24
24
24
la ciudadanía
y convivencia
El enfoque de la
Educación Emocional
Educación
EDUCACIÓN
PARA LA CIUDADANÍA
Y CONVIVENCIA
El enfoque de la
educación emocional
© Rafael Bisquerra Alzina
© Wolters Kluwer España, S.A., 2008
c/ Collado Mediano, 9
28230 Las Rozas (Madrid)
Los autores y editores no asumen responsabilidad alguna por los daños o perjuicios que pudieran sufrir
los usuarios derivados de su actuación o falta de actuación como consecuencia de cualquier informa-
ción contenida en esta publicación.
El objeto de esta publicación es proporcionar información al usuario, por tanto no existe obligación
por parte de la editorial de resolver consultas o de facilitar asesoramiento jurídico o profesional de
cualquier tipo relacionado con las informaciones en ella contenidas.
La editorial advierte al usuario que la información contenida en esta publicación puede estar elaborada
con base en criterios opinables, o bien elaborada a partir de datos suministrados por fuentes sobre las
que ésta no tiene control y cuya verificación no siempre es posible a pesar de que la editorial pone to-
dos los medios materiales, humanos y técnicos a su alcance para procurar una información exhaustiva,
completa, exacta y actualizada.
Todos los derechos reservados. A los efectos del art. 32 del Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de
abril, por el que se aprueba la Ley de Propiedad Intelectual, Wolters Kluwer España, S.A., se opone
expresamente a cualquier utilización con fines comerciales del contenido de esta publicación sin su
expresa autorización, lo cual incluye especialmente cualquier reproducción, modificación, registro, co-
pia, distribución, comunicación, transmisión, envío, reutilización, publicación, tratamiento o cualquier
otra utilización total o parcial en cualquier modo, medio o formato de esta publicación.
ISBN: 978-84-7197-903-2
Depósito Legal: BI-1856-2008
Printed in Spain
Impreso en España por: RGM
Padre Larramendi, 4
48012 Bilbao (Vizcaya)
Índice
Introducción ................................................................................................. 11
© WK Educación 5
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
6 © WK Educación
Índice
© WK Educación 7
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
8 © WK Educación
Índice
© WK Educación 9
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
10 © WK Educación
Introducción
Las reacciones a esta propuesta no se han hecho esperar. Las opiniones varían
desde los que piensan que puede ser un adoctrinamiento político, una “maría”, “una
cosa más”, a los que piensan que no debería ser una asignatura evaluable, sino estar
presente en la educación como un tema transversal o los que la ven como una opor-
tunidad.
Nuestro razonamiento tiene como punto de partida que la EpC debe orientarse
hacia la convivencia en democracia. Esto requiere unos conocimientos sobre his-
© WK Educación 11
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
12 © WK Educación
Introducción
© WK Educación 13
Capítulo I
EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA:
CONCEPTO Y PERSPECTIVAS
La Educación para la Ciudadanía (EpC) es una propuesta que hacen los gobiernos
de los países europeos y de América del Norte. Hay diversas formas de entender la
EpC. En este capítulo se hace una breve mención del desarrollo histórico de la EpC
para desembocar en la legislación actual. El concepto de ciudadanía es polisémico;
según sea su concepción, condicionará la práctica educativa. Hay una serie de carac-
terísticas que describen a la ciudadanía efectiva y responsable, lo cual da pistas para
la educación. En este capítulo se aboga por una EpC enfocada al desarrollo de com-
petencias, que vaya más allá de un enfoque político centrado en los conocimientos.
Estas competencias deben hacer posible la convivencia en democracia.
1.1. Antecedentes
Desde los orígenes de la Humanidad se puede decir que las familias han educado
a sus hijos para vivir en su comunidad. Seguramente fue en la antigua Grecia, y en
concreto en Esparta, donde hubo por primera vez un programa coherente de forma-
ción de sus ciudadanos.
© WK Educación 17
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Esta educación muchas veces estuvo presidida por una ideología caracterizada
por “nosotros somos los buenos, tenemos siempre la razón, lo hacemos siempre
todo bien y tenemos a Dios de nuestra parte”, mientras que “los otros son los malos,
están siempre equivocados, lo hacen siempre todo mal y están de parte del diablo”.
Recordemos que etnia proviene de etnoi, que significa los otros. Estos planteamien-
tos pueden parecer exagerados, pero cuando se analizan se puede comprender que
implícitamente han estado presentes en la formación de los ciudadanos, y en cierta
medida todavía siguen vigentes. La formación del ciudadano, en gran medida, era
instrucción para la batalla. De esta forma no es de extrañar que la Historia sea la
secuencia de sucesivas guerras fomentadas por odios ancestrales que se transmiten
de generación en generación.
No se puede decir, por lo tanto, que la EpC haya tenido un origen feliz. Esto se
tendrá que tener presente para no repetir los errores del pasado. En este sentido se
impone un cambio profundo en la EpC que posibilite la convivencia desde la pers-
pectiva de la globalidad.
Hay que reconocer que algunas religiones, en sus orígenes y en su filosofía, han
jugado un papel importante en la pacificación y en la convivencia. Documentos
como los Diez Mandamientos, con el no matarás, o el Código de Hamurabi, son
ejemplos ilustrativos de una relación entre religión y derecho, encaminado a regular
la convivencia.
Prácticamente todas las religiones tienen unos elementos en común que se orien-
tan a la convivencia y el bienestar. Las diferencias entre ellas muchas veces son de
carácter cultural, tal como queda reflejado en el principio de imperio romano: cuius
regio, eius religio (cada región, su religión). Desgraciadamente, las desvirtuaciones
de los orígenes de las religiones y su confusión con identidades étnicas, han dado
lugar a guerras de religión que han asolado la historia. También en este sentido se
imponen cambios importantes para la supervivencia de la Humanidad.
Platón (427-347 a. de C.), en su obra La República, propone un sistema social y
político donde los más sabios gobiernan y educan a los demás. Conviene recordar
que el título de esta obra induce a confusión, ya que no tiene nada que ver con lo que
hoy se entiende por república. El título original es Πολιτεία (politeia), que se podría
traducir por política o ciudadanía. Entre las múltiples aportaciones posteriores se
podría citar a Quintiliano, Luis Vives, Comenio y un largo etcétera, que en cierta
medida han contribuido a repensar la educación y favorecer la convivencia. Pero en
gran medida esto quedó en los textos de los teóricos, sin que se llevara a la práctica.
Los sistemas políticos autocráticos, desde el final del Imperio romano hasta las re-
voluciones que se iniciaron en el siglo XVIII, no eran favorables a la educación de
los ciudadanos.
18 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 19
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
20 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 21
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
El desarrollo del interés por la EpC es paralelo en Europa y en los Estados Unidos
de América y en Canadá. Algunos hechos que reflejan cómo se ha ido desarrollando
el interés por el tema son los siguientes:
En 1998 se funda en Estados Unidos el NCLC (National Center for Learning and
Citizenship). Este organismo es una parte de otra institución más amplia: el ECS
(Educational Commission of the States). El objetivo del NCLC se centra en las polí-
ticas que apoyan la EpC. A tal efecto impulsa investigaciones, informes, encuentros,
22 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
En 2003, el NCLC (National Center for Learning and Citizenship) recibió fon-
dos del Carnegie Corporation de Nueva York para ayudar a los diferentes estados a
adoptar políticas encaminadas a producir programas comprensivos de EpC. Como
consecuencia, entre otras muchas acciones, se creó una web con abundante docu-
mentación para hacerla accesible a las personas interesadas (profesorado, investiga-
dores, políticos, etc.): www.ecs.org/nclc
Algunos de los documentos básicos para fundamentar la EpC que se han elabo-
rado en los primeros años del siglo XXI en el contexto americano y que nos han
servido para este trabajo son los siguientes:
© WK Educación 23
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
2. CONCEPTO DE CIUDADANÍA
24 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
Según sea la concepción que se tenga de ciudadanía, así se entenderá qué debe
ser la EpC. Por tanto, es lógico que haya diversidad de planteamientos. Por nuestra
parte, vamos a considerar la ciudadanía más en su sentido social y de desarrollo hu-
mano, de donde se deriva una EpC que tiene como objetivo formar a ciudadanos y
ciudadanas responsables para convivir en democracia.
© WK Educación 25
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Para que sea posible la convivencia en democracia se necesita haber adquirido una
serie de competencias, entre las que están las competencias sociales, regulación de
la ira para evitar comportamientos violentos, no implicarse en comportamientos de
riesgo innecesario, gestión del bienestar subjetivo, no consumir drogas que puedan
afectar negativamente a la convivencia y al bienestar personal y familiar, etc. De
todas ellas nos vamos a ocupar a lo largo de los diversos capítulos de este trabajo.
26 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
Recogiendo las aportaciones sobre el tema, se puede decir que la EpC se refiere a
un conjunto de conocimientos, valores, sentimientos y competencias que definen a
un ciudadano activo; es un conjunto de prácticas y actividades diseñadas para ayudar
a las personas a jugar un papel activo en la vida democrática, ejercer sus derechos
y responsabilidades. Implica respetar los derechos y aceptar las responsabilidades;
valorar la diversidad social y cultural.
Es un aprendizaje a lo largo de la vida. Por tanto, la EpC en la educación formal
es sólo un aspecto de un marco más amplio. Si bien en esta obra nos limitamos al
contexto de la educación reglada (Primaria y Secundaria) no hay que perder de vista
esa perspectiva del ciclo vital.
El objetivo es animar al alumnado a implicarse en el proceso democrático, educar
ciudadanos para la convivencia en democracia, para interactuar de forma efectiva
con otras personas. Sus objetivos son el desarrollo de hábitos y competencias para la
convivencia ciudadana en democracia y el respeto a las normas básicas de conviven-
cia, así como el desarrollo del sentido de responsabilidad como ciudadanos.
La EpC también se conoce como EpC Democrática (ECD), donde la Educación
para los Derechos Humanos (EDH) es una parte importante e indivisible de la ECD.
En el fondo de la cuestión de la ciudadanía hay una serie de conceptos y pro-
blemas políticos y sociales. Algunos rasgos de la sociedad actual a los que la EpC
debe hacer frente son: democracia, pluralismo, complejidad, cambio permanente,
competitividad, libre circulación, diversidad, multiculturalidad, tolerancia, igualdad,
solidaridad, etc. Temas y conceptos nucleares son: el modo de funcionar la demo-
cracia; los procesos políticos, jurídicos y financieros; los derechos, las libertades y
las responsabilidades de los ciudadanos; el contexto de ciudadanía democrática en
la Unión Europea; conocimiento del medio; educación intercultural; comprensión
internacional, etc.
En la EpC hay unos valores a potenciar: interés por el bien común, creencia en la
dignidad e igualdad humana, interés por resolver conflictos, disposición a actuar con
responsabilidad y cuidar de los otros y de uno mismo, meditar y calcular los efectos
que las propias acciones tienen sobre los demás, respeto y tolerancia por los demás,
juzgar y actuar de acuerdo a un código moral, coraje para defender un punto de vista,
apertura al cambio de opiniones y actitudes de acuerdo con la evidencia, iniciativa y
esfuerzo, civismo y respeto por la ley, determinación para actuar justamente, com-
promiso con la igualdad de oportunidades entre los sexos, interés por los derechos
humanos, interés por el medio ambiente, etc.
© WK Educación 27
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Para poner en práctica estos valores se requiere el desarrollo de una serie de com-
petencias: argumentar y razonar tanto oralmente como por escrito, cooperar y traba-
jar con otros, apreciar las experiencias y perspectivas de los otros, tolerar los puntos
de vista de otros, resolución de problemas, usar críticamente la tecnología y la infor-
mación, capacidad para pensar críticamente y buscar evidencias, reconocer formas
de manipulación y persuasión, identificar influencias sociales, morales y políticas y
responder a ellas, etc.
La EpC, así entendida, va más allá de una asignatura, para ser misión de todos los
educadores. Desde cualquier asignatura se puede hacer EpC. Se hace EpC cuando se
potencian experiencias como:
• Adquirir un significado histórico del desarrollo de la democracia.
• Relacionar los conocimientos abstractos adquiridos con las situaciones con-
cretas de la vida cotidiana en las cuales deben aplicarse.
• Adquirir competencias para el trabajo en equipo.
• Desarrollar competencias para interpretar críticamente las informaciones reci-
bidas, particularmente las que proceden de los mass media.
• Aprender sobre el liderazgo efectivo en grupos de iguales y saber cómo miti-
gar la influencia de experiencias negativas como el bullying.
• Respetar las normas y las libertades.
• Comprender los argumentos sobre los derechos de las minorías.
• Juntarse con otras personas para analizar y satisfacer una necesidad social.
• Aprender sobre las causas de los conflictos sociales y vislumbrar oportunida-
des para solucionarlos.
• Desarrollar un sentimiento de identidad.
• Respetar la diversidad.
• Relacionar la EpC con las experiencias familiares y comunitarias.
• Expresar los propios puntos de vista de cara a facilitar la convivencia.
• Realizar servicios sociales voluntarios.
• Participar en el gobierno del centro educativo.
En el estado actual de la cuestión se puede afirmar que hay un acuerdo general en
prácticamente todos los países en aceptar la importancia y la necesidad de una EpC.
Sin embargo no hay acuerdo sobre su ubicación y desarrollo curricular. ¿Dónde hay
que situarla: en Ciencias Sociales, en Filosofía, en tutoría, integrada en el currícu-
lum, como una asignatura propia, como tema transversal? Queda claro que va más
allá de las materias académicas ordinarias y que una auténtica EpC demanda la im-
plicación de todo el profesorado, de la familia y en último término de una sociedad
educadora. En esta obra se pretende analizar el estado de la cuestión y vislumbrar
futuras líneas de acción.
28 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
Habilidades participativas
1. Interactuar. Debatir. Solución de conflictos.
2. Controlar, conducir (monitoring)
3. Influenciar
© WK Educación 29
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
30 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 31
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
La EpC adopta un enfoque del ciclo vital: se aplica a lo largo de toda la vida, si
bien en este trabajo nos limitamos a considerar solamente la educación formal. En
ese contexto, la EpC debe iniciarse en Educación Infantil y prolongarse hasta finales
de Secundaria. A esto se le denomina adoptar un ‘enfoque de desarrollo’ (develop-
mental approach), que en la literatura a veces se simplifica con la expresión K-12:
de kindergarten al nivel 12. El nivel 12 coincide con los 18 años, ya que el nivel uno
empieza a los seis años.
La LOE establece una asignatura en cada nivel educativo, pero no en todos los
cursos. Pero eso no obsta para que, de alguna manera, se pueda hacer educación para
la ciudadanía desde otros planteamientos, como por ejemplo integración en otras
materias o tutoría.
A partir de las investigaciones sobre el tema y de la psicología evolutiva, resumi-
das en el documento de la NCLC (2006), se puede proponer una secuencia de expe-
riencias apropiadas para cada nivel educativo, como los ejemplos que se proponen
en las líneas siguientes. Téngase en cuenta que lo que sigue no es “todo” lo que se
puede hacer, ni mucho menos, sino ejemplos orientativos, dentro de un mar de posi-
bilidades. En otros apartados de este trabajo se proporcionan otros ejemplos.
En los primeros niveles educativos (Educación Infantil y primeros cursos de Pri-
maria) se puede suscitar interés en los niños sobre lo que hacen los adultos y a partir
de eso introducirles en la acción de votar: ¿qué es?, ¿qué significa?, ¿por qué se
hace?, ¿quién lo puede hacer?, etc. Se trata de ligar siempre conceptos abstractos con
32 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 33
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
riores. Por ejemplo, el estudiante que sabe lo que representa votar en Educación
Primaria, está en mejores condiciones para profundizar en el tema cuando llega a Se-
cundaria. La EpC debe proporcionar situaciones en las que cada uno pueda aprender
y profundizar en función del nivel personal en que se encuentre. En la tabla siguiente
se presenta un ejemplo de competencias que deben ser desarrolladas a lo largo del
currículum.
34 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
... sobre deba- ... interpretar ... hacer la pre- ... voluntad ... compren-
tes complejos, una noticia o sentación de un para compro- der que las
históricos y un discurso tema, utilizan- meter a alguien personas (es-
contemporá- que presenta do la eviden- en un punto de pecialmente
neos. diferentes pers- cia, la razón y vista opuesto los políticos)
... mecanis- pectivas. la persuasión. en una discu- pueden
13-15 mos utilizados sión. tener ideas
para resolver diferentes,
conflictos en la pero que se
escuela y en la puede llegar a
comunidad. acuerdos que
sean vincu-
lantes.
... cómo los ... comparar di- ... evaluar la ... rasgos como ... motivación
diferentes ferentes fuen- efectividad civismo y para avanzar
partidos polí- tes de informa- de estrategias respeto a la ley hacia objeti-
ticos difieren ción (noticias distintas. en la participa- vos cívicos
16-18 sobre aspectos en diferentes ción en asuntos y políticos
diversos. periódicos). públicos. autoacepta-
dos, en temas
en los que la
gente difiere.
Cuentan que en cierta ocasión, en una ciudad de los Estados Unidos se convocó un
premio para el mejor trabajo sobre educación cívica. Ganó el premio un muchacho
de unos catorce años, que con tal motivo salió en la primera página de los periódicos
locales. Al día siguiente el muchacho volvió a salir en la primera página de la pren-
sa local por un motivo muy diferente: la policía lo había detenido por tirar piedras
contra los cristales de los escaparates de la gran avenida. Este ejemplo ilustra muy
bien la diferencia entre una educación centrada en conocimientos, que generalmente
se demuestran a través de trabajos escritos, y la adquisición de competencias, que se
demuestran en los comportamientos y acciones habituales de la vida diaria.
Un análisis de los estándares de la EpC deja claro que una parte importante de los
conocimientos de esta asignatura giran en torno a dos bloques de materias: a) Cien-
cias sociales: Historia de la democracia; b) Filosofía y Ética. Sobre esto hay acuerdo
general. Por tanto, no vamos a extendernos sobre este punto.
© WK Educación 35
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Uno de los propósitos de este trabajo reside en llamar la atención sobre el hecho
de que con los conocimientos no es suficiente. Se requiere el desarrollo de compe-
tencias. Una competencia es el conjunto de conocimientos, capacidades, habilida-
des y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de
calidad y eficacia. En el concepto de competencia se integra el saber, saber hacer y
saber ser. El dominio de una competencia permite producir un número infinito de
acciones no programadas.
Existen muchos tipos de competencias: personales, profesionales, técnicas, socia-
les, emocionales, etc. Dentro de las competencias profesionales se pueden distinguir
las técnicas (saber), las metodológicas (saber hacer) y otras que han recibido diversas
denominaciones según los autores: competencias participativas, competencias per-
sonales, competencias básicas, competencias clave, competencias genéricas, compe-
tencias transferibles, competencias relacionales, habilidades de vida, competencias
interpersonales, competencias transversales, competencias básicas para la vida, com-
petencias sociales, competencias emocionales, competencias socio-emocionales, etc.
Las competencias básicas que una persona debe dominar al finalizar la escolaridad
obligatoria es un tema de debate (Coll, 2007; Pacte Nacional per a l’Educació, 2005;
Rychen y Salganick, 2006). Dentro de ellas están las competencias necesarias para
ejercer una ciudadanía efectiva y responsable en democracia.
La Comisión Europea (2006) propone las siguientes ocho competencias clave
para el aprendizaje permanente:
1) comunicación en la lengua materna;
2) comunicación en lenguas extranjeras;
3) competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología;
4) competencia digital;
5) aprender a aprender;
6) competencias sociales y cívicas;
7) sentido de la iniciativa y espíritu de empresa; y
8) conciencia y expresión culturales.
Como se puede observar, dentro de las ocho competencias clave, está la seis cen-
trada en la dimensión social y cívica. A este respecto, el documento dice textualmen-
te: (pp. 19-20):
«6. Competencias sociales y cívicas
36 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 37
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»El pleno respeto de los derechos humanos, incluida la igualdad como base de la
democracia, y la apreciación y la comprensión de las diferencias existentes entre
los sistemas de valores de las distintas religiones o grupos étnicos sientan las bases
de una actitud positiva. Esta actitud implica manifestar el sentido de pertenencia
a la propia localidad, al propio país, a la UE y a Europa en general y al mundo, y
la voluntad de participar en la toma de decisiones democrática a todos los niveles.
También incluye manifestar el sentido de la responsabilidad y mostrar compren-
sión y respeto de los valores compartidos que son necesarios para garantizar la
cohesión de la comunidad, por ejemplo el respeto de los principios democráticos.
La participación constructiva incluye también las actividades cívicas y el apoyo a
la diversidad y la cohesión sociales y al desarrollo sostenible, así como la voluntad
de respetar los valores y la intimidad de los demás».
38 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
Esto nos lleva a ciertos conceptos particularmente conflictivos. Entre ellos, la dis-
tinción entre nación y Estado. Esta distinción se observa como más clara en algunos
contextos (por ejemplo, Cataluña o País Vasco) que en otros. La mayoría de Estados
son plurinacionales y multiétnicos. Varios Estados pueden formar parte de una mis-
ma nación, como por ejemplo Estados Unidos o Venezuela; varias nacionalidades
pueden formar parte de un mismo Estado, como es el caso español; y una nación
puede formar parte de varios Estados, como es el caso de los kurdos. Kymlicka
(1996) señala que de 184 Estados independientes en el mundo, hay más de 600
grupos de lenguas y 5.000 grupos étnicos. Todo esto provoca lo que se denomina
la crisis del Estado-nación. En realidad lo que entra en crisis es la identificación de
la nación con el grupo mayoritario de un Estado. Todos estos temas deben tener un
tratamiento adecuado para evitar el adoctrinamiento.
© WK Educación 39
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
40 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
algunos apartados, como éste, se incluye una bibliografía específica. Para esta temá-
tica recomendamos encarecidamente la obra de Bartolomé (2002). Por otra parte, al
final del libro se incluyen las referencias bibliográficas que se han citado.
Bárcena, F., Gil, F., y Jover, G. (1999). La escuela de la ciudadanía. Bilbao: Desclée
de Brouwer.
Campo Sorribas, J. del (2002). “La gestión positiva del conflicto: un camino para la
convivencia intercultural”. En M. Bartolomé (Coord.). (2002). Identidad y ciuda-
danía (pp. 163-181). Madrid: Narcea.
Grant, N. (1996). “European and culttural identity at the European, national and
regional levels. Further comparaison”. En Th. Winther-Jensen (Ed.), Challenges
to European Education. Cultural Values, National Identities and Global Respon-
sabilities. Nueva York: Peter Lang.
