29 Séptimo y Décimo Mandamientos

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Por gentileza de don Jaime Puyol profesor de la Universidad de Navarra, autor de

estos guiones en su libro “Curso de catequesis. Libro del profesor”.

29. SÉPTIMO Y DÉCIMO MANDAMIENTOS:


SOMOS ADMINISTRADORES DE LOS BIENES
DE LA TIERRA

GUlÓN PEDAGÓGICO

A. OBJETIVOS
- Conocer muy bien el contenido de lo que mandan y prohíben el séptimo y décimo
mandamientos.
- Darse cuenta de que somos administradores de las cosas que tenemos; estar
desprendidos de ellas y ser generosos.
- Hacer comprender que los grandes robos se cometen cuando no se dan importancia
a los pequeños hurtos hechos en casa, escuela, a los amigos, etc.

De Liturgia y vida cristiana


- Aprender o repasar el Padrenuestro.
- Acostumbrarse a cuidar y respetar nuestras cosas y las cosas de los demás: en casa,
escuela, calle, tiendas, etc. No robar nunca nada, aunque sea poco, y, si lo hemos
hecho, devolverlo.
- Pedir permiso cuando se toma algo que no es nuestro; cuidar especialmente estas
cosas y devolverlas.
- No hacer trampas en los juegos ni engañar a los demás.
- Ser generosos en dejar nuestras cosas a los demás: hermanos, amigos, compañeros,
etc. Dar limosnas.

B. DESARROLLO DEL TEMA

1. Introducción (Diversos puntos de partida)


1.1. Se puede narrar el pasaje de Mc 10, 20-27, destacando las siguientes ideas:
- Un día se presentó a Jesús un joven preguntándole qué debía hacer para alcanzar
la vida eterna.
- Jesús le respondió resumiendo los mandamientos.
- Entonces este joven le respondió que todo aquello lo había vivido desde niño.
Jesús le dijo: «Una cosa te falta. Ve, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y
tendrás un tesoro en el cielo; después, ven y sígueme».
- Al oír estas palabras, aquel joven que antes estaba alegre se fue triste porque
tenía muchas riquezas, dice el Evangelio.
- Jesús dijo a sus discípulos: «¡Cuán difícilmente entrarán los ricos en el Reino de
Dios!». Jesús quería decir con estas palabras que, los que viven apegados a sus
riquezas, los que son egoístas, no entrarán en el Cielo.
Abrir un diálogo con los alumnos con estas u otras preguntas.
¿Qué le preguntó aquel joven a Jesús? Cómo ir al Cielo. ¿Qué le respondió
Jesús? Hay que cumplir los mandamientos. ¿Por qué se fue triste aquel joven? Porque
tenía muchas riquezas y estaba apegado a ellas, era egoísta y no quería desprenderse.
¿Estamos nosotros apegados a las cosas que tenemos? ¿Las dejamos a los demás o
somos egoístas? ¿Cuidamos y respetamos las cosas de los otros? ¿Pedimos permiso para
coger algo y después lo devolvemos? ¿Hacemos trampas o engañamos? ¿Cogemos
cosas que no son nuestras? Dejar que respondan.
1.2. Si parece más oportuno, pueden usarse otros pasajes del Evangelio: la historia
de Zaqueo (Lc 19, 1-10); Judas vendió a Jesús por codicia (Mt 26, 14-16).

2. Desarrollar las siguientes ideas


2.1. Dios nos ha dado las cosas para que las usemos (Usar el texto de Gen J, 28-29)
Dios ha creado todas las cosas, y las entregó a nuestros primeros padres y a sus
descendientes para su servicio; pero debemos usarlas sabiendo que Dios es el Dueño y
Señor, mientras que nosotros sólo somos administradores.
De acuerdo con esta disposición divina, el hombre puede poseer algunos bienes, que
le son necesarios para sostener su vida y sentirse más seguro y libre. Es el derecho a la
propiedad privada, que es un derecho natural.

