Kant - Critica Del Juicio

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PRIMERA SECCION

ANALITICA DEL JUICIO ESTETICO

PRIMER LIBRO
ANALlTICA DE La BELLO

PRIMER MOMENTO

del juicio de gusto I segtin la cualidad

§1 i,

Eljuicio de gusto es estetico

Para decidir si algo es bello 0 no, referimos la representa-


cion, no mediante eI entendimiento al objeto para el conoci-
miento, sino, mediante Ia imaginacion (unida quiza con el en-
tendimiento), al sujeto y al sentimiento de placer 0 de dolor

I La definicion del gusto que se pone aquf a la base es: la facultad de juz-
gar 10bello. Pero \0 que se exija para Hamar bello un objeto debe descubrirlo
el analisis de los juicios del gusto. Los momentos a los cuales ese Juicio
atiende a 5U reflexion los he buscado guiandorne por las funciones logicas de
juzgar (pues en los juicios del gusto esta encerrada siempre, a pesar de rodo,
una relacion con eJ entendimiento). He tratado primero de los de la cualidad,
porque el juicio estetico sobre 10 bello sc refiere primeramente a ella.
128 IMMANUEL KANT CRiTiCA DEL JUlCIO 129

del mismo.(iEijuicio de gusto no es, pues, un juicio de conoci- por tanto, siempre en relacion con la facultad de desear, sea
miento; por tanto, no es logico, sino estetico, entendiendo por como fundamento de determinaci6n de la misma, sea, al me-
esto aquel cuya base determinante no puede ser mas que sub- nos, como necesariamente unida al fundamento de determina-
jetiva~ Toda relacion de las representaciones, incluso la de las cion de la misma. Ahora bien, cuando se trata de si algo es
sensa'ciones, puede, empero, ser objetiva (y ella significa en- bello, no quiere saberse si la existencia de la cosa importa 0
tonces 10real de una representacion empfrica); mas no la rela- solamente puede importar algo a nosotros 0 a algun orro,
cion con el sentimiento de placer y dolor, mediante la cual sino de como la juzgamos en la mera contemplaci6n (intui-
nada es designado en el objeto, sino que en ella el sujeto siente ci6n 0 reflexion), Si alguien me pregunta si encuentro her-
de que modo es afectado por la representacion, moso el palacio que tengo ante mis ojos, puedo seguramente
Considerar con la facultad de conocer un edificio regular, contestar: «No me gustan las cosas que no estan hechas mas
conforme a un fin (sea en una especie clara 0 confusa de re- que para mirarlas con la boca abierta», 0 bien como aquel
presentacion), es algo completamente distinto de tener la con- iroques, a quien nada en Pans gustaba tanto como los figo-
ciencia de esa representaci6n unida a la sensaci6n de satisfac- nes; puedo tambien, como Rousseau, dec1amar contra la va-
ci6n. La representacion en este caso es totalmente referida al nidad de los grandes, que malgastan el sudor del pueblo en
sujeto, mas aun, al sentimiento de la vida del mismo, bajo el cos as tan superfluas; puedo, final mente, convencerme facil-
nombre de sentimiento de placer 0 dolor; 10 cual funda una fa- mente de que si me encontrase en una isla desierta, sin espe-
cultad totalmente particular de diseernir y de juzgar que no ranza de volver jamas con los hombres, y si pudiese, con mi
afiade nada a1 conocimiento, sino que se limita a poner la re- sola voluntad, levantar magicamente semejante magnifico
presentaci6n dada en el sujeto frente ala facultad total de las edificio, no me tomaria siquiera ese trabajo, teniendo ya una
representaciones, de la eual el espfritu tiene conciencia en el cabana que fuera para mf suficientemente comoda. Todo eso
sentimiento de su estado. Representaciones dadas en un jui- puede concederserne y a todo puede asentirse; pero no se
cio pueden ser empfricas (por 10 tanto, esteticas); pero el juicio trata ahora de ello. Se qui ere saber tan s610 si esa mera re-
que recae por medio de ellas es logico cuando aquellas, en el presentacion del objeto va acompafiada en mf de satisfac-
juicio, son referidas s610 al objeto, Pero, en cambio, aunque cion, por muy indiferente que me sea 10 que toea a la exis-
las representaciones dadas fueran'racionales, si en un juicio tencia del objeto de esa representaci6n. Se ve facilmente que
son solamente referidas al sujet<?r(asu sentirniento), este jui- cuando digo que un objeto es bello y muestro tener gusto,
cio es entonces siempre estetico. ji me refiero a 10 que de esa representacion haga yo en mf
~i
mismo y no a aquello en que dependo de la existencia del
objeto. Cada eual debe confesar que el juicio sobre belleza
§2 en el que se mezcla el menor interes es muy parcial y no es
un juicio puro de gusto. No hay que estar preocupado en 10
La satisfaccion que determina el juicio de gusto mas mfnimo de la existencia de la cosa, sino permanecer to-
es totalmenie desinteresada talmente indiferente, tocante a ella, para hacer eI papel de
juez en cosas del gusto.
Llamase interes a la satisfaccion que unimos con la repre- Pero esta proposicion, que es de una importancia capital, no
sentaci6n de la existencia de un objeto. Semejante interes esta, podemos dilucidarla mejor que oponiendo ala pura satisfac-
130 IMMANUEL KANT CRiTICA DEL JUfClO HZ

cion desinteresada 2 en el juicio de gusto, aquella otra que va ellas 10 consigan no importa, al cabo, nada; y como s610 la elec-
unida con interes, sobre todo si podemos estar seguros, al pro- cion de los medios puede establecer aquf una diferencia,,~-
pio tiempo, de que no hay mas clases de interes que las que sulta que los hombres podrian acusarse reciprocamente de lo-
ahora vamos a citar. cum 0 falta de entendimiento, pero nunca de bajeza 0 malicia,
porque todos, cada uno segiin su modo de ver las cosas, corren
hacia un mismo fin, que para cada uno es el plact?!] J.Y, (. J
§3 Cuando una determinacion del sentimiento de placer 0 de
dolor es Hamada sensacion, significa esiaexpreslon algomuy
La satisfaccion en lo «agradable» estd unida con interes diSiIntocie-c'uandoTfimo-sensacion a la representaci6n de una
cosa (por los sentidos, como una receptividad perteneciente a
JAGRADABLE es aquello que place a los sentidos en Lasensa- la facultad de conocer), pues en este ultimo caso, la represen-
cion.,Aquf presentase ahora mismo la ocasion de censurar y tacion se refiere al objeto, pero en el primero, SQlQgLs.JJjQto,
hace7 notar una ~~f\!$i6_n muy ordinaria de Ia dQble,,~ignifica- sin servir a conocimiento alguno, ni siquiera a aquel por el
Ci2!Ul!u~.laep~al:IIi1.sensaci6n.puedeJener. ToQ~,_§RlJ(§.f~.Qci6n cual el sujeto se conoce a sf mismo.
Pero entendemos en la definicion anterior, bajo la palabra
T{lfc~~~J;)'pi{nsase)es~!~~~~_~e..Il..~actgn (de un placer). Por
tanto, todo 10 que place, justamente en 10 que place, es agrada- sensacion, una representacion objetiva de los sentidos; Y para
ble (y segun los diferentes grados, 0 tarnbien relaciones con no correr ya mas el peligro de set mal interpretado, vamos a
dar el nombre, por 10 demas, usual, de sentimiento a 10 que
otras sensaciones agradables, es gracioso, amable, delectable,
tiene siempre que permaneeer subjetivo y no puede de nin-
regocijante, etc.k!~Io)i)esto se admite, entonce.~)as implY.sio-
guna manera constituir una representacion de un objeto. EI co-
nes de los sentidos.que determinan 1ainclinacion 0 los erinci-
lor verde de los prados perteneee a la sensacion objetiva, como
pi9~:~~_~gLi.iwii,"que-dete;rillaU:la~YQ1~Q,iiSf,~~iID.~_~
percepcion de un objeto del sentido; el caracter agradable del
m_asre_!l<;;N.Q.uadas. hu.cio,
dela intuiciOU,,!ll.lg, Q~J!,!_[!!lj!llllL~l
mismo, empero, pertenece a la sensacion subjetiva, mediante
soIrf6ta~!~!.~.i~,~~Ji99.~'en 10 que se refiere al efeeto sobre el la cual ningun objeto puede ser representado, es decir, al senti-
sentiriiiento del placer, pues este serfa el agrado en la sensacion
rniento, mediante el cual el objeto es considerado como objeto
del estado propio; y como, en ultimo terrnino, todo el funciona-
de la satisfaccion (que no es conocimiento del objeto).
miento de nuestras facultades debe venir a parar a 10 practice y Ahora bien, que un juicio sobre un objeto, en el eual este es
unifiearse allf como en su fin, no podriamos atribuir a esas fa- POt mf declarado agradable, expresa un interes hacia el mismo,
cultades otra apreciacion de las cosas y de su valor que Ia que se colige claramente de que, mediante la sensacion, se man-
consiste en el placer que las cosas prometen. La manera como tiene vivo mi deseo hacia objetos parecidos; la satisfaccion, pOl'
tanto, presupone, no el mero juicio sobre aquel, sino la relacion
2 Un juicio sobre un objeto de la satisfaccion puede ser totalmente desin- de su existencia con mi estado, en cuanto este es afeetado por
teresado, y, sin embargo, muy irueresante, es decir, no fundarse en interes al- tal objeto. De aquf que se diga de 10 agradable, no solo que
guno, pero producir un interes; as! son todos los juicios morales puros, Pero
place, sino que deLeita. No es un mero aplauso Ioque Ie dedico,
Jos juicios de gusto no establecen, en sf, tampoco interes alguno. S610 en la
sociedad viene a sec interesante tener gusto, y de esto se mostrara el motivo sino que por el se despierta una inclinacion; y a 10 que es agra-
en la continuacion. dable en modo vivfsimo esta tan Iejos de pertenecer un juicio
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sobre la cualidad del objeto, que aquellos que buscan como fin tiene que ser colocado, mediante el concepto de un fin, bajo
s610el goce (pues esta es la palabra con la cual se expresa 10in- principios de la razon, para llamarle bueno como objeto de la
terior del deleite) se dispensan gustosos de todo juicio. voluntad,~pse!9 si 10 que deleita 10 llamo al mismo tiempo
buena, resiilia entonces una relaci6n totalmente distinta con la
satisfaccion; y es facil verlo, porque en 10bueno viene siem-
§4 pre la cuestion de saber si es s610 mediata 0 inmediatamente
bueno (util 0 bueno en sf), y, en cambio, en 10 agradable no
La satisfacci6n en Zo«buena» esta unida con interes hay cuesti6n alguna sobre esto, puesto que la palabra significa
siempre algo que place inmediatamente (del mismo modo que
BUENO es 10que, por medio de la razon y por el simple con- ocurre tambien con 10 que llamo bello)]W'
cepto, place. Llamamos a una especie de bueno, buena para Aun en el hablar mas ordinario distfnguese 10 agradable de
alga (10 util), cuando place solo como medio; a otra clase, en 10 bueno. De un manjar que excita el gusto con especias y
cambio, buena en sf, cuando place en sf mismo. En ambos esta otros ingredientes dfcese, sin titubear, que es agradable, confe-
encerrado siempre el concepto de un fin, por tanto, la relaci6n sando al mismo tiempo que no es bueno, porque si bien inme-
de la razon con el querer (al menos posible) y consiguiente- diatamente deleita al gusto, en cambio, considerado mediata-
mente, una satisfaccion en la existencia de un objeto 0 de una mente, es decir, por medio de la raz6n, que mira mas alla a las
accion, es decir, un cierto interes, consecuencias, disgusta. Puede notarse esta diferencia aun en
Para encontrar que algo es bueno tengo que saber siempre el juicio sobre la salud. Usta es inmediatarnente agradabJe para
que clase de cosa deba ser el objeto, es decir, tener un con- todo el que la posee (por 10 menos, negativamente, es decir,
cepto del rnismo; para encontrar en el belleza no tengo necesi- como ausencia de todo 10 corporal). Pero para decir que ella es
dad de eso. Flores, dibujos, letras, rasgos que se cruzan sin in- buena, hay que referirla ademas, mediante la razon, a fines, a
tencion, 10 que llamamos hojarasca, no significan nada, no saber: que ella es un estado que nos hace estar dispuestos para
dependen de ningun concepto, y, sin embargo, placen. La sa- todos nuestros asuntos. En 10que toea ala felicidad, cada cual
tisfacci6n en 10 bello tiene que depender de la reflexi6n sobre cree, sin embargo, finalmente, poder dar elnombre de verda-
un objeto, la cual conduce a cualquier concepto (sin determi- dero bien, mas min, del mas elevado bien, a la mayor suma (en
nar cual), y por esto se distingue tambien de 10agradable, que cantidad, como en duracion) de agrados en la vida. Pero tam-
descansa totalmente sobre la sensaci6n. bien contra esto se alza la razon. Agrado es goce. Si este, pues,
Cierto es que 10 agradable y 10 bueno parecen, en muchos es solo 10 que importa, sena locura ser escrupuloso en 10 que
casos, ser 10rnismo. Dirase aSI corminmente que todo deleite toea a los medios que nos 10 proporcionan, sea que 10consiga-
(sobre todo, el duradero) es bueno en sf mismo, 10cual signi- mos pasivamente por la liberalidad de la naturaleza, 0 por
fica, aproximadamente, que 10agradable duradero y 10bueno nuestra propia actividad y nuest.rapropia accion. Pero la raz6n
son 10 rnismo. Pero puede notarse pronto que esto es s6lo una no se dejara nunca convencer de que la existencia de un hom-
defectuosa confusi6n de las palabras, porque los conceptos ca- bre que s610 vive (por muy ocupado que este en este asunto)
racterfsticos que dependen de esas expresiones no pueden, de para gozar, tenga en S1 un valor aun cuando ese hombre de en
ningun modo, trocarse uno por otro. Lo agradable, que, como ayudar, 10 mejor posible, como medio, a otros que tambien
tal, representa el objeto solamente con relaci6n al sentido, igualmente no buscan mas que eI goce, gozando con ellos to-
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dos los deleites, par simpatta. Solo por 10 que el haga, sin con- templativo, es decir, un juicio que, indiferente en 10 que toea
sideracion al goce, en toda libertad e independientemente de ala existencia de un objeto, enlf\zala constitucion de este can el
10 que Ia naturaleza, aun pasivamente, pueda proporcionarle, sentimiento de placer y doloJJ>ero esta contemplacion misma
da 61un valor absoluto a su ex.istencia, como existencia de una no va tampoco dirigida a conceptos, pues el juicio de gusto
persona, y la felicidad no es, a pesar de toda la abundancia de no es un juicio de conocimiento (ni te6rico ni practice) 5, y,
sus agrados, ni can mucho, un bien incondicionado 3. por tanto, ni fundado en conceptos, ni tampoco dirigido hacia
Pero aparte de toda esa diferencia entre 10 agradable y 10 ellos.
bueno, concuerdan, sin embargo, ambos en que estan siempre Lo agradable, 10 bello, 10 bueno, indican tres relaciones dife-
unidos con un interes en su objeto; no solo 10 agradable (§ 3) y rentes de las representaciones con el sentimiento de placer y
10 bueno mediato (10 util), que place como medio para algun dolor, con referenda al cual nosotros distinguimos unos de
agrado, sino tambien 10 bueno absolutamente y en todo sen- otros los objetos 0 modos de representacion, Las expresiones
tido, a saber: el bien moral, que lleva consigo el mas alto inte- conformes a cada uno, con las cuales se indica la complacencia
res, pues el bien es el objeto de la voluntad (es decir, de una en los mismos, no son iguales.p(gradable llamese a 10 que DE-
facultad de desear determinada por la razon), Ahora bien, que- LEITA; bello, a 10 que solo PLACE; bueno, a 10 que es APRE-
rer algo y tener una satisfaccion en la existencia de ello, es de- CIADO, aprobado 6, es decir, cuyo valor objetivo es asentad():fE1
cir, tomar interes en ello, son cosas identicas. agrado vale tambien para los animales irracionales; belleza,
solo para los hombres, es decir, seres animales, pero razona-
bles, aunque no solo como tales (verbigracia, espfritus), sino, al
§5
mismo tiernpo, como animales 7; R~E9)JqQ~9.l}g,_p~~a., ~()9:()_~yr...
razonable en general. Proposicion es esta que solo mas adelante
Comparacion de los tres modos especificamente
p@derecibir §ti completa justificacion y aclaracion. Puede de-
diferentes de la satisfaccion
cirse que, entre todos estos tres modos de la satisfaccion, la del
Lo agradable y 10 bueno tienen ambos una relation con la gusto en 10 bello es la tinica satisfaccion desinteresada y libre.
facultad de desear y, en cuanto la tienen, llevan consigo: aquel, pues no hay interes alguno, ni el de los sentidos ni el de la ra-
una satisfaccion patologico-condicionada (mediante estimulos, zan, que arran que el aplauso. Por eso, de la satisfaccion puede
stimulos), y este, una satisfaction pura practica, Esa satisfac- decirse en los tres casos citados, que se refiere a inclinacion, 0 a
cion se determina no solo por 1arepresentacion del objeto, sino, complacencia, 0 a estimacion. Pues bien, COMPLACENCTA es la
al mismo tiempo, por el enlace representado del sujeto con iinica satisfaccion Iibre. Un objeto de la inclinacion y uno que
la existencia de aquel.No s610 el objeto place, sino tambien su se imponga a nuestro deseo mediante una ley de la razon no nos
existencia 4. En cambio tl juicio de gusto es meramente con- dejan libertad alguna para hacer de algo un objeto de placer
para nosotros mismos, Todo interes presupone exigencia 0 la
3 Una obligacion de gozar es un absurdo evidente; igualmente ha de serlo
tambien una supuesta obligacion de realizar todos los actos que tienen en su 5 En la primera edicion, el parentesis dice s610(<<te6rico»).(N. del T)
termino solamente el goce. por muy espiritualmente que se le quiera pensar y 6 La palabra «aprobado» falta en la primera edici6n. (N. del T)
adornar, y aunque sea un goce mfstico, el Ilamado celeste. 7 Las palabras: «aunque no s610 como tales (verbigracia, espfritus) ...,
• Esa frase falta en la primera edicion. (N. del T) como animales», faltan en la primera edicion. (N. del T)
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produce y, como fundamento de determinaci6n del aplauso, no cada cual tiene conciencia de que la satisfaccion en 10 bello se
deja ya que el juicio sobre el objeto sea libre. da en el sin interes alguno, y ello no puede juzgarlo nada mas
En 10que coneierne al interes de la inclinacion en 10agrada- que diciendo que debe encerrar la base de la satisfaccion para
ble, recuerdese que cada eual dice: el hambre es la mejor coci- cualquier otro, puesno fundandose esta en una inclinaci6n cual-
nera y a los que tienen buen apetito gusta todo con tal de que quiera del sujeto (ni en cualquier otro interes reflexionado), y
sea comestible. Por tanto, semejante satisfacci6n no dernuestra sintiendose, en cambio, el que juzga completamente libre con
eleeci6n alguna segun el gusto. S610 cuando se ha calmado Ia relacion a la satisfacci6n que dedica al objeto, no puede encon-
neeesidad puede decidirse quien tiene 0 no tiene gusto entre trar, como base de la satisfacci6n, condiciones privadas algunas
muchos. Tambien hay costumbres (conducta) sin virtud, corte- de las cuales s610 su sujeto dependa, debiendo, por tanto, con-
sfa sin benevolencia, deeencia sin honorabilidad ..., etcetera. siderarla como fundada en aquello que puede presuponer tam-
Pues donde habla la ley moral, ya no queda objetivamente elec- bien en cualquier otro, Consiguientemente, ha de creer que tiene
cion libre alguna en 10 que toea a 10 que haya de hacerse, y motivo para exigir a cada uno una satisfaccion semejante. Ha-
mostrar gusto en su conducta (0 en eljuieio de las de otros) es blara, por tanto, de 10bello, como si la belleza fuera una cuali-
muy otra cos a que mostrar su manera de pensar moral, pues dad del objeto y el juicio fuera 16gico(como si constituyera, me-
esta encierra un mandato y produce una exigencia, mientras diante concepto del objeto, un conocimiento del mismo), aunque
que, en cambio, el gusto moral no haee mas que jugar con los solo es estetico y no encierra mas que una relacion de la repre-
objetos de la satisfaccion, sin adherirse a ninguno de ellos. sentaci6n del objeto con el sujeto, porque tiene, con el logico, el
parecido de que se puede presuponer en ella validez para cada
cual.er'~esa universalidad no puede tarnpoco nacer de concep-
Definicion de lo bello deducida del primer momento tos, pues Ji1jhay transite alguno de los conceptos al sentirniento
~---
.""lGUSTO es la faeultad de juzgar un objeto 0 una representa-
de placer 0 dolor (excepto en las leyes puras practicas, que, en
cambio, Uevan consigo un interes que no va unido al puro juicio
ci6n mediante una satisfaccion 0 un descontento, sin interes
de gusto). Consiguientemente, una pretensi6n ala validez para
alguno. EI objeto de semejante satisfaccion llamase bello . ./
..."""" ...... cada cual, sin poner universalidad en objetos, debe ser inherente
al juicio de gusto, juntamente con la eoneiencia de la ausencia
SEGUNDO MOMENTO en el mismo de todo interes, es decir, queullapretensi6n de uni-
versalidad subjetiva debe ir unida con 61. I .
-··-·-·~.,"'·~·"·-..~ ...... _ ..N'''',.._, ................
'''~ ....~ ......_'"'.'II, __ '''.,.\.. 'M"''''~'_N"'''.~.·'I"'''~'
.. ,-,-. w;;~_""~
deljuicio de gusto, a saber, segun su cantidad