Hansen, F. R. (1999). Citizenship Activities. Nueva York: The Center for Applied
Research in Education.
Miller, D. (2000). “Les dues cares del nacionalisme”. En M. Gibernau (dir.), Nacio-
nalisme. Barcelona: Proa.
© WK Educación 41
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
42 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
Del Campo Sorribas, J. (2002). “La gestión positiva del conflicto: un camino para la
convivencia intercultural”. En M. Bartolomé (Coord.). (2002). Identidad y ciuda-
danía (pp. 163-181). Madrid: Narcea.
© WK Educación 43
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Lee, E., Menkart, D., y Okazawa-Rey, M. (Eds.). (1998). Beyond Heroes and Holi-
days: A Practical Guide to K-12 Antiracist, Multicultural Education and Staff
Development. Washington: Networks of Educators on the Americas.
Sabariego, M. (2002). La educación intercultural. Ante los retos del siglo XXI. Bil-
bao: Desclée de Brouwer.
Puig et al. (2006) hablan del efecto collage, que pienso que puede aplicarse a la
Educación para la Ciudadanía. Un collage es un cuadro formado por fragmentos de
diferentes materiales enganchados sobre el lienzo. Puede incluir recortes de perió-
dico, fotografías, ropa y materiales diversos, que se combinan para dar una imagen
de conjunto. Pero al ver un collage se reconocen los diversos componentes, con sus
características y significados, lo cual, a veces, puede dificultar la visión de conjunto.
Si un collage es una obra nueva hecha a partir de elementos conocidos, algo similar
pasa con la Educación para la ciudadanía: incluye aportaciones diversas en un pro-
yecto común. Entre ellas están los temas transversales.
44 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
© WK Educación 45
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
46 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: concepto y perspectivas
para profundizar sobre un tema concreto. Así es cómo avanza la investigación. Pero
todas estas propuestas, en la práctica, están tan interrelacionadas que es difícil distin-
guir entre ellas. Cuando un profesor hace educación intercultural, al mismo tiempo
está haciendo educación en valores, desarrollo de competencias emocionales, educa-
ción emocional y desarrollo humano.
Es cierto que no hay una denominación que incluya a todas estas propuestas en
una perspectiva integradora y su presencia se distribuye en diversos espacios, prin-
cipalmente tutoría y transversalidad. La EpC puede ser un elemento aglutinador de
todas estas propuestas, en colaboración con la tutoría y el departamento de orienta-
ción. Lo que se requiere es una coordinación entre todas estas propuestas para que
contribuyan al efecto sinergia.
• La EpC es una propuesta que surge a finales del siglo XX con una gran impli-
cación de la Administración pública.
• El objetivo es formar a ciudadanos activos y responsables para convivir en
democracia.
• Muchos contenidos tienen que ver con EpC: convivencia, democracia, dere-
chos y deberes, respeto a la diversidad, prevención de la violencia, etc. Pero
el tema esencial es formar a ciudadanos libres, activos y responsables que
puedan convivir en democracia.
• Las características de un ciudadano efectivo y responsable son múltiples, entre
las cuales están: respeto a los derechos humanos, comportamiento democráti-
co, solidaridad, participación, respeto y tolerancia, etc.
• Se han elaborado unos estándares de la EpC que pueden orientar sobre la for-
ma de ponerla en práctica.
• La EpC adopta un enfoque de desarrollo que se inicia en la Educación Infantil
y se prolonga durante toda la escolarización.
• En la medida en que la educación para la ciudadanía es un movimiento pro-
movido por el gobierno de los Estados corre el peligro de convertirse en un
instrumento político. Conviene prevenir que se desvirtúe su esencia enfocada
a la convivencia.
• La EpC requiere mucho más que el conocimiento de hechos y conceptos. Re-
quiere la adquisición de competencias.
• Un aspecto esencial de la EpC es el desarrollo de competencias para la convi-
vencia en democracia.
© WK Educación 47
Capítulo II
LA PROPUESTA CURRICULAR
En el capítulo anterior se ha expuesto el movimiento actual en los países europeos
y americanos a favor de una Educación para la Ciudadanía (EpC). Como consecuen-
cia de este movimiento, la normativa legal sobre educación en el Estado español va
incorporando propuestas claras a favor de una EpC en el currículo. En este capítulo
se expone la normativa legal sobre el tema.
Con esto y con otros aspectos que vamos a comentar, la ley se desmarca a favor
de una educación integral de la ciudadanía, que vaya más allá de la instrucción en las
materias académicas ordinarias y que permita la convivencia en democracia. Como
finalidad de la educación se da importancia a proporcionar conocimientos, valores
© WK Educación 51
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»En lo que se refiere al currículo, una de las novedades de la Ley consiste en situar
la preocupación por la Educación para la ciudadanía en un lugar muy destacado
del conjunto de actividades educativas y en la introducción de unos nuevos conte-
nidos referidos a esta educación que, con diferentes denominaciones, de acuerdo
con la naturaleza de los contenidos y las edades de los alumnos, se impartirá en
algunos cursos de la Educación Primaria, Secundaria Obligatoria y bachillerato».
»En el apartado anterior las áreas son: Conocimiento del medio natural, social y
cultural; Educación artística; Educación física; Lengua castellana y literatura y, si
la hubiese, lengua cooficial y literatura; Lengua extranjera; Matemáticas».
52 © WK Educación
La propuesta curricular
En el artículo 34, sobre organización se señala una materia sobre Filosofía y ciu-
dadanía, junto con las demás materias comunes (Ciencias para el mundo contempo-
ráneo; Educación física; Filosofía y ciudadanía; Historia de la filosofía; Historia de
España; Lengua castellana y literatura y, si la hubiese, Lengua cooficial y literatura;
Lengua extranjera).
Otras referencias similares se hacen en el Capítulo V sobre formación profesional,
art. 39, punto 2; Capítulo VIII, sobre enseñanzas deportivas, art. 63, punto 1; Capí-
tulo IX sobre educación de personas adultas, art. 66, punto 3, d.
En el Título III, sobre el profesorado, capítulo I, sobre funciones del profesorado,
artículo 91, g) se señala:
«La contribución a que las actividades del centro se desarrollen en un clima de
respeto, de tolerancia, de participación y de libertad para fomentar en los alumnos
los valores de la ciudadanía democrática».
Con todos estos datos se puede afirmar que la Educación para la Ciudadanía ocupa
un lugar importante en la LOE. Es una materia que surge ex nihilo, sobre la cual no
hay tradición, ni apenas bibliografía en castellano. Por esto, consideramos necesario
que se cree un espacio de formación y discusión, sensibilización y debate, para ir
construyendo un estado de opinión fundamentada.
© WK Educación 53
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Está claro que ante la normativa legal sobre EpC se pueden dar posturas diversas
por parte del profesorado y la sociedad en general. Cada postura tendrá sus razones y
argumentaciones. Particularmente considero que es una oportunidad, que, bien apro-
vechada, puede ser un revulsivo para potenciar la innovación educativa necesaria
para adaptar mejor la educación a las necesidades sociales actuales.
Para dar respuesta a estas necesidades puede haber muchas alternativas. Entre
ellas se han propuesto: educación en valores, educación moral, ética, educación para
el desarrollo personal, competencias sociales, educación emocional, Educación para
la ciudadanía, etc. Detrás de estas denominaciones hay muchos elementos en co-
mún, de tal forma que a veces se podría tratar más de una guerra terminológica que
de auténticas propuestas distintas, si bien hay que reconocer que hay matices entre
ellas. De lo que se trata ahora es de aprovechar la oportunidad que brinda la EpC para
integrar las diversas propuestas en un objetivo común: la formación de la persona-
lidad integral para poder convivir en paz y democracia, trabajando por el bienestar
personal y social.
54 © WK Educación
La propuesta curricular
© WK Educación 55
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
56 © WK Educación
La propuesta curricular
»Por último, forma parte de esta competencia el ejercicio de una ciudadanía activa
e integradora que exige el conocimiento y comprensión de los valores en que se
asientan los estados y sociedades democráticas, de sus fundamentos, modos de or-
ganización y funcionamiento. Esta competencia permite reflexionar críticamente
sobre los conceptos de democracia, libertad, igualdad, solidaridad, corresponsabi-
lidad, participación y ciudadanía, con particular atención a los derechos y deberes
reconocidos en las declaraciones internacionales, en la Constitución española y
en la legislación autonómica, así como a su aplicación por parte de diversas ins-
tituciones; y mostrar un comportamiento coherente con los valores democráticos,
que a su vez conlleva disponer de habilidades como la toma de conciencia de los
propios pensamientos, valores, sentimientos y acciones, y el control y autorregu-
lación de los mismos.
Esta larga cita sirve para enmarcar la EpC entre las competencias básicas. De esto
se deriva que la EpC no puede ser una asignatura que se limite a la adquisición de
“conocimientos”, sino que debe orientarse al desarrollo de competencias. Esto signi-
fica saber hacer, saber comportarse, saber convivir.
Las enseñanzas mínimas son los aspectos básicos del currículo en relación con
los objetivos, las competencias básicas, los contenidos y los criterios de evaluación.
La finalidad de las enseñanzas mínimas es asegurar una formación común a todo el
alumnado.
El MEC (2006a) promulga el Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre, por el
que se establecen las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria (BOE de 8 de
diciembre de 2006). En el artículo 3, sobre los objetivos, establece que la Educación
© WK Educación 57
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Primaria contribuirá a desarrollar en los niños y niñas las capacidades que les permi-
tan (se citan cuatro puntos relacionados con la EpC):
En el artículo 4. 2. se hace constar que en uno de los cursos del tercer ciclo de la
etapa, estará presente el área de Educación para la ciudadanía y los derechos huma-
nos. Más adelante se especifica que tendrá una duración mínima de 50 horas.
58 © WK Educación
La propuesta curricular
La Educación para la Ciudadanía está configurada en esta etapa por dos materias:
la Educación para la ciudadanía y los derechos humanos que se imparte en uno de los
tres primeros cursos y la Educación ético-cívica de cuarto curso. Ambas dispondrán
de un mínimo de 35 horas.
Otros aspectos de estos dos decretos coinciden prácticamente con las órdenes que
establecen el currículum y que se comentan en el apartado siguiente.
© WK Educación 59
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
60 © WK Educación
La propuesta curricular
Constitución Participación
Convivencia Paz
Cooperación Prevención
Criterio propio Relaciones afectivas
Crítica (actitud, juicio) Relaciones interpersonales
Debate Relaciones sociales
Deberes Respeto
Democracia Responsabilidad
Derechos Salud
Desarrollo Seguridad ciudadana
Diálogo Seguridad vial
Dignidad Sentimientos
Dilemas Solidaridad
Diversidad Solución de conflictos
Educación emocional Tolerancia a la frustración
Elecciones Toma de decisiones
Emociones Valores
Empatía Violencia (prevención)
Secundaria
Ordenamiento jurídico Discriminación
Globalización Instituciones democráticas
Interdependencia Consumo responsable
Organismos internacionales Sostenibilidad
Como pasa con cualquier materia, todos los conceptos incluidos en la Educa-
ción Primaria deben ser retomados en la Secundaria. Pero, además, en Secundaria
deberán incluirse otros que no se han visto en Primaria. Lo que aparece en la tabla
anterior debe entenderse como ejemplos.
© WK Educación 61
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Un paso más consiste en convertir los centros educativos y las aulas en lugares
“modelo de convivencia”, en los que se respeten las normas, se fomenta la partici-
pación de todos los implicados en la toma de decisiones, se permita el ejercicio de
los derechos y se asuman las responsabilidades y deberes individuales. Esto implica
reconocer los derechos de las mujeres, valorar la diferencia de sexos y la igualdad
de derechos entre ellos y rechazar los estereotipos y prejuicios que supongan discri-
minación entre hombres y mujeres. También supone el rechazo de las situaciones de
injusticia y las discriminaciones existentes por razón de sexo, origen, creencias, dife-
rencias sociales, orientación afectivo-sexual o de cualquier otro tipo, por ser una vul-
neración de la dignidad humana y causa perturbadora de la convivencia. Los centros
educativos deben ser, en definitiva, espacios en los que se practique la participación
y la aceptación de la pluralidad y la diversidad, que ayuden a los alumnos y alumnas
a construirse una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas,
plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos.
7. EL MODELO DE PROGRAMAS
62 © WK Educación
La propuesta curricular
© WK Educación 63
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
64 © WK Educación
La propuesta curricular
8. RESUMEN Y CONCLUSIONES
© WK Educación 65
Capítulo III
EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA:
MÁS QUE UNA ASIGNATURA
Presentados los elementos esenciales de la Educación para la Ciudadanía (EpC),
hay varias formas de llevarlo a la práctica. Una puesta en escena efectiva va a exigir
una coordinación entre los diversos agentes implicados (profesorado, tutoría, fami-
lia, sociedad), que deben enfocar el reto como un trabajo en equipo. Los programas
comprensivos y los sistemas de programas integrados son una propuesta que se ha
manifestado como prometedora. Esto exige la integración de recursos en una mis-
ma unidad de acción para potenciar el efecto sinergia. Los programas de EpC, para
que sean realmente efectivos, deben cumplir una serie de requisitos. La puesta en
práctica de las competencias adquiridas mediante la participación del alumnado en
la gestión del centro y la conexión con la comunidad (por ejemplo “aprendizaje de
servicio”) son aspectos que hacen posible la transferencia de las competencias ad-
quiridas a las situaciones de la vida diaria.
Todo esto hace referencia al “qué” de la EpC. Ahora corresponde pasar al “cómo”,
es decir a la metodología, estrategias, actividades, dinámicas, implicación de perso-
© WK Educación 69
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
nas, coordinación entre los agentes implicados, etc. El “qué” puede ser estéril si no
tiene una buena puesta en escena.
En este capítulo y en los siguientes nos centramos en el “cómo”, con la intención
de llamar la atención de ciertos aspectos diferenciales de la EpC que hacen que no
pueda ser considerada como “una asignatura más”, sino que debe ser “más que una
asignatura”. Esta expresión ha sido utilizada en el informe Crick (1998: 12), ha sido
el lema del Proyecto Atántida (2005a) y aparece en el título de la obra de Bolívar
(2007). Todo lo cual resalta la importancia de la EpC en el marco educativo actual.
70 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
Educación
para la
Ciudadanía
Departamento
Filosofía
Ética de Orientación
Apoyo a los programas
© WK Educación 71
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Educación
Profesorado para la Dirección
Ciudadanía
Departamento
Filosofía Familia
(Ética) de Orientación
(Apoyo a los programas)
72 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
como algo inalcanzable. Se hace necesario pasar a una concepción en la que el pro-
fesorado en equipo educa al alumnado y está dispuesto a dedicar tiempo y esfuerzos
para abordar un proyecto en común.
La coordinación que se acaba de señalar tiene una dimensión estructural u hori-
zontal, tal como se acaba de exponer. Pero además requiere una coordinación vertical
a lo largo de los diversos cursos en que está presente la EpC; incluso en los cursos en
que no lo está como asignatura pero que debería estarlo a través de la transversalidad
o la integración curricular.
Todo esto requiere de un coordinador que pueda asegurar una acción conjunta y
coherente por parte de los diversos elementos implicados. Al mismo tiempo, el coor-
dinador debería dinamizar acciones dentro y fuera del centro. En este último aspecto
se trata de establecer y mantener relaciones con la comunidad para que la EpC sea
realmente más que una asignatura. En este sentido, las experiencias de aprendizaje
servicio y los planes educativos de entorno son propuestas a potenciar.
Un aspecto de particular relieve son las características del coordinador. En Prima-
ria no hay problema: el profesor tutor. En Secundaria la cosa cambia, ya que dadas
las circunstancias y características del alumnado, el coordinador debería tener un
perfil específico, con una formación adecuada. Consideramos que la formación en
Pedagogía o Psicopedagogía sería la más apropiada. Esto remite al Departamento de
Orientación. Es decir, la coordinación entre los diversos elementos implicados en la
EpC a lo largo de los diversos cursos podría ser una función del Departamento de
Orientación. Un organigrama organizativo para potenciar la coordinación efectiva
visto desde el Departamento de Orientación podría ser así:
Departamento
Educación para de Orientación Familia
la ciudadanía (Apoyo y coordinación
de programas)
© WK Educación 73
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Las investigaciones sobre la metodología didáctica para la EpC sugieren una serie
de características que contribuyen a establecer la diferencia entre lo efectivo y lo que
no lo es. En general se basan en el diálogo dirigido:
74 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
© WK Educación 75
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
76 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
© WK Educación 77
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
cracia en la escuela; no estará mal que dediquemos un tiempo ahora a escuchar cómo
ven eso los demás”. Intervenir sobre la realidad con objeto de mejorarla requiere
previamente un conocimiento del modo en que la ideología discursiva la escenifica.
Cuando se pone a escuchar a través de la técnica de grupos de discusión, descubre
que en las escuelas la democracia es un concepto totalmente vacío de sentido que
carece de presencia viva en la dinámica escolar. Esto es así, porque no constituye
para los actores un problema práctico.
Pérez Gómez (1998) habla del individuo como “especialista simbólico”, con una
capacidad de representar la realidad que constituye una construcción social desde
formatos discursivos de una determinada hegemonización y colonización ideológi-
ca. De esta forma se induce a una producción social de significados que establecen
unas estructuras, reglas y procedimientos que determinan el pensamiento y el com-
portamiento. Así, se regula simbólicamente lo que puede decirse y lo que no, en un
contexto dado, en función de unas relaciones de poder. La sociología crítica europea
(Habermas, Hargreaves, Ibáñez, Ricoeur, Touraine, etc.) se ha propuesto analizar el
contenido manifiesto, a partir del cual llegar al significado oculto (o reprimido).
78 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
© WK Educación 79
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
La EpC debe ser una ocasión para conectar la educación con la comunidad y fa-
vorecer la integración social. La integración social se refiere a los diversos vínculos
sociales (interpersonales, institucionales, contractuales, legales, comunicativos, etc.)
que tienen como finalidad garantizar una vida en común lo más favorable posible
para todos. La integración social es el resultado de un acuerdo voluntario entre las
personas.
Tonnies estableció en 1880 la diferencia entre Gesellschaft (sociedad) y Gemeins-
chaft (comunidad). La primera se refiere a la compañía en el sentido de jerarquía
burocrática e impersonal y la segunda a la comunidad íntima y más bien personal. La
distinción entre sociedad y comunidad es un ejemplo de los vínculos que explican la
integración social de los individuos en la comunidad. Tönnies (1979), en su obra clá-
sica, explica la cohesión social a partir de una doble vía de integración: la sociedad
y la comunidad. La primera se basa en vínculos legales, contractuales, racionales,
fríos; la segunda, en lazos afectivos, emocionales, calientes.
El desarrollo teórico iniciado con Tönnies, tiene como continuadores a Émile
Durkheim y Max Weber, hasta llegar a Habermas (1987), quien asigna a las compe-
tencias comunicativas un papel esencial en la integración social. Como consecuencia
se llega a la distinción entre integración sistémica en la sociedad y la integración
comunicativa en la comunidad. La implicación para la práctica podrá ser que la EpC
facilite una integración en la comunidad a partir de la comunicación afectiva, para
hacer posible una integración en el sistema social.
Una forma de avanzar en esta línea puede ser potenciando el capital social. El
concepto de capital social hace referencia a unas cualidades compartidas, como
confianza, reciprocidad, capacidad de colaboración, etc., que ayudan a mejorar la
relación entre las personas y como consecuencia aumentan los beneficios en todos
los órdenes sociales. El capital social es una variable predictiva de un conjunto de
fenómenos sociales positivos.
El concepto de capital social es reciente. Pero tiene un antecedente en Tocquevi-
lle, cuando se refería a la influencia positiva de las asociaciones voluntarias sobre
las instituciones democráticas. Actualmente el concepto de capital social tiene dos
enfoques. Por una parte, Bourdieu (2001) y Coleman (2001) lo consideran como
un conjunto de recursos de que dispone una persona por el hecho de participar en
determinadas redes sociales; estos recursos incluyen: información, obligaciones de
reciprocidad, normas de cooperación, etc. En cambio, según Putnam (2002), el ca-
pital social es más subjetivo y está formado por valores y actitudes personales que
80 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
delimitan la relación con las otras personas; incluye: la confianza, normas, redes y
las virtudes cívicas. Ambos enfoques entienden el capital social como un recurso a
disposición de las personas que les facilitan una relación mutua óptima.
Como señala Bolívar (2007: 113), el capital social de los centros educativos espa-
ñoles es bajo. Se impone como un objetivo de primer orden trabajar para incremen-
tarlo, en el bien entendido que esto puede repercutir positivamente sobre el rendi-
miento académico.
8. EL APRENDIZAJE-SERVICIO
© WK Educación 81
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
82 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
Recogemos de Puig et al. (2006: 74) las etapas de un proyecto de APS de acuerdo
con la siguiente tabla. Remitimos a esa interesante obra para detalles.
© WK Educación 83
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
84 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
Puig Rovira, J. M. Batlle, R.; Bopsch, C., y Palos, J. (2006). Aprenentatge Servei.
Educar per a la Ciutadania. Barcelona: Octaedro.
Service-Learning 2000 Center (1996). Service Learning Quadrants. Palo Alto: autor.
Tapia, M. N. (2001). La solidaridad como pedagogía. El aprendizaje-servicio en la
escuela. Buenos Aires: Ciudad Nueva.
Webs
Aprenentatge Server: www.aprenentatgeservei.org
Agentina: Miniserio de Educación de la Nación www.me.gov.ar/eyc/publicacio-
nes/pdf/modulo_1.pdf, www.me.gov.ar/eyc/publicaciones/pdf/modulo_2.pdf, www.
me.gov.ar/eyc/publicaciones/pdf/modulo_3.pdf, www.me.gov.ar/eyc/publicaciones/
pdf/modulo_4.pdf
Campus Compact National Center for Community Colleges: www.compact.org/re-
sources/SLres-definitions.html
National and Community Service Trust Act de 1993: www.learnandserve.org
NSLC (National Service Learning Clearinghouse): www.servicelearning.org
The Grandmaker Forum on Community and National Service (GFCNS), Profiles
of Succes: Engaging Young Peple’s Hearts and Minds Through Service-Learning:
www.gfcns.org
© WK Educación 85
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
• La EpC no debe entenderse como “una asignatura más”, sino que es “más que
una asignatura” que implica a toda la comunidad educativa.
• Hay tres modelos de EpC: una asignatura de EpC; integración curricular de
los contenidos en otras materias (Ciencias Sociales, Historia, Filosofía, Éti-
ca), y transversalidad: implica a todo el profesorado de todas las materias.
