El Principio de Funcionalidad

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El principio de funcionalidad

Funcionalidad es la cualidad que tienen algunas formas, objetos o elementos de cubrir o satisfacer una
necesidad. Una función esta siempre relacionada con una necesidad. Y todos sabemos que en el orden de las
necesidades encontramos muchas variables. Existen necesidades primarias y caprichos; cosas inaplazables y
otras siempre aplazadas.
Lo normal es que cuando una empresa lanza una campaña de publicidad o publica un catálogo sea para
cubrir una necesidad. Esto es, para alcanzar unos objetivos. Y aquí es donde el diseño gráfico debería cumplir su
papel con la misma efectividad con la que una llave abre una cerradura. Por lo menos, tal debería ser la parte
esencial del objetivo de los diseñadores. Y así se debería evaluar el diseño.
Pero la cosa, evidentemente, no es tan sencilla. ¿Qué enturbia esto? El cerebro. O en otras palabras: la manera
"humana" de ver las cosas, de emitir juicios, de ponderar la razón y la pasión, la verdad y el placer o la estética.
La función y el símbolo: dos magnitudes compaginadas.
Los juicios humanos nunca se fundamentan en una razón absoluta. Tampoco sucede esto con nuestras
necesidades ni con las cosas que las satisfacen. Todo, para el ser humano, presenta más de una faceta. De
manera que vivimos rodeados de cosas que siempre pueden ser consideradas desde muchos puntos de vista y
suscitar numerosas opiniones.
Aislar la funcionalidad de este pequeño caos en el que vive nuestra razón cotidiana es un error frecuente.
Pongamos un ejemplo: nadie ignora la funcionalidad de una silla: tomar asiento, descansar. Parece algo tan
trivial que no merece la pena hablar de ello, pero tal consideración esconde una mirada miope. Una silla no sólo
sirve para eso, ni se valora sólo por eso. Desarrollemos el ejemplo:

El presidente de la compañía, por no hablar del Presidente del Gobierno, va a acudir de visita a un centro en
el que nosotros tenemos la responsabilidad de preparar la acogida. Como una silla es una silla, disponemos
varias sillas de cocina, con sus patas de madera rústica y su asiento de enea bastante limpio, para que las
autoridades se reúnan. No hay nada que impida a un Presidente tomar asiento en ese tipo de silla. Pero no lo
consideramos adecuado.
Y éste es el nudo de la cuestión: toda función lleva aparejado un aspecto simbólico. Y ambas cosas son
inseparables. Piense el lector en cualquier tipo de necesidad. Tomemos el transporte. Y el automóvil, que es la
máquina que cumple la función de transportarnos. Ahora hagámonos algunas preguntas:
• ¿Cuántas personas conocemos que hayan comprado un automóvil concreto porque es capaz de moverse y
llevarles dentro?
• ¿Cuántas conocemos a las que haya influido la línea, el color o la marca?
• ¿Cuántas conocemos que utilicen asiduamente un Porsche 911 para transportar gallinas?
• ¿Creemos que en el automóvil sólo hay función y no valores simbólicos añadidos?
La más elemental de las lógicas se esconde detrás de las repuestas, pero es curioso que casi nunca la
tengamos en cuenta.

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Función y simbolización son dos planos inseparables de la actividad humana de juzgar y valorar las cosas. Es
inútil separarlos o creer que se dan en campos incompatibles. También es erróneo creer que se excluyen
mutuamente.
Si la información es una necesidad... el diseño es una función y un símbolo:
Siempre se ha hablado mucho de la necesidad de estar informado. Incluso se acepta que la información es
poder. En un contexto como éste, parece evidente que tener las habilidades para comunicar bien a distintos
públicos es un factor importante. Y de ese factor forma parte el diseño.
Si observamos la portada del antiguo "Times" reproducida más arriba podemos apreciar tanto la información que
contiene como las dificultades que crea para acceder a ella.
Es necesario repasar línea a línea y casi
palabra a palabra para llegar a un dato
concreto. El uso que se hace de la
tipografía es frío y distante. Y aunque en
esta época los tipógrafos ingleses gustaban
de decir que la tipografía debía ser como
un cristal transparente que dejara pasar el
contenido sin ser notada, lo cierto es lo
contrario: hasta llegar al contenido deseado
uno tiene que pelearse con un montón de
palabras que no quiere para nada. El editor,
y por su mandato el diseñador, no le han ofrecido ni una mínima pista, ni la menor elaboración previa que le
ayude a desbrozar tanto plomo. Si Este tipo de diseño presumía de funcional y no lo es. Al contrario. Es
simbólico y nada funcional. Simbólico de la distancia clasista; simbólico de la diferencia del que sabe y del que
no sabe; simbólico del deseo de aislar al "otro"

Pasemos ahora al anuncio del concierto que se presenta junto a


estas líneas. Un típico cartel de los años sesenta, diseñado por Lee
Conklin para los Procol Harum, Santana y otros grupos.
Ante su despampanante falta de legibilidad, todos invocan un
atentado contra la función y un desenfrenado simbolismo.
Y se trata justo de lo contrario: es un magnífico cartel funcional,
pensado para un público al que había que nutrir con este tipo de
psicodelias si se le quería interesar.
Es un cartel: esto quiere decir que la información sobre el
concierto también se encauzaba por otros canales, como la radio y
las revistas. Lo que sucede es que el cartel se convertía en un grito
de identidad en las calles y en las habitaciones de esas personas
que formaban su público.
De manera que, si queremos ser justos, hay que admitir que es más
funcional el cartel de Lee Conklin que el diseño del viejo "Times".

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Ejemplos: Herramientas para mejorar la funcionalidad.

1. Dimensionar 2. Micro lectura y macro lectura

3. Segmentar y jerarquizar

4. Referenciar: 5. Uso del color: 6. Uso de puntos de vista

7. Narrar

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