§6 §7

La bello es lo que, sin concepto, es representado Comparacion de lo bello con 10 agradable y con lo bueno
como objeto de una satisfaccion «universal» por medio del cardcter citado (I'v'·'\-·'\.·...,.i

Esta definici6n de 10bello puede deducirse de la anterior de- En 10 que toea a 10 agradable, reconoce cada cual que su
finicion como objeto de la satisfaccion, sin interes alguno. Pues juicio, fundado por el en un sentimiento privado y mediante el
138 IMMANUEL KANT CRinCA DEL JUlCIO 139

cual el dice de un objeto que le place, se limita tambien s6lo a nificacion de sentido organico, sino como facultad de juzgar
su perscna. As! es que cuando, verbigraCiiCdfc-e:«Ervi'iib de referente a 10 agradable. Asi, de un hombre que sabe tan bien
Canarias es agradable», admite sin dificultad que le corrija entretener a sus invitados con agrados (del goce, por todos los
otro la expresion y le reeuerde que debe decir: «Me es agrada- sentidos), que todos encuentran placer, dlcese que tiene gusto.
ble». Y esto, no s610 en el gusto de la lengua, del paladar y de Pero aquf la universalidad se toma solo comparativamente, y
la garganta, sino tambien en 10 que puede ser agradable a cada aqui tan solo reglas generales (como son todas las empiricas) 8
uno para los ojos y los ofdos, Para uno, el color de la violeta es y no universales, siendo, sin embargo, estas ultimas las que el
suave y amable, para otro, muerto y mustio. Uno gusta del so- juicio de gusto sobre 10 bello requiere y pretende alcanzar, Es
nido de los instrumentos de viento, otro del de los de cuerda. un juicio en relacion con la sociabilidad, en cuanto esta des-
Discutir para tachar de inexacto el juicio de otros, apartado del cansa en reglas empfricas. En 10 que se refiere al bien, los jui-
nuestro, como si estuviera con este en logica oposicion, serfa cios pretenden tarnbien tener, con raz6n, por cierto, validez
locura. En 10 que toea a 10 agradable, vale, pues, el principio para todos. Pero el bien es representado como objeto de una
de que cada uno tiene su gusto propio (de los sentidos), satisfaccion universal solo mediante un concepto, 10 eual no
Con 10 bello ocurre algo muy distinto. Seria (exactamente es el caso ni de 10 agradable ni de 10 bello.
al reyes) ridiculo que alguien que se preciase un tanto de gusto
pensarajustificarlo con estas palabras: «Ese objeto (el edificio
que vemos, el traje que aquel Ileva, el concierto que ofrnos, la §8
poesfa que se ofrece a nuestro juicio) es bello para tnt». Pues
no debe llamarlo bello si solo a el le place. Muchas cosas pue- La universalidad de Lasatisfaccion es representada
den tener para e1eneanto y agrado, que eso a nadie le importa; en un juicio de gusto solo como subjetiva
pero, al estimar una cos a como bella, exige a los otros exacta-
mente la misma satisfaccion; juzga, no solo para sf, sino para Esa determinaci6n particular de la universalidad de un jui-
cada cual, y habla entonces de la belleza como si fuera una do estetico que se encuentra en un juicio de gusto es una cosa
propiedad de las cosas. Por tanto, dice: La cosa es bella y, en notable, no por cierto para el logico, pero sf para el filosofo-
su juicio de la satisfaccion, no cuenta can la aprobacion de trascendental, y exige de este no poco trabajo para descubrir
otros porque los haya encontrado a menudo de acuerdo con su su origen, manifestando, en cambio, tambien una propiedad
juicio, sino que la exige de ellos. Los censura si juzgan de otro de nuestra facultad de conocer, que hubiera permanecido des-
modo y les niega el gusto, deseando, sin embargo, que 10 ten- conocida sin ese analisis,
gan. Por tanto, no puede decirse: cada uno tiene su gusto par- Primeramente hay que convencerse totalmente de que, me-
ticular. Esto significarfa tanto como decir que no hay gusto al- diante el juicio de gusto (sobre 10 bello), se exige a cada cual
guno, 0 sea, que no hay juicio estetico que pueda pretender la satisfaccion en un objeto, sin apoyarse en un concepto (pues
legftimamente la aprobacion de todos. entonces sena esto el bien) y de que esa pretension de validez
Sin embargo, encuentrase tambien, en 10 que se refiere a 10 universal pertenece tan esencialmente a un juicio mediante el
agradable, que en el juicio sobre este puede darse unanimidad cual declaramos algo bello, que sin pensarla en el, a nadie se
entre los hombres. Y entonces, con relacion a esta, niegase el
gusto a unos y se Ie atribuye a otros, y no, por cierto, en la sig- g Las palabras entre parentesis faltan en la primera edici6n. (N. del T.)
140 IMMANUEl. KANT cernes DEI.. IU/CIO 141

le ocurrina emplear esa expresion, y entonces, en cambio, todo universal objetiva, a diferencia de la meramente subjetiva, que
10 que place sin concepto vendria a colocarse en 10 agradable, siempre es estetica). Ahora bien, un juicio de valor universal
sobre el cual se deja a cada uno tener su gusto para sf y nadie objetivo es siempre tambien subjetivo, es decir, que cuando al-
exige de otro aprobacion para su juicio de gusto, eosa que, sin guno vale para todo 10que esta encerrado en un concepto dado,
embargo, oeurre siempre en el juicio de gusto sobre la bel1eza. vale tambien para cada uno de los que se representen un objeto
Puedo dar al primero el nombre de gusto de los sentidos y al se- mediante ese concepto. Pero de una valide: universal subjetiva,
gundo el de gusto de reflexion, en cuanto el primero en uncia es decir, de la estetica, que no descansa en concepto alguno, no
solo juicios privados y el segundo, en cambio, supuestos juicios se puede sacar una conclusion para la validez logica, porque
de valor universal (publicos). Ambos, sin embargo, enuncian aquella especie de juicios no se refiere en modo aIguno aI ob-
juicios esteticos (no practices) sobre un objeto solo en conside- jeto. Justamente por eso, la universalidad estetica que se afiade
racion a las relaciones de su representacion con el sentimiento a un juicio ha de ser de una especie particular, porque el predi-
de placer y dolor. Ahora bien, ya que no solo la experiencia cado de la belleza no se enlaza con el concepto del objeto, con-
muestra que el juicio del gusto de los sentidos (del placer 0 do- siderado en su total esfera logic a 9, sino que se extiende ese
lor por algo) carece de valor universal, sino que tambien cada mismo predicado sobre la esfera total de los que jurgan.
cual es por sf mismo bastante modesto para no exigir de los En consideracion a la cantidad Iogica, todos los juicios de
otros esa aprobacion (aunque realmente, a menudo, se encuen- gusto son juicios individuales, pues como tengo que comparar
tra tambien una conformidad bastante amplia en estos juicios), el objeto inmediatamente con mi sentimiento de placer y do-
resulta extrafio que el gusto de reflexion, desatendido tambien lor, y ello no mediante conceptos, aquellos juicios no pueden
bastante a menudo, como 10 enseiia la experiencia, en su pre- tener la cantidad de los juicios objetivos con validez cormin 10.
tension de la validez universal de su juicio (sobre 10 bello), Sin embargo, puede producirse un juicio universal logico,
pueda, sin embargo, encontrar posible (cosa que realmente cuando Ia representacion individual del objeto del juicio de
hace) el representarse juicios que puedan exigir esa univer- gusto se convierte, segun las condiciones que deterrninen este
sal aprobacion y la exija, en realidad, para cada uno de sus jui- ultimo, en un concepto, mediante cornparacion.
cios de gusto, sin que los que juzgan disputen sobre la posi- Por ejemplo, la rosa que estoy mirando la declaro bella por
bilidad de semejante pretension, babiendo solo en algunos medio de un juicio de gusto; en cambio, el juicio que resulta
casos particulares entre ellos disconforrnidad sobre la aplica- de la comparaci6n de muchos individuales, a saber: las rosas,
cion de esa facultad. en general, son bellas, enunciase ahora, no solo como estetico,
Pero aquf hay que notar, ante todo, que una universalidad, sino como un juicio logico fundado en uno estetico. Ahora
que no descansa en conceptos del objeto (aunque solo sean em- bien, el juicio: la rosa es (en el olor) 11 agradable, es cierta-
pfricos), no es en modo alguno logica, sino estetica, es decir, mente estetico e individual, pero no un juicio del gusto, sino
que no encierra cantidad alguna objetiva del juicio, sino sola-
mente subjetiva; para ella uso yo la expresion valide: comun, 9 La palabra «logica» falta en 1aprimera edici6n. (N. del T.)
que indica la validez, no de la relacion de una representacion 10 En la prirnera y segunda edicion dice: «De un juicio objetivo can vali-
con la facultad de conocer, sino con el sentimiento de placer y dez comun». (N. del T.)
II En el texro de las tres ediciones dice: «<en eJ uso») im Grebauche. Erd-
dolor para cada sujeto. (Puede emplearse la misma expresion
mann propene, y Vorlander 10 acepta en su edicion, que 5e lea im Geruche,
para la cantidad logica del juicio, con tal que se afiada: validez en el olor. (N del T.)
142 lMMANUEL KANT CRil1CA DEL JUfCIO 143

de los sentidos. Se diferencia del primero en esto, a saber: que privacion de todo aquello que pertenece a 10 agradable y al
el juicio de gusto Ileva consigo una cantidad estetica de uni- bien, puede el llegar a estar seguro de la satisfaccion que arin
versalidad, es decir, de validez para cada hombre, la cual no le queda; y esto es todo en 10que 61se promete la aprobacion
puede encontrarse en el juicio sobre 10 agradable. S610 los jui- de cad a cual, pretension a la cual tendra derecho, bajo esas
cios sobre el bien, aunque determinan tambien la satisfaccion condiciones, si no faltase a menudo contra ellas, y, por tanto,
en un objeto, tienen universalidad logica y no solo estetica, no enunciase un juicio de gusto erroneo.
pues valen sobre el objeto como un conocimiento del mismo,
y por eso valen para cada cual.
§9
Si se juzgan objetos solo mediante conceptos, pierdese toda
representacion de belleza. Asi, pues, no puede haber tampoco Investigaci6n de la cuestion de si, en el juicio de gusto, el
regla alguna segun la cual alguien tuviera la obligacion de co- sentimiento de placer precede al juicio del objeto 0 este
nocer algo como bello. l,Es un traje, una casa, una flor bella? precede a aquel
Sobre esto no se deja nadie persuadir en su juicio por motivos
ni principios algunos. Queremos someter el objeto a Ia apre- La solucion de este problema es la clave para la crftica del
ciaci6n de nuestros ojos mismos, como S1 la satisfaccion de- gusto y, por tanto, digna de toda atenci6n.
pendiese de la sensaci6n, y, sin embargo, cuando despues se Si el placer en el objeto dado fuese 10primero y s6lo la uni-
dice del objeto que es bello, creemos tener en nuestro favor un versal comunicabilidad del mismo debiera ser atribuida, en el
voto general y exigimos Ia adhesion de todo el mundo, mien- juicio de gusto, ala representacion del objeto, semejante pro-
tras que toda sensaci6n privada no decide mas que para el con- ceder estaria en contradiccion consigo mismo, pues ese placer
templador y su satisfacci6n. no serfa otra cosa que el mere agrado de la sensacion, y, por
Ahora bien, es de notar aquf que en el juicio del gusto no se tanto, segun su naturaleza, no podrfa tener mas que una vali-
postula nada mas que un voto universal de esa clase, concer- dez privada, porque depende inmediatamente de la representa-
mente a la satisfacci6n sin ayuda de conceptos, por tanto, a la cion par 1a cual el objeto es dado.
posibilidad de un juicio estetico que pueda al mismo tiempo Asf, pues, la capacidad universal de cornunicacion del es-
ser considerado como valedero para cada cual. El juicio de tado espiritual, en la representacion dada, es la que tiene que
gusto mismo no postula 1a aprobacion de cada cual (pues esto estar a la base del juicio de gusto, como subjetiva condici6n
solo 10 puede hacer uno logico universal, porque puede pre- del mismo, y tener, como consecuencia, el placer en el objeto.
sentar fundamentos); solo exige a cada cual esa aprobacion Pero nada puede ser universalmente comunicado mas que el
como un caso de la regla, cuya confirmacion espera, no por conocimiento y la representacion, en cuanto pertenece al co-
conceptos, sino por adhesion de los dernas. El voto universal nocimiento, pues s6lo en este caso es ella objetiva, y s6lo me-
es, pues, s610 una idea (aquf no se investiga aiin sobre que des- diante 61tiene un punto de relacion universal con el cualla fa-
canse). Que el que cree enunciar un juicio de gusto, juzga en cultad de representaci6n de todos esta obligada a concordar.
realidad a medida de esa idea, es cosa que puede ser incierta; Ahora bien, si la base de determinaci6n del juicio sobre esa co-
pero que el lo refiere a ella, y, por tanto, que ha de ser un jui- municabilidad general de la representacion hay que pensarla
cio de gusto, 10declara 61mismo, mediante la expresion de be- solo subjetivamente, que es, a saber, sin un concepto del ob-
lleza. Pero para sf mismo, mediante la mera conciencia de la jeto, entonces no puede ser otra mas que e1estado del espfritu
144 IMMANUEl. KANT CRinCA DEL JCJlCIO 145