86 © WK Educación
Educación para la Ciudadanía: más que una asignatura
© WK Educación 87
Capítulo IV
LA EDUCACIÓN PARA LA CONVIVENCIA
Si la Educación para la Ciudadanía (EpC) se propone la convivencia, hay que
recurrir a las investigaciones y programas sobre educación para la convivencia para
conocer lo que puede ser efectivo. Conviene tener en cuenta que la violencia es
una de las dificultades para la convivencia. La complejidad de la violencia exige
un enfoque sistémico en el cual participen un conjunto de elementos (profesorado,
alumnado, familia, sociedad). La mejor forma de intervenir es mediante programas
contextualizados, abiertos y flexibles. Se trata de una intervención intencional, pla-
nificada y sistemática que se desmarca de la educación ocasional e improvisada. En
este capítulo se revisan diversos programas, de donde se deducen aplicaciones para
la práctica de la EpC.
A convivir se aprende. Dicho de otra forma: hay que aprender a convivir. La con-
vivencia exige una serie de competencias personales y sociales que no vienen dadas
por la naturaleza, sino que hay que adquirirlas a través de la educación. Entre ellas
están el respeto, escuchar, diálogo, empatía, asertividad, negociación, regulación
emocional (sobre todo en situaciones de conflicto), mantener la calma, responsabili-
dad, solidaridad, criterios éticos, etc.
© WK Educación 91
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Entre los problemas que afectan a la convivencia escolar están las relaciones con-
flictivas entre profesores y alumnos (disrupción); violencia entre iguales (bullying);
violencia inespecífica (alboroto, desorden, ruido, disrupción); violencia de origen
racista o xenófobo; violencia de género, etc. Es decir, la violencia es el gran obstá-
culo para la convivencia.
La convivencia escolar es un reflejo de la convivencia ciudadana. La forma con
que el alumnado percibe la convivencia escolar genera modelos de comportamiento
que se transfieren a la convivencia ciudadana. Por esto, la EpC debe tener unas im-
plicaciones directas e inmediatas en la convivencia escolar.
Uno de los principales retos para los sistemas educativos actuales es aprender
a vivir juntos (Delors, 1996). Aprender a convivir con los demás es una finalidad
esencial de la educación. Esto parece tan lógico que no haría falta insistir en ello. Sin
embargo, la convivencia en las aulas dista mucho de ser lo que sería de desear. Se su-
ceden las situaciones de conflicto, indisciplina, acoso, comportamientos disruptivos,
peleas, violencia diversa, etc. Podríamos aportar datos sobre la situación actual, pero
no vamos a extendernos sobre este punto, ya que, en general, es de domino público,
dado que aparece periódicamente en la prensa diaria. Interpretamos las dificultades
en la convivencia como una necesidad insuficientemente satisfecha y sobre la cual
merece la pena insistir en propuestas, proyectos y programas que mejoren la situa-
ción actual, desde la perspectiva de la EpC.
La EpC tiene como finalidad la convivencia en democracia. Una de las dificul-
tades para la convivencia es la violencia. La evidencia y las investigaciones han
puesto de manifiesto que la mejor forma de prevenir la violencia es educar para la
convivencia (Ortega Ruiz, 2000).
Tenemos, por lo tanto, tres elementos clave (ciudadanía, convivencia y preven-
ción de la violencia) que están interrelacionados. Cada uno de ellos da origen a
programas educativos distintos, pero conviene tener presente que la coordinación
entre ellos puede contribuir al efecto sinergia; de hecho, los contenidos de ambos
programas tienen muchos elementos en común. Por ejemplo, muchas propuestas,
publicaciones y webs tratan sobre convivencia y prevención de la violencia; véase,
por ejemplo, los materiales de la página de convivencia del MEC: http://conviven-
cia.mec.es/sgc/materiales.php.
92 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
© WK Educación 93
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
94 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
está el difundir los resultados de las investigaciones y las propuestas prácticas que
de ellas se derivan No podemos repetir todo lo que se ha dicho sobre el tema, que
ha sido mucho. Tampoco podemos limitarnos a remitir a la bibliografía disponible,
que a veces es difícil de localizar, está en inglés y otras lenguas, o simplemente es
inaccesible para muchos lectores. Por esto hemos buscado información de utilidad
que sea accesible desde la web. Un ejemplo es la obra Los problemas de convivencia
escolar: un enfoque práctico (AAVV, 2001) editado por la Federación de Enseñanza
de CCOO y que se encuentra en la web:
http://www.fe.ccoo.es/pdf/libros/Libroconvivencia.pdf.
En la bibliografía que aparece al final hay materiales prácticos que son accesibles
en Internet.
En ese documento se aportan datos de los problemas de convivencia en los cen-
tros educativos, se presentan resúmenes de investigaciones y se aportan interesantes
propuestas de intervención para la prevención. En estas páginas utilizamos algunos
de los datos del documento antes citado (AAVV, 2001), cuya lectura recomenda-
mos al lector interesado. En el apartado sobre lo que se puede hacer se proponen 8
puntos:
1) revisión de la situación del centro en cuanto a convivencia se refiere;
2) concienciación de la comunidad educativa ante la necesidad de una actuación
educativa y una preparación ante los cambios;
3) adoptar medidas para la efectiva democratización de la vida en el centro con la
participación de alumnado;
4) regulación democrática de los conflictos;
5) favorecer la integración de todos;
6) participación de la familia;
7) intervenciones en el currículo transmitidas con metodologías participativas;
8) medidas de coordinación con comunidades autónomas, ayuntamientos, ONGs
y otras entidades de carácter social y educativo.
Con la intención de contribuir a la convivencia en los centros educativos se han
elaborado una serie de programas. En las páginas siguientes se comentan algunos de
estos programas, a título ilustrativo, de lo que se pueden considerar como modelos
de “buena práctica” en educación para la convivencia. En la presentación de cada
uno de ellos, la exposición se limita a unas pinceladas, procurando no repetir lo que
ya se haya dicho en programas anteriores; se remite a la bibliografía específica para
obtener una información precisa.
© WK Educación 95
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
5. PROYECTO ATLÁNTIDA
96 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
© WK Educación 97
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Según este programa, para prevenir la violencia desde la escuela conviene: ade-
cuar la educación a las características evolutivas de la adolescencia; favorecer la
integración en el sistema escolar; distribuir las oportunidades de protagonismo;
orientar la intervención de forma que favorezca cambios cognitivos, afectivos y de
comportamiento; enseñar a detectar y combatir los problemas que conducen a la
violencia; educar en la empatía y el respeto a los derechos humanos; desarrollar la
democracia escolar.
Bajo este epígrafe nos referimos al programa Aprender a ser personas y a convivir
(Trianes y Fernández-Figarés, 2001) y al programa Educación y competencia social
(Trianes, 1996). Recogemos otros datos de Trianes (2000) y AAVV (2001).
98 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
8. EL PROYECTO SAVE
© WK Educación 99
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
100 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
Como señala Rosario Ortega (AAVV, 2001: 118), “las escuelas españolas han desa-
rrollado una tradición educativa muy académica que ha dejado de lado la atención a as-
pectos del desarrollo social e ignorando, casi totalmente, el valor del desarrollo emocio-
nal y afectivo. Las relaciones interpersonales y los conflictos que dentro de ellas surgen
(...) no han tenido cabida en el formalista y poco sensible sistema educativo español”.
Para superar esta situación, sería de desear que con la asignatura de EpC se tomaran en
consideración las propuestas innovadoras de los programas de convivencia.
9. LA PENTACIDAD
© WK Educación 101
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
102 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
© WK Educación 103
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Clima de aula
Macrodimensiones Microdimensiones
Involucración
Cohesión y apoyo de iguales
Apoyo a los estudiantes
Involucración del PAS
Relación
Involucración / relaciones con los padres
Comunicación
Participación de los alumnos
Apoyo del profesor
104 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
Autonomía
Orientación a la tarea
Orden y organización
Desarrollo
Interés profesional
Moral docente
Desarrollo profesional
Claridad de normas
Control
Innovación
Mantenimiento y cambio Entorno físico
Toma de decisiones participativa
Liderazgo del equipo directivo
Orden en las clases
Hay programas para la mejora del clima de centro y del clima de aula que en
general se proponen la mejora de la convivencia. Estos programas pueden aportar
sugerencias para la EpC. A continuación se presentan un conjunto de propuestas
para la mejora del clima de aula basadas en estos programas (Bisquerra y Martínez,
1998: 86-99).
Las propuestas que se exponen a continuación no son las únicas posibles, sino
unos pocos ejemplos ilustrativos y sugerentes. Por otra parte, no todas las propuestas
que se presentan son apropiadas para todas las aulas. El tutor puede aprovechar lo
que sigue como sugerencia para proceder a un programa de mejora contextualizado
a su propia aula.
© WK Educación 105
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Dimensión de relación
Dimensión de desarrollo
106 © WK Educación
La Educación para la Convivencia
• Considerar las normas no como un fin en sí mismo, sino como un medio para
la convivencia.
• Procurar no establecer más normas que las estrictamente necesarias.
• Aplicar las normas de una manera clara, estable y equitativa, evitando la arbi-
trariedad y la excesiva discrecionalidad.
© WK Educación 107
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
• Prácticamente todos los programas para la convivencia incluyen entre sus con-
tenidos nucleares: competencia social, solución de conflictos, prevención de la
violencia y educación emocional.
• Estos programas han sido diseñados, dinamizados y evaluados principalmente
por parte de profesionales de las ciencias psicopedagógicas (Psicología, Peda-
gogía, Psicopedagogía) con la participación del profesorado y el patrocinio de
la Administración pública.
• Gran parte de estos programas están directamente relacionados con la tutoría
y la orientación, de tal forma que se imparten en la hora de tutoría y son dina-
mizados por el Departamento de orientación. De hecho, la convivencia en los
centros educativos está muy relacionada con la tutoría y la orientación. Esto
debería tenerse presente en lo que respecta a la EpC.
• Se les denomina programas de convivencia, pero un análisis del contenido
permite entrever claramente que se podrían denominar programas de preven-
ción de la violencia. Véase, por ejemplo, AAVV (2001), Generalitat de Cata-
lunya (2003), Ortega Ruiz (2000), entre muchos otros. De hecho, ambos tipos
de programas tienden a coincidir en sus contenidos.
• Conviene señalar que al hablar de convivencia se pone el énfasis en el aspec-
to positivo, mientras que al hablar de violencia, el énfasis está en el aspecto
negativo. Podríamos decir que es más políticamente correcta la convivencia
que la violencia. Tal vez por esto, muchos programas que en el fondo son de
prevención de la violencia se denominan de convivencia.
• Un aspecto importante de la convivencia es el cumplimiento de las normas.
Lo cual conlleva al conocimiento de derechos y deberes, sanciones en caso de
incumplimiento, etc. El comportamiento disruptivo, los malos tratos, el bu-
llying y en último término las diversas formas de violencia son las formas más
habituales de incumplimiento de las normas que dificultan la convivencia.
• Los programas para la prevención de la violencia, a los cuales se dedica el
capítulo siguiente, y los programas para la convivencia son complementarios
y se retroalimentan mutuamente.
• Un aspecto importante de la convivencia es el clima escolar. La mejora del
clima escolar favorece la convivencia.
• En síntesis, los programas para la educación de la convivencia tienen unos
contenidos que se pueden incluir dentro de la EpC. Sería sensato que en el
diseño y aplicación de esta asignatura se incluyeran las aportaciones que se
han hecho desde los programas para la convivencia.
108 © WK Educación
Capítulo V
PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA
La principal dificultad para la convivencia es la violencia. La violencia está pre-
sente en nuestra sociedad y es un factor de preocupación de profesorado, familias,
autoridades políticas, policía y sociedad en general.
Datos sobre la incidencia de la violencia se encuentran en múltiples publicaciones
sobre el tema, así como marcos teóricos sobre agresividad, violencia, tipos de vio-
lencia, factores de predisposición a la violencia, etc. En este trabajo vamos a obviar
estas informaciones, que ya han sido publicadas en múltiples trabajos y aparecen
frecuentemente en la prensa. Nuestra intención es centrarnos en la prevención.
Los programas de educación para la convivencia y los programas para la preven-
ción de la violencia tienen, prácticamente, los mismos contenidos: competencias
sociales y emocionales, resolución de conflictos, empatía, respeto a la diversidad
intercultural, aprendizaje cooperativo, etc.
Los resultados de la investigación científica sobre el tema permiten afirmar que se
puede intervenir de forma efectiva para prevenir la violencia. No es fácil hacerlo y
todavía se desconocen muchos de los mecanismos que se tendrían que desactivar para
ser más eficientes en la prevención. Pero algo se sabe sobre lo que es efectivo, lo que
no lo es y lo que, con buenas intenciones, puede ser perjudicial. La forma más efectiva
se orienta hacia el desarrollo de competencias. De todo esto se trata en este capítulo.
1. CONCEPTO DE VIOLENCIA
Conviene distinguir entre agresividad y violencia. Tanto uno como otro pueden
tener diversas concepciones y han recibido distintas definiciones. La agresividad es
© WK Educación 111
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Violencia es una agresión física contra la integridad de una persona o varias. Los
efectos pueden variar desde el dolor (físico y/o emocional) hasta la muerte. Se acepta
que de la agresividad no tiene por qué derivar violencia. Para ello se requiere auto-
control y regulación emocional.
Los diversos ejemplos de violencia presentados por Tortosa (2001) nos sirven de
base para la siguiente tabla.
Ejemplos de violencia
Destinatario
Individuo Grupo Estado
Violencia física Agresión racista Terrorismo
Bullying (negros, gitanos,
Violencia domésti- judios, etc.)
Individuo ca y de género Asesinato en
Homicidio serie
Asesinato
Suicidio
Atentado Tribus urbanas Terrorismo
Agente Linchamiento Violencia Guerrilla
Grupo Pandillismo racista
Rituales Limpieza étnica
Guerra civil
Cárcel Terrorismo de Guerra
Tortura Esado Terrorismo inter-
Estado Pena de muerte Genocidio nacional
“Desaparecidos” Limpieza étnica
Asesinato político
112 © WK Educación
Prevención de la violencia
© WK Educación 113
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
114 © WK Educación
Prevención de la violencia
remite a la teoría el apego (attachement), según la cual las personas tienen propen-
sión a establecer lazos afectivos fuertes con ciertas personas (Bowlby, 1989, 1993a,
1993b). La calidad de las primeras relaciones con la figura de apego que se convier-
te en una fuente de seguridad, confianza e intimidad (Ainsworth, Blehar, Waters y
Wall, 1978). Los niños internalizan las experiencias con sus progenitores, las cuales
después se convierten en prototipos de las futuras relaciones con otras personas. La
incapacidad para regular la ira es un factor importante de riesgo de violencia, que
por su importancia se trata en otro capítulo. Otras características emocionales in-
cluyen tristeza, depresión, frustraciones, falta de empatía, insensibilidad emocional
(crueldad). etc. Por otra parte, las personas violentas no suelen tener miedo a nada y
como consecuencia tienden a la imprudencia y negligencia en situaciones delicadas.
Todas estas características se pueden educar; de allí la importancia de lo que estamos
comentando.
Dentro de las características sociales se encuentran la soledad, subcultura y bús-
queda de poder. Con la palabra subcultura nos referimos a grupos minoritarios que
mantienen ciertas creencias que pueden ser de riesgo. Por ejemplo, tribus urbanas,
delincuencia, drogadictos, grupos con reglas especiales respecto al honor (por ejem-
plo vengar a la hermana que ha quedado embarazada), etc.
En las características morales hay que citar la falta de “conciencia moral”. La
conciencia moral es un aspecto nuclear de la personalidad que permite distinguir
entre el bien el mal y como consecuencia adoptar un comportamiento cívico. La
conciencia moral tiene mucho que ver con la conciencia emocional.
Por lo que respecta a las características cognitivas se incluyen el desarrollo cog-
nitivo, el pensamiento paranoide, el pensamiento negativo, baja tolerancia a al frus-
tración y el pensamiento irracional. Las personas violentas generalmente presen-
tan un desarrollo cognitivo normal o incluso por encima, es decir, pueden tener un
coeficiente intelectual superior a la normalidad. Sin embargo suelen presentar un
rendimiento académico bajo, retrasos, dificultades de aprendizaje, etc. Esto es de-
bido a la falta de motivación por el aprendizaje. Suelen rechazar la escuela y a los
educadores y manifiestan comportamiento disruptivo en el aula, hostilidad y actitud
desafiante. Muchas veces “hacen campana” y abandonan la escuela antes de tiempo
(drop-out). Pueden utilizar su inteligencia en pensamientos negativos y actividades
destructivas. Su creatividad es negativa. Pueden utilizarla para estafar, robar, montar
explosivos, etc. La baja tolerancia a la frustración activa la ira y como consecuencia
el comportamiento violento; por eso es un aspecto importante de cara a la prevención
el desarrollo de la tolerancia a la frustración.
Las características comportamentales incluyen consumo de alcohol, drogas, im-
plicación en situaciones de riesgo, desafío, delincuencia, destrucción, vandalismo,
© WK Educación 115
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Como conclusión se puede decir que la violencia genera violencia. Esto ha sido
confirmado por las investigaciones sobre el tema. De esto deriva el principio básico
de la prevención: la necesidad de proteger a los niños y a los jóvenes de la influencia
destructiva de la violencia en todos los contextos (familiar, escolar, comunitario,
ocio, mass media, etc.).
116 © WK Educación
Prevención de la violencia
© WK Educación 117
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
118 © WK Educación
Prevención de la violencia
Los factores de riesgo y los factores protectores se pueden agrupar en cinco blo-
ques: individuales, familiares, compañeros, escuela y comunidad. En el bloque de
comunidad se incluyen vecinos y sociedad en general. Los factores de riesgo pueden
ser características personales o condicionamientos ambientales. Lo importante no
es que haya un individuo que tenga un factor de riesgo, sino una combinación de
factores que lo hagan particularmente vulnerable. El Search Institute (1998) ha ela-
borado una relación con los 40 factores protectores, que por su interés se resumen a
continuación.
Factores externos
Apoyo
© WK Educación 119
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Potenciación (empowerment)
Límites y expectativas
17. Actividades creativas: el joven invierte tres o más horas a la semana en lec-
ciones o práctica de música, teatro y otras artes.
18. Programas para la juventud: los jóvenes invierten tres o más horas a la se-
mana en deporte, clubes o en organizaciones relacionadas con la escuela o la
comunidad.
19. Comunidad religiosa: los jóvenes invierten una o más horas a la semana en
actividades en una institución religiosa.
20. Tiempo en casa: el joven está fuera de casa con los amigos, sin nada especial
que hacer, como máximo dos noches en la semana.
120 © WK Educación
Prevención de la violencia
21. Motivación de logro: el joven está motivado para hacerlo bien en la escuela.
22. Compromiso en la escuela: el joven está activamente comprometido en el
aprendizaje.
23. Trabajo para casa: el joven realiza como mínimo una hora diaria de trabajo
escolar en casa cada día lectivo.
24. Vínculos escolares: hay una vinculación afectiva entre el joven y la escuela.
25. Lectura por placer: el joven lee por placer tres o más horas a la semana.
Valores positivos
Competencias sociales
Identidad positiva
37. Poder personal: el joven siente que tiene control sobre las cosas que le suce-
den.
38. Autoestima: el joven tiene una autoestima alta y apropiada.
© WK Educación 121
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
39. Sentido del propósito: el joven considera que su vida tiene un sentido y un
propósito.
40. Visión positiva del futuro personal: el joven es optimista sobre su futuro per-
sonal.
Los programas preventivos en general se diseñan para cambiar los factores in-
dividuales de riesgo, los factores ambientales de riesgo, o ambos. Sin embargo, es
evidente que de los factores de riesgo hay algunos sobre los que se puede intervenir y
otros sobre los que no. Incluso hay algunos cuya intervención necesaria es tan a largo
plazo que no se puede esperar a que se produzca, como por ejemplo la eliminación
de la pobreza.
5. FUNDAMENTACIÓN DE LA PREVENCIÓN
• Sherman et al. (1997). Preventing Crime: What Works, What Doesn’t, What’s
Promising. A Report to the United States Congress.
• Howell et al. (1995). The Office of Juvenile Justice and Delinquency Preven-
tion’s A Sourcebook: Serious, Violent, and Chronic Juvenile Offenders.
• Howell (1995). The Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention’s
Guide for Implementing the Comprehensive Strategy for Serious, Violent, and
Chronic Juvenile Offenders.
• Thornton et al. (2000). The Centers for Disease Control and Prevention’s Best
Practices of Youth Violence Prevention: A Sourcebook for Community Action.
• Mendel (2000). The American Youth Policy Forum’s Less Hype, More Help:
Reducing Juvenile Crime, What Works-And What Doesn’t.
• Elliott y Tolan (1999). The Center for the Study and Prevention of Violence’s
Blueprints for Violence Prevention.
• Gottfredson (2006). School-Based Crime Prevention.
122 © WK Educación
Prevención de la violencia
• HHS —United States Department of Health and Human Services— (2001). Youth
Violence: A Report of the Surgeon General. En la web: http://www.surgeongener-
al.gov/library/youthviolence/report.html [Consulta: 10 de agosto de 2006]
• Sandhy, D. S. y Aspy, C. B. (Eds.). (2000). Violence in American Schools. A
practical Guide for Counselors. Alexandria, VA: ACA (American Counseling
Association).
Los trabajos anteriores presentan la revisión de múltiples estudios e investigaciones
sobre programas efectivos para la prevención de la violencia. A partir de estos estudios,
y otros que se citan a lo largo de este trabajo, se establecen unas recomendaciones
sobre criterios que deben cumplir los programas efectivos para la prevención de la
violencia. Estas recomendaciones se basan en las investigaciones que cumplen unos
estándares mínimos. La comunidad científica está de acuerdo en que se deben cumplir
como mínimo estos tres: diseño experimental riguroso, evidencia de efectos significa-
tivos y relevantes, replicación en contextos diferentes (sostenibilidad de los efectos).
Como resultado de estas investigaciones, se considera que los programas para la
prevención de la violencia deben orientarse hacia el desarrollo de competencias en
aspectos como regulación de la ira, entrenamiento asertivo, empatía, control de la
impulsividad, habilidades sociales, comportamiento prosocial, resolución de conflic-
tos, educación moral, etc.
6. RESPUESTAS A LA VIOLENCIA
Las respuestas educativas a la violencia, para ser efectivas, deben ser comprensivas
y sistémicas, es decir, deben incluir un conjunto de estrategias y programas que vayan
dirigidos a diversos colectivos del sistema social: alumnado, profesorado, familia y
sociedad en general. En este apartado se exponen las respuestas más habituales, a
partir de la revisión de las investigaciones al respecto realizada por Nims (2000). En
primer lugar las respuestas de carácter reactivo y después de enfoque preventivo.
