Un Payaso en Apuros
Un Payaso en Apuros
Un Payaso en Apuros
Cuento Infantil para niños/as; escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos
Había una vez un payaso muy gracioso que vivía en la gran carpa del Circo Círculis.
Un circo lleno de ilusión y alegría que Sonri, el payaso, lograba alegrar
constantemente, con canciones, música, acrobacias de los malabaristas, y como no, sus
propios números, en los que la risa salía por las lonas del circo y llegaba a todas las
casas de los niños que no habían podido ir a verlo.
Un día muy lluvioso, Sonri apenas tenía público que le hiciese actuar con tanta ilusión
como otras veces, y se le ocurrió cambiar la actuación y hacer que se convertía en un
mono. De esa manera, se aseguraba las risas de los niños, y él no se cansaba tanto para
los demás días de circo que no iba a llover.
Cual fue su sorpresa cuando al ponerse unas orejas de cartón marrón y enormes en la
cabeza, pincharse un rabo largo con una chincheta en la espalda, e imitar el sonido de
los monos, ningún niño de los pocos que había, se rió.
Sonri pensó: – “Tendré que cambiar de estrategia, ahora me convertiré en pingüino”. –
Y así lo hizo.
Con la improvisación del pingüino obtuvo el mismo resultado que con el mono, así que
Sonri se vino abajo, y sintió que tenía un auténtico problema. Se echó a llorar con la
cara entre las manos, y de repente:
La función acababa de empezar y la lluvia había cesado, y Sonri vio como de pronto
empezaron a llegar niños de la calle, que comentaban que al oír la risa tan contagiosa
de los que estaban dentro, pensaron que no se lo podían perder, ¡por mucho que
lloviera!.
Así fue como el circo se llenó de niños y de risas, y Sonri el payaso, se dio cuenta de
que los niños son tan agradecidos, que para que él no llorase, ellos se reían más que
nunca.
Nunca jamás Sonri el payaso se vio en apuros, y siempre tuvo éxito en todas sus
funciones, ya que expresaba sus propias emociones, sin improvisar ninguna.
FIN
Estaba un pastor de ovejas junto con su rebaño, el cual comenzó a gritar con todas sus
fuerzas: "¡Auxilio! ¡Auxilio! El lobo viene por mis ovejas". El pueblo, dejando a un
lado todos sus quehaceres, acuden al llamado del joven, para darse cuenta que no es
mas que una chanza pesada.
El joven vuelve a hacerlo una segunda vez, y temiendo el pueblo, volvió. Sin embargo,
nuevamente no era mas que una burla. Luego gritó de nuevo, siendo esta vez verdad
que el lobo estaba atacando, sin embargo el pueblo no creyó en sus gritos, por lo que
la fiera terminó devorándose el rebaño.