que se da en la relacion de las facultades de representar unas dez universal subjetiva de la satisfaccion, que unimos con la
con otras en cuanto estas refieren una representaci6n dada al representaci6n del objeto llamado por nosotros bello.
conocimiento general. Que el poder comunicar su estado de espfritu, aun solo en 10
Las facultades de conocer, puestas en juego mediante esa que toea las facultades de conocer, lleva consigo un placer, po-
representacion, estan aquf en un juego libre, porque ningun driase mostrar facilmente por la inclinacion natural del hombre
concepto determinado las restringe a una regia particular de ala sociabilidad (empfrica y psicologicamente). Pero esto no
conocimiento. Tiene, pues, que ser el estado de espfritu, en basta para nuestro proposito. El placer que sentimos, 10exigi-
esta representaci6n, el de un sentimiento dellibre juego de las mos a cada cual en el juicio de gusto como necesario, como si
facultades de representar, en una representaci6n dada para un cuando llamamos alguna cosa bella hubiera de considerarse esto
conocimiento en general. Ahora bien, una representaci6n me- como una propiedad del objeto, determinada en 61por concep-
diante la cual un objeto es dado, para que de ahi salga un co- tos, no siendo, sin embargo, la belleza, sin relacion con el senti-
nocimiento en general, requiere la imaginacion, para combi- miento del sujeto, nada en sf. Pero el examen de esta cuestion
nar 10 diverso de la intuicion, y el entendimiento, para la debemos reservarlo hasta despues de la contestacion a esta obra,
unidad del concepto que une las representaciones. Ese estado a saber: si y como sean posibles juicios esteticos a priori.
de un libre juego de las facultades de conocer, en una repre- Ocupemonos ahora aun con esta cuestion inferior: ide que
sentaci6n, mediante la cual un objeto es dado, debe dejarse manera llegamos a ser concientes de una reciproca y subjetiva
comunicar universalmente, porque el conocimiento, como de- concordancia de las facultades de conocer entre S1 en el juicio de
terminacion del objeto con la cual deben concordar represen- gusto, esteticamente, mediante el mero sentido interior y la sen-
taciones dadas (cualquiera que sea el sujeto en que se den), es sacion, 0 intelectualmente mediante la conciencia de la intencio-
el unico modo de representacion que vale para cada cual. nada actividad con que ponemos en juego aquellas facultades?
La universal comunicabilidad subjetiva del modo de repre- Si la representacion dada, ocasionadora del juicio de gusto,
sentacion en un juicio de gusto, debiendo realizarse sin presu- fuera un concepto que juntara entendimiento e imaginacion en
poner un concepto, no puede ser otra cosa mas que el estado el juicio del sujeto para un conocimiento del objeto, en ese
de espfritu en ellibre juego de la imaginacion y del entendi- caso, la conciencia de esa relacion seria intelectual (como en
mien to (en cuanto estos concuerdan recfprocamente, como el esquematismo objetivo del Juicio de que la Critics trata);
ella es necesario para un conocimiento en general), teniendo pero entonees, el juicio no recaena en relaci6n con el placer y
nosotros conciencia de que esa relacion subjetiva, propia de el dolor y, por tanto, no serfa un juicio de gusto. Ahora bien, el
todo conocimiento, debe tener igual valor para cada hombre y, juicio de gusto determina el objeto, independientemente de
consiguientemente, ser universalmente comunicable, como 10 conceptos, en consideracion de la satisfaccion y del predicado
es todo conocimiento determinado, que descansa siempre en de la belleza. Asi, pues, aquella unidad de la relacion no puede
aquella relaci6n como condicion subjetiva. haeerse conocer mas que por la sensacion. La animacion de
Este juicio, meramente subjetivo (estetico), del objeto 0 de ambas facultades (la imaginacion y el entendirniento) para una
la representacion que 10 da, precede, pues, al placer en el actividad determinada 12 unanime, sin embargo, par 1aocasion
mismo y es la base de ese placer en 1a armenia de las faculta- de la representacion dada, actividad que es la que pertenece a
des de conocer; pero en aquella universalidad de las condicio-
nes subjetivas del juicio de los objetos fiindase solo esa vali- (2 La primera y la segunda edicion dicen «indeterminada». (N. del T.)
146 IMMANUEL KANT CRiTIC'!. D£"LJUICIO 147

un conocimiento en general, es la sensacion cuya comunicabili- timiento del placer 10 es), dirfase que el fin es el objeto de un
dad universal postula el juicio de gusto. Una relacion objetiva, concepto, en cuanto este es considerado como la causa de aquel
si bien no puede ser mas que pensada, sin embargo, en cuanto, (la base real de su posibilidad), La causalidad de un concepto,
segun sus condiciones, es subjetiva, puede ser sentida en el en consideraci6n a su objeto, es la fi.nalidad (forma finalis).
efecto sobre el espfritu; y de una re1aci6n sin concepto alguno a Asf, pues, donde se piensa no s610 el conocimiento de un ob-
su base (como 1ade las facultades de representaci6n con una fa- jeto, sino el objeto mismo (su forma 0 existencia) como efecto
cultad general de conocer) no hay otra conciencia posible mas posible tan solo mediante un concepto de este ultimo, allf se
que mediante 1a sensaci6n del efecto, que consiste en el juego piensa un fin. La representaci6n del efecto es aquf el motivo de
faci1itado de ambas facultades del espfritu (la imaginaci6n y el determinacion de su causa y precede a esta ultima. La concien-
entendimiento), anirnadas por una concordancia recfproca. cia de la causalidad de una representacion en relacion con el
Una representacion que sola y sin comparaci6n con otras, estado del sujeto, para conservarlo enese mismo estado, puede
tiene, sin embargo, una concordancia con las condiciones de la expresar aquf, en general, 10que se llama placer; dolor es, al
universalidad, que constituye el asunto del entendimiento en contrario, aquella representacion que encierra el fundamento
general, pone las facultades de conocer en la disposici6n pro- para determinar el estado de las representaciones hacia su pro-
porcionada que exigimos para todo conocimiento, y que tene- pio contrario (tenerlas alejadas 0 despedirlas) 13.
mos consiguienternente por valedera para todo ser que este La facultad de desear, en cuanto es determinable s610 por
determinado a juzgar mediante entendimiento y sentidos (para conceptos, es decir, por la representacion de obrar segun un
todo hombre). fin, seria la voluntad. Dfcese de un objeto 0 de un estado del
espfritu 0 tam bien de una accion, que es final, aunque su posi-
bilidad no presuponga necesariamente la representacion de un
Definici6n de lo bello deducida del segundo momenta fin, solo porque su posibilidad no puede ser explicada y con-
cebida por nosotros mas que admitiendo a su base una causali-
Bello es 10que, sin concepto, place universalmente. dad segiin fines, es decir, una voluntad que la hubiera orde-
nado segun la representaci6n de una cierta regla, La finalidad
puede, pues, ser fin, en cuanto nosotros no ponemos las causas
TERCER MOMENTO
de esa forma en una voluntad, sin poder, sin embargo, hacer-
nos concebible la explicacion de su posibilidad mas que dedu-
de los juicios de gusto segun la «relacion; de los fines
ciendola de una voluntad. Ahora bien, no tenemos siempre ne-
que es en ellos considerada
cesidad de considerar con la razon (segtin su posibilidad)
aquello que observamos. ASI, una finalidad segun la forma,
§ 10
aun sin ponerle a la base un fin (como materia del nexus fina-
lis), podemos, pues, al menos observarla y notarla en los obje-
De lafinalidad en general
tos, aunque no mas que por 1areflexion.
Si se quiere definir 10 que sea un fin, segun sus determina-
ciones trascendentales (sin presuponer nada ernpfrico, y el sen- 13 Las palabras entre parentesis no estan en la primera edici6n. (N. del T.)
174 lMMANUBL KANT CRfTlCA DEL JUlCIO 175

gla pone justamente el caso en donde el gusto puede mostrar chas veces y durante largo tiempo. Pero en esto probablemente
su mayor perfecci6n en proyectos de la imaginaci6n. confundimos nuestra simpatia por Ia alegrfa de un pequefio
Todo 10 rfgido-regular (10 que se acerca ala reguJaridad rna- animalito amable con la belleza de su canto, que, cuando es
ternatica) lleva consigo algo contrario al gusto, y es que no imitado exacta mente por el hombre (como OCUITea veces con
proporciona un entretenirniento largo con su contemplaci6n, el canto del ruisefior), parece a nuestros oidos totalmente des-
sino que, en cuanto no se endereza decididamente al conoci- provisto de gusto.
miento 0 a un fin practice determinado, produce fastidio. En Hay que distinguir min los objetos bellos de los aspectos
cambio, aquello en donde la imaginaci6n puede jugar sin vio- bellos de los objetos (que a menudo, por el alejamiento, no
lencia y conforme a su fin es para nosotros siempre nuevo, y pueden ser conocidos claramente). En estos ultimos parece el
no nos cansamos de mirarlo. Marsden 26, en su descripci6n de gusto fijarse no tanto en 10 que imaginacion aprehende en ese
Sumatra, hace la observaci6n de que las beUezas libres de la campo, como en 10 que sobre €l tiene ocasion de figurar; es
naturaleza rodean al espectador siempre las mismas por todos decir, propiamente en las fantasias con que se entretiene el es-
lados, y, por tanto, tienen para 61ya poco atractivo; en cambio, pfritu cuando la diversidad con que el ojo tropieza 10despierta
encontrando, en medio de un bosque, un huerto de pimienta, continuamente; asi, por ejemplo, ocurre cuando se miran las
en donde las estacas alrededor de las cuales crece esa planta figuras cambiantes de un fuego de chimenea 0 de un arroyo
formaban avenidas en Iineas paralelas, experiment6 en ella un que corre, los cuales, sin ser ninguno de los dos bellezas, lle-
gran encanto: de aquf saca la conclusion de que la belleza sal- van consigo, sin embargo, un encanto para la imaginacion,
vaje, a1 parecer, sin regla alguna, no place, por el cambio, mas porque mantienen su libre juego.
que a quien esta ya saciado de belleza regular. Pero con que
hubiera hecho Ia prueba de estarse un dfa en su huerto de pi-
rnienta se hubiera apercibido de que cuando el entendimiento
se ha sumido, mediante la regularidad, en Ia disposici6n para
LIBRO SEGUNDO
el orden que necesita por todas partes, el objeto no le distrae,
y, a largo tiempo, mas bien hace una violencia inc6moda a la ANALITICA DE LO SUBLIME
imaginaci6n, y de que, en cambio, la naturaleza, que allf es
pr6diga en diversidades hasta la exuberancia, y que no esta so-
metida a la violencia de reglas artificiales, podria dar a su § 23
gusto un alimento constante. El canto mismo de los pajaros,
que no podemos reducir a reglas musicales, parece encerrar Trdnsito de la facultad de juzgar 10 bello
mas libertad y, por tanto, mas alimento para el gusto que el a La de 10 sublime
canto humano mismo dirigido segiin todas las reglas musica-
les, porque este ultimo mas bien hastfa cuando se repite mu- Lo bello tiene de cormin con 10 sublime que ambos placen
por sf mismos. Ademas, ninguno de los dos presupone un jui-
26 Marsden, viajero ingles, escribio una History of Sumatra (3." ed., Lon- cio sensible determinante, ni un juicio logico deterrninante,
dres, 1811). (N. delT.) sino un juicio de reflexi6n; consiguientemente, la satisfacci6n
176 IMMANUEL KANT CRiTICA DBL JUICJO 177

no depende de una sensacion, como la de 10 agradable, ni de por el, la satisfaccion en 10sublime merece llamarse, no tanto
un concepto determinado, como la satisfaccion en el bien, placer positivo como, mejor, admiraci6n 0 respeto, es decir, pla-
siendo, sin embargo, referida a conceptos, aunque sin determi- cer negativo.
nar a cuales; por tanto, la satisfaccion se enlaza con la mera Pero la diferencia mas i.mportante e intern a entre 10 su-
exposicion 0 facultad de la misma, mediante 10 cualla facul- blime y 10 bello es la siguiente: que si, como es justo, consi-
tad de exposicion 0 imaginacion es considerada, en una intui- deramos aqui primeramente s610 10 sublime en objetos de la
cion dada, en conformidad con lafacuLtad de los conceptos naturaleza (10 sublime del arte se limita siempre a las condi-
del entendimiento 0 de la razon como impulsion de esta ul- ciones de Ia concordanci.a con la naturaleza), la belleza natu-
tima. De aquf tambien que los juicios de esas dos clases sean ral (la independiente) parece ser una finalidad en su forma,
particulares, y se presenten, sin embargo, como universal- mediante la cual el objeto parece, en cierto modo, ser deter-
mente valederos en consideracion del sujeto, aunque no ten- minado de antemano para nuestro Juicio; en cambio, 10 que
gan pretension mas que al sentimiento de placer y no a un co- despierta en nosotros, sin razonar, 8610en la aprehension, el
nocimiento del objeto. sentimiento de 10 sublime, podra parecer, segun SLl forma,
Pero hay tambien entre ambos diferencias considerables, desde luego, contrario a un fin para nuestro Juicio, inade-
que estan a la vista. Lo bello de la naturaleza se refiere ala cuado a nuestra facultad de exponer y, en cierto modo, vio-
forma del objeto, que consiste en su limitacion; 10 sublime, al lento para la imaginaci6n; pero sin embargo, s610 por eso sera
contrario, puede encontrarse en un objeto sin forma, en cuanto juzgado tanto mas sublime.
en 61,u ocasionada por el, es representada ilimitacion y pen- Par esto, empero, se ve, des de luego, que nos expresamos
sada, sin embargo, una totalidad de la misma, de tal modo que con total falsedad cuando llamamos sublime algun objeto de
parece tomarse 10bello como la exposicion de un concepto in- Lanaturaleza, aunque podamos correctamente Hamar bellos
deterrninado del entendimiento, y 10 sublime como la de un muchos de entre ellos, pues l,c6mo puede designarse con una
concepto semejante de la razon, As! es Ia satisfacci6n unida expresion de aplauso 10que es aprehendido en sf como contra-
allf con la representacion de la cualidad; aquf, empero, con la rio a un fin? S610 podemos decir que el objeto es propio para
de la cantidad. Tambien esta ultima satisfaccion es muy dife- exponer una sublimidad que puede encontrarse en el espfritu,
rente de la primera, segun la especie, pues aquella (10 bello) pues 10 propiamente sublime no puede estar encerrado en
neva consigo directarnente un sentimiento de impulsi6n a la forma sensible alguna, sino que se refiere tan s610 a ideas de la
vida, y, por tanto, puede unirse con el encanto y con una ima- razon, que, aunque ninguna exposiciou adecuada de elIas sea
ginaci6n que juega, y esta, en cambia (el sentimiento de 10 su- posible, son puestas en movimiento y traidas al espfritu jus-
blime), es un placer que nace solo indirectamente del modo si- tamente por esa inadecuacion que se deja exponer sensible-
guiente: produciendose par medio del sentimiento de una mente. Asi, no se puede llamar sublime el amplio oceano en
suspension mornentanea de las facultades vitales, seguida in- irritada tormenta. Su aspecto es terrible, y hay que tener el es-
mediatamente por un desbordamiento tanto mas fuerte de las pfritu ya ocupado con ideas de varias clases para ser determi-
mismas; y asi, como ernocion, parece ser, no un juego, sino nado, por una intuicion semejante, a un sentimiento que 61
seriedad en la ocupacion de la imaginacion. De aquf que no mismo es sublime, viendose el espfritu estimulado a dejar la
pueda unirse con encanto; y siendo el espfritu, no s610 atraido sensibilidad y a ocuparse con ideas que encierran una finali-
por el objeto, sino sucesivamente tambien siempre rechazado dad mas elevada.
178 IMMANUEL KANT CRiTlCA DEL IV/C/o 179