Planes de crisis
Las escuelas deben tener planificado cómo van a responder en casos de crisis:
incendios, accidentes, desastres naturales, la muerte de algún profesor o alumno,
© WK Educación 123
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
etc. Entre las posibles crisis están los actos de violencia. Los planes de crisis son
contingencias y procedimientos para responder a acontecimientos disruptivos. Pue-
den incluir códigos para alertar al profesorado, cerrar las aulas, activar al “equipo de
crisis”, contactar con las familias, contactar con las autoridades competentes, etc. El
equipo de crisis tiene las funciones de diseñar los procedimientos que se van a seguir
en caso de crisis y responder a ellos en caso de necesidad.
A veces se produce una escalada de violencia. En estos casos, una venda en los
ojos para no verla es la mejor forma de que llegue a límites imprevisibles. Una
escalada de violencia se inicia en un punto de relativa calma. Después siguen com-
portamientos de falta de respeto, lenguaje provocador, rumores, insultos, gritos, co-
municación no verbal agresiva, etc. Si esto se acompaña de la ausencia de normas
claras y consistentes que van seguidas de procedimientos disciplinarios, la escalada
de tensión puede ir en aumento hasta que se nota un clima emocional explosivo. Es
como el barril de pólvora que espera la chispa. Antes de que esto suceda se debe in-
tervenir. Para desactivar la escalada de violencia hay que reconocer en primer lugar
la tensión creciente y explicarlo con claridad y voz firme al grupo. Si es necesario se
pueden separar los estudiantes hasta que se haya enfriado el clima de tensión. Des-
pués hay que facilitar un diálogo constructivo, basado en las estrategias de solución
de conflictos, que permita planificar comportamientos alternativos.
En caso que se produzca una pelea, Kadel y Follman (1993) sugieren que el pro-
fesorado implicado siga este procedimiento: enviar a un estudiante fiable a pedir
asistencia (a la sala de profesores, secretaria, dirección); decir con voz fuerte para
que todos entiendan que el altercado debe terminar inmediatamente; reconocer a los
estudiantes implicados y llamarles por su nombre, dándoles a entender que han sido
identificados; procurar alejar al resto de los estudiantes lo antes posible; procurar
separar a los estudiantes implicados sin confrontación; no acusar; si es posible pro-
curar calmar a los implicados con un lenguaje apaciguador; mantener siempre unos
márgenes de seguridad y procurar no hacerse el héroe. Después ya se tomarán las
medidas oportunas, de acuerdo con el reglamento del centro, procurando enfocar el
incidente en la dimensión preventiva para que no se repita en el futuro.
El bullying es un tipo de violencia escolar que está más presente de lo que a me-
nudo se supone. Conviene detectarlo cuanto antes, lo cual no es fácil, y adoptar las
medidas oportunas. En otro apartado de este trabajo se trata con más extensión el
bullying.
124 © WK Educación
Prevención de la violencia
En todo caso hay que tener claras las implicaciones legales en los casos de violen-
cia para poder actuar en consecuencia. En caso de duda se puede pedir información
a las autoridades competentes.
Entre las estrategias a destacar como más efectivas, a partir de las investigaciones
sobre el tema (Nims, 2000), están la regulación de la ira, la toma de perspectiva
social, toma de decisiones, solución de problemas sociales, negociación, gestión de
conflictos, resistencia a presión de grupo, escucha activa, comunicación efectiva,
superación de prejuicios (sexismo, racismo), desarrollo de competencias de relación
interpersonal con personas de diferente sexo, etc. La mayoría de estas estrategias
son comentadas a lo largo de este trabajo, en cuanto que son competencias genéricas
para la ciudadanía.
© WK Educación 125
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
126 © WK Educación
Prevención de la violencia
Educación Infantil hasta final de Secundaria, constituye una estrategia efectiva para
la convivencia.
Educación intercultural
La multiculturalidad es una característica de la sociedad actual. El precepto clave
en la educación intercultural es el respeto por la riqueza de la diversidad. Valorar
la diversidad es crucial para una sociedad democrática. Un programa de educación
intercultural incluye el crear una atmósfera de aceptación, potenciar las interaccio-
nes sociales y la comunicación abierta entre personas de diversas lenguas, culturas,
etnias, religiones, etc. La educación multicultural es un factor de prevención de la
violencia, de concienciación de la identidad étnica y de EpC.
Programas comprensivos
La mejor forma de prevenir la violencia es a través de programas comprensivos
que implican a todo el profesorado. Esto supone atender a un conjunto de aspectos
estructurales en el centro educativo. Un modelo integrado de gestión de la convi-
vencia y prevención de la violencia implica a todos y exige el trabajo en equipo
del profesorado. Esto pasa por un conjunto de medidas estructurales entre las que
están la coordinación entre el plan de acción tutorial, el departamento de orienta-
ción y la EpC.
Implicación de la familia y de la sociedad
Todos los estudios coinciden en reconocer que la auténtica prevención de la vio-
lencia no puede limitarse al profesorado y al contexto escolar, sino que debe implicar
a la familia y a la sociedad en general. La comunidad escolar debe crear un clima
propicio para que las familias se sientan bienvenidas a la escuela y favorezcan su
participación.
Proyectos interdepartamentales
La prevención de la violencia es un tema nuclear de la política de un país. Las
Administraciones públicas no solamente deben mostrar preocupación cuando salen
a la luz pública noticias de violencia, desgraciadamente con demasiada frecuencia,
sino que deben implicarse activamente en la prevención como uno de los objetivos
prioritarios de la política de un país. Esto exige proyectos interdepartamentales, que
impliquen a los Ministerios de Educación, Bienestar Social, Salud, Trabajo, Justicia
e Interior, además de la Secretaría General de Juventud, las fuerzas de seguridad,
los profesionales de justicia juvenil y los programas de juventud (trabajo, vivienda,
ocio). Esto debería ser a escala estatal, autonómica y local; incluso europea e inter-
nacional. El reto reside en la coordinación entre las diversas instancias implicadas,
© WK Educación 127
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
7. PREVENCIÓN PRIMARIA
128 © WK Educación
Prevención de la violencia
8. ESTRATEGIAS EFECTIVAS
Desarrollo de competencias
Los programas orientados al desarrollo de competencias tienen como contenidos
básicos: competencias emocionales, autorregulación, competencias sociales, habili-
dades de vida, solución de conflictos, comunicación interpersonal, etc.
Control del comportamiento (behavior monitoring) y refuerzo positivo, como su
nombre indica, se centran en el control de la conducta de los estudiantes y el refuerzo
positivo de los comportamientos deseables, como prestar atención, progreso acadé-
mico, comportamiento escolar positivo, etc. Se complementa con técnicas efectivas
© WK Educación 129
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
para el control de la clase por parte del profesorado. Las evaluaciones de estos pro-
gramas aportan evidencias positivas, si bien se trata de investigaciones realizadas en
los años setenta y principios de los ochenta.
La técnicas conductuales para el control de la clase proponen el cambio del entor-
no de clase. Las investigaciones sobre esta temática aportan datos positivos y, como
el caso anterior, proceden de los años setenta. Las mejores técnicas son: establecer
unas normas claras, utilizar alabanzas y aprobación, modelado del comportamiento,
refuerzo, autoespecificación de contingencias, autorrefuerzo, formalización del com-
portamiento, etc. Estrategias efectivas para reducir el comportamiento no deseable
son: ignorar el mal comportamiento, relajación, técnicas disciplinarias (reprimendas,
time-out, pérdida de puntos, sanciones económicas, etc.).
Construir capacidad en la escuela (building school capacity) se refiere a los pro-
gramas que se centran en construir una capacidad por parte del centro educativo para
planificar, poner en práctica y mantener cambios positivos. Por ejemplo, un pro-
grama puede potenciar (empowerment) a los estudiantes para dirigir los problemas
de seguridad en la escuela. Estos programas se proponen el desarrollo de la organi-
zación (organizational development) para planificar, organizar, iniciar y mantener
cambios en la escuela.
Los programas de progreso continuo (continuous progress programs) están di-
señados para establecer una jerarquía de habilidades que permita a los estudiantes
avanzar al siguiente nivel de competencia cuando se domina cada habilidad. Es un
proceso progresivo donde no se pasa al siguiente nivel hasta que no se domina el an-
terior. Este enfoque ha demostrado efectos positivos consistentes en diversas evalua-
ciones, tanto en los resultados académicos como en la prevención de la violencia.
El aprendizaje cooperativo es un proceso diferente del anterior. En este caso se co-
locan juntos a estudiantes de distinto nivel, agrupados en pequeños grupos. El obje-
tivo es facilitar que se ayuden mutuamente a aprender, que unos enseñen a los demás
lo que saben. Los estudios de Slavin (1989, 1990) demostraron que el aprendizaje
cooperativo tiene efectos positivos sobre la mejora del rendimiento académico, las
actitudes hacia la escuela, las relaciones sociales con persones de diversas etnias y
culturas, actitudes hacia estudiantes con necesidades educativas especiales (NEE),
etc. Aportaciones posteriores (HHS, 2001; Ortega Ruiz, 2000) proponen el aprendi-
zaje cooperativo como estrategia para la prevención de la violencia
Los programas de desarrollo de juventud positiva (positive youth development
programs) se centran en la intervención comunitaria. Hay propuestas diversas, como
Boys and Girls Clubs o Big Brothers Big Sisters, donde se facilitan actividades de
tiempo libre diversas, procurando una diversión sin riesgos, con una dinamización y
130 © WK Educación
Prevención de la violencia
© WK Educación 131
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
9. PROGRAMAS EFECTIVOS
Life Skills Training (LST) es un programa que, curiosamente, fue diseñado para
la prevención del consumo de drogas y va dirigido a los estudiantes de Secunda-
ria Obligatoria (12-15 años). Los contenidos del programa tienen tres componentes
esenciales:
a) autorregulación;
b) competencia social;
c) información y habilidades relacionadas con el consumo de drogas.
132 © WK Educación
Prevención de la violencia
Hay que crear un contexto favorable y receptivo al programa por parte del
alumnado, profesorado, familia y sociedad en general. Para ello es importante que
la innovación quede ligada a lo que ya se está haciendo, de tal forma que se perciba
como una innovación para la mejora, y que no sea percibida como una reacción que
minusvalora lo que ya se hace por parte de algún profesor.
© WK Educación 133
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
La dirección del centro educativo está comprometida con el éxito del programa
y asume como propios sus objetivos, valores e implicaciones, de tal forma que se
puede considerar que está liderando el proceso de cambio e innovación educativa.
En algunos casos, el liderazgo del proceso de cambio puede recaer en alguna
persona que se designe a tal efecto (jefe de estudios, orientador, un miembro del pro-
fesorado en particular, etc.). En este caso, la coordinación entre el líder del programa
y la dirección del centro debe estar asegurada.
El profesorado que pone en práctica el programa debe sentirlo como propio, y
no sentirse obligado a ello.
“Entre todos lo hacemos todo” es un principio que puede funcionar siempre que
estén claramente delimitadas las funciones y se haya establecido una determinada
jerarquía que deje claro quién debe tomar decisiones en determinados momentos
delicados.
El profesorado implicado debe recibir formación apropiada para poner en prác-
tica el programa con un cierto nivel de calidad. Esta formación debe incluir técnicas
de dinámica de grupos y estrategias para hacer frente a las resistencias a la innova-
ción.
Todos estos principios corresponden a cuatro categorías: características del pro-
grama en sí, factores organizativos (dirección y liderazgo), factores de los agentes
de cambio y del profesorado.
Por lo que respecta a los factores organizativos, Lawler (2000) señala que a partir
de las investigaciones y las opiniones de los expertos, se han identificado los siguien-
tes elementos críticos.
• Establecer normas claras y específicas de comportamiento.
• Desarrollo de habilidades fundamentadas en un marco teórico consistente.
• Adoptar un enfoque comprensivo que implique múltiples facetas y progra-
mas.
• Coordinación entre los programas.
• Cambios físicos y administrativos.
• Como mínimo de 10 a 20 sesiones.
• Formación para todo el personal docente.
• Aplicar múltiples métodos docentes (metodología didáctica múltiple).
• Atención a la diversidad (cultural, étnica, religiosa, lingüística, etc.).
134 © WK Educación
Prevención de la violencia
El bullying es uno de los tipos de violencia escolar que tiene más incidencia y que
más preocupa a la comunidad educativa. El porcentaje de incidencia del bullying en
los centros de Secundaria de nuestro país difiere ligeramente según las investiga-
ciones. Algunos datos indicativos son los siguientes. Las agresiones verbales entre
compañeros afectan a un 33%; entre un 9% y un 14% sufre aislamiento (sus com-
pañeros les ignoran y no les dejan participar en actividades); el 8% sufre amenazas
para amedrentar; el 5% sufre agresiones físicas; el 2% sufre acoso sexual; el 1%
sufre amenazas con armas.
Las respuestas del alumnado a las encuestas, reflejan sus percepciones sobre la
realidad, y son del tipo: “hablan mal de mí, me insultan, me ponen motes, me escon-
den cosas, me ignoran, no me dejan participar, me amenazan, me dan miedo, me ro-
ban cosas, me rompen cosas, me pegan, me acosan sexualmente, me obligan a hacer
cosas, me han amenazado con un arma, etc.”. Esto hace que algunos alumnos sienten
miedo de ir al centro educativo. De los que lo sienten casi todos los días, el 61% lo
tiene a sus compañeros, pero un 16’7% lo tiene a sus profesores (AAVV, 2001: 20).
Estos dos últimos datos son particularmente preocupantes.
En el caso del bullying hay que distinguir entre el acosador, la víctima y los espec-
tadores. Sobre los primeros conviene señalar que suelen tener un perfil caracterizado
por no gustarle ir al colegio; no le gusta estudiar; tampoco los profesores; tiene una
adaptación escolar deficiente; fracaso académico; adopta comportamientos antiso-
ciales; acostumbra a consumir drogas (alcohol, tabaco, marihuana, etc.); tiende a
pertenecer a pandillas o tribus urbanas que cometen actos vandálicos, etc. Se ha
puesto en evidencia que ser acosador en Secundaria es un predictor de pertenecer a
bandas delincuentes más tarde.
© WK Educación 135
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
En cuanto a los espectadores cabe decir que están presentes en el 85% de las situa-
ciones de acoso. Produce un efecto de insensibilización ante la violencia, inhibición
y retraimiento a la hora de ayudar y ofrecer respuestas solidarias.
Hasta principios de los años setenta no se manifestó una preocupación por la vio-
lencia escolar. El origen probablemente sea un artículo publicado por Heinemann
(1969) en el periódico donde describe la persecución en pandilla en el patio de una
escuela, a lo que denominó mobbing. En este artículo se llama la atención sobre
la injusticia de que estos fenómenos pasen inadvertidos. Posteriormente narra esta
experiencia en un libro (Heineman, 1972). En estos momentos Olweus inició los
primeros trabajos científicos sobre el tema, a lo que se denominó bullying, como una
forma de violencia entre iguales en los centros educativos. La palabra mobbing se ha
venido utilizando para referirse a un comportamiento de acoso en las empresas. Los
trabajos de Olweus (1973, 1978, 1985, 1993) se consideran pioneros en la materia.
En España, el primer estudio conocido se debe a Vieira, Fernández y Quevedo
(1989), que será continuado por Ortega y su equipo (1992, 2000, 2003), que han
realizado diversas investigaciones y publicaciones sobre el tema, con aportación de
interesantes propuestas de prevención, de las cuales en el presente trabajo se hace
referencia a algunas de ellas. A partir de finales de los años noventa las publicaciones
sobre bullying se han ido multiplicando. Algunos elementos a tener en cuenta son
los siguientes.
• El acoso o maltrato entre iguales (bullying) es un fenómeno general que se
produce en todos los países.
• Los chicos siempre participan más que las chicas en situaciones de bullying.
• Las formas de abuso más practicadas son: agresión verbal (insultos, motes),
agresión física directa (amenazas, golpes, peleas), aislamiento social (ignorar,
rechazar, no dejar participar). Las chicas, por el contrario, practican más agre-
siones indirectas, de carácter verbal o social, como por ejemplo hablar mal de
la otra persona o excluirla.
• El momento de mayor incidencia se sitúa entre los 11 y los 14 años. A partir de
estas edades va descendiendo.
• Las intervenciones educativas no van dirigidas solamente al acosador o la víc-
tima, sino a todos los implicados (acosador, víctima, espectadores, profesora-
do, familia, sociedad). Tienen, por tanto, un enfoque sistémico.
• Las estrategias de intervención se orientan a la mejora del clima emocional de
centro, lo cual supone intervenir sobre la escuela como sistema.
• El enfoque sistémico supone medidas de intervención comunitaria, que van
más allá de la escuela, que implica a agentes sociales, educadores sociales,
136 © WK Educación
Prevención de la violencia
coordinación con asociaciones locales, policía, etc. Esto significa una concep-
ción ecológica de la violencia como elemento estructural de la sociedad, de la
que derivan estrategias de prevención e intervención dirigidas a la sociedad
en general.
• Las intervenciones preventivas pueden ser altamente eficaces. Sin embargo
esto no significa que la relación de dominio-sumisión remita totalmente. La
persistencia, en cierto grado, de este fenómeno, subyacente en la violencia de
nuestra sociedad, no debe llevar a la conclusión errónea de que la prevención
es ineficaz. Hay evidencia de que con la prevención disminuye de forma sus-
tancial la incidencia de agresiones y la intensidad de los daños.
Desgraciadamente, muchas de las propuestas que se encuentran en las publica-
ciones sobre el tema, todavía son desconocidas por un sector importante del profe-
sorado, lo cual evita su puesta en práctica de forma generalizada y efectiva. Queda
pendiente, por lo tanto, un trabajo de difusión de la información, concienciación y
formación del profesorado para que pueda poner en práctica estrategias efectivas de
prevención. Tal vez la EpC pueda ser un revulsivo en este sentido. No olvidemos que
el bullying es un grave obstáculo para la convivencia, y por tanto, para el desarrollo
de una ciudadanía efectiva y responsable.
Como hemos visto, los mejores programas para la prevención de la violencia son
los que se basan en el desarrollo de competencias. Estos programas aumentan de
forma considerable su efectividad cuando se combinan con el desarrollo de compe-
tencias en las familias.
Dos programas “prometedores” en este sentido son el Iowa Strengthening Fami-
lies Program y Preparing for the Drug-Free Years. Son programas centrados en la
familia, que hay que distinguir de otros programas dirigidos a los estudiantes que
incluyen la intervención en la familia como un aspecto más.
El Iowa Strengthening Families Program se dirige a las familias de estudiantes
de unos doce años. Se compone de siete sesiones semanales de formación de padres
e hijos. El objetivo es mejorar la comunicación familiar y las competencias de los
padres.
Preparing for the Drug-Free Years es un programa dirigido a la familia con objeto
de formar en competencias que faciliten unas interacciones entre padres e hijos que
© WK Educación 137
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
138 © WK Educación
Prevención de la violencia
© WK Educación 139
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
140 © WK Educación
Prevención de la violencia
© WK Educación 141
Capítulo VI
REGULACIÓN DE LA IRA Y PREVENCIÓN
DE LA VIOLENCIA
La Educación para la Ciudadanía (EpC) tiene la finalidad de hacer posible la con-
vivencia en democracia. Uno de los graves obstáculos a este desideratum es la vio-
lencia. Se puede afirmar que una parte importante de la violencia se origina en la ira.
Por esto, la regulación de la ira es una estrategia para la prevención de la violencia.
Así se ha puesto de manifiesto en investigaciones sobre el tema (Kendal, 2000; Jo-
hnson, 2001; Connor, 2002; Eron et al., 2002). La regulación de la ira se enmarca
en la educación emocional, ya que la ira es una de las emociones básicas. La baja
tolerancia a la frustración puede generar ira. Por tanto, aumentar la tolerancia a la
frustración y la capacidad para diferir recompensas inmediatas a favor de otras más
a largo plazo pero de orden superior, es una manera de potenciar la convivencia y
prevenir la violencia. En este capítulo se expone el estado de la cuestión sobre la
regulación de la ira para la prevención de la violencia, con la presentación de alguno
de los programas efectivos en este sentido.
1. CONCEPTUALIZACIÓN DE LA IRA
La ira es una emoción básica que se configura como una familia de emociones que
incluye una gran variedad de “familiares”: rabia, cólera, rencor, odio, furia, indignación,
resentimiento, aversión, exasperación, tensión, excitación, agitación, acritud, animad-
versión, animosidad, irritabilidad, hostilidad, violencia, enojo, celos, envidia, impoten-
cia, etc. Todas estas emociones se incluyen en la denominación genérica de ira.
© WK Educación 145
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
146 © WK Educación
Regulación de la ira y prevención de la violencia
car y ejecutar la muerte de sus propios hijos sólo por causar el mayor daño a Jasón.
Y cuando estaba a punto de cometer tan atroz acto dijo, en la versión de Eurípides:
“Sí que entiendo qué males voy a hacer, pero mi apasionamiento es superior a mis
reflexiones, lo cual es la causa de los mayores males para los humanos”. Más de dos
mil quinientos años después, estas palabras mantienen su vigencia y orientan hacia
dónde ir: la necesidad de la regulación de la ira (apasionamiento) para la prevención
de la violencia.
© WK Educación 147
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Ciertas personas creen que no pueden tolerar las frustraciones. Ante ciertas situa-
ciones se dicen a sí mismas autoafirmaciones como: “esto no lo puedo soportar, no
lo puedo tolerar, no hay quien lo aguante, ya no puedo más”. Ante situaciones frus-
trantes se les activa la ira, no tienen paciencia, no pueden manejar el estrés, sufren
148 © WK Educación
Regulación de la ira y prevención de la violencia
© WK Educación 149
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
5. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
150 © WK Educación
Regulación de la ira y prevención de la violencia
Estrategias de intervención
Enfoque Técnicas
Centradas en la emoción Control de la impulsividad
Regulación de la ira
Relajación
Conciencia emocional
Desarrollo de la empatía
Imaginación emotiva
Mejora de la autoestima
Establecer “redes de apoyo”
Cognitivas Reestructuración cognitiva
Solución de problemas
Diálogo interno
Inoculación del estrés
Autosugestión
Conductuales Modulación de la expresión emocional
Entrenamiento asertivo
Desensibilización sistemática
Comunicación efectiva
Cognitivo-conductuales Modelado
Role-playing
Habilidades sociales
Habilidades de vida
Habilidades de afrontamiento (coping skills)
Ensayo
Autocontrol
Reconocimiento de claves fisiológicas
Toma de conciencia
Re-evaluación cognitiva de la situación
Reducción de la activación emocional
Pensamiento alternativo
Pensamiento consecuencial
Pensamiento de causa-efecto
Pensamiento de perspectiva
Reestructuración cognitiva
Solución de problemas
Diálogo interno
Farmacológicas Medicamentos psicotrópicos
© WK Educación 151
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Se puede afirmar que los programas para la regulación de la ira, que cumplen unos
requisitos mínimos de calidad, tienen efectos positivos. Los efectos positivos son
más evidentes en reducir los sentimientos de ira y en la reducción de la impulsivi-
dad. Los programas funcionan bien en la reducción de la intensidad y frecuencia de
la componente afectiva de la ira. Estas intervenciones pueden contribuir a reducir la
violencia, delincuencia y comportamiento criminal.