2.2. Hemos de respetar y cuidar los bienes del prójimo (Hacer ver claramente los
diversos modos de sustraer algo a los demás)
Cuando una persona posee legítimamente unos bienes -juguetes, ropa, libros, dinero,
...-, son suyos y no se le pueden quitar contra su voluntad, aunque sea nuestro hermano
o amigo. Si queremos usar algo, hemos de pedirlo y cuidarlo para que no se estropee,
devolviéndolo cuanto antes.
También hemos de cuidar y respetar las cosas públicas: escuela, transportes y
lugares donde vamos. No podemos estropear las cosas.
A veces entra la tentación de robar algo en casa, en una tienda, en la escuela, etc., y-
pensamos que, siendo una cosa pequeña, se puede hacer. Esto es pecado; aunque sea
venial, ofende a Dios, y además se va contrayendo el vicio de robar; los grandes
ladrones han empezado por robar cosas de poca importancia, quizá aconsejados o
iniciados por malos amigos.

2.3. Qué hacer cuando se roba o se hace daño a los demás en sus bienes (Dejar
clara la obligación de restituir; concretar y poner ejemplos de cómo hacerlo)
Cuando se roba o estropea algo que produce un daño importante en los bienes de los
demás, se comete un pecado grave; pecado venial, si el daño es pequeño. El pecado
grave se perdona en la confesión, con la intención –al menos- de devolver lo robado o
reparar el daño; si no se tiene tal intención, el pecado no se perdona. Si ya no se tiene lo
robado, hay que devolverlo de los bienes propios o comprar otra cosa igual a lo robado,
y devolverlo. Si no se sabe qué hacer, preguntar al confesor.

2.4. Cómo debemos comportamos ante los bienes de la tierra

a) Con respecto a nosotros mismos (Usar el texto de Mt 6, 19-21. 24)


Sabiendo que las cosas de la tierra son para nuestro servicio y utilidad, hemos de
tener presente que hay bienes mucho más importantes, que hemos de esforzamos en
adquirir y conservar: los bienes que conducen al Cielo, el amor a Dios y al prójimo,
demostrado con obras.

b) Con respecto a los demás (Usar el texto de 1 Ioh 3, 17-18)


No se trata sólo de no robar: Jesucristo quiere que los cristianos compartamos
nuestros bienes con los que tienen necesidad. Podemos ayudar a nuestros padres con el
cariño y la obediencia, sobre todo estudiando, para que la formación que nos dan
compense su sacrificio; a nuestros compañeros, dejándoles las cosas; a los pobres, con
limosnas y visitándoles para hacerles pasar un buen rato. Además tenemos obligación
de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, como señala el quinto mandamiento de la
Iglesia, que cada uno ha de vivir según sus posibilidades (por ejemplo, echando dinero
cuando vamos a la iglesia los domingos).
No podemos ser egoístas sino generosos, preocupándonos de los demás.

3. Preguntas resumen
¿Qué prohíbe el séptimo mandamiento? ¿Qué es hurtar? ¿A qué están obligados los
que han robado o han hecho daño al prójimo en sus bienes? ¿Qué prohíbe el décimo
mandamiento de la Ley de Dios? ¿Qué nos mandan el séptimo y décimo
mandamientos?

C. SUGERENCIAS PARA UNA MAYOR PARTICIPACIÓN LITÚRGICA


1. Todos los bienes que hay en la tierra han sido puestos por nuestro Padre Dios al
servicio de todos los hombres para alabarle más fácilmente. El pan y el vino que se
ofrecen en la Misa a Dios son el símbolo claro de nuestro agradecimiento al Creador del
universo:
«Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan (por este vino)
fruto de la tierra (de la vid)
y del trabajo del hombre
que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos:
él será para nosotros pan de vida
(bebida de salvación»)
(Del Misal Romano).

2. Una vez dichos los pecados al confesor, y después de escuchar sus consejos, el
sacerdote nos impone la penitencia. Es conveniente que la cumplamos lo antes posible,
para evitar que se nos olvide. Con esta pequeña penitencia devolvemos a Dios la gloria
que le habíamos quitado con nuestros pecados. Sería bueno sugerir a los alumnos que
alguna vez, voluntariamente y por su propia cuenta, realicen alguna otra penitencia
además de la señalada por el confesor. Así desagraviamos a Dios.
D. POSIBLES ACTIVIDADES
- Aprender las preguntas del Catecismo.
- Hacer un breve resumen de la sesión. Puede acompañarse con la ilustración de
fotografías y dibujos.
- Que los alumnos escriban en su cuaderno algunas de las cosas que son superfluas
para ellos.
- Repasar las obras de misericordia.
- Ayudar a los alumnos para que hagan un examen de conciencia sobre el cuidado y
uso de la ropa, el calzado, los libros y cuadernos, la paga semanal, etc.

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