La belleza independiente natural nos descubre una tecnica § 24


de la naturaleza que la hace representable como un sistema,
segun leyes cuyo principio no encontramos en toda nuestra De la division de una investigacion del sentimiento
facultad del entendimiento, y este es el de una finalidad con de lo sublime
respecto al uso del Juicio, en 10que toea a los fenornenos, de
tal modo que estes han de set juzgados como pertenecientes En 10 que se refiere a la division de los momentos del juicio
no solo a la naturaleza en su mecanisme sin finalidad, sino estetico, en relacion con el sentimiento de 10sublime, podra la
tambien a la analogfa con el arte. Aquella, pues, no amplfa, analftica seguir adelante segun el mismo principio que em-
desde luego, nuestro conocimiento de los objetos de la natu- pezo en el analisis de los juicios de gusto, pues como J uicio
raleza, pero sf nuestro concepto de la naturaleza, aiiadiendo reflexionante estetico, debe la satisfaccion en 10 sublime,
al mero mecanismo el concepto de ella como arte, 10emil in- como la de 10 bello, ser de un valor universal, segun la canti-
vita a profundas investigaciones sobre la posibilidad de se- dad; carecer de interes, segiin la cualidad; hacer representable
mejante forma. Pero en 10que tenemos costumbre de Hamar una finalidad subjetiva, segun la relacion, y hacerla represen-
sublime no hay nada que conduzca a principios objetivos par- table como necesaria, segun la modalidad. El rnetodo, aqut,
ticulares y a formas de la naturaleza que de estes dependan, no se apartara, pues, del de la anterior seccion, a menos que
pues esta despierta la idea de 10 sublime, las mas de las ve- haya que tenerse en cuenta que allf en donde el juicio estetico
ces, mas bien en su caos 0 en su mas salvaje e irregular de- se referia a la forma del objeto, cornenzamos por la investiga-
cion de la cualidad, yaqui, en cambio, a causa de la falta de
sorden y destruccion, con tal de que se vea grandeza y fuerza.
forma que puede haber en 10 que llamamos sublime, comenza-
Por esto vemos que el concepto de 10 sublime en la natura-
remos con la cantidad como primer momento del juicio este-
leza no es, ni con mucho, tan importante y tan rico en deduc-
tico sobre 10 sublime; pero el motivo de esto se ve en los parra-
ciones como el de la belleza en la misrna, y que no representa
fos anteriores.
absolutamente nada de finalidad en la naturaleza misma, sino
Pero hay una division que el analisis de 10 sublime necesita,
solo en el usa posible de sus intuiciones para hacer sensible
y que no necesito el de 10bello; es, a saber: la de sublime ma-
en nosotros una finalidad totalmente independiente de la na-
temdtico y sublime dindmico.
turaleza. Para 10 bello de la naturaleza tenemos que buscar
Pues como el sentimiento de 10 sublime lleva consigo, como
una base fuera de nosotros; para 10 sublime, empero, solo en caracter suyo, un movimiento del espfritu unido con el juicio
n080tr08 y en el modo de pensar que pone sublimidad en la del objeto, y, en cambio, el gusto, en 10bello, supone y man-
representacion de aquella. Esta es una nota previa muy nece- tiene el espfritu en contemplaci6n reposada, y como ese mo-
saria, que separa totalmente la idea de 10 sublime de la de vimiento debe ser juzgado como subjetivamente final (porque
una finalidad de la naturaleza; y hace de su teoria un simple 10sublime place), resulta que sera referido porIa imaginacion,
suplemento al juicio estetico de la finalidad de la naturaleza, o a lafacultad de conocer; 0 a lafacultad de desear; pero, en
porque mediante la idea de 10 sublime no es representada ambas relaciones, la finalidad de Ia representacion dada sera
forma alguna particular de la naturaleza, sino que solo es de- juzgada solo en consideracion de esasfacultades (sin fin ni in-
sarrollado un uso conforme a fin, que la imaginacion hace de teres), y como entonces la primera es afiadida al objeto como
su representacion. una disposici6n matemdtica; la segunda como una disposicion
180 IMMANUEL KANT CRiTlCA DEl, JUlCIO 181

dindmica de la imaginaci6n, de aquf que aquel sea represen- Ahora bien: cuando digo sencillamente que alga es grande,
tado como sublime en esa pensada doble manera. parece que no tengo en el sentido comparaci6n alguna, al me-
nos, can una medida objetiva, pues mediante aquello no se de-
termina de ningun modo cuan grande el objeto sea. Pero aun-
A.-DE LO SUBLIMEMATEMknco que la medida de Ia comparacion sea subjetiva, no deja par
eso el juicio de pretender una aprobacion universal; los juicios
§ 25 como: el hombre es bello y 61es grande no se limitan al sujeto
s610, sino que desean, como los juicios teoricos, la aprobacion
Definicion verbal de lo sublime de cada cual.
Pero como en un juicio mediante el cual algo es sencilla-
Sublime llamamos 10 que es absolutamente grande. Ser mente indicado como grande no se quiere decir solamente que
grande, empero, y ser una magnitud, son conceptos totalmente el objeto tiene una magnitud, sino que esta le es atribuida, al
distintos (magnitude y quantitas.) Igualmente, decir sencilla- mismo tiempo, can ventaja sobre otros muchos objetos de
mente (simpliciter) que alga es grande, es tambien total mente igual especie, sin que se declare determinadamente esa ven-
distinto de decir que alga es absolutamente grande (absolute, taja, resuita que se pone, de seguro, a la base del juicio una
non comparative magnum). Lo ultimo es aquello que es grande medida que se supone poder ser aceptada como exactamente
por encima de toda comparacion. Ahara bien: l,que quiere de- la misma por todo el mundo, pero que no es aplicable a ningun
cir la expresion alga es grande, 0 pequefio, a mediano? Lo que juicio 16gico matematicamente determinado, sino solo al jui-
mediante ella es indicado no es un puro concepto del entendi- cio estetico de la magnitud, porque es una medida meramente
miento; menos aiin una intuicion sensible, y tampoco un con- subjetiva que esta a la base del juicio que reflexiona sobre
cepto de la razon, porque no lleva consigo principio alguno del magnitudes. Por 10 demas, puede ella ser empfrica, como, por
conocimiento. Tiene que ser, pues, un concepto del Juicio, a ejempIo, la magnitud media de los hombres conocidos por no-
provenir de uno de estes, y tener su base una finalidad subje- sotros, de animales de una determinada especie, de arboles,
tiva de la representacion en relacion can el Juicio. Que algo es casas, montes, etcetera, 0 puede ser una medida a priori, la
una magnitud (quantum), se puede conocer par Ia cosa misma, cual, por la imperfeccion del sujeto que juzga, es limitada a
sin comparacion alguna con otras, a saber: cuando una plurali- condiciones subjetivas de Ia exposicion in concreto, como es,
dad de 10 identico, juntado, constituye un uno. Pero el como en 10practice, la magnitud de una cierta virtud a de Ia libertad
sea de grande exige siempre otra cosa, que tambien es una y justicia ptiblicas en un pais, 0, en 10 teorico, la magnitud de
magnitud para medirlo. Pero como en el juicio sobre la magni- la exactitud 0 inexactitud de una observacion a de una medida
tud importa no solo la pluralidad (el mimero), sino tambien la hechas y otras.
magnitud de la unidad (de medida), y como la magnitud de esta Ahora bien: aquf es de notar que, aunque no tengamos inte-
necesita siempre de nuevo otra cosa como medida can que se res alguno en el objeto, es decir, que su existencia nos sea in-
la pueda comparar, asf vemos que toda determinaci6n de mag- diferente, sin embargo, la mera magnitud del mismo, incluso
nitud de los fen6menos no nos puede dar, de ningun modo, cuando se Ie considera como informe, puede llevar consigo
concepto alguno absoluto de una magnitud, sino solamente una satisfaccion universalmente comunicable, y, par tanto, en-
siernpre un concepto de comparaci6n. cierra la conciencia de una finalidad subjetiva en el uso de
182 IMMANUEL KANT cstncs DEL JUlCIO 183

nuestras facultades de conocer, pero no una satisfaccion en el considerado en otra relacion, ser rebajado hasta 10 infinita-
objeto, como en 10 bello (puesto que puede ser informe), en mente pequefio, y, al reves nada tan pequeiio que no pueda, en
donde el Juicio reflexionante se encuentra dispuesto como cornparacion can medidas mas pequefias aun, ampliarse en
conforme a un fin en relacion con el conocimiento en general, nuestra imaginacion hasta el tamafio de un mundo. EI telesco-
sino una satisfaccion en el ensanchamiento de Ia imaginacion pio nos ha dado una rica materia para hacer Ia primera obser-
en sf misma. vacion; el microscopio, para la segunda. Nada, por tanto, de 10
Cuando nosotros (bajo la citada limitacion) decimos senci- que puede ser objeto de los sentidos puede llamarse sublime,
llamente de un objeto que es grande, no es este un juicio deter- considerandolo de ese modo. Pero justamente porque en nues-
minante-matematico, sino un mere juicio de reflexion sabre la tra imaginacion hay una tendencia a progresar en 10 infinito y
representacion de aquel, la cual tiene una finalidad subjetiva en nuestra razon una pretension de totalidad absoluta, como
para un determinado uso de nuestras faeuItades de eonocer en idea real, par eso esa misma inadecuacion de nuestra facultad
Ia apreciacion de las magnitudes; y entonees unimos a la re- de apreciar las magnitudes de las cosas en el mundo sensible
presentacion siempre una especie de respeto, asf como a aque- es, para esa idea, el despertar del sentimiento de una facultad
110 que llamamos sencillamente pequefio unimos un despre- suprasensible en nosotros, yel uso que el Juicio hace natural-
cio. Por 10 demas, el juicio de las cosas como gran des 0 mente de algunos objetos para este ultimo (el sentimiento),
pequefias se aplica a todo, incluso a todas las propiedades de pero no el objeto de los sentidos, es 10 absolutamente grande,
las mismas: de aquf que, incluso la belleza la llarnernos grande siendo frente a el todo otro uso pequefio, Por tanto, ha de lla-
a pequefia, y la base de esto hay que buscarla en que 10 que marse sublime, no ei objeto, sino la disposicion del espfritu,
quiera que sea que expongamos en la intuicion (y, por tanto, mediante una cierta representacion que ocupa el Juicio refle-
representemos como estetico), segun prescripcion del Juicio, xionante.
todo ello es fenomeno, y, par tanto, tambien un quantum. Podemos, pues, afiadir a las anteriores forrnas de la defini-
Pero cuando llamamos una eosa, no soIamente grande, sino cion de 10 sublime esta mas: Sublime es 10que, s610porque se
grande de todos modos, absolutamente, en todo respeeto (so- puede pensar; demuestra una facultad del espiritu que supera
bre toda comparacion), es decir, sublime, se ve en seguida que toda medida de los sentidos.
no eonsentimos en buscar para ella, fuera de ella, una medida
que le eonvenga, sino s610 consentimos en buscarla dentro
de ella. § 26
Es una magnitud que solo a sf rnisma es igual. De aqui se
colige que se ha de buscar 10 sublime, no en las casas de Ia na- De la apreciacion de las magnitudes de las casas
turaleza, sino solamente en nuestras ideas; determinar, em- naturales exigida para la idea de lo sublime
pero, en cual de ell as se eneuentra, debemos dejarlo para la
deducci6n. La apreciacion de las magnitudes mediante conceptos de
La definicion anterior puede expresarse tambien asf: Su- mimeros (0 sus signos en el algebra) es matematica; pero la de
blime es aquello en comparacion can 10cual toda otra cosa es la mera intuicion (por la medida de los ojos) es estetica, Ahora
pequeiia. Se ve facilmente por esto que nada puede darse en la bien: no podemos adquirir conceptos determinados de c6mo
naturaleza, pOl'muy grande que 10juzguemos, que no pueda, sea de grande una cosa mas que por rnimeros (en todo caso,
184 lMMANUEL KANT CRirlCA DEL nucto 185

aproximaciones por series de mimeros, progresando en 10infi- hension no tiene ella nada que temer, pues con ella puede ir al
nito), cuya unidad es 1a medida; y en este respecto, toda apre- infinito; pero la comprension se hace tanto mas diffcil cuanto
ciacion logica de las magnitudes es maternatica. Pero como la mas lejos retrocede la aprehension, y pronto llega a su ma-
magnitud de la medida hay que admitirla, sin embargo, como ximo, a saber, al maximo quantum estetico de apreciacion,
conocida, esta medida no debiera apreciarse a su vez mas que pues cuando la aprehensi6n ha llegado tan lejos que las repre-
par mimeros, cuya unidad tendna que ser otra medida, es de-
sentaciones pareiales de la intuicion sensible, primeramente
cir, matematicamente, no podrfamos nunca tener una medida
aprehendidas, empiezan ya a apagarse en la imaginacion, re-
primera 0 fundamental, y, por tanto, concepto a1guno determi-
trocediendo esta para aprehender algunas de ellas, entonees
nado de una magnitud dada. Asi, pues, la apreciacion de la
pierde por un lado 10 que par otro gana, y hay en la eompren-
magnitud de la medida fundamental tiene que consistir sola-
sion un maximo del cual no puede pasar.
mente en que se la pueda aprehender inmediatamente en una
Puede explicarse asi 10 que Savary 27, en sus noticias sobre
intuicion y usarla par medio de la imaginacion para la exposi-
Egipto, observa, que es que no hay que aeercarse mucho ni
cion de los conceptos de numero, es decir, toda apreciacion de
magnitudes de los objetos de Ia naturaleza es, en ultimo ter- tampoco alejarse mucho de las piramides para experimentar
mino, estetica (es decir, subjetiva y no objetivamente determi- toda la ernocion de su magnitud, pues en este ultimo caso, las
nada). partes aprehendidas (las piedras, unas sabre otras) son repre-
Ahora bien: para la apreciacion matematica de las magnitu- sentadas oscuramente, y su representaei6n no haee efecto al-
des no hay ningun maximo (pues 1a fuerza de los mimeros va guno en el juicio estetico del sujeto. Pero en el primer caso, la
al infinito); pero para la apreciacion estetica de las magnitudes vista necesita algun tiempo para terminar la aprehensi6n de
hay, en cambia, un maximo, y de este digo que cuando es juz- los pIanos desde la base a la punta, y entonces apaganse siem-
gada como una medida absoluta por eneima de la eual no es pre, en parte, los primeros, antes de que la imaginacion haya
posible ninguna subjetiva mayor (para el sujeto que juzga), recibido los iiltimos, y la comprension no es nunea eompleta.
entonces lleva consigo la idea de 10 sublime y determina aque- Lo mismo puede bastar tambien para explicar el estupor a es-
lla emocion que ninguna apreciacion matematica de las mag- peeie de perplejidad que, segun cuentan, se apodera del espec-
nitudes por media de mimeros (a no ser que aquella medida tador, a su primera entrada en la Iglesia de San Pedro, en
fundamental sea eonservada allf viviente en la imaginacion) Roma. Pues aquf es un sentimiento de la diseonformidad de su
puede producir, porque esta ultima expone siempre solamente imaginacion can la idea de un todo, para exponerla en donde
las magnitudes relativas par comparacion con otras de la la imaginacion alcanza su maximo, y, en el esfuerzo para en-
rnisma clase, y aquella primera expone las magnitudes absolu- saneharlo, recae sobre sf misma, y, mediante todo eso, se sume
tamente en cuanto el espfritu puede aprehenderlas en una in- en una emocionante satisfaccion,
tuicion. No quiero aun adelantar nada sobre el fundamento de esa
Para recibir intuitivamente en la imaginacion un quantum, a satisfaccion, el eual esta unido con una representacion de la
fin de poder usario como medida a como unidad para la apre- que menos se podia esperar eso y que nos hace notar la dis-
ciacion de magnitudes por media de mimeros, se requieren
dos aetividades de aquella faeultad: aprehension (apprehen-
27 Savary, duque de Rovigo, el famoso general que fue ministro de la Po-
sio) y comprension (comprehensio aesthetica). Can la apre- licfa eon Napoleon I y aeompaii.6 a este en la expedicion de Egipto. (N. del T.)
186 IMMANUEL KANT csincs DEL JUICIO 187