La conclusión es que los programas para la regulación de la ira pueden ser una
estrategia apropiada para la regulación de la violencia. El personal de la educación
(profesorado, pedagogos, psicólogos, psicopedagogos, orientadores, educadores so-
ciales, políticos, etc.) debería conocer estos datos y animarse a poner en su centro
educativo programas de estas características, habida cuenta de cómo este problema
afecta a la sociedad actual.
7. GENERALIZACIÓN Y SOSTENIBILIDAD
152 © WK Educación
Regulación de la ira y prevención de la violencia
La ira es una de las emociones básicas, junto con el miedo, la tristeza, la alegría
y otras. Pero la ira es la emoción que causa mayores problemas a la ciudadanía y a
la convivencia.
Con respecto a la formación del ciudadano responsable, se requiere educación
emocional para la regulación de la ira. En el capítulo sobre educación emocional
se reanuda este tema con la intención de tomar en consideración un conjunto de
competencias emocionales que son básicas para la vida, para la convivencia y para
la ciudadanía efectiva.
Además de las emociones negativas hay emociones positivas. Muchas estrategias
de intervención se basan en la supresión de las emociones negativas. Pero en el mar-
co de la psicología positiva, a la que se dedica el capítulo siguiente, proporcionar ex-
© WK Educación 153
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
9. RESUMEN Y CONCLUSIONES
154 © WK Educación
Capítulo VII
EDUCACIÓN EMOCIONAL
A lo largo de esta obra se insiste en que la Educación para la Ciudadanía (EpC)
tiene como objetivo potenciar la convivencia y el bienestar. Se sabe que uno de los
mayores obstáculos es la violencia. Llama la atención que la mayoría de las ca-
racterísticas del comportamiento violento y de oposición a la convivencia sean de
carácter emocional. Dicho de otra forma, son una manifestación del analfabetis-
mo emocional. Es curioso observar cómo una sociedad altamente tecnificada, con
acceso a unos recursos tecnológicos inimaginables hace pocos años (móvil, infor-
mática, Internet, mass media, etc.), parece haber olvidado una de las necesidades
básicas del ser humano: su dimensión emocional. Esta necesidad, insuficiente-
mente atendida en la educación formal, es una de las causas de muchos problemas
de la sociedad actual. Para preparar para una ciudadanía activa y responsable se
hace necesario el desarrollo de competencias emocionales a través de la educación
emocional.
© WK Educación 157
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
1. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
El ímpetu del interés por la inteligencia emocional se inició con dos artículos en
revistas especializadas (Mayer, DiPaolo y Salovey, 1990; Salovey y Mayer, 1990),
si bien fue este último el que tuvo mayor resonancia, cuyo título era, precisamente:
Emotional Intelligence (Salovey y Mayer, 1990).
158 © WK Educación
Educación emocional
Percepción emocional
Integración emocional
(emoción-cognición)
Inteligencia
emocional
Comprensión emocional
Regulación emocional
© WK Educación 159
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
1. Conciencia emocional
160 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 161
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
3. Autonomía emocional
3.3. Actitud positiva: capacidad para automotivarse y tener una actitud positiva
ante la vida. Sentido constructivo del «yo» (self) y de la sociedad; sentirse
optimista y potente (empowered) al afrontar los retos diarios; intención de ser
bueno, justo, caritativo y compasivo.
3.6. Resiliencia para afrontar las situaciones adversas que la vida pueda de-
parar.
162 © WK Educación
Educación emocional
4. Competencia social
La inteligencia interpersonal es la capacidad para mantener buenas relaciones con
otras personas. Esto implica dominar las habilidades sociales, capacidad para la co-
municación efectiva, respeto, actitudes pro-sociales, asertividad, etc.
4.1. Dominar las habilidades sociales básicas: escuchar, saludar, despedirse, dar
las gracias, pedir un favor, manifestar agradecimiento, pedir disculpas, acti-
tud dialogante, etc.
4.2. Respeto por los demás: intención de aceptar y apreciar las diferencias indivi-
duales y grupales y valorar los derechos de todas las personas.
4.3. Comunicación receptiva: capacidad para atender a los demás tanto en la co-
municación verbal como no verbal para recibir los mensajes con precisión.
4.4. Comunicación expresiva: capacidad para iniciar y mantener conversaciones,
expresar los propios pensamientos y sentimientos con claridad, tanto en co-
municación verbal como no verbal, y demostrar a los demás que han sido
bien comprendidos.
4.5. Compartir emociones: conciencia de que la estructura y naturaleza de las re-
laciones vienen en parte definidas por: a) el grado de inmediatez emocional o
sinceridad expresiva; y b) el grado de reciprocidad o simetría en la relación.
De esta forma, la intimidad madura viene en parte definida por el compartir
emociones sinceras, mientras que una relación padre-hijo puede compartir
emociones sinceras de forma asimétrica.
4.6. Comportamiento pro-social y cooperación: capacidad para aguardar turno;
compartir en situaciones diádicas y de grupo; mantener actitudes de amabili-
dad y respeto a los demás.
4.7. Asertividad: mantener un comportamiento equilibrado, entre la agresividad y
la pasividad. Esto implica la capacidad para: defender y expresar los propios
derechos, opiniones y sentimientos; decir «no» claramente y mantenerlo; ha-
cer frente a la presión de grupo y evitar situaciones en las cuales uno puede
verse presionado (por ejemplo consumo de drogas); demorar actuar o tomar
decisiones en situaciones de presión hasta sentirse adecuadamente prepara-
do, etc.
4.8. Prevención y solución de conflictos: capacidad para prevenir conflictos so-
ciales y problemas interpersonales. Merece una mención especial la preven-
ción del bullying, como uno de los conflictos escolares habituales. Esto im-
© WK Educación 163
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
5.1. Fijar objetivos adaptativos: capacidad para fijar objetivos positivos y rea-
listas.
5.3. Análisis crítico de normas sociales: capacidad para evaluar críticamente los
mensajes sociales, culturales y de los mass media, relativos a normas socia-
les y comportamientos personales.
164 © WK Educación
Educación emocional
Habilidades de vida
Conciencia emocional
y bienestar
Competencias
emocionales
Competencia social Regulación
emocional
Autonomía
emocional
© WK Educación 165
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
http://www.casel.org/
http://eiconsortium.org/
http://www.mantra.com.ar/contenido/inteligencia.html
http://www.ecparenting.org/
http://www.libro-educacion-emocional.com/
http://www.cfchildren.org/support/
http://www.6seconds.org/
http://www.e-excellence.es/
http://www.ucm.es/info/seas/
http://www.inteligencia-emocional.org/
Hay suficientes elementos para considerar que entre finales de los años noventa y
los primeros del siglo XXI se ha producido un movimiento en torno a la inteligencia
emocional y la educación emocional que justifica que se pueda hablar de “revolu-
ción emocional” o Zeitgeist (espíritu que caracteriza una época). Las aplicaciones
prácticas a la educación son un tema actual de investigación y difusión. El reto que
se plantea es cómo va a incidir en la EpC. Uno de los objetivos de este trabajo es
argumentar que la educación emocional debe ocupar un espacio importante en el
marco de la EpC.
166 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 167
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
168 © WK Educación
Educación emocional
Las investigaciones sobre el bienestar subjetivo, realizadas por autores com Ar-
gyle, Diener, Strack, Schwartz, Veenhoven, etc., han introducido un constructo de
gran incidencia social. Conviene distinguir entre bienestar objetivo (material) y bien-
estar subjetivo (emocional). aunque cuando se analiza se llega a la conclusión de que
las personas buscan el bienestar subjetivo, que consiste esencialmente en experimen-
tar emociones positivas. Por esto, tambien se le denomina bienestar emocional.
Relacionado con el bienestar está el concepto de fluir (flow) o experiencia óptima,
introducido por Csikszentmihalyi (1997). El fluir se refiere a las ocasiones en que
sentimos una especie de regocijo, un profundo sentimiento de alegría o felicidad, que
lo habíamos estado buscando y deseando durante mucho tiempo y que se convierte
en un referente de cómo nos gustaría que fuese la vida. La felicidad es una condición
vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente. No se
puede comprar con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos
externos, sino más bien de cómo los interpretamos. El flujo, o la experiencia óptima,
tienen mucho que ver con el concepto de “experiencias cumbre” (peak experiences)
que utilizó Maslow (1982: 109; 1987: 205).
De los cuatro pilares de la educación (conocer, saber hacer, convivir y ser) se-
ñalados en el informe Delors (1996), como mínimo los dos últimos contribuyen a
fundamentar la educación emocional.
Las aportaciones de la psicología positiva son posteriores a la configuración de
la educación emocional. Se podría decir que educación emocional y psicología po-
sitiva son dos movimientos que se han ido desarrollando simultáneamente. Ciertos
fundamentos citados en los párrafos anteriores (bienestar subjetivo, fluir, psiconeu-
roinmunología, neurociencia, etc.) han influido simultáneamente en el surgimiento
de ambos movimientos. Ahora bien, por la afinidad de contenidos, lógicamente la
educación emocional integra las aportaciones de la psicología positiva.
© WK Educación 169
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
170 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 171
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
6. CONCEPTO DE EMOCIÓN
Para poder hablar de educación emocional se necesita saber qué es una emoción
y qué implicaciones para la práctica se derivan de este concepto. Una emoción se
produce de la siguiente forma:
1) Unas informaciones sensoriales llegan a los centros emocionales del cerebro.
2) Como consecuencia se produce una respuesta neurofisiológica.
3) El neocortex interpreta la información.
De acuerdo con este mecanismo, en general hay bastante acuerdo en consi-
derar que una emoción “es un estado complejo del organismo caracterizado por
una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las
emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno”.
En síntesis, el proceso de la vivencia emocional se puede esquematizar así en el
siguiente gráfico:
Neurofisiológica
Predisposición
Acontecimiento Valoración Comportamental
a la acción
Cognitiva
172 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 173
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
7. CONCIENCIA EMOCIONAL
174 © WK Educación
Educación emocional
demás; la capacidad para percibir con precisión las emociones y perspectivas de las
otras personas. Saber servirse de las claves situacionales y expresivas (comunicación
verbal y no verbal) que tienen un cierto grado de consenso cultural para el significa-
do emocional. Capacidad para implicarse empáticamente en las experiencias emo-
cionales de los demás.
La conciencia emocional implica reconocer los efectos de las propias emociones
y de las emociones de los demás. Reconocer cómo las emociones afectan a nuestras
acciones. Las personas dotadas de esta competencia saben qué emociones están sin-
tiendo y por qué; comprenden los vínculos existentes entre sus sentimientos, pensa-
mientos, palabras y acciones; conocen el modo en que sus sentimientos influyen en
su rendimiento; tienen un conocimiento básico de sus valores y de sus objetivos.
La conciencia emocional nos lleva a tomar conciencia de la emoción desde la
que me estoy relacionando con otra persona, que puede ser respeto, agradecimiento,
veneración, admiración, amor, etc. Pero también puede ser: aversión, ira, hostilidad,
indignación, rabia, odio, resentimiento, etc. En función de la emoción con que me
estoy relacionando con la otra persona, será mi comportamiento, lo cual influye en
el comportamiento del otro. Para detalles y bibliografía sobre conciencia emocional
puede consultarse a Pons, Doudin, Harris y Rosnay (2005).
8. REGULACIÓN EMOCIONAL
© WK Educación 175
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
9. AUTONOMÍA EMOCIONAL
Las personas deben establecer vínculos emocionales positivos con otras personas.
Esto remite a la teoría del apego (attachement), según la cual las personas tienen
propensión a establecer lazos afectivos fuertes con ciertas personas (Bowlby, 1989,
1993a, 1993b).
La vinculación afectiva es la capacidad humana de establecer lazos afectivos con
otros seres humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones. Estos
afectos se ven estimulados con la presencia o ausencia del otro; con la disponibilidad
o indisponibilidad del otro.
Una vinculación afectiva exagerada puede conllevar a la dependencia emocio-
nal. En el extremo opuesto está la desvinculación afectiva, que se caracteriza por la
incapacidad de establecer relaciones afectivas con otras personas. Tanto la desvin-
culación como la dependencia son dos extremos que pueden causar dificultades en
las relaciones con otras personas. El reto está en mantener una adecuada vinculación
afectiva que permita nadar entre las dos orillas. A eso lo denominamos autonomía
emocional.
La autonomía emocional se refiere al proceso de desligarse de los padres y com-
pañeros. Se logra cuando el adolescente se siente confiado al definir sus objetivos
176 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 177
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
a) baja autoestima;
b) miedo e intolerancia a la soledad;
c) tendencia a establecer relaciones de pareja desequilibradas a lo largo de la
vida.
área de desvinculación área de vinculación
|—————————————————|————————————————|
Desvinculación afectiva extrema Autonomía emocional Vinculación afectiva extrema
178 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 179
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
180 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 181
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
182 © WK Educación
Educación emocional
La conducta pasiva (no asertiva) se caracteriza por ser incapaz de expresar los pro-
pios sentimientos, opiniones, deseos, etc. Frecuentemente se expresan pensamientos
autoderrotistas, disculpas, manifestaciones de falta de confianza en sí mismo, de tal
forma que los demás pueden fácilmente no hacerle caso. El mensaje que se comu-
nica es: “yo no cuento; puedes aprovecharte de mí”. Son características de la con-
ducta no verbal: mirar hacia abajo, voz baja, vacilaciones, gestos desvalidos, negar
importancia a la situación, postura hundida, intentar evitar totalmente la situación;
retorcerse las manos, tono de voz vacilante o de queja, risa falsa. Expresiones ca-
racterísticas son: “quizás”, “supongo”, “me pregunto si podríamos”, “realmente no
es importante”, “no te molestes”, “es que...”. Una de sus dificultades reside en decir
“no”. El objetivo de esta conducta es evitar los conflictos y apaciguar a los demás.
Tratan de ser amigables con todo el mundo, tolerantes y democráticos. Sin embargo,
las consecuencias a veces son que la persona no asertiva se siente incomprendida, no
tomada en consideración y manipulada. El tener que inferir constantemente lo que
está “realmente diciendo” la persona no asertiva es una tarea que puede dar lugar
a sentimientos de frustración o de incomprensión y molestia hacia esa persona por
parte de los que mantienen una relación con ella.
© WK Educación 183
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Costa, M., y López, E. (1996). Manual para el educador social. Habilidades de co-
municación en la relación de ayuda. Madrid: Ministerio de Asuntos Sociales.
184 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 185
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
186 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 187
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
188 © WK Educación
Educación emocional
13. RESILIENCIA
Resilience es una palabra inglesa que significa algo así como resistencia y elas-
ticidad. Se utiliza en ingeniería para referirse a la resistencia o elasticidad de los
metales. En educación, la resiliencia es la capacidad de superar la adversidad. Tiene
resiliencia la persona que es capaz de enfrentarse con éxito a unas condiciones de
vida sumamente adversas (pobreza, guerras, orfandad, catástrofes, etc.).
Los que trabajan con niños saben que algunos tienen resiliencia y otros no. Pero
se ignora la causa de esta diferencia, lo cual ha dado lugar a líneas de investigación
sobre la resiliencia infantil. Simeonsson (1994) y Vanistendael (1997) hacen un resu-
men de los principales planteamientos teóricos y de las aplicaciones prácticas. Para
más detalles se puede consultar a Alchourrón de Paladini, Melillo y Suárez Ojeda
(2001), Clauss-Ehlers y Weist (2004), Cyrulnik (1994, 2001, 2002), Gilligan (2001),
Goldstein y Brooks (2004), Guénard (2002), Manciaux (2003), etc.
La definición de resiliencia ha ocupado a los estudiosos durante los últimos años.
En la propuesta de Manciaux, Vanistendael, Lecomte y Cyrulnik (2003) la resilien-
cia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro
a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de
traumas a veces graves. Así planteado, podemos convenir que la resiliencia debería
ser una característica de la ciudadanía efectiva.
Existen muchos factores sociales de riesgo: pobreza, vecindario, familia, ami-
gos, paro, etc. Pero en general el individuo es capaz de superarlos si tiene un nivel
apropiado de resiliencia. Estudios a largo plazo realizados con niños que viven en
© WK Educación 189
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
situación de extrema pobreza (como los meninos de rua del Brasil), en familias abu-
sivas o con padres que padecen graves enfermedades mentales, demostraron que los
individuos con resiliencia, incluso en las situaciones más adversas, tienden a com-
partir competencias emocionales básicas: sociabilidad, autoconfianza, optimismo,
resistencia al fracaso, tolerancia a la frustración, habilidad para superar rápidamente
los contratiempos, una naturaleza fácil, sociabilidad y flexibilidad.
De las investigaciones sobre resiliencia se derivan una serie de factores protecto-
res que orientan hacia dónde puede ir la educación para la prevención y el desarrollo
humano: altas expectativas, cuidado y apoyo, oportunidades para la participación.
Entre las características que se han encontrado en las personas con resiliencia,
muchas de ellas vienen a dar la razón a la psicología positiva, ya que se refieren a
apoyo emocional positivo, en primer lugar por parte de la familia y, como mínimo,
de un adulto (familiar, profesor, religioso, conocido). Por otra la capacidad de res-
ponder de forma positiva a las demandas de los demás. Otras características son:
actividad, reflexión ante situaciones nuevas, habilidades cognitivas, uso constructivo
del tiempo, compromiso con el aprendizaje, tener valores positivos, responsabilidad,
competencias sociales, habilidades para la toma de decisiones, tener una identidad
positiva, autoestima, etc.
La resiliencia y el crecimiento postraumático son conceptos de investigación en el
marco de la psicología positiva. Las personas que han sufrido experiencias traumá-
ticas (accidentes, atentados terroristas, desastres naturales, etc.) están en riesgo de
desarrollar el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o sintomatología asociada.
Pero también es posible que la persona tenga recursos para superar estas experien-
cias sumamente adversas, iniciándose lo que se denomina un proceso de crecimiento
postraumático. Tradicionalmente, la psicología se ha interesado por el TEPT; es de-
cir, la patogénesis. Pero la psicología positiva se interesa por el crecimiento postrau-
mático; es decir la salutogénesis. Se ha puesto en evidencia cómo hay personas que
superan las adversidades, aprenden de ellas y les provocan cambios en sus vidas que
les sirven para su crecimiento personal (Vera, Carbelo y Vecina, 2006).
En este sentido me permito recordar que en Cataluña se celebra la Diada del 11 de
septiembre para conmemorar una derrota en 1714. A muchas personas que no hayan
analizado la historia les puede sorprender este hecho. Conviene tener presente que
esta fecha representa un irrefrenable espíritu de superación a partir de la derrota. Es
decir, un ejemplo vivo de crecimiento postraumático de todo un pueblo. En definiti-
va, un ejemplo de ciudadanía activa y efectiva en grupo.
Para el desarrollo de una ciudadanía efectiva, se debe preparar a las personas para
aprender de la experiencia. Cuando la experiencia es traumática, tal vez haya que
190 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 191
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
and adolescent sport injuries”. Journal of Personality and Social Psychology, 58,
360-370.
Vanistendael, S. (1997). La resilència o el realisme de l’esperança. Ferit, pero no
vençut. Barcelona: Claret. (Versión castellana: Resiliencia: capitalizar las fuerzas
del individuo. Cómo crecer superando los obstáculos. Ginebra: BICE).
Vanistendael, S. (1997). La resilència o el realisme de l’esperança. Ferit, pero no
vençut. Barcelona: Claret. (Versión castellana: Resiliencia: capitalizar las fuerzas
del individuo. Cómo crecer superando los obstáculos. Ginebra: BICE).
Vanistendael, S. y Lecomte, J. (2002). La Felicidad es posible. Despertar en ni-
ños maltratados la confianza en sí mismos: construir la resiliencia. Barcelona:
Gedisa.
Vera Poseck, B., Carbelo, B. y Vecina, M. L. (2006). La experiencia traumática des-
de la psicología positiva: resiliencia y crecimiento postraumático. Papeles del Psi-
cólogo, 27, 40-49.
14. EL PERDÓN
192 © WK Educación
Educación emocional
soltar la rabia que nos atenaza. Pensar en abandonar la rabia ya es iniciar el proceso
del perdón.
Perdonar significa observar lo que ocurrió, aceptarlo y analizar los sentimientos aso-
ciados a la persona y al acontecimiento. No hay que tener miedo a estos sentimientos.
Cuando se ha perdonado se siente un gran alivio, como si se hubiera soltado un gran
lastre. El perdón y la reconciliación a veces revisten las características de una catarsis.
Este estado emocional genera sentimientos de armonía, paz, tranquilidad, libertad,
bienestar.
La figura siguiente representa un modelo de proceso hacia el perdón. Se inicia con
un input, que es un acontecimiento que ocasiona la herida (agresión, ofensa, pérdida,
violencia, etc.).
Ante este hecho se experimenta una emoción negativa; probablemente indignación,
crispación, impotencia, exasperación, etc., que abreviamos con ira, lo cual conduce a un
odio más duradero. La emoción de la ira pide justicia, y el odio pide venganza. La dis-
tinción entre ambos no resulta fácil. En todo caso ayuda comprender que la justicia con-
duce al castigo y la venganza a la violencia. La persona puede sentir un fuerte impulso
hacia la violencia en situaciones de injusticia. Si se abre esta puerta, se pasa a la “agre-
sión justificada”, presuntamente para evitar la impunidad. Así se entra en una espiral de
violencia, basada en el odio que pide venganza, y que se confunde con la justicia.
