que cada persona utiliza de manera
cotidiana, como el club deportivo, la parada de tren o el supermercado. El vecindario se
define a partir de las prácticas cotidianas en el lugar de residencia, por los itinerarios del
recorrido y los lugares visitados en forma frecuente.
Los límites del vecindario son imprecisos, y varían según las posibilidades y necesi-
dades de desplazamiento de cada persona. Probablemente, para los niños el vecindario
se compone de la cuadra donde se juntan con sus amigos o las cuadras que hay que
recorrer para ir a la escuela o para ir a la plaza. Para los jóvenes, el vecindario puede ser
más extenso e incluir la casa de comida rápida donde se reúnen con los compañeros del
colegio. Para un adulto, el vecindario incluye las cuadras que recorre diariamente hasta
la parada de colectivo que utiliza para ir a trabajar o el supermercado, donde realiza las
compras habituales.
Proporcionalidad
La escala técnica, numérica o, también, cartográfica es la más conocida. Se
expresa como relación entre la distancia en el mapa (el espacio limitado del
papel) y la correspondiente distancia en el terreno (una porción de la superficie
terrestre). A menudo se escribe como fracción, por ejemplo: 1/50.000. Quiere
decir que un centímetro medido en el papel equivale a 50.000 centímetros del
terreno (o bien, 0,5 km). Es una relación numérica entre el espacio absoluto
y la representación gráfica.
Ejemplo Observaciones
• 1:1.000.000 Pequeña escala: poco detalle / mucha generalización
• 1:500.000 Escala intermedia
• 1:10.000 Gran escala: gran detalle / poca generalización
• 1:1 máximo detalle / nula generalización
Jerarquización
Hablar de jerarquía supone que hay instancias que siempre estarán subordina-
das a otras. Habrá de jerarquía mayor o menor, superior o inferior. Es lo que
ocurre con la estructura de los Estados. Las resoluciones de escala nacional
valen para todo el territorio de un país, mientras que las provinciales quedan
restringidas a ese ámbito. Lo mismo se puede establecer al poner en relación
a cada Estado nacional, de menor jerarquía, con el sistema internacional
(máxima jerarquía). Entre las escalas numéricas también se pueden establecer
jerarquías. Si se quieren conocer los detalles constructivos de una vivienda,
la escala 1:100 estará antes que 1:500; y viceversa, si se quiere tener una
cierta generalización. La jerarquía, así, no es ontológica sino espistemológica,
es decir, generada en el proceso de investigación. Por lo tanto, es relativa.
Tipo de
Ejemplo Observaciones
relación
Jerarquía • Nacional-federal/provincial/ municipal (Argentina) Usos y costumbres
político- • Nacional-federal/estadual/municipal (Brasil) según país
administrativa • Nacional/regional/provincial/comunal (Chile)
• Nacional/departamental/provincial/municipal
(Bolivia)
Jerarquía • Interregional / regional / subregiones Procesos económicos,
conceptual • planetario / intercontinental / continental culturales, capitalismo
• empresa trasnacional / filial nacional / sede local
• Ciudad / barrio / vecindario
Jerarquía • Vivienda / manzana censal / radio censal / Niveles de agregación
operativa localidad / departamento/ provincia / país de información, de
menor a mayor
Diferenciación
Hay escalas que, en su definición, son mutuamente diferentes: no se sola-
pan. Tradicionalmente, se establecía una distinción entre fenómenos de escala
urbana y otros de escala rural, aunque esta diferenciación está cada vez más
discutida. La escala del hinterland o transpaís (parte trasera o interior) se dife-
Al respecto, puede consultarse
rencia de la del foreland (zonas exteriores). Algo a escala de las tierras altas es Villalvazo Peña, P., Corona Medina,
distinto a la escala de las tierras bajas. Lo mismo con citerior y ulterior; aquende J. y García Mora, S. (2002),
y allende; litoral o mediterráneo; cismontano o trasmontano/ultramontano. Son Urbano-rural, constante búsqueda
de fronteras conceptuales, Revista
pares de escalas diferenciadas recíprocamente, en varios casos necesariamen- de información y análisis, N°20.
te opuestas. Son diferenciaciones fundamentalmente cualitativas.
Secuenciación
La escala también puede asociarse a la metáfora de la escalera: cada escala
es un peldaño. Esta forma de usar la escala está presente, por ejemplo, en
el transporte. Un avión que vuela entre continentes puede tener escalas, que
son las paradas que el viajero debe hacer, que a veces incluye el cambio de
aeronave. Aquí hay una secuencia, un orden; una escala está primera y la
otra después: desde Buenos Aires hasta Shangai, primero está la escala de
Londres y después la de Dubai, por poner un ejemplo.
De la misma forma, se puede emplear para hacer referencia a un proce-
so productivo. Para producir pan, primero está la etapa de cultivo y cosecha,
luego la de molienda y envasado y, finalmente, la de amasado y horneado.
Inicialmente, cada etapa es una escala, entre las cuales hay una sucesión
necesaria. La jerarquización, eventualmente, puede aparecer cuando alguno
de esos eslabones adquiere preeminencia y tiene capacidad para imponer
ritmos de producción, patrones tecnológicos y distribución de las ganancias.
Es una forma de pensar la escala asociada a la noción de red. Cada etapa, a
su vez, tiene su escala. Piénsese en una empresa panificadora que adquiere
su materia prima de una región agroecológica determinada donde se cultiva
y cosecha el trigo. La etapa de molienda se concentra en una fábrica que se
localiza en una ciudad de tamaño intermedio, pero su comercialización se rea-
liza en todo el país. Hay tres etapas (eslabones) en el proceso de producción
de ese bien. Cada etapa, a su vez, se materializa en una escala diferente.
Oposición
Micro y macro, local y global, regional y mundial son categorías escalares que
se definen de manera relacional por su oposición, pero una es relativa con
respecto a la otra. Lo que en cierto contexto es local en otro se puede volver
global. Por ejemplo, lo que se decide en un municipio es local con respecto
a lo que se decide en la ONU, que tiene repercusiones globales. A su vez,
lo del municipio resulta global frente a las decisiones de una asociación de
vecinos. El tiempo también tiene escalas relacionales: en la historia de la reli-
gión católica, el tiempo en el que gobierna un papa puede resultar un “tiempo
corto” frente al desarrollo integral de la iglesia que alcanza los dos milenios, a
través de los cuales se dieron procesos de larga duración o “tiempos largos”.
Asimismo, lo que ocurrió con la iglesia en el siglo XIX es de larga duración con
respecto al tiempo en el que transcurre un concilio.
También esta relatividad se establece con respecto a la idea de área de
influencia. Un lugar (local) puede definir su región a partir de la influencia en
otros lugares. Este conjunto de lugares, a su vez, tiene su región o área de
influencia, que puede ser todo un país.
PARA AMPLIAR
5.7.3. Multiescalaridad
Cada vez más es común ver en la producción de papers en geografía la men-
ción a lo múltiple. Multidimensionalidad, multiescalaridad y multiterritorialidad
En la Unidad 4, apartado 4.2.5. son categorías que están presentes en el discurso de la geografía contempo-
se trabajó con la noción de ránea. Esto supone una complejización metodológica al abordar los problemas
multiterritorialidad. geográficos en múltiples aproximaciones, en recortes con diferentes grados de
generalización, que se ponen en vinculación, reconociendo diferentes tensio-
nes, conflictos y solidaridades. Esta situación parte de la convicción de que el
entendimiento de un evento cualquiera se enriquece al reconstruir diferentes
LECTURA RECOMENDADA
RR
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