conformidad, y consiguientemente tambien Ia objetiva falta de una apreciacion, por cierto, que ha side llevada hasta la dis-
finalidad de la representaci6n para el juicio en la apreciaci6n conformidad de nuestra facultad de la imaginacion en la expo-
de las magnitudes: me limito a observar que si el juicio este- sicion del concepto de una magnitud?
tico ha de darse puro (sin mezcla de juicios teleologicos, como La imaginacion marcha, en la comprension que es necesaria
juicios de raz6n), y con el un ejemplo totalmente adecuado a para la representacion de magnitudes, par sf misma, adelante
la Critica del Juicio estetico, hay que mostrar 10 sublime, no en el infinito; el entendimiento, empero, la conduce par medio
en los productos del arte (verbigracia, edificios, colurnnas, de conceptos de numeros, para 10 cual ella tiene que dar el es-
etc.), donde un fin humane determina, tanto la forma como la quema, y en este proceder, como perteneciente a la aprecia-
magnitud, ni en las cosas naturales cuyo concepto lleve ya cion logica de las magnitudes, si bien hay algo de finalidad
consigo un determinado fin (verbigracia, animales de una de- objetiva segun el concepto de un fin (cada medida es uno
terminacion natural conocida), sino en la naturaleza bruta (y de ellos), no hay nada final para el juicio estetico ni nada que de
aun en esta solo en cuanto no lleve consigo, en si, encanto al- placer. No hay tampoco, en esa intencionada finalidad, nada
guno 0 emoci6n de verdadero peligro), en cuanto solamente que obligue a elevar la magnitud de la medida, y, por tanto, de
encierra magnitud, pues en esta clase de representaci6n, la na- la comprension de Ia pluralidad en una intuicion, hasta eI li-
turaleza no contiene nada que sea monstruoso (ni esplendido mite de la facultad de la imaginacion, por muy lejos que esta
ni horrible): 1a magnitud aprehendida puede ser todo 10 au- pueda lIegar en exposiciones. Pues en la apreciacion de las
mentada que se quiera, con tal de que pueda ser comprendida magnitudes por el entendimiento (aritmetica) se llega igual de
por la imaginaci6n en un todo. Monstruoso es un objeto que, lejos, elevese la comprension de las unidades hasta el rnimero 10
por su magnitud, niega el fill que constituye su propio concepto, (en la decadica), 0 solo hasta el 4 (en la tetractica); pero la
Pero colosal se llama la rnera exposicion de un concepto casi posterior formaci6n de magnitudes en el comprender, 0,
demasiado grande para toda exposicion (que confina con 10 cuando el quantum es dado en la intuicion, en el aprehender,
relativamente monstruoso), porque el fin de la exposicion de se realiza solo progresivamente (no comprensivamente) segiin
un concepto se encuentra dificultado, por ser la intuicion del un principio de progresion adoptado. En esta apreciacion ma-
objeto casi demasiado grande para nuestra facultad de apre- tematica de las magnitudes, si Ia imaginacion elige como uni-
hender. Un juicio puro sobre 10 sublime empero, no debe tener dad una magnitud que se pueda aprehender de un golpe de
como fundamento de determinacion fin alguno del objeto, si °
vista, verbigracia, un pie una vara, el entendimiento se en-
ha de ser estetico, y no confundirse con algiin juicio de enten- cuentra tan bien servido y tranquilizado como si elige una
dimiento 0 de razon. milla alemana a todo un diametro terrestre, cuya aprehensi6n
Ya que todo 10que debe complacer sin interes al juicio me- es ciertamente posible, pero no la comprension en una intui-
ramente reflexionante tiene que llevar consigo, en su repre- cion de la imaginacion (no mediante la comprehensio aesthe-
sentacion, finalidad subjetiva, y, como tal, de valor universal; tica, aunque sf mediante la comprehensio logica en un con-
y como, sin embargo, aqui no hay, a la base del juicio, finali- cepto de mimero). En ambos casos, la apreciacion logic a de
dad alguna de laforma del objeto (como 10 hay en 10 bello) se las magnitudes va sin traba hasta el infinito.
pregunta: iCuaI es esa finalidad subjetiva? l.Quien la pres- Ahora bien: el espfritu oye en sf la voz de Ia razon, que en
cribe como norma para proporcionar un fundamento ala satis- todas las magnitudes dadas, incluso en aqueUas que, aunque
faccion universal en Ia mera apreciacion de las magnitudes, en no puedan nunca ser totalmente aprehendidas, son, sin em-
188 IMMANUEL KANT CR/TiCA OEL )U/C/o 189

bargo (en la representacion sensible), juzgadas como total- decuacion incluso del mayor esfuerzo de nuestra imagina-
mente dadas, exige totalidad, y, por tanto, comprension en una cion para la apreciaci6n de la magnitud de un objeto. Ahora
intuici6n, pide una exposici6n para todos aquellos miembros bien: para la apreciaci6n matematica de las magnitudes, la ima-
de una serie de mimeros en progresion creciente, e incluso no ginacion esta adecuada can todo objeto para darles una me-
excepuia de esa exigencia 10 infinito (espacio y tiempo pa- dida suficiente, porque los conceptos de mimero del entendi-
sado), sino que hasta hace inevitable el pens arlo (en el juicio miento pueden adecuar, por progresion, toda medida a toda
de la raz6n cormin) como totalmente (segun su totalidad) magnitud dada. Tiene, pues, que ser en la apreciacion estetica
dado. de las magnitudes en donde el esfuerzo para la comprensi6n
La infinito, empero, es absolutamente (no solo comparati- supere a la facultad de la imaginacion, en donde se sienta la
vamente) grande. Comparado con 61,todo 10otro (magnitudes aprehension progresiva, para concebir en un todo de la intuicion
de la misma especie) es pequeiio. Pero (esto es 10 mas impor- y se perciba al mismo tiempo, ademas, Ia inadecuaci6n de esa
tante) el poder solamente pens arlo como un todo denota una facultad sin lfrnites en el progresar, para aprehender una me-
facultad del espfritu que supera toda medida de los sentidos, dida fundamental que sirva, con el menor empleo del entendi-
pues para ello seria necesaria una comprension que ofreciera miento, a la apreciacion de las magnitudes y para aplicarla a la
como unidad una medida que estuviera con el infinito en una apreciacion de las mismas. Ahora bien: la medida fundamen-
relacion determinada indicable en numeros, 10cual es imposi- tal propiamente inmutable de la naturaleza es el todo absoluto
ble. Pero, sin embargo, para poder s610pensar el infinito dado de la misma, el cual, en ella, como fenomeno, es una infinidad
sin contradicci6n, se exige en el espfritu humano una facultad comprendida. Pero como esa medida fundamental es un con-
que sea ella misma suprasensible, pues s610mediante ella y su cepto contradictorio (a causa de la imposibilidad de la abso-
idea de un noumeno, que no consiente intuicion alguna, pero luta totalidad de un progreso sin fin), aquella magnitud de un
que es puesto como substrato para la intuicion del mundo objeto natural, en la cualla imaginaci6n emplea toda su facul-
como fenomeno, es totalmente comprendido 10 infinito del tad infructuosamente, tiene que conducir el concepto de la na-
mundo sensible bajo un concepto, en la pura intelectual apre- turaleza a un substrato suprasensible (que esta a su base y tam-
ciacion de las magnitudes, aunque en la maternatica, mediante bien a la de nuestra facultad de pensar), que es grande par
conceptos de numeros, no pueda jarnas ser totalmente pen- encima de toda medida sensible, y nos permite juzgar como
sado. Hasta la facultad de poder pensar como dado el infinito sublime, no tanto el objeto como mas bien Ia disposici6n del
de la intuici6n suprasensible (en su substrato inteligible) su- espfritu en la apreciaci6n del mismo.
pera toda medida de la sensibilidad, y es grande por encima de Asl, pues, el Juicio estetico, as! como en el juicio de 10 bello
toda cornparacion, incluso con la facultad de la apreciacion refiere la imaginacion, en su libre juego, al entendimiento para
maternatica; no, desde Iuego, en el sentido teorico para la fa- concordar can los conceptos de este en general (sin determi-
cultad del conocimiento, pero sf como ensancharniento del es- nacion de ellos), de igual modo en el aprecio de una cosa
pfritu que se siente capaz de saltar las barreras de la sensibili- como sublime refiere la misma facultad a la razon para con-
dad en otro sentido (el practice). cordar con las ideas de esta (sin determinar cuales), es decir,
Sublime es, pues, la naturaleza en aquellos de sus fenome- para producir una disposicion del espfritu adecuada y compa-
nos cuya intuicion lleva consigo la idea de su infinitud. Esto tible con la que el influjo de determinadas ideas (practicas)
ultimo, ahora bien, no puede ocurrir mas que mediante la ina- produciria en el espfritu.
190 IMMANUEL KANT CRfTlCA DEL JUlCIO 191

Por esto se ve tambien que la verdadera sublimidad debe § 27


buscarse solo en el espfritu del que juzga y no en el objeto de
la naturaleza cuyo juicio ocasiona esa disposicion de aquel. De la cualidad de la satisfaccion en el juicio
i.Quien ha querido llamar sublime masas informes de monta- de lo sublime
fias en salvaje desorden, amontonadas unas sobre otras, con
sus piramides de hielo, 0 el mar sombno y furioso, etc.? EI es- El sentimiento de la inadecuacion de nuestra facultad para
pfritu, ernpero, se siente elevado en su propio juicio cuando, la consecucion de una idea que es para nosotros ley es res-
abandonandose ala contemplacion de esas cosas, sin atender a peto. Ahora bien: la idea de la comprension, en la intuicion de
su forma, abandonandose ala imaginacion y a una razon unida un todo, de cada uno de los fenomenos que nos puede ser
con ella, aunque totalmente sin fin determinado y solo para dado, es una de las que nos es impuesta por una ley de la ra-
ensancharla, siente todo el poder de la imaginacion, inade- zen, y que no reconoce otra medida deterrninada, valedera
cuado, sin embargo, a sus ideas. para cada cual, e inmutable, mas que el todo absoluto. Pero
Ejemplos del sublime matematico de la naturaleza en la nuestra imaginacion, aun en su mayor esfuerzo, muestra sus
mera intuicion nos proporcionan todas aquellas cosas en que lfrnites y su inadecuacion en 10que toea a la comprensi6n que
nos es dado para la imaginacion, no tanto un mayor concepto se le reclama de un objeto dado en un todo de la intuicion (par
de ntimero como mas bien una gran unidad de medida (para tanto, para la exposicion de la idea de la razon); pero al mismo
abreviar las series de mimeros). Un arbol que apreciamos por tiempo demuestra su determinacion para efectuar su adecua-
medio de la altura de un hombre nos da, desde luego, una me- cion con ella como una ley. Asi, pues, el sentimiento de 10 su-
dida para un monte, y este, S1 tiene cos a como una milla de blime en la naturaleza es de respeto hacia nuestra propia de-
alto, puede servir de unidad para el mimero que expresa el terminacion, pero que nosotros referimos a un objeto de la
diametro terrestre, y hacer este ultimo intuible; eI diametro naturaleza, mediante una cierta subrepcion (confusion de un
terrestre, para el sistema planetario conocido de nosotros, y respeto hacia el objeto, en Iugar de la idea de la humanidad en
este para el de la via lactea; mas la inmensa multitud de se- nuestro sujeto): ese objeto nos hace, en cierto modo, intuible
mejantes sistemas de la via lactea, bajo el nombre de nebulo- la superioridad de la determinacion razonable de nuestras fa-
sas, las cuales, a su vez, forman entre sf un sistema semejante, cultades de conocer sabre la mayor facultad de la sensibilidad.
no nos permite aquf esperar limite alguno. Ahara bien: 10 su- EI sentimiento de 10 sublime es, pues, un sentimiento de do-
blime en el juicio estetico de un todo tan inmenso esta no lor que nace de la inadecuacion de la irnaginacion, en la apre-
tanto en 10 grande del numero como en este hecho; a saber: ciacion estetica de las magnitudes, con la apreciacion me-
que llegamos siempre a unidades tanto mayores cuanto mas diante la razon; yes, al mismo tiernpo, un placer despertado
adelantamos, a 10 cual contribuye la division sistematica del por la concordancia que tiene justamente ese juicio de inade-
edificio del mundo, representandonos siempre, repetida- cuacion de Ia mayor facultad sensible con ideas de la razon, en
mente, toda magnitud de la naturaleza como pequefia, y mas cuanto el esfuerzo hacia estas es para nosotros una ley; es, a
propiamente al representarnos nuestra imaginacion en toda 8U saber, para nosotros, ley (de la razon), y entra en nuestra de-
ilimitacion y con ella la naturaleza, desapareciendo frente a terminacion el apreciar como pequefio, en comparacion can
las ideas de la razon cuando aquella ha de proporeionar a es- las ideas de la razon, todo 10 que la naturaleza, como objeto
tas una exposici6n adeeuada. sensible, encierra para nosotros de grande, y 10 que en noso-
192 IMMANueL KANT cstncs DEl, JUlCIO 193

tros excita el sentimiento de esa determinacion suprasensible ventaja no puede hacerse intuible mas que por la insuficiencia
concuerda con aquella ley. Ahora bien: el mayor esfuerzo de de la facultad misma, que en la exposicion de las magnitudes
la imaginacion en la exposicion de la unidad para la aprecia- (de objetos sensibles) es ilimitada.
cion de la magnitud es una referencia a algo absolutamente Medir un espacio (como aprehension) es al mismo tiempo
grande, consiguientemente una referencia a la ley de la razon deseubrirlo, y, por tanto, es un movimiento objetivo en la ima-
de adrnitir s6lo eso como medida suprema de las magnitudes. ginacion y una progresion (progressus); la comprension de la
Asi, pues, la percepci6n de la inadecuacion de toda medida pluralidad en la unidad, no del pensamiento, sino de la intui-
sensible con la apreciacion por raz6n de las magnitudes es una cion, por tanto, de 10 sucesivamente aprehendido en un mo-
concordancia con leyes de la misma y un dolor que excita en mento, es, por 10 contrario, una regresion (regressus) que
nosotros el sentimiento de nuestra determinacion suprasensi- anula a su vez la condici6n de tiempo en Ia progresion de la
ble, segun la cuales conforme a fin, y, por tanto, es un placer imaginacion y haee intuible la simultaneidad. Es, pues (puesto
el encontrar que toda medida de la sensibilidad es inadecuada que la sucesion temporal es una condicion del sentido interno
a las ideas de la razon. y de toda intuicion), un movimiento subjetivo de la imagina-
EI espfritu se siente movido en la representacion de 10 su- cion, mediante e1 eual esta hace el sentido interno una violen-
blime en la naturaleza, estando en contemplacion reposada en cia que debe ser tanto mas notable cuanto mayor sea el quan-
el juicio estetico sobre 10 bello de la misma. Ese movimiento tum que la imaginacion comprende en una intuicion. Asi, pues,
puede (sobre todo, en su principio) ser comparado con una el esfuerzo de recibir en una intuicion iinica una medida para
conmocion, es decir, un movimiento alternativo, rapido, de magnitudes que exija para aprehenderse un tiempo notable es
atracci6n y repulsion de un mismo objeto. una especie de representaci6n que, considerada subjetiva-
Lo trascendente para la imaginacion (hacia 10 cual esta es mente, es cootraria a fin, pero objetivamente es necesaria para
empujada en la aprehension de Ia intuicion) es para ella, por la apreciacion de las magnitudes, y, por tanto, conforme a fin;
decirlo asi, un abismo donde teme perderse a sf misma, pero en 10cual, sin embargo, esa misma violeneia que ha sufrido el
para Ia idea de 10 suprasensible en Ia raz6n el producir seme- sujeto mediante la imaginacion es juzgada como conforme a
jante esfuerzo de la imaginaci6n no es trascendente sino con- fin para la total determinacion del espfritu.
forme a su ley; por tanto, es atraetivo justamente en la medida La cualidad del sentimiento de 10 sublime es que es un sen-
en que es repulsivo para la mera sensibilidad. El juicio mismo, timiento de dolor sobre el juieio estetico en un objeto, senti-
sin embargo, sigue aquf siempre siendo estetico, porque sin te- miento que, sin embargo, al mismo tiempo es representado
ner a su base concepto alguno determinado del objeto, repre- como con forme a fin, 10cual es posible porque la propia inca-
senta solamente el juego subjetivo de las facultades del espf- pacidad descubre la conciencia de una ilimitada facu1tad del
ritu (imaginacion y razon), incluso como armonico en su mismo sujeto, y el espfritu puede juzgar esta ultima s610 me-
contraste, pues aSI como oeurre con 1aimaginaci6n y el enten- diante aquella.
dimiento en 10bello, mediante su unanimidad, de igual modo, En la apreciacion logica de las magnitudes, la imposibilidad
aqui, la imaginacion y la razon, mediante su oposicion, produ- de alcanzar la absoluta totalidad por medio de la progresi6n de
cen una finalidad subjetiva de las facultades del espfritu, esto la medida de las cosas del mundo sensible en el tiempo y el
es, un sentimiento de que tenemos una razon pura, indepen- espacio fue conocida como objetiva, es decir, como una impo-
diente, 0 una facultad de apreciacion de las magnitudes, cuya sibilidad de pensar 10 infinito como totalmente dado, y no
194 IMMANUEL KANT centes D£LJUICIO 195