Input Supre-
Agresión
Agresión Ira sión Justicia Castigo “justificada”
Ofensa de
presuntamente
Herida dolor
para evitar
Dolor Odio y Venganza Videncia
impunidad
Pérdida... temores
Admitir Disculpas
Amnesia ? Impunidad
culpa públicas
© WK Educación 193
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
En estas situaciones se establece una barrera emocional que bloquea otros plantea-
mientos. Se necesita un trabajo de educación emocional en profundidad, y muchas
veces, en situaciones difíciles, se requiere de psicoterapia que ayude a la catarsis,
para poder saltar la barrera emocional y poder pasar a otros planteamientos.
El nuevo enfoque pasa por legitimar la expresión emocional de la ira, que impli-
ca un profundo dolor, y a veces un luto lógico. Posteriormente hay que comenzar
a aceptar la pérdida. Con el tiempo se puede proponer humanizar al enemigo. A
partir de una relación interpersonal humana es posible el perdón. Perdón que no
debe llevar ni a amnesia ni a impunidad, sino a un diálogo. Las estrategias de me-
diación, en la cual se implican las partes enfrentadas, juegan un papel esencial en
este proceso, que lleva a admitir la culpa por parte del agresor. El paso siguiente
es pedir disculpas públicas y establecer justicia de forma apropiada. Con esto se
llega a la reconciliación.
Deben cumplirse unos derechos y unos deberes por parte de todos. Esto es un
principio clave de la convivencia y por tanto de la ciudadanía. Si una persona se salta
las normas a la torera con total impunidad y de forma repetida puede afectar a su de-
sarrollo sociopersonal. Se puede llegar a creer que las normas están para saltárselas
y que no cumplirlas puede proporcionar cierto prestigio social entre los compañeros.
Así se va deteriorando su desarrollo moral y aumenta el riesgo de adoptar compor-
tamientos de riesgo. Es importante proporcionar a tiempo elementos educativos de
corrección para reconducir su comportamiento antisocial.
194 © WK Educación
Educación emocional
Un elemento clave para la puesta en marcha del espacio familiar y, sobre todo,
para su consolidación es estar atentos a las demandas familiares, a sus necesidades,
temas que suscitan su interés, sus preocupaciones, etc.
© WK Educación 195
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
196 © WK Educación
Educación emocional
Programa web NE $ te fa c
Caring School Community
www.devstu.org/home.html K-6 60 X * *
(Child Development Project), 1999
Community of Caring www.communityofcaring.
K-12 C * X *
(Growing up Caring), 1990 org
High/Scope Educational Approach
for Preschool and Primary Grades, www.highscope.org pK-3 0 * X 0
1997
I Can Problem Solve (ICPS), 1992 www.researchpress.com pK-6 40 0 X 0
Know Your Body, 2000 www.kendallhunt.com K-6 300 * * *
Learning for Life, 1997 www.learning-for-life.org K-12 350 X X X
Lions-Quest («Skills» series), 2001 50-
www.lions-quest.org K-12 * * *
125
Michigan Model for Comprehen-
100-
sive Health Education, 1995 www.emc.cmich.edu K-12 X * X
778
PATHS (Promoting Alternative www.preventionscience. 159-
K-6 0 * 0
Thinking Strategies), 1994 com 679
Peace Works (Peace Education PK- 25-
www.peaceeducation.org X * X
Foundation), 1999 12 30
Productive Conflict Resolution Pro-
www.schoolmediationcen-
gram: A Whole School Approach, K-12 45 * X X
ter.org
1998
Project ACHIEVE, 2001 www.coedu.usf.edu/main/ PK-8 125 * 0 0
Quest (Violence Prevention Series),
K-12 189 * * *
1995
Reach Out to Schools: Social
Competency Program (Open Circle www.open-circle.org K-5 X * 0
Curriculum), 1990
Resolving Conflict Creatively Pro-
www.esrnational.org K-8 55 X * 0
gram (RCCP), 1998
© WK Educación 197
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
López Cassà, E. (2003). Educación emocional. Programa para 3-6 años. Barcelona:
Praxis.
198 © WK Educación
Educación emocional
Gallifa, J., Pérez, C., Rovira, F., et al. (2002). La intel·ligència emocional i l’escola
emocionalment intel·ligent. Barcelona: Edebé.
Ibarrola, B. (2003). Cuentos para sentir. Educar los sentimientos. Madrid: SM.
Vallés Arándiga, A. (1999). SICLE. Siendo inteligente con las emociones. Valencia:
Promolibro.
© WK Educación 199
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
200 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 201
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Gallifa, J., Pérez, C., Rovira, F. y otros (2002). La intel·ligència emocional i l’escola
emocionalment intel·ligent. Barcelona: EDB.
Iglesias Cortizas, M. J., Couce Iglesias, A., Bisquerra, R. y Hué García, C. (2004).
El reto de la educación emocional en nuestra sociedad. A Coruña: Servizo de
Publicacións, Universidade da Coruña.
202 © WK Educación
Educación emocional
© WK Educación 203
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
204 © WK Educación
Educación emocional
Cuando...
Me siento...
Y pienso...
Como consecuencia...
(¿qué hago?)
Delincuente Alejarme.
Miedo
Timador Me voy
Inseguridad
Peligro corriendo
© WK Educación 205
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
206 © WK Educación
Capítulo VIII
CIUDADANÍA Y BIENESTAR
Una de las finalidades de la ciudadanía, y de la política en general, es posibilitar el
bienestar de los ciudadanos y ciudadanas. Tradicionalmente la educación, y la socie-
dad en general, se han centrado en evitar los aspectos negativos de la vida como la
conflictividad y la violencia, que se han tratado en los capítulos anteriores. Pero con
la supresión de lo negativo no es suficiente para disfrutar del bienestar productivo.
La prevención tiene que completarse con el desarrollo de los aspectos positivos. El
bienestar debe ser uno de los objetivos de la Educación para la Ciudadanía. La edu-
cación emocional y la psicología positiva se proponen el desarrollo de las emociones
positivas. Estas aportaciones pueden ser muy útiles para una ciudadanía positiva que
haga posible el disfrute consciente del bienestar.
El bienestar subjetivo se refiere a la valoración global que una persona hace sobre
su satisfacción en la vida. Es una valoración subjetiva de su estado de ánimo. Se
© WK Educación 209
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
210 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
© WK Educación 211
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
La psicología positiva pone un énfasis especial en los aspectos positivos del fun-
cionamiento humano. Los negativos han ocupado la mayor parte de la historia de la
psicología en el siglo XX. Se pretende avanzar en el conocimiento sobre cómo me-
212 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
© WK Educación 213
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Carr, A. (2004). Positive psychology: The science of hapiness and human strengths.
Londres: Brunner-Routledge.
Connolly, T., Dowd, T., Christe, A., Nelson, C., y Tobias, L. (1995). The well-man-
aged classroom. Boys Town, NE: Boys Town Press.
De Bono, E. (1985). Six thingking hats. Boston: Little Brown. (Versión castellana de
1996: Seis sombreros para pensar. Barcelona: Granica).
214 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
© WK Educación 215
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Peterson, C., y Bossio, L.M. (1991). Health and optimism. New York: Oxford Uni-
versity Press.
Scheier, M.F., y Carver, C.S. (1993). “On the power of positive thinking: the benefits
of being optimistic”. Psychologycal Science, 2, 26-30
Sternberg, R. J., y Lubart, T.I. (1995). Defying the Crowd. Cultivating Creativity in
a Culture of Conformity. Nueva York; The Free Press.
216 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
Vera Poseck, B. (2006). “Psicología positiva: una nueva foram de entender la psico-
logía”. Papeles del Psicólogo, 27, 3-8.
Vera Poseck, B., Carbelo, B., y Vecina, M. L. (2006). “La experiencia traumática
desde la psicología positiva: resiliencia y crecimiento postraumático”. Papeles del
Psicólogo, 27, 40-49.
Webs
Los estudios científicos sobre las emociones se han centrado en las negativas
(miedo, ira, tristeza). Existen diversas razones que explican este hecho (Vera, 2006).
Por otro lado, la presencia de emociones negativas en la vida cotidiana y en la vida
escolar es, desgraciadamente, superior a las positivas. Esto se refleja en el vocabula-
rio: hay muchas más palabras para describir emociones negativas que positivas.
© WK Educación 217
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
A caballo entre los dos siglos se puede observar un interés creciente por las emo-
ciones positivas. Las investigaciones de Fredrickson (2000a, 2000b, 2001, 2003)
son un ejemplo elocuente al respecto. Se ha observado que las emociones positivas
contribuyen a: mejorar la forma de pensar; mejorar la salud física; resolver pro-
blemas relacionados con el crecimiento personal; experimentar estados mentales y
comportamientos que, de forma indirecta, preparan para afrontar las dificultades de
la vida; ampliar los repertorios de pensamiento y de acción; construir reservas de
recursos físicos, intelectuales, psicológicos y sociales, que pueden estar disponibles
en momentos futuros de crisis; preparar para afrontar retos; estimular la creatividad;
la solución creativa de conflictos, etc.
De todo esto se derivan aplicaciones para la EpC: se impone potenciar las emo-
ciones positivas para una ciudadanía eficaz. El bienestar de la ciudadanía consiste en
experimentar emociones positivas. Pero, además, experimentar emociones positivas
tiene un efecto positivo en la convivencia, en la resolución de conflictos, en la salud
y en el bienestar personal y social.
218 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
6. EUTIMIA
La distimia tiene mucho que ver con el bienestar emocional. Pero es un término
que se ha utilizado en psicopatología para referirse a las fases de normalidad entre
los episodios de manía o de depresión. Durante la eutimia el paciente no presenta
ningún síntoma y puede llevar una vida absolutamente normal. La duración de estas
fases depende mucho de cada paciente y de la eficacia del tratamiento farmacológi-
co y la psicoeducación. Este uso de la palabra eutimia puede provocar que algunas
personas le vean más la connotación negativa que el sentido positivo que realmente
tiene.
7. EL OPTIMISMO
© WK Educación 219
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
El interés por el optimismo viene apoyado por el papel que juega el pesimismo en
la depresión y en la enfermedad (Beck, 1967; Peterson, Seligman y Vaillant, 1988).
Desde entonces han sido muchos los estudios que apoyan la evidencia de los efectos
positivos del optimismo en la salud y el bienestar, en la prevención del estrés y para
paliar el sufrimiento y el malestar (Seligman, 2002; Vera, 2006).
220 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
Society for Humor Studies (ISHS), que publican la revista International Journal of
Humor Research. Desde 2004, la Universidad de Alcalá organiza Humor Aula, que es
una reunión anual sobre el tema. Un interés particular ha suscitado la aplicación del
humor en la psicoterapia y en las ciencias de la salud, donde la American Association
for Therapeutic Humor (AATH) es un claro exponente. La idea de que el humor y la
risa fomentan la salud no es nueva. Pero es, prácticamente, en la última década del
siglo XX cuando han comenzado a proliferar terapias basadas en el sentido del hu-
mor y la risa. Así, se ha difundido la risoterapia, también denominada dinámica de la
risa. En este marco han surgido propuestas como Payasos sin Fronteras, Fundación
Teodora, La Sonrisa Médica, Pallassos d’Hospital, etc., que se dedican a mejorar el
humor y el bienestar de niños y sus familias en situaciones difíciles (enfermedades,
guerras, desastres naturales).
Desde el punto de vista de EpC conviene distinguir entre humor “positivo” y “ne-
gativo”. El humor negativo es reír a costa de los demás. Es un humor hostil, agresivo,
ofensivo, descarado; a veces blasfemo, obsceno. Se basa en la burla, tomarse a la
ligera temas considerados trágicos, serios o sagrados, etc. Es un humor que provoca
malestar.
© WK Educación 221
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
El humor positivo, por el contrario, es un tipo de humor que provoca una risa
inofensiva, al menos en intención. Es un humor bienintencionado. Desde el punto
de vista de la EpC queda claro que conviene potenciar el humor positivo y evitar el
negativo.
Sin embargo, esto que es fácil de decir, en la práctica no lo resulta tanto, ya que la
frontera entre ambos es difícil de establecer. Lo que para unos sería humor positivo
para otros podría ser negativo; lo que hace cincuenta años era humor negativo hoy
podría ser positivo. Es la reconstrucción social de las situaciones lo que permite
distinguir entre el humor positivo o negativo. Es decir, desde la educación para una
ciudadanía eficaz se puede ayudar a esta distinción, y evitar el humor negativo a
favor de la convivencia.
Por otra parte, la metodología de la EpC no puede seguir las pautas de las asigna-
turas académicas ordinarias si queremos que se produzca una motivación intrínseca
por parte del alumnado, aspecto este esencial para la formación de la ciudadanía. En
este sentido cabe destacar que en el campo de la pedagogía, diversos autores han
señalado la importancia del humor en el aprendizaje (Fernández Solis, 2002). Se
trata de promover la integración del humor y el juego en la práctica educativa. En
último término esto remite al clásico “aprender deleitando”. Hay evidencia de que
esta metodología se adapta mejor a la forma natural de aprender.
9. LA CREATIVIDAD
Existe cierto consenso en atribuir el origen del interés por la creatividad a Guil-
ford (1950, 1967). Aportaciones posteriores proceden de Torrance (1988). Un nuevo
enfoque se ha producido con Sternberg (1988, 1997) y Csikszentmihalyi (1998a).
De Bono (1971, 1985) es uno de los autores más reconocidos en la aplicación de la
creatividad al mundo educativo, aportando propuestas para su desarrollo a través del
pensamiento lateral. A partir de principios del siglo XXI, la creatividad es uno de los
temas de interés de la psicología positiva (Vecina, 2006).
La creatividad es la capacidad de pensar de forma divergente y original y utili-
zar este pensamiento para crear cosas nuevas: arte, literatura, ciencia, soluciones
a problemas sociales, etc. Es creativa la persona que ve lo que antes nadie había
visto nunca. Donde se dice “ve” significa: hace, aporta soluciones a problemas, vis-
lumbra nuevas formas de vida, etc. La creatividad no depende de rasgos estables
de personalidad, sino de una constelación de características personales, habilidades,
conocimientos, circunstancias, recursos materiales, azar, etc. (Amabile, 1983; Csiks-
222 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
10. EL FLUIR
© WK Educación 223
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
224 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
mentar flujo. Sin embargo, paradójicamente, hay una larga tradición que nos advier-
te, tal como dice Jean Paul Sartre en Huis clos (A puerta cerrada), que el infierno son
los otros. En efecto, en las relaciones sociales surgen conflictos de tal forma que se
ha afirmado que los sucesos más dolorosos son los que atañen a nuestras relaciones
con los demás.
Nos encontramos ante la ambivalencia de que las relaciones sociales pueden ser
una fuente de satisfacción y al mismo tiempo son la principal fuente de frustración.
Dependemos del afecto y aprobación de los demás. Si a nuestro alrededor se respi-
ra ternura, comprensión, amor, entusiasmo, etc., es probable que nos afecte positi-
vamente. Si por nuestra parte aportamos un clima emocional positivo es probable
que se produzca el efecto bumerán y que lo recibamos igualmente positivo como
feedback. La persona que ha aprendido las habilidades sociales para relacionarse
de forma satisfactoria con otras personas mejorará su calidad de vida y su bienestar
subjetivo y como consecuencia estará en mejores condiciones para ejercer una ciu-
dadanía efectiva.
Despiértate por la mañana con una meta que te ilusione. Si haces algo bien, se
vuelve agradable. Las circunstancias que hacen posible el fluir indican cómo trans-
formar las actividades cotidianas para que sean más agradables. Desarrollar la me-
tahabilidad autotélica de ser capaz de convertir cualquier actividad en una ocasión
de fluir. Para seguir disfrutando de algo hay que incrementar su complejidad. Hazte
cargo de tu horario. Saca tiempo para la reflexión y relajación. Modela tu espacio de
tal forma que sea agradable y que haya un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.
Descubre lo que te gusta y lo que no te gusta en la vida. En oposición a la apatía cró-
nica, las personas creativas y capaces de incrementar sus experiencias de flujo están
en estrecho contacto con sus emociones: son sensibles al dolor, aburrimiento, ale-
gría, interés y demás emociones. Haz más aquello que te gusta y menos aquello que
no te gusta. Cultiva lo que te falta. Pasa con frecuencia de la apertura al aislamiento.
Aspira a la complejidad. Encuentra una manera de expresar lo que te mueve. Mira
los problemas desde tantos puntos de vista como sea posible. Imagina las consecuen-
cias del problema. Pon en práctica la solución. Produce tantas ideas como puedas:
abundantes, diferentes, improbables. Utiliza el pensamiento divergente. Concéntrate
en un campo especial de tu interés. Piensa que lo que realmente importa no es si tu
© WK Educación 225
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
226 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
¿Cómo respondemos ante este conflicto? Aunque sea duro reconocerlo, a veces
puede haber un problema más presente en el adulto que en adolescente. Un sector del
profesorado sigue pensando equivocadamente (o como mínimo sin fundamentación
científica) que en caso de duda es mejor suspender que aprobar al alumno; es mejor
repetir curso que promocionarle. Para justificar esta postura se cree que esto puede
ser un estímulo para que se esfuerce más. Pero los resultados de la investigación con-
tradicen totalmente estas posturas y demuestran que se estimula mucho más con el
reconocimiento, la alabanza y el premio que con el suspenso, la repetición de curso
o el castigo (Connolly, Dowd, Christe, Nelson y Tobias, 1995; Sidman, 1989; Wolfe,
Wekerle y Scott, 1997).
Si con esto se interpreta que se trata de rebajar niveles, es que no se entiende nada
de lo que se pretende exponer. Pongamos un ejemplo del mundo del deporte y otro
de la música. En igualdad de condiciones de juego, ¿qué equipo va a jugar mejor,
el que recibe continuas críticas, quejas y broncas por parte del entrenador por lo
que hace, o el que recibe reconocimiento y alabanza? ¿Cómo va sonar mejor una
orquesta, si recibe por parte del director continuas críticas, quejas y broncas, o si por
el contrario recibe reconocimiento y alabanza?
© WK Educación 227
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
228 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
lo que respecta a la EpC, el bienestar emocional debería estar presente como una de
sus finalidades.
La felicidad no se apoya en lo que se tiene, sino en cómo se interpreta y maneja
lo que se tiene. Los resultados disponibles sugieren que para aproximarnos a la feli-
cidad hay que ser optimista, e intentar organizar nuestra vida en base a metas éticas,
razonables y orientadas por el amor a los demás.
El bienestar emocional depende de las circunstancias que nos rodean y de la in-
terpretación que se haga de estas circunstancias. Estos dos grandes bloques de co-
nocimiento pueden proporcionar las directrices para intervenir en el desarrollo del
bienestar subjetivo. Pero conviene tener presente que lo que es óptimo para una
persona, y por tanto factor de bienestar, puede no serlo para otra persona.
Resumiendo los estudios sobre factores predictivos del bienestar emocional (Bis-
querra, 2000) se puede decir que se han identificado los siguientes:
a) familia y relaciones sociales;
b) amor y relaciones sexuales;
c) satisfacción profesional;
d) actividades de tiempo libre;
e) salud;
f) características socioeconómicas;
g) características personales.
Curiosamente los mismos factores son las principales causas de conflicto y de ma-
lestar. Por ejemplo, la familia y las relaciones sociales pueden ser la principal fuente
de satisfacción personal y bienestar; pero al mismo tiempo pueden ser una fuente
de conflicto permanente con el riesgo de disgustos, tristeza, rupturas, separaciones,
divorcio, depresión, etc.
Recogemos de trabajos anteriores (Bisquerra, 2000) una relación de factores que
contribuyen significativamente al bienestar emocional y que son susceptibles de ser
aprendidos de cara a la ciudadanía del bienestar:
1. Gestión del tiempo.- La distribución del tiempo es esencial, lo cual implica
reservar tiempo para sí mismo. Hay que combinar el tiempo dedicado al traba-
jo y a la familia con el tiempo dedicado a los intereses personales. Un tiempo
para cada cosa y cada cosa a su tiempo.
2. Fijarse objetivos realistas.- En función del tiempo disponible y de las posi-
bilidades y limitaciones hay que fijarse metas alcanzables, que supongan retos
en un punto equidistante entre la excesiva facilidad que genera aburrimiento y
la excesiva dificultad que genera estrés.
© WK Educación 229
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
230 © WK Educación
Ciudadanía y bienestar
Se cuenta una historia de los misioneros que enseñaban a los nativos el mapa de su
región. La reacción normal de los indígenas era de incredulidad: “Pero qué tontería.
Yo sé que de mi pueblo a la ciudad hay muchas horas de distancia y en el papelito
que usted me enseña sólo hay la distancia de un dedo”. Les resultaba incomprensible
que varios kilómetros se pudieran representar en unos centímetros en el mapa. Al
mismo tiempo, el “salvaje en mapas” preguntaba al misionero: “¿Cómo es posible
que tú, que eres tan listo, te pierdas en la selva y no entiendas los sonidos del bosque?
Con respeto te digo, padre, que eres bastante salvaje”. Esta historia demuestra el
hecho bien conocido de la adaptación al medio ambiente y a las enseñanzas recibi-
das. Existe un “multisalvajismo cultural”: si nos falta el entrenamiento adecuado, no
sabremos gozar de multitud de percepciones sensoriales.
© WK Educación 231
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
La educación emocional tiene como uno de sus objetivos el desarrollo del bien-
estar emocional. Este es el complemento necesario a la prevención de los efectos
nocivos de las emociones negativas, a las que nos hemos referido en los capítulos
anteriores. De esta forma, la educación emocional se configura como una propuesta
en clara convergencia con la formación del ciudadano efectivo y responsable.
232 © WK Educación
Capítulo IX
LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO
¿Qué pensaríamos de un sistema educativo en el que el profesor que enseña Mate-
máticas no ha recibido ninguna formación sobre el tema?, ¿cuál sería la efectividad
de enseñar Lenguaje por parte de un profesorado que accede a la plaza sin ningún
criterio de selección y que escribe con faltas de ortografía?, ¿qué podríamos esperar
de la enseñanza de las Ciencias Naturales si se encarga esta materia al último profe-
sor que acaba de llegar al centro, aunque no haya leído nunca nada sobre biología?,
¿cómo serían los resultados en Ciencias Sociales, si se encarga esta materia al profe-
sor que tiene horas libres, aunque no haya leído sobre geografía o historia?
Sabemos que éste es un tema espinoso. Pero no se puede dejar de lado. En pri-
mer lugar es la Administración pública la que debería exigir unos mínimos para la
puesta en práctica de la EpC. Pero también los centros educativos, empezando por
el equipo directivo, el claustro de profesorado y las AMPAs, quienes deberían au-
toexigirse unos requisitos mínimos para la EpC. En este capítulo se hacen algunas
reflexiones y propuestas de cara a la formación del profesorado que va a impartir
la materia de EpC.