como meramente subjetiva, es decir, como incapacidad de resistencia incluso de 10 que tiene fuerza, La naturaleza, en el
aprehenderlo, porque aquf no se atiende para nada aI grado juicio estetico, considerada como fuerza que no tiene sobre
de comprension en una intuicion como medida, sino que todo de- nosotros ningun poder, es dinamico-sublime.
pende de un concepto de mimero; pero en una apreciacion Si la naturaleza ha de ser juzgada por nosotros dinamica-
estetica de las magnitudes, el concepto de rnirnero tiene que de- mente como sublime, tiene que ser representada como provo-
saparecer 0 ser cambiado, y la comprension de la imaginacion cando el temor (aunque no, reciprocamente, todo objeto que
para la unidad de la medida (por tanto, con exclusion del con- provoque tern or es, en nuestro juicio estetico, tenido por su-
cepto de una ley de sucesiva produccion de los conceptos de blime), pues en el juicio estetico (sin concepto), la superiori-
magnitudes) es sola por sf conforme a fin. Ahora bien: cuando dad sobre obstaculos puede ser juzgada solamente segun la
una magnitud alcanza casi el maximo de nuestra facultad de magnitud de la resistencia. Ahora bien: aquello a 10que nos
comprender en una intuicion, y, sin embargo, la imaginacion esforzamos en resistir es un mal, y si nosotros no encontramos
es requerida, mediante magnitudes numerales (para las cuales nuestra facultad capaz de resistirle, entonces es un objeto de
tenemos conciencia de que nuestra facultad no tiene lfrnites), temor, Asf, pues, para el juicio estetico, la naturaleza puede
para comprender esteticamente una unidad mayor, entonces valer como fuerza, y, por tanto, como dinamico-sublime solo
nos sentimos en el espfritu encerrados esteticamente en lfrni- en cuanto es considerada como objeto de temor.
tes; sin embargo, el dolor, en consideracion a la extension ne- Puedese, ernpero, considerar un objeto como temible, sin
cesaria de la imaginacion para adecuarse con 10 que en nuestra sentir temor ante e1, cuando, por ejemplo, 10 juzgamos pen-
facultad de la razon es ilirnitado, es decir, con la idea del todo sando solamente el caso en que quisierarnos oponerle alguna
absoluto, y con el dolor, por tanto, tarnbien la inadecuacion de resistencia, y que entonces toda resistencia seria, y con mu-
la facultad de la imaginacion con las ideas de la razon y su ex- cho, vana. De ese modo teme a Dios el virtuoso, sin sentir te-
citacion, son representados como conformes a un fin. Justa- mor ante El, porque resistir a :81y a sus mandatos 10 piensa
mente por eso, empero, viene el juicio estetico mismo a ser
como un caso que no le preocupa; pero en cada uno de esos
subjetivo-final para la razon como fuente de las ideas, es de-
casos, que no piensa en sf como imposible, Lo 28 conoce como
cir, de una comprension intelectual, para 10 cual toda com-
temible.
prension estetica es pequefia, y el objeto es recibido como su-
EI que teme no puede en modo alguno juzgar sobre 10 su-
blime, con un placer que solo es posible mediante un dolor.
blime de la naturaleza, as! como el que es presa de la inclina-
cion y del apetito no puede juzgar sobre 10 bello. Aquel huye
la vista de un objeto que le produce miedo, y es imposible en-
B .--DE LO SUBLIME DINA.MICO DE LA NATURALEZA
contrar satisfaccion en un terror que sea seriamente experi-
mentado; de aquf que el agrado que proviene de 1a cesacion de
§ 28
una pena sea el contento. Pero este, cuando viene de la Iibera-
De la naturaleza como una fuerza cion de un peligro, es un contento con la resolucion de no vol-
verse mas a exponer al mismo; aun mas: no hay gana ni si-
Fuerza es una facultad que es superior a grandes obstacu-
los. Lo mismo significa un poder, aunque este es superior a la 28 En Laprimera y segunda edici6n dice <do». (N. del T.)
196 IMMANUl!.'L KANT CRiTICA DEL JUICIO 197

quiera de volver a pensar con agrado en aquella sensacion, y fuerza (que no es naturaleza) para que consideremos como pe-
mucho menos de buscar ocasion para ello. quefio aquello que nos preocupa (bienes, salud, vida); y aSI, no
Rocas audazmente colgadas y, por decirlo asi, amenazado- consideramos Ia fuerza de aquella (a la cual, en 10 que toea a
ras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se ade- esas cosas, estamos sornetidos), para nosotros y nuestra perso-
Iantan con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder de- nalidad, como un poder ante el cual tendrfamos que inclinarnos
vastador, huracanes que van dejando tras sf la desolacion, el si se tratase de nuestros mas elevados principios y de su afirma-
oceano sin lfrnites rugiendo de ira, una case ada profunda en cion 0 abandono. Asi, pues, la naturaleza se llama aquf sublime
un rio poderoso, etc., reducen nuestra facultad de resistir a una porque eleva la imaginacion a la exposicion de aquellos casos
insignificante pequefiez, comparada con su fuerza. Pero su as- en los cuales el espfritu puede sentir lapropia sublimidad de su
pee to es tanto mas atractivo cuanto mas temible, con tal de determinacion, incluso por encima de la naturaleza.
que nos encontremos nosotros en lugar seguro, y llamamos Nada pierde esa apreciacion propia porque tengarnos que
gustosos sublimes esos objetos porque elevan las facultades vernos en lugar seguro para sentir esa satisfaccion que entu-
del alma por encima de su terrnino medio ordinario y nos ha- siasma, ni por el hecho de que, como no hay seriedad en el pe-
cen descubrir en nosotros una facultad de resistencia de una ligro, tampoco (segun podrfa parecer) puede haber seriedad en
especie total mente distinta, que nos da valor para poder me- la sublimidad de nuestra facultad del espfritu, Pues la satisfac-
dirnos con el todo-poder aparente de Ia naturaleza. cion, aqui, se refiere tan s610 a la determinacion de nuestra fa-
Pues aSIcomo en la inconmensurabilidad de la naturaleza, y cultad que en tal caso se descubre, asf como la base para esta
en la incapacidad de nuestra facultad para tomar una medida ultima esta en nuestra naturaleza, mientras que el desarrollo
proporcionada a la apreciacion estetica de las magnitudes de su y ejercicio de la misma sigue siendo de nuestra incumbencia y
esfera, hemos encontrado nuestra propia limitacion, y, sin em- obligacion. Yen esto esta la verdad, por much a conciencia
bargo, tarnbien, al mismo tiempo, hemos encontrado en nuestra que el hombre tenga de su real impotencia presente, cuando
facultad de la razon otra medida no sensible que tiene bajo sf prolonga hasta ahf su reflexi6n.
aquella infinidad misma como unidad, y frente a la cual todo en Desde luego, parece ese principio, tornado de muy lejos,
la naturaleza es pequefio, y, pOl'tanto, en nuestro espfritu, una muy enrevesado, y, por tanto, por encima de un juicio estetico;
superioridad sobre la naturaleza misma en su inconmensurabi- pero la observacion del hombre muestra 10 contrario, y que
lidad; del mismo modo Ia irresistibilidad de su fuerza, que cier- puede estar a la base de los juicios mas ordinarios, aunque no
tarnente nos da a conocer nuestra impotencia ffsica, considera- siempre se tenga conciencia de el. Porque (,que es 10 que, in-
dos nosotros como seres naturales, descubre, sin embargo, una cluso para el salvaje, es objeto de la mayor admiracion? Un
facultad de juzgarnos independientes de ella y una superioridad hombre que no se aterra, que no terne, que no huye el peligro,
sobre la naturaleza, en la que se funda una independencia de y, al mismo tiempo, ernpero, se dispone a hacer su tarea tran-
muy otra clase que aquella que pueda ser atacada y puesta en quilo y con total reflexion. IncIuso en el estado social mas ci-
peligro por la naturaIeza, una independencia en la cuaiia huma- vilizado perdura aquella preferente consideracion hacia el
nidad en nuestra persona permanece sin rebajarse, aunque el guerrero; s610 que se desea ademas que este rnuestre al mismo
hombre tenga que someterse a aquel poder. De ese modo, la na- tiempo todas las virtudes de la paz, bondad, compasion y hasta
turaleza, en nuestro juicio estetico, no es juzgada como sublime un cuidado conveniente de su propia persona, justamente por-
porque provoque temor, sino porque excita en nosotros nuestra que en ello se conoce la invencibilidad de su espiritu por el
]98 IMMANUEL KANT CRfTKfl DEL JUICIO 199

peligro. De aquf que, por mas que se discuta, en la cornpara- en la situacion de espfritu requerida para admirar la magnitud
cion del hombre de Estado con el general, sobre la preferencia divina, para 10 cual se exige una disposicion a la contempla-
del respeto que uno mas que el otro merezca, el juicio estetico cion reposada y al juicio total mente libre. Solo cuando tiene
decide en favor del ultimo. La guerra misma, cuando es lle- conciencia de sus sinceros sentimientos gratos aDios sirven
vada con orden y respeto sagrado de los derechos ciudadanos, aquellos efectos de la fuerza para despertar en 61 la idea de
tiene algo de sublime en sf, y, al mismo tiempo, hace tanto la sublimidad de aquel ser, en cuanto reconoce en sf mismo
mas sublime el modo de pensar del pueblo que la lleva de esta una sublimidad de sus sentimientos, adecuada a la voluntad de
manera cuanto mayores son los peligros que ha arrostrado y aquel, y entonces se eleva por encima del temor ante aquellos
en ellos se ha podido afirmar valeroso; en cambio, una larga efectos de la naturaleza, que no reconoee ya como los estrepi-
paz suele hacer dominar el mero espiritu de negocio, y con 61 tos de su colera. La humildad misma, como juicio severo de las
el bajo provecho propio, la cobardfay la malicia, y rebajar el modo propias faltas, que, por 10 dernas, teniendo la conciencia de
de pensar del pueblo. buenos sentimientos, podrfan encubrirse facilmente con la fra-
Contra este analisis del concepto de 10 sublime, en cuanto gilidad de la naturaleza humana, es una disposicion sublime
atribuido a la fuerza, parece alzarse el hecho de que solemos del espfritu: la de someterse espontaneamente al dolor de la
representarnos a Dios en la tempestad, en la tormenta, en los propia censura para destruir poco a poco sus causas. De ese
terremotos, etc., encolerizado, pero, aJ mismo tiempo, presen- modo se distingue internamente religion de superstici6n: esta
tandose en su sublimidad, por 10 cual, pues, el imaginar una ultima funda en el espfritu, no la veneracion a 10 sublime, sino
superioridad de nuestro espiritu sobre los efectos, y, segtin pa- el temor y el miedo del ser todopoderoso a cuya voluntad se
rece, sobre las intenciones de una fuerza semejante, serfa 10- ve sometido el hombre atemorizado, sin apreciarlo, sin em-
cura y tambien sacrilegio. No el sentirniento de la sublimidad bargo, altamente; de 10cual, por cierto, no puede seguramente
de nuestra naturaleza propia, sino mas bien sumision, abati- nacer otra cosa que la solicitacion del favor, la adulaci6n, y no
miento y sentimiento de la total impotencia parece ser aquf la una religion de la buena conducta en la vida.
disposicion del espfritu que cuadra con el fenomeno de seme- Asi, pues, la sublimidad no esta encerrada en eosa alguna
jante objeto, y que suele generaJmente ir unida con la idea del de la naturaleza, sino en nuestro propio espfritu, en cuanto po-
rnismo en semejantes sucesos naturales. En la religion, sobre demos adquirir la conciencia de que somos superiores a la na-
todo, parece el prosternarse y rezar con la cabeza cafda, con turaleza dentro de nosotros, y por ello tambien a la naturaleza
adem an y voz de contricion y de miedo, sel' el unico compor- fuera de nosotros (en cuanto penetra en nosotros). Todo 10 que
tamiento conveniente en presencia de la divinidad, y la mayo- exeita en nosotros ese sentimiento, entre 10 eual esta la fuerza
ria de los pueblos 10 han admitido por eso y 10 observan aiin. de la naturaJeza que provoca nuestras facultades, llamase en-
Pero esa disposicion de espfritu no esta tampoco, ni con mu- tonces (aunque impropiamente) sublime; y solo bajo la supo-
cho, unida en sf, y necesariamente, con la idea de la sublimi- sicion de esa idea en nosotros, y en relacion can ella, somos
dad de una religion y de su objeto. EI hombre que teme verda- capaces de liegar a la idea de Ia sublimidad del ser que no solo
deramente, porque encuentra en sf motive para ello al tener por la fuerza que muestra en la naturaleza produce en nosotros
conciencia de haber pecado, por sus sentimientos con dena- respeto interior, sino aun mas por la facultad puesta en noso-
bles, contra una fuerza cuya voluntad es al rnismo tiempo irre- tros de juzgar aquella sin temor y de pensar nuestra determi-
sistible y justa, ese hombre no se encuentra, de ningun modo, nacion como sublime por encima de ella.
200 IMMANUEL KANT CRiTICA DEL JUlClO 201

§ 29 nieve de las montafias. Y l,quien sabe si quiza no hubiera te-


nido razon, de haber arrostrado aquel observador los peligros
De la modalidad del juicio sabre lo sublime a que se expuso s610 por aficion, como suelen haeer la mayo-
de Lanaturaleza ria de los viajeros, 0 para poder dar de ellos alguna vez una
descripcion patetica? Pero su intenci6n era la instruccion de
Hay innumerables cosas de la naturaleza bella sabre las cua- los hombres, y aquel hombre eminente tuvo y dio adem as a
les exigimos directarnente, y hasta sin equivocarnos notable- los leetores de sus viajes una sensacion que eleva las almas,
mente podemos esperar, conforrnidad del juicio de cualquier Pero porque el juicio sobre 10 sublime de la naturaleza re-
otro con el nuestro; pero con nuestro juicio sabre 10sublime en quiere cultura (mas que el juicio sobre 10bello), no por eso es
la naturaleza no podemos tan facilmente lisonjea:rnosde penetrar justamente produeido originariamente por la cultura e introdu-
en los demas, pues parece que es necesaria una mucho mayor cido algo asf como convencionalmente en la sociedad, sino
cultura, no solo del juicio estetico, sino tambien de las facultades que tiene sus bases en la naturaleza humana y en aquello jus-
de conocimiento que estan a la base de esta para poder enunciar tamente que, adem as del entendimiento sano, se puede al
un juicio sobre la excelencia de los objetos de la naturaIeza. mismo tiempo exigir y reclamar de cada cual, a saber, Ia dis-
La disposicion del espfritu para el sentimiento de 10 sublime posici6n para el sentimiento de ideas (practicas), es decir, la
exige una receptividad del mismo para ideas, pues justamente moral.
en la inadecuaci6n de la naturaleza con estas ultimas, par En esto se funda ahora la necesidad de la concordancia del
tanto, s6lo bajo la suposicion de las rnismas y de una tensi6n juicio de otros sobre 10 sublime con el nuestro, 10eual atribui-
de la imaginaci6n para tratar la naturaleza como un esque- mos al mismo tiempo a este, pues asf como tachamos de falto
ma de elIas, se da 10 atemorizante para la sensibilidad, 10eual, de gusto a aquel que en el juicio de un objeto de la naturaleza
al mismo tiempo, es atractivo, porque es una violencia que la encontrado bello por nosotros se muestra indiferente, de igual
razon ejerce sobre aquella s6lo para extenderla adecuada- modo decimos del que permanece inmovil ante 10 que noso-
mente a su propia esfera (la practica) y dejarle ver mas alla en tros juzgamos como sublime que no tiene sentimiento alguno.
10 infinito, que para aquella es un abismo. En realidad, sin de- Pero ambas cosas las exigimos a cada hombre y las supone-
sarrollo de ideas morales, 10 que nosotros, preparados por la mos en el si tiene aIguna cultura: s6lo con la diferencia de que
cultura, llamamos sublime, aparecera al hombre rudo s610 la primera, como en ella el juicio refiere la imagen s610al en-
como atemorizante. :81vera en las demostraciones de poder de tendimiento como facultad de los conceptos, la exigimos, sin
la naturaleza, en su destruccion y en la gran medida de la mas, a cada cual; pero la segunda, como en ella el juicio re-
fuerza de esta frente a la cual la suya desaparece en la nada, fiere la imaginacion a la raz6n como facultad de las ideas, la
s6lo la pena, el peligro, la congoja que rodearfan al hombre exigimos solo bajo una suposici6n subjetiva (que, sin em-
que fuera lanzado ani. Asi, aquel bueno y por 10 dernas inteli- bargo, nos creemos autorizados a exigir de cada cual), a saber,
gente aIdeano saboyano llamaba, sin mas reflexion, locos (se- la del sentimiento moral en el hombre, y por esto atribuimos, a
gun cuenta el senor de Saussure) 29 a todos los aficionados ala su vez, necesidad a ese juicio estetico,
Esta modalidad de los juicios esteticos, a saber, la necesi-
29 Sabio ginebrino, geologo y ge6grafo. Dfcese que fue el primero en dad que les es atribuida, constituye un momento principal para
realizar la ascension del Mont-Blanc.(N. del 1:) la Cntica de Juicio, pues nos dajustamente a conocer en ellos
202 IMMANUEL KANT CRfnCA DEL .JUICIO 203

un principio a priori, y los saca de la psicologia empfrica, en dad apoyada en principios a priori que encierra en sf no s610
donde permanecerfan, sin eso, enterrados entre los sentimien- pretension, sino mandato de la aprobacion de cad a cual, y no
tos de alegrfa y pena (s610 con el epiteto de sentimientos mas es de la competencia del juicio estetico, sino del juicio puro
finos, que no dice nada), para ponerlos, y con ellos el Juicio, intelectual, y se atribuye, no en un juicio meramente refle-
en 1a clase de los que tienen por base principios a priori, y, xionante, sino en una determinante, no a la naturaleza, sino a
como tales, elevarlos hasta 1afilosoffa trascendental. la libertad. Pero la determinabilidad del sujeto por medio de
esa idea, tratandose de un sujeto, por cierto, que puede sentir
en si obstdculos en la sensibilidad, pero al mismo tiempo su-
Nota general a la exposicion de los juicios esteticos perioridad sobre la misma, mediante la victoria sobre ella,
reflexionantes como modificacion de su estado, es decir, como sentimiento
moral, esta emparentada con el Juicio estetico y sus condi-
En relacion con el sentimiento de placer, un objeto se ha de ciones formales, en tanto sea iitil para ella el que la confer-
contar: 0 entre 10 agradable, 010 bello, 010 sublime, 010 (ab- midad con le yes de la accion, por deber, se haga al mismo
solutamente) bueno (jucundum, pulchrum, sublime, honestum). tiempo representable como estetica, es decir, como sublime,
Lo agradable, como motor de los apetitos, es enteramente o tambien como bella, sin perder su pureza, cosa que no ocurri-
de una sola clase, venga de donde venga y por muy especf- ria 81se la quisiera poner en enlace natural con el sentimiento
fico-diferente que sea la representacion (del sentido y de la de 10 agradable.
sensacion, objetivamente considerados), De aquf que dependa, Si se saca el resultado de la exposici6n, hasta ahora, de las
en el juicio del influjo del mismo sobre el espiritu, solo de la dos clases de juicios esteticos, se seguiran de aqui las siguien-
multitud de encantos (simultaneos y sueesivos) y, por decirlo tes breves definiciones:
ast, s610 de la masa de sensaci6n agradable, y esta no se hace Bello es 10 que en el mero juicio (no, pues, por medio de la
comprensible mediante nada mas que la cantidad. Lo agrada- sensacion del sentido, segun un concepto del entendimiento)
ble no cultiva, sino que pertenece al mero goce. place. De aquf se deduce, por sf mismo, que tiene que placer
Lo bello, en cambio, exige la representaci6n de cierta cuali- sin interes.
dad del objeto que tambien se haee comprensible y se deja Sublime es 10que place inmediatamente por su resistencia
traer a conceptos (aunque en el juicio estetico no sea trafda a contra el interes de los sentidos:
ellos), y eultiva ensefiando a poner atencion a la finalidad en Ambas, como definiciones del juicio estetico de valor uni-
el sentimiento del placer. versal, se refieren a fundamentos subjetivos de la sensibilidad,
Lo sublime consiste s610 en la relacion en la cual lo sensi- por una parte en cuanto estes tienen una finalidad can relacion
ble, en la representacion de la naturaleza es juzgado como pro- al sentirniento moral, en favor del entendimiento contempla-
pio para un posible uso suprasensible del mismo. tivo, y por otra en cuanto la tienen en contra de la sensibilidad
Lo absolutamente bueno, juzgando subjetivamente, segun yen cambio a favor de los fines de la razon practica; ambos
el sentimiento que inspira (el objeto del sentimiento moral) modos, sin embargo, unidos en el misrno sujeto. Lo bello nos
como la determinabilidad de las facultades del sujeto mediante prepara a amar algo, la naturaleza misma, sin interes; 10 su-
Ia representaci6n de una ley que obliga absolutamente, se dis- blime, a estimarlo alta mente, incluso contra nuestro interes
tingue principalmente, mediante la modalidad, de una necesi- (sensible).
204 fMMANUEl- KANT centes DBL JUfCfO 205

Puede describirse asi 10 sublime: es un objeto (de la natura- del espfritu semejante ala disposicion hacia 10 moral; y aun-
leza) cuya representaci6n determina el espiritu a pensar la que el placer inmediato en 10bello de la naturaleza supone y
inaccesibilidad de la naturaleza como exposicion de ideas. cuItiva igualmente una cierta liberalidad del modo de pensar,
Tomadas literalmente y consideradas logicamente, no pue- es decir, independencia de la satisfaccion del mero goce sensi-
den las ideas ser expuestas. Pero cuando nosotros ampliarnos ble, sin embargo, mediante 61,la libertad es representada en
nuestra facultad de representaci6n empfrica (maternatica 0 di- un juego, mas bien que en una ocupacion conforme a la ley,
namica) para la intuici6n de la naturaleza, viene inevitable- que es la verdadera propiedad de la moralidad del hombre, en
mente, ademas, la razon, como facultad de la independencia de donde la razon debe hacer violencia a la sensibilidad; sola-
la absoluta totalidad, y produce el esfuerzo del espfritu, aunque mente que en el juicio estetico sobre 10 sublime esa violencia
este sea vano, para hacer la representacion de los sentidos ade- es representada como ejercida por la imaginaci6n misma
cuada con aquella, Ese esfuerzo mismo y el sentimiento de la como instrumento de la raz6n.
inaccesibilidad de la idea por medio de la imaginacion, es una La satisfaccion en 10 sublime de la naturaleza es, por eso,
exposici6n de la finalidad subjetiva de nuestro espfritu en el tambien s610 negativa (mientras que la de 10 bello es positiva),
uso de la imaginacion para la determinacion suprasensible del a saber: un sentimiento de Ia privacion de libertad de la imagi-
mismo, y nos obliga a pensar subjetivamente la naturaleza nacion por sf misma, al ser ella determinada de un modo con-
misma en su totalidad, como exposicion de algo suprasensible, forme a fin, segun otra ley que la del uso empfrico, Mediante
sin poder realizar objetivamente esa exposicion. eso recibe una extension y una fuerza mayor que la que sacri-
Pues pronto nos apercibimos de que a la naturaleza en el es- fica, pero cuyo fundamento permanece escondido para ella
pacio y el tiempo falta completamente 10 incondicionado, y, misma, y, en cambio, siente el sacrificio y la privacion y, al
por tanto, la magnitud absoluta, que pide, sin embargo, la ra- mismo tiempo, la causa a que esta sometida. La estupefaccion,
zon mas cornun. J ustamente por eso se nos recuerda tambien que confina con el miedo, el terror y el temblor sagrado que se
que no tratamos mas que con una naturaleza como fenomeno, apoderan del espectador al contemplar masas montaiiosas que
y que esta misma hay que considerarla como mera exposicion escalan el cielo, abismos profundos donde se precipitan furio-
de una naturaleza en sf (que la razon tiene en la idea). Esa idea, sas las aguas, desiertos sombrfos que invitan a tristes reflexio-
empero, de 10 suprasensible, que nosotros no podemos deter- nes, etc., no es, sabiendose, como se sabe, que se esta en lugar
minar mas, y, por tanto, con cuya exposicion no podemos co- seguro, temor verdadero, sino solo un ensayo para ponernos
nocer 1anaturaleza, sino solo pensarla, es despertada en noso- en relacion con la imaginacion y sentir la fuerza de esa facul-
tros mediante un objeto cuyo juicio estetico pone en tensi6n la tad para en1azar el movimiento producido mediante ella en el
imaginacion hasta sus lfrnites, sea de extension (matemati- espfritu con el estado de reposo de la misma, y as! ser superio-
cos), sea de fuerza sobre e] espfritu (dinamicos), fundandose res a la naturaleza en nosotros mismos; por tanto, tambien a la
en el sentimiento de una determinacion de este que excede to- naturaleza exterior a nosotros, en cuanto esta puede tener in-
talmente la esfera de la imaginacion (el sentimiento moral), y flujo en el sentimiento de nuestro bienestar, pues la imagina-
en consideracion del cual la representacion del objeto es juz- cion, segtin la ley de asociacion, hace depender nuestro estado
gada como subjetivamente fmal. de contento de condiciones fisicas; pero ella rnisma tarnbien,
En realidad, no se puede pensar bien un sentimiento hacia segtin principios del esquematismo del Juicio (consiguiente-
10sublime de la naturaleza sin enlazar con el una disposicion mente, en cuanto sometido a la libertad), es instrumento de la
206 IMMANUEL KANT cemcs DEL JUICIO 207

raz6n y de sus ideas, y, por tanto, una fuerza para afirmar nues- gicos, sino que hay que poder encontrar sublime el Oceano 80-
tra independencia contra los influjos de la naturaleza, para re- lamente, como 10 hacen los poetas, segun 10 que la apariencia
bajar como pequeno 10 que segun esta ultima es grande, y as) visual muestra; por ejemplo, si se le considera en calma, como
para poner 10 absolute-grande solo en nuestra propia determi- un claro espejo de agua, limitado tan s610por el cielo, pero si
naci6n (la del sujeto). Esa reflexion del Juicio estetico para ele- en movimiento, como un abismo que amenaza tragarlo todo.
var la natura1eza a una adecuaci6n con la raz6n (solo que sin Eso mismo ha de decirse de 10 sublime y de 10bello en la fi-
un concepto determinado de 1amisma) representa el objeto, in- gura humana, en la cual nosotros no debemos referirnos a los
cluso mediante Ia inadecuacion objetiva de la imaginacion en conceptos de los fines para los cuales todos sus miembros es-
su mayor extensi6n para la raz6n (como facultad de las ideas), tan alIi, como bases de determinacion del juicio, ni dejar que
sin embargo, como subjetivamente final. la conformidad con ellos infiuya en nuestro juicio estetico (en-
Hay que poner aquf cuidado, en general, en 10 ya recordado tonces ya no pure), aunque es, desde luego, una condicion ne-
de que en la estetica trascendental del Juicio se debe tratar 80- cesaria tambien de la satisfaccion estetica el que no les contra-
lamente de juicios esteticos puros; consiguientemente, no se digan. La finalidad estetica es la conforrnidad a la ley del
pueden tamar los ejemplos de los objetos bellos 0 sublimes de Juicio en su libertad. La satisfaccion en el objeto depende de
la naturaleza que presuponen el concepto de un fin, pues en- la relacion en que queremos poner la imaginacion, con tal de que
tonces, la finalidad serfa 0 teleologica, 0 fundada en la mera por sf misma entretenga el espfritu en libre ocupacion. En
sensaci6n de un objeto (deleite 0 pena), y, por tanto, en el pri- cambio, cuando es otra cosa, sensacion de los sentidos 0 con-
mer caso no seria estetica, y en el segundo no seria meramente ceptos del entendimiento, 10 que determina el juicio, si bien
formal. Asi, cuando se llama sublime el espectaculo del cielo este es conforme a la ley, no es, sin embargo, el juicio de una
estrellado, no se debe poner a la base del juicio del mismo libre facultad del Juicio.
conceptos de mundos habitados por seres racionales, ni consi- ASI, pues, cuando se hable de belleza 0 sublimidad intelec-
derar esos puntos luminosos con que vemos lIeno el espacio tual: primeramente, estas expresiones no son del todo exactas,
en derredor nuestro como sus soles, moviendose en cfrculos porque hay modos de representacion esteticos que si fueramos
arreglados para ellos de un modo muy conforme a fin, sino tal meramente inteligencias puras (0 nos pusieramos tambien, por
como se le ve, como una amplia b6veda que todo 10envuelve, el pensamiento, en esa cualidad), no podrfan encontrarse de
y solo en esta representacion debemos poner la sublimidad ningun modo en nosotros: en segundo lugar, aunque antes,
que un juicio estetico puro atribuye a ese objeto. De igual mo- como objetos de una satisfaccion intelectual (moral), pueden,
do, el espectaculo del Oceano no hay que considerarlo tal como desde luego, enlazarse con la satisfaccion estetica, en tanto no
10 pensamos nosotros, provistos de toda clase de conocimien- descansan en interes alguno, sin embargo, es diffcil unirlas,
tos (que, sin embargo, no estan encerrados en la intuicion par otra parte, con ella, porque deben producir un interes, 10
inmediata), como una especie de amplio reino de criaturas cual, si la exposicion ha de concordar en el juicio estetico con
acuaticas, 0 como el gran deposito de agua para las evapo- la satisfaccion, no ocurriria en este mas que mediante un inte-
raciones que lienan el aire de nubes para las tierras, 0 tambien res sensible que se enlaza con el en la exposici6n, pero enton-
como un elemento que, S1 bien separa unas de otras partes del ces se dana y se impurifica la finalidad intelectual.
mundo, sin embargo, hace posible entre ellas las mayores rela- El objeto de una satisfaccion intelectual pura e incondicio-
ciones, pues todo eso proporciona no mas que juicios teleolo- nada es 1a ley moral, en la fuerza que ejerce en nosotros por
208 IMMANUEL KANT CRfnCA Dh:L .lUlCIO 209

encima de todos y cad a uno de los moviles del esptritu que la ciega, 0 en la eleccion de su fin, 0, aun cuando este 10 haya
preceden; y como esa fuerza no se da propiamente a conoeer es- dado la razon, en la realizacion del mismo, porque es el movi-
teticamenre mas que por medio de sacrificios (10cual es una pri- mien to del espfritu que hace incapaz de organizar una libre re-
vacion, aunque en favor de la interior libertad, y, en cambio, flexi6n de los principios para determinarse segun ellos. Asi,
descubre en nosotros una insondabIe profundidad de esa facul- que de ninguna manera puede merecer una satisfaccion de Ia
tad suprasensible con sus consecuencias, que se extienden razon. Esteticamente, empero, es el entusiasmo sublime, por-
adonde ya no alcanza la vista), resulta que la satisfaccion, consi- que es una tensi6n de las fuerzas por ideas que dan al espiritu
derada en la parte estetica (en relacion con la sensibilidad), es una impulsi6n que opera mucho mas fuerte y duraderamente
negativa, es decir, contra ese interes, pero en la intelectual es po- que el esfuerzo por medio de representaciones sensibles. Pero
sitiva y unida con un interes. De aqui se deduce que el bien (el (y esto parece extrafio) lafalta misma de emocion (apatheia,
bien moral) intelectual, conforme en S1 mismo a fin, debe repre- phlegma, in significatu bono) de un espfritu que sigue energi-
sentarse, no tanto como bello, sino mas bien como sublime, de camente sus principios inmutables es sublime, y en modo mu-
suerte que despierta mas eI sentimiento del respeto (que despre- cho mas exeelente, porque tiene de su parte al mismo tiempo
cia el encanto) que el del amor y la intima inclinaci6n porque la la satisfacci6n de la raz6n pura. Un modo semejante del espf-
ritu se llama solo noble, y esta expresion se aplica tambien
naturaleza humana concuerda con aquel bien, no por sf misrna,
despues a cosas; verbigracia, edificios, un traje, manera de es-
sino solo por la violencia que la razon haee a la sensibilidad. Re-
cribir, actitud corporal, etc., cuando estes producen, no tanto
ciprocamente, 10que llamamos sublime en la naturaleza, fuera
estupefaccion (emocion en la representacion de Ia novedad,
de nosotros, 0 tambien en la interior (verbigracia, ciertas emo-
que supera 10 que se esperaba) como admiracion (una estupe-
ciones), se representa como una fuerza del espiritu para elevarse
facci6n que no cesa al perderse la novedad), 10 cuaI ocurre
por encima de ciertos obstaculos de la sensibilidad por medio de cuando ideas sin intencion y sin rote concurren, en su exposi-
principios morales 30, y por ella vendra a ser interesante. cion, con la satisfaccion estetica,
En esto ultimo voy a detenerme un poco. La idea del bien con Cada una de las emoeiones de la especie energica, a saber:
emoci6n se llama entusiasmo. Este estado de espiritu parece ser la que excita la conciencia de nuestras fuerzas para veneer
de tal manera sublime, que se opina generalmente que sin el no toda resistencia (animi strenui), es estetico-sublime; verbigra-
se puede rea1izar nada grande. Ahara bien: toda emoci6n 31 es cia, la colera, la desesperaci6n misma (la indignada, pero no
la abatida). Pero la ernocion de la especie deprimente, la que
30 En las tres ediciones dice «hurnanos»; pero desde Hartenstein, todos naee del esfuerzo mismo para resistir un objeto de dolor (ani-
los edltores escriben «rnorales». Adopto esta version, aunque la de «huma- mum languidum], no tiene en sf nada de noble, pero puede
nos» podia adelantar muchas y buenas razones en su favor. (N. del T')
)J Las emociones se distinguen especificamente de las pasiones. Aquellas
contarse entre 10bello de la especie sensible. De aquf que los
se refieren solo al sentirniento: estas pertenecen ala facultad de desear, y son in- sentimientos, que pueden creeer en fuerza hasta la ernocion,
clinaciones que dificultan 0 imposibilitan toda determinabilidad de la voluntad sean tambien muy diferentes. Se tienen sentirnientos valerosos
mediante principios; aquellas son tormentosas y sin premeditacion; estas, perse- y se tienen tiernos. Estos ultimos, cuando crecen hasta la emo-
verantes y reflexivas, Asi, la indignacion, como colera, es una emocion; pero
como odio (deseo de venganza), es una pasion. Esta ultima no puede nunca y en
cion, no sirven para nada; la inclinacion a eUos se llama sensi-
ninguna relacion ser lIamada sublime, porque en la emoci6n la libertad del espf- bleria. Una pena de compasion que no admite consuelo, 0 en
ritu queda, desde luego, suspendida, pero en la pasion es anulada. la que, cuando se refiere a desgracias imaginadas, nos sumi-
210 IMMflNUEDKANT CRiTICA DEL J(!ICI() 211