© WK Educación 235
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
236 © WK Educación
La formación del profesorado
© WK Educación 237
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
convivir en paz y sin violencia. En este sentido queda un largo camino por recorrer.
Los conflictos y la violencia, desgraciadamente, están presentes en las escuelas y en
la sociedad en general, no tanto como a veces dan a entender los medios de comuni-
cación, pero mucho más de lo que sería de desear. Y el profesorado muchas veces no
sabe muy bien cómo responder. Por tanto se requiere una formación en este sentido
para poder llevar a la práctica una educación fundamentada.
Por otra parte, los estudios sobre salud laboral del profesorado señalan el estrés,
la fatiga psíquica, la depresión y el síndrome de burn out como las dolencias más
frecuentes en el profesorado (AAVV, 2001). Los motivos muchas veces son los fe-
nómenos asociados a los comportamientos disruptivos, indisciplina, violencia, albo-
rotos y falta de respeto, que distorsionan el clima de trabajo escolar, provocan una
disminución en el rendimiento, enrarecen el clima de aula, produciendo una situa-
ción de tensión permanente del profesorado.
Fijémonos que el núcleo problemático está, precisamente, en los problemas de
convivencia. Tanto entre alumnado y profesorado, como, a veces, entre el mismo
profesorado. Es curioso observar que el estrés del profesorado es parecido al de los
soldados en combate. Se manifiesta con fatiga, dolores de cabeza, hipertensión, do-
lores de estómago, burn out (síndrome de estar quemado por el trabajo), etc. (Nims,
2000: 4). Esto sitúa al profesorado como una profesión de riesgo. Es uno de los
sectores profesionales con un índice más elevado de bajas por estrés, depresión y
burn out.
Sin embargo, hasta ahora se ha hecho muy poco para prevenir estos riesgos. Es
importante preparar al profesorado para poder afrontar estas situaciones con mejores
recursos, y para estar mejor preparado emocionalmente cuando se producen situa-
ciones de conflicto para poderlas abordar sin que afecte a su salud mental. De lo
contrario se nos podría decir: “zapatero, a tus zapatos”.
Aunque en opinión de algunos, esto puede ir más allá de la EpC, tal vez la forma-
ción del profesorado en competencias para impartir esa materia puede ser una buena
ocasión para incluir el desarrollo de competencias sociales y emocionales para una
práctica docente efectiva. Son competencias orientadas a sentar las bases de la con-
vivencia a partir de una educación “desde dentro”.
Al analizarlo , se puede convenir que, en último término, se trata de formar a
profesionales en competencias específicas para su profesión y para una ciudadanía
efectiva. Debe ser una formación orientada al desarrollo de competencias del pro-
fesorado para que pueda formar al alumnado en ciudadanía activa y responsable.
Se puede entender esta formación como un aspecto del desarrollo profesional del
profesorado a través de formación continua.
238 © WK Educación
La formación del profesorado
¿Qué tipo de formación se necesita?, ¿cursillos de verano?, ¿de invierno?, ¿de qué
duración? Sobre estas cuestiones y otras similares habrá mucho que discutir. Con
la intención de ir avanzando en el camino que nos hemos trazado vamos introducir
algunos elementos de reflexión.
Para que la asignatura pueda tener el mismo rango y prestigio que las demás, se
necesita una formación al mismo nivel. Esto es así por muy diversas razones. Entre
ellas cabe citar:
Por estas razones proponemos una formación ad hoc para poder impartir la
asignatura de Educación para la Ciudadanía, que podría ser un máster oficial en
Educación para la Ciudadanía, a ser posible con carácter interdisciplinario entre
Filosofía (Ética), Geografía e Historia (Ciencias Sociales) y Ciencias Psicopeda-
gógicas (Pedagogía, Psicología, Psicopedagogía, formación del profesorado). De-
bería ser un máster dentro de los POP (Programas Oficiales de Postgrado), que han
surgido en el marco del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior), y que
se orientan a la adquisición de competencias. De esta forma sería una formación
oficial reglada, de dos años de duración, que conduciría a la obtención de un título
universitario, que con el tiempo debería hacerse acreedor de un merecido prestigio.
Otras alternativas formativas son compatibles y aceptables, pero hay que evitar el
riesgo de una proliferación de cursillos de corta duración con los que se obtiene
un certificado que no garantiza la adquisición de las competencias necesarias para
una docencia de calidad.
© WK Educación 239
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Los contenidos de la EpC giran en torno a tres bloques, que pueden recibir deno-
minaciones diversas, pero que en esencia remiten a las tres áreas siguientes:
Estos tres bloques remiten a tres departamentos de los centros educativos: Geo-
grafía e Historia, Filosofía y Orientación. De ahí se concluye que las personas que
podrían impartir la materia serían, preferentemente, licenciados en Geografía e His-
toria, Filosofía, Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía.
240 © WK Educación
La formación del profesorado
© WK Educación 241
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
En este trabajo se sostiene que la EpC debe ser un tema nuclear de la educación.
Para ello se requiere de un profesorado altamente preparado y motivado. Esto no se
puede dar por supuesto. Requiere una selección del profesorado, como mínimo en
igualdad de condiciones de las que se aplican para las otras asignaturas. El demostrar
un dominio de las competencias necesarias para la impartición efectiva de la asigna-
tura es un criterio a tener en cuenta.
242 © WK Educación
La formación del profesorado
5. RESUMEN Y CONCLUSIONES
© WK Educación 243
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
244 © WK Educación
Anexos
I. CURRÍCULUM DE EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA EN
EDUCACIÓN PRIMARIA
»Educación Primaria
»La incorporación de esta área por primera vez como materia independiente en
el currículo sitúa la preocupación por la ciudadanía en un lugar muy destacado del
conjunto de las actividades educativas, en la misma línea en que lo hacen los orga-
nismos internacionales como las Naciones Unidas o el Consejo de Europa. También
la Unión Europea insiste en la necesidad de fomentar la ciudadanía responsable en
una sociedad democrática como fórmula para lograr la cohesión social y una identi-
dad europea común.
© WK Educación 247
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
248 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 249
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
250 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 251
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»5. Conocer, asumir y valorar los principales derechos y obligaciones que se deri-
van de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Convención sobre
los Derechos del Niño y de la Constitución española.
»TERCER CICLO
»Contenidos
»Las relaciones con los otros como base de la convivencia: compartir, participar,
resolver los conflictos. Respeto y afecto hacia compañeros y hacia adultos. El valor
de la amistad.
252 © WK Educación
Anexos
»La convivencia social necesita normas. Normas reguladas por la ley. Usos y
costumbres. Los principios de convivencia que establece la Constitución española.
Respeto a las normas establecidas públicamente.
© WK Educación 253
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»Criterios de evaluación
»Por medio de este criterio se trata de valorar si el alumno o la alumna han desa-
rrollado un adecuado nivel de autoconocimiento personal y las destrezas que les per-
miten actuar de forma autónoma y responsable tanto en el grupo doméstico como en
los grupos de relación y si reconoce sus habilidades y límites. Para ello, deberán ser
capaces de poner ejemplos concretos en relación con aspectos de su vida cotidiana
en los que se haga ver si valoran la importancia de que cada persona es responsable
de sus actos.
»Por medio de este criterio se busca evaluar la capacidad del alumnado, en las si-
tuaciones cotidianas del grupo clase, de utilizar el diálogo para superar divergencias
y establecer acuerdos, así como de mostrar en su conducta habitual y en su lenguaje
respeto y valoración crítica por todas las personas y los grupos, independientemente
de la edad, sexo, raza, opiniones, formación cultural y creencias.
254 © WK Educación
Anexos
»Asimismo, se valorará si en las relaciones personales, con sus iguales y con los
adultos, asume y practica las normas de convivencia, si reconoce que su incumpli-
miento perjudica a los demás y si responde de forma pacífica ante los conflictos y
practica el diálogo y el compromiso ante las diferencias de criterio. Por otro lado,
se trata de comprobar si, en todas las situaciones, tiene una actitud de respeto a los
demás y de rechazo de la violencia.
»5. Conocer algunos de los derechos recogidos en la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño y los principios
de convivencia que recoge la Constitución española e identificar los deberes más
relevantes asociados a ellos.
»Este criterio pretende evaluar si se comprende la necesidad de dotarse de normas
para poder convivir armónicamente, y si conoce y valora, aunque sea de manera muy
general, los derechos del niño, los derechos humanos y los derechos fundamentales
recogidos en la Constitución española, de forma que reconozca su carácter universal
y democrático, y su importancia como pilar básico de la convivencia. Naturalmente,
no se trata de que reproduzcan el texto de ninguna norma, sino de que sepan explicar
algunos de los derechos y deberes más significativos y su contribución a una mejor
convivencia.
»6. Reconocer la diversidad y la pluralidad social, manifestar rechazo ante situa-
ciones de discriminación, marginación e injusticia e identificar algunos factores so-
ciales, económicos, de origen, de género o de cualquier otro tipo que las provocan.
»Se trata de valorar con este criterio si ha desarrollado la capacidad de identificar,
reconocer y verbalizar situaciones injustas, tanto en su entorno como a través de la
información que proporcionan los medios de comunicación. Asimismo, se valorará
si identifica, poniendo ejemplos razonados, los factores que provocan las margina-
ciones o discriminaciones de ellas derivadas y si rechaza las consecuencias de las
mismas.
»Además, se trata de comprobar que valora positivamente la pluralidad y la diver-
sidad rechazando la desigualdad y la discriminación.
»7. Participar activamente en las actividades del aula y del centro. Reconocer la
importancia de la participación en la elección de delegados y a través de la represen-
tación en distintos órganos del centro como el Consejo Escolar.
»A través de este criterio se trata de valorar si el alumnado participa activamente
en las actividades y decisiones del aula y del centro y si valoran la delegación de la
representación de los intereses y opiniones del grupo y, por tanto, pueden entender
las bases y los mecanismos de la democracia representativa.
© WK Educación 255
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»8. Poner ejemplos de bienes comunes y de servicios públicos prestados por di-
ferentes instituciones y reconocer la obligación de los ciudadanos de contribuir a su
mantenimiento a través de los impuestos.
»En primer lugar, el criterio permite evaluar los conocimientos que poseen acerca
de los servicios públicos que ciudadanos y ciudadanas recibimos de las adminis-
traciones. Deberá ilustrar ese conocimiento con ejemplos referidos a servicios que
prestan el Ayuntamiento, la Ciudad y Comunidad Autónoma y la Administración
central del Estado y con argumentos sobre la importancia de la calidad de la gestión
de estos servicios para la vida de las personas. De la misma manera, se pretende
valorar si reconocen que los ciudadanos deben ofrecer su contrapartida, colaborando
en el mantenimiento de las instituciones y de los servicios que éstas prestan a través
de los impuestos, poniendo ejemplos como las prestaciones de la Seguridad Social y
la necesaria colaboración de todos los ciudadanos para garantizarlas.
»9. Explicar el papel que cumplen los servicios públicos en la vida de los ciu-
dadanos y mostrar actitudes cívicas en aspectos relativos a la seguridad vial, a la
protección civil, a la defensa al servicio de la paz y a la seguridad integral de los
ciudadanos.
»La Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos debe centrarse en esta
etapa en el desarrollo de aquellas destrezas y hábitos que contribuyen a la adquisi-
ción de la competencia social y ciudadana; es decir, deben primarse los aprendizajes
de los principios y las normas que organizan la vida en sociedad. El área favorece la
adquisición de destrezas, hábitos y actitudes que requieren la utilización de una me-
todología orientada a que alumnos y alumnas construyan respuestas a los problemas
y situaciones planteadas, más que la acumulación de conocimientos teóricos que, por
otra parte, han de tratarse de forma contrastada y no cerrada.
»Se pone el acento en la convivencia social y, por tanto, será necesario trabajar,
además de las destrezas que fomenten la independencia, la capacidad de crítica, la
256 © WK Educación
Anexos
»No obstante, es evidente que el proceso de creación de hábitos es más lento que
el de la adquisición de conocimientos y, particularmente en esta etapa, es fundamen-
tal la actitud del profesorado (solidaria, colaboradora, tolerante, justa.) que se cons-
tituye en modelo de comportamiento. Asimismo, algunos elementos de organización
del trabajo de aula y la organización del centro marcada por el proyecto educativo,
que trascienden a la propia área, también contribuyen a la adquisición de hábitos
cívicos.
»Algunas de las técnicas de trabajo vinculadas con el área pueden ser el tratamien-
to de formas de comunicación educadas y amables (preferencia, deseo, sentimiento,
ofrecimiento, hablar de forma educada, pedir permiso, excusarse), de las habilidades
sociales y de los «buenos modales».
© WK Educación 257
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»Es muy importante que las actividades relacionadas con el área tengan una pre-
sencia específica en el centro y en el entorno, que trasciendan el marco del aula:
realización de campañas en momentos puntuales: día de la paz, de los derechos del
niño, día internacional de la mujer trabajadora. Estas campañas permiten movilizar
una gran variedad de técnicas y destrezas desde el mismo momento de la preparación
del proyecto, dialogando sobre los mensajes que se quieren transmitir, planificando
la difusión (materiales, soportes, etc.) y, lo que es más importante, a partir de la re-
flexión y síntesis para elaborar conclusiones.
»También puede resultar relevante la colaboración en campañas que realice el
centro sobre hábitos saludables, conservación del patrimonio, del medio ambiente,
limpieza del centro, reflexionando después en el aula sobre el carácter cívico de la
participación y la cooperación y su posible extrapolación a otros ámbitos (familiar,
del barrio, de la ciudad, etc.).
»Orientaciones para la evaluación
»En esta área, en la que procedimientos y actitudes tienen un gran peso, se deben
primar las técnicas de evaluación cualitativas.
»A través de la observación sistemática se puede comprobar si el alumnado man-
tiene actitudes respetuosas y relaciones amistosas con los demás, si trabaja y resuel-
ve problemas de la vida cotidiana de forma autónoma y se responsabiliza de sus
tareas individuales y dentro del grupo o si es capaz de controlar sus emociones y sus
impulsos agresivos, aportando soluciones positivas en caso de conflicto. Asimismo
es la forma de conocer su grado de participación y colaboración.
»Un instrumento útil de evaluación son los cuadernos del alumno, en el que se
puede valorar su trabajo cotidiano y del profesor, tanto para la planificación de acti-
vidades, como para el seguimiento sistemático del trabajo del alumnado.
»También puede resultar útil la implicación de los alumnos y alumnas en el pro-
ceso de autoevaluación, poniendo el énfasis en la verbalización de los procesos (ca-
pacidad de describir, narrar, explicar, razonar, justificar.), ayudándoles a observar
qué han aprendido y cómo para que puedan aplicar estos aprendizajes a situaciones
diferentes que su vida diaria les plantee».
258 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 259
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
260 © WK Educación
Anexos
»La Educación para la Ciudadanía está configurada en esta etapa por dos materias:
la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Hhumanos que se imparte en uno
de los tres primeros cursos, y la Educación Ético-Cívica, en cuarto curso. Ambas
materias se estructuran en varios bloques que van desde lo personal y lo más próxi-
mo a lo global y más general; en ambas existe un conjunto de contenidos comunes
a estos bloques, que llevan a la adquisición de procedimientos, habilidades sociales
y actitudes básicas para el desarrollo de una buena convivencia y de la ciudadanía
democrática.
»Así, es común a ambas materias partir de la reflexión sobre la persona y las re-
laciones interpersonales. También son comunes el conocimiento y la reflexión sobre
los derechos humanos desde la perspectiva de su carácter histórico, favoreciendo que
el alumnado valore que no están garantizados por la existencia de una Declaración,
sino que es posible su ampliación o su retroceso según el contexto. Finalmente, am-
bas materias comparten el estudio de las características y problemas fundamentales
de las sociedades y del mundo global del siglo XXI. La Educación para la ciudadanía
y los derechos humanos se plantea el conocimiento de la realidad desde el apren-
dizaje de lo social, centrándose la Educación ético-cívica en la reflexión ética que
comienza en las relaciones afectivas con el entorno más próximo para contribuir, a
través de los dilemas morales, a la construcción de una conciencia moral cívica.
»La Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos trata aspectos rela-
cionados con las relaciones humanas en el ámbito personal, familiar y social. Abor-
da asimismo los deberes y derechos ciudadanos, profundizando en el sentido de
los principios que los sustentan y en la identificación de situaciones en las que se
conculcan para, de esta forma, conseguir que el alumnado valore la defensa de los
mismos.
»El conocimiento de las sociedades democráticas aproxima al alumnado al aná-
lisis del ordenamiento jurídico, a los fundamentos y funcionamiento del Estado de
derecho y, en particular, al modelo político español, así como a los deberes y com-
promisos del Estado con los ciudadanos y de éstos con el Estado.
»Finalmente se enmarca la ciudadanía en un mundo global al analizar problemas y
situaciones de la sociedad actual en las que se manifiesta interdependencia, desigual-
dad o conflicto a la vez que se contemplan diversas maneras de buscar soluciones.
»Los contenidos se presentan organizados en cinco bloques. En el bloque 1 figuran
los contenidos comunes, que están encaminados a desarrollar aquellas habilidades y
destrezas relacionadas con la reflexión y con la participación. El entrenamiento en el
diálogo y el debate, la aproximación respetuosa a la diversidad personal y cultural, al
mismo tiempo que fomentan una valoración crítica de las desigualdades, constituyen
© WK Educación 261
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
262 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 263
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
264 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 265
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»Objetivos
»2. Desarrollar y expresar los sentimientos y las emociones, así como las habili-
dades comunicativas y sociales que permiten participar en actividades de grupo con
actitud solidaria y tolerante, utilizando el diálogo y la mediación para abordar los
conflictos.
266 © WK Educación
Anexos
»7. Conocer y apreciar los principios que fundamentan los sistemas democráticos
y el funcionamiento del Estado español y de la Unión Europea, tomando conciencia
del patrimonio común y de la diversidad social y cultural.
»8. Conocer los fundamentos del modo de vida democrático y aprender a obrar
de acuerdo con ellos en los diferentes ámbitos de convivencia. Asumir los deberes
ciudadanos en el mantenimiento de los bienes comunes y el papel del Estado como
garante de los servicios públicos.
»10. Conocer las causas que provocan la violación de los derechos humanos, la
pobreza y la desigualdad, así como la relación entre los conflictos armados y el sub-
desarrollo; valorar las acciones encaminadas a la consecución de la paz y la seguri-
dad y la participación activa como medio para lograr un mundo más justo.
»11. Reconocerse miembros de una ciudadanía global. Mostrar respeto crítico por
las costumbres y modos de vida de poblaciones distintas a la propia y manifestar
comportamientos solidarios con las personas y colectivos desfavorecidos.
»12. Identificar y analizar las principales teorías éticas, reconocer los principales
conflictos sociales y morales del mundo actual y desarrollar una actitud crítica ante
los modelos que se trasmiten a través de los medios de comunicación.
© WK Educación 267
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»SEGUNDO CURSO
»Contenidos
»Práctica del diálogo como estrategia para abordar los conflictos de forma no vio-
lenta. Aceptación de la discrepancia razonada y desarrollo de actitudes cooperativas.
Análisis crítico de las posiciones teóricas y prácticas que dificultan el diálogo y el
consenso.
268 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 269
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
»Criterios de evaluación
»1. Identificar y rechazar, a partir del análisis de hechos reales o figurados, las
situaciones de discriminación hacia personas de diferente origen, género, ideología,
religión, orientación afectivo-sexual y otras, respetando las diferencias personales y
mostrando autonomía de criterio.
»2. Participar en la vida del centro y del entorno y practicar el diálogo para superar
los conflictos en las relaciones escolares y familiares.
270 © WK Educación
Anexos
»Con este criterio se pretende evaluar si los alumnos y las alumnas han desarro-
llado habilidades sociales de respeto y tolerancia hacia las personas de su entorno
y si utilizan de forma sistemática el diálogo y la mediación como instrumento para
resolver los conflictos, rechazando cualquier tipo de violencia hacia cualquier miem-
bro de la comunidad escolar o de la familia. A través de la observación y del contacto
con las familias, se puede conocer la responsabilidad con que el alumnado asume las
tareas que le corresponden. Por otra parte, la observación permite conocer el grado
de participación en las actividades del grupo-clase y del centro educativo.
»3. Utilizar diferentes fuentes de información y considerar las distintas posiciones
y alternativas existentes en los debates que se planteen sobre problemas y situacio-
nes de carácter local o global.
»Este criterio pretende comprobar si el alumnado conoce las técnicas del debate,
si se documenta debidamente utilizando distintas fuentes de información y si es ca-
paz de analizarlas, sintetizar la información para presentar sus opiniones de forma
rigurosa, si argumenta debidamente, considera las distintas posiciones y alternativas
en cada uno de los problemas planteados y llega a elaborar un pensamiento propio y
crítico, presentando las conclusiones tanto de forma oral como escrita.
»4. Identificar los principios básicos de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y su evolución, distinguir situaciones de violación de los mismos y reco-
nocer y rechazar las discriminaciones de hecho y de derecho, en particular las que
afectan a las mujeres.
»Este criterio evalúa el grado de conocimiento de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos y otras convenciones y declaraciones universales, su evolución
histórica, si el alumnado reconoce los actos y las situaciones de violación de dere-
chos humanos en el mundo actual, las discriminaciones que todavía sufren algunos
colectivos, tanto en la legislación como en la vida real y, particularmente, si es capaz
de describir y rechazar la discriminación de hecho y de derecho que sufren las mu-
jeres.
»5. Reconocer los principios democráticos y el funcionamiento del Estado de de-
recho así como las instituciones fundamentales que establece la Constitución espa-
ñola y los Estatutos de Autonomía y describir la organización, funciones y forma de
elección de algunos órganos de gobierno municipales, autonómicos y estatales.
»Con este criterio se trata de comprobar si se conocen los rasgos fundamentales
del Estado de derecho y del sistema político español, la organización, funciones y
funcionamiento de los principales órganos de gobierno estatales, autonómicos y mu-
nicipales y el papel que corresponde a los ciudadanos en la elección y control de los
© WK Educación 271
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
272 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 273
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
274 © WK Educación
Anexos
»Criterios de evaluación
»1. Descubrir sus sentimientos en las relaciones interpersonales, razonar las mo-
tivaciones de sus conductas y elecciones y practicar el diálogo en las situaciones de
conflicto.
»Con este criterio se intenta comprobar que cada alumno y alumna asume y con-
trola sus propios sentimientos, se pone en el lugar de los otros y utiliza el diálogo y
© WK Educación 275
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
otros procedimientos no violentos para superar los conflictos en sus relaciones inter-
personales, que razona sus elecciones y que es responsable de sus actos.