mos deliberadamente hasta la ilusion, por la fantasia, como si cual, al cabo, viene a parar a 10 mismo que aquel otro que los
fuera verdadera, rouestra y hace un alma tierna, pero al mismo voluptuosos del Oriente encuentran tan deleitoso, al hacerse,
tiempo debil, que indica un lado bello, y puede, desde luego, por decirlo asi, amasar el cuerpo y oprimir y plegar nuisculos
ser Hamada fantastica, pero ni siquiera entusiasta. Novelas, y articulaciones; s610 que alli el principio motor esta, en gran
dramas llorones, insfpidas reglas de costumbres, que juegan parte, dentro de nosotros, y aquf, en cambio, totalmente fuera,
con los llamados (aunque falsamente) sentimientos nobles, Algunos cree-p haberse edificado por una predicacion allf
perc que, en realidad, hacen el corazon mustio, insensible para donde, sin embargo, nada ha sido construido (ningun sistema
la severa prescripcion del deber, e incapaz de todo respeto ha- de buenas maximas), 0 haberse mejorado POl' un drama,
cia la dignidad de la humanidad en nuestra persona, hacia el cuando solo se sienten alegres de haber entretenido felizmente
derecho de los hombres (10 cual es algo totalmente distinto de el fastidio. Asi, pues, 10 sublime debe siempre tener relacion
su felicidad), y, en general, de todo firme principio; un dis- con el modo de pensar; es decir, proporcionar en rnaximas a
curso religioso, inclusive, que recomiende baja y rastrera soli- las ideas intelectuales y de la razon una fuerza superior sobre
citacion del favor y adulacion, y que nos haga abandonar toda la sensibilidad.
confianza en la facultad propia para oponernos al mal, en lu- No hay que temer que el sentimiento de 10 sublime se pierda
gar de la firme resolucion de ensayar las fuerzas que nos que- por esta manera de exposicion abstracta, que, en 10que toea a
den libres, a pesar de toda nuestra debilidad para dominar las
10 sensible, es total mente negativa, pues la imaginacion, si
inclinaciones; la falsa modestia que pone en el desprecio de sf
bien nada encuentra por encima de 10 sensible en donde se
mismo, en el lagrimoso e hipocrita arrepentimiento y en una
pueda mantener, se siente, sin embargo, ilimitada, justamente
concepcion de espfritu meramente paciente, la manera de
por esa supresion de sus barreras; y esa abstraccion es, pues,
complacer al mas alto ser, nada de eso se compagina siquiera
una exposici6n de 10infinito, que por eso mismo, ciertamente,
con 10 que puede contarse entre las bellezas, y mucho menos
no puede ser nunca mas que una exposicion meramente nega-
atin con la sublimidad del modo de ser del espfritu.
tiva, perc que, sin embargo, ensancha el alma. Quiza no haya
Perc los movimientos tempestuosos del espfritu enlazanse
en el libro de la ley de los judios ningun pasaje mas sublime
con ideas religiosas, bajo el nombre de edificacion, 0 con ideas
que tienen un interes social, como solo pertenecientes a la cul- que el mandamiento: «No debes hacerte ninguna imagen tallada
tura, y no pueden tampoco, por muy gran tension en que pon- ni alegoria alguna, ni de 10que hay en el cielo, ni de 10que hay
gan la imaginaciou, aspirar al honor de una exposicion su- en la tierra, ni de 10que hay debajo de la tierra, etc.» ... 32. Ese
blime, si no dejan tras sf una disposicion de espiritu que, solo mandamiento puede explicar el entusiasmo que el pueblo
aunque s610 indirectamente, tenga influjo en la conciencia del judfo, en su penodo civilizado, sintio por su religi6n, cuando
propio vigor y de Ia decision para 10 que lleva consigo pura in- se compare con otros pueblos 0 con aquel orgullo que inspira
telectual finalidad (para 10 suprasensible), pues si no, todos el mahometismo. Lo mismo, exactamente, ocurre con la re-
esos sentimientos perteneceran al movimiento, el cual se presentacion de la ley moral y de la capacidad de moralidad
estima a causa de la salud. La agradable laxitud, que es la con- en nosotros. Es una preocupacion totalmente falsa la de que, si
secuencia de semejante excitacion mediante el juego de las
emociones, es un goce del bienestar, nacido del equilibrio, res- 32 La cita esta y se repite frecuentemente en la Biblia, Exod., 20, 4; Deut., 4,
tablecido en nosotros, de las diversas fuerzas de la vida, el 15,20; Jos., 24,14; Ps., 96, 7. (N. del T.)
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se la privase de todo 10que puede recomendarla a los sentidos, una segunda (suprasensible) naturaleza; de esta conocemos
vendrfa entonces a llevar consigo no mas que un consenti- s610 las leyes, sin poder alcanzar, mediante la intuicion, la fa-
miento sin vida y frio y ninguna fuerza 0 sentimiento motriz. Es cultad suprasensible en nosotros rnismos que encierra el fun-
exactamente 10contrario, pues allf donde los sentidos no ven ya damento de esa legislacion.
nada mas delante de S1, y, sin embargo, perrnanece imborrable Hay que notal' aun que aunque la satisfaccion en 10 bello,
la idea de Ia moralidad, que no se puede desconocer, mas bien asf como la de 10sublime, no s610 se distingue conocidamente
seria necesario moderar el Impetu de una imaginacion ilimitada entre los otros juicios esteticos por la universal comunicabili-
para no dejarla subir hasta el entusiasmo, antes que, por temor a dad, sino que tambien recibe por esa cualidad un interes en re-
Ia falta de fuerzas de esas ideas, buscar para ellas una ayuda en laci6n con la sociedad (en donde se deja comunicar), sin em-
imagenes y en un pueril aparato. Por eso tambien han perrnitido bargo, la separacion de toda sociedad es considerada como
gustosos los Gobiernos que se provea ricamente la religion de algo sublime cuando descansa en ideas que miran mas alla,
ese ultimo adimento, y han tratado asf de quitarle al subdito el por encima de todo interes sensible. Bastarse a sf mismo y, par
trabajo, pero al mismo tiempo la facultad de ampliar las facul- tanto, no necesitar sociedad, sin ser, sin embargo, insociable,
tades de su alma por encima de las barreras que se le pueden es decir, sin huirla, es algo que se acerca a 10 sublime como
imponer arbitrariamente, y mediante las cuales se Ie puede tra- toda victoria sobre las necesidades. En cambia, huir de los
tar facilmente como meramente pasivo. hombres por misantropia, porque se les odia 0 por antropofo-
Esa exposici6n pura, elevadora del alma y meramente nega- bia (miedo del hombre), porque se les teme como enemigos,
tiva, de la sensibilidad, no encierra, en cambio, peligro alguno es, en parte, feo, y en parte, despreciable. Sin embargo, hay
de exaltacion, que es una ilusion de querer ver mas alia de [a- una (muy impropiamente Hamada) misantropfa, cuyas rakes
dos los limites de la sensibilidad, es decir, sonar segun princi- suelen encontrarse, con la edad, en el espfritn de muchos hom-
pios (delirar con la razon), justamente porque la exposicion en bres que piensan bien, que, en 10que se refiere a la benevolen-
aquella es meramente negativa, pues la imposibilidad de co- cia, es bastante filantropica, pero que se aparta mucho, a causa
nocer Laidea de libertad cierra el camino totalmente a toda de una larga y triste experiencia, de la satisfaccion en los hom-
positiva exposicion; pero la ley moral es, en nosotros, sufi- bres: de esta son pruebas la tendencia al retire, la aspiraci6n
cientemente y originariamente determinante, tanto que ni fantastica hacia un punta de la tierra alejado 0 tambien (entre
siquiera es permitido buscar fuera de ella un motivo de deter- los j6venes) la felicidad sofiada de poder pasar su vida en un
minaci6n. Si el entusiasrno se compara con el delirio, la exal- desierto desconocido de 10 restante del mundo con una pe-
taci6n es de comparar con la demencia, y esta ultima, entre to- quefia familia; de ella saben muy bien hacer uso los escritores
das, se acomoda menos que ninguna con 10 sublime, porque es de novelas 0 imaginadores de robinsonadas. Falsedad, ingrati-
sofiadoramente ridfcula. En el entusiasmo, como emoci6n, la tud, injusticia, 10pueril de los fines que nosotros mismos tene-
imaginacion no tiene freno; en la exaltacion, como pasion in- mos por importantes y grandes, y en cuya persecucion los
cubada y arraigada, no tiene regla, El primero es un accidente hombres mismos se hacen unos a otros todo el mal imagina-
que pasa y que ataca a veces al entendimiento mas sano; la se- ble, estan tan en contradiccion con la idea de 10que pudieran
gunda, una enfermedad que 10desorganiza. ser los hombres, si quisieran, y se oponen tanto al vivo anhelo
Sencillez (finalidad sin arte) es, por decirlo asf, el estilo de de verlos mejores que, para no odiarlos, ya que amarlos no se
la naturaleza en 10sublime, y tambien de la moralidad, que es puede, el renunciar a todas las alegrfas de la sociedad parece
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no ser mas que un pequefio sacrificio. Esa tristeza, no sobre el los vasos mas finos, a los mas groseros, de obstrucciones peli-
mal que el destino dispone para otros hombres (cuya causa es grosas 0 pesadas, se encuentran en estado de excitar sensacio-
la simpana), sino sobre el que ellos mismos se ocasionan (que nes agradables, no ciertamente placer, sino una especie de
descansa en la antipatia de principios) es sublime, porque des- temblor satisfactorio, cierta paz que esta mezclada con terror».
cansa en ideas, mientras que la primera, en todo caso, solo Lo bello, que 61 funda en el amor (del cual, sin embargo,
puede valer como bella. El tan ingenioso como profundo Saus- quiere considerar el deseo como separado), 10 reduce (pagina
sure en la descripcion de su viaje por los Alpes, dice de Bon- 251-252) a «el relajamiento, la distension y embotamiento de
homme, una de las montafias saboyanas: «Allf mismo domina las fibras del cuerpo, y, por tanto, un enternecimiento, desen-
una cierta insipida tristera». Conocia, pues, una tristeza inte- lace, agotamiento; un sumirse, agonizar y disolverse de place-
resante, que mana de la vista de un desierto, en donde desea- res». Y despues justifica ese modo de explicacion, no solo en
dan hombres sumirse para no oir nada mas del mundo ni casos en que la imaginacion se une al entendimiento, sino in-
aprender de el, pero que no debe ser, sin embargo, tan inhospi- cluso en otros en que se une a una sensacion de los sentidos,
talario que ofrezca para los hombres solo una penosfsima es- para despertar en nosotros tanto el sentimiento de 10 bello
tancia. Hago esta observacion solamente con la intencion de como el de 10 sublime. Como observaciones psicologicas,
recordar que tambien la afliccion (no la tristeza abatida) puede esos analisis de los fenomenos de nuestro espfritu son grande-
contarse entre las emociones vigorosas, cuando tiene su base mente hermosos, y proporcionan rica materia a las investiga-
en ideas morales; pero cuando se funda en la simpatia, y, por ciones preferidas de la antropologfa empfrica. No se puede
tanto, es amable, pertenece tan solo a las emociones depri- tampoco negar que todas nuestras representaciones, sean, del
mentes, y asf llamo la atencion a la disposicion de espfritu, punto de vista objetivo, solamente sensibles, a sean total-
que s610en el primer caso es sublime. mente intelectuales, pueden, sin embargo, subjetivamente, ir
Ahora se puede cornparar con la exposicion trascendental, unidas con deleite 0 con dolor, por muy poco que se noten
hasta aquf llevada, de los juicios esteticos, la fisiologica, como ambos (porque ellas afectan del todo el sentimiento de la vida,
la han trabajado un Burke y muchos hombres penetrantes, en- y ninguna de ellas, en cuanto es modificacion del sujeto,
tre nosotros, para ver adonde conduce una exposicion mera- puede ser indiferente), y hasta que, como opinaba Epicuro, el
mente ernpfrica de 10 sublime y de 10 bello. Burke 33, que, en placer y el dolor son siempre, en ultimo termino, corporales,
ese modo de tratarla, merece ser nombrado como el autor mas aunque partan de la imagen y hasta de representaciones del
distinguido, consigue, por ese camino (pagina 223 de su obra), entendirniento, porque la vida, sin sentimiento del organo cor-
la solucion siguiente: «que el sentimiento de 10 sublime se poral, es solo conciencia de la propia existencia, pero no sen-
funda en el instinto de conservacion y en el miedo, es decir, en timiento del bienestar 0 malestar, es decir, de la excitacion, de
un dolor que, como no llega hasta la verdadera alteracion de la suspension de las facultades vitales, pues el espfritu, por sf
las partes del cuerpo, produce movimientos que, limpiando solo, es todo vida (el principio mismo de la vida), y las resis-
tencias, las excitaciones, hay que buscarlas fuera de 61,y, sin
embargo, en el hombre mismo, par tanto, en la union con su
33 Segun la traduccion alernana de su escrito «Philosophische Untersu- cuerpo.
chungen tiber den Ursprung unserer Begriffe vom Schonen und Erhabenen»,
Riga, bei Hartknoch, 1773; «Investigaciones filosoficas sobre el origen de Pero si la satisfaccion en el objeto se funda unicamente en
nuestros conceptos de 10bello y de 10sublime». el hecho de que este deleita mediante encanto 0 emocion, en-
216 IMMANUEL KANT CRil1CA 1>£LJU{ClO 217

tonces no se puede exigir a ninguna otra persona que este de DEDuca6N DE LOS JUICIOSESTETICOSPUROS
acuerdo con el juicio estetico que enunciamos, pues sobre
eso, cada uno interroga, con razon, solo su sentido privado. § 30
Pero entonces toda eensura del gusto cesa tambien total-
mente, pues habria que hacer del ejemplo que otros dan, por La deduccion de los juicios esteticos sabre los objetos de fa
la concordancia casual de sus juicios, una orden de aplauso naturalera no puede ser aplicada a La que en esta llamamos
para nosotros, y contra este principio, sin embargo, nos alza- sublime, sino s610 a 10bello
names probablemente y apelariamos al derecho natural de
someter eljuicio que descansa en el sentimiento inmediato La pretension de un juicio estetico de validez universal para
de la propia satisfaccion a nuestro sentido propio y no al de cada sujeto exige, como todo juicio que debe apoyarse en al-
otros. gun principio a priori, una deduccion (es decir, legitimacion
Asi, pues, si el juicio de gusto no ha de valer como egofs- de su pretension) que debe ann aiiadirse a la exposici6n del
ta, sino que, segtin su naturaleza interior, es decir, por sf mis- mismo, cuando se refiere a una satisfaccion 0 desagrado en Ia
mo y no por los ejemplos que otros dan de su gusto, ha de forma del objeto, y de esta clase son los juicios de gusto sobre
valer necesariamente como pluralista; si se le estima de tal 10 bello de la naturaleza, pues la finalidad tiene entonces su
modo que se pueda pedir al mismo tiempo que cada cual base en el objeto y su forma, si bien no muestra la reJaci6n de
deba adberirse a 61, entonces tiene que tener a su base algun este con otros objetos segun conceptos (para el juicio del co-
principio a priori (subjetivo u objetivo), al eual no se puede nocimiento), sino solo se refiere ala aprehension de esa forma
llegar nunca acechando leyes empfricas de modificaciones en cuanto esta se muestra conforme en el espiritu, tanto con la
del espiritu, porque estas no dan a conocer mas que como se facultad de los conceptos como con la de la exposicion de los
juzga, pero no mandan como se debe juzgar, y aun de tal mismos (que es la misma que la de la aprehension). Puedese,
modo, que la ley sea incondicionada; esto es 10 que los jui- pues, tambien, en 10 que toea a 10bello de la naturaleza, alegar
cios de gusto presuponen al pretender que la satisfaccion cuestiones de diversa indole, que se refieren a las causas de
vaya inmediatamente unida con una representaci6n. Asf, esa finalidad de sus formas; verbigracia, como se va a explicar
pues, la exposicion ernpfrica de los juicios esteticos puede, por que la naturaleza ha multiplicado por todas partes tan pro-
desde 1uego, constituir el comienzo para proporcionar la ma- digamente la belleza en eJ fondo mismo del oceano, donde
teria para una investigaci6n mas alta; pero una explicacion s610rara vez la vista humana (para la cual s610 aquella es con-
trascendental de esa facultad es, sin embargo, posible, y per- forme a fin) ha alcanzado a vel' y otras mas.
tenece esencialmente ala critica del gusto, pues sin tener este Pero 10sublime de la naturaleza -cuando sobre el enuncia-
principios a priori, Ie serfa imposible regir los juicios de mos un juicio estetico puro, no mezclado con conceptos de
otros y fallar sobre enos, aunque solo fuera con alguna apa- perfecci6n como finalidad objetiva, en cuyo caso seria un jui-
riencia de derecho, por medio de sentencias de aprobacion 0 cio teleoJ6gico- puede ser considerado como informe 0 sin
reprobaci6n. figura y, sin embargo, como objeto de una satisfacci6n pura, y
Lo que aun queda de la analftica del Juicio estetico esta mostrar finalidad subjetiva de la representacion dada; yaqui
encerrado, ante todo, en la deduccion de los juicios esteticos se trata de saber si en el juicio estetico de esta clase puede pe-
puros. dirse, ademas de la exposicion de 10 que en 61se piensa, una

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