»2. Diferenciar los rasgos básicos que caracterizan la dimensión moral de las per-
sonas (las normas, la jerarquía de valores, las costumbres, etc.) y los principales
problemas morales.
»4. Reconocer los Derechos Humanos como principal referencia ética de la con-
ducta humana e identificar la evolución de los derechos cívicos, políticos, econó-
micos, sociales y culturales, manifestando actitudes a favor del ejercicio activo
y el cumplimiento de los mismos, tanto en el entorno inmediato como a escala
internacional.
276 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 277
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
base de algunas discriminaciones, así como los momentos históricos más relevantes
en la conquista de los derechos políticos de las mujeres y la igualdad en el ámbito
familiar y laboral, a la vez que mide si saben identificar y localizar las situaciones
de discriminación de todo tipo que subsisten en las sociedades actuales y rechazan
activamente la violencia contra las mujeres u otros colectivos.
»10. Justificar las propias posiciones utilizando sistemáticamente la argumenta-
ción y el diálogo y participar de forma democrática y cooperativa en las actividades
del centro y del entorno.
»Mediante este criterio se pretende evaluar el uso adecuado de la argumentación
sobre dilemas y conflictos morales y el grado de conocimiento y de respeto a las
posiciones divergentes de los interlocutores, tanto en el aula como en el ámbito fa-
miliar y social. También se valorará la correcta expresión de sus conclusiones, bien
sea de forma verbal o escrita, así como la correcta utilización de las tecnologías de
la información como medios de información y de discusión y participación pública.
Por otra parte, se pretende conocer la manera y el grado en que el alumnado participa
y coopera activamente en el trabajo de grupo y si colabora con el profesorado y los
compañeros y compañeras en las actividades del centro educativo y en otros ámbitos
externos.
»11. Realizar un trabajo sobre algún acontecimiento de violación grave de los
derechos humanos, tales como el genocidio judío perpetrado por los nazis u otros
genocidios, desapariciones o persecuciones, utilizando información, incluidos rela-
tos de supervivientes o la observación directa o indirecta de testimonios, valorando
si mecanismos similares a los que los posibilitaron pudieran seguir vigentes.
»Con este criterio se trata de evaluar la capacidad de abordar individualmente o
en grupo, con asesoramiento del profesor, el estudio de una situación concreta rele-
vante, buscando las causas y los mecanismos que las posibilitaron y analizando sus
consecuencias. También se pretende comprobar si el alumno reconoce que situacio-
nes de barbarie similares pueden producirse en el mundo actual.
»Orientaciones metodológicas y para la evaluación
»La Educación para la ciudadanía y los derechos humanos y la Educación éti-
co-cívica deben proporcionar en esta etapa una ampliación del conocimiento de lo
social y el inicio en la reflexión ética, a la par que trata de consolidar y ampliar el
desarrollo de aquellas destrezas y hábitos que contribuyen a la adquisición de la
competencia social y ciudadana. Esta materia tiene como objetivo fundamental pro-
mover el aprendizaje de los valores democráticos y preparar a los alumnos para que
puedan tener un papel activo como ciudadanos. Se trata de un objetivo que implica
278 © WK Educación
Anexos
no sólo que conozcan los valores y principios democráticos, sino que los valoren
positivamente y los asuman críticamente, adquiriendo hábitos basados en la libertad,
la igualdad, la justicia y el respeto. La materia tiene entre sus objetivos la promoción
de la convivencia solidaria y respetuosa con el pluralismo, el cultivo de la libertad
responsable y de los deberes cívicos.
»Orientaciones metodológicas
»La propia concepción de esta materia que no tiene únicamente un carácter teó-
rico, aunque incluye un cuerpo conceptual, sino que pretende fomentar prácticas
democráticas basadas en los Derechos Humanos y en los valores constitucionales
que comparten todos los ciudadanos, orienta de manera bastante clara las estrategias
metodológicas que pueden facilitar los objetivos que pretende.
»Un principio en el que deberían basarse radica en que la ciudadanía se apren-
de practicándola ya que la interiorización de los valores cívicos libertad, igualdad,
respeto activo, solidaridad o diálogo-se van adquiriendo ejercitándolos de manera
continuada. Por ello deben utilizarse métodos de enseñanza que, además de aludir
al plano cognitivo, procuren el desarrollo de otras habilidades, en particular las ha-
bilidades sociales, así como la expresión de actitudes, valores y sentimientos. Este
planteamiento resulta un requisito necesario para que efectivamente se favorezca
la sensibilización, toma de conciencia, conocimiento y adquisición de los hábitos
cívicos.
»Uno de los ejes fundamentales de la intervención educativa ha de centrarse en el
proceso que implica conocer, valorar críticamente y crear hábitos de participación
que el alumno pueda trasladar, en un futuro, a un ámbito que trasciende el meramen-
te escolar.
»En este sentido, además del conocimiento de los principios y cauces de partici-
pación escolar o ciudadana, necesario pero no suficiente, es en el espacio escolar y
en particular en el aula, donde debe tenerse presente esta finalidad para hacer de la
clase el lugar donde empezar a ejercer la ciudadanía. La adquisición y consolidación
de hábitos cívicos se favorecen con una convivencia democrática que se inicia en el
aula, haciendo entre todos de ésta un espacio de relación en un clima de diálogo y
confianza, respeto y aceptación, donde se siga aprendiendo a ser parte de un grupo,
se practique la libertad responsable, se favorezca el pensamiento critico y se respete
y acepte el pluralismo. La vida en el aula debe hacer posible un marco propicio para
la participación y la convivencia, primer paso para hacer del centro escolar un espa-
cio de formas de vida democráticas. Desde ambos se va preparando la implicación
personal tanto en el entorno próximo como en un ámbito más global, hoy posible
gracias, en buena medida, a la globalización de la información y la comunicación.
© WK Educación 279
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
280 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 281
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
situaciones reales o imaginarias, las líneas generales del modelo de vida que subyace
tras cada una de ellas.
»Para facilitar la funcionalidad de los aprendizajes y su utilización en las circuns-
tancias reales en las que los estudiantes los necesiten, se debe reforzar, en general,
el carácter práctico y la vinculación con su realidad, así como la necesidad de im-
plicarlos en el conocimiento de la realidad social y política en la que se encuentran
inmersos, para tomar conciencia de ella y prepararlos para actuar sobre ellos. Asi-
mismo, resulta de interés, siempre que forme parte de un planteamiento general con-
tinuado, la realización de campañas en el centro y la participación en proyectos de
colaboración en diferentes ámbitos y con otras entidades que acentúa la adquisición
de aprendizajes dirigidos a la acción.
»Por otra parte, conviene presentar contenidos concretos de la materia interrela-
cionados con otros aspectos de la misma o con los de otras, debiendo tener presente,
sobre todo, la vinculación con ciencias sociales, geografía e historia y lengua caste-
llana y literatura en su dimensión comunicativa-para aprovechar mejor las oportuni-
dades que permitan profundizar y trabajar de un modo más coherente.
»El grado de profundidad y abstracción de los contenidos debe atender a las carac-
terísticas de los contenidos de los diferentes cursos, la complejidad de los aprendiza-
jes y el nivel de maduración de los alumnos. Partiendo de planteamientos similares,
la metodología ha de adaptarse a su edad y diversidad, sin perder de vista que debe
orientarse a que todos desarrollen un cierto criterio que les permita analizar y valorar
información y a ir construyendo respuestas personales a los problemas y situaciones
que se les planteen.
»Sería conveniente asignar al segundo curso un tratamiento en el que predomine
la descripción, la identificación o la comparación. Por ejemplo, en los contenidos del
bloque dos en los que partiendo de la familia y de lo más cercano, como las normas
que se establecen en el aula o en casa, se pueden llegar a establecer comparaciones
con situaciones más generales que aparecen en los bloques siguientes y así permitir
la generalización y la transferencia de aprendizajes. En cuarto curso, la maduración
de los alumnos permite abordarse con un tratamiento más explicativo el estudio
de temas. Los contenidos comunes que utilizan estrategias como la resolución de
conflictos, definir el problema, pensamiento alternativo, es decir elegir entre varias
soluciones y elegir previendo las consecuencias, permiten trabajar aspectos como el
pacifismo, feminismo, ecología, la globalización y los problemas de desarrollo, etc.
»Una de las mayores dificultades que presenta esta materia procede de las ideas
previas de los alumnos. Si bien en todos los casos se debe partir de ellas en esta ma-
teria se hace más necesario puesto que se pretende que profundicen en las mismas,
282 © WK Educación
Anexos
las revisen y justifiquen racionalmente o que las rechacen por infundadas. Cobra
especial relevancia una metodología en la que, aunque decidida y supervisada por
el profesor, sea el alumno quien reflexione sobre las cuestiones planteadas, tome la
palabra y exprese sus propias ideas y no sólo exponga lo que cree que se desea oír.
»Por otro lado, debe considerase el peligro que puede existir al presentar y denun-
ciar las distintas situaciones de violaciones de los derechos humanos que ocurren en
el mundo. Se puede llegar, sin pretenderlo, a reforzar los prejuicios de los alumnos,
incluso por ejemplo la xenofobia. Habría que tener en cuenta que se trata de analizar
aquellas prácticas que atentan contra la dignidad de las personas y no de juzgar una
cultura en su conjunto. El estudio del contexto geográfico, social y cultural en el
que se producen y la reflexión sobre el propio pasado pueden resultar eficaces para
evitarlo. En esta misma línea que busca profundizar en el conocimiento de otras
culturas, debe tenerse siempre presente la importancia de aprovechar la diversidad
cultural del aula que permita un mejor conocimiento de las raíces culturales de todos
y una reflexión crítica sobre las mismas.
»Orientaciones para la evaluación
»Hay varios aspectos implicados en la evaluación: lo aprendido por los alumnos,
es decir, si se han logrado o no los objetivos, que va más allá de la mera calificación,
la evaluación del propio proceso de aprendizaje, además de la evaluación del proce-
so de enseñanza.
»La formación de ciudadanos comporta el conocimiento de aprendizajes concep-
tuales que deben fundamentar las conductas desde la racionalidad, la libertad y el
espíritu critico: el modelo jurídico constitucional en el que se hayan de mover como
tales, los fundamentos y funcionamiento del Estado de derecho, los derechos y com-
promisos del Estado con los ciudadanos y de éstos con el Estado, las instituciones
democráticas, qué subyace detrás de las diferentes líneas de reflexión ética, la lucha
por los derechos de hombres y mujeres, etc. Estos contenidos encierran información,
hechos y conceptos que deben formar parte de la evaluación y cuyo conocimiento
debe manifestarse, también en ésta, integrado con el resto de contenidos.
»La finalidad de la materia en cuanto a la formación de futuros ciudadanos con
criterio propio, respetuosos, participativos, solidarios, que conozcan sus derechos,
asuman sus deberes y desarrollen hábitos cívicos en una sociedad plural, hace ne-
cesario también contemplar en la evaluación la comprobación de si el alumno ha
progresado en esta línea.
»Desde esta perspectiva adquiere especial importancia la evaluación entendida
como evaluación del proceso de aprendizaje, con el fin de comprobar aspectos tales
© WK Educación 283
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
284 © WK Educación
Anexos
© WK Educación 285
Bibliografía
AAVV. (2001). Los problemas de convivencia escolar: un enfoque práctico. Madrid:
Federación de Enseñanza de CCOO. Disponible en la web: http://www.fe.ccoo.
es/pdf/libros/Libroconvivencia.pdf [Consultado el 11 de septiembre de 2006].
AAVV. (2005). Ciudadanía, mucho más que una asignatura. Madrid: Proyecto At-
lántida.
Aguilar, T. (1999). Alfabetización científica y Educación para la ciudadanía. Una
propuesta de formación de profesores. Madrid: Narcea.
Ainsworth, M.D.S., Blehar, M., Waters, E. y Wall, S. (1978). Patterns of attachment:
a psychological study of the strange situation. Hillsdale, N.J.: Erlbaum.
Alcántara, J. A. (1990). Cómo educar la autoestima. Barcelona: CEAC.
Alchourrón de Paladini, M., Melillo, A., Suárez Ojeda, E. N. (compiladores). (2001).
Resiliencia: descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires: Paidós.
Álvarez, M. (Coord.) et al. (2001). Diseño y evaluación de programas de educación
emocional. Barcelona: Ciss-Praxis.
Álvarez, M. y Bisquerra, R. (1996). Manual de orientación y tutoría. Barcelona:
Praxis.
Amabile, T. M. (1983). “The Social Psycholoy of Creativity: A Componential Con-
ceptualization”. Journal of Personality and Social Psychology, 45 (2), 357-376.
Arendt, A. (1996). Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión
política. Barcelona: Península.
Arnold, J. (2000). La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas. Madrid:
Cambridge University Press.
© WK Educación 289
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Bach, E. y Darder, P. (2002). Sedúcete para seducir. Vivir y educar las emociones.
Barcelona: Paidós. (Versión en catalán: Sedueix-te per seduir. Viure i educar les
emocions. Barcelona: Edicions 62.
Bach, E. y Darder, P. (2004). Deseduca’t: una proposta per viure i conviure millor.
Barcelona: Edicions 62.
Bárcena, F. (1997). El oficio de la ciudadanía. Barcelona: Paidós.
Bárcena, F., Gil, F. y Jover, G. (1999). La escuela de la ciudadanía. Introducción a
la educación política. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Bar-On, R. y Parker, J. D. A. (2000). The Handbook of Emotional Intelligence. Theo-
ry, Development, Assessment, and Application at Home, School, and in the Work-
place. San Francisco, Ca: Jossey-Bass.
Bartholomew, K. y Horowitz, L. M. (1992). “Attachement styles among youth adults:
A test of a four category model”. Journal of Personality and Social Psychology,
61, 226-244.
Bartolomé, M. (Coord.). (2002). Identidad y ciudadanía. Un reto a la educación
intercultural. Madrid: Narcea.
Bartolomé, M. (Coord.). (2003). ¿Construimos Europa? El sentimiento de pertenen-
cia desde una pedagogía de la inclusión. Madrid: en prensa.
Beck, A. (2003). Prisioneros del odio. Las bases de la ira, la hostilidad y la violen-
cia. Barcelona: Paidós.
Beck, A. T. (1967). Depression: Clinical, experimental, and theoretical aspects.
New York: Hoeber.
Beland, K. R. (1996). “A school wide approach to violence prevention”. En R. L.
Hampton, P. Jenkins y T. P. Gullota (Eds.), Preventing violence in America (209-
231). Thousand Oaks, CA: Sage.
Bigelow, B., Christensen, L., Karp, S., Miner, B. y Peterson, B. (Eds.). (1999). Re-
thinking our classrooms. Teaching for Equity and Justice. Montgomery: Rethink-
ing Schools.
Birzea, C., et al. (2004). All-European Study on Policies for Education for Demo-
cratic Citizenship. Estrasburgo: Consejo de Europa. (Versión francesa: Étude pa-
neuropéenne des politiques d’éducation à la citoyenneté démocratique).
Birzea, C., et al. (2005). Tools for quality assurance of education for democratic
citizenship in schools. Paris: Unesco.
290 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 291
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
292 © WK Educación
Bibliografía
CIRCLE (Carnegie Corporation and Center for Information and Research on Civic
Learning and Engagement). (2003). Civic Mission of Schools. Disponible en la
web: www.civicmissionofschools.org [Consultado el 14 de agosto de 2006].
Civic Mission of Schools (2003), del Carnegie Corporation and Center for Infor-
mation and Research on Civic learning and Engagement www.civicmissionof-
schools.org.
Clauss-Ehlers, C. y Weist, M. D. (2004). Community Planning to Foster Resilience
in Children. Nueva York: Springer.
Colectivo AMANI. (1994). Educación intercultural, análisis y resolución de conflic-
tos. Madrid: Popular.
Coleman, J. S. (2001). “Capital social y creación de capital humano”. En F. Herreros
y A. de Francisco (comp.). Capital Social. Madrid: Zona Abierta, 94/95, 47-81.
Coll, C. (2007). Currículum i ciutadania. El què i el per a què de l’educació escolar.
Barcelona: Mediterrània.
Comisión Europea. (2006). “Recomendación del Parlamento Europeo y del Conse-
jo de 18 de diciembre de 2006 sobre las competencias clave para el aprendizaje
permanente”. Diario Oficial de la Unión Europea, 394 (de 30 de diciembre) pp.
10-18.
Conangla, M. M. y Soler, J. (2003). El arte de transformar positivamente las emo-
ciones. La ecología emocional. Barcelona: Amat.
Conangla, M. y Soler, J. (2003). Ecología emocional. Más allá de la inteligen-
cia emocional. El arte de transformar positivamente las emociones. Barcelona:
Amat.
Connolly, T., Dowd, T., Christe, A., Nelson, C. y Tobias, L. (1995). The well-man-
aged classroom. Boys Town, NE: Boys Town Press.
Connor, D. (2002). Agression and Antisocial Behavior in Children and Adolescents:
Research and Treatment. Nueva York: Guilford.
Consejo de Europa. (1995). Tous différents, tous égaux. Kit pédagogique. Idées, res-
sources, méthodes et activités pour l’éducation interculturelle informelle avec des
adultes et des jeunes. Estrasburgo: Conseil d’Europe.
Consejo de Europa. División para la ciudadanía y los derechos humanos: http://www.
coe.int/T/E/Cultural%5FCo%2Doperation/education/ .
Corbella, J. (2005). Bienestar emocional. Barcelona: Planeta.
© WK Educación 293
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
294 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 295
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
296 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 297
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
298 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 299
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
300 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 301
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
Llopis, C. (Coord.). (2001). Los derechos humanos. Educara para una nueva ciuda-
danía. Madrid: Narcea.
López Cassà, E. (2003). Educación emocional. Programa para 3-6 años. Barcelona:
Praxis.
Maiztegui, C. (2006). De la ciudadanía local a la global y de la ciudadanía global a
la local. Bilbao: Gobierno Vasco, Diputación Foral de Guipúzcoa.
Manciaux, M. (comp.). (2003). La Resiliencia: resistir y rehacerse. Barcelona:
Gedisa.
Manciaux, M., Vanistendael, S., Lecomte, J. y Cyrulnik, B. (2003). “La resiliencia:
estado de la cuestión”. En M. Manciaux (comp.). (2003). La Resiliencia: resistir
y rehacerse. Barcelona: Gedisa.
Marco Stiefel, B. (Coord.). (2002). Educación para la ciudadanía. Un enfoque basa-
do en el desarrollo de competencias transversales. Madrid: Narcea.
Marín, M. A. (2002). “La construcción de la identidad en la época de la mundializa-
ción y los nacionalismos”. En M. Bartolomé (Coord.). (2002). Identidad y ciuda-
danía (pp. 27-50). Madrid: Narcea.
Marina, J. A. (1996). El laberinto sentimental. Barcelona: Anagrama.
Marina, J. A. (2004). Aprender a vivir. Barcelona: Ariel.
Marina, J. A. (2006). Aprender a convivir. Barcelona: Ariel.
Marina, J. A. (2006). Movilización educativa (ME). Educación para la ciudadanía.
En la web: http://www.movilizacioneducativa.net/pdf/educacion-para-la-ciudada-
nia.pdf [Consultado el 20 de agosto de 2006].
Marina, J. A. y López Penas, M. (2000). El diccionario de los sentimientos. Barce-
lona: Anagrama.
Marshall, T. H. (1950). Citizenship and social class. Cambridge: Cambridge Uni-
versity Press.
Martínez Bonafé, J. (2003). “La ciudadanía democrática en la escuela. Memoria de
una investigación”. En J. Martínez Bonafé (coord.) et al., Ciudadanía, poder y
educación (pp. 57-88). Barcelona: Graó.
Martínez Bonafé, J. (Coord.). (2003). Ciudadanía, poder y educación. Barcelona:
Graó.
302 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 303
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
304 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 305
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
306 © WK Educación
Bibliografía
Peterson, C. y Bossio, L.M. (1991). Health and optimism. New York: Oxford Uni-
versity Press.
Peterson, C. y Seligman, M. E. P. (1984). “Causal explanations as a risk factor for
depression: Theory and evidence”. Psychological Review, 91, 347-374.
Plo Morral, F. (2004). Cap a un currículum per a una Ciutadania Global. Barcelona:
Intermón Oxfam.
Pons, F., Doudin, P-A., Harris, P. L. y Rosnay, M. (2005). “Helping children to im-
prove their emotion understanding”. En F. Pons, D. R. Hancock, L. Lafortune, L.
y A-A. Doudin, Emotions in learning (pp. 15-39). Aalborg (Dinamarca): Aalborg
Universitetsforlag.
Pons, F., Hancock, D. R., Lafortune, L. y Doudin, P-A., (2005). Emotions in learn-
ing. Aalborg (Dinamarca): Aalborg Universitetsforlag.
Pope, A. W. (1996). Mejora de la autoestima: técnicas para niños y adolescentes.
Barcelona: Martínez Roca.
Proyecto Atlántida. (2005a). Ciudadanía, mucho más que una asignatura. Madrid:
Proyecto Atlántida.
Proyecto Atlántida. (2005b). “Escuela, familia y municipio como eje de mejora”.
Cuadernos de Pedagogía, 350, 98-101.
Puig Rovira, J. M. (Coord.) et al. (2006). “El aprendizaje-servicio. Un instrumento
de la Educación para la Ciudadanía”. Cuadernos de Pedagogía, 357, 56-87.
Puig Rovira, J. M.; Batlle, R.; Bopsch, C. y Palos, J. (2006). Aprenentatge Servei.
Educar per a la Ciutadania. Barcelona: Octaedro.
Punset, E. (2005). El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas. Barcelona:
Destino.
Putnam, R. (2002). Solo en la bolera: colapso y resurgimiento de la comunidad nor-
teamericana. Barcelona: Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
Ramos Hernando, C. (2003). “Plan de actuación de prevención de la violencia con
adolescentes de primer ciclo de Secundaria”. En J. M. Peiró, (Coord.), Segundas
Jornadas sobre violencia en educación (pp. 147-156). Alicante: ECU (Editorial
Club Universitario).
Redorta, J., Obiols, M. y Bisquerra, R. (2006). Emoción y conflicto. Aprenda a ma-
nejar las emociones. Barcelona: Paidós.
© WK Educación 307
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
308 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 309
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
310 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 311
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
312 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 313
Educación para la Ciudadanía y Convivencia
314 © WK Educación
Bibliografía
© WK Educación 315
La Educación para la Ciudadan
puesta de los Gobiernos de diver
tiene el propósito de educar para
SERVICIO DE ATENCIÓN AL CL
902 250 510 tel
[email protected]
www.wkeducacion.